EXPANSION LIMITADA Y PROLIFERACION HORIZONTAL: LA ...

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EXPANSION LIMITADA Y PROLIFERACION HORIZONTAL: LA INDUSTRIA DE LA ROPA Y EL TEJIDO DE PUNTO SILVIA LAILSON CISINAH / El Colegio de Michoacán Este estudio pretende analizar el proceso a partir del cual surgen y se desarrollan dos ramas productivas que han sido importantes en el crecimiento industrial de Guadala- jara: la producción de prendas de vestir y el tejido de pun- to.1 Ambas presentan características muy similares en cuan- to a las formas de organización de la producción, explica- bles tanto por el bien que producen como por el contexto en el cual surgen y que las hace enfrentar problemas co- munes. El desarrollo y configuración de estas ramas respon- de al tipo de industrialización de Guadalajara, caracterizada por la persistencia de empresas de pequeña y mediana esca- la, orientadas a un mercado regional. Las empresas controla- das localmente se encuentran en la industria manufactu- rera de bienes de consumo final, que absorbe las dos terce- ras partes del valor de la producción. La primera parte de este trabajo se dedica a una discu- sión de los principales elementos que caracterizan a estas ramas productivas ejemplificadas con dos estudios de caso, en los que se intenta describir los factores que influyeron en su fundación y posterior consolidación. Eñ la segunda parte se presenta el estudio de caso de una unidad produc- tiva de pequeña escala articulada al capital comercial: se muestran sus características y las estrategias que debe des- plegar para poder sobrevivir, así como el. papel que desem-

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EXPANSION LIMITADA Y PROLIFERACION HORIZONTAL: LA INDUSTRIA DE LA ROPA

Y EL TEJIDO DE PU N TO

SILVIA LAILSON CISINAH / El Colegio de Michoacán

Este estudio pretende analizar el proceso a partir del cual surgen y se desarrollan dos ramas productivas que han sido importantes en el crecimiento industrial de Guadala­jara: la producción de prendas de vestir y el tejido de pun­to.1 Ambas presentan características muy similares en cuan­to a las formas de organización de la producción, explica­bles tanto por el bien que producen como por el contexto en el cual surgen y que las hace enfrentar problemas co­munes.

El desarrollo y configuración de estas ramas respon­de al tipo de industrialización de Guadalajara, caracterizada por la persistencia de empresas de pequeña y mediana esca­la, orientadas a un mercado regional. Las empresas controla­das localmente se encuentran en la industria manufactu­rera de bienes de consumo final, que absorbe las dos terce­ras partes del valor de la producción.

La primera parte de este trabajo se dedica a una discu­sión de los principales elementos que caracterizan a estas ramas productivas ejemplificadas con dos estudios de caso, en los que se intenta describir los factores que influyeron en su fundación y posterior consolidación. Eñ la segunda parte se presenta el estudio de caso de una unidad produc­tiva de pequeña escala articulada al capital comercial: se muestran sus características y las estrategias que debe des­plegar para poder sobrevivir, así como el. papel que desem-

peñan en la acumulación tanto del capital comercial como industrial en Guadalajara.

Surgimiento de las industrias

Antecedentes.—-La industria de la ropa y el tejido de punto se inicia en los años treinta. Antes no existía como tal, es decir, con una producción masiva y generalizada. La confección de ropa se encargaba a sastres y costureras y con frecuencia la tela se compraba aparte. Para 1895, cuando la población de Jalisco se estimaba en 1 107227 habitantes, existía un sastre por cada 435 habitantes (Al- dana Rendón, 1978:66).

Las primeras referencias que se tienen de industrias de ropa y tejido de punto datan de principios de siglo.2 Se trataba de casos aislados y no era posible hablar de la in­dustria como un caso generalizado.

El surgimiento de industrias propiamente dichas se re­laciona con fenómenos que trascienden el nivel local:

1.—La crisis económica de 1929, cuyas primeras consecuen­cias en México son la disminución de las exportaciones y el consecuente deterioro del comercio exterior. Esto, junto con la imposibilidad de importar bienes de consumo, con­tribuye al proceso de 'sustitución de importaciones”, que corre paralelo a la devaluación de la moneda y la implan­tación de tarifas aduanales cuyo fin es proteger la activi­dad industrial frente a la competencia externa.

En el plano político se producen dos hechos decisivos durante el gobierno de Cárdenas: a) la nacionalización de los sectores fundamentales de la economía (transporte y petróleo), y b) el reparto agrario y la organización obrera a través de los sidicatoss.

2.—La segunda guerra mundial acentúa este proceso, pues el sistema industrial norteamericano se orienta a la produc­ción bélica, con lo cual se hace necesaria la importación de materias primas mexicanas.. Los ingresos que se per­ciben de éstas se canalizan hacia la industria.

Las nuevas industrias aprovechan el que las grandes empresas dediquen parte de su producción a la exporta­ción, para introducirse en el mercado nacional. Además, la predominancia de la industria ligera conectada con el consumo directo cuyas exigencias tecnológicas son míni­mas, aunado a la crisis del mercado mundial, permiten una participación dinámica a la pequeña y mediana em­presa (Ayala el al, 1979:37).

En los años subsiguientes la industria pasa a ser el sector más importante de la economía (Cordero, 1977: 5-6). Con las reformas de Cárdenas se abaratan los cos­tos de transporte, lo que impulsa a la industria; se inicia la consolidación del Estado y organización del sistema polí­tico con lo cual se acentúa la participación económica del gobierno, sobre todo en aquellas ramas que integran el sector industrial de transformación, y finalmente la refor­ma agraria tiene como consecuencia la migración de po­blación rural hacia los centros urbanos, en busca de me­jores oportunidades de trabajo.

Guadalajara, dentro de este contexto, tiene un papel decisivo núes es el centro urbano más importante del oc­cidente. En ella se concentran los principales servicios y cuenta con la infraestructura necesaria para la instala­ción de nueva-s industrias. Como consecuencia, emigra a la ciudad una gran cantidad de población no sólo rural, sino también de pequeños comerciantes e industriales de las ciudades circunvecinas al estado.

Las inversiones más significativas de la industria se localizan en las ramas productivas de bienes de consumo final: alimentos, calzado, prendas de vestir (incluido el tejido de punto).De comerciantes a industriales. La instalación de las pri­meras empresas de ropa y tejido de punto se ubican dentro de este contexto. En ambos casos se trata de comercian­tes que provienen de pequeñas ciudades de provincia y que son atraídos a la ciudad de Guadalajara pues ven én ésta la posibilidad de ampliar sus ventas.

Los comerciantes, que posteriormente se convierten en productores de artículos de tejido de punto, se dedican a la venta de bonetería en general: calcetines, medias, ropa interior, etc..., y provienen de Nayarit, Sinaloa, Michoa- cán. Permanecen poco tiempo como comerciantes, gene­ralmente se asocian con algún paisano radicado en Guada­lajara, compran máquinas tejedoras, que en muchos casos son manuales, y entran de lleno a la esfera productiva.

El caso de los comerciantes de ropa es diferente pues se trata de un grupo de libaneses3 que llegan a México a principios del siglo, como comerciantes de telas, activi­dad que venían realizando en su país. Según las esta­dísticas, en 1910 llegaron 10 libaneses, 51 en 1930, y 27 en 1940 (Aldana Rendón, 1978:73).

Los datos aportados por los informantes entrevistados revelan que los primeros libaneses llegan en 1910, pero ál pasar los años, migra el resto de la familia, incluida la fa­milia extensa, lo que explica el que en 1930 sean tan nu­merosos en México. Estos se establecen, en la mayoría de los casos, en poblaciones pequeñas del centro del país (Michoacán, Guanajuato) y en los primeros años de la década de 1930-40 algunos se instalan en Guadalajara.

Los libaneses, al igual que los comerciantes de bonete, ría, pronto compran máquinas de coser y empiezan a con­feccionar ropa. Esto no quiere decir que en la industria de la ropa no hubiera empresarios nacionales, pero el grupo cuantitativamente más importante —y el que tendrá poste­riormente un papel decisivo en la industria de la ropa- estará constituido por los libaneses.

Varios motivos explican la conversión de los comer­ciantes en pequeños empresarios industriales.

1.—Al llegar a Guadalajara cuentan con un capital obte­nido a partir de su actividad comercial. Se debe tomar en cuenta que no se trata de individuos que se inician en el comercio sino que ya tienen varios años en esta activi­dad, . . . .

2.—Al cambiar de comerciantes a productores lo hacen sin modificar el tipo de artículo (de tela, a confección de ropa; y de bonetería, a producción de prendas de punto). Co­nocen las características particulares del medio ambiente, lo que implica la iniciación en este tipo de actividad y las limitaciones de su crecimiento, o sea, lo que Barth llama el nicho del empresario, que combinado con los activos (que es la suma total de capital, habilidades y derechos sociales) van a determinar las restricciones a las que está sujeto cualquier empresario (Barth, 1963:9). Así tienen un manejo de los principales factores de esta actividad: obtención de materias primas, abastecedores y mercado; además tienen algunas relaciones sociales que han adqui­rido a través de su estancia en la ciudad y que les permi­ten empezar a producir con menor incertidumbre. En el caso de los libaneses, estas relaciones se hacen en un principio dentro del propio grupo étnico, pues los que están ya instalados introducen a sus coterráneos en la sociedad nacional.

3.—En la década en que se fundan estas empresas, Guada­lajara inicia su desarrollo industrial y cuenta con los ele­mentos necesarios para la creación de nuevas empresas: abundancia de mano de obra, con un régimen salarial fa­vorable al capital; una infraestructura básica: las comuni­caciones hacia la costa del Pacífico y el Occidente4 abren a los empresarios un mercado amplio y seguro. A esto hay que agregar que las malas comunicaciones con la capital del país limitan la penetración de otras empresas en Gua­dalajara.

Pequeña escala. Tanto en la ropa como en el tejido de punto, en sus inicios se trata de unidades productivas de pequeña escala, donde el propietario, al igual que el resto de la familia, participa directamente en el procso de pro­ducción, se encarga de conseguir las materias primas y busca nuevos mercados. A esto hay que agregar el tra­bajo intensivo de la mano de obra familiar y asalariada,

todavía sin control de las centrales obreras por el Estado, lo que permite prolongar la jornada de trabajo, utilizar mano de obra femenina e infantil y mantener bajos los sa­larios. El éxito de la industrialización se funda en la so- breexplotación de la fuerza de trabajo.

En estos momentos es importante la ampliación del mercado pues es la única forma de asegurar la producción, por lo que hay un énfasis especial en aquél. Aunque hay un requisito mínimo de capital, éste no es necesariamente muy alto: la tecnología es rudimentaria y en algunos casos se compran máquinas usadas a empresas en quiebra.

Todos estos elementos permiten la acumulación ne­cesaria de capital para que estas unidades productivas se consoliden y conviertan con el tiempo en las empresas más importantes de su ramo en el estado de Jalisco y, en ciertos casos, ocupen los primeros lugares a nivel nacional.

El crecimiento industrial de Guadalajara en la década de 1930-40 no es muy significativo a nivel nacional, ni por el monto de las inversiones, ni por el número de obre­ros. Las industrias establecidas en esta ciudad se caracte­rizan por su pequeña escala y bajo nivel de productividad. Así, hasta 1940, la industria en Guadalajara 'conserva mu­cho de su carácter artesanal, que la ausenta de las grandes inversiones” (Aldana Rendón, 1978:217).

El primer censo industrial se realiza en Jalisco en 1930. En la composición interna por clases industriales, en relación al número de establecimientos, corresponde el segundo lugar a la elaboración de productos de indumen­taria y tocador con un 17.31%,5 aunque este porcentaje disminuye respecto a las otras características de la indus­tria como son el valor de las inversiones y el valor de la producción, donde este ramo tiene un porcentaje de 3.10% (6o. lugar) y 9.14% (3er. lugar) respectivamente.

Para 1935 la situación no había cambiado mucho ni para la ropa ni para el tejido de punto. Este último —el censo sólo toma en cuenta a las boneterías— tenía 20 es-

tablecimiéntos con 743 obreros, 30 empleados y 25 direc­tores. La producción abarcó medias y calcetines de algo­dón, artisela e hilo mercerizado. Por el número de esta­blecimientos le correspondió el 13.79% del total, por las inversiones el 10% y por el valor de la producción el 8.91%. En el último renglón los mayores productores fue­ron el D.F. con 62.13% y Puebla con 17.03%.

La industria de la ropa tenía para estas fechas 12 es­tablecimientos en los que trabajaban 85 obreros. Por el número de establecimientos le correspondió el 3.18%; la producción abarcó los siguientes artículos: camisas, panta­lones, chalinas, pijamas, pañuelos, ropa interior, etc. Pero en forma tan reducida que apenas significó el 2.35%, mientras que la del D.F. fué de 72.77%, la de Nuevo León 9.71% y Tamaulipas 4.33% (Aldana Rendón, 1978: 242-243).

En ambos casos se trata de unidades donde la pro­ducción es todavía muy limitada. Aunque en este tipo de industrias es necesaria la utilización de una gran canti­dad de mano de obra, según los censos, para 1935 en el tejido de punto a cada industria le corresponden 36.7 obre­ros y en la ropa hay 7 obreros por establecimiento.

Crecimiento. En la década 1940-1950, las empresas que logran sobrevivir se consolidan y expanden a partir, sobre todo, de la maximización de los recursos disponibles (ma­no de obra, relaciones sociales, etc) y de la ampliación del mercado. Este tipo de industrias de bienes de consumo encuentran un mercado seguro al elaborar un tipo de pro­ductos accesible a todos los estratos sociales. En las pren­das de vestir se generaliza la producción de ropa para obre­ros, aunque sin dejar de hacer otro tipo de prendas. En el caso del tejido de punto, se producen básicamente ar­tículos de bonetería (ropa interior, medias y calcetines) los cuales tienen una amplia demanda. Así, se incorpora al consumo no sólo a la burguesía local, sino también a sectores populares rurales y urbanos.

La acumulación de capital hasta estos momentos se logra canalizando todas las ganancias hacia la misma em­presa, sin que por ahora exista otra alternativa de inversión.

Es importante recordar que en estos años hay en Guadalajara una escasez de capital, pues ésite se invertía en actividades no productivas y de poco riesgo, como los bienes raíces, el comercio y la especulación (Rodríguez Lapuente, 1974:15). La única posibilidad de financiamiento que tenían los pequeños empresarios era, por un lado, a través de los abastecedores de materias primas, que les daban crédito a largo plazo, y por el otro, los comerciantes locales y grandes almacenistas, quienes se encargaban de la dis­tribución de la producción. Por tanto, la supervivencia de las empresas dependían, en buena medida, de sus relacio­nes con ambos.6

A partir de 1950 hay cambios significativos en las uni­dades productivas. En primer lugar, en muchas de éstas se incorpora a la administración y manejo a la segunda ge­neración (hijos de los empresarios fundadores), que no tie­ne el carácter conservador de los primeros y está dispuesto a asumir los riesgos que implican las innovaciones: las em­presas se dinamizan. En segundo lugar, al haber un flujo creciente de ganancias, se adquieren los bienes de ca­pital necesarios para la modernización de la planta produc­tiva, lo que redunda en un aumento de la productividad. En tercer lugar, a partir de 1950 hay un cambio decisivo en el uso de las materias primas puesto que se sustituyen las fibras naturales por fibras sintéticas. Hasta ese mo­mento se utilizaba como única materia prima al algodón (en el caso del tejido de punto también, aunque en menor medida, la lana y la seda) que era producido en México.

Desde 1950 se generaliza el uso de fibras sintéticas: rayón, nylon, policrón, etc. que en un primer momento son importados de Estados Unidos, hasta que, a mediados de la década se instalan las primeras industrias de este tipo en el país. Esto trae como consecuencia un cambio en la tecnología y/o adaptaciones a las máquinas antiguas.7

Por último, en los primeros años de esa década (1950- 1960) surge una diversificación en la producción y, en mu­chos casos, se define el tipo de artículo que se produce hasta la actualidad. En ese punto los empresarios se en­frentan a dos opciones: orientar la producción hacia un mercado seguro, con artículos tradicionales y que por lo tanto no implican cambios o alteraciones sustanciales, en cuanto a la tecnología, mercado y especialización de la mano de obra; o bien producir artículos “de moda”, en donde las ganancias son mayores pero se opera en un mercado más riesgoso. Ante esta disyuntiva, la gran ma­yoría elige la primera opción y, en general, aquéllos que seleccionan la segunda mantienen, aunque en menor es­cala, la producción de artículos que implican menos ries­gos. A largo plazo, estos últimos obtienen mayores ga­nancias y, aunque la quiebra a veces ocurre, tienen la posibilidad de recuperar su capital por contar con la otra alternativa.

A estos individuos se les puede catalogar como em­presarios en la definición de Barth, en cuanto su fin es la maximización de la ganancia, se asumen los riesgos implí­citos poniendo una gran parte de la producción en una sola línea, confiando en su propia razón deductiva y en contra de la opinión común e, incluso, arriesgándose don­de otros pueden tener una actitud más conservadora (Barth, 1963:8).

Las etapas del proceso. La proliferación y posterior creci­miento de las unidades productivas de pequeña escala, en los años que van de 1930 a 1950, no es casual y en mucho influyeron los acontecimientos tanto internos como ex­ternos. Esta primera etapa “se dirigió básicamente hacia la producción de bienes de consumo final, que tenían un mercado asegurado en el interior del país” (Cordero, 1977: 26). A partir de 1950, hay una disminución en el cre­cimiento de las ramas industriales menos dinámicas de la economía, en las que se incluyen los bienes de consumo

final, en comparación con las ramas más dinámicas, que abarcan los bienes intermedios y de capital. Esto es muy explicable: al finalizar la guerra y una vez restituida la economía de los países centrales, éstos se introducen en los países periféricos a través de la instalación de empresas de bienes intermedios y de capital, necesarios para la industria nacional.

Las repercusiones que tuvo este cambio en referencia a las ramas estudiadas fue que en un primer momento disminuyeron las inversiones y el número de estableci­mientos, hecho que es más claro en el tejido de punto, pero incluso la industria de la ropa tuvo un crecimiento de tan sólo el 4.4% (Cordero, 1977:28).

CUADRO I NUMERO DE ESTABLECIMIENTOS

Y PERSONAL OCUPADO (En Jalisco).

TEJIDO DE PUNTO R O P A

1950 1955 1960 1950 19515 1960Eestablecimientos 49 50 38 263 261 323Personal Ocupado 1 171 1602 1 031 897 1961 1240

FUENTE: Censos Industríales.

A partir de 1960 las unidades productivas se han constituido ya como empresas de mediana escala y aunque continúan miembros de la familia en la administración y dirección, se incorporan cuadros profesionales y en algu­nos casos se hacen estudios de mercado.

En cierto sentido, se puede decir que se “formalizan”. De estas fechas datan las mayores compras de bienes de capital, el aumento de la mano de obra, empleo de agentes viajeros y la incorporación de los obreros a las centrales (en el caso de los que no lo hubieran hecho).

Desde mediados de los años sesenta hasta mediados de los setenta, la industria de la ropa tiene un especial de­sarrollo por el aumento de la demanda de productos de

mezclilla, con lo cual algunas de las mayores empresas de Guadalajara pueden canalizar una parte significativa de su producción al mercado externo, básicamente a Estados Unidos y, en menor grado, a Europa.

Jalisco está considerado como el segundo centro de producción de ropa y tejido de punto a nivel nacional. La capital del país ocupa el primer lugar. Aunque se producen todo tipo de prendas de vestir hay cierta espe- cialización en la confección de pantalones y las empresas más importantes del ramo en Guadalajara se dedican casi exclusivamente a su producción.

Principales características de la industria de la ropa y el tejido de punto. Al enunciar las principales característi­cas que tienen estas ramas productivas se subrayarán los aspectos en que difieren para entender las modalidades que cada una adopta. Los principales factores que se tomarán en cuenta son tamaño de las empresas, articulación de las empresas de mediana escala con las unidades productivas de pequeña escala, mano de obra, medios de producción, mer­cado y, finalmente, se analizará la penetración en estas ra­mas de capitales extralocales, tanto nacionales como ex­tranjeros, y sus consecuencias.

Número y Tamaño. Según los datos obtenidos en la Cá­mara Textil en referencia al tejido de punto, hay registradas 10 empresas grandes (11%), 37 medianas (41%), y 45 pequeñas (48%). Para clasificarlas se toma en cuenta el número de máquinas que cada una posee, considerando grandes las que tienen entre 40 y 60 máquinas, medianas entre 10 y 39, y pequeñas menos de 10. El gerente de la Cámara considera que no hay en Guadalajara ninguna empresa en este ramo que tenga más de 20 millones de pe­sos de capital social.8 La Cámara tiene afiliadas a 92 em­presas, mientras el Censo Industrial de 1975 tiene regis­trados para Jalisco 54 establecimientos. Independiente­mente de esto, es notable el reducido número de empresas en este ramo, incluso en comparación con la industria de

\a ropa, si consideramos el lugar prominente que ocupa Jalisco a nivel nacional. Este factor será retomado más adelante, una vez enunciadas el resto de las características.

En lo que respecta a la ropa, la Cámara del Vestido tiene registradas 441 empresas, de las cuales la gran ma­yoría (60% aproximadamente) son de pequeña escala, un 30% son de mediana escala y un 10% son grandes.9- Los criterios utilizados por la Cámara para clasificar a las em­presas son muy parecidos a los usados por la Cámara Tex­til, considerando pequeñas las que cuentan entre 1 y 10 máquinas; medianas de 11 a 49; grandes 50 ó más.

De acuerdo al Censo Industrial de 1975 hay en Jalis­co 479 empresas de vestido, lo cual, como ya se dijo, con­trasta con el número de empresas de punto.Articulación. En ambas ramas ocurre la proliferación ho­rizontal de unidades productivas de pequeña escala, mu­chas de las cuales se conservan en la clandestinidad y, por lo tanto, no aparecen ni en los censos, ni están registradas en la Cámara o algún otro tipo de organización oficial. A esto hay que agregar que, dadas sus características estruc­turales, estas empresas se forman y disuelven constante­mente por lo cual es difícil calcular su número y en este sentido los datos son contradictorios y poco confiables.10

Las unidades productivas de pequeña escala se arti­culan con las medianas empresas ofreciéndoles servicios y productos baratos, lo cual disminuye los costos de repro­ducción de éstas. Además, dado que la relación existen­te entre ambas es flexible pues no hay un contrato ex­plícito, la mediana empresa apela a la pequeña en períodos en que necesita aumentar su producción, dándole, en mu­chas ocasiones, los artículos que desea probar en el merca­do, sin asumir los riesgos inherentes.

Por otra parte, aunque las pequeñas unidades produc­tivas frecuentemente están vinculadas con el capital comer­cial a través de la venta directa de su producción, no re­presentan una competencia significativa para las medianas

empresas: las mercancías generalmente circulan en esferas diferentes. Las primeras, cuando no están vinculadas con los industriales, producen habitualmente para los sectores populares de la población, mientras las segundas lo hacen para los estratos medios y altos.

Así, tanto en el tejido de punto como en las prendas de vestir se dan estas dos formas de organización de la producción, en donde los principales beneficiarios son el capital industrial y comercial.

Mano de obra. Una tercera característica de estas ramas es la incorporación de una gran cantidad de mano de obra. Esto es importante en la medida en que contribuyó al cre­cimiento y desarrollo de este tipo de industrias pues en el momento en que se inicia el proceso de industrialización hay una gran cantidad de trabajadores dispuestos a em­plearse por un bajo salario y en pésimas condiciones.

Este hecho se encuentra a su vez estrechamente vin­culado con el precario desarrollo tecnológico: gran parte del proceso productivo no se ha podido automatizar. En el caso de la ropa este rasgo está más acentuado: absorbe un empleado y medio por máquina e invierte en la crea­ción de cada puesto de trabajo $20000 (Expansión, 1979: 77) (Muchísimo menos de lo que cuestan los puestos de trabajo en otros ramos). En la industria del tejido de punto se emplean menos obreros puesto que una de las partes más importantes del proceso productivo, a saber, el tejido, está totalmente automatizado.11 De cualquier modo, las Cámaras respectivas informan que en Guadalajara la industria del tejido de punto cuenta con 6000 obreros y la de prendas de vestir tiene unos 7 000.

Según datos oficiales, la fabricación de calzado y pren­das de vestir se muestra dinámica en cuanto a la incorpo­ración de mano de obra a sus actividades y lo demuestra el haber pasado del 9.9% del total en 1950 al 14.2% en 1970, que en términos absolutos significó un incremento

de 11 439 obreros (en 1950, había 2310 y en 1970, unos 13 749).12

Enfrentan ambas ramas gran escasez de mano de obra calificada. Hay un doble movimiento entre las unidades productivas de pequeña escala y las medianas empresas, en donde las primeras son las que generalmente se encargan de la capacitación de los obreros, los cuales después pasan a las últimas. Algunos obreros, después de trabajar algún tiempo en las industrias medianas, se separan o instalan su propia empresa, la cual termina entregando su produc­ción a la empresa de donde procede el patrón.

Los empresarios se quejan constantemente de que el Estado los obliga a pagar el salario mínimo a los aprendi­ces, y la empresa, por tanto, tiene demasiados gastos im­productivos: el tiempo de adiestramiento es muy largo, se echan a perder muchos productos y, una vez que el obrero ha aprendido el oficio, se va. Una de las demandas cons­tantes de los empresarios al Estado es la creación de cen­tros de capacitación efectivos, pues, de hecho, en Jalisco hay algunos pero, en su opinión, no son eficientes. En la revista Expansión se afirma que la capacitación de un obrero cuesta a la empresa $40000 mensuales, donde se incluyen sueldos, gastos de maquinaria, insumos y super­visión.

Ahora bien, las unidades productivas de pequeña es­cala, al .mantener una reserva de mano de obra más o me­nos abundante, actúan como presión para bajar los salarios de las empresas de mediana escala, pero además ésta em­plea otro tipo de mecanismos para ahorrarse costos en la mano de obra: el pago es a destajo y, aunque en las em­presas registradas se establece en base al salario mínimo, el sistema en general aumenta el ritmo de trabajo y trans­fiere al obrero los costos derivados de las irregularidades de funcionamiento de la empresa (v. gr. descomposturas de maquinaria, crisis de mercado y materia prima).

A los obreros especializados se deberá pagar el salario profesional, que es superior al mínimo, pero se dan ciertos arreglos entre el sindicato y la empresa, de tal forma que só­lo unos cuantos perciben lo que les corresponde. Aunado a esto, los sindicatos monopolizados por dos grandes centra­les obreras —CTM y CROC—, en términos generales, es­tán aliados con los empresarios, en detrimento de su rela­ción con los obreros.13

A pesar de todo, los trabajadores de las medianas em­presas tienen mayores ventajas que los de las unidades pro­ductivas de pequeña escala, pues se paga el salario mínimo y tienen las prestaciones legales.

En estas empresas se utiliza fundamentalmente el tra­bajo femenino con lo cual hay una gran rotación de mano de obra pues su situación en el trabajo depende, en mu­chos casos, de los cambios y circunstancias que enfrenta la unidad doméstica a la que pertenece. De hecho, los únicos puestos ocupados por hombres son los de mecánico y, en el tejido de punto, el puesto de tejedor.

Un problema para la mediana empresa es la ausencia de personal técnico y mandos intermedios. Estos últimos son asumidos por los miembros jóvenes de la familia del propietario de la empresa, que a diferencia de éste tienen una formación universitaria, normalmente asociada con la administración, pero a medida que la empresa se expande necesita incorporar personal ajeno a la familia, el cual es sumamente escaso.

Tecnología. En cuanto a los medios de producción, como se indicó en los párrafos anteriores, no ha habido un de­sarrollo tecnológico que genere un desplazamiento de mano de obra y por lo tanto la productividad está en función de la eficacia del obrero y de lo actualizado de la maquinaria.14

En el caso de la ropa no hay una sola parte del proceso productivo que esté mecanizada: diseño, corte de la pieza, costura, remaches, etiquetas, etc., debe ser realizado en for­ma manual.

En el tejido de punto, a excepción del tejido y el tex- turizado y trenzado del hilo (cuando la empresa posee es­tas últimas), el resto del proceso —costura y terminado del producto— no está automatizado.

Esto repercute en la cantidad de maquinaria de una y otra rama y en el número de obreros que se emplean (ver Cuadro II, para la comparación del número de obreros en cada rama). En el tejido de punto, una de las empresas más grandes del ramo tiene 100 máquinas, siendo la ex­cepción, ya que la mayoría tiene entre 10 y 12 máquinas, mientras en la industria de la ropa las mayores empresas poseen entre 500 y 700 máquinas.

Los avances tecnológicos se refieren sobre todo a la reducción del tiempo de producción de las piezas, sin que haya modificaciones sustanciales de la maquinaria, lo cual ha permitido a las empresas, por un lado, conservar parte de la maquinaria que utilizaron en sus inicios, a las cuales se les han hecho algunas adaptaciones, y, por el. otro, no hay necesidad de estar cambiándola constantemente lo que les da un alto grado de flexibilidad ante los cambios de modelos y materias primas. Además los empresarios argu­yen que no es posible comprar maquinaria que requiera de gran habilidad, pues no hav mano de obra capacitada para manejar ésta, lo cual, en determinado momento, puede frenar la expansión de la empresa.

Un elemento de presión en favor de la modernización de la maquinaria es la adquisición de ésta por parte de las empresas aue tienen un capital mayor; ésto aumenta la pro­ductividad, reduce los costos y, por tanto, abarata los bienes producidos.

En estas ramas, como en casi toda la industria en Mé­xico, la producción de los bienes de capital que se utilizan está muy poco desarrollada, por lo que es necesaria su importación, lo cual eleva mucho los costos, hecho que se ha acentuado a partir de la devaluación.15

Las principales compras han sido siempre de maqui­naria americana y a partir de los años sesenta, se incremen­

tó la producción de bienes de capital en los países europeos, sobre todo, en Inglaterra, Italia, Francia y Alemania y, desde hace algunos años, Japón ha entrado al mercado con máquinas de pequeño diámetro, a un precio mucho más reducido que las americanas, razón por la cual se ha hecho presión para sacarlas del mercado. En 1974 aproximada­mente el 40% de la demanda de bienes de inversión se localizaban en el exterior, y representaban el 40% de las compras externas totales. Este rasgo tiene que ver con la escasa rentabilidad que presentó históricamente el sector manufacturero, prácticamente sin protección arancelaria, y con una política deliberada de exenciones a la importa­ción de dichos bienes para incrementar la acumulación de capital” (Martínez, 1979:114).

Materias Primas. Otro factor relevante en cuanto influye directamente en la producción son las materias primas. Hasta los años cincuenta no representaron un problema, pues el algodón era la única materia prima y, en mucho menor grado, la lana, que eran producidos en el país y no había problemas para su obtención, ya que se cubría la demanda interna.

A partir de los años cincuenta, y con la introducción de fibras sintéticas para la producción, se hace necesaria su importación, sobre todo de Estados Unidos, que era en esos momentos el principal productor. Así, la dependen­cia con el exterior se acentúa puesto que tanto los medios de producción como los insumes deben traerse del exte­rior.

A pesar de esto, de 1950 en adelante se generaliza el uso de las fibras sintéticas, que en poco tiempo son pro­ducidas en México (en 1955 aproximadamente), con lo que se abarata considerablemente su precio, los costos de la empresa disminuyen y la productividad aumenta.

Actualmente las materias primas representan una li­mitación a la producción y ampliación del mercado, debido al precio y a la escasez de éstas. Aunque se ha hecho

frecuente el uso del algodón, por la demanda que hay de los productos hechos con esta fibra, tanto en las prendas de vestir (artículos de mezclilla) como en el tejido de pun­to, básicamente combinado con fibras sintéticas, el algo­dón es una materia prima riesgosa, por ser una fibra na­tural, su producción y precio dependen, por un lado, de las condiciones naturales y, por el otro, de las fluctuaciones del mercado internacional.

Aunque el algodón mexicano tiene una participación del 50% dentro del mercado nacional de fibras textiles, los mayores costos y precios han deprimido el consumo do­méstico que se ha estacionado, desde hace tiempo, entre las 700 y las 759000 pacas anuales de fibra. Ahora se ha formado una Comisión Mixta de la Industria Textil del Algodón, coordinando un Programa Nacional del Vestido Popular, cuyo objetivo sería abaratar los costos de produc­ción e industrialización de la fibra, para la manufactura de prendas de vestir, dicho programa no ha sido puesto en práctica (Expansión, 1979:196203).

En cuanto a las fibras sintéticas, en los últimos tiem­pos ha habido una disminución en la oferta mundial de derivados petroquímicos que se usan en la producción de éstas, que no son elaborados en México, lo cual repercute en los índices de productividad en el país, que se han re­ducido considerablemente, siendo la producción nacional de este año, un 21.99% menor que la del año pasado. Esto indica que de hecho la producción de dichas fibras no alcanza a cubrir la demanda interna, lo cual afecta en primer término a la industria del tejido de punto ya que el acrílico es una de sus materias primas fundamentales. “Este problema llega a tal extremo que las hiladoras se es­tán tomando de 45 a 75 días para surtir su pedido, en vez de los 15 a 30 días que normalmente se han tomado en otros pedidos”. En el caso de las telas también hay esca­se? de productos que se utilizan en la producción de nylon y 'poliestex (Expansión, 1979:13).

Lo anterior se ve agravado si consideramos que hay serios problemas para la importación de estas fibras sinté­ticas, pues la ley sobre atribuciones del Ejecutivo Federal en materia económica impone restricciones a la importación de bienes que se fabrican en el país y, aunque supuesta­mente si la producción nacional no satisface el mercado interno éstas pueden ser traídas del exterior, el Estado no ha hecho nada en favor de su importación.

A los altos precios y la escasez de las materias primas se añaden las disposiciones oficiales sobre fijación de pre­cios de los productos finales, con lo que a partir de la de­valuación, el producto acabado sólo sufrió un aumento del 15% mientras los insumos se elevaron hasta un 40% (.Expansión, 1979:74).

Así, los problemas con las materias primas aumentan considerablemente los costos de producción y obligan a las empresas a utilizar sólo una parte de su capacidad insta­lada.16

La producción nacional de prendas de vestir, según el último censo industrial asciende a 12 007 990 piezas y en Jalisco se producen 468481. En el tejido de punto la producción en Jalisco es de: medias y calcetines, 131 283 pares; blusas y sweaters, 15 842 piezas. A nivel na­cional se producen 823 353 pares y 639 873 piezas, res­pectivamente, con lo cual no se alcanza a cubrir el mer­cado interno. Por lo anterior, no es posible pensar en exportar la producción, además los costos de los insumos le restan competividad en el mercado exterior (X Censo Industrial, 1979).

Finandamiento. Desde su fundación uño de los primeros problemas de las industrias es la escasez de recursos fi­nancieros y posibilidades de crédito, motivo por el cual los empresarios se ven en la necesidad de maximanizar otro tipo de recursos (mano de obra, relaciones sociales, etc.). En la actualidad no hay una institución pública o pri­vada que otorgue créditos ágiles, sobre todo para la uni­

dad productiva de pequeña escala donde el único capital es los medios de producción (y, a veces, ni siquiera éstos, pues a menudo son prestados o rentados). Por lo tanto, no tienen posibilidad de asegurar los préstamos y éstos les son otorgados en muy pocas ocasiones a pesar de ser los más necesitados de apoyo financiero.

Por ahora hay un Programa de asistencia a la indus­tria pequeña y mediana (PAI) con respaldo del gobierno del estado (50%) y de la banca privada (50%) que, su­puestamente, dará además asistencia técnica y administra­tiva; pero, de hecho, los empresarios se muestran muy es­cépticos respecto a este tipo de programas.

El financiamiento, sobre todo para las unidades de pequeña escala, proviene del comercio y se expresa no sólo en términos monetarios, sino también a través del prés­tamo de maquinaria, la venta de materia prima, etc., es de­cir, el “habilitamiento”, mediante el cual el comerciante determina los planes de producción en aquéllas. Volve­remos sobre este punto.

Mercadeo. En lo referente a la comercialización de la producción, las ramas en cuestión se han orientado funda­mentalmente hacia un mercado regional. Esto se explica por la estructura misma de la industria, en donde, al pre­dominar las unidades productivas de pequeña escala con un capital muy reducido, no existe un aparato (de distribu­ción, publicidad, etc.) que permita la expansión del mer­cado. Sólo en el caso de algunas empresas de mediana es­cala se abarca casi todo el mercado nacional y en algunos períodos se ha exportado parte de la producción.17

En cuanto a las primeras, la comercialización es asu­mida generalmente por los comerciantes locales y grandes almacenistas en cuyo caso la producción es distribuida hacia lo que se llama la región de Guadalajara y que abarca el noroeste, el occidente y la zona del Pacífico, localizándose los mercados más fuertes en Jalisco, Sinaloa, Nayarit, Co­lima, Michoacán, y Baja California Norte y Sur. Esto

es posible, pues como afirma Ríviere D’Árc “Guadalajara es... el centro de una estrella hacia la que convergen todas las carreteras importantes del centro-oeste y noroeste (Riviere DArc, 1977:98).

Las empresas con un capital mayor tienen un aparato propio de distribución de la producción: cuentan con agen­tes viajeros, los cuales se encargan de abrir nuevos mercados o de consolidar los existentes, y transporte propio que distri­buye las mercancías. Además, utilizan otro tipo de meca­nismos para penetrar en el mercado como la publicidad a través de los diversos medios de comunicación, lo cual sólo es posible cuando se cuenta con el capital suficiente para financiar las campañas publicitarias.

El que la industria de tejido de punto y ropa haya podido dominar un amplio mercado regional se debe bá­sicamente a que es una zona que históricamente ha sido controlada por industriales y comerciantes locales y, hasta la actualidad, no hay en el tejido de punto ninguna empresa en esta zona; y en la ropa, aunque hay algunos estableci­mientos industriales, éstos 110 son muy significativos en relación a Jalisco. La excepción es Monterrey donde lla­ma la atención el número de establecimientos en relación al personal ocupado Esto se puede deber tal vez a que se trata de empresas de pequeña escala con muy poco desarrollo tecnológico, por lo cual necesitan emplear mucha mano de obra.

En los años anteriores, o sea, de 1950 a 1970, la si­tuación no cambia mucho; el D.F. conserva la primacía y el fenómeno de Nuevo León se sigue repitiendo, pues aun­que en la ropa el número de establecimientos es mucho menor que en Jalisco, el número de obreros empleados es más del doble.

No hay empresa de tejido de punto que haya expor­tado, y en la industria de la :ropa,;en Guadalajara, sólo tres empresas —las mayores en su ramo— han exportado, fun­damentalmente, a Estados -Unidos y, en menor grado, a

CUADRO II

MERCADO DE JALISCO: NUMERO DE ESTABLECIMIENTOS

Y PERSONAL OCUPADO (1976)

Estado Fab. de Tejidos y Art. de Punto, Fabricación de RopaMedias, Calcetines, Sweaters y Interior

Otros A¡rt. de Punto

NP de Esta- Personal N? de Esta­ Personetablecimientos Ocupado blecimientos Ocupad

Total Mexico 836 20 233 7 935 73 103Jalisco 54 1 555 479 3 897D .F . 439 10 956 3 556 36507Nuevo León 3 451 247 5 968B .C . Norte (1) — — 131 2816B .C . Sur — — 5 6Colima — — 30 41Nayaarit - - 38 85Sinaloa — — 75 133Sonora — — 53 724Zacatecas 3 22 51 174

(1) Incluye: Baja California Norte, Coahuila y Yucatán.

FU'ENTiE: X Censo Industrial, 1976. (Datos de 1975). Resumen Ge­neral, México, D .F .: Secretaría de Programación y Presupuesto, 1979.

Europa (Inglaterra), sobre todo productos de mezclilla (vease Cuadro III). La exportación de este producto ha disminuido considerablemente, sobre todo a partir de 1975, cuando su demanda decreció.

Propiedad de las Empresas. Finalmente, estas ramas pro­ductivas se caracterizan en Guadalajara en particular y, en menor medida, en el resto del país, por el predominio del capital nacional. Según afirmaciones del Gerente de la Cámara Textil, en el tejido de punto (en Guadalajara) hay un 99% de empresas nacionales, mientras que en el D.F., hay un 70% de empresas de capital foráneo, fun­damentalmente norteamericano.

En la industria de la ropa, el Gerente de la Cámara del Vestido afirmó que el 100% de las empresas tapatías

CUADRO IIIVOLUMEN DE LAS PRINCIPALES EXPORTACIONES

(Toneladas)

PRODUCTOS 1965 1966 1967 1968 1969 1970 1971 1972

Prendas de vestir

de algodon 1350 1474 2473 2195 555 4358 - 12

Prendas de vestir

de fibras animales 6 63 224 137 465 3830 -

FUENTE: Jalisco: Estrategia de Desarrollo. Estadísticas Básicas, 1895-1972; Gobierno del Estado: Departamento de Economía, 1974.

en este ramo están en manos del capital local, de las cuales un 20% son de libaneses. No se pueden estrictamente considerar como de capital foráneo ya que éste se generó en el país, y, en términos generales, ha sido invertido den­tro de México.

El hecho de que sólo representen el 20% del total de empresas de la industria de la ropa no invalida la tesis de que éstas son las más significativas en su ramo, pues su importancia es más cualitativa que cuantitativa, siendo las que tienen el mayor capital y la más alta productividad.

El que en estas ramas no haya podido penetrar el capital foráneo —ya sea nacional o extranjero— es más bien una excepción pues la industrialización en Guadala­jara se caracteriza, más que nada, por la implantación de capital foráneo tanto comercial como industrial, el cual ha ido desplazando a los capitales locales asignándoles papeles secundarios.18

Este hecho se puede explicar por varios factores. En primer lugar la consolidación temprana de las empresas ta­parías frenó la penetración de capitales extralocales, en la medida en que la industria local fue cubriendo la demanda del mercado regional y así estableció límites a las empresas foráneas. En segundo lugar, el desarrollo que han tenido estas ramas productivas responde al tipo de industrializa­ción que presenta Guadalajara en donde las principales ac-

tividades industriales, que están en manos de empresarios locales, se han orientado a la producción de bienes de consumo como los alimentos, bebidas, calzado, prendas de vestir y textiles.19

Los motivos que explican este fenómeno se deben en­contrar, por un lado, en la actitud que han adoptado los em­presarios en Jalisco, caracterizada por su reticencia a in­vertir en industrias dinámicas “por una omisión de tipo formativo, (por un) desconocimiento de los empresarios locales de los procesos sofisticados que requiere la acti­vidad industriar (Rodríguez Lapuente 1974:14). Ade­más, al considerar la actividad empresarial como comple­mentaria, una parte significativa de las inversiones se orien­ta a actividades no productivas y que implican un menor riesgo como los bienes raíces y el comercio, ya que se con­sideran más atractivos por sus altos márgenes de ganancia en un corto lapso de tiempo.

Por otro lado, las empresas foráneas nacionales o ex­tranjeras han optado, en la mayoría de los casos, por in­vertir su capital en las industrias más dinámicas (Véase el trabajo de Medina, en este volúmen), en donde es clara la participación cada vez más frecuente de capital extralo- cal. “Un gran número de firmas han sido atraídas a la ciudad, debido al medio hospitalario y la infraestructura. Este control es evidente en tal vez un tercio de las grandes empresas: Kodak, Sears, Corn Products, Nestlé, Borroughs, Philipps, etc.” (Walton 1977:39).

La penetración se generaliza a partir de la década de los cincuenta, encauzada básicamente hacia la producción de bienes de capital y bienes intermedios necesarios para la industria nacional que en esos momentos se estaba crean­do. Este proceso se acentúa a partir de la década de los sesenta con la instalación de empresas trasnacionales, fun­damentalmente norteamericanas.

En el análisis que hace Cordero (1977), menciona que de las 10 empresas industriales más grandes del país,

el 50% son de capital extranjero, 30% de capital privado nacional y 20% estatales. De las 30Ó empresas más impor­tantes, que controlan el 44.7% de la producción, el 34% son extranjeras, el 55.6% de capital privado y 9.7% de capital estatal, o sea, a mayor volumen de producción, ma­yor la participación de capital trasnacional, que se mani­fiesta no sólo en la producción, sino también en la can­tidad de las empresas, tamaño de éstas y rama que con­trolan.

En Jalisco, en términos absolutos, no hay una gran concentración de empresas extranjeras pues de éstas las 251 más importantes, 141 (56.2%) se establecieron en el D.F.; 63 (25.1%) en el Estado de México; 14 (5.5%) en Nuevo León y el resto (33 empresas) están repartidas en los esta­dos restantes (13.2%). En cambio, las empresas de capital nacional, aunque sigue habiendo una concentración mayo- ritaria en el D. F., Estado de México y Nuevo León con el 60.8% del total, en Jalisco se hallan presentes en 34 firmas (5.3%) de las 639 empresas mayores de capital privado na­cional (Cordero, 1977:20-21) 20 (Véase Cuadro IV)

CUADRO IVDISTRIBUCION DE LAS 639 EMPRESAS PRIVADAS NACIONALES; 251 EXTRANJERAS Y 48 ESTATALES

POR ENTIDAD FEDERATIVA EN DONDE SE ESTABLECIERON

Entidadfederativa

N9 empresas

privadas

nacionales

N9 empresas

extranjeras

% %

N? empresas estatales

% Total %

D .F . 224 35.05 141 56.2 10 20.7 375 39.97Edo. de México 86 13:45 63 25;1 4 8.3 153 16.31N . León 79 12.36 14 5.5 — — 93 9.91Jalisco 34 5.32 6 2.4 2 4.2 42 4.48Veracruz 31 4.85 — — 8 16.5 39 4.16

FUENTE: S. Cordero “Concentración industrial y poder económico en México", Eil Colegio de México: Cuaderno$ del CES, 18, 1977, elaborado por el autor con información no publicadas en el Censo Industrial de 1965.

Aunque no hay una penetración directa de empresas trasnacionales en estas ramas, su participación en la econo­mía nacional les da un liderazgo sobre las principales va­riables de la economía (tasa de crecimiento, innovaciones tecnológicas, empleo, salario, etc.) modificando la estruc­tura de la producción industrial (Martínez, 1979:102). Este hecho afecta directamente a los sectores menos diná­micos de la producción, pues para tomar tan sólo una va­riable —la tasa de crecimiento— las primeras, al ser más dinámicas, tienen una tasa de crecimiento mucho más alta, (Véase el Cuadro V, en donde los porcentajes más altos están localizados en los sectores que producen bienes in­termedios y de capital).

CUADRO V

TASA DE CRECIMIENTO EN LA INDUSTRIA MANUFACTURERA

1955 - 1960 1960-1965 1970 -1977 (1)

Alimentos, bebidas y tabaco 8.1 8.1 —

Calzado, prendas de vestir 7.1 6 .8 4 .8Madera y corcho 4 .4 5 .2 4 .7Cuero 4 .0 1Ó.1 1.7Imprenta, editorial etc. 8 .7 9 .9 4 .0Papel 3 .6 2 .6 5 .3Productos de hule 4 .6 4 .0 6 .3Productos químicos 9.7 10.9 7 .2Minerales no metálicos 12.9 10.8 8 .2Siderúrgica y prod. metálicos 12.1 8.8 6 .6Construcción de maquinaria 12.9 8 .8 6 .6Equipo de transporte 8.7 13.2 4 .5

FUENTE: S. Cordero “Concentración industrial y poder económico

en México", El Colejio de México: Cuadernos del CES, No. 18, 1977, tomado del Banco de México, S .A .

(1) Tom ado de José Ayala ,y otros, México hoy, Cuadro 7: estructura

de la producción manufacturera por tipo de bienes 1970-1977; ela­borado en base a datos del Banco de México, /S.A.

Los cálculos para los últimos años, en referencia al crecimiento del volumen de producción, no altera mucho la situación, pues aunque tiende a disminuir el porcentaje en los bienes de capital, éste es el que tiene indiscutible­mente el crecimiento más alto, siguiéndole en importancia la producción de bienes intermedios (Banco Nacional de México, 1979) (Cuadro VI).

CUADRO VI

CRECIMIENTO DEL VOLUMEN DE LA PRODUCCION INDUSTRIAL EN 1978

Y PRONOSTICOS PARA 1979(%)Rama (21) 1978 1979

(Hipótesis media)

Bienes de consumo final Alimentos 2 .4 3 .0Bebidas 9 .9 10.0Textil y vestido 2 .7 6 .0

Bienes intermedios Papel y derivados 11.8 9 .0Productos químicos 6 .2 6 .0

Bienes de copital Siderurgia y similares 19.3 15.0

FUENTE: Elaborado con datos de la Secretaría de Programación Presupuesto. DGE. Pronàstico y metodología de cálculo del De- partamento de Estudios Económicos del Banco Nacional de México.

Aparte de las consideraciones anteriores, el factor más obvio de dependencia está relacionado con la intervención de éstas en el proceso de producción, pues son ellas las pro­ductoras de los bienes intermedios y de capital, los cuales se producen en otros sitios y después son distribuidos en Guadalajara.

Si tomamos una última variable —el salario y el em­pleo— tenemos que en las empresas trasnacionales hay una tendencia al aumento de la relación capital-trabajo, por el tipo de tecnología que incrementa la productividad con el uso intensivo de capital, con lo cual aumenta la extrac­ción de plusvalía relativo. Esto se traduce en una mayor

diferenciación entre la productividad de la fuerza de tra­bajo y los salarios y en un aumento de los márgenes de ganancia. Esta tendencia perjudica a las empresas nacio­nales: aunque necesitan mantener altos los salarios, puesto que los aumentos salariales siguen a los de la industria di­námica, tienen costos mayores y una menor productividad y rentabilidad de la empresa (Martínez, 1979). De este modo, se da una descapitalización de la industria local ya que la producción tiene un bajo valor agregado, pero en contraposición, los medios de producción que ésta adquie­re en el mercado tienen un valor mucho mayor.

A manera de síntesis es posible pensar que la orien­tación de Guadalajara hacia el comercio, la creciente pene­tración de capitales foráneos en la actividad comercial e industrial, y la dependencia cada vez más acentuada que tiene esta región con respecto al centro, tiende a reducirla a “un centro de menor relieve, encargado de distribuir los bienes económicos y de drenar de ésta los recursos huma­nos y financieros' (Rodríguez Lapuente, 1974:18).

Estudios de caso: exposición de un proceso

Para una mayor claridad en lo que hemos expuesto, es importante hacer una breve ejemplificación del proceso de formación y consolidación de dos empresas de mediana escala: una de tejido de punto y la otra de ropa, en base a dos estudios de caso.

Parece válido, según afirma Barth, ver a una empresa como compuesta de fases distintas en las cuales los diversos factores o variables ocurren sucesivamente; uno debe es­perar que la elección inicial se modifique cuando la si­tuación cambia: la empresa debe verse como un proceso (Barth 1963:13).

A) El caso de una empresa de calcetines

Primer Período: la unidad productiva: fundación y crecimiento (1930-1960). Don Manuel era oriundo de

Culiacán, Sinaloa, donde se dedicaba al comercio: vendía artículos de bonetería en general. A llegar la revolución, por motivos de seguridad decidió trasladarse, junto con un socio, a la ciudad de Guadalajara, donde instaló una tienda y siguió con la venta de bonetería. Al poco tiempo, ins­taló junto con su socio, un taller de tobilleras con tres má­quinas tejedoras manuales, de origen norteamericano. Los hijos de ambos ayudaban en el tejido y empaquetado de la producción, mientras Don Manuel salía al interior del es­tado y a los estados circunvecinos a ofrecer la producción.

En 1930, aproximadamente tres años después de fun­dada la unidad productiva, los socios decidieron separarse. Quedó Don Manuel como propietario único y le ayudaban sus tres hijos mayores. Cinco años después los deja a car­go del taller, pues dada su edad avanzada, decide retirarse a descansar. Al año, uno de ellos se separa por lo cual quedan como únicos propietarios los dos hijos mayores: José y Ricardo. En 1940 éstos compran 5 máquinas más y ya para estos momentos tienen aproximadamente 15 traba­jadores y dos agentes viajeros que se encargan de la promo­ción de los calcetines.

En los años de 1940-45, el mercado se orienta básica­mente hacia Guadalajara (a los grandes almacenes, como El Nuevo Mundo, Las Fábricas de Francia, etc.), al inte­rior del estado, donde se mantiene un comercio incipiente que hace de las pequeñas ciudades centros comerciales, cu­ya zona de influencia es mucho mayor que la actual (Ri­viere DArc, 1977: 92) y, por último, a los estados cerca­nos a Jalisco, como Michoacán, Sinaloa y Nayarit. Por esa épocá, la competencia no es significativa ya que hay muy pocas unidades productivas en este ramo.

Al finalizar la guerra se asocian con un francés, el cual tiene acciones en las fábricas textiles más importantes de Jalisco: Atemajac y La Experiencia. Con él adquieren 5 máquinas para hacer medias. Empiezan la fabricación de éstas sin descuidar la fábrica de calcetines y en menos

de 5 años, debido a la gran demanda que tienen las medias, la empresa empieza a crecer vertiginosamente y se compran 5 máquinas más. En su etapa de mayor auge llega a tener 100 obreros, número considerable de trabajadores, si se piensa que en esos años las unidades productivas del ramo contaban a lo sumo con 15 obreros.22

En 1955 quiebra la fábrica de medias. Por una par­te, debido a que la demanda disminuyó considerablemente (por el uso generalizado de pantalones) y por la otra, a la implantación en México de una empresa norteamericana de medias, que posee una tecnología más sofisticada (Cannon Mills). La producción de medias en esta unidad productiva ya no resulta rentable: su tecnología es rudi­mentaria y los costos se elevan mucho y no puede competir en el mercado con la empresa foránea.

La asociación con el francés se disuelve, los dos herma­nos se quedan con la maquinaria (a la fecha parada) y pa­gan a aquél la parte que le corresponde por este concepto.

Mientras tanto, la empresa de calcetines se mantiene con un lento pero estable crecimiento, la producción se ha diversificado y se hacen, además de calcetines, pantimedias gruesas, blusas y camisetas.

A partir de 1960, se empiezan a dar cambios relevan­tes en la empresa. Se compra nueva maquinaria, tanto norteamericana como suiza, alemana e italiana. Se emplea más mano de obra, entre 50 y 60 obreros, y el mercado se amplía más allá de sus límites tradicioales, aprovechando el desarrollo de las vías de comunicación, (que aumentan en Jalisco de 1 730 Kms que había en 1953 a 5 194 Kíns en 1966) (Riviere D’Arc 1977: 98).

La dirección de la empresa sigue siendo familiar y a ella se integran los hijos mayores de Don José, que han recibido educación universitaria, a diferencia del padre que sólo hizo primaria.

En los primeros años de esa década (1960) deciden especializarse exclusivamente en la producción de calceta

nes y tobilleras por ser un artículo tradicional en donde ño es necesario cambiar los modelos y así pueden seguir utili­zando la tecnología que tenían desde la fundación de la empresa.

Hasta estos momentos todas las ganancias se han rein­vertido en la misma empresa y la principal estrategia en adelante va a ser impulsar el tipo de producto por el que han optado, canalizando hacia éste todos los recursos.

Segundo período. La Empresa: consolidación y ex­pansión. Desde mediados de los sesenta hasta la actuali­dad, la empresa ha tenido una expansión vertical. Su mer­cado abarca casi toda la república, incluyendo a los diversos sectores sociales; la mano de obra ha aumentado conside­rablemente, al igual que la tecnología, que se ha moderni­zado y, aunque los cargos directivos más importantes están en manos de los miembros de la familia, ya se han incluido cuadros profesionales especializados.

Actualmente su capital social asciende aproximada­mente a 45 millones de pesos y tiene apoyos financieros, tanto por parte de la banca privada, como del Estado.

De las 100 máquinas tejedoras de la empresa, sólo 20 son parte de las que adquirieron en los períodos tempranos de la empresa. A éstas se les han ido cambiando piezas y haciendo adaptaciones para modernizarlas. Además, cuentan con 5 máquinas para texturizado y trenzado de hilo y 5 máquinas para coser el calcetín. Estas son bási­camente norteamericanas, aunque hay suizas, alemanas e italianas en menor proporción.

El hecho de que conserven parte de la antigua ma­quinaria, muestra el grado de flexibilidad del tipo de tecnología que se usa en este ramo, en donde es posible hacer adaptaciones a las viejas máquinas para modernizar­las sin que sea fundamental la adquisición de otras nuevas.

En cuanto a la mano de obra, tienen 100 obreros re­partidos en dos turnos; 75- en él turno matutino y 25 en el vespertino; el 75% son mujeres y los hombres ocupan los

puestos de mécanico, ayudantes y supervisores. Los cargos que requieren de una mayor calificación son el tejido y la costura, el ¡resto del proceso productivo no necesita mayor calificación: corte, revisión de costura, hormado y empa­quetado. A todos los obreros se les paga a destajo a excep­ción de los mecánicos y los supervisores de planta que re­presentan el 17% del total. Aparte se encuentra el perso­nal administrativo, que asciende a 15 personas y 10 agentes viajeros.

Todos los obreros están afiliados a la CTM prác­ticamente desde los inicios de la empresa para evitar que una parte de los obreros se afiliara a una cen­tral y el resto a otra, ya que esto puede causar más pro­blemas a largo plazo. Esta central se presenta únicamente una vez al año para la revisión salarial. Nunca ha habido problemas laborales graves aunque en 1968 se suscitó un conflicto pues el líder sindical exigía algunas reivindica­ciones laborales que —según el gerente—estaban más allá de las posibilidades de la empresa. El problema se resol­vió mediante un acuerdo en el que se decidió mover de su cargo al líder por considerársele inepto.

Las principales materias primas son el nylon, acrilán y, en menor cantidad, poliester, combinados con algodón en un bajo porcentaje. Los pedidos son mensuales y com­pran 5 toneladas de nylon y dos toneladas de acrilán, el primero a Nylon de México y el segundo a FISISA (Fi­bras Sintéticas SA .) en México también. El algodón es traído de Puebla (300 Kgs mensuales) y la lana la com­pran a Altalana de México (400 Kgs).

Los proveedores conceden normalmente créditos de 60 a 120 días; pero últimamente han acortado el plazo. La empresa debe dar créditos a sus clientes hasta de 4 me­ses, con lo que el capital tiene una lenta recuperación.

Como ya se había mencionado, la oferta de nylon y acrilán está por debajo de la demanda y existen muchos problemas para conseguirla. La empresa trata siempre de

adquirir la mayor cantidad de materia prima posible, aun­que la producción esté baja, para poderse mantener cuando la demanda aumenta, lo que ocurre sobre todo en los úl­timos meses del año. El gerente de la empresa ha acudido a la Cámara Textil en busca de ayuda para sus planes de importar a través de ésta (450 toneladas de fibras sinté­ticas).

El mercado abarca 8 zonas controladas por 10 agen­tes viajeros: 1) el Pacífico (Sinaloa, Sonora) 2) Monte­rrey (Saltillo, Laredo, Tampico, Matamoros), 3) Norte central (Chihuahua y su región), 4) Centro (San Luis Potosí, León, Aguascalientes y Altos de Jalisco), 5) Cos­ta Sur de Jalisco y poblados pequeños, además: Colima, Nayarit y Michoacán, 6) Guerrero, Oaxaca, Morelos y Pacífico sur, 7) Sureste, 8) México, D.F.

Finalmente entregan la producción a almacenes y mayoristas, aunque por la escasez de las materias primas no ha sido posible utilizar toda la capacidad instalada de la empresa y por ahora les falta cubrir un 10% de los pedidos.

Hay calcetines de primera y segunda calidad (los de segunda tienen pequeños defectos y su precio es menor). Así, se aprovecha toda la producción y a través de precios diferenciados se orienta a los diversos sectores de la po­blación. Están planeando hacer un tipo de calcetín muy fino de algodón y lana, pidiendo la representación de una marca francesa. Si lo llegaran a realizar, la ganancia se­ría más por unidad que por cantidad, ya que, dado el al­to costo de esta prenda tendría una producción limitada.

El año pasado su producción fue de 250 000 pares de calcetines, a un precio promedio de 60 pesos el par.

A partir de 1975, decidieron ampliarse pero no lo hi­cieron dentro de la planta productiva sino que formaron una nueva empresa, instalada en un pueblo cercano a Guadalajara. La fábrica tiene 20 máqúinas y existe un pedido por 10 más; en ella trabajan 20 obreros en dos turnos. Se produce también calcetín piero con uña marc?.

diferente, con lo que hay la posibilidad de hacerle la com­petencia a la otra.

La empresa siguió esta nueva estrategia por: a) la ampliación en el viejo local ya no era posible por la fal­ta de espacio; b) una medida del estado para frenar la migración ha sido dar facilidades fiscales y financieras a las empresas que se fundan fuera de la ciudad, con lo que los créditos tienen una tasa menor de interés23. Fi­nalmente, el pueblo donde se encuentra la empresa cuenta con la infraestructura básica pues ya hay instaladas algunas otras unidades productivas, por lo que también es relativamente fácil encontrar mano de obra con una cier­ta calificación, y en períodos de desocupación en el cam­po se pueden conseguir obreros eventuales, además de que al localizarse cerca de Guadalajara es fácil el control de la producción y su transporte.

Otra ventaja se refiere al pago de salarios a los obre­ros, ya que Jalisco está dividido en zonas y a la que per­tenece este pueblo cuenta con salarios más bajos. Por úl­timo, la distancia de la capital del estado permite a la em­presa escapar al control estatal.

Los propietarios de esta empresa, como en muchos otros casos, han acrecentado su capital canalizando una parte significativa de las ganancias hacia los bienes raíces, pero sin descuidar sus inversiones en la producción.

B) Los Libaneses: el caso de una empresa de pantalones

Primer período: la fundación y consolidación. Don Diego procede de Líbano, donde era comerciante de telas. Al na­cer su primera hija (1910) emigró a México y se instaló en La Piedad, Mich., donde nacieron sus otros dos hijos. En esa ciudad siguió como comerciante de telas hasta que en 1935 decide irse a Guadalajara, ya que en esta ciufjad te­nía posibilidades de progresar. Cuando Don Diego se ins­tala en la capital de Jalisco, ya había algunos compatriotas que se dedicaban a la producción de ropa.

Compra 10 máquinas de coser norteamericanas, de­ja el comercio, busca 10 muchachas que sepan coser y em­pieza a producir pantalones de trabajo. El cortaba la te­la y ofrecía su producción tanto en Guadalajara, en los grandes almacenes, como en los pueblos del interior del estado. Nadie de su familia lo ayudaba, pues sus hijos eran muy pequeños todavía. En ese tiempo se producían 50 pantalones diarios.

Entre 1935 y 1940, compró 5 máquinas más y em­pezó a diversificarse, produciendo también chamarras y camisas. Durante la guerra, amplía su empresa y empie­za a colocar la producción en nuevos mercados hacia el norte y occidente del país.24

La única materia prima que se utilizaba era el al­godón, que se conseguía en el norte de México. Los pro­veedores daban créditos amplios, así que no había pro­blemas a este respecto.

A principio de los cincuenta, se integran a la empre­sa los dos hijos, ya que la única hija se casa con un liba- nés, que a su vez tiene una empresa de ropa. Se compran nuevas máquinas con lo que alcanza un total de 80, bá­sicamente norteamericanas. Se empieza a utilizar en la producción fibras sintéticas, pricipalmete, rayón, nylon, delcrón y policrón. El número de obreros aumenta a aproximadamente 100 costureras y se introducen agentes viajeros que se encargan de la promoción del producto, recorriendo parte de la República, principalmente el norte.

En 1955, se canaliza parte de las ganancias de la em­presa a la fundación de una tienda de ropa, que se encar­ga en un principio de vender parte de la producción de la fábrica. La dirección y administración de ésta se en­cuentra en manos de uno de los hijos, el mayor; cargo que ocupa hasta la actualidad. Esta tienda, desde sus ini­cios, se planteó como empresa independiente de la uni­dad productiva, pues su intención fue la diversificación a través de la venta de diversos tipos de prendas de vestir, ra­

zón por la que no podía tener como único canal de provi­sión de mercancía la producción de la empresa paterna* pues ésta se encontraba muy poco diversificada (se confec­cionaban mayoritariamente pantalones). Además esta últi­ma ya tenía el mercado asegurado y canales propios de co­mercialización. Esta tienda se fue ampliando con el tiem­po, hasta constituir actualmente una cadena comercial, en donde la producción de la empresa familiar representa Una cantidad reducida de la mercancía total (10%).

El cambio más importante se da a mediados de los sesenta, puesto que antes de estas fechas el que determi­naba los planes de producción era el padre, que tenía un espíritu conservador y no quería introducir modificaciones significativas en ésta, pero al dejar la dirección en manos de su hijo menor, éste se encargó de dinamizar y expan­dir la producción.

Ello no quiere decir que la empresa no hubiera pro­gresado hasta esas fechas, pues de hecho en 1960 tenía aproximadamente 200 máquinas, que había adquirido a través de créditos de la banca privada. La mano de obra aumenta cuantitativamente al igual que la producción que asciende a 500 prendas diarias, pero se produce un artícu­lo tradicional: el pantalón clásico, que no genera una ga­nancia relevante.

El cambio es más notable si comparamos la unidad productiva por esas fechas y la fisonomía que presenta en la actualidad.

El perfil actual de la empresa. Cuado el hijo de Don Die­go se encarga de la gerencia general de la empresa, se ve ante una disyuntiva: o sigue con la misma línea, pro­duciendo pantalón clásico, o introduce innovaciones eñ la empresa con lo que debe asumir los riesgos e incertidum- bre que éstas implican. Dado el éxito que por estos mo­mentos empiezan a tener los artículos de mezcliHa* opta por la segunda alternativa y se inicia con la confección de pantalón “unisex” de mezclilla. Para ello viaja a Esta­

dos Unidos e introduce los modelos que estaban de moda en ese país.

Así, genera una metamorfosis en la empresa, hace una compra masiva de maquinaria, contrata más mano de obra, realiza estudios de mercado, emplea a diseñadores, y empieza a recurrir a las unidades productivas de peque­ña escala.

Para lograr penetrar en forma efectiva en el merca­do, destina una parte significativa de la producción a la publicidad (aproximadamente el 5%), con lo que el pro­ducto se empieza a identificar con una marca. De este modo, la empresa está considerada actualmente como una de las dos más grandes productoras de ropa en Guadala- jara.

En 1979 la empresa cuenta con 500 máquinas de co­ser, principalmente norteamericanas (Singer, Unión Spe- cial); y en menor cantidad italianas (Recce); japonesas (Yuki) y alemanas (Pfaff).

La materia prima fundamental es la tela de algodón que se utiliza en un 90% y es abastecido del norte del país: Torreón, Coahuila, Cd. Juárez y Hermosillo. Tam­bién se usa poliester combinado con algodón para una línea en donde se hace pantalón de vestir, pero estos só­lo abarcan un 10% de la producción. La empresa no tie­ne grandes dificultades para el abastecimiento de insu- mos, pues cuenta con el capital suficiente para realizar amplias compras y almacenar la materia prima sobre todo cuando se prevee una escasez o aumento de precio. Aho­ra se va a empezar a producir pantalón de gabardina pues son los que están de moda, para lo que es necesario ha­cer algunos ajustes a la maquinaria, pero en general, se va a seguir produciendo pantalón de mezclilla.

En cuanto al mercado, a partir de 1960 y en base a lós estudios de mercado realizados por la propia empre­sa se establecieron 3 zonas que siguen vigentes hasta la fecha: 1) Monterrey: abarca todo el norte desde Chihua­

hua hasta Aguascalientes; 2) Ciudad de México, incluye el D.F., Edo. de México y el Sur; 3) Guadalajara: inclu­ye los estados circunvecinos de Jalisco y el Pacífico.

Según afirma el propietario, fueron los 'pioneros' en Monterrey ya que fue la primera empresa tapatía que empezó a vender en esa ciudad. Al principio, tuvieron al­gunos problemas pues el producto no era conocido y se vendía poco, pero mediante una intensiva campaña publi­citaria lograron imponer la marca. Además, una vez con­quistado el mercado, no hay en esta ciudad una gran com­petencia con otras empresas locales, dado que éstas se es­pecializan en otra línea de producción (pantalón de ves­tir y camisas) y Guadalajara está especializada en panta­lón tipo vaquero.

Para la comercialización cuentan con 27 agentes via­jeros: 10 en la primera zona; 10 en la segunda; 7 en la tercera. La más importante es la primera a donde se cana­liza el 40% de la producción. Además, en 1972 y después en 1976 exportaron a Estados Unidos, Canadá e Ingla­terra, pero como la demanda de mezclilla ha disminuido, ahora prefieren orientar la producción al mercado interno. El problema con la producción de exportación es que su venta depende de la demanda de los países centrales.

Su producción es de 5 000 a 6 000 prendas diarias y en los meses en que hay una sobredemanda (septiembre a enero), acuden a las unidades productivas de pequeña es­cala, principalmente a aquéllas que están localizadas en la zona metropolitana y en poblaciones cercanas a Guadala­jara como Zapopan, Tlaquepaque, Tepatitlán y los Altos. Estas tienen entre 30 y 40 máquinas y producen para la empresa aproximadamente un 10% del total. En éstas, ge­neralmente, se realiza sólo una parte del proceso produc­tivo, pues se les entrega la pieza cortada y ellas se encar­gan de la costura, etiquetado y empaquetado. Además se les proporciona la materia prima y en algunas ocasiones se les presta la maquinaria. La empresa acude a estas uni­

dades productivas desde que se inicia el proceso de ex­pansión pues la producción no alcanza a cubrir la demanda.

La mano de obra empleada en la empresa asciende a 476 trabajadores, y 124 personas en la administración y servicios, donde se incluye a mecánicos, agentes viajeros, jefes de supervisión y secretarias. Sólo hay un turno y al personal que no es administrativo se le paga a destajo. T o ­dos están afiliados a la CTM desde 1960, ya que había mucha presión por parte de la central obrera.

Hay algunos conflictos laborales, sobre todo encabe­zados por las aprendices, que “se están enseñando”, que pretenden que se les pague el salario mínimo que por ley les corresponde, pero la partida, por regla general, la gana la empresa —con la complicidad del sindicato— y el problema se resuelve despidiendo al personal conflictivo.

A pesar de la magnitud de la empresa, y como en el caso anterior, los puestos directivos están en manos de fa­miliares. Los puestos más importantes, o sea, el de geren­te general y gerente de producción, son ocupados el pri­mero por Don Diego II y el segundo por un sobrino (hijo de su hermana). El primero se encarga de la supervisión general de la empresa, realiza los planes de producción, planifica la publicidad, etc... Aunque ha hecho estudios de dirección de empresas, en muchas ocasiones en que ha debido tomar una decisión, se ha guiado por la intui­ción que le da el conocimiento de la actividad empresa­rial adquirida en forma empírica, o lo que Barth llama al carácter más experimental y especulativo y menos institu­cional de la actividad del empresario.

Al igual que en el caso anterior, en esta empresa se ha optado por la inversión múltiple tanto en la industria como, sobre todo, el comercio y los bienes raíces y en este sentido parece ser que este empresario sigue las mis­mas pautas que sus antecesores, ya que además de inver­tir en la actividad productiva, orienta sus ganancias hacia otras esferas.

En base a estos casos se pueden extraer algunos ele* mentos comunes que es importante señalar. El primero se refiere al período de fundación de las empresas pues en ambos casos se inserta en el proceso de sustitución de im­portaciones que permite el crecimiento de éstas, a partir de la búsqueda de un mercado más amplio y en este sen­tido es posible afirmar que la creación de los canales de distribución es llevada a cabo por el empresario mismo.

En segundo lugar, la expansión de las empresas es más bien lenta y se siguen pautas conservadoras hasta que interviene la segunda generación que dinamiza la empre­sa y permite su posterior consolidación.

En la actualidad, ambas han orientado su produc­ción a un mercado masivo que abarca básicamente a los estratos medios y altos de la población, si bien la parte que corresponde a los artículos con defectos de fabrica­ción se destina por su bajo precio, al mercado popular.

Otro elemento común se encuentra en el hecho de que a pesar de ser empresas de gran magnitud dentro de su ramo, tanto por el volumen de producción como por la escala del mercado, la dirección sigue girando en torno a la familia; a pesar de que ciertos puestos administrati­vos han sido ocupados por miembros ajenos a la familia, los puestos claves continúan en manos de miembros de ésta.

Por último, en ambos casos, el capital generado en la industria ha permitido la inversión en otras esferas no productivas pero igualmente rentables: el comercio y los bienes raíces, por lo que es posible deducir que éstos re­producen el modelo del empresario tapatío.

Parecen existir factores para que una empresa acu­da a la unidad de pequeña escala y la otra no. Estos se­rían fundamentalmente dos: a) las características del mer­cado, que en el primer caso tiene pocas fluctuaciones, por el tipo de artículo que produce, con lo que es posible pla­near la producción, según el aumento o disminución de

la demanda, sin necesidad de acudir a otras empresas. En cuanto a la segunda empresa el mercado está influido por la moda por lo cual la demanda varía considerablemente y no es posible planear la producción a largo plazo; así, cuando es necesario aumentar la productividad más allá de la capacidad de la empresa, es necesario recurrir a las pequeñas empresas, b) La tecnología juega un papel decisivo: una máquina tejedora tiene un valor mucho más alto que una máquina de coser, por lo que resul­ta más fácil adquirir la segunda que la primera. En se­gundo lugar, la empresa de tejido de punto necesitaría encontrar una pequeña empresa especializada en produc­ción de calcetines pues una tejedora que hace este tipo de artículos no puede hacer otros (como por ejemplo ca­misetas, blusas, sweaters, etc.) y a menos que la empresa habilitara totalmente a la unidad productiva, resultaría difícil encontrar una con esta especialidad única.

Estos dos factores, aunados al hecho de que la empre­sa de calcetines ha optado por ampliarse en otra planta, ha permitido que ésta sea autosuficiente en cuanto a la producción y no se plantee el acudir a empresas de peque- ña escala.

Las unidades 'productivas de pequeña escala: el caso de una pequeña empresa de tejido de punto

Antecedentes familiares. A principios de 1977, Armando y María deciden producir artículos de punto, para aumen­tar sus ingresos. Los antecedentes de esta unidad produc­tiva se remontan a algunos años atrás, ya que tenían cier­ta experiencia previa en esta actividad.

Armando nació en Guadalajara hace 26 años, pero sus padres son originarios de Atotonilco el Alto, Jal., don­de tienen una pequeña propiedad. Hace aproximadamen­te 30 años llegaron a esta ciudad y el padre entró a tra­bajar en un obrador,25 y dejó en arriendo sus tierras. Con el dinero que pudo ahorrar durante estos años adquirió dos casas: en una vive él con su esposa y la otra la ren­

ta a Armando.26 Este sólo terminó la primaria e inmedia­tamente entró a trabajar al obrador, empleo que conserva hasta ahoraa. En 1972 se casó con María y en 1975 se fue a trabajar a la ciudad de México como obrero en una empresa de tejido de punto propiedad de un tío, en la que hacían blusas y camisetas. A los dos años decidió regresar a Guadalajara e instalar su propia empresa.

En la fábrica de su tío adquirió los conocimientos básicos pues trabajó en diferentes puestos (corte, costura, etc.) hasta llegar al de tejedor que es el que requiere una mayor especialización.

María tiene 25 años, nació en Guadalajara y termi­nó la secundaria para después entrar a una academia don­de aprendió cocina, peinado y mecanografía. Estuvo tra­bajando un año de peinadora pero como se enfermó, en­tró a trabajar a un almacén de ropa donde permaneció tres años. Los dos primeros en la caja y el último como jefe de personal. Abandonó este trabajo para casarse. Aho­ra tienen dos hijas, una de 5 años y la otra de 3.

Los padres de María son de Michoacán, donde to­davía conservan una pequeña propiedad que, al igual que en el caso de Armando, tienen arrendada. Llegaron a Guadalajara hace treinta años y el padre desde entonces tiene un puesto en un mercado.27 La madre, al inicio de la investigación empezaba a instalar una pequeña em­presa, en condiciones muy semejantes a las de su hija, ha­ciendo el mismo producto v entregándolo a la misma per­sona, con la ayuda de sus hijos y la asesoría de Armando y María.Génesis de la unidad 'productiva. Cuando Armando y Ma­ría deciden instalar la pequeña empresa cuentan con un capital muy reducido, producto de los ahorros de su es­tancia en México. Por esta razón el padre de Armando los ayuda y compra dos máquinas: una tejedora manual (1.20 cm. de diámetro) y una overlock (que hace costuras) v se las renta.28 El local lo instalan en la parte trasera de la casa.

La mano de obra en estos momentos es exclusivamen­te familiar: Armando y el hermano mayor de María tejen y ella corta. Empiezan produciendo camisetas para hom­bre y mujer. Dado que no tienen el mercado asegurado, Armando sale cada semana por las tiendas de Guadalajara ofreciendo su mercancía. Ellos cuentan que a veces tarda­ban hasta 15 días para colocar su producción.

Esta situación de incertidumbre se prolonga un año, hasta que encuentran un meiteadoi seguro. Un amigo de Armado le comenta que su padre tiene una tienda de deportes y necesita de pequeñas empresas que le entre­guen una producción más o menos fija de camisetas de fútbol. Armando acepta trabajar para este comerciante y hasta ahora le sigue entregando toda su producción.

El tener asegurado el mercado implica un ingreso es­table y constante con lo que hay la posibilidad de con­tratar mano de obra. Esta es relativamente fácil de encon­trar ya que en la zona donde residen (Sector Libertad) hay un número considerable de empresas de este tipo y la mano de obra pasa de una a otra de acuerdo a las condi­ciones de trabajo que se le ofrezcan. Así, contratan a tres obreros: un tejedor y dos muchachas; una de ellas se en­carga de la overlock y la otra de la plancha. A pesar de ello, la familia no deja de intervenir en el proceso pro­ductivo.

Paralelamente a la introducción de mano de obra asa­lariada, el padre de Armando adquiere otra máquina te­jedora más pequeña (un metro de diámetro) y deciden comprársela en abonos que están pagando hasta ahora.

Su fisonomía actual. En un año la situación no ha cam­biado sustancialmente. La base de la unidad productiva sigue siendo la familia: Armando teje ocacionalmente29, se encarga de surtir las materias primas necesarias y de llevar la mercancía a la tienda; María vigila el buen funciona­miento de la empresa y algunos de sus hermanos y sobrinos van ciertos días a la semana ya sea “para enseñarse” o para

ayudar cuando falta algún trabajador. A ninguno se le da salario.

En cuanto a la mano de obra asalariada, por regla general tienen dos tejedores y dos costureras. Trabajan un promedio de ocho horas diarias de lunes a viernes y medio día del sábado y se les paga a destajo, aunque nunca alcan­zan a percibir el salario mínimo. No tienen prestaciones formales ni están afiliados a central sindical alguna. En contraposición, hay una relación de amistad entre los tra­bajadores y los propietarios de la empresa y estos tienen algunas prestaciones informales (medicamentos, algunas veces se les dan los alimentos, etc.)

El mayor problema con la mano de obra es, por un lado, su gran movilidad ya que los trabajadores van de un lugar a otro en busca de mejores condiciones de trabajo, y por el otro, la escasez de mano de obra calificada como es el caso de los tejedores, ya que si no se cuenta con uno bueno, la producción disminuye pues hay muchas pérdidas por el tejido defectuoso. Cuando sucede así, Armando o los hermanos de María se dedican de tiempo completo al tejido mientras se consigue un trabajador eficiente.

En referencia a la maquinaria, como ya se mencionó, cuentan con 2 tejedoras y una overlock, por las cuales dan una renta diaria de $60 ($1 800 mensuales aproximada­mente). Esta se conceptualiza como una ayuda a los pa­dres de Armando pues ya no trabajan y el aporte que re­ciben, tanto de la maquinaria como de la renta de la ca­sa, constituye una de las entradas básicas para ellos.

No tienen una producción fija pues trabajan según los pedidos que les hace el comerciante, que varían de acuerdo a la demanda aunque hay el acuerdo explícito de no dejarlos sin trabajo. En cada pedido hay tanto tallas chicas como grandes y se las pagan de la siguiente forma:

tallas 2—4—6 ................... $32” 8 - 1 0 - 1 2 ............... $38” grandes (32 a 36) $45

Por regla general hacen de 12 a 15 camisetas diarias y el doble trabajando a marchas forzadas. La producción incluye el tejido, cosido y planchado de la mercancía y el comerciante sólo se encarga de etiquetarla, en otras pa­labras, se le entrega el producto terminado.

La materia prima básica es el acrilán que les vende directamente el comerciante al que le entregan la produc­ción. Este, al adquirir grandes volúmenes de hilo, puede vender más bajo que el precio del mercado. Esta transac­ción beneficia al comerciante que obtiene una ganancia adicional sobre la materia prima, al mismo tiempo que li­mita las posibilidades de ganancias que pudieran obtener Armando y María.

El acrilán lo adquieren por conos (madejas conifor­mes) y aunque la cantidad varía de acuerdo a los pedidos, utilizan como promedio 30 conos semanales, cuyo costo les descuenta el comerciante cuando les paga las camisetas. En los últimos meses de 1979 Armando se quejaba de que el precio del acrilán había subido y a ellos no les querían aumentar el precio de las camisetas, por lo cual las ganan­cias habían disminuido.

En cuanto al mercado, entregan toda la producción a la casa de deportes, que a su vez recibe mercancía de varias unidades productivas que están eíi condiciones semejantes a las de Armando y María. Las limitaciones que implica el tener un sólo mercado se refieren sobre todo a la pro­ducción y precio al que ésta es pagada, dado que, como ya se vio, los propietarios de la empresa deben someterse a los planes de producción y precios que imponga el comer­ciante. Por otro lado, sólo cuando tienen el mercado asegu­rado, obtienen un ingreso seguro y pueden aumentar tanto la mano de obra como la maquinaria.

El comerciante, además de ser el proveedor de las materias primas y el único al que se le entrega la produc­ción, es el que otorga el financiamiento a la unidad pro­

ductiva, a través de créditos que va descontando del pago de la mercancía.

Por último, un recurso importante que ha permitido la supervivencia y un cierto márgen de ganancia a la pe­queña empresa, es la evasión de todo tipo de impuestos al fisco y el registro de los obreros a alguna central sindical. Los inspectores no sólo no desconocen la existencia de estas unidades productivas, sino que además hacen “visitas” a través del año y extorsionan a los propietarios con la ame­naza de que, si no les dan cierta cantidad de dinero, los denuncian a Hacienda. María y Armando comentañ que a ellos llegan dos inspectores: uno cada tres meses y otro una vez al año. En total les dan $1 900 anuales además de que se llevan algo de mercancía para su uso personal. A pesar de ésto, a la empresa le conviene mucho más seguir fomentando esta situación que legalizarla, ya que ello implicaría no sólo el pago de impuestos a Hacienda, sino también el pago del Seguro Social, sindicato, salario mí­nimo a los obreros, indemnizaciones, etc.

Hasta ahora, las ganancias que se han podido obtener, se han invertido en la manutención de la familia y el pago de maquinaria, sin que hayan podido hacer ningún otro tipo de inversión.

Reflexiones fimles. De acuerdo a lo presentado en este trabajóles posible afirmar que la industria en Guadalajara se ha caracterizado por la adopción de dos formas de orga­nizar la producción: a) en las medianas empresas y, b) en las unidades productivas de pequeña escala. Ambas se encuentran estrechamente ligadas de tal forma que es po­sible verlas como parte de un mismo proceso.

Como se vio en la primera parte, la expansión indus­trial en Guadalajara se apoyó en la proliferación de unida­des productivas de pequeña escala, que pudieron crecer y expandirse gracias a las condiciones estructurales que en­frentaron. Así, se tendería a pensar que una vez consoli­dadas éstas, habría una tendencia a la desaparición del

sector de pequeña escala, pero de hecho, debido a la de­pendencia que se ha creado entre ambas, ésta no sólo per­manece sino que la inclinación general es hacia su pro­liferación. Esto es posible, como se ha visto en la segun­da parte, en la medida en que las unidades productivas representan un recurso importante por su dinamismo y eficiencia al que apela tanto el capital comercial como industrial.

En base al tercer estudio de caso se pueden extraer las principales características que presenta este sector:

1). El primer factor importante está relacionado con la forma en que se organiza la producción en donde la familia tiene un papel fundamental. Esta constituye la principal fuerza de trabajo, está preparada a trabajar ho­ras largas y flexibles sin percibir salario alguno o uno muy bajo.

2). La mano de obra asalariada es en muchas oca­siones reclutada dentro de la red de parientes y amigos por lo que las relaciones sociales son un recurso impor­tante en este sentido. Esto explica el hecho de que casi todas se concentren en sectores específicos de Guadala­jara (Reforma y Libertad).

3). Otro elemento decisivo en la conformación de este sector es su dependencia del capital ya sea comer­cial o industrial, que le encomienda una parte del pro­ceso productivo. El control de este último se mantiene a través del “habilitamiento”, o sea, el préstamo de maqui­naria (en ciertos casos), materias primas y sobre todo del control de la comercialización. Así, la empresa de la cual depende la unidad productiva está en posibilidad de deter­minar los precios a los que será pagada la mercancía y los planes de producción.

La empresa, al articularse con la unidad de peque­ña escala, obtiene altas tasas de ganancias por el ahorro que logra al transferir gran parte de los costos y riesgos de la producción30. Por una parte no asume los costos de

reproducción de la fuerza de trabajo, ni los conflictos la­borales o de cualquier otra índole que se generen dentro de la unidad productiva, y posee una gran flexibilidad, de tal forma que en períodos en los cuales baja la deman­da, ésta puede ser expulsada de la producción para vol­verse a incorporar cuando sea necesario.

Lo anterior es posible pues la dinámica de la uni­dad de pequeña escala se basa en la evasión de los con­troles estatales: pago de impuestos al fisco, afiliación a algu­na central sindical con lo que sería necesario el pago de sa­larios mínimos y prestaciones legales. De este modo, se transfieren los costos a los asalariados. Además, el pro­pietario debe pagar los gastos de capital constante: renta, luz, desgaste de maquinaria...

4). La estructura que presenta ésta, hace que mu­chas veces no se distinga al propietario del resto de los trabajadores más que por el hecho de ser el organizador y coordinador de la unidad, sobre todo en el caso en que ni siquiera es dueño de los medios de producción y en este sentido se puede plantear que la plusvalía generada por los obreros es apropiada directamente por el empre­sario al cual está subordinada la unidad productiva de pequeña escala. Por otra parte, al mantener el control de las materias primas pierde un recurso importante don­de podría obtener márgenes diferenciados de ganancias e inhibe cualquer posibilidad de independencia.

5). La compra directa de la materia prima no es po­sible pues primero no tiene el capital suficiente; ésta fe saldría a precios más altos de los que lo consigue la em­presa por el volúmen de compra y el control monopólico que ejerce un grupo de grandes industriales en cada ra­ma donde existe esta forma de organizar la producción. Es por esto que el control de la materia prima permite a su vez controlar y subordinar el trabajo colectivo de las unidades productivas (Arroyo, 1980:198).

6). Al no tener un control del mercado, la unidad productiva debe acatar los precios que se le impongan, muchas veces en detrimento de sus ganancias. Su pene­tración directa en el mercado no es posible, por una par­te, porque hay un desconocimiento del funcionamiento del mercado, no tienen marca propia para el producto y su subordinación al empresario, que, como se mencio­nó, le proporciona las materias primas, la maquinaria (a veces) y el financiamiento.

7). Las unidades productivas de pequeña escala re­sultan funcionales para el capital en la medida en que aumentan la posibilidad de maniobrar de la empresa con­tratante frente a los altibajos del mercado. Esta “resulta en ocasiones tan eficiente que las mercancías obtenidas por ese procedimiento llegan a satisfacer las normas dé calidad que exigen los productos para exportación. . . Su carácter flexible por las dimensiones reducidas y bajos niveles de capitalización le permite cambios rápidos en la línea de producción. . (Avelar, 1977:1934).

Ahora bien, los propietarios de las unidades productivas obtienen beneficios económicos a través de la utilización ds diversos recursos. Primero a partir de la mano de obra familiar y asalariada; en segundo lugar con la evasión a las regulaciones laborales y fiscales; en tercer lugar ma- ximizando las materias primas lo que en ocasiones le per­mite obtener mayor cantidad de productos de los calcula­dos; en cuarto lugar a través de una mayor división del trabajo por operaciones de tal forma que éstos, en ciertos casos, apelan a productores individuales para que reali­cen una parte del producto con remuneraciones ínfimas por unidad, lo que, a final de cuentas, desemboca en una fragmentación del proceso productivo a partir de la sub­división de las unidades, y, finalmente, en alguno casos este sector encuentra otros canales de comercialización donde colocan una pequeña parte de la producción. Es­ta se hace por medio de la entrega de mercancía a perso-

ñas que se dedican ocasionalmente a la venta, como com­plemento del gasto familiar. Generalmente se encuentran en el mismo ámbito de relaciones sociales del produc­tor31.

Además, y dependiendo del tamaño y grado de su­bordinación de la unidad productiva, ésta» en ciertos ca­sos comercializa una parte de la producción en las pla­zas, mercados ambulantes, tianguis, etc.

El tamaño de la unidad productiva y su grado de dependencia están condicionados, según Avelar, por el acceso al mercado de materias primas; la propiedad de los instrumentos de trabajo y el tipo de empresario a quien se destina la producción. “Así, se encuentran tres niveles: 1) aquella unidad en donde el propietario no tie­ne el control de ninguno de los elementos arriba mencio­nados y por lo tanto se trata más bien de un asalariado que coordina la unidad productiva y vende su fuerza de trabajo al empresario; 2) aquélla en la cual el propieta­rio no tiene acceso al mercado pero posee el control de las materias primas o es dueño de los medios de produc­ción, alguno de los dos es proporcionado por el capitalis­ta del cual depende y que compra toda la producción, y finalmente 3) aquél que tiene acceso a los insumos y es- propietario de los medios de producción pero trabaja por encargo del contratante y no tiene acceso al mercado del producto” (Avelar, 1977:1246).

Las unidades productivas que están en el tercer ni­vel tienen límites a su crecimiento, que están dados en función de los factores antes mencionados pues aunque pueden elevar la productividad con la adquisición de nue­va tecnología, una vez que ésta se vuelve más compleja, sus costos aumentan considerablemente por los precios de los insumos, su incorporación al sistema fiscal (pues cuando esta rebasa un cierto tamaño ya no es posible que se siga conservando en la clandestinidad). Además debe contar con la posibilidad de ventas en gran escala y con

carácter permanente, es decir, una organización deter­minada por el mercado. Otro requisito es la posibilidad de una técnica de producción en donde se puede produ­cir más barato de lo que era capaz anteriormente (We- ber, 1978:149). A esto hay que agregar que, dado que sus costos de producción son más elevados que los de las empresas de mediana escala, su intromisión directa en el mercado le resta competitividad a su mercancía.

Así» el propietario de la unidad productiva que in­tenta independizarse se enfrenta a una serie de elemen­tos que desconoce (mercados, administración) y al per­der el acceso a los recursos que permitían su superviven­cia (mano de obra barata, evasión del fisco, etc.), ésta pierde funcionalidad.

Así, dadas las características que asume la interde­pendencia de las unidades productivas de pequeña esca­la con el capital industrial y comercial, es posible hablar de una coexistencia estructural en estas dos formas de organizar la producción.

N O T A S .

1 El tejido de punto es todo aquel que se teje con agujas y hace malla. En él se incluye la bonetería: ropa interior, calcetines, camisetas, y todo tipo de prendas de vestir en las que se utilicen agujas: sweaters, blusas, ropa para bebé, etc. El tejido de punto está registrado en la Cámara de la Industria T extil por el tipo de tecnología que utiliza (máquinas tejedoras). La Industria de la ropa se define como la confección de prendas de vestir (exterio­res e interiores que utilizan como materia prima tela fabricada aparte. Las empresas de este ramo están registradas en la Cá­mara del vestido.

2 En 1902, el Sr. Santiago Benjamín Blake solicita exención de im­puesto industrial por 10 años para una fábrica de ropa movida por potencia eléctrica; en 1906, los Sres. E. D . W illing y Anto­nio Pérez Verdía solicitan exención de impuestos para un taller de prendas de vestir; en 1901, se exime de todo género de con­tribuciones por 15 años a la fábrica de ropa que pretende esta­blecer en Guadalajara Rodríguez Hnos. y Compañía (Fuente: Archivo Histórico de Jalisco, Ramo de Fomento). Dado que sólo se tienen estos datos y no hay mayores referencias, no es posible saber ti estas industrias se llegaron a establecer.

3 Se habla exclusivamente de libaneses ya que no hay otro grupo étnico del Cercano Oriente que haya tenido ingerencia en la in­dustria de la ropa. Estos no se consideran árabes y todos son católicos.

4 Riviere D ’Arc (1977) comenta que Guadalajara es el centro de una estrella hacia la que convergen todas las carreteras importan­tes del centro-oeste y noroeste.

5 En éste se incluye tanto prendas de vestir como calzado, por lo que es difícil saber qué porcentaje corresponde al primero.

6 En lo que respecta a los libaneses, también influyó su condición de migrantes: no tenían compromisos con la burguesía local y no tuvieron que enfrentar ciertas restricciones. Barth indica que los empresarios no sólo deben tomar en cuenta los costos eco­nómicos, sino también los sociales, de donde se destacan dos cla­ses de restricciones: 1) Ciertos actos técnicos son condenados mo­ral y legalmente en la comunidad; las sanciones que implican pueden superar las ventajas. 2) Las personas tienen obligacio­nes en sus relaciones sociales específicas que impiden la persecu­ción de estrategias efectivas. Lo último puede evitarse prescin­diendo de las relaciones, o pagarse con el repudio de la relación (Barth, 1963: 8).

7 “las empresas industriales que surgieron durante los años de1930 a 1950 requieren de bienes de ca p ita l... esta necesidad se refleja en el aumento que tuvieron las importaciones de bienes de capital a partir de 1940 y especialmente de los bienes destina­dos a la industria y a la minería. Del 28% en 1940 pasan al 36% en 1950, al 40% en 1955, y al 44% en 1 9 6 0 . ..” (Cordero, 1977: 27).

8 Este dato es inexacto pues en una entrevista un informante afir­mó que su empresa contaba con un capital social de 45 millones de pesos.

9 De acuerdo a un documento que nos fue entregado en la Cá­mara del Vestido, donde se encuentran registradas 209 empresas clasificadas por su tamaño, hay 121 pequeñas, 55 medianas y 6 grandes, y además 27 empresas que no dijeron la cantidad de maquinaria que poseían.

10 Según comentarios de algunos informantes, en el tejido de punto hay una proporción de 30 empresas de pequeña escala sin regis­trar en ninguna institución, por cada empresa registrada; en la ropa la proporción es de 10 a 1.

11 En la producción de pequeña escala esto no ocurre tan frecuen­temente pues casi todas las máquinas son manuales.

12 Según datos de la revista Expansión, una de cada diez mujeres que trabajan lo hacen en la industria del vestido.

13 Los sindicatos tienen muy poca ingerencia en los asuntos de la empresa, y solo acuden a ella una vez al año para la revisión salarial.

14 En el tejido de punto, por ejemplo, un informante explicaba que las máquinas automáticas que posee, tardan 12 minutos en hacer una pieza y las máquinas más modernas tardan tres m i­nutos. El actualizar la maquinaria, aparte de ■ lo alto de su precio, implicaría ampliación de todo el aparato productivo de

la empresa, ya que es inútil disminuir el tiempo de tejido si no hay un aumento general del capital variable y del capital cons­tante.

15 Las máquinas han aumentado hasta 5 veces su valor en los ú l­timos tres años. Una máquina de tejido de punto que antes de la devaluación valía $100 000, actualmente cuesta entre medio millón y $800 000. En la ropa se presenta el mismo caso ya que una máquina que costaba $8 000 vale ahora $35 000.

16 En 1978 la pequeña y mediana industria utilizó solo el 76.7% der>u capacidad (Expansión, 1979:74).

17 La calidad de los productos mexicanos puede competir con la de cualquier otro lugar, pero el costo de los insumos (muchas veces 100% superiores a ¡los de Jos fabricantes extranjeros') les resta competividad en el mercado exterior (Expansión, 1979:74).

18 El proceso a través del cual se da la penetración de capital fo­ráneo en Guadalajara se analiza extensamente en el trabajo de Ignacio Medina.

19 Esta no es una situación exclusiva de Guadalajara ya que a nivel naciona-l las empresas privadas tienen el control de los sectores menos dinámicos de la industria: en alimentos, bebidas, textiles y vestuario están el 53.2% de las empresas nacionales privadas (Cordero, 1977).

20 En el cuadro I que aparece en el estudio de Cordero 09*77), en donde se concentran las 938 mayores empresas industriales del país se<nin su fundación y actividad industrial, aparece que en el ramo del vestido hay solo 3 empresas extranjeras: 1 en los años 1921-1930: 1 en 1931-40 y una en 1951-60.

21 T a clasificación de los bienes se hizo en base al cuadro de José Avala v otn^s en México hov, para no cambiar demasiado las de- ^rmiinsrion^ v que resulte confuso.

0 9 iQ*0 Don Ricardo se separa de la empresa y adquiere accio­n a de emDresas en la m^ta!-mecánica, vende a Don fosé las ac­i o n e s que le corresponden y no vuelve a tener ingerencia en ésta.

03 Fi o^rpnt^ de la empresa comentaba que FOGAIN (Fondo de orjrontfn T>ara la p ^ u eñ a y mediana industrié otorga crédito?» pn Guadalaiara con una tasa de interés del 19%, mientras que fuera de é*ta la tasa es de solo el 15%.

°4 F,n el raco de todos ^os libaneses entrevistados (5 en total) fue rrmv difícil trazar la historia de la empresa hasta antes de 1950, m es en ninírün caso el fundador vive y los hijos no recuerdan ron exactitud qué pasó con la empresa en esos años. Por esta razón no es posible aportar más datos al respecto, por lo que se hará más énfasis en las características de la empresa en la actua­lidad.

25 El obrador es un local donde llega el puerco muerto y ahí es limpiado y cortado, además de que se hace chicharrón. Despuéslo mandan a las carnicerías.

26 Armando es el tercero de cinco hijos. El mayor es obrero de una fábrica de tapices en California, Estados Unidos; el segundo es cobrador de un despacho; el cuarto trabaja en el obrador y el menor vende ropa.

27 María es la tercera de diez hijos y la única casada. Los dos ma­yores se han ido en varias ocasiones a trabajar a Estados Unidos y ahora se emplean como tejedores en la empresa de la madre. Los cuatro hermanos que le siguen a María también ayudan a cortar y coser y los tres menores estudian.

28 Estas máquinas costaron en 1977 $20 000.00 y $45 000.00 respectiva­mente, y la tercera costó $30000.00.

29 Armando trabaja en el obrador de 5 a .m . a 11 a .m . pues el in ­greso que percibe en éste es un complemento importante para la economía familiar.

30 De aquí en adelante, se hablará de la empresa para denominar el capital comercial o industrial del cual depende este sector.

31 Este es el caso de algunas amas de casa que en sus ratos libres se dedican a la venta del menudeo y para ello recurren a familiares, amigos y conocidos. En este caso, no se puede decir que la uni­dad productiva controle el mercado, pues la cantidad de produc­ción que se canaliza por estos medios es ínfima, pero es un recurso importante en cuanto a que proporciona ciertos márgenes de ga­nancia al productor.

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