Los Malls en Chile Spreads

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Los últimos 30 años de los Malls en Chile.

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  • LOS MALLS EN CHILE30 AOS

  • Rodrigo Salcedo y Liliana De Simone

    LOS MALLS EN CHILE30 AOS

  • NDICE

    CAPTULO 1: No hay mall que por bien no venga

    CAPTULO 2: Qu criticamos cuando criticamos un mall?

    CAPTULO 3: El impacto del mall en la gran metrpolis

    CAPTULO 4: El mall como negocio

    CAPTULO 5: La llegada y el impacto del mall en regiones: seis casos paradigmticos

    CAPTULO 6: Los habitantes del mall: ms que clientes, usuarios

    CAPTULO 7: A modo de eplogo

    Sobre los autores

    Referencias de imgenes

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  • NO HAY MALL QUE POR BIEN NO VENGA

    Odiaba el Apumanque, quiz por eso iba tanto.Todos esos parsitos que vegetaban en el Andys, puras papas fritas y pinchazos, comida rpida, taquilla pura, amistad en polvo, esa onda. S-bado tras sbado, el lugar de reunin: ver y que te vean. Lleno de lolitas disfrazadas de cantantes pop, de esas minas que nunca atinan, que ca-lientan el agua pero no se toman el t.De esos gallos que se hacen los machos pero piden permiso para llegar tarde.

    (Deambulando por la orilla oscura, Alberto Fuguet, 1991)

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    1. No hay mall que por bien no venga

    Tena 12 aos, era (bastante ms) flaco y completamente inocente cuando se in-

    augur el primer mall en la ciudad de Santiago de Chile, entonces una urbe tris-

    te, pobre e indistinguible de cualquier otra ciudad de Amrica Latina. Fui testigo

    privilegiado, en mi calidad de hijo de la clase acomodada, de la tmida llegada

    de la modernidad americanizante impulsada desde el rgimen militar. Curiosa-

    mente, tras una campaa liderada por el diario El Mercurio1, el nombre original

    del proyecto Park Kennedy tuvo que ser reemplazado por uno ms concordante

    con la idiosincrasia nacional. As naci, a comienzos de los 80, el Parque Arauco.

    Yo jugu en ese mall, me maravill con las novedades que venan del mundo

    desarrollado, compr helados, com papas fritas, hice amigos e incluso, ms de

    alguna vez, me escond en sus estacionamientos. La situacin poltica y econ-

    mica del pas haca que la poca gente que lo visitaba, si bien sorprendida y obnu-

    bilada, no pareciera del todo feliz.

    Luego de su inauguracin, la gran crisis econmica de 1983 tuvo al mall al bor-

    de de la quiebra. El pas se estaba yendo a pique, arrastrando incluso a quienes

    hasta un par de aos atrs se daban el lujo de comprar whisky y otros productos

    importados en las abarrotadas estanteras de los nuevos hipermercados. Los

    mayores de 40 aos no olvidamos el bus que trasladaba gratuitamente desde la

    estacin Escuela Militar del Metro hasta el mall a familias de clase popular que

    paseaban y solo de tanto en tanto compraban una gaseosa o algn souvenir tra-

    do desde China. Tampoco olvidamos el desconocido olor a popcorn que inunda-

    ba el recinto y esa sensacin de modernidad y luminosidad que nada tena que

    ver con los momentos oscuros que la economa y la poltica haban desatado

    sobre el pas. En el mall uno vea extranjeros; en sus estacionamientos, autos

    que no se hallaban en otras partes; y en sus tiendas, productos con los que solo

    podamos soar.

    1 Lapolmicaporelnombreanglosajndelproyectofuedesatadaen1979desdelaprensa.LaRevistadelDomingo,dirigidaporelperiodistaLuisAlbertoGanderats,denuncielextranjerismodelnombreatravsdenumerososeditoriales.ElalcaldedeLasCondesAlbertoLabb,coroneldeEjrcitoenretiro,propusorebautizarlocomoParqueLautaro,enhomenajealgranestrategamilitarindgena.LaRevistadelDomingosugiriParqueArauco,recogiendoelnombreliterariouniversaldelpueblomapuche.Finalmente,el12deagostode1979larevista,ensuedicinN660,diocuentadelcambiodenombreParkKennedyaParqueAraucocomountriunfodelaprensaescrita.

    Existen hoy muchos de ellos en Santiago y al menos uno en casi todas las ciudades importantes del pas. Ms del 25% de las ventas del retail se realiza en estos espacios. Los ms concurridos tienen cerca de cuatro millones de visitantes al mes.

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    Los malls en Chile

    ValparasoPortal Valparaso

    TemucoPortal Temuco

    ValdiviaPlaza de los Ros*

    SantiagoMall Vivo Panormico Mall Vivo el CentroMall Vivo Piedra RojaMall Plaza OesteMall Plaza AlamedaMall Plaza NorteMall Plaza SurMall Plaza TobalabaMall Plaza VespucioArauco MaipParque AraucoPaseo Arauco Estacin Arauco QuilicuraEspacio Urbano La Reina

    Espacio Urbano Las RejasEspacio Urbano Puente AltoEspacio Urbano La DehesaEspacio Urbano Plaza MaipEspacio Urbano Gran AvenidaAlto Las CondesFlorida CenterPortal El LlanoPortal La DehesaPortal La ReinaPortal uoaCostanera CenterOpen Plaza El BosqueOpen Plaza TobalabaMegacenter

    IquiqueMall Las Amricas*

    CalamaMall Plaza Calama

    AntofagastaMall Plaza AntofagastaAntofagasta Shopping

    La SerenaMall Plaza La SerenaMall Puerta del Mar*

    RancaguaMall Vivo RancaguaPortal Rancagua

    Los AndesEspacio Urbano Los Andes

    San FelipeOpen Plaza San Felipe

    CuricMall Curic*

    Talca Plaza Maule

    LinaresEspacio Urbano Linares

    Los ngelesMall Plaza Los ngeles

    Punta ArenasEspacio Urbano Pionero

    San AntonioArauco San Antonio

    MelipillaMall Vivo Melipilla

    La CaleraOpen Plaza La Calera

    Concepcin Mall Plaza TrbolMall del Centro Concepcin*Mall Plaza Mirador Bo-Bo

    Puerto MonttMall Paseo CostaneraMall Paseo del Mar

    ChillnPlaza El RobleOpen Plaza Chilln

    Via del MarEspacio Urbano Via CentroEspacio Urbano 15 NorteMall Marina Arauco *Open Plaza Santa Julia

    QuilpuPlaza del Sol*

    Gran Santiago (6.591.009)

    Gran Concepcin (1.023.270)

    Gran Valparaso (989.536)

    100.000 - 499.999

    50.000 - 99.000

    Habitantes

    mALLS en ChiLe Diciembre de 2012

    *No pertenecen a la Cmara de Centros Comerciales.

    En un principio, mientras los nios pasbamos nuestros das en el mall, los adul-

    tos a veces se rean de este nuevo artefacto. Los intelectuales de los ochenta no

    se molestaban en analizarlo, quizs porque haba cosas ms apremiantes por las

    que preocuparse, o porque nadie lo tomaba en serio. Para ellos era solo una obra

    extempornea, que con su gigantesca estructura de concreto y metal pareca

    muy distante de una mayora ciudadana an sumida en el subdesarrollo.

    Chile dej atrs la crisis, recuper la democracia y la confianza, y comenz a pa-

    recer un pas exitoso, un jaguar: se puso de moda. Y con ese xito floreci el mall.

    Primero fueron el Mall Panormico y el Mall Plaza Vespucio, este ltimo enclava-

    do en el corazn de la periferia semipopular santiaguina, despus el Shopping

    La Dehesa (hoy Espacio Urbano La Dehesa) y el lujoso Alto Las Condes, luego

    los malls de regiones y as por delante. Ya no era una broma aislada, sino una

    realidad que amenazaba con debilitar los espacios comerciales tradicionales de

    las ciudades chilenas y transformar las pautas de consumo de sus habitantes e

    incluso sus formas de diversin y sociabilidad.

    Por ello, a los intelectuales no les qued otra que comenzar a preocuparse del

    mall; a discutir y reflexionar sobre l, aunque muy pocos lo hubiesen visitado o

    comprendieran su estructura y su pblico.

    Tal como ocurri en Estados Unidos durante los cincuenta, donde los intelectua-

    les no entendan al mall porque no entendan al suburbio y a los suburbanitas,

    los intelectuales chilenos tampoco comprendan al mall porque no eran capaces

    de describir y comprender a un nuevo grupo social que, con muy pocos recursos,

    se esforzaba por pertenecer ideolgica y simblicamente a una clase media in-

    dividualista y moderna.

    Memorable es la respuesta del entonces Presidente de la Repblica Patricio

    Aylwin a la invitacin que le hizo el mall Alto Las Condes para su inauguracin

    en 1993: Nunca he estado ni pondr jams un pie en un mall. Este fue uno de

    los ltimos estertores del ascetismo catlico social republicano y una seal de

    la pugna valrica que cruzaba al conjunto del pas y rompa la tradicional lnea

    divisoria entre izquierda y derecha.

    Algunos intelectuales, incluso de izquierda, defendieron al mall, entendindolo

    como un signo de la democratizacin del lujo y del avance material de las capas

    medias trados por la consolidacin democrtica. Otros, como el excandidato

    presidencial de derecha Joaqun Lavn fueron aun ms lejos, subrayando el ca-

    rcter casi fundacional del mall y del consumo en la nueva sociedad chilena. Por

    ltimo, no faltaron los intelectuales conservadores y algn cono de la izquier-

    da culta, como Toms Moulin, que lo demonizaron y lo convirtieron en un sm-

    bolo de todos los males que la alienacin neoliberal traa al pas. A nadie le era

    indiferente. El mall representaba el cambio de Chile.

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    Los malls en Chile 1. No hay mall que por bien no venga

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    1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

    1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

    SALAS De Cine

    eSpeCTADOreS De Cine

    Este carcter simblico del mall, este uso del mall como metfora permanente

    para analizar la sociedad chilena, impidi que el fenmeno fuese estudiado y

    analizado de verdad, estableciendo sus impactos, debilidades y fortalezas. Fue

    la propia industria, a partir de sus necesidades e innumerables estudios cualita-

    tivos y cuantitativos, la que descifr al mall y sus usuarios y lo fue transforman-

    do poco a poco.

    Los acadmicos tuvimos la oportunidad de estudiar al mall e intervenirlo antes

    de su expansin definitiva. Pero nuevamente estbamos ms interesados en la

    sociologa del pas, en el gran discurso ideolgico o, las ms de las veces, en el

    simple comentario meditico. Hablar del mall era una excusa perfecta para ha-

    blar de Chile y su transformacin socioeconmica; analizarlo en profundidad, en

    su morfologa y su funcionamiento, un ejercicio aburrido e incluso intil, puesto

    que, desde la ideologa, sus impactos negativos o positivos ya haban sido su-

    puestamente demostrados.

    En mi caso, la vivencia que tena del mall poco tena que ver con la demonizacin

    que los intelectuales crticos nos sentamos obligados a ejercitar. Fue quiz esta

    incongruencia la que aos ms adelante me llev a analizar en profundidad el

    consumo y los espacios en que este se produca.

    Hoy Chile se est llenando de malls: en barrios ricos y pobres, en urbes grandes

    y medianas, en el norte y en el sur. Hoy casi nadie discute sobre el mall e incluso

    el debate del pasado nos parece provinciano, tosco, poco globalizado. Aun para

    alguna gente de izquierda parece casi retrgrado cuestionar la posibilidad de

    todos los chilenos de comprar, participar del mercado y construir una identidad

    a travs del consumo.

    Pero, por qu nuestros intelectuales han dejado de cuestionar y conversar so-

    bre el mall como se hizo en los noventa y comienzos de los dos mil? Ser sim-

    plemente que el mall, sus cdigos y smbolos, aparecen tan naturales, evidentes

    e incuestionados que su anlisis se hace innecesario? Ser que su lgica y pro-

    mesa de trato igualitario y digno para todos derrot a las ideologas? O ser

    que todas las pesadillas y distopias que con tanto ahnco muchos anunciamos

    jams se cumplieron en nuestras ciudades? Pareciera que el mall les tap la boca

    a sus crticos, de la misma forma que suele hacerlo el sistema capitalista en su

    conjunto: adaptndose a las nuevas realidades, construyendo nuevos sentidos.

    Hay una mezcla de mitos y verdades en todo lo que se ha dicho sobre los malls.

    Existen hoy muchos de ellos en Santiago y al menos uno en casi todas las ciuda-

    des importantes del pas. Ms del 25% de las ventas del retail se realiza en estos

    espacios. Los ms concurridos tienen cerca de cuatro millones de visitantes al

    mes. Los malls son diferentes segn el barrio y la ciudad en que se emplazan,

    como tambin segn las necesidades comerciales y urbanas de estas localiza-

    ciones. Algunos son verdaderas plazas pblicas en las que la ciudadana se en-

    cuentra, socializa y genera identidad. Otros son, simplemente, lugares funciona-

    les para adquirir bienes en un ambiente seguro. Unos albergan una envidiable

    infraestructura cultural; otros ofrecen entretencin barata, masificada y popu-

    lar. Los formatos y morfologas se han multiplicado: malls abiertos y cerrados

    hacia la calle, grandes centros comerciales, power centers, strip centers.

    Parece mejor dejar a los malls en paz. Ya no nos debiesen molestar nada el tu-

    multo, la histeria de las ventas nocturnas, la casi darwiniana lucha por alcanzar

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    Los malls en Chile 1. No hay mall que por bien no venga

    un estacionamiento (que el mercado est regulando a travs del cobro) o esa

    luminosidad artificial de la que antes muchos queran huir.

    Los chilenos, en su gran mayora, hemos sido seducidos por la abundancia de

    productos y sensaciones, por la oferta interminable de entretencin y por esa

    gran frase publicitaria que ha acompaado a Parque Arauco por ms de veinte

    aos: Mucho ms que comprar. Parafraseando al intelectual uruguayo Rubn

    Kaztman2, podemos decir que los que no han sido seducidos, simplemente han

    sido abandonados por el mercado.

    Pero al preferir los malls, al darles una aprobacin tcita y explcita con nuestras

    frecuentes visitas y nuestro consumo, qu hemos dejado de lado?, qu hemos

    dejado de hacer o de visitar?, cmo habitamos este espacio?, cmo vamos mo-

    dificando sus reglas? Estas son algunas de las preguntas ms trascendentales

    que debemos hacernos y las discusiones que debemos abrir, como las aborda-

    mos en los captulos 2 y 6.

    En primer lugar, hemos abandonado otros comercios. Es un hecho que malls y

    supermercados tienden a ofrecer precios ms bajos que muchos establecimien-

    tos minoristas, los que en muchos casos se han convertido en remembranzas de

    un estilo de vender y comprar anticuado, casi en extincin.

    En segundo lugar, hemos abandonado el espacio pblico. Se debe reconocer que

    los gobiernos que ha tenido Amrica Latina desde los aos noventa han hecho

    poco por mejorar la calidad y seguridad de los espacios pblicos. Nuestros par-

    ques son escasos y poco acogedores, y en los barrios populares o las pequeas

    ciudades de provincias, hasta peligrosos.

    Por ltimo, hemos abandonado algunos espacios cntricos o pericentrales de

    produccin de cultura y entretencin, los que, en cualquier caso, han sido es-

    casos desde hace mucho tiempo. Basta con mirar la dispersin radical de los

    cines en la ciudad de Santiago a partir de la llegada del mall. Debido a que su

    localizacin se ha atomizado al interior de las cadenas de mall, muchos cines

    barriales han sido demolidos o reutilizados. No obstante, el consumo de cine ha

    aumentado, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadsticas, cinco veces entre

    1997 y 2010.

    Muchas personas de ingresos bajos van a los malls porque las tiendas son a me-

    nudo ms baratas que otros comercios; porque son espacios pblicos ms de-

    centes que aquellos por los que transitan da a da; y porque en muchos de ellos

    existe la oferta cultural y de entretencin que difcilmente encontrarn en sus

    barrios de origen.

    2 Kaztman,Rubn:Seducidos y abandonados: El aislamiento social de los pobres urbanos.Santiago:RevistadelaCepal,N75,1997,pp.171-189.

    Para muchos ciudadanos latinoamericanos, el mall es un espacio pblico ms

    libre, completo y diverso que los espacios pblicos verdaderos a los que tienen

    acceso y por eso lo habitan tal como ocuparan un parque o una plaza. Usando

    un lenguaje postmoderno, el mall se ha convertido en algo ms que una simu-

    lacin de lo urbano: representa para muchos pobres urbanos la hiperrealidad

    del espacio pblico contemporneo que les toca vivir.

    Cualquier anlisis fro y desapasionado del mall conduce a asumir que las negras

    profecas sociales, econmicas y culturales que muchos intelectuales formula-

    ron sobre estas catedrales del consumo se han ido diluyendo con los aos. Tres

    aspectos son centrales en esta revaluacin:

    (1) Las reas cercanas a los malls, especialmente de aquellos ubicados en provin-

    cias y ciudades pequeas, no se han deteriorado; a la inversa, se han convertido

    en polos de atraccin, con importantes alzas en el valor del suelo, aumentos de

    poblacin y nuevas inversiones que mejoran la calidad de vida de los ciudada-

    nos. No es raro ver cerca de esos malls nuevos proyectos de viviendas, oficinas e

    infraestructura pblica y privada.

    (2) Los malls no han matado al comercio tradicional, sino que ms bien le han

    proporcionado un nuevo marco de desarrollo. Es cierto que algunos barrios co-

    merciales antiguos han cado en la obsolescencia, pero al mismo tiempo han

    surgido al amparo de los malls nuevas zonas comerciales minoristas que aprove-

    chan el flujo de consumidores, los estacionamientos y otra infraestructura para

    proveer servicios que, por su naturaleza, los malls no pueden albergar. Cerca del

    centro comercial aparecen ferias y mercados populares, peluqueras, almacenes

    y otros negocios menores.

    (3) Por ltimo, la visin de los malls como espacios controlados, hipervigilados y

    que excluyen a los sectores ms pobres ha sido contradicha desde hace tiempo

    con prcticas cotidianas que, tras largos procesos de maduracin, son hoy mu-

    chsimo ms complejas.

    Muchos malls se ubican en la periferia popular y, por ende, da a da deben adap-

    tar sus lgicas de funcionamiento a las de unos consumidores que elaboran co-

    tidianamente mltiples estrategias de subsistencia. De este modo, los malls se

    deben adaptar a las necesidades populares, transformando las reglas del deber

    ser de otras latitudes.

    El mall latinoamericano, tal como el conjunto de la cultura del continente, es un

    hbrido en el que se combina la lgica del capitalismo globalizado con la cultura

    y la sabidura popular de sus ciudadanos3. No es raro ver familias completas que

    llevan desde sus casas alimentos escondidos y los consumen frente al espec-

    tculo dominical que ofrece cualquier patio de comidas; personas que pasean,

    3 GarcaCanclini,Nstor:Culturas hbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad. Mxico:Grijalbo,1990.

    DominicHighlight

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    Los malls en Chile 1. No hay mall que por bien no venga

    conversan y discuten sin comprar nada; automovilistas que ocupan el estacio-

    namiento gratuito para dejar su auto mientras van a trabajar o hacer trmites;

    familias que celebran los cumpleaos de sus hijos y as, ad infinitum.

    En el mall de Amrica Latina (y probablemente en forma escondida en todos

    los malls de mundo) hay robos, huelgas, accidentes, a vista y paciencia de los

    guardias privados. El mall de Amrica Latina no es la caricatura mostrada por los

    intelectuales de izquierda hipercrticos o por los conservadores moralizantes:

    estos grupos no solo no entienden el funcionamiento de la ciudad actual, sino

    que tampoco a sus ciudadanos. El mall es un lugar vivo, que con las prcticas de

    las personas se va transformando y haciendo parte de la cultura.

    Para un alto intelectual como Marc Aug4, el mall puede ser un no lugar. Para

    m, as como para miles de personas de mi generacin, es parte de nuestra his-

    toria, algo que conocemos, comprendemos e incluso podemos llegar a querer.

    Aug llama lugar antropolgico a aquel que conecta espacio, historia, identi-

    dad y prcticas cotidianas, y en Amrica Latina actual nadie podra dudar de que

    el mall es uno de los lugares ms relevantes donde se produce esa conexin.

    Al tiempo que los ciudadanos los transforman con sus prcticas, la competen-

    cia por los clientes hace que los malls deban reinventarse da a da, ampliando

    su oferta y estableciendo nuevas vinculaciones entre lo pblico y lo privado.

    Parque Arauco aade a su oferta programtica una misa dominical o una pis-

    ta de patinaje en hielo; Mall Plaza Vespucio, una sala de conciertos, una galera

    de arte y una biblioteca pblica; Alto Las Condes ofrece clases de gimnasia en

    su patio de comidas y Florida Center alberga un circo en su estacionamiento.

    En varios aparecen bulevares abiertos con restaurantes, cines y bares, mientras

    otros, como el Mall Panormico y el Mall del Centro, actualizan su imagen segn

    el contexto urbano en que estn insertos: Vivo Providencia, Vivo el centro.

    Analizar y tratar de comprender los malls, y celebrar su capacidad de adaptacin

    no significa eximirlos de toda responsabilidad en los cambios negativos que su-

    fren muchas de nuestras ciudades, como los atochamientos y la desaparicin de

    espacios patrimoniales. La crtica debera tender a hacer de los malls espacios

    cada vez ms pblicos, ms democrticos y ms abiertos a la ciudadana. La ca-

    rencia de espacios pblicos, especialmente en las reas ms vulnerables de las

    ciudades, hacen de esto, ms que un desafo, un imperativo tico.

    Partamos por lo bsico. Los malls son espacios comerciales generalmente cu-

    biertos, rodeados de estacionamientos, que suelen poseer un par de multitien-

    das, que son administrados en forma centralizada y que tienen como misin

    central generar utilidades para sus dueos. Esto ltimo lo hacen en forma profe-

    sional, eficiente y metdica.

    4 Aug,Marc:Los no lugares, espacios del anonimato: Una antropologa de la sobremodernidad.Barcelona:Gedisa,2004.

    En el mundo desarrollado existe una avanzada industria del mall, una revista

    (Shopping Centers Today, en la que se publican diversas tcnicas para mejorar

    el rendimiento de estos espacios) y una asociacin, el International Council of

    Shopping Centers, que se rene peridicamente para debatir sus problemas e

    inquietudes. En Amrica Latina esta asociacin da sus primeros pasos y en Chile

    ya existe la Cmara Chilena de Centros Comerciales.

    Por todo ello, no es raro que todas las bancas de un centro comercial se encuen-

    tren mirando hacia una vitrina, que la temperatura se maneje durante todo el

    ao entre 18 y 21 grados, que los estacionamientos empiecen a ser cobrados y

    que se busquen tcnicas discretas para excluir a aquellos grupos que represen-

    tan una amenaza para los consumidores.

    Los jvenes populares, con su actitud desafiante, sus look hip-hoppers y sus

    skates, o los polticos con sus panfletos y carteles, son a la vez temidos y odia-

    dos por los administradores. En el caso de los jvenes skaters, quienes son ex-

    pulsados pero al mismo tiempo seducidos y conquistados como consumidores,

    alguna vez llegarn con sus ahorros a comprar un electrodomstico o un par de

    zapatillas. El agresivo joven popular se convierte en el consumidor del futuro, que

    har y pagar lo necesario para no ser excluido del crdito y el estatus social que

    este otorga.

    Los malls no son espacios propiamente pblicos. Las reglas que los rigen no na-

    cen del consenso cultural y poltico de la ciudadana, sino del propsito de ven-

    der productos y servicios.

    Esto son los malls: agradables espacios de entretencin, socializacin y gene-

    racin de identidades ciudadanas; espacios funcionales para el comercio mino-

    rista; y al mismo tiempo, espacios en el que la exclusin y la vigilancia no han

    desaparecido del todo. Para los grupos medios bajos, los malls son adems ven-

    tanas a la modernidad, aspiraciones al confort y al bienestar que en sus vidas

    cotidianas parece arduo alcanzar. En fin, los malls son reflejos de nuestras socie-

    dades, con sus virtudes y sus defectos.

    Los malls llegaron a nuestras ciudades para quedarse (y en las ciudades a las que

    no han llegado an preprense): son exitosos y apreciados por los ciudadanos

    de todas las clases sociales. Por ende, es completamente ocioso emprender una

    crtica destemplada y enojona. El desafo de los intelectuales crticos es com-

    prenderlo, analizarlo, desmenuzarlo y abrir un debate constructivo en el que

    participen desarrolladores, ciudadanos y autoridades, con la finalidad de cons-

    truir en nuestras ciudades malls que sean ejemplos de apertura y democracia.

    Para entender a los malls hay que visitarlos, sentarse en sus patios de comida,

    vagar por sus estacionamientos, comprar, sentirse marginado y tambin queri-

    do por estas mquinas de generar felicidad.

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    Los malls en Chile

    ValparasoPuerto Barn

    Via del MarEspacio Urbano 15 Norte

    SantiagoMall Plaza EgaaMall Plaza Los DominicosMall Arauco Quilicura Espacio Urbano Gran AvenidaVivo Los TrapensesVivo ImperioVivo Piedra RojaCasa Costanera

    CopiapMall Plaza Copiap

    Concepcin Premium Outlet Concepcin

    TalcahuanoMall Portal Talcahuano

    ChillnPlaza El Roble Chilln

    IquiqueEspacio Urbano Iquique

    CoquimboVivo Coquimbo

    Puerto MonttPaseo RotondaPaseo La Paloma

    CastroMall Paseo Chilo

    Gran Santiago (6.591.009)

    Gran Concepcin (1.023.270)

    Gran Valparaso (989.536)

    100.000 - 499.999

    50.000 - 99.000

    Habitantes

    mALLS en ChiLe proyectos 2013 - 2015

    Los malls se han convertido en espacios de encuentro, recreacin y socializacin

    y han expandido su oferta incorporando salud, entretencin, cultura, y una gran

    variedad de actividades complementarias, como edificios de oficinas, espacios

    de educacin superior y tcnica, centros de salud y muchas otras.

    Larga vida al mall, no tanto al mall encerrado y excluyente de antao, sino a

    aquel mall multicolor, diverso y participativo que los propios usuarios han co-

    menzado a construir.

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    Los malls en Chile

    QU CRITICAMOS CUANDO CRITICAMOS UN MALL?in the high school halls,in the shopping malls,conform or be cast outSubdivisions. in the basement bars, in the backs of cars,be cool or be cast out.Any escape might help to smooththe unattractive truth.But the suburbs have no charms to soothethe restless dreams of youth*

    (Subdivisions, letra de Neil Peart, Rush, 1982)* en las salas de clase de la secundaria, en los centros comerciales, adecate o sers marginado. en los bares de los subterrneos o en los asientos traseros de los autos debes ser cool o sers marginado. Cualquier escape te servir para suavizar la poco atractiva realidad. pero los suburbios no tienen encantos para calmar los salvajes sueos de juventud (Traduccin de los autores).

  • 25

    2. Qu criticamos cuando criticamos un mall?

    Este captulo analiza las principales crticas que acadmicos e intelectuales han dirigido en contra de los malls. Se busca mostrar que muchas de estas crticas no han dado cuenta adecuada de la realidad de los malls chilenos y que, aun aquellas que tocan aspectos sensitivos, carecen de los matices que corresponden a una realidad compleja en sus significados y temticas.

    La mayora de las crticas que se han dirigido en contra de los malls desde su

    aparicin a mediados de los cincuenta pueden ser entendidas como crticas ve-

    ladas hacia otros fenmenos socioespaciales o socioeconmicos que han expe-

    rimentado distintas sociedades.

    Los malls han sido utilizados por intelectuales y polticos como grandes met-

    foras de la sociedad en la que vivimos, condensaciones de todas sus caracte-

    rsticas positivas y negativas. As, por ejemplo, los malls han sido usados para

    cuestionar, especialmente en el medio norteamericano, al suburbio y a sus habi-

    tantes, subrayando su homogeneidad social5, el sueo utpico de la comunidad

    de iguales6 que reduce el potencial pblico del espacio7, as como su individua-

    lismo. Tambin han sido usados, prcticamente en el mundo entero, para criti-

    car al modelo neoliberal y el tipo de sociedad y de individuo que este sistema

    econmico produce8.

    Si bien en los orgenes de los malls se plasman ideales urbanos europeos9, en la

    prctica nacieron en los suburbios norteamericanos de la posguerra, suburbios

    de bajsima densidad poblacional, asociados a la masificacin del automvil,

    organizados en torno a ejes compuestos por carreteras y socialmente higieniza-

    dos y homogneos.

    Por lo general, los malls han sido criticados por acadmicos que no solo des-

    confan de los suburbios y sus habitantes, sino que han sido incapaces de com-

    prender las razones de su xito y su popularidad entre los ciudadanos de clase

    media, al menos entre los aos cincuenta y noventa. La burla a los suburbios

    por parte de la elite intelectual norteamericana se hizo extensiva a los centros

    5 Crawford,M.:The world on a shopping mall. En Sorkin, M.: Variations on a theme park: The new American city and the end of public space.NewYork:HillandWang,1992.

    6 Fishman,R.:Bourgeois utopias: the rise and fall of suburbs.NuevaYork:BasicBooks,1987.

    7 Staehely&Mitchel:USAs destiny? Regulating space and creating community in American shopping malls. UrbanStudies,2006.

    8 Moulin,Toms:El consumo me consume. Santiago:Lom,1998.

    9 Gruen,V.&Smith,L.:Shopping Towns USA. The planning of shopping centers.NewYork:VanNostrandReinhold,1960.

  • 26 27

    2. Qu criticamos cuando criticamos un mall?Los malls en Chile

    comerciales y la masificacin del consumo. Esta crtica se ha extendido desde

    la academia hasta artes como la msica (The Suburbs, Arcade Fire, 2010; Jesus

    of Suburbia, Greenday, 2004; Subdivisions, Rush, 1982) y el cine (Mall rats, Kevin

    Smith, 1995; Scenes from a mall, Paul Mazursky, 1991; Dawn of the dead, George

    Romero, 1978).

    Si los intelectuales no fueron capaces de entender a los malls cuando efectiva-

    mente eran reflejos de la cultura suburbana, menos lo han sido aun para com-

    prender los cambios que estos espacios han experimentado a partir de su llega-

    da a la ciudad y su encuentro con un nuevo consumidor urbano que celebra la

    diversidad social y racial, reemplaza la intimidad del hogar por el uso cada vez

    ms frecuente de espacios pblicos y privados de entretencin, e intenta dejar

    de lado la predictibilidad y seguridad de los malls, cambindolas por el retorno a

    una calle comercial cada vez ms elitizada y estticamente sofisticada10.

    No faltaron quienes auguraron que los urbanitas jams se adaptaran a estas

    estructuras gigantescas ni seran seducidos por las pautas de consumo que ellas

    proponan, mantenindose fieles a la antigua tienda minorista o la multitienda

    existente en el downtown11.

    En el caso del cuestionamiento al neoliberalismo, los malls son entendidos como

    unas catedrales del sistema, espacios privilegiados en que el individualismo y

    el consumismo son capaces de imponerse ms profundamente en las mentes y

    conductas de las personas. En los pasillos y estacionamientos de los malls los

    seres humanos extraviaran su libre albedro, quedando a merced de diversas

    estrategias socioespaciales de marketing que los haran actuar, parafraseando a

    Romero, como un muerto viviente12.

    El carcter de metfora que se ha dado a los malls en las ltimas dcadas explica

    en buena medida por qu muchas de las crticas carecen de base emprica. Sir-

    vindose de diversos mtodos de carcter semitico, muchos acadmicos leen

    e interpretan los malls con arreglo a ideas altamente personales e ideolgicas

    de lo que debieran ser13. Otros, simplemente atribuyen a los malls caractersti-

    cas de la sociedad capitalista, suponiendo que todas ellas deben estar presentes

    en estos espacios.

    Esta construccin ideolgica de los malls y sus caractersticas descansa, princi-

    palmente, en los seis cuestionamientos descritos a continuacin14.

    10 Zukin,S.:The culture of cities.Malden:Blackwell,1995.

    11 Frieden,B&Sagalyn,L.:Downtown, Inc. How America rebuild cities.Boston:TheMITPress,1997.

    12 Ritzer,G.:Islands of the living dead: The social geography of McDonaldization. RevistaAmericanBehavioralScientistN47,2003,pp.119-136,2003.

    13 Gottdiener,M.:The theming of America: Dreams, visions, and commercial spaces.Boulder:Westview,1997.YGoss,J:Once upon a time in the commodity world: An unofficial guide to mall of America.RevistaAnnalsoftheAssociationofAmericanGeographers,N89(1),1999,pp.45-75.

    14 AlgunasdeestascrticashansidotrabajadasenciertaprofundidadenSalcedo,R.&DeSimone,L.:Una crtica esttica para un espacio en constante renovacin.RevistaAtenea,2012.

    Paisaje suburbano homogneo.

    1. El mall como enemigo de la diversidad comercialLos estudios urbanos contemporneos han criticado el sistema inmobiliario ca-

    pitalista por ser un generador de paisajes urbanos fragmentados, homogneos

    y estandarizados15, sea a travs de la masificacin de proyectos inmobiliarios

    suburbanos que hacen de la similitud entre las viviendas uno de sus atractivos

    comerciales o a travs de la mercantilizacin de la cultura urbana y la transfor-

    macin de la especificidad local en tiendas globalizadas del tipo Starbucks16.

    Como una derivacin de la crtica anterior, se ha sostenido que el mall, al elimi-

    nar la competencia del pequeo comercio de escala barrial, sera tambin un

    promotor de la estandarizacin y de la prdida de identidad local de las ciuda-

    des. La diversidad comercial previa a la llegada del mall y de las grandes cadenas

    de supermercados da paso a una homogeneidad en la que todos los espacios

    comerciales parecen ser iguales y responden a las mismas lgicas de funciona-

    miento.

    Pero, en el caso chileno: hasta qu punto esta crtica es vlida?, hasta qu pun-

    to la llegada del mall ha eliminado otros formatos comerciales?, hasta qu pun-

    to ha homogeneizado los paisajes comerciales urbanos?

    Si nos atenemos estrictamente al nmero de patentes comerciales vigentes, la

    masificacin de centros comerciales y supermercados no ha eliminado ni redu-

    cido al comercio minorista. Asimismo, al hacer un catastro de las ferias libres

    15 Soja,E.:Post-metropolis.NewYork:Blackwell,2000;Zukin,S.:Landscapes of power: From Detroit to Disney World.Berkeley:UniversityofCaliforniaPress,1993.

    16 Zukin,S.: The culture of cities. Malden:Blackwell,1995.

    chicu

    reo.cl

  • 29

    2. Qu criticamos cuando criticamos un mall?

    Ferias libres

    ProtomallsSupermercados

    Tienda de convenienciaMalls

    Grupo socioeconmico

    E

    S/N

    ABC1 C3

    C2 D

    SiSTemAS COmerCiALeS en eL GrAn SAnTiAGO

    Fuente: Elaboracin propia, 2011; sobre datos de OCUC+IEUT, 2010.

    existentes en Santiago, nos daremos cuenta de que ellas tambin gozan de

    buena salud, tanto en nmero como en ventas17. A pesar de los 50 millones de

    personas que acudieron a Mall Plaza Vespucio el ao 201118, la feria libre an

    tiene algo que decir: entrega un servicio distinto al del mall, manteniendo pre-

    cios bajos y un sentimiento de cercana cliente-vendedor que escasea en otros

    formatos comerciales19.

    Ahora bien, es posible que la llegada de un mall no destruya el comercio minoris-

    ta en general, pero s afecte negativamente al comercio previamente existente.

    Esto, para el caso de Santiago y de otras ciudades chilenas, tambin es discu-

    tible. Aunque es cierto que la llegada del mall se traduce muchas veces en el

    fracaso o la quiebra de algunos espacios de consumo en particular, el hecho con-

    creto es que el flujo de clientes que el mall atrae ha servido para revitalizar reas

    comerciales deterioradas y aumentar las ventas de muchos locales cercanos. La

    reconversin del porcentaje menor de pequeos comercios que se ven directa-

    mente afectados por el mall podra convertirse, en el futuro, en una interesante

    lnea de trabajo en materia de responsabilidad social empresarial por parte de

    los desarrolladores de malls.

    La masividad de visitantes que el mall genera, adems de los cambios morfolgi-

    cos de apertura a la ciudad que estos recintos estn experimentado en aos re-

    cientes, permiten sostener que hoy son parte de sistemas comerciales mayores,

    que incluyen no solo comercio minorista tradicional, supermercados y centros

    comerciales, sino adems un comercio informal que se ve atrado a los mrge-

    nes del mall. La competencia ya no estara dada entre un mall y otro, sino entre

    distintos sistemas comerciales que buscan atraer pblico desde todos los rinco-

    nes de la ciudad. Si bien algunos de estos sistemas comerciales tienen un mall

    como tienda ancla (Paradero 14 de La Florida, sector Meiggs-Estacin Central),

    otros poseen otro tipo de espacios que atraen flujo de visitantes (por ejemplo,

    multitiendas y centros comerciales de pequea escala en el centro de Santiago

    o comercio minorista barato en el sector de Patronato).

    Curiosamente, seran estos sistemas comerciales, y no el mall en trminos particu-

    lares, los que comienzan a ser simblicamente relevantes para sus visitantes. As,

    de quienes visitan los malls de la comuna de La Florida dicen estar yendo al 14

    y no a los malls Plaza Vespucio o Florida Center20. As, de la guerra de los malls,

    anunciada por los peridicos tras la apertura del mall Florida Center a comienzos

    de los 2000, estaramos pasando a la guerra de los sistemas comerciales.

    17 Catastro, diagnstico y plan de manejo de ferias libres. Santiago:InstitutodeEstudiosUrbanosyTerritorialesPUC,2010.

    18 MallPlazaVespucio,GerenciadePlanificacinyEstudios.

    19 Stillerman,J.:Private, parochial and public realms in Santiago, Chiles retail sector. RevistaCity&Community,5(3),2006:293-316.

    20 Prez,M.;Salcedo,R.;Cceres,G.:Apropiacin y control social en un centro comercial de Santiago. Prcticas socio-espaciales y significaciones adolescentes.RevistaEUREN104,2011.

  • 31

    2. Qu criticamos cuando criticamos un mall?

    Sistema comercial Paradero 14. Coexistencia de comercio minorista, informal y establecido alrededor de los malls. A su vez, los malls construyen paisajes urbanos y cntricos en sus inmediaciones, diluyendo los lmites reconocibles entre adentro-afuera, privado-pblico, mall-ciudad.

    La explicacin para la conformacin de estos sistemas comerciales que no

    solo no excluyen el comercio minorista tradicional, sino que muchas veces lo

    alientan, es doble: por un lado, como explican Galetovic, Poduje y Sanhueza21, el

    crecimiento econmico del pas ha provocado la expansin y dispersin del mall

    por la ciudad; y por otro, la complejidad que van adquiriendo la sociedad y sus

    mecanismos de diferenciacin social, especialmente al interior de la clase me-

    dia y el mundo popular22, hacen que la llegada de nuevos formatos comerciales

    no elimine los formatos anteriores, sino que configure capas de complejidad

    que se van especializando funcionalmente y sobreponiendo unas con otras.

    As, el mall es, ms que un espacio de consumo, un espacio urbano en el cual las per-

    sonas desempean roles sociales23, producen y mantienen identidades, socializan,

    se entretienen y compran ciertos productos; los centros comerciales vecinos fun-

    cionan a la escala de la comunidad, se insertan en ella y son utilizados como puntos

    de encuentro ms cercanos a los hogares; el strip center es el lugar para comprar

    productos bsicos o medicamentos a gran velocidad; la feria libre, el del contacto

    humano con el vendedor de productos vegetales o animales; la feria artesanal, de

    los objetos que denotan identidad, y el centro comercial de apariencia obsoleta

    (como los caracoles), el de culto y peregrinacin para tribus urbanas y coleccionis-

    tas que pueden sostener un mercado pero carecen de la masividad como para ser

    parte del mall (estampillas, antigedades, revistas, libros usados, disfraces).

    Es probable que en el suburbio norteamericano de los aos cincuenta la llegada

    del mall impidiera el florecimiento de otros formatos comerciales, y en algunos

    contextos urbanos de debilidad comercial, inseguridad o extrema tensin tni-

    ca, poltica o social, hayan influido en la reduccin de la diversidad comercial y

    provocado la decadencia del comercio minorista tradicional. Sin embargo, en

    muchos otros casos, incluidos los de la mayora de las ciudades chilenas, una

    vez que el mall se urbaniza y la sociedad se hace ms prspera, la diversidad de

    formatos y estilos comerciales se encuentra prcticamente asegurada.

    As, pese a las crticas gremiales de un sector minorista temeroso cada vez que

    se abre un mall, lo cierto es que al menos una parte del comercio tradicional ha

    sabido convivir con el mall produciendo relaciones mutuamente beneficiosas.

    21 Galetovic,A.,Poduje,I.&Sanhueza,R.(2009):Malls en Santiago. De centros comerciales a centros urbanos. RevistaEstudiosPblicos,N114,2009,pp.219-252.

    22 Bourdieu,Pierre:Distinction: A social critique of the judgement of taste.Boston:Routledge,1984.EnChile,buenosejemplosdeesteanlisisdelacomplejidadenlosprocesosdeestratificacinsocialson:Torche,F.:Unequal but fluid: Social mobility in Chile in comparative perspective. AmericanSociologicalReviewN70(3),2005,pp.422-450;Salcedo,R.&Rasse,A.:The heterogeneous nature of urban poor families. RevistaCityandCommunity,N11(1),2012,pp.94-118;Barozet,E.:Dequhablamoscuandodecimosclasemedia?Perspectivassobreelcasochileno.Santiago:Expansiva-UDP,2008.Mndez,M.L.:Middle class identities in a neoliberal age: tensions between contested authenticities. TheSociologicalReviewN56(2),2008,pp.220-237.

    23 UnestudiodelsocilogoManuelTironi,delInstitutodeSociologadelaPUC,realizadoenconjuntoconParqueAraucoS.A.,revisalasformasenqueelmallproducefamilia,siendounlugarcuyasprcticasconducenadesempeardiversosrolesfamiliares.

  • 32

    Los malls en Chile

    2. El mall como artefacto de la globalizacinMuy ligada a la crtica anterior, que entiende al mall como un artefacto que crea

    homogeneidad en el paisaje urbano, est la que considera que es un artefacto

    de la globalizacin24, que se repite eternamente, sin modificaciones, replicando

    el modelo original creado en Estados Unidos y negando las costumbres y la di-

    versidad locales.

    En Amrica Latina, a esta crtica se agrega el hecho de que lo que se repite ilimi-

    tadamente (malls, cadenas de comida rpida, etctera) es visto como una expre-

    sin material y espacial de la hegemona que han alcanzado en este continente

    la economa y la cultura de Estados Unidos.

    Separemos el cuestionamiento en dos partes: el mall como expresin de la he-

    gemona norteamericana y el mall como espacio homogneo en todo el mundo.

    Todos los formatos comerciales modernos que se han instalado en Amrica

    Latina tienen su origen en el extranjero: las galeras comerciales y tiendas por

    departamentos provienen de Europa y los centros comerciales, de Estados Uni-

    dos. A pesar de esto, la crtica que acusa a los distintos formatos comerciales de

    extranjerizantes se limita en la actualidad al mall, dejando fuera a los espacios

    de origen europeo. As, parece ser que la crtica real no es a la extranjerizacin

    o a la prdida de identidad local, sino ms precisamente a la norteamericaniza-

    cin del comercio y la vida cotidiana, o, como dice Ritzer25, a la macdonaldiza-

    cin de la sociedad.

    Esta crtica proviene de elites intelectuales, tanto de derecha como de izquierda,

    que han sido fuertemente influenciadas en sus anlisis y discursos por la cultura

    urbana europea y la forma en que ella ha entendido el desarrollo y la vida en la

    ciudad. Por ejemplo, la intelectual argentina Beatriz Sarlo, una de las principales

    crticas del mall en Amrica Latina, jams ha hecho una crtica a las galeras co-

    merciales o a las tiendas de departamento en Buenos Aires, pues, aunque tienen

    origen extranjero, han sido naturalizadas como parte del imaginario cultural

    propio por la elite y las clases medias transandinas.

    Lo que cabra preguntarse entonces es si la crtica al mall no ser un fenmeno

    transitorio, a la espera de que este espacio sea naturalizado por las elites, como

    ya lo ha sido por la mayora de los ciudadanos de Amrica Latina; o si, por el

    contrario, marcar un punto de divergencia permanente entre un sector de los

    grupos ms ilustrados y el resto de la ciudadana, como ha ocurrido en Estados

    Unidos. Es muy probable que la respuesta se encuentre a mitad de camino entre

    ambas alternativas. Si bien el mall ser naturalizado por las elites, algunas de

    24 DeMattos,C.:Santiago de Chile, globalizacin y expansin metropolitana: lo que exista sigue existiendo. RevistaEURE,N25(76),1999,pp.29-56.

    25 Ritzer,G.:The macdonaldization of society: an investigation into the changing character of contemporary life. ThousandOaks:PineForgePress.1996. Interior de Southdale Center.

    Vista area primer mall Southdale Center, Edina, EE.UU., diseado por Victor Gruen en 1956.

    Vista area de Parque Arauco Shopping Center en inmediaciones del ex Fundo San Luis, 1985.

    Norto

    n & Pe

    el Pho

    tograp

    h Co

    llection

    Norto

    n & Pe

    el Pho

    tograp

    h Co

    llection

  • 34

    Los malls en Chile

    ellas, en su afn diferenciador, sealarn a este artefacto comercial con el dedo

    denostando su carcter masivo, alienante e incluso vulgar.

    El segundo tema es el de la homogeneidad que presentan los malls en el mundo.

    Es claro que todos los malls operan bajo las reglas generales del sistema de mer-

    cado: deben mejorar la eficiencia en el uso del espacio a fin de aumentar sus

    utilidades por metro cuadrado.

    Con todo, esta necesidad se expresa en forma diferente en distintos lugares, lo

    que lleva a malls que, si bien estticamente son similares, tienen cierta variabi-

    lidad en materias tales como el uso del espacio, las reglas para los usuarios, las

    tiendas que se excluyen, las amenidades que se incluyen y muchas otras.

    En un par de trabajos del ao 2003, uno de los autores de este texto26 se dedic a

    analizar estas diferencias entre los distintos malls del mundo, subrayando que

    las diferencias de contexto (materiales y simblico-culturales) hacen imposible

    que todos los malls sigan el formato del mall suburbano norteamericano de los

    aos cincuenta.

    Entre los factores contextuales que influyen ms directamente en las diferen-

    cias entre los malls de diferentes pases estn: el funcionamiento del mercado

    de suelos y su precio (en Oriente hay malls construidos en altura, en sitios pe-

    queos, con tiendas que, como en Japn, en menos de un 25% de los casos supe-

    ran los 10 metros cuadrados27); la existencia de diferencias tnicas o culturales

    tan fuertes que hacen que un mall deba excluir a algunos grupos para preservar

    la fidelidad de otros; las tasas de criminalidad; la participacin y el control por

    parte de la ciudadana; el origen del capital con que se construye el mall, y as

    por delante.

    De este modo, aunque la lgica de funcionamiento del espacio es similar en

    todo el mundo, es inexacto decir que son iguales. Las diferencias son profundas

    y crean una diversidad bastante mayor de lo que la literatura acadmica ha es-

    tado dispuesta a reconocer.

    26 Salcedo,Rodrigo:Lo local, lo global y el mall: la lgica de la exclusin y la interdependencia.RevistadeGeografaNorteGrande,N30,2003,pp.103-116.Salcedo,Rodrigo:When the global meet the local at the mall.RevistaAmericanBehavioralScientist,N46(8),2003,pp.1084-1103.

    27 Larke,R.:Japanese retailing.London:Routledge,1994.

    Izquierda: Complejo de retail urbano sustentable Namba Parks en Osaka, del arquitecto Jon Jerde.

    Derecha: Antigua plaza de toros de Barcelona (1834), remodelada como centro comercial en 2011 por el arquitecto Richard Rogers.

    Arriba: Shopping Stadsfeestzaal en Antwerp, Blgica. Antiguo saln de eventos, reabierto en 2007 como mall de lujo.

  • 36 37

    2. Qu criticamos cuando criticamos un mall?Los malls en Chile

    3. El mall como espacio de exclusinEl mall es sealado por sus crticos como un espacio en el que ciertos grupos so-

    ciales seran excluidos y expulsados. Al mismo tiempo, aislara a los que incluye

    del encuentro con extraos e indeseables, encuentro que sera completamente

    normal en el espacio pblico28. As, el mall sera un espacio comercial destinado

    a incluir todos los sueos manteniendo alejadas las pesadillas29. Tal como sos-

    tiene Castells refirindose al sistema de mercado, el mall sera extremadamente

    incluyente y a la vez considerablemente excluyente30. Incluye cualquier cosa que

    sea valiosa bajo los cdigos dominantes y excluye todo aquello que no lo es, o

    que ha perdido su valor bajo esos cdigos.

    Diversos autores han sealado que el mall tiende a excluir a pobres31, minoras

    tnicas32, adultos mayores e incluso adolescentes33. En trminos de recintos, se

    excluiran, evitando arrendarles o facilitarles espacio, todos aquellos alejados

    del mainstream social y, en trminos de actividades, quedaran fuera todas las

    que atenten contra la capacidad o el deseo de los visitantes de consumir, inclu-

    yendo muchas veces actividades de corte poltico o ciudadano.

    Las formas ms tpicas de exclusin tendran que ver con la localizacin de los

    malls enclavados en sectores de altos ingresos y alejados del transporte pbli-

    co34; la exclusin de ciertas tiendas apreciadas por grupos sociales marginali-

    zados (en el caso de Estados Unidos, peluqueras de cortes afroamericanos,

    disqueras de rap y similares), el establecimiento de restricciones al acceso o

    permanencia de ciertos grupos35 o la existencia de polticas discriminatorias que

    implican mayor vigilancia sobre el comportamiento de los grupos a los que se

    quiere excluir36.

    28 RileHayward,C.:Between the street and the mall: Social space and democratic possibility. PaperdeliveredattheMidwestPoliticalScienceConference,Chicago,april19-22,2001.

    29 Kowinski,W.S.:The malling of America: An inside look at the great consumer paradise. W.Morrow:NewYork,1985.

    30 Castells,Manuel:Globalizacin, identidad y Estado (Working paper).Santiago:UDPyMinisterioSecretaraGeneraldeGobierno,1999.

    31 Judd,D.:The rise of the new walled cities. EnLigget,H.&Perry,D.(eds.):Spatial practices.Sage:ThousandOaks,1995.

    32 Fiske,J.:Surveilling the city: Whiteness, the black man and democratic totalitarism.RevistaTheory,CultureandSociety,N15(2),1999,67-88;Haga,C.:Commerce and curfew clash at the mall: Minnesota megamalls effort to subdue teen rowdiness raises issues of fairness and racial bias.RevistaTheChristianScienceMonitor.9deoctubrede1999.

    33 Matthews,H.;Taylor,M.;Percy-Smith,B.;Limb,M.(2001)The unacceptable flaneur: The shopping mall as a teenage hangout.RevistaChildhood,N7(3),2001,pp.279-294;Hazel,D.:Security / PR efforts pay off: Media frenzy dying down, experts say.RevistaShoppingCentersToday,juniode2001;Kenyon,K.:Curbing skateboarders cuts maintenance costs. RevistaShoppingCentersToday,juniode1999.

    34 Salcedo,R.:Towards a reconceptualization of post-public spaces. PhDdiss.,PoliticalScience.Chicago:UniversityofIllinoisatChicago,2004;Satterthwaite,A.:Going shopping: Consumer choices and community consequences.NewHaven:YaleUniversityPress,2001.

    35 Hazel,D:Security / PR efforts pay off: Media frenzy dying down, experts say.RevistaShoppingCentersToday,juniode2001

    36 Fiske,J.:Ibd.

    Es un hecho que estas prcticas han sido observadas y son utilizadas con cier-

    ta frecuencia en diversos malls de Estados Unidos y otros pases. En el caso de

    Chile, una crtica equilibrada tendra que considerar al menos dos aspectos: a)

    la existencia de espacios pblicos o privados en que no haya exclusin, y b) la

    forma y frecuencia en que se ejecutan las exclusiones en los malls locales.

    Entre los hipercrticos existe la conviccin de que en el pasado (en algn momen-

    to entre los sesenta y setenta) el espacio pblico era menos excluyente y ms libre

    que el actual37. Los espacios pblicos se habran privatizado, adoptando muchas

    caractersticas de los espacios privados, con mayores controles y ms restricciones

    en el uso.

    En trminos tericos, esta afirmacin puede ser cuestionada recurriendo a Fou-

    cault38, quien seala que todos los espacios son reflejos de relaciones de poder y,

    por ende, en algn modo, controladores y excluyentes. De una forma menos te-

    rica, Susan Fainstein sostiene que en el espacio pblico moderno siempre han

    existido excluidos, aunque su identidad haya variado39. En los aos sesenta las

    calles parecan menos excluyentes que las actuales para adolescentes u obreros,

    pero eran ms excluyentes y marginalizantes para las minoras tnicas o sexuales.

    La exclusin de ciertos segmentos de la sociedad en el espacio pblico es una

    constante transhistrica. Por el contrario, la identidad y cantidad de los exclui-

    dos es contextual. Y, en todos los casos, es una expresin de las relaciones de

    poder y los grados de legitimidad social alcanzados por los grupos sociales en

    un territorio o momento especficos.

    Si todos los espacios son excluyentes de diverso modo, hay que discutir cul

    es la legitimidad social o poltica que poseen los diferentes productores del

    espacio40 para llevar a cabo los procesos de exclusin. Es aqu donde la crtica al

    mall podra cobrar algo ms de sentido.

    Mientras en el espacio pblico quien excluye es el Estado, recibiendo su legitimi-

    dad de la voluntad de los ciudadanos y, por ende, expresando en sus prcticas

    de exclusin lo que la sociedad considera aceptable, en el mall quien excluye

    es un actor privado, que no posee una legitimidad socialmente otorgada y que

    acta con la finalidad de aumentar sus posibilidades de obtener utilidades a par-

    tir del aprovechamiento del espacio.

    En cualquier caso, para los intelectuales de corte liberal, las exclusiones de los

    malls seran muy similares a las del Estado, porque en ambos casos la legitimi-

    dad provendra de un consenso mayoritario: en el primer caso, de ciudadanos;

    en el segundo, de consumidores.

    37 Salcedo,Rodrigo:El espacio pblico en el debate actual: Reflexiones crticas en torno al urbanismo post-moderno.RevistaEURE,N28(84),2002,pp.5-19.

    38 Foucault,Michel:Power knowledge: Selected interviews and writings 1972-1977.NewYork:PantheonBooks,1980.

    39 Fainstein,S.:The city builders.Cambridge:Blackwell,1994.

    40 Lefebvre,H.:The production of space.Malden:Blackwell,1991.

    DominicHighlight

  • 39

    2. Qu criticamos cuando criticamos un mall?

    5.000 - 85.000 m2 85.000 - 150.000 m2

    Malls y m2

    150.000 - 250.000 m2

    Grupo socioeconmico

    E

    S/N

    ABC1 C3

    C2 D Fuente: Elaboracin propia

    mALLS en eL GrAn SAnTiAGO y GrupOS SOCiOeCOnmiCOS preDOminAnTeS

    Qu tan excluyentes son entonces los malls chilenos? Para dar una respuesta

    se necesitan puntos de comparacin. Malls de otros pases? Espacios pblicos

    en Chile?

    Empecemos por los malls descritos por la literatura internacional, fundamen-

    talmente los de Estados Unidos. Los malls norteamericanos estn localizados,

    muy mayoritariamente, en reas cuyo ingreso per cpita es superior al prome-

    dio41. Si a eso se suma la baja calidad del transporte pblico en la mayora de las

    ciudades norteamericanas, es claro que los malls de este pas excluyen a los ms

    pobres a travs de su localizacin, en general an suburbana. Asimismo, diver-

    sos artculos dan cuenta de cmo los malls de Estados Unidos excluyen a travs

    de otros mecanismos, como el mix de tiendas, las restricciones de acceso y las

    acciones directas de expulsin de indeseables.

    En el caso chileno, los malls en la mayora de las ciudades no excluyen por

    localizacin: no se ubican solo en zonas de altos ingresos, sino tambin en los

    centros urbanos y en territorios habitados por grupos medios y bajos. Tambin

    se encuentran muy bien servidos por redes de transporte pblico, y la localiza-

    cin de muchos malls coincide con subcentralidades metropolitanas planifica-

    das por el urbanismo central.

    Con todo, en forma indirecta, las localizaciones de los malls chilenos siguen ex-

    cluyendo a los ms pobres (probablemente al primer quintil de ingresos), pues

    donde habitan estos grupos por lo general no existen centros comerciales rele-

    vantes y el acceso al transporte pblico es inabordable para ellos. El mercado de

    suelos no garantiza que todas las zonas sean atractivas para los desarrolladores

    de malls. Tal como ocurre con los equipamientos educacionales y sanitarios pro-

    vistos por el Estado, existen bolsones de inequidad en el acceso a la geografa

    econmica generada por los malls. Comunas pertenecientes al cono norponien-

    te de Santiago carecen de malls y es probable que en el corto plazo no logren

    atraer equipamientos comerciales de envergadura sin los incentivos pblicos

    necesarios.

    As, a pesar de que su localizacin no es totalmente inclusiva, el mall chileno es

    radicalmente ms incluyente que su contraparte norteamericana. Y es probable

    que ello tambin tenga que ver con la mayor homogeneidad racial y cultural que

    presenta el pas42. Mientras en otros contextos socioculturales el miedo al otro

    (social o racial) es una constante, en Chile el discurso del miedo no ha permeado

    las prcticas cotidianas de las personas ni ha impuesto limitantes a los encuen-

    tros sociales posibles43.

    41 Salcedo,R.:Towards a reconceptualization of post-public spaces.PhDdiss.,PoliticalScience.Chicago:UniversityofIllinoisatChicago,2004.

    42 Salcedo,Rodrigo:When the global meet the local at the mall. RevistaAmericanBehavioralScientist,46(8),2003,pp.1084-1103.

    43 Salcedo,R.&Torres,A.:Gated communities in Santiago: Wall or frontier. RevistaIJURR,vol.28N1,2004.

  • 40

    Los malls en Chile

    En otro plano, si se compara al mall chileno con el espacio pblico, parece obvio

    que el primero es mucho ms excluyente que el segundo. En el espacio pbli-

    co se permite la protesta ciudadana, la expresin poltica (siempre con previa

    solicitud a la autoridad), las conductas inapropiadas pero legales. En el mall

    estas prcticas son directamente excluidas o toleradas solo de manera implci-

    ta, luego de negociaciones informales entre usuarios y autoridades del centro

    comercial (ver Captulo 6).

    En cualquier caso, es interesante destacar que en muchas oportunidades las ex-

    clusiones que realizan los malls son bien recibidas y consideradas adecuadas

    por la mayora de sus usuarios, que con frecuencia tienen miedo de habitar y

    usar los espacios pblicos de la ciudad debido a la permisividad del Estado

    frente a la presencia agresiva de grupos que se apropian de dichos espacios en

    forma excluyente (grupos adolescentes, pandillas, bandas de microtraficantes).

    4. El mall como espacio ideolgico simulado Los intelectuales han criticado al mall debido a su tendencia a ensalzar su fun-

    cin comunitaria o de entretencin, minimizando su vocacin comercial. Este

    afn est presente incluso en los nombres adoptados por los centros comercia-

    les, tales como plaza, parque, calle, portal u otros apelativos que evocan a

    la ciudad y sus espacios pblicos.

    Ya Victor Gruen , arquitecto responsable del diseo de los primeros malls, sos-

    tena a mediados de los cincuenta que, ms que un espacio de consumo, el mall

    era el espacio para la sociabilidad en un territorio (el suburbio) donde la socia-

    bilidad no exista o, tal como lo dirn diversos desarrolladores, el lugar para la

    conformacin de comunidad. Esta construccin ideolgica de la propia imagen

    est siempre puesta al servicio de la funcin principal del mall, que es la de reci-

    bir visitantes44. Ello queda de manifiesto en la publicidad de numerosos centros

    comerciales, desde el Southdale Center (el primer mall del mundo), pasando por

    el West Edmonton Mall, hasta llegar a malls chilenos como Parque Arauco, Mall

    Plaza Vespucio o Florida Center:

    posee el parque de diversiones indoor ms grande del mundo,

    el parque acutico ms grande del mundo, una pista profesional

    de hockey sobre hielo, cuatro submarinos localizados en el ms

    grande lago artificial, shows de delfines, una rplica exacta de la

    Santa Mara, una cancha de golf en miniatura, 26 cines y un casino

    estilo Las Vegas (Pgina web de West Edmonton Mall)

    44 Gottdiener,M.:The theming of America: Dreams, visions, and commercial spaces.Boulder:Westview,1997. Interior con parques acuticos,

    montaas rusas, canchas de hielo, hoteles y reas temticas.

    West Edmonton Mall, en Albert, Canad, el mall ms grande de Norteamrica.

    DominicHighlight

  • 42

    Los malls en Chile

    Para el diseo de esta imagen no comercial, los malls se han apropiado de di-

    versos discursos, algunos provenientes de la historia, otros de la cultura popular

    y aun otros de imaginarios futuristas o utpicos.

    En el mundo acadmico resaltan dos discursos que hacen referencia a los malls

    como espacios ideolgicos, es decir, que buscan ocultar su verdadera naturaleza:

    a. El mall como simulacin de lo urbano

    A partir de los textos de Baudrillard de comienzos de los ochenta comienza a

    aparecer la idea de que el mall es simplemente una copia o, ms bien, una si-

    mulacin de la ciudad45. Tal copia contendra todos los elementos propios de lo

    urbano, pero en una versin higienizada, en la que el conflicto, la violencia y la

    diversidad tienden a desaparecer. El mall adoptara la forma de lo urbano, pero

    con un contenido minimizado y controlado.

    Para algunos autores, el mall es un universo paralelo alejado de lo real, lo tra-

    dicional o lo autntico46, que estara paulatinamente remplazando a la ciudad

    y, por ende, reduciendo el contenido pblico de la urbe. Segn Sarlo, frente a

    la ciudad real construida a travs del tiempo, el shopping ofrece su modelo de

    ciudad de servicios miniaturizada, la que se independiza soberanamente de las

    tradiciones y de su entorno47.

    Esta simulacin de lo urbano tendra un carcter esencialmente previsible,

    con una determinada temperatura, un determinado mix de tiendas y una similar

    organizacin del espacio48, ausencia total de crimen y una forma de comporta-

    miento reglamentada. Al decir de Margaret Crawford, toda la vida del mall est

    calculada para organizar el desorientador flujo de atributos y necesidades en

    una jerarqua reconocible de tiendas definida por valores, estatus e imgenes

    de ciertos estilos de vida49.

    Este carcter simulado y su predictibilidad terminaran por convertir al mall en

    un espacio muerto, en el que la posibilidad de generar una identidad diferente

    a la de consumidor sera imposible. Este carcter queda muy bien reflejado en el

    concepto de no lugar acuado por el antroplogo Marc Aug.

    45 Baudrillard,Jean:Simulations.NewYork:Semiotext,1983.

    46 Sarlo,Beatriz:La imaginacin tcnica, sueos modernos de la cultura argentina. BuenosAires:NuevaVisin,1992.

    47 Sarlo,Beatriz:Escenas de la vida postmoderna.BuenosAires:Ariel,1995,pp.18-19.

    48 Jones,K.:Mega-Chaining. Corporate concentration and the mega malls.RevistaTheCanadianGeographer,N35(3),1991,pp.241-249.

    49 Crawford,Margaret:The world on a Shopping Mall.EnSorkin,M.:Variations on a theme park: The new American city and the end of public space. NewYork:HillandWang,1992.

    Megacenter Rentas Falabella, Santiago.

    Rentas Fa

    labe

    llaRe

    ntas Fa

    labe

    lla

    Open Plaza Santa Julia, Via del Mar.

  • 44 45

    2. Qu criticamos cuando criticamos un mall?Los malls en Chile

    Segn Aug, en la modernidad tarda existiran algunos espacios que, al no tener

    conexin con el entorno, la historia, las identidades locales o los conflictos so-

    ciales, podran ser catalogados como no lugares. Ellos (aeropuertos, carreteras,

    cajeros automticos y centros comerciales, entre otros) seran iguales en todo

    el mundo, simples expresiones globalizadas del modelo. Se contrapondran a lo

    que Aug denomina lugares antropolgicos, que guardan una relacin profun-

    da con la urbe y sus conflictos50.

    Tanto la idea del mall como simulacin como la del mall como no lugar conducen

    a la discusin sobre la realidad y autenticidad de estos espacios. Hasta qu

    punto los malls seran espacios autnticos y significativos para los usuarios?

    La repuesta que han dado intelectuales como Aug o Sarlo a esta pregunta es

    muy diferente a la que dan ao a ao millones de visitantes. Los malls ofrecen la

    posibilidad de generar relaciones sociales significativas, vnculos afectivos y sen-

    sacin de pertenencia; probablemente no para un intelectual de ms de 50 aos,

    pero si para los miles de ciudadanos que hacen del mall su segundo hogar. En la

    pelcula de George Romero Dawn of the dead, los zombies regresan al mall como

    lugar de reunin porque en este espacio construyeron sus memorias ms anti-

    guas y significativas mientras vivan. As, finalmente, y tal como lo sostiene Fains-

    tein51 el tema de la autenticidad o de la realidad de un espacio est determi-

    nado por las preferencias o la ideologa del crtico. Para las mayoras ciudadanas

    de muchos pases, los malls no son espacios simulados, sino espacios vivos en los

    cuales experiencias y prcticas se acumulan para formar historias y relaciones.

    El xito del mall ha sido tan grande, que tanto Aug como Sarlo han debido mo-

    dificar sus respectivos discursos. Aug seala que algunos no lugares han adqui-

    rido tal cantidad de conexiones mercantiles y recibido tal cantidad de visitantes

    que hoy ms bien hay que referirse a ellos como superlugares52, siguiendo el

    concepto que Jordi Borja acuara para referirse al nuevo tipo de nodos geogr-

    ficos en auge. Algunos malls, habiendo colonizado su contexto inmediato, cum-

    pliran con la intermodalidad, accesibilidad, multifuncionalidad, calidad del es-

    pacio construido, visibilidad y continuidad fsica y simblica, y adems con la

    detonacin de desarrollo inmobiliario en su rea de influencia, que los converti-

    ran, segn Borja, en superlugares de la era de la globalizacin.

    Sarlo a su vez reconoce que la hegemona cultural del mall es tan grande que ha

    logrado educar el gusto de los usuarios, hacindose indistinguible de la ciudad a

    la que supuestamente trata de imitar, y por ende convirtindose, de facto, en la

    plaza pblica de nuestra poca53.

    50 Aug,Marc:Los no lugares, espacios del anonimato: Una antropologa de la sobremodernidad. Barcelona:Gedisa,2004.

    51 Fainstein,Susan:The city builders. Cambridge:Blackwell,1994.

    52 Aug,M.:Losno lugares, espacios del anonimato: una antropologa de la sobre modernidad. Barcelona:Gedisa,1994.

    53 Sarlo,Beatriz:La ciudad vista. Mercancas y culturas urbanas.BuenosAires:SigloXXI,2009.

    b. El mall como lugar de ensueo

    Por ltimo, el mall tambin ha sido visto como un espacio en que las fantasas

    de consumo impuestas por eficientes mecanismos socioespaciales y de marke-

    ting buscan transportar a los visitantes a un entorno de ensueo, alejado de las

    rutinas cotidianas y de las preocupaciones de la vida. Goss sostiene que el mall

    puede ser concebido como la casa de sueos de la colectividad, en la cual las

    fantasas de la vida real son desplazadas y convertidas en mercancas, que son

    fetichizadas en el sentido antropolgico, psicolgico y espacial54.

    As, el ambiente carnavalesco55, de parque temtico56 o de evocaciones del pasa-

    do o el futuro propias de la cultura de los mass media lograran domesticar los

    comportamientos de los visitantes, hacindolos ms propensos al consumo de

    mercancas.

    54 Goss,J.:Once upon a time in the commodity world: An unofficial guide to mall of America.RevistaAnnalsoftheAssociationofAmericanGeographers,N89(1),1999,p.45.

    55 Judd,D.:The rise of the new walled cities. InHLigget&D.Perry.(eds.):Spatial practices.Sage:ThousandOaks,1995.

    56 Sorkin,M.:Variationsonathemepark:The new American city and the end of public space. Farrar,StrausandGiroux:NewYork,1992.

    Mamilla Open Mall, Jerusaln. Abierto en 2007, replica las caractersticas de las calles y bazares de la ciudad.

  • 46 47

    2. Qu criticamos cuando criticamos un mall?Los malls en Chile

    Esta tematizacin de los espacios57 da lugar a un pastiche posmoderno en el

    que perfectamente se puede combinar una calle tradicional de pueblo, una sel-

    va tropical, una iglesia catlica o un carnaval plagado de mimos y saltimbanquis.

    Con todo, dado que la mayora de los trabajos acadmicos de carcter crtico

    carece de anlisis empricos y se centra en unos pocos malls (probablemente

    aquellos en los que la tematizacin alcanza su mximo nivel), es difcil saber con

    certeza hasta qu punto la tematizacin realmente aleja a los visitantes de sus

    rutinas y los lleva a mundos de ensueo o si estos simplemente adoptan una

    posicin ldica y condescendiente mientras siguen con su vida cotidiana y sus

    preocupaciones. En uno de los pocos trabajos empricos que abordan el tema,

    Woodward et al., lograron concluir que la relacin entre la generacin de un am-

    biente tematizado y el consumo es nula o muy poco significativa58.

    5. El mall como espacio vigilado y controladoDiversos acadmicos han sealado que los malls son espacios donde los usua-

    rios se encontraran vigilados y sometidos a un rgido control a travs de sis-

    temas que incluye guardias privados y mecanismos electrnicos. Para algunos

    autores, estos sistemas seran capaces de eliminar las ms abiertas prcticas de

    resistencia59 o hacer que ciertos usuarios se conformen a las normas estableci-

    das60; para otros, los sistemas de control solo han agudizado la creatividad de los

    usuarios, que elaboran prcticas de resistencia ms complejas o sutiles61.

    En el Mall of America, la seguridad es nuestra primera prioridad.

    Tecnologa de punta junto a un staff bien entrenado permiten al

    mall proveer un ambiente seguro para sus ms de 42,5 millones

    de visitantes. El departamento de seguridad del mall tiene ms

    de 130 guardias. Existen 125 cmaras de vigilancia localizadas en

    todos los espacios, las que son constantemente monitoreadas por

    nuestro equipo de seguridad (Pgina web de Mall of America).

    57 Gottdiener,M.:The theming of America: Dreams, visions, and commercial spaces.Boulder:Westview,1997.

    58 Woodward,I.;Emmison,M.;andSmith,P.:Consumerism, disorientation and postmodern space: a modest test of an immodest theory.BritishJournalofSociology,N51(2),2000,pp.339-354.

    59 Staehely&Mitchel:USAsDestiny? Regulating space and creating community in American shopping malls, 2006;Davis,M.:City of Quartz: Excavating the future of Los Angeles.NewYork:Verso,1990;Lofland,L.:The public realm: Exploring the citys quintessential social territory. NewYork:AldinedeGruyter,1998.

    60 Mugan,G.&Erkip,F.:Discrimination against teenagers in the mall environment. A case from Ankara, Turkey. RevistaAdolescence,N44,2009,pp.209-232.

    61 Lewis,G.:Ratsandbunnies:Core kids in an American mall. RevistaAdolescence,N24(96),1989,881-889.Ortiz,S.M.:Shopping for sociability in the mall. RevistaResearchinCommunitySociology.Supplement1,1994,pp.183-199.Matthews,H.,Taylor,M.,Percy-Smith,B.&Limb,M.: The unacceptable flaneur: the shopping mall as a teenage hangout. RevistaChildhood,N7(3),2000,pp.279-294.

    Siguiendo a Foucault, se podra sealar al mall como un espacio moderno (tal

    como el hospital o la escuela) en el que se producira la domesticacin del cuer-

    po de quienes lo visitan. Dicha domesticacin preparara al visitante para cum-

    plir de mejor forma la funcin que los productores del espacio le han asignado,

    en este caso, la compra de mercancas.

    Este control de los visitantes se vera aumentado por consideraciones espacia-

    les tales como el carcter enclaustrado62, la forma en que se encuentran dispues-

    tos los pasillos y las tiendas, el tipo de climatizacin, msica e iluminacin. Los

    malls recurriran a la sobreestimulacin de los sentidos a fin de aumentar las

    posibilidades de vender.

    Esta crtica ha sido puesta en duda por otros acadmicos que sostienen que nin-

    gn espacio puede eliminar totalmente el libre albedro de quienes lo visitan, ni

    las prcticas alternativas que se produzcan63. En ningn espacio, ni siquiera en

    el mall, la hegemona de los productores del espacio es completa; siempre queda

    un margen para prcticas alternativas. En este contexto, por ms vigilancia que

    exista, los usuarios sern siempre capaces de adaptar el espacio a sus propios

    fines. Esta discusin respecto de las prcticas de los usuarios ser abordada a

    fondo para el caso chileno en el captulo 6.

    62 Judd,D.:The rise of the new walled cities. EnLigget,H.&Perry,D.(eds.):Spatial practices.Sage:ThousandOaks,1995.

    63 DeCerteau,M.:The practice of life. Berkeley:UniversityofCaliforniaPress,1984.Salcedo,R.&Stillerman,J.:Transposing the urban to the mall: Customers spatial practices in two Santiago Chile, shopping centers. JournalofContemporaryEthnography(porpublicarse),2012.

    Izquierda: Banderazo de universitarios en Costanera Center, 2012.

    Derecha: Flashmob en Costanera Center, 2012.

  • 48

    Los malls en Chile

    6. El mall como espacio omitidoUna forma distinta de criticar un determinado fenmeno es omitirlo completa-

    mente, dejarlo fuera de la agenda pblica. Esto es, en parte, lo que les ha ocurrido

    a los malls chilenos desde la arquitectura y la crtica arquitectnica. Para ambas,

    estudiar los malls sera un error, porque estos espacios no seran obras de arqui-

    tectura. Las pocas veces que los arquitectos se refieren a los malls es para cuestio-

    narlos o ubicarlos en rankings de obras desastrosas y galeras del horror.

    Por qu se ha producido esta omisin? Dos posibles respuestas.

    En primer lugar, los malls salvo en sus orgenes remotos, con sus constantes

    procesos de transformacin, ampliacin y remodelacin, con su carcter efme-

    ro y mutable han dejado de lado a los arquitectos autores de los proyectos, con-

    virtindose en un tipo de arquitectura annima que hace de la funcionalidad

    el nico criterio de juicio vlido.

    Los malls son, por lo general, obras sin autores, u obras en las que la acumula-

    cin de autores (que van modificando la versin original) destierra todo rasgo

    de creacin personal e individual. As, frente a las crticas ticas y estticas a

    los malls, los arquitectos no han tenido que pronunciarse, pues no lo reconocen

    como algo de su autora, sino simplemente como un ejemplo ms del caos arqui-

    tectnico que est imperando en nuestras ciudades64.

    Sin embargo, en la actualidad, cuando los criterios estticos se hacen ms centrales

    y aumenta la necesidad de diferenciacin, comienza a aparecer en la escena interna-

    cional una arquitectura de malls de autor, con arquitectos relevantes que son con-

    tratados para dar su sello a nuevos espacios destinados a los grupos ms refinados.

    En segundo lugar, los arquitectos modernos han omitido a los malls porque han

    rehuido entrar en un debate mucho ms profundo, que se relaciona con su pro-

    pia prctica y con la forma en que los principios modernos de organizacin urba-

    na como el zoning o la funcionalidad han contribuido a que los malls aumenten

    las posibilidades de excluir y vigilar a sus consumidores. Ms aun, si el debate

    sobre las consecuencias de la organizacin espacial del mall se lleva hasta sus

    ltimas implicancias, los arquitectos se veran obligados a debatir respecto de

    la forma en que la arquitectura moderna y sus principios de funcionalidad y zo-

    nificacin han contribuido al disciplinamiento y el control sobre los ciudadanos.

    Tal como la ciudad se configura en zonas residenciales, comerciales y de oficinas

    claramente diferenciadas, los malls replican esta configuracin moderna para

    hacer ms eficiente el uso del espacio. Si la arquitectura moderna tiene que ver

    con poner la forma al servicio de la funcin, el mall es un ejemplo exitoso, al que

    sus creadores no han querido reconocer como hijo. El mall sera la verdadera

    mquina de habitar el comercio zonificado.

    64 Koolhaas,R.:Junkspace.Obsolescence.Vol.100.2002,pp.175-190. Mall del Centro.

  • 50

    Los malls en Chile

    EL IMPACTO DEL MALL EN LA GRAN METRPOLIS

  • 53

    3. El impacto del mall en la gran metrpolis

    En estas pginas revisamos la llegada de los malls a la mayor ciudad de Chile y la forma en que estos espacios han ido evolucionando en conjunto con las transformaciones de la sociedad chilena. Los malls de Santiago se han diversificado, han democratizado su localizacin y sus prcticas, y han ido generando cada vez ms relaciones con la ciudad.

    La morfologa de los malls en Chile ha experimentado profundas mutaciones en

    treinta aos de historia. El mall tipo caja de zapatos, que lleg a comienzos de

    los ochenta con el Parque Arauco Shopping Center, ha cedido espacio a configu-

    raciones comerciales ms abiertas, ms complejas de disear y aun ms difciles

    de delimitar. De todos modos, el mall abierto sigue siendo una excepcin en un

    panorama donde conviven prototipos de centros comerciales de distintas po-

    cas, que son reflejos de distintas ideas de ciudad y sociedad.

    El mall llega a Chile como una tipologa inscrita en el discurso modernizador

    de la economa nacional y de la sociedad y sus comportamientos65. Con el ini-

    cio de la construccin del Parque Arauco Shopping Center en 1979, se desarrolla

    por primera vez el formato de regional mall. Su relativo xito como espacio de

    socializacin para las elites en la segunda mitad de los ochenta form parte de

    las ideas que confirmaban la prosperidad econmica recuperada tras el llamado

    ajuste estructural de 1975. Sin embargo, la recesin que vivi el pas en sus

    primeros aos de vida no dej ver de inmediato la facilidad con que el formato

    penetrara posteriormente en el imaginario de otros grupos sociales y le permi-

    tira desenvolverse como centro urbano.

    Hoy, treinta aos despus de esa inauguracin, los malls estn entre los princi-

    pales escenarios urbanos. Dispersando sus localizaciones a comunas de ingre-

    sos econmicos ms variados66, alindose a los medios de transporte colectivo

    como principales afluentes y masificando los mecanismos de crdito, los malls

    de Santiago han sabido ampliar su pblico objetivo. Con la apertura de sus espa-

    cios, inicialmente cerrados y opacos, muchos de ellos han logrado adems reco-

    ger funciones citadinas como las de la plaza pblica.

    Hay que decir que el papel de articulacin social de los espacios de consumo

    en Chile es anterior a los primeros malls. Caracoles, galeras, patios abiertos y

    65 Crcamo-Huechante,L.:Tramas del mercado: imaginacin econmica, cultura pblica y literatura en el Chile de fines del siglo XX. Santiago:EditorialCuartoPropio,2007.

    66 Galetovic,A.,Poduje,I.&Sanhueza,R.:Malls en Santiago. De centros comerciales a centros urbanos.RevistaEstudiosPblicos,N114,2009,pp.219-252.

  • 5554

    Los malls en Chile

    muchas hibridaciones entre estos formatos que llamaremos protomalls co-

    menzaron a colonizar el centro y el barrio alto del Santiago desde comienzos de

    los setenta, con una ubicuidad asombrosa. Dicho proceso confluy con la libe-

    ralizacin del mercado de suelos y de la normativa edificatoria, lo que permiti

    a los proyectistas experimentar los ms variados modelos de infraestructura

    comercial. Este periodo experimental, que precede al mall, produjo en general

    dos tipologas, ambas esencialmente urbanas: una cerrada y con poca relacin

    con el entorno, constituida fundamentalmente por los caracoles, y otra abierta

    cuyas relaciones de borde con la ciudad eran complementarias y no incom-

    patibles, tales como el Pueblo del Ingls, Los Cobres de Vitacura y, hasta cierto

    punto, el Drugstore de Providencia.

    Los protomalls habran dejado su herencia en la mutacin de los malls chilenos

    ms innovadores, que habran recogido tipologas del pasado para reducir su

    anterior dislocacin de la ciudad, logrando una transmutacin hacia lo urbano67.

    Muchos protomalls supieron modelar el espacio interior en funcin de un vaco

    socializador (caracoles y patios comerciales) que traa la vida urbana desde las

    veredas hacia un interior comercial. Hoy, similares caractersticas fsicas, progra-

    mticas y culturales han convertido a los malls en nodos urbanos que articulan

    ocio, arte, educacin, salud y servicios pblicos, convirtindose en hbridos.

    Cmo surgi una tradicin local de hacer malls en Chile? Fueron los malls chi-

    lenos realmente los depositarios de una tradicin local o interpretaciones ms

    bien literales del modelo suburbano inventado en Estados Unidos?

    La evolucin de los malls en Chile es, a todas luces, influenciada por la tradicin

    y la morfologa comercial del suburbio norteamericano. Pero en el caso chileno,

    y sobre todo en los primeros malls santiaguinos, hubo un factor muy influyente

    en su evolucin, que solo apareci en los malls norteamericanos hacia mediados

    de los noventa: la necesidad de adaptar tempranamente la caja de zapatos a

    una ciudad cuya cercana era cada vez ms inminente.

    1. Las particularidades de localizacin de los primeros malls santiaguinos Emplazado junto a la nica autopista del rea de alta renta de la ciudad, el mall

    Parque Arauco debut en el Santiago de 1982 como un emprendimiento comer-

    cial que introduca una frmula ya conocida en otras ciudades latinoamerica-

    nas: arquitectura simplificada y hermtica, accesibilidad vehicular expresa y

    lustrosas instalaciones interiores. Al momento de su inauguracin, gestores y

    operadores proyectaban fidelizar segmentos de la demanda ms solvente, clase

    67 DeSimone,L.:Evoluciones e hibridaciones de las tipologas comerciales en Santiago de Chile 1960-2010. Lecciones urbanas en torno al desarrollo del mall en Santiago de Chile: Caso paradero 8 al 14 de Vicua Mackenna, La Florida.TesisparaobtenerelgradodeMagsterenDesarrolloUrbano.Santiago:InstitutodeEstudiosUrbanosyTerritorialesPUC,2011.

    Centro Comercial Rampa de Las Flores, Boza, Lhrs, Muzard, Duval y Moreno, 1979.

    Los Cobres de Vitacura, Benderski y Brunetti, 1979.

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    Mall Plaza Vespucio en sus primeros aos.

    Acceso original a Mall Plaza Vespucio. Plaza del Reloj en Parque Arauco: un jardn domstico al interior del mall.

    Parque Arauco en sus primeros aos. Acceso inicial.

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    3. El impacto del mall en la gran metrpolisLos malls en Chile

    media y alta recientemente motorizada, que ya se habra suburbanizado lo su-

    ficiente como para llamarla semiamericanizada68.

    Ubicados en el cruce de grandes avenidas y troncales, dos de los tres primeros

    malls chilenos, Parque Arauco Shopping Center y Mall Plaza Vespucio, coincidie-

    ron en introducir un cambio radical en el modo en que los centros comerciales

    se venan edificando en Santiago. Aprovechando la conectividad expresa por so-

    bre la accesibilidad peatonal, los primeros malls buscaron lo que los desarrolla-

    dores crean que era el suburbio a la chilena.

    Sin embargo, a diferencia del mall norteamericano, ni Parque Arauco ni Mall

    Plaza Vespucio eligieron localizaciones fuera de la ciudad, sino ms bien en

    reas alejadas del centro urbano, pero suficientemente densas y diversas, con

    comercio y oficinas, como para ser consideradas parte de la ciudad. Los predios

    seleccionados, que por su tamao parecan corresponder a parajes suburbanos,

    eran espacios excepcionales en medio de zonas en que este tipo de terrenos ya

    no era tan abundante.

    Tanto Parque Arauco Shopping Center, inaugurado en 1982, como Mall Plaza

    Vespucio, en 1990, eligieron predios que bordeaban la circunvalacin Amrico

    Vespucio. Ambos haban quedado intocados por el desarrollo inmobiliario por

    razones judiciales, pero rodeados de crecimiento exponencial de vivienda de

    densidad media y baja, as como de pequeos comercios y otra infraestructura.

    Curiosamente, ambas zonas haban sido sealadas ya en los planes urbanos y

    metropolitanos de los aos sesenta como puntos estratgicos para el desarrollo

    de subcentros metropolitanos. Esta localizacin periurbana no se corresponda

    con una arquitectura diseada para el suburbio norteamericano. En sus bordes,

    donde terminaban sus extensos parques de estacionamientos, se alzaba la ciu-

    dad en densificacin. Esto sera determinante en la evolucin de la tipologa

    nacional, pues a medida que las zonas cntricas de Las Condes y la Florida se

    desarrollaron, los malls se vieron ante la oportunidad de capitalizar los flujos

    peatonales que emergan a sus costados.

    Si bien el modelo norteamericano de mall da por sentada la dependencia del

    automvil, los desarrolladores chilenos se vieron en la necesidad de alterar esta

    caracterstica, producto de la baja tasa de motorizacin posterior a la crisis del

    ochenta. Parque Arauco dise un elaborado sistema de acercamiento desde

    el Metro. Mall Plaza Vespucio, ubicado en el tradicional Paradero 14 de Vicua

    Mackenna, pronto vio en la llegada del Metro la necesidad de abrir sus recorri-

    dos para canalizar los flujos peatonales.

    68 Cceres,G.&Faras,L.:Efectos de las grandes superficies comerciales en el Santiago de la modernizacin ininterrumpida. RevistaAmbienteyDesarrollo.N15(4),1999,pp.36-41.

    2. Parque Arauco: entre ideales modernos y utopas urbanasSmbolos de ideologas divergentes, las polticas urbanas aplicadas en Santiago

    durante los ltimos cuarenta aos han dejado huellas difciles de borrar, confor-

    mando un rompecabezas que revela su propia historia69. Es el caso del ex Fundo

    San Luis, donde se ubic en 1979 el proyecto de Parkennedy, el primer mall de

    Chile, ms tarde Parque Arauco Shopping Center.

    El Fundo San Luis era un terreno