“LA CONFIGURACIÓN DE PRACTICAS SOCIALES A...
Transcript of “LA CONFIGURACIÓN DE PRACTICAS SOCIALES A...
V SEMINARIO NACIONAL DE LA RED DE CENTROS ACADEMICOS PARA
EL ESTUDIO DE GOBIERNOS LOCALES
9 Y 10 de Octubre de 2003
“LA CONFIGURACIÓN DE PRACTICAS SOCIALES APARTIR DE PROGRAMAS SOCIALES
DESCENTRALIZADOS Y FOCALIZADOS”¿REESTRUCTURACION PARTICIPATIVA O
REPRODUCCIÓN DE PRACTICAS CLIENTELARES?El caso de los beneficiarios del Municipio de Luján de Cuyo.-
Autor: Lic. Daniela Cisterna
Introducción:
La pregunta que guiará este trabajo es en torno a ¿cómo han afectado los cambios ocurridos
en las políticas sociales desde el Estado de Bienestar hasta ahora a las prácticas de los beneficiarios
de las mismas? ¿Los beneficiarios han modificado sus estrategias de sobrevivencia?
Se han encontrado análisis muy esclarecedores, como el de REYES SUAREZ,1 en el cual se hace
referencia a las estrategias de sobrevivencia de los sectores populares después de los `80, pero este
se basa específicamente en las estrategias que utilizan estos sectores para hacer un uso mas óptimo
del ingreso. En el momento en que se realizó dicho análisis el desempleo no había llegado a los
niveles en que se encuentra hoy en día. Dado que el contexto económico, político y social ha
cambiado, se ha querido investigar un nuevo objeto. Aquí el objetivo será saber si la implementación
de las nuevas políticas sociales han modificado las prácticas de los individuos en situaciones de
pobreza extrema, de las familias con jefes de hogar desocupados, (excluidos social y políticamente),
en un contexto en donde el Estado dejó de prestar los servicios que se consideraban básicos.
En palabras de MALLIMACI, GRAFFIGNA Y ABIAD...“la reestructuración capitalista actual ha
causado grandes transformaciones entre las cuales se ubica la retirada del Estado como
regulador entre el mercado y la sociedad. Esto ha afectado dimensiones sociales, políticas,
económicas y de la vida cotidiana de la gente: expectativas del futuro, formas de relacionarse
con otros, la dinámica familiar interna, las pertenencias, los espacios dadores de sentido. En
suma, ha producido una heterogeneización y diferenciación crecientes en la sociedad. En este
sentido es que las principales redes que permiten algún tipo de participación y creación de
imaginario social a partir del interactuar son: aquellas legítimamente organizadas en el espacio
urbano de trabajadores (iglesia, centro de salud, escuela). A nivel político, redes ligadas al
gobierno municipal o provincial hegemonizadas por el peronismo ( el autor hace referencia aquí
1 REYES SUAREZ, A. B: “La pobreza más de cerca” Las estrategias de sobrevivencia de las familias máspobres de Mendoza. Págs.1-10
a los municipios del conurbano bonaerense). Por último, las redes familiares son las más
buscadas a pesar de su creciente debilitamiento. El correlato de estas transformaciones es la
generación de una cultura del aguante o de resistencia conformista o simbólica en los
beneficiarios”2
Naturalmente, ha habido un gran cambio en la forma que la gente hace frente a su
sobrevivencia diaria. Los ingresos monetarios dejan de ser un factor explicativo adecuado en las
estrategias y estándares de vida. Asistimos a una cristalización de un nuevo modo de satisfacción de
las necesidades de subsistencia entre desempleados y subempleados. El ingreso monetario es
ocupado por el consumo informal y por las actividades domésticas y de autoprovisión. En muchos
villas miserias del Conurbano Bonaerense, la forma de satisfacción de las necesidades de subsistencia
consiste en una combinación de extremadamente bajos ingresos, redes de reciprocidad entre vecinos
y familiares, actividades ilegales, caridad asistencial de las iglesias y el Estado y resolución de
problemas a través de mediación política.3
Comenzaremos este trabajo definiendo que se entiende por prácticas sociales, para lo cual se
utilizó como marco la “teoría de la práctica” de Pierre Bourdieu, para luego analizar específicamente
en que consisten, según distintas perspectivas, estas nuevas estrategias de sobrevivencia, que
algunos autores han llamado “practicas clientelares”.
En el segundo apartado se analizará en que consiste la participación de los beneficiarios o
receptores de programas sociales que se ha fomentado en distintos momentos históricos, y qué tipo
de prácticas participativas están generando las nuevas políticas sociales focalizadas y
descentralizadas.
1- Las prácticas sociales:
¿Cómo se explican las prácticas sociales de los distintos agentes sociales desde la óptica de
Bourdieu? Esta perspectiva pretende explicar las acciones sociales, desde una perspectiva sociológica,
y como si fueran totalmente explicables sociológicamente. Pero, para explicar el condicionamiento
social de las prácticas, no basta la sola descripción de las condiciones objetivas, es importante
también rescatar al agente social que produce las prácticas y a su proceso de producción. No en
cuanto individuo sino como agente socializado, o sea, se trata de aprehenderlo a través de aquellos
elementos objetivos que son producto de lo social.
Para esta perspectiva, lo social existe de dos modos: en las estructuras sociales externas o “lo
social hecho cosas”, plasmado en las condiciones objetivas y las estructuras sociales internalizadas, o
“lo social hecho cuerpo”, incorporado al agente. Mientras las primeras se refieren a campos de
posiciones sociales históricamente constituidos, las segundas se refieren a habitus, sistemas de
disposiciones incorporados por los agentes a lo largo de su trayectoria social. Esta perspectiva teórica,
a través de la relación dialéctica entre ambos conceptos construidos –campo y habitus-, propone la
necesidad de superar la falsa dicotomía planteada en las ciencias sociales, entre objetivismo y
2 MALLIMACI, F; GRAFFIGNA, M. L; ABIAD, G: “Redes solidarias, vida cotidiana y política” en CEIL.“Pobres, pobreza y exclusión social” . Págs. 503 AUYERO, Javier: “La política de los pobres”. Las prácticas clientelistas del peronismo . 1-30
subjetivismo.4 Por esto mismo es que se impone al sociólogo una doble lectura de su objeto de
estudio, la realidad (campos de posiciones relativas y de relaciones objetivas entre esas posiciones) y
la percepción de esa realidad (perspectivas y puntos de vista de los agentes en función de su posición
en ese espacio social objetivo).
Es importante destacar que el autor introduce la dimensión histórica en el modo de
pensamiento relacional, tomando distancia de esta forma del la tradición estructural. Así, el análisis de
los campos como de los habitus comprende dos dimensiones: sincrónica y diacrónica. O sea, no solo
hay que tener en cuenta los diferentes sistemas de relaciones objetivas tal como se presentan en el
momento del análisis, sino también como se han ido conformando y reestructurando esos sistemas en
términos de campos de posiciones sociales relativamente autónomos. Por otro lado, los esquemas de
generación y organización, de percepción y de apreciación de prácticas, deben ser analizados como
procesos de incorporación de habitus, en relación a la trayectoria modal de la clase social en la que se
ubica a los agentes sociales, y en relación a la trayectoria individual de dichos agentes insertos en los
diferentes campos.
Entonces, esta teoría de las prácticas parte de ubicar al actor social en el sistema de
condiciones objetivas en el que está inserto, sistema que, por coercitivo que pueda ser, nunca elimina
totalmente el margen de autonomía individual. En este sistema, el actor social ocupa una posición
determinada, a la cual están ligados ciertos intereses, en relación a otros intereses ligados a otras
posiciones. La acción social es explicada en términos de estrategia, partiendo de la hipótesis de que,
según la lógica de costo-beneficio, el actor social selecciona aquella alternativa que, entre las que le
brindan sus condiciones objetivas, considere acorde a sus intereses ligados a su posición dentro de
ese sistema.
De acuerdo a lo anterior se puede decir que “los principios estructuradores de las prácticas son,
para esta teoría no solo la posición –y la trayectoria de la misma- que ocupa el agente en el sistema
de relaciones, sino también los habitus incorporados por el agente, en cuanto esquemas de
percepción, evaluación y acción”.5 Así, en las formaciones sociales en que la reproducción de la
dominación no está asegurada por mecanismos objetivos, el orden social descansa en los habitus.
En este sentido es que para esta investigación, y de acuerdo a esta teoría se entenderá que:
“Las prácticas sociales, tienden a reproducir las regularidades objetivas que crearon el habitus
que las genera y se ajustan a la situación (definida por la estructura cognitiva y motivacional del
habitus), no se pueden explicar por medio de condiciones presentes ni pasadas (generadoras
del habitus) sino relacionando ambas en el trabajo científico ya que el habitus “realiza y oculta
esa relación en la práctica), tienen autonomía relativa en relación a las determinaciones del
presente inmediato, porque el habitus es la presencia activa del pasado que funciona como
capital acumulado (garantiza el cambio permanente). Por esto las prácticas engendradas por el
habitus son mutuamente comprensibles, ajustadas a las estructuras, objetivamente
4 GUTIERREZ, Alicia: Pierre Bourdieu. “Las Prácticas Sociales” . Págs. 11-135 Ibidem. Pág. 26
concertadas, dotadas del sentido unitario y sistemático, trascendentes a las intenciones
subjetivas y a los proyectos conscientes”.6
Para FERNÁNDEZ, Bourdieu extiende la lógica económica al análisis de toda práctica social a
través de extender los conceptos de capital y de interés a otros campos sociales que el económico.
Así, pueden explicarse todas las prácticas, incluso aquéllas que se pretenden desinteresadas o
gratuitas como prácticas económicas, como acciones orientadas hacia la maximización del beneficio,
material o simbólico. Puede hablarse de diversas economías orientadas hacia fines no estrictamente
económicos, como la economía de la religión, del honor, de los intercambios lingüísticos, con su lógica
específica y sus reglas propias de funcionamiento. Se analizan las prácticas económicas como un caso
particular de una ciencia general de la economía de las prácticas. O sea, las estrategias de apropiación
y defensa del capital, son un caso particular de las estrategias por las cuales los agentes que ocupan
diferentes posiciones en los diferentes campos sociales, se esfuerzan y luchan por adquirir o por
conservar diferentes variedades de capital7
Las prácticas y las representaciones generadas por el habitus son el producto de un sentido
práctico, es decir, de una aptitud para moverse, para actuar y para orientarse según la posición
ocupada en el espacio social, según la lógica del campo y de la situación en la cual se está
comprometido. El sentido práctico (el sentido del juego social) tiene una lógica propia, que es
necesario aprehender para poder explicar y comprender las prácticas. La lógica de la practica es una
lógica paradójica: lógica en sí, sin reflexión consciente ni control lógico. Aunque estas puedan
aparecer como la realización de fines explícitos, permiten hacer frente a situaciones imprevistas ya
que al tender a reproducir las estructuras objetivas de las cuales son el producto, están determinadas
por las condiciones pasadas de la producción de su principio de producción. Pero este proceso se da
sólo en la medida en que las estructuras donde se ponen en marcha las prácticas sean idénticas y
homólogas a las estructuras objetivas de las cuales son el producto. Esta falsa anticipación del
porvenir que opera el habitus puede verse cuando el sentido del porvenir probable se encuentra
desmentido y las disposiciones aparecen como mal ajustadas a las opciones objetivas. El encontrarse
enfrentado a situaciones nuevas presenta al agente social instancias que posibilitan la reformulación
de sus disposiciones (proceso que también se podría dar a través de un autosocioanálisis).
Es importante no dejar de mencionar que todas las prácticas de un agente son sistemáticas y
mutuamente comprensibles, están armonizadas entre sí y objetivamente orquestadas con las de
todos los miembros de la misma clase. El habitus genera continuamente transposiciones sistemáticas
impuestas por las condiciones particulares de su puesta en marcha, lo que hace que todas las
6 BOURDIEU, Pierre: “El sentido práctico”. Págs. 10-207 FERNÁNDEZ: Op. Cit. Pág. 28. “Sin embargo, la economía de las prácticas no es ni intencionalista niutilitarista. Así, con la noción de estrategia el autor no hace referencia a la prosecución intencional y planificadade fines calculados, sino al desarrollo activo de líneas objetivamente orientadas que obedecen a regularidades yforman configuraciones coherentes y socialmente inteligibles, es decir, comprensibles y explicables, habidacuenta de las condiciones sociales externas e incorporadas por quienes producen las prácticas”. Con la noción deinterés reconoce las diversas formas de beneficios no materiales que guían a los agentes que aparecen como“desinteresados”. Así es que se entiende como economía de los bienes simbólicos a espacios como el arte, lareligión, la ciencia, la política, la economía doméstica en los cuales el desinterés es recompensado con laobtención de otros beneficios “simbólicos” y que descansan sobre el rechazo del interés económico.
prácticas sean producto de las transferencias de un campo a otro de los mismos esquemas de acción,
y como tales, que sean regulares y sistemáticas. De esta forma, la homogeneización objetiva de los
habitus de grupo o de clase que resulta de la homogeneidad de las condiciones de existencia es lo
que hace que las prácticas puedan estar objetivamente acordadas fuera de todo cálculo estratégico y
de toda referencia consciente a una norma, y mutuamente ajustadas en ausencia de toda interacción
directa y , a fortiori, de toda concertación explicita.
En síntesis, las práctica sociales se entienden para esta perspectiva en términos de estrategias
implementadas por los agentes sociales en defensa de sus intereses ligados a la posición que ocupan
en el campo que es objeto de análisis.
Y, es en el campo de las políticas sociales donde se desarrollará esta investigación sobre las
prácticas clientelares y participativas de los agentes/beneficiarios. En este campo, los agentes que
tienen bajo su responsabilidad el uso de los bienes del Estado para la ayuda social, disponen del
poder de distribución del mismo y los agentes a quienes el Estado debe ayudar para poder sobrevivir,
o sea, quienes necesitan esos bienes.
A su vez, cuando se hace referencia a la historia se puede decir, que desde el lado de los
oferentes, el Estado de bienestar se caracterizó por poseer el monopolio de esa distribución. En los
`80 y `90 este poder se comparte con la sociedad civil, las Empresas, la Iglesia, los poderes
Provinciales y Municipales.
2- El clientelismo político:
Hoy en día en muy común escuchar a periodistas, políticos o actores de la sociedad civil hablar
sobre “el uso clientelar de los recursos públicos”, entre los cuales están los recursos destinados a las
políticas sociales. Específicamente se dice que muchas veces los programas sociales son utilizados
por políticos para legitimarse y ganar votos o poder. A esto se le ha llamado “clientelismo político”. Sin
embargo, no está muy claro en qué consiste estrictamente el clientelismo, cuáles son sus modos de
operar, como se reproduce a través del tiempo.
En primera medida ha de destacarse que ha sido difícil encontrar documentos que den cuenta
del fenómeno a partir de investigaciones concretas. Sin embargo, algunos autores han utilizado
conceptos que se acercan a la problemática. Como estos autores estudian el clientelismo desde
distintas perspectivas se ha optado, para no alterar sus pensamientos, exponerlos tal cual ellos lo
han expresado.
2.1- El clientelismo político desde la ciencia política:
Una primera definición de clientelismo político reconoce su origen en la clientela romana, de
quien debe su nombre. Este se entiende como las relaciones de poder entre individuos y grupos que
ocupan posiciones desiguales basadas en el intercambio de favores8.
Este fenómeno es considerado desde la antropología como hecho típico de las sociedades
tradicionales. Sin embargo, puede encontrarse en las investigaciones de la ciencia política sobre los
8 BOGDANOR, Vernon: “Enciclopedia delas instituciones políticas”, Pág. 122-123
procesos de modernización de las sociedades tradicionales,9pudiendo encontrarse ejemplos de
clientelismo en las sociedades modernas. En muchos de estos casos, “esta forma de clientelismo –a
semejanza de la tradicional- no tiene como resultado una forma de consenso institucionalizado sino
más bien una red de fidelidades personales que pasa a través de un uso personal por parte de la clase
política de los recursos estatales y, partiendo de estas, aunque en términos más mediatos, a través
de la apropiación de recursos “civiles” autónomos.
PANIZZA,10 a su vez, realiza una presentación del lugar que el clientelismo ha ocupado en los
estudios políticos. Al respecto señala la importancia que se le ha dado al tema en Europa y Estados
unidos, al contrario de América Latina.
Según AGUILO, restringiendo el uso del concepto al “intercambio de apoyo político por
beneficios particularizados” es importante destacar la idea de que es incorrecto asociar únicamente el
fenómeno a una zona geográfica determinada o “etapa” de un proceso de modernización. Lo que
permitiría afirmar que el mismo se mantiene en las sociedades modernas.
El tratamiento de la problemática, según PANIZZA, esta presente en los enfoques weberianos,
en la corriente del desarrollo político y en los análisis marxistas. En los primeros, se lo considera un
fenómeno ha desaparecer, característico de las sociedades tradicionales, en los segundos, el
clientelismo político pierde su esencialidad “tradicionalista” para devenir un elemento propio de
diversos tipo de articulaciones históricas, por último, en la teoría política marxista, diversos autores
gramscianos han vinculado clientelismo con “transformismo”, en el sentido que ambos fenómenos
formarían parte de la misma estrategia destinada a desvitalizar el conflicto político.
Los aportes de la reflexión gramsciana vehiculizados por la teoría política contemporánea deben
ser completados, a juicio del autor, por los enfoques marxistas de las clases sociales y del Estado
capitalista. Estos nos permitirán, en el espacio de integración del análisis de las clases y del
clientelismo, entender que “en la medida en que las clases no son más consideradas como un dato
anterior a la práctica político-ideológica, las prácticas clientelísticas no pueden ser más pensadas como
una “apariencia” que enmascara la existencia de las clases sino como parte de las prácticas políticas
de organización, desorganización y reorganización de las clases”.
En cuanto a la relación del clientelismo con las discusiones sobre el Estado capitalista, PANIZZA
sostiene que entendiendo los diversos regímenes políticos en términos de una triple articulación
diferencial entre formas de representación política, intervención estatal y organización
interna del Estado, el análisis del clientelismo permitiría caracterizar adecuadamente diversos
regímenes concretos. O sea que pueden aparecer distintos tipos de clientelismo en los diferentes tipos
9 BOBBIO, N y MATTEUCCI, N: “Diccionario de Política Social SXXI”. Págs. 272-274 En: AGUILO, J. C:“Racionalización de las políticas sociales y necesidad de legitimación política: la intersección de dos lógicasen conflicto” Págs.3-5
10 PANNIZA, Francisco: “El clientelismo en la teoría política contemporánea” , En AGUILÓ, J. C:“Racionalización de las políticas sociales y necesidad de legitimación política: la intersección de dos lógicasen conflicto” . Págs. 3-6
de sociedades. El autor menciona al “clientelismo urbano-estatal” como el característico de
formas de representación política en algunas sociedades latinoamericanas. 11
Concluye diciendo, lo cual es muy relevante para este trabajo, que el cortoplazismo y el
favoritismo de estas prácticas echan un manto de dudas a los ojos de los ciudadanos respecto a las
políticas del Estado. En ese sentido, afecta la posibilidad de apreciar estas políticas como destinadas al
interés general y enmarcadas en un proceso planificado de desarrollo global. Esta desconfianza
impide por lo tanto, una participación transparente de los potenciales beneficiarios de las políticas a
concretar, a la vez que colisiona con cualquier intento racional de utilización de los recursos públicos.
Sobre este tema de la participación hablaremos en el tercer apartado.
2.2- El clientelismo político desde una perspectiva socio-antropológica:
Según GONZALEZ ALCANTUD12 el clientelismo político y social constituye un “universal
antropológico”. Esto significa que el clientelismo es un problema universal, lo cual no implica que
sea algo “natural”.
Esta perspectiva coincide con la de la Ciencia Política en cuanto a que no se puede identificar
este fenómeno con zonas subdesarrolladas o etapas de desarrollo.
Específicamente, “el clientelismo es visto como una concreción histórica del carácter
pragmático de la jerarquía del Homo Hierarchicus”, la cual se deja ver mejor en sociedades
con aspiraciones igualitarias (sociedades democráticas). La jerarquía es una construcción cultural
y social “universal” basada en la lucha por los bienes escasos, o sea, por los recursos de
carácter ideal y/o material.
Son varios los vectores que coinciden en la formación del clientelismo como universal
antropológico según el autor: a) su vínculo infraestructural con el intercambio de bienes, b)
su relación con el parentesco y el territorio, c) el ethos nucleado en derredor del honor y
del intercambio simbólico, que funciona como basamento ideológico del contrato diádico.
d) la vida política municipal que incide en su constitución. e) su vínculo con el Estado
Nacional a través de los partidos y de la burocracia fundamentalmente13.
Es muy importante mencionar que según GONZALEZ ALCANTUD, el clientelismo genera una
dialéctica entre el líder y sus seguidores en la medida que aquel permita a estos lograr el acceso a
recursos escasos de orden económico. No obstante estos recursos no siempre son cuantificables ni
inmediatos sino que están sometidos a la economía del don y contradon y a la tensión histórica.
La economía del don es pluridireccional: al don le sigue el contradon hasta el infinito, a veces es
simbólico, no material.
Patrones y clientes reproducen en el curso de esa lucha por los recursos naturales o del Estado
una estructura jerárquica de dominio universal, que en las sociedades modernas es más llamativa por
cuanto se contradice con la norma jurídico-social que establece la nominal igualdad de todos los
11 Ibidem. Págs. 10-1112 GONZALEZ ALCANTUD, J. A: “El clientelismo político. Perspectiva socio-antropológica”. Págs. 7-1013 Ibidem. Págs. 10
ciudadanos. El clientelismo es por lo tanto, desde esta perspectiva, una desviación u ocultación
de la democracia siendo la corrupción uno de sus efectos.
Hoy en día, dice GONZALEZ ALCANTUD, cuando la arena política se ha desplazado de la vida
parlamentaria hacia la telepolítica mediática, el entente cordial e interesada entre profesionales de la
política y profesionales de comunicación dan lugar a un nuevo tipo de clientelismo, ya no de partido
sino mediaticopolítico, puesto que la arena concurrencial está situada ahora en el ámbito de
producción de imágenes y de la telemanipulación. Esto, en lo que hace a la arena política nacional,
pero, en la arena local induce a pensar que la organización clientelar es “integrativa”. La propia
construcción, la organización de los partidos, con fuerte componente clientelar, se revela deudor de
un modo de difusión territorial, mas que de penetración, esto es, de integración progresiva de los
diferentes ethos clientelares en la organización partidaria y su disciplina. Sería el cálculo de
intereses lo que regiría esta relación.
La focalización en los partidos políticos sin embargo, según el autor, no puede hacer olvidar que
la burocracia está bajo un dictum clientelar. Las estrategias de los grupos sociales tienden a reducir
las distancias con el Estado anónimo, en especial, con los burócratas. A nivel micro social se siguen
produciendo fenómenos clientelísticos de matriz tradicional, si bien ubicados y dimensionados por los
fenómenos demográficos de la urbanización universal. Así, las nuevas formas del patronazgo citadino
traerán consigo nuevas dimensiones del clientelismo político, soportado en transacciones e
intermediaciones generalmente de base étnico-cultural. Por ejemplo, el patronazgo chino en Francia,
o la mafia italiana. También los clientelismos universitarios y culturales.14
En palabras de GONZALEZ ALCANTUD,“la actualidad del clientelismo viene motivada por la
polémica pública, sobre todo masmediatica, generada en torno a la corrupción”. Pero, según
Worman, esto es en el fondo, un mecanismo de permeabilidad social al permitir a individuos el
acceso a la riqueza, prestigio, poder, influencia, status, en un marco mas amplio que la comunidad
tradicional. Así, el clientelismo moderno puede ser contemplado más que como una manifestación del
hombre jerárquico, como una red de transacciones transclasistas guiadas por el interés mutuo y de
carácter pragmático. El contrato diádico del clientelismo rural habría dado paso al PACTO
CLIENTELÍSTICO15.
Para terminar, es importante aclarar una reflexión que hace el autor : “si en el universo de las
ideas, el homo aequalis ejerce la tensión social, cultural y moral, por disminuir, conforme al modelo
normativo, los efectos desviados de este fenómeno universal, mientras no surgen esas desviaciones,
el clientelismo puede llegar a servir como instrumento de resistencia frente a las agresiones
procedentes del Estado y del sistema capitalista mundial”16.
14 Ibidem. Págs. 90-10015 Ibidem. Págs. 10016 Ibidem. Págs.103.
2.3: El clientelismo político desde una perspectiva socio-cultural:
Según AUYERO17 la noción de clientelismo ha sido usada – y abusada - para explicar tanto las
razones por las cuales los pobres seguirían a los líderes autoritarios, conservadores y/o populistas, así
como a las limitaciones de nuestras frágiles democracias. El clientelismo es entendido como un
elemento central en la seducción populista, pero también es definido como un modo de inclusión
política vertical distinto del populismo.
Se sabe, dice el autor, que los intercambios o prácticas clientelares o, como le llamamos
nosotros en esta investigación, prácticas clientelares, se enlazan en redes piramidales de dominación
donde participan patrones, mediadores, y clientes. La mayoría de la literatura enfatiza el carácter
estructurado del sistema clientelar, y a la vez, parece acordar que las relaciones clientelares están
tan lejos de constituir una esfera de sociabilidad simmeliana (que se da entre “iguales”), como de
conformar una “societas leonina” romana (una asociación en la que todos los beneficios se los lleva
una parte). Al contrario, estas son un cocktail de diferentes formas de interacción social:
intercambio, conflicto, dominación y prostitución.
Las relaciones clientelares también se caracterizan por tener a individuos como protagonistas en
oposición a grupos corporativos organizados. No son relaciones completamente contractuales ni
legales sino que están basadas en entendimientos y mecanismos más informales aun cuando
comporten altos niveles de compromiso y obligación. Finalmente, constituyen una esfera de sumisión,
un conjunto de lazos de dominación que no se reconocen como tales debido a la existencia del
intercambio.
Actualmente la noción de clientelismo es problematizada, examinada y cuestionada desde
distintas perspectivas. Sin embargo, coincidimos con el autor, en que el clientelismo político continúa
siendo una de esas imágenes y narrativas simplificadoras que oscurecen más que clarifican nuestra
compresión de las prácticas y representaciones de los grupos populares. Se sigue diciendo, como
podemos observar en la perspectiva de la Ciencia Política, que los sectores populares cambian
racionalmente apoyo político por favores, bienes y servicios, que satisfarían sus
necesidades inmediatas.
Este punto de vista, según Bourdieu “escolástico” presume –equivocadamente- que dado
que los favores, bienes y servicios circulan en un sentido, y la asistencia a los actos, el apoyo y,
votos circulan en el sentido contrario, los primeros causan a los segundo. Se comete así un serio
error epistemológico: situar en la conciencia de los actores el modelo construido por el analista
para dar cuenta de las prácticas, presuponiendo que estas construcciones son la verdadera
causa de las prácticas.18
17 AUYERO, Javier: “La política de los pobres” Las prácticas clientelistas del peronismo. Págs.7-1018 BOURDIEU, Pierre: Citado en: AUYERO, Javier: Op. Cit. Pág 8.
La acción yace al contrario, en el entramado de redes de relaciones y representaciones
culturales construidas diariamente entre políticos y clientes y es allí donde debemos dirigir nuestra
mirada19
Según AUYERO, sabemos por R.Williams y E. P.Thompson, que las tradiciones culturales
son, usualmente duraderas. Un elemento cultural residual que ha sido formado en el pasado, sin
embargo, está aún activo en el proceso cultural, no sólo como un elemento del pasado sino como
“efectivo elemento del presente” por lo que en un particular contexto político-económico, estos
elementos residuales (por ejemplo, el autor habla de heterogéneas tradiciones “populistas”,
múltiples memorias peronistas que compiten entre sí) están enraizados en redes de resolución
de problemas “actuales”, hechas cuerpo en performances y actualizadas y (re) procesadas
en prácticas concretas20.
En definitiva, la participación, el activo involucramiento en las redes clientelares de resolución
de problemas, provee, refuerza y reconfigura una identidad política, así como provee de
alimentos y medicamentos. La “institución informal” es no sólo una red de distribución de recursos
materiales sino también un sistema simbólico, una estructura estructurante que proporciona una
manera de ordenar la realidad, dando sentido a la experiencia de la pobreza en un lugar y en un
tiempo determinados. A su vez, también da forma a las maneras en que los actores rememoran,
reconstruyen y reactualizan esas tradiciones.21
Esta forma de abordar las relaciones clientelares nos permite ahora responder a la pregunta que
nos hacíamos al principio del capítulo: ¿Que prácticas generan o regeneran los agentes
sociales para poder sobrevivir a la gran pobreza en la Argentina? Una de las formas de
sobrevivir es incorporándose a estas redes de resolución de problemas. En muchas villas miserias sus
habitantes resuelven sus problemas de sobrevivencia cotidiana mediante favores, bienes y servicios
provistos por los mediadores políticos.
AUYERO nos va dando definiciones sobre este tipo de prácticas clientelares que es muy
importante reproducir con sus propias palabras:
Los mediadores políticos intermedian entre sus caudillos y los clientes, son expertos
manipuladores de información y de gente, gozan del poder posicional que acompaña a su función
mediadora y canalizan recursos desde el patrón a los clientes y votos y apoyo desde los clientes a la
persona que controla los recursos materiales y simbólicos, a través de una organización partidaria con
acceso a recursos del partido o del Estado. Pero, no todos los mediadores son iguales. Estos difieren
por: a) el acceso diferencial a los recursos de arriba y de abajo, el cual coincide con su
poder y b, la cooperación o la competencia entre los mediadores la cual esta relacionada
con la superposición o exclusividad de sus redes.
Los mediadores tienen casi similares pertenencias de clase social con sus clientes. Lo distintivo
es la cantidad acumulada de capital social (cantidad de recursos derivada de las conexiones y de la
19 Ibidem. Págs. 1-1020 WILLIAMS, Raimornd y THOMPSON, E. P: citado en: AUYERO, Javier. Op. Cit. Págs. 1-1021 Ibidem. Págs. 1.10
pertenencia a cierto grupo). Tienen un círculo íntimo de seguidores que lo ayudan en su tarea de
distribuir favores (satélites personales). Estos conocen al referente desde hace tiempo, pues les han
dado una mano en situaciones de extrema necesidad en las cuales los referentes han venido al
rescate sin segundas intenciones. Desde ese favor fundacional, una relación de ayuda mutua se ha
desarrollado y estos lazos se convertirán en redes.22
Asistimos en las villas miserias bonaerenses, según el autor, a una creciente superposición
de redes informales de sobrevivencia y de redes políticas23 . Las unidades básicas, los
referentes políticos y los programas estatales de ayuda, se han convertido en la fuente de recursos
que circulan dentro de las redes informales de sobrevivencia.
La red de resolución de problemas consiste un una serie de círculos de forma irregular, que
pivotean alrededor del puntero. Este está relacionado con los miembros de su círculo íntimos por
medio de lazos fuertes de amistad o parentesco, real o ficticio. A vez, existe un círculo exterior –los
potenciales beneficiarios de las capacidades distributivas del mediador- que está relacionado con los
referente por medio de lazos débiles. Se contactan con él cuando surge algún problema o cuando
necesitan algún favor.
Los actos políticos, a su vez, son “rituales” pues según el autor, proveen información sobre
las responsabilidades que se tiene hacia un mediador y de este hacia sus clientes. También es una
oportunidad para influir sobre otros actores del juego político local (Intendente) sobre la base del
“dime cuanta gente tienes y te diré quién eres”.
Los programas de asistencia social son el “botín” que los mediadores buscan obtener a los
efectos de mejorar su carrera y hacer política con los recursos del Estado.
El punto de vista oficial (de los funcionarios) expresado en el discurso oficial constituye, según
el autor, una característica distintiva del Estado como entidad que posee el monopolio de la violencia
simbólica. Este tiene, en el caso de la Provincia de Buenos Aires, una construcción dialógica. Por un
lado, se dice que algunos programas de asistencia social son utilizados políticamente y por otro lado,
ellos se presentan como juez imparcial24, único garante de las intenciones originales “sociales” de
estos programas. 25
La red de resolución de problemas es una “familia” y como toda familia es un sistema
22 Ibidem. Págs. 20-4023 Por redes políticas se entiende un conjunto de contactos regulares o conexiones sociales similares entreindividuos o grupos en los cuales, al menos uno de ellos es miembro de un partido político o un funcionarioestatal.
24Ibidem. Págs. 20-40. Haciendo referencia a Chiche y Eduardo Duhalde, ya que Auyero estudia el clientelismoen el Conurbano Bonaerense en el momento en que él gobernaba la Provincia de Buenos Aires y su esposa eraMinistra de Desarrollo Social.25 Es bueno recordar que el 8 de Enero del 2002, siendo Presidente de la República Argentina el Dr. Duhalde, ysu esposa, la Sra. Chiche Duhalde, Ministra de Desarrollo Social, decreta el inicio del Plan Jefas y Jefes deHogar con la intención de reconocer a todos los argentinos el derecho a la inclusión social proveyéndolos de uningreso mínimo. (Decreto 165/02 del Poder Ejecutivo Nacional). En el mismo decreto se establece que losfuncionarios públicos que no cumplan con las previsiones, serán pasibles sanciones administrativas y penales(con motivo de terminar con las prácticas clientelares). A menos de un mes de dictado el decreto el PresidenteDuhalde, entrega una gran cantidad de estos planes a todos los legisladores para que estos a su vez los otorguena quienes consideren necesario, con lo que deja atrás todo su intención de acabar con las prácticas clientelares.Algunos legisladores no los aceptaron. DIARIO LOS ANDES. Ver meses de Marzo/Abril del 2002.
económico, un sitio de trabajo, intercambio, cálculo, distribución, explotación y dominación. Los
mediadores siguen sus propias carreras políticas, tratan de acumular la mayor cantidad de poder
político que pueden y de mejorar las posiciones en el campo político local. Al acumular recursos e
información vital para resolver problemas se convierten en “resolvedores de problemas”. No buscan
dirigir directamente las acciones de la gente pobre que necesita recursos. Sin embargo,
ejercen un efecto estructural de dominación al buscar la realización de sus intereses ya que
aumentan su capacidad de limitar las posibilidades de los “detentadores de problemas” de resolver los
problemas de otra forma que no sea por intermedio de ellos.
Sin embargo, hay dos formas o modelos para interpretar esta red según AUYERO: “El
adherente a la máquina, de acuerdo con el modelo de intercambio material, está
motivado materialmente y responde a incentivos materiales, pero al mismo tiempo, de
acuerdo con el modelo de intercambio afectivo, la relación entre votante y mediador es
cara a cara, personal, afectiva y funcionalmente difusa”. Los incentivos que los mediadores
ofrecen a cambio de votos son “solidarios” en lugar de materiales y la distribución de favores es un
mecanismo mediante el cual los vínculos personales pueden ser desarrollados y mantenidos.
Sin embargo, los mediadores niegan el carácter político de sus actos. Esta negación viene junto
con una presentación de la persona del mediador: una performance pública. Los mediadores no
sólo ejercitan la dominación en virtud de su posición estructural, sino que también
proponen (al intentar enseñar) una determinada definición cultural de la manera de
resolver problemas.26
Ahora, la distribución de bienes y servicios es condición necesaria pero insuficiente para el
funcionamiento del mundo clientelar. Dado que los intercambios son experiencias humanas vividas, el
conjunto de creencias, presunciones, estilos, habilidades, repertorios y hábitos que
acompañan a estos intercambios-explicándolos y clarificándolos, justificándolos y legitimándolos- es
tan importante como el conjunto de los propios intercambios.
Dado que las cosas deben ser distribuidas de una forma particular, lo que se da y cómo se lo da
son dos caras del funcionamiento del clientelismo político. Según el autor, (en el caso del peronismo),
las cosas se dan mediante un tipo particular de performance, de actuación, particular e históricamente
específica: los mediadores funcionan como guardabarreras, pero presentan su rol al
público como si estuvieran representando o coordinando. La lección que intentan enseñar es
que ellos son los únicos que pueden garantizar la continuación del flujo de servicios bajo la forma de
“programas de asistencia social”. Para que este chantaje funcione y se reproduzca a través del
tiempo, los beneficios deben ser otorgados de una cierta manera, con cierta representación adherida
a ellos, con cierta performance que públicamente presente a la cosa dada no como un chantaje sino
como “amor al pueblo”, “como lo que debemos hacer los referentes” o como “lo que Evita hubiese
hecho”, o como “el peronismo”. Por eso las prácticas clientelistas deben ser vistas como contenedoras
de cosas y de palabras (performance).
A su vez, según el autor, una performance busca la reinvención o la restauración de un
pasado que es reconocido por el observador externo –como la fuente de la performance-.
En este caso, a través de esta presentación de la persona del mediador, la práctica y la imagen de
otra persona es restablecida, recreada y reinventada: la de Eva Perón, “la dama de la esperanza”.
A su vez, siguiendo a Durkheim, estas performance son ceremonias: una reafirmación y
rejuvenecimiento de los valores morales del peronismo. Sin embargo, esta restauración del
comportamiento de Evita no es una acción cínica sino una práctica –en el sentido de Bourdieu- dada
por descontada, no reflexiva, fuera de la esfera de conciencia discursiva.
Según Bourdieu, en su análisis de la violencia simbólica del intercambio de obsequios, el trabajo
requerido para ocultar la función de los intercambios es un elemento tan importante como el trabajo
para llevar a cabo la función. Este trabajo simbólico intenta transmutar, mediante la ficción sincera de
un intercambio desinteresado las inevitables relaciones impuesta por el parentesco, la comunidad, el
trabajo en relaciones de reciprocidad electivas.
En este contexto las políticas sociales y programas de asistencia, que en la superficie pueden
aparecer como expresión de una negociación pluralista de derechos ciudadanos, son, según Gay , una
forma velada de clientelismo, una forma no densa o fina de clientelismo institucional. De
esta manera, la presentación de la persona del mediador opera como una ideología, como un
intento de “mistificar la realidad, oscurecer las relaciones de poder y dominación, e
impedir que la gente comprenda su situación en el mundo.27
En cuanto a la manera en que los clientes perciben y evalúan el clientelismo AUYERO, nos
acerca algunas hipótesis: cuanto más cercano está un grupo de actores respecto del centro
de la política (entendida aquí como el centro de poder local, esto es, el mediador): a) los actores
compartirán la ideología de “asistencia y cuidado de los pobres”, de “ayuda social”
propuesta por los mediadores, y b) los actores contarán una historia del barrio en la cual
los protagonistas principales son los mediadores y el intendente. En términos de
presentación pública del mediador, cuanto más cerca este un grupo de actores del centro del poder,
participarán mas de la performance, y el trabajo simbólico llevado a cabo por los punteros será más
efectivo. En este sentido es que para el autor, la noción de clientelismo debe ser
reconsiderada usando la misma solo para el círculo íntimo de los mediadores. De esta
manera, la imagen de un electorado cautivo bajo el dominio de la política clientelar se deshace, dado
que la participación en los círculos íntimos está acotada a un número limitado de actores.
En vez de tomar las voces de los clientes como explicación, el análisis de AUYERO, suscribe al
principio de no-conciencia, de acuerdo con el cual la causa de fenómenos socio-culturales como el
clientelismo, no ha de ubicarse en la conciencia de los individuos sino en el sistema de relaciones
objetivas en el que operan.
Como Bourdieu, Passeron y Chambderon afirman: el sentido de la acción más personal y
transparente no pertenece al sujeto que la ejecuta sino al completo sistema de relaciones en el que y
a través del cual es actuada. En este sentido es que se afirma que lo que aparece, desde afuera,
como un intercambio de favores por votos, es visto desde adentro de muchas otras maneras:
manipulación versus cuidado, acción interesada (política, intercambio calculado) versus
26 Ibidem. Págs. 20-4027 Ibidem. Págs. 40-60
acción desinteresada (amistad). Quienes cotidianamente reciben recursos vitales no perciben el
lazo con el mediador como una relación de poder. Para ellos, el clientelismo es una práctica habitual,
quedando vedada así la postura de espectador sobre esas relaciones de poder. 28
Dentro del círculo íntimo existe una aceptación indisputada (doxa) de la resolución de
problemas mediante la intervención política. La identidad no presenta ni una resistencia activa ni
críticas sutiles u ocultas. Las contravoces se ubican fuera de estos círculos íntimos y toman la forma
de una queja por los escasos recursos que entregan los mediadores. Para quienes están en el círculo
íntimo, la dominación se presenta como una paradójica antinomia: si se resisten pueden perder el
acceso a bienes vitales, viendo profundizada su condición de privación, si se asimilan al “mundo de
verdad del mediador” son cooptados por las prácticas institucionalizadas del clientelismo, participando
así en la reproducción de las relaciones jerárquicas dentro del campo de la política local y dentro del
espacio de la villa. En este sentido es que,
...en la medida en que la resolución de problemas se inclina a legitimar un estado de las
cosas de hecho –un balance de poder desigual, una red de dominación- podemos describir
esas soluciones, siguiendo a Bourdieu, como máquinas ideológicas. El acto de dar,
transforma una relación social contingente –ayuda a alguien que lo necesita- en una relación
reconocida, acreditada como duradera: el mediador es el único resolvedor de problemas. Se
reestablece la jerarquía. En suma: los deseos de cuidado, de cercanía y de reconocimiento de
los clientes deben ser considerados la dimensión causal central en sus prácticas.29
Las redes peronistas de resolución de problemas son hoy, según el autor, las tramas de
relaciones más importantes en las que se mantienen vivos los residuos de una fuerte identidad
peronista: la identidad distributiva. Este folklore peronista residual satisface dos funciones latentes: a)
legitima las orientaciones políticas actuales y b) justifica las acciones de los mediadores. O sea,
justifican una forma de hacer política.
De esta forma, AUYERO plantea una hipótesis cultural: “con el fortalecimiento de los
centros de poder local que actúan como mediaciones entre los pobres y los que tienen los
recursos para resolver sus problemas más acuciantes, (agregamos nosotros, “producto de la
descentralización de la política social a las Provincias y Municipios” )hay una definición cultural de
la manera de enfrentarse a los problemas de sobrevivencia que se está inscribiendo en los
esquemas mentales de los “detentadores de problemas” que están cercanos a esos
centros de poder. Esta es, la idea de que “los problemas urgentes pueden ser resueltos
mediante la intervención política personalizada y que hay que tener buenos referentes
para conseguir lo que se necesita”.30 En otras palabras, decimos nosotros, se estaría
inscribiendo o generando en los agentes un “habitus clientelar”, (en cuanto a esquema de
percepción, evaluación y acción), que llevarían a la utilización de “prácticas clientelares” para
resolver los problemas urgentes. Ambos, habitus y prácticas, estarían basados en un “sentido
28 Ibidem. Págs. 60-8029 Ibidem. Pág. 60-8030 Ibidem. Págs. 80-90
práctico-clientelar”, o sea, una aptitud para moverse, actuar y orientarse según la posición en el
espacio social, la lógica del campo y la situación en la cual se está comprometido.
El hilo conductor es, según Auyero, el siguiente: bajo condiciones generales de
aumento del desempleo y subempleo, y retirada del Estado en su faceta de bienestar social,
provocando el empobrecimiento aún más pronunciado de los pobres urbanos; dados: 1) un partido
gobernante con dos características que se refuerzan mutuamente: a) un apoyo relativamente estable
a nivel de masa y una fuerte organización informal en áreas urbanas pobres, y b) acceso a programas
de asistencia social solventados por el Estado (un pobre sustituto del Estado de Bienestar), 2)
desertificación organizativa de los enclaves de pobreza urbana31, y 3) “populismo” residual como
tradición cultural (habitus clientelar), deberíamos esperar el fortalecimiento de la resolución de
problemas de sobrevivencia a través de la mediación política personalizada (prácticas clientelares).
Esta manera de resolver problemas, a su vez, refuerza a la organización partidaria a nivel de base y
su acceso a programas de asistencia social solventados por el Estado. Esto conduce a una
desertificación organizativa aun mayor y a la recreación y/o reinvención de las tradiciones
“populistas”(habitus clientelares)32
Esta hipótesis, traducida a esta investigación sería ¿Las nuevas políticas sociales
descentralizadas en los Municipios y focalizadas en sectores específicos, podrán estar generando o
regenerando prácticas y hábitus clientelares?
Esta pregunta la investigaremos empíricamente en el Municipio de Luján de Cuyo, pero para
analizar estas categorías debemos primero definirlas operativamente, lo cual realizaremos
abstrayendo algunos conceptos fundamentales de las definiciones dadas por Auyero.
Operativamente, las “prácticas clientelares” serán entendidas como el real intercambio de
bienes y/o servicios por apoyo, votos, seguimiento, devoción (no necesariamente conciente) entre el
patrón o mediador y el cliente. Pero no debemos olvidar que según Auyero esta es una condición
necesaria pero no suficiente para la práctica clientelar por lo que debemos complementarla con la
forma en que la cosa es da y recibida, la performance con que se lo dá y la evaluación de los que la
reciben (el habitus). Estos pueden compartir o no la ideología del mediador.
Entonces, para determinar el “habitus clientelar del agente/beneficiario” se tendrá que
verificar en él las siguientes características basadas sobre todo en que debe compartir la ideología
del mediador:
• el cliente debe considerar que el mediador (en el caso de la investigación será el
facilitador de un acceso a un plan social, por ejemplo) está motivado por “su amor al pueblo”, y que
por eso quiere ayudarlo consiguiéndole bienes, ya que no tiene ningún deber de hacer nada, sino que
lo hace desinteresadamente,
• el cliente debe considerar que la única o la mejor forma de acceder a bienes y/o
31 Si bien Auyero no explica que quiere decir con “desertificación organizativa” en su obra, para estainvestigación interpretamos la misma como la inexistencia o escacez de organizaciones de la sociedad civil enlos ámbitos de mayor pobreza urbana. Con esto queremos decir, que en los mismos no se registranOrganizaciones No Gubernamentales, Asociaciones Civiles, Cooperativas, Juntas de Vecinos, etc. donde seproblematicen las cuestiones que les afectan a todos, y sirva este espacio de ámbito desde donde planteardemandas al gobierno u otros sectores.32 Ibidem. Pág. 3
servicios que necesita para vivir es pidiéndole al mediador que interceda por él, ya que su mediación
lo ayudará a acceder más fácilmente a algunos bienes y/o servicios. Además, como el mediador es un
amigo que está desde hace mucho tiempo, y nunca le ha fallado, no le va a fallar ahora sino que lo
va a ayudar, y
• el cliente debe creer que el mediador hace todo y da todo por él, lo hace de
corazón y merece su agradecimiento por esto.
Cuando encontremos por lo menos dos o más de estas tres características en un mismo
agente diremos que posee un habitus clientelar, pues sería poseedor de ese sentido práctico
clientelar o de un populismo residual como cultura política que servirá como disposición a actuar de
modo clientelar aunque no es determinante totalmente. Por ejemplo, puede existir la disposición a
actuar de alguna manera determinada, y sin embargo, la misma puede no realizarse por distintos
motivos.
Ahora, es necesario volver a la distinción que hace Auyero entre los clientes que se
encuentran en el círculo íntimo, los cuales le ayudan al mediador a repartir los bienes y en los
cuales existe una aceptación indisputada de la resolución de problemas por la intermediación política y
los que se ubican fuera de estos círculos íntimos, donde están las contravoces de queja por los
escasos recursos que entregan los mediadores o sea, quienes generalmente poseen las siguientes
características:
• tienen una mala visión de los mediadores ya que los ven como causantes de su
escaso acceso a bienes,
• consideran que hay “acomodos” pero no se sienten con posibilidades de ser
beneficiarios de los mismos por lo tanto no pedirían ayuda pues creen que la ayuda esta destinada a
otros y no a ellos.
• Además, estos generalmente creen que no habría que agradecerle a los mediadores
sino que deben haber iguales oportunidades para todos. Estas prácticas conformarían la categoría de
“prácticas no clientelares”.
De todas maneras, se ha reservado el poder de interpretar los datos de acuerdo a nuestro
objeto teórico anteriormente expuesto, ya que los agentes muchas veces tienen “otra forma de decir
las cosas” que no se asimila a la que nosotros esperamos, por lo tanto, intentaremos descifrar el
sentido de lo que ellos nos quieren decir”.
Para esta investigación, sólo los clientes del círculo íntimo poseen un hábitus clientelar, lo que
no necesariamente implica que estos estén envueltos en redes clientelares de solución de problemas
de subsistencia, o sea, que sean clientes concretos en una relación clientelar.
De acuerdo a este marco teórico, investigaremos si en el Municipio de Luján de Cuyo los
programas sociales descentralizados y focalizados están generando prácticas participativas y, de ser
así, analizaremos de que tipo de participación se trata, si amplia o restringida.
La preguntas que se busca contestar con este trabajo entonces será: ¿Los planes sociales
implementados en Luján de Cuyo están generando practicas clientelares en sus agentes
beneficiarios ?
Entendiendo por ello agentes (beneficiarios o posibles beneficiarios) que conformen una red
clientelar, o sea, de intercambio de bienes y/o servicios por fidelidad y/o votos. Pero esta
característica sola no alcanza sino que además los agentes deberán entender que para obtener algún
beneficio hay que tener alguna relación de amistad, parentesco o vinculación política con los
funcionarios públicos encargados de distribuir esos planes, lo que los encaminará hacia esos métodos
clientelares para conseguir acceder a algún proyecto o plan de bienestar del Estado (o sea, deberá
poseer un habitus clientelar)
Se pondrá interés en dilucidar si ambos polos de la relación clientelar, “mediador” y “cliente”
poseen una misma cultura o ideología de manera que ambos son de alguna manera inconscientes de
esta relación. O sea, una relación donde los “clientes” vean como natural tener que buscar una
mano amiga en las organizaciones para obtener un beneficio (del cual tienen derecho), y por otro
lado, los mediadores ven como legítimo que su función sea dar ayudas personalizadas a personas que
lo necesitan, lo que de alguna manera los pone en el lugar de los “hacedores de favores” y los que
merecen de algún modo ser recompensados, ya sea con el voto a sus patrones o con la simpatía, o
como encargado oficial de resolver los problemas de los pobres.
La investigación de campo incluirá entrevistas a los beneficiarios de programas sociales
focalizados y descentralizados en el Municipio de Luján de Cuyo durante el año 2001/2 para analizar
por ese medio los interrogantes anteriormente planteados. Estas entrevistas tendrán una intención
exploratoria, por lo que no servirán para hacer una generalización de lo que piensan los beneficiarios
en el municipio sino que se intentará descubrir lógicas ocultas en la relación funcionario / beneficiario
ligada al acceso a programas sociales descentralizados.
Las siguientes categorías que se han analizado surgen de las respuestas que 48 beneficiarios
de programas sociales focalizados y descentralizados en el Municipio de Luján de Cuyo dan a
entrevistas realizadas durante los meses de Abril, Mayo, Junio y Julio del 2002 . No se incluyeron en
las entrevistas a personas que tuvieran como primera y única experiencia como beneficiarios de
programas sociales al actual “Plan Nacional Jefes/as de Hogar”. Sí,. se incluyó a personas que
pertenezcan a este plan pero que hallan tenido experiencia como beneficiarios de anteriores planes
sociales como “Trabajar, Vale más, Emergencia, etc”
• Existencia de una relación clientelar para el acceso a un plan social (tipo de
acceso)
De 48 entrevistados, 46 de ellos manifestaron haber accedido al plan por los cursos normales
y apropiados, o sea, siendo entrevistado por la trabajadora social del Municipio quien determinó su
estado de carencia y su derecho a un subsidio o ayuda social. Es muy importante aclarar que estas
entrevistas fueron “abiertas” pues el mayor interés es hacer un análisis cualitativo de la visión de los
beneficiarios, sin embargo, ha sido útil incluir también los datos cuantitativos que se pueden extraer
de estas entrevistas (como son los porcentajes de cada categoría encontrada) pero esto sólo a nivel
“descriptivo” pues no intenta ser estadísticamente representativo de las características estudiadas.
Sin embargo, 2 personas manifestaron haber accedido a algún plan social por medio de “una
manito política”, “un contacto”. De esto se puede deducir, sin intención de generalizar, que esto
sucede en la comuna, aunque en un mínimo porcentaje con respecto a los que acceden por los cursos
normales. Se transcribirán las palabras textuales de los beneficiarios que manifestaron haber utilizado
una manito para entrar al plan:
“Por intermedio de un amigo mío que me hizo una manito para entrar, un tal Quiroga. Acá en
Luján vive, que es contador. He estado trabajando con ellos yo, toda la vida, en su casa. Trabaja en la
Municipalidad. El me hizo una patita y con eso pude entrar” (Oscar, 37 años, hace changas en la casa
del “mediador político”, )33
“Vine una vez a pedir una conexión política con el palacio de justicia y como venía todos los
días, todos los días, me dieron un plan de ticket vale mas... Fue muy gracioso porque yo ni siquiera
los pedí. Fue como para decirme: déjate de joder. Porque en realidad ninguno de ellos podía hacer
nada para que yo pudiera entrar al poder judicial porque la mayoría eran demócratas y allá el Sr.
Llorente estaba con los radicales, así que no.” (Javier, 35 años).
Percepción del programa
14 de los 28 beneficiarios entrevistados percibe a los programas sociales como “una ayuda
importante” para comprar las cosas básicas como los alimentos para niños, pañales y también
porque les permite “estar trabajando y ganarse lo que reciben del Estado”.
19 de los 28 entrevistados considera a estos programas “positivos” pero encuentra en los
mismos muchos aspectos negativos, como por ejemplo, que esa ayuda “no alcanza”, o “no la
pueden utilizar como se debería ya que muchos mercados cobran más caro a quienes
pagan con vales más o no permiten comprar algunos productos básicos como pañales y
leche”, (mientras si se puede comprar cigarrillos y vino) o directamente “no los reciben”. También
se hace referencia a la existencia de “problemas con la organización” ya que algunas veces los
beneficiarios no aparecen en las listas y ese mes, no cobran y no saben donde va su plata”. Otro de
los problemas es que “el pago se demora”, (sobre todo en este último tiempo) , y “hay mucho
abuso de autoridad”. La gente se pasa un día entero haciendo cola para que den los números para
recibirlos al otro día. La “falta de control para evitar las superposiciones de planes” es otro
problema encontrado.
4 de los 28 entrevistados manifestó que estos planes sociales “no son una ayuda para
ellos” sino que, al contrario “los hunden más”, “se abusan de los beneficiarios porque son
pobres”, “ se los dan a los que más tienen”.
• ¿Conocen personas que necesitan la ayuda del plan y no pudieron acceder?
Del total de entrevistas realizadas 24 personas conoce personalmente este tipo de
situaciones, mientras 10 de los entrevistados manifestaron no conocer gente que lo necesite y no
puede acceder. 4 personas dijeron no saber, no quisieron contestar o no se les preguntó.
Una de las causas de este desconocimiento se puede deber a que la mayoría de los
entrevistados vive en lo que podríamos denominar “barrios bajo planes” o “zonas de insularización”34,
33 Todos los nombres de personas que aquí se detallan no responden a los nombres reales de las personasentrevistadas, sí son reales su posición en el campo.34 CRAVINO, María Cristina; FOURNIER, Marisa; NEUFELD, María Rosa y SOLDANO, Daniela: “Vidacotidiana e implementación de políticas sociales: receptores y mediadores en un barrio del ConurbanoBonaerense”; en ANDRENACCI: “Politización perversa y segmentación social. Dos dilemas de la políticasocial local en la Región Metropolitana de Buenos Aires” Pág. 19.
lo cual explicaría su desconocimiento de situaciones de “no acceso a planes sociales”. Lo que las
autoras llaman proceso de insularización es, precisamente, un signo de solidificación de esferas de
integración fragmentada. Esos espacios de insularización son, a su vez, los que las autoras sugieren
llamar “barrios bajo planes”, en los que la política asistencial concentra la máxima intensidad de
intervención, posibilitando la supervivencia inmediata sin ingreso monetario. Esto, que en un aspecto
es necesario y “positivo”, agrava objetivamente la segmentación social, aunque este agravamiento se
deba más a la ausencia de una política social capaz de contener las trayectorias de empobrecimiento
que al “éxito relativo” de la contención de sobrevivencia que realiza la política asistencial en los barrios
bajo planes.
• ¿Conocen personas que “no” necesiten la ayuda y accedan al programa?
Del total de entrevistados 21 personas manifestaron conocer gente que no necesitaría tanto
el subsidio y que lo recibe, mientras 12 dijo no conocer esa situación concretamente. 5 personas no
sabían, no quisieron contestar o no se les preguntó.
Se considera que los niveles son significativos aunque, hay que tener en cuenta que sus
respuestas se basan en una apreciación personal y no en una información certera y documentada del
porqué del no acceso de esas personas. En sus palabras,
“Si. La famosa vinculación política. Si conozco. Por ejemplo, allá en Carrodilla, porque
siempre hay un caudillo. Hay un señor que es muy conocido, que es el Chimango Díaz que esta a
cargo de una Unión Vecinal ahí en el Barrio Huarpes y por favores así... A lo mejor, le hace falta.
Estaba ahí en el plan con nosotros, no lo vimos casi nunca. Una vez fue. Pero... el tenía un hijo, que
era de la comisión y ¿que pasa? El de la comisión, ese nos atendía a nosotros, estaba a cargo de
nosotros, pero él era por la comisión, no por ningún plan ni por nada. Pero, por la acción que le hacía
a ese hombre, él lo recibía y no trabajaba. Nosotros, por no llevarnos mal no dijimos nada pero nos
quejamos muchas veces. Pero. Son los famosos caudillos políticos. Es una Unión Vecinal la
asociación. El viene con el arrastre del justicialismo desde siempre ha hecho eso y bueno, el clásico
favor para mantener la clientela... Esto es actual. El todo lo que consigue lo hace en el nombre de los
vecinos, nosotros, pero a él le da la municipalidad, pero le da por los vecinos, no le da por bonito,
porque él es un hombre que trabaja allá por la zona de vizcacheras, tiene un sueldazo, tiene un auto
polo. El no trabaja para la comuna. El es justicialista. Y esta prendido. Ahora están los demócratas y
viene y pecha por la Unión vecinal. Son los que salen siempre bien parados. Encuentran respuestas en
los políticos y se respaldan en nosotros, en los vecinos. Ellos sacan sus propios beneficios, ellos nos
utilizan y están siempre en contra con la gente que está gobernando...(Carlos, 50 años, miembro de
la Comisión Vecinal del Barrio Huarpes. )
Se piensa que en este caso también la pertenencia de los entrevistados a “barrio bajo
planes” podría estar influyendo en su desconocimiento de situaciones de acceso de personas que no
necesitan un plan social. Por ejemplo,
“Se lo han dado a todos. No he conocido a personas que lo hallan recibido y no lo necesitaran.
Yo la verdad es que siempre me he conectado ahí con esa gente y no he visto a otras personas”
(Delia, 45 años, vive en un Barrio Urbano Marginal a tres cuadras de la plaza municipal)
• Razones por las cuales estas personas que “no lo necesitan” acceden a los
programas sociales según los beneficiarios.
21 personas de los 38 beneficiarios considera que la razón de que se den casos injustos en el
acceso a programas sociales es debido principalmente a que “existen favores políticos”, por
medio de los cuales algunos políticos hacen ingresar a algún plan social del Estado a sus
amigos, parientes, o gente del partido. Mayoritariamente esto es conocido por la gente como
“acomodo”.
En este punto es importante remarcar que existe una diferencia entre el “acomodo de
personas” (el cual sería un mecanismo de corrupción), y el “clientelismo político” el cual, puede
incluir practicas de corrupción o no. Por ejemplo, si un político o un intermediario intercede para que
una situación de injusticia (como puede ser el no acceso de alguien que necesita) se aclare, esto no
sería un acto de corrupción, sino que habría que investigar si es producto de una práctica clientelar o
no. O sea, habría que analizar si esta persona lo está haciendo para captar ese posible elector o no.
Entre estos dos conceptos (clientelismo y corrupción) se ha dado mucha confusión en los
entrevistados por lo que es necesario distinguirlos uno de otro ya que los beneficiarios, sin nombrarlo
con esos términos, saben cual es la diferencia. En palabras de los beneficiarios ....
“Entran por los acomodos. Eso pasa acá en Luján, pasa en todos lados. Son amigos de políticos.
Eso es seguro. Yo nunca me he metido en la política. He ido a votar y nada más. Nunca he ido a
decirles: ¡Che!, necesito un trabajo. Son de siempre. Eso siempre ha sido. Si yo conozco gente que
siempre ha sido.” (Mario, 52 años. )
“Es simple. Eso siempre pasó. Sobre todo cuando llegan tiempos de elecciones o cuando el
gobierno esta ahí que necesitan cambiarlo o necesitan mover ciertos estamentos políticos empiezan a
usar a la gente y la mejor manera de usar a la gente es dándole algo.” (Javier, 35 años.)
“Yo conozco gente que quieren ser presidente de las uniones vecinales o es presidente, que se
ha puesto muy de auge el tema de las cooperativas vecinalistas, de ayudar al desarrollo de la
comunidad, hacerse presente con un listado de gente y demás. Pero se evalúa mucho y conozco la
mayoría de las asistentes sociales que son las que controlan quien va a entrar, no ven eso. Calculo
que debe haber alguna clase de relación, no sé si debajo de la mesa o no sé como nombrarlo, de
quedar bien con algunos de los punteros, que te valla a ayudar para el momento de. No pasa por lo
que pueda ser palpable y visible para nosotros pero puede ser, porque con el correr del tiempo podes
ver gente y decir. Si este no estaba ¿cómo esta?” (Franklin, 37 años, chofer de la Dirección de
Desarrollo Social... )
“En el B· Juan XXIII la mayoría, un 70% son justicialistas, quien le está hablando también. Por
eso estamos desamparados, porque en este departamento estamos gobernados por demócratas. Hay
gente que se está muriendo. Si pedimos una tonelada de tierra no nos llevan, si pedimos leña no nos
llevan, si pedimos material no nos llevan. Llevan a los B· aledaños donde los Sres. Presidentes de las
Uniones Vecinales, por ej. En el B· San Martín Sur, son demócratas. Ese Sr. va a candidato para
Concejal. Y después hay otro Sr. demócrata también, del B· Jardín Costero. Nosotros estamos en el
medio. Cuando las elecciones, el Sr. Intendente nos había prometido comedores comunitarios, ahora
no lo conoce más. Se ha olvidado de nosotros. El domingo pasado andaba un móvil con doctores
visitando los barrios que están pegados al nuestro y a nosotros no nos ha visitado, porque hay un
70% de gente justicialista. Además, existe otra clase de plan que están para lo que Ud. me está
preguntando. El plan CLARO. Están incorporando prácticamente gente ellos. Es para los jefes de las
uniones vecinales de todos los barrios. Solamente ellos lo están haciendo. No los radicales ni los
justicialistas. Con eso están haciendo la campaña. Es el mismo que tenemos nosotros, de 150$. Es el
mismo de jefes de hogar, provincial. Eso es provincial. Es una maniobra de ellos para tener votos. Por
ejemplo, va un Sr. allá que está candidato a concejal y dice: Sr. ¿Ud. tiene laburo? No. bueno. Yo le
voy a dar un plan ¿cuántos votitos me va a dar?” (Juan,45 años, vive el barrio urbano marginal, Juan
XXIII)
Sin embargo, 15 de los 28 entrevistados consideran que el acceso de personas que no
necesitan se debe a favores políticos pero, principalmente, responde a la “falta de control
por parte del Estado de la distribución de los subsidios”, a la “caradurez de gente que se
inscribe por las dudas, aunque no lo necesite tanto”, a que “hay gente que es más
encaradora y hay otras personas que tal vez necesita más pero les da vergüenza pedir”,
o también se puede deber a la “suerte del beneficiario”, a que todos quieren tener lo que
tiene el otro y más, a la masividad con que se están entregando estos programas (lo cual
impide su control).
3 de los 38 beneficiarios manifestó no saber que contestar.
Existencia del habitus clientelar:
• ¿Que opinión tiene de ciertos políticos o punteros que interceden para que
algunas personas accedan a un plan social?
Con respecto a esta pregunta 21 de los 38 entrevistados consideran que “los políticos hacen
bien en interceder por las personas “que lo necesitan” para que accedan a un plan social,
ya que esta sería su función, no así si interceden por personas que no lo necesitan”.
“Para mi esta bien. Es lo que tienen que hacer. Tendrían que haber más políticos que
intercedan ante personas que no tienen a quien acudir cuando no tienen trabajo, cuando realmente lo
necesitan”(Javier.)
“Yo pienso que si es de corazón la ayuda que están dando, está bien. Si es por acomodo, o algo
así, esta mal. Porque yo creo que toda la gente lo estamos necesitando y si ellos nos pueden dar una
mano y lo hacen de corazón, esta bien.”(María Rosa)
“Me merecen el mejor de los conceptos porque así como ha habido políticos que se han llevado
el país en los bolsillos hay gente que ayuda. No podemos poner a todos en la misma bolsa. Hay
gente que es como nosotros que está palpitando los problemas de la gente y los está sufriendo igual
que nosotros”(Carlos, 50 años)
“Que les valla bien, mejor. Si ellos tienen más oportunidades que uno, mejor. Es la función de
ellos. Les estoy agradecido.”(Oscar, 37 años, hace changas en la casa del contador del Municipio
desde hace mucho tiempo)
“Los que te ayudan para entrar son buena gente. Ese esta bien pero, refiriéndome a las otras
actitudes que tienen por ejemplo que van cobran y no van a trabajar. Es una vergüenza.”(María)
“Y. si realmente le hace falta sí, porque es la única manera de tener algo y ellos pisan un
poquito más fuerte porque están más arriba. Hací esta bien.”(Marcelo)
“Es una táctica. En estos momentos se aprovecha la ocasión. En estos momentos la gente no
tiene que comer. Por eso, algunos políticos dicen: mira, si me das el voto yo te voy a traer carne,
aceite. Esto no es solo en Luján. Es general. A un barrio con determinadas necesidades entra un
político con posibilidades de ayuda y la gente se va de cabeza.”(Juan, jardinero de la plaza municipal,
peronista, vive en el Barrio Urbano Marginal Juan XXIII)
Sin embargo 13 personas consideran que lo que hacen los políticos esta mal por distintas
razones, como por ejemplo, que existe una Dirección de Desarrollo Social por la que
todos deben pasar, y donde se debe probar la situación de vulnerabilidad de quien recibe
el subsidio o porque está mal, pero es necesario que alguien interceda por ellos, o porque
lo ven como un acto especulativo, una táctica, algo trucho, propio de la corrupción.
“De por sí hace mal pero uno no puede decir nada porque si no tenés una cuña como se dice.
Le dan los planes a los que ellos ven conocidos. Vos venís acá y por ejemplo, si yo conozco a alguien
le digo, che mira me podes anotar para esto. Si, no te hagas problema. En tantos días lo vas a tener.
Es así la cosa. Y para mí no es así. Y para muchas personas.”(Marcos)
4 de los 28 entrevistados manifestaron no saber que responder a esta pregunta.
El alto porcentaje de beneficiarios que respondió que era bueno que los políticos intercedan por
los pobres está demostrando que existe en la población una de las características del “habitus
clientelar”, o sea, desde esta perspectiva, una predisposición a buscar intermediarios para acceder a
los bienes del Estado. O sea, la función de los políticos es “intervenir en la burocracia para que los
sectores mas necesitados puedan acceder a una dádiva”. Pero este dato no es suficiente para
garantizar la existencia del mismo sino que se deben cruzar estos datos con las otras características
del hábitus.
• ¿Pedirle ayuda a un político para ingresar a un plan social es un recurso
valido?
18 manifestaron que pedirle a un político ayuda para ingresar a un plan social era un
recurso válido, si la persona realmente lo necesita, ya que hay más posibilidades de
acceder a algún beneficio .
17 consideraron que no es un recurso válido ya que los políticos igualmente no los
ayudan, o ayudan solamente a sus amigos o familiares, o porque no se animan o tienen
miedo de pedir, etc. 3 manifestaron no saber que responder.
Es decir que en esta oportunidad en las respuestas de los beneficiarios predomina la
característica “clientelar” lo cual da más fundamento a anteriores inferencias con respecto a la
existencia de un “habitus clientelar” en los beneficiarios. Sin embargo, se debe analizar la última
característica y luego verificar la existencia de las tres características en cada uno de los agentes.
• ¿Hay que estar agradecido de los políticos que interceden por algunas
personas para acceder a un plan social?
26 de 28 respondieron que hay que agradecerle a los políticos que interceden
“desinteresadamente”, “de corazón” para que “quienes lo necesitan” ingresen a
programas sociales.
Sin embargo, 3 consideraron que esto no era necesario ya que esta es la función de los
políticos, “ayudar a la gente que lo necesita. Entre ambas respuestas no se encuentran
diferencias en cuanto que las dos responden a un hábitus clientelar, ya que para ambas respuestas la
función de los políticos es brindar bienes a sus clientes haciendo de intermediarios entre el Estado y
ellos, lo cual reúnen 29 de los entrevistados.
“Si, por una parte si porque por la situación que yo estoy les debería algo pero si estuviera bien
no.” (Miguel)
“Claro que si. Si yo le hago falta voy a estar presente pero si no, no. Si él me necesita. Mas
vale. Yo soy conciente de eso. Pero si no me da una mano y va y me busca como me buscaron la vez
pasada, los saque corriendo de la casa. Claro, ¿ ahora cuando me necesitas venís?. No me dijeron
¿querés trabajo? ¿querés adelantar trabajo? No. Estaba en el plan nada más. Esta bien que ayuden a
las personas que lo necesitan. Mas vale que esta bien. Por ejemplo un barrio, hacer un adelanto, hay
que agradecerles. Pero si no hacen nada, no se puede hacer nada tampoco. Le cortan el cuerpo. Ellos
cuando los necesitan es como una obligación que uno tiene que estar.” (Mario, 52 años. Ver décima
entrevista)
Sin embargo hubo otro beneficiario que hacía referencia al involucramiento en la red clientelar,
aunque usaba otras palabras:
“Y de alguna forma si, pero a la vez me estoy involucrando con ellos.” (Marcos)
Al contrario, 8 personas consideraron que no se merecen un agradecimiento porque esta
mal que hagan eso ya que existe una Dirección de Acción Social para las ayudas sociales.
Como se dijo anteriormente, para reflexionar sobre estos datos no se considerarán las palabras
de los entrevistados como reveladoras de “la” verdad ya que se considera que estos no son
totalmente conscientes de todas las relaciones que influyen en sus prácticas, por lo tanto, se tratará
de analizar si los datos encontrados se relacionan con el marco teórico previo o en que medida no se
corresponden con el mismo.
De las entrevistas realizadas a los beneficiarios de programas sociales focalizados y
descentralizados en el Municipio de Luján de Cuyo se pueden extraer algunos datos significativos:
• Si bien la mayoría de los entrevistados ha accedido por los cursos previstos a dichos
programas, o sea, no se han utilizado prácticas de tipo clientelares, ha quedado demostrado
que existen algunos casos donde el acceso ha sido, en cierto modo intervenido por algún político,
aunque estos se dieron en sólo dos casos.
Con respecto a la existencia de un hábitus clientelar, en el capítulo dos se dijo que se
entendería que el agente que posea dos o más características del hábitus se consideraría poseedor
del mismo. Estas son las proporciones en que se ha encontrado cada una de sus características en los
beneficiarios entrevistados
• Una gran parte de los entrevistados, el 55%, ha visto “bien” que se interceda,
“cuando las personas lo necesitan” y no así cuando la persona está en una buena situación
económica pues, en ese caso, el hecho se vuelve una practica de corrupción.
• 18 de 38 entrevistados consideran que pedir ayuda a un político para acceder a un
plan, un trabajo o agilizar un trámite es un recurso válido, ya que esta es una forma de conseguir
algo, quizás la única.
• A su vez, 17 consideran que, en cierta forma, quien recibe ese beneficio, debería
estarle agradecido a esa persona por su obra de bien, y 3 consideran que esta es la función que los
políticos deberían cumplir.
De acuerdo a estos datos, se pueden realizar algunas reflexiones:
Si bien no se descarta la existencia de prácticas clientelares, no se ha encontrado
este tipo de prácticas como las “predominantes” en el Municipio estudiado. Aunque se ha
tenido acceso a información sobre ciertas presiones que llegarían de distintos sectores a la Dirección,
no hay evidencia de que estas ejerzan un efecto visible en la orientación de los beneficios, o un uso
clientelar de los mismos.
Sin embargo, frente a la ausencia de recursos económicos, se han desvirtuado muchos planes
sociales, como por ejemplo, el “Plan Provincial de Empleo y Capacitación Temporario”, para cubrir a
una mayor cantidad de beneficiarios, quitándole, por ejemplo, la capacitación a la gente, la cual forma
parte del programa y estuvo en su diseño por algún motivo. Sin embargo, esta decisión se ha
adjudicado a la falta de recursos y al gran crecimiento de demandas sociales destinadas al Municipio
y no ha una práctica clientelar que busque la obtención de votos y/o fidelidad.
Ahora, como se dijo, para determinar la existencia de un hábitus clientelar (o cultura clientelar
internalizada) se entendió en este trabajo que era necesario que el agente estudiado posea dos o
más características del mismo, por lo tanto, y de acuerdo con esta premisa, se puede decir que se han
encontrado estas características en un número bastante elevado, 21 de 38 (o sea, una disposición a
actuar de forma clientelar) pero sin que este hábitus clientelar se concrete en una práctica clientelar
pues muchas veces está chocando con la negativa del Municipio a destinar ayudas complementarias.
Esto se puede corroborar con los datos de las entrevistas, ya que se entiende que los
beneficiarios, al considerar correcta las ayudas particularizadas a los pobres, al entender como un
método válido el pedido de ayuda política para resolver casos de pobreza acuciante, y reconocer la
deuda que esto implica para ellos hacia estos políticos a quienes consideran “humanistas y
caritativos”, lo que se está manifestando es la disposición de los agentes a entrar en una red
clientelar, que por el momento, no existe como rasgo predominante en el manejo de los programas
sociales en el Municipio estudiado.
Los restantes 17 entrevistados no poseen, según este trabajo un hábitus clientelar ya que
no cumplen con dos o más de las características que lo definen, o sea, estos agentes: ven “mal” que
un político o un mediador interceda por ellos o por otras personas para que accedan a un
plan social, por distintas causas: “creen que esto atenta contra la igualdad de oportunidades,
consideran que para eso está acción social, etc”. Por otro lado, estos agente no creen que “pedir
ayuda a un político” sea una estrategia válida para solucionar sus problemas de
subsistencia ya que creen que “esta ayuda nunca les es asignada a ellos sino que está destinada a
los amigos o parientes de políticos” o porque “tienen miedo de pedir”, “tienen pudor”, “les parece mal
utilizar ese método”. También, estos consideran que la ayuda de un político no debe ser
agradecida ya que consideran que “está mal que intercedan por otros para acceder a un plan
social”.
Se puede concluir entonces que se ha encontrado una escasez de prácticas clientelares
concretas para acceder a los planes sociales, pero, conjuntamente, se ha detectado también un
elevado habitus clientelar en los beneficiarios, o sea, una predisposición a actuar clientelarmente (o
sea, la posesión de la misma ideología del patrón en los beneficiarios), o sea, el discurso que
aprueba que “el patrón es bueno porque me ayuda, sin él no puedo acceder a beneficios, se merece
mi agradecimiento”
3 -Nuevos Interrogantes:
De la investigación realizada han surgido nuevos interrogantes, los cuales no se tenían en
cuenta al comienzo de la misma. Estos interrogantes se basan sobre todo en las “causas” que se
pueden encontrar a esta escasez de prácticas clientelares. En este sentido que se considera
importante detenerse en este tema y avanzar algunas hipótesis sobre esta situación. Para esto se ha
considerado que es necesario volver a la teoría para ver en qué sentido esta nos puede aportar datos
para orientar esta mirada. Así es como se ha vuelto a la hipótesis cultural de Auyero, según la cual,
la reproducción de las prácticas clientelares se podría dar en un contexto de desocupación,
subocupación y ausencia del Estado Benefactor, en el cual se presentasen las siguientes
características: primero, un partido gobernante con dos características que se refuerzan mutuamente:
un apoyo relativamente estable a nivel de masa, una fuerte organización informal en áreas urbanas
pobres, y acceso a programas de asistencia social solventados por el Estado (un pobre sustituto del
Estado de Bienestar), segundo, desertificación organizativa de los enclaves de pobreza urbana, y por
último, “populismo” residual como tradición cultural ( existencia de hábitus clientelares).
Siguiendo esta hipótesis se puede pensar que lo que podría estar generando el fenómeno de
la existencia de un habitus clientelar relativamente predominante en los agentes/beneficiarios
(populismo como tradición cultural), pero que actualmente no se traduce en prácticas clientelares
concretas podría deberse a las siguientes características que hacen al partido gobernante actualmente
en el Municipio de Luján de Cuyo (el Partido Demócrata) y a la situación social del Municipio en
general: primero, este partido no posee un apoyo relativamente estable a nivel de masa, (ya que este
apoyo está y estuvo siempre dispuesto al Partido Justicialista), no posee una fuerte organización
informal en áreas urbanas pobres (tal como sucede en los Barrios de Conurbano Bonaerenses según
explica Auyero), y, si bien accede a programas sociales del Estado, estos han sido reducidos en su
cantidad y sus recursos disponibles, así como se ha condicionado los fondos a la información detallada
sobre el modo en que se otorgan los mismos a los beneficiarios. Segundo, con respecto al punto dos
de la hipótesis cultural, este trabajo no se ha ocupado de analizar la existencia o no de
organizaciones sociales en los barrios urbano-marginales en Luján de Cuyo, y por lo tanto no se
puede juzgar científicamente sobre la efectividad de esta causa en el resultado encontrado. El tercer
punto, el populismo residual, ya se ha dicho que en este Departamento de la Provincia de Mendoza
existe un hábitus clientelar en un grado muy elevado, de acuerdo a este trabajo y a los conceptos
que aquí se han utilizado para estudiarlo empíricamente.
Ahora, a estas “posibles causas” del desfazaje entre hábitus clientelares y prácticas
clientelares podrían sumársele otras “posibles” causas, por ejemplo: una decisión política de no
hacer clientelismo, algo intrínseco en el modo de gestión descentralizada y focalizada de los nuevos
programas sociales implementados en el Municipio, la masificación de los programas de ayuda social,
como el Plan Jefas y Jefes de Hogar.
Conclusiones:
Se puede concluir del trabajo realizado que el objetivo principal que se planteó el mismo ha
sido logrado. Esto es, se han analizado las prácticas sociales que están generando las políticas sociales
descentralizadas y focalizadas en un contexto local específico y determinado, pero, a su vez, han
surgido de este trabajo nuevos interrogantes que no se tenían previstos.
La Teoría de la Práctica de Pierre Bourdieu sirvió de marco para comprender cómo los
hábitus cumplen la función de mantener las prácticas sociales establecidas.
Se analizó desde distintas perspectivas qué es el clientelismo político, llegando a una
construcción “ideal” (en el sentido weberiano) del concepto de prácticas clientelares, concordando en
que las mismas generan una estructura de dominación que muchas veces es invisible para los actores.
También se analizó en qué estuvo basada la participación social que los programas sociales
promovieron desde lo que se llamó el Estado de Bienestar y que tipo de práctica participativas se
buscan actualmente con los programas sociales descentralizados y focalizados.
A través de la investigación empírica se han descubierto tres elementos que se dan
combinados: una no preponderancia de “prácticas clientelares” en el acceso a programas
sociales en el Municipio de Luján de Cuyo, una participación acotada y marginada del
sistema de los beneficiarios de los mismos y un alto grado de habitus clientelar o cultura
clientelar en los beneficiarios de los mismos. Esto significa, , que las nuevas políticas sociales no
necesariamente están generando prácticas clientelares en sus beneficiarios (por algo intrínseco a
ellas), por lo menos en el Municipio estudiado aunque sí están generando prácticas no participativas,
o una participación acotada al proyecto en el cual el agente está inserto. De ninguna manera, estos
programas están integrando a los sectores más vulnerables con el resto de la sociedad, sino, al
contrario, los aíslan más.
Surgieron del análisis nuevas preguntas que se intentaron explicar ¿Porqué no están generando
prácticas clientelares si el nivel de habitus clientelar es elevado?
En la búsqueda de respuestas al mismo se analizó primero la hipótesis cultural de Auyero y se
descubrió que habían características específicas del Municipio de Luján de Cuyo en el momento social
y político actual que podían estar influyendo en ese resultado, sobre todo la falta de apoyo de masas
al partido gobernante.
Sin embargo, este desfazaje también puede ser explicado desde el punto de vista de la teoría
de la práctica de Bourdieu la cual nos indica que si bien los habitus son un modo de generar y
percibir prácticas sociales, estos no son “invariables”. Los hábitus pueden variar sólo, cuando se
encuentran frente a nuevas condiciones de existencia que lo obligan a buscar nuevas estrategias
para sobrevivir, para adaptarse. Pero básicamente, aun no podemos saber si estos habitus
clientelares son residuos del pasado que actúan en las prácticas de resolución de problemas presentes
pero están prontos a cambiar frente a nuevas condiciones de existencia no favorables para su
reproducción o si las nuevas políticas sociales están generando o regenerándolos. Lo que sabemos es
que existe en un alto grado y que, como su función es generar prácticas ajustadas a sus
disposiciones, podríamos esperar, si se mantienen las demás variables constantes, que en el futuro el
nivel de prácticas clientelares aumente.
De lo anterior se puede deducir que un cambio en institucionalidad de la política social,
implementada desde la política y por los políticos, que controle su uso clientelar, puede ser el nuevo
marco, las nuevas condiciones de existencia por medio de las cuales se generen los nuevos habitus y
con estos las nuevas prácticas participativas, no clientelares. Pero no solo una decisión política forma
parte de las nuevas condiciones de existencia. Hay otros factores que pueden influir como el grado
de organización social de los beneficiarios, el ejercicio de control de los actos públicos, los recursos
destinados a la política social.
Para terminar, hay algunas cuestiones a tener en cuenta cuando se inician procesos de
reforma de este tipo, y en este sentido es que las Ciencias Sociales, y específicamente la Sociología
tiene mucho que aportar: muchas veces una descentralización puede llegar a responder a cuestiones
más políticas que técnicas o de búsqueda de beneficios sociales. La posibilidad de acumular poder
político a nivel local es muchas veces lo que lleva a los Municipios a aceptar acriticamente la
descentralización de la implementación de las políticas sociales, ya que estos no se encuentran
preparados económica, institucional, ni profesionalmente para afrontar tales tareas. Por esto
mismo es que hay que tener en cuenta al momento de estudiar los efectos de la descentralización,
no sólo QUIEN otorgará la ayuda social (si la Nación, la Provincia o el Municipio), sino COMO se
otorgará esta ayuda de ahora en más. O sea, cuál es el sentido con el que se entregan los bienes, qué
lazo envuelve a los mismos, cuál es su función y su destino, cómo son recibidos y percibidos por los
beneficiarios.
Hay que tener presente el importante papel decisorio que juegan los funcionarios “electos” o
“designados por el poder político electo” en las etapas finales de la implementación concreta de las
nuevas formas de la política social. Esto es, en la promoción de proyectos y beneficiarios susceptibles
de ser beneficiarios de bienes o servicios sociales. Las recomendaciones de racionalización de las
políticas sociales no pueden desconocer su alta dependencia de fenómenos que responden a otro tipo
de lógica proveniente de relaciones concretas de poder entre los grupos de una sociedad
determinada.
Esto no significa resignarse ante las posibles prácticas clientelares que intersecten a las
políticas pensadas. Se debe reconocer la posibilidad de ocurrencia de estos fenómenos y contemplar
en el diseño de las políticas (el cual deberá ser compartido con los funcionarios públicos), criterios y
procedimientos que atenúen o eludan su influencia a lo que hay que sumar el control del Estado y de
la sociedad que debe ser lo que posibilite este nuevo paradigma. Y no hay control sin participación
social por lo que el componente “participativo” de los programas sociales debe ser redefinido de
manera de que posibiliten una participación “ampliada”.
Una futura investigación se cree que podría continuar con un monitoreo sobre el nivel de
prácticas y habitus clientelar en los beneficiarios de programas sociales, para investigar si el alto
nivel encontrado aquí, disminuye o aumenta, con lo cual detectaríamos el papel que las nuevas
políticas sociales tienen sobre la generación del habitus. El instrumento de análisis de las practicas
clientelares utilizado aquí puede ser perfeccionado utilizando nuevas perspectivas. Por último, se
debería profundizar el estudio y diseño de políticas sociales y modos de implementación, tendientes
a construir una nueva cultura política. Una política social que, a la vez que ayude a solucionar los
problemas de subsistencia diaria ayude a generar una cultura política que valore los derechos de las
personas a tener una vida digna, autosustentable y en libertad.
BIBLIOGRAFÍA:
• AGUILO, Juan Carlos: (1997) “Las nuevas forma de las políticas sociales en el clima
cultural posmoderno: racionalización o deslindamiento de responsabilidades.”
• ---------------------------: (1994) “Racionalización de las políticas sociales y necesidad de
legitimación política: la intersección de dos lógicas en conflicto” Documento utilizado
en el “I Curso Internacional de Gestión Municipal y Descentralización, ILPES, Santiago de
Chile.
• AGUILO, J. C y BERTRANOU, J: (1996) “Descentralización en Argentina: desarrollo,
situación actual y perspectivas”, Documento utilizado en el seminario del mismo nombre,
PNUD-Fac. de Ciencias Políticas y Sociales, UNC, Mendoza, Argentina.
• ANDER-EGG, G: (1997) “El saber y la cultura campesina en el estudio de las historias
de vida” Este informe es parte del proyecto de investigación “historias de vida en el ámbito
rural de la Provincia de Mendoza: sus contribuciones al mejoramiento de las políticas de
desarrollo rural” que dirige Roberto Follari
• ANDRENACCI, Luciano, FALAPPA, Fernando y LVOVICH, Daniel: “La política social del
peronismo clásico (1943-1955)”. Proyecto de investigación. Instituto del Conurbano,
Instituto de Ciencias, Universidad Nacional General Sarmiento.
• ANDREANACCI, Luciano; NEUFELD, María Rosa y RAGGIO, Liliana: “Elementos para un
análisis de programas sociales desde la perspectiva de los receptores” Los
programas Vida, PROMIN, Trabajar y Barrios Bonaerenses en los municipios de
José C. Paz, Malvinas Argentinas, Moreno y San Miguel. Documento de Trabajo Mayo
de 2000. Área de Condiciones y Modos de Vida y Política Social – Instituto del Conurbano.
Universidad Nacional de General Sarmiento.
• AUYERO, Javier: (2001) “La política de los pobres. Las prácticas clientelistas del
peronismo”. Manantial.
• BERTRANOU, Julián: (1999) “Reforma del Estado y Política Social en Mendoza”
Ponencia presentada a las Cuartas Jornadas Estado y Sociedad “La reforma estatal
pendiente”, organizadas por el Centro de Estudios Avanzados de la UBA y la Asociación de
Administradores Gubernamentales, 22-24 de nov, Bs. As.
• ---------------------------: (1998) “ Una nueva institucionalidad para la política social”
Mimeo.
• BOBBIO, N y MATTEUCCI, N: “Diccionario de Política Social SXXI” 1981
• BOGDANOR, Vernon: “Enciclopedia delas instituciones políticas”, Alianza Editorial,
1991.
• BOURDIEU, Pierre: “El sentido Práctico” Taurus. Madrid. 1991
• BOURDIEU, P y WACQUANT, L.J.D: (1995) “Respuestas por una antropología reflexiva”.
Grijalbo. Sociología.
• BUSTELO-MINUJIN: “Todos Entran” Propuesta para sociedades incluyentes. Prólogo.
UNICEF. Cuadernos de Debate. 1998.
• --------------------------: “ La política social en los tiempos del cólera” UNICEF ARG. Doc.
N·7.
• CARDARELLI, Graciela y ROSENFELD, Mónica: (1998) “Las participaciones en la
pobreza” Programas y proyectos sociales. Paidós. Tramas sociales.
• CASTEL, Robert: (1997) “Las metamorfosis de la cuestión social” Una crónica del
salariado. Piados. Estado y Sociedad.
• CEIE Dirección de Estudios e Investigaciones Económicas (1999) : “Luján de Cuyo-
Mendoza” 1991-2000. Subsecretaria de Programación económica- Ministerio de Economía.
Gobierno de Mendoza.
• CHIARA, Magdalena: “El nivel local de implementación de las políticas
sociales”:características y problemas. Algunas reflexiones en torno a los
municipios del conurbano bonaerense. En: CEIL-CONICET: “Pobres, Pobreza y exclusión
social. 2000.
• CORAGGIO, José Luis: “¿Es posible pensar alternativas a la política social neoliberal ?
en: www. Coraggio.com
• FRANCO, Rolando: “Los paradigmas de la política social en América Latina”. Revista
de la CEPAL 58.
• GARCIA DELGADO, Daniel: “Estado-Nación y Globalización” Ariel. 1993
• GONZALEZ TORO, ALBERTO: “La brecha absurda”. Zona-Clarín. 20/01/02
• GONZALEZ, ALCANTUD, J. A: (1997) “El clientelismo político” Perspectiva
socioantropológica. Antrhopos. España.
• GUTIERREZ, Alicia: (1997) “Pierre Bourdieu” Las prácticas sociales. Ed. Universitaria. U.
N. Misiones.
• GRASSI, E; HINTZE, S; NEUFELD, M. R: “Políticas sociales” Crisis y Ajuste estructural.
Espacio editorial. Bs.As. 1994.
• INDEC, Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (1997): “Los municipios de la
provincia de Mendoza. Estadísticas básicas” Ministerio de Economía y Obras y Servicios
Públicos. Secretaría de Producción Económica. Bs.As. República Argentina.
• ISUANI, Ernesto A: “Bismarck o Keynes: ¿Quién es el culpable? Notas sobre la crisis de
acumulación” En: ISUANI, LO VUOLO, TENTI FANFANI: “El Estado Benefactor, un paradigma
en crisis”.Eds.: Miño y Dávila
• LEVIN, Silvia: (1995) “La ciudadanía social en contextos de pobreza” Segundo
Congreso Nacional de Ciencia Política. Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP). Mza, 1-4
de nov.
• LO VUOLO, Rubén: “Contra la exclusión”. CIEPP. Ed.Miño y Dávila.
• LO VUOLO, R y BARBEITO, A: (1993) “La nueva oscuridad de la política social. Del
estado populista al estado conservador” Ciepp-Miño y Dávila Eds, Bs.As.
• MALLIMACI, F y GRAFFIGNA, M. L: “Redes solidarias, vida cotidiana y política”, en:
CEIL-CONICET (2000): “Pobres, pobreza y exclusión social”
• MINUJIN Y KESSLER: “La nueva pobreza en la Argentina” 1998.
• REYES SUAREZ, A.B: (1992) “La pobreza más de cerca” Las estrategias de
sobrevivencia de las familias mas pobres de Mendoza. EDIUNC. Mendoza. Argentina.
• TENTI FANFANI, EMILIO: “Mas allá del neoasistencialismo” en: ISUANI, LO VUOLO,
TENTI FANFANI: “El Estado benefactor, un paradigma en crisis”