Falero Subjetividades Colectivas

download Falero Subjetividades Colectivas

of 10

Transcript of Falero Subjetividades Colectivas

  • 7/25/2019 Falero Subjetividades Colectivas

    1/10

    Cincias Sociais Unisinos

    ISSN: 1519-7050

    [email protected]

    Universidade do Vale do Rio dos Sinos

    Brasil

    Falero, Alfredo

    Movimientos sociales, construccin de subjetividades colectivas y nuevos procesos sociopolticos: un

    anlisis sociolgico a partir de los casos de Brasil y del cono sur

    Cincias Sociais Unisinos, vol. 43, nm. 2, maio-agosto, 2007, pp. 127-126

    Universidade do Vale do Rio dos Sinos

    So Leopoldo, Brasil

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=93843202

    Cmo citar el artculo

    Nmero completo

    Ms informacin del artculo

    Pgina de la revista en redalyc.org

    Sistema de Informacin Cientfica

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Proyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

    http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=93843202http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=93843202http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=938&numero=9171http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=93843202http://www.redalyc.org/revista.oa?id=938http://www.redalyc.org/http://www.redalyc.org/revista.oa?id=938http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=93843202http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=938&numero=9171http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=93843202http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=93843202http://www.redalyc.org/revista.oa?id=938
  • 7/25/2019 Falero Subjetividades Colectivas

    2/10

    Cincias Sociais Unisinos43(2):127-135, maio/agosto 2007

    2007 by Unisinos

    Resumen

    El artculo apunta a mostrar un ngulo de anlisis basado en la perspectiva de construccinde subjetividades sociales o colectivas, a efectos de dar cuenta de la tensin entre

    regulacin y emancipacin social (por emplear los trminos de Boaventura de SousaSantos) que cruza los nuevos procesos sociopolticos que estn ocurriendo en el cono surde Amrica Latina y Brasil y delinear algunos escenarios posibles. Con el esquemaconceptual propuesto, se procura mostrar como la expansin de una subjetividad coope-rativa en distintos espacios sociales, a veces microespacios, es condicin para latransformacin del actual patrn de poder. Una direccin que, como es notorio, losgobiernos de Lula, Vazquez, Kirchner y Bachelet no parecen dispuestos a -o no estn encondiciones de- transitar. Ello sugiere repensar el campo popular en su relacin con losactuales gobiernos y examinar la capacidad de stos de construir nuevos consensos po-lticos. En tal sentido, es preciso comenzar a delinear los conflictos entre ambas esferasen la nueva etapa, las presiones de un lado y otro, las dinmicas de cooptacin entregobiernos y diferentes movimientos sociales y para ello se trabaja con algunos ejemplosrecientes tomados de estos pases.

    Palabras claves: subjetividad colectiva, campo popular, nuevo consenso poltico.

    Abstract

    The article discusses an angle of analysis based on the perspective of the construction ofsocial or collective subjectivities, in order to account for the tension between socialregulation and emancipation (in Boaventura de Souza Santos terms) that permeates thenew sociopolitical processes occurring in the southern cone of Latin America and Braziland in order to delineate some possible scenarios. Starting from the conceptual frameworkproposed, it shows how the expansion of a cooperative subjectivity in different socialspaces, sometimes microspaces, is a condition for the transformation of the current patternof power. This is a direction that the administrations of Lula, Vazquez, Kirchner and Bacheletseem to be notoriously unwilling or unable to pursue. This implies rethinking the popular

    forces in their relationship with the current administrations and the latters ability toconstruct a new political consensus. Thus, it is necessary to start delineating the conflicts

    Alfredo [email protected]

    Movimientos sociales, construccin de subjetividadescolectivas y nuevos procesos sociopolticos:

    un anlisis sociolgico a partir de los casos de Brasily del cono sur

    1 Docente e investigador, Dpto. d

    Facultad de Ciencias Sociales, UniRepblica, Uruguay.

    Social movements, construction of collective subjectivities and newsociopolitical processes: a sociological analysis on the basis of the cases of

    Brazil and the southern cone

  • 7/25/2019 Falero Subjetividades Colectivas

    3/10

    128Movimientos sociales, construccin de subjetividades colectivas y nuevos procesos socio

    Cincias Sociais

    Introduccin general

    No es posible explicar los recambios polticos en AmricaLatina, las expresiones de bsquedas de cambio social en general-ms all de bloqueos de otros agentes o de frenos propios- sinlas expresiones de protesta, sin las demandas de derechos de todotipo que movimientos y organizaciones sociales vienen cons-truyendo particularmente desde la dcada del noventa. Tampocoes posible delinear escenarios sobre el futuro inmediato de losactuales procesos sociopolticos en Argentina, Brasil, Chile y Uru-guay sin considerar las complejas relaciones entre las menciona-das expresiones de lo que habitualmente se aglutina como soci-edad civil y los gobiernos de estos pases. Esta es la tesis quesubyace al presente artculo.

    Las expresiones populares a las que se hace referencia par-ten de un tejido social en el que han existido y se siguen proce-sando profundas mutaciones, lo cual modifica los marcos gene-

    rales de conformacin de agentes de socializacin y de sujetoscon capacidad de construccin subjetiva de derechos, con capa-cidad de construir formas subjetivas de apropiarse de la realidad.Boaventura de Souza Santos (otros autores tambin lo han he-cho) caracteriza a esa subjetividad en forma de red, de sujetosmltiples que expresan la variedad de la vida social, como subje-tividades posmodernas. Pero sociedad posmoderna en el sentidodel socilogo portugus est lejos de la de autores de la dcadadel ochenta como Lyotard. Como se sabe, Souza Santos (1998;2000) sugiere transicin hacia lo nuevo, desgarramiento en elorden social entre emancipacin y regulacin.

    As es que no solo se trata de examinar los agentes soci-ales y los derechos que reclaman, es preciso tener presente el tipo

    de protesta en funcin de transformaciones sociales profundas yla formacin de subjetividades colectivas implicadas en funcinde las diferentes coyunturas. Por ejemplo, los espacios extralabo-rales o territoriales pasan a ser mucho ms constitutivos de sub-

    jetividad colectiva de demanda que antes en algunos sectores.Pinsese en FUCVAM -la Federacin de Cooperativas de Viviendapor Ayuda Mutua- en Uruguay, pinsese en el Movimiento SinTierra o en el de los Sin Techo en Brasil.

    O recurdese la subjetividad colectiva actual instalada enArgentina sobre derechos humanos y los responsables de su vio-lacin. Seguramente existe all actualmente una poltica decidi-da del gobierno en ese sentido, pero sta sera posible sin queuna parte importante de la sociedad argentina la considerara un

    tema pendiente? Ms an, comprese la situacin actual con

    aquella primera marcha de la resistencia de las madres de Mayo que ocurri por primera vez en 1981 con 14 rodeadas de 300 policas. Este hecho puede ser visto smbolo de inicio de una construccin de un sentido soc

    memoria y justicia. Hay que tener en cuenta que muy dila situacin en Brasil, ya que a ms de 40 aos del Golpedo (1964) casi no se ha avanzado en investigacin sobrnes cometidos por las Fuerzas Armadas (aunque no hayala virulencia del caso argentino).

    Pero ms all de las especificidades de cada sociedall de las diferentes trayectorias histricas de los cuatrel presente artculo procura un anlisis de carcter reglas expresiones de movimientos y organizaciones socialrelacin con los gobiernos actuales. Naturalmente estrealizarse desde diversas perspectivas. Aqu se proponeellas y es la que se anticipa antes: establecer como esqueceptual para ese anlisis una perspectiva de subjetividad

    colectiva.As es que, en la primera parte, se establecen las ples bases conceptuales que a nuestro juicio resultan sustse alude a las corrientes tericas a las cuales se acerca que se aleja tal perspectiva. En la segunda parte, se protroducirse en el desafo conceptual abierto que significa rizar las mediaciones y horizontes de posibilidades quesentan en la relacin entre los llamados gobiernos progrlos actores sociales que nos ocupan.

    Acerca de la perspectiva de anl

    Qu tiene de interesante plantear como instrum

    anlisis la perspectiva de subjetividad social o colectiva? nocin se alude naturalmente a un abanico de percepcipresentaciones, ideas, sentimientos, expectativas, deseos, ecomo se ver, no se trata de aislar lo subjetivo de las psociales, por el contrario se rescata la relacin dialctiambas. Adems, entre otras cosas, se trata de contribufuerzo de sntesis de integrar lo microsocial con lo maces decir de como la sucesin de cotidianeidades y coyuntlas que atraviesan individuos y grupos son, a la vez, consde sujetos sociales.

    Cuando en la dcada del ochenta y noventa, el schileno Hugo Zemelman abre una discusin terico episgica en Mxico sobre pensar la poltica, sujetos sociale

    horizontes de la razn (1989; 1992; 1996), introduce en

    between both spheres in the new period, the pressures from each side, as well as thedynamics of cooptation between governments and various movements. To do this, thispaper focuses on some recent examples taken from these countries.

    Key words: collective subjectivity, popular forces, new political consensus.

  • 7/25/2019 Falero Subjetividades Colectivas

    4/10

    Volume 43 nmero 2 mai/ago 2007

    Alfredo Falero1

    dro algo central: la capacidad de construccin de alternativasdesde lo potencial, de un presente que encierra horizontes deposibilidades distintos a lo dado, de un futuro indeterminado quees tambin el resultado de construccin de los sujetos sociales enel presente.

    Esto significa que la subjetividad colectiva se construye, queabre alternativas de sociedad y que el resultado depender de loque realicen los sujetos sociales. Significa adems que tiene ele-mentos de estabilidad y de cambio y que esa construccin esttensionada entre diferentes proyectos de sociedad. Es decir, exis-ten batallas silenciosas que inciden en la subjetividad colectiva paragenerar formas de ser y estar en la sociedad. Pero no se trata deuna discusin solamente sobre medios masivos de comunicacin.La discusin debe remitir a distintos espacios de cotidianeidad y desocializacin donde se construye y en los que se han dado profun-das transformaciones si se compara con algunas dcadas atrs: lafamilia, los lugares de trabajo, el sindicato, el barrio, etc.

    Por ejemplo, la formacin de subjetividades reconoce yaen espacios extralaborales elementos constitutivos cada vez msdeterminantes. Pero tambin a veces tiene que ver con lo laboralen forma indirecta. Por ejemplo, considrese el caso argentino yla protesta mediante el corte de ruta, una forma ya generalizada,que da cuenta de un nuevo espacio social de resistencia y denuevas formas de subjetividad. Recurdese que su surgimientoaparece en los mrgenes del sistema: las provincias argentinas deNeuqun, Jujuy y Salta en 1996 y 1997 y luego llega al conurba-no de Buenos Aires. El componente era de desempleados afecta-dos por privatizacin o cierre de empresas, articulados con otrossectores del entramado social como comerciantes, vecinos u or-ganizaciones sociales (Delamata, 2002).

    El objetivo es entonces examinar algunos aspectos de estatensin entre proyectos de sociedad en el plano de la subjetivi-dad colectiva. Como seala Boaventura de Sousa, el principio dela subjetividad es mucho ms amplio que el principio de la ciuda-dana (1998). Desde la teora liberal, se promovi la reduccin dela participacin poltica al ejercicio del derecho del voto. Cual-quier otra forma fue y es desestimulada. Pero la simple postulaci-n de ampliacin de la participacin no necesariamente suponetransformaciones sustantivas. Emancipacin se entiende aquentonces como construccin de ciudadana pero ampliando pa-

    ralelamente la subjetividad colectiva de resolucin de necesida-des como construccin de derechos colectivos. Con igual inspira-cin en el socilogo portugus, se entiende por regulacin la cons-truccin de una subjetividad de adaptacin, es decir que si biense pueden construir formas de oposicin no se traducen en for-ma sistemtica de demanda de derechos colectivos.

    Actualmente, teniendo presente los casos que nos ocupan,la tensin entre regulacin y emancipacin adquiere nuevas for-mas y supone por tanto renovadas batallas por la construccin desubjetividades. En este sentido, se apunta a examinar el plano deposicionamientos y de actitudes de actores sociales frente a con-textos de generacin y de cristalizacin de nuevos consensos - detodas maneras, siempre precarios - en suma, de conquista de la

    cabeza de los individuos, aunque pueda sonar una afirmacin un

    tanto paranoica. El problema que se plantea es no caer en dades acadmicas cuando existen prcticas de construcpoder simblico que sustentan intereses especficos aunqucen pasar como de toda la sociedad, como deca el sociloBourdieu (vase entre otros trabajos, 2005).

    Principales lneas tericas

    Si bien no es posible realizar aqu desarrollos terplios, procuramos rescatar, con inspiracin gramsciana, coconstruccin de movimientos sociales se expresa la articoncreta entre necesidades, experiencias y utopas en dedas coordenadas de tiempo y espacio (Len y Zemelman,

    28). La resolucin de necesidades en la praxis cotidianatanto al pasado en trminos de experiencias, memoria, tcomo tambin al futuro en el sentido de reconocimiento ones posibles en las distintas coyunturas, lo cual supone l

    La construccin de alternativas sociohistricas depende de la activacin de lo potencial, no solo de implica la idea de movimiento y no de percepciones cristde involucramiento en procesos colectivos que a su vez pexperiencias y nuevas formas de subjetividad social. Esttoda esa lnea terica conocida que va de Gramsci, a Thomque en Amrica Latina se tradujo en contribuciones combrasilero Eder Sader (1995) al colocar la importancia de buciones de significacin y sentido que van dando los

    actores sobre un conjunto de necesidades sociales. En obajos, hemos desarrollado este punto.

    Pero tambin hay que hacer notar que no se trata formaciones subjetivas solo de los participantes en la expLos movimientos sociales buscan un efecto de sensibilizactoda la sociedad y pueden colocar su demanda en la agentica y/o sensibilizar a la llamada opinin pblica. Pensemmovimiento por los Derechos Humanos en Argentina y USu visibilidad permiti generar el desafo simblico a la sque el tema estaba pendiente de resolucin pese a la subjcolectiva que se procuraba construir desde los gobiernos cosaldado. El sentido social en juego era de derecho a unareal para todos (no con excepciones, cuando porque se tr

    militares), de derecho a la memoria colectiva, etc.Rescatamos adicionalmente que la conformaci

    ganizaciones y movimientos sociales nunca puede veralgo producido sino como una produccin permanentesucesin de coyunturas. Tambin participan en un campozas especfico en el sentido de Bourdieu. Proponemos heste sentido de campo popular. Sabemos que un campsector determinado de la actividad social en el que lospantes ponen en juego los recursos de los que disponecampo popular pueden ser las habilidades para comunicpara construir redes sociales, etc. - buscando obtener bieslo este campo especfico puede proveer (por ejemplo eprestigio que administra el campo). El capital operativo

    campo es el conjunto de recursos que puede ser utiliza

  • 7/25/2019 Falero Subjetividades Colectivas

    5/10

    130Movimientos sociales, construccin de subjetividades colectivas y nuevos procesos socio

    Cincias Sociais

    obtener una ventaja en el mismo, pero es un producto del cam-po, y no existe fuera de l.Hay una relacin entre subjetividad colectiva y campo,

    pues este existe en la medida en que ejerce una influencia sobrela perspectiva y las acciones de los participantes (la illusio), quese extiende tambin sobre los dems campos. Adems los impli-cados en el campo construyen habitusque suponen principiosde valoracin y juicio que estn definidos por las reglas mismasdel campo. Hay tambin aqu una aproximacin posible entreesta categora y la ya mencionada de experiencia.

    Dentro de lo que llamamos campo popular, sus agentesparticipantes son organizaciones y movimientos sociales. Dichoen trminos generales, stos promueven la construccin subje-tiva y la implementacin real de determinados derechos: al tra-bajo en mejores condiciones, al acceso a la tierra, a una viviendadigna, a la memoria histrica y la reivindicacin de derechoshumanos, etc.2En este sentido, participan en una batalla de sub-

    jetividades, de construccin simblica dentro del campo y conotros campos. Al tratar el conjunto como campo en el sentidode Bourdieu, hay que tener presente las caractersticas genera-les de todo campo y las particulares de este caso.

    Adems, siempre en la lnea de construccin conceptual,aqu se presenta otro problema y es que los movimientos soci-ales son una variante de la accin colectiva o de la movilizacinsocial si se prefiere, pero no toda accin colectiva o movilizaci-n constituye, digamos tcnicamente, un movimiento social.Esto quiere decir que la nocin de movimiento social puede ser,

    paradjicamente, estrecha, restrictiva, para observar las luchaspor la construccin de derechos.

    Como fundamentamos en un artculo ya hace algunosaos (Falero, 1999), sobretodo teniendo presente el caso de pe-queos pases como Uruguay, aplicar la categora movimientossociales no es suficiente para dar cuenta de una complejidadde prcticas sociales con sentido social emancipatorio o antisis-tmico que se sitan en determinados contextos sociohistricosque van variando3. De hecho, actualmente en Uruguay solo doscasos entraran en la categora: el movimiento sindical y la men-cionada Federacin uruguaya de cooperativas por ayuda mu-tua. Incluso hay quienes discutiran este caso. De tal forma, sedejara de explicar una enorme variedad de formas de creativi-

    dad social y de protestas -pinsese para Uruguay lo que signifi-c la construccin social de los plebiscitos en la dcada del no-venta- a veces con formatos menos organizados, creadoras denuevos sentidos sociales existentes aunque no adecuadamentecatalogadas4.

    En este sentido, es que sostenemos que es preciso pensaren forma de arco de expresiones en que las necesidades cotidi-anas se construyen como demanda de derechos colectivos. Cu-

    ando se observa esa perspectiva de abanico de expresioviamente no sin conflicto entre stas) en relacin con truccin subjetiva de derechos que suponen una consde un sentido social hacia el futuro - y ms all que serastrear o no empricamente consecuencias inmediataslucin de la necesidad - aparece una extraordinaria riqcial que relaciona, como se deca antes, la cotidianeiprocesos histricos ms all de lo coyuntural.

    Ahora bien, es difcil que hoy alguien sustente mente que los derechos no deben expandirse en una sEs polticamente incorrecto. Pero, en los hechos, la consde derechos puede ser pensada en un sentido restrictivinquebrantablemente a la propiedad privada o en unamplio, radical, emancipatorio. Esto puede dar lugar a tes visiones de sociedad que se cruzan con las posibilidatextuales globales de la misma y a la capacidad de conssociohistrica. No son, notoriamente, las mismas las podes y lgicas de construccin de derechos en una socicapitalismo central que en Amrica Latina aunque siempone dicho en trminos generales- aprehender la dque se genera entre las prcticas colectivas y la subjsocial que permite impulsar esa construccin de derec

    Cuando estas prcticas presentan cierta organcierta permanencia en el tiempo, cuando implican la pcin de un nmero importante de individuos, en sumauna mezcla de acciones colectivas con y sin presenciaestn intencionalmente dirigidas a transformar un ord

    y promover derechos, se suele caracterizar esto como entos sociales. Si esta transformacin se propona comodora del capitalismo, desde mediados del siglo XIX con cfuerza hasta la dcada del setenta del siglo XX, se le nombre de socialismo. De hecho, hasta mediados del sesa palabra era demasiado novedosa y general para teneimportante. Un socialismo del siglo XXI como hoy suelede concretarse, depender en forma sustantiva de la cade los movimientos sociales (o antisistmicos dira Waen sus trabajos), para construir nuevos sentidos de soc

    Teoras de la eleccin racional y

    clculos estratgicos de agenteDesde la dcada del ochenta, el campo de la Sociolo

    un cambio cualitativo poco feliz: decididamente comenz tar desde la Economa una visin y un mtodo. Si bien el esta tendencia acadmica fue y es variado de acuerdo al lprograma de investigacin asentado en supuestos al menmicos daba cuenta de cuestionamientos, inseguridades y

    2Ese conjunto de agentes generalmente se ubica analticamente en la nocin de sociedad civil, pero en verdad sta es una nocin ms difusa (porque puede incluir a la iglesia, organizaciones empresariales, todo tipo de organizaciones no gubernamentales, etc.) y de la quehabr que estudiar si sigue teniendo capacidad explicativa.3Una referencia terica a considerar adicionalmente en este punto es Tarrow, (1997), que relaciona accin colectiva con poltica.4Sobre Uruguay, remitimos a nuestros trabajos: Falero (2006) y Falero y Vera, (2004).

  • 7/25/2019 Falero Subjetividades Colectivas

    6/10

    Volume 43 nmero 2 mai/ago 2007

    Alfredo Falero1

    das en el mbito de la Sociologa y de la incapacidad autocrtica y almismo tiempo de ejercer fuerte incidencia desde el mbito de laEconoma. Sobra sealar que nuevamente estamos frente a un temamuy amplio y aqu se trata de introducir algunos elementos paraargumentar que los intentos de mejorar la visin de eleccin racio-nal no modifican que se est frente a una postura radicalmentecontraria a la que ac se defiende que no obstante no deja de con-siderar la idea de clculos estratgicos de agentes.

    Recurdese brevemente el origen. A la pregunta por quparticipamos en acciones colectivas?, el economista Mancur Ol-son, autor de The Logic of Collective Action, un trabajo original-mente publicado en 1965, sealaba que los individuos no parti-ciparn en grupos grandes para obtener un bien pblico a me-nos que se les coaccione o se les estimule con algn bien mate-rial o simblico y en tal sentido es una conducta racional si al-guien puede beneficiarse de la accin colectiva evitando loscostos de la participacin (Olson, 1992). La lgica de la accincolectiva es la misma lgica de maximizacin del beneficio per-sonal en las elecciones que se hacen en el mercado.

    Las crticas ms evidentes surgidas tempranamente a razde esta lnea de trabajo pueden esquematizarse en tres ejes: elrelacionado con la historia, el relacionado con la caracterizacinde la eleccin y el que refiere a las condiciones en que se realizauna eleccin. Respecto a lo primero, no requiere mayor funda-mentacin que existe un carcter histrico de las preferencias, ypara esta visin, al contrario, stas parecen ser universales y esta-bles. Incluso no considera las identidades que se generan socio-histricamente y que modifican tales preferencias. En cuanto a losegundo, lo ms claro es que el egosmo es una mala descripcinde las preferencias. Si se agrega la hiptesis del altruismo comocontrapartida de eleccin no racional, tambin resulta ser igual-mente ahistrica. Finalmente, hay condiciones sociales que nopermiten a los individuos actuar racionalmente.

    Tales lneas de crticas han llevado a una complejizaciny matizacin de las anteriores posturas, y entre los nombres msconocidos en esa trayectoria debe establecerse el de Jon Elster.Autor de origen noruego, ha publicado numerosos trabajos bajoesta perspectiva de visin instrumental por la cual las accionesde los individuos son elegidas como un medio ms o menos efi-ciente para llegar a un fin5. En tono de divulgacin general, elpropio autor no deja de colocar como ejemplo primero el delempresario que desea maximizar la ganancia para lo cual debeconsiderar que productos debe ofrecer, cuando producir y comoproducirlos (Elster, 1995, p. 31).

    As es que, ms all de matices, se est frente a una ca-racterizacin de individuos que se enfrentan a menudo a situa-ciones de eleccin, y ese es el punto de partida y de llegada delanlisis. La construccin de la eleccin no es vista como un pro-blema. A partir de aqu, puede sospecharse una problemticafundante no menor si la sociedad -an a efectos de ser simplifi-

    cada para ser estudiada y advirtiendo en consecuencia qes ms complejo- termina siendo percibida como una agentes racionales que eligen, optimizando el mejor dlos medios que creen disponibles. No obstante, este renismo se disimulaba con la capacidad de introducir undologa potente, de amplio desarrollo.

    En el caso de la sociedad, considerar individuos oindividuales sugiere para esta corriente la virtud de no tarse con agregados como clases, grupos o naciones codades elementales. En trminos de Elster (1995), se tmostrar las tuercas y tornillos de lo que luego sern otrones agregativos. En tren de evitar atribuir apresuradaras sobre naturaleza humana o social en el examen de tas individuales, subryese que para Elster se trata, ms cosa, de una consideracin metodolgica.

    Cierto es que estas teoras de la eleccin racional node incorporar matizaciones. Entre otras: reconocer limitactructurales que reducen los cursos posibles de accin, admestas teoras pueden fallar por indeterminacin (por ejeclculo puede ser sencillamente imposible) o por irracionavoluntad del agente en funcin de diversas motivacionesel carcter descriptivo -y poco explicativo- de lo que se p(De la Garza, 1994). No obstante este arco de relativizacbase de la visin general obviamente se mantiene y si biesalvar un conjunto de crticas, sigue sin dejar de escapar a

    En particular, desde un punto de vista terico geconstruccin de la decisin utilitaria -an como supuesto lgico y no como consideracin de la naturaleza humana-de ser extremadamente frgil desde una perspectiva sociode construccin de subjetividades sociales, donde las prefelas creencias no pueden desatender una complejidad degenerados en contextos extremadamente diversos.

    El conjunto de autores tributario de las teoras decin racional, como ya se dijo, es amplio y variado. Pero a efectos, adems de Elster corresponde no dejar de mencnombre de Mark Granovetter (1985), particularmente pocepto de imbricamiento o enredamiento (embeddednessserva aqu una preocupacin clave: la accin social no esrada de la bsqueda de aprobacin social, del estatus, deabilidad y del poder. Ahora el actor racional se ve socienredado y esto tiene consecuencias de largo plazo decisiones. La idea de redes sociales llevada al terreno dede las relaciones econmicas es profundamente sociolgrescate que realizaba de La construccin social de la reaclsico de Berger y Luckman) no dejaba de sealar undiferente. Sin embargo, constitua efectivamente unaterica? constitua una lnea alternativa para evitar ems difuso que presenta la perspectiva de subjetividad s

    A nuestro juicio, la respuesta es negativa. Respeprimero, Granovetter estaba lejos an de la perspecti

    5Adems de los trabajos de Elster a los que aqu se recurre y se citarn expresamente, cabe recordar del autor otros importantes ttulos c

    cemento de la sociedad; Juicios salomnicos o El cambio tecnolgico, entre otros.

  • 7/25/2019 Falero Subjetividades Colectivas

    7/10

    132Movimientos sociales, construccin de subjetividades colectivas y nuevos procesos socio

    Cincias Sociais

    socializacin de los individuos, que marca la variabidad segn elcontexto sociohistrico. Esto es: en tanto no se desprende delindividualismo metodolgico, no se abordan las mediaciones pro-pias de los procesos de individuacin desde lo colectivo. La acci-n segua siendo racional y las limitaciones eran externas al actor(De la Garza, 2005) lo que lo alejaba de tal postura. Bourdieu, conuna posicin que a nuestro juicio no deja de recuperar el rol ac-tivo del agente, critic las teoras de la eleccin racional y elindividualismo metodolgico incluyendo la solucin terica deGranovetter. Esta, observaba Bourdieu, no dejaba de suprimir losefectos de la coaccin estructural de la sociedad y las relacionesobjetivas del poder, indicando que con su postura, se mantieneen la visin de ver solo el efecto de la previsin consciente ycalculada que, presuntamente, cada agente hace de los efectosde su accin sobre los otros agentes (Bourdieu, 2001, p. 226).

    Respecto a lo segundo, si se establece una concepcin din-mica de la subjetividad, nos alejamos - como subraya De la Garza(1994, p. 375) - tanto de la perspectiva de la eleccin racional comoigualmente de una postura de determinismo situacionista. Para talesperspectivas, como se explic, la construccin de la decisin no apa-rece como un problema sociohistrico complejo, como s permiteadvertir y complejizar la perspectiva de subjetividad social, sino unsupuesto de que la decisin es siempre utilitaria y racional.

    En suma, la perspectiva de lo que sigue es que: (a) se in-tenta delinear una visin que articule lo micro y lo macro, lascoyunturas con escalas de tiempo mayores, que no deje de consi-derar el contexto sociohistrico; (b) en ella se trata de articularlos clculos de los agentes individuales y colectivos, pero debenser vistos como una parte de una subjetividad colectiva siempreen construccin; (c) las demandas de derechos de los movimien-tos y organizaciones sociales a partir de las necesidades cotidia-nas participan en esa construccin y, como veremos, en el actualcontexto cobran nueva relevancia; (d) dada la tendencia a la au-toreferencialidad en los campos de la economa y de la poltica yen consecuencia a una construccin de subjetividades cerradas,la expansin de una subjetividad colectiva de emancipacin des-de el campo popular es condicin para incidir en esos campos.

    Esto lleva a la necesidad de identificar tanto las fuerzassociales que actan con capacidad de construir subjetivamente eimpulsar objetivamente la construccin de derechos, como aque-

    llas capaces de bloquearlos. Y las tensiones a que estn sujetoslos agentes de uno y otro espectro de posiciones.

    Breve referencia al nuevo consenso

    econmico y poltico

    La constatacin de partida es que cuando fuerzas polti-cas que promueven una sociedad ms justa acceden al gobiernomediante el triunfo electoral luego de trabajosos procesos deconstruccin de alternativas populares- el resultado previsible esque todos sus originales planteamientos son recodificados en unanueva visin convincente pero notoriamente matizada. En el caso

    de Brasil y de los pases del cono sur, esto ha significado el man-

    tenimiento, con modificaciones, del anterior patrn de patrn social de acumulacin, construido en la dcada dely profundizado en la dcada del noventa.

    El nuevo consenso econmico se funda en la conbsica de la ortodoxia anterior, aunque con la incorporaclatina de otras reglas de juego con mayor regulacin qperodo anterior (introduccin de formas de neoinstitumo). Sobre estas tesis de la continuidad por sobre las difclaro est, se pueden argumentar muchas cosas, pero eprincipales indicadores est en visualizar la estabilidad detores econmicos ganadores y perdedores (aunque en Ase han observado algunos cambios) y la continuidad en ltados de distribucin del ingreso.

    Se manifiesta aqu la violencia simblica que exBourdieu, es decir esa coercin que se instituye por mediuna adhesin que el dominado no puede evitar otorgar nante cuando slo dispone, para pensarse o pensar su con l, de instrumentos de conocimiento, de perspectcomparte con el dominante y que aparecen como unitranshistricos, cruzando partidos polticos, cruzando coones econmicas de distintos gobiernos.

    Es decir, los nuevos escenarios son de gobiernos cuyson fuerzas polticas que fueron referente histrico delsocial (el caso argentino es particular ya que la idea de mo es extremadamente vaga y se ha constituido comopoltica), deben proveer ahora de bases relegitimadoraproyecto de sociedad que, se est de acuerdo o no, tiencuencias de limitacin para un proyecto social de expaderechos. Esto sugiere la necesidad de construir nuevossos, es decir, formas de ver la realidad que naturalicen que muestren como evidentes determinados cursos dapoyndose en los recursos simblicos de los agentes po

    Para generar el nuevo consenso, se dispone de dmecanismos ya que las sociedades latinoamericanas, y mente Brasil, tienen un tejido social enormemente fragmpartir de las transformaciones socioeconmicas, con fractu

    jetivas ostensibles, as es que se apunta a: planes asistenpara sectores muy empobrecidos, promocin de consumo ptores de clase media (disciplinamiento hedonista), construun sentido de inevitabilidad del curso de accin elegido

    sectores ms cercanos a la fuerza poltica, un sentido de lacin para los sectores con mayores expectativas de cambuna perspectiva de tiempo de actuacin insuficiente y no deto sociopoltico, para la poblacin en general, etc.

    Estas son, por cierto, lneas generales que tienden a su instrumentacin de acuerdo a los pases analizados, paplica el esquema delineado en la primera parte el resultadquvoco: no se promueve una construccin de una subjetivlectiva de derechos, es decir, una subjetividad de emancipaclo contrario. El papel del campo popular resulta central en edo, pero considerando que los gobiernos no estn ocupadosfuerzas que fueron referentes histricos de la regulacin arco de organizaciones y movimientos sociales en cada pas

    za a mostrar previsibles quiebres de percepcin y estratgic

  • 7/25/2019 Falero Subjetividades Colectivas

    8/10

    Volume 43 nmero 2 mai/ago 2007

    Alfredo Falero1

    Esto significa que estos gobiernos aumentan en este sen-tido, su capacidad respecto a sus precedentes (Menem y De laRua en Argentina, partidos tradicionales en Uruguay, Democra-cia Cristiana o incluso Pinochet en Chile, F. H. Cardoso y anterio-res en Brasil). Es decir, tiene ms recursos disponibles (por ejem-plo el prestigio), para evitar la resistencia a la generacin del nuevoconsenso. En los nuevos escenarios, el campo popular ha sidoestriado en funcin de las nuevas articulaciones entre gobierno,fuerza poltica y fuerzas sociales, ya que es indito que el refe-rente poltico de los cambios que es el que mantiene conexionescon los movimientos sociales (PT en Brasil, Frente Amplio en Uru-guay, Partido Socialista en Chile) aparece ahora como el repro-ductor del orden social y no del cambio social.

    Relacin entre campo popular, fuerza

    poltica y gobierno: esquema de

    escenarios

    Las fuerzas sociales, al intervenir en el contexto de gobier-nos ms identificados con la izquierda, procuran zanjar las distan-cias entre proyecto y concrecin, procuran quitar autoreferenciali-dad al campo poltico y obligan al partido a correr riegos que deotra manera sera imposible desde el puro sentido prctico de lamayora de sus integrantes. Pero adems siguen teniendo un rolcentral en la capacidad de construir formas subjetivas de apropiar-

    se de la realidad y construir sentidos de sociedad que de lo contra-rio seran absolutamente marginales. Lo cual reabre una discusin.A partir de aqu pueden esquematizarse dos tipos de es-

    cenarios, ambos inestables, sobre su capacidad de construccinde subjetividades colectivas. Para ello imaginemos un continuodonde en un sector se ubica la predisposicin social a actuarcon capacidad de construccin colectiva de derechos, de pro-ducir una subjetividad de emancipacin, es decir, un espaciosocial que predispone a la generacin de movimientos socialeso formas de produccin alternativa, por ejemplo. En el sectoropuesto, se ubica la predisposicin al conformismo, a la apatarespecto a la reproduccin de desigualdad social, al rechazo -manifiesto o latente - a involucrarse en cualquier dinmica co-

    lectiva de cambio, al refugio en lo individual y lo privado quepuede adoptar distintas formas, etc. Es decir, una subjetividadde regulacin. En el medio de ambos, se ubica la tensin, lalucha, entre una subjetividad potencialmente estabilizadora delo dado o potencialmente transformadora. Es decir, este es elespacio social de disputa entre proyectos sociales y en el que seubica la proyeccin de estos dos escenarios.

    Escenario de adaptacin

    El primer escenario es de menor capacidad de proyeccinsubjetiva de los agentes del campo popular, sugiere que los nue-vos gobiernos logran afirmar su capacidad de construir consen-

    sos, que las necesidades cotidianas encuentran un canal tradicio-

    nal de resolucin. Entre las formas de conservar una subjcolectiva de consenso sobre las discrepancias generalescooptacin. Por ejemplo, en una organizacin popular eagentes individuales de la misma acten indistintamentespacio y en el campo poltico, puede pesar ms el capitacumulado que la capacidad de rebelin. Esto es: no sperder o arriesgar carreras existentes o potenciales decampo poltico. En estos casos, la lgica pragmtica depoltico puede seguir predominando como lgica centrsestimular indirectamente posicionamientos ms crticoorganizaciones. Esto se observa en todos los casos aunllama la atencin por la historia inmediata en la relacin Frente Amplio gobierno en Uruguay y en la relacin gobierno en Brasil.

    Recurdese que un partido en el gobierno siempms formas que un movimiento de retener agentes indide peso poltico real o potencial, mediante prebendas mles o simblicas o una mezcla de ambas que nadie admblicamente. Evidentemente, todo partido siempre tramostrar una fundamentacin tcnica convincente de ssiones en reclutamiento de cargos medios y altos, aunqno sean ms que la expresin de construir equilibrios dque no pongan en riesgo la reproduccin como fuerzdel campo poltico.

    En segundo lugar, si bien el gobierno no atiendmanda ni promueve subjetivamente la resolucin colenecesidades, igualmente puede mantener canales de dibre la misma, administrando en dosis pequeas recursos en el sentido de los objetivos de la organizacin. De hechlo que se ve hoy. Por ejemplo, en Uruguay, la Federaciguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (Fno logra que el gobierno emprenda un apoyo sustantivo enda por ayuda mutua, el Ministerio de Vivienda no reparticular impulsor de resolucin colectiva de la necevivienda, pero paralelamente la Intendencia de Montevnera para esa organizacin una cartera de tierras que desme una lnea de crecimiento de protestas de la organizala misma forma, el movimiento Sin Tierra (MST) en Brasiede lograr que se desarrolle un proyecto de reforma agraconsigue que en los asentamientos de la organizacin e

    no suministre alimentos. Tanto el Frente Amplio como ecampo de tensiones en tal sentido.

    En este escenario, no se descarta que surjan o ausu potencial otras expresiones sociales que escapen a egicas centrales, pero siguen siendo marginales. De hechcuatro pases se observan manifestaciones de este tipotendencia general es que los gobiernos consiguen enmecanismos como los mencionados u otros que las poms crticas respecto a la direccin actual sigan siendonales, consigue que las expectativas sociales de cambsiendo canalizadas subjetivamente como parte de la con del gobierno, finalmente consigue mantener un csocial general con cierto grado de estabilidad, ms all

    presiones de protesta.

  • 7/25/2019 Falero Subjetividades Colectivas

    9/10

    134Movimientos sociales, construccin de subjetividades colectivas y nuevos procesos socio

    Cincias Sociais

    Escenario de desajuste odesacoplamiento

    Implica que se est dispuesto a construir formas sistem-ticas de desobediencia frente al consenso. Aqu se presentan dosposibilidades. Por un lado, los movimientos sociales ms cercanosa los gobiernos, por decirlo rpidamente, recuperan una relacinde mayor autonoma respecto a los mismos e incluso respecto ala fuerza poltica. Pero, por otro lado, puede ocurrir que adquie-ren mayor protagonismo otros movimientos u otras formas demovilizacin que quiebren los consensos.

    Para proyectar este escenario con estas ltimas caracters-ticas, puede considerarse por ejemplo el caso de los estudiantes

    chilenos en el 2006. La masiva y contundente movilizacin quepromovieron transit durante dos meses - a partir de la agitacinque comenz el 16 de abril de ese ao - por carriles diferentes dela poltica tradicional. Es decir, la movilizacin de los 800 mil estu-diantes de secundaria con el apoyo de 100 mil estudiantes univer-sitarios que coloc en la agenda el derecho a una educacin pbli-ca de calidad transcurri fuera del consenso bipartidista.

    Si bien el proceso con los estudiantes luego retom canalesms institucionales, no fueron pocos los anlisis que vieron en esasexperiencias sociales una proyeccin de tiempos de inestabilidad yde incertidumbre y que era previsible que otras demandas latentesen la sociedad encontraran un nuevo tiempo de expresin. De he-cho, recientemente se produjeron manifestaciones importantes entorno al derecho a un transporte de calidad en Santiago, cuandoabruptamente se pudo visualizar la inexistencia de ese derechocon el funcionamiento del llamado Transantiago6.

    Tambin puede considerarse las dos movilizaciones que serealizaron por la llegada de Bush en Uruguay. En una, se nuclea-ron los movimientos clsicos (PIT-CNT, FUCVAM, etc.) con la par-ticularidad que la convocatoria no haca mencin al gobiernosino solo el rechazo al presidente norteamericano. En la otra, reu-nida por la llamada Coordinacin Antiimperialista, un conglo-merado de organizaciones sociales y polticas se inclua al gobi-erno en las crticas. Puede leerse esto como una inflexin, puestoque, si bien la mayor concurrencia se produjo en el primer caso,nunca una convocatoria como la sealada en segundo trmino -es decir, fuera de los parmetros del Frente Amplio y de la central

    sindical PIT-CNT- haba convocado tanta participacin.La escisin volvi a marcarse en Uruguay con los actos

    por el Da de los trabajadores, el primero de mayo del 2007. Ade-ms del clsico acto anual convocado por la central de trabaja-dores PIT-CNT, existi un poco antes y el mismo da un acto alter-nativo convocado por la corriente sindical Tendencia Clasista yCombativa en el que se realizaron fuertes crticas al gobiernopero tambin a la burocracia sindical. Algunos participaron deambas concentraciones, lo cual es significativo de algunas deso-rientaciones generales. Casos como estos, sin duda, abren nuevasinterrogantes sobre la disputa del campo popular de nuevos agen-

    tes -siempre en un campo, las estrategias de subversinnecen confinadas en determinados lmites- e interrogaconsecuencia, sobre referentes organizativos en la consde subjetividad colectiva.

    Tambin en el caso uruguayo, puede apuntarse acesos de ocupacin de tierras en el norte del pas. Algollamativo en Brasil, pero significativo en el caso mencionlo que significa la recuperacin de una movilizacin rucuestionamiento a la poltica de tierras del gobierno deAmplio. Esto provoc la introduccin del conflicto degobierno y dentro de la fuerza poltica. En tal sentido, se hzado legalmente en la penalizacin de las ocupaciones.

    Reflexiones finales

    La reproduccin de las formas de consenso poltiales - una forma irreal de unidad que enmascara las desdes sociales y los distintos intereses de clases y grupos cuatro casos considerados para el anlisis implica conssubjetiva de pasividad. La apelacin a la decisin tcnicmtica o de sentido comn lleva a la despolitizacin etido de considerar al partido poltico como instrumento bio, pero en verdad genera otras formas de politizacintas como lo es la apata, pero esto tiene consecuenciaprocesos sociales, algunas de ellas imprevisibles. An asnearon dos escenarios.

    Como se ve, mientras en el primer escenario se obreproduccin de las formas de consenso polticas actualeplantean otro proyecto de sociedad, en el segundo se avafrentando la conformacin de una subjetividad de resde lo dado, lo cual abre a nuevos horizontes de posibdesde la necesidad de avanzar en otras alternativas socresolucin de necesidades, a pesar del poder de veto de del capital, hasta formas de criminalizacin de la protes

    A corto plazo entre los dos, es razonable pensar de la regin - que el primero de ellos tiene ms posibilidcristalizarse, teniendo presente que la economa est en ento, que los gobiernos tienen recursos para seguir constconsensos, que en el campo poltico parecen consolidarsevas posiciones de sus agentes y que en el campo popula

    no se consigue reacomodarse estratgicamente frente a vos desafos polticos y econmicos.

    No obstante este escenario de adaptacin para epopular no sugiere que no se est exento de tensiones,vilizaciones, en fin, de nuevas batallas en el plano de lavidad colectiva. Tampoco estarn ausentes el crecimiformas de anomia o alienacin cuyas expresiones socimuy variadas. En todo caso, como se trat de apuntar, ade pensar las nuevas coyunturas en que se contextualimtica de los movimientos sociales, se requiere de estudparativos a nivel regional que permitan apreciar tension

    6Las referencias a casos concretos estn basados en el seguimiento periodstico.

  • 7/25/2019 Falero Subjetividades Colectivas

    10/10

    Alfredo Falero1

    queos, creatividad, posibilidades, etc. Tngase en cuenta que,en el fondo, de lo que se trata es de significados de la democra-cia en Amrica Latina: que se constituya definitivamente comoun mero recambio de grupos polticos cada tantos aos que sedisputan el control de la administracin, o que sea un efectivocampo permanente de disputa de proyectos de sociedad pordonde puedan construirse alternativas sociohistricas. Huelgasealar a esta altura de la argumentacin el papel histrico quele cabe a organizaciones y movimientos sociales en esa cons-truccin.

    Referencias

    BOURDIEU, P. 2001. Las estructuras sociales de la economa. BuenosAires, Editorial Manantial, 271 p.BOURDIEU, P. 2005 (1989). O poder simblico.Rio de Janeiro, EditoraBertrand Brasil, 314 p.DE la GARZA TOLEDO, E. 1994. Las teoras de la eleccin racional y elmarxismo analtico. Estudios Sociolgicos, 35:357-379.DE la GARZA TOLEDO, E. 2005. Neoinstitucionalismo, opcin ante laeleccin racional? Una discusin entre la Economa y la Sociologa. Re-vista Mexicana de Sociologa, p. 163-203.DELAMATA, G. 2002.De los estallidos provinciales a la generalizacin delas protestas en Argentina: perspectiva y contexto en la significacin delas nuevas protestas. Nueva Sociedad, 182:121-138, noviembre-diciembre.ELSTER, J. 1995. Tuercas y tornillos: una introduccin a los conceptosbsicos de las ciencias sociales.Barcelona, Gedisa Editorial, 178 p.FALERO, A. 2006. Ciclos de luchas sociales, transformaciones sociopolticasy escenarios posibles en Uruguay. In: E. MAZZEI (COMP.), El Uruguaydesde la Sociologa IV, Montevideo, Dpto. de Sociologa, p. 47-66.

    FALERO, A. 1999. Reflexiones en torno a instrumentos conceptuel anlisis de acciones colectivas. Revista de Ciencias Sociales,FALERO, A. y VERA, A. 2004. Transformaciones sociales y campoen Uruguay: construccin de alternativas y escenarios posiblBRANDO (coord.),Uruguay hoy: paisaje despus del 31 de Montevideo, Ediciones del Caballo Perdido, p. 145-164.GRANOVETTER, M. 1985. Economic action and social strucproblem of embeddedness. American Journal of Sociology, The Uof Chicago Press, 91(3):481-510.LEN, E. y ZEMELMAN, H. (coords.). 1997. Subjetividad: umbpensamiento social. Barcelona, Anthropos / CRIM-UNAM, 174OLSON, M. 1992 (1965). La lgica de la accin colectiva. Bienesy la teora de los grupos. Mxico, Editorial Limusa, 269 p.SADER, E. 1995 (1988). Quando novos personagens entraram experincias e lutas dos trabalhadores da Grande So Paulo 19

    So Paulo, Editora Paz e Terra, 329 p.SANTOS, B.S. 2000. A crtica da razo indolente. Contra o despeexperiencia, So Paulo, Cortez editora, 415 p.SANTOS, B.S. 1998 (1995). De la mano de Alicia: lo social y lo pla posmodernidad. Bogot, Ediciones Uniandes / Universidad ddes / Siglo del Hombre Editores, 456 p.TARROW, S. 1997. El poder en movimiento: los movimientos soaccin colectiva y la poltica. Madrid, Alianza Editorial, 369 p.ZEMELMAN, H. 1989. De la historia a la poltica: la experienciarica Latina.Mxico, Siglo XXI Editores / UNU, 195 p.ZEMELMAN, H. 1996 Problemas antropolgicos y utpconocimiento. Mxico, El Colegio de Mxico, 209 p.ZEMELMAN, H. 1992. Los horizontes de la razn. Mxico, El CMxico / Ed. Anthropos, 2 tomos, 255 p. y 191 p.

    Submetido em: 11Aceito em: 10