La Fronda Militar El 11 de Septiembre

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    UNIVERSIDAD DE CHILE

    DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLITICA David Pérez Carrillo (*)

    INAP DOCUMENTO DE TRABAJO Nº 82

    SEPTIEMBRE 2006 

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    LA FRONDA MILITAR: EL 11

    DE SEPTIEMBRE

    INTRODUCCIÓN

    La pugna entre el elemento civil y el militar por alcanzar el dominio del Estado seha transformado en un tema de importancia para la Ciencia Política en particulary las Ciencias Sociales en general. Prueba de ello han sido los innumerablesestudios que desde diferentes perspectivas de análisis han intentado comprendery explicar el problema.1

    En este último sentido sostenemos que una parte importante de las “relacionescívico-militares” en Chile se ha sustentado en la pugna por el dominio del Estadocomo recurso a partir del cual ambos sectores han pretendido asegurar su rol

    protagónico en el quehacer nacional. Es así como es posible explicar laimplementación de múltiples fórmulas o estrategias a través de las cuales losprotagonistas de esta lid han buscado mantener y/o maximizar los beneficioscorporativos que les reporta desempeñar un rol dominante en el Estado2.

    El supuesto teórico en el que descansa este conflicto de intereses considera a loscompetidores como actores políticos, cuyas acciones se fundan en aspiracionescomunes de las diversas instanc ias- tanto colectivas e individuales- que losconforman; sin desconocer con ello la posibilidad de que existan diferentesinterpretaciones sobre las mismas al interior de cada uno de estos grupos.

    (*) Magíster en Ciencia Política, Universidad de Chile, Instituto de Asuntos Públicos.

    1 Por nombrar los estudios más emblemáticos que han estudiado el tema podemos mencionar: Stepan; Alfred: The military inpolitics, Princeton University Press, 1974. Huntington; Samuel: El soldado y el estado. Teoría y Política de las Relaciones Cívico-Militares.  Grupo Editor Latinoamericano. Buenos Aires 1995, Varas; Augusto: Chile, democracia y fuerzas armadas. FLACSO,Santiago 1980.2 Al respecto, interesantes han sido los aportes que ha realizado el marxismo analítico, y más específicamente, el individualismometodológico para explicar el comportamiento de los actores en un contexto determinado. Antecedentes de esta perspectiva deanálisis en: Dobry; Michel. Sociología de las crisis políticas, Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid. S/f.

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     Desde la perspectiva antes descrita y considerando la experiencia histórica, esfactible reconocer dos grandes expresiones en torno a las cuales se hanestablecido las relaciones entre los elementos civiles y militares bajo un Estado deDerecho. Es así como podemos reconocer modelos que expresan un claropredominio del poder civil por sobre el militar, y también, patrones en donde dicha

    relación se establece a partir del desempeño de un protagónico rol del aparatomilitar. Respecto a ambas expresiones podemos precisar que su implementaciónpuede dar origen a múltiples fórmulas, siendo comunes las que a continuación seenuncian.

    En relación a las expresiones de relación civil-militar en donde los primeros sometena los segundos, la experiencia política e histórica nos muestra dos grandesmanifestaciones. En efecto, dicha relación se ha implementado a partir de unaexclusión total o parcial del aparato militar de las instancias decisionales delEstado, o a través de modalidades en donde la supremacía civil se alcanzamediante una política de defensa que busca la maximización del profesionalismo

    castrense con miras a hacer de éstos verdaderos instrumentos del orden vigentecontrolado por la civilidad.En relación a la segunda expresión de relación civil-militar, en donde el aparatocastrense somete a la comunidad civil, la experiencia política e histórica tambiénnos muestra dos grandes manifestaciones. Una de ellas es la instauración de un“régimen del terror” que anula parcial o totalmente los canales de expresión de lacomunidad civil; mientras que la otra, materializa el predominio militar a partir dela auto-asignac ión de un rol nuclear en el Estado por parte de los uniformados.

    A modo de sustentar lo hasta aquí expuesto podemos señalar que las cuatromodalidades de relación civil-militar enunciadas en los párrafos anteriores, han

    tenido expresiones a lo largo de nuestra historia continental y nac ional. Es así comoen la primera parte del siglo XIX, y específicamente aquel períodoinmediatamente posterior a la independencia de las colonias americanas delimperio español, el modelo de relación civil-militar predominante, y que tuvoheterogéneas proyecciones temporales, fue aquel donde el aparato castrenseaparece sometiendo a la comunidad civil.3 Sin embargo, finalizada estaexperiencia, la civilidad latinoamericana logró imponer un modelo de relacióncívico-militar, que con diferentes grados e intensidades, sometió a las FuerzasArmadas.En efecto, el intervencionismo castrense en América Latina reaparecerá luciendonuevas características durante la segunda mitad del siglo XX. Las incursiones en el

    campo político que realizaron los militares se sustentaron esta vez en argumentosque se desprenden de la llamada Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) queEstados Unidos irradió en el continente en el contexto de Guerra Fría. Es así como

    3 Para algunos autores la debilidad que demostró la comunidad civil latinoamericana durante el llamado proceso de independencia sedebió a la ausencia de “…una estructura de clases hegemónicas, carentes de riqueza y profundidad de la vida civil e intelectual, casicomo meras proyecciones de la decisión administrativa borbónica y del alcance de la capacidad de un caudillo para disciplinar a unasumatoria de burguesías locales poco integradas entre sí…” Ejemplos de esta realidad fueron la Argentina de Rosas; Boliviacomo creación de Bolívar y Sucre; México con Santa Ana; Ecuador con Flores; Chile con O´Higgins, etc. En: Varas; Augusto. Op cit.Pág 10.

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    la participación política de los militares fue justificada a partir de argumentoscontingentes que superaban las fronteras nacionales.Respecto a la validación del intervencionismo castrense latinoamericano a partirde preceptos que se desprenden de la mencionada doctrina, es importanteconsignar que dicha justificación se fundó en la sobre-valoración de uno de sus

    conceptos , como lo es la llamada “guerra contra-subversiva”, que por si mismono logra representar la propuesta global contenida en la DSN. Desde estaperspectiva es posible sostener que la tendenc ia reduccionista y coyuntural que sehizo de la mencionada doctrina debilitó el impacto que pudo haber tenido éstaal interior de las Fuerzas Armadas latinoamericanas.

    En efecto, la propuesta ideológica que conforma dicho cuerpo doctrinario escompleja, dando de esta manera cabida a diversas interpretaciones acerca del“deber ser” de las Fuerzas Armadas bajo un Estado de Derecho. En este sentido, laidentificación que hizo expreso el intervencionismo castrense latinoamericanohacia la DSN, fue una de las tantas interpretac iones que surgieron de ella, la que

    antes de materializarse en un proyec to sedicioso sorteo una lucha intestina con lasrestantes visiones que se habían elaborado en torno a la seguridad nac ional.4La superposición que logró el proyecto intervencionista por sobre las restantesinterpretac iones del “deber ser” de las Fuerzas Armadas en América Latina, no sóloes posible explicarlo a partir de la contingencia político-social que se vivió ennuestro continente durante los años sesenta y setenta, sino también, a partir delrescate de constructos ideológicos decimonónicos que hicieron algunos aparatosmilitares. Desde esta perspectiva, la heterogeneidad que presentó el proyectointervencionista al sintetizar la concepción original de las Fuerzas Armadas con lainterpretación contra-subversiva emanada la DSN, es posible explicarlo a partir deuna contingencia particular que se vivió al interior del aparato castrense local. Es

    decir, la irrupción de la doctrina coincidió con un proceso de crisis institucionalcuyo origen fue la ausencia de un perfil militar que les permitiera insertar yproyectar el aporte de las Fuerzas Armadas en el quehacer nacional.

    El proceso de redefinición del perfil profesional que experimentaron ciertoscuerpos castrenses latinoamericanos, estuvo acompañado por la apertura nuevoshorizontes de acción que les brindó la DSN. Desde la perspectiva de esta última,las Fuerzas Armadas latinoamericanas pasaron a constituirse en piezas claves en elequilibrio del escenario político internacional, explicándose a partir de ello lareedición y presencia de antiguas nociones mesiánicas en sus perfilesinstitucionales que justificaron la auto-asignación de su rol tutelar en el Estado.

    Esta sucinta exposición de lo que han sido las relaciones cívico-militares en nuestrocontinente, no escapa mayormente a lo vivido en Chile a lo largo de su historiarepublicana. La fase caudillista con la que se iniciaron dichas relaciones en

    4 Respecto a las implicancias de la DSN y sus diferentes perspectivas, véase: Arraigada, Genaro: El pensamiento político de losmilitares. Impresor Salesianos, Santiago, 1985. Barahona, Pablo, Domic; Ju rak, Garrido; Jo sé, Ibáñez; Gonzalo, Mac-Hale;Tomás, Miranda; Sergio, Barahona, P. (Et. Al). Riesle; Héctor : Fuerzas Armadas y seguridad nacional.  Ediciones Portada,Santiago, 1973. Varas; Augusto, Aguero; Felipe: El proyecto político militar .  FLACSO, Santiago, 1984. Valdivia; Verónica: Lahistoria que fue: el proyecto social de los oficiales del golpe. Universidad de Santiago, Santiago, 2002.

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    Latinoamérica no tuvo una larga prolongación en nuestro país. En efec to, tras sufracaso, el poder fue rápidamente controlado por la civilidad que ejerció supredominio a través del fortalecimiento de sus instituciones representativas quemarginó de dichas funciones al aparato militar.

    Iniciado el siglo XX la política excluyente que se venía aplicando a las FuerzasArmadas se mantuvo vigente. Los argumentos en los que descansó dichamarginac ión se relac ionan con la concepc ión de orden profesional que buscabahacer de éstos verdaderos instrumentos del Estado.El protagonismo político que en la actualidad ejercen los militares en Chile es unacondición sin precedentes en nuestra historia nacional. En efec to, tras el 11 deseptiembre de 1973 los uniformados junto con derrocar al Presidente constitucionalasumieron un control total del aparato estatal sustentado en un “régimen delterror”, que al poco andar se expresa en la institucionalización de la supremac íamilitar al promulgarse la Constitución de 1980.Los orígenes de la cosmovisión en la que descansa este último modelo de relación

    civil-militar, se vinculan a un complejo proceso institucional que experimentaron lasFuerzas Armadas chilenas en la segunda mitad del siglo XX y que se circunscribióen un polarizado contexto nacional e internacional.Es así como podemos señalar que tras el estallido de la Guerra Fría en la segundamitad del siglo XX, las Fuerzas Armadas chilenas se incorporaron a la olamodernizadora que inició Estados Unidos en los ejércitos de la región, y que en suslíneas centrales les significaba formar parte del aparataje de seguridad regionaldiseñado por la súper-potencia, para lo cual era necesario adoptar el cuerpodoctrinal que posesionaba el aporte del aparato militar en el Estado.

    Este proceso “modernizador” al que se adscribieron los militares chilenos se registró

    en un contexto de crisis institucional motivado por la ausencia de un perfilprofesional que les permitiera reconocer su rol en el Estado. Desde estaperspectiva, la incorporación al sistema de seguridad continental se constituyó enun fenómeno revitalizador que les proporcionó herramientas ideológicas a partirde las cuales lograron redefinir su perfil profesional.En efecto, detrás de esta crisis institucional nos encontramos, al decir delsociólogo, Augusto Varas, con una incoherencia del discurso profesionalista con elque la civilidad mantenía y justificaba el aislacionismo castrense de las tareas delEstado. Para este autor dicha política careció de acciones concretas quemantuvieran a las Fuerzas Armadas abocadas a sus labores eminentementeprofesionales. Bajo este contexto, el mundo militar inició un proceso de

    enclaustramiento que tuvo, entre otras manifestaciones, fallidos intentos por definirdicho perfil institucional a partir de elementos doctrinarios que formaron parte dela concepción castrense dec imonónica, así como también, variados actos deprotesta e intentos de sedición que protagonizaron algunos uniformados duranteel siglo XX.Es así como podemos comprender que entre las antiguas nociones militares quealgunos círculos castrenses reeditaron en este contexto de crisis, y que desde superspectiva justificaba su postura intervencionista encontremos la concepciónmesiánica las Fuerzas Armadas. Si bien es cierto que esta última solo tuvo fallidas y

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    marginales expresiones durante gran parte del siglo XX, la irrupción de la DSN enlos cuarteles allanó el camino para su materialización.Desde esta perspectiva podemos señalar que la cosmovisión militar resultante alfinalizar el proceso de enclaustramiento fue una concepción híbrida queconsideró los principios generales que emanan de la DSN y los fundamentos

    teóricos en los que descansó la profesionalización primaria de estas instituciones.

    La implementación de las definiciones ideológicas a las que había llegado elmundo militar a fines de los años sesenta, requería modificar el rol al que estabanconfinadas bajo el modelo de relación civil-militar entonces vigente. Si bien escierto que al interior de las instituciones castrenses existió acuerdo en torno a lanecesidad de cambiar dicho patrón, no deja de ser menos cierto que al interior deéstas no existieron criterios unívocos en torno a la estrategia que implementara lanueva cosmovisión militar.A partir de esta última realidad, a fines de los años sesenta, surgieron en el seno delas Fuerzas Armadas diferentes fórmulas a partir de las cuales se buscó materializar

    dicha cosmovisión militar, las que iban desde el respeto a los cánonesinstitucionales entonces vigentes hasta las que buscaron materializar el proyectocastrense a partir de la ruptura con dicho orden.La identificación mayoritaria que finalmente expresaron las instituciones de ladefensa con esta última fórmula el 11 de Septiembre de 1973, se a lcanzó tras unasenda lucha ideológica que enfrentó a las corrientes de pensamiento másrepresentativas en torno al “deber ser” de las Fuerzas Armadas frente al escenariopolítico contingente.

    Profundizar en los orígenes y características de este proceso se constituye en elproblema a acotar en la presente investigación. En este sentido sostenemos el

    discurso y acción rectificadora que los uniformados manifestaron el 11 deseptiembre, se articuló no sólo en los principios ideológicos que emanan de laDSN, sino también, en un antiguo sentimiento supraclasista, que se expresa enactitud mesiánica con la que los militares interpretan la sublevación. Desde unpunto de vista teórico la intervención o rectificación, sea civil o militar, hamotivado el interés de diferentes disciplinas y corrientes de pensamiento queconvergen en las llamadas Ciencias Soc iales. Una de ellas, y que para efectos deesta investigación sólo cobra importancia interpretativa, la encontramos en lasideas expresadas por el filósofo alemán, Oswald Spengler, que en su libro “Años deDecisión” en el que busca evidenciar la debacle que significó para occidente lainstauración del orden político moderno.5

    Para Spengler, el origen de dicha decadencia se haya en la adhesión quehicieron las elites europeas a los principios liberales de la ilustración, que se expresóen la destrucción del antiguo orden y el inicio de una fase de caótica,caracterizada por el estallido revolucionario y el sistemático desconocimiento a losprincipios sobre los que se fundo occidente.

    5 Spengler; Oswald: Años de decisión. Editorial Ercilla, Santiago, 1937.

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     Es así como para el citado autor la fuente en la que se sustentó la estabilidad yproyección de la cultura occidental, radicó en el arraigado sentimiento depertenencia y de exclusividad que la elite tuvo hacia el poder.Desde la perspectiva spengleriana, la decadencia de occidente se hubiera

    evitado si la elite no hubiese desvalorado el sustentó espiritual con el que gobernódurante siglos, reaccionando frente al movimiento ilustrado a través de unmovimiento de “fronda”, cuya acción subterránea y espiritual hubiera tenido lacapacidad de movilizar al colectivo dominante a rectificar el orden materialexistente en pro de la estabilidad y proyección del Estado que se encontraba ensus manos.6

     Tras el establecimiento del orden moderno, Spengler, reconoce a las FuerzasArmadas como las únicas herederas de los principios que fundaron occidente, ypor lo tanto, con capacidad para ejercer contrapeso frente al caos reinante yconstituirse en el medio que logre superar la crisis.Desde este punto de vista, la noción de superioridad con que Spengler concibe a

    las Fuerzas Armadas y el derecho rectificador que les reconoce a éstas, seconstituyen en los supuestos teóricos que adoptamos de su visión a fin deinterpretar el intervencionismo castrense del último tercio del siglo XX, y que seconstituye en el origen del modelo de relac ión cívico-militar actualmente vigente.

    Con la finalidad de corroborar los supuestos teóricos ya mencionados,concebimos una investigación de carácter explicativo-interpretativo queconsideró la utilización de fuentes escritas y orales como recursos a partir de cualesintentaremos alcanzar los objetivos propuestos.

    Desde una perspectiva general, la metodología que empleamos para el trabajo

    con fuentes, consideró una fase primaria de carácter exploratorio que buscóconocer la realidad institucional de las Fuerzas Armadas durante la temporalidadque abarca este estudio, con la finalidad de establecer los indicadores sobre loscuales iniciar un estudio más profundo. A partir de éstos últimos iniciamos unasegunda etapa en la describimos aquellos aspectos de la realidad institucionalque forman parte de esta investigación, lo que nos permitió establecer lasvariables constitutivas de los ámbitos estudiados. Por último, realizamos una revisiónde las fuentes con fines explicativos e interpretativos a partir del enfoque de lainvestigación.

    A partir de lo anterior, nuestro trabajo con fuentes escritas estuvo guiado a partir

    de la clasificación que tradicionalmente se hace de ellas. Es así como entre lasfuentes primarias consultadas consideramos los periódicos, revistas o diarios,representativos de distintas corrientes de opinión que circularon durante el períodoen estudio, así como también, las relaciones o escritos inéditos que nosproporcionaron algunos protagonistas de los hechos que aquí se estudian.

    6 Este concepto fue tomado por el historiador chileno Alberto Edwards, quien en su libro “La Fronda Aristocrática” buscó interpretarestas características.

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    En este mismo orden se incluyen las fuentes orales o testimonios que fueronrecogidos a partir de entrevistas en profundidad. En relación a ellas cabe señalarque no existió un diseño metodológico previo a partir del cual nos fuera posibleseleccionar los testimonios que forman de la investigación. Las razones que

     justificaron este último proceder se relacionan con las características herméticas

    que presenta el mundo castrense, las escasas posibilidades de encontrar fuentesorales debido a la distancia temporal del tema, y el desinterés y/o “temor” deconstituirse en fuentes que manifestaron algunas personas. Desde estaperspectiva, las posibilidades objetivas que tuvimos para realizar un acuciosoproceso de selección de entrevistas, quedaron reducidas a las oportunidades y ladisposición que expresaron los testigos.

    En relación a las fuentes de orden secundario empleadas en este estudio, tenemosque partir señalando que la revisión de ellas tuvo una clara tendencia teórica quebuscó sustentar el enfoque interpretativo y conceptual sobre el que se estructuraeste estudio.

    Es así como la selección de tales fuentes quedo determinada por el tema deestudio y la interpretación, lo que nos permitió consultar una amplia gama deinvestigaciones, que directa o indirectamente han trabajado el tema y el marcoconceptual que aquí consideramos.

    A modo de complementar la exposición metodológica antes realizada, creemosnecesario explicar las razones que nos llevaron a emplear fuentes orales en estetrabajo.Desde una perspectiva general, la inclusión de testimonios orales se debió a lanecesidad de corroborar los componentes subjetivos que subyacen en nuestro

    enfoque teórico-interpretativo. En efecto, el sentido de superioridad mesiánicacon el que asociamos una buena parte del intervencionismo y posteriorprotagonismo militar, no se encuentra precisamente registrado en las“tradicionales” fuentes de consulta, sino más bien, en la memoria, el trayectobiográfico y la interpretación de los procesos sociales de los uniformados, paracuyo rastreo la entrevista en profundidad nos pareció el instrumento másadecuado.Por otro lado, consideramos que el reconoc imiento de dichas variables implicabauna rigurosa pesquisa de nuestra parte, que se expresó en la necesidad detrabajar con un máximo de testimonios no interpretados previamente por terceros.Es así como también dichas entrevistas arrojaron innumerables detalles no

    considerados por otras investigaciones y que hemos incluido con el ánimo decontribuir a la necesaria verdad histórica de nuestro país.A partir de lo ya señalado creemos estar en condiciones de presentar la estructurageneral de la presente investigación, que se hilvana en torno a seis capítulos,cinco de los cuales dan cuenta del movimiento “frondista” en las Fuerzas Armadasa partir del análisis de proyectos sediciosos que tuvieron lugar en los años sesenta ysetenta.Desde esta perspectiva, en el capítulo primero, la exposición histórica de lo quefue el desarrollo profesional y doctrinario de las Fuerzas Armadas durante el siglo

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    XIX y buena parte del siglo XX, busca introducirnos en la compleja cosmovisiónmilitar.

    A partir del capítulo segundo, analizamos la problemática militar de los añossesenta, y que desde nuestra perspectiva, gatilló la “fronda militar” que culminó el

    11 de septiembre, reconociendo al “tacnazo” de octubre de 1969 como elmovimiento militar que sintetizó y expresó dicha rea lidad institucional.En el capítulo tercero, profundizamos en la evolución que experimentó elintervencionismo castrense en el período inmediatamente posterior al “tacnazo”,que en sus líneas centrales comenzó a expresar una abierta crítica al Estado,siendo el fallido complot el 25 de marzo de 1970 el movimiento que sintetizó dichoescenario.En el capítulo cuarto, junto con diagnosticar el estado de avance del proyectointervencionista, intentamos graficar las diversas sensibilidades que coexistieron alinterior de las Fuerzas Armadas en torno a la materialización del perfil institucional,resultando, el complot de octubre de 1970 una pieza clave para comprender

    dicha problemática.En el capítulo quinto, explicamos como las relaciones que estableció la UP con lasFuerzas Armadas amainaron las posibilidades de materializar el proyectointervencionista antes de 1973, así como también, damos cuenta del permanentellamado a la intervención que expresó un sec tor de la civilidad.Finalmente, en el sexto capítulo, abordamos la última fase de la llamada “frondamilitar”, que como ya señalamos, se expresó en la implementación ymaterialización del golpe militar.

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    Capítulo Primero: “Las Fuerzas Armadas: Orígenes, Profesionalización yParticipación Política. 1810-1955.”

    El presente capítulo pretende introducir al lector en la desconocida y aveces compleja temática de las Fuerzas Armadas. Para ello hemos consideradopertinente centrar este análisis preliminar en tres aspectos que nos parecenrelevantes tener en cuenta a la hora de adentrarnos en los orígenes mismos de lafronda militar del 11 de septiembre. Nos referimos a la génesis de cada una de lasramas de las Fuerzas Armadas, su desarrollo profesional y doctrinario y por último, alos intentos de protagonismo político que han desempeñado éstas a lo largo del

    período histórico que comprende este capítulo.

    Cada uno de estos temas será expuesto y analizado sucintamente, profundizandosólo en aquellos aspectos que nos parezcan relevantes a la luz de la presenteinvestigación. Esta determinación, quizás arbitraria para el lec tor, se debe a que latemporalidad de este capítulo escapa al marco histórico de la presenteinvestigación y no forma parte, en muchos casos, del tema de investigación queaquí pretendemos abordar, teniendo sólo una utilidad introductoria a nuestrotema de estudio.En efecto, conocer y comprender la problemática y cosmovisión militar resultanpara esta investigación elemental, en el entendido de que a través de ellos

    podemos alcanzar los objetivos planteados en el presente trabajo.Con el fin de lograr una exposición clara y ordenada de los antecedentes yamencionados, procedimos a dividir el siglo y medio que comprende este capítuloen tres períodos. Esta división fue realizada a la luz de los grandes hitos que seregistraron al interior de las Fuerzas Armadas. El primero de ellos abarca los años1810 a 1914 y enfatiza la profesionalización primaria a la que tuvo acceso elmundo militar. En el segundo período que comprende los años 1914-1932 seexponen las características que adoptaron las Fuerzas Armadas frente a la c risis dela República Parlamentaria y el protagonismo político que desempeñaron mástarde. El tercer y último subperíodo nos introduce en la evolución queexperimentaron las Instituciones de la Defensa Nacional bajo un importante

    período histórico en el que estuvo vigente el marco de la constitución de 1925,quedando desde nuestra perspectiva abierto el espacio para analizar enprofundidad los distintos antecedentes que se sucedieron en la década delsesenta y parte del setenta al interior de las Fuerzas Armadas, y que sin lugar adudas constituyen la antesala del 11 de septiembre de 1973.

    A.- La Profesionalización de las Fuerzas Armadas Chilenas: (1810-1914)

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    La acepción de Fuerzas Armadas como cuerpo colegiado de distintas institucionesde carácter militar, que posee directrices institucionales y profesionales comunes,es sin lugar a dudas un término moderno. Durante el siglo XIX el factor militar enChile estuvo constituido por el Ejército y la Marina, cada uno con sus respectivasdirecciones y tareas, las cuales eran uniformadas ocasionalmente en caso de

    conflicto bélico tras la figura del Ministro de Guerra y Marina. 7 La ausencia de unorganismo castrense de características globalizadoras permanentes, como lo eshoy en día el Estado Mayor de la Defensa Nacional (E.M.D.N.), determinaron engran medida el carácter improvisado que presentaron las instituciones de defensadecimonónicas.

    Hacia el siglo XX surgieron los otros dos componentes con que hoy cuenta lasFuerzas Armadas en nuestro país. El primero de ellos fue Carabineros, que a finesde la década del veinte surgió como una forma de alivianar las tareas de ordeninterno que venían recayendo sobre el Ejército y estructurar bajo un mando lastareas de orden y seguridad interna en el país.8 Hacia los años treinta, el

    desarrollo experimentado por la tecnología aérea hizo imprescindible separar delEjército y la Armada aquellos elementos que se venían dedicando a profundizar yestructurar la defensa por aire de Chile, surgiendo así la Fuerza Aérea de Chile,FACH.Como ya lo señaláramos, el monopolio de la fuerza se materializó en Chile con lafundación de Ministerio de Guerra y Marina bajo el gobierno de O´Higgins y laposterior redefinición que sufrió esta cartera bajo el llamado Estado Portaliano. Laevolución y complejización que experimentó la guerra y las instituciones quetienen por misión evitarla, así como también su ligazón con el Estado,determinaron que durante los años treinta surgiera en Chile el Ministerio deDefensa Nacional (M.D.N.)9.

    Por último, hacia la década del cuarenta surgió otro importante órgano para esteestudio, nos referimos al E.M.D.N, tras el cual los militares persiguieron unauniformidad político-estratégica de las Instituciones de la Defensa en materia de

    7 Hasta 1898 las Subsecretarías de Guerra y Marina permanecieron normalmente refundidas en un sólo ministerio, pero con doslíneas paralelas de mando: una sobre los Cuerpos del Ejército y otra sobre la Marina de Guerra. Cada una de estas líneas de mandoestaban regidas por ordenanzas diferentes que fueron heredadas por Chile desde la Colonia. En caso de conflicto bélico laconducción político-estratégica permanecía bajo el control del Ejecutivo, a través del Ministerio de Guerra y Marina. Terminados losconflictos, los mandos en jefe y sus estados mayores se disolvían, reintegrándose los cuerpos de línea a las respectivas áreas jurisdiccionales de los intendentes y gobernadores. Toledo L eal, G. “Continuidad histórica y orgánica de la infantería de marina en la Armada de Chile”, En Revista de Marina Nº 6, 1999. Pag. 523. Desde este punto de vista es sostenible afirmar que la creación delMinisterio de Guerra y Marina bajo el gobierno de O`Higgins buscó expresar una de las cualidades de todo Estado moderno, como loes el monopolio de la fuerza.8 Si bien es cierto que técnicamente Carabineros no pertenece al Ministerio de Defensa ni a las Fuerzas Armadas, para efecto de estetrabajo lo consideraremos como si perteneciera debido a su participación en el movimiento militar de septiembre de 1973 y el posteriorRégimen Militar.

    9 El Ministerio de Defensa Nacional fue fundado por el Presidente Juan Esteban Montero el 4 de marzo de 1932, y fue producto de lafusión de los Ministerios de Guerra y Marina y la Subsecretaría de Aviación, dependiente del Ministerio del Interior, con el fin demodernizar aquella cartera que mantiene ligadas administrativamente a las Fuerzas Armadas al poder civil.

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    seguridad externa e interna del país, que pusiera a las Fuerzas Armadas en elcentro del desarrollo político-soc ial. 10

    A continuación nos adentraremos en el estudio de los orígenes y característicascon que surgió cada una de las ramas que hoy forman parte de las Fuerzas

    Armadas. 11En este sentido tenemos que partir por señalar que el Ejército de Chile fue laprimera institución de carácter militar que tuvo nuestro país. Sus orígenes loshallamos en el Decreto del 2 de diciembre de 1810 que dictó la Primera J untaNacional de Gobierno. Tras este acto es quizá posible evidenciar el primercontacto del mundo militar chileno con el poder político, en el entendido de queun número no despreciable de miembros de la J unta fueron oficiales-criollos delaparato militar colonial que adhirieron al “movimiento juntista”hispanoaméricano.12El carácter caudillista con que surgió esta institución, y cuya mayor expresión loconstituyeron durante la gesta emancipadora O H́iggins, Carrera y Freire, fue

    cediendo lentamente a la estructura de un Ejército formal.13 En efec to, tras eltriunfo de los conservadores en la “Batalla de Lircay” y el inicio del llamado EstadoPortaliano en los años treinta del siglo XIX, el Ejército fue sometido al poder civilponiéndose fin temporalmente a las continuas intervenciones en la arena políticaque se habían registrado durante la segunda década de ese siglo.14

    10 Esta moderna noción de Fuerzas Armadas, vinculada no sólo a la seguridad externa sino también interna, y el rol nuclear que seauto asignan en ella los uniformados en el desarrollo del país, fue uno de los grandes aportes teóricos que provino desde lasFuerzas Armadas de los Estados Unidos, cuyos lazos se iniciaron después de la Segunda Guerra Mundial. Al respecto SamuelHuntington señala que luego de la Segunda Guerra Mundial el protagonismo militar en el quehacer político norteamericano fue mayorcomo una manera de garantizar que la seguridad militar de los EE.UU. no fuera descuidada por los encargados de tomar decisionespolíticas. Mayores antecedentes acerca de este fenómeno en: Huntington, Samuel: El soldado y el estado: teoría y política de las

    relaciones cívico-militares. Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1995. Capítulo 13. Págs. 345-369.11 Por cronología, el desarrollo institucional de Carabineros y la Fuerzas Aérea será expuesto en la segunda parte de este capítulo.12 En torno al temprano protagonismo político desempeñado por los militares chilenos existen hoy distintas posturas. Mientras algunascalifican a ésta como una estrategia de la clase dominante por contar con fuerzas funcionales a sus intereses de grupo; otrosreafirman a través de ella el rol fundacional y nuclear que desempeñan los uniformados en el desarrollo político del país. Al respectover: Ramírez Necochea, Hernán: Fuerzas Armadas y Política en Chile (1810-1970). Casa de las Américas. La Habana, Cuba 1984;Molina Jonson, Carlos: Chile: Los Militares y la Política. Editorial Andrés Bello. Santiago, Chile 1989.13 Dicho caudillismo se ejerció fundamentalmente desde Concepción y sus alrededores, zonas que concentraron gran parte de lasfuerzas militares hasta la primera mitad del siglo XIX. Esta concentración de fuerzas militares en el centro sur de Chile fue una de lascaracterísticas heredadas por nuestro país desde el período colonial, en donde la Guerra de Arauco determinó la presencia de unfuerte contingente militar en las cercanías del Río Bio Bio.14 Tras la renuncia de Bernardo O´Higgins al cargo de Director Supremo en 1823, el intervencionismo militar se expresó a partir dediferentes caudillos. La Junta Gubernativa que sucedió a O´Higgins y que estuvo dirigida por Agustín Eyzaguirre, Fernando Errázurizy José Miguel Infante, fue rápidamente desconocida por el general Ramón Freire, entonces jefe militar en Concepción. En octubre de1825 el general Freire, entonces Director Supremo, fue depuesto momentáneamente del poder por el coronel José Santiago Sánchez.Durante el ensayo de las leyes federales en 1826, esta situación empeoró y se expresó en motines y los cuartelazos, en laimpotencia de las autoridades, y la falta de fondos fiscales, que mantenían impaga a la administración pública-y al propio Ejército-durante meses. Hacia 1829 esta realidad se expresó en el desconocimiento de las asambleas provinciales de Concepción, Chillán yMaule (en donde los militares tenían gran presencia) al procedimiento constitucional para elegir Presidente y Vice Presidente de laRepública, que originó un enfrentamiento entre un Ejército constitucional, al mando del general Freire, y el del sur al mando delgeneral Joaquín Prieto. Mayores antecedentes acerca de este proceso en: Molina Jonson, Carlos. Op cit. Vial Correa; Gonzalo:Historia de Chile. Editorial Santillana 1994.-Si bien es cierto que las intervenciones de los uniformados en el campo político se siguieron registrando una vez iniciado el ordenpartaliano, éstas fueron legitimadas por la sociedad. En efecto, después de 1830 fueron elegidos Presidente de la República losgenerales Joaquín Prieto y Manuel Bulnes, quienes ejercieron el poder hasta 1851 donde se produjo la primera elección de unPresidente civil, como lo fue, Manuel Montt.

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    El caso de la Armada no es tan distinto al que hemos descrito aquí en relación alEjército. La institución naval fue fundada bajo el gobierno de Bernardo O´Higginsen 1818 con el nombre de Escuadra Nacional.15 Al igual que su homólogoterrestre, la incipiente marina chilena se caracterizó por contar con una modestadotac ión de barcos y hombres, todos ellos sin experiencia y asimilados a través de

    un “...sistema de enganche voluntario, dado que las escuelas de clases aún noexistían.” 16 Sin embargo, a diferencia del Ejército, en la institución militar naval elcaudillismo al parecer estuvo ausente durante su fase de gestación. El liderazgo ydisciplina británica que impuso desde sus orígenes Lord Thomas Cocharne almando de la Escuadra, otorgaron a esta rama un carácter aparentemente másformal que el Ejército.En relación al monopolio del poder militar por parte del Estado, éste logrómaterializarse, sin mucho éxito, bajo el gobierno de O´Higgins tras la creación delMinisterio de Guerra y Marina, siendo Diego Portales quien logró imponer unadirección política centralizada a las fuerzas militares. En efecto, hacia estemencionado período se produjo un proceso de reordenamiento y sometimiento

    de los uniformados al poder civil, el que se caracterizó por marginar al estamentomilitar de las grandes dec isiones del Estado. Con este fin se creó un cuerpo militarparalelo que fue conocido como Guardia Cívica, que tuvo por finalidadresguardar el nuevo orden ante cualquier intento de subversión por parte delEjército y la Escuadra, también se redujo el presupuesto del Ministerio de Guerra yMarina y se expulsó de las filas a aquellos uniformados que disentían del ordenconservador y que habían creado un Ejército que apoyó a los liberales en laGuerra Civil.17

    Desde esta perspec tiva, el rol asignado a las Fuerzas Armadas fue limitado. En elcaso del Ejército, éste se orientó a cumplir labores de policía interna, “que

    limpiaba los campos de montoneros y cuatreros, consolidaba la frontera sur yllevaba una lánguida guerra fronteriza contra los mapuches.” 18 En la Armada entanto, la situación no varió sustancialmente a la de años anteriores: su reducidopersonal continuó velando por la soberanía de Chile en el Pacífico, orientandocon mayor intensidad estos esfuerzos hacia el sur austral de nuestro país.Como se desprende de los párrafos anteriores, durante gran parte del siglo XIX lasFuerzas Armadas carecieron de criterios unívocos de acción que surgieran desdesus propias direcciones. El sometimiento al poder civil se explica por la ausencia deuna doctrina y perfil militar que les permitiera realizar un cuestionamiento de fondoal Estado. Estos elementos llegaron a ambas instituciones desde el exterior y se

    15 Durante gran parte del siglo XIX la Marina fue conocida con el nombre de Escuadra Nacional. El cambio de nombre se registró trasla llamada “Guerra contra España” entre los años 1865-66, pasándose a llamar Armada Nacional.16 Según testimonios recogidos, gran parte de los primeros marineros asimilados por la Escuadra fueron hombres “arrancados” de lascantinas, bares y calles de los principales puertos y puestos al servicio del país luego de una rápida familiarización con el manejoesencial de los buques. ENTREVISTA: Capitán de fragata Hugo Ponce. 04/05/99.- 17 Mayores antecedentes acerca de este proceso en: Varas, Augus to; Agü ero, Felipe; Bus tamante, Fernando: CHILE,DEMOCRACIA Y FUERZAS ARMADAS. FLACSO 1980 18 Ibid. Pág. 12.

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    constituirán en los fundamentos que hoy sustentan a las Instituciones de la Defensaen Chile. 19

    En efecto, las características enunciadas en el párrafo anterior se mantuvieron casiinalterables en las Fuerzas Armadas hasta la Guerra del Pacífico (1879-1883),

    conflicto que a pesar de la victoria que obtuvo Chile, dejó en evidencia unconjunto de debilidades que afectaban a las Fuerzas Armadas, entre los que cabemencionar el carácter voluntarista de la función militar que impidió contar conelementos capaces y aptos para la desempeñarse en dichas funciones, así comotambién, la falta de equipamiento y de modernización de los pertrechos militares.

    Esta situación, sumada a la necesidad de defensa de los enc laves minerosconquistados tras la mencionada guerra, a los problemas limítrofes con Argentinay el sometimiento de la Araucanía, reafirmaron ante el Estado la necesidad demodernización de las Fuerzas Armadas, tarea que fue encomendada a misionesmilitares extranjeras en ritmos desiguales.

    El Ejército fue la primera institución que modernizó el Estado. La profesionalizaciónprusianiana que caracteriza hasta hoy a esta institución se inició bajo laadministración de Domingo Santa María. A grandes rasgos ésta consistió en laadopc ión de la doc trina y organización militar alemana.20 Según estudios quehan profundizado en este proceso, se pueden distinguir tres fases en estamodernización del Ejército. La primera se inició con la llegada de las primerasmisiones militares prusianas encabezadas por Emil Körner. Durante esta fase losestudios señalan que la modernización institucional apuntó a crear una nuevacosmovisión al interior de Ejército, que se funda en la adhesión a dos grandesideas. La primera de ellas se vincula con el “mito del vencedor”, tesis que postulaque la valentía y éxitos bélicos chilenos fueron “producto de la fusión hispano

    americana a través de la mezcla entre varones españoles y mujeres indias.” Lasegunda idea se relaciona con el rol educativo del Ejército, en donde se enseñanvalores tales como el respeto a la propiedad privada, la puntualidad, la limpieza,la disciplina, la honradez y la higiene21, entre otras.Desde el punto de vista estructural y operativo, las mismas fuentes señalan quedurante este período la profesionalización del Ejército se vio afianzada con lafundación de la Academia de Guerra, organismo eminentemente planificadorque vino a otorgar un carácter más racional a la función defensiva que cumpleesta institución.La segunda fase o período de profesionalización se inició con la llamada GuerraCivil de 1891 que puso fin a la República Liberal. Durante este conflicto intestino el

    Ejército nuevamente se dividió.22 Mientras el grueso de las filas militares liderados

    19 Nos referimos a los procesos de profesionalización a los que fue sometido el Ejército y la Armada hacia fines del siglo XIX, asícomo también, a la influencia que ejerció Estados Unidos a través de la Doctrina de Seguridad Nacional.20 Para tener una idea más acabada del proceso profesionalización del Ejército VER: Quiroga, Patricio; Maldonado, Carlos: Elprusianismo en las Fuerzas Armadas chilenas. Ediciones Documentas 1989.21 Quiroga; Patricio, (et al). Op cit. Pág. 47.22 Una primera división significativa que se registró al interior del Ejército durante el siglo XIX fue la que se produjo en torno a lallamada “Revolución de 1829” que terminó con el predominio del sector conservador en dicha institución en particular y cuyaexpresión política fue la llamada República Autoritaria.

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    por el general Manuel Baquedano apoyó al Presidente Balmaceda, un sectorminoritario encabezado por Emil Körner se alió con el bando congresista, opositoral Presidente. Las razones que al parecer estuvieron detrás de esta división de laprincipal Rama de las Fuerzas Armadas, se pueden sintetizar en dos ideas. Laprimera se relaciona con la tesis de que Körner creyó que sumándose al bando

    congresista llevaría de mucho mejor forma su proyecto de reorganizacióncastrense.23 Mientras que otros estudios señalan que la inclinación de Körner seexplica porque el oficial germano provenía y respondía a los intereses de la clasedominante alemana (los J unker), al apoyar al Congreso no hac ía otra cosa másque sustentar la expansión alemana y sus intereses en los enclaves salitreros.24

     Tras el triunfo del bando congresista, los estudios referidos al tema dan por iniciadala tercera y última fase de este proceso de modernización prusiana en el Ejército.Este período se inició por un proceso de purga de las filas de la institución de todosaquellos oficiales contrarios al modelo salitrero exportador inaugurado por elparlamentarismo. Según las fuentes consultadas, durante este período lareorganización del Ejército adquirió rasgos claramente compulsivos, que van

    desde la adopc ión por parte del Estado Mayor del Ejército chileno de la mismaestructura del Estado Mayor del Ejército alemán, a la imitación del mismo uniformedel Ejército germano.25Según las palabras del general Carlos Sáez, este proceso se caracterizó por “...unafán de imitar...no sólo...reglamentos, métodos de instrucción y costumbresmilitares del Ejército germano, sino (que en) transformar a nuestros soldados, quenada tienen de alemanes, en militares prusianos de nuevo cuño.” 26Desde el punto de vista ideológico esta fase vino a consagrar la misión educativaantes esbozada a través de la introducción del Servicio Militar Obligatorio (SMO).A través de ella el Ejército tuvo la oportunidad de inculcar masivamente valoresmilitares en las nuevas generaciones del país, así como también servir al desarrollo

    nacional a través de la estricta enseñanza cívica y moral a la que eran sometidoslos reclutas. De esta manera la institución se autoasignaba el rol de “la granescuela educadora de nuestro pueblo y la verdadera base de la democraciaordenada, obediente y limpia.” 27

    Por otro lado, hacia este mismo período es posible distinguir los primeros indicios derechazo por parte del Ejército hacia aquellas ideologías que cuestionaban elorden oligárquico-parlamentario. En efecto, tanto el marxismo como elanarquismo en boga con el naciente movimiento obrero chileno, no pasarondesapercibidos por los militares, quienes vieron en ellos un peligro permanente alcuestionar éstos la existencia misma de las instituciones armadas. Ante esto, los

    uniformados reafirmaban la defensa de la guerra como “un mal necesario...cien23Arriagada, Genaro. El pensamiento político de los militares. Impresor Salesianos, 1985. Pág. 7324Quiroga, Patrici o; Maldonado, Carlos. Op.cit. Pág. 60-63.25 Sáez, Carlos: Recuerdos de un soldado. el ejército y la política. Tomo I. Ercilla 1934. Pág. 22 La necesidad de expulsar de las filasdel Ejército aquellos oficiales “balmacedistas” se explica fundamentalmente porque a través de ella se buscó eliminar cualquierposible cuestionamiento al modelo militar germano, cuyos representantes en Chile habían terminado por oponerse al proyecto delPresidente Balmaceda.26 Idid. Pág. 28.27 Aylwin, Mariana; Alamos, Ignacia: “ Los Militares en la Época de Don Arturo Alessandri Palma.” EN Orrego Vicuña, Claudio: Sieteensayos sobre Arturo Alessanri Palma . ICHEH, 1979. Pág. 310-314.

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    veces preferible al que pueda acarrearnos esas teorías mal sanas que algunospregonan contra la defensa nac ional.”28

    Es así como el carácter anti-izquierdista del Ejército chileno en particular y de lasFuerzas Armadas en general es posible reconocerlo desde los tiempos del influjo

    prusiano que, a pesar de su alejamiento y posterior decadencia, se mantuvovigente al interior de los cuarteles.El alejamiento de las misiones militares germanas de nuestro país coincidió con elestallido de la Primera Guerra Mundial, tras la cual los instructores militaresalemanes debieron regresar a su país para asumir responsabilidades en eldesarrollo del conflicto.La derrota que sufrió el Ejército germano en la “Gran Guerra” no produjo unprofundo cuestionamiento al interior del Ejército chileno acerca de las virtudes delmodelo militar adoptado. El desarrollo que experimentó el Ejército luego delalejamiento de las misiones militares estuvo supeditada a la crisis del modelosalitrero exportador, que se manifestó en críticas de orden económico, soc ial,

    profesional y político hacia el orden oligárquico-parlamentario que aparecíacomo ineficiente para enfrentar los grandes problemas institucionales y nacionales.En relac ión a la profesionalización de la Armada esta se inició bajo el gobierno deManuel Balmaceda 29 y consistió en la adopción del modelo británico de fuerzanaval. Si bien es cierto que esta institución desde sus orígenes mostró una c iertaorientación inglesa, no fue hasta fines del siglo XIX cuando dicha influencia se hizomás evidente.Dentro del proceso modernizador de la marina nacional es posible advertir dosetapas. La primera de ella consistió en un crec imiento agresivo de esta arma bajoel gobierno de Balmaceda. En efecto, dentro de las prioridades de la políticainternacional que mostró nuestro país en este período, estuvo el fortaleciendo de

    su fuerza naval debido al protagonismo comercial que había venido adquiriendoChile a través del puerto de Valparaíso. En este sentido la adquisición de buques ymaterial de guerra a Inglaterra y el crecimiento de efectivos fueron las principalescaracterísticas que adoptó esta etapa.30El segundo período y el más significativo en este proceso modernizador de laArmada se inició bajo el gobierno del almirante Manuel Montt, bajo la llamadaRepública Parlamentaria. En efecto, bajo dicha administrac ión el crecimiento eninfraestructura y material que se venía registrando con anterioridad se acentuó

    28 Capitán F. Galdamez. El ejército y la civilización. Memorial del Ejército de Chile 1909. EN: Arriagada, Genaro. Op. cit. Pág. 94. Ante los ataques del cual fue objeto el aparato militar por parte de las ideologías anti-militaristas, juicios como el siguiente primaron enla visión de la oficialidad: “La dedicación entera al servicio por parte del superior, la preocupación constante por el bienestar de latropa contribuirá a combatir los avances del socialismo que puede invadirnos en un futuro no lejano”. Capitán Alberto Muñoz. “Elproblema de nuestra educación militar”. Santiago, 1914. Pág. 45. EN: Quiroga; Patricio. Maldonado; Carlos. Op.cit. Pág. 82. Eneste mismo sentido, el tenor de algunos escritos publicados en la prensa contra las instituciones armadas queda reflejado en lassiguientes ideas: “Hoy es el día en que debemos según la ley acudir al cuartel, a esos centros de corrupción, a instruirnos en lasarmas para que cuando llegue el caso de defender los intereses de los ricos, nos convirtamos en asesinos de nuestros compañeros...”EN:Arriagada; Genaro. Op cit. Pág. 88.29 Contradictoria fue, sin embargo, la actitud que expresó la Armada hacia el gobierno del Presidente Balmaceda. Lainstitución naval prefirió profundizar sus relaciones con Inglaterra y su armada apoyando al bando congresista que respaldaba losintereses salitreros británicos.30 Varas, Augus to; Ag uero, Felipe; Bustamante, Fernando . Op cit. Pág. 23.

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    aún más, llegando a ubicar a nuestra Armada entre las diez más poderosas delmundo 31Desde el punto de vista organizativo y doctrinario, se produjeron importantescambios al formalizarse los contactos técnicos que se venían registrando con lamarina británica. Al igual que en el Ejército, este proceso se caracterizó por una

    estrecha cercanía entre ambas fuerzas navales que se expresó en que más de uncentenar de oficiales chilenos profundizaran sus conocimientos en Inglaterra, asícomo también los cambios de orden organizativo que ejerció el modelo inglés alfundarse en Chile la Academia de Guerra Naval, dirigida en sus orígenes porinstructores británicos, que se expresó, entre otras cosas, en una reestructuracióngeneral de la Armada al crearse la Dirección General de esta arma y en loscambios que sufrió la malla de estudios de la Escuela Naval al incorporarse nuevasasignaturas, servicios y especialidades. Todo este complejo proceso decrecimiento institucional estuvo acompañado, naturalmente, de un número deefectivos que hicieran frente a las nuevas características adoptadas por lainstitución. 32

    Desde el punto de vista doctrinario, la influencia externa en la Armada chilena seexpresó, al igual que el Ejército, en la configuración del perfil profesional a partirde la noción de universalidad o de síntesis de la nacionalidad que representan losmarinos, recurriendo para ello a elementos tales como raza, espíritu de servicio,abnegación y valentía. “…condiciones que posee todo marino y que entregavoluntaria y amorosamente a su patria.” 33

    Las similitudes entre ambos perfiles doctrinarios se debe fundamentalmente a queel fin que persiguen ambas instituciones es el mismo,34 siendo distinto sólo el áreaen donde se desempeñan las funciones profesionales. Las diferencias entre ambasconcepciones las encontramos, sin embargo, en los énfasis que cada una de las

    ramas militares otorga a los elementos constitutivos de la chilenidad.35 En efec to,para la Armada es mucho más relevante la abnegación, valentía, esfuerzo y laformación católica que la noción de raza mestiza que rescata el Ejército.36

    31 Ibid. Pág. 24.32 Idib. Pág. 2433ENTREVISTA Capitán de Fragata Hugo Ponce 04/05/99.-34 En el entendido de que la defensa de la soberanía nacional es el principal objetivo de cada una de las ramas de las Fuerzas Armadas35 La chilenidad es entendida por las Fuerzas Armadas como un estilo de vida que se caracteriza por la vivencia permanente de losvalores fundadores del país, así como también, la defensa de los intereses nacionales y símbolos patrios.36 A partir de diferentes conversaciones con los uniformados y lectura de algunos de sus libros es factible llegar a esta conclusión. Eneste sentido el almirante José Toribio Merino en sus Memorias nos aporta algunos elementos cuando especifica las diferencias queexisten entre los marinos y los hombres que siguen otras profesiones y disciplinas. En las páginas que dedica a explicar estasdiferencias, Merino se explaya sobre dos puntos: la alta exigencia académica a la que están sometidos los marinos, que demandauna alta dedicación y esfuerzo por parte de los jóvenes aspirantes y la firme formación católica familiar, propia de nuestra culturachilena. EN: Merino; José Toribio: Bitácora de un Almirante. Memorias. Editorial Andrés Bello, Santiago 1998. Págs. 291-303 Eneste mismo sentido el general Julio Canessa Robert señala que “La lejanía y el relativo aislamiento del país contribuyeron a formaruna raza homogénea, merced a la fusión permanente de la sangre europea, predominantemente española, y la indígena. El Ejército,principalmente, y después las otras instituciones encargadas de la defensa...contribuyeron a formar la matriz de la que se fue forjandoy desplegando la nacionalidad.” EN: Canessa; Julio: Quiebre y recuperación del orden institucional en Chile. El Factor Militar 1924-1973. Emérida Ediciones 1995. Pág. 255 

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    Quizá una de las razones de fondo que sustente estos distintos énfasis se relacione,para el caso de la Armada, con una búsqueda de ésta por contar dentro de susfilas a los “mejores chilenos”, noción que no sólo se funda en principios y valoresque debe poseer el aspirante a oficial, sino también en condiciones económico-sociales concretas que permitan, al igual que sus homólogos ingleses que sirven a

    la Real Armada Británica, recibir una estricta educación que los transforme enmodelos para las otras instituciones y el país en general.37

    El proceso de profesionalización de la Armada estuvo supeditado, al igual que eldel Ejército, a los vaivenes de la política internacional europea. El estallido de laguerra recién entrado el siglo XX determinó el alejamiento temporal de las misionesmilitares británicas, con las cuales se mantuvo un estrecho contacto técnico-profesional, que sin lugar a dudas incidió en la posterior evolución doctrinaria dela Armada Nac ional.38

    B) Ensayos Político-Militares: (1914-1932)

    El alejamiento de las misiones militares extranjeras durante los primeros añosde la pasada centuria, no se tradujo en un desconoc imiento del legadoideológico y organizativo heredado de las misiones militares foráneas. En efecto, eldesarrollo institucional experimentado por dichas instituciones armadas durante elperíodo “de entre guerras” demostró que no hubo modificaciones en estasmaterias.

    El desarrollo institucional que siguieron las Fuerzas Armadas durante losprimeros lustros del siglo XX, parece indicar que éste estuvo vinculado alfortalecimiento al desarrollo institucional alcanzado con el aporte de las misionesmilitares extranjeras. En este sentido tendríamos que señalar que los uniformados

    comenzaron a identificar los vaivenes de su desarrollo, con la existencia de la crisispolítica, económica y soc ial que manifestó el modelo económico basado en laexportac ión salitrera que hizo suyo el Estado Parlamentario.39

    En efecto, hasta septiembre de 1924, los institutos castrenses incubaron unaserie de críticas en torno a cómo la oligarquía parlamentaria enfrentaba la crisissalitrera, que en definitiva se tradujo en un cuestionamiento de fondo al régimen

    37 Las características elitistas de la Real Armada Británica fueron imitadas en Chile. A partir de ello es factible comprender el carácter“aristocrático” que presenta esta arma, que se expresa para cualquier interesado en pertenecer a ella en los altos costos económicosque significa entrar a la Escuela Naval, así como también, la severa educación británica a la que son sometidos los aspirantes a laoficialidad.38 A pesar de la cercanía de la Armada Nacional con su homólogo norteamericano desde la Guerra Fría, los contactos y asesoríatécnica, derivada de las compras de material de guerra a la Real Armada Británica, se mantienen hasta nuestros días, no existiendopor otro lado diferencias de orden ideológico entre las armadas anglosajonas, sino más bien un mutuo complemento que ha sidorecogido por la Marina Nacional.39 El modelo de desarrollo monoexportador del “Parlamentarismo chileno” (1891-1925) se transformó en un escollo para el desarrolloprofesional de los uniformados. La dependencia de la economía chilena del precio del salitre, y más tarde, la caída de éste en losmercados internacionales, mantuvo a las Fuerzas Armadas sumidas en su crisis económica y logística de proporciones. Por otro lado,el desorden callejero derivado del malestar popular y el permanente uso de las Fuerzas Armadas por parte de los sucesivos gobiernosparlamentarios para reprimir las huelgas, tomas y protestas, comenzaron a incubar en los uniformados un “sentimientoantiparlamentario” que se expresó en 1924 con una intervención militar en el campo político. EN: Canessa; Julio. Op cit. Págs. 38-45

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    oligárquico parlamentario, que versó en aspectos económicos, sociales,profesionales y políticos.40

    Desde el punto de vista económico, el modelo abierto al exterior que veníaaplicando el Estado Parlamentario se proyectó hacia el mundo militar. Ladependencia de los mercados internacionales por parte de las Fuerzas Armadas

    en lo que a material bélico se refiere, hizo crisis al estallar la Primera Guerra Mundialy reducir el Estado chileno el gasto destinado a Defensa, comenzando una etapade obsolencia de material de guerra como de sus instalaciones.

    A partir de lo anterior se comenzó a desarrollar al interior de los cuartelesuna postura más bien industrialista que buscó terminar con la dependencia delextranjero y el fortalecer la industria nacional. Para el entonces capitán Luis Urrutia“...era necesario independizarnos de la industria extranjera pues sólo así seremosfinancieramente grandes, ya que los intereses de nuestros capitales quedarán enel país... y no correríamos peligro de vernos desprovistos de cuanto necesitemos encaso de guerra.” 41

    Esta postura industrialista que surgió en el seno de las Fuerzas Armadas por

    una coyuntura específica, no tardó en transformarse en un proyecto de desarrollonac ional, que los uniformados pusieron en ejecución cuando se toman el poder amediados de los años veinte.

    En el aspecto social, las Fuerzas Armadas criticaron el modelo oligárquicopor su incapacidad para resolver los problemas del naciente proletariado delnorte grande de nuestro país. En este sentido creemos conveniente distinguir dosmatices que sustentaron la actitud cuestionadora que hicieron manifiesta losuniformados.

    En primer lugar, existió por parte de las Fuerzas Armadas una ciertasensibilidad hacia la llamada “cuestión soc ial”. Si bien es cierto que losuniformados miraron con desprecio las doctrinas anarquistas y marxistas que

    abrazó el naciente proletariado, no dejaron por ello de preocuparsepaternalistamente de los innumerables problemas que afectaron a los obreros. Asípor ejemplo para el teniente René Montero, “los conceptos de solidaridadhumana y de justicia social alcanzan (...) una amplia y generosa significación ysiento por los desamparados y los débiles una honda simpatía que arranca desdelo más delicado de mi ser.” 42

    40  Las críticas del mundo castrense hacia el orden parlamentario se dieron a conocer a través de artículos publicados en susrespectivas revistas institucionales o deliberaciones. En relación a las primeras nos referimos al Memorial del Ejército de Chile y laRevista de Marina. En relación a la primera veáse: Capitán Luis, Urrutia: Las industrias nacionales. MECH año XII, Tomo 2, 1917.Pág. 817; Capitán Marcial; Urrutia. Nacionalización y movilización de industrias militares. MECH, Tomo II 1918. Mayor Ambrosi oViaux: La política y la guerra. MECH año XVI, I Semestre, 1921. Pág. 278. Entre otros. En relación a la Revista de Marina véase:Nauta: La construcción naval de chile. Esfuerzos de la Dirección General de la Armada . RM, Valparaíso, mayo 1901, nº 179. Pág.456. Capitán de Corbeta B. Barros Merino. Reconstruyamos en el país nuestros destructores y vipers. RM. Tomo LXV, Marzo-abril1920, nº 376, Pág. 235. Entre otras. Una reseña interesante de las deliberaciones registradas en 1907, 1912, 1917, 1919 y 1924 EN:Charlín; Carlos. Del avión rojo a la republica socialista. Editorial Quimantú 1972.-41Capitán Luis Urrutia: Las industrias nacionales. Memorial del Ejército de Chile año XII, 2 semestre 1917. EN: Varas, Augusto;Agüero, Felipe. El proyecto político militar . FLACSO 1984 Pág. 5542 Teniente René Montero Moreno . Orígenes del problema social en chile. Memorial del Ejército de Chile 1921. en: Aylwin, Mariana;Alamos Ignacia. Op cit EN: Orrego Vicuña, Claudio. Op cit. Págs. 317-318. En este sentido interesante resulta el rescate de laproblemática obrera que realizó el movimiento de la oficialidad joven de 1924. Al respecto el Comité Militar Rebelde, liderado porCarlos Ibáñez, Bartolomé Blanche y Marmaduque Grove señala que “...es necesario establecer contacto con los gremios obreros uotras instituciones similares, a fin de orientarlos sobre los propósitos del nuevo Gobierno. Oficiales idóneos podrán desarrollar labor

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      Por otro lado, los militares cuestionaron al Estado parlamentario lainstrumentalización represiva que hicieron con ellos en contra del movimientoobrero, no existiendo por parte del grupo en el poder una verdadera voluntad porsolucionar el conflicto soc ial.43

    Desde el punto de vista profesional, la principal crítica de los militares hacia

    el régimen oligárquico consistió en su constante intromisión en materiasconsideradas como netamente profesionales. Quizá el mejor ejemplo paragraficar este malestar uniformado fue la llamada Ley de Ascensos, en donde laparticipación y consulta al Congreso estaba estipulada por las leyes entoncesvigentes. Esta atribución fue vista como una amenaza que atentaba contra ladisciplina y espíritu de trabajo que primaba al interior de las instituciones de ladefensa.44

    En síntesis, la oficialidad visualizaba al poder político como ineficaz, no sólopor atentar contra su desarrollo institucional, sino que además por incapacidadpara manejar los problemas propios del país. Para el general Carlos Sáez, elsistema parlamentario era sinónimo de “anarquía en vez de orden; licencia en vez

    de libertad; peculados en vez de buena administración, favoritismo y no justicia;arrebatos inconsiderados y no ponderación; ambiciones antes que patriotismo.”45Esta crítica que el mundo militar comenzó a incubar y que se tradujo en la

    intervención militar de 1924, tuvo manifestaciones concretas entre los años 1907,1912 y 1919. Es decir, la oligarquía parlamentaria conoció expresiones de malestarinstitucional con anterioridad al golpe militar, no esforzándose por apaciguar laefervescencia militar.46

    Las elecciones presidenciales de 1920 abrieron para el país en general ypara las Fuerzas Armadas en particular, la posibilidad de introducir cambios en elsistema político chileno. El triunfo del liberal Arturo Alessandri Palma representó esteanhelo. En efecto, Alessandri llegó al poder prometiendo una serie de cambios de

    orden político-soc ial que fueron compartidos por los militares, sin embargo, “(elPresidente) no consiguió realizar ninguna de las grandes reformas prometidas...losproyectos siguieron trabajosamente los trámites constitucionales...todo hacíapresumir que el Congreso no daría al gobierno mayores fac ilidades.” 47 La férreaoposición de la oligarquía llevó a Alessandri a iniciar una gira electoral en 1924, enbúsqueda de la ansiada mayoría parlamentaría que le permitiría materializar susproyectos.

    Si bien es cierto que en las elecciones parlamentarias de marzo de 1924ganó la alianza política que apoyó a Alessandri, ésta no se preocupó durante los

    múltiple en este elemento, el convencimiento de que se persigue una obra de regeneración que será fecunda y de beneficiososresultados para el país.” EN: Charlín; Carlos. Op.cit. Pág. 4743 Varas, Augus to et al. Op cit. Pág. 318.44 En relación a la Ley de Ascensos el general Carlos Sáez anota en sus Memorias que “...una buena recomendación bastaba paraanular la mejor hoja de servicios. Los oficiales que pertenecían a la alta sociedad tenían asegurada su carrera.” EN: Sáez, Carlos:Op.cit. Pág. 34.45 Ibid. Pág. 37.46 Los antecedentes sediciosos que comenzó a expresar el mundo uniformado fueron múltiples. Los más recordados fueron aquellosocurridos en 1907, cuando un grupo de oficiales se reunió en el Cerro Santa Lucía a fin de discutir la demora en el congreso de la Leyde Ascensos; la formación de la “Liga Militar” de 1912 con miras a derrocar al gobierno y el complot militar de 1919 liderado por elgeneral Amstrong.47 Sáez, Carlos. Op cit. Pág. 58.

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    meses inmediatos a su elección de aprobar los proyectos soc iales que reposabanen el congreso desde hacía años, así como tampoco, de respondersatisfactoriamente a las demandas militares. 48

    La crítica militar hizo crisis cuando los congresistas discutieron un aumentode su dieta parlamentaria, no existiendo para ellos pobreza fiscal o recursos que

    impidieran su materialización. Así, el 2 de marzo de 1924, mientras se desarrollabaesta discusión en el Senado, concurrieron al hemiciclo, a modo de protesta,oficiales de Ejército pertenecientes a la guarnición de Santiago, con la intenciónde solicitar la rápida aprobación de los proyectos reformistas de Alessandrireferidos a un nuevo Código Laboral y un mejor pago a los militares.49 Ante laexigencia de desalojo de la sala, los uniformados acataron esta petición, pero almomento de retirarse arrastraron sus sables por las escaleras, dando origen alcélebre “ruido de sables”.50

    El malestar expresado por los uniformados intentó ser capitalizado por elPresidente Alessandri tras un acuerdo de éste con los militares, el que se expresóen la elaboración de un pliego de reivindicaciones que fueron aprobadas por el

    Congreso ante la presión ejercida por el movimiento castrense.51 El Presidente nocontó, sin embargo, que al interior del Ejército surgía un movimiento, encabezadopor la oficialidad joven, representada por Marmaduque Grove y Carlos Ibáñez,quienes comenzaron a hablar de un movimiento de regeneración y restauraciónnacional, provocando un conflicto con el ejecutivo que se resolvió el 24 deseptiembre de 1924 con la caída de Alessandri y el inicio de un largo período deintervencionismo castrense.52

    El protagonismo político de las Fuerzas Armadas no estuvo ajeno deconflictos internos. En este sentido tenemos que señalar que éstas presentaron ensus inicios una división de carácter horizontal en lo que a soluciones políticas serefiere. En efec to, la oficialidad de la Armada y los oficiales de alta graduac ión del

    Ejército fueron proclives a una restauración del orden en crisis a través de levesreformas y la promulgación de las leyes de carácter social e institucional que nohabían sido aprobadas por el congreso.53 Otro sector, en el que estuvieronrepresentados oficiales de menor graduación y la suboficialidad, fueron partidariosde una “regeneración nacional” que se expresó en lo político en la creación deuna nueva institucionalidad y en lo económico, en la modernización del modelo

    48 Las demandas más urgentes de los uniformados se vinculaban al aumento del presupuesto de defensa y de reajuste en sussalarios.49 Los militares hacen suyo el proyecto de legislación social que el congreso mantiene sin aprobar. EN: Drake, Paúl. Socialismo ypopulismo. chile 1936-1973. Instituto de Historia Universidad Católica de Valparaíso 1992. Pág. 39.50 Con el fin de conocer los pormenores de esta protesta castrense VER: Sáez, Carlos. Op. cit. Pág. 74.51 Los principales puntos contenidos en este acuerdo consignaron una Reforma a la Constitución Política; despacho inmediato de laLey de Código del Trabajo; Aprobación de Leyes Sociales; Reforma a Ley Orgánica del Ejército; aumento de sueldo de los miembrosde las Fuerzas Armadas, exclusión absoluta de los miembros del Ejército y la Marina de las luchas electorales o cualquier acto deíndole política. En: Aylwin, Mariana; Alamos, Ignacia. Op.cit. Pág. 341.52 Cuando hablamos de oficialidad joven hacemos referencia a aquella oficialidad que va desde subteniente a mayor para el caso delEjército, FACH y Carabineros; subteniente a capitán de fragata para el caso de la Armada.53 Según estudios abocados a este conflicto intestino la familiaridad de la alta oficialidad con los sectores oligárquicos determinó lapostura reformista de este sector. EN: Joxe, Alain: Las fuerzas armadas en el sistema político chileno.  Editorial Universitaria, 1970.Pág. 61.

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    capitalista a través de la noción de Estado benefac tor e industrialista. Como essabido, fue esta última concepción la que se impuso en los cuarteles.54

    El gobierno de Carlos Ibáñez (1927-1931) fue sin lugar a dudas el másrepresentativo de este período de intervenciones militares. La profundidad de loscambios que propició, el tiempo que se mantuvo en el cargo y la adhesión que

    produjo su imagen al interior de las Fuerzas Armadas, no fueron, sin embargo,suficientes para sustentar su permanencia en el poder. En efecto, la incontrolablecrisis económica de los años treinta que generó un malestar social deenvergadura terminó con el proyecto ibañista e inició el retorno de los civiles a laarena política a través del fugaz gobierno de J uan Esteban Montero.55

     Tras la caída de Ibáñez en julio de 1931, las Fuerzas Armadas iniciaron unprofundo proceso de fraccionalismo interno. Según los estudios realizados enrelación a esta problemática, las tendencias castrenses oscilaron entre “elnacionalismo corporativo de tendencia fascista...el ibañismo sin duda el sectormás significativo en las filas, el socialismo y el constitucionalismo.”56

    Bajo este ambiente de búsqueda de un proyecto político que identificara a

    las Fuerzas Armadas y que se expresó en un divisionismo interno, es posiblecomprender la sublevación de la marinería el 5 de septiembre de 1931 y lainstauración de la fugaz República Socialista en 1932, y por último, los frustradosintentos por reinstaurar el modelo ibañista a través de los efímeros gobiernos de losgenerales Carlos Dávila y Bartolomé Blanche.

    De todos los proyectos militares ensayados tras la caída de Ibáñez, el quemerece nuestra atención es el que dio origen a la República Socialista.57 En estesentido tenemos que precisar que este movimiento no contó con unaidentificación masiva al interior de los cuarteles, a partir de lo que es posiblecomprender su derrocamiento, así como también, que su proyecto difiere de laestricta formac ión anticomunista en la que fueron educados sus defensores por

    los instructores alemanes. En este sentido creemos posible señalar, a modo dehipótesis interpretativa que en este contexto de búsqueda de un proyecto políticoinstitucional que identificara a las Fuerzas Armadas, los sectores con mayorsensibilidad soc ial creyeron posible concatenar los anhelos de justicia soc ial de losgrupos obreros con un bosquejo populista y nacionalista, no existiendo desdenuestro punto de vista, una adhesión hac ia el modelo soc ialista soviético por partede sus líderes al interior de los cuarteles.58

    54  El triunfo de esta última corriente se selló con el golpe de estado del 23 de enero de 1925 tras el cual se iniciaron lastransformaciones que el país necesitaba desde la perspectiva castrense que había logrado imponerse.55 Si bien es cierto que tras el gobierno Montero los uniformados continuaron aventurándose en la arena política, esta gestión marcó elinicio de la “reacción” civil contra el intervencionismo castrense.56 Maldonado, Carlos. Entre reacción civilista y constitucionalismo formal: las fuerzas armadas chilenas en el periodo 1931-1938 . FLACSO Nº 55 1988. Pág. 15; Valdivia, Verónica. Las milicias republicanas: los civiles en armas 1932-1936. Centro de InvestigaciónBarros Arana. Biblioteca Nacional, 1992. Pág. 16.57 Nos referimos a la fugaces Juntas de Gobierno que proclamaron la República Socialista en Chile entre el 04 de junio de 1932 y el30 del mismo mes.-58En un Boletín Confidencial que enviara a sus compañeros de armas el comodoro Marmaduque Grove Vallejo, entonces Ministro deDefensa de la Junta de Gobierno que proclamó la controvertida República Socialista, explicaba la participación suya y de la instituciónaérea en el movimiento señalando que con ella “...las Fuerzas Armadas avanzan muchos lustros en el camino de la humanidad...”agregando que “...la República Socialista ha destruido intereses demasiados arraigados. La reacción acudirá a todos los medios yardiles para tratar de destruirnos... En nuestra unión descansan los destinos de la República Socialista y la vida de nuestras propiasInstituciones.” A través de las ideas de Grove es factible concluir la identificación de algunos sectores al interior de las Fuerzas

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      La crisis y divisionismo institucional que afec tó a las Fuerzas Armadas haciafines de 1932, allanó el camino para el retorno de los civiles al quehacer político.Este último fenómeno se caracterizó básicamente por el sometimiento de losuniformados al orden civil a través de fórmulas que van a resultar marcadoras parael mundo militar. Nos referimos al proceso de purga interna que afectó a todos

    aquellos elementos que habían expresado su compromiso con los gobiernos defacto; a la reducción del presupuesto de defensa; a la creación de la GuardiaCívica-verdadero cuerpo militar paralelo a través del cual se intentó sofocarcualquier intento golpista-; y por último, la constante marginación de los militaresde las tareas del Estado. A todas estas estrategias implementadas por los civiles enel poder se les conoce como “reacción civilista”.59

    Antes de pasar a revisar los aspectos que presentaron las Fuerzas Armadasbajo la llamada República Presidencial, resulta conveniente completar nuestrorecuento de los orígenes de las instituciones de la defensa. En efecto, hacia elperíodo analizado en esta sección surgieron dos de los restantes organismoscastrenses, siendo Carabineros la primera institución al crearse en 1927 y la Fuerza

    Aérea de Chile en 1930.En relac ión a los orígenes de Carabineros de Chile tenemos que partir porseñalar que la fundación de la policía uniformada correspondió a una fusión de laPolicía Fiscal y Municipal con el Cuerpo de Carabineros.60 La direccióncentralizada de estos órganos buscó responder satisfactoriamente a lainestabilidad político-social que caracterizó al período de intervencionismocastrense, así como también, alivianar al Ejército de las tareas de orden internoque circunstancialmente venía asumiendo, lo que significó el traspaso de miles dehombres a funciones de orden y seguridad pública.61

    Durante sus primeros años de vida , Carabineros mantuvo una dependenciacon el Ejército que se tradujo no sólo en el mantenimiento de la dotación de su

    personal, sino también, en la dirección misma de la institución que fueencomendada a un general de Ejército.62El regreso de los uniformados a sus cuarteles y el inicio de la llamada

    República Presidenc ial abrió paso para el desarrollo institucional. Desde el puntode vista organizativo, Carabineros asumió una estructura interna de carácter línealo militar dependiente del Estado a través del Ministerio del Interior.63 En este

     Armadas con un modelo populista como medio válido para zanjar la crisis institucional que venía afectando a las Fuerzas Armadas, noexistiendo detrás de ello una adhesión hacia de carácter ideológico a los principios del socialismo internacional. EN: Martínez;Rodolfo. Historia de la fuerza aérea de chile. Imprenta Fuerza Aérea de Chile, s/f Tomo I Pág. 171.59 Una interesante relación de este proceso en Maldonado; Carlos. Op cit.60 El cuerpo de Carabineros que adhirió a la fundación de Carabineros de Chile en 1927, estaba conformado por el antiguo escuadrónde caballería del Ejército, que cumplía funciones policiales, y el Cuerpo de Gendarmes para Colonias.61  La necesidad del Estado chileno de centralizar y especializar las tareas de orden y seguridad, lo llevaron a traspasar miles dehombres a las funciones policiales. Los desequilibrios que originó la implementación del modelo industrialista propiciado por losuniformados requirió contar con un aparato militar con fines represivos para soportar los intereses contradictorios que confluían en elprograma industrial. EN: Varas; Augusto et al. Op cit. Pág. 68. En este mismo sentido, el general Julio Canessa R. señala que elEjército traspasó 3.964 hombres a Carabineros tras su fundación. En: Canessa; Julio. Op cit. Pág 65.62 Desde su fundación hasta 1931 Carabineros estuvo dirigida por un general de Ejército. El último de ellos fue el general AmbrosioViaux Aguilar, padre del controvertido general Roberto Viaux Marambio al que nos referiremos en el próximo capítulo.63 El carácter militar con que surgió Carabineros buscaba terminar, entre otras cosas, con los abusos y corrupciones en que habíancaído las instituciones policiales anteriores. Entre las ventajas del modelo lineal de organización figura la facilidad de control,mantención de disciplina y una clara división entre autoridad y responsabilidad. Toda esta estructura estuvo ligada en sus orígenes alEstado a través del Ministerio del Interior, para pasar en 1980 a formar parte del Ministerio de Defensa. Mayores antecedentes acerca

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    mismo sentido, la fundación de la Escuela de Carabineros, Escuela de Suboficialesy las distintas instancias de especialización profesional vinieron a estructurar ydefinir en parte su ambiguo perfil institucional. Al respecto es importante señalarque históricamente Carabineros viene asumiendo funciones múltiples, que sin lugara dudas han hecho más trabajosa y confusas sus funciones policiales.64

    Desde el punto de vista doctrinario, es factible concluir que por los orígenesde Carabineros, hay una significativa semejanza con el Ejército, sin embargo, lalenta acotac ión de la función policial comenzó a configurar un perfil propio quesin lugar a dudas no olvidó elementos de la doc trina militar.

    En este sentido Carabineros se autodefine como una institución de “...ordenpúblico y de seguridad pública que existe para dar fuerza al derecho a través desu acción preventiva, educativa e integradora de la comunidad.”65 Expresandocon ello su sometimiento hacia la constitución y las leyes y el gobiernolegítimamente constituido.

    Con el fin de cumplir los roles antes señalados, la doctrina institucional deCarabineros subraya la noción de profesionalismo con que deben ser cumplida las

    funciones policiales. En este sentido la disciplina, veracidad, serenidad, rectitud yhonradez se transforman los principios que deben guiar la acción de todoCarabinero.66

    Por el carácter de servicio público- y por lo tanto de mayor exposición a lacrítica- que conlleva la acción policial ejercida por Carabineros, esta instituciónconstruye gran parte de su perfil doctrinario apelando a valores compartidos porla sociedad, los cuales no sólo se deben reflejar en los procedimientos policialessino que también en el comportamiento privado de cada Carabinero.67

    A partir de lo antes expuesto es factible entonces, señalar que en ladoctrina de Carabineros, al igual que en las restantes instituciones de defensa, hayun fuerte componente supraclasista que apela al ejercicio de los mejores valores y

    principios sociales e individuales como medios sustentadores del prestigioinstitucional, y a través de ellos, del país.68La agitada coyuntura político-social que caracterizó a los años sesenta, tras

    el cual los sectores populares buscaron integrarse al modelo,69 significó para

    de la estructura de Carabineros en Morales; Mario: Administración policial “principios de autoridad y responsabilidad en Carabinerosde Chile.”  Universidad de Chile. 1993.64 Nos referimos a las funciones de Policía Forestal, de Menores, cumplimiento de mandatos de citación, arresto y notificación, laborde ayuda sanitaria con puestos de socorro, etc.65 Según la Ley Orgánica Constitucional que rige a Carabineros esta institución policial es de carácter técnico y militar...su finalidad esgarantizar y mantener el orden público y seguridad pública interior en todo el territorio de la República a través de actividadestendientes a fortalecer su rol de policía preventiva.” EN: Ley Orgánica de Carabineros de Chile, Artículos 1 y 3, Pág. 1.66 Pellegrini; Luis. “La imagen del carabinero en la comunidad y su incidencia institucional.” EN: Revista de Carabineros s/nº. Pág.27.67 El traspaso a la órbita de “lo privado”en que cae la doctrina institucional se expresa en que para Carabineros resulta fundamentalque sus miembros “...mantengan una vida honesta y digna, procurando el logro de una auténtica integración con los componentes desu grupo familiar, asegurando así su prestigio personal y de la institución toda.” Pellegrini; Luis. Op cit. Pág. 29.-68 Según el modelo integracionista heredado por los militares chilenos de las misiones militares europeas del siglo XIX las Fuerzas Armadas y sus miembros son una síntesis de los mejores valores y principios patrios, que los hace superiores a los civiles. Esteprincipio se alcanza a travé