La navidad prohibida

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La navidad prohibida He escuchado casi todas las versiones de cómo afecta la navidad en la gente. a) Me ilusiona b) Me deprime c) Es algo meramente comercial d) Es un evento religioso y voy a misa e) Lo anterior mas la fiesta f) No entiendo por que festejamos tanto g) No se muy bien el significado pero mientras sea farra.... Pero, que quieren que les diga...a mi: me gusta. No tanto el momento en sí, en que todos se abrazan, un poco para no caerse y otro poco por que son las doce. Y no es tan claro el motivo del abrazo, pero, “como es sano, alegre y quiero a mi gente”. (Y meta abrazar a todo el mundo. Hasta a esa visita, que no se muy bien quien trajo). Ese momento no me entusiasma tanto. Tampoco el basural del día siguiente. Me gusta todo lo previo. A partir de diez días antes. Cuando el clima se va elevando, con los colores y las luces. Afuera y adentro se va tiñendo todo de rojo y verde. Los mas ahorrativos se meten en los altillos a buscar adornos del año pasado. Los otros no, los que tienen aguinaldo, acuñaron una frase: “no hay que usar nada viejo”. Desde un rincón, después de mover algunas cosas, aparece desvencijado, el arbolito anterior. Lo miramos, como con lástima y ahí decidimos –según el peso del bolsillo- si le damos vida a ese, o salimos presurosos a adquirir el nuevo. Me gusta – decía- el ambiente previo. La gente que está de compras tiene el semblante que busco. Los ojos bien

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Fuera de casa

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La navidad prohibida

He escuchado casi todas las versiones de cómo afecta la navidad en la gente.a) Me ilusionab) Me deprimec) Es algo meramente comerciald) Es un evento religioso y voy a misae) Lo anterior mas la fiestaf) No entiendo por que festejamos tantog) No se muy bien el significado pero mientras sea farra....

Pero, que quieren que les diga...a mi: me gusta.

No tanto el momento en sí, en que todos se abrazan, un poco para no caerse y otro poco por que son las doce. Y no es tan claro el motivo del abrazo, pero, “como es sano, alegre y quiero a mi gente”. (Y meta abrazar a todo el mundo. Hasta a esa visita, que no se muy bien quien trajo).

Ese momento no me entusiasma tanto. Tampoco el basural del día siguiente. Me gusta todo lo previo. A partir de diez días antes. Cuando el clima se va elevando, con los colores y las luces.Afuera y adentro se va tiñendo todo de rojo y verde. Los mas ahorrativos se meten en los altillos a buscar adornos del año pasado. Los otros no, los que tienen aguinaldo, acuñaron una frase: “no hay que usar nada viejo”.Desde un rincón, después de mover algunas cosas, aparece desvencijado, el arbolito anterior. Lo miramos, como con lástima y ahí decidimos –según el peso del bolsillo- si le damos vida a ese, o salimos presurosos a adquirir el nuevo.

Me gusta – decía- el ambiente previo. La gente que está de compras tiene el semblante que busco. Los ojos bien abiertos, mirando las vidrieras y el paso suave al comienzo, más apurado hacia el 21 de diciembre.

Y después llega: El famoso “donde vas a pasar” ?

Esta frase es latina. Al gringo no le afecta mucho el donde. “Los que me quieren que vengan, los que no, que disimulen regalándome una botella.”

El latino, en cambio, comienza a programar temprano. Si es soltero, ni se preocupa. Lo despiertan 20 minutos antes de la medianoche.Pero si es casado, sabe que camina en una cuerda floja. Entonces arriesga:

a) en casa de mamab) en casa de tu mamac) En cualquier parte menos aquí, que no vean el bochinche.d) En el campo. Que no haya que manejar al día siguiente, porque me voy a beber

todo lo que hay.

Ella te va a decir así: Pasemos navidad en casa de mamá. El año nuevo en casa de tu mama, (para que no se enoje), y después nos queda Reyes para desempatar.

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Llega el momento.

Hace unos diez años, Landriscina describió en un teatro porteño esa noche tan especial.Dijo: la cena navideña es un invento europeo. En realidad toda la fiesta en si, fijémonos que Papá Noel está vestido de invierno, y en los patios hacen muñecos de nieve.De allá viene la costumbre del pavo, por ejemplo. A la que le agregan fetas de cerdo. Fetas de cerdo, no todo el chancho, como hacemos nosotros.Y como allá hace frío, la comida y la gente se mantiene bien por horas.Nosotros, olvidando el motivo intrínseco de la fiesta, llenamos una mesa larga, cuanto mas larga mejor. (no sea que los invitados digan que andamos mal de fondos).En ella hay de todo lo imaginable. Está llena hasta el borde.

Con los calores de mi Paraguay, la mayonesa es traicionera. Los tíos borrachos y comilones también, y las mujeres de la familia que, gritan más, para explicar su alegría de verse.El compromiso es comer todo. A las dos horas no podemos más, pero es una lástima dejar aquello. O el acostumbrado, “no probé todavía esto...que es ?”Cuando ya nadie puede respirar, nunca falta una tía solterona que desde el fondo grita: ¡¡“se olvidaron que acá hay clericó” !!....y todos vuelven a llenar los vasos. Y recordemos que en el clericó hay frutas en fermentación. Pues también son atacadas con cucharitas, sin piedad.Cuando la fiesta ya está terminando un tío se abrazará de la abuelita para hacer un pequeño discurso de pura ternura.Mentira !!! se está atajando de la única persona fresca que quedó en pié.

Reglas del juego

Se armó la reunión bajo toldilla. La tripulación terminó las tareas diarias y se preparó a dar cuenta de una botella de ginebra adornada de una picada con base de salmón.Bienvenido, fue el último en acomodarse, y el primero en cuestionar.-De que se trata este motín ?-En vista de la cercanía de la fecha, se nos ocurrió hacer noches de relatos navideños. -Falta mucho nió.-Y depende como lo veas. No nos vamos a sentar a hablar todas las noches de la misma cosa. Este tema será –digamos- semanal. Cada uno aporta lo que recuerda. Hay en la pared un lindo cuadrito con un contador indicando los días y las horas que faltan para la nochebuena. El famoso “Countdown”. Acá, el Almirante, que es el presidente del club de los Optimistas, hará de mediador. Que opinas ?-No me gusta –dijo Bienvenido- y agregó: nunca estuve con la victimización de las cosas. Es como autoflagelarse.-No exageres amigo. Estas reuniones bajo toldilla son un pretexto para beber y reir.El moderador da el perfil del contador de turno y a renglón seguido arranca el candidato.-Todo libre Almirante. Comenzá nomás.

Convoco a: Bienvenido.B: Yo no se contar cosas. Además debemos dividir la fecha esta en navegación o Nochebuena en puerto. Son cosas diferentes.

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Me toman de sorpresa. Pero me acuerdo de un 24 de diciembre fuera de casa. Fue en Londres. Los tripulantes salimos a buscar un lugar acorde con la fiesta.Entramos a una disco. El ambiente ya estaba encendido y comenzamos a beber en la barra. Los londinenses son apagados para los festejos religiosos, pero el lugar estaba lindo y había alegría. Pero yo estaba incómodo.Mi nombre no encaja entre los gringos. Siempre pasó que conozco a alguien de habla inglesa y me pregunta como me llamo. Tengo que mentir. Me pongo nombres de película y a partir de ahí, la posible relación con una chica, se torna tensa, por si no recuerdo como le dije que me llamaba.Pero estamos en Navidad, yo ya me bebí medio litro de no se que bloody y las chicas nos rodearon. El que hablaba bien inglés, nos presentó uno a uno. Ya lucíamos unas gorras de Santa Claus, todos.

-Hello, this is Mark. That one is Michael. This is Fred, and this is………..Welcome.

No! Me dirán que no tiene nada que ver, pero esa vergüenza, es la navidad que más recuerdo!!!

caso 2

Memorias navideñas

Habla el segundo tripulante, bajo la toldilla, alrededor de la mesa. La botella de ginebra agoniza. El ingenio recién nace.

El turno es suyo Esteban.

Yo tampoco se contar cosas, pero si es mi turno...me arriesgo.-Eran las épocas en que en Paraguay no había capitanes de barco. Sólo personal subalterno. Se contrató entonces a un oficial de la marina mercante de Holanda. Recuerdo hasta el apellido: Korpershoeck.Llegó a Asunción en vuelo de Iberia y se puso al día siguiente al comando de nuestro buque "Villarrica", que estaba por zarpar. La Navidad estaba muy cerca.El buque lucía ya algunos tempraneros adornos.-----------------El holandés hablaba bastante castellano porque estaba casado con una paraguaya. Hecho que le valió el permiso a viajar con la bandera nuestra, según exigencias de Prefectura.Rebozaba de alegría porque el destino del presente viaje era nada menos que su ciudad natal: Rótterdam.Durante el viaje amenizamos, cantamos y nos hicimos amigos del extranjero jovial.El destino quiso que la llegada a Rótterdam sea exactamente el 24 de diciembre a las 11 de la mañana.

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Todos nosotros (una vez más) lejos de la familia, hicimos ocultos cálculos de la posible invitación del holandés a “pasar” la nochebuena en su casa, y de paso conocer tan hermosa ciudad. Su hogar, según contó, distaba a escasas 10 cuadras del muelle. Los tres oficiales paraguayos que le ayudábamos –por las dudas- nos afeitamos bien y planchamos la camisa dominguera. No sea que llegue la invitación y nos tome con ropa de trabajo. Sería un escándalo para esa familia holandesa, que cultos como son, no se merecen tal escarnio !!A las 14 hs el perfume del comandante extranjero descendió por las escaleras, detrás del vaho, apareció él. Elegante como era, resplandecía aún más con su traje de gala.Los 3 oficiales paraguayos, sosteniendo la respiración ante la posible fiesta que nos esperaba, carraspeamos al unísono esperando el convite.-Korpershoeck, aclarando la garganta, en perfecto español dijo:

-Señores, nos vemos mañana. No se olviden de pintar esta puerta. !!!!!

Moderador: El siguiente

Buenas noches. Soy el segundo oficial y me toca el turno. El viaje a Europa, desde Paraguay, se hace pasando (por supuesto) por Argentina y Brasil, pero lo interesante viene al dejar costa brasilera. Recife te saluda como ciudad final y ya entrás a mar abierto. Como 3 dias después te encontras en el camino con el archipiélago de cabo Verde.Estas islas eran de Portugal. Cuando lograron su independencia pasó a a formar parte del continente africano.Dudan los pobladores si eso fue conveniente o no, ya que la pobreza es acuciante.En estas islas hay, sin embargo un puerto chico pero importante. Sao Vicente, con su puerto, Mindelo.Haciamos escala en ese pequeño muelle, solo para cargar combustible. A medio camino, entre Asunción y Alemania, era el lugar ideal para repostar.Cada vez que amarrábamos, se nos acercaba un niño de unos 11 años a saludar y preguntar cosas.Nos encariñamos con el y en cada viaje le regalabamos tonterías que sobraban.Una vez nos pidió una lata vacía de pintura, de 20 litros.

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En otra ocasión yo le regalé un tubo de pelotas de tennis muy usadas. Otro compañero le obsequió un cinturón que ya no usaba.En agosto, lo vi partir alegre por el muelle con 3 botellas de plástico (vacías) de gaseosa.

Pedrinho fue perdiendo su timidez del comienzo y a medida que nos conocía subía a desayunar o almorzar. Vaciaba los platos con atrazada voracidad. Le enloqueció el bori-bori. Sabía de su país pocas cosas. Nos contó pedazos de su historia en un desayuno. Cabo Verde era un centro importante del tráfico de esclavos hace siglos. Pero su abuelo, por temor, había construido una cueva en la ladera de un monte cercano, y allí vivía el niño. Y como a su padre lo habían matado en una de las tantas revueltas internas, el chico quedó solo al morir el anciano.Fue en ese mes que nuestro barco “Minas Cué” hizo su primera aparición en la isla.El 24 de diciembre del año que más quemó mi mente, llegamos al amarre. Pedrinho –extrañamente- no estaba a la vista.Preguntamos a la misma autoridad que vino a legalizar la entrada del buque, por el pequeño moreno de alegre sonrisa.Nos indicaron el sendero hacia la cueva.Sorteando unos “tapé-poí” logramos llegar. Lo distinguimos enseguida, por una luz que se filtraba a un costado. Pedrinho estaba en un catre, ardiendo de fiebre. Lo alzamos enseguida para llevarlo al barco, en donde tenemos siempre botiquines varios.Ese no era el problema.Mi alma se rompió en pedazos y casi me desplomo en ese piso de barro, cuando veo en un rincón el espíritu navideño agonizante.Con la lata vacía de pintura había hecho una maceta, en donde un seco e inclinado arbusto hacía las veces de arbolito.De él, colgaban grotescamente las tres botellas vacías y descoloridas de coca cola que hacia un tiempo llevó.Y mas abajo, las gastadas pelotitas de tennis reemplazaban a los globos de los anuncios publicitarios.Con el niño en brazos, tiritando por la fiebre, no pude menos que rogar al nuestro, al del pesebre. A nuestro niño Jesús.