Herbert, Zbigniew - Antología Poética

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 Antología poética ZBIGNIEW HERBERT Poeta, ensayista y dramaturgo polaco. Nació el 29 de octubre de 1924 en Lwow y murió en Varsovia el 28 de julio de 1998. Fue uno de los poetas más importantes de la literatura polaca del siglo XX. Publicó sus primeros poemas en 1948, pero su verdadero debut tuvo lugar en 1956 (durante el periodo de la dominación del realismo socialista guardó silencio). Ha sido traducido a varios idiomas, entre otros al inglés, francés, alemán, ruso. Sus principales libros de poesía:  La cuerda de la luz (1956),  Herme s, el perro y la estrella (1957),  Estudio del objeto (1961),  Inscripc ión (1969),  Poesías escogidas (1971) y Señor Cogito (1974), "89 versos"  en 1997, "Epílogo de la tempestad"  en 1998.  Informe desde la ciudad sitiada y otros poema s , publicada en 1984 es un alegato contra los  problema s de una soc iedad, la po laca, bajo la ley mar cial. Toda la obra de Herbert es una defensa apasionada de la historia y de la cultura, hecha no desde el punto de vista del esteta y erudito, sino de un moralista inquieto, deseoso de salvar ante todo la dimensión humana de sus contemporáneos. Para el poeta el fracaso moral y la pérdida del sistema de valores del hombre europeo después de la guerra es una razón más para buscar el apoyo en la gran herencia común de la cultura mediterránea. Nadie más en la poesía polaca contemporánea ha sido tan consciente de que este mundo, “petrificado” en los libros de texto y en los museos, representa un punto de referencia, una raíz, en fin, nuestra riqueza que sigue siendo válida. Al reintegrar a los dioses y a los héroes antiguos en el mundo contemporáneo, Herbert les quita su solemnidad de momias sagradas del pasado, su Jonás “se muere de cáncer en un hospital” y el Fortinbrás de su poema -diálogo con Hamlet, ya muerto tiene rasgos de un príncipe del siglo xx. En toda la obra de Herbert existe una tensión dialéctica entre lo concreto y lo abstracto, entre lo particular y lo universal. No obstante, si este poeta vuelve a recurrir a “las grandes pa labras humanas”, el desmitificador que hay en él no deja de luchar con el mitólogo y esta lucha constante le confiere a su poesía un tono particularmente dramático. En este mundo el sufrimiento adquiere un valor supremo. Al hombre   dice Herbert    no le queda más que un heroísmo cotidiano, humilde y estoico, no le queda más que saber convivir con el abismo, “justo a su medida” . Krystyna Rodowska

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    Antologa potica

    ZBIGNIEW HERBERT

    Poeta, ensayista y dramaturgo polaco. Naci el 29 de octubre de 1924 en Lwow y muri en Varsovia el 28 de julio de1998. Fue uno de los poetas ms importantes de la literatura polaca del siglo XX. Public sus primeros poemas en1948, pero su verdadero debut tuvo lugar en 1956 (durante el periodo de la dominacin del realismo socialista guardsilencio). Ha sido traducido a varios idiomas, entre otros al ingls, francs, alemn, ruso.Sus principales libros de poesa:La cuerda de la luz (1956),Hermes, el perro y la estrella (1957),Estudio del objeto(1961),Inscripcin (1969), Poesas escogidas (1971) y Seor Cogito (1974), "89 versos" en 1997, "Eplogo de latempestad" en 1998. Informe desde la ciudad sitiada y otros poemas, publicada en 1984 es un alegato contra losproblemas de una sociedad, la polaca, bajo la ley marcial.Toda la obra de Herbert es una defensa apasionada de la historia y de la cultura, hecha no desde el punto de vista delesteta y erudito, sino de un moralista inquieto, deseoso de salvar ante todo la dimensin humana de suscontemporneos.Para el poeta el fracaso moral y la prdida del sistema de valores del hombre europeo despus de la guerra es unarazn ms para buscar el apoyo en la gran herencia comn de la cultura mediterrnea. Nadie ms en la poesa polacacontempornea ha sido tan consciente de que este mundo, petrificado en los libros de texto y en los museos,representa un punto de referencia, una raz, en fin, nuestra riqueza que sigue siendo vlida. Al reintegrar a los diosesy a los hroes antiguos en el mundo contemporneo, Herbert les quita su solemnidad de momias sagradas del pasado,su Jons se muere de cncer en un hospital y el Fortinbrs de su poema -dilogo con Hamlet, ya muerto tiene rasgosde un prncipe del siglo xx.En toda la obra de Herbert existe una tensin dialctica entre lo concreto y lo abstracto, entre lo particular y louniversal. No obstante, si este poeta vuelve a recurrir a las grandes palabras humanas, el desmitificador que hay enl no deja de luchar con el mitlogo y esta lucha constante le confiere a su poesa un tono particularmente dramtico.

    En este mundo el sufrimiento adquiere un valor supremo. Al hombre dice Herbert no le queda ms que unherosmo cotidiano, humilde y estoico, no le queda ms que saber convivir con el abismo, justo a su medida.

    Krystyna Rodowska

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    Zbigniew Herbert: un poeta del siglo XXAr tculo aparecido en el diar io La JornadaMxico

    Cuando se hable en el futuro de los poetas mayores del siglo XX, se podr decir una buenacantidad de autores. Y de tantas lenguas. Aquellos que le hablen reveladoramente a la gente, ylo sigan haciendo, iluminndonos. Entre ellos estar el polaco Zbigniew Herbert (Lww, 1924-Varsovia, 1998), quin escribi durante toda la segunda mitad del siglo pasado. Entre nosotros,quiz fue Jos Emilio Pacheco quien lo dio a conocer, con sus aproximaciones de lasversiones inglesas de los aos 80, en especial del poemaInforme desde una ciudad sitiada, delcual JEP extrajo una extraordinaria apropiacin/recreacin de la desencantada visin quecaracteriza a la obra tarda de Herbert.

    No obstante, en castellano an es relativamente desconocido. Este ao aparecieron, entraduccin inglesa de Alissa Valles,Los poemas reunidos (The collected poems, 1956-1998),que incluyen toda la obra publicada de Herbert (Ecco, Nueva York, 2007, 600 pginas) y

    aprovechan tambin las versiones de Czeslaw Milosz y Peter Dalle Scott. El conjunto permitever la evolucin de su escritura, la vigencia del placer potico que transmite gracias a lanaturalidad con que sus poemas habitan la realidad simple y los terrenos de la seora Historia.Su recurrente lectura de la mitologa clsica, el imperio romano y otros hitos modlicos lepermiti hablar de su presente (la Polonia antifascista y pronto comunista-estalinista, siempreincmoda bajo el yugo sovitico) sin sufrir exilio, reducacin carcelaria o silencio (y cuando loalcanz la censura en los aos 70, dej de publicar pero nunca estuvo solo, y eclosionara comofigura central de la cultura polaca tras las huelgas histricas en los muelles de Gdansk, en 1980).

    Con sutileza, y el muy polaco don de la irona como arma de la resistencia de todo un puebloacosado durante siglos, Herbert construy un notable corpus potico, suficientemente astuto

    (como se dice de Odiseo) para traspasar la censura e imponer su propia legitimidad. Su tratofamiliar con la Historia remite a Borges, slo que Herbert, de sobrio y correcto afn clsico,es un poeta paradjicamente menos erudito pero ms libre, que habl desde el dolor del sigloXX. Borges saba demasiado y se comprometi demasiado poco con su presente.

    Herbert fue un hombre de su tiempo. Su espritu y su voz animaron el movimiento deSolidarnosc (Solidaridad) cuando representaba una alternativa progresista al socialismo dehierro. Se alej del movimiento cuando ste devino agente racionalizador del neoliberalismo,

    el alineamiento al Vaticano y el viraje proyanqui de Polonia.

    Esa descomposicin de una alternativa vuelta poder, fenmeno tan comn en estos tiempos,no arrastr a la impecable poesa de Herbert, quien en respuesta deriv hacia un desencanto que

    nunca perdi la irona. Evit usar la Historia como consolacin o escape. Buscaba la belleza,pero tambin la verdad. En todo caso, la realidad. Una voz recorre sus libros finales, la del seorCogito, suerte de alter egoo interlocutor (un poco el seor Palomar de Italo Calvino, aunquecon un temperamento muy diferente); el lcido e irritante escritor sudafricano J. M. Coetzeeencuentra esta voz quijotesca en el ensayoZbigniew Herbert y la figura del censor, queaparece en su libro Contra la censura. Ensayos sobre la pasin por silenciar(Debate, Mxico,2007). El conocido poeta Adam Zagajewski seala la duplicidad de la voz herbertiana,participacin y distancia, y considera al seor Cogito una suerte de vocero, elporte paroledeHerbert.

    Ante la estatura clsica que alcanz el muy contemporneo Herbert, Coetzee reconoce: Esposible que las circunstancias de su vida hayan desposedo al censor de buena parte de su poderde prohibir o inhibir. Tuvo suerte, genio, y una astucia que el sudafricano encuentra a vecesdemasiado esteticista. Sin embargo, admite: La poesa de Herbert se basa en un gran secreto

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    que el censor no conoce, el secreto de lo que lo hace un clsico. Diga lo que diga la opininpopular, afirmen lo que afirmen los propios clsicos, lo clsico no pertenece a un orden ideal, nise alcanza adhirindose a una u otra serie de ideas. Por el contrario, lo clsico es lo humano, opor lo menos, lo que sobrevive de lo humano.

    EL ABISMO DEL SEOR COGITO

    En casa no hay peligropero detrs del umbralcada vez que el Seor Cogitosale por la maana a pasear

    se abre delante de lun abismono el abismo de Pascaltampoco el despeadero de Dostoyevskies un abismo

    justo a la medidadel Seor Cogitosu calidad particular:nada insondableni aterrorizador

    lo sigue como si fuera una sombralo espera frente a la panaderaen el parque junto con el Seor Cogito

    por encima de su hombrolee el peridico

    molesto como un tumorapegado como un perroy ni siquiera tan profundo

    para absorberlo con la cabezalas piernas y las manos

    un dael abismo tal vez se haga ms grandems madurose ponga serio ay si se supieraqu agua darlecon que semillaalimentarlo!

    ahorabasta con que el Seor Cogitorecoja un puado de arena

    para taparlo

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    sin embargo no lo haceal regresar a casadeja al abismo tranquilodetrs del umbral

    ocultndolo cuidadosamentecon un viejo trapo

    traduccion

    Krystyna Rodowska

    Don Cgito Sobre La Postura Erguida

    1

    En tica

    los ciudadanos

    no quieren defenderse

    en la ciudad estall la epidemia

    del instinto de conservacin

    el templo de lalibertad

    se troc en rastro

    el senado delibera

    cmo no ser senado

    los ciudadanos

    no quieren defenderse

    asisten a acelerados cursillos

    de genuflexin

    pasivos esperan al enemigo

    escriben aduladores discursos

    entierran el oro

    cosen nuevos estandartes

    inocentemente blancos

    ensean a losnios a mentir

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    abrieron las puertas

    por las que ahora penetra

    una columna de arena

    por lo dems como de costumbre

    comercio y copulacin

    2

    Don Cgito

    querra estar

    a la altura de las circunstancias

    esto es

    mirar aldestinodirectamente a los ojos

    como Catn el Joven

    mirad en las Vidas

    no tiene sin embargo

    espada

    ni ocasin

    para enviar a su familia a ultramar

    espera pues como los dems

    pasea por la insomne habitacin

    contra los consejos de los estoicos

    querra tener el cuerpo de diamante

    y alas

    mira por la ventana

    cmo el sol de la Repblica

    se aproxima al ocaso

    le qued poco

    en realidad slo

    la eleccin de la postura

    en la que desea morir

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    la eleccin del gesto

    la eleccin de la ltima palabra

    por esto no se tiende

    en el lecho

    para evitar

    ser estrangulado mientras suea

    querra hasta el final

    estar a la altura de las circunstancias

    el destino le mira a los ojos

    en el lugar donde estaba

    su cabeza

    (1974)Versin de Xaverio Ballester

    A Marco Aurelio

    Buenas noches Marco Aurelio apaga la luzy cierra el libro Encima de tu cabeza

    se levanta una dorada alarma de estrellasel cielo habla alguna lengua extranjeraeste es el brbaro grito de miedoque tu latn no puede entenderun terror continuo un negro terrorcontra la frgil tierra humana

    empieza a golpear y triunfa Escuchasu rugido El flujo incesantede los elementos ahogar tu prosahasta que se derrumben los cuatro muros del mundo

    Y para nosotros? -temblar en el aire

    soplar las cenizas agitar el terroernos los dedos buscar vanas palabrasarrastrar las sombras cadas a nuestras espaldas

    Bueno Marco Aurelio mejor cuelga tu paza travs de las tinieblas dame la manoDjala temblar cuando el ciego mundo golpeaen nuestros cinco sentidos como en una lira cadaTraidores el universo y la astronomael clculo de las estrellas la sabidura de la hierbay tu grandeza demasiado enormey Marco mis lgrimas indefensas

    De "Informe sobre la ciudad sitiada"Traduccin de Jos Emilio Pacheco

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    Universidad Autnoma MetropolitanaAzcapotzalco, D.F, Mxico 1992

    Don Cgito lee el peridico

    En primera pginala noticia de la matanza de 120 soldados

    la guerra ya duraba muchouno puede acostumbrarse

    justo al lado informacinde un crimen espectacular

    con el retrato del asesino

    la mirada de Don Cgitosalta indiferentela hecatombe de los soldadospara sumergirse con deleiteen la descripcin del espanto cotidiano

    un agricultor de unos treinta aosen una depresin nerviosamat a su mujery a sus dos pequeuelos

    con precisin se describenla ejecucin del crimenla posicin de los cuerposy otros detalles

    a los 120 cadosintil es buscar en un mapala excesiva lejanalos oculta como una jungla

    no estimulan la imaginacinson demasiadosla cifra cero al finallos transforma en una abstraccin

    un tema para meditar:la aritmtica de la compasin

    1974

    De "Informe sobre la ciudad sitiada".Traduccin de Xaverio Ballester

    Madrid, Ediciones Hiperin, 1993. 2. edicin, 2008

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    El de ciencias naturales

    No puedo recordarsu rostroestaba de pie frente a m en lo altoal final de sus largas piernas separadasveasu cadenita de orosu gris levitay su flaco cuelloal que estaba prendidauna inerte corbata

    fue el primero que nos enseel anca de una rana muertaque pinchada con un alfilerviolentamente se contrae

    l nos introdujoa travs de un microscopio doradoen la vida ntimade nuestro bisabueloel paramecio

    trajo un oscuro granoy dijo: cornezuelo

    instigado por len el dcimo ao de mi vidafui padrecuando tras una tensa espera

    de una castaa sumergida en el aguaapareci un brote amarilloy todo estall en cantoalrededor

    en el segundo ao de la guerramataron al de ciencias

    los malandrines de historia

    si es que fue al cielo-

    quiz camine ahorasobre largos rayosvestidos con grises mediascon una enorme redy una caja verdealegremente bambolendose a su espalda

    pero si no se fue all arriba-

    cuando en el sendero del bosqueencuentro un escarabajo encaramndose

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    a una pelotilla de arename acercome cuadroy digo:-buenos das seor profesorpermtame ayudarle

    lo transporto delicadamentey me quedo mirando un ratohasta que desapareceen la obscura sala de profesoresal final del corredor de hojas

    1957

    De "Informe sobre la ciudad sitiada".Traduccin de Xaverio BallesterMadrid, Ediciones Hiperin, 1993. 2. edicin, 2008

    Informe Desde La Ciudad Sitiada

    Demasiado viejo para llevar las armas y luchar como los otros-

    fui designado como un favor para el mediocrepapel de cronista

    registro -sin saber para quin- los acontecimientos del asedio

    debo ser exacto mas no s cundo comenz la invasin

    hace doscientos aos en diciembreseptiembrequiz ayer al amanecer

    todos padecen aqu del deterioro de la nocin del tiempo

    nos qued slo el lugar el apego al lugar

    an poseemos las ruinas de los templos los espectros de jardines y casas

    si perdemos nuestras ruinas nada nos quedar

    escribo tal como s en elritmo de semanas inconclusaslunes: almacenes vacos la rata ha devenido moneda corriente

    martes: alcalde asesinado por agentes desconocidos

    mircoles: conversaciones sobre el armisticio el enemigo confin a los legados

    ignoramos dnde se encuentran esto es el lugar de su suplicio

    jueves: tras una turbulenta asamblea se rechaza por mayora de votos

    la propuesta de los comerciantes de especias de rendicin incondicional

    viernes: comienza la peste

    sbado: se ha suicidado un desconocido inflexible defensor domingo: no hay agua

    rechazamos

    un ataque en la puerta este llamada Puerta de la Alianza

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    lo s todo esto es montono a nadie puede conmover

    evito comentarios las emociones mantengo a raya escribo sobre hechos

    aparentemente slo ellos son valorados en los mercados forneos

    pero con cierto orgullo deseo informar al mundo

    que gracias a la guerra hemos criado una nueva variedad de nios

    a nuestros nios no les gustan los cuentos juegan a matar

    despiertos y dormidos suean con la sopa el pan los huesos

    exactamente como los perros y los gatos

    al atardecer me gusta deambular por los confines de la Ciudad

    a lo largo de las fronteras de nuestra libertad incierta

    miro desde lo alto el hormigueo de los ejrcitos sus luces

    escucho el tronar de los tambores los alaridos brbarosen verdad es inconcebible que la Ciudad todava se defienda

    el asedio contina los enemigos deben ser reemplazados

    nada les une excepto el anhelo de nuestra destruccin

    godos trtaros suecos huestes del Csar regimientos de la Transfiguracin del Seor

    quin los enumerar

    los colores de los estandartes cambian como el bosque en el horizonte

    desde el delicado amarillo de aves en primavera a travs del

    verde del rojo hasta el negro invernal

    as al atardecer liberado de los hechos puedo pensar

    en asuntos antiguos lejanos por ejemplo en nuestros

    aliados de ultramar lo s su compasin es sincera

    envan harinas sacos de nimo grasa y buenos consejos

    ignoran incluso que nos traicionaron sus padres

    nuestros ex-aliados desde los tiempos de la segunda Apocalipsis

    sus hijos no tienen culpa merecen gratitud as que les estamos agradecidos

    no sufrieron un asedio largo como una eternidad

    a quienes alcanz la desdicha estn siempre solos

    los defensores del Dalai-Lama kurdos montaeses afganos

    ahora cuando escribo estas palabras los partidarios del pacto

    conquistaron cierta ventaja sobre la fraccin de los intransigentes

    habituales las oscilaciones de nimo los destinos an se sopesan

    los cementerios crecen disminuye el nmero de los defensores

    pero la defensa perdura y perdurar hasta el final

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    y si cae la Ciudad y uno solo sobrevive

    l portar consigo la Ciudad por los caminos del exilio

    l ser la Ciudad

    miramos en el rostro del hambre el rostro del fuego el rostro de la muerte

    y el peor de todos -el rostro de la traicin

    y slo nuestro sueos no fueron humillados

    (1984)

    La noche del 13 de Diciembre de 1981 fue decretado en todo el pas el estado de guerra,

    el movimiento democrtico Solidaridad, el primer sindicato independiente en un pas

    socialista, fue disuelto y declarados ilegales todos los acuerdos firmados entre el sindicato

    y el gobierno. A la declaracin del estado de guerra sigui una represin generalizada. EnSeptiembre de 1939, por otra parte, dio comienzo, como es sabido, la segunda guerra mundial.

    Versin de Xaverio Ballester

    MENSAJE DEL SEOR COGITO

    Ve sigue a los otros los que alcanzaron su oscura meta,vellocino dorado de la nadatu premio final

    Levanta la cabeza entre los que andanarrodillados o dan la espalda

    entre los que yacen

    No has sido salvado para vivirpoco tiempo te queda da tu testimonio

    Se valiente si la razn te fallaal fin de cuentas slo cuenta esoQue tu invlida Ira sea como un marcada vez que oigas las voces abatidas de los torturadosque no te abandone tu hermano el Despreciofrente a espas verdugos y cobardes

    sern ellos los que ganarn

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    con un profundo alivio arrojando tierrasobre tu atadel gusano no faltar para corregirtu biografa

    y no perdones no tienes el poderde perdonar en nombre de los traicionados en la luz del alba

    pero lbrete dios del menor orgulloen el espejo contempla tu carade payaso repitindote: he sido llamadono haba mejores que yo?

    gurdate de ser rido ama los manantialesde la primera luz las desconocidas avesy robles del invierno

    un brillo sobre el muro un esplendor del cielono necesitan calor de tu alientonada ms dicen esto: no tienes remedio

    y no te duermas si una luz en los monteste llama: levntate siguehasta que en el pecho la sangre conmuevatu oscuro astro

    repite los antiguos conjuros humanoslas fbulas las leyendas

    as conseguirs el bien que nunca ser tuyorepite las grandes palabras repite insistecomo los otros los que caminaban

    por el desierto quedndose en la arena

    por todo esto algo te darnazotes de burla golpes de cuchillo

    sigueslo as sers admitidoa la santa congregacin de las calaverasfras de tus ancestrosGilgams Hctor Rolando

    defensores del reino sin finde los muros en cenizas

    Se fiel Siguetraduccion y notas de

    Krystyna Rodowska

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    El Alma De Don Cgito

    Antiguamente

    lo sabemos por lahistoria

    sala del cuerpocuando el corazn se detena

    con el ltimo hlito

    se alejaba en silencio

    hacia prados azules

    el alma de Don Cgito

    se comporta de otra manera

    envida abandona el cuerpo

    sin una palabra de despedida

    durante meses aos se alberga

    en otros continentes

    allende las fronteras de Don Cgito

    difcil es hacerse con su direccin

    no da seales de vidaevita todo contacto

    noescribe cartas

    nadie sabe cundo volver

    quiz parti para siempre

    Don Cgito se esfuerza en dominar

    el vil sentimiento de los celos

    piensa bien de su alma

    piensa en su alma con cario

    seguro que debe habitar

    tambin en otros cuerpos

    hay relativamente pocas almas

    para toda la humanidad

    http://www.poemasde.net/el-alma-de-don-cogito-zbigniew-herbert/http://www.poemasde.net/el-alma-de-don-cogito-zbigniew-herbert/http://www.poemasde.net/el-alma-de-don-cogito-zbigniew-herbert/http://www.poemasde.net/el-alma-de-don-cogito-zbigniew-herbert/http://www.poemasde.net/el-alma-de-don-cogito-zbigniew-herbert/http://www.poemasde.net/el-alma-de-don-cogito-zbigniew-herbert/
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    Don Cgito acepta su destino

    no le queda otra salida

    incuso se apresta a decir

    mi alma ma

    piensa en su alma con ternura

    piensa en su alma con cario

    por eso cuando aparece

    inesperadamente

    no la saluda diciendo

    -volviste qu bien

    slo la mira de reojo

    cuando se sienta frente al espejo

    y sus cabellos cepilla

    enredados y grises

    (1984)

    Versin de Xaverio Ballester

    Intento de descripcin

    Primero me describir a m mismoempezando por mi cabezao mejor mi pieo mi manoo el meique en mi mano izquierda

    mi meiquees tibioun tanto curvado hacia adentro

    termina en uaest hecho de tres segmentoscerca de mi palmalibrado a sus propios mediossera un gusano de buen tamao

    es un dedo muy especialel meique de una mano izquierdanico en todo el mundome lo dieron directamenteotros meiques de una mano izquierdason una fra abstraccincomparto con el mofecha de nacimientofecha de muerte

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    comn soledadslo la sangreocupada en la escansin de oscuras tautologasune playas distantescon un hilo de mutuo acuerdo

    De "Informe sobre la ciudad sitiada"Traduccin de Jos Emilio Pacheco

    Universidad Autnoma MetropolitanaAzcapotzalco, D.F, Mxico 1992

    La orilla

    Espera en la orilla de un largo y lento roen la otra orilla est Caronte el cielo brilla trbido(no es por lo dems ningn cielo) Caronteya est aqu se limit a lanzar la cuerda hasta una ramaella (el alma) saca el boloque rpidamente se agriaba bajo su lenguase sienta detrs en la barca vacatodo esto sin una palabra

    si al menos la lunao el aullido de un perro

    1969

    De "Informe sobre la ciudad sitiada".Traduccin de Xaverio Ballester

    Madrid, Ediciones Hiperin, 1993. 2. edicin, 2008

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    La piedra

    La piedra es la criaturaperfecta

    igual a s mismavigilante de sus fronteras

    exactamente repletade ptreo sentido

    con un aroma que a nada recuerdaa nadie espanta no despierta codicia

    su ardor y froson justos y estn llenos de dignidad

    siento su duro reprochecuando la apreso en mi manoy su noble cuerpoabsorbe el falso calor

    -Las piedras no se dejan domesticarhasta el final nos mirarncon su mirada tranquila clarsima

    1961

    De "Informe sobre la ciudad sitiada".Traduccin de Xaverio Ballester

    Madrid, Ediciones Hiperin, 1993. 2. edicin, 2008

    Leer la mano

    Todas las lneas descienden al valle de la palmahasta un hueco en que burbujea la diminuta fuente del destinoAqu est la lnea de la vidaMira recorre como una flechael horizonte de los cinco dedos iluminados por su corrienteque se levanta venciendo todos los obstculosy nada es ms hermoso ni ms fuerteque su lucha por seguir adelante

    Comparada con ella qu indefensa la lnea de la fidelidadcomo un grito en la noche un ro en el desiertoconcebido en la arena y muriente en la arenaTal vez contina ms abajo de la pielparte el tejido de los msculos y penetra en las arteriaspara que de noche podamos ver a nuestros muertos

    all abajo all adentro donde la memoria y la sangre fluyen

    tiros de minas pozos cmarasllenos de oscuros nombres

  • 5/26/2018 Herbert, Zbigniew - Antolog a Po tica

    17/27

    Esta colina no estaba aquDespus de todo recuerdoque haba un nio de tan redonda ternura como siuna lgrima ardiente de plomohubiera cado en mi manoDespus de todo recuerdo el pelo

    la sombra de una mejillafrgiles dedos y el peso de una cabeza durmiente

    Quin destruy el nido, quin apilel monte de indiferencia que no estaba aqu?,Por qu no pones la palma de tu manocontra tus ojos?

    Nosotros echamos la suerteEstamos aqu para saber

    De "Informe sobre la ciudad sitiada"Traduccin de Jos Emilio Pacheco

    Universidad Autnoma MetropolitanaAzcapotzalco, D.F, Mxico 1992

    Caracola

    Delante del espejo en el dormitorio de mis padres haba una caracolarosa.Sola acercarme a

    ella de puntillas y con un repentino movimiento ponrmela en la oreja. Quera pillarla en ese

    momento,cuando no siente aoranza con su montono susurro. Aunque era pequeo, saba

    que, incluso cuando se ama mucho a alguien, a veces sobreviene el olvido.

    1957

    Versin de Xaverio Ballester

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  • 5/26/2018 Herbert, Zbigniew - Antolog a Po tica

    18/27

    Csar

    Hubo una vez un csar. Tenaojos amarillentos y mandbula rapaz.

    Viva en un palacio lleno de mrmoles y policas. Solo.

    Se despertaba en la noche y gritaba. Nadie lo amaba.Lo que ms le gustaba eran las caceras y el terror. Pero

    se dejaba fotografiar con losnios,entre las flores.

    Cuando muri, nadie se atreva a retirar sus retratos.

    Mirad, mirad, quiz todava anda por vuestras casas su careta.

    1957

    Versin de Xaverio Ballester

    Curatia Dionisia

    La piedra est bien conservada La inscripcin (latn decadente)

    reza que Curacia Dionisia vivi cuarenta aos

    y de su propio bolsillo erigi este modesto monumento

    solitario contina su banquete suspensa la copa

    elrostro sin sonrisa Palomas demasiado toscaslos ltimos aos de suvida los pas en Britania

    junto al muro de contencin de los brbaros

    en un castrum del que. quedaron los cimientos y las bodegas

    ejerca el ms viejo oficio delmundo

    breve pero sinceramente llorronla los soldados de la Tercera Legin

    y cierto viejo oficial

    orden a los tallistas colocar un par de cojines bajo su cododelfines y leones marinos indican un viaje lejano

    aunque desde aqu haba slo dos pasos hasta el infierno

    (1969)

    Versin de Xaverio Ballester

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  • 5/26/2018 Herbert, Zbigniew - Antolog a Po tica

    19/27

    Dos Gotas

    Los bosques ardan-

    y ellos

    en sus cuellos enredaban los brazoscomoramos de rosas

    la gente corra a los refugios

    l deca que su esposa tena cabellos

    en los que uno poda esconderse

    cubiertos con una sola manta

    musitaban impdicas palabras

    la letana de los amantes

    Si la cosa se pona fea

    saltaban en losojos del otro

    y los cerraban confuerza

    con tanta fuerza que no sintieron el fuego

    que alcanzaba sus pestaas

    hasta el final fueron audaceshasta el final fueron fieles

    hasta el final fueron parecidos

    como dos gotas

    detenidas al borde de la cara

    (1956)

    De Informe desde la ciudad sitiada y otros poemas (Editorial Hiperin, 1993)

    Versin de Xaverio Ballester

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  • 5/26/2018 Herbert, Zbigniew - Antolog a Po tica

    20/27

    El Monstruo De Don Cgito

    1

    Dichoso San Jorge

    desde su cabalgadura

    poda ponderar con precisin

    lafuerza y movimientos del dragn

    el principio bsico de la estrategia

    es la exacta valoracin del enemigo

    Don Cgito

    se halla en peor posicin

    se sienta en la baja

    silla de un valle

    cubierto de una espesa niebla

    en la niebla no hay forma de percibir

    los relampagueantesojos

    las voraces garras

    las fauces

    en la niebla

    slo se ve

    el destello de la nada

    el monstruo de Don Cgito

    carece de dimensiones

    es difcil describirlo

    escapa a las definiciones

    es como una enorme depresin

    extendida sobre el pas

    no se deja atravesar

    por una pluma

    por un argumento

    por una lanza

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  • 5/26/2018 Herbert, Zbigniew - Antolog a Po tica

    21/27

    si no fuese por su peso sofocante

    y la muerte que produce

    uno creera que es una alucinacin

    una enfermedad de la imaginacin

    pero existe

    con certeza existe

    como monxido de carbono llena hermticamente

    casas templos bazares

    envenena los pozos

    destruye la construccin delpensamiento

    cubre el pan de hongos

    la prueba de la existencia del monstruo

    son sus vctimas

    es una prueba indirecta

    pero suficiente

    2

    gente sensata dice

    que es posible convivir

    con el monstruo

    slo hay que evitar

    repentinos movimientos

    repentinos discursos

    en caso de amenaza

    adoptar la forma

    de una piedra o de una hoja

    hacer caso a la sabia Naturaleza

    que aconseja mimetismo

    no respirar profundamente

    pretender que no existimos

    A Don Cgito sin embargo

    no le agrada vivir como un farsante

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  • 5/26/2018 Herbert, Zbigniew - Antolog a Po tica

    22/27

    querra luchar

    con el monstruo

    en tierra firme

    sale pues al amanecer

    hacia somnolientos suburbios

    previsoramente equipado

    con un largo objeto punzante

    va llamando al monstruo

    por las calles vacas

    insulta al monstruo

    provoca al monstruo

    como arrogante duelista

    de un ejrcito inexistente

    grita-

    sal despreciable cobarde

    en la niebla

    slo se ve

    el enorme hocico de la nada

    Don Cgito quiere entablar

    una batalla desigual

    debera tener lugar

    posiblemente pronto

    antes de que sobrevenga

    un sucumbir por inercia

    una vulgar muerte innoble

    un estrangulamiento por informidad

    (1984)

    Versin de Xaverio Ballester

  • 5/26/2018 Herbert, Zbigniew - Antolog a Po tica

    23/27

    Lluvia

    Cuando mi hermano mayor

    volvi de la guerra

    portaba en sufrente una estrellita de platay bajo la estrellita

    un abismo

    un fragmento degranada

    lo alcanz en Verdn

    0 quiz en Grunwald

    (no recordaba los detalles)

    hablaba sin cesaren muchas lenguas

    pero la que ms le gustaba

    era la lengua de la historia

    hasta perder el aliento

    alzaba del suelo a sus camaradas cados

    Roland Feliksiak Anbal

    gritaba

    que era la ltima cruzada

    que pronto Cartago caera

    y despus entre sollozos reconoca

    que l a Napolen no le caa bien

    mirbamos

    cmo palideca

    los sentidos le abandonaban

    lentamente se iba convirtiendo en un monumento

    en el pabelln musical de sus odos

    apareci un bosque de piedra

    y la piel de su cara

    qued abrochada

    a los dos ciegos y secos

    botones de sus ojos

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  • 5/26/2018 Herbert, Zbigniew - Antolog a Po tica

    24/27

    le qued slo

    el tacto

    y qu historias

    contaba con sus manos

    en la derecha tena novelas

    en la izquierda memorias de un soldado

    se llevaron a mi hermano

    y lo trasladaron fuera de la ciudad

    ahora vuelve cada otoo

    delgado y callado

    no quiere entrar en casagolpea en el cristal para que salga

    paseamos por las calles

    y l me cuenta

    historias fabulosas

    tocando mi rostro

    con los ciegos dedos del llanto

    1957

    En la batalla de Grunwald (la ?lgiris lituana, la Tannenberg germnica)

    el 10 de Julio de 1410 el ejrcito polaco-lituano infringi la definitiva

    derrota a los caballeros teutnicos.

    De Informe desde la ciudad sitiada y otros poemas (Editorial Hiperin, 1993)

    Versin de Xaverio Ballester

  • 5/26/2018 Herbert, Zbigniew - Antolog a Po tica

    25/27

    Qu Piensa Don Cogito Del Infierno

    El ms bajo crculo del infierno. Contra la opinin generalizada no lo habitan ni dspotas,

    ni matricidas, ni quienes rondan tras el cuerpo ajeno. Es el asilo de losartistas,lleno de

    espejos, instrumentos y retratos. A primera vista, la ms confortable seccin del infierno,sin alquitrn, fuego o torturas fsicas.

    Todo el ao se celebran aqu concursos, festivales yconciertos.No hay temporada alta. El

    lleno es permanente y prcticamente absoluto. Cada trimestre surgen nuevos rumbos y,

    segn parece, nada est en disposicin de detener el triunfal avance de lavanguardia.

    Belceb ama el arte. Jctase de que sus coros, sus poetas y pintores ya casi sobrepujan

    a los celestes. Quien tiene el mejor arte, tiene el mejor gobierno -por supuesto. Pronto podrn

    medirse en el Festival de los Dos Mundos. Y entonces veremos qu queda de Dante,

    Fra Anglico o Bach.

    Balceb apoya el arte. Asegura a sus artistas paz, buena pitanza y estricto aislamiento de la

    vida infernal.

    1974

    Versin de Xaverio Ballester

    JAMS NGEL!

    Si despus de la muerte quieren convertirnos en una miserable flamita que divaga en los

    senderos de los vientos, hay que rebelarse. Para qu el descanso eterno en el seno del

    aire, a la sombra de la amarillenta gloria, entre los balbuceantes coros bidimensionales!

    Hay que incorporarse a la piedra, al rbol, a la hendidura de la reja del jardn. Ms vale ser

    rechinar del piso que horror transparente de perfeccin.

    traduccionKrystyna Rodowska

    Un Pas

    En la misma esquina de este viejo mapa hay un pas que aoro.

    Es la patria de las manzanas, lascolinas,los ros perezosos, del vino agrio y el amor.

    Por desgracia una gran araa teji sobre l su tela

    y con su viscosa saliva cerr las puertas del sueo.

    Y es siempre as: el ngel con la espada de fuego, la araa y la conciencia.

    (1957)

    Versin de Xaverio Ballester

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  • 5/26/2018 Herbert, Zbigniew - Antolog a Po tica

    26/27

    Una Fbula Rusa

    Viejo se hizo el padrecito zar, viejo se hizo. Ya ni a los palomos poda estrangular con sus

    propias manos. ureo y fro se sentaba en el trono. Slo la barba le creca hasta el suelo.

    Y la iba arrastrando.Gobernaba entonces algn otro, no se sabe bien quin. Los curiosos escudriaban el palacio a

    travs de las ventanas, pero Krivonosov tap las ventanas con horcas. As, slo los ahorcados

    podan ver alguna cosa.

    Al final se muri el padrecito zar de una vez. Las campanas repicaron, pero elcuerpo no fue

    retirado. El zar se haba quedado pegadito a su trono. Las patas del trono se haban fundido

    con las piernas del zar. Su brazo se haba quedado fundido con el brazo del trono. No haba

    forma de arrancarlo de all. Y enterrar al zar con su tronito de oro, ay, qu pena.

    1957

    El zar se haca considerar padre de todos los rusos.

    Versin de Xaverio Ballester

    El muro

    Nos sostenemos en contra del muro. Nos arrebataron la juventud como la camisa a unhombre condenado. Esperamos. Antes de que la gruesa bala se aloje en nuestros cuellos,

    pasan 10 o 20 aos. El muro es alto y fuerte. Atrs del muro hay un rbol y una estrella.El rbol est rompiendo el muro con sus races. La estrella mordisquea el muro como unratn. En 100, 200 aos, habr una pequea ventana.

    Objetos

    Los objetos inanimados siempre estn en lo correcto y nada se les puede reprochar,desafortunadamente. Nunca observado una silla tropezar una pata con otra, o una cama

    que se recueste con las rodillas dobladas. Y las mesas, ni siquiera cuando estn cansadasse atreven a aflojar las rodillas. Sospecho que los objetos se comportan as porconsideraciones pedaggicas, para reprobarnos constantemente por nuestrainestabilidad.

    Pequea ciudad

    De da hay frutas y mar, de noche estrellas y mar. La Calle de las Flores es un cono decolores alegres. Medioda. El sol golpea con su blanco bastn los verdes umbrosos. Enun paseo de laureles los bueyes entonan una oda a la sombra. En ese momento decidodeclarar mi amor. El mar conserva la paz y la pequea ciudad se hincha como los senos

    de la muchacha que vende higos.

    http://www.poemasde.net/una-fabula-rusa-zbigniew-herbert/http://www.poemasde.net/una-fabula-rusa-zbigniew-herbert/
  • 5/26/2018 Herbert, Zbigniew - Antolog a Po tica

    27/27

    De la mitologa

    Primero fue un dios de la noche y la tempestad, un dolo negro sin ojos, ante el cualtodos saltaban, desnudos y pintados con sangre. Ms tarde, en tiempos de la repblica,hubo muchos dioses con esposas, hijos, camas crujientes e inofensivas explosiones de

    rayos. Al final slo los neurticos supersticiosos llevaban en sus bolsillos estatuillas desal, representando al dios de la irona. No haba mucho mayor dios por entonces.

    Y llegaron los brbaros. Ellos tambin tenan un alto concepto del diosesito de la irona.Lo trituraran con los tacones para agregarlo a sus platillos.

    algunos poemas en prosa de las coleccionesHermes, perro y estrella(1957)yEstudio del objeto(1961), a partir de las versiones de Alissa Valles.