Los Medios en Mexico 1968-2000

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LOS MEDIOS EN MEXICO (Prensa, Radio, Televisin y Cine) 1968-2000 Enrique E. Snchez Ruiz Universidad de Guadalajara

INTRODUCCIN.

Este captulo proporciona un muy apretado recuento sobre el desarrollo de los medios de difusin (televisin, prensa, radio y cine) en Mxico, de 1968 a 2000. Dos ejes sirven de principal hilo conductor: 1) Con el desarrollo capitalista de la post Revolucin, la expansin de unas industrias culturales,1 ntimamente ligadas con el llamado proceso de globalizacin. Estas industrias mediticas acompaan, incluso son causa, de un proceso de modernizacin cultural, en principio excluyente, pero crecientemente abarcante; 2) Industrias culturales que interactan, de maneras mltiples y contradictorias, con el proceso de democratizacin del pas, a veces propicindolo, a veces obstaculizndolo por su carcter cada vez ms claro de industrias del entretenimiento, adems de concentrarse en unas pocas manos (lo que se traduce en pocas voces con capacidad de expresarse en el espacio pblico). Daremos cuenta aqu de algunas tendencias principales en el desarrollo de los medios mexicanos: En el periodismo escrito, veremos claramente el trnsito del predominio de una prensa gobiernista y acrtica, en gran medida incluso dependiente en lo econmico del gobierno, a una relativamente ms plural, independiente y crtica en la actualidad, pero que lee una proporcin muy pequea de la poblacin. Con muy dignas excepciones, este

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Las industrias culturales se especializan en producir mercancas eminentemente simblicas (que significan o producen sentido como principal funcin): incluyen a la industria editorial, la discogrfica, la publicidad y otras, adems de los ya citados medios de comunicacin masiva. stos se deben pensar desde este punto de vista como procesos de produccin, distribucin y consumo de mercancas culturales (peridicos, pelculas, programas de televisin, programas radiofnicos).

proceso ha sido mucho ms lento en la provincia mexicana. Observaremos tambin la emergencia y consolidacin de la televisin como el medio hegemnico en el entretenimiento y la informacin del pueblo mexicano. A diferencia de Estados Unidos, de donde se supone que Mxico adopta el modelo de organizacin, la televisin mexicana se desarrolla de una manera extremadamente concentrada, cuasi monoplica y centralizada, controlada casi en su totalidad desde la ciudad de Mxico. Esto significa tambin su surgimiento como formidable recurso de poder, actor ligado a los regmenes del PRI, obstculo enorme para el surgimiento de la democracia, que sin embargo hacia el fin del siglo cede ante el reclamo democrtico de la poblacin, al tiempo que se convierte en la principal arena donde se redefine el espacio pblico mexicano. Acompaante ambigua de la modernizacin poltica, hoy su carcter de industria cultural torna la poltica en espectculo y escndalo, ms que en deliberacin racional sobre los diversos proyectos de pas. En el perodo que analizamos, la radio ocupa paulatinamente un lugar mayor en el espacio pblico mexicano, de la simple compaa musical, al informador cotidiano, en ocasiones incluso dando voz a la ciudadana, sin embargo siempre en segundo plano, casi como comparsa, respecto de la televisin. En las desgracias urbanas, como el sismo del 85 en la capital, o las explosiones de 1992 en Guadalajara, la radio se descubre aliada del ciudadano comn; papel que sin embargo se diluye en las vicisitudes del trnsito urbano en tiempos (ms) normales. A pesar de su papel secundario, de cualquier forma complementario en relacin con la televisin, la radio, que en el mbito rural constituye un vehculo comunicativo horizontal entre las personas, surge en las grandes ciudades como un medio que permite una mayor interlocucin de los ciudadanos con el poder. Finalmente, analizaremos cmo, de crisis en crisis, el cine mexicano duda en redefinir la identidad mexicana como contenido y auto representacin de un Mxico crecientemente urbano y globalizado. La industria cinematogrfica casi desaparece (como industria) al final del Siglo XX, pero resurgen esfuerzos individuales, que requieren apoyo estatal para que el talento joven no emigre finalmente a Hollywood. Al hablar de medios de difusin, lo hacemos sobre fenmenos y procesos que tienen que ver con la economa (los medios son empresas que se articulan con muchas otras empresas, en particular mediante la publicidad, con repercusiones ms amplias en la

economa), con la cultura2 y con la poltica.3 Aunque hay otras dimensiones importantes, como la evolucin tecnolgica, las tres anteriores configuran a los medios como actores centrales en el devenir socio histrico contemporneo. Es imposible abarcar en un captulo, as sea descriptivamente, todas las dimensiones que concretan a los medios, as que aqu vamos a privilegiar los aspectos polticos y culturales, desde una perspectiva histricoestructural.4 No solamente son numerosas dimensiones, sino que en los ltimos treinta o treinta y cinco aos han sucedido muchsimos hechos en el mbito de los medios de comunicacin, de tal manera que aqu tendremos que ser muy esquemticos y selectivos. Por razones de economa de espacio, nuestra exposicin podr parecer asistemtica, pero presentaremos, para cada dcada, los aspectos que nos parezcan ms sobresalientes sobre el tema de los medios en Mxico. No ser una relacin exhaustiva sobre todo lo que sucedi sobre cada medio, porque nos llevara varios tomos iguales a ste lograrlo. De antemano, acepto la crtica de usted, lector o lectora, que desde algn punto de vista me va a sealar que falta algo por consignar (algn desarrollo, proceso o acontecimiento tecnolgico, econmico, poltico, cultural o social, que tenga que ver con alguno o todos de los medios que aqu abordamos). Pero, otra vez, se trata aqu de resumir una historia que ha sido muy rica, con respecto a cuatro posibles objetos de estudio (cine, radio, prensa, televisin), que en cada caso tienen su propia complejidad e historicidad, aunque operen de forma articulada en las sociedades contemporneas.5 Por otro lado, histricamente la concentracin y el centralismo son caractersticas principales del sistema de medios en Mxico, aunque lo son de manera ms acentuada del medio hegemnico hacia el final del Siglo XX: la televisin.6 Por esta razn, a pesar de queLa produccin de sentido. No solamente en la alta cultura, sino con respecto a todo fenmeno de significacin. Los medios son instituciones especializadas en producir sentido, significacin, representaciones del mundo: en producir cultura en su acepcin ms amplia. Ver: Eco, Umberto (1978) Tratado de Semitica General. Mxico: Nueva Imagen/Lumen. 3 Snchez Ruiz, Enrique E. (en prensa) Medios de Comunicacin, Poder y Democracia. Una Aproximacin Histrico-Estructural. Buenos Aires: Editorial Norma (Coleccin Enciclopedia Latinoamericana de Sociocultura). 4 Snchez Ruiz, Enrique E. (1992) Medios de Difusin y Sociedad. Notas Crticas y Metodolgicas. Guadalajara: Universidad de Guadalajara. 5 Ibid. 6 Snchez Ruiz, Enrique (1987) Centralizacin, Poder y Comunicacin en Mxico. Guadalajara: Universidad de Guadalajara (Cuadernos del CEIC, Num. 3); Snchez Ruiz, Enrique Ernesto (en prensa) El audiovisual mexicano: Concentrar para competir?,2

esto se escribe desde la provincia, en una mirada tan a vuelo de pjaro no tendremos ms remedio que reflejar tal centralismo en nuestro recuento.7 Afortunadamente, ya comenzaron hace no mucho tiempo a surgir las historias matrias de los medios en muchas de nuestras regiones, estados, ciudades, aunque todava falta mucho para tener el verdadero panorama nacional completo.8 El siglo pasado tuvo, entre otras caractersticas muy particulares, el vertiginoso desarrollo global de los modernos medios masivos de difusin. Dos herencias decimonnicas, la prensa y el cine, fueron las simientes de una industria cultural que, a su vez, eventualmente sustituy las formas tradicionales y locales de informarse, de entretenerse, e incluso de aprender en la vida cotidiana. Con el desarrollo de la radio primero, y luego de la televisin, se completa un paquete meditico que tendr repercusiones no solamente culturales, sino tambin econmicas y polticas de no poca trascendencia, hacia la segunda mitad del Siglo XX; no solamente en Mxico, sino prcticamente en todo el mundo. La prensa decimonnica arriba a la nueva centuria cargada de connotaciones polticas, fuente importante del surgimiento de la esfera pblica burguesa, base fundamental de la propagacin (en algunos pases, entre algunas clases sociales, entre los ciudadanos), de la democracia.9 Sin embargo, ya desde fines del XIX y principios del XX comienza una transicin, particularmente en Estados Unidos e Inglaterra,Centralizado el fenmeno, no pudo dejar de serlo la mirada, aclara Miguel ngel Granados Chapa en un recuento periodstico similar: Granados Chapa, Miguel ngel (2001) Males y (re)medios, en Proceso, Edicin especial de aniversario, Nm. Especial 9, 25 Aniversario, Noviembre. 8 Ver por ejemplo: Aceves Gonzlez, Fco. De J. (1987) La televisin en Guadalajara. Gnesis y Desarrollo. Guadalajara: Universidad de Guadalajara (Cuadernos del CEIC, Num.1); Carabaza, Julieta e Irene Ewald (1992) Historia de los Medios de Comunicacin en Coahuila. Saltillo: Universidad Autnoma de Coahuila; Castaeda, Carmen (1999) Imprenta, Impresores y Peridicos en Guadalajara, 1793-1811. Guadalajara: Editorial gata/CIESAS/Museo del Periodismo y las Artes Grficas; Del Palacio Montiel, Celia (1995) La Gaceta de Guadalajara (1902-1914). De Taller Artesanal a Industria Editorial. Guadalajara: Universidad de Guadalajara; Fregoso Peralta, Gilberto y E. Snchez Ruiz (1993) Prensa y Poder en Guadalajara. Guadalajara: Universidad de Guadalajara; Gmez Vargas, Hctor (s/f) Mirar a lo Lejos. Visiones sobre los Medios Audiovisuales en Len. Len: UIA-Len/Instituto Cultural de Len; Huerta Sanmiguel, Roberto (1988) De Mala Nota. Periodismo del Siglo XIX en Colima. Colima: Universidad de Colima/FMB; Iglesias, Norma (1990) Medios de Comunicacin en la Frontera Norte. Mxico: FMB/Programa Cultural de las Fronteras; Uribe Alvarado, Ana B. (2001) Los Medios de Comunicacin en Colima. Apuntes para la Historia y la Cultura. Colima: Universidad de Colima/Conaculta; Zapata Vzquez, Dinorah (1990) Gnesis y Desarrollo de la Radio y la Televisin en Nuevo Len. Monterrey: Universidad Autnoma de Nuevo Len. 9 Snchez Ruiz, Enrique E. (en prensa) Medios de Comunicacin, Poder y Democracia. Una Aproximacin Histrico-Estructural. Buenos Aires: Editorial Norma (Coleccin Enciclopedia Latinoamericana de Sociocultura).7

de la prensa netamente informativa, poltica e incluso partidista, a la de entretenimiento, amarillista, plena y llanamente de negocio.10 Esto forma parte de un proceso de transformacin de la esfera pblica, permeadasi no es que constituidapor los nuevos medios de comunicacin.11 Se dice que en Mxico (en la capital) dio inicio el periodismo impreso comercial con El Imparcial, peridico porfirista de fines del XIX, mientras que por ejemplo en Guadalajara el periodismo moderno iniciara a principios del Siglo XX, con La Gaceta de Guadalajara.12 De hecho, desde el porfirismo iniciara el modelo de periodismo subordinado al poder poltico, que durar alrededor de un siglo, antes de que comiencen a verse signos de su disolucin, al final del Siglo XX.13 Si bien en lneas generales se gener una serie de arreglos estructurales y prcticas que significaron un gran control estatal sobre los medios, es importante dar cuenta de que ste no ha sido total, y que los medios, especialmente los ms influyentes como la televisin, han tenido su propia autonoma relativa.14 En el plano informativo y noticioso, por ejemplo, la mayor parte del tiempo lo que ha ocurrido ha sido el funcionamiento cotidiano de una serie de relaciones y prcticas que han asegurado la autocensura de los propios medios, ms que un control estatal directo, esto es, se ha generado y puesto en prctica una cultura de la colusin.15 As, comenta Lorenzo Meyer: En estos ltimos 71 aos, los medios de comunicacin

Es conocida la ancdota de que se le empez a llamar amarilla a la prensa comercial cuando la cadena de William Hearst public la caricatura del Yellow Kid. De Fleur, Melvin L. y Everette E. Dennis (1988) Understanding Mass Communication. Dallas: Houghton Mifflin Co. 11 Trejo Delarbre, Ral (2001) Mediocracia sin Mediaciones. Prensa, Televisin y Elecciones. Mxico: Ediciones Cal y Arena; Aceves Gonzlez, Francisco de Jess (2002) De la construccin de las agendas a la centralidad meditica del espacio pblico, en Fco. De J. Aceves G. (ed.) Anuario de Investigacin de la Comunicacin CONEICC, IX. Mxico: CONEICC. 12 Aguilar Plata, Blanca (1983) 1986: De El Imparcial a la Revolucin, en Connotaciones. Mxico: Editorial El Caballito, Nm. 4; Del Palacio Montiel, Celia (1990) La Gaceta de Guadalajara. Primer diario moderno de Occidente. Guadalajara: Universidad de Guadalajara. Tesis de Maestra en Sociologa. 13 Carreo Carln, Jos (s/f/) Cien aos de subordinacin. Un modelo de la relacin entre prensa y poder en Mxico en el Siglo XX, en Foro Mexicano de Historia de los Medios, Fundacin Manuel Buenda, A.C., en http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/FMB/foromex/modelo.html (bajado el 15/07/2004); Hallin, Daniel C. (2000) Media, political power, and Democratization in Mexico, en J. Curran y Myung-Jin Park (eds.) De-Westernizing Media Studies. Londres: Routledge. 14 Mahan, Elizabeth (1983) Who controls? Broadcast Industry-State interactions in Mexico, en The Mexican Forum, Vol. 3, Nm. 3, Julio. 15 Ver los anlisis de dos connotados periodistas, en dos momentos diferentes: Granados Chapa, Miguel Angel (1981) Examen de la Comunicacin en Mxico. Mxico: Ediciones El Caballito; Riva Palacio, Raymundo (1997) A culture of collusion: The ties that bind the press and the PRI, en Orme Jr., William (ed.) A Culture of Collusion. An Inside Look at the Mexican Press. Boulder: North-South Center Press.

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pasaron a ser parte del rgimen. En buena medida, la historia reciente de Mxico ha sido la crnica del control de los medios informativos.16 Aunque afortunadamente tanto en los pases desarrollados como en Mxico, sigue habiendo intentos para hacer periodismo serio, objetivo, por otro lado las tendencias hacia la espectacularizacin y a la con-fusin de la noticia con el escndalo son ahora el estilo predominante en todos los medios, impresos y electrnicos.17 De hecho, ya desde los aos cuarenta Theodoro Adorno y Max Horkheimer, partiendo de un punto de vista hasta cierto punto apocalptico, haban hecho una crtica a lo que apropiadamente llamaron la industria cultural.18 En nuestro pas, el desarrollo histrico de los llamados medios masivos de comunicacin sigui esencialmente los patrones de organizacin de Estados Unidos, regidos por principios comerciales, siendo la publicidad en algunos casos su principal fuente de sustento (por ejemplo, en radio y televisin), o en otros casos constituyndose bsicamente en mercaderaso serviciosa consumirse, en principio, como cualquier otra mercanca por usuarios finales (revistas, peridicos, TV de paga, cine)19. La gran diferencia con cualesquier otras es que estas mercancas estn elaboradas especficamente para significar, son bienes simblicos, propuestas de sentido, mediaciones expresivas: tienen repercusiones en los imaginarios colectivos, en la definicin tendencial de las identidades y alteridades socioculturales.20 En este sentido, por ejemplo a diferencia de Europa, donde los medios electrnicos nacieron como entidades pblicas, de servicio social y compromiso fuerte hacia lo educativo y cultural, en Mxico lo prevaleciente fue el entretenimiento, la produccin de ganancias y la apropiacin privada de instituciones y

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Godnez, Ral (2000) Lorenzo Meyer: La historia de Mxico ha sido la crnica del control de los medios, en Revista Mexicana de Comunicacin, ao 13, Num. 66, Pg. 13. 17 Lozano Rendn, Jos Carlos (2003) Espectacularizacin de la informacin en los noticieros televisivos mexicanos. Ponencia presentada en el XI Encuentro Latinoamericano de Facultades de Comunicacin Social, San Juan de Puerto Rico, 5-8 de Octubre; Thompson, John B. (2001) El Escndalo Poltico. Poder y Visisbilidad en la Era de los Medios de Comunicacin. Barcelona: Paids. 18 Adorno, Theodore y Max Horkheimer (1972) The culture industry: Enlightenment as Mass Deception, en The Dialectics of Enlightenment. Nueva York: Herder and Herder. Ver: Eco, Umberto (1965) Apocalpticos e Integrados ante la Cultura de Masas. Barcelona: Lumen. 19 Aunque en todos estos casos, puede haber ingresos tanto por la venta final como tambin por la publicidad. 20 Por ejemplo, Benedict Anderson atribuye a la emergencia de la prensa comercial, de tirajes mayores, el haber contribudo a la generacin de las naciones en tanto comunidades imaginadas, es decir, del nacionalismo. Ver: Anderson, Benedict (1991) Imagined Communities. Reflections on the Origin and Spread of Nationalism. Londres: Verso.

procesos que tienen repercusiones sociales extensas. Los medios y sus productos son, en y por sus consecuencias colectivas, bienes pblicos. De ah una contradiccin principal en su operacin histrica: aquella entre sus secuelas sociales amplias y la tendencia a su apropiacin y control no slo privados, sino altamente concentrados. Por ejemplo, en trminos del propiciamiento de una poltica lo ms cercana posible a la democracia participativa y deliberativa, fundamentada en la discusin informada, los altos grados de concentracin y el comercialismo extremo en principio impiden la puesta en comn del debate racional sobre ideas y temas o problemas (issues) de inters colectivo, de manera que la llamada opinin pblica opera ms en trminos de la facultad de generar imgenes y estereotipos, a partir de eslganes, que de la circulacin de informaciones (los hechos) y argumentos.21 CENTRALISMO MEDITICO EN MEXICO. Dado el centralismo poltico en nuestro pas, que se ha reflejado y proyectado sobre la economa, la cultura y la estructura social, el control meditico ha sido, tambin, altamente centralizado. Se pueden pensar los orgenes del centralismo mexicano desde el predominio azteca sobre mesoamrica, as como en elno siempre exitosocontrol colonial de la Nueva Espaa sobre un amplio territorio americano, y el origen del presidencialismo a partir de la imagen del Tlatoani y del virrey.22 Un autor ha propuesto que en Amrica Latina hay una tradicin centralista, que l rastrea al perodo colonial y que, desde una visin no exenta de fatalismo histrico, explicara las tendencias centralizadoras en la formacin y evolucin de los estados-nacin latinoamericanos.23 Podemos dejar a la historia (y, principalmente, a las fuerzas polticas y sociales latinoamericanas) decidir si estamos eternamente atados a tal disposicin centralista. Sin embargo, podramos proponer como hiptesis que esta tradicin centralista de hecho sirvi como un contexto poltico y cultural para el desarrollo del capitalismo en Mxico, que al afianzarse en el21

Snchez Ruiz, Enrique E. (en prensa) Medios de Comunicacin, Poder y Democracia. Una Aproximacin Histrico-Estructural. Buenos Aires: Editorial Norma (Coleccin Enciclopedia Latinoamericana de Sociocultura). Usamos en este prrafo la palabra hechos en el sentido anglosajn de facts, es decir, de datos, o informaciones empricas. 22 Camp, Roderic ai (1995) La poltica en Mxico. Mxico: Siglo XXI Editores. Sobre el presidencialismo y los medios, ver: Martnez, Omar Ral (2002) Presidencialismo y comunicacin en Mxico. Breve repaso histrico, en Revista Mexicana de Comunicacin, Ao 14, Nm. 73. 23 Vliz, Claudio (1984) La tradicin Centralista de Amrica Latina. Barcelona: Ariel.

Siglo XIX desde la restauracin de la Repblica, y en especial durante el porfiriato, y al continuarse despus de la Revolucin en un sistema centralizadoy centralizadorde poder, condensado en el presidencialismo, propici el surgimiento y desarrollo de una estructura bsicamente centralizada de medios de difusin masiva. A su vez, el funcionamiento centralizado de los medios mexicanos, habra reforzado el centralismo (y los procesos de centralizacin ms amplios) en los planos poltico, econmico y cultural. Por esa razn, cuando hoy se habla de la necesidad de descentralizar la vida del pas, la comunicacin social incluida, esto parece una tarea histrica difcil y problemtica, aunque no imposible.24 Partiendo de la hiptesis anterior, proponemos la siguiente, ms concreta, como un contexto interpretativo de la centralizacin de los medios de difusin en Mxico: A pesar de que formalmente Mxico era una repblica federativa, compuesta por entidades soberanas, lo que en realidad prevaleci en la posrevolucin fue el centralismo.25 As, las cabezas del capital, tanto nacional como transnacional, tendieron a establecerse y desarrollarse preferentemente en la ciudad de Mxico (aun cuando hay por ejemplo grandes empresas y an grupos de empresas industriales, comerciales o de servicios en los estados, stos acostumbran mantener una extensin vital en la capital). Dado el creciente tamao del Distrito Federal como mercado y de su ubicacin central como fuente de poder, los medios masivos de difusin ms influyentes a nivel nacional, entonces, se han iniciado y desarrollado ah. Igualmente los sectores con los que los medios se encadenan productivamente. En virtud de la concentracin y centralizacin industrial y comercial, las principales agencias de publicidad, una mayora de las cuales son filiales de firmas transnacionales, se fueron estableciendo a su vez, tambin, en la ciudad de Mxico, el gran mercado desde muchos puntos de vista.26 Estas agencias sirven a las grandes empresas industriales, comerciales y de servicios, como intermediarias con los medios de

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Snchez Ruiz, Enrique (1987) Centralizacin, Poder y Comunicacin en Mxico. Guadalajara: Universidad de Guadalajara (Cuadernos del CEIC, Num. 3). 25 Coso Villegas, Daniel (1974) El Sistema Poltico Mexicano. Las Posibilidades del Cambio. Mxico: Cuadernos de Joaqun Mortiz; Camp, Roderic ai (1995) La poltica en Mxico. Mxico: Siglo XXI Editores. 26 Desde luego que se podrn apuntar excepciones, que no harn sino confirmar la regla: por ejemplo, la agencia de publicidad norteamericana Grey Advertising se estableci simultneamente en Monterrey y en la ciudad de Mxico a principios de los aos cuarenta.

comunicacin, que les venden su tiempo o su espacio para vehicular su publicidad (misma que ellas conciben y desarrollan). En casos de metrpolis semiperifricas,27 como Guadalajara y Monterrey, las grandes agencias publicitarias han comenzado hace algunos aos a establecer sucursales ah, aunque ha sido lento el proceso. El caso usual ha sido el de que en este tipo de ciudades, agencias medianas (grandes para la localidad) controlen los mercados regionales, aunque algunas firmas publicitarias locales han tenido influencias ms amplias. Por otra parte, las mayores agencias de noticias, nacionales y transnacionales, se han establecido en la misma gran urbe. Las compaas disqueras, hasta hace pocos aos, se encontraban todas en la ciudad de Mxico (recordemos que los discos son un insumo importante para la programacin radiofnica). Por ejemplo, veamos una descripcin de la industria discogrfica en los aos setenta: La centralizacin de las instalaciones de produccin de radio puede detectarse indirectamente examinando la estructura de la industria mexicana de los discos. Hay 52 compaas disqueras en el pas, 90 por ciento de los cuales tienen sus estudios de produccin en la ciudad capital. De las 15 principales compaas discogrficas, que controlan el 80 por ciento del mercado total, nueve son mexicanas y seis transnacionales. Sin embargo, el 57 por ciento del mercado les pertenece a las cinco primeras, cuatro de las cuales son corporaciones multinacionales.28 El mismo desarrollo tecnolgico, como por ejemplo el surgimiento del video tape en los sesenta, las redes de microondas y ltimamente los satlites, ha permitido que se produzca y emita poco en la periferia y mucho en el centro, especialmente en el caso de radio y televisin, aunque en principio esas mismas tecnologas pueden utilizarse para lo contrario. Por otro lado, obviamente el periodismo (tanto impreso, como radiofnico y televisivo) del interior de la Repblica, ha tenido que producir sus propias noticias locales, aunque sin dejar de depender de las agencias nacionales y transnacionales de noticias para proveerse de la informacin ms general. Todo esto ha propiciado que las grandes redes y cadenas periodsticas, radiofnicas y televisivas hayan establecido su centro en la ciudad de Mxico. As mismo, se han desarrollado en la megalpolis27

Adaptando el sentido de Wallerstein, I. (1979) Semiperipheral countries and the contemporary world crisis, en The Capitalist World-Economy. Cambridge: Cambridge University Press. 28 De Noriega, Luis Antonio y Frances Leach (1979) Broadcasting in Mexico. Londres: Routledge and Kegan Paul, Pag. 39.

compaas de comercializacin (i.e., venta de publicidad), intermediarias entre las agencias publicitarias nacionales y los medios de difusin de provincia.29 Todos estos factores, entonces, han producido una estructura centralizada, en la cual un gran poder de decisin y control, a diversos niveles y en diferentes aspectos, se encuentra ubicado en la capital del pas. Por otro lado y complementariamente, recordemos que en cada entidad de la Repblica Mexicana suelen centralizarse el poder poltico, las actividades econmicas y la cultura en las ciudades capitales, o en el mejor de los casos, en unas pocas ciudades principales, de tal manera que el centralismo se reproduce en el interior del pas. No se trata entonces de un control monoltico y monoplico, sino de una matriz de centralizaciones.30 Pero no deja de ser piramidal, con la cspide en la capital de la repblica, aunque por supuesto ha habido presencia, presiones y luchas por parte de los empresarios mediticos de provincia.31 El desarrollo de los medios masivos en Mxico ha estado ntimamente articulado con el proceso de desarrollo econmico de la nacin. Este, a su vez, ha mostrado cambios y tendencias paralelas e interactuantes con el devenir poltico del pas, dadas las caractersticas del Estado mexicano posrevolucionario: presidencialista, centralista, corporativizado e intervencionista en todas las esferas de la sociedad, desde Calles y especialmente desde Crdenas.32 Se supone que los ltimos regmenes pristas,33 llamados neoliberales, particularmente el de Carlos Salinas de Gortari y el de Ernesto Zedillo, al haber ido liberalizando la economa y reformando al Estado (disminuyendo el tamao y los campos de accin de las instancias gubernamentales), habran estado modificando el corporativismo y el intervencionismo proverbiales de los gobiernos pristas

posrevolucionarios. Sin embargo, la democracia, la descentralizacin y la desconcentracin29

Estas agencias menejan las llamadas cuentas nacionales, que se refieren a productos que se distribuyen nacionalmente, como los refrescos, los cigarros o las marcas de automviles (a diferencia de las compaas de ventas locales, que tambin se suelen anunciar localmente). En ocasiones, esta publicidad nacional puede constitur hasta el 80% de las ventas de un medio en provincia, lo cual establece una relacin especfica de dependencia con respecto a las agencias comercializadoras ubicadas en el centro. 30 Snchez Ruiz, Enrique (1987) Centralizacin, Poder y Comunicacin en Mxico. Guadalajara: Universidad de Guadalajara (Cuadernos del CEIC, Num. 3). 31 Fernndez Christlieb, Ftima (1991) La Radio Mexicana. Centro y Regiones. Mxico: Juan Pablos Editor. 32 Crdova, Arnaldo (1974) La Formacin del Poder Poltico en Mxico. Mxico: Era. 33 Escribimos esto durante el mandato de Vicente Fox, primer presidente del PAN despus de siete decenios de gobiernos del PRI.

del poder no parecen haber sido su prioridad, de tal manera que este nuevo estilo de gobernar fue llamado liberalismo autoritario por Lorenzo Meyer.34 El centralismo, de cualquier forma, contina apareciendo como un rasgo principal del sistema poltico mexicano. Durante el perodo del presidente Lzaro Crdenas, acorde con sus polticas nacionalistas y populistas, hubo ciertos intentos del gobierno para intervenir directamente en los medios de difusin, con objetivos aparentemente proteccionistas y democratizantes, pero tambin claramente en busca de un control central.35 Al mismo tiempo, tal como ocurri con la economa nacional, tambin con respecto al sector de medios durante la administracin de Crdenas se sentaron las bases para el desarrollo y fortalecimiento de un sector privado, que posteriormente encontrara todo el apoyo gubernamental durante los regmenes de la llamada unidad nacional, de Manuel vila Camacho y de Miguel Alemn Valds.36 La participacin del Estado en los medios se redujo relativamente durante este perodo, tal como en otras esferas de la produccin y de la vida social.37 El proceso de internacionalizacin de la economa mexicana, que comienza a consolidarse con las estrategias del desarrollo estabilizador y con la segunda fase de substitucin de importaciones (de bienes de consumo durable e intermedios, principalmente), significar un crecimiento sostenido de la economa mexicana, durante los sexenios de Adolfo Ruiz Cortnes, Adolfo Lpez Mateos y Gustavo Daz Ordaz, con un crecimiento paralelo del sector de los medios de difusin. Pero el crecimiento sostenido, el milagro mexicano, resultara altamente concentrador del ingreso y provocara una fuerte dependencia del exterior.38 La concentracin de la riqueza encuentra su paraleloreflejo y consecuencia en la concentracin de la propiedad y el control de los medios de expresin pblica, en especial los medios electrnicos. Durante el rgimen de Gustavo Daz Ordaz, cuando34

Meyer, Lorenzo (1995) Liberalismo Autoritario. Las Contradicciones del Sistema Poltico Mexicano. Mxico: Ocano. 35 Meja Barquera, Fernando (1989) La Industria de la Radio y la Televisin y la Poltica del Estado Mexicano (1920-1960). Mxico: Fundacin Manuel Buenda. 36 Hamilton, Nora (1982) The Limits of State Autonomy. Post-Revolutionary Mexico. Princeton: Princeton Univerity Press. 37 Arredondo Ramrez, Pablo y Enrique E. Snchez Ruiz (1986) Comunicacin Social, Poder y Democracia en Mxico. Guadalajara: Universidad de Guadalajara. 38 Aguilar Camn, Hctor (1989) Despus del Milagro. Mxico: Cal y Arena.

comenzaron a observarse claramente los sntomas de agotamiento del modelo de industrializacin, el propio Estado, al entrar en una crisis de legitimidad, comenzara nuevamente a tratar de participar en el sector de medios, en particular en radio y televisin, lo que preparara el terreno para algunos cambios que ocurrieron durante el sexenio de Luis Echeverra lvarez.39

MODERNIZCIN, EN PREPARACION PARA EL 68 (Para los Juegos Olmpicos, no para la matanza de Tlatelolco). Durante los aos sesenta, los medios electrnicos mexicanos recibieron un gran impulso gubernamental, especialmente cuando se acercaban los Juegos Olmpicos, de los que Mxico sera sede en octubre de 1968. As, desde 1963 dieron inicio algunas transmisiones televisivas a colores, ya con autorizacin oficial y no experimentales, por medio del sistema inventado por el pionero Guillermo Gonzlez Camarena (concesionario del Canal 5), cuyas pruebas databan de un par de decenios antes. Mediante el sistema de microondas, que empezaba a expandirse, llegaban en directo las primeras emisiones internacionales, como el lanzamiento de la nave Mercury IX, o el funeral de John F. Kennedy.40 El mundo comienza a encogerse, por medio de las comunicaciones, dira aos despus Anthony Giddens.41 En 1965, el gobierno decide crear la Red Federal de Microondas, que para 1970 cubrira al pas de frontera a frontera. Igualmente, en 1966 Mxico se asocia al consorcio multinacional de satlites INTELSAT, con lo que podra emitir seales de radio y televisin a todo el mundo, y para 1968 se concluye puntualmente la Red Nacional de Telecomunicaciones. La mayor parte de la infraestructura tcnica para la eventual transmisin al resto del mundo de la Olimpiada fue proveda por el Estado. Adelantndonos un poquito, citaremos la descripcin que un ex trabajador de Telesistema Mexicano (vuelto historiador), hace del resultado de todo ese proceso de modernizacin tecnolgica:39

Arredondo Ramrez, Pablo y Enrique E. Snchez Ruiz (1986) Comunicacin Social, Poder y Democracia en Mxico. Guadalajara: Universidad de Guadalajara. 40 Snchez Ruiz, Enrique E. (1991) Hacia una cronologa de la televisin mexicana, en Comunicacin y Sociedad, Nm. 10-11, septiembre 1990-abril 1991. 41 Giddens, Anthony (1999) Un Mundo Desbocado. Los Efectos de la Globalizacin en Nuestras Vidas. Madrid: Taurus.

El uso de las microondas, la televisin cromtica y los satlites de comunicacin, tuvieron su momento culminante con las transmisiones televisivas, desde Mxico, de los XIX Juegos Olmpicos. Estos tres importantes elementos sirvieron de base para hacer posible que el mundo entero recibiera las imgenes de tan trascendental evento. Mxico no slo se enorgulleci de haber sido el pas sede de las Olimpadas sino tambin por la admirable labor que realizaron los tcnicos mexicanos en materia de comunicaciones.42 En seguida volveremos a los acontecimientos previos a tan trascendental evento. Recordemos que, desde 1955, los tres canales de televisin existentes en la capital de la Repblica se haban unido en la empresa Telesistema Mexicano, argumentando que no haba suficiente mercado para disputarlo en competencia.43 As, no solamente la TV capitalina, sino prcticamente la de todo el pas, qued monopolizada por Telesistema. Sin embargo, hacia 1968 el gobierno al parecer juzg que ya era hora de propiciar un poco la competencia televisiva. Faltando solamente un mes para el inicio de los Juegos Olmpicos, se inauguraron dos nuevos canales televisivos en la capital del pas, otorgados a concesionarios particulares: El Canal 13, otorgado al Sr. Francisco Aguirre, conocido radiodifusor, y el Canal 8, a Fomento de Televisin, que se convirti en filial del Grupo Monterrey, al ser controlada por Televisin Independiente de Mxico (TIM). Ambos canales se inauguraron oficialmente con la transmisin en vivo del IV Informe de Gobierno del presidente Gustavo Daz Ordaz, el primero de septiembre de 1968. Por el norte del pas, desde 1965 se haba comenzado a desarrollar Telecadena Mexicana, del productor cinematogrfico Manuel Barbachano Ponce (socio minoritario del Canal 8), que para fines de los sesenta posea ya quince televisoras.44 Quizs el gobierno de Gustavo Daz Ordaz se estaba dando cuenta de la popularidad y la enorme influencia social que estaba ganando el monopolio televisivo, as que decidi autorizar la entrada de nuevos jugadores. Sin embargo, en el plano informativo, tanto radio como televisin aun no haban desarrollado sus propios sistemas de noticieros, sino que tenan programas

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Gonzlez y Gonzlez, Fernando (1989) Historia de la Televisin Mexicana, 1950-1985. Mxico: Edicin del Autor. 43 Snchez Ruiz, Enrique E. (1983) Capital Accumulation, The State and Television as Informal Education. Case Study of Mexico. Stanford University, Disertacin Doctoral. 44 Ibid..

noticiosos que manejaban informativamente algunos peridicos, por ejemplo, Exclsior, El Universal, o Novedades. En lo que a la prensa se refiere, los aos sesenta fueron de relativa calma, pues se encontraba en su plenitud la cultura de la colusin, es decir, el modus vivendi de mutua complacencia y apoyo entre el gobierno y los peridicos.45 En todo caso, algunas novedades que ocurrieron contribuyeron un poco a ampliar el espectro ideolgico de los medios impresos. As, Jos Carreo Carln comenta que no haba prensa para el pensamiento y las corrientes populares liberales y de izquierda, lo que en parte se cubri con la aparicin en 1960 de la revista Poltica, en cuyos primeros nmeros escriban Carlos Fuentes, Vctor Flores Olea, Enrique Gonzlez Pedrero, entre otros. Sin embargo, cerr en 1967. Los aos sesenta fueron los del comienzo de uno de los esfuerzos de periodismo cultural ms interesantes, bajo el liderazgo de Fernando Bentez, en el suplemento La Cultura en Mxico de la revista Siempre (que para los setenta pas a la coordinacin de Carlos Monsivis). En 1962, se funda otro peridico de izquierda, El Da de Enrique Ramrez y Ramrez, para concurrir a un mercado hasta entonces asfixiantemente dominado por las visiones de la derecha interna e internacional.46 En 1968 Mario Menndez fund otra revista de inclinacin hacia la izquierda: Por Qu?, la cual sufri acosos gubernamentales y agresiones hasta los aos ochenta. Por la banda derecha, el Coronel Garca Valseca haca crecer su cadena y en 1965 estableci sus diarios capitalinos, El Sol de Mxico del medioda, primero, y luego su homnimo matutino. Slo 15 das despus, abri El Heraldo de Mxico.47 Otro hecho importante con respecto a la prensa escrita, fue el cambio de direccin del peridico Exclsior, segundo en antigedad de los peridicos capitalinos contemporneos (el Universal se fund en 1916, el Exclsior en 1917). ste haba destacado desde su nacimiento, siempre en competencia principal con El Universal; ambos caracterizados ms bien por su conservadurismo poltico. En 1963, falleci Rodrigo de

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Riva Palacio, Raymundo (1997) A culture of collusion: The ties that bind the press and the PRI, en Orme Jr., William (ed.) A Culture of Collusion. An Inside Look at the Mexican Press. Boulder: North-South Center Press. 46 Ibid, Pg. 6. 47 Ibid.

Llano, quien haba dirigido Exclsior desde 1932, y lo sustituy Manuel Becerra Acosta, quien a su vez muri en 1968. El 31 de agosto de 1968 inici la gestin de Julio Scherer Garca.48 El llamado peridico de la vida nacional, se convirti en los aos siguientes en una tribuna plural (recuerdo las plumas de Daniel Coso Villegas, Gastn Garca Cant, Ricardo Garibay, Jorge Ibargengoitia, Rodolfo Stavenhagen, Pablo Latap Sarre, entre otros), adems de un periodismo informativo crtico e investigativo, que lo hicieron merecedor de la clasificacin de uno de los mejores del mundo. Hay ensayos de desmitificar tanto a Scherer como a Exclsior,49 pero a pesar de que efectivamente, se ha generado toda una mitologa alrededor de ambos, personalmente creo que Julio Scherer, sin ser un santo o un hroe nacional, ha propiciado un tipo de periodismo que el pas ha necesitado, desde esos aos. Y el diario, de hecho, fue por lo menos el mejor de Mxico durante los aos en que lo dirigi Scherer. Recordaremos lo que aconteci a slo uno o dos meses de que Julio Scherer asumi la conduccin de Exclsior. EL DOS DE OCTUBRE EN LOS MEDIOS. Los sucesos que llevaron a la matanza de Tlatelolco el 2 de Octubre de 1968 y sus secuelas son analizados en otro lugar de este libro. Aqu recordaremos brevemente cmo los medios mexicanos, en particular los capitalinos, se encargaron de minimizar, casi negar, la masacre, sus orgenes y sus secuelas. Ral Trejo sintetiza de esta manera el papel de los medios frente al movimiento estudiantil y a las reacciones del gobierno de Gustavo Daz Ordaz: Ante el endurecimiento del gobierno que llev al asesinato de Tlatelolco, la radio y la televisin no manifestaron opiniones distintas de las oficiales. No es exagerado asegurar que fueron, incluso, serviles comparsas de las posiciones gubernamentales. Ni qu decir de la enorme mayora de la prensa escrita. Los periodistas que en ese tiempo tuvieron valor y tribuna para disentir de la conducta del gobierno, fueron tan escasos que los nombres de cada uno de ellos pueden ser recordados con facilidad y todos, solamente en sitios de prensa escrita. Jos Alvarado, Fernando Bentez, Francisco Martnez de la Vega, entre esos pocos.5048 49

Ibidem. Levario Turcott, Marco (2001) Un mito llamado Exclsior, en Etctera, Nm. 9, Julio; Trejo Delarbre, Ral (2001) Mediocracia sin Mediaciones. Prensa, Televisin y Elecciones. Mxico: Ediciones Cal y Arena. 50 Trejo Delarbre, Ral (1998) Los medios antes y despus del 68, texto ledo en una mesa redonda sobre la cultura mexicana en 1968, organizada por el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Bajado de: http://raultrejo.tripod.com/ensayosmedios/Mediosy68.htm, el 30/07/2004, Pg. 1.

En la cobertura del desarrollo del movimiento, hubo un par de excepciones televisivas, que recuerda Carlos Monsivis: En 1968, la televisin privada se niega a difundir las posiciones del Movimiento. Se prodigan las calumnias y las llamadas al linchamiento moral, los noticieros delatan la insignificancia numrica de las marchas. Las excepciones se localizan con rapidez: el noticiario Exclsior, que cubre adecuadamente las movilizaciones, y un programa especial conducido por Jorge Saldaa, ms bien tibio de acuerdo con los estndares de hoy y estrepitoso en 1968, sobre todo por las intervenciones de Heberto Castillo, Ifigenia Martnez y Vctor Flores Olea, que defienden a los estudiantes, que no son delincuentes y estn dispuestos al dilogo.51 Por su parte, Elena Poniatowska rememora: Una minora de editorialistas defiende a los estudiantes y sus artculos pueden contarse con los dedos de la mano. El ms bello: el de Jos Alvarado, publicado el 10 de octubre; el ms impactante: el de Abel Quezada: un cuadro negro en seal de luto: Por qu?, pregunta en el ttulo el caricaturista en el Exclsior de Scherer. De todos los diarios, el ms apegado a la verdad es La Prensa en su reportaje del 3 de octubre. Los dems peridicos hablan de agitadores al servicio de Mosc o de la CIA, y airados se parapetan tras del rgimen que les paga por defenderlo. La revista Por qu?, aunque amarillista, sensacionalista, informa y consigna. Lo dems, como dira Sor Juana, es engao colorido.52 Aunque en algunos casos se trat de la acostumbrada actitud pasiva y complaciente con el gobierno por parte de los medios, debemos recordar que en esta ocasin el clima poltico fue de persecucin y de amedrentamiento directo. Hay testimonios de quienes presenciaron cmo desde la noche misma del 2 de octubre, agentes judiciales intervinieron las redacciones, censuraron artculos y decomisaron material flmico. Ni antes ni despus de esa poca, al menos de manera tan ominosa y extendida, el gobierno mexicano ejerci la censura previa.53 Complementa la descripcin Monsivis: El 3 de octubre de 1968 el gobierno aclara su verdadero principio de autoridad: la garanta de la conducta impune. LaMonsivis, Carlos (1999) El 68: Las ceremonias del agravio y la memoria, en Scherer Garca Julio y Carlos Monsivis: Parte de Guerra. Tlatelolco 1968. Mxico: Aguilar. 52 Poniatowska, Elena (2002) La prensa en tiempos de Daz Ordaz, en La Jornada Digital, Domingo 3 de marzo (http://www.jornada.unam.mx/2002/mar02/020303/, bajado el 08/08/2004). La propia Poniatowska repreduce los encabezados de los principales diarios de la capital un da despus de la masacre en: Poniatowska, Elena (1971) La Noche de Tlatelolco. Mxico: ERA. 53 Trejo Delarbre, Ral (1998) Los medios antes y despus del 68, op. Cit., Pg. 2.51

censura avasalla amenazas;.54

a los medios informativos: hay intimidaciones,

sobornos y

Julio Scherer recuerda que: Aquella noche, en un telefonema urgente me haba advertido el secretario de Gobernacin que en Tlatelolco caan sobre todo soldados y a punto de colgar el telfono haba dejado al aire la frase amenazadora: Queda claro, no?.55 De hecho, a pesar de que hay un cierto consenso sobre que la cobertura de Exclsior habra sido una de las menos oficialistas o censuradas, Julio Scherer admiti que haba tenido que ceder ante las presiones del lgido momento: Exclsior haba informado con honradez y veracidad acerca de los sucesos de Tlatelolco. Eso era cierto, pero no me engaaba. Habamos escamoteado a los lectores captulos enteros de la historia de esos das. Poco sabamos de la vida pblica de los presos polticos, menos an de su intimidad, y habamos evitado las entrevistas con ellos. Habamos permanecido en la calle, presos nosotros frente a su crcel. Saba bien que en nuestras manos haba estados la decisin de cumplir o no con ese trabajo, pero tambin saba que el Presidente no haba propiciado el mejor clima para el desarrollo de una informacin irrestricta.56 Scherer mismo reconoci que le censur un artculo a don Alejandro Gmez Arias, quien entonces dej de colaborar en Exclsior.57 Pero, de nuevo, para no caer en una visin maniquea, el Suplemento Masiosare de La Jornada comenta que las nicas imgenes de la matanza de Tlatelolco que se transmitieron en televisin ese 2 de octubre, fueron las del Noticiero de Exclsior, que se transmita por el Canal 2 de Telesistema Mexicano.58 Y Masiosare a su vez recoge el testimonio de Monsivis: Carlos Monsivis recuerda la transmisin esa noche. Eran secuencias filmadas desde el tercer piso del edificio Chihuahua. La cmara estaba a ras del suelo y se vea a los lderes de Consejo Nacional de Huelga tirados. El sonido ambiente eran los disparos interminables, una lluvia de muerte terrible.59

54 55

Monsivis, Carlos (1999) El 68: Las ceremonias del agravio y la memoria, op. cit., Pg. 239. Scherer Garca, Julio (1986) Los Presidentes. Mxico: Grijalbo, Pg. 12. 56 Citado por Levario Turcott, Marco (2001) Un mito llamado Exclsior, en Etctera, Nm. 9, Julio 2001 (versin electrnica http://www.wtcetera.com.mx/pag38ne9.asp, bajado el 29/07/2004). 57 Ibid. 58 Ramrez Cuevas, Jess (2002) Televisa y el 68. La televisin le debe una autocrtica a Mxico, en Masiosare, Nm. 252, Suplemento de La Jornada, 20 de octubre, Pg. 3. (http://www.jornada.unam.mx/2002/oct02/021020/mas-ramirez.html, bajado el 06/08/2004). 59 Ibid. Pg. 4.

Desde luego, que el noticiario de Exclsior fue suspendido y Telesistema Mexicano comenz los preparativos para lanzar al poco tiempo su propio programa noticioso principal: 24 Horas, con Jacobo Sabludowsky.60 La escritora Elena Poniatowska termina un artculo periodstico sobre la prensa en tiempos de Daz Ordaz, as: Tanta insercin pagada, tanta orden de aprehensin, no slo no lograron su objetivo sino que al final de cuentas se volvieron en su contra. A partir del 68 se gesta una nueva prensa, as como empieza a moverse esa sociedad dormida que fue a desperezarse en las grandes manifestaciones, en las marchas al Zcalo; una nueva sociedad, la sociedad civil, que quiere expresar su irritacin, su inconformidad, y encender, veladora en mano, una luz por cada muchacho asesinado el 2 de octubre de 1968, la vanguardia poltica, social y cultural de su pas: Mxico.61 Finalmente, el 12 de octubre se inaugur el trascendente evento del que hablbamos antes: Por toda la ciudad, grupos de jvenes tocan clxones y se entregan a la prctica exorcista de repetir el nombre del pas: M-XI-CO!! M-XI-CO!! M-XICO!!.62 De hecho, ni la sociedad mexicana, ni los medios cambiaron de inmediato, pero s se puede decir que el 68 fue el comienzo de un proceso de transformacin que, si bien aun no se logra totalmente, ya se empieza a notar, en la democratizacin del pas. Gustavo Daz Ordaz ya se haba dado cuenta de la importancia de los medios para el control poltico, especialmente en tiempos de excepcin, como el perodo que acabamos de describir. As, a fines de 1968 el gobierno federal propuso un nuevo impuesto que pareca estar dirigido a tomar el control de la radio y televisin. El 30 de diciembre aprueba el Congreso un impuesto del 25% al importe total de los pagos por los servicios prestados por empresas que funcionen al amparo de concesiones federales para el uso de bienes del dominio directo de la nacin cuando la actividad del concesionario est declarada expresamente de inters pblico por la ley.63 Una alternativa al pago de este impuesto, que afectasin nombrarlosa los concesionarios de radio y televisin, es poner 49% de sus acciones en fideicomiso en una institucin nacional de crdito. Hay, entonces, laIbid. Poniatowska, Elena (2002) La prensa en tiempos de Daz Ordaz, en La Jornada Digital, Domingo 3 de marzo (http://www.jornada.unam.mx/2002/mar02/020303/, bajado el 08/08/2004), Pg. 4. 62 Monsivis, Carlos (1999) El 68: Las ceremonias del agravio y la memoria, op. cit., Pg. 242. 63 Snchez Ruiz, Enrique E. (1991) Hacia una cronologa de la televisin mexicana, en Comunicacin y Sociedad, Nm. 10-11, septiembre 1990-abril 1991, Pg. 247.61 60

posibilidad de que el gobierno se quede con tal 49%. Los empresarios desde luego consideran estas medidas lesivas para sus intereses y reaccionan con una campaa fuerte de presin y cabildeo, que culmin el primero de julio de 1969 con un decreto de Gustavo Daz Ordaz, el cual autorizaba que las empresas de radio y televisin, como alternativa al pago del impuesto mencionado, pusieran a disposicin del Estado el 12.5% de su tiempo diario de transmisin, para lo usara de acuerdo con sus propios fines.64 A pesar de que no hay evidencias duras, es claro que se trat de un intento, fallido en este caso, por tomar el control directo de los medios electrnicos. Paradjicamente, cuando en 2002 el presidente Vicente Fox, mediante un decreto (el llamado decretazo) anul el impuesto, el presidente de la Cmara Nacional de Radio y Televisiny tambin directivo de Televisa, Bernardo Gmez, declar que tal gravamen se los haba impuesto Daz Ordaz como castigo por haber dado voz e imagen a los opositores del gobierno en 1968.65 Finalmente, hacia el final del sexenio diazordacista, un decreto presidencial del 6 de agosto crea la Red Federal de Estaciones de Televisin, asignndole 37 frecuencias en diversas entidades del pas. No entra en funcionamiento esta red que, sin embargo, prepara el terreno para una prxima participacin directa del gobierno en la televisin. LOS SETENTA. EL INTERVENCIONISMO MEDITICO DE LUIS ECHEVERRA. Todava como Secretario de Gobernacin, Luis Echeverra lvarez manifest ante los concesionarios de radio y televisin su preocupacin por la gran penetracin e influencia de estos medios, en particular la TV, y especialmente entre nios y jvenes. En la inauguracin de los trabajos de la X Semana Nacional de la Radiodifusin, preguntaba Echeverra:

Ibid. Ramrez Cuevas, Jess (2002) Televisa y el 68. La televisin le debe una autocrtica a Mxico, en Masiosare, Nm. 252, Suplemento de La Jornada, 20 de octubre, Pg. 1. (http://www.jornada.unam.mx/2002/oct02/021020/mas-ramirez.html, bajado el 06/08/2004). Ver tambin Trejo Delarbre, Ral (2002) Desmemoriados radiodifusores, Columna Sociedad y Poder publicada el 10 de octubre de 2002 (http://raultrejo.tripod.com/Sociedadypodertextos2002/Radiodifusoresdememoriadosoctubre10.htm bajada el 08/08/2004).65

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No podremos en Mxico, si nos unimos todos empezando por quienes directamente son concesionarios de los medios de difusin y los manejan; representantes de todos los medios sociales, psiclogos y socilogos; padres y madres de familia, y el propio Estado como un elemento de coordinacin, encontrar una frmula equilibrada que permita salvaguardar los intereses del auditorio, en especial los de las nuevas generaciones y simultneamente, pero en su debida jerarqua, los de tipo privado?66 Una muestra de la importancia que le otorgaba Echeverra a los medios fue que de inmediato, al iniciar sus labores el nuevo gobierno, instituy dos nuevas subsecretaras encargadas del manejo de los instrumentos de informacin pblica, y cuya creacin dio cuenta del rango poltico que se deseaba conferir a la poltica gubernamental de comunicacin.67 Adems, nombr a su hermano Rodolfo Echeverra director del Banco Nacional Cinematogrfico, la entidad principal que financiaba el cine en el pas y desde donde sera el artfice de una virtual estatizacin de la actividad cinematogrfica. Despus del episodio represivo y la fama autoritaria bien ganada del rgimen anterior, Echeverra intent dar la imagendesde su campaade cambios substanciales, mediante lo que l mismo denomin poltica de apertura democrtica.68 Pero tal apertura result un artificio retrico, para esconder un autoritarismo igual al anterior.69 Pero no necesariamente todo lo que se hizo durante el Echeverrismo fue negativo. Hay quienes piensan que al cine mexicano no le fue tan mal. Como es sabido, durante el sexenio de Luis Echeverra lvarez (1970-1976) la cinematografa mexicana fue casi totalmente estatizada: Con esta estatizacinmayoritaria, no total, y forzada en buena medida culmin en 1976 una poca excepcional del cine mexicano. Nunca antes haban accedido tantos y tan bien preparados directores a la industria cinematogrficaCitado por Cremoux, Ral (1974) Televisin o Prisin Electrnica? Mxico: Fondo de Cultura Econmica (Cursivas aadidas). En 1972, cuando los empresarios de Telesistema Mexicano y Televisin Independiente de Mxico, negociaron con Echeverra y miembros de su gabinete su fusin en lo que sera Televisa, el argumento utilizado fue el de una nueva frmula mexicana de televisin. Es decir, respondan al llamado de Echeverra. Ver: Snchez Ruiz, Enrique E. (1983) Capital Accumulation, The State and Television as Informal Education. Case Study of Mexico. Stanford University, Disertacin Doctoral. 67 Granados Chapa, Miguel Angel (1981) 1970-1976, un sexenio de comunicacin, en Connotaciones, Nm. 1. Mxico: Ediciones El Caballito/Asociacin Mexicana de Investigadores de la Comunicacin. 68 Coso Villegas, Daniel (1974) El Sistema Poltico Mexicano. Las Posibilidades del Cambio. Mxico: Cuadernos de Joaqun Mortiz 69 Ibid. Ver tambin: Granados Chapa, Miguel Angel (2004) Echeverra y Pinochet , en Mural, 25 de julio (http://www.mural.com/editoriales/nacional/401596/, bajada el 06/08/2004).66

ni se haba disfrutado de mayor libertad en la realizacin de un cine de ideas avanzadas. A pesar de que una muy actuante censura previa impidi muchas veces el abordamiento crtico de temas polticos y sociales de actualidad, y a pesar de que el cine se hizo eco de una retrica tercermundista y demaggica, los nuevos cineastas resultaron capaces por cultura y por oficio de reflejar algo de la complejidad de lo real.70 El operador principal de este proceso fue el actor Rodolfo Landa, hermano de Echeverra, quien fue instalado como director del Banco Nacional Cinematogrfico poco antes de que ste tomara posesin. Rodolfo Echeverra puso fin a ciertas prcticas viciosas de los productores tradicionales viejos, negando ms crditos sin garantas solventes.71 Contina Vias: Muy pocos productores aceptaron arriesgar sus capitales y el Estado, a travs de Rodolfo Echeverra, decidi producir cine directamente. La cinematografa mexicana se estatiz formalmente, pues ya lo era de hecho, cuando menos en su rama de produccin. Para sustituir a la mayora de realizadores, que eran los propios productores, sus descendientes o sus incondicionales, Rodolfo Echeverra llam a la generacin de cineastas universitarios y a la procedente de los concursos. Con esta alternativa Rodolfo Echeverra logr romper la inercia churrera de los viejos productores...72 El Estado se encarg durante ese perodo, del financiamiento, de la produccin, de la distribucin y de la exhibicin, de la preservacin y de la enseanza. El gobierno haba adquirido en 1960 la Compaa Operadora de Teatros (COTSA), para romper el llamado monopolio Jenkins; se incluira adems a los Estudios Churubusco, que se convirtieron en productores en 1972 y 1973 (y los estudios Azteca tambin); se establecieron las empresas de produccin Corporacin Nacional Cinematogrfica (Conacine) y las versiones paralelas de Corporacin Nacional Cinematogrfica y de los Trabajadores (Conacite I y II). El Estado tambin cont con las distribuidoras Pelculas Nacionales (PelNal) para el territorio nacional, y Pelculas Mexicanas (PelMex) para el extranjero. En 1972 se reinstituy la Academia de Ciencias y Artes Cinematogrficas y por consiguiente la entrega de los Arieles; en 1974, se inaugur la Cineteca Nacional; en 1975, comenzaron70. Garca Riera, Emilio (1998) Breve historia del cine mexicano. Primer siglo, 1987-1997. op cit, pg 278. 71. Vias, Moiss (1994) Historia reciente del cine mexicano, en E. de la Vega Alfaro y E. Snchez Ruiz (comps.) Bye bye Lumire... Investigacin sobre cine en Mxico. Guadalajara: Universidad de Guadalajara. 72. Ibid, Pg. 32. Los concursos a que se refiere la cita tuvieron lugar durante los aos sesenta.

las labores del Centro de Capacitacin Cinematogrfica (CCC). Adems, desde 1971 funcionaba el Centro de Produccin de Cortometraje, encargado de filmaciones oficiales, principalmente.73 Prcticamente todas las actividades de la cadena productiva cinematogrfica tuvieron participacin estatal. Sin embargo, cabe aclarar que la participacin privada no se borr completamente, sino que incluso en algunos aspectos, al parecer se les benefici: Al ser descongelados los precios de entrada a los cines y al desaparecer entre stos los de segunda y tercera corrida para ser convertidos todos en salas de estreno, aumentaron mucho los ingresos de los productores privados, accionistas mayoritarios de Pelculas Nacionales: sin arriesgar nada y produciendo cada vez menos pelculas, pasaron de ganar 164 millones de pesos en 1971 a 360 millones en 1976.74 Desafortunadamente, entre muchos aciertos flmicos, estticos y de contenido que se lograron durante el perodo echeverrista, hubo demasiado pocos xitos de taquilla. El presidente que sigui a Echeverra, Jos Lpez Portillo, por medio de su hermana, la poeta Margarita Lpez Portillo (a quien le cre la Direccin General de Radio, Televisin y Cinematografa en la Secretara de Gobernacin), se encarg de desmontar prcticamente todo el aparato gubernamental cinematogrfico, adems de que llam de nuevo a los antiguos productores y les devolvi el cine, y con ellos vino la era de las ficheras... 75 Antes de pasar a los casos ms sonados del perodo echeverrista, con respecto a la televisin y la prensa, comentaremos casi de pasada que durante el decenio de los setenta, al igual que en los sesenta, la radio en las ciudades se especializ en la transmisin de msica, ya no en vivo como en la poca dorada de la XEW, sino mediante discos.76 Sin embargo, hacia la segunda mitad de los setenta, especialmente en los mbitos urbanos, la radio recuper mucho de sus funciones en la informacin y el comentario periodstico. Habla por ejemplo Jos Carreo Carln de una recuperacin del peso sociopoltico de los noticiarios radiofnicos desde mediados de la dcada de los setenta, en que la XEX dedica toda su programacin a la transmisin de noticias y empieza el despegue de Radio Red a73. Garca Riera, Emilio (1998) Breve historia del cine mexicano. Primer siglo, 1987-1997. op cit. 74. Ibid, Pg. 304. 75. Vias, Moiss (1994) Historia reciente del cine mexicano, op cit., Pg. 33. 76 Esquivel Villar, Alberto y Gabriel Sosa Plata (s/f) Las Mil y una Radios. Una Historia, un Anlisis Actual de la Radiodifusin Mexicana. Mxico: McGraw Hill.

travs del programa Monitor, dirigido por Jos Gutirrez Viv.77 En provincia, pero en especial en el mbito rural, la radio continu funcionando como un enlace social importante. Por otra parte, si bien las primeras grandes redes radiofnicas comenzaron en los aos treintas con la XEW y la XEQ y en los cuarentas con Radio Programas de Mxico, para los decenios de los sesenta y los setenta se conformaron nuevos grupos y se expandieron las cadenas radiofnicas.78 Es decir, comenz un proceso de concentracin del medio, de tal manera que para 1977, quince grupos controlaban el 84 por ciento de las estaciones comerciales en Mxico.79 En 1970 haba 604 estaciones de radio en Mxico, de las cuales 580 eran comerciales y 24 culturales; en 1975, eran un total de 696 estaciones (668 comerciales y 28 culturales); y el 1980 creci el nmero a 852 en total (905 comerciales y 47 culturales).80 A pesar de un incremento de las estaciones permisionadas, que ocurri durante la segunda parte del decenio (es decir, ya en el perodo de Lpez Portillo), es claro que el crecimiento de la radiodifusin fue en el sentido comercial plenamente. En un trabajo escrito en los aos setenta por dos empleados de Televisa, se aclaraba (o justificaba) la concentracin de la industria de la radiodifusin en el pas: Las redes hacen ms barata la administracin y permiten a los radiodifusores intercambiar radionovelas y otros programas muy elaborados que, a su vez, los puede producir una organizacin central creativa, especializada, profesional. El gobierno favorece esta tendencia a la centralizacin, ya que, desde su punto de vista, facilita la regulacin y el control.81 En 1971, varios funcionarios de alto nivel del gobierno de Luis Echeverra comenzaron a hacer crticas pblicas al funcionamiento de la radio y la televisin. Al parecer, el gobierno federal quera tener un mayor control sobre los medios. Recordemos que el 10 de junio de 1971 hubo otra represin estudiantil, por parte de los llamados

Carreo Carln, Jos (1992) 1962-1992: Mxico a travs de los medios, en Intermedios, Nm. 1, Marzo, Pg. 8. 78 Arredondo Ramrez, Pablo y Enrique Snchez Ruiz (1986) Comunicacin Social, Poder y Democracia en Mxico. Guadalajara: Universidad de Guadalajara. 79 De Noriega, Luis Antonio y Frances Leach (1979) Broadcasting in Mexico. Londres: Routledge and Kegan Paul. 80 Nafinsa (1981) La Economa Mexicana en Cifras. Mxico: Nacional Financiera. 81 De Noriega, Luis Antonio y Frances Leach (1979) Broadcasting in Mexico, op. cit. Pg. 37.

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halcones, un cuerpo paramilitar al parecer entrenado en Estados Unidos.82 Si bien dada la retrica de apertura democrtica fue ms difcil que en 1968 censurar a los medios, otra vez fue claro para un gobierno represor y autoritario, como result el de Echeverra, que era necesario ejercer un mayor control sobre los medios de comunicacin. Desde 1971, diversos altos burcratas comenzaron a criticar los contenidos de la radio y la televisin, especialmente la ltima. Incluso, se lleg a plantear la posibilidad de la nacionalizacin83 Las crticas continuaron en 1972. En marzo de ese ao, el gobierno forz la adquisicin del Canal 13, que haba tenido problemas econmicos: El 15 de marzo de 1972 el gobierno mexicano adquiri el Canal 13 de la televisin capitalina. Unos meses antes, la financiera estatal Sociedad Mexicana de Crdito Industrial, Somex, haba comprado el 72 por ciento de las acciones de esa televisora, entonces en manos de particulares. El 15 de marzo recibi el 28 por ciento restante y con ello se inaugur una nueva etapa en la televisin en Mxico.84 Desde entonces y hasta los aos noventas, el Estado mexicano se convirti en emisor televisivo, pero, paradjicamente, ni Canal 13 ni la organizacin que surgi en los aos ochentas (Imevisin) dejaron de ser de carcter comercial. El 21 de marzo, unos das despus, anuncia la Secretara de Comunicaciones y Transportes (SCT) que se pondr en marcha el proyecto de desarrollo de la televisin rural, lo que se corrobora con un decreto publicado en mayo siguiente.85 Este servicio, que en junio siguiente se convirti en Televisin Cultural de Mxico, incluye materiales producidos por la propia SCT, los programas difundidos en la televisin comercial con cargo al 12.5 por ciento, as como selecciones de los canales 11 y 13 y algunas de la televisin comercial.86 As mismo, se anuncia la posibilidad de que se elabore una nueva ley en la materia (la vigente en ese momentoy todava cuando se escribe esto, ms de treinta aos despusdataba de 1960). Los concesionarios hicieron pblicas manifestaciones de preocupacin yOrtiz, Orlando (1971) Jueves de Corpus: Editorial Digenes. Fernndez Christlieb, Ftima (1982) Los medios de Difusin Masiva en Mxico. Mxico: Juan Pablos Editor. 84 Lozoya, Jorge Alberto (1974) La TV estatal en Mxico: Notas sobre un intento, en Foro Internacional, Nm. 55, Enero-Marzo, Pg. 402. 85 Fernndez Christlieb, Ftima (1982) Los medios de Difusin Masiva en Mxico, op. cit. 86 Granados Chapa, Miguel Angel (1976) La televisin de Estado. En busca del tiempo perdido, en Nueva Poltica, Vol. 1, Nm. 3, Julio-Septiembre, Pg.232.83 82

descontento. Hubo tambin reuniones privadas con el presidente y su gabinete, presiones, cabildeos y negociaciones. As, en diciembre de 1972 se anunci la formacin de una nueva gran empresa, conformada por la fusin de Telesistema Mexicano y Televisin Independiente de Mxico, con sus respectivos canales y redes televisivas. Esta era Televisa, S.A., o Televisin Va Satlite, S.A., misma que inici su funcionamiento en enero de 1973. Otra vez, la iniciativa privada demostraba tener habilidad negociadora, pues ante el embate crtico y las medidas para una mayor participacin gubernamental, las dos empresas que competan entre s (y con un dbil Canal 13 en la capital, al igual que unos pocos independientes en provincia) se fortalecieron al constituirse para todo efecto prctico en un monopolio privado. Un argumento al parecer persuasivo fue el de la conformacin de una nueva frmula mexicana de televisin, basada en una cierta divisin del trabajo entre esteentonces nuevogrupo privado y el gobierno: La pluralidad de la televisin mexicana puede sintetizarse diciendo que el Canal 2 permite una comunicacin nacional; el Canal 4, la urbana; el Canal 5, la mundial; el Canal 8, la retroalimentacin nacional; el Canal 11, la educativa; el Canal 13, la cultural. Y el 12.5 por ciento del tiempo que al Estado le reserva la ley en los canales, est tericamente dedicado a las necesidades de comunicacin de los gobernantes con la opinin pblica.87 La supuesta frmula mexicana describe muy bien la distribucin de canales entonces existente en el Valle de Mxico, pero no una presencia verdaderamente nacional, especialmente de los canales gubernamentales (el Once y el Trece). Muchos observadores hemos comentado que, para el ruido que se gener, finalmente los resultados no fueron por lo menos tan contrarios para los concesionarios. Por ejemplo, si bien no hubo una nueva ley de radio y televisin, s se aprob un reglamento que atenda a los contenidos en radio, televisin y cine. Miguel ngel Granados Chapa comenta al respecto: Todo fue, sin embargo, slo fuego de artificio. La querella, aparente o real, entre Estado y medios electrnicos se resolvi en una victoria para stos. En efecto, el 4 de abril de 1973, apenas unos meses despus de la presunta embestida gubernamental contra la radio y la televisin, el Ejecutivo dict un reglamento que favoreca el inters de los concesionarios. Se trata del87

Alemn Velasco, Miguel (1976) El Estado y la televisin, en Nueva Poltica, Vol. 1, Nm. 3, JulioSeptiembre, Pg. 195.

Reglamento de la Ley Federal de Radio y Televisin y de la Ley de la Industria Cinematogrfica, relativo al contenido de las transmisiones de radio y televisin.88 Si bien es cierto que en lneas generales el Reglamento, al igual que la Ley promulgada trece aos antes, era bastante favorable para los concesionarios, hay que apuntar que por otro lado no era totalmente propicio para la libertad de expresin, al trasladar a la televisin los mecanismos de la censura cinematogrfica que, bajo el nombre de supervisin, se ejerce en contra de lo que dispone la Constitucin General de la Repblica.89 En octubre 1974 se suspendieron 37 programas de televisin, aunque ms de la mitad de ellos ya no se transmitan cuando ocurri la suspensin.90 Por otra parte, entre febrero de 1971 y septiembre de 1975, la Comisin Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretara de Educacin Pblica declar ilcitas 136 publicaciones. Si bien estas acciones especialmente se inscriban dentro del marco de la lucha contra la pornografa, muestra la capacidad censora del gobierno de la apertura democrtica. Claramente, la apertura era selectiva. Incluso, contradictoria. Tenemos el caso paradjico del peridico Exclsior, que habiendo aprovechado la apertura democrtica, durante la primera mitad de los setenta se convirti en un foro crtico importante, en el que se manifestaban voces en contra de la dependencia econmica y las injusticias del capitalismo y del imperialismo. La investigacin de Angela Delli Sante91 documenta claramente cmo se orquest una campaa desde las cpulas del poder econmico transnacional (la American Chamber of Commerce-Mexico), a la que respondieron las grandes firmas mexicanas tambin, para retirarle la publicidad y obligarlo a cambiar de lnea editorial. A su vez, esta campaa fue apoyada por Televisa y miembros de la Cmara Nacional de Radio y Televisin, en lo que entonces llamaron la guerra de los

Granados Chapa, Miguel Angel (1981) 1970-1976, un sexenio de comunicacin, en Connotaciones, Nm. 1. Mxico: Ediciones El Caballito/Asociacin Mexicana de Investigadores de la Comunicacin, Pg. 27. 89 Ibid, Pg. 27. 90 Ibid. 91 . Delli Sante, Angela M. (1979) The private sector, business organizations, and international influence: A case study of Mexico, en R. Fagen (ed.) Capitalism and the State in U.S.-Latin American Relations. Stanford: Stanford University Press.

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medios.92 Esto ocurri principalmente entre enero de 1972 y marzo de 1973. Sin embargo, desde el Poder Ejecutivo se lanz la orden a todas las dependencias gubernamentales y empresas paraestatales (recordemos que el sector paraestatal creci mucho en ese tiempo), de que se le comprara espacio publicitario al peridico, lo que eventualmente lo salv de la potencial bancarrota.93 Aun en fechas recientes, el gobierno se sigue contando entre los principales anunciantes en los medios masivos, pero esta forma de presin y control potencial se puede ejercer tambin desde el propio sector privado. Lo paradjico del asunto es que el peridico sigui gozando delaparenteambiente de libertad de prensa, de la apertura democrtica, pero cuando al gobierno ya no le pareci, desde la misma cpula que lo haba salvado se le orquest un golpe de estado al entonces director Julio Scherer.94 El 8 de julio de 1976, Scherer y un grupo numeroso de periodistas fueron expulsados por los cooperativistas liderados por Regino Daz Redondo. Al respecto, comenta Trejo Delarbre: Aquella crisis fue atribuida a la malquerencia del entonces presidente Luis Echeverra pero adems, fue posible por errores en la conduccin administrativa y poltica de esa empresa editoriales posible que en aquella asamblea de cooperativistas que expuls a Scherer hubiese acarreados, pero ese director y su grupo de periodistas no lograron mantener la adhesin de los trabajadores de Exclsior.95 Al parecer, Scherer habra descuidado las relaciones con el personal de base, y privilegiado el cultivo de los vnculos con intelectuales, periodistas, polticos. Al poco tiempo de que salieron del peridico, don Julio y su grupo fundaron la revista Proceso, que apareci el 6 de noviembre del mismo ao, todava siendo presidente Echeverra y aun frente a la negativa por parte del monopolio estatal del papel para peridicos y revistas (PIPSA, Productora e Importadora de Papel, S.A.), a proveerlos de la materia prima fundamental. Por otro lado, Octavio Paz y un grupo de intelectuales y artistas que elaboraban la revista Plural en la casa Exclsior, salieron y fundaron la revista Vuelta.92 93

Granados Chapa, Miguel Angel (1981) 1970-1976, un sexenio de comunicacin, op cit, Pg. 33. Delli Sante, Angela M. (1979) The private sector, business organizations, and international influence: A case study of Mexico, op. cit. 94 Secanella, Petra Ma. (s/f) El periodismo Poltico en Mxico. Mxico: Ediciones Prisma. 95 Trejo Delarbre, Ral (2001) Mediocracia sin Mediaciones. Prensa, Televisin y Elecciones. Mxico: Ediciones Cal y Arena, Pag. 165.

Proceso en ltima instancia surgi de la solidaridad de muchos periodistas y no periodistas. Me parece importante mencionar uno de entre los mil episodios emocionantes de este perodo fundacional, porque muestra que en nuestro pas puede haber unin, aun cuando no exista coincidencia de ideas. Segn lo atestigua uno de los periodistas

fundadores de esa nueva revista, un empresario del periodismo de corte muy conservador, contribuy substancialmente para la fundacin de Proceso: rescato uno, por justicia histrica: don Jorge lvarez del Castillo, dueo del diario tapato El Informador, suscribi una aportacin de un milln de pesos (casi otro tanto de lo reunido en la capitalizacin masiva). No quiso que se le acreditara, a partir de un razonamiento tajante, radical: contribua a la edicin de la nueva revista como activo gesto de rechazo a la arbitrariedad gubernamental; pero no quiso asociar su nombre al tipo de periodismo que hacan sus beneficiarios, pues le disgustaba.96 En la medida en que la revista Proceso ha mantenido una lnea crtica e independiente de las instancias gubernamentales, no ha podido dependercomo tradicionalmente lo han hecho muchos impresos en Mxicode la publicidad gubernamental. Por esa razn, ha seguido una estrategia de aparentar un cierto grado de amarillismo poltico, lo que le ha asegurado una gran circulacin y ventas publicitarias no necesariamente ligadas con compromisos polticos. Si bien puede ser criticable el amarillismo poltico de Proceso, tambin es de reconocerse que: En el otro lado de la balanza, el mpetu denunciatorio de la revista de don Julio Scherer fue, durante largo tiempo, el contraste disrrptor del adocenamiento de una prensa fundamentalmente ensimismada en la complacencia con un poder poltico que la dejaba hacer negocios en tanto no hiciera olas.97 En el perodo echeverrista, por unos pocos aos el gobierno tom control directo de la Cadena Garca Valseca, la ms grande del pas, mediante la compra de sus acciones por la deuda que tena con Somex, en 1972. Haba rumores de que Echeverra mismo se haba quedado con la cadena, pero finalmente sta se le vendi a Mario Vzquez Raa.

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Granados Chapa, Miguel Algel (2001) Males y (re)medios, en Proceso, Nm. Especial 9, 25 aniversario, Noviembre 2001, Pag. 80. 97 Trejo Delarbre, Ral (2001) Mediocracia sin Mediaciones. Prensa, Televisin y Elecciones, op. cit., Pg. 167.

REFORMA POLTICA Y DERECHO A LA INFORMACIN: EN BSQUEDA DE LA CUADRATURA DEL CRCULO. El gobierno de Luis Echeverra efectu en 1973 una Reforma Electoral, concretada en la Ley Federal Electoral que se promulg el 5 de enero. Esta nueva ley incluy la disposicin consistente en proporcionar a los partidos polticos nacionales registrados, la posibilidad de transmitir sus tesis y programas dentro del tiempo del 12.5% del impuesto de 1969. Fue, entonces, la primera vez que tuvieron tal prerrogativa los partidos. Esta reforma fue un antecedente inmediato e importante de la reforma poltica de 1977. Por otro lado, recordemos que por diferentes motivos, Jos Lpez Portillo se present como nico candidato a la presidencia de la repblica en 1976, adems de que el sexenio de Luis Echeverra termin con una fuerte crisis econmica. La idea de una reforma poltica se origin durante la aguda crisis de 1976, en virtud de que la legitimidad del Estado se encontraba severamente debilitada.98 Los sntomas de una crisis poltica, de hecho, haban comenzado a asomar desde 1968. Por otra parte, en virtud de la apertura democrtica echeverrista, surgi un buen nmero de grupos, organizaciones y partidos opositores, algunos de derecha, la mayora de izquierda, que expresaban algn grado de descontento social. Lo que a su vez mostraba que el aparato prista era cada vez ms incapaz de incorporar a segmentos importantes de la poblacin. La entrante administracin de Jos Lpez Portillo propuso, entre otros aspectos, la realizacin de una reforma poltica. Los idelogos del Estado, como don Jess Reyes Heroles (presidente del PRI durante la campaa, luego secretario de Gobernacin) saban que tenan que ampliar las posibilidades de participacin y representacin polticas. En noviembre de 1977, el Congreso aprob la reforma poltica, junto con una nueva ley electoral. Aquella comprenda tres componentes centrales: a) se facilitaba relativamente el registro legal a nuevos partidos polticos;99 b) el nmero de crales en la Cmara de Diputados se increment de 250 a 400 (de las cuales, 100 plurinominales), y c) se garantiz el acceso

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Ver Snchez Ruiz, Enrique E. (1990) Hegemona y reformas preventivas. Reforma poltica y derecho a la informacin, 1977-1982, en Comunicacin y Sociedad, Nm. 9, Mayo-Agosto. Esta seccin es una muy apretada sntesis de este artculo. 99 Se ampli la participacin de la oposicin, fraccionndola.

gratuito, a todos los partidos contendientes, a los medios electrnicos de comunicacin. Con la promulgacin de la nueva Ley de Organizaciones Polticas y Procesos Electorales (LOPPE), se realizaron algunas enmiendas constitucionales, de las cuales la ms relevante para este escrito es la adicin al Artculo sexto, que garantiza la libertad de expresin: El derecho a la informacin ser garantizado por el Estado. Esta pequea frase produjo todo un acalorado debate poltico durante los siguientes dos o tres aos, en la medida en que por su brevedad y ambigedad despert mltiples expectativas y temores en los diferentes actores. La reglamentacin del derecho a la informacin, entonces se convirti en una bandera de lucha tanto para los concesionarios y propietarios de medios, que defenderan a rajatabla el statu quo, como para intelectuales e investigadores, trabajadores, partidos polticos y otros grupos interesados en el asunto. Se lleg a creer que la reglamentacin del derecho a la informacin posibilitara incluso una reforma al rgimen de propiedad y control de los medios.100 Es incierto qu tan lejos queran llegar Lpez Portillo y Reyes Heroles en la modificacin del sistema de informacin mexicano. En su segundo informe de gobierno, Lpez Portillo anunci que pronto enviara al Congreso un proyecto de Ley de garantas al derecho a la informacin, que dara concrecin a la parte final del Artculo 6 constitucional. El presidente insinu que la idea era democratizar el sistema de informacin, pero no dio ninguna indicacin sobre cmo se lograra esto: En esta iniciativa de ley se define el derecho a la informacin como un derecho fundamental al servicio de la dignidad e integridad de la persona humana; tambin se le anuncia como un derecho social, para asegurarle a la colectividad una informacin objetiva, plural y oportuna. Nuestro orden jurdico deber hacer de la informacin una fuerza democrtica, en cuyo ejercicio participen las diferentes corrientes de opinin y los individuos.101 En diciembre de 1978, se convoc a audiencias pblicas, que tendran lugar en la Comisin Federal Electoral. Los propietarios de medios de inmediato iniciaron una campaa de presin por todos los canales posibles, formales e informales. Otros sectores participaron en las presiones pblicas, como por ejemplo el sindicalismo oficial, que100 101

Ibid. Proceso, Nm. 187, 2 de junio de 1980, Pg. 9.

reclamaba la democratizacin de los medios.102 Esta consulta pblica no se realiz y en principio quienes estaban en contra de la reglamentacin del derecho a la informacin, tuvieron un xito poltico, cuando en mayo de 1979 renunci Jess Reyes Heroles a la Secretara de Gobernacin. A fines de 1979, Lpez Portillo decidi que, despus de todo, siempre s habra consultas pblicas sobre el derecho a la informacin, slo que en una tribuna diferente: la Cmara de Diputados. Por coincidencia, el nuevo lder de la mayora en la Cmara era Luis M. Faras, concesionario radiofnico, ex locutor y ex empleado de los Azcrraga (fue el lector de noticias en el primer noticiario del Canal 2, en 1951). Faras presidira las audiencias. Entre el 21 de febrero y el 6 de agosto de 1980 hubo veinte audiencias pblicas sobre el derecho a la informacin, la mayora en el recinto de la Cmara y seis en distintas ciudades de provincia. Televisa fue la nica organizacin que, como tal, particip en varias ocasiones, presentando discursos en ocho de las veinte reuniones. Los oponentes a la reglamentacin constituyeron el 17% del total de ponentes, mientras que cerca del 45% estaba a favor. Durante los casi seis meses en que se efectuaron las audiencias, hubo declaraciones de funcionarios gubernamentales que se contradecan entre s. Luis M. Faras se contradijo a s mismo, a veces de un da al siguiente. Sin embargo, la mayora de sus declaraciones fueron en el sentido de que, si se pona en peligro la libertad de expresin, no habra reglamentacin. Despus de muchos debates, ponencias, discusiones y anuncios, finalmente Luis Marcelino Faras declar en octubre de 1981 que era innecesario reglamentar el derecho a la informacin.103 El tema se congel nuevamente y, a pesar de que hubo algunos intentos por renovarlo incluso ya comenzado el sexenio de Miguel de la Madrid, fue claro que, como dijo Faras, no le encontramos la cuadratura al crculo.104 En julio de 1977, Jos Lpez Portillo haba creado la Direccin General de Radio, Televisin y Cinematografa (RTC), con su hermana Margarita Lpez Portillo como titular.

Snchez Ruiz, Enrique E. (1990) Hegemona y reformas preventivas. Reforma poltica y derecho a la informacin, 1977-1982, op. cit. 103 El Sol de Mxico, 14 de octubre de 1981, pg. 3. 104 Carpizo, Jorge y Ernesto Villanueva (s/f) La red de complicidades entre medios y gobierno, obstculo fundamental. Crnica de los frustrados intentos reformistas, en Foro Mexicano de Historia de los Medios, Fundacin Manuel Buenda, A.C. (http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/FMB/foromex/cronica.html, bajado el 15/07/2004).

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Ya comentamos antes que en el aspecto de la actividad cinematogrfica, a pesar de que el cine casi totalmente estatizado tuvo algunos logros expresivos y estticos, aunque no de taquilla, en la nueva administracin se le devolvi a los empresarios que regresaron a la produccin de pelculas de ficheras y similares. En general, el intervencionismo del sexenio anterior se vio atemperado durante el de Lpez Portillo. Como vimos, el debate del derecho a la informacin despert expectativas de democratizacin meditica, pero en realidad no existi una poltica clara al respecto. De hecho, hubo muchas variaciones de personal clave de las relaciones Estado-medios y en los medios del propio Estado: cinco cambios en la oficina de prensa del presidente; en el Canal 13, hubo nueve directores a los largo del sexenio; tres en Radio Educacin, dos en Canal 11 y tres en el peridico gubernamental El Nacional. Esta es una muestra clara de que el gobierno no saba qu hacer con sus medios, ni con sus relaciones con los medios privados. La hermana del presidente, desde RTC, bsicamente benefici a Televisa y a los empresarios, pero sin una poltica pblica definida.105 LA PRENSA: BUSCANDO AL LECTOR PERDIDO. En un libro publicado alrededor de 1982, Petra Secanella comentaba la constante aparicin de nuevas publicaciones en Mxico.106 Especialmentea partir de sus propias conviccionesfestejaba la autora que hacia el inicio de la dcada de los ochenta, predominaban los peridicos y revistas de circulacin nacional que, o eran francamente de izquierda, o por lo menos se mostraban independientes y crticas, por sobre las conservadoras. As, mostraba esta analista del periodismo mexicano el siguiente cuadro: Cuadro 1 Orientacin de las publicaciones de Circulacin nacional. CRTICAS CONSERVADORAS Contenido El Heraldo Siempre Novedades Quehacer Poltico La Prensa Cambio Cuestin Maana El Peridico

IZQUIERDISTAS Crtica Poltica As Es DI Proceso Unomsuno105

Snchez Ruiz, Enrique E. (1990) Hegemona y reformas preventivas. Reforma poltica y derecho a la informacin, 1977-1982, op. cit. 106 Secanella, Petra Ma. (s/f) El periodismo Poltico en Mxico. Mxico: Ediciones Prisma, Pg. 41.

Diario de Mxico Hoy Razones El Sol de Mxico El Da Impacto Respuesta Vuelta Plural Dilogos Fuente: Secanella, P.M. (s/f) El Periodismo Poltico en Mxico. Mxico: Ediciones Prisma, Pg. 44. No deja de ser la apreciacin de la autora y un listado bastante centralista o centralizado, pero la verdad es que, salvo alguna honrosa excepcin, el periodismo mexicano en los aos setenta en realidad evolucion en la capital. Por ejemplo, el peridico El Norte de Monterrey en realidad se hizo notar hasta el decenio de los ochenta, a pesar de haber nacido en 1922 (No obstante, fue hasta los noventa, que en realidad el grupo de El Norte se consagr, cuando estableci su sucursal, en la ciudad de Mxico, el peridico Reforma). A pesar del optimismo de Secanella, Ral Trejo ha demostrado que en realidad han surgido nuevas publicaciones, pero que van sustituyendo a las que desaparecen. Desafortunadamente, al parecer somos un pueblo que no lee mucho, ni siquiera el peridico.107 Entonces, Ral Trejo ha expuesto cmo, si bien aparecen publicaciones, desaparecen otras: Entre diarios y peridicos semanales o de otra periodicidad, el Directorio de Medios Impresos registraba al terminar 1977 la existencia de 319 publicaciones en todo el pas. Para comienzos de 1998, los impresos clasificados con el mismo criterio sumaban 307. Prcticamente, la misma cantidad. Pero de esos 307 diarios y similares, 152 surgieron a partir de 1978. Es decir, de los 319 peridicos incluidos en el recuento de hace dos dcadas, desaparecieron 164.108 Es decir que, en las dos dcadas que considera Trejo, ms de la mitad de los peridicos que existan desaparecieron. Entonces, desafortunadamente la constante aparicin de revistas y peridicos que observaba la autora antes mencionada no se haSnchez Ruiz, Enrique E. (1994) El pblico de la prensa: la insoportable levedad de casi no ser, en Lozano, Jos Carlos (ed.) Anuario de Investigacin de la Comunicacin CONEICC, I. Mxico: Consejo Nacional para la Enseanza y la Investigacin de las Ciencias de la Comunicacin. 108 Trejo Delarbre, Ral (2001) Mediocracia sin Mediaciones. Prensa, Televisin y Elecciones. Mxico: Ediciones Cal y Arena, Pg. 171.107

Oposicin Nexos Por Esto

nuevas

traducido en incrementos en los niveles de lectura de la poblacin mexicana. Esto tambin se demuestra en los magros tirajes de los peridicos mexicanos109 y en las encuestas de consumo de medios impresos.110 A la vez, eso se ha reflejado en el declive de la industria editorial mexicana, ms en general.111 Por ejemplo, en el X Censo General de Poblacin y Vivienda se hicieron un par de preguntas sobre hbitos de lectura. Solamente el 14.4% de la poblacin alfabeta de 15 aos o ms, indic que acostumbra leer. Un 27.3% indic leer slo cuentos, historietas, fotonovelas y revistas; el 12% dijo leer slo peridicos, mientras que un 20% seleccion la respuesta slo libros.112 Por otra parte, el recuento anterior, de Petra Secanella, tambin refleja que en el corto plazo las estrategias hegemnicas del tipo apertura democrtica y reformas preventivas como la aparente apertura poltica y meditica de la reforma poltica lopezportillista, dejaron una impresin de un predominio de la izquierda y de las preocupaciones sociales.113 Hoy se sabe que, por lo menos de parte de Luis Echeverra, prcticamente toda su retrica progresista fue eso, pura retrica. TE PAGO PARA QUE ME PEGUES Otro grupo de ex colaboradores del Exclsior de Scherer fundaron en 1977 el peridico unomsuno, dirigido por Manuel Becerra Acosta (hijo del director anterior a Scherer, y quien haba sido gerente de Exclsior). Comenta Granados Chapa al respecto: El diario introdujo una novedad formal que hizo escuela: el tamao tabla, que luego dara lugar a varios tabloides. Auspiciado por Jess Reyes Heroles, pero no dependiente suyo, fue el diario de la reforma poltica, de los nuevos aires culturales, de una forma de modernidad social (distinta de la econmica poco despus impuesta por el neoliberalismo), de nuevos gneros periodsticos.114

Ibid; Riva Palacio, Raymundo (1997) A culture of collusion: The ties that bind the press and the PRI, en Orme Jr., William (ed.) A Culture of Collusion. An Inside Look at the Mexican Press. Boulder: North-South Center Press. 110 Snchez Ruiz, Enrique E. (1994) El pblico de la prensa: la insoportable levedad de casi no ser, op. cit. 111 Snchez Ruiz, Enrique E. (2003) El libre comercio y la industria cultural, en Varios Autores Pasajes de la Edicin. I Foro Internacional de Editores. Guadalajara: SEP/U. de G./FIL/ CERLALC. 112 Banamex (1986) Mxico Social 1985-1986. Indicadores Seleccionados. Mxico: Estudios Sociales Banamex. Especialmente esta ltima respuesta nos parecera influida por lo que los libros de metodologa llaman deseabilidad social, es decir, que la gente se representa en sus respuestas como sera deseable ser. 113 Un trabajo que se desarrolla bajo esas premisas es el de Bohmann, Karin (1986) Medios de Comunicacin y Sistemas Informativos en Mxico. Mxico: Conaculta/Alianza Editorial. 114 Granados Chapa, Miguel Angel (2001) Males y (re)medios, en Proceso, Edicin especial de aniversario, Nm. Especial 9, 25 Aniversario, Noviembre, Pg. 81.

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El unomsuno tuvo gran influencia periodstica durante poco ms de un lustro, hasta que se gest un conflicto interno del que ya no se repuso. En noviembre de 1983, todo el cuerpo de redaccin, salvo Becerra Acosta, se alej del diario. Maniobras cada vez ms oscuras, cada vez ms turbias, lo hicieron cambiar de manos hasta que qued en las de Manuel Alonso, vocero que fue de Miguel de la Madrid y director de la Lotera Nacional con Carlos Salinas.115 Quienes abandonaron el peridico fundaron en 1984 La Jornada. De hecho, en alguna medida toda aquella generacin de periodistas y muchos aprendices suyos renovaron e hicieron ms abierto, fresco y crtico el periodismo mexicano, particularmente, en esos aos, en la capital del pas. En virtud del auge petrolero, durante el sexenio de Lpez Portillo se inici el diarismo econmico: Lo inici un pequeo tabloide de vida efmera, El Centenario, seguido por El Financiero, cuyo primer nmero apareci el 15 de octubre de 1981.116 Tambin Lpez Portillo tuvo su desavenencia con Julio Scherer, aunque sta no fue sino un arrebato consistente en el retiro de la publicidad gubernamental, en virtud de las crticas que se emitan desde Proceso al gobierno federal. Fue proverbial el comentario del presidente: te pago para que me pegues.117

RADIO COMERCIAL DE GOBIERNO Despus de que el gobierno federal contaba ya con una red televisiva comercial, la del Canal 13, entr en 1979 a competir en el terreno de la radio comercial. En prcticamente todos estos casos, se trataba de salvar a empresas en dificultades econmicas, como el Grupo Radio Frmula,