Ma Ce Hwang - Cuentos Chinos de Tradicion Antigua

download Ma Ce Hwang - Cuentos Chinos de Tradicion Antigua

If you can't read please download the document

Transcript of Ma Ce Hwang - Cuentos Chinos de Tradicion Antigua

CUENTOS CHINOS DE TRADICIN ANTIGUA

SELECCIONADOS Y TRADUCIDOS PORMA CE HWANG (Marcela de Juan)

SEGUNDA EDICIN

Ma Ce Hwang (sel)Cuentos chinos de tradicin antigua

86

ESPASA - CALPE ARGENTINA, S. A.

BUENOS AIRES - MXICO

Ediciones populares para la

COLECCIN AUSTRAL

Primera edicin: 31 - III - 1948

Segunda edicin: 18 - IX - 1948

Queda hecho el depsito dispuesto por la ley N 11723

Todas las caractersticas grficas de esta coleccin han

sido registradas en la oficina de Patentes y Marcas

de la Nacin.

Copyright by Ca. Editora Espasa-Calpe Argentina, S. A.

Buenos Aires, 1948

IMPRESO EN ARGENTINA

PRINTED IN ARGENTINE

Acabado de imprimir el 18 de septiembre de 1948

Ca. Gral. Fabril Financiera, S. A. - Iriarte 2035 - Buenos Aires

ndice

HYPERLINK \l "_Toc370321754" NOTA PRELIMINAR4

HYPERLINK \l "_Toc370321755" ENLACE INESPERADO DEL BACHILLER TSIEN6

HYPERLINK \l "_Toc370321756" EL PAS DE LO CHA Y EL MERCADO DEL MAR21

HYPERLINK \l "_Toc370321757" EL BODISATVA DE JADE31

HYPERLINK \l "_Toc370321758" CHENG Y EL GRILLO43

HYPERLINK \l "_Toc370321759" VERDICA HISTORIA DEL BONZO T'ANG TSENG49

HYPERLINK \l "_Toc370321760" EL TESORO PERDIDO53

HYPERLINK \l "_Toc370321761" CHIANG ENTRE LOS INMORTALES67

HYPERLINK \l "_Toc370321762" AMOR FRATERNAL76

HYPERLINK \l "_Toc370321763" CHIAO NO78

NOTA PRELIMINAR

De los nueve cuentos que componen este volumen, tres estn consagrados a la mujer. Esta seleccin no se ha hecho premeditadamente y es el resultado de una mera coincidencia. Quizs nos atrajera especialmente aquella cortesana de la dinasta Ming, que se revela capaz, por amor, de las ms nobles virtudes (cuento VI), o esta bordadora de los Sung, ebria de libertad, que es inquebrantable en su afecto, aun despus de la muerte (cuento III).

No se debe juzgar por ellos a la mujer antigua china, pero, aunque estos rpidos esbozos no puedan darnos una idea demasiado autntica de la mujer de otros tiempos, no deja, sin embargo, de revelarnos una parte interesante de su carcter.

El Bodisatva de Jade pertenece al final de la dinasta Sung, hacia el ao 1279. En cambio, los cuentos I y VI provienen de la dinasta Ming. Por contradictorio que esto pueda parecer, aunque ms recientes que aqullos: de los T'ang, los cuentos de la dinasta Sung son, en su mayora, annimos. Cada uno de ellos podra ser el fruto de varias procedencias. A diferencia de lo que sucede baja la dinasta T'ang, ninguno fue el escrito de un letrado, ni el producto de los recreos de un mandarn. Se trata, pues, de una autntica literatura popular.

El Bodisatva de Jade forma parte de la coleccin del King-peng-ton-sou-siao-sou, o sea: Edicin de la Capital de las Novelas Populares. En cuanto a los cuentos I y VI, de la poca Ming, los hemos escogido entre los del Kin-kou-ki-kouan, es decir: Curiosidades Antiguas y Modernas, texto ordenado y publicado hacia el ao 1635. La Historia del Bonzo T'ang Tseng proviene del panten chino de los dioses de su mitologa, y Amor Fraternal es una leyenda. Antes de fijarlos en el papel, los cuentos de estos analectos fueron contados por los narradores de cuentos en los pabellones de t, o ante un auditorio con frecuencia modesto, tanto en sus gustos como en su cultura. Es, por consiguiente, difcil dilucidar, no slo sus autores, sino la fecha aproximada de su creacin. Podramos, pues, dividir este volumen en dos grupos: cuatro cuentos mgicos de Pu Song Lin y cinco de origen popular. Es evidente que su estilo difiere por completo de unos a otros y vara de la lengua clsica escrita, o mandarn, hasta el habla vulgar del pueblo, o idioma hablado; pero, desgraciadamente, estos matices pasan, por fuerza, inadvertidos en una traduccin.

El cuento I guardando las proporciones se asemeja en algn modo a una comedia del gnero de las de Moliere. Pudiera muy bien haberse titulado El Pretendiente a la Fuerza (Le Soupirant Malgr Lui).

La mayora de los cuentos de este volumen podrn parecer, hasta cierto punto, ingenuos al lector. Sin embargo, hay precisamente en ellos ese frescor y ese deseo de glorificar la virtud y de censurar el vicio, que caracteriza el fondo de todo cuento chino; el cual, de no ser una stira o una crtica de la poca, siempre lleva en s una finalidad o un sentido moral como condicin imprescindible. Adems, cada frase encierra una serie de imgenes y alusiones que sera punto menos que imposible explicar literalmente al lector extranjero.

Los cuentos II, IV, VII y IX pertenecen al Liao Tchai Tse Yi, o Cuentos Extraos, del famoso escritor Pu Song Lin, llamado por sus amigos El ltimo de los inmortales (Liu hsien). Nada seguro se conoce acerca de la vida y muerte del poeta (1630-1715); slo sabemos que vivi en la intimidad de algunos de los ms eminentes letrados de su tiempo y que en 1679 cumplida su misin abandon definitivamente el pincel que, poco despus, le haba de elevar al ms alto rango del mundo chino de las letras.

Hemos escogido, pues, para esta coleccin, cuatro cuentos de Pu Song Lin, por ser de los ms ledos y estimados en la China.

El portero en su garita, el marinero en sus largos momentos de ocio, el hombre que tira del pus-pus, cuando est parado, lo leen con la misma fruicin y el mismo deleite que el mandarn de la larga ua, o que el letrado en su biblioteca. El Liao Tchai Tse Yi es, sin duda, el libro ms preciado entre los chinos y el mejor gua de las maneras y costumbres de su folklore.

Ma Ce Hwang

(Marcela de Juan)

ENLACE INESPERADO DELBACHILLER TSIEN

Del Kin-kou-ki-kouan, dinasta Ming

El lago Tai Hou, situado a unos treinta lis Li, legua, en chino, de aproximadamente 600 metros. al sudeste de la prefectura de Hou hien, es una extensin de agua de aproximadamente 38.000 kin Kin, medida de superficie que comprende unas 6 hectreas.. Sus orillas se dibujan a lo largo de unos 500 lis. En medio de este lago inmenso se yerguen setenta y dos islotes rocosos, de los cuales los ms grandes son el monte Tong-ting del Este y el monte Tong-ting del Oeste.

El relato que vamos a contar sucede en el monte Tong-ting del Oeste.

Viva en ese lugar un hombre rico, un rentista llamado Sao Tsan. Su esposa, nacida Kin, le haba dado dos hijos: un varn llamado Piao y una hembra Tsieou fang, la mayor de los dos y que le llevaba dos aos a su hermano. Un preceptor estaba encargado de la educacin de ambos.

Desde pequea, se distingui Tsieou fang por su sin par inteligencia. De los siete a los doce aos aprendi sin trabajo los elementos de los estudios clsicos: filosofa, moral y literatura. Sus ensayos y su escritura le valan la admiracin de todos los suyos. Entonces dej de atender a la clase familiar para consagrarse a un estilo muy especial de cultura: todos los das se encerraba en su habitacin particular, ocupndose en coser y bordar. A la edad de diecisis aos, su belleza y su gracia no tenan rival.

Orgulloso de su hija casi excesivamente, Kao Tsan acariciaba el propsito de no aceptar para yerno sino algn joven letrado que fuera perfecto fsica y espiritualmente, pero sin que le preocupara su estado de fortuna. No obstante, ricas y poderosas familias del lugar y de otros pases haban codiciado la mano de la joven, pero ninguno de los aspirantes a tan gran honor le haba parecido al padre digno de su hija ni capaz de satisfacer su vanidad.

En aquel tiempo viva en la prefectura de Housien un bachiller llamado Tsien Tsin, nico descendiente de una familia de grandes letrados. Culto y refinado, el joven Tsien haba quedado hurfano muy joven y no posea la menor fortuna. Apenas le haban dejado sus padres con qu mantenerse y conservar un criado viejo, que ms que criado era un amigo fiel. Tanto el amo como el sirviente pasaban por grandes dificultades, pero un afecto mutuo los una el uno al otro. Por causa de su pobreza, el estudiante no poda pensar en casarse, aunque ya estuviera en edad para ello. Pero hallaba un consuelo en los xitos precoces de sus exmenes del bachillerato.

Tsien tena un primo nombrado Yen Tsun que viva en el mismo distrito. Era hombre de posicin. Un da, Yen tuvo la generosidad de alojar al primo pobre y compartir con l las clases de su preceptor. Yen tena entonces 18 aos, es decir, tres meses ms que Tsien. Hurfano de padre, viva bajo la autoridad de su anciana madre. A pesar de su inmensa fortuna, tambin la boda de Yen se haba retrasado La tradicin china exige que los muchachos se casen antes de los treinta aos y las muchachas antes de los veinte. Pero cada siglo tena costumbres especiales., porque haba jurado slo casarse con una excepcional belleza, aunque l fuera feo entre los feos. Era, pues, grandemente difcil hallarle una novia adecuada. Pero, aunque tan horrendo su fsico, estaba convencido de que no era tan grave la cosa y de que poda gustar a pesar de todo. Sin la menor cultura, era, no obstante, harto pedante y Tsien no lo poda casi resistir, pero como viva en su casa y a su cargo tena que soportar sus impertinencias e inclinarse ante sus necedades. As vivan los dos primos en aparente buena inteligencia.

Un da de la dcima luna, un lejano pariente de Yen vino a rendirle pleitesa a su anciana madre. El visitante se llamaba Yeou Jen. Era un negociante en frutas y flores, y su comercio, financiado por los Yen, prosperaba merced a la habilidad y astucia del hombre de negocios. Volva aquel da de una jira por el lago, donde haba ido a recoger gran cantidad de naranjas que all se vendan. Ofreci una canasta con los frutos ms escogidos a su pariente y bienhechor. Husped y visitante entablaron animada conversacin. Yeou Jen contaba los episodios de su viaje, mencionando entre ellos a una joven de Tong-ting del Oeste, cuya belleza se alababa en extremo en aquella tierra y de cuyas inaccesibles condiciones de enlace se hablaba mucho por la regin. Estas palabras impresionaron a Yen Tsun.

Cuando se marchara el visitante, Yen se puso a pensar seriamente en su posible boda con la belleza de Tong-ting, y lo hizo con tanto ahnco que no durmi en toda la noche. Se levant rpidamente a la madrugada y despus de un breve tocado se fue corriendo a casa de Yeou Jen. Este lo acogi con su habitual cortesa. Despus de instalarlo en el lugar de honor, le pregunt el motivo de tan temprana e imprevista visita.

Qu sucede tan urgente para que vengas a estas horas a mi humilde morada?

Vengo a pedirte un pequeo, pequesimo favor. Quieres servirme de casamentero?

Es que tienes un buen partido a la vista?

S. Se trata de la joven de la que hablaste ayer, la hija de Kao, de Tong-ting del Oeste. Es un partido que corresponde exactamente a mis deseos y te ruego que des los pasos necesarios y cumplas con los ritos de rigor.

Yeou Jen, conteniendo con dificultad la risa, respondi cortsmente:

Perdona mi franqueza. Si se tratara de otra familia, sin la menor duda, apreciaran la peticin. Pero los Kao, por Buda! Honorable pariente, ms vale que busques otro mensajero que no sea yo.

Te esquivas, viejo hermano?

No, eso no, nunca me atrevera. Pero el padre Kao es un original. No es fcil entenderse con l. Me temo que...

En una palabra: te niegas? Est bien; recurrir a otro intermediario dijo Yen levantndose vivamente.

Yeou Jen dependa econmicamente de los Yen, y no tena costumbre de contradecir al honorable joven. El descontento de Yen era evidente e inquiet a Yeou, que estaba cometiendo un grave delito contra los ritos de la cortesa.

Un poco de paciencia le dijo a Yen Tsun. Toma asiento y reflexionemos.

Aceptas mi encargo o no? Es muy sencillo y no hay por qu pensarlo eternamente.

Las dificultades no dependen de m; mas comprende esto: cuando en los casos corrientes las familias quieren ver a la novia antes de concretar los esponsales, la familia Kao, contrariamente a toda regla, desea ver al futuro. El viejo Kao quiere estar completamente satisfecho del muchacho antes: de otorgarle la mano de su hija. No ves cun difcil se pone la cosa? Por eso es mi duda.

No es nada ms que eso? Entonces no veo el obstculo por ninguna parte dijo Yen con fingida tranquilidad. Con el aspecto elegante que Buda me ha concedido y puesto que no tengo ningn defecto fsico, afortunadamente, nada tengo que temer de la prueba impuesta por el viejo Kao.

Yeou Jen no pudo contener la risa.

No quisiera ofenderte, pero ms vale que te diga la verdad. Cierto que no eres feo. Pero los ha habido ms guapos que t que no consiguieron la mano de la bella joven. Bastar con que te presentes una vez en la puerta de aquella casa para que entiendas lo terriblemente difcil que resulta insistir.

Ya ver yo lo que conviene hacer. Por ahora slo te pido que des los primeros pasos. Ponte a ello en seguida, de buen o de mal grado. No podras hablarles de m con mucho miramiento, para empezar?

Puesto en ese aprieto, Yeou Jen, acababa por aceptar la delicada misin. Yen Tsun marcha satisfecho, no sin reiterar sus ltimas recomendaciones:

Sobre todo, haz cuanto puedas en mi favor. Toma estos veinte tals; es un pequeo adelanto sobre la recompensa que recibirs si tienes xito.

Le entrega adems otra moneda de plata para los gastos de viaje, y le da un criado para ayudarlo en su desplazamiento y para hacer mejor papel; es adems un hombre de su confianza, llamado Pequeo Yi.

Al da siguiente, Yeou Jen y Pequeo Yi se ponen en camino, y, con un barco rpido, pronto llegan a Tong-ting del Oeste. El padre Kao pregunta el motivo de esta extraa visita y se entera de que es para hablarle de matrimonio.

De qu familia se trata? inquiere el anciano.

Es un pariente mo dice Yeou Jen. Vive en el mismo distrito que yo y es heredero de una considerable fortuna. Es un digno yerno para vuestro honorable rango. Se llama Yen Tsun y slo cuenta diez y ocho aos, pero ya se distingue por sus vastos conocimientos y su talento literario.

Qu presencia tiene? se informa Kao. Mis exigencias son harto conocidas: necesito ver al aspirante personalmente.

Como se sabe vigilado por el criado de Yen, el atrevido intermediario improvisa la ms enorme de las mentiras.

Fsicamente, mi pariente no deja nada que desear. Tiene hermosa y arrogante prestancia..., en fin, es perfecto. Adems, qu gran sabio!, qu letrado! Por el luto paterno tuvo que desistir de algunas pruebas del concurso de bachiller; a no ser por esto hace tiempo que tuviera el ttulo.

Kao est encantado.

Si es cierto que tu honorable pariente posee tamaa distincin le dice al mensajero de Yen Tsun me es grato tomar tu demanda en consideracin. Sin embargo, y para quedar completamente convencido, tengo que conocer al honorable seor Yen. Haz de suerte que venga por aqu, al menos una vez, y entonces no tendr ms que decir.

Hay mil maneras de comprobar la veracidad de mis palabras, honorable anciano; mas en cuanto a traer aqu a mi pariente, es cosa difcil. Yen es un joven letrado muy estudioso que no se concede a s mismo ningn ocio y rara vez abandona los libros y su cuarto de estudio; ser muy difcil imponerle semejante viaje. Adems, supongamos que acceda y venga: si no consigue su propsito de boda, qu cara le quedar para volver a casa despus de haber sido rechazado?

Si es as dice el padre Kao, ir yo mismo a vuestra tierra y os arreglaris para que me encuentre al muchacho como por casualidad.

Pero Yeou teme que el anciano descubra la fealdad enorme de su pariente si hace una investigacin en el pueblo, y juzgando necesario un cambio de tctica, el mensajero aade en seguida:

Puesto que tenis ese capricho, yo har lo posible por que venga aqu mi pariente; esto le evitar el viaje, que es molesto, y no me perdonara haberle proporcionado ese fastidio.

Y con estas palabras se despide Yeou Jen humildemente. Pero el padre Kao no lo consiente, lo invita a cenar y a pasar la noche en su casa. Al da siguiente Yeou Jen y Pequeo Yi se apresuran a atravesar el lago, porque Yen los espera impaciente. En cuanto los ve llegar se precipita a su encuentro.

Os habis tomado grandes trabajos? exclama. Cmo va mi asunto?

Yeou Jen le cuenta con detalle la entrevista con Kao y acaba diciendo:

Qu vamos a hacer? El viejo se empea en verte antes de la boda.

Y sin esperar la respuesta de su primo, el negociante da media vuelta y se encierra en la tienda. Yen Tsun, mientras tanto, interroga minuciosamente al criado. ste le dice las mismas palabras que Yeou, y Yen Tsun, preocupado, se pone a pensar en un subterfugio para conseguir la bella joven a toda costa. Despus de mucho reflexionar se le ocurre una idea y corre a buscar a Yeou Jen.

Tengo una excelente idea le dice. Hemos de superar las dificultades en la siguiente forma: desde hace tiempo vive conmigo mi primo Tsien Tsin. Es mi compaero de estudios, y es, lo confieso, ms apuesto que yo. Le rogar que vaya a la casa de Kao a efectuar la peticin en mi lugar! Kao quedar encantado, y una vez los esponsales concertados con mi nombre, habremos ganado la partida.

Si Kao ve al primo Tsien y cree que es Yen Tsun, todo se arreglara accedi el comerciante. Pero puede ser que tu primo no consienta gustoso en hacer el ingrato papel.

l y yo somos, a ms de prximos parientes, ntimos amigos; estoy seguro de que no me negar este pequeo favor afirm Yen.

Por la noche, a la luz de la lmpara, Yen invita a su primo a beber. Ha encargado los platos finos y los manjares, de un banquete. Tsien Tsin observa el cambio y pregunta:

Como a tu mesa todos los das, por qu regalarme con tanto esmero y lujo esta noche?

Escancia primero tres copas responde Yen luego hablaremos de un insignificante asunto para el que necesito tu ayuda, honorable hermano.

Me encantar serte til dice Tsien inclinndose.

Se trata de lo siguiente: nuestro viejo amigo Yeou Jen, el negociante, se esfuerza en este momento en conseguir para m la mano de una muchacha del monte Tong-ting, hija nica de una rica familia llamada Kao. Enviado all como mensajero, el amigo Yeou, en su buen deseo, ha exagerado demasiado los mritos de mi extraordinaria persona. El viejo Kao est tan entusiasmado que desea verme personalmente. Temo decepcionar al anciano, por haber ido tan lejos en su imaginacin lo que le ha contado Yeou... Tambin me intimidan las alabanzas que de m ha hecho. Como he presentado mi candidatura, quisiera conseguir el puesto a toda costa, porque mi dignidad y el honor de mi familia entran en juego. He pensado, pues, que vayas en mi lugar y bajo mi nombre. En caso de xito, yo, tu atolondrado hermano, sabra recompensar tu preciosa ayuda.

Tsien Tsin, sorprendido, no saba qu contestar. Se qued reflexionando un largo rato; por fin contesta lentamente:

Me parece que esto no se puede hacer. Me encantara hacerte cualquier otro favor que de m dependiera, honorable hermano. Sin duda podemos engaar ahora a la familia Kao, mas la verdad ha de imponerse algn da y entonces sobrevendran graves inconvenientes para ambos.

Naturalmente, no se trata de engaarlos nada ms que momentneamente. Conocern la verdad despus de la boda. Si el plan fracasa, el mensajero tendr la culpa y t no tendrs nada que ver en el asunto. Piensa que la muchacha y su familia estn a cien leguas de aqu y todo lo ignoran de nosotros. Puedes ir sin miedo.

Tsien Tsin est cohibido; quiere hablar, mas no se atreve.

Que pase lo que quiera exclam entonces Yen, estoy aqu para protegerte. Por qu te atormentas as?

Tsien Tsin balbucea:

Admitiendo que aceptara, cmo me iba a presentar con estas tnicas usadas y desteidas?...

Eso s que no es inconveniente alguno; hace tiempo que he pensado en ello dice Yen encantado.

A la maana siguiente, Yen comunica sus decisiones al negociante. Ante esta nueva responsabilidad Yeou Jen vacila, pero acaba por inclinarse una vez ms ante las exigencias de su rico acreedor.

Empiezan a equipar al falso novio, al intermediario, y a su squito. Embarcacin, provisiones, objetos para la digna decoracin del ambiente, todo es lujoso y abundante. Varios criados, entre ellos el consabido Yi, forman la servidumbre. Llevan todos flamantes atavos. En el momento de levar el ancla, Yen da a Pequeo Yi las ltimas instrucciones para que nadie pueda creer que Tsien es un humilde reemplazante, sino el rico y distinguido heredero de una gran casa.

Llegados a su destino, Tsien y su squito son anunciados a la familia Kao, bajo el nombre de su seora Yen Tsun. Los sirvientes de la casa de Kao reconocen en seguida a Pequeo Yi, que es quien lleva el tarjetn de visita.

Que entre, que pase! exclama el viejo Kao. Los visitantes son introducidos en la sala grande; Tsien Tsin entra el primero, seguido de Yeou Jen. Al ver el aspecto del falso Yen Tsun, Kao siente desbordante alegra y ya in mente le concede la mano de su hija.

Despus de las ceremonias de costumbre, Kao ruega al falso Yen que se siente en el lugar de honor. Tsien no se atreve a aceptar, alegando su extrema juventud. El husped y sus visitantes acaban sentndose todos en asientos laterales, frente a frente. Para empezar, Yeou Jen se excusa de las extremadas molestias que ocasionar su primera visita.

Nada de eso, fue gran amabilidad por vuestra parte se apresura a interrumpir el viejo Kao; e indicando a Tsien con la mirada:

Es ste, pues, vuestro pariente, el honorable seor Yen? Se me olvid preguntar su nombre familiar el otro da.

El nombre familiar de mi pariente es Pei Ya Pei Ya significa distincin y elegancia. responde Yeou Jen.

Estos nombres justifican el porte de quien los lleva dice Kao al falso pretendiente.

Cmo atreverme a aceptar tan finas y excesivas alabanzas! interrumpe Tsien Tsin, azorado y representando perfectamente su papel.

Kao observa la pudorosa turbacin del joven, y, cambiando de conversacin le pregunta por su familia. El falso pretendiente contesta con mucha modestia y gran tacto, y esto complace plenamente al anciano. Encantado con los modales del muchacho, Kao quiere ahora poner a prueba el saber del bachiller. Manda venir a su hijo y al preceptor de ste. Entonces entra en la sala un honorable letrado de unos cincuenta aos de edad y un apuesto mozo con trenzas colgantes.

He aqu a mi hijo y a su profesor, Tchen dice Kao.

Tsien Tsin queda absorto ante la gracia del nio y piensa:

Ser tan bella la hermana? Yen Tsun tiene suerte.

Despus del t de la paz y buen entendimiento, Kao le dice al preceptor:

El honorable bachiller es clebre en su pueblo por su gran talento.

Adivinando el pensamiento del dueo de la casa, el maestro Tchen se dirige hacia el falso Yen Tsun.

Vuestra tierra, el distrito de Hou, siempre fue la patria de los grandes espritus; no dudo que seis, por vuestra inteligencia, digno de la tradicin local. Sin duda conoceris el Templo de los Tres Hombres de Virtud, que es uno de los monumentos clebres del lugar. Me podrais recordar cules son estos tres hombres?

Son Fang Li, Tchan Han y Lou Kouei Mong replica Tsien Tsin inmediatamente.

Y en qu consista su virtud? sigue interrogando el preceptor.

Tsien Tsin, entonces, traza la historia de los tres grandes hombres con mtodo y elocuencia. La conversacin se prolonga an por mucho tiempo sobre sabios temas. Las respuestas de Tsien Tsin son rpidas y concisas, el profesor queda sorprendido por los conocimientos de aquel muchacho tan joven. Kao casi baila de gozo. Da orden a la servidumbre de preparar una comida esmeradsima.

Avanzada la noche, aun no ha terminado la cena que reuniera a numerosas personas de la vecindad. Varias veces han intentado excusarse Yeou y Tsien, pero Kao est demasiado contento con el novio de su hija y decide retenerlo en la casa varios das, en contra de todas las reglas. Tsien rehsa la invitacin con la mxima energa que permite la cortesa. Cuando por fin se marchan, y mientras Tsien Tsin agradece al preceptor sus enseanzas, Kao se retira un instante con Yeou Jen y le dice:

Estoy muy satisfecho de vuestro pariente Yen Pei Ya. Tendrn lugar los esponsales y cuento con vos para llevar a cabo las ceremonias.

Con el mayor gusto accede el mensajero e intermediario.

Levan el ancla y sale el barco, mas los vientos son contrarios y los viajeros no llegan a su destino hasta el da siguiente, avanzada la noche. Yen Tsun los esperaba en el jardn a la luz de una vela. El relato de sus enviados lo llena de alegra. Al otro da comienza los preparativos de la boda. Cuenta con casarse lo ms pronto posible por evitar las complicaciones que pudieran surgir. Fijan la fecha de la ceremonia para el da tercero de la luna dcima. Kao no ve inconveniente a nada, la dote de su hija hace tiempo que est preparada. Entusiasmado con su futuro yerno, lo alaba y refiere a todos sus amigos sus extraordinarias dotes. Siempre, en contra de toda regla, exige que venga el novio a buscar a la novia a casa de sus padres. Esto es porque el anciano desea presentar tan notable yerno a sus parientes, amigos y vecinos, reunidos aquel da en un gran banquete.

Advierten a Yeou Jen de esta imprevista intencin de Kao, y Yeou se siente tan sobresaltado que corre a prevenir a Yen.

No te apures dice Yen tranquilamente, esta vez ser yo quien vaya a buscar a mi novia personalmente.

Estas palabras insensatas ponen a Yeou fuera de s, y exclama irritado:

Pero, loco, ya han visto al futuro yerno! Toda la familia Kao lo ha devorado con los ojos. Cmo quieres que vaya otro a buscar a su hija? Si se produce un incidente, no ser yo solo, el mensajero, el intermediario, el que resultar humillado pblicamente; ser una mancha que terminar con toda esperanza de boda para ti, ni con la joven Kao ni con otra cualquiera.

Qu hago, entonces? pregunta descompuesto Yen.

Mi humilde parecer es que no hay ms que una solucin. Una vez ms tienes que enviar a tu primo. Cuando se quiere engaar a las gentes hay que engaarlas hasta el fin. Lo importante es traer tu novia a tu casa. Despus de que est aqu, ya no podrn arrancarte tu presa. Protestarn, gritarn, pero tendrn que acabar por inclinarse ante los hechos.

Yen Tsun medit largamente. Luego, abandonando bruscamente a Yeou, se dirigi directamente a la sala de estudios donde se hallaba Tsien con sus libros.

El da de la ceremonia se aproxima le dice a su primo. Exigen que vaya a casa de Kao a buscar personalmente a mi novia. Ms vale que vayas t, viejo hermano; encrgate del asunto para facilitar las cosas.

Esto es ms grave interviene Tsien. Tomo parte en la ceremonia nupcial y no te puedo reemplazar.

Tienes mucha razn, hermano mo. Mas no olvides que fuiste t quien ya estuviste en aquella casa en mi nombre. No puedo ahora ir yo sin turbar grandemente a toda la familia Kao. Si ocurre un incidente ser mi ruina; no slo perder la mujer de mis ensueos, sino mi fama y la de mi familia. En cambio, si quieres tomarte el trabajo de reemplazarme una vez ms, todo terminar a las mil maravillas. No creo que permanezcas indiferente ante la situacin que me espera.

Conmovido por el acento pattico de su primo, Tsien acepta esta nueva y tan delicada misin.

El da segundo de la luna dcima, al apuntar el alba, Yen Tsun pasa revista a los que van a recoger a la novia. Les recomienda ante todo una absoluta discrecin. Terminada su misin recibirn una importante recompensa. Yeou Jen corre de un lado a otro preparando los magnficos obsequios destinados a la familia Kao. A Tsien Tsin lo visten con suntuosidad. Dos grandes barcos avanzan en cabeza: uno para la novia, el otro para el novio y su mensajero. Otras diez embarcaciones de distintos tamaos forman el cortejo que avanza solemnemente sobre el lago, acompaado por la msica de gongs y batintines.

Cuando alcanzan el monte Tong-ting, echan el ancla a medio li de la casa de los Kao. Yeou Jen marcha el primero, es el heraldo. Luego viene el cortejo: los portaestandartes, las antorchas, los obsequios, las oriflamas, y, por fin, el palanqun destinado a la novia, vehculo florido y sabiamente perfumado. Tsien Tsin, en su palanqun, sentado detrs de sus cortinillas de brocado azul entreabiertas, est hermoso, serio y grave como un Buda; a lo largo del camino suscita el aplauso de los espectadores; en tanto, el cortejo se mueve lentamente con el canto de la flauta y el estallar de los petardos.

La familia Kao espera con emocin, toda la casa iluminada como en pleno da con velas finamente decoradas.

Se vislumbra a travs de las puertas el sinnmero de invitados que llenan las salas. El concierto de las flautas anuncia la llegada del novio. Los jvenes acompaantes se acercan al palanqun y ayudan al prometido a bajarse. Le conducen hasta la sala grande para proceder a una libacin ante la mesa de las ofrendas en accin de gracias a los antepasados y a los dioses. Luego es presentado a todos los convidados y todos quedan encantados de la actitud modesta y noble del pretendiente.

Muy poco despus de la merienda, comienza la cena. El novio ocupa el lugar de honor; los parientes, los amigos, los vecinos, se agrupan a su alrededor, mientras Kao y su hijo llenan personalmente las copas de los invitados. Corre el vino y suena la msica. Los criados de ambas familias tambin festejan y comen en habitaciones laterales prximas a la entrada de la mansin.

Tsien Tsin est impaciente y no quisiera esperar el final del banquete para emprender el regreso. Pero Kao slo busca ocasin de retenerlo a su lado. Hacia la cuarta velada, Pequeo Yi se acerca a Tsien y le dice que ya puede pensar en la partida. Tsien da rdenes para que Yi distribuya las propinas a los criados de la casa de Kao. El convoy nupcial se prepara, por fin, para la marcha. Ya la novia se dispone a montar en su palanqun, cuando descarga una tormenta y se desata un viento de extraordinaria violencia.

El cortejo se detiene desconcertado; Yeou Jen se impacienta y golpea el suelo con el pie. Hasta el viejo Kao se muestra inquieto. Slo ruega a los novios que esperen a que se aplaque la tormenta para emprender la marcha.

Llega el alba, mas las nubes son cada vez ms densas. Despus del desayuno una tormenta de nieve sucede al viento. La travesa sobre el lago es de todo punto imposible aquel da. Pero es el caso que era ste el da de buen augurio escogido por los astrlogos para la ceremonia nupcial, y la fecha as determinada no se puede modificar sin provocar las malas influencias sobre la vida entera de los futuros cnyuges. Desconcertado a su voz, Kao siente decaer su entusiasmo y suspira con tristeza. Entre los invitados, un vecino viejo, que se llama Tcheou, observa:

No hay nada, a mi humilde parecer, que tenga por qu preocuparos tanto, a pesar de las circunstancias contrarias.

Cul es, pues, tu eminente opinin? pregunta Kao.

Puesto que la ceremonia nupcial fue fijada para hoy, no hay que cambiar esa fecha dice el docto anciano. Como, felizmente, est el novio entre nosotros, por qu no celebrar la ceremonia, sin ms tardar, en la casa de la novia? Una vez ligados por medio de los ritos, creo que la joven pareja tomar con calma su situacin y esperar aqu a que amaine el tiempo.

Es una idea excelente aprueban todos los presentes.

Kao se ocupa inmediatamente en ello. Ordena que preparen, sin ms demora, un cuarto nupcial y explica lo que hay que disponer para la ceremonia. Tsien Tsin, lleno de espanto, busca a Yeou Jen por todas partes para ver la manera de negarse sin ofender demasiado a la familia Kao. Pero Yeou Jen ha desaparecido. Completamente ebrio, est roncando tranquilamente en una habitacin apartada de la finca. Es verdad que siempre le gust el vino, pero hoy, sobre todo, ha sentido la necesidad de refugiarse en su pasin, porque el fro es grande y la situacin en que se halla es angustiosa. Tsien Tsin se ve obligado a afrontar solo la insistencia de Kao, que se empea en celebrar en seguida la boda. Busca Tsien trabajosamente una razn plausible para justificar su actitud.

El matrimonio es una circunstancia grave de la vida y slo me puedo casar ante los ojos de mi madre arguye.

Pero Kao no le hace caso, y es el vecino viejo quien interrumpe el discurso de Tsien.

Suegro y yerno siempre fueron una sola familia; no andes con tantas, ceremonias, mi joven amigo.

Tsien ya no sabe qu hacer y sale de la habitacin con cualquier pretexto. Va discretamente a buscar a Pequeo Yi y tomar su consejo. Aunque es muy astuto, Pequeo Yi se encuentra hoy fuera de combate y no sabe cmo salir de esta delicada situacin. Se limita a insistir en que Tsien se oponga con toda su fuerza al cumplimiento de la ceremonia.

Ms de cien veces he reiterado mi opinin y mi negativa, pero Kao es tozudo. Si me obstino, tendr dudas y corremos el peligro de echarlo todo a perder. En inters de tu amo, creo que tengo que aceptar la proposicin de Kao. Juro ante ti que no perjudicar a tu seor en lo ms mnimo y que no usar de mis derechos de esposo. Si falto a mi palabra, que caigan sobre m los castigos del cielo y de la tierra.

Su entrevista secreta es interrumpida por gentes que llaman a Tsien Tsin para que se siente a la mesa.

El enlace tiene, pues, lugar despus del almuerzo.

Terminado el banquete de la noche, Kao lleva a los novios al cuarto nupcial. La sirvienta joven quita entonces a la novia los pesados atavos de boda y ruega al novio que se acueste, segn es costumbre. Tsien est silencioso y cabizbajo. La sirvienta, decepcionada, ayuda, pues, a su amita a despojarse primero de las tnicas de ceremonia y a acostarse. Luego se retira suavemente, cerrando la puerta de la habitacin.

Tsien Tsin hubiera preferido pasar la noche sentado, pero la vela se consume pronto por completo. Entonces, no atrevindose a pedir otra, se tiende lentamente sobre el lecho conyugal sin desnudarse. A la maana siguiente se levanta temprano y procede a su aseo en el cuarto vecino. Los suegros slo ven en ello un exceso de pudor y de tacto que atribuyen a su poca edad, y no se preocupan por que no haya sido expuesta la colcha nupcial al da siguiente, como se acostumbra. Mas si la nieve ha cesado, l viento sigue violento. La segunda noche Tsien se embriaga intencionadamente y no entra hasta muy tarde en el cuarto nupcial. Despus de una larga y vana espera, la joven desposada se retira sola y Tsien pasa otra noche sin desnudarse al borde del lecho consagrado.

El tercer da cesa por fin el viento. Kao quiere retener a la pareja unos das ms. Cuando Tsien Tsin se encuentra solo con Yeou Yen trata de explicarle que acaba de pasar dos noches sin despojarse de sus tnicas, mas Yeou Jen se niega a creerle.

Ha ocurrido todo lo irreparable suspira.

Tsieou fang no haca ms que mirar a su esposo de reojo. Lo encontraba encantador y se congratulaba interiormente de su suerte.

Mas durante dos noches no ha querido desatar el cinturn de su tnica... piensa con cierta inquietud. Estar disgustado conmigo porque me acost antes que l? Tendr que ordenar a las doncellas que se muestren ms atentas con mi seor.

Por la noche, cuando se retira Tsien Tsin a horas avanzadas, las doncellas se apresuran a desnudarlo sin esperar su permiso. Tsien Tsin, asustado, arroja lejos su gorra y se precipita sobre el lecho, se vuelve hacia la pared, inmvil y sin dejar que las doncellas prosigan en sus trabajos. Tsieou fang, cruelmente ofendida, tambin se tiende sobre el lecho con sus atavos puestos. Siente ganas de llorar y de confiarse a sus padres!

Por fin, amanece un buen da y los Kao se empean en acompaar a su hija en la travesa. Madre e hija ocupan una de las embarcaciones, mientras que Kao y su yerno se acomodan en otra, acompaados del mensajero o intermediario. Las naves estn decoradas con guirnaldas y farolillos.

Un alegre concierto distrae a los viajeros. Deseoso de salvar su responsabilidad ante Yen Tsun, Pequeo Yi marcha adelante en una rpida barquichuela.

Al otro lado del lago, Yen esperaba, rodo de impaciencia. Hace tres das que no conoce el reposo. Cuando sobrevino la tormenta de nieve, Yen presinti enojosos acontecimientos.

Estarn en camino? Esperan an en casa de Kao? Qu harn, por Buda, qu harn! se pregunta febril.

De noche no sabe dnde posar su cabeza sobre la almohada. De da sale cien veces para mirar al lago a ver si viene algn barco. Cuando cae la tormenta al cuarto da de espera, piensa que por fin va a venir la buena nueva. El primero que llega es Pequeo Yi.

Traemos la novia a Vuestra Seora dice para entablar la discusin. Y aade: Kao no quiso aplazar la boda, la cual tuvo lugar en la fecha escogida por los astrlogos. El honorable bachiller Tsien hizo el papel del novio en lugar de Vuestra Seora, mas es natural que...

Qu dices? Me declaras sin ms rodeos que hace tres das que Tsien disfruta de sus noches en compaa de la novia?

En la misma habitacin, pero nada ms se puede decir de ellos.

Insensato! Eso no es posible! Te burlas de m. Por qu no has impedido esta infamia? Eres su perro cmplice, por lo que veo!

Le dije que no fuera demasiado lejos. Pero se empe la familia Kao. Antes de la ceremonia, el honorable bachiller me jur que no hara nada contra vuestros intereses y que no os traicionara...

Yen Tsun interrumpe al lacayo con una fuerte bofetada que le hace tambalearse. Luego, sin or ms razones, va, furioso de celos y de rabia, a apostarse delante de la puerta para golpear a Tsien Tsin en cuanto lo vea aparecer.

Tsien Tsin desembarca y con su tacto habitual se las arregla para retener a Yeou Jen y a Kao a bordo, mientras se precipita al encuentro de su primo para disipar el malentendido. Con la fuerza que le da su conciencia tranquila, se enfrenta sonriente con su pariente, y esto exaspera an ms a Yen. Golpea a Tsien rabiosamente con los puos y le llena de improperios.

Traidor! Condenado! Te permitiste abusar de una felicidad usurpada mientras yo pagaba los gastos! Eres un hijo de tortuga!

Y, sin dejarle decir palabra, le muele a palos. Los lacayos asisten a esta escena estupefactos, sin atreverse a intervenir. Asombrado por este recibimiento brutal, Tsien Tsin pide socorro sin querer devolver los golpes. Los del barco, asustados, llegan corriendo y ven a un hombre de repugnante fealdad pegando al recin casado. Sin hacer ms preguntas, las gentes de la familia Kao intentan separar a los combatientes. Kao, extraado, inquiere el motivo de la ria, pero en cuanto le ponen al corriente, es l el que se arroja sobre Yeou Jen para pegarle.

Impostor infame! vocifera. T eres el que queras entregar a mi hija a ese villano, a ese repugnante hijo de tortuga!

Y el anciano, que era robusto y enrgico, pegaba al mensajero con creciente clera, mientras el otro se defenda como poda. Las gentes de Kao, indignadas, quisieron defender a su amo, pero tropezaron con la servidumbre de Yen Tsun, que intervino a favor del suyo, por costumbre y porque eran fieles y era su deber defenderlo en cualquier circunstancia. Se entabl una verdadera batalla: Yen Tsun contra Tsien Tsin, Kao contra Yeou Jen, y los dems mezclndose como y por donde podan. La calle se llen de espectadores.

Por feliz coincidencia, el prefecto, que volva de una jira, vino a pasar por esta calle con su cortejo y su squito. Al ver la ria dio orden de arrestar a todo el mundo:

No consiento este proceder en tierras de mi jurisdiccin. Que se los lleven.

Se dispersaron todos los curiosos, as como los sirvientes. Slo quedaron Yen Tsun, que tena a Tsien Tsin agarrado por el cuello, y Kao, que no quera dejar escapar a Yeou Jen. Los cuatro se quejaron al prefecto, que, al pronto y al orlos hablar todos a la vez, no pudo sacar en claro de lo que se trataba. Para aclarar la cosa orden que los llevaran a la comisara a los cuatro.

Desde su tribuna interroga entonces el prefecto primero a Kao, en honor a su edad, y ste, despus de darse a conocer, cuenta con detalle lo que ha sucedido en el enlace de su hija.

Cul no sera mi sorpresa termina el anciano cuando veo a mi yerno acosado y golpeado por ese bellaco horrendo. Y cuando pregunto de lo que se trata, conozco que este hombre es el autor de la intriga infame y que quiere llevarse a mi hija para la que sirvi de cebo Tsien Tsin! Vuestra Seora puede interrogar ahora a Yeou Jen; es el primer cmplice de Yen.

Dirige entonces el magistrado severas palabras a Yeou Jen y termina diciendo:

Has trabajado bien, villano. Confisalo todo o sers condenado a cien golpes de bamb.

Consciente de su postura enojosa, Yeou Jen no se atreve a disimular. Explica en qu forma le obligara Yen Tsun a aceptar el papel de intermediario y cmo, luego, es enviado Tsien Tsin en nombre de su primo para engaar a los Kao y conseguir la mano de su hija. Cmo, por fin, tiene lugar la ceremonia nupcial en casa de Kao, por causa del mal tiempo.

Interrogado a su vez, no le queda ms remedio a Yen que confesar la verdad, puesto que su cmplice ya ha declarado lo ocurrido. Por fin llaman a Tsien. Joven y educado, su actitud atrae la simpata del magistrado. Las trazas de los golpes que recibi inspiran compasin a los presentes.

Vuestra Seora es bachiller dice el prefecto; tenis, pues, que conocer las enseanzas de Confucio y los ritos de Tcheou Kong sobre el captulo de las bodas. Cmo os; atrevisteis a desposaros con una muchacha para cedrsela luego a vuestro primo? Cmplice de un engao, vuestra conducta es abominable!

Todo ocurri contra mi voluntad suspira Tsien Tsin. Slo he sido el esclavo del agradecimiento, pues le debo mucho a mi pariente, de quien recibo generosa hospitalidad desde largos aos... a causa de mi falta de fortuna. Pens que el subterfugio no era tan perverso, puesto que slo se trataba de un hombre cuyo deseo era conseguir a toda costa por esposa a una mujer bella y bondadosa.

Cllate interrumpe el magistrado. Por lo menos no debas haber celebrado la ceremonia de los esponsales en lugar de tu primo, aun cuando tu intencin se limitara a hacerle un favor.

S, slo fui a casa de los Kao para buscar a la novia, mas tres das de tormenta sobre el lago impidieron el regreso a la casa del novio. Luego el empeo de Kao en celebrar la boda me desconcert sobremanera. Tuve que inclinarme ante su insistencia y aceptar que se llevara a cabo la boda para que continuaran ignorando mi verdadera identidad.

Por qu no te negaste ms rotundamente, como era tu deber?

Aqu interviene Yen Tsun, tocando el suelo con la frente:

Todo est claro, Ilustre Seora; le encantaba aprovecharse de la situacin para traicionarme con mi esposa.

No se os ha concedido la palabra exclama el prefecto, que prosigue el interrogatorio de Tsien: Lo has traicionado realmente? le pregunta el magistrado al bachiller.

He accedido a los deseos de Kao para servir los intereses de mi primo. Si he cumplido el papel de novio fue slo por pura frmula. Durante las tres noches pasadas en el cuarto nupcial no he consentido en aflojar la tnica y no he tocado un pelo de la novia.

La respuesta le parece tan cndida al magistrado que, olvidando por un momento su magisterio, prorrumpe en franca risa.

Slo Lieou Hia Wei, el gran sabio de antao dice el funcionario, era capaz de tomar a una joven sobre su regazo sin turbarse. Los muchachos de nuestros das, cuyos corazones estn abiertos a las ms locas pasiones, no los creo capaces de pasar tres noches cerca de una mujer sin tocarla.

Soy, no obstante, perfectamente inocente afirma Tsien. Y si no me cree, puede vuestra seora rogar al padre que haga las preguntas rituales a su hija.

Sea accede el prefecto.

Y pregunta a Kao:

Con quin queris casar a vuestra hija?

He escogido a Tsien Tsin por yerno declara Kao. Mi hija y l estn casados por los ritos. Aunque nada entre ellos haya sucedido, no se puede negar que son esposos ante la ley. Yo no aceptar a Yen Tsun en mi familia, ni creo tampoco que lo quiera jams mi hija por marido.

Tambin lo creo as dice el magistrado.

Yo, en cambio, no puedo aceptar este arreglo declara Tsien Tsin alarmado. Hasta ahora he representado la comedia con el humilde deseo de serle til a mi primo. Si ahora tomo a su mujer, aparte de ser un villano, qu dir la novia de las tres noches pasadas a su lado?

Si no aceptas mi arreglo, te condenar como a un vil impostor. No te queda ms remedio que escoger entre la novia y la crcel.

Y sin otras palabras levanta la sesin, despus de condenar a Yeou Jen a treinta golpes de bamb. Yen Tsun fue perdonado, con la condicin de pagar los gastos de la boda de su primo.

Ya no le queda ms remedio a Tsien Tsin que llevarse a la novia, la cual; esta vez, es su mujer de verdad.

Aliviado y lleno de agradecimiento hacia el sagaz prefecto, Kao sigue al joven matrimonio, y marchan los tres muy contentos.

EL PAS DE LO CHA Y EL MERCADO DEL MAR

De los Cuentos Extraos, de Pu Song Lin

(1630-1715)

Haba una vez un joven nombrado Ma Chn, conocido tambin por el apodo de Lung-mei. Era hijo de un negociante, y muchacho guapo y apuesto. Sus maneras eran las de un hombre educado y corts, y nada le gustaba tanto como la msica y el canto. Frecuentaba las gentes de teatro, y cuando se ataba un pauelo bordado a la cabeza haca con gracia los papeles de mujer En China, hasta hace poco tiempo, no haba actrices, y los papeles femeninos eran desempeados por hombres.. A los catorce aos de edad fue bachiller, ganando gran fama entre los letrados. Mas el padre, que se iba haciendo viejo y senta deseos de retirarse de los negocios, le dijo un da:

Hijo mo, la sabidura que dan los libros no llena el estmago ni cubre el cuerpo; mejor haras en seguir mi comercio.

Como Ma era hijo obediente, segn mandan los ritos, se ocup de all en adelante de los pesos y medidas, del capital y los intereses y dems cosas de esta ndole.

Al hacer un viaje a travs de los mares es arrastrado por un tifn. El barco se agita como una cscara de nuez durante muchos das y noches, pero llega por fin a un sitio donde las gentes son feas en extremo. Cuando los lugareos ven a Ma creen que es un diablo y salen corriendo y gritando de miedo. Al principio se alarma de verlos correr, pero cuando comprende que quien les inspira miedo es l, procura sacar partido de esta impresin. Al encontrarse con habitantes que estn comiendo y bebiendo corre hacia ellos gritando y, mientras salen espantados, se da un banquete con sus restos.

Por fin, llega a un pueblo en la montaa; las gentes del lugar se asemejan, por lo menos, en algo a las de los dems humanos. Pero parecen pobres y sus vestiduras estn usadas y rotas. Entonces Ma se sienta debajo de un rbol para descansar, y les campesinos, que no se atreven a acercarse, lo miran de lejos con curiosidad. Cuando comprenden que no es un ser peligroso y no piensa comrselos, se acercan poco a poco. Ma, sonriendo lo ms amablemente que puede, empieza a hablar y, aunque el idioma es distinto, se hace entender bastante bien por medio de seas, y les explica de dnde viene. Los lugareos quedan altamente complacidos y corre la nueva de que el recin llegado no es un devorador de hombres. A pesar de todo, slo el ms feo del pueblo se atreve a acercarse un poco, pero se retira en seguida. Los dems no quieren ni acercarse siquiera.

Los que mejor ha visto son bastante parecidos a sus propios compatriotas, los chinos. Le traen vino y comida en abundancia; Ma les pregunta de qu estn asustados.

Nos dijeron nuestros antepasados que 26.000 lis hacia el Oeste hay un pas llamado China. Hemos odo decir que los habitantes de aquellas lejanas tierras tienen la apariencia ms extraordinaria que pueda soarse. Hasta ahora slo lo habamos odo decir: ahora podemos comprobarlo.

Ma les pregunta entonces por qu son tan pobres. Contestan:

En nuestro pas todo depende, no del talento literario, sino de la belleza. Los ms guapos son ministros del Estado; los que les siguen en belleza son jueces y magistrados; los que vienen en tercer lugar son empleados en Palacio para servir al Rey. stos reciben buenas pagas y pueden mantener a sus familias. Nosotros, desde nuestro nacimiento, fuimos considerados de mal augurio por nuestros padres y nos dejaron aqu para que murisemos. Algunos son socorridos por familiares compasivos que no quieren que se extinga el nombre familiar.

Entonces Ma pregunta el nombre de este extrao pas y le dicen que se llama Lo Ch'a y que la capital se halla a unos 30 lis hacia el Norte. Ma les ruega que le lleven all, y al da siguiente, al apuntar el alba, emprenden la marcha, llegando a la capital al atardecer.

Las murallas de la ciudad son negras como la tinta y las puertas tienen cien pies de alto. Los ladrillos son encarnados y al coger uno de ellos en el suelo, Ma observa que sus dedos quedan pintados de bermelln. Llegan en el momento en que se levanta la sesin de la Corte y ven pasar los carruajes de los dignatarios, indicndole los lugareos cul es el primer ministro.

ste tiene unas grandes orejas que le penden a los lados del rostro; en la nariz, tres ventanas en vez de dos, y sus cejas, como biombos de fino bamb, le cuelgan delante de los ojos.

Vienen despus unos hombres a caballo, que son los Consejeros Privados, y sigue desfilando la comitiva, mientras los campesinos que le acompaan explican a Ma el rango de cada cual, y todos son a quien ms feo y horroroso.

A medida que van bajando en la escala oficial, sus rostros mejoran algo.

Ma se pasea entre estas gentes, que se asustan al verlo como si fuera un ser monstruoso. Los campesinos, sus amigos, gritan algo para tranquilizarlos y entonces lo miran desde lejos. Por la noche, no queda hombre, mujer o nio en toda la nacin que ignore la existencia de un ser extrao en la capital, y los dignatarios y los cortesanos sienten, a su vez, deseos de verlo. Sin embargo, cuando va a los palacios de los seores, el portero mayor suele darle con el portn en las narices, y los dueos de la casa slo se arriesgan a mirar por las rendijas de la puerta. Ninguno se atreve a recibirle frente a frente y, en realidad, no saben qu hacer. Por fin, se acuerdan de un ciudadano que ha viajado mucho por pases extraos y podra recibirle.

l ha visto a muchos hombres raros le dicen a Ma y no os tendr miedo.

Van, pues, a ver al funcionario viajero, que los recibe con gran afabilidad. Es un hombre de unos ochenta o noventa aos, en apariencia; tiene ojos redondos como bolas y una barba erizada como un puerco espn. Les dice:

En mi juventud me mandaba el Rey a los pases extranjeros, pero nunca fui a China. Ahora tengo ciento veinte aos, y el que me sea dado ver a un chino es asunto importante que debo de comunicar al Rey. Hace ms de diez aos que no voy a la Corte y vivo apartado en mi retiro; hoy, no obstante, he de hacer un esfuerzo en vuestro honor.

Se sirvi un banquete y, cuando hubo circulado el vino, abundante y caliente, bellas muchachas salieron a cantar y bailar. Llevaban bordados turbantes y amplias y largas tnicas color escarlata; sus canciones eran ininteligibles y sus melodas rompan todas, las reglas de la armona. Sin embargo, los invitados parecan sumamente satisfechos y le preguntaron a Ma:

Tenis msica en China?

Contest afirmativamente y, al preguntarle que cmo era, se puso Ma a canturrear una cancin a la vez que marcaba el comps dando golpecitos sobre la mesa. Todos se declararon encantados, diciendo que Ma tena la voz del fnix y las notas del dragn como nunca hasta entonces las oyeran. Al da siguiente pide audiencia al Rey, y el monarca le manda llamar. Algunos de los ministros, sin embargo, opinan que su apariencia es tan horrenda que podra asustar a Su Majestad; el Rey acaba por desistir de su deseo.

Vuelve el anciano muy agitado para anunciar la noticia a Ma, y se ponen los dos a beber hasta la embriaguez para ahogar su pena. Entonces, tomando una espada, Ma comienza a imitar los gestos y actitudes de los actores en escena, y se cubre el rostro con carbn para ennegrecerlo. Representa el papel de Chang Fei Un famoso general que diriga las guerras de los Tres Reinos., y el anciano lugareo queda tan entusiasmado que le ruega acte delante del presidente del Consejo interpretando este papel. Ma replica:

No me importa hacer un poco de teatro como aficionado que soy, pero, cmo podra hacer un papel de hipcrita Alusin a la hipocresa de la poca. para mi ventaja personal?

Mas tanto le insisten que por fin accede, y su anciano amigo prepara una gran fiesta, invitando a muchos altos personajes del pas y rogando a Ma que se pinte con carbn como lo hizo aquel da. Cuando llegan los convidados se presenta a recibirles y todos exclaman:

Ai-ya! Cmo era tan horrorosamente feo antes y es ahora tan hermoso?

Despus de que hubieran bebido juntos el vino caliente, Ma se puso a cantar una preciosa cancin, y tanto les gust a todos que decidieron recomendarle al Rey. El Rey le manda, pues, llamar y le hace toda clase de preguntas con respecto al Gran Reino de la China, respondiendo Ma con rapidez y detalle, y arrancando al monarca exclamaciones de admiracin. Honran al forastero con un banquete en el pabelln real de los invitados, y cuando est el Rey algo embriagado, le dice:

Tengo entendido que eres un msico experto. Tendras la bondad de dejarte escuchar?

Ma se levanta rpido, empieza a actuar, y canta una cancin de amor como las muchachas chinas de los turbantes. El Rey queda tan encantado que lo nombra consejero privado y le ofrece otro banquete, dndole grandes muestras del agrado real.

Pasando el tiempo, los dignatarios, sus colegas, se enteran del secreto de su cara untada de carbn Demostrando que, a la larga, la hipocresa es de mala poltica., as que cuando est con ellos, murmuran y lo evitan lo ms posible. Poco a poco va notando Ma su aislamiento, y su situacin se hace en extremo desagradable. Eleva una peticin al monarca pidiendo su retiro, pero no le es concedido. Entonces alega motivos de salud y suplica tres meses de permiso, empleando ese tiempo para preparar su equipaje, llevar sus objetos de valor y marchar al pueblo donde primero desembarcara.

Cuando lo ven llegar, los campesinos se arrodillan ante l. Ma distribuye joyas y oro a sus antiguos amigos. Todos se alegran de verlo y le dicen:

Vuestra bondad con nosotros os ser pagada cuando vayamos al mercado del mar; de all traeremos perlas y otras cosas de importancia.

Dnde est ese mercado? pregunta Ma.

Le contestan que est en el fondo del mar, donde las sirenas guardan sus tesoros Dicen los chinos que las lgrimas de las sirenas se convierten en perlas. y que lo menos doce pases acostumbran ir all a efectuar sus transacciones. Que tambin est frecuentado el lugar por espritus y que para llegar a ese sitio hay que pasar por grandes olas y vapores encarnados.

Querida y estimada seora le dicen los lugareos, no arriesguis personalmente estos peligros, pero si lo deseis nos podis dar vuestro dinero y os compraremos perlas raras. Estamos en plena estacin de este mercado.

Cmo lo sabis? pregunta Ma.

Cuando vemos pjaros encarnados volando a un lado y a otro sobre el mar, sabemos que el mercado abrir dentro de los siete das siguientes dicen los lugareos.

Entonces les pregunta que cundo se ponen en marcha, pues desea acompaarles; pero le ruegan que no lo haga.

Soy marino replica Ma. Cmo me habra de asustar del viento y de las olas?

Poco tiempo despus vinieron negociantes con mercanca para cargar en el barco; en tanto, Ma va haciendo el equipaje y sube a bordo en el momento de levar el ancla.

Es una embarcacin de fondo plano, con una balaustrada alrededor, donde reman diez hombres y que parte las olas como un rayo. Tiene cabida para varias decenas de personas. Despus de un viaje de tres das ven esbozarse a lo lejos las siluetas de torres y minaretes y avanzan, por la misma ruta, numerosos barcos, de carga. No tardan en llegar a la ciudad, cuyas murallas estn hechas de ladrillos tan largos como el cuerpo de un hombre y las cumbres de sus edificios son tan altas que se pierden en la Va Lctea. Habiendo arrimado el barco, se adentran y ven, expuestas en el mercado, perlas de maravilloso oriente y piedras preciosas de belleza nunca soada ni nunca vista entre los hombres. De repente avanza un joven hermoso montando un fino y nervioso corcel, y las gentes del mercado se apartan respetuosamente para abrirle paso, susurrando que es el tercer hijo del Rey. Mas cuando el prncipe percibe a Ma, exclama:

Este honorable hermano no es un extranjero.

Y se le acerca un criado a preguntarle su nombre y el de su pas. Ma se inclina, apartndose a un lado, como lo indican los ritos, y expone su nombre y procedencia. El prncipe sonre y dice:

Es gran fortuna que hayas honrado a nuestro pas con tu presencia.

Y sin ms palabras, ordena que le acerquen un caballo para que lo monte y se digne seguirle. Pasan la puerta de la ciudad y llegados al borde del mar, los caballos se sumergen en el agua y bucean. Ma siente un miedo atroz y va a gritar, pero al instante se abre el mar ante ellos formando una muralla de agua a ambos lados, y en poco tiempo alcanzan el palacio del Rey. Las columnas del palacio son de concha; las tejas, de escamas de peces; las cuatro paredes, de cristal, resplandecen como espejos. Los jvenes descabalgan sus corceles y llegan a presencia del Rey. Dice entonces el prncipe:

Majestad, fui al mercado y he trado a un honorable y sabio habitante de la China.

Ma se inclina profundamente, con todas las reverencias que imponen los ritos, y el Rey dice, volvindose hacia l:

Honorable Visitante; de un mandarn de talento como vos, me atrevo a solicitar unos versos sobre nuestro Mercado del Mar; ruego a vuestro elevado ser de gata que no me niegue esta merced.

Ma saluda de rodillas y emprende el trabajo encargado por el Rey. Con un tintero de cristal de roca, un pincel de barbas de dragn, papel blanco como la misma nieve y tinta perfumada como el sndalo, Ma, inspirado, escribe diez mil extraos versos que pone luego a los pies del monarca. Cuando los ha visto Su Majestad, exclama:

Seor, vuestro genio honra a nuestras regiones del mar.

Luego, reuniendo a los miembros de la familia real, organiza el Rey un gran festival en el pabelln de las Nubes Doradas, y cuando el vino circula ms abundante, el soberano se levanta con la copa en la mano y dice ante los; invitados:

Siento diez mil pesares al pensar que aun no ha contrado matrimonio Vuestra Seora. Qu dira el honorable letrado si se viera encerrado en tan dulce prisin?

Ma se incorpora confuso y balbucea que est diez mil veces agradecido; entonces el Rey da rdenes a sus mayordomos y al cabo de unos instantes aparece una princesa rodeada de las damas de la Corte y apoyada lnguidamente en ellas. Su atavo es primoroso, y a cada paso tintinean las pedreras de los ricos bordados de sus faldas y de su casaca. De pronto, suenan los gongs y las trompetas nupciales; se levantan entonces los novios y se inclinan juntos ante el Cielo y la Tierra. Arriesga Ma una mirada de soslayo y percibe la belleza y el encanto de la princesa. Acabada la ceremonia, se marcha la novia, y poco a poco, tambin dan fin los regocijos.

En ese momento entran las doncellas de cmara, ricamente ataviadas, que con las velas de colores que corresponden a tan sealado acontecimiento, acompaan a Ma a sus habitaciones. El lecho nupcial es de coral adornado con ocho clases de piedras preciosas, y las cortinas, bordadas con gruesas perlas, penden a los lados pesadamente.

Al da siguiente, un tropel de hermosas esclavas irrumpe en la habitacin a ofrecer sus servicios a la feliz pareja; Ma se levanta rpido para ir a la Corte a rendir pleitesa al Rey, su suegro. Es entonces recibido oficialmente como yerno y lo hacen oficial del Estado.

La fama de sus talentos poticos se extiende por todos los confines y hacia todos los vientos, de modo tal que los reyes de los mares lejanos y vecinos envan mensajeros para felicitarlo y rivalizan en magnficos obsequios y tentadoras invitaciones. Ma acepta algunas de ellas y, ataviado con riqusima tnica, monta en un soberbio corcel y sale con su squito esplndidamente armado. Tambin hay msicos a caballo y msicos en carrozas, y al cabo de tres das ha visitado Ma todos los reinos del mar y ha hecho famoso su nombre en los cuatro puntos cardinales.

En el palacio hay un rbol de jade; es tan grueso que no lo puede abrazar un hombre; sus races son transparentes como el cristal, y por su tronco corre una savia que se asemeja al amarillo del topacio. Las ramas son gruesas como el redondo brazo de una hermosa doncella, las hojas son de jade blanco del espesor de las sapeques Sapeque, moneda china.. El follaje es tupido y las damas de palacio se sientan a su sombra para reposar y cantar. Las flores que da este rbol se parecen a los frutos de la via, y cuando un ptalo cae al suelo se escucha un ruido cristalino como el de una campana de vidrio. Al recogerlo puede apreciarse que es de cornalina, del color ms fino y brillante. De cuando en cuando un pjaro maravilloso se para en las ramas y canta. Sus plumas tienen un tinte dorado, su cola es larga como su cuerpo estilizado. Las notas de su cancin tienen el sonido emocionante y pattico del mismo jade.

Cuando Ma oye el canto del pjaro recuerda su casa y su pas natal y le dice a la princesa:

Hace tres aos que dej a la patria y que estoy separado de mis honorables padres. Al pensar en ellos corren mis lgrimas copiosas y el sudor baa todo mi cuerpo. Podis volver conmigo?

Responde la esposa:

El camino de los inmortales no es el de los hombres. No puedo hacer lo que me pides, mas tampoco me es dado permitir que los sentimientos de marido y mujer rompan los vnculos de padres e hijo. Pensemos en alguna solucin.

Al escuchar estas palabras Ma llora amargamente y la princesa suspirando, aade:

No podemos ni ir los dos, ni quedarnos los dos.

Al da siguiente, le llama el Rey, su suegro:

Me dicen que te punza la nostalgia y que aoras la casa de tus ancianos padres. Te parece bien marchar maana?

Ma agradece diez mil veces al rey su bondad, declara que no lo podr olvidar y promete volver muy pronto.

Aquella noche Ma y la princesa conversan, despus de tomar el vino caliente, y hablan de su prxima separacin. El esposo dice que pronto se reunirn de nuevo, pero la princesa asegura que su vida de matrimonio toca a su fin. Ma se desespera por esta actitud, pero la sumisa esposa le replica:

Como hijo respetuoso y bueno, vas a la casa de tus padres. En los encuentros y las separaciones de esta vida, cien aos parecen un solo da; por qu entonces abandonarnos a nuestra pena como los nios? Yo te ser siempre fiel; s verdadero conmigo y as, aun separados, estaremos unidos por nuestras almas y nuestro espritu, y constituiremos una pareja feliz. Crees que sea necesario vivir al lado el uno del otro y envejecer juntos? Si rompes tu palabra, tu prximo matrimonio no puede ser del agrado de los dioses, pero si la soledad te pesa La expresin china dice literalmente: si no tienes nadie para cocinar por ti., toma una segunda esposa o concubina. Otro punto tengo que tocar antes de que te vayas, con referencia a nuestra vida conyugal: voy a ser madre y te ruego pienses un nombre para nuestro hijo. A esto replica Ma:

Si es hija se llamar Lung-Kung; si es un varn llmalo Fu-hai Templo del Dragn y Felicidad del Mar, respectivamente..

La princesa le pide entonces algn recuerdo que pueda llevar siempre consigo, y Ma le regala un par de lirios de jade que ha adquirido en el Mercado del Mar.

Por fin aade la princesa:

El da octavo de la cuarta luna, es decir, dentro de tres aos justos, cuando una vez ms llegues a este pas sobre tu caballo, te dar tu hijo.

Le entrega adems un saquito de cuero lleno de valiosas joyas, diciendo:

Cuida de esto, ha de servir para muchas generaciones.

Cuando apuntaba el alba le dieron una gran fiesta de despedida, y luego, montada en una carroza arrastrada por muchas blancas cabritas, la princesa lo acompaa hasta los confines del reino martimo, donde, despus de descabalgar su corcel, Ma va a pie a la playa. Que Buda te acompae grita an la princesa cuando ya la llevaba rpidamente su carroza y se cerraba el mar sobre ella, robndola a la vista de su afligido esposo.

Ma cruza el ocano y vuelve a la casa paterna. Muchos lo crean fallecido haca tiempo, y todos se maravillan de su prodigioso relato. Afortunadamente aun vivan sus padres, pero la esposa que all dejara habase casado con otro hombre; entonces comprendi por qu le haba rogado la princesa que fuera cauto, y fiel, y constante; es que ella tena conocimiento de todo. Su padre deseaba que volviera a tomar mujer entre las no inmortales, pero Ma se neg y slo consinti en tornar concubina.

Mas, transcurridos los tres aos, se embarc de nuevo para volver al reino de los mares, donde tan feliz fuera. Navegaba por un mar tranquilo, cuando he aqu que vio montados en la cresta de una ola, riendo y jugueteando con el agua, a dos hermosos nios. Al acercrseles, uno de ellos dio un salto y se abraz a su cuello, a lo que el otro se puso a gritar y llorar hasta que se le cogiera en brazos. Eran un nio y una nia verdaderamente preciosos, vestidos con tnicas bordadas y con un gorrito adornado con lirios de jade. Uno de ellos llevaba cosida en el vestido una cajita de madera de sndalo que encerraba una carta.

Esta carta deca lo siguiente:

Espero que mis venerados suegros estn bien. Han pasado tres aos y el destino nos tiene an separados. A travs del inmenso ocano, el pjaro mensajero no encontrar su camino Alusin a una vieja leyenda donde un pjaro lleva una carta.. He soado contigo hasta debilitar mi cuerpo. Crees que el cielo habr visto pena tan grande como la ma? Y, sin embargo, Chang-ngo vive solitario en la luna y Chih N se lamenta porque no puede atravesar el Ro de la Plata Alusin a la esposa legendaria de un gran guerrero que en el ao 2500 antes de Cristo rob a su marido el elixir de la inmortalidad para huir con el maravilloso brebaje a la luna.. Quin soy yo entonces para esperar la felicidad como cosa ma? Este pensamiento seca mis lgrimas. Dos meses despus de tu marcha he tenido gemelos, que ya balbucean en su idioma infantil, ora arrebatando un dtil, ora una pera. Si no tuviesen madre, aun viviran. Te envo ahora esos nios; llevan en sus sombreros, como adorno, los lirios de jade que me regalaste al marcharte. Cuando los tomes en tu regazo piensa que estoy a tu lado. S que guardaste tu promesa y no te volviste a casar; soy, pues, feliz. Yo no tomar segundo marido hasta la muerte. Todo pensamiento de coquetera me ha abandonado; mis tnicas son corrientes, mi espejo no refleja nuevas modas; hace tiempo que mi rostro no lleva polvos, ni mis cejas el negro trazo artificial. Eres mi Hou Yi y soy tu Chih N Equivalente en China de Ulyses y Penlope.; aunque no lleve vida de esposa, quin podr decir que no somos marido y mujer? Tu padre y tu madre cogern a sus nietos en brazos, aunque nunca se hayan posado sus ojos sobre la desposada. Ahim! algo malo hay en esto. El ao prximo tu honorable madre entrar en la obscuridad de la larga noche. Estar a su lado cerca de la tumba, como conviene a una nuera respetuosa. De entonces en adelante la buena suerte acompaar a tu hija, y un da, pasado mucho tiempo, tambin ella podr tener entre las suyas la mano de su madre. Cuando crezca nuestro hijo, sin duda ser de los que van de un lado a otro. Adis, esposo amado, aun me queda mucho por decir, pero es preciso partir; adis.

Ma lee la carta repetidas veces, como si su corazn no creyera lo que sus ojos ven; de cuando en cuando derrama amargas lgrimas. Los nios se han colgado de su cuello y piden que los lleve a casa.

Ay, hijos mos! suspira l, dnde est vuestra casa?

Todos lloran entonces y Ma contempla absorto el inmenso ocano que se extiende ante su vista hasta tocar el cielo; lo ve tan bello y apacible que abraza a sus hijos y emprende el triste retorno.

Como ahora conoce que su madre no ha de durar mucho tiempo, se apresura, como hijo respetuoso, a preparar lo necesario para un digno entierro, a fin de que su madre quede tranquila antes de la muerte, vindolo todo tan bien dispuesto. Tambin planta los cien jvenes pinos alrededor de la tumba para detener al viento que turba la paz de los muertos.

El ao siguiente fallece la anciana seora, y su fretro es llevado, con la pompa que corresponde, al lugar de su ltimo descanso. Pero, oh, sorpresa!, all est la princesa, de pie junto al mausoleo. Los que se hallan presentes sienten miedo, cuando de pronto cae un rayo seguido de fuerte trueno y un chubasco... y la princesa se ha marchado.

Entonces se ve que muchos de los pequeos pinos que parecan muertos han revivido.

Fu-hai, el hijo, marcha en busca de la madre a la que tanto aora, regresando al cabo de unos das de ausencia. Lung-kung es una mujer y no puede acompaar al hermano; llora y se lamenta en secreto, porque es del peor gusto exteriorizar las penas.

Un da, despus de muchos aos, entra su madre en la habitacin y le ruega que seque las lgrimas.

Hija ma le dice, ha llegado la hora de contraer matrimonio. Deja ya el llanto. Ahora vienen los das alegres.

Entonces le regala como dote un rbol de coral de ocho pies de altura, unas arcas de madera de alcanfor, cien hermossimas perlas, y dos cajas incrustadas con oro y valiosas piedras. Pero Ma se ha enterado de su presencia y corre a su encuentro. Agarrndole la mano solloza de alegra, cuando de repente suena un trueno que hace retemblar el edificio y la princesa del Mar, del pas de Lo Ch'a, hija del reino martimo de los inmortales, ha desaparecido para siempre.

EL BODISATVA DE JADE

Del King-pen-tqng-sou-siao-sou, dinasta Song

(1279)

En los aos de Sao Ching, bajo la dinasta de los Song del Sud, viva en la capital del Imperio un general originario del nordeste de la China. Gobernador de tres distritos militares, ostentaba el ttulo honorfico de prncipe de Yen-ngan. Un da, atrado por la belleza de la primavera, se llev el prncipe a toda la familia a una excursin al campo, regresando ya de noche cerrada. El cortejo de los palanquines atravesaba el puente de Kiu kia, dentro de la puerta de Tsien Tang, cuando el prncipe, que ocupaba la ltima silla en retaguardia, oy a alguien gritar en el muelle:

Ven pronto, hija ma, ven a ver pasar al prncipe.

Entonces ste hizo llamar a su mayordomo y le dijo:

Hace tiempo que buscaba a esta persona. Por qu azar me la encuentro aqu? Cuento contigo para que entre maana en mi residencia.

El fiel mayordomo se lanza en el acto en busca de la que ha atrado las miradas de su seor. Baja al muelle y ve un comercio que lleva el siguiente rtulo:

CASA DE KIU

Marcos antiguos y modernos para cuadros y caligrafa

En la tienda est sentado un anciano en compaa de una joven. Cmo es esta joven? Vemosla de cerca: Una vaporosa cabellera velada por las alas de las cigalas, cejas en forma de arco imitando la silueta de las montaas primaverales, dos labios encarnados que forman una cereza, sus blancos dientes son dos sartas de camafeos, los pies menudos, engarzados en zapatitos de arco Zapatitos apoyados en un alto tacn en medio de la planta del pie., parece que florecen a cada paso.

Es ella, efectivamente, la que estaba hace un momento entre la multitud de los curiosos. El mayordomo penetra en el pabelln de t que se halla frente a la tienda. Se instala delante de una ventana, y una sirvienta vieja viene a verter el t en la taza.

Por favor, honorable sirvienta, llama al to Kiu, tengo que hablar con l.

La mujer interpela al vecino.

Los dos hombres se saludan segn lo imponen los ritos, y toman asiento. El negociante se interesa por el motivo de esta llamada que le hace el honorable desconocido.

No es nada de particular replica el mayordomo. Slo quera hablar contigo para pasar el tiempo... Vamos a ver, la que llamabas para ver pasar al prncipe es, sin duda, tu honorable hija?

Mi humilde nia, efectivamente afirma el vendedor. Con su madre somos tres de familia.

Qu edad tiene tu nica hija?

Diez y ocho aos.

Piensas casarla o prefieres que entre al servicio de algn gran seor? insina el mayordomo.

Pobre anciano, no poseo nada para su dote. Cmo la casara? Tendremos que acabar por mandarla a la casa seorial.

Conoce algn oficio?

El anciano responde que posee el arte de bordar. Y aprovecha el mayordomo para elogiarla y hacer su proposicin:

Desde su palanqun ha visto hace un instante el prncipe que tu hija llevaba un precioso cinturn bordado. En la residencia se necesita una bordadora. Por qu no ofreces tu hija al prncipe, honorable anciano?

Kiu lo consulta con su mujer y al da siguiente se presenta la hija en la residencia con un contrato. Desde ese momento, la muchacha forma parte de la casa seorial y es conocida por el nombre de Sieou-sieou Sieou-sieou significa Borda, borda..

Pasan los das. Sucede una vez que la Corte Imperial honra al prncipe con un obsequio de gran valor: una tnica de guerrero bordada de floridos crculos. En seguida Sieou-sieou lo copia con tal fidelidad, que el prncipe se digna demostrar su satisfaccin. Pero aade:

El Emperador me ha obsequiado con esta magnfica tnica, qu le podra yo ofrecer?

Manda buscar en las tiendas de la residencia un trozo de jade lechoso y transparente como el sebo del carnero. Los artesanos al servicio de la residencia son congregados ante el prncipe y ste les pregunta:

Qu se puede hacer con este trozo de jade? Uno de los obreros se adelanta y dice:

Yo podra tallar un par de tazas hermossimas.

Es una lstima hacer tazas con esto observa el prncipe.

Otros lapidarios van dando su parecer. Por fin, un joven artesano de veinticinco aos solamente, llamado Tsoei ning Tsoei ning, significa: como gustis., que lleva dos aos al servicio del prncipe, se adelanta con las manos juntas.

Dgnese escucharme mi bondadoso seor. Este pedazo de jade me parece algo difcil de pulir y tallar: es puntiagudo por un lado y ancho por el otro. El mejor partido que se puede sacar de l es esculpir una estatuilla de Bodisatva, divinidad del mar del Sud Divinidad bdica muy popular en China..

Esa misma era mi idea accede el prncipe.

Tsoei ning emprende su trabajo. Al cabo de dos meses queda terminada la figurita. Es esplndida. Sin demora enva el prncipe un mensaje al Emperador para ofrecerle el Bodisatva de jade. El soberano aprecia mucho el obsequio y alaba la estatuilla.

Desde ese da la situacin del lapidario Tsoei ning mejora notablemente. Es bien visto y estimado de su amo. Un da de primavera, al regreso de un paseo campestre, Tsoei ning va con tres o cuatro compaeros a beber a un honorable pabelln de vino, cerca de la puerta de Tsien tang. Despus de algunos alegres brindis, nuestros bebedores oyen de pronto unos gritos de alarma que provienen de la calle. Se asoman a las ventanas y, en medio del tumulto, alcanzan a comprender que se ha declarado un incendio en el barrio del puente Tsin ting. Tsoei y sus amigos abandonan inmediatamente el lugar de placer y bajan por la calle, donde perciben un sector del cielo completamente cubierto por nubes de humo y fuertes llamas. El incendio es verdaderamente terrible. El joven lapidario se halla ms intranquilo que sus compaeros.

Es muy cerca de la casa del prncipe exclama.

Y corre a toda prisa. Encuentra la enorme mansin de su amo por completo abandonada. Las llamas comienzan a alcanzarla. Acababan de evacuar la residencia atropelladamente; haban huido todos, reinaba un silencio de muerte. Intrigado por esta soledad anormal, el lapidario penetra y sigue las misteriosas revueltas del interminable corredor. La luz del incendio aclara las ventanas como en pleno da. De repente aparece en el fondo de una galera, una mujer que sale de las habitaciones secretas. Tropieza y murmura bajito. Como una sonmbula viene a dar rudamente en el pecho de Tsoei ning. Entonces ste reconoce a Sieou sieou. Se aparta dos pasos y la saluda con voz trmula.

Es el caso que un da, el prncipe le haba prometido la mano de la joven al lapidario.

Cuando Sieou sieou termine su servicio, te la dar en matrimonio le haba dicho.

A lo que el squito del prncipe haba exclamado complaciente como un eco:

Ser una pareja admirable!

Desde aquel da, el joven artesano se prosterna ante el amo reiterndole su agradecimiento por favor tan inesperado; en realidad, para recordarle su promesa. Solitario y casto a pesar de su edad, Tsoei ning tiene el corazn bastante loco para tomar en serio una broma de prncipe. En cuanto a Sieou sieou, haba observado que el joven lapidario no es hombre desdeable.

Ese da, en el tumulto del incendio, Sieou sieou aprieta en sus manos un gran pauelo en el que ha ocultado joyas de valor. Cuando va a salir por la galera de la izquierda, tropieza con Tsoei ning.

Seor Tsoei... dice extraada, es muy tarde para irme. Las honorables damas de servicio se han dispersado y nadie se ocupa de m. Qu he de hacer? No tengo ms remedio que recurrir a vuestra proteccin.

Tsoei se lleva a la muchacha. Juntos salen precipitadamente de la casa en llamas y andan a lo largo del muelle hasta la altura del puente Che hoei. All dice la joven:

Me duelen los pies, honorable seor Tsoei, ya no puedo andar.

Unos pasos ms ruega Tsoei. Vamos. Mira, all est mi casita. Podrs descansar unos instantes si no te parece mal.

Llegan a la casita del lapidario y se sientan despus de mil ceremonias.

Tengo algo de apetito dice de pronto Sieou sieou, sera muy amable vuestra seora ofrecindome algo de comer. Adems tuve tanto miedo que un poco de vino me dara nimos.

Tsoei ning va a buscar de comer y de beber. Despus de dos o tres tazas, las mejillas de la nia se colorean como dos flores. Bien se dice que la flor es mensajera de la primavera y el vino intermediario del amor. He aqu que nuestra bordadora cambia de tono.

Te acuerdas de aquella noche? Estbamos en el balcn contemplando la luna. El prncipe, de excelente humor, te prometi mi mano y t te confundiste en zalemas de agradecimiento. Es que ya no te acuerdas?

Ante esta brusca y osada manera de recordar las cosas, Tsoei ning se inclina turbado y contesta que s. La muchacha prosigue:

Entonces todos aplaudieron. Qu admirable pareja, exclamaron. Cmo se te ha podido olvidar?

Otra vez pasa el lapidario un apuro; acaba por contestar sonrojndose que piensa en ello de da y de noche. Entonces dice ella:

Si es as, por qu esperar hasta la eternidad? Nos podemos unir hoy mismo como marido y mujer.

Cmo me atrevera?... responde dudoso el muchacho.

Si no te atreves, est bien. Gritar socorro, vendrn y te acusar de quererme encerrar en tu casa; y maana me quejar al prncipe.

Escucha, nia ma replica el joven algo turbado: seremos marido y mujer. Por mi parte no hay inconveniente, pero es con la condicin de salir de la capital sin demora. Aprovecharemos el desorden causado por el incendio para ir lejos de la ciudad.

Obedecer, puesto que eres mi marido.

Aquel da fueron, pues, marido y mujer.

Un poco antes de apuntar el alba, Tsoei ning y su esposa emprendieron el camino de la fuga llevando uno y otro el dinero y los objetos de valor que poseyeran.

No se atrevan a hablarse, ni a hacer un alto en el camino. Despus de un trayecto forzosamente largo y penoso llegaron, extenuados, a Siu tcheou.

Es aqu donde se cruzan las cinco grandes rutas. Cul hemos de seguir? pregunt Tsoei. Creo que debiramos tomar la carretera de Siu tcheou donde fui obrero y donde tena amigos. Quizs podamos instalarnos all.

Se dirigieron entonces hacia Siu tcheou y en ese pueblo, despus de algunos das de reposo, comenzaron de nuevo las inquietudes del lapidario.

Estamos an demasiado cerca de la capital. Entre aquella ciudad y este pueblo hay mucho trnsito. Si alguien nos descubre y se lo advierte al prncipe estamos perdidos.

De nuevo se ponen en camino los fugitivos. Llegan as hasta Tain tcheou y, por fin, se sienten bastante alejados de la capital. Tsoei alquila una tiendecilla cerca del mercado y le pone este letrero:

TRABAJOS EN JADE

Maestro Tsoei, artesano de la capital

El muchacho dice a su esposa:

Estamos a ms de dos mil lis de la capital, creo que podremos vivir en paz de aqu en adelante, y que seremos siempre un matrimonio unido.

No faltaban en Tain tcheou los magistrados en exilio. Felices de hallar en Tsoei ning a un obrero formado en la capital, le hacan numerosos encargos. De cuando en cuando Tsoei se informaba discretamente, cerca de los que venan de la capital, de noticias procedentes de la residencia; as supo que se haba ofrecido una cantidad a quien descubriera una sirvienta desaparecida la noche del incendio, quedando el asunto en suspenso, pues se ignoraba que la hubiera llevado el lapidario.

As vivieron felices en Tain tcheou durante varios aos.

Una maana entraron en la tienda, a primera hora, dos hombres vestidos de negro, al modo de los oficiales de ordenanza de los altos magistrados. Invitaron al artesano a que fuera a casa de un alto funcionario de una localidad vecina para encargarle algunos trabajos de joyera. El lapidario, despus de despedirse de su mujer, parti con los oficiales.

Al regreso tropieza en su camino con un hombre que vela su rostro bajo un gran sombrero de paja. El hombre lleva una blusa de tela oscura adornada con un doble cuello de raso blanco. Su pantaln termina en polainas azul y blanco y calza las sandalias de camo trenzado hechas para las largas caminatas. Sobre el hombro, dos bultos colgados de una caa de bamb, segn costumbre del pas. Este hombre mira con insistencia a Tsoei ning, ocultos los ojos bajo el amplio sombrero de paja. El lapidario se cruza con el transente sin prestarle atencin. Mas el hombre del sombrero grande da bruscamente la media vuelta y sigue de cerca al artesano.

En aquella poca, viva en Tain tcheou un general retirado, llamado Lieou Leang fou. El anciano tena en su activo altos hechos militares, pero llevaba ahora la vida de los pobres, porque haba despreciado severamente el dinero y a la sociedad. Iba todos los das de incgnito a una taberna del pueblo, y los lugareos, que ignoraban la identidad de su ilustre comensal, no moderaban en su presencia los rudos modales y las palabras fuertes. Le deca el viejo general a sus amigos:

Nunca tem los gritos de guerra de millones de trtaros; ahora, en cambio, me acoquina el estrpito de unos vulgares campesinos; quin lo hubiera dicho!

Desde la capital, sus antiguos colegas le enviaban de tarde en tarde algn obsequio til. Sucedi, pues, que el prncipe Yen ngan, antiguo seor de Sieou sieou y de Tsoei ning, enviara un da un hombre de su confianza a Tain tcheou, portador de una carta y de una cantidad de dinero para reconfortar al anciano general. Cuando el sargento Ko el enviado del prncipe vio a Tsoei ning en el camino, lo reconoci en seguida. Le sigui hasta la tienda y all percibi a Sieou sieou sentada detrs del mostrador.

Se present el sargento bruscamente a ellos, diciendo:

Qu casualidad, maestro Tsoei!... Hace tiempo que no te hemos visto. Conque te has instalado en estas tierras!... Y Sieou sieou tambin est aqu! Yo vine a esta regin por orden del prncipe para traer un mensaje a un general, y he aqu que nos encontramos. Es un verdadero azar. Veo que habis fundado un hogar, segn parece. Muy bien, muy bien.

El matrimonio Tsoei estaba consternado de la inoportuna visita. Tanto ms cuanto que el sargento tena fama, en la residencia, de hombre rudo y vulgar y de soldado sin escrpulos ni discrecin. Estaba desde muy joven al servicio del prncipe y haba ganado la confianza de su seor. Se llamaba Ko Li y lo nombraban sargento Ko. Tsoei ning y su mujer le ofrecieron de comer y de beber, recomendndole:

Por Buda, no le digas una palabra al prncipe!

No dijo Ko. El prncipe lo ignora todo de vosotros; para qu recordarle este asunto?

Se fue al fin el sargento, no sin haber recibido preciosos regalos a cambio de su discrecin. De regreso a la residencia, despus de entregar la respuesta del general, el sargento permaneca inmvil delante de su amo, con la mirada fija. Luego, no pudiendo resistir a la tentacin de contarlo todo, balbuce:

El otro da, al salir de Tain tcheou, los vi a los dos.

Qu dices! se impacienta el prncipe.

He visto a Sieou sieou y al maestro Tsoei. Me han ofrecido el vino caliente y me han rogado que no diga nada.

Al or estas palabras, el prncipe monta en clera.

Infames! Qu comedia la suya! Cmo pudieron ir tan lejos?

Desconozco los detalles. Slo s que los he visto instalados como matrimonio en una tienda sobre la que campea un rtulo de lapidario.

Inmediatamente manda el prncipe un oficial de rdenes al prefecto de la capital para que mande detener a los fugitivos. Un funcionario de la polica se encamina hacia Tain tcheou con algunos subalternos. All, con la ayuda de las autoridades locales, detiene a Tsoei ning y a Sieou sieou. Al cabo de cierto tiempo anuncian al prncipe la llegada de los prisioneros a la residencia, y aqul los recibe en la sala grande de las ceremonias importantes.

En otros tiempos, cuando aun guerreaba contra los trtaros, blanda en la mano derecha un sable grande llamado El gran Azul y en la mano izquierda otro ms chico nombrado El pequeo Azul. Cuntas cabezas de trtaros han segado estas temibles armas! Ahora estn colgadas en la pared de la sala principal. Este da el prncipe se sienta en el trono central. La sesin comienza con los gritos rituales de los guardias; luego vienen a prosternarse los culpables. Irascible por naturaleza, el prncipe palidece de rabia al ver a los dos infieles. Sin decir una palabra, saca los sables de sus vainas... Con los ojos dilatados por el furor, el matador de trtaros rechina los dientes y va a asestar el golpe fatal, cuando se eleva una voz dulce que le para en seco.

En el fondo de la sala, detrs de un biombo, la princesa, su esposa, ha asistido oculta a la escena. Aterrada, detiene el gesto fatal del prncipe y le grita, invisible:

Alteza! Estamos en la capital del Emperador y no en un campo de batalla. Si estas gentes son culpables, basta con mandaras al prefecto, que las ha de condenar. Cmo puedes ejecutarlas aqu mismo?

Qu diablos! exclama el prncipe. Estos dos malditos huyeron. Los he estado aguardando muchos aos. Por qu no exterminarlos para aplacar mi clera? En fin..., puesto que vos me peds su gracia, los dejaremos an vivir unos instantes. Guardias, encerrad a Sieou sieou y entregad Tsoei ning al prefecto.

Tsoei ning expone ante el prefecto una circunstanciada relacin de lo acontecido:

La noche del incendio le dice me dirig corriendo a la residencia, con intencin de ayudar en algo. Encuentro la casa vaca, cuando de reponte sale Sieou sieou de la sombra... Me para, dicindome: Estoy sola. O me obedeces o llamo... Y me arrastra en la huida.

El prefecto traslada la declaracin al prncipe. Hombre rudo, pero equitativo a su manera, el prncipe pide que sea perdonado el lapidario. Le condenan slo al exilio por haber cedido a la culpable seduccin de Sieou sieou. Dos guardianes son encargados de llevarle a la lejana villa de Kien kan, cerca de la frontera. Inmediatamente se ponen en camino. Apenas ha pasado el tro la muralla de la ciudad imperial y puesto el pie en la colina vecina, cuando perciben un palanqun llevado por dos hombres, que corren en pos de ellos. Alguien grita de lejos:

No corras tanto, maestro Tsoei!

Tsoei ning cree reconocer la voz de Sieou sieou. Mas, ignorando lo que sucediera a su mujer desde su separacin, permanece en la incertidumbre y no contesta. Despus de un breve momento de reflexin contina su camino, con la cabeza baja, como el pjaro que huye de la sombra del arco; tal es el miedo que le tiene a una nueva trampa. Pero el palanqun alcanza sin demora los tres peldaos. El vehculo se detiene y se apea una dama joven: es Sieou sieou.

Maestro Tsoei, henos aqu camino de Kien kan. Qu va a ser de m?

Qu hacer? responde el mozo, temeroso.

Pero ella replica:

Cuando a ti te llevaron a la prefectura, a m me encerraron en el jardn interior de la residencia y me administraron treinta golpes de bamb. Luego me echaron. Enterada de que te habas ido, me apresur a correr detrs de ti.

No es mala solucin aprob Tsoei ning.

Al final de la carretera, el prisionero, su mujer y los dos guardianes tomaron un barco que les llevaba directamente a Kien kan, donde tena Tsoei ning que cumplir su condena. Terminada su misin, los guardianes volvieron a la capital. Si hubieran sido charlatanes, otras desgracias pudieran haberle sucedido a Tsoei, pero saban estos funcionarios que el prncipe Yen ngan tena un temperamento fogoso y que la menor chispa provocaba un violento incendio. Y como no pertenecan al servicio del prncipe, se guardaron muy bien de contarle la presencia de Sieou sieou; lo principal era que el condenado llegara a su lugar de exilio.

El matrimonio Tsoei se establece definitivamente en Kien kan. Ya no tienen nada que temer; las peores desgracias les son familiares. l pone otra vez tienda de