Las migraciones encrucijada De creencias y culturas El Magisterio de la Iglesia … ·...

108
SIMPOSIO IGLESIA, SOCIEDAD Y MIGRACIONES Abril 1998 Las migraciones encrucijada De creencias y culturas El Magisterio de la Iglesia ante el mundo obrero inmigrante La Iglesia de Madrid y los trabajadores inmigrantes Cuadernos de Formación nº 11 DELEGACIONES DIOCESANAS DE PASTORAL INMIGRANTE * ARCHIDIÓCESIS DE MADRID

Transcript of Las migraciones encrucijada De creencias y culturas El Magisterio de la Iglesia … ·...

S I M P O S I O

I G L E S I A , S O C I E D A D Y M I G R A C I O N E S A b r i l 1 9 9 8

L a s m i g r a c i o n e s e n c r u c i j a d a D e c r e e n c i a s y c u l t u r a s

E l M a g i s t e r i o d e l a I g l e s i a

a n t e e l m u n d o o b r e r o i n m i g r a n t e

L a I g l e s i a d e M a d r i d y

l o s t r a b a j a d o r e s i n m i g r a n t e s

C u a d e r n o s d e F o r m a c i ó n n º 1 1

D E L E G A C I O N E S D I O C E S A N A S

D E

P A S T O R A L I N MI G R A N T E

*

A R C H I D I Ó C E S I S D E MA D R I D

1

2

S U M A R I O

Presentación 3 Pág. Mons. D. Antonio Mª Rouco Varela, Cardenal Arzobispo. Mesa: Las Migraciones: Encruci jada de creencias y culturas

Pluralidad de creencias y diálogo religioso . 8. “ D. Juan Martín Velasco .

Cristianos y musulmanes en la inmigración . 19. “ P. Fél ix Tel lechea. Mesa: El Magisterio de la Iglesia ante el mundo obrero inmigrante

Las migraciones en el contextos de la doctrina social y misión pastoral de la Iglesia. 53. “ D. Antonio Agui lar Verdugo. Trabajadores inmigrantes: retos a la pastoral obrera de toda la Iglesia. 83. “ D. Fel ipe García Mateos. Mesa: La Iglesia de Madrid y los trabajadores inmigrantes

Los trabajadores inmigrantes un reto a la misión evangelizadora de nuestra Iglesia. 94. “ Mons. D. Eugenio Romero Pose.

3

4

PRESENTACIÓN Una de las grandes preocupaciones de nuestra Iglesia Diocesana es acoger, ayudar y apoyar en el necesario proceso de integración de Ios inmigrantes, nuestros hermanos, en nuestras comunidades cristianas y en la sociedad a los inmigrantes, nuestros hermanos.

Es por todos conocida la labor programada y desarrollada por la Delegación diocesana de migraciones, sus esfuerzos por dar a conocer y acercar a la sociedad los graves problemas del nuevo fenómeno de Ias migraciones y el intentar dar respuesta a los retos y desafios que nos ofrecen los trabajadores inmigrantes, hombres y mujeres, que Ilegaron a nosotros corno mano de obra pero son, ante todo, personas. Como hermanos trabajadores es como queremos acogerles y comprenderles.

Para acogerles es necesario conocerles, y acogiéndoles podernos colaborar todos en la construcción del hombre nuevo. El inmigrante no es un extraño, es un hermano Es de agradecer el impagable servicio humano y pastoral que con fidelidad eclesial viene prestando la Delegación diocesana de migraciones a la Comunidad de Madrid. de migraciones a Ia Comunidad de Madrid.

Hace unos días decía que ."los inmigrantes y refugiados son uno de los retos urgentes que interpela la conciencia de la Iglesia diocesana y de los cristianos, y que ponen a prueba la veracidad de su testimonio de amor a Cristo y a los hermanos. Son ya aproximadamente unos ciento treinta mil los que han llegada aquí, tienen o buscan residencia y trabajan, legalizados o clandestinamente, en la Comunidad de Madrid. Por lo menos unos dos tercios proceden de los países llamados pobres deI planeta. Han venido a España empujados por Ias necesidades más primarias y perentorias, que sufren ellos y sus familias, en sus Iugares de origen. Algunos, porque son. víctimas de Ia persecución social o política, o porque en su Patria se les niega el reconocimiento más elemental. de sus derechos fundamentales como persona. Pocos lo han hecho por gusto.

Como una respuesta más a este desafío, la Delegación de migraciones ha organizado este simposio: iglesia, migraciones y sociedad, en el marco del Plan de Pastoral Diocesano. Un Simposio que ofrezca, sin duda, reflexiones y los logros conseguidos, al mismo tiempo que contribuirá a una mejor información sobre el fenómeno migratorio con el fin de responder adecuadamente a las esperanzas de los trabajadores/as inmigrantes y a dar un paso más en favor de su integración en la Iglesia y en la sociedad. Es menester que estos hermanos adquieran el. mayor de los sentimientos de pertenencia a nuestras comunidades.

En eI Simposio se ofrecerán, desde distintas ópticas, la realidad de la inmigración, sus características, sus peculiaridades en la España de hoy y las implicaciones religiosas y antropológicas.

Son muchas las preguntas a las que hay que dar respuesta, muchos los desafios que Ia inmigración pone a la Iglesia y a la sociedad. Es un problema humano, de creciente crudeza, que a todos atañe y deI que nadie puede eximirse. El extranjero es el menos extraño para la Iglesia pues es un hermano necesitado.

5

Doy las gracias a Ios organizadores, en primer lugar a los Delegados de migraciones de Ias diócesis de Getafe, Madrid y Alcalá, y a los colaboradores, a Delegación Diocesana de Pastoral Obrera, a la Comisión diocesana de Justicia y Paz y a los movimientos HO.A.C. JOC y HH.T.

Tengo la certeza de que estos días de estudio constituirán una oportunidad para mejor conocer e informar a la sociedad sobre el fenómeno migratorio y, de este modo, poder seguir abriendo las manos y el corazón a los hermanos nuestros que esperan no sólo encontrar trabajo sino ser cordialmente acogidos y, sobre todo, ser acogidos como lo que verdaderamente son: imágenes de Dios.

Antonio Mª Rouco Varela.

Cardenal-Arzobispo de Madrid.

6

Mesa:

Las Migraciones encrucijada de creencias y culturas

Macario Villalón López Delegado Migrciones de Getafe

Me corresponde moderar esta tercera mesa del Simposio: "Las Migraciones encrucijada de creencias y culturas" en la que tendrán lugar dos ponencias.

Hemos creido conveniente abodar la dimensión religosa dentro del mundo de las miçgraciones. Las razones son varias:

• La primera se encuentra en el hecho de que el cambio de civilización que sufre el hombre inmigrante que le hace perder el sustrato que sotiene su vida, hasta que él en una síntesis nueva rehaga su escala de valores, afecta también a su vida religiosa. No podemos, en modo alguno, abstraer la dimensión religiosa del conjunto de elementos que configuran la condición inmigrante: no es lo mismo ser cristiano en Madrid, que en Filipinas, en Angola o Perú.

Ni reducir el compromiso con los inmigrantes a entrega generosa, sin poner de relieve las cuestiones antropológicas, económicas, políticas y religiosas que entraña la colaboración con el Dios que actúa en la historia y a través de la historia, ni tampoco a programas marco en el ámbito socio-cultural, aparcado el tratamiento de la demensión religiosa hasta que los problemas más urgentes hayan encontrado una respuesta adecuada. Es necesario y es un signo del Reino ponerse a la escucha y cuidar la fe de los pobres, de los más pequeños. La segunda, es la importancia creciente de africanos musulmanes entre los inmigrantes. Nosotros,

7

los creyentes –como recordaba el Papa ante la juventud musulmana en Casablanca en 1985,sabemos que no vivimos en un mundo cerrado. Creemos en Dios. Somos adoradores de Dios . Somos buscadores de Dios. La Iglesia Católica mira con respeto y reconoce la cualidad de vuestra andadura religiosa, la riqueza de vuestra tradición espiritual. Los cristianos estamos también orgullosos de nuestra tradición religiosa. Creo que nosotros, cristianos y musulmanes, debemos reconocer con alegría los valores religiosos que tenemos en común, y dar gracias a Dios por ello. Ambos creemos en un Dios, el Dios Unico, que es la plena Justicia y Misericordia; creemos en la importancia de la oración, del ayuno y de la limosna, de la penitencia y del perdón; creemos que Dios será Juez misericordioso al final de los tiempos y esperamos que, después de la resurrección, estará satisfecho de nosotros y nosotros estaremos satisfechos de EI. La lealtad exige también que reconozcamos y respetemos nuestras diferencias. La más fundamental es evidentemente la idea que nosotros tenemos sobre la persona y la obra de Jesús de Nazaret. Vosotros sabéis que, para los cristianos, Jesús les hace entrar en un conocimiento íntimo del misterio de Dios y en una comunión filial con sus dones, siempre que lo reconozcan y lo proclamen Señor y Salvador. Estas son las diferencias importantes que, en un clima de mutua tolerancia, nosotros debemos aceptar con humildad y respeto; se da ahí un misterio que, estoy seguro, Dios nos aclarará un día. Cristianos y musulmanes generalmente nos hemos entendido mal y, algunas veces, en épocas pasadas, nos hemos enfrentado e incluso agotado en polémicas y guerras. Creo que Dios nos invita hoy a cambiar nuestras viejas costumbres. Tenemos que saber respetarnos y, a la vez, estimularnos mutuamente en las obras de bien a lo largo del camino que nos conduce a Dios.

En nuesa Comunidad no pueda plantearse el tema migraorio sin tener en cuenta el factor religioso. Es necesario suscitar actitudes ecuménicas en orden a la formación de las conciencias y a una actuación coherente. Las comunidades en presencia han de saberse llamadas a ser constructoras de unidad integradora.

Juan Martín Velasco, hoy Director del Instituto de Pastoral y hasta no hace mucho Rector del Seminario Diocesano, conocido de todos nosotros por su conocimiento profundo de lo religioso, por su bien hacer y el papel importante que ha jugado en nuestra Iglesia diocesana como formador y por su sentido eclesial.

Felix Tellechea Sanzberro, Padre Blanco, experto en el Islam no solo por su preparación intelectual, es licenciado en Estudios Ärabes e Islámicos, sino por su experiencia y vivencia. Una vivencia y experiencia de calidad, reflexionada a lo largo de varios años en el norte de África, tendrá la segunda ponencia: “Musulmanes y Cristianos en la inmigración”.

8

PLURALIDAD DE CREENCIAS Y DIÁLOGO INTERRELIGIO SO.

Pluralidad de creencias

y

Diálogo interreligioso

JUAN MARTÍN VELASCO

9

PLURALIDAD DE CREENCIAS Y DIÁLOGO INTERRELIGIO SO.

I.- INTRODUCCIÓN

En el marco del simposio sobre Iglesia, sociedad y migraciones entiendo el título que se ha propuesto a mi intervención como una invitación a considerar la condición religiosa de los inmigrantes y el aspecto religioso de la respuesta de los cristianos al hecho de la inmigración.

La atención al aspecto religioso del fenómeno migratorio se enfrenta con un doble peligro. El primero consiste en abstraer lo religioso del conjunto de las circunstancias y condiciones de vida de los afectados por la emigración y plantear el problema al que se refiere el título en los términos generales de la relación entre las diferentes religiones en una situación de pluralismo social y cultural como el que la emigración origina. El segundo peligro consiste en dejarse llevar por la urgencia de las dificultades sociales, laborales, familiares y personales que comporta la emigración e ignorar el aspecto religioso que plantea la emigración, o aplazar su tratamiento hasta que los problemas más urgentes hayan encontrado una respuesta adecuada.

Para superar este doble peligro intentaré abordar el lado religioso del problema en sus dos vertientes, la de los inmigrantes y la comunidad de acogida, como parte integrante del hecho de la migración en su conjunto y el lado religioso de la respuesta al problema migratorio como parte de la respuesta global que la comunidad de acogida debe aportar al fenómeno humano integral que supone la de un número importante de inmigrantes.

II. CAMBIOS QUE IMPONE EL HECHO DE LA INMIGRACIÓN AL MAPA RELIGIOSO DE EUROPA

Europa era hasta hace poco tiempo un continente unitariamente cristiano, mayoritariamente ortodoxo en su parte oriental; mayoritariamente católico en su flanco sur; mayoritariamente protestante en el norte; y dividido, con fronteras prácticamente estabilizadas, entre el catolicismo y el protestantismo en la parte central. La única excepción a esta situación estaba representada por la presencia de poblaciones musulmanas en la zona de los Balcanes.

La inmigración de nuevos miembros de países orientales de la Commonwealth al Reino Unido, de fuertes contingentes de trabajadores del Norte de Africa a Francia y de trabajadores turcos a Alemania ha supuesto el cambio de la anterior situación religiosamente unitaria de Europa a otra de inicial y creciente pluralismo religioso. Basta recordar que los musulmanes representan el segundo grupo religioso en Francia y en España y que hace poco tiempo se afirmaba que los musulmanes constituían en el Reino Unido el grupo más numeroso de participantes en reuniones religiosas.

10

PLURALIDAD DE CREENCIAS Y DIÁLOGO INTERRELIGI OSO.

El reducido número de inmigrantes en España -y el hecho de que la mayor parte de los latinoamericanos y filipinos sean católicos- no ha supuesto todavía un cambio significativo en el mapa religioso español. Pero los inmigrantes musulmanes comienzan a suponer en algunos barrios de nuestras ciudades una presencia religiosa ya claramente perceptible. En todo caso la importancia creciente de africanos musulmanes entre los inmigrantes hace que el problema de la inmigración en España no pueda plantearse sin tener en cuenta el factor religioso.

La atención a estos datos permite concluir que Europa comienza a ser un Continente pluricultural y plurirreligioso; que todo nos hace pensar que lo será de forma más clara en el futuro; y que, probablemente, también España se verá pronto afectada de forma más significativa por el hecho de la pluralidad religiosa.

III. DE LA PLURALIDAD DE RELIGIONES AL PLURALISMO RELIGIOSO

Es sabido que pluralidad cultural o religiosa no significa, sin más, pluralismo cultural o religioso. El paso de la pluralidad al pluralismo supone tres cosas: el reconocimiento en condiciones de paridad de los diferentes grupos; la posibilidad de interacción social entre ellos; y el carácter irreversible de la situación, no previsiblemente superable por la reducción de los diferentes grupos a uno que absorba a los demás. Teóricamente, esa es la situación de Europa, cuya situación de pluralismo parece irreversible y cuyos Estados reconocen la libertad de conciencia, de asociación y de culto de todos los ciudadanos que convivan en ella. Para que la situación sea de pluralismo efectivo será necesario que crezca en la mayoría tradicionalmente cristiana la conciencia de la legitimidad, la estima y el reconocimiento de los valores religiosos de los grupos no cristianos.

Aquí tropezamos, pues, con la primera tarea de una comunidad de acogida como la española, unitariamente cristiana y católica durante los últimos cinco siglos, y que ha labrado su unidad en buena medida en el enfrentamiento con los religiosamente diferentes, judíos y musulmanes, primero, y protestantes, después.

Felizmente después del Vaticano II comienzan a darse en los países católicos las condiciones para vivir religiosamente en paz en una situación de pluralidad religiosa. Tres Decretos del último Concilio Ecuménico han hecho posible ese cambio: el del Ecumenismo ¾Unitatis redintegratio¾; el de la libertad religiosa ¾Dignitatis humanae¾; y el de las Religiones no cristianas ¾Nostra aetate¾. En efecto, el primero reconoce las aspiraciones de todas las Iglesias cristianas a la unidad y propone la restauración de la unidad entre todos los cristianos como uno de los propósitos del Concilio sin prever como único camino para esa unidad la conversión de todos los cristianos a una de las formas de cristianismo existente. El Decreto sobre la libertad religiosa, por su parte, reconoce que "la persona humana tiene derecho a la libertad religiosa" que consiste en que "todos los hombres tienen que estar inmunes de coacción, tanto por parte de personas particulares como de grupos sociales y de cualquier potestad humana", de manera que "en materia religiosa ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia ni se le impida que actúe conforme a ella en privado o

11

PLURALIDAD DE CREENCIAS Y DIÁLOGO INTERRELIGIO SO.

en público, solo o asociado con otros". Por último, el Decreto sobre las religiones no cristianas, después de haber reconocido que los hombres esperan de sus religiones la respuesta a los enigmas recónditos de la condición humana, afirma que la Iglesia "nada rechaza de lo que en estas religiones hay de verdadero y santo" y "exhorta a sus hijos a que ... mediante el diálogo y la colaboración con los adeptos de otras religiones, dando testimonio de la fe y la vida cristiana, reconozcan, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores socio-culturales que en ellos existen".

De esta forma, el Vaticano II ha sentado las bases para que los cristianos podamos vivir el cristianismo en situación de pluralismo religioso, no sólo en actitud de tolerancia y respeto, sino adoptando una más positiva actitud de diálogo y colaboración con los miembros de otras religiones. Conviene anotar, sin embargo, que estos principios propuestos por el último Concilio, asumidos por la teología e incorporados en la conciencia de numerosos grupos de cristianos, es posible que no hayan pasado a formar parte de la conciencia de la masa del pueblo cristiano. Por ello, la primera tarea que la situación de incipiente pluralismo religioso impone a las comunidades cristianas es la educación de todos sus miembros en estos principios, capaces de generar actitudes y disposiciones de ánimo positivas en relación con los fieles de otras religiones.

Porque es posible que otras formas de entender y vivir el catolicismo hayan generado en la historia actitudes y comportamientos excluyentes e intolerantes en el pueblo, creo que la Iglesia católica tiene en la actualidad el deber de participar con más decisión y celo en la superación por el conjunto de la sociedad de esas actitudes y en la extensión de las actitudes contrarias de respeto, acogida, diálogo y colaboración.

IV. DIÁLOGO INTERRELIGIOSO EN EL CONTEXTO DE LAS M IGRACIONES

Pero ya advertía al principio que no conviene separar el lado religioso del problema de la condición real -la condición de inmigrantes por motivos casi siempre económicos- de los miembros de otras religiones en la Europa y la España actuales.

En efecto, estos son en realidad, en su inmensa mayoría, inmigrantes trabajadores, obreros de los sectores menos deseados por los trabajadores del país de acogida, que, a las dificultades ya notables de esa clase de obreros añaden las del desarraigo cultural y familiar, las barreras de la normativa legal, las dificultades de lengua, bajo nivel de instrucción, falta de la protección que supone el propio medio y las relaciones que comporta, y el paso brusco de una forma de vida a otra no sólo diferentes sino con frecuencia hostil.

¿Cómo se plantea el problema ya de suyo difícil del diálogo interreligioso en las circunstanciasde relación sumamente asimétrica que impone a uno de los interlocutores la condición de trabajador inmigrante?. Comencemos por situarnos del lado del inmigrante y hagamos un esfuerzo por ver la realidad desde su perspectiva. Por supuesto, no se trata de suplantarle, sino de abrirnos a su

12

PLURALIDAD DE CREENCIAS Y DIÁLOGO INTERRELIGIO SO.

situación para capicitarnos para mejor escucharle. Resulta difícil para quienes vivimos la religión en las circunstancias propias de los países cristianos occidentales, sometidos a un largo proceso de secularización, hacernos idea de lo que sucede desde el punto de vista religioso en la mente y en el corazón de personas que han vivido la religión en culturas fuertemente unitarias y con una presencia omniabarcante de lo sagrado, cuando de la noche a la mañana se encuentran arrancados de esa veradera matriz, social, cultural y religiosa a un tiempo, y expuestos a la más absoluta intemperie. Por analogía con situaciones semejantes, aunque menos extremas, como las de emigrantes españoles a países europeos en los años sesenta, cabe penar que el mantenimiento de una referencia a la religión en la que la persona ha nacido y crecido, sobre todo si es una referencia compartida con otros en un culto vivo, tal vez constituya una fuente incomparable de consuelo, compañía, y estímulos para afrontar la nueva traumática situación.

La fuerte herencia religiosa de los descendientes de los primeros emigrados a los Estados Unidos, las corrientes revivalistas, nacidas en el interior de las mismas, la pervivencia de cultos de ascendencia africana entre los negros transportados a América, el tinte marcadamente religioso de muchos de sus cantos, poemas y creaciones culturales, me parecen testimonio muy elocuente de la benéfica influencia que las religiones tradicionales pueden ejercer en la supervivencia de esos grupos y en el mantenimiento de su identidad. La fe de los exiliados, llenos de nostalgia por su tierra y por el Dios ligado a ella, han inventado desde siempre ¾aunque sea para decir que no pueden cantarlas¾ canciones tan hermosas como las de los judíos junto a los ríos de Babilonia.

Al contrario, una fuerte muy profunda de sentido, de valor y de consuelo se ha secado en el alma de un inmigrante africano musulmán cuando alguien le ha oído replicar a un compatriota que le reprochaba comer alimentos prohibidos por su religión: "convéncete, amigo, aquí no hay Dios".

Por eso pienso que en la desimetría que caracteriza el diálogo interreligioso con los inmigrantes es condición indispensable poner a su disposición, por todos los medios, los recursos, los cauces que les permitan la reunión, la comunicación con los cuyos, la expresión de sus sentimientos, la celebración de sus fiestas, la participación en sus cultos, de forma que puedan conservar y ejercer una identidad vigorosa que les permita, después, dar los pasos, entablar las relaciones con la sociedad que los acoge, para pasar a ser miembros activos, participantes y responsables de ella en todos los aspectos de la vida.

Desde la perspectiva de los miembros de las comunidades cristianas del país que acoge a los inmigrantes, el diálogo interreligioso, desde la situación asimétrica a su favor en que el diálogo ocurre, impone a esas comunidades algunas exigencias importantes. La primera es atender realistamente a la situación concreta de nuestros interlocutores. Y dado que ésta se caracteriza por la exclusión más completa del inmigrante del sistema en que estamos integrados, la primera condición para un diálogo interreligioso digo bien: interreligioso- es hacerle un hueco en ese sistema e invitarle a intervenir en él con todas sus posibilidades. Esto es posible que exija un primer momento de detención a su lado, de prestación de los primeros auxilios, de curación de sus heridas y de incorporación al mundo habitado de la posada, como hizo el buen samaritano -por cierto extranjero y mal visto de los judíos- con el que había caído en manos de ladrones.

No olvidemos que la primera forma de hablar del Reino; de hablar, pues, de Dios, las primeras y

13

PLURALIDAD DE CREENCIAS Y DIÁLOGO INTERRELIGIO SO.

verdaderas señales de su presencia en el mundo es que los ciegos ven, los cojos andan, los oprimidos son liberados y los excluidos integrados. Dios se deja invocar con nombres diferentes en nuestras inevitablemente diferentes lenguas humanas, Dios es pensado con conceptos que nuestras culturas hacen diversos. Pero la salvación de Dios tiene lugar, sucede, se realiza efectivamente en los signos de la compasión, la ayuda y el servicio como lenguaje transparente de la justicia, la solidaridad y el amor.

Así, la lucha por la justicia y el compromiso por la solidaridad de las comunidades cristianas en relación con los inmigrantes colaborarán a colmar el foso que los mantiene en la exclusión y los permitirá situarse en disposición de ser interlocutores de nuestra sociedad. El ejercicio de la compasión, el servicio y el amor harán presente al Dios en el que todos creemos. Y a partir de ahí las palabras a Dios y sobre Dios de nuestras religiones se llenarán de sentido y nos permitirán a unos y otros enriquecernos religiosamente en un diálogo de iguales; nos ayudarán a todos a descubrir en la vida del hombre la gloria de Dios.

A partir de estos primeros pasos indispensables -no previos, sino constitutivos ya del verdadero diálogo interreligioso- se crearán las condiciones para otros ulteriores y de extraordinaria importancia para la vida religiosa de todos.

V. EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO, UNA EXPERIENCIA EN M ARCHA

Recordemos que, felizmente, este diálogo ya no es sólo un deseo; es una realidad con una importante historia. Podríamos referirnos a la etapa de la Historia de España de contacto y convivencia de las tres religiones y las tres culturas, y a los efectos benéficos que de ella resultaron en el terreno de las artes, las ciencias, la filosofía y aspectos tan importantes de la religión, como la vida mística. Pero me parece más realista referirme a la larga experiencia que constituyen los incontables encuentros interreligiosos promovidos desde las más variadas iniciativas en los últimos cien años, a partir, sobre todo, del Parlamento mundial de las religiones, reunido en Chicago en 1893, hasta la reunión conmemorativa del mismo en 1993. Esta historia cuenta con acontecimientos tan importantes como el encuentro de las religiones por la paz, convocado en 1986 por Juan Pablo II y celebrado en Asís el 23 de octubre de 1986.

¿Cuáles han sido los resultados más importantes de esta experiencia de encuentros y diálogos? El primero, sin duda, es la convergencia de los que se encuentran. Convergencia, en primer lugar, en el terreno de la ética que permite orientarse hacia una ética mundial entendida como "consenso básico respecto a los valores vinculantes, las normas inamovibles y las actitudes personales fundamentales. Una ética que comporta "que todos los hombres deben ser tratados humanamente" como aparece en la regla de oro común a todas las religiones: "no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti" o "trata a los demás como quieres que te traten a ti", que contiene cuatro orientaciones inalterables: compromiso por una cultura de la no violencia y del respeto a la vida; compromiso por una cultura de la solidaridad y por un orden económico justo;

14

PLURALIDAD DE CREENCIAS Y DIÁLOGO INTERRELIGIO SO.

compromiso por una cultura de la tolerancia y una vida vivida con veracidad; compromiso por una cultura de la igualdad del hombre y la mujer. O con palabras de la Conferencia mundial de las religiones por la paz de Kyoto (1970). "Hemos descubierto que las cosas que nos unen son más importantes que las que nos separan. Hemos encontrado que tenemos en común: la certeza de una unidad fundamental de la familia humana; de la igualdad y la dignidad de todos los hombres; el sentimiento de la intangibilidad de cada uno y de su conciencia; el sentimiento del valor de la comunidad humana; la conciencia de que el poder no es un derecho; de que el poder humano no puede bastarse a sí mismo y que no es absoluto; la fe en que el amor, la piedad, la abnegación y la fuerza del espíritu y la sinceridad tienen un peso mayor que el odio, la hostilidad y el egoísmo; el sentimiento de la necesidad de comprometerse del lado de los pobres y de los oprimidos en la lucha contra los ricos y los opresores; la profunda esperanza de que la buena voluntad termina por triunfar".

¿Quiere decir esto que las religiones convergen tan sólo en algo en lo que convergen ya las declaraciones de los derechos humanos proclamados por filósofos y políticos? No; porque sin entrar en la cuestión de lo que esas declaraciones deben a las tradiciones religiosas, los contenidos éticos de esta convergencia son afirmados de forma diferente, aduciendo una fundamentación distinta, despertando otras motivaciones y llevando a una realización también peculiar basada en un radical cambio del corazón.

Pero es que, además, las religiones muestran una admirable convergencia en la comprensión del hombre -por debajo de las diferentes antropologías filosóficas y teológicas que hayan desarrollado. Todas ellas dan muestras de reconocer y cultivar en el hombre la dimensión de trascendencia que se manifiesta en las preguntas más radicales que desde siempre se viene planteando la humanidad en las aspiraciones más profundas que desembocan en la conciencia de la necesidad de la iluminación,la liberación, la felicidad plena o la salvación.

A este terreno de convergencia que señala los límites de esa tierra sagrada en la que viven todas las religiones se refería el Concilio Vaticano II cuando afirmaba: "Los hombres esperan de las diversas religiones la respuesta a los enigmas recónditos de la condición humana que hoy como ayer conmueven íntimamente su corazón: ¿Qué es el hombre? ¿cuál es el sentido y el fin de nuestra vida? ¿qué es el bien y qué el pecado? ¿cuál es el origen y el fin del dolor? ¿cuál es el camino para conseguir la verdadera felicidad? ¿qué es la muerte, el juicio y cuál es la retribución? ¿cuál es, finalmente, aquel último e inefable misterio que envuelve nuestra existencia, del cual procedemos y hacia el cual nos dirigimos?"

Es verdad que las mismas formulaciones de estas cuestiones difieren en las diferentes religio- nes y que más difieren todavía las respuestas concretas a ellas, pero todas convergen en reconocer en esas cuestiones la huella de un más allá del hombre, presente en su interior, que suscita en él la conciencia de la desproporción entre lo que es y lo que aspira a ser, que por eso le orienta hacia más allá de sí mismo como lugar de su plena realización. Esto nos remite a un tercer punto de convergencia. Es muy difícil de definir porque precisamente se caracteriza por su condición misteriosa, por el hecho de ser el más allá absoluto y la más íntima raíz de sí mismo. Podríamos referirnos a él como el Misterio, configurado en unas religiones como lo absoluto sin nombre ni figura; en otras como los dioses; en otras como el Dios único, en otras incluso como el

15

PLURALIDAD DE CREENCIAS Y DIÁLOGO INTERRELIGIO SO.

término innombrable al que orienta la irreprimible necesidad de salvación. De hecho, podría ser un acto inconsciente de imperialismo religioso afirmar que todas las religiones constituyen otros tantos rostros o manifestaciones del único Dios... Pero no lo es reconocer que en todas las religiones los hombres se viven habitados, orientados y polarizados por un más allá de todo lo humano y lo mundano, nombrado y descrito con palabras, representaciones o silencios que tienen un valor homólogo en todas ellas.

Aquí llegamos, sin duda, al punto central y por eso misterioso de la convergencia de las religiones. Pero de él se derivan otros más fácilmente identificables. Aludamos, por ejemplo, a las experiencias más profundas que se manifiestan en las Escrituras Sagradas, los sistemas de creencias y de doctrinas teológicas, las variedades de los ritos. Nos podemos aproximar a ellas por distintos caminos: los gestos, posturas, palabras y silencios de las oraciones en las que cobran voz; los armónicos afectivos de sobrecogimiento y fascinación que producen; la salida de sí y el trascendimiento y la aspiración a la unidad que comportan y de la que son testigos eminentes los místicos, incluso de las tradiciones religiosas culturalmente más distantes.

Aludiré, para terminar, a un punto de convergencia, capaz de despertar en las religiones la necesidad del diálogo con otras tradiciones y de alimentarlo permanentemente. Precisamente porque toda religión es vivida como mediación de un más allá no alcanzado, ni comprendido, ni dominado, ni poseído, todas ellas en sus mejores expresiones se comprenden a sí mismas sólo como caminos, y dan muestras de que los sujetos que las viven son conscientes de su relatividad, de su inadecuación y de la necesidad de trascenderlas hacia ese más allá al que apuntan. Si comprehendisti, non est Deus, si comprendiste no es Dios, decía san Agustín, "el Brahman es distinto de lo conocido y lo desconocido", "es lo totalmente otro"; "de él sólo se puede decir: ‘no es así, no es así'", dicen las Upanishads. Si has logrado representarte al Buda, quema esa representación, dirá el Budismo. El Corán enumera noventa y nueve nombres de Alah, que es tanto como decir que el nombre adecuado está más allá y escapa a todos ellos. Por eso cada sujeto religioso se adhiere absolutamente al Misterio que se le manifiesta en su religión: se propone amarlo con todo el corazón. Pero esta incondicionalidad del compromiso tiene su raíz en el carácter absoluto de ese Misterio y no hace absoluta, ni perfecta, ni adecuada la religión a través de la cual se vive. De ahí que toda religión esté llamada, para ser fiel al Absoluto al que sirve, a una cierta kénosis o vaciamiento de sí misma, condición indispensable para que en ella pueda transparentarse el infinito que revela, pero con el que no se identifica.

Este descentramiento que está en el corazón de todas las religiones se manifiesta en otro no menos necesario. Las religiones están al servicio del hombre y pervierten su razón de ser cuando se erigen en un sistema, o en una institución que pone los hombres a su servicio; cuando se sacrifica el hombre al sábado, o a la exactitud de la doctrina, o a una ley exterior o a unos ritos absolutizados. Res sacra homo. El hombre es la realidad sagrada por excelencia, no porque sea el centro de todo, sino precisamente porque en su vida, en su perfección, en su salvación se revela la gloria de Dios. Por eso, los encuentros interreligiosos han llevado a los sujetos religiosos a conclusiones como la de uno de los encuentros de Asís: "En el nombre de Dios declaramos a todos, creyentes o no: no hay ninguna guerra santa : sólo es santa la paz". Y en un mundo tan atravesado por los conflictos y la violencia es verdad lo que Juan Pablo II decía en ese mismo encuentro: "reunirse (los hombres religiosos) para pedir a Dios la paz entre los hombres representa la profecía de los tiempos nuevos".

16

PLURALIDAD DE CREENCIAS Y DIÁLOGO INTERRELIGIO SO.

Pero parecería que tomando como punto de partida los inmigrantes y su situación nos hemos elevado para hablar del diálogo religioso a las alturas de encuentros interreligiosos en la cumbre, protagonizados por dirigentes de diferentes religiones. ¿Qué pueden significar estos encuentros para los miembros de una comunidad cristiana del noroeste de Madrid que ha visto asentarse en el territorio de su parroquia a unos centenares o miles de inmigrantes norteafricanos y musulmanes? La referencia a los encuentros interreligiosos de alto nivel o en la cumbre no era más que la indicación de que el diálogo interreligioso es una realidad y una realidad que produce frutos importantes. Señalemos, para concluir, algunos que puede producir el diálogo y la colaboración a ras de comunidades y grupos interreligiosos de base.

El encuentro con el otro -desde el punto de vista racial y cultural- cuando en él se tiene en cuenta su condición de sujeto religioso relativiza esas diferencias sin eliminarlas. Permite descubrir por debajo de todas ellas ese parentesco radical que nos otorga el tratarnos como criaturas de Dios, destinatarios de su salvación y peregrinos por los distintos caminos que representan nuestras culturas y nuestras religiones hacia la patria, la casa común que es su Reino.

El otro, cuyas diferencias externas y culturales y sociales podrían aparecernos como una amenaza a nuestra identidad, aparece en el diálogo auténtico como interlocutor que me descubre aspectos de la realidad y de la verdad que yo ignoraba y que con ellos enriquece mi propio descubrimiento de la verdad. Así, lejos de poner en peligro mi identidad, la hace posible, la enriquece y la confirma. Naturalmente, este diálogo requiere unas condiciones. Fundamentalmente la aceptación del otro tal cual es y el respeto del otro como hermano y hermana con su humanidad y sus convicciones personales. En el diálogo así entendido las diferencias que nos separan permanecen, pero se ven integradas en la aceptación mutua, en el respeto y, más profundamente, en el amor, que permite realizar el secreto de una humanidad finalmente reconciliada.

El diálogo se hace imposible cuando alguno de los interlocutores cree estar en la posesión de la verdad absoluta. Porque quien así piensa no puede tratar con los demás más que convirtiéndolos en objeto de su proselitismo.

Pero quien adopta esa actitud está dejando de ser sujeto religioso y, desde luego, cristiano. Porque todo sujeto religioso vive de la convicción de que Dios es mucho mayor que su conciencia de él, mucho más profundo que lo que de él le dice la propia religión, y está abierto a dejarse enseñar por quienes le buscan con corazón sincero, aunque sea por los caminos abiertos por otras religiones.

¿Es, por último, compatible el diálogo interreligioso con la misión de la que el sujeto religioso no puede prescindir sin renegar de su identidad. El diálogo interreligioso excluye el proselitismo. Pero no la verdadera misión. Ésta ciertamente no se propone la conversión del otro a mi propia religión, Iglesia o grupo. Se propone la conversión de todos al verdadero Dios, dejando en sus manos el camino concreto por el que se ha de llegar a él.

Terminaré con dos expresiones más sencillas pero más elocuentes de lo esencial de mis reflexiones:

17

PLURALIDAD DE CREENCIAS Y DIÁLOGO INTERRELIGIO SO.

La primera está contenida en un hermoso relato del jasidismo que tiene una expresión equivalente en otro relato de la tradición sufí.

"Rabí Bunam acostumbraba a relatar a los jóvenes que venían por primera vez la historia de Rabí Aizik, hijo de Rabí Iekel de Cracovia. Después de muchos años de extremada pobreza que no debilitó jamás su fe en Dios, soñó que alguien le pedía que fuera a Praga a buscar un tesoro bajo el puente que conduce al palacio del rey. Cuando el sueño se repitió por tercera vez Rabí Aizik se preparó para el viaje y partió para Praga. Mas el puente estaba vigilado noche y día y él no se atrevía a comenzar a cavar. Sin embargo, iba allí todas las mañanas y se quedaba dando vueltas por los alrededores hasta que se hacía oscuro.

Finalmente el capitán de los guardias que lo había estado observando le preguntó de buena manera si estaba buscando algo o esperando a alguien. Rabí Aizik le refirió el sueño que lo había traído desde una lejana comarca. El capitán rió. ‘¡Así que por obedecer a un sueño, tú, pobre amigo, has desgastado las suelas de tus zapatos para llegar hasta aquí! Y en cuanto en cuanto a tener fe en los sueños, también yo, de haberla tenido, hubiera partido cuando soñé una vez que debía ir a Cracovia y cavar en busca de un tesoro debajo de la estufa en el cuarto de un judío. ¡Aizik, hijo de Iekel! Así se llamaba ¡Aizik, hijo de Iekel! Me imagino lo que hubiera pasado. ¡Habría probado en todas las casas de por allí, donde una mitad de los judíos se llama Aizik y la otra mitad se llama Iekel!" Y volvió a reír. Aizik saludó y viajó de vuelta al hogar, cavó debajo de la estufa, encontró el tesoro y construyó la casa de oración que se llama ‘El Shul de Reb Aizik".

La moraleja de la historia es meridianamente clara. Todos tenemos un tesoro en nuestro interior. Pero sólo el paso por el otro, sólo las indicaciones del extranjero nos permiten descubrirlo. Mircea Eliade decía con razón que esta historia contiene toda la verdad del ecumenismo. Ciertamente. Y la del diálogo interreligioso.

La segunda expresión permite responder a otra objeción que con frecuencia se opone al diálogo interreligioso. ¿No conducirá a la relativización de la propia fe o al peligroso sincretismo? Una gran personalidad religiosa de nuestro siglo N. Söderblom nos asegura con su propia experiencia de estudioso de las religiones y de promotor del ecumenismo que no es así. Fr. Heiler, su biógrafo, cuenta que ya en el lecho de muerte repetía: "¡Yo sé que mi salvador vive! Me lo ha enseñado la historia de las religiones". Estoy seguro de que todos nosotros, cristianos, musulmanes, judíos, hindúes, budistas podremos exclamar algo semejante si de verdad entramos sin prejuicios en el diálogo con los otros: ¡Yo sé que mi salvador vive! Me lo ha enseñado el diálogo, la colaboración, el amor mutuo con las personas de otras religiones".

18

Cristianos y musulmanes

en

la inmigracion

Felix Telechea ..

Misioneros Padres Blancos.

19

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

I. INTRODUCCION

El título puede inducir a confusión. Musulmanes y cristianos no están en la misma condición. Se trata de musulmanes que llegan a España en situación de inmigrantes para integrarse en una sociedad a mayoría cristiana. Es verdad que hay cristianos inmigrantes en España y también ciudadanos españoles que son musulmanes pero son minoría.

Es importante subrayar que, antes de haber encontrado musulmanes concretos, la sociedad española ha recibido informaciones muy imprecisas sobre los musulmanes. En el mejor de los casos, algunos habrán podido conocer valores positivos del Islam sin haber podido confrontarlos con un encuentro verdadero con musulmanes concretos. Desgraciadamente, en la mayoría de los casos, el único conocimiento que hay de los musulmanes son unos estereotipos, sin ningún espíritu crítico. Hay una imagen de fanatismo, de violencia y de terrorismo con la que se identifica a los musulmanes, a partir de situaciones excepcionales de ciertos países como Argelia, Irak, Afganistan ...

Los musulmanes tienen un espíritu de cuerpo muy pronunciado con algunas características particulares, pero no se puede generalizar al hablar de ellos, ya que pueden variar mucho según los países de donde proceden, según su historia y según el itinerario espiritual de cada uno de ellos.

Parece pues necesario tener un conocimiento más exacto del Islam y de los musulmanes para que las relaciones entre musulmanes y cristianos se sitúen en un clima más sereno y sano. Para ello haré primero una presentación general del mundo musulmán subrayando en particular algunos aspectos más actuales. Presentaré después la situación de los musulmanes en Europa dando algunas indicaciones sobre las relaciones entre musulmanes y cristianos en estos países. Haré también una presentación de los musulmanes en España para ir sacando algunas conclusiones sobre las actitudes coherentes que deberían regir las relaciones entre musulmanes y cristianos.

Toda presentación, todo estudio tiene sus límites. Mi presentación también los tiene: no soy verdaderamente un especialista ni del mundo musulmán, ni del Islam, ni de las relaciones islamo-cristianas, aunque conozca esta realidad. La óptica desde la que voy a tratar el tema, es la de mi experiencia particular, experiencia realizada en la Iglesia de Argelia, una Iglesia minoritaria, huésped de una comunidad mayoritariamente musulmana. Me sería extremadamente difícil, mirar y presentar esta realidad del exterior de esa experiencia. Aunque no haga mención de ello, esa será para mí la tela de fondo a lo largo de toda esta exposición. Creo que desde ahí os puedo ofrecer mi aportación personal.

20

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

II. LOS MUSULMANES EN EL MUNDO: ESPÍRITU DE CUERPO Y DIVERSIDAD.

2.1. Espíritu de cuerpo .

Una joven maghrebí vino a estudiar a España. Llevaba velo, pero se cuestionaba sobre él. Al llegar a España, se presentó sin velo en el centro de lengua española donde estaba inscrita, pero quince días más tarde lo llevaba. Al pedirle una explicación, me contestó que al llegar a España, se había quitado el velo. No tenía ningún sentimiento de culpabilidad dándose cuenta de que el velo era una apariencia exterior. Pero, al quitárselo, tenía una sensación de que no era ni de aquí ni de allí.

Es interesante ver cómo esta joven, en el momento de definir su pertenencia, se acoge a un signo que no hace referencia a una nación, sino a una comunidad creyente, a la comunidad musulmana. Es un caso ejemplar lejos de ser único. De una manera general, la pertenencia visceral de los musulmanes, es la comunidad musulmana. Cuando hablo en árabe a un musulmán, una pregunta surgirá naturalmente: "¿Eres musulmán?" Y eso, antes de preguntarme de qué país soy.

Este espíritu de cuerpo responde a varias razones:

• La mejor comunidad. Los musulmanes del mundo moderno conservan fuertemente este sentimiento de formar una gran comunidad o "umma". No en vano el Corán les dice: "Sois la mejor comunidad que jamás se haya suscitado: ordenáis lo que está bien, prohibís lo que está mal y creéis en Dios." (Sura o azora 3,110) Este sentimiento va acompañado de algunas nostalgias:

• Nostalgia de la unidad perdida. El recuerdo de los orígenes juega un papel muy importante, y en particular el recuerdo de la primera comunidad de Medina. Medina se recordará como la ciudad ideal y idealizada, modelo de la unidad perdida.

• Nostalgia del califato que garantizaba la unidad de la comunidad. • Nostalgia de la gloria antigua. Los musulmanes recuerdan también con nostalgia la gesta

gloriosa del Islam: su rápida expansión por el mundo, su época de oro, la influencia que los musulmanes tuvieron en el progreso de las ciencias.

Pero este recuerdo se mezcla con:

♦ el recuerdo de las luchas que han tenido que sostener a lo largo del siglo XX para liberarse del colonialismo,

♦ la herida que constituye la desastrosa situación actual del mundo musulmán: empobrecimiento generalizado, subdesarrollo humano, pérdida de identidad.

Ante esta situación actual, es normal que en el corazón del musulmán surja el deseo de hacer renacer la gloria perdida.

Nunca tenemos que olvidar que los musulmanes tienen un gran espíritu de cuerpo, cuando nos encontramos ante ellos. Pero también hay que señalar que las pertenencias al

21

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

mundo musulmán pueden presentarse de manera muy diferente según los países, las lenguas, las etnias a las que pertenecen. Por eso haré una presentación general de los musulmanes en el mundo.

2. 2. Diversidad de los musulmanes.

• ¿Cuantos son? La proporción de los musulmanes en el mundo es muy difícil de precisar. Los musulmanes mismos no podrían decirlo: no disponen ni de estadísticas ni de registros para determinar cuantos son.

Actualmente se habla de algo más de mil millones. Estos musulmanes se reparten sobre todo en tres continentes: Europa, Africa y Asia. Los musulmanes están casi ausentes en América y en Australia. Precisemos algo más.

• Arabes y no árabes. No hay que confundir musulmanes con árabes. Todos los musulmanes no son árabes ni todos los árabes son musulmanes. Los musulmanes árabes o arabizados no representan más que la quinta o la sexta parte de los musulmanes en el mundo.

Todos los árabes no son tampoco musulmanes. En Egipto, Siria, Líbano, Jordania, Palestina o Irak hay minorías cristianas, más o menos importantes, que son de origen árabe y de lengua árabe. La manera de situarse de cada país puede variar según la proporción de la población musulmana y según la historia del país. La pertenencia a las diferentes etnias será mucho más fuerte en el Africa Subsahariana.

• Los musulmanes en el mundo. Se puede clasificar a los musulmanes en los siguientes grupos: (Las cifras corresponden a unas estimaciones de Darek-Nyumba, Junio 1996, publicadas en el artículo del Padre Emilio Galindo en "Pluralismo religioso.")

♦ 169 millones de musulmanes árabes y arabizados. ♦ 153 millones de musulmanes en Africa Negra. ♦ 105 millones de musulmanes turcos o marcados por la cultura turca. ♦ 386 millones de musulmanes irano-indios. ♦ 260 millones de musulmanes indonesios y malasios. ♦ 11 millones de musulmanes en la Unión Europea. ♦ 5 millones en Estados Unidos. El número total de musulmanes en el mundo se situaría al rededor de los 1.100 millones.

2.3. Divisiones del mundo musulmán.

A) Origen del Islam. Califato y organismos de coord inación.

El Islam apareció en Arabia, a comienzos del siglo VII de la era cristiana. Mahoma nació en la Meca el año 570. Huérfano desde muy joven, fue educado por un tío suyo Abu Taleb. Una vez adulto, Mahoma se dedicó al comercio al servicio de una viuda Jadiya con la que se casó más

22

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

tarde. Hacia el año 610, haciendo un retiro en una cueva cerca de la Meca, tuvo un sueño: vio a un ser sobrehumano que le ordenó recitar un texto y le llamó "enviado de Dios." Desde entonces, tuvo otras visiones, recibió nuevos mensajes y empezó a propagar la nueva fe. Muy pronto empezó a tener adeptos, pero también despertó la oposición de los notables de la Meca hasta el punto que tuvo que huir a Medina con sus adeptos el año 622.

En Medina, Mahoma continuó recibiendo nuevos mensajes y poco a poco fue consolidando su posición de jefe religioso y político de la comunidad de Medina. Desde Medina fue extendiendo su autoridad, reconquistando la Meca el año 628 y sometiendo la mayor parte de las tribus árabes de Arabia. Mahoma murió el año 632.

Desde la muerte de Mahoma, los califas se han ido sucediendo a través de los siglos hasta la última dinastía de los califas turco-otomanos. Con la revolución turca, Mustafa Kemal Ataturco abolirá el califato el año 1924. Desde entonces, el mundo musulmán vive sin Califa, garante de la unidad de la comunidad.

Poco a poco se han ido creando varios organismos con representantes de los países musulmanes para coordinar los esfuerzos y recuperar la unidad perdida. Los organismos más importantes son:

♦ La Liga Musulmana Mundial. Es el organismo religioso director y coordinador más importante de la comunidad musulmana.

♦ La Conferencia Islámica, fundada en 1972.

B) Las grandes divisiones.

Las grandes divisiones del mundo musulmán remontan a los primeros años del Islam naciente, cuando la comunidad musulmana decide, cómo se va a efectuar la sucesión del Profeta y de los califas. Con más precisión las divisiones datan de la época del cuarto Califa Ali Ibn Abu Taleb. Ali era primo del profeta Mahoma y se había casado con la hija de este. Su predecesor murió asesinado y los contrincantes de Ali le acusaron de haber sido nombrado por los asesinos de Otman. Los grandes grupos que surgieron son:

♦ Los sunitas ortodoxos que se opusieron a Ali. Para ellos, el Califa debía ser escogido entre los árabes qoraychitas, la tribu dominante en la Meca. Representan el 90% de los musulmanes. Son los que dominan en Africa del Norte.

♦ Los chiitas, partidarios de Ali, piensan que el Califa debe ser tomado entre los descendientes del Profeta: Ali y Fátima. Actualmente son un 10% de los musulmanes y están en varios países. Son los que dominan en Irán desde el siglo XV hasta hoy. Son considerados heréticos por los demás.

♦ Los Jareyitas no aceptan ni a Ali ni a su rival. Según ellos, el Califa será escogido entre los musulmanes más competentes, árabes o no, libres o esclavos. Son muy pocos. Fueron muy

23

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

perseguidos y han cambiado de nombre: se llaman Ibaditas. Los Mozabitas de Argelia son descendientes de ese grupo, viven en gueto para proteger la pureza de su fe.

III. EL HOMBRE MUSULMÁN: FE, PRÁCTICA RELIGIOSA Y DIVERSIDADES.

El hombre musulmán es un hombre religioso, marcado por una fe y unas prácticas. No tiene reparo en manifestar su fe visiblemente, incluso en un ambiente secularizado.

3.1. La fe de los musulmanes. Las escuelas de Teolo gía.

El mensaje fundamental de Mahoma fue la proclamación de la Unicidad de Dios frente a la pléyade de ídolos que se adoraban en aquella época en la Meca. Este mensaje es el mismo que proclamaron los profetas anteriores, porque según los musulmanes, todos los profetas y por consiguiente todas las Escrituras han proclamado la misma doctrina religiosa aunque la legislación promulgada en nombre de Dios podía cambiar. El contenido de la doctrina religiosa comprende la creencia en Dios, los Profetas, los Angeles, las Escrituras, y una vida tras la muerte.

3.1.1. La fe en Dios.

Los musulmanes creen en la Unicidad de Dios. Dios no solo es uno, sino también único. Dios es Transcendente, es decir que no hay nada que se le asemeje. Creador, lo mantiene todo bajo su poder. Toda criatura le está sometida, y en particular el hombre, que está sometido a Dios por un pacto eterno. La relación del hombre a Dios es la relación de la criatura al Creador, es una relación de sumisión. Esto no quiere decir que Dios esté lejano al hombre. Muchos textos del Corán hablan de la cercanía de Dios hacia el hombre. Dios es también Compasivo, Misericordioso.

3.1.2. La fe en los profetas.

Los musulmanes creen en los profetas enviados de Dios. Los profetas que el Corán menciona de una manera especial son cinco: Noé, Abraham, Moisés, Jesús y Mahoma. Mahoma es el sello de los profetas. Ya no habrá otros después de él. Su mensaje es la palabra definitiva anunciada primero a los árabes y después a toda la humanidad.

3.1.3. La fe en las Escrituras.

Los musulmanes anteponen las Escrituras a los Profetas. Estas provienen directamente de

24

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

Dios. Los profetas están encargados de transmitirlas. Dios ha revelado cuatro Escrituras: La Tora, los Salmos, el Evangelio y el Corán. El Corán es el libro dictado directamente por Dios a Mahoma. Todas las Escrituras tienen que ser iguales ya que son ediciones de la única Escritura eterna. Si hay alguna divergencia entre ellas, como el Corán es la última edición de esta Escritura, la más fiel y precisa, él es el criterio de verdad de las Escrituras anteriores. Si las de los judíos y los cristianos no concuerdan con el Corán es que las han falsificado.

3.1.4. Las escuelas de teología.

El esfuerzo para comprender la palabra de Dios y la reflexión sobre la fe han visto nacer diversas escuelas teológicas:

♦ el hanbalismo, de tendencia muy radical, nace en el siglo II del Islam, el VIII de nuestra era. Para esta escuela, no se puede decir de Dios más que lo que han dicho El y su profeta. Se limita a una interpretación literal rechazando el empleo de la razón. Se atiene a la letra del Corán y de los hadices. Están representados actualmente por el wahhabismo, doctrina oficial en Arabia Saudí y por los Hermanos Musulmanes,

♦ el mo'tazilismo , en el polo opuesto, toma como único guía la razón para su reflexión, que será una verdadera teología. Afirmará algunas verdades en las que corrientes del Islam actual se reconocen: libertad y responsabilidad del hombre, ley y moral naturales antes de ser reveladas, utilidad de la duda para profundizar la fe. Pero van a cometer el error de querer apoyarse en el Califa para imponer a todo el imperio musulmán su teología, lo que al final va a perderlos,

♦ el ach'arismo, buscará una vía media que solo conseguirá alcanzarla uno de los más grandes teólogos musulmanes, Algazel, muerto en 1111. Planteará el problema de la relación entre la fe y la razón. La razón conduce a las puertas de la fe. La duda crítica y metódica es necesaria para conducir de una fe infantil a una fe adulta,

♦ el reformismo. Desde el siglo XIV se asiste a la decadencia de la teología musulmana y hay que esperar las reacciones al choque producido por la colonización de casi todos los países musulmanes. El pensador más brillante es el egipcio Mohamed Abdu, muerto en 1905. Esta escuela presenta el Islam como la religión de la razón y de la ciencia. Esta afirmación actúa como un slogan apologético y penetra el pensamiento musulmán actual,

♦ búsquedas más recientes. Toda una serie de tendencias estudia cómo el Islam puede responder a las exigencias del mundo moderno y adaptarse a él. Para ello, hacen un estudio mucho más científico de las ciencias del Islam, emprendiendo el estudio del Corán y del Islam en perspectiva. Es decir, presentan el Corán como un libro en el que se encuentra cierta evolución y que permite una evolución posterior. Por el momento, estas tendencias se manifiestan con más fuerza entre algunos musulmanes europeos, hay intentos tímidos en Turquía, algo más considerable en Túnez o en Egipto, pero hasta ahora, no ha habido ningún pensador que haya conseguido tener una influencia notable.

25

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

3. 2. La práctica de los musulmanes. Las escuelas j urídicas.

La vida de todo musulmán, desde la infancia, está impregnada por una serie de prácticas. Los cinco pilares del Islam constituyen las obligaciones fundamentales de todo musulmán que ha llegado a la pubertad y según las condiciones requeridas.

Tienen su origen en una tradición sobre el profeta Mahoma: -"El enviado de Dios dijo: El Islam está construido sobre cinco (bases): *el testimonio de que no hay divinidad fuera de Dios y de que Mahoma es el enviado de Dios, *el cumplimiento de la oración ritual, *la limosna legal, *el ayuno del Ramadán y *la peregrinación a la casa (a la Meca) para el que tiene la posibilidad."

♦ El doble testimonio es el primer pilar del Islam.

La fórmula es: "Atestiguo que no hay divinidad fuera de Dios y atestiguo que Mahoma es el enviado de Dios." Basta con pronunciar esta fórmula para ser considerado musulmán. Los musulmanes la recitan muchas veces en las oraciones rituales y en invocaciones personales. En la hora de la muerte, el creyente procura decirla con un fervor especial y los que le rodean, intentan ayudarlo para que la pronuncie con fe. Es la llave que abre la puerta del paraíso así como abre también las de la comunidad musulmana. Cuantas veces, amigos musulmanes me han dicho que una sola cosa me faltaba: hacer el doble testimonio, pronunciar la profesión de fe musulmana. Eso me introduciría en la comunidad musulmana y me abriría las puertas del paraíso.

♦ La oración ritual es el segundo pilar del Islam.

En ciertas condiciones todo musulmán y musulmana están obligados a efectuar cinco oraciones diarias:

oración del amanecer (al-fajr) apenas despierta el alba,

0ración del mediodía (al-zohr) cuando el sol llega al cenit,

0ración después del mediodía (al-'asr) a media tarde,

0ración del ocaso (maghreb) al ponerse el sol,

oración de la noche (al-'acha) alrededor de una hora y media después de ponerse el sol.

La oración del Viernes al mediodía, se llama oración del Viernes y normalmente los hombres tienen que efectuarla en la mezquita. Hay un ritual muy preciso para las oraciones y la manera de efectuarlas: las abluciones y la limpieza del lugar, la intención de orar, las oraciones a recitar, las invocaciones, inclinaciones y postraciones están fijadas con precisión.

26

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

La oración expresa el sentimiento de obediencia a Dios, proclama su grandeza y su unidad, y acerca al hombre de Dios.

♦ La limosna legal o azaque es el tercer pilar del Islana.

Es un impuesto social destinado a los gastos públicos y a los necesitados.

Las condiciones de la limosna legal están fijadas minuciosamente por los doctores de la ley. Actualmente el importe se fija una vez al año. Hay una limosna legal oficial al fin del Ramadán y hay que ofrecerla el día de la fiesta de fin de Ramadán sin poder retrasarla, pero se puede adelantar un día o dos.

El sentido de la limosna es reconocer que todos los bienes proceden de Dios y están destinados a todos los hombres.

Los beneficiarios del azaque, según el Corán azora 9,60 son: "Las limosnas son únicamente para los pobres, los necesitados, los que trabajan en recogerlas, aquellos cuyo corazón está inclinado (hacia Dios), los esclavos, los endeudados, (los que están) en el camino de Dios y el viajero."

El importe de la limosna legal no es muy elevado pero los musulmanes sobrepasan los límites de la limosna legal y son muy generosos cuando se encuentran ante una necesidad real.

♦ El ayuno del mes de Ramadán es el cuarto pilar del islan.

Tiene lugar el noveno mes del año musulmán o hegiriano. Empieza con la aparición o la visión de la luna nueva que da comienzo al mes y termina con la aparición de la nueva luna que marca el comienzo del mes siguiente. Tratándose de un mes lunar, suele durar 29 o 30 días.

El ayuno consiste en abstenerse de comer, beber, fumar, tomar medicinas, abstenerse de las relaciones conyugales desde el amanecer hasta el atardecer. Está obligado al ayuno todo musulmán púber desde los 14 años aproximadamente.

Están dispensados del ayuno los enfermos, los que viajan, las mujeres embarazadas, las que dan pecho, etc., pero tienen que reemplazar esos días cuando tengan la posibilidad.

Es un mes de oración, en el que recuerdan la revelación del Corán al profeta Mahoma. Por eso, se esfuerzan en ser más asiduos a la oración, al estudio de la religión y a la recitación del Corán. Todas las noches, en las mezquitas, se recita una parte del Corán para que, al fin del Ramadán se haya terminado la recitación completa del Corán. La 27ª noche del Ramadán es especialmente festiva en la mezquita y en las familias pues es la noche del Destino que la mayoría de los musulmanes consideran la noche en que el Corán fue revelado a Mahoma.

Es un mes de reconciliación en el que piden perdón a Dios y se reconcilian con sus hermanos.

27

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

Es un mes de solidaridad: al ayunar, los musulmanes pretenden vivir la experiencia de los pobres que sufren del hambre para disponerse a ayudarles en lo que necesitan.

El mes del Ramadán tiene un carácter social muy pronunciado: nadie se permite romper el ayuno en las calles durante el día. Al atardecer, la ruptura del ayuno cobra un carácter festivo primero en la familia y después en las calles de los pueblos y ciudades. Este ambiente familiar, colectivo, social marca profundamente el corazón de los musulmanes. El Ramadán es el momento en que los emigrantes, los exilados, los que están fuera de casa resienten más profundamente la nostalgia del país y de la familia.

♦ La peregrinación a la Meca es el quinto pilar del Islam.

Es obligatoria una vez en la vida para todo musulmán adulto, libre, que tenga los recursos necesarios y para toda musulmana que pueda ir acompañada.

Se celebra el 12º mes del año musulmán. Lo que más resalta es la ceremonia del día diez en la que se realizan innumerables sacrificios. En unión con ellos, todos los musulmanes del mundo celebran la fiesta y sacrifican un cordero.

La peregrinación es un gran perdón que obtiene la remisión de los pecados cometidos. Se repiten incesantemente oraciones, se toma conciencia de la fuerza del Islam, haciendo palpar la multiplicidad de los pueblos que han abrazado el Islam.

El peregrino regresa lleno de recuerdos que le han reforzado en su fe, entusiasmado y transformado a veces. Es recibido con el título de peregrino "hayi" y rodeado de la veneración de sus hermanos. Su regreso reaviva la aspiración de tantos musulmanes que quieren vivir esa misma experiencia.

3. 3 . La ley del Islam y la vida social.

A parte de estos cinco pilares del Islam hay toda una serie de leyes que rigen las relaciones entre los hombres para el bien de la comunidad. Nos limitamos a señalar algunos elementos.

♦ Vida familiar. Las relaciones entre los miembros de la familia están determinadas por una serie de costumbres o de normas que sería interesante conocer sobre todo en caso de matrimonio mixto. Existe toda una legislación para la celebración del matrimonio, la poligamia, el divorcio y la herencia.

♦ Prohibiciones alimentarias. Según la doctrina musulmana, las personas como los seres pueden ser puros o impuros. Esto tiene una consecuencia muy concreta para saber si se pueden comer alimentos preparados por los que no son musulmanes. La mayoría de los musulmanes y en particular los sunnitas aceptan comer en casas de cristianos y de judíos a condición de que las comidas estén compuestas por alimentos puros. Los alimentos impuros son: la carne de cerdo, las bebidas alcohólicas, una serie de animales y de reptiles son considerados impuros también.

28

PLURALIDAD DE CREENCIAS Y DIÁLOGO INTERRELIGIO SO.

♦ Todos los demás animales son lícitos a condición que sean inmolados y sangrados según el rito musulmán.

♦ El velo de las mujeres. Muchos musulmanes afirman que la obligación del velo para las mujeres es una prescripción clara del Corán. Los modernistas, los demócratas y sobre todo las asociaciones femeninas afirman que se trata de una interpretación deformada del Corán y que no se puede imponer tal obligación.

3.4. Las escuelas jurídicas.

Además de las escuelas teológicas, el Islam sunnita reconoce varias escuelas jurídicas para la interpretación de la ley. Las cuatro principales son:

♦ la escuela Hanafí, fundada por el Imán Abu Hanifa (muerto el año 767), se extendió sobre todo en Turquía, en India y China. Tiene un espíritu abierto pero sin laxismo y hace hincapié en la razón: juicio personal, búsqueda de lo mejor...

♦ la escuela Maliki del Imán Malik (muerto en 795), está implantada en Africa del Norte y del Oeste, Alto Egipto y Sudán. Recurre al principio de la utilidad general y despierta a la idea del bien común.

♦ la escuela Chafi'i del imán Chafi'i (muerto en 855), se extendió en el Bajo Egipto, Siria, Sur de Arabia y Africa Oriental. Se esfuerza por unificar tradición y consentimiento de la comunidad musulmana y se basa en el razonamiento analógico.

♦ la escuela Hanbalí del Imán Ibn Hanbal, (muerto en 855) marca un retorno al tradicionalismo estricto y se encuentra en Arabia. Ha inspirado el movimiento reformador de los wahhabitas.

IV. LA EXPERIENCIA DE DIOS : DEL SUFISMO AL ISLAMISMO .

El hombre musulmán hace una experiencia real de Dios a partir de su fe y de la práctica de su religión. Esta experiencia ofrece un gran abanico de manifestaciones diferentes, que encierran una gran riqueza, aunque aparezcan también algunas desviaciones.

4. 1. El sufismo.

Para un conocimiento verdadero del Islam, es indispensable echar una ojeada aunque sea rápida sobre el sufismo o mística musulmana. Sufismo viene de la palabra "suf" y quiere decir lana, en recuerdo del hábito que llevaban los primeros sufíes a imitación de monjes de otras religiones.

29

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

4.1.1. El Corán a la base de la mística musulmana.

Los sufíes, fieles al Corán, parten de varios temas que encuentran en él y que están a la base de sus experiencias místicas.

La unicidad de Dios es el tema central del Corán. Esta afirmación implica que Dios es el Unico que realmente existe; ante El, el hombre y las demás criaturas son como si no existieran. "Todo aquél que está sobre la tierra es perecedero. Sólo subsiste tu Señor, el Majestuoso y Honorable" (Cor. 55,26-27) Dios es todo y el hombre es nada cuando está en presencia de Dios. Es el "todo y nada" de San Juan de la Cruz. Esta toma de conciencia está a la base de toda experiencia mística.

El místico musulmán descubre una llamada a buscar a Dios en una perpetua ascensión hacia El. Pero algunas afirmaciones sobre la transcendencia divina suponen una barrera infranqueable entre el hombre y un Dios inaccesible. Algunos musulmanes, atraídos por esta llamada, osarán pretender a la unión con Dios, aunque tengan que pagar con la vida su audacia.

También hay expresiones de la cercanía de Dios: "Cuando mis siervos te pregunten por Mí diles que estoy cerca y que escucho la oración del que ora cuando Me invoca. ¡Que Me escuchen y crean en Mí. !Quizás, así, sean bien dirigidos." (Cor. 2,186 y 50,16) Algunos hadices, transmiten palabras de Dios y ponen en relieve esta proximidad. Una joven argelina me citaba uno de ellos: "Si tú das un paso hacia Dios, Dios echa a correr hacia ti."

4.1.2. Experiencias místicas.

Desde el siglo primero del Islam aparecieron ya algunos intentos. La situación de los musulmanes había mejorado en Medina después de la muerte de Mahoma. Algunos compañeros del Profeta pensaron que había llegado el momento de disfrutar de las fortunas que habían constituido. Otros querían seguir fieles a la experiencia vivida en una situación de pobreza y se orientaron hacia el ascetismo. Entre los místicos más notables que fueron surgiendo, están:

• Hassan al-Basri (642-728) es el "patriarca de la vida mística musulmana." Su vida se caracterizó por la fidelidad a su comunidad en plena crisis y la fidelidad a su conciencia frente a los excesos de los responsables. Fue el iniciador de la mayor parte de las ciencias musulmanas. Partidario de una fe inteligente e interiorizada, está al origen de la corriente que conducirá a la mística musulmana.

• Rabi'a al-Adawiya (713-801), es una de las mujeres místicas y, sin duda, la figura dominante de la mística musulmana durante el siglo II del Islam. Nacida en una familia pobre, fue vendida como esclava a su amo, que la liberó más tarde impresionado por su santidad. Rabi'a es la "cantora del puro amor de Dios".

30

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

Su vida mística es muy sencilla: amar a Dios, con exclusión de toda criatura y, sobre todo, amarlo sólo por El mismo y no para obtener una recompensa. Su amor no podrá ser saciado más que por la visión de Dios cara a cara. Ese deseo de ver a Dios, la hace vivir en una tensión tal, que los que la ven, la creen enferma. Cuando se lo preguntan, responde:

"Mi enfermedad no es de las que el médico puede curar. Su único remedio es la visión de Dios. Lo que me ayuda a soportar esta enfermedad, es mi esperanza de ver a Dios en la otra vida."

Sus poemas, sus palabras proclaman siempre el amor puro de Dios. Es célebre su "Poema de los dos amores" en el que se resume su experiencia mística:

"Te amo con dos amores un amor apasionado y un amor digno de ti. El amor apasionado es no pensar más que en ti, excluyendo lo demás; pero el amor del que sólo Tú eres digno es que Tú te desveles a mí y yo pueda verte. No hay mérito alguno de mi parte ni en el uno ni en el otro, sino que toda alabanza se debe a ti por el uno y por el otro."

• -Al-Hallaj Al-Hussein Ibn Mansur (858-922) es, sin duda, el mayor místico del Islam. Después de haber frecuentado algunos grandes místicos de su tiempo, emprendió un camino original: el de la unión con Dios mediante el amor recíproco.

Comienza pues su experiencia personal y, no queriendo conservarla para sí mismo, se va a predicar por varios países. Al cabo de algunos años vuelve a Bagdad, donde sigue predicando y se atrae una oposición cada vez más violenta, hasta que le condenan a muerte por haber afirmado que el Templo de la Meca y la Peregrinación son inútiles, puesto que a Dios se le puede encontrar en el corazón que es el verdadero Templo de Dios. Al-Hallaj acoge con alegría la sentencia, viendo en su muerte el camino más corto para unirse a Dios y también para dar testimonio de El ante los hombres:

"Matadme, mis fieles amigos, pues mi muerte es mi vida. Mi muerte es sobrevivir, y mi vida es morir. Siento que reducirme a la nada es el más hermoso regalo que podéis hacerme, y dejarme vivir así, la peor de las torturas. Entre estas ruinas que se desploman, mi vida ha dejado de agradarme. Matadme, pues, en estos huesos perecederos. Después, cuando paséis junto a mi tumba, encontraréis el secreto de mi tumba, encontraréis el secreto de mi Amigo (Dios) en los repliegues de las almas supervivientes.

31

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

Al-Hallaj parte de la unicidad de Dios, para trazar su camino hacia la unión de amor con Dios, basándose en un hadiz que recuerda el Génesis: "Dios hizo al hombre a su imagen." Ahora bien, Dios es amor y si ha creado al ser humano a su imagen, éste ha sido hecho para amarle. El amor del hombre tiene que ser purificado por Dios que lo vuelve disponible para que Dios pueda habitar en él. Al-Hallaj dirá en uno de sus poemas: "Me he convertido en Aquél que amo y Aquél a quien amo se ha convertido en mí. Somos dos espíritus que habitan un mismo cuerpo. Por eso, si tú me ves a mí, le ves a El y si le ves a El, nos ves."

Al-Hallaj tiene unos poemas místicos de una riqueza extraordinaria. Su experiencia mística se expresa con unos acentos líricos de una gran belleza.

• Ibn Arabi es otro de los grandes místicos musulmanes, que nos es más cercano, puesto que nació en Murcia. (1165-1240) Su doctrina mística es muy compleja. Dios es el Unico que existe verdaderamente. Si Dios sólo existe, todo lo que existe es Dios. Con más precisión, Dios y las criaturas tienen una esencia diferente, pero Dios y las criaturas están implicadas en una misma existencia. Para Ibn Arabi, lo esencial será también el amor de Dios. Pero no ya el amor de Dios de Rabi'a que aspira a morir para contemplar a Dios cara a cara, ni el amor de Dios de al-Hallaj que se unía a Dios por amor respetando su transcendencia. Se trata de amar a Dios en uno mismo y en cada cosa, ya que todo es Dios.

Cofradías. Desde el siglo XIII hasta nuestros días, las cofradías transmiten la llama de la experiencia mística. No todas tienen el mismo valor, pero hay varias que saben conducir a sus adeptos a verdaderas experiencias de Dios y que tienen una gran influencia entre los musulmanes. Estas cofradías están muy bien organizadas: A la cabeza está el jefe de la cofradía y sus consejeros. A nivel local, hay diferentes células con su jefe, su maestro de novicios, los hermanos y los novicios. Son verdaderas escuelas de espiritualidad y tienen una gran influencia en el pueblo musulmán aunque en varios países hayan sido marginadas por las autoridades. Estas cofradías, herederas de los grandes místicos, siguen difundiendo la noción del amor de Dios.

4 .2. El islamismo. ¿Fundamentalismo musulmán?

No hay que confundir Islam e islamismo. Islam quiere decir sumisión a Dios. Es la religión que invita a sus adeptos a someterse a la voluntad de Dios, a poner enteramente su confianza en El. El islamismo es una tendencia dentro del Islam y pretende imponer una manera de practicar el Islam con la sharía o ley islámica.

Cuando se habla de fundamentalismo musulmán, nos encontramos con la ambigüedad del término utilizado. Tras la palabra, hay una vaga idea de fanatismo, de intolerancia, de violencia. Los musulmanes no aceptan que se hable de fundamentalismo musulmán, ni de integrismo pretextando que son realidades occidentales que no les conciernen. Por lo tanto precisemos los términos.

• Fundamentalismo. El fundamentalismo nació en América del Norte. Fue la reacción de un

32

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

grupo protestante a una lectura personal y libre de la Palabra de Dios, que protestantes y católicos comenzaron a practicar abiertamente. Algunos grupos protestantes tuvieron miedo y reaccionaron exigiendo volver al fundamento, a la letra, y volvieron a una lectura literal de la Palabra de Dios. En el Islam todavía no ha habido, si se exceptúa la época de los Mu'tazilitas, una lectura libre del Corán: la interpretación sigue siendo muy tradicional. No hay lugar pues a una reacción en este sentido.

• Integrismo. El integrismo surgió en Francia con Monseñor Lefevbre. Fue una reacción al Concilio Vaticano II que había introducido una gran libertad en la práctica del culto: la lengua del pueblo en la liturgia, cambios con bastante libertad en los ritos. Católicos franceses tuvieron miedo y pidieron retornar a la integridad de los ritos y de la práctica cultual. En el Islam, no ha habido cambios en los ritos religiosos: la lengua utilizada en las oraciones sigue siendo el árabe, y los ritos para las oraciones, las normas para el ayuno del Ramadán y para las demás prácticas no han cambiado. Tampoco hay lugar pues para una reacción hacia el integrismo.

• Islamismo.- ¿Qué sucede pues en el mundo musulmán? ¿Cuál es el miedo o cuáles son los miedos del mundo musulmán? Sin haber tenido esa apertura en la lectura del Corán, ni en la práctica religiosa, el mundo musulmán se ha encontrado enfrentado al mundo moderno. Y este mundo recela muchos peligros a los ojos de muchos musulmanes: la abolición del califato había roto la unidad de la comunidad musulmana, los colonialismos habían hecho sentir la debilidad del mundo musulmán. Además, dentro de la comunidad hay cierta pluralidad percibida por muchos como una división, surgen cambios sociales

• resentidos como una destructuración de la comunidad, el trabajo de la mujer hace temer que el estatuto de la mujer va a cambiar, el modelo de modernidad que ofrece Occidente y su influencia en los países musulmanes aparecen como la fuente de todas las malas costumbres. Ante estos peligros del mundo moderno, en la memoria de los musulmanes surge el recuerdo de la ciudad ideal y idealizada, Medina, que Mahoma organizó instaurando la ciudad justa, unida, modelo de la ciudad ideal en la que todos los problemas estaban resueltos. No se trata pues en primer lugar de preservar una lectura literal del Corán, ni la integridad de la práctica religiosa, sino de volver a organizar la sociedad musulmana según el modelo ideal de Medina.

Para ello hay que recurrir a la ley islámica en toda su pureza. En Argelia, a los que quieren imponer la ley islámica en la sociedad los llaman islamistas. Los islamistas no están de acuerdo en los medios a utilizar para imponer la ley islámica. Hay dos tendencias:

• Muchos islamistas comienzan por la base: concienciar al pueblo para que la ley islámica se imponga por sí misma en la comunidad. En general, estos islamistas son antiviolentos.

• Otros son partidarios de comenzar por la cabeza: cambiar la autoridad para que esta imponga la sharía o ley islámica a la sociedad. Algunos adoptan un camino democrático por la vía electoral, otros afirman que es necesario utilizar la fuerza pero son minoritarios.

33

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

4.3. ¿Y entre el sufismo y el islamismo?

La realidad musulmana no se reduce al sufismo y al islamismo. La mayoría de la comunidad musulmana no comparte las preocupaciones del islamismo. Están influenciados por él, pero tienen inquietudes más sencillas, más relacionadas con la vida cotidiana y no están dispuestos a seguirlos en todas sus exigencias. En general les oponen una resistencia serena y eficaz. También es verdad que no encontramos fácilmente personas que hayan llegado a la altura de las experiencias místicas de los grandes sufíes de la historia. ¿Significa eso que no existe una experiencia real de Dios en la vida de la gran mayoría de los musulmanes? Sería sacar unas conclusiones demasiado rápidas. Los que han vivido en una sociedad musulmana, atentos a la vida de la gente, han descubierto en muchos musulmanes y en particular en la gente sencilla una experiencia de Dios real. No saben expresarla, pero se manifiesta a través de una multitud de gestos y de actitudes. Esa experiencia se manifiesta en una gran confianza en Dios, en una gran serenidad ante las dificultades de la vida e incluso en la cercanía de la muerte. Se manifiesta también en una gran apertura a los demás, en gestos de perdón y de solidaridad en situaciones muy difíciles. Podría citar muchísimos casos, pero me limitaré a unos pocos:

♦ El hermano marista Henri Verges, asesinado el 8-05-94, hablaba de una experiencia privilegiada de comunión intensa entre creyentes (musulmanes y cristianos) movidos por el Espíritu. Para ilustrarlo, citaba las palabras de un amigo musulmán: En el desierto, cuando se juntan diversos grupos, muertos de sed, en un lugar de agua, nadie se preocupa de indagar quienes son los otros: juntos aplacan su sed en la fuente de agua viva. Así obran también las almas sedientas de Dios.

♦ El hermano Christian de Chergé, uno de los siete monjes asesinados en Argelia el 21-05-96, contaba que un día M. le pidió que le enseñase a rezar. Desde entonces, intercambiaban sobre la oración regularmente. Varias veces, al tener huéspedes, Christian no pudo atenderle. Un día, M. encontró la fórmula para llamarle la atención: Hace mucho tiempo que no hemos cavado el pozo. Desde entonces utilizaban esta imagen. Un día, bromeando, Christian le preguntó: ¿En el fondo del pozo qué vamos a encontrar? ¿Agua musulmana o cristiana? Entonces M. le miró medio sonriente, medio entristecido diciéndole: ¿Te planteas todavía esta cuestión? ¿Acaso no sabes que en el fondo del pozo se encuentra el agua de Dios?

♦ Pero esta experiencia de Dios, la encontramos también en situaciones mucho más senci- llas. Una madre de familia, con muy pocos estudios, de situación humilde, hablaba delante de mí con una maestra. En la conversación ella dijo: Dios es nuestro Padre, somos hijos de Dios. La maestra reaccionó escandalizada: ¿Cómo puedes decir que Dios es nuestro Padre? Decir eso es blasfematorio. Entonces la mujer utilizó una expresión árabe muy corriente y aceptada por todos los musulmanes: Nahnu 'ibad Ala Literalmente: Somos siervos de Dios, esclavos de Dios. La maestra estaba de acuerdo. La madre continuó: Entonces somos hijos de Dios porque Dios nos ama. Para ella, las palabras siervos de Dios se habían llenado de la ternura de Dios y significaban: Hijos amados de Dios. Conociéndola puedo decir que su experiencia de Dios la había liberado de la concepción tradicional de sumisión servil a Dios

34

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

V. LA SOCIEDAD MUSULMANA EN TRANSICIÓN. DE UNA SOC IEDAD PATRIARCAL A LA MODERNIDAD.

La sociedad musulmana está en un período de transición, más o menos rápida, más o menos violenta según los países. Como otras sociedades, ella también progresa y está obligada a progresar. Los musulmanes quieren beneficiar de las adquisiciones de las técnicas y ciencias modernas. No quieren privarse de las comodidades del mundo moderno. Eso no va sin cambios en la sociedad, cambios que se producen en una tensión más o menos grande. Por eso, es importante hacer al menos una alusión a la estructura de la sociedad de origen de los inmigrantes. Comprenderemos así las exigencias que implica para ellos, el tener que integrarse en una sociedad como la española.

5.1. Sociedad patriarcal.

A la llegada del Islam, la sociedad árabe era una sociedad tribal con una organización familiar de sistema patriarcal. El Islam eliminó la organización tribal y rompió las barreras entre las tribus para formar la gran comunidad de los creyentes. Ninguna agrupación, ni asociación podía constituir una división dentro de esa gran comunidad. La solidaridad, la protección de los individuos ya no incumbían a la tribu o al clan sino a la gran comunidad de los creyentes y a cada uno de sus miembros.

El Islam mantuvo sin embargo el orden patriarcal con la preponderancia del hombre. La sociedad patriarcal implica cierta organización del espacio y un reparto de los roles en la pareja.

• La organización del espacio. En la sociedad tradicional musulmana, las casas no se diferenciaban exteriormente las unas de las otras. En general, la única apertura al exterior era la puerta. En el interior, podía haber uno o dos patios alrededor de los cuales estaban las habitaciones. El patriarca vivía con sus mujeres, con sus hijos casados que tenían sus habitaciones.

Durante el día, las casas eran el espacio de las mujeres. Los hombres estaban ausentes y, en caso contrario, los podían echar haciéndoles sentir que se encontraban en un espacio de intimidad reservado a las mujeres. En cambio, el espacio exterior estaba reservado a los hombres. En caso de necesidad, salían cubiertas con un velo que constituía como un muro protector.

Esta organización del espacio ha ido cambiando lentamente en unos países, más rápidamente en otros y casi ha desaparecido, aunque todavía persista en zonas rurales. Poco a poco se ha ido caminando hacia la familia monocelular: el marido, la mujer y los hijos comparten solos la casa. El hombre ha ganado en varios aspectos: ya no está bajo la autoridad directa del patriarca y ha adquirido el derecho de permanecer en casa durante el día con su mujer ya que está sola. Pero las mentalidades cambian lentamente y, a menudo, pasa el día fuera con sus amigos. La mujer no ha ganado necesariamente: queda bajo la autoridad más directa de su marido que,

35

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

muchas veces, no la autoriza a salir y no puede beneficiar de la vida social con las demás mujeres como en la sociedad patriarcal. De hecho han intervenido otros cambios que permiten a la mujer salir más libremente: escolarización obligatoria, necesidad o posibilidad del trabajo de la mujer.

• Reparto de los roles en la pareja. En el inconsciente de las sociedades tradicionales, la mujer está del lado de la naturaleza, el hombre del lado de la cultura. Por ello, la madre se encargará de la parte de la educación que no implica una explicación, el padre de la educación explícita aunque luego delegue a otros ese cometido.

La educación materna va del nacimiento a los tres años y puede continuar hasta la pubertad aunque la educación paterna haya comenzado. La madre transmite la educación no verbal: gestos, reflejos, prohibiciones que se van adquiriendo por imitación y de manera afectiva. Transmite también la parte oral no explicada a través de cuentos y leyendas. En esta educación prima la identidad sexual: el individuo es hombre o mujer antes de ser ciudadano.

La educación paterna, reservada a los hijos en la sociedad tradicional, comienza alrededor de los tres años. Bajo el control del padre, el hijo empieza a salir al mundo exterior. El padre inicia y explica a su hijo los problemas de la vida. El niño frecuentará la escuela coránica en la que se le explica la religión aunque la enseñanza de esta escuela se limita, en general, a memorizar el Corán con pocas explicaciones.

La educación de las hijas en la sociedad tradicional está limitada a la educación materna. No pudiendo salir, la casa se convierte para ellas en el lugar del aprendizaje del trabajo.

Aunque intervengan procesos de ruptura, las legislaciones de algunos países se conforman en ciertos puntos a este esquema. En caso de divorcio, en un país como Marruecos, la madre pierde a los hijos varones a partir de los tres años de edad y estos son confiados a sus padres. En Argelia, por el contrario, los niños permanecen en principio con sus madres.

• El paso a la educación explícita estaba reservado a unas élites en la sociedad tradicional. La mayoría de los países ha instaurado la enseñanza obligatoria pero la aplicación de las normas encuentra resistencias más o menos grandes según los países y las zonas de la población.

Entre los inmigrantes marroquíes, que vienen en mayoría de zonas rurales, hay una fuerte proporción de personas analfabetas, sobre todo entre las mujeres. Y hay que añadir una proporción importante de personas con un nivel de educación primario.

En Argelia, la educación obligatoria y generalizada se llevó a cabo a marchas forzadas. Los primeros años de la independencia, esta ley encontró cierta resistencia en las zonas rurales para la educación de las niñas. Muy pronto, las resistencias cedieron: niños y niñas frecuentaban la escuela hasta los 12 ó 13 años. Durante cierto tiempo, en zonas rurales o tradicionales urbanas, las familias se resistían a dejar continuar los estudios a las niñas. Rápidamente, ellas también empezaron a frecuentar los institutos, amparándose en las oportunidades ofrecidas por el régimen argelino. Teniendo que luchar más para abrirse un espacio en la sociedad, trabajaban mejor y obtuvieron mejores resultados que los

36

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

muchachos. Pronto, en muchas facultades universitarias las muchachas eran más numerosas que los muchachos.

Cualquiera que sea el camino recorrido, quedan todavía muchas lagunas. En las escuelas de los países musulmanes en general, y en las de los países que conozco, en particular, existe poco espíritu crítico. Además no hay una lógica de continuidad entre las disciplinas llamadas "modernas": ciencias, técnica... y las disciplinas "tradicionales": historia. literatura, religión. Aparece así cierta dicotomía y contradicción dolorosa entre tradición y modernidad.

5. 2. Transición: cambios, rupturas.

Al hacer este recorrido, ha sido imposible presentar la sociedad tradicional musulmana de manera estática. Toda sociedad está en movimiento más o menos rápido, más o menos armonioso, según las épocas y los países.

La enseñanza obligatoria supone un gran cambio en el sistema de la sociedad patriarcal sobre todo para las mujeres. Pero hay también otros elementos. La multiplicación del trabajo salariado hace posible una independencia con respecto a la autoridad patriarcal, permitiendo la formación de la familia monocelular: el marido, la mujer y los hijos. Las dificultades económicas y la necesidad del trabajo de la mujer para compartir las cargas familiares rompen todavía más los esquemas, permitiendo a la mujer el acceso al espacio social. Estos cambios no van sin añoranzas, sin miedos. En particular, el hombre tiene miedo de perder el protagonismo en la familia y tener que compartir el espacio social con la mujer, que, de sometida, pasa a ser su rival. Por su parte, la mujer tiene miedo a quedarse más sola.

Todos estos cambios han provocado ciertas rupturas: entre zona rural y zona urbana, entre tradición y modernidad, entre élite y masa.

5. 3. De una sociedad patriarcal a la emigración.

La comunidad musulmana inmigrante pertenece a diversos grupos sociales, pero en su mayoría proviene de zonas rurales que han sufrido choques en ciertos cambios. En la inmigración el choque puede ser traumatizante porque se encuentran en un contexto desconocido.

Los traumas pueden ser diversos: El hombre puede sentirse fracasado porque su condición de hombre no es valorada en la sociedad de acogida y no tiene la compensación de un trabajo que lo valorice. Esto puede llevarle a mostrarse más exigente con su mujer y con sus hijas para que se conformen a las normas tradicionales. La mujer se encuentra en una sociedad que teóricamente le permite realizarse más plenamente y que despierta sus aspiraciones profundas, pero no se cree a la altura y se siente reprimida por su marido o su padre.

En cualquier caso, encuentran dificultades graves para acceder a la cultura del país de acogida. En la mayoría de los casos no han llegado a razonar su propia cultura o lo han hecho sin espíritu crítico. Van a tener que acceder a una cultura diferente por una educación racional, sin

37

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

haber tenido una iniciación de base, por impregnación, a esta cultura. La sociedad de acogida tiene que respetar y promover un conocimiento razonado de la cultura de origen. Es la condición para un acceso armonioso a la cultura de la sociedad de acogida.

VI. LOS MUSULMANES EN LA INMIGRACIÓN .

En el momento actual, España no es un país que tenga una fuerte presencia musulmana. Otros países europeos cuentan con una población musulmana mucho más importante.Podemos hacer una rápida presentación de los musulmanes en Europa y después lo haremos para España.

6.1. Los musulmanes en Europa.

El número de musulmanes en Europa se evalúa en unos 11 millones. Nos limitaremos a presentar los países que mayor presencia musulmana tienen:

• Francia cuenta 4.200.000 musulmanes, de los cuales casi 3.000.000 son de origen maghrebí sobre todo de Argelia. La ley francesa garantiza la libertad de culto pero la enseñanza religiosa no está prevista. Esta enseñanza se da en general en las mezquitas. Ninguna organización nacional ha conseguido representar al conjunto de los musulmanes de Francia. Hay varios miles de asociaciones agrupadas en diversas federaciones. Existen unas 50 mezquitas y otros 1000 lugares de culto adaptados.

• Alemania cuenta 2.500.000 musulmanes de los que 2 millones son turcos. El Estado alemán es neutro pero tiene en cuenta el pluralismo religioso. Tampoco en Alemania, los musulmanes han conseguido unirse en un organismo único. La dificultad viene en gran parte de que los musulmanes dependen de asociaciones formadas y dependientes de los países de origen. Hay 1500 lugares de culto. Más de la mitad pertenecen a asociaciones musulmanas extranjeras.

• Inglaterra cuenta 1.750.000 musulmanes: 360.000 originarios de Pakistán, 130.000 de India y el resto de países diversos. Inglaterra tiene una religión oficial, la Iglesia Anglicana y un sistema de reconocimiento de las minorías. En las escuelas está prevista la enseñanza del Islam. La mayoría de las mezquitas dan clases de religión en las lenguas de origen. Hay 1.000 mezquitas y salas de oración. Existe un centro de formación de imanes.

¿Cómo fueron llegando los musulmanes a Europa? La llegada de los musulmanes a Europa, a partir de los 50 y sobre todo de los 60, fue el resultado de acuerdos de mano de obra entre países europeos y el Maghreb, Turquía y otros países, cuando los sectores industriales europeos no atraían ya la mano de obra italiana, española o portuguesa. Es el momento en que muchos países llegan a la independencia y crecen las referencias islámicas. Originarios en general de zonas rurales, eran portadores de un Islam popular más vivido que teorizado.

38

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

Se pueden distinguir tres momentos en la progresiva implantación de los musulmanes en Europa:

El primer momento va de los años 60 a mediados de los 70. Los primeros emigrantes musulmanes son hombres sin familia en su mayoría. El Islam es muy poco visible. Entre los años 1969 y 1974 se asiste a un crecimiento importante de las inmigraciones y al comienzo de las reagrupaciones familiares.

El segundo momento va de mediados de los 70 a mediados de los 80. Este período de estabilización de la población inmigrante empieza en una época de crisis, en que cesa el crecimiento. En este período se ponen en tela de juicio las razones que habían justificado la inmigración. Comienza una visualización espacial e institucional del Islam: el número de mezquitas crece considerablemente y se busca para el Islam un estatuto equivalente a las demás religiones. A estos esfuerzos de los musulmanes, corresponden, cada vez más, ofertas por parte de organismos especializados: Liga del Mundo Islámico, Organización para la propagación del Islam controlada por Arabia Saudita; hay también ofertas de otros movimientos: Cofradías, Asociaciones culturales, Movimientos a tendencia política...

Desde hace unos años, parecen insinuarse desde las mezquitas y desde otros actores unas tentativas para organizar espacios sociales marcados por el Islam que tienen como principal objetivo el comportamiento femenino y la preservación de las formas tradicionales de la familia.

Podemos deducir de todo esto que la integración de la inmigración musulmana no se realiza según un esquema previsto. No se dejan asimilar de la misma manera que otras inmigraciones. Plantean desafíos a la sociedad europea y ponen en cuestión cierta concepción de la laicidad.

6. 2. Grupos de musulmanes.

Estas características de la inmigración musulmana no quieren decir que no haya variedad entre los musulmanes europeos. En un documento de trabajo sobre los musulmanes en Francia, se distinguían varios grupos:

• Los indiferentes. Aunque se hagan llamar musulmanes, los indiferentes son numerosos, sobre todo entre los jóvenes nacidos de la inmigración maghrebí. Algunos se dicen ateos.

• Los que reivindican un Islam cultural: Jóvenes en general, se afirman los herederos de una cultura árabo-musulmana que puede enriquecer la cultura francesa. Partidarios de la laicidad, critican a los cristianos que dialogan con el Islam de las mezquitas.

• El Islam de las mezquitas. Gran parte de los musulmanes practican un Islam sereno. Hay afluencia a las mezquitas en las fiestas. La enseñanza se centra en la moral del comportamiento.

• Los creyentes. Son sobre todo jóvenes que frecuentan las mezquitas. Pero las cuestiones

39

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

planteadas por su pertenencia a la cultura occidental, no encuentran respuesta a nivel de las mezquitas. Están insatisfechos de una laicidad rígida y de un Islam rigorista y moralizador. Buscan los encuentros islamo-cristianos como espacio de renovación.

• Los integralistas. Son jóvenes para los que el Islam ocupa y determina integralmente el espacio de su existencia. Este grupo necesita una respuesta urgente a un problema que es de naturaleza económica más que religiosa.

6. 3. Toma de conciencia de las Iglesias de Europa y repuestas.

De los años 60 a los años 75, se fue pasando de una inmigración temporal a una presencia permanente. El Islam quedaría en Europa de modo duradero. Las Iglesias de Europa habían tomado conciencia del problema de la migración, pero tardaron más en tomar conciencia de la presencia del Islam.

Al principio, empezaron unas iniciativas individuales a nivel de Parroquias o de algunas comunidades más sensibles. Las primeras acciones fueron de orden social: alfabetización, ayuda a la inserción... Estas iniciativas se fueron consolidando y se crearon estructuras permanentes que publicaban algún folleto de informaciones sobre el Islam o problemas relacionados con él.

En una tercera etapa, las estructuras de Iglesia empezaron a movilizarse creando, en el seno de las conferencias episcopales, comisiones para las relaciones con el Islam. La evolución de las Iglesias protestantes ha sido semejante.

La cuarta etapa en esta evolución ha sido a nivel europeo. En Febrero de 1978, la Conferencia de las Iglesias Europeas (protestantes y ortodoxos) estudia la respuesta de las Iglesias a la presencia de los musulmanes en Europa. De parte católica desde 1979, las jornadas de Arras juegan un papel importante en la toma de conciencia de los problemas. En 1988, la Conferencia de las Iglesias Europeas acoge la participación oficial de la Iglesia Católica.

Desde hace unos años, varias congregaciones o institutos religiosos han creado comités "Islam-Europa" para un estudio y reflexión sobre el Islam en Europa.

Las respuestas han tomado formas muy variadas:

• Ayuda a la inserción social.

• Asistencia religiosa. En particular se ofreció una ayuda para los lugares de culto, al principio sin medir las incidencias políticas. Desde los años 80 se orienta hacia una actitud más reservada.

• Apoyo para el reconocimiento de los derechos: reconocimiento por la sociedad, reagrupación familiar..

• Preocupación pastoral: matrimonios mixtos, catecumenado ...

40

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

• Apoyo pedagógico. Enseñanza de la religión o de la ética en los colegios confesionales...

• Trabajo de información: Centros de documentación, información, sensibilización de la opinión.

• Estructuras de formación: Sesiones, Institutos Superiores de Teología de las religiones...

• Reflexión teológica.

• Encuentros espirituales...

6. 2. Los musulmanes en España.

No se puede hablar de los musulmanes en la España actual sin recordar la presencia de los musulmanes en España durante ocho siglos, del año 711 al 1492. Arabes y beréberes de Africa del Norte fundaron varios califatos en España. En algunos períodos, las relaciones entre musulmanes y cristianos pudieron ser tensas pero también hubo épocas de una convivencia enriquecedora y fecunda para todos. Durante cinco siglos, la presencia musulmana ha sido borrada en España, pero desde hace algunas decenas de años, reaparece de nuevo. Esta presencia es mínima en comparación con la de algunos países europeos. Corresponde a una inmigración muy reciente en España y poco numerosa.

6.2.1. Su número.

La cifra de los musulmanes en España es muy difícil de evaluar ya que existen musulmanes con nacionalidad española y por otra parte los inmigrantes musulmanes pueden venir de países totalmente musulmanes o de países plurireligiosos y no resulta fácil saber quienes son musulmanes y quienes no. El número de musulmanes en España se evalúa a algo más de 200.000 entre ciudadanos e inmigrantes en situación legal. Además hay un número indeterminado de musulmanes clandestinos. Habría algo más de 50.000 musulmanes entre Ceuta y Melilla, un núcleo importante en Alicante, en Madrid algo más de 40.000 lo mismo que en Barcelona. Ultimamente, aumenta el número de los musulmanes en Andalucía: Sevilla, Málaga y sobre todo en Almería. Pero habría que comprobar mejor estas cifras. De todos modos representan cifras muy por debajo de la media europea.

Desde 1989, la Federación Española de las Sociedades Religiosas Islámicas (F.E.S.R.I.) que reúne a unas 10 asociaciones ha sido reconocida como portavoz oficial. Existen 31 asociaciones socio-profesionales y educativas, concentradas donde la población inmigrante musulmana es menos numerosa.

La ley del 2 de Mayo de 1992, autoriza la práctica del culto musulmán en las escuelas, hospitales, cárceles y cuarteles y define el estatuto de los imanes competentes para ese servicio. Un protocolo entre el Estado y los representantes de las comunidades musulmana, judía y evangélica otorga a estas comunidades el mismo estatuto que el de la Iglesia Católica.

41

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN .

Exceptuando el grupo de estudiantes, diplomáticos, hombres de negocios y de profesiones liberales, la situación legal y socio-económica de la mayoría de los inmigrantes musulmanes en España es muy precaria. El nivel cultural es muy bajo, incluso en lo referentea la cultura religiosa. Como destaca del estudio de Gloria Tamayo, 50% de la colonia marroquí mayor de 10 años, censada en Madrid, es analfabeta y además hay que añadir un 23'1% con estudios de primer grado únicamente.

Si exceptuamos los grupos pakistaníes, afganos e iraníes, la mayoría de los musulmanes en España son de tendencia sunní. El pequeño grupo de musulmanes senegaleses bien organizados en su cofradía son sunníes también. En todos los casos es un Islam más sociológico y tradicional que orientado a una búsqueda personal, excepto algún grupo de neoconversos españoles. Es un Islam marcado por una fe y unas prácticas; pero intelectualmente pobre no solo por la pobreza cultural de sus adeptos sino también por la falta de centros de investigación en el Islam. Los líderes musulmanes en España no tienen tiempo ya que viven de su trabajo y no están preparados para dar una formación a la comunidad musulmana, respondiendo a los retos que representa para ella encontrarse en minoría en una sociedad no musulmana.

6.2.2. Toma de conciencia de la Iglesia española.

A raíz del Concilio Vaticano II, la actitud del Episcopado español se caracterizó por una disponibilidad a cuanto se organizaba en favor de las relaciones islamo-cristianas. En 1966, la Conferencia Episcopal Española creó un Secretariado Ecuménico que en 1975 fue elevado a Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales y que se ha encargado del diálogo y la colaboración con los musulmanes. El Episcopado español ha dado buena acogida a diferentes congresos islamo-cristianos. La Comisión de Relaciones Interconfesionales organizó el Congreso Islamo-Cristiano de Córdoba en 1986; publicó, tras una encuesta sobre los matrimonios mixtos, un documento sobre "Orientaciones para la celebración de los matrimonios entre católicos y musulmanes en España" (5-0388) y organizó un coloquio sobre la enseñanza del Islam en los libros de religión, entre otras realizaciones.

Hay que señalar la actividad particular de la Asociación Darek-Nyumba, fundada en 1970 por el Padre Blanco, Emilio Galindo. Desde sus comienzos, trabajó a promover las relaciones islamo-cristianas. Su publicación de "Encuentro Islamo-Cristiano" y su revista "Pliegos de Encuentro" dan una información de primer orden sobre el Islam. Organiza también Congresos Internacionales Islamo-Cristianos a distancia de los que ya se han publicado los libros de tres Congresos.

A mi parecer, hay sin embargo una carencia a nivel pastoral, a la base. Hay realizaciones, pero falta una coordinación. Caritas, Parroquias, Congreqaciones religiosas ofrecen servicios de ayuda en la acogida de los inmigrantes musulmanes. Se celebran matrimonios mixtos en algunas Parroquias, se acoge a musulmanes en grupos de catecumenado, pero falta una coordinación de esas acciones y se realizan sin tener un conocimiento objetivo del Islam. Desde mi llegada a

42

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN

España, me ha parecido que la Sociedad civil manifiesta mayor interés a un conocimiento del mundo musulmán y de los musulmanes que los organismos de Iglesia.

Las asociaciones de acogida de inmigrantes, las escuelas de formación de adultos y jóvenes de las autonomías, incluyen en el programa de formación de los formadores el conocimiento del Islam. Tengo que reconocer que muchas asociaciones de acogida, aunque se digan aconfesionales, están compuestas en gran parte por personas comprometidas desde el punto de vista de su fe: Sacerdotes, religiosos, religiosas y seglares.

A nivel de la comunidad cristiana, además de la asistencia social y del apoyo a la inserción, habría que promover el encuentro gratuito, sin intereses entre musulmanes y cristianos. Creo que todos los organismos de Iglesia deberían participar en esta acción sin exclusivismos. Pero pienso que la Delegación Diocesana de las Migraciones puede jugar un papel de motor porque está directamente implicado y tiene la posibilidad de hacerlo gracias a todo el personal con el que cuenta en A.S.T.I. y en los equipos parroquiales de pastoral de inmigrantes.

VII. HACIA UNA ACTITUD COHERENTE .

Desde hace unos años, la sociedad española descubre la presencia de una comunidad musulmana minoritaria y discreta pero visible en su seno. Las asociaciones de acogida, los organismos, que desde diferentes perspectivas se ocupan de la inmigración, entran en contacto más directo con musulmanes. Este encuentro no deja indiferente a nadie y no puede dejarnos indiferentes al encontrarnos con una fe que nos interpela en su originalidad.

El estudio del Islam y del mundo musulmán nos revela que los musulmanes están marcados por el sentimiento de pertenecer a una gran comunidad: la "Umma" o comunidad musulmana. Esa pertenencia se manifiesta de manera muy diversa según los países y los grupos a los que pertenecen. El hombre musulmán es un hombre religioso marcado por una fe que condiciona su relación a Dios y a sus hermanos. La fe musulmana se expresa en unas prácticas visibles que refuerzan su pertenencia a la comunidad y le permiten hacer una experiencia de Dios. Esta experiencia revela una gran riqueza y variedad: desde la elevación a grandes alturas en la unión mística con Dios, a querer organizar la sociedad musulmana según la imagen de la ciudad ideal de Medina pasando por la experiencia sencilla, humilde de una relación de confianza en un Dios Bueno y Misericordioso. Una mirada sobre la estructura de las sociedades tradicionales musulmanas revela elementos que han podido ser sacralizados pero que son independientes de la religión y están en plena evolución. Los musulmanes en Europa buscan integrarse conservando su identidad pero adaptándose a una sociedad laica y pluralista.

Esta presentación del mundo musulmán nos invita a no generalizar y nos hace descubrir un pueblo semejante a otros con sus grandes riquezas y sus deficiencias. El reducido número de musulmanes en España nos indica que sería ridículo considerarlos un peligro y que podemos

43

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN

acogerlos sin temor. Las condiciones son pues muy favorables para que podamos establecer relaciones mutuamente enriquecedoras. ¿Qué actitudes podemos adoptar?

No creo conveniente presentar las declaraciones de la Iglesia sobre las relaciones Islamo-Cristianas, hay suficientes publicaciones sobre ello y en particular los Cursos de Formación Misionera por correspondencia. Me limitaré a alguna alusión. El Concilio Vaticano II, en la Declaración sobre las religiones no cristianas (Nostra Aetate) da ya una pauta general: "Si en el transcurso de los siglos surgieron no pocas desavenencias y enemistades entre cristianos y musulmanes, el Sagrado Concilio exhorta a todos a que olviden lo pasado y procuren sinceramente una mutua comprensión, así como a promover, para todos los hombres, la justicia social. los valores morales, la paz y la libertad." Es notable que el Concilio invite no solo a olvidar el pasado y a dialogar sino también a colaborar entre musulmanes y cristianos para el bien de todos los hombres. Pero ¿cómo podemos definir algunas orientaciones para nosotros mismos?.

7.1. Eliminar los miedos.

Es la primera condición para que un encuentro enriquecedor sea posible. No hay ninguna razón para tener miedo, pero no basta decirlo. Los miedos hacia el Islam vuelven, nos acechan con el bombardeo continuo de informaciones que nos ofrecen los medios de comunicación: Argelia, Palestina, Iraq, Afganistán. No se trata de negar las realidades, sino de relativizarlas, reducirlas a sus justas proporciones, interesarse a los demás aspectos de la vida de esos pueblos.

Para ello es necesario buscar un conocimiento objetivo, sin complacencias pero con una mirada positiva, de simpatía, hacia el mundo musulmán y los musulmanes. Una mirada fría nunca nos permitirá llegar a la realidad profunda, al corazón del pueblo musulmán. Este conocimiento no tiene que ser únicamente teórico, tiene que venir también de un contacto real con musulmanes concretos. Es importante que, en grupos cristianos que están en contacto con musulmanes, haya quienes hagan una experiencia más o menos larga en los países de origen de los musulmanes.

Hay que eliminar también lo que pueda provocar temor en nuestros hermanos musulmanes. Tienen más motivos que nosotros de tener miedo: Están en situación de minoría, de fragilidad y de debilidad. Inmersos en una sociedad diferente, pueden tener miedo de ser asimilados y de perder su identidad. Tenemos que evitar todo lo que suponga una manifestación de superioridad, de dominación. Tenemos que vaciarnos de nuestras prerrogativas a ejemplo de Cristo: "El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres..." (Fil. 2,5-8) Nuestra actitud tiene que infundirles confianza y hacerles perder todo miedo.

44

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN

7. 2. De la tolerancia, al respeto, al aprecio y al amor.

Cuando se habla de las relaciones entre grupos humanos de diferentes razas, culturas, religiones hay un vocabulario que se utiliza: tolerancia, respeto, diálogo. Podemos examinar nuestras actitudes a través de esos términos.

• Tolerancia. Esta palabra lleva tal carga de ambigüedad que soy partidario de eliminarla del lenguaje de las relaciones entre grupos o personas diferentes. Algunos le dan un sentido positivo, pero la palabra implica la idea de soportar al otro, diferente, por diversas razones: por virtud o porque no nos queda más remedio. Yo no quiero que los musulmanes me toleren, quiero que vayan más lejos. No veo por qué tengan que tolerarme por ser cristiano, ¿es acaso algo malo? Tampoco el ser musulmán requiere que se tolere, requiere más. No quiero tolerar a mis hermanos musulmanes, quiero respetarlos, apreciarlos y amarlos.

• Respeto. Es lo mínimo que se puede pedir si se quieren establecer unas relaciones humanas. Todo pueblo, todo grupo humano, toda persona merece respeto y eso, antes de cualquier consideración de tipo religioso. Cuando nos esforzamos en conocer al otro, aparecen además razones que fuerzan nuestro respeto. El estudio del Islam manifiesta cómo ese gran movimiento religioso ha transformado una buena parte de la humanidad, ha inspirado tan elevadas experiencias religiosas y sigue dando un sentido a tantos creyentes. Este respeto no tiene que limitarse a una simple admiración. Tiene que expresarse en actitudes concretas: evitar hablar de manera inconsiderada del Islam, del Corán, del profeta Mahoma, de Dios, porque podemos herir la sensibilidad de nuestros hermanos. Respetar su persona, su diversidad, su sufrimiento por las transformaciones que está viviendo.

• Aprecio. Es la actitud a la que invita el Concilio Vaticano II en la Declaración "Nostra Aetate": "La Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes ..." Los grandes valores, que contiene el Islam, son muy enriquecedores si sabemos acercarnos de nuestros hermanos con estima.

• Amor. La actitud que Jesús pide a sus discípulos es la del amor a los hermanos, un amor sin límites, incondicional, incluso a los enemigos. "Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos." (Mt. 5,44-45) El que acepta recorrer este camino, descubre con gozo que, al amor que Dios ha depositado en nuestros corazones, corresponde el amor que Dios ha depositado en el corazón de nuestros hermanos musulmanes. Al abrirse a este amor, los musulmanes descubren en sus textos sagrados invitaciones al amor e incluso un aprecio a los cristianos. El célebre teólogo musulmán del siglo XI Algazel dice que los musulmanes saben que a ellos se les ha dicho: "Revestíos de las costumbres de Dios. Para el creyente la perfección consiste, en acercarse a su Señor, tomando de El los atributos que le merecen la alabanza: ciencia, justicia, bondad, benevolencia, caridad, misericordia, recto juicio, aliento por el bien, preservación de todo mal." En cuanto a la cercanía de los cristianos, a los

45

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN

musulmanes les gusta citar:

Verás que los que se encuentran más cercanos a nosotros son aquellos que dicen: somos cristianos. Esto sucede porque entre ellos existen sacerdotes y monjes que no son soberbios (Corán 5,82.) Ver también Corán 93.

7. 3. Encuentro.

El cristiano, en contacto con musulmanes, siente una invitación permanente a un encuentro verdadero con el hermano musulmán, atravesando las barreras de las apariencias y los prejuicios. Jean Francois Berjonneau, Vicario General en una Diócesis de Francia y con gran experiencia del encuentro con Maghrebíes, dice: "Este encuentro es muy exigente, hay que superar muchas barreras. Han crecido en el Islam, pero no podemos encerrarlos en el conocimiento teórico de la religión musulmana. Son obreros y han crecido en barrios obreros, pero tienen su originalidad cultural. Son de cultura maghrebí, pero han tomado una gran distancia respecto a ella. Y podría continuar ..." El cristiano está invitado a encontrar a su hermano en lo más real y profundo de su ser. Es un camino muy exigente: hay que perder todo interés personal para caminar a un encuentro gratuito. En el encuentro verdadero entre dos personas o grupos, en particular entre musulmanes y cristianos acontece siempre algo que no es indiferente a los ojos de Dios. Una lectura de los encuentros de Jesús en los Evangelios nos ayudaría a lanzarnos en ese encuentro y a comprender lo que sucede en ellos. J.F. Berjonneau repite: "Todos los que se han arriesgado a este encuentro saben que nadie sale indemne de una confrontación con un universo cultural tan movedizo y que resiste tanto a las perspectivas "pastorales" que desarrollamos en la Iglesia habitualmente. Los cristianos que practican este acompañamiento dan testimonio de las migraciones humanas y espirituales en las que son transportados." ¿Queréis lanzaros en esa aventura? No seréis defraudados.

7. 4. Diálogo.

Es imposible realizar un encuentro real sin diálogo. Y un diálogo que no conduce o se realiza en un encuentro sería vacío. Hablar del diálogo nos puede ayudar a comprender mejor cómo vivir el encuentro.

Objetivos y condiciones del diálogo. El objetivo esencial del diálogo es conocerse. El objetivo primero no debe ser aunar posiciones, sino la aceptación y el respeto en la diferencia. Eso no impide buscar elementos comunes, para encontrar los campos de la colaboración que no faltan.

Las condiciones del diálogo son el respeto y la gratuidad. El diálogo no se impone, pero hay suficientes niveles de diálogo para poder proponerlo a todos. Se puede invitar a la reciprocidad, pero se tratará sobre todo de ver a qué nivel el diálogo es posible, ya que el diálogo, a cualquier

46

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN

nivel en que se sitúe, si es verdadero, puede ser muy profundo y enriquecedor.

El diálogo verdadero no tiene barreras, hay que ofrecerlo a todos. Monseñor Henri Teissier, Arzobispo de Argel, en una conferencia pronunciada en el Congreso de los Padres Trinitarios en Octubre de 1992, decía refiriéndose a los islamistas: "Ningún hombre está encerrado en las doctrinas de su secta. Por eso no es posible para quien cree en la acción universal del Espíritu, hablando de amor y de ternura en el corazón del hombre, desesperar de un compañero como quiera que sea. En lo más íntimo de la conciencia de un hombre , incluso espiritualmente paralizado por su ideología hay que buscar al hombre susceptible de abrirse a la llamada de Dios y de reconocer un ser humano a respetar, y hasta un hermano, allí donde su ideología le muestra un enemigo a derribar o un infiel a reducir.

Formas de diálogo. Hay diferentes formas de diálogo:

•••• Diálogo de grupos, diálogo de individuos. El diálogo en el que estamos implicados en general es el diálogo de persona a persona. El diálogo de grupos es también necesario. Pensamos en grupos de especialistas que intercambian sobre temas teológicos, y nos parece que el diálogo de grupos no es para nosotros. En algunas asociaciones de acogida, he encontrado grupos de reflexión y de intercambio entre musulmanes y cristianos, a un nivel muy sencillo y he estado impresionado. Sin ir más lejos, he participado en una oración por la paz entre musulmanes y cristianos organizada por un equipo de la Delegación Diocesana de las Migraciones en la Parroquia de Nuestra Señora de Luján. El acto fue sencillo y participativo. El mismo equipo organizó también una sesión de formación, en la que participaban musulmanes y cristianos bajo forma de un juego. Habría que multiplicar estos encuentros.

• Diálogo de especialistas. No quiero extenderme en este aspecto. Este diálogo es muy importante y a nivel de la Iglesia no habría que limitarse a los grandes especialistas y al nivel popular. Hay que establecer el diálogo y mantenerlo con todos, sin olvidar a los responsables de las mezquitas, a las diferentes asociaciones musulmanas ...etc.

• Diálogo de vida. El que vive en contacto con musulmanes sabe que el diálogo teológico-religioso es difícil: hay resistencias de ambas partes, el lenguaje no es el mismo de ambos lados y eso produce incomprensiones. Ello no impide el diálogo de la vida. Este consiste en una manera de vivir las relaciones, con espíritu de acogida, de disponibilidad a encontrarse, a ayudarse, a colaborar, a vivir en armonía. El diálogo de la vida permite comprenderse mejor que con palabras, descubrir el corazón del otro, acercarse de él. Monseñor Claverie, Obispo de Orán, asesinado el 1-08-96, repetía: "Hemos tenido que vivir juntos durante años, hemos tenido que compartir las penas y las alegrías para ir aprendiendo un lenguaje común."

• Diálogo de acción. El campo de la colaboración entre musulmanes y cristianos es ilimitado. El mismo campo de la acogida de inmigrantes está abierto a esta colaboración. En la asistencia que se les ofrece, los inmigrantes musulmanes pueden sentir una invitación a vivir la solidaridad con las personas que lo necesitan.

47

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN

• Diálogo de experiencia religiosa. No es fácil ni tampoco imposible. Es muy enriquecedor, pero tenemos que aceptar situarnos a un nivel muy sencillo. Hay posibilidades diversas de intercambiar entre individuos o en grupos pequeños sobre temas muy concretos de una experiencia religiosa, sobre el espíritu en que se realizan algunas prácticas religiosas. Se pueden organizar encuentros de oración o de reflexión.

7. 5. Encuentro con el Evangelio.

El encuentro con la fe de los musulmanes es muy enriquecedor para los cristianos. En esta relación, el cristiano va a encontrar el Evangelio de una manera renovada por diversas razones. La dificultad de llegar a un lenguaje común, las diferencias que percibe en el otro, van a provocar en él continuos interrogantes. Sentirá una invitación a penetrar en sí mismo, a cuestionarse sobre su fe, a releer el Evangelio. Ante la dificultad de expresar su fe con palabras, se sentirá llamado a expresarla a través de su vida.

Así responderá a la aspiración de los musulmanes a encontrar Evangelios vivos más que a oír hablar del Evangelio. Existe una nostalgia coránica de las virtudes evangélicas que aparece en algunos textos como el que hemos citado sobre la cercanía de los cristianos o este otro: "Pusimos en el corazón de aquellos que siguieron a Jesús mansedumbre y misericordia, y el monacato instituido por ellos , solo por el deseo de complacer a Dios" (Cor. 57,27) Esta nostalgia se ha transmitido a muchos musulmanes: Una madre de familia, argelina musulmana, de condición humilde respondía a su hija que afirmaba que Mahoma era el más tierno de los profetas: "No, el más tierno, el más amable de los profetas es Jesús. Por eso los cristianos tienen que amar a sus hermanos."

Monseñor Henri Teissier, hablando de la evangelización de los musulmanes, dice: "Antes de evangelizar a los musulmanes, hay que tener la audacia de evangelizar la relación a los musulmanes" Ahí tenemos un campo inmenso: nuestra manera de ofrecer servicios, nuestra colaboración, nuestra convivencia con ellos tienen que ser vividos de manera evangélica. Evangelizar es, ante todo, proclamar el amor de Dios a todos los hombres. A través del servicio gratuito, a través de su vida, el cristiano tiene que ser signo del amor de Dios a todos los hombres.

El encuentro con la fe de los cristianos y con el Evangelio también es enriquecedor para los musulmanes. He hablado de evangelizar en el sentido de adoptar unas actitudes evangélicas. Hay también musulmanes que desean convertirse al cristianismo, ¿qué decir de ello? Tienen absoluto derecho de hacerlo, hay que respetar su libertad. Pero no hay que precipitarse, hay que hacer un discernimiento. Tenemos que saber que podrá encontrar muchas dificultades cuando regrese a su país de origen, tiene que ser consciente de ello y nosotros también. ¿Qué apoyo le ofreceremos entonces? o ¿nos lavaremos las manos? En algunos casos pueden creer que al cambiar de religión, cambian de nacionalidad. En otros, pueden tener un sentimiento de inferioridad, atribuyéndolo a su cultura o a su religión. Todo ello tiene que ser aclarado. Su conversión debe hacerse en fidelidad a los valores recibidos de Dios dentro de su fe musulmana, y no en rechazo hacia ella. Tiene que saber que la conversión al Evangelio, le exigirá el respeto y el amor a sus hermanos musulmanes.

48

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN

7. 6. Alianza de amor.

Existe siempre el peligro, ante una experiencia realizada, de querer generalizarla y absolutizarla. Me sitúo más directamente en la experiencia vivida por la Iglesia de Argelia. La Iglesia de Argelia, en su largo camino con el pueblo musulmán, ha descubierto ser una Iglesia para los demás, una Iglesia al servicio del pueblo musulmán antes de estar al servicio de sí misma. Toda la Iglesia, Institución, Comunidad y fieles se quieren una Iglesia para los demás. En su caminar, ha reconocido que Dios la ha llamado a vivir un Alianza de amor con ese pueblo, una Alianza que exige de cada uno un esfuerzo continuo para superar las dificultades y mantenerse fiel a la Alianza. Esto se vive en la banalidad de la realidad cotidiana, llevando el peso de la vida. Pero en las situaciones cruciales, en los momentos de verdad, nos hemos descubierto juntos en el camino que conduce al Dios del que Jesús nos dice que es Padre de todos. Encontrándonos juntos, al acompañar a un amigo difunto, musulmán o cristiano, experimentábamos que caminábamos hacia el mismo Dios. Este sentimiento es más perceptible en la situación crucial por la que atraviesa Argelia actualmente. El Obispo de Argel, Monseñor Teissier afirma repetidamente que nunca la Iglesia de Argelia y el pueblo argelino musulmán se habían encontrado tan cercanos.

Existe el riesgo de generalizar y no quiero hacerlo. Pero sí haré algunas preguntas: ¿La experiencia de la Iglesia de Argelia puede significar algo para las demás Iglesias? ¿Significa algo para las Iglesias que viven en contacto con diferentes grupos sociales, con culturas diferentes, con religiones diferentes? ¿Esa experiencia significa algo para aquellas personas o comunidades que se dedican a la acogida de inmigrantes musulmanes?

VIII. CONCLUSIÓN.

Hemos intentado, a lo largo de este recorrido, conocer mejor a nuestros hermanos musulmanes. Hemos propuesto algunas orientaciones para adoptar una actitud cristiana coherente. Todo esto nos puede ayudar, pero nada puede reemplazar el compromiso personal. Hemos visto que es muy exigente y que nos invitará a una continua conversión. El cardenal Tomko expresaba muy bien esta conversión necesaria a un encuentro con los musulmanes. Decía a los misioneros en el Mali: No podéis dialogar con los musulmanes más que si sabéis quienes sois. En el diálogo con los musulmanes, el cristiano debe vivir a la altura del Dios en el que cree. Al dialogar con los musulmanes, el cristiano siente la necesidad de profundizar su identidad. No podrá acercarse en verdad a ese diálogo si no es en fidelidad al Dios de Jesús

El encuentro con los musulmanes nos interpela continuamente. Cada persona, cada grupo tendrá que ir buscando, trazando el camino de ese encuentro, porque cada persona y cada encuentro tienen una originalidad imprevisible. Es el lugar y el momento de dejarse conducir por el

49

CRISTIANOS Y MUSULMANES EN LA EMIGRACIÓN

Espíritu. Es el momento de buscar el apoyo de la comunidad.

B I B L I O G R A F I A

• Para un visión cristiana del Islam. Robert Gaspar. Sal Terrae 1995.

• Para conocer el Islam. Jacques Jomier. Verbo Divino 1989.

• Luces sobre el Islam. Hamuda Abdul Aati. Edición conjunta: Centro Cultural Islámico de Madrid y Centro Islámico en España.

• El Islam al final del siglo XX. Emilio Galindo Aguilar. Ediciones SM.

• Pluralismo religioso III. Religiones no cristianas. Capítulo 6: El Islam. Emilio Galindo Aguilar. Sociedad de Educación Atenas. S.A.

• La experiencia del fuego. Emilio Galindo. Colección Horizonte.

• Salmos sufíes. Emilio Galindo. Otras aguas vivas. Darek Nyumba 1985.

• Encuentro islamo-cristiano. Diversos números. c/ Alcalá 3º Izqda. -28014 Madrid

• Curso de Formación Misionera por correspondencia: *Lección 1 y 2. Año 1966; Lección 1. Año 1967; Pontificia Unión Misional -Secretariado Internaciona,Via di Propaganda, 1-c -00187 ROMA.

• El miedo a la modernidad. Islam y democracia. Fátima Mernissi. Ediciones del Oriente y del Mediterráneo.

• L'Islam en Europe. Barthelemy C., Laugier M.B., Lochon C. Secrétariat pour les Relations avec l'Islam. 71 Rue de Grenelle. -75007 PARIS.

• Cahiers Migrations et pastorale. nºs 180, 181, 191, 192. Comité Pastorale Migrants. 269 bis rue du Faubourg St-Antoine. -75011 PARIS.

• La mission de l'Eglise. Mgr H. Teissier. Desclée. 1985

• Lettres et messages d'Algérie. Pierre Claverie. Karthala

• Le livre de la foi. Pierre Claverie & Les Evêques du Maghreb. Cerf.

50

Mesa:

El Magisterio de la Iglesia

ante el mundo obrero inmigrante

Manolo J. Barco Estévez . Delegado Episcopal de Pastoral Obrera de la Iglesia de Madrid

Me han pedido que preste el servicio de moderación de esta mesa, la sexta del Simposio "Iglesia, Sociedad y Migraciones" que lleva por título "El Magisterio de la Iglesia ante el mundo obrero inmigrante" en la que tendrán lugar dos ponencias.

Antonio Aguilar Verdugo, Director del Departamento de Interior de la Comisión Episcopal de Migraciones, tendrá la primera ponencia titulada: "Las migraciones en el contexto de la doctrina social y misión pastoral" y

Felipe García Mateos, Director del Departamento de Pastoral Obrera de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, tendrá la segunda ponencia que Ileva el título de "Trabajadores/as inmigrantes: Retos a la Pastoral Obrera de toda la Iglesia"

Antonio y Felipe, dos expertos en inmigración y pastoral obrera respectivamente. Su valía es acreditada, no solo por su preparación intelectual en los temas que van a exponer, sino por su experiencia y vivencia. Una vivencia y experiencia de calidad, reflexionada con el ingrediente de la opción por los inmigrantes trabajadores y por trabajadores inmigrantes. Me consta que dicha opción la expresan de una manera afectiva y efectiva en su trabajo cotidiano, en su tarea evangelizadora, apostando por la liberación del colectivo inmigrante obrero o del colectivo obrero inmigrante desde su fe en Jesucristo, el obrero de Nazaret y Señor de la historia.

El grito de este colectivo de trabajadores inmigrantes entre nosotros es escuchado por la Iglesia, unido al grito del mundo obrero en España y en Europa; de manera especial, unido al grito de los trabajadores que sufren con más virulencia las consecuencias del más duro sistema neoliberal-capitalista, que ha puesto por encima de la persona humana el dinero, la mammona. [Según Pío XII un sistema antinatural. Según Pablo VI, aclarando este adjetivo: un sistema que no es de justicia y paz sino de injusticia y guerra. Y lo es porque se asienta sobre un materialismo [no ateo sino] idólatra]. Un sistema que también se expresa cultural y filosóficamente potenciando las "virtudes" de la competitividad, el individualismo y la insolidaridad, entre otras, por más que sus "sacerdotes" intenten reconvertir también los nombres de dichas virtudes y Ilamarlas "sana competencia", "libertad individual", "solidaridad racional", etc.

51

La Doctrina Social de la Iglesia quiere que veamos y acojamos a los trabajadores inmigrantes desde su dignidad de personas humanas y como sujetos y beneficiarios del destino universal de los bienes de la tierra, según el plan de Dios.

El colectivo inmigrante no es un colectivo de marginados, objeto de meras y malentendidas caridades, sino un colectivo formado por personas Ilamadas a ser sujetos de sus vidas e historia. Nos negamos a reconocerlos como un getho. La Pastoral de Migraciones y la Pastoral Obrera los acogen y los entienden como conciencia crítica liberadora, como un colectivo más dentro del mundo obrero, ante el cual se quieren situar con todo el respeto, descalzándose porque saben que pisan tierra sagrada.

Los trabajadores inmigrantes en su mayoría sufren situaciones de precariedad e injusticia en muchos niveles de sus vidas, pero de manera especial la injusticia y precariedad en el trabajo. Juan Pablo II nos recuerda que el trabajo es el núcleo de la cuestión social, y esto lo podemos verificar tanto en los trabajadores inmigrantes, como en los autóctonos.

Para la Pastoral de Inmigrantes y para la Pastoral Obrera -y creo que para todos los que estamos aquí-, el colectivo de trabajadores inmigrantes entre nosotros no son un problema, sino una gracia, un reto, una posibilidad para que, juntos, desarrollemos las potencialidades humanizadoras que llevamos dentro. Potencialidades humanizadoras que nos conducen a hacer un mundo y una Iglesia más conforme al designio de Dios.

Los trabajadores inmigrantes son llamada a la conversión tanto a la sociedad como a la Iglesia. Y la Iglesia sabe que no puede desaprovechar esta llamada a la conversión, puesto que viene del Espíritu que está trabajando el corazón de estos hermanos nuestros, trabajadores inmigrantes, antes de que nosotros lleguemos a ellos o que ellos lleguen a nosotros.

A la Administración pública le compete el mirarlos como personas y buscar el tratamiento cohererite con la dignidad que dimana de su ser. A la Iglesia, a todos y cada uno de sus miembros, nos compete el mirarlos en su dignidad de personas y de hijos de Dios y obrar en consecuencia: con la denuncia cuando esa dignidad es machacada, como por desgracia vemos día a día; y con el compromiso transformador ante cualquier situación de injusticia, pues sabemos que Jesús de Nazaret, el Cristo y Señor de la Historia un día nos enfrentará plenamente con la Veradad: "Venid, benditos de mi Padre porque fui un trabajad or extranjero y me acogistéis" u -ojalá no sea así- "apartaos de mí, malditos, porque fui un trabajador inmigrante entre vosotros y pasasteis de largo".

Con todos vosotros, Antonio Aguilar, en primer lugar y, después, Felipe García. Seguro que sus aportaciones nos ayudarán a mirar a este colectivo de trabajadores inmigrantes con los ojos de Dios a la luz de la Revelación y de la Doctrina Social de la Iglesia. Que esto nos ayude también a dar un paso más en nuestro compromiso con los trabajadores inmigrantes dentro del compromiso con los más pobres del mundo obrero.

52

Las migraciones

en el contexto

de la Doctrina Social de la Iglesia.

Antonio J. Aguilar Verdugo .

Comisión Episcopal de Migraciones.

Departamento del Interior.

53

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

I.- EL FENÓMENO MIGRATORIO.1

El desplazamiento de los hombres más allá de las fronteras de su país de origen es tan antiguo como la creación de entidades políticas -ciudades, naciones, Estados-2. Tribus y pueblos enteros sintieron la necesidad de buscar, fuera del horizonte que les vio nacer, "una tierra que manara leche y miel". Así Israel pasa a ser emigrante en Egipto ("Mi padre fue un arameo errante..." Dt 26,5-), a conquistar y asentarse en la tierra prometida. Conquistas y asentamientos son las características de todas las migraciones antiguas. Lo ha descrito muy bien Paul Petit en su Historia de la Antigüedad3 hablando de los pueblos bárbaros que conformaron las actuales nacionalidades europeas: Su crecimiento demográfico les condena al hambre en tierras con frecuencia poco fértiles, sumariamente cultivadas y que les disputaban, sin cesar, nuevos recién llegados. Por eso, querían atravesar las fronteras del imperio, para saquear, ante todo, y luego para establecerse. Una descripción aplicable a la mayoría de las invasiones y emigraciones antiguas4. Piénsese en la conquista y asentamiento durante ocho siglos de los árabes en España.

Religiones y culturas emigrantes se sobrepusieron a las indígenas hasta la total desaparición de éstas o fueron ellas mismas, vencedoras por las armas, vencidas o asimiladas a las de los pueblos que conquistaron; pero siempre dejando huellas perennes. Todas las religiones y culturas actuales son fruto de la emigración y el mestizaje.

El proselitismo religioso, las persecuciones de todo tipo han sido también una fuente de emigraciones: la partida de los 200.000 hugonotes5 franceses tras la revocación del edicto de Nantes, año 1.685, los emigrados de la Revolución Francesa, la larga historia de emigrados políticos de nuestro país, desde el siglo XIX hasta el final de nuestra guerra civil.

Sin olvidar la terrible trata de negros, desde el siglo XVI hasta el XIX, que desplazó entre diez y quince millones de africanos hasta América6. Una emigración forzada ysangrienta que, no por eso, ha dejado de influir en la cultura de las tierras adonde fueron llevados como esclavos.

Simplificando, durante el siglo XIX puede considerarse que dos modelos dominan la historia migratoria: la migración internacional contractual y la migración transoceánica libre. La gran migración transoceánica, desde 1827 -primera travesía del Atlántico en barco de vapor- hasta las leyes restrictivas estadounidense de 1921 y 1924, cierra el período durante el cual alrededor de un millón de personas abandonan Europa cada año.

Las corrientes migratorias intercontinentales desde mediados del siglo XIX hasta la segunda guerra mundial presenta tres características: la amplitud del fenómeno, acontecimiento histórico sin precedente -60 millones de personas dejaron Europa durante ese período-7; la sensibilidad de los flujos a las condiciones económicas y políticas migratorias de los países de recepción; la modifica-

1Cfr.Tapinos,G.,Elementos de Demografía.Madrid,1988,p.298-303 2Cfr.Carpentier,J., y Lebrun,F.,(dirs.),Breve Historia de Europa. Madrid,1995,p.67-69 3Paul Petit,Historia de la Antigüedad. Barcelona,1967,p.338 4Cfr.Carpentier,J., y Lebrun,F., o.c.,p.141-145 5Cfr. Idem,p.300; Vicens Vives,J.,Historia General Moderna.Madrid,1988, Tomo I,p.433-434 6Cfr.Cortés,J.L.,Historia Contemporánea de Africa.Madrid,1995,p.13 7Cfr.Carpentier,J., y Lebrun,F., o.c.,p.415-416

54

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

ción estructural de los flujos, asociada a las diferentes categorías nacionales, viéndose reemplazada la emigración de los campesinos y de los trabajadores poco cualificados por la migración de trabajadores cualificados.

A la migración internacional de los europeos hacia las Américas, hay que unir en ese mismo período la migración asiática -migración china hacia los países de Asia del sudeste y particularmente a Singapur, y la migración india hacia Africa meridional. En el período entre dos guerras registra un éxodo importante de refugiados, refugiados españoles hacia Francia, intercambio de población entre Turquía y Grecia, refugiados judíos que huyen de Alemania, etc.

A comienzos de los años 60, se inicia una nueva oleada migratoria, esta vez hacia Europa. Una parte provenía del reflujo de la expansión colonial; otra de las antiguas colonias, pero también de la propia Europa meridional. Durante la década de los 80 se asiste a un importante cambio en los países del Sur de Europa, de ser países tradcionales de emigración se transforman en países de inmigración. La Iglesia no ha podido estar ajena ante este fenómeno tan universal y constante de la emigración. Y sobre su pensamiento, ciñiéndome, sobre todo, a sus intervenciones magisteriales, versa este trabajo.

El marco en el que presento esta comunicación es doble: de una parte la Tradición de la Iglesia y su Magisterio en lo referente a su especial preocupación por las personas que viven desplazadas o tienen distinta lengua o cultura. No podemos aquí recoger todo el cúmulo de solicitud eclesial por los emigrantes. Ello nos llevaría a San Ambrosio, obispo de Milán, quien tras la derrota del emperador Valente enajenó los vasos sagrados para poder liberar a los cautivos de los bárbaros; tendríamos que recoger la historia de servicio de las Escuelas de Peregrinos sajones, longobardos, francos y frisones que se extiende a lo largo de la Edad Media; tampoco vamos a entrar en el Concilio Lateranense IV, año 1215, donde se aborda ya el problema de la diversidad cultural.

Nos centraremos en la reciente Doctrina Social de la Iglesia, cuyo nacimiento, según los especialistas en la materia8, se sitúa en "Rerum novarum", 15 de mayo de 1891, de León XIII . Pero aún así nos vemos obligados a acotar los documentos, quedándonos sólo con aquellos que tratan el fenómeno migratorio característico de nuestro tiempo:

� Los escritos de entreguerras, 1914 a 1939, en los que los papas Benedicto XV y Pío XI abordan el problema de los prófugos y prisioneros de la primera guerra, y

� nuestro marco doctrinal estará tomado de:

∗ Pío XII, Constitución apostólica "Exul familia ", 1 de agosto de 1952;

∗ Juan XXIII . las encíclicas Mater et magistra , 15 de mayo de 1961, y Pacem in terris , 11 de abril de 1963,

∗ Concilio Vaticano II, especialmente de la constitución Gaudium et spes , 7 de diciembre de 1965;

8Cfr.CUADRÓN,A.,(coord.),Manual de Doctrina Social de la Iglesia.Madrid,1993,p.6-9;CAMACHO,I.,Doctrina Social de la

Iglesia.Madrid,1991,p.12;ANTONCICH,R.-MUNÁRRIZ,J.M.,La Doctrina Social de la Iglesia,Madrid, 1987,p.14

55

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

∗ Pablo VI, Motu propio:Pastoralis Migratorum Cura, 22 de agosto de 1969, así como de la carta apostólica Octogesima adveniens, 14 de mayo de 1971, y de Evangelii nuntiandi, 8 de diciembre de 1975; y muy especialmente de

∗ Juan Pablo II , tendremos presente a lo largo de todo el discurso los diversos documentos sociales, y en concreto nos centraremos en los Mensajes que con motivo de la Jornada del Emigrante se han emitido a lo largo de su pontificado.

En segundo lugar, nuestro marco de referencia viene dado también por el INFORME SOBRE LA INMIGRACIÓN Y EL ASILO EN ESPAÑA , aprobado en sesión plenaria el 22 de octubre de 1997, por el Foro para la Integración Social de los Inmigrantes.

1.1. DESCRIPCIÓN DEL FENÓMENO.

Una vez delimitado los documentos en los que basamos nuestra aportación, damos paso a que sean los mismos documentos pontificios los que nos hablen. Y lo primero que constatamos es que el fenómeno migratorio no es nuevo en la historia de la humanidad, pero en cada época reviste formas nuevas. Concebido como un fenómeno transitorio al servicio de la coyuntura económica, se ha convertido en un fenómeno permanente. Así pues, los documentos pontificios parten del reconocimiento de que "la emigración es un hecho permanente."9

En nuestros días, el fenómeno migratorio está ligado de manera estructural a la economía de libre mercado, aunque no pueden olvidarse las migraciones forzadas por los regímenes políticos dictatoriales y por ciertas estructuras culturales y sociales de los pueblos. El movimiento migratorio, así lo reconocen, "reviste aspectos multiformes... debidos esencialmente a la diversidad de origen: una cosa es, de hecho, la movilidad determinada por la elección libre de los interesados, otra, en cambio, es la movilidad que nace de una imposición...: ideológica, política, económica, etc."10

El fenómeno migratorio ha alcanzado hoy una enorme importancia y actualidad por su dimensión, ya que "las emigraciones van definiéndose cada vez más como un gran movimiento que afecta a los cinco continentes y a casi todos los países. Se inscriben y se entrelazan en una tendencia muy amplia que atraviesa a toda la sociedad mundial. Junto con las emigraciones económicas -desplazamiento de mano de obra-, va desarrollándose un intenso y vasto intercambio de personas que emprenden el camino de la emigración como un itinerario de promoción humana, realizando así una forma nueva de ósmosis entre valores culturales, sociales y políticos."11

Las migraciones modernas hunden sus raíces en el mismo sistema económico. No son un fenómeno coyuntural. Su evolución está vinculada a la coyuntura económica y su existencia a la

9Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1978; Cfr., también, PABLO VI,Motu

propio:Pastoralis Migratorum Cura,1; C.E.E.,Pastoral de las Migraciones en España,Cap.I,nº2.2; C.E.M.,La Inmigración en España,1-2

10Carta:La Iglesia y la movilidad humana,A.Introducción; Cfr., también, PABLO VI,Motu propio:Pastoralis Migratorum Cura,1; C.E.E.,Pastoral de las Migraciones en España,Cap.I,nº1.1; C.E.M.,La Inmigración en España,48-49

11JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1991

56

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

persistencia del sistema. No parece fácil que se pueda prescindir de las migraciones en la estructura de los sistemas productivos actuales, pues los procesos de internacionalización y concentración espacial del capital en determinadas áreas, unidos a los procesos de dominación económica y de mantenimiento del subdesarrollo en otras, favorecen las migraciones de la fuerza de trabajo al servicio de las exigencias del desarrollo de los países industrializados. La emigración por trabajo "es un fenómeno antiguo, pero que todavía se repite y tiene, también hoy, grandes implicaciones en la vida cotidiana... Este hecho, ciertamente se encuentra con dificultades de diversa índole; ante todo, constituye generalmente una pérdida para el país del que se emigra. Se aleja un hombre... un sujeto de trabajo, que con el esfuerzo de sus propio pensamiento o de las propias manos podría contribuir al aumento del bien común en el propio país; he aquí que este esfuerzo, esta ayuda se da a otra sociedad, la cual, en cierto sentido, tiene a ello un derecho menor que la patria de origen."12

Las migraciones se deben, en consecuencia, al proceso de reindustrialización y a la política seguida para conseguirla en los países ricos, a la dependencia y desorganización de la economía en los países pobres y a la reestructuración del mercado de trabajo en función de la precariedad de los empleos. No obstante, hay que reconocer, así mismo, que "antes se emigraba para buscar mejores condiciones de vida; hoy, en cambio, de muchos países se emigra sencillamente para sobrevivir. Esta situación tiende a atenuar la distinción entre el concepto de refugiado y el de emigrante, hasta tal punto que confluyen las dos categorías bajo el común denominador de la necesidad."13

1.2. VALORACIÓN DEL FENÓMENO .

Las sociedades occidentales están sufriendo en su seno dos movimientos contradictorios: por un lado, el movimiento de mundialización, que permite que las informaciones, al igual que los capitales y las mercancías, atraviesen las fronteras y creen redes totalmente globales, es decir, una cultura de masa internacional y anónima; por otro lado asistimos al resurgir vigoroso de comunidades de creencias, a una búsqueda obsesiva de identidad cultural y al repliegue del individuo sobre el espacio privado, lo que explica el auge del nacionalismo e integrismo. A este fenómeno contribuyen los movimientos migratorios, ya que "las emigraciones presentan siempre dos aspectos: la diversidad y la universalidad. El primero deriva de la confrontación entre hombres y grupos de pueblos diversos, y comporta tensiones inevitables. El segundo está constituido por el encuentro armónico de sujetos sociales diferentes, que coinciden en el patrimonio común de todo ser humano, formado por los valores de la humanidad y de la fraternidad. Se produce así un enriquecimiento recíproco a través de la puesta en común de culturas distintas."14

Aún reconociendo que "las migraciones son hoy un medio para que los hombres se encuentren, puedan ayudar a derribar prejuicios y a aumentar la comprensión y la fraternidad con

12JUAN PABLO II, Laborem exercens,23a; Cfr., también, PABLO VI,Motu propio:Pastoralis Migratorum Cura,7; C.E.E.,

Pastoral de las Migraciones en España, Cap.I,nº1.1; C.E.M., La Inmigración en España,7 13JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante 1992 14JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1991

57

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

vista a la unidad de la familia humana"15, su existencia entraña un coste social y un coste cultural de integración en la comunidad de llegada.

Ello se traduce en los aspectos negativos como acontinuación señala la misma Iglesia: "la emigración trae consigo consecuencias preocupantes por las laceraciones familiares, el desarraigo cultural y la incertidumbre del futuro que tienen que afrontar las personas que se ven obligadas a abandonar su tierra."16

1.3. OBSTÁCULOS ANTE EL FENÓMENO MIGRATORIO .

El subdesarrollo y el consiguiente bajo nivel de vida en el Tercer Mundo, así como la falta de posibilidad de trabajo en sus países frente a otros países donde esa posibilidad de trabajo y de riqueza ha logrado estructurarse en un equilibrio cómodo, provoca espontáneas corrientes migratorias de unas comunidades políticas a otras. Ante este fenómeno, las comunidades políticas equilibradas y ricas suelen reaccionar de tres maneras distintas, aunque las tres posturas coinciden en un fondo de autodefensa laboral y demográfica, así como económica, que puede mantenerse dentro de los límites éticos o rebasarlos más allá de la inadmisibilidad moral.17

Esto conlleva "aspectos de sufrimiento, de precariedad y de inseguridad que marcan las emigraciones provocadas por varios motivos, sin excluir los económicos. No pocas fronteras tienden a cerrarse; las sociedades a donde llegan están rígidamente estructuradas y como estratificadas, dejando poco espacio para que se integren los nuevos emigrantes y reservándoles los trabajos más humildes, más fatigosos y menos retribuidos. En esta situación los emigrantes, aún cuando hayan resuelto el problema económico, permanecen siempre pobres desde el punto de vista de la acogida, de los derechos, de la seguridad y de la posibilidad de ascenso social y profesional para sí mismo y para sus hijos."18

15JUAN PABLO II,Mensaje de la Jornada del Emigrante,1987 16JUAN PABLO II,Mensaje de la Jornada del Emigrante,1992 17En primer lugar, podemos observar que la comunidad política y socioeconómica que logra un nivel de vida

aceptable y se encuentra en paz económica, en un primer momento acepta los flujos migratorios con cierta facilidad, lo que hace que estos aumenten considerablemente hasta afectar la propia estabilidad económica. Entonces se siente la necesidad de encauzar los flujos migratorios -cierre de fronteras con o sin expulsión de inmigrantes que están dentro- a través de criterios burocráticos, jurídicos o de otro tipo para tomar o dejar personas -pasaportes, visados, permisos de residencia, cartas de trabajo, autorizaciones laborales, etc.-. De aquí se deduce que no hay obligación ética de dejar las fronteras abiertas de forma incondicional a una inmigración incontrolada y masiva -cupos anuales de inmigrantes asumibles-.

En segundo lugar, nos encontramos con comunidades políticas que autorizan un flujo migratorio en función de la necesidad del país por falta de trabajadores en la comunidad receptora -necesidad de mano de obra-. Se suele regular la demanda de trabajo puntualmente y con meticulosidad por leyes migratorias en odiosa desigualdad con los trabajadores autóctonos.

En tercer lugar, la escasez de mano de obra en épocas de desarrollo abre la comunidad política a flujos migratorios, pero cuando la economía cambia de signo se repatría a los inmigrantes sin agradecimiento por los servicios prestados en el período desarrollista.

18JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1989

58

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

Los hechos, en nuestro contexto europeo, muestran que de Escandinavia a Grecia y de la Península Ibérica a la Alemania ruenificada se da una situación nada ejemplar. Se pregona que desde Lisboa a S.Petersburgo se trata de una "casa común" en la que ningún ciudadano europeo debe considerarse extraño, y todos deben disfrutar del derecho a la libre circulación y domiciliación. Pero presenciamos la cruel ironía de que caído el muro de Berlín y finalizada la guerra fría, emerge otro telón, ahora jurídico, levantado por Occidente para impedir la entrada de los pobres.

Así pues, podemos observar como "los Estados tienden, por lo general, a intervenir mediante el endurecimiento de las leyes sobre los emigrantes y el fortalecimiento de los sistemas de control de las fronteras, y las migraciones pierden así la dimensión de desarrollo económico, social y cultural que poseen historicamente. En efecto, se habla cada vez menos de la situación de los emigrantes en los países de procedencia, y cada vez más de inmigrantes, haciendo referencia a los problemas que crean en los países en que se establecen."19

1..4. CONSECUENCIAS DEL FENÓMENO MIGRATORIO .

El fenómeno migratorio conlleva un grave deterioro humano en la persona que se ve implicada en dicho fenómeno. Deterioro que se produce en la persona que emigra por la inseguridad a la que se le somete por la falta de una política de integración activa y por las consiguientes condiciones de vida infrahumanas: por la soledad -faltos de una familia que no pueden reagrupar, que les acoja y apoye-, por la marginación sociocultural, por la xenofobia y el racismo.

En primer lugar, se destaca en los documentos pontificios cómo el mundo relacional de los inmigrantes se ve muy limitado por la falta de la familia, por la escasez de tiempo libre, por el aislamiento que conlleva muchas veces el trabajo, por las dificultades que encuentran a la hora de buscar una vivienda, por las diferencias culturales y lingüísticas, lo que se convierte en una "situación paradójica del emigrante: por el bien de la familia se ven privados de vivir en familia. Con frecuencia, la emigración implica la separación de padres e hijos...

En el caso de la familia reagrupada, la precariedad para permanecer y para trabajar influye en la situación familiar con la incertidumbre respecto a cualquier proyecto, incluyendo la escolaridad de los hijos, necesitado de una cierta estabilidad temporal... La discriminación hacia la familia emigrante se manifiesta en las condiciones de las viviendas a ellos destinadas; o en los trabajos destinados a ellos, rechazados por la población autóctona, que implican a menudo turnos y horas que dificultan un sano y armonioso progreso familiar... La familia emigrada se ve, con frecuencia, privada de la posibilidad de transmitir la lengua y la cultura maternas, convirtiéndose los padres en testigos pasivos de una escuela y de una sociedad que imponen a sus hijos modelos y valores que no se integran en los valores familiares. Ello conduce a un conflicto que termina con una amarga capitulación por parte de los padres, o con la total separación de los hijos que han adquirido unos valores impermeables a los de sus padres."20

19JUAN PABLO II,Mensaje de la Jornada del Emigrante,1995 20JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1986

59

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

Este mundo relacional del inmigrante se ve también afectado por los prejuicios , la indiferencia e, incluso, la xenofobia de la que son víctima: "en las relaciones con los hermanos de procedencia diversa, en muchos lugares persisten , y no raramente en formas preocupantes, aquellos fenómenos negativos definidos como xenofobia, en directa contradicción con el mensaje cristiano... y con el mismo sentido de universalidad que en el mundo moderno distingue el esfuerzo de entretejer relaciones recíprocas entre los pueblos."21

En otras ocasiones, no se les posibilita ningún tipo de relación social para evitar así desvelar las redes de la que son presa, como son las "organizaciones sin escrúpulos que impulsan a las mujeres hacia el camino de la expatriación clandestina, ilusionándolas con perspectivas de éxito, después de haberlas despojado de sus ahorros acumulados con tantos sacrificios. El destino que les espera a muchas de ellas es conocido y triste: tras ser rechazadas en la frontera, a menudo la arrastran hacia la deshonra de la prostitución."22 Por lo que las migraciones están siendo utilizadas para convertir a las personas inmigrantes en "víctimas de explotadores -mafias- sin conciencia que constituyen una nueva trata de esclavos, encontrándose expuestos al peligro continuo de caer en las espiras de inmoralidad y de la criminalidad, como vía de salida a una situación desesperada."23

Esta falta relacional les empuja a buscar, a través de las personas que se les acercan, un ámbito donde poder cubrir esa carencia. De ello se aprovechan "las sectas y los nuevos movimientos religiosos que concentran sus esfuerzos en algunos sectores estratégicos: entre ellos están las migraciones. Por la situación de desarraigo social y cultural, y por la inestabilidad en que se hallan, los emigrantes suelen ser presas fáciles de métodos insistentes y agresivos. Excluidos de la vida social del país de origen, extraños a la sociedad en que se insertan, obligados a menudo a moverse fuera de un ordenamiento objetivo que defienda sus derechos, los emigrantes pagan la necesidad de ayuda y el deseo de salir de la marginación con el abandono de su fe. Los puntos débiles en los que se apoyan los nuevos movimientos religiosos son la inestabilidad y la incertidumbre. En ellos basan su estrategia de acercamiento: un conjunto de atenciones y de servicios para hacer que el emigrante abandone la fe que profesa y se adhiera a una nueva propuesta religiosa."24

1.5. CARACTERÍSTICAS DEL FENÓMENO MIGRATORIO .

Las migraciones se planifican con una racionalidad meramente económica en función del crecimiento económico y de la realización rápida de beneficios. Raramente se tiene en cuenta el coste humano que supone para quienes se ven forzados a abandonar su entorno, su pueblo, su cultura y su familia. Ello conlleva una definición del trabajador inmigrante como trabajador manual: que no tiene cualificación profesional, que ocupa los puestos de trabajo duros y mal pagados, un empleo precario, y realiza tareas de mera ejecución; como un trabajador interino, es decir, un trabajador aislado, sin familia, destinado a volver a su país; y como un trabajador extranjero que por

21Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1983 22JUAN PABLO II,Mensaje de la Jornada del Emigrante,1994 23Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1984 24Juan Pablo II,Mensaje de la Jornada del Emigrante,1990

60

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

razón de la nacionalidad y de lo dispuesto en la ley, no disfruta de la seguridad del derecho al trabajo, ni goza de la plenitud de las libertades públicas, ni se busca su integración social. Por todo lo anterior, se entiende que "la emigración va tomando características de emergencia social."25 Lo que exige "realizar todo esfuerzo a fin de que el fenómeno, triste pero bajo cierto aspecto necesario, de la emigración en razón del trabajo 'no comporte daños mayores...sino que lleve un bien a la vida personal, familiar y social del emigrado -L.E.,23-"26

De la lectura que de este fenómeno social hace la Iglesia podemos concluir que lo encuadra entre los "graves problemas de nuestro tiempo, particulares ciertamente en cada región, pero de todas maneras comunes a una humanidad que se pregunta sobre su futuro, sobre su orientación y el significado de los cambios en curso. Siguen existiendo diferencias flagrantes en el desarrollo económico, cultural y político de las naciones... Por todas partes se aspira a una justicia mayor, se desea una paz mejor asegurada en un ambiente de respeto mutuo entre los hombres y entre los pueblos."27

A nosotros, ciudadanos europeos, nos afecta y nos comenzamos a sentir invadidos, no por pueblos guerreros, sino por ingentes masas empobrecidas muy peligrosas, que no tienen nada que perder y que creen a pies juntillas en la esperanza de encontrar remedio para su marginación, su hambre y su miseria. Se trata de "una plaga típica y reveladora de los desequilibrios y conflictos del mundo contemporáneo: los millones de refugiados..."28

Estamos ante un problema estructural frente al cual, el migrante, el único remedio que encuentra, vista la falta de posibilidades de subsistencias dignas en su país, es la emigración -económica o refugio-. Es la única alternativa que han descubierto para sobrevivir ellos y su familias. Por esto su problema es también el nuestro, pues "hoy el hecho más importante del que todos deben tomar conciencia es el de que la cuestión social ha tomado una dimensión mundial"29, pues "la paz y la prosperidad son bienes que pertenecen a todo el género humano, de manera que no es posible gozar de ellos correcta y duraderamente si son obtenidos y mantenidos en prejuicio de otros pueblos y naciones, violando sus derechos o excluyéndolos de las fuentes del bienestar."30

El fenómeno migratorio sólo se podrá abordar en justicia y en humanidad desde el reconocimiento de que "la igual dignidad de la persona exige que se llegue a una situación social más humana y más justa. Resulta escandaloso el hecho de las excesivas desigualdades económicas y sociales que se dan entre los miembros o los pueblos de una misma familia humana. Son contrarias a la justicia social, a la equidad, a la dignidad de la persona humana y a la paz social e internacional."31

25JUAN PABLO II,Mensaje de la Jornada del Emigrante,1995 26Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1982 27PABLO VI,Octogesima adveniens,2 28JUAN PABLO II,Sollicitudo rei socialis,24c 29PABLO VI,Populorum progressio,3 30JUAN PABLO II,Centesimus annus,27c 31CONCILIO VATICANO II, Gaudium et spes,29

61

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

II.- CAUSAS DE LA MIGRACIÓN .

A la hora de señalar las causas de las migraciones, se nos indica que "la movilidad es al propio tiempo causa y efecto de la era técnica y científica. Se trata de un fenómeno muy complejo y articulado en el cual emergen elementos múltiples...:la interdependencia de los Estados..., el desequilibrio entre países..."32

En la raíz de las causas del fenómeno migratorio está el desequilibrio mundial: "Las emigraciones aumentan hoy en día porque se acentúan las diferencias entre recursos económicos, sociales y políticos de los países ricos y los de los países pobres... Las emigraciones relacionadas con el subdesarrollo , son un desafío que hay que afrontar con valentía y determinación, pues se trata de la defensa de las persona humana"33

Aparecen las migraciones como fruto de "la difícil situación internacional, cuyo desequilibrio económico y social obliga a muchas personas a buscar en el exterior condiciones de vida más dignas."34

Por tanto, al analizar las causas del fenómeno de las migraciones, a nivel mundial, encontramos que "la primera constatación negativa que se debe hacer es la persistencia y a veces el alargamiento del abismo entre las áreas del llamado Norte desarrollado y la del Sur en vías de desarrollo."35 Esta situación es fruto de un sistema económico al que señalamos como "la causa" de la movilidad humana en nuestro tiempo.

2.1 Un sistema. 36

El desarrollo y la victoria de unos pocos no puede hacerse en la lógica del sistema, más que dominando e incluso eliminando a los que no contribuyen al desarrollo del sistema: los parados, los excluidos y los marginados... "Es necesario denunciar la existencia de unos mecanismos económicos, financieros y sociales, los cuales, aunque manejados por la voluntad de los hombres, funcionan de modo casi automático, haciendo más rígidas las situaciones de riquezas de los unos y de pobreza de los otros. Estos mecanismos, maniobrados por los países más desarrollados de modo directo o indirecto, favorecen a causa de su mismo funcionamiento los intereses de los que los maniobran, aunque terminen por sofocar o condicionar las economías de los países menos desarrollados. Es necesario someter en el futuro estos mecanismos a un análisis atento bajo el aspecto ético y moral."37

32Carta:La Iglesia y la movilidad humana,A.1 33JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1992 34JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1988 35JUAN PABLO II, Sollicitudo rei socialis,14a 36 JUAN PABLO II, Sollicitudo rei socialis,16 y 36-40 37JUAN PABLO II, Sollicitudo rei socialis,16

62

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

Este sistema, al que hay que someter a un análisis atento bajo el aspecto ético y moral se llama neoliberalismo o neocapitalismo, cuyos pilares básicos son:

1. El mercado, mecanismo fundamental de su funcionamiento con unas leyes y estructuras elaboradas por los poderosos que marcan el beneficio y la ganancia, la competitividad... Lugar donde el sistema soluciona los conflictos sociales y económicos...

2. La propiedad privada de los bienes de producción, que crea el poder económico y el capital, divide el campo laboral -entre los que tienen los bienes y los que disponen sólo de sus brazos-, y pone al capital, al beneficio, la competencia..., sobre la persona humana.

3. El beneficio, máxima y última finalidad. La obtención del mayor beneficio posible, el desarrollo y el crecimiento económico, a costa de lo que sea y de quien sea.

Este sistema neoliberal y neocapitalista decide quiénes son actores-sujetos del desarrollo; quiénes son productores y consumidores; y quiénes han de ser excluidos. "Ningún país puede, separado de los otros, atender como es debido a su provecho y alcanzar de una manera completa su perfeccionamiento. Porque la prosperidad o el progreso de cada país son en parte efecto y en parte causa de la prosperidad y del progreso de los demás pueblos."38

Las propias organizaciones sociales, sindicales, populares y los mismos Estados han de entrar en la dinámica del sistema, sino serán debilitados y aún eliminados.

El sistema cuenta con sus propios mecanismos de control para determinar la productividad, regular el derecho al trabajo, transmitir la ideología dominante, utilizar el poder político, social y aún religioso, configurar las identidades de las personas, de los grupos, de los pueblos... "La prosperidad y el crecimiento económico no puede realizarse en detrimento de las personas y los pueblos, y si el liberalismo o cualquier otro sistema económico sólo privilegia a los poseedores de capitales y hace del trabajo únicamente un instrumento de producción, se convierte en fuente de graves injusticias."39

2.2. Rasgos del sistema.

La crítica que la Doctrina Social de la Iglesia realiza del capitalismo se centra en subrayar su incapacidad -como modelo económico y de civilización- para promover una economía humanizada y unas relaciones sociales entre las personas, grupos sociales y pueblos, que tengan en cuenta la prioridad de la persona. "El hombre es siempre anterior a los sistemas socioeconómicos en los que participa. Las realidades humanas son para el hombre, que está situado en el centro de la sociedad."40

Estamos ante un sistema que valora las cosas por encima de las personas, siendo su móvil central la obtención del máximo beneficio; un sistema que subordina los intereses generales a los

38Juan XXIII,Pacem in terris,131 39Juan Pablo II,Discurso a la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, 24 de marzo 1996 40Juan Pablo II, Centesimus annus,54

63

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

particulares; un sistema que subordina el trabajo humano al capital. "Al observar las diversas partes del mundo separadas por la distancia creciente de este abismo, al advertir que cada una de ellas parece seguir una determinada ruta, con sus realizaciones, se comprende por qué en el lenguaje corriente se habla de mundos distintos dentro de nuestro mundo: Primer Mundo, Segundo Mundo, Tercer Mundo y, algunas vez, Cuarto Mundo. Estas expresiones... son el signo de una percepción difundida de que la unidad del mundo, en otras palabras, la unidad del género humano, está seriamente comprometida..."41

Es un sistema incapaz de generar una sociedad verdaderamente humana, en la que el destino universal de los bienes vaya siendo cada vez más una realidad. Pues de hecho está ocurriendo todo lo contrario: los pobres son cada vez más pobres y los ricos más ricos. Es un sistema que actualmente está creando relaciones de expolio, explotación, dominio, enfrentamiento... Se ha creado "un mundo dividido...,donde en lugar de la interdependencia y la solidaridad, dominan diferentes formas de imperialismo,... un mundo sometido a estructuras de pecado."42

En la actual configuración socioeconómica aparecen como rasgos propios de la misma:

1. La mundialización de la economía, por la que se pone de manifiesto la prepotencia del sistema en todo el mundo tras la caída del sistema colectivista.

2. La consolidación de una nueva competitividad internacional basada en la concentración del poder económico -control de las nuevas tecnologías-, y en las relaciones entre el poder económico mundial y los poderes políticos de cada país.

3. Un orden económico basado en la dependencia y representado por un conjunto de instituciones: Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Normativas que regulan el acceso de los países pobres a las ayudas internacionales.

Todos estos mecanismos dan lugar a un expolio del Tercer Mundo, a través del comercio, basado en el intercambio desigual y en el modelo de "Ayudas al desarrollo", que ha dado lugar a la Deuda Externa de los países pobres. "A la comunidad internacional no le faltan Convenciones escritas o Asambleas donde expresarse. ¡Éstas existen en exceso! Lo que falta, sobre todo, es una ley moral y el coraje de referirse a ella... El Derecho Internacional ha dejado de ser un Derecho de Estados, para se de nuevo y, sobre todo, un Derecho de Gentes."43

Las necesidades del capital van modelando un tipo de organización de la sociedad y del Estado, acorde con los nuevos objetivos del beneficio, la competitividad, el crecimiento y desarrollo meramente económico.

Por tanto, en una época en la que prima el progreso o desarrollo economicista, es necesario vaciar la democracia de sus contenidos y señalarla, como sistema político, el papel de garantizar la vigilancia y control del progreso. "La Iglesia aprecia el sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en la opciones políticas y garantiza a los

41JUAN PABLO II, Sollicitudo rei socialis,14f 42JUAN PABLO II, Sollicitudo rei socialis,36b 43Juan Pablo II, 4 de enero 1997

64

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien el de sustituirlos oportunamente de manera pacífica... Una auténtica democracia es posible solamente en un Estado de derecho y sobre la base de una recta concepción de la persona humana... Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo, visible o encubierto, como demuestra la historia."44

Se procura así un mayor control de la sociedad civil, recortando las conquistas sociales, limitando la participación ciudadana y el control de los poderes públicos por parte de los ciudadanos... Estamos ante una "democracia formal", pero no de hecho.

2.3. Cultura dominante.

Siempre que se genera una lógica de explotación y su respectiva tendencia política que domine y haga posible su desarrollo, se potencia otra dinámica -cultural-, que trata de introducir valores, criterios, sentimientos, mensajes culturales que apoyen la dinámica económica y política.

Va creando una corriente cultural que va haciendo posible una conciencia concreta. El vehículo más importante de transmisión de esta cultura son los medios de comunicación que han sustituido la función que antes realizaba la familia, la escuela, la religión...

Aparecen dos corrientes culturales -neoconservadurismo y postmodernidad- que van creando una cultura de la insolidaridad.

Como rasgos principales del neoconservadurismo aparecen: el individualismo, se ensalza lo privado, la libertad individual, la búsqueda del interés particular...; ensalzamiento del mercado como forma para resolver los problemas sociales, la solución a los problemas laborales está en la adecuación del mercado de trabajo a las necesidades de las empresas y no de los trabajadores ni de la justicia distributiva...; se apela al realismo y a la eficacia, en contra de cualquier utopía...; la democracia con el cometido de control y vigilancia de los individuos...

Como rasgos de la postmodernidad estarían: el fin de las utopías; el aprovechamiento y goce del momento presente; la negación de lo transcendente; el olvido de la historia, ruptura del pasado; prioridad de la imagen, preocupación por el cuidado del cuerpo; expansión de los valores expresivos -la música, la estética,...-.

En esta cultura de la insolidaridad triunfa el que está bien preparado. En su discurso aparece el capitalismo como el sistema más acorde con la naturaleza humana. Los valores que se cotizan son la eficacia, el triunfo personal, la competitividad..., acompañado de una insensibilidad y desprecio a los débiles y fracasados del sistema. Ello es posible tras la desaparición de la convicciones ideológicas que es sustituida pragmatismo que acepta esteorden social y niega toda posibilidad de transformarlo y cambiarlo. Lo que comporta un pérdida de confianza y esperanza en el futuro, reduciéndose al disfrute del momento presente desde el refugio en lo privado.

44JUAN PABLO II, Centesimus annus,46

65

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

Así pues, podemos concluir diciendo que los emigrantes son víctimas del sistema, ya que "se ven obligados a buscar su pan y su trabajo fuera de su patria..."45

III.- ACTUACIONES EN MATERIA DE LAS MIGRACIONES . 3.1. ACTUACIONES POLÍTICO-ADMINISTRATIVAS .

En este capítulo intentaremos descubrir cómo se sitúan los documentos pontificios ante las políticas de inmigración de los países occidentales. En primer lugar, ante el hecho generalizado de no ver la emigración sino bajo el aspecto puramente laboral. En segundo lugar, ante las normas discriminatorias que en el mismo trabajo y en su búsqueda se establecen para el inmigrante. Y finalmente, los textos pontificios, abordan muy críticamente la situación de ilegalidad de los inmigrantes.

3.1.1. La emigración no es sólo un hecho laboral.

Los movimientos de población han estado vinculados a lo largo de la historia a la búsqueda de mejores condiciones de vida; no es posible separar este fenómeno de las circunstancias económicas, tanto del país de origen como del de destino. Si bien en épocas anteriores, el flujo migratorio ha sido tolerado o acogido de buen grado por los países de recepción, en la actualidad, este fenómeno se considera frecuentemente como un problema o un factor potencial de futuros desequilibrios sociales. Así que la Iglesia entiende que "el criterio para establecer la cantidad de emigrantes que pueden entrar en un país no debe basarse sólo en la simple defensa del propio bienestar, sin tener en cuenta las necesidades de quien se ve obligado dramáticamente a pedir hospitalidad.46

La actitud generalizada de los actuales países de recepción es enfrentar el fenómeno migratorio estableciendo políticas de control estricto y restricción de las entradas, argumentando la defensa de los niveles de bienestar nacionales y el equilibrio del mercado laboral; sin embargo, esta política generalizada no es la adecuada para enfrentar una situación creada por la permanencia del orden económico global que favorece y perpetúa los desequilibrios económicos y sociales entre los países."Los países ricos no pueden desinteresarse del problema migratorio y aún menos cerrar las fronteras y hacer leyes más restrictivas sobre todo porque las diferencias entre los países ricos y pobres aumenta. Se impone una reflexión y una búsqueda de criterios más rigurosos de justicia distributiva aplicable a escala mundial.47

Las políticas de inmigración, articuladas en normas y decisiones de las Administraciones en los países de llegada, y la percepción que se transmite a las respectivas sociedades, liga el

45Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1978 46JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1992 47JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1987; JUAN XXIII, Pacem in terris,101; JUAN PABLO II, Sollicitudo

rei socialis,28; Centesimus annus,51-52

66

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

fenómeno migratorio a los aspectos laborales del mismo y a la integración del colectivo inmigrante en el mercado laboral. No deja de ser paradójico que la vinculación inmigración-trabajo se convierta en un factor informador básico a la hora de regular la situación de los extranjeros en las sociedades de destino; paradójico porque la pobreza, la incapacidad para subsistir -al margen de las discriminaciones, las persecuciones, los conflictos civiles, las guerras-, son la razón primera y originarias del flujo migratorio, siendo la búsqueda de empleo en el país de llegada una consecuencia necesaria.

Entre los derechos de la persona humana debe contarse también el de que pueda lícitamente cualquiera emigrar a la nación donde espera que podrá atender mejor a sí mismo y a su familia. Por lo cual, es un deber de las autoridades públicas admitir a los extranjeros que llegan y, en cuanto lo permita el verdadero bien de su comunidad, favorecer los propósitos de quienes pretenden incorporarse a ella como nuevos miembros."48

Pues, se afirma, que de "la dignidad de la persona humana... se desprenden los derechos esenciales, universales e irrenunciables...: el derecho a habitar libremente en el propio país, a tener una patria, a emigrar por el interior y el extranjero y a establecerse, por motivos legítimos, a convivir en cualquier lugar con la propia familia, a disponer de los bienes necesarios para la vida; el derecho del hombre a conservar y desarrollar el propio patrimonio étnico, cultural, lingüístico, a profesar públicamente la propia religión, a ser reconocido y tratado en conformidad a la dignidad de la persona en cualquier circunstancia."49

Un ejercicio de mínima coherencia con las restrictivas normas de entrada en los países del Primer Mundo, llevaría a tomar medidas tendientes a propiciar el desarrollo de los países de origen de la emigración; sin embargo, el precio de la inmigración es considerablemente menor que el cambio de las estructuras económicas actuales. Puesto que no se espera un cambio en la política internacional, invitan los documentos pontificios a los países a que en sus políticas particulares reconozcan que, "aunque la emigración es bajo cierto aspecto un mal, en determinadas circunstancias es, como se dice, un mal necesario. Se debe hacer todo lo posible para que este mal... comporte un bien en la vida personal, familiar y social del emigrado, en lo que concierne tanto al país donde llega, como a la patria que abandona. En este sector muchísimo depende de una justa legislación, en particular cuando se trata de los derechos del hombre al trabajo." 50

Una política de inmigración que resalte los aspectos laborales de la incorporación de extranjeros en una sociedad determinada, supone contribuir a la permanencia del estereotipo del inmigrante como fuerza de trabajo destinada a cubrir los puestos rechazados por los trabajadores autóctonos; una política de inmigración laboral no debe ignorar el hecho de que el colectivo inmigrante comparte los problemas económicos, sociales y culturales de la sociedad en la que se integran. De aquí que "toda persona ha de reconocida en su dignidad y respetada en su identidad cultural... Al emigrante no se le ha de considerar como un mero instrumento de producción, sino

48JUAN XXIII, Pacem in terris,106; PÍO XII, Radiomensaje de La solemnitá della Pentecoste (AAS,XXXIII, 1941,p.231-

235; Com sempre nova freschezza, (AAS, XXXVIII,1946,p.15ss; Nous vous adressons, (AAS,XLII,p.485ss); JUAN

XXIII, Mater et magistra,45 49Carta:La Iglesia y la movilidad humana,B.II.3; Cfr. también, PABLO VI, Mensaje a la ONU con ocasión del XXV

aniversario de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, (AAS 65,1973,p.674ss) 50JUAN PABLO II, Laborem exercens,23b

67

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

como sujeto dotado de plena dignidad humana. Su condición de emigrante no puede hacer que su derecho a realizarse como hombre se convierta en algo incierto y precario."51

No se incorpora únicamente al mercado laboral sino a todos los ámbitos sociales, por lo que acorde con la realidad no es posible llevar a la práctica políticas que solo regulen el aspecto laboral del flujo: la inmigración, en la actualidad, no es un fenómeno transitorio de desplazamiento de mano de obra hacia países que precisan la incorporación de trabajadores extranjeros para dinamizar los sectores productivos, sino un movimiento de población, constante, que precisa la adopción de políticas que lo completen en su totalidad. "Aunque se han obtenido progresos en el reconocimiento jurídico de los derechos del hombre inmigrante, todavía se tiende a verle como instrumento de producción con la connotación negativa de la concurrencia extranjera, descuidándose las condiciones de su transplante en tierra extranjera, sus carencias y sus problemas familiares."52

3.1.2.- Las legislaciones injustas para el inmigran te trabajador.

La población inmigrante constituye un colectivo especialmente vulnerable por el hecho de ser objeto de los mecanismos de exclusión social. Los factores que dan lugar a la exclusión social53 inciden en la población inmigrante y en especial en el colectivo de irregulares. La ausencia de unos niveles mínimos inciden negativamente en el proceso de integración social del colectivo inmigrante. "Es urgente que se sepa superar, con relación a ellos -trabajadores extranjeros-, una actitud estrictamente nacionalista, con el fin de crear en su favor una legislación que reconozca el derecho a la emigración, favorezca su integración, facilite su promoción profesional y les permita el acceso a un alojamiento decente, adonde pueda venir, si es posible su familia."54

El derecho-deber de trabajar, al igual que el resto de libertades, que posee cualquier ciudadano55, no es contemplado como un derecho si se trata de personas extranjeras. En este caso, la previa obtención del permiso de trabajo y residencia, autoriza al extranjero a trabajar, pero no le equipara a los ciudadanos del país receptor en el ejercicio ni en el contenido del derecho. La autorización para trabajar no implica el derecho a la libre elección de profesión u oficio, limitado por requisitos exigidos para la obtención del permiso, así como por la política practicada de contingentes que restringen el trabajo a determinados sectores de actividad laboral. Por lo que en la práctica se da una dualidad de derechos no admisible en la Doctrina Social de la Iglesia:

Lo más importante es que el hombre que trabaja fuera de su país natal, como emigrante o como trabajador temporal, no se encuentre en desventaja, en el ámbito de los derechos

51Juan Pablo II,Mensaje de la Jornada del Emigrante,1991 52Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1982 53Factores que originan la exclusión social: la pobreza, que tiene efecto en el ámbito del empleo, de la vivienda, de la educación, la salud y el acceso a los servicios; la precariedad en el empleo, el desempleo de larga duración, las dificultades de inserción laboral; la ausencia de vivienda estable que condiciona el acceso al trabajo, a los medio de asistencia social y a la salud. 54Pablo VI,Octogesima adveniens,17 55En el caso español, por ejemplo, véase el artículo 35 de la Constitución Española de 1978, así como el Titulo I cuando habla de las libertades.

68

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

concernientes al trabajo, respecto a los demás trabajadores de aquella determinada sociedad. La emigración por motivos de trabajo no puede convertirse de ninguna manera en ocasión de explotación económica o social..."56

La incorporación y la promoción en el mundo laboral de los trabajadores inmigrantes se encuentra en desventaja con respecto a los trabajadores autóctonos, así como en los demás ámbitos de la vida social del extranjero. Es por ello que se pide que "en el ordenamiento de las migraciones debe quedar tutelada al máximo la convivencia doméstica, teniéndose en cuenta en lo que respecta la casa, la educación de los hijos, las condiciones del trabajo, la seguridad social y las cargas fiscales."57

De las paradojas con las que nos podemos encontrar en las legislaciones de extranjerías de los países occidentales, aparece la referente a la renovación de los permisos de trabajo; la obligatoriedad de estar al tanto de las obligaciones fiscales y de seguridad social, paliada por la posibilidad de acreditar la realización de la actividad durante los períodos de paro, ignora la posibilidad de que el trabajador extranjero quede en situación de paro laboral. Pero la incorporación al mercado laboral no se encuentra dificultada sólo por las normas; la existencia de discriminación por razones étnicas en el acceso al empleo, son frecuentes.

Estos comportamientos, cuando se producen al amparo de una relación laboral, son fáciles de detectar y denunciar, pero cuando se produce en la fase previa a la incorporación, en los procesos de selección, las discriminaciones adoptan dos formas que podríamos calificar como directa -rechazo en razón del origen, color, etc.- e indirecta -se establecen condiciones claramente innecesarias para desempeñar el puesto de trabajo que no puede ser cumplidas por los trabajadores extranjeros-. Para evitar semejantes injusticias a la población inmigrada, "la sociedad y el Estado deben asegurar unos niveles salariales adecuados al mantenimiento del trabajador y de su familia, incluso con una cierta capacidad de ahorro. Esto requiere... una asidua vigilancia y las convenientes medidas legislativas para acabar con fenómenos vergonzosos de explotación, sobretodo en prejuicio de los trabajadores más débiles, inmigrados o marginales. En este sector es decisivo el papel de los sindicatos que contratan los mínimos salariales y las condiciones de trabajo.58

La discriminación en la fase de acceso al empleo, se ampara en ocasiones en la falta de formación de los trabajadores inmigrantes. Para que el derecho de formación de estos trabajadores sea efectivo, los planes de formación del país receptor deberán tener en cuenta las características del colectivo inmigrante que reside en su territorio nacional. La inclusión de módulos de perfeccionamiento o aprendizaje del idioma, la adaptación de los horarios, y la formación a través de los cauces normalizados que ya existen para los trabajadores autóctonos, deben complementarse con la diversificación de los cursos que se impartan al colectivo de los extranjeros.

La Iglesia insiste en que, para un Estado que hace uso de sus propios derechos... constituye un proyecto prioritario e inaplazable... garantizar la paridad de tratamiento legislativo y tutelar a la familia emigrada en todos sus derechos fundamentales, evitando toda discriminación en el campo del trabajo, de la vivienda, de la salud, de la educación y de la cultura... A los hijos de los inmigrados se les debe ofrecer iguales posibilidades de enseñanza para que puedan. 56JUAN PABLO II, Laborem exercens,23c; Cfr. CONCILIO VATICANO II, Constitución pastoral Gaudium et spes,66 57Carta del Cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1982 58JUAN PABLO II, Centesimus annus,15c

69

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

acceder a los puestos de trabajo, en igualdad de condiciones que los hijos de la población local.59

La formación de los trabajadores inmigrantes no se dirige a facilitarles la promoción o la readaptación profesional, sino al perfeccionamiento de aquellos trabajos en los que son admitidos, contribuyéndose con ello a la consolidación de nichos laborales reservados a los trabajadores inmigrantes.

Se considera a la población inmigrada como mano de obra complementaria y, por tanto, destinada a cubrir determinados nichos laborales que son rechazados por las poblaciones autóctonas. A ello se contribuye, sobre todo, con la prácticas de los contingentes, en los que se señalan los sectores de actividad donde se pueden incorporar los nuevos trabajadores extranjeros. Suelen ser, sobre todo, la construcción, la agricultura y el servicio doméstico. Son sectores laborales que se caracterizan por su desregularización, lo que propicia que se incorporen al trabajo con independencia de su situación legal y que alimenten la economía sumergida.

De ahí la necesidad de formular un verdadero estatuto que, a través del reconocimiento de todo derecho natural, le garantice espacios legítimos para el crecimiento social y cultural indispensables para su misma realización humana profesional.60 Con lo que se vuelve a puntualizar que la inmigración no puede ser tratada mediante medidas que afecten exclusivamente a los aspectos laborales, sino que debe abarcar los diversos aspectos que reclama su integración en la sociedad de acogida.

3.1.3. El trabajador clandestino.

Igualmente se resalta la situación de aquellas personas que por estar incursas en alguno de los supuestos previstos en las legislaciones de extranjería, se procede a su detención y permanencia por un período máximo de cuarenta días, con autorización judicial, en un centro de detención no penitenciario. Ante tales sucesos se entiende que "apelar al deber de la comprensión, del socorro en favor de los emigrantes clandestinos, no significa negar el derecho que posee toda comunidad civil y ordenada de proteger el propio territorio, de tomar las medidas oportunas para tutelar los legítimos intereses nacionales,...; pero prestar cuidado a los seres humanos incapaces de defenderse por estar privados de tutela legal, obligados a refugiarse, empujados por calamidades, guerras, invasiones y genocidios, son razones que la Iglesia no puede ignorar."61

Ocurre que estas personas, si transcurrido el plazo de cuarenta días no han podido ser debidamente documentadas, se les expulsa del país o, si no es posible su expulsión, aunque estén obligados a abandonar el país, son puesto en libertad sin más documentación que un escrito acreditativo de haber estado detenido ese tiempo. Con el consiguiente descuido de que "la condición de irregularidad legal no permite menoscabar la dignidad del emigrante, el cual tiene

59JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1986 60JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1991 61Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1984

70

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

derechos inalienables, que no pueden violarse ni desconocerse"62 , como tampoco se puede olvidar en este fenómeno de las migraciones que "las naciones más prósperas tienen el deber de acoger, en cuanto sea posible, al extranjero que busca la seguridad y los medios de vida que no puede encontrar en su país de origen."63

Estas personas indocumentadas y no expulsadas se encuentran de hecho incorporadas a la sociedad receptora y tienen la necesidad de buscarse su natural medio de subsistencia. Al carecer de cualquier documentación no pueden tener permiso de trabajo y residencia, quedando diluidos entre la masa de trabajadores clandestinos. Se debe llegar a reconocer que "el trabajo con el que los clandestinos participan en el empeño común de desarrollo económico, constituye una forma de pertenencia de hecho a la sociedad. Se trata de dar legitimidad, finalidad y dignidad a esta pertenencia, a través de medidas oportunas." 64

Se trata de una situación disparatada de la que no puede desentenderse ningún Estado y a la que es necesario encontrar una solución razonable. Es preciso prevenir la inmigración ilegal, pero también combatir con energía las iniciativas criminales que explotan la expatriación de los clandestinos. La opción más adecuada... es la de la cooperación internacional, que tiende a promover la estabilidad política y a superar el subdesarrollo. El actual desequilibrio económico y social...alimenta en gran medida las corriente migratorias.65

3. 2. Actuaciones eclesiales.

Cuatro puntos centran este capítulo: la raíz de donde arranca la preocupación de la Iglesia por el mundo de la emigración; el respeto que la pastoral debe mostrar ante la diversidad cultural del emigrante, viendo en ello la manifestación de la unidad y catolicidad de la Iglesia; la necesidad de que la pastoral no se quede en beneficencia, sino que sea auténticamente evangelizadora, tanto "ad intra" como "ad extra"; la obligación de que las Iglesias diocesanas se comprometan con el mundo de los emigrantes, haciendo hincapié especial en la atención a las familias.

3.2.1. El porqué de la actuación de la Iglesia.

La Iglesia, como Pueblo de Dios, no puede ni pretende arrogarse las responsabilidades de la sociedad civil, de la que sus miembros son parte integrantes. La solidaridad de la Iglesia con la sociedad, de una parte, y la misión salvadora que le incumbe, por otra, le exige hacerse presente en los problemas que afectan a la humanidad.66 Parte de esa humanidad, como ya hemos podido

62JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1995 63Catecismo de la Iglesia Católica,n. 2.241 64JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1992 65JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1995 66 CONCILIO VATICANO II, Constitución pastoral Gaudium et spes,1; PABLO VI, Octogessima adveniens,51; Evangelii

nuntiandi,30-39

71

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

observar, en número creciente, ha tenido que salir de su propia tierra, convirtiéndose en emigrante, extranjera.

Fiel al mensaje y misión recibida, la Iglesia en su magisterio, a lo largo de los siglos, ha prestado especial atención a las personas desplazadas. Esta preocupación eclesial lleva a la Iglesia a ir actualizando su respuesta a las necesidades de cada momento histórico. En este mantener su vigilancia ante los fenómenos que afectan a la humanidad, podemos constatar que "del Concilio Vaticano II emerge la preocupación por una actividad pastoral especializada en favor de aquellos que han sido erradicados de su propia patria, país, ambiente social, cultural y eclesial -Christus dominus,18; Código de Derecho Canónico,can.568-".67

La acción pastoral de la Iglesia, a la luz del Concilio Vaticano II y de su más reciente Doctrina Social, toma como principios inspiradores la opción preferencial por los pobres, así como su compromiso por desenmascarar las estructuras de pecado. Estos principios los toma también a la hora de analizar y actuar entre las personas afectadas por los movimientos migratorios. "La Iglesia está llamada a desempeñar un papel de acogida y de servicio hacia los emigrantes. La condición de desarraigo y de resistencia con que el ambiente reacciona hacia ellos tienden a relegarlos de hecho a los márgenes de la sociedad. Precisamente por esto, la Iglesia debe intensificar más su acción,... llevar a cabo todas las iniciativas que sean oportunas para contrarrestar esa tendencia y afrontar los peligros que de ella derivan. Su tarea permanente consiste en derribar todos los muros que el egoísmo levanta contra los más débiles."68

Por ello su palabra puede ser leída como sospechosa por el Orden establecido. La Iglesia misma es consciente de ello; y alienta a sus hijos a que no desfallezcan a pesar de las dificultades. Pues "el hecho de que a veces la acción apostólica en favor de los emigrantes se realiza entre desconfianza, e incluso hostilidad, no debe convertirse en motivo para renunciar al compromiso de solidaridad y promoción humana."69

Si algún principio, por encima de otras consideraciones, ha informado el surgimiento y posterior desarrollo de la Doctrina Social de la Iglesia, ha sido la dignidad inviolable de la persona humana. Dignidad personal en que se basa la igualdad de todos los seres humanos y que es el fundamento de su solidaridad. Principio que, para los cristianos, ha de ser el tamiz a través del cual se juzgue todo ordenamiento posible. Y es que "en la Iglesia nadie es extranjero, y la Iglesia no es extranjera para ningún hombre y en ningún lugar... la respuesta no hay que darla dentro de los límites impuestos por la ley, sino según el estilo de la solidaridad."70

Esta proclama, como tantas otras, quedaría en letra muerta si no va refrendada por una praxis que confirme y haga presente en la historia la fe que mantiene viva la Iglesia. "Hoy más que nunca, la Iglesia es consciente de que su mensaje social se hará creíble por el testimonio de las obras, antes que por su coherencia y lógica interna. De esta conciencia deriva también su opción preferencial por los pobres... En los países occidentales existe la pobreza múltiple de los grupos marginados, de los ancianos y los enfermos, de las víctimas del consumismo y, más aún, de tantos 67Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1984; Cfr. también PÍO XII,Exsul

familia,título primero. 68JUAN PABLO II, Mensaje de la jornada del Emigrante,1990; Cfr. CONCILIO VATICANO II,Christus Dominus,18 69JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1997 70JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1995

72

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

prófugos y emigrados."71

Por eso la Iglesia no entiende su acción pastoral con los emigrados como un favor, como una obra de caridad hacia los necesitados. No, su planteamiento con respecto a la acción que le compete en este campo de las migraciones va mucho más allá. La Iglesia ve comprometida su propia fe ante este fenómeno capaz de menoscabar la dignidad de la persona humana, como ante otros tantos con igual capacidad de lesionar los derechos irrenunciables del ser humano.

La fe de la Iglesia, en el momento presente, en razón de su fundamento y por fidelidad al mismo, está urgida a responder al hombre y a todos los hombres en las distintas circunstancias y avatares por donde se ven abocados a pasar. De la calidad en su reacción y respuesta ante semejantes fenómenos, depende la credibilidad de su fe. "Para el cristiano, la acogida y la solidaridad con el extranjero no sólo constituyen un deber humano de hospitalidad, sino también una exigencia precisa, que brota de su misma fidelidad a la enseñanza de Cristo."72

3. 2.2. Respeto en la pastoral a los valores cultu rales y religiosos de los inmigrantes.

La Iglesia también se reconoce retada por el pluralismo cultural que traen consigo los movimientos migratorios, por lo que "la acción pastoral... no puede prescindir de tener en cuenta aquellas peculiaridades culturales de los destinatarios, que son al fin y al cabo la fisonomía de su espíritu,...patrimonio que debe ser reconocido y cuidado...porque sólo así los emigrantes están en grado de ser portadores de un enriquecimiento cultural y social.

Entre los elementos esenciales de la identidad cultural de los emigrantes debe tenerse en cuenta también el modo de expresar su propia fe y sus prácticas religiosas."73 Se reconoce, igualmente, que las culturas difieren en las formas de expresar sus creencias y prácticas diversas. En una sociedad que nos aparece pluricultural, hay que tener presente que la religión es un universo cultural en el que las diferencias culturales -culturas particulares- asoman sistemáticamente, es decir, "la fe no puede ser comunicada y desarrollada si no es a través de los canales de la cultura humana. Ignorar esa exigencia y obligar al emigrante a vivir su propia fe con formas que no siente como propias significa forzarlo a la auto-marginación."74

La fe cristiana no es patrimonio exclusivo de una cultura, en nuestro caso la occidental, sino que en cada pueblo toma la forma peculiar del mismo a través de sus moldes culturales. "El pluralismo étnico y cultural en la Iglesia no constituye una situación que hay que tolerar en cuanto transitoria, sino una propia dimensión estructural. La unidad de la Iglesia no resulta del idioma y del origen comunes, sino del Espíritu de Pentecostés que confiere a todos la fe en el mismo Señor y la llamada a la misma esperanza."75 En el seno de la propia Iglesia se hace realidad, desde su fundación, el fenómeno que hoy inquieta a nuestros pueblos: el surgimiento de una sociedad

71JUAN PABLO II, Centesimus annus,15b 72JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1997 73Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1981 74JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1990 75JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1987

73

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

pluricultural y pluriétnica en la que cada uno, conservando su identidad, contribuye al enriquecimiento del todo desde la diversidad. "La unidad de la Iglesia no se funda en el mismo origen de sus miembros, sino en la acción del Espíritu de Pentecostés que hace de todas las naciones un pueblo nuevo."76

La aportación más genuina que la emigración trae a la comunidad eclesial no reside en el número de nuevos miembros que se incorporan a la Iglesia local, sino en la ayuda que prestan cara a vivir una de sus notas características: la catolicidad. "Las Iglesias de acogida se desarrollan y maduran como Iglesia en la medida con que acogen en su seno la riqueza espiritual, religiosa y cultural de los emigrantes, en una genuina experiencia eclesial de universalidad."77 Aparece un segundo aporte de la emigración a la comunidad eclesial, no menos interesante que el anterior, pues la presencia del inmigrante ayuda a vivir una segunda nota característica de la Iglesia: la unidad. "El principio básico de unidad en la pluralidad y pluralidad en la unidad ha inspirado siempre la acción de la Iglesia y debe guiar a todos aquellos llamados a ejercer su apostolado en medio de los inmigrantes..."78

De lo dicho anteriormente se deduce que, una acción pastoral con personas inmigradas de otros pueblos tendrá que conocer las formas culturales de tales pueblos, respetar las formas de expresarse de las diferentes culturas y propiciar la profundización en la fe de las personas mediadas por una determinada forma cultural. "La pastoral de los emigrantes (debe saber) valorar la aportación de las diversas comunidades étnicas, evitando el peligro de llevar a cabo una pastoral marginada para los marginados."79

3.2.3. La pastoral como acción evangelizadora.

Los documentos pontificios salen al paso de la tentación permanente de crear servicios de atención al inmigrante, sin ir más allá, olvidándose que la tarea primordial de la Iglesia en el campo de las migraciones es trabajar por abrir, tanto la comunidad social para que el inmigrante tenga acceso a los recursos básicos existentes, como a la comunidad eclesial en la el inmigrante es un hermano más que en su vida necesita de Dios y de los hermanos.

El compromiso de la Iglesia en favor de los emigrantes y los refugiados no puede reducirse a organizar estructuras de acogida y solidaridad. Esta actitud menoscabaría las riquezas de la vocación eclesial, llamada en primer lugar a transmitir la fe, que se fortalece dándola. El verdadero pastor... no olvida nunca que los emigrantes necesitan a Dios... El camino misionero de la Iglesia consiste en salir al encuentro de los hombres de toda raza, lengua y nación y con simpatía y amor, compartiendo su situación con espíritu evangélico, para que se alimenten del pan de la verdad y de la caridad.80 La acción pastoral de la Iglesia no se puede confundir con ciertas acciones paternalis-

76JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1992 77Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1981 78Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1978 79JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1993 80JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1996

74

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

tas en las que los inmigrantes ahondan más en sus condiciones de dependencia, en vez de descubrir nuevos caminos de autorealización.

La experiencia nos desvela cómo el fenómeno migratorio es con frecuencia fuente de descristianización, pues una fe cortada en sus raíces culturales no soporta la dureza de la intemperie. Es necesario que el inmigrante encuentre en la comunidad cristiana el espacio necesario para encajar su credo en esta nueva situación que le viene dada por la emigración. En esta situación de diáspora la fe no puede ser simplemente una herencia que hay que proteger, sino una realidad que ha de ser profundizada, verificada y desarrollada en el contexto de la Iglesia particular. El proceso de interiorización y de personalización de la fe exige que se constituyan comunidades insertas en la Iglesia local. La pastoral de migrantes, para que no sea una pastoral para marginados, ha de formar comunidades pertenecientes al tejido eclesial y comprometida en la edificación del Reino de Dios"81

La acción pastoral de inmigrantes debe evitar todo reduccionismo del fenómeno migratorio a aspectos puramente socioculturales que contemplan a la persona inmigrada tan sólo como miembros indigentes y no como sujetos de derechos y de deberes al interior de la comunidad eclesial. La urgencia de socorrer a los emigrantes en las precarias situaciones en que se encuentran no debe frenar el anuncio de las realidades últimas, en las que se funda la esperanza cristiana (1Pe 3,15)... El amor y el servicio a los pobres no deben llevar a subestimar la necesidad de la fe, realizando una separación artificial en el único mandamiento del Señor, que invita a amar al mismo tiempo a Dios y al prójimo."82

La razón de ser de la Iglesia es la evangelización, su misión esencial, su identidad más profunda, es decir, llevar la Buena Noticia a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, renovar a la misma humanidad.83 Es así que "la acción pastoral entre los trabajadores emigrados (LE,n.26) tiende a hacer que estos inspiren su vida en la luz, en el ejemplo, en el amor de Cristo; que vean en el trabajo un medio para robustecer e iluminar la vida cristiana."84

En esta situación de diáspora, la persona humana siente la necesidad de vivir más intensamente los momentos religiosos, necesita un ámbito más humanizador, sobre todo en las metrópolis urbanas que favorecen la masa y el anonimato. Siendo ocasión para impulsar pequeñas comunidades eclesiales que les ayuden a profundizar en su fe y a transmitir la fe a generaciones futuras. Las emigraciones, como vehículo de la fe, han representado una constante en la historia de la Iglesia y de la evangelización de enteros países. Muchas veces en el origen de comunidades cristianas, hoy florecientes, encontramos pequeñas colonias de emigrantes que, bajo la guía de un sacerdote, se reunían en modestas iglesias para escuchar la Palabra de Dios y pedirle la fuerza necesaria para afrontar las pruebas y los sacrificios de su dura condición.85

A través de la pastoral inmigrante, por el hecho de la presencia de no cristianos entre la población inmigrada, la Iglesia realiza la misión de anunciar a Jesucristo y su evangelio a los que no lo conocen, realizando así el programa fundamental que la Iglesia, desde la mañana de

81JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1987 82JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1996 83.PABLO VI, Evangelii nuntiandi 84Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1982 85JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1989

75

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

Pentecostés, ha asumido como recibido de su Fundador. "Las Iglesias particulares deben afrontar el deber de dar vida al apostolado de la primera evangelización misionera entre la población inmigrada no cristiana.86

Bien es cierto que muchas de esas personas practican religiones no cristianas con un impresionante patrimonio profundamente religioso. Ante tal situación de contacto con religiones no cristianas, hay que reconocer que ni el respeto ni la estima hacia esas religiones implica para la Iglesia una invitación a silenciar ante los no cristianos el anuncio de Jesucristo. En definitiva, la inmigración es ocasión para la Iglesia local de manifestar, ante los no cristianos, su capacidad de comprensión y de aceptación, su capacidad de vida y destino con los demás, su solidaridad en los esfuerzos por hacer este mundo más humano, su fe en los valores humanos, su esperanza en el Reino de Dios.

Entre los grandes cambios del mundo contemporáneo, las migraciones han producido un fenómeno nuevo: los no cristianos llegan en gran número a los países de antigua cristiandad, creando nuevas ocasiones de comunicación e intercambios culturales, lo cual exige a la Iglesia de acogida, el diálogo, la ayuda y, en una palabra, la fraternidad...87

3.2.4. Obligación de la Iglesia local en el mundo d e las migraciones.

El movimiento migratorio incide en la composición poblacional de nuestros pueblos, de nuestros barrios, de nuestras ciudades, con el establecimiento de su nueva residencia por parte de las personas venidas de otras latitudes. Y es ahí, en nuestros pueblos, en nuestros barrios, en nuestras ciudades, donde el Pueblo de Dios se concreta y se realiza a través de la Iglesia particular o diocesana. Por lo que, el compromiso que ha de tomar la Iglesia universal con las personas afectadas por el fenómeno migratorio es "responsabilidad solidaria que incumbe a las iglesias locales en este campo de las migraciones."88

La Iglesia diocesana tiene ante sí un nuevo reto, reto que le viene planteado por la génesis de una sociedad que está dejando de ser homogénea en sus valores, en sus pautas de comportamiento, en sus gentes, pero que, mientras se gesta esa nueva sociedad pluriétnica y pluricultural, la persona inmigrada ha de afrontar diversa frustraciones, sobre todo las pertenecientes a la primera generación inmigrada. Es la razón fundamental por la que se nos indica que "los emigrantes tienen necesidad de una atención específica por parte de la comunidad eclesial, sensible no sólo a sus sufrimientos personales, sino también a las repercusiones negativas que sus difíciles condiciones de vida pueden tener sobre sus respectivas familias."89

86JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1985 87JUAN PABLO II, Redemptoris missio,37i 88Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1976; Cfr. también PABLO VI,Motu

propio:Pastoralis Migratorum Cura,30.3 89JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1993

76

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

La acción pastoral de la Iglesia particular en favor de la persona inmigrante no se reduce al servicio que puedan dar unos especialistas, sino que, por el contrario, implica a toda la comunidad diocesana que, presidida por su obispo, es la depositaria de la vocación profética y la llamada a ser sacramento universal de salvación. Desde esta concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios, se enmarca la acción pastoral de los inmigrantes dentro de la acción global de la Iglesia particular: "La pastoral de los emigrantes es una pastoral de la Iglesia y de toda la Iglesia, su particularidad no exime de sus deberes a ninguna comunidad sino que acentúa su responsabilidad..."90

Cada Diócesis o Iglesia particular debe encontrar, en su pastoral de conjunto, un espacio para la acción pastoral con los inmigrantes. La Iglesia local debe buscar una respuesta válida, coherente y coordinada a las necesidades de la persona inmigrante y al servicio de la fe de esa persona. La pastoral inmigrante "debe quedar enmarcada en la programación pastoral de la Iglesia local. Con tal finalidad, quien se encargue de ello deberá cuidar, ante todo, la catequesis de los adultos, que favorezca la formación cristiana y el crecimiento en la fe de cada uno de los emigrantes; la activa celebración de los sacramentos de la vida cristiana, comenzando por el bautismo; la formación en la oración de la comunidad en emigración; y un coherente compromiso en el testimonio de la caridad. Estos son los caminos necesarios para que los emigrantes sean promotores de la comunión en la diversidad y colaboren eficazmente en la obra de la salvación."91

La Iglesia diocesana, en su acción pastoral con los inmigrantes, tendrá que hacer frente a los desafíos que vienen dado por la diversidad étnica, cultural y religiosa características de las diversas colonias inmigrantes. Aún reconociendo y señalando a la integración plena en la comunidad local como el objetivo último de toda acción pastoral, no se puede olvidar que la acción con los inmigrantes debe respetar su identidad cultural y su particular patrimonio espiritual.92 De ahí la necesidad de contar en esta labor pastoral de las migraciones con hombres y mujeres conocedores de la idiosincrasia de las distintas colonias que residen en el ámbito geográfico diocesano. "Es necesario que las comunidades de acogida busquen misioneros y les abran generosamente sus brazos..."93

El contar con personas especializadas en el fenómeno migratorio y conocedoras de la antropología forjada en el mismo, no debe, en ningún momento, llevar a la comunidad eclesial a descargar su responsabilidad en este campo de las migraciones sobre dichos especialistas. Sino que, por el contrario, desde las instancias competentes se debe trabajar por comprometer a toda la iglesia diocesana. En el trabajo eclesial con los inmigrantes surge la "necesidad de una sensibilización de todo el pueblo de Dios ante este fenómeno..., este tipo de apostolado, si bien requiere prestaciones y personas cualificadas, no puede ser obra exclusiva de especialistas."94

Esta tarea de sensibilizar al pueblo de Dios, y a la sociedad en general, sería ineficaz si no cuenta con el apoyo de los pastores, responsables y animadores de las comunidades parroquiales. Aquí se nos indica una nueva exigencia de la pastoral de las migraciones, la "de que la formación espiritual, teológica, jurídica y pastoral en los seminarios y en los varios centros de formación de 90 Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1978 91 JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1989; Cfr. también PABLO VI, Motu propio:Pastoralis Migratorum

Cura,14 92 PABLO VI, Motu propio:Pastoralis Migratorum Cura,Cap.V 93 Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1978 94Carta:La Iglesia y la movilidad humana,C.1

77

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

futuros sacerdotes tengan en cuenta los problemas que plantea el campo pastoral de la movilidad."95

La situación de desarraigo, de choque cultural, en la que se encuentra la persona inmigrante, debe encontrar eco en los procesos de educación en la fe. La Iglesia se ve comprometida en la contribución de la nueva sociedad, para lo que, desde sus procesos catequéticos, debe ayudar a analizar, valorar y asumir la nueva situación pluriétnica y pluricultural en el seno de la comunidad cristiana. "La dimensión inmigratoria constituye un desafío que ha de encontrar lugar en las catequesis ordinarias."96

A toda la comunidad cristiana compete la acción pastoral con los inmigrantes; no es competencia exclusiva del estamento ordenado sino de todo el Pueblo de Dios en el que los laicos tienen su lugar y su corresponsabilidad97 en orden a construir el Reino de Dios, la nueva sociedad. En esta tarea, los seglares poseen una misión primordial cara a la integración de la persona inmigrante en el seno de la comunidad cristiana y de la propia sociedad de la que forma parte integrantes. La movilidad...hace insustituible... la colaboración de los laicos, así como el compromiso de su incumbencia, ya sea individualmente o en el apostolado organizado, ya sea en la Iglesia o en relación con las realidades terrenas.98 Los miembros de los movimientos apostólicos están llamados a asumir su protagonismo como laicos y su misión evangelizadora en medio del colectivo de los trabajadores inmigrantes.

Conocedora de que la integración se da allí donde vive el inmigrante, la Iglesia señala a las parroquias como llamadas a constituirse en unidades básicas de acción pastoral de cara al mundo de los inmigrantes. La parroquia es el lugar privilegiado donde se puede avanzar en la sensibilización del Pueblo de Dios y para que la acción pastoral con los inmigrantes sea realmente integrada en la acción pastoral diocesana. "La parroquia... es el lugar privilegiado en el cual... se celebra la Eucaristía, sacramento de la unidad...; la parroquia... llama a multiplicarse a fin de consentir la creación en los grupos humanos de la movilidad, una especie de nudos de vida colectiva y cultural en los cuales se elaboran las mentalidades y puede germinar células cristianas... Para los cristianos... estas comunidades serán auténticos centros de catecumenado que, progresivamente, permitirán el pleno ingreso en la vida de la Iglesia.99

3.2.5. Especial atención a las familias.

Uno de los problemas que interfiere en el desarrollo de la persona inmigrada es el de la familia, pues el bienestar de la persona está en dependencia de su bienestar familiar, de ahí que "la Iglesia llama a una política que favorezca y otorgue un lugar privilegiado a la reagrupación familiar.

95 Carta:La Iglesia y la movilidad humana,C.3 96 Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1983 97 CONCILIO VATICANO II, Lumen gentium,31 98 Carta:La Iglesia y la movilidad humana,C.2; CONCILIO VATICANO II, Constitución Lumen gentium,31; PABLO VI, Motu

propio: Pastoralis Migratorum Cura,14 99 Carta:La Iglesia y la movilidad humana,B.III.6

78

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

El esfuerzo para superar situaciones de familias separadas por motivos de trabajo debe ser de los gobernantes, de las fuerzas económicas y sociales, y de los mismos emigrantes."100

La familia constituye una sociedad anterior, aunque no independiente, sino complementaria, de la sociedad civil. Al igual que la sociedad civil debe reconocer y defender los derechos de la familia, sobre todo los referidos a "los bienes materiales que contribuyen en sumo grado a garantizar y fomentar la vida familiar, ya que aseguran al padre la genuina libertad que necesita para poder cumplir sus deberes... De aquí nace precisamente el derecho de la familia a emigrar."101 También la Iglesia debe reconocer y dar el sitio que le corresponde a la familia inmigrada en el interior de su comunidad: "Las familias de los inmigrantes deben ser llevadas hacia la comunidad eclesial en que residen, que deben estar disponibles a sus eventuales necesidades, e invitarlas a participar en la vida de la parroquia."102

La familia cumple un papel de gran importancia en la integración, tanto social como eclesial, de los inmigrados. Lo que lleva a la Iglesia a plantear la acción pastoral con los inmigrantes desde este ámbito familiar y no puramente individual. "La situación de la migración, cada vez más compleja, inestable y dramática, pide a la Iglesia acentuar su acción pastoral de preparación y asistencia a los trabajadores y a sus familias... para construir una realidad única, en la que sus diferentes partes participan del misterio de la Iglesia una y universal, de modo que en ella no puede haber ni extranjeros ni huéspedes, sino solamente hermanos."103 De tal forma que "las familias de los emigrantes deben encontrar en todas las partes de la Iglesia su patria -tarea connatural de la Iglesias-."104

IV.- CONCLUSIÓN.

La presencia de los inmigrantes en nuestra sociedad occidental, dada la situación que padecen y las causas de la misma, constituye un reto ético a la Iglesia y, en cuanto que sus miembros son parte de la sociedad en la que viven, a la sociedad en general. "En el mundo de hoy, los soberbios, los poderosos y los ricos prevalecen sobre los débiles y los pobres, víctimas de la miseria y de la marginación. El empeño por cambiar la situación según la lógica del Evangelio constituye un verdadero programa ético para los creyentes. La promesa de Dios no se traduce en un acontecimiento de salvación sin la colaboración por parte del hombre. No es suficiente creer en la buena causa de los emigrantes; hay que comprometerse a defenderla y sostenerla. Este programa de acción abarca múltiples aspectos, desde los personales, hasta los estructurales. La eliminación de esos elementos negativos que obran en contra del bien común, que impiden el camino de la humanidad hacia su desarrollo y humillan la dignidad de la persona humana, es parte del deber de conversión permanente del cristiano."105

100 JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1986 101 JUAN XXIII, Mater et magistra,45 102

JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1986 103 Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1976 104 Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1982 105 JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1988

79

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

La respuesta que da la Iglesia parte de unos principios, criterios de juicio y orientaciones emanados de la revelación bíblica y de la tradición cristiana, cuyo fundamento es la dignidad inviolable de cada persona humana y el destino universal de los bienes. Sobre estos principios debe descansar cualquier respuesta que quiera ser éticamente aceptable. "La Iglesia no puede admitir que motivos económicos, políticos, ideológicos o de otro orden, prevalezcan sobre la consideración de la dignidad de los hombres."106 La dignidad personal constituye el fundamento de la igualdad de todos los hombres entre sí y fundamento de la participación y solidaridad de los hombres entre sí: "... el desarrollo no debe ser entendido de manera exclusivamente económica, sino bajo una dimensión humana integral."107

Del principio de la dignidad personal deriva en el orden socio-económico el principio del destino universal de los bienes. Todos los demás derechos a ellos están subordinados a éste. Por lo que toma más relevancia la afirmación de Pablo VI cuando dice "hoy el hecho más importante del que todos deben tomar conciencia es el de que la cuestión social ha tomado una dimensión mundial". Por ello no es aceptable una respuesta de puertas adentro en términos de justicia o equidad, sino en el plano mundial: "la solidaridad que proponemos es un camino hacia la paz y hacia el desarrollo. En efecto, la paz en el mundo es inconcebible si no se logra reconocer, por parte de los responsables, que la interdependencia exige por sí... la renuncia a toda forma de imperialismo económico, militar o político."108

En la búsqueda de soluciones, cada vez son más las voces que aparecen en los distintos ámbitos de nuestra sociedad. Cada vez son más los que reivindican una nueva ética, un nuevo orden mundial que permita un desarrollo sostenible para toda la humanidad. A esta corriente de transformación social se siente unida la Iglesia desde todo el discurso de la Doctrina Social: "La Iglesia no ha dejado ni dejará de obrar, para que su propia acción se armonice con lo que realiza la sociedad civil."109

Para no desatinar con las soluciones que se den ante el fenómeno migratorio es necesario tener en cuenta en su comprensión las causas de tal fenómeno, no se puede olvidar la responsabilidad de los países desarrollados en el mantenimiento de los grandes desequilibrios mundiales que provocan el extrañamiento de millones de seres humanos. "La movilidad invita a una comprensión apropiada del mundo en que vivimos y cuyas estructuras vemos evolucionar... La economía a pasado a ser planetaria; la política... asume dimensiones mundiales; la vida social encuentra sus centros de animación a nivel mundial."110

Estos desequilibrios mundiales, expresados por una situación de subdesarrollo ante la falta de progreso técnico de unas áreas y por una situación de desarrollo dado por un progreso técnico arropado por un proteccionismo de mercado, aparecen como los objetivos a ser desenmascarados y transformados para que la humanidad avance hacia su realización y no retroceda. "A pesar de que la sociedad mundial ofrezca aspectos fragmentarios, expresados con los nombres convencionales de Primero, Segundo, Tercero y también Cuarto mundo, permanece más profunda

106 Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1984 107

JUAN Pablo II, Centesimus annus,29a 108 JUAN PABLO II, Sollicitudo rei socialis,39h 109 JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1985 110 Carta:La Iglesia y la movilidad humana,A.2

80

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

su interdependencia la cual, cuando se separa de las exigencias éticas, tiene unas consecuencia funestas para los más débiles.

Más aún, esta interdependencia, por una especie de dinámica interior y bajo el empuje de mecanismos que no pueden dejar de ser calificados como perversos, provoca efectos negativos... el desarrollo o se convierte en un hecho común a todas las partes del mundo, o sufre un proceso de retroceso."111

La Iglesia señala como objetivo de la acción subvertir el sistema que mantiene cerrado el acceso del desarrollo a personas y a pueblos enteros, de forma que se de paso a un nuevo orden mundial que permita el acceso de toda persona humana a los bienes creados. "Hay que romper las barreras y los monopolios que dejan a tantos pueblos al margen del desarrollo, y asegurar a todos -individuos y naciones- las condiciones básicas, que permitan participar en dicho desarrollo."112 Esta actitud eclesial ante la disparidades existentes se ofrece a toda la sociedad, pero muy especialmente a la comunidad cristiana: "Es deber de todos, y especialmente de los cristianos -Mt 25,35-, trabajar con energía para instaurar la fraternidad universal, base indispensable de una justicia auténtica y condición de una paz duradera..."113

Esa acción de transformación de las estructuras va acompañada de una acción más inmediata de atención a la persona víctima de la emigración. Pues la emigración no deja de ser un mal, mal menor y necesario. Combatir ese mal es colaborar con la persona inmigrada en su integración plena en la sociedad, cuyo paso previo es la integración psicológica, es decir, saberse en igualdad de dignidad con los autóctonos. "El emigrante está llamado a superar y eliminar el natural complejo de inferioridad y marginación, siendo consciente de ser portador de valores culturales y religiosos que contribuyen al bien de la sociedad en general..."114

Para ello es necesario que los cristianos, como tales, se organicen en la acogida y acompañamiento de los inmigrantes desde los principios y valores que emanan del Evangelio, sin hipotecar la acción cristiana a otros intereses. "...las comunidades cristianas han de tratar de individuar instrumentos limpios, libres de compromisos e idóneos para hacer penetrar en todos los sectores de la sociedad la neutralidad evangélica de la acogida de los perteneciente a otro racimo étnico y nacional."115 La acción eclesial de acogida y acompañamiento queda enmarcada dentro de las soluciones que se han de propiciar ante los problemas básicos de todo ser humano, cuyo fin está en alcanzar la tutela legal de los derechos humanos para la persona inmigrada. "La misión de los laicos en el mundo de las migraciones, con problemas como la reagrupación familiar, el trabajo, la vivienda, la escuela y la seguridad social, consiste en proponer y solicitar de las autoridades unas justas soluciones en nombre de Dios y en nombre del hombre."116

La Iglesia espera de sus comunidades, una acogida, que de hecho ya se está dando, en la que queden garantizados el respeto a los derechos de la persona en la emigración. No hay nada más gratificante que saberse comprometida en esta tarea tan humana como necesaria de la

111 JUAN PABLO II, Sollicitudo rei socialis,17a 112 JUAN PABLO II, Centesimus annus,35d 113 PABLO VI, Octogesima adveniens,17 114 Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1981 115 Carta del cardenal Secretario de Estado con motivo de la Jornada del Emigrante,1983 116

JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1987

81

LAS MIGRACIONES EN EL CONTEXTO DE LA DOCTRINA SOCIA L DE LA IGLESIA.

acogida del hermano venido de lejos. "Produce un gran alivio, el hecho de que la Iglesia se abra globalmente al mundo de las migraciones, para indicar y ofrecer condiciones de supervivencia, de vida, de trabajo y para crear un ambiente caracterizado por un profundo respeto de los derechos humanos fundamentales. Sólo en un ambiente así, podrán superar con menor dolor el drama de la integración, a menudo traumatizante por su dificultad natural o por tener que enfrentarse a una convivencia hostil, cerrada e intolerante, o por proporcionar dificultades de orden social o económico."117

117 JUAN PABLO II, Mensaje de la Jornada del Emigrante,1985

82

83

TRABAJADORES /AS INMIGRANTES

Trabajadores/as inmigrantes:

retos

a la pastoral obrera de toda la Iglesia.

Felipe García Mateos.

Departamento de Pastoral Obrera. (CEAS).

I. INTRODUCCIÓN.

El marco en el que presento esta comunicación, no puede ser otro que el que señala el Documento de LA PASTORAL OBRERA DE TODA LA IGLESIA , aprobado por la LXII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, en Noviembre de 1994.

Voy a hacer referencia concreta, así mismo, al I ENCUENTRO DE DELEGADOS DIOCESANOS DE

PASTORAL OBRERA Y PASTORAL DE INMIGRACIONES , celebrado los días 10 y 11 de Enero pasado, cuyo tema de reflexión fue: EL INMIGRANTE TRABAJADOR .

Todo ello dentro de la razón de ser de la Iglesia: la Evangelización, que consiste en:.

♦ Anunciar la Buena Noticia de Jesucristo, ♦ Testimoniar en la vida y con la vida el Evangelio, ♦ Transformar la sociedad en dirección al Reino y al Plan de Dios, ♦ Denunciar lo que de idolatría y de pecado hay en nuestra sociedad y ♦ Celebrar lo anterior a través de la acción litúrgica de la Iglesia.

Evangelizar constituye la dicha y la vocación propi a de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar. EN 14.

Con la conciencia de que es su identidad más profunda, su pasión y su inquietud su gozo, su cruz y su gloria:

Su gozo, pues el evangelio revela el amor de Dios, la absoluta dignidad del hombre, de cada hombre y de todos los hombres, y la bondad de la cr eación toda. Su Cruz, también, pues al pie de la Cruz tiene que reconocer su propio pecado y el pecado del mundo, compadecerse de los pobres y denunciar las injusticias. Y, final mente, su gloria, pues la gloria de Dios es que el hombre viva; y la resurrección de Jesucristo , proclamada por la Iglesia, es la esperanza de la gloria para toda la humanidad. CLIM 144

84

RETOS A LA PASTORAL OBRERA DE TODA LA IGLESIA

Así pues, la Evangelización no es una tarea para determinadas circunstancias, épocas o lugares. Es un que hacer permanente de la Iglesia

En este sentido somos conscientes de que vivimos en un clima de “guerra económica” en Europa y en el planeta. Para vencer en esta guerra, todos los países se organizan y estructuran económicamente, con una lógica que favorece a los poderosos. De esta lógica emana la división en nuestro planeta en tres categorías de pueblos:

* Los integrados: -el llamado mundo rico-. * Los precarios: -el continente latino-americano-. * Los excluidos: -el continente africano-.

Este esquema, trasladable a cualquier país, produce la misma dinámica:

♦ Hay una minoría integrada que es la que decide.

♦♦♦♦ Hay una amplia franja de población que esta sometida a la inestabilidad y precariedad laboral (18 millones de parados en Europa, millones de inmigrantes personas de un lugar para otro en el mundo)en Europal, millones de

♦ Hay una zona de exclusión y marginación, día a día más grande (9 millones de pobres en España, 60 millones en Europa...)

Los pobres aparecen en muchos casos como resultado de la violación del trabajo humano, bien sea porque se limitan las posibilidades del tr abajo -es decir, por la plaga del desempleo-, bien porque se desprecian el trabajo y los derecho s que fluyen del mismo, especialmente el derecho al justo salario, a la seguridad de la pers ona del trabajador y de su familia . LE 8.

El desarrollo y la victoria de unos pocos no puede hacerse en la lógica del sistema, más que, dominando y eliminando a los que no contribuyen al desarrollo del sistema: los parados, los emigrantes, los excluidos y marginados...

No obstante es necesario denunciar la existencia de unos mecanismos económicos, financieros y sociales, los cuales, aunque manejado s por la voluntad de los hombres, funcionan de modo casi automático, haciendo más ríg ida las situaciones de riqueza de los unos y de pobreza de los otros. Estos mecanismos, m aniobrados por los países más desarrollados de modo directo o indirecto, favorece n a causa de su mismo funcionamiento los intereses de los que los maniobran, aunque ter minen por sofocar o condicionar las economías des los países menos desarrollados. Es ne cesario someter en el futuro estos mecanismos a un análisis atento bajo el aspecto éti co y moral. SRS 16.

El sistema neoliberal actual -al que hay que someter a un análisis profundo bajo el aspecto ético y moral- se está convirtiendo así en un “dios de sangre”, que está decidiendo quiénes deben ser sacrificados. Estos poderes anónimos deciden:

♦ quiénes son actores-sujetos del desarrollo, ♦ quiénes son productores y consumidores en el sistema y ♦ quiénes han de ser excluidos.

85

TRABAJADORES /AS INMIGRANTES

Las organizaciones sociales, sindicales, populares y hasta los mismos Estados han de entrar al servicio de esta lógica de guerra económica. Si no lo hacen quedan fuera del “mal llamado desarrollo y crecimiento” y, haciéndolo, al primar lo económico y la competitividad sobre cualquier otro criterio, se hace a costa de la precariedad laboral.

La prosperidad y el crecimiento sociales no pueden realizarse en detrimento de las personas y los pueblos, y si el liberalismo o cualquier otro sistema económico solo privilegia a los poseedores de capítales y hace del trabajo únicamen te un instrumento de producción, se convierte en fuente de graves injusticias. Juan Pablo II, Pontificia Academia Sociales, 22, Marzo, 1996.

II. LA MIGRACIÓN , MUNDO OBRERO.

El mundo obrero continúa siendo la realidad más imp ortante, social y numéricamente, en nuestra sociedad..., este mundo ya no sólo se encu entra en la industria y los servicios, sino también en el campo, el mar, la emigración... POTI pág. 13.

Cuando nos referimos al hombre y a la mujer inmigra ntes, muy fácilmente hablamos y tratamos de entender su diferencia cultural y reli giosa. Pero somos menos avezados a contemplarlo como un obrero. El hombre y la mujer i nmigrante, pertenecen, con todo lo que ello conlleva, al mundo obrero . Esta pertenencia al mundo obrero es tan importante o más que las diferencias culturales, sociales , religios as, e incluso, de raza, que nosotros más percibimos. No podemos ignorarla, si queremos llev ar acabo una pastoral de evangelización adecuada. Muchos de los fracasos en el trabajo por suscitar militantes inmigrantes para los inmigrantes se encuentra en que dejamos de lado est a dimensión fundamental de su vida. (MARTÍNEZ, Antonio, Las Migraciones un signo de lo s tiempos.

La tentación de hacer de los inmigrantes un getho y cosiderarlos como un sector marginado “irrecuperable” es la misma que se tiene en algunos colectivos sociales, políticos y, por desgracia, también sindicales y aún en la misma Iglesia, con respecto a los parados.

Las consecuencias, cuando caemos ahí , son notorias:

• se les convierte en mendigos, en gethos, • se les ponen parches a sus situaciones con duras y exclusivas políticas sociales, • se corre el riesgo de convertirlos en un nuevo lumpen, • se ignora que son sujetos de derechos y deberes, • se les priva de la posibilidad de que tomen conciencia de su situación y reaccionen en

consecuencia, • se les niega la posibilidad de una formación que les despierte a la militancia, • se les priva comenzar procesos educativos y evangelizadores, • se les utiliza, así, haciendo el juego al sistema. Lo que late en el fondo de este tipo de atención y de trabajo, por parte de no pocos

colectivos, es no reconocer al inmigrante como persona, con dignidad y derechos, con capacidad de construir su historia y de sentirse protagonista de la misma.

86

RETOS A LA PASTORAL OBRERA DE TODA LA IGLESIA

2.1. Aspectos comunes descubiertos en la situación actual de los inmigrantes y sus características, con el resto de trabajadores del país.

♦ El Sistema actual -Neoliberal y Neo-capitalista- les lleva a que sufran las mismas consecuencias que el resto de los trabajadores naci onales, especialmente, la de los más precarios :

• la alta movilidad laboral profesional y, sobre todo, geográfica. • la precariedad laboral -inestabilidad y angustia, contratos muy eventuales, inseguridad

laboral, el trabajo temporero, salarios indignos, sin prestaciones sociales a la Seguridad Social y otras...-

• la economía sumergida muy acusada..., • la baja cualificación profesional, • el paro elevado..., • la falta de conciencia de pertenencia al mundo obrero...

♦ La estratificación que sufre el mundo obrero inmig rante :

• Inmigrantes estabilizados con trabajo fijo o más o menos estables, • Inmigrantes comunitarios -legalizados y en mejores condiciones que los no

comunitarios...- • Inmigrantes en situaciones de extrema precariedad que les lleva a vivir en la marginación

y exclusión social: sin vivienda, sin trabajo, sin ningún tipo de ayuda...

♦ Las dificultades por las que pasan para desarrollar un proyecto de vida personal, laboral, familiar, social, religioso, cultural.

• la inmigración ha roto todos los procesos personales, profesionales, familiares... en una mayoría de inmigrantes que tuvieron que dejar atrás su familia, su lengua y cultura, su religión y sus proyectos...

• la situación en la que actualmente viven les impiden traer la familia y desarrollar sus capacidades en los campos en los que están preparados,

♦ Carecen de condiciones mínimas para asegurar un cre cimiento equilibrado que se manifiesta

en:

• la soledad, la interrupción de las relaciones familiares, las dificultades para construir la familia si no la tienen,

• los desequilibrios afectivos, la agresividad, la carencia de relaciones, • las dificultades para conseguir un primer empleo, una vivienda digna, unas relaciones

que ayuden a crecer y a mantenerse equilibrado, • el fracaso escolar, la dificultad para promocionarse cultural y socialmente, •

♦ Son más vulnerables al sistema y a la sociedad de c onsumo que el resto de los trabajadores, y se manifiesta en:

• tener que aceptar obligatoriamente unas condiciones laborales injustas en horarios excesivos, falta de Seguridad Social, salarios bajos...

87

TRABAJADORES /AS INMIGRANTES

• la falta de conciencia social -la inmigración los parte como astillas...- les lleva, en ocasiones, a imitar actitudes, posturas y comportamientos más propios -aunque nada justificables- de los señores y señoras a los que sirven, pensando que esta es la manera de integrarse,

• la explotación que, en muchos casos, los mismos inmigrantes que consiguieron una situación menos precaria o de trabajo fijo, hacen con sus propios compañeros, intentando beneficiarse a su costa,

• la falta de afiliación sindical, la ausencia en las organizaciones y asociaciones, • el individualismo, la heterogeneidad y la insolidaridad -personas con una mordaza en la

boca, a la mínima se les amenaza con el despido...-, • propensos a caer en el consumo, el ganar dinero..., beneficiando así al sistema y

creando un estilo de hombre y de mujer sometido cada vez más y menos libre... • el miedo a denunciar a las organizaciones políticas, sociales, sindicales y de Iglesia, que

se les niegue su protagonismo, que se les relegue a la marginación, que no puedan reivindicar sus derechos...

III. LA MIGRACIÓN Y LA PASTORAL OBRERA DE TODA LA IGLESI A

La Pastoral Obrera y de Migraciones, que deben ser preocupación de toda la Iglesia, tratan de presentar a Jesucristo como Buena Noticia y como ca mino de esperanza para todo hombre. Y desde la contemplación de Jesucristo en cada ser hu mano, intentan dar respuesta a los problemas que afectan al mundo obrero, pero de un m odo especial deben responder a los problemas de los más pobres de dicho mundo como so n los inmigrantes . Mons. Atilano RODRÍGUEZ, Obispo Responsable del Departamento de Interior de Migraciones.

3.1. La pastoral obrera y la pastoral de inmigrant es es la pastoral de toda la iglesia .

La evangelización del mundo obrero e inmigrante ha de ser comprendida, asumida y vivida por toda la Iglesia como obra propia. La Pastoral Obrera e Inmigrante nunca debiera ser considerada como tarea particular y exclusiva de algunas comunidades, movimientos o personas, que por su propia cuenta y riesgo, han decidido dedicarse a la misión en el mundo obrero. Se busca que sea una tarea de todo el pueblo de Dios.

Hay que cultivar y favorecer la convicción y el sentimiento de que es la Iglesia quien envía a evangelizar en el mundo obrero y quien, por ello, se compromete a acompañar, sostener y animar a quienes realizan ahí esta misión.

Por eso hay que evitar:

♦ el peligro de llevar a cabo una pastoral marginada para los marginados (Juan Pablo II, Jornada Mundial de las Migraciones,1993),

88

RETOS A LA PASTORAL OBRERA DE TODA LA IGLESIA

♦ ciertas acciones paternalistas que conducen al inmigrante a ahondar en su condición de

dependencia y a no descubrir que es protagonista y sujeto activo, ♦ la tentación de trabajar sin coordinar la tarea pastoral. La Iglesia debe dar respuesta válida,

coherente y coordinada a las necesidades del hombre inmigrante y al servicio de la fe con una Plan Global de Pastoral de Inmigrantes, que incluye :

• una acción coordinada entre los Consejos Asesores de los respectivos Departamentos de Pastoral Obrera, de la CEAS, y el Departamento de Interior, de la Comisión Episcopal de Migraciones,

• organizar Encuentros de Delegados diocesanos de Pastoral Obrera y de Pastoral de Migraciones, cada 2 años,

• coordinar el trabajo pastoral de ambas Delegaciones en las diócesis y Provincias eclesiásticas, celebrando juntos el Día Inernacional de la Mujer Trabajadora (8 de Marzo), el Día Internacional de la Seguridad en el Trabajo (28 de Abril), el Día del Trabajo (1º de Mayo) y las Jornadas en Contra de El Paro, de Migraciones, etc,

• ayudar y animar un tipo de Parroquia que tenga un estilo de vivir y trabajar austero, solidario, sencillo y cercano a las personas y a las familias más necesitadas del mundo obrero, tanto inmigrante como autóctono,

• cuidar la gratuidad total en la acogida a las personas, sin discriminar a nadie por su color, su religión e incluso por su compoortamiento,

• propiciar en la liturgia -lenguaje, signos y símbolos...- otras celebraciones más centradas en la vida real,

• asegurar unas Cáritas parroquiales más atentas a la responsabilidad y protagonismo de los pobres y menos favorecedoras de la beneficiencia y el asistencialismo,

Es la hora de una nueva política de solidaridad so cial, que no tiene nada que ver con el asistencialismo, dañoso a la larga para los mismos asistidos, sino que se basa en intervenciones dirigidas a estimular , en la perspe ctiva del principio de subsidiaridad, el sentido de responsabilidad y operatividad de las ca tegorías más débiles. Juan Pablo II, Siena, 31 de Marzo, 1996.

2,2.- La pastoral obrera y la pastoral de inmigran tes, especialmente necesarias en la actividad pastoral de la iglesia.

Nuestra esperanza porque sabemos que lo que hoy com enzamos juntos, con este 1 Encuentro de Delegados Diocesanos de Pastoral Obrera y de Inm igrantes, es un camino que queremos recorrer coordinadamente para hacer verdad, las pal abras del Papa. Mons. Antonio ALGORA, Obispo Responsable del Departameto de Pastoral Obrera, CEAS:

Uno de los contenidos más importantes de la Nueva E vangelización está constituido por el anuncio del “Evangelio del Trabajo” que he present ado en mi Encíclica Laborem Exercens, y que, en las condiciones actuales, se ha vuelto espe cialmente necesario. Ello supone una intensa y dinámica pastoral de los trabajadores, ta n necesaria hoy, como en el pasado, respecto del cual, bajo algunos aspectos, se ha vue lto todavía más difícil. La Iglesia tiene que buscar siempre nuevas formas y nuevos métodos, sin ceder al desaliento Juan Pablo II, 15, Enero, 1993.

89

TRABAJADORES /AS INMIGRANTES

Cuando la comunidad eclesial reflexiona desde su fe cristiana sobre el significado que el trabajo tiene en la vida personal, familiar y social dentro de nuestra sociedad, encuentra motivaciones, múltiples y profundas, para dar a la Evangelización del mundo obrero un lugar preferente en su actividad pastoral (Cf. Juan Pablo II, Noviembre, 1983). He aquí algunas motivaciones:

1. Una parte muy amplia del mundo de los pobres, destinatarios preferentes de la evangelización, pertenece al mundo del trabajo, ya que existe una conexión objetiva muy estrecha entre la situación laboral y el mundo de la pobreza, la emigración, la marginación.

2. En la organización del trabajo, en su realización y en las relaciones sociales que de la misma se derivan, la dignidad de la persona humana, punto central de la fe cristiana y de la doctrina social de la Iglesia, es negada objetivamente y sus derechos no son reconocidos y respetados en múltiples situaciones y ocasiones (SRS 33).

3. En nuestra sociedad, el trabajo juega un papel fundamental y decisivo en la vida personal, familiar y social. Juan Pablo II nos lo ha dicho con toda claridad:

El trabajo ocupa el centro mismo de la cuestión soc ial y es una clave, quizás la clave esencial, de toda cuestión social GS 38, LE 3.

4. Los trabajadores son mayoría en nuestra sociedad y en la Iglesia. Sería una contradicción grande que la actividad pastoral dirigida a ellos no ocupara un lugar preferente en la actividad pastoral de la Iglesia.

3.3. La pastoral obrera y la pastoral de inmigrante s, una pastoral específica.

El mundo obrero, a pesar de su realidad compleja y en permanente transformación, tiene su propia historia y su cultura, su situación social y los problemas que ella genera, sus organizaciones y sus militantes, su manera de situarse ante la Iglesia y su modo de relacionarse con ella (SRS 9 y LE 8 y 13). Por eso ha de tener en cuenta:

1. La dimensión misionera en la evangelización del mundo obrero.

2. La encarnación del mundo obrero: su cultura, sus problemas, aspiraciones, lucha, que comporta conocer:

• las situaciones por las que pasa la persona, especialmente los más pobres, la exclusión, miseria y marginación de muchos, sin convertirlos en “usuarios de unos servicios” ni mendigos o sujetos pasivos...

• descubrir la dignidad y los derechos que la corresponden, esforzarse por su reconocimiento y velar por su realización,

• la diversidad cultural, religiosa, social.

90

RETOS A LA PASTORAL OBRERA DE TODA LA IGLESIA

3. La formación de militantes obreros cristianos, responsables y animadores de grupos para que sean ellos mismos los protagonistas de su nueva historia de hombres y mujeres salidos de su tierra. Formación que hoy más que nunca es:

A.- Urgente y prioritaria.

La formación de los fieles laicos se ha de colocar entre las prioridades de la diócesis y se ha de incluir en losprogramas de acción pastoral, de m odo que todos los esfuerzos de la comunidad (sacerdotes, laicos y religiosos) concurr an a este fin. Cl 57.

B.- ¿Qué tipo de formación?

La formación implica un dinamismo, una actividad, u na metodología y una preocupación que abarcan toda la vida y que estimulan la autoafirmac ión basada en la responsabilidad personal CLIM 70.

El cristiano laico se forma especialmente en la acc ión. Un método eficaz en su formación es la Revisión de Vida, avalado por la experiencia y reco mendado por el magisterio de la Iglesia ”MM 236, CLIM 77.

C.- ¿Para quién es esta formación? Animar la formación en sacerdotes, diáconos permanentes, religiosos y seminaristas.

Para que se dé una pastoral verdaderamente incisiva y eficaz hay que desarrollar la formación de los formadores ChL 36.

D.- ¿Para qué esta formación?

Estilo de vida personal coherente con el Evangelio de Jesucristo.

La formación de los laicos ha de contribuir a vivir en la unidad dimensiones que, siendo distintas, tienden con frecuencia a escindirse... CLIM 77, Cf EN 76.

En este sentido, por ejemplo, hay que:

♦ potenciar nuevos tipos de relaciones laborales, “trabajar menos, para trabajar todos”, oponerse a las horas extraordinarias, al trabajo precario y sumergido

♦ promover la solidaridad que educa en el compartir y crecer en conciencia de fraternidad, ♦ avanzar, en el seno de la propia Iglesia, en mayor justicia social con los trabajadores

con los que tienen relaciones laborales... ♦ Una espiritualidad de acompañamiento, al estilo e Jesús con los de Emaús, a fin de que

el militante y el agente de Pastoral Obrera e Inmigrante: ♦ se sienta miembro de la comunidad eclesial y ciudadano de la sociedad civil, ♦ sea solidario con los hombres, ♦ se comprometa en la liberación de los hombres y empeñado en la renovación de la

humanidad y en la propia conversión personal.

91

TRABAJADORES /AS INMIGRANTES

E.- ¿A través de qué medios y con qué contenidos?

La Conferencia Episcopal, reconociendo que las Inst ituciones y Escuelas de formación de laicos existentes son tan necesarias como insuficie ntes, animará o promoverá la creación de

instituciones para la formación integral y acompaña miento de los laicos comprometidos en losdistintos ámbitos de la vida pública (CLIM 85): Escuelas Sociales o Centros de formación que ayuden a conocer la Doctrina Social de la Igles ia y sus exigencias (SRS 41), la Historia del Movimiento Obrero, cursillos especializados sobre p olítica económica. (CLIM 83) y sobre formación bíblica, teológica, catequética (ChL 60). (POTI 22).

Y, a su vez, para que:

♦ la liberación integral y la evangelización sean posibles desde dentro y la inmigración se convierta en un movimiento hacedor de historia,

♦ apoyar la familia inmigrante, que corre el riesgo de ser vulnerada en su doble elemento vital: la cohesión interna y la estabilidad, así como en lo que se refiere a la educación y al futuro de sus hijos

♦ ayude al inmigrante a abrirse a la cultura y a la sociedad española, ♦ a las naciones, a abrirse a la cultura del inmigrante. ♦ a la sociedad española a que reconozca que ha dejado de ser homogénea

4. El trabajar unidos con otras organizaciones (Iglesia, Sindicatos, Organizaciones y asociaciones...) que vean al inmigrante como un “socio” y no un problema, como un “obrero” y no un indigente, objeto de la beneficiencia, como un “hermano” y no un extraño.

IV. OTROS RETOS A LA PASTORAL OBRERA DE TODA LA IGLESIA .

Además de lo hasta ahora expresado y, para terminar, recojo algunos retos señalados por los inmigrantes a la Pastoral Obrera de toda la Iglesia:

1. Cambiar la mentalidad y el corazón que no pocos trabajadores españoles tienen del trabajador inmigrante, como alguien que viene a quitar un puesto de trabajo o a verlo como a alguien con quien hay que competir, para descubrirlo como un compañero trabajador que sufre y padece las mismas condiciones y como un hermano del mismo mundo obrero, con el que está llamado a luchar juntos contra las causas que producen las situaciones actuales.

2. Dar información clara de las razones de la inmigración.

3. Aportar datos objetivos y no manipulados de quien se beneficia en el fondo de su presencia y trabajo entre nosotros.

92

TRABAJADORES /AS INMIGRANTES

4. Ayudar a desenmascarar los mecanismos del sistema que es quien va enfrentando al mundo obrero entre unos colectivos y otros.

5. Seguir colaborando y coordinando el trabajo entre ambas Delegaciones para conseguir la formación de agentes de Pastoral Inmigrantes, de militantes entre los mismos trabajadores inmigrantes.

6. Potenciar y animar a los Movimientos Apostólicos Obreros en el trabajo de la Pastoral de Inmigración aportando la especificidad del mundo obrero.

7. Tener muy presentes en los análisis que hace Pastoral Obrera, la realidad de los trabajadores inmigrantes.

8. Colaborar en sus publicaciones, comunicados, jornadas, etc., para denunciar los abusos y la opresión de la que son víctimas los trabajadores inmigrantes como un colectivo más que son dentro del mundo obrero.

9. Contar con el colectivo inmigrante entre otros aquellos desde donde la Pastoral Obrera lleva su tarea evangelizadora y vivirlo no como un reto, sino como una gracia.

93

Mesa séptima: La Iglesia de Madrid y los trabajadores/as inmigrantes

Antonio Martínez Rodrigo Delegado Episcopal de Migraciones de la D. de Madrid

Al organizar este simposio como una acción orientada a provocar una reflexión sobre la inmigración y el asilo en orden a la formación de las conciencias y a una actuación coherente, que potencie una presencia pública de Iglesia de claidad en el mundo de las migraciones, era necesario que este Simposio concluyera con una ponencia que abordara los desafíos ue nuestra Iglesia diocesana plantea el mundo de las migraciones.

Su vocación profética y su condición de signo de salvación exigen al pueblo de Dios hacerse presente en los problemas que afectan a los hombres y mujeres inmigrantes en medio de los cuales peregrina.

La Iglesia entera, sacramento de salvación, Pueblo de Dios, es ya, en sí misma, un hecho público; puede y debe estar activamente presente en el seno de la sociedad civil; y así hacer oír otra voz, de la Iglesia, en la vida pública"«...» La presencia pública de la Iglesia es una exigencia de su misión evangelizadora. Esta presencia no está motivada por una falta de reconocimiento de la legítima autonomía de lo secular, ni está orientada a la configuración de una sociedad neoconfesional118.

Por ello la Iglesia está llamada a renovarse en su mente, en su corazón y en su acción ante el fenómeno de la inmigración. La atención al hombre inmigrante y el servicio a la fe, en una sociedad cultural y socialmente heterogénea, son una prioridad para la Iglesia de llegada. La Iglesia está llamada a constituirse, desde esta opción prioritaria por los inmigrantes, en Buena Noticia no sólo para los inmigrantes, sino también para el conjunto de la sociedad española. Y ser buena noticia significa:

♦ Ser sacramento de cómo deberían de ser las relaciones en el seno de nuestra sociedad ♦ Ser instancia que interpela y responde a las aspiraciones más profundas de las comunidades

en presencia. ♦ Ofrecer cauces de realización y de reconocimiento de los mutuos valores y derechos, cauces

de integración.

118 CONFERENCIA EPISCOPAL, Los cristianos laicos, presencia en el mundo, 1991

94

♦ Ofrecer un proyecto de hombre y de sociedad ilusionantes en el que nadie queda excluido y

en el que todos participan. ♦ Inspirar a los hombres la búsqueda de un orden internacional nuevo. Y esto desde el clamor

por la justicia del mundo inmigrante. La presencia del hombre inmigrante nos recuerda nuestro deber de solidaridad con el Tercer Mundo; la necesaria aportación de nuestro pueblo a los pueblos en desarrollo y el deber de apoyar todas la iniciativas orientadas al diálogo Norte-Sur, que lleve a una mejor distribución de las riquezas.

Todo ello implica que todo el pueblo de Dios está llamado a colaborar en esa obra de alto valor humano y espiritual, ya que la pastoral de las migraciones no es la tarea únicamente de unos pocos especialistas, sino que forma parte de la misma vocación profética y de su condición de signo de salvación y sacramento de unidad del género humano.

Es necesario, pues, tomar conciencia de que:

♦ Las migraciones son un elemento estrucutral del neoliberlaismo económico, regido por una racionalidad meramente económica, que no tiene en cuenta el costo humnao que implican, como bien lo expresa la frase: pedimos mano de obra y llegaron personas.

♦ La óptica con que entramos en contacto con los inmigrantes yrefugiados. Cuando la mirada no es transparente y justta –co,mo suele ocurrir con las ópticas nacionalista, económica y política- la respuesta carecerá de la ´ñetica y de la eficacia necesarias para hacer frente al complejo fenómeno de la Inmigración. Hay queacercarse al fenómeno de la Inmigración exigiendo las condiciones necesarias para suparticipaciópn desde el cumplimiento de susdeberes y a desarrollar el sentimiento de pertenencia a nuestra sociedad.

♦ El inmigrante no ha de ser contemplado como un problema, sino como hijo de un pueblo, portador de suc ultura y de ushistoria quele constituyen en hombre concreto, con quien hemos de construir juntos el hombre nuevo, la sociedad nueva que hemos recibidoin solidum,; ni como un indigente, sino como un obrero; ni como un hermano, haciéndonos avanzar hacia la antropología de la fraternidad que, enraizada en el ser social del hombre y afirmada por la teología de la lcreación y de la Redención, es el verdadero fundamento de la iugaldad y de la libertad de las personas y de los pueblos.

♦ La política de Inmigración de una sociedad democrática como la española debe partir del reconocimiento de las aportaciones que en el plano económico, social y cultural ralizan las personas inmigrantes yasiladas quevienen a nuestro país. Por tanto, nodebe ceñirse a una ñera regualción ycontrol de los flujos laborales.. Debe apoyar los procesos de convivencia e integración: los aspectos socio-laborales, educlaltivo-culturales, de convivencia territorial y de praticipación ciudadana, sobre la base eenormas claras y adecuadas quegaranticen la seguridad jurídica de las persopnas inmigrantes y quese apliquen desde una actuaci´`on coherente y unitaria de las diversas Adminstraciones en un Estado de las Autonomías.

La ponencia está a cargo de Mons. D. Eugenio Rom,ero Pose, Obispo Auxiliar, a quien todos conocéis, quien desde profundos conocimientos teológicos y desde su competente formación en la doctirna de los Santos Padres, y desde su experiencia pastoral y desde la evaluación del Plan pastoral va a mostrarnos, sin duda, la necesidad de que nuestras comunidades abran procesos de integración de los trabajadores inmigrantes en la sociedad y en su propio seno, convirtiéndose así en espacios de libertad, donde se viva una gratuidad total en la acogida.

95

Los trabajadores inmigrantes:

reto

a la misión evangelizadora de nuestra Iglesia

Mons. Eugenio Romero Pose

Obispo Auxiliar de Madrid

96

LOS TRABAJADORES INMIGRANTES :RETO A LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE NUESTRA IGLESIA

I. INTRODUCCIÓN

Se me impone una difícil tarea. Otros muchos, desde la experiencia acopiada durante años, viviendo codo a codo con inmigrantes y muy atentos al acontecer diario de los que llegan a nuestra ciudad, podrían decir una palabra más apropiada sobre lo que han visto y vivido, acerca de cuáles son las concretas presencias junto con las aportaciones urgentes que los creyentes y hombres de buena voluntad pueden aportar a cada uno de los hermanos/as, a los trabajadores/as inmigrantes que ya están en medio de nosotros.

Si tengo la osadía de decir una palabra es después de haber seguido con interés los caminos abiertos y indicados por y en documentos eclesiales, tanto del magisterio como de las pautas señaladas por la Conferencia E.E. y, entre otras, de la Comisión episcopal francesa, después de atender a Simposios celebrados en distintos lugares.

Me atrevo a hacer esta reflexión después de haber escuchado, y leído, a los que entregan su saber y su buen hacer para abrir caminos y soluciones a los problemas que nuestros inmigrantes traen sobre sus corazones y hombros, como hermanos nuestros y trabajadores en nuestra sociedad. De todos los que he aprendido únicamente cito, per modum unius, a Antonio Martínez, delegado diocesano de migraciones. El ha sido el primero que, en lengua castellana, ha escrito -recordándonos a Y.-M. Congar- los Jalones para una pastoral de la migración.

Acojan esta breve intervención como a modo de sencillo apunte que, en el diálogo posterior, puedan ayudar a tomar más conciencia y a sentir lo mismo sobre lo que podemos recibir y entregar en el encuentro con el hermano inmigrante y para mejor acoger las reflexiones antropológicas presentadas en días anteriores. Encuentro del y con el hermano inmigrante es el leiv motif de esta comunicación.

No intento aquí una reflexión teológica en orden a una pastoral o acción de la Iglesia con y para estos hermanos nuestros que llegan a nuestra ciudad sino únicamente subrayar algún aspecto de las acciones ya existentes y en las que debemos avanzar. No dejo de advertir que estas indicaciones son una reflexión desde mi parca experiencia personal, pero con los ojos fijos en la de los primeros siglos para poder captar cómo se fue abriendo camino la Iglesia en momentos de grandes cambios o mutaciones sociales y, no en último lugar, teniendo presente el trabajo ya iniciado con motivo de nuestro Plan Diocesano de Pastoral. No es mi intención ofrecer una presentación programática de lo que la Iglesia en Madrid habría de hacer en este campo sino de lo que está haciendo. Mi aportación quiere ser más humilde: subrayar qué es lo que no debe faltar de este panorama u horizonte de la existencia cristiana que se encuentra con los hermanos emigrantes que arrivan a esta ciudad. Una sencilla verdad mil veces repetida puede llegar a convertirse en una gran verdad.

… Cuando la invitación a la conversión se hace apremiante y concreta en sus exigencias y contenidos con respecto al amor al prójimo, a fin de que no nos sea posible reducir a la banalidad sentimental o a la dura hipocresía la Ley Nueva del Evangelio y su cumplimiento. Un caso bien vivo y diario se nos presenta con creciente crudeza en Madrid, como uno de los retos urgentes que interpelan la conciencia de la Iglesia Diocesana y de los cristianos y que ponen a prueba la veracidad de su testimonio de amor a Cristo y a los

97

LOS TRABAJADORES INMIGRANTES :RETO A LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE NUESTRA IGLESIA

hermanos: es el caso de los inmigrantes y refugiados. Son ya aproximadamente unos ciento treinta mil lo que han llegado aquí, tienen o buscan residencia y trabajan legalizados o clandestinamente en la Comunidad de Madrid. Por lo menos unos dos tercios proceden de los países llamados pobres del planeta. Han venido a España empujados por las necesidades más primarias y perentorias que sufren ellos y sus familias en sus lugares de origen. Algunos, porque son víctimas de persecución social o política o porque en su patria se les niega el reconocimiento más elemental de sus derechos fundamentales como persona. Pocos lo han hecho a gusto.

Son palabras del Sr. Arzobispo de Madrid escritas hace pocos días, precedida del significativo título: el inmigrante, el refugiado, es tu hermano . Los inmigrantes antes que mano de obra son hombres, hermanos. El haber subrayado que estos hermanos son un apremiante reclamo para nuestra conversión para no caer en banalidades sentimentales ni en hipocresías; el acentuar que la creciente y dura realidad de los inmigrantes en Madrid es un reto urgente que interpreta las conciencias de los creyentes y que pone a prueba la veracidad del amor al hermano, es tanto como decir que nuestra actitud, nuestro compromiso y acciones para con ellos es un lugar privilegiado para comprobar cuál es nuestra salud cristiana y la salud de nuestras comunidades creyentes.

He querido traer aquí las recientes afirmaciones del Sr. Arzobispo porque indican perfectamente el núcleo de toda acción eclesial: amar al que llega porque todos somos hermanos . Es una llamada a una acción pastoral donde se prime la fraternidad, donde refulga la antropología cristiana, que es lo mismo que reclamar que los cristianos presenten un rostro de un hombre nuevo . La irrenunciable antropología cristiana -que todo hombre y mujer es imagen de la Imagen de Dios (Cristo)- es la mejor de las garantías para la fraternidad. Nuestra actitud ante el inmigrante nos la describe con toda nitidez el apóstol: Porque quien no ama a su hermano a quien está viendo, a Dios, a quien no ve, no puede amarlo. Y éste es el mandamiento que recibimos de él, que quien ama a Dios ame también a su hermano (1 Jn 4,20-21).

Toda realidad social interpela a los creyentes y la respuesta que la fe, la verdad sobre el hombre ofrecida en y por Jesucristo, tiene que llegar y ser asimismo una respuesta a todas las situaciones de todos y cada uno de los hombres y mujeres. La inmigración que llegan hasta nosotros en búsqueda de unos medios para vivir en medio de nosotros, es una acuciante realidad sociológica con graves interrogantes humanos. No hacemos más que rememorar el inicio de la Gaudium et Spes del Vaticano II: “El gozo y la esperanza, la tristeza y la angustia de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de todos los afligidos, son también gozo y esperanza, tristeza y angustia de los discípulos de Cristo y no hay nada verdaderamente humano que no tenga resonancia en su corazón” (GS 1). Todo lo humano tiene resonancia en el corazón de la Iglesia y a todos debe “proponer el mensaje de la salvación”. El hombre es el camino de la Iglesia y el inmigrante es una llamada que tiene que ser respondida, y una palabra respuesta que tiene que ser oída.

98

LOS TRABAJADORES INMIGRANTES :RETO A LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE NUESTRA IGLESIA

La inmigración, mejor los inmigrantes, es una realidad que está demandando con fuerza la presencia y acción de los creyentes en este determinado momento histórico en que el fenómeno está alcanzando una importancia y unas proporciones absolutamente nuevas. A título de ejemplo significativo: ¿no es sintomático que en el programa del año académico 1997-1998 del Institut d´Etudes Théologiques de Bruselas se imparta un curso seminario, en el marco del primer ciclo de los estudios teológicos, con el título Réfugiés et nouvelles migrations 119. A este dato podríamos dato podríamos añadir numerosas publicaciones que miran al fenómeno de la migración.

Es más que sabido que ya entre nosotros los problemas de la inmigración han sido objeto de reflexión por parte de creyentes. No está muy lejos ni en el tiempo ni en la geografía la celebración de simposios, iniciativas académicas y muchas acciones pastorales de movimientos apostólicos, órdenes religiosas etc. que atendieron a los desafíos de la inmigración. Y no solo entre nosotros: son de resaltar las preocupaciones, trabajos y aportaciones de la Iglesia en Francia en este campo. Sin duda alguna que es de alabar cuanto están aportando y lo que puede servir de ayuda a otras iglesias.

II. LA INMIGRACIÓN ES PREANUNCIO DE UNA SOCIEDAD NUEVA

El fenómeno de la inmigración es un viejo fenómeno en todas las geografías pero en la actualidad adquiere unos perfiles nuevos. En los momentos históricos más decisivos y de más cambio la inmigración aparece como dato anunciador de un mundo nuevo que se abre. Cada mutación social, desde la perspectiva historica, va acompañada de la inmigración. Y el acierto en la búsqueda de nuevos caminos corre paralelo a la acertada respuesta al problema de las inmigraciones. Todavía no conocemos un estudio que ahonde en este aspecto: las inmigraciones como factor de cambio y como anuncio de una nueva situación histórica y humana. Ya es un tópico aludir a los movimientos migratorios en el horizonte de nuestra historia occidental. La inmigración en cada momento histórico exigió un método nuevo a la sociedad y la oferta de unos contenidos antropológicos para que la sociedad pudiera permanecer en pie. Todos los inicios de las nuevas épocas históricas fueron acompañados del fenómeno de la migración. Y si la historia es ‘memoria futuri’ no podemos olvidar que según sea la respuesta dada a los inmigrantes así se construirá la sociedad del mañana. La Iglesia ha sido un factor decisivo para aunar lo que era diverso.

Es más que conocida la importancia y el significado de la inmigración en la historia del pueblo de Israel, el reto que supuso para los profetas y los creyentes del pueblo elegido, el acicate que significó en la maduración religiosa del pueblo, el lugar donde Israel manifestaba la fidelidad de Dios. Al filo de la reflexión bíblica (son muchos los trabajos de escrituristas que han recogido la riqueza teológica de la inmigración) la Iglesia, a lo largo de la historia

119 Curso impartido por los prof. J.-M. Faux s.j., de teología fundamental; M. McDowall (de historia) y E. Herr s.j. (de

moral y teología fundamental durante tres horas semanales a lo largo de un semestre, en el que más allá de todos los problemas de ‘interdependencia planetaria’ se preguntan: ¿cómo hacernos prójimos de tantos seres humanos que no pueden vivir en su país? (“Comment ‘nous faire les prochains’ de tant d´êtres humains qui en peuvent vivre dans leur pays?”).

99

LOS TRABAJADORES INMIGRANTES :RETO A LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE NUESTRA IGLESIA

manifestó su sensibilidad y transmitió su mensaje salvador al inmigrante como lugar donde se revelaba el necesitado.

No es este el momento para hacer el relato, todavía no hecho, de la relación de la Iglesia con los más variados grupos de inmigrantes. Bastaría con las insistentes y explícitas llamadas de atención presentes en las manifestaciones del Magisterio y en las indicaciones de la Doctrina Social de la Iglesia, de un modo especial en las enseñanzas de los últimos Papas (Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II). Es este un capítulo que ya fue presentado en una de las ponencias de este Congreso. Sólo añadir que la enseñanza del Magisterio ha ido muy por delante de las acciones de muchas de las Iglesias particulares. Los esfuerzos de La Comisión episcopal para las migraciones, de distintos países, junto a las propuestas pastorales, algunas muy ricas, que nacieron de las indicaciones magisteriales, los programas de delegaciones diocesanas son un ejemplo de cómo la Iglesia quiere dar su propia respuesta a los problemas humanos que nos presentan estos hermanos nuestros que proceden de horizontes geográficos, culturales y religiosos. Aquí en Madrid, la toma de conciencia del problema y un concreto programa de acción ya se ha hecho realidad en la Delegación diocesana de Migración, y por su medio en el Plan Diocesano de Pastoral.

III.- LA TOMA DE CONCIENCIA DEL PROBLEMA EN LA IGLESIA P ARTICULAR DE

MADRID

Reitero que, por mi parte, sólo quiero subrayar los aspectos más importantes de las líneas fuerza de la Delegación en orden a que las restantes iniciativas diocesanas sean una suma más que una resta a una acción común. En otras palabras: la inmigración nos impone, a todos y a la Iglesia de Madrid, un reto, una llamada a la radicalidad evangélica. Responder a este reto es una llamada a ser más Iglesia. La presencia activa en el mundo obrero inmigrante es una gracia que repercute en bien nuestro que nos invita a ser lo que tenemos que ser. Una Iglesia es evangelizada al mismo tiempo que evangeliza.

La fe cristiana se ve interpelada por este fenómeno y conmovida por esta realidad que crece en proporción y gravedad en nuestra diócesis. Cada vez conocemos mejor la realidad; remito al estudio “Población extranjera en la Comunidad de Madrid: perfil y distribución” de Gloria Lora-Tamayo y publicado por la Delegación de Migraciones. Pero a los trabajos de conocimiento de la realidad, a la mirada sociológica, tienen que seguir las soluciones a los problemas que comporta cada inmigrante. No se trata de conocer para saber sino para salvar; no se trata de conocer no defenderse sino para ofrecerse.

El vivir con los inmigrantes exige una proposición de fe. El creyente, la Iglesia, se siente impelida, empujada a estar junto con el inmigrante por el sagrado principio antropológico: cada hombre y mujer, cada trabajador/a inmigrante está ‘hecho’ (creado) a imagen y semejanza de

100

LOS TRABAJADORES INMIGRANTES :RETO A LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE NUESTRA IGLESIA

Dios. Los rostros de los inmigrantes no son una excusa, son una llamada a refrescar el mensaje del Genesis: todo ser humano es plasmado a imagen y semejanza de Dios (Gen 1,27; 2,7), el icono de Dios, es imagen de la Imagen (Cristo). En expresión de S. Agustín: toda criatura es Adán y toda criatura es Cristo. El rostro concreto de cada inmigrante refleja el rostro concreto de Cristo. La proposición de fe que reclama el inmigrante que llega a nosotros es una llamada a recordar el mensaje creador del Génesis, y a descubrirlo hecho carne en la carne de cada criatura.

IV.- EL COMETIDO DE LA IGLESIA: ENCONTRAR AL OTRO PARA VIVIR JUNTOS

El cometido de la Iglesia es el encontrar al Otro para vivir juntos . Con esta proposición reitero lo que Iglesias particulares de otras geografías han expresado como objetivo fundamental de su acción pastoral. Cierto que para llevar a cabo esta acción de acercamiento, de encuentro y vivir juntos no se reduce a un deseo, a un mero sentimiento, sino a la explicitación de nuestro ser como creyentes, acompañado de la forma evangélica del árbol de mostaza, el único método eficaz desde la actitud cristiana.

El aceptar y amar al que llega porque es un hermano tendrá como fruto eficaz la realización de una sociedad y humanidad nueva que muy probablemente a nosotros, en la mayoría de las veces, no se nos es dado verla.

La primera afirmación consecuente que nace de esta actitud de acogida y de esta propuesta esencialmente antropológic a, cimentada en el hecho de que todo aquel que se avecina a nosotros es un icono de Dios, es imagen de Dios, es que es posible vivir juntos . Sin este convencimiento y esperanza no es posible el encuentro cristiano, y por cristiano humano, de encontrar al Otro.

La pastoral, es decir, la presencia y acción del cristiano en el mundo -persona, palabra y gesto- que ofrece un nuevo modo de contemplar e interpretar la creación y la criatura, está siempre necesitada de recuperar con frescura la originalidad y singularidad de la antropología cristiana. Por esto mismo reincido y subrayo la óptica antropológica como única manera de contemplar y encontrar al inmigrante. Es posible, pues, la armonía ante tanta distancia y diversidad. Mantenerse en la posibilidad de esta armonía es la afirmación de la esperanza cristiana. Armonía y encuentro característico de la experiencia del pueblo de Israel, de Jesucristo mismo y de las comunidades cristianas. Sin la acogida del Otro Israel no existiría. Jesucristo es Dios-con-nosotros y su vida es la acogida indiscriminada del otro, especialmente del otro rechazado para revelarnos la paternidad del Padre y la fraternidad. La comunidad cristiana es la fraternidad donde el pecado es rechazar al hermano. Lo que es fuente de vida puede convertirse, por rechazarla, en fuente de muerte.

101

LOS TRABAJADORES INMIGRANTES :RETO A LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE NUESTRA IGLESIA

V.- EL ENCUENTRO SIGNO DE CONVERSIÓN Y NUEVA APOLOGÍA DEL

CRISTIANISMO

Ser Iglesia, ser cristiano, es vivir con el Otro de una manera nueva. Y la acción de la Iglesia con cada uno de los que llegan a nuestras puertas es invitarles a que entren en ella y convivan con nosotros. Abrirles las puertas de la Iglesia es aceptar en ellos y en todos la novedad del hombre nuevo. Pero para entrar en una experiencia de comunión, de encuentro y de reconciliación es necesario la conversión.

El encuentro con el inmigrante es una providencial llamada a la conversión evangélica que no empuja a vivir juntos, en común y en comunión, en la sociedad que hemos de construir y en la Iglesia con el espíritu de la Gran Tradición cristiana, que ha conservado ejemplos extraordinarios de acogida y encuentro. ¿Quiénes son los santos más que aquellos que testimonian con su vida es estilo acogedor-fraternal del Nazareno?

Nosotros, cristianos aquí y ahora, acordes con las experiencias de la Gran Tradición de los creyentes, tenemos que favorecer en nuestra actitud con el inmigrante desconocido que llega a nosotros una nueva Apología , el modo de dar razón de nuestra fe ante el mundo para que puedan creer en un hombre nuevo, en una humanidad que se encuentra y vive armónicamente.

Me sirvo del término Apología por ser la que expresó en los primeros siglos del cristianismo, en medio de las dificultades del imperio romano, una manera de presentarse y una manera de ser. La Apología era un modo de exponer los derechos de todos y de expresar la novedad del mensaje cristiano. No consistía tanto en defenderse, como muchas veces se entendió, cuanto presentar lo que de nuevo y positivo ofrecía el mensaje y la existencia cristiana. La Apología cristiana, espejo de los testimonios cristianos, refleja cómo los cristianos querían favorecer a la sociedad toda.

En la Apología cristiana se pedían los derechos para todos los hombres, cristianos y no cristianos. No es aquí el lugar de citar nombres y ejemplos sino sólo insistir en que la Apología de los cristianos dirigida a toda la sociedad miraba a exponer con claridad y sencillez cuánto aportaba de bien la realización del hombre el mensaje antropológico cristiano.

En otros términos: que ser cristianos es la mejor de las ayudas para la construcción de la sociedad. De ahí que lo que se quería para los seguidores de Jesús se quería también para todos. Lo que para nosotros deseamos, eso mismo es lo que pedimos para todos. Resultaría un tópico traer aquí innumerables citas de la literatura patrística, es decir, de los primeros siglos cristianos, que reclaman la verdad y la igualdad (fraternidad) para todos.

El encuentro con los inmigrantes es la ocasión propicia para la aparición de una Apologética cristiana en la actualidad, no ya en escritos sino con acciones y testimonios personales en el seno de la comunidad cristiana. En la historia de la salvación bíblica y en la Tradición eclesial encontramos como denominador común la filiación divina como fundamento de la fraternidad universal. El vivir el encuentro porque todos somos hermanos y hermanas. Estamos llamados a la Apologética de la fraternidad. Al referirme, en la acogida sin límites al

102

LOS TRABAJADORES INMIGRANTES :RETO A LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE NUESTRA IGLESIA

inmigrante, a la nueva Apologética o a la posibilidad y necesidad de una nueva Apología cristiana no es más que la urgencia de vivir la fraternidad eclesial y ello supone el ser conscientes de que ésta tiene un preciso significado en la construcción de la sociedad civil. La fe -y sus consecuencias- es un bien para todos y para todas las dimensiones de la sociedad.

La Apologética de los primeros siglos buscaba el bien para toda la sociedad. En ella la categoría de encuentro es esencial para entender la presencia del cristiano en el mundo; y encuentro es la categoría irrenunciable para definir nuestra relación y nuestra misión con el hermano inmigrante. A la distancia de la sociedad con el inmigrante, la comunidad creyente ofrecer cercanía. No podemos ahondar más, por falta de tiempo, en el significado actual de actual de Apología cristiana aplicada a la pastoral de migración. Utilizo el término más con el auténtico significado primigenio que con las connotaciones, muchas veces peyorativas, que ha tenido a lo largo de los siglos. Sería esclarecedor el reflexionar sobre el alcance de las primeras Apologías cristianas en la aceptación del rechazado social, del distinto, en el interior de las comunidades cristianas.

Como creadores de unas nuevas Apologías los creyentes encuentran al inmigrante, y con ellos reclaman, lo que es justo para todos: el derecho universal de todo hombre y mujer a los bienes de la tierra, la libertad de emigrar e inmigrar, el derecho inalienable al trabajo, a la familia y a la vivienda, los derechos de los niños. El reto pastoral de la nueva Apologética es, al estilo de los siglos primeros, es optar y arriesgarse en la defensa de los derechos humanos de los que son hermanos necesitados en la edificación de su presente y de su futuro.

VI. EL ENCUENTRO COMO “HORA” PROPICIA Y FUENTE DE AUTÉNTICO HUMANISMO

El encuentro al que siempre debe estar dispuesto el creyente, el encuentro con el Otro, con el que se allega, es la hora propicia, en el sentido joanneo, que nos enriquece en humanidad. Es esta la hora en que se convoca a los creyentes a testimoniar la grandeza a la que está llamado el hombre: el encuentro entre hermanos como fuente de auténtico humanismo.

El encuentro invita a contemplar con más hondura a la persona humana y nos llama a crear lugares y organizar acciones que nos aportan humanismo, y a crear una cultura en la que el hombre pueda ser más hombre. El rechazo del encuentro al inmigrante es cegar uno de los manantiales visibles de humanismo.

Pueda que sea innegable la afirmación siguiente: el creciente déficit humanístico de nuestro entorno cultural está en relación directa al rechazo del otro, a la exclusión del que es distinto de nosotros, del inmigrante. Este puede ofrecer más de lo que puede recibir, y en tanto receptor, en gratitud, será manantial de riqueza para los demás.

Desde el encuentro con el que es diverso, que trae la riqueza de la diversidad, se humaniza la vida ordinaria. En un contexto histórico y cultural en el que se sufre un

103

LOS TRABAJADORES INMIGRANTES :RETO A LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE NUESTRA IGLESIA

preocupante olvido humanístico es menester agradecer al inmigrante que nos done altas cuotas de humanismo.

Entre las acciones pastorales de Madrid todavía están pendientes una muy importante: realizar un acopio de experiencias humanizadoraz en las que los testimonios silenciosos con los más pobres y con los inmigrantes, constituyen uno de los relatos más ricos de nuestras comunidades eclesiales. Estos relatos, por sí mismos, ya son la mejor de las respuestas al reto que la inmigración ofrece a la Iglesia en Madrid.

VII.- EL ENCUENTRO CON EL INMIGRANTE CREA COMUNIDAD

En el marco de la Visita Pastoral se aprende cuánto enriquece y cuánto se agradece la inserción participativa en el marco de la parroquia, todavía minoritaria, de los inmigrantes en la liturgia y otras actividades parroquiales.

Detendremos los pasos de una nueva cultura que nace si nos cerramos a las posibilidades participativas de los inmigrantes en todos los ámbitos de la diócesis, vicarías, arciprestazgos y distintas comunidades

Pero antes de proseguir el hilo de la reflexión quisiera -a modo de paréntesis- hacer un interrogante a nuestras actividades y una llamada concreta a acciones futuras: ¿qué lugar ocupa el inmigrantes en nuestras instancias pastorales? Más en concreto: en los Consejos pastorales, en los equipos catequísticos, litúrgicos... ¿Qué espacios pueden encontrar en nuestras comunidades los niños y jóvenes inmigrantes? No debemos olvidar que el cristiano no nace se hace, y desde aquí ¿cómo favorecemos que el inmigrante se haga cristiano viviendo en medio de nuestras comunidades? No olvidemos lo escrito por S. Agustín a propósito del pobre Lázaro y el rico epulón: “El nombre del rico era conocido de los hombres; el del pobre, ignorado. El Señor obra al revés: señala el del pobre y calla el del rico. Aquel rico no quiso compartir la fidelidad con el pobre” (Agustín, Sermón 41,4-5).

La comunidad cristiana mira e incorpora a cada inmigrante como el señalado, nombrado por el Señor, y con el que en el encuentro se vive y se comparte la vida. No posar la mirada ni tender la mano al inmigrante es excluir del Evangelio el gesto del Buen samaritano y borrar de la Memoria de los apóstoles la estremecedora parábola de Lázaro.

VIII.- BABEL Y PENTECOSTÉS: EL INMIGRANTE COMO LUGA R DE CATOLICIDAD

El encuentro y el dejar abierto los espacios participativos favorece la apertura y posibilita la catolicidad. Los inmigrantes, con toda la riqueza de la diversidad, es un lugar donde se realiza la dimensión católica que humilde y sencillamente los cristianos esperamos celebrar

104

LOS TRABAJADORES INMIGRANTES :RETO A LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE NUESTRA IGLESIA

y así poder ofrecer el panorama de Pentecostés como superación de Babel.

La imagen bíblica de Babel ha lugar en nuestras ciudad cuando la distancia con el que marginamos porque no es igual a nosotros, es decir porque no le tenemos como hermano, no es rota sino mediante la aceptación y el encuentro. Al relato -con evidentes repercusiones eclesiológicas- del Buen samaritano y a la parábola de Lázaro, añadimos el de Babel.

La Iglesia es la seguidora del Buen samaritano, la que acoge a Lázaro y no defiende las divisiones que provocan la experiencia religiosa-social de Babel.

Las comunidades cristianas son un ofrecimiento para vivir la responsabilidad de solidariedad y de comunión entre los hermanos, y para testimoniar la comunión que vive en su mismo seno en tanto acoge al extranjero como hermano, hermano que es el alimento de nuestra comunión.

El inmigrante es una ayuda a redescubrir la catolicidad no solo extensiva sino, sobre todo la intensiva, y de este modo la comunidad cristiana se manifiesta como Pentecostés en tanto en cuento supera la realidad y tentación de Babel. Encontrar al inmigrante es aceptar el milagro de Pentecostés frente al fracaso de Babel.

Acoger, pues, y encontrar al extranjero significa profundizar en la fe y crecer en humanidad: encontrarnos con el pobre, estar llamados a ser una sola humanidad en virtud de la imagen que de hombre y humanidad se ha revelado en Jesucristo. “En la Iglesia nadie es extranjero y la Iglesia no es extranjera a ningún hombre” (Juan Pablo II). “El hombre es el camino de la Iglesia”. Y todo hombre y de un modo especial, el hombre privado de los medios necesarios para ser lo que Dios quiere que sea: hombre o mujer llamados a la plenitud.

IX. LA INMIGRACIÓN COMO RECLAMO DE LA CRUZ

El encuentro y la unidad exige una “pasión”, un sufrimiento; pero no sólo la cruz y el sufrimiento del extranjero sino la Cruz de quien le acoge. Una Iglesia sin Cruz es una Iglesia estéril, una iglesia no acogedora. La cruz de poder aportar una total acogida al inmigrante exige el afianzar nuestra esperanza, y una esperanza contra toda esperanza que vence los miedos; ¿no será que la exclusión del otro es un rechazo de la Cruz? Es menester morir a lo nuestro para acoger al Otro.

Vivir juntos -con nuestras diferencias- es un reto que sólo puede ser superado cuando las comunidades cristianas nos sentimos animados, reforzados, por la fe en el Dios de Jesucristo que conlleva la firmisima convicción del valor sagrado, divina e inalienable de cada ser humano.

Esta confianza (fe) y esta esperanza es lo que potencia y origina signos, y el más llamativo de estos signos es que en la vida ordinaria descubramos que cada icono de Dios es el lugar de la auténtica experiencia de Dios. El encuentro con el inmigrante nos ayudará a

105

LOS TRABAJADORES INMIGRANTES :RETO A LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE NUESTRA IGLESIA

redescubrir que en el ser cristiano caminan inseparables la adhesión a Cristo y la promoción humana. El abrazo de Cristo a toda carne humana no puede ser negada en la práctica dejando de abrazar a todo hombre que recibió de Dios Padre la existencia.

Encontrar al inmigrante para vivir juntos fue el único tempo, permítaseme la imagen musical, en el que he me querido detener a la luz de la irrenunciable antropología cristiana: todo hombre y toda mujer es creado a imagen y semejanza de Dios. Este axioma de oro es el eje sobre el que gira la que he llamado necesaria y urgente Apología cristiana de nuestros días, para mostrar a la sociedad la potencialidad del mensaje cristiano vivido: el hombre nuevo y la nueva sociedad que tiene su apoyo en la humanidad del Nazareno, del Hijo de Dios hecho carne para que la carne alcanzase a Dios, la glorificación, la resurrección, el triunfo de la carne.

X.- DECÁLOGO DE LA APOLOGÍA CRISTIANA EN FAVOR DEL INMIGRANTE

Desde esta perspectiva pastoral, que he llamado la necesaria Apologética, y a modo de Decálogo, todas nuestras acciones con el inmigrante deben rememorar y reflejar, nunca ensombrecer, que:

1. Todo hombre tiene derecho a vivir en su patria , pero hay causas que se lo impiden, que se lo niegan; por ello es necesario promover una auténtica cooperación internacional que no obstaculice la estabilidad. El acoger al inmigrante conlleva ser conscientes que las relaciones internacionales están faltas de justicia Populorum progressio 47) porque “hay estructuras de pecado” .Juan Pablo II.

2. Toda persona tiene derecho a emigrar sobre todo los que en su tierra no encuentran medios para vivir como hombre . Más allá de la mera Declaración de los derechos humanos, y ante las desproporciones y hechos que se presentan con las nuevas situaciones de las migraciones, la Iglesia tiene que oír la voz de los no oídos, cargar con la contradicción de estas situaciones humanas y salir al encuentro , no infrecuentemente de un modo subsidiario y socialmente. El inmigrante nos impone, como decía Juan Pablo II en Wroclaw (mayo 1997) siguiendo la rica tradición patrística en el ámbito social, “hacer un examen de conciencia serio sobre la geografía del hambre”. También en nuestra ciudad es necesario el correspondiente examen de conciencia sobre el mapa del hambre y las consecuencias que se desprenden de dicho análisis personal y comunitario.

3. La sociedad tiene el derecho de ser informada, clar a y objetivamente, sobre el fenómeno de la inmigración y de participar en el debate sobre la m isma . Así lo expresa Juan Pablo II en el mensaje para la Jornada de las Migraciones del año 1996. Este es uno de los objetivos que se propone, a mi parecer, este Simposio con las reflexiones que se han hecho sobre la migración.

106

LOS TRABAJADORES INMIGRANTES :RETO A LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE NUESTRA IGLESIA

4. El bien común y la necesaria legislación que mira a los extranjeros no debe tolerar jamás que se les tenga como los males de nuestra sociedad . Al contrario, el inmigrante es un potencial de innumerables bienes si se le acepta y acoge como hermano. Aceptar y acoger significa, como decíamos, que el inmigrante debe ser integrado en la comunidad que le recibe.

5. No será posible la deseable integración armónica si n que se den la reciprocidad de derechos y deberes entre los que llegan y los que le acogen . Si no hay reciprocidad no hay derechos, y si éstos no son reconocidos es imposible la integración.

6. Urge que se favorezca una política de inmigración q ue respete los derechos fundamentales del hombre : la igualdad, el derecho a la vida, la libertad, derecho a una tierra, a una familia, a la propiedad, a los derechos religiosos, a un trabajo, a la justicia, a la salud, a la educación… En otras palabras: que lo que se exige para sí mismo sea lo que se quiere para los demás.

7. Este desafío es una invitación a los cristianos a r esituar en el mejor de los modos posibles su responsabilidad en la Iglesia y en la sociedad. A título de nuestra ciudadanía y como creyentes la Iglesia quiere contribuir al bien de la sociedad y mostrar activamente que el Evangelio está al servicio de la libertad de todos los hijos de Dios (cf. obispos de Francia, 1996). El cristiano tiene el derecho y el deber de hablar públicamente en orden a esclarecer la opinión pública y formar las conciencias. También los inmigrantes constituyen una “hora” propicia para que la Iglesia se haga presente en el mundo con su específica e intransferible función educativa. (cf. Juan Pablo II, 1985).

8. Los inmigrantes son un lugar y llamada a testimo niar la vida evangélica, en la que la Iglesia muestre el rostro del Buen samaritano -la ‘compasión’ cristiana-, haciéndose prójima de los excluidos.

9. La respuesta eclesial a los retos que la inmigra ción está exigiendo no se puede reducir a la acción de una Delegación como si se tr atase de una acción ‘social’ especializada , sino que exige el sello de la contribución personal de los que llevamos el nombre de cristianos. La presencia solidaria, el anuncio del mensaje evangélico que irá siempre acompañado de iniciativas en favor de la unidad y catolicidad y de una nueva iniciativa es misión de la iglesia toda, de los distintos grupos, comunidades, movimientos eclesiales, parroquias etc.

10. Unicamente así la Iglesia testimoniará su fe c atólica, en tanto en cuanto reconoce al extranjero en el seno de su ser y su misión . La exclusión y la indiferencia no se concilian con la buena noticia de la Iglesia, sacramento de fraternidad universal y signo de la filiación divina. El reconocimiento de la alteridad que abre al diálogo con todo lo que no es ella misma es el camino que el creyente está dispuesto a recorrer para el encuentro con el que llama o pasa por delante de su puerta.

107

LOS TRABAJADORES INMIGRANTES :RETO A LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE NUESTRA IGLESIA

XI.- LA INMIGRACIÓN EN EUROPA Y EN MADRID

La Europa del ayer, de raíces cristianas, fue ella en tanto supo aceptar, acoger y aunar al inmigrante. Todavía no hemos reflexionado suficientemente sobre la aportación del cristianismo en el encuentro con los ‘inmigrantes’ y su colaboración a la armonía social. La Europa de hoy y del mañana lo será en tanto en cuanto cuenta y acoge a los inmigrantes de hoy.

Recogidas las indicaciones del Magisterio de la Iglesia, que impulsan a ir mucho más allá de lo que ordinariamente hacemos, atentos a la sociología y a la antropología, es de esperar de una reflexión pastoral qué acciones concretas propone en el hoy y en el aquí en favor de los inmigrantes.

No se trata de adelantar nada nuevo sino únicamente subrayar lo ya existente y estimular a los que ya han emprendido caminos concretos de acción. De todos es conocida la labor de la delegación de migraciones que, en el marco del Plan Diocesano de Pastoral, se esfuerza por dar una respuesta válida desde la Iglesia, testimoniando desde la gratuidad y la Transcendencia, a los problemas del hermano inmigrante; fomentando una cultura basada en los valores de las bienaventuranzas que favorezca que el inmigrante sea acogido en la sociedad con todos sus derechos; creando una opinión pública que lleve a que el inmigrante es el otro yo que aporta a mi realización en tanto yo apoyo la suya. Esta acción pretende desplegarse en plena coordinación con las restantes delegaciones y acciones de la Iglesia particular y con todo el pueblo creyente.

La Delegación ya ha señalado los objetivos al servicio del hombre y al servicio de la fe, comprometiéndose en lograr una legislación cada vez más justa; favoreciendo, con la formación de los inmigrantes, su propia identidad; apoyando a que puedan mantener las dimensiones más vulneradas y vulnerables como es la familia. Si el encuentro con el inmigrante no alcanza llegar a apoyar a la familia, sería un encuentro incompleto.

Ahora bien, toda esta acción exige una cercanía mayor, un cuidar la preparación de militantes cristianos que estén presentes y activos en esta nueva realidad, comprender su fibra más profunda de tal modo que se sientan aceptados y comprendidos en su herencia religiosa. Propuestas, objetivos y medios que aparecen diseñados en Las migraciones: un signo de los tiempo. Jalones para una pastoral inmigrante de Antonio Martínez Rodrigo. Creo que es la reflexión más acabada que hasta el presente se ha hecho en España sobre la inmigración y las respuestas pastorales, y las líneas de fuerza para la Iglesia particular que peregrina en Madrid.

La citada aportación, “Jalones para una pastoral inmigrante ” (1995) junto con “La pastoral de las migraciones en España” de la C.E.E., y el estudio programa publicado el pasado año (1997) por la Comisión Episcopal francesa de migraciones han sido las principales referencias para esta reflexión compartida.