LIAHONA FEBRERO 2001

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LIAHONA LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS FEBRERO DE 2001

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LIAHONALA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS � FEBRERO DE 2001

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VÉASE LA PÁGINA 14

LIAHONALA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS D ÍAS � FEBRERO DE 2001

EN LA CUBIERTAHermano José, por David Lindsley.Cubierta posterior: José y Oliver Cowderyen oración solemne, por Del Parson.

CUBIERTA DE AMIGOSVéase “Luz Karina Sánchez, de Yaguarón,Paraguay”, pág. 4. (Fotografía porRichard y Mary Ann Whetten Lyman).

S E C C I Ó N G E N E R A L2 MENSAJE DE LA PRIMERA PRESIDENCIA: LA PREPARACIÓN DEL CAMINO

PRESIDENTE THOMAS S. MONSON

14 TESTIGOS INSEPARABLES DE CRISTO ÉLDER JOHN M. MADSEN

25 MENSAJE DE LAS MAESTRAS VISITANTES: PONGÁMONOS TODA LA ARMADURA DE DIOS

28 LAS PALABRAS DEL PROFETA VIVIENTE

30 VOCES DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS: HAGAMOS LO QUE EL SEÑORESPERA DE NOSOTROS

CÓMO ME ENCONTRÓ EL LIBRO DE MORMÓN KWAME OPARELA CARIDAD Y EL PASTEL DEL CÍCLOPE NIKKI O. NELSONSENTÍ CONSUELO, PERO ¿POR QUÉ? ALAN L. OLSEN

38 LOS FIELES PRIMEROS CREYENTES DONALD L. ENDERS

48 CÓMO UTILIZAR LA REVISTA LIAHONA DE FEBRERO DE 2001

S E C C I Ó N P A R A L O S J Ó V E N E S8 EL DESCUBRIMIENTO DE LAS RAÍCES DEL EVANGELIO EN GRAN BRETAÑA

JANET THOMAS

22 PREGUNTAS Y RESPUESTAS: ¿POR QUÉ NUESTRO AMOROSO PADRE CELESTIALPERMITE QUE OCURRAN COSAS MALAS A GENTE INOCENTE?

26 EL COMPARTIR EL EVANGELIO CON PAPÁ SHEILA R. WOODARD

36 LÍNEA SOBRE LÍNEA: ANTES DEL NACIMIENTO

46 EL PODER DEL EJEMPLO CARLOS PÉREZ

A M I G O S2 PARA LOS MÁS PEQUEÑOS: LA PRIMERA VISIÓN DE JOSÉ SMITH

DELORES DEVICTORIA

4 DE AMIGO A AMIGO: LUZ KARINA SÁNCHEZ, DE YAGUARÓN, PARAGUAYMARY ANN WHETTEN LYMAN

7 FICCIÓN: A VECES ES BUENO SER DIFERENTE JANICE PORTER HAYES

10 TIEMPO PARA COMPARTIR: NUESTRO PADRE CELESTIAL HABLA POR BOCA DEL PROFETA DIANE S. NICHOLS

12 RELATOS DEL NUEVO TESTAMENTO: JESÚS Y LA CASA DE SU PADRE CELESTIAL; NICODEMO

16 “ESCUDRIÑAD ESTOS MANDAMIENTOS”

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VÉASE LA PÁGINA 38

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COMENTARIOS..

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LIAHONA, febrero de 2001Vol. 25, Número 12 21982-002Publicación oficial de La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los Últimos Días, en el idioma español.

La Primera Presidencia: Gordon B. Hinckley, Thomas S. Monson, James E. Faust

El Quórum de los Doce Apóstoles:Boyd K. Packer, L. Tom Perry, David B. Haight, Neal A. Maxwell, Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks, M. Russell Ballard, Joseph B. Wirthlin, Richard G. Scott,Robert D. Hales, Jeffrey R. Holland, Henry B. Eyring

Editor: Dennis B. NeuenschwanderAsesores: L. Lionel Kendrick, Yoshihiko Kikuchi, John M. Madsen

Administradores del Departamento de Cursos de Estudio:Director administrativo: Ronald L. KnightonDirector de redacción: Richard M. RomneyDirector de artes gráficas: Allan R. Loyborg

Personal de redacción:Editor administrativo: Marvin K. GardnerAyudante del editor administrativo: R. Val JohnsonEditor asociado: Roger TerryColaboradora de redacción: Jenifer GreenwoodCoordinadora de redacción/producción:Shannon B. BoothAyudante de publicaciones: Collette Nebeker Aune

Personal de diseño:Gerente de artes gráficas: M. M. KawasakiDiseño artístico: Scott Van KampenDiseñadora principal: Sharri CookDiseñadores: Thomas S. Child, Randall J. PixtonGerente de producción: Jane Ann PetersProducción: Reginald J. Christensen, Kari A. Couch, Denise Kirby, Kelli Pratt, Claudia E. WarnerPreimpresión digital: Jeff Martin

Personal de subscripción:Director de circulación: Kay W. BriggsGerente de distribución: Kris Christensen

Coordinación de Liahona: Enrique Resek

Para saber el costo de la revista y cómo suscribirse a ellafuera de Estados Unidos y Canadá, póngase en contactocon el Centro de Distribución local o con el líder delbarrio o de la rama.

Las colaboraciones y los manuscritos deben enviarse aLiahona, 50 East North Temple, Salt Lake City, UT84150-3223, USA; o por correo electrónico a: [email protected]

Liahona (un término del Libro de Mormón que significa“brújula” o “director”) se publica en albanés, alemán,amarik, armenio, búlgaro, cebuano, coreano, checo,chino, danés, esloveno, español, estonio, fidji, finlandés,francés, haitiano, hiligayanón, holandés, húngaro, iloko,indonesio, inglés, islandés, italiano, japonés, kiribati,letón, lituano, malgache, marshallés, mongol, noruego,polaco, portugués, rumano, ruso, samoano, sueco,tagalo, tailandés, tahitiano, tongano, ucraniano y vietna-mita. (La frecuencia de las publicaciones varía de acuerdocon el idioma.)

© 2000 por Intellectual Reserve, Inc. Todos los dere-chos reservados. Impreso en los Estados Unidos deAmérica.

Para los lectores de México: Certificado de Licitud detítulo número 6988 y Licitud de contenido número5199, expedidos por la Comisión Calificadora dePublicaciones y revistas ilustradas el 15 de septiembrede 1993. “Liahona” es nombre registrado en laDirección de Derechos de Autor con el número252093. Publicación registrada en la DirecciónGeneral de Correos número 100. Registro del S.P.M.0340294 características 218141210.

For readers in the United States and Canada:February 2001 Vol. 25 No. 2. LIAHONA (USPS 311-480)Spanish (ISSN 0885-3169) is published monthly by TheChurch of Jesus Christ of Latter-day Saints, 50 East NorthTemple, Salt Lake City, UT 84150. USA subscription priceis $10.00 per year; Canada, $15.50 plus applicabletaxes. Periodicals Postage Paid at Salt Lake City, Utah, andat additional mailing offices. Sixty days’ notice required forchange of address. Include address label from a recentissue; old and new address must be included. Send USAand Canadian subscriptions and queries to Salt LakeDistribution Center at the address below. Subscription helpline: 1-800-537-5971. Credit card orders (Visa,MasterCard, American Express) may be taken by phone.(Canada Poste Information: Publication Agreement#1604821)

POSTMASTER: Send address changes to Salt LakeDistribution Center, Church Magazines, PO Box 26368,Salt Lake City, UT 84126-0368.

FALLECIMIENTO DEL HERMANO MANOÏ

Disfrutamos mucho el artículo del ejem-plar de agosto de 1999 por R. Val Johnson ylas fotografías de los miembros de la Iglesiaen Nueva Caledonia. Servimos el primer añode nuestra misión en Nueva Caledonia antesde ser trasladados a Fidji. Recientemente nosentristecieron las noticias de que el hermanoTeahumanu Manoï, uno de los líderes entre-vistados en el artículo, había fallecido.Enviamos nuestras condolencias a la familiay amigos del hermano Manoï y a los misio-neros que han servido en Nueva Caledonia.

Élder Jerald Finlinson y hermana Janet Hansen Finlinson, Misión Fidji Suva

LOS ARTÍCULOS DEL TIEMPO PARA

COMPARTIR AYUDAN A LOS PEQUEÑOS

INVESTIGADORES

Me gustaría expresar mi más profundoagradecimiento por los artículos que cadames se imprimen en Liahona, en especiallos artículos del Tiempo para compartir, loscuales me han ayudado enormemente connuestros pequeños investigadores. Estosniños muestran el mayor de los interesescuando compartimos los diferentes temas,dibujos y juegos con ellos.

He sido presidenta de la Primariadurante cuatro años, y es maravilloso saberque puedo contar con esta revista especiale importante. Nos ayuda en nuestrosllamamientos, en nuestras clases y en todolo que es importante en la Iglesia.

Selene Villalobos de Quiñones, Rama Fajardo, Distrito Fajardo, Puerto Rico

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“LA LISTA DE BUENAS CUALIDADES”

Me siento muy agradecido por el artícu-lo “La lista de buenas cualidades” del ejem-plar de Liahona (en portugués) de marzo de1999. Realmente aprendí a valorar mistalentos, los cuales han estado escondidospor muchos años a causa del temor y lavergüenza.

Nunca pensé en hallar nada tan intere-sante y notable en la revista de la Iglesia yles doy las gracias por ello. Ese mensaje erarealmente lo que me estaba haciendo falta.

La revista es una bendición maravillosapara mí y para otros jóvenes, y estoy segurode que sus mensajes del Evangelio son uncimiento para mi futura misión.

Anderson Bispo dos Santos, Barrio São Caetano, Estaca Salvador Norte, Brasil

APRENDO DE LAS EXPERIENCIAS DE

LOS DEMÁS

Tengo 17 años y he sido miembro de laIglesia durante seis años. Me encanta leerla revista Liahona porque es una manera deaprender de las experiencias de los demás.Siempre que leo la revista, me doy cuentade que realmente es como una brújula quenos muestra el camino que debemos seguir.

Ronald Luis Hinostroza Fortuna, Barrio Bolívar, Estaca San Luis, Lima, Perú

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MENSAJE DE LA PRIMERA PRESIDENCIA

La preparación del camino

Juan el Bautista

predicó en cuanto a la fe,

el arrepentimiento, el

bautismo por inmersión y

el otorgamiento del

Espíritu Santo. Parte de la

pasión de los maestros de

la Primaria consiste en

preparar a los muchachitos

para recibir el Sacerdocio

Aarónico, el mismo sacer-

docio que poseía Juan

el Bautista.

por el presidente Thomas S. MonsonPrimer Consejero de la Primera Presidencia

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Amo la labor de la Primaria, en la que sus maestros instruyen

a los niños a caminar en la luz del Evangelio de Cristo, ense-

ñando a cada niño a cantar con convicción personal:

Soy un hijo de Dios...Guíenme; enséñenmeLa senda a seguirPara que algún díaYo con Él pueda vivir1.

Parte de la pasión de los maestros de la Primaria consiste en preparar a los

muchachitos para recibir el Sacerdocio Aarónico.

Bajo su dirección, se les pide a todos los niños que memoricen los

Artículos de Fe de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Ustedes los han de recordar. Permítanme citar tan sólo dos de ellos:

“Nosotros creemos en Dios el Eterno Padre, y en su Hijo Jesucristo, y en

el Espíritu Santo”2.

“Creemos en ser honrados, verídicos, castos, benevolentes, virtuosos y en

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hacer el bien a todos los hombres; en verdad, podemos decir que seguimos la

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admonición de Pablo: Todo lo creemos, todo lo espe-ramos; hemos sufrido muchas cosas y esperamos podersufrir todas las cosas. Si hay algo virtuoso, o bello, o debuena reputación, o digno de alabanza, a esto aspi-ramos”3.

¿Pueden concebir un cimiento más firme, una filosofíamás elemental para orientar a cualquiera de nosotros quelos Artículos de Fe? ¡Qué maravilloso don nos legan losmaestros cuando establecen que cada niño sepa talesnormas y por cierto viva conforme a ellas. Sin duda, losmaestros aceptan el mandato divino: “Pastorea misovejas”; “apacienta mis corderos”4.

Algunos pueden preguntarse: ¿Cuál es la trascen-dencia del Sacerdocio Aarónico que hace necesaria talpreparación? ¿Es acaso tan importante para la vida de unmuchacho? El Sacerdocio de Aarón “es una dependenciadel... Sacerdocio de Melquisedec, y tiene el poder paraadministrar las ordenanzas exteriores”5. Juan el Bautistaera descendiente de Aarón y tenía en su poder las llavesdel Sacerdocio Aarónico. Quizás podríamos repasar lavida y la misión de Juan a fin de que la importancia delSacerdocio Aarónico se pueda percibir más plenamente.

Hace muchos años y a mucha distancia de este lugar,en la conquistada tierra de Palestina, ocurrió un maravi-lloso milagro. El escenario era sombrío; la época tumul-tuosa. En ésos, los días de Herodes, rey de Judea, vivía unsacerdote llamado Zacarías y su esposa, Elisabet. “Amboseran justos delante de Dios”6. Sin embargo, por largosaños anhelaron un hijo, sin haberse convertido ese sueñoen realidad.

Entonces llegó aquel día de días que sería recordadopara siempre. Se le apareció a Zacarías el ángel Gabriel,quien proclamó: “Zacarías, no temas; porque tu oraciónha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, yllamarás su nombre Juan...

“porque será grande delante de Dios”7.Elisabet concibió y en su debido tiempo dio a luz un

hijo que, conforme a las instrucciones del ángel, recibióel nombre de Juan.

Tal como en el caso del Maestro Jesucristo, lo mismoocurrió con el siervo Juan; es muy poco lo que se registrósobre sus años de adolescencia. Una sola frase encierra

todo lo que sabemos de la vida de Juan por espacio de

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treinta años: la totalidad del tiempo transcurrido entre sunacimiento y el momento en que emprendió su jornadahacia el desierto para comenzar su ministerio entre loshombres: “Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; yestuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifesta-ción a Israel”8.

Su vestimenta era similar a la de los antiguos profetas:una prenda confeccionada con tela hecha con pelo decamello. Su alimento consistía de lo único que el desiertoera capaz de ofrecer: langostas y miel silvestre. Sumensaje era breve; predicaba en cuanto a la fe, el arre-pentimiento, el bautismo por inmersión y el otorga-miento del Espíritu Santo por medio de una autoridadsuperior a la que él poseía.

“Yo no soy el Cristo”, declaró a sus fieles discípulos,“sino que soy enviado delante de él”9. “Yo a la verdad osbautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo”10.“…él os bautizará en Espíritu Santo y fuego”11.

Luego allí ocurrió el punto culminante de la misión deJuan: el bautismo de Cristo. Jesús vino de Galilea expre-samente “para ser bautizado” por Juan. Humilde decorazón y de espíritu contrito, Juan manifestó: “Yo nece-sito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?”. El Maestrocontestó: “…así conviene que cumplamos con todajusticia”12.

“Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego delagua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio alEspíritu de Dios que descendía como paloma, y veníasobre él.

“Y hubo una voz de los cielos, que decía: Éste es mihijo amado, y en quien tengo complacencia”13.

Juan declaró con audacia el testimonio que tenía deque Jesús era el Redentor del mundo. Sin miedo y convalor, enseñó: “He aquí el Cordero de Dios, que quita elpecado del mundo“14.

El Salvador testificó luego de Juan: “Entre los quenacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juanel Bautista”15.

El ministerio público de Juan llegaba a su punto final.En los primeros días de ese ministerio había condenadola hipocresía y lo mundanal de los fariseos y saduceos, ytenía ahora la oportunidad de denunciar la lascivia

de un rey. El resultado es por todos bien conocido.

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Qué maravilloso don nos legan los maes-

tros cuando establecen que cada niño

sepa y por cierto viva conforme a las

normas que se encuentran en los Artículos

de Fe. Ellos acatan el mandato divino:

“Pastorea mis ovejas”; “apacienta mis

corderos”.

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La combinación de la cobardía de un rey y la furia de unamujer trajeron aparejada la muerte de Juan.

El sepulcro en el que colocaron su cuerpo no lo pudoretener, así como tampoco pudo el acto de asesinatoacallar su voz. Declaramos al mundo que el 15 de mayode 1829 en Harmony, estado de Pensilvania, un ángel,que declaró ser Juan, “el mismo que es llamado Juan elBautista en el Nuevo Testamento”, vino como ser resuci-tado a visitar a José Smith y a Oliver Cowdery. “El ángelexplicó que obraba bajo la dirección de Pedro, Santiago yJuan, los Apóstoles de la antigüedad, quienes poseían lasllaves del sacerdocio mayor, que era conocido como elSacerdocio de Melquisedec”16. El Sacerdocio de Aarón

fue restaurado a la tierra.

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Gracias a tan memorable acontecimiento, seme otorgó el privilegio de poseer el Sacerdocio

Aarónico, al igual que millones de jóvenes enestos últimos días. Mi ex presidente de estaca, el

fallecido Paul C. Child, me enseñó el trascendental signi-ficado de este sacerdocio.

Cuando estaba por cumplir los dieciocho años de edady me preparaba para entrar en el servicio militar durantela Segunda Guerra Mundial, se me recomendó pararecibir el Sacerdocio de Melquisedec. Yo debía ponermeen contacto con el presidente Child para hacer los arre-glos para una entrevista.

Él en verdad comprendía y amaba las Escrituras ypensaba que los demás también debían sentir lo mismoque él. Estando enterado por otras personas sobre lasinquisitivas y detalladas entrevistas que él efectuaba,nuestra conversación telefónica se desarrolló más o

menos de la siguiente forma:

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Jesús vino de Galilea expresamente

“para ser bautizado” por Juan. Humilde

de corazón y de espíritu contrito, Juan

manifestó: “Yo necesito ser bautizado

por ti, ¿y tú vienes a mí?”. El Maestro

contestó: “…así conviene que cumplamos

con toda justicia”.

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“Hola, presidente Child. Le habla elhermano Monson. El obispo me ha pedidoque haga los arreglos para tener una entrevistacon usted”.

“Muy bien, hermano Monson. ¿Cuándo puedevenir a verme?”.

Sabiendo que su reunión sacramental comenzaba a lasseis de la tarde, y queriendo verme expuesto lo menosposible a que descubriera mi falta de conocimiento de lasEscrituras en la entrevista, le sugerí: “¿Qué le parece a lascinco?”.

Su respuesta fue: “Pero, hermano Monson, eso no nosdaría tiempo para examinar las Escrituras. ¿Qué le parecesi viene a las dos de la tarde? Y no olvide traer sus libroscanónicos, los que ya habrá de tener marcados y con susreferencias”.

Finalmente llegó el domingo y me dirigí al hogar delpresidente Child, ubicado en la Avenida Indiana. Fuicálidamente recibido y luego dio comienzo la entrevista.

Me dijo: “Hermano Monson, usted posee el Sacerdocio

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Aarónico. ¿Ha tenido usted alguna vez ángeles que leministraran?”.

“No, presidente Child”, fue mi respuesta.“¿Sabe usted”, me dijo, “que tiene derecho a tal privi-

legio?”Una vez más mi respuesta fue negativa.Entonces me pidió: “Hermano Monson, repita de

memoria la sección trece de Doctrina y Convenios”.Comencé diciendo: “Sobre vosotros, mis consiervos, en

el nombre del Mesías, confiero el Sacerdocio de Aarón, elcual tiene las llaves del ministerio de ángeles...”17.

“Basta”, indicó el presidente Child; entonces, con un

tono de voz calmo y bondadoso, me aconsejó: “Hermano

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NOTAS1. “Soy un hijo de Dios”, Himnos, 196.2. Artículos de Fe 1:1.3. Artículos de Fe 1:13.4. Véase Juan 21:15–16.5. D. y C. 107:14.6. Lucas 1:6.7. Lucas 1:13, 15.8. Lucas 1:80.9. Juan 3:28.10. Lucas 3:16.11. Mateo 3:11.12. Véase Mateo 3:13–15.13. Mateo 3:16–17.14. Juan 1:29.15. Mateo 11:11.16. D. y C. 13, encabezamiento de la sección.17. D. y C. 13:1.18. Véase D. y C. 20:73.

Monson, jamás olvide que como poseedor del SacerdocioAarónico usted tiene derecho a la ministración deángeles”. Era como si un ángel estuviera en aquella habi-tación ese día. Jamás he olvidado la entrevista; aúnpuedo sentir el espíritu de esa solemne ocasión. Venero elsacerdocio del Dios Todopoderoso; he sido testigo de supoder; he visto su fortaleza; me he maravillado ante losmilagros que ha realizado.

Hace casi 50 años conocí a un muchacho, un pres-bítero, que poseía la autoridad del SacerdocioAarónico. Siendo yo su obispo, era también su presi-dente del quórum. Ese joven, llamado Robert, eratartamudo; no tenía ningún control. Tenía complejo deinferioridad, era tímido, tenía miedo de sí mismo y dela gente, y le abrumaba sobremanera el impedimentoque tenía en el habla. Jamás cumplió una asignación;nunca se atrevía a mirar a nadie a los ojos; siempre sele veía cabizbajo. Mas un día, tras una serie de circuns-tancias poco comunes, aceptó la asignación de ejercersu responsabilidad de presbítero para bautizar a otrapersona.

Me senté a su lado en el bautisterio del sagradoTabernáculo. Él llevaba ropa de blanco inmaculado yestaba listo para la ordenanza que estaba a punto dellevar a cabo. Le pregunté cómo se sentía. Con la cabezagacha y tartamudeando al punto de que su habla era casiincoherente, me dijo que se sentía terriblementenervioso.

Juntos oramos fervientemente a fin de que pudieracumplir con su deber. Entonces, el que oficiaba leyó laspalabras: “Ahora, Nancy Ann McArthur será bautizadapor el hermano Robert Williams, presbítero”. Robert sealejó de mi lado, se metió en la pila, tomó a la pequeñaNancy de la mano y la ayudó a entrar en el agua quelimpia la vida del ser humano y proporciona un renaci-miento espiritual. Elevó entonces su mirada comohacia los cielos, y manteniendo su brazo derecho enforma de escuadra, pronunció las palabras: “NancyAnn McArthur, habiendo sido comisionado porJesucristo, yo te bautizo en el nombre del Padre, y delHijo, y del Espíritu Santo”18. No tartamudeó ni una solavez; no titubeó; no vaciló; se había manifestado un

milagro moderno.

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En el vestuario, al felicitar a Robert, esperé escucharlehablar de la misma forma ininterrumpida, pero me equi-voqué. Miró hacia abajo y balbuceó una respuesta degratitud.

Testifico que cuando Robert actuó en virtud de laautoridad del Sacerdocio Aarónico, habló con poder, conconvicción y contó con ayuda celestial.

Tal es el legado de uno llamado Juan, sí, Juan elBautista. Oímos su voz hoy en día; nos enseña lahumildad, da lugar al valor, inspira la fe.

Es mi ruego que sintamos la motivación de sumensaje; que seamos inspirados por su misión; queseamos edificados mediante el ejemplo de su vida hastallegar a apreciar en su magnitud el Sacerdocio Aarónicoy su divino poder. �

IDEAS PARA LOS MAESTROS ORIENTADORES

1. Los maestros y las maestras de la Primaria ayudan alos padres a enseñar el Evangelio de Jesucristo a losniños.

2. Entre las enseñanzas del Evangelio se destaca laimportancia del Sacerdocio Aarónico y el ministerio deJuan el Bautista.

3. El ministerio de Juan el Bautista nos enseña

humildad, valor y fe.

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LOS PROFETAS CAMINARON POR ESTA TIERRA; AHORA ESTOS JÓVENES SIGUEN SUS PASOS.

GRAN BRETAÑAEL DESCUBRIMIENTO DE LAS RAÍCES DEL EVANGELIO EN

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por Janet Thomas

Una brillante mañana de undía sábado, los jóvenes de laEstaca Cardiff, Gales, con el

almuerzo guardado en las mochilas yllenos de entusiasmo por la excur-sión, partieron hacia una actividad especial paraconmemorar la restauración del Sacerdocio Aarónico ydescubrir las raíces del Evangelio en las Islas Británicas.

Esas raíces son profundas, de hace 160 años, a laépoca en que Wilford Woodruff (1807–1898) y BrighamYoung (1801–1877) caminaron por las carreteras queahora recorre el autobús de los muchachos. Tanto elélder Young como el élder Woodruff, que en aquel tiempoeran miembros del Quórum de los Doce Apóstoles,llegaron a ser Presidentes de la Iglesia.

Dado que hay muchos jóvenes en un solo vehículo, elnivel de ruido es elevado a medida que el autobús cruzala frontera de Gales con Inglaterra. Todos hablan y se lopasan bien. A los jóvenes les encanta estar juntos encada ocasión que se les presente y les gusta estar conamigos que comparten sus creencias.

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Charlotte Forward, de 15 años, delBarrio Cwmbran, disfruta de lacompañía de sus amigas KathrynElliott, del Barrio Blackwood, yRachel Griffiths, del Barrio Newport-

Gwent. Generalmente sólo se ven en las actividades deestaca, y pasar todo el día juntas es como un gran premio.Charlotte dice: “Gales es un lugar bonito para vivir; es tanagradable convivir con todos. Todos nos llevamos bien enla estaca. Yo soy de la séptima generación en la Iglesia.Algunos de mis antepasados emigraron a Utah, pero otrosse quedaron; parece que ahora tengo muchos parientespor todas partes”.

El autobús llega al pueblo de Ledbury, un pequeñopueblo bastante común en estos días, excepto por elbonito pórtico envejecido del mercado de la calle prin-cipal. Andrew Dearden, el presidente de los HombresJóvenes de la estaca, les dice a los jóvenes que losprimeros misioneros de esta zona predicaron en la plazadel mercado. Unos cuantos de los hombres jóvenes, queen unos años estarán sirviendo como misioneros, salen

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Los primeros misioneros

en Gran Bretaña predi-

caron en el pueblo

Ledbury (arriba,

recuadro central). En los

cerros Malvern (fondo y

extremo izquierdo),

Wilford Woodruff dedicó

la zona para la ense-

ñanza del Evangelio.

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del autobús y caminan bajo el viejotejado del mercado. ¿Tendrían elvalor de permanecer en ese lugar yhablar con las personas del pueblosobre el Evangelio? ¿Cómo reaccionarían si las personasno quisieran escuchar?

Algunas de las personas de hace 160 años que oyerona Wilford Woodruff dar un único sermón pidieron serbautizadas. Los jóvenes están sorprendidos de que losmisioneros tuvieran tanto éxito proclamando elEvangelio. Clive Wilkinson, de 18 años, que tiene eldeseo de servir en una misión, está atónito al pensar enlos cientos de personas de esa región que en aquelentonces escucharon a los misioneros y creyeron.

“Resulta sorprendente que la gente se convirtiera porescuchar tan sólo un discurso”, dice Clive. “Soy misionero

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Los cerros Malvern son unaelevada cadena montañosa situadaal suroeste de Inglaterra, cubiertosde hierba, y que ofrecen una vistaespectacular en cincuenta kilóme-tros a la redonda. El lugar máselevado es Herefordshire Beacon.

Wilford Woodruff escribió enmarzo de 1840 en cuanto a su ascen-sión a la cima de los cerros Malvern:“En mi camino hacia Colwell el día 9,examiné con detalle la naturaleza y elpoder del Creador mientras estaba enla cumbre del cerro Malvern, a unaaltura de entre 1200 y 1500 pies [de360 a 460 metros] sobre el nivel delmar. El paisaje circundante se presen-taba ante mi vista, extendiéndose por

muchas millas... Mese cerro bien plando la enormeque tenía ante mía relampaguear abel cual la lluvia solemnidad y laescena era imprpermanecía en el las nubes, contemobras del Creador

Los cerro

de estaca y cuando salgo con losmisioneros, no se parece en nada aeso. Tenemos suerte si logramosentrar en una puerta. Es increíble que

los misioneros de entonces pudieran llegar hasta aquí conesa nueva religión de la cual nadie había oído y la gentetuviera la fe suficiente para creerles y ser convertidos tanrápidamente”.

Las siguientes dos paradas son diferentes entre sí,pero ambas se mencionan con frecuencia en la historiade la Iglesia. La primera parada estaba en los cerros deMalvern. Desde ese lugar, Wilford Woodruff dedicó lazona para la enseñanza del Evangelio. Después delalmuerzo, los jóvenes comienzan una caminata a pie,dejando los caminos y las casas atrás en dirección a lasverdes y frondosas lomas. Desde allí observan en una

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ientras estaba sobreconocido, contem- y encantadora vista, comenzó a tronar yajo en el valle, sobrecayó a raudales. La grandeza de esaesionante mientrascerro, por encima deplando las hermosas y Su majestuosidad

s Malvernen la tormenta” (citado en WilfordWoodruff, págs. 148–149).

Sobre el cerro Beacon, losélderes Brigham Young, WilfordWoodruff y Willard Richards(1804–1854), todos ellos delQuórum de los Doce Apóstoles,después de haber orado, decidieronautorizar la impresión del Libro deMormón y de un himnario en GranBretaña. Esos hermanos no teníanacceso a un templo, por lo que confrecuencia se retiraban a los cerrosMalvern para tratar con el Señorvarias decisiones de importancia.Esos cerros, y en especial el cerroBeacon, son lugares sagrados de lahistoria de la Iglesia.

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Page 13: LIAHONA FEBRERO 2001

La capilla de

Gadfield Elm fue la

primera propiedad

de la Iglesia fuera

de los Estados

Unidos, y se ha

restaurado como

un importante

lugar histórico de

la Iglesia.

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Capilla de Gadfield ElmLa capilla de Gadfield Elm fue construida en

1836 por una congregación cristiana llamada losHermanos Unidos. La capilla, que fue donada a laIglesia por los Hermanos Unidos, quienes seunieron a la Iglesia durante la primavera y el veranode 1840, fue utilizada extensivamente hasta que lamayoría de los recién bautizados emigraron aNauvoo. En ese tiempo, la capilla se vendió pararecaudar fondos para la emigración.

Aunque la capilla de Gadfield Elm quedó aban-donada y en un estado de deterioro, los miembroslocales la compraron en 1995 y la restauraron conel aspecto que tenía hace 160 años, basándose endibujos y descripciones originales. En abril de 2000,el élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los DoceApóstoles, y descendiente de uno de los líderesoriginales de los Hermanos Unidos, rededicó lacapilla, la cual se utilizará en ocasiones parareuniones de la Iglesia; las personas que estén inte-resadas en la historia de la Iglesia también puedenvisitar el lugar.

dirección y pueden ver el condado de Herefordshire,Inglaterra, desplegándose ante sus pies. Entonces sevuelven hacia donde se encuentran sus hogares ypueden ver Gales.

La segunda parada es la granja de John Benbow.Aunque la granja es ahora propiedad privada, la Iglesiaha adquirido el pequeño estanque en el que se bautizaroncientos de conversos, y a la vez se encarga de mantenerlo.Los jóvenes descansan sobre la hierba recién cortada eintentan imaginar la impresionante escena de cuandoWilford Woodruff fue misionero en ese lugar.

El élder Woodruff escribió en su diario que sintió queel Señor le guió hasta ese lugar. Él viajó muchos kilóme-tros en carruaje y recorrió otros tantos a pie. Conoció aJohn Benbow, un granjero rico quien, junto con su esposaJane, pertenecía a un numeroso grupo de personas que sehabía apartado de las denominaciones religiosas tradicio-nales de la época. Wilford Woodruff anotó:

“[John Benbow] avisó en el vecindario que un misio-nero americano iba a predicar en su casa esa noche, y amedida que se acercaba el momento, muchos de losvecinos iban llegando y yo prediqué mi primer sermónsobre el Evangelio en la casa. Prediqué también en elmismo lugar la noche siguiente y bauticé a seis personas,entre ellas el señor John Benbow, su esposa y cuatropredicadores de los Hermanos Unidos...”.

“A la iglesia parroquial del vecindario del hermano

H O N A

12

Wilford Woodruff fue guiado a una región en la que

toda una congregación religiosa había sido prepa-

rada para recibir el Evangelio. Bautizó a aproximada-

mente 600 personas en el estanque de la granja de

John Benbow (arriba, en medio).

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Estanque en la granja de John Benbow

Este pequeño depósito de agua situado en lagranja de John Benbow fue el escenario de cientosde bautismos en 1840. El 5 de marzo, WilfordWoodruff bautizó a John y a Jane Benbow y a cuatropredicadores de la congregación local de un grupollamado los Hermanos Unidos. El élder Woodruffpasó la mayor parte del día siguiente, tal y como élmismo escribió, “limpiando una charca y preparán-dola para los bautismos, pues veía que muchos ibana recibir esa ordenanza. Después de eso, bauticé a600 personas en aquel estanque” (citado en WilfordWoodruff , pág. 117).

Benbow, presidida por el párrocoprincipal, asistieron durante el díaúnicamente unas quince personas,mientras que una congregaciónmayor, de alrededor de 1000 personas, asistió a misreuniones durante todo el día y el atardecer” (citado enMatthias F. Cowley, Wilford Woodruff: History of His Lifeand Labors, 1964, págs. 117–118).

Muchos de esos mil oyentes se bautizaron y losconversos formaron unas de las primeras ramas de laIglesia en Inglaterra. John y Jane Benbow y ThomasKington financiaron también la primera ediciónBritánica del Libro de Mormón y un himnario Santo delos Últimos Días.

Durante esos primeros meses de 1840, WilfordWoodruff predicó y bautizó a todos los miembros deaquel grupo separatista, con excepción de un hombre,haciendo un total de aproximadamente 600 personas. Elélder Woodruff también bautizó a más de 1200 personasde otras denominaciones. Muchos de los que se bauti-zaron vendieron sus tierras y posesiones y partieron deInglaterra para congregarse en Nauvoo, donde se convir-tieron en firmes pilares de la Iglesia. Luego fueron expul-sados de Nauvoo, cruzaron las llanuras y establecieronnuevas comunidades en el oeste de los Estados Unidos.Hoy día se percibe su influencia por toda la tierra ymuchos de sus descendientes continúan realizando laobra del Señor.

Aunque no hay mucho que ver excepto el estanque enla granja Benbow, los jóvenes están tranquilos. El espírituapacible del lugar parece penetrar en cada corazón. “Sesiente algo muy especial”, dice Suzy Taylor, del BarrioBlackwood, “al pensar en esas personas que estuvieronaquí antes que nosotros. Es hermoso conocer los lugaresde los que hablan nuestros líderes”.

La última parada es en lo que queda de la capilla deGadfield Elm. En el momento de la visita tan sólo quedande pie algunos muros. El tejado ha desaparecido y en elinterior han crecido hierbas malas. La capilla fue laprimera propiedad de la Iglesia fuera de los Estados

F E B R E R O

Unidos. Resulta fácil imaginar cómodebió de haber sido hace 160 años,cuando las personas caminaban porel tortuoso camino hacia la capilla. Es

un poco más difícil imaginar el poder y el espíritu quedebieron haberse sentido cuando Wilford Woodruffpredicaba allí. En una tarde, la gente conoció la verdad yesa verdad cambió el curso de sus vidas.

Las semillas que se plantaron en aquel entonces aúnflorecen en los jóvenes que regresan a visitar los lugaresen los que ocurrieron semejantes milagros. “Es sorpren-dente”, dice Joseph Parry, de la Rama Caerphilly.“Siempre he pensado en la historia de la Iglesia comoalgo americano, pero también es de Gran Bretaña”. �

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TESTES

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Doctrina y Convenios testifica de laveracidad del Libro de Mormón, yambos libros dan testimonio delSalvador.

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TIGOS INSEPARABLESDE CRISTO

TIGOS INSEPARABLESDE CRISTO

por el élder John M. Madsen de los Setenta

Doctrina y Convenios y el Libro de Mormón sontestigos inseparables y poderosos de la divinidadde Jesucristo y de Su gran obra en los últimos

días. Estos dos volú-menes de Escritura

cumplen, al menos en parte, una promesa que el Señorle hizo a Enoc: “y justicia enviaré desde los cielos; y laverdad haré brotar de la tierra para testificar de miUnigénito, de su resurrección de entre los muertos, sí, ytambién de la resurrección de todos los hombres; y haréque la justicia y la verdad inunden la tierra como con undiluvio, a fin de recoger a mis escogidos de las cuatropartes de la tierra” (Moisés 7:62).

Tras citar ese versículo en un discurso de una confe-rencia general, el presidente Ezra Taft Benson(1899–1994) dijo que “el Libro de Mormón salió de latierra, rebosante de verdad” y que Doctrina y Convenios

está repleta de “revelación tras revelación de Dios”(“El don de la revelación moderna”,

Liahona, enero de 1987, pág.81).

Podemos aprendermuchas cosas en cuanto

a la importancia del Librode Mormón al leer las

revelaciones que seencuentran en Doctrina y

Convenios.

LAZOS ENTRE EL LIBRO DE

MORMÓN Y DOCTRINA Y

CONVENIOS

Mientras daba a conocer suglorioso mensaje acerca de un libro

“escrito sobre planchas de oro”, elángel Moroni “declaró que en él se

encerraba la plenitud del evangelioeterno” (José Smith—Historia 1:34).

Después de especificar los medios

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mediante los cuales se traduciría el libro, Moronicomenzó a citar profecías del Antiguo y del NuevoTestamento. Primero citó del tercer capítulo deMalaquías y luego del cuarto. La sección 2 de Doctrina yConvenios contiene un breve registro de esa visita.

Entonces, en el verano de 1828, el profeta José Smithrecibió dos revelaciones adicionales con relación a latraducción del Libro de Mormón: las secciones 3 y 10tienen que ver con las 116 páginasdel manuscrito que le fueronconfiadas a Martin Harris para quepudiera “llevar los escritos a su hogary mostrarlos” (History of the Church1:21).

En febrero de 1829, Joseph Smith,padre, visitó a su hijo, siendo plena-mente consciente de todo lo quehabía ocurrido: la visión del Padre ydel Hijo al joven José, la promesa dela que habló el Señor de “que laplenitud del Evangelio se daría aconocer en un tiempo futuro”(History of the Church, 4:536), las visitas del ángelMoroni, el recibimiento de las planchas de oro, la obra detraducción, la pérdida de las 116 páginas del manuscrito,y la desaparición y posterior devolución de las planchas ydel Urim y Tumim. En esa ocasión, el profeta Joséconsultó al Señor en favor de su padre y recibió lasección 4, la cual comienza diciendo: “He aquí, una obramaravillosa está a punto de aparecer entre los hijos de loshombres”. La traducción del Libro de Mormón era unagran parte de esa grande y maravillosa obra de laRestauración.

En marzo de 1829, Martin Harris estaba profunda-mente arrepentido y apenado por la pérdida de las 116páginas de la traducción, y de nuevo viajó a Harmony,Pensilvania, donde suplicó a José que consultara al Señoren su favor. De nuevo el Profeta recibió otra revelación, lasección 5, en la que Martin Harris fue llamado a testificar

Mientras daba

glorioso mensa

un libro “escrito

chas de oro”, el

“declaró que en

rraba la plenitu

gelio ete

L I A

de las planchas de oro si se arrepentía y humillaba ante elSeñor.

En abril de 1829, Oliver Cowdery, al enterarse queJosé había recibido las planchas, viajó a Harmony,Pensilvania, y de inmediato tomó parte en la obra de latraducción, ayudando a José como su escriba (véaseHistory of the Church, 1:32–33). Durante ese mes se reci-bieron las secciones 6, 8 y 9 como respuesta a las

preguntas que surgieron durante latraducción del Libro de Mormón.

La sección 13 es otro maravillosoejemplo de revelación dada alProfeta como respuesta a preguntasque se presentaron durante latraducción del Libro de Mormón.José dijo: “El mes siguiente (mayo de1829), encontrándonos todavíarealizando el trabajo de la traduc-ción, nos retiramos al bosque uncierto día para orar y preguntar alSeñor acerca del bautismo para laremisión de los pecados, del cual

vimos que se hablaba en la traducción de las planchas.Mientras en esto nos hallábamos, orando e implorando alSeñor, descendió un mensajero del cielo en una nube deluz y, habiendo puesto sus manos sobre nosotros, nosordenó diciendo:

“ ‘Sobre vosotros, mis consiervos, en el nombre del Mesías,confiero el Sacerdocio de Aarón, el cual tiene las llaves delministerio de ángeles, y del evangelio de arrepentimiento, y delbautismo por inmersión para la remisión de pecados’ ” (JoséSmith—Historia 1:68–69; cursiva agregada al versículo68; véase también D. y C. 13).

Ese mensajero celestial, quien se identificó como“Juan, el mismo que es llamado Juan el Bautista en elNuevo Testamento”, explicó a José y a Oliver “queobraba bajo la dirección de Pedro, Santiago y Juan,quienes poseían las llaves del Sacerdocio deMelquisedec, el cual nos sería conferido en la ocasión

a conocer su

je acerca de

sobre plan-

ángel Moroni

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d del evan-

rno”.

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oportuna” (History of the Church, 1:40). De este modo, lasalida a luz del Libro de Mormón no sólo dio como resul-tado las numerosas revelaciones que aparecen enDoctrina y Convenios, sino que también fue el catali-zador de la restauración de los santos sacerdocios, el deAarón y el de Melquisedec, como preparación para elrestablecimiento de la Iglesia y reino de Dios en estosúltimos días.

F E B R E R O

Las secciones 14, 15, 16, 17, 18, 19 y 20 ilustran mása fondo la relación que existe entre la salida a luz delLibro de Mormón y Doctrina y Convenios.

ENSEÑANZAS SOBRE LA IMPORTANCIA DEL LIBRO DE

MORMÓN

Un poco más de un año y medio después de latraducción y publicación del Libro de Mormón y de la

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organización de la Iglesia, el Señor reveló Su “prefacio”para Doctrina y Convenios, según se encuentra en lasección 1. En ese prefacio revelado, el Señor testifica queel profeta José Smith recibió el poder para traducir elLibro de Mormón “mediante la misericordia y el poder deDios” (D. y C. 1:29).

En la sección 3, el Señor declaró algunas de lasrazones por las que sacó a luz el Libro de Mormón:

L I A

“…por cuanto el conocimiento de un Salvador havenido al mundo, mediante el testimonio de los judíos, asítambién llegará a mi pueblo el conocimiento de un Salvador,

“y a los nefitas... mediante el testimonio de sus padres,“y este testimonio llegará al conocimiento de los lama-

nitas...“Y para este propósito mismo se preservan estas plan-

chas que contienen esta historia, a fin de que se cumplan

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las promesas del Señor a su pueblo;“y para que los lamanitas lleguen al conocimiento de sus

padres, y sepan de las promesas del Señor, y crean en el evan-gelio y tengan confianza en los méritos de Jesucristo, y seanglorificados por medio de la fe en su nombre, y se salvenmediante su arrepentimiento” (D. y C. 3:16–20; cursivaagregada).

En la sección 5, el Señor tiene mucho que decir sobrela importancia del Libro de Mormónen la restauración del Evangelio. ElSeñor le recordó a José: “tienes undon para traducir las planchas; y éste esel primer don que te conferí; y te hemandado no profesar tener ningúnotro don sino hasta que mi propósito[la traducción y publicación del Librode Mormón] se cumpla” (D. y C. 5:4;cursiva agregada). El Señor le dejóbien claro a Su siervo José Smith queel Libro de Mormón tenía que sertraducido y estar disponible antes deque Su gran obra de los últimos díassiguiera adelante.

También en la sección 5, versículos del 5 al 16, elSeñor explicó por qué el Libro de Mormón es tan impor-tante en el establecimiento de Su reino en la tierra. Enesos versículos el Señor empleó de forma repetida la frasemis palabras para referirse al Libro de Mormón, el cualpronto iba a salir a luz “mediante” el profeta José Smith(véase también 3 Nefi 21:9–11). El Señor declaró que silos hijos de los hombres “no quieren creer mis palabras[contenidas en el Libro de Mormón], no te creerían a ti,mi siervo José” (D. y C. 5:7; cursiva agregada).

Estos breves versículos ilustran la gran verdad decla-rada por el profeta José en cuanto a “que el Libro deMormón [es]... la clave de nuestra religión” (Enseñanzasdel Profeta José Smith, pág. 233). Un testimonio de la divi-nidad y la veracidad del Libro de Mormón confirma queJesús es el Cristo, que José Smith es un profeta verdadero

El Señor le decl

Cowdery, escriba

“En [el Libro de

hallan escrita

cosas concernien

mento de mi

evangelio y

F E B R E R O

y que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ÚltimosDías, tal como la organizó el profeta José, es verdadera.Con un testimonio tal del Espíritu, las almas valientes detodas las naciones de la tierra están abrazando elEvangelio restaurado (véase D. y C. 5:16).

En Doctrina y Convenios 6:9, el Señor instruyó a OliverCowdery que “[ayudara] a que [saliera] a luz mi obra”. Dehecho, Oliver fue un instrumento en sacar a luz el Libro de

Mormón, que contiene la “plenituddel evangelio” (véase D. y C. 20:8–9;27:5; 42:12; 135:3). El Señor enviaríaa Sus siervos con este registro en lamano para “[hacer] una obra maravi-llosa entre los hijos de los hombres,para convencer a muchos de ellos desus pecados, para que se arrepientan ylleguen al reino de mi Padre” (D. y C.18:44).

La sección 17 de Doctrina yConvenios contiene uno de los testi-monios más claros y poderosos detodos los que se han registrado en

cuanto al Libro de Mormón. El Señor Jesucristo, dequien el Libro de Mormón es “otro testamento”, declaraque “mi siervo José Smith, hijo... ha traducido el libro[de Mormón], sí, la parte que le he mandado; y vivevuestro Señor y vuestro Dios, que es verdadero” (D. y C.17:5–6).

¿Quién puede leer u oír ese testimonio y tener dudaalguna en cuanto a la estima que el Señor tiene por elLibro de Mormón? Es algo serio oír o leer estas palabrasy meditar en ellas, pues son suficientes para condenarnossi alguna vez rechazamos el libro o no somos fieles a lacausa de Cristo y Su reino (véase D. y C. 5:15,18).

En junio de 1829, el Señor declaró a Oliver Cowdery,escriba del Profeta, este poderoso testimonio de la vera-cidad e importancia del Libro de Mormón: “He aquí, tehe manifestado por mi Espíritu en varias ocasiones, quelas cosas que has escrito son verdaderas...

aró a Oliver

del profeta:

Mormón] se

s todas las

tes al funda-

iglesia, mi

mi roca”.

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“Y... te mando que confíes en las cosas que estánescritas;

“porque en ellas se hallan escritas todas las cosasconcernientes al fundamento de mi iglesia, mi evangelio y miroca.

“De modo que si edificas mi iglesia sobre el funda-mento de mi evangelio y mi roca, las puertas del infiernono prevalecerán en contra de ti” (D. y C. 18:2–5; cursivaagregada). De este modo, el Libro deMormón contiene las enseñanzasfundamentales de la Iglesia restau-rada de Jesucristo, tal como el Señormismo lo testificó.

La sección 20 contiene un tratadoextenso sobre el Libro de Mormón.Resulta significativo que la revela-ción para organizar formalmente laIglesia no se haya dado sino hastaque el Libro de Mormón estuvotraducido y publicado. Después deconfirmar que José Smith y OliverCowdery fueron debidamentellamados de Dios y autorizados para organizar y dirigir SuIglesia, el Señor declaró lo siguiente:

“[Dios] le dio [al profeta José Smith] poder de lo altopara traducir el Libro de Mormón, por los medios prepa-rados de antemano,

“el cual contiene la historia de un pueblo caído, y laplenitud del evangelio de Jesucristo a los gentiles ytambién a los judíos;

“el cual se dio por inspiración, y se confirma a otrospor la ministración de ángeles, y por ellos [los TresTestigos] se declara al mundo;

“probando al mundo que las Santas Escrituras sonverdaderas, y que Dios inspira a los hombres y los llamaa su santa obra en esta edad y generación, así como en lasantiguas;

“demostrando por este medio que él es el mismo Diosayer, hoy y para siempre...

El Señor ha m

los santos que “

nuevo convenio

Libro de Morm

de hablar, sin

de acuerdo c

he escr

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“Teniendo, pues, tan grandes testigos [José Smith, losTres Testigos, los Ocho Testigos e incluso aquellos querecopilaron el Libro de Mormón], por ellos será juzgadoel mundo, sí, cuantos desde ahora en adelante lleguen atener conocimiento de esta obra [el Libro de Mormón].

“Y los que la reciban con fe, y obren con rectitud, reci-birán una corona de vida eterna” (D. y C. 20:8–14).

En la sección 84 el Señor hizo otra alusión significa-tiva y dio una seria amonestacióncon respecto al Libro de Mormón. ElSeñor dijo a los santos en 1832:

“Y en ocasiones pasadas vuestrasmentes se han ofuscado a causa de laincredulidad, y por haber tratado lige-ramente las cosas que habéis recibido,

“y esta incredulidad y vanidadhan traído la condenación sobre todala iglesia.

“Y esta condenación pesa sobrelos hijos de Sión, sí, todos ellos;

“y permanecerán bajo esta conde-nación hasta que se arrepientan

y recuerden el nuevo convenio, a saber, el Libro de Mormóny los mandamientos anteriores que les he dado, no sólo de hablar, sino de obrar de acuerdo con lo que he escrito” (D. y C. 84:54–57; cursiva agregada).

En diversas ocasiones, el presidente Ezra Taft Bensonexhortó a los miembros de la Iglesia a estudiar y aemplear los preceptos del Libro de Mormón, y a ceñirse aellos, para librarse de esa misma condenación pronun-ciada sobre los primeros Santos de los Últimos Días(véase A Witness and a Warning, 1988, págs. 6–8).

andado a

recuerden el

, a saber, el

ón... no sólo

o de obrar

on lo que

ito”.

CONCLUSIÓN

Ciertamente, el Señor tiene mucho que decir sobre elLibro de Mormón en Doctrina y Convenios. Estos dosvolúmenes de Escritura son, de hecho, testigos insepara-bles y poderosos de la divinidad de Cristo y de Su granobra de los últimos días. El presidente Benson explicó la

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importante relación que existe entre estos dos librossagrados:

“Excluyendo los testigos del Libro de Mormón, el librode Doctrina y Convenios es sin duda el testigo y laevidencia externa más grande que tenemos del Señor deque el Libro de Mormón es verdadero...

“Doctrina y Convenios es el eslabón entre el Libro deMormón y la obra continua de la Restauración a travésdel profeta José Smith y sus sucesores...

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“El Libro de Mormón lleva a los hombres a Cristo.Doctrina y Convenios lleva a los hombres al Reino deCristo...

“El Libro de Mormón es la ‘piedra angular’ de nuestrareligión, y Doctrina y Convenios es la ‘piedra de corona-miento’, con la revelación moderna constante. El Señorha puesto su sello de aprobación en ambas piedras” (“ElLibro de Mormón y Doctrina y Convenios”, Liahona,julio de 1987, pág. 85). �

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Estas respuestas se dan como ayuda y orientación para los miem-bros de la Iglesia, y no como doctrina religiosa.

ILUSTRACIÓN FOTOGRÁFICA POR JED CLARK.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

¿Por qué nuestro amorosoPadre Celestial permiteque ocurran cosas malas a gente inocente?

LA RESPUESTA DE LIAHONA:

Nuestra estancia terrenal incluyeexperiencias desagradables talescomo la enfermedad, la soledad, lasheridas, la calamidad, la injusticia yla muerte. La vida tal vez no nosparezca siempre “justa”.

La pregunta de que por quépermite Dios que ocurran cosasmalas a gente inocente nos la hemoshecho la mayoría de nosotros enalgún momento. El Evangelio nosayuda a comprender la necesidad dela adversidad. Si entendemos el plande salvación y contemplamos nues-tras experiencias con una perspec-tiva eterna, quizás lleguemos aentender y a aceptar las lecciones dela mortalidad como algo necesariopara nuestro crecimiento espiritual.Reconocemos que somos bendecidoscon el albedrío para elegir cómoreaccionar ante tales lecciones.

En 1955, el élder Spencer W.Kimball, por entonces miembro delQuórum de los Doce Apóstoles,respondió a esa pregunta en undiscurso llamado “¿Tragedia o

destino?”, en el que, tras enumerar

diversas tragedias, hacía las siguientespreguntas:

“¿Fue acaso el Señor quien causóque el avión se precipitara contra lamontaña para acabar con las vidasde todos sus pasajeros, o fueron lasfallas mecánicas o errores humanosla verdadera causa?

“¿Fue acaso nuestro PadreCelestial quien causó el choqueautomovilístico que llevó a seispersonas a la eternidad, o fue unerror de un conductor que hizo casoomiso de las señales de tránsito?

“¿Fue Dios quien le quitó la vida ala joven madre, o quien incitó alniño a acercarse y caer al canal, oquien impulsó al otro pequeño acaminar justamente por donde veníael automóvil?

“¿Fue el Señor el responsable delataque cardíaco que sufrió aquelhombre? ¿Fue prematura la muertedel misionero?” (véase La fe precedeal milagro, 1983, pág. 95).

Y prosiguió:“Respondan ustedes a estas

preguntas, si les es posible. Yo no

puedo darles la respuesta, pues aun

L I A H O N A

22

cuando sé que Dios obra grande-mente en nuestras vidas, no puedodecir hasta qué punto Él causa quesucedan algunas cosas o simple-mente permite que pasen otras.Cualquiera que sea la verdaderarespuesta, yo sí puedo darles otra dela cual estoy totalmente seguro.

“¿Pudo haber evitado el Señorque sucedieran estas tragedias? Yoles contesto que sí. El Señor esomnipotente y posee todo el poderpara controlar nuestras vidas,librarnos del dolor, prevenir los acci-dentes, manejar los aviones y losautomóviles, alimentarnos, prote-gernos, ahorrarnos el esfuerzo deltrabajo y los sacrificios, librarnos delas enfermedades y aun de la muerte,todo esto si Él lo quiere; pero no lohará...

“La ley básica... prescribe el usodel albedrío y da la oportunidad deldesarrollo eterno. Forzarnos a serprudentes o rectos sería como anularla ley fundamental e imposibilitar elcrecimiento...

“Si consideráramos la mortalidad

como el todo de la existencia,
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Ruben C. dela Cuadra

Rei Cheng Tsai

entonces las penas, las aflicciones,los fracasos y la muerte prematuraserían una calamidad. Mas, si alcontrario, vemos la vida como algoeterno que se extiende más allá del pasado premortal y se prolongahasta el futuro eterno postmortal,entonces debemos colocar cadasuceso que acontece en su propiaperspectiva.

“¿Es que no podemos ver la sabi-duría de Dios al darnos pruebas a lascuales sobreponernos, responsabili-dades que podamos cumplir, trabajoque vigorice nuestros músculos ypenas que pongan a prueba nuestrasalmas? ¿No se nos expone a lastentaciones para probar nuestrafortaleza, a la enfermedad paraprobar nuestra paciencia, y a lamuerte para que podamos ser un díainmortalizados y glorificados?

“Si todos los enfermos por quienesoramos fueran sanados, y todos losjustos protegidos, y si todos los peca-dores fueran destruidos, se anularíaasí todo el programa de nuestroPadre y se daría fin al principio másbásico del Evangelio, el albedrío, ynadie tendría que vivir por la fe.

“Si al hacedor del bien se lerecompensara inmediatamente congozo, paz y todo lo que mereciera,entonces no existiría el mal; todosharían el bien, mas no por lasrazones justas. No habría, por ende,prueba de fortaleza, ni desarrollo delcarácter, ni crecimiento y expansiónde poderes, ni albedrío, sino única-mente controles satánicos.

“Si el Señor contestara todasnuestras oraciones inmediatamentedespués de hacerlas, de acuerdo connuestros deseos egoístas y nuestralimitada comprensión, entoncesexistiría muy poco o ningún sufri-

miento, dolor, decepción, o ni la

F E B R E R O

muerte aun; y si éstos no existieran,tampoco habría gozo, éxito, resu-rrección ni vida eterna y divinidad”(véase La fe precede al milagro, págs.95–97).

Sí, puede que algunos precipita-damente culpen a nuestro PadreCelestial por no impedir las cosasmalas que nos pasan a nosotros y anuestros seres queridos. Algunoshasta se vuelven amargados; perouna vez que pasemos el umbral de lamuerte y veamos con una perspec-tiva eterna, sin duda que lo alaba-remos por Su misericordia, Su amory Su sabiduría al permitirnos tenerprecisamente esas experiencias quetienen por objeto ayudarnos aalcanzar nuestro pleno potencialeterno y llegar a ser aun como Él es.

LAS RESPUESTAS DE LOS LECTORES

Todos sufrimos, pero el sufri-miento no siempre es consecuenciadel pecado; a veces tiene un propó-sito mayor, parte del cual es nuestraeducación. Nuestro Padre Celestialnos ama sin reservas. Él conocenuestras virtudes y debilidades, ynosotros sabemos que esta vida es untiempo de preparación, un tiempopara aprender y progresar. Todo loque tenemos que hacer es perseverarcon fe y confiar en el Señor, trabajardiligentemente para vencer nuestrosdesafíos y evitar quejarnos contra Él.Ruben C. dela Cuadra,

Barrio Narvacan,

Estaca Narvacan, Filipinas

Cuando consideremos las penu-rias y las tribulaciones comopeldaños para regresar a nuestrohogar celestial, les haremos frentecon valor y sabiduría, pues busca-remos guía y fortaleza en el Señor,

tendremos la fe de que recibiremos

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Ivonete Macedo de Almeida

Franck William N’Sondi

Nelfa Awing Gumarang

Stella ’Ajilong

consuelo y recompensas ya sea enesta vida o en la venidera.Rei Cheng Tsai,

Rama P’ingtung,

Distrito P’ingtung Taiwán

Dios permite que la gente utiliceel albedrío; de manera que, sialguien lastima a una personainocente, será juzgado por ello y a lapersona herida se le hará restituciónen el debido tiempo, aun cuando nosea en esta vida.

Mas cuando algo malo le ocurre auna persona inocente debido a unacatástrofe natural, puede quetambién en ello haya un propósitodivino. Quizás sea para alertarnos encuanto a algo; tal vez sea una pruebade nuestra fe, o que quizás nosproporcione una oportunidad paraservir a nuestro prójimo.Ivonete Macedo de Almeida,

Barrio Jardim Maria do Carmo,

Estaca São Paulo, Brasil

Los Santos de los Últimos Díasson bendecidos por el hecho deconocer los propósitos y los objetivosdel plan de salvación. Sabemostambién que nuestras tribulaciones,persecuciones y pruebas son comouna escalera que nos eleva haciaDios. El himno “¡Oh, está todobien!” (Himnos, Nº 17) nos enseña larespuesta a esta pregunta: ¿Por quédesanimarnos cuando sabemos quela felicidad eterna nos aguarda?Franck William N’Sondi,

Rama Ouenze,

Distrito Brazzaville, República del Congo

La muerte de mi padre hace unosaños fue algo muy difícil para mifamilia. Fervientemente oré y lepregunté al Señor qué habíamoshecho para merecer tan desafortu-

nado acontecimiento. Entonces, el

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Espíritu Santo me confirmó que lamuerte de mi padre podía en realidadfortalecer nuestra fe en Jesucristo.Siempre debemos recordar que laadversidad puede fortalecernos y queforma parte del plan de nuestro PadreCelestial.Nelfa Awing Gumarang,

Rama Tuao,

Misión Filipinas Ilagan

En ocasiones, nuestro PadreCelestial permite que mueranpersonas inocentes para que puedanentrar en Su reposo y Su juiciodescienda sobre los inicuos (véaseAlma 60:13). Él ha prometido queaquellos que mueran en Él “nogustarán la muerte, porque les serádulce” (D. y C. 42:46)Stella ‘Ajilong,

Rama Kololo,

Distrito Kampala, Uganda

Si nuestros lectores desean que esta sección de PREGUNTAS YRESPUESTAS sea más útil, sírvansecontestar la pregunta que aparece a conti-nuación. Envíen su respuesta antes del 1ºde abril de 2001 a: QUESTIONS AND ANSWERS 04/01, Liahona,Floor 24, 50 East North Temple Street,Salt Lake City, UT 84150–3223, USA;o a la dirección de correo electró[email protected]. Larespuesta que envíen puede estar escrita amáquina o con letra legible en su propioidioma. A fin de que su respuesta se tomeen consideración, debe incluir su nombrecompleto, edad, dirección, barrio y estaca(o rama y distrito). Si es posible, incluyansu fotografía; ésta no se devolverá. Sehará una selección representativa de todaslas respuestas.

PREGUNTA: ¿Qué podemos hacercuando la gente habla en la escuela de

cosas inapropiadas? �

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MENSAJE DE LAS MAESTRAS VISITANTES

PONGÁMONOS TODA LA ARMADURA DE DIOS

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Es el momento de entregarnosal Maestro y permitirle quenos guíe a campos fructíferos

donde podamos enriquecer unmundo lleno de obscuridad y sufri-miento”, dijo la hermana Mary EllenSmoot, presidenta general de laSociedad de Socorro. “Cada una denosotras, no importa quiénes seamosni dónde prestemos servicio,debemos servirnos y aprovechar almáximo cada oportunidad que senos presente. Debemos seguir elconsejo del Señor y de Sus siervos yhacer de nuestro hogar una casa deoración y un refugio de seguridad.Podemos y debemos profundizarnuestra fe al aumentar nuestraobediencia y nuestro sacrificio”(véase “Alégrense, hijas de Sión”,Liahona, enero de 2000, pág. 114).

En ocasiones quizás parezca difícilelevarse por encima de lo mundanohacia ese nivel de rectitud, pero alesforzarnos por “[tomar] toda laarmadura de Dios”, seremos capacesde “resistir en el día malo” (Efesios6:13).

CÓMO PONERSE LA ARMADURA

DE DIOS

El presidente N. Eldon Tanner(1898–1982), Primer Consejero dela Primera Presidencia, observó que“aquellos que se invisten de esaarmadura, es decir, que guardantodos los mandamientos de Dios, soncapaces de resistir al adversario”.

Y prosiguió: “¿Estudiamos lasEscrituras a fin de aumentar nuestrafe y nuestro testimonio del Evangelio?¿Somos honrados y verídicos en nues-tros tratos? ¿Santificamos el día dereposo? ¿Cumplimos con la Palabrade Sabiduría? ¿Pagamos un diezmoíntegro?... ¿Somos virtuosos, limpios ypuros de corazón, mente y acciones?

“¿Luchamos contra los males quenos rodean?... ¿Tenemos valor paradefender nuestras convicciones?¿Podemos decir con sinceridad queno nos avergonzamos del Evangeliode Cristo? ¿Vivimos en paz con nues-tros vecinos, evitando chismes,murmuraciones y rumores falsos?¿En verdad amamos a nuestroprójimo como a nosotros mismos?

“Si podemos contestar sí a todasestas preguntas, podremos decirentonces que nos hemos investido

con toda la armadura de Dios, la cual

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nos protegerá del mal y nos preser-vará de nuestros enemigos” (véase“Investíos con la armadura de Dios”, Liahona, agosto de 1979, págs.61, 64).

UNA RENOVACIÓN ESPIRITUAL

DIARIA

La hermana Lucille Johnson, delBarrio Timpanogos Park 1, EstacaOrem Norte, Utah, que actualmentetiene 80 años, aprendió a tempranaedad en la vida a ponerse la “arma-dura” espiritual al comienzo de cadadía. Ella recuerda: “Me levantabatemprano por la mañana antes deque lo hicieran mi esposo y mis hijos.Aprendí que, arrodillada en laquietud de la sala, podía comenzar asuplicarle a nuestro Padre por misnecesidades de ese día, lo cual metraía una gran paz. Y supe que Él erami ayudante y mi protector. A conti-nuación abría mis Escrituras y parti-cipaba de su guía e inspiración.Antes de volver a ponerme de piepara dar comienzo a mis tareas, solao con niños pequeños, o con adoles-centes o con mi esposo en el ejércitoen medio de una guerra, sabía quetendría la capacidad de lograr misobjetivos.

“Por eso creo en apartar untiempo en la quietud de lastempranas horas de la mañana paraestudiar y orar. De esa forma ustedesdarán comienzo al día con una reno-vación de su espíritu y estarán verda-deramente listas para lo que ese día

nos depare”. �

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EL COMPARTIR EL EVANGELIO CON PAPÁ

por Sheila R. Woodard

Papá creció en el este de los EstadosUnidos y mamá se crió en un hogarSanto de los Últimos Días de Utah. Se

conocieron mientras trabajaban enCalifornia y se cortejaron durante variosmeses. Cuando papá regresó a la casa de suspadres, echaba de menos a mamá y volviópor ella. Poco sabía él el efecto que la deci-

sión de casarse con una joven Santo de losÚltimos Días tendría en el resto de su vida.

Debido a que mamá y papá amaban a susrespectivas familias, les resultaba difícildecidir dónde vivir. Cuando mi hermano y yoéramos pequeños, nuestra familia se mudóvarias veces entre Utah y la costa del este.Cuando vivíamos en el Este, a veces papá nos

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llevaba a un pueblo cercano para que pudiésemos asistira la rama de la Iglesia. Él no se sentía cómodo al asistircon nosotros, por lo que nos esperaba en el coche.

Cuando hacía buen tiempo, buscábamos un árbol quediera sombra, bajo la cual nos sentábamos después desalir de la Iglesia y papá sacaba el cesto del almuerzo delcoche. Mientras comíamos, mamá nos animaba a mihermano y a mí a contarle a papá lo que habíamos apren-dido en la reunión sacramental.

Cuando nos mudamos al Oeste para vivir cerca de lafamilia de mamá, íbamos a la Iglesia con más frecuencia,y aunque ya no teníamos comidas campestres, disfrutá-bamos de unos almuerzos maravillosos en la mesa delcomedor. Cada domingo le contábamos a papá lo quehabíamos aprendido en la Iglesia.

No fue sino hasta que mi hermano y yo fuimosmayores que nos dimos cuenta de lo mucho que nos está-bamos perdiendo porque papá no iba a la Iglesia connosotros. Nos dimos cuenta de que si queríamos quefuera con nosotros, tendría que estudiar y ser bautizado.De ese modo comenzaron nuestros incesantes esfuerzospor compartir el Evangelio con papá. Pero a medida quelos meses se convertían en años, a veces nos preguntá-bamos si algún día se bautizaría.

Cuando yo tenía nueve años, nació otro hermanito yuna vez más papá escuchó todas las clases de la Primariaa la hora de la comida. Para entonces, papá nos acompa-ñaba a la Iglesia de vez en cuando. Hasta invitaba a losmisioneros a comer y escuchaba las charlas, pero no secomprometía a bautizarse.

Cuando mi hermano mayor fue llamado a servir enuna misión, nos dimos cuenta de que nuestro pequeñogrupo de misioneros iba a verse muy reducido. “No sepreocupen”, nos aseguró mi hermano. “Seguiré traba-jando con papá desde el campo misional”. Y fue fiel a supalabra. En casi cada carta que envió a casa, se notaba sugran celo misional y siempre hacía la pregunta de oro:“Papá”, escribía, “¿cuándo te vas a bautizar?”. Peroaunque papá recibió las charlas misionales una y otra vez,todavía no se sentía preparado.

Cuando cumplí veintiún años, recibí mi llamado

misional para servir en Uruguay. Escribía a casa cada

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semana y siempre incluíaexperiencias misionalespositivas; hablaba de losbautismos que habíamos tenido y preguntaba: “¿Papá,cuando te vas a bautizar?”.

El día que cumplí veintidós años, recibí una tarjeta decumpleaños con un mensaje de mamá. “Tu padre estárecibiendo las charlas misionales otra vez”, escribió.“¡Esta vez se ha comprometido a bautizarse!”.

A partir de ese momento, siempre que llegaba unacarta de casa, esperaba leer la noticia de que papá sehabía bautizado; pero ésa nunca llegó. Entonces recibíuna breve nota de mi madre: “Tu padre ha decidido nobautizarse en esta ocasión”. Se me estremeció elcorazón. ¿Qué había ocurrido? ¿Hubo algo en algunade mis cartas que hizo que papá se retractara? Durantelos meses siguientes oré mucho por él. Seguí escri-biendo, animándole a permanecer en contacto con losmisioneros.

Seis meses después, recibí un mensaje asombroso:“Tiene que llamar a casa de inmediato”. Alarmadas, micompañera y yo corrimos hasta los locutorios dondepodíamos hacer llamadas internacionales. Una operadorame indicó que aguardara en una de las cabinas mientrasella realizaba la llamada.

Tomé el teléfono en cuanto sonó. Mi madre estaba enla línea. “¿Qué ha pasado?”, pregunté angustiada.

“Sheila”, respondió con una voz llena de felicidad yemoción, “tu padre se ha bautizado hoy. Se levantó estamañana y dijo: ‘Quiero bautizarme. ¿Podrías llamarle alobispo para preguntarle si está bien que lo haga hoy?’. Asíque llamé al obispo y él lo preparó todo”. Mi hermanomayor había efectuado la ordenanza en el centro dereuniones al mediodía.

Mientras me hablaba mi madre, mis temores se desva-necieron y mi corazón se llenó de gozo y agradecimiento.Después de todos esos años de trabajar, aguardar y orar,por fin éramos una familia en la que todos eran miembrosde la Iglesia. �

Sheila R. Woodard es miembro del Barrio Idaho Falls 28, Estaca Idaho

Falls Central, Idaho Falls.

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Las palabras del Profeta vivienteR E F L E X I O N E S Y C O N S E J O S D E L P R E S I D E N T E G O R D O N B . H I N C K L E Y

TODO HOMBRE JOVEN DEBE SER UN

MISIONERO

“Debiera ser la ambición, eldeseo, la experiencia anhelada detodo hombre joven de esta Iglesia elsalir e ir entre el mundo comomaestro del Evangelio eterno, comomisionero de La Iglesia de Jesucristode los Santos de los Últimos Días.No sé a dónde irán... pero será unaexperiencia tremenda y maravillosapara ustedes. Vivirán más cerca delSeñor, orarán como jamás lo hanhecho antes, enseñarán y harán ungran bien que será una bendición enla vida de ustedes por el resto de susdías.

“Quiero instarles a ahorrardinero, a prepararse, a pensar y soñary orar para tener la experiencia deservir en una misión para La Iglesiade Jesucristo de los Santos de losÚltimos Días”1.

CÁSENSE CON UN MIEMBRO DE LA

IGLESIA

“Debemos casarnos con alguienque sea miembro de la Iglesia.Nuestra vida será más rica y feliz sinos casamos con alguien de laIglesia... Creeremos en las mismascosas; no discutiremos por ladoctrina ni por nada semejante”2.

LA OPOSICIÓN A LA IGLESIA

“La oposición es fruto de la faltade entendimiento. En la medida en

que seamos capaces de dar a las

personas una mayor comprensión deesta Iglesia, de sus motivos, suhistoria, sus prácticas y sus percep-ciones, esta oposición se desvane-cerá, adoptará una postura diferente.Tal vez todavía haya oposición, masno se nos expulsará de Nauvoo ni deMisuri bajo la nieve, ni nada por elestilo. Será diferente y probable-mente más compleja y más difícil deenfrentar en algunas circunstan-cias”3.

LA PROMESA DE LA VIDA ETERNA

“El Señor en Su gran miseri-cordia, en Su amor por nosotros, hahecho posible que estemos unidosbajo la autoridad del santo sacer-docio en una relación que perdurarámás allá de la muerte, y sobre la cualésta no tendrá control. Y ningúngran hombre o mujer de gobierno,ningún líder militar, ninguna granpersona de negocios, ningún graneducador ni ningún gran profesionalpuede hacer este tipo de promesa.Puede que logre los honores máselevados de los hombres, mas notendrá control alguno sobre eldestino de éstos cuando crucen laantesala de la muerte”4.

LA DIGNIDAD PARA ENTRAR EN EL

TEMPLO

“Obtengan una recomendaciónpara el templo y, mientras vivan,jamás piensen, ni digan ni hagan

nada que les impida obtener esa

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recomendación. Si en su vidacumplen con todos los requisitos dela recomendación, pueden estarseguros de que están viviendo elEvangelio y haciendo lo que el Señorespera de ustedes”5.

RECONOZCAN AL SEÑOR

“Es sumamente importante que nopermitan que la alabanza y la adula-ción se les suba a la cabeza. La adula-ción es veneno. Nunca olviden elhecho de que el Señor les ha puesto austedes donde están de acuerdo conSus propósitos, los cuales ustedes nocomprenden. Reconozcan al Señor encualquier cosa buena que ustedeslogren y denle a Él el mérito y lagloria, y no se preocupen de queustedes reciban lo mismo. Si soncapaces de hacerlo, todo les irá bien yseguirán adelante con amor y congran respeto por las personas, y seesforzarán por cumplir aquello que suoficio requiera de ustedes” 6.

CREAN EN USTEDES MISMOS

“Crean en ustedes mismos; creanen su capacidad para hacer cosasgrandes, buenas y dignas; crean en sunaturaleza interior, la naturalezadivina, de que realmente son hijos ehijas del Dios viviente. Hay algo dedivinidad en cada uno de ustedes, algoelevado y noble. Elévense por encimade la suciedad y la basura de la tierra ycaminen por un plano más elevado

con la cabeza erguida, creyendo en
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NOTAS1. Reunión, Singapur, 20 de enero de

2000.

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ustedes mismos y en su capacidad parahacer lo bueno en el mundo y surtirun influencia benéfica”7.

2. Reunión, Jakarta, Indonesia, 28 deenero de 2000.

3. Entrevista con Deseret News, 25 defebrero de 2000.

4. Reunión, Guayaquil, Ecuador,31 de julio de 1999.

5. Reunión, Centro de laUniversidad Brigham Youngen Jerusalén, 21 de marzo de1999.

6. Entrevista conDeseret News, 25 defebrero de 2000.

7. Conferenciaregional, Oahu, Hawai,22 de enero de 2000.

8. Reunión, Jakarta,Indonesia, 28 de enerode 2000

¿QUÉ ESPERA EL SEÑOR?

“¿Qué espera el Señor de nosotroscomo Santos de los Últimos Días?¿Qué espera Él de mí como miembrode esta Iglesia? Él espera que pormedio de la forma en que vivo mivida demuestre el amor que tengopor Dios. Amarás al Señor tu Dioscon todo tu corazón, y con toda tualma, y con toda tu mente; y amarása tu prójimo como a ti mismo (véaseMateo 22:37–39).

“En el corazón de un Santo de losÚltimos Días no hay lugar para laamargura, la rudeza ni el rencorhacia ninguno de los hijos e hijas deDios. Puede que no sean de nuestrafe, pero tenemos la obligación detratarles como hijos e hijas denuestro Padre Celestial.

“Él espera que desarrollemos ennuestro corazón y en nuestra vida unamor profundo por el SeñorJesucristo, el Salvador y Redentordel mundo, amor que hallará sumejor expresión en el servicio querindamos a los demás.

“Él espera que cada uno de noso-tros sea un miembro fiel de la Iglesia;que hagamos lo que se nos pidahacer, que adelantemos la obra y quesirvamos dondequiera que se nosllame para servir y edificar el reino

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en el mundo” .
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Somos hijos e hijas de Dios. Las implica-ciones de este hecho son profundas.Debido a que “hay algo de divinidad en

cada uno de [nosotros]”, explica el presidenteGordon B. Hinckley, tenemos el poder decaminar “por un plano más elevado... creyendoen [nosotros] mismos y en [nuestra] capacidadpara hacer lo bueno en el mundo y para surtiruna influencia benéfica”. Nuestra vidase revitaliza gracias al conocimientode que si vivimos a la altura de lasexpectativas que nuestro PadreCelestial tiene de nosotros, Élcumplirá Sus promesas (véase D. y C. 82:10) ❦ ¿Y qué espera

Él de nosotros? El presidente Hinckley explica:“Él espera que desarrollemos en nuestrocorazón y en nuestra vida un amor profundo porel Señor Jesucristo, el Salvador y Redentor delmundo, amor que hallará su mejor expresión enel servicio que rindamos a los demás” (“Palabrasdel Profeta viviente”, Liahona, febrero de 2001,

págs. 28–29). ❦ Tal como lo demuestran lossiguientes relatos, con frecuencia

nuestro amor por el Salvador seexpresa de manera apacible ysencilla al intentar surtir unainfluencia positiva, tanto en lavida de los demás como en lanuestra.

Hagamos lo que el Señorespera de nosotros

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VOCES DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS

Mientras iba de una estantería a

otra, hojeando libro tras libro,

divisé un libro con una cubierta

azul claro, gastada y descolorida.

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Cómo me encontró elLibro de Mormónpor Kwame Opare

Hace unos años entré en unalibrería de Kumasi, Ghana.

Mientras iba de una estantería aotra, hojeando libro tras libro, diviséuno que tenía una cubierta azulclaro, gastada y descolorida. Teníapor título Libro de Mormón. Lotomé, le quité el polvo y leí unascuantas líneas. No pude entender loque leí ni pude relacionarlo con laBiblia, pero mientras lo sostenía en

las manos, tuve la impresión de que

se trataba de un libro de Escritura.Sin embargo, como lo había hechocon los otros libros que había esco-gido, lo puse de vuelta en la estan-tería y proseguí mirando otrosejemplares.

Unos minutos más tarde, meencontré en la misma zona de lalibrería y una vez más me percaté dellibro azul. Esta vez eché un vistazo alíndice de materias y hallé un buen

número de nombres extraños y

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desconocidos. Si es un libro deEscritura, pensé, ¿por qué no encuentroesta información en la Biblia? Intentéleer un par de versículos, pero nopude entenderlos y, tal como habíaocurrido anteriormente, lo puse denuevo en la estantería.

Seguí buscando un libro tras otrohasta que, por tercera vez, volví a eseLibro de Mormón. Lo abrí y hallé una

RTenía por título Libro de Mormón.

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sección llamada Mosíah. ¿Está estenombre en la Biblia?, me pregunté.Mi conocimiento de las Escriturascomenzaba y finalizaba con la Biblia yese libro azul me tenía confuso.Sentía como si hubiera una lucha enmi interior. Nunca había oído hablarde ese libro, pero era como si ya loconociera. Poco después, me encon-traba comprando el libro.

Durante muchos años el Libro deMormón permaneció en mi biblio-teca sin ser leído. Intenté leerloalgunas veces pero, simplemente, nopodía identificarme con él.

Con el tiempo me trasladé deGhana a Alemania. A mi llegada,comencé a buscar un lugar de adora-ción. Asistí a un buen número deiglesias, pero en ninguna me sentíacómodo, por lo que finalmentecomencé a orar y ayunar para saberdónde adorar. Pasó todo un mesantes de que recibiera una respuesta.

En mi edificio de apartamentosvivían personas de muchos paísesdiferentes, de entre los cuales desta-caba una pareja que a veces visitabaa un amigo mío. No eran ricos pero sepreocupaban por nosotros de muchasmaneras. Entonces, un día invitarona mi amigo a ir a la iglesia con ellos yél me extendió la invitación a mí. Lepregunté: “¿A qué iglesia vamos?”.

Él contestó que íbamos a LaIglesia de Jesucristo de los Santos delos Últimos Días, y yo le dije quemientras predicasen de Cristo, notendría inconveniente en ir con él.

El día llegó y nos fuimos a laiglesia. Miré a mi alrededor a un marde rostros desconocidos, pero miprimera impresión fue la de calidez yde que era bienvenido. También me

alegró el ver a hombres jóvenes

administrando la Santa Cena, algoque jamás había visto en ningunaotra parte.

Después de la reunión sacra-mental, a aquellos que íbamos porprimera vez se nos invitó a asistir a laclase de Principios del Evangelio. Eltema que se iba a tratar aquel día erala naturaleza eterna de la familia yme maravilló lo que oí. La claseterminó demasiado pronto y lepregunté al maestro si iba a conti-nuar con ese tema a la semanasiguiente, a lo que respondió que sí;así que decidí regresar el próximodomingo.

La siguiente reunión fue la delsacerdocio, con una lección quetrataba sobre las finanzas familiares.¡Vaya qué iglesia!, pensé. ¡El Evangelioy la administración del hogar, todo enuno!

Después de la reunión del sacer-docio, la pareja que nos llevó a laiglesia, reconociendo mi interés, mepreguntó si me gustaría recibir lascharlas sobre el Evangelio restau-rado. “Por supuesto”, les dije. Yentonces, mientras disfrutaba delespíritu de las reuniones del día, derepente recordé aquella tienda en laque compré un ejemplar viejo ydesgastado del Libro de Mormón.Ese incidente, que consideré comoalgo insignificante en aquelmomento, y que por largo tiempohabía olvidado, cobró ahora gransignificado.

Comencé con las charlas y lastomé sin interrupción. Era una dichaaprender el Evangelio de boca de esematrimonio de misioneros, quienesme consideraban no sólo unhermano, sino un hijo. Una vez

terminadas las charlas, fui bautizado.

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Con frecuencia he meditado enesos dos incidentes independientes,pero al mismo tiempo relacionados.¿Por qué iba a entrar alguien en unatienda, encontrar un libro viejo conun título desconocido, leer un par defrases que no podía entender y luegocomprarlo? ¿Tiene sentido alguno?Aún así, creo que gran parte de lo quela lógica no puede explicar, en realidadtiene mucho sentido para el Señor. Élprepara nuestro camino y cuandoestamos listos para recibir Su palabra,nos conduce hacia la gente apropiadaen los momentos apropiados. Amenudo, mucho antes de que noso-tros comencemos a buscar a Dios, Élya está buscándonos a nosotros.

Kwame Opare es miembro del Barrio

Munich 4, Estaca Munich, Alemania.

La caridad y el pasteldel cíclopepor Nikki O. Nelson

Pocas semanas después de lamuerte inesperada de mi esposo,

llegué a casa del trabajo cansada ydeprimida. Mis hijos me recibieronen la puerta con dos noticias intere-santes: Todavía no teníamos agua(nos habíamos quedado sin sumi-nistro durante la noche) y en unasdos horas había un concurso y ventade pasteles patrocinado por losLobatos y los padres de éstos, y ellosnecesitaban un pastel.

Cuando entré en la cocina, pudever que los platos sucios se habíanmultiplicado de forma alarmante yque apenas había espacio parapreparar el pastel. ¡Y todavíaquedaba por solucionar el problema

del agua!
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Dio comienzo la venta de pasteles.

Mis hijos se subieron sonrientes al

escenario, sosteniendo el grotesco

pastel del ojo.

Encontré una receta sencilla yasigné a un hijo, contra su voluntad,para dar las instrucciones a sushermanos más pequeños. Me cambiéde ropa, busqué una llave inglesa portodo el garaje y descendí al depósitodel agua. Había visto a mi esposoarreglar la bomba en varias ocasionesy no tenía duda alguna de que enpocos minutos estaría funcionando.

Las conexiones parecían estarbien. Sacudí la caja del interruptorpara ver si podía hacerlo funcionar yle di también unos golpecitos con lallave, pero nada; le di una patada a lacañería, y tampoco nada. Me golpeéel dedo al intentar desatornillar elenchufe para cebarlo, pero seguía sinarrancar. Nada funcionó.

Debo de haber pasado una horaen el depósito intentando todo loque se me ocurría y estaba desespe-rada. ¿Qué diablos estoy haciendometida en este agujero golpeando estaestúpida bomba cuando debería estaren una cocina bonita y limpiaactuando como una madre? ¿Por quémis hijos tienen que vivir la vida e ir aactividades de venta de pasteles sin unpadre? ¿Es eso justo?

Incapaz de arreglar el problemadel agua, me di por vencida y lleguéa la reunión, aunque tarde. Me sentéen una silla al fondo de la sala y losniños llevaron su triste y pequeñopastel a la mesa de exposición. Habíapasteles con la apariencia de lossombreros de los Lobatos, pastelescon árboles y pájaros, y con banderasde la patria. Y luego estaba elnuestro, el que mis hijos habíandecorado para parecerse a uncíclope, con un ojo brillante hechode azúcar glaseado de colores escar-

lata y azul, al cual habían añadido

montones de zigzagueantes líneasrojas para darle la apariencia desangre.

Allí estaba yo sentada en la oscu-ridad, lamentando mi suerte, y cuandoya no pude evitar más las lágrimas defrustración, me escabullí al baño.

Una hermana de la Sociedad deSocorro vio que me marchaba y me

siguió, y no pasó mucho tiempoantes de que le contara todo lo suce-dido. Me abrazó y me sugirió elnombre de un par de plomeros deconfianza. ¿Plomeros? ¡Qué granidea! Me parecía algo revolucionario.

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Cuando el agua no funciona en unagranja, se lo dices a tu esposo y élintenta reparar la bomba por un ratoy todo anda bien. ¡Nunca me habíapasado por la mente la idea de llamara un plomero! Me di cuenta de queestaría bien tomar decisiones quefueran diferentes al modo de comomi esposo lo hubiera hecho. Despuésde todo, era posible que las cosas searreglaran.

Hacia el fin de la tarde, diocomienzo la venta de pasteles. Mishijos se subieron sonrientes al esce-nario, sosteniendo el grotesco pasteldel ojo. Una dulce abuelita terminópagando un buen precio por él.Cuando subió al escenario para reco-gerlo, dijo que no sabía exactamentelo que representaba, pero que legustaban los colores. Afortunada-mente, mis hijos se limitaron asonreír y mantuvieron la bocacerrada.

Estas dos maravillosas mujeresconocían la caridad, y de formasencilla ambas vieron una necesidady espontáneamente pusieron manosa la obra para satisfacerla.Probablemente ellas dirían que setrataba de algo pequeño y dudoincluso que recuerden el incidente,pero para mí no fue cosa insignifi-cante.

Jesucristo nos mostró el ejemplo;Él nos enseñó acerca de la caridad.Fue sensible a las necesidades de laspersonas a quienes amaba, y nos amaa todos. De igual modo, nos enseña aser sensibles los unos con los otros, aamarnos, consolarnos y edificarnosmutuamente. Creo que ésa es partede la razón por la que estamos aquí.

Aquel día aprendí que a la hora

de practicar la caridad, a veces las

cosas pequeñas pueden surtir unagran influencia en nuestra vida.

Nikki O. Nelson está sirviendo en la Misión

Australia Brisbane.

Sentí consuelo, pero¿por qué?por Alan L. Olsen

En 1980 servía como misioneroen la Misión Filipinas Cebú,

cuando me trasladaron a una ciudadllamada Ormoc. Normalmente, esedistrito tenía un crecimiento cons-tante, pero durante varios meseshabía habido muy pocos bautismos.

Llegué a Ormoc el 28 de octubrey me reuní con mi nuevo compa-ñero, el élder Alexander. Lasprimeras semanas fueron extremada-mente lentas: teníamos pocas citaspara enseñar y casi ninguna refe-rencia. A pesar de trabajar largashoras y de orar para encontrarpersonas a quienes enseñar, tuvimosmuy poco éxito. Recuerdo haberorado para recibir guía y recibir laconfirmación de que el Señor estabapreparando personas para que lesenseñásemos.

El 15 de noviembre, el élderAlexander y yo estábamos entre-gando folletos en el Barrio Isla Verde,una comunidad situada en unapequeña isla del río Ormoc. Parallegar hasta allí, tuvimos que vadearel profundo río de 23 m de anchoapoyándonos en unas piedras, tareaque resultó ser difícil para nosotros.Sin embargo, los habitantes del lugarutilizaban el sendero de piedras confacilidad.

Mientras estábamos allí, cono-

cimos a Petronilo y a Andrea Ygonia

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y a su nieto, Allan Sueto Sungahid;ellos aceptaron nuestra invitación detener una noche de hogar en su casa.Aquella tarde fue el comienzo deuna hermosa relación. Después dealgunos juegos, presentamos unmensaje del Evangelio y compar-timos nuestro testimonio.

Nuestras visitas a esa familiacontinuaron durante las dos semanassiguientes. Nos llenó de emoción elcontemplar el brillo que cobrabansus rostros. Para fines de noviembrelos tres se habían comprometido abautizarse al mes siguiente.

Nunca olvidaré la experiencia quetuvimos en el hogar de los Ygonia eldía 2 de diciembre mientras les ense-ñábamos el Evangelio. El hermanoLoa, líder misional del barrio, fuecon nosotros a una reunión devecinos que se celebraba en el hogarde los Ygonia. Más de treinta vecinoshabían aceptado la invitación de lafamilia Ygonia para recibir la primeracharla. Al expresar nuestro testi-monio, el Espíritu que se sintió fuetan fuerte que creo que cada uno delos presentes lo percibió.

Explicamos que la sensacióncálida y apacible que cada unoestaba percibiendo era la presenciadel Espíritu Santo. Conmovidos porel Espíritu, invitamos a cada personaque estaba presente en la habitacióna continuar investigando la Iglesia ya comprometerse al bautismo. Todoslos treinta vecinos aceptaron la invi-tación.

El hermano y la hermana Ygonia,su nieto y otras siete personas sebautizaron en diciembre. Una vezmás, la obra había comenzado a pros-perar en Ormoc, debido en gran

parte a la fe de esa buena familia.
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Poco después fui trasladado, yaunque sólo había pasado allí seissemanas, ésas fueron unas de lasmejores de mi vida. Nunca habíatrabajado tanto por una causa tandigna, y nunca me había sentido máscerca del Señor. Durante las seissemanas que serví allí, el Señor nospermitió enseñar y bautizar a nuevealmas, y otras treinta personas seestaban preparando para el bautismo.

Once años más tarde, ennoviembre de 1991, me hallabasentado trabajando en mi despachocuando de repente sentí una fuertesensación de paz y amor. Recibí laimpresión de que alguien había

La familia Ygonia aceptó nuestra

invitación de tener una noche de

hogar en su casa. Aquella tarde

fue el comienzo de una hermosa

relación.

fallecido, pero no podía imaginar dequién se podía tratar. Llamé a miesposa, Susan, a casa y le pregunté sitodo estaba bien. Ella me dijo que sí,pero yo todavía seguía sintiéndomeigual.

Aquella noche, sentí la impresiónde tomar uno de mis diarios y pasélas páginas en las que había regis-trado mis experiencias en Ormoc.Mientras las leía, el Espíritu se ibahaciendo más fuerte y comencé allorar. Pensé en la gente maravillosaa la que había visto abrazar elEvangelio en aquel lugar. ¿Podría serque esos fuertes sentimientos deconsuelo estuvieran relacionadoscon la experiencia que tuve enOrmoc?

Hacia finales del mes leí acerca deun devastador tifón que había

asolado Ormoc. Veintidós miembrosde la Iglesia habían fallecido en lainundación, entre los que se encon-traban los hermanos Ygonia, sunieto, Allan, y otras personas aquienes había conocido durante miservicio en aquella ciudad. Denuevo, la acostumbrada calidez y lapaz del Consolador se anidaron enmi corazón y comprendí por quépreviamente había percibido suinfluencia.

No obstante que lamentaba susmuertes, sabía que habían regresadoa la presencia de nuestro PadreCelestial, donde continúan la obraque comenzaron aquí en la tierra. �

Alan L.Olsen es miembro del Barrio

Centerville, Estaca Fremont, California.

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Theresia Mangels, una ancianaviuda, vivía sola en un apar-tamento del norte de

Alemania. Una tarde oyó que alguienllamaba a su puerta; cuando la abrió,se encontró ante dos jóvenes. Alacordarse que todavía tenía un libro

Antes delnacimiento

LÍNEA SOBRE LÍNEA

que los colegas de esos muchachoshabían dejado allí años atrás, lesinvitó a entrar y luego se fue a buscarel libro. Cuando ella intentó devol-verlo, ellos sonrieron y rehusarontomarlo, diciéndole que aquel libro enrealidad era de otra iglesia. Ellos ledijeron que eran de La Iglesia deJesucristo de los Santos de los ÚltimosDías, y le preguntaron si podían darleun importante mensaje. Ella estabaalgo sola; además, ellos eran jóvenesmuy agradables, y accedió a escu-charlos.

Aquella tarde le enseñaron sobrealguien llamado el profeta JoséSmith, pero el mensaje la confundió:visiones, planchas de oro y ángeles;todo parecía tan extraño. Le pregun-taron si podrían volver en otraocasión y ella casi les dijo que no,pero decidió darles otra oportunidad.

Cuando regresaron, le dijeron queiban a enseñarle sobre el propósito dela vida y el plan de salvación de Dios.Eso sonaba interesante. Comenzarona hablar de algo que ella jamás habíaoído: una existencia preterrenaldonde todos nosotros vivimos conDios. Era como si se hubiera encen-dido una luz en su alma. Esa doctrinaera verdadera; ella podía percibirlo.Explicaba muchas cosas sobre las que

se había hecho preguntas, cosasque su iglesia nunca había podidoaclararle. A partir de entonces,

todo lo que los misioneros ense-ñaron encajó a la perfección y

cuando la invitaron abautizarse, ella aceptó

con gusto.

El élder Boyd K. Packer, delQuórum de los Doce, enseñó: “Nohay forma de que la vida tengasentido si no existe el conocimientode la doctrina de una vida prete-rrenal.

“La idea de que el nacimiento esel comienzo es totalmente ilógica.No hay manera de explicar el propó-sito de la vida a quien crea tal cosa.

“El pensar que la vida terminacon la muerte física es totalmenteridículo, y no hay manera de hacerfrente a la vida si se cree así.

“Cuando llegamos a comprenderla doctrina de la vida preterrenal,entonces se arman las piezas delrompecabezas y puede verse elpropósito” (“El misterio de la vida”,Liahona, enero de 1984, pág. 26).

Sin un entendimiento de nuestravida preterrenal, no podemoscomprender correctamente nuestrarelación con nuestro Padre Celestialni tampoco podemos comprender deltodo el propósito de esta vidaterrenal. La mortalidad se convierteentonces en un rompecabezas delque han desaparecido piezas impor-tantes, y nuestra herencia celestialparece un misterio, al igual quenuestro destino divino. “Estadoctrina de la vida preterrenal”, diceel élder Packer, “era conocida por losantiguos cristianos. Por casi 500 añosse enseñó esta doctrina pero mástarde fue rechazada como herejía porun clero que se había perdido en laoscuridad de la apostasía. Una vezrechazada esta doctrina... perdieronla posibilidad de resolver el misterio

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de la vida. Llegaron a ser como unhombre que trata de enhebrar perlaspara hacer un collar con un hilo quees demasiado corto. No hay forma depoder enhebrarla a todas” (Liahona,enero de 1984, pág. 24).

Cuando entendemos que vivimosantes de nacer y que vinimos a latierra para ser probados, la necesidadde un Salvador se hace másevidente. Hasta las molestas interro-gantes sobre la desigualdad, la enfer-medad y la discapacidad física sehacen mucho menos difíciles deresponder cuando se ven a la luz dela existencia preterrenal.

El Señor no ha revelado muchosdetalles sobre nuestra existenciapreterrenal. Por ejemplo, nosabemos cómo era dichaexistencia, lo que hací-amos allí, las leyes específicas y las condi-ciones que prevale-cían, cuánto tiempovivimos con nuestroPadre Celestial nicómo fue en realidad laguerra de los cielos. Sinembargo, lo que sí hasido revelado es sufi-ciente para que

alcancemos nuestro propósito en latierra. “Varios son los factores esen-ciales de nuestra vida preterrenal quehan sido revelados”, dijo el élderPacker. “Aun cuando son en algunoscasos simples bosquejos, nos ayudana resolver el misterio de la vida”(Liahona, enero de 1894, pág. 24).Los siguientes son algunos de estosfactores esenciales:

• Somos literalmente hijos espiri-tuales de Dios y como tales tenemosel potencial de llegar a ser como Él(véase Romanos 8:16–17; D. y C.93:33–34).

• Asistimos a un Concilio de loscielos donde se nos presentó el plandel Padre y escogimos seguir a

Jesucristo, quien se ofreció para venir a la tierra

como nuestro Salvadory Redentor (véaseAbraham 3:24–28).

• Satanás serebeló y fue expulsado

de los cielos junto con“la tercera parte de las

huestes del cielo”, quienes ahoratrabajan con una determinacióndiabólica para destruir nuestrasalmas (véase D. y C. 29:36–39).

• Venimos a esta vida terrenal sinel recuerdo de nuestra existenciaanterior, pero venimos con talentos ydones individuales, así como debili-dades, las cuales debemos vencer(véase Éter 12:27; D. y C. 104:17;138:55–56; Abraham 3:23).

• La vida terrenal no es elcomienzo ni el final, pero es tantouna prueba como una etapa crucialde nuestro desarrollo continuo.Nuestros actos, al pasar por estaprueba, determinan nuestro futuroeterno (véase Abraham 3:25–26). �

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Los fieles primeroscreyentes

por Donald L. EndersILUSTRADO POR PAUL MANN.

Joseph y Lucy Mack Smith fueron los primeros en oír de la aparición de Dios el Padre y de Jesucristo a su hijo José Smith. A partir de entonces,

sacrificaron todo lo que tenían por el Evangelio.

Joseph Smith, padre, precedió a Lucy y a los niños en

su viaje a Palmyra, Nueva York. Para cuando la

familia volvió a reunirse, sus hijos le rodearon y le

Cuando el profeta José Smith administraba lasordenanzas asociadas con la investidura en elTemplo de Kirtland en enero de 1836,

contempló una visión del reino celestial. Al buscar laspalabras para expresar “su gloria”, describió “la incompa-rable belleza” de su puerta, semejante a “llamas circun-dantes de fuego”, sus “hermosas calles”, y al Padre y alHijo sentados sobre “el refulgente trono de Dios” (D. y C.137:1–4). Para su gran gozo, también vio a su hermanoAlvin “y a mi padre, y a mi madre” (D. y C. 137:5).

Alvin había muerto hacía trece años. Su vida virtuosa,su apoyo a la misión de José y su obediencia a los manda-mientos explican su estado de exaltación. Sin embargo,los padres de José todavía estaban vivos. Entonces,¿cómo podía mostrársele su exaltación?

La respuesta vino cuando el Señor prosiguió con Suexplicación: “pues yo, el Señor, juzgaré a todos loshombres según sus obras, según el deseo de sus cora-zones” (D. y C. 137:9).

¿Cuáles fueron las obras y los deseos de Joseph Smith,padre, y de Lucy Mack Smith, esos fieles primeroscreyentes del Evangelio restaurado, que pueden inspirara los Santos de los Últimos Días actuales en nuestrapropia búsqueda de la gloria celestial? Para ser breve,ellos buscaron la verdad, la encontraron y se aferraron aella desde entonces (véase Mateo 7:8).

En Nueva Inglaterra buscaron la verdad del Evangelio;en Nueva York la encontraron. En Ohio, en Misuri y enIllinois vivieron fieles al Evangelio sin retroceder antesacrificios, pobreza, sufrimiento físico, el escarnio delmundo y la tristeza por la muerte de sus seres queridos.

En todo momento de sus vidas enseñaron con denuedo

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los principios del Evangelio a su familia, ofrecieronservicio desinteresado y testificaron de forma constantesobre la bondad de Dios.

LA BÚSQUEDA DEL EVANGELIO

De niños, tanto Joseph Smith, padre, como Lucy Mackse criaron en hogares religiosos e industriosos de NuevaInglaterra. Joseph, nacido en 1771, hijo de Asael y deMary Duty Smith, de Topsfield, estado de Massachussets,fue el tercero de once hijos. Lucy, nacida en 1775 enGilsum, estado de New Hampshire, era la menor de losocho hijos de Solomon y Lydia Gates Mack. Los padres deambas familias enseñaron a sus hijos su deber ante Dios, eltrabajo duro, la unidad familiar, a leer y a escribir y a teneruna conducta propia de una sociedad educada.

Ambas familias, al igual que muchas otras de laépoca, eran “buscadores” que tomaban la Biblia y laoración personal en serio, pero que presentían que elgrueso de la cristiandad se había alejado de lasEscrituras. En consecuencia, anhelaban un renaci-miento de la Iglesia de Cristo. El padre de JosephSmith, padre, Asael, creía que un profeta de los últimosdías nacería de su descendencia. La infancia y laadolescencia de Lucy se vieron profundamente afec-tadas por la bondad de su madre y por el ejemplo dedos hermanas mayores que profesaban una fe inque-brantable, aun durante una larga enfermedad terminal.

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cubrieron el rostro de lágrimas y besos.

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Siendo una jovencita, Lucy buscó “un cambio decorazón” que la acercase a Dios.

A los diecinueve años de edad, Lucy acompañó a suhermano Stephen en un viaje de negocios a Tunbridge,estado de Vermont, donde conoció a Joseph, de veintitrés.Un año de amistad se convirtió en amor y se casaron el 24de enero de 1796. Se trataba de un enlace muy prome-tedor. Ambos disfrutaban de buena salud, estaban rodea-dos de familiares y amigos y habían ahorrado algo dedinero. De acuerdo con la cultura tradicional de NuevaInglaterra, esa prosperidad y aceptación social eran señalesinequívocas de la gracia de Dios. Pero, durante los veinteaños que vivieron en las ciudades vecinas a Vermont yNew Hampshire, ambos aprendieron la dura pero impor-tante lección de que la vida no era tan sencilla comoparecía.

Cuando en 1816 se mudaron a Palmyra, Nueva York,habían sido objeto de casi toda clase de pruebas. Dos de susdiez hijos habían fallecido; se habían empobrecido debido auna depresión económica nacional y a un socio desho-nesto; el mal tiempo había causado que se quedaran sincosecha durante tres estaciones seguidas. Lucy estuvo alborde de la muerte por causa de la tuberculosis que habíamatado a sus dos hermanas, y una epidemia de tifus atacóa todos los hijos de Joseph y Lucy. La vida de la pequeñaSophronia fue preservada sólo después de que sus padresoraron fervientemente de rodillas en su lecho, con “dolor ysúplica”. Y el pequeño José, de siete u ocho años, sufrió unainfección ósea que requirió una operación quirúrgica, laque estuvo a punto de dejarlo tullido. La buena reputaciónde la familia también había sufrido al igual que su fortuna,y sus conciudadanos de Vermont les advirtieron que semudasen para que la ciudad no tuviera que proporcionarlesayuda.

Fue también una época de fortalecimiento y refina-miento espiritual. Cuando Lucy se había dado por vencidapara morir de tuberculosis, hizo convenio de servir a Diostodos sus días y de buscar “la religión que le permitieraservirle correctamente”, aun si “viniera del cielo mediantela oración y la fe”. Sanó y buscó fielmente esa religióndurante las siguientes dos décadas, sin entender que suhijo pronto se la daría a conocer. “Durante días, meses yaños continuó preguntando a Dios”, sin cesar, “que le

revelase... los tesoros escondidos de Su voluntad”. La falta

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de confianza de Joseph Smith, padre, hacia la religiónorganizada no le permitía compartir la búsqueda de suesposa entre las iglesias a las que ella tenía acceso, pero esehecho no llegó a convertirse en una fuente de contenciónentre ambos. Más bien, ella oraba sinceramente en buscade consuelo, el cual recibió a través de un sueño en el quese le aseguró que su marido aceptaría la verdad cuando lefuera presentada.

Lucy escribió: “Sentíamos la necesidad de reconocerla mano de Dios en la preservación de nuestras vidas a lolargo de un asedio desesperante de enfermedad, dolor yproblemas, más que si hubiésemos disfrutado de salud yprosperidad”. Perdonaron a sus deudores, saldaron susdeudas y buscaron en unión mejorar su situación econó-mica mudándose al oeste de Nueva York.

Joseph Smith, padre, precedió a Lucy y a los niños ensu viaje a Palmyra. Para cuando la familia volvió areunirse, el dinero disponible se había reducido a unospocos centavos. Pero la llegada destacó dos característicasimportantes de la familia. En primer lugar, el gozo obviode volver a estar juntos. Lucy escribió que se sintiódichosa “al estar nuevamente, junto con mis hijos, bajo elcuidado y el afecto de un esposo y padre tierno”, y alcontemplar a sus hijos “rodeando a su padre, colgándosede su cuello y llenándole el rostro de lágrimas y besos, loscuales él devolvía de todo corazón”. En segundo lugar,estaba la forma en que la familia, en unión, buscaba lasolución de sus problemas. Lucy dijo: “Todos nossentamos y de forma madura deliberamos juntos encuanto a qué curso era mejor tomar [y] cómo debíamosponer manos a la obra”. Joseph Smith, padre, Alvin yHyrum trabajaron para pagar la tierra. Para mantener lacasa y tener provisiones, Lucy, con la ayuda de Sophroniay los niños más pequeños, se hicieron cargo de las tareasde la casa y vendían los lienzos artísticos de Lucy.También horneaban galletitas y preparaban zarzaparrilla,todo lo cual el joven José vendía en el pueblo subido a uncarro de mano casero.

EL HALLAR EL EVANGELIO

Gracias al esfuerzo unido de la familia, sus circunstan-cias económicas mejoraron grandemente. Dos añosdespués de su llegada a Palmyra como “extranjeros, desti-

tuidos de amigos, hogar y empleo”, escribió Lucy,

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La familia Smith hizo frente a sus problemas al deli-

berarlos en unión. Sus decisiones conjuntas hicieron

de cada integrante de la familia una parte importante

de la solución.

“pudimos asentarnos en nuestra propia tierra, en unacabaña bien protegida y cómoda, aunque humilde, cons-truida por nosotros mismos y amueblada con buen gusto”.

El deseo incesante de Lucy de encontrar la verdadespiritual estaba a punto de dar fruto. En la primavera de1820, su hijo José, de catorce años, experimentó laPrimera Visión, en la que vio al Padre y al Hijo, suspecados le fueron perdonados, se le mandó no unirse aninguna iglesia y se le indicó que el Evangelio prontosería restaurado en su plenitud. Tres años más tarde, elmensajero celestial Moroni instruyó a José en cuanto aque había sido escogido por el Señor para sacar a luz unantiguo libro que contenía “la plenitud del evangelioeterno” (José Smith—Historia 1:34).

Moroni mandó también a José que hablara a su padrerespecto a esa visita, lo cual hizo. Su padre creyó porcompleto y José obtuvo el apoyo pleno de su familia,incluso el de sus hermanos y hermanas. “Estábamos

convencidos de que Dios estaba a punto de sacar a luz

F E B R E R O

algo que deleitaría nuestra mente”, escribió Lucy. “Nosregocijamos en ello con un gozo sobremanera”.

Ella registra un tierno recuerdo de toda la familia,reunidos alrededor de la hoguera después del día detrabajo, escuchando al joven José con gran atenciónmientras les relataba incidentes del Libro de Mormón.“La más dulce unión y felicidad invadían nuestro hogar;ningún desacuerdo ni disputa perturbó nuestra paz, y latranquilidad reinaba entre nosotros”. Lucy y JosephSmith, padre, se dieron cuenta de que ése era un tesoroeterno, mientras que el mundo apenas podía ofrecer sinocosas vanas.

A pesar de lo dulce que era ese conocimiento, los sieteaños entre la primera visita de Moroni la noche del 21 al22 de septiembre de 1823 y la organización oficial de laIglesia el 6 de abril de 1830, fueron épocas de grandespruebas para Joseph y Lucy. Acordaron la compra de unterreno boscoso en Manchester, Nueva York; comen-zaron a limpiar la tierra, construyeron una cabaña detroncos, un granero y cobertizos; plantaron un huerto deárboles frutales y dieron comienzo a la construcción deuna gran casa de madera al estilo de Nueva Inglaterra.Para 1830, la granja se encontraba entre las mejores de la

región y era conocida por su “orden y limpieza”.

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La familia sufrió un duro revés con la repentinamuerte de Alvin, tan sólo seis semanas después de lavisita del ángel Moroni. La “felicidad de la familia desa-pareció en un instante” y Joseph, Lucy y los niños“quedaron por primera vez... sumergidos en el dolor”.Después de esos penosos acontecimientos, perdieron elderecho al título de propiedad de la granja. Alvin habíaganado dinero suficiente para todos los pagos excepto elúltimo “después de mucho trabajo, sufrimiento y fatiga”antes de su muerte, y también había comenzado la cons-trucción de una nueva casa de madera. Cuando el primeragente inmobiliario falleció, hubo un malentendido y, pormedio del engaño, el carpintero que habían contratadopara finalizar la casa adquirió el título. Un caballerocuáquero los rescató cuando compró la tierra y lespermitió vivir en la granja y en la cabaña durante loscuatro años siguientes a cambio del trabajo de su hijoSamuel.

Uno de los recuerdos más conmovedores de Lucy es elde la desesperación que sintió cuando se percató de queiban a perder la casa que había sido diseñada por suamado Alvin con el expreso propósito de que ella y suesposo estuvieran cómodos ya entrados en años. “Esehecho me sobrecogió y caí en una silla, privada casi detoda sensibilidad”, escribió. Le preguntó a Hyrum: “¿Quésignifica esto?... ¿Cómo es que todo lo que hemos ganadoen los últimos diez años nos lo quitan en un instante?”.Era natural que tuviera esos sentimientos, pero cuandotuvieron que mudarse de la casa tres años más tarde, ledijo a Oliver Cowdery, quien vivía con ellos: “Miro a mialrededor todas estas cosas que han sido recogidas parami felicidad y que son el fruto de años de esfuerzo...Ahora lo entrego todo en favor de Cristo y la salvación,y es mi oración que Dios me ayude a hacerlo sinmurmurar ni derramar una lágrima... No depositaré niuna mirada codiciosa sobre nada de lo que dejo atrás”.

También habló por su esposo. Lo que dejaron atrás eraalgo más que un hogar cómodo. El resentimiento habíaido creciendo de forma constante hacia ellos a causa delas experiencias espirituales de José. La mayor parte desus antiguos vecinos y amigos les dieron la espalda;algunos llegaron a mentir sobre ellos deliberadamente.Otros se aprovecharon de ellos, robando su propiedad y

sometiéndolos a denuncias frívolas.

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En favor de Joseph y de Lucy, se puede decir que ellosno se volvieron rencorosos ni vengativos. “Redoblamosnuestra diligencia en la oración a Dios para que Josépudiera ser instruido y preservado más plenamente”,escribió Lucy. Ellos fueron los primeros en saber delllamamiento de José Smith, hijo, y de aceptarlo; en sentirsu pena por la pérdida de las primeras 116 páginas delLibro de Mormón; en ayudarle a esconder las planchas;en oír el testimonio de los Tres Testigos, y se encontraronentre los primeros en ser bautizados. Joseph Smith,padre, y dos hijos, Hyrum y Samuel, formaron parte delos Ocho Testigos.

En un dulce momento, Lucy se vio casi intimidada aldarse cuenta de que “soy de hecho la madre de unprofeta del Dios del cielo, el honrado instrumento paraefectuar tan grande obra”. En otro momento inolvidable,su hijo profeta abrazó a su padre e inmediatamentedespués del bautismo de éste exclamó: “[¡Alabo a] miDios! ¡He vivido para ver a mi propio padre ser bautizadoen la Iglesia verdadera de Jesucristo!”

EL VIVIR EL EVANGELIO

La búsqueda de Joseph Smith, padre, y de Lucy de laverdad religiosa se extendió desde su juventud a lo largode treinta y cuatro años de matrimonio. En los diez añosanteriores a la muerte de Joseph Smith, padre, en 1840,ambos caminaron de forma firme por el sendero que seextendía ante ellos, con la confianza de que si servían aDios con todo su corazón, permanecerían sin manchaante Él en el último día (véase D. y C. 4:2).

Joseph y Lucy no volvieron a poseer un hogar propio.En Kirtland vivieron en una granja a poca distancia de laciudad que se le había facilitado a su hijo José. Allí,“exhaustos por el trabajo duro”, acomodaron, alimen-taron y predicaron a “grandes concursos de gente” que seestaban trasladando a Kirtland. En Misuri, el profeta Joséhizo los arreglos para que ellos y sus hermanas casadasadministraran una posada en Far West. En Nauvoo, conJoseph Smith, padre, padeciendo las secuelas de su enfer-medad final, vivieron en una pequeña morada cerca delhogar de José Smith, hijo. A pesar de las circunstanciasdifíciles, éstas no impidieron que cumplieran con suconvenio bautismal de llevar las cargas los unos de los

otros y ser testigos del Evangelio (véase Mosíah 18:8–9).

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Inicialmente desolada por la pérdida de su hogar,

Lucy halló fuerza en su fe. “Ahora lo entrego todo en

favor de Cristo”, dijo. “No depositaré ni una mirada

de codicia sobre nada de lo que dejo atrás”.

Lucy sabía cuidar muy bien a los enfermos y Joseph leera de gran apoyo. Un vecino de Palmyra los alabódiciendo que eran “la mejor familia del vecindario en casode enfermedad; y uno de ellos estuvo en mi casa casi todoel tiempo cuando falleció mi padre”. En Far West, Lucyasumió con toda disposición el cuidado de “veinte otreinta personas enfermas... durante la persecución”.Cuando se prepararon los terrenos para establecerse enNauvoo y había “decenas de niños muriendo de escor-buto”, el profeta José y Hyrum “apartaron a su queridamadre para trabajar y cuidar de los enfermos”. Ella “dedicómeses entre los santos pobres y enfermos”. Un jovenvecino llamó a Lucy “una de las mujeres más buenas,siempre dispuesta a ayudar a los que tenían necesidad”.

Joseph y Lucy compartieron de forma hospitalariatodo lo que tenían. En los años previos a la restauraciónde la Iglesia, recibieron a un niño huérfano en su hogarasí como a dos personas ancianas. Una pareja recién

casada vivió con ellos durante varios meses en Kirtland.

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En esa ciudad, en Misuri y en Nauvoo, con frecuenciacedieron todas las camas de su casa a sus invitados, mien-tras que Joseph y Lucy compartían una sola mantadispuesta sobre el suelo. Dieron de comer a los reciénllegados y a los misioneros, organizaron consejos yreuniones de la Iglesia, hicieron de su hogar un refugio enel que se podían dar bendiciones patriarcales en unambiente espiritual, asesoraban a los demás en formapersonal y celebraban conversaciones sobre doctrina yuna reunión espiritual familiar con himnos y oracionescada atardecer.

Su testimonio de la veracidad del Evangelio fortalecióa los miembros y fue un desafío para los críticos. Un resi-dente de Palmyra compró el pagaré de un préstamo quese le había hecho a Joseph Smith, padre, y exigió su pagoinmediato, mas ofreció perdonar la deuda si quemaba elLibro de Mormón. Aunque estaba enfermo, JosephSmith, padre, rehusó hacerlo y pasó varias semanas en lacárcel de morosos.

Joseph Smith, padre, ordenado élder en junio de 1830,en seguida predicó el Evangelio a sus padres y hermanos.A pesar de una amarga oposición e indiferencia por partede algunos, su gozo fue grande cuando sus hermanos

John, Asael, hijo, y Silas se convirtieron y se congregaron

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con los santos. A los 65 años, siendo Patriarca de laIglesia, partió en una misión patriarcal para servir a losmiembros del este de los Estados Unidos. Para cuandofalleció, había dado varios cientos de bendiciones patriar-cales de ánimo y de inspiración. Sirvió en el primer sumoconsejo de la Iglesia en Kirtland y en 1834 fue ordenadocon Hyrum como Presidente Auxiliar de la Iglesia. En ladedicación del Templo de Kirtland, este siervo del Señorentrado en años contempló cosas maravillosas.

Lucy no se quedaba atrás en valor. Cuando unministro de su iglesia anterior la presionó para que negarael Libro de Mormón, ella le desafío diciendo: “MientrasDios me dé vida, aun cuando torturaran mi carne conbrasas y me quemaran en la hoguera, declararé que esteregistro... es verdadero”.

En otra ocasión, cuando algunos de los élderes consi-deraron que el ser reconocidos como Santos de losÚltimos Días acarrearía persecución sobre ellos, Lucydeclaró con valentía: “Diré a la gente quién soy exacta-mente”. Cuando un ministro se mofó del Libro deMormón, Lucy testificó: “Señor, permítame decirle osada-mente que el Libro de Mormón contiene el Evangelioeterno y que fue escrito para la salvación de su alma porel don y el poder del Espíritu Santo”. Siete meses despuésdel asesinato de José y de Hyrum, Lucy, hablando por símisma y por su esposo ya fallecido, clamó: “Inmerso ennuestro corazón ha estado el colaborar en el avance deeste reino para que pueda llenar toda la tierra”.

Tanto Joseph Smith, padre, como Lucy recibierontodas las ordenanzas del templo que en aquel entoncesestaban disponibles para los miembros de la Iglesia. En elcaso de Joseph Smith, padre, él recibió las ordenanzaspreparatorias en el Templo de Kirtland. Lucy recibió lasordenanzas preliminares y la investidura en el Templo deNauvoo el 10 de diciembre de 1845.

Joseph y Lucy compartieron de forma hospitalaria

todo lo que tenían. En Kirtland, en Misuri y en

Nauvoo, con frecuencia cedieron todas las camas de

su casa a sus invitados, mientras que ellos compar-

LECCIONES QUE APRENDEMOS DE LUCY Y DE JOSEPH

¿Qué lecciones aprendemos hoy en día de esos fielescreyentes? En primer lugar, siendo padres enseñaron a sushijos a obedecer el Evangelio, a trabajar duro y en unión,y a orar incesantemente en busca de guía y las bendi-ciones deseadas. Sus ejemplos igualaban a sus preceptos.

Segundo, dieron el ejemplo a sus hijos en cuanto a

valorar la verdad dondequiera que la encontraran. De

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buena voluntad, aun dichosamente, aprendieron de unode sus hijos en vez de sentir que, como padres, eran elloslos que tenían que saber todas las respuestas.

Tercero, la devoción al Evangelio fue su prioridadprincipal. Aun cuando fueron llamados a soportar lapobreza, la desesperación, la enfermedad y el escarnio, nodudaron en su alianza a la verdad.

Cuarto, aunque tenían pocos medios, los compar-tieron de forma gustosa y sirvieron a los demás santos y ala comunidad tanto como pudieron.

Quinto, mantuvieron unida a su familia. Ya fuera quese les expulsara por la persecución o que se congregarancon los santos, Joseph Smith, padre, y Lucy llevaronconsigo incluso a sus hijos casados, nutriendo así su fe,cuidando de ellos cuando estaban enfermos y proporcio-nándoles apoyo amoroso.

Sexto, perseveraron hasta el fin. A pesar de laspruebas y el sufrimiento que pudieran haber sido causade amargura y que hicieran que dudaran de su fe, perma-necieron fieles. En 1840, Joseph Smith, padre, falleciósiendo Patriarca de la Iglesia, rodeado de sus familiares yde los santos. Su esposa, de 70 años, permaneció enNauvoo con sus cuatro hijos que quedaban vivos y sunuera, Emma, cuando los santos partieron en 1846; perola fe de Lucy en la misión de su hijo José jamás vaciló.

Siendo los primeros creyentes, ella y su esposo fijaronun nivel de lo que es ser padres ejemplares y de devocióndel uno hacia el otro y hacia la verdad. Su ejemploilumina el camino a todas las familias Santos de losÚltimos Días de nuestra época. �

Donald L. Enders, miembro del Barrio Kaysville 11, Estaca Kaysville,

Utah Sur, es jefe del equipo de conservación de los Lugares Históricos,

del Departamento de Historia de la Iglesia y Familiar, para el Museo de

Historia y Arte de la Iglesia.

Las notas finales están disponibles en inglés y se pueden solicitar a

Liahona, Floor 24, 50 East North Temple Street, Salt Lake City, UT

84150–3223, USA.

H O N A

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tieron una sola manta dispuesta sobre el suelo.

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El poder del ejemplo

por Carlos PérezILUSTRADO POR PAT GERBER; FOTOGRAFÍA POR CRAIG DIMOND.

Cuando terminé la secundaria me enrolé en el ejér-cito ecuatoriano, donde serví durante un año.Mientras preparaba mis pertenencias, incluí un

ejemplar del Libro de Mormón y el himnario. En esemomento no me di cuenta del gran efecto que el Libro deMormón tendría en mi vida.

Fui asignado a una compañía de 104 jóvenes y,después de observar su comportamiento, supuse que yoera el único Santo de los Últimos Días. Quería ser unbuen ejemplo, así que intenté dar lo mejor de mí mismoen cada tarea que se me asignara.

Era casi imposible encontrar tiempo para leer lasEscrituras. Sólo teníamos quince minutos para prepa-rarnos para el almuerzo y media hora libre por la noche,tiempo que dediqué a la lectura del Libro de Mormón.

No me percaté de que había gente que me observaba,y al poco tiempo descubrieron que era miembro de laIglesia. Al principio se reían de mí, pero yo sabía que suspalabras no podían herirme. Cada día intentaba poner enpráctica lo que había leído en el Libro de Mormón.

Un día, al estar leyendo, quedé impresionado con elpasaje de 3 Nefi 12:16: “por lo tanto, así alumbrevuestra luz delante de este pueblo, de modo que veanvuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre queestá en los cielos”. Le pedí a mi Padre Celestial que meayudara a ser un ejemplo a los demás, y con el tiempome gané el respeto de los hombres y de los oficiales demi compañía.

Mi servicio en el ejército iba bien hasta que un día miamigo descubrió que el cargador de su arma automáticahabía desaparecido. En mi país, el robar una cosa de esetipo es un crimen serio contra el gobierno y se castiga conel encarcelamiento. Toda la compañía buscó la piezaperdida durante tres días, el tiempo que se nos habíaconcedido para encontrarla. No revisé mi armarioporque sabía que yo no la había tomado.

El capitán de la compañía, miembro de una iglesia

L I A

evangélica, autorizó la búsqueda en todas las taquillas.

Todos los miembros de la compañía estaban presentescuando se inspeccionó la mía, y me quedé atónitocuando allí hallaron la parte perdida del arma. No teníaidea de cómo había llegado a parar allí.

Fue un momento doloroso; sabía que el capitán podíaenviarme a la cárcel. Los miembros de mi compañíaestaban a mi alrededor, observando, preocupados por loque iba a sucederme. El cuarto estaba en silencio mien-tras esperábamos oír lo que iba a decir el capitán.

Me mandó que me acercara y en voz baja me pidióuna explicación. Todo lo que pude decir fue: “No lo sé”.Me miró, y entonces dijo estas palabras: “He observadosu conducta todo este tiempo y sé que usted no lo hizo”.Entonces otro oficial dijo al capitán: “También yo creoque este soldado no lo hizo”. Uno por uno, todos losdemás oficiales se acercaron a mí y me ofrecieron suapoyo.

Hasta ese momento no me había dado plena cuentade la bendición de la obediencia ni del poder del ejemplo.Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas y reco-nocí el poder protector de mi Salvador. Sabía que Élestaba a mi lado. Gracias a esa experiencia, aquelversículo de 3 Nefi que me había impresionado antessiempre permanecerá grabado en mi mente. Estoy agra-decido porque el Libro de Mormón me enseñó a ser unaluz y un ejemplo.

Días después, uno de mis amigos de la compañía seacercó y me dijo que había conocido a los misioneros yque iba a bautizarse la semana siguiente en la ciudad deGuayaquil. Mi felicidad fue completa cuando le vi unirsea la Iglesia verdadera.

Posteriormente serví como soldado de tiempocompleto para el Señor, compartiendo el Evangelio comomisionero en la Misión Ecuador Quito. Sé que Jesucristovive y que es nuestro ejemplo perfecto. �

Carlos Pérez es miembro del Barrio Gallegos Lara, Estaca Prosperina,

Guayaquil, Ecuador.

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Cómo utilizar la revista Liahonade febrero de 2001

¿Está usted buscando un relato o una cita para un discurso, una

clase, una lección de la noche de hogar o un pensamiento espi-

ritual de seminario? Podrá encontrar algunas ideas útiles en

este número de Liahona. (Los números de la derecha se

refieren a las páginas de este número. A=Amigos).

IDEAS PARA ANALIZAR: DOCTRINA Y CONVENIOS Y LA HISTORIA DE LA

IGLESIA

� “El descubrimiento de las raíces del Evangelio en Gran Bretaña”,pág. 8: Los cerros Malven, la granja de John Benbow y la capilla deGadfield Elm son importantes porque en ellos tuvieron lugar aconteci-mientos importantes que fortalecieron a la Iglesia en sus primeros años.¿Qué lugares de su área son importantes para la historia local de laIglesia?

� “Testigos inseparables de Jesucristo”, pág. 14:Analicen cómo las Escrituras antiguas prepararonel camino para la revelación moderna.

� “Los fieles primeros creyentes”, pág. 38:¿Cómo pueden llevar a la práctica en su familialas seis lecciones que aprendemos de la vida delos padres del profeta José Smith?

� “Escudriñad estos mandamientos”,pág. A16: ¿Cómo puede su familiadisfrutar este año del estudio del “inspi-rado y notable mensaje” de Doctrina yConvenios?

L I A H O N A

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S O L I C I T U D D E A R T Í C U L O S S O B R E E L M AT R I MLe invitamos a que comparta con nosotros las experiencias e ideas

monio y su familia. Tenga a bien enviar dichos artículos y relatos a

Temple Street, Salt Lake City, UT 84150—3223, USA, o por correo ele

[email protected]. Tenga a bien incluir su nombre completo, dire

como el nombre del barrio y de la estaca (o de la rama y del distrit

TEMAS DE ESTE NÚMEROAdversidad ........................................22Bautismo .............................................2Caridad..............................................30Conversión........................................30Discapacidades .................................A4Doctrina y Convenios........14, 48, A16Ejemplo ......................................46, A7Espíritu Santo ...................................30Familias en las que no todos son miembros de la Iglesia.......................26Fe ......................................................38Historia de la Iglesia ...............8, 38, 48Iglesia mundial ....................................8Jesucristo.........................14, A12, A14Juan el Bautista...................................2Libro de Mormón .................14, 30, 46Maestras Visitantes ...........................25Obediencia ........................................25Obra misional .................26, 30, 36 A7Oración .............................................25Orientación familiar............................7Paternidad .........................................38Perspectiva eterna .............................22Plan de salvación ..............................36Primaria .........................................A10Profetas ...........................28, A10, A16Relatos del Nuevo

Testamento .........................A12, A14Restauración....................14, 38, A2Sacerdocio Aarónico ......................2Sánchez, Luz Karina...................A4Servicio ......................................30Smith, Joseph, padre, y Lucy Mack ............................38Vida preterrenal .......................36

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O N I O Y L A F A M I L I Aque hayan fortalecido su matri-

Liahona, Floor 24, 50 East North

ctrónico a CUR-Liahona-

cción, número de teléfono, así

o) a los que pertenezca.

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AmigosPARA LOS NIÑOS DE LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS � FEBRERO DE 2001

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InstruccionesSepara con cuidado estas dos páginas de la revista y pégalas sobre cartulina gruesa. Recorta las tarjetas y lasfiguras. Utiliza aritos metálicos para crear las coyunturas de los brazos y de las piernas. Coloca las figuras talcomo aparecen en las tarjetas y empléalas para relatar la Primera Visión de José Smith.

L a P r i m e r a V i spor Delores DeVictoria ILUSTRADO POR JULIE F. YOUNG.

PARA LOS MÁS PEQUEÑOS

1A los catorce años, José Smith nosabía a qué iglesia unirse. Un día

leyó en la Biblia: “...si alguno devosotros tiene falta de sabiduría, pídalaa Dios... y le será dada” (Santiago1:5).

2José decidió que haría lo que decíael pasaje y le preguntaría a Dios a

qué iglesia debía unirse, así que se fuea orar a una arboleda cercana a suhogar.

3Mientras oraba, apareció una luzbrillante sobre su cabeza, y José vio

a nuestro Padre Celestial y a Jesucristo.Jesús le dijo que no debía unirse aninguna iglesia y le dijo tambiénmuchas otras cosas.

4Cuando nuestro Padre Celestial yJesús se fueron, José sintió un

gozo apacible por lo que había vistoy oído. José regresó a casa y le contósu experiencia a su familia.

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i ó n d e J o s é

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por Mary Ann Whetten LymanFOTOGRAFÍA POR RICHARD Y MARY ANN WHETTEN LYMAN.

Luz KarinaSánchezDE YAGUARÓN, PARAGUAY

L uz Karina Sánchez, una niña de siete años deYaguarón, Paraguay, dibuja, da de comer a lasgallinas y juega a las canicas, todo ello de forma

muy especial, pues lo hace con los pies.Karina nació sin brazos, pero eso no le impide

escribir, dibujar, pasar las páginas de un libro, peinarse,vestirse y comer con un tenedor. Se trata de una niñaindependiente y con determinación que tiene quepensar cómo hacer con los pies lo que las demáspersonas apenas pueden hacer con las manos. Federicoe Isabel Sánchez, los padres de Karina, dicen que ella seidea cómo hacer las cosas por sí misma para poderhacerlo todo sin ayuda.

El primer nombre de Karina es Luz. Después denacer, su madre sintió que una paz y

un consuelo especiales le llenabansu ser como una luz, así que

llamó Luz al bebé después de que tuvo ese sentimientoespecial. Luz Karina continúa siendo una luz y unejemplo para su madre, el resto de la familia y susamigos, gracias a su determinación, testimonio y amor.

Es la menor de doce hijos y a Karina le gusta serparte de una gran familia. Dado que la mayoría de sushermanos y hermanas son mucho mayores que ella,Karina se siente muy unida a su hermano Germán, dedoce años. Germán dice de Karina: “Me gusta porque esfeliz y divertida”.

Germán siempre la ayuda, pero Karina cuida de unaforma muy especial a su sobrina de dos años, Ruth.Quiere mucho a Ruth y la deja que se sujete a la mangade su súeter cuando están juntas. Karina caminadespacio para que Ruth pueda seguirle el ritmo y seasegura de que los demás se percaten de la pequeña y lepresten atención.

La familia de Karina se unió a la Iglesia hace casi un

año y desde entonces han asistido a la Rama Yaguarón,
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del Distrito Paraguarí, Paraguay. La familia vive en elcampo, a unos 5 kilómetros de la ciudad, así que para ira la iglesia cada semana caminan cerca de 1 kilómetro yluego toman el autobús. A Karina le gusta la Primaria,especialmente cantar. Unos 10 niños asisten a laPrimaria de la Rama Yaguarón.

Karina y Germán son los únicos Santos de losÚltimos Días de su escuela. Karina asiste al primergrado y su madre se siente muy orgullosa de su trabajoen la escuela. Dibujar es la asignatura favorita deKarina. Le gusta dibujar cuadros de flores, en especialde la flor de la Nochebuena, una flor muy conocida enParaguay. También hace retratos de sí misma y de sufamilia, y siempre se dibuja con brazos.

Los músculos de las piernas y del torso de Karina sonmuy fuertes; ella es una gran ayuda y trabaja fuerte enla pequeña granja de la familia. En la granja hay unpavo enorme, gallinas y una perrita con muchos cacho-rros. A Karina le gustan los animales. Una de sus tareasconsiste en dar de comer a las gallinas y siempre haingeniado su propia forma de hacerlo. Toma el saco delmaíz con los pies y lo coloca bajo la barbilla parallevarlo mientras camina. Luego se sienta en una silla,abre el saco con un pie y pone el otro pie en el interiorpara tomar el maíz y arrojarlo a las gallinas. A Karinatambién le gusta acariciar a las gallinas; toma concuidado un pollito con los pies y sostiene al suave y

Extremo izquierdo: A Karina le gusta pintar, en espe-

cial dibujos de flores. Arriba, izquierda: Karina mece

un pollito bajo su barbilla. Arriba, derecha: Germán,

Ruth y Karina. Derecha: Karina demuestra su habi-

lidad con el tirachinas.

F E B R E R O

sedoso animalito bajo la barbilla.A Karina también le gusta jugar a las canicas y lo

hace muy bien. Con frecuencia les gana a los demásniños y a veces hasta vence a algunos de los misio-neros que juegan con ella. Para ello, toma lacanica con los dedos del pie y la lanza de unapatada, y puede lanzarla con mayor precisión quemuchas otras personas que tienen manos.

Karina es también una buena tira-dora con tirachinas (honda, resor-tera). Coloca las tiras de goma endos dedos del pie, coloca un coquito—un coco pequeñito— en la ondacon el otro pie, tira de la goma ydispara.

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Mary Ann Whetten Lyman sirvió como misionera regular con su

esposo, Richard, en la Misión Paraguay Asunción.

Izquierda: Ruth y Karina, delante, con

algunos miembros de su familia. Desde la

izquierda: Germán, Juan, Ros (madre de

Ruth), Eugenio, Isabel (madre de Karina),

Mariela Isabel y Federico (padre de

Karina). Abajo: Karina y el élder Lyman

tocando sus armónicas.

El élder Richard Lyman, un misionero que visitó surama, le regaló una armónica. Al principio se sentíatímida e insegura, pero a los pocos minutos ya empleabalos pies para sostener el instrumento y tocar.

Dentro de poco Karina cumplirá ocho años y anhelala llegada de ese día. Espera tener un gran pastel dechocolate recubierto de azúcar glaseado, pero se siente

mucho más emocionada porque se bautizará. Sus padresy los misioneros le están enseñando sobre el bautismo ylos convenios que va a hacer, y su padre se está prepa-rando para bautizarla. Tiene muchos deseos de llegar aser miembro de la Iglesia; ama el Evangelio y le encantacompartirlo.

Luz Karina hace honor a su nombre: ciertamente esuna luz para todos los que la conocen. �

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A veces es bueno ser diferentepor Janice Porter Hayes

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FICCIÓN

SE VENDE

VENDIDA

La familia Pérez se mudó a la casa de enfrente hacecasi seis meses. ¡De seguro que son diferentes delresto de las familias del vecindario!

Primero conocí a Nefi, el hijo de once años. Nefi medijo que sus padres le pusieron ese nombre en honor aun antiguo profeta americano. Yo nunca había oído deningún profeta americano antiguo, pero él me mostróun libro en el que aparecía su nombre: un libro llamadoel Libro de Mormón.

Mi familia va a la iglesia y, a veces, leemos la Biblia,pero nadie de mi familia había oído jamás del Libro deMormón. Nefi lo llamó un segundo testamento deJesucristo y dijo que se trataba de un registro antiguo delos tratos del Señor con el pueblo de las Américas. Ésafue mi primera pista de que Nefi y su familia eran dife-rentes.

Luego conocí a la hermana mayor de Nefi, Mercedes.

F E B R E R O

No le habían puesto el nombre de un profeta sino el de

su bisabuela, María de las Mercedes, que era española.La bisabuela de Mercedes tenía el pelo negro y se habíacasado con un hombre de México llamado Alejandro.Mercedes sabe todas estas cosas porque en su familiaestudian su historia familiar.

Todo lo que sé de mi familia es que mis padresnacieron en esta ciudad. Me gustaría saber más, pero nome imagino lo que sería dedicar todo el tiempo que lamadre de Mercedes dedica al estudio de sus antepa-sados.

Cuando los Pérez llegaron, todo el vecindario pareciócambiar. Por un lado tenía mejor aspecto. La casa a laque se mudaron no había sido bien cuidada pero pocodespués de descargar los muebles, los Pérez se dedicarona reparar su nuevo hogar. Pintaron y arreglaron lapuerta delantera y el señor Pérez puso a Nefi a trabajaren el jardín, limpiando las hierbas y removiendo la

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tierra.

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Por aquel entonces a nadie en el vecindario le preo-cupaba mucho la jardinería, pero Nefi dijo que suprofeta quería que tuvieran un huerto y que fueran tanindependientes como pudieran. Al principio pensé queNefi se refería al profeta que llevaba su nombre, o aMoisés o a Abraham, pero él me aclaró que se tratabadel profeta viviente, el que dirige su iglesia hoy en día.Dijo que su profeta es un hombre que habla por Dios enla tierra. Después de todo, dijo Nefi, el mundo necesitaun profeta hoy día tanto como lo necesitaban laspersonas de la Biblia.

Cuando le hablé a mi madre sobre este profetaviviente, no se echó a reír como pensé que lo haría. Envez de eso, dio un suspiro y dijo que ojalá esas cosasfueran ciertas. Aquella tarde fuimos a nuestro descui-dado huerto y comenzamos a quitarle las hierbas.

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Así que mamá, papá y yo limpiamos nuestro huerto ylos Pérez limpiaron el suyo. En otoño mamá y la señoraPérez intercambiaron recetas, y la señora Pérez leenseñó a mamá a conservar alimentos. Entonces el papáde Nefi y el mío comenzaron a pescar juntos los sábadosy a veces los viernes por la tarde, pero nunca losdomingos. Pronto descubrimos lo que los Pérez hacían yno hacían en domingo.

“Es nuestro día de reposo”, me dijo Nefi. Ellos nopescaban ni compraban, ni hacían nada sino pasartiempo juntos como familia y hacer cosas relacionadascon la iglesia. Sentí lástima por Nefi y Mercedes, pero aellos no parecía importarles, aun cuando oí los ruidosdel estómago de Nefi un domingo en el que habíanestado ayunando.

Pero, aunque no lo crean, después de todo lo que hevisto de los Pérez, me caen bien. Tal vez se deba a quese ríen mucho y parecen pasárselo bien; o quizás seaporque Nefi ayudó a nuestro equipo de fútbol a ganaralgunos partidos; o simplemente porque me siento biencuando estoy con ellos.

Esta noche, después de cenar, los Pérez van a traer aunos misioneros para contarnos a mis padres y a mí máscosas sobre su iglesia. Mamá ha limpiado la casa y hapreparado un pastel, y Nefi y Mercedes me van a traerun Libro de Mormón.

Pronto sabré todo sobre Nefi el profeta y sobre lahistoria familiar, los huertos, el día de reposo y muchascosas más. Hasta aprenderé lo que significa ser dife-rente, como los Pérez. Creo que a veces es bueno serdiferente. �

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Seguiré al

profeta

Amarse unos a otrosJuan 15:12 Perdonarse unos a otros

Mosíah 26:31

JUAN ALMA

Pedir a DiosSantiago 1:5

Pagar el diezmo

Malaquías 3:10

Guardar los

mandamientos

Alma 37:35

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Buscar la paz Isaías 54:13Obedecer a los padres

Efesios 6:1

ISAÍASPABLO

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Ilustración

A M I G O S

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Page 61: LIAHONA FEBRERO 2001

NUESTRO PADRE CELESTIAL HABLAPOR BOCA DEL PROFETA

por Diane S. Nichols

TIEMPO PARA COMPARTIR

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“Porque recibiréis su palabra con toda fe y paciencia

como si viniera de mi propia boca” (D. y C. 21:5).

§Haz de cuenta que tu madre te pide que lesdigas a tus hermanos y hermanas que vengana cenar. Hablas por tu madre, dándole su

mensaje a tu familia. ¿Te escucharán?Nuestro Padre Celestial ha escogido a ciertos

hombres para que hablen por Él. A estos hombres se lesllama profetas. Ellos nos enseñan lo que Él desea quesepamos. ¿Escucharemos?

Las Escrituras nos hablan de los profetas a quienesnuestro Padre Celestial ha llamado para que hablen enSu nombre. Noé advirtió a las personas que se arrepin-tieran o una terrible inundación asolaría la tierra. Lafamilia de Noé escuchó y fueron salvados de la inunda-ción (véase Génesis 6–8; 2 Pedro 2:5).

A Lehi se le mostró que Jesucristo sería el Salvadordel mundo. Nefi, el hijo de Lehi, oró para saber si laspalabras de su padre eran verdaderas. El Señor lo visitóy Nefi creyó todas las palabras de su padre. Másadelante, Nefi, al igual que su padre, habló en nombredel Señor (véase 1 Nefi 1:18–19; 2:16–18).

José Smith fue al bosque a orar. Nuestro PadreCelestial y Jesucristo se le aparecieron y le dieroninstrucciones que hicieron posible la restauración delEvangelio (véase José Smith—Historia 1:11–20).

Hoy día tenemos un profeta viviente, Gordon B.Hinckley. Él es el Presidente de la Iglesia. Fue esco-gido por Dios y llamado mediante la debida autoridaddel sacerdocio. El presidente Hinckley testifica que Jesucristo es el Hijo de Dios. Todos los profetastestifican de Jesucristo y nos enseñan lo que Él desea que hagamos (véase Jacob 7:11; D. y C. 21:1,4–5).

Cuando oramos a nuestro Padre Celestial, podemossaber que las palabras del profeta son verdaderas.Cuando oigamos al profeta, sabremos que nos habla en

F E B R E R O

nombre del Salvador y, sí, le escucharemos.

Instrucciones1. Separa la página 10 de la revista y pégala sobre

cartulina gruesa. Recorta las piezas del ornamento gira-torio.

2. Haz una figura o pega una foto de ti en elrecuadro vacío, y escribe tu nombre debajo.

3. Dobla por las líneas de puntos (véase la ilustra-ción). Lee el pasaje que hay bajo la figura de cadaprofeta.

4. Haz los agujeros donde se indique y pásales unhilo tal como se muestra en la ilustración. Haz un nudoen el extremo inferior del hilo y un lazo en el extremosuperior.

5. Cuelga el ornamento giratorio para recordarte loque el Salvador les dice a los profetas que te digan.

Ideas para el Tiempo para compartir1. Dé a cada maestro el nombre de un profeta y los

pasajes de las Escrituras que hablen sobre lo que hizo o dijo.Ejemplos: Noé (Génesis 6:11–14; 7:5, 7–10); Moisés(Éxodo 14:8–9, 13–14, 21–22); Malaquías (Malaquías3:10); Abinadí (Mosíah 13:1–5, 9–10); Samuel el Lamanita(Helamán 14:1–8; 16:2–3); Brigham Young (D. y C.136:1–4). Pida que cada clase represente su situación. Pida alos demás niños que adivinen de qué profeta se trata. Hablende lo que pasó como consecuencia del mensaje del profeta.

2. Pida a cada maestro que le diga a un niño algo impor-tante de la lección de ese día, y luego pida a cada mensajeroque le cuente al resto de la Primaria lo que haya aprendido.Explique que los mensajeros hablaron a toda la Primaria ennombre de sus maestros. Pregunte a todos los niños si algunavez han sido mensajeros (de sus padres, amigos, hermanos,etc.). Explique que cuando hablamos por otra persona, éstadepende por completo de nosotros para que demos todo elmensaje de manera correcta. Explique que nuestro PadreCelestial envía profetas para dar a conocer Sus mensajes.Pida a varios poseedores del sacerdocio que representen aalgunos profetas y que cada uno comparta el mensaje de ese

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profeta. �

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JESÚS Y LA CASA DE SU PADRE CELESTIAL

RELATOS DEL NUEVO TESTAMENTO

A M

Jesús fue al templo de Jerusalén. Muchas personas ibanallí a ofrecer sacrificios matando un animal o quemán-dolo sobre un altar. El sacrificio ayudaba a la gente apensar en el Salvador, quien se ofrecería a Sí mismo ensacrificio, sufriendo y muriendo por ellos.

Levítico 1:3–9; Juan 2:13; Moisés 5:5–7

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Debido a que muchas personas no tenían animales quesacrificar, otras se los vendían en el templo. Los vende-dores sólo querían el dinero; no pensaban en Dios.

Juan 2:14

Jesús vio a la gente vendiendo animales en el templo yles dijo que el templo era la casa de Su Padre Celestial,un lugar santo, y que no quería que nadie vendieracosas allí.

Juan 2:16

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Jesús se hizo un azote de cuerdas, volteó las mesas, tiró el dinero por el suelo e hizo que la gente saliera del templo.No les iba a permitir vender animales y ser irreverentes en la casa de Su Padre Celestial.

Juan 2:15–16

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A M

NICODEMORELATOS DEL NUEVO TESTAMENTO

Nicodemo era un fariseo y un gobernante de los judíos.Muchos fariseos no creían que Jesucristo era enviadode Dios. Nicodemo sí creía que Jesús era enviado deDios a causa de los milagros que Él hacía.

Juan 3:1–2

Una noche, Nicodemo habló con el Salvador. Jesús le dijo que nadie podía entrar en el reino de Dios a menos quenaciera de nuevo.

Juan 3:3–5

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14

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Nicodemo no entendió lo que Jesús quiso decir. ¿Cómo podía nacer de nuevo una persona? El Salvador le explicóque se refería a nacer de nuevo espiritualmente. Para ello, una persona debe ser bautizada y recibir el Espíritu Santo.

Juan 3:5–7

Jesús explicó que nuestro Padre Celestial le habíaenviado a la tierra para preparar el camino a fin de quepudiéramos regresar a Él. El Salvador testificó quesufriría y moriría en una cruz para que pudiésemos sersalvos si creemos en Él y guardamos Sus mandamientos.

Juan 3:12–17

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Dijo que tenemos que hacer aquellas cosas que soncorrectas y no hacer las que no lo son. Si hacemos lojusto, viviremos para siempre en el reino de Dios.

Juan 3: 18–21

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“Escudriñad estos mandamientos”“Escudriñad estos mandamientos porque son verdaderos y fidedignos, y las profecías

y promesas que contienen se cumplirán todas” (D. y C. 1:37).

“Durante este año, todos los miem-bros de la Iglesia estudian Doctrina yConvenios. Los inspirados y notablesmensajes de este libro se enseñan yestudian en muchos idiomas y en cienpaíses del mundo. Es un libro glorioso,

lleno de sabiduría divina, y contiene la palabra de Diospara esta generación”.Gordon B. Hinckley(“El orden y la voluntad de Dios”, Liahona, agosto de 1989, pág. 2).

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“Doctrina y Convenios está repleto decosas espléndidas con las que debemosestar familiarizados; pero podemos leereste libro de cabo a rabo y aprenderlode memoria, y no nos beneficiará ennada a menos que pongamos en prác-tica sus enseñanzas... Si como pueblo vivimos de acuerdocon esas maravillosas revelaciones que hemos recibido,seremos una luz refulgente y brillante para todo elmundo”.Heber J. Grant (1856–1945)(Gospel Standards, compilado por G. Homer Durham, 1941, págs. 39, 43).

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“El libro de Doctrina y Convenios seles ha dado a los Santos de los ÚltimosDías para que guíen sus pasos y susacciones cada día”.Brigham Young (1801–1877)(Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia:

Brigham Young, 1997, pág. 130).

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“El Libro de Mormón es la ‘piedraangular’ de nuestra religión, yDoctrina y Convenios es la ‘piedra decoronamiento’, con revelaciónmoderna constante. El Señor hapuesto Su sello de aprobación en

ambas piedras”.Ezra Taft Benson (1899–1994)(“El Libro de Mormón y Doctrina y Convenios”, Liahona, julio de1987, pág. 85).

“El libro de Doctrina y Convenioscontiene algunos de los principios másmaravillosos que se han revelado almundo, algunos de ellos revelados enmayor plenitud al mundo que en cual-quier otra época”.Joseph F. Smith (1838–1918)(Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Joseph F. Smith,1998, pág. 45).

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“El libro de revelaciones... mostrabaque las llaves de los misterios del reinode nuestro Salvador nuevamente sehan conferido al hombre, y que lasriquezas de la eternidad están alalcance de aquellos que se disponen a

vivir de acuerdo con cada palabra que procede de laboca de Dios”.José Smith (1805–1844).(Enseñanzas del Profeta José Smith, págs. 2–3).

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TURA

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Page 67: LIAHONA FEBRERO 2001

“Por el don y el poder de Dios”, por Simon Dewey, cortesía del Museo de Historia yArte de la Iglesia, Quinta Competición Internacional de Arte.

“…mi siervo José Smith, hijo... ha traducido el libro, sí, la parte que le he mandado; y vive vuestro Señor yvuestro Dios, que es verdadero” (D. y C. 17:5–6; véase también D. y C. 135:3).

Page 68: LIAHONA FEBRERO 2001

Con la ayuda de Oliver Cowdery y otros escribas, el profeta José Smith

tradujo el Libro de Mormón “por el don yel poder de Dios” (D. y C. 135:3). El libroprueba “al mundo que las Santas Escriturasson verdaderas, y que Dios inspira a loshombres y los llama a su santa obra en estaedad y generación” (D. y C. 20:11). Juntoal Libro de Mormón, y como un segundotestigo inseparable, se encuentra Doctrina yConvenios. Véase “Testigos inseparables deJesucristo”, pág. 14.