Lugones - Los Caballos de Abdera

download Lugones - Los Caballos de Abdera

of 9

Transcript of Lugones - Los Caballos de Abdera

  • 7/25/2019 Lugones - Los Caballos de Abdera

    1/9

    LOS CABALLOS DE ABDERA

    DE LEOPOLDO

    LUGONES

    Marcos Ruiz Snchez

    Francisca

    Moya del Bao

    Departamento de Filologa Clsica (Universidad de Murcia)

    La ciudad tracia de Abdera era clebre por sus caballos. Sus habitantes

    porfiaban en la educacin de este noble animal y esta pasin, cultivada du ran

    te largos aos haba producido efectos m aravillosos. Los bru tos haban adq ui

    rido las ms sorprenden tes habilidades en toda clase de juegos, tanto de circo

    como de saln y poco a poco haban ido adquiriendo rasgos casi humanos.

    Eran admitidos en la mesa; se crea que tenan gustos artsticos y estaban hasta

    tal punto amaestrados que disfrutaban de la mayor libertad. As comienza el

    cuento

    Ls

    caballos de Abderade Leopoldo Lugones.

    La inteligencia de los caballos al desarrollarse al par que su conciencia daba

    lugar en ellos a casos anormales de coquetera y de enamoramiento, eran

    caprichosos

    y

    en ellos se perciban ciertos conatos de rebelin. sta estallara al

    fin. La primera noche de la sublevacin contempl toda clase de desm anes de

    las bestias entregadas al pillaje y a la codicia.

    Los habitantes de la ciudad se refugian entonces en las murallas de la

    ciudadela. El asalto final es inminente y no hay posibilidad ni de luchar con las

    bestias ni mucho menos de obtener la victoria en la lucha. En este momento

    supremo una alarma repentina paraliza a las

    fieras.

    Los defensores d e la ciuda

    dela se vuelven hacia la direccin de la que viene el nuevo peligro y contem

    plan un espectculo tremendo.

    El cuento toca entonces a su fin, que transcribiremos en p arte directam ente:

    Dominando

    la

    arboleda negra,espantosa sobre

    el

    cielo

    de la

    tarde,

    un

    colosal cabeza

    de

    len miraba hacia

    a

    ciudad.

    Era una de

    esas

    fieras

    antidiluvianas cuyosejemplares,cada vez msraros,devastaban de tiemp

    entiempo los montes

    Rdopes.

    Masnunca se haba vistonada tan mons-

    truoso,

    pues aquella cabeza dominaba los ms altosrboles,mezclando a l

    hojas teidas de crepsculo as greas de

    su

    melena.

    Brillaban claramente susenormes

    colmillos,

    percibase susojos fruncidos

    ante la

    luz,

    legaba en el hlito de la brisa

    su

    olor

    bravio.

    Inmvil entre l

    palpitacin

    del

    follaje,herrumbrada por elsol,casi hasta dorarse su

    gigan

    tesca crin,alzbase ante elhorizonte como uno deesos bloques enque el

    pelasgo,contemporneo de las

    m ontaas,

    esculpisus brbaras

    divinidades

    5

  • 7/25/2019 Lugones - Los Caballos de Abdera

    2/9

    Yde repente empez a andar, lento comoel ocano. Oaseelrumorde

    fronda que supecho apartaba, sualiento de fragua queiba sin duda a

    estremecer la ciudad cambindose en rugido.

    A pesar de su fuerza y de su nmero los caballos huirn en tropel, mientras

    en la fortaleza los asediados se dejan dominar por el pnico ante la nueva

    amenaza. Pero cuando el monstruo sale de la arboleda, no es un rugido lo que

    brota de sus fauces, sino un grito de guerra humano:

    Gloriosoprodigio

    Bajolacabeza delfelino, irradiaba luzsuperior el rostrode un numen; y

    mezclados soberbiamente con la

    piel resaltabansupechomarmr

    sus

    brazos

    estupendos.

    Yungrito,un solo grito delibertad,dereconocimiento,deorgullo,llen

    tarde:

    Hrcules,

    es Hrcules queIlegal.

    Todo el cuento tiende hacia esta sorpresa final, cuidadosamente preparada

    por el narrador. La tcnica es la del perspectivismo, hbilmente instrumentado

    mediante el recurso de lafocalizacin

    1

    .Lo que se nos cuenta esloque perciben

    los personajes, cuya visin est adems limitada por la luz declinante del

    crepsculo. El nfasis en las sensaciones, vista, olfato, odo, coincide con la

    predileccin de la prosa modernista por tales refinamientos lxicos. La clave

    del enigma que el repentino giro de la narracin implica es as retrasado hasta

    la ltima frase del relato.

    Pero esta manipulacin de la relacin entre narrador, personaje y lector no

    contribuye tan slo a la sorpresa. Constituye al tiempo la huella de una

    reescrirura

    y un procedimiento al servicio del significado

    del

    cuento.

    La sorpresa final implica un cierto tipo de lector implcito, dotado de los

    suficientes conocimientos sobre la mitologa griega como para identificar la

    figura de Hrcules y la iconografa a l asociada, pero no los bastantes para

    conectar con el hroe la ciudad de Abdera y sus caballos.

    El autor ha transformado profundamente, utilizndolo para sus fines el

    subtexto mitolgico al que alude. La historia de los caballos y de la ciudad de

    Abdera est en la versin tradicional del mito conectada con el octavo trabajo

    de Hrcules, que consista en llevar a Micenas las yeguas antropfagas de

    Diomedes, el rey de Tracia, alimentadas con los cuerpos de los huspedes del

    tirano.

    La

    bibliografa sobre el punto de vista y la focalizacin

    en

    la narracin es prcticamente

    inabarcable.

    Para el concepto y los distintos tipos

    especialmente la

    focalizacin interna)

    remitimos,

    por ejemplo, a G.

    Cenette,FiguresIII,

    Senil,

    Paris,

    1972, pp.

    206-211.

    54

  • 7/25/2019 Lugones - Los Caballos de Abdera

    3/9

    Dice el

    mito

    lo

    sabemos por textos de Pndaro , Sneca, Diodoro,

    Higino

    que Hrcules, despus de su llegada a Tracia, al pas de los Bstones, subditos

    de Diomedes, se lleva las yeg uas en direccin al mar. Acuden los Bstones, con

    Diomedes a la cabeza, y el hroe deja a los animales al cu idado de su favorito

    Abdero, enfrentndose l con sus enem igos y matando al prop io

    rey.

    Entretan

    to las yeguas haban devorad o a Abdero, en cuyo recuerdo se funda la ciudad

    que lleva su nombre.

    Huellas de la versin tradicional del mito se hallan diseminadas a lo largo

    del texto. As, los

    nombres

    de Abdera y

    de

    los Bstones, pero sobre todo

    Lugones las esparce en un pasaje en que se hace referencia a oscuras fbulas

    que corran entre las gentes:

    El monarca era quien se mostraba ms decidido por loscorceles,llegand

    hasta tolerar a los suyos verdaderos crmenes que los volvieronsingular-

    mente bravios; de talmodo que losnombres dePodargos y de Lampn

    figuraban en fbulas sombras.

    (Comprobamos que los animales son personajes autnticos con sus nom

    bres propios).

    Los cambios con respecto al mito no carecen tampoco de precedentes en la

    literatura antigua. Una fbula familiar a los estudiantes de lenguas clsicas

    cuenta la historia de los caballos bailarines d e los sibaritas. stos amaban tanto

    a su s caballos y se jactaban d e domarlos tan bien que los hacan incluso bailar

    en

    los

    banquetes. Sus enemigos los derrotarn al tocar en la batalla en lugar de

    sones militares msica propia de los banque tes, con lo que los caballos em pie

    zan a danzar. Por otra parte el tema de las perversiones de la ciudad de

    hedonistas, apropiado al decadentismo de la literatura m odernista y parnasiana,

    aparece tambin en el relato de Lugones sobre la destruccin de las ciudades

    bblicas Sodoma y Gom orra, titulad o La

    lluviade fuego.

    Este

    cuento de Lugones poda derivar d e los textos clsicos que l, admira

    dor de Homero y d e Tecrito, conoca bien, pero sin embargo tiene un mvil

    ms cercano, inmediato, la obra del poeta francs de origen cubano J.M. de

    Heredia, poeta parnas iano, del que Azorn dira que era un auto r hispano que

    escriba por error en francs y cuyos sonetos recogidos en el volumen, Les

    Trophes,

    gozaban por aquel

    cr.or.ces

    de merecida fama.

    Heredia haba escrito entre otros un ciclo de sonetos titulado

    Hercule

    el

    les

    centaures.

    Dos de ellos que tratan el tema del enfrentamiento entre el hroe y

    seres monstruosos y cuyos tercetos guardan no poca semejanza entre s, cons

    tituyen la inspiracin ms directa de la narracin, que debi pensarse y

    estructurarse desde la sorpresa final, q ue se concreta en ese

    horreur gigantesque

    de

    l'ombre

    Herculenne

    ya presente en H eredia.

    En el primero de ellos se narra la victoria sobre el len de Nemea. Un

    55

  • 7/25/2019 Lugones - Los Caballos de Abdera

    4/9

    pastor, testigo de los hechos, cree ver surgir del bosque, engaado por la luz

    del crepsculo sangrante, a la enorme fiera:

    Carl'ombregrandissante avec le crpuscule

    Fait,

    sous

    'horrible

    peau quiflotte autour d'Hercule,

    Mlnnt

    l'homme

    a

    hete, un

    mostrueux

    hros.

    EnFuite de centaureslos centauros huyen mientras llega hasta ellos el olor

    bravio del len. En su loca carrera uno de ellos al girarse se llena de espanto:

    Car il a vu la lime blouissanteet pleine

    Allonger derrere eux, suprime

    pouvantail,

    La gigantesque horreur de

    l'ombre

    Herculenne.

    En estos sonetos, relacionados entre s por numerosos ecos verbales y

    semnticos, estn presentes los mismos motivos del cuento de Lugones: el olor

    percibido de la fiera, el engao provocado por la luz equvoca del crepsculo o

    de la luna, la equiparacin entre el hroe y el animal y el espanto que provoca.

    Los centauros, monstruos del deseo, encarnacin del afn posesivo, eran

    con su naturaleza doble, mezcla de hombre y de animal un smbolo de energa

    vital muy del gusto de la poesa modernista

    2

    .

    Tema tradicional de la literatura fantstica es, por otra parte, el de la rebe

    lin de los animales, que desde la obra de Machenha servido de

    argumento

    avarias

    obras

    deestetipo

    3

    .

    Loscuentos

    de

    Lugones

    sonprecisamente

    pioneros

    en

    elcampode lafantasa cientfica en castellano.

    Pero sobre todo la focalizacin en el pasaje final es un procedimiento al

    servicio del significado del texto. Primero los caballos aparecan como perso

    nas,

    luego las gentes de Abdera confundenaHrcules, al aproximarse ste a la

    ciudad, con una fiera:Una colosal cabeza de len miraba hacia laciudad.Era una d

    esasierasantediluvianasetc. Se trata de algomonstruoso;un animal que avanza

    entre la fronda; la luz del crepsculo permite ver

    las greas

    de su

    melena;

    el

    hlito de la brisa trae suolor bravio;su pecho hace abrirse a su paso la vegeta

    cin y sualiento de

    ragua

    hace esperar un

    rugido:

    El centauro aparece en la obra de Rubn Daro en el famoso Coloquiode losCentaurosy en

    Palimpsestos. Sobre el smbolo del centauro en la poesa de Daro puede verse P. Salinas,

    Ensayos completosII,pp.70-72,Madrid,1981.1 ludiasdeI lerodi.ison visibles en estos textos,

    pero lo significativo es que en la escena repetida de los centauros que contemplan el squito

    de Diana,Daocontamina eltemade los centauros con el de otro de los ciclos deLesTropltecs,

    el deArtmiselles

    Nymphes,

    donde son los stiros los que espan a las ninfas.

    Machen,. he

    Terror.

    AFantasy 1917.Trad.esp. E/

    terror Madrid

    1985.

    356

  • 7/25/2019 Lugones - Los Caballos de Abdera

    5/9

    Enlafortaleza,dice elnarrador, reinaba el pnico.Qu podran contra

    semejante enemigo? Qu gozne

    de

    bronce resistira

    a sus

    mandbulas?

    Qu muro a sus garras?

    El error se debe naturalmen te al atuendo de H rcules. El hroe va ataviado

    habitualmente, como se sabe, con la piel del len de Nemea, al que haba

    vencido en una de sus primeras p roezas.

    Hrcules descrito como un len no hace sino culminar la irona latente y el

    humor soterrado del texto, que se hacen explcitos al final del texto, pues los

    sitiados dice el narrador:

    Comenzaban

    ya a

    preferir

    el

    pasado riesgo

    (al fin en una

    lucha contra

    bestias

    civilizadas),

    sin aliento ni para enflechar sus

    arcos,

    cuando el

    mons

    truo sali de laalameda.No

    fue un

    rugido lo que brot de

    sus fauces, sino

    un grito de

    guerra

    humano, el

    blico

    alal de los

    com bates,

    al que

    respondieron conregocijo triunfal loshoyohei y loshoyotoh de la

    fortaleza.

    Despus de la risible referencia a las bestias c ivilizadas la erudita mencin

    de los gritos de guerra griegos (hoyohei, hoyotoh no hace sino confirmar el

    hum or del pasaje.

    Los decadentes humanos, acosados por tales bestias civilizadas sern as

    salvados por un hombre descrito como un animal, la bestia humanizada es

    batida por el hombre bestia.

    Y,

    en efecto, la polaridad naturaleza-cultura constituye dentro de la mitolo

    ga una de las matrices temticas ms im portantes de la serie de mitos relacio

    nados con Hrcules

    4

    . Hrcules es a la vez hroe cultural y civilizador, fundador

    de ciudades y ritos y m ediador entre el hom bre y el m un do de la naturaleza,

    apartado de las leyes y convenciones hum anas. Su propia apariencia presenta

    numerosos aspectos que recuerdan los de un animal: su cuerpo peludo, el

    revestimiento con la piel del len, con cuya cabeza se cubre la suya propia y

    que lo hace semejante a un len rampante, su garrote, arrancado de un rbol

    en lugar de estar hecho artificialmente como u na lanza o como las flechas. Su

    comportamiento es tam bin el de un hombre natu ral. Las restricciones socia

    les al uso no existen para l y su libertad en el amor, la comida y el vino era

    proverbial.

    Existe, por otra parte, una notable afinidad en el mito entre H rcules y los

    centauros, de quien es a la vez amigo y enem igo en las leyendas que a m enu do

    Cf.CS.Kirk,La naturaleza le losmitosgriegos,Barcelona, 1984, pp. 144-172.Sobrela p olaridad

    naturaleza-cultura,

    cuya antigedad en el pensamiento filosfico se remonta a los sofistas, en

    la mitologa baste recordarai|u los estudios de Lvi-Slrauss.

    57

  • 7/25/2019 Lugones - Los Caballos de Abdera

    6/9

    los relacionan. La polaridad naturaleza-cultura se encarna de forma plstica en

    la ambivalente figura del centauro. Hombres y bestias al mismo tiempo la

    mayora de los centauros son incapaces de adaptarse a las convenciones socia

    les y se inclinan decididamente hacia el componente animal de su naturaleza;

    el comportamiento brutal, la incontinencia sexual, la incapacidad de soportar

    los alimentos civilizados como el vino son sus rasgos m s caractersticos. Baste

    recordar, por ejemplo, el famoso m ito del banquete de los Lpitas. No falta, sin

    em bargo, en la mitologa la figura opuesta del centauro cerebral y civilizado,

    conocedor y am ante de la msica, educador de hroes, como

    Quirn

    lo fue de

    Aquiles, dotado de una sabidura beneficiosa, cuyo origen se halla probable

    mente en su ntima relacin con la naturaleza. Con los centauros tendr que

    vrselas Hrcules en los mitos del buen centauro

    Folo

    y en los de

    Euritin

    y

    Neso.

    Tambin el caballo tiene siempre en la mitologa griega un carcter ambi

    guo,

    ser domesticado que conserva siempre en la imaginacin helena algo de

    monstruoso y salvaje. La

    historia

    de las yeguas del tracio Diomedes coincide

    con las numerosas leyendas que circulaban en Grecia sobre caballos antropfa

    gos.

    As, el error que hace a los habitantes de Abdera confundir a Hrcules con

    un len, no slo est, por tanto, en relacin con la figura tradicional de H rc u

    les en la mitologa, sino que contribuye decisivamente al contenido del cuen to.

    La matriz potica del texto es, en efecto, la polaridad entre hom bre y anim al,

    las resbaladizas fronteras entre lo salvaje y lo civilizado

    5

    . Los caballos h um an i

    zados encuen tran su contrafigura en el hom bre anim al, Hrcules.

    Se trata de un motivo recurrente a lo largo del texto. La pasin de los

    habitantes de Abdera po rloscabellos haceintimar la relacin entre el brutoy sus

    dueos.Los animales desarrollan gustos estticos, la aficin por la pintura, la

    coquetera, el amor por las damas hermosas, la pasin por los refinamientos

    culinarios. Los dueos se comunican con ellos a travs de

    la

    palabra, don

    hum ano por excelencia; Los abderitanos constatan qu e la libertad c on tribuy e a

    desarrollar las habilidades de sus favoritos; la domesticacin se convierte en

    educacin;existen entre las bestias conatos de sublevacin y ansias d e libertad y

    se lanzan contra su s dueos, que se la haban concedido. Du rante la rebelin

    los animales dan muestras de crueldad y de lubricidad, etc.

    Pero las cualidades y defectos hu m anos

    desanclados

    por los anim ales son

    tambin aquellas que la m oral tradicional considera inferiores en el hom bre, la

    sensualidad, el esteticismo, la codicia el ansia de poder, la crueldad. Los

    Vase, por ejemplo, la descripcin que hace el narrador de un caballo, que en medio de los

    desmanespropiciados por la noche de la sublevacin recibe la m uerte en el mo m ento en que

    se encuentra preso de un ataque de lubricidad:

    Aquella

    bestia

    cmnvrtiila en

    fiera,

    con

    el resplan-

    dor

    humano ymn/nii/o

    de sus ojos incendiados delubricidad.

    58

  • 7/25/2019 Lugones - Los Caballos de Abdera

    7/9

    hipercivilizados ciudadanos de Abdera, autnticos sibaritas, como los habitan

    tes de las ciudades bblicas arrasadas por el fuego en otro de los cuentos del

    autor, encuentran as en sus caballos u n espejo que refleja y deforma su propio

    carcter. La bestia es el espejo del hombre. Pero la m ora lidad tradicional al uso

    est lejos del cuento del autor argentino, pues la salvacin de los seres huma

    nos vendr... del hombre convertido animal. La frontera es siempre tenue y

    bonosa. La alegra final va unida a una irona soterrada y profunda; El otro

    rostro del ser humano, el heroico, se revela al final como un nuevo espejo

    6

    .

    Pero,sin duda , no se trata de una visin pesimista y d esolada, aunq ue sta se

    encuentre en cierto modo latente, no se trata de negar la posibilidad de una

    existencia humana superior o de virtudes ms elevadas. La irona es arma de

    doble filo, vuelta tanto hacia los personajes como hacia el lector. El humor es

    gozoso. Un cierto sentidoldicoimpregna el texto. Si el fruto de la racionali

    dad humana se torna en una pesadilla irracional, lo numinoso, irrenunciable

    para el ser humano reclama finalmente sus derechos, aunq ue teido de irracio

    nalidad. La figura animal y la vitalidad de Hrcules superior a lo humano se

    revela en algn modo la respuesta al problema planteado por el cuento

    7

    .

    El autor nos enfrenta a una serie de imgenes de lo animal y de lo hum ano

    que se reflejan mutuamente. La matriz humorstica socava continuamente y

    justifica, en cierta medida, la literalidad del texto. Esta risa restringida se

    encuentra en la base del relato. El hum or se hace a veces casi explcito, como,

    por ejemplo, al hablar de las muas convertidas en nodrizas para evitar los

    casos de infanticidio difundidos recientemente entre los equinos. Si los caba

    llos actan como cmico espejo del hombre, las muas lo son de los caballos:

    Los

    asnos haban sido

    exterminados, y las mutas

    sublevronse

    tambin,

    pero con torpezainconsciente,destruyendo pordestruir,yparticularmente

    encarnizadas contra lospeos.

    Notableresultaelcontraste con la conclusin de otros tratam ientos del tema de la rebelin de

    los animales enla literatura fantstica, como el de A. Machen (op.cit.,p. 121):

    Loespiritual noes lorespetable, ni siquiera lo moral, nosignifica lo bueno en el

    sentiih ordinariode lapalabra. Lo quesignifica es la prerrogativa real de l

    hombre,

    que lo

    distingue de los

    animales.

    Durantesiglos el hombre lia venido despojndose as mismode susivstiduras realesyse

    ha limpiado del propio pecho el ungento de la consagracin. Unayotrave zha declarado q

    no esunser espiritual sino racional, o sea semejante a los animales sobre los que rein una iv

    como

    soberano.

    El hombre ha juradoque noes Orfeo sino

    Calibn.

    Segn ..Praschini Presenciavivade la antiguaCreca en la obra d e Leopoldo Lugones,

    Argos,

    6 (1982), pp. 7-30 (esp. p. 24):

    Lugones

    seala en este cuento cmo una intervencin

    sobrenatural, irracional si se quiere, pero cargada d e sacralidad, pue de vencer a una fuerza

    bruta por

    ms

    razionalizada que sta haya sido por obra de hombres.

  • 7/25/2019 Lugones - Los Caballos de Abdera

    8/9

    Laautolimitacindel narrador, que restringe su poder omnisciente (y por

    tanto el de los lectores) adquiere as una funcin esencial, al servicio de la

    irona dramtica, hilarante y trgica al tiempo. Del mismo modo, la sensual

    prosa parnasiana, llena de vocablos que evocan el mundo de los sentidos, de

    helenismos y latinismos y de usos poco comunes de los trminos (ejemplos de

    latinismos son, por ejemplo,

    tremendo, numen,

    estupendo,

    etc.) adquiere as un

    nuevo valor, en relacin con la temtica, al tiempo que su exquisitez, su solem

    nidad adquiere una honda ambivalencia,como consecuencia del humor que

    paulatinamente la socava y la justifica.

    La tcnica no es muy distinta de la del cuento

    L

    lluvia

    de

    fuego, donde

    Lugones inaugura igualmente en nuestra literatura u n tema caracterstico de la

    literatura fantstica. Tambin all el texto parte d e un subtexto tradic ional, y de

    nuevo la perspectiva narrativa se ver limitada intencionadamente, con el

    relato esta vez en primera persona. Los refinados sibaritas del cuento n o estn

    lejos de los habitantes deAbdcray son tratados con igual hum orism o. Se nos

    ofrece de este modo la otra cara de la moneda, la de la limitada perspectiva

    hum ana . Tambin all el mun do animal juega a la vez un papel a la vez cmico

    y trgico, como espejo, esta vez contrastante . El plano numinoso, lo sacral

    reclama tambin aqu sus derechos. Aunque, frente a la epifana del cuento

    anterior,

    aqu se subraya la distancia, el misterio inexorable y trgico. Grecia y

    oriente eran para Lugones fuerzas opuestas (y permanentes) de nuestra civili

    zacin. El auto r

    se

    recrea en la evocacin de lo antinatural del prodigio ponien

    do de relieve el cielo azul e imperturbable. Al mostrar lo que la tradicin

    olvidaba, el efecto de la lluvia de fuego sobre los inocentes animales el autor

    simboliza plsticamente la tragedia:

    Eltransportede sudolor elevbalosacierta vaga nocin de proveniencia,

    anteaquel cielo dedonde haba estado cayendo la lluviainfernal, y sus

    rugidos preguntaban ciertamente algoa

    la

    cosa tremenda

    que

    causaba su

    padecer,ah...

    esos

    rugidos, lo

    nico

    de

    grandioso

    que

    conservaban

    an

    aquellas

    ieras

    disminuidas:

    cul

    comentaban

    el

    horrendo secreto

    de la

    catstrofe;como interpretaban

    en su

    dolor irremediable la eterna

    soledad,

    eternosilencio, laeternased...

    8 Vase

    la

    descripcin

    d e

    los leones que hu yen

    del

    desierto:

    Pelados como gatos sarnosos, reducida

    a

    escasos chicharrones

    la

    crin,

    secos los

    jares, en

    una

    desproporcin

    de

    cmicos a

    medio vestir con

    Infiera cabezota, el rabo

    agudo

    y

    crispado

    como el de una rata que huye,

    las garras

    pustulosas,

    chorreando

    sangre todo aquello

    deca

    a las claras sus tres das de horror bajo el azote celeste, al azar de las inseguras cavernas que

    no haban conseguido ampararlos.

    360

  • 7/25/2019 Lugones - Los Caballos de Abdera

    9/9

    1

    restringir la perspectiva de la narracin el autor crea un cuadro

    tragicmico, pues los ignorantes personajes slo pueden interrogarse ante el

    sentido de la catstrofe que el lector conoce por la tradicin omnisciente; el

    narrador hipercivilizado no es muy distinto en esto de los seres irracionales.

    Pero la paradoja narrativa podra formularse as: al cambiar la perspectiva de

    la narracin sigue ese sentido siendo el mismo? Evidentemente, no.

    En Loscaballos de AbderaLugones confiere un nuevo sentido a la historia al

    recrearla. Porque los mitos no tienen dueo, pertenecen al insconsciente colec

    tivo,

    cualquiera puede hacerlos suyos y en el camino de la transicin los

    eslabones son muchos, un mito que ha vivido y florecido en la poesa de

    Heredia y que se ha hecho prosa, y de la mejor, en estas pginas.

    Con este trabajo hemos querido rendir un modesto homenaje a la impor

    tancia de la prosa modernista en el desarrollo de la narrativa breve hispano

    americana y al papel en sta de los cuentos de Lugones, que anticipan la

    moderna literatura fantstica en nuestra lengua. No en vano Borges, que le

    dedicara una de sus obras ms conocidas,El

    hacedor,

    senta hacia l una clara

    admiracin.

    361