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En América Latina, las décadas de los sesenta y setenta se caracterizaron por la entrada de una gran cantidad de préstamos, con lo cual se incremento la deuda externa. Dichos capitales sustentaron parte del crecimiento económico de algunos países de la región. Sin embargo, buena parte de este dinero no se utilizó en inversión, si no en gastos militares y en el sostenimiento de las burocracias locales. A finales de los años setenta, y como consecuencia de la recesión mundial, las economías latinoamericanas entraron en crisis, debido al incremento de los déficits fiscales y al aumento de las tasas de interés en los mercados internacionales de capital. Los ingresos que generaban las exportaciones se colocaron en función del pago de la deuda externa, lo cual redujo así la capacidad de importación de productos. Por otra parte, los países se endeudaban aún más para poder pagar sus acreencias anteriores. El resultado fue la inflación y el desequilibrio financiero. La década perdida de América Latina La situación se agravó en la década de los ochenta, motivo por el cual muchos países latinoamericanos se declararon incapacitados para pagar la deuda externa. El primer país en anunciar la moratoria o el no pago de los intereses de la deuda, fue México, en 1982. Al poco tiempo hicieron el mismo anuncio Argentina, Brasil y Chile. La respuesta de la banca internacional frente a esta situación, fue la cancelación de los préstamos hasta que no se solucionara la crisis, lo que agravó aún más la situación. En estas circunstancias, los prestamistas como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional FMI y el Banco Interamericano de Desarrollo BID, decidieron intervenir en la economía de los países, para lo cual era necesario la reducción de la cantidad de importaciones y del déficit fiscal, y el aumento de la oferta de productos de consumo local. Para lograr esto era necesario reducir salarios, disminuir el gasto de los Estados -especialmente en funcionarios públicos, salud y educación-, y aumentar los impuestos. La consecuencia inmediata fue el crecimiento del desempleo y de la pobreza, lo que agudizó los enfrentamientos sociales. Con estas medidas se logró una relativa estabilización de la economía, aunque el costo social fue muy alto. Sin embargo, y a pesar de estas políticas, la crisis se recrudeció en 1986 cuando, de nuevo, muchos países se declararon insolventes. Para solucionar esta situación, el gobierno estadounidense lanzó el Plan Baker, el cual pretendía reprogramar el pago de la deuda. Este plan contemplaba además, la privatización y el estímulo a la INVERSIÓN extranjera. Los resultados fueron medianos, por lo que en 1989 se lanzó el Plan Brady, que rectificaba las debilidades de la propuesta anterior. La economía en los años noventa Frente a las constantes que venían del período anterior, a finales de los ochenta, se desarrolló una economía de modelo neoliberal. Este modelo tiene que ver con políticas económicas que promueven una economía de libre mercado, en la que las empresas compiten entre sí en el libre juego de la oferta y hi demanda, y en la que la participación del Estado como regulador de la economía se ve reducido. Las principales instituciones creadas para apoyar este modelo son el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio, OMC. Los primeros países en implementar este modelo fueron Chile, México y Brasil. El principal objetivo de esta posición fue la privatización de las empresas estatales, especialmente las dedicadas a comunicaciones y servicios, aunque se extendió también a otros sectores productivos. Los mercados regionales Uno de los aspectos característicos del proceso de modernización económica de los años noventa fue la activación de los mercados regionales y los bloques económicos. La base para que estos se convirtieran en realidad fueron los acuerdos entre los países para crear convenios de cooperación, áreas de libre comercio, reducción de aranceles entre los miembros, etc. Entre los grupos de integración más importantes se encuentran los siguientes: Mercosur: en marzo de f991, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay firmaron el Tratado de Asunción, para iniciar formalmente un proceso de integración regional. Se unieron con el objetivo de mejorar el desarrollo socio económico de sus pueblos, aunque también presenta implicaciones políticas, principalmente en el apoyo al fortalecimiento democrático de sus miembros. En 1996, Chile y Bolivia se adhirieron al Mercosur en calidad de asociados. Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN: en 1994, entró en vigencia el convenio de libre comercio firmado entre Estados Unidos, Canadá y México. También es conocido como NAFTA, por sus siglas en inglés. Se convirtió en uno de los más poderosos en razón de la fortaleza de la economía estadounidense.

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En América Latina, las décadas de los sesenta y setenta se caracterizaron por la entrada de una gran cantidad de préstamos,

con lo cual se incremento la deuda externa. Dichos capitales sustentaron parte del crecimiento económico de algunos países

de la región. Sin embargo, buena parte de este dinero no se utilizó en inversión, si no en gastos militares y en el

sostenimiento de las burocracias locales. A finales de los años setenta, y como consecuencia de la recesión mundial, las

economías latinoamericanas entraron en crisis, debido al incremento de los déficits fiscales y al aumento de las tasas de

interés en los mercados internacionales de capital.

Los ingresos que generaban las exportaciones se colocaron en función del pago de la deuda externa, lo cual redujo así la

capacidad de importación de productos. Por otra parte, los países se endeudaban aún más para poder pagar sus acreencias

anteriores. El resultado fue la inflación y el desequilibrio financiero.

La década perdida de América Latina

La situación se agravó en la década de los ochenta, motivo por el cual muchos países latinoamericanos se declararon

incapacitados para pagar la deuda externa. El primer país en anunciar la moratoria o el no pago de los intereses de la deuda,

fue México, en 1982. Al poco tiempo hicieron el mismo anuncio Argentina, Brasil y Chile.

La respuesta de la banca internacional frente a esta situación, fue la cancelación de los préstamos hasta que no se

solucionara la crisis, lo que agravó aún más la situación. En estas circunstancias, los prestamistas como el Banco Mundial,

el Fondo Monetario Internacional FMI y el Banco Interamericano de Desarrollo BID, decidieron intervenir en la economía

de los países, para lo cual era necesario la reducción de la cantidad de importaciones y del déficit fiscal, y el aumento de la

oferta de productos de consumo local.

Para lograr esto era necesario reducir salarios, disminuir el gasto de los Estados -especialmente en funcionarios públicos,

salud y educación-, y aumentar los impuestos. La consecuencia inmediata fue el crecimiento del desempleo y de la pobreza,

lo que agudizó los enfrentamientos sociales. Con estas medidas se logró una relativa estabilización de la economía, aunque

el costo social fue muy alto.

Sin embargo, y a pesar de estas políticas, la crisis se recrudeció en 1986 cuando, de nuevo, muchos países se declararon

insolventes. Para solucionar esta situación, el gobierno estadounidense lanzó el Plan Baker, el cual pretendía reprogramar el

pago de la deuda. Este plan contemplaba además, la privatización y el estímulo a la INVERSIÓN extranjera. Los

resultados fueron medianos, por lo que en 1989 se lanzó el Plan Brady, que rectificaba las debilidades de la propuesta

anterior.

La economía en los años noventa

Frente a las constantes que venían del período anterior, a finales de los ochenta, se desarrolló una economía de modelo

neoliberal. Este modelo tiene que ver con políticas económicas que promueven una economía de libre mercado, en la que

las empresas compiten entre sí en el libre juego de la oferta y hi demanda, y en la que la participación del Estado como

regulador de la economía se ve reducido. Las principales instituciones creadas para apoyar este modelo son el Fondo

Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio, OMC.

Los primeros países en implementar este modelo fueron Chile, México y Brasil. El principal objetivo de esta posición fue la

privatización de las empresas estatales, especialmente las dedicadas a comunicaciones y servicios, aunque se extendió

también a otros sectores productivos.

Los mercados regionales

Uno de los aspectos característicos del proceso de modernización económica de los años noventa fue la activación de los

mercados regionales y los bloques económicos. La base para que estos se convirtieran en realidad fueron los acuerdos entre

los países para crear convenios de cooperación, áreas de libre comercio, reducción de aranceles entre los miembros, etc.

Entre los grupos de integración más importantes se encuentran los siguientes:

Mercosur: en marzo de f991, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay firmaron el Tratado de Asunción, para iniciar

formalmente un proceso de integración regional. Se unieron con el objetivo de mejorar el desarrollo socio económico de sus

pueblos, aunque también presenta implicaciones políticas, principalmente en el apoyo al fortalecimiento democrático de sus

miembros. En 1996, Chile y Bolivia se adhirieron al Mercosur en calidad de asociados.

Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN: en 1994, entró en vigencia el convenio de libre comercio

firmado entre Estados Unidos, Canadá y México. También es conocido como NAFTA, por sus siglas en inglés. Se convirtió

en uno de los más poderosos en razón de la fortaleza de la economía estadounidense.

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Comunidad Andina de Naciones, CAN: en el año 1969, se firmó el Acuerdo de Cartagena en el que Perú, Colombia,

Ecuador, Bolivia y Chile creaban el organismo de integración regional de la zona Andina o Pacto Andino. Venezuela se

integró a la CAN en 1973 yen 1976, Chile se retiró durante el gobierno de Augusto Pinochet, alegando incompatibilidades

económicas. La CAN estuvo inactiva hasta el año 1992, cuando comenzaron nuevos acercamiento s y se firmaron tratados

en los que se permitía el libre tránsito y circulación de personas y mercancías entre los países miembros.

Mercado Común Centroamericano, M CCA: en 1960, Guatemala, Honduras, el Salvador y Nicaragua firmaron un tratado

de integración económica. Sin embargo, durante los años siguientes no se logró consolidar la integración debido a la

fragilidad económica de la región. Solo hasta 1990, el MCCA restauró sus objetivos de impulsar el desarrollo de sus

miembros.

América Latina y la globalización

La posición de los países de América Latina en el mundo del siglo XXI no puede comprenderse si no se tienen en cuenta las

transformaciones que han ocurrido en el orden económico internacional y que dieron lugar a lo que denominamos

globalización económica. Las actividades productivas, y en particular las industriales, se organizaron en redes que abarcan

distintos lugares del planeta. Por otra parte, los países se han ido especializando, cada vez más, en producir aquello en lo

que son más competitivos y venderlo en muchos lugares del mundo. Lo que dejan de producir por adoptar estas políticas lo

compran a otros países, generando una alta dependencia de los procesos dé intercambio comercial. Esto es la globalización.

Los efectos de este nuevo orden económico tienen dos matices: por una parte, se atrajeron grandes INVERSIONES que

generaron procesos de modernización económica. Este es el caso del amplio desarrollo de la industria automotriz, la

siderúrgica y la petroquímica, así como los complejos agroindustriales en Brasil, México y Argentina. Por otra parte, las

actividades económicas y las empresas que no pudieron acompañar con éxito los procesos de modernización, quedaron en

desventaja o desaparecieron, produciendo desempleo y pobreza. Otro problema ha sido el alto índice de endeudamiento y

las crisis financieras como la vivida en Argentina en el año 2001. En la era de la globalización, los países de América Latina

ha presentado progresos en aspectos económicos, sociales y demográficos. Sin embargo, estos progresos no se han

manifestado de igual forma pues algunos países presentan mayores índices de desarrollo que otros, lo cual se evidencia en

indicadores como el alfabetismo, la esperanza de vida y el Producto Interno Bruto.

Realidades económicas actuales

La sociedad latinoamericana posee un vasto potencial social, cultural y ambiental para enfrentar los desafíos del mundo

globalizado, reducir la pobreza y superar el subdesarrollo. La integración regional ha venido incrementándose en lós últimos

años aunque las diferencias políticas entre algunos países han generado ciertos inconvenientes. Perú adhirió al Mercosur en

2003, y un año después, lo hicieron Colombia, Ecuador y Venezuela, en calidad de asociados. En 2006, Venezuela se

convirtió en socio pleno. La CAN ha venido fortaleciéndose con el ingreso de Chile como miembro asociado en 2006. Sin

embargo, el retiro de Venezuela este mismo año, a causa de las discrepancias políticas con sus miembros, ha generado

algunos inconvenientes para el desarrollo de este organismo. El Mercado Común del Caribe o Caricom, surgido en 1973,

también está trabajando por fortalecer su proceso de integración a pesar de las diferencias económicas, sociales y culturales

que existen entre sus miembros.

El caso más traumático lo ha representado la conformación del Área de Libre Comercio de las Américas, ALCA, una

propuesta de extensión del TLC-CAN a todos los países del continente. Desde su postulación en 1994, el ALCA ha sido

criticada por países como Venezuela, Ecuador, y en menor medida por Brasil y Argentina, al punto que para el 2005, estaba

prácticamente eliminada la posibilidad de su creación.

América Latina contemporánea

Durante las tres últimas décadas, la democratización en América Latina registró importantes avances. Durante los años

ochenta sucumbieron las dictaduras militares en Brasil, Argentina, Chile y Paraguay. En los años noventa, la guerra civil en

Centroamérica cedió el paso a procesos de paz que terminaron con la violencia política. En 1999, la elección de Hugo

Chávez como presidente de Venezuela dio inicio a una época en la que gobernantes de corte socialista han regido los

destinos de los países más importantes de la región. El siglo XXI se ha caracterizado por los intentos de integración

latinoamericana preferentemente por la vía económica, siguiendo el modelo de los países europeos. La integración

económica se ha considerado no solo como un fin, sino también como un medio para la formación de una comunidad

latinoamericana. Sin embargo, la polarización y los conflictos regionales han sido constantes.

La revolución en Nicaragua

Desde 1932, Nicaragua estuvo gobernada por la familia Somoza, la cual orientó gran parte de la organización del Estado en

su propio beneficio. Esto generó el rechazo de algunos sectores de la población que se organizaron para propiciar una

revolución en 1978, encabezada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, llamado así en honor a Augusto

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Cesar Sandino, líder campesino de la resistencia a la ocupación estadounidense de Nicaragua en los años treinta. Al año

siguiente, el FSLN obligó al dictador Anastasio Somoza a exiliarse y tomó el poder.

Nicaragua estuvo gobernada por una Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional hasta 1985, conformada por varios

personajes entre los que se destacaron Daniel Ortega y Violeta Barrios de Chamorro. El primero se convirtió en presidente

del país entre 1985 y 1990, cuando fue vencido en las elecciones por, la ahora opositora, Violeta Barrios.

El gobierno sandinista buscó reformas para el país, basadas en el pluralismo político, en una economía con fuerte peso del

Estado, pero manteniendo la iniciativa privada y una profunda reforma agraria. Aunque fue apoyada económica y

militarmente por Cuba y la Unión Soviética, la experiencia sandinista fue un fracaso, debido a la ineficacia de su política

económica y por la guerra civil que fomentó el gobierno norteamericano, temeroso de que la Nicaragua sandinista se

convirtiera en otra Cuba.

Centroamérica y las guerras civiles

La región centroamericana estuvo marcada durante los años ochenta por las influencias de la Revolución nicaragüense, del

conflicto este-oeste y por la violencia política. Varias agrupaciones insurgentes, apoyadas por Cuba y la Unión Soviética,

enfrentaban a los gobiernos de El Salvador, Honduras y Guatemala, encabezados generalmente por militares y apoyados por

Estados Unidos. El costo en vidas humanas fue extremadamente alto: en Guatemala, 250.000 y en el Salvador, 75.000,

aproximadamente. Muchos otros centroamericanos fueron desaparecidos, desplazados o emigraron pr incipalmente hacia

México. En 1983, asumió el gobierno de Panamá el general Francisco Noriega, quien adoptó una férrea represión militar

contra sus opositores. Noriega fue acusado de narcotráfico, abuso de poder y corrupción, razón por la cual, Estados Unidos

invadió la región y acabó con la dictadura del general en 1989. Este mismo año, asumió la presidencia Guillermo Endara.

México

A comienzos de los ochenta, México estaba gobernado por José López Portillo, el cual trató de configurarse como una

fuerza intermedia entre los dos extremos del conflicto centroamericano. Enfrentó la crisis de la deuda externa, el déficit y la

caída de precios del petróleo, pero dejó en mal estado la economía del país. En 1982, Miguel de la Madrid asumió la

presidencia y comenzó la implantación del modelo económico neoliberal. El cambio en la economía no se vio reflejado en

un cambio político sustancial. El Partido Revolucionario Institucional PRI, que gobernaba desde los años treinta, mantuvo

su hegemonía. A pesar de ello, los movimientos sociales y otras alternativas políticas se incrementaron durante esta década.

Los casos de Perú y Venezuela

En 1979, el general Francisco Morales Bermúdez aplicó una serie de políticas que promovieron el regreso de la democracia

a Perú. Se promulgó una nueva Constitución y se realizaron elecciones presidenciales, en las que salió favorecido Fernando

Belaunde Terry, en 1980. Belaunde acabó con la censura de prensa y enfrentó una corta guerra contra Ecuador, así como el

surgimiento de la organización insurgente Sedero Luminoso. También apoyó diplomática y militarmente a Argentina

durante la Guerra de las Malvinas.

En 1985, llegó al poder Alan García. Durante su gobierno, se presentó un fuerte desabastecimiento de alimentos, inflación,

y la aparición del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, todo esto sumado a los graves escándalos de corrupción

gubernamental.

Por otra parte, Venezuela enfrentó problemas derivados de la crisis de la deuda externa y su dependencia exclusiva a las

exportaciones de petróleo: devaluación de la moneda, alza de precios y generalización de la corrupción, principalmente

durante el gobierno de Jaime Lusinchi (1984-1989). En 1989 asumió la presidencia Carlos Andrés Pérez, el cual adoptó una

serie de medidas de corte neoliberal, alentadas por el FMI, que produjeron un fuerte rechazo por parte de la población. El

punto más candente de este rechazo se dio durante febrero de 1989, en el denominado caracazo, durante el cual se

produjeron saqueos, actos de vandalismo y violencia que llevaron a una fuerte represión por parte del Estado.

La crisis del socialismo y sus implicaciones en América Latina

La caída del Muro de Berlín, ocurrida en 1989, tuvo dos consecuencias principales para los países latinoamericanos. En

primer lugar, el anuncio del "fin del socialismo" provocó una sensación de triunfo por parte de los sistemas de gobierno

occidentales cuyo régimen económico estaba sustentado en el capitalismo salvaje. El modelo neoliberal se introdujo

invariablemente en la mayor parte de las economías latinoamericanas, generando durante la década de los noventas, cierto

grado de desarrollo económico a expensas del incremento de la pobreza y la desigualdad.

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En segundo lugar, influyó en el debilitamiento del apoyo ideológico a la actividad insurgente y fortaleció la actividad

política de los partidos de izquierda, inmersos en la democracia. Esto involucró a grandes masas de la población, las cuales

vieron que la alternativa revolucionaria armada podía suplirse con los partidos de izquierda.

La política durante los años noventa

La agitación política de la década anterior tuvo efectos radicales durante los años noventa. Con las políticas de integración

económica, el neoliberalismo y el final de la Guerra Fría, la dinámica de Latinoamérica caminó hacia su democratización.

Los casos más destacados son:

Haití

En el año 1991, subió al poder Jean Bertrand Aristide, quien por sus políticas ligadas a la teología de la liberación y por la

cercanía que mantuvo con el gobierno de Cuba, recibió un golpe de Estado perpetrado por Raúl Cédras, en el mismo año.

Aristide se refugió en los Estados Unidos mientras en su país gobernaba una junta militar. A partir de ese momento

recayeron sobre Haití una serie de sanciones políticas y económicas por parte de la Organización de Estados Americanos

OEA y la ONU. Las presiones agudizaron la violencia política, lo que permitió a Estados Unidos llevar a cabo un

desembarco en septiembre de 1994' para restablecer a Aristide en el poder. Ese mismo año fue elegido René Préval.

Brasil

En 1990 fue elegido Fernando Collor de Melo, a quien poco tiempo después se le acusó de corrupción, razón por la cual

renunció tres años después. Asumió el poder su vicepresidente, Itamar Franco hasta 1994, año en que salió elegido

Fernando Henrique Cardozo. Cardozo había sido ministro de economía durante el gobierno de Franco, en el cual impulsó un

programa económico que logró controlar la inflación y mejorar la economía brasilera, el Plano Real. Esta fue una de las

razones por las cuales llegó a la presidencia ese año y fue reelecto en 1998.

México

Este país comenzó la década bajo el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, el cual fortaleció la política económica

neoliberal. En este con-texto hizo su aparición el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, EZLN, en el deprimido Estado

de Chiapas, movimiento que buscaba la reivindicación y autonomía de los pueblos indígenas. Esto sucedió el primero de

enero de 1994, día en que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio. Aunque la respuesta del gobierno fue violenta,

pronto comenzaron los diálogos pues el EZLN, bajo la dirección del Sub comandante Marcos, contaba con un gran apoyo al

interior de México y en la comunidad internacional.

A finales de ese año subió al poder Ernesto Zedillo, el cual tuvo que afrontar la crisis económica conocida como Efecto

tequila. Durante su gobierno hubo una leve recuperación de la economía pero se presentaron problemas como masacres y

asesinatos de políticos. El predominio político del partido oficial, que gobernó el país durante 71 años, concluyó en el año

2000 con la elección de Vicente Fox Quesada, candidato de los partidos Acción Nacional, PAN y Verde Ecologista

Mexicano, PVEM.

Perú

La década del noventa en Perú le perteneció a un controvertido personaje: Alberto Fujimori. Este subió al poder en 1990

apoyado por sectores marginales de la sociedad peruana, lo que caracterizó su gobierno, en un principio, como populista.

Sus políticas se orientaron principalmente a la recuperación económica del país, a través de la implantación de medidas

como privatizaciones y acuerdos con el FMI, y la eliminación de las organizaciones insurgentes.

Fujimori protagonizó un autogolpe de Estado al cerrar el congreso y modificar la Constitución para poder ser reelegido en

1995. Durante este segundo mandato, logró sus objetivos iniciales de mejorar la economía y derrotar a la insurgencia, lo que

le proporcionó una gran popularidad. Fue reelecto por segunda vez en el año 2000 pero, debido a graves casos de

corrupción en los que estaba involucrado, renunció a la presidencia ese mismo año.

Chile y Argentina

En estos países, las políticas neoliberales produjeron un auge económico a comienzos de la década, pero con un alto costo

social. Luego, sus economías entraron en crisis, afectando de manera más notoria a la Argentina.

En el plano político; Patricio Aylwin asumió la presidencia de Chile en 1990, con la tarea de llevar al país hacia la

transición democrática, labor nada fácil dada la influencia de la figura de Pinochet, la cual estuvo presente durante toda la

década, generando una inmensa polarización social y política. Cuatro años después, Eduardo Freí, fue elegido para

continuar dirigiendo los destinos de Chile, en una época de esplendor económico.

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En el caso argentino, Carlos Saúl Ménem, quien gobernaba desde 1989 por el Partido Justicialista, implantó una agresiva

política económica que condujo a la desindustrialización, al aumento del desempleo y a la más grave recesión de la historia

del país en 1998.

Latinoamérica en el siglo XXI

Actualmente.la gran mayoría de los países latinoamericanos es gobernada por autoridades elegidas en forma democrática y

dentro de sus territorios existe un consenso respecto a la necesidad de fortalecer la democracia. Por otra parte, si bien es

cierto que la pobreza disminuyó, Latinoamérica aún presenta enormes desigualdades económicas entre sus habitantes.

La inestabilidad política

En los últimos años se han generado nuevas crisis políticas y económicas en algunos países, como consecuencia de la

implementación de políticas económicas poco favorables a la población, corrupción, movilizaciones sociales, entre otros

factores. En el caso de Argentina, entre 2001 Y comienzos del 2002, se sucedieron cinco presidentes tratando de resolver la

fuerte crisis ocasionada por la recesión. Bolivia, por su parte, enfrentó una crisis a partir del 2003, tras la renuncia del

presidente Gonzalo Sánchez de Lozada; su sucesor, Carlos Meza, también se vio obligado a dimitir en junio de 2005, en

medio de fuertes protestas. En Venezuela, Hugo Chávez asumió la presidencia en 1999, año en el que reformó la

Constitución, y luego se presentó nuevamente a las elecciones, obteniendo la victoria. Pero en abril de 2002, un golpe de

Estado lo sacó del poder e instauró al industrial Pedro Carmona durante dos días. En 2004, Chávez enfrentó un nuevo

intento de sacarlo del poder a través de un referendo popular, que finalmente no prosperó.

En Ecuador, tras la destitución de Jamil Mahuad por corrupción, asumió la presidencia Gustavo Novoa hasta el año 2002,

cuando ganó las elecciones el coronel retirado del ejército Lucio Gutiérrez, quién también fue destituido por el Congreso en

medio de grandes revueltas populares. El último caso lo representa Honduras, donde el gobierno de Manuel Zelaya, tras

anunciar que reformaría la constitución para poder ser reelecto, fue derrocado por un golpe de Estado encabezado por el

congresista Roberto Micheleti y apoyado por el ejército hondureño, en 2009.

La política en el Cono Sur

Chile ha representado, durante los últimos años, el paradigma de progreso económico y democrático de la región. En el

2000, asumió la presidencia Ricardo Lagos, quien a pesar de algunas denuncias de corrupción, logró mejorar la situación

económica de su país a través del impulso de tratados de libre comercio con diferentes países. Luego, en 2006, subió al

poder la líder socialista Michelle Bachelet, quien se convirtió en la primera mujer en asumir la presidencia de este país.

En Argentina, el presidente Néstor Kirchner, elegido en el 2003, adoptó medidas políticas y sociales que lograron sacar al

país de la aguda crisis económica. En 2007 su esposa, Cristina Fernández, se convirtió en la primera mujer elegida por voto

popular para el cargo de presidenta.

Uruguay y Paraguay estuvieron marcados durante estos años por la inestabilidad económica y los problemas políticos. Otro

elemento que los caracteriza, es que durante esta última década, sus gobiernos han sido asumidos por representantes de

partidos no tradicionales. En el caso uruguayo, Tabaré Vásquez llegó al poder en el 2005 por el Partido Frente Amplio; en

el caso paraguayo Fernando Lugo, del partido Alianza Patriótica para el Cambio, ganó las elecciones y terminó así con 60

años de hegemonía del Partido Colorado.

La nueva cara de la política en Latinoamérica

La primera década del siglo XXI ha tenido un referente común: el distanciamiento de los gobiernos de las políticas de

Estados Unidos y el surgimiento de gobernantes, cuyo eje político e ideológico se puede identificar con el socialismo, En

Brasil, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, se ha configurado como un líder regional gracias a que sus políticas sociales

y económicas han logrado consolidar al Brasil como una potencia económica, De extracción humilde, Lula representa una

alternativa de liderazgo a través del Mercosur y de su postura conciliadora y mediadora frente a los conflictos regionales.

Otros países también han seguido este rumbo ideológico pero de manera más radical: en Venezuela, Hugo Chávez Frías

representa la postura más crítica frente al paradigma neoliberal y al intervencionismo de Estados Unidos en Latinoamérica.

Su postura y discurso generan controversias en el mundo, tanto entre sus seguidores como entre sus opositores. En Bolivia,

Evo Morales fue llevado a la presidencia en 2006, por los movimientos indígenas. Estos movimientos han tenido un rol

preponderante en la implementación de una política nacional que permita la explotación de los recursos naturales bolivianos

en beneficio del desarrollo del país, especialmente de los sectores más pobres. Su postura económica ha generado críticas

por parte de los sectores privados bolivianos. En Nicaragua, el presidente Daniel Ortega, elegido en 2006, inició su gobierno

con un programa social con el que se volvieron gratuitos los servicios de salud y educación. En Ecuador, Rafael Correa,

también elegido en 2006, ha implementado políticas como el incremento de la inversión social, la paridad de las mujeres

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frente a los hombres en los cargos oficiales y la protección de la población indígena. Su cercanía con el gobierno de

Venezuela ha generado fuertes críticas en su país, especialmente entre los sectores privados. A este problema, se suma la

diferencia diplomática internacional con el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez por la presencia de grupos

guerrilleros COLOMBIANOS en su territorio. Chile y Argentina, con las presidentas Michelle Bachelet y Cristina

Fernández, también están alineados con las políticas de corte socialista.

La integración regional

La orientación política e ideológica de algunos países ha acarreado una serie de conflictos que no han permitido consolidar

la integración latinoamericana y que han polarizado la sociedad tanto en el interior de los países como en el entorno

regional. El asunto central ha sido la crítica al modelo de desarrollo económico neoliberal imperante durante los últimos

veinte años y la aparición de nuevas alternativas políticas y económicas para la región.

El ejemplo más importante de los esfuerzos integradores lo representa la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur,

conformada en 2004, con el objetivo de seguir lineamientos similares a los de la Unión Europea. En el año 2008, quedó

formalizada a través de un tratado constitutivo firmado en la ciudad de Brasilia.

Por su parte, Chávez ha liderado alternativas económicas como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra

América, ALBA, creada en Cuba en el 2004 como contrapartida del Área de Libre Comercio de las Américas, ALCA. A

esta organización pertenecen, además de Cuba y Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Honduras y algunos países del

Caricom.