gotzon etxeberria setien:la alteridad republicana

A Dolores Ibarruri, “La pasionaria” - 2006

GOTZON ETXEBERRIA SETIEN: LA ALTERIDAD REPUBLICANA

Siempre he pensado que Gotzon Etxeberria Setien, con su hablar pausado y discursivo, se ha equivocado de siglo, inclusive de milenio. Tan es así que le ubico aposentado en el Senado romano, discutiendo con vehemencia so-bre la cosa pública con ese aspecto venerable y seductor que le caracteriza. Y con el crepúsculo, rememorando el aforismo griego de “la lechuza re-monta su vuelo al atardecer”, una vez “ordenado” el espacio público, le veo dirigirse a su estudio, a su espacio más íntimo, a su domus, en definitiva.

Así, como si de un Lucio Junio Bruto histórico se tratara, una vez atendidos los asuntos públicos, y apuntalada la República Romana, Gotzon, dentro de la más pura tradición republicana, regresa para arar su ager y ocuparse de sus olivos. Porque el olivo, árbol sagrado y mágico, venerado por los romanos, que expandieron su cultivo y lo convirtieron en símbolo de paz, fecundidad y prosperidad, también es el “artefacto” de Gotzon.

La mirada de la muerte II - 2007

« La morale n’est pas une branche de la philosophie, mais la philosophie première»

Porque la obra de Gotzon también es un artefacto moral que contempla al tiempo desde su interior: más aún, su obra contiene un tiempo ético, una moral que está más allá del Ser. Si Lévinas decía que después de Aus-chwitz su preocupación ya no podía quedar remitida a los “modos de ser” y “a la comprensión del ser”; también la obra de Gotzon trasciende al Ser. Así, desde vivencias muy pegadas a su piel, su obra siempre se encamina a la pregunta referida a la ética y hacia el encuentro con el Otro: BUSCA, MUESTRA la relación con el ser y la responsabilidad hacia con el otro.

Aker - 2006

Si el olivo silvestre, consagrado a Apolo, solía plantarse delante de los templos, si en sus ramas se colgaban las ofrendas y las armas antiguas, si la maza de Hércules era de las raíces de esta madera y de la misma se hacían los cetros de los reyes..., nuestro artista, habiendo observa-do y sentido cientos de veces el artefacto orgánico que se le aparece, se sumergirá en el complejo proceso de la aleceia, la verdad entendida como desocultamiento, para consumar el desvelamiento: desvelar, quitar el velo de la apariencia. Así, a base de lija pule las asperezas y el acabado a la cera da tersura al olivo. Animales, huesos, cuerpos retorcidos, formas imprevistas, órganos… Todo un mundo fantástico y evocador aflora en cada pieza.

Aker - 2006

Si el filósofo nacionalizado francés identificaba al Otro con el “Rostro”, Gotzon rastrea al Otro en su obra: busca en sus olivos las marcas de los otros, donde el rostro no es la cara, sino la huella, la “presencia viva” del Otro. Las obras de Gotzon se humanizan a partir de la relación con el otro, así se reconstruyen y toman sentido. El Rostro que emerge de la madera centenaria clama el principio de supervivencia o de autonomía individual, y, en silencio, grita con todas sus fuerzas “¡No matarás!”. El imperativo ético de “No matarás” es la primera palabra del Rostro.

Tetrarquía - 2009

Si un olivo herido por el rayo era un presagio cierto, según la opinión de los augures, de la ruptura de la paz; Gotzon, “nuestro augur” (que no sibila) busca presagios y señales en los troncos nudosos y retorcidos que el árbol oleáceo le brinda, escudriña sus órganos dañados, descubre vetas inimaginables hasta entonces, y escucha, y siente..., y dialoga con su materia inerte, con su artefacto... como no lo hace en el Foro. Gotzon posee la habilidad y el oficio (ars, techne) de entablar en el espacio íntimo un diálogo con el material a través de un proceso laborioso, artesanal, solitario.

A Dolores Ibarruri, “La pasionaria” - 2006

En el taller Gotzon necesita “limitarse”, porque el límite encierra, prote-ge, pero también abre y comunica. Los dos espacios son opuestos, dis-tintos y complementarios a la vez. Por ello es necesaria la demarcación clara, la que señala el fin de un espacio y el comienzo de otro, y el ritual para entrar y salir de un lugar a otro es imprescindible.

Al acecho - 2007

Si la consciencia de tener un ámbito necesario para hechos y acciones en comunidad desarrolla el espacio público, la conciencia de comunidad y el actuar cívico; la necesidad del espacio propio le descubre a Gotzon su modo de ser y habitar el mundo. En ese espacio, a través de aspec-tos cotidianos, se manifiesta su concepción de la vida, se le revela lo no contingente, y reflexiona y entra en contacto con toda la historia que le sucedió. Luego, al salir, llevará dentro de sí lo adquirido al interior de ese hábitat propicio, y se sentirá más autorizado para ejercer su acción sobre el espacio exterior.

Sin título - 2009

Sebastián - 2007

Uno y otro espacio son imprescindibles para Gotzon, ambos ámbitos se suplementan, se necesitan y se alimentan mutuamente. Son, tal vez, las dos caras del mismo “as”, y ambos dialógicos, pero con distintos inter-locutores, y con el artista emplazado en distinta posición en cada uno de ellos.

Sin título - 2007

Gotzon vive con dramatismo la hecatombe de la moralidad autónoma. Siente perplejo cómo “un mundo” que se autodefine “ilustrado y emanci-pado” mire a otro lado y no se comporte como sujeto moral responsable. Le da pavor la alienación de un ser humano capaz de ser ajeno al sufri-miento del otro; y, asumiendo un extra de responsabilidad… vive vigi-lante del Otro, indagando, explorando, rastreando señales de humanidad en los viejos troncos.

Sarah - 2009

Y en un momento dado, este Heidegger de Andoain, aventajado discípulo de Aristóteles, deja las herramientas para valorar las múltiples facetas desveladas, y, entonces, se dispondrá a combinar y ensamblar las formas fantásticas que ha desocultado..., dando inicio a una aleceia aún más pro-funda.

Sin título - 2009

«Cada gesto del Otro es una señal dirigida hacia mí» decía Lévinas, insis-tiendo en que la relación de alteridad se refería a la capacidad ética de re-conocer al otro. Y esta capacidad de reconocimiento del otro, siempre fin y nunca instrumento, hace de Gotzon un ser compasivo, apto para com-padecerse súbitamente, capaz de padecer con el otro. Desde esta posición se entiende la existencia del otro mortal, que implica un mandamiento positivo: «debes dejarme vivir». Y desde esta relación ética, la relación del ser se convierte en una relación del hablar.

A la mujer de Lot - 2007

El olivo, el árbol capaz de resistir las más duras condiciones de sequía y de pobreza del terreno, que posee los atributos de la diosa Atenea, acaba confundiéndose en Roma con Minerva, la diosa de los artesanos. Asimis-mo, como ya no hay barreras entre la artesanía y el arte (arte y técnica es sinónimo para los romanos y los griegos), cuando Gotzon (el artesano, el filósofo, el senador) tras una talla laboriosa y paciente, atento a cada detalle... decida por fin, tras dudas e indecisiones, dar por concluido su último artefacto... comienza el trabajo del observador: se inicia entonces la gran sugerencia, convertida en invitación para quien la contemple. En ese instante, los otros diálogos entre las esculturas y los que se acerquen a ellas no habrán hecho más que empezar.

No querer huir y ... - 2007

Y qué mejor lugar podría imaginar Gotzon Etxeberria Setien, para al-bergar esta exposición, que Emérita Augusta, arropado por sus virtuosos romanos.

Esteban Antxustegi Igartua.Profesor titular de Filosofía Moral y Política en UPV-EHU.

Eros y Tanatos - 2006

Texto: Esteban Antxustegi IgartuaFotografías: Gotzon Etxeberria SetienImpreso en: __________

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