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Teorías psicoanalíticas II: Los Afectos en la enseñanza de J. Lacan. Versión no revisada por la autora Doctora Diana Rabinovich Clase N° 8 – Sábado 05 de noviembre de 2011 Los Afectos en la enseñanza de J. Lacan 1 . Clase Nº8. Estamos en mitad de la clase del 12 de diciembre, después de que Lacan introduce nuevamente el for-da y se está refiriendo a la demanda, sigue hablando de la demanda, y yo les dije que esto tenía que ver con la pulsión, efectivamente es así, porque Lacan introduce poco después la formula de la demanda y sigo donde habíamos dejado y dice: Pero para captarlo, para ver bien sus consecuencias, me parece que nuestra álgebra nos aporta un instrumento ya hecho. La demanda, aquí, viene indebidamente en el lugar de lo que es escamoteado, , el objeto, esto les explica, a condición que use mi algebra — qué es un álgebra, sino algo muy simple destinado a permitirnos pasar al manejo en estado mecánico, sin que tengan que comprenderlo, algo muy complicado, y esto sirve mucho mejor así, como se me dijo siempre en matemáticas: basta con que el álgebra esté correctamente construida — si yo les enseñé a escribir la pulsión: , (S barrado rombo) [D desde ya] volveremos a este corte, [al losange, al triángulo] para 1 Para el castellano y teniendo en cuenta las sugerencias y correcciones de la doctora Diana se seguirá la versión establecida por Jacques- Alain Miller de la editorial Paidós, que es la de más común circulación. La versión para el idioma francés corresponde a Staferla.

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Teorías psicoanalíticas II: Los Afectos en la enseñanza de J. Lacan. Versión no revisada por la autoraDoctora Diana Rabinovich Clase N° 8 – Sábado 05 de noviembre de 2011

Los Afectos en la enseñanza de J. Lacan1.

Clase Nº8.

Estamos en mitad de la clase del 12 de diciembre, después de que Lacan

introduce nuevamente el for-da y se está refiriendo a la demanda, sigue hablando

de la demanda, y yo les dije que esto tenía que ver con la pulsión, efectivamente

es así, porque Lacan introduce poco después la formula de la demanda y sigo

donde habíamos dejado y dice:

Pero para captarlo, para ver bien sus consecuencias, me parece que nuestra

álgebra nos aporta un instrumento ya hecho. La demanda, aquí, viene

indebidamente en el lugar de lo que es escamoteado, , el objeto, esto les explica,

a condición que use mi algebra — qué es un álgebra, sino algo muy simple

destinado a permitirnos pasar al manejo en estado mecánico, sin que tengan que

comprenderlo, algo muy complicado, y esto sirve mucho mejor así, como se me

dijo siempre en matemáticas: basta con que el álgebra esté correctamente

construida — si yo les enseñé a escribir la pulsión: , (S barrado rombo) [D desde

ya] — volveremos a este corte, [al losange, al triángulo] para ver qué es lo que

trata de cortar, es el envión del cazador, vamos a ver lo que quiere decir esto.

Dice:

[Retoma el párrafo que venía leyendo] corte de D, de la demanda, así les enseñé

a escribir la pulsión, eso les explica por qué es primero en las neurosis que se

describió las pulsiones. Es en la medida en que el fantasma () se presenta de

manera privilegiada en la neurosis como (D), en otros términos, lo que es un

engaño de la estructura fantasmática en el neurótico lo que permitió dar ese

primer paso que se llama la pulsión en Freud, y que siempre fue perfectamente,

1 Para el castellano y teniendo en cuenta las sugerencias y correcciones de la doctora Diana se seguirá la versión establecida por Jacques- Alain Miller de la editorial Paidós, que es la de más común circulación. La versión para el idioma francés corresponde a Staferla.

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sin ninguna especie de modificación o variación, designado como Trieb, es decir,

como algo que tiene una historia en el pensamiento filosófico alemán, que es

absolutamente imposible de confundir con el instinto.

Fíjense porque ahora Lacan entra en uno de sus deportes favoritos que es criticar

a Strachey, lo cual es injusto, pero bueno, justo e injusto a la vez, porque ustedes

cuando usan el Amorrortu y tienen las notas, esas notas las hizo Strachey y son

geniales en cuanto a la historia de Freud, evidentemente le podemos disculpar

algunos traspiés que pueda haber hecho Strachey en su traducción de Freud, pero

yo recuerdo la emoción que me provocó al principio de los 60´s cuando lo pude

comprar que recién venia de salir y leer esas notas en ese momento era, porque

ahora ya se han, eran como…a uno le brillan los ojos, las notas históricas y lo que

es el trabajo sobre el texto. Él en una de sus cartas, perdón no había buscador en

internet, piensen en ese trabajo hecho, yo siempre digo que a mí me tocó hacer la

tesis poco antes de la compu y lo que era, yo lo tuve que escribir en francés

estando acá, poner los acentos franceses, etc y había que borrar con la cosita esa

blanca, la verdad, que me hubiera ahorrado dos o tres meses con el procesador

de texto, que todavía apenas existían, pero bueno, evidentemente la critica que

hace es correcta. La crítica que le hace Lacan a Strachey, pero no olvidemos por

las críticas que le hace, lo importante de su obra y lo que permitió tener para

quienes manejaban el inglés, unas ciertas puntuaciones frente a la continuidad de

la obra de Freud sumamente importantes, lo cual no quiere decir que tengamos

que desvalorizar a López Ballesteros, la primera vieja traducción de Freud, que

sigue siendo a mi gusto más legible que Amorrortu, en cuanto a seguir de cerca la

forma de escribir de Freud, pero bueno, volviendo a esto, Lacan reintroduce lo que

veníamos hablando: la demanda funcionando a nivel pulsional, que no es la

demanda de amor. Esta es la primera puntuación que yo hacía en mi casa el

martes, porque evidentemente hay, vamos a ver ahora este párrafo donde Lacan

dice:

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corte de la demanda, esto es fundamental, por eso que la neurosis describió las

pulsiones. Es decir, nos está marcando que el descubrimiento de la pulsión que

fue principalmente, si ustedes lo piensan, piensan en Freud: primero la pulsión

oral, la pulsión anal y luego “la pulsión genital”, ya que lo que, aquello, la pulsión

escópica y la pulsión de la voz, que es un agregado propio de Lacan, por qué

fueron las primeras en ser vistas?, porque si recuerdan algo que yo les comenté

sobre los objetos, les dije que el objeto mirada y el objeto voz no se articulan con

la demanda, se articulan directamente con el deseo, entonces es difícil verlos y

por eso se vio primero lo oral y lo anal que están estrictamente vinculadas a la

demanda. Entonces si partimos de esto que Lacan dice aquí, dice:

Es la medida en que el fantasma se presenta de manera privilegiada en el

neurótico como (D), es decir, que es un señuelo, un engaño de la estructura

fantasmática en el neurótico, lo que permitió dar ese primer paso que se llama la

pulsión y que Freud siempre sin ninguna especie de duda, designó como Trieb.

Fíjense ustedes porque si Lacan había empezado hablando del objeto postizo en

la pulsión, este objeto postizo, ahora nos lo va a aclarar Lacan, está vinculado a la

demanda, es un objeto de demanda y como las dos demandas o los dos objetos

vinculados a la demanda, claramente, son el objeto oral y el objeto anal, no es

raro que éstas hayan sido dos de las primeras pulsiones delimitadas por Freud

rápidamente. Y el otro punto es que el engaño, el anzuelo que nos larga como un

señuelo el neurótico, es presentarnos de entrada algo vinculado a la pulsión, pero

no para llegar a la pulsión, o no por la pulsión en sí misma, sino como forma de

disimulación del fantasma. Lacan es claro aquí, esto es propio de las neurosis, no

podemos extender a todos los cuadros. E inmediatamente que Lacan pasa a

criticar, por eso les decía Standard Edition, donde dice que la palabra Bedürfnis en

alemán que se traduce como necesidad, Strachey la traduce agregándole algo,

vicio de Lacan, tiene razón, no es necesario, que es instintiva, pone necesidad

instintiva en el texto, y dice:

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Hay que captar de inmediato que una pulsión nada tiene que ver con un instinto.

Dice: no tengo ninguna objeción que hacerle a la definición de algo que puede

llamarse instinto, e incluso como lo llama de manera habitual, por qué no llamar

así a las necesidades que tienen los seres vivos de nutrirse, por ejemplo.

¡Pues bien!, cuando se trata de la pulsión oral este no nos aparece, no se nos

hace manifiesto que el termino de heterogeneidad aplicado a lo que se llama la

pulsión oral es algo que nos lleva de inmediato sobre ese problema: ¿por qué aquí

solo se trata de la boca?, ¿por qué no se trata de la secreción gástrica?, se refería

a los famosos perros de Pavlov. E incluso ¿por qué especialmente, si lo miramos

de cerca, hasta una cierta edad, solo los labios y, pasado ese tiempo, lo que

Homero llama el recinto de los dientes?

Esto, dice, no lo vemos de inmediato desde el primer abordaje analítico, hablando

estrictamente, del instinto, esa línea de ruptura que les hablo como esencial en

esa dialéctica instaurada por esa referencia al Otro en espejo que les aporte

recién, la referencia que les daré la próxima vez, en Hegel, en la Fenomenología

del Espíritu, donde se dice formalmente que el lenguaje es trabajo ― es allí que el

sujeto hacer pasar su interior al exterior. Y la frase misma es tal que es bien claro

que ese inside-out, como se dice en ingles, es verdaderamente la metáfora del

guante dado vuelta. Se refiere a unas diferencias topológicas retomando el

Seminario IX que va a hacer más adelante, en la clase que sigue sobre todo.

Dejemos esto de lado, porque él dice que lo va a retomar después, no está

desarrollado acá, vuelve y dice:

Pero si yo puse a esta referencia la idea de una pérdida, es en la medida en que

algo no sufre allí esa inversión, que en cada etapa queda un residuo que no puede

invertirse, que no es significable, en ese registro articulado. Y esas formas del

objeto, no nos asombrara que nos aparezcan bajo la forma que se llama parcial;

eso nos impactó suficientemente para que lo bauticemos como tal, para que lo

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hayamos…hay como se dice en castellano? Cómo tradujeron ânonnions?,

cuando uno repite el alfabeto, tiene el Seminario en castellano dónde dice…

Auditorio: Seccionada.

D.R: Si y después que dice?...esto nos ha impactó suficientemente para que lo

hayamos…

Auditorio: “Para que lo nombremos así”2 dice

D.R: No. El ânonnions3 es importante precisarlo porque es, sería algo así como

para que lo balbuceemos, pero en francés remite específicamente a cuando uno

hace repetir a los chicos el alfabeto, para enseñarles las letras ABCD, bueno eso

se llama ânonnions en francés. Y hay un equivalente en castellano que ahora no

me viene a la mente, pero ya me vendrá.

Auditorio: Deletrear.

D.R: No, porque deletrear es mas ya, más complejo, es respecto a una palabra, es

cuando, ya creo que no se hace más, más modernos, más contemporáneos

enseñarles el alfabeto de este modo, pero bueno, en la vieja época se hacían

repetir las letras, no cierto. Lo que Lacan quiere decir con esta metáfora, esto es lo

importante, es que apenas empezó a esbozarlo, que lo va a desarrollar en realidad

a lo largo de este Seminario, podemos traducirlo así. Dice:

[…] esta forma del objeto. Entonces fíjense, él habló de una idea de pérdida, dice:

En la medida en que algo no sufre una inversión, una inversión tipo guante dado

vuelta, por ahora, quédense con la idea del guante dado vuelta, vamos a ver un

poquito más de la topología que lo funda, y dice:

2 LACAN, Jacques. (1962- 1963) Seminario X. La Angustia. Paidós: Buenos Aires. Pag. 78. 3 Ponte, Rodríguez, Ricardo E. Seminario X. (1962- 1963) Escuela Freudiana de Buenos Aires. Versión Crítica Clase 5. Pag 24.

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En cada etapa hay un residuo, vuelve a la idea del residuo, que no es libidinizado,

digamos así, perdón, que no entra en el narcisismo, no que no es libidinizado, en

ese registro y tampoco es significable en el registro articulado, es decir, en el

significante, ni el espejo ni en el significante.

Esa forma del objeto no nos asombra que nos aparezcan bajo las formas que se

llama parcial, acá clásicamente va a empezar a hacer algunas restricciones entre

lo que clásicamente en el psicoanálisis es el objeto parcial y el objeto , que él

inventa, que es parcial en un sentido particular.

Nosotros lo esbozamos, digamos, como tal bajo la forma seccionada, bajo la cual

nos vemos llevados a hacer intervenir un objeto correlativo de esa pulsión oral.

Recuerden en lo que yo empecé a comentar, ese corte, está volviendo con la idea

de seccionado, al tema del corte y la pérdida está asociada al corte, no es por

casualidad, ya lo viene desarrollando desde antes […] bajo la cual nos vemos

llevados a hacer intervenir un objeto, por ejemplo, correlativo de la pulsión oral.

Ese mamerón materno, cuya fenomenología cabe admitir, la primera

fenomenología que es la de un tamiz, seno cortado, quiero decir, algo que se

presenta con un carácter artificial.

Acá empieza algo que es importante tener claro en Lacan, porque otras veces no

vuelve con tanto detalle a lo mismo, que es la idea, por eso dice, que el famoso

objeto parcial visto primero como el pecho, para tomar el ejemplo de la oralidad

que él está tomando; el pecho es un corte natural, es lo que aparece como

tomando todo el órgano de alimentación del niño. Pero Lacan dice no, el corte

toma el pezón, por ejemplo, no al pecho como tal, que es la imagen clásica que se

tiene. Es decir, que este objeto parcial no es la parte natural, no sigue

necesariamente los cortes de la naturaleza, los cortes de lo que podríamos llamar

es un objeto sexual secundario como los senos, entonces, corta el seno mismo,

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sino que dice tiene que ver más con el pezón, con el mamelón materno y sigue

diciendo:

Es algo que se presenta con un carácter artificial, artificial quiere decir aquí no

natural, es decir, no es lo que la naturaleza o la anatomía nos indicaría en primer

término y dice:

Es esto lo que permite, en efecto, que se lo reemplace por cualquier biberón, que

funciona exactamente de la misma manera en la economía de la pulsión oral.

Con esta frase dicha así con está displicencia, vemos que está tirando, a la

mierda, perdonando, toda la idea de que la lactancia tiene que ser con el pecho,

dice:

Cualquier biberón puede funcionar igual, porque lo que funciona en la pulsión es

un corte arbitrario, es un corte no natural. Entonces, la naturalidad de la crianza

que ha sido o sigue siendo parte del saber común en nuestra cultura,

especialmente en la Argentina, donde se tienen algunas ideas un poquito

particulares sobre ésta, donde entre la madre y la vaca no hay mucha diferencia,

si porque la ponen en el lugar de la vaca, es una naturalización de la función

materna olvidando lo que la función materna tiene de artificioso, si ustedes quieren

tomando en cuenta lo que yo comentaba la vez pasada sobre el gran teórico de la

evolución Jay Gould, que estas especies que tienen una crianza tan prolongada

que le da su rasgo particular, bueno, esta especie en realidad en esa crianza gran

parte de las cosas no son naturales, sino que son absolutamente, digamos así,

artificiosas, efectos en última instancia del sistema significante. Por eso cuando él

dice: por otro lado, lo que permite que se lo reemplace por cualquier biberón, que

funciona exactamente de la misma manera en la economía de la pulsión oral, no

dice en la economía de la necesidad oral, dice de la pulsión oral. Por lo tanto, para

la pulsión, el biberón es tan válido como el pezón, y esto es lo que da lugar a que

tengamos tantos de estos objetos, como estos que están acá arriba, de reemplazo

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y que tienen una función pulsional antes que naturales. Entonces, fíjense que

sigue diciendo:

Si uno quiere dar las referencias biológicas, las referencias a la necesidad, sin

duda son esenciales — no se trata de rehusarse a ellas — es para percatarse que

la muy primitiva diferencia estructural introduce allí de hecho rupturas, cortes, e

introduce de inmediato la dialéctica significante.

Ahora, observen que la dialéctica significante, Lacan siempre dijo, el sujeto

tomado por el lenguaje, etc, etc. Pero ahora está diciendo: la primera forma de

operar de la dialéctica significante es el corte, operando cortes y dice, por eso está

clase es tan bella en esta parte:

¿Es que aquí hay algo que sea impenetrable a una conceptualización que llamaré

que pueda decirse de más natural?, ¿La dimensión del significante, que es, si

ustedes quieren, un animal que, persiguiendo a su objeto, está captado en algo

que hace que la persecución de ese objeto deba conducirlo sobre otro campo de

huellas, a donde esta persecución, ella misma, como tal, no tiene más, desde

entonces, que un valor introductorio?

Lo está diciendo Lacan, si ustedes quieren lo que él había dicho antes, que la

necesidad, que es algo que simplemente sirve como apoyo, sigue a Freud, para el

establecimiento de la pulsión. Pero agrega:

El fantasma, el respecto al , adquiere aquí valor significante por la entrada del

sujeto en ese algo que va a llevarlo a esa cadena indefinida de las significaciones

que se llama el destino. Uno puede escapar indefinidamente, a saber, que se

tratará siempre de volver a encontrar justamente el inicio: cómo entró en este

asunto de significantes.

Observen que vuelve, lo que habíamos comentado la otra vez, sobre el océano de

significaciones que configura el destino, que yo les decía que era una paráfrasis

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de subversión del Sujeto, y entonces qué es lo vamos a ver que se reitera en

Lacan también?: Que el fantasma es lo que crea la apariencia de destino. Si

ustedes quieren encontrar un apoyo freudiano a esta tesis, los que fracasan al

triunfar, leído desde esta perspectiva nos da una visión muy particular sobre la

articulación sobre fantasma y destino, porque los que fracasan al triunfar están

sometidos a un cierto destino al que no pueden escapar. Justamente lo que Lacan

cuestiona, pregunta, es cómo volviendo al inicio, cómo se va a poder escapar al

destino que el fantasma establece. Y fíjense qué curioso que Lacan, rara vez,

hable, aunque si lo hace pero muy poquitas, del destino en relación al puro

significante, por qué?. Porque el océano de las significaciones, frase de

subversión, que, digamos, toma, captura al sujeto, ese océano de significaciones

en cuanto tal está vinculado al fantasma que luego Lacan decantará en un

fantasma, en el axioma fundamental del fantasma, pero por ahora, es el fantasma

o los fantasmas, digámoslo así en términos generales. Y sigue diciendo:

Entonces, es claro que vale la pena reconocer cómo los primeros objetos, los que

fueron delimitados en la estructura de la pulsión, a saber, el que recién nombré,

ese seno cortado, luego, más tarde, la demanda a la madre invirtiéndose en una

demanda de la madre. Se refiere al inversión de demanda a y demanda de. El

niño demanda a la madre y luego la madre le demanda, qué le demanda?. Por

ejemplo que coma cada cuatro horas o que duerma toda la noche, es decir, que

no joda demasiado, si es una madre normal, hay algunas que disfrutan de no

dormir, pero bueno, es otra cosa. Entonces dice luego:

[…] a ese objeto, cuyo privilegio no se podría entender de otra manera, ese objeto

que llama escíbalo, a saber, algo que tiene relación con una zona que se llama

erógena, y que de todos modos, hay que darse cuenta también, en tanto que

separado por un límite del todo el sistema funcional al cual ella se refiere, y que es

mucho más vasto, entre las funciones excretorias — por qué el ano? si no es en

su función determinada de esfínter, de algo que contribuye a cortar un objeto y el

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objeto del que se trata son las heces, con todo lo que puede llegar a representar,

no simplemente, como se dice, de don, sino de identidad con ese objeto cuya

naturaleza buscamos — es esto lo que le da su valor y su acento. Qué es lo que

digo aquí, sino es justamente justificar la función eventual que se le da, bajo el

título de la relación de objeto, en la evolución, no quiero decir de ayer, sino de

antes de ayer, de la teoría analítica, con la salvedad que es falsearlo todo, ver allí

una suerte de modelo del mundo del analizado en el cual un proceso de

maduración permitiría la restitución progresiva de una reacción presumida total,

auténtica, mientras que sólo se trata de un desecho sin designarlo lo único que es

importante, a saber el lugar, el lugar de un vacío al cual volveremos, se los

mostraré, situarse otros objetos, mucho más interesantes, que ustedes conocen

por otro lado, pero que no saben ubicar

Fíjense porque Lacan está marcando ahora, esto de repente, por momento hace

disquisiciones no demasiado importantes, pero que no hay que perderse en ellas,

es otra vez una crítica que le había hecho ya en el Seminario IV, el Seminario de

la relación de objeto, a la relación total, autentica, etc y a la idea de que porque

esté apoyada en la necesidad, como lo dijo Freud, la sucesión pulsional sea vista

como maduración. Para Lacan la sucesión pulsional no es maduración, en todo

caso podrá apoyarse en la maduración como mucho, pero no hay una inmadurez

pulsional porque haya una fijación anal. A ustedes les puede sonar raro pero esto

se decía en una época corrientemente: Es inmaduro, es anal, oral, o lo que

ustedes quieran. Lacan no está de acuerdo con eso, porque justamente lo que él

va a marcar, es que este proceso de objetos que pueden ser sustituidos, que son

parciales y que son efectos de un corte, no tienen nada de una sucesión de

maduración natural y no lo son en lo más mínimo. Y eso también impide que se

vean otros objetos como la voz y la mirada, que no tienen apoyo como tal en la

demanda y que no tienen un apoyo tan visible en un corte natural. Vamos a ver

cómo la función del corte es manejada de un modo muy diferente por Lacan en

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relación a la voz y la mirada, que en relación al pecho y las heces, donde uno

puede encontrar un cierto correlato “natural”. Dice:

[Retoma el párrafo que venía leyendo] Por hoy solamente, sigue diciendo, y para

reservar el lugar de ese vacío, porque así mismo hay algo en nuestro proyecto no

dejará de evocar la teoría existencial, e incluso existencialista de la angustia, no es

una casualidad que uno de los que se puede considerar como uno de los padres

de la época moderna, desde la perspectiva existencial, Pascal, que no se sabe por

qué nos fascina, porque al creer a los teóricos de la ciencia, se equivocó en todo,

falló el cálculo inifinitesimal que parece estaba cerca a descubrir, yo creo más bien

que le importaba tres pepinos, en realidad es mucho más grueso, se cagaba en

ello dice acá (supongo lo deben haber refinado un poquito), pues había algo que le

interesaba, y es por eso que Pascal aún nos toca, para aquellos entre nosotros

que no somos absolutamente incrédulos, es que Pascal, como el buen jansenista

que era, se interesaba en el deseo; y es por esto que, se los digo en confianza,

hizo las experiencias del Puy-de-Dôme sobre el vacío. Que la naturaleza tenga o

no horror del vacío, era para él fundamental, ya que esto significaba el horror de

todos los sabios de su época (o eruditos de la época) por el deseo. Ese vacío, no

nos interesa teóricamente. Para nosotros ya no tiene sentido, la experiencia de

Pascal. Sabemos que en el vacío pueden producirse aún nudos, paquetes de

ondas, y todo lo que ustedes quieran. Y para Pascal, justamente, porque si no la

naturaleza, todo el pensamiento hasta ahí había tenido horror de esto, para que

pudiese algún lado vacio, es esto lo que llamaba nuestra atención y saber que si

no cedemos cada tanto, a ese horror al vacío.

Bueno, acá termina la clase nuevamente con el tema de la falta o del vacío.

Fíjense, porque el vacío aquí, en este párrafo que Lacan toma está equiparado al

deseo. El deseo aparece como la falta fundamental, efectivamente, era algo que a

Pascal le importaba. Para los que hicieron conmigo, ya no queda nadie, el

Seminario sobre la representación y la mirada, los jansenistas, creían en la

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discusión especialmente con los jesuitas, entre si la salvación cristiana era por las

obras y gracia de Dios: posición de los jesuitas, mientras los jansenistas sostenían

que la salvación era sólo por la gracia, por eso fueron condenados como herejes,

estaban cerca de algunas posiciones protestante, por ejemplo, cercanas en algún

punto a Calvino, para quienes, ustedes saben, por ejemplo, que el éxito

económico de vida era señal de la gracia divina, no era señal de trabajo, sino

señal que la gracia operaba. La gracia para Lacan es uno de los nombres del

deseo del Otro. Por eso él dice: a los jansenistas les interesaba, como a mí el

deseo, era el deseo de ese Otro, que era Dios, si nos salvábamos o no nos

salvábamos, si nos condenaba o no nos condenaba. Y hay un punto en el cual

Lacan, en este punto es “jansenista” respecto al deseo del Otro. El punto donde

esto es más visible es en el análisis que él hace de Antígona en el Seminario VII,

donde Antígona ya está condenada por el Otro de algún modo a cierta posición, si

respeta ese deseo y el punto importante es este: que el deseo del Otro para Lacan

puede condenar o salvar, pero condene o salve, funcione como hada o bruja mala,

otra variante de la gracia pagana, la bruja que viene y echa una maldición o el

hada que viene y echa una bendición, es decir, cualquiera de las dos son figuras,

si ustedes quieren, del Otro, del deseo del Otro impactando sobre el sujeto, digo

para tomar lo de los cuentos que todos en algún momento hemos leído. Entonces,

creo que el punto importante a retener aquí es que lo que Lacan va a plantear con

toda la construcción que está haciendo es que si él está del lado de la gracia en el

sentido de pensar que el deseo del Otro tiene una función determinante para el

Sujeto, esa función determinante para el Sujeto, no basta, digámoslo así, para

pensar que el psicoanálisis no puede hacer nada con eso.

Justamente, poder ver, como Lacan dice al final de una frase que siempre cito del

artículo sobre el comentario del artículo de Daniel Lagache, si uno quiere lo que

desea, tiene que ver si uno acepta esa bendición o esa maldición, porque a veces

incluso aunque sea una bendición puede transformarse en una suerte de

maldición, porque limita al Sujeto en sus posibilidades y, si ustedes quieren, lo

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condena a un cierto éxito, que no fue un éxito más que deseado por el Otro, es

posible que el sujeto quiera salirse de ahí, aunque aparentemente renuncie a un

camino de éxitos, eso implica unas trayectorias que también se pueda apartar de

un éxito, éxito digo en términos externos y decida elegir un camino, quizá, menos

“brillante”, de menos brillitos y hacer cosas que pueda resultarnos como una

especie de abandono loco, pero no loco porque implica que el sujeto decide que

no quiere lo que desea, sino esa formulación, no quiere lo que desea, en francés:

…., como yo siempre enfatizo … de voluntad, que no tenemos un verbo

equivalente en castellano, es importante.

Entonces lo que Lacan está planteando acá, es que el janenista, en el sentido que

cree en la determinación de ese deseo del Otro, pero por otro lado, como lo dice

explícitamente en el Seminario XI, lo que dice es que lo que el psicoanálisis no

puede aceptar es la idea que tu voluntad se haga, que es la propuesta cristiana y

de muchas religiones, no sólo la cristiana. Entonces desde esa perspectiva el

psicoanálisis puede aceptar la idea de la gracia, por un deseo, que influye y

determina al sujeto, pero no la sumisión automática a ese deseo. No sé si queda

claro este punto.

Y desde esa perspectiva es que vamos a ver que, por qué Lacan va a empezar a

mostrar y a pensar la Angustia y a pensar los Afectos, básicamente, en relación al

deseo del Otro, porque podría parecer que el Afecto, es lo más visceral, propio,

fisiológico, incluso que todos conocemos, las determinaciones fisiológicas de la

Angustia, y las forma que la Angustia tiene de equivalente físico, taquicardia,

sudoración, cada uno tiene sus propios yeites ahí para expresar la Angustia, pero

Lacan dice esa reacción nunca desconoce la determinación fisiológica, sino que

es en su forma en el punto en que trae el recuerdo, en el punto en que trae algo,

nos trae algo vinculado al deseo del Otro, a veces desplazado como dice Freud,

engañoso por el desplazamiento, pero en todo caso una señal de que algo en

relación a ese deseo del Otro está en juego. Entonces de nuevo, una vez que

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aclaramos por qué, y justamente, porque él juega acá, punto importante, que este

horror al vacío, que él le atribuye a Pascal y a toda la época, efectivamente, el

vacio no circulaba del mismo modo que ahora y que en la vacio podía haber algo,

tiene que ver con que el vacio va a remitir a la falta como estructurante, como

estructurante de ese deseo, porque el punto de escamoteo fundamental, para

Lacan es éste: Cuando en muchos discursos religiosos, se hace del deseo

voluntad, porque hacer el deseo voluntad es sacarlo de la falta, y es sacarlo de la

división, cierto, es transformarlo, si ustedes quieren, en algo que debo obedecer,

pero esta dimensión, Lacan no la va a encontrar en los neuróticos, los va a

encontrar en los perversos. Por eso no es raro que un poco más adelante, en este

mismo texto, en este mismo Seminario, Lacan hablé de deseo del

sadomasoquismo, porque efectivamente ahí vamos a ver aparecer esta voluntad

que viene en el lugar del deseo. Es decir que tiene otro carácter. Ahora, una de

las cosas que también me parece importante, es señalar acá, si hacemos una

especie de pequeña seguimiento de la lógica de Lacan, observen como el

zigzaguea: Primero hay una, podemos decir, hay un eje que sigue presente, el eje

sobre el cual juegan los zigzagueos es la falta, el vacio, la ausencia, etc. Sobre

ese eje ustedes ven que se va un rato del deseo del Otro, se va al objeto, se va a

pulsión, es decir a la demanda, va y viene, pero siempre en todas estas clases si

ustedes siguen el eje es el vacio, la falta. Frente a esa falta distintas ocurrencias:

la del objeto, la del falo (-), la del deseo del Otro, etc, pero siempre el eje sigue

siendo la falta.

Observemos otra cosa. Segundo punto. Esta falta no es una falta natural, es un

artificio del significante, es por excelencia artificiosa, no es naturalidad, entonces,

esa falta que va y viene, que vemos a lo largo del Seminario, esa falta, cuál es la

primera cualificación que tiene, porque también va a decir que el objeto es falta. La

primera cualificación que tiene es efecto de un corte y el significante actuando

como corte. El significante actuando como corte empieza a marcar el predominio,

es lo que diría Lacan en su enseñanza de la topología. Ya había hablado del corte,

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de la escansión, etc, no es la primera vez que lo dice, pero sin embargo, de la

manera que lo introduce acá es topológico, es un corte que se produce en un

espacio que no es el espacio tridimensional, es decir, que escapa a la

representación, por un lado, y por otro lado, que es un efecto, el significante lo

produce, pero el efecto que produce le escapa al significante. Primer punto.

Entonces, si pasamos a la lección siguiente que es la 19 de diciembre, Lacan,

vuelve a poner, no sé si ahí está puesto, en la primera parte, el esquema óptico

reducido. Está más adelante. ¿Lo encontraron?. Él lo vuelve a poner. Alguien lo

puede copiar en el pizarrón para que lo tengan…

Ese pizarrón también está a punto de corte. La experiencia de la falta y el corte

nosotros la tenemos cotidiana. Yo creo que el psicoanálisis por eso anda tan bien

en nuestros países, la falta la tenemos siempre dando vuelta. Gracias. Bueno.

Vuelve a poner eso con la X que aparece de ese lado y observen que pone I,

significante del ideal y entre paréntesis sujeto barrado: I(). Entonces dice:

Lo que yo evoco aquí no es metafísica. Me había permitido ubicar acá un término

al cual la actualidad, desde hace un tiempo, lo favorece y hablaré más bien de

lavado de cerebro.

Lo que espero es, gracias a un método, enseñarles a reconocer, el buen lugar, en

que se presenta nuestra experiencia. Y, obviamente, la eficacia de lo que pretendo

hacer sólo se pone a prueba en la experiencia. Y si, a veces, se pudo objetar la

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presencia en mi enseñanza de algunos que yo había analizado, después de todo,

la legitimidad de esta coexistencia de las dos relaciones conmigo ― esto donde se

me escucha y aquel donde alguien se hace escuchar por mí ― sólo puede

juzgarse en el interior de la misma, en la medida, en lo que les enseño, puede

facilitar a cada quien ― entiendo: tanto a aquel que trabaja conmigo ― el acceso

al reconocimiento de su propio camino.

Al respecto, sin duda, hay algo, un límite, donde el control externo se detiene,

pero, ciertamente no es un mal signo si se puede verlo, que aquellos que

participan de estas dos posiciones aprenderán a leerlo mejor.

Piensen que este Seminario es del 1962-1963, después viene el XI, y en el medio

el que no dio, el del nombre- del- padre, cuando Lacan es excluido de la

Asociación Psicoanalítica Internacional. Uno de los reproches que se le hacía era

que algunos de sus analizantes asistían a su Seminario, con la división que existía

en esa época y que por lo tanto en el Seminario había un lavado de cerebro.

“Lavado de cerebro”, dije. Es, para mí, ofrecerme a ese control que reconozco, en

los comentarios de aquellos que analizo, otra cosa que lo que hay en los libros.

Inversamente, para ellos, es que sepan, en los libros, reconocer, al pasar, lo que

hay efectivamente, en los libros. Y al respecto, sólo puedo aplaudir, por ejemplo,

un pequeño signo como el que, tuve recientemente, que me fue dado de la boca

de alguien, justamente, que tengo en análisis y que al pasar no se le haya

escapado el alcance de un rasgo como este, que se puede, enganchar, con un

libro cuya traducción recientemente ― ¡muy tarde! ― de una obra de Ferenczi en

francés, a saber, ese libro cuyo título original es Versuch einer Genitaltheorie,

búsqueda de una teoría de la genitalidad de Ferenczi ― y no simplemente

Orígenes de la vida sexual, como se lo instituyó a este título ― libro ciertamente

que no deja de inquietar, por algún lado, y que yo ya, para algunos que saben

escuchar, señalé hace mucho tiempo, como pudiendo, en la ocasión, participar del

delirio, pero que, nos aportar con él esa enorme experiencia, que deja de todos

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modos, en sus rodeos, depositarse más de un rasgo, para nosotros precioso. Y

éste, del que estoy seguro que el autor mismo no deja de darle todo el énfasis que

hay en su investigación, de llegar a una noción demasiado armonizante,

totalizante de lo que es su tema, a saber, la meta, la realización genital.

Ferenczi es una referencia importante de Lacan, aunque muchas veces es tácita,

no explícita, y ustedes saben que Ferenczi en sus momentos de diferencia con

Freud inventa lo que él llama la técnica activa, y que algunos ven esta técnica

activa y las maniobras que solía hacer Lacan. Pero es interesante porque Lacan lo

trae acá por una razón muy diferente, lo trae para criticar toda idea, como lo dice

acá, de una realización genital. Es decir, la idea de que pueda haber una relación

armónica entre los sexos. Y entonces comienza a citarlo, Dice:

Se expresa así: El desarrollo de la sexualidad genital, de la que venimos en el

hombre (se refiere al macho), de esquematizar en grandes líneas, sufre en la

mujer lo que se tradujo como una interrupción más bien inesperada, traducción

totalmente impropia, pues se trata en alemán bla, bla, bla, es decir una

interrupción, que lo más a menudo es que ella es sin mediación, que ella no forma

parte de lo que Ferenczi califica como amphimixia, y que no es al fin cuentas más

que una de las formas naturalizadas, de lo que llamamos ― tesis, antítesis,

síntesis ― de lo que llamamos progreso dialéctico ― lo que, sin duda, no es el

término que, en el espíritu de Ferenczi, es valorizado, sino lo que anima

efectivamente toda su construcción. Lo que el nota es que, lateralmente respecto

a ese proceso, y no olvidemos que se trata de encontrar la síntesis de la armonía

genital, y es entonces traducido también como el impasse, es decir, el callejón sin

salida por fuera del progreso de la mediación.

Vuelve al tema de la mujer, esta interrupción, dice, es caracterizada por el

desplazamiento de la erogeneidad del clítoris (pene femenino) a la cavidad

vaginal. La experiencia analítica nos inclina, sin embargo, a suponer que en la

mujer, no solamente la vagina, sino también otras partes del cuerpo, pueden

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genitalizarse, como lo testimonia la histeria e igualmente en particular el pezón o la

región que lo rodea.

Como ustedes saben, también hay otras zonas, en la histeria. Por otro lado, la

traducción aquí, como no sigue efectivamente lo precioso de lo que nos es

aportado como material ― traducción de algún modo literal―, simplemente, no:

“testimonia igualmente” en alemán.

¿Qué es lo que esto quiere decir, para alguien que aprendió, aquí o en otro lado, a

escuchar, sino es que la entrada en función de la vagina, como tal, en la relación

genital, es un mecanismo estrictamente equivalente a cualquier mecanismo

histérico? Y, esto, ¿por qué nos asombra? Por qué nos asombraría, a partir del

momento en que, para nosotros el esquema del lugar de la plaza vacía, el lugar

del deseo, si quieren reconocerlo algo, por lo menos algo en parte, podrán situar

esta paradoja, esta paradoja que se define así: que es el lugar, la casa del goce,

se encuentra normalmente ― puesto que está naturalmente ― ubicada,

justamente, en un orden que ustedes saben, la manera más certera, por la

experiencia como por la investigación anatomo- fisiológica, insensible al sentido y

que no podría si quiera despertar a la sensación, por la razón de que está

inervado, y que el lugar, el lugar último del goce, el goce genital, es después de

todo un lugar, no es un misterio: donde se puede echar diluvios de agua caliente y

tiene una temperatura tal que no podría ser soportada por ninguna otra mucosa,

sin provocar reacciones sensoriales actuales, inmediatas.

Qué es lo que esto quiere decir, si no es que hay perfectamente que cargué para

nosotros de limitar tales correlaciones, antes de entrar en el mito diacrónico de

una pretendida maduración que haría, del punto ― sin duda necesario ― de

llegada, de culminación, de realización de la función sexual en la función genital,

algo diferente a un proceso de maduración, un lugar de convergencia, de síntesis

de todo lo que pudo presentarse, hasta entonces, de tendencias parciales, y que

hay que reconocer, no solamente la necesidad de ese lugar vacío, en un punto

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funcional del deseo, sino de ver, incluso que, es ahí incluso donde la naturaleza

misma, donde la fisiología va a encontrar su punto funcional más favorable, nos

encontramos allí en una posición más clara: a la vez librados de ese peso de

paradoja que va a hacernos imaginar tantas construcciones míticas alrededor del

pretendido goce vaginal.

No, seguramente, que algo no sea indicable más allá. Y es lo que les hice, a los

que asistieron, se refiere a su texto sobre la sexualidad femenina, donde les

indiqué que lo que hace falta de aparato, cuando falta ese registro estructural que

intento articularles aquí. Y sin embargo, cuán precioso para nosotros es saber,

pues así mismo, todas las paradojas que conciernen al lugar a dar a la histeria a lo

que se podría llamar la escala de las neurosis, ― esa ambigüedad principalmente

que hace ― por el hecho de esas analogías evidentes, y de las cuales les indico

la pieza clave, la pieza mayor, con el mecanismo histérico ― como nosotros la

llamamos, al colocarlo, en una escala diacrónica, como la neurosis la más

avanzada, porque es la próxima de la culminación genital ― que tenemos, esa

concepción diacrónica, colocarla al término de la maduración infantil y que por la

inversión que la clínica nos muestra por el contrario nos hace falta, en la escala

neurótica, considerarla como la más primaria, ella es, aquella sin la cual,

principalmente, por ejemplo, las construcciones de la neurosis obsesiva se

edifican que las relaciones de la histeria, para decirlo todo, con la psicosis misma,

con la esquizofrenia, son evidentes

Observen ustedes porque Lacan está insistiendo con lo que terminó la clase que

vimos antes, que es la idea de que no hay maduración natural de la neurosis.

El primer punto es este que señala que como estructura de la neurosis la histeria

es la primaria. Fíjense que esto está comprobado incluso, por él que va a hacer un

discurso histérico, cuando hace los cuatro discursos y pone al discurso de la

histeria como punto de partida del psicoanálisis, cosa que si ustedes recuerdan él

ya había dicho en otra clase, cuando señala, cuando hablaba de Anna O, se

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acuerdan?, cuando hablaba de Anna O, de cómo la histeria había permitido el

desarrollo del psicoanálisis. Entonces esta idea de que la histeria es primero, que

es la estructura más primera, no la más madura, tengan claro que Lacan lo dice

después de decir que el concepto de maduración no le interesa, entonces qué

quiere decir que es más primaria?. Quiere decir que es la estructura de las

neurosis donde el deseo primero se capta en la historia del psicoanálisis y que la

relación con el deseo de la histeria es la que subyace detrás de la fobia y de la

neurosis obsesiva. Es primera, digamos, en el sentido de estructura del límite

primero, por eso les dije que hace de eso un discurso, cosa que no hace ni de la

neurosis obsesiva, ni de la fobia, digo cuando hace los cuatro discursos y la

rotación entre los cuatro discursos, esto no es casual, esto lo está diciendo ya en

el Seminario X, casi diez años antes de los cuatro discursos, eso es lo que quiere

decir, porque fíjense que la frase que Lacan ahí está diciendo es: la más primaria.

La más primaria no es la más primitiva. Primero. Si estamos descartando la

maduración, en la maduración vamos de lo más primitivo a lo más evolucionado,

términos del esquema madurativo. Acá Lacan está diciendo algo muy diferente,

está diciendo, vamos de lo más primario, es decir, de lo más estructural a sus

desarrollos distintos, por lo tanto, y esto él lo dirá en distintos momentos, dice,

sigue diciendo:

[Retoma el párrafo que venía leyendo] Y marca la relación nuclear de la histeria,

respecto no sólo a la neurosis, sino respecto a la psicosis, ya que más de una vez

el diagnóstico inicial de histeria, después aparece transformado en realidad en

diagnóstico de psicosis. Y dice:

Lo único que nos permite no seguir como la necesidad del observador nos remite

eternamente los puntos de vista que tenemos para abordar no sólo la histeria,

colocarlo así, sea al final, sea al inicio de las pretendidas fases evolutivas, es ante

todo y de entrada, remitir a lo que prevalece, a saber, la estructura, entiéndase, la

estructura sincrónica del deseo. Es aislar la estructura constituyente del deseo

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como tal, lo que hace que designe ese lugar, ese lugar del blanco, el lugar del

vacío, como desempeñando siempre una función esencial y que esa función se

apoya en evidencia de un modo mayor en la estructura lograda, terminal, de la

relación genital. Es a la vez la confirmación de lo bien fundado de nuestro método,

pero también el esbozo de una división más clara, despejada de aquello que

tenemos que delimitar en lo que concierne a los fenómenos propiamente de lo

genital.

Sin duda hay obstáculo, objeción a que no lo veamos directamente, pero tenemos

que pasar por ahí para alcanzar por una vía de rodeo. Esa vía de rodeo, es la

angustia, y por eso que estamos en ello este año.

Entonces la X que está ahí es el lugar donde va aparecer el vacio y el blanco y

fíjense porque ustedes recuerdan el comentario que hace Lacan unos meses

antes donde dice que la histeria no ve el vacio, que le escapa especialmente al

vacio, aparentemente es paradójico lo que estamos diciendo. Vamos a ver cómo

lo soluciona.

Cortamos un minuto, ya que son las 11 y retomamos en diez minutos justo. Vamos

a terminar esta clase.

SEGUNDA PARTE

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Bueno. En el párrafo siguiente Lacan empieza señalando un primer punto que es

que la Angustia tiene una estructura, es decir, que aunque sea vivido como un

fenómeno desorganizador, angustioso, perdón por la reiteración, sin límite, sin

puntos de referencia, la Angustia en sí, vista desde el punto de vista del

psicoanálisis, tiene una estructura. Y dice, salteo el comentario que hace que no

es tan importante:

Hay que insistir sobre lo siguiente, es que ese rasgo, es algo que ustedes ven acá,

es un espejo, donde está la S, remite al artículo donde introdujo el esquema

óptico, donde señalo, dice Lacan, los límites del espejo. Se puede ver algo en ese

espejo, a partir de un punto situado, si puede decirse, en algún lado en el espacio

del espejo, donde él no está, donde no es para el sujeto, perceptible.

En otros términos, no veo forzosamente yo mismo mi ojo en el espejo, aún si el

espejo me ayuda a percatarme de algo que no vería de otra manera. Lo que

quiero decir de este modo, es que la primera cosa a adelantar en lo que concierne

a esta estructura de la Angustia, es algo que ustedes olvidan siempre en las

observaciones en que ella se revela: fascinados por el contenido del espejo,

ustedes olvidan sus límites y es que la Angustia está enmarcada.

Acá tienen la introducción de un término: Marco, que va a hacer fundamental en

todo lo que Lacan va a desarrollar, no sólo sobre la Angustia, sino también sobre

el fantasma, pues el fantasma implica siempre un marco que es él mismo, lo

podemos decir así para ir aproximándonos a él. Entonces, en esa estructura de la

Angustia lo primero que Lacan señala es que no es ilimitado, sino que está

limitada con una estructura que él compara con el marco, en última instancia,

cuando dice marco piensen en el marco de una ventana, en algo que tiene límites

y que encuadra como tal y por eso dice Lacan: Está enmarcada, pero en

castellano aunque no sea demasiado exacto, eso también se traduce como

cuando una fotografía decimos que está encuadrada. Entonces, está enmarcado,

encuadrado, son más o menos lo mismo en este punto. Y luego sigue diciendo

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En las Jornadas Provinciales en lo que concierne al fantasma, dice que espero

siempre la desgrabación, puede recordarse que me serví como metáfora: de un

cuadro que viene a colocarse en el marco o en el marcado de una ventana.

Técnica absurda, sin duda, si se trata de ver mejor lo que está sobre el cuadro,

pero, como también lo expliqué, no es esto de lo que se trata, justamente, es que

cualquiera que sea el encanto de lo que está pintado sobre la tela, se trata de no

ver lo que se ve por la ventana.

El sueño inaugural en la historia del análisis les muestra, en ese sueño del

Hombre de los Lobos, cuyo privilegio es, como ocurre incidentalmente y de modo

no ambiguo, es que la aparición en el sueño de una forma pura, esquemática del

fantasma, es porque el sueño a repetición del Hombre de los Lobos es el fantasma

puro, develado en su estructura, que adquiere toda su importancia, y Freud lo

elige para hacer ― en esa observación que no tiene, para nosotros, ese carácter

de no agotado, de inagotable, porque se trata esencialmente, de cabo a rabo, de

la relación del fantasma con lo real.

Perdón, está idea que va a permanecer en Lacan de un marco del fantasma, que

es algo que marca y que lo que se pinta dentro del cuadro en la tela no es lo que

hay que ver, sino lo que oculta que hay que ver, es lo que marca, la relación, como

Lacan lo dice en el párrafo que acabó de leer, de lo real en el fantasma, por qué.

Porque el cuadro ocultado que tapa el agujero, fíjense ustedes, lo trabajé y copie

los desarrollos de un libro que se llama Ventana de Gerard Wajcman, que es un

hermoso libro que vamos a traducir dentro de poco al castellano, que justamente

toma estos desarrollos de Lacan, es que la ventana, qué es? un vacio enmarcado.

Entonces, lo que se pinta en el cuadro tiene la función de tapar aquello a lo cual la

ventana va. Y aquello a lo cual la ventana va, a lo que Lacan se refiere allí cuando

va a tomar el sueño del hombre de los lobos, es lo Real. Es decir, el cuadro

pintado oculta lo Real, lo tapa, lo disimula, no lo deja ver. El ejemplo, si ustedes

quieren, más claro, se acuerdan de ese cuadro de Magritte donde el cuadro tapa

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la ventana, bueno, es exactamente esa estructura de Magritte, pintor que Lacan

está describiendo acá. El cuadro que tapa, justamente, el cuadro repite el cuadro,

la ventana, y es el límite que Lacan va a insistir aquí de la representación, es

decir, aquello que se pinta en el cuadro, como ocultando lo Real. Lo que va definir

lo Real, lo que lo va a enmarcar es el marco. Esto es lo que luego Lacan va a

trabajar de un modo practicable de los teatros en el Seminario XIII, El objeto del

psicoanálisis, donde el practicable, que así se usa ese mismo término en

castellano, traducido directamente del francés, no existe el equivalente, se usa

pero no está en el diccionario, son esos segmentos de una escena de teatro por

los cuales ustedes pueden pasar. Por ejemplo, en una escena teatral tienen

ustedes falsas puertas, pero a veces tienen puertas reales por las cuales se puede

pasar. El practicable del fantasma es como una puerta real, por la que se puede

pasar en la que habitualmente hay una tela que tapa algo y que, además, distrae

pintando sobre la superficie de la tela algo que sería justamente aquello a lo que

no debemos prestarle demasiada atención. Entonces fíjense lo que él dice del

sueño del hombre de los lobos: ¿qué vemos en ese sueño?, y empieza otra vez

con la falta, vemos la hiancia, súbita ― y los dos términos están indicados ― de

una ventana; el fantasma se ve más allá de un vidrio y por una ventana que se

abre; el fantasma está enmarcado, y lo que ven más allá, reconocerán en ello, si

ustedes son capaces de percatarse de ello, reconocerán allí bajo las formas más

diversas, la estructura que es la que ustedes ven, en el espejo de mi esquema.

Existe siempre las dos partes de un soporte más o menos desarrollado y de algo

que es sostenido o soportado, hay lobos, sobre las ramas del árbol; y hay, sobre

tal dibujo de esquizofrénico, dada la ocasión, algún árbol, como por ejemplo, en el

extremo, por ejemplo ― nombra a alguien que hace un desarrollo en un Congreso,

y en las puntas de esas ramas que hay? ― lo que, para un esquizofrénico, cumple

el rol que los lobos juegan desempañaban en ese caso borderline que es el

Hombre de los Lobos: aquí, un significante. Es más allá de las ramas del árbol que

la esquizofrenia en cuestión escribe la fórmula de su secreto: Io sono sempre

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vista, a saber, lo que nunca pudo decir hasta ahí: Soy siempre vista. Aún aquí, es

necesario que me detenga, para hacerles percibir que en italiano, como en

francés, vista tiene un sentido ambiguo: no es solamente el participio pasado, es

también la vista, igual que en castellano, con sus dos sentidos, objetivo y

subjetivo, objetivo es mi vista y subjetivo es la vista, el paisaje que vemos. La

función de la vista y el hecho de ser visto o vista, como se dice “la vista del

paisaje”, aquella que es tomada, por ejemplo, en una postal. Volveré a ello sin

duda.

Hoy quiero solo enfatizar, es que lo horrible, lo feo, lo inquietante, todo lo que

traducimos, como podemos, al francés, ese magistral Unheimlich, se presenta por

pequeñas ventanitas; que están encuadradas, donde se sitúa, para nosotros, el

campo de la Angustia. Así, volverán a encontrar aquello por lo cual introduje la

discusión, a saber, la relación de la escena con el mundo. Volvemos, digamos, en

función del marco donde existe ese agujero que es la ventana, se va a pintar una

escena, y ya la escena que se pinta muchas veces nos separa de lo Real.

Entonces dice, vuelve al Unheimlich y dice:

Súbitamente, de golpe: siempre, ese término, lo encontrarán, en el momento de

comienzo del fenómeno de lo Unheimlich. La escena que se propone, en su

dimensión propia, más allá, sin duda, sabemos que aquello que debe referirse a

ella, es aquello que, en el mundo, solo puede decirse. Es lo que esperamos

siempre cuando se levanta la cortina, ese corto momento, donde rápidamente se

apaga la Angustia, pero que nunca falta a la dimensión en la cual nosotros nos

hemos no más que venir a instalarse en un sillón más o menos pagado, más o

menos caros nuestras colas, es en ese momento donde los tres golpes, ya no se

hacen, que es el momento en que la cortina se levanta. Obviamente, se dan

cuenta, pasó al teatro, como ejemplo y dice que hay un momento de Angustia

antes de que se abra la cortina, de que se levante la cortina. Una cierta inquietud

marcando que esa escena, incluso la escena en el común sentido en que

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participamos nosotros de una función de teatro, ese punto, así común compartido,

marca Angustia porque justamente el teatro, a diferencia del cine, pone en escena

que la cortina tiene que correrse para que aparezca la escena. Y que ese punto en

que la escena va a aparecer siempre en un punto, correr la cortina, donde va

haber Angustia, aunque sea evanescente y pequeña. Entonces Lacan dice:

Es en eso, ese tiempo improductivo, rápidamente elidido, elidido es un término

que implica dejado de lado, cortado de la Angustia, nada podría incluso adquirir su

valor de lo que va a determinarse, como trágico o como cómico.

“Lo que no puede”: ahí, incluso, todas las lenguas no le dan los mismos recursos.

No es können de lo que se trata ― que es conocer, sino, muchas cosas pueden

decirse, materialmente hablando ― es de un poder, dürfen, que traduce mal el

permitido o no permitido, dürfen remitiéndose a una dimensión más original. Es

incluso que man darf nicht, que eso no puede más, que man kann, que uno

incluso va a poder y que allí el forzamiento, la dimensión de distensión que

constituye, hablando propiamente, la acción dramática.

Se dan cuenta que está asociando la acción dramática con el fantasma. Esto es

claro. Dice:

No podíamos detenernos demasiado en los matices de este encuadramiento de la

Angustia. Vuelve al encuadramiento o enmarcamiento de la Angustia. ¿Ustedes

me dirán que la solicito en el sentido de remitirla a la espera, a la preparación, a

un estado de alerta, a una respuesta que es ya de defensa a lo que va a llegar?

Eso, sí, es la Erwartung, es la constitución de lo hostil como tal, es el primer

recurso más allá del Hilflosigkeit, es decir, del desamparo. Entonces, la espera

aparece como la constitución de lo hostil como tal, que aparece, Lacan lo dice,

como ya una primera diferencia frente al desamparo. Pero, dice, la angustia es

otra cosa. Qué quiere decir? No es espera, no es la constitución de lo hostil como

tal.

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Si, en efecto, la espera puede servir, entre otros medios, para su encuadramiento,

o demarcamiento, para decirlo todo, ni una necesidad de esa espera: porque el

enmarcamiento, el encuadramiento está siempre ya ahí, es decir, es previa a la

espera, a la constitución de lo hostil.

La angustia, insiste es otra cosa. La Angustia es cuando aparece, en ese

enmarcamiento, encuadramiento, lo que estaba ya ahí, mucho más cerca, en la

casa, Heim. Cómo tradujeron lo que sigue?

Auditorio: “Huésped”4.

D.R: Perdón. Acá hay un problema entre el castellano y el francés. Es cierto que

en castellano antiguo el huésped era lo que hoy llamamos el anfitrión. En francés

significa las dos cosas. En francés, como en el viejo castellano, el hôte es el

huésped, el recibe y el que viene. Para nosotros el huésped es el que viene, pero

en francés el hôte es también el anfitrión, el que está esperando ya ahí. No sé si

queda claro. No es el que llega, sino el que ya está ahí, por eso es Heim, por eso

es lo familiar, está ahí. Porque en un sentido la traducción es correcta, pero no da

la oscilación de sentidos que luego la lengua castellana, en su evolución, hizo que

nosotros privilegiáramos “anfitrión”, porque nosotros no decimos los “huéspedes”

para decir que alguien recibe una fiesta, decimos los “anfitriones” o el “anfitrión” de

la fiesta en castellano. De modo que el problema es que en el francés esto queda

como flotando entre “anfitrión” y “huésped”. Vamos a ver cómo lo marca así. Dice:

En cierto sentido, desde luego, ese “huésped” desconocido, que aparece de

manera inesperada, tiene que ver con lo que se encuentra en lo unheimlich, pero

es demasiado poco designarlo así, pues, como el término se los indica entonces,

muy bien, en el caso, en francés, ese huésped, en su sentido ordinario, es ya

alguien muy trabajado por la espera. Ese huésped, es ya lo que pasó a lo hostil,

en lo hostil por lo cual comencé este discurso de la espera. Ese huésped, en su

sentido ordinario, no es lo heimlich, no es el habitante de la casa, es lo hostil ya 4 LACAN, Jacques. Opus cit Pag 86.

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suavizado, calmado, admitido. Lo que de lo Heim, lo que es Geheimnis, nunca

pasó por estos rodeos, al fin de cuentas; nunca pasó por esas redes, por esos

tamices del reconocimiento: permaneció unheimlich, menos inhabitable que

inhabitante, inhabitante no existe ni en castellano ni en francés, no sé cómo lo

tradujeron…pero menos inhabitual, que inhabituado.

Es este surgimiento de lo heimlich en el marco que es el fenómeno de la Angustia.

Se dan cuenta que es una definición que incluso el mismo Freud dio como tal,

porque observen que todo el tiempo está dejando flotar hasta que al final lo define

y dice:

Ese huésped en el sentido ordinario, no es lo heimlich, no es el habitante de la

casa, para decir que el “huésped” no es el habitante de la casa, hay que pensar en

el “anfitrión” pero como en francés vale para las dos situaciones, nos sirve. Dice

que el “huésped” es lo hostil, suavizado, apaciguado, admitido, es decir, un

producto de la espera, no de la Angustia. Lo que de lo Heim, nunca pasó por estos

rodeos, al fin de cuentas; nunca pasó por estas redes, por estos tamices del

reconocimiento, lo que permaneció unheimlich, menos inhabitable, que

inhabitante. Cómo tradujeron a eso?

Auditorio: “Inhabitante”5.

D.R: Porque eso no es ni correcto ni en castellano ni en francés. Menos inhabitual,

que inhabituado.

Es el surgimiento de lo heimlich en el marco, es el fenómeno de la angustia y es

por ello que hay que decir que la angustia es sin objeto.

La angustia tiene otra suerte de objeto que toda aprehensión preparada,

estructurada ― ¿por qué? ― por la grilla del corte de la huella, del rasgo unario,

del es eso que siempre, al operar, si puede decirse, cierra los labios ― yo digo: el

labio o los labios ― de ese corte. Un corte tiene dos labios, esto viene de la 5 Ibid. Pag 87.

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medicina, es decir, cuando se dice que uno sutura un corte, se dice que uno

sutura los dos labios y el corte, bueno supongo que Lacan lo está sacando de ahí.

Dice, vuelvo:

La Angustia tiene otra suerte de objeto que toda aprehensión preparada,

estructurada ― ¿por qué? ― por la grilla del corte de la huella, del rasgo unario,

del es eso que siempre, al operar, si puede decirse, cierra los labios ― Y digo: el

labio o los labios ― de ese corte que se vuelve una carta cerrada sobre el sujeto,

como se los expliqué la última vez, al remitirlo bajo sus pliegues cerrado a otras

huellas.

Los significantes hacen del mundo una red de huellas, en la cual el paso de un

ciclo al otro es desde entonces siempre posible. ¿Qué quiere decir esto? Lo que

les dije la última vez: el significante engendra un mundo, el mundo de un sujeto

que habla, cuya característica esencial es que es posible allí engañarlo.

La Angustia, es ese corte mismo sin el cual la presencia del significante, su

funcionamiento, su entrada, su huella en lo real, es impensable. Es ese corte el

que se abre, y el que deja aparecer lo que ahora ustedes entienden mejor cuando

yo diré: lo inesperado, la visita, la nueva, lo que expresa bien el término de

presentimiento, que no debe entender simplemente como presentimiento de algo,

sino también como el pre-, lo previo, pre- del sentimiento, lo que está antes del

nacimiento de un sentimiento.

Todos los indicadores son posibles, a partir de algo que es la Angustia, lo que es

al fin de cuentas lo que esperábamos, y esta es la verdadera sustancia de la

Angustia, el lo que no engaña, es lo fuera de duda. Pues no hay que dejarse tomar

por las apariencias: no es porque el vínculo pueda parecerles clínicamente

sensible, el vínculo de la Angustia con la duda, con la hesitación, en el juego

llamado ambivalente del obsesivo, que son la misma cosa.

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La Angustia no es la duda, la angustia es la causa de la duda. Digo causa de la

duda, no es la primera vez y no será la última que tendré que volver allí sobre esto

que se mantiene, tras tantos siglos ― de aprehensión crítica ― la función de la

causalidad, es en efecto porque ella está en otra lado que ahí donde se la refuta, y

que si hay una dimensión donde debemos buscar la verdadera función, peso, el

sentido del mantenimiento de la función de la causalidad, es en esta dirección de

la apertura de la Angustia. La duda, entonces, solo está hecha para combatir la

Angustia, y justamente, todo lo que la duda gasta de esfuerzo, es contra los

señuelos. Es en la medida en donde se trata de evitar aquello que en la Angustia,

lo que la Angustia tiene de horrenda certeza.

Vayamos para atrás de vuelta porque está parte es fundamental. Acá hay que

seguir todo el tiempo la diferenciación de Lacan entre la espera freudiana, y la

Angustia, porque la espera como tal, que él dice permite la construcción de lo

hostil, es del orden del conocimiento. Yo creo conocer, por eso hace todo el juego

alrededor del esquema, del [inaudible] en alemán, yo creo poder conocer el objeto

de la hostilidad, que en todo caso remitirá más al miedo, que a la Angustia como

tal, por qué?. Porque Lacan lo dice: en el unheimlich el huésped que aparece no

es lo heimlich, lo familiar, no es aquel que habita la casa, es lo hostil, es decir,

aquello que la espera constituye, pero suavizado, admitido, calmado, digamos así.

Lo que unheimlich, dice Lacan, no pasó por estas redes, por estos tamices del

reconocimiento. Reconocimiento es del objeto hostil, por eso lo pone así.

Reconocimiento tiene que ver con conocimiento, lo que permaneció unheimlich,

menos inhabitable, que inhabitante, menos inhabitual que inhabituado. Entonces,

por ejemplo, podemos decir que podemos sentir en la espera la constitución de lo

hostil que aparece algo inactual, Lacan dice, es algo de la dimensión de la espera

y de la constitución de lo hostil, pero no es la experiencia de la Angustia , es ya, y

empiecen a hacer las diferencias acá, es ya una primera respuesta ante el

desamparo. La relación entre el desamparo y la Angustia va a hacer otra, que la

constitución de lo hostil vía la espera. Queda claro esto?.

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Tomemos desamparo, dos formas de reaccionar del desamparo, por un lado la

espera, la espera freudiana y la constitución de lo hostil que entra en la dimensión

de del conocimiento, de la espera de lo inhabitual. Del otro lado, el desamparo va

a tener su articulación con la Angustia. Del lado de la Angustia tenemos algo que

no es el habitante, sino algo que habitaba ahí, que es inhabituado que aparezca,

que no es inhabitual, sino que es algo que habitaba ahí, pero que generalmente no

aparece, que de alguna manera estaba en la estructura, pero oculto. Y entonces

sigue diciendo Lacan:

Es este surgimiento de lo heimlich, lo familiar. Entonces, fíjense, ahora vamos a

algo diferente a la constitución de lo hostil. Dice:

El surgimiento de lo familiar, heimlich, eso sería lo inhabitante, de la frase anterior,

en el marco que es el fenómeno de la Angustia y por ello es falso decir que la

Angustia es sin objeto. Perdón, porque la Angustia es sin objeto en relación al

objeto de lo hostil, al objeto del conocimiento. Y justamente la Angustia tiene otra

suerte de objeto, que el objeto de lo hostil, que la espera constituye. La angustia

tiene otra suerte de objeto que toda aprehensión preparada, estructurada, ¿por

qué?. Entonces, qué estructura ese otro objeto?. Ese otro objeto está estructurado

por la grilla del corte, entonces este objeto va a hacer inseparable del corte, de

la huella, del rasgo unario, del es eso que siempre, operando, cierra los labios al

operar. Qué es lo que está diciendo Lacan?. Que habitualmente, digamos, ese

objeto de la Angustia aparece disimulado por el cierre del corte, es cuando ese

corte se abre, que aparece de repente el objeto de la Angustia, porque dice: De

ese corte que deviene carta cerrada sobre el sujeto, porque como les expliqué la

última vez, al remitirlo bajo el pliegue cerrado a otras huellas, cuando la apertura,

el vacio está cerrado, quedamos enredados en la trama significante.

Fíjense, enredados en la trama significante. No en lo imaginario. Podemos quedar

también enredados en lo imaginario, que sería lo que se pinta en un cuadro. Acá

está describiendo otro tipo de enredo que sería, justamente, aquel que hace, como

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dice en la frase que sigue, que los significantes hacen del mundo una red de

huellas, en la cual el paso de un ciclo al otro es siempre posible. ¿Qué quiere decir

esto? Lo que les dije la vez pasada: el significante engendra un mundo, el mundo

del sujeto que habla, cuya característica esencial es que allí es posible

equivocarse, engañarse.

Yo no sé si se dan cuenta de lo complejo que son estos parrafitos aparentemente

hablados así, como quien no quiere la cosa, porque si él antes, recuerden la clase

que yo les di el martes, donde hablamos del significante en el ser humano a

diferencia del animal, como aquello que crea huellas falsamente falsas, eso nos

introduce el tema del engaño y en contra punto a eso, al engaño de las huellas

significantes, Lacan introduce la certeza de la Angustia, entonces, no es hacer el

engaño, porque frente al engaño significante, que siempre nos hace perder como

las huellas falsamente falsas, hay algo que nos da certeza, ese algo que nos da

certeza es la Angustia. Queda claro el contrapunto?. Y por eso, fíjense, primero

dijo, la Angustia es la aparición de lo familiar, en ese espacio de vacío, en el

marco.

Segundo punto: Va a introducir la Angustia bajo una forma particular, que es en su

relación con la certeza. La Angustia no engaña, aclaración que él acaba de hacer,

es la certeza, no la verdad. Una certeza no tiene porque ser verdad. Queda claro.

Yo puedo tener la certeza, voy a dar un ejemplo pelotudo, perdónenme, de que no

hay nada mejor que una máquina Apple, una computadora Apple, porque la uso

desde que empezaron, pero es una certeza que alguien me puede tranquilamente

demostrar que hay otra máquina igualmente eficiente y que sirve igual, aunque yo

tengo la certeza de que si no es esta no es ninguna otra. Es decir, mi certeza es

válida para mí, me hace creer que tengo la mejor máquina del mundo, pero no

tiene porque ser válida. Otro puede tener la certeza que es una Hewlett-Packard,

qué se yo, y tiene todo el derecho a tenerla. No sé si queda claro que cómo se

mide la verdad exacta de cuál es la mejor, más allá de algo que remite a algo

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eminentemente personal y subjetivo. Estoy dando un ejemplo con un objeto

completamente banal de hoy en día. Y justamente, fíjense como lo ilustra Lacan,

dice:

La angustia, es ese corte, incluso, sin el cual la presencia del significante, su

funcionamiento, su entrada, su huella en lo real, es impensable. Es este corte que

se abre, es decir, si antes había hablado de suturar los labios. Dice: La sutura nos

funciona, es ese corte el que se abre, y que deja aparecer lo que ahora, quizá,

ustedes entienden mejor cuando yo les diré es lo inesperado, la visita, la nueva, lo

que expresa bien el término presentimiento, que no debe entender simplemente

como presentimiento de algo, sino también como el pre-, lo previo, pre- del

sentimiento, como lo que es antes de un nacimiento de un sentimiento.

Todas las direcciones son posibles, a partir de ese algo que es la Angustia, lo que

al fin de cuentas lo que esperábamos, y que es la verdadera sustancia de la

Angustia, lo que no nos engaña, lo fuera de duda. Pues no se confundan con las

apariencias: no es porque el vínculo les aparezca clínicamente sensible, de la

Angustia con la duda, con la hesitación, con el juego llamado ambivalente del

obsesivo, es lo mismo. La Angustia no es la duda. La Angustia es la causa de la

duda.

Vuelvo para atrás. Primero: Fíjense ustedes cuando él dice: Es este corte que se

abre y que deja aparecer lo inesperado, la visita, lo nuevo, entonces, ahí ubica

Lacan al pre-sentimiento. Es decir, cuando la gente tiene presentimientos, a veces

no se engaña, porque el presentimiento acá Lacan lo asocia a la Angustia, es

decir, si la Angustia tiene que ver con la certeza subjetiva, algo que nos da

certeza, ese presentimiento, no es que sea un presentimiento sobre el mundo,

como dice Lacan, es un presentimiento vinculado a la aparición de la Angustia y

su certeza. Y vamos a ver lo que hay de la Angustia y su certeza, por lo pronto,

hasta ahora, la aparición de lo Heim en el marco del lugar vacio que el cuadro

delimita. Observen ustedes cómo Lacan lo va construyendo, porque Lacan lo dice

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aquí y lo dice de un modo muy curioso: la verdadera sustancia de la Angustia.

Raro que use el término sustancia. Pero lo que quiere decir es que su estructura

fundamental, lo que no engaña, lo fuera de duda, es decir, la certeza. Y aquí

Lacan invierte algo que muchas veces clínicamente fue dicho así: que la duda

genera Angustia. Lacan dice: es al revés, porque hay angustia, porque hay

certeza, de un doble. Es si ustedes quieren, el hombre de las ratas, repitiendo

para deshacerse ciertas situaciones, para volverlas consistentes y para sacar la

certeza que tiene y la Angustia que tiene. Es decir, que la causa y acá dejen causa

entre paréntesis, él lo va a comentar más adelante, la causa de la duda es la

Angustia y no al revés. Es decir, que la duda causa Angustia, por es muy común

decir: como estoy en duda me angustio y en realidad es porque estoy angustiado

dudo, queda invertido clínicamente.

Lacan dice: La Angustia es la causa de la duda, dice, vamos a revisar la función

de la causalidad, le va a dedicar bastante tiempo después.

Dice, entonces, la duda, les digo, solo está hecha para combatir la Angustia, y

justamente, todo lo que la duda gasta de esfuerzo, es contra señuelos que borran

la certeza. En la medida en que lo que se trata de evitar es aquello que en la

Angustia, hay de horrenda certeza.

Entonces, esta certeza no es benévola, pero tampoco es la constitución de lo

hostil. No es la hostilidad, no es agresividad, no es el peligro en el sentido de que

veo un peligro en lo Real, etc. Ni tampoco el peligro neurótico. Y entonces, hace

algo que da la introducción a su nueva forma, ya más sistemática, de pensar la

acción, el acto, que es una frase que se volvió famosa: Actuar es arrancarle a la

Angustia su certeza. Actuar es operar una transferencia en Angustia. Es decir, que

vía el acto, yo puedo superar la Angustia, pero en la medida en que mi acto esté

articulado con esa certeza. Dense cuenta que esa certeza no tiene ningún patrón

objetivo, solo se mide en función de la singularidad de mi historia. No puedo medir

esta certeza de la Angustia con ningún patrón realista, eso es lo que Lacan está

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enfatizando y justamente lo que él va a marcar, sigue un párrafo muy importante,

dice:

Si pienso que aquí me detendrán ustedes para decirme, o recordarme, lo que más

de una vez he adelantado, bajo formas aforísticas: que toda actividad humana se

desarrolla en la certeza, de o incluso que engendra la certeza, o, de una manera

general, que la referencia de la certeza, es esencialmente la acción. ¡Pues bien!

Es justamente esto lo que permite introducir ahora la relación esencial de la

Angustia con la acción como tal: es justamente, quizá, de la Angustia que la

acción toma prestada su certeza.

Actuar, es arrancar a la Angustia su certeza. Es operar una transferencia de

Angustia.

Entonces vuelve al cuadro inicial y por primera vez introduce el acting out y el

pasaje al acto, que son, si ustedes quieren, formas no plenas del acto, pero

cuando Lacan trabaja el Seminario del Acto, que es el Seminario XV, cinco

Seminario después, le debe su estructura al acto como tal, hay algo que no

cambia en su formulación que es la articulación entre la Angustia, el acto y la

certeza. Le da un marco teórico más preciso y más amplio vinculado al final de

análisis y al deseo del analista. Entonces, fíjense, porque en lo que Lacan dice

acá, y acá vamos a cortar porque vamos a entrar a comentar el cuadro en más

detalle, que es lo me interesaba. Que interesante que es la puntuación que Lacan

hace entre, algo que uno ve mucho en la clínica, que son distintas formas de lo

que Lacan llama presentimiento y lo que está antes del sentimiento, por qué?.

Porque es algo que aparece, a veces, planteado con el acápite de la duda, “me

parecería que debo” porque es cuando el Sujeto se está acercando a la dimensión

del acto.

Perderse, digamos así, en las vías de las causas de la duda aparente, digo, sería

mejor esto, sería mejor aquello, es más racional esto porque me conviene esto,

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porque te conviene lo otro, todo esto de algún modo es bla, bla, que disimula el

acercamiento de la certeza de la Angustia, cuya pista uno tiene que seguir. En

todo caso esas formas del presentimiento que uno la ve como: “tengo la impresión

que”, “me parece que”, “debería…“, a veces marcan, no siempre, pero muchas

veces marcan, en la clínica, el acercamiento a estos puntos de certeza vinculado a

la Angustia y por lo tanto de posibilidad de acto. Lo vamos a ver, porque cuando

uno no pesca esto en análisis, es cuando en su lugar van a aparecer el pasaje al

acto y el acting out, del cual, tengamos claro, no hay analista, ni análisis, que

pueda excluirlo, porque a veces es parte del complejo camino que uno tiene que

recorrer para encontrar la justa articulación entre la Angustia y la certeza y no es

siempre evidente, si no, uno parece que uno desde el Seminario todo es muy

claro. Perdón, en lo concreto de la clínica muchas veces es a partir del acting o a

partir del pasaje al acto, que con retroacción nos damos cuenta dónde se falló la

certeza del acto y se pasó al acting out o al pasaje al acto.

Seguimos el jueves diez a las 7 en mi casa. Hasta el jueves.