INMIGRACION (julio 2015)

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La violencia y la pobreza empujan de modo imparable la inmigración irregular. La solución planteada para los que llegan es repartirlos por Europa mediante cuotas. ¿Es la mejor idea, o habría que ver el fenómeno de un modo más constructivo y humano?Jordi Benítez

Cruces irregulares por rutas.Aumento enero-marzo 2014-2015

Frontera marítima

Frontera terrestre

Ruta circulara Albania

Mediterráneooriental

Mar Negro

Mediterráneocentral

Frontera terrestreoriental

Balcanes occidentales

+221%

+518%

-20%

+41%

+870%

-7%

Salir ilegalmente de Libia es prota-gonizar una aventura de terror. Quienes sobreviven cuentan es-cenas espeluznantes. Muchos han

de subir a punta de kalashnikov a barcas de goma con cien viajeros, cuando les ha-bían prometido que irían en barcos de madera. Otros son arrojados al mar, como los doce cristianos ahogados cerca de Ita-lia tras discutir con pasajeros de otra reli-gión. Otros mueren o ven morir a otros a machetazos o cuchilladas infligidas por los dos o tres traficantes que van a bordo de las embarcaciones.

Los que viajan sufren, y los que resca-tan, también. A finales de 2014 y principios de este año, los traficantes utilizaban bar-cos de chatarra para transportar a los in-migrantes. Partían de las costas turcas. Cuando se aproximaban a Italia, los deja-ban a la deriva o a toda máquina con los sistemas de navegación averiados para forzar el rescate, y ellos regresaban en una embarcación rápida. La policía italiana acudía al abordaje descolgándose desde helicópteros. “La situación era de mucho riesgo para los inmigrantes y para la nave-gación comercial. Un barco así a toda má-quina, sin gobierno, es una bomba”, cuen-ta Gil Arias, director ejecutivo de Frontex, agencia de la Unión Europea encargada de la gestión de la cooperación operativa en las fronteras exteriores.

Este español ha vivido momentos ex-tremos. En el Mediterráneo central, con inmigrantes procedentes de Libia ya reco-gidos, las unidades de rescate se presta-ban a remolcar el barco a territorio italiano y ponerlo a disposición de las autoridades. Los traficantes acudían con lanchas rápi-das y les tiroteaban. Su objetivo era evitar que se llevaran el barco. Es su medio de negocio y lo necesitan para reutilizarlo. Los guardianes de la ley no tenían más reme-dio que abandonarlo y dejarlo al alcance de los criminales. “Han sido dos ocasio-

A FONdO

La avalancha que viene

África Occidental

Mediterráneo OccidentalTierra y mar

2808

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Cruces irregulares - Mediterráneo Occidental.Incremento enero-marzo 2014-2015

+19%

+141%

+56% -61%

Andalucía(Cádiz, Málaga, Granada, Almería,por mar)

ESP - MARpor tierra

ESP - Ceuta y Melillapor mar

Levante(Murcia, Alicante, Este de la Península,

por mar)

+178%

+35%

Fuente: Frontex

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la llegada de algunos radicales islamistas”, afirma. Tampoco que la vigilancia de los que llegan sea muy exhaustiva. La Guardia Civil sigue a los que tienen orden de expulsión y aún no se han marchado. Pero el control no es perfecto, ni mucho menos.

Lo que está claro es que el fenómeno de la inmigración no va a decrecer próximamente. Los conflictos siguen en pie. El año pasado fue el de mayor número de refugiados y despla-zamientos internos desde la II Guerra Mundial. Según ACNUR, se trasladaron 51 millones.

En cuanto a la inmigración irregular, no hay quién la frene. La operación Mare Nos-trum atrajó 150.000 inmigrantes a Italia, mu-chos más que en años anteriores. Esta opera-ción se acabó porque Italia no podía asumir el coste, y dio paso a la operación Tritón. Su coste es menor, e implicaba poner la vigilan-

Se necesitan barcos y aviones para combatir a las mafias

Fuente: Frontex. Millones de euros.

Crece el dinero destinado a Frontex para vigilar las fronteras

6.28

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66.3

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2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 20152005

118.

187.

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cia fronteriza más cerca de Europa y más lejos de África. Más riesgo para los inmigrantes. Pero no ha sido un obstáculo: el número de los que han llegado se ha triplicado. “A Espa-ña han seguido llegando muchos inmigrantes a pesar de la crisis y de la enorme tasa de pa-ro que hay entre ellos. Hay una inercia, unas expectativas. Se tarda años en ver que la si-tuación ya no es como antes”, señala Gonzá-lez. La experta de Elcano apunta que “la UE debería replantearse la creación de centros de solicitud de asilo en el Norte de África. En su momento se rechazó. Al no depender di-rectamente de la soberanía europea, se en-tendía que podrían no respetarse los dere-chos humanos. Pero los grandes males nece-sitan grandes soluciones”.

Entre esas grandes soluciones está la asigna-ción a cada país de cuotas de refugiados en origen (los que aún no han entrado en la UE). La

ONU recomienda 20.000 anuales para Europa. La cifra está lejos de la que recibe EEUU (60.000) y de la que acoge nuestro continente (7.000). Pero la situación se ha hecho insostenible.

Hay además instituciones como Médicos sin Fronteras que realizan un gran trabajo. Entre el 2 y el 14 de mayo rescataron a 1.256 personas y asistieron en el salvamento a 101 en el Mediterráneo. Los dirigentes de esta ONG ven bien el paso adelante dado por la UE, pero les preocupa que su lucha contra los traficantes ponga en peligro a las personas que ellos salvan y protegen.

En realidad, las medidas paliativas no re-suelven ni clarifican el problema ante el que nos hallamos; lo ocultan, al desviar la atención al lado técnico. detrás están los hechos, y son tozudos. Nos encontramos en un proceso creciente, y la verdad es que esta guerra pa-rece perdida de antemano. La presión osmó-tica lo hace imparable. Haría falta un cambio de condiciones. Europa puede liderar el pro-ceso y orientar el flujo a zonas despobladas que reclaman brazos. España misma quizá debe tener un papel protagonista. No solo por posición geográfica, clima y cultura. Ade-más, está despoblada.

La población ha emigrado a América des-de hace cinco siglos. Nuestro país está habi-tado en la costa y en el centro. El resto está bastante vacío. Inglaterra o Italia tienen casi el doble de población en la mitad de la super-ficie. Quizá a España podría venirle bien tener 70-80 millones de habitantes. Tirarían de la construcción, resolverían el problema pirami-dal de la Seguridad Social y cambiarían el mercado. ¿No habría créditos de la UE para este proceso? ¿Qué territorios serían recepti-vos? Sería un fenómeno del calibre de la reu-nificación alemana. Pero no parece que este-mos dispuestos a acometerlo.

A FONdO

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Tierra Mar

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283 532 164%

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La subida de entradas irregulares resalta la gravedad del fenómeno

Fuente: Frontex

Los inmigrantes ven Europa occidental como un lugar que les puede aceptar, acoger y respetar sus derechos humanos. También EEUU, Australia o Canadá, pero requieren más medios económicos. “Países ricos como Arabia Saudí podrían ayudar, pero las compañías pe-troleras no son favorables. Tampoco los países del Este son capaces, por razones religiosas o por xenofobia”, explica Carmen González En-ríquez, catedrática de la UNEd e investigado-ra principal de demografía y Migraciones In-ternacionales del Real Instituto Elcano.

¿Racismo o miedo? La situación en Europa, de todos modos, corre un cierto peligro. “La opinión pública está avergonzada por las muertes, pero también ve a los inmigrantes como contendientes”, explica González. Los estudios sobre las actitudes frente a la inmi-gración reflejan ese comportamiento ambi-guo. No se trata de una división entre xenó-fobos y humanitarios. Al parecer, todos vemos pros y contras, un conflicto entre salvar vidas y el temor a estos extranjeros como compe-tidores económicos, potenciales disminuido-res del Estado del Bienestar y, sobre todo, temor al radicalismo islámico. “Acontecimien-tos como el de los cristianos arrojados al mar son la peor publicidad”, señala la investigado-ra de Elcano.

González estima que las élites políticas europeas se deben a sus sociedades, y temen la llegada de este personal. “No está claro que Europa disponga de mecanismos de informa-ción y control para evitar posibles daños por

nes, pero no descartamos que vuelvan a producirse en el futuro”, señala Gil Arias.

Los traficantes viven de esto. La inmigración irregular es también un negocio. El número de clientes llegados a la UE subió el año pasado a 283.000, el doble que tras las Primaveras Ára-bes. Más de 170.000 eligieron Italia (el 61% de los que llegaron a la UE, frente al 3% de Espa-ña). Cada pasaje cuesta entre 600 y 1.000 euros, según se elija barca grande o pequeña, viajar en cubierta o en bodega. Una simple multipli-cación desvela que el tráfico de Libia a Italia genera entre 100 y 170 millones de euros. Tras restarle los gastos (compra de barcos, agua), la mafia que la gestiona gana más de 80 millo-nes, según un estudio. Pero Gil Arias cree que los cálculos de las ganancias pueden quedarse cortos. Los barcos fantasma de Turquía han sido incluso más rentables que los de Libia: cobraban 7.000 euros por pasaje y eran más grandes (400-500 plazas).

La pérdida de vidas humanas es la nota característica de esta ola de inmigración. An-tes no era tan habitual. La situación el año pasado, y éste va peor. “Estamos en un mo-mento especialmente crítico”, reconoce Gil Arias. Por eso el Papa Francisco reclama una mayor implicación de Europa en la solución de este problema.

desde la década de los 90, la inmigración ha llegado desde el África subsahariana y ha obedecido a motivos económicos. El abando-no de los países de origen ha sido tradicional-mente por pobreza o por la búsqueda de refugio político. Esta diferenciación se ha re-ducido en los últimos tiempos. Las dictaduras más sangrientas, que podrían provocar la salida de ciudadanos, se producen también en los países más pobres.

Las tensiones en el norte de África han puesto de manifiesto que los países europeos gestionaban de modo individual estas tareas. No había una labor conjunta continental. El freno a la inmigración irregular ha saltado por los aires tras venirse abajo la situación en Túnez y en Libia. Italia ya no tiene mecanismos de stop para el salto de personas desesperadas.

La UE ataca el problema en los países veci-nos. Por ejemplo, trata de contener los flujos de entrada a Libia. Pero es muy difícil. Aquello es un avispero. “Las milicias, los grupos tribales, campan a sus anchas tras la destrucción del régimen de Gadafi. El Estado Islámico gana terreno en el noreste del país”, señala Gil Arias.

La colaboración con las autoridades libias es implanteable. “No hay a quién dirigirse para negociar. Hay indicios de que los supuestos miembros de las fuerzas del orden están im-plicados con las redes de traficantes. La situa-ción es complicada”, agrega. Los flujos de in-migración ilegal más intensos se dan entre Libia e Italia, pero también son importantes los que salen de Iraq y Afganistán; Eritrea y Soma-lia, que se hallan en descomposición; Gambia y Senegal; Mali. Entre Turquía y Bulgaria, Serbia y Hungría, empiezan a ser preocupantes, aun-que a priori no hay riesgo de muertes.

Los esfuerzos de la UE van de momento dirigidos a las operaciones donde la vida co-

rre peligro: Tritón (Italia) y Poseidón (Islas griegas). El presupuesto de Frontex ha creci-do, pero puede ser insuficiente. “Nos falta personal para coordinar el trabajo y barcos y aviones para invertirlo”, señala Gil Arias. “El dinero no sirve de nada si la inmigración se incrementa por tres, como ha ocurrido, y los Estados no tienen barcos o aviones para nues-tras operaciones. Tendremos que devolverlo si no hay dónde utilizarlo. Otra opción sería que nuestra agencia pudiera comprarlos, pe-ro significaría multiplicar nuestro presupues-to. Lo veo poco realizable”, añade.

Según Frontex, agencia de la UE, los inmigrantes de África suelen ser varones de entre 18 y 40 años. A veces aparecen niños y mujeres. Lo habitual es que cada familia envíe al más fuerte y capaz para que envíe dinero a casa cuando esté trabajando. “Son aventureros que sobreviven al día. También hay una red de inmigrantes que se mueve en trabajos en negro, cuidado de niños, venta ambulante y prostitución”, señala un investigador de este fenómeno en España. Aunque reconoce la dureza, este experto cree que podrían poner más de su parte: “En todos los municipios hay talleres para aprender

castellano, pero pocos africanos acuden a estos centros”. Muchos de estos inmigrantes viven en la ilegalidad. “Los documentos exigidos no están al alcance de muchos”, admite ese investigador.

Los inmigrantes sirios tienen un perfil distinto. Suelen viajar familias; hasta tres generaciones: abuelos, padres e hijos. Su poder adquisitivo es alto. Huyen de la guerra, no de la pobreza. Tenían medios, pero el conflicto o la persecución les hace escapar de su país. Como es lógico, al igual que los africanos, buscan un lugar mejor para ellos y para sus familias, aunque a nadie le gusta abandonar el lugar donde nació.

Una vida dura

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