LCDE031 - Glenn Parrish - Juicio Contra Un Planeta

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LCDE031 - Glenn Parrish - Juicio Contra Un Planeta

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LTIMAS OBRAS PUBLICADASEN ESTA COLECCIN

26 - Epitafio para todas - Peter Debry27 - Los hijos de las tinieblas - Ralph Barby28 - Ladrn de robots - Glenn Parrish29 - El 32 de diciembre - Curtis Garland30 - La luz del universo - Lucky Marty

GLENN PARRISH

JUICIO CONTRA UN PLANETALA CONQUISTA DEL ESPACIO n. 31 Publicacin semanal.Aparece los VIERNES.

EDITORIAL BRUGUERA, S. A.BARCELONA - BOGOTA - BUENOS AIRES - CARACAS - MEXICO2

Depsito Legal B. 2.907 1971Impreso en Espaa - Printed in Spain

1.a edicin: marzo, 1971

GLENN PARRISH - 1971 sobre la parte literaria

RAFAEL GRIERA - 1971 sobre la cubierta

Concedidos derechos exclusivos a favor de EDITORIAL BRUGUERA. S. A. Mora la Nueva, 2. Barcelona (Espaa)

Todos los personajes y entidades privadas que aparecen en esta novela, as como las situaciones de la misma, son fruto exclusivamente de la imaginacin del autor, por lo que cualquier semejanza con personajes, entidades o hechos pasados o actuales, ser simple coincidencia.

Impreso en los Talleres Grficos de Editorial Bruguera, S.A.Mora la Nueva, 2 Barcelona 1971

CAPTULO PRIMEROUsted dispense. Puede decirme si este planeta es la Tierra?El transente mir asombrado al individuo que acababa de formularle la anterior pregunta. Al asombro sigui la irritacin.Vyase al diablo, estpido! Y sigui su camino, echando pestes de quienes no tenan cosa mejor que preguntar insensateces en lugar de trabajar honradamente, como Dios manda.El extrao individuo que haba hecho la pregunta sigui andando. Era un hombre de estatura ms bien baja, edad mediana, piel no muy clara, aunque tampoco oscura realmente, crneo casi limpio de pelo y piriforme y menudos ojillos redondos que lo contemplaban todo con infinito asombro.Sus ropajes eran holgados y cmodos, una especie de blusa larga, de color azul oscuro y pantalones del mismo color. Pareca aturdido y encantado, perplejo y atrado por el brillante espectculo que le representaba el tumulto de una gran ciudad a finales del siglo XX.Fitsjius crea estar en la Tierra, pero no tena la seguridad de ello. Por dicha razn, haba formulado la anterior pregunta al primer transente con quien se haba topado.Divis a un hombre de cierta edad y aspecto amable, y se dirigi hacia l.Perdn, caballero. Estamos en el planeta denominado Tierra? inquiri.El otro le mir un tanto asombrado, aunque acab por responder:Pues claro que s, amigo! Estamos en la Tierra, afortunadamente, claro!Una visible expresin de alivio apareci en el rostro de Fitsjius:Mil gracias, caballero, mil gracias contest, sintindose sumamente feliz.El otro sigui andando, a la vez que meneaba la cabeza.Hay que tener cuidado con estos locos que andan sueltos por ah y seguirles la corriente; de lo contrario, te expones a que te peguen un navajazo en la tripa.Fitsjius meti la mano en el bolsillo derecho de sus pantalones y sac una tarjeta, en la que haba un nombre y una direccin:

MIGUEL KIMBALL CII avenida, 877, 89, E.

Levant la vista. S, aquella era la avenida nmero ciento dos.Fitsjius fue buscando nmero por nmero, hasta encontrar el 877. Entonces se meti en el edificio y el ascensor le llev hasta el piso 89. Busc en aquella planta la puerta E y la encontr merced al rtulo que haba en la puerta y que deca:

M. KIMBALL Servicios Generales de Investigacin

Una ancha sonrisa apareci en los labios de Fitsjius. Puls el timbre de llamada y esper a que una encantadora muchacha abriese la puerta.Diga, seor.Deseo ver al seor Kimball manifest Fitsjius.Tiene usted concertada cita con l? pregunt la recepcionista.Pues... Fitsjius vacil. No claro que no, pero...En ese caso, tendr que llenar un impreso, solicitando la entrevista. La secretaria personal del seor Kimball le fijar el da y la hora. Le conviene?Ah va! dijo Fitsjius. El seor Kimball debe de ser un hombre muy importante.Lo es, en efecto sonri la chica. Tenga la bondad de pasar, seor...Fitsjius dijo el visitante. Fitsjius, de Zlar.Ah dijo la empleada, haciendo un gesto de extraeza. Tome asiento, seor de Zlar.No, no, seorita; usted no me ha entendido. Mi nombre es Fitsjius y no tengo apellido. Dije de Zlar porque ese es el planeta del cual procedo, seorita.* * *La chica iba por la calle con una cajita en las manos, ajena a cuanto ocurra a su alrededor, fijos los bellos ojos de glaucas pupilas en una diminuta pantalla que haba en la superficie del aparato.De cuando en cuando, se tropezaba con alguna persona. Peda perdn, se apartaba ligeramente y continuaba su camino.Era joven, de esplndida figura y tena el pelo negro-azulado. Vesta una corta chaquetilla sin mangas, debajo de la cual llevaba un breve sujetador, y unos pantalones largos, hasta el tobillo, muy ajustados a las caderas y las piernas. Un ancho cinturn del mismo color que los pantalones, rojo vivo, sostena en el lado izquierdo un bolso negro.Una diminuta antena sobresala de la caja, girando su rejilla a razn de unas treinta revoluciones por minuto. Algunos transentes contemplaban con atencin las acciones de la chica, pero la mayora pensaban que deba de tratarse de algn nuevo tipo de deteccin con el que se estudiaba el grado de contaminacin atmosfrica en las distintas partes de la ciudad.Junto a la pantalla haba una lamparita de color mbar, que emita destellos muy espaciados, uno cada dos segundos. Ella, sin embargo, se senta esperanzada, porque pocos minutos antes, los destellos se producan a razn de uno por cada cinco segundos.De sbito, se encendi una lmpara roja en la cajita.Asombrada, la chica mir en todas direcciones. Los centelleos de la luz roja eran muy rpidos.Orient la caja a derecha e izquierda. En uno de los movimientos, la luz qued encendida permanentemente.Ella mir al individuo que caminaba presurosamente a cinco o seis pasos, consultando con frecuencia lo que pareca ser un gran reloj de pulsera. Inmediatamente, se lanz en su persecucin.Pasaron algunos minutos. De pronto, el hombre pareci darse cuenta de que era perseguido y volvi la cabeza.Prese grit la chica.El otro no hizo caso y ech a correr. Ella corri tras l, llamndole a gritos.Alto, alto!La gente les miraba extraada. Un fornido agente de polica sali al encuentro del perseguido.Quieto ah, amiguito. Adonde se cree que...?El fugitivo sac una especie de lpiz de un bolsillo y apunt con l al polica. No se vio ningn chispazo ni se oy el menor estampido, pero el agente fue lanzado hacia atrs con indescriptible violencia y acab metindose en un escaparte de una tienda, tras romper la luna con fenomenal estruendo.La gente se alborot. El fugitivo segua dndole a las piernas, implacablemente perseguido por la chica del pelo negro-azulado.Se oy una sirena de alarma. El fugitivo trat de cruzar la calle, en el preciso momento en que llegaba un coche de patrulla.El tubo actu de nuevo. La fuerza invisible desvi cuarenta y cinco grados la trayectoria del vehculo y lo lanz contra una farola. El ruido del impacto result fenomenal.Uno de los guardias desembarc y dispar al aire. Ni siquiera ante aquella conminacin se detuvo el fugitivo.Un segundo coche de patrulla apareci por la prxima esquina. El individuo apunt de nuevo con aquel misterioso tubo y el vehculo volc. En el mismo instante, un revlver deton varias veces y el fugitivo se desplom al suelo.El tubo rod un poco por el suelo y luego se inflam con vivsima llama, que hizo retroceder a los policas. Cuando el fuego se hubo extinguido, se observ, con asombro, que haba en el suelo un hoyo de medio metro de dimetro por un palmo de profundidad, casi completamente ennegrecido.El asfalto haba desaparecido, devorado por aquel extrao fuego. En la otra acera, la chica, involuntaria autora de todo aquel escndalo, contemplaba la escena con la decepcin pintada en su bello semblante.Al cabo de unos minutos, resignada, emprendi la marcha de nuevo.Fij la vista en el detector. Los destellos de la lmpara de color mbar se producan ahora cada segundo.* * *Esperar haba dicho Fitsjius cuando conoci la respuesta de la secretaria de Kimball.Le advierto a usted que hasta dentro de tres das no tendr hora para usted dijo la recepcionista.Por toda respuesta, Fitsjius se encogi de hombros. Busc asiento en un rincn discreto de la antesala y se sent all.Cerr los ojos. La recepcionista hizo un gesto de indiferencia y continu atendiendo a su trabajo.Al cabo de unos minutos, mir casualmente hacia el lugar donde estaba sentado el visitante. Fitsjius haba desaparecido.Qu extrao! coment la muchacha. Se habr ido sin que yo me haya dado cuenta.Pas un buen rato. De pronto, apareci la secretaria.Mary, dnde est el seor Fitsjius? El jefe dice que puede concederle unos minutos manifest.Lo siento, seorita Vernon. El seor Fitsjius se march.Estoy aqu! dijo alegremente el mencionado desde su rincn. No me haba ido; simplemente descabezaba un sueecillo.Las dos mujeres contemplaron el silln con cara de asombro, pero ms todava Mary, quien hubiera jurado unos segundos antes, incluso poniendo la mano en el fuego, que aquel asiento estaba desocupado.Lo lamento dijo Fitsjius, a la vez que se pona en pie. Muchas ocasiones, cuando me duermo, mi relajacin es tal, que llego a desmaterializarme y me convierto en un hombre invisible. Han dicho que el seor Kimball quiere recibirme?Clara Vernon asinti con lentos movimientos de cabeza.En efecto, seor Fitsjius, as es confirm.

CAPTULO IIPero Fitsjius tard todava un par de minutos en entrar en el despacho de Kimball. Clara era una eficiente secretaria y se crey en el deber de informarle del extrao incidente ocurrido.Kimball era un hombre joven, de unos treinta y dos aos, de presencia agradable y mirada perspicaz. Oy las declaraciones de su secretaria y luego hizo un gesto con la mano.Hgalo pasar, seorita Vernon.S, seor.Fitsjius entr en el despacho instantes despus.Es un placer conocer a tan reputado investigador, seor Kimball manifest. Su fama ha llegado hasta mi planeta, Zlar, del Tercer Sistema Solar de Vega. Precisamente por eso he venido aqu, a entrevistarme con usted.Muy amable, seor Fitsjius sonri Kimball. Sintese, por favor, y dgame qu es lo que prefiere para beber.Nada. En Zlar somos abstemios. All no se conoce el alcohol, sino como medicamento.Ah! Qu planeta tan interesante dijo el investigador:S, en efecto; es un planeta muy interesante, aunque no tanto como el suyo, seor Kimball.Hombre, la Tierra no est mal del todo. Tenemos nuestros defectos, pero nos vamos arreglando... desde hace unos cuantos miles de aos. Y, dgame: en qu puedo servirle?Seor Kimball, quiero contratar sus servicios para que luche en una guerra interplanetaria. Se le abonarn puntualmente los honorarios que usted fije y los gastos de transporte, naturalmente, sern por nuestra cuenta. Pero el Consejo de Ministros Superiores de Zlar ha estimado, tras maduras deliberaciones, que es usted el nico que puede ganar esa guerra.Oh, s, ganar una guerra interplanetaria es fcil convino Kimball, cortsmente. Cules son las armas que usar?Una partida de ajedrez tetradimensional, es decir, que se juega con cuatro tableros superpuestos. El ajedrez tetradimensional es complicadsimo, sabe usted? Si nosotros, los zlarianos, perdemos la partida, habremos perdido la guerra y la vergenza y el oprobio habrn cado sobre nosotros y los transmitiremos a nuestras generaciones mientras Zlar contine flotando en el espacio.Terrible, terrible murmur Kimball. Imagino que si pierden se rasgarn las vestiduras y se echarn ceniza en la cabeza. Pero, no se puede evitar esa partida de ajedrez en cuatro tableros?Imposible contest Fitsjius. El reto est y lanzado y, segn las leyes, nuestro presidente debe aceptar la partida.Pues la juega y ya est! exclam el investigador, sonriendo.El inconveniente estriba en que nuestro presidente no tiene ni idea de lo que es el ajedrez tetradimensional. El presidente Benq'ist ya saba lo que se haca cuando lanz el reto.Me lo figuro dijo Kimball. As que perdern la partida y con ella la guerra y...Y la vergenza caer sobre nosotros, los zlarianos, mientras las estrellas sigan brillando en el firmamento dijo Fitsjius, dramticamente.Qu espanto! Y en aquel momento, Kimball vio, con el rabillo del ojo, que la puerta del despacho se entreabra un poco.Hizo un gesto de asentimiento. La puerta termin de abrirse y dos fornidos individuos, vestidos con batas blancas, irrumpieron en el despacho, y agarrando cada uno de ellos a Fitsjius por un brazo y una pierna, se lo llevaron de all sin atender a sus ruidosas protestas.Uf! exclam. Vaya un tipo loco. Jams haba odo tantas insensateces en menor espacio de tiempo.Desde la puerta, Clara Vernon hizo un signo de asentimiento.Hizo bien en dejar el interfono abierto, jefe. Mary y yo lo hemos odo todo. Usted tiene razn: menuda sarta de barbaridades.Barbaridades! dijo repentinamente una voz femenina. Seorita, usted no tiene ni idea de lo que est diciendo.Kimball, Clara y Mary se volvieron hacia la puerta, en donde acababa de aparecer una hermosa muchacha, que sostena una cajita con ambas manos.Quin es usted? pregunt Kimball.M nombre es Krlin y busco a un sujeto llamado Fitsjius, quien, segn los informes de mi detector, deba de hallarse en este piso. Pero se ha marchado, creo.No se ha marchado, se lo han llevado... al manicomio puntualiz el investigador.Los ojos de la chica centellearon.Eso es todo lo que se le ha ocurrido, estpido? Enviar al manicomio a un hombre que vino a pedirle ayuda en nombre de un planeta amenazado de destruccin total?* * *Kimball se pas una mano por la cara.Seorita...Krlin repiti ella.Ese no es un nombre rezong Kimball.Es el mo.Parece una fuga de vocales dijo Clara, riendo, pero la risa se hel en sus labios al recibir una furiosa mirada de la visitante.Tengo que hablar con usted, seor Kimball dijo la chica. Es urgente. Ya que no ha querido hacer caso al pobre Fitsjius, igame a m por lo menos.Kimball hizo un gesto de resignacin. Consult el reloj y dijo:Clara, Mary, ya ha pasado la hora. Pueden irse cuando gusten.Bien, jefe.Entre en mi despacho, seorita...Krlin insisti la morena, una vez ms.Kimball reflexion unos momentos. Luego, dijo:Si no tiene inconveniente, pondr algunas vocales entre las consonantes, cambiar la inicial y as quedar un nombre ms femenino: Carolina. Le importa?En absoluto, Miguel respondi ella, con notable desparpajo.Entraron en el despacho. Kimball se sirvi una copa.No la invito a usted, porque ya s que los zlarianos son abstemios dijo socarronamente.Una solemne tontera de nuestro sistema de vida calific Carolina. A m me gusta una copita de cuando en cuando.Vaya sonri el investigador. Est bien, aqu tiene la copa.Gracias. Qu suma le ofreci Fitsjius por sus servicios?Ninguna. No llegamos a concretar nada en este sentido.Claro, antes vinieron los loqueros y se lo llevaron, no?Kimball se sinti embarazado.Hablemos claro, Carolina. Yo no dudo de sus buenas intenciones declar. De lo que s dudo es del recto juicio de Fitsjius, eso es todo.De modo que no cree que l haya llegado de un planeta distante del suyo, en cifras redondas, veintisiete aos luz.Hombre, pero si apenas acabamos de poner pie en Marte y est mucho ms cerca dijo Kimball, con sonrisita de conejo.Entonces, si yo le dijera que vengo de Zlar y que soy, como se dice aqu, paisana de Fitsjius, tampoco me creera.Kimball torci el gesto.Carolina, usted es muy guapa. No me ponga en un compromiso, por lo que ms quiera.Pero si es verdad, Miguel! exclam ella.Hubo un momento de silencio. De pronto, Carolina seal el telfono con pantalla de televisin que Kimball tena sobre la mesa.Llame a la polica indic. Infrmese del incidente que ha tenido lugar esta tarde, cuando varios policas trataron de detener a un hombre, que los rechaz con disparos de energa pura, aunque, por fortuna, al mnimo de tensin. Vamos, llame, Miguel.Kimball contempl a la muchacha durante algunos instantes. Luego, lentamente, se acerc al aparato y marc el nmero de la polica.* * *El silencio reinaba en el despacho. Fuera, en la calle, brillaban los anuncios luminosos.Una sola lmpara alumbraba la estancia. Kimball se pas una mano por la frente, y dijo:Me siento confundido, Carolina.Es lgico. Todos los das no tiene un terrestre visitas de seres nacidos en otros planetas.Pero maldita sea, yo no acabo de creerme...Cunto pensaba pagarle Fitsjius por sus servicios, Miguel?Repito que no habamos hecho ningn pacto, Carolina.Ella abri el bolso que llevaba colgado del cinturn y sac un disco brillante que lanz sobre la mesa.Qu le parece la moneda que usamos en Zlar? dijo.Kimball tom el disco, contemplndolo con infinito asombro. Tena casi diez centmetros de dimetro, por uno de grueso, y era de vidrio verde, transparente, con unos extraos grabados en sus superficies. Los bordes del crculo estaban protegidos por un grueso aro de metal dorado.Esto parece... parece... titube, sintindose incrdulo.Es confirm Carolina. Es una esmeralda, con cantos de oro. Tengo ms en el bolso, y Fitsjius, seguramente, le hubiese dado un cheque por diez mil unidades de nuestra moneda. Ese disco que tiene usted en las manos es una unidad de moneda zlariana, Miguel.Kimball se desplom en el silln.No acabo de crermelo dijo.Carolina sonri.Tendrs que retirar la acusacin de demencia contra Fitsjius dijo, tutendole de repente.Eso puedo hacerlo ahora mismo, pero lo que no puedo hacer es aceptar el encargo, sin reflexionar muy seriamente.Lo comprendo, Miguel. Veinticuatro horas?S, est bien.Volver maana por la tarde prometi ella, a la vez que se pona en pie.Un momento!... rog Kimball. Supongamos que... que todo lo que has dicho es cierto; supongamos que el conflicto entre esos dos planetas existe. Cul ser mi papel en esa... guerra interplanetaria?Habr dos protagonistas principales: el presidente de Benq'ist y t.Yo? Era la confirmacin de las palabras de Fitsjius.S, porque si aceptas se te nombrar presidente de Zlar, y, por tanto, tendrs que vrtelas con tu colega de Benqist.Est bien. Ya soy presidente de Zlar. Pero no s jugar al ajedrez tetradimensional.Te ensearemos a jugar.Y si pierdo?Carolina suspir.Pobre de ti! respondi tristemente.* * *Kimball lleg tarde a la oficina al da siguiente. Haba dormido mal. Mejor dicho, apenas haba pegado un ojo.Lo primero que hizo, al entrar en la oficina, fue dar una orden:Mary, cancele absolutamente todos los compromisos para hoy. Y a la secretaria: Clara, fiesta para las dos. S hay algo, ya lo resolver yo personalmente.Minutos ms tarde, se haba quedado solo.Soaba? Estaba despierto?Los sucesos de la vspera, eran producto de una pesadilla o realidad?Fitsjius pareca hablar en serio. Carolina no, le iba a la zaga.Pero, cmo era posible, suponiendo que ello fuera cierto, que unos seres extraplanetarios hubiesen podido llegar a la Tierra sin que sus astronaves fuesen detectadas?Es para volverse loco, se dijo. A veces le entraban ganas de pedir el puesto que Fitsjius haba dejado ya vacante, con toda seguridad.Si aceptaba, se le nombrara presidente de Zlar.Al parecer, ello entraba dentro de las reglas del juego.Yo, presidente de un planeta. Qu risa! Y aprendera a jugar al ajedrez tetradimensional.Qu pasara si perda?Carolina se haba mostrado muy lgubre, pero nada explcita. Despus del lamentoso Pobre de ti, ya no haba querido decir nada ms.Qu le suceda a un presidente de Zlar cuando perda la partida de ajedrez tetradimensional? Se destrua su planeta?Sus reflexiones fueron cortadas de repente por el sonido del llamador de la puerta.Desde su mesa del despacho, sin molestarse en salir a recibir al visitante, puls el mando de apertura. Lo hizo involuntariamente como un reflejo, pero cuando quiso retractarse, era ya tarde.Un hombre entr a poco en el despacho. Era de regular estatura y aire ms bien corriente, slo que su piel tena un acentuado tinte verdoso.Seor Kimball dijo el individuo.S, yo mismo. En qu puedo servirle, seor...?Vai'dor se present el visitante. Vai'dor, de Benq'ist.Ah, ya dijo Kimball, con naturalidad. El planeta rival de Zlar.Justamente. Vai'dor le dirigi una cordial sonrisa. Tengo entendido que van a elegirle presidente de Zlar.Todava no he tomado una resolucin en firme, aunque puede que acepte. Pero no es seguro.El cargo tiene bastantes ventajas manifest Vai'dor. Aunque slo sea presidente por un da, tendra una pensin vitalicia de diez mil unidades de moneda. Creo que equivalen a veinticinco millones de su unidad de moneda, al cambio actual.No estoy muy enterado de las cotizaciones de la Bolsa interplanetaria dijo Kimball, irnicamente.S, el cambio es se, ms o menos. Pero ese cargo tiene una sola desventaja, seor Kimball.Cul es, por favor?Que no podra disfrutar de su pensin de retiro.Hubo un espacio de silencio.Me amenaza, Vai'dor? pregunt Kimball al cabo.Oh, por favor sonri el visitante. Simplemente, le informo de algunos detalles concernientes al cargo, los cuales usted ignora, con toda seguridad.Es cierto admiti Kimball. Pero puede que eso lo haga mucho ms atractivo.Lo cual significa que existen grandes posibilidades de que acepte.No tendra nada de particular, seor Vai'dor.El visitante frunci las cejas.A nosotros, los de Benq'ist, no nos gustara declar.Pero yo soy libre de aceptar o no ese cargo.Como todo ser humano, es libre de subir al ms alto edificio y lanzarse al vaco.Kimball se puso en pie.Quiere que le diga una cosa, Vai'dor?Le escucho, seor Kimball.Est agotando mi paciencia. Vyase antes de que sea demasiado tarde.Vai'dor entorn los ojos.Parece como si se hubiera decidido a aceptar el cargo murmur.Vai'dor, los terrestres somos muy obstinados. Cuando queremos que uno de nosotros vaya hacia el Sur, le empujamos hacia el Norte. Comprende la metfora?S, desde luego. Pero yo le voy a hacer una advertencia... prctica.Vai'dor meti la mano en el bolsillo y sac un brillante tubo metlico de unos tres centmetros de grueso por veinte de longitud. Apunt al cuerpo de Kimball y el joven sintise, de pronto, arrojado hacia atrs, como si hubiese recibido un puetazo.Kimball se rehzo y dio otro paso hacia adelante. Una fuerza invisible lo despidi de nuevo contra la pared. Rebot, volvi a adelantar y aquella extraa energa le golpe de nuevo en el pecho, ahora varias veces seguidas, hasta dejarle sin aliento.Vai'dor haba dejado de sonrer.Podra aplastarle, pero me he limitado a usar la potencia aproximada del puo de un terrestre corriente dijo. Si intenta ir a Zlar, lo sentir. Buenos das.Kimball senta las piernas como si fuesen de mantequilla. Tena los pulmones sin aire y se dej resbalar hasta quedar sentado en el suelo, permaneciendo en esta postura durante algunos minutos.As lo encontr Carolina cuando lleg poco despus.Miguel, qu te ha pasado? pregunt la joven, alarmada.Kimball hizo una mueca.Ya ves contest con amargo humorismo: Consecuencias de la campaa electoral para la presidencia de Zlar.* * *Un par de tragos de buen coac aliviaron no poco la depresin de Kimball.Conoces al que me golpe con su tubo de energa? pregunt a la muchacha.Miguel! Qu cosas tienes! Zlar y Benq'ist no estn muy poblados, aunque s lo suficiente para no conocer a todos. Ni muchsimo menos.S, pero todos los del oficio, a veces, se conocen entre s. Y si t no eres un agente secreto de Zlar, que me tiren por la ventana a la calle.No, no conozco a Vai'dor insisti Carolina, a la vez que se sentaba en un ngulo de la mesa. Qu te dijo?Kimball le relat la entrevista sostenida con su visitante extraterrestre. Carolina le escuch con gran atencin, sin interrumpirle ni una sola vez.Creo comprender por qu lo hacen dijo cuando l hubo terminado de hablar.Explcate, quieres?Sencillamente, no quieren perder la guerra.Pero por todos los... Carolina, cmo se puede perder una guerra slo porque se pierda una partida de ajedrez?T no entiendes an nuestras costumbres dijo la muchacha, con tristeza. Pero cuando Fitsjius vino a proponerte que aceptases el cargo de presidente, es porque crey que t podras ganar la partida.Lo cual no es muy correcto, porque bien podrais haber elegido a un nativo en lugar de un extranjero como soy yo. Sabes cmo se llama aqu a los que luchan por dinero, defendiendo causas ajenas?No. Dmelo, por favor.Mercenarios.Carolina se encogi de hombros.Nuestra moral es muy distinta replic.S, la moral de un caimn... zlariano, suponiendo que all haya caimanes. Carolina, yo podra negarme.Ella suspir.Tendramos que buscar a otro dijo. Pero los diez mil crculos...El dinero no lo es todo, Carolina. Dejando de lado otras consideraciones, de qu me servir si pierdo y muero?No perders insisti la joven.Pero si pierdo... Kimball se pas un dedo por la garganta, en un gesto sumamente grfico.Cmo sabes que si pierdes morirs?Me lo ha dicho Vai'dor. Dijo, o insinu, que si perda sera tanto como si me tirasen de la ltima terraza del rascacielos ms alto. Bueno, eso o algo muy parecido, tanto da.S, el ajedrez tetradimensional tiene esos riesgos murmur la joven, pensativamente.Kimball se sinti, de pronto, acuciado por la curiosidad.Carolina, cmo es un ajedrez tetradimensional? pregunt.Vers, se compone de cuatro tableros superpuestos, con anlogas separaciones entre s. Cada tablero tiene doce cuadros por lado, lo que da un total de ciento cuarenta y cuatro cuadros, setenta y dos blancos y otros tantos negros en el tablero de la base. El del primer piso tiene los cuadros blancos y rojos; blancos y azules el del segundo piso y, por fin, el ltimo tiene los cuadros negros y amarillos.Kimball se tap los ojos con una mano.En total son...Quinientos setenta y seis cuadros.Imagino que las figuras sern veinticuatro por cada bando, en cada piso, es decir, cuarenta y ocho por tablero.Justamente. Blancas y negras en la base; blancas y rojas en el primer piso; blancas y azules en el segundo y negras y amarillas en el tercero. En total son ciento noventa y dos figuras.Es mareante dijo Kimball, atizndose otro trago de coac para reponerse de la impresin.Lo que verdaderamente marea es que, segn la jugada, una figura de la base puede pasar a los otros tableros, para efectuar un movimiento de ataque, de modo que no estn limitadas a sus propios tableros, sino que, repito, pueden moverse por cualquiera de los otros tres, a excepcin del jefe mximo, que est siempre fijo en una casilla del tablero de la base.Yo me desmayo dijo Kimball. Jugar una partida as debe de resultar enloquecedor. Ahora me explico por qu vuestro presidente no sabe jugar al ajedrez tetradimensional.Si quieres que te diga la verdad, no habr en todo Zlar ms all de cinco o seis personas que sepan jugar una partida de nuestro ajedrezconfes, sorprendentemente, la muchacha.

CAPTULO IIIVai'dor es tonto dijo Kimball.Por qu? pregunt Carolina.El investigador se ech a rer.Mira que venir a amenazarme... Aunque pasen cien aos, no aprender yo jams a jugar a ese endiablado ajedrez!Carolina se ape de la mesa.Miguel, estamos perdiendo el tiempo con estpidos comentarios dijo. Lo que interesa ahora es capturar a Vai'dor.S, lo encontraremos dentro de un cuarto de hora contest Kimball, sarcsticamente. Total slo vivimos en la capital cinco millones y medio de personas...Eso no me preocupa a m. Yo tengo un detector infalible, que es el que utilic ayer cuando localic a Fitsjius, s bien es cierto que llegu tarde. Pero tambin me hizo conocer la presencia de un agente de Benq'ist.Dnde tienes ese aparato mgico? pregunt l.Abajo, en mi coche.Ah, pero, tambin tienes coche?Carolina sonri.Estoy en tu planeta y debo desenvolverme como una indgena contest.Kimball la contempl especulativamente de pies a cabeza.Pues no cabe la menor duda de que pocas indgenas te superan en fsico y figura elogi.Ella rio alegremente. Luego agarr su mano y tir de l.Vamos a ver si localizamos a Vai'dor exclam.El investigador lanz un profundo suspiro.Contina la campaa electoral dijo resignadamente.El coche de Carolina estaba en el estacionamiento subterrneo del edificio.Conduce t, quieres, Miguel? Yo manejar, mientras tanto, el detector.Como quieras.Kimball se sent ante los mandos. El coche se mova por energa elctrica y una simple palanca bastaba para hacerlo funcionar.Empuj la palanca y el vehculo se puso en funcionamiento. Para virar, bastaba mover la palanca en el sentido requerido. Al presionar con el pulgar, un botn que tena en la parte superior se accionaban los frenos.Salieron a la calle. Atento al trnsito, Kimball no dejaba, sin embargo, de echar de cuando en cuando un vistazo al detector que Carolina tena sobre las rodillas.Cmo funciona ese cacharro? pregunt.Frmula molecular.Qu?S. Todo cuerpo, aun las sustancias inorgnicas, tienen su frmula molecular propia. Pero este detector slo funciona con seres inteligentes vivos. La frmula, molecular de un zlariano es distinta de la de un nativo de Benq'ist y ambas, a su vez, son distintas de la de un terrestre.Vaya, eso no lo saba yo confes Kimball, admirado.La diferencia es mnima, por supuesto, y ello se debe a las distintas condiciones ambientales, basadas, sobre todo, en las radiaciones solares, es decir, de las estrellas que dan luz y calor a los planetas y que, en vuestro caso y referido a vuestra estrella, recibe el nombre de Sol.Pero, a juzgar por lo que he odo, Zlar y Benq'ist, estn alumbrados por el mismo Sol.Efectivamente confirm Carolina. Sin embargo, fjate en una cosa. Recibe Marte, por ejemplo, la misma cantidad de luz y calor que la Tierra?No, desde luego.Zlar es un planeta muy parecido al vuestro, era tamao, forma, cantidad de radiacin solar que recibe, ecologa... En cambio, Benq'ist es, podra decirse, el planeta Marte de nuestro sistema solar.Kimball hizo un signo de asentimiento.Esto explica muchas cosas dijo. Benq'ist ser un planeta fro, sombro, habitado por seres ttricos y poco amistosos.La mayora son as, en efecto.Y vosotros sois alegres, joviales y comunicativos.Exactamente.Debe de dar gusto vivir en Zlar.La Tierra es un hermoso planeta, pero yo no lo cambiara por el mo, ni aunque me lo pidiesen de rodillas.Cuestin de gustos, claro sonri Kimball.De pronto, Carolina levant una mano.Arrmate a la acera pidi. Las seales se ven muy persistentes. Me parece que ya hemos localizado a Vai'dor.Kimball obedeci sin vacilar. Detuvo el coche y lanz una mirada hacia la lmpara de color mbar que oscilaba rpida e incesantemente en el detector.Vai'dor no puede andar muy lejos dictamin Carolina. Est en un radio de menos de cincuenta metros y en cualquier momento podemos tenerlo a la vista.Eso me parece muy bien contest Kimball, pero me acuerdo de su tubo de energa y se me ponen los pelos de punta, Carolina.Ella sonri ligeramente.No te preocupes contest. Ests envuelto en una cpsula reflectante, que har intiles todos los esfuerzos de Vai'dor, si se siente belicoso.Transcurrieron algunos minutos. Sbitamente, la lamparita del detector aceler sus oscilaciones,Creo que ya est a punto de hacerse visible dijo CarolinaVai'dor apareci segundos ms tarde en la puerta de una casa situada a pocos metros del coche. El individuo mir a derecha e izquierda recelosamente y luego dio un par de pasos en la acera.De pronto, alguien surgi delante de l.Fitsjius! exclam Kimball, sorprendido.El hombrecillo avanz resueltamente hacia Vai'dor. Este lo vio y sac inmediatamente su tubo de energa,Cuidado, Fitsjius! grit Kimball.Fitsjius levant una mano. Vai'dor estir la suya.El tubo liber una descarga de energa. Kimball crey que soaba de nuevo.La descarga alcanz de lleno a Fitsjius, proyectndolo hacia atrs con indescriptible violencia. Fitsjius vol literalmente por las aires a travs de la calle, hasta estrellarse con horrible ruido contra la pared de una casa.A Kimball le pareci que haba sido un impacto similar al producido por la cada desde un elevado rascacielos. Una silueta de siniestro color rojo qued impresa en la pared, mientras el cuerpo destrozado de Fitsjius rodaba por la acera, en medio de los alaridos de espanto de la muchedumbre.Una gran confusin se produjo en el acto.Vai'dor escap.* * *Kimball no hizo nada por perseguirle. Aquel tubo de energa le daba un miedo espantoso.Carolina se hallaba tambin muy impresionada.Pobre Fitsjius se lament.Cometi una imprudencia, en efecto dijo Kimball. Pero, cmo no se protegi contra la descarga de energa?Ella se mordi los labios.Es verdad contest. Fitsjius tena que llevar encima el generador de antienerga, lo cual le hubiera salvado la vida. Pero no comprendo cmo pudo cometer una imprudencia semejante.Lo llevas t? pregunt Kimball.Claro que s! No se me ocurrira dar un paso sin una proteccin adecuada!Y es de suponer que Fitsjius tendra un protector semejante.Desde luego; protector y proyector de energa.Kimball frunci el ceo.Resulta inconcebible que se enfrentase con Vai'dor a cara descubierta. Dnde diablos dej esos artefactos?Carolina reflexion unos instantes.No lo s dijo al cabo. Se me hace difcil suponer que pudiera moverse por un terreno hostil sin el armamento adecuado.Caramba! Calificar a mi planeta de terreno hostil no es muy adecuado! protest Kimball.Para nosotros s lo es, aunque t te muestres amistoso. No te olvides que la Tierra est prcticamente inexplorada para un zlariano.Bien, bien, como quieras, pero nos estamos desviando de la conversacin. Dnde se dej Fitsjius el protector y el generador de fuerza?Carolina hizo un signo negativo.Repito que no tena por qu haberse movido sin ellos, cuando menos sin el generador de antienerga insisti.Kimball chasque los dedos de la mano izquierda.Ya lo s dijo.Ella le dirigi una mirada de inters.En el manicomio dijo Kimball.En el manicomio?Claro. Cuando lo internaron all, le despojaron de todas sus ropas y efectos. Es indudable que el pobre Fitsjius se march demasiado aprisa o no hubiera acabado tan catastrficamente.S, desde luego. Sabes t dnde est el manicomio?Por toda respuesta, Kimball empuj la palanca hacia adelante y el coche adquiri una velocidad superior.Tres cuartos de hora ms tarde, se detenan ante un conjunto de edificios, situados en el campo y rodeados por una elevada tapia. Despus de expresar sus deseos a los vigilantes de la puerta exterior, les fue concedido el permiso para pasar a recepcin.En recepcin se llevaron una gran sorpresa.Los efectos del seor Fitsjius? Lo siento, se los han llevado ya.Cmo? Quin vino a por ellos?Su hermano poltico. Dijo llamarse Marl'jar. Es; todo lo que podemos decirles, seores contest el empleado.Marl'jar! exclam Carolina. Un nombre indudablemente oriundo de Benq'ist.Cmo lo sabes? se sorprendi Kimball.La inmensa mayora de los nombres de personas o lugares geogrficos de Benq'ist tienen una construccin muy parecida. No conozco a Marl'jar, por supuesto, pero es un oriundo de ese planeta.Ya, del Marte del Tercer Sistema Solar de Vega.Exactamente.El recepcionista les escuchaba hablar con ojos desmesuradamente abiertos. Dndose cuenta de ello, Kimball le dirigi una sonrisa de circunstancias y agarr a la joven por un brazo, llevndosela de all hacia la salida.Dispense, amigo se despidi del empleado. Estbamos ensayando una comedia con argumento futurista.Salieron del manicomio. Una vez tras los mandos del automvil, Kimball dijo:Bien, ese benquistiano se ha llevado los efectos personales del pobre Fitsjius. Por qu, Carolina?Oh, es fcil imaginrselo. Ellos cuentan ahora con un protector y un generador de energa de ms. No tienen demasiado armamento, sabes?Kimball enarc las cejas.Y aun as, tenis miedo de que os ganen la guerra?Recuerda que el nico combatiente por parte de Zlar sers t insisti la muchacha.Y mi adversario el presidente de Benq'ist. Por cierto, de dnde sala Vai'dor?No tengo la menor idea contest Carolina. Pero estoy segura de que estuvo hablando con un terrestre.Kimball se concentr unos momentos.Aquella casa dijo a poco, me parece conocida, quiero decir la casa de la que sali Vai'dor. Y, si no te importa, voy a confirmar mis sospechas.Todo lo contrario, Miguel accedi ella. Me siento encantada y halagada de que, al fin, te hayas decidido a unirte a nosotros.La maldita curiosidad tiene la culpa de todo rezong l, mientras tomaba el camino que les llevara al punto donde haban visto morir aplastado al infeliz Fitsjius.

CAPTULO IVKimball detuvo el coche junto a la acera y se ape de un salto.Ser mejor que esperes aqu indic a la muchacha.Un momento dijo Carolina, a la vez que sacaba el brazo por la ventanilla. Culgate esto del cinturn, debajo de esa blusa.Kimball cogi el aparato que le tenda ella, en forma de reloj de pulsera, con unas extraas inscripciones en la esfera. Tena en la parte posterior un ganchito, por medio del cual se lo sujet al cinturn.La tapa posterior del objeto era una rejilla circular de alambre muy fino y brillante, con mallas muy espesas. Despus de colocado el artefacto en el lugar indicado, mir a la joven con expresin interrogadora.Es el protector explic Carolina sucintamente.Ah dijo l.Y se meti en la casa.Momentos despus, se detena ante una puerta en la que se lea:

J. Chilton.INVESTIGACIONES

Una secretaria de aire displicente le recibi en el antedespacho.En qu podemos servirle, seor...?Por toda respuesta, el joven se inclin hacia la mesa y conect el interfono:Jerry Chilton? Tienes un minuto para recibir a uno de la competencia? pregunt.Si no me equivoco, esa es la detestada voz del repulsivamente honrado Miguel Kimball. Verdad o mentira?Verdad en todo, pillo de siete suelas. Paso o echo la puerta abajo a puntapis?Intntalo y te machacar una tibia. Entra, hijo de mula tuerta y sarnosa.La secretaria estaba horrorizada. Kimball cruz la estancia y abri la puerta del despacho de su competidor.Hola, Jerry salud jovialmente.Pasa, pasa, Miguelito. Quieres tomar un trago de jugo de tarntulas? Luego dirs lo que te ocurre y por qu te han expulsado de la Asociacin de Detectives Privados.Kimball se sent en un ngulo de la mesa de despacho de Chilton.A ti te echarn cualquier da, Jerry contest. Lo sabes tan bien como yo, no es cierto? Ah, y de beber, un dedo de escocs solo, pero no lo mezcles con vitriolo; t seras muy capaz de darme un brebaje semejante.Chilton dej escapar una atronadora carcajada. Era un hombre de voluminosa figura y con quince kilos ms de peso que su visitante. Verti whisky en dos vasos y entreg uno a Kimball.Este no tiene vitriolo, aunque puede que otro da te lo suministre contest desenvueltamente. Qu te trae por aqu, Miguelito?Un tipo llamado Vai'dor. Seguro que ha estado a visitarte, Jerry.Es cierto admiti Chilton.Has credo su historia?Chilton volvi a su puesto tras la mesa de trabajo, abri el cajn central y sac un disco esmeraldino, que lanz rodando hacia su visitante.Miguel, cuando me dan unas cuantas cosas como sta, yo me creo hasta las fbulas de Esopo contest.Lo del conflicto entre dos planetas parece fbula, en efecto, pero no lo es, Jerry.Chilton se encogi de hombros.Lo mismo me da contest. Me dio cincuenta y prometi entregarme nueve mil novecientos cincuenta discos ms. Con veinticinco tendra ms que suficiente para no dar golpe en el resto de mis das, as que imagnate la cantidad de reverencias que le hice.Seguramente, Vai'dor te habl de una partida de ajedrez tetradimensional.S. Fantstico, pero no importa.Sabes quin ser tu antagonista?T, Miguel.Te lo ha dicho Vai'dor?Se lo supone, dadas las circunstancias. Trat de amedrentarte, pero no le dio resultado. Yo le creo, a ti es muy difcil meterte el miedo en el cuerpo.Me lo meteras t, Jerry?Lo har cuando estemos jugando la partida de ajedrez, Miguel.Jerry, a m me da la sensacin de que te ests tomando este asunto a broma.Chilton cogi el disco y lo levant con dos dedos.Mira, Miguelito, cuando a un hombre le anuncian una paga de diez mil de estos discos con cincuenta iguales de anticipo, debe creer todo lo que le digan, estamos?Aunque sea el nombramiento de presidente de Benq'ist.S. El actual dimitir y yo ocupar su puesto.Para jugar la partida de ajedrez tetradimensional.Efectivamente.Y si la pierdes, Jerry?No la perder. Por si no lo sabes, te dir que ser una partida a muerte. No habr cuartel y slo uno de los dos contendientes sobrevivir. Obvio es decir quin va a ser el superviviente, Miguelito. Hubo una pausa de silencio. Kimball apur su vaso, lo dej sobre la mesa y se enderez.Nos veremos frente a frente de la mesa donde est instalado el tablero de ajedrez prometi.Chilton le contempl extraado un instante. Luego rompi a rer de modo desaforado.De qu te res, Jerry? pregunt Kimball.Nada, nada contest Chilton. Nos veremos, efectivamente, en el momento de iniciarse la partida. Lamento no poder desearte buena suerte, Miguel.Cudate mucho, Jerry, sobre todo, de la polica. Ya sabes que el comisario Wendley anda detrs de ti.Chilton hizo una mueca despectiva.Jams han podido atraparme con las manos en la masa y nunca lo conseguirn respondi.Kimball sali a la calle.En cierto modo, se senta satisfecho; ahora ya conoca los motivos de la estancia de Vai'dor en aquel edificio.* * *Por otro lado dijo al arrancar, me preocupa que haya ido precisamente a visitar a Chilton.Por qu? Es otro miembro de tu misma profesin, no? aleg Carolina. Puesto que t ya ests contratado y la visita para amedrentarte no surti efecto, resulta lgico que tratase de buscar un digno rival para ti.Chilton es un hombre de psimos antecedentes, raramente acta con honestidad y la polica tiene ganas de echarle el guante, debido a sus conexiones con el hampa. Eso importara poco, si no supiera yo que es capaz de usar los ms bajos trucos para impedir que gane la partida. Mejor dicho, para impedir que me siente ante la mesa donde estn los cuatro tableros con las ciento noventa y seis piezas.Ella le mir sorprendida.Miguel, t nunca has jugado al ajedrez tetradimensional, verdad?Mujer, qu cosas tienes...Voy a tener que darte unas cuantas lecciones dijo Carolina. Luego, durante el viaje, terminars tu aprendizaje.Ser un viaje algo largo. Veintisiete aos luz no son una fruslera, Carolina.Oh, viajaremos con bastante rapidez. Podramos ir ms de prisa, pero no pasaremos de la velocidad de tres aos luz por da terrestre.El coche se desvi bruscamente y estuvo a punto de subirse a la acera. Carolina lanz un grito de alarma.Miguel! Cuidado! Te pasa algo?Que si me pasa...? Es que te parece poco lo que acabas de decirme? Iremos a Zlar en nueve das terrestres!Un clculo muy acertado corrobor la muchacha, impasible.Kimball haba recobrado el dominio de s mismo.Tenemos que hablar de tantas cosas... dijo.Hoy no, maana decret la muchacha. Tengo cosas que hacer. Por cierto, necesito tu direccin privada.Te la dar en seguida. Dnde te alojas t, Carolina?En el Starpole. Ir a verte maana y llevar el ajedrez. Traje uno en mi equipaje.Ah, bueno. Por cierto, qu es lo que tienes que hacer ahora? Necesitas ayuda?Ella sonri maliciosamente.La mujer no es muy diferente, sea terrestre, sea zlariana. Aqu y all tenemos la mana de ir de compras de cuando en cuando, lo entiendes ahora?* * *A veces, Kimball se deca que todo era un sueo y que en cualquier momento poda despertar, a consecuencia del golpe recibido al caer de la cama.Otras veces dudaba de su integridad mental. Pero pensaba en Jerry Chilton y saba que no era sujeto que aceptase un asunto que no le reportase positivos beneficios, aunque para ello tuviera qu actuar bordeando o en colisin con la ley.Y estaba Carolina y las armas maravillosas y poderosas... y aquellas extraas monedas que se utilizaban en Zlar...Tena en la mano la moneda que le haba entregado. La hizo saltar en la palma de la mano y un rayo de sol que entraba por la ventana arranc a la gema un vivsimo destello, de belleza incomparable.Llamaron a la puerta. Kimball guard el disco esmeraldino y se puso en pie.Cruz la estancia y abri. Carolina estaba frente a l, radiante de hermosura, con una gran maleta al lado.La joven vesta un audaz conjunto de tejido de oro que era poco ms que un traje de bao, ajustado a su escultural figura como una segunda piel. El conjunto quedaba un poco deslucido por el cinturn que llevaba y del que penda el inevitable bolso negro.La maleta pesa un poco, Miguel indic ella.Oh, perdname. Me haba quedado anonadado. No se ven cosas semejantes todos los das y a las diez de la maana..., aunque t no seas precisamente una cosa.Ella se sonroj vivamente. Kimball carg con la maleta y cerr la puerta.Se necesita una mesa algo grande pidi Carolina.La tengo respondi l.

CAPTULO VKimball contempl atentamente los movimientos de la muchacha. Despus de abrir la maleta, Carolina sac un tablero plegable, que coloc sobre la mesa. Era el tablero de la base, de cuadros blancos y negros.El tablero tena en los cuatro ngulos unas muescas, en cada una de las cuales sujet sendas varillas de seccin cuadrada y de longitud anloga a la de los lados del tablero. Luego sac el de los cuadros blancos y rojos.Las dimensiones del tablero eran de unos ciento veinte centmetros. A unos cuarenta centmetros de la base, las varillas tenan unos ligeros salientes, sobre los cuales apoy el tablero nmero uno.Los dos restantes quedaron colocados rpidamente, separados entre s a una distancia anloga. Luego, Carolina sac una gran caja, de la que extrajo las piezas, de formas realmente extraas.Sus nombres son: guerreros, dragones, soldados, heronas, prncipes y cohetes explic, mientras iba colocando las piezas en su sitio. Un guerrero puede tripular un cohete, pero no un soldado. El soldado, si la jugada lo necesita, puede montar en un dragn y ser socorrido por una herona...Era un barullo impresionante de situaciones y jugadas. A Kimball, el ajedrez terrestre le pareca complicado, pero aquel semejaba nacido de una imaginacin delirante.Aqu se sita el jefe mximo de cada bando sigui Carolina. Como vers, uno es dorado y el otro plateado. No hay un jefe mximo por tablero, sino uno para el conjunto y la partida concluye cuando el jefe mximo es capturado o...O...? dijo l intencionadamente.O muerto.Kimball guard silencio unos instantes.Eso significa que en la partida real, el jefe mximo ser una persona de carne y hueso.S.En los dos bandos?S, aunque ignoro quin ser el designado por parte de los que t llamas benquistianos.Y por parte de los zlarianos, quin ser el jefe mximo?El sexo no importa, Miguel contest Carolina.Los dos se miraron fijamente.Deja que lo adivine murmur Kimball. T sers el jefe mximo.S, Miguel.Kimball empez a sospechar ms cosas.Carolina, si los jefes mximos tienen el volumen fsico de una persona, qu dimensiones reales tendr el tablero tetradimensional?No te dijo algo Vai'dor al respecto?El investigador tuvo que apoyarse en el respaldo de su silla.El tamao de un rascacielos! exclam.As podra definirse. El modelo de ajedrez tetradimensional que tienes delante est hecho a escala del autntico. La escala es como a cien.Ciento veinte metros de altura! Cuarenta de separacin entre cada tablero!S, Miguel.Son cifras de vrtigo. Pero uno puede caerse de lo alto...Entonces, acaba la partida.Y el vencedor tiene el derecho de matar al jefe mximo del otro bando.S.Una costumbre muy poco civilizada, permteme que te lo diga, Carolina.Ella pareci picarse.Poco civilizada? Qu me dices de tus guerras, en donde mueren o murieron miles y an millones de seres humanos? No se habran evitado esas inmensas matanzas si en cada conflicto los gobernantes se hubieran enfrentado entre s, personalmente, en lugar de enviar a los infelices soldados a servir de carne de can?Kimball contest con una risita de soma.Querida, el arte de todo buen gobernante estriba, precisamente, en enviar a los otros al campo de batalla, mientras l se queda en casita, tan tranquilo, comprendes? Pero visto de ese modo, s, quiz tengas razn; vale ms que slo muera uno en lugar de millones..., a menos que no haya forma de evitar el conflicto.No, no la hay, Miguel. El conflicto es absolutamente inevitable.Kimball extendi los brazos.Qu le vamos a hacer! se resign. A propsito, sabes quin ser el jefe mximo de Benq'ist?No, todava no lo han designado.Puede hacerse eso?Por supuesto admiti Carolina.Kimball contempl un instante la figurilla que representaba al jefe mximo del bando dorado. Era una estatuilla de unos quince centmetros de altura, que representaba a una mujer desnuda, de formas perfectas.Asombrado, reconoci la cara de Carolina en las facciones de la estatuilla. De pronto, antes de que pudiera formular el menor comentario, not una inslita elevacin de la temperatura en el metal de la figura.Los pies de la estatua empezaron a despedir leves columnitas de humo. Lleno de aprensiones, Kimball arroj la figura todo lo lejos que pudo.La estatuilla atraves la puerta de la sala, lleg al dormitorio vecino, rod un poco por debajo del suelo y luego explot con ensordecedor estampido.* * *El teniente Mac Burns contempl con expresin pensativa los destrozos causados por la bomba.Si te llega a pescar en la cama, ahora tendramos que despegar tus pedazos del techo con una rasqueta, Miguel dijo.Kimball hizo una mueca.Tuvimos suerte contesten. En medio de todo, la cama amortigu notablemente los efectos de la explosin. Aun as, como ves, derrib un par de tabiques y me ha dejado el mobiliario convertido en una ruina.Tienes idea de quin quiso suprimirte del censo de investigadores privados, Miguel? pregunt el polica, que era amigo suyo.Ni idea, Mac. Yo opino que el tipo entr mientras yo estaba en el cuarto de bao. O tal vez lo hizo anoche, mientras cenaba en el restaurante vecino. He estado un par de das con gripe y creera que hoy no me levantara o que lo hara tarde minti Kimball con todo descaro.S, algo por el estilo debi de ocurrir. Bueno, Miguel, si tienes alguna novedad, no dejes de comunicrmelo. Quieres proteccin policial?Gracias, Mac, pero me han contratado y tengo que salir de viaje muy pronto.Cunto tiempo estars fuera?Kimball se volvi hacia la zlariana.Carolina?Entre veinte das y un mes, teniente respondi la joven.Mac Burns se dirigi hacia la puerta. Kimball le acompa.Con clientes as, da gusto ser detective privado dijo el polica maliciosamente.Ventajas del oficio, Mac sonri el joven.Mac Burns y sus hombres se marcharon. El administrador del edificio se present, mostrndose desolado al ver el piso casi en ruinas.Enviar a una brigada de operarios que lo restaurarn en breves das prometi.No se preocupe contest Kimball. Yo voy a estar ausente tres o cuatro semanas, as que tmeselo con toda tranquilidad.Carolina y Kimball volvieron a quedar solos. El ajedrez tetradimensional haba vuelto de nuevo a la maleta.A m me parece que hay alguien que juega sucio en este asunto opin Kimball. No lo crees t as, Carolina?Efectivamente, tambin pienso como t, Miguel.Vamos a disputar una partida de ajedrez..., pero, es lcito eliminar al adversario antes de que se inicie?Los benquistianos temen que resultes un enemigo demasiado fuerte contest la muchacha.S, ya lo veo. Pero lo que ha sucedido me hace sentir una extraa aprensin, Carolina.No entiendo. Quisieron matarte y pusieron una bomba de gran potencia en el interior de la figura.S, pero era precisamente tu figura, el jefe mximo dorado, de cuyo bando voy a ser yo defensor. Lo entiendes ahora?Carolina se mordi los labios.S concord. Parece como si fuera un aviso..., una amenaza de muerte.Lo mismo pienso yo, Carolina asegur Kimball.Ella se pas una mano por la frente.Me siento un poco aturdida. Necesito salir dijo.Te acompaar.No. Carolina levant la mano. Prefiero ir sola. Dese reflexionar, comprendes?Como quieras. Una ltima pregunta, por favor.Di, Miguel. .Cundo partimos?Te parece bien maana a la noche?Kimball resping, pero acab por acceder.Como digas contest. A fin de cuentas, los malos tragos, pasarlos cuanto antes es mucho mejor.* * *Llamaron a la puerta.Kimball abri. Se sobresalt al reconocer a Vai'dor.No tema. El extraterrestre levant una mano. Vengo en son de paz.Kimball movi el brazo en un ademn circular.Le parece que esto es hablar de paz? dijo sarcsticamente.Vai'dor contempl impasible los destrozos causados por la bomba.Lamento lo ocurrido, pero, crame, no he tenido en ello ninguna intervencin.De veras? Kimball solt una risita. Despus de haber visto la forma en que se quit de en medio a Fitsjius, resulta muy difcil dar crdito a sus palabras.Me defend, simplemente. Fitsjius quera matarme.Estaba desarmado aleg Kimball.No lo crea, pero no discutir ms sobre el particular. He venido a hablar de la partida de ajedrez.Ah, s, lo recuerdo. Ustedes han encontrado a un jugador terrestre.El mejor que nos fue dado encontrar.Un granuja esfrico.Cmo? se extra Vai'dor.Quiero decir que es un granuja, desde cualquier punto que se le mire. Pero, en efecto, puede dar juego. Qu ms, Vai'dor?Usted va a defender a los zlarianos.S.Se ha preguntado alguna vez por los motivos de este conflicto?A decir verdad, los desconozco. Y no me gusta tampoco, pero, al menos, slo habr un par de muertos: el perdedor y su jefe mximo.Es cierto, pero, permtame que siga insistiendo. Usted no conoce los motivos del conflicto.Tengo entendido que fueron ustedes los que declararon la guerra a Zlar.Efectivamente.Por qu?Seor Kimball, quiero decirle una cosa. Usted va a emprender viaje a Zlar muy pronto.As es, aunque, como comprender, no le voy a decir la fecha exacta.Vai'dor emiti una ligera sonrisa.Muy comprensible admiti. Slo querra pedirle un favor. Antes de iniciarse la partida, dese una vueltecita por Benq'ist. Ser suficiente para que se explique los motivos de nuestra declaracin de guerra.Si me es posible, lo har prometi Kimball.Vai'dor se dirigi hacia la puerta.Gracias se despidi.Un momento llam el terrestre.Vai'dor se volvi a mediasDgame, seor Kimball.El jefe mximo del bando zlariano ser una mujer.S, lo s. Tambin el jefe mximo plateado ser una mujer.Ah murmur KimballNosotros nos jugamos mucho, prcticamente nuestra supervivencia declar Vai'dor . Por eso Yarh'ena ser el jefe mximo de nuestro bando.Quin es Yarh'ena?Mi propia esposa, seor Kimball contest Vai'dor.

CAPTULO VIDe modo que s yo gano tengo el derecho de matar al jefe mximo del bando perdedor.S, aunque ello no es estrictamente indispensable. Pero si quieres ganar, tendrs que matar a Chilton; eso s que es absolutamente inevitable.No es muy agradable pensar en la muerte de un semejante, pero menos lo es pensar en la del otro jefe mximo.Oh, en los dos anteriores conflictos, los vencedores hicieron uso de su derecho.Y mataron, adems de a sus rivales, a los jefes mximos.S, Miguel.Pero yo no matar al jefe mximo perdedor. No podra dar muerte a una mujer.Cmo? Sabes ya quin es el otro jefe mximo?S, Carolina.Quin te lo ha dicho?Permteme; es secreto profesional.Ella pareci enojarse, pero no present ninguna objecin. Conduca el automvil con mano segura y lo haca a travs de la noche, sobre una autopista densamente frecuentada, a ms de doscientos kilmetros a la hora.Pasados algunos minutos, Carolina redujo la marcha. Poco despus, vir a la derecha y el vehculo se meti por un camino secundario.Recorrieron unos diez kilmetros, entre valles y colinas. Todava rodaron por un camino an ms angosto que el anterior, de suelo sumamente irregular.Carolina detuvo el coche de pronto.Aqu es dijo.Salt al suelo y se dirigi al portaequipajes, cuya tapa levant con decisin. Kimball vio que sacaba una gran caja cuadrada, del tamao aproximado de una maleta, con tapa metlica.Carolina levant tambin esta tapa. Despleg una antena que se ramificaba en numerosas varillas y luego dio unas cuantas vueltas a sendas llaves que haba en aquel extrao artefacto y que a Kimball recordaba mucho los aparatos de control remoto por radio.Una luz verde se encendi en la caja y empez a oscilar con ligeras alternativas. Los faros del coche, que haban quedado encendidos, alumbraron de pronto una esfera de metal del tamao de un baln de ftbol.Carolina movi un mando y la esfera aument de tamao, ante la estupefaccin de Kimball. Nuevamente, el investigador, crea estar soando.La esfera continu engrandecindose. Kimball empez a divisar ciertos detalles en su superficie, como algunas hileras de ventanas circulares, a la mitad de su estructura, ventanas que, naturalmente, aumentaban de tamao en la misma proporcin que lo haca la esfera en su totalidad.Un cuarto de hora ms tarde, la esfera haba alcanzado un dimetro de once o doce metros. Carolina presion el ltimo mando de su aparato y una puerta se abri a dos metros de la base, despidiendo al mismo tiempo una rampa inclinada que se apoy en el suelo.Carolina apag el aparato, guard las antenas, cerr sucesivamente las tapas del transmisor y del portaequipajes y luego extendi una mano hacia el asiento delantero del coche.Vamos, Miguel?Haciendo un esfuerzo, Kimball consigui sustraerse a la inmovilidad en que haba quedado, a causa del asombro. Subi al coche y Carolina lo hizo arrancar en direccin a la rampa.Oye, no irs a decirme que tambin en Zlar se fabrican coches como los nuestros exclam l de pronto.Naturalmente que no contest Carolina riendo. Pero no est de ms llevarse una muestra prctica y tangible de la civilizacin terrestre.El coche se detuvo apenas franqueada la escotilla. La rampa volvi a su sitio y la compuerta qued cerrada.En aquel momento, Kimball tuvo la seguridad de que iniciaba la ms fascinante aventura de su existencia.* * *Una escalera de caracol les condujo a una estancia situada en uno de los pisos superiores, agradablemente decorada, aunque con un estilo que a Kimball se le antojo ingenuo y pasado de moda con respecto a los terrestres.Ella le indic un amplio divn, situado al pie de tres lucernas circulares, de un metro de dimetro.Tindete indic.Para qu?Espera, ya lo vers.Kimball obedeci. Carolina se ausent breves minutos, para regresar despus con lo que pareca un tubito de cristal lleno parcialmente de un lquido de color ambarino.Qu es eso? pregunt Kimball.Un narctico. Para ti podra resultar un shock demasiado fuerte el despegue de la nave. Conviene que duermas unas cuantas horas.Hombre! Tambin puedo dormirme por medios naturales!No protestes. Esto es mejor y te evitar el riesgo de despertarte en un momento inoportuno.Si no hay otro remedio...Carolina apoy el extremo de la jeringuilla en el antebrazo del joven. Kimball observ la falta de aguja, pero no tard en sentir un ligersimo pinchazo.El narctico ya est entrando sonri ella. Dentro de cinco minutos estars como un leo.Y as sucedi.* * *Kimball despert con toda normalidad, sin notar secuelas del narctico en su organismo. Sentse en el divn y, sobre una mesita cercana, vio una bandeja, con una indicacin: Come sin miedo! Estar ocupada un rato. No tardar en volver.Hombre, no se habr ido de paseo, se dijo Kimball, a la vez que alargaba la mano hacia un apetitoso bocadillo de lechuga y carne picada.Sobre la mesa haba vino y cerveza. Kimball prefiri esta ltima bebida.Estaba terminando de comer cuando, de pronto, vio a Carolina al otro lado de uno de los ojos de buey, equipada con traje de vaco. Ella le hizo un alegre gesto con la mano, al que Kimball respondi con otro anlogo.Qu chica dijo a media voz; y, de sbito, lanz un aullido: Est en el espacio!Carolina haba desaparecido ya de su vista. Volvi a verla unos minutos despus, todava con el traje espacial, pero ya con el casco bajo el brazo.Qu hacas ah fuera? pregunt l. Me has dado un susto espantoso.Haba una antena cuyas indicaciones me parecieron defectuosas y fui a revisarla contest ella sonriendo. Has dormido bien?Estupendamente, pero, quin gobierna ahora la nave?Hay un piloto automtico, no te preocupes. Voy a cambiarme de ropa y a tomar un bocado. Luego te ensear el interior de la astronave. Vale?Vale, preciosa.Carolina volvi minutos despus, con un gran lazo rojo que sujetaba su frondosa cabellera negro-azulada en cola de caballo. Su vestimenta consista en lo que a Kimball pareci una segunda piel de color rojo cardenal, y que no era sino un tejido flexible y esponjoso, que compona un traje de una sola pieza.Luego te dar a ti un traje anlogo anunci ella, a la vez que tomaba un bocadillo de la bandeja.De acuerdo, pero tienes que explicarme muchas cosas.Todo lo que quieras accedi Carolina sin remilgos.Kimball tom un sorbo de cerveza. Luego dijo:Hay una cosa que me gustara hacer antes de empezar la partida.S? Qu es, Miguel?Visitar Benq'ist. Debe de ser un planeta...Ni lo suees! ataj Carolina con singular vehemencia. Ir a Benq'ist es algo que debes suprimir totalmente de la lista de tus proyectos.Kimball mir a la joven con sorpresa.Vai'dor le aconsejaba visitar Benq'ist antes de la partida. Carolina se lo prohiba.Qu misterio se encerraba en aquel planeta que haba declarado la guerra a otro de su mismo sistema, solar y que resultara destruido caso de salir perdidoso del conflicto?* * *El aparato que me viste usar antes de emprender el viaje tiene un nombre muy difcil en nuestro idioma explic Carolina. Slo te dir que es un creador- reductor de campos dimensionales. Cuando llegu a la Tierra, reduje el campo dimensional de la astronave, una vez desembarcada. Al iniciar el regreso a Zlar, aument ese campo, eso es todo.Todo no dijo Kimball, porque todava no he conseguido explicarme, y t no me has dicho tampoco, cmo habis logrado desenvolveros tan bien en un ambiente que no es el vuestro precisamente.Carolina lanz una alegre carcajada.Llevamos casi veinticuatro horas de vuelo, no?En efecto.Eso significa que hemos recorrido cerca de tres aos luz en el espacio.Ms o menos.Carolina alarg la mano hacia lo que parecan los mandos de un aparato de televisin, situado en uno de los ngulos de la sala. Al cabo de algunos segundos, apareci un locutor, dando las ltimas noticias de la actualidad terrestre.Luego cambi de emisora y apareci en la pantalla una pelcula de indios y vaqueros. Otro nuevo cambio les hizo presenciar una ceremonia religiosa en San Pedro de Roma.Lo comprendes ahora? pregunt Carolina, antes de haber terminado siquiera la demostracin.S, perfectamente. Captis nuestras emisiones...De radio y televisin, sin la menor interferencia, cualquiera que sea la distancia a que se halle el receptor.Y as habis aprendido nuestro lenguaje y nuestras costumbres.Justamente.Kimball se qued mudo de asombro. La civilizacin zlariana era muy superior a lo que l crea.Pero, por qu hube de resultar yo precisamente el elegido?Necesitbamos un hombre fuerte, valeroso e inteligente. No todos renen tus cualidades, Miguel.Gracias, pero podais haber pedido ese favor al Gobierno.Para qu? Nos hubieran enviado dos o tres divisiones aeroblindadas con material de desembarco y cohetes micronucleares, que hubieran causado miles de vctimas y destrucciones sin cuento. Vosotros, los terrestres, no sabis hacer la guerra si no es a lo bestia, con perdn, y entr nosotros, es suficiente que haya uno o dos muertos para que el conflicto se d por terminado. La diferencia, como puedes comprender, no es pequea, Miguel.Kimball suspir.S, en eso tienes razn y no se te puede negar contest.* * *No, no dijo Carolina. El guerrero no puede montar en un dragn. Los dragones quedan para los soldados y los cohetes son para los guerreros.Pero, qu diferencia hay entre un guerrero y un soldado? No hacen ambos la guerra?El guerrero es noble, el soldado, no lo es.Vaya, yo crea que en Zlar no haba diferencia de clases.Es un juego muy antiguo y conserva reminiscencias de las viejas pocas. Anda, mueve ahora la herona del sptimo cuadro azul del tablero nmero dos indic Carolina.Kimball contempl el conjunto de tableros que componan el ajedrez tetradimensional y que ella haba montado para practicar el juego durante el viaje.Me pregunto por qu no puede jugar esta partida un zlariano dijo, mientras mova la partida sealada.Como poder, s puede, como t tambin puedes conducir un coche en tu planeta, pero, no alquilas uno muchas veces y otro lo conduce en tu lugar?Kimball solt un bufido.Comparar un taxi con esta partida dijo, haciendo una mueca. Luego aadi: Carolina, preciosa, llevamos ya siete das de viaje y estoy como al principio; con la cabeza llena de piezas, cuadros de todos los colores, jugadas... y con los pelos de punta pensando en lo que me espera cuando me derroten.Pues imagnate lo que ser de nosotros si perdemos la partida sonri ella. Pero no te preocupes, porque los dos das que quedan de viaje te los vas a pasar durmiendo.Eh? resping Kimball.Carolina se puso en pie.Ven, sgueme.Kimball obedeci.Momentos despus entraban en una pequea cmara, cuyo nico mobiliario era una litera, en la cual se tendi l a indicacin de Carolina.La joven extrajo de un armarito unos grandes auriculares con casco, que le puso inmediatamente. Los auriculares estaban unidos por un cable a la pared que tena tras su cabeza.Qu es esto? pregunt Kimball.Hipnopedia. Enseanza durante el sueo. Dormirs durante cuarenta y ocho horas y, al despertar, te habrs, convertido en el mejor jugador de ajedrez tetradimensional que jams haya existido.Kimball abri la boca, pero no pronunci una sola palabra.'Los auriculares enviaban ya una orden a su cerebroDurmete... Durmete... Durmete...Y se durmi.

CAPTULO VIIKimball tena la nariz pegada al vidrio de su ventana.Todava no acababa de creerse llegado a un mundo situado a veintisiete aos luz de la Tierra.Haba visto paisajes fantsticamente bellos, ciudades increblemente hermosas, panoramas llenos de hechizo, monumentos y construcciones atrevidsimos... Era un sistema de vida totalmente distinto al terrestre.Ahora estaba en el alojamiento que le haba sido asignado. Carolina haba salido, aunque no le haba explicado los motivos.La decoracin era sumamente atractiva y de colores gratos a la vista. Lo que no haba podido ver era un solo libro.La televisin debe de haber acabado con las imprentas, pens.Las casas, en general, eran de pocas plantas. Aquella en la que l se encontraba era de dos solamente.Kimball se encontraba en el primer piso, a cuatro metros sobre la calle, enormemente ancha y flanqueada por una doble hilera de arboles de frondosa copa. De pronto, vio dirigirse a una mujer hacia la casa.Aquella no era Carolina, pero tambin era muy hermosa. Kimball se pregunt si vendra a verle a l. De pronto, un hombre le cerr el paso.La mujer habl brevemente, con actitud de gran respeto. El hombre, por contra, pareca tratarla despreciativamente.Vaya un tipo grosero dijo Kimball.Al cabo de unos segundos, el hombre se apart a un lado y la mujer sigui andando.Kimball abandon su habitacin y descendi a la planta. Se acerc a la puerta y accion el mando de apertura.La puerta se desliz silenciosamente a un lado. Ella le dirigi una penetrante mirada.Miguel Kimball? pregunt.S, seora. Pase, tenga la bondad.Gracias.Kimball cerr. Ella era una joven de unos veintiocho aos, pelo rojizo y tez oscura, con ojos de pupilas verdosas y cuerpo generosamente contorneado, vestido con la escasez de indumentaria que era corriente en las mujeres de Zlar.Puedo servirle en algo, seora? pregunt Kimball.Eso querra yo contest ella. Tengo entendido que es usted el defensor del bando dorado.As es, seora...En su planeta le dieron un consejo. No lo ha seguido, segn parece.Kimball arque las cejas.Un consejo? No recuerdo, seora...Le dijeron que antes de jugar la partida deba visitar Benq'ist.Ah, s, ya caigo. Lo siento, no me lo han permitido.Es lgico sonri la bella visitante. Si fuese a Benq'ist, antes de la partida, el bando dorado se quedara sin defensor.No entiendo, seora...Ella hizo un gesto de hasto.Es lo mismo contest. Slo le pedir ya una cosa, seor Kimball.Puede llamarme Miguel invit l. Y, a propsito, todava no s su nombre, seora.La joven no pareci hacer caso de aquel reproche.Bien dijo, lo que tengo que pedirle es que, cuando vaya a Wrivynor...Wrivynor? exclam Kimball, sorprendido. Nunca he odo ese nombre.Muy curioso sonri ella. Estn jugando con su buena fe, pero ya le quedar tiempo para lamentarse, incluso aunque gane la partida. Wrivynor es el asteroide a mitad de camino entre Zlar y Benq'ist y que, por su posicin en el espacio, es considerado como terreno neutral cuando se libra una guerra como la que est a punto de producirse.Me parece muy lgico, seora, pero, si mal no recuerdo, usted tena algo que decirme.S, es cierto. Miguel, si gana usted, sea rpido conmigo y no me haga sufrir. El zlariano que gan la ltima guerra, despus de matar a su adversario, tortur durante siete horas al jefe mximo plateado. Eso es lo que quera decirle simplemente.Kimball abri la boca.Rayos! exclamo. Entonces, usted es...S confirm la joven. Soy Yarh'ena, la esposa de Vai'dor y, crame, no puedo desearle suerte. Adis!* * *La acogida que tuvo Carolina a su regreso no fue precisamente triunfal ni arrojaron flores a sus pies.Me habis estado engaando inicuamente! vocifer Kimball. Esto es una trampa, una encerrona... Sois mil veces peores que los terrestres, a pesar de presumir de ser ms civilizados que nosotros...Carolina, plida, se senta llena de asombro.Pero, qu ests diciendo? Por qu me insultas de ese modo?He tenido una visita. Me lo ha explicado todo.Quin? pregunt ella.En la ltima guerra, el vencedor tortur bestialmente al jefe mximo plateado, no es cierto?S, pero eso ocurri hace ciento treinta y dos ao de los vuestros...Y han cambiado mucho las cosas desde entonces?Lo suficiente para confiar la defensa de nuestros intereses a un terrestre replic Carolina con sequedad.Tampoco me dijiste que el combate se efectuara en Wrivynor.Bueno, no es cosa que tenga demasiada importancia. Adems, el terreno neutral evita siempre suspicacias.Pero es un asteroide. Ser un pedazo de roca, sin gravedad y sin atmsfera...A Wrivynor se le ha dado gravedad artificial de nueve dcimos de lo normal, lo que significa que tu peso quedar reducido en unos ocho kilos. No pesas ochenta?S.Pesars setenta y dos, con lo que la diferencia es inapreciable. Y por la atmsfera no te preocupes; Wrivynor est envuelto en una cpsula de energa que contiene atmsfera respirable a la presin suficiente para no sentir molestias respiratorias en absoluto.Muy bien, pero, qu me dices de Benq'ist? Por qu no puedo ir all antes de la pelea?Carolina peg una patada en el suelo.Irs despus, cuando hayas ganado, si quieres, no antes. Insisto en ello, Miguel contest.Y si me negara a jugar la partida?Vas a abandonar ahora, despus de que fuimos provocados? Quin declar la guerra, sino los benquistianos?Kimball torci el gesto.A veces, una declaracin de guerra tiene su justificacin aleg.En este caso, no dijo Carolina rotundamente. Oye, se puede saber quin te ha dado esos detalles?Unos detalles que t me has ocultado celosamente por cierto.No tenan importancia replic ella con indiferencia. Vamos, contesta a m pregunta. Si es que quieres hacerlo.Con mucho gusto. Me lo ha dicho el jefe mximo plateado.Yarh'ena?S, la misma.Ha estado a visitarte.Hombre, yo no me he inventado las cosas que te he dicho. Pero he podido darme cuenta de algo muy importante, Carolina.Di, Miguel.Los hombres de Zlar son muy descorteses con las mujeres.Ser con las benquistianas, pero no con nosotras, replic la muchacha.Hubo un momento de silencio. Kimball contemplaba fijamente a la muchacha.Carolina se puso nerviosa.No me mires as! grit. Yo tambin arriesgo mi vida..., y estoy segura de que, si t respetaras la d Yarh'ena, caso de ganar, Chilton me matara sin pensrselo dos veces.* * *Kimball no poda dormir.Ahora se arrepenta de haber tomado parte en el juego. No lo haba hecho por codicia, sino por los bellos ojos de Carolina.Pero ella le haba engaado. Empezaba a sospechar que la declaracin de guerra de Benq'ist tena un fondo de razn.Y qu iban a perder los zlarianos si l resultaba derrotado?Carolina haba dicho que su mundo quedara destruido. Cmo?Con una superbomba capaz de hacer saltar a Zlar en un trilln de pedazos?De pronto, crey or rumor de pasos.Se incorpor en la cama, quedando apoyado sobre un codo.A qu vendr Carolina ahora?, se pregunt.Una sospecha se infiltr en su mente.Ella vena a...Bueno, trata de seducirme con algo ms que con palabras.La puerta del dormitorio se abri. Dos hombres se abalanzaron hacia l.Sujtenlo dijo una voz conocida.Jerry Chilton! grit Kimball.Son una ruidosa carcajada.Tienes buena memoria auditiva, colega dijo Chilton.Kimball forceje con toda su potencia muscular. Los otros dos, sin embargo, no eran mancos y el joven empez a sentirse vencido.Chilton dio la luz. Fugazmente, Kimball vio en sus manos una jeringuilla de inyecciones.Traidor! Quieres matarme! grit.Matarte? rio Chilton, estruendosamente. Qu tontera! Si lo hiciese, mi victoria carecera de mrito!Ya lo intentaste una vez en la Tierra.Un pequeo error, pero esto dar ms resultado. Sujetadle bien, chicos!La aguja se acerc al brazo de Kimball. Sbitamente, se oy un grito en la sala.Miguel!Al or aquella voz, los ayudantes de Chilton se sobresaltaron. Kimball aprovech aquel breve instante de desconcierto para sacudirse con ms fuerza y su pie derecho golpe la jeringuilla, que vol por los aires.Chilton lanz un rugido de rabia. Gir sobre sus talones y se lanz a todo correr hacia la puerta, atropellando a Carolina que se dispona a entrar en el dormitorio.La muchacha cay derribada. Los secuaces de Chilton escaparon tambin.Kimball gate hasta quedar junto a Carolina.Has llegado en el momento ms oportuno manifest.Ella se sent en el suelo y sacudi la cabeza.Tengo la sensacin de que me ha pasado por encima una manada de elefantes, como decs vosotros contest.Uno de ellos, al menos, era tan pesado como un elefante sonri Kimball, a la vez, que levantaba a la muchacha. Pretendan inyectarme no s qu droga, pero tu llegada ha desbaratado sus proyectos.Atacaron al centinela y lo dejaron sin sentido. Pero no se dieron cuenta de que tena un detector en constante funcionamiento y al caer se par. Sospech algo grave y vine a ver qu pasaba.Entiendo. Vives cerca de aqu, no?Al otro lado de la calle, con mis padres.Kimball la contempl con admiracin.Nunca me dijiste que tuvieras familia dijo.Como todo el mundo, tengo padre y madre, Miguel.Y permiten que te ofrezcas como jefe mximo dorado?Carolina se encogi de hombros.Ya tengo los suficientes aos para tomar decisiones propias respondi.De pronto, vio la jeringuilla cada en el suelo y se agach para recogerla. Presion el mbolo y puso un poco de su contenido en el dorso de su mano. Luego aspir el olor que se desprenda del lquido.Muy astuto tu amigo Chilton dijo.Qu mejunje es se? pregunt Kimball.Una droga embotadora de tus sentidos. Acta sobre el sistema nervioso e influye en la coordinacin de los movimientos, de tal modo que tus acciones musculares se habran efectuado siempre con un ligero retroceso sobre la orden proveniente de tu sistema nervioso, comprendes?Kimball hizo una mueca.As, cualquiera es capaz de ganar mascull.Y Chilton est dispuesto a conseguir la victoria al cualquier precio, porque sabe que si pierde no le quedan ms de cuarenta y ocho horas de vida.Entonces, la partida se jugar pasado maana.Exactamente confirm la muchacha.

CAPTULO VIIILos jueces, tres por bando, estaban delante de una gran mesa que sustentaba algunas cajas de gran tamao que contenan las armas que iban a usar los contendientes. El inmenso ajedrez tetradimensional estaba ya dispuesto.Carolina haba acudido al asteroide, vestida con un traje de tejido de oro. En el extremo opuesto de la explanada donde se hallaban los cuatro tableros superpuestos se vea la minscula figurilla plateada de Yarh'ena.Los jueces y los contendientes eran los nicos ocupantes del asteroide, un pedrusco de forma irregular, cuyo eje mximo apenas alcanzaba los mil metros. Kimball y Chilton tenan puestos ya los arneses de los aparatos autopropulsores, con los cuales podran moverse tanto en un plano vertical como horizontal, sin necesidad de escaleras ni ascensores.En la realidad, las figuras que representaban las distintas piezas de la partida eran de tamao natural, salvo los dragones, unos extraos animales de forma mitolgica, de unos cinco o seis metros de largo por dos y medio de altura. Tenan apariencia de reptil prehistrico y su cuerpo estaba cubierto de gruesas escamas.Cada cuadro tena en el centro un orificio circular de unos cuatro metros de dimetro, lo que permita no slo el movimiento de las piezas a la casilla deseada, sino tambin el de los contendientes. Las casillas eran de los colores ya conocidos por Kimball y medan diez metros de lado.Kimball estudi las armas que haba sobre la mesa. Con gran asombro por su parte, comprob que eran completamente terrestres.Carolina le explic aquel aparente contrasentido:Es lgico, si se piensa que sois dos terrestres los que vais a combatir. Por otra parte, aqu no tenemos armas.No las usis, querrs decir refunfu l. Cada vez que me acuerdo de aquellos tubos de energa pura, se me ponen los pelos de punta.Cules van a ser tus armas, Miguelito? pregunt Chilton.Veo rifles y revlveres. Llevar uno de cada. Y tambin un cuchillo.Chilton le gui un ojo.Tenemos los mismos gustos, camarada contest.Kimball se ci un cinturn con un revlver, del que igualmente penda la funda del cuchillo. Luego se terci el rifle a la espalda.Uno de los jueces dio dos palmadas.Ocupen sus puestos orden.Carolina avanz con paso sereno haca el lugar del jefe mximo dorado. Kimball la contempl un instante.Luego ech a andar y se situ detrs de la doble hilera del tablero de la base. Detrs de l estaban las naves que les haban trasladado desde Zlar.Suspendidas en diversos puntos, haba numerosas cmaras de televisin. La partida deba transmitirse a los dos planetas.Formando parte de su equipo, Kimball llevaba en el pecho un pequeo tablero de mandos, con el cual podra moverse l y mover las piezas de su bando. Trat de recordar, una vez ms, las reglas del juego.Inspir profundamente. La partida iba a empezar.Una partida en la que su propia vida estaba en juego.Adelante! son la voz de uno de los jueces.* * *Kimball avanz unos pasos. Carolina estaba a veinticinco metros por delante de l. All permanecera durante toda la partida, hasta que se concluyese, con la victoria o la derrota.Admir ntimamente el valor de las dos mujeres, que se exponan a perder la vida por un ideal que l no comprenda muy bien. De pronto, presion el mando de avance de su propulsor y salt hacia adelante.Movi unas cuantas piezas. Alcanz dos o tres de sus adversarios, lanzndolos fuera de los tableros. El, a su vez, perdi cuatro o cinco en sendos ataques fulgurantes de Chilton.De repente, vio venir a su adversario lanzado a toda velocidad.Chilton cabalgaba sobre un dragn, tendido sobre sus lomos, a los cuales se sujetaba con sus piernas. El rifle de Chilton ladr unas cuantas veces.Un cohete explot ensordecedoramente junto al joven. Kimball se lanz a un lado y cuando el dragn pas por su lado, dispar tres rpidos tiros de revlver.El dragn se convirti en humo y Chilton se vio lanzado a cuarenta metros ms abajo. Durante la cada aprovech para destrozar a balazos dos soldados y una herona. Un proyectil impact junto a los pies de Carolina, pero la muchacha permaneci rgida e inmvil, como una figura ms del juego.Kimball dispar tres cohetes seguidos, uno por piso. Perdi dos de ellos estrilmente, pero el ltimo barri de golpe toda una hilera de filas negras del tablero superior.Chilton lanz un rugido de rabia. Aquel golpe le haba colocado en desventaja.Atac nuevamente. Tras remontarse al tablero superior, pic velozmente, serpenteando entre las casillas. Kimball le esper en el tablero blanco y rojo, y al verle pasar, hizo fuego contra sus propulsores.Todo estaba permitido. Sus disparos fallaron y se agazap tras un guerrero, para recargar el revlver.El guerrero vol en pedazos al recibir un certero disparo. Las figuras estallaban con facilidad al menor golpe. Kimball rod hacia el agujero de la casilla, cay a travs del mismo, pero se remont acto seguido por el siguiente orificio.Cuatro cohetes y dos dragones adversarios se lanzaban a una furiosa carga, barriendo cuanto encontraban a su paso. Kimball descolg el rifle y lanz una rpida descarga, que contuvo el ataque en su mayor parte.Qued un cohete, que se dirigi rectamente hacia l, a ras del tablero. En el ltimo instante, Kimball se dej caer por el orificio ms prximo.El cohete pas rugiendo y rebas el tablero. Aquello bastaba para dejarlo fuera de juego; la partida haba de desarrollarse exclusivamente en el interior de los tableros.De repente, sinti en las manos un golpe tremendo. Una fuerza misteriosa le arrebat el rifle, hacindolo saltar al vaco.Sac el revlver. Otro golpe lo desarm en el acto.Kimball volvi la cabeza. Chilton, a diez pasos de distancia, rea satisfecho.Tena su revlver en las manos, sujetndolas con las dos al mismo tiempo, pero Kimball pudo ver que debajo del can del arma haba un tubo proyector de energa pura.Estaban en el tablero del segundo piso, el tercero contando desde la base. Los jueces no podan ver, por tanto, el arma ilegal que empuaba su adversario.Chilton solt una estruendosa carcajada.Has perdido la partida! grit, a la vez que tomaba puntera cuidadosamente.* * *Kimball vio elevarse el can del revlver y tom una resolucin desesperada.Agachndose velozmente, salt hacia adelante, a la vez que avanzaba a fondo el mando de propulsin horizontal. Convertido en un proyectil humano, alcanz su antagonista, en el instante en que el revlver tronaba sobre su cabeza.Chilton lanz un agudo rugido de furia. El impacto fue terrible y vol por los aires, deshaciendo unas cuantas figuras sucesivamente, con los choques de su voluminoso corpachn.Kimball fren su propulsor y rod por el tablero. Chilton estuvo a punto de saltar al vaco, pero en ltimo instante consigui agarrarse a una de las columnas sustentadoras y permaneci as algunos segundos, mientras trataba de recobrarse del golpe recibido.Kimball volvi a la carga, furioso por el artero ataque de que haba sido objeto. Vol hacia Chilton, si darle tiempo ms que para empuar el cuchillo.Chilton levant el brazo. En vuelo, Kimball invirti su postura y cay con los pies por delante. El derecho golpe la mano armada de su adversario, desvindola hacia adentro.El filo del cuchillo cort uno de los arneses del propulsor. Al mismo tiempo, Chilton sala despedido del tablero.Un horrible alarido brot de sus labios. Desprovisto de sustentacin, cay a plomo desde ms de sesenta metros de altura. Despus del choque, se qued definitivamente quieto.Kimball se irgui, secndose el sudor de la frente. Oy voces de alegra y percibi la llamada de los jueces de Zlar que le requeran para declararlo vencedor.Pero todava quedaba la fase final de la partida: el encuentro con el jefe mximo plateado.Maniobrando convenientemente, lleg al tablero de la base. La mujer del vestido de plata le mir con fijeza.Has ganado dijo Yarh'ena.S.Los ojos de Kimball se posaron en la brillante esfera de metal que apareca posada a unos cien pasos de distancia.Sabes manejar esa astronave, Yarh'ena? pregunt.Por supuesto replic ella, sorprendida. Pero, a qu esperas? Has ganado y mi vida est en tus manos.Kimball sonri. Avanz hacia la joven y, de pronto, la agarr por un brazo.Vamos, llvame a Benq'ist! pidi, a la vez que se remontaba en el aire, remolcndola consigo sin el menor esfuerzo.Los jueces y Carolina corran hacia aquel lugar.Llegaron tarde. Cuando llegaban al otro extremo del ajedrez tetradimensional, vieron que se cerraba la escotilla de la nave benquistiana.Segundos despus, el aparato alzaba el vuelo a toda velocidad.Las lgrimas brotaron inconteniblemente de los ojos de Carolina.Por qu? Por qu has tenido que hacer eso? gimi.Naturalmente, Kimball no dio ninguna respuesta.* * *Yarh'ena entr en la cmara con un montn de prendas y se las entreg a Kimball.Pntelas, por favor indic.Kimball examin los ropajes: pantalones forrados de clida piel y un chaquetn con capucha, igualmente forrado. Un par de recias botas que le llegaban hasta casi la rodilla y guantes ad hoc completaban el equipo.Por qu? pregunt.Lo vers en seguida respondi la joven.Kimball pas a otra cmara a vestirse. Cuando regres, con el chaquetn todava bajo el brazo, Yarh'ena; estaba igualmente equipada.La nave descenda suavemente hacia el cielo. Ella le indic que el aterrizaje era guiado automticamenteUn ligero choque les indic que ya haban tomado tierra. Kimball se puso el chaquetn y los guantes y se dirigi hacia la puerta, siguiendo a la joven.Yarh'ena abri la puerta. Un chorro de aire helado golpe los rostros de ambos. Kimball contempl con asombro el deprimente panorama que se extenda ante sus ojos.Estaban en una llanura barrida por vientos glaciales, cubierta de una fina capa de nieve, de la que se desprendan de cuando en cuando remolinos de polvo blanco. A unos doscientos metros de distancia, Kimball divis los edificios de una ciudad de regulares dimensiones.Eran casas de una sola planta, de forma cbica, y a lo que pareca, de gruesas paredes, indudablemente, para proteger a sus moradores de las bajsimas temperaturas externas. La luz exterior era muy pobre, como en la Tierra al final del crepsculo en un da de invierno.La estrella que era el sol de aquel sistema luca en las alturas con escaso resplandor de tonos muy amarillentos, a punto de virar hacia el anaranjado. El paisaje y el ambiente, en conjunto, resultaban ttricos y deprimentes.Este es Benq'ist dijo Yarh'ena, despus de unos momentos de silencio.Empiezo a comprender por qu tu esposo me pidi que viniera a visitar el planeta antes de empezar la partida.Celebro que lo comprendas sonri ella. Ven, te hospedars en mi casa.Kimball se estremeci al salir fuera de la nave.Brrr, qu fro! se quej.Yarh'ena sonri.Has tenido suerte, pues has venido en verano contest.En tal caso, el invierno debe ser horrible.Como no te puedes figurar.Echaron a andar. Kimball vio unas raras figuras que sobresalan varios metros del suelo, con retorcidas ramificaciones.Intentamos cultivar plantas, pero fracasamos respondi ella. El clima no lo permite de ninguna manera. Esos rboles nacieron, pero murieron antes de llegar al segundo invierno.Kimball golpe una rama, que se parti con cristalino sonido. Un pliegue de preocupacin apareci en sus cejas.Continuaron andando. Nadie se asom a las casas para verles pasar.Es el perodo nocturno explic Yarh'ena. Durante el da, la luz apenas aumenta un poco.Y la temperatura?En verano, la media es de uno o dos grados bajo cero en las horas de mxima temperatura. En invierno, puede llegar a los treinta. S que en vuestro planeta tenis lugares donde las temperaturas alcanzan los setenta negativos, pero tambin hay infinidad de lugares donde las ropas son meros objetos para cubrir las apariencias del decoro, como sucede tambin en Zlar.O para seguir los dictados de la moda dijo Kimball, sonriendo. Pero se estremeci, al pensar que aquellos desgraciados tenan que vivir en un planeta donde el termmetro no pasaba nunca del punto de congelacin en la escala centgrada.S, indudablemente convino la joven.Ahora me gustara una explicacin, Yarh'ena. Habis perdido la guerra. Va a ser destruido vuestro planeta?Ella rio casi estridentemente.En absoluto. Para qu destruir este mundo hostil y apenas habitable? Nos dejarn tal como estamos, simplemente.Carolina me dijo que si vosotros ganabais, Zlar sera destruido.Yarh'ena le dirigi una penetrante mirada.Temo que no has entendido por completo el sentido de esta guerra dijo. Pero ya llegamos a mi casa. Entra, por favor.Detrs de ti, Yarh'ena contest Kimball, cortsmente.* * *Dentro de la casa haba un dbil resplandor, motivado por una especie de brasero que haba en el centro de una estancia de buenas dimensiones y de forma cuadrada. En tres de las paredes de la sala haba una especie de bancos, hechos con el mismo material que el edificio y cubiertos con abundantes pieles de animales que Kimball calcul muy semejantes a los bvidos terrestres.El brasero era un hoyo en el suelo, en el que haba una especie de lenteja de gran tamao, unos cincuenta o sesenta centmetros de dimetro, que despeda una luz amarillenta, casi fosforescente, y un poco de calor, no demasiado, ya que, segn comprob Kimball, se poda poner la mano sin temor de quemarse. Un hombre estaba sentado en uno de los bancos y se levant al entrar la pareja.Bien venido a Benq'ist salud Vai'dor, llanamente. Has tenido un buen viaje, Miguel?El piloto lo ha hecho todo sonri Kimball. Celebro verte de nuevo, Vai'dor.Gracias. Yarh'ena, has odo alguna noticia importante durante el viaje?No, ninguna, excepto que en Zlar reina gran alegra por la victoria, si bien se califica a nuestro husped, de tipo chiflado y extravagante, cuando no de loco de remate.Ciertamente, si yo fuese zlariano, tambin pensara as manifest Vai'dor. Puedes quitarte algo de ropa, si lo deseas, Miguel.Kimball se estremeci ligeramente.A decir verdad, no hace demasiado calor aqu contest.Vai'dor seal aquella extraa lenteja luminosa.Eso es todo lo que tenemos para luz y calefaccin en nuestro planeta replic.Yarh'ena haba desaparecido en el interior de la casa. Kimball se extra de la respuesta de Vai'dor.No tenis siquiera energa elctrica? Eso podra proporcionaros calefaccin.Si dispusiramos de conductores, desde luego, pero no los tenemos. Los zlarianos nos niegan todo material elctrico. Les suministramos algo muy importante, ese mineral que ves, derivado del que vosotros llamis uranio y que, sin sus propiedades radiactivas, posee unas cualidades energticas en alto grado. La palabra equivalente a la vuestra sera suburanio y nosotros se lo suministramos ya transformado a los zlarianos, a cambio de alimentos y algunas otras cosas que nos permiten sobrevivir en Benq'ist.Kimball tom asiento en uno de los bancos.Voy comprendiendo dijo. Es muy difcil la obtencin del suburanio?Lo ms complicado es su transformacin, que se realiza en las fbricas de Zlar. Desde luego, nosotros suministramos la materia prima y ellos nos pagan con algunos manufacturados y partidas fijas de suburanio ya elaborado. Tambin pagan con su moneda, todo lo que les pedimos, pero, qu se puede comprar en Benq'ist?S, desde luego, creo que no abundan las tiendas en este planeta sonri Kimball. Sin embargo, creo que podis ir y venir a Zlar cuando os apetece.Por supuesto, y disponemos de abundantes naves, pero las leyes zlarianas son muy severas al respecto y no permiten la estancia all de un benquistiano durante ms de dos semanas.Qu pasa si se viola esa ley?Crees que se puede violar? Siempre llevamos uno o dos vigilantes a la zaga. Al terminar el perodo de estancia en Zlar, nos embarcan en nuestra nave, sencillamente, de grado o por fuerza.Yarh'ena entr en aquel momento, portadora de dos grandes copas de piedra muy pulida, llenas de un lquido algo espeso y de color rojo oscuro.Bebe dijo al entregarle a Kimball una de las copas.El terrestre prob el lquido. Le pareci vino, aunque de consistencia un tanto siruposa. No obstante, tena un gusto muy agradable y llenaba el cuerpo de calo