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Aborda la problemática del cuerpo desde Bataille, Artaud y Camus para plantear un cierto ascetismo político.

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Deseo y cuerpo social

Gerard Moreno Ferrer, Licenciado en la UB

Advertencia preliminar para lectores eruditos:Antes de empezar y para que no haya confusin: aunque seguramente los familiarizados con la terminologa de Deleuze reconozcan en esta exposicin ms de un concepto, aqu estos no siempre figuran bajo el sentido que le imprime el discurso deleuziano. Mas que tratar de esclarecer o de pensar estos conceptos, en esta exposicin lo que se pretende es sacarlos a bailar: atender a su sonoridad y marcarles bien el paso. Huelga decir que, en este baile, no siempre esta del todo claro que papel de la pareja ocupa cada una de las partes y ello puede causar ms de un pisotn. Dicho esto, empezemos:

Deseo y cuerpo:Un cuerpo se forma de otros cuerpos que no conocen el movimiento general del cuerpo que forman. As, nuestro cuerpo se forma de rganos, pero estos no conocen el movimiento de nuestro cuerpo. Independientes los unos de los otros, realizan sus deseos, dejan fluir por ellos los flujos que los movilizan y se transmiten, as, entre ellos, el movimiento (p. ej.: la sangre, del corazn al bulbo raquideo; los impulsos nerviosos, del bulbo raquideo al estomago...). Pero, a su vez, el cuerpo desconoce a los rganos que lo forman; situado en una corriente de flujo superior, se moviliza sin conocer aquellos rganos que le permiten su constitucin, presupone su funcionamiento, se moviliza de modo independiente a los deseos y los flujos que cruzan esas partes; sn otros los flujos y los deseos que lo interpelan. Algo similar parece decirnos Bataille cuando nos declara que del tomo a la molcula, de la formacin polimolecular a la formacin micelar, de la clula al organismo y a la sociedad, las composiciones son diferentes de los componentes, en tanto que hay un movimiento de conjunto que los rene1George Bataill, La sociolga sagrada del mundo contemporneo, pg. 24, trans. Lucas Bidon-Chanal (Buenos Aires: Libros del Zorzal, 2006)

.As el movimiento de conjunto de un cuerpo excede al movimiento de los rganos que lo constituyen; un cuerpo es ms que sus partes y sus partes sn, a su vez, cuerpo de partes ms pequeas. El cuerpo siempre se percibe como cuerpo sin rganos, no presta atencin a los rganos que lo constituyen salvo cuando estos se sobreponen, exceden, al movimiento general del cuerpo en el que se encuentran; cuando su dolor o su placer se sobrepone al movimiento de conjunto que constituye el cuerpo del cual forma parte. Es entonces y slo entonces cuando el cuerpo se percata de las partes que lo constituyen y se comprende ms como organismo que como cuerpo, permitiendo que sus partes puedan pasar a dirigir o a intervenir en el movimiento que lo constituye. En este sentido los rganos son los enemigos del cuerpo que constituyen o, cmo nos dira Artaud: El cuerpo es el cuerpo/ est slo/ y no necesita rganos/ el cuerpo nunca es un organismo/ los organismos son los enemigos del cuerpo2Antonin Artaud, cito segn Gilles Deleuze y Flix Guattari, El Anti-Edipo, pg. 18, trans. Marcos Monge (Barcelona: Paids, 1985)

. Visto de este modo, el organismo sera el cuerpo que, tomando consciencia de los rganos que lo constituyen, se pliega sobre ellos, corta el flujo en el que est inmerso y el deseo que lo cruza para focalizarlos haca los deseos y flujos que movilizan a los rganos que lo constituyen; dicho de otro modo, renuncia al movimiento de conjunto que es, conviertindolo en un movimiento de las partes. Es en este momento que el deseo deja de expandirse sobre los dems cuerpos, como sucede entre los rganos, y deviene un deseo de satisfaccin, deviene un movimiento que se cierra sobre s mismo. Pero ese cuerpo sin rganos que no conoce sus partes, enemigo del organismo, no tiene imagen, no tiene forma fija, an; nada lo limta, nada le da un mbito concreto. Se expande, fluye. Si no fuera por este exceso de los rganos que lo constituyen, el cuerpo sin rganos no sera nunca un cuerpo definido, delimitado; sino un cuerpo que se derrama y se mezcla con los dems, como una sombra que se suma, sin cortes, a otra sombra, entremezclndose en una nica sombra que no reconoce las partes que la constituyen. Pero este no tener limite, lo lleva a forzar sus componentes, a desarrollar movimientos que, generando un exceso en algunos de sus rganos, le manifieste las partes que lo constituyen y condicionan el desarrollo completo de su transformacin. As se ve, por ejemplo, y para seguir con el smil de la sombra, en los objetos que se sitan sobre la superfcie en la que se proyecta una sombra deformndola. Visto desde esta perspectiva, los rganos son los enemigos del cuerpo sin rganos porque le imprimen forma, al darle conciencia de organismo, le imponen lmites. Ms, cmo imponen estos lmites al cuerpo sin rganos los rganos que se le sobreponen?Mediante la transmisin de los flujos, mediante evitar que los flujos se plieguen de nuevo sobre s, retroalimentandose. Slo a partir de la observacin de hasta dnde se transmite un flujo es posible a las partes comprender hasta dnde se expande el cuerpo del cual forman parte. As por ejemplo, la risa sardnica del beb, la risa compartida que, como dira Bataille: seala nicamente unos momentos de intensa comunicacin en los lmites de las relaciones vividas entre dos personas, pero conviene insistir sobre ese punto, se trata de una intensidad desprovista de significado personal. En cierta medida, en principio, la risa entre dos seres supone un estado abierto a cualquier persona3George Bataill, Obras Escogidas, pg. 389, trans. Joaquin Jord (Barcelona: Barral, 1974)

. Es decir, se trata de un mvimiento situado ms all de la mera relacin de los rganos que se sobreponen al cuerpo social y, por lo tanto, nos permite observar hasta dnde puede extenderse el movimiento de conjunto que es, hasta dnde se expande el cuerpo que constituye.Pero un cuerpo social, el cuerpo sin organos de la sociedad, no esta constituido por un nico movimiento de conjunto: La risa slo sera una de las corrientes posibles4Ibid.

, nos recuerda Bataille. As, por ejemplo, cuando llega la peste a una ciudad, se manifiesta un movimiento de conjunto que engloba a toda la ciudad: todos sus individuos se vern alterados, contagiados (viricamente o no) por el movimiento que esta peste constituye; pero, a su vez estarn cruzados por el movimiento de conjunto que forma, por ejemplo, el cuerpo de los amantes separados, el cual al ver distanciadas sus dos partes indefinidamente, ya no podr comprenderse sino como organismo constituido de partes e incluso se acabar manteniendo la relacin del movimiento sin que ste este realmente presente, simplemente por la costumbre de las partes, tal como expone Camus en La Peste. Tambin habr los cruzados por el movimiento de conjunto que constituye la iglesia o los que seguirn focalizando este movimiento haca sus intereses personales y se dedicaran al trafico ilegal. As, segn sean unos u otros los movimientos de conjunto que los mueven, una vez sumidos bajo el cuerpo de la peste, cada organo distribuir el movimiento de conjunto, el flujo de la peste que lo cruza, de un modo o de otro.De todos los casos que Camus nos muestra en La Peste, seguramente el ms admirable sea el del doctor Rieux, el cual viendo cortado el movimiento de conjunto que estableca el cuerpo de su matrimonio, se vuelca sobre los dems; mantiene an el espacio para las cartas y los recuerdos de su mujer, no hay duda, pero en lugar de focalizar el movimiento que lo cruza hacia ese cuerpo concreto que, con la emergencia de la peste, se ha hecho momentaneamente imposible, lo expande sobre todo el cuerpo de la peste, generando, a partir de la propia peste, un movimiento, un flujo, contrario a ella, a su cuerpo: Es un rgano que se revela, mediante el excederse, contra el cuerpo que se le ha impuesto.Para que este exceso se produzca, ha sacrificado su dormir, su alimentacin, a menudo su salud, ha tenido que olvidarse a s mismo como organismo, comprenderse como cuerpo sin organos y focalizar el movimiento que lo cruza no tanto a satisfacer sus organos sino a propagarse sobre el cuerpo que le ha sido impuesto, del cual, sin quererlo, es rgano. Es en este sentido, en el sentido en que el deseo ya no busca su satisfaccin sino su propagacin, su contagio, que el deseo puede ser revolucionario. Es decir, en la medida en que el deseo puede contagiarse y desarrollar un movimiento de conjunto distinto de aquel que constituye el cuerpo en el que esta inmerso.Con ello, vemos cada cuerpo sin rganos situado en un triple plano de desarrollo: Por un lado es un cuerpo sin rganos, sin imagen, que se agrega a otros cuerpos sin rganos sin que ello implique la suma de los dos (recuerdese el caso de las sombras); por otro es un organismo, constituido por partes, que focaliza los flujos que lo cruzan a satisfacer las partes que lo constituyen, y, por el otro, lo contemplamos siendo un rgano, l mismo, de otro organismo que se le impone. Vemos tambin como mientras focalice el deseo haca la satisfaccin de los rganos que lo constituyen, permanecer totalmente dctil al movimiento de conjunto que estructura al cuerpo del cual es parte, dado que el movimiento que pudiera crear se ver cerrado sobre s mismo y no se propagar sobre los dems constituyentes de dicho movimiento de conjunto. Slo en un deseo comprendido como propagacin podr, entonces, tratar de desarrollar un movimiento de conjunto distinto del que se le sobrepone.Pero, cmo concebir un tal deseo de propagacin en lugar de un deseo de satisfaccin? Mediante el exceso de movimiento que lo cruza; condensndolo hasta que lo exceda, lo rebose y se vierte sobre los dems: El deseo de satisfaccin siempre genera una insatisfaccin; se vierte sobre el objeto de deseo para revertirse sobre el rgano deseante, calmndolo momentaneamiente per realimentndolo como deseo futuro. Ante ello, el deseo persiste en satisfacerse, se repliega y vuelve a volcarse sobre los mismos rganos que vuelve a exceder; por ello el deseo de satisfaccin siempre genera insatisfaccin, siempre requiere volverse a verter (movimiento obsesivo-compulsivo de la satisfaccin). Reconocer esta impotencia del deseo de satisfacerse, percatarse de que todo deseo que busque la mera satisfaccin acabar produciendo la insatisfaccin porque sobrepasar siempre el objeto sobre el que se desliza, permite dar paso, precisamente, al impoder. Con el impoder el cuerpo comprende que todo deseo de satisfaccin conduce al fracaso y, gracias a ello, puede renunciar a la movilizacin de estos flujos en los que est intrincado; gracias a ello, puede detener el desarrollo circular del deseo, devenir un espacio de acumulacin del deseo, no de como acumulacin circular proyectada sobre un objeto, sino como un espacio que el deseo se vea imposibilitado a cruzar. Boicotear al movimiento de conjunto que atraviesa un cuerpo sin organos y acumularlo hasta que lo exceda, esta es la manera que tiene un organismo para enfrenarse al cuerpo en el que est subsumido: negar su papel de rgano en un cuerpo superior y, a su vez, negar su ser organismo. Desde aqu se puede comprender mejor porqu es Grand el primero en sobrevivir la infeccin virica de la peste en la novella de Camus: su deseo no busca satisfaccin, sino ejercitacin, se ve cerrado sobre la reiteracin de la misma frase, imposibilitando tanto su satisfaccin como la continuacin del movimiento de conjunto en el que se encuentra.As, cuando este deseo que ya no busca satisfacerse exceda al cuerpo sin rganos y se darrame sobre los dems cuerpos irrumpir como un nuevo movimiento de conjunto; un movimiento de conjunto que se propagar sobre los dems mediante el exceso de deseo, no mediante el dficit de aquello que lo satisface. Exceso de deseo que se manifiesta en el acto de creacin: en el rebosar los cuerpos dados, en el consumirse a s mismo por el fuego del deseo, del erotismo. Por ello Artaud puede decir, con un optimismo que me gustara compartir: Lo que quiero decir es que si los hombres encienden el incendio fuera, el fuego no se detendr ya ms ni fuera ni dentro, puesto que el de afuera no sirve ms que para mostrar el de dentro. Se ha necesitado siempre un gran esfuerzo humano para hacer salir el fuego de dentro. Esta vez habr suficiente con una cerilla.5Antonin Artaud, cito segn Santiago Lpez Petit, El espacio del anonimato: una apuesta por el querer vivir, en http://www.espaienblanc.net/Los-espacios-del-anonimato-una.html, accesed 03/12/12, 01:34.