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LOS TEBEOS DE CORDELIA

Joselito_Maquetación 1 9/4/15 16:40 Página 1

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Las Aventurasde JoselitoEL PEQUEÑO RUISEÑOR


Primera edición en REINO DE CORDELIA, abril de 2015

Derechos exclusivos de esta edición en lengua española© Reino de Cordelia, S.L.

Edita: Reino de CordeliaAlberto Alcocer, 46 - 3º B28016 Madridwww.reinodecordelia.es

© José Pablo García, 2015www.josepablogarcia.com

Prólogo: © Jorge Javier Vázquez, 2015

IBIC: FXLISBN: 978-84-15973-41-6Depósito legal: M-12331-2015

Diseño y maquetación: Jesús EgidoCorrección de pruebas: Pepa Rebollo

Impresión: Sgraf Artes GráficasImpreso en la Unión EuropeaPrinted in E. U.Encuadernación: Felipe Méndez

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).


Las Aventurasde JoselitoEL PEQUEÑO RUISEÑOR

José Pablo GarcíaPrólogo de Jorge Javier Vázquez


Índice

Resucitar a un ruiseñor,por JORGE JAVIER VÁZQUEZ

Capítulo IHAMBRE (1943-1955)

Capítulo IIÉXITO (1956-1969)

Capítulo IIIANGOLA (1969-1975)

Capítulo IVLA LEY (1991-1994)

Capítulo VSUPERVIVIENTE (1995-2008)

Notas

Banda sonora

Bibliografía

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Resucitar a un ruiseñorJorge Javier Vázquez

FUE EL PRIMER Y ÚNICO artista invitado dos veces en un mismomes (diciembre de 1960) al show que Ed Sullivan presentaba en di-

recto desde los estudios de la CBS de Nueva York. Unprograma donde los Hermanos Marx, Los Beatles, El-vis Presley y Frank Sinatra, junto a lo mejorcito de suRat Pack, se movían como peces en el agua.

Un ruiseñor de Jaén trinaba en Central Park conacento español. Nevaba copiosamente sobre la Quin-ta Avenida cuando Sinatra y Dean Martin lo sentarona su mesa, sorprendidos por la profesionalidad deaquel chaval de 17 años con cuerpo de niño que, sindespeinarse, cantaba Granada del maestro AgustínLara y el Ave María de Charles Gounod ante más de55 millones de telespectadores norteamericanos.

La voz de Joselito entusiasmaba a los ángeles yno dejaba indiferentes a los demonios. El papa Juan

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XXIII lo recibió en audiencia privada, Pier Paolo Pasoliniincluyó su versión de Violino Tzigano en la banda sonorade su película Mamma Roma (1960) y Fidel Castro le ho-

menajeó anillando puros habanos conuna vitola en la que se veía la caradel niño de la voz de oro. Medio mun-do se rindió al poderío de la voz deEl pequeño ruiseñor: toda América, Israel,Japón, Alemania, Italia y, por supuesto,Francia, el país donde comenzara a actuarprofesionalmente de la mano de Luis Maria-no, que nada más escucharle lo invitó a par-ticipar en sus operetas.

El club de fans de Joselito en París mul-tiplicaba en seguidores al español y escrito-

res como Joseph Lacier, Philippe Yeral o Marcel D’Isardredactaban por encargo de editoriales francesas aventurasde Joselito que más tarde serían traducidas y publicadasen España por la editorial Bruguera.

En tan solo una década, José Jiménez Fernández, naci-do en 1943 bajo las penurias de la posguerra en una humil-

de familia de un pueblo de Jaén (Beas de Se-gura), rompió con la miseria a la que parecíadestinado desde la cuna para convertirse enuna estrella internacional que rodaba pelícu-las, ofrecía conciertos, vendía millones de dis-cos y cantaba a dúo con Nat King Cole y anteMaurice Chevalier.

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Aparte de una biografía autorizada por él ydictada al periodista ManuelManzano, La jaula del ruise-

ñor (Martínez Roca, Barcelona, 2002), apenashay bibliografía sobre una de las máximas estre-llas de la canción y el cine españoles de losaños sesenta. Su historia se apolilla en las he-merotecas. Allí está custodiada la trayectoria deesta estrella fugaz que se apagó en 1964, cuandole cambió la voz. Su fortuna se esfumó entre lasmanos de quienes se hicieron millonarios a sucosta, los aduladores le traicionaron, el públicose negó a verlo crecer…

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Con su representanteEloy Ballesteros enParís, con quien paseapor los Campos Elíseos. Abajo, firmando autógrafosa sus admiradoresfranceses.


Después de haber tenido la suerte de caradurante una década, todo se alió para acabarcon su fama y casi con su vida. El fracaso dePrisionero en la ciudad (1969), película produ-cida por él mismo en un esfuerzo desesperadopor salvar los últimos muebles, le animó a

huir. ¿A dónde? Un periodista por-tugués, otro de los países rendidosa su voz, le habló de Angola.

Buscó una nueva oportunidaden la excolonia portuguesa, quedesde 1961 combatía para obtenerla independencia. Joselito llegó alcontinente negro en 1969 como vo-

calista de los African Boys, un grupo pop que ofrecía conciertos enLuanda y en las principales ciudades angoleñas; pero su voz ya noera la misma. Le acompañaba en la gira su primera mujer, la actrizChonette Laurent, con la que había trabajado en dos de sus últimaspelículas y con la que tuvo dos hijos.

Al tiempo que la edad apagaba su voz, mejoraba su puntería.Porque, además de la música, desde pequeño su otra gran pasión

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eran las armas de fuego. Nunca lo ocultó. Se lo dijo incluso al pre-sidente de Estados Unidos Lyndon B. Johnson —nieto de españo-les emigrados a Texas—, que le regaló el rifle de los colonos delOeste, un potente Winchester. El político demócrata lo invitó a suresidencia particular intrigado por la personalidad de un niño dela otra orilla del mundo convertido en estrella internacional.

La aventura africana no acabó en los escenarios, sino en lasgrandes sabanas, con Joselito cazando profesionalmente con su ri-fle para abastecer de carne a la guerrilla. Rompía radicalmente consu pasado e iniciaba una nueva etapa que le apartaba de España ydel gran amor de su juventud, Marifé Gabaldón.

África arrojó oscuras sombras sobre el pasado del niño cantor,hasta convertirlo a su regreso a España en un adulto acosado porla prensa de sucesos, que enterraba en el olvido sus triunfos parapresentarlo como un juguete roto. Los que años antes aplaudían

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Página promocionalalemana de Escuchami canción. A la derecha,cartel italianode La saeta del ruiseñor.


sus éxitos por medio mundo, se cebaron con sus errores y magnifi-caron sus problemas con la droga que, en dos ocasiones, le lleva-ron a la cárcel. Lo sentenciaron antes de que el juez pronunciaseel veredicto y lo condenaron al desprecio sin interesarse por lacausa de sus errores.

Cuando yo conocí a José Jiménez Fernández, Joselito, su parti-cipación en 2008 en el programa de Telecinco Supervivientes le ha-bía permitido recuperar parte de la popularidad lograda de niño.Su paso por este reality show ofreció al público la imagen de unhombre que, pese a su estatura, era capaz de sobrevivir en una is-la desierta con mucho sentido común y sin apenas ayuda de nadie.

Su paso por La Caja de Sálvame Deluxe me confirmó la fortale-za de una persona que lo tuvo todo, lo perdió —o se lo quitaron—y fue capaz de reinventarse. Un hombre sencillo, apoyado siemprepor Marifé, su segunda mujer, que ha logrado olvidar al niño de lavoz de oro para reírse de sí mismo como actor de Torrente 4, libe-rado de la nostalgia y la derrota.

El ascenso y caída de este gran mito de la canción y el cine es-pañoles de los sesenta, que jamás cantó ante el general Franco, locuenta José Pablo García en este cómic prodigioso, donde utilizamultitud de estilos en un alarde gráfico y narrativo sin precedentes.

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Junto al operador de cámara Juan Mariné y su admirada Marisol, con quien posa antes del comienzo del rodaje de Un rayo de sol.Abajo, anunció sobreJoselito publicado en Vietnam.


Desde el clásico tebeo Bruguera de losaños cincuenta, hasta el cómic francobelga, elunderground, los superhéroes, el manga japo-nés o el pop-art tienen reflejo en este volumenque, además, constituye un homenaje a Jose-lito, con quien seguramente no se ha acabadode hacer justicia. Los empeñados en resaltarlas sombras de su vida olvidan la repercusióninternacional que su música y su cine tuvie-ron en España y en medio mundo, algo reser-vado exclusivamente a las grandes estrellas.

Todavía hoy en día, desde su retiro valencianode Utiel, viaja con frecuencia hasta Israel, dondees un auténtico ídolo gracias a la reposición tele-visiva de sus películas. Desde Utiel también cola-bora en el guión de la película que el director Se-bastián del Amo prepara sobre su vida. Unaauténtica resurrección, de la mano del cine y delcómic, para un hombre sencillo que, según meconfesó en Sálvame Deluxe, ante dos millones detelespectadores, después de haber tocado el cielo estuvo en variasocasiones a punto de quitarse la vida.

Superados los 70 años, José Jiménez Fernández, el que fueraniño prodigio de la canción española, parece haber cerrado defini-tivamente las puertas del infierno.

JORGE JAVIER VÁZQUEZ

Marzo de 2015

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Joselito en Israel,de joven y de mayor.

Con Martifé Gabaldón, su segunda mujer, a finales

de los años setenta.


A mis padres.


CAPÍTULO I

Hambre(1943-1955)


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