FRANK, M. Los límites del lenguaje

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    Los lmites de la controlabilidad del lenguajeLa conversacin como lugar de la diferencia entre

    neoestructuralismo y hermenuticaManfred Frank

    Salvando algunas excepciones, no existe hoy en da [en 1981] una conversacinentre las dos vigorosas corrientes de la fdosofa europea: el estructuralismo y lahermenutica. Casi sera excesivo intentar afirmar que entre las dos hay una hostilidad insuperable. Pues, para alimentar sentimientos hostiles hacia una posicin,habra que conocerla al menos un poco. Pero el proceso de conocimiento mutuocasi no se ha puesto en marcha. Qu iz fuera realista constatar q ue las dos posicionessospechan una de otra; sospecha que est motivada, pero que descansa en presupuestos indemostrados.Es cierto, sin duda,, que la coaccin a la armona que planea sobre las actividades dialgicas puede llegar a ser un serio obstculo a la elaboracin de lasdiferencia(cione)s de pensamientos y del asunto mismo. Sin embargo, quin dice,realmente, que la conversacin que no est teniendo lugar entre la hermenuticaalemana y el neoestructuralismo francs tendra qu e obedecer al man dam iento de laconciliacin, si tuviera lugar? Hay, desde luego, una presuposicin que sigue siendoindispensable (la Dialctica de Schleiermacher nos ha hecho conscientes de ella):quienes polemizan tienen que estar refirindose a la misma cosa; si no, no estnpolemizando entre s, sino manifestando juicios diversos. Juicios cuya diversidad,puesto que remiten a asuntos diversos, no se agudiza hasta la contradiccin. Puesbien, yo afirmo que est dada la comunidad del asunto en la polmica entrehermenutica y neoestructuralismo. En ambas disciplinas se trata de filosofar despus de Hegel, despus de Nietzsche y despus de Heidegger: la autoconcienciaabsoluta no ofrece ya posibilidad alguna de evitar el factum de la finitud y de lahistoria; no puede verse ya un valor transcendente, cuya invocacin justificase lavida: los perfiles de la donac in de valores se dibujan en el proceso de una interpretacin perspectivista infinita; el sujeto ha dejado de ser el seor de su ser, alcanza sucomprensin de s mismo en la conexin de signos de un mundo en cuyaestructura se ha extinguido una determinada interpretacin del sentido del ser. Endefinitiva, tanto el estructuralismo como la hermenutica son, en lo esencial, filoso-

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    fas del lenguaje que guan la conciencia del ser hu m an o a travs de eso que Lacanha llamado el deftldu signifiant. En alem n, se invoca, para ello, a Schleiermacher,Humboldt, Nietzsche y Heidegger como principales precursores; en el mbito delengua francesa, se halla en primer plano la teora del lenguaje implcita en elsimbolismo potico (Mallarm, sobre todo) y la lingstica de F erdinand de Saussure.Desde que se sabe gracias a la edicin crtica de los escritos postumos saussureanoscu nto le debe directamente Saussure al pensam iento de Hu m bold t, Schleiermachery Steinhals (en parte por el influjo de sus escritos, en parte por su propia biografa),tambin desaparece esta supuesta diferencia: a saber, la de una tradicin diferentepara el neoestructuralismo y la hermenutica.Dnde estn, entonces, las diferencias? Probablemente, las contribuciones deeste volumen', las habrn manifestado ms que resolverlas. El lector debera, por asdecirlo, sorprender a los participantes de este debate en la conversacin sobreneoestructuralismo y hermenutica (a propsito de la interpretacin heideggerianade Nietzsche): sorprenderlos en la conversacin que hasta ahora han conseguidonegarse a mantener. Antes de que sea mantenida y concluida (pero, dnde est laconclusin de una conversacin?, solemos decir), antes de que los interlocutoreshayan podido acercar sus posiciones mutuamente, toda afirmacin de unaconciliabilidad, o inconciliabilidad, est sin justificar y es precipitada.En otro lugar, he expuesto mi propia posicin sobre este debate (que no estteniendo lugar)^. Hoy por hoy, me parece adecuado, en parte comparar, en parteinterpenetrar las posiciones hermenuticas y neoestructuralistas con el asunto que,precisamente, tiene demasiado poco lugar entre ellas: el asunto de la conversacin.Quiz lo que nos separa es, a la vez, lo que nos une: la conciencia de que unaconversacin, por principio, no es controlable; la imposibilidad de fijar los signosque nos intercambiamos mutuamente, la no-identidad de los significados sobre losque nos entendemos; la naturaleza, por principio hipottica, de cualquier consensopensable.Las pginas que siguen hablan de esto; primero con una intencin histrica yluego con una intencin sistemtica.La hermenutica en cuanto ane de comprender correctamente el discursode otro, sobre todo el escrito^ es algo reciente en la historia del saber, es unainvencin romntica. Por supuesto que haba problemas de interpretacin y respecto a su elaboracin sistemtica desde la Antigedad , y tam bin que la universalizacin del scopds hermenutico a la totalidad de la interaccin que media entre lossignos fue ya un logro de la Ilustracin. La ruptura romntica con el modelo deinterpretacin de la Ilustracin no se refera tampoco, entonces, a la pretensin deimiversalidad de la comprensin realizada tcnicamente, sino a la concepcin de laesencia del lenguaje como objeto de toda interpretacin. Haciendo una simplificacin m uy tosca, puede decirse que, hasta mediados del siglo XVIII, la in terpretacin

    ' Se refiere a Text und hterpretation (ver Bibliografa), donde se public por primera vez este escriro( N . d e l E . ) .- Das indhiduelU Mlgmnne. Textstrukturierungun d interpretarion nach SchUiermacher. Frankfurt, Suhrkamp,

    1977; y sobre todo, Was ist neostnimralismus?, Frankfurt, 1983.' R E. D . Schleiermacher, Hermeneutik und Kntik, Frankfurt, Suhrkamp, 1977. (En adelante HuK .)90

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    como problema especfico no juega papel alguno en las formas de saber referidas allenguaje porque la forma lingstica en su verdad representa una forma lgica* yporque la forma lgica de la sntesis del juicio hace referencia de modo inmediato ahechos, de tal modo que el discurso racional (que, por su naturaleza, es universal,verdadero y evidente) coincide con el discurso de contenido, y el problema de unentendimiento sobre el sentido especfico del uso de un discurso, o sobre el modo deconstruccin lingstica del mundo, ni siquiera llega a advenir: una armonapreestablecida hace del discurso gramticamente correcto una representacin(Rapresentation) inmediata y fiable de representaciones (Vorstellungen) lgica ycorrectamente combinadas. La gramtica y la razn son universales: toda aplicacinde sus leyes re-produce esta universalidad esencial del cdigo in concreto, igual queun caso no modifica la ley a la que se subordina, sino que la manifiesta. Bajo estapremisa epistemolgica, comprender algo como algo significa lo siguiente: iluminarlas palabras habladas o escritas segn su contenido de razn, es decir, concebirlascomo eso universal que no dejan de ser en su situacin histricamente nica deaplicacin.La hermenutica el arte de comprender un discurso o un escrito correctamente, bajo las condiciones de validez de un modelo de representacin de lagramtica universal, se reduca perfectamente o, desde luego, en gran medida a laregla de la descodificacin racional {raisone) en la que han sido escritos losdiscursos o los textos.Esto cambia con el Romanticismo. Foucault aun sin hacer referencia explcitamen te a la herm enutica y el fundamental estatus que le corresponde precisamente a ella en esta evolucin nos ha permitido echar una mirada a ese evnementfondamentab> que ha transferido el paradigma de la representacin y del orden al dela historia. Foucault habla de un tremendo shock mediante el que ha sido sacudidanada menos que la concepcin clsica de la razn: des plus radicaux sans doutequi soit arriv h. la culture occidentalepour que se dfasse la positivit du savoir classique,et que se constitue une positivit don t nous ne sommes sans doute pos entirement sortis(Les mots et les chases, Paris, 1966, 232).Quisiera caracterizar, con una simplificacin extrema, el resultado de la rupturaepistemolgica que ha transferido el modelo de representacin al del interpretarunlversalizado. Del siguiente modo: la teora romntica del lenguaje estaba obligadaa explicar, tras el colapso del axioma de la universalidad de la razn, la validezsupraindividual del lenguaje de otro modo que diciendo que el lenguaje, en virtudde su natural transparencia, tiene que ser tambin racional (y universal) para larazn misma. La universalidad relativa restringida, a saber, a una comunidad depensamiento del lenguaje existe slo como una abstraccin idealizante a partirde innum erable s (y s i tuados his t r icam ente cada vez) actos discurs ivos(Redehandlungen), los cuales, por su parte, quedan descritos de modo incompletocuando no se los compren de: 1) como acto de la construccin individual del m un doy 2) como respuestas a otros discursos (como continuacin del discurso o de su

    "* Vase, sobre este prob lem a, la ilum inado ra introduc cin de Fouc ault a la Grammaire genrale et rasonnede Arnauld y Lancelot (Pars, 1969. Especialmente pp. IX y ss.).

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    rpl ica) , como momentos de una conversacin. Dicho de o tro modo, e l lenguaje esuna vir tual idad pura, una ideal izacin con in tencin anal t ica , y ya nunca ms unamera h iptes is permanentemente puesta a prueba por un hablar efect ivo del individuo que tiene lugar en una situacin concreta. Lejos de determinar la realidad{Realitdt) de la construccin l ings t ica del mundo (cuya reduccin a su puraadecuacin a leyes sera la razn), el lenguaje nunca es otra cosa que el estado{Zustand) modificable y proyectable de lo universal, de la conversacin de unacom unid ad d e comunicac in que cons ta de innumerab les s ingulares que se com un i can individualmente entre s . La conversacin es un universal individual; es universal, pues sin la fi jacin supraindividual del sentido de las expresiones, el entendimiento quedara excluido por principio; pero es , a la vez, individual , porque launiversalidad de las sntesis de signos disponibles y las reglas de combinacin tieneque aprobar s iempre el examen de la construccin del mimdo del hablante s ingular:

    Igual que [...] algo imposible de transmitir como el sentimiento tiene quevolver a hacerse necesariamente exterior, y adoptar el carcter de la comunidad,tambin el pensar de validez universal tiene que adoptar de nuevo el carcter dela singularidad. Visto primero desde el lado del lenguaje, esto significa que ellenguaje tiene que individualizarse. Si no, puede ser pensado slo como facultad,pero no puede existir realmente. Y as es. En las individualizaciones, el lenguaje,primero, como producto supremo de organizacin, depende de las grandes condiciones csmicas de organizacin en general. Desciende luego, y lo ms determinad o consiste en individualizar para cada ser hum an o singular en el estilo y el usodel lenguaje. A ste lo reconocemos todos como verdadero y necesario, tan ciertocomo creemos en una crtica superior (HuK 364).

    As pues, el lenguaje se da slo en la realidad de la conversacin efectiva; a suvez, en esta conversacin efectiva, los significados de los signos, con cuya ayudal legamos a convenciones y acuerdos , no son s implemente reproducciones de uncdigo-de-racionalidad transhistrico, sino resultados, hechos fijos, de un proceso,por principio no l imitado, de in terpretacin del mundo comunitario , pero , enltima instancia, individual. As, el hablar unos con otros confirma la validez dellenguaje como un -fait social, y la restringe. La confirma, pues slo a travs delcomunicar se da e l l engua je como un marco de sen t ido y en tend imien to comn amuchos. Pero , a la vez, la conversacin pone tambin es te marco en te la de ju icio ,po rq ue s lo l l am arem os conversac in a aque l in te rc am bio de s ignos en e l qu e(a diferencia del lenguaje de las abejas) la respuesta queda Ubre. Para el que es libre(se entiende que dentro de ciertos l mites) de dar una respuesta, la comunid^id de losacuerdos sellados simblicamente est puesta a su disposicin; en su facidtad deinterpretar es te acuerdo de nuevo, y de o tra manera, se rompe la unidad del cdigosocial.

    Si veo las cosas correctamente, las direcciones principales de la l ingstica y dela fi losofa del lenguaje actuales nos ofrecen la imagen de una paulatina represin(Verdrangung) de esta exp eriencia rom ntic a. L a clebre firase con la que el Course delinguistique general Ae Saussure resume, a modo de conclusin, su idee fondamentale(y que, como es sabido, no procede de l sino que fie insertada por Bally ySechehaye), ofrece un a prueba impresion ante de es to : La linguistique a fiour unique9 2

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    et seul ohjet la langiie envisage en elle-mm e et pour elle-mme (edicin crticapreparada por Tullio de M auro , Paris, 1972, 1980, 31 77 ). Esta formulacin, que seencuen tra ya de mo do similar en H um bo ldt y en G rimm , y que refresca u na especiede topos de la lingstica clsica, podra considerarse trivial, si no se supiera que ellenguaje se comprende aqu, siguiendo el espritu del estructuralismo, como elsistema de la langue (es decir, como el code, (f . Cours l .c.31, passim, 423 , nota 66),haciendo abstraccin tanto de los actos innovadores que Saussure (comoSchleiermacher) haca findar en el uso individual del lenguaje', como del plano dela interaccin simblica viva.En lo que sigue, voy a aventurar una fierte simplificacin, que har visible unapremisa com n de los modelos de la teora del lenguaje y del texto, y que re ne enla unidad de un paradigma, como una especie de consenso mnimo tcito, escuelastan divergentes como el estructuralismo de la lingstica (del texto), la gramticagenerativa, la filosofa analtica del lenguaje, la arqueologa epistemolg ica, la teorade la informacin y los actos de lenguaje, y partes de la hermenutica de la historiaefectiva.Todas estas corrientes llevan a cabo lo que se ha llamado el linguistic tum, ytestimonian con ello su origen en la crisis de la filosofa de la reflexin (o de larepresentacin). Al contrario, sin emb argo, que la teora herm enutica del lenguajedel romanticismo, intentan substituir la prdida de un mundo permanentementeinterpretado con los conceptos de la razn (tal como es representado por la gramtica universal con el fin de producir la comunicacin) por el modelo del cdigolingstico (de la gramtica, del juego de lenguaje, del sistema de lenguaje, de laestructura, del archivo, de la taxonoma de los actos ilocutivos, de la concienciaimpregnada de tradicin, etc.), a partir del cual deberan deducirse los acontecimientos singulares del discurso situado, como casos particulares a partir de una reglauniversal. La consecuencia comn de esta nueva negacin cuasi-racionalista de lacrisis del racionalismo clsico es la dificultad que dichas escuelas tienen con elproblema de la multivocidad y de la innovacin semntica, as com o con el cambiolingstico y la determinacin del estatus de identidad de los signos. El consensom nim o d e las teoras del lenguaje que trabajan con el mod elo del cdigo (o con unesquema similar de operacin, como, por ejemplo, el modelo de una tradicin quedetermina la comprensin, la cual en tanto que entidad simblica tiene quetener sus reglas de formacin en la mism a medida q ue u n archivo foucau ltiano), elconsenso mn imo de todas las concepciones del lenguaje que trabajan con el m odelodel cdigo, se basa en un inters que bien puede calificarse de cientificista: parapoder controlar cientficamente el lenguaje es inevitable presuponer que los acontecimientos lingsticos obedecen a leyes, las cuales, ciertamente, no tienen queposeer, com o el racionalismo de los siglos XVII y XV III, el estatus de la intem poralidad(puede tratarse de sistemas convencionales y tradicionales), pero, sin embargo, se

    ' Dans la langu e, 1 y a toujours un double ct qui se correspond: elle est sociaU/individuelle. [...] Formes,grammaire n'existent que socialement, mais les changements partent d'un individu (Cours de linguistique genrale(1908/09). Introduction. ed. por R. Godel, en Cahiers Ferdinand de Saussure n" 15, 1957, p. 8 (en adelante CFS)).Cf. el Cours, editado por Mauro, p. 231: i

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    aseguran de que var ias ocurrencias de ta les acontecimientos l ingst icos puedan serreconocidas como real izaciones de uno y e l mismo tipo l ingst ico (arqueolgico,pragmt ico, e tc . ) . En palabras de Sear le :

    Any linguisric element written or spoken, indeed an y rule-govetned elem entin any system of representarion at all must be repeatable, otherwise the ruleswould have no scope of application. To say this is just to say that the logicianstype-token distinction must apply generally to all the rule-governed elements oflanguage in order that the rules can be rules. Without this feature of terabilitythere could not be the possibility of producing an infinite number of sentenceswith a finite list of elements; and this, as philosop hers since Frege have recog nized,is one of the crucial feature of any language (Reiterating the Differences. ARcply to Derrida, en Glyph n 1, 1977, p. 199).

    Esta c i ta formula con toda precisin la suposic in fundamenta l de l modelo delcdigo; y deja claro, a la vez, que la decisin terica por el control-va-sistematizacin define de antemano el modo de ser del objeto de la ciencia del lenguaje. Bajoel presupuesto (pero tambin, slo bajo e l presupuesto) de que las lenguas estncons t i tu idas s i s t emt i camente y de te rminan sus mani fes t ac iones , e s ana l t i camenteverdadero que toda repet ic in de un t ipo l ingst ico (o de una accin l ingst icatipificada) involves the notion of repetition of the same (Searle, be. cit., p . 2 0 7 ) .

    Por supue sto, la e leccin m isma de la conce pcin convencional is ta del lenguajes lo puede fundamenta rse por una dec i s in ep i s t emolgica ; nada demues t ra quetenga que ser deducida. La experiencia del desplazamiento de la unidad de significad o en la conversacin, y e l con ocim iento de la indecibi l idad d e asignar un token bajoel t tulo de un type hacen aparecer e l modelo del cdigo como par t ic idarmenteinadecuado para servi r de fundamento a una teor a de la conversacin. S i va l ierapara la conversacin la premisa cientificista de que en el vaivn del discurso y larpl ica no se puede tocar la mismidad del t ipo l ingst ico, entonces lodo hablar sereducira al ejercicio de la parole vide, tal como lo suelen aplicar la mayora de lastcnicas socia les que se denominan conversational Analysis. Qu autor iza a hablaraqu de discurso vaco?

    Esta expresin f i e int roducida por Jacques Lacan en 1953, en su t rabajo sobreFonction et champ de la parole et du langage en psychoanalyse, quer i endo con e l lorecordar e l hecho fundamenta l , descuidado, s in embargo, en las l ingst icas contemporneas*, de que todo discurso [Rede^ convoca una respuesta , y s i no apunta a serrespondido, queda vaco {toute parole appelU rponse, il n'est pos de parole sansrponse [E247]) . El quedar vaco del discurso no signif ica que no experimentefact icamente ima respuesta . Al contrar io , e l s i lencio de uno de los inter locutorespuede ser comprendido como una seal de resis tencia, mientras que su pronta ysol c i ta respuesta puede ser un signo de que se convier te en un muro donde rebotauna voz que n o re to rna a l o do de l hab lan te com o respues ta, s ino , me ram ente , com oeco. El discurso vaco se cobra la respuesta del otro dentro de una dialctica de laautoconv ersacin qu e no es propia , s ino especular ( ta l com o le reproch aba Feuerba ch

    ' .VtvitUnct dufait riexcusepos quon le nglige. (]. Lacan, crks, Paiis, 1966, p. 247. En adelante E.).9 4

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    a la dialctica hegeliana); donde ambos papeles son realizados por uno y el mismosujeto.A primera vista, la crtica de Lacan al discurso vaco converge con el impulsoms profundo de la herme nutica de G adam er: en todo caso, con el que ha influidocon ms intensidad en la discusin hermenutica dentro del mbito de lenguaalemana, en los aos 60 y 70. Ambos se separan tanto de aquella ingenuidad quecree poder controlar el empleo de la conversacin mediante el recurso a un cdigoindep endien te d e la conversacin, y, por ello, transhistrico, co mo de la concepcinde que el individuo que e ntra en el discurso es el prod ucto r soberano de los signos,con cuya ayuda se dirige a los otros. En verdad, no es posible burlar la conversacinque, antes que llevar, somos^: no es representacin de una verdad ms all de laconversacin, sino que constituye la verdad, por primersima vez, en el proceso defisin de dos horizontes: el de la transmisin (que habla en un texto o en undiscurso actual), y el de quien se apropia igualmente esta transmisin (este texto,este discurso). En este sentido , qued a d esterrado desde el principio el narcisismo deun sujeto autorreflexivo que e ntiende de s mism o y hacia s mism o: co mprend ersees siempre, de ante m ano , un estar remitido al discurso del otro , discurso q ue, por suparte, no sale inalterado de la conversacin, porqu e se ha fusionado con el ho rizonteajeno de su interlocutor. El sentido emerge en la reciprocidad del intercambio deuna com prensin que no puede anticiparse de anteman o, y que Gadam er h a caracterizado como conciencia de los efectos de la historia. El clebre trmino dice quetoda comprensin de s mismo que tenga un sujeto histrico, crece a partir de serremitido a una transmisin con la que se halla en conversacin, y a travs de la cualllega a saber de s.

    Puede reconocerse en este arranque de Gadamer la huella de todo elposthegelianismo y del pensam iento, particularm ente vincu lante para H eidegger, deque nuestra autoconciencia crece sobre un fondo del cual no puede ella verseproductora. Esta premisa la comparte Gadamer con el neoestructuralismo, en partecon Lacan (pero tambin con Derrida): la autoconciencia presupone estar ya dentrode un mundo articulado simblicamente, que me pone los signos en la mano, concuya ayuda puedo identificarme (es igual si hablo aqu de tradicin o de ordensimblico). El mundo, el lenguaje, la conexin de circunstancias define el lugaren el que un sujeto gana la comprensin de s mism o y de lo que es en su totalidad.Aho ra bien, hay que ver que la preeminencia o, com o le gusta decir a Gadam er,la imposibilidad de rebasar la tradicin frente a la autocomprensin del sujeto,interrumpe, ciertamente, la reflexividad de la referencia subjetiva a s mismo, yenturbia su transparencia, pero no la impide: Sigue siendo correcto que todocomprender como ta l es , en definitiva, un comprenderse a s mismo>^ (WM 426). Lacircularidad del pretener [ Vorhah\ (de mantenerse-ya-cada-vez en la apertura deun orden/tradicin simblicos), del previo estar a la mira \Vor-sich\ (el progresivorebasamiento de la tradicin en direccin a su futuro ser-para-m), determina elproyecto arrojado [geworfen Entumrfi, como el que G adamer, ju nt o con Heidegger,concibe respecto al ser-ah, a existir en una relacin especulativa por medio de la

    H. G. Gadamer, Wahrheit und Methode (WM ), p . 361 .95

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    cual un ser, en principio n o dispon ible para el sujeto, es reconducido contin uam entea formas de ser s-mismo o ser-presente-a-s. De este modo, la hermenutica deGadamer encuentra ya en su comienzo la dialctica hegeliana, cuya fuerza reflexivae integradora haba distinguido con ocasin de su conferencia sobre Schleiermachery del bosquejo de una reconstruccin impotente de lo originariamente mentado(VM 158 y ss.): la comprensin es asuncin (Aufhebung), un apropiarse, rebasndolo , lo aparentemente ajeno.En esta medida, la hermenutica de Gadam er puede valer como una modificacin (emp rendida en nom bre de la finitud del ser-ah) del mo delo de unaautorrelacin dialaica (WM 366, cf 328) o, como tambin dice, especulativa.De ah la constante ambigedad de su estilo argumentativo: por un lado (en nombrede la fmitud de la conciencia: su incapacidad para llegar a ser completamentetransparente*), el narcisismo de la autopresencializacin especular, pensadaahistricamente, es humillado (como en Lacan), y el sujeto, sometido al acontecerde la tradicin como su a priori histrico; por otro lado, por mor de la posiblereflexividad de la autocomprensin, se tiene que, o bien pensar la historia efectivacomo subjetividad, o bien afirmar que la tradicin slo llega a s en el acto de unaautorreferencia comprensiva que, entonces, sera la de un sujeto individual. En elprimer caso, lo que Gadamer designa, acertadamente, como continuo de sentido(WM 351) (no hay ningn continuo sin una unidad previa) se hace indistinguiblede aquel sujeto supraindividual, como el cual pensaba Hegel el espritu absoluto; enel segund o caso, el sujeto singu lar se conv iene en la ltima instancia de la formacinde significado, ya que slo en l puede entrar la tradicin en una relacin consigomisma que preserve el sentido, la verdad o la conciencia. En ninguno de los doscasos, sin embargo, tiene efectivamente lugar una fusin de horizontes, sino lasumisin d e uno de los trm inos de la relacin al otro : o bien el sujeto a prop iante secobra el acontecer de la transmisin, o el acontecer de la transmisin se cobra alsujeto del intrprete. De este modo, el dilogo especulativo de la historia efectiva seconvierte, en ltima instancia, en una variedad del monlogo especulativo de ladialctica, es decir, del discurso vaco'.

    Derrida acu en 1972 apoyndose en Hjemslev la expresin del textoinfinito o imivetsal {Positions, Paris, 1972), a fin de extraer las consecuencias que para lateora de la literatura tiene la asimultaneidad irreductible de los estratos de sentido deltexto, es decir, para entrar en eso que M. Blanchot ha llamado L'entretien infini.Tam bin esta especie de deslimitacin semntica pretende recibir la atencin d euna teora de la conversacin abierta, aun que se desarrolle segn el paradigma de larecepcin textual (una forma muy especial de comunicacin).M e gustara mostrar qu e la idea de Derrida de una conversacin deslimitada noest, por ejemplo, en oposicin con lo que conocemos de Saussure, sino que quedamu y cerca de los pensamien tos del lingista gineb rino. Si este se pregu ntaba po r losmotivos de la dificultad de asignar a los signos ngsticos un a iden tidad semn ticadistinta de la de atribuir al signo lingstico una identidad semntica de otro m od o

    ' Ser histrico significa no alcanzar nunca el com pleto saber de s mismo (W M 28 5).' Por raion es de espacio, saltamos aqu las pginas 190- 206, donde el autor hace referencia a la lingsticade Saussure y a algunos textos de Sartre, que le permiten findamentar su posicin respecro a Gadamer y Derrida(N. de lE . ) . ^ ^

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    que en juicios hipotticos, Derrida busca una explicacin tan radical comoiluminadora de lo que l llama la indecidibilidad de la atribucin de sentido.A los tericos de la gramtica textual les concede que la iterabilidad de lossignos lingsticos o de todas las expresiones (esto es, de las proposiciones interpretadas pragm ticamente) es una posibilidad estructural del hablar guiado p or reglas.Sin embargo, en contra de la idea de una taxonoma atemporal del texto, Derridaimpugna la legitimacin del silogismo por el que en una gramtica en funcionamiento toda iteracin de un signo sea necesariamente la repeticin de algo idntico(se reconoce aqu la premisa de la teora de la informacin).Hay, dice Derrida, una copresencia preestablecida entre el autor y el lector; msan, tomado en sentido estricto, el autor nunca est copresente con aquello queescribe. Pues slo con la condicin de que su intencin individual emerja, por asdecirlo, del significado de los signos proferidos por l, pueden los signos queproduce convertirse en elementos de un mensaje que sea algo ms que slo individual, esto es, en tipos, en hechos sociales: el individuo se retira para darle espacio ala universalidad del sistema. Pero, en compensacin, este exponer un sentido individual deja libres a los signos para asumir o tra interpretacin individual; pues, com odice Saussure, la ltima determinacin la experimenta la cadena de signos nicamente en situacin, por medio de la conciencia de un individuo {cf. CFS 15, 1957;EC III C 277). No se trata aqu de, por caso, una mera coloracin individual, quedejara intacto el significado compartido intersubjetivamente. El elemento individual toca substancialmente al significado. Pues realizar el significado de una expresin quiere decir, precisamente, aventurar una hiptesis individual frente a la multitud (abierta) de oposiciones (una hiptesis que no se coagide justamente en unaconstatacin objetiva del sentido). El sentido, dice Lacan con un juego de palabras,insiste en la cadena expresiva, pero nin gu no de los elementos de la cadena consiste enel significado de que es capaz precisamente en ese instante (E 502). Tan prontocomo se intercambian en una conversacin los tipos lingsticos codificados, tieneque ser posible, por principio (lo que no significa en cualquier momento), sustituir su primera u originaria articulac in/in terpreta cin por u na segunda , y p>ortanto, retirarse de la convencin (que, en cualqu ier caso, existe virtualiter) o mximade discurso. Derrida habla de la re-marque>>, de la perm ane nte p osibilidad de volvera marcar para el hab lante/auto r/lector/oyen te/intrprete el sentido de un a palabra,de una frase, de un texto o de una cultura.Esta posibilidad se sigue, a su vez, de la temporalidad del texto, que socava eldiscurso de la copresencia del emisor y del receptor tanto como la sincrona deconcept e image acoustique/graphique. Pues toda forma de estar presente tiene laestructura de una diferenciacin: algo est en {hei) algo (y no es, por lo tanto, unacosa con aquello en lo que es), y algo es segn [nach) algo. La presencia separa de sel s mism o y lo mismo co m o ya ensea la gramtica del uso de los pronom inalesy de la reflexin, a fin de volverlo a unir consigo m ism o m s all de u na distanciamnima, pero nunca insignificante. El sentido de un signo de una expresin{Aujerun^ queda separado de s por medio de ese nuevo uso, queda desplazado.Quin puede demostrar (y en virtud de qu criterio) que, despus de haber atravesado el espacio en blanco de la iteracin, consiste en la misma sntesis con susubstrato expresivo que al comienzo?

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    /indique ici: le temps et le lieu de l'autre fois (the other time) travaillent et althentdeja, at once, aussi sec, la premire fois, le premier coup et l'at once. Resulta asom brosa en este punto la cercana respecto a Saussure, quien haba anotado: Ce qui achapp ici aux phibsophes et aux logiciens, c'est que du moment qu'un systeme dessymboles est indpendant des ohjets designes, il tait h subir, par le fait du tem ps, desdplacements non ca lculables pour le logicien (EC II, nota 10, 13).Pero hay otra consecuencia ms preocupante que Derrida recomienda extraerde las ciencias de la comunicac in. N o slo el signo iterado (en el tiempo) no pued egarantizar su identidad, sino tampoco el signo que slo se ha aplicado una vez.Y ello, porque los rdenes semiolgicos, los contextos de la trad icin, los discursos,etc. puede n conferir significado a sus elementos slo por distinguir a cada individ uode todos los otros. Pero de lo que puede transmitir su identidad nicamente por elrodeo de todas las otras identidades, puede decirse que est separado de s mismo (es lootro de s). Pues este su s mismo es com o veamos u na funcin del conjunto,imprevisiblemente abierto, de todas las otras transformaciones de signos que yo consti-myo en el curso de un proceso comunicativo y que separo de l distinguindolas.Quisiera enfatizar ms este pensamiento, que pretend e reconciliar la representacin de la controlabilidad sistemtica del discurso ajeno con la idea de suinterpretabilidad ltima (y su historicidad). Dado que es ajena al mbito de lalengua alemana (y no ha sido percibida por la hermenutica ni por la teora dellenguaje), empiezo desde ms atrs.Si el sentido y el significado surgen en la mutua referencia de materias distintasde expresin, la identidad de un trmino podra ser garantizada nicamente por unestado de clausura y de intransformabilidad del sistema. No por casualidad, elmodelo que subyace a las ciencias de la comunicacin ms cientiicistas (sobretodo la teora estructural del texto y la lingstica) es la estructura cristalina (grille},en la cual, a una temperatura suficientemente baja, todos los tomos y molculasqued an fijos en su sitio, distintos de todos los dems a la vez que enlazados con ellos.Ahora bien, al contrario del m und o de los elementos, el m un do histrico-cultural(que es del que estamos tratando) no se deja enfi-iar hasta el cero absoluto"*. Laconversacin y la literatura nicamente maduran a partir de una cierta temperatu ra quepermita el fluir, esto es, el intercambio y la reordenacin de los signos. Las conversaciones son siempre transformaciones de otras conversaciones anteriores, igual que los signosson siempre rearticulaciones de otros signos anteriores. Como dice Saussure:

    La iangue, quel moment que nous la prenions, si haut que nous remontions,est n'importe quel moment un hritage du moment prcdent. L'acte ideal parlequel, un instant donn, de oras seraient distribus aux choses, l'acte parlequel un contrat serait pass entre les idees et les signes, entre les signifis et lesignifiants, cet acte reste dans le seul domainede l'ide. [...] Jamis une socit n aconnu la Iangue que comme un produit plus ou mois perfectionn par lesgnrations prcdents et prendre tel quel (EC III, al. II87 ss.).Traduccin: Antonio Gmez Ramos

    ' Desde luego, en sentido metafrico, aplicada al rearme nuclear, no le fita sentido a esta afirmacin.98