La Iglesia en nuestros tiempos recios - Delegación de...

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1 La Iglesia en nuestros tiempos recios Nuestra Iglesia también camina en un mundo turbulento. Muchos jóvenes hoy conocen sólo un rostro de la Iglesia desfigurado por los medios de comunicación. Al mismo tiempo, también hay muchos jóvenes y adultos que viven el Evangelio en sus ambientes, en lugares de misión…. Benedicto XVI nos dice a los jóvenes: “¡Vosotros mismos sois el Cuerpo de Cristo, la Iglesia! In- troducid el fuego nuevo y lleno de energía de vuestro amor en la Iglesia, por más que algunas personas hayan desfigurado su rostro.” • ¿Cómo se vive hoy el ir a Misa, ser amigos de sacerdotes o religiosos, llevar una manera de vivir dife- rente…? • Qué dificultades encontramos nosotros para ser un nuevo rostro de la Iglesia? • ¿A quién nos gustaría parecernos? ¿De quién pedimos consejo? Vivir hoy la fe es difícil, y estar en la Iglesia “no se lleva”. Vivimos, como diría Teresa de Jesús, “tiempos recios”. Precisamente Teresa describió así su época, aquel “siglo de oro”, que también fue de cambios y turbulencias, y en el que ella aventuró su vida. Teresa respondió a su tiempo con un movimiento de renovación dentro la Iglesia: una reforma que partía de la oración como amistad con Dios, enraizada en una vida humilde, fraterna y austera, y alimentada en la Euca- ristía. Para ella, la Eucaristía es Pan Vivo que nos fortalece para seguir al Señor. Y, al final de sus días, Teresa, agradecida a Dios, decía: “En fin, Señor, muero hija de la Iglesia”

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La Iglesia en nuestros tiempos recios

Nuestra Iglesia también camina en un mundo turbulento. Muchos jóvenes hoy conocen sólo unrostro de la Iglesia desfigurado por los medios de comunicación. Al mismo tiempo, también haymuchos jóvenes y adultos que viven el Evangelio en sus ambientes, en lugares de misión….

Benedicto XVI nos dice a los jóvenes: “¡Vosotros mismos sois el Cuerpo de Cristo, la Iglesia! In-troducid el fuego nuevo y lleno de energía de vuestro amor en la Iglesia, por más que algunaspersonas hayan desfigurado su rostro.”

• ¿Cómo se vive hoy el ir a Misa, seramigos de sacerdotes o religiosos, llevar una manera de vivir dife-rente…?

• Qué dificultades encontramosnosotros para ser un nuevo rostro de la Iglesia?

• ¿A quién nos gustaría parecernos?¿De quién pedimos consejo?

Vivir hoy la fe es difícil, y estar en la Iglesia “no se lleva”. Vivimos, como diría Teresa de Jesús,“tiempos recios”. Precisamente Teresa describió así su época, aquel “siglo de oro”, que tambiénfue de cambios y turbulencias, y en el que ella aventuró su vida. Teresa respondió a su tiempocon un movimiento de renovación dentro la Iglesia: una reforma que partía de la oración comoamistad con Dios, enraizada en una vida humilde, fraterna y austera, y alimentada en la Euca-ristía. Para ella, la Eucaristía es Pan Vivo que nos fortalece para seguir al Señor. Y, al final de susdías, Teresa, agradecida a Dios, decía: “En fin, Señor, muero hija de la Iglesia”

El amor a Cristo es amor a la Iglesia

Teresa de Jesús sintió la Iglesia. Su amor a la Iglesia fue expresión de su amor a Cristo, de iden-tificarse con Él: seguir a Cristo y ayudarle a continuar su misión es servir a la Iglesia. Ella lo hizofundando S. José, como una “comunidad – escuela de oración”, y después los demás conventos,en una historia que alcanzaría el mundo entero. El sentido de esta vida consagrada a Dios en laoración y en la sencillez no era simplemente “apartarse del mundo”, ni conseguir una “perfecciónpersonal”, ni siquiera asegurarse “la propia salvación” (preocupación común en aquel tiempo) o bus-car un “bienestar espiritual”. Era servir a la Iglesia:

“Y como (…) toda mi ansia era, y aún es, que pues tiene tantos enemigosy tan pocos amigos, que ésos fuesen buenos, determiné a hacer eso po-quito que era en mí, que es seguir los consejos evangélicos con toda laperfección que yo pudiese, y procurar que estas poquitas que están aquíhiciesen lo mismo, confiada en la gran bondad de Dios que nunca faltade ayudar a quien por Él se determina a dejarlo todo”

(Teresa de Jesús, Camino de Perfección 1, 2)

“Ante el olvido de Dios, la santa doctora alienta comunidades orantes,que arropen con su fervor a los que proclaman por doquier el nombre deCristo, que supliquen por las necesidades de la Iglesia, que lleven al cora-zón del Salvador el clamor de todos los pueblos... viviendo, como Teresade Jesús, en filial obediencia a nuestra Santa Madre Iglesia”

(Benedicto XVI, mensaje al Obispo de Ávila, 3-4)

La Iglesia, Cuerpo de Cristo que vive en comunión

Como Teresa, estamos llamados a tomar conciencia de que nosotros podemos ser el cuerpo de Cristo.

Para realizar esta misión, hemos de vivir amándonos, con alegría, sin rechazar a nadie… Entrenosotros ha de haber diversidad, pero pedimos el Espíritu Santo para que cree armonía. El amornos une en la Iglesia formando una realidad viva, como San Pablo explica a los Corintios (1 Cor12, 12-14):

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Teresa descubrió que el sentido de nuestra vida está más allá denosotros mismos: se realiza en la entrega, en el amor, en el compar-tir, al servicio de la Iglesia y del mundo.

Jesús se ha implicado tanto con nosotros, que nos invita a ser pre-sencia suya en el mundo, llevarlo con lo que somos. Jesús puede re-correr el mundo con nuestros pies, nuestros labios pueden ahoraanunciar el Evangelio, y nuestras manos pueden transmitir los ges-tos de Jesús: levantar al caído, acoger, sanar… Somos la Misión dela Iglesia, su rostro.

“Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miem-bros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no for-man más que un solo cuerpo, así también Cristo. Porque en un soloespíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo,judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo espí-ritu. Así también el cuerpo no se compone de un solo miembro, sino demuchos”.

Te invito a preguntarte, y a compartir con otros:

• ¿Te gustaría ser imagen de la Iglesia para los demás?

• ¿Cuáles son tus dones especiales?

• ¿Qué puedes ofrecer al mundo?

• ¿Te animas a acoger a quien los demás no terminan de admitir?

De la comunión nace la misión

No podemos ser discípulos “de por libre”, ni aislados de los demás. Como decía Benedicto XVI,“A Jesús se le encuentra en la Iglesia: Permitidme también que os recuerde que seguir a Jesús es caminar conÉl en la Comunión con la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir por sucuenta corre el peligro de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él.” (Ho-milía de la Misa de envío en la JMJ de Madrid, 21-VIII-2011).

Cuando no nos cerramos en nuestras ideas o estilos, cuando somos capaces de compartir vida ymisión con grupos diferentes, manifestamos que el Evangelio no es una ideología, sino vida.

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Amar a la Iglesia significa acogerla con sus grandezas y sus pobre-zas. Significa también vivir en la escucha, que nos permite enrique-cernos mutuamente

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Notas para el acompañante

Como introducción a la catequesis, se invita a tomar conciencia de que cada uno de nosotrossomos piedras vivas, edificadas sobre el cimiento de los Apóstoles y arraigados en Cristo. Paraello, se ofrece una dinámica de construir la Iglesia. Tendremos unas tarjetas de colores, 13 deellas de color rojo. Se puede comenzar la catequesis enseñando una sencilla puerta realizada concartulina, en ella se encuentra una frase: Sacramentos de la iniciación cristiana, la puerta para vivir cony desde Cristo. A los extremos se colocan doce trozos de cartulina roja con los nombres de los após-toles. Y encima de las cartulinas rojas se colocan las otras, de otros colores (un color por cada es-tado dentro de la Iglesia: laicos, presbíteros y vida consagrada), en cada una de ellas el nombredel párroco, el nuestro, el de algún familiar, alguna persona consagrada, etc., hasta formar la Igle-sia. En el 13º trozo de cartulina roja se coloca el nombre del obispo de la diócesis. Así se invita aver de forma plástica como todos nos complementamos y tenemos nuestro lugar.

En el apartado de La Iglesia en nuestros tiempos recios, se dialoga sobre las dificultades que en-contramos en nuestro seguimiento a Jesús (las críticas a la Iglesia, etc.), planteadas en esa sección:cómo se vive hoy el ser amigos de sacerdotes o religiosos… ir a Misa, llevar una manera de vivirdiferente… Lo dirige algún joven mayor que los que están en la sala y que tenga experiencia devivir la fe “en tiempos recios”. Se plantean dos preguntas:

¿Qué dificultades encontramos nosotros para ser un nuevo rostro de la Iglesia? ¿A quién nos gustaría parecernos? ¿De quién pedimos consejo?

DINÁMICA: DONES, CARISMAS Y MINISTERIOS

A. Mis carismas

Se reparten a todos pequeñas hojas con formas (palomas, corazones, llamas…) de papel, paraque cada uno reflexione unos momentos sobre lo que es el carisma. El animador puede ir orien-tando la reflexión, para que cada uno de los miembros reconozca los carismas que le ha regaladoel Espíritu Santo. Cada uno escribe su carisma en la hoja.

B. Tus carismas

Se reparten a los jóvenes las hojas, esta vez con los nombres, procurando que a nadie le toque elsuyo. Cada uno debe escribir un carisma que ha descubierto en el compañero. Después se lespide que roten la hoja dos o tres puestos a su derecha, el que la recibe observa y escribe lo queconsidere conveniente. Así se procede una o dos veces más, hasta que todos han escrito en todaslas hojas excepto en la suya. Luego se recoge todo y se le entrega a cada uno la suya.

VARIANTE: Primero cada cual escribe su carisma, y luego se rotan las hojas.

Cuando el grupo ya ha madurado, y se reconocen bien los dones y carismas de los participantes,se pueden realizar las anteriores dinámicas y añadir cómo pueden usarse los carismas para servira su comunidad. Según sea el grupo, pueden conformarse diversos ministerios, ya sea al interiordel mismo grupo, ya para trabajos en su parroquia, en su colegio o en su comunidad.

Conclusión

Se puede terminar la reunión con un canto que hable de la comunión, del compartir, o que hablede envío, de misión.

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