FRACTURA Tipos y Cacateristicas

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OPCIONAL VII “fracturas” Especialidad INICIAL Ciclo VIII Alumno: Robinson García Flores Docente: Prof. BESSY LOPEZ SAAVEDRA Tarapoto, Abril 2016 INSTITUTO DE EDUCACIÓN SUPERIOR PEDAGÓGICO PÚBLICO “TARAPOTO”

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Se identifica los conceptos basicos, las maneras de identificarlos, los diversos tipos y localizaciones de las fracturas mas comunes

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OPCIONAL VII

“fracturas”

Especialidad

INICIAL

Ciclo

VIII

Alumno:

Robinson García Flores

Docente:

Prof. BESSY LOPEZ SAAVEDRA

Tarapoto, Abril 2016

INSTITUTO DE EDUCACIÓN SUPERIOR PEDAGÓGICO

PÚBLICO “TARAPOTO”

FRACTURA

Una fractura es la pérdida de continuidad normal de la sustancia ósea o cartilaginosa, a

consecuencia de golpes, fuerzas o tracciones cuyas intensidades superen la elasticidad del hueso.

El término es extensivo para todo tipo de roturas de los huesos, desde aquellas en que el hueso se

destruye amplia y evidentemente, hasta aquellas lesiones muy pequeñas e incluso microscópicas.

EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

Las fracturas en niños y adolescentes tienen varias características que las distinguen de las que se

presentan en adultos. En comparación con el hueso maduro de los adultos, el hueso en

crecimiento tiene un coeficiente de elasticidad mayor, debido a su particular composición

histológica. Esta elasticidad condiciona la aparición de fracturas que no se acompañan de ruptura

completa del hueso en el foco de fractura. Debido a que no existe una ruptura completa, los

síntomas observados en muchas fracturas en niños suelen ser de menor intensidad que los que se

ven en adultos.

El tratamiento de las fracturas en niños suele ser más sencillo y tiene en general mejores

resultados que en adultos, debido a la alta capacidad de regeneración y remodelación del

esqueleto en crecimiento.

SÍNTOMAS

Aunque cada fractura tiene unas características especiales, que dependen del mecanismo de

producción, la localización y el estado general previo del paciente, existe un conjunto de síntomas

común a todas las fracturas, que conviene conocer para advertirlas cuando se producen y acudir a

un centro hospitalario con prontitud. Estos síntomas generales son:

Dolor. Es el síntoma capital. Suele localizarse sobre el punto de fractura. Aumenta de

forma notable al menor intento de movilizar el miembro afectado y al ejercer presión,

aunque sea muy leve, sobre la zona.

Impotencia funcional. Es la incapacidad de llevar a cabo las actividades en las que

normalmente interviene el hueso, a consecuencia tanto de la propia fractura como del

dolor que ésta origina.

Deformidad. La deformación del miembro afectado depende del tipo de fractura. Algunas

fracturas producen deformidades características cuya observación basta a los expertos

para saber qué hueso está fracturado y por dónde.

Hematoma. Se produce por la lesión de los vasos que irrigan el hueso y de los tejidos

adyacentes.

Fiebre. En muchas ocasiones, sobre todo en fracturas importantes y en personas jóvenes,

aparece fiebre después de una fractura sin que exista infección alguna. También puede

aparecer fiebre pasados unos días, pero ésta es debida, si no hay infección, a la

reabsorción normal del hematoma.

Sensación de Hormigueo: Sensación de aspereza producida por el roce de las

extremidades óseas rotas

Ruptura de la piel con el hueso que protruye

CLASIFICACIÓN

Existen varios tipos de fractura, que se pueden clasificar atendiendo a los siguientes factores:

estado de la piel, localización de la fractura en el propio hueso, trazo de la fractura, tipo de

desviación de los fragmentos y mecanismo de acción del agente traumático.

Según el estado de la piel

Fracturas cerradas. Son aquellas en las que la fractura no comunica con el exterior, ya que

la piel no ha sido dañada.

Fracturas abiertas. Son aquellas en las que se puede observar el hueso fracturado a simple

vista, es decir, existe una herida que deja los fragmentos óseos al descubierto. Unas veces,

el propio traumatismo lesiona la piel y los tejidos subyacentes antes de llegar al hueso;

otras, el hueso fracturado actúa desde dentro, desgarrando los tejidos y la piel de modo

que la fractura queda en contacto con el exterior.

Según su localización

Los huesos largos se pueden dividir anatómicamente en tres partes principales: la diáfisis, las

epífisis y las metáfisis.

La diáfisis es la parte más extensa del hueso, que corresponde a su zona media.

Las epífisis son los dos extremos, más gruesos, en los que se encuentran las superficies articulares

del hueso. En ellas se insertan gran cantidad de ligamentos y tendones, que refuerzan la

articulación.

Las metáfisis son unas pequeñas zonas rectangulares comprendidas entre las epífisis y la diáfisis.

Sobre ellas se encuentra el cartílago de crecimiento de los niños.

Así, las fracturas pueden ser, según su localización:

Epifisarias (localizadas en las epífisis). Si afectan a la superficie articular, se denominan

fracturas articulares y, si aquélla no se ve afectada por el trazo de fractura, se denominan

extra articulares.

Diafisarias (localizadas en la diáfisis). Pueden afectar a los tercios superior, medio o

inferior.

Metafisarias (localizadas en la metáfisis). Pueden afectar a las metáfisis superior o

inferior del hueso.

Según el trazo de la fractura

Transversales: la línea de fractura es perpendicular al eje longitudinal del hueso.

Oblicuas: la línea de fractura forma un ángulo mayor o menor de 90 grados con el eje

longitudinal del hueso.

Longitudinales: la línea de fractura sigue el eje longitudinal del hueso.

En «ala de mariposa»: existen dos líneas de fractura oblicuas, que forman ángulo entre si

y delimitan un fragmento de forma triangular.

Conminutas: hay múltiples líneas de fractura, con formación de numerosos fragmentos

óseos.

En los niños, debido a la gran elasticidad de sus huesos, se producen dos tipos especiales de

fractura:

Incurvación diafisaria: no se evidencia ninguna fractura lineal, ya que lo que se ha

producido es un aplastamiento de las pequeñas trabéculas óseas que conforman el hueso,

dando como resultado una incurvación de la diálisis del mismo.

En «tallo verde»: el hueso está incurvado y en su parte convexa se observa una línea de

fractura que no llega a afectar todo el espesor del hueso.

Según la desviación de los fragmentos

Anguladas: los dos fragmentos en que ha quedado dividido el hueso a causa de la fractura

forman un ángulo.

Con desplazamiento lateral: las dos superficies correspondientes a la línea de fractura no

quedan confrontadas entre si, por haberse desplazado lateralmente uno o los dos

fragmentos.

Acabalgadas: uno de los fragmentos queda situado sobre el otro, con lo cual se produce

un acortamiento del hueso afectado.

Engranadas; uno de los fragmentos ha quedado empotrado en el otro.’

Según el mecanismo de producción

Traumatismo directo. La fractura se produce en el punto sobre el cual ha actuado el

agente traumático. Por ejemplo: fractura de cúbito por un golpe fuerte en el brazo.

Traumatismo indirecto. La fractura se produce a distancia del lugar donde ha actuado el

agente traumático. Por ejemplo: fractura del codo por una caída sobre las palmas de las

manos.

FRACTURAS DE MIEMBRO SUPERIOR.

Fractura de clavícula:

La clavícula es el hueso, del miembro superior que con mayor frecuencia se fractura. Esta lesión es

especialmente en niños, y se sabe que un 60% de todos los accidentes de ese tipo se producen en

pequeños menores de 10 años de edad.

La fractura más frecuente en la clavícula es la del tercio medio que en los extremos. Esta fractura

tiene una particularidad, ya que en este lugar, la clavícula es asiento de inserciones musculares, de

tal manera, al haber fractura la parte proximal del hueso es tirada hacia arriba por el

esternocleidomastoideo y el trapecio, en tanto la parte distal es halada hacia abajo por el peso del

miembro. La fractura se debe a una fuerza directa hacia abajo en el hombro o indirecta, como

ocurre en una caída con el brazo extendido. Clínicamente, hay tumefacción e hipersensibilidad en

el sitio y dolor al mover la extremidad.

Fractura del hombro:

Las fracturas a nivel de la tuberosidad mayor del humero son comunes en adultos, en tanto que en

niños se afecta el cuello anatómico (unión de epífisis y metáfisis), la cual es halada por la inserción

de los músculos escafoides.

Fractura del húmero:

En las fracturas de humero puede haber tumefacción, dolor, crepitación inestabilidad, y en

ocasiones la fractura es abierta, en particular en traumatismo de energía alta, como accidentes de

vehículo.

Fractura del codo:

Las lesiones del codo suelen resultar de una caída sobre la mano extendida. Hay movilidad

limitada del codo, tumefacción e hipersensibilidad localizados en particular en la parte externa y

dolor al intentar la pronación y supinación. El mayor problema de estas lesiones es la pérdida

subsecuente de movilidad.

Una complicación de esta fractura, es que el extremo proximal de la misma puede desplazarse

hacia delante (90%) dañando la arteria braquial y el nervio medio (por lo que es obligatorio palpar

el pulso braquial), produciendo edema y hemorragia, con lo que se hace necesaria la reparación

de la arteria. Para esto primero se fija el hueso con clavo en cruz (De un grosor de 1.8 a 2 mm) o

con tornillos y placas; luego se procede a reparar la arteria y se inmoviliza con una férula posterior,

pues no hay necesidad de poner yeso.

Fractura en Balloneta: Cuando ocurre esta lesión el codo se hincha rápido y lo más prudente es

dejar que ceda el edema antes de proceder. La fractura en balloneta es la más frecuente en un

95% de los casos, y lo que ocurre es desplazamiento anterior del fragmento

Fractura del tercio proximal de los huesos del antebrazo:

Estas fracturas pueden inmovilizarse en supinación. En adulto puede realizarse reducción abierta y

fijación interna a través de clavo intramedulares (de Rush) o placa de concresión, pero en niños no

colocan métodos de fijación, se puede poner clavo proximal o distal pero por vía percutánea.

Una fractura muy poco frecuente es la del tercio proximal del cúbito con luxación del extremo

proximal del radio, se le denomina : Luxofractura de Monteggia. Siempre que haya fractura del

cúbito hay que investigar también el radio. Puede ocurrir una lesión análoga con fractura de la

diáfisis del radio y luxación de la articulación radio cubital distal ( luxofractura de Galeazzi) .

Cuando se reduce una fractura del cúbito y esta es reciente, la cabeza del radio entra al ligamento

anular, espontáneamente, si es una fractura invertida la situación es más díficil, ya que hay que

abrir, reducir el cúbito, y a veces, hacer una plastia del ligamento anular ya que usualmente está

roto.

Fractura de la muñeca:

La lesión de la metáfisis distal del radio en dorso de tenedor (de concavidad dorsal) se denomina

fractura de Colles. Esta lesión muy común resulta de una caída con la mano extendida. Los

enfermos tienen deformada y tumefacta el área de la muñeca, con equimosis y dolor. Hay lesión

neurológica que incluye el nervio mediano y es importante un examen neurológico cuidadoso de

la mano antes y después de reducirla. En niños no existe esta fractura, lo que puede ocurrir es

desplazamiento del radio que sería equivalente a dicha fractura.

Fractura del carpo:

Uno de los huesos más importantes del carpo es el escafoides o navicular, pues dependiendo de

su circulación asi será el pronóstico de la fractura. Si tiene doble arteria nutricia, la fractura

siempre consolida; en cambio si sólo tiene una arteria nutricia puede ocurrir necrosis aséptica en

la porción del hueso donde no hay irrigación.

Fractura de los metacarpianos y falanges:

La fractura del boxeador, se produce muy frecuentemente cuando los pacientes propinan un golpe

a otra persona, ocurren a nivel distal del cuello del 5° metacarpiano. Son fracturas muy inestables.

Se pude tratarse mediante reducción cerrada; pero lo ideal es la reducción abierta a través de

presión directa y fijación con clavos o tronillos que mantenga el fragmento en su lugar.

FRACTURAS DEL MIEMBRO INFERIOR

Fracturas de cadera

Las fracturas de cadera pueden ser difíciles de tratar por su frecuente asociación con fracturas

diafisarias de fémur ipsilaterales o por el riesgo de necrosis vascular que implican las fracturas

intraarticulares.

Las fracturas de cuello femoral se deben tratar mediante reducción cerrada y síntesis con tornillos.

En estos casos el factor más importante que determina el riesgo de necrosis de la cabeza femoral

parece ser la cuantía del desplazamiento inicial.

Fracturas distales de fémur

Todas las fracturas de fémur en pacientes politraumatizados, deben ser estabilizadas en las

primeras 24 horas si es posible.

Fracturas de rótula

La localización subcutánea de la rótula la hace particularmente vulnerable a los traumatismos

directos. Es necesario prestar atención para que estas fracturas no pasen inadvertidas en el seno

de un paciente politraumatizado, particularmente en el caso de existir fractura de fémur. Se

recomienda tratamiento ortopédico con yeso cuando los fragmentos están separados por un

máximo de 2 a 3 mm en la superficie articular.

Fracturas de tobillo

En las fracturas de tobillo se ha de considerar la frecuente afectación de ligamentos y partes

blandas.

Fracturas del pie

Fracturas de las falanges

Fracturas de los metatarsianos

Fracturas mediotarsianas

Bibliografía

Jaramillo N. - Enfermera Licenciada, U.J. (Noviembre 2000), Traducido de : Orthoinfo -

American Academy of Orthopaedic Surgeons Manual de Primeros Auxilios - Hospital Real -

Granada, España. Extraído el 22 de agosto, 2010, de:

http://www.contusalud.com/sepa_auxilios_fracturas.htm

Giménez P. y Barboza E., extraído el 22 de agosto, 2010 de:

http://www.monografias.com/trabajos11/fractu/fractu.shtml

Perez M. Egresada de carrera técnica profesional fisioterapia y rehabilitación. Extraído el

22 de agosto, 2010, de: www.monografias.com/trabajos-pdf/fracturas/fracturas.pdf

http://www.efisioterapia.net/articulos

http://www.primerosauxilios.org/primeros-auxilios/clasificacion-y-tipos-de-fracturas.php