El periodo de entreguerras: la crisis de 1929

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7. EL PERIODO DE ENTREGUERRAS: LA CRISIS DE 1929.

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7. EL PERIODO DE ENTREGUERRAS: LA CRISIS DE 1929.

1. Las consecuencias económicas de la

Primera Guerra Mundial.

La Primera Guerra Mundial provocó destrucción y costes financieros en las economías de los países beligerantes. Así, se redujo la mano de obra ante los miles de muertos y heridos. Además, se destruyeron infraestructuras. Para sufragar los gastos de guerra los estados recurrieron al incremento de la moneda en circulación (lo que generó inflación) y pidieron préstamos a otros estados, lo que les endeudó.

Los tratados de paz que pusieron fin a la guerra provocaron consecuencias económicas negativas, al crearse nuevos estados (con nuevas aduanas y monedas) y por las fuertes reparaciones de guerra impuestas a Alemania por los vencedores (132 millardos de marcos).

La Primera Guerra Mundial afectó también a los países no beligerantes (España – ver gráfico -, países latinoamericanos,…) que vieron en la guerra una ocasión para el incremento de las exportaciones a los países combatientes. Al finalizar la Guerra Mundial, estos países redujeron sus exportaciones e incrementaron las importaciones de productos de las potencias reconstruidas.

Por último cabe destacar que Primera Guerra Mundial provocó que Europa decayera en el ámbito industrial y financiero en beneficio de EEUU, al no sufrir este país destrucciones de guerra, lo que permitió desarrollar su comercio, y al haberse convertido en el principal acreedor mundial.

DOC.3 Reservas de oro monetario en los grandes países industriales(En miles de millones de dólares).

DOC.3 Reservas de oro monetario en los grandes países industriales(En miles de millones de dólares).

EEUU consiguió la hegemonía económica mundial, convirtiéndose en la primera potencia industrial, comercial y financiera (la bolsa de Londres perdió importancia a favor de la bolsa de Nueva York en Wall Street).

2. Los felices años veinte.

En los años veinte los países europeos tuvieron que hacer frente a la reconstrucción de industrias, tras el final de la Primera Guerra Mundial, demandando bienes de equipo y capitales, que fueron ofrecidos por EEUU. Así se produjo un crecimiento económico que generó inflación, y se vio interrumpido cuando EEUU frenó sus créditos entre 1920 y 1921, provocando una recesión.

Para superar la inflación cada país adoptó su propia política económica. Gran Bretaña aplicó políticas deflacionistas basadas en la reducción de la masa monetaria en circulación y del gasto público. Francia e Italia tardaron más tiempo en reducir la inflación.

Alemania sufrió una hiperinflación se debió a la masiva emisión de moneda para pagar las reparaciones de guerra. Para controlar esta acelerada y continua subida de los precios Alemania decidió suspender el pago de las reparaciones de guerra, lo que condujo a que Francia y Bélgica ocuparan la cuenca industrial alemana del Ruhr en 1923.

Para estabilizar la economía mundial, se buscó un acuerdo económico internacional, retornando al patrón oro para diminuir el dinero en circulación. Así, en la Conferencia Internacional de Génova (1922) se estableció un patrón cambio oro (que respaldaba la moneda con reservas de oro, pero también con divisas de EEUU y Gran Bretaña).

Pero la estabilidad internacional sólo se consiguió en 1924 con el Plan Dawes, por el que EEUU prestaba dinero a Alemania para que esta pudiera pagar a Francia y Gran Bretaña, y estas a su vez pudieran liquidar sus deudas con EEUU. La economía mundial pasaba a descansar sobre la economía de EEUU.

El Plan Dawes provocó la retirada franco-belga del Ruhr, lo que facilitó la firma del Tratado de Locarno (1925) que garantizaba el respeto a las nuevas fronteras salidas de la Primera Guerra Mundial y contribuyó a que en 1926 Alemania fuera aceptada en la Sociedad de Naciones.

Finalmente esta política a favor de la paz culminó en 1928 cuando las potencias mundiales, impulsadas por Francia y EEUU, firmaron una declaración de renuncia a la guerra, estableciendo el arbitraje de la Sociedad de Naciones en caso de conflicto (Pacto Briand-Kellog). Este pacto se mostró inviable en la década siguiente ante la crisis económica mundial.

El fortalecimiento de la paz en los años veinte se basó, por lo tanto, en la prosperidad económica de EEUU, lo que llevó a calificar esta década como los “felices” o “locos” años veinte, asociados al desarrollo en la música del charleston y el jazz.

EEUU vivió una etapa de expansión económica, beneficiándose de su papel de acreedor mundial. Se desarrollaron en EEUU nuevas industrias (automóviles, electrodomésticos,…) en detrimento de las industrias tradicionales (como la textil) y la agricultura. Estas industrias establecieron las bases de un consumo de masas que fue posible gracias a la publicidad, la compra a plazos, y el desarrollo de los créditos.

Pero el crecimiento económico fue limitado y desequilibrado: no se distribuyó a través del aumento salarial o la difusión del empleo, lo que mantuvo fuertes límites en la demanda y generó stocks, entrando en crisis la agricultura y las industrias tradicionales.

Además, el comercio mundial se estancó (ante las políticas proteccionistas), el sistema monetario internacional no se estabilizó (al no restablecerse un patrón monetario) y las finanzas se concentraron en inversiones especulativas y no productivas (se buscó ganar dinero fácilmente mediante la venta de propiedades inmobiliarias o acciones bursátiles a un precio mayor del que habían sido adquiridas).

Por su parte, Francia y Alemania experimentaron un notable crecimiento industrial, pero dependiente de los préstamos de EEUU. Gran Bretaña mantuvo su economía estable, gracias al desarrollo de su mercado colonial (Commonwealth).

3. La crisis económica de 1929 y la gran depresión.

3.1 La crisis de 1929.

Las causas de la crisis financiera de 1929 y su difusión se encuentran en los problemas económicos de los años veinte: la demanda limitada y la burbuja especulativa bursátil.

La demanda limitada basada en el crédito repercutió en la crisis de la agricultura y los sectores industriales tradicionales. La burbuja especulativa bursátil se originó por la venta de acciones a un precio mayor del que habían sido compradas (distanciándose la economía real productiva del alza desmesurada del precio de las acciones en la Bolsa).

La crisis financiera estalló el 24 de octubre de 1929 (Jueves Negro) cuando ante el anuncio de malos resultados de empresas, muchos accionistas de la Bolsa de Nueva York vendieron de forma masiva sus acciones (hasta 13 millones), lo que provocó una caída en picado de los precios de estas.

Texto: El crack de 1929

“Muy pronto, un negocio mucho más atractivo que el teatral atrajo mi atención y la de mi país. Era un asuntillo llamado mercado de valores (...). Si uno compraba ochenta mil dólares de acciones, sólo tenía que pagar en efectivo veinte mil, el resto se le dejaba a deber al agente (...). El mercado seguía subiendo y subiendo (...). Lo más sorprendente del mercado en 1929 era que nadie vendía una sola acción. La gente compraba sin cesar (...). Todos anhelando hacerse ricos arrojaban sus mezquinos salarios –y en muchos casos los ahorros de toda la vida– en Wall Street (...). Un buen día el mercado empezó a vacilar. Algunos de los clientes más nerviosos fueron presa del pánico y empezaron a vender (...); pronto el pánico echó a un lado el buen juicio y todos empezaron a lanzar al ruedo sus valores.”

Groucho Marx, Groucho y yo, 1981.

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La situación se agravó cuando los Bancos intentaron sin éxito comprar las acciones sobrevaloradas. El 29 de octubre (Martes Negro) se llegaron a vender 16,5 millones de acciones y el precio de las acciones continuó cayendo hasta 1933.

3.2 La extensión de la crisis en EEUU: la “Gran Depresión”.

El hundimiento de la Bolsa de Nueva York y la escasa reacción por parte del presidente de EEUU, el republicano Herbert Hoover, llevaron a una depresión económica generalizada en EEUU.

La retirada de los inversores de la bolsa provocó el hundimiento de muchos bancos, pues muchos inversores tenían préstamos que no devolvieron y además retiraron sus ahorros de los bancos.

La retirada de inversores y el hundimiento de los bancos generó la quiebra de muchas empresas (viéndose muchas obligadas a cerrar sus puertas), lo que dio lugar a un fuerte incremento del desempleo. La producción industrial se redujo en un 50 % y el desempleo llegó a alanzar en 1933 a un 25 % de la población (13 millones de estadounidenses).

El aumento del paro redujo el consumo y provocó un cierre de empresas mayor (agravado por la superproducción que tenían en comparación con la demanda menguante), generando de nuevo más desempleo, menos consumo y más cierre de empresas.

En el mundo rural, la crisis de la agricultura que vivía EEUU desde los años veinte (generada por la acumulación de excedentes que bajaban los precios y las ganancias agrícolas), se agravó al bajarse más los precios ante la falta de demanda solvente.

Las consecuencias sociales de la extensión de la crisis en EEUU fueron muy graves, pues no existían ayudas a los parados y estos llegaron a ser una cuarta parte de la población activa. Millones de ciudadanos quedaron sin hogar y desnutridos, proliferando la construcción de poblados de chabolas (conocidos irónicamente como “Villas Hoover”) y difundiéndose los comedores populares.

En el ámbito rural, la situación fue peor y muchos campesinos emigraron a las ciudades en busca de un trabajo que no existía.

En el ámbito político la crisis incrementó la conflictividad social (huelgas obreras) y la aparición o desarrollo de movimientos extremistas (como el Ku Klux Klan que defendía la superioridad de la raza blanca y perseguía a la población negra).

3.3 La extensión de la crisis al resto del mundo.

La dependencia económica mundial de EEUU y la política económica exterior de EEUU, extendieron la crisis al resto del mundo, aunque la URSS la sufrió menos debido a su aislamiento.

El gobierno de EEUU, para impulsar el consumo de la producción interna, restringió las importaciones mediante la proteccionista ley arancelaria Smoot-Hawley que duplicó las tarifas aduaneras.

Ante esta ley otros países industriales también adoptasen políticas proteccionistas, lo que provocó la ruina de los países que basaban su economía en la exportación de productos (países de América Latina, Europa oriental, China,…) y redujo el comercio mundial, lo que acabó afectando también a EEUU (cuyas exportaciones también se vieron reducidas).

Además, EEUU decidió repatriar sus capitales prestados, lo que provocó la crisis en aquellos países que dependían de los préstamos de EEUU como Alemania y Austria, donde el sistema bancario quebró.

La quiebra de la banca alemana y austriaca generó el cierre de empresas, por lo que se incrementó el desempleo en Alemania hasta el 44 % de la población en 1932 (6 millones de alemanes). Ante este desempleo masivo, el consumo se redujo y más empresas quebraron.

La crisis bancaria alemana y la reducción de las exportaciones repercutieron en la economía de Gran Bretaña y más tarde, y a pesar de su proteccionismo económico, en Francia y en España, que también tardaron más en recuperarse.

Las consecuencias sociales de la crisis en Europa también estuvieron asociadas al desempleo, que generó hambre y miseria y polarizó la sociedad entre ricos y pobres, empobreciéndose las clases medias.

En esta situación aumentaron las protestas populares y se extendieron las ideas comunistas que defendían una alternativa económica igualitaria. El temor al llamado “peligro rojo” llevó al aumento de grupos políticos de extrema derecha (como el Partido Nacionalsocialista en Alemania).

Texto: La Gran Depresión en Alemania

“El número de parados ha aumentado en cuatro millones. ¿Crees tú que este número bajará si no cambian los métodos? (...). Tenemos todo lo necesario: la tierra que produce el pan, las manos que trabajan, las máquinas que podrían fabricar en abundancia todo lo que nos hace falta. ¿Por qué, entonces, estar hambrientos? (...) ¿Te parece todo esto normal? Entonces ve y vota por quienes han hecho una política que no ha cambiado en nada nuestra miseria (...). Pero si te queda tan sólo un rayo de esperanza, ¡entonces vota a los nacionalsocialistas! ¿Qué dice Hitler de esta situación? ¡No dice nada! ¡Adolf Hitler haría algo! ¡No se quedaría quieto esperando que extranjero tenga ganas de chuparnos todavía más dinero!”

Propaganda nazi en las elecciones de Prusia, 1932.

3.4 Las políticas económicas frente a la “Gran Depresión”.

Hubo intentos de llegar a acuerdos internacionales para superar la crisis mundial, como la Conferencia Económica Mundial de Londres de 1933 (en la que se buscaba volver al patrón oro y fomentar el comercio internacional), pero fracasaron.

Entonces los países buscaron superar la crisis adoptando sin éxito políticas económicas liberales tradicionales. De hecho las políticas deflacionistas basadas en las devaluaciones, que buscaban hacer competitivas las exportaciones, y las políticas proteccionistas, que buscaban proteger la economía de cada país mediante barreras a las importaciones, no reactivaron la economía y agravaron la crisis.

Finalmente, se adoptaron nuevas políticas intervencionistas. El economista inglés John Maynard Keynes formuló en su obra Teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936) la necesidad de una mayor intervención del Estado en la economía para relanzar la actividad económica y reducir el paro mediante obras públicas, subvenciones de empresas, creación de la seguridad social,…

En EEUU el presidente demócrata F. D. Roosevelt, elegido como tal en 1932, puso en marcha un programa de intervención económica conocido como New Deal (“nuevo trato”), que incluía la inversión en obras públicas, la creación de seguros sociales (pensiones, subsidios,…) y la disminución de la producción agrícola, el control financiero,…

Texto: El New Deal

“Nuestra más ardua tarea, la primera, es hacer que el pueblo vuelva al trabajo. No es un problema insoluble si nos enfrentamos a él con prudencia y valentía. Puede realizarse, en parte, mediante la contratación directa por parte del gobierno, actuando como en un caso de guerra pero, al mismo tiempo llevando a cabo los trabajos más necesarios, a partir de estas personas contratadas, para estimular y reorganizar la utilización de nuestros recursos naturales.”

F. D. Roosevelt, Discurso de toma de posesión, 1933.

En Alemania la política intervencionista fue desarrollada a partir de 1933 al llegar al poder el Partido Nacionalsocialista dirigido por A. Hitler, que impuso una dictadura basada en la defensa de la autarquía económica (autoabastecimiento del país), invirtiendo el estado en industria militar y obras públicas como las autovías.

4. La sociead de masas.

Durante los años veinte se pusieron en EEUU las bases de la sociedad de masas, surgida en torno a las grandes ciudades. Fue posible gracias a las transformaciones introducidas por la segunda revolución industrial (que introdujo la iluminación nocturna e incrementó los medios de comunicación).

Una de las características de esta sociedad de masas fue el auge del consumo a partir de la extensión de las clases medias, gracias a la publicidad, el crédito y la compra a plazos.

También se desarrolló una cultura de masas, a la que contribuyó la radio y el gramófono. Se desarrolló el deporte como espectáculo de masas, destacando la celebración cada cuatro años a partir de 1896 de los Juegos Olímpicos.

El cine sonoro nació en 1927 y consolidó los estudios de Hollywood, en la costa oeste de EEUU. En la música nació el jazz a partir de la música afroamericana del gospel y el blues.

El cómic de ciencia ficción (Superman, Flash Gordon,…) alcanzó un gran auge, así como las novelas policíacas (Agatha Christie).

Al mismo tiempo, las mujeres, tras su incorporación masiva a las fábricas durante la Primera Guerra Mundial, consiguieron, a través del movimiento sufragista, el reconocimiento del derecho al voto en igualdad al de los hombres en países como Alemania en 1919, en EEUU en 1920, en Reino Unido en 1928,…

Texto: El sufragismo

“Nos tiene sin cuidado vuestras leyes, caballeros, nosotras situamos la libertad y la dignidad de la mujer por encima de toda esas consideraciones, y vamos a continuar esa guerra como lo hicimos en el pasado; pero no seremos responsables de la propiedad que sacrifiquemos, o del perjuicio que la propiedad sufra como resultado. De todo ello será culpable el Gobierno que, a pesar de admitir que nuestras peticiones son justas, se niega a satisfacerlas.”

Emmeline Pankhurst, Mi propia historia, 1914.