Londoño, Alejandro - Dinamicas y Pastoral Sacramental

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  • Coleccin PEDAGOGA GRUPAL

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    Alejandro Londoo, S. J.

    DINMICAS Y

    PASTORAL SACRAMENTAL

    CUARTA EDICIN

    INDO-/\MERICAN PRESS SERVICE - EDITORES Avenida Caracas No. 49-07

    Apdo. Areo 53274 - Chapinero SANTAFE DE BOGOT - COLOMBIA

    Mayo de 1994

  • Con las debidas licencias

    Diagramacin y direccin editorial INDO-AMERICAN PRESS SERVICE - EDITORES

    Alejandro Londoo, S.J. Casa de la Juventud

    INDO-AMERICAN PRESS SERVICE - EDITORES

    Propiedad Reservada

    CONTENIDO

    I. ANOTACIONES PASTORALES 9

    1. Objetivos y lmites 11 2. Visin amplia de los sacramentos 12 3. Fiestas aburridoras 15 4. Saber mirar, recibir y actuar 19 5. Qu llevar a los sacramentos 21 6. Problemas de los ritos 24 7. Metodologa global 27 8. Utilidad de las dinmicas 30 9. Criterios 33

    10. Teologa de los Sacramentos 36

    H. DINMICAS Y SUBSIDIOS DE APOYO PASTORAL 45

    1. Qu son los sacramentos 47

    1.1 Actitudes nuevas 47 1.2 Sacramentos humanos 48 1.3 Gestos significativos 48 1.4 Tres miradas 51 1.5 Sectas, fundamentalistas 54 1.6 Nosotros y El 55 1.7 Definiciones 56 1.8 Celebrar la Vida y celebrar a Cristo 59

    2. Cristo sacramento del padre 66

    2.1 Cristo es Sacramento 66 2.2 Cristo "visualiza" al Padre 67

    5

  • 2.3 Pasado - Presente - Futuro 68 2.4 Qu encam? 70 2.5 Por Cristo conocemos al Padre 73

    La Iglesia, sacramento de Cristo 75

    3.1 La casa de familia 75

    3.2 Quejas a la Iglesia 77 El Bautismo 79

    4.1 Metforas sobre el Bautismo 79 4.2 Entrada 80 4.3 Foto reveladora 81 4.4 Fiesta de familia 82 4.5 H + H + O 83 4.6 Ser Luz 85 4.7 No esconder la luz 87 4.8 Frutos del Bautismo 88 4.9 Renovacin de nuestro Bautismo 89 4.10 Trabajo pedaggico 91 La Confirmacin 93

    5.1 Caractersticas 93 5.2 Con-firmar 94 5.3 Frases del sacramento - confirmacin 94 5.4 Edad 95 5.5 Tareas 96 5.6 Planes de confirmacin 97 5.7 Plan de confirmacin para jvenes 98 La Eucarista 101

    6.1 Aspectos de la Eucarista 101 6.2 Vivencia de la Eucarista 102 6.3 Tres momento 102 6.4 La ltima cena 104 6.5 Emas 105 6.6 Divisiones 106 6.7 Partes de la misa 106

    6.8 Compromiso del pan-comunin 108 6.9 Creatividad litrgica 109 6.10 Planear participacin en Eucarista 110

    7. La Penitencia 111

    7.1 Restaurar la amistad 111 7.2 Dos actitudes 112 7.3 Tres imgenes de Dios 113 7.4 Plan de Dios 115 7.5 Hijo prodigo 118 7.6 Celebraciones penitenciales 120

    8. El Matrimonio 125

    8.1 Fundamentos teolgicos 125 8.2 Matrimonios modelos 127 8.3 Vivir el matrimonio 128 8.4 El amor 129 8.5 Amigos y enemigos 130 8.6 Parroquias amigas del divorcio 131

    9. El orden 133

    9.1 Ordenes 133 9.2 La palabra sacerdocio 134 9.3 Lo propio del sacerdocio ministerial 137 9.4 Entrevista 138 9.5 Exigencias 138 9.6 Denuncias 139

    10. La uncin de los enfermos 140

    10.1 Pasos en la aceptacin del dolor 140 10.2 En la sala de espera 141 10.3 Comunidad sensibilizada 142

    BIBLIOGRAFA 145

    7

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    ANOTACIONES PASTORALES

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  • OBJETIVOS Y LIMITES

    1. OBJETIVOS

    La utilizacin de dinmicas para una catequesis y para favorecer la vivencia de los sacramentos ofrece muchas ventajas, pero tam-bin tiene sus lmites. Brevemente queremos presentar los obje-tivos y las pretensiones.

    Nuestro objetivo es ofrecer a prrocos, catequistas, animadores de comunidades unas dinmicas para las reuniones y asambleas pre-vias a la celebracin de los sacramentos. Estas servirn para detec-tar la mentalidad con que llega la gente, despertar intereses e inquietudes, explicar la teologa de los sacramentos, buscar apli-caciones e incluso dinamizar despus las celebraciones. En cap-tulos ulteriores profundizaremos el cmo adaptar los objetivos a * cada caso particular. Desde ahora anotamos la posibilidad de emplear la misma dinmica con objetivos diferentes. Ms an, cuando ya los agentes pastorales tomen cierta prctica, no tendrn mayor dificultad en adaptar las dinmicas que proponemos para un sacramento a otro. Otras obviamente conservarn su especifi-cidad.

    Queremos llamar la atencin sobre la importancia de no reducir las dinmicas a la mera utilidad de ayudar a explicar el "conte-nido" de un sacramento. Hay objetivos ms amplios. En ocasiones la "vivencia" ser lo ms importante; o la "percepcin de la cul-tura" en que la gente vive los smbolos y ritos. Precisamente por este motivo hemos escrito estos captulos de las Anotaciones Pas-torales, los que recomendamos leer sin nimo polmico, pero con espritu crtico.

    2. LIMITES

    El empleo de las dinmicas a la larga no ir a suplir ciertos aspec-tos bsicos. No eximir al pastoralista de prepararse bien para com-prender la teologa de los sacramentos, ni suplir a la comunidad. All donde sta no exista, subsistir el problema de la carencia de Iglesia y de un ambiente apto para la vivencia cristiana. Tal vez

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  • s las dinmicas crearn en las personas ms intereses comunita-rios y en los agentes la inquietud para crear la comunidad.

    Finalmente, si se emplean mecnicamente, ser posible descuidar la profundizacin, la orientacin seria o la oracin. Para nosotros resultaba muy difcil insistir, en los pasos concretos de cada din-mica, en todos estos puntos. Preferimos dejarlos al sentido pas-toral de quienes las utilicen.

    VISION AMPLIA DE LOS SACRAMENTOS

    1. EL SACRAMENTO DE TODOS

    Existe un sacramento que pertenece a todos los hombres y es de todos los tiempos: la naturaleza.

    Para quien sepa mirarla, ella es el sacramento de Dios creador.

    Quizs comulgaran ms con este sacramento nuestros antepasa-dos. Ellos saban mirar ms la obra de Dios, que nosotros. De ah que a travs de la naturaleza y en ella misma descubran el sacra-mento, las seales, de ese Dios Creador que les hablaba.

    Nosotros enfrentamos dos problemas. Con frecuencia nos acer-camos a una naturaleza transformada por accin del hombre. Nues-tra relacin no es: hombre (H), naturaleza (N), Dios (D).

    H > N >D

    Nuestra relacin es mediada por la accin del hombre, llmase cul-tura o civilizacin (C), segn se trate de una accin denomina-dora o tcnica.

    H >C N >D

    Fcilmente nos quedamos contemplando, quizs mejor diramos, "viendo" las obras del hombre y no llegamos al Hacedor Ultimo, al Creador.

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    El segundo; en ocasiones aunque quisiramos contemplar, apenas llegamos a ver. Es el drama de la juventud actual. No ha sido edu-cada para un pasar de

    el ver > al mirar >y al admirar

    Es todo un campo de accin educacional y pastoral. Relacionado con esto, estara el desafo de tomar actitudes coherentes y res-petuosas no slo con Dios, sino con su obra. Unas actitudes reli-giosas ante el Seor de la vida; unas actitudes ecolgicas ante la naturaleza y sus diferentes formas, correctas y falsas, de transfor-marla en til al hombre.

    Algn tipo de acciones a favor de la vida, en pro de la ecologa, seran una respuesta prctica a este sacramento universal que es la naturaleza.

    Para vivir los sacramentos csmicos se necesita esta sensibilidad. Para vivir los sacramentos cristianos se necesita la Fe. El haber dado el paso de aceptar a Cristo!

    2. SOMOS DOCETAS O ARRANOS? No es frecuente encontrar personas que sean bien conscientes de que Cristo es un sacramento. Algunos lo ignoran totalmente. Otros lo han ledo u odo, pero en su conciencia no est muy presente.

    Lo hemos constatado infinidad de veces cuando hemos pregun-tado cul es el sacramento que ms le llama la atencin. Poqu-simas personas han respondido que es Jess.

    No es raro este fenmeno. Las personas de cierta edad suelen ser un poco "docetas".

    Para ellos simplemente Cristo es Dios. Van a la misa no a ofrecer una Eucarista al Padre por medio de Cristo, sino a adorar a ste. En su religiosidad la humanidad de Jess, el hermano que sufre, el crucificado est bastante ausente.

    En cambio, los jvenes suelen tener algo de "amaos". 13

  • Jess es un tipo "chvere", un gran revolucionario, un gran pro-feta: Les cuesta mirar a Dios encarnado en Jess. Prefieren pensar en el Hombre.

    Por eso nos parece bsico insistir en la idea, sentir la realidad de que Jess es el sacramento del Padre. Es ir al fondo de lo que es un sacramento cristiano.

    El Padre se hace sensiblemente presente en el mundo por medio de Jess. Conociendo a Jess conocemos al Padre. Ver a Jess es ver, or y palpar a Dios (I Jn. 1,1). Fue la respuesta que Jess mismo le dio a Felipe: "Felipe, quien me ve a m, est viendo al Padre" (Jn. 14,9). Cristo es considerado "con todo derecho como el sacra-mento primero de Dios, pues El es Dios de una manera humana y es hombre de una manera divina!" \

    Para conocer al Padre tenemos al Hijo. En la bondad, en el amor, en la justicia, en las preferencias de Jess, podemos conocer la bondad, el amor, la justicia, las preferencias de Dios. Por estos motivos le hemos dedicado varias dinmicas a este aspecto. Quienes la apliquen con cario se van a maravillar de los efectos, el impacto que causa esta verdad de la fe en los participantes.

    3. UN SACRAMENTO DIFCIL, PERO COMPROMETEDOR Podramos hablar de otras realidades sacramentales. El pobre es el lugar donde ms fuertemente se est revelando hoy Jess. La Biblia es sacramental; en esta enciclopedia encontramos nuestra familia, nuestra historia, nuestros modelos, el plan de Dios. Pero preferimos centrarnos en el gran sacramento de Cristo: la Iglesia.

    Y decimos que es difcil para muchos y no para todos. Si se les pregunta a las persoras que tienen el privilegio de pertenecer a una comunidad cristiana concreta, a una C.E.B., a un grupo apos-tlico, inclusive a un grupo juvenil, en dnde encuentran a Cristo, no dudan en responder: en mi comunidad lo siento muy presente; all voy a buscarlo, enla fraternidad, en la Palabra, en la Eucarista.

    1. Caravias Jos L., "El Dios de Jess", pg. 34.

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    Para muchas personas la Iglesia es una institucin muy venerada o muy discutible, pero no es un sacramento. Al menos, lo ignoran.

    Cuando entendemos que la Iglesia es un sacramento sentimos una gran realidad. Es como si el agua sintiera en un bautismo que es un sacramento. O como si el pan fuera consciente de ser cuerpo de Cristo. Nosotros somos parte, somos las piedras de ese edifi-cio, somos las ovejas, somos la labranza, la familia, el templo de Jess. Valdra la pena releer aquel bello captulo primero de la Lumen Gentium para sentirnos sacramento de Cristo. Qu res-ponsabilidad y qu compromiso!

    Varias dinmicas pretenden hacemos comprender esta realidad. Pero sin duda las C.E.B. seran el sitio privilegiado para vivir y com-prender los sacramentos hoy en Amrica Latina.

    FIESTAS ABURRIDORAS

    Quin no ha participado, alguna vez, en una fiesta aburridora? Sera muy rara la persona que no tuviera esta experiencia; fiestas donde se encuentra uno como solo, donde se trata de solucionar dos problemas: Encontrar con quin hablar y encontrar de qu hablar. Fiestas donde todo es formalismo, donde falta la alegra y con msica a todo volumen, que impide escuchar al otro agra-dablemente. Fiestas donde pasan bebidas buenas, pero donde no faltan personas empeadas en que uno beba o coma a la fuerza. En una palabra, donde el nico momento grato es cuando la gente comienza a pararse y a irse....

    Esta no es una descripcin de los sacramentos, pero s podra serlo! En ms de una ocasin la gente que participa en celebracin sacra-mental puede sentirse as, por culpa suya, por culpa de los otros o por culpa del responsable de la celebracin.

    Haba dos puntos que tener, principalmente, en cuenta para que a nuestros sacramentos no le suceda lo mismo.

    1. El espritu de celebracin y de gratitud: Uno va a una fiesta a "perder el tiempo", no a sacar ventajas. Va a realizar una fun-

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  • cin no capitalista, sino gratuita. Va a ejercer un acto que tam-poco se puede medir por la "efectividad" con criterios marxistas. Va a algo ms humano: A vivir, a celebrar. A ejercer un dere-cho que nadie nos puede quitar.

    Tngase en cuenta que no es lo mismo celebrar que divertirse. Yo en una fiesta me puedo divertir, gozar, con la comida o la msica, pero sin celebrar. Yo puedo divertirme viendo una pel-cula por T.V. y estando solo. Pero no puedo decir que estoy celebrando.

    El afn por cumplir un mandamiento, por ejemplo, de asistir los domingo a misa, podra hacerme olvidar lo gratuito. Como cuando confesamos con sinceridad: "Tengo, me toca asistir a un grado, a una boda"...

    Si en los sacramentos se viviera ms esta dimensin de lo gra-tuito qu tinte tan humano daran a nuestras vidas, marcadas por los intereses econmicos y por la plata que debe producir; los estudios que debemos "pasar"; por los horarios que debe-mos cumplir; por los goles que debemos marcar en el partido de ftbol.

    Michael Ende ha plasmado esta dimensin tan bella en "Momo"1, una extensa parbola de la vida actual dominada por los hombres grises, calculadores, negociantes, rutinizados, mecnicos, consumistas, anti-espiritualistas. Valdra la pena leer este libro y reflexionar sobre los sacramentos grises, dados a cristianos grises, por celebrantes grises, con la asistencia de comunidades grises. Hay derecho a presentar as a un Jesu-cristo gris?

    2. El espritu comunitario: Las mismas comparaciones de la fiesta aburridora o de la ciudad de los hombres grises explican el porqu de la exigencia del espritu comunitario.

    Es tan diferente una comida de amigos y un almuerzo solo en un restaurante de autoservicio y de comidas rpidas. El pri-

    1. Ende Michael, "Momo", Edic. Alfaguara, Madrid, 1985.

    mero quiebra la rutina e invita a la celebracin; el segundo se enmarca dentro de lo fastidioso, ordinario y necesario.

    Aqu proponemos pensar en dos posibilidades: Celebraciones extensivas e intensivas.

    Lo ideal seran las ltimas: Celebraciones en comunidades pequeas, en comunidades de base. En grupos donde la gente se conozca y comparta. Quien haya participado en estas cele-braciones comprende la diferencia y sabe que la renovacin de la liturgia est saliendo de aqu. Sin necesidad de medios extraordinarios, en un ambiente parecido a las primeras comu-nidades, incluyendo a la de Jess, las personas se sienten aco-gidas, invitadas a escuchar la palabra, a reflexionar, a orar, a expresarse, a sentirse solidarias, a vivir la Fraternidad, a com-prometerse. Estos grupos normalmente llegan a sentirla nece-sidad de profundizar en la Fe, en sus contenidos bblicos y catequtieos, y ms adelante a compartir apostlicamente con otros lo vivido.

    Las celebraciones extensivas tambin habra que tomarlas en cuenta. Son ms propias de la religiosidad popular y tienen sus reglas y caractersticas propias. Sealemos algunas indi-cadas por Casiano Floristn.

    - La religiosidad popular es principalmente "un sentimiento subjetivo e individual que recubre varias actitudes de carc-ter espontneo, instintivo, afectivo e imaginativo".

    - El pueblo de la religiosidad popular busca ansiosamente seguridad y fuerza, paz y sosiego, bienestar y salud.

    - Los medios populares prefieren una "fe revestida" a una "fe desnuda". No predomina en ellos la objetividad, sino lo pre-lgico, casi irracional, instintivo.

    - El sentimiento religioso se expresa sobre todo en las emo-ciones colectivas. Si no hay "ambiente", no hay emocin.

    2. Floristn Casiano, "Los Sacramentos signos de liberacin", pg. 6.

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  • Por eso, los smbolos religiosos que prefieren son senti-mentales. De ah la importancia de la Virgen (sobre todo maternal) y los santos con un "genio" especial. De ah la celebracin de la navidad como familia, como nio, como nacimiento.

    Todo lo anterior explica por qu despus de una misa "muy formal" por el difunto, la gente parece que no queda contenta y en sus casas van a rezar novenas bien sentimentales; tam-bin por qu despus del bautismo "formal" y litrgico, van a sus casas a hacer la fiesta; por qu en semana santa le dan tanta importancia a la visita a los monumentos.

    Por no tener la liturgia en cuenta este sentimiento popular y contentarse con el texto romano y cantos espaoles, el pueblo se ve obligado a reduplicar las ceremonias, pues ni en el fune-ral han expresado sus sentimientos de dolor, ni en el bautismo su alegra, ni en la semana santa su tristeza. Por eso buscan la forma de expresar el sentido comunitario, familiar, solida-rio en otros moldes alternativos o complementarios.

    3. El espritu de silencio: Tngase en cuenta que tanto la per-sona rural como la secular aman o al menos necesitan el silen-cio. El campesino pasa muchas horas de su vida en silencio. Sabe esperar callado, sabe contemplar. El hombre de la ciudad menos. Pero quizs por eso cuando se le motiva y ensea a valorar el silencio, lo estima profundamente, comprende su valor pedaggico. Las catedrales antiguas hablaban no slo con las imgenes (la Biblia del pueblo), sino con el silencio. Con razn Bernard Bro cita este magnfico texto de Rgamey:

    "Ser o no ser: Esa es la cuestin en todas las cosas. Ser, no se trata de hacer, ni de tener. Litrgicamente se trata esen-cialmente de tender a una asimilacin contemplativa del mis-terio celebrado; no de hacer muchas cosas con los cnticos, con "bonitas ceremonias", con "misas comunitarias", ni poner tanto esfuerzo en lograr la "participacin de todos", y en que se divulguen los conocimientos, las teoras y los proyectos: Todo eso no es ms que ceder a la inflacin moderna del tener y del hacer"3.

    3. Bro Bemard, "El hombre y los sacramentos", pg. 281.

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    El silencio es un bello lenguaje en la educacin religiosa del nio, pero tambin lo es en la liturgia del adulto. En una encuesta del citado B. Bro, los seglares se quejaban de las litur-gias afanadas y sin espacios para interiorizar4. He aqu otro reto para los cristianos inquietos por encontrar formas de cele-brar profundas y dicientes.

    SABER MIRAR, RECIBIR Y ACTUAR

    Prcticamente en todos los sacramentos se podran tratar estas dimensiones y para ello vendran muy bien las dinmicas que pre-sentamos en este manual.

    1. SABER MIRAR

    El educar a la gente en el saber mirar, saber percibir los signos y los significados es fundamental en cualquier tipo de pastoral y ms en una pastoral sacramental.

    Las personas ven el pan, pero no saben mirarlo, ni menos an admi-rarlo. Las personas ven un bautismo, pero no han aprendido a escu-char las oraciones, a mirar la comunidad que bautiza.

    Menos an se sabe mirar los sacramentos en su totalidad. El bau-tismo aparece no como una accin de Cristo que nos transmite la filiacin del Padre; ni como una accin de la Iglesia que incor-pora a un nuevo miembro al cuerpo de Cristo, sino como un rito sagrado al que se asiste.

    El primer paso, pues, en una pastoral sacramental sera ensear a ver-mirar-admirar, ensear a or-escuchar, a estar-sentir-gozar.

    La gran falla y que es bien frecuente, es querer comenzar expli-cando el significado y el sentido teolgico con un lenguaje con-ceptual y abstracto con el fin "de dar contenidos slidos".

    0

    4. Op. ctt., pg. 280.

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  • 2. SABER RECIBIR

    El ensear a recibir corresponde tambin a otra posible falla. Los sacramentos se miran como unas acciones, ms o menos, mgicas del sacerdote; o como unas acciones nuestras que implican ciertas molestias como el comprar un vestido nuevo, sentar una partida, "pagar" una misa, asistir a un templo, confesar unos pecados, par-ticipar en un cursillo pre-sacramental.

    Cuando constatamos que lo importante no es lo que nosotros damos sino lo que recibimos, los sacramentos cambian de valoracin. Entonces s gustaramos de participar en una Eucarista, en un B au-tismo. No es lo mismo pensar en el sacrificio o molestia de ir a visitar a una amiga, que sentir la dicha de participar de su amis-tad. No es lo mismo pensar "en lo que debemos hacer" con rela-cin a Dios, que en sentir profundamente que El nos ama, que se nos da, que se nos comunica.

    La sociedad consumista y capitalista ha enseado durante ms de un siglo a las personas que lo importante es producir, tener, ganar, acaparar, pero ha olvidado ensear a gozar del dar y recibir gra-tuitos. Los sacramentos no se ubican en el campo de los negocios, sino de lo gratuito. Habra, por tanto, que ensear a recibir como don y regalo del Padre su presencia y amor por medio de Cristo y en el Espritu.

    3. SABER ACTUAR

    Los sacramentos son impulsos para vivir, para actuar. El sacra-mento del matrimonio impulsa a querer ms al cnyuge, a amarlo ms, a dar testimonio. La Eucarista lleva a compartir la mesa, el pan, la fraternidad. La confirmacin lleva a compartir la Fe, a ser misionero y apstol.

    Ya pas el tiempo en donde los sacramentos slo llevaban a cola-borar, pasando las vinajeras en la misa, dando limosnas o siendo buenos en la casa. La teologa, especialmente la teologa de la libe-racin, ha sealado retos y desafos al cristianismo para celebrar la vida en los sacramentos y para salir luego a luchar por la vida, en contra de la muerte, del hambre, del desempleo, de la explo-tacin del hombre por el hombre.

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    Habra en cada dinmica y en cada celebracin de los sacramen-tos, que insistir en este aspecto liberador y social de una recta pas-toral de los sacramentos.

    QUE LLEVAR A LOS SACRAMENTOS?

    Complementando un poco lo anterior diramos que no basta con aprender a mirar y recibir. Para vivir en profundidad los sacra-mentos es necesario aprender a llevar la vida, la oracin y la crea-tividad.

    1. Llevar la vida. Fcilmente afirmamos que a los sacramentos llevamos la vida, la iluminamos y la transformamos. Pero el problema es que a veces los sacramentos caen como en el vaco, no sobre nuestras vidas. As como se escuchan sermones que lo mismo valdra para Japn que para Escandinavia o para el Cono Sur, as tambin se dan por ah celebraciones tan ahis-tricas que lo mismo hubieran vlido para la Edad Media o para la Edad del Renacentismo. Es que ni los celebrantes han aprendido a "e-vocar" la vida y hacerla presente, ni los parti-cipantes se han pre-ocupado por llevarla. Simplemente han entrado en el templo, pero su vida, su realidad ha quedado afuera. Muchas de las dinmicas que proponemos estn pen-sadas para ayudar a este dinamismo de evocacin y traer la vida, para ofrecerla, iluminarla, vigorizarla y transformarla.

    Aqu habra que profundizar ms. El culto fundamental cris-tiano es una vida en estado de justicia. Como dice San Pablo: "los exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcan sus cuerpos como una vctima viva, santa, agra-dable a Dios: Tal ser el culto espiritual de ustedes" (Rom. 12, 11). En realidad, como dice Floristn1 "la verdadera litur-gia coincide con la misma vida cristiana" no se trata tanto de una forma ritual cuanto de una actitud existencial. O expre-sndolo con un pensamiento de Schillbeeckx: El calvario no fue una liturgia eclesistica, sino un momento de la existencia

    1. Floristn, Casiano, "Los sacramentos, signos de liberacin", pg. 23.

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  • humana que Jess vivi como un culto. Cundo nuestros momentos de la vida sern pleno culto a Dios y nuestra vida ser sacramental? Cuando la separacin vida-sacramentos no sea un abismo tan profundo. Cuando, al menos, en los sacra-mentos hagamos referencia directa a la vida.

    Llevar la oracin. Una persona que antes de participar en los sacramentos no ora, difcilmente orar en ellos. Es indispen-sable orar antes de celebrarlos. De lo contrario sera como el caso de unos novios que quisieran festejar su amor, sin pre-viamente haberlo vivido con el dilogo, la amistad y el cario. O como el deportista que descuida el entrenar y se presenta de buenas a primeras al partido.

    Los sacramentos no son ritos mgicos. Son invitaciones de Jess para los cristianos. Y ser cristiano implica relacionarse con el Seor, aceptarlo y orar. Es cierto que los sacramentos son para orar y dirigirse al Padre por Cristo en el Espritu. Pero igualmente es cierto que los sacramentos son para personas que han aceptado a Cristo y que como El se dirigen al Padre en la oracin.

    Cmo vamos a pretender vivir los sacramentos si a stos slo se presentan personas que no saben hablar, ni orar, ni admirar, a veces ni sentarse (estando todos los puestos libres adelante, la gente ocupa los ltimos o se queda de pie junto a la puerta de entrada). Es que ha faltado el trabajo previo, que es propio de la catequesis de adulto; de las comunidades eclesiales de base, de educacin en la Fe.

    Llevar la Realidad. Se puede llevar la propia vida con sus angustias, penas, xito. Se puede llevar la referencia directa a Dios con una oracin previa. Pero la celebracin as quedara incompleta. Es necesario llevar la creacin. Jess llev a la Eucarista el pan y el vino; llev al bautismo el agua. Exigi antes de ofrecer los dones en el altar, ponerse en paz con el hermano (Mt. 5,23-25). Critic todos los ritos vacos del amor al prjimo (Me. 7,1-23) Anteriormente los profetas haban sido bien severos:

    "Desprecio sus fiestas. No me gusta el olor de sus asam-bleas solemnes... no me complazco en sus oblaciones" (amos 5, 21). "Estoy harto de sus holocaustos" (Is. 1, 11) "Este pueblo me honra con sus labios, mientras su corazn est lejos" (Is. 29,13). "Quiero amor y no sacrificios; conocimiento de Dios ms que holocaustos" (Oseas 6, 6).

    Concretamente en Amrica Latina los sacramentos implican llevar las situaciones de pecado social, de explotacin, de pobreza.

    Habra que hacerse preguntas valerosas: Puede un terrate-niente, que en la prctica se cree dueo de la tierra, recibir en comunin al Hijo del nico Dueo de la tierra? Puede estar en comunin con los hermanos de Jess quien los ha relegado a vivir al borde de la carretera? Debera bautizar a sus hijos un seor de la "alta" sociedad, que despus les va a impedir mezclarse con los nios de la "baja" sociedad, dizque para que comiencen a ser hijos de Dios? Tiene sentido esto? Se debe confirmar una persona para que pueda casarse pronto, si per-tenece a un grupo violento o paramilitar?

    Se debera celebrar un matrimonio de una pareja que a con-tinuacin va a ofrecer el escndalo de una fiesta de lujo, osten-tacin y derroche?

    Es ms, y la gente buena podra participar en sacramentos que nada le van a decir sobre estas situaciones de pecado e injus-ticia? No se trata de multiplicar sermones o cantaletas. S de llevar esta situacin a los sacramentos en la preparacin, en la celebracin, en las referencias, en los smbolos, en las lec-turas, en las "penitencias", en las oraciones, en el mismo ambiente de las celebraciones, en los testimonios, en los cantos, en la presencia de los pobres y de Jess pobre.

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  • PROBLEMAS DE LOS RITOS

    1. LENGUAJE NO SIMBLICO ACTUAL Antes de hablar ms especficamente de los sacramentos cristia-nos, iniciemos este captulo con una reflexin sobre un problema muy actual: Los ritos en una sociedad tcnica.

    El hombre siempre ha necesitado los ritos. En todas las culturas existen. Actualmente basta asistir a un partido de ftbol: Izada de banderas, himnos, saque inicial, celebraciones de un gol.

    Los hombres necesitan "domesticar" su vida, sus costumbres y para eso emplean ritos. Normalmente estos han venido expresados en un lenguaje simblico. A los ritos, la tradicin les ha conferido un simbolismo y para eso les ha dado sentido a objetos, gestos, palabras.

    El problema se presenta ahora con la sociedad tcnica, que los ha ido abandonando y que ha programado la existencia, eliminando lo simblico y buscando los ritos "unvocos" con un lenguaje tc-nico y cientfico; donde hay una palabra exacta para cada cosa; donde el domingo es un da igual a los otros seis de la semana; donde la computadora no puede darse el lujo de crear lenguaje potico, ni irracional. Con esto qu ha sucedido? Los ritos de la sociedad tcnica pronto se han vuelto inspidos, pobres, aburri-dores. El rito, expresado con formas menos estereotipadas y ms simblicas, permita expresar ms nuestro interior, pues dejaba ms libertad para podernos identificar con aquello que ms nos tocaba.

    No hay duda que normalmente habla ms una cariosa palmadita en la espalda, en una visita de luto, que un "sentido psame".

    Habra que hacer aqu una reflexin para ver si la liturgia ha tenido en cuenta este problema o ms bien lo ha agudizado con el exce-sivo uso de un lenguaje tcnico y teolgico, que por lo "unvoco" puede tornarse tambin inspido y menos expresivo a la larga que el rito y el simbolismo popular. Para dar slo una pista; casi que de la esencia del rito es la repeticin que permite profundizar la expresin y dominar las tensiones de la vida, pues bien, el len-

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    guaje cientfico-teolgico s lo empleamos adecuadamente? S le damos cabida en nuestras celebraciones al lenguaje simblico? Sabemos actualizarlo?

    2. EXPRESIN DE TENSIONES Los ritos guardan relacin estrecha con las tensiones, con los con-flictos de la vida. Los ritos estn presentes en todas las culturas. Su funcin parece consistir en ayudar a los hombres a acercarse a determinados acontecimientos y coyunturas existenciales. Los ritos van ms all del lenguaje racional y nos colocan frente a frente de los temores conscientes o inconscientes, para afrontarlos, domi-narlos y celebrarlos. Celebrar la cosecha que no se perdi, el hijo que s naci, el tiempo que se logr.

    Para poner un ejemplo: no es lo mismo un desfile obligatorio en un pas donde la gente debe asistir para celebrar por obligacin una revolucin o para no perder el puesto, que una manifestacin espontnea en donde se reclama un derecho. La celebracin de los sacramentos s expresa esta conflictividad y s lo expresa con un lenguaje clido y humano? Reflexionando en estos problemas Grard Fourez dice: "A raz de la reforma litrgica propiciada por el ltimo concilio, se han corre-gido, indudablemente, las desviaciones ms flagrantes, pero apenas se ha modificado lo que estaba en el centro mismo del problema: Fueron otra vez los clrigos quienes decidieron por los dems, no dejando apenas a la gente la posibilidad de ser duea de sus pro-pias celebraciones. Fue una teologa "docta", y centralizada en el Vaticano, la que quiso regular la reforma, sin dejar suficiente espa-cio a lo irracional que toda celebracin ritual implica".

    3. CONFLICTOS SOCIALES

    Unos ritos desligados de la vida real de la sociedad y de sus con-flictos acaban por perder el sentido. La gente acaba por no enten-derlos, pues "nada le dicen".

    Los ritos de una graduacin acadmica estaran fuera de lugar en un partido de bsquet; los ritos de una graduacin militar sera con-

    1. Fourez Grard, "Sacramentos y vida del hombre", pg. 44.

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  • traproducente traspasarlos a las celebraciones de un grupo paci-fista; en una huelga carecen de sentido los ritos propios de un carnaval. Cuando los ritos no "pegan" con la realidad se vuelven ridculos, ofensivos o al menos insignificantes.

    Un aniversario matrimonial bien celebrado expresa la alegra-temor de la vida en comn. Hace referencia a lo que se ha vivido.

    Un grado, vivido con intensidad, expresa tanto la alegra del xito como el recuerdo de los sacrificios y la expectativa del futuro.

    Los sacramentos cristianos debieran expresar tambin la conflic-tividad de la vida, de la realidad social. En este sentido son libe-radores y evocan situaciones, convocan fraternidad y provocan la creatividad.

    Si nos descuidamos, en las celebraciones, podemos pecar de dife-rentes maneras.

    Ser atemporales. Ciertas homilas pueden "valer" para la Edad Media y para la actual; pueden pronunciarse lo mismo en la opulenta Europa que en la endeudada Amrica Latina.

    Ser encubridores de realidades de injusticia, de opresin, de pecado. Hay un ejemplo bien claro de una persona que no quiso serlo, San Pablo, es bien claro su lenguaje "sus Asambleas ya no son la Cena del Seor, pues cada uno se adelanta a tomar su propia comida, y mientras uno pasa hambre otro se embriaga" (I Cor. 11,20-21). Santiago tampoco quiso ser encu-bridor: "Supngase que entra a la asamblea de ustedes un hombre con anillo de oro, con ropas lujosas, y que entra tam-bin un pobre con ropas sucias. Y ustedes fijan la mirada en el que viste ropas lujosas y le dicen: Sintate en el primer lugar y al pobre: T, qudate de pie, o si no, qudate al pie de las gradas". Al actuar de tal manera, no estaran haciendo diferen-cias entre los dos? No estaran juzgando con psimos crite-rios? (Sant. 2, 1-4).

    Ser pervertidores de la intensin liberadora de Cristo. Cul fue la intencin de Jess? Es la pregunta que debemos hacemos.

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    Su intencin fue que le diramos ms importancia a los colo-res de los ornamentos que a revelar el mal y combatirlo. No debiramos olvidar nunca que mientras triunfaba la revolu-cin bolchevique la Iglesia ortodoxa estaba en pleno discu-tiendo acerca de los colores de los ornamentos!

    El uso de las dinmicas podr ayudar a preparar las celebraciones, a descubrir los significados que la gente le da "culturalmente" a los ritos, a aflorar las tensiones y conflictos que traen y sobre los que esperan encontrar "algo" en las celebraciones sacramentales.

    Las dinmicas ayudarn, tal vez, ms a quienes ya han trabajado en crear comunidad y en vincular a esta actividad y dinmica-mente a las celebraciones que se realizan. Las dinmicas no ayu-darn a quienes se apegan tanto al texto escrito que olvidan a los participantes, a menos que superen esta actitud mgica y estrecha.

    METODOLOGA GLOBAL Muchas personas probablemente usarn estas dinmicas de una manera espontnea, aplicando alguna en una ocasin y otra en otra oportunidad. Otras personas de seguro las incluirn en los planes que previamente ya venan desarrollando. Pero lo ideal sera tener una metodologa global y utilizarlas mirando a dos lados: A los destinatarios y al plan metodolgico. Lo primero se ir logrando paulatinamente, pues las dinmicas ofrecen muchas oportunida-des, a quien las emplee, de conocer a los destinatarios, de escu-charlos, de sondear sus opiniones. Para ayudar a lo segundo, proponemos estos pasos metodolgicos:

    1. DETECTAR QUE SIGNIFICAN LOS SACRAMENTOS PARA LOS PARTICIPANTES

    1. Las dinmicas deben usarse en un ambiente de comunicacin y de relacin humana mnimos. Si no existe esta ambienta-cin habra que favorecerla.

    2. En un primer momento se buscara indagar cmo se representa la gente los sacramentos de acuerdo con su cultura. Es decir, se debe partir.

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  • De ellos, de sus representaciones y no de las nuestras. Y para eso dejarlos hablar, escucharlos, estar atentos a sus frases, refranes, etc.

    3. Detectar qu valores y antivalores ven en la prctica cotidiana; qu frutos esperan reportar, etc.

    4. Percibir cmo se organiza la comunidad para acercarse a los sacramentos, cmo los celebra en el templo y despus en las casas, con qu fiestas familiares los acompaan, qu relacio-nes familiares se crean en algunos casos.

    2. HACER UN PRIMER JUICIO CON LA GENTE

    1. Como fruto de la percepcin anterior, formaramos nuestras primeras hiptesis sobre el significado que los sacramentos tienen para la gente.

    2. Verificar con ellos nuestras hiptesis: son ciertas? As real-mente piensan? S tienen esas representaciones?

    3. Pedirles que juzguen esa manera de entender y vivir los ritos sacramentales y las celebraciones.

    3. COMPLEMENTAR CON UNA SOLIDA TEOLOGA Este paso no es que se omita en los dos anteriores, pero no ha sido el objetivo. Ahora s lo es. Y para esto ayudar: 1. Utilizar elementos de la naturaleza para explicar significados

    por analogas con sta.

    2. Emplear vivencias familiares y sociales para dar a entender contenidos profundos no fciles de explicar con meros con-ceptos.

    3. Poner a estudiar frmulas teolgicas sencillas, pero profun-das, de los catecismos.

    4. Analizar la prctica de la primitiva Iglesia y profundizar algu-nos textos.

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    5. Confrontar con el Vaticano II, Medelln, Puebla.

    4. BUSCAR PROPUESTAS PARA LA CELEBRACIN 1. Con la gente ya ms consciente de lo que son los sacramen-

    tos, buscar nuevas propuestas para hacer vivas y actuales las celebraciones en el templo.

    2. Ver cmo darle sentido profundo a las que normalmente rea-lizan despus en sus casas.

    5. INVITAR A LA ACCIN 1. Los sacramentos deben tener un efecto social y comprometer

    con el cambio de las estructuras injustas. Para el anlisis de este punto, la Teologa de la Liberacin puede ofrecer ele-mentos muy valiosos.

    2. Buscar acciones colectivas y comunitarias para expresar con hechos lo que significan los sacramentos.

    Conclusin

    Del plan anterior se desprende la necesidad de variar y adaptar las dinmicas a los objetivos. Dinmicas sencillas como la de dibu-jar un rbol se pueden usar para ver qu piensa la gente, para com-pletar el sentido que le dan o para buscar acciones, los frutos que deben producir los sacramentos. A las personas entrenadas en el empleo de las dinmicas les bastar a veces con el nombre de la dinmica para imaginrsela y para ver dnde colocar el nfasis y qu objetivos procurar. Las personas no acostumbradas, debern vigilar que los antiguos hbitos no las traicionen y que no se limi-ten a buscar la ocasin de echarse el mismo rollo de siempre con ocasin de lo que dicen los participantes.

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  • UTILIDAD DE LAS DINMICAS

    1. PARA QUE NO SON Mucha gente pregunta por dinmicas "para transmitir un mensaje". As de simplsticamente. Otros quieren utilizarlas para poder luego decir "lo que yo quiero". As de manipuladoramente.

    Para eso no son las dinmicas. Para transmitir un mensaje, basta tomar un micrfono. Para "decir lo que yo quiero", es mejor no usar dinmicas, pues la gente pronto se sentir burlada y el resul-tado ser peor que si llanamente digo "lo que quiero decir".

    No negamos que las dinmicas sirvan para transmitir un mensaje. Pero quisiramos hacer tambin entender que con mayor frecuen-cia la vivencia, que se tiene realizando las dinmicas, es ya el mejor mensaje. Por ejemplo, es preferible vivir la comunidad que dar un mensaje sobre qu se entiende por comunidad; es preferible vivir la participacin que escuchar una conferencia sobre ella; es mejor sentir, como dice Kempis, la compuncin que definirla. Por otra parte, las dinmicas no son tanto para exponer, ni para "transva-sar" pasivamente un mensaje, sino para ayudar a pensar, buscar, reflexionar.

    2. SEIS POSIBLES USOS

    Las dinmicas se pueden utilizar para varios fines. Mencionare-mos, tratndose especficamente de los sacramentos, seis posibles:

    1. Para detectar

    Bien importante es saber qu piensa la gente sobre los sacra-mentos, cmo se les representa; cmo suelen celebrar, qu tipo de cultura viven: qu escala de valores defienden; qu cos-movisin tienen; cmo viven la prctica sacramental; qu sig-nificado le dan al agua, al pan, etc., y qu significado le dan a ciertas palabras, comenzando por la misma palabra "sacra-mentos". Pues bien, para lograr estos objetivos existe toda una gama de dinmicas y a ellas puede apelar quien desee pisar

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    suelo firme; que no le suceda, como a muchas personas, las cuales despus de llevar hablando bastante rato (incluso aos), caen en la cuenta de que los estaban entendiendo diferente-mente.

    2. Para sensibilizar

    Un segundo paso bien indispensable en la pastoral es sensi-bilizar. Es posible pasar la vida respondiendo a preguntas que nadie ha hecho. Primero es despertar intereses, inquietudes, preguntas, motivaciones, curiosidades, despus responder, ense-ar, explicar. Ms an, a veces es necesario crear actitudes pre-vias para luego trabajar un tema. Hablarle de la naturaleza a quien nunca ha contemplado un atardecer, a quien no ha escu-chado el canto del viento, a quien no sabe admirar un rbol, una cascada, un ro, es sencillamente tiempo perdido.

    Aqu ofrecemos una buena serie de dinmicas que es posible enfocar hacia estos objetivos. Es algo muy peculiar de las din-micas bien empleadas y de cuando se respetan los pasos lgi-cos del conocimiento humano.

    3. Para exponer

    Quizs sea el objetivo en que prctica y exclusivamente estn pensando muchas personas: Para exponer ideas, conferencias, contenidos. Pensando en esto hemos indicado varias posibi-lidades, aunque hemos deliberadamente omitido ciertas din-micas que se encuentran en cualquier manual: Los foros, mesas redondas, paneles, etc. Igualmente habra que enumerar, entre lo omitido, los audiovisuales, videotapes, pelculas, retablos, etc. Usados adecuadamente nos parecen tiles e ilustrativos. Por fortuna cada da se encuentran con mayor facilidad.

    4. Para profundizar No basta con exponer una materia, hay que saber profundi-zarla, hay que intentar llegar al fondo.

    Y aqu deberamos hablar de dinmicas:

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  • Para juzgar y analizar. Para completar inquietudes y temas. Para detectar y llenar "lagunas". Para estudiar, con inters, documentos. Para ilustrar y apoyar. Para cuestionar. Para llegar a sntesis.

    Quien est acostumbrado a las Revisiones de Vida, al Estudio del Evangelio, a la Propedutica, a metodologas cientficas, no encontrar dificultad en ir bajando al fondo por escalones. Otras personas podrn correr el peligro de querer llegar con una sola pregunta. Advertimos sobre este peligro, pues no quisimos deta-llar en cada dinmica todos los posibles pasos. Con el uso y la ulterior revisin se irn aprendiendo.

    5. Para celebrar

    Sin duda la correcta celebracin de un sacramento tiene toda una dinmica interna. Basta pensar en los pasos de la Euca-rista: Prepararse, pedir perdn, escuchar la Palabra, ofrecer, consagrar, etc.

    Este no es el objetivo de estas dinmicas; nos contentamos con ayudar a preparar las celebraciones. Para este fin las din-micas s pueden servir.

    6. Para actuar

    Los sacramentos llevan a la vida, a la accin, al apostolado, a la construccin del Reino. Para esto conviene saber planear y revisar. Apenas hemos colocado algunas dinmicas en este sentido. Preferimos remitir a manuales especializados en la materia. Adaptado, sobre todo, para jvenes hemos escrito "Pedagoga de la Accin". Muchas de las anotaciones conte-nidas all, servirn a las personas preocupadas por encontrar salidas al deseo de servir grupalmente a los dems. Aqu nos contentamos con insistir en el respeto con el uso de las din-micas para no abusar de la palabra "compromisos". Hasta que las personas o los grupos no den seales de querer hacer com-promisos, no recalcar este paso, que suele ser de los ltimos

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    o el ltimo. Es preferible contentarse con una sencilla y clida exhortacin a trabajar y a actuar que forzar a hacerlos arti-ficialmente.

    CRITERIOS Las reflexiones anteriores tocaron algunos aspectos de la sacra-mentologa, los que ms directamente tienen que ver con las din-micas que ofreceremos en la segunda parte. Queremos ahora proponer algunos criterios a modo de deber ser cmo debie-ran vivirse los sacramentos.

    1. CON RELACIN AL CELEBRANTE PRINCIPAL El sacerdote, por su misma funcin y vocacin, est llamado

    a vivir los sacramentos de una manera especialsima. Debiera ser un especialista en ellos.

    El celebrante, sea o no sacerdote, debera ubicar cada uno de los 7 sacramentos en su contexto ms amplio y relacionarlos siempre con el gran sacramento Cristo y con la Iglesia.

    El celebrante debiera leer dos libros: el ritual y la comunidad con la que va a celebrar: ni apegarse al pie de la letra del libro, ni despreocuparse por indagar qu est viviendo la comunidad.

    Debiera ser creativo y no convertirse en un simple lector o repe-tidor.

    Debera darle importancia al conocimiento de la comunidad para conocer su modo de ser, sus formas de celebrar, sus nece-sidades, la etapa que vive, su identidad, etc.

    Debera distinguir claramente cundo es una celebracin inten-siva, por ejemplo con una C.E.B.o un grupo apostlico, capa-ces de expresarse verbalmente, de interpretar bblicamente la vida, de comprometerse, y cundo se trata de una celebracin extensiva, sea de una masa secularizada o de una expresin de religiosidad popular en donde prima intensamente el sen-timiento religioso.

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  • Su misin es anunciar a Jess normalmente en el contexto cul-tural, aunque para ciertos grupos este anuncio ya sea real y se pueda hablar entonces de una comunidad evangelizada, en cuyo caso debera dar prioridad a la catequesis y formacin ms que a la evangelizacin y anuncio.

    Su preocupacin ser por buscar signos claros, comenzando por su testimonio de vida y por la preocupacin por la comu-nidad para que deje de ser una simple masa que se rene a ver o a or.

    CON RELACIN A LAS PERSONAS PARTICIPANTES Ante todo, estas deben sentirse personas y no simples indi-viduos. Se trata de algo relacionado con ellos, con su vida, y a lo que estn invitados a participar (tomar parte) y no sim-plemente a estar.

    Se les deber hacer sentir que los sacramentos implican una conversin, un cambio; que son algo que invitan a romper con (el egosmo, el pecado, el mal, los criterios consumistas...) y a esperar (a Jess, al Reino y las promesas de vida Eterna...) Los participantes deben sentirse en un encuentro con Jess y no en un simple rito misterioso y sagrado.

    CON RELACIN A LA MASA Si la masa est impregnada de religiosidad popular, no se debe olvidar cmo esta se expresa, con muchos smbolos externos, con sentimientos, con emotividad, con bsqueda de la segu-ridad, con ideas "bonitas", etc.

    Si se trata de una masa secularizada, evitar expresiones ana-crnicas y propias de la vida rural; se debe llevar a sentir y reflexionar sobre los problemas de la tcnica, la ciencia, la socializacin y ayudar a encontrar en la Fe y en los sacra-mentos una salida liberadora, humanizante.

    Tanto en el campo de la religiosidad popular como en el de los ambientes secularizados, no olvidar que estas ocasiones pueden ser la oportunidad para iniciar comunidades cristianas.

    Muchas actividades y celebraciones parroquiales fcilmente se llaman de comunidad cuando en realidad pertenecen a este campo de lo masivo. No engaarse con meras palabras.

    4. CON RELACIN A LAS COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE O COMUNIDADES CRISTIANAS

    Si se quiere una liturgia viva y plenificante se deben promo-ver las CEB y los grupos comunitarios. Estos son los lugares en donde los sacramentos se pueden vivir como verdaderas celebraciones comunitarias.

    Se debe permitir la expresin ms libre y espontnea. Recor-dar que algunas de las actuales leyes litrgicas estn redac-tadas pensando en grandes asambleas y templos y no en estas comunidades.

    Se debe ayudar a sentir a las comunidades que como Iglesia (sentido que normalmente ya suelen tener) deben construir el Reino. Por tanto los sacramentos tienen una fuerte dosis de proyeccin hacia afuera.

    Cuando sea posible, se deben promover los ministerios, espe-cialmente en nuertro caso, el de lectores, aclitos, catequis-tas, animadores de la comunidad, diconos. Sobre ellos debe recaer en gran parte la responsabilidad de preparar a la comu-nidad para las celebraciones y de acompaarla en las mismas.

    CON RELACIN A TODOS En Amrica Latina existe obligatoriamente una ptica para

    mirar lo religioso y que fue tambin la ptica de Jess: los pobres. As el bautismo debiera invitar a entrar en una comu-nidad de hermanos que comparten sus bienes; la Eucarista debera llevarnos a ver cmo reparten su pan; la confirma-cin debera sellar nuestro compromiso de ser enviados a cons-truir el Reino; a la Reconciliacin deberamos llevar no slo nuestros pecados individuales, sino tambin los comunitarios y sociales; las parejas que se casaran por la Iglesia, deberan saber a qu se ha comprometido esta Iglesia en Amrica Latina; el orden debera conferirse a personas obedientes al Evange-lio y no simplemente deseosas de "subir". La uncin de los

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  • enfermos nos debera llevar a luchar por tanto enfermo que se encuentra desamparado. En fin la Iglesia tendra cada da que ser ms sacramento de Cristo pobre y a Jess tendramos que verlo cada da ms como sacramento de un Padre bueno que hace llover sobres pobre y ricos, y que dej el mundo para el hombre y no para unos cuantos nombres.

    TEOLOGA DE LOS SACRAMENTOS

    1. VATICANO II

    Pero hay otros, los siete que oficialmente considera la Iglesia como los "signos eficaces" de los verdaderos seguidores de Cristo y con los cuales se celebran, a la vez que los momentos ms importan-tes de nuestra vida, aquellos de la vida de Cristo que sirvieron de modelo a los nuestros en toda su dimensin humano-divina. Estos siete sacramentos oficiales de la Iglesia vienen magnfica y bre-vemente descritos por el Vaticano II cuando dice:

    - "Los fieles, incorporados a la Iglesia por el bautismo, quedan destinados por el carcter al culto de la religin cristiana, y, rege-nerados como hijos de Dios, estn obligados a confesar delante de los hombres la fe que recibieron de Dios mediante la Iglesia.

    - Por el sacramento de la confirmacin se vinculan ms estre-chamente a la Iglesia, se enriquecen con una fuerza especial del Espritu Santo, y con ello quedan obligados ms estrictamente a difundir y defender la fe, como verdaderos testigos de Cristo, por la palabra juntamente con las obras.

    - Participando del sacrificio eucarstico, fuente y cumbre de toda la vida cristiana, ofrecen a Dios la Vctima divina y se ofrecen a s mismos juntamente con ella. Y as, sea por la oblacin, o sea por la sagrada comunin, todos tienen en la celebracin litr-gica una parte propia, no confusamente, sino cada uno de modo distinto. Ms an, confortados con el cuerpo de Cristo en la sagrada liturgia eucarstica, muestran de un modo concreto la

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    unidad del Pueblo de Dios, significada con propiedad y mara-villosamente realizada por este augustsimo sacramento.

    Quienes se acercan al sacramento de la penitencia obtienen de la misericordia de Dios, el perdn de la ofensa hecha a l y al mismo tiempo se reconcilian con la Iglesia, a la que hirieron pecando, y que colabora a su conversin con la caridad, con el ejemplo y las oraciones.

    - Con la uncin de los enfermos y la oracin de los presbteros, toda la Iglesia encomienda los enfermos al Seor paciente y glo-rificado, para que los alivie y los salve, e incluso les exhorta a que, asocindose voluntariamente a la pasin y muerte de Cristo, contribuyan as al bien del Pueblo de Dios.

    - A su vez, aquellos de entre los fieles que estn sellados con el orden sagrado son destinados a apacentar la Iglesia por la pala-bra y gracia de Dios, en nombre de Cristo.

    - Finalmente, los cnyuges cristianos, en virtud del sacramento del matrimonio, por el que significan y participan el misterio y unidad de amor fecundo entre Cristo y la Iglesia, se ayudan mutuamente a santificarse en la vida conyugal y en la procrea-cin y educacin de la prole, y por eso poseen su propio don, dentro del Pueblo de Dios, en su estado y forma de vida" (LG 11).

    2. ALGUNOS AUTORES ACTUALES

    Detengmonos en cada uno de los sacramentos y, sin pretender hacer un concordismo barato, busquemos sencillamente cules son las grandes experiencias humanas que se encuentran detrs de cada uno de ellos. No se trata slo de querer probar que no es estpido que haya siete sacramentos, sino de descubrir hasta qu profun-didad viene Dios a agarrarnos, para ayudarnos a vivir estas gran-des experiencias, que son las nuestras, da tras da, especialmente en los momentos en que, como los discpulos de Emas, no cree-mos muy en serio en nuestra propia existencia. A veces, es verdad, quiz sea a nuestro pesar como los sacramentos educan nuestra vida; otras veces conocemos mejor hasta dnde viene Dios a salvar esta vida que no nos importa mucho.

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  • As descubrimos que hay un sacramento para comenzar: el bau-tismo; otro de la madurez: la confirmacin; unos reconstituyentes sucesivos que nos van purificando poco a poco: la penitencia; est la curacin del cuerpo del sufrimiento y de la lucha contra la muerte: la uncin de los enfermos. Despus estn los sacramentos de la edad adulta, de la comunicacin de vida: el matrimonio que se ocupa del don de s y de la fecundidad humana del amor, y el orden, que consagra para el bien comn espiritual a aquellos que Dios escogi para servidores de su pueblo.

    Est finalmente el sacramento que nos administra, gota a gota y misericordiosamente, la dosis de alimento eterno que podemos soportar hasta que alcancemos nuestra medida; en aquel momento, la eucarista desaparecer como sacramento, para aparecer como una realidad eterna.

    No solamente somos nios, sino tambin enfermos. Por eso Dios ha pedido prestados los signos que utiliza, unas veces al desarro-llo normal de una vida sana: el alimento, el matrimonio, la con-firmacin, y otras veces a los actos reparadores de nuestras deficiencias y a las tareas cotidianas que nos permiten combatir contra la enfermedad*:

    Aventuremos una explicacin provisional, esperando que otros lo hagan mejor: El bautismo podra ser considerado como el sacra-mento de la existencia contingente rescatada. La cuestin "ser o no ser?" no podra borrarse tan pronto. Pero no se trata slo de la existencia del individuo, se trata tambin de la existencia de la humanidad entera con la asombrosa contingencia de su aparicin sobre la tierra, despus de millones de aos. El bautismo tiene algo que ver con Adn, el mtico antepasado salido de la tierra para volver a ella. Qu hacer con la desgana que puede invadimos ante el espectculo de nuestra contingencia? Nicodemo no planteaba la cuestin con estos trminos, pero era la misma interrogacin, a la que Jess contesta con un nacimiento nuevo.

    La confirmacin sera el sacramento del crecimiento y de sus ries-gos. El crecimiento de cada hombre, porque es un asombro con-tinuar viviendo como hombre, y en particular, perseverar en la fe, cuando todo nos dice como al salmista: "Dnde est tu Dios?"

    Bro, Bemad, "El hombre y los sacramentos", pgs. 146-147.

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    Tambin el crecimiento de todos: crecimiento cuantitativo y cua-litativo de la humanidad, crecimiento an con ms riesgos de una Iglesia, que necesita ser confirmada en su fe incesantemente por el Espritu de Pentecosts.

    La penitencia, sacramento de la conciencia; puesto que el hombre es el nico animal que tiene conciencia de tener conciencia: puede en el presente volver sobre el pasado para orientar el futuro, y a causa de esta misma conciencia, sacramento de la reconciliacin con Dios por la fuerza del Dios de Jesucristo. Cmo negar, enton-ces, que la penitencia es el sacramento de la humanidad recon-ciliada y, por tanto, siempre por reconciliar? Pensemos en el racismo, en las desigualdades sociales, en las distorsiones econ-micas, en tantas otras calamidades que marcan a la sociedad y que reclaman la prctica de nuevas costumbres evanglicas.

    La eucarista ha sido considerada siempre como el sacramento de los sacramentos, como un sacramento por encima de los otros. Por tanto, no es posible relacionarlo con un solo aspecto de la vida de los hombres. Tiene innumerables significados: desde el pan com-partido hasta la muerte vencida por la vida, pasando por el sentido de la relacin del cosmos con el hombre y la seguridad de una comunin con los hombres entre s. El conjunto de todos los pro-blemas humanos de hoy como de ayer debe converger en el mis-terio de la muerte y de la resurreccin del Seor por toda la humanidad.

    El matrimonio podra ser un sacramento particularmente impor-tante en una poca en la que la sexualidad, liberada de ciertos tabes, busca de nuevo su sentido, porque es de un modo parti-cular el lugar de la ambigedad. El signo del matrimonio como el del celibato, en otros aspectos podra ser algo muy decisivo para el sentido de la sexualidad en el mundo de hoy. Se superara el concepto justificable, pero insuficiente, de la ceremonia, para entrar en el misterio de la diferencia hombre-mujer, integrada en un pro-yecto que implica la duracin, una institucin familiar y unas exi-gencias sociales precisas.

    El sacramento de los enfermos -el ms enfermo de todos los sacramentos- sera el sacramento de la vulnerabilidad rescatada. Vulnerabilidad en muchos aspectos, fsica o mental y hasta social.

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  • Nuestra sociedad no puede despreocuparse de un mundo al que llama pdicamente "el mundo de la salud". Llegar el da en el que el sacramento de los enfermos sea algo distinto de una uncin furtiva, dada al moribundo en una sala de hospital, sino un signo vivo de esperanza en Jess para los que han perdido todo apoyo, gracias a la presencia de hermanos y de hermanas cristianos -sanitarios, parientes y otros- que han sido el amparo del enfermo?

    Se podra relacionar el sacramento del ministerio con los queha-ceres y los riesgos de la sociedad de este tiempo, pero preferimos situarlo aparte o, ms exactamente, justificar su existencia, ante todo, por su funcin respecto a la Iglesia. Si hay obispos, sacer-dotes, diconos y otros ministros, es, con toda evidencia, para la misin de la Iglesia a travs del mundo, pero es tambin para que exista la Iglesia. Los ministros vienen de la Iglesia, pero son sus "servidores", como quieren serlo del mismo mundo, en razn de la dimensin proftica de todo ministerio*.

    * * *

    Para la clave tradicional los sacramentos son instrumentos de gracia, unos canales a travs de los cuales, la gracia que Cristo nos mere-ci por su pasin, se nos comunica a cada uno de nosotros. De all proviene su eficacia infalible, con tal que se pongan las con-diciones mnimas necesarias para su recto funcionamiento. El sacer-dote es el ministro de esos sacramentos, por ser el mediador entre Dios y los hombres. El administra estas fuentes de gracia de la Iglesia. El bautismo de los nios sera el sacramento prototipo: En l aparece la dimensin objetiva de la salvacin que Dios nos comu-nica a travs de estos instrumentos de gracia.

    La visin sacramental moderna recupera otros aspectos del sacra-mento: Su dimensin simblica, el encuentro personal con el Resu-citado y, sobre todo, su eclesialidad. Los sacramentos son celebraciones litrgicas de la iglesia, momentos fuertes en los que la comunidad eclesial expresa y celebra el misterio pascual de Cristo y el triunfo definitivo de su gracia sobre el pecado. A travs de ellos, no slo las personas reciben gracia, sino que la misma comu-nidad eclesial, se va estructurando, como comunidad de Jess en

    * Denis Henri, "Los sacramentos para los hombres", pgs. 97-8.

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    el mundo. El sacerdote aparece como representante cualificado de la iglesia. La eucarista es el sacramento principal, ya que gracias a ella la iglesia se va constituyendo como Cuerpo de Cristo. El sacramento presupone fe y opcin personal de parte del sujeto que se acerca a la iglesia. En esta clave moderna, el bautismo del nios, o es cuestionado por algunos, o no se considera como el prototipo de sacramentos, sino ms bien como un caso lmite muy peculiar. El ideal sacramental seran los sacramentos de los adultos, donde ellos corresponden a la gracia con su fe y disposicin personal. Esta clave sacramental entra en dilogo con el mundo moderno secular y liberal.

    La clave solidaria redescubre otros aspectos de los sacramentos: Su dimensin proftica, el ser smbolos de la Utopa del Reino, la exigencia d la justicia y solidaridad con los pobres, su cone-xin con el seguimiento del Jess histrico. Los sacramentos deben ser smbolos liberadores de una iglesia que ha optado por los pobres y que desea que haya conexin entre el misterio pascual que cele-bra toda liturgia y el compromiso cristiano en la vida del pueblo. Tanto la pascua juda, como la pascua de Jess, son acontecimien-tos salvficos profundamente liberadores. En la liturgia debe reso-nar el clamor del pueblo y hacerlo llegar a Dios. En esta clave la preocupacin principal no es por el problema de la edad de los que reciben los sacramentos (nios o adultos), sino por el compro-miso que se tiene frente a las estructuras injustas de la sociedad. Esta clave se preocupa por mantener unidos el sacramento del altar y el sacramento del hermano. Evidentemente esta mentalidad se alimenta de la constante experiencia de miseria, de pobreza y de marginacin de las mayoras de AL y del Tercer Mundo*.

    * * *

    LOS SIETE SACRAMENTOS DESDOBLAN Y SUBLIMAN LOS MOMENTOS-CLAVES DE LA VIDA

    El nacimiento aparece como un momento fuerte de la vida. Ah est el nio, como pura gratuidad, dependiendo de la buena volun-tad de los otros para ser aceptado en familia y sobrevivir. El bau-tismo desdobla esta dependencia como dependencia de Dios y la sublima como participacin en la vida de Cristo.

    * Codina Vctor, SJ . "Ser Cristiano hoy en A.L." Pg. 39.

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  • Otro momento clave de la vida es aquel en el que el nio, ahora mayor y libre, se decide, madura, entra en la sociedad de los adul-tos, ocupa su lugar en el mundo profesional. Instante serio de su vida, en el que se juega parcialmente su destino y en el que el hombre experimenta nuevamente que depende de una fuerza supe-rior: Experimenta a Dios. El sacramento de la Confirmacin es el sacramento de la madurez cristiana, que explcita la dimensin de Dios presente en uno de los ejes existenciales. Sin el alimento, no se mantiene la vida. Cada comida permite al hombre hacer la experiencia gratificante de que su ser est ligado a otros seres. Por eso, sin duda, el comer en el hombre viene rodeado de ritos. La Eucarista desdobla el sentido latente del comer, como participacin de la propia vida divina.

    Otro eje existencial est constituido por el matrimonio. El amor vive de la mutua gratuidad, la unin se establece con lazos fr-giles porque dependen de la propia libertad y, al dar garanta de fidelidad, se hace una experiencia que escapa al hombre. Por eso, depende de una fuerza superior y la invoca... el sacramento expl-cita la presencia de Dios en el amor.

    La enfermedad puede amenazar la vida humana. El hombre siente sus lmites y, de nuevo, experimenta su dependencia. Viene enton-ces el sacramento de la uncin de los enfermos, que expresa el Poder salvfico de Dios.

    Hay una experiencia profunda, en todo hombre: La de la culpa en relacin con los otros y con Dios y por la que se siente dividido y perdido, con ansia de redencin y de reconciliacin. El sacra-mento de la conversin (Penitencia) relaciona la experiencia del perdn y del encuentro entre el hijo prdigo y el Padre bondadoso. Vivir en un mundo reconciliado y sin divisiones, poder realizar la reconciliacin universal y la paz: He ah el secreto deseo que inspira la bsqueda de felicidad. El sacramento del Orden unge a las personas para que vivan la reconciliacin y las consagra en el servicio comunitario para la construccin de esta misma recon-ciliacin*.

    * Boff, L., "Los sacramentos y la vida de los sacramentos", pg. 49.

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    MINISTROS Y SACRAMENTOS

    Indudablemente, habra que revalorizar este papel de administra-dor de los ritos, frecuentemente desacreditado por culpa de la escle-rotizacin de los sacramentos. Se oye a veces a sacerdotes decir que ellos no estn nicamente para distribuir sacramentos, como si fueran magos. Sin embargo, dentro de la perspectiva que hemos esbozado, la cuestin se presenta de un modo totalmente distinto. Ayudar a una comunidad a celebrar con unos ritos adecuados y vividos en comn es importante... con tal de que se sepa hacer. Animar un rito es una funcin social, tan til al menos como la del psiclogo o la del gestor, porque consiste en ayudar a un grupo a tomar contacto con lo que de ms profundo hay en l: Sus espe-ranzas, sus luchas, sus contradicciones, sus alegras y sus penas, las manifestaciones de lo trascendente... No se trata de programar las celebraciones para las masas, sino de trabajar con ellas para que puedan discernir los ritos que son liberadores y librarse de aquellas celebraciones que son alienantes o sirven a las estructu-ras de opresin. Ayudar a una comunidad a acoger a un nuevo miembro; a escuchar con inters y seriedad su palabra como pro-cedente del propio Dios; a celebrar el perdn; a vivir con confianza aquellas decisiones que le introducen a uno en lo desconocido; a afrontar la muerte solos, pero no aislados; a esperar dentro de esa institucin tan humana que es el matrimonio y la familia; a des-cubrir la manifestacin de Dios en las tensiones que todo poder humano entraa... todo esto no es poco! Es un servicio colectivo e individual tal vez ms importante que otros muchos "ministe-rios" que desempea el clero*.

    * Fourez G., "Sacramentos y Vida del hombre", pg. 54.

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  • DINMICAS Y SUBSIDIOS

    DE APOYO PASTORAL

  • QUE SON LOS SACRAMENTOS

    ACTITUDES NUEVAS

    DINMICA: "pngale malicia" OBJ ETI VO: ayudar a comprender el sentido de, los sacramentos

    a partir del lenguaje popular. Analizar tambin los posibles cambios para mostrar cmo stos supo-nen un cambio de actitudes en nosotros.

    PASOS:

    1. Se escriben en el tablero ciertas frases: "Vamos a or misa" "Queremos mandar a bautizar un nio" "La Iglesia no debiera cobrar por los sacramentos" "Me voy a confesar" etc.

    2. Se pide a los participantes discutir esas frases y ver si se pueden formular mejor. Trabajo por grupos (20')

    3. Se escuchan las modificaciones y se profundizan. Por ejem-plo: en lugar de "vamos a or misa", decir "vamos a celebrar la Eucarista". Sentido del cambio propuesto.

    4. Nueva pregunta: Qu deberamos cambiar en nuestras acti-tudes para ajustamos a la nueva frase. Qu implica para noso-tros cambiar "or" por "celebrar"?

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  • SACRAMENTOS HUMANOS

    DINMICA: "recuerdos familiares" OBJETIVO: valorar el lenguaje de los smbolos y comprender

    cmo implican una relacin humana y un compro-miso

    PASOS: 1. Explicar con algn ejemplo lo que es un sacramento humano,

    por ejemplo, un recuerdo familiar. 2. Se pide a cada persona elegir un sacramento humano (objeto,

    persona, canto, etc.). 3. Se dividen por grupos pequeos y cada cual narra qu eligi.

    Entre todos eligen uno.

    4. Plenario. Cada grupo expone el que escogi. Se comenta cmo ste implica unas relaciones familiares, un aprecio por la per-sona que nos dio el regalo, etc.

    5. Aplicacin a-los sacramentos. Diferencia entre sacramento natu-ral y sacramento de la fe.

    6. Examinar cmo valoramos los sacramentos y a qu nos com-prometen stos.

    GESTOS SIGNIFICATIVOS

    DINMICA: "enumeracin de gestos ordinarios" OBJETIVO: ayudar a valorar el sentido de los gestos a partir

    de la vida ordinaria. PASOS: 1. Enumerar y escribir en tablero algunos gestos ordinarios: 48

    Dar las manos. Sonrisas. Regalo de cumpleaos. Beso.

    Fiesta Familiar. Carta. Banquete.

    Palmadas. Ramo de flores. Mano abierta (cuidado!) Puo cerrado (rabia) Con dos dedos "V" de victoria

    2. Por grupos buscarle el significado. Cada grupo busca el de algunos (15')-

    3. Plenario: Aplicacin a los sacramentos, con la ayuda del coor-dinador.

    4. Charla para valorar los gestos y su significado. Puede tomarse del siguiente escrito:

    MATERIAL DE APOYO: La celebracin de la vida con gestos y palabras

    Las personas han necesitado siempre de gestos y palabras para entrar en contacto con el otro. Es algo que el hombre le nace de su propia naturaleza por ser material y espiritual; y este aspecto esencial al hombre, encuentra en sus gestos y palabras la mejor forma de salir de su interioridad y comunicarse con otro, sobre todo, cuando este otro es una persona humana, tambin misteriosa en su propio ser. Incluso el hombre secularizado por la tcnica y la ciencia ha bus-cado "signos" de diversas clases para expresar el inefable misterio de su interior: el himno nacional, la bandera, el escudo, han pasado a ser smbolos de un pueblo. Cuando las fiestas religiosas han sido olvidadas por los humanistas ateos, han recurrido al da de la madre, de la amistad, de la secretaria, etc., no slo para brindar una oca-sin al consumismo, sino tambin para saciarla necesidad de expre-sar con algn gesto lo que en la ordinariez de la vida no se sabe celebrar. Y la sonrisa de un nio, el apretn de manos entre dos amigos, un ramo de flores, un beso de novios, el regalo de cum-

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  • pleaos, la fiesta y el banquete social entre socios y amigos..., qu son sino formas de querer expresar al otro el secreto indescrip-tible que anida en lo ms oculto del corazn humano?

    No es tanto el regalo, la palabra escueta, la materialidad de un gesto..., es el "significado" profundo que le imprime, el calor humano, lo que cuenta en las relaciones interpersonales. Y estos "signos", tan necesarios al hombre y tan cargados de fuerza, son lo que tcnicamente se ha dado en llamar "sacramentos". En nues-tra vida ordinaria, sin darnos cuenta, estamos rodeados de estos signos sacramentales a todos los niveles: de amigos, de familia, sociedad, etc. Son las expresiones imprescindibles para manifes-tarnos, pronunciarnos y encontrarnos con el otro, al que interpe-lamos, esperando igualmente una respuesta reveladora del secreto de su interior.

    Slo que cuando a estos "sacramentos" o "signos" les apellida-mos con el nombre de "cristianos", es cuando merecen el ttulo pleno de "Sacramentos de la Iglesia", porque con esos signos que-remos celebrar en el oasis de nuestro peregrinar, en nuestro naci-miento, mayora de edad, un puesto en la sociedad, el deceso de un ser querido, la dimensin de aquel otro gesto parecido de Cristo que aconteci en su historia humana como una causa ejemplar y modelo de nuestras propias situaciones histricas. Y estos gestos de Cristo, interpretados con frmulas y palabras que los explici-tan, constituyen esos momentos fuertes en que festivamente nos ponemos en contacto con Cristo y con los hermanos, refrescando la aridez del desierto en el que crecen las pequeas plantas o "ne-fitos" que un da nacieron a la vida del Pueblo de Dios por el agua del bautismo.

    Ciertamente se podran enumerar multitud de signos cargados de fuerza cristiana en la vida de la Iglesia y que continuamente nos revelan y sumergen en el misterio de la vida de Jess: se podra hablar del sacramento del pobre, del sacramento de la palabra, del sacramento de dolor, etc. Seran otros tantos smbolos o sacra-mentos con los que presencializamos la historia de Jess. No por menos solemnes y oficiales dejan de ser profundamente sacra-mentos cristianos*.

    * Ortega, Rafael, "La gran noticia", Ed. Paulinas. Pgs. 102-3.

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    TRES MIRADAS

    DINMICA: "mirada a un jarro de agua" OBJ ETIVO: profundizar qu significa un sacramento a partir de

    un ejemplo de sacramento humano. PASOS:

    1. Lectura de "El sacramento del jarro" (Cfr. material) 2. Por grupos: Desde qu aspectos podemos mirar un objeto que-

    rido y familiar?

    3. Plenario.

    4. Complementacin "qu es un sacramento" (Cfr. material)

    MATERIAL DE APOYO:

    El Sacramento del Jarro

    Es un jarro de aluminio, de aquel aluminio antiguo, bueno y bri-llante. Tiene rota el asa, pero esto mismo le da cierto aire de vejez. En l bebieron los once hijos, desde pequeos hasta grandes porque acompa a la familia en todas sus mudanzas: Del campo a la aldea, de la aldea al pueblo, del pueblo a la ciudad... Hubo nacimientos y muertes y el jarro particip de todo, estuvo siempre al lado de todos. Permaneci en la continuidad del misterio de la vida, en la diferencia de situaciones vitales y mortales. Siempre brillante, siempre antiguo, porque sin duda lo era ya cuando entr a casa; viejo "on esa vejez que es juventud porque genera y da la vida. El jarro de aluminio, pieza central de la cocina. Todo lo que se bebe en el jarro es agua... Pero es la frescura, la familiaridad, la dulzura, la historia familiar, la reminiscencia de la infancia, lo que sacia la sed. Puede ser cualquier clase de agua, en este jarro sabe siempre buena y fresca. Por eso, en casa todos calman la sed bebiendo de l y todos acompaan el gesto diciendo.

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  • como un rito: Qu bueno es beber en este jarro, Cmo sabe el agua! Trtese del agua inmunda del ro, o de la que se enturbia por el camino, o de la que viene cargada de cloro, gracias al jarro se toma buena, saludable, fresca y dulce.

    "Mam, tengo sed, quiero beber en el jarro!" El hijo ha probado tantas aguas... El "acqua de San Pellegrino", las fuentes de Ale-mania, de Inglaterra, de Francia; el agua buena de Grecia, corrien-tes cristalinas de los Alpes del Tirol, de las fuentes romanas, agua de San Francisco, agua de Porot-Fino, de Perspolis, de Petrpo-lis. Tantas aguas... Pero ninguna como sta, de la que bebe un jarro lleno, no para calmar la sed del cuerpo -esto lo hacen las otras-sino la sed del arquetipo familiar, la sed de los penates paternos, la sed fraternal, arqueolgica, la de las races de donde viene la savia de la vida humana. Esta sed slo la sacia el agua del jarro de aluminio. Bebe sosegadamente, termina con un suspiro hondo, como quien se sumerge y vuelve a la superficie. Despus bebe otro, lentamente, para degustar el misterio que el jarro contiene y sig-nifica.

    Por qu el agua del jarro de aluminio es buena y dulce, saludable y fresca? Porque el jarro es un sacramento: el jarro-sacramento le confiere al agua bondad, dulzura, frescor y salud.

    1. QUE ES UN SACRAMENTO? Hay mucha gente que ya no sabe hoy lo que es un sacramento.

    La modernidad vive entre sacramentos pero no posee la apertura ocular capaz de visualizarlos reflejamente. Es porque ve las cosas, como cosas, las contempla desde fuera. Si las viese por dentro, percibira que tienen un resquicio por el que entra una luz supe-rior que las ilumina, las torna transparentes y difanas.

    Ilustremos todo lo anterior con el ejemplo del sacramento del jarro de agua.

    2. EL JARRO VISTO DESDE FUERA: MIRADA CIENTFICA

    El jarro que acabamos de describir puede ser visto desde fuera. Es un jarro como cualquiera, probablemente ms feo, envejecido y disfuncional.

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    Es de aluminio y esto interesa al fsico, en cuanto analiza los com-ponentes de la materia. Un economista puede sacar una serie de informaciones sobre los precios del metal, su extraccin, produc-cin, comercializacin. El historiador (supongamos que se trata de un jarro del tiempo de Augusto), puede ocuparse en su loca-lizacin espacio-temporal. El artista quizs lo considere objeto sin valor esttico: Ningn museo lo recibir por su carencia de sig-nificado.

    Todos ven el jarro como una cosa y esto es tpico de nuestra expe-riencia actual, especialmente a partir del siglo XV: Considerarlo todo como objeto de anlisis, objeto de estudio y de ciencia. Sea Dios, el hombre, la historia, la naturaleza, los lanzamos (jetare) frente a nosotros (ob) para penetrarlos con un ojo escrutador y ela-borar muchas ciencias acerca de una sola cosa que interesa a varias miradas cientficas. Por eso decimos que hoy se sabe cada vez MAS de MENOS. El jarro as analizado es un objeto entre otros tantos, que no hace historia con nadie, ni entr en la vida de ninguna per-sona.

    3. EL JARRO VISTO DESDE DENTRO: MIRADA SACRAMENTAL

    El jarro habla de la historia de familia que siempre acompa, en vida y en muerte... Fue penetrando en el hogar cada vez ms, hasta el ltimo hijo cercado de cario. Y hoy est ah, hablando todava y recordando en la fidelidad y la humildad, sirviendo siempre un agua cada vez ms fresca y buena... Esta es la visin interior del jarro: relacin tenida por alguien con l que lo hace ser sacra-mento familiar.

    Al mirar algo desde fuera, nos concentramos en la cosa, nos arro-jamos sobre ella, manipulndola, transformndola, dejando que la cosa permanezca siendo cosa, objeto del uso y del abuso huma-nos. Este es el pensar cientfico de la modernidad, que no es malo, sino apenas diferente. Cmo podramos ser enemigos de nuestro propio mundo que, gracias a esta mirada cientfica, nos alarga, nos facilita la vida, nos prolonga la accin de los brazos, de las pier-nas, de los ojos, como instrumentos portentosos y nos hace cada vez ms seores de la naturaleza?

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  • Pero, el hombre es solamente un robot de acciones, un compu-tador de informaciones, un lente micro y macroscpico orientado hacia el mundo? O ms bien es ser capaz de relacionarse huma-namente con las cosas, dotado para ver en ellas valores y detectar su sentido?

    Al mirar una cosa en su interior, no me concentro en ella, sino en el valor y en el sentido que asume para m. Deja de ser cosa para transformarse en un smbolo y en una seal que me e-voca situaciones, pro-voca reminiscencias y me con-voca hacia el sen-tido que ella encarna y expresa. Prcticamente, sacramento sig-nifica esa realidad del mundo que, sin descartarlo, habla de otro mundo humano de las vivencias profundas, de los valores incues-tinables, del sentido que da plenitud a la vida. Comprender este modo de pensar es abrirse a la acogida de los sacramentos de la fe, que radicalizan los sacramentos naturales en medio de los cuales vivimos lo cotidiano*.

    SECTAS FUNDAMENTALISTAS

    DINMICA: "Sociodramas" OBJETIVO: comprender por qu las sectas fundamentalistas

    tienen una visin recortada de Cristo, la Iglesia como sacramentos originales y de los 7 sacramen-tos1. No se trata de atacar Iglesias protestantes que tienen una teologa seria.

    PASOS:

    1. Preparar por grupos sociodramas con estos personajes: Pastor fundamentalista: fantico, apegado a citas sueltas, con

    dualismos (el mundo malo; los otros condenados...)

    * Boff Leonardo, "Los sacramentos de la vida y la vida de los sacramentos", pgs. 17-20. 1. Bibliografa: Juan Daz Vilar, S. J. "Las sectas. Un desafo a la pastoral "Northeast

    Catholic. Pastoral Ccnter for Hispanic. N.Y. 1985. CELAM, "les sectas en Amrica Latina", Bogot, 1985. Giles Anthony, "Fundamentalismo", Washington, 1984.

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    Catlicos tradicionalistas (ignorancia, pasividad, ignoran-cia bblica, etc.).

    Catlicos comprometidos (compromiso social, Biblia, comunidad, etc.).

    2. Presentaciones. Analizar actitudes: agresividad, fanatismo, eva-sin del mundo, dualismo, etc.; pasividad, indiferencia, etc.; compromiso con pobres, apertura, etc.

    3. Explicacin. Por qu visin recortada de Cristo e Iglesia? Reducen la Encarnacin, convierten Iglesia en secta, la Biblia por encima del Cristo completo y de la Iglesia debido a miti-ficacin e interpretacin literal. Dificultad para entender sacramentos y mediaciones histricas (espiritualismo)

    NOSOTROS Y EL ..

    DINMICA: "qu hacemos y qu hace El" OBJ ETIVO: reflexionar sobre las actitudes que debemos fomen-

    tar nosotros para disponernos ("ex opere operantis" y "non ponentibris obicem") y para recibir la accin gratuita y bondadosa de Dios ("ex opere operato").

    PASOS:

    1. Los participantes se dividen en 7 grupos (segn los sacra-mentos que se van a tomar).

    2. Cada grupo analiza: - Cul es la accin del Padre, por medio de Jesuseara noso-

    tros. - Cul debiera ser nuestra accin, nuestra respuesta.

    3. Plenario.

    4. Complementacin insistiendo en la gratitud del don de Dios y en la accin del Espritu.

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  • MATERIAL DE APOYO

    Un ambiente para la vida

    Todos los seres vivientes tienen necesidad de un ambiente dnde poder desarrollarse. Cualquier cosa, una perturbacin atmosfrica, un cambio de tiempo bastan para destruir la vida. Una helada en primavera, un descenso de temperatura en una noche primaveral, y se ha perdido la cosecha. Lo mismo sucede con lo ms precioso y frgil que hay en el hombre: la vida divina. No puede respirar impunemente ciertas atmsferas. Hay tierras sin sol, lugares sin calor que no dejan en el alma ms que un desierto. Todo hombre necesita un hogar para que su vida pueda nacer y desarrollarse, un ambiente donde pueda aprender a obrar segn las costumbres de Cristo. Este ambiente es la asamblea de la Iglesia y su liturgia.

    Lo mismo que el hombre no inventa su vida, tampoco inventa su fe: la recibe. De la misma manera, no tiene que inventar su sal-vacin, la recibe de Cristo; recibe la vida nacida del Espritu de Dios y dada ya a la comunidad de los hijos de Dios. Para ello se necesita una educacin. Se nos presenta una pedagoga de la manera ms justa: a travs del desarrollo de una historia, a travs de una existencia que no pasa, de una historia que fue vivida por un hombre y que se ha hecho eterna porque el que la viva era Hijo de Dios*.

    DEFINICIONES

    OBJETIVO: revisar y corregir los conceptos que se tienen de Cristo, Iglesia, sacramentos, etc.

    PASOS:

    1. Se preparan hojas en blanco con ttulos encima (Cristo, Igle-sia, sacramentos, Eucarista, Bautismo, etc.), segn las defi-niciones que se quieran analizar y revisar.

    * Bro, Bernad, "El hombre y los sacramentos", pgs. 220.

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    2. Las personas previamente colocadas en crculo, se dividen en grupos de 3; se les pide que al menos quede una que tenga letra clara. Se reparten las hojas para que escriban definicio-nes y frases sobre el tema que les toc.

    3. Cada 3 minutos rotan las hojas y procuran que cada hoja pase al menos dos veces.

    4. Al final se leen, por separado, las definiciones. Entre todos cuestionan definiciones no exactas y completan el sentido. Aqu el animador tiene un papel muy importante para clarificar e iluminar.

    MATERIAL DE APOYO

    Los Sacramentos tienen la fuerza salvadora que Cristo nos mere-ci por su Muerte y Resurreccin. Cristo Redentor es el gran Sacra-mento que se manifiesta de diversas maneras, colocndose muy cerca de nuestro diario vivir. Por los Sacramentos participamos de la Pascua: paso del hombre pecador al hombre de la gracia.

    Los Sacramentos suponen nuestra fe pero tambin la alimentan constantemente conducindonos a la santificacin.

    El Sacramento es gracia de Dios

    Para entender la relacin que tienen con Cristo los Sacramentos debemos mirar a su persona. Ninguno de nosotros duda del amor de Jess para con la humanidad. El no iba a dejar como recuerdo una simple tarjeta postal. Una tarjeta es una cosa sin vida. Cristo se qued con nosotros, vivo y actuante. El mismo es quien nos hace hijos de Dios en el Bautismo, que nos alimenta en la Euca-rista, que nos enva como testigos en la Confirmacin, que san-tifica el hogar en el Matrimonio, que se hace presente por el Sacerdocio, acompaa la hora de la enfermedad y de la muerte, que va con el Perdn al encuentro del hombre. Bautismo, Euca-rista, Confirmacin, Matrimonio, Orden, Uncin de los Enfer-mos y Penitencia son las siete seales principales que hoy reconocemos como Sacramentos.

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  • Pero Jess no dej los Sacramentos para que viviramos una vida individualista, pues, como Pueblo de Dios, en la Iglesia es donde la gracia nos santifica y transforma. La Iglesia, "santa y pecadora", que vive el misterio Pascual en cada uno de sus miembros, nos transmite la fuerza de Cristo Sacramento. Ella fue colocada por Cristo como "Sacramento universal de Salvacin", y como tal, mani-fiesta y realiza el amor de Dios para con todos los hombres. La fuerza de Cristo Resucitado es la gracia de Dios que llega a la humanidad por medio de la Iglesia. Por eso la Iglesia tiene el com-promiso constante de trabajar en la realizacin del Reino de Dios. Los Sacramentos no son momentos mgicos que transforman sin participacin, automticamente. Los Sacramentos traen una gran riqueza que queda escondida para quien no tiene fe. Los smbolos que se usan, los gestos que se hacen, procuran expresar toda esta riqueza, pero slo la persona de fe es capaz de descubrirla. Muchas personas se quedan slo en la parte externa, en las apariencias, y entonces los sacramentos quedan en ritos vacos.

    Los Sacramentos alimentan nuestra fe y nos convocan para una vida de comunidad. La fraternidad es fruto de una vida sacra-mental profunda. La preocupacin para con el otro, nuestro her-mano, es el primer compromiso que exige Cristo: "En esto conocern que ustedes son mis discpulos, si se aman unos a otros". Nuestra fe debe tener una expresin social clara y comprometida. Quiere decir, una preocupacin por la humanidad toda y por la persona que est ms cerca de nosotros. Nadie se santifica solo. Jess nos llama para ser sus testigos. Somos para el hermano, signo de la santidad de Dios, de su bondad, y amor para con los hom-bres. El cristiano no puede vivir ajeno a los problemas de la vida diaria. El hermano espera de nosotros una seal de Dios.

    Concluimos que el Sacramento es gracia y compromiso. Es una seal de la gracia de Dios y es Dios mismo que viene a nuestro encuentro. Dios y el hombre estn unidos en la eterna alianza hasta que los signos dejen de existir porque "aquel da veremos a Cristo tal como El es".*

    Instituto de Teologa y Ciencias Religiosas, Porto Alegre, "Los sacramentos - forma-cin permanente" pgs. 13-15.

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    CELEBRAR LA VIDA Y CELEBRAR A CRISTO

    DINMICA: "sistema reja". OBJ ETIVO: (para un grupo bien preparado) profundizar el texto

    de Henri Denis y compartirlo.

    PASOS:

    1. Se forman, con igual nmero de personas, cinco grupos (A-B-C-D-E) y cada uno estudia la parte del texto que corres-ponde a su letra. Advertir que a todas las personas les toca hacer de Secretario.

    2. Cada grupo se enumera (por ejemplo Al, A2, A3, etc.). Se rene entonces por nmeros (Al, Bl, Cl, etc.) y cada per-sona comunica lo que estudi en su grupo, lee su resumen.

    3. Plcnario. Aclaraciones y consecuencias. Complementar: en Amrica Latina qu tipo de vida y de logros debiramos cele-brar?

    MATERIAL DE APOYO

    1 Nos es ya conocido el principio que vivifica esta reflexin. A decir verdad, no puede expresarse sino bajo la forma de esta reciprocidad: No hay vida verdaderamente humana que no exija una celebracin; no hay celebracin verdaderamente cristiana que no acoja en profundidad a la vida humana. Con otras palabras, estamos convencidos de una profunda con-vergencia, la misma que define el misterio de Jess, hombre entre los hombres y manifestacin del Padre. Pero no basta con afirmar una convergencia terica para que aparezca a los ojos de nuestros contemporneos. Hay que tratar de "conquistarla", de hacerla visi-ble y manifiesta.

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  • Recorramos el camino en los dos sentidos: cmo celebrar a Cristo celebrando la vida? Cmo celebrar la vida de los hombres cele-brando a Cristo?

    Celebrar a Cristo celebrando la vida de los hombres.

    Es extrao el xito repentino de esta expresin: "Celebrar la vida". Es quiz una idea de sacerdotes. El sacerdote tiene a veces la impre-sin de aislarse en ceremonias y siente al mismo tiempo, estar "fuera de la vida". Por qu no unir las dos palabras, celebracin y vida? Por qu no hacer de la vida misma una celebracin? El descu-brimiento es feliz, pero no es slo asunto de los sacerdotes. En el mundo de hoy, los hombres se ahogan bajo el peso de la racio-nalidad; todo se calcula, se pesa, se numera, se prev. De tal modo que las personas ms comprometidas en los combates humanos, un da -felizmente- olvidan todo y exclaman: "Si hiciramos una fiesta..." Ya est lanzada la palabra: La fiesta, la realidad indis-pensable al hombre para ser hombre, para que todo lo que habi-tualmente est oculto en el quehacer diario pueda estallar, para que afluya la gratuidad y anegue la cadena de las necesidades y de los intereses. La fiesta, lo festivo: este es el vocabulario que aflora con frecuencia a los labios de los que hablan de celebraciones. Qu hace falta para que la celebracin de la vida de los hombres sea una fiesta cristiana?

    En primer lugar, se trata de conocer la magnitud y la ambigedad de la vida humana. Mejor dicho: la magnitud de la ambigedad; porque no hay magnitud humana sin ambigedad, si todo est cal-culado por adelantado, si se sabe lo que hay que pensar, si se ha llegado a la perfeccin.

    "Celebrar la vida" es casi una frmula de sustitucin, una frmula litrgica convertida en frmula profana. Quiere uno quedarse en la vida tal como es, para no maquillarla ni disfrazarla. Incluso qui-siramos quedarnos en una interrogacin, en un "suspense" que, tal vez, caracteriza la profundidad del deseo.

    Y sin embargo, el hombre no puede quedarse en espectador de su propio deseo. Aqu se desliza la ambigedad de toda celebra-cin de la vida... sin ms. Por no querer celebrar sino lo que se vive, se termina por no celebrar sino a uno mismo. Sera hon-

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    rado pedir a Dios su ayuda para que nos permita celebramos a noso-tros mismos?

    Pero en este momento, la celebracin cristiana nos pone ante la opcin radical, la que consiste en acoger al que quita la ambigedad de la existencia humana, pero sin dispensamos de vivirla