Larrazabal, Ideario Politico y Economico 1840-70

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"NUESTRO SIGLO XIX" FELIPE LARRAZABAL IDEARIO POLITICO Y ECONOMICO [1844. 1872] Dirige esta Coleccion el doctor RAMON J. VELASQUEZ Secretario General de la Presidencia de la Republica ,,'UOL1CP'C1UN DE LAPRESIDENCIA DE LA REPUBLICA COLECCION NUESTRO SIGLD XIX Compilacion, prologo r notas de PEDRO GRASES CARACAS / 1963

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Pensamiento político y economico, Venezuela. 1844-62

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"NUESTRO SIGLO XIX"

FELIPE LARRAZABAL

IDEARIO POLITICO Y ECONOMICO

[1844. 1872]

Dirige esta Coleccion el doctor RAMON J. VELASQUEZ Secretario General de la Presidencia de la Republica ,,'UOL1CP'C1UN

DE LAPRESIDENCIA DE LA REPUBLICA

COLECCION NUESTRO SIGLD XIX

Compilacion, prologo r notas de PEDRO GRASES

CARACAS / 1963

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AUTORES QUE COMPONEN ESTA

iI,s.27 1

JUAN VICENTE GONZALEZ

2

JUAN VICENTE GONZALEZ

3

TOMAS LANDER

4

LUIS LOPEZ MENDEZ

5

LA CANDIDATURA DE A. L. GUZMAN

6

FELIPE LARRAZABAL

7

PEDRO JOSE ROJAS

8

BLAS BRUZUAL

OLOGO

"EN CARACAS, donde primero se lanzo el grito formidable de independencia, no pueden adop­tarse principios ni. sostenerse doctrinas que ma­ten la libertad". Con esta declaracion sentimen­tal se define de hecho la personalidad romantica de Felipe Larrazabal (1816-1873), hombre de excelente preparacion, de gran lectura, poseedor de varios idiomas vivos y buen conocedor de las lenguas clasicas, cuyas actividades van desarro­llandose en los mas diversos campos: en perio­dismo, en miisica, como jurista, economista, po­litico, historiador.

Si bien es recordado hoy principalmente por ser el autor de la "V ida del Libertador Simon Bolivar", publicada en 1865, y como colector de los documentos bolivarianos, lamentable­mente perdidos en el naufragio del "Ville du Havre", en 1873, donde perdio la vida, no obs­tante, sobresalio en itlgunas de las otras facetas a que dedico su tiempo. Por ejemplo, en la composicion musical, como lo acredita el juicio reciente de un critico tan riguroso y entendido como Jose Antonio Calcano, quien escribe en "La Ciudad y su Miisica": "Felipe Larrazabal es figura harto conocida entre nuestros escrito­res, pero se le conoce entre ellos como politico, periodista, historiador y literato, y muy pocos sospechan que por sobre todas estas cosas fue

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don Felipe un muswo, y sobre todo, el ilustre, el mas sabio y el mas talentoso nuestros compositores del siglo XIX'.

No interesa en esta presentaeion el artistico-literario 0 musical de nuestro autor, el primer romantico, tanto en calidad como por su momento historico, como asevera Calcano. Ni debemos ocuparnos de su aventura biogra­fica, bien sencilla por otra parte. Basta a nues­tro proposito subrayar algunos rasgos del pen­sador politico, del patriota preocupado por los grandes temas economicos y sociales, y. por la orientacion juridico-social de la Republzca a la que sirvio desde cargos de cierta responsabili. dad: Senador de Provincia, Diputado al Con· greso y Ministro de la Alta Corte Federal.

En la seleccion de sus escritos que ahora se publica se desprende una amplia base de cul­tura, pues cita con perfecto dominio un b~en repertorio de autores, tanto griegos y latznos como de clasicos de la economia politica, asi como de contemporaneos del siglo XIX. Al lado de Montesquieu, Montaigne, Adam Smith, Mal­thus, Fourier, Rousseau, Say, Ricardo, Saave­dra, Bernardino de St. Pierre, lovellanos, Fi­langieri, cita con conocimiento a Tocqueville, Kent Sismondi, Flores Estrada, Canga Argile­lIes, 'Chaptal, Cancelada, Turgot, lose loaq~in deMora, Necker, Dupont de Nemours, Samlh, De laucourt, Courcelle-Seneuil, y tantos mas que . permiten deducir un caracter de hondas

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para el conocimiento de la ciencia cosa publica. No es don Felipe Larraza­escritor improvisado que desciende a la

del comb ate politico, desprovisto de argu­mentos. Al contrario, funda sus opiniones en ·solida maduraeion de estudios y meditaciones.

loven, comienza a intervenir en los periodicos caraquenos en las luchas politicas. Vemos su firma en "El V enezolano" con articulos ela­borados por su bien cortada pluma. Fundara luego, en 1845, su propio periodico, "EI Pa­triota", de tendencia liberal, en cuyas columnas definira su ideario, que puede resumirse en esta frase de su Prospecto: "La probidad poli­tica repugna tanto el vandalaje como la oli­garquia y el despotismo". Sus principios poli­ticos fundamentales son la divisa de la revo­lucion francesa, a la que dedica un apasionado canto en la dedicatoria· de su libro "Derecho Politico 0 Elementos de la Ciencia Constitu­cional" (1864): libertad, igualdad y fraterni­dad, cuyas raices encuentra en el cristianismo, del mismo· modo que halla en el Evangelio la base de ciertas novedosas doctrinas econOmicas.

Hombre de formaeion teoTica, procura Felipe LCfTTazabal aplicar sus ideas al turbulento pe­riodo del siglo XIX en que Ie toco aetuar. Algu­nas expresiones traslucen la inquietud del escri­tor ante los sucesos publicos, como cuando dice en frase apasionada, que· bienjJodia habeT fir­mOOo luan Vicente Gonzalez: "A veces conviene

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sonar las cadenas bajo cuyo peso el pueblo lacerado gime, 0 mostrarle los harafos #r:t0s en su propia sangre". 0 cuando qu~ere s~n~e. tizar en breve teoria la aparicion de un peno. dico, "EI Patriota", colocado en la oposicion al Gobierno, y al referirse a los Estados, eS,cri~e: "0 marchar hacia adelante en la esplend~da carrera de la gloria y del engrandecimiento; 0

retroceder necesariamente y con un movimiento de penetracion, por la del oprobio y de la muerte".

Adicto entusiasta a la idea del progreso, cree en las virtudes transformadoras de los avances tiknicos del siglo XIX. Glosa las aplicaciones industriales en la sociedad coetanea de los grandes· inventos: el vapor, los sistemas hidrau­licos, el telegrafo, los ferrocarriles, el gas, la electricidad, la fotografia, las maquinas cons· tructoras, los maradllosos telares, la fabrica. cion del papel, etc., para terminar en estas frases que anuncian al cooperador de la ley de liber· tad de los escZavos: "Tenemos en el aire, en el agua, en el fuego, en el hierro, servidores mas activos que los escZavos de otro tiempo y ser· vidores a quienes podemos hacer trabajar sin descanso veinticuatro horas por dia, sin ternar de que se nos acuse de barbarie y de crueldad". "Ya no se emplean como fuerza motriz, la vida, la sangre, los musculos, el sudor. Ya no se conmueve uno con el espectaculo horrible del hombre convertido en bestia, ni con el de la

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bestia misma amarrada a un palo, expirando desmayada bajo el foete del jornalero".

Con todos estos adelantos, ya en paz la concien­cia, podra dedicarse el ser humano a las especu· laciones de la razon y a los goces que brinda la existencia. Asi procZama: "EI hombre del si· glo XIX es, pues, el que merece con justicia, el titulo de «Rey de la creacion»". Ensalza este perfeccionamiento y estas ventajas del progreso por encima de los hechos de cultura: "iNo vale mas para la humanidad y para la civilizacion que la armonia y la cadencia buscada de unos cuantos versos?"

Con este sentido de filantropia liberal, inter. viene Felipe Larrazabal en la agitada vida polio tica venezolana, casi como se cumple un deber, en tanto' que brilla en el arte de la musica, 0

pone su ilusion en la biografia de Simon Boli· var, y' en la edicion de la correspondencia del Libertador, "el mas bello monumento que se eleve a la gloria de Colombia", en homenaje al "mayor genio que el mundo ha conocido".

* * * La conviccion en los beneficios sociales que el progreso ha de proporcionar a los pueblos, Ie lleva a pensar en el grandioso porvenir que el trabajo ha de proporcionar a los paises ameri· canos y en particular a Venezuela. Invita a los paises necesitados a que vengan a poblar la

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vasta geografia americana, "que aqui hay 'Lugar para todos en el banquete de la vidrl'. La ri· queza latente que existe en la naturaleza vene· zolana Ie hace vislumbrar un futuro de mara· villosa transformacion, si sus habitadores dedi· can a ello su esfuerzo razonado. EI escrito mas expresivode estas ideas es la "Memoria sobre las verdaderas causas del atraso de nuestra agricultura y los medios mas convenientes para restablecerla" (1869). Es del mayor interes la historia de la agricultura y su regulacion en el Continente, en especial en Venezuela, para ex· plicar la falta de desenvolvimiento. Estudia las disposiciones nocivas que tanto en la colonia como despues de la emancipacion, han impedido su desarrollo. De modo particular se refiere a la ley de lOde abril de 1834, que ya habia merecido en 1845 sus mas fuertes diatribas: "Ley inmoral y de acerbos resultados, que alar· mo contra ella todas las plumas patriotas y de ~scritores independientes", puesto que con· sagraba "el pacto de usuras libres y el remate de propiedades por lo que se ofrezca". "Muy carD nos ha costado el ensayo de una teo ria descabellada; y despues de diez afios de liisti· mas e infortunios, despues de diez afios en que Venezuela, como Troya, ha sufrido el mas es· pantoso ,asedio de La falange usurera, parece llegado el tiempo de reparar y corregir".

De la legislacion nacional destaca, sin embargo, las buenasdisposiciones oficiales que desde la

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R"lrl1tlltzc:a habian sido promulgadas por gobier. su(;eSl:VO,S, y expone luego su plan de mejo·

ras para la agricultura, entre las que destaca la necesidad de proteccion y como debe hacerse. Es notable el razonamiento para la creacion de un Banco Agricola. En la exaltacion d~ los resultados previstos, suefia Larrazabal que se halla ya en el siglo xx, para el cual considera que se habran alcanzado los frutos de su pro· grama.

Es posible que don Felipe Larrazabal hubiese aspirado a aplicar desde el poder sus ideas de gobiemo. Dos de los documentos recogidos en este volumen contienen sus consejos y admoni· ciones: las cartas a Antonio Guzman Blanco (1863), y a Antonio Leocadio Guzman (1870). La primera, escrita al finalizar la Guerra F ede· ral y publicada en el numero 2 de "EI F edera· lista", el gran periodico de Larrazabal, y la segunda, a Antonio Leocadio Guzman, cuando el hijo llega al poder. En ambas esta la exposi. cion de sus convicciones de gobernante y los puntos principales que, a su juicio, deben aco· meterse para lograr la paz fecunda, por la que formula vehementes votos.

En la primera aboga por los siguientes puntos: libertad de imprenta; abolici6n de la pena de muerte; proteccion por el Estado para educar a los hijos de los ciudadanos muertos en cam· pana; proteccion a la agricultura y a la gana· deria. '

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En la segunda, despues de analizar la historia poUtica de Venezuela en el siglo XIX, aconseja al Ministro de Relaciones Exteriores, padre del poderoso Guzman Blanco, en los siguientes te­mas de gobierno: educaci6n; agricultura y ga­naderia; libertad de prensa; servicio militar; elecciones; regimen de concejo abierto; mora­lidad publica; derecho internacional; uniOn de los venezolanos; cultura superior; y, por fin, en la paz. Hay cierta nota de amargura por no participar en las funciones de gobierno, para las cuales estaba sin duda preparado. EI mensaje de Larra­zabal hay que buscarlo en los escritos, no en la obra de gobernante. Y, por fin, en el folleto "Guzman Blanco, restaurador del cadalso", que con razon se Ie atribuye, probablemente publi­cado en Curazao, escribe Larrazabal su mas sentida lamentaci6n por el doloroso fin de Ma. tias Salazar. Lo edit6 en 1872.

Despues vendra su viaje al Norte y el naufra­gio, en 1873.

* * * La lectura en nuestros dias de los escritos de tema politico, social y econOmico de Felipe Larrazabal resulta, sin vacilaci6n, del mayor interes y siempre provechosa.

PEDRO CRASES.

Enero de 1963.

OJEADA HlSTORICO·POLITICA SOBRE VENE· ZUELA EN LOS CATORCE ANUS DE SU ADMI· NISTRACION CONSTITUCIONAL

(A veces conviene sonar las cadenas bajo cuyo peso el pueblo lacerado gime, 0 mostrarle sus harapos tintos en Sll pro pia sangre).

VENEZUELA COMENZO A EXISTIR el 22 de septiembre de 18~O. Faus~o dia y de gran recordacion en que a traves de paslOnes tempestuosas y con una experien­cia incierta por la inestabilidad y confusion a los pasado~ a.contecimientos, los primeros delegados de la Repubhca decretaron y sancionaron con uniinime celebracion, el gran codigo de nuestras libertades que e.ncierra cuanto puede contribuir a establecer ; dar flrmeza a nuestra tranquilidad j bienestar. En­tonces se miro ese codigo como la salvaguardia que protegia a los venezolanos; como el arca santa que debia salvarnos del riesgo inminente de la completa destrucci~n ?ue nos amagaba. Entonces se proclamo con un ImaJe de verdad que nadie 050 desconocer que por la primera brecha que le abriesen los abuso; se colocarian el despotismo y la tirania, siendo con­siguientes todo genero de turbulencias, zozobras, des­pojo~ y espa~tosa servidumbre: Entonces, por fin, se lanzo un terrible anatema contra el execrable traidor que temerariamente intentase derrocarlo.l

Venezuela se colocaba entre las naciones del mundo civilizado; y los venezolanos nos apresuriibamos a gust~r los exquis.itos e inestimables bienes que in­medlatame~te der~van, en todo tiempo, de las ventajas de un goblerno hbre y constitucional.

1. Alocucion del Congreso Constituyente a los pueblos. Octubre de 1830. Firmada por el Presidente de aquel cuerpo, general Carlos Soublette.

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Terminaronse la insurreccion de Oriente y los mo· tines de Orituco, Rio Chico y Alto Dano. El primer ano de la ley se marco con actos de clemencia. Indultaronse los desertores del ejercito, los faccionarios que erraban por los bosques, los contrabandistas de tabaco; conmutaronse las penas capitales aunque es· tuviesen ej ecutoriadas; abolieronse las confiscaciones; integrose en sus derechos a los perseguidos por. ?pi­niones politicas; promulgose la ley de manumlSlon, y planteose el Gobierno con auspicios harto felices y precursores de una dicha duradera.

Subsistia, aun, viva la memoria del gran Bolivar. Su sombra velaba sobre los destinos de Venezuela. Su douma elocuentemente proclamado de la soberanfa popul~r, se respetaba entonces con mayoridad de razon. El pueblo habia demostrado una vez mas su omnipotencia. "El Ejecutivo, por su parte, sin distraer un punto su atencion del establecimiento d~ l~s le~~s, de la mejora de los pueblos y de la admlnIstraclOn de todos los ramos del gobierno, sustentaba el espi. ritu publico, despertaba las virtudes militares, man· tenia el orden en las provincias y engendraba en todos los corazones un sentimiento profundo e inalte· rable de amor y respeto a las instituciones""

Venezuela marchaba rapidamente por el sendero de suo ·felicidad: Ann no habian, con mano corruptora, los intereses de partido, viciado a los pueblos susten· tados en la representacion nacional. Las leyes de los primeros anos, aunque sobradamente imperfectas, teo nian por mira el bien comun, si se excepciona la malhadada del 10 de abril de 1834 sobre libertad de contratos; ley Hamada con propiedad "extranjera", porque hecha a la suerte de la extranjeria, un grado

2. Memoria' de~ Interior, de 1831, presentada al primer Congreso Constitueional por el encargado de aquel ramo, senor Antonio L. Guzman.

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inmenso de utili dad y beneficio roba inicua. a los nacionales. Ley inmoral y de acerb os resultados, que alarmo contra ella todas las plumas patriotas y de escritores independientes 3 y que a despecho de la nacion y de los principios mas justos y equitativos, se sostiene todavia por periodistas adocenados, a quienes nada 0 casi nada une ni obliga en esta tierra.

Pidio con instancia el Secretario de Hacienda en­tonces el senor Santos Michelena; 4 hombre rep~tado ent~e . nosotros como bue~ ec~nomista, y empleado caSl slempre en los negoclOs flscales. Reitero la soli­citud su sucesor interino, el senor Pedro Pablo Diaz 5

y a la vez,. el. Secretario . del Interior, licenciado Diego B. UrbaneJa. CualesqUlera que sean las capacidades de estos individuos y el concepto de que gocen, cree­mos que un Congreso de mas inteligencia debia haber­les contestado como J esucristo a aquellos estupidos apostoles que Ie pedian hiciese bajar fuego sobre el pueblo de Samaria: iNecios!, no sabeis lo que pedis.

EI pacto de usuras lib res, y el remate de las propie­dades por 10 que se ofrezca, es un medio sencillo pero altamente e/icaz r poderoso para hacer trasladar nues­tras posesiones a manos de los ingleses y alemanes. Y esto, por una razon muy obvia, que no nos deten­dremos a explanar. Venezuela la conoce con una dolorosa y lamentable experiencia.

Elmovimiento de julio en el ano 1835 y las victorias obtenidas sobre los militares que pedian "reformas"

3. Vease el fo11eto que publico el doctor Jose Alberto Espinoza titulado HBreve analisis de algunas leyes dadas en 1834'" Et Nacional en 1838, EI Agricultor en 1844, etc. etc. '

4. Vease In exposicion que dirige al Congreso en i833 el Secre~ tario d~ Hacienda. sobre negocios de su cargo, Nos. 21 y 22.

5. M;mona de HaCIenda en 1834, recapitulaciones. 6. Vease la Memoria que presenta el Secretario del Interior de

lo~ negocios de su departamento al Congreso de 1834, articulo L~bertad de contratos.

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en la Constitucion y las leyes, dio a los vencedores ocasion para elevarse hasta un grado dificil de des. cribir. Por un circulo de circunstancias y, mejor di. cho, por una de aquellas contradicciones que en vano se intentan explicar, aque11as mismas armas que de. bieran haber solidado el edificio constitucional; aque. 110s vencedores que combatian y triunfaban en nom· bre de la Constitucion y de las leyes, fueron los que con las riendas del poder en las manos, dieron mas profundas heridas a esa misma Constitucion; y faltos de verdadero patriotismo, fundaron una insoportable oligarquia. Todo habia mudado de aspecto... Ya era pasada la epoca feliz de la regeneracion social. Aquel tiempo . dichoso en que se trabajaban los fundamentos de un gobierno libre, habia desaparecido, tan fugaz como una sombra.

Get heureux temps n'est plus. Tout a change de face.:

(Racine, Phedre, act. 1.) .

El ano 1836, es el primero de ese gobierno adultero: que Venezuela no ha establecid.~ ni jura?o. Gobi~rno .. cuya esencia es, segun la expreslOn del mas av~ntaJado. politico de la antigiiedad, la mas perfecta des~gualdad entre los ciudadanos!

De entonces aca datan esas leyes que gradualmente;, han idq meilOscabando las libertades del pueblo, leyes. que 10 van conduciendo a la mas ferre~ servi~~mbre, atado proditoriamente al carro de la 19nomlma. De '. entonces aca todo 10 han sido los Romeros,' los Ro· .

7. Aristoteles. De republica, lib. 5, c. It p. 385. 8. Juan Jose Romero ha side dos veces consejero de

dos veces diputado, miembIa de 18 direccion de tres colegi~9,,) plenipotenciario tres veces, jurado de imprenta, Gobernador. FIS' ;

cal de la Suprema Corte de Justicia, diputado a c6digos,'

etc., etc.

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driguez, los Quinteros, los Diaz. De entonces aca Francisco Diaz no ha cesado de estar en el Congreso; Francisco Diaz no ha cesado de ser juez y diputado a codigos. Pedro Pablo Diaz no ha dejado de ser director de la instruccion publica. Fernando Diaz ha sido juez Y conjuez de comercio mucho tiempo. Ramon Diaz, diputado provincial; Ramon Diaz, jefe politico; Ramon Diaz, concejal. Y hasta los afines y consan. guineos de los Diaz, como "Espino", "Rivero", "Re· quena", siempre han estado empleados en la Gober· nacion locaL De entonces aca se han visto practica. mente la verdad y exactitud de las doctrinas del can· ciller Kent, celebrado publicista americano. "Al for. marse una sociedad politica -dice-, rara vez estiin deslindados los intereses, por la confusion que pro. duce la reunion de dos principios opuestos: los de la sociedad que nace y los de la que sucurnbe; y, en. tonces, hay un peligro de que muchas han sido victi. mas, e~pecialmente cuando preceden cornbates y tur. bulenClas, es a saber: que nunca faltan individuos que sin antecedentes, sin capacidad, sin virtudes, pero mostrandose celosos por la consolidacion del principio reinante, procuran someter, y someten, al fin, a su cuidado y direccion, la suerte de todos los negocios pliblicos"!

En tal estado de cosas, Venezuela vino a ser una Republica escrita en su Constitucion; y los principios democraticos, una letra palida en .el Acta de nuestra ind~pendencia. Nada de gobierno alternativo, nada de 19ualdad, nada de responsabilidad.

EI ano de 1836 se dio la ley creadora de Tribunales Especial~s M ercantiles, que exenciona una gran parte de· los clUdadanos de la j usticia ordinaria. En e110s se juzgan a los comerciantes y tarnbien a los agri.

9. Kent, Sabre los gobiernos.

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. d A ellos estan sometidos no solo cultores y cna ores. , . tamhien los de los I . de su canton, smo . os vecmos, d' tantes En el de Caracas se han )UZ. ;:~~n:d::;uo~s avec~dados en los confines de San

Fernando. . .

EI 'ul 195 de la Constitucion dice que mngzun

artlC 0 , d' t ido de sus jueces natura es, venezolano podra ~ber tIS raespeciaZes. Pero los legisla. ., d por tn una es ul

~~::sz~~n~tituidos ~e creyeron s:i~!;:~:~~s l:~~i:e ~: o contranar los canones

d con de los que solo pedian

C 't' 'n Los vence ores onstI UCIO . . ente el acta de nuestras

re/ormas, destrozan lmpunem libertades.

. - e dio la ley de elecciones, tan vaga Ese mlsmo ano s . .' 1'0 Por ella los

d f mo antlconstItuClona. , y e ectuosa c.o'

d I Asamhleas Parroquiales,

sufragios admltI °tS dPor a~os Conce)' os Municipales, asan a ser escru a os a C:onsti1tUClilD p. dio el poder de anularlos. La a qUlenes se ite esto' antes al contrario (articulo 47) ;10 per;:: la det~nninacion de aquellas. dena que ,sea. m~uta e sin especie de escandalo, la Y se esta vlen 0, no I A amhleas admi. monstruosidad estupenda de que tas . d:d de la Cons.

t nomhre y por au on tan un vo 0 enC . I anulen atrincherados en titucion y los once) os 0 ,

una ley de partidos. P d' I ' I Cd'go de roce t· EI ano de 1836 se promu go e 0 t

mientos J udiciaZes ...

nd ;ngens, cui lumen ademptum. M onstrum horre um,. (Virg., Eneida.)

d' to para gas· Y la impia y depredadora ley e tlmpues r d d de los

de ·usticia. AI que la suerte 0 a ~ena I a ;::ces ha arrancado un derecho preCloso en que

que sobre esta ley hicimos en EI 10. Veanse las observaciones

Agricultor, n9 33.

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sistia acaso la prosperidad de su vida "futura, la ley Ie impone la contrihucion escandalosa de doce por ciento sohre la cantidad liquida 0 liquidahle que ha sido materia del j uicio. Afiadese asi la afliccion a la afJiccion; Y en vez de enjugar las lagrimas del infe­liz, en vez de derramar un haIsamo sohre su herida, la ley arma al magistrado de una espada de dos filos, para que de nuevo profundice aquella y ocasione otras consiguientemente mas letales 0 mortiferas.

El alio de 1836 se dio la ley de registros; y la de hurtos, de pena cruel y degradante, contra el articulo 206 de la Constitucion, segun que en particular tra­tado 10 averiguamos.ll

Ampliose el circulo de la potencia judicial; privose a los ciudadanos de derechos consagrados por la mas sacrosanta j usticia; se les menoscaho su lihertad, y dandose el mas estupendo ejemplo de desprecio a los recihidos heneficios, se hizo y se hace todavia azotar como viles esclavos, como a los ilotas entre los espartanos, a aquellos mismos que vencieron en EI Juncal, en Carabobo, en Bocachica, 0 a los que se enorgullecen con tener en su venas la sangre de los valientes a quienes la patria es deudora de 3U vida.

lQue era, entonces, del anatema lanzado en 1830? l Que era de Venezuela? . .. De hecho no existia go­bierno repuhlicano; y aun las mediocres capacidades conocian las tendencias de pocas a echar sin limitacion en los medios, los fundamentos de su perpetuidad.

El puehlo estaha ahismado, como aquellos a quienes desorienta el huracan en los desiertos arenosos de Libia. En esta manera de estupor paso el ano de 1837, felizmente; sin que se viese agravada su suerte

n. Veanse Los Venezolanos. n9 255 y siguientes.

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ya de suyo triste y lamentable. Mas no fue asi en des trabajos y peligros, hasta que perd" I porque, a as veces, donde se cue t I ' 1838. Apenas se reline el Congreso, cuando se dio I 10 a corona' 14

la ley de papel sellado, derogatoria de la de Colombia, y la humildad en la violencia, se e:c~::~aeelvdasallaje, y por la cual se duplico el valor de aquel. (. Que cir- que no sufre la muerte de la lib t d enuedo cunstancias pudieron concurrir a justificar esa exen- er a . cion gravosa?; entendemos que no las hubo. Las na· Vino el ano de 1839, y vinieron ta b"' . . d bl . ' d t mIen nuevos y

h h d I b· 1 uClOn. os que h b'

Clones se yen preClsa as a esta ecer nuevos Impuestos mas ru os a aques a la Consft .. L o acrecer los ya establecidos, cuando se les prepara ec 0 e go lerno un mon I" I a Ian una contingencia desgraciada, verbigracia, una guerra lIamaban gobierno, y nacion,OPOt~~o os P?C~s que se como sucedio en Holanda, corriendo el ano de 1624, una franca libertad de impre~ta pod ~re~ntIe;on que epoca, l' ustamente, de la imposicion del papel sellado. guerra of ens iva de la que n I' na acer es una . A 0 sa lesen 0 saliese

Mas entre nosotros, nada de guerra, nada de aprestos, no serVlr. quel don precioso d I . n para nada de escasez en el erario. Ninguna contingencia la Constitucion consagro e e os ,rePlubhcanos que

I' n su artlCu 0 194

fatal nos hacia temer. Los ingresos eran cada vez g amento por una ley que h bl' ' se re-

L d d espiritu y la letra de aquell a :sta ecldo, contra el

mayores. os pequenos ramos e la a ministracion. a mlsma Con ft ., I maritima dieron un exceso sobre los anteriores, de preVIa censura. En el articul 2

0 d I lSI uClon, a

I . 0 . e a ey 3a d'·

3.319 pesos Y centavoS. Las salinas, el de 33.433 pesos, que e Impresor esta sujeto a la r : . se Ice, que es mas de la mitad del producto de los anos autor, cuando requerido esponsablhdad del

P

asados " 12 "y las cal' as nacionales -decia el Minis. resultare firmado por para presentar el original h persona en quie d

tro de Hacienda Smith-, han llegado a desahogarse acerse efectiva la responsabilidad . n ~o pue a de sus principales angustias', se aumenta el credito la impresion ni al de la ..' m al tIempo de acusaClOn.

del Estado, se ha reducido el interes de los empres. Coartose al ciudadano I I"b titos del tres por ciento, al uno y un cuarto por pensamientos. Establecios: I: e;ta~ de publicar sus ciento mensual, y los particulares seallanan gustosa· sura del impresor A' P eVla censura, la cen­mente a facilitar recursos al erario sin mas garantias cion no prescribe' sin:

as, c~mo el derecho de acusa­

que la confianza que inspira la marcha actual de los impresor tiene que cons~~a~ 0 men os, por un ano, el negocios fiscales".13 este largo tiempo' b~ Ulrse carcelero del editor por f ,y len se dejan Despues de esto nos vemos compelidos a confesar que e ectos de esta disposicion. . Y conocer ya los habia un proposito caprichoso de imponer al pueblo puesto al mas privilegiado d (. ~al~ trabas se han mayores gravamenes. i

Como si los legisladores no podemos decir ue s h erec 0 el hombre? lY

biesen de ser sus enemigos! i Como si los la soberania del pu;blo? e. a socavado el dogma de debiesen sufrir pesos inconsiderados emmohre.~, principios republicanos? S ~ue .se han subvertido los ciendoles, humillen sus animos! Una que aunque democratic~ ~' Olga~?,S a· un politico necesidad puso al rey Don Alfonso el Magno en gran· ni despues del ano de i83; ~~~nblO en ,Venezue.la, Tocqueville-- que reinan . II n l~s ~a~ses -dICe aque os prmClplOs, la cen-

12. Memoria de Hacienda de 1838. 13. Memoria del mismo ramo en 1839.

14. Mariana, Historia de Espana lib 9 • " cap. 8.

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sura es un absurdo sin dej ar de ser un peligro ... La soberania del pueblo y la absoluta libertad de imprenta, son dos cosas enteramente correlativas; la censura y el voto universal son, al contrario, dos cosas opuestas que no se pueden amalgamar en las instituciones politicas de un mismo pueblo".15

Restringida asi la libertad de la imprenta y colocada Venezuela en una posicion anomala; sin majestad ni fuerza en la Constitucion, sin responsabilidad efectiva en los magistrados, sin alternacion en los cargos publicos, con caprichos por doctrinas, con sobornos por discusion, solo faltaba para aniquilar hasta la idea de la dignidad republicana, reconcentrar en una sola mano el oro corruptor, y asegurar en 10 ade. larite, por medio de reprobos y vergonzosos manejos, la conquista de los colegios y asambleas.

Creose el Banco Nacional en 1841. ..

Pero antes de pasar mas alla en el recitado crono·:' logico de las iniquidades; antes de continuar con el ' Banco, con la ley de espera, con el codigo de ins·, truccion publica debemos dar un solaz al alma, fati. ' gada con el recuerdo de tamafias desventuras; fi., j ando la epoca en que descollo la valerosa y cons· tante oposicion. EI dia 21 de agosto de 1840 apareci6, el primer niimero de El Venezolano, periodico pueblo, redactado por el senor Antonio Leocadio man, y cuyos principios son los mismos que su elocuencia arrebatadora proclamo animoso el dor romano: "Malo periculosam libertatem, quietum servitium". Conforme a la ley 111'"U«1IU'"

las reacciones, la oposicion ha sido tan denodada, tan republicana, como abusivo, degenerado el sistema' de gobierno. Sus derechos

15. Tocqueville, De La democracia en La America del Norte, t. cap. 3.

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sido los del'echos imprescriptibles del pueblo; su sis­tema, eL sostenimiento de la ley fundamental; sus conatos, la difusion de los conocimientos necesarios en una democracia; su fin, traer a los mandatarios al circulo estrecho de sus deberes y hacerlos suceder por hombres patriotas y de integridad a toda prueba. En los cuatro afios que la oposicion constitucional tiene de vida, ha conquistado grandes y bien mere­cidos triunfos. A traves de una larga y encarnizada lucha; afrontando mil dificultades gigantescas, el partido liberal se ha extendido, y formado la mayoria de la nacion en todos los sentidos. Con independencia marchO a la liza eleccionaria en 1844; Y firme, y con integridad de animo, y dejando muy atras las virtudes civicas y el heroismo de los atenienses y espartanos; despreciando el oro infame y los intereses materiales que nada valen en contrapeso de las altas prerroga­tivas de la ciudadania, vencio de una manera esplen­dorosa, y por doquier cantaban los pueblos, embria­gados de placer, los triunfos opimos de la libertad.

Las elecciones primarias de 1844, son la voluntad naeional; las de octubre, la de aquella fraccion di­minuta que nacio y comenzo a crecer en 1836, para apoderarse de todo, y arrebatarnos la libertad poli­tiea, la libertad civil, la libertad individual.

Y este es lugar de continuar hablando del Banco como una de las potencias que obran con mas energia y eficacia contra la resistencia de las masas, para radicar y perpetuar la oligarquia.

Se establecio, dijimos, en 1841, compuesto su mayor parte de extranjeros, y hasta su direccion esta a cargo, en mengua de nacionales, de William Smith, ciudadano ingles. El Banco ha cumplido su mision. En vano 5e ha declamado contra su inconveniencia y pravedad. Nada vale que se hayan aducido las doc­trinas de los economistas que presentan los bancos

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privilegiados como un presagio de ruinas para el comercio, los accionistas y el pais en general. N ada vale que se haya dicho con la historia en.la mano, "que no hay un solo banco de esta especle que no haya hecho bancarrota y arruinado .a los e.mpresari~s y a los acreedores, paralizando la m?ustna. ~el pals por las oscilaciones que un ?umeran,o factIclO oca. siona en el precio de la medlda comun de los valo. res".'6 Nada; el Banco es una potencia oligarca y debe subsistir. A despecho de toda la nacion, burlan· dose al inmenso numero de industriales que cumplen, sumisos con los deberes de la asociacion, aiiadiendose al oprobio el descaro, se liberta al Banco que ejerce la mayor y mas pingiie industria, de! pa.~o de pat~nte, y se viola, otra vez mas, la ConstItuclOn, con mso· lencia.

EI Banco, por si solo; el Banc? dominado P?r el go· bierno; 0 bien, el Banco dommando al goblerno, es y sera siempre un antagonista y, mej~r ~ich?, un enemigo formidable del pueblo y de sus mstItu~lOnes. EI Banco tiende a los privilegios, a la excluslva, a la aristocraeia. EI Banco trabaja, como ya 10 hemos visto por llevar sus adeptos a las Camaras para do· min;rlo todo, y para que no haya oposicion a sus proyectos ambieiosos. Asi comenzo el Banco de In· glaterra, y llego hasta conseguir por .la ley, que sus cedulas tuviesen un curso forzado, slendo, entonces, el despota soberano del pais.

Pero la institueion del Banco, no es la unica aberra­cion que se encuentra en 1841; tambien se dio la. ley de espera y quita, analoga a ese desorden d~ doetrmas y a ese imperio maquiavelieo de las fracclOnes. ~or ella, no es la minoria la que se consagra ya en ~rm­cipio, es la unUad misma. Un solo acreedor de cmco

16. Vease a Flores Estrada, Economia pou'tica. parte tercera, cap. 12.

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centavos puede oponerse a ciento, cuyos creditos sean de millares de pesos. Ninguna atencion se haee al numero de individuos que concedan la espera, ni a la cuantia, naturaleza y privilegio de sus ereditos. 5e abrogo el gran principio de las mayorias; se abolieron los fundamentos constitutivos de toda sociedad y de todo orden. Del juicio de muchos; de la probabilidad del acierto que racionalmente esta vinculado en las mayorias; de la verdad y equid ad que se encuentran siempre en la razon y la conciencia del gran numero, se permite discutir y aun oponerse, robandose de este modo a los individuos, hostigados por la desgra­cia, un beneficio que les concedian las leyes espaiiolas, a cuyos soberanos, no nos eansamos de llamarlos despotas, crueles y tiranos.

No bastaba el ciidigo; no el Tribunal de Comercio. No estaba aun llena la medida de la injusticia y de la iniquidad con la ley de impuesto, con la ley de lOde abril, con la de registros; era menester santi­Hcar un absurdo y decir 10 que no han dicho los principes idiotas del Congo, ni los leni, casi salvajes de los tahiti an os.

Mas ihasta diinde no ha ido la desorganizacion in­coada en 1836? iNo se ha dado un golpe funesto a la instruccion general? iN 0 se han dificultado los estudios por cuantos medios son imaginables? iNo se ha separado la gran masa de los venezolanos de las puertas de las Academias? iNo se pretende asi barbarizar nuestros pueblos, hoy precisamente cuando se proclama que la inteligencia es el poder; que la inteligencia es el derecho; que la inteligencia es la vida? i Y por que? Porque asi cumple a Ia estabilidad de esa fraceiiin man dante que no tiene ciencia para gobernar hombres ilustrados; que neeesita de Ia estupidez en los ciudadanos para especular con las jeyes que les hace recibir y, semejante a los despotas

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del Bosforo, se asusta de que los ciudadanos lleguen a conocer sus imprescriptibles derechos.

He aqui un bosquej 0 de la historia politico.legislativa de Venezuela, trazado bien a la ligera; en el que de proposito hemos pretermitido mil rasgos que concu· rren a caracterizar mas las ideas liberticidas de los que se han apoderado del Gobierno de esta tierra. Sirvan de ejemplo, las leyes de empleados en comision, depresiva de la independencia de aquellos, la moneda, el voto de confianza acordado al Ejecutivo, el 25 de enero, etc. No podiamos tampoco decirlo todo, y 10 dicho basta para j uzgar si en tal estado de cosas existen las condiciones de un gobierno legitimo. Si el poder ha recaido en manos de los mas capaces; si se han buscado las superioridades que hay esparcidas en la sociedad; si el poder ha respetado la libertad de los ciudadanos; si se ha organizado aquel y garan· tizado esta, porque en tales principios es que se Ie· vanta la bondad y perfeccion de un gobierno.

Ninguno hay que no palpe el malestar comiin, la iniquidad de las leyes, la ignavia de los comisarios piiblicos. Ninguno que no se vuelva entristecido a1 contemplar los trabaj os y miserias de la patria, cuya esperanza de alivio no se col umbra en los medios presentes, sino en los del porvenir. Algunos dias nos restan de opresion y servidumbre; algunos dias de ansiedad y tormentos. Todavia esas leyes abortadas del averno para convertir las frondosas campiiias de Venezuela en habitaciones pavorosas del tartaro, toda· via, decimos, duraran estables... pero ellas caeran. Al fin, la voluntad del pueblo es incontrastable; como la fuerza de un torrente que se desborda impetuoso desde la cumbre de los montes.

Quizas alguno nos pregunte, ;,y para que se escribe? En tal estado de cosas, ;, por que se agita la prensa? Nosotros respondemos, ;,y por que no hemos de pa·

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tentizar los males que aquej an al pueblo? Si no inila­lIIara Bruto a los romanos con la enumeracion de sus calamidades y sufrimientos, no hubieran dado muerte

. al despotismo. insoportable. de Tarquino. Y en tiempo a nosotros mas cercano, SI el conde de Richmond no hubiera excitado el odio general de los ingleses contra Ricardo III, nunca habria sido castigado este tirano. En medio de los mas grandes crimenes que a cada paso cometia, la nacion, dice un historiador 10 sabia r no hacia mas que murmurar en secreto. '

A veces conviene ~onar las cadenas bajo cuyo peso el pueblo lace:ado gIme, 0 mostrarle sus harapos tintos en su propla sangre.

P~/.~lir.ado en EL VENEZOLANO. nC} 264. Caracas, 10 de dlclembre d~ 1844. Firmado con las iniciales uF. L.", que i:;r:;a:~l.n. 271 se precisaba que correspond ian a F eUpe

PROSPECTO DE "EL PATRIOTA"

LOS ESTADOS. N~CI.ENTES, c~alesquiera que sean las formas ~ prmClplOs. constItutivos de su gobierno, llegan mas tarde 0 mas temprano en su vida politica, a un punto en que. no pueden absolutamente perma­necer por mucho tIempo. 0 marchan hacia adelante e~ l~ esplendida carrera de la gloria y del engrande­c~m~ento; 0 retroceden necesariamente y con un mo­Vlmlento de precipitacion, por la del oprobio y de fa muerte.

Esa crisis terrible de grandiosos 0 funestos resultados' e~~ moment? angustioso de donde se parte, sin remi~ 81On, a la vIda 0 a la muerte, 10 han experimentado todas las naciones antiguas y modernas; y no hay, por tanto, un hecho a cuya comprobacion se preste,

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con mas facilidad y profusion la historia. Por no difundirnos demasiado, solo recordaremos dos ejem. plos: Espana y Rusia, que si bien en sentido opuesto, patentizan aquella verdad.

Espana llego a esa crisis, a ese estado transitorio y violento en que los instantes de la existencia politic a se llevan por cuenta; y si facil Ie fuera partir de este punto al de su mayor auge y prosperidad constante; al rigor de unas malas leyes administrativas y eco· nomicas de cuya fuerza compulsiva no pudo preca· verse, decayo; fue a menos con el hijo de Carlos V, siguio en su ruina visible y espantosamente con los Felipes III y IV, Y completo su nulidad en el reinado del debil e ignorante Carlos II. Desorientada y en la imposibilidad de vivir estacionaria, se despeno por el sendero opuesto al que hubiera de conducir al ultimo grado de su fortuna y poderio. Noventa mil familias salieron de la Peninsula; la industria qued6 sin vigor ni fuerzas; el comercio se extenuo; desapa. recieron los capitales; mermose la sociedad; secaronse las fuentes de la dicha publica y cerraronse hasta las puertas mismas del saber. i Que cuadro tan horroroso! i A que infeliz estado no conduce una mala legislacion! Rusia (en contraposicion con Espana) que tuvo aque· lla inevitable crisis a' la muerte de su emperador Alexis; ruda y grosera, debil y desconocida a pesar de su extension, partio de aquel punto dificil y, con· ducida por Pedro el Grande, fundo en la embocadura del Neva y del Ladoga su rica y esplendida capital, la primera de Europa en magnificencia y esplendor; organizo su ejercito y marina; vencio en Pultava a Carlos XII, el mas grande capitan de aquellos tiempos; extendio a 10 increible su comercio; conocio las artes de la paz y la civilizacion, y se coloco, por su poder y sus leyes, al frente de las mas antiguas e ilustradas potencias del mundo. i Tal es la fuerza de la buena

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legislacion, Y de las utiles reformas! Partio Rusia a su gloria con el zar Pedro; extendiendose con mas brillo. las tr:s emperatrices,. y llego a su apogeo en el remado Ilustre de Catalma II, la Semiramis del Norte.

lY que prueban estos ejemplos? No otra cosa, sino que es imposible a las naciones llegar a ese punto critico, a ese grado de apretada dificultad y perma· necer inmutables y sin riesgo en e1. Decaen como Espana 0 se engrandecen como Rusia. Las leyes las abisman 0 elevan; las entregan a la miseria y a la degradacion, 0 al poder y a la magnificencia.

Venezuela ha IIegado en nuestro juicio, a esa crisis de empeno, y ocasion de vida 0 muerte; y creemos que de hoy mas 0 desciende a morir con vergiienza, 0

se encumbra a vivir con ventura. Esa multitud de malas leyes, de leyes inicuas y opresoras, dictadas a la conveniencia de los enemigos de la patria, son los r~cios temporales. que la agitan y la haran sumergir, SI duran, en el Cleno del oprobio. zAcaso no son el mayor azote de los pueblos las leyes malas? ZNo es inmenso e incontrastable su poder? zPuede haber moral cuando las leyes son inicuas? zRiqueza cuando son depresoras? Z J usticia cuando conculcan el dere· c~o ~e la naturaleza? zHonor cuando vilipendian la dlgmdad del hombre? Z Sociedad, en fin, cuando las garantias individuales dejan de ser un canon inviola· ble, un fundamento eterno que ninguno ose contras­tar? Si hasta ahora el Estado ha podido subsistir, a pesar de tantos elementos de muerte y corrupcion como se han desarrollado a porfia, es porque estos han estado en lucha perenne con la fuerza vital de una nacion jove?; pero hemos IIegado ya al punto en que vencen aqueIIos, y se consuma nuestra ruina 0 son vencidos y se decreta nuestra gloria. '

Constituida Venezuela en tal estado de cosas, toea a

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los buenos patriotas reunir su poder de inte~ig~ricia, su poder de probidad, su poder de conOClml?ntos pnicticos, para encaminarla por la senda de la ~cha; y toca a la prensa periodica, a esa columna y fHm~. mento de los gobiernos justos, a esa antorcha luml. nosa que no puede apagar el viento tempestuoso del despotismo; toca a la prensa, decimos, ilustrar. a la opinion publica, empeiiarse en las graves cuestlOnes de interes vital, seiialar los bienes que han de hacerse, y reclamar, con gritos no interrumpidos, c_ontra los males que se han hecho; a ella toca ensenar a los hombres sus derechos, y decirles hasta donde alcanzan sus deberes; a ella toea unir su inmenso poder. con el de los ciudadanos probos, inteligentes y desmte· resados y ayudar con toda la fuerza de su naturaleza gigante~ca a la grande y necesaria obra de la salva· cion de la patria.

Es por tales razones, y con este. objeto: ~ue se crea El Patriota. Sus redactores, enemlgos acernmos de las personalidades que solo provocan la nau~ea y el hastio, entraran unicamente en el tratamlento de cuestiones publicas. Desde luego, protestan que sus principios son liberales; porque en Venezu~la no d~. ben los ciudadanos profesar otros. La probldad poll. tica repurrna tanto el vandalaje como la oligarquia y el despoti'smo. Todo 10 que no sea constitucional es inicuo; to do 10 que tienda a menoscabar la libertad y la igualdad; a eludir la responsabilidad; a contra· riar el principio alternativo; a hacer efimera la segu· ridad personal 0 real; a disminuir el 'po~er sobera.no del pueblo, es nefario r de una alta lmpledad socwl; Por otra parte, en Caracas, donde primero se lanzo el grito formidable de independencia.' no pueden adop· tarse principios, ni sostenerse doctrmas que maten la libertad. Esto seria tan absurdo, como sostener el Alconin en Roma.

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El Patriota, sin embargo, no se reducira solo a la politica del pais, dado que sera siempre objeto de su preferencia, indagara tambien la del extranjero, y el periodico saldra tan variado y ameno, cuanto es de esperarse del proposito de sus redactores.

Como ningunas miras de especulacion 0 interes pecu. niario mueven el animo de estos al emprender la penosa tarea de la publicacion de El Patriota, el precio de la suscripcion sera el que baste a sufragar los gas. tos de su impresion. Diez reales por cada trimestre de dace numeros es, sin duda alguna, un precio bara. tisimo; y no se publica periodico en Venezuela del porte y trabajo de El Patriota por un valor tan mo. dico. Su marca sera exactamente igual a la del papel de este prospecto, teniendo el periodico un pliego entero.

Los redactores que tienen la oficina en su casa de esta capital, calle de las Leyes Patrias, nlimero 44, no recibiran comunicaciones, avisos, etc., que no vengan francos de porte.

El Patriota saldra puntualmente los domingos; y se enviara al interior, con eficacia, par el primer correo. Los numeros sueltos se venderan a un real cada uno.

Se publico en hoja suelta, /irmado uF elipe Larrazabal". el 19 de marzo de 1845.

INDICACION

CIRCULADO OPORTUNA Y numerosamente nuestro pros. pecto, y publicado despues en El Venezolano, numero 272, por la espontanea oficiosidad de su redactor, nos creemos relevados del deber de insertarlo en el primer Patriota, consultando, por otra parte, el inte.

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res de los suscriptores en la colocacion de nuevos y variados articulos. Sin embargo, como puede suceder que muchos individuos no hayan visto nuestra profe. sion de fe politica, no habiendo llegado a sus manos la hoja suelta en que circulo el prospecto, ni El Vene­zolano citado, a pesar de que nuestros principios son harto conocidos por los diferentes articulos publicados en los periodicos liberales de esta capital y que siem­pre hemos autorizado con las iniciales de nuestro nombre, repetiremos aqui que El Patriota sostendra las doctrinas liberales, en toda la extension republi­cana y decorosa que corre esta palabra; que sus re­dactores detestan en igual grado, el desenfreno del vandalismo, como la artera y proterva mafia de la oligarquia y el insoportable despotismo; que no miran en la Republica prosperidades que celebrar, sino ini­cuas y ominosas leyes que vituperar, arbitrariedades que denunciar, y una administracion misteriosa y solapada, que huyendo de la publicidad, hace engen­drar sospechas de sus alcances y de su conformidad con la mayoria de los gobernados; que, por tanto, pisando en el terreno firme de una justa y legal oposicion, llamanin "inicuo" todo acto que emanado de los poderes nacionales, no sea constitucional; y "nefario y altamente impio", 10 que tienda a menos­cabar la libertad, a destruir la igualdad, a hacer quimerica la responsabilidad, a contrariar el dogma alternativo, a socavar la seguridad individual 0 real, a menguar, en fin, aunque sea en un apice el poder soberano del pueblo.

No desconocemos tampoco el riesgo que corre el escritor publico que con la pluma en su mano para defender los derechos del pueblo cuya soberania des­cubre en todas partes, se mide con los poderosos, prop ala sus maquiriaciones y ensefia a los ciudadanos las cadenas con que se trama esclavizarlos, y reducirlos

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a la mas h.onda y ultrajante abyeccion. Pero 'que 1

1 .. (, va e ese pe Igro por mmmente que sea? ,;,Habriamos de callar? ,;,Habriamos, por temor, de dejar perecer los derechos del.pueblo? No; el ejemplo de Bruto en Roma, el de GUIllermo Tell en Suiza, el de los Prin­cipes de Orange en la~ Provincias Unidas, y el de tantos otros que en medIO de la tirania mas sistematica y fundamental han os ado levantar las banderas de la liberta~ y colocarlas en los chapiteles del Harem del despotIsm.o; esos ejemplos, decimos, nos arrebatan, nos e~t~sIas~an; y cuando consider amos la grandeza del mIlllsteno de quien defiende al subdito oprimido contra el mandatario poderoso, desaparecen los peli­gros ~e la oposicion, 0 mas bien dicho, se convierten en estJmulos que hacen al alma mas fuerte y vio-orosa

, d f " , mas ?apaz e a rontar los designios perversos de los que mtenten y presuman traicionar la patria.

Los redactor~s de EI Patriota que no viven de empleo; que no l~ ,qUIeren absolutamente; que en sus habitos de moderacIOn y frugalidad tienen un rico patrimonio que les hace independientes a pesar de la escasez de su fo~tuna; que son republicanos por patriotismo, y enemIgos de los sultanes por patriotismo y tempera­mento, no pueden menos que ser liberales, viendo con ho~ror y desagrado esos sistemas de cerrada oligar. quw;, que en la practica, y contra el querer de la Nacwn, se han entronizado en Venezuela. Baste de indicacion.

Caracas, 23 de marzo de 1845.

EL PATRIOTA. n9 1. Caracas 23 de maTZO de 1845. Firmado.

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REFORMA DE LA LEY DE 10 DE ABRIL

[De 1834]

SE OCUPA EL SENADO en reformar la ley que marca la epoca de las desgracias y decaimiento de nuestra patria. i Utiles tareas acaso, si dan por resultado la proscripcion de la usura y el aprecio del trabajo! La mayor calamidad de un pueblo es una ley en que, lejos de reprobarse y condenarse la usura, se admite· y autoriza... Adios moral; adios los documentos bene£icos del Evangelio y de la caridad; adios los sentimientos nobles y generosos; adios las aspiracio. nes que no sean metalicas, el contento de la mediania, el pundonor, la decencia misma. Todo se reduce en· tonces al calculo; a sacar ciegamente un fuerte, si es posible, de un centavo, sin curarse el usurero del modo ni de las condiciones; de la suerte del infeliz deudor, ni de la calami dad instante que Ie fuerza a suscribir un pacto que repugna su probidad y que detestan las leyes que han regido al mundo en todos tiempos. La sabiduria que prohibio la usura a los hebreos entre si, la permitio para con los extranos, tomandola como un poderoso agente de disociacion, como una de aquellas artes cuyo ej ercicio ocasiona precisamente la inquietud y desazon entre los hom· bres, y la pobreza y abatimiento de las republicas que, imprudentes, la ejercitan.

Los defensores de la usura y de la ley de lOde abril, acuden siempre a buscar armas prestadas en el arsenal gastado de los economistas y enciclopedistas del si· glo XVIII, para venirnos a sostener con teorias que "la tasa del interes es una descarada violacion de la propiedad". En este punto como en muchos otros, los £ilosofos del siglo pasado mas bien que convicciones y fundamentos doctrinarios de la ciencia, tenian un

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prurit~, y.mejor dicho, u~a picazon de afrontar y dest~U1r: 51 les fu~ra pO~lble, las maximas que el crisuaDlsmo, en la lllmensldad de sus beneficios ado· rabies habra hecho sancionar a las potestades civiles. Este deseo, profundamente sensible, los aguij onaba; y des~WlS de al~unos paralogi,smos, de algunas conse· c?e~c~as mal hIladas; despues de algunos ejemplos hlstoncos falsos 0 acomodados al antoj 0, con que deslu~braban a sus lectores y querian dar peso y aut~r~dad a sus conceptos, concluran diciendo: que fa /!c!tud de la usura era un axioma de la economia poUtica; que la ignorancia de esta ciencia, era el ori· ge~ de. las l~~es represivas del interes del dinero, y que la mvwlab!hdad del derecho de propiedad no permi· till qne se tasase el premio de la moneda en los con· tratos de mutuo, etc. .

Para contestar y confundirles una vez por todas, no echaremos ~ano de Platon y Aristoteles, los dos mas gra~des gem?s que el mundo ha conocido; ni de Caton y S~neca; m de Plutarco, el preceptor admirable de TraJano; y mucho menos de la universalidad de los Padres d~ la ~glesia, griegos y latin os; porque todas estas e~lllenclas como condenan la usura, como la c~ractenza~ de torpe y nefaria, como la juzgan por el smtoma mas apurado y perfecto de inmoralidad dt"'1 b y . es rucCl?n SOCIa, son repro ados, imputandoseles IgnoranCIa y falta de buenos principios. Para con· testa:, noso~ro~ usaremos de otros argumentos que ~o benen. replIca; de otras autoridades a quienes la ImpudenCIa no puede culpar de ignorancia. lPor que es, que desp~es de tantos es£uerzos para sostener la ~s?ra; despues de tantos volumenes escritos sobre su hCltud, sobre su inocencia, sobre sus fundamentos natural:s, sobre la ine£icacia de las leyes absurdas que la, repnmen; por que es, decimos, que las naciones mas Ilu~tradas de los tiempos modern os, aquellas que 5e conslderan como el tipo de los progresos morales

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y materiales y que a su caheza tie~en los maestros de la ciencia economica, han tasado slempre y tasan hoy mismo el interes del dinero, prohihiendo la usura y castigando los contraventores severamente? lPor que no han dicho como Venezuela, el pacto de toda USura es licito y la justicia 10 han! cumplir? En Francia se ve fij ado el interes legal al 5 por cie~to en las tran· sacci ones civiles y al 6 en las comerCIales. En Ingla. terra, durante el reinado de Enrique VIII, se fij 0 a\ 10 por ciento; posteriormen~e se redujo al 8, desp~es al 6 y por Ultimo al 5 por CIento. En !rlanda. suhslste siempre al 6 por ciento y ~ara ~as Indlas Occldental~ se taso al 8. En el Indostan mlsmo no se puede esh· pular mayor interes que el10 po: ciento al a~o,.maxi. mo que permite la ley. lPor que estas restncclOnes? . Por que este cuidado de contener al logrero en los ~ontratos? EI j uicio y la solidez de los sahios que presiden los destinos de tantas nacion:s e.n extremo civilizadas se ha hurlado de las teonas mconsultas de los ec~nomistas de la usura. Y lpor que? lNo sera seguramente porque estas son enganosas, y des· arrollan en su practica el germen fatal que pone en esqueleto la sociedad mas poderosa y comercial?

Si volvemos la vista atras para examinar las serias legislaciones de los grandes imperios que nos han precedido en la vida politica, no encontraremos p~r cierto nada que se parezca a nuestra ley de 10 de abnl. Tacito nos dice, que las leyes de las doce tahlas entre los romanos prescrihian el uno por ciento al mes; interes que se redujo despues al medio, y que, final· mente, se prohihio del todo, en vista de que era ocasion /unesta de discordias y sediciones. En Alema. nia las leyes de los emperadores Maximiliano I y II, Rodulfo y otros, han procedido de acuerdo con las de Lotario y Carlomagno para reprimir la usura. En Espana vemos esta condenada desde el tiempo de los visigodos. Las leyes de Partida y las del Ordena·

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miento de Alcala, reproharon tamhien la usura y penaron a los logreros. Es notahle el principio de la ley 4~, tit. 69, lih. 89 de la Recop.: La codicia --se lee alli-, que es raiz de todos los males, en tal mao lIBra ciega los corazones de los avaros, que no temiendo aDios ni habiendo vergiienza de los hombres, desver­gonzadamente dan a usuras en muy gran dano de nUl!stroS pueblos.

Ahora hien, l que se deduce de este consentimiento universal? l Que consecuencia podemos inferir de no haber podido hallar en la inmensidad de las leyes de las naciones antiguas y modernas una siquiera (ex· cepto la nuestra del 10 de abril) que se preste a per· mitir ahsolutamente la lihertad de contratar? lSera que aquellas no han tenido ni tienen la ilustracion que nosotros? lSera que su comercio ha sido mas ratero que el nuestro y su credito menos valioso? lSera que los legisladores han querido conducir sus imperios a la ruina por medio de estas prohihiciones que los idealistas modernos impugnan y maldicen? -No. Digamos de una vez 10 que hay en realidad; es que los autores de las leyes represivas de la usura se propusieron la paz y la armonia necesarias entre ciu­dadanos de una misma Repuhlica; no quisieron ahrir la puerta a un contagio que hahia de costar necesaria­mente la vida a muchos individuos; ni ver con ojos indiferentes que la astucia manera y criminal de un usurero se aprovechase de la conducta ligera e im­previsiva de los j ovenes, de la fragil dehilidad de las mujeres, y de la suerte calamitosa de un padre de familia a quien sus conflictos del momento 10 apre· mian a suscrihir un pacto, que mejorando transito­riamente su posicion, la empeora despues para siem­pre, contrihuyendo a hartar la insaciahle voracidad del cruel logrero. La necesidad es ciega, como 10 es tamhien la avaricia; pero si aquella se presta a un mal futuro y puede ser disimulada, esta que en una

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confianza impia solo desea una contingencia ruinosa, no merece mas que la execracion y el anatema. Las leyes trabajadas con prudencia y buen seso p.ar~ el bien de la sociedad, no pueden menos que repnm!r y condenar los pactos de usura y logro; las que COlllo la de 10 de abrillegalizan todos los contratos, y ponel! a los ministros de la j usticia santa a cumplir los convenios de la iniquidad, son para el infeliz Estado el azoe mortifero que al respirarlo concluye con la vida. Ellas son la causa radical de todo atraso; ellas apagan los sentimientos morales del pueblo; ellas Ie conducen a sacrificarlo todo en ellibidinoso altar de la avaricia, y forman de los ciudadanos nacidos acaso con estimables dotes, otros Tantalos que desconocen la compasion; que no aman a nadie porque sus rique. zas y el modo de adquirirlas absorben todos. sus afectos y pensamientos; que rehusan 10 necesano a sus familias, porque 10 necesario les parece super~uo; que viven inquietos, que son capaces ~e las acclOnes mas bajas, y entregados a una pasIOn excluyente, odian la sociedad y yen su fortuna en la ruma y miseria de los demas.

Estas son unas de las miles funestas consecuencias de las leyes que despiertan en el hombre la pasion de la avaricia. Mediten nuestros senadores y representantes; convenzanse; y no den al logro y la usura en Vene· zuela, la proteccion que no tienen, ni deben tener en ningun pueblo del mundo.

Muy caro nos ha costado el ensayo de una teoria descabellada; y despues de diez anos de lagrimas e infortunios, despues de diez anos en que Venezuela, como Troya, ha sufrido el mas espantoso asedio de la falange usurera, parece llegado el tiempo de reparar y corregir.

Un rasgo de pluma puede volverla a la vida.

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Encnur/stro numero 49 empezamos a tratar esta cues­!ion que, en importancia, se ostenta como la primera para nosotros. Entramos a discurrir, y de dos partes que contiene la ley, la primera de estas, la funesta lihertad omnimoda de contratar, nos ocupo de tal modo, que fue preciso dej ar para despues la segunda, esto es, el remate de las propiedades.

AI entrar en prensa aquel numero, supimos de una manera autentica y dimos cuenta a nuestros lectores: que las fuerzas de los logreros habian vencido, en el Senado, a las de la razon y la j usticia; y que despues de tantos clamores, y cuando se anunciaba a la Repu­blica la reforma de la ley de 10 de abril, y se espe­raban en el porvenir temporales menos recios de los que han hecho zozobrar nuestra existencia pasada, la abominable usura quedaba viva y enhiesta, levantada la mano asoladora con que en un momento, destruye las mas pingiies regiones del universo.c Esta engafiifa 0 decepcion no era digna de la ma j estad de un Senado. Publicar en altas voces que se va a hacer la reforma que el pueblo pide, y despues dejar a oscuras, delusoriamente, las esperanzas de este, no es ni puede ser j amas propio de la circunspecta cate­goria de los senadores de una nacion libre e ilustrada. Pero i que hemos de hacer! l Como hemos de dar circunspeccion a quien no la tiene, a quien no quiere tenerla, a quien no qui ere ni fingirla?

Paso a la Camara de Representantes el proyecto, y sin tocar otra vez la cuestion de la ilicitud y desven­tajas de la usura, entraremos hoy a examinar la se­gunda parte de la ley, en el estado de imperfeccion en que la ha dejado el Senado.

Veamos como dice el articulo del remate.

Art. 39 Abierto el remate par el tiempo que se fije, 5e dara la buena pro al mejor pastor, siempre que su

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o/erta no baje de la mitad del precio dado a la COi>a.-_~!II Si ninguna postura alcanzase a esta mitad, habra segundo remate al decimosexto dia despues del tuvo lugar el primero, y en el se adjudicara al postor, si su o/erta no bajase de los dos quintos mismo precio; pero si ni aun este se o/reqiese, ad judicara la cosa al acreedor 0 acreedores, si pidieren, por dichos dos quintos, debiendo devolver·jB a su deudor el sobrante si 10 hubiere, deducidos los

costos del remate. De este articulo al 1 Q de la ley de 34 que legitima remate por 10 que se ofrez~a en publica almoned~, sin duda, alguna diferencla; pero no por eso duemos que se ha dado un paso muy adelantado, ni que .a las propiedades se ha restituido el valor que en si henen y que realmente merecen.

Desentendiimonos del primer concepto del articulo, o sea de la oferta por la mitad del precio dado a la cosa; porque diciendo la ley, que si no hay postura por esta cantidad se adjudique la cosa rematable al que ofrezca los dos quintos del mismo precio, claro estii que no extenderiin los licitadores un apice mas aHii de estos sus propuestas, por razones que, como todos saben, nos parece fastidioso repetir. Discurra· mos, pues, sobre las desventajas de la venta forzada por los dos quintos del precio dado a la finca 0

propiedad. Investi aando los principios relativos a los cambios y leyes q~e regulan los valores, es sabido: que el valor de una cosa cualquiera (articulo de riqueza) se considera, ya respecto del trabajo y capital empleados en producirla, ya respecto a la cantidad de otros ar· ticulos de riqueza 0 trabajo que con eHa se pueden comprar. De donde los economistas asientan que el valor real, 0 como dice Smith, "el precio natural y necesario es el que regula precisamente el valor venal

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o valor) en cambio de las cosas", disminuyendo 0

aurnentando este cuando disminuye 0 aumenta aquel, dado que la tendencia de estos dos valores es al equilibrio cuando la industria es libre 0 de manera alguna esta entrabada la concurrencia de los postores. De estos principios inferimos nosotros, que un remate por los dos quintos del precio dado a la cosa remata· ble, no se ajusta con la teoria de la ciencia economica, porque este valor venal no sera constantemente regu­lado por el real 0 necesario de la cosa ofrecida; suce­diendo, en este caso, que el comprador y vendedor 0

rematador y deudor propietario no se dan reciproca­mente el verdadero equivalente de 10 que cada cual recibe. Ademas de oponerse a los principios de la economia la ve?ta j u?icial p~r los dos quintos del precio dado, desahenta mdefectlblemente al propietario' uno de los males mas incalculables de la ley de 10' de abril. S,abe aqu~l q~e en un remate de esta especie, habra slemp:e • meshmada una porcion de riqueza que pasa~a, mtegra; a manos del rematador, sin que por tal Clrcunstancla venga al productor mayor ventaja. Est~ ~dea que siempre es desesperante, hace desmayar el an~mo del prod~ctor; y cuando considera que sus trabaJos y afanes mdecibles, sus privaciones, sus eco­nomias, su industria, su capital empleado, que todo concurre a h.acer valero su propiedad veinte mil pesos; cua~do consldera, deClmos, que estos veinte mil pesos s~ran rematados por ocho mil, desapareciendo sin nmguna esperanza de adquisicion doce mil 0 sea los tres quintos del valor de su finca, que 'representa tant?s valores, se aparta de sus empresas, descuida el CUltlVO .?e su campo, abjura las ideas de mejora y perfecclon de la fmca, y retira su amor (imal im­ponderable!) .de aquella ~osa misma, que con leyes menos depreslvas formarIa, no solo la base de su existencia sino tambien el encanto de su vida.

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Continuar trabajando espontaneamente, .decia un es· critor moderno, a pesar de estar c~nvenCldo que otros se han de aprovechar 0 han de dIsponer de los pro. _ ductos de sus esfuerzos y desvelos, .es ~a locur~ 0

fatuidad, y un fenomeno moral que lamas se ha v~to en ninguna nacion del mundo. (F. Estrada, Economza).

Por otra parte, los poseedores de propiedades raizales han debido contar, y contaran en efecto: antes de los pesimos ensayos de depravada economla que hemos hecho, que sus fincas compradas en el curso del ca;n'

b· 1 s dos terceras partes de su valor, tendnan 10 por a . .' . n todos tiempos y circunstancias el mIsmo JustIprec:o. ~oseen con buena fe, con titulos justos, con pr?pIe. dad legal, con dominio pleno; y la ley que au~onzase para que se vendiesen forzosamente por dos qumtos de su valor, aquellas mismas propiedad~s que se obt~. vieron por las dos terceras partes. de este, arreba~ana con manifiesta injusticia la propledad ~e ~os clUda·

d Y destrozando el canon constItuclOnal que anos, • h' d

garantiza la inviolabilidad de aquella, ana esapare· r uno de los medios indispensables para aumentar

~:s facultades productivas de la industria. i Grave mal y de espantosos resultados! La falta .de respe~o a la propiedad escribe el reciente economIsta espanol hemos cit~do, es la mayor calamidad que se imaginar: los desastres de una guerra, de. una y del hambre, pueden _ repararse en poco tIemp?;

ue provienen de la mortifera influencia de un SIstema :Ie violacion y de dilapidaciones, no se puede repa~ar ... En Turquia, que las leyes no respetan la p:opledad, se ha extinguido en el individuo tod~ estImu~o de industria y de actividad, y ha desaparecIdo no solo Ja facultad, sino hasta el deseo mismo de salir de Ja

barbarie.

Aiiadase a esta serie de razones otra no menos im­es, que como el capitalista ve arriesgado portante; y

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eJ ernpl~o de su dinero en la adquisicion de propie­dades, 10 destina a logros y usuras, 0 a cualquiera otra ocupacion donde corra menos azares, sustrayen­dolo de aquel genero de industria donde su accion, como en la agricola, es indisputablemente mas pro­vechosa para la sociedad en general.

Despues de estas consideraciones universales de jus­ticia y economicas, consideraciones tan obvias que saltan a la vista misma del mas ciego, no queremos terminar el articulo sin que antes patenticemos la extraiieza que nos causo y debio causar al ver que se fijaban en el Senado los dos quintos del valor en los remates 0 ventas judiciales tratandose de contra­tos particulares, en el tiempo mismo que la Camara de Representantes sancionaba el articulo 19 del pro­yecto de ley sobre movilizacion del credito territorial, en que dispone "que la venta judicial de las fincas hipotecadas se haga por las dos terceras parte de su valor calculado por peritos, etc."

No nos acostumbramos jamas, a pesar de los multi­plicados ej emplos que nos ofrecen los actos legisla­tivos de Venezuela; no nos acostumbramos aver can indiferencia contradicciones de bulto tan mons­truoso. Sancionar el Sen ado tal disposicion, y en el misrno dia y en identic a materia otra la Camara de Representantes, es una anomalia que para explicarse es menester ocurrir primero a convencer que en muchos de nuestros legisladores no reinan doctrinas, no prevalecen principios, no hay sistema, ni teorias, ni ciencia, ni desinteres, ni patriotismo; y que la mayor parte de las leyes las confeccionan los partidos, alia en sus poridades, sin atencion a las necesidades del pueblo, ni a la moral, ni a las costumbres, y muchas veces, ni a la decencia publica.

La Camara de Representantes al debatir el proyecto de ley que Ie ha pas ado el Sen ado, tendra presente

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-------algunas de las razones, que entre much as, . apuntado y prudentemente fijani los dos terClOS valor pa:a los remates 0 ventas judiciales. Es imposible que esta Camar~ no. sea consecuente sigo misma; y si 10 es, y S1 olVlda ~us acuerd?s, y deja arrastrar por el Leviatan que ,1~{unde m1edo el Senado y que firme en sus propos1tos ora al mal, ora se opone al bien, ya sostiene la cion de los ciudadanos, ya vota porque suene tra patria el crujido horrible de.l~ cade~a . si se rinde, deb ii, a las permclOsas 1nfiuenclas quien no tiene amor a esta tierra, P?rque en ella tiene hijos, ni esposa, ni una c~sa, nl una ternera, una mata; aiiadiremos las refiexlOnes de este l""UU.iiUl)1l

a las que antes de Mora nos ha hecho {ormar triste cuanto vergonzoso colegio de octubre, en ~onde la corrupcion, el sordido interes y la ausen~la de todas las virtudes civicas, engendraron fenomenos incapaces de rectitud y de firmeza.

No quiera Dios que podamos echar en cara a nuestros representantes una debilidad 0 {alta de entereza, qu~ seria, a todas luces, indisculpable; que podamo~. cn· ticar con la causticidad de Persio, una versabhdad demente que rebajaria nuestros diputados.hasta un grado indefinible; antes mej or, 1 plegne al c1elo!, que se cierre el Congreso y desaparezcan nuestros apo· derados, aunque no podamos mas recoger los poderes que les dimos.

*

EI Liberal del sabado 3 del corriente dice en el prin. cipio de su articulo que sirve de Editorial, que "Ia libertad del pacto de la venta de las propie~ad~s pOI 10 que ofrezca el mejor postor en subasta, ~ubhca,. e.s una derivacion natural de la libertad pohhca y cml por virtud de las cuales todo asociado mayor de

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dad Y h:ibilpara contratar, no puede ni debe ser ~ artado en el usa de su derecho". El Liberal dista ya vO d' ~ , I ' de nosotros lez anos; lpara que contestar a que esta

, ? Ian atras.

Se publico en la seccion editorial de EL PATRlOTA, nu­meros 4 r 8, de 13 de abra r II de mayo de 1845, respectivamente.

EL PORVENIR

EN MEDIO DE LA OBSTINADA LueHA que ha habido entre los gobiernos y las ideas, entre los tronos y los pueblos, el siglo XIX ha visto ensanchar considera­blemente los !imites de las ciencias, y nuevos y por­tentosos descubrimientos han venido en auxilio de la idea social, de la civilizacion.

jEl vapor! ... He aqui la palabra magna de nuestro siglo; he aqui la palabra que envuelve el porvenir del mundo. Los destinos futuros de las naciones no dependen ya de una victoria ni de un tratado.- Pasaron los dias de Lepanto y de Tilsit. Un Congreso de sobera­nos, un arreglo comercial, una batalla como las de Farsalia, de Fontenoy y de Austerlitz, son cosas suhalternas que no . preocupan muy fuertemente la alencion del estadista ni del politico.- El vapor .... el vapor 10 absorbe todo, 10 llena todo. Es la fe de nuestro siglo; la esperanza de la posteridad.'

1. Aqui 5e tratn solamente del vapor de agua producido por un calor de mas de 100 grados, y cuyo vapor es especificamente mas ligero que e1 aire.- EI vapor desempefia un papel tan im~ portante en la naturaleza, y los hombres 10 han apropiado a sus ncccsidades de tantos modos diversos, que era imposible que no Harnase la atencian de todos aquellos que se interesan en el progreso de las ciencias fisicas.- Los estudios y experiencias sobre eJ vapor. remontan a una grande antigiiedad; pues haee dos mil

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i I Por mas que digan los espiritus pesimistas y de

tradicci6n, nuestra epoca es grande y bella. maravillosas se preparan; y nuestros hijos mirados, magnificos y brillantes otros valemos mas que los nombres de y de Luis XIV.

Ninglin siglo puede compararse con el siglo XIX

Los portentosos descubrimientos de nuestra epoca y, sobre to do, la invenci6n de las maquinas de vapor, que ejercen una influencia inmensa sobre el desarrollo industrial, han caracterizado magnificamente nuestra edad, y encumbrandola sobre los siglos mismos que se lIamaron siglos de oro.

lHasta d6nde no ha llegado la generaci6n presente? -Digamoslo con gusto:

anas que Heron, filosoio de Alejandria (e1 Vaucanson de aque. 1105 tiempos), pretendi6 emplear e1 vapor como una fuerza motril. Empero, esa idea qued6 sin resultado; y hasta ahora, en nuestros dias, no ha venido a realizarse extensamente.- Invadido e1 espi. ritu humano, subyugado por las disputas teo16gicas, por la alqui. mia, por la astrologfa judiciaria, pOI e1 estudio inmenso de las leyes romanag y de los c6digos bar baros, no penso en seguir las trazas de las experiencias y de las investigaciones del filosoio de Alejandria. Al principio d"el siglo XVII, Salomon de Caux, que st

decia ingeniero y arquitecto de Su Alteza Palatina, publico en Francfort·sur.le-Mein, una obra titulada: Razones de las /uerzal movientes~ en cuyo libro, escrito sin pretensi6n, se halla la des­cripcion de un aparato para haeer subir el agua con la ayum del fuego.- EI libro de Salomon de Caux se dio a la estampa en 1615.- De entonces aea. datan las tcntativas reiteradas para obtener el resultado definitivo del empleo uti! del vapor.- Fulton, americano, fue el primero que lanz6 al agua en Nueva York, el primer buque de vapor. La potencia y la utilidad de este pode­roso agente 5e dcsplegaron lentamente en el oceano; pero, en compen5aeion, tomaron, desde 1810, un prodigioso vuelo en los campos del comercio y de la industria.- El vapor estn lla· mado a obrar en e1 mundo una revoluci6n mas completa, mas radical que la que han producido los descubrimientos de la pol vora, de Ia imprenta y aun del mismo Nuevo Continente.

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A. juzgar por la extension, por el valor, y por las Tlsecuencias trascendentales de las conquistas veri.

~ . jicadas hasta hoy por los hombres del sLglo XIX, debe esperarse, con fundamento, un porvenir mas lisonjero para la especie humana, que tantas tribulaciones y amarguras ha pasado en la larga peregrinacion de mil ochocientos arios.

Las distancias han desaparecido.

Los navios no tienen necesidad de viento para atra­vesar el oceano, que es el gran camino del comercio de las naciones.

El paquebote que parte para el polo austral, para la tierra de Van Diemen, atravesando dos veces los lropicos y recorriendo el diametro de la tierra en los extremos del universo, estara de vuelta dentro de poco tiempo, habiendo ofrecido al pasajero una camara tapizada de anacardo, ornada de seda, de espejos, de flores, de bibliotecas, de instrumentos musicos, y provista de todas las delicadezas de una mesa esplendida.

Los sistemas de canalizaci6n y de riego se han in. troducido hasta en las naciones mas pobres y atra. sadas.

Los sistemas hidraulicos de Manchester, de Londres, de Liverpool, de Birmingham y otros paises, atesti. guan las magnificas concepciones del genio moderno. EI de Filadelfia es un prodigio.

AI favor del telegrafo de dia se transmitian antes con dificultad y mucho costo algunas ideas a los lugares apartados. Para veneer los accidentes atrnos. fericos se invent6 y perfeccion6 el telegrafo de noche. Hoy no existen mas que telegrafos electricos.- Por medio de ellos se habla de un polo al otro, como si los interlocutores estuvieran sentados, uno frente a otro, en una misma sala.

[49 J

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Los caminos de hierro de Inglaterra, de Alemania, Francia, de Belgica, de Rusia, de Austria, unen la Europa en una sola y vasta confederacion.

El gas alumbra de noche las ciudades con una clara y refulgente. En vano se esconde el sol y dej amos sumidos en las espesas tinieblas de la La pila de Volta reemplaza al astro del dfa.

Dios creo la luz, y Taylor descubrio el £Iuido lucfferJ:

La electricidad sirve a nuestro provecho y a la Vez a nuestro recreo.

El suelo per£orado hasta en sus mas reconditas pr(). fundidades, se ha visto obligado a brotar duIces rna. nantiales y regar valles extensos, que se creian con: denados al oprobio de la esterilidad.

La luz ha contado sus secretos al ingenioso Daguerre.

De un dia a otro, y no muy distante, se hallara tatn. bien el medio de dirigir los globos aerostaticos, y la conquista de la atmosfera cambiara, sin duda, la faz de la tierra.

BruneI, el Arquimides del tunel, ha unido dos pueblos por un camino subterraneo abierto bajo el Tamesis. Donde no pudo construirse un puente por la exten· sion y profundidad del rio, se trazo un camino de ruedas, que pone en comunicacion millares de hombres.

Ruolz, el socio de Elkington para el dorado de los metales sin mercurio, lleva en su camisa un diamante que el mismo ha fabricado.

Applegath, ingeniero ingles, ha pedeccionado la pren· sa de vapor, adelantando su invencion hasta el grado de dejar atras el consumo de Europa y del mundo entero. -j Doce millones de hojas de papel, pueden imprimirse por dfa, empleando solo cien maquinas de las que llevan su nombre!

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W It ha aplicado el vapor a las maquinas de fabrica· .~n de telas de algodon, y hoy en solo cinco conda·

~!O de Inglaterra hay mil setecientas maquinas que os resentan la fuerza de sesenta mil caballos y que

hrep

en cada una dos mil piezas de algodon por dia, aC • de cineuenta y cuatro varas pleza.

Robert ha inventado una maquina para haeer papel de grandes dimensiones que, mejorada gradualmente, lreee ya en pocos minutos resultados que no se

~btenian antes en muchas semanas. En solo el Reino Unido de la Gran Bretafia se fabrica hoy una enorme sUJ1la de papel que produce al tesoro un millon de libras esterlinas.

Tenemos en el aire, en el agua, en el fuego, en el hierro servidores mas activos que los esclavos de otro tiempo, y servidores a quienes podemos hacer trabajar sin descanso veinticuatro horas por dia, sin temor de que se nos acuse de barbarie y de crueldad.­El hierro y el vapor trabajan solos. La materia in· sensible hace hoy todas las gran des obras de la tierra. Esas ruedas dentadas de acero, esos tubos contorneados en espirales, esos homillos de alimenta· cion pro pia, esos engarces, todas esas maquinas mis­teriosas y complicadas, relucientes de acero y cobre, en el seno de las cuales se oyen los ruidos formidables del contrapeso y de las palancas, parecen dotadas de inteligencia y de vida. ElIas estan encargadas, como heroos dicho, de todas las grandes obras que roban nuestra admiracion. Ya no se emplean como fuerza motriz, la vida, la sangre, los musculos, el sudor.­Ya no se conmueve uno con el espectaculo horrible del hombre convertido en bestia, ni con el de la bestia amarrada a un palo, expirando desmayada baj 0

el foete del jornalero.- Salomon de Caux ha sido el Cristo que ha redimido a los brutos del pecado que los oprimfa.-Ha mucho tiempo -dijo- que los

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minerales reposan en el seno de su madre; saquemos. los; es preciso que trabajen a su vez: elias que 1!0

sienten cansancio ni fatiga.- Dijo, y el bruto des. canso, y descanso tambien el infeliz obrero.

El hombre, libre ya de los cuidados viles, puede cultivar en paz su razon, consagrar sus filerzas a la mejoracion de si mismo, en vez de consumirlas en traba j os penosos e innobles, y guardar toda la viva. cidad de su espiritu para las especulaciones de la inteligencia.- La perfeccion de los medios locomo. tivos hara de los viajes, tiempo de reposo. Ellabrador encorvado hasta hoy en el surco que ha abierto penosamente su arado, descansara manana viendo trabajar al arado de vapor, y levantara su cabeza para mirar las estatuas y < los cuadros y oir los cantos de los poetas y de los musicos. Todas las deformidades causadas por el trabajo desapareceran; los miembros del cuerpo humano no ejercitados desigualmente por una funcion continua, conservaran su belleza y su primitiva forma de proporcion. La higiene publica hara inmensos progresos que prolongaran la vida humana. La quimica se aplicara a descubrir las sofis· ticaciones del comercio; y los medios de compro· bar el fraude seran tan obvios que 10 haran casi imposible.

El hombre del siglo XIX es, pues, el que merece, con justicia, el titulo augusta de Rey de la creacion.­Nuestra epoca es grande. Nosotros valemos mas que los nornbres de Augusto y de Luis XIV. Vanaglorien algunos, enhorabuena, a Virgilio y a Racine; alaben otros a Homero, a SOfocles, a Dante, al Tasso, a Corneille. .. Nosotros tenemos tambien que alabar, y con que enorgullecernos; y los titulos de nuestra vanagloria son, sin duda, mas evidentes y mas humanitarios. Esas maquinas sencillas de movimiento suave, que con millares de delgados husos, tuercen

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JIlas hilo en un minuto, que el que pueden torcer todas las hilanderas de la tierra en ocho dias, lno tienen por ventura tanta yoesia como l~ que hay en todos los libros de la Iltada? - Esas grgantescas cucharas, esas barrenas colosales, por cuyo medio se agujerea la tierra Y se busca el agua hasta increibles profundi­dades, lno tienen por ventura tanta poesia como las odas de Horacio y los versos de Virgilio? - Con esos instrnmentos que taladran las rocas eternas, que pasan como pas a una aguj a por un lienzo, la toba, el pe­dernal, el hierro mismo, no hay esterilidad posible; el desierto se convierte en un jardin, y la vegetacion se desenvuelve alli donde antes no habia mas que arena y piedra.- Con la ayuda de los pozos artesianos, de los caminos de hierro y de los barcos de vapor, el gran desierto de Sahara sera el Saint Cloud del Paris del porvenir.- Y bien, ltodo esto no es tan risueno y tan sublimemente poetico como la mas gra­ciosa poesia? lTodo esto no vale mas para la huma­nidad y para la civilizacion que la armonia y la cadencia buscada de unos cuantos versos?

5i nos fuera dado a nosotros, debiles mortales, seguir al genero humano en la acelerada carrera de sus adelantos materiales e industriales, tomando por punto de partida la primera mitad de esta centuria en que vivimos, l cuantas maravillas, cuantos portentos no veriamos preparados para mejorar nuestra existencia, para amenizar los cortos dias de nuestra vida, para halagar nuestros sentidos, para embellecer nuestra estancia sobre la tierra? Todo progreso conduce a otro. Los barcos de vapor prepararon los caminos de hierro. Los caminos de hierro que no pueden menos que traer grandes cambios en las relaciones de los pueblos, son, a su vez, los precursores de las locomotivas aereas. Cada descubrimiento llega en su oportunidad. No podemos alcanzar todo a la vez. Los hombres, semej antes a aquellos infelices a

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quienes el hahil cirujano ha batido la catarata sus ojos, no pueden ver la luz sino por grados. verdad nos cegaria como el sol.

Por ejemplo, el mundo no esta preparado todavia los via j es en ballon que suprimirian las los lazaretos, las aduanas, los cordones sanitarios, fortificaciones, etc.; pero veinte allOS, cuando la quimera de los hombres volando sera una y entonces tendremos que establecer otros de politic a y de moral.- Todo 10 que la imagiinaci, concibe hoy de atrevido y temerario, puede dad manana; y 10 que nos parece paradoja, se establecera como una idea sencilla y Hn;', 'P~'O~ l,mp·n.i.

practicada.- lNo sostenian los antiguos que no ha{ bia otro mundo? lNo declaro el Papa Zacarias hereje e indigno del nombre cristiano a Virgilio, obispo de Salzburgo, porque sostenia que habia antipodas? Y en epoca misma mas cercana a nosotros, lno fue con· denado Galileo porque ensenaba el movimiento de la tierra y la inmovilidad del sol? Sin embargo, dio un paso el tiempo, y la paradoja de los antipodas, y la quimera del movimiento de la tierra, tomaron el puesto de verdades inconcusas, que los hombres una· nimemente reconocen.- l Quien podra, pues, negar los maravillosos portentos del mundo en 1851? I l Quien podra dudar siquiera del nUmero, de la be, lleza, de la diversidad y del interes hnmanitario de los magnificos descubrimientos que llenaran de asom, bro aquella epoca remota? ••••• , •• , ., ••••• , •••••• , •• , .0' .0' .0.

En medio de la consideracion gratisima de ese rico desenvolvimiento del espiritu hnmano; en medio del arrobamiento que nos causa la contemplacion de tan asombroso progreso intelectual y material, no nos sera

1. Este articulo fue escrito en 1851.

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pe~itido ,ceder a un sentimiento p~trio, y preguntar: 'Que sera entonces nuestra AmerIca? lQue papel ~ara en los destinos del Universo esta parte del mundo que empieza ,su carrera provista de todos los conoci­mientos reumdos por el hombre durante seis mil anos de trabajos?

La A~e~ica -diremos ,con el elocuente Regnault-, fa A~en~a ~e encargara de los destinos del porvenir, La znfenoridad ~~ nuestra /uerza no nos permite calcular los prod~g~os que reservados estrin al Nuevo Mundo; pero d que no preverri la imaginaci6n tra­ttindose de pueblos donde la industria empieza con el VAPOR, Y la politica con la DEMOCRACIA?

Cuando nos figuramos las colosales ciudades situadas ~n las ?rillas del Amazonas, recibiendo los productos mdustnales de las nnmerosas ciudades que pueblan los vall~s de ,dos mil rios, que llevan a aquel sus aguas tnbutarIas, y entre los cuales hay algunos igua­les a los mayores de Europa; cuando nos representa­mos nuestra inmensidad hidraulica surcada en todas direcciones por buques de vapor; y vemos al gigant Misisipi, conduciendo desde el Norte hasta el Golf: de MexICo los produ~tos septentrionales, y llevando a los lagos, del Canada los frutos lascivos y generosos de las regI?neS del E,cuador, parecenos que los dos polos cambian entre SI las maravillas del arte y de I imagi~acion, Son muy colosales las formas que I: ~ater~a ostenta en nuestra America, para que la inte­IIgen,cIa llamada a explotarlas deje de elevarse pro­po!clOnalmente cuando contemple y mire esas mon­t~nas a c.uyo lado son colinas las de Europa; esos nos semeJantes en su extension a mares; esos lagos o m.a~ bien mediterraneos; esos bosques en los que ~l VIa J ero c;ee ver otros tantos mundos; esos golfos Iguales a ocean os ; esas llanuras que son inmensidades' el Atlantico, en fin, y el Pacifico, que limitan nues~

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tras rib eras y nos traen los pensamientos de los otros continentes.

5i, la America se encargara de los destinos del mundo y del porvenir. Ella sera la potencia directora de la asociacion universal. Los frutos de la antigua expe. riencia compondran los tesoros preciosos de su saber y de su especulacion; y cuando las viej as potencias del orbe antiguo hayan perdido la mision gloriosa de ayudar al progreso de los principios y de la hurna. nidad; cuando la Europa, gastada ya, no pueda ofre. cer los beneficios inestimables de las artes y de la civilizacion, la America, j oven ann, inspirada por el genio sublime de la libertad, se constituira gustosa en potente iniciadora de una nueva era. 5u bandera sera la paz; su moral y su politica estaran encerradas en estas dos palabras: el cristianismo y la democracia. 5u elemento sera la libertad; su dogma, el dogma de la asociacion comnn, el de la /raternidad de 10$ hombres.

i Que felices dias seran esos en que se ostenten, reo animados por una nueva vida, todos los sentimientos, todos los tesoros del corazon, todas las esperanzas del alma, todas las inspiraciones del genio! - i Di· chosos nuestros nietos que tendran la posesion tran· quila de esos dias! - Nosotros envidiamos su dicha; nosotros, que hemos atravesado los tiempos dificiles y calamitosos; y en medio de nuestra santa envidia, queremos exclamar con el poeta:

dQuis mi tribuat ut viderem terram desiderabilem?

(, Quien nos diera que viesemos los grandes anos de nuestra patria, y gozaramos en su opulencia y en Sil

blason divino?

Articulo escrito en 1851. Larrazabal 10 recogiO en SU$

OBRAS LlTERARIAS, vol. I. pags. 121-131. Caracas, 1862,

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RESOLUCION DE UN PROBLEMA

llIAY LUGAR PARA TODOS en el banquete de la vida?

No; no 10 hay en Europa; pero si 10 hay, y holgado, en America.

Una ley fatal lanza en el Viejo Mundo las poblaciones enteras a la miseria y a la muerte.- Muchos vienen a la amable festividad de la vida, pero no todos pueden hallar puesto en la sala del festin.

lPor que, p.ues, esas crecidas poblaciones gimen y rnueren, al fm, luchando contra las fuerzas extermi. nadoras de una miseria permanente? (,Por que no se extienden sobre la tierra; por que no van ~a otros lugares en ronde la fertilidad y la abundancia les aseguren .una vida mas feliz? (,Por que no completan la conqmsta del globo: esa conquista de la cual la humanidad entera reportaria ventajas tan precio. sas? ...

Los cuadros estadisticos que se han publicado en Europa, de sesenta anos a esta parte, demuestran todos esta espantosa verdad:

La miseria ejerce crueles venganzas en el seno de las mas grandes poblaciones.

Y esta otra no menos terrible:

EI hambre, las privaciones de todo genero... la muerte, en una palabra, es la que establece el equili­brio entre el numero de habitantes y la masa de $ubsistencias.

i Horribles verda des ; tanto mas horribles cuanto mas exactas son!

i La necesidad, diezmando incesantemente la especie humana! . .. i Que cuadro tan espantoso!

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El defecto de alimento bueno y suficiente debilita el cuerpo y prepara las enfermedades .. ~a miseria im· pide que pueda recurrirse a los auxIhos del arte; el mal empeora por falta de cuidado .. La enfer.medad exige reposo ... , pero, ab, i es preciso tr~ba J ~r, es preciso sucumbir en la fatiga para no monr dnecta. mente de hambre! ...

El nino reclama los cuidados de su madre; pero la madre tiene que trabajar di~cis~is h.oras para no perecer en la mas desastrosa mdigencla.

i El nino muere del desamparo inevitable!

Las dolencias de toda especie que atormentan la humanidad, crecen Y se vigorizan por la imposibilidad de cambiar el hombre sus vestidos, 0 por la desnu· dez, casi total, en que vive, 0 por lahumedad de la habitacion en que de noche se sepulta... Y la miseria desenvuelve con rapidez los germenes multi· plicados de la mortalidad.- i Las privaciones, el ham· bre matan un ser racional por cada dos de los que vie~en al mundo en Inglaterra y en Francia!

i La miseria es el triste lote de los proletarios

europeos!

Ante el horrible cuadro de la indigencia, de esa indigencia espantosa que tiene su asiento en Londres, en Paris, en Viena, en Dublin, en Edimburgo, toda filantropia, to do sistema economico·politico, no es sino una miserable utopia. La tierra se ostenta a los ojos de las poblaciones proletarias europea~, como un teatro de suplicios crueles, en que la multlt~d ex· pira bajo el pe~o del dolor y de las ~ngustlas de toda suerte; la tierra no es para etlas smo un lugar de desolacion y de abominacion, en que la vida y la muerte se disputan eternamente el imperio; el estad? social es como un campo de batalla en que la um'

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versalidad de las leyes se reasume en este horrible grito: i S(dve~e quien p~eda! - Malthus, Sismondi, y otroS economistas de pnmer orden, herido§ de espanto a vista de esas gran des masas de poblacion que pere· cen en un abismo de miserias, no han encontrado otro medio capaz para salvarlo, que interdecir el himeneo al infeliz hombre del pueblo. Otros, como Fourrier y San Simon, han indicado la promiscuidad de los sex os, como un medio pro pia para contener el arranque de la poblacion.

j Santo Dios! j La ciencia social abdicando su mision, mostrando a la humanidad el modo de contrariar el primer precepto que Dios mismo impuso al hombre en el Paraiso: Crescite et multiplicamini! ...

Pero lque hacer? -nos preguntaran los enciclope­distas y economistas de Inglaterra y Francia-. No hay lugar para todos en el banquete de la vida. Los pobres mueren de hambre en nuestras calles. A !a vista de n~e~~ras esposas y de nuestros hijos, a qUlenes la repetlClOn de los hechos va haciendo per­der p~co a poco la sensibilidad, cae de sus pies el operano, que muere pidiendo con voz lastimosa pan. El pauperismo. es una llaga mortal contra la que no hay remedlO. Las salas de asilo, las sociedades filan.tropicas, las cajas de aborro, los seguros sobre la VIda, las ~ociedades de emprestitos gratuitos, los m,ontes de pledad, .las .iu?tas benefactoras que en numero de trece mil selSClentas existen en Francia la limosneria de San. Marcos, las casas de trabajo: to dos, todos los medlOs de evitar la indigencia se apuran en Europa; pero, jah! ... , en vano. No hay Zugar para todos en eZ banquete de la vida; y es in­evitable ~ue. muera el hombre a manos del hambre y de la misena. Por todas partes la caridad ha sido ingeniosa y bienhechora; pero inliti!. .• La desastrosa indigencia vela de pie al lado del proletario y todo

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su porvenir esta en la tumba.- iNo hay Lugar para todos en el banquete de la vida! . ..

A esa declamacion sentida, a esa real.idad eur,o~ea, nuestra respuesta seria breve y expreslva:., -Sl hay lugar para todos, y lugar holgado. Y volvlen~~nos a los desgraciados proletarios, nosotr?s .les d~nam?s: Venid a America. Dejad vuestra patna mhospltalana; y no creais hallar un cementerio ,e~ los valles, .amenos del Nuevo Mundo. Venid a AmerLca. l Querels saber como os recibe, que ofrece a vuestr~ talento y a vues· tra actividad? Bien, echemos una oJeada a~ora. sobre Venezuela, sobre esta nueva Venecia'"m~s nca ~n esperanzas que la patria de Canova. i TIerra feliz, donde hizo Dios suaves y apacibles los vientos y las aguas puro y sereno el cielo, fecundo el campo, dul.

, b 1" ces y hospitalarias las costum res.

Analicemos.

La dilatada extension de nuestras trescientas leguas de costas, en que abundan puertos seguros Y espa· ciosos acaso de los primeros del mundo, se halla provi;ta con largueza de ricas salinas y de abundante

y variada pesca.

Los bosques cercanos al mar es~~n poblados d~ mao deras preciosas y de constru~clOn, que se brmdan libremente al industrioso ebamsta y al modesto car·

pintero de ribera.

La zona agricultora no puede comp:uarse con. ninguna otra del mundo en fertilidad, vanedad y nqueza.:­L frescura de la vida vegetal electriza.- A cualqUler p:rte que se vuelva la vista, admira. el observador el luj 0 esplendido de una naturaleza vlgorosa.

De todas las alturas baj an rios acaudalados, que. ~ajo la sombra de frondosos arboles, llevan la f~rtlhdad por los humildes valles. En las soledades mcultas,

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alli donde jamas el hombre ha descargado el golpe retumbante del hacha, alii se encuentran olorosisimas resinas, balsamos de aromas y virtu des especiales, maderas preciosas: la caoba, el caobano, el cedro de todas especies, el gateado, el guayacan, el anacardo, el pinavete, el morado, etc. Las tierras desmontadas y cultivadas, son insignificantes en comparacion de aquellas que estan cubiertas aun con su ropaje pri­mitivo. Una sola de las provincias de Venezuela, la provincia de Caracas, tiene tantas tierras susceptibles de cultivar, cuantas hay actualmente labradas en toda la Republica, y aun nueve veces mas. Los variados dimas, las diversas temperaturas de los lugares, hacen desarrollar el trigo y las semillas europeas con la misma fuerza y abundancia que el maiz y el arroz. EI hombre puede vivir en el clima que mejor Ie agrade, porque aqui se tienen todas las expresiones atmosfericas que comporta la existencia humana. Los abundantes rios prestan comoda facilidad para em­barcar los frutos de todas nuestras provincias; y la produccion es tan cuantiosa, que excede al grado racional de la comun creencia. La zona agricultora de Venezuela, dice un acreditado geografo extranjero, consta hoy, apenas, de cincuenta leguas cuadradas de cultivo permanente, al paso que faltan por rozar y cultivar, cuatro mil quinientas leguas cuadradas de montafias virgenes, en climas san os, que darian un producto noventa veces mayor que el actual. Esta zona bastaria para mantener, con mucha comodidad, mas de siete millones de habitantes, cuando apenas tiene en el dia poco mas de medio mill6n de indivi­duos regados sobre una extension de nueve mil leguas cuadradas. Las selvas de Guayana, reducidas a cultivo, pueden mantener la Gran Bretafia; y los pingiies y feracisimos terrenos que Venezuela posee, pueden alimentar con descanso la Francia, parte de la Alema­nia y la Inglaterra entera.

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Hay, pues, lugar para todos en el banquete de la vida; 10 hay en America, en la America del Sur, y 10 hay holgado, fresco y lleno de comodidades y Venta· jas. Aqui no falta tierra, ni trabajo para el hombre._, El proletario no tiene que luchar contra la fecundidad de su especie, porque la masa de subsistencias e:;

mayor que el total de los consumidores. El limite fatal de la vida no 10 constituyen el hambre ni la miseria. El alimento, al contrario, es abundante, sano, igual para todos los individuos, que se visten comoda. mente. Aqui, los viej os, las viudas, los huerfanos, tienen socorros constantes, que les dulcifican la des. gracia irremediable de su suerte. Aqui, el hombre se casa por eleccion, sin interes; y la multitud de hijos, lejos de ser un peso que Ie abrume, es un consuel. que llena su existencia de delicias. Aqui, la industria es libre, el comercio es comun, el trabajo comodo,la riqueza asequible. Nada hay que contrarie los pro· positos de la razon; las costumbres son humanitarias, y la vindicta publica, por un raro accidente, se ve en la triste necesidad de condenar un criminal a lUuerte, 0 a la ignominia de las penas degradantes y aflictivas.- Hay, pues, lugar para todos en el ban· quete de la vida. Si; la America es la sala del festin, en donde el huesped que llega Ultimo, encuentra una estancia tan holgada como el que llego primero. Venid a America; abandonad vuestra Europa inhospi. talaria; dej ad vuestra tierra, que guarda los huesos de vuestros padres, muertos de miseria y desnudez, y venid al Nuevo Mundo, donde os espera la tierra prometida, la tierra de bendicion: esta tierra que puede mirarse como el mas rico presente que la Providencia ha ofrecido a la triste humanidad.

Venid, que aqui hay lugar para todos en el banquete de la vida.

Recogido en. OBRA.S LITERARIAS, vol. I, pags. 167·173. Caracas. 1862.

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EL EVANGELlO Y LOS ECONOMISTAS

NINGUN HOMBRE DE SANA BAZON se atrevera a negar, que somos deudores al cristianismo de las gran des ideas de libertad, de igualdad, de fraternidad; de la dignidad del hombre; de las nociones verdaderas sobre el origen del poder 0 de la autoridad suprema; de los principios constitutivos de la sociedad, etc.

Desconocer este hecho, seria hacer una prueba plena de ignorancia 0 de insigne mala fe.

Todo 10 que se ha publicado hasta hoy de mas sabio sobre el estado social, el derecho de gentes, la religion y la politica, sale del Evangelio como de una fuente pura, fecunda, inagotable. Los mas bellos tratados de politica, no son sino comentarios mas 0 menos elo· cuentes de algunos textos de la Biblia. l Que codigo puede compararse con el codigo cristiano? lDonde se hallaran leyes que Ie sean semejantes? - No rue el liempo, no, quien elaboro penosamente ese codigo inmortal. Perfecto salio de las manos de su autor, y conserva hoy, despues de tantos siglos y de tantas vicisitudes, al cabo de tantas generaciones que han pasado sucesivamente con sus gnerras, con sus con· quistas, con sus creencias, con su civilizacion; con· serva hoy, decimos, y conservara siempre su poder, su autoridad divina.

Es sabre ~o~o baj 0 ~l punto. de vista moral y religioso, que la Blbha ha sldo el ILbro por excelencia.- Los moralistas de todos tiempos y los escritores asceticos han encontrado en las parabolas del Evangelio y en los hechos de Jesus, un tesoro de doctrina, una [uente abundante de ideas verdaderas y consoladoras, un com~endio ~n~stimable de ejemplos de piedad y de e~senanza dlvma. La pequefia parabola del Hijo pro. dlgo, que San Lucas refiere en cuatro versiculos, ha

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dado origen no solo al elocuente y tierno ~e:m:on de Masillon, que es una de las obras maestras mImI~ahles de este genio de la elocuencia sagrada; no solo al poema del academico Ca~peon, en que el texto, sen' cillo y sublime de la Escntura se muestra a traves de las galas de una hermosa poesia, sino tamhien. a muchos centenares de voliimenes escritos en todas las lenguas, con todos los estilo.s, ~or ~uyo medio el genio del Cristianismo ha sabldo mspIr~r en el cora· zon del hombre los mas nobles y los mas santos sen· timientos. Rousseau mismo sintio en su alma la belleza de la doctrina evangelica, cuando, en un mo· mento de buena fe y de sinceridad, escribio estas palabras: "Confieso que la sant~dad de~ Evangeli~ ~s un argumento que habla a mI corazon, y s~ntma tener alguna cos a que oponer a ese argumento .

Nadie, empero, hasta hoy, si nuestros con~cimi~ntos no nos engafian, ha considerado al Evangeho ?a]o el punto de vista economico; nadie ha. pre!endIdo en· contrar alli 10$ principios de esa cIe~Cla de boga que se ocupa solo de investigar los medlOs ?e. aumen· tar la fortuna de las naciones y de multIphcar los goces materiales de los asociados; y sentado. el suo puesto de que es una ciencia. nueva, cuyos sIstemas y relaciones fueron desco:lOcId~s a los hombr~s ?e un siglo atras, se ha creIdo, sm duda, que m~gnn punto de semejanza podia haber entre los evangehstas y los economistas. No; ese es un error. N osotros vamos a emprender la tarea de demostrar que los principios de la economia politica se encuentran esta· blecidos y sancionados por vari~s hechos del ~alvador, y que la Biblia debe ser consIderada no solo como el gran libro de la moral y del derecho, sino tambi~n como el catecismo de la politica y de la economla.

Smith, Say, Ricardo, Stewart, Ganilh,. Sismondi, no pensaron, ciertamente, en San Mateo m en San Juan

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cuando al escribir sus obras, fruto de su estudio y de sus observaciones, establecieron los fundamentos de la ciencia de la riqueza; y se habrian maravillado mucho, en verdad, si alguno les hubiera dicho, que su teoria de las contribuciones, por ej emplo, la to­mahan del Evangelio. Pero, hubieranse 0 no mara­villado, es un hecho inconcuso que alli se encuentra dicha teo ria; y sinceramente debe confesarse que la Biblia encierra los preceptos generales de todas las ciencias sociales y que su estudio importa tanto al ignorante~ como al sabio, al que aprende como a los que ensenan.

Curiosa es por demas explotar una mina intacta en el siglo XIX ••• Pero, vengamos al trabajo; saquemos el oro precioso de la oculta vena, y dejemos al por­venir recoger el fruto de esta explotacion.

Hemos citado por ejemplo, y sin pensarlo, la teoria de las contribuciones; pues bien, sin salir del primer ejemplo, que se ofrecio a la pluma, vamos a probar nuestra asercion.

l Que dice sobre este punto la ciencia economica?

Veamos.

Las contribuciones, dice Smith, a quien se considera como al creador de la ciencia: Las contribuciones deben ser generales, deben pesar sobre todos los sub­dilos, porque todos deben contribuir en proporcion para los gastos publicos.

Un Cobierno ilustrado no impondra nunca contribu­ciones que no alcancen igualmente a todos los miem­bros de la sociedad. (Florez Estrada).

EI impuesto es un peso: uno de los medios de que pese 10 menos posible, es que todos 10 soporten pro­parcionalmente. (Say).

Tada contribucion debe cobrarse en tiempo oportuno,

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y recaudarse del modo menos incomodo para el las paga. (Smith). Los tributos deben ser muy moderados, y solo imponerse sobre los productos de los bienes, 10 super/luo de los contribuyentes; de otro seca la /uente de las contribuciones, y individuo en la imposibilidad de tributar. de la Mata). La justicia del principe consiste en pedir subsidiOi justos, absolutamente necesarios; y la felicidad ilt! pueblo en no pagarlos de otra especie. (De Jaucourt).

El derecho del magistrado en la percepcion de los impuestos esta fundado en la necesidad del Estado' por tanto, no debe exigir mas contribuciones que ~ que sean bastantes para satisfacer aquellas necesida. des. (Ricardo). No se deben establecer contribuciones sino sobre aque· llas cosas que con facilidad puedan soportarlas. El impuesto excesivo 0 el incomodo, destruye la repro· dq,ccion y es semejante al diezmo que se cobrara sobre la semilla, en vez de cobrarlo sobre la cosecha.

(Sismondi) . Lo que, mas que ninguna otra cosa, hace a las can­tribuciones /unestas, es que no sean proporcionadru a los medios de los contribuyentes, que no sean gene· rales 0 que se repartan con desigualdad, y que pidan, en fin, no solo las utilidades sino tambien el capital.

(Ganilh) . Tales son los axiomas fundamentales que los econo· mistas han formulado, y que componen, en resumen, la teoria de las contribuciones. Materia dificH y en extremo delicada, a cuyo conocimiento no se ha lie· gada sino despues de mucho estudio, de mucho tiempo de observacion y de un debate franco e ilustrado.

Ahora bien; veamos como todas esas reglas se en·

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cuentran detalladas en el Evangelio; veamos como las meditaciones de los sabios para establecer las verdaderas leyes economicas relativas a los tributos pUblicos, han sido precedidas de la ensefianza divina. 51; el que mandaba dar al Cesar 10 que es del Cesar conocia muy bien antes que los economistas del si: glo XVIII, la naturaleza de los gobiernos, el arte de IIIantenerlo~, Y los verdaderos fundamentos de la legis. laci6n. DeJemos a las ciencias ensanchar el limite de sus dominios; dejemos a los filosofos inventar sistemas Y oponer razones a razones y argumentos a argumentos. Cuando to do este dicho; cuando se haya escrito todo 10 que pueda escribirse sobre la sociedad y sobre las instituciones de los hombres; cuando la vanidad de los que se llaman sabios haya llegado a confun~ir todas las cosas y sembrar por todas partes la semIlla del error y la mentira, entonces sera me· nester .recurrir al Evangelio, como al codigo de la humllll;Idad, para hallar pura alli de toda liga esa ley um~ersal, perfecta y divina, que es el fundamento necesano de todas las demas leyes. Solo en ese libro adIllirable es que los legisladores encontraran el an· cora ca~az de asegurar la nave cuya direccion se les ha conflado, contra las recias y frecuentes tempesta· des de las pasiones humanas ...

"Viniendo Jesus a Cafarnaum, refiere San Mateo, que llegaron los que cobraban el didracma y preguntaron a Pedro:

"-lVuestro Maestro paga el didracma?

"Respondio:

"-S1.

''Y previnole Jesus diciendo a Pedro:

"-Ve al mar y echa el anzuelo; el pez que primero suha cogele y abriendole la boca hallaras alii un stater (una moneda); tomala y dala por ti y por mi".

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Este texto declara toda la materia dificil de las tribuciones. Analicemosle.

Primero: Jesus manda buscar caudal para el previniendo a su ministro que 10 busque en el no en un pobre arroyuelo, no en un charco, n' una fuentecilla.- Y bien, lno esta aqui harto fiesta la primer regIa de todos los es, la generalwad del tributo?

Segundo: Cuando ordena buscar el tributo en grandeza inmensa del mar, donde los peces son contables, no manda pescar con red que despueble y acabe, cogiendo 10 grande y 10 pequeno, 10 utii y 10 inutil, 10 necesario y 10 superfluo; sino que manda echar un solo anzuelo.

Tercero: Cuando mando sacar el primer pescado que subiera, dispuso que abriendole la boca, se Ie extrajese de ella una moneda; esto es, mando que se tomase del pescado algo solo de 10 que tenia.

Cuarto: Ordenando extraer del pescado el stater 0

la moneda, no solo manda sacar un algo pequeno de 10 que tenia, sino un algo que no habia menester para su existencia; porque al pescado no Ie era de pr(}o vecho el dinero, y en su boca era una sustancia evi·

dentemente superflua.

Digasenos ahora: lNo es esta una instruccion com· pleta, un compendio precioso de la materia de las contribuciones? l Noes cierto que estan aqui deta· llados, y sancionados ademas con el ejemplo, todos los axiomas que han formulado sobre este punto, mas 0 menos bien, los economistas? - Desafiamos a Smith que establecio la regIa de que la recaudaci6n debia hacerse del modo menos incomodo para el que paga; desafiamos a Say que enseno ser los im­puestos menos malos, aquellos que perjudicaban me nos a Ia reproduccion; los desafiamos, si, a que en

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sU. sabiduria hubiesen imaginado algo ma"s d -. 'f" I' gran e mente sIgm I~atlvo (ue

b a Idea del anzuelo en el mar,

y de la mone a en a oca de un pescado.

T6JIlese. cada un~ ~e las reglas establecidas por los economlstas; estudI~nse esos preceptos de la ciencia dictados ~or la eqmd~d y la justicia, y se vera que todos estan comprendldos en la instruccion del Sal­vador.- Despues aca, la ciencia no ha po dido ade­lan~ar un solo paso. El entendimiento humano tan ansIOSO por saber, tan ufano en el hallar n h podido adelantar una linea en el conocimien;o dO 1 a

ib. H e~

con~ uClOne~. . anse simplificado los preceptos, varlado los termmos, comparado los resultados p -. d lb' ' re

C15~ 0 d as.do servhaclones... pero en el fondo, todo esta re UC! 0 a ec ar un anzuelo en el oceano y tomar de la boca del pescado una sustancia superfl . d' ua que no perJu Iq~e ~ su reproduccion. iY ojala que los goblernos sIgmesen ajustadamente la d t' d

J "' O' I" oc nna e esus. i Ja a que ~chasen solo al mar de los contri-

buyentes un anzuehto y no una red b d d 1

. arre era, que to.o 0 atrapa, secando la fuente de los impuestos y pnvando a los pueblos del poder y de 1fT d d de tributar! . . . a aCI I a

No se crea, empero, que esta ensenanza del Salvador, tuvo alguna cosa de casual Ni menos . " . . se Juzgue que es umca en su propia especie. El conocia m b' I . . d uy len a ImpOl'tancla e la materia y multipl'c" . divina instruccion. I 0 pOI eso su

Vamos con otro ejemplo:

"Fatigad? del camino -dice San Juan-, estaba Jesus sent~do Junto a una fuente. Vino una mujer de Sa­mana a sacar agua, y Jesus la dijo: -Dame de beber ... Yo te dare agua de vida eterna".

Ahora bien, descubramos 10 que encierran estas bre­ves lineas:

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Primero: Jesus cansaoo oel camino pioio agua, pioio con necesioao. La necesidad es la ilnica razon

que justifica la oemanoa. Segundo: Pioio agua sentaoo junto a una fuente· esto es, piOio 10 que habia y oonoe 10 habia e~ sobraoa abunoancia. Tercero: Pioio agua a quien traia con que oarla' ensenanoo con esto que solo oebe peoirse a quie~ pueoe comooamente contribuir. Guarto: Pioio una cosa pequena y ofrecio oar otra preciosa. De este mooo oeben exigirse los tributos, para oar en cambio paz, segurioao y oefensa en cuyo estaoo puedan los contribuyentes multiplicar con au· mento 10 que oieron y aun aventajarle en precio.

iQue oocumentos tan preciosos! iCuanta sabiduria envuelven esos cortos conceptos oel Evangelio! Vease, pues, como en el codigo sublime oe la moral, en ese libro unico, siempre seguro, que contiene las grandes veroades del porvenir, se hallan tambien los principios economicos mas j ustos sobre las contribuciones; vease como la doctrina de Jesus enseno a los grandes y pooerosos oe la tierra, que no oebian gravar a los pueblos con altos impuestos; que era de 10 superfluo y no oe 10 necesario, que estos debian salir, y que habian oe regularse constantemente por las necesi· daoes oel Estaoo, sin que puoieran crecer en un gobierno justo, por el arbitrio 0 la malicia del rna· gistrado, sino por la necesioao inexcusable oe los acontecimientos, queoanoo entonces tan justificado el aumento como el tributo ... Despues oe 10 que hemos escrito, se comprenoera bien cuanta veroao, cuanta j usticia encierran aquellas pala' bras oe Bolingbroke, que por cierto no es naoa 50S'

pechoso en materia oe religion: "Cuanoo se estudia con oetencion el Evangelio --d.ice--, se encuentra no solo un sistema completo oe moral que llena todo el

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obje!o que se propone,. sino tambien una instruccion eontnIua de benevolenCla, de caridad de t I . . .' . I" ,0 eranCla y de JuStICla umversa .- Hubo un tie d .

I' mpo, esgraClada-

mente, . en que os esplritus arrastrad I dl'd ' osporaco r~ente el. ~ mclrle ulidad y del desprecio del senti:

]IIlento re IglOSO egaron en su exalt . , d '

d . h aClon y esvano

a ar un gnto orrendo contra la D' . 'd d

Cod' C" Ivml a , contra

el 0 19o nstlano, contra las instl't . al I

UClones mor es V aun contra os nombres mismos que I . d d h b' . dE aplea ala eonsagra o. n esos dias de oprobl'o I '

d d I para a razon y

de ver aero uto para la sociedad I h b ' . h' ,os om res mas clreunspectos aClan gala y ostentac" d d ' el Evangelio.- Por fortuna esos d~on e espreClar

I ' , EI las pasaron para

no vo ver Jamas, hombre estremec'd d h , d 1 0 e orror conoClen 0 que el ateismo 10 arrast b I ul '

I ' ra a a sep cro

proe amo otra vez la existencia del S S ' la inmortalidad del alma' y el E I~r hupremo y

I I " vange 10 a vuelto a

ser a ectura contmua y provechos t d I de la sociedad, a en 0 as as clases

iOjala que los gobiernos, como los hombre ' . s, se ms-can a y amor y la plren con sus santas maximas de 'd d

paz sea el gran fruto de su constante meditacion!

Publicado en OBRAS Caracas, 1862. LlTERARIAS, vol. T, pags. 301·310.

CARTA AL GENERAL ANTONIO GUZMAN BLANCO

Caracas, 22 de mayo de 1863,

SENOR GENE RAL ANTONIO GUZMAN BLANCO,

ill MUY ESTIMADO ANTO D ' .uI" d NIO: espues de cinco alios de . rnme~tos, e combates, de luto y sangre' cuando ya parecla que nuestra hermosa patria af!' 'd' d , 19I a e tan-

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tos males iba a desaparecer entre sus propias ruinas 1 paz ha venido de improviso a iluminar el cielo de n~es~ tras esperanzas; y eres tu, querido amigo, a quien toe la dicha de hacer permanente esa nueva y dulce luz .. ~ i Que grata mision! i Que noble y alto encargo! La pSI; es el ultimo fin de la guerra; el mayor bien de los mortales; la paz durable y honrosa, la que esta sen. tada sobre la base de 10 justo y de 10 honesto.

Y esa es la paz que Venezuela ha conseguido.

La guerra, considerada en absoluto, por mas que sea justificada, es de suyo, uno de los mayores Y miis rigurosos castigos que emplea la Providencia; pero no por eso dej a de tener maravillosos efectos, cuand~ la necesidad saca a plaza su ejercicio; pues por la guerra, se resisten y doman los tiranos, soberbios e injustos, y se consigue el culto de la justicia, na. ciendo de ella, la salud y estabilidad de las republicas.

i Dios quiera que el ilustre guerrero llamado a gober. nar, en el bien comun, a nuestra patria, no de jamas ocasion a que los pueblos recurran al extremo de las armas, para vindicar sus derechos y asegurar su libertad; y que nosotros podamos ponernos, a nos· otros mismos, la condicion que los romanos hicieron con Porsena, de no usar el hierro sino en la labor y cultivo de la tierra! Mucho hay que esperar de los sanos principios y del patriotismo del general Falcon. El que no aspira a imponerse a los demas; eI que no busca elevarse con la humillacion de otros, sabra mandaI' bien. El secreto de gobernar es no oprimir; y esto, para un alma bien puesta, no debe ser dificil. Es ley de to do gobierno opresor engendrar la reaccion que Ie ha de sepultar en el abismo. Hay gobiernos imbeciles; estos son, pOl' 10 regular, los injustos, que dejan en pos de SI una huella de lodo, y sobre su losa funeraria se deposita el desprecio de todas las gene· raciones que pasan.

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antigiiedad en ofrecer pOl' alegorias los mas positivos de la vida social, represento

.hral,a~la con la justicia; yel rey profeta, dijo: et pax osculatoe sunt"; la justicia y la paz

para darnos a entender que sin justicia no y que aquella es el fundamento y como el de esta. A la verdad, cuando con rectitud

_~;n'nh1IerJaa. y se pes a en una misma balanza el dere­de todos los ciudadanos, no hay lugar a distur­

biOS ni contenciones. Leamos en nuestra pro pia his­toria la confirmacion de esta verdad. i euan caras nos hin costado las violencias e iniquidades de 1846! i~,uanto no hemos pagado aquellas atroces persecu­clones; aquellos registros violados; aquella fuerza qUe se hizo a la nacion imponiendole un magistrado! Desde esa epoca de errores y de crimenes, en que tantas malas pasiones plagaron el pais, los pueblos perdieron la f€len las practicas eleccionarias y repu­blicanas, y en vez de acercarse a las urnas a deposi­tar su voto, se han llegado a las armas para declarar ;u~ derechos y garantizar su libertad. La guerra no aa cesado de afligirnos desde entonces; y hemos ca­minado por entre una hilera de sepulcros, destruyendo gobiernos y perdiendo hombres y riquezas, hasta venir a enterrarnos en la dictadura que ahogo la lihertad.

El ejercito federal, lleno de valor y de virtudes, ha triunfado de sus enemigos. Esto no era para dudarse; porque tarde 0 temprano, la opinion, que es la reina del mundo, debia obtener la superioridad que nece­sitaha entre nosotros. Y cuanto mas se detractaba y mas se oprimia, mas cerca estaba la victoria final y decisiva; que es la consecuencia de la in j usticia ace­lerar la reaccion. No puede calcularse 10 que perdio

general Paez, Jefe Supremo, con la violenta muerte dada a Herrera y a Paredes; y se diria que una mano invisible, la mana de la Justicia Eterna escribio con

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la sangre de aquellos infelices el terrible Mane, Thecel, Phares. .. Desde ese dia de doloroso recuerdo, el gobierno del dictador se hundio en el abismo del horror y de la execracion. iNo ha podido vivir mas! ... Una era nueva y brillante de luz y de esperanza comienza hoy. Falcon, que es el deseado de los pue. bIos, debe aparecer en el primer puesto del Estado, grande, noble, patriota, superior a las debilidades que asaltan y enferman a los que pis an el Palacio de Gobierno; mayor que todas las dificultades que Ie han creado, de intento y sin intento, y que van a presentarsele reunidas, para atormentarle. 5u regia de conducta la escribio el filosofo cuando dij 0 a Alejandro en ocasion de ocupar el solio: "Sed benigna para todos y blando para ninguno; familiar con pocas, justo con todos; tardo en la ira, pronto en la cleo mencia; constante en 10 adverso, moderado en Ia prospero; benefico a todos, nocivo a ninguno". Yo no quiero ocuparme de esto; que no me atane y, ademas, el general Falcon es bien ilustrado para saber como deba gobernarse en la adrninistracion de los pueblos que tanto y tanto esperan de el.

En 10 que si quiero mezclarme, es en pedirte a ti, cuya influencia debe ser valiosa, que te esfuerces:

1 Q Que se devuelva a la imprenta su libertad. La prensa es la primera garantia, el gran derecho del pueblo. Los decretos que la destruyen no han sida otra cosa, a mis ojos, que el manifiesto de una vasta tirania, conteniendo, en principio, todas las opresiones y justificiindolas todas. El edificio de la dictadura que acaba de venirse abajo, ha reposado sobre la escIavitud del pensamiento. Toda Venezuela sabe que, durante casi dos afios, no ha habido mas voz que la del dictador, ni mas prensa que la del 5ustituto. La responsabilidad ilimitada del impresor; la arhi·

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trariedad que amenazaba al escritor; las trabas im­puestas al ejercicio del primero y mas precioso dere­cho del hombre libre, dieron, pOl' necesario resuItado, el silencio de los oprimidos. La libertad estaba en­cadenada.

29 Que se decrete inmediatamente la abolicion de la pena de muerte. La inviolabilidad de la vida humana es un articulo de nuestro programa liberal. Tu ilustre padre y yo hemos defendido con entusiasmo este sublime principio. Que se eleve a ley como otra vez 10 fue. No mas sangre; no mas cadaveres; no mas luto en el corazon. Que sea Dios, el autor de la vida, el que quite la vida cuando Ie plazca. Nosotros, cria­turas de un dia, que pasamos arrastrados por la co· rriente de los siglos, .;, aprovecharemos el instante que Uaman vida para levantar cadalsos y ver morir en eUos a nuestros hermanos? No; nada de crueldad, nada de venganza. Que no se manche la victoria; que no quede salpicada de sangre tan noble y generosa causa. La sociedad es una religion; pero sus altares no son cadalsos.

39 Que se adopten por el Estado los hijos de los ciudadanos muertos en la campana. La educacion de estos desgraciados compensa, en parte, los sacrificios de sus padres. Y luego, .;,no somos nosotros todos los que ganamos en la educacion del pueblo? tiNo nos importa a todos que se generalicen las nociones del deber y de la verdadera libertad? La educacion es la formacion del hombre. Montaigne dice: "La insti­lUcian moral del hombre". Y a la verdad, es la reli­gion la que nos educa a todos; porque es ella la que tiene autoridad de corregir los vicios y reformar los habitos; es ella la que hace de la benevolencia una virtud bajo el nombre de caridad; y la benevolencia es la cortesia, el agrado, el comedimiento, la urbani­dad. 5i queremos, pues, cuidar de la inocencia y

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salvar las buenas costumbres, debemos pensar en I educacion. El hombre corrompido es ineducado. a

49 Que por todos los medios posibles se trate de proteger la agricultura y la ganaderia. Estas son las grandes e inagotables fuentes de nuestras riquezas. La tierra de Venezuela, aunque dotada por el Creador de una fecundidad incomparable, y que ha premiado con abundantes y regalados frutos al laborioso cuI. tivador, ahora, quizas, no dara sino espinas y abrojos. Todo esta arruinado por la crueldad incesante de la guerra, que impedia la limpia de los sembrados, y quemaba a veces las habitaciones, destruyendo las maquinas, etc. Ahora, pues, es que se necesita el favor de las leyes para contrapesar los desastres de la revo. lucion. Ese favor se ejercita, bien protegiendo el in. teres de los agentes agricolas, bien separando los obstaculos que puedan obstruir 0 entorpecer su acci6n y movimiento. Todo 10 que se haga en provecho de la agricultura y de la cria, redundara en provecho de los Estados; y recuerdo el pasaje de Columela en que dice: "Y redundani con usura". La disminucion de los derechos aduaneros, y de los demas fiscales; la facilidad de la exportacion; la apertura y mej ora de las comunicaciones interiores; la adquisicion de bra. zos para el cultivo y otras medidas de esta importan. cia son de todo punto necesarias. Todo se espera del general Falcon, y yo pido a Dios que 10 ilumine para que acierte en todo, y para que se lIeve la dicha de darla a nuestra patria.

Queria el'tenderme algo mas; pero ya es muy tarde, y mi amanuense se duerme sobre la pluma. Excusa mi confianza. Debo partir manana para los Estados Unidos, y no me resolvia a marchar sin dejar por escrito mis ruegos para esta patria querida. Ellos son tan puros y fervorosos, como tu indulgente.

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_.y a que va usted al Norte? -me preguntaras. _A dar a la estampa, con mas comodidad y pronti. Iud la correspondencia general del Libertador Simon Bolivar. Esta obra sera el mas bello monumento que e eleve a la gloria de Colombia y de su autor. Arne· ~ica la leera con entusiasmo, y Europa envidiara la dicha de haber producido un genio como el de Bolivar: el· mayor que el mundo ha conocido.

Adios, mi querido Antonio. Aseguren ustedes las libertades public as en Venezuela; levanten este pais agobiado por todo 10 que hay de mas horrible en el IIlundo: la guerra y la dictadura; traten de curar, con un gobierno paternal, las heridas de la patria, y cuenta que, desde el rincon donde me halle, mis ~otos seran por ella, y porque ustedes tengan, como TiII101eon, la fortuna de acabar con las disensiones, y de establecer la seguridad y los otros bienes y comodidades de la vida, conservandose siempre puros y justos en la administracion de los negocios; ya que no han tenido otra ambicion en su empresa que la de destruir la tirania.

Es tuyo, con mucho afecto, como siempre, tu atento servidor y amigo,

q.b.t.m. Felipe Larrazabal

Publicada en EL FEDERALISTA, n9 2. Caracas, 31 de julio de 1863. Alios mas tarde, la recogio en un /olleto.

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PRINCIPIOS DE DERECHO POLITICO, 0 ELE­MENTOS DE LA CIENCIA CONSTITUCIONAL

(DEDICATORIA Y PRELIMINARES)

AL SENOR DOCTOR JOSE MANUEL GARCIA \

Rector de la Universidad de Caracas, Catedratico jubilado en la misma, ex Consejero de Estado y Pre­sidente de la Alta Corte, etc., etc., etc.

SENOR Y AMIGO: En este libro que dedico a usted, para quien tengo tantas obligaciones, y como prenda de nuestra amistad reciproca (mutuae inter nos charitatis pignore), me he propuesto recopilar los principios del Derecho Politico, esparcidos en varias obras modernas que no son chisicas ni por el estilo, ni por el metoda, ni por el designio 0 la intencion de sus auto res.

Hasta ahora, en nuestras Universidades y Colegios de Venezuela se ha ensefiado, como usted sabe, la importante materia del derecho politico por la obra de Benjamin Constant, que en realidad, deja mucho que desear, aun para aquellos pueblos mismos que han adoptado el regimen monarquico-constitucional. Habria sido un proposito plausible y digno de los estudios profesionales, que alguno de los aventajados catedraticos que han desempefiado la clase en la Vni· versidad Central, hubiera elaborado un texto para sustituir al Curso de politica de Constant, mal seguido, desde luego, como curso, y peor vertido a nuestro idioma en la edicion de Marcial Antonio Lopez, que es la que conocemos.

Constant no se propuso tampoco formar una obra de ensefianza clasica; y cada uno de los capitulos de aquella, 0 bien fueron discursos pronunciados en la tribuna, con todo el arranque y los deslices de la

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iJnprovisacion, 0 bien articulos publicados en ios eriodicos de la epoca, con ocasion de las cuestiones ~oHticas que se suscitaron en el reinado de Luis XVIII, y naturalmente tienen todo el sabor de Ia Restau­

radon-Nin!Juno, empero, ha pens ado en dotar a la Academia de ~n texto propio, nacional; y Constant ha sido, desde luego, el maestro de nuestra j uventud, no obs­tante que todos conocieran el inconveniente de ense­iiarse en un Estado de forma esencialmente republi­cana, las prerrogativas del poder real, la c.onstitucion de la Camara de los Pares, el derecho de hacer gracia que pertenece a la corona, etc., etc.

Sin pretenderlo, como a usted Ie consta, y sin pensar siquiera en ella, me he visto llamado a regentar Ia c1ase de Derecho Publico en la Universidad de Cara­cas; y desde el primer dia de mi asistencia, forme ·Ia resolucion decidida de escribir una obra de Derecho Politico que poner en manos de mis estudiantes_ Harto versado en la materia constitucionaI, me era fncil escribir con cierto genero de aptitud y conse­cuencia; pero he preferido dej ar Ia palabra a otros, y mi solicitud se ha reducido a ordenar las materias; a preferir las opiniones, armonizandolas; a dar un cuerpo lleno de sustancia en la teoria hilando no solo los raciocinios, sino aun los tratados, y a presentar, en fin, emanados de las tres fuentes de libertad, igual­dad y fraternidad, dogma fundamental de la politica, todos los principios de Ia ciencia constitucional mo­derna.

Estas palabras ciencia constitucional, derecho politico, aunque representan una cosa de todos los paises y de todos los tiempos, son, en verdad, de muy reciente fecha. Me explicare: Derecho constitucional es el que regIa la organizacion interior y el ejercicio de los poderes de la soberania en cada Estado. Que esa

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organizacion este fundada en un acto escrito 0 de cualquier otro modo, 0 solamente sobre la costumbre y las tradiciones seculares, el hecho es que ha existido siempre, dondequiera que ha habido hombres cons. tituyendo sociedad. Sin embargo, debemos convenir en que el derecho constitucional nacio en la revolu. cion francesa de 1789, cuando, entre sangre y gloria, guerra y exterminio se hizo reconocer el gran princi. pio de la "igualdad ante la ley" y quedaron con esto separados y distantes los tiempos de la feudalidad.

De la revolucion francesa data, pues, la era moderna, que se distingue por el establecimiento pnictico de los principios politicos.

En el sentido etimologico, politic a es el arte social; en el sentido propio, es la reunion de leyes que deben dirigir a aquellos a quienes esta con/iado el mando de la nacion.- Los autores de politica anteriores a la revolucion (sin hablar de Aristoteles, que reconoci6 en el hombre dos naturalezas: la libre y la esclava, la noble y la villana, la inteligente y la estupida, la del senor que habia nacido para man dar y la del paria que recibia la vida para obedecer y para servir), no han escrito nada que pueda leerse con provecho sobre autoridad, derecho de elegir, representacion, etc. Es inutil buscar la division de poderes en Bobadilla, que titulo P olitica una obra que nada tiene que hacer con los derechos del hombre ni con la soberania nacio· nal' ni en el padre Juan de Mariana, que si bien tra;o del Rey y de la institucion del Rey' (De Rege et Regis institutione), fue para ensenar el derecho divino de los principes, asombrandome que haya podido autorizar el tiranicidio; ni en Bodino, publi. cista frances, que lIamo su libro Republica; pero que de todo quiso ocuparse menos de la positiva. ~,ver. dadera republica, que en 1530, cuando escnblO en aquella plenitud del poder autocratico de los Monar·

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cas de Europa, no pudo ni siquiera imaginar.­Bossuet, Saavedra, el Marques de S. Felipe, tienen alguna que otra maxima politica moderna, de aquella parte que emana de la fuente de la /raternidad, por su contacto con el cristianismo, pero nada de las que oe derivan de las dos otras que son la suma de los derechos del hombre y del ciudadano: libertad e igualdad.

La revolucion francesa es el faro que Dios ha encen· dido en medio del oceano en que se agita la sociedad Dloderna, el cual con luz radiante y pura ensena de los derechos y de los deberes de los pueblos.­Mirabeau, Barnave, Lafayette, Barrere, Pethion, Verg. niaud y sus generosos companeros, defensores ardien· tes y puros de la libertad. Danton, Robespierre y los demas que sostuvieron el imperio brillante de la trio buna, inventaron el idioma politico y el derecho constitucional.- Los actos de la Asamblea Constitu­yente, los de la legislativa y de la Convencion;· los discursos de aquellos tribunos que daban, sin saberlo, un curso de materia politica, son los elementos precio­sos con que se han formado luego varias obras de derecho publico, y de ellos he tornado yo 10 mas interesante para formar la mia.- Todas las cuestiones se han ventilado por hombres muy competentes, a los que debe seguirse, escogiendo entre ellos a los mas 16gicos y de diccion mas clara:

... et cujus vestigia semper adora.

No pienso con esto, senor doctor y amigo, que este muy en sazon mi obra, habiendo empleado en com· ponerla poco menos de tres meses, embarazado en varias ocupaciones que todos conocen; pero me pro­pongo retocarla a menudo y mej orarla, hasta hacer de ella un manual indispensable, en el que todos midan la importancia del trabajo, no solo por la

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sinceridad del prop6sito que en el ha dominado, sino tambien por los altos respetos y la dignidad de la persona a la que se consagra.

Recibala usted, pues, con indulgencia, y recibala la juventud con amor. Leala, meditela; en ella hallara los principios politicos republicanos enlazados con los de la moral cristiana, que son los de la moral universal; los deberes del hombre en todos sus estados y situaciones; principios que no pueden quedar abandonados en ninguna materia, ni desechados jamas, mucho menos en politica, cuyos fundamentos son las obligaciones sagradas de la fraternidad, de la tolerancia y del amor. 5i la organizaci6n nos hace viciosos; si las malas leyes corrompen nuestro espiritu, la moral sola nos hace honrados, y bajo este punto de vista, la politica no puede prescindir d~ la moral. EI fin de la sociedad, el alma de las vutudes y el compendio de todos los derechos politicos activus y pasivos, es el bien comlin, la eficaz, la ardiente, la benefactora concordia, la ley moral que enseiia la caridad cristiana.- Hay, mi querido doctor y amigo, hay mas estrecha relaci6n de la que se cree general. mente, entre la politica y la moral, entre los deberes del ciudadano y los del cristiano, entre la ley social y el Evangelio. jDichoso yo si he sabido entenderme con ese tesoro de ideas y de pensamientos sublimes, que puedo califica~ asi, porque mas p~~tene.cen. ,ai estudio y a la habihdad de otros que a ml msplraClOn propia!

Como quiera, mi obra esta bajo su protecci6n, y esto Ie asegura aceptaci6n y aplauso. En cuanto ami, usted sabe que Ie pertenezco por los lazos de una gratitud que sera eterna.

Caracas, 10 de mayo de 1864.

Felipe Larraz6bal

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PRINCIPI05 DE DERECHO POLITICO

PRELIMINARES

1 LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD: He aqui el d~gma, la mas alta expresi6n de las leyes soberanas destinadas a regir la humanidad.

La libertad, la igualdad son el DERECHO: la fraterni­

dad, es el DEBER.

El derecho y el deber son las condiciones rad~cales, rimeras, las eternas condiciones del orden, sm las

~uales ninguna sociedad puede existir. El derecho protege al individuo, 10 conserva, Ie asegur~ el pleno goce de si mismo; el deber Ie subordma a la sociedad, y une, por tanto, con provecho de todos, a todos los individuos.

2. Todo pueblo tiene por principio la familia, base de las sociedades que ella engendra por su desenvol­vimiento natural.

La familia es el tipo de toda organizaci6n y la con­dicion de toda existencia social. Destruir la familia, herir los lazos naturales que unen al padre, a la madre y a los hijos, y que hacen de todos ellos un solo ser, el hombre completo, es atentar contra la vida misma del genero humano.

3. EI estado domestico es necesario para reproducir al hombre; pero no basta para conservarle. Es. im­prescindible el estado publico q~e: dando .seg~:ldad a las familias, conserve y multlphque el mdlvlduo.

4. Un hombre escogi6, al principio, un terreno in­culto, y 10 descuaj6: su mujer y sus hijos Ie ayudaron,

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y t?ma~~n por su trabajo posesion de aquella tierra. ASI naclO el derecho de propiedad.' A cierta distancia, otra familia, y mas luego ot f T h" I ras amI las, ICIeron 0 mismo, y adquirieron los mismos derechos.

Ninguna de estas familias debia nada a las otras, sino ~qu.el~os afectos de humanidad con que se unen los mdlvlduos de una misma especie.

~l ca.bo de algiin. ~iempo, las fieras 0 los salvajes mvadleron la poseslOn de una familia, destruyeron su labor, Ie arrebataron su subsistencia y mataron a algunos de sus miembros.

Este accidente, acaecido a una familia, amenazo a todas, y comprendieron la necesidad de reunirse par

d . ' a q~e to os Juntos protegiesen la seguridad y la pro. pledad de cada uno.

Tal fue, tal es alIn, y sera siempre el PACTO SOCIAL.

S~ dirige a proteger la seguridad y la propiedad indio vIdual: derechos anteriores a la constitucion de la sociedad.

5. La sociedad publica, cualquiera que fuese su ex· tension, no destruyo, ni altero las relaciones de la sociedad domestica.

6. En la familia, sociedad de individuos, el poder exis~i~ en el individuo; en el Estado, sociedad de famlhas, el poder existio en la voluntad de las fami· lias.

7. La ~ociedad, constituida asi, del modo que la hemos VIStO formarse, existio todavia en un estado imperfecto; y era imperfecto, porque solo proveia a

1. Celui qui ayant enclos un terrain s' avisa de dire ceci est a moi fut Ie vrai fandateur de la societe civile. Rousseau, De Z'inegalitk parmi les hommes.

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sU seguridad y conservacion, tendiendo a otro estado mejor y mas fuerte, 0 mas perfecto. Como la planta se avanza a la madurez y el nino a la virilidad y a la razon, la sociedad, desde que existe, tiende a la civilizacion. Este es el estado perfecto para ella.

8. El hombre, individuo, tiene para proveer a su conservacion individual, que es su fin, una voluntad y organos fisicos, ministros de su querer en la eje. cucion de sus acciones individuales.

La sociedad tiene para alcanzar su fin, que es su con· servacion, leyes que son su voluntad; y personas, medios 0 ministros de las leyes en la ej ecucion de la aedon social.

9. Una sociedad no puede permanecer en el estado imperfecto, asi como el hombre no puede permanecer nUio. Uno y otro avanzan inevitablemente hacia la consumaci6n.

10. La razon concibe que un pueblo 0 reunion de familias pase del estado imperfecto al perfecto; es la ley de la naturaleza, que tiende al bien, y la marcha de los seres. Ese paso es practicable, pues que ya se ha practicado, y es natural al hombre, porque los pueblos del Norte de quienes descienden los pueblos modern os, han pas ado todos del estado grosero de su religion natural, y de su sociedad poligama y des· potica, al cristianismo, a la monogamia y a las ins· tituciones representativas.

11. Toda sociedad camina a la perfeccion; porque toda sociedad camina a la felicidad. Esta es para ella, como para el hombre, la tranquilidad del orden.

En el desorden hay incomodidad, inquietud, peligro. La conformidad de voluntades y de fin 0 de proposito, es la esencia del orden. EI orden une, y la misma sociedad, en su nocion primitiva, no es otra cosa que la union de individuos iguales entre S1.

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Para que haya unidad 0 conformidad social es pr . , eClSo ~ue. c.ada parte este ordenada con respecto al todo: el mdlvlduo con respecto a la familia, la familia Con

lrespec.to

d adla so~ieuldad particular de que es miembro;

a SOCle a partlC ar con respecto a la gran socied d del genero humano, y ann este mismo genero huma a con respecto a la sociedad general de las inteligenci no de la cual Dios es el Supremo J efe. as,

12. La idea de orden en sociedad envuelve la d autoridad, y la de subditos, que es relativa: el de~ recho de mandar y el deber de obedecer. Autoridad y subditos son seres necesarios. La expresiiin de las relaciones que los ligan entre si, se llama constitu .. cion.

La constituciiin es perfecta, si expresa perfectamente los verdaderos respectos 0 las verdaderas relaciones naturales de los ciudadanos y de la auto rid ad qu los gobierna. e

13. Entre las diversas sociedades, independientes unas de otras, hay tambien relaciones necesarias cuyo conjunto forma 10 que llamamos derecho d; gentes., Las naciones .viven mas 0 menos tranquilas, son mas 0 men os. fehces, en proporciiin a la mayor o menor conformldad que este derecho tiene con el orden inmutable 0 la naturaleza de los seres de que se componen las sociedades.

14. Las relaciones necesarias entre los miembros de una ~isma sociedad, y entre estos y la autoridad, constItuyen el derecho civil r politico. Las leyes son la expresiiin de esas relaciones.

15. La autoridad, hemos dicho, es el derecho de mandar. Del derecho de mandar resulta la obligaciiin de obedecer. Media una distancia infinita entre auto· ridad . y fu:rza. La fuerza es el poder de compeler por vlOlenCla; de ese poder resulta la necesidad de

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ceder 0 de sufrir. Son terminos divers os : obligaciiin de obedecer y necesidad de ceder. La conciencia persuade en el primer caso; resiste en el segundo.

La fuerza, que es potencia fisica, desordena el mun· do moral, y jamas puede ser base del orden social.

16. Las ideas de autoridad, de derecho, de orden, de justicia van a confundirse y perderse en la idea del consentimiento, ley general y unica raziin de la sociedad. La autoridad no es la fuerza, ni la obe­die!1cia es la debilidad: aquella es el ejecicio de un derecho; esta, la practica saludable de un deber.

17. La nociiin de la autoridad esta intimamente unida con la nociiin de la ley. La autoridad reside en el todo: la ley es la expresion de la voluntad de lodos. Y como siempre es recta la voluntad general, porque el error no puede ser de to do un pueblo, se sigue que las leyes, cuando son legitimamente la expresiiin de una voluntad general, son siempre justas.

18. Otro motivo hay tambien para considerarlas justas; y es que toda ley nace, 0 de un abuso que corrige, 0 de un mal que teme. EI juramento naciii de la perfidia, dice Raynal; y es observaciiin hecha por Tacito: que, a proporciiin de que en el Estado hay mas corrupciiin, las leyes son mas multiplicadas.

. COTTuptissima Republica, plurimae leges! La salud de los individuos, la conservaci6n y la salvaguardia del Estado son las causas origin arias de las leyes."

2. Tacit. Annal., III, 27. 3. Constat profecto ad salutem CIVlUm, Clvltatumque incolumitaten,

vitamque hominum quietam. & beatam, inventas esse leges. Cicero De legib., lib. 2, p~rrafo 5.

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II

No hay palabra, dice Montesquieu, de que mas se haya abusado, que de la palabra libertad; ni la hay que haya producido tan grandes crimenes ni tan excelsas virtudes. Esto consiste en que nunca se ha fi j ado bien el sentido y la aplicacion de ella, y pro. bablemente sucedera siempre 10 mismo, porque los gobemantes y los gobemados no estaran j amas de acuerdo en este punto:'

He aqui algunas nociones sobre esta materia.

19. La libertad psicologica es la madre, el origen de' todas las libertades. En psicologia, se llama libertad la facultad de obrar. Sobre esta libertad primitiva, natural, originaria, reposan, no solo todas las demas libertades, sino que se funda tambien la verdadera potencia del hombre: la voluntad. Sin libertad, no hay voluntad. Nuestra libertad es de tal modo real, que es nuestra misma dignidad, puesto que somas hechos lib res, para ser morales. Sin libertad no hay responsabilidad, ni tampoco moralidad. Por la Ii· bertad adquiere la vida humana su importancia ver· dadera, su mision moral: nuestros pensamientos y nuestras acciones tienen un valor imperecedero, y entramos, en fin, en ese orden religioso del mundo que es etemo e inviolable como Dios mismo.

20. Sin embargo, no vivimos solos en este mundo: nuestra existencia mbordinada a un solo ser, esla coordenada con los demas seres. De aqui nacen cier· tas modificaciones para la libertad. No vivimos en un lugar cualquiera; en un mundo ideal; reconoce· mos una condicion determinada; nos hallamos roo dead os de millares de seres iguales a nosotros y que tienen con nosotros un destino comun, relaciones

4. De r Esprit des lois, 1. 2, c. 2.

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necesarias, respectos que m~difican nuestra existen­cia y hasta nuestro pensamlento.

£Sas relaciones se llaman la vida social.

21. La vida social es nuestro estado natural y pide itnperiosamente el sacrificio de muchas de nuestras libertades naturales. .

22. Hay libertades inalienables, esto es, derechos cuyo mantenimienlo exige la ley suprema de nuestro ser; pues que el hombre, cualquiera que sea la con­dicion en que se halle, tiene necesidad de ellos para sus fines morales.

Esos derechos primordiales, que tambien se llaman derechos de la naturaleza, son la libertad individual; la igualdad; la libertad del pensamiento, de la pala­bra y de la conciencia; la inviolabilidad de nuestro honor y de nuestra propiedad; la seguridad personal y la santidad de las convenciones.

23. Mas, si en principio ninguna de las libertades naturales puede ser alienada sin peligro de la dig­nidad human a, todas se modifican desde que entra­mos en el estado social. La inviolabilidad de nuestro honor, V. g., modifica la libertad de la palabra de que gozan todos nuestros semej antes respecto de nos­otros; y a su vez, esa libertad modifica la inviolabi­lidad de nuestro honor.

24. El estado social no es otra cosa que una tran­saccion entre los sacrificios posibles y los sacrificios imposibles; entre las libertades alien abies y las li­bertades inalienables."

5. Todo 10 que puede pedir el partidario mas entusiasta de ]n libertad, es que, entre las libertacles que da In naturaleza y los sacrificios que reclama la sociedad, se haga una transacci6n que de al Estado bastante pader para que alcance a conseguir sus fines, y al ciudadano bastante independencia para que pueda obtener los suyos. Este es el problema de las ciencias politicas.

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Cuando se realiza esa transaccion se constituye el derecho social.

25. El derecho social es un hecho: el derecho na. tural una teo ria.

26. Establecido el derecho social, la libertad natu. ral cede su puesto a la libertad social. La libertad social se divide en libertad civil y libertad politica. La libertad civil, reglada por la ley civil, es la parte de libertad que corresponde a un ciudadano en SUs

relaciones con sus conciudadanos; la libertad polio tica, reglada por la constitucion del Estado, asegura desde luego la independencia del Estado respecto de las demas naciones, y da luego a los ciudadanos la parte de libertad publica y los derechos de eleccion activos y pasivos que puede conceder el Estado.

27. La verdadera medida de la libertad individual civil y politica, es el interes legitimo de la sociedad: Ante ese interes desaparece el del individuo.

III

28. Si todos los hombres pudieran ser colocados exactamente en las mismas condiciones, se descubri. ria luego entre ellos notable desigualdad de cuerpo y de espiritu. Habria grandes y pequenos, fuertes y debiles, sanos y enfermos, activos y perezosos, habi. les e inhabiles, buenos y mal os, virtuosos y deprava. dos. Notemos, sin embargo, que estas desigualdades solo existen de hombre a hombre. Pero aun asi, po· dria preguntarse: (, que se ha hecho entonces el fa· moso dogma de la igualdad social?

29. Si por igualdad social quiere entenderse que los hombres sean iguales de alma y cuerpo, se enun· cia un error de los mas palpables y evidentes. La igualdad de hecho no existe en ninguna parte del

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undo, ni puede eXIstIr. El hombre sano y lleno de r erza no esta en las mismas condiciones que el h~mbre enfermo 0 valetudinario. El hombre joven

es el viejo; el inteligente no es el estupido. Esos nores, desiguales por la naturaleza, desiguales en el

~cho, tienen, sin embargo, iguales derechos; y esta es la unica igualdad posible: la igualdad ante la ley la igualdad de la justicia y del derecho. Los anrl/!uos llamaron con razon cequitas (equidad), a la igualdad.

30. La igualdad social no es, pues, un desarrollo i!!Ual dte cada personalidad. El hombre se mueve en s~ ~sfera de accion particular, y con tal que, grande o pequeno, pueda dar a su ser toda expansion, sin quedar comprimido por la esfera de accion de los demas hombres, la igualdad social esta satisfecha.

31. Los hombres son individualmente desiguales, sin que esta desigualdad individual cause la desigualdad social; lej os de eso, la ley moral quiere la igualdad social, que consiste en el derecho igual para todos; y esta igualdad de derechos repugna la exorbitante pretension de los que tratan, de hacer prevalecer una o mas tendencias sobre otras, dandoles tal desenvol· vimiento que oprime las facultades expansivas del individuo.

32. En el lenguaje ordinario hay diferencia entre libertad e igualdad. Estas dos palabras son, en la ciencia, la misma cosa. La libertad es el derecho de dar cada uno a su ser toda la expansion posible; y ese derecho no puede ej ercerse sino en tanto que se respeta el derecho igual de todos los hombres a una expansion semejante. Los hombres viven bajo el regimen de la igualdad, cuando todos pueden dar a su vez su desenvolvimiento regular. Si algo estorba ese desenvolvimiento ya no hay libertad. Asi, libertad, igualdad, son sinonimos en la lengua social.

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33. El principio de la igualdad social es una llla. xima fecunda. Cuando se dice que "el fundamento de la autoridad descansa sobre las decisiones de la mayoria", se reconoce implicitamente el principio de igualdad. Todos los hombres son iguales en el derecho; que si no 10 fuesen, no habria mayoria, pues no podrian sumarse cantidades heterogeneas. Sin autoridad no hay sociedad; sin mayoria no hay autoridad; sin igualdad no hay mayoria, ni esta palabra tiene sentido ni valor moral.

IV

34. De esa intima solidaridad que existe entre la libertad y la igualdad, y que constituye la vida so. cial, nace necesariamente como su consecuencia in. mediata, la fraternidad; nace la concordia, la paz y la obligacion de prestarse todos los hombres, to. dos los pueblos, un socorro mutuo, cada vez que su independencia 0 su soberania sean atacadas.

35. La fraternidad es el lazo comiin que une a los hijos de unos mismos padres; virtud privada que honra a los hombres y que sobrevive, sin altera. cion, a los estragos del interes y de la corrupcion de las costumbres. La fraternidad filantropica es la hurna. nidad, es la igualdad, y la compaiiera inseparable de la libertad. Es aquel sentimiento, movil de los grandes deberes del hombre, que pone en accion la sublime moral del Evangelio: haz a otro 10 que quieras que a ti te hiciesen; no hagas a otro 10 que no quisieras tli que a ti te hiciesen. Si este tierno precepto fuera observado con mas rigor, la mitad de los males desaparecerian de la tierra; y los hombres, hechos mejores por solo el ejercicio de esa pura afecci6n, serian tambien mas felices. "Semej ante es una fa·

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iI· decia un filosofo," a los dedos de, la mano, mia, . I I

dos de diversas proporclOnes, os cua es se forma • . Yudan mas que Sl fueran en fuerza y en tama-

entrea . d' Id d • ·uuales. Cualqmera que sea la eSlgua a que J~ I" I d' . d I h a entre los talentos y as con IClones e os er-hay s no debe inspirarseles mas que una sola cosa: mano , I oncordia, a fin de que puedan obrar de con­a C " derlo como los dedos de la mano .

36. Lo que se dice de la familia se aplica racional-nte a la sociedad. Los hombres son herman os. Su

m:dre es comiin. Su fin es identico. Entre elIos, ~odos, ~eben reinar el amor y el respeto; la armoma, la paz y la j usticia.

V

La libertad y la igualdad son el derecho, hemos dicho alnis. La fraternidad, es el deber. Vea~o~ .ahora que se deriva de esos tres grandes prmclplOs.

Constituido el, simbolo de la nueva fe politica de la humanidad, estudiemos sus consecuencias.

VI

De la libertad, se derivan: EI derecho de reunion 0 de asociacion; EI derecho de manifestar y enseiiar su pensamiento por la palabra, por la prensa y por cualquier me. dio de expresar la idea humana; EI derecho de eleccion activo y pasivo; EI derecho de peticion; El derecho de libertad y seguridad personal; EI derecho de ej ercer su culto; EI derecho de industria 0 de trabaj 0;

6. Bernardino de St. Pierrp.

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La inviolabilidad de la propiedad; La inviolabilidad del hogar domestico. De la igualdad nacen: El sufragio universal; la ley de la mayoria; La aplicaci6n mas extensa posible de la elecci6n: El concurso para las funciones publicas; . La repartici6n equitativa del impuesto y del servi. cio militar; El juicio pOI' jurados. De la jraternidad emanan: La solidaridad de todos los ciudadanos; La asociaci6n libre del trabajo para la producci6n; La educaci6n gratuita; El credito y las instituciones de asistencia y de mu. tualidad; La armonia y la paz poria abundancia y la jus. ticia.

De La obTa de ese titulo, publicada en. Caracas, 1864, se han seleccionado La Dedicatoria y los PreZiminares, que contienen La parte esencial de las doctrinas de Larrazabal.

MEMORIA SOBRE LAS VERDADERAS CAUSAS DEL ATRASO DE NUESTRA AGRICULTURA Y LOS MEDIOS MAS CONVENIENTES PARA RESTABLECERLA

Chez toutes les Nations, i'agriculture est La source La plus pure de la prosperite publique.

CHAPTAL

A LOS SENORES DOCTOR JOSE ARNAL, PRESIDENTE DE

LA SOCIEDAD DE AGRICULTURA DE CARACAS, JOSE

ANTONIO MOSQUERA, ETC.

SENORES: Siempl'e fue mi opmIOn, sin duda alguna, favorable a la protecci6n de la industria agraria; POl"

que yeo en esta el fundamento y mas firme apoyo de la sociedad. Si las artes y el comercio son la gloria de

[94 ]

I pueblos civilizados; la agl'icultura, fuente de la ~s ueza : ocupaci6n digna y la mas noble del hombre J1q • . . 'h d d rbre, cuya lmportancla pmas se a puesto en u a, : cuya perfecci6n. ha servid~ de base a los imp.erios; i . agricultura, dlgo, remedla todas las necesldades : que la . natUl:aleza nos ha dejado sujetos para uuestra eXlstenCla.

'Cuanto no pudiera decir aqui con relaci6n a las :entajas que la agricultura produce! jCUanto con relacion a la suerte del cultivo, mas 0 menos pros­pero, y depen~iendo si,empre, e~ todas partes, de las leyes agranas! j Cuanto, en fm, de los estorbos que con of ens a de los intereses comunes, se oponen a la accion libre y benefica de los cultivadores! Pe­ro, he perdido una parte considerable de mis apun­tarnientos Y de mis libros, y a mas de esto, comien­zo ya a desconfiar de mi memoria, que fue buena y fiel allti en un tiempo, cuando Dios queria; pero ahara, esa facultad maravillosa del ser humano: ese libro en el cual he escrito, momenta pOI' momento, todas las impresiones, todas las ideas, todas las sensaciones de la vida; ese tesoro, objeto exquisito, el mas uti! y el peor tratado de todos, que guarda los materiales necesarios para el edificio de la ra­zon, va desapareciendo cada dia.

Y no se crea que sienta yo, ni forme queja de tal cosa; pOI' el contrario, como Temistocles, prefirie­ra que alguno acabara de ensefiarme el arte de 01-vidal'; y de ningun modo quiero acordarme de todo, como sucedia al emperador Adriano. jOh! jQue gran felicidad borrarse de la memoria los agravios, y solo recordar en el seno de la gratitud, los bene­ficios, los afectos, las temuras!

Vengamos ya a la substancia de la carta con que ustedes me honran; y a la que, no obstante mi in­suficiencia, emprendere responder_

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Con el fin de dej ar mas satisfecho el nohle interes que ustedes manifiestan, dividire esa respuesta en seis consideraciones, que tratare de compendiar en 10 posihle, consultando 10 lisonjero de la brevedad con la extension que por fuerza ha de darse a rna. teria tan importante y complicada.

F' Los males de nuestra agricultura tienen origen en epocas lej anas; la legislacion y la politica se obstinaron al principio en aumentarlos;

2(l. Utiles mej oras alcanzadas despues de la lnde. pendencia; mejoras que han hecho la propiedad teo rritorial mas comerciable y favorecido previsoramen. te la industria agricola;

3" Estado de la cuestion en la actualidad.

4(l. Necesidad imperiosa de proteccion.

5(l. En que deba cifrarse la proteccion de la agri. cultura.

6(l. Esperanzas del porvenir.

Los males de nuestra agricultura tienen origen en epocas lejanas; la legislacion y la politica se obstinaron al principio en aumentarlos

El suelo venezolano, virgen en gran parte de todo cultivo, es de una fecundidad maravillosa. Los con· quistadores, pasmados en la contemplacion de ese poder de creacion asomhroso de nuestra naturaleza, no se saciaban de admirar y ponderar el verdor de nuestros campos; la fuerza y gala de nuestra vege· tacion; la belleza pintoresca de nuestros sitios; la frescura de la vida vegetal; nuestro cielo siempre puro; los rios abundantes; la calidad excelente de nuestra tierra, que no da espinas y abrojos, sino regalados y sabrosos frutos con que premia alia·

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barioso cultivador. Mas, se ocuparon solo en dos casas, con todo ahinco y sin omitir solicitud al·

guna: primera : en convertir los indios al cristianismo. Se-nnda : en explotar las minas de oro y plata, donde las

o habia, en provecho de Espana.

Grandes esfuerzos hicieron para la conversion; rna· yores .~un, unanimes y mas vigorosos para la ex· plotacLOn.

En medio de todo, los indios, deslumbrados al as· pecto de aquellos hombres que representaban a un Monarca omnipotente y que se decian propagadores de la unica religion verdadera, revelada por el Dios del Universe., desfallecian y se entregahan, a poca costa, al dominio de tan poderosos senores. Algunos (pOCOS a la verdad), habitadores de valles ardientes, resistieron y forcejearon contra los usurpadores; y estos, en vez de aplaudir resistencia tan magnanima, digna de elogios en la posteridad, la castigaron, de­clarando a los american os inca paces de llegar a ser sociales, y que eran como una especie de hombres marcados por la naturaleza con el sella de la estupi. dez y de la esclavitud.'

Este Nuevo Mundo no era solo infinitamente hermoso, virginal y poetico. Aparte de estos rasgos generales de aspecto, sus condiciones fisicas se resumian en majestad, grandeza, novedad, exuberancia prodigiosa, riqueza inagotable y mUltiple, pompa infinita de formas, de vegetacion, de vitali dad animal y de pu­janza. Espana, con todo su poder, era un atomo en presencia del Nuevo Mundo. Ella no tenia luz, ni fuerza, ni arte, ni pohlacion necesaria para empren­der una colonizacion que exigia inmensos recursos,

1. Robertson, History 0/ America. VIII.

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continuos y vigorosos esfuerzos. Le era preciso, pues optar entre dos cosas: una, 0 reducirse a un circul~ relativamente estrecho, arriesgando perder inmensas regiones que Inglaterra, Francia y Portugal apetecian; o diseminar su accion en todo un continente, hacitin. dola asi esteril, empirica, impotente y viciosa. Que. riendo abarcarlo todo, la potencia colonizadora se ahogo, se anonado en la grandeza misma del mu~do colonizable, y en vez de producir una civilizaci6n vigorosa, engendro un feto de semibarbarie extrava. gante.2

La noticia, que yolo en Espana, del oro que hahia en America, hizo desbordar sobre este Nuevo Mundo a millares de aventureros, en quienes predominaha la idea de reunir riquezas considerables, a poca costa. Y ni el Gobierno, ni los emigrantes hicieron nada' por la agricultura; dej aron sin explotar la riqueza que ofrecia el cultivo: riqueza superior a to do calculo, atendidas las ventajas que brinda el suelo americano. Esos aventureros sin familia por su mayor parte, sin profesion, avidos de fortuna y enemigos del trahajo, no tenian inteligencia, ni gusto por los ej ercicios ru· rales. Apetecian, si, extensas posesiones, para llamarse alla, en su tierra, senores y grandes propietarios; mas, ni visitaban sus campos ni los labraban. Si, por fortuna, al espiritu de conquista se hubiera asociado la actividad inteligente y el trabaj 0, las buenas leyes y el cui dado eficaz del magistrado, nuestra condici6n por cierto seria hoy muy diferente. Pero no fue asi. Caracas, por ejemplo (y contrayendome muy particu· larmente a Venezuela), Caracas fue fundada por Losada en 1566; Barquisimeto por Villegas, en 1552; Coro por Ampues, en 1529; Cumana por Ocampo, en 1520; Merida por Rodriguez Suarez, en 1558; Barinas, a la orilla del Santo Domingo, por Valera,

2. Samper, Ensayo sabre las revoluciones politicas.

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en 1576. .. Pues bien, hasta mediado del siglo XVIII,

esto es, doscientos cincuenta anos despues de aquella epoca de fundacion, cuando los .holandeses de Cura­zao emprendieron hacer un gran contrabando de cacao, hasta entonces no fue que se alento este ramo de la industria agraria, en que somos tan favorecidos. i Y notese bien, ese aliento fue privado!

Antes de 1728, tiempo en que se establecio el mono­polio lIamado Compania Guipuzcoana, no se extraia el cacao, Y mej or dicho, ni se tenia noticia de su pro­ducto. Desde 1690 habia transportado el holandes Van Horn desde Moka a Batavia, y de alli a Amsterdam, el arbol del cafe. En Venezuela, sin embargo, no se cultivo formalmente sino en 1784, y esto, debido a los esfuerzos de un particular, el ilustre senor Mohe­dano. Otros particulares introdujeron tambien por el Oriente, la cana de azucar de Otahiti, que Cook y Bongain­ville trajeron a las Antillas en 1792.

Arvide y D. Manuel Clemente hicieron venir de Guatemala la semilla del anil.

Y, bien lejos de favorecer el Gobierno la cultura del tabaco, planta americana, a la cual el capricho da un valor considerable, las Cortes celebradas en 1636 hicieron exclusiva de la Real Hacienda su venta, apli­cando a tesoreria los rendimientos del estanco.

Asi, la Metropoli no puso por obra nada, no hizo esfuerzo alguno, ni el mas pequeno, para desarrollar nuestra industria agricola; no estimo en nada el cul­tivo, no 10 protegio, no Ie dio ensanche.

La sociedad naciente carecia de recursos; el Gobierno no se los presto. Las tierras brindaban su potencia productora; pero el Gobierno que no queria fun dar haciendas, ni levan-

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tar ingenios; el Gohierno que repugnaha los inmensns cultivos y las crecidas producciones, que hacian ne­cesarios puentes, vehiculos, caminos, canales, hospe_ derias, centros de pohlacion, policia, etc_ ; el Go­hierno, que no amaha sino el oro y que se entregaba exclusivamente al culto del oro y de las piedras pre­ciosas, agentes de la vanidad, del lujo y de la co­rrupcion, solo huscaha minas y solo vivia en el ahismo de ellas. 3

Y i cosa admirahle! En el tiempo en que" los decretos parlamentarios de Inglaterra favorecian los progresos de la agricultura, alentahan el cultivo de las tierras eriales y premiahan las mejoras de las ya lahradas;' en ese tiempo mismo en que una nacion maritima e industrial, que extiende la influencia de su poder manufacturero sohre las cuatro partes del mundo y civiliza la quinta, reconocia que "la agricultura es el manantial perenne de la opulencia de las naciones"; en ese mismo tiempo el Gohierno de Espana avigo. raha el espiritu funesto de las vinculaciones, estahle. cia los diezmos: contrihucion onerosa, exorhitante,

3. Las exigencias de los Reyes Cat61icos, que ansiaban ver repletos su cofres de oro, se manifiestan. desde Illega, en la carta que dirigi6 Colon a In Reina Isabel. Hablandola desde Veragua, que 61 ereia ser el Chersoneso de oro, de dande Salomon habia ex­traido sus riquezas, y ponderiindoselas, decia: "-Yo no creo con. veniente despojJ.r 81 jefe .de cste pais, por via de robo; pero arreglare las cosas de tal suerte que, evitando el escandalo y mala fama, todo elora que aqui hay, pase a Ia caja de Vuestras Altezas, a punto de no que dar un solo grana al Principe de Veragua".

4. Los progresos de la agricultura inglesa no pueden sorprendernos. desde que recordemos los decretos expedidos por el Parlamento en favor de la industria agricola. Durante las sesiones, en el reinado de Jorge III, se expidieron 452 bills para construir 0 me· jorar caminos y 19 para abrir nuevas canales. Los bills relativos al favor de In agricultura, en diversos ramos, Hegaron a 509 en los anos inmediatos a la revolucion francesa, y a 1.018 los expedidos durante In guerra del Contincnte. AHa, los descuajos se aumentan cada dia, In agricultura recibe constantemente beneficios. y Ia

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que grava el capital, el trahajo y la renta; imponia derechos de consumo, que gravahan la vida en sus necesidades mas imperiosas; decretaha aduanas, alca· bala y cientos, tributo personal, primicias, peajes, T/tonopolio de sal, estancos de tabaco y aguardiente, sisas . . , Y esto, sohre otras imposiciones que se lla­mahan almotacen, quintos, registros y anotaciones, proventos, naipes, mostrencos, baldios, propios, im­puesto directo, pasaportes, licencias, transito, arbitrios extraordinarios, apropiaci6n de caudales. particulares, renta de millones, contribuci6n sobre criados, al­quileres de casas, subsidio, armada de barlovento, contribuci6n sobre rentas, vales reales, bulas de la cruzada, l<tnzas, medias anatas. .. i Santo Dios!

Aiiadanse las prohihiciones del traIico extranjero, las trahas del comercio propio, los registros, las inves· tigaciones y ritualidades para asegurar la Real Ha· cienda contra fraudes; y digase desputls i como podria haher comercio! i Y cual no seria el tristisimo estado de la agricultura!

inclinacion a la labor de Ia tierra crece por consecuencia. EI Gobierno ingles que, en materias econ6micas, tiene el primer rango entre los gobiernos del mundo, apoya can todo su em­peno la agricultura, porque esta es el fulcrum, decia Palmerston, de Ia grandeza del Estado.

Muchos ricos propietarios de Norfolk (el mejor Condado culti· vado de Inglaterra); muchos tambien de Essex, de Suffolk y Kent donde siempre hay descuajos y laboreo, fueron invitados por el Gobierno para introducir los mthodos flamencos y extender el espfritu de mejora, en los trabajos del campo. El Gobierno ingIes se encargo de importar Ia mejor semilla de granos para distri. buirla entre los Iabradores, y coopero al cruzamiento de las castas del ganado Ianar, vacuno, etc. Por este artificio, M. Backwell logro criar carneros, cuya carne mas delicada y su lana mas fina, engordaban en Ia mitad menos del ticmpo que los otros. EI peso de los ganados vendidos en el mercndo de Londres se ha doblado en menos de un siglo: fenomcno que solo puede atribuirse a los pastos, y a los cuidados de los due· nos, estimulados estos por un Gobierno sabio y liberal.

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En solo dos anos que corrieron de 1793 a 1795 s enviaron, segUn datos oficiales, de America a Espaii e 476.209.843 reales vellon, 0 10 que es igual, 23.810.49: pesos fuertes, producto de las minas; y l cuiinto podria calcularse en ese propio tiempo el valor de nuestras cosechas? jAh! Sin embargo, nuestro algodon, par su preciosidad como por su abundancia; nuestro cafe por su excelencia; nuestra grana tan fina como la d~ Misteca; nuestro cacao, que no sufre rival; nuestro tabaco, nuestro anil, nuestra vainilla miis fragante que la de 50conuzco; nuestra zarzaparrilla, nuestros brasiletes, caobas, guayacanes, granadillos, gateados de colores diversos, dividives, cedros, copaibas, in. ciensos, robles, curtidores, laureles, copeyes, pinave. tes, mangles, tamarind os, tantos y tan variados pro. duetos de nuestro's campos son mil veces miis pre. ciosos que el oro. j Riqueza miis permanente; e1emen. tos miis poderosos de civilizacion, de sociabilidad, de progreso y de verdadera democracia!

Cuando en 1777 regreso a Espana el Gobernador don Carlos de Agiiero, hombre de mediana instrucci6n pero de buen sentido, y que habfa servido al rey en la campana de ItaIia, presento a S. M. una Memoria sobre Venezuela, cuya Capitania General acababa de desempenar. EI senor Agiiero hablaba fervorosamente de nuestra tierra, y quiso ofrecer al rey un bosquejo de la dulzura de nuestro cIima y de la feracidad de nuestro suelo. EI rey (a la sazon Carlos III, que estaba en EI Pardo), tomo la Memoria y la dio al ministro don Jose Portugues, seguramente para que Ie informase. EI Ministro puso al margen estos con· ceptos: Caracas (Venezuela quiso decir), pais sin minas de oro ni plata; es pobre, y no merece gastos.

La Memoria de Agiiero no tuvo resultado, y se guarda en el archivo del antiguo Despacho de Indias. (5. V. In/ormes c. n. 1l.233).

lW2 J

sistema, fue siempre el mismo, desde el primer la conquista hasta el ultimo en que se vio ter· la guerra de independencia. Espana no tuvo

pensamiento, ni otra aspiracion que eI oro y no sino de buscarlo en las minas y de sacarlo a

trance, dondequiera que 10 habia.s Cuando nom· virreyes para Mexico y el Peru, arrendaba a

y la daba a Ambrosio Aifinger y otros ale· para que se pagasen de unos cuantos pesos

haMan antieipado. Las reyes mas meditadas, la de Intendentes, de Ejercito y Provincia,

para la Nueva Espana. Las miradas del Go· no caian sino sobre el Potosi y Zacatecas.

no teniamos minas: no valiamos nada. Bue· sido decir al oido del Monarca: "Senor;

anciano que, al morir, manifesto a sus hijos en el campo que cultivaban, dejaba escondido

tesoro, y que por este medio los excito a remover , tierra una y mil veees, les hizo conoeer el verdadero

tesoro, la rica inagotable mina de las naeionef; tesoro que solo puede haIlar la agricultura, en cuya comparacion los otros son pequenos e imaginarios.

5. Encontraron los espanoles en el Peru 18 naticia de que en las huaca.s 0 tum bas antiguas habia mucho oro, y trata~do el Go­bierno de conciliar los preceptos de respeto a los muertos con ]a fe1icidad de haHar una fortuna en cada huaca, consult6 al Santo Padre. para tranquilizar 18 conciencia de los soldados conquista­dores, si seria 0 no pecado desenterrar los muertos para apro­vecharse de sus riquezas. (Vease SolOrzano, Politica Indiana). La medida fue excelente, porque se comenzaron las excavaci04 nes por el interes de las preciosidades de cantaros, vasos, tazas. figurando el sol, hombres y animales: ingentes riquezas que contenian las huacas de Chiche en Trujillo, Pativilca y otras. Lastima grande fue que el interes se aprovechara 5610 de 1o rico y precioso, y diera al desprecio una multitud de cadliveres admirables por la sanidad, posicion y adorn os, dignos de conservarse como testimonio autentico de la cuItura de aqueI pueblo que tanto habia llegado a ilustrar su entendimiento. Los cadliveres eran verdaderas momias, preparadas por el arte y conservadas por embalsamamiento.

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El oro y la plata se acabanin; pero el cafe, el azucar y el algodon quedaran; y el solo hallazgo de la patata es mas grande y vale mas para la humanidad, que los tejos de oro que se extraen de Mexic~ y del Peru". Vienese a mi memoria, en este punto, Clerta frase de Plinio, el naturalista, que he de repetir aqui. Hablando este sabio ilustre acerca de los romanos y del estimulo que para cultivar sus heredades tenian, dice: Agrum male colere, censorium probrum judicabatur. (El que labraba mal sus campos, se atraia por eso la animad. version y el castigo de los Cens?res). G .i 9ue gran politica! i Cuan provec~lO~a ~ eflcaz sohcltud! i Y cuanto no distaba la practIca Ilustrada de los buenos roman os, de las absurdas ideas de nuestra Metropoli! Aca se desalendia el cultivo; se abandollaba alia. brador, y quisiera decir, aun se Ie castigaba con esos mil linajes de tributos y gabelas que sobre sus hom. bros se cargaban; dej abasele vivir, sin noticia siquiera de la perfeccion de los instrumentos aratorios ni de los metodos de cultura, deseando en vano un impulso y una prosperidad que no veia; en tanto que alia, donde todo era al contrario, donde la ley favorecia el traba joy recompesaba los esfuerzos, donde Caton, Varron, Columela y cien geoponicos mas ensenaban el arte de sembrar, la teoria de la vegetacion, de los abonos y de sus aplicaciones, y el metodo de conser. var y de multiplicar las producciones utiles, compa. neras de las labores de la agriccltura; alia donde el hombre debia consagrarse gustoso a las faenas del campo, porque un doble y poderoso aliciente Ie im· pelia a ello; alla caia en l.a desg~acia del. Censor. Y merecia los tremendos castIgos, SL no cultwaba bLen sus prados. i Felices las naciones donde llega a ser la ley tan previsiva; donde los encargados del mando son tan celosos, y donde las ideas de justicia, las de

6. Lib. XVIII, c. 3.

[104 ] I

1

tabilidad y fomento predominan de tal suerte que forman como el sentimiento publico, y se hallan es· ritas en los codigos, se Yen ensenadas en las escuelas,

; practicadas hasta en las alegrias e inocentes di· versiones del horuelo! .

De todo 10 que dej 0 expuesto se infiere claramente, que el origen de los males que afligen nuestra indus. tria agricola esta en epocas remotas: en las condiciones mismas de la conquista. Las laminas de oro, los bra. zaletes de oro, las pepitas de oro que llevo a Espana Colon, sublime aventurero, de vuelta de su primer viaje de descubrimiento, hicieron mayor impresion en el animo de los reyes y de los pueblos, que las pacas de algodon que de Santo Domingo conduj o. l Quien hablo mas de arar la tierra ni de mcltiplicar los beneficios de la sementera? Cortes y Pizarro no .bus· caron sino oro en sus empresas, que tanta sangre y lagrimas costaron. Fue el amor del oro quien condujo a Alvarado, a Olid, a Benalcazar, a Quesada, a Obando, a Almagro, a Ampudia, a Nicuesa y a tantos otros filibusteros a esta parte aca del mundo. Apenas lle. gaban, doquier ponian el pie, pedian noticias de oro y volaban a cogerio. La codicia de los espanoles que permanecian en la Peninsula se excitaba cada vez mas por las relaciones que enviaban los que venian: relaciones fabulosas, increibles, pero a las cuales da· ban cierto aire de verdad los tesoros y barras de oro que veian llegar de esta tierra prometida.7 Poco

7. Se calcula que el dcscubrimiento de America ha pueato en circulacion doce veccs mas de metales preciosos de los que antes habia. Por los registros oficiales sabemos, que In sola mina del Potosi, aunque muy imperfectamente explotada, dio cn cuarenta anos 300 milloncs de pesos, y que de 1556 a 1801, el quinto del Rey manto a 823.950.508 pesos fuertes. (Nunez, Notieia, historicas r estadistica3 de las provincias del Plata). Estan discordes los eeonomistas aeerca de Ia masa de metales preciosos que de Ia America espanola ha rcfluido en la PCllinsula.

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H

a poco, Espana entera se hizo a. la idea de aUegar fortuna sacando el oro de las mmas; y desdefio no solo las ocupaciones agricolas y el comercio en Aroe. rica, sino que las descuido tambien en Europa, lao brandose para si una decadencia de la cual aun no ha salido, ni por largos anos Ie sera dado salir.

En vez de estimular la industria y de premiar los afanes del labrador, menosprecio el cultivo y envileci6 el trabajo. No solo constituyo como exclusivas de los esclavos las tareas del campo, sino que habiendolas impuesto como pena, obtuvieron un concepto de 0pro. bio y degradacion que alej aba de practicarlas a todos los que aspiraban a una condicion decente. "La ser. vidumbre, dice Schoelcher, hablando de la agricultura en America; la servidumbre impuso el sella de infa. mia a la tierra. El que la cultivaba era viI, y ese trabajo era tarea del esclavo, y del esclavo de infima condi. cion. Los propietarios, en su mayor parte europeos,

Segun Uztariz, Segun SolOrzano, Segun Moncada, Segt'in Navarrete, Segiin RaynaI, Segun Robertson,

desde 1492 a 1724 fueron 3.536 millones de fncrtes. desde 1492 a 1628" fueron 1.500 rnillones de fuertes. desde 1492 a 1595 Iueron 2.000 roilloncs de fncrtes.

de 1519 a 1617 fueron 1.536 miIlones de fnertes. de 1492 a 1775 fueron 5.154 roilloncs de fuertes. de 1492 a 1777 fueron 8.800 mi1lones de Iuertes.

EI autor Des Recherches sur le commerce, que parece bien informado, establece que de 1492 a 1775 {ueron a Espana 5.072 millones de duras. Humboldt haee el calenlo siguiente:

Dc 1492 • 1803: Rcgistrado ............... Pesos 4.035.156.000 Contra ban do ............. 816.000.000

Total ...... Pesos 4.85l.l56.000

Canga Arguelles (Diccion. de Hacienda) forma este cuadro con datos que pueden considerarse bien exactos.

En los 120 anos corridos del descubrimiento de ColOn hasta 1619 entraron (dato oficial) en la Peninsula ........................ Pesos 1.100.000.000

Cancelada, en su opusculo Libre Comercio afiade que desde 1620 a 1808 lueroll .... 767.000.000

Dcsde 1808 a 1814 ........................ 30.000.000

[106 ]

1

contribuido a degradar la agricultura, porque amenaza trivial a un criado resabioso e inobediente,

-~era enviarle a trabajar al campo".8

:En vez de facilitar los medios de adelantar _ en la ca­Jrera de la industria legitima, realzando los senti­"inientos morales del alma; en vez de alentar el :"comercio y de abrir trato con los pueblos amigos y ~eutrales, el Gobierno de Espana establecio monopo. lios odiosos y decreto restricciones y prohibiciones absurdas que destruyeron hasta en su raiz la libertad natural de los cambios. j Un ministro declaro solem. nemente, que, solo de este modo, podia gobernarse imperio tan grande como el Ibero! ... 9

En vez de multiplicar los agentes de riqueza y de hacer facil y rapida la comunicadon entre los pro­ductores y los consurnidores, entre el mundo y Vene­zuela, y viceversa, vedaba como crimen el trato con

De particulares en diversos ingrcsos metali~ cos, desde 1620 a 1814 ................ .

En 1814 ................................. . Ell 1816 ................................. . En 1818 ................................. . Valuando en solo una decima parte del total

de los caudales provenientes de Mexico, Peru, etc .............................. .

Ingresos de contrabando ................. .

5.579.000.000 4.539.275

100.000 2.472.697

l.l94.600.000 42.500.000

Total ingreso ......... Pesos 8.720.221.972

Tenemos, pues, que entraron en Espana un ano con otro desde 1492. epoca de Ia conquista, hasta 1818, en que la revolucion de Independencia se extendio desde San BIas, en Mexico, hasta Val. divia y Talcahuano. en Chile. entraron, digo, 25 miIlones de pes~s en metalico y barras de oro par ana. Suma enorme, que dehio encender el deseo de las riquezas en el corazon de los espanoles, habituados, como estaban, a permutar, no a vender, las especies, porque tal era la pohreza de numerario que ten ian, como observa Coz Gayon, Rist. de La adman. publica, cap. 16.

8. Schoelcher, Des Colonies /rancaises, p. 277.

9. Uztariz, en 1740. Vease su ohra titulada Teoria y practica del Comercio.

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las potencias extranjeras, y la Real Cedula de 1692 ordeno que se tuviese como enemigas todas las ell!. barcaciones extranjeras que surcasen los mares de America, sin licencia de la Corte.

Y cuando hubo un Ministro Universal de Indias, el senor Galvez, que se prestase a abrir nuestros puertos, ya no al comercio extranjero, sino al de la misll!a Espana, destruyendo el monopolio mercantil de los galeones y £Iotas, declaro que estos puertos eran, en Venezuela, Maracaibo y Margarita.'· i Que ignorancia! i Que ceguedad!

En vez de procurar la baratura, hija de la abun. dancia, el aumento de poblacion y los medios de mantener en prosperidad y creciente cultura a los indigenas, los mataron, reduciendo a los que por dicha sobrevivieron, al estado mas desgraciado. "No puede pensarse en esto -decia Ulloa-, sin 1I0rar con his· tima la infeliz suerte de estos hombres que, sin otro delito que el de la simplicidad, ni mas motivo que el de la ignorancia, han venido a ser esclavos, y de una esclavitud tan opresiva que, comparadamente, pue· den lIamarse dichosos los african os a quienes la fuerza y la razon de colonias han condenado a la opresi6n servil".ll N uestra agricultura, pues, debe resentirse de todos estos males, de monta y gravedad que la oprimieron en su origen y que estorbaron su desarrollo. Entonces, que fue ocasion propia de infundirla aliento, se la abandono; y pudiendo vivir ricos con los frutos de nuestra tierra, recibiamos un situado de Mexico, faltos de rentas para remunerar a los servidores del Estado. Una buena parte de los habitantes de Venezuela carecia de 10 preciso para una decente pasadia; y con asombro he de decirlo: en medio de nuestros fera·

10. Decreto de 12 de octubre de 1778. II. Noticias secrettlS, t. 2, cap. I.

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isinlos valles, aqui donde un moderado trabajo pue· ~e dar alimento a diez naciones, habia muchos padres de familia cercados de necesidades y miserias, pocos in estas, y raros, muy raros, con comodidad y abun· ~ancia .. En la tierra del platano y la yuca, en esta tierra de promision, l.. cuantas veces se extendieron los brazos, que no hallaban trabajo, para pedir de /iJIlosna el pan?

{,evanto ya la pluma, para continuar despues. Yo espero que mis lectores estaran de acuerdo conmigo en que desde muy lejos vienen las causas de nuestros quebrantos. Me prometo tambien que estaran de acuer· do en que ha de ser eficaz y heroico el remedio que ha de curar tan antiguas y profundas dolencias.

En todas materias, la extension del remedio y de los arbitrios debe corresponder a la del mal y del objeto.

Utiles mejoras alcanzadas despues de la Independencia: mejoras que han hecho la propiedad territorial mas comerciable y favorecido previsoramente la industria agricola

Entre los prodigiosos extraordinarios hechos de Napoleon I, emperador de los franceses, hechos que variaron los gobiernos europeos y destruyeron los limites imtiguos de muchas naciones del otro conti· nente, ninguno tuvo consecuencias mas importantes, que el de la ocupacion de las ciudades y plazas fuer· les de la Peninsula espanola, por numerosos ej ercitos imperiales, habiendo sacado de Madrid a los reyes Carlos IV y Fernando VII y retenidolos en Francia prisioneros. Dio margen este hecho al levantamiento de la nacion castellana contra Napoleon. Establecie· ronse Juntas Supremas, representantes de los derechos de los soberanos destronados, y se ocuparon en reo conquistar la independencia. A ejemplo de elias, cons-

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tituyeronse del mismo modo en America, y comenza_ ~o~dentonces a ~ener gobierno, propI

d' 0; precario y

Iml 0 en su ongen, pero, mas tar e, establecid sobre bases solid as, a saber: las de la independen/ y leyes bienhechoras. La jornada de Bayona fue ;: aurora de nuestra emancipacion politica; y el Empe_ rador frances, dejando en Valengay a Fernando de Borbon y ocupando el trono de Espana, abrio, sin pensarlo, el camino para que la segunda mitad del Nuevo Mundo se hiciese senora de si misma.

Veamos ahora (aunque someramente) como supieron nuestros gobiernos propios aprovechar la oportunidad desde el momenta mismo de su inauguracion en el poder, para dedicarse con solicitud esmerada al fo­mento de la industria agricola y a remover los obs­taculos que se oponian a su progreso y retardaban su engrandecimiento.

Inmediatamente despues del 19 de abril de 1810, dia en que principiamos con buen suceso a desatar el law de independencia que nos ligaba a Espana, la Junta de Caracas expidio un decreto aboliendo el impuesto de alcabala sobre los comestibles, subsisten. cias y objetos de mero consumo; otro, suprimiendo para siempre el tributo a que estaban sujetos los indios, y un tercero, en fin, ordenando la soltura de los presos 0 destinados a obras publicas por vagos. Esta postrer medida, observa un autor contemporaneo, devolvio a la agricultura una multitud de brazos utiles que, ba joel pretexto de una policia suspicaz y de una seguridad insidiosa, se hallaban sumergidos en las carceles con el caracter de "vagos".

Hizo mas la Junta: Mand6 formar una Sociedad pa· tri6tica de agricultura y economia, que teniendo por principal objeto de su instituto el adelantamiento de los ramos de industria rural de que es susceptible el clima venezolano, extendiese sus investigaciones a

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cuanto pudiese ser objeto de un honrado y bien en­lendido patriotismo; prohibi6 la introducci6n de es­c!avos; declar6. el comercio libre con todas las na· dones y concedi6, a favor de Inglaterra, la rebaja de una cuarta parte de los derechos de importaci6n y t~portaci6n, exigiendo la reciprocidad en las colonias inglesas.

No habria razon, en realidad, para exigir mas de la Junta Suprema de Caracas, la que muy luego se vio envuelta en las dificultades y peligros que traian, de una parte, el conato de los patriotas por la indepen­dencia, y de otra, la resistencia que ahincadamente hacian los peninsulares por desvanecer esta idea.

[,os sucesos del 5 de julio de 1811 acabaron de decidir a los espanoles y al Gobierno de Espana por la guerra contra los americanos. Empezo la lucha, que fue a muerte; y asi y todo, en medio de los anos mas crudos, el Libertador Simon Bolivar expidio un de· creto invitando a los extranjeros a venir a establecerse en Venezuela, donde la feracidad del suelo -decia-, sus varias y ricas producciones, la benignidad del clima y un regimen prudente de administraciOn que garantiza la seguridad individual y el sagrado dere­cho de propiedad, debian proporcionarles ventajas y utilidades que acaso no tendrian en su pais. (Decreto de 16 de agosto de 1813).

Reunido el Congreso Constituyente de Colombia en el Rosario de Cucuta (marzo de 1821), las medidas legislativas favorables a la agricultura, con un designio directo, que se expidieron entonces y que continuaron apareciendo cada ano, son muchas y muy importan. les. No me lisonjeo de alcanzar a recordarlas todas; pero, el cuadro siguiente ofrece la prueba mas incon­testable de la diligencia y cuidadosa solicitud de nues­tros Congresos por el fomento de la industria madre, y del abatimiento y graviimenes que esta padecia.

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L

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En 1821:

5e dispuso exceptuar del servicio de L:is armas a los labradores, a menos de causa urgente. (Decreto de 25 de agosto).

5e declaro abolido el derecho de sisa y el impuesto de 5 por ciento Uamado de exportacion interior. (Decreta de 25 de septiembre).

Este impuesto era onerosisimo y se cobraba de todos los frutos que se conducian de provincia a provincia de territorio a territorio, y de pueblo a pueblo, au~ siendo de una misma provincia.

5e liberto de todo derecho de entrada por los puertos de Colombia las herramientas de agricultura, las pian. tas y semillas, maquinas y utensilios que conduje. ran a mejorar el cultivo de las tierras y a preparar y elaborar sus /rutos. (Ley de 27 de septiembre).

5e prohibio absolutamente la introduccion de cacao, cafe, anil, azucares y melazas. (Idem).

5e concedio exencion de derechos de exportacion, par diez anos, al algodon, cafe, azucar, mieles, aguardien. te y maderas de construccion. (Ley de 27 de sep· tiembre) . 5e extinguio el impuesto de alcabala en el comercia de las producciones del pais, y se redujo a 2,50 por ciento en el de los bienes raices y mercaderias ex· tranjeras. (Ley de 3 de octubre).

5e extinguio el tributo de los indigenas y se concedio a estos resguardos de tierras exentas de contribucicm. (Ley de 4. de octubre).

5e declaro libre la destilacion de los aguardientes y libre tambien su tra/ico. (Ley de 4 de octubre).

5e dispuso la enajenacion de los baldios, a precios comodos, para contribuir asi a la extension del cultivo. (Ley de 11 de diciembre).

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En 1823: 5e autorizo al Poder Ejecutivo para promover e/icaz­mente la inmigracion de extranjeros europeos y norte­OfTIericanos. (Decreto de 11 de j unio) . 5e prohibio la introduccion de tabacos extranjeros en haja, en cigarros, polvo 0 rape. (Ley de 7 de julio).

En 1824: 5e declararon lib res del diezmo eclesiristico a todas las nuevas plantaciones de cacao, cafe y anil. (Ley de 19 de mayo). 5e extinguieron los mayorazgos y vinculaciones. (Ley de 10 de julio). por esta ley vinieron a la libre circulacion los bienes que no podian enajenarse por las leyes espanolas relativas a vinculos y sustituciones, las cuales leyes quitaban a la propiedad la comunicabilidad y la trans­misibilidad que son sus mas preciosos dotes; y Ii­brando la conservacion de las familias sobre la dota­cion de un individuo, que se llamaba en cada gene­radon senor del vinculo, y atribuyendo esta dotacion a la casualidad del nacimiento, dejaban a los demas en la pobreza y en el olvido. La institucion de mayo­razgos ha sido la mas repugnante a los principios de una sabia y justa legislacion.

Se mando auxiliar a las tribus indigenas que quisie­ran abandonar su vida errante. (Ley de 3 de agosto). Se mandaron reducir los censos. (Ley de 11 de agosto) . En 1825: Se abolieron las exacciones conocidas con los nombres de mesada eclesiastica, medias annatas y anualidades. (Decreto de 28 de marzo).

Se autorizo al Poder Ejecutivo para que destinase un mill6n de pesos al /omento de la agricultura. (Decreto de 28 de abril).

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Separada Venezuela de Nueva Granada y Ecu2dor, cuya union politic a formaba la Republica de Colombia, y constituida independientemente desde 1830, se han dado en sus Congresos las leyes y decretos siguientes, con relacion a la agricultura.

En 1830: Se aboli6 la alcabala de los frutos y producciones del pais. (Decreto de 19 de octubre).

En 1831: Se autoriz6 al Poder Ejecutivo para promover La in. troducci6n de canarios. (Decreto de 13 de junio).

En 1832: Se eximi6 de todo derecho por diez arios el trigo de Venezuela. (Decreto de 10 de abril).

En 1833: Se declar6 libre el cultivo del tabaco y se extinguieron todos los estancos. (Decreto de 22 de marzo).

Se· decLar6 abolido el derecho de diezmos. (Ley de 6 de abril).

En 1834: Se concediO La libertad de cultos. (Ley de 18 de febrero) . Se destinaron londos a La inmigraci6n de canarios. (Decreto de 7 de marzo).

En 1836: Se mand6 solicitar La reducci6n de dias festivos. (De· creto de 15 de mayo).

En 1841: Se estableci6 un Banco Nacional. (Ley de 17 -:!:; mayo).

En 1842: Se crearon fondos y se destinaron a La apertura de caminos. (Ley de 2 de mayo).

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En 1844: Se mand6 auxiliar una escuela de agricultura y veteri­naria en Caracas. (Decreto de 16 de agosto).

En 1845: Se lavoreci6 la conclusi6n del camino de Caracas a La Guaira. (Decreto de 19 de mayo).

En 1848: Se mandaron deslindar, mensurar y vender los baldios. (Ley de lOde abril).

Semand6 que no se hiciesen remates de. bienes sino por la mitad del valor de estos, cuando menos. (Ley de 28 de abril).

En 1849: Se concedi6 el beneficio de espera a los deudores atra­sados. (Ley de 9 de abril).

En 1851: Se concedi6 exenci6n de todo derecho nacional y mu­nicipal, por seis arios, a los establecimientos de teneria. (Ley de 16 de abril).

En 1853: Se concedi6 una recompensa en tierras baldias a los herederos de sargentos, cabos y soldados. (Decreto de 23 de marzo).

Se ordena ia construcci6n del lerrocarril entre Puerto Cabello y San Felipe. (Decreto de 18 de abril) .

Se concedieron varias exenciones importantes a la in­dustria pecuaria. (Ley de 28 de abril). En 1854.:

Se libert6 de todo derecho los alambres de hierro para corrales y dehesas. (Decreto de 4 de marzo).

Se declar6 abolida para siempre La esclavitud. (Ley de 24 de marzo).

Se decret6 el c6digo de policia nacional. (Leyes de 20 de mayo).

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En 1861: Se derogaron las leyes que establecian impuestos sobre la renta y el cultivo de cana. (Ley de 18 de junio). Se autorizo el establecimiento de sociedades de credito territorial. (Ley de 22 de j unio ) .

En 1869: Se declaro libre la navegacion fluvial. (Ley de 14 de mayo). Se mando que se comprasen y repartiesen quinientas toneladas de semilla de cana de Salangore. (Decreto de 17 de mayo). Se suprimieron los derechos de exportacion. (Ley de 18 de mayo). Estas disposiciones, j ustas y utiles, han dado aliento y merecido favor a la industria agricola, descollando en. tre elias, la ley que extinguio los mayorazgos y vincu. laciones, y la que abolio el impuesto del diezmo tan vej atorio en su percepcion como opresivo en sus efectos. El resultado de estas medidas legislativas se sintio inmediatamente y fue de grande consecuencia. 5i la ciencia economica hubiera sido mas estudiada entre nosotros; si los hombres de Estado que cono· cian las necesidades de nuestra industria agricola hubieran tenido, por el estudio, mas medios de reme· diarlas y prevenirlas, de seguro que las habrian reo mediado y. prevenido. El deseo esta patente. Pero, sucede con las enfermedades del cuerpo social como con las dolencias del cuerpo fisico; el medico anhela, procura la curacion radical; mas, si no sabe aplicar el verdadero remedio, no curara jamas. El mal con· tinua con apariencia mas 0 menos alarmante; el cuerpo se enflaquece y debilita; hay intermitencias, dias de mejoria; pero la salud no vuelve sino cuando se auxilia a la naturaleza con medicamentos propios, activos, eficaces y generosos, que destruyan la causa del mal, 0 avigoren el sistema para que entre de lleno

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en las condiciones favorables del restablecimiento apetecido. Esa porcion de leyes ben Micas que sucesivamente se han expedido desde 1810 hasta hoy, han fomentado sin dud a nuestra agricultura y, debido a elias, es que hacemos en la actualidad alguna exportacion. Nuestros productos se han multiplicado; y no obstante la gue­rra que, por desgracia, parece haberse hecho inter­minable, tenemos hoy mas goces, mas comodidad, mas frutos, mas vida que la que teniamos en los mejores alios de la Colonia. Nuestras propiedades no estan vinculadas; nuestras cosechas no se merman par el gravoso diezmo; nuestro maiz, los granos de nuestras semen teras pasan de un lugar a otro sin pagar alcabala, ni mas impuesto que el de caminos; nuestros frutos exportables no temen la concurrencia del extranjero; las maquinas y herramientas nece­sarias a la agricultura entran en el pais sin impuesto alguno; pero esto no basta. Y al punto a que hemos venido, persuadidos de que esas medidas utiles no son, sin embargo, las unicas que la prosperidad de la agricultura exige, hemos de examinar cuales otras puedan ser convenientes e imprescindibles. Necesario es aprovechar los instantes y vivificar el pais (digo vivificar en el sentido de confortar, robustecer), por grandes medidas economicas, de caracter general y permanente, las cuales, colocando la industria al abri­go de todo evento, ofrezcan a los honrados labrado­res una perspectiva de consuela en sus empresas y a la nacion, en general, una esperanza de dicha en sus dias de tranquilidad y de progreso.

Estado de la cuestion en la actualidad

Las precedentes paginas comprueban de un modo incontestable que hemos introducido en nuestra le­gislacion gran des y utiles mej oras, las cuales han

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ten dido a hacer, y han hecho en efecto, la propiedad territorial mas comerciable y el traba j 0 mas libre y seguro. ;, Quien se negara a concurrir en el dictamen que reconoce el empeno de nuestros Congresos por dar vida a la agricultura, segun esas medidas que vienen individualizadas, y que muchos estimaron po. derosas para sacar a aquella industria del triste estado en que se hallaba? "En general -observa muy jus. tamente Courcelle·Seneuil, profesor de economia po. litica en el Instituto N acional de Chile--, los paises hispanoamericanos mejor gobernados han hecho pro. gresos que son inmensos relativamente a su punto de partida y al poco tiempo transcurrido de su in· dependencia; aunque no han tornado todavia asiento fijo, ni encontrado su camino. Turbados por las excitaciones de Europa en materia de combinaciones sociales; inciertos sobre la via industrial porque de· ben llevar adelante sus progresos; retardados en su marcha por antiguas preocupaciones heredadas de Espana, esperan una direccion mas firme, mas de· cidida, y luces que vacilen menos. Pero, deben corn· prender que el tiempo urge, y que el progreso eco· nomico no es solo negocio de gusto 0 bienestar, sino tambien cuestion de existencia, no solo para la socie· dad politic a, sino aun para las familias mismas que la componen" .'2

Tales palabras escritas habilmente, con esa compren· sion que es hija de un juicio claro y de una vista luminosa, serviran como de epigrafe a las considera· ciones que me prometo desenvolver en este articulo.

A medida que avanzamos, parece que se manifiesta y descubre mas el mal. Reconocido de atras, y no habiendo podido vencerlo las diferentes aplicaciones provechosas que se han hecho, es imprescindible bus·

12. Traite theorique el pr~ctique d'Economie politique.

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car re~~ro y. favor en otra fuente. Entremos: haga. mOS dlhgencla por hallarlo, y 10 hallaremos. ;, Que se nego nunca al noble esfuerzo, a la investigacion tranquila e imparcial, al deseo plausible de encontrar el bien y de seguirlo? jY que! ;,Habremos de sentir la pena Y no solicitar el alivio? ;,No buscar el reme­dio? ;,Poseeremos los elementos de la felicidad co­mUn y no nos dariamos prisa a activarlos y desenvol­verlos en nuestro provecho? Ninguna cuestion im­porta tanto a Venezuela, como la cuestion agricola; ninguna llama con mas fuerza la atencion de sus hombres pensadores, desde que puede asegurarse, sin temor de errar, que las revueltas periodicas, las disensiones civiles, la guerra que estalla y nos arruina; ese cumulo de males que pesa gravemente sobre nuestra cabeza, nace, en gran parte y se estimula, de la situacion funesta en que la agricultura se halla. lC6mo podria explicarse, de otro modo, quehabien­donos d~do la alta politica Constitucion y leyes, que, por la hbertad, elevan el alma del ciudadano y la ennoblecen y, por la educacion, forman el corazon para la virtud y abren el espiritu a la luz, nos vea­mos de continuo empenados en desavenencias ruidosas y en guerras civiles sin intermision ni tregua? ;, Como se explicara de otra suerte que, con tantos adelanta­mie~tos en la legislacion y en el derecho publico; abohdas la tortura y la esclavitud, la pena capital, la censu~a, .l~ prision por deudas, y consagrados todos los pnnclplOs tutelares de la sociedad, tengamos a cada paso inquietudes y alteraciones del orden que en­cuentran _ voluntades cooperadoras; conmociones que se orgamzan, que crecen como por encanto, que in­~aden y que triunfan, para desaparecer luego, de­Jando lugar a otras tentativas, y a otras, y cien mas, que semej antes a las olas del mar se suceden sin des­canso e indefectiblemente? Es que los pueblos no viven solo de libertad y de buenas instituciones, bene-

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ficios imponderables, sin duda; sino que necesitan tambien del auxiliar de la fortuna y de la conve. niencia: beneficios tambien de alto quilate, que man. tienen la vida por el descanso, que conservan la salud por el sosiego de los afectos del iinimo, y que dan participacion a todos en las dulzuras de la existencia. Mientras una clase numerosa de la Republica sufra' mientras este abatida, sin porvenir, sin esperanza, y no duerma por la inquietud del dia siguiente, 0 par. que no pueda procurarse, por el trabajo honesto, 10 necesario para que la duracion sobre la tierra no Ie sea una pena y la familia un fardo; mientras esto pase entre nosotros, y haya dolores, y estrecheces, y deseos frustrados, y la actividad del alma no tenga recompensa, y las empresas decaigan, faltas de fa. vor ... , habrii guerra. No basta que el orden social escrito sea perfecto. 5i necesaria es la libertad, no es menos imprescindible que los gobiernos, secundado. res de la obra de la Providencia, fomenten el des. arrollo de la industria, y preservando las riquezas cuiden con solicitud del bienestar de todos los ciuda. danos. No ha mucho que, escribiendo el senor don J. Joaquin de Mora, en la Revista Espanola de Ambos Mundos (1853), decia, pintando la situacion de las Republi. cas Sudamericanas: "Las republicas americanas ofre. cen hoy la imagen del caos. Los gobiernos no tienen estabilidad; las leyes no tienen vigor; los tesoros publicos estiin vados; los hombres sensatos y since· ramente amantes del pais, huyen del mando y viven en la obscuridad; y no es fiicil encontrar, al examinar el estado moral de aquellas poblaciones, cuiindo, ni de donde, ha de venir el remedio de tantos i'nfortu· . " mos.

EI senor Mora no profundizo, ni fue su intento pro· fundizar, con relacion a nosotros, el origen del mal que padecemos. 5i 10 hubiera ensayado, habria dado

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luego a luego ~onlalcahusab ~ue l~dproduce. ~uy b~e. . 'consideraCIones e a nan Sl 0 necesanas.- n

:~ ezuela, la opinion no estii dividida entre dos 0 ,en ., d ... . I N h •. sistemas teoncos e orgamzaclOn SOCIa. 0 ay ~astrinas politicas opuestas, ni sistemas incompati. b~ ni rivalidad de dogmas. Ninguno piensa aqui

e::ariar la forma republicana. Los partidos .son cons­~tucionales; todos proclaman la igualdad de derechos, ~ garantias personales, la libertad. La guerra no se :ce por personas. La piedra del esciindalo no es un a mbre propio como 10 ha sido en Francia, y como

no N b' . 10 es en Italia. uestros go .1ernos, es Cle~o: car~~en de estabilidad; caen muchos J efes de la admlmstraCIon, sin completar el corto periodo que la Constitucion les fija; mas, notese bien, ni el odio personal, ni el proposito de mudar la forma gubernamental entran par nada en la .ruina de nuestros mandatarios. Contra los Presidentes de Venezuela no se ha alzado el pu­na! de Louvel, ni se ha movido la miiquina de Fieschi, ni se han arrojado los fulminantes de Orsini. Nues· tros disturbios conocen otra fuente. ;, Y cuiil puede seresa? ;,De donde nace el mal? Es evidente, que de la situacion economica industrial. La ruina de la agricul. tura y de la cria, he aqui el fermento incesante que agita nuestros pueblos dociles y laboriosos. Es el quien enciende las pasiones. Por el se mueven y acaloran los partidos; y sin el, las reformas se cumplirian oportunamente, con acierto, con aquella moderacion que es prenda de su conveniencia, y aquella fuerza y virtud que aseguran su cumplimiento.

Y bien, conocido el mal, ;,cuiindo tendrii remedio? Cuando se atienda eficazmente a proteger la industria, que, hija y companera de la paz, es madre de la ri­queza publica.

iDe donde esperaremos el alivio? De los poderes que, eleviindose sobre el nivel comnn y comprendiendo

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la vasta extension de su nohilisimo encargo, quieran dar a la agricultura todo el favor que ha ruenester y que pide con instancia. A la verdad, si es la tierra la ahundosa fuente de la riqueza, porque produce todo aquello que sirve a nuestras necesidades, a nuestros goces, a nuestros placeres y a nuestros caprichos. porque produce siempre una cantidad superior a l~ que consumimos en la operacion de la reproducci6n lpor que no ha de alentarse ese trahajo de la tierra' y favoreciendo sus mejoras, aumentar la suma de I~ riqueza general? Si el exceso de reproduccion es un heneficio gratuito de la Providencia por medio de la tierra y su lahor, lpor que no ha de excitarse y darse calor a este ejercicio sohre el cual sahemos que des. cienden con certeza las hendiciones del cielo?

Cuando en Roma, el nomhre de buen cultivador me. recia los elogios y el respeto de los ciudadanos,13 y se recompensaha la agricultura haciendo el labra. dor florecer este arte a la somhra de las leyes que la fomentahan, Roma fue la Senora del mundo. Cuando ahandono los campos y prefirio el empleo de la fuerza al de la industria; cuando las lahores de la tierra no tuvieron proteccion ni estima, la de. cadencia fue rapida y lIego al fin la ruina de aquel puehlo que fundara el mas vasto y poderoso imperio del universo.

No quiero decir por esto (hahlando en terminos de economia) que la facultad productiva de la riqueza este exclusivamente reservada a un solo genero de trahajo, aunque sea este el cultivo del suelo, que tan privilegiado es. No creo que la fecundidad del trahajo pertenezca a una sola industria y que no puedan las otras procurar tamhien la dicha del rna·

13. Cum virum bonum colonum dixissent, ampHssime laudare existimabant. (Plinio, Hist. Natur. I. 18, c. III).

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'of numero de los hahitantes de una nacion; pero ~pienso que hay trahajos mas productivos unos que

trOS, mas favorahles al progreso de la riqueza; y, ~tre nosotros, la agricultura y la cria son las indus· trias que reclaman la preferencia de todos los es­fuefZOS Y de todas las facultades; porque elIas son las que prometen mas, al paso que, por des gracia, son, asimismo, las que mas decadentes y arruinadas se ballan.

Todos los economistas ingleses, excepto el vener~hle Adam Smith, padre y fundador de la ciencia econo­mica, colocan en el primer rango los trahajos del comercio y de la industria manufacturera. La escuela fr~ncesa, por el contrario, no acuerda la preeminen­cia sino a los trahajos agricolas. En esta lucha de opiniones encontradas 0 diferentes sohre materia tan iJIIportante, es licito pensar que, el mas productivo de los trahajos, es el trahajo preferido en el pais; toda vez que esa preferencia revela la inclinacion y la decidida aptitl;ld de los homhres por aquel genero de. ocupacion 0 de ej ercicio, la constitucion de las cosas en el pais, la facilidad de ohtener el lucro 0 ventaja que se apetece, etc. De donde se desprende, que siendo nuestro pais esencialmente agricola, y no pu­diendo ser otra cosa, deheriamos fomentar los tra­bajos del campo, proteger las sementeras y dar en toda oportunidad al lahrador aliento, mas ensanche y vigor en sus empresas. La America Septentrional debe a su agricultura el crecimiento rapido de su poblacion y el grado asomhroso de su riqueza; y este testimonio (aunque Ganilh se esfuerce en contra­riarlo), no es testimonio sospechoso ni equivoco del poder del trahajo agricola y del acierto de las me­didas que 10 fomentan.

Aplaudo cordialmente que se estimen los trahajos de la industria manufacturera y del comercio como

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ventajosos. Y 10 son realmente, por su capacidad de ~ay~r y mas comoda ~ivision, por el impulso que lmpnmen a las ocupaclOnes en general, y ultima. mente, por el favor inmediato que prestan a la acu. mulacion; pero si se citan Tiro, Sidon, Corinto, Sira. cusa, Cartago en la antigiiedad, e lnglaterra en los tiempos modern os, para j ustificar la superioridad del comercio sobre la agricultura, yo citare tambien esa misma lnglaterra, en la epoca critica de la gran lucha que sostuvo con Francia: epoca en que las necesidades del Estado fueron infinitas, y la agricultura sola salvo a aquel pais, situandole en estado de asegurar para siempre la dignidad de su gobierno y los inte. reses de su triifico. La historia del mundo no pre. senta otro ejemplo comparable con el que dio enton. ces la Gran Bretana. Millones y millones de libras se distribuian. El gasto era incalculable; y esto no obs. tante, centenares de millares de hombres vivian, y prosperaban, y consumian, y alimentaban todos los manantiales de la riqueza nacional; proviniendo ese feliz estado de la condicion favorable de la agricul. tura, cuya virtud sola ponia en movimiento tantos brazos, tanta riqueza, tanta actividad.'4

Por 10 demas, a aquellos que ligeramente deprimen los trabajos agricolas para ensaIzar los ejercicios fabriles y comerciales, seria j usto preguntarles: l Que

14. Despues de Ia guerra contra las calonins americanas del Norte' guerra que gravD a Inglaterra con una deuda cnorme, que 1~ despoj6 de In mayor parte de sus vastas posesiones en este con. tincnte. y que, disminuycndo sus recursos, aument6 el numero y In fuerza de sus enemigos, nada era mas natural que suponer In ruina 0 al menos In decadencia de la Gran Bretaon, In per­dida de su influcncia y de 5U consideraci6n en Europa. Pero, con asombro del mundo entero, Inglaterra se ostent6 como si nada hubiera sufrido; ningun signa presento de maIestat y con servo su prosperidad en toda su esplendor. Tal fenomeno que Ganilh seoala justamente como una materia eternamente digna de las meditaciones de todos los politicos y r estadistas (Essai politiq. sur Ie revenu. t. 2), se ha atribuido a diferentes

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suerte correrian los telares de Manchester sin el al­godon que les envia America? l Que medias fabri­carian los aparatos de Lee Nottinghamshire, sin el hilo que S6 hace del lino que se cultiva en Egipto y en toda Europa? lDe que cables, de que cuerdas estarian provistas las ernbarcaciones que se constru­yen en los arsenales; que velas se colocarian en sus mastiles sin el ciifiamo que se cultiva en los paises del Norte? lComo se trabajaria el pano, desde la estamena y el mas basto que se llama catoTceno, hasta los tapices de corte que adornan los sal ones de los reyes, sin las lanas de Rusia, de Espana y de Alemania? l Con que se alimentarian los hombres empleados en mover las maquinas, los que sirven en los buques de transporte, y ese numero considerable de oficinistas, de j ueces, de clerigos, de militares, de literatos, de artistas, de viajeros, de traficantes ... , sin el trigo, sin las papas, sin los guisantes, sin las le­gumbres y verduras, sin el maiz, sin el cafe, sin el azucar, sin el te, sin la tapioca, sin la cebada, sin el arroz, etc., etc.? l De que vivirian millares y millares de animales utiles en la economia domestica y en los servicios del transporte 0 acarreo, de la guerra y de la locomocion humana, sin la avena, sin el trebol, sin el heno y la cebada?

causas. No pretendo menoscabar en un aplce los derechos que pueden alegar con verdadero titulo Ia justicia y la lealtad de Ia administracion publica y Ia 5abiduria de las medidas que se tomaron para moderar los estragos de Ia deuda y consolidar el credito de la nacion; pero 51 dire que el origen fontal de aquella buena ine5perada situaci6n se haUaba en la agricultura. Cuando el comercio y Ia industria fabril se resintieron de las consecuencias de Ia guerra de America y luchaban con las difi­eultades que surgieron en el eontinente por ocasi6n de la revolueion franee5a, la agricltltura sola vlno a o/recer al Estado su salvacion. Fue ella la que dio vida, fuerza y poderoso aseen­diente a Inglaterra en los dias de aquel conflicto, el mas serio que registra Ia historia de todos los tiempos.

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Si; necesario es reconocerlo: la agricultura es la madre de la especie humana, y la primordial fuente de las maravillas del espiritu del hombre, de su in. dustria y de las artes que ha creado. Es tambien el auxiliar de su inteligencia y la base de los conoci. mientos que ha adquirido: conocimientos que, com. pendiados en formulas cientificas, transmite, de gene. racion en generacion y de raza en raza, a la mas remota posteridad. Somos deudores a la agricultura de la existencia y de la propagacion de la sociedad, de las leyes que conservan esta, de la fuerza que la protege, del culto que purifica nuestro espiritu, y de la autoridad, en fin, que por la paz conduce los ciudadanos a la dicha comnn. "Todas las ciencias, todas las artes, escribe Demeunier, derivan su origen de la agricultura; y las artes y las ciencias, y todo 10 que les concierne 0 se les relaciona, sus obras maestras y sus hombres eminentes que las trabajan, no tienen derecho al aprecio de la sociedad, sino en tanto que sirven a la defensa, al fomento y a la actio vidad de la agricultura".15

Concordante con tan j ustas apreciaciones, decia el senor Arias y Costa en el discurso que precede a sus buenas Lecciones de Agricultura: "La labranza y la cria de animales ntiles son el manantial mas fecundo de la riqueza publica, y el mas firme apoyo de los Estados. Sin ellas es imposible que se sostenga un Gobierno, cualquiera que sea su naturaleza, ni que el comercio subsista, ni que dejen de arruinarse al fin todos los ramos que abraza la industria fabril en su extension inmensa"}6 "La importancia de la agricultura, anade el inteligente Loudon, es de suyo

15. Enciclopedie Meth6dique. "Ecom. polit." Art. Agriculture.

16. Discurso pronunciado en la Catedra de Agricultura al abrir el curso en 1815. Se hal1a en las Lecciones del mismo autor, t. l Q,

edici6n de Madrid, 1816.

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incontestable, no solo por aquello que llena las nece. sidades mas imperiosas del hombre, sino porque es la causa y el elemento primero de la manufactura y del comercio. jQue! lPiensa alguno que, sin agri. cuItura, pudiera haber ni poblacion ni civilizacion? por eso, no solo es este arte el mas universal y con. sider ado de todos, sino que es tambien el que mayor numero tiene de adeptos y de sacerdotes. En todos los paises una considerable porcion de ciudadanos respetables, honrados, pacificos, inteligentes, se consa. gra a la cultura de los campos; y los mas poderosos, en casi todos los pueblos del universo, derivan su riqueza y su importancia de sus propiedades territo. riales; la derivan de la agricultura"Y

Y, siendo esto asi, como en efecto es, l no parece cosa increible, y la mas digna de censura, que se descuide y tenga en abandono el cultivo de los cam. pos en Venezuela? l Como seremos felices, si con. sentimos en perder nuestras heredades? l De ·'1ue servira la feracidad del terreno, rindiendo frutos abundantes, ni la benignidad del clima, siempre el mismo, si no vencemos los males que han obrado la decadencia de la industria nodriza de las naciones? j Y que grado de opulencia y de poder no podria al­canzar nuestra patria, si, reanimada la agricultura, se decuplasen nuestros productos exportables, y una poblacion veinte veces mayor de la que hoy tiene convirtiese en labrantios toda la zona susceptible de cultivo! j Oh fenomeno inexplicable, conocer la im­portancia preeminente de la agricultura y tenerla, sin embargo, en olvido y desamparo! j Saber que es fuente perenne de felicidad, y no tender la mano nadie para ayudarla y darla aliento! Asi, todo lan­guidece ... jAh!, todo muere lentamente. Echase de

17. Loudon, An Encyclopaedia of agriculture comprising the theory and practice a/ landed property_ Londres, 1831.

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ver en nuestras pobres plantaciones la falta de acci6n. Apenas si se reconocen movimientos aislados, peque. nos y convulsivos. Nuestros honrados labradores quie. ren ensayar sus fuerzas, y con esto no hacen sino sentir mas su debilidad. Una larga decadencia les anuncia su ruina positiva. Sin dinero, sin avances, sin brazos, sin vias de comunicaci6n, cargados de familia y tambien, por 10 general, de deudas; pagando intereses usurarios que se capitalizan, y consumidas todas las economias ... , su desgracia es inevitable. Mucho han querido hacer las leyes, y mucho han hecho realmente, en su favor; pero no han hecho todo 10 que debian. Falta algo muy principal, toda vez que los bienes impartidos, la protecci6n prestada, no han dado a la industria la fuerza y vigor que necesita.

Pero no hemos de desesperar por eso. Aun es tiempo para el remedio. Los males sociales no son incurables como los del individuo. La medicina no tiene medi. camentos para volver la vida a los pulmones devorados por la Ulcera y que se han hecho inuti!es para las funciones de la respiraci6n; pero la politica puede crear 6rganos para la sociedad, si Ie faltan, 0 res· taurar los cansados y lesos; la politic a tiene estatu· tos saludables, de energia trascendente, que reparen en breve la postraci6n de fuerzas de los gremios so· ciales, asegurandoles una larga y prospera existencia. Advertidos, por la experiencia, y mejor dire por la desgracia que sentimos, de la falta de eficaces y oportunas leyes, nada puede sernos mas faci! que tenerlas. A fuerza de sufrir, a fuerza de esperar, llega. remos por Ultimo a dominar el sufrimiento. El tiempo acerca la felicidad. Le temps amene tout, decia un filosofo del siglo XVIII.

l Y que legislador querra oponerse hoy al torrente de la opinion publica, que exige proteccion para la agricultura? l Quien sera tan ajeno de cordura, que

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prefiera la continuaci6n de los males terriblemente gravoSOS pa:a la Re'p~blica, a cons~ntir con sinceridad en el remedlO? l DIslparemos el tJempo en cosas que adroiten diferimiento, para seguir oyendo las j ustas quejas y los resentimientos de tantos y tantos ciuda· danos enganados en sus mas vivas esperanzas; para seguir extenuados con la fiebre que produce el veneno que altera y vicia las entranas de nuestra sociedad; y ver siempre la clase agricola, la que asegura el bien· estar del pais" siendo la clase esteril, y vendiendo el labrador, para enterrar sus muertos, su arado, sus camisas y los zarcillos de sus hijos?

Necesidad de protecci6n

Con gran sagacidad compararon los geopomcos anti· guos la industria agraria: ese agente de la riqueza pUblica, que emplea el trabajo en el cultivo de la tierra y en la cria de las razas de animales que la utili dad y la costumbre hicieron companeros de las faenas del campo; compararon, digo, la agricultura a un arbol de abundantes y gustosos frutos, al cual no basta cuidarlo, despojandole de las ramas secas; limpiarlo, destruyendole las parasitas que se alimen· tan'y crecen con el juga y sustancia suya, y ahuyen. tarle los paj arillos que vienen a hacer nido entre sus hojas; no Ie basta que una mano amiga arranque la hierba danosa que Ie avecina, ni las enredaderas que Ie aprisionan, sino que es preciso reg arlo con fre· cuencia y proteger su raiz; que todo no es quitarle obstaculos, sino que importa mas darle elementos de vida, riego abundante y frescura. '8

18. Vennse Caton, Paladio. Columela. Don Gabriel Alonso de Herrera. etc. Las obms de los geoponicos antiguos estan reeo­piladas en una edicion hecha por Gessner, bajo este titulo: Scriptores rei rusticae. veteres Latini. Bisponti, 1787.- C'est done a La racine qu'il faut arroser Z'arbre. decia el autor del articulo "Agricultura" de In Enciclopedia Met6dlca: Economia politica r diplomiitica.

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Algunos economistas de extensa y merecida fama han enseiiado, que el mayor fomento de la industria y las mas utiles medidas de proteccion, consisten en dej ar libre aquella, en no ofenderla, en no vej arla, en no contrariar sus fines. "A poco que se medhe sobre esta materia -decia 10vellanos en su celebrado In. jorme en el Expediente de Ley Agraria-, se conocera que la agricultura se halla siempre en una natural tendencia hacia su perfeccion; que las leyes solo pue. den favorecerla, animando esta tendencia; que este favor no tanto estriba en presentarle estimulos, como en remover ios estorbos que retarden su progreso; en una palabra, que el unico fin de las leyes respecto de la aaricultura, debe ser proteger el interes de sus agell~es, separando todos los obstaculos que pueden obstruir 0 entorpecer su accion y movimiento".­"Es visto -aiiade en otro lugar del mismo Injorme-, que el oficio de las leyes respecto de la agricultura no debe ser excitar ni dirigir, sino solamente proteger el interes de sus agentes naturalmente activo y bien dirigido a su objeto. Esta proteccion no puede con· sistir en otra cosa, que en remover los estorbos que se opongan a la accion y al movimiento de este in· teres. Sin la intervencion de las leyes, puede llegar, y efectivamente ha llegado en algunos pueblos, a la mayor perfeccion el arte de cultivar la tierra, y donde· quiera que las leyes protejan la propiedad de la tierra y del trabajo se lograra infaliblemente esa perfeccion y todos los bienes dependientes de ella".19

19. La teorin de la escuela de Quesnay, sostenida por Cournar. Turgot, Necker y Dupont de Nemours en Francia, y por Jove­llanos y sus partidarios en Espana; esa doctrina del laissez faire laissez passer, envuelve una consideracion de justicia incontes­table. Aquellos economistns, el primero sobre toda, que puso las bases de In ciencia, y los que siguicron sus principios, pre­tendieron restablecer 1a comunicacion general y ofrecer a los consumidores todos los productos del mundo a precios los mas comodos posibles, removiendo los estorbos; alejando 18 mano del

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A la verdad, esta doctrina parece excelente; y 10 es, en efecto, para los casos en que deba probarse la necesidad de que los codigos rurales, plagados de leyes que producen estorbos y males al cultivo, se limiten a no hacer; a derogar, mas bien que a establecer; a dej ar expedito el interes individual, primer instru· mento de la prosperidad de la agricultura, mas bien que a dirigirlo ni oprimirlo. Pero, la doctrina de Jovellanos y de los economistas franceses no es apli. cable a todos casos, ni en todos tiempos; y, para cir­cunstancias dadas, puede ofrecerse otra doctrina mas acomodada y provechosa. Los sistemas, creaciones del espiritu, y muchas veces del interes, no son siempre la realidad incontestable de las cosas ni su confor· midad con la razon; y por 10 mismo estan sujetos a graves consecuencias en la practica. La prueba severa de la experiencia es la unica que los acredita y le­gitima. Y cuando la experiencia los excluye total o parcialmente; cuando pronuncia su fallo califican· dolos de inadecuados, de erroneos 0 dejicientes, en·

Gobierno que queria dirigir, reglamentar y doctrinar a los productores en Ia obrn de su producci6n; venciendo los obs­taeulas que Ia ley misma habia crcado, etc. Reclamando Ia libertad del comercio, y estimulando Ia industria por Ia COlleu­

rrencia, favorecian el cultivo de Ia tierra por Ia abolici6n de todos los reglamentos y de tadas las trabas, y el laissez /aire fue un grito justa contra los privilegios, contra las corpora­ciones, contra las Jeyes absurdas que oprimian queriendo favo­reeer. EI opusculo de Quesnay, titulado Maximes generales du gouvernement economique d'un royaume agricole, ha sido utili­simo a In ciencia y a Ia producci6n. Pero, "dejeme listed haecr, dejeme usted libertad en mi obra" no quiere decir que el Gobierno no ayude, no aliente, no proteja, sino al contrario, que no entrabe, que no of end a, que no estorbe. Seria un error inconcebible querer confundir aquel grito contra los monopoliost

contra los privilegios, contra los gravamenes, contra los obstacu­los erigidos en principios, con una ley de inacci6n para que los gobiernos rehusen el favor que deben dar a la industria, que 10 reclama. No queria eso Quesnay, ni tampoco Turgot que Ie era superior en talentos y en virtud, ni mucho menos Adam Smith, cuyo anhelo fue libertar la industria, restaurar la agricultura y preparar la libertad del comercio.

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tonces, por mas que el ingenio se aguce para Soste. nerlos, no granjeara nada; porque contra la persua. sion de los hechos no hay talento, no hay elocuencia, no hay esfuerzo que valga. l Que cosa podra argiiirse contra el caso del arbol que, para prosperar, demanda riego? No tiene estorbos ... , iY no crece! Nada 10 oprime ... , iY no se viste, no florece, no da frutos! Pide agua en la raiz; lhabra quien se la niegue?

Los pueblos que buscan su adelantamiento y per. feccion, no deben seguir, a cierra oj os, este sistema 0

el otro, de tal 0 cual escuela economica y politica, aunque dichos sistemas se califiquen de muy buenos en su naturaleza particular. No deben adoptar sino aquel sistema que mejor juzguen convenir practica. mente a su estado y situacion. Porque es absurda la creencia de que los procedimientos que ej ercite In. glaterra y los que convengan a Prusia, a Francia, etc., sean, por 10 mismo, provechosos para Venezuela, por ejemplo. No cabe en estas materias, como en las ciencias exactas, verdades ineluctables; principios abo solutos que rechacen toda modificacion; axiomas de general e imprescindible asentimiento. Los sistemas economicos agricola, comercial, colonial, prohibitivo, restrictivo; los salarios, la renta, los impuestos, los proventos del capital, los intereses del dinero, todo esto, y cien asuntos mas, materia de controversia, util por cierto y favorable en extremo al progreso de la ciencia, se modifican segun los dimas, segun la poblacion, segUn las luces del pais, segUn la na· turaleza de la tierra, la abundancia 0 escasez de los capitales, la facilidad 0 dificultad del credito, la di· reccion de los trabajos, la circulacion de los productos, su consumo, etc. Asi, bien es posible que se lleve en la Gran Bretafia el sistema de que 10 mas provechoso para la industria es que el Gobierno la abandone; en Venezuela, hemos de decir que 10 mejor y mas conve·

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niente es asociar la libertad con el favor. En aquellos paises se anhela porque el Gobierno deje vivir la in· dllStria ; entre nosotros, es diverso el caso: anhelamos porque el Gobierno haga vivir la agricultura. No basta aIarbol que se Ie despoje de las hierbas que Ie of end en, sino que pide, ademas, riego para florecer y prosperar.

5i la agricultura con verdad ha de restablecerse, si Jeseamos que sanen sus heridas, debe recibir aliento jnInediato de parte de la ley. No bastara (y tomo aqui las palabras del principe de los agr6nomos, Colu· IIlela) , no bastara remover los obstaculos que la naturaleza 0 las costumbres opongan a los adelanta· IIlientos del cultivo; ni bastara dej ar en justa libertad el interes del labrador, sino que sera indispensable fO)1lentarie con una proteccion eficaz, perfecta, pues de otro modo no se obtendra el restablecimiento que se. apetece.

lQue adelantariamos nosotros, por ejemplo, con una ley como la de·Constantino, que buscando los mejores arbitrios para remediar la decadencia de la agricul­tura, exceptuara de los sacrificios los bueyes aradores? lQue ganariamos con una ley como la de Don Alonso en sus Partidas, que queriendo animar a los labrado­res para que sus empresas fuesen mas utiles al Estado, les concediera el derecho de repetir 10 que pagaran indebidamente, bastando alegar error? 20

lQue ganariamos con leyes como las que se hallan entre las recopiladas, que, teniendo en mira los cami­nos de favorecer la agricultura, salvandola de su ruina, exceptuaran los pertrechos de la labranza de prenda, embargo y ejecucion? 21

20. Ley 6~, t. 14, Part. 3~ 21. Ley 5~, t. 17, lib. 5. Recap. et ibi Regnic. leg. Executores y

La pragmatica de Madrid de 1694.- La ley de Recopilaci6n de Indias prohibe Ia ejecuci6n en los hueyes, trapiches, etc.

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;, Que valdria en la pnictica y para el presente de cos as, el consej 0 de Virgilio: Exiguum colito de los enciclopedistas relativo al catedras y escuelas agronomicas; el de sobre cerrar 0 acotar las heredades; el ejemplo los legisladores de Sicilia que prohibian la venta las materias primas ba j 0 penas severisimas 22; de los chinos, cuyo emperador toma el rnismo arado y trabaja la tierra 23

; el aviso de 10vellanos de distribuir cartillas rusticas; el de Ward, Campo. manes y otros estadistas espafioles, de emplear los soldados, durante la paz, en abrir eaminos, levantar eiudades, haeer puentes, etc.? Estos consej os, pro. vechosos sin duda; aquellas leyes, buenas sin contra. dieeion, praeticados aisladamente, serian inutiles, 0

poco menos; y en conjunto, debiles aun para resta. blecer la agricultura; porque elIos no. son sino planes subsidiarios, fragmentos de un gran todo, que forma el codigo rural, en cuyo primer articulo esta escrito la proteccion directa e inmediata de la clase agri. cultora.

La ley de Colombia que declaro extinguidas las vinculaciones, la alcabala interior y ese cumulo de obstaculos que como hi j os naturales del errado sis. tema economico espanol, se apoyaban reciprocamente para abortar absurd os; y la ley de Venezuela que abolio el oneroso impuesto de diezmos, valen mas

22. Palmieri [Nicolo], Saggio sulle cause ed i remedi delle angustie dell'economia agraria di Sicilia. 1826.

23. Du Halde, Hist. de La China, t. 2.- Los reyes de la India hacen 10 mismo, segun Laubere en su Relaci6n del Reino de Siam, p. 69; y entre los persas era costumbre que abandonase el soberano Sll fausto y su grandeza para comer un din en el aiio con los labradores. Vease, Hyde, Relig. des Perses.- "Estas instituciones son admirables -escribe Montesquieu-, para alen· tar las industrias".- Con perd6n del sabio publicista, hoy necesitariamos de otros alientos. El de los persas nO serta has­tante, en mi concepto.

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ara el fomento de la industria agraria, que todos los tuenos consej os de los economistas. Y por que, se prerontara con cierto tono de j usticia: ;, por que no 56 ha restablecido, sin embargo de esas leyes, la a"aricultura en Venezuela? ;,Porque esta profesion inocente, fundamento de la riqueza nacional, mirada con tanto aprecio por nuestros legisladores, no ha progresado, antes bien se halla hoy en lastimosa deca­dencia? La razon es ohvia. Aunque muy estimahles, loS benefieios recibidos han sido indireetos; han con­sistido en remover estorbos, como queria Iovellanos, y necesitam?s ?tros mas directos e inmediatos. El va­cio de las perdldas pasadas no se ha reemplazado aun. La guerra ha menguado la poblacion, ha agotado nuestra riqueza, ha consumido los ganados, produ­cido falta de numerario, alza de los salarios y carestia de los generos. Los propietarios se ven empohrecidos. Carecen de medios para salir de la postracion que les consume. No hay bancos que suministren, con mode­rado interes y la;go plazo, los fondos indispensables. No hay prestamlstas que den dinero racionalmente, esto es, ba j 0 condiciones aceptables; y la industria no Ira po~ido .levantarse. Pobre el labrador, y agobiado de obhgaclOnes, no tiene ni posibilidad ni valor para emprender trabajos que demandan considerables gas­los. Su alma maltratada por la escasez, no piensa sino e~ los apuros del d~a. No arbitra; consume 10 que tiene, se va desprendlendo de todo y corre a la mise­ria. Muchas haciendas no rinden hoy sino el cuarto de 10 que rendian diez alios ha; la octava parte de 10 que podian rendir; otras, rinden todavia men os; olras, nada. Los campos estan abandonados. Faltan capitales, que son el principal instrumento, como decia Say, el mas necesario a las industrias.2 .' Falta el agua aI pie del arbol.

2t "Carta de Say al Principe Real de Dinamarca". Esta en la obra Melange d'Economie politique, del mismo autor.

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Siguese de todo 10 que viene expuesto, que ni las leyes que han favorecido el cultivo indirectamente, ni la templanza y dulzura del clima, ni la excelenci del suelo, ni la ventaj osa posicion geografica qua tenemos, ni otros dones con que nos ha regalado I: Providencia, han sido bastantes para levantar la agn. cultura del profundo desaliento en que se halla; Y si queremos su aumento, si deseamos que haya ahun. dantes producciones que entretengan el comercio ac. tivo y provechoso, debemos proteger la industria agraria, no solo removiendo los estorbos que se opon. gan a la libre accion del interes de sus agentes dentro de la esfera senalada por la j usticia, sino alentando, estimulando, protegiendo ese mismo interes individual, primer elemento de la prosperidad agricola. La ahun. dancia de frutos se obtiene por suministros (presu. puestos siempre la regularidad y el trabajo); el Can. sumo y la exportacion sostienen el valor venal de las producciones; el valor venal es la medida de las riquezas de la nacion; las riquezas son la base del impuesto; luego, en el fomento de la agricultura estan interesados logicamente los labradores, el comercio, las artes manufactureras, la Administracion, los em. pleados publicos y todos los ciudadanos.

No quiero terminar este capitulo, sin hacer aqui especial recuerdo de una ley antigua castellana que trata de como el Soberano (el Gobierno) dehe amar la tierra cuyos intereses administra; y el contexto de la cual ley cuadra bien a mi proposito y Ie favorece, tanto mas, cuanto que ensena practicarilente el modo de cumplir la obligacion que liga y mueve a los gohiernos de hacer el bien a sus gobernados. Decia el sabio rey Don Alonso: "EI jefe de la nacion esta obligado, no solo a amar, sino tambien a homar y guardar su pueblo, y mas aun a la tierra misma de que es senor; pues que el y su gente viven de las cosas que en ella son, y tienen de ella todo 10 que

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haIl de menester. Y ese amor debe ser trabajando parque la tierra sea bien poblada y labrada, para ue hayan los hombres los frutos mas abundante­~ente, y queriendo que no quede un palmo yermo ni par labrar. De 10 cual viene muy gran pro a todos cOJl\unalmente".25 Ahora bien, preguntare yo: lY cOJl\O trabajara el Soberano e insistira con teson por­que la tierra sea labrada, si no favorece al labrador? .Como hara porque no quede siquiera un palmo ;erJl\o ni por labrar, sino alentando el cultivo, esti­Dlulando las empresas agricolas, protegiendo la pro­piedad y el trabajo para que no sea incierta ni pre­caria aquella, inutil 0 esteril este? Si del campo viene todo 10 que el mandatario y los mandados necesitan; ~ de la proteccion concedida al cultivo proviene la abundancia que es amiga de la paz y fuente de la Jicha comun, lno habra equidad y justicia en derra­Dlar can tino y diestramente esa proteccion? l Acerta­ria a ver Don Alonso en las tinieblas del siglo XIII, mas c1aramente que nosotros en plena luz del siglo XIX?

En que deba cifrarse la protecci6n Je la agricultura

Para que nuestra agricultura adquiera el grado de perfeccion de que es susceptible y pueda llegar al punta de prosperidad que apetecemos, tres circuns­tancias han de concurrir en los cultivadores: Dispo-5icion, facultades y ciencia.

La disposicion la da la naturaleza. El hombre nace con aptitudes e inclinaciones diversas; y el agricultor ha de tener el afecto, la propension del campo. Esa propension Ie dara la idoneidad para el ejercicio del arte a que se ha consagrado.

25. Ley 11}, tit. 11, Part. 2~

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Las facultades y la ciencia las da el Gobierno al que no las tiene y las exige: ensenanza, para que el pro. pietario sepa sacar de su heredad el mayor partido posible y los frutos mas ventajosos; tomento, /acul. tades, para que pueda emprender sus trabajos, Con descanso, sin empenar sus cosechas antes de sembrar la semilla, y sin el recelo de perder su heredad, si el rendimiento no basta para satisfacer al acreedor que no espera ni transige. '

i Que diferencia entre un agricultor ignorante, y otro que conozca los principios generales de la ciencia: la distribucion y aprovechamiento de las agnas bajo el punto de vista agricola; la alimentacion vegetal; los abonos; los cultivos y rotaciones; las enfermedades de las plantas y las utilidades que rinden a la agri. cultura las especies y variedades cultivadas!

Y por el mismo caso, i que diferencia entre un labra. dor pobre, sin relaciones y sin credito, y otro rico 0

que pueda ocurrir al banco y sacar de alH dinero para comprar instrumentos, pagar sus salarios y Yen· der su cosecha, despues de bien beneficiada, al precio que Ie convenga! El deber de difundir la instruccion y conOClmlentos practicos, que tienen mas influencia en el cultivo, se cumplimentara multiplicando los institutos de ense· nanza util. La obligacion de alentar al labrador, dandole facul· tades para que lleve a buen termino sus empresas, se cumplira instituyendo bancos agricolas que presten dinero a los agricultores a largos plazas y can un minima de interes. i Yo no alcanzo la razon por que se han fundado cate· dras de diversas ciencias, y se ensenan hasta las artes mas frivolas, y solo la agricultura no tiene maestros ni discipulos! Este dano, mal pecado, viene de muy lejos. Columela se quejaba en Roma, y lovellanos

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repitio sus lamentos dos mil anos despues en Madrid, de que habiendose multiplicado los institutos de en­seiianza para doctrinar los profesores de todas las artes, solo la agricultura careciese de estudio. "Sin aquellas artes -decia el geoponico romano-, sin procuradores, ni abogados, sin comicos ni danzantes, fuimos felices en otro tiempo y 10 pueden ser todavia muchos pueblos; pero es claro que no 10 seran j amas, ni podra existir alguno, sin labradores"."6

Es la agricultura arte tan complej 0, que casi parece iJIlposible conocerlo a fondo sin estudio particular. lmaginanse muchos ser agricultores porque tienen hacienda, 0 porque estan colocados al frente de una empresa rural, cuyos trabajos dirigen, y cuyas con· secuencias de mala 0 buena administracion soportan. Pero no es asi. Ademas de las operaciones mecanicas y manuales, el verdadero agricultor ha de tener no· dones sobre una infinidad de cosas extranas a la educacion ordinaria de los labradores. Familiarizado can la ciencia veterinaria para la higiene y curacion de los animales, con la fisica, la quimica, la historia natural, la botanica, la astronomia, y sobre to do con el arte de cambiar 0 de alternar las cosechas,27 no

26. Sine ludicris artibus. sine causidicis oUm satis /elices /uere. /utaraeque sunt urbes; at sine agricultoribus, nee consistere mortales nee ali posse, mani/estum est. (IN PRlEFAT).- Lucio Junio Moderato Columela, natural de Cadiz, y filosafa romano, escribi6 en tiempo del emperador Claudio dace libros "de agricultura". Todas las naciones de Europa han hecho el ma­yor aprecio de ests obra. Los alemanes tienen cinco traduc­cionesj los italianos una, otra los ingleses y dos los franceses, que yo conozca. No he logrado ver ninguna version castellana, y he Ieido en eI Curso de Agricultura practica, de don Agustin Quinto, que se carece de una traducci6n de Columela en nuestra lengua.

27. Hablo aqui precisamente de aquellas cosechas que admiten alternativa. La tierra descansa con las siembras diversas, y se esquiIma con una sola siembra repetida constantemente. En las labranzas ha de tenerse cuidado de alternar las gramineas con las Ieguminosas, y estas con las raices nabosas, turmosas y

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pierde un momenta de vista estas principales fuentes de instruccion, se aprovecha de su progreso y Con. tinuos descubrimientos y los hace servir a la utilidad de su noble profesion, madre y nodriza de las demas. Dickson investigo con sagacidad los motivos que pa. redan haber influido en varios pueblos, en la deca. dencia de la agricultura, y hallo que una de esas causas primordiales era la falta de conocimientos de los cultivadores en los diversos ramos de la ciencia que tienen conexi6n intima con la profesi6n que ejercen?8

Convencidos los gobiernos de Europa y de la America del Norte de esta verdad, han establecido Escuelas de Agricultura, que sostienen y fomentan con todo es. fuerzo. Igual cosa deberiamos hacer nosotros. Y cuan. do hayamos cambiado el empirismo y la rutina por la ciencia, habremos dado, sin duda, un gran paso para levantar la agricultura. lPor que no habria de proponerse el Gobierno establecer catedras de agri. cultura a semejanza de la que se creo en Hofwil (Suiza), y que desempeno con tanto provecho el venerable senor Fellember? Este hombre verdadera. mente ilustre fue el primero que intento en Europa "fundar la educacion del pobre sobre el trabajo y hacer servir la agricultura a la regeneraci6n del hombre". Despues de el, sus disdpulos se dispersa. ron por Alemania y los Estados del Norte difundiendo las buenas ideas del maestro, y hoy se yen dotadas y concurridas las Escuelas de Agricultura para nilios;

tuberosas. Ese arte de variar las cosechas en el mismo terreno, 10 recomiendan todos los maestros, y In experiencia comprueha su utilidad. Chaptal, dice: Les assolements bien raisonnes economisent les labours, les Jumiers, les transports, et augmen· tent les produits d'anc exploitation. Un bon systeme d'assolement donne seal La garantie d'unc prosperite durable en agriculture.

28. Dickson, Practical Agriculture, or a complete systeme 0/ modern husbandry, p. 8, introd. 2, vol. 4. London, 1805.

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las Escuelas de Agricultura para los habitantes del campo; los lnstitutos Agricolas profesionales, etc., y se encuentra a muchos honrados labradores trabajan­do en su campo, con sus hijos, explicando a los mas pequenos de estos, como deben manejarse para obte­ner mas abundantes frutos, y haciendoles amar el cultivo, respetar la propiedad y conservar los arboles, que crecen tan lentamente. EI agricultor trabaja con inteJigencia, Y el Gobierno Ie anima siempre y viene en su auxilio. j Wurtemberg da cada ano ochocientos mil francos a su agricultura; Prusia recompensa a Thaer con magnificencia, y Fellemberg recibe en Suiza un acto legislativo por el cual se Ie asegura la eXistencia comoda, al frente de su clase! ...

por 10 que mira al otro punto cardinal que dejo indicado arriba, esto es, a los medios 0 facultades que deben darse francamente a los agricultores, no alcanzo tampoco la razon por que siendo nuestra na­cion esencialmente agricola y criadora, y susceptible, por 10 mismo, de la mejor administracion agraria, no se haya pensado nunca en el establecimiento de Institutos y Bancos Agricolas que, favoreciendo el desarrollo de las empresas rurales y alentando a los trabajadores, procuraran mayores productos y mas riqueza en el pais.

Desde 1830 hasta 1841 existio un impuesto subsidia­rio sobre la exportaci6n. En esos once anos en que se percibio el gravamen que, por burla quizas, se dijo entonces pesaba sobre los frutos exportables "para {omentar la agricultura y sacarla del abatimiento en que se hallaba"; 29 en esos once anos entraron cuan. tiosos fondos en las arcas nacionales, pues que el rendimiento fue:

29. Ley de 1833.

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Pesos

De 1829 a 1830 ........... 222.262,15 De 1830 a 1831 ........... 150.159,65 De 1831 a 1832 ........... 198.578,53 De 1832 a 1833 ........... 201.935,67 De 1833 a 1834 ........... 117.699,82 De 1834 a 1835 ........... 121.766,60 De 1835 a 1836 ........... 142.221,96 De 1836 a 1837 ........... 167.596,19 De 1837 a 1838 ........... 158.605,21 De 1838 a 1839 ........... 178.059,46 De 1839 a 1840 ........... 325.837,77 De 1840 a 1841 ........... 192.762,27

Total 2.177.485,28

;, Y que beneficio tuvo el gremio agricultor, en ese largo periodo, por consecuencia de la contribucion sobre los frutos exportables?

-Ninguno.

No bien se abolio en 1841 el impuesto sobre la expor. tacion, cuando, arrepentidos los legisladores, volvie. ron a imponerlo en afios posteriores. EI rendimiento de la contribucion fue entonces mas considerable, puesto que se recaudaron:

De 1852 a 1853 De 1853 a 1854 De 1858 a 1859 De 1864 a 1865 De 1865 a 1866 De 1868 a 1869

Pesos

204.296,46 209.822,92 327.793,64

1.031.888,00 1.364.055,00

920.000,00

;, Y que beneficio retiro la agricultura de ese irn· puesto que ella sola soportaba?

-Ninguno.

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Si el producido de los derechos de exportacion en tantos afios, se hubiera aplicado a fundar un Banco Agricola, ;,por ventura no hubiera recibido aliento la industria madre? ;,No hubieran aumentado los productos y, por consiguiente, el impuesto? ;,No ha· brla vuelto j ustamente a la tierra 10 que salla de la tierra, beneficiando, en la transformacion necesaria, la sociedad, multiplicando sus comodidades y ase· !1lIrando la paz que es la condicion primera de su ~stencia?

Filangieri consagro todo un capitulo de su obra Ciencia de la Legislaci6n para ponderar las funestas consecuencias de un error en legislacion; yo pienso que muy faci! seria escribir otro para encarecer, por el mismo caso, los bienes sin cuento que, de una sola disposicion oportuna y positivamente justa, se deri· van. Pero, no debemos quej amos mucho si los errores de la epoca pasada pueden servir para hacer mas seguro el acierto de la presente; y quizas hasta haya convenido haber errado, para abrir los ojos y no errar despues mas gravemente. jTan flaca es nuestra capa· cidad, observa con razon Saavedra, que tenemos por maestros a nuestros errores mismos! De ellos apren· demos a acertar, ya que primero damos en los incon· venientes que en las buenas leyes.

Nuestros legisladores parecen no haber creido que, procurando aumentar los productos exportables, tra. bajaban, al mismo tiempo, por aumentar en propor. cion igual las importaciones y por consecuencia los derechos aduanales. Nuestros legisladores parecen haber olvidado aquel dicho del venerable Sully, tan lleno de ciencia experimental: Labourage et paturage sont les mamelles de l'Etat. jNuestros legisladores han olvidado! ... Ha mucho tiempo que se dijo: El hom· bre que puede sacar de la tierra dos espigas en vez de una, es acreedor a la gratitud de sus semejantes, y

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hace un servicio mas importante a su patria que todo los politicos juntos. l Y cwil no seria el beneficio d: una ley que hubiera creado I nstitutos Agricolas, Ban. cos Rurales, Cajas de avance para la agricultura sobre credito territorial, etc., y que alentando a los propie. tarios en sus empresas los hubiera puesto en situacion de producir el triple 0 cwidruplo de 10 que hoy pro. ducen? l Que servicio a la patria pudiera compararse en su importancia y trascendencia dichosa con esle servicio? l Que desarrollo incalculable no habrian al. canzado a tener el comercio y todas las artes y oficios? l Curu mina del Potosi hubiera podido compararse con la mina de nuestros campos? l Que lugar no ocuparia hoy la agricultura en la escala del credito? ... j Beneficios incalculables, asombrosos, que habrian emanado de una sola disposici6n legal!

La tierra, sin el capital, es infecunda.

Lo que propiamente Ie da fecundidad y valor, es el trabajo.

EI trabajo hurnano, este capital elemental, no existe sino cuando Ie da acci6n y movimiento la gran pa· lanca que se llama capital monetario.

La tierra necesita ser dividida, cercada, defendida, abonada; pide canales de irrigaci6n, instrumentos aratorios y de labranza, fuerzas animales, brazos ... ; y todo esto se tiene con el dinero; con el dinero, que no es riqueza, sino el evaluador comun, el alma de la industria r del comercio.80

30. Le numeraire n'est pas une richesse ajoutee Ii Ia masse des autres richesses, toute son utiIite consiste dans son caractere d'evaluateur commun et de signe repressentatij. (Dufresne de Saint Leon, Etudes du credit public, p. 202).- En un discurso coronado por la Academia de Ciencias de Pari's a fines del siglo pasado, deeta Mengotti tratando aeerea del comercio de los romanos: I 1 denaTO non e ricchezza. rna Z' anima della industria e del commercio.

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COIllO elemento productor, la tierra es un libro cuya postrer pagina ninguno ha leido todavia. Pero ese eleIllento productor necesita del capital circulante.

El progreso de la industria agricola es el progreso de Is 50ciedad misma. Ninguna otra marca mejor que esta los pasos de la sociedad en la carrera de la civi­/iZacion. La tierra cultivada es la prenda de los ade­lanlos intelectuales. Pero ese cultivo requiere fondos. Se hace con dinero.

.por que no se Ie facilita, pues, al labrador? lPor ~e 5e ve con indiferencia su ruin a, que envuelve la ruina del Estado, cuando pudiera darsele aliento, medias para prosperar y engrandecer a su turno la aacion? 5e Ille dira, acaso, que pido con instancia, con fervor; pero que fuera mas uti! presentar el modo como pudiera darse a la agricultura la protecci6n que re­clama: esa protecci6n monetaria.

Bien esta. No creo que el proyecto que sucintamente paso a exponer, sea el mejor entre muchos que pue­den presentarse. Asi y todo, pienso que llevado a la practica, no dej aria de producir saludables resultados. 5i la agricultura de Venezuela ha soportado antes el gravamen de la contribuci6n de exportaci6n, sin que de ella Ie redundara provecho alguno en especial, claro es que podria muy bien soportar hoy el mismo impuesto por un numero de anos dado, veinte por ejemplo, con aplicaci6n senalada de los fondos a la Instituci6n de un Banco Agricola, que prestara dinero a los agricultores y criadores a largos plazos y con mny m6dico interes. Pongamos que el rendimiento del impuesto fuese en los primeros tiempos 600.000 pesos por ano; suposicion que peca por defecto, pues en 1866 se percibi6 la surna de 1.364.055 pesos, y ten­dremos, al cabo, una surna de 12.000.000 millones de pesos, por 10 men os; suma que se habra obtenido

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facilmente y que debera cobrarse como fondo Y pr . piedad del gremio agricola, sin que Ie sea permiti; al Gobierno tocarla, ni en to do, ni en parte, ni e

O

calidad misma de ~evolucion, por apuros de guerr: u otros casos semel antes.

Demos, asimismo, que la ley conceda el 10 por ciento de los derechos de importacion, tamhien por veinte anos, en resarcimiento 0 justa y natural retribuci6n de 10 que el Estado en general ha tomado de los gre. mios agricola y criador. Ese 10 por ciento puede fijarse como minimum en 328.600 pesos al ano; yen los veinte an os habran formado 6.560.000 pesos, por 10 menos. En to do, pues, tendremos 10 siguiente:

Exportacion ............... . 10 por ciento de importacion ..

Total ..... .

Pesos

12.000.000 6.560.000

18.560.000

He escrito por lo menos, porque favorecida la indus. tria, aumentaria irremisiblemente sus productos, y sedan mayores los derechos que causase la exporta. cion, como asimismo seria mayor la importacion y mas considerable el 10 por ciento que se tomase de esta contribucion aduanera.

Ahora bien, derramada sobre las empresas agricolas de Venezuela, esa suma de 18 a 20 millones de pesos, l se cree que no se les comunicaria un poderoso aliento?

Prefijadas seriamente las bases de este asunto, no seria dWcil de hallar en la Bolsa de Londres 0 de Amsterdam un emprestito. Yo prefiero, sin embargo, que ni se busque siquiera; que no se intente solici· tarlo; y que, con los mismos fondos sefialados, se

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funde un Banco Agricola, el cual, no necesitando de reeJllbolsos festinadamente, preste sobre hipoteca a largo plazo, verbigracia, cinco, siete y nueve afios,

con un interes de 2 por ciento al ano, debiendo ~ecibir por partes la cantidad que haya prestado.

.Se argiiira que el beneficio se obtiene lentamente? :Es asi, respondere yo, como son solid os y durables los beneficios. Lentos y progresivos son los pasos de la industria agricola. Asi forman los labradores sus capitales, y asi conviene que sea para que el apetito insaciable de riqueza no los lleve al peligro de em· presas extravagantes y ruinosas.

Como la contribucion es segura y continuada, el pnlstamo a los agricultores y criadores esta fuera de toda contingencia. Y como no faltan valores ni pro· piedades territoriales, sino capital, y esa necesidad de capital puede satisfacerse a plazos 0 en porciones, es claro que las entradas constantes a la caja del lnstituto podran ir saciando los deseos y dando des· pacho a todos los pedidos.

AI cabo de cierto tiempo, y cuando la extension de las tierras cultivadas haga mayores las necesidades del auxilio, entonces, sobre ser mayores las entradas naturales, comenzaran tambien a percibirse las can· tidades prestadas, dando aptitud al Banco los reem· bolsos para que sean mayores y mas provechosos sus favores.

EI Banco Agricola, constituido del modo que digo, no se parece a los demas establecimientos bancarios,

) y es por eso mismo que sera utilisimo a la industria agraria. El largo plazo que, por 10 comun, demanda el agricultor en sus contratos de prestamo: plazo in· dispensable, atenta la indole de su propia industria, que no devuelve sino muy lentamente las anticipa. ciones pecunarias que se Ie hacen, no conviene de

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modo alguno a los Bancos de emisi6n y de descuento que viven y prosperan por el movimiento de su~ fondos y para los cuales no es negocio cambiar di. nero en oro por una escritura hipotecaria. El Banco Agricola, que no necesita de movilizar sus fondos; que Ie llegan estos diariamente de las aduanas; que si no ve hoy su caja llena, la vera manana, y no por eso quiebra; que presta a largos plazos, y no por eso se arruina ni entra en a puros; el I nstituto Agricola es cuanto puede apetecer la industria. Recibiendo los agricultores y criadores dinero para fomentar sus em. presas, pagando un minimo interes,31 y quedando

31. He insistido varias veces en la idea del m6dico interes, porque, en mi opinion, In agricultura no puede pagar el excesivo redho de 12, 18 Y 24 por ciento al ano que aqui se estipula pagar. Tan crecidos intcrescs, exigidos por ]8 usura, han cooperado a la ruina de ]a industria j sin considerar los adinerados que, con garantia de hipoteca, en In forma mas saneada, debian pactar por eso mismo intereses moderados, para no arruinar a sus deudores y no verse eUos envueltos en la perdida que cansan. Sin embargo, los ciega siempre el deseo de ganar, y cunndo han debido mostrarse los primeros favorecedores del cultivo, han tornado Ia via diferente siendo sus perseguidores. No es este proceder s6lo de los eapitalistas de Venezuela. sino el proceder de los de todo eI mundo. En Francia, en AIemania, en Chile, en Buenos Aires, pasa 10 mismo que aqui ha pasado, y en todas partes ha hahido logreros, usureros, etc. Mr. H. Dussard, hablando del estrago que haee In usura en la industria agricola de Francia, dice: "La agricultura no pide mas que eapitalcs para su fomento y prosperidad; pero, jah!, hoy se ve devorada por una pluga infame. contra Ia cual no ha podido hallarse remedio nun. Esa plaga es la usura, los intereses de los pre.ita· mistas. La agricultura no tiene eredito. Se trabaja porque no Begue a tenerlo. Ella debe pagar a1 contado sus jornaleros, al contado a los que reeogen y benefician Ia cosecha, al contado a sus arrieros; y en esa precision que nada alivia, se ve ohligado a tomar dinero de los que 10 ofreecn a interes, raza infame, la mas infame que haya manchado ]a tierra (race la plus in/arne qui ait jamais sOltille la terre). No es raro que el prestamo sc haga a mas del 100 por ciento al ano. La usura aeabant por redueir a Ia miseria a toda la honrada poblacion de los campos; aeahara por devorar al suelo y a sus cultivadores". Vease, Guillaumin, Diet. del Commerce et des marchandises. Paris, 1839. Art. "Agriculture".

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a redimir su deuda, no por via de can· (i;hlaci6n, sino de amortizaci6n, y esto mismo en plazos flu'gos, se habra realizado el gran punto de protecci6n que deben las leyes al trabajo honrado y a la indus· jija madre.

De este modo vendra a derramar sobre la tierra una farte del beneficio q,ue ~e ella se ~etira. Creara sobre Ji'uestros campos algun nego. Daran las sementeras, y recibiran; semejantes al mar, que da en vapores el agua que recogen las nubes, y vuelve a recibirla por los rios que corren a morir en el.

Para salir adelante en esta empresa (todos 10 alcan· zan bien), no se necesita mas que fuerza de voluntad. Una medida semejante que puede llamarse de salva­ciOn, es la que de pobres y turbulentos nos ha de transformar en ricos y pacificos. Ella nos dara cami­nos, que faciliten el transporte a poco costa y en corto tiempo; ella nos dara inmigraci6n, paz y pros· peridad. &No se prestaran las Camaras a sancionarla?

Esperanzas del porvenir

Esperemos que s1. Figuremonos ya en poseslOn de esta u otra medida que protej a la industria agraria, dlindole instrucci6n y medios; y contemplemos . a Venezuela al abrirse el siglo xx, esto es, habiendo vivido ya los cortos anos que restan al presente.

Para pintar bien el cuadro de nuestro futuro, per­mitaseme establecer antes ciertas consideraciones que son necesarias:

EI dinero no crece espontaneamente como la yerba en la pradera, ni desciende como la lluvia, abundan· te, y cuando menos se aguarda. Para tener dinero, es preciso comprarlo; y despues de esta compra,

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no somos por eso mas ricos que antes, pues no h _ mos hecho otra cosa que recibir en oro 10 que dUn: en cacao, algodon, cafe, etc. Una nacion agricol: es muy rica, porque posee los valores con que COll!. pra dinero, que no es sino una riqueza secundaria y representativa de otra riqueza primaria, a la que se ha sustituido.

La riqueza de las naciones no consiste, pues, en las riquezas no consumibles, como el oro, sino, al con_ trario, en los frutos consumibles producidos por la tierra y reproducidos por el trabajo incesante del hombre.

Las riquezas que provienen de la tierra son las ll!as necesarias, pues que de la tierra nace la subsisten_ cia del hombre; porque la tierra da la materia para todos los demas trabajos industriales, y porque ell!­plea, en fin, en su cultura, la mitad 0 las dos terce. ras partes de la poblacion. Esa parte del pueblo que trabaj a la tierra es recomendable, en especial, por las cualidades del cuerpo, y del alma, propios para nacer de estos hombres buenos ciudadanos.

Cuando la riqueza es hastante considerahle para fo. mentar facilmente el trabajo (presupuesto el orden social que asegure al agricultor su propiedad), los descuajos y desmontes se emprenden cada dia y cambian en corto tiempo el aspecto y fisonomia del pais. Entonces se fundan haciendas, se hacen plan. taciones, se abren canales que derraman fertilidad por todas partes, se cierran las heredades, y una rota. cion rapida de cosechas de naturaleza diferente reo anima las fuerzas de la tierra en vez de disminuirlas, y una poblacion cada vez mayor vive y se mueve siendo el testimonio mas relevante de felicidad ad. quirida por el trabajo y protegido por la ley.

Despues de estas consideraciones, preguntare, l que sera Venezuela cuando todos sus valles mas 0 me·

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inclinados, mas 0 menos espaciosos, pero todos para el cultivo; cuando sus hermosas llanadas

veStidas con to do el luj 0 de una naturaleza virgen r por extremo vigorosa, y su~ hosqu~s. tupidos de Jiialezas, y sus mesetas de chma dehcIOso en las serranias cuyas faldas estan cubiertas con su ropaje primitivo; cuando todas sus tierras cultivables, en fin, esten desmontadas y reciban el beneficio del arado? Cuando en lugar de trabajar cincuenta Ie­goas, que es 10 que hoy escasamente se cultiva, cultivemos ocho 0 nueve mil leguas cuadradas de que consta nuestras tierras labrantias; cuando to­dos los lugares propios desde el golfo de Paria hasta Maracaiho: las selvas del Guarapiche, los va­lles de Caripe y Coicuar, las montanas de Tamanaco y de Guanape, las feracisimas tierras de Uchire, los montes de Caucagua, las montanas incultas de Ca­racas hasta Puerto Cabello, las del Yaracuy, San Felipe y las Tucacas, las selvas de Moroturo y de Umuria, las cordilleras de Merida y Trujillo, la gran montana de San Camilo, la inmensa de. Ticoporo, los bosques incultos de las serranias de Barquisime­to. .. cuando todo esto, digo, este librado al cultivo, y una poblacion activa e inteligente desmonte esos terrenos en que el hombre no ha puesto ann su planta, y se funden ciudades a las orillas de los caudalosos rios, y los vapores remonten las grandes arterias y vengan a fondear al pie de la serrania de Merida y en medio de los llanos del Apure, para transportar cuarenta, ochenta, cien veces los pro­ductos que hoy damos al consumo exterior; cuando esta inmensa riqueza convide la inmigracion, y no se den tregua los buques de todas las naciones para traernos los generosos vinos, y las finas telas de Europa, en cambio de nuestro cafe, de nuestro algo­don y nuestro cacao; l cual no sera el poder y la grandeza de Venezuela? l Cual no sera nuestra ri-

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queza? El capital nacional habra crecido extraordi. nariamente, y ese mismo movimiento ascendente ha. bran tenido las ciencias, las artes, todas las profe. siones sociales. La guerra se habra hecho imposible. Toda la actividad de nuestros compatriotas vendra a impulsar los trabajos durables y a enriquecer su pais. Ninguno querra poner la mano pretendiendo detener la rueda de la felicidad general, y en vez de tomar un fusil y salir a campana contra los hombres, tomara cada uno un instrumento propio y saldra a prestar su contingente para abrir canales y rutas, para explotar minas de carbon, para canalizar rios, etc.; y esto que facilitara el crecimiento de los be. neficios en las diversas clases sociales, merecera mas y tendra mas derechos a la estimacion publica, que las promesas, rara vez cumplidas, de los ardientes novadores. Entonces si, entonces sabremos 10 que vale la desembocadura del Orinoco. Entonces asisti. remos a la lucha gigante entre los dos que cruzan nuestro suelo, y los caminos de hierro: lucha que sera la expresion final del progreso industrial. No habra pobres entre nosotros; y si los hay, la civiliza. cion cubrira, como el sol, con su proteccion saluda. ble, a los pobres y a los ricos, a los debiles y a los fuerles, a los habitantes del campo y a los de las ciudades opulentas ...

i Que porvenir! i Que grande, que consoladora es· peranza!

i Oh felices dias!. ..

i Quien me diera que pudiese yo ver esos dlas felices de la patria: esos dlas de su exaltacion y verdadera grandeza, ya que he visto por desgracia, los de sus luchas sangrientas, los de su dolor y triste decai· miento!

i Quien me diera que viviese yo hasta ver llegar el momento deseado, en que, sentando la razon en Sll

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trOno a la j usticia, y repudiando las remlDlscencias del pasado, proclamara el pensarniento filosOfico y la fe catolica fuerzas de conservacion, y bajo la sombra protectora de las ciencias, que impelen a la perfeccion, entrase Venezuela con firmeza en los ca· minos de una regeneracion completa!

La fe no me abandona. Yo espero el porvenir.

Publicada en. /olleto. Caracas, 1869.

CARTA AL SENOR ANTONIO L. GUZMAN

Caracas, 6 de mayo de 1870.

SENOR ANTONIO LEOCADIO GUZMAN

MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES

MI DISTlNGUIDO AMIGO: Si en otra ocasion tuve mucho que luchar entre ml mismo, para desembarazarme de la pena que me causaba escribir a Antonio, ministro en· tonces del general Juan Crisostomo Falcon, porque erela robarle instantes que consagraba a la organiza. cion del Gobierno federal; hoy, mirada a ciertas IDees la misma empresa, se presenta duplicado el motivo del recelo, porque es a usted a quien escribo, y porque a los miramientos debidos al magistrado, vienen a ana· dirse las prerrogativas del maestro y las atenciones delicadas del amigo. Reflexionando, empero, sobre este asunto con mas calma, he hallado en esos mismos miramientos, que me imponen, titulos bastantes que me alientan. lNo es usted patriota? lNo ama usted la libertad y el progreso? Pues bien, yo voy a escri· hirle sobre asuntos de la patria y de la libertad. No formo asiento 0 nota de 10 que pienso decir. Ello ira saliendo naturalmente; y quedare muy satisfecho, si al cabo preponderan en mi escrito el abono de mi

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diligencia y la buena fe de mis intenciones, al desali. no y pobreza de mis conceptos. En to do hay conVe. nientes e inconvenientes: la destreza esta en saber hallar la senda de la razon y de la verdad. i OJ ala y pueda yo encontrarla facilmente!

••• 0 •••••••••• 0 •••••••••••••••••

Entre el desembarco de nuestro querido Antonio en Curamichate y su entrada victoriosa en Caracas, me. dian apenas setenta y dos dias. i Que campana, ami· go! i Que rapidez! i Que acierto en las operaciones de la guerra! Pisar las ardientes playas. de Coro, solo; abrir trabajos sobre el Centro, y vemr hasta la capital de la Republica con un ejercito de seis mil hombres, con elementos de guerra, parque abundan. tisimo, subsistencias, equipo, etc., y dej ando resuelto el problema de la paz en Occi~ente, t~do en brev~s dias, eso es admirable. Flanqueo Guzman a ValencIa y La Victoria para no derramar. sa~gre, agua:d~ndo a que la rendicion de Caracas mchnara los am~os de los jefes de Carabobo y otros puntos, a rendme ellos tambien. Procedio con gran cordura. Lauros son esos preciados en extremo, porque el General en Jefe no ha de perder de vista que la palma mas dulce y la mas bella, es la que se alcanza sin polvo y sangre.

Dulcis sine pulvere palma. (Horat.)

Yo contemplo como una dicha para este pueblo li· beral (la mayor que el cielo pudiera acaso conce· derle) , el triunfo de las armas liberales; pero un triunfo cuyos trofeos sean sabias y adecuadas leyes, practicas regulares, paz, libertad, luz, progreso, fe· licidad com un.

Ese triunfo tiene un largo pasado en que ha venido el mismo lentamente elaborandose; y tiene tambien

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un futuro lleno de promesas que es imprescindible realizar. No es el triunfo de Gengis Kan ni de los conquistadores de los valles inmensos del Volga y del Ural: el triunfo de la fuerza, que somete un teo rritorio y 10 esclaviza; sino el triunfo de la idea, de la ley general de la humanidad, que es la libertad, desenvolvimiento de las facultades activas del hom­bre, su principal elemento de vida y el fundamento de todos sus derechos.

En la calma del abatimiento, ahora treinta anos (permitame usted esta mirada de un valor pura­mente retrospectivo), cuando la vida publica no existia y la organizaci6n social estaba reducida a que un hombre, que concentraba en si toda la auto­ridad, mandara solo y los demas obedecieran; cuan­do eramos independientes del poder espanol, sin go­zar de libertad ni poseer la igualdad de derechos, que es la esencia de la Republica; usted, mi ilustre amigo, y yo, sembramos perseverantemente la semi­lla de la soberania popular, de las elecciones libres, del poder de las mayorias, de la division efectiva de los poderes publicos, de la limitaciOn del tiempo de los funcionarios en el ejercicio de sus funciones, del derecho de resistencia a la apresion ... , etc. Y esa semilla echo tan fuerte raigambre en esta buena tie­rra de Venezuela, que ninguno ha logrado extinguir­Ia mas. Fue nuestro intento reintegrar las leyes de la conciencia humana, ajadas por el mando conti­nuado de un hombre solo; impedir la abdicacion del albedrio; alcanzar la conciliacion de la libertad y de Ia autoridad y con todo esto, el cambio en las cos­tumbres publicas, dado que las reformas que sur­gieran de ese cambio confiabamos que habrian de ser pacificas y provechosas; conquistas de la opi­nion, presididas por la j usticia e iluminadas por el faro clarisimo de la verdad. Queriamos la buena or-

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ganizaclOn politica, que moraliza; queriamos la Re. publica de buena fe; pretendiamos que todos los de. rechos, todos los intereses, todas las esperanzas Ie. gitimas, entraran como elementos en la creacion de la ley, y nos prometiamos curar los males del pais y establecer solidamente el reinado de la libertad, i oh dulces ilusiones! rectificando la opinion, comba. tiendo la indolencia, hija de la servidumbre, los errores y preocupaciones, y haciendo conocer a to. dos el alto precio de la dignidad y del ej ercicio Iibre de los derechos. Impugnamos las tradiciones de la colonia y el poder fundado sobre un individuo; y sostuvimos los grandes principios sociales, desde que sostuvimos la igualdad, que los comprende todos.

"Las mej oras fundamentales, deciamos, no pueden obtenerse, ni obtenidas estas mej oras pueden consi. derarse como una dicha comun, si no se alcanzan por la voluntad de todos". "Reconocida la necesidad de someter la suerte de todos a la voluntad de todos, en el interes de to dos, es incontestable, que la mej or organizacion politica es aquella que mas clara y seguramente haga prevalecer la voluntad de todos". "EI derecho de gobernar, repetiamos otras veces, de· be ser delegado por tiempo, y este tiempo limitado; porque, despues de cierto lapso, los gobernantes no representan la voluntad de los gobernados, efecto inevitable de las leyes de la naturaleza". "EI derecho de gobernar debe ser delegado con amplia libertad, y el secreto es la condicion absoluta de esa liber· tad ... "

De esta suerte, amigo, con tales ideas, con tales me· dios de consecuencia y de concomitancia, pensaba. mos llegar a la perfeccion posible por la senda unica de la discusion y de la verdad. Nosotros no impro. visabamos nada, ningiin pensamiento nuevo; resu· miamos en formas claras los dogmas de la escuela

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liberal. EI pueblo sentia; nosotros formulabamos sus sentimientos.

. Que utili dad particular podria halagarnos en esa iaboriosa empresa? Ninguna. Las grandes ideas no tienen por objeto la conveniencia, sino la gloria y eI bien comun, unico fin que satisface los animos generosos.

El pueblo, en tanto, desde temprano nos favorecio liberalmente y eso basto para que nosotros tomara· mos a empeno servir con mas fervor a su ensenan· za y su provecho. N uestros escritos volaban por to· das partes, y eran leidos con avidez. Como el volu· men volans del Profeta, que corria en las veloces alas de su credito, asi nuestras hoj as se difundian por doquiera y llegaban a confortar el alma de los aman· tes de la verdad y de la ley.

Empero, los hombres de la influencia y del poder, embriagados de su pasion de mando, no consintieron que prosiguiesemos tranquilos en nuestros planes reo formadores. El corto numero de ciudadanos que ejer. cia los derechos politicos, y que explotaba, en su provecho y nuestro dano, ese ejercicio; los hombres, cuya voluntad era ley y sus preferencias se tenian por elecciones, se irritaron. i Que destemplanza enton· ces, que sana en los escritos de nuestros contrarios! ElIos, para quienes toda vejez era axioma y toda novedad mentira y corrupcion, cerebros amasados con el error, montaronse en colera y nos trataron de insolentes, de perturbadores del orden, de anarquis· las, de jacciosos, de corruptores del pueblo, de am· biciosos, de BANDIDOS •••

lls n' ont eu que la calomnie; Le serpent n' a que son venin.

(Victor Hugo)

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Cubrieronnos de afrenta, y levantaron patibulos, don. de debiamos expiar, ante Moloch, Idola de la sangre que no cabia en si mismo, el delito de ser patriota~ y de haber amado la libertad.

i Politica rabiosa, desesperada, si politica puede lla. marse alguna vez la sin razon y el delirio sanguina. rio!

Prendio entonces la guerra, que, como usted sabe, ha sido activa y pertinaz.

Crecio en el pueblo y se ostento mas y mas vigorosa la conciencia de sus derechos, y al par crecio tam. bien y se mostro mas insolente en sus tiranos, la fatua pretension de someter la voluntad de todos a la voluntad de ellos, desplegando una accion sin con. trapeso para extinguir intereses, y mas aun, caras esperanzas, destituidas ya de garantias.

i Que crimen! i Que error!

i Como habra pesado ese crimen sobre la conciencia de los oligarcas que 10 consumaron!

EI recuerdo que acabo de hacer, amigo mio, ha lie. nado mi corazon de amargura y de un tedio inexo. rable.

1846 ...

i Ah! Aquel ano aciago se ha presentado a mi me· moria tal cual yo 10 vi, cual 10 pase, henchido de violencias y zozobras: i ano de persecuciones, de in· j usticias irritantes, ano de muerte! Yo no intento describirio. Seria necesario la pluma de Tacito, tra· zando la ferocidad de los crimenes, para pintar bien los cuadros de 1846... Las venganzas no se vela· ron mas con apariencias legales, y el reinado de la fuerza tuvo su Autocrata y tuvo sus Seides. l Que fue entonces de la Constitucion y de las leyes escri· tas? l Que se hizo del derecho eleccionario? l Adonde

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fueron a parar las urnas y los registros publicos que contenian los sufragios populares? Todo desaparecio en manos del poder, que se lanzo, de pecho, en el camino de la arbitrariedad, prefiriendo el crimen a los mandamientos del derecho.

Desde entonces se militarizo el pais. Desde entonces se perdio la fe en las elecciones; se perdio el respeto a la opinion de la mayoria, el habito de formar so· ciedades politicas para discutir entre todos los temas de interes publico; se perdio la organizacion repu· blicana; el dogma de la tolerancia. .. y ya no quedo mas medio de triunfo que el de las armas. Entonces fue cuando se hundio la Republica, plegadas las ban· deras de la libertad, y ahogado el sentimiento de la nacion, bajo el peso de un hombre solo. Nosotros pudimos exclamar.

La liberte n' est rien: la force a tout detruit.

Escribimos, y se nos injurio cruelmente. Asistimos a las Asambleas a depositar nuestros votos, y se nos encarcelo. Vitoreamos la ley, la soberania del pue­blo, la Constitucion, el derecho escrito, y se nos impusieron sacrificios, se levantaron patibulos para derramar sangre inocente. i Que furia! i Que barba­ras sentencias salidas del Sanedrin de nuestros ene­wigos! i Que afrenta para la razon, para la inteli­gencia y para la j usticia!

Se quiso matar la libertad con nuestra vida, y nos­otros nos decidimos a salvar la 'Republica con nues­Ira muerte ...

He tenido necesidad de reunir todas mis fuerzas para poder escribir estas dos lineas, que ya aban­dono por seguir en otra atmosfera, que no sea de muerte.

iEI recuerdo del 1846 asfixia!

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La lucha ha sido la inevitable necesidad de nuestr pasado: lucha ardiente entre las existencias que te~ nian derecho a elevarse y crecer, y las que comba. tian impidiendo el crecimiento; lucha entre las Yo. luntades anhelosas por manifestarse y hacer el hien y las que tenian por consign a comprimir, oscurece; y hacer el mal; lucha entre los fuertes que eramos los mas, los sacerdotes de la nueva ley, abrasados por el celo de la doctrina, y los debiles y fariseos que se ponian a cubierto tras el escudo del pode; para ejercitar su menguada tirania; lucha entre los privilegiados y los amigos de la igualdad; lucha en. tre dos clases de la sociedad eternamente acampadas, como enemigas, una frente de otra, aquella bajo la sombra de la libertad; esta, empuiiando la bandera de la opresion; ambas, disputandose el mando, para desarrollar elementos diametralmente opuestos.

En medio de esa lucha de treinta afios, en que el robusto sentimiento de amor patrio ha sido el punto de partida de todas las producciones de nuestro es. piritu, el fin de todos nuestros esfuerzos inteligentes y de nuestros sacrificios generosos; en esa persis. ten cia de tantos afios, en que una generacion entera ha desaparecido, llevandose al sepulcro, no al olvido, los martirios, las virtudes civicas, y tambien el con. suelo de haber visto derribados los idolos y los tiranos; grandes cosas hemos cumplido en bien de nuestra patria. H emos abolido la esclavitud y derri· bado los cadalsos. H emos proclamado todos los de· rechos y consagrado todos los principios; y i oh for· tuna incomparable! nos ha sido dado reflej ar, sohre la frente de nuestros adversarios mismos, la luz dul· ce y abundante de nuestros benevolos principios.

No se crea por esto que se haya contado en nuestro favor tan buenas intenciones y tan titiles trabajos. No; toda vez que el partido antagonista ha podido,

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. salido al campo para arroj arnos no pruebas, no no verdades, sino lodo y basura al rostro;

coJllO los arabes, que vomitan su encono por agra­~os ... ; mas, las leyes estan escritas, las instituciones slin conocidas y la historia tendra que hacer j usticia. Jlll8 dira 10 que valen los grandes monumentos de civilizacion, y las injurias por agradecida correspon-

dencia. ;,'

y~debo hacer en este lugar una observacion impor­rante. Es a nosotros, a la influencia de nuestro par­tido, a nuestra perseverante inflexibilidad, a quienes s8 deben los beneficios de legislacion y de alta po­Utica que dejo enumerados; y eso sin haber tenido, hasta ahora, el lleno del poder en nuestras manos. Durante lao Administracion "Monagas", de 1848 a 1858, alcanzamos un poco de poder, es cierto; pero de­bil y precariamente, subiendo siempre como Sisifo, la cuesta arriba de Ministerios antipaticos, mal forma­dos, sospechosos de enemistad y, sobre todo, desli­gados de compromisos politicos. Por un Ministro nuestro como Sanavria, por ejemplo, tuvimos otros que ni conociamos, como Gellineau. Por un Planas, que fue liberal, por un Blanco, tuvimos a Olavarria, que no participaba de nuestras ideas; a J. M. Heres, sin relacion alguna con nuestros circulos; a Castelli, que solo abordaba cuestiones de su ramo; a Rojas (Jose Isidoro), que trillaba un camino imposible (la contemporizacion con todos los partidos), y se que­do, por eso, en el claroscuro de una expectativa sin resultado; a Lecuna, renuente a tomar parte en la politica; a Parejo, a Quintero (M.), a Revenga y otros, que no tuvieron tiempo de imprimir bien el sella de sus principios. Asi, con la remora de Con­gresos debiles e inexpertos, con el amago de reaccio­nes frecuentes, con Ministerios sin prestigio unos, remisos por caIculo 0 temperamento, otros; transito-

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rios todos; asi, digo, pudimos mej orar en parte nues. tra legislacion, difundiendo constantemente la luz del programa liberal, que no ha de extinguirse mas.

En tanto, nuestros adversarios, representando la doc. trina desesperante del pas ado, han visto reducir sus filas. Muchos de entre elios corrieron hacia nosotros, a formar en nuestro bando; prueba de que en elias no esta el verdadero sentimiento, la verdadera formu. la del porvenir. EI error solo pierde terreno. La verdad no se muda, no retrocede.

Sin embargo, esa minoria reducida cada vez mas, ha sido incansable en su aspiracion a gobernar. iNa encierra en si la coleccion de los elementos sociales, y se desvive pOl' mandar! iSu bandera no es la ensena del sentimiento nacional, en su nias alta ex. presion, y pretende dar la ley! Por arte y mana ha llegado al poder, para no durar alii sino corto tiem. po, y lcomo ha administrado? jSanto Dios! Su gobierno ha sido la vida del cuartel; la introducci6n de polvora y armas para matar venezolanos; el reo clutamiento forzoso; la paralizacion de toda indus. tria, de todo progreso; los alianamientos nocturnos, carceles, latigo, castigos inauditos, comisiones mili· tares, prensa desenfrenada, la rabia piinica, el rencor implacable contra los libres, bandos de ley marcial, soldados por las calles, escandalos, tropelias, asesi· natos. .. Crimenes que deshonran tanto la causa del poder como la de la humanidad. Por dos veces, despuc3s de 1848, ha escalado el poder esa. minoria, proponiendo union al partido lib~r.al,. ,olmdo de 10 pasado, sincera y completa reconcdzacwn. (Palabras blandas que debian convertirse luego en .agudos dar· dos). Tuvo astucia para alcanzar su fm deseado; i y de cuantas violencias no hemos sido testigos! i Que de atropellos, que de iniquidades no s~ han consumado! i Cuan car~ no pagaron nuestros mcau·

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toS companeros, y todos no hemos pagado tambien, la mentida diab6lica reconciliacion!

Tales excesos, tantas y tales arbitrariedades preme. ditadas, que la j usticia y la razon condenan, dieron causa a revoluciones, confirmandose aquel dicho de Loke y Sidney, celebres publicistas: Las revoluciones son inevitables, cuando la autoridad abusa del poder r emplea este contra los principios eternos de la jus­ticia. Las revoluciones son, en ese caso, el mas justo, el mas noble ejercicio de un derecho imprescriptible; porque los poderes superiores no se han establecido para el mal, sino para el bien de los asociados.

En esas dos ocasiones en que el partido oligarca 0

la minoria del pasado ha ejercido el poder piiblico, la prensa ha servido sus intereses sin oposicion, sin contrariedad alguna; y j cosa digna de reparo! en ana y otra epoca ha mostrado la misma impetuosi­dad; la misma pasion enemiga de la justicia; la misma tendencia a la calumnia, a la injuria, a la tergiversacion de los hechos; la misma superabun­dancia incoherente; la misma impavidez y desenfado para sostener y negar a conveniencia, para contrade­cirse y desdecirse, para volver a afirmar 10 ya ne­gado, para inventar especies absurdas e increibles, malignas expresiones... Son leyes de las minorias, el engano, el egoismo, la intolerancia. En vano se buscara en elias las cualidades iitiles y gallardas que decoran las mayorias; a saber: la franqueza, la bue­na fe, la calma del espiritu, los nobles y gran des pensamientos. Por eso, aunque en diversos tiempos, y servida la prensa oligarca por hombres distintos, bien que de una semejanza sorprendente, Juan Vi­cente Gonzalez y Ricardo Becerra, las publicaciones han seguido el mismo sistema, han tenido la misma propension y ofrecido el mismo sab~r. jInjurias siem­pre, detraccion, of ens a ! Yo me decia a mi mismo:

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l seni esta aquella generacion que pintaba el sabio cuando decia: "Tienen cuchillos par dientes y su len: goo es espada aguda?" Otras veces me aeordaba de aquel precepto de la ley antigua: No comais sangre humana: hoc solum cave, ne sanguineam comedas· y me preguntaba: lno es sangre human a la que co'. men estos detractores? l Que es la vida sin el honor? l Cual es el mayor de los bienes, sino el respeto y la buena reputacion? Y adonde nos conduce esta prensa infamadora que nos pinta siempre como los mas estiipidos y los mas maIos de los hombres? '"

........................... '" '"

Las j ornadas del 25 y 26 de abril, la victoria final del 27 y la entrada en Caracas del ej ercito liberal bajo las ordenes del joven general Antonio Guzman Blanco, han puesto termino a la epoca fatigante de combates, de reveses y de triunfos. Es un hecho que han vencido irrevocablemente nuestras ideas. Usted, mi respetado amigo, se halla al frente de la Admi. nistracion como Primer Ministro. Todo va a ser instaurado sobre la base de nuestro programa liberal. Es tiempo de cumplir lealmente las promesas que hicimos. Yo fuera indigno de la amistad con que usted me favorece, si no me adelantara a recordarle esa deuda sagrada que pesa sobre 10 mas caro de nuestra honra. i Cuan grande y preciosa no es nuestra obligacion respecto del pueblo venezolano! l Ra visto usted un carino mas noble que su cariiio, ni un amor mas constante que'su amor? Race treinta aDOS que viene ese pueblo acompaiiandonos con muestras inequivocas de fidelidad; y nosotros cargamos con un deber que, si cabe en nuestro conocimiento, la pluma no halla palabras para expresarlo.

Lleguemos, pues, a realizar nuestras promesas, a pagar nuestras deudas.

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lMe permite usted, mi querido y digno amigo, que apunte algunos de los beneficios que debemos al pue~lo . de Ve~ezuela? Usted no necesita de ajenas indlcaclOnes, clertamente; usted, que en sus propios talentos tiene sobra de caudal, y como otro Atlas puede llevar solo, sobre sus hombros, el grave peso de la esfera. Pero yo no hare mas que devolver a usted 10 que de usted he tornado. Mi riqueza (si este nombre puede darse a tan pobres conocimientos) es de usted. Usted ha sido mi guia, mi maestro. Y como las aguas de los rios salen del mar y vuelven al mar asi yo devuelvo a usted 10 que es de usted, siend~ este tributo satisfaccion para mi amistad, no recom. pensa para mi agradecimiento.

EI mayor de los beneficios que debemos procurar al pueblo venezolano, es la instruccion saludable. N ada hay que deba, cultivarse tanto como el entendimiento del hombre, Ilen~ndole ~~ buenas, maximas, de juicios rectos y de nOClOnes utlles. l Como podremos tener p.rog.reso, .ni buenas leyes, ni gobierno republicano, sm mstrUlr las masas y enseiiarlas sus derechos y deberes? El medio iinico de marchar con paso se. guro. y firme e,n .el camino verdadero del honor y de la vlftud, el umco que conduce a la felicidad, es el de la instruccion. "Los conocimientos --dice Mon. tesquieu- hacen a los hombres dulces. La razon ilustrada es amiga de la humanidad". Trabajemos, pues, por difundir la enseiianza, por alimentar el espiritu de nuestros conciudadanos, y habremos al. canzado un grande obj eto. Este es el contrapeso de la guerra que barbariza, y del despotismo que co. rrompe y enviJece.

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II

Por todos los medios imaginables debemos proteger la agricultura y la ganaderia, grandes e inagotables fuentes de nuestra riqueza. No bastan, en mi opinion, medios indirectos y de pequeno esfuerzo, porque el mal que sufren es mortal. Nuestros campos eSt/in devastados; nuestros propietarios se yen arruinados y no tienen posibilidad de fomentar sus heredades. Esas industrias, que en to do el mundo son nodrizas de las naciones, veneros fecund os de riqueza publica y el mas firme apoyo de los gobiernos, entre nosotros languidecen, mueren lentamente. Fuerza es salvarlas; y este ha sido uno de los mas sostenidos articulos de nuestro programa desde 1840.

No ha mucho, mi amigo, que se dio a la estampa un corto traba j 0 dispuesto por mi, cuando estudiaba las verdaderas causas del atraso de nuestra agricultura y los medios mas convenientes para restablecerla, y de cuya obra tengo el placer de acompanarle un ejem. plar para que usted la yea y enmiende. Mi trabajo no es otra cosa que un lamento y una esperanza: un lamento que arranco de mi pecho la historia del infortunio de nuestras industrias; una esperanza, un consuela que da la fe de que, con todo esfuerzo y a toda costa, hemos de salvarlas.

Una serie de males inauditos, encadenados en su accion, han pesado sobre la desventurada Venezuela. Va para un cuarto de siglo que el angel de la guerra, de pie, con su espada ensangrentada, la blande sin descanso de uno a otro extremo de la Republica. l Que quedara ya de nuestros campos? l Que de nuestra riqueza pecuaria? Y en medio de esos cru· dos anos de guerra y sangre, leyes opresivas, malas leyes, favorecedoras del agio y enemigas de la pro· piedad y del trabajo, han ejercido su influjo pode·

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roso contribuyendo a sepultar la agricultura bajo los escombros que dej aban las contiendas fratricidas. A. ser el suelo de esta zona tan fresco y ferti!, debemos el prodigio de exportar todavia algtin cafe y algUn cacao; que con campos de labor menos feraces, nada podriamos ofrecer a los mercados extranjeros.

Los quebrantos de la industria madre han empobre. cido el pais. Esa pobreza general ha privado a las familias de comodidad; a la j uventud, de ensenanza; al espiritu, de cultivo. Venezuela en 1870, no es la Venezuela de 1846. Y si es incontestable que en teorias politicas hemos avanzado muchos pasos, en jntereses permanentes y generales, en prosperi dad y dicha hemos perdido 10 que acaso no podremos reparar sino con gran trabajo, buenas leyes y muy perseverante accion. l Que piensa usted que son los valles de Aragua, ese j ardin precioso cuya fama tras­cendio el oceano y convidaba al europeo a venir a admirar el lujo y lozania de nuestra vegetacion? lQue piensa usted que son los valles que fecunda el Tuy, y que antes eran tesoros inagotables de ri­queza? l Que piensa usted que es la agricultura del occidente y esas tierras labrantias de las riberas del Tocuyo, del Yaracuy, del Unare, del Escalante, etc? .. jPobreza, desiertos, soledades! Maracay no existe. Aquella hermosa villa cuyos pies besaba el lago, casi ha desaparecido. Paez hirio de muerte su prosperidad, introduciendo ganado en los barbechos. Luego, la guerra; la usura de los logreros; la falta de brazos y capitales ... , todo ha concurrido para arruinarla. jEsta es la historia de otros cien pueblos! l Y que se han hecho, me preguntara usted, nuestros Lla­nos? jAh! Esa gran zona, oceano de verdura, esta vacia. Fueron innecesarios los desvelos del hombre para poblarla, y ha sido necesario mucho empeiio para agotar la inmensa cria de ganado, caballos y

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mulas que con facilidad sorprendente se multiplica. ban en su seno. j Ya no hay llaneros que muevan sus rebanos para sacarlos de los ba j os que el Apure inunda, cuando los monos aulladores hacen resonar sus ecos lamentosos y el trueno anuncia la cercania de las lluvias! ... jYa no hay rebanos! El ganado ha des. aparecido sirviendo de alimento a la guerra, 0 se ha hecho eI mismo montaraz y fiero. No crea usted que Ie exagero. Fuerza es, pues, que excogite el Gobierno los medios mas aparentes para levantar las industrias, que son el principio y fundamento de nuestra existen. cia y de nuestra felicidad. Persuadase usted, senor Guzman; nada habremos hecho, aun habiendo hecho todo, si no levantamos la agricultura de su postracion. La paz no se asienta sino sobre la prosperidad de los campos. El Gobierno no sera estable, si las here. dades siguen en ruina y los propietarios desesperados. Venga, pues, el remedio de los males economicos, pero un remedio pronto, eficaz y poderoso, y des. canse usted entonces, que la tranquilidad no sera perturbada. El fomes de toda revolucion aqui es el malestar en que vivimos. Esto es 10 que aqueja, 10 que insta, 10 que acalora y persuade. Dese a las siem. bras fomento; abrase una puerta de esperanza a los trabajadores y a los duenos de fincas rurales, y yo a/irmo que todo trastorno seda imposible.

III

Devolvamos a la prensa su cultura, su sacerdocio y su importancia. Extraviaronla las malas pasiones; pero, en nuestras manos, ella debe ser un medio de civi!izacion y de progreso, por 10 mismo que en las de nuestros contrarios ha sido un instrumento de desorganizacion y de mentira. La necesidad de la prensa libre no es hoy tema controvertible. La prensa

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sexto sentido de los pueblos modemos, deda y ese sexto sentido, es la opinion, el juicio

hombres sensatos, el que "diariamente" influye el Gobierno, auxiliandolo y modificandolo en

lliIJrOipos;ito del bien publico.

t.ienen por la ley la libertad de escribir, pero tIenen por la naturaleza la facultad. Hoy, es

lilaispem;ab,je ciencia, erudicion y elegancia para des. en el mundo el encargo de publicista. j Que

" son: entre nos?tros, los que caminan por senda agna del contmuo estudio para llegar al

ameno de la variedad de los conocimientos! mismo, es fuerza que usted procure dar su a este ramo en que tanto hemos degenerado.

los d1as en que competia el lustre de la con la belleza del decir y con la incontrastable del argumento, y se conci!iaba 10 uti! con 10

10 serio con 10 dulce y provechoso.

~ag~os efic~z y positivo el precepto que declara abohdo para slempre el reclutamiento forzoso. No hay derecho para obligar a servir a nadie, contra su voluntad, en las contiendas domesticas. Dire mas: es inmoral esa exigencia, porque puede poner al hombre en contradiccion con sus principos. j Y que! zHaremos nosotros alguna vez como nuestros adver.

que practicaron aquello mismo que repro-En su inestabilidad, se lanzaron sucesiva­

en caminos diferentes, y reclutaban con calor antes hablan condenado el reclutamiento.

es, necesario. tener principios ciertos de j usticia, razon y de VIrtud; y 10 que es pernicioso en SI

no ha de practicarse nunca, aunque de su derivemos bienes positivos.

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v

Ocurramos cuanto antes sea posible, al ejerclclo del derecha eleccionaria. El sufragio es la soberania del pueblo puesta en practica; y es preciso que la obe. diencia de los ciudadanos no parezca un acto de SUo

mision, sino que realmente sea la consecuencia nece. saria de su libertad, cuyo fin se alcanza con las elec. ciones. Los danos todos que hemos padecido traen su origen, como atras he dicho, de los "crimenes cometidos en 1846 por el poder publico contra la libertad eleccionaria". De entonces aca no ha habido mas que simulacros de asambleas, farsas, mentidos registros. .. Y como consecuencia de esto, 10 dire otra vez, i el angel de la guerra siempre de pie, can su espada ensangrentada, blandiendala de un extrema a atra de nuestra desgraciada patria! . ..

Los paises en que la democracia es el principio, y donde el pueblo es la fuente de to do poder legitimo, las elecciones, que son su medio de accion mas pronto y eficaz, no deben retardarse. La Asamhlea de Va. lencia fijara una epoca no muy lejana, habida consi· deracion a que la Republica debe constituirse defini. tivamente. Los rios que salen de madre y se desbordan, no tienen sus aguas claras y sabrosas hasta que entran en su cauce y se deslizan tranquilamente, sin mas ruido que el de la corriente reveladora de fuerza, de abundancia y de progreso, para arrojarse en los infinitos del oceano. Por 10 mismo que el principia sobre el cual reposan todos los sistemas federativos es el fraccionamiento de la soberania'; por 10 mismo nos conviene reconstruir pronto el edificio, para que el pueblo sienta la fuerza y Yea la forma de un Gobierno nacional elegido por el, confundiendose asi la saberania de la Union, que es obra del pacto, can la soberania de los Estados, que es natural, y la sobe·

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rania del pueblo, que es el principio cardinal de nues­tra existencia politica.

VI

Tratemos de que se introduzca entre nosotros la salu­dable practica de ventilar las cuestiones de importan­cia y trascendencia en numerosas reuniones popula­res, para que la prensa las ventile luego con mas ilustracion, y el Gobierno pueda seguir la opinion del pais, que debe ser su guia. En Inglaterra, en los Estados de la Confederacion del Norte, los meetings son frecuentes, como usted sabe. Alli se inician las ideas de reforma legal y administrativa; y el pueblo no vota, ni decide, ni resuelve, sino habla y forma su conviccion. La discusion en estas grandes reuniones populares, es siempre calmada; porque el interes no es otro que ilustrar los entendimientos. En Inglaterra se celebran en las plazas, en las calles, al aire libre, porque es un hecho inocente que las autoridades no pueden prohibir. Los gobiernos fundados sobre la tirania, temen, con j usticia, las juntas y asambleas populares; pero el gobierno del pueblo, el que tiene par base el amor y respeto de la nacion, no debe temer nada. Es ahora que puede introducirse esa practica de los pueblos lib res ; porque es ahora que el Jefe del Estado no temera al pueblo que gobierna. iNi como podria temerlo siendo su obra mas querida!

VII

Influya usted sin descanso porque se expida una reso­lucion severa, inexarable, contra la inmoralidad de los empleados que trafiquen con su oficio, prostitu­yendo sus deberes a la insaciable sed del oro. Que se arme el Gobierno de todo rigor, y castigue sin duelo

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al que se muestre corrompido. El emperador Septillli Severo no dejo nunca sin pena la codicia de los jueces

o

fiscales y funcionarios piiblicos; y Neron mislll~ (escribe T acito), no permitio ese genero de inmora. lidad, que hubiera dado al traste con el imperio ro­mano. l De donde ha salido esa ruin pasion del dinero que podriamos !lamar madre de todos los males; es~ desenfreno de hacer barato de toda providencia, de toda ley, de todo privilegio, de toda resolucion? .. Yo se quien trajo al pais esa ensefianza funesta. Pero 10 que importa ahora es cortar de raiz el mal, y sentar en su trono la pureza, al frente del patrio. tismo y allado del honor y la virtud. Nada hani usted, no haran nada mas grande los que vienen coronados con la victoria, que acabar con esa peste de la codicia, con ese azote que nos ha lastimado. Pongamos en ella el intento y experimentaremos ventajas inmediatas y positivas.

VIII

Como la direccion permanente de los intereses exte. riores de la nacion esta confiada al encargado del Poder Ejecutivo, parece favorable el momenta para que el Gobierno, de que usted hace parte, impri. ma a estos asuntos otro movimiento, por una senda mas llana y menos peligrosa de la que hasta ahora hemos trillado. "Nuestra verdadera politica -decia Washington en su admirable carta a sus conciuda· danos-, la politica de las nacionalidades americanas debe ser, no ligarse perpetuamente con poder alguno europeo". Nosotros no estamos ligados, en verdad; pero nuestra diplomacia (preciso es confesarlo), ha sido debil, pusilanime; y por desgracia, ha condes· cendido mucho y establecido practicas que son des· ventajosas. Como somos pequefios y sin importancia en el mundo, no tenemos asuntos exteriores que debao

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tit ni resolver, y nuestra politica exterior se reduce aver Y saber 10 que pasa; pero, admitiendo en nues­trO suelo a millares de extranjeros, que conservan sU caracter de tales, en medio de nuestros vaivenes politicos, ocurren quej as y reclamaciones, exigencias JJlaS 0 menos fundadas, algunas veces tambien injustas, que se resuelven rutinariamente por la via diplomatica.

Los principios de derecho internacional, 0 sea el JJlismo Derecho de Gentes positivo, que forma la ley COIllUn de los pueblos cultos y presenta el conjunto de reglas admitidas, reconocidas y consagradas que fijan los derechos y deberes de los Estados, en paz y guerra; esos principios, digo, han prescripto las maximas siguientes: Primera, las leyes de cada nacion tienen fuerza entre los limites de la nacion, y obligan a todos los ciudadanos del Estado; segunda, toda per· sona que resida dentro de los limites del Estado, se considera ciudadano sometido a la ley, cual· quiera que sea su residencia, permanente 0 temporal. (Ruberus, Praelect, t. 2. I. 1, tit. 3, de Conflictu Legum.- Wheaton, Elements of International Law, y olros publicistas). Segiin esto, 10 mas natural, 10 mas consecuente a la razon, sera que cada extranjero que se creyese agraviado 0 a quien se Ie negase algiin derecho, ocurriera a ventilar ante el tribunal compe­tente sus razones, como 10 hacen todos los ciudadanos; y s610 se dirigiera al Ministerio de Relaciones Exterio­res, por medio del representante de su nacion, en los casos de denegaci6n de justicia, 0 de una injusticia evidente y manifiesta, 0 de una violaci6n de las for­mas 0, finalmente, de una distinciOn odiosa hecha en su perjuicio, como extranjero. Estos son los casos reconocidos en el Derecho de Gentes, en los cuales el soberano de una nacion protege a sus siibditos, examinando la j usticia de los actos que Ie conciernen y reclamandola del Gobierno cuyos agentes han fal­tado a las leyes. (Vattel, Derecho de Gentes, t. 29 ).

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La Corte de Inglaterra, la de Francia, todos los pue. bIos de Europa, han establecido esa maxima con llIu. cha evidencia. Yea usted, si gusta, el Injorme presen. tado al Rey de la Gran Bretaiia por: Lee, Rider y Murray, que es, en sentir de los entendidos, un exee. lente trozo del Derecho de Gentes.

Tomando, pues, este camino, el Ministerio de Rela. ciones Exteriores descansaria de tanta reclamaei6n miserable, y se darla a estas cos as un curso natural tendrian su debate judicial, el fiscal las perseguiria' la Corte pesaria maduramente los hechos, juzgari~ de la aseveracion de los reclamantes y del testimonio de los testigos y peritos, etc., etc. Es inaudito que un Ministro publico se ocupe, y ocupe el Ministerio de Relaciones Exteriores, tratando de un asunto que serla pequeno para la consideracion de un j uez de menor cuantia. Cuando se han violado las leyes, en. tonces, cualquiera que sea la importancia del nego. ciado, y por minima que parezca, debe el Ministro intervenir. Se trata de un derecho y todos los derechos son preciosos. Mas, en los otros casos, 10 mej or es cor. tar el abuso, y que vayan los querellosos a deducir en j uicio contradictorio sus razones y fundamentos. Estoy seguro de que se hara justicia, y con esta providencia, el Ministro de Relaciones Exteriores se ocupara de asuntos graves, como debe, saliendo del abismo de las reclamaciones, donde es victima de las pequeneees que Ie ocupan el tiempo y Ie roban consideracion y respeto.

IX

Toca a usted, senor don Antonio, que ha de tener tanta mano y poder en los asuntos; toca a todos predicar la union, y hacer que se conserve entre los liberales de un modo el mas perfecto. Yo no repetire

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en este lugar aquello tan sabido: la union es la juerza; pero si dire que tenemos graves deberes que cumplir y que divididos, no los cumpliremos. Pudimos en otra ocasion, desasistidos de la experiencia, dej ar entibiar nuestro entusiasmo y debilitar nuestra fuerza; was, hoy, imperdonable seria, y funesto en sus con· secuencias, el encastillarnos y aislarnos en nuestras propias ideas y sentimientos. Nunca necesitan tanto los partidos de la mas estrecha alianza que cuando vencen, pasando de la lucha al mando y del campo de batalla al Gabinete. Nuestros amigos son admirables en la desgracia. lNo los ha visto usted cuando hemos perdido el poder? Son unidos entonces; son abne· gados; son generosos; son superiores a la desgracia. Todos tienen una sola idea, obedecen a un mismo impulso, se ostentan como los cristianos de la Iglesia primitiva, "con un solo corazon en la union del mis· roo espiritu": unanimiter. Pero es imprescindible que conserven tambien esa union en la fortuna, tanto was cuanto que la responsabilidad severa no comienza sino en el dia despues de la victoria. Debemos ase· gurar el triunfo; hacer este fecundo; dar prosperidad al pais; dictar buenas leyes, protectoras del trabaj 0

y de la libertad; debemos justificar nuestras prome· sas, decir a los pueblos: Para esto mandamos, para sentar la dicha en nuestro suelo; y solo unidos po· dremos realizar tamanos comprornisos. Si en la senda del progreso, pues, se interponen pequeneces, fuerza es desecharlas. Si se suscitan rivalidades, es preciso terminarlas. Si hay motivos de justas quejas, que venga luego la reconciliacion y renazca la amistad y la concordia del alma. Dividido el rio y sangradas sus corrientes, pierde necesariamente su fuerza y su grandeza. Pensemos en esto, pues; sepamos conservar la union, haciendo a este proposito todos los sacri· ficios. EI que romp a la union, odia la causa liberal y la expone a riesgos indecibles.

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x

Ragase usted, amigo (como debe ser), el amigo y protector del talento. Usted ha recibido mucha luz en su inteligencia, para ignorar que todo Gobierno debe favor, honra y beneficio al espiritu cultivado y a la capacidad natural. Nuestra juventud es pri. vilegiada por las dotes del espiritu. Es preciso abrirle paso, pues; es preciso alentarla con el honor y enalte_ cerla con la confianza. Raga usted suyos los talentos. Como el talento no es j amas neutral, esfuercese en que Ie sirva, porque de otro modo, Ie combatira. Si usted olvida un hombre de merito positivo, como el no se olvida a si mismo por mas modesto que sea, se hara notar. Los hombres de talento son una po­tencia provista de todos los atributos del poder; y frecuentemente han hecho pagar, por largos dolores, la insensatez de haberlos despreciado 0 alejado. jCwin­tos han puesto en huida, y aun en el ostracismo, a los poderosos que no supieron respetarlos! No faltan ejemplos en nuestra historia y abundan en los an ales de los otros pueblos.

La vida intelectual es la mitad de la existencia de las sociedades cultas. Nosotros nos ocupamos mucho de la politica, porque esa es nuestra atencion particu­lar. La frivolidad se ha alejado de los espiritus, y por nuestras leyes, los gobiernos estan en juicio per­manente ante la sociedad. Yea usted, pues, cuanto importa que los hombres de inteligencia y la juven­tud bien dispuesta acompafien a usted y al Gobierno, no obligados, sino cautivados; no por fuerza, sino seducidos por la novedad y grandeza de los objetos, por la j usticia de las resoluciones y por la sabiduria y equidad de todos los actos de la administracion.

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XI

Con esto y otras medidas de sabia y providente admi­nistracion vendra la paz, y en sus alas, por conse­cuencia, la /elicidad comun. El interes de la paz es tan elevado y propio del hombre, por mas que diga Hobbes, que todos la deseamos y la necesitamos. Pero la paz no se establecera solida y durable, sino cuando la mayoria viva satisfecha de la direccion de los negocios public os. Es entonces que nace el espiritu nacional; es entonces que obedecen todos voluntaria­mente, persuadidos de que los que mandan, dirigen y gobiernan, para provecho, dicha y bienestar comun gobiernan. Error capital y de funestos resultados ha sido creer, que la minoria puede gobernar; porque rechazando la intervencion activa de la mayoria y queriendo dominarla, exigiendola el contingente de sus recursos y el sacrificio de su obediencia, no hace mas que pervertir las creencias y trastornar el orden que la naturaleza inspira y la razon consagra. Error capital ha sido pensar que la minoria pueda man dar ; porque ese pensamiento se resuelve en guerra y con­tiendas desastrosas, desesperados los hombres de al­canzar de otro modo el reconocimiento de sus dere­chos. En las republicas, donde la soberania del pue­blo es dogma, la mayoria es ley; y solo compete a la minoria el deber de acatar las resoluciones de la mayoria, aceptar los hechos consumados, y trabajar dentro del circulo legal, por conquistar opiniones que Ie sean favorables. Asi concurren todos a la paz. Asi es racional el sistema; y tan eficaz el Gobierno en sus medidas de administracion para el desenvolvi­miento de la riqueza nacional, como el pais mismo inagotable en sus propios recursos materiales.

Yo he tenido lastima cada vez que veia recomendar, exigir, reclamar la paz, alej ada como estaba la ma­yoria de toda intervencion en los negocios publicos.

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.i,De que paz se hablaba? .i,Por ventura se habia convertido la Republica en una morada de hubrfanos y pupilos donde el tutor dispone y los ninos obe. decen? .i, Y podria haber paz sin elecciones verda. deras, sin registros legitimos, con diputados por pue. bIos que no conocian, con mandatarios sin opinion, y 10 que es peor, tocados de la insanable llaga del desprecio; con leyes sin autoridad y con autoridades desnudas de respeto? .i,Podria haber paz, subvertidas las ideas y estando condenados los mas al servicio de los menos?

La tranquilidad que se pedia, era la abdicacion de todo sentimiento. La paz era la humillacion. Tal exi. gencia era imposible. Por eso se resolvio el pro. blema de la revolucion, tan breve y completamente. EI general Guzman ha marchado a paso de carga, no encontrando sino debi!es resistencias en su camino. La gloria Ie esperaba en Caracas; allamindole difi. cultades de to do genero, su noble proposito de reo integrar el partido liberal, de cumplir los gran des articulos de nuestro programa, y de constituir la Republica sobre los cimientos permanentes del dere· cho, de la razon y de la libertad.

La paz debe afianzarse hoy, satisfecho ya el deseo de los pueblos y cumplida la ley de la Republica. La mi· noria ha perdido el poder. La nacion sera convocada a elecciones. Los Congresos, compuestos de verdaderos representantes del pueblo, no seran instrumentos. Vere· mos efectiva la division de los poderes. Las leyes seran la expresion, el mandamiento del soberano, sea que derramen derechos, sea que impidan danos y monopolios; ora apliquen remedio a los males causa· dos, ora descubran nuevos caminos al trabajo honesto y uti!. l Quien habra que intente, pues, perturbar el orden cuando el pueblo es el encargado de conser· varlo? l Con quien pensaran contar los agitadores, si

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en el pueblo no hallan apoyo, sino rechazo; si no ballan favor, sino castigo? Nosotros no tendremos que e:dgir, que recomendar, que reclamar la paz. La paz sera un hecho indefectible. Y como el labrador de buen terreno no tiene que pedir que nazca eI fruto; como el navegante que atraviesa el mar, no tiene que reclamar que el sol alumbre despues de las tinie· bias de la noche, asi nosotros no tendremos que pedir paz; porque mandando la mayoria e imperando la Iibertad, la paz es natural, es necesaria, consiguiente, indefectible. La paz y la justicia se besan, dice la Es· critura, para ponderar cuan estrecha alianza hay entre elias. .i, Y como ha de faltar paz donde reine la mao yoria que es la j usticia del sufragio; donde reine la libertad, que es la justicia de la naturaleza; donde reine la igualdad, que es la j usticia de la ley politica; clonde reine la razon, que es la jnsticia del talento y de la virtud? No haya miedo que la paz se turbe. Sepamos gobernar como los ingleses, por el pueblo y para el pueblo, y la tranquilidad sera el dote de nues· tro Estado.

Ahora bien; l podremos tener nosotros dificultad al· guna de gobernar para el pueblo y por el pueblo, cuando venimos predicando tal doctrina treinta anos ba? l Cuando ese ha sido nuestro lema, porque era nuestra creencia? l Cuando nuestros esfuerzos se han dirigido a inspirar esa fe en el animo de to dos, y establecerla como punto de cuyo rigor no podria pres· cindirse nunca?

Ya concluyo, mi buen amigo, que escrupulizo sobre esta carta tan larga, pues tiene mas de libro que de carta. Son tantos y tan eficaces los respetos que me han conducido a escribir a usted, en los primeros momentos del triunfo liberal, que siendo inevitable la condescendencia al impulso, no me da espacio para que me Iisonjee del acierto en las materias que he

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tocado. Como quiera, usted disimulara las faltas si la hay, y me disculpara, asimismo, porque antes de solta: la pluma Ie haga un encarecimiento personal. Hablan_ do el rey Antigono con su hijo sobre la administracion y gobierno del reino, admirado el joven de tantas obligaciones y cargos, refiere Eliano que Ie dij 0 el padre: "An non novisti, lili mi, regnum esse nobilen servituten? lPor ventura no sabias, hijo mio, que el mando no es otra cosa que una honrada servidum_ bre?" Homada dijo, y con razon, porque la de los siervos es sin honra; pero es servidumbre siempre. Dsted amigo, que ha sido apostol, pasa a ser ahora siervo; siervo honrado. Complazca usted, pues, a su senor. Corresponda a la expectacion y ann exceda a su esperanza. Dsted ha predicado la Republica; dej ela ahora establecida. Hagase acreedor legitimo a aquel titulo que lisonjeo la soberania de Augusto mas que la celebridad de sus victorias, el de Padre de la Patria; y si los romanos coronaron catorce ve­ces a Siccio Dentato por haber hecho grandes servicios al Estado, que nosotros impongamos millares de ve­ces, sobre las sienes de usted, la corona civica, por haber sido el mejor servidor del pueblo, el mejor amigo de Venezuela, el mas virtuoso de los magistra­dos de la Republica_ Haga usted bienes; promueva medidas de utilidad y de progreso; y cuente usted, que desde el retiro de mi pobre casa, apartado de toda ingerencia politica, vere su gloria con placer, como he visto siempre su amistad con respeto y su carino con orgullo.

Felipe Larrazabal

Publicada en /olleto, en Caracas, 1870, junto con la que dirigi6 en 1863 a Antonio Guzman Blanco, que tombien figara en esta compilaci6n.

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GUZMAN BLANCO, RESTADRADOR

DEL CADALSO

caRTA DE UN PATRIOTA VENEZOLANO

Caracas, 24 de junio de 1872.

III ESTIMADO COMPATRIOTA Y AMIGO: Pideme usted, en su apreciable carta de fecha 11 de los corrientes, furtivamente llegada a mis manos (tales son los tiem­pas), que Ie exprese la opinion que yo haya form~do sabre el acontecimiento que se consumo en Tinaquillo el 17 del proximo pasado mayo, y Ie diga cuales han sido los efectos que eI ha producido en el animo de la generalidad de nuestros conciudadanos.

Voy a satisfacer, no dire que con gusto, sino, por el contrario, con muy dolorosa repugnancia, a una y otra pregunta; y si me tomo la pena de verificarlo es porque las reputo en j usticia y atentos el caracter personal y los antecedentes de usted, como fruto Ie­gitimo de un verdadero sentimiento patriotico y como expresion de la hondisima desconfianza que, abr~ga usted respecto al presente, y con mayor razon aun, al porvenir de esta desventurada tierra.

Permitame usted que invierta en mi contestacion el orden de sus pregnntas, y que principie por satisfacer a la segunda de las dos que su carta contiene.

Dias hace que no tengo otra ocupacion que la de la lectura de la historia, y particularmente la de la anti­gua Roma. Los que hemos sufrido la inmensa des­gracia de sobrevivir a la patria, y de pasar a ser tes­tigos impotentes de la ruina de nuestros propios derechos y hasta de la mengua de nuestra personal dignidad, hallamos un consuelo, aunque triste, en la

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contemplacion de los cuadros parecidos 0 identicos que contiene la galeria de la historia, y en el estudio de la sorprendente identidad de las causas que asi en los tiempos antiguos como en los modernos, han pro. ducido la perdida de la libertad, el encumbramiento de tiranias vulgares y el oprobioso regocijo y sumi. sion de los ciudadanos convertidos en esclavos. Preci. samente el dia en que recibi la carta de usted, leia yo una de las mas elocuentes paginas del Socrates Cris. tiano, obra escrita en el siglo XVI por el frances Balzac, quien pinta en los terminos siguientes la situa. cion moral de los roman os, ya encorvados del todo bajo el yugo que les impusiera un Tiberio.

"Termino al fin (Tiberio) por humillar todas las ahnas; por debilitar la fuerza de los caracteres que aun se hacian sentir varonilmente; por poner bajo su planta la cerviz de todos los ciudadanos. Su figura innoble aparecio entonces mas alta que todo, inclusive la razon, las leyes y la j usticia. Arrebato a Roma no solo el derecho de la palabra, sino hasta el de la respiracion; de manera que los pobres romanos 0

permanecian como mudos, 0 si desplegaban sus labios, era para envilecerse aun mas, mintiendose a si mismos por la adulacion al tirano, que en el fondo de sus conciencias detestaban unos y despreciaban, con ma. yor razon, los mas. Algunas, muy pocas almas hon· radas, se limitaban a preguntarse silenciosamente: lGustara este hombre, sin contradiccion alguna, del fruto de su inhumana victoria, obtenida contra su patria misma y sobre la persona de sus mejores con· ciudadanos? lGozara en paz de las ventajas de su cruel dad cobarde; del miedo y del silencio de sus subditos; de la ba j eza y el engaiio de sus aduladores? lLa verdad que el mantiene cautiva, no lograra esca· par en algun dia, por lejano que sea, para alumbrar al pueblo, y deslumbrar y precipitar a su tirano?"

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£Stas vigorosas pinceladas parecen trazadas para ~in. fiehnente nuestra situacion moral y aun matenal,

dial' ues de consumado el hecho de Tinaquillo. Nadie esp . • I h sido osado a someter ese suceso a un ImparCla ':icio, y por sobre el silencio pavoroso de .tantas con­I. cias individuales, 0 indiferentes 0 mledosas, no ~ensonado otra voz que la del sombrio monologo de I; perpetradores del crimen., P?r muy terri~le ~?e . semejante estado moral, el bene una exphcaclOn ~e cuya verdad inexorable debemos inclinarnos an·rnadamente. Es esta: la virtud es bandera muy resl

" . flieil de enarbolar cuando a s~ ~omb.ra ~o se ben~

hacer frente sino a una debIl mmona; pero Sl que I . d'f . servirla hay que chocar con a m I erenCla 0 con para I . el xtravio de la sociedad en medio de la cua se Vlve, :n;onces se vuelve penosa y es hasta aborrecible; nadie se atreve a ostentarla y se echa un velo sobre Sll imagen importuna, a la manera como e~ sa:erdote ubre con eI la Divinidad en presencia del ImplO. Las e d' . . religiones humanas, como las Ivmas, qUIeren ~ac~r-dotes decididos que tengan el valor de sus conVlCClO­nes. Si este valor falta, todo esta perdido. Y. hace muchos aiios, amigo mio, que Venezuela es, baJo tan importante respecto, un pueblo de cobardes. Asi, no hay por que extraiiar este horrible silencio q~e se ha guardado, despues de la cobarde cuanto san~ne~ta farsa de Tinaquillo. En el fondo de las conCl~nClas de casi todos los venezolanos se lee esta fulmmante palabra impresa alli con caracteres de fuego; por el recto sentido moral que aun nos queda: Asesmato;

, pero nuestros labios no osan ~ronunciarl~ e~ alta voz, y si la murmuran es e~ medlO del .abatlmlento y de los envilecedores paroxlsmos del mledo. Unos po cos, mas audaces para capitular con su pro­pia conciencia y servir a intereses corruptores ! co­rro1Ilpidos, osan disfrazar la verdad con atavlOS a eual mas ridiculos y absurdos.

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Ray quienes disculpan el restablecimient~ del cadalso politico y el sacrificio cobarde de un behgerante Ven. cido, porque ese doble crimen, consolida, segUn elios, la paz de Venezuela. i La paz restaurada por la restau. racion del verdugo! i El concierto de todos los dere. chos, surgido de una pufialada! i La j usticia en accion (esta es la unica paz digna de un pueblo altivo) reintegrada en el instante mismo en que mas se escar. nece, vilipendia y conculca aquel santo principio!

De todos los cobardes que mienten a su propia concien. cia, ningunos son tan absurdos como los que saludan en el restaurador del asesinato politico, al restaurador de la paz de Venezuela. Race veintitres afios que rota la cuchilla del verdugo, habia sido arrojado tan lejos su fu~esto ~ango, que la mano de ninglin gobernante habra pOdldo encon· trarlo, ni se habia atrevido a recogerlo.

El Presidente provisional de Venezuela hace entram. bas cosas en un dia, que por cierto sera el mas ver. gonzoso de su impura historia, y es en tal oportunidad que hay quienes aparentan ver en las manos de ese hombre, asi manchadas con sangre, las llaves del ya cerrado templo de J ano.

i Que no nos sea licito exclamar: Perdonalos Senor, que no saben 10 que dicen! iPorque harto que 10 saben, los insensatos que saludan la suspirada paz de Venezuela, haciendola aparecer sentada sobre la tumba de un vencido, tan cobarde como escandalosa· mente asesinado! Otros se limitan a acusar el caracter y las tendencias del hombre sacrificado, tratando de hallar asi menos criminales y menos cobardes a sus sacrificadores. Pero la cuestion no es de saber si Salazar fue un ban dido, 0 simplemente un heroe de guerra civil con todos los borrones y todos los peligrosos atractivos y cualidades de tan desdichado tipo. Lo que se debe

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averiguar es si hay 0 no derecho para matar a un vencido; si ese sacrificio puede consumarse en nom· bre de los principios liberales y para la pretendida consolidacion de sus victorias; si 10 de Tinaquillo fue on juicio formal, 0 una simple cobardisima venganza; si los que sentaron a Salazar en el patibulo fueron sus jueces 0 simplemente sus verdugos; si se castigo a un criminal convicto, 0 se asesino a un rival ene· D1igo, ya desarmado y sin defensa. Tal es la base fuJica sobre que debe apoyarse cualquier juicio que pretenda ser honrado e imparcial. EI caracter personal de la victima nada tiene que hacer en este proceso; son los augustos principios que amparaban su vida, una vez vencido y desarmado, los que debemos con. siderar preferenlemente. Porque las balas que destro. zaron el pecho y rostro de Matias Salazar, no se de. tuvieron sobre el cuerpo de la victima; ellas fueron a parar mas lejos e hirieron hondamente una gran causa, un gran principio, un indispensable progreso. La causa de la civilizacion en nuestro pais, que hacia ya algunos afios habia logrado ahorrarse la afrenta y la cruel dad del patibulo levantado en nombre de la sociedad. El principio de la inviolabilidad de la vida humana, y especiahnente de la de los llamados reos por delitos politicos. El progreso por nosotros alcan· zado, en virtud del cual ya no vertiamos nuestra san· gre fuera de los campos de batalla 0 de la pavorosa vecindad que les formaran nuestras pasiones. Es a cada una de esas tres nobles banderas a donde han ido a perderse las balas de la descarga homicida; y nuestra sociedad, si es que en ella no se ha extinguido del todo el sentido moral, debe contemplar, antes que los agujeros hechos por el plomo en el cuerpo de un vencido a quien algunos reputan de criminal, los que, producidos por ese mismo plomo, exhiben hoy sus mas caros intereses, de justicia, de honra, de civili· zacion en fin.

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Naturalmente, al ocuparme en explicar a usted el silencio que el pais ha guardado despues del drallia de Tinaquillo, y en juzgar la hipocrita y absurda manera con que algunos han roto ese silencio, he expresado categoricamente mi opinion sobre el hecho mismo.

Ya esta dicho: reputo el acontecimiento del 17 de mayo, no solo como un gran crimen, lleno de cobar. dia y de bajeza, sino que tambien como la muestra mas elocuente que Guzman ha podido darnos de la flaqueza de su inteligencia y de la ruin mezquindad de su caracter como conductor de un bando y COIliO

j efe de una situacion politic a que eI aspira a hacer menos inestable que la de todos sus predecesores en el mando de la Republica.

Al comienzo no mas de este ultimo periodo de nues· tras esteriles agitaciones, constale a usted que yo con· dene a Guzman -una vez vencedor en Caracas­a las rigurosas responsabilidades de la paz publica prontamente restaurada y generalmente consentida. Pero la debilidad moral de sus enemigos en armas, y mas luego los desafueros e inutiles provocaciones de su propia politica 10 redimieron de esa condena· cion, constituyendolo en plena dictadura militar. EI camino que asi hallo abierto a su paso, no podia ser mas ancho y transitable, y Guzman se lanzo por eI con todo el impetu y todo el aturdimiento propios de su grosera organizacion. Su ideal como caudillo victorioso y creador de una nueva situacion, fue desde un principio, el terror. Mas, cual acontece siempre en todo despota vulgar, olvido que el verdadero genio politico consiste precisamente no en emplear a todas manos la arbitrariedad y sus violencias, sino abste· nerse de ellas, y eI hizo todo 10 contrario. Mitad por la bajeza de sus pasiones, entre las que figura en primer termino la de una ciega venganza, mitad por

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la debilidad de su intelecto, convirtio su poder en opresion, y sefialo por principal obj eto a su ej ercicio el inutil cuanto barbaro exterminio de unas tantas reliquias 0 ruinas politicas que aun flotaban en el pais, sin rumbo ni concierto, y a las que otro sistema cualquiera hubiera transformado con beneficio para todos los intereses patrios. La guerra se hizo entonces inevitable, y Guzman pudo desplegar durante ella todas aquellas habilidades que en nuestro pais de apasionada demagogia y de j uicio tan superficial como voltario, se consideran como propias de un hombre de Estado.

lHa leido usted el admirable juicio critico de Macau· lay sobre el convencional Barere? Sin duda que si, pero ha de permitirme que traduzca y copie en se· guida la pintura que el ilustre lord hace del tipo de los hombres de Estado por el estilo de nuestro don Antonio.

Hablando de los personajes del terror, a cuyo numero pertenecio Barere, dice el critico ingles: "Segun la opinion popular los terroristas fueron crueles; pero esa cruel dad quedo suficientemente balanceada por su grandeza. Por mi parte, yo no Yeo en ellos nada grande, excepto sus furores y violencias, y reputo un error la creencia de que la politica que ellos observa· ron fue atrevidamente original. Por el contrario, es tan vieja como las mas remotas tradiciones de un mal gobierno; y si ella ha parecido nueva en Francia y en el siglo XVIII, es unicamente porque las gentes sensatas han renunciado hace tiempo a su practica, apoyandose para ello en excelentes razones. Por des­gracia, el sistema ha prevalecido y aun prevalece en las naciones salvajes 0 poco menos, sirviendo de prin­cipal obstaculo a su civilizacion. Multitud de deyes, de beyes, de ba j aes, de rabaes, etc., se ostentan maes­tros tan consumados en el arte de la politica como los

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miembros del comite de salud publica, y aun me atrevo a sostener que Djezzar ha sobrepasado a estos Ulti. mos. Asi en Asia como en Africa, no hay tiranuelo, por grande que sea su iguorancia y miserable su ca. nlcter, que no comprenda y practique perfectamente el sistema politico y de hacienda de los terroristas. Inmolar gentes a millares, sin parar atencion en la culpabilidad 0 inocencia de las victimas; arrancar el dinero a los ricos, con auxilios de carceleros y verdugos; despoj ar a los acreedores publicos amena. zandolos, si se quejan, con la prision 0 con la muerte; tomar el pan en las panaderias, las tel as en los alma. cenes, los caballos en los campos y las monturas en los talleres, para formar asi ejercitos y abastecerlos, sin cuidarse de pagar nada a nadie; todo esto consti· tuye el mas comodo y el mas simple sistema de go· bierno entre todos los que ha conocido el mundo, Omito ocuparme de su acendrada moralidad, para observar simplemente que su practica no exige una habilidad superior a la de cualquier barbaro, 0 de un simple heroe de camino.,. Mas el arte de gobernar a los hombres, no consiste en imponerles la sumision por medio de carnicerias, y en arrancarles su dinero a fuerza de expoliaciones, El verdadero hombre de Estado es aquel que en tiempos de turbacion, sabe, sin lastimar a los bien dispuestos, contener a los tur· bulentos, sin oprimirlos; el que apremiado por la necesidad de recursos pecuniarios, acierta a satisfa· cerla, sin talar la propiedad privada ni agotar las fuentes de la riqueza publica, Desgraciadamente Fran· cia estaba entonces en manos de hombres que no eran sino puros demagogos, de ninguna manera hombres de Estado; gentes que sabian perorar en los clubes, y sublevar en los campos las malas pasiones popula· res; pero que iguoraban al mismo tiempo la mediana conduccion de los negocios de un pais, , , "

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esgraciadamente tambien dire yo a . t " ' mI urno, este . t~mo peno~o de nuestras desastrosas disensiones vIles, ha sIdo conducido por un tI'p 'd' t' 1

d ' o IenlCOa e escnbe Lord Macaulay con la notable d'f .

1 b ' " I erenCla que a a n~gaclOn y el desinteres de los terroristas

anceses, estan reemplazados en nuestro fatal cau. 110 por una avidez de venganza y de , d' oro, por un Olsmo : Impuro~ intereses, tan monstruoso; por a ,~a:encla de asplraciones publicas y de moralidad notlCa, tan absoluta, que 10 que hay que extraiiar su penodo de mando, todo el ejercido en su pro. ho y e,n el de su familia, no es el episodio de Sala.

";' qu~ el pretende encubrir bajo el nombre de trai. Elon, smo ~ue ese episodio no se hubiera repetido r no s~ replt.a ~antas veces cuantos son los caudillos pe alg~m vahmlento a quienes eI ha atado al carro ~e su msolente fortuna,

fero ven?amos ya al concreto juicio del acontecimiento que motIva esta carta,

iCon _ que derecho se alzo Salazar contra Guzman? Extrana pregunta es esta, en boca de un venezolano ue conoce la historia de su pais, y siendo diri ida otro, que la conoce tambien tanto 0 mas u~ el

terroga.dor, Pues Salazar se alzo contra G!man, n el mIS~? derecho con que Guzman se alzo contra ~n~gas hIJo, y Monagas padre, contra Falcon, y

a con contra Castro, y Castro contra Monagas Ta­o; con el derecho de la fuerza mas 0 menos . t'd '. ' aSISIO r Clerta dosIs, de opinion, si usted me permite la

. En un palS en donde la violencia ha venido a de mucho tiempo atras, la fuente ilnica del poder mu! ra:~s cas os, la de la autoridad, lcomo atre:

, a mqmr~ por el derecho moral con que estos 0

uellos empunan las armas? lPues no es cierto que dos ~ue~tro~ gobi:rno~ han sido la vispera facciones, al dla sIgmente tIramas, mas 0 menos embozadas?

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l Que derecho moral positivo, y que implique el deber de obediencia, puede alegar Guzman en apoyo de 10 que el llama su autoridad y que yo con menos in· disciplina respecto del Diccionario de la lengua, lla. mare simplemente su poder? lEI de la opinion? Tambien 10 tienen sus contrarios, puesto que, aun desprovistos de aptitudes y de elementos materiales, han po dido sostener la lucha y aun enseriarla en mas de una vez, durante el largo periodo de treinta y seis meses. lEI de los principios a que alude en su lite· ratura cuartelera? Los otros tambien se titulan libe· rales, como Guzman y los de su circulo, y el caso es que el pueblo venezolano hace cuatro anos que sufre y se debate bajo estos dos martirios a cual mas crueles: el de un concierto de voces que Ie promete to do genero de felicidad, y un desconcierto de hechos que lacera sus entranas. i Los principios! Violar en masa todas las libertades, so pretexto de rescatarlas y conservarlas, l que es sino dirigir el efecto contra la causa, y hacer sonar la palabra, sacrificando la idea? lEI de la victoria? Pero la victoria no es sino la legitimidad de un momento, legitimidad que puede durar tanto como una nueva campana, 0 por el tiempo que es menester para decidir un cornbate. Asi, a no haberse malogrado la sorpresa de Tina· quillo, ese derecho de la victoria perteneceria hoy, no al victimario sino a la victima; y estoy seguro de que Salazar, por valiente, no habria abusado de el de la manera que 10 hizo Guzman, por cobarde.

Concluyo, pues, asentando que el poder que ha ejer. cido y que hoy ejerce el senor Guzman, no tiene absolutamente ningun derecho a la obediencia moral de los ciudadanos, y mucho menos a la de los que habiendo ayudado a su fundacion, se creyeron, como se creyo Salazar, enganados y aun verdaderamente traicionados. Hijo legitimo de la fuerza afortunada,

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ese poder no existira, ni se ejercera tranquilamente un solo dia, ni se hara obedecer un solo instante, sino por la eficacia unica del elemento a que debe su origen, por la fuerza. De manera que si una vez roto, vencido y aprisionado Salazar, sus vencedores se hubieran limitado a asesinarlo sobre el campo mismo 0 en la prision, 10 estrictamente logico del hecho habria impuesto silencio a todo el mundo, y cuando mas, algunos espiritus descontentos se ha-

I brian limitado a deplorar el destino que les obligaba

I a vivir bajo un Gobierno que ejerce su poder a

. estilo de los de la Nueva Zelandia 0 los de las tierras del Bambii. Pero los auto res, 0 por mejor decir, el autor del asesinato del 17 de mayo, no se ha contentado con aparecer como uno de tantos vulgares sacrificadores de sus enemigos. Por esta vez, el alcance de su inte· ligencia ha ido hasta donde siempre llega el de sus pasiones: su aspiracion en el drama de Tinaquillo, es mas alta y por tanto mas inmoral y abominable. Quiere convertir el asesinato en un juicio y en jueces a los vetdugos; y el, el supremo director de la farsa, se empina 10 mas que puede para aparecer ante los ojos de la Republica y de los pueblos hermanos que se dignan fijarse en nuestros escandalos, como el augusto representante de la j usticia social, que pu­rifica por la expiacion del crimen y redime por la sangre del culpable. Es en tan monstruosa pretension y en los medios empleados para realizarla en 10 que principalmente consiste la mayor gravedad del ultra­je inferido a la honra de nuestro pais; a sus princi­pios de civilizacion humanitaria; a nuestra politica ya dulcificada por la tolerancia. Todo el mundo pre­sentia, con mas 0 menos seguridad, el as('sinato de Salazar una vez que el fuese vencido y prisionero; pero cuando se organizo la farsa de su juicio y ella se consumo y se dio a la prensa el sornbrio proceso,

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pocas fueron las almas honradas que no se estreme. cieron en 10 mas intimo, y que no retrocedieron es. pantadas ante tanto cinismo, en presencia de tanto y tan insigne desprecio por los fueros de la razon publica. Con la formacion y publicidad subsiguiente del proceso de Salazar, Guzman Blanco nos ha dicho hasta que punto cree el que se ha agotado en Vene. zuela to do sentido moral. Desgraciadamente, amigo mio, el acto no tiene ni el merito de una grande audacia, porque es poco 0 es ninguno el poder que ha sido desafiado, pruebanlo asi el silencio pavoroso guardado por los mas y las disculpas 0 atenuaciones cobardes de algunos.

Los vencedores de Salazar han tenido que obrar res. pecto del vencido de Tinaquillo, con uno de estos dos caracteres: 0 como simples revolucionarios a quienes acababa de favorecer la victoria, 0 como bando beligerante en guerra civil de tiempo atras existente, y como tal sometido a reglas ineludibles.

Al obrar como revolucionarios, su deber de vence. dores surge logicamente de la naturaleza de los prin. cipios por elIos proclamados. Ahora bien; la ban. dera liberal, desde 1846 desplegada en Venezuela, lno dice en gruesos caracteres abajo la pena de muerte; abajo, sobre todo, el cadalso politico? lQue significa, pues, la ley de 1849, sino el primer paso para la consagracion de ese gran principio, y que el canon de garantias de 1863, sino su esplendido coro· namiento? lNi como se concibe el triunfo de una revolucion de ideas, por la sangrienta repudiacion de la mas noble de entre elias? Y aun puesto aparte el horror de la inconsecuencia, l se triunfa acaso por el sacrificio de un vencido? El asesinato, y sobre todo el asesinato politico, no ha sido, ni es, otra cos a que un desafio a la moral eterna, y esta, para castigarlo, 10 ha condenado a la impotencia.

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Ningun gobierno se ha consolidado por los cadalsos, y no hay ejemplo de un solo despota que al saltar por encima del cadaver de su victima, no haya ido a estrellarse al otro lado.

Es inutil acentuar el absurdo resultante de una vic· toria liberal, celebrada con un fusilamiento. Con el absurdo, basta que el razonador 10 exhiba y prosiga su tarea.

En su caracter de beligerantes, Guzman y los com· plices suyos en el asesinato de Tinaquillo, estan so· metidos tambien a una responsabilidad no menos abrumadora.

Es verdad que el primero, en su calidad de Presi· dente provisional de los Estados Unidos de Vene· zuela, ha dado al articulo 120 de nuestra vilipendia. da constitucion una interpretacion tan comoda para el apetito de su genial violencia, como nociva a los intereses de humanidad que el legislador quiso ase· gurar. Sancionose el articulo, para templar los furo· res de la guerra y poner freno a las pasiones, y nues· tro Presidente ha hecho de el un uso amplio en sen· tido enteramente contrario. Esta especie de herme· neutica sin duda hara parte de sus especiales dotes de hombre de Estado a 10 ... Djezzar.

"La guerra (esto se ha escrito en un importante do· cumento de fecha muy reciente) tiene por funda· mento la justicia de cuyas fuentes deriva sus leyes. Todos los hombres, en todos los tiempos, han reco· nocido la existencia de un derecho que la regula, r que ha estado siempre en armonia con el grado de civilizacion de cada pueblo. El perfeccionamiento de ese derecho para a j ustarlo a los preceptos de la moral, ha sido una obra secular de la civilizacion, que se esfuerza por investir a la guerra de las formu· las y caracteres de la j usticia civil.

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"Tanto por interes propio, como por el bien de la especie humana, los pueblos cristianos se han sometido a ese derecho, cuya estricta observancia es indis. pensable para que una nacion pueda contar en el rango de los paises civilizados. Y si la observancia de las leyes de la guerra es obligatoria en lides en. tre naciones, es absolutamente imprescindible en lu. chas intestinas. Los publicistas estan acordes en que la necesidad de someterse a las leyes de la guerra es tanto mas imperiosa en las contiendas civiles, CUan. to que por alimentar ellas mas odios y resentimientos que las extranjeras, requieren mas el correctivo del derecho internacional para moderar sus estragos.

"Pero la observancia del derecho de gentes no es, como algunos pretenden, la investidura de faculta. des discrecionales en los bandos beligerantes. Las leyes de la guerra son esencialmente restrictivas y sirven para regular los procedimientos de ella, pero en ningiin caso confieren a los beligerantes mas auto. ridad de la que legitimamente puede concederles el Estado 0 la parte de la sociedad en cuyo nombre obran. Asi, aim que el derecho de gentes permite en ciertos casos dar muerte a los enemigos y confiscar su propiedad, los beligerantes de un Estado no po· drian hacerlo porque la Constituci6n federal prohibe absolutamente el ejercicio de tan terribles facultades. De ellas solo es permitido hacer uso en guerras ex· teriores, pues el enemigo extranjero que invade nues· tro territorio, no esta baj 0 la proteccion de las ins· tituciones.

"El poder de hacer la guerra nace de la defensa legitima y de la reivindicacion del derecho; las leyes de guerra tienen su fuente en los intereses protecto· res de la humanidad y en los principios eternos de justicia, los cuales imperiosamente exigen que no se ejerza mas violencia de la que sea estrictamente

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necesaria para obtener la reparaclOn que se busca. La guerra es el empleo de la fuerza por quien tiene el derecho de hacer uso de ella; las leyes que la regu· Ian son el correctivo que la civilizacion ha puesto contra sus injusticias. En suma, el derecho de gen· tes, en sus aplicaciones intern as, no tiene por obj eto aumentar los medios de violencia, sino reprimirlos dando a las luchas domesticas los caracteres de las guerras regulares".

La anterior exposicion de doctrina, que condensa la de los mas ilustres publicistas modern os en el asun· to, ha sido hecha por el Ministro de Relaciones Ex· teriores del Gobierno granadino, y me basta al objeto que ha motivado su trascripcion en esta carta. Racio· c.inemos, tomandola por base.

Nuestro derecho de guerra debe estar en armonia con el grado de civilizacion que Venezuela ha al· canzado; y ya esta dicho que desde 1849, la ley, en esa vez expresion fiel del espiritu publico, borro de la lista de nuestras penas, la de la muerte por delitos politicos. Vino luego la constitucion' federal, e hizo extensiva esa humanitaria abolicion a todos los reos que antes 10 eran de muerte, por la consumacion de crimenes comunes, Luego, nuestro derecho de gue· rra ha debido hermanarse constantemente con ese progreso, so pena, en caso contrario, de dej ar de tener su fuente en la j usticia, para tomarla en la crudeza de las mas asoladoras pasiones.

Por otra parte, nuestra Constitucion, al reconocer el estado de guerra civil en ciertas emergencias y hacer potestativo su mas pronto termino, por la practica del derecho de gentes y la celebracion de tratados y convenios, no pudo autorizar excesos como el de la muerte dada a los vencidos; porque en ese caso sur· giria el mayor de todos los absurd os; esto es, el de una ley fundamental que se deroga ella misma. Las

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constituciones republicanas no son 0 no deben ser otra cosa que la garantia mas 0 menos perfecta de los derechos de los asociados, entre los cuales el pri. mero y el mas sagrado de todos es el derecho de la vida; y no se concibe como el legislador sancionara con su voto un articulo cuyos efectos pudieran, ni aun en el mas remoto caso, anular el objeto princi. pal sino unico de la ley constitutiva, que es el de asegurar los derechos individuales.

Concluyo, pues:

Revolucionarios sin mas trabas que las de su propio programa, 0 beligerantes en uso del derecho de la guerra modificado por la civilizacion de nuestro pais y por el espiritu y la letra de las instituciones que hacen de ese derecho una de sus partes integrantes; los vencedores de Salazar no tuvieron ni sombra de autoridad legitima para juzgarlo y para conducirlo seguidamente al cadalso.

Son, pues, los asesinos de su enemigo. iDe ninguna manera, en ningun caso y por ningun motivo sus jueces!

Y luego, amigo mio, que fisonomia tan espantable, que pormenores tan atroces los que presenta aquella lugubre farsa de proceso. Fijese usted un tanto en el fondo y en la forma de sus principales documen· tos, y descubrira facilmente que ellos son obra de un solo hombre. De aquella literatura, en veinticinco pa. ginas, enfatica de odio y de fingida severidad austera; rica solo en cobarde crueldad y en la ba j eza de los in· sultos prodigados a un soldado a quien se privo de todo recurso de defensa; de ese folleto, cuyos ejem. pia res, caidos en nuestras manos, debemos conservar cuidadosamente, antes de que los recojan la reaccion del miedo, su terror y su vergiienza; todo Ie perte· nece a Guzman, todo es obra suya, salvo las firmas

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que supo arrancar a la pusilanimidad, por el terror, o a la corrupcion por su premio.

Lea usted esa solicitud con que eJ principia, en la eual los firmantes aparecen fingiendo el anheloso' asesido de una sed. .. de sangre. Salazar, no es, en el concepto de sus antiguos conmilitones y subalter· nos, "sino una liera con apariencias de hombre". i A tales insultos y a otros no menos cobardes sus· eriben los mismos que ayer no mas saludaban in· victo a su General, pregonaban sus hazaiias y 10 eolmaban de honores, subiendolo hasta la tercera grada del solio presidencia!! i Una rota en Tinaqui. 110, y dos pares de grillos a sus pies, han bastado para convertir al heroe en ban dido y al Designado en un reo de muerte!

iDios Santo! Cuando a los que a tales bajezas han dado su responsabilidad y su firma, se les acabe el dinero que hoy tienen en sus bolsillos, y el vertigo que trastorna sus cabezas, l que haran con el hombre que tan cruelmente asi los ha infamado y manchado por toda su vida y la de muchas de sus generacio. nes descendientes?

i Providencial estupidez de la ~irania! Por librarse Guzman de un enemigo ante quien temblaba, se ha ganado otros tantos cuantos han sido sus complices en el asesinato del primero. Porque la alianza de las conciencias serviles es efimera, y su enemistad tan temible como inexorable.

iSalazar no tuvo un defensor! Que juicio tan regular, lno es cierto?

Citado ante sus verdugos, estos Ie trataron como tao les, no como jueces. Y asi tenia que suceder, pues si la victoria de Tinaquillo hubiera sido por el reo y no por sus sacrificadores, i cuantos de entre ellos habrian cambiado su pape!!

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-------------- -------.. ~---------------------------Salazar, dicen, ha sido juzgado y condenado por traiJor.

l Pero traidor a quien?

lTraidor a la patria? Hoy no hay patria en Vene. zuela: ni siquiera hay partidos que aspiren de veras a restaurar sus altares sacratisimos. Lo que existe, a falta de toda nocion civica y de derecho, es nada mas que la fortuna insolente de un caudillo, corte· j ada mientras ella dure y en tanto que no se haga demasiado avara, por un grupo de militares avidos de botin y por masas ilusas a las que se ha arras· trado mitad por la fuerza, mitad por el engano.

Si Guzman ha tenido algun derecho para crear se. mej ante situacion, ese derecho no ha po dido faltarle a Salazar para tentar una obra igual 0 semej ante, tal vez menos opresiva y odiosa que la de su enemigo. Y dire a usted de paso, que obligado yo, que jamas he estado por caudillos, a optar entre Guzman y Salazar, no vacilaria un instante en la eleccion y me quedaria con el ultimo; porque entre un Catilina que desciende y un Mario que se levanta, los pueblos tienen que esperar menos oprobio y servidumbre de este que de aquel.

l Traidor a quien?

lA una causa politica, a un orden de principios? lPero Guzman los representa por ventura? Su die· tadura de treinta y seis meses, durante los cuales ha podido y no ha querido resolver con la verdadera politica liberal, los problemas de sangre y de con· vulsion agostadora que surgian de su politica des· potica, combinada con la terquedad de las bandas contrarias, l acaso no significa la mas explicita protesta, la conculcacion y el vilipendio mas termi· nantes de los principios liberales? l Que idea se han propuesto realizar en esta, como en las demas

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republic as sudamericanas, sus respectivos partidos liberales? La idea del derecho, lno es cierto? Dere· eho de vivir, de hablar, de escribir, de votar, de viajar, de trabajar, etc., etc. lY cuando, mas que en este ominoso periodo dictatorial, 0 siquiera tanto

~ eomo en eI, habia sufrido ese derecho de tan multi·

I pie manifestacion, at.aques mas brutales, mas siste· maticos y peligrosos? i Y se llama traidor al soldado que siquiera tuvo el merito de gritar en voz alta

I que el terror de las pasiones y el peculado con los I caudales podrian constituir un regimen de despotis. I mo, pero no un regimen liberal!

" I Como prueba de la pretendida traicion de Salazar, I senalanse en las filas que improviso su heroismo, a

algunos jefes y soldados de la lIamada reaccion goda. Pues si es por la persona de sus agentes que se ca· racteriza una empresa politica, ninguna mas traidora a la causa liberal que la empresa coronada por Guzman, puesto que desde Gutierrez y Sanabria, por una parte, hasta Canuto Garcia, por otra, de renega· dos sin conciencia politic a de ningiin genero es que 5e compone la plana mayor y con los que se lIenan los puestos de su gobierno. i Por Dios que habria sido curioso que hasta Jacinto Lara hubiera juzgado a Salazar como traidor a sus antiguas banderas!

La composicion misma de la que se lIamo "Gran Jurado" es la menos aparente (0 tal vez la mas intencional en el directivo proposito de un general escarnecimiento) para convertir en juicio por trai· cion, el simple asesinato de un prisionero. Porque todos 0 casi todos los hombres que se sentaron en los bancos de ese j urado (si fue que los dej 0 sentar el apremiante miedo del principal victimario) cuen·

• tan en su triste historia inconsecuencias culpables, por cientos; y algunos de ellos, como Castro y Pul· gar, aquellas traiciones cuya escandalosa y sucesiva

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consumaclOn infirio las heridas mas graves a la mo. ral politica y aun a la privada de nuestro desven. turado pais. Sob role, pues, razon a la victima, para decir a la faz de sus verdugos "que extranaba ver reivindicada la causa del partido liberal por un pu. nado de jefes traidores a esa misma causa".

Pero, amigo mio, debo confesar a usted que me siento ya. fatigado ??n la redaccion de esta larga carta: fatlgado, entlendalo usted bien, no con su tarea material, ni mucho menos por la sostenida hila. cion de raciocinio que requiere el asunto en ella tratado. Fatigame solo el indispensable pero repug. nantisimo examen de tanta bajeza, porque las almas honradas no tienen todo el valor que es menester para contemplar la naturaleza humana envilecida hasta el extremo que senalan los increibles episodios ~el. drama del 17 de mayo .. ~are, pues, un solo y ultimo esfuerzo para transmltlr a usted ciertos por· menores del hecho, que creo se ignoren aun en esa parte .de la Republica; y con ello pondre punto final a esta carta.

Habra notado usted que en las almas verdaderamente gran des, el odio 0 el miedo inspirados por un ene· migo, se extinguen del todo 0 se moderan a la muerte de este; y que 10 contrario sucede cuando son viles y menguados los que tales sentimientos abrigan. La muerte de sus enemigos lejos de calmar, ens ana . y alborota a estos ultimos, y asi se explica el horrible clamor de maldiciones e innecesarias ca· lumnias con que las multitudes imbeciles coronan siempre el derrumbamiento de dominadores pode. rosos.

Esa falta de dignidad hasta en el crimen, se ha os· tentado abundosamente en el sacrificio del general Salazar, sobre todo de parte de quien debio repor· tarse mas en presencia de un enemigo a quien tanto

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lemia, antes de vencerlo, y a quien tan cruelmente Irato, despues de prisionero y aherrojado.

En los primeros instantes de su vencimiento, Salazar parece que perdio un poco de su habitual sangre /ria y que hasta llego a pensar en implorar por su vida y en disculpar sus actos hostiles, al mismo ene·

'JIIigo que 10 tenia entre sus manos. Pero esas debi· Iidades fueron muy pasajeras; y una vez que el

. valiente soldado pudo comprender que su brio, tan lPavorosamente temido, era quien principalmente 10 lempujaba hacia el cadalso; cuando se persuadio que I disputaba su cabeza no a la bravura de enemigos Ileales, sino a la cobarde crueldad del unico poderoso I de entre ellos y a la servil sumision de los demas; en·

lonces recobrose prontamente y con facilidad, y se preparo a morir como habia vivido, como hombre de guerra. Llevado a la presencia de verdaderos jue· ces, tal vez habria temblado; pero puesto frente a {rente de unos tantos sicarios sin voluntad pro pia y armados de punal, se acordo de que el cenia una espada y los desprecio a todos ... Nada se excuso, sin embargo, en el sentido de quebrantar su entereza y hacerle mas duro su destino.

El irrisorio "Gran j urado" actuo en la propia cas a de habitacion de la victima y de su familia; y en ese mismo sitio, que debia despertar en el corazon del soldado tantos recuerdos, en aquellos instantes amarguisimos, se constituyo su capilla de reo a muerte. A nadie se permitio que Ie viera ini aun a su senora madre!, no obstante que el y ella 10 solici· taron asi de gracia y con empeno.

Quiso hacer su testamento: ni el permiso Ie fue concedido para verificarlo.

Permitiosele que escribiera a su senora madre, para despedirse de ella y del resto de su familia; y a

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tiempo en que en tal cosa se ocupaha, un sayo d los muchos que 10 vigilahan, Ie comunico mal~ e mente la falsa noticia de la muerte de su espos;~a. Adrede se prolongo la distancia de la capill lugar del suplicio, seguramente para prolongar a al ella la terrihle prueha. con

Ya al frente del peloton ejecutor, pidio que no se l~, vendaran los ojos, y Ie fue rehusada la satisfac. clO~ de esa arrogancia, muy digna de su valor Qmso hahlar, y los tamhores ahogaron su voz . Suplico, por ultimo, una gallarda direccion a '1" hal as que dehian dade la muerte y tamhien e as f~nehre sdoldicitud fue hudado su 'postrer anhel: ~!: tl1'OS ver a eramente homicidas fueron aquello recihio en el rostro... s que

Hay quienes aseguren, que ora en el mismo d' Ya por I h la, 0 . a, noc e, nuestro ilustre Presidente provi. szon~l,. oso contemplar el desfigurado cadaver de su vICtlma y que como Enrique III de Valois a quie ta~to se asemej a, fisica y moralmente, todavia tuv~ mwdo ante e~ muerto, como 10 hahia tenido durante dos. largos ~nos ante el vivo. Fue solo despues de la mhumaC!on, que dirigio a Caracas aquel tele. grama que principia con estas palahras: "El tre. ,;"endo deber esta cumplido". Frase tan impudente esta, com~ aquella otra anterior de su parte sohre la campana de San Fernando, en el que a la faz ~e Venezuela .y con instintos tan carniceros como la .d~ la especle a que se refiere, hahla de mas de qmmentos venezolanos "ahogados en el caimanoso Arauca".

Adios, amigo mio. Lea, si tiene a mano la ohra alg~nas paginas de la Historia de las Repuhlicas d~ Itaha en la Edad Media. Alii hay cuadros de hajeza y de coharde cruel dad por el estilo del que nos

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cupa; y siu emhargo, esas vergiienzas pasaron, sus utores permanecen fijos en la picota, y el puehlo, 1 nohle puehlo que las devorara, ha vuelto esplen· didamente por su honra y ha recohrado su lihertad. Consolemonos con el espectaculo de esas expiaciones al fin felices. No, no 10 crea usted: iVenezuela no JIlorira, ni Guzman, este Octavio de cieno, triunfara para siempre y mucho menos para la gratitud del puehlo y las palmas de la Historia!

ISuyo. *** IAdicion. No quiero cerrar esta carta y enviada a ~su destino, sin dade por compaiieros dos documen· ~tos a cual mas curiosos y cuya lectura dehe com· Ipletar e1 juicio de usted, ohjeto del presente trahajo.

Es el primero de ellos, la sexta, septima, octava (i que se yo cua!!) edicion de la homhastica circular con que el Secretario de nuestras relaciones exteriores regala periodicamente a los consules venezolanos residentes en los paises amigos. No contiene ella mas novedad, sino la de dar su autor por huena y aun consumada por deher la inicua muerte de un vencido en lides politicas; y precisamente quien tal cosa asienta ahora, hajo la forma mas solemne entre las que estan al alcance de un homhre puhlico, es aquel mismo que como redactor del Venezolano acuso de harharas las instituciones patrias y de tiranos a sus ej ecutores, porque aquellas castigahan con muerte a los reheldes, y los segundos dejaran al· guna vez, una sola, de ejercer el suhsiguiente derecho de conmutacion de la terrihle pena. El mismo que, despues de su periodo trihunicio de aquella epoca, no ha desperdiciado ocasion alguna de las que se Ie han presentado en las suhsiguientes, para en· rostrar a los gohernantes de 1846, el patihulo de Flores, alias Calvareiio; no ohstante que, como consta por evidencia puhlica, antes de ese patihulo ( que

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yo execro por inutil y por barbaro, en toda epoca y para cualquier crimen) se siguio contra el reo un juicio tan regular en sus formas, tan indepen. diente por parte de los j ueces y tan protector respecto del acusado, como la generalidad de los que en aque!los tiempos honraban nuestra administraci6n de justicia. La inmoral inconsecuencia no puede aparecer mas patente: la pena de muerte regular. mente aplicada a un reo politico, en 1846, fue un asesinato; y esa misma pena, impuesta ahora a un vencido, por el simple derecho de la fuerza y como formula manifiesta del miedo y la venganza, es un acto de salud y aun de deber. Ya se ve, la polvora y el patibulo del fusilamiento de 1846, fueron oli. garcas; en tanto que los elementos empleados el 17 de mayo, son liberales. j Y trate usted de levantar la moral politica en un pais, en donde son los mas notables de sus hombres publicos los que de tamafias inconsecuencias dan ejemplo!

El segundo de los documentos a que me refiero es todavia mas oprobioso que el primero. Es un fo!leto de no se que tantas paginas, borrajeado sobre la sepultura de la victima, con el especial objeto de completar por su asesinato moral, el asesinato fisico ya consumado. Dicen que 10 ha escrito un joven valenciano, de apellido Gonzalez, quien ha recibido como salario de su infamia ochocientos pesos pagados con los dineros publicos. Que fueran ocho millones, y todavia, puestos en una de las platillas de cualquier balanza, pesarian menos que la bajeza del que se ha prestado a desempefiar, respecto de un enemigo ya sacrificado, el papel de chacal que profana los sepulcros para alimentarse con los despoj os que ellos encierran. Ha dicho madama de Stael, que el mayor 'crimen del despotismo, consiste en corromper el talento. Prostituir la juventud es, de todas sus obras, la que me parece a mi mas execrable; porque

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'que esperanza puede quedar e.n pie, cu~ndo las oronas que se of rend an a los tnanos, estan entre· jidas con las flores que brotan en la edad de las tivas y generosas creencias?

De uno de sus amigos, dijo el poeta Leop.ardi, ~ue • ia la edad en que se !lora con los venCldos, solo ~n . , V I : r ser vencidos. jAy!, amIgo mlO, jen enezue a a no se tiene otra edad que la que imp one. la. t~an.

~ccion con 10 que surja, siempre que slgmfIque IhI. erza y victoria!

R Aunque publicada sin firma, ha sido atribuida con Jun~

I' .. '. damento a Larrazabal. Publicada en und /odlletoJ con :~ siguiente pie de imprenta: "Impreso en on e no man Guzman". Tal vez Curazao.

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