La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

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Título de la investigación La violencia social delincuencial asociada a la salud mental en los salvadoreños Investigador: José Ricardo Gutiérrez Quintanilla Participación: Arely Villalta de Parada (Decana de la facultad de CC.SS) Francisco Armando Zepeda (Director del CIOPS) Edgardo Chacón Andrade (Director Escuela de Psicología) Julio Cesar Martínez (Director Escuela de Antropología) La presente investigación fue subvencionada por la Universidad Tecnológica de El Salvador. Las solicitudes de información, separatas y otros documentos relativos al presente estudio pueden hacerse a la dirección postal: calle Arce, 1020, Universidad Tecnológica de El Salvador; Vicerrectoría de Investigación, Dirección de Investigaciones, Calle Arce y 17. Avenida Norte, edificio José Martí, 2 nivel, o al correo electrónico: [email protected] San Salvador, 2011 Derechos Reservados © Copyright Universidad Tecnológica de El Salvador

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La presente investigación es el producto del trabajo constante relizado durante un año,com un equipo de trabajo conformado por estudiantes y profesores, dirigidos por el investigador. El estudio tenía como propósito establcer si exitía relación de la violencia social delincuencial con la salud mental en la población salvadoreña. Es un estudio a escala nacional, que revela importante información tanto teórica como estadística del fenómeno de la violencia y la salud mental en El Salvador.

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Título de la investigación

La violencia social delincuencial asociada a la salud mental en los salvadoreños

Investigador:

José Ricardo Gutiérrez Quintanilla

Participación:

Arely Villalta de Parada (Decana de la facultad de CC.SS) Francisco Armando Zepeda (Director del CIOPS)

Edgardo Chacón Andrade (Director Escuela de Psicología) Julio Cesar Martínez (Director Escuela de Antropología)

La presente investigación fue subvencionada por la Universidad Tecnológica de El

Salvador. Las solicitudes de información, separatas y otros documentos relativos al presente

estudio pueden hacerse a la dirección postal: calle Arce, 1020, Universidad Tecnológica de El

Salvador; Vicerrectoría de Investigación, Dirección de Investigaciones, Calle Arce y 17. Avenida

Norte, edificio José Martí, 2 nivel, o al correo electrónico: [email protected]

San Salvador, 2011

Derechos Reservados

© Copyright

Universidad Tecnológica de El Salvador

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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Resumen

El presente estudio tenía como objetivo general determinar si existe una relación de la violencia social delincuencial con la salud mental en la población salvadoreña. Para ello, se operacionalizó y construyó un instrumento que midiese el estrés y la ansiedad delincuencial, como indicadores de afectación de la salud mental en la población víctima de la violencia delincuencial. En el estudio, se utilizó un muestreo probabilístico por conglomerados a escala nacional en una muestra de 1.143 personas, de estas 605 (52,8%) son mujeres y 538 (47,1%) son hombres. El grupo de edad mayoritario está entre 26 a 35 años (26,8%). Es un estudio que puede ser tipificado como multimodal (Hernández, Fernández y Baptista, 2006). También podría nominarse expos facto (Montero y León, 2007), con un diseño retrospectivo y

transeccional. Las técnicas utilizadas para la recolección de información fueron la encuesta y la entrevista en profundidad. Se construyeron y validaron para medir las variables del estudio la Escala de estrés y ansiedad delincuencia (ESAD) y la Escala de ambiente familiar (ESAF); se adaptó el Cuestionario de salud general, GHQ-12 (Golbert, 1970). Todos estos instrumentos gozan de fiabilidad y validez en El Salvador. El estudio revela que existe mayor incidencia de estrés y ansiedad delincuencial, y pobre salud mental, en las mujeres y en los residentes urbanos. El modelo de regresión logística demuestra que la ansiedad

delincuencial en la población salvadoreña es explicada en un porcentaje importante por las variables: estresor delincuencial, violencia sociocultural, deterioro de la salud mental y el sexo de la muestra.

Palabras claves: violencia social delincuencial, estrés-ansiedad delincuencial, funcionamiento familiar y salud mental.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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Índice

1 Introducción 5 2 La violencia general 8 3 La familia 15 4 Epidemiología de la violencia en la región en El Salvador 20 5 La violencia y la salud mental 30 6 Estrés general 34 7 La ansiedad 42 8 El método 53

8.1 Participantes 53 8.2 La encuesta 56 8.3 Los instrumentos 56

8.3.1 Escala de estrés social delincuencial (ESAD) 57 8.3.2 Cuestionario de salud general GHQ-12 59 8.3.3 Escala de ambiente familiar (ESAF) 60

9 Entrevista en profundidad 62 10 Procedimiento 62 11 Análisis de resultados 65

11.1 Análisis descriptivos cuantitativos 66 11.1.1 Factores socioculturales de la violencia delincuencial 78 11.1.2 Consumo de alcohol y drogas como indicador de salud mental 81 11.1.3 El funcionamiento familiar como indicador de salud mental 84 11.2 Análisis descriptivo cualitativo 87

11.2.1 Efectos de la violencia delincuencial 93 11.2.2 Impacto emocional 95 11.2.3 Incitadores de la violencia delincuencial 96 11.2.4 Influencia de la falta de oportunidades 97 11.2.5 Violencia delincuencial y violencia familiar 99 11.2.6 Los medios de comunicación y la violencia 101

12 Análisis inferencial de resultados 108 13 Modelo explicativo de la ansiedad delincuencial 123 14 Discusión de resultados (cuantitativos) 126

14.1 Discusión cualitativa 135 14.2 Discusión inferencial 139 15 Estrategias de solución o recomendaciones 147 16 Referencias 150 17 Apéndices (1,2,3) 162

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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Notas del autor

Agradecimientos y reconocimientos

Francisco Armando Zepeda, director ejecutivo del Ciops de la Utec, por su empeño, actitud positiva y proactiva, y sus valiosos aportes técnicos en el

cálculo del muestreo, la planificación y ejecución operativa en la recolección de la información a escala nacional. También, un reconocimiento especial a

los profesionales y profesores de Utec que se desempeñaron excepcionalmente como coordinadores y supervisores los días del trabajo de

campo.

Arely Villalta de Parada, decana de la Facultad de Ciencias Sociales; Edgardo

Chacón Andrade, director de la escuela de Psicología, y Julio Martínez, director de la escuela de Antropología, por sus valiosos aportes en la fase de

planificación del proyecto. Asimismo, por sus contribuciones en la selección de los estudiantes de psicología que fueron parte esencial en el proyecto. Por

ello, mi reconocimiento y gratitud sincera.

Noris Isabel López de Castaneda, vicerrectora de Investigación, y Blanca Ruth

Orantes, directora de Investigación de la Utec, por la confianza depositada en este servidor, por su comprensión y el apoyo decidido durante el

desarrollo del proyecto. Sin este soporte fundamental, el proyecto no hubiere sido posible. Por todo ello, muchas gracias.

Camila Calles Minero, profesora e investigadora de la Utec, por su atenta y valiosa colaboración en la revisión de la redacción de los resultados del

informe final. Muchas gracias.

Un reconocimiento especial a los 77 estudiantes de psicología que con mucho empeño y dedicación participaron en la administración de la batería

de pruebas en las diferentes ciudades y departamentos del país. También, mi gratitud a los estudiantes de las otras carreras que eficientemente

trabajaron en el procesamiento de la información recolectada a escala nacional.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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La violencia social delincuencial relacionada con la salud mental en los salvadoreños

1. Introducción

La violencia social delincuencial es definida como el contexto

comunitario donde vive una sociedad, caracterizado por la frecuente

presencia de diferentes tipos de delitos como: homicidios, lesionados,

extorsiones, robos, asaltos y secuestros, cometidos por grupos

delincuenciales, por ejemplo: las pandillas, los narcotraficantes, grupos

de sicarios, etc. En general, estos tipos de delito son cometidos en las

colonias, los barrios, en los autobuses, en las calles, en las plazas y

parques; eventos que con el paso del tiempo van afectando la

estabilidad emocional y mental de las personas que los experimentan.

Sus efectos pueden manifestarse en temor, fobias, insomnio, estrés,

ansiedad, depresión, y en algunos casos puede llegar a un estrés pos

traumático, y a otras alteraciones mentales.

En el año 2009 ocurrieron 4.382 homicidios, mientras que en el

2010 hubo 3.985 (Policía Nacional Civil, PNC, 2010), siendo la

población general salvadoreña víctima constante del acecho de estos

grupos delincuenciales. Es por ello que el equipo de investigadores se

ha trazado como objetivo general determinar si el contexto social

delincuencial en que viven los salvadoreños está relacionado con la

salud mental y otras variables como el ambiente, familiar, el consumo

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de drogas y alcohol. Es este contexto de violencia social delincuencial

en que vive permanentemente la población salvadoreña el que ha

motivado al equipo a formularse algunas hipótesis generales sobre el

problema. Entre estas se tienen: “la violencia social delincuencial es un

factor que está asociado a la sensación de inseguridad y a la pérdida de

confianza en el sistema”, “El contexto de violencia social delincuencial está

relacionado con los niveles de estrés social de la población”, “El estrés social

delincuencial está asociado con la ansiedad, la salud mental, la estabilidad

emocional familiar y comunitaria de la población salvadoreña”.

En estudios realizados en la población salvadoreña se ha

encontrado alta incidencia (arriba del 50%) de alteraciones mentales,

como ansiedad, disfunciones sociales y trastornos psicosomáticos

(Gutiérrez, 2010). Estos problemas mentales fueron asociados con

variables sociodemográficas como la edad, el sexo, lugar de residencia

(urbano o rural), nivel educativo, entre otras. En este miso sentido, en

los últimos cinco años El Salvador ha vivido en un contexto de

violencia social delincuencial que, de alguna forma, podría estar

relacionado con los problemas y la falta de salud mental que presenta

la población. El estrés social que experimenta la población resultante de

factores psicosociales como el desempleo, la falta de oportunidades, la

violencia delincuencial y la insatisfacción de sus necesidades básicas,

son variables que están vinculadas a la salud mental. En consecuencia,

los resultados de la violencia delincuencial se observan en la población

mediante alteraciones como ansiedad generalizada, temor, fobias,

signos de depresión e insomnio; síntomas que son el resultado de la

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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exposición constante a un estrés social delincuencial. En este estudio se

pretende establecer si existe el estrés social delincuencial, y si este está

asociado con indicadores de problemas de salud mental en la

población salvadoreña.

Existen diversos estudios que explican la relación de las

conductas violentas del victimario con su salud mental. Sin embargo,

no existen estudios que expliquen los efectos de un contexto de

violencia delincuencial como los antes mencionados en la salud mental

de la comunidad y de las personas que son víctimas directas o

indirectas del contexto de violencia social delincuencial. Espinoza

(2009) expresa que la violencia se presenta en diferentes formas y tipos:

autoinfligida, interpersonal y colectivo-estructural; cada una con

distintos subtipos cuya naturaleza es diferente, y que puede ser física,

psicológica, sexual, o por negligencia, abandono u omisión (OMS, 2003), lo

que significa que no se pueden generalizar los actos violentos como si

fueran iguales.

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2. La violencia general

Según Ostrosky (2009), existen dos tipos de violencia: primaria y

secundaria. La primaria es producto de una causa biológica aunada a un

medio adverso que crea una personalidad antisocial, personas que son

cometen crímenes, sin remordimiento. En esta categoría entrarían los

secuestradores, los narcotraficantes, asesinos seriales, los sicarios, los

extorsionistas, los delincuentes comunes y los miembros de pandillas.

La profesora Ramírez, psicoanalista, explica que la violencia es uno de

los instintos más primitivos del hombre, que le ha permitido sobrevivir

cuando el ambiente es hostil y adverso; en estos casos es adaptativa. El

problema es cuando la violencia es resultado de una falta de control de

impulsos, una respuesta desesperada por cumplir nuestros objetivos y

necesidades, entonces se dispara ante la frustración. Esto ocurre,

principalmente, cuando se vive en sociedades y familias agresivas. La

violencia secundaria es consecuencia de una enfermedad neurológica

como la depresión, esquizofrenia, epilepsia del lóbulo temporal o bien

alguna secuela provocada por un golpe, tumor o por consumo de

drogas. Si a esto le sumamos un ambiente adverso con elementos que

disparan la agresividad de las personas como: crisis, estrés, falta de

oportunidades, desigualdad, inseguridad, estas personas estallan en

conductas violentas contra quien sea o contra aquello que les genere

frustración. Desde esta perfectiva, tanto la violencia primaria como la

secundaria serían factores desencadenantes de conductas (violentas)

antisociales, como las cometidas por la delincuencia común y el crimen

organizado: las pandillas delincuenciales y el narcotráfico,

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respectivamente Lo esencial de este contexto de violencia son las

consecuencias que genera la criminalidad (ejemplos: México,

Guatemala y El Salvador); son los efectos emocionales y mentales que

producen en la comunidad y en las personas que los viven, observan y

experimentan frecuentemente, y que, en la mayoría de veces, son

víctimas de la violencia delincuencial.

En el estudio MacArthur (1998), se observaron dos predictores

de la conducta violenta: uno, la psicopatía, y dos, el haber sido víctima

de malos tratos durante la infancia. Este mismo estudio encontró que la

tasa de violencia fue significativamente superior en los esquizofrénicos

y en aquellos que eran consumidores de sustancias psicoactivas y/o

alcohol. Muñoz-Zafra (2009) plantea que la personalidad psicopática

posee dos grandes factores disfuncionales: el afectivo y el conductual. En

lo afectivo destaca su insensibilidad, fuerte narcisismo y frialdad

emocional. Las características de sus disfunciones conductuales

coinciden con los síntomas recogidos en el trastorno antisocial de la

personalidad. Por tanto, la mayoría de los psicópatas serán considerados

como poseedores de un trastorno antisocial; pero no todos los

diagnosticados con este último deberán ser considerados como

psicópatas. Uno de los autores más relevantes en el tema es Hare,

(1999). Él establece la siguiente clasificación de individuos psicópatas:

primarios, secundarios y sociópatas. El secundario se ve afectado por

ansiedad, remordimientos e introversión; el sociópata se caracteriza por

una socialización adecuada, carece de una figura parental correcta; este

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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ha crecido en un ambiente pobre y hostil. Pero los que llaman la

atención son los psicópatas primarios. A diferencia del anterior, han

recibido una educación correcta, no tiene una afectividad sincera o

auténtica, y no temen al castigo. Se descartan en estos individuos los

trastornos del pensamiento, son extrovertidos y no padecen ansiedad;

son narcisistas y egocéntricos; no les importa utilizar a los demás para

su propio beneficio. Estos últimos no tienen capacidad para la

autocrítica, son impulsivos y al no temer al castigo; no aprenden de las

experiencias previas. Según hare (1999), los psicópatas no sienten

ninguna angustia personal ni tienen problema alguno; el problema lo

tienen quienes tienen que tratar con ellos.

Taveras (2010), en su enfoque de la etiología de la violencia,

menciona la base biológica, donde expresa que hay una serie de

pacientes, personas con problemas mentales, que son proclives a

manifestar conductas violentas (ej: ansiedad, depresión, paranoidismo,

esquizofrenia). El componente psicológico, de amplio manejo y estudio,

es en el desarrollo psicológico del individuo en contacto con su

entorno; el que mejor explica, entiende y responde etiológicamente al

problema de delincuencial. El componente social es cómo la sociedad va

impactando y configurando al individuo. Es en este vínculo, entre lo

biológico, lo psicológico y el contexto social, que se desarrolla y

conforma el individuo con una personalidad con rasgos o

características individuales con capacidad de expresar violencia social.

Por otra parte, este mismo autor plantea quela pobreza no es un gestor

de la violencia y explica que la pobreza por sí misma no es la gestora

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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de la delincuencia. Pero afirma que en la conducta delincuencial el

incentivo económico es el factor más importante: el robo, los asaltos y

secuestros con violencia o sin ella. Es bastante reconocido que la

pobreza en sí misma no genera la violencia; sin embargo, el estado de

pobreza puede empujar como un factor catalizador para cometer

acciones violentas. Desde el punto de vista social, también existen

factores de riesgo desde el contexto familiar, social y comunitario.

Espinoza (2009) expresa que la violencia se presenta en diferentes

formas y tipos: autoinfligida, interpersonal y colectivo-estructural,

cada una con distintos subtipos, cuya naturaleza es diferente; puede

ser física, psicológica y sexual, o por negligencia, abandono u omisión

(OMS, 2003), lo que significa que no se pueden generalizar los actos

violentos como si fueran iguales. Por ejemplo, un solo acto puede estar

dentro de la violencia colectivo-estructural y en el subtipo de la

violencia política, la cual puede ser ejercida tanto desde el Estado

(mediante la policía o las fuerzas armadas). Una de las consecuencias

de la violencia social e individual es su impacto en la salud mental de

las víctimas, la que se puede manifestar de múltiples formas, entre

ellas la ansiedad fóbica, la depresión, trastornos del sueño y

alteraciones psicosomáticas, entre otras. Como evidencia se pueden

señalar los efectos psicológicos del abuso doméstico en la mujer.

González-Arenas (2006) indica que las mujeres maltratadas

experimentan enorme sufrimiento psicológico debido a la violencia;

muchas están gravemente deprimidas o ansiosas, mientras otras

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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muestran síntomas del trastorno de estrés postraumático. Es posible

que estén fatigadas de forma crónica, y que no puedan conciliar el

sueño. Estas víctimas pueden tener pesadillas o trastornos de los

hábitos alimentarios, recurrir al alcohol y las drogas para disfrazar su

dolor, o aislarse y retraerse, sin percatarse que se están metidas en

otros problemas menos graves, pero dañinos igualmente.

El comportamiento violento cruza constantemente las fronteras

entre el individuo, la familia, la comunidad y sociedad (Malvaceda-

Espinoza, 2009). A su vez, sus consecuencias abarcan estos ámbitos

(Unicef, 2006). Por tanto, teniendo en cuenta que la violencia no puede

ser explicada por factores aislados, debido a que es el resultado de un

sistema, se considera importante el aporte de Bronfrenbrenner (1987)

quien afirma que “la violencia es el resultado de la acción recíproca de

factores individuales, relacionales, comunitarios, sociales y

temporales” (enfoque ecológico), enfoque asumido por la OMS (2003).

Bronfrenbrenner (1987), plantea el enfoque ecológico para

comprender los diferentes niveles de relación de la violencia, los cuales

se mencionan a continuación. El nivel individual, son los factores del

neurodesarrollo y la historia personal que influye en el

comportamiento; el nivel relacional, que incluye las relaciones sociales,

las existentes en la escuela, la familia y el trabajo; el nivel comunitario,

son los determinados ámbitos que favorecen la violencia más que

otros; por ejemplo, el cambio continuo de domicilio, la heterogeneidad

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de los ingresos, la densidad poblacional y las comunidades

consideradas en alto riesgo están asociados a un tipo de violencia; el

nivel social, aquí se mencionan los factores macroestructurales: se debe

tratar necesariamente de la profunda disparidad socioeconómica que

genera la violencia, diferencias que se consideran naturales; la pobreza

y la riqueza como categorías estáticas en la sociedad, llegando a la

institucionalización de la violencia, lo cual implica hacerla formal dentro

de la estructura social, es decir, establecer la violencia como algo

cotidiano, normal, hasta su justificación por quienes tienen el poder en

un país; y el nivel histórico (cronosistema): el tiempo específico en el cual

se ejecuta un acto de violencia resulta importante para su análisis, ya

que toma en cuenta también las motivaciones históricas de las

personas, los grupos o los colectivos para efectuar actos de violencia.

Como puede apreciarse, el modelo ecológico tiene un gran poder

explicativo, ya que permite entender las múltiples causas de la

violencia y la interacción de los factores de riesgo que operan desde

dentro de las personas, sus relaciones, en la comunidad y en los

ámbitos social, cultural e histórico.

De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española (RAE

2001), la violencia es la cualidad de violento, acción y efecto de violentar o

violentarse; así mismo, es algo que está fuera de su natural estado y que

obra con ímpetu o fuerza. Por otra parte, la agresión es definida como

el acto de acometer contra alguien para matarlo, herirlo o hacerle daño. Se

deberá entender que la agresión es una expresión extrema de la

violencia, en la cual se atenta contra la persona y que es intencional, ya

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que constituye un acto para hacer daño. Mientras que la violencia

presenta un carácter general que implica sacar algo de su natural estado.

Frecuentemente encontramos confusión en relación con estos dos

términos, sobre todo con el segundo. Algunos autores se refieren a la

violencia como forma extrema de la agresión (Alarcón, 1986), confusión que

conduce al uso inadecuado y muchas veces malintencionado de los

términos, los cuales pueden ser manipulados por el emisor. Lesionar a

otra persona no constituye un acto de agresión por sí mismo; lo será

siempre y cuando tenga el carácter de intencionalidad, aunque es difícil

establecer que existe o no intención. Moreno (2001) señala que hay

cientos de actos en los que se aplica un exceso de fuerza, y que son

considerados lícitos, correctos y necesarios (empujar a un niño que va a

ser atropellado, sacar una muela, abandonar la casa materna, etc.). Pero

la mayor parte de actos violentos son considerados como no necesarios

por quienes los sufren, y se interpretan como algo negativo atribuible a

la voluntad de quien aplica la fuerza. En estos casos hablamos de

agresión: empujar violentamente a un niño cuando nos pregunta

insistentemente algo, sacar una muela en una sesión de tortura o

abandonar a su suerte a unos padres enfermos y desvalidos (Moreno,

2001).

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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3. La familia

En el tema de la familia está el reconocimiento de que esta es la

unidad o “célula” básica de la sociedad. Gubbins et al. (1999)

argumentan que los aportes de la antropología han permitido

demostrar que la familia, como institución social, aparece en todas las

sociedades conocidas. Con el paso del tiempo, va perdiendo el carácter

permanente por necesidades propias del desarrollo vital, que conlleva

la asociatividad con otros individuos y sistemas sociales externos al

grupo familiar, pero siempre se pertenece a una familia a lo largo de la

vida. La familia pasa por un conjunto de situaciones desequilibrantes,

tales como violencia, separación (D’Antoni&Koller, 2000; Mora, 2005 y

Campo-Redondo et al., 2003), ausencia paterna (Miguel & Vargas,

2001), intento de suicidio (Valadez et al., 2005) entre otras alteraciones

que se alejan del estado de bienestar. De ahí, que la salud familiar es

vista como una dimensión biopsicosocial (Graça y Edward, 2006).

Desde la perspectiva de Silva et al. (2000), se comprende la salud

familiar como la estabilidad de la dinámica interna del cumplimiento

de las funciones como familia. En tal sentido, Barcelata y Álvarez

(2005) señalan que los patrones de interacción familiar generan

distorsiones y violencia hacia algunos de sus miembros. Ejemplos: los

niños, las esposas. Así, el núcleo familiar busca el desarrollo de sus

integrantes y tiene la capacidad de enfrentar los cambios del medio

social y de su propio grupo, propiciando el desarrollo y crecimiento

individual según las exigencias de cada etapa de la vida.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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Dentro de este marco, se comprende que la relación en el núcleo

familiar es fundamental para su salud. Se observa en la escala de

satisfacción de Barraca y López (1997) la presencia preponderante de la

mediación de la interacción en el proceso. Quiroga y Sánchez (1997)

plantean que un ambiente considerado importante para explicar su

satisfacción global es la familia, o espacio intersubjetivo de mayor

grado de relación en la vida de un ser vivo. En efecto, en lo que

enfatiza Silva et al. (2000), es en el fundamento de la relación. En este

orden de ideas, Carrasquilla (1994) explicita que la persona es, en

esencia, un ser de relación. Se realiza en la medida en que se relaciona

con el otro, y se frustra en la medida en que no lo logre.

La importancia de la alteridad familiar radica en que gran parte

de los recursos dispuestos por el individuo para definir sus relaciones

humanas y sociales derivan, en primera instancia, de las vinculaciones

establecidas con los miembros y los distintos subsistemas de su hábitat

de origen. Gubbins et al. (1999) señalan que dentro de estos recursos se

encuentran las personas, parientes o aquellos percibidos como tales

por el individuo, y aquellos de carácter simbólico expresados por

derechos, obligaciones, historias y vivencias compartidas; patrones

morales y cognitivos. Estos recursos contribuirían en gran medida a la

satisfacción de necesidades biológicas, psicológicas y sociales;

requisitos relevantes para el desarrollo integral del ser humano. A su

vez, influirían en la formación de creencias, hábitos e indicadores de

riesgo para definir actitudes y conductas frente a la alimentación, las

relaciones interpersonales, el entorno social y ambiental, la enfermedad

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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y la muerte. Es por ello que Vielma (2003) presenta la familia desde su

papel socializador, y termina influyendo en la promoción de las

patologías y de los desequilibrios. Es desde esta última perspectiva que

estudiar la dinámica familiar de la población salvadoreña recobra

mayor relevancia debido a que en El Salvador existen muchos hogares

desintegrados por múltiples razones; entre ellas, la migración, madres

solteras, embarazos prematuros (14 a 18 años); también, se afirma que

en cerca del 40% de los hogares salvadoreños la cabeza de hogar es una

mujer. En este contexto, surgen muchas preguntas; por ejemplo:

¿Cómo este fenómeno afecta a los hijos de estas familias?, ¿qué

problemas emocionales y psicológicos han desarrollado?, ¿existe la

adecuada supervisión y control de estos niños?, ¿qué tipo de relaciones

sociales y afectivas existen entre los miembros de la familia?

En este sentido, se comprende que a través de la socialización

todos los individuos quedan sumergidos en un mundo que deja

huellas. En efecto, Gubbins et al. (1999) advierten que la familia está

implicada en las situaciones de salud y enfermedad de sus integrantes,

no solo debido a la transmisión de pautas culturales al respecto, sino

por el proceso de influencia recíproca que acontece en la dinámica

interna familiar. Plantea bases para decir que si, por ejemplo, un

integrante de la familia se enferma, su estado afecta en mayor o menor

medida al resto de los integrantes del grupo. El grado en que se vea

afectada por la enfermedad de uno de sus miembros dependerá de

múltiples factores. Entre ellos podemos destacar el grado de cohesión

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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interna del sistema y en el ámbito de cada uno de sus subsistemas;

autoconocimiento y significados socioculturales atribuidos al malestar

experimentado, información de la relación entre malestar y

enfermedad. En este sentido, la socialización constituye la base para la

salud familiar.

La familia es la unidad social, y se la considera como una

organización social primaria que se caracteriza por sus vínculos y por

las relaciones afectivas que en su interior se dan, constituyendo un

subsistema de la organización social. Los miembros del grupo familiar

cumplen papeles y funciones al interior de esta; funciones y papeles

que son los que permiten relacionarse con otros sistemas externos, tales

como el barrio, el trabajo, la escuela, etc. Es dentro del grupo familiar

en donde se aprenden los valores y se transmite la cultura, la cual será

filtrada y orientada por cada sistema. La ubicación geográfica de este

sistema familiar (rural o urbano) determina también ciertas

características de la organización y los papeles que en ella se dan.

El concepto de ecosistema (Bronfenbrenner, 1979) postula que la

conducta individual se puede explicar mejor al comprender el contexto

ambiental en el que se presenta. En este sentido, el ambiente humano

es en extremo complejo, pues se incluyen dimensiones físicas,

estructuras sociales, económicas y políticas. No es fácil ni sería

consistente postular un modelo de familia normal y patológica, por lo

que nuestra atención deberá estar centrada en la funcionalidad o

disfuncionalidad familiar, fijándonos en cuáles son las estructuras,

procesos y paradigmas que permiten a la familia cumplir sus funciones

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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esenciales, que las podemos resumir en: lograr un desarrollo integral

de las personas en el contexto familiar, en sus diferentes etapas del

ciclo evolutivo, y favorecer el proceso de socialización. El modelo

estructural se define como "el conjunto invisible de demandas

funcionales que organizan los modos en que interactúan los miembros

de una familia" (Minuchin, 1977). Estas pautas establecen cómo,

cuándo, y con quién cada miembro de la familia se relaciona,

regulando la conducta de sus miembros.

En este estudio nos interesa analizar la dinámica familiar como

unos de los factores esenciales en la promoción y protección de la salud

general; pero también interesa evaluar la posible existencia de

disfunciones familiares (mala comunicación, diferentes tipos de

maltrato, el apoyo social, emocional y psicológico) que pueden

terminar conformando factores desencadenantes de diversas

psicopatologías como el estrés, la ansiedad, la depresión, entre otros

problemas de naturaleza física y mental. Referente al contexto familiar,

estudios previos señalan (EstévezLópez, Musitu y Herrero, 2005), por

ejemplo, que el ambiente familiar negativo, caracterizado por los

problemas de comunicación entre padres e hijos adolescentes,

constituye uno de los factores familiares de riesgo más estrechamente

vinculado con el desarrollo de problemas de salud mental en los hijos,

tales como la presencia de síntomas depresivos, ansiedad y estrés (Field

y Diego, 2001;Garber, 1996; Musitu, García y Gutiérrez, 1991; Liu, 2003).

Como contrapartida, la comunicación familiar abierta y fluida, es decir,

el intercambio de puntos de vista de manera clara, respetuosa, afectiva

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

20

y empática entre padres e hijos (Maganto y Bartau, 2004) ejerce un fuerte

efecto protector ante los problemas de salud mental, e influye

positivamente en el bienestar psicológico del adolescente (Cava, 2003;

Musitu, Buelga, Lila y Cava, 2001). El modelo propuesto sugiere que los

problemas de comunicación familiar se convierten en malestar

psicológico en el hijo; también sería posible que el malestar psicológico

del hijo influya negativamente en el clima familiar y provoque

problemas de comunicación entre padres e hijos. De hecho, en estudios

longitudinales recientes se ha mostrado esta bidireccionalidad en la

asociación entre el clima familiar negativo y los problemas de ajuste

psicológico en los hijos adolescentes, como en la sintomatología

depresiva (Begotti, Borca, Calandri, Cattelino e Ingoglia, 2004; Murphy y

Reiser, 1999).

4. Epidemiología de la violencia en la región y El Salvador

El fenómeno de la violencia, concretamente la violencia

delincuencial en la región de Centroamérica, está relacionado con

diferentes factores políticos, económicos y psicosociales. Dentro de

estos factores se podría mencionar la falta de oportunidades, el

desempleo, el pobre nivel educativo, la inexistencia de incentivos a la

pequeña y mediana empresa, la falta de apoyo a los agricultores, una

pobre política social; pensiones, salud, educación, etc. La situación

generalizada antes señalada presiona a muchos salvadoreños a buscar

mecanismos de sobrevivencia, entre ellos la migración y la

delincuencia. Estos factores estructurales están asociados con la

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

21

existencia de organizaciones criminales: narcotráfico, crimen

organizado y las pandillas, encontrando en este tipo de actividad la

oportunidad de conseguir dinero mediante el tráfico de drogas, las

extorsiones, el sicariato, el robo y el hurto en general. El factor

psicosocial se refiere a que las personas que conforman estas

estructuras criminales las impactan y determinan sus propios estilos de

vida, su personalidad y, en muchos casos, presentan alteraciones en su

estabilidad mental normal. Ejemplo: el trastorno disocial de

personalidad, la depresión, la ansiedad, el paranoidismo, las fobias y el

consumo de drogas y alcohol. Así mismo, estas afectan la estabilidad

emocional, psicológica y mental de las personas que son víctimas

directas o indirectas de la delincuencia. Estos efectos se ven expresados

en la persona como inquietud, miedo, temor, fobias, estrés, ansiedad,

depresión, nerviosismos, falta de sueño, entre otros problemas

mentales.

De los países de Centroamérica, Guatemala, El Salvador y

Honduras, son los que representan los mayores índices de violencia

delincuencial de Latinoamérica. El crimen y la violencia conllevan

costos económicos abrumadores a escala nacional. Dichos costos son

estimados en cerca 8% del producto interno bruto (PIB) regional,

incluyéndose la seguridad de los ciudadanos (Banco Mundial 2011), los

procesos judiciales y el gasto del sistema de salud. El crimen y la

violencia también debilitan el crecimiento económico no solamente por

los salarios perdidos, sino porque contaminan el clima de las

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

22

inversiones y desvían los escasos recursos gubernamentales para

fortalecer la aplicación de justicia; recursos que bien podrían utilizarse

en promover la actividad económica, generando más empleo y

oportunidades a la población, mejorando su estilo de vida.

Previniendo, de esta forma, el incremento de la violencia social y

delincuencial en el país.

Según el BM (2011), las tres causas principales de la violencia en

la región son: el tráfico de drogas, la violencia juvenil y las maras, y la

disponibilidad de armas de fuego. La violencia juvenil y las maras son

una preocupación fundamental en Centroamérica. Los hombres de

entre 15 y 34 años de edad constituyen la abrumadora mayoría de las

víctimas de homicidio, y también forman parte de las maras juveniles.

Existen más de 900 maras que operan en Centroamérica hoy en día,

con un estimado de 70 mil miembros. Mientras que las maras, sin

duda, contribuyen a la violencia en El Salvador, Guatemala y

Honduras, estudios independientes indican que aproximadamente 4.5

millones de armas pequeñas se encontraban en la región en 2007, la

gran mayoría de las cuales eran ilegales. Debido a lo anterior, las armas

a menudo se utilizan en los crímenes violentos. Un estudio de 2008 del

Small Arms Survey, con sede en Ginebra, reveló que las armas de fuego

estaban presentes de manera abrumadora en incidentes reportados

como crímenes violentos en Guatemala y El Salvador.

Por otra parte, los costos económicos que la violencia impone

sobre El Salvador (Acevedo, 2008) abarcan una amplia variedad de

categorías, que van desde los costos preventivos en que la sociedad

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

23

incurre para minimizar el riesgo de la violencia y amortiguar su

eventual impacto (por ejemplo, el gasto en seguridad privada y los

seguros de vida o contra robos) hasta los costos incurridos como

resultado de la ocurrencia de hechos de violencia; como los costos

médico hospitalarios de las víctimas; costo de oportunidad de las vidas

perdidas y de la pérdida de producción, costos intangibles derivados

del daño psicológico, entre otros; pasando por los costos institucionales

(legales, judiciales y policiales) incurridos para prevenir y/o combatir

la violencia.

La violencia, la delincuencia y la inseguridad constituyen uno de

los temas de mayor preocupación de la sociedad salvadoreña. Con

tasas de homicidios superiores a 60 muertes por cada 100 mil

habitantes y altos índices de otras expresiones de violencia, tales como

lesiones, robos, hurtos, extorsiones, violencia de género e intrafamiliar.

El Salvador se coloca a la cabeza de los países más violentos de

Latinoamérica y del mundo (ver tabla 1). El auge de la violencia, y la

elevada percepción de inseguridad que acompaña en la mayoría de la

población, afecta la vida cotidiana y la calidad de vida de las personas

e incide negativamente en el desarrollo humano.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

24

Tabla 1. Tasa de homicidios en Latinoamérica (homicidios por cada 100 mil habitantes).

No. País/región Tasa 1 Mundo 9,0 2 Europa 8,0 3 América Latina (2003-2006) 24,8 4 Centroamérica (2006) 36,6 5 México (2003) 28,7 6 Belice (2006) 33,0 7 Guatemala (2006) 45,2 8 El Salvador (2006) 67,8 9 Honduras (2006) 42,9 10 Nicaragua (2006) 12,5 11 Costa Rica (2006) 7,7 12 Panamá (2006) 11,3 13 Republica Dominicana (2006) 23,6 14 Sudamérica (2003-2006) 22,6 15 Países Andinos (2003-2006) 29,4 16 Colombia (2005) 42,0 17 Ecuador (2005) 16,8 18 Bolivia (2003) 18,1 19 Perú (2003) 5,1 20 Venezuela (2005) 41,2 21 Cono Sur (2005) 4,7 22 Argentina (2005) 5,7 23 Chile (2005) 2,0 24 Uruguay (2005) 5,6 25 Brasil (2005) 24,0 26 Paraguay (2005) 16,1

Fuente:” Los costos económicos de la violencia en El Salvador” (Acevedo,2008). América Latina Hoy.

El Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop, 2007), de la

Universidad Centroamericana (UCA), señalaba que «la situación de

crimen e inseguridad sigue siendo motivo de enorme preocupación

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

25

ciudadana». Consultados sobre la situación delincuencial en el país, a

finales de 2007, más de la mitad de las personas encuestadas (52,4%)

expresaron que la violencia aumentó respecto al año anterior. Por otra

parte, el 19,4% de la ciudadanía declaró haber sido víctima de un

hecho delincuencial en forma directa. Según información de la base de

datos conjunta del Instituto de Medicina Legal (IML), la Fiscalía

General de la República (FGR) y la Policía Nacional Civil (PNC), en

2006 se registraron 3.928 homicidios a escala nacional, lo cual

implicaría una tasa de casi 68 homicidios por cada 100 mil habitantes,

esto es 6.8 veces la tasa considerada epidémica por la Organización

Panamericana de la Salud (OPS). De acuerdo con la OPS, un índice

«normal» de criminalidad es el que se halla entre 0 y 5 homicidios por

cada 100 mil habitantes por año. Cuando el índice de homicidios

excede de 10, una sociedad se enfrenta a un cuadro de criminalidad

“epidémica”. Esta es la situación de El Salvador y de la mayoría de

países de América Latina. En 2007, el número de homicidios había

disminuido a 3.497, con lo cual la tasa correspondiente también se

habría reducido a poco más de 61 homicidios por cada 100 mil

habitantes. En el 2010 el número de homicidios fue de 3.987, con una

tasa de 69.9 homicidios por cada 100 mil habitantes. Observándose un

incremento con relación al 2007, hay que destacar que, en el año 2009,

estas cifras se dispararon con una incidencia de 4.382 homicidios y una

tasa de de 76.9 homicidios por cada 100 mil habitantes. En estos datos

se puede apreciar que hay una leve disminución en el año 2010 en

comparación con el año 2009 (ver tabla 3).

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

26

Tabla 2. Tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes por país y

año en la región de Centroamérica.

Fuente: PNUD. Informe de Desarrollo Humano para América Central, 2009-2010

La etiología de la violencia en El Salvador (Acevedo, 2008) es un

fenómeno multicausal arraigado en una diversidad de factores, y en el

cual confluyen diversas dinámicas. No obstante las dificultades

metodológicas para lograr una categorización adecuada de las

variables generadoras de violencia, estas pueden agruparse en cuatro

categorías: 1) variables relacionadas con las condiciones generales de

pobreza e inequidad; 2) dificultades de acceso a educación y falta de

oportunidades laborales, particularmente para la inserción de la

población joven en el mercado de trabajo (tasas de desocupación y

subempleo juvenil); 3) factores asociados con la expansión del crimen

organizado y el fenómeno de las pandillas o maras; y 4) debilidades

del marco institucional para enfrentar el problema de la violencia con

un enfoque preventivo efectivo.

País 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Belice 19 25 30 24 27 28 31 30 32

Costa Rica 6 6 6 7 7 8 8 8 11

El Salvador 45 40 39 40 49 62 65 57 52

Guatemala 28 30 32 37 38 44 47 45 48

Honduras 69 65 35 37 46 50 58

Nicaragua 9 10 10 12 12 13 13 13 13

Panamá 10 10 12 11 10 11 11 13 19

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

27

Tabla 3.Frecuencias y porcentajes de delitos cometidos en El Salvador del año 2007 a 2010

TIPOS DE DELITO

2007 2008 2009 2010 Fx % Fx % Fx % Fx % Hurto 9.643 19,85 9.830 21,45 9.869 19,54 9.629 19,83

Robo 6.674 13,74 6.278 13,70 6.301 12,48 5.366 11,05

Lesiones 3.879 7,98 3.807 8,31 3.811 7,55 3.964 8,17

Homicidio 3.497 7,20(61.5a) 3.179 6,94(55.7a) 4.382 8,68(76.9a) 3.987a 8,21(69.9a)

Extorsión 2.497 5,14 2.729 5,95 4.528 8,97 3.992 8,22

Hurto de vehículo 1.998 4,11 2.031 4,43 2.159 4,28 2.312 4,76

Robo de vehículo 1.421 2,93 1.179 2,57 1.215 2,41 999 2,06

Violación 725 1,49 599 1,31 660 1,31 681 1,40

Homicidio culp. acc. tto. 1.206 2,48 1.206 2,63 1.118 2,21 1.044 2,15

Robo y hurto de veh. (merc.) 468 0,96 334 0,73 331 0,66 239 0,49

Secuestros 15 0,03 10 0,02 6 0,01 29 0,06

Otros delitos (*) 16.557 34,08 14.650 31,96 16.121 31,92 16.305 33,59

TOTAL 48.580 100,00 45.832 100,00 50.501 100,00 48.547 100,00

Fuente: Policía Nacional Civil, PNC, 2011; (a) = Tasa de homicidios por cada 100. mil habitantes; (*) En otros delitos se incluyen: violencia

intrafamiliar, daños, privación de libertad, amenazas, disparos con arma de fuego, otros abusos sexuales, inducción al abandono, maltrato infantil,

resistencia, etc.

Page 28: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

28

En un informe la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo

Internacional (UnitedStates Agency for International Development,

Usaid), en el que se evalúa la magnitud del fenómeno de la violencia

en cinco países de la región (México, Guatemala, El Salvador,

Honduras y Nicaragua), se ha estimado que el número de miembros

de maras en dichos países podría alcanzar más de 300 mil y que está

ascendiendo (Usaid, 2006). En dicho informe, El Salvador registra una

tasa de 180 pandilleros por cada 100 mil personas.

Entre los costos de la violencia más difíciles de cuantificar están

los “intangibles”, que derivan del dolor y sufrimiento de las víctimas y

sus familiares; de los efectos de largo plazo del abuso infantil y de la

violencia contra las mujeres; de la disrupción de la vida familiar, el

mayor temor e inseguridad por el clima de violencia, los estilos de vida

cambiados, la pérdida de confianza en la comunidad o la ciudad, el

alejamiento de las familias y de los negocios de las zonas de alta

criminalidad, y otros similares. El sufrimiento emocional de una

persona que debe permanecer en su casa, en la noche, por el clima de

violencia imperante en su vecindario, o el hecho de que los niños y

niñas en una comunidad vean limitadas sus capacidades de desarrollo

social, cultural y deportivo y la posibilidad de construir capital social

debido a las condiciones de violencia prevalecientes en su entorno, son

situaciones a las que no puede asignarse fácilmente un valor

monetario, pero que tienen un costo de oportunidad implícito, que en

principio podría ser también expresado en términos económicos.

Page 29: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

29

Los costos en atención médico hospitalaria debido a diferentes

tipos de violencias cometidos contra las personas en El Salvador,

ascendieron a 34.5 millones de dólares, estos solo en el 2007. Al igual

que en otros estudios empíricos sobre los costos de la violencia, en este

trabajo se utiliza el indicador de “Años de vida saludables ajustados

por discapacidad”(Avisa), para estimar los costos indirectos de la

violencia en términos de la producción perdida debido a la

discapacidad temporal o permanente y la mortalidad prematura. El

costo correspondiente se obtiene multiplicando el número de Avisas

por el PIB per cápita, lo cual equivale aproximadamente al valor

presente de los flujos de ingreso monetario que hubiese generado cada

víctima de haber vivido saludablemente los años perdidos por un

hecho de violencia. (El PIB per cápita de El Salvador en 2007 fue,

aproximadamente, 3.513 dólares corrientes). El total de costos de la

violencia en sus diferentes dimensiones ascienden a 416.4 millones de

dólares (2% del PIB) en términos de producción perdida.

Uno de los componentes más difíciles de cuantificar en la

contabilidad de los costos de la violencia lo constituyen los llamados

costos “intangibles” (Acevedo, 2008), los cuales intentan capturar el

daño psicológico o emocional causado a las víctimas de la violencia

(Hornick, Paetsch y Bertrand, 2002). El cálculo de los costos

psicológicos ha sido una práctica común en los casos legales que

buscan establecer el valor monetario de la indemnización debida a las

víctimas de la violencia. Por lo general, tales costos son

significativamente mayores que los costos económicos directos en que

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

30

incurren las víctimas (Miller, Cohen y Rossman, 1993). Los costos del

daño emocional, causado por la violencia contra las personas (2007) es

de 516.2 millones de dólares. (2,5% del PIB). Al calcular las pérdidas

materiales de los hogares y empresas debido a la delincuencia, se

utilizaron los costos unitarios estimados en el estudio del PNUD (2005)

para los diferentes tipos de delito contra la propiedad, ajustados por la

inflación y por la variación registrada por el número de esos delitos

entre 2003 y 2007. De acuerdo con tales cálculos, las pérdidas

materiales debidas a delitos contra la propiedad sufridos por los

hogares y las empresas, en El Salvador en 2007, habrían alcanzado

unos 416 millones de dólares (2% del PIB). De acuerdo con las

estimaciones efectuadas en este trabajo, los costos económicos de la

violencia en El Salvador alcanzaron un total de aproximadamente

$2.225 millones de dólares (10,9% del PIB) en 2007 (Acevedo, 2008).

Esta es una cifra menor que el costo de 11,5% del PIB reportado en el

estudio previo del PNUD (2005). Mientras que los costos totales en

salud debido a la violencia en El Salvador fueron de 4,7% del PIB en el

año 2007.

5. La violencia y la salud mental

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2003), la

prevención de la violencia ha sido un tema prioritario en los últimos

años, de tal manera que debe ser abordada desde el enfoque de la

salud pública, lo que implica un tratamiento desde diversos ámbitos

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

31

para reducir sus niveles de incidencia. Cada año, en el mundo, más de

1.6 millones de personas pierden la vida en forma violenta y muchas

otras sufren lesiones no mortales como resultado de la violencia, sea

esta autoinfligida, interpersonal o colectiva.

Las modernas concepciones de salud fueron reunidas en la

década de los setenta a través de la OMS y formuladas a raíz de la

Conferencia de Alma-Atá. A partir de este momento, se define la salud

como una yuxtaposición de grados de bienestar en los campos

psíquico, físico y social, y no solo como ausencia de enfermedad. Los

diferentes grados de salud permanecen vinculados a variables

biológicas, psicológicas y del entorno. Se podría pensar que la atención

a la salud y a la enfermedad mental sigue centrada en la patología del

cerebro y del sistema nervioso. Sin embargo, existen grades aportes de

la psicología en sus diferentes especialidades y de la sociología. Reyes,

(2007), en su estudio, considera que tener una enfermedad mental es

un hecho que influye en las reacciones violentas. Resulta interesante

que los pacientes, familiares y los vecinos allegados, expresan que sí

influye la condición de estar enfermos en la aparición de la violencia.

Esto surge por la dificultad que presenta la persona en la represión de

sus impulsos; pero señalan que paradójicamente son más agredidos los

enfermos que lo que ellos son capaces de agredir. Estos se reconocen

como víctimas porque, a pesar de estar enfermos, tienen que seguir

interactuando en la sociedad con sus limitaciones. En el estudio

MacArthur (1998), se observaron dos predoctores de la conducta

violenta: uno, la psicopatía, y dos, el haber sido víctima de malos tratos

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

32

durante la infancia. Este mismo estudio encontró que la tasa de violencia

fue significativamente superior en los esquizofrénicos y en aquellos que

eran consumidores de sustancias psicoactivas y/o alcohol.

La enfermedad mental ha sido un factor asociado

tradicionalmente a la delincuencia (Núñez y López, 2009), pues existen

determinados comportamientos criminales que pueden relacionarse o

atribuirse a anomalías mentales. Es preciso tener en cuenta que no todo

criminal o delincuente es un enfermo mental, ni todo enfermo mental

comete actos delictivos. Aunque exista un diagnóstico clínico, debe

existir una relación de causalidad con el acto (Sánchez Gutiérrez, 2000).

O, como afirman Garrido y López (2006), el que alguien desafíe los

principios esenciales que regulan nuestra vida social, forjados a lo

largo de siglos, no es una prueba o una razón suficiente para pensar

que sean locos, enfermos o degenerados. A pesar de los numerosos

estudios llevados a cabo para relacionar la delincuencia y los trastornos

psicopatológicos, no pueden extraerse conclusiones definitivas debido

a que muchas de estas investigaciones se han realizado con

delincuentes privados de libertad, circunstancia que puede favorecer la

aparición de ciertos trastornos mentales, como alteraciones

emocionales, trastorno límite de la personalidad y trastornos

disociativos (Luberto, Zavatti y Gualandri, 1997). La mayor parte de

personas con alguna alteración psicopatológica no comete delitos o su

comportamiento no es violento pero la probabilidad de que esta

circunstancia se produzca es mayor entre las personas con problemas

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

33

de salud mental que entre aquellos que no los tienen (Silver, Felson y

Vaneseltine, 2008).

El porcentaje de psicóticos no es más alto en la población

encarcelada que entre la población no encarcelada, si bien es cierto que

suelen ser más violentos los que se hallan en la primera situación

(Laajasalo y Häkkänen, 2006; Walsh, Buchanan y Fahy, 2002). Existen

algunas alteraciones psicopatológicas frecuentemente diagnosticadas

en los delincuentes presos. Entre estas alteraciones se tienen:

trastornos de conducta y trastorno por déficit de atención con

hiperactividad (Sheerin, 2004; Van Wijk, Blokland, Duits, Vermeiren y

Harkink 2007), los trastornos de personalidad (trastorno de la

personalidad antisocial y/o psicopatía) y estrés postraumático. Estos

últimos son más frecuentes entre la población reclusa que entre la

población general (Goff, Rose, Rose y Purves, 2007). Los trastornos del

estado de ánimo también son más frecuentes entre la población reclusa

(estrés, ansiedad, depresión), con una morbilidad mayor en las

mujeres; aunque el porcentaje más alto de trastornos mentales en la

población ingresada en prisión son aquellos relacionados con el

consumo de drogas (Brink, 2005; Esbec y Gómez-Jarabo, 1999). Por otra

parte, y según Sánchez Bursón (2001), un gran número de enfermos

mentales crónicos terminan en prisión porque no acuden a centros

asistenciales para que les proporcionen la asistencia adecuada.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

34

6. Estrés general

El estrés supone un hecho habitual de la vida del ser humano, ya

que cualquier individuo, con mayor o menor frecuencia, lo ha

experimentado en algún momento de su existencia. El más mínimo

cambio al que se expone una persona es susceptible de provocárselo.

Tener estrés es estar sometido a una gran presión, sentirse frustrado,

aburrido, encontrarse en situaciones en las que no es fácil su control,

tener problemas conyugales, etc. El origen del término estrés se

encuentra en el vocablo distres, que significa en inglés antiguo “pena o

aflicción”; con el uso frecuente se ha perdido la primera sílaba. El

vocablo ya era usado en física por Selye (1936), aludiendo a la fuerza

que actúa sobre un objeto, produciendo su destrucción al superar una

determinada magnitud. En 1936, Hans Seyle introdujo el término estrés

como un síndrome específico constituido por cambios inespecíficos del

organismo, inducidos por las demandas del entorno. Para este autor,

el estrés es una respuesta inespecífica del organismo ante una

diversidad de exigencias. Se trata de un proceso adaptativo y de

emergencia, siendo imprescindible para la supervivencia de la persona;

este no se considera una emoción en sí mismo, sino que es el agente

generador de las emociones. En todo caso, el estrés es una relación

entre la persona y el ambiente, en la que el sujeto percibe en qué

medida las demandas ambientales constituyen un peligro para su

bienestar, si exceden o igualan sus recursos para enfrentarse a ellas

(Lazarus y Folkman, 1984). Bajo esta perspectiva, los autores manejan

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

35

diversos datos; unos se relacionan más con la rama de la fisiología, y

otros, con la Psicología, siendo esta última la que engloba un mayor

número de manifestaciones en el sujeto, dado que los individuos

responden a cualquier demanda del entorno, incluyendo las de

naturaleza psicosocial. Si el sentimiento de carácter negativo aparece

de forma constante en el sujeto, y no es tratado adecuadamente, puede

conducir a un bajo rendimiento en la vida cotidiana, debilitando la

salud (Olga y Terry, 1997). Casi todas las personas han oído hablar del

estrés, pues es este un término que utilizan por igual profesionales de

la salud y profanos en la materia; para unos es sinónimo de sobresalto,

para otros hace referencia a malestar, y, para la mayoría, un generador

de tensión para el sujeto. No obstante, en todos estos casos, el estrés es

entendido como algo negativo, perjudicial o nocivo para el ser

humano, ya que produce dolores de cabeza, indigestión, resfriados

frecuentes, dolor de cuello y espalda e infelicidad en las relaciones

personales más cercanas (Olga y Terry, 1997); además, el estrés puede

incapacitar al individuo en el ámbito laboral, provocar crisis nerviosas

recurrentes, depresión, ansiedad o incluso dar lugar a la muerte por un

ataque al corazón. La vivencia del estrés como positivo o negativo va a

depender de la valoración que realiza el individuo de las demandas de

la situación y de sus propias capacidades para hacerles frente. Según

esto, el ser humano se enfrenta continuamente a las modificaciones que

va sufriendo el ambiente, percibiendo y reinterpretándolas con el

objeto de poner en marcha conductas en función de dicha

interpretación. Hay ocasiones en las que la demanda del ambiente es

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

36

excesiva para el individuo, por lo que su repertorio conductual para

hacer frente a la situación generadora de estrés es insuficiente, al igual

que cuando se enfrenta a una situación nueva para él (Olga y Terry,

1997).

Las amenazas procedentes del ambiente producen en el cuerpo

cambios concretos, las que se refieren a la adaptación, ya que con ellas

el ser humano se ve obligado a mantener horarios rígidos en su vida

diaria; a aguantar las exigencias de las relaciones sociales; a soportar el

ruido, la contaminación y las aglomeraciones de la gran ciudad,

influyendo negativamente en su seguridad y su autoestima. Folkman

(1984) dice que el estrés no pertenece a la persona o al entorno, ni

tampoco es un estímulo o una respuesta, más bien se trata de una

relación dinámica, particular y bidireccional entre el sujeto y el

entorno, actuando uno sobre el otro. Por su parte, Lazarus (1981)

afirma que los seres humanos no son víctimas del estrés, sino que es

una forma de apreciar los acontecimientos estresantes (interpretación

primaria) y sus propios recursos y posibilidades de afrontamiento

(interpretación secundaria) para determinar su naturaleza.

El concepto de estrés nace en 1936 con los estudios de Selye. No

obstante, desde su aparición han sido tres los enfoques predominantes

en torno a este fenómeno. El primero habla del estrés como estímulo,

donde el propósito principal gira en torno a la elaboración de listados

de situaciones o eventos estresantes (Holmes y Rahe, 1967). El segundo

enfoque lo considera una respuesta, con Selye como principal propulsor

al hablar del síndrome general de adaptación como respuesta a las

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

37

situaciones que generan algún tipo de demanda. Y por último, el

enfoque interactivo, basado en el modelo transaccional de Lazarus y

Folkman (1986), donde el estrés es una relación entre el individuo y su

entorno, que es evaluado por éste como amenazante y que pone en

peligro su bienestar. De todas ellas, esta última puede ser la más

adecuada, ya que, además de integrar las dos anteriores e implicar

necesariamente la evaluación de la situación por parte del sujeto, se ha

encontrado en algunos estudios que el desarrollo del estrés depende de

disposiciones individuales y de la evaluación cognitiva (Scheier y

Carver, 1985, citados en Chan, 2002). Tal y como propone McGrath

(1970), el estrés puede generarse cuando no hay un equilibrio entre la

demanda y las posibilidades de respuestas del individuo, que percibe,

desde mucho antes, las consecuencias de un fracaso en su adaptación.

Los habitantes de la ciudad, a diferencia de otras personas,

tienen más probabilidades de sufrir más estrés y enfermedades

mentales (Lederbogen, Kirsch, Haddad, Streit, Schuch, Tost… Meyer-

Lindenberg, 2011). Estos resultados se basan en la investigación

alemana que compara patrones de actividad cerebral en respuesta al

estrés social de los habitantes urbanos y rurales. Los autores plantean

que estudios anteriores han demostrado que los problemas de salud

mental, tales como esquizofrenia, ansiedad y trastornos del humor, son

generalmente más común en personas que viven o crecen en las

ciudades.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

38

El estudio encontró que los habitantes de las ciudades tenían una

mayor actividad en ciertas áreas del cerebro cuando los participantes

en el estudio se exponían a situaciones de estrés y estados de ánimo

negativos, esto afectaba la corteza anterior y la corteza cingulada, que es

una región clave para la regulación de la actividad de la amígdala,

responsable del procesamiento y almacenamiento de las reacciones

emocionales, funciones cognitivas, el aprendizaje, la memoria, la

atención y el criterio de opinión o reflexión. Sin embargo, el estudio no

evaluó la felicidad de los participantes o los niveles de estrés general;

la actividad cerebral observada no equivale necesariamente a un

mayor riesgo de enfermedad mental, y los mensajes negativos que se

usaron no necesariamente representan situaciones reales. Es necesario

hacer más investigaciones para descubrir los mecanismos cerebrales

precisos que demuestren claramente que la vida urbana podría

desencadenar trastornos mentales. En las conclusiones, el diseño de

este estudio no es capaz de demostrar las relaciones causales, solo

puede describir asociaciones entre diversos factores estresantes y la

actividad cerebral de algunas regiones. Se encontraron diferencias en la

actividad cerebral entre los habitantes de zonas rurales y urbanas.

Indicando un mayor riesgo de problemas mentales en los residentes

urbanos; en el estudio no se midieron niveles de estrés social en las

personas que residían en lugares urbanos y rurales, y ninguno de los

participantes del estudio tenía una enfermedad mental. Tampoco el

estudio evaluó los niveles de felicidades en la población urbana y rural,

para expresar que los habitantes de zona rurales fueran más felices que

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

39

los urbanos, como lo expresaron algunos medios, debido a que el

estudio no puede demostrar causalidad entre estas variables.

El equipo investigador informó que anteriores estudios

epidemiológicos han demostrado que los residentes urbanos tienen un

riesgo mucho mayor de trastornos psicológicos, incluyendo los

trastornos de ansiedad, depresión y esquizofrenia. Esta serie de

pequeños estudios transversales exploró esta teoría comparando el

impacto que tiene el estrés social sobre la actividad cerebral de los

residentes urbanos y rurales. Mientras, varias características de la

relación entre la vida urbana y la prevalencia de la enfermedad mental

apoyan la teoría de que la vida en la ciudad puede influir directamente

en salud mental. Por ejemplo, no se entiende aún cómo la vida urbana

podría tener un efecto en la actividad cerebral y mental de las

personas.

Un equipo de investigadores (Pawlak¸ McEwen, Chattarji, y

Strickland, 2011) descubrió el mecanismo molecular que causa los

estados de ansiedad. Los hallazgos explican los procesos químicos del

cerebro que disparan la respuesta de nuestro organismo en las

situaciones estresantes. Partiendo de que todas las personas reaccionan

de forma diferente a los acontecimientos traumáticos, el trabajo fue

motivado por la voluntad de buscar los factores que influyen en el

comportamiento humano del estrés. “Se sabía que ciertos individuos

son más susceptibles de padecer los efectos negativos del estrés.

Aunque la mayoría de nosotros experimentamos acontecimientos

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

40

traumáticos, solo algunas personas llegan a padecer trastornos

psiquiátricos relacionados con ellos, como depresión, ansiedad o

síndromes postraumáticos, por razones que no están claras.” Para

resolver el problema, los científicos tuvieron que combinar técnicas

genéticas, moleculares, electrofisiológicas y de comportamiento,

partiendo del centro emocional del cerebro: la amígdala cerebral. La

investigación mostró que la amígdala reacciona al estrés

incrementando la producción de una proteína denominada neuropsina,

que, por su parte, pone en funcionamiento un gen que determina la

respuesta a nivel celular y del comportamiento. “Los estudios en

ratones revelaron que, al sentirse estresados, evitaban zonas del

laberinto donde se sentían especialmente inseguros, espacios abiertos e

iluminados a los que no entran cuando sienten ansiedad”, explica

Pawlak. Pero cuando los investigadores bloqueaban la producción de

la proteína clave en la amígdala con fármacos, o con manipulaciones

genéticas, los ratones abandonaban ese comportamiento motivado por

el estrés. “El equipo concluye que la actividad de los mecanismos

neurofisiológicos de la neuropsina y otros factores asociados pueden

determinar la vulnerabilidad a la ansiedad y el estrés.” Ahora que se

ha descubierto el mecanismo del estrés, se puede encontrar los medios

para controlarlo. Los científicos esperan que su hallazgo ayude a los

médicos a desarrollar terapias preventivas y curativas de los

desórdenes psiquiátricos asociados al estrés.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

41

La influencia del contexto social sobre la salud no se limita al influjo de

variables como el sexo, la educación, la edad, el nivel de ingresos, etc.,

sino que incluye otras variables menos estratificadas, tales como los

estilos y hábitos de vida; por ejemplo: fumar, consumir alcohol y

drogas, hacer poco ejercicio físico, seguir una dieta poco saludable. Así

mismo, estas variables pueden estar afectadas por el estrés social, como

el nivel elevado de estrés laboral que puede incrementar la práctica de

hábitos insanos como fumar y abusar del alcohol, o reducir la práctica

de hábitos saludables como la frecuencia del ejercicio físico, lo cual

sugiere que el estrés social no solo puede inducir efectos directos sobre

la salud, sino también efectos indirectos a través de la modificación de

los estilos de vida. El estrés se desarrolla como concepto novedoso y

relevante en el ámbito de la medicina a partir de los trabajos pioneros

de Selye (1936, 1960, 1974). Peterson (2007) reporta que las situaciones

de estrés social acentuado favorecen a la depresión al matar las células

nerviosas del hipocampo, la zona cerebral encargada de procesar el

aprendizaje, la memoria y las emociones. Un estudio de Slavich

(2010) determinó recientemente que la exposición a grandes cantidades

de estrés social podría cambiar la forma en que responde el sistema

inmune a las amenazas exteriores. Estos cambios pueden abrir el

camino a muchas enfermedades o infecciones, y es por eso que

eliminar el estrés social debería convertirse en una prioridad para

mucha gente. El estrés social aparece en situaciones como: antes de dar

un discurso, asistir a una entrevista de trabajo, previo a un examen,

incapacidad para interrelacionarse en una fiesta, vivir o transitar en

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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ciudades con alta incidencia delictiva. Estos estresores sociales

(factores de estrés) tienen una gran influencia sobre el cerebro humano,

que se refleja en el sistema inmune, y, en consecuencia, desencadenan

una variedad de enfermedades físicas y mentales. Algunos de los

efectos psicológicos de la exposición constante a situaciones de estrés

social, como resultado del ambiente general de inseguridad: las

vivencias personales, experiencias y conocimientos cercanos de la

violencia delincuencial como: los asesinatos múltiples e individuales,

los lesionados, los robos, hurtos, asaltos, secuestros, la extorciones y las

amenazas de muerte, son factores que podrían estar desencadenando

una variedad de alteraciones mentales, como ansiedad generalizada

(fobias), nerviosismos, insomnio, depresión, alteraciones

psicosomáticas y, en algunos casos, trastornos de personalidad

paranoide y estrés pos traumático, entre otros.

7. La ansiedad

Los estudios sobre la ansiedad se han desarrollado a lo largo de

la historia con dos problemas fundamentales: la ambigüedad

conceptual del constructo de ansiedad y las dificultades metodológicas

para abordarlo. Estos problemas dieron lugar a que las distintas

corrientes psicológicas (psicodinámica, humanista, existencial,

conductista, psicométrica y la cognitiva-conductual) se ocuparan del

abordaje de la ansiedad y de las similitudes y diferencias con otros

conceptos, dada la gran confusión terminológica con la angustia, el

estrés, el temor, el miedo, la tensión arousal, entre otros. Esta confusión

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

43

conceptual ha sido objeto de diversos estudios (Ansorena, Cobo y

Romero, 1983; Bermúdez y Luna, 1980; Borkovek, Weerts y Berstein,

1977; Casado, 1994; Cattell, 1973; Lazarus, 1966; Miguel-Tobal, 1985).

Sin embargo, en la práctica actual, dichos términos se siguen utilizando

indistintamente.

El intento de diferenciar entre los conceptos de ansiedad y angustia

es un ejemplo claro de dicha problemática. La utilización de ambos

términos dio lugar a confusión en el siglo pasado, dado que en algunas

ocasiones eran usados como sinónimos y, en otras, como vocablos de

distinto significado. En esta línea, López-Ibor (1969) realiza una

distinción entre ansiedad y angustia; en la angustia existe un

predominio de los síntomas físicos, la reacción del organismo es de

paralización, de sobrecogimiento y la nitidez con la que el individuo

capta el fenómeno se atenúa; mientras que en la ansiedad cobran

mayor presencia los síntomas psíquicos, la sensación de ahogo y de

peligro inminente, se presenta una reacción de sobresalto, mayor

intento de buscar soluciones eficaces para afrontar la amenaza que en

el caso de la angustia; el fenómeno es percibido con mayor nitidez. En

la actualidad, es difícil mantener dichas diferencias, ya que dentro del

concepto de ansiedad agrupamos tanto los síntomas psíquicos, o

cognitivos, como los conductuales y físicos. Además, en el DSM-IV

(Manual de clasificación de trastornos psicopatológicos) el trastorno de

ansiedad se denomina trastorno de angustia, resaltando, entre otras

características, la presencia de crisis de angustia recidivantes e

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

44

inesperadas (American Psychiatric Association, 1994). Durante la

década de los años cincuenta, y posteriormente en los sesenta, la

investigación psicológica estaba centrada en el trastorno mental de la

esquizofrenia; mientras que en los años setenta el interés se dirigió a la

evaluación de los estados de ánimo, especialmente la depresión. Sin

embargo, en 1985 dos psicólogos norteamericanos, Husain y Maser,

afirmaron que la década de los años ochenta pasaría a la historia como

la década de la ansiedad; y es a partir de entonces cuando esta pasa a

ocupar un lugar preferente que perdura hasta nuestros días. En esta

época, las neurosis de ansiedad se caracterizan por una preocupación

ansiosa exagerada que llega hasta el pánico y va acompañada a

menudo por síntomas somáticos. La neurosis de ansiedad (al contrario

que la neurosis fóbica) puede producirse en cualquier circunstancia, y

no está limitada a situaciones u objetos específicos (DSM II, 1986).

Actualmente, los trastornos de ansiedad ocupan el primer lugar a

escala mundial entre los trastornos del comportamiento más

prevalentes.

Las relaciones entre ansiedad y salud mental parecen estar

bastante bien establecidas, sobre todo en la adolescencia (por ejemplo,

Axelsson y Ejlertsson, 2002; Bagley y Mallick, 2001; Chamberlain y

Haaga, 2001). Los autores coinciden en señalar que la ansiedad afecta

de modo directo a la salud mental de las personas que la sufren. Se han

encontrado relaciones entre la ansiedad y los estilos de vida que

promocionan la salud (Johnson, 2002). Además, la ansiedad se ha

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

45

revelado asociada al riesgo de desarrollar ciertas patologías, como, por

ejemplo, la hipertensión en las mujeres (Adler y Matthews, 1994), o

como factor de riesgo de la sobremortalidad cardiovascular (Hansen,

2003). Las puntuaciones altas en ansiedad predicen igualmente los

problemas emocionales que siguen y/o acompañan a ciertas patologías

(traumatismo medular, lumbalgia, infección por VIH…). Se asocia a

menudo con otros rasgos patógenos (alexitimia, conductas adictivas,

tendencia a la depresión, locus de control externo). Esta comorbilidad

sugiere un patrón conocido como “afectividad negativa”. La ansiedad

rasgo y la depresión, clásicamente son consideradas como un claro

indicador de la falta de ajuste emocional a una enfermedad crónica. Se

ha constatado que la intensidad del dolor está ligada a la ansiedad

como rasgo en los sujetos aquejados de lumbalgia crónica (Murphy,

Thompson y Morris, 1997), y que las personas diabéticas tienen niveles

mayores de ansiedad (Friedman, Vila, Timsit, Boitard y Mouren-

Simeoni, 1998). Los autores Hudd, Dumlao, Erdmann-Sager, Murray,

Phan, Soukas y Yokozuka (2000), también encontraron que los

estudiantes con niveles más altos de estrés mostraban peores hábitos

de salud, autoestima más baja y mala percepción de su estado de

salud.

En el presente estudio nos interesa estudiar el estrés y la ansiedad

delincuencial, como indicadores de falta de salud mental (bienestar

psicológico y emocional), relacionados con el contexto de violencia

social delincuencial que vive la población salvadoreña. Este esfuerzo

surge debido a que se ha encontrado en otros estudios, y en los

Page 46: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

46

registros que lleva la PNC, altos índices (ronda el 30%) de personas

que han sido víctimas de algún tipo de delito. Así mismo, existen

algunas evidencias que demuestran que las personas que son víctimas

de la violencia delincuencial, como por robos, hurtos, asaltos, lesiones,

homicidio de parientes, podrían presentar una variedad de síntomas

relacionados con el estrés, la ansiedad, la depresión, estrés

postraumático, etc. En este mismo sentido, una proporción importante

de la población salvadoreña está siendo víctima de una buena cantidad

de otros delitos, como amenazas, extorsiones y control territorial de las

pandillas. Eventos que en su conjunto están incidiendo en la

estabilidad física, psíquica, emocional y social de los salvadoreños. En

este estudio no se evaluarán los efectos físicos (taquicardia,

hipertensión) de vivir en un contexto de violencia delincuencial,

debido a que el trabajo está centrado en la relación o asociación de la

violencia social delincuencial con el bienestar mental y emocional de la

población.

Estrés postraumático. Los académicos están de acuerdo con la

descripción aportada por el Manual estadístico y diagnóstico de los

desordenes mentales (por sus siglas en inglés: DSM IV-TR Asociación

Americana de Psiquiatría, APA, 1994), cuya caracterización de los

síntomas es aceptada (Keane, Wolfe y Taylor, 1987; Yehuda y

McFarlane, 1995). De acuerdo con el estrés postraumático (TEPT), este es

una reacción patológica caracterizada por ansiedad, que ocurre

posteriormente a la exposición de un evento anormal, sorpresivo, y

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

47

cuyo ingrediente principal es el de implicar peligro de muerte o daño

físico o psicológico serio, capaz de inducir intenso temor o pánico,

disociación y sentimientos evitativos. Los síntomas que caracterizan

este estado son: el recuerdo insistente del hecho traumatizante:

pesadillas repetidas o pensar continuamente en el hecho, ilusiones

como si el evento estuviera viviéndose de nuevo, evitación de

pensamientos, personas o lugares que recuerden el hecho (Cervantes,

Salgadode-Zinder y Padilla, 1989); aplanamiento emocional,

incapacidad para expresar emociones, aislamiento social; síntomas de

hiperactividad neurovegetativa: palidez, sudor, taquicardia,

hiperactivación; estar siempre alerta o temeroso de algo; incapacidad

para recordar hechos (memoria expresiva), síntomas disociativos

(escaparse de la situación, despersonalización). Los estudios y las

extrapolaciones al estudio del trastorno de estrés postraumático (Tept)

en poblaciones traumatizadas (Kulka, 1990), como los veteranos de

guerra, los sobrevivientes de desastres; las víctimas de abuso sexual,

asaltos, homicidios, robos y secuestros, así como aquellas víctimas con

serios daños físicos y psicológicos, sugieren un estudio por sus efectos

de estrés postraumático. Friedman y Jarason (Punamaki, 1989)

proponen el modelo de TPET, y argumentan que este parece ser una

aproximación útil en la conceptualización del impacto psicológico de

las vivencias traumáticas apropiado para la comprensión de la

fenomenología ligada al trauma (físico, psicológico y sexual), y debe

ser analizado en el contexto de las demás problemáticas asociadas. Las

múltiples experiencias que impliquen daño físico, psicológico y sexual,

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

48

pueden determinar politraumas, y en consecuencia, sintomatología de

Tept en relación con varios tipos de experiencias dañinas para la salud

general (Alejo, 2005).

La policía Nacional Civil (PNC) de El Salvador, para el año 2010

reportó un total de 3.985 homicidios, con una tasa de 69.9 homicidios

por cada 100 mil habitantes, mientras que para el año 2009 hubo 4.382

homicidios, con una tasa de 76.9 homicidios por cada 100 mil

habitantes (PNC, 2011). Al comparar los dos últimos años, se observa

una leve disminución de homicidios en el año 2010. Según la última

encuesta del Centro de Investigación de la Opinión Pública

Salvadoreña (Ciops, 2011), informó que la organización criminal y los

tipos de delitos que se cometen en el lugar de residencia por la

delincuencia juvenil (pandillas) es de 30,9%; los tipos de delitos que

expresan son 23,5% hurtos y robos; y el 18,8% dijo que era la extorsión.

Así mismo, 36,1% manifestó haber sido víctima de robo en la calle.

Mientras 47,6% de la población salvadoreña tiene la percepción de que

la delincuencia ha aumentado en el país. En el mismo estudio, se

encontró que 82,3% de la población tiene la percepción de que la

sociedad salvadoreña está dominada por la delincuencia. Ante este

problema, surge la pregunta: ¿De qué manera el contexto de violencia

social delincuencial está relacionado con la salud mental de los salvadoreños?

Al observar cambios de comportamientos en los estilos de vida

cotidiana, se escuchan frecuentemente comentarios y experiencias

personales sobre la violencia social delincuencial, expresiones de

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

49

estrés, temor y ansiedad, como resultado de vivir en un contexto

comunitario de violencia delincuencial. Eventos que han motivado el

diseño e implantación de un estudio que pretende “determinar si existe

alguna relación empírica entre el estrés (ansiedad) social delincuencial con la

salud mental de la población salvadoreña”. Es, desde esta perspectiva, que

surge la necesidad e importancia de estudiar y analizar esta

problemática de naturaleza psicosocial en El Salvador, debido a que no

existen estudios sobre la posible relación de estos factores

fundamentales con la vida saludable y armoniosa de la población

salvadoreña.

El estrés social, la ansiedad, el temor, las fobias sociales y la

violencia delincuencial son factores que podrían tener una asociación

con la salud y, en especial, con la salud mental de las víctimas de la

violencia delincuencial en El Salvador. La salud mental es el bienestar

psicológico o mental, físico-fisiológico y social de la persona (OMS,

1946). Sin embargo, es necesario mencionar que el informe de salud

mental (OMS, 2001) plantea que entre 25 a 50% de la población

mundial ha presentado alguna vez en su vida un trastorno de tipo

mental. Periago (OPS, 2005) informó que las estadísticas indican que

los trastornos mentales representan una proporción cada vez mayor de

la carga de morbilidad en América Latina y el Caribe. Se calcula que

para el año 2010 habría más de 176 millones. Así mismo, señaló que en

muchos lugares del continente americano sucede a menudo que el

tratamiento no está al alcance de quienes lo necesitan. El Ministerio de

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

50

Salud (Misal, 2010) informó de 1.287 suicidios y de 31.200 intentos de

suicidio registrados en El Salvador en el año 2009. Estos datos son

indicadores reveladores de los problemas de salud mental que

prevalecen en la población salvadoreña. En estudio realizado

recientemente a escala nacional (Gutiérrez, 2010), se encontró

prevalencia de ansiedad de 53,6% y alteraciones psicosomáticas de

60,0%. También, el mismo estudio revela la existencia de casos de

psicopatología en 35,1% de la población general. Son estos hallazgos, y

demás factores psicosociales, los que han motivado al estudio de las

variables predictoras de la falta de salud mental; entre estas se pueden

mencionar: el estrés social, la ansiedad, la violencia delincuencial, el

ambiente familiar, el contexto sociocultural, el consumo de drogas y

alcohol y la salud mental de la población. Ante los potenciales efectos

psicológicos y emocionales de la violencia delincuencial en la salud

mental de los salvadoreños, surgen los interrogantes: ¿Existirá una

relación del contexto de violencia social delincuencial con la salud

mental de la población salvadoreña? ¿Qué tipos de violencia

delincuencial afectan más la salud mental de los salvadoreños? ¿Habrá

algún tipo de relación de las variables socioculturales con la salud

mental de los salvadoreños? ¿Existirá alguna asociación de las

variables sociodemográficas con la estabilidad mental y emocional de

los salvadoreños? Con la finalidad de sistematizar el desarrollo del

presente estudio y responder algunas de las preguntas antes señaladas,

se platean los siguientes objetivos de investigación:

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

51

1. Elaborar un análisis descriptivo cuantitativo de los indicadores

de estrés-ansiedad delincuencial, la salud mental, indicadores

socioculturales, consumo de drogas/alcohol y de la variables

vinculadas con la violencia social delincuencial.

2. Elaborar un análisis descriptivo cualitativo de los factores o

nodos problemáticos expresados por los expertos sobre la

violencia social delincuencial y la salud mental de los

salvadoreños.

3. Determinar si existe una asociación del estrés y la ansiedad

delincuencial con la salud mental de los salvadoreños.

4. Determinar si existen diferencias significativas al comparar el

estrés-ansiedad delincuencial, la salud mental en función del

sexo de la población.

5. Establecer si hay diferencias estadísticas en estrés-ansiedad

delincuencial y salud mental en función de las variables

sociodemográficas, como edad, sexo, nivel educativo, lugar de

residencia, estado familiar, si trabaja o no, en la población

salvadoreña.

6. Establecer un modelo de regresión logística (modelo predictivo)

donde las variables predictoras (VI) serán: nivel educativo, sexo,

edad, consumo de drogas y alcohol; ambiente familiar, violencia

estructural, estrés delincuencial, y como variable criterio (VD)

será la ansiedad delincuencial y la salud mental.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

52

En relación con los objetivos antes mencionados, se plantean las

siguientes hipótesis:

1. El estrés y la ansiedad delincuencial, y la violencia sociocultural

están relacionados con la salud mental de la población

salvadoreña.

2. Existen diferencias estadísticamente significativas en salud

mental/bienestar psicológico, estresor delincuencial, ansiedad

delincuencial, violencia estructural, maltrato familiar en función

de si fue víctima de violencia delincuencial.

3. Existen diferencias estadísticamente significativas del estrés-

ansiedad delincuencial y la salud mental en función del sexo de

la población.

4. Existen diferencias estadísticamente significativasen estrés-

ansiedad delincuencial, la salud mental, violencia sociocultural,

maltrato familiar, en función de las variables sociodemográficas

como edad, nivel educativo, estado familiar y lugar de

residencia.

5. Un porcentaje importante del estrés-ansiedad delincuencial

(salud mental) de la población salvadoreña se explica mediante

el modelo de regresión logística (modelo predictivo), donde las

variables predictoras (VI) son: sexo, nivel educativo, edad,

estado familiar, violencia estructural, estrés delincuencial

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

53

ambiente familiar, y como variable criterio (VD) será la ansiedad

delincuencial/salud mental/bienestar psicológico.

8. El método

8.1 Participantes

En el presente estudio se seleccionó una muestra

probabilística representativa de las ciudades más importantes del

país. Para ello, se adoptó una estimación de error del 3% y un nivel

de confianza del 95%, obteniéndose una muestra de 1.143 personas a

escala nacional. La muestra fue distribuida de forma proporcional al

número de habitantes en cada departamento. El presente estudio es

de tipo multimodal (Hernández, Fernández y Baptista, 2006); también

podría nominarse expos facto (Montero y León, 2007), con un diseño

retrospectivo y transeccional. Entre las técnicas para la recolección de

información fueron utilizadas: la encuesta y la entrevista en

profundidad. En el estudio fueron encuestados 538 (47,1%) hombres

y 605 (52,9%) mujeres, siendo esta una muestra que está en sintonía

con el universo de la población salvadoreña. En cuanto a la edad, el

mayor porcentaje está entre 25 a 36 años (26,8%). En relación con la

variable lugar de residencia, 807 (70,6%) fueron urbanas y 336 (29,4%)

rurales. Las variables como el nivel educativo, estado civil, lugar de

residencia, entre otras se pueden ver en la tabla 4.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

54

Tabla 4. Frecuencias y porcentajes de las características sociodemográficas de la muestra

Características sociodemográficas

Población general (n = 1.143)

Porcentajes

Genero Femeninos (n = 605) Masculinos (n = 538)

52,8 47,1

Estado civil Soltero (n = 410) Casado (n = 438) Acompañado (n = 216) Divorciado/a (n = 31) Viudo/a (n = 44) No responde (n = 8)

35,9 38,0 18,9 2,7 3,8 0,7

Escolaridad De 1º.-3º .Grado(n = 123) De 4º.-6º. Grado(n = 192) De 7º.-9º. Grado(n = 241) Bachiller (n = 348) Técnico(n = 27) Universitario (n = 101) Analfabeta (n = 91) No responde(n = 20)

10,8 16,8 21,1 30,4 2,4 8,8 8,0 1,7

dad De 17 a 25 años (n = 262) De 26 a 35 años (n = 306) De 36 a 45 años (n = 224) De 46 a 55 años (n = 166) Más de 56 años (n = 177) No responde (n = 8)

22,9 26,8 19,6 14,5 15,5 0,7

Page 55: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

55

El presente estudio multimodal se planificó desarrollar un

estudio cualitativo mediante la entrevista en profundidad, que

reforzará o matizará los hallazgos cuantitativos. Para ello, se

planificó un perfil de los informantes claves para el estudio. Entre

sus características se tienen: profesionales relacionados y que

laboren en campos vinculados con la violencia delincuencial y la

salud mental de la población salvadoreña, que fueran mayores de

edad; debería incluirse a lideres comunitarios y empresarios. En este

sentido, fueron seleccionados por especialidad y región del país a

treinta informantes profesionales claves, quedando conformada la

muestra así: psicólogos (4), sociólogos (2), abogados, fiscales y

jueces (6), jefes policiales (4), líderes comunitarios (4), empresarios

Lugar de residencia Urbana (n = 807) Rural (n = 336)

70,6 29,4

Trabaja Sí (n = 732) No (n = 399) No responde (n = 12)

64,0 34,9 1,0

Sector en que trabaja Público (n = 306) Privada (n = 426) No aplica (n = 411)

26,8 37,3 36,0

Es cotizante Sí (n = 246) No (n = 689) No responde (n = 205)

21,8 60,3 17,9

Page 56: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

56

(4), educadores (4), y antropólogos (2). Estos fueron distribuidos por

regiones del país así: región occidental (8), gran San Salvador (18) y

región oriental (8). Las entrevistas fueron realizadas a los

profesionales en su región y área de trabajo, según la distribución

antes señalada.

8.2.La encuesta

Tras la aplicación de las técnicas estadísticas de muestreo

probabilístico, se procedió a la construcción y el desarrollo de dos

estudios psicométricos de tres instrumentos que midiesen las

variables de los objetivos y las hipótesis antes planteadas. Así

mismo, se seleccionó el GHQ-12 para medir la salud mental o

bienestar psicológico de la población. Finalmente la batería de

pruebas que fueron aplicadas quedó conformada por los

instrumentos: cuestionario de elaboración propia, Escala de estrés y

ansiedad (Esad) delincuencial, Cuestionario de salud general, GHQ-

12, Escala de ambiente familiar (Esad). Tanto los resultados de los

estudios psicométricos como los instrumentos se describen a

continuación.

8.3.Instrumentos

Cuestionario de elaboración propia. Que contiene las variables

sociodemográficas, un grupo de ítems que evalúan la violencia

sociocultural, el consumo de alcohol y drogas, y algunas variables

Page 57: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

57

relacionadas con la violencia delincuencial que experimenta la

población salvadoreña.

8.3.1. Escala de estrés y ansiedad delincuencial (Esad).

Para el desarrollo del presente estudio se realizó una búsqueda y

revisión sistemática de la literatura disponible, tanto en la biblioteca

como en diferentes bases de datos especializadas sobre la existencia de

estudios relacionados con la influencia de la violencia social

delincuencial en el bienestar psicológico y emocional (salud mental) de

una población que vive en un contexto social de violencia

delincuencial y que constantemente es víctima de diferentes tipos de

violencia de delincuencial, como robos, hurtos, extorsiones, lesiones,

homicidios, etc., y de cómo la exposición directa o indirecta a estas

experiencias traumáticas y estresantes van afectando la salud mental

de la población. Tras este proceso, nos encontramos ante la inexistencia

de estudios de esta naturaleza, y con los mismos resultados en cuanto a

la existencia de instrumentos (pruebas, escalas, test) que midieran la

relación de la violencia social delincuencial con indicadores empíricos

de bienestar psicológico y emocional (salud mental). Con la intensión

de construir un instrumento que midiese estas variables, se inició una

búsqueda de modelos teóricos consistente para ello. Tras este proceso

se adoptó el modelo transaccional de Lazarus y Folkman (1986), quienes

plantean que el estrés es el resultado de una relación entre el individuo

y su entorno, que es evaluado por la persona como amenazante y que

pone en peligro su bienestar. Una situación o experiencia considerada

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

58

como mala o negativa por un individuo depende de sus propias

interpretaciones, debido a que el mismo evento experimentado por

otra persona puede producir una reacción o respuesta considerada

como normal, no dañina, ni negativa; esto sucede debido a que cada

individuo tiene sus propias percepciones de su entorno y sus propios

mecanismos de adaptación a esas circunstancias estresantes.

Considerando el concepto y definición del estrés, y otros postulados de

Lazarus y Folkman (1986), se procedió a construir una escala (Esad)

que evaluara objetivamente el estresor delincuencial y el nivel de

ansiedad delincuencial de la población que ha experimentado, o ha sido

víctima de la violencia social delincuencial. Así mismo, serán

indicadores empíricos de falta de bienestar psicológico y emocional en

la población salvadoreña.

Tras la construcción de la escala, se procedió a administrar la

prueba a una muestra de 300 personas, siendo este el primer estudio de

cara a los análisis psicométricos de la prueba. Originalmente la escala

quedó integrada por diecisiete (17) ítems, tras las pruebas

psicométricas mediante el Análisis factorial exploratorio (AFE); este

arrojó dos factores integrados por: el estresor delincuencial y ansiedad

delincuencial. El primero era evaluado con los primeros cinco ítems (1,

2, 3, 4, 5) y el segundo, con los ocho ítems siguientes (6, 7, 8, 9, 10, 11,

12, 13). También se aplicó el análisis de consistencia interna, sus Alfa

de Cronbach fueron superiores a 0,75, indicando adecuados criterios

de fiabilidad y validez de constructo en ambas dimensiones, quedando

Page 59: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

59

un instrumento con buenas propiedades psicométricas para evaluar el

estrés y ansiedad delincuencial en una población salvadoreña.

Posterior al estudio dos realizado a escala nacional, se procedió a

repetir los mismos análisis psicométricos, encontrándose los resultados

siguientes: en el Análisis factorial exploratorio mediante el análisis

Kaiser-Maye-Olkin(KMO = 0,86) con la prueba de esferidad de Bartlett

(X278 = 5235; p = 0,000) indicaron la adecuación de los datos para este

tipo de análisis. Siguiendo el procedimiento prefijado en dos factores

con rotación Varimax, resultando una solución de dos factores que

explican el 49,99% de la varianza total explicada, presentando todos los

ítems valores de saturación superiores a 0,40; siendo el primer factor:

Estresor delincuencial con seis ítems (1, 2, 3, 4, 5, 6), su alfa de Cronbach

es de 0,77; y el segundo factor: ansiedad delincuencial con siete ítems (7,

8, 9, 10, 11, 12, 13), el alfa de Cronbach es de 0,82. Indicando que la

prueba posee adecuadas propiedades psicométricas para evaluar este

constructo o variable latente.

8.3.2. Cuestionario de salud general, GHQ-12 (Golbert, 1970)

Este es un instrumento de screning (filtrado), o de tamizaje, de

salud mental en la población que evalúe salud mental y bienestar

psicológico. La prueba posee adecuadas propiedades psicométricas de

fiabilidad y validez. En el estudio cubano se obtuvieron los indicadores

de consistencia interna alfa de Cronbach de 0,89 para las dos escalas;

en el estudio en muestra española se obtuvieron índices de consistencia

interna de 0,82 y 0,85. En el estudio cubano, la validez se logró

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

60

mediante la correlación con la escala de depresión de Beck, y esta fue

de 0,92; y con el Idare de 0,85. Similares resultados se encontraron en

países como Japón, EE. UU. e Inglaterra. Lo anterior indica que la

prueba posee adecuadas propiedades psicométricas para evaluar

bienestar psicológico (salud mental) y funcionamiento social. En el

presente estudio, las pruebas de consistencia interna Alfa de Cronbach

obtenidas fueron superiores a 0,77 en ambas dimensiones, indicando

que la prueba posee adecuadas propiedades psicométricas en El

Salvador.

8.3.3. Escala de Ambiente familiar (Esaf)

Tras una búsqueda y revisión bastante exhaustiva sobre la

existencia de instrumentos psicométricos que evalúen el

funcionamiento y la dinámica de la estructura familiar, se encontró un

par de cuestionarios que no cubrían los propósitos del presente

estudio, por lo que se procedió al diseño y estudio de una escala que

fuera consistente con los objetivos y fines de la presente investigación,

debido a que se pretendía medir el funcionamiento y la dinámica de la

estructura de la familia salvadoreña, como indicador empírico del

estado de salud de la familia, debido a que existe suficiente evidencia

de que una familia disfuncional es un factor precipitante de múltiples

problemas de carácter mental, entre ellas: estrés, ansiedad, depresión,

conflictos emocionales, malas relaciones interpersonales, agresividad,

baja autoestima, etc. Ante la necesidad de medir el funcionamiento y la

dinámica familiar desde un modelo consistente, se operacionalizó el

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

61

concepto del modelo de ecosistemas (Bronfenbrenner, 1979), que

postula que la conducta individual se puede explicar mejor al

comprender el contexto ambiental en el que se presenta. En este

sentido, el ambiente humano es en extremo complejo, pues se incluyen

dimensiones físicas, psicológicas, estructuras sociales, económicas y

políticas. No sería consistente postular un modelo de familia normal y

patológica, por lo que nuestra atención deberá estar centrada en la

funcionalidad o disfuncionalidad familiar, fijándonos en las

estructuras, procesos y paradigmas que permiten a la familia cumplir

sus funciones esenciales.

Inicialmente se construyó un instrumento (Esaf) que fue

administrado a 350 personas para evaluar el funcionamiento familiar y

el abuso o maltrato familiar. En su primera versión, la prueba fue

construida con doce (12) reactivos o ítems. El Análisis factorial

exploratorio (AFE) del estudio indicó dos factores, tal como fue

previsto en su diseño original. El factor uno: funcionamiento familiar,

integrado por nueve ítems (1, 2, 3, 7, 8, 9, 10, 11, 12), y el factor dos:

abuso o maltrato familiar, formado por tres ítems (4, 5, 6 ). El KMO fue de

0,901; p = 0,000, el análisis de consistencia interna Alfa de Cronbach

para el primer factor fue de 0,92; y para el segundo factor, de 0,66.

Todos los ítems obtuvieron una correlación ítems total superior a 0,30,

y la carga factorial fue superior a 0,40. Los resultados anteriores

indican unas buenas propiedades psicométricas para evaluar el

funcionamiento familiar y el maltrato familiar, como indicadores de

Page 62: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

62

estabilidad psicológica y emocional (salud mental) en la familia

salvadoreña.

9.Entrevista en profundidad

Tras la construcción de una guía de entrevista que contenía

veinticinco temas o tópicos de interés para el estudio cualitativo. El

objetivo de la entrevista en profundidad fue evaluar cualitativamente

aquellos factores o dimensiones psicosociales relacionados con la

violencia delincuencial y la salud mental de los salvadoreños, con la

finalidad de reforzar, profundizar y matizar los resultados

cuantitativos. Como un primer esfuerzo en esta dirección, se procedió

a elaborar el perfil profesional de los informantes claves, quienes

debían trabajar y tener experiencia en temas relacionados con la

violencia delincuencial y la salud mental. La guía de entrevista en

profundidad se puede encontrar en los apéndices del estudio.

10. Procedimiento

En la fase del estudio cuantitativo, en un primer momento, se procedió

a seleccionar los estudiantes de psicología que hubieren cursado el

segundo año de su carrera, para que formaran parte del equipo que

administraría una batería de pruebas cortas que buscaban medir las

variables de los objetivos formulados. En un segundo momento, se

capacitó a los evaluadores en el manejo de las pruebas y sobre las

generalidades del proyecto, la dinámica y la organización del trabajo

de campo. En un tercer momento, se tuvo varias reuniones de

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

63

coordinación con el señor director ejecutivo del Ciops, con la intención

de revisar los instrumentos (en esta fase colaboraron la decana dela

Facultad de Ciencias Sociales, el director de la escuela de Psicología y

el de Antropología de la Utec), la planificación del trabajo de campo y

obtención de la muestra a escala nacional. Como cuarto punto, se

elaboró una planificación operativa que organizaba el trabajo de

campo en cinco rutas, para cubrirse en dos días completos. Tanto en el

primer día como el segundo día, se incluían diferentes rutas y

departamentos de las cuatro zonas (ver apéndice 3). Para los días de

trabajo de campo, fue asignado un profesional responsable

(coordinador y supervisor) a cada ruta, con un número de estudiantes

(entre diez y catorce), según el tamaño de las ciudades y el número de

instrumentos por aplicar. Estando en las ciudades, los estudiantes

fueron distribuidos en puntos estratégicos de cada ciudad con la

intención de abordar a las personas y solicitarles su colaboración

voluntaria en responder un conjunto de preguntas relacionadas con la

violencia social delincuencial y la salud mental. Habiéndose finalizado

el trabajo de recolección de los datos, se inició el procesamiento de la

información en el paquete estadístico SPSS, versión 19, para Windows.

Finalizada esta fase, se hizo una revisión minuciosa de la base de datos

para detectar errores o inconsistencias. Seguidamente, se inicio el

proceso de filtrado de datos, de cara a los análisis de salida, con la

intención de que estos estuviesen en sintonía con los objetivos e

hipótesis del estudio. Como punto final, se elaboraron los análisis

descriptivos e inferenciales (salidas), se imprimieron y se comenzó el

Page 64: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

64

proceso de análisis descriptivos e inferencial de los hallazgos más

relevantes.

Para la fase del estudio cualitativo, mediante la entrevista en

profundidad, inicialmente se diseñó con el equipo una guía de

entrevista que contenía un conjunto de temas o nodos problemáticos

relacionados con la violencia delincuencial y la salud mental. En un

segundo momento, se subcontrató un profesional especializado en

estudios cualitativos, a quien se le entregó la guía de entrevista, el

perfil profesional de los entrevistados (informantes claves), y cómo se

les instruyó deberían distribuirse en el país. En un tercer momento, el

especialista hizo los contactos con los profesionales, o informante, para

solicitar y concertar una entrevista para recolectar las opiniones y

experiencia de cada uno, relativas al tema en estudio. Estas entrevistas

fueron grabadas y luego transcritas; la información fue organizada y

sistematizada según un conjunto de nodos problemáticos que estaban

previamente considerados en la guía de entrevista, generando, de esta

manera, un informe con dos apartados esenciales: resultados

cualitativos y síntesis de resultados.

Page 65: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

65

11. Análisis de resultados

En análisis de los resultados del presente estudio se seguirá

atendiendo el orden de presentación de los objetivos y las hipótesis de

investigación. Asi mismo, este orden responde a la naturaleza del

estudio que fue diseñado con un enfoque multimodal (modelo mixto)o

enfoque cuanti-cualitativo. El análisis se hará en las siguientes fases:

análisis descriptivo cuantitativo, análisis descriptivo cualitativo y

análisis inferencial.

En paso previo al análisis cuantitativo se aplicó la prueba de

bondad de ajuste de Kolmogorov Smirnov, para las variables criterio

(VD), con el propósito de conocer la normalidad o la anormalidad de

los datos. Esta técnica estadística brindó resultados significativos (P =

0,001), indicando que las variables no se distribuyen de manera

normal, sugiriendo que se deberían utilizar pruebas no paramétricas

en las comparaciones de medias. Sin embargo, por tratarse de una

muestra grande, se decidió aplicar pruebas paramétricas en un primer

momento y confirmarse o rechazarse los resultados con pruebas no

paramétricas. Cabe mencionar que, cuando se trata de muestras

grandes a escala nacional, es poco relevante utilizar pruebas no

paramétricas.

Page 66: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

66

11.1. Análisis descriptivo cuantitativo

El análisis descriptivo se desarrollará, en un primer momento,

con una descripción del estrés-ansiedad delincuencial resultado de la

violencia delincuencial en relación con el sexo y el lugar de residencia

(urbano, rural) de la muestra; en un segundo momento, se hará un

análisis descriptivo de los indicadores de salud mental/bienestar

psicológico, comparado por sexo y lugar de residencia. Asi mismo, en

función de si ha sido víctima de violencia delincuencial o no.

Posteriormente se presentarán las incidencias de víctimas de violencia,

lugar de cometimiento del delito, el contexto sociocultural de la

violencia; el consumo de drogas y alcohol, las razones y motivaciones

del consumo, la frecuencia y tipos de drogas, entre otras variables

relacionadas.

En el comienzo de esta fase, se presentan las frecuencias y

porcentajes de la muestra que frecuentemente presentan estrés y

ansiedad delincuencial comparándose por sexo. En este primer momento,

se enfatiza en aquellos indicadores que revelaron diferencias

estadísticamente significativas entre hombres y mujeres.

En relación con la pregunta si en el último año un pariente suyo

fue víctima de la violencia delincuencial: lesión u homicidio, 409

personas (36,0%) expresaron que frecuentemente; de estos, 174(42,5%)

son hombres, mientras 235 (57,5%) son mujeres, indicando diferencias

significativas. En cuanto a si consideran que las noticias que se

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

67

transmiten por televisión, prensa escrita y radio sobre la violencia

delincuencial (lesionados, muertos, extorsiones), afectan su estado

emocional y mental, 868 (76,5%) manifestaron que frecuentemente; de

este total, 387 (44,6%) son masculinos y 481 (55,4%) son femeninos.

Se preguntó si siente temor de transitar por algunas calles o

zonas de la ciudad (colonias, barrios o pueblo): 922(81,3%) expresaron

que frecuentemente; de estos 415 (45,0%) son masculinos y 507 (55,0%)

son femeninos. En relación con sí el contexto de violencia social

delincuencial en que viven los salvadoreños le produce ansiedad y estrés

(pánico, miedo, agitación, boca seca, inquietud, taquicardia), 866

(76,4%) manifestaron que frecuentemente; de este total, 392 (45,3%) son

masculinos y 474 (54,7%) son femeninos, encontrándose diferencias

significativas entre ambos grupos, presentando mayores dificultades

de salud mental las mujeres que los hombres (ver tabla 5).

Referente a sí el ambiente de violencia social delincuencial que

viven los salvadoreños le produce nerviosismo e inseguridad, 961 (84,8%)

dicen que frecuentemente; del total, 436 (45,4%) son masculinos y

525(54,6) son femeninos. Al preguntarle a la población si considera

usted que la situación de violencia delincuencial que vive el país le

afecta el sueño, 751 (65,9%) refieren que frecuentemente; de estos, 326

(43,4%) son del sexo masculino y 425 (56,6%) son femeninos. Si hay

diferencias significativas entre ambos grupos, siendo más afectadas las

mujeres.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

68

En cuanto a sí el contexto de violencia social delincuencial que se

vive en El Salvador está afectando su estabilidad emocional y mental, 807

(70,7%) expresan que frecuentemente; de estos, 347 (43,0%) son

masculinos y 460 (57,0%) son femeninos. En los indicadores restantes,

si bien no hay diferencias estadísticamente significativas entre hombres

y mujeres, la prevalencia de estrés y ansiedad delincuencial siempre es

mayor en las mujeres.

Tabla 5.Frecuencias y porcentajes de la muestra que frecuentemente presentan

estrés y ansiedad delincuencial, comparados por sexo

No. Ítems

Total (%)

Hombres (%)

Mujeres (%)

Χ²

1 ¿En el último año, algún pariente suyo fue víctima

de la delincuencia (Ej.: robo, hurto, extorsión)? 498(43,8) 233(46,8) 265(53,2) 0,017

2 ¿En el último año, algún amigo o conocido suyo fue víctima de la delincuencia (Ej.: robo, hurto, extorsión)?

656(57,5) 324(49,4) 332(50,6) 3,756†

3 ¿En el último año, algún pariente suyo fue víctima de la violencia delincuencial (Ej. lesión u homicidio)?

409(36,0) 174(42,5) 235(57,5) 5,316*

4 ¿Usted ha pensado en cambiar su lugar de residencia, como producto de la violencia delincuencial?

427(37,9) 191(44,7) 236(55,3) 1,812

5 ¿Algún familiar, amigo o conocido ha cambiado su lugar de residencia, como resultado de la violencia?

574(50,9) 274(47,9) 299(52,1) 0,233

6 ¿En su casa, se han implantado algunas medidas de seguridad? (Ej.: cerrar temprano la puerta, no estar en la calle.)

859(76,4) 399 46,4) 460 53,6) 0,639

7 ¿Considera usted que las noticias que transmiten por televisión, prensa escrita y radio sobre la violencia delincuencial (Ej.: lesionados, muertos, extorsiones) afectan su estado emocional y mental?

868(76,5) 387(44,6) 481(55,4) 9,317**

Page 69: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

69

8 ¿En el último año, ha modificado su vida cotidiana debido a la violencia delincuencial? (Ej.: llegar temprano a casa, no salir de noche.)

855(75,6) 397(46,4) 458(53,6) 0,376

9 ¿Siente temor de transitar por algunas calles o zonas de la ciudad (colonias, barrios o pueblo)?

922(81,3) 415(45,0) 507(55,0) 7,848**

10 ¿El contexto de violencia delincuencial que se vive en El Salvador le produce ansiedad y estrés (pánico, miedo, agitación, boca seca, inquietud, taquicardia)?

866(76,4) 392(45,3) 474(54,7) 5,135*

11 ¿El ambiente de violencia delincuencial que se vive en El Salvador le produce nerviosismo e inseguridad?

961(84,8) 436(45,4) 525(54,6) 7,119**

12 ¿Considera usted que la situación de violencia delincuencial que vive el país le afecta el sueño?

751(65,9) 326(43,4) 425(56,6) 11,506**

13 ¿El contexto de violencia delincuencial que se vive en El Salvador afecta su estabilidad emocional y mental?

807(70,7) 347(43,0) 460(57,0) 17,511***

*p < 0,05; ** p< 0,01; *** p< 0,001

Con respecto a las frecuencias y porcentajes de la muestra que

manifestaron que frecuentemente presentan estrés y ansiedad

delincuencial en función del lugar de residencia (urbano, rural), en el

presente análisis, se considerarán aquellos indicadores que su

prevalencia total encontrada fue superior al 75%. En cuanto uno de los

primeros indicadores: en su casa se han implantado algunas medidas

de seguridad, como cerrar temprano la puerta, no estar en la calle, 859

(76,4%) expresaron que frecuentemente lo hacen; de estos, 613 (71,4%)

son urbanos y 246 (28,6%) son rurales.

En relación con sí consideran que las noticias que se transmiten

por televisión, prensa escrita y radio sobre la violencia delincuencial

(lesionados, muertos, extorsiones) afectan su estado emocional y

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

70

mental, 868 (76,5%) del total manifestaron que frecuentemente; de este

total, 614 (70,7%) son urbanos y 254 (29,3%) son rurales. También se

preguntó si en el último año ha modificado su vida cotidiana debido al

contexto de violencia delincuencial, Ej.: llegar temprano a casa, no salir

de noche, 855 (75,6%) refieren que frecuentemente lo hacen; de estos,

599 (70,1%) son urbanos y 256 (29,9%) son rurales (ver tabla 6). Por otra

parte, 866 (76,4%) de la muestra del estudio expresaron que el contexto

de violencia social delincuencial que se vive en El Salvador les produce

ansiedad, estrés, pánico, miedo, agitación, boca seca, inquietud y

taquicardia; de este total, 614 (70,9%) son urbanos y 252 (29,1%) son

rurales. Asi mismo, 961 (84,8%) consideran que el ambiente de

violencia delincuencial que se vive en El Salvador les produce

nerviosismo e inseguridad; de estos, 674 (70,1%) son urbanos y 287

(29,9%) son rurales.

Todos los indicadores de estrés y ansiedad delincuencial, tanto los

antes señalados como el resto no mencionados, presentan una rotunda

mayoría de prevalencia en la personas que residen en las ciudades en

contraste con las personas que residen en las zonas rurales, indicando

claramente que los efectos directos de la violencia social delincuencial

son los problemas de salud mental y bienestar psicológico en la

población salvadoreña, con mayor significancia en los residentes de la

ciudad que en los residentes rurales.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

71

Tabla 6. Frecuencias y porcentajes de la muestra que frecuentemente presentan estrés y ansiedad delincuencial, comparando los que residen en zonas urbanas y rurales

No. Ítems Total (%)

Urbano (%)

Rural (%) Χ²

1 ¿En el último año, algún pariente suyo fue víctima de la delincuencia (Ej.: robo, hurto, extorsión)?

498(43,8) 360(72,3) 138(27,7) 0,983

2 ¿En el último año, algún amigo o conocido suyo fue víctima de la delincuencia (Ej.: robo, hurto, extorsión)?

656(57,5) 475(72,4) 181(27,6) 2,173

3 ¿En el último año, algún pariente suyo fue víctima de la violencia delincuencial (Ej.: lesión u homicidio)?

409(36,0) 293(71,6) 116(28,4) 0,186

4 ¿Usted ha pensado en cambiar su lugar de residencia, como producto de la violencia delincuencial?

427(37,9) 318(74,5) 109(25,5) 4,469*

5 ¿Algún familiar, amigo o conocido ha cambiado su lugar de residencia, como resultado de la violencia?

574(50,9) 423(73,7) 151(26,3) 5,902*

6 ¿En su casa, se han implementado algunas medidas de seguridad? (Ej.: cerrar temprano la puerta, no estar en la calle.)

859(76,4) 613(71,4) 246(28,6) 0,847

7 ¿Considera usted que las noticias que transmiten por televisión, prensa escrita y radio sobre la violencia delincuencial (Ej.: lesionados, muertos, extorsiones) afectan su estado emocional y mental?

868(76,5) 614(70,7) 254(29,3) 0,047

8 ¿En el último año, ha modificado su vida cotidiana debido a la violencia delincuencial? (Ej.: llegar temprano a casa, no salir de noche.)

855(75,6) 599(70,1) 256(29,9) 0,989

9 ¿Siente temor de transitar por algunas calles o zonas de la ciudad (colonias, barrios o pueblo)?

922(81,3) 664(72,9) 258(28,0) 2,987

10 ¿El contexto de violencia delincuencial que se vive en El Salvador le produce ansiedad y estrés (pánico, miedo, agitación, boca seca, inquietud, taquicardia)?

866(76,4) 614(70,9) 252(29,1) 0,001

11 ¿El ambiente de violencia delincuencial que se vive en El Salvador le produce nerviosismo e inseguridad?

961(84,8) 674(70,1) 287(29,9) 0,965

12 ¿Considera usted que la situación de violencia delincuencial que vive el país le afecta el sueño?

751(65,9) 535(71,2) 216(28,8) 0,306†

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

72

13 ¿El contexto de violencia delincuencial que se vive en El Salvador afecta su estabilidad emocional y mental?

807(70,7) 571(70,8) 236(29,2) 0,018

*p < 0,05

En relación con los indicadores de problemas de salud mental y

bienestar psicológico que frecuentemente presenta la muestra

comparados por género, seguidamente se presentan las frecuencias y

porcentajes más representativos del indicador de salud mental. En este

sentido, se evalúa si las preocupaciones le han hecho perder mucho

sueño: 301 (26,4%) expresaron que frecuentemente; de estos, 142

(41,2%) son masculinos y 177 (58,8%) son femeninos. En relación con si

se ha sentido agobiado y con tensión, 345 (30,5%) manifestaron que es

frecuente; de estos, 143 (41,4%) son masculinos y 202 (58,6%) son

femeninos. Por otra parte, se preguntó si ha sentido que no puede

superar sus dificultades: 347 (30,6%) refieren que frecuentemente; de

este total, 160 (46,1%) son masculinos y 187 (53,9%) son femeninos (ver

tabla 7).

En este mismo sentido, se evaluó si ha sido capaz de hacer frente

a sus problemas: 917 (80,7%) dicen que frecuentemente; hay 19,3% que

no pueden con sus problemas. Del total, 439 (47,9%) son masculinos y

478 (52,1%) son femeninos. Con respecto a si se ha sentido poco feliz y

deprimido: 244 (21,5%) expresaron que frecuentemente; del total, 104

(42,6%) son masculinos y 140 (57,4%) son femeninos. En todos los

indicadores de salud mental comparados por sexo, se encontró

porcentajes mayores en las mujeres que en los hombres, lo que indica

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

73

que existen más dificultades de salud mental/bienestar psicológico en

las mujeres.

Tabla 7. Frecuencias y porcentajes de la muestra que frecuentemente presentan dificultades de salud mental/ bienestar psicológico, comparados por género.

No Ítems

Total (%)

Masculino (%)

Femenino (%) Χ²

1

¿Ha podido concentrarse bien en lo que hace?

772(67,8)

373(48,3)

399(51,7)

1,638

2

¿Sus preocupaciones le han hecho perder mucho sueño?

301(26,4)

124(41,2)

177(58,8)

5,570*

3

¿Ha sentido que está jugando un papel útil en la vida?

875(77,0)

420(48,0)

455(52,0)

1,787

4

¿Se ha sentido capaz de tomar decisiones?

858(75,3)

420(49,0)

438(51,0)

4,998*

5

¿Se ha sentido constantemente agobiado y en tensión?

345(30,5)

143(41,4)

202(58,6)

6,428*

6

¿Ha sentido que no puede superar sus dificultades?

347(30,6)

160(46,1)

187(53,9)

0,229

7

¿Ha sido capaz de disfrutar sus actividades normales de cada día?

841(74,0)

411(48,9)

430(51,1)

4,952*

8

¿Ha sido capaz de hacer frente a sus problemas?

917(80,7) 439(47,9) 478(52,1) 1,434

9

¿Se ha sentido poco feliz y deprimido?

244(21,5)

104(42,6)

140(57,4)

2,443

10 ¿Ha perdido confianza en sí mismo?

160(14,1)

69(43,1)

91(56,9)

1,148

11

¿Ha pensado que usted es una persona que no vale para nada?

110(9,7)

41(37,3)

69(62,7)

4,877*

Page 74: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

74

12 ¿Se siente razonablemente feliz, considerando todas las circunstancias?

756(67,1) 362(47,9) 394(52,1) 0,486

*p < 0,05

En el análisis descriptivo de frecuencias y porcentajes de la

muestra que frecuentemente presentan dificultades de salud mental y

bienestar psicológico, comparando los que residen en las zonas urbanas y

los que residen en zonas rurales en esta ocasión, se centrará el análisis

en aquellos indicadores (reactivos) en los que haya mayores

diferencias.

En cuanto a si las preocupaciones le han hecho perder mucho

sueño: 301 (26,4%) expresaron que frecuentemente; de estos, 202

(67,1%) son urbanos y 99 (32,9%) son rurales. Referente a si se ha

sentido constantemente agobiado y con tensión: 345 (30.5%)

manifestaron que sí, de este total, 252 (73,0%) son residentes urbanos y

93 (27,0%) son residentes rurales. Al preguntarles si han sentido que no

pueden superar sus dificultades: 347 (30,6%) refieren que

frecuentemente; de estos, 230 (66,3%) son urbanos y 117 (33,7%) son

rurales (ver tabla 8).

Por otra parte, se preguntó si se han sentido poco felices y

deprimidos: 244 (21,5%) expresaron que frecuentemente; de este total,

161 (66,0%) son residentes urbanos y 83 (34,0%) son residentes rurales.

En cuanto a si se sienten razonablemente felices, considerando todas

las circunstancias: 756 (67,1%) manifestaron que frecuentemente; de

Page 75: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

75

estos, 537 (71,0%) son urbanos y 219 (29,0%) son rurales. Este último

indicador refiere, entonces, que 32,9% de la muestra del estudio no se

considera feliz considerando todas las circunstancias. En un sentido

general, se puede apreciar que en todos los indicadores de salud mental

y bienestar psicológico de la población en función del lugar de residencia,

existe mayor incidencia de dificultades de salud mental en la muestra

de residentes urbanos que en la muestra de residentes rurales,

duplicando los porcentajes en casi todos los indicadores.

Tabla 8. Frecuencias y porcentajes de la muestra que frecuentemente presentan dificultades de salud mental/bienestar psicológico, comparando los que residen en zonas urbanas y rurales.

No Ítems Total (%)

Urbano (%)

Rural (%)

1

¿Ha podido concentrarse bien en lo que hace?

772(67,8) 544(70,5) 228(29,5)

2

¿Sus preocupaciones le han hecho perder mucho sueño?

301(26,4) 202(67,1) 99(32,9)

3

¿Ha sentido que está jugando un papel útil en la vida?

875(77,0) 618(70,6) 257(29,4)

4

¿Se ha sentido capaz de tomar decisiones?

858(75,3) 608(70,9) 250(29,1)

5

¿Se ha sentido constantemente agobiado y en tensión?

345(30,5) 252(73,0) 93(27,0)

6

¿Ha sentido que no puede superar sus dificultades?

347(30,6) 230(66,3) 117(33,7)

7

¿Ha sido capaz de disfrutar sus actividades normales de cada día?

841(74,0) 597(71,0) 244(29,0)

Page 76: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

76

8

¿Ha sido capaz de hacer frente a sus problemas?

917(80,7) 650(70,9) 267(29,1)

9 ¿Se ha sentido poco feliz y deprimido?

244(21,5) 161(66,0) 83(34,0)

10 ¿Ha perdido confianza en sí mismo? 160(14,1) 116(72,5) 44(27,5)

11 ¿Ha pensado que usted es una persona que no vale para nada?

110(9,7) 71(64,5) 39(35,5)

12

¿Se siente razonablemente feliz, considerando todas las circunstancias?

756(67,1)

537(71,0)

219(29,0)

Frecuencias y porcentajes de la muestra que continuamente

presentan dificultades de salud mental, asociadas con haber sido

víctima de violencia delincuencial. En cuanto al indicador, si las

preocupaciones le han hecho perder mucho sueño: 299 (26,4%)

manifestaron que es frecuente; de estos, 96 (32,1%) dicen que sí,

mientras 203 (67,9%) expresaron que no, indicando lo anterior que hay

diferencias significativas cuando se comparan los que han sido

víctimas de violencia delincuencial con los que no han sido víctimas;

presentando más preocupaciones que les hacen perder el sueño los que

fueron víctimas de violencia social delincuencial. En relación con si se

ha sentido poco feliz y deprimido: 242 (21,5%) expresaron que es

frecuentemente; de este total, 80 (33,1%) dicen que sí han sido víctimas

de la violencia delincuencial, mientras 162 (66,9%) expresan que no. Lo

anterior indica que existen diferencias significativas en cuanto a

sentirse felices y deprimidos, entre los que fueron víctimas y los que

no lo han sido, presentando mayores problemas de infelicidad y

Page 77: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

77

depresión los que fueron víctimas de la violencia delincuencial (ver

tabla 9).

Tabla 9. Frecuencias y porcentajes de la muestra que frecuentemente presentan dificultades de salud mental/bienestar psicológico, comparando los que han sido víctimas de violencia delincuencia

No Ítems Total (%)

SÍ NO Χ²

1 ¿Ha podido concentrarse bien en lo que hace? 769(68,2) 193(25,1) 576(74,9) 3,460

2

¿Sus preocupaciones le han hecho perder mucho sueño?

299(26,4) 96(32,1) 203(67,9) 5,911*

3

¿Ha sentido que está jugando un papel útil en la vida?

867(77,0) 224(25,8) 643(74,2) 1,544

4 ¿Se ha sentido capaz de tomar decisiones? 851(75,4) 211(24,8) 640(75,5) 5,598*

5

¿Se ha sentido constantemente agobiado y en tensión?

342(30,5) 98(28,7) 244(71,3) 1,133

6

¿Ha sentido que no puede superar sus dificultades?

344(30,6) 86(25,0) 258(75,0) 0,517

7

¿Ha sido capaz de disfrutar sus actividades normales de cada día?

833(74,0) 216(25,9) 617(74,1) 0,4712

8 ¿Ha sido capaz de hacer frente a sus problemas? 910(80,8) 235(25,.8) 675(74,2) 0,745

9 ¿Se ha sentido poco feliz y deprimido? 242(21,5) 80(33,1) 162(66,9) 6,833**

10 ¿Ha perdido confianza en sí mismo? 159(14,2) 43(27,0) 116(73,0) 0,045

11 ¿Ha pensado que usted es una persona que no vale para nada?

109(9,7) 43(39,4) 66(60,6) 10,616**

12 ¿Se siente razonablemente feliz, considerando todas las circunstancias?

751(67,3) 178(23,7) 573(76,3) 6,711*

*p < 0,05; ** p< 0,01

Page 78: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

78

11.1. 1. Factores socioculturales de la violencia social delincuencial

En relación con los factores socioculturales asociados a la

violencia delincuencial, se formularon seis reactivos relacionados entre

sí, que brindarán una explicación general sobre las condiciones del

contexto social y cultural de violencia que viven los salvadoreños, con

el propósito de conocer la percepción y visión que la población tiene

referente a la violencia delincuencial. Entre los resultados se tienen: el

primer indicador explora si considera que el ambiente social y

comunitario donde viven los salvadoreños está incidiendo en la

violencia delincuencial: 431 (38,3%) expresaron que nunca, mientras

695 (61,7%) manifestaron que frecuentemente; considera usted que el

ambiente familiar en que viven los salvadoreños está relacionado con

la violencia delincuencial: 481 (42,6%) dicen que nunca y 648 (57,4%)

dicen que frecuentemente; considera usted que la televisión, el cine y

los juegos de video promueven las conductas violentas en los

salvadoreños: 339 (29,9%) expresan que no, mientras 796 (70,1%)

manifiestan que frecuentemente; considera usted que las condiciones

económicas de pobreza en que vive la mayoría de salvadoreños

inciden en la violencia delincuencial: 315 (27,8%) dicen que nunca y

820 (72,2%) dicen que frecuentemente. Considera usted que el contexto

de violencia delincuencial en que viven los salvadoreños está

afectando la salud mental de las personas: 332 (29,4%) expresaron que

nunca y 797 (70,6%) manifestaron que frecuentemente es afectada.

Page 79: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

79

Al preguntarle a la población si ha sido víctima de la violencia

delincuencial: 304 (26,6%) expresaron que sí y 827(72,5%) dijeron que

no. Indicando lo anterior que más de una cuarta parte, es decir, uno de

cada cuatro salvadoreños, fue víctima de la delincuencia en el último

año. De los 304(26,6%) que informaron que habían sido víctimas de la

delincuencia, los porcentajes de los tipos de delitos se distribuyeron de

la siguiente forma.

Figura 1. Porcentaje de tipos de delitos de que ha sido víctima en el último año.

*Pariente lesionado o asesinado

En relación con el número de veces que la muestra ha sido

víctima de algún tipo de delito, estos se presentan en la figura 2. El

mayor porcentaje se despliega en una sola vez, 45,5% y el menor

Page 80: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

80

porcentaje en cuatro veces, 5%. En relación con el lugar donde fue

víctima de un delito, la mayoría de estos fueron en la calle, 51,6%;

mientras el lugar donde se dan menos delitos es el pueblo, 5,7%. Estos

resultados indican que existe más de un 50% de la muestra que fue

víctima de la delincuencia más de una vez en el último año. También

que la mayoría de los delitos (51,6%) se dan en la calle; pero existe

cerca de la mitad de los delitos cometidos por la delincuencia que se

dan en la comunidad, en la colonia, en la casa, en la ciudad, y un

menor porcentaje en el pueblo.

Figura 2. Porcentaje de número de veces que la muestra fue víctima de delitos en el último año

45.5

21.1

15.4

12.5

5

0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50

Una vez

Dos veces

Tres veces

Más de cinco veces

Cuatro veces

Page 81: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

81

Figura 3. Porcentajes de lugares donde fue víctima de algún tipo de delito en el último año

51.6

16.8

16.8

9

5.7

0 10 20 30 40 50 60

En la calle

En su casa

En la ciudad

En la colonia

En el pueblo

11.1.2. Consumo de alcohol y drogas, como indicador de salud mental

En relación con el consumo de alcohol y drogas en la población

en estudio, se encontró que 181 (15,8%) expresaron que sí consumen,

mientras 948(82,9%) manifestaron que no, y 14 (1,2%) no respondieron.

Las razones o causas del consumo de este 15,8% de personas que

aceptó el consumo de algún tipo de sustancia psicoactiva se mencionan

en la figura 4.

Page 82: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

82

Figura 4. Razones y causas que motivan el consumo de alcohol y

drogas en la muestra (frecuencias).

Una de las principales causas o razones del consumo de alcohol y

drogas son los malos hábitos (95), seguido porque le gusta (64), y en

última posición están los problemas familiares (26).Por otra parte, se

puede observar que la frecuencia en el consumo de alcohol y drogas es

más alta en eventual (60), luego le siguen diario (44) y semanal (33); por

último aparecen el consumo quincenal (19) y mensual (18). Estos

resultados indican que si se suman las personas que consumen alguna

sustancia psicoactiva diaria, semanal y quincenal, estas rondan el 60%

de la muestra, significando que, debido a la frecuencia en el consumo

de la sustancia psicoactiva, podría pensarse que estas personas

presentan un grado importante de disfunción personal, familiar, social;

y es probable que varios de ellos presenten algunas disfunciones en su

estabilidad mental debido al consumo de alcohol y drogas.

95

64

49

48

45

32

31

26R² = 0.964

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100

Malos hábitos

Porque me gusta

Problemas personales

Por adicción

Por imitación

Presión social

Problemas económicos

Problemas familiares

Page 83: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

83

Figura 5. Frecuencia del consumo de sustancias psicoactivas en la muestra estudiada

0

10

20

30

40

50

60

Eventual Diario Semanal Quincenal Mensual

60

44

33

19 19

Tabla 10. Frecuencias de los tipos de drogas consumidas

Alcohol y Drogas Frecuencia/ Porcentaje

Cerveza 108 (9,4)

Licor 86 (7,5)

Cigarrillo 81 (7,1)

Whisky 22 (1,9)

Vino 20 (1,7)

Marihuana 9 (0,8)

Crack 5 (0,4)

Cocaína 6 (0,5)

Éxtasis 3 (0,3)

Total 390 (33,9)

Page 84: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

84

11.1.3. El funcionamiento familiar como indicador de salud mental

Diferentes estudios y teorías han demostrado que el contexto

familiar es un entorno donde se configura la personalidad del niño y

del joven; también es un ambiente de protección y de seguridad, que

fortalece la confianza en sí mismo, la autoestima; adquiere un conjunto

de principios y valores, que determinan su forma de ser y actuar en la

vida cotidiana del adulto. La familia es el ente socializador que

potencializa los tipos y las formas de relaciones interpersonales,

comenzando por los miembros del núcleo familiar. Así mismo, es la

instancia que favorece, o protege de, diferentes disfunciones entre sus

miembros; por ejemplo: el abuso (físico, psicológico y sexual), los

hábitos inadecuados, como el consumo de sustancias psicoactivas. Pero

también permite un abanico de afecciones psíquicas como el estrés, la

ansiedad, la depresión, las fobias y conflictos de relaciones

interpersonales.

Desde la perspectiva de la personalidad, se pueden explicar

muchas conductas consideradas como conflictivas o delictivas en los

jóvenes, como son: la agresividad, la impulsividad, la personalidad

antisocial o psicopática, que es propia de los delincuentes. Por otra

parte, hay que destacar que la familia no es un islote inconexo. En

esencia es la unidad básica de la sociedad y del Estado. Por tanto,

existe una relación directa con estas otras estructuras. La fortaleza o

debilidades de la familia dependen en gran medida de las políticas

Page 85: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

85

sociales del Estado, como la seguridad, la salud, la educación, las

fuentes de trabajo y un sistema jurídico que proteja estos derechos.

En estudio realizado a escala nacional en El Salvador con 1.392

jóvenes estudiantes de educación media, Orantes (2011) encontró que

764 (55,5%) de los jóvenes provienen de hogares integrados (papá y

mamá juntos), mientras 612 (44,5%) de los jóvenes pertenecen a

hogares desintegrados. En los hogares desintegrados existen tres

razones de separación: 296 (50,1%) por divorcio, 185 (31,3%) por

emigración, y 110 (18,6%) por fallecimiento de uno de los cónyuges.

Este informe revela que en cerca de la mitad de las familias

salvadoreñas hace falta uno de los padres. La separación de los padres

es un potenciador de estrés social que genera crisis al el interior de la

familia, haciendo que los miembros de ella estén sujetos a diversas

modificaciones en su vida, y con problemas de adaptación de

conducta(Holmen, Canavarro y Leile, 2005).

Según otros estudios, la persona responsable del hogar o crianza

de los hijos es la madre. En esta misma dirección, Zúñiga (2010)

encontró que los jóvenes salvadoreños que provienen de familias

desintegradas presentan diferencias estadísticamente significativas en

comparación con los jóvenes de hogares intactos, específicamente en

autoconcepto: académico, social, emocional y familiar, presentando

mayores niveles los adolescentes de padres que viven juntos,

indicando que hay más problemas en estas variables en los jóvenes de

familias separadas.

Page 86: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

86

Asi mismo, encontró diferencias significativas entre ambos

grupos de jóvenes en diferentes dimensiones de ansiedad: fisiológica,

inquietud/hipersensibilidad, preocupación social, concentración y

total, siendo la media aritmética (M) más alta en los jóvenes que

proceden de familias separadas.

En el presente estudio, al equipo le interesó conocer algunas de

estas variables familiares, como indicadores del grado de

funcionamiento de la familia salvadoreña, para tener una explicación

empírica de la influencia que esta tiene en la salud mental y social de la

población salvadoreña; para atrevernos a describir posibles factores

relacionados con el contexto de violencia social delincuencial que

experimenta la población y señalar el papel protagónico de la familia

salvadoreña en el conjunto de factores sociales relacionales.

En este sentido, se encontró que, en la existencia de conflictos

internos en los miembros de la familia, 263 (23,0%) expresaron que a

menudo existían, 878 (76,9%) manifestaron que nunca; referente a las

relaciones de cooperación y ayuda entre los miembros del núcleo

familiar, 289 (25,3%) dijeron que nunca se daban; 854 (74,7%)

expresaron que a menudo existían. En cuanto al sentimiento de

solidaridad entre los miembros de la familia, 238 (20,9%) expresaron

que nunca se daba; 905 (79,1%) manifestaron que a menudo sucedía.

Cuando un miembro de la familia tenía problemas, los demás le

ayudan a resolverlo: 272 (23,8%) dijeron que nunca les ayudaban; 871

Page 87: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

87

(76,2%) manifestó que a menudo les ayudaban a resolver los

problemas.

Los resultados anteriores son evidencia de que en la escala de

funcionamiento familiar los porcentajes de disfunción familiar oscilan

entre el 10 y el 25% de la población. Estos porcentajes indican que

existen problemas en la esfera familiar, reflejando en algunos criterios

prevalencias que superan el 20% de las familias salvadoreñas que

presentan una disfunción familiar evidente. Lo anterior es un factor

clave como indicador de inestabilidad social, familiar y mental de la

población salvadoreña sugiriendo que la alteración familiar en El

Salvador es uno de los factores que podría estar asociado con la salud

mental y en la configuración de conductas delictivas en los jóvenes

salvadoreños.

11.4. Análisis descriptivo cualitativo

Cultura de la violencia: lo primero en la mente. Los participantes

de este estudio, cuando hablan de violencia, tratan de prescribir sus

ideas, lo viven con mucha “seriedad”; y se les ocurren múltiples

formas de agrupar sus comentarios. Se concentran en sus experiencias

y se autodefinen como conocedores del fenómeno. La mayoría de los

entrevistados convergen en que la violencia es un fenómeno cultural, la

definen como un comportamiento “habitual de las personas”. De

acuerdo con los y las participantes, el fenómeno es estimulado

principalmente por los medios de comunicación, los cuales día a día

enfrentan a la población con “asesinatos”, “desmembramientos”,

Page 88: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

88

“robos”, “sangre”, “violencia política”, “violencia escolar” y otros. Lo

peligroso de la lectura anterior es caer en divisiones objetivas y

subjetivas del fenómeno de violencial delincuencial, en la cual los

responsables de frenar el fenómeno tienden a culpar a los medios de

comunicación, como una forma de minimizar parte de su

responsabilidad.

Los entrevistados se perciben a sí mismos como “pacificos,

tolerantes y respetuosos”. Sin embargo, los ambientes donde se

desenvuelven cotidianamente resultan contar con un alto nivel de

violencia, lo cual se manifiesta con diversos matices de ansiedad. De

acuerdo con la mayoría, la violencia es un tópico que ha sido estudiado

por muchos profesionales, universidades y otras instituciones, hasta

hoy sin resultados significativos. De acuerdo con el análisis, lo primero

en la mente de los entrevistados, al mencionar violencia este concepto es

agrupado en diversas formas, siendo estas:

El grupo 1: muerte y agresión. "Hechos delictivos de mayor y

menor grado" a través de las pandillas y el uso ilegal de armas. Grupo

2:inseguridad/temor. “Daño físico y psicológico” realizado por

pandilleros, en su mayoría (estimulado por exposición masiva de

muertes, dolor y luto constantemente). Grupo 3: ansiedad. “Problema

grave y frecuente de proporciones epidémicas que afecta a la población

salvadoreña sistemáticamente” debido a un alto número de

extorsiones, impunidad, falta de valores morales y al constante

incremento en los números de crímenes y violaciones. Grupo 4:

Page 89: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

89

violación a derechos de los ciudadanos (actitud).“Intranquilidad, problemas

de relaciones humanas, de socialización inadecuada, patrones

negativos de comportamiento, conductas crueles y destructivas,

intenciones malas en contra de los demás, maltrato físico y psicológico

(población vengativa con odio, crueldad e impulsos destructivos).

“Los medios masivos, juegan un papel elemental en la salud

mental de la población salvadoreña.” Los problemas de orden

psicosocial pueden reducirse a través de convenios con los medios de

comunicación, ya que estos juegan un papel importante en la inflexión

de ideas y conductas de los ciudadanos. Al hablar de violencia, los

entrevistados verbalizan una realidad compleja, en la cual se ven

agrupados diferentes matices de emociones, conductas, actitudes y

hechos. Fundamentalmente, y a modo de convergencia, destacan la

falta de control del fenómeno a escala nacional, efectos de la

inseguridad en el plano psicológico; y una promesa de la erradicación

se volvería en estos momentos en una falacia a partir de la dimensión

que el problema tiene. El papel de las instituciones (FGR, PNC, jueces,

gobierno central y gobiernos municipales) se ve en dificultades en

cuanto a su efectividad.

“Me siento ánimicamente mal, porque diariamente se está pendiente de todo lo

malo que te puede pasar al salir de casa, al trabajo o cualquier otro lugar.”

--psicólogo.

Page 90: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

90

Sensación de seguridad y temor. Al consultar a los entrevistados

“el grado de seguridad en su comunidad o lugar de trabajo”, es importante

adentrarnos más en las motivaciones o causas de sus respuestas que en la

primera impresión de estas.

“El lugar donde vivo actualmente lo considero un ‘lugar seguro’, reúne

condiciones mínimas o filtros de control para garantizar algún tipo de

seguridad.”-- Inspector policial

Al consultar a miembros de la PNC (inspectores, comisionados y

policías), su grado de seguridad lo individualizan y manifiestan

actitudes defensivas. Las asociaciones principales convergen en el

“grado de seguridad que manifiestan debido a la pertenencia a la

institución de seguridad” y/o a la “cercanía de un puesto de

seguridad”. La mayoría de entrevistados señalan que viven en una

zona residencial “tranquila y segura”; el estado refleja más una situación

aspiracional del individuo que su estado real. Se observa una clara

exposición a una situación estresante, donde predominan las acciones

del individuo por encima de las instituciones encargadas de velar por la

seguridad, ya que las manifestaciones convergen en acciones

alcanzadas mediante las “propias capacidades”. Lo anterior hace que

los individuos estén expuestos a enfermedades psicológicas,

conductuales, emocionales, psicosomáticas y somáticas.

La carga psicosocial a raíz de la violencia delincuencial es un

factor que les disminuye la calidad de vida. La disminución de sus

Page 91: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

91

capacidades y habilidades para desenvolverse en su cotidianidad de

forma segura es una muestra de lo anterior.

“Para sentirme seguro, lo que hago es evitar salir de casa, mantenerme

encerrado; del trabajo a la casa.Y si salgo a un lugar, tengo que pensarlo

primero, qué tipo de lugar es, si ofrece condiciones de seguridad para mí y mi

familia.”-- Juez de la República

“Nos sentimos prisioneros en nuestras casas. Es difícil salir y disfrutar

sanamente porque siempre estamos pensando en que algo negativo puede

pasar.”--Educador

Por su parte, los empresarios, a pesar de contar con vigilancia en

sus negocios, manifestaron sentirse vulnerables ante la ola de violencia

delincuencial que vive el país. Algunos de ellos han sido víctimas de

robos y/o extorsiones, y se mantienen en un estado de vigilia

permanente, ante la sensación de inseguridad. El libre tránsito por las

calles es cosa del pasado, argumentan. La criminalidad ha ganado

terreno en los últimos años.

Pese a que en su mayoría los entrevistados expresaron, de forma

verbal o no verbal, sentirse inseguros, percibimos la existencia de un

grupo pequeño que se siente seguro en el entorno donde vive. La

seguridad percibida se encuentra estimulada por características

físicas(infraestructura doméstica) y relacionales específicas

(comunidades de vecinos). Uno de los factores que estimulan la

seguridad es ver policías patrullando, a pesar de que existen indicios

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

92

de corrupción en un mínimo grupo del cuerpo policial en el ámbitonivel

perceptual de la población.

“Generalmente están diciendo que pasan cerca de la casa mareros. Ha habido

muertos, no se puede andar muy noche. Siento temor de que pueda suceder

algo en la casa, porque alguien extraño pueda entrar a la casa.”--Abogado

Al hablar de seguridad, encontramos fuertes indicios de disonancia

cognitiva en un pequeño grupo, ya que por un lado manifiestan sentirse

muy seguros, pero por otro aseguraron que una gran cantidad de

acciones para “sentirse más seguro”. Hay una incompatibilidad de dos

cogniciones simultáneas (seguridad e inseguridad), todo lo cual

impacta sobre sus actitudes.Algunas de las acciones que llevan a cabo

para sentirse seguros los hace mantener una situación de alerta

constante, siendo estas; la comunicación: interacción constante con

vecinos, organización vecinal; prevención:estar pendiente de cualquier

anomalía alrededor, anticiparse a situaciones de personas o vehículos

sospechosos (generalmente no conocidos en la zona); uso de medidas

de seguridad domésticas, como alambre razor, intercomunicador; vivir

en zonas residenciales con seguridad las 24 horas y con muro

perimetral, no llegar a altas horas de la noche, contar con vigilancia

privada en negocios.Otras acciones: acercarse más a Dios,trabajar de

forma oculta para evitar ser objeto de cobro de “renta” en sus negocios;

no ver, oír o leer medios masivos y ganarse la confianza de jóvenes en

riesgo.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

93

“Nosotros somos una familia cristiana. En primer lugar tenemos una

confianza plena que Dios nos cuida, y además… hemos puesto un “razor” con

electricidad para, de alguna manera, proteger la casa, y también hemos cerrado

con una puerta de hierro el patio para tener seguridad en la casa.”

--Empresario

El grado de seguridad evaluado tiene al menos dos dimensiones

claramente identificadas: la“geográfica” y la de “grupo doméstico”.

En la dimensión doméstica(casa y trabajo) existe cierto grado de

seguridad. No obstante, en la dimensión geográfica(calles por donde

transita) el nivel de seguridad es sumamente débil.

11.4.1. Efectos de la violencia delincuencial

La violencial delincuencial perjudica a los salvadoreños de todos

los niveles socioeconómicos, y los perjudicaen diversos sentidos. En los

lugares públicos, disipando los espacios de diversión de la ciudad poco

a poco, y así como en los alrededores de su comunidad. De acuerdo

con los participantes, quienes externan los efectos, dicen vivir en un

estado aparente de “toque de queda autoimpuesto”, situación que

genera una progresión geométrica de la pérdida de seguridad. Los

efectos se desplazan al plano económico, debido a que las medidas de

seguridad, por temor a ser víctima, llevan al salvadoreño a poner rejas,

candados, pago de más vigilancia en su comunidad, etc., Lo cual afecta

su bolsillo.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

94

La pérdida de la calidad de vida y de la coexistencia pacífica de

los salvadoreños, a raíz de la violencia delincuencial, se ve estimulado

por la presencia de jóvenes delincuentes (generadores de temor entre

las personas), quienes son los que más inquietan a la población. Lo

anterior fue manifestado principalmente por los profesionales del

derecho (jueces, fiscales, abogados y funcionarios de seguridad

pública) que fueron entrevistados, ya que es en esta cohorte donde más

se respira el aire de violencia delincuencial.

La presencia de jóvenes en las cercanías de su comunidad, en las

esquinas bebiendo cervezas aumenta los niveles de inseguridad de la

población expuesta. Los efectos de la violencia delincuencial también

tienen su fundamento en la presencia de noticias “amarillistas” con

una alta resonancia en la opinión pública, las cuales trastornan la

percepción de seguridad colectiva. Existen sentimientos entre los

entrevistados que reflejan efectos en el ámbito psicológico, momentos

de “desprotección e inseguridad” y “tristeza”.

“Robos frecuentes, asaltos, renta; se tienen que cerrar los negocios. Es por eso

que uno se siente inseguro”. “Nos afecta a tal grado que nos hemos vuelto

presos dentro de nuestras propias casas.” -- Empresario.

La violencia delincuencial debilita la cohesión social (convivencia

vecinal) de las comunidades; además, provoca más violencia debido a

que la ansiedad, la inseguridad y el temor estimulan el “querer”

defenderse; se vive expuesto directamente a las personas que ejercen la

violencia; la sociedad se está “deshumanizando” debido a que las

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

95

noticias crudas de “muertes”, o verlas “físicamente”. ya no incomoda

(desensibilización humana). Algunas de las manifestaciones físicas de

los efectos de la violencia delincuencial se presentan en el deterioro

del “tejido relacional” de las personas y su familia; existe pérdida de

confianza, es decir, no se confía en nadie o en muy pocos. Lo anterior

promueve una sociedad en la que cuesta integrarse; la desconfianza

crea barreras que dividen las sociedades.

11.4.2. Impacto emocional

Existen diversas sensaciones, emociones y sentimientos que

derivan de la exposición a la violencia delincuencial. Entre estas

destacan: la impotencia y la frustración: los participantes “quisieran

actuar”, pero sus principios y valores no se los permiten. El

entrevistado dice mantenerse al margen, únicamente lo deja al sistema

a través de denuncias que muchas veces no son tomadas en cuenta, ya

que hay falta de credibilidad en la efectividad del sistema de justicia en

el país; la tristeza: impotencia, pérdida de personas útiles a la sociedad,

hay sentimientos encontrados “tristeza, lástima y enojo”; autoprotección:

al núcleo familiar y mantener un estado de vigilia constante; decepción:

falta mucho por hacer, planes de prevención en comunidades y

empresas. No hay políticas claras de combate a la violencia delincuencial;

indignación: se ha perdido consistencia en la visión positivista del

combate al flagelo delincuencial, lo ven agravándose

exponencialmente, y el delincuente sin conciencia y con un alto grado

de impunidad atenta sin sensibilidad contra la población; aflicción: es

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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un dolor que sienten en carne propia; hay asombro: por ver hechos en

flagrancia y con altos grados de cinismo e impunidad; lástima: los

niveles de violencia delincuencial no son exclusivos de ciertas

comunidades, ni son casos aislados, son generalizados; temor y

preocupación: alto nivel de inseguridad y deseos de emigrar, existe

preocupación por la proliferación de armamento de guerra en manos

de delincuentes.

“Me afecta, y siento impotencia. Quisiera tener los medios para resolver la

problemática.” – Psicológo

11.4.3. Incitadores de violencia delincuencial

Las maras o pandillas (grupos organizados) son los que

mayoritariamente se vuelven incitadores de la violencia delincuencial.

Hay a la vez factores estructurales como la falta de valores familiares y

la falta de empleo (falta de oportunidades, alto costo de la vida).

También arremeten contra la ineficacia de las autoridades para

combatir la violencia delincuencial, como parte de los incitadores que

destacan. La pobreza (abona a que muchas personas se desesperen y

empiezan a cubrir sus necesidades haciendo uso de la violencia), la

marginación social (gente que no tiene cómo sobrevivir, pero

socialmente no se encuentran con grupos de referencia, y esto les

provoca que tengan una conducta violenta ante los demás), y el fácil

acceso a las armas. Esto provoca que mucha gente este frustrada o

molesta, y que no encuentra cómo comunicar su malestar social. Están

con una actitud de manifestar su inconformidad utilizando un arma.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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11.4.4. Influencia de la falta de oportunidades

La falta de oportunidades laborales influye en el aumento

delincuencial de un “grupo” poblacional con pocos valores morales, el

cual sufre frustración, desencanto, resentimiento, insatisfacción,

incomodidad, depresión, baja autoestima, irritabilidad, estrés,

desintegración familiar, deterioro de relaciones afectivas, familias

hogares desintegrados, abandono de hijos, inmigración, etc. La falta de

trabajo es un estimulador de lo anterior, e incide en la medida que el

individuo debe resolver los problemas económicos del seno familiar.

Lo importante por destacar es que es un “grupo”, y no debe

generalizarse hacia las clases más desprotegidas o vulnerables

socialmente. Pobreza o falta de empleo no debe entenderse, y ni

aceptarse como sinónimo de violencia delincuencial o de “gente ociosa

que se vuelve mala”. La violencia sin precedentes que actualmente se

vive tiene raíces estructurales, en la que se ven inmersas dimensiones

educativas, económicas y del tejido social. La falta de oportunidades, y

el afán de tener los bienes “necesarios” y los “no necesarios”, hace

recurrir a algunos a la violencia delincuencial. Si hubiese “trabajo para

todos” --por cierto una promesas mítica, poco creíble y utópica de los

políticos, --la persona honrada trabajaría para su hogar, y el

delincuente, que roba para sus vicios, trabajaría para el imaginario

negativo que corrompe las sociedades.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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“Alguien que no posea dinero para mantener a su familia se ve casi

obligado a cometer delitos para poder llevar algo… a su hogar. En definitiva, sí

influye directamente en el aumento de la delincuencia.” –Agente policial

La falta de oportunidades educativas, laborales y de pertenencia a

un núcleo familiar perjudica principalmente a la juventud, que se

acostumbra a la inactividad y la aleja de tareas productivas. Estos

jóvenes poseen en su mayoría vidas poco ordenadas, que los hacen

vulnerables a la violencia delincuencial en todas sus manifestaciones,

principalmente siendo absorbidos por los pandilleros. Las

oportunidades tienen que ver con las condiciones mínimas de vida que

uno debe tener. Si alguien no está en la capacidad de resolver sus

condiciones mínimas, buscará alguna forma de resolverlas; empezará a

refugiarse en la solidaridad de los demás, pero como nuestra sociedad

es excluyente se generaran conflictos, y será atraído a la inestabilidad

en el tema de la convivencia social.

La mayoría de gobernantes se han enfrascado en un eje nodal que

los ha llevado a una situación peliculesca en la cual han enfrentado a

policías y ladrones, descuidando nuevos enfoques en las “políticas

públicas”; y han brindado poco impulso a las “políticas sociales”.Lo

que deben buscar es resolver precisamente el tema de la “desigualdad”

y, a la vez, “complementar el enfoque convencional” del combate a la

violencia delincuencial. Mientras estos temas no sean superados

seguirán generando alto conflicto en el ámbito social. Los políticos

entran en disonancias cognitivas entre el decir y el hacer.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

99

“Cuando el ser humano siente que sus necesidades básicas no pueden ser

cubiertas busca la manera de cubrirlas. Eso a veces lo hace recurrir a la

violencia.”--Sociólogo

11.4.5. Violencia delincuencial y violencia familiar

Existe una relación fuerte y vinculante entre la violencia

delincuencial y la familiar; connotaciones específicas de conciencia

agónica explícita que se enseñan y aprenden en el hogar se trasladan al

ámbito socioespacial. La familia es la base de la sociedad. Por lo tanto, lo que

yo aprenda en la familia es lo que voy a reproducir en la sociedad. El

desprecio de los padres a hijos, consumo de drogas en el hogar por

parte de los padres o tutores, familiares violentos, en general

conductas disruptivas en el hogar, transmiten predisposiciones a la

violencia como medio para hacerse valer. Los individuos expuestos en

el seno familiar reproducen mecanismos de violencia aprendidos, los

cuales se activan en el entorno.

“La violencia intrafamiliar provoca una ruptura entre las

personas de un mismo hogar; y producto de ese rompimiento, buscan

resolver sus necesidades fuera de este.” La violencia delincuencial,

ejercida en gran parte por los jóvenes a través de las “tribus

delincuenciales” conocidas comunmente como pandillas, es un

problema criminológico que tiene sus raíces en la desintegración

familiar y la falta de una educación basada en principios.

La familia transmite valores y conductas, formas de percibir el

mundo; el origen de la violencia delincuencial está en el seno familiar.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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Por otra parte, también vivimos en una sociedad machista. Cuando el

hombre ejerce su voluntad y sometiendo a la mujer, oprimiendola,

comienza un círculo vicioso; los hijos observan el fenómeno, y esa

relación se multiplica en la sociedad. Todo se logra con “cuotas de

violencia verbal, física o psicológica, que se ejercen para alcanzar lo

que desea”.

“Es en las familias disfuncionales donde nacen los delincuentes, porque no se

le enseñaron principios éticos y morales.”-- Fiscal

La violencia familiar reside en una discapacidad psíquica

alimentada por resentimientos, raíces de amargura y otros, causados

por la misma violencia familiar, lo cual exterioriza y repite el joven

cuando llega a la adultez. El combate a la delincuencia debe tomar en

cuenta la íntima relación de la violencia familiar con la delincuencial.

Hasta cierto punto, las políticas contra el combate delincuencial han

sido no vinculantes con el fenómeno de forma dual.

Factores familiares que promueven la violencia delincuencia lo

económico (pérdida de calidad de vida), el abandono de padres de

familia/falta de figuras paternas: muchos delincuentes crecen con sus

abuelos debido a la emigración de sus padres (los ancianos en la

mayoría de casos no son figuras de autoridad para el joven rebelde),

falta de afecto familiar; los hogares de conductas disruptivas: consumo

de drogas y alcohol, violencia intrafamiliar,hogares disfuncionales,

falta de orientación espiritual (falta de temor a Dios); falta de

comunicación y control de hijos: control de amigos, programas de

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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televisión. y lugares que visita, horas de llegada, etc. Padres

tóxicos:aquellos que para corregir son duros y no proveen amor, solo

golpes e insultos;problemas serios de comunicación en el hogar:

estamos en la era de la información y comunicación, contamos con

diversidad de medios que nos permiten comunicarnos con los demás,

pero, en lo que a la familia respecta, la comunicación se ha reducido; la

zona de residencia: el contexto en el cual el niño vive afecta

directamente su comportamiento.

“Una familia puede estar reunida en una misma sala, pero cada quien esta

comunicándose con otras personas por medio de Internet y el celular.”

--Antropólogo

11.4.6. Los medios de comunicación y la violencia (crónica roja)

Los medios de comunicación, especialmente la televisión y prensa,

son beneficiososos para el país como fuente de información y como

factor de cohesión social. Sin embargo, la exposición constante de

hechos violentos contribuye al miedo y conductas violentas de la

población. La influencia de los medios, sea esta negativa o positiva, es

innegable. En el análisis de contexto de violencia delincuencial, los

medios generan miedo, y este resulta perjudicial para grupos vulnerables,

como los jóvenes. Los medios de comunicación, de una u otra forma

plantean, desarrollan, norman o crean conductas en el colectivo e

inciden en su forma, de pensar y actuar.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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La era de la información que vivimos trae consigo una enorme carga

de información que el ser humano no tiene la capacidad de discriminar

entre “bueno y malo”. Noticias de muertes, homicidios y delitos

menores de forma prolongada generan conductas violentas y causan

ansiedad en el colectivo. Las noticias de la crónica roja venden

periódicos, generan raiting, y al empresario que no es responsable

socialmente le importa poco las repercusiones mentales de los

individuos. “Lo expuesto con violencia es más exitoso (US$) que lo que no

tiene violencia.”

La violencia se ha convertido en un producto de mucho valor

comercial: películas, programas de televisión, incluso las noticias

mismas: entre más fuertes presentan las escenas, más llaman la

atención. Algunos medios de comunicación han terminado apreciando

más el “valor comercial de la violencia” que “el costo social que esta

tiene”. Las instituciones gubernamentales, sin trascender al plano de la

“censura”, deben de orientar al individuo sobre algunos programas

dañinos a la psiquis; crear leyes adecuadas que protejan la salud

mental de los niños y adolescentes.

“Claro que sí. De hecho, los medios son los detonantes que encienden la chispa

de violencia en el ser humano, cuando presentan cosas que, a mi punto de

vista, no deberían de exponerlas a la ciudadanía. Mucha gente, al ver noticias,

se eriza y entra en nerviosismo.”-- Empresario.

La violencia está cotidianamente en los medios de comunicación.

Detrás de toda esa información siempre hay mensajes negativos que

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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anidan en grupos sociales vulnerables. Un grupo amplio de padres de

familia no controla lo que sus hijos ven en televisión o Internet. Más

bien, gozan en familia de programas antivalores como “Los simpson”, la

caricatura “Padre de familia”, entre muchos otros. A todas las películas

violentas, ahora se les llama “películas de acción” para aliviar la

connotación negativa. Estas logran exponer modelos de armas que se

usan en la actualidad, muerte, robos, etc. De tal manera que los medios

de comunicación sí tienen un fuerte vínculo por medio del cual

promueven la delincuencia. Otro ejemplo claro son los videojuegos

violentos, los cuales mandan mensajes ilícitos de violencia y

destrucción. Claro está que no podemos generalizar con los juegos de

video, ya que algunos son positivos, contribuyendo al desarrollo

psicomotor y a la orientación espacial del individuo.

Los medios de comunicación no desaprueban, solo se limitan a

categorizar los programas en A, B, C, y D. En otros países hay

observatorios cívicos que critican a los medios por la falta de

desaprobación de programas nocivos a la salud mental. Estamos

expuestos a un sistema mediático bastante sensacionalista. los medios

son parte fundamental de la consolidación de la cultura social en un

país; y si tenemos medios sensacionalistas que promueven violencia, el

principal producto que recibimos es la violencia en todas sus

manifestaciones.

Conductas que forman los medios de comunicación: violencia,

hostilidad, agresividad, irritabilidad (inculcan que con violencia se

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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pueden solventar los problemas), adictos al alcohol y drogas; conducta

de “matones”, creen que pueden robar y matar; división, separación y

confrontación, menosprecio y violación de la ley; pérdida de valores

(por ejemplo novelas, programas que promueven la libertad sexual,

lesbianismo y homosexualismo, etc.); personas insensibles e

irrespetuosas y revanchistas; consumismo, ansias de poder y querer

tener; indiferencia entre el bien y el mal; personas enfermas

mentalmente (psicosis, paranoia, temor, miedo, inseguridad).

Victimización. La mayoría de los entrevistados, o sus familiares

cercanos, han sido objeto de robos, hurtos, homicidios, intimidación,

amenazas y extorsiones en los últimos cinco años. La victimización ha

ido en aumento año con año. Este flagelo, conocido como violencia

delincuencial objetiva, hace mucho daño; más por las secuelas que por el

propio hecho, en el caso que no haya sido dañado en su integridad

física sino solo en la psicológica. De acuerdo con los consultados, los

delitos de los que han sido objeto no han sido inducidos o fomentados

por ellos. Tampoco ha sido porque ellos de modo deliberado se hayan

puesto en situaciones de riesgo; tampoco por falta de medidas de

prevención, o por exhibir algún tipo de bien que haya atraído más

atractivo a los delincuentes.

“Mi familia y yo hemos sido víctimas de amenazas fuertes de muerte. Nos han

querido extorsionar pidiéndonos dinero vía teléfono. En total, han sido seis

extorciones; pero nunca he dado ni cinco. En la primera extorsión nos fue mal

porque estuve a punto de cerrar mi negocio. Rrecuerdo que para esa fecha

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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estaba cumpliendo veinticinco años de estar funcionando la empresa. Cuando

estábamos en esta situación, pensábamos en irnos a vivir fuera del país.

terminamos por quedarnos, y pidiéndole a Dios que nos guiara para tomar la

mejor decisión. Al final, la última llamada que recibí, les dije que hicieran lo

que querían, pero que la empresa no generaba dinero como ellos pensaban y

que la mayoría de los ingresos era para pagar deudas. Después de toda esta

situación “quede muy enfermo de los nervios”, incluso estuve en el hospital.

Las demás extorsiones ya no me producían nada. Aprendí la lección después

del primer incidente.”-- Empresario

Relaciones familiares. La comunicación de los entrevistados con su

familia por la misma condición laboral, es reducida. Hay falta de

presencia física de los entrevistados en sus hogares la mayor parte del

día. El medio sustituto es el móvil e Internet. Resienten el

distanciamiento adicional que impone el uso de Internet y, en general,

de la tecnología (televisor, computador, móvil) aunque lo anterior no

los exime de comprarles o proveerle estos equipos a sus hijos, como

efecto del sistema consumista que vivimos los salvadoreños.

En algunos de los hogares de los entrevistados hay normas sobre

el uso de los móviles e internet durante el fin de semana, ya que tratan

de buscar un “tiempo de calidad” con su núcleo familiar. Las

relaciones, en los hogares de los consultados, son armoniosas, de

acuerdo con lo que expresan. Las decisiones, situaciones, por muy

sencillas que sean se dialogan en estos senos familiares. Por otra parte,

manifiestan desarrollarse como padres lo mejor que pueden, en

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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función del papel específico y definido que dicen tener. Aplican

disciplina cuando se debe, y un grupo de los entrevistados se aleja del

castigo corporal como medida correctiva en sus hogares. El resto lo ve

como una medida que debe ser utilizada al agotarse las alternativas de

corrección.

“Durante el tiempo que podemos estar en casa juntos tratamos de comer

juntos, ver algunos programas de televisión, ir a la iglesia y comunicarnos en

los tiempos libres.”-- Empresario

Argumentan que en sus hogares carecen de lviolencia

intrafamiliar, aunque si señalan tener altercados, roces, subidas de

tono, diferencias que califican con el apelativo de “normales”, con sus

hijos o cónyuges. Manifestaron que los problemas que tienen con su

cónyuge o sus hijos los resuelven por la vía del diálogo; la

conversación es de forma pacífica, reconociendo los errores.

Exteriorizan que es raro que se den ese tipo de conflictos, pero que los

abordan de una forma saludable.

La mayoría de los entrevistados busca la cohesión religiosa, y

tienen temor a Dios, y ven en Dios uno de los pilares importantes en su

familia. Otro de los pilares de las familias “sanas” es la comunicación.

La mayoría de los entrevistados revelan que la comunicación,

independientemente del tiempo que destinen, esta fundamentada en la

expresión abierta de emociones y de sentimientos; es franca, sincera y

entendible. Los fines de semana los dedican exclusivamente a la

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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familia, hay sobremesa. En fin, dicen coexistir en un ambiente

armonioso y de respeto en el hogar.

Al adentrarnos un poco más en su estilo de vida, era de interés

para el estudio conocer sus hábitos respecto al consumo de alcohol o

drogas alucinógenas. Los resultados encontrados muestran que en la

mayoría de hogares algún miembro de la familia consume alcohol,

principalmente cerveza, vodka y vino. Se autodefinen, quienes

consumen alcohol, como “bebedores sociales”; lo acostumbran a

realizar los fines de semana o en festejos. Les genera un paralenguaje

que denota cierto grado de incomodidad, incluso algunos prefieren

callarse al ser consultados.

En los hogares que no se consume alcohol, lo manifiestan con

orgullo y lo visualizan como un logro estar fuera de ese contexto. En la

mayoría que no consumen actualmente alcohol, lo hicieron cuando

eran jóvenes. Ninguno verbaliza el consumo de drogas alucinógenas

en el hogar, o en su familia extendida.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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Figura 7. Valores practicados en el seno familiar expresados por los

profesionales entrevistados

12. Análisis inferencial de resultados

De acuerdo con las correlaciones de Pearson(r), existe una

correlación significativa positiva entre el sexo de la muestra y la

ansiedad delincuencial. También hay correlación negativa significativa

entre haber sido víctima de violencia social delincuencial, el estresor

delincuencial y la ansiedad delincuencial; entre estas dos últimas variables,

con la salud mental y la violencia estructural (ver tabla 10). Indicando

que tanto el sexo de la muestra, el estado civil, el nivel educativo, ser

víctima de violencia delincuencial, el área de trabajo, el maltrato

familiar, la violencia estructural y la salud mental están asociadas con

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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los efectos de la violencia social delincuencial, como son el estresor

delincuencial y la ansiedad delincuencial.

Tabla 10. Correlaciones del estresor delincuencial, ansiedad delincuencial, con la salud mental y otras variables relacionales

*p < 0,05; ** p< 0,01

Tras la aplicación de la prueba “t” de student para comparar las

dimensiones relacionadas con la salud mental en función de si fue

víctima de violencia delincuencial en el último año, se encontró que, al

contrastar la salud mental/bienestar psicológico entre los que sí fueron

víctimas y los que no lo han sido (t1131 = 4,453; p = 0,000), la prueba

indica que hay diferencias estadísticamente significativas entre los dos

Variables/Dimensiones Estresor delincuencial

Ansiedad delincuencial

r r

Sexo 0.021 0.105** Estado civil 0.104** 0.113** Nivel educativo 0.120** -0.044 Edad 0.049 0.061* Sector de trabajo 0.130** 0.058* Trabaja -0.082** -0.017 Víctima de violencia delincuencial

-0.363** -0.205**

Salud mental 0.317** 0.427** Funcionamiento social -0.033 -0.016 Funcionamiento familiar -0.035 0.008 Abuso o maltrato familiar -0.247** -0.149** Violencia estructural (delincuencial)

0.262** 0.404**

Consumo de droga/alcohol 0.029 0.014

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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grupos, presentando más dificultades de salud mental aquellas

personas que fueron víctimas de la violencia delincuencial; la prueba U

Mann-Whitney(Z = -3,823; p = 0,000) lo confirma. En cuanto al estresor

delincuencial, se encontró diferencias significativas entre los que

fueron víctimas y los que no (t1131 = 10,110; p = 0,000). La media

aritmética indica que existen mayores niveles de estrés delincuencial

en los que han sido víctimas de la violencia delincuencial; la prueba U

Mann Whitney lo confirma (Z = -11,427; p = 0,000) (ver tabla 10). En

este mismo sentido, se encontraron diferencias estadísticamente

significativas en ansiedad delincuencial al comparar los que dijeron que

sí fueron víctimas y los que expresaron que no (t1131 = 7,047; p = 0,000),

indicando lo anterior que presentan mayores niveles de ansiedad

delincuencial las personas que fueron víctimas de la violencia; la

prueba U Mann Whitney lo confirma (Z = -6,902; p = 0,000).

Tabla 11. Medias (M) y desviación típica (DT) de las diferentes dimensiones de salud mental/bienestar psicológico, estrés y ansiedad

delincuencial en función de si fue víctima de violencia delincuencial en la muestra salvadoreña

Dimensiones M DT t P

Salud mental/bienestar psicológico Sí (n = 304) No(n = 829)

12,72 11,69

3,80 3,30

4,453 0,001***

Estresor delincuencial Sí (n = 304) No (n = 829)

14,09 10,56

4,88 3,66

11,110 0,001***

Ansiedad delincuencial Sí (n = 304)

19,24

5,27

7,047 0,001***

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

111

No(n = 829) 16,68 5,48 Estrés y ansiedad delincuencial Sí (n = 271) No (n = 792)

22,72 20,75

2,85 3,23

8,922 0,001***

Violencia (estructural) sociocultural Sí (n = 304) No (n = 829)

19.25 18,42

3,76 4,05

3,117 0,002**

Abuso/maltrato familiar Sí (n = 304) No (n = 829)

10,02 10,52

2,30 2,01

-3,584 0,001***

Funcionamiento social Sí (n = 304) No (n = 829)

19,60 19,98

3,71 3,52

-1,594 0,111

Funcionamiento familiar Sí (n = 304) No (n = 829)

30,35 30,91

5,97 6,04

-1,382 0,167

** p< 0,01; *** p< 0,001

El análisis inferencial de la salud mental, bienestar psicológico, y

la ansiedad delincuencial, en función del sexo de la muestra, refleja

diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres. En

salud mental/bienestar psicológico (t1141 = -4,627; p = 0,000), se

encontró que las mujeres presentan un mayor número de síntomas de

problemas de salud mental que los hombres; la prueba U Mann

Whitney también lo confirma (Z = -4,628; p = 0,000). Al contrastar la

ansiedad delincuencial con relación con el sexo de la población en

estudio, se encontraron diferencias significativas entre hombres y

mujeres (t1141 = -3,555; p = 0,000), indicando que existen mayores

niveles de ansiedad en las mujeres con respecto a los hombres. La

prueba no paramétrica U Mann Whitney lo confirma (Z = -3,625; p =

0,000). En este mismo sentido, se encontraron diferencias significativa

en funcionamiento social en relación con el sexo (t1141 = 3,153; p = 0,002),

Page 112: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

112

indicando los anterior que existen más dificultades de funcionamiento

social en los hombres que en las mujeres; la prueba U Mann Whitney

así lo confirma (Z = -3,135; p = 0,002) (ver tabla 12).

Los autores del GHQ, consideran el funcionamiento social como un

indicador de problemas de salud mental de las personas. En el

estudio, es probable que las diferencias entre hombres y mujeres estén

dadas por el contexto social delincuencial que se vive en el país. En

este sentido, hay que destacar que existe un mayor número de

homicidios y otros delitos cometidos hacia los hombres que hacia las

mujeres, eventos que podrían estar incidiendo en el grado de

funcionamiento social de los hombres.

Por otra parte, se debe señalar que en este mismo análisis de

contraste no se encontraron diferencias estadísticamente significativa

entre hombres y mujeres en estresor delincuencial (t1141 = -0.695; p =

0,487), ni en violencia sociocultural (t1141=0,347; p=0,329), tampoco en

maltrato familiar(t1141 = 1,653; p = 0,099), ni en funcionamiento familiar

(t1141 = 1,699; p = 0,090). Los resultados anteriores significan que las

medias aritméticas son muy similares, tanto en hombres como en

mujeres. Realmente, estos resultados no significan que no haya

dificultades en estas dimensiones. Para conocer los detalles de estas

variables basta con revisar los análisis descriptivos antes realizados,

donde se evidencian algunos de estos problemas.

Page 113: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

113

Tabla 12. Medias (M) y desviación típica (DT) de las diferentes dimensiones de salud mental, bienestar psicológico, estresor y ansiedad

delincuencial en función del sexo la muestra salvadoreña

Dimensiones M DT t P

Salud mental/bienestar psicológico Hombres(n = 538) Mujeres(n = 605)

11,45 12,41

3,36 3,51

-4,627 0,001***

Estresor delincuencial Hombres(n = 538) Mujeres(n = 605)

11,41 11,59

4,19 4,39

-0,695 0,487

Ansiedad delincuencial Hombres( n = 538) Mujeres (n = 605)

16,75 17,91

5,60 5,41

-3,555 0,001***

Violencia sociocultural (estructural) Hombres(n = 538) Mujeres(n = 605)

18,69 18,61

3,80 4,17

0,347 0,329

Abuso/maltrato familiar Hombres(n = 538) Mujeres(n = 605)

10,49 10,29

1,99 2,18

1,653 0,099

Funcionamiento social Hombres(n = 538) Mujeres(n = 605)

20,21 19,55

3,48 3,64

3,153 0,002***

Funcionamiento familiar Hombres(n = 538) Mujeres(n = 605)

31,06 30,45

5,81 6,23

1,699 0,090

*** p< 0,001

Tras un proceso previo de transformación de los datos de

departamentos a regiones del país, con el propósito de hacer las

comparaciones de las dimensiones de salud mental, estresor, ansiedad

delincuencial y otras variables relacionada con las regiones del país, se

aplicó el análisis multivariado de un factor (Anova) para determinar

diferencias estadísticas entre las cuatro regiones (occidental, central,

Page 114: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

114

paracentral, oriental) de El Salvador, en función de las variables

criterio antes señaladas.

La prueba proporcionó diferencias significativas al contrastar la

salud mental en función de las regiones del país (F3,1139 = 14,262; p =

0,001); la prueba no paramétrica Kruskal-Wallis (X23 = 41,603; p = 0,001)

lo confirma. Una prueba a posteriori post hoc determinó que las

diferencias están entre la región central y la occidental (p = 0,001). Las

medias aritméticas más altas se encontraron en la región occidental.

De igual forma, existen diferencias significativas entre la región central

y la oriental (p = 0,001), registrando medidas más altas en la región

oriental. No se encontraron diferencias entre las otras regiones.

En relación con el estresor delincuencial, al compararlo por región

del país, se encontraron diferencias estadísticas significativas (F3,1139 =

6,580; p=0,001); la prueba Kruskal-Wallis lo confirma (X2 3 = 9,684; p =

0,021). La prueba a posteriori post hoc determinó que las diferencias

están entre la región occidental y la región oriental (p = 0,004),

encontrándose una media más alta en la región oriental. Así mismo,

hay diferencias significativas entre la región central y la oriental (p =

0,001), siendo las medias más altas en la región oriental. No se

encontraron diferencias entre las otras regiones.

En el contraste de la ansiedad delincuencial, mediante el (Anova) se

encontraron diferencias estadísticas significativas en función de la

región del país (F 3,1119 = 3,833; p = 0,010); la prueba no paramétrica

Kruskal-Wallislo confirma (X23 = 8,974; p = 0,030). La prueba a posteriori

Page 115: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

115

post hoc determinó una tendencia a la existencia de diferencias entre la

región central y la paracentral (p = 0,057†), siendo más alta la media

aritmética en la región paracentral. No se encontraron diferencias en

ansiedad delincuencial entre las otras regiones. Es de relevancia

destacar que las madias aritméticas en esta dimensión son más altas

que en las dimensiones anteriores comparadas por región, reflejando

una prevalencia más pronunciada de ansiedad delincuencial en la

población. Sin embargo, hay que señalar que las medias aritméticas en

cada región de esta variable son similares. Existen diferencias

estadísticas en funcionamiento social, en función de las regiones del país

(F3,1139 = 10,250; p = 0,001); la prueba Kruskal-Wallis (X23 = 28,535; p =

0,001) lo confirma. La prueba a posteriori post hoc determinó diferencias

estadísticas entre la región central y occidental (p = 0,003), siendo la

media más alta en la región central. Existen diferencias entre la región

occidental y la paracentral (p = 0,002), siendo la media aritmética más

alta en la región paracentral. De igual forma, se encontraron

diferencias entre la región central y la oriental (p = 0,001), siendo la

media más alta en la región central. En este mismo sentido, existen

diferencias entre la región paracentral y la oriental (p=0,001) siendo la

media más alta en la región paracentral. Tanto el funcionamiento social

como el funcionamiento familiar son indicadores robustos del grado de

estabilidad emocional y mental de una persona, de una familia y de un

país.

Page 116: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

116

En este estudio, ambas variables se analizan como indicadores

tanto de la salud mental como de las disfunciones emocionales (estrés

y ansiedad delincuencial) generadas por el contexto de violencia social

delincuencial que se vive en El Salvador.

En la comparación del funcionamiento familiar en las regiones del

país, se encontraron diferencias significativas (F3,1139 = 5,519; p = 0,001);

la prueba Kruskal-Wallis lo confirma(X23 = 14,058; p = 0,003), la prueba

a posteriori post hoc determinó diferencias significativas entre la región

occidental y la oriental (p = 0,048), presentando una media aritmética

más alta la región occidental, entre la región central y la oriental (p =

0,047),siendo la media más alta en la región central.

También se comparó la región paracentral con la oriental (p =

0,002), siendo la media más alta en la región paracentral. Es importante

mencionar que la escala de medida que evalúa el nivel de

funcionamiento familiar como indicador de salud mental, su

interpretación de la media aritmética como indicador de problemas en

la estabilidad emocional es inversa, es decir, que en la medida que la

media sea más alta indica que la familia funciona mejor; y que cuando

la media aritmética es menor, el problema de funcionamiento familiar

es mayor. No se encontró diferencia significativa en violencia estructural

(F3,1139 = 1,153; p = 0,327), ni en abuso o maltrato familiar en función de la

región del país (F3,1139 = 2,144; p = 0,093).

El (Anova) de un factor, de las diferentes dimensiones o variables

criterios en función del estado civil de la muestra, reveló diferencias

Page 117: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

117

significativas en salud mental en relación con el estado civil (F5,1137 =

4,865; p = 0,001); la prueba no paramétrica Kruskal-Wallis lo confirma

(X24 = 18,445; p = 0,001). La prueba a posteriori post hoc indicó diferencias

significativas entre los solteros y los viudos(as) (p = 0,011),

presentando mayor incidencia de problemas de salud mental las

personas viudas.

Al comparar el estresor delincuencial en función del estado civil, se

encontraron diferencias estadísticas significativas (F5,1137 = 3,710; p =

0,002); la prueba Kruskal-Wallis lo confirma(X24 = 12,207; p = 0,016). La

prueba post hoc indicó que las diferencias están entre los solteros y los

casados (p = 0,035), presentando medias más altas los casados,

indicando que este segmento de la muestra es el que presenta mayores

problemas de salud mental.

En cuanto al funcionamiento familiar, se encontraron diferencias

significativas en función del estado civil(F 5,1137 = 2,291; p = 0,044); la

pruebas Kruskal-Wallis lo confirma (X2 4 = 13,162; p = 0,001),

presentando medias aritméticas más bajas los divorciados y las

viudos(as) en comparación con los solteros y los casados. No se

encontraron diferencias significativas en disfunción social en función del

estado civil (F5,1137 = 0,686; p = 0,634); la prueba Kruskal-Wallis lo

confirma (X24 = 3,686; p = 0,450), ni en violencia estructural (F5,1137 = 1,068;

p = 0,376), tampoco en maltrato familiar (F5,1137 = 0,488; p = 0,786); la

prueba Kruskal-Wallis lo confirma (X24 = 4,469; p = 0,346).

Page 118: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

118

En el contraste de las variables criterios en función del nivel

educativo de la muestra, se aplicó el (Anova), encontrándose diferencias

estadísticas en salud mental (F7,1135 = 7,550; p = 0,001), en relación con

nivel educativo; la prueba no paramétrica Kruskal-Wallis lo confirma

(X26 = 48,464; p = 0,000). La prueba a posteriori post hoc indica que

existen diferencias entre los que no tienen ningún nivel educativo y los

que tienen de séptimo a noveno grado (p = 0,018), siendo más alta la

media aritmética en los que no tienen grado educativo alguno.

Igualmente, se encontraron diferencias entre los analfabetas y los

que son bachilleres (p = 0,003), presentado más problemas de salud

mental el primer grupo. También se encontraron diferencias entre los

que no tienen ningún nivel educativo y los universitarios (p = 0,003),

registrando más problemas de salud mental en los analfabetas. En esta

misma dirección, al contrastar los que tienen primer ciclo con los de

tercer ciclo, existen diferencia significativas (p = 0,007), siendo más alta

la media en el primer ciclo. Asi mismo, al comparar el primer ciclo con

los bachilleres (p = 0,001), y con los universitarios (p = 0,001), se

aprecian más problemas de salud mental en el primer ciclo.

Al comparar el funcionamiento social en función del nivel

educativo, se encontró que existen diferencia significativas (F 7,1135 =

2,055; p = 0,046), registrando medias más bajas los primeros niveles y

medias más altas los que tienen niveles de educación más elevados.

Por otra parte, al contrastar el estresor delincuencial en función del

nivel educativo, se observan diferencias significativas (F 7,1135 = 2,6454;

Page 119: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

119

p = 0,010), (X26 = 21,419; p = 0,002), mostrando mayor incidencia de

estrés delincuencial los niveles educativos más altos(bachiller, técnico,

universitario) que los niveles educativos más bajos (ningún nivel,

primer ciclo, segundo ciclo).

En cuanto a la ansiedad delincuencial, existen diferencias

significativas en función del nivel educativo de la muestra en estudio

(F7,1135 = 2,672; p = 0,010), (X26 = 17,531; p = 0,008), indicando lo anterior

que hay mayor incidencia de ansiedad delincuencial en los dos

primeros niveles educativos (analfabetas, primer ciclo) y en los dos

últimos niveles(técnicos, universitarios). No se encontró diferencia

significativa en violencia estructural en función del nivel educativo

(F7,1135 = 0,759; p = 0,622), ni en funcionamiento familiar (F7,1135 = 0,943;

p=0,472), tampoco en abuso o maltrato familiar (F7,1135 = 0,751; p =

0,628).Lo anterior, no significa que no hayan dificultades en estas

dimensiones; lo que indica es que las incidencias son similares en cada

nivel educativo.

El (Anova) revela diferencias significativas al contrastar la salud

mental en función de la edad de muestra (F5,1137 = 6,122; p = 0,001); la

prueba no paramétrica Kruskal-Wallis lo confirma (X24 = 28,546; p =

0,001), la prueba a posteriori post hoc determinó diferencias significativas

entre los que tienen de 17 a 25 años de edad y los que tienen entre 26 a

35 (p = 0,047); entre los que tienen de 17 a 25 y los que tienen de 36 a 45

años (p = 0,024), entre el primer grupo de edades con los de 46 a 55

años (p = 0,015), y entre los que tienen de 17 a 25 con lo de más de 56

Page 120: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

120

años (p = 0,001), siendo las medias más bajas en los que tienen de 17 a

25 años y más altas en los otros grupos de mayor edad. Revelando lo

anterior que, quienes tienen mayor incidencia de problemas de salud

mental en la muestra, son los de mayor edad en comparación con los

más jóvenes.

Al comparar el estresor delincuencial en función de la edad, se

encontró diferencias significativas (F5,1137=4,250; p=0,001), (X24=16,232;

p=0,003), la prueba a posteriori post hoc determinó diferencias

significativas entre los que tienen de 17 a 25 años y los de de 26 a 35

años(p=0,015), siendo más alta la madia aritmética en estos últimos.

En el contraste de la ansiedad delincuencial en función de la edad,

existen diferencias significativas (F5,1137 = 4,142; p = 0,001); la prueba no

paramétrica Kruskal Wallis así lo confirma (X24 = 19,627; p = 0,001). La

prueba a posteriori post hoc determinó diferencias significativas entre los

que tienen de 17 a 25 años de edad y los de 26 a 35 (p = 0,014); entre los

de 17 a 25 y los de 36 a 45 años (p = 0,039), siendo más altas las medias

en los dos grupos de mayor edad.

En violencia estructural en función de la edad, se encontró una

tendencia (F5,1137 = 2,168; p = 0,055). La prueba Kruskal Wallis encontró

diferencias significativas(X24 = 10,982; p = 0,027), siendo más altas las

medias en cuanto se incrementa la edad. No se encontraron diferencias

significativas en disfunción social en comparación con la edad (F5, 1137 =

0,847; p = 0,517), ni en funcionamiento familiar (F5,1137 = 0,589; p = 0,709);

Page 121: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

121

tampoco en abuso o maltrato familiar, en función de la edad (F5,1137 =

0,491; p = 0,783).

Con el propósito de establecer una asociación entre los que

expresaron que sí trabajan y los que dijeron que no trabajan, en función

de las variables criterio (VD), se aplicó la prueba “t” de student; y esta

determinó que existen diferencias significativas en estresor delincuencial

en función de sí o no trabaja (t1129 = 2,765; p = 0,006), presentando

mayor estrés delincuencial las personas que trabajan; la prueba no

paramétrica U de Mann Whitney (Z = -2,412; p = 0,016) lo confirma.

En este mismo sentido, al comparar la violencia estructural en

relación a sí o no trabaja, se encontró que existen diferencias

significativas (t1129 = 2,925; p = 0,004), la prueba U de Mann Whitney lo

confirma (Z =-3,152; p = 0,002), siendo la media aritmética más alta en

las personas que trabajan. Se encontraron diferencias estadísticas

significativas en funcionamiento social, en función de sí o no trabaja (t1129

= 2,451; p = 0,014); la prueba no paramétrica U de Mann Whitney lo

confirma (Z = -2,549; p = 0,011), indicando lo anterior que existen

mayores problemas de funcionamiento social en las personas que

trabajan en comparación con las que no trabajan.

No se encontraron diferencias significativas en salud mental, en

función de sí o no trabaja (t1129 = -0,084; p = 0,933), ni en ansiedad

delincuencial (t1129 = 0,572; p = 0,567). Tampoco se encontraron

diferencias significativas en funcionamiento familiar, en función de sí o

Page 122: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

122

no trabaja (t1129 = -0,345; p =0,730), ni en abuso o maltrato familiar, en

función de si trabaja (t 1129 = -0,484; p = 0,629).

Análisis inferencial mediante la prueba “t” de student de las

variables criterio en función del sector donde trabaja (público,

privado). En la comparación de salud mental, en función del sector

laboral, se encontraron diferencias estadísticamente significativas (t730 =

-1,993; p = 0,047), indicando que existen más problemas de salud

mental en las personas que trabajan en el sector privado.

Además, existen diferencias significativas en estresor delincuencial

en función del sector laboral (t730 = -3,437; p = 0,001), confirmándose

con la prueba no paramétrica U de Mann Whitney (Z= -3,104; p =

0,001), indicando que existe mayor estrés delincuencial en los

empleados privados así mismo, se encontraron diferencias

significativas en ansiedad delincuencial en relación con el sector donde

labora (t730 = -3,546; p = 0,00), confirmándose con la prueba U de Mann

Whitney (Z = -3,395; p = 0,001), siendo más elevada la media aritmética

en los empleados privados. En este mismo sentido, se encontraron

diferencias en violencia estructural, en función del sector laboral (t730 =-

3,833; p = 0,001), confirmándose con la prueba U de Mann Whitney (Z

= -3,383; p =0,001), indicando una mayor incidencia de violencia

estructural en los empleados privados.

No se encontraron diferencias significativas en funcionamiento

social (t730 = -1,601; p = 0,110), Ni en funcionamiento familiar (t730 = -0,551;

Page 123: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

123

p = 0,582); tampoco hay diferencias en maltrato familiar, en función del

sector donde trabaja (t730 = 1,729; p = 0,084).

En la comparación de las diferentes dimensiones, en función del

lugar de residencia (urbano, rural), solo se encontraron diferencias

significativas en estresor delincuencial (Z = -2,202; p = 0,028), indicando

lo anterior que existe una incidencia mayor de estrés delincuencial en

los residentes urbanos en comparación con los residentes rurales. No

se encontraron diferencias en salud mental, ansiedad delincuencial,

violencia estructural; ni en funcionamiento familiar, maltrato familiar;

tampoco en funcionamiento social. Aunque estos resultados no

significa que no existan problemas en estas variables. Al revisar las

medias aritméticas de cada una de ello, se observan medias más altas

en los residentes urbanos, demostrando que en este grupo es donde

hay más dificultades en cada dimensión. El hecho de que no haya

diferencias significativas solo significa que las medias aritméticas son

similares en ambos grupos.

13.Modelo explicativo de la expresión de ansiedad

delincuencial

El análisis de regresión proporcionó un modelo significativo (F(4,

1120) = 191,41; p = 0,000), para el que R = 0,64 y el coeficiente de

determinación corregido R2 = 0,41. El modelo de regresión múltiple

por pasos sucesivos resultó en cuatro modelos significativos, que se

pueden observar en la tabla 5. En el modelo 1, la variable introducida

Page 124: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

124

es estresor delincuencial, la cual explicó el 26% de la ansiedad

delincuencial y un coeficiente de correlación semiparcial de r = 0,33. En

el segundo modelo se añade la variable violencia social estructural,

sumando una varianza de explicación de 8% en la ansiedad

delincuencial, con un coeficiente de correlación semiparcial de r = 0,26.

En el tercer modelo se añadió la variable de deterioro de la salud mental,

agregando una varianza explicada del 6% en la expresión de ansiedad

delincuencial, con un coeficiente de correlación semiparcial de r = 0,24.

Para el cuarto modelo se añade la variable sexo, que eleva la varianza

total explicada a un total de 41% de la ansiedad delincuencial, con un

coeficiente de correlación semiparcial de r = 0,06. Para un nivel del

95%, el modelo que incluye las cuatros variables independientes fue

significativo. Los coeficientes Beta reflejan el impacto relativo de las

variables sobre la ansiedad delincuencial. En orden de influencia sobre

la variable criterio, se situaron: estresor delincuencial (B = 0,36), violencia

social estructural(B = 0,27), deterioro de la salud mental (B = 0,26), y sexo (B

= 0,06). El orden se mantuvo en la correlación parcial (r = 0,39; r = 0,32;

r = 0,30; r = 0,08), y semiparcial, respectivamente (r = 0,33; r = 0,26; r =

0,24; r = 0,06).

Page 125: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

125

Tabla 13. Resumen del modelo de regresión obtenido para explicar la ansiedad delincuencial, como indicador de problemas de salud mental en la población salvadoreña víctima de la violencia social delincuencial

Modelo

R

R2 corregida

B

Beta

t

Sig.

r parcial

r semi- parcial

Tolerancia

1

2

3

4

0,51

0,58

0,64

0,64

0,26

0,34

0,40

0,41

0,46

0,37

0,41

0,69

0,36

0,27

0,26

0,06

19,87

11,59

10,86

2,67

0,001

0,001

0,001

0,008

0,39

0,32

0,30

0,08

0,33

0,26

0,24

0,06

1,00

0,93

0,89

0,98

Figura 8. Flujograma que explica la ansiedad delincuencial en la población salvadoreña víctima de la violencia social delincuencial

Variables Predictoras (VI)

Variable Criterio (VD)

Estresor delincuencial

Violencia social

estructural

Deterioro de la salud mental

Ansiedad delincuencial (Problemas de salud mental)

El sexo

Page 126: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

126

14. Discusión de resultados

Para elaborar la discusión de los resultados en este informe, se

hará énfasis en aquellos hallazgos más destacados y que estén en

sintonía tanto con los objetivos como con las hipótesis del estudio.

En un primer momento, se tiene que más de una tercera parte

(36,0%) de la muestra estudiada manifestó que un pariente suyo fue

víctima de la violencia delincuencial (lesionado o asesinado) en el

último año. Estos resultados están en sintonía con los encontrados por

el Centro de Investigación de la Opinión Pública Salvadoreña (Ciops

2011), que informó que la organización criminal y los tipos de delitos

que se cometen en el lugar de residencia por la delincuencia (pandillas)

es de 30,9%; los tipos de delito son 23,5% hurtos y robos; y el 18,8%

dijo que era la extorsión. Así mismo, un 36,1% manifestó haber sido

víctima de robo en la calle.

Por otra parte, el estudio revela que una inmensa mayoría de la

población salvadoreña (76,5%) considera que las noticias que se

transmiten por televisión, prensa escrita y la radio, sobre la violencia

delincuencial (lesionados, muertos, robos, extorciones, etc.), afectan su

estado emocional y mental. La población expresa tener miedo y temor

(81,3%) de transitar por algunas calles, colonias, barrios y pueblos, de

ser víctima de la violencia social delincuencial.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

127

En esta misma dirección, más de tres cuartas partes (76,4%) de la

muestra evaluada manifestó que el contexto de violencia social

delincuencial en que vive le produce ansiedad y estrés (pánico, miedo,

agitación, boca seca, inquietud y taquicardia). Se debe destacar que el

ambiente de violencia social delincuencial que viven los salvadoreños

les produce nerviosismo e inseguridad (84,8%). De igual forma, esta

situación les afecta el sueño (65,9%). El contexto sociocultural de

violencia delincuencial que viven los salvadoreños está afectando su

estabilidad emocional y mental (70,7%). En todas las variables se encontró

una prevalencia de estrés y ansiedad delincuencial mayor en las mujeres

que en los hombres.

Los resultados anteriores coinciden con la descripción del estrés

que hace Seyle (1936), como un síndrome específico constituido por

cambios inespecíficos del organismo inducidos por las demandas del

entorno. El estrés es una respuesta inespecífica del organismo ante una

diversidad de exigencias. Se trata de un proceso adaptativo y de

emergencia, siendo imprescindible para la supervivencia de la persona.

Lazarus y Folkman (1986) describe que el estrés es una relación entre el

individuo y su entorno, que es evaluado por este como amenazante y

que pone en peligro su bienestar.

Un indicador importante de señalar en este análisis es que existe

una prevalencia más alta de estrés y ansiedad delincuencial en la

población que reside en las ciudades, en comparación con las personas

que residen en el área rural. Sin embargo, hay que señalar que el

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

128

contexto de violencia social delincuencial afecta significativamente a la

población general, pero de forma más pronunciada a los que residen

en las ciudades. En consecuencia, lo antes señalado conformaría un

factor psicosocial que afecta la salud mental y bienestar psicológico en la

población salvadoreña.

Estos hallazgos coinciden con los encontrados por Lederbogen,

Kirsch, Haddad, Streit, Schuch, Tost… Meyer-Lindenberg (2011),

quienes expresan que las personas que viven en la ciudad, a diferencia

de otras personas tienen más probabilidades de sufrir más estrés y

enfermedades mentales. Estos resultados se basan en la investigación

alemana que compara patrones de actividad cerebral en respuesta al

estrés social de los habitantes urbanos y rurales. Los autores plantean

que estudios anteriores han demostrado que los problemas de salud

mental, tales como esquizofrenia, ansiedad y trastornos del humor, son

generalmente más comes en personas que viven o crecen en las

ciudades. El equipo investigador informó que anteriores estudios

epidemiológicos han demostrado que los residentes urbanos tienen un

riesgo mucho mayor de trastornos psicológicos, incluyendo los

trastornos de ansiedad, la depresión y la esquizofrenia.

La salud mental. En el presente estudio se encontró que más de

una cuarta parte (26,4%) de la muestra en estudio refiere que las

preocupaciones le han hecho perder mucho sueño. En esta misma

dirección, 30,5% expresa que se ha sentido agobiado y con tensión;

una prevalencia similar (30,6%) siente que no puede superar sus

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

129

dificultades; cerca de una quinta parte (19,3%) dice que ha sido incapaz

de hacer frente a sus problemas.

Por otra parte, al evaluar si se ha sentido poco feliz y deprimido,

el estudio revela que más de una quinta parte (21,5%) de la muestra en

estudio refiere que frecuentemente se ha sentido deprimido. En un

sentido general, se puede apreciar que existe mayor prevalencia e

indicadores de problemas de salud mental/bienestar psicológico en las

mujeres en comparación con los hombres. Los hallazgos de Axelsson y

Ejlertsson (2002); Bagley y Mallick (2001); Chamberlain y Haaga (2001),

apoyan nuestros resultados en señalar que la ansiedad afecta de modo

directo a la salud mental de las personas que la sufren. Se han

encontrado relaciones entre la ansiedad y los estilos de vida que

promocionan la salud (Johnson, 2002). Además, la ansiedad se ha

revelado asociada al riesgo de desarrollar ciertas patologías, como por

ejemplo, la hipertensión en las mujeres (Adler y Matthews, 1994) o

como factor de riesgo de la sobremortalidad cardiovascular (Hansen,

2003). Hudd, Dumlao, Erdmann-Sager, Murray, Phan, Soukas y

Yokozuka (2000) encontraron que los estudiantes con niveles más altos

de estrés mostraban peores hábitos de salud, autoestima más baja y

mala percepción de su estado de salud.

Siguiendo con la discusión, nos centraremos en los problemas de

salud mental en relación con el lugar de residencia (urbano y rural) de

la muestra en estudio. En cuanto a si las preocupaciones le han hecho

perder mucho sueño, más de una cuarta parte (26,4%) expresó que

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

130

frecuentemente; cerca de una tercera parte de la muestra (30,5%)

refiere haberse sentido constantemente agobiado y con tensión,

predominando una mayor incidencia en los residentes urbanos sobre

los residentes rurales.

También el estudio revela que cerca de una tercera parte de la

muestra (30,6%) siente que no puede superar sus dificultades; más de

una quinta parte (21,5%) se ha sentido poco feliz y deprimida

frecuentemente. En esta misma sintonía, una tercera parte (32,9%) de la

muestra evaluada expresó que, considerando todas las circunstancias

se sentían razonablemente infelices. En un sentido amplio y general, se

puede apreciar que todos los indicadores de salud mental y bienestar

psicológico de la población, en función del lugar de residencia, se puede

observar que existe mayor prevalencia de indicadores de problemas de

salud mental en la muestra de residentes urbanos en comparación con

los residentes rurales, duplicándose los porcentajes en casi todos los

indicadores.

Al analizar los resultados de salud mental/bienestar psicológico en

función de si ha sido víctima de violencia social delincuencial, se

encontraron diferencias significativas en algunos indicadores. Entre

estos se tiene: que cerca de una tercera parte (32,1%) de la muestra

evaluada que ha sido víctima de violencia social delincuencial expresa

que sus preocupaciones le han hecho perder mucho sueño. Así mismo,

un 25% de la muestra que fue víctima de violencia delincuencial se ha

sentido incapaz de tomar decisiones. También, una tercera parte de la

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

131

muestra (33,1%) víctima de violencia frecuentemente se ha sentido

poco feliz y deprimida; cerca de un 40% de la muestra víctima de la

violencia delincuencial ha pensado que es una persona que no vale

para nada.

En este mismo sentido, más de una quinta parte (23,7%) de la

muestra que expresó haber sido víctima de la violencia delincuencial se

siente frecuentemente infeliz, considerando todas las circunstancias. En

esta misma dirección, Pawlak, McEwen, Chattarji, y Strickland (2011)

descubrieron los mecanismos moleculares que causan los estados de

ansiedad. Los hallazgos explican los procesos químicos del cerebro que

disparan la respuesta de nuestro organismo en las situaciones

estresantes.

Referente a los factores socioculturales asociados a la violencia

delincuencial, se formularon seis reactivos relacionados entre sí, que

brindaron una explicación general sobre las condiciones del contexto

social y cultural de violencia en que vive la población salvadoreña, con

la intención de conocer la percepción y visión que la población tiene

referente a la violencia delincuencial. En un primer momento se

encontró que cerca de dos terceras partes (61,7%) de la muestra

estudiada consideró que el ambiente social y comunitario donde viven

los salvadoreños está incidiendo frecuentemente en la violencia social

delincuencial. En esta misma dirección, más de la mitad de la muestra

(57,4%) expresó que el ambiente familiar en que viven los salvadoreños

está relacionado con la violencia social delincuencial.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

132

En esta dirección, Estévez-López, Musitu y Herrero (2005)

plantean que el ambiente familiar negativo caracterizado por los

problemas de comunicación entre padres e hijos adolescentes

constituye uno de los factores familiares de riesgo más estrechamente

vinculados con el desarrollo de problemas de salud mental en los hijos,

tales como la presencia de síntomas depresivos, ansiedad y estrés

(Field y Diego, 2001; Garber, 1996; Musitu, García y Gutiérrez, 1991;

Liu, 2003).

Una mayoría calificada (70,1%) de la muestra expresó que la

televisión y los juegos de video promueven las conductas violentas en

los salvadoreños. Así mismo, una amplia mayoría (72,2%) de la

muestra manifestó que las condiciones económicas de pobreza en que

vive los salvadoreños inciden en la violencia social delincuencial. De

igual forma, expresan que la violencia delincuencial de que es víctima

la mayoría de salvadoreños está afectando la salud mental y el bienestar

psicológico. Ante la pregunta directa de si usted han sido víctima de la

violencia delincuencial, más de una cuarta parte (26,6%) expresó que sí

fue víctima en el último año. Los delitos más frecuentes fueron: el robo,

lesiones y asesinato de parientes, extorsiones y hurtos.

Estos resultados están en sintonía con los de Slavich (2010),

quien plantea que la exposición a grandes cantidades de estrés social

(víctima de la delincuencia) podrá cambiar la forma en que responde el

sistema inmune a las amenazas exteriores. Estos cambios pueden abrir

el camino a muchas enfermedades o infecciones; y es por eso que

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

133

eliminar el estrés social debería convertirse en una prioridad para

mucha gente.

Con respecto al lugar donde fue víctima del delito, la mayoría de

estos fueron cometidos en las calles de la ciudad (51,6%), mientras el

lugar donde ocurren menos delitos es en los pueblos (5,7%). También,

hay que señalar que existe más de la mitad de las víctimas que fueron

revictimizadas más de una vez en el último año. Lo anterior indica que

las personas que viven en las ciudades tienen más probabilidades de

ser víctimas de la violencia delincuencial y, en consecuencia, presentar

más problemas de salud mental y bienestar psicológico. En relación

con el consumo de alcohol y drogas en la población salvadoreña, se

encontró que un porcentaje importante (15,8%) expresó que sí

consumían; de estos, más de la mitad refieren que las razones del

consumo son los malos hábitos; seguidamente, porque les gusta. Las

bebidas más consumidas son la cerveza y el licor. Evaluar el consumo

de sustancias psicoactivas es importante en el abordaje de los

problemas psicosociales, debido a que el consumo de alcohol y drogas

es un factor determinante en la salud mental de la población.

En el presente estudio se encontró que en más de una quinta

parte de la muestra (23,0%) existen conflictos internos entre los

miembros de la familia. También, más de una cuarta (25,3%) parte de

la muestra refiere que las relaciones de cooperación y ayuda entre los

miembros del núcleo familiar no existen. De igual forma, en una quinta

parte (20,9%) no existe un sentimiento de solidaridad entre los

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

134

miembros de la familia; en una prevalencia similar (23,8%), si un

miembro de la familia tiene problemas, los demás no colaboran para

resolverlo. Los resultados anteriores reflejan que existe un mal

funcionamiento familiar (disfunción familiar) y que sus prevalencias

oscilan entre 10 y 25% de la población.

Lo anterior es un factor clave como indicador de inestabilidad

social, familiar y mental de la población salvadoreña, sugiriendo que la

alteración familiar en El Salvador es uno de los factores que podría

estar asociado con la salud mental y en la configuración de conductas

delictivas en los jóvenes salvadoreños. Según otros estudios, la persona

responsable del hogar o crianza de los hijos, en la mayoría de casos, es

la madre. En esta misma dirección, Zúñiga (2010) encontró que los

jóvenes salvadoreños que provienen de familias desintegradas

presentan diferencias estadísticamente significativas en comparación

con los jóvenes de hogares intactos, específicamente en autoconcepto:

académico, social, emocional y familiar, presentando medias más bajas

los adolescentes de padres que viven juntos. Indicando que existen

mayores problemas en estas variables en los jóvenes de familias

separadas.

Así mismo, en este estudio se encontraron diferencias

estadísticamente significativas entre ambos grupos de jóvenes en

diferentes dimensiones de ansiedad: ansiedad fisiológica,

inquietud/hipersensibilidad, preocupación social, concentración y

ansiedad total, siendo la media aritmética (M) más alta en los jóvenes

Page 135: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

135

que proceden de familias separadas. Orantes (2011), un estudio a

escala nacional, encontró que cerca de la mitad (44,5%) de los jóvenes

estudiantes de educación media provienen de hogares desintegrados, y

que los motivos o razones de la desintegración de los hogares son tres:

la separación por divorcio (50,1%), por emigración (31,3%) y por

fallecimiento (18,6%). La separación de los padres es un potente

estresor social que genera crisis al interior de la familia, haciendo que los

miembros del núcleo familiar estén sujetos a diversas modificaciones

en su vida, y con problemas de adaptación de conducta (Holmen,

Canavarro y Leile, 2005). Diferentes estudios y teorías han demostrado

que el contexto familiar es un entorno donde se configura la

personalidad del niño y del joven. También, es un ambiente de

protección y de seguridad que fortalece la confianza en sí mismo, la

autoestima, adquiere un conjunto de principios y valores que

determinan su forma de ser y actuar en la vida cotidiana del adulto.

14.1. Discusión cualitativa

Los entrevistados en su mayoría se sienten invadidos de temor a

“perder la vida” por la escalada de violencia delincuencial en el país,

estimulando la percepción de inseguridad. Los entrevistados presentan

manifestaciones de violencia delincuencial objetiva y violencia delincuencial

subjetiva. La violencia delincuencial objetiva aumentó geométricamente

en ellos la percepción de violencia delincuencial, como producto de los

discursos entre amigos, imágenes a las que se expone en los medios de

comunicación, imágenes sensoriales que se van estructurando en la

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

136

mente al pensar en violencia, al caminar por las calles, al subirse al

transporte público, en los semáforos de la ciudad, entre otros. Estos

acontencimientos “reales” en la mente de ellos los conlleva a un estado

de paranoia.

La violencia subjetiva no es menos real que la objetiva,

magnificando su realidad y su efecto en la mente de los entrevistados.

El encierro en el hogar es una de las acciones que viven, perdiendo su

calidad de vida y ganando más estrés por ese sentimiento de

inseguridad anidado en la mente; hay perdida de autoconfianza, y

poco ha poco van perdiendo los espacios de goce y recreación debido

al temor a ser victimizados; sus hijos no están aislados de las

repercusiones debido a que se encuentran en un proceso de desarrollo,

creciendo en un ambiente de violencia delincuencial, lo cual

repercutirá en sus conductas futuras. Los entrevistados están envueltos

en una constante presión y preocupación. Esto deriva en un estado

relacional que afecta, aunque leventemente, su entorno laboral y

familiar.

“Afecta enormemente. Te explico…Ejemplo: yo, en calidad de fiscal, que es mi

trabajo, te lo digo, con quince años de trabajar en la institución y ver tanta

violencia, tanta delincuencia, que para mí ha generado un trauma que ha

influido directamente en mi círculo familiar, a tal grado que me da temor de

salir a pasear con mi familia porque me parece que nos van asaltar, a robar el

carro, un asalto, van a violar a mi muje,r que nos van a matar.” --Fiscal

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

137

La generalidad de los entrevistados dijeron estar desesperados, a

la defensiva, preocupados, en un estado de alerta constante; desconfían

de todos, entre otros elementos. La violencia delincuencial es de

naturaleza multicausal o sea de interacción de múltiples variables.

En el país no se ha dado importancia a la salud mental. Al

referirse a la salud mental, los entrevistados piensan de manera

“ordenada o coherente” ante la realidad que se está viviendo, es decir,

el contexto social en el que se desenvuelven. La aspiración de todos los

entrevistados es “vivir en paz”. El problema es que se entra en

disonancia cognitiva cuando se exponen a todo el ambiente social.

Los entrevistados manifiestan que las personas que “cuentan con

una enfermedad mental” tienen perturbado su tono afectivo y la forma

de comportarse con los demás, su estilo de vida y su tolerancia. Las

enfermedades mentales se manifiestan cuando los comportamientos

son atípicos. A continuación se presenta un listado que estructuraron

los consultados sobre enfermedades mentales: depresión psicótica

(delirio de persecución), agorafobia (miedo a salir a la calle), fobia

(temor), esquizofrenia (deterioro comportamental), enfermedades

psicosomáticas (sintomatología), neurosis(inestabilidad emocional),

Personalidad bipolar (pasivos-agresivos), histrionismo (exageración

gestual y verbal), estados compulsivos, conflictos ansiógenos, estrés y

baja autoestima entre otros.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

138

Los entrevistados sufren los efectos de la violencia delincuencial

y muestran síntomas de algunas enfermedades. Su estado de salud

mental no es del todo positivo. Existen sentimientos entre los

entrevistados que reflejan efectos en el ámbito psicológico; expresan

sentirse “desprotejidos” y con “temor”. Impotencia y tristeza son

algunos de los sentimientos manifestados por los participantes de la

investigación.

La mayoría de los entrevistados, o sus familiares cercanos, han

sido objeto de robos, hurtos, homicidios, intimidación, amenazas y

extorsiones en los últimos cinco años. La asociación más fuerte con la

violencia delincuencial es con muertes. Los entrevistados toman

medidas de precaución y han cambiado su estilo de vida producto de

la violencia delincuencial. El uso de medidas de seguridad domésticas,

como alambre razor, intercomunicador, vivir en zonas residenciales con

seguridad las 24 horas y con muro perimetral, y no llegar a altas horas

de la noche son las principales acciones de prevención que realizan los

entrevistados de este estudio, para sentirse seguros, lo cual deja claro el

alto nivel de inseguridad que estos perciben en el entorno. Los medios

de comunicación les ha afectado su salud mental. Se sienten

anímicamente mal, debido a que diariamente están pendientes de todo

lo malo que les puede pasar a su alrededor, al pensar que su vida y la

su familia está en peligro. Sienten temor, y afirman que es con mayor

intensidad cuando salen de sus casas.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

139

14.2. Discusión inferencial

Existe una correlación significativa moderada entre el estresor

delincuencial, la ansiedad delincuencial y la salud mental, también de

estas con el sexo de la muestra, el estado civil, el nivel educativo, ser

víctima de violencia delincuencial, el área de trabajo, el maltrato

familiar y la violencia estructural. Lo anterior confirma la primera

hipótesis de investigación que planteaba que “el estrés y la ansiedad

delincuencial, la violencia sociocultural, están relacionados con la salud

mental de la población salvadoreña”. Estos hallazgos son apoyados por el

estudio de Gutiérrez (2010), quien encontró relación en estas mismas

variables sociodemográficas con la salud mental en una muestra

salvadoreña a escala nacional.

Se encontró una peor salud mental/bienestar psicológico en las

personas que fueron víctimas de violencia delincuencial en

comparación con los que no han sufrido este problema. Así mismo,

existen mayores niveles de estrés y ansiedad delincuencial en las personas

que han sido víctimas de la violencia delincuencial. Indicando lo

anterior que vivir en un contexto de violencia social delincuencial es

un factor determinante de alteraciones emocionales y psicológicas en

El Salvador. Lo anterior indica que se confirma la segunda hipótesis,

que plantea que “existen diferencias estadísticamente significativas en salud

mental/bienestar psicológico, estresor delincuencial, ansiedad delincuencial y

violencia estructural en función de si fue víctima de violencia delincuencial”.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

140

El análisis inferencial de la salud mental, bienestar psicológico, y

la ansiedad delincuencial en función del sexo de la muestra, refleja

diferencias significativas entre hombres y mujeres. Estos resultados

confirman la tercera hipótesis que plantea qué “existen diferencias

estadísticamente significativas del estrés-ansiedad delincuencial y la salud

mental en función del sexo de la población”. Las mujeres presentan un

mayor número de síntomas de problemas de salud mental y de

ansiedad delincuencial que los hombres.

Existen diferencias al contrastar la salud mental en función de las

regiones del país. La prueba a posteriori post hoc determinó que las

diferencias están entre la región central y la región occidental, siendo

las medias aritméticas más altas en la región occidental. De igual

forma, existen diferencias significativas entre la región central y la

región oriental, siendo más altas sus medias en la región oriental; no se

encontraron diferencias entre las otras regiones. Indicando lo anterior

que existen mayores problemas de salud mental en la población que

reside en la región occidental y oriental que los que residen en la

región central. En otro estudio (Gutiérrez, 2010), se encontraron

resultados similares en función de las regiones del país, presentando

peor salud mental las regiones occidental y oriental.

En relación con el estresor delincuencia,l al contrastarlo por región

del país, se encontraron diferencias significativas entre la región

occidental y la región oriental, siendo las media más alta en la región

occidental. Así mismo, hay diferencias entre la región central y la

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

141

oriental, siendo las medias más altas en la región central; también hay

más prevalencia en la región paracentral que en la oriental, indicando

lo anterior que existen mayores problemas de estrés delincuencial en la

región occidental, central y paracentral, que en la región oriental. Por

otra parte, no hay diferencias en funcionamiento familiar, en violencia

estructural, ni en abuso familiar, en función de la región del país. Se

encontraron diferencias en ansiedad delincuencial, en función de la

región del país. Se observó una tendencia entre la región central y la

paracentral, siendo más alta la media aritmética en la región

paracentral. No se encontraron diferencias en ansiedad delincuencial

entre las otras regiones.

Es de relevancia destacar que las medias aritméticas en esta

dimensión son más altas que en las dimensiones anteriores

comparadas por región, indicando una mayor prevalencia de síntomas,

y, en consecuencia, más ansiedad delincuencial en la población

salvadoreña. El hecho de que no haya diferencias entre las regiones

solo indica que las medias aritméticas son similares en las diferentes

regiones del país.

En funcionamiento familiar, en relación con las regiones del país,

existen diferencias entre la región central y la oriental, siendo la media

más alta en la región central. En este mismo sentido, existen diferencias

entre la región paracentral y la oriental; también hay una media más

alta en las regiones occidental y paracentral que en la oriental

indicando esta dimensión que hay más problemas de funcionamiento

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

142

familiar en la región oriental que en las regiones occidental, central y

paracentral. Debido a que las medias son más bajas, indican mayores

problemas. Tanto el funcionamiento social como el funcionamiento familiar

son indicadores robustos del grado de estabilidad emocional y mental

de una persona, de una familia y de una sociedad.

En este estudio, ambos factores son indicadores de salud mental y

disfunción emocional (estrés y ansiedad), probablemente generadas por

el contexto de violencia social delincuencial que se vive en El Salvador.

Estos resultados están en sintonía con lo planteado por Graça y

Edward, (2006), en el sentido que la salud familiar es vista como una

dimensión biopsicosocial. Desde la perspectiva de Silva et al. (2000), se

comprende la salud familiar como la estabilidad de la dinámica interna

del cumplimiento de las funciones como familia. Quiroga y Sánchez

(1997) plantean que es un ambiente considerado de gran importancia

para explicar su satisfacción global es la familia.

El estudio revela diferencias en salud mental en relación con el

estado civil. La prueba indicó diferencias significativas entre los

solteros y los viudos(as), presentando mayor incidencia de problemas

de salud mental las personas viudas. Al analizar el estresor

delincuencial, en función del estado civil, se encontraron diferencias

entre los solteros y los casados, presentando medias más altas los

casados, indicando que este segmento de la muestra, es la que

presenta mayores problemas de salud mental. En cuanto al

funcionamiento familiar, se encontraron diferencias, en función del

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

143

estado civil, presentando medias aritméticas más bajas los divorciados

y los viudos(as) en relación con los solteros y los casados,

observándose más problemas de funcionamiento familiar estos últimos

grupos. No se encontraron diferencias significativas en disfunción social,

en función del estado civil, ni en violencia estructural; tampoco en

maltrato familiar.

En el análisis de las variables criterio, en función del nivel

educativo de la muestra, se encontraron diferencias en salud mental. La

prueba a posteriori post hoc indica que existen diferencias entre los que

no tienen ningún nivel educativo y los que tienen de séptimo a noveno

grado, siendo más alta la media aritmética en los que no tienen grado

educativo alguno. Igualmente, se encontraron diferencias entre los

analfabetas y los que son bachilleres, presentado más problemas de

salud mental el primer grupo. También se encontraron diferencias

entre los que no tienen ningún nivel educativo y los universitarios,

presentando más problemas de salud mental los analfabetas. Al

contrastar los que tienen primer ciclo con los de tercer ciclo, existen

diferencias significativas, siendo más alta la media en el primer ciclo.

Así mismo, al comparar el primer ciclo con los bachilleres y con los

universitarios, se aprecian más problemas de salud mental en el primer

ciclo. En un sentido general, se puede apreciar que, en la medida con

que se incrementa el nivel educativo de las personas, disminuyen los

problemas de salud mental. Lo anterior indica una correlación positiva;

a menor educación, mayores problemas de salud mental; y a mayor

educación, menor prevalencia de problemas de salud mental.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

144

Existe una mayor incidencia de estrés delincuencial en los niveles

educativos más altos (bachiller, técnico, universitario), en comparación

con los niveles educativos más bajos (ningún nivel, primer ciclo,

segundo ciclo). En ansiedad delincuencial existen diferencias en función

del nivel educativo de la muestra, presentando mayor ansiedad los

niveles educativos más altos. No se encontraron diferencias entre los

otros niveles. Lo anterior, no significa que no haya dificultades en estos

grupos educativos; lo que indica es que las incidencias son similares en

cada nivel educativo. Al comparar el estresor delincuencial en función de

la edad, se encontraron diferencias entre los que tienen de 17 a 25 años

de edad y los que tienen de 26 a 35, siendo más alta la media aritmética

en estos últimos, indicando lo anterior que tienen más incidencia de

síntomas de estrés delincuencial los de mayor edad. En relación con la

ansiedad delincuencia,l en función de la edad de la muestra, existen

diferencias entre los que tienen de 17 a 25 años de edad y los que

tienen de 26 a 35, entre los de 17 a 25 y los de 36 a 45, siendo más altas

las medias en los dos grupos de mayor edad. También, ocurre la

misma tendencia en violencia estructural. Estos resultados confirman la

cuarta hipótesis que plantea que “existen diferencias estadísticamente

significativas en estrés-ansiedad delincuencial, la salud mental, violencia

sociocultural, en función de las variables sociodemográficas como: región del

país, estado civil, escolaridad, edad, si trabaja o no, y lugar de residencia”.

Lo anterior significa que existe una mayor incidencia de problemas de

estrés, ansiedad delincuencial y violencia estructural en los grupos de

Page 145: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

145

mayor edad. No hay diferencias en disfunción social, ni en

funcionamiento familiar, tampoco en abuso o maltrato familiar en función

de la edad.

El estudio revela que existe mayor estrés delincuencial en las

personas que trabajan en comparación con las que no trabaja. En esta

misma línea, hay mayor estrés delincuencial en los empleados

privados que en los públicos, ocurriendo el mismo patrón en ansiedad

delincuencial y en violencia estructural. No se encontraron diferencias en

funcionamiento social. Ni en funcionamiento familiar; tampoco hay

diferencias en maltrato familiar en función del sector donde trabaja la

población. Estos datos revelan que la población más vulnerable al

estrés delincuencial, a la ansiedad delincuencial y a la violencia

estructural son las personas que trabajan, y que lo hacen en el sector

privado. Consecuentemente, será este grupo de personas las que

presentan una peor salud mental, como resultado de la violencia social

delincuencial en El Salvador. Se encontró que solo existen diferencias

en estrés delincuencial en función del lugar de residencia (urbano y

rural), siendo las medias más altas en los residentes urbanos. Así

mismo, al analizar las prevalencias de las medias aritméticas en salud

mental, ansiedad delincuencial, violencia estructural, funcionamiento

familiar, funcionamiento social y maltrato familiar, las medias son

mayores en los residentes urbanos en comparación con los residentes

rurales, indicado que existen más problemas en la población urbana.

Estos últimos hallazgos son apoyados por lo encontrado por

Lederbogen, Kirsch, Haddad, Streit, Schuch, Tost… Meyer-

Page 146: La Violencia Social Delincuencial y La Salud Mental

LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

146

Lindenberg, (2011), quienes encontraron que los habitantes que viven

en la ciudad, a diferencia de otras personas, tienen más probabilidades

de sufrir más estrés y enfermedades mentales.

El modelo de regresión múltiple por pasos sucesivos resultó en

cuatro modelos significativos. El primero es el estresor delincuencial,

explicando el 26% de la ansiedad delincuencial; el segundo modelo es

la violencia social estructural, sumando una explicación de 8% en la

ansiedad delincuencial; en el tercer modelo, se añadió la variable de

deterioro de la salud mental, agregando una explicación del 6% en la

expresión de ansiedad delincuencial; para el cuarto modelo, se añade

la variable sexo, que eleva la varianza total explicada a un total de 41%

de la ansiedad delincuencial. Indicando lo anterior que la ansiedad

delincuencia como variable criterio (VD) es explicada en un porcentaje

importante y significativo desde las variables predictoras (VI), como

son: estrés delincuencial, violencia estructural, deterioro de la salud

mental y el sexo de la muestra. Estos resultados confirman la hipótesis

que plantea que “un porcentaje importante del estrés-ansiedad delincuencial

(salud mental) de la población salvadoreña se explica mediante el modelo de

regresión logística (modelo predictivo), donde las variables predictoras son:

estrés delincuencial, violencia estructural, deterioro de la salud mental, el

sexo, y como variable criterio será la ansiedad delincuencial (alteración de la

salud mental, o bienestar psicológico), producto de vivir en un contexto de

violencia social delincuencial.

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15. Estrategias de solución o recomendadas

Es a partir de los diferentes resultados y conclusiones del presente estudio que nos atrevemos a platear un conjunto de estrategias de solución a la multidimensionalidad de factores desencadenantes del fenómeno de la violencia social delincuencial relacionada con la salud mental de la población salvadoreña. Estas estrategias van orientadas hacia los contextos: personal (individual), familiar, relacional, microsocial (familia, escuela, iglesia) y macrosocial (Estado, comunidad, organizaciones). Las cuales se detallan a continuación:

• El Estado deberá diseñar e implantar programas sociales, orientados a fortalecer el acceso a fuentes de trabajo, para mejorar los estilos de vida de los salvadoreños, inhibiendo de esta forma los potenciales riesgos de que muchos jóvenes y adultos busquen satisfacer sus necesidades básicas insatisfechas en la delincuencia común y organizada.

• El Estado salvadoreño debe regular enérgicamente los medios de comunicación social (radio, prensa y televisión), debido a que estos hacen uso instrumental de la violencia delincuencial, como insumo de comercio (la crónica roja vende). La violencia expresada en muertos, asaltos, robos, extorsiones en la población les acarrea mayores ventas y ganancias, sin reparar en el daño emocional y psicológico que fomentan en los salvadoreños. Además de los antivalores que inyectan a los niños, jóvenes y adultos del país, fomentando un círculo de violencia social delincuencial que beneficia a estas empresas de comunicación.

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• Las autoridades municipales y estatales deberán fomentar y fortalecer la organización social, concretamente las comunidades: colonias, barrios y ciudades, para la búsqueda de soluciones comunitarias, fortaleciendo la cohesión social el esparcimiento saludable en la comunidad. También, implantar programas de prevención social comunitarios de factores de riesgo de sus habitantes, ejerciendo un mayor control comunitario de parte de las personas (organización comunitaria preventiva).

• Que el Estado, mediante el Ministerio de Educación, Mined, introduzca en los programas educativos, en todos los niveles del sistema educativo, un conjunto de temas de educación para la vida,

siendo este un eje transversal en la formación de niños y jóvenes. Estos programas deben incluir temas como: relaciones interpersonales, valores, autoestima, asertividad, deberes y derechos; problemas psicosociales como: alcoholismo y drogas, tipos de violencia, la familia y sus dimensiones, salud mental, entre otros.

• Que el Mined, mediante los centros educativos a escala nacional, revise, actualice y fortalezca los contenidos de la escuela para padres, con la finalidad de reeducar a los padres de familia en temas vitales sobre los estilos de crianza, incluyendo temas de educación para la vida, el papel de la familia, normas de convivencia ciudadana, y otros más.

• Que el Estado, mediante el Ministerio de Salud, Misal, implante programas de promoción y prevención de factores psicosociales de riesgo, para la salud mental. Así mismo, que los Ecos

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familiares diseñen e implanten programas de prevención primaria y secundaria, en el contexto comunitario, para prevenir, identificar y tratar personas con sintomatología de naturaleza mental.

• Que las universidades que imparten programas en la formación de carreras de las ciencias de la salud asignen sus estudiantes en prácticas y horas sociales de los programas educativos, preventivos y de tratamiento que implanten tanto el Mined como el Misal, con la finalidad de prevenir, eliminar o modificar los factores sociales relacionados con la salud (mental). EJ.: estilos de crianza, modelos de padres, conservación de la salud mental, alcoholismo-drogas y la violencia en todas sus dimensiones, etc.

• Tanto la violencia social delincuencial, el alcoholismo-drogas, como la salud mental, son fenómenos multidimensionales (múltiples causas); son problemas psicosociales que existen sobre la base de problemas estructurales, como falta de oportunidades (empleo, educación, salud, vivienda), la violencia familiar, pobre nivel educativo; problemas de personalidad, como pobre autoestima; hiperactividad, agresividad, conducta antisocial, hostilidad, conflictos de relaciones interpersonales, entre otras causas. Por tanto, el abordaje del fenómeno debe ser, en la misma dirección, un abordaje holístico, que implique una intervención desde todos los ángulos y especialidades del conocimiento. Deberá existir una participación de los individuos, de la familia, la comunidad, la iglesia, las instituciones públicas y privadas, con el protagonismo directo del Estado. De lo contrario, todo esfuerzo será diluido, impotente, incapaz, por la magnitud del problema. Estos problemas psicosociales siempre, y siempre, superarán los esfuerzos individuales de una institución o de un grupo de personas.

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LA VIOLENCIA SOCIAL DELINCUENCIAL Y LA SALUD MENTAL

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