Es Correcto Celebrar La Navidad
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¿Es correcto celebrar la Navidad?Subir
Muchos pastores tiemblan ante esta pregunta. Sé que estoy pisando terreno peligroso
pues existen dos pensamientos bien definidos en cuanto a si es correcto o no celebrar la
Navidad. Unos dicen que sí y animan a la gente a que la celebre sin pena alguna, otros
dicen que no, que es una fiesta pagana y que ni siquiera deben darse regalos.
Antes de ofrecerle “un camino mejor” (robándole una frase al apóstol Pablo), quiero
contarle como se celebra la Navidad en mi país, Guatemala. Dejando a un lado el
comercio con ofertas (dicho sea de paso que de oferta sólo tienen el nombre pues creo
que hasta ponen el precio lo más caro que pueden) la Navidad en Guatemala es la fiesta
más importante. Es probablemente la única vez en el año que una familia se reune
completa. La comida típica la noche de Navidad son tamales (un platillo hecho de masa
de arroz, con salsa y condimentos típicos de la región, envuelto en hoja de banano) con
limón, pan blanco, chocolate caliente, y muchos acostumbran a comer un delicioso Pavo
con relleno. Los cohetes, estrellitas, canchinflines (tubos pequeños que se encienden y
vuelan por los aires) y todo tipo de fuegos pirotécnicos suenan y alumbran los cielos a
lo largo de del mes de diciembre. Especialmente a la la media noche el 24 de diciembre
hay como 10 minutos en que toda Guatemala quema cohetes, es una fiesta, por todo el
cielo se ven fuegos pirotécnicos que alumbran la ciudad (y que también contaminan el
ambiente). Luego se entra a la casa y todos se reparten regalos y de una vez los abren y
todos se abrazan y se bendicen. Los jóvenes no duermen y amanecen quemando
cohetes, los padres tipo dos o tres de la mañan son derrotados por el sueño. Los
siguientes días se siguen comiendo tamales y al final de la celebración sólo queda el
recuerdo, mucha basura por los cohetes, un buen desvelo y unas cuantas libras de más
por comer de todo. Se me olvidaba, los árboles de navidad y las luces aritificiales
alumbran no sólo el interior de las casas sino afuera colocan luces que iluminan las
casas toda la noche y hacen que se vean bonitos todos los vecindarios (los más
contentos por las luces son los de la empresa eléctrica).
La Navidad que le describí anteriormente es lo típico en mi país. Sin embargo, el
enfoque se ha perdido. La Navidad es para celebrar el nacimiento de Jésus pero más
parece una fiesta de comercio, y para los no cristianos una época para tomar alcohol y
hacer locuras. Pregúntele a un niño ¿Cómo describiría la Navidad? Y en ningún
momento hablaría de Jesús sino de Santa Claus. Un gordo y barbudo que no tiene si no
me equivoco ni más de un siglo de existir tal y como lo conocemos y que regala regalos
(cuando el verdadero Santa Claus son los papás, los abuelos o amigos).
La Navidad es celebrar el nacimiento de Jesús (aunque todos sabemos que no nació en
Diciembre, nadie lo sabe, ni lo sabrá). Le pregunto ¿Es malo celebrar el nacimiento de
Jesús? Pues los reyes magos lo celebraron en grande. Llevaron oro, incienso y mirra.
En la primera Navidad hubo regalos. Lo único es que estos regalos fueron para el
maestro y no para los amigos, pero la tradición nos ha enseñado a darle a los demás. El
cristiano debe darle su mejor regalo a Jesús antes de compartir con otros. Dar regalos
no es pecado, es más, la vida del cristiano se caracteriza porque da. Da su vida a Dios,
da su tiempo a Dios, da de sus posesiones a otros, da da y da. El no cristiano es egoísta
y vanidoso.
Toda tradición humana si no va en contra de la voluntad de Dios explícitamente
encontrada en su palabra no es pecado. Y no existe un solo pasaje en la Biblia que nos
impida celebrar la Navidad, ni que hable de poner un árbol, ni de quemar cohetes, ni de
poner luces. Tan solo no existe tal pasaje. El pecado más grande en la época de
Navidad es no haber tenido la Navidad en el corazón. Cada vez que un pecador se
arrepiente de sus pecados, la Navidad se da en su corazón.
Para los que celebran la Navidad les digo, celébrenla teniendo cuidado de que su familia
comprenda que la Navidad es celebrar el nacimiento de Jesús, la venida de la salvación
al mundo entero, y que no se vea opacada por cosas secundarias que en nada ponen o
quitan como el árbol, las luces y la manera especial en que se celebra en que cada país.
Pero no juzgue al que no la celebra, déjelo en paz, su consciencia le dice que está mal y
si la celebra con esa mentalidad le será pecado.
Para los que no la celebran, no predique en contra del nacimiento de Jesús, predique a
favor. El nacimiento de Jesús no es para estar de brazos cruzados es para danzar de
alegría por lo que él ha hecho. No la celebre, ni hable, ni ataque a los que lo hacen (¿o
se cree mejor o más santo porque no la celebra? Entonces estaría pecando de orgulloso).
En nuestra congregación realizamos un servicio especial de 8:00 a 10:00 p.m. el 24 de
Diciembre con más de 3,500 personas quienes vienen a recordar el nacimiento de Jesús
y a adorarle. Hacemos una obra de teatro, este año tratará sobre el verdadero
significado de la Navidad. El 31 de Diciembre recibimos el año nuevo postrados en la
presencia de Dios clamando por mayor avivamiento y por nuestras metas personales.
En las células, ya realizamos un convivio evangelístico aprovechando la época de fin de
año y en ocasiones como estas, más de 100 personas entregan sus vidas a Dios y la
Navidad se da en sus corazones.
Recuerde toda tradición humana si no va en contra de la voluntad de Dios
explícitamente encontrada en su palabra no es pecado. Pero el no celebar las tradiciones
que tampoco están en contra de la voluntad de Dios tampoco es pecado.
Que el diablo no use las tradiciones humanas para debilitar nuestro propósito en la
tierra, que es predicar de Cristo y ganar almas. Para terminar recuerde que ni en
Navidad, ni en el día del cariño (de San Valentín, del amor o como le llamen en su
país), ni en la fiesta de la independencia hay fiesta en el cielo, sólo hay fiesta cuando un
pecador se arrepiente. Procuremos hacer fiesta en el cielo antes que hacerla en al tierra.
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La sutileza del error1 Juan 2:18-27
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Tesis:
Cuando un cristiano no tiene su fe anclada en la Palabra de Dios, con facilidad puede
ser engañado con doctrinas erróneas que aún niegan la deidad de Jesús.
Objetivo:
Que comprenda que no existe revelación alguna por encima de la que
Dios nos ha dado en su Palabra, por lo que debemos cuidarnos de
aquellos que aunque aparentan ser de nosotros (pues visiblemente
son parte de la iglesia) enseñan doctrinas que contradicen lo que Dios
nos habla en su Palabra. Cuidémonos de los anticristos, como les
llamó a estas personas el apóstol Juan.
Introducción:
“La Biblia es la medida del cristiano”
¿Qué tienen en común la mayoría de las sectas? La mayoría por no
decir su totalidad, tienen una autoridad por encima de la Biblia y
niegan la deidad de Jesús (que Dios se hizo hombre y murió por
nuestros pecados). La autoridad que tienen por encima de la Biblia
puede ser:
1. Una nueva revelación dada a un supuesto profeta.
2. Una persona que lo que dice y sus interpretaciones tienen más
autoridad que la Biblia.
3. Un tipo de libro que interpreta o tiene revelaciones que según
ellos son de Dios y que la Biblia no posee.
La Biblia es y será hasta que Dios venga por su iglesia, la única
revelación de Dios. Y si alguien añade o le quita algo a la Biblia
recibirá maldición (Apocalipsis 22:18 y 19). Por lo tanto, debemos
tener sumo cuidado con aquellos que enseñan doctrina basándose en
supuestas revelaciones personales o que contradicen lo que la Biblia
enseña.
En los tiempos del apóstol Juan, como hemos venido estudiando,
había una herejía que se estaba infiltrando en la iglesia. El
Gnosticismo, enseñaba que la materia era mala y que el espíritu era
bueno y que en nada afectaba el cuerpo al espíritu, ni el espíritu al
cuerpo. Por lo tanto, quienes eran adeptos a esta herejía negaban la
encarnación de Jesús (el acto mediante el cual Dios se hizo hombre
en Jesús y vino a morir por la humanidad). Esto pues decían que la
materia era mala y ¿cómo la divinidad se iba a hacer hombre? Al
negar la encarnación de Jesús, estaban negando la esencia del
evangelio y enseñando no un error sino una doctrina diabólica. Juan
presenta en el pasaje que estudiaremos el día de hoy (1 Juan 2:18-27)
la distinción entre los cristianos y los herejes, define la naturaleza y el
efecto de su herejía y describe dos maneras en que podemos
salvaguardar nuestra vida de la herejía.
1. Los herejes (anticristos) y los cristianos 1 Juan 2:18-21
a. Juan habla de muchos anticristos v. 18
¿Quién es un anticristo? El diccionario expositivo “Vine” dice:
“Puede significar tanto en contra de Cristo o en lugar de Cristo o
quizás, combinando ambos significados, uno que, asumiendo el
papel de Cristo, se opone a Cristo y niega la existencia del
verdadero Dios”.
Juan no se refiere al anticristo de los tiempos finales sino a
anticristos que le han precedido. Por eso, dice en el versículo
19 “oyeron que el anticristo vendría, muchos son los anticristos
que han surgido ya”. No obstante, la palabra anticristo aparece
sólo cinco veces en la Biblia, y las cinco veces en los libros de
Juan. Cuatro en 1 de Juan y una en 2 de Juan. Pero el concepto
del anticristo aparece en otros pasajes de la Biblia como 2
Tesalonicenses 2:1-12.
b. Estos anticristos salieron de la misma iglesia v. 19
Interesante es notar que los anticristos que habla Juan salieron
de la misma iglesia. La cizaña crece junto al trigo dijo Jesús. El
que alguien esté en la iglesia no es señal de que lo que enseña
es de Dios. Debemos verificar que todo lo que se nos enseña
esté de acorde a la sana doctrina de la palabra de Dios. Todo lo
que se nos predica debe ser probado con la palabra del Señor y
bajo un estudio sano y serio de los pasajes en que se basa cada
enseñanza. Habrán lobos vestidos de oveja dijo nuestro Señor.
c. Los cristianos conocen y permanecen en la verdad v. 20
La diferencia entre los cristianos y los anticristos es la siguiente:
ambos iniciaron en el mismo lugar (pues ambos eran parte de la
iglesia), pero los anticristos salieron de ella (probablemente
porque no pudieron convencer a los líderes de sus doctrinas)
mientras que los cristianos conocen la verdad y permanecen en
ella. No se emocione con enseñanzas raras, la mayoría de ellas
pueden ser un error. Recuerde que el evangelio es tan sencillo
que hasta un analfabeta que no sabe leer ni escribir puede
recibir salvación por medio de la fe. La obsesión por ideas
nuevas y rebuscadas no es una marca del cristiano sino de los
impíos como los atenienses en Hechos 17:19-21. Sólo
compartían las últimas novedades que salían al mundo. Me he
dado cuenta que a la gente le gusta lo raro. Cuídese de
prédicas raras, la mayoría están fundadas sobre malas
interpretaciones de la Biblia, pero como el pueblo no lea la
Biblia no se da cuenta, y al unísono exclama “amenes” y
“aleluyas” sin darse cuenta que la enseñanza es un error. Muy
sutil, pero un error.
2. La herejía 1 Juan 2:22-23
La herejía era la negación de que Jesús era Dios hecho hombre.
Negaban su encarnación. Negaban que Dios se hubiese vestido de
carne y huesos para salvar a la humanidad. Negaban que Jesús
hubiese sido humano y divino a la vez. Pues ¿Cómo puede habitar
lo divino en la materia que es mala? se preguntaban los gnósticos.
No sólo negaban la encarnación de Jesús (por eso Juan les llama
anticristos, pues anticristo es el que está en contra de Cristo) sino
que sin saberlo negaban al mismo Dios, el Padre. Pues es
imposible llegar al Padre sino por el Hijo (Mateo 11:27 y Juan 14:6
y 7).
Toda corriente de doctrina que diga seguir a Dios y niegue la
encarnación de Cristo Jesús, es del anticristo. Es un error y no
debemos caer en ello, sino presentar la verdad a todos aquellos
que aún no la conocen para que no crean a la mentira con
máscara de verdad.
3. Salvaguardemos nuestra vida de la herejía 1 Juan 2:24-27
Para salvaguardar nuestra vida de la herejía debemos permanecer
en lo que hemos oído desde el principio (el mensaje de salvación
que nos fue predicado basado en la revelación de Jesús, la Biblia) y
dar gracias a Dios por su unción que hemos recibido.
a. Base su vida en la Palabra de Dios v. 24-26
Permanezca en lo que ha escuchado desde el principio. Lea,
lea, lea, lea su Biblia. ¿Cómo sabrá qué enseñanza no es de
Dios si no lee su palabra? Compre libros sobre cómo estudiar la
Biblia. Un libro que todo cristiano debiera leer es “La lectura
eficaz de la Biblia, por Gordon Fee y Douglas Stuart, de Editorial
Vida”. No basta con leer la Biblia hay que saber interpretarla
adecuadamente. Además, nunca pesa la palabra de hombre
alguno más que lo que dice la palabra de Dios. Nunca se deje
engañar cuide el evangelio que recibimos de Dios.
b. Dé gracias a Dios por la unción que le ha dado v. 27
La unción es la misma en toda persona. La unción es el Espíritu
Santo quien al momento de la conversión nos sella como
garantía de la gloria futura, la vida eterna. La unción no es más
que la presencia de Dios que aparta nuestras vidas para vivir en
santidad y todos tenemos la misma unción. En el Antiguo
Testamento se ungía a los sacerdotes y aún a los utensilios del
templo para apartarlos para un servicio divino. Eso mismo hace
el Espíritu Santo en nuestras vidas. Nos aparta para el servicio
divino. No obstante, el tema de la unción, lo daremos en un
estudio aparte por lo amplio del tema. Pero la idea principal es
esa (Dicho sea de paso la unción aparece únicamente tres
veces en el Nuevo Testamento, las tres en 1 de Juan y
precisamente en el pasaje que estamos estudiando).
¿Si la Biblia enseña que la unción es la misma en toda persona
y que todo cristiano la ha recibido, existirá una elite de líderes
que tengan revelaciones especiales? La respuesta es No. La
revelación ya está dada.
Conclusión:
Los anticristos que habla Juan salieron de la iglesia. Pidámosle
a Dios que nos libre de creer en el error y que nos libre de
enseñar error. Dos cosas tenemos que nos librarán, la Biblia y
su sana interpretación y la unción del Espíritu Santo que todos
hemos recibido al momento de conversión.
Ore porque Dios nos dé la iluminación para estudiar su Palabra y nos libre del error. Y
por aquellos que aún no conocen a Dios y viven en el error para que Dios les salve.
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Sin temor al juicio de Dios1 Juan 2:28-29
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Llegará el día en que Dios va a regresar por su iglesia, y juzgará a todos con justicia. Al
que le aceptó y vivió conforme a sus mandamientos, le dará vida eterna, y al que le haya
desobedecido será enviado al fuego eterno. Pero los cristianos, no debemos tener temor
de ese día pues le hemos obedecido en todo.
Objetivo:
Que comprenda que los cristianos no debemos tener temor del juicio de Dios, sino que
debemos estar confiados si hemos vivido como él manda.
Introducción:
“El día del juicio vendrá”
Muchas personas tienen miedo de lo que será el fin del mundo. Saben que como dice la
Biblia, Dios vendrá otra vez por su iglesia para llevarlos por la eternidad al cielo y que
enviará al infierno a todos aquellos que no le hayan honrado con sus vidas. Leamos
algunas citas bíblicas con respecto al juicio de Dios:
Hechos 17:30-31 dice: “Pues bien, Dios pasó por alto aquellos tiempos de tal
ignorancia, pero ahora manda a todos, en todas partes, que se arrepientan. 31. Él ha
fijado un día en que juzgará al mundo con justicia, por medio del hombre que ha
designado. De ello ha dado pruebas a todos al levantarlo de entre los muertos”.
2 Corintios 5:10 dice: “Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal
de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que
haya hecho mientras vivió en el cuerpo”.
Eclesiastés 12:13-14 “El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme,
pues, a Dios y cumple sus mandamientos porque esto es todo para el hombre. 14. Pues
Dios juzgará toda obra, buena o mala, aún la realizada en secreto”.
En la porción que estudiaremos el día de hoy (1 Juan 2:28-29). El
apóstol Juan habla con respecto a este temor que muchos tienen al
juicio de Dios. Como respuesta a ese temor, da una orden, el
beneficio de obedecerla y un examen para saber si la estamos
obedeciendo.
1. La orden: Permanezcan en él. 1 Juan 2:28
Dios nunca se aleja de nuestras vidas, somos nosotros quienes nos alejamos de Él.
La orden es “Permanezcan en él”. ¿Qué significa permanecer en Él? En una
biblioteca de un instituto bíblico en Estados Unidos, es prohibido entrar con shorts.
En la entrada, hay un gran rótulo que expresa lo establecido. Cuando alguien quiere
permanecer dentro de las instalaciones de la biblioteca, debe aceptar las reglas y
sujetarse a las mismas. Igual es en nuestra relación con Dios. Si usted dice que
permanece en Dios, debe aceptar las reglas que ha establecido para nuestra vida y
vivir de acuerdo a su voluntad (1 Tesalonicenses 4:3-8). De lo contrario, no
permanece en él.
2. El beneficio de obedecerla: Si permanecemos en él, confiadamente le
recibiremos en su venida. 1 Juan 2:28
¿Cuál es el beneficio de permanecer en él? Que cuando Él regrese por su iglesia,
podremos presentarnos ante él, sin temor alguno, confiadamente y no seremos
avergonzados en nada, pues hemos permanecido en él, hemos hecho su voluntad.
Podemos resumir el beneficio de permanecer en él de la siguiente manera: “el que
nada debe, nada teme”. Si estamos en perfecta relación con Dios, si hemos sido
perdonados de todos nuestros pecados, no debemos temer en nada al juicio de Dios.
La actitud del cristiano frente al juicio de Dios, debe ser una actitud de confianza.
3. ¿Cómo saber si obedecemos la orden? Si practicamos la justicia. 1 Juan 2:29
Los hijos de Dios se reconocen porque practican la justicia. Reflejan el carácter de
su padre (Dios) y es notorio a todos, que son diferentes. El que reconoce que Jesús
es Justo, también debe vivir en justicia. ¿Cómo sabemos si permanecemos en Él?
Si nuestra vida es una vida que refleja justicia. Cuántas veces no ha visto por la
espalda a varios jóvenes caminando y le dice a otro amigo: “mirá ese joven camina
como Carlos, aquel que estudió en la “U” con nosotros”. Y resulta ser que es el hijo
de Carlos. Los hijos en la carne, hasta caminan, hablan y comen como sus padres.
De la misma manera, nosotros debemos vivir como vivió nuestro Dios cuando
estuvo en la tierra. La gente debe decir de nosotros. “verdaderamente él o ella si es
un hijo de Dios”.
Los cristianos no son personas que están tratando de vivir mejor. Han sido
radicalmente cambiados, han nacido de nuevo. La práctica habitual del bien es la
evidencia de lo que Dios ha hecho en ellos.
Conclusión:
En un internado, el día jueves por la noche, era temido por muchos. Ese día se realizaba
una inspección del cuarto. Todos debían aspirar la alfombra, limpiar los vidrios, quitar
el polvo de los muebles, limpiar el baño y la tina no debía soltar nada de color blanco
cuando los dedos del inspector rozaran la misma. Para muchos, antes de que entrara el
inspector ya estaban sufriendo pues sabían que el cuarto no estaba totalmente limpio,
sino que había sido limpiado a medias. En cambio, otros muy tranquilos recibían al
inspector y pasaban la inspección sin siquiera sentir el más mínimo sentimiento de
temor, pues su cuarto estaba limpio. El juicio de Dios por el mundo entero vendrá.
Algunos como estos jóvenes vivirán inquietos hasta que él venga, pues su vida no está
limpia. Mientras que otros vivirán confiados, sabiendo que se han arrepentido de sus
pecados y que permanecen en Dios. ¿Cuál de los dos será usted?