Feliz cumpleaños insurrección rojinegra zapatista

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  • 8/8/2019 Feliz cumpleaos insurreccin rojinegra zapatista

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    Feliz cumpleaosinsureccin rojinegra zapatista

    Sergio Rodrguez Lascano

    (Texto basado en la ponencia leda el 1 de enero, en San Cristbalde Las Casas, en ocasin de la presentacin del libro sobre el Primer

    Coloquio Internacional in memoriam Andrs Aubry)

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    A dos de los nuestros:

    A Eladio Villanueva Saravia, muerto despus de cumplir su deber regresando

    de una reunin de trabajadores. Por varios aos secretario general de la

    Confederacin General del Trabajo del Estado Espaol. Sindicalista revolu-

    cionario, heredero de la mejor tradicin del anarcosindicalismo de los aos

    30. Enamorado de la lucha zapatista, fue un factor no nicamente para la

    solidaridad con las comunidades indgenas sino para mirarse en su espejo.

    Eladio, amigo, compaero, formabas parte de los irreductibles, de los insu-

    misos, de los subversivos. Tu recuerdo est en nuestros corazones.

    A Calixto Tlacotzi Melndez, bracero indgena de la montaa de la Malintzi

    en San Pedro Tlalcualpan, Tlaxcala. Muri el lunes 16 de noviembre y las

    palabras que sus familiares le escucharon antes del deceso fueron: Avisen al

    Subcomandante Insurgente Marcos que cumpl, que no me vend, que no me

    rend, que no me dej engaar. Sus compaeros de la Asamblea Nacional

    de Braceros agregaron: el compaero muri en pie de lucha y, como l,

    otros hemos tomado la decisin de vivir y morir sin rendirnos. De esa estir-

    pe era nuestro compaero Calixto, de esa estirpe son nuestros compaeros

    braceros.

    En el seminario de hace dos aos in memoriam deAndrs Aubry maestro-estudiante, compaero de lascomunidades zapatistas rebeldes, el SubcomandanteInsurgente Marcos, en su primera intervencin, termi-naba poniendo en el centro del debate siete tesis, lasltimas cuatro decan:

    CUATRO.- El Capitalismo no tiene como desti-no inevitable su autodestruccin, a menos que inclu-

    ya al mundo entero. Las versiones apocalpticas sobreque el sistema colapsar por s mismo son errneas.Como indgenas llevamos varios siglos escuchandoprofecas en ese sentido.

    CINCO.- La destruccin del sistema capitalis-ta slo se realizar si uno o muchos movimientos loenfrentan y derrotan en su ncleo central, es decir, enla propiedad privada de los medios de produccin yde cambio.

    SEIS.- Las transformaciones reales de unasociedad, es decir, de las relaciones sociales en un

    momento histrico, como bien lo seala Wallersteinen algunos de sus textos, son las que van dirigidascontra el sistema en su conjunto. Actualmente no sonposibles los parches o las reformas. En cambio, son po-sibles y necesarios los movimientos antisistmicos.

    SIETE.- Las grandes transformaciones no em-piezan arriba ni con hechos monumentales y picos,sino con movimientos pequeos en su forma y que

    aparecen como irrelevantes para el poltico y el ana-lista de arriba. La historia no se transforma a partir deplazas llenas o muchedumbres indignadas sino, comolo seala Carlos Aguirre Rojas, a partir de la concien-cia organizada de grupos y colectivos que se conoceny reconocen mutuamente, abajo y a la izquierda, yconstruyen otra poltica.

    Dos aos despus, quisiera abordar estas cuatrotesis, buscar su desarrollo y tratar de ubicar lo que,desde mi particular perspectiva, representa uno de losrasgos centrales del pensamiento zapatista.

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    1. Hace muchos aos, un socialista norteamerica-no, Hal Draper, escribi un pequeo paneto tituladoLas dos almas del socialismo. En l, realizaba unanlisis histrico de las dos formas de entender la lu-cha por la construccin del socialismo: una desde arri-

    ba y otra desde abajo. l conclua: Desde el comien-zo de la sociedad, han existido un sinfn de teorasprobando que la tirana es inevitable y que la libertaden democracia es imposible; no hay otra ideologams conveniente para una clase dominante y para susintelectuales lacayos. Se trata de predicciones autosa-tisfechas, ya que ellas solamente son ciertas mientrasson tomadas como ciertas. En ltimo anlisis, el nicocamino de demostrar su falsedad es la lucha misma.Esta lucha desde abajo nunca ha sido detenida por las

    teoras desde arriba, y ha cambiado el mundo unay otra vez. Escoger cualquiera de las formas delsocialismo desde arriba es mirar hacia atrs, alviejo mundo, a la vieja mierda. Escoger elcamino del socialismo desde abajo es ar-mar el comienzo de un nuevo mundo.

    En el fondo, aqu se ubica el debatecentral que hoy se expresa en el conjuntodel pensamiento de izquierda. Y no en undebate mal formulado, abstracto y profun-

    damente ahistrico, sobre el poder. En elque, por un lado, algunos confunden tomarel poder con ganar elecciones, aunque semantenga intacta la lgica interna del capital(es decir, la explotacin, el incremento del tra-bajo abstracto, la autovalorizacin del capital), eldespojo (el permanente proceso de separar a los pro-ductores de los medios de produccin); el desprecioen el que se persigue al que piensa, se viste, vive oes diferente; y la represin, al mantener intocada la

    vieja estructura burocrtica del Estado oligrquico odictatorial: la polica y el ejrcito.

    Y, por otro lado, estn quienes ubican la luchacontra el capitalismo nicamente como gestos y sm-bolos: hoy dejo de creer en el capital y, por lo tanto,me desenchufo de l. Este da no voy a trabajar, hoyno siembro... Cmo si el trabajador en su cotidia-nidad pudiera tener opciones de esta naturaleza! Sinentender lo que son las experiencias zapatistas, porlas cuales lanzaron la Sexta Declaracin de la SelvaLacandona.

    El problema del poder es algo muy serio que nopuede ser banalizado: Ni por aquellos que se dicenrevolucionarios y se la pasan planeando la prximaparticipacin electoral, para ver si, por n, pasan del5 por ciento de la votacin. Ni por aquellos que dicen

    representar la revolucin con minsculas y hacen unateora cerrada de la intuicin tica zapatista de no lu-char por el poder, para acabar en la semiparalizacinde una subjetividad abstracta y, casi siempre, ajena ala lucha real de los de abajo.

    La renuncia zapatista a tomar el poder es una de-cisin tica y poltica, pero eso no quiere decir dejarde luchar por generar una nueva relacin social, enla cual el que mande lo haga obedeciendo. Donde el

    poder no sea ejercido por una nueva casta

    sacerdotal que haga de la informacinel monopolio de su poder. Donde no

    exista una clase poltica con intere-ses materiales especiales separa-dos y en contra de los trabajado-res del campo y la ciudad.

    El debate sobre las dos almasdel pensamiento de izquierda sereere a dos visiones no nica-mente del proceso de organiza-

    cin de la lucha social, sino delmismo funcionamiento del siste-

    ma de dominacin. La crisis actual,de la que hablamos hace dos aos,

    ha puesto otra vez en el tapete de lasdiscusiones el tema de estas dos almas.Si pudiramos hacer un resumen de

    lo que se promueve desde la izquierda frente a estacrisis, podramos decir que los reformistas ya nopromueven ninguna reforma de verdad (reformismo

    sin reformas), y que los revolucionarios son lo quepromueven una salida reformista (revolucionarios re-formistas) que busca dotar al Estado de viejas herra-mientas, las cuales fueron tiles en el parntesis queabri la dictadura del dinero inmediatamente despusde la Revolucin rusa. (Que ahora algunos quieren ri-diculizar como un simple golpe de Estado. Un golpede Estado que puso a temblar a Wall Street, a la Citylondinense, a la Bourse en Pars; que hizo que cam-biara la forma del Estado y que llen de esperanza amillones de seres humanos por todo el mundo).

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    El problema que tienen estas visiones es que noentienden cul es el corazn de la dominacin capi-talista. El problema no es si la propiedad es privada oestatal, cuando el Estado est al servicio de una bur-guesa parasitaria. Eso lo sabemos bien en Mxico.

    El petrleo estatizado no fue una herramienta para lasociedad en contra de la burguesa, en cambio, s fueel basamento sobre el cual se construy el capitalismomexicano. Igual podramos decir de los ferrocarrileso de la electricidad.

    Los zapatistas son transparentes, su anticapitalis-mo busca trastocar el corazn de la dominacin, nole temen a la palabra expropiacin de los medios deproduccin, de comunicacin y de la tierra, para re-gresarla a manos de los campesinos. No estatizacin

    sino expropiacin. Y esto se debe a que no hay muchoespacio para dnde hacerse.

    Decididamente, la fase actual del capitalismo haconscado los derechos de la vida, la vida misma. Los

    fenmenos de incautacin se han multiplicado y am-plicado en todas partes. Se ha expropiado a la gentede sus derechos fundamentales: en tanto que recursohumano, no tiene derecho a la existencia mas queen funcin de su rentabilidad. Ahora bien, la fuerza

    de trabajo en accin, el trabajo mismo, es la propiaactividad vital del obrero, la manifestacin misma desu vida. Y esta actividad vital la vende a otro paraasegurarse los medios de vida necesarios. Es decir, suactividad vital no es para l ms que un medio parapoder existir. Trabaja para vivir. El obrero ni siquieraconsidera el trabajo parte de su vida; para l es msbien un sacricio de su vida. Es una mercanca queha adjudicado a un tercero. Por eso el producto desu actividad no es tampoco el n de esta actividad.

    (Carlos Marx: Salario, Precio y Ganancia). Para queluego nos cuenten sobre quin invent el concepto debiopoder.

    El capitalismo en su fase actual, conocida comoneoliberalismo, con sus repercusiones en el terrenode la economa, la poltica, la sociedad, la cultura, laideologa, la comunicacin; con su proceso de reor-denamiento y reorganizacin del trabajo, por mediode la combinacin de procesos tecnolgicos muy so-sticados con el regreso del trabajo esclavo, con su

    deslocalizacin y relocalizacin, con su outsourcing,con su precariedad, ha sido complementado con unaviolencia semejante a una avalancha por su intensi-dad y extensin. Todos los lmites de la moral y lanaturaleza, la edad y el sexo, el da y la noche. El ca-pital celebra sus orgas (Marx dixit). Todas las coyun-turas y los esqueletos de todas las instituciones quese construyeron en el origen del capitalismo crujen yse desmoronan. Como piel de vbora yacen en el sue-lo, en especial la democracia representativa (el gran

    fraude del Obama dream no es sino la ms especta-cular demostracin). Efectivamente: todo lo slido sedesvanece en el aire.

    2. En especial, la argamasa de las instituciones estata-les se ha desmoronado. La actual fase que vive el ca-pitalismo representa el punto ms alto al que se lleg,pero tambin el origen de una crisis que no puede yno debe ser reducida a su vertiente econmica, sino alconjunto de las relaciones sociales que el capitalismoha edicado. Ya que la sola vertiente econmica deja

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    de lado una serie de aspectos claves que denen losrasgos caractersticos de esta fase: la redenicin delEstado-Nacin y, por lo tanto, del concepto de sobera-na en su dos variantes: la del proceso productivo y ladel espacio territorial del capital, con la virtual elimi-

    nacin del espacio homogneo del Estado nacional, laruptura de la cadena territorio-Estado-riqueza.

    Asimismo, la conversin de territorios, ubicadosformalmente en tal o cual pas, en factores produc-tivos en la lgica de la internacionalizacin del ca-pital. De alguna manera, se trata de la subsuncin delterritorio al capital, ms an, la subsuncin de la vida,de todo lo vivo, al capital; la agudizacin de la contra-diccin trabajo vivo / trabajo muerto y, por lo tanto, elincremento de la terciarizacin del trabajo. La crisis

    de la pareja fbrica-Estado, fbrica-ciudad, para pasara la nueva pareja: territorio-capital.

    stos son algunos de los rasgos nuevos ms im-portantes. Sin dejar de mencionar que la esencia bsi-ca del capitalismo es la competencia y la eliminacindel otro. Por lo tanto, es un sistema que vive y se de-sarrolla en funcin de crisis permanentes: la crisis esel caldo de vida del sistema. Por eso, hay que tenercuidado con todas esas interpretaciones que nos ubi-can en un sistema armnico y estable. Donde parece

    que todo ha sido planeado y ejecutado a la perfeccin,donde la lgica de las corporaciones ya subordin to-das las viejas contradicciones. Donde todo es produc-to de un complot.

    El capitalismo, para su existencia, necesita seguirgenerando mercancas, entre otras, la mercanca fuer-za de trabajo. No puede sobrevivir nicamente conla especulacin nanciera. La frmula D-M-D siguesiendo, a la larga, la nica viable para que el sistemasiga funcionando. Los que pensaban que la frmula

    D-D sera la panacea que eliminara del vocabulariodel capitalismo la palabra crisis, hoy estn viviendolas consecuencias de su estupidez.

    Una de las contradicciones ms grandes a las quese enfrenta el sistema es que, dado el nivel de desarro-llo de las fuerzas productivas, se podra sustituir unabuena parte de la fuerza de trabajo y la reduccin dela jornada de trabajo podra ser an ms drstica de loque ha sido, pero el viejo problema de la realizacinde las mercancas sigue presuponiendo la existenciadel trabajo vivo. Esto es solamente un ejemplo para

    sealar que, en la bsqueda de los rasgos distintivosde la actual fase del capitalismo, no podemos olvidarque existe una serie de elementos centrales que noslo no han cambiado sino que se han recrudecido.

    En ese marco, conceptos como Estado-Nacin,

    burguesa nacional, comercio internacional, partidosnacionales, clase obrera nacional, sindicatos naciona-les, revolucin nacional, son ms caducos que nunca.Lo cual no elimina el sentimiento nacional de abajoy de los de abajo, basado no en las viejas ideas arribasealadas sino en algo ms profundo: historias, cuen-tos, relatos, canciones, poemas, sueos, conversacio-nes, mitos, ritos y leyendas. Estas palabras son msviejas y ms nuevas que las otras. Atraviesan a lasotras, las invaden, las anulan y, cuando ya se piensa

    que han dejado de existir, vuelven a emerger con unafuerza arrasadora.

    De alguna manera, el sistema que se inici enel siglo XVI con el nacimiento de un modo de pro-duccin que, desde su fase preindustrial, manifesta-ba ntidamente su tendencia hacia un expansionismodevorador e ilimitado, est terminando con la imagenque fue diseada por Marx enEl Capital: un mercadomundial, efectivamente mundial, en los albores delsiglo XXI. De alguna manera, la geografa, el diseo

    trazado por Carlos Marx enEl Capital, apenas se estterminando de construir.

    La mundializacin de la produccin y los inter-cambios comerciales y nancieros son una realidaden todos los niveles, pero una realidad contradictoria,limitada y tensionada que anuncia tanto el desastrecomo la esperanza. O para decirlo con palabras ms bonitas, las de Charles Dickens enHistoria de dosciudades: rase el mejor de los tiempos y el msdetestable de los tiempos [...] la primavera de la espe-

    ranza y el invierno de la desesperacin. Todo lo po-seamos y nada poseamos.

    3. En una novela cubana, El hombre que amabaa los perros, su autor Leonardo Padura escribe: lavida es ms ancha que la historia. Creo que esto esprofundamente certero, yo slo le agregara: la vidatambin es ms ancha que la teora.

    Si hiciramos un breve resumen de lo que ha su-cedido desde la aparicin del zapatismo, diramos quehemos podido ver cmo la luz de la experiencia del

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    zapatismo se ha ltrado a travsde un prisma y de ah han salidoun sinnmero de tonalidades (esteseminario ha sido un ejemplo su- plementario). Parafraseando a

    Marx diramos: De cada quinsegn su zapatismo, a cada cual se-gn su ilusin. Esto en s mismono es malo, al contrario, siemprey cuando no caigamos en visionescerradas que no dialoguen entre s.Y, desde luego, siempre y cuandono cometamos el errorotra vez parafraseando a Marx de hacerrealidad lo siguiente: El problema

    de todo anlisis del zapatismo esque se ha dedicado a interpretarlocuando de lo que trata es de trasfor-mar la realidad. Y cranme, estono se logra con discursos ni pensa-mientos, por muy crticos que sean.La nica manera es en la prctica,es decir, en la vida misma.

    Djenme tratar de explicaresto: La idea de que nos reuni-

    mos para que el zapatismo nosdiga cmo ve las cosas o culesson sus propuestas termin en el2005, con las reuniones prepara-torias y con La Otra Campaa.Igual, creo que el dedicarse a ana-lizar al zapatismo ya es un trabajoun poco intil.

    El zapatismo es lo que es y na-die mejor que ellos lo han explica-

    do. No es como otros movimien-tos que esperaron a la llegada deexpertos europeos o norteamerica-nos para que hicieran la interpreta-cin de su lucha, claro, el resulta-do casi siempre fue empobrecedor.Por eso, nunca se ha entendido ellado profundo, cubano, de la re-volucin que triunf en 1959 y sequiso reducir a una herramienta: laguerra de guerrillas.

    Porque no se puede ser antieurocentrista o fustigar a Hegel ysu teora del Estado para terminarhablando todo el tiempo de Hegel,Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo

    y Gramsci. Otra vez, ellos fueronlo que fueron. Ellos, junto conMarx y Engels, fueron revolucio-narios de accin, no tericos. Todolo que escribieron lo hicieron apartir de un imperativo categrico:la transformacin de la realidad.Se equivocaron y acertaron comotodo aquel que se atreve a metersea un movimiento no como obser-

    vador sino como participante. Loque sirva de ell@s y de otr@s lousamos, y lo que no, lo tiramos.Creo que es lo mismo en el caso deBakunin o Kropotkin. As de fcil,as de sencillo. Pero no podemosvivir con la obsesin sobre un pa-sado que, lo siento, pero ya pas.

    Otra vez, como le gustaba re-petir al revolucionario de Trveris:

    Dejar que los muertos entierrencomo Dios manda a sus muertos.

    El zapatismo, creo yo, es unode esos inicios o comienzos en lahistoria, ya lo he sealado en otrasocasiones. De esos verdaderos nue-vos comienzos han habido varios:la Revolucin francesa de 1789,la revolucin de Independenciaen Mxico de 1810, la Comuna

    de Pars de 1871, la Revolucinde 1910-1919 en Mxico, laRevolucin rusa de 1917, laRevolucin china de 1949-1950,la Revolucin cubana de 1959. Lavirtud que tienen esos comienzoses que se puede dialogar con ellossin necesidad de juzgarlos, poner-los en el tribunal, sentenciarlos yluego ponerlos en el paredn. Sepueden y se deben entender como

    parte de esa larga lucha de la hu-manidad por poner en sus manosel control de su destino, de esalarga lucha por la emancipacinhumana. Dialogar con ellos es

    bueno, de vez en vez. El consejodel lsofo Baruch Spinoza siguesiendo vlido: ni rer ni llorar sinocomprender. O mejor an: rer,llorar, amar, comprender, pero so-bre todo luchar.

    4. Nosotros

    Hoy decimos:Aqu estamos!

    Somos la dignidad rebelde, elcorazn olvidado de la patria!

    ...Nosotros nacimos de la noche.En ella vivimos. Moriremos en

    ella. Pero la luz ser maana paralos ms, para todos aquellos

    que hoy lloran la noche,para quienes se niega el da...

    Para todos la luz. Para todos todo.Para nosotros el dolor y

    la angustia... Para nosotros nada.(IV DeclaracInDela SelVa

    lacanDona, enerode 1996)

    El calendario zapatista no es igualal del dinero ni al de la clase pol-tica (como para exorcizar el 2010,se renueva la Cocopa que lanza undesplegado elogiando tanto al Csarcomo a Dios, es decir, se decide se-

    guir haciendo el ridculo a costa delerario de la nacin). Bueno, en esecalendario de los zapatistas, en untexto del 2005 titulado La imposi-ble geometra del poder, se seala-ba explcitamente lo que hoy estsucediendo con la clase poltica detodos los partidos: todo lo que elloshablaban era un intercambio sinpblico, sin audiencia. Era y es undilogo entre ellos.

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    Igualmente se adverta que si los medios de co-municacin se embarcaban en esa lgica, perderancualquier credibilidad. El ejemplo de lo publicado porel diarioLa Jornada, de manera vergonzante (es decir,no en primera plana), sobre la supuesta rendicin de

    los zapatistas, no es sino un ejemplo de ese proceso.De la misma forma, en otro texto, se les haba di-

    cho a los intelectuales que despreciaron y se burlarondel movimiento de los estudiantes del CGH, que esaaccin tendra consecuencias, que los abajo rman-tes ya no tendran el mismo peso y que lo perderancada vez ms si se dejaban llevar a los brazos de unaclase poltica cada vez ms descompuesta. De algunamanera, se les deca que se volvera a lo que era elambiente intelectual previo a la insurreccin zapatis-

    ta. Y, nalmente, se daba a entender que el zapatismoiba a dar un nuevo salto.

    Poco despus, el zapatismo escribi una no despe-dida que, al nal, parece que s lo era a la seora socie-dad civil: quienes nos han apoyado hasta ahora enla lucha exclusivamente indgena podrn, sin pena niremordimiento alguno, deslindarse de esa otra cosaa la que se reri el Comandante Tacho en la plaza deSan Cristbal de Las Casas en enero del 2003, hace dosaos y medio. Es ms, hay un comunicado que, de ac

    all, hace ese deslinde y que puede ser presentado enuna solicitud de empleo, currculum vitae, reunin decaf, sala de redaccin, mesa redonda, templete, foro,escenario, solapa de libro, nota de pie de pgina, colo-quio, precandidatura, libro de arrepentidos o columna

    periodstica y que, adems, tiene la ventaja de poder serexhibido, como prueba de descargo, en cualquier juz-gado Pero quienes encuentren en su corazn un eco,as sea pequeo, de nuestra nueva palabra y se sientanllamados por el camino, el paso, el ritmo, la compaa

    y el destino que hayamos elegido, tal vez decidan re-novar su apoyo (o participar directamente)... sabiendoque ser otra cosa. As, sin engaos, sin dobleces, sinhipocresas, sin mentiras.

    El zapatismo, entonces, no buscaba ya establecer,con todos y todas, vnculos de solidaridad en tornoa la lucha indgena, sino vnculos de compaerismocon las y los explotados, despojados, despreciados yreprimidos de Mxico y el mundo. Creo que nuncauna fuerza poltica de izquierda fue tan clara y tan

    honesta en sus planteamientosAs, ha venido surgiendo unNosotr@s nuevo. Un

    nosotros en el que ya no esperamos a que el zapatis-mo nos diga qu hacer, ni el momento de hacer. Unnosotros que camina no atrs, no adelante, sino a sulado. De compaer@ a compaer@. Un nosotros quepuede ver los ojos de las comunidades zapatistas enrebelda y ya puede sostener la mirada.

    Un nosotros que entiende y respeta el silenciozapatista, porque ellos se han ganado el derecho a ha-

    blar, pero tambin a callar, y casi siempre despus deun silencio prolongado algo fuerte suena. No es comoel ruido permanente de la clase poltica que buscahacer hablar a los zapatistas, ya sea ltrando que serindieron o ya sea comunicando las bondades de las

    Juntas de Buen Gobierno. Y unose pregunta: si esos polticos dicenque son tan buenas, por qu no,por lo menos, intentan imitarlas ydejan de cobrar las fortunas que

    les pagan por ser representantespopulares?

    El zapatismo no acta a mododel dinero ni de la clase poltica,ni de aquellos que, desesperados,quieren que les digan si van bien.

    El Tiempo zapatista es muyotro y creo que, cada vez ms,debe ser nuestro tiempo. El espa-cio ya est claro: se ubica abajo ya la izquierda, en el lugar donde la

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    gente trabaja, manual o intelectualmente. Donde loque se posee, la fuerza de trabajo, se vende inmedia-tamente: en la fbrica, en el campo, en las escuelas,en la esquina del barrio, en los mercados pblicos,en la sierra, en el llano, en el comercio informal,

    en la calle (ahora permanentemente vigilada porcmaras de espionaje en la Ciudad de Mxico, almismo tiempo que Marcelo y su consorte sueanque el zcalo de Mxico es el Rockefeler Centero

    Les Champs Elisee , y que si no hay nieve la inventa-mos, como se inventan una realidad de un gobierno preocupado por los pobres y organizan consultaspara saber si se sube el pasaje del metro sin hacer lapregunta concreta).

    Nosotros y nosotras las que ya entendimos la im-

    portancia de la paciencia impaciente.Nosotros los que ya no queremos que nos resuel-

    van nuestros problemas, sino que los queremos resolverjunto con los compaeros y compaeras zapatistas.

    Nosotras y nosotros los que ya entendimos quetampoco es conveniente crearles problemas gratuitosa las comunidades.

    Nosotros y nosotras las que vivimos en la fronte-ra del aguante. En los mrgenes de la sociedad, peroesos mrgenes son cada vez ms anchos, ms gran-

    des, mientras que el centro es slo un punto dondese aglutinan los 30 grupos nancieros nacionales, los100 grupos nancieros internacionales y una clasepoltica cada vez ms cnica.

    Nosotros y nosotras las condenadas de la tierra,los sin techo, los sin tierra, los sin papeles, los nobody,los sin cuerpo.

    Nosotras y nosotros los que, en todo el mundo,decidimos que nuestro lugar es entre los de abajo, en-tre los migrantes, entre las mujeres violentadas.

    Nosotros y nosotras las que reconocemos esfuerzosy esa lucha de esas nosotras que buscamos ser. Nada deque atrs de un gran hombre hay una gran mujer, no,nuestro lema es que al lado de cada mujer hay un hom- bre, no para defenderla sino para juntos cambiar lasrelaciones sociales de explotacin que han permitido elmantenimiento del patriarcado. O, al revs?

    Nosotras y nosotros los que decidimos echar nues-tra suerte con las comunidades indgenas zapatistas, sinimportarnos la correlacin de fuerzas, ni los consejosprudentes, ni el tintinear de los seores del dinero.

    Nosotros y nosotras que vivimos en Vicenza yRoma; en Pars, en sus banlieus tan llenos de rabia;en los ngeles y Nueva York; en Madrid, Barcelona yZaragoza; en Buenos Aires y Sao Paulo. En todos esosrincones del mundo que son el mundo mismo. Con

    todos ellos hemos construido tambin ese Nosotros yese Nosotras que nos abarca y nos junta.

    Nosotras sus compaeras, nosotros sus compae-ros, en este inicio del 2010 podemos decir, con ciertoorgullo: estamos list@s. Cost mucho, nos equivoca-mos demasiado, tuvimos que aprender a desaprender,el ms complicado de todos los aprendizajes. Peroaqu estamos a su lado compaeros zapatistas.

    Estamos frente a un nuevo discurso y una nuevaprctica de la rebelda y sta no se ha elaborado con

    base en un caudillo, un dirigente o un partido, o in-cluso un Ejrcito rebelde ni en un Subcomandante.Puede contar con el zapatismo y con su jefe militar,el Subcomandante Insurgente Marcos, pero debe sertrabajado entre muchos y entre diferentes. Se trata dedarle toda la fuerza a la sociedad de abajo, lo que per-mitir que las acciones de sta expresen el desarrollode una energa humana que busque cambiar las rela-ciones de dominio y llevar a cabo un ajuste de cuentascon anteriores aos de injusticia. Que construya un

    camino de solidaridad humana y que, al mismo tiem-po, abra un espacio de rebelda frente al conformismosocial y la resignacin ante las acciones de los seo-res del dinero y de la guerra.

    Esta nueva prctica representa una dinmica derebelin contra la injusticia, la mentira, la intole-rancia, el despotismo, la insolidaridad. Representatambin la voluntad de hacerse or, por medio deromper con los equilibrios y las formas anteriores.Representa la posibilidad de reencontrar nuestras

    ilusiones perdidas, nuestro amor, nuestro respeto ala tierra, no a partir de discursos y prcticas viejassino de la construccin de lo nuevo, lo diferente.Signica la rearticulacin de un campo alternativo:el de los del Mxico del stano que buscan dialogarcon el Mxico de abajo, desde la perspectiva de queya no es necesario voltear hacia arriba, que el mejorhomenaje que les podemos hacer a los hombres ya las mujeres que promulgaron el Plan de Ayala eslograr la construccin de ese Otro campo polticoy social. Para eso se requiere la construccin de un

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    nuevo discurso de equivalenciasque permita evidenciar que ya nohay espacio para dnde hacerse.

    Hace unos aos, el Sup dijo queno era necesario voltear a Bolivia,

    que lo que se estaba preparandoaqu era realmente nuevo. Se le in-terpret mal por los cagatintas; nose trataba de decir que lo de Boliviano era importante. Ellos lo estn ha-ciendo a su manera y la sabidura desus pueblos indios pondr en evi-dencia que no se trata de construirel capitalismo andino (creo que eseanimal no existe), como dice su vi-

    cepresidente, el delluziano lvaroGarca, sino otra cosa. Y que no-sotros, por nuestro lado, debemosintentar otro camino. Aqul queparte de lo que yo llamara, no sincierta prudencia, el mtodo zapa-tista:Escuchar-preguntar-caminar-elaborar-caminar-preguntar-

    escuchar y corregir.Elaborar ocupa el cuarto lugar,

    corregir el octavo, pero existe, nonos hacemos tontos sobre la res- ponsabilidad de lo que uno escri- be. Escuchar ocupa el primero yel quinto, despus de elaborar hayque volver a escuchar.

    Escuchar, no tomarse el tiem-po simplemente para or sino paracomprender la voz que viene dedebajo de la tierra del stano, del

    barrio. Escuchar el dolor de losde abajo no es una concesin ocomo deca un lder de izquierdaalgo que ya sabemos, sinoque representa darle su lugar aquien est llamado a cambiar lasituacin. Signica ser simple-mente una herramienta para quese construya como sujeto al cono-cer el dolor de los otros que conl sufren.

    Preguntar, no a partir de quererconrmar una hiptesis de trabajosino buscar la razn profunda de la lu-cha y del dolor. Signica conocer losagravios y reconocer los elementos de

    dignidad que permiten las respuestas.Caminar, que no es otra cosa que

    enlazar, que promover que los otros seconozcan, llevar la palabra del rincn msalejado del pas a todos los rincones que con-forman el pas y el mundo de los de abajo.

    Elaborar, signica asediar esa realidad que senos ha revelado, sabiendo que se trata de eso, asedios,en tanto buscamos ubicar las tendencias de lo que pasa yde lo que la gente hace.

    Caminar, una vez ms, para ver si ese asedio es el que nosdijeron, el que nos expresaron.

    Preguntar sobre las conclusiones a las que se han llegado des-pus de todo el proceso.

    Escuchar de nuevo, dejar que nos digan si esas conclusiones son lasde ellos y no inventos metodolgicos a los que ramos y, a veces, segui-mos siendo tan afectos.

    Finalmente, corregir, inevitablemente nuestro asedio fue limitado yrequiere que se vuelva a construir, reconociendo explcitamente cuandonos equivocamos y cuando no supimos recoger o explicar la voz de los

    de abajo.Bueno, eso es todo. Todava es poco porque ese Nosotr@s sigue

    en construccin. No somos sacerdotes ni lderes, ni tribunos ni csares,ni intelectuales ni profesores rojos, somos simplemente albailes de laRebelda, de la insumisin, de la insubordinacin. Somos militantes.

    Nosotros y nosotras los que sembramos una manzana que nocomeremos.

    Los que desde la sombra gigante del zapatismo construimos la otrasombra gigante de la diferencia.

    Nosotros y nosotras que fuimos paridos el 1 de enero de 1994, y que

    alcanzamos nuestra mayora de edad en junio del 2005. Nosotros los que Nadie nos sabemos, los Nadie que somos, los

    Nadie que seremos. Los que venimos de la sombra, los que caminamosen la sombra, los que en la sombra nos diluiremos.

    Y, perdn, no poda terminar sin una cierta nostalgia sesentayocheraporque no puedo negar mi origen, parafraseando las palabras de los mu-ros de Pars dira: joven insurreccin rojinegra zapatista: cada da msbella, cada da ms joven. Feliz cumpleaos.

    Gracias.San Cristbal de Las Casas, 1 de enero del 2010.Ao 16.