El Basilisco, nº 15, marzo-agosto 1983

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    SUMARIOEL BASILISCO / NUMERO 15 / MARZO 1983-AGOSTO1983

    ARTCULOSMARIO BUNGEParadig mas y revoluciones en ciencia y tcnica I 2

    J U L I N V E L A R D ELa filosofa de Juan Caramu el I 1 0M I G U E L B E N I T E ZLa duda como mtodoEscepticismo y materialismo en la literatura clandestina del siglo XVIII en Francia I 44

    S A N T I A G O G O N Z L E Z E S C U D E R OUna precisin sobre el ts en Parmn ides I 62

    HISTORIA DEL PENSAMIENTOJ O S M A N U E L F E R N A N D E Z C E P E D A LPoltica e instituciones ideolgicas durante la Revolucin Francesa I 71

    ENTREVISTAE L B A S I L I S C OEntrevista con Francisco J. Ayala I 78Apnd ice: Bibliografa de Francisco J. Ayala.

    POLMICAM A R I O B U N G ESobre materialismo y dialctica I 94

    RESEAS/ 96

    RESEAS BREVES/ 10 0

    EL BA SILISCO. Filosofa. Ciencias Humanas. Teora de la Ciencia y de la Cultura.Director: GUSTAVO BUENO MARTNEZ. Director-Gerente: GUSTAVO BUENO SNCHEZ. Secretaria de Redacdn: ELENA RONZON FERNANDEZ.Consejo de Redaccin: MARIANO ARIAS PARAMO. GUSTAVO BUENO MARTNEZ. GUSTAVO BUENO SNCHEZ. JOS MANUEL FERNANDEZ CE-PEDAL. MANUEL FERNANDEZ DE LA CERA. MANUEL A. FERNANDEZ LO RENZO. MIGUEL PERRERO MELGAR. SANTIAGO GONZLEZ ESCUDERO . ALBERTO HIDALGO TUON. CARLOS IGLESIAS FUEYO. JOS MARA LASO PRIETO. JOS ANTONIO LPEZ BRUGOS. JOS VICENTE PEA CALVO. MIGUEL NGEL QUINTANILLA FISAC. TEOHLO RO DRGUEZ N EIRA. ELENA RONZON FERNANDEZ. JULIN VELARDELOMBRA A. Redaccin y Administracin: PENTALFA EDICIONES. APARTADO 360. TELEF. (985) 29 33 34 (maanas) V OVIEDO / ESPAA.PRECIO EJEMPLAR: 400 PTAS. SUSCRIPCIN ANUAL ESPAA: 2.000 PTAS. SUSCRIPCIN ANUAL EXTRA NJERO: 3.000 PTAS. NMEROS ATRASADOS: 500 FTAS. EJEMPLAR. COPYRIGHT PENTALFA EDICIONES. PUBLICACIN BIMESTRAL. DISEA/IMPRIME: BARAZA-OVIEDO. DEPO SITO LEG AL: 0-343-78.1.S.S.N.: 0210-0088.

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    ARTCULOS

    Y R E V O L U a O N E SE N C I E N C I A Y T C N I C AM A R IO BU NG E

    Montreal

    esde su comienzo hace cuatro siglos, laciencia y la tcnica mod ernas han sido sacudidas espordicamente por profundasrevoluciones. Baste recordar algunas delas que ocurrieron en nuestro siglo: e l nacimiento de la fsica atmica y nuclear; lacreacin de las dos relatividades y de lateora cuntica; la emergencia de la teora sinttica de laevolucin y de la biologa molecular; los comienzos de lapsicologa fisiolgica; la consolidacin de la historiografaeconmica y social; y, segn algunos, la invencin de la gramtica generativo-transformacional. En cuanto a las revoluciones tecnolgicas, es sabido que han transformado deraz el estilo de vida en los pueblos industrializados. Basterecordar la revolucin en los transportes op erada po r la difusin del automvil y del avin, la revolucin en la s comunicaciones causada po r la difusin d e l a radio y la televisin;la revolucin industrial operada por el trabajo en cadena yel taylorismo; la revolucin agropecuaria producida por laaplicacin de la biologa; la racionalizacin de la administracin de em presas en gran escala producida por la investigacin operativa; y la revolucin producida en el almacenamiento y la elaboracin de datos por el uso de las computadoras de alta velocidad.

    Estas revoluciones han escapado solamente a los filsofos subjetivistas, dedicados a la autocontemplacin, y alos glosocntricos, fascinados por e l verbo. Los dems filsofos han advertido, junto con los cientficos y los tecnlo-g o s , las revoluciones cientficas y tcnicas de nue stro tiem p o , o al menos algunas de ellas. Algunos intelectuales sehan entusiasmado tanto con algunas de esas revoluciones,que han ignorado la aguda observacin de Friedrich En-gels, de que todo progreso es unilateral y comporta un regreso en algn otro res pecto. Por ejemplo, el levantamiento de Chomsky constituy im avance decisivo en sintaxis

    pero un retroceso en otras ramas de la lingstica (debido asu menosprecio p or la investigacin e mp rica), as como enla psicolingstica (deb ido a s u tesis innatista). Y l a s computadoras han desviado la atencin, d e la generacin de informacin, a su elaboracin; de la creacin de idea s, a su aplicacin; de la toma de decisiones, al cumplimento de stas.El concepto de revolucin cientfica o tcnica no esnuev o: era familiar a cientficos, tecnlogos e historiadoresde la ciencia desde el siglo X V III. Per o s e puso de moda recin hace un par de dcadas merced a K uin (1962). Des deentonces todos hablamos de revoluciones conceptuales ocambios radica:les de parad igma. En particula r, s e ha exagerado la ruptura o discontinuidad a expensas de la continuidad. El m ismo Kuhn (1962), Feyerabend (1962), y sus nu-merosois proslitos, han sostenido la tesis de que todo nuevo paradigma es inconmensurable con el desplazado: losnuevos conceptos y marcos conceptuales te ndr an significados totalmente disyimtos de los viejos. D esgraciadamente,ninguno de esos autores ha analizado adecuadamente lasnociones de paradigma, marco conceptual, cambio d e significado, o revolucin. S u s pronunciamientos son tpicamente im precisos; ms aun, Fey erabend (1981) ha elogiado laimprecisin, creyendo que d e esta manera se libra d e l a r e s -ponsabihdad de expresarse con claridad. Con este artculome propongo dilucidar algunas de las nociones clave quemanejan Ku hn, Feye rabend y sus proslitos con la liviandad que caracteriza a una filosofa sin principios, o gno-seologa anarquista, como la llama Feyerabend (1975).

    1 . P ARADIGMASTodo ser humano nace en el seno de una sociedad queincluye una cultura, y toda cultura incluye uno o ms cam-

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    pos del conocimento. Algunos de estos campos son sistemas cerrados de creencias (p. ej . religiones), mientras queotros son campos abiertos de investigacin. (Vase Bunge1983a, 1983b).Cada campo de conocimento incluye uno o ms marcosconceptuales. Cada uno de estos marcos est compuesto deun punto de vista general (o filosofa), un cuerpo de conoci-

    mentos admitidos o presupuestos, y un estilo aceptado depensamiento, que incluye ciertos mtodos para tratar problemas de un tipo dado.En los campos de investigacin mad uros predo minan ,en cada momento, unos pocos marcos conceptuales: losmarcos rivales, si los hay, son marginales. Los marcos conceptuales dominantes, oparagones, han sido llamados esti-los de pesnsamiento (Fleck, 1935) y paradigmas (Kuhn1962). En los campos de investigacin em ergentes, o en desarrollo, no hay tales marcos conceptuales dom inantes, estilos de pensam iento, o paradigmas. Por ejem plo, la psicologa y la sociologa an estn a la bsqueda de sus paradig

    mas, en tanto que la qumica tiene los suyos. (Contrariamente a una opinin difundida, u na ciencia madura pue deposeer ms de un paradigma. Por ejemplo un qumico terico puede utilizar, en la misma investigacin, la cinticaqumica clsica, un m odelo de m olculas compuesto de esferas y rad ios, y la qumica cuntica, o sea, un total de tresparadigmas.)Aquellos de nosotros q ue nos convertimos en investiadores profesionales (cientficos, tecnlogos o humanistasreadores) lo hacemos aprehen diendo los rasgos principaes de los marcos dominantes (paradigmas) en uno o msampos de investigacin (p . ej . fsica y matemtica, o biolo

    a celular y bioqumica, o economa poltica e historia).prendemos principalmente estudiando casos modelo ojemplares (como los llama Kuhn 1970) de resolucin deroblem as. Y ap ortamos contribuciones originales cuandolanteamos o resolvemos problemas nuevos dentro delmarco ex istente, o cuando proponem os cambios importantes y viables en dicho marco. En el primer caso hacemos,ara emplear trminos favoritos de Kuhn, investigacinormal. En el segundo hacemos investigacin extraordina-ia, la que puede desembocar en un avance decisivobreakthrough) o incluso en una revolucin co nceptual.Los investigadores en ciencia, tecnologa y las humani

    ades han sabido todo esto desde hace tiempo: todos hemosomprendido que no es lo mismo andar por camino trilladoue ab rir nuevos camino s, resolver un ejercicio qu e escribirel mrito de llamar la atencin sobre estas ideas.que sigue siendo problemtico son las nociones mismas

    de estas nociones ha sido dilucidada cuidaente, sea por Ku hn, sea por sus proslitos o crticos.(Vase p . ej . Lakatos y Musgrave 1970.) Intentemo s aclaesas nociones.

    . M A R C O C O N C E P T U A LUn campo de investigacin puede analizarse comoompuesto por un marco material y un marco conceptual.

    (Este dualismo es metodolgico, no ontolgico). El primero est con stituido por u na comunidad de investigadores, lasociedad que la apoya (o al menos la tolera), y el dominio deobjetos que estudian los investigadores (p. e j. los ecosistemas en el caso de la ecologa). (En el caso de las disciplinasformales y humansticas los objetos de estudio son conceptuales, de modo que la expresin marco material es untanto engaosa: se necesita un nom bre ms adecuad o).Un marco conceptual en un campo epistmico E dadopuede caracterizarse como una sptuplaEMG , F, B, P, K, A, M ],

    donde:G = concepcin general o transfondo filosfico.F = transfondo formal (presuposiciones lgicas omatemticas)B = transfondo especfico (cuerpo de conocimientostomados en prstamo)P = problemtica (coleccin d e problemas que puede investigarse en E)K = fondo de conocimentos obtenidos previamentepor m iembros de la comunidad de investigadoresA = objetivos o m etas de la investigacin, yM = met/ca (coleccin d e mtodos de ) .Todo miembro de una comunidad de investigadores,con excepcin del impostor ocasional, se ocupa de disear ode pon er en prctica un o o m s proyectos de investigacin.Un proyecto de investigacin en un campo de investigacincaracterizado por u n marco conceptual

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    3 . INVESTIGACIN N ORMALY EXTRAORDINARIADefiniremos la investigacin normal, sea en ciencia,tecnologa, o las humanidades, como la puesta en prcticade un proyecto de investigacin dentro de un marco con

    ceptual existente y en imitacin de algn ejemplar. E n cambio, investigacin extraordinaria es aquella que puede desembocar en una innovacin radical en algn marco conceptual, tal como un cambio importante en la concepcingeneral, en la problem tica, o en la metdica. Si tiene xitoel nuevo marco conceptual engendra nuevos ejemplaresque inspiran un nuevo ciclo de investigacin normal.La investigacin normal acapara casi toda la atencinde los investigadores, y a menudo es excitante. (Inclusoaquellos revolucionarios que logran construir un nuevomarco conceptual hacen investigacin normal cuandoadoptan el nuevo paradigm a para investigar problemas dis

    tintos de los que dieron lugar al nacimiento del nuevo marco.) La investigacin normal es a menudo predictible engrandes lneas, pero algunas veces no lo es . En efecto, algunas veces nos mu estra que nu estras intuiciones y expectativas eran errneas, como cuando Maxwell descubri tericamente que la viscosidad d e vm gas no est relacionada consu densidad. (Vase Peierls 1979 para u na buen a seleccinde sorpresas en el curso de investigaciones norm ales en fsica terica.)Losfilsofos ienen preferencia por los resultados de lainvestigacin extraordinaria: stos brillan ms y son los nicos que llegan a los libros de divulgacin. A lgunos, en parti

    cular Popper (1970), creen que la investigacin norm al escosa de rutina o aun de dogma, y por lo tanto peligrosa.Esto no es as: la mayor parte de los avances decisivos(breakthroughs) ocurren dentro de marcos conceptualesexistentes. Ejemplos: el anlisis matemtico en el sigloXV III (en contraste con el del siglo anterior); los trabajosde Laplace sobre probabilidades {versus los trabajos anteriore s); la contribucin de Frege a la lgica (a diferencia dela de Boole y de M organ ); la axiomatzacin d e la teora deconjuntos (vs. su creacin por Cantor); la moderna teoradel estado slido y la qumica cuntica (vs. la invencin dela teora cuntica b sica); e incluso la gentica molecular(vs. la gentica clsica), si hemos de creer a Maynard Smith(1972).Ms an, toda revolucin conceptual tiene sus racesen algn marco conceptual. L o que es verdad es que la investigacin normal no es tan atractiva como la extraordinaria, y por es te motivo no suele aparecer en televisin. Tam bin es verdad que el aferrarse a un marco conceptual cualquiera, por frtil que haya sido, puede acabar en rigidezdogmtica: en rehusarse a ensayar nuevas teoras o diseos,e incluso en la negativa a adm itir la derrota po r ob ra de observaciones, experimentos o ensayos. Volveremos a estepvmto.La investigacin extraordinaria involucra un cambioen el estilo de pens amiento y, por co nsiguiente, causa unareorientacin de la investigacin. Si el resultado es un avance considerable, constituye una revolucin epistmica, o loque Bachelard (1938) llam una rupture pistmologique.

    Ms, precisam ente, diremos que un p royecto de investigacin exitoso constituye una revolucin epistmica, relativa aun marco conceptual E^ dado, si, y solamente si, (a) involucra apartamientos en algunas de las componentes de Ec (noen todas), o (b ) abre u n nuevo campo de investigacin sincortar sus lazos con todos los existentes. Ejemplos de revoluciones epistmicas: las efectuadas por Newton, Darwin,Marx y Cantor. Estos hom bres alteraron de man era profunda y duradera los parangones o estilos de pensamiento prevalecientes.

    Sin em bargo, la investigacin extraordinaria no es necesariamente revolucionaria: puede acabar en una contrarevolucin epistmica, o sea, en xm retorn o parcial a algnmarco conceptual anterior. (Nunca hay retornos completos.) Diremos que un proyecto de investigacin es una con-tra-revolucin epistmica relativamente a un m arco conceptual Ec si, y solamente si, involucra (a) el abandonar, sinbuenos motivos, partes importantes de cualesquiera de lassiete compo nentes de

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    nos que el marco conceptual entre en crisis. En tal caso esaconsejable ensayar alteraciones radicales. Por supuesto,cualquier proyecto de reforma radical ser resistido por losinvestigadores que se han hab ituado al viejo marco conceptual. A veces se tornan tan conservadores que intentan censurar la publicacin de crticas, de ideas nuevas, o inclusode dato s desfavorables. Pero eventualm ente la resistencia ala novedad se debilita y el nuevo marco conceptual prevalece . El cam bio es esencial a la ciencia y la tecno loga.4. EL EVO LUCIONISMO SUPERA ALGRADUALISMO Y AL CATASTROFISMO

    El conocimiento humano puede avanzar de tres man eras: Gradualmente, por avances decisivos (breakthoughs), opor revoluciones. El avance g radual consiste en agregados oen desgastes: en ganar algunos items de informacin o endescartar otros al advertir que son inadecuados. El avancegradual se da siempre dentro de algn marco conceptual.De vez en cuando o curre en ste un avance decisivo: a saber, cuando se resuelve un problema o constelacin de problemas, de mod o que se puede formular nuevos problemasdentro del mismo marco conceptual. Y las revolucionesconsisten en la emergencia de nuevos marcos conceptuales,que reemplazan a los anteriores o sustituyen a la mera ignorancia.

    Siendo as, es un error optar po r el gradualismo (favorecido por el empirismo) o po r el catastrofismo (favorecidotanto por el racionalismo como por el irracionalismo). Lahistoria del conocimiento, como la de cualquier otra emp resa hum ana, e incluso la de cualquier sector de la realidad,muestra no slo cambios graduales y decisivos, sino tambin revoluciones. La sntesis de gradualismo y catastrofismo es, por supuesto, el evolucionismo.

    Segn la concepcin evolucionista del desarrollo delconocimiento, que propo nem os, hay (a)permanencia de algunos principios filosficos generales q ue impulsan tod a investigacin objetiva (p. e j. las tesis de que la realidad es legal y puede conocerse); (b) agregado y suprimido incesantesde d atos, tcnicas, hiptesis, teoras y planes, (c) revolucio-nes ocasionales, que respetan pa rtes del transfondo de conocimiento y alteran otra s, y que acaban en nuevos marcosconceptuales.La concepcin evolucionista de la marcha del conocimiento conserva las tesis verdaderas del gradualismo y delcatastrofismo al par que rechaza sus tesis falsas. En particular, el evolucionismo rechaza la tesis de mod a, de que el conocimiento avanza primordialmen te por reemplazo, no poradicin. Esto no es siempre as: el anlisis matemtico, ellgebra abstracta, la gentica, la teora del control, y la historia econm ica, por no citar sino cinco innovaciones revolucionarias, no reemplazaron sino a la ignorancia. En estoscasos y varios otros no hubo marco conceptualrivalque criticar y reemplazar.Una segunda tesis, relacionada con la anterior e igualmen te errn ea, es la de que toda revolucin respond e a alguna crisis. (Podemos decir q ue un campo de investigacinest en estado de crisis si est estancado, o est d ominadopor una nica escuela estrecha, o est fragmentado en di

    versas escuelas rivales, o est dividido en m uchas especiaH-dades estrechas y apenas relacionadas entre s , o algunos desus propios resultados amenazan a sus marcos conceptualesdominantes.) Algimas crisis preparan revoluciones, perono tod a revolucin resulta de u na crisis.Es cierto que todo campo epistmico parece ha ber pasado por algn perodo d e crisis, y que algunos campos, ta

    les como la sociologa, parecen estar en estado d e crisis permanen te. Sin emb argo, en algunos campos ocurren avancesdecisivos y aun revoluciones sin que los preceda ningunacrisis profunda. Por ejem plo, el descubrimiento de c iertascontradicciones (paradojas) en el anUsis matemtico, yms tarde en la teora de conjuntos, no caus el desbandede la profesin matemtica ni la obhg a abandon ar principios bsicos. Los problemas fueron resueltos con una dosismayor de la medicina habitual, a saber, rigor y teora. Ycuando Husserl public La crisis de la ciencia europea(1936), lo que estaba v erdaderam ente en crisis era la sociedad alemana y en particular la filosofa alemana: fuera deella la ciencia floreca, au nque por supuesto tena sus pro blemas, como los tiene todo lo que crece.

    Un a tercera tesis errn ea del catastrofismo es la de qu etoda revolucin epistmica arrolla con los logros anteriores: que produ ce el colapso de teoras y mtodos anteriores, los que son derrocados por los rivales victoriosos.(Lakatos 1978 es uno de los filsofos que emplean esta ter-minologa poltica.) Esta analoga con la poltica y la g uerraes equivocada en muchos casos. Por ejemp lo, las dos relatividades de Ein stein, lejos de dem oler la fsica clsica, constituyen su cspide: Einstein con tinu y culmin el trabajocomenzado por Faraday y Maxw ell, as como po r Poisson yRiem ann. Ms an , la noticia del fallecimiento de la mecnica clsica y otras teoras clsicas es exagerada, como diraMark Twain: todava se las trabaja y moderniza, como puede verlo cualquiera qu e se tom e la molestia de consultar elJournal ofRational Mechanics andAnalysis. Alfinde cuentas, las teoras clsicas permiten resolver muchos problemas en buena aproximacin. Y en tod o caso aun las revoluciones ms drsticas son siempre parciales: slo alteran algunas de las componen tes del sistema total de conocimientos del momento. Por ejemplo, la relatividad especial notoc la matemtica ni la electrodinmica clsica; y la biologa molecular no alter la qumica.Una cuarta tesis errnea del catastrofismo, y por cierto

    que es una tesis peligrosa, es la de qu e todo marco conceptual es una especie de prisin m ental de la que no podem osescapar de manera racional: cuando nos escapamos lo hacemos como acto de fe. Esta tesis es errnea tanto psicolgicacomo metodolgicam ente. L os cientficos y tecnlogos nooperan como msticos o como proslitos fanticos de unaideologa religiosa o poltica. Por el contrario, a menudoson capaces de examinar sus teoras o mtodos favoritos.Son capaces de reconocer erro res formales o emp ricos, ycasi siempre logran corregirlos. Com o dice Popper (1970 p .56), si lo intentam os, podem os libramos de nuestro marcoen cualquier momento.

    En la seccin siguiente criticaremos una quinta tesiserrada del catastrofismo: la de la inconmensiu'abilidad d eparadigmas rivales. Por ahora basta lo dicho para refutartanto al catastrofismo como al gradualismo (o cumulativis-mo). La marcha del conocimiento es continua en algunosEL BASILISCO

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    scontinua en otros. To do cambio epistmico,existentes.) Y los.cambios epistmicos son desiguaen cada perodo algunas ramas de la investigacin avannrtisrpidamente que o tras, con lo cual dan inspiracinveces incluso direccin a las menos desarrolladas. M s

    s de los cuales sern planteados ms adelan, en tanto que otros sern olvidados para siempre.

    . EL MITO DELA INCONMESURABILIDADDe todas las tesis catastrofstas, la ms catastrfica esa incomensurabilidad de los marcos conceptuales y

    1962, 1975). Algunos presuntos revolucionapolticos han acog ido con entusiasmo esta tesis por cona. Se ver a continuacin qu e, aunonaria, p orque destruye el concepto de verdad

    ms, hace a un lado los criterios de evaluacin o bjetivasto, bo rra la distincin en tre ciencia ya, a s como la frontera entre tecnologa y ma

    Ni Kuhn ni Feyerabend, los campeones de la tesis de lafilsofos nexactos y se hante, a discutir el caso de los conceptosasa que figuran en la mecnica clsica de las partculasnica relativista de las partculas. (Una comparae de estas teoras exige su previa axiomati-o es de competencia de Kuhn ni dey que ninguno de los dos considera til.)

    Al pa recer, la inconmensurabilidad sera una incomgnificado de la palabra masa que aparece en los lengua

    y en la relativista: en la primera denota u na propiey en la segimda un a propieiva a sistemas de referencia. (Recurdesedad relativa al re-encial a dop tado.) Por consiguiente, aunque la vieja teomalmente a la primera (o sea, deduse de sta), en realidad no estara incluida en ella porquea no designa el mismo concepto en ambas teo ras. A liedad, las dos teoras no com parn el mismo vocabulario observacional, de modo q ue no

    La experiencia no puede favorecer a una de ellas: si elemos la mecnica relativista no es porq ue la experiencia la

    En suma, segn K uhn y Feyerabend, cuando una teoa otra , no es porque la primera sea ms comva que la segun da: n o hay invariantes del cambio tee en el curso del mismo. Lo mismo val

    dra para todas las revoluciones cientficas: al adoptarseuna nueva teo ra se hara borrn y cuenta nueva. La historia del conocimiento sera un eterno recom enzar: no hab raprogreso sino un zigzagueo. Hasta aqu, Kuhn y Feyerabend.Las objeciones ms obvias a la tesis de la inconmensu-rabihdad son estas: (a) LOs fsicos siempre han comp aradolos conceptos (comparables) que figuran en teoras rivales.Esta comparacin ha sido tanto terica como em prica: enel primer caso se averigua cmo se relaciona e l nuevo concepto con el viejo, y en el segundo se investiga si hay datosempricos que favorecen a uno de ellos. Veamos cmo seprocede tericamente en el cas del concepto relativista MRde masa de un cuerpo. Desde el punto de vista matem tico,M{ es ima funcin

    MR:CXSXU, Ai" IR^que asigna a cada terna [c, s, u] formada por un cuerpoc C, un sistema de refere ncias 5 ( p . e j . un laboratorio)y una unidad de masa u U M (p. ej. el gramo), un nm eroreal no nulo r IR+. O sea, M R (C , S,U)= . Si ahora hacemos de cuen ta que la coleccin ntegra S de sistemas de re ferencia se reduce a un referencia! s nico (el referencial dereposo), obtenemos la definicin de la masa clsica, a saber, la funcinMQ: C X UM> IR"*" tal que M Q (C, U ) = M R {C, S , U ) .O sea, contrariamente a la afirmacin de Kuhn y Feyeraben d, el concepto clsico de m asa se reduce exactamente alrelativista. Con los dems conceptos sucede algo similar.

    {b ) Los fsicos y otros cientficos estn tambin habituados a comparar teoras rivales, tanto emprica como tericamente. En el caso de las mecnicas clsica y relativistase comprueba que todas las frmulas clsicas resultan defrmulas relativistas correspondientes p ara velocidades pequeas co mparadas con la velocidad de la luz en el vaco.La recproca es falsa: hay frmulas relativistas carentes decorrelato clsico. (Por ejemplo, la energa en reposo esigual a la masa en reposo m ultiplicada p or el cuadrado de lavelocidad de la luz.) La conclusin es obvia: es posible comparar las teoras clsica y relativista, y el resultado de estacomparacin es que la segunda es ms amplia que la prime-ra . Cada vez que surge una teora rival se la compara con lateora dominante. Ms an, lejos de ser libres creacionesdel espritu, las teoras cientficas se construyen teniendoen cuenta ciertas limitaciones que reducen las posibilidadesteric as. Una de ellas es la exigencia de compatibilidad conla informacin emprica disponible. Otras Hmitaciones sonciertos principios metatericos, de los cuales destacamos elprincipio de correspondencia. Este principio, al que debesujetarse toda teo ra nueva q ue tenga rival, establece que laprimera debe incluir la segunda como caso particular (p . ej.para pequeas velocidades).

    (c) Aunque Kuhn y Feyerabend centran su discusinde la pretendida inconmensurabilidad en los conceptos designificado y de cambio de significado, carecen de una semntica capaz de dilucidar dichos conceptos. Por consiguiente su discurso perm anece en las nubes no tcnicas dellenguaje ordinario: se trata de ideas inexactas acerca deteoras exactas tales como las mecnicas. Sin embargo , es

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    posible con stuir una teora exac ta del significado y aplicarlaa pares de teoras rivales: vase Bunge 1974a, 1974b, 1978.Segn sta, teo ra , el significado de un con cepto es igual alpar ordenado [sentido, referencia]. Dos conceptos soncomparables si, y solamente si, compa rten en alguna medida su sentido o su referencia. (Com o hemos visto, ste es elcaso de los conceptos de masa en las mecn icas clsica y re lativista.) Dos teoras son com parables si poseen conceptosconparables. Al ser comparables permiten el planteo de algunos problemas c omunes, aunqu e los resuelvan de man eras d iferentes. A l sopesar las teoras se evala las soluciones que dan a tales problemas comun es. Se prefiere la teora que d las soluciones que m ejor se ajustan a los datosempricos y a otras teoras. Pero y a nos estamos m etiendoen el terreno que cubre la prxima seccin.'

    En resolucin, si dos teoras son rivales es porque tienen algo en comn y a la vez difieren en algn otro respec to.Por ejemplo; la teora segn la cual algunas mutaciones g-nicas son neu tras com pite con la gentica e stndar, segn lacual toda mutacin es, ya ventajosa, ya desventajosa. Encambio, una teora lingstica no puede competir con unateora geolgica, porque sus clases de referencia, y por lotanto sus sentidos, son disyuntos: este es un caso de inconmensu rabilidad, pero no de rivalidad. Para que dos teorassean genuinamen te rivales deben disputarse un dominio dehecho s, o sea, deben tener referentes comun es. (Por ejemplo, la mecnica clsica y la relativista se refieren a cue rpos,en particular partculas.) Esto basta para que com partan unncleo de significado. Una vez establecida la rivalidad dedos teoras se presenta el problema de elegir entre ellas.Este ser tem a de la seccin siguiente.

    2)Ct: 6^K^jgl? 'AtbfegggtKyt>0t t

    *wqva.'

    vo?(XIII) Es T susceptible de ser pue sta a la prueba emprica, o contiene hiptesis que je p ermiten sostenerse cualquiera sea el resultado de la experiencia?

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    (XIV) Contiene o presupone T hiptesis incompati-bles con la ontologa cientfica, segn la cul el mundo estcompuesto exclusivamente de cosas concretas (materiales)en flujo? (Ejemplo de una teora incompatible con dichaontologa: una que contenga la hiptesis de que existenmentes desencamadas.)(XV) Contiene o presupone T algima hiptesis in-

    compatible con la gnoseologa cientfica, segn la cual (a)es posible conocer (gradual y parcialmente) algunas cosas,(?) toda investigacin cientfica usa a la vez la razn y la ex-periencia, la construccin conceptual y la percepcin , y (c)todo conocimiento cientfico es tan to falible como perfecti-ble?En ltima instancia todos estos tests nos prov een indicadores ambiguos de verdad objetiva. Algunos de ellos (p.ej . coherencia interna y compatibilidad con los datos) sonnecesarios. Otros (p. e j. poder unificador y poder heursti-co) son solamente deseab les. Ninguno de ellos es suficientepara aceptar una teor a, aunque el incumplimiento de algu-

    nas condiciones (las necesarias) basta pa ra rechazarla. Poreste motivo, o sea, p orque los tests nos dan solamente indi-cadores, necesitamos una b atera ntegra de ellos. (Algo si-milar acontece con los indicadores en fsica atmica y eneconoma poltica: cuantos ms sean los indicadores mu-tuamente independientes, tanto mejor se reforzarn mu-tuamente.)El estudio de la historia de la ciencia revela que, enefecto, los cientficos confrontados con teoras rivales sehan servido de algunos de los criterios mencionados. Esverdad q ue, en ocasiones, han prevalecido consideracionesextracientficas, tales como la m oda o la ideologa dom i-

    nante . Por ejem plo, mientras rein el mecanicismo se prefi-ri teoras que lo explicaban todo en trminos de cuerposen movim iento. Y se ha rechazado teoras sobre la genera-cin espontnea (el origen abitico) de la vida por conside-rrselas incompatibles con un dogma religioso. Pero estoslo muestra que los cientficos, por destacados que sean,no logran substraerse a todas las presiones del med io, por locual a veces se comp ortan de m anera no cientfica. (La me-todologa es norm ativa, no descriptiva: dice cmo hay queproceder si se ha de alcanzar resultados ptimos. La histo-ria, en cambio, dice cmo se procede de hecho. El historia-dor cuenta la verdad, el metodlogo dice qu es la verdad.)Tambin es cierto que , como lo subraya Kuhn , no hayalgoritmos de eleccin de teoras: es imposible program aruna computadora para que haga la eleccin por nosotros.Pero esto no dem uestra q ue no se haga uso de criterios deeleccin. Tampoco disponemos de algoritmos para elegircarreras, pero de esto no se sigue que lo que hagamos arbi-trariamente o empujados tan slo por las circunstancias.Tampoco est dem ostrado que jams se logre construir re-cetas para elegir teo ras. A caso se logre si la m etodologaalcanza un alto grado de desarrollo.En definitiva, se dispone de tests estrictamente meto-dolgicos para evaluar teora s cientficas. Estos son tests de

    verdad objetiva y por lo tanto difieren tanto de los criteriossubjetivos tales com o la belleza y la simplicidad, cuanto delos tests sociales tales como el ajuste a la moda o a los intere-ses de un grupo social determinado . El que aquellos tests nosiempre se ejecuten, no indica que sean impotentes para

    distinguir la verdad del error, la ciencia de la pseudoc iencia,o la tecnologa de la magia. Slo indican que el cientficoest tan expuesto al error como cualquier hijo de vecino.7 . C ONC LU S IN: NI ANAR QUIS MONI AUTOR ITAR IS MO

    Hace un momento recordamos que la metodologa esprescriptiva o norm ativa: indica cmo debiera p rocedersepara investigar con xito, o sea, para obtener solucionesmximamente verdaderas a problemas de conocimiento.Ahora bien, no toda metodologa cumple de hecho estafuncin. Hay metodologas excesivamente restrictivas que,lejos de impulsar la investigacin, la constrien. Un ejem-plo de semejante metodologa autoritaria es el empirismoradical, que aprueba solamente los conceptos que tienencontrapartes perceptuales u operatorias.Sin embargo, se ha credo a menu do que el empirismo

    radical, al oponerse a la especulacin desenfrenada, consti-tuy una revolucin gnoseolgica que abri las puertas alavance cientfico. Esto valdra si, en efecto, la investigacincientfica se limitara a acumular datos para la obtencin delos cuales no hace falta teora alguna. Da do que de hecho lainvestigacin cientfica posee una componente terica, yque no hay datos empricos interesantes que no hayan sidoobtenidos a la luz de alguna hiptesis o teor a, esa filosofano propende al avance del conocimiento. A lo sumo sirvepara po dar especulaciones infundadas.Ms a n, el empirismo radical, al aferrarse a la ilusoriacertidumbre de la experiencia sensible, es un eficaz preven-

    tivo de revoluciones cientficas. As lo comprendi el fun-dador del operadonismo, el eminente fsico (premio No-bel) Percy W. B ridgman. E n efecto, ste escribi que sola-men te el firme apego a la experiencia podr a garantizar elque se tom e po r siempre imposible otro cambio de nuestraactitud, tal como el debido a Einstein. Acaso fue perdona-ble el que haya ocurrido una revolucin en la actitud men-tal, dado que, alfiny al cabo, la fsica es u na ciencia joven , ylos fsicos han estad o muy ocupados; pero sera ciertamenteimperdon able el que semejante revolucin vuelva a hacersenecesaria (Bridgman 1927 p. 2) . El operacionismo fue vis-to , pues , como garanta contra lo que ms apreciamos: lasrevoluciones cientficas.El fracaso de la metodologa empirista radical (o decualquier otra metodologa igualmente restrictiva) sugiereel reemplazarla por otra, m s abierta a la teora, aunque nomenos rigurosa respecto de la contrastacin emprica. Sinembargo, cuando se carece de alternativa es tentador elabrazar el escepticismo radical y proclam ar el necesario fra-caso de toda m etodologa, o aun la inexistencia de todo m-todo. Este es el caso de Feyerabend (1975), el metodoclastade m oda. E ste filsofo ha expuesto (de manera po co claraaunque con mucha redundancia) la doctrina que llamaanarquismo gnoseolgico. Esta doctrina no tiene sino unprincipio: Anythinggoes (Todo vale). En otras palabras , se-gn el anarquismo m etodolgico, al igual que en la lucha li-bre {catch-as catch-can), no hay principios.Se comprende que , cuando se carece de principios, sesienta imo hbre de pensar y obrar como le parezca. Esto

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    ocurre n o slo enfilosofay en m oral sino tambin en ciencia. En efecto, en ausencia de teoras se puede e sperar cualquier cosa: milagros, telepata, psicoqunesis, magia, etc.En cuanto se dispone de una teora referente a hechos decierto tipo, los hechos esperables constituyen un pequeosubconjunto de los hechos lgicamente posibles. Esta actitud d expectativa terica, a diferencia de la ingenua o ate-rica, ahorra mucha bsqueda al azar y por tanto de bajorendim iento. Es verdad que en ocasiones puede llevar a negar la existencia de hechos bien certificados. Pe ro este peU-gro se conjura, no abriendo la m ente a cualquier cosa, sinoadoptando reglas adicionales, por ejemplo, la regla queman da investigar todo hecho anm alo en lugar de ignorarloo racionalizarlo.

    Bunge, Mario (1974b) Interpretation and Truth. Dor-drecht: Reidel.Bun ge, Mario (1978) Filosofa de la fsica. Barcelona:Ariel.Bunge, Mario (1983a) Exploring the World. Dordre-cht-Boston: Reidel.Bunge , M ario (1983b) Understanding the World. Dor-drecht-Boston: Reidel.Bun ge, M ario (1983 c) Lingstica y F ilosofa, Barcelona: Ariel.

    Quienquiera que haya hecho investigacin cientfica, omeramente averiguaciones escrupulosas, sabe que la consigna Todo vale no se emplea ni debiera emplearse. El anarquismo gnoseolgico no es la respuesta adecuada al autoritarismo me todolgico. As como ste se opone a las revoluciones conceptuales, aqu l fomenta la supersticin, el charlatanismo y la improvisacin. (No es coincidencia el que Fe-yerabe nd (1975) sostenga que el creacionismo, la astrologay la magia no son menos respe tables que el evolucionismo,la astronoma y la tecnologa respectivamente.)' El anarquismo gnoseolgico (o escepticismo radical) no constituyeel triunfo de una tolerancia intelectual sino de la vaciedad eirresponsabihdad intelectuales. Cuando se echa por la borda todo criterio de evaluacin, nada vale.

    La respuesta correcta a una metodologa autoritaria ydogmtica no es la antimetodologa sino una m etodologaque ayude a buscar la verdad profunda y a evaluar propuestas de reforma o de revolucin en m ateria de conocimiento.Semejante metodologa incluye el escepticismo metdico omod erado (en contraste con el sistemtico o radica l), nicoantdoto eficaz contra el dogmatismo (o autoritarismo gnoseolgico). Pero tal escepticismo no basta porque no esconstructivo: la duda es un punto de p artida o una etapa detrnsito, no de llegada. Una metodologa capaz de fomentar la bsqueda de la verdad profunda debe incluir tambinprincipios positivos. Entre stos deben figurar los que mandan buscar pautas generales y expresarlas con la mayorexactitud posible, construir teoras audaces y someterlas apruebas empricas rigurosas, examinar con tolerancia ideasnuevas pero abstenerse de abrazarlas mientras no hayanaprobad o exm enes que indiquen que son suficientementeverdad eras. Pe ro todo esto es motivo de otro cuento (Bunge 1983a, 1983b.)R E F E R E N C I A S B I B L I O G R F I C A S

    Bachelard, Gastn (1938) La formation de l'espritscientifique. Paris: Vrin.Bridgma n, Percy W. (1927) The Logic ofModern Phy-sics. New York: Macmillan.Bun ge, M ario (1973) Method, Model andMatter. Dor-drecht: Reidel.Bunge, Mario (1974a) Sense and Reference. Dordre-cht: Reidel.

    Bun ge, M ario (1983 d) La investigacin cientfica, ed.rev. Barcelona: Ariel.Feyerabend, Paul K. (1962) Explanation, reductionand em piricism, en H . Feigl y G. M axwell, compiladores,Minnesota Studies in the Philosop hy of Science, Vol. 3 pp.

    28-97. Minneapolis: Un iversityof Minnesota Press.Feyerabend, Paul K. (1975) Against Method. Reimpresin: London: Ve rso, 1978.Feyerabend, Paul K. (1981) Philosophical Papers, 2volmenes. C ambridge: Cam bridge University Press.Fleck, Ludwik (1935) Gnesis and Development of aScientific Fact. Trad. de F. Bradley y T. J. Trenn, y prlogode T. S. Kuhn. Chicago; University of Chicago Press.Kuhn, Thomas S. (1962) The Structure of Scientific Re-

    volutions. Chicago: University of Chicago Press. Versincastellana de A. Contn, La estructura de las revolucionescientficas (Mxico: F. C . E. , 1971).Kuhn, Thomas S. (1970) Logic of discovery or psy-chology of research?. En L L akatos y A. Musgrave, compiladores, Criticism and the Growth of Knowledge, pp. 1-23 . Cambridge: Cambridge University Press.Kuhn, Thomas S. (1977) The Essential Tensin. Chicago : University of Chicago Press.Lakatos, Imre (1978) Philosophical Papers, 2 volme

    nes. Cam bridge: Cambridge University Press.Maynard Smith, John (1972) On Evolution. Edin-burgh: dinburg U niversity Press.Peierls, R udolf (1979) Surprises in Theoretical Physics.Princeton: Princeton U niversity Press.Popper, Karl R. (1970) Against .En I. Lakatos y A. Musgrave, compiladores, Criticism andthe Growth of Knowledge, pp. 25-37. Cam bridge: Cambridge University P ress.Sneed, Joseph (1971) The Logical Structure of Mathe-matical Physics. Dordrecht: Reidel.StegmUer, Wolfgang (1976) The Structure and Dynamics ofTheories. New Y ork: Springer.

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    ARTCULOS

    U FILOSOFA DEJ U A N C A R A M U E L

    J U L I N V EL A R D EOviedo

    INTRODUCCINn nuestro trabajo anterior sobre Caramuel(1) estudiamos su vida y su obra hasa 1644(fecha en que abandona los Pases Bajospara pasar a Alemania), organizando losdatos histrico-biogrficos y la produccinbibliogrfica en tom o a tres reas: la Poltica, la Teologa y la Ciencia. Nos proponemo s, ahora, seguir estudiando la vida y la obra de tan insigne polgrafo espaol durante s u recorrido por A lemania,Austria, Bohemia e Italia. Intentaremos, tambin ahora,organizar e l trabajo en torno a reas o ncleos del saber p orl tratados, afinde no caer en una mera catalogacin d e hechos y escritos. La tarea , sin emb argo, no es fcil, porqueCaramuel, como buen exponente del sabio mo derno , prueba de todas las discipUnas (de om ni scibile scripsit) de sutiempo, por l o q u e un a clasifacin rigu rosa exigira la distincin de tan tos apartados cuantas disciplinas. Pero utilizando un criterio meno s estricto y bastante sub jetivo, me permito establecer los siguientes apa rtados: F ilosofa, L gica,Lingstica, Matemticas, Msica, Arquitectura, Teologay, Poltica .

    La filosofa de CaramuelCaramuel e s un perfecto conocedor d e la tradicin filo

    sfica, como s e evidencia a travs d e l a s abundantes citas deautores y escuelas. Pero es, a s u v e z , un decidido partidario(1) En Actas I Congreso de Teora y metodologa d e l a s Ciencias, Oviedo,Abril, 1 9 8 2 . Pentalfa, O viedo, 1982, pp. 503-49.

    de la filosofa reformadora m ode rna. Caram uel rechaza r o tundam ente el dogma que gua a los peripatticos: magis-ter dixit ( 2 ) , y s e adhiere a l axioma qu erigee l pensamientomoderno (formulado en el Saggiatore de G alileo): la naturaleza est escrita en lenguaje matemtico, que impHca lamatematizacin de todos los m bitos cientficos. (3).Junto con la matematizacin est la experimentacin,que e s para Caramuel el argumento supremo en cuestionesde Filosofa Natural. Al tribunal de la experiencia debensometer sus argumentos las diversas escuelas, entre las quese halla la peripattica, co ntra la que C aramuel dirige confrecuencia sus crticas.

    Este marcado antiperipatetismo de Caramuel apareceya en s u primera obra sistemtica d e F ilosofa, publicada enLovaina en 1 6 4 2 : Rationalis e t realis phosophia. En ella sedeclara libre de tod a servidumbre d e escuela, y no admite elargumento de autoridad, sea sta catlica o pagana. De laprimera se zafa as: Maiorem authoritatem habebat insuos religiosos S. Benedictus quam in Thomistas S. Tho-m a s , aut in S cotstas S cotus; atqui ille non vult quod religio-s i illi subscribant, s i aliter iudicaverint. Ergo nec Divus T h o -m a s nec Scotus volunt ut e is subscribas, si ahter iudicaveris( 4 ) . De la segunda opina: Gentilium Philosophorum aut-horitas hoc aevo debilis, habet enim ingenia nobiUora: ideovel eos exponere vel reiicere potes audacter. Y de A rist-(2) Confert: D e severa a r g . meth., p . 1 6 ; Ration. e t realis Phil., pp. 61-63;Math. bceps, I, p. 29; Animadversiones..., p. 214; Herculis logici, p. 3;frontispicio de Metalogica. La referencia completa del ttulo, edicin y fecha de las obras citadas aparecer alfinalde este trabajo en la Bio-biblio-grafa; entretanto me remito a la bibliografa que inserto en el trabajomencionado en la nota (1).(3) Confert Math. Audax, p . 9 7 ; Math. biceps. I, p. 211.(4) Rat. e t real, philos., p. 62, y D e severa a r g , meth., p . 19.

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    teles en concreto dice: Admito verba Aristotelis tamq uamlucis, non tanquam ducis. Y ejemplifica el modo de proceder, segn el criterio expuesto: Si doceri velit argumenta-tor quid sit Aristotelem tibi lucem esse, ducem non esse,hoc exemplo vel altero simili expone. Media hyeme subluce maligna pervenis ad locum difficilem quem transirnon audes, venit ex alia parte Petrus face lucidissima ins-tructus. Praesentia ipsius locum illuminat, tollit omnes dif-ficultates. Transs, transit: nec quia luce illius uteris, illumsequeris, sed peragis iter contrarium. Sic saepe contingitnobis philosophantibus. Venimus ad locum obscurum &difficilem: invocatur Z eno , Plato, A ristteles: eorum doctrina fax est illustrissima, quae fugat teneb ras; transim us se-curissime, non tamen ideo lucem sequimur, sed alio pergi-mus quo impellimur vel a dictamine vel ab urbanitate...(5).

    En otros muchos pasajes de laRat. et real, philos. insiste Caramuel en su independencia de toda escuela y en suaversin al Peripato (6). A ctitud sta caracterstica d el espritu de la Filosofa M oderna, y propia, en concreto, de sufundador: Descartes. El nombre de Descartes no aparecetodava en esta obra de Caramu el, cuya redaccin estaba yabastante avanzada en 1639 (7), y el Discurso de l Mtodo conlos otros tres tratados q ue le acompaaban era la nica obrade D escartes hasta entonces publicada. S aparece , en cambio, el nombre de Mersenne (8), el mejor confidente deDes cartes, as como tambin son tratadas algunas de las te sis ms controvertidas en el cartesianismo, como la de si haydistincin real entre las formas sustanciales y sus respectivas materias ( 9), o bien la de si hay materias primas que defacto carecen de formas sustanciales (10), o bien la de sitodo accidente es connatural a su substancia (11 ).

    (5) Rat. et real, philos., p . 62; De severa arg. meth., p. 20.(6) Ya al comienzo (hojas preliminares sin numeracin) increpa a los peripatticos: Vos igitur qui Aristotelis nomine gloriamini, siquidem scitisAristotelis nomine non posse mortales salvos fieri. Y prefiere buscar laverdad, aunque sea solo, que declinar la verdad arropado en un coro de filsofos: Frequentius Divino Philosopho subscribam quam Stagiritae; nonquod illum mihi ducem elegero, sed quod in solam veritatem collimem,quam raro A ristteles, & frequentius adsecutus fuit Plato. Hanc unicam,non illos licet ad miraculum doctos profiteor: qua propter malui nonnun-quam solus illam adire, quam septus Philosophorum choris a veritate d eclinare. Cum mentem alterius disco (Lector Candile) non examino quis, sedquid dicat (P. 91). El aristotelismo adolece confrecuenciade una enfermedad en la argumentacin: el crculo vicioso: sed haec responsio labo ralmorbo Aristotlico, hoc est vitioso circulo (p. 114). Por eso no le resultaimprescindible devanarse el seso para llegar a precisar el sentido exactoque Aristteles pretendi dar a ta l o cual tesis: Utrum assertio Aristotlica ipsa sit, annon; viderint illi qui tempus parvifaciunt, & non sunt m aiori-bus curis impliciti: ego vero qui ratas sententias Stagiritae saepe oppug no,non tenebo r eius verba altius examinare ( p. 141).(7) Confer Monchamp, Histoire du cartsianisme en Belgique. Bruselas,1886, p. 159.(8) Rat. et real. Philos., p. 293: Marinus M ersennus, ord. Minorum, virvariae erud itionis gloria illustris.(9) Resolutio: Dicendum igitur est primo ex naturalibus principiis nonposse evidenter ostendi dari materiam primam distinctam a forma substan-tiali (p . 146). Otra cosa bien distinta es si, como hacen los Complutenses,se identifica fo'rma sustancial con alma, b asando luego en la distincin realentre cuerpo y alma l distincin real entre forma sustancial y materia prima: ...debet dici animam rationalem realiter distingu a corpore: ergoanaloga doctrinae debemus asserere omnes brutorum animas realiter ameteriis distingu; & ne inconsequentia laborem us, hanc distinctionem de bemus extendere ad omnes formas substantiales (p . 147).

    Caramuel m enciona a Descartes por primera vez en laMathesis Audax, obra sta editada por primera vez en 1644,en L o vaina, si bien la redaccin de la misma (al m enos engran parte) estaba ya lista en 1642, fecha que aparece en laCensura; aunque tambin es cierto que algunas cartas allincluidas llevan fecha de 1643. La Mathesis Audax sirvi, enprimer lugar, para dar apodo a nuestro cisterciense, quien apartir de dicha publicacin fue conocido por el matemtico audaz. Pero , en segundo lugar, esta obra constituye unexponen te claro del espritu qu e animaba la produccin intelectual de Caramuel, en concordancia perfecta con laideologa moderna: Del axioma antes mencionado (La naturaleza est escrita en lenguaje matemtico) se deducecomo conclusin la matematizacin de todos los mbitosdel saber: tanto la Lgica como la Fsica, como la Moral,como la Teologa han de qu edar revestidas del lenguaje m atemtico (12). Anterior a la Ethica (more geomtrico) deEspinosa (1674) est la Mathesis Audax de Caramuel(1644), en la que aritmtica y geomtricamente, mediantenmeros y lneas se resuelven los problemas ms candentesen L gica, Fsica y Teo lga.

    De modo audaz, efectivamente, trata Caramuel enesta ob ra la Lg ica, la Metafsica y la Teologa. De la Lgica se ocupa en la Parte I: Lgica mathematice tradita (deella nos ocuparemo s ms adelan te). La Pa rte II est dedicada a la M etafsica, y los temas tratado s son , fundamentalmente, las categoras, pero en el anlisis de cada una deellas introduce las cuestiones ms diversas: Un nuevo mtodo pa ra realizar las operaciones aritmticas, a propsito dela categora cantidad.En el apartado sobre la categora accin es donde aparecen examinadas varias cuestiones fsicas po r entonces d e

    batidas, entre las que cabe destacar las siguientes: Rechazala tesis segn la cual el movimiento del mu ndo es ete rno .Asimismo rechaza la tesis, sustentada po r G alileo en su 2.Dilogo (1632), segn la cual, si, por hiptesis, se abrieseun tnel que atravesase el centro de la tierra y quedase libre, entonces, si se lanza por l una piedra, sta ir de unlado a otro y el movimiento sera perpetuo. Intercala doscartas: una de C aramuel a W endelino (fechada en Lo vainael 17 de septiembre de 1643) y otra, en respuesta a la anterior, de W endelino a Caramuel (fechada en Am beres el 10de o ctubre de 1643). En ellas tratan del tema de las oscilaciones, manteniendo al respecto posiciones encontradas(13). Finalm ente, la accin expulsiva tiene que ver de m odoespecial con las armas de fuego, mencionando aqu los inventos militares de van Langren , van der Put y de su padre,Lorenzo Caram uel, quien puso en prctica un can repetidor.

    En el apartado sobre la categora duracin examina losdiversos procedimientos e instrum entos em pleados para la(10) Qinta conclusio: m ultae materiae primae etiam nunc de facto carentsubstantialibus formis. Probatur: quia, praeter animas rationalem sensiti-vam et vegetativam, nullas dari substantiales formas multi existimant etvalidis argumentis suadent (p. 156).(11) Ibidem. p. 315; y en Metalogica, p. 130.(12) Mathesis Audax, pp. 97, dice de la Matemtica: Scientia haec nobi-lissima; quae non solum humana, sed etiam divina dilucidat.(13) Confer nuestro trabajo Caramuel y la Ciencia..., edic. cit., p. 519-20.

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    donde se hace eco de la teora de Descar tes s obre la v isin,segn la cual la imagen del objeto se refleja en el fondo de lacavidad ocular (16). Tambin aqu encontramos curiosasnoticias cientficas y p ru ebas evidentes de que Caramuel estaba al da en lo referente al desarr ollo de la ciencia de sut iem p o, dndonos cuenta de las implicaciones tericas qu esu p ona el desarr ollo de las tcnicas de los telescop ios y delos microscopios . A p rop s i to de los p r imeros no dis imulasu s imp ata por Cop rnico y su teor a, s i bien es conscientede qu e sta es incomp atible con ciertas asev eraciones de laB iblia (17). Y sealando, a p rop si to de los segundos, qu ees t preparando un opsculo t i tu lado Invisibilium O rto-graphia (18).A l comentar la ciencia divina en sus t res v ert ientes(simplex intelligentia, scientia visionis y scientia conditionata(o scientia media, en terminologa jesut ica)), seala lascont rovers ias ent re jesu tas y tomis tas , p ero ap or tando lu na interp retacin original extrada de la teora combinatori a (recu rdese la fecha a efectos de pr imaca en el desarr ol lo de la teora combinatoria, sobre cuyo tema t iene el P.Ceal u n magnfico estu dio (20), p ero en el qu e confiesa nohaber podido encontrar la Mathesis Audax de Caramuel) .De esta poca es tambin la obra De severa Argumen-tandi Methodo (21). A lgu nas par tes coinciden casi l i teralmente con la Rat. et real. Philos. E s t dividida en t res p artes: en la p rim era exp one las reglas y los modos de la argu-

    icin del t iem p o. Cita a este resp ecto los t rabajos deycho Br ahe y M ers enne, y describe la construccin de rees perfects imos m ediante el s is tema p endular .L a P arte II I est dedicada a la T eologa, p ero con esones muy diversas . L a razn que da es la s iguiente: E n

    principios de la fe con las v ir tu des fs icas y metafs icas, laeologa p or l expu esta (T eologa matemtica) Pr ae-s , A r i thmet icas , L ogar i thmicas , Msicas ,ecessarias consequ entias T heologicas V eri tates confir-et (14). L os atribu tos div inos son sometidos a examen, yanalizados desde las posibles perspectivas sealadas: QueDios es U no, s i rv e para cons ta tar qu e hay nmeros binaios , ternarios , etc. De la infinitud de Dios infiere qu e noy mul t i tud infini ta , y que e l todo no es mayor qu e la pare, cuando sta es infinita. T ambin rechaza la teora aris toca del continu o: que p u ede dividirse en infinitas p art es .

    E l comentario a la vis in de Dios de origen al anlis isvis in hu mana. Y , como en este tema se s iente su p ea los p er ip at t icos , intercala su canto a la l ibertad de es

    14) Math. Audax, p . 98.15) Ibidem, p . 141-42: A micus P lato, sed magis amica v er i tas, dixi t a li -i s tteles: & nos, A micus quidem A ristteles, sed magjs amicaiber i sumus condit i . U nifidei,hoc est , Deo mentes nostras su bie-it condit io, easque in rebus , quaefideinon sunt, contra rationem nec Pon-ici tametsi Su mmo, nec Caesar i tametsi A u gus to, nec Regi tametsi Mag

    homini , sed sol Deo. Igi tur l iber i nat i l ibere ab S tagirita rece-entes, quid de visu , & ar ialogice de rel iquis potent i i s s ent imus, l ibere &udacter dicamus .

    (16) Math. Audax, p. 146: Protheorema I I I . Imago formatu r in oculi superf icie concava.. . Huic adser t ioni consonat A nonymu s (ut audio, Car te-zius) qui discursu m de Methodo edidi t L ugduni B atavorum ap ud loannemMaire an. 1637 in Dioptrica enim conatur defender totum oculum essediaphanum, & imaginem in ipsius profundissima superficie depingi.(17) E n Math. Audax, p. 29, establece esta tesis: Coeli A rithmetci etiamiuxta P yt hagorerum placita p ossu nt describ. Y hace el siguiente comentar io en forma inter rogativa y dubi tat iva y, por lo tanto , no comprometida:A ristarchi & Py thagoreorum pu lchrae doctr inae insu das? Forte non om-nia pu lchra vera . P utas s incere Solem qu iescere, mover i ter ram? Igi tu r netibi displiceat, Coelum hoc A ri thmeticum, ad mentem Copernici formabi-tu r , aut reformabitur. Y en la p. 166 establece la siguiente incompatibilidad entre la tesis copernicana y el rap to de S. Pablo al tercer cielo: T hesisXL V : A dmissa sententia Copernic i Te l l u rem motu d iu rno movent i s , rap -tu s PauU exponi non p otest. Y para just if icarse por tocar el tema entoncestab, dice que son yamuchos , no s lo p ro tes tantes , sino tambin catlicos,los que se apuntan a la tesis copemicana: at A r istarchus olim cum Py tha-goricis, & ab annis ducentis Cop emicus, & iam in u t raque Germania p lu r i -mi L utherani & Calviniani, cui non pau ci Catholici su bscr ibunt , S olem insys tematis centro col locantes, . . . (p . 166).(18) Confert Ma/i. Audax, p. 161.(19) Ibidem, p . 170-71: Simplicis intelligentiae Scientia dicit eamdempropor t ionem ad Mediam, quam radix Combinat ionis ad numerum excombiiat ione res ul tantem. V el si nomina communiora adr ideant , u t N o-men ad eius A nagrammata. Y a continuacin lo i lust ra con ejemplos, qu econst i tuy en el desarrol lo de las permu taciones sin repet icin. Para u n nmero cua ternar io p one como ejemplo M E L O . R ecurdese que en 1641mu ere el Cardenal Infante, gobernador general en los P ases B ajos, y lesu st i tuy e D. Francisco de Mel.(20) La combinatoria de Sebastin Izquierdo. Ins t i t u to de E sp aa, Madrid, 1974.(21) Tadisi, siguiendo probablemente los catlogos que aparecen enR hythmica, Math. biceps, etc. , da t res ediciones: Duaci , 1643; L ovanii ,1644; y Francoftirti , 1654. E l ejemp lar (en fotocopia) qu e poseo es el de1654, que const i tuy e el apndice de la Metalgica. Y en l se dice (al inicio): Prodii t seorsim Duaci anno M.DC.XL IV . & quia grat iam & favo-rem apud doctos obt inui t , & Metalogico huic O per i serv i r potes t , poni tu rhuc, & quidem correct ior , au ct iorqu e.. .N u estras ci tas van por esta edicin.

    2 E L B A S I L I SCO

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    mentacin. Las partes segunda y tercera son prcticas: dedicadas a ejercicios de argumentacin sobre cuestionesprincipalmente teolgicas y filosficas. Algunas tesis aqudefendidas son anteriores a la composicin de la Math. Au-dax y de la Rat. et real, philos.: As, al tratar de la visin humana (p . 105) sigue la teora tradicional; y al exponer las hiptesis de las escuelas ms clebres de entonces (p p. 88 yss.) {Realis, Modalis, Formalis y Expressiva) no cita ain laque luego denomina escuela Localis, en la que encuadra aDesc artes. Sin emba rgo, se incluyen otras partes compuestas con posterioridad ajas obras citadas (22). La parte IIIconstituye un aad ido a la edicin originaria, en la que incluye una serie de tesis lgicas y fsicas sostenidas en Pragaen 1650 por la escuela realista. A estas tesis aplica Cara-muel la navaja (o caballo) de O ccam (p. 203) (23). El empleo de esta navaja eUmina, entre otros, los siguientes entes:

    La materia prima: Quod nec fides docet, nec ratioprobat, nec experimentum suadet, frustra ponitur: At nonlicet Entia p oner frustra. Ergo non licet admitiere realita-tem, quan necfidesdocet, nec ratio probat, nec experimentum p resuadet. A t talis es illa realitas, quam dicitur mate-riam primam . Non ergo licet admitiere materiam primara(p . 206).

    Elimina, asimismo, las formas sustanciales materiales(24) y el concurso de D ios (25), y reduce al mnimun el nmero de almas, parecindole cuanto menos plausible eneste punto el sistema cartesiano , en el que los animales quedan privados de alma. Caramuel, gran amigo desde la infancia del jesuta Eusebio N ieremberg, cita a ste en repetidas ocasiones (26) a propsito del problema de las almas,entelequias, formas o vidas; trminos stos muy entremezclados pero tambin perfectamente discemibles enalgunas teoras. Y por eso no es incompatible atribuirvida incluso a los astros (tesis sta sostenida por Nierem berg) y negar, al mismo tiemp o, alma a los animales, tesissta propugnada por De scartes, y ante la cual Caramuel noencuentra reparos: Vitam loco-motivam etiam loannesEusebius Nierembergius Syderibus universis accensuit; &,si Peripateticus est, d ebebit dicere Intelligentias, seu A nge-los motores, singulorum A strorum loco-motivas vitas esse:& tam en A ngelos non esse coelorum formas substantialesintrinsecas est manifestum. Animara sensitivam Cartesius,Regius, & alii ad localia accidentia re ducun t. E go in qua-dam disputatione Lovanii volui experiri quid posset contra(22) En la p. 192 dice: ...quales in Mathesi mea audace & in alus Librisreperiuntur innumerae.(23) El caballo de Ocam acab con el edificio aris totlico: Metalgica, p.403: At hodie Ochami Equo (Epaeum Equum vocarunt Graeci machi-nam, quam Arietem Latini) eversa funditus, non habet lapidem super lapi-dem, si sincere loquamur.(24) Contra Formas substantiales materiales: Frustra salvantur per plu-ra, quae possunt per pauciora salvan. A t omnia experimenta, quae pepe-rerunt Philosophiam, possunt salvan sine formis substantialibus m ateriali-bus: Igitur non sunt admittendae (p . 207).(25) Contra conciirsus Dei necessitatem: Quod sine necessitate asseri-tur, a nentne debet conced; at divinus concursus, sive praevius, sive si-multaneus, necessarius non est; ergo a nemine deb et conced. Falsum estergo dicere quod a nemine negari possit (p. 207).(26) Confert Desev. arg. meth., p. 208 y 97 bis. Rat. et. real, philos., p . 11 .Math bceps, pp. 705,706,757,1400. Metalgica, p. 140.

    sequentem doctrinara obiici, ut doctior redditus posseraillara temperare aut corrigere... & ideo aio, praeter Animara rationalera, posse oranes alias non solura substantiales Animas, sed etiam sub stantiales formas libere & securenegari (p. 208-9).Que Cararauel coraparta con Descartes el negar elalma a los aniraales cuando sta es entendida corao forma

    sustancial no significa que no adm ita, incluso en las piedras(no slo en las pla ntas), un principio activo, llmese virtud o vida (o , corao ras tarde dir Leibniz, fuerza)(27). Y la admisin d e este principio va directamente contrael sistema cartesiano; as lo ve claramente C ararauel (comotamb in, luego, Leibniz), cuando dirige sus objeciones a lasMeditaciones de D escartes.Cules son las races tericas de esta posicin cara-rauelea? No por cierto la Escolstica, o al menos en su vertiente peripattica, puesto qu e Caram uel, como hemos visto , se opone a la doctrina peripattica del hilemorfsrao y,en con creto, a la doctrina de los Com plutenses, quienes, si

    guiendo a S to. Tom s, sostenan la distincin real entre lamateria prima y la forma sustancial, lo que implica la admisin de am bas (28). La conformacin del sistema metafsicode Cararauel tiene sus orgenes en varias hiptesis que estaban confirrandose en algunos campos de las ciencias de entonces.El fenmeno del magnetismo estudiado por Gilberty Kepler, po r quienes Caram uel senta gran admiracinconstituye ya de p or s un argum ento slido contra el mecanicismo cartesiano (29). El raagnetisrao corrobora la ideade que toda m ateria est impregnada de ima cierta virtud(inteligencia o alma). El m agnetismo, en Fsica, acab

    con el mecanicisrao cartesiano que conceba el raundocomo la encamacin de la Geometra. Y, al otorgar unprincipio activo a todas las cosas, el dinaraisrao se irapone almecanicisrao, apareciendo ah ora la Biologa, y no la Fsica,corao la disciplina que posibilita la expHcacin del universo.De los bilogos toma C aramuel su vitalismo.Cabe sealar, en primer lugar, a Eusebio Nieremberg(30). A l acude Careimuel enraltiplesocasiones para a poyar su tesis segn la cual todos los cuerpos estn dotados deun pricipio interno (de una vida o d e una inteligencia).Nieremb erg (1595-1658), aunq ue once aos mayor que

    Caramuel, se educa en el mismo ambiente que Caramuel:en Madrid las familias de ambos viven en la Corte al serviciode la Casa de Austria, llegadas de Aleman ia; y entre ambasfamilias m ediaba un a gran amistad (31); los dos reciben el(27) Vase Monadologa, edic. Pentalfa, Oviedo, 1981, p. 81, nota 11.(28) Confert, por ejemplo, Metalgica, pp. 202 y ss.; y p. 313: Materiamprimam , formamque distingu resditer, & materiam nec carere omn formanec duas simul habere posse commnuns est Thomistarum opinio. Habetargumenta p ro & contra: & qxiia neutra evdenter convincunt, nec praes-cribit Thomistarum opinio, nec ab orbe literario proscribitur, sed nterprobables remanet.(29) Confertm trabajo antes citado pp. 522-25.(30) Para la vida del P. Nieremberg vase J. Alvarez y Baena, Hijos deMadrid, T. IH.(31) ConfertCaramuel, Metametrica, hojas preliminares: Autor ad condiscpulos, nota 9.

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    la misma iglesia (32), y luego coinciden en curr sus estudios en Alcal, aproximadam ente ntre los aosy 1623 (33). El pensamientofilosficode N ierembergla Historia Naturae, (34) enCuriosa Filosofa y en la Oculta Filosofa (35). Este p enspaa, y que bajo el eclecticismo de N ieremberg

    parte de estoicismo, con su doctrina sobre la simpade todas las cosas, que determina una articulacin obazn de todos los seres mediante los Xyoi ojcsQ^axi-y antipata de las cosas en el Libro I de Oculta Filo(edic. cit., Fols. 321 y ss.), citando, a su vez, a G irola-o Fracastoro (36 ). El tema de la simpata o animacin deodo universo va unido al de la magia en el Ren acimiento.a magia permite al hombre pe netrar en los secretos de lose la naturaleza y dominar sus fuerzas ocultas. Toda la nauraleza es algo vivien te; hasta los astros tienen vida, comofirma Nierem berg, y le gusta repetir a Caramuel. Esta conde la naturaleza se enfrenta a la aristotlica, a la vez

    crucial. Los magos del Renacim iento preacelso, Fracastoro, C ardano, H elmont) y, en gran medos a los estudios cabalsticos.Nierem berg, en su tratado sobre la simpata y antipata

    De sympathia et antipathia liber unus. Fracastosamen te en la doctrina de Em pdocles sodos principios o poderes q ue originan el movimientoLa sim pata (o el amor) y la antipata (oAm bas fuerzas, en perpe tua lucha, estn presentesla preponderancia dea u otra dar lugar a la proporcin de mezcla de los cuatroconfiguran los diversos seres. Y en esta proluego a los neoplatnicos: Moderato de G ades con-

    Referente a Nieremberg vase E. 2^p eda-Hen rquez, Obras escogidelR. P. Juan Eusebia Nieremberg, edic, y estudio preliminar. Nueva103, T. I, M adrid, 1957. Y para unms detallado sobre la vida y la obra de Nieremberg vase HughesViday pensamiento de Juan E. Nieremberg. Fundacin Universitade Salamanca, M adrid, 1976.

    mi trabajo so bre Caramuel antes citado, p. 503-4.34) J. E. Nieremberg, Historiae Naturae, mximeperegrinae. Amberes,Moreto, 1635.

    Se edit primeramente Curiosa Filosofa en Madrid, 1630; y tambinMadrid, en 1634, con Oculta Filosofa. A partir de entonces hubo variasones. As la de 1649, en Barcelona: Curiosa y oculta ilosofa BNMtras citas van por la edic. de 1686, en Sevilla, Obras ilosfiP. Juan Eusebia Nieremberg. T. III.Girolano Fracastoro naci en Verona en 1478. Estudi medicina ennde fue amigo y compaero de estudios de Nicols Copmico.1502 pasa al Studio como profesor de Lgica. Luego se retira a su villaIncaffi y se dedica al estudio d e la Filosofa, la Medicina y la Astrono

    dquiere gran fama como mdico en toda Italia y por ello Pablo III ledico del Concilio de Trento . Como buen exponente de hombrede Fsica, de Botnica, de Geografa, de M sica, de Poesa.Opera Omnia, Vene cia, 1555, varias veces reim500, 600 y 700.

    sidera el nmero como sistema de mnadas (37); y Bruno,como despus tambin Leibniz, toma a las mnadas (enLeibniz sustituto de entelequias o almas (38)) como principios de las cosas. Dndose la circunstancia de que ambos(Bruno y Leibniz) tomaron el trmino mnada de la tradicin cabalstica (39).Este pansiquismo del Renacimiento, mezcla de Ale-jandrinismo, Averrosmo y cabalismo, con races platnicas y estoicas (40 ), es en el q ue se alimenta la filosofa deNierem berg: Niega un alma (o causa nica) a la simpata (oconformidad) y antipata (o aversin) que hay en las cosas(fol. 322); niega, asimismo, que la conformidad y la aversin sean calidades ocultas: niega, pues, el ocultismo,pero se opone, al mismo tiemp o, a concebirlas como formassustanciales, dejando slo por d escartar la doctrina atomis-ta (fol. 322 verso).Qu mejor apoyo puede encontrar Caramuel para negar las formas sustanciales? Negacin que no significa privar de cierta vida o formalitas a ser alguno. Ca:ramuel,sin abandonar los autores fuera d e toda sospecha como Cayeta no, da un giro totalmente distinto al planteamiento escolstico de la clasificacin de los vivientes: conjugando lascuatro formalitates de Cayetano {Vegetativurn, Sensiti-vum, Loco-motivum e Intellectivum), obtie ne diecisis clases de seres (combinaciones sin repeticin de las cuatro

    (37) Apud A. Bonilla y San Martn, Historia de la Filosofa Espaola, T.I. Librera G eneral de Victoriano Surez, Madrid, 1908, p. 417.(38) Confer Leibniz, Monadologia, Edic. en Pentalfa, Oviedo, 1981, p.89.(39) Ibidem, p. 73 , nota 1.(40) Confer Robert Lenoble, Mersenne ou la naissance du m canisme.Pars, 1943, p. 7.

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    formalitates de los grados 0-4, cuyo nmero to tal corresponde al expresado en tringulo aritmtico para el grado 4),agrupadas en cinco apartados (seres con 4, con 3 , con 2, con1 y con O de las anteriores formalitates). Un ser de la clasedecimocuarta ser pur loco-motivum, quod nec sit vega-tabile, nec sensibile, nec intellectuale. Si Astra moventurab intelligentiis, ut cum Aristotele P eripatetici asseverant,aut moventur a Deo impulsu extrinseco, ut aliqui lunioresaffirmant, haec substantia non est adhuc producta. C aete-rum, si vera est P. lo . Eusebii Nierembergii doctrina, qui inlibro de la vida de las Estrellas asserit sydera, nec esse vegetativa, nec sensitiva, nec intellectiva, esse tamen vita locomotiva praedita, dicenda sunt huc pertinere (41).

    Conviene resaltar la importancia que este planteamiento de Caramuel posee desde el punto de vista metodolgico. Supone rom per con el esquema tradicional (escolstico) de la jerarquizacin de los gneros profirianos para introducir otro tipo de clasificacin: las clases combinatorias,en las que el orden y, por lo tanto, la jerarqua quedan abstrados. Aqu, por ejemplo, no rige la llamada ley de lacomprensin-extensin (relacin inversa entre ambas).Estas clasificaciones rompen con las definiciones de los peripatticos mediante el gnero prximo y la diferencia especfica. Po rque hay otra s definiciones, y mejores, adems delas peripatticas, dice Caramuel (42).El pensamiento filosfico del P. Nieremberg est anpor estudiar (43). No m e parece admisible que la imprecisin o las contradicciones de los fundamentos filosficoshacen de Oculta y curiosa ilosofaas como de Historia Natu-rae obras insustanciales... Ni se p uede despachar el anlisis de estas obras diciendo que hubiera sido mejor no seocupase jams el P. Juan E usebio de historia natura l, puesto q ue nunca percibi la nocin de causa o de creacin. Elestravo de su inteligencia fue tal que ya no vea ninguna diferencia fundamental entre el Creador y sus criaturas cuando abra el gran libro de la naturaleza. Cuan extrao no sparece , puesto q ue sus escritos espirituales estn henchidosde la transcendencia divina, de su gloria y de sus derechosabsolutos sobre toda la creacin! (44). A lo que no hay derecho (racionalmente) es a que quien esto escribe sea tanparcial llevando el agua a su molino. Y la realidad es que elP. Nieremberg escribi, no slo tratados edificantes, sinotambin otros, que para algunos dejan de serlo porque enellos se borran las diferencias en tre cread or y criaturas, y seeliminan los lmites en tre los reinos de la naturaleza: los sexos diferentes se presentan en las plantas y hasta en las piedras (45).Esta tesis vitalista no tiene por qu llevar al ocultismo ocabalismo. Nieremberg, como Caram uel, sabe distinguir la

    (41) Pandoxion, p.2&3.(42) Theologia rationalis, p. 196: Respondeo Pe ripatticas Definitionesdebe r, si fien possit, duabus vocibus tantum constare: definitiones illas,quae per unum genus tenninorum & multas differentias funt (quales suntillae duae, quas dedisti) non esse Peripatticas, sed tamen Peripateticisclariores & meliores; rei enim, quam in plures dividunt formalitates, altiusnatura & ingenium delucidant.(43) J. L. Abelln en su Historia crtica de l pensamiento espaol dedicadaal s. XVII ni siquiera menciona a Nieremberg. Slo lo menciona inciden-talraente en el tomo anterior.(44) H. Didier, o. c., p. 463.

    necromancia de lo que de racional pueda ha ber en la Cabalade los judos (46). Y , pese a la creduUdad a veces excesivaque N ieremberg presta a ciertas historias maravillosas, laidea directriz querigesu pensamiento resulta digna de mencin. Es sta una visin armnica del universo, en dondelo particular adquiere pleno sentido nada ms que en louniversal; y la Naturaleza es como un pequeo espejo entreel Ser Infinito y el humano entendimiento (47 ).De la admisin del vitalismo no cabe inferir necesariamente que todos los seres estn dotados de formalitates.Nieremberg se sita, tericam ente, en tre la tesis del automatismo de Gmez Pereira y la de Francisco Valles, quien,siguiendo a Vives, concede razn a los animales: los animales tienen segn Nierembeg (48), conocimiento, pero no ra zn; y hay que distinguir el conocimiento sensible (que sposeen los animales) del conocimiento intelectual, propiode los humanos.Finalmente, los metales y los astros tambin tienenvida, si sta se entiende en el siguiente sentido: Veamos

    qu es vida, a ver si se puede ajusfar al movimiento de lasestrellas: porque desto depen der la resolucin de este punto , y tal definicin se puede d ar de vida, que comprehenda alas Estrellas, y a los metales, qu e algunos han querido q uevivan.. .Digo que la vida cons iste en alguna accin: vivir esobrar, y aquello que es perfecta substancia, y no violenta, seinclina a obrar por s, y en s , esso es principio vital. E stopoda convenir en su movimiento a las Estrellas... que nobuscan descanso, sino que se perfeccionan con obrar. Y nose hallar fcilmente, porqu e razn ha de ser vida la accinnutritiva, que la locomotiva, quand o es espontnea, o connatural, n o por ocasin de lugar violento, y falta de estadonatural: pues en rigor ms intrnseco es el trmino desta,que no de aquella, y en lo dems n o la haze ventaja la nutricin (49).A esta vida loco-motiva llama Caramuel virtus magntica: Aliquos M undo , Elem entis & Stellis vitam infor-mantem adtribue re: vitam videlicet, qu ae non sit intellec-tualis, nec sensitiva, imm o, nec vegetativa, sed tantummo-do loco-motiva: quae est quaedam Virtus magntica, Te-rrae & Astris adhaerens... Nec dicendus est male loqui,dum vitam magneticam virtutem appellat [Dobrszenskius];nam vita est motus ab intrinseco, unde D iabetem, animamausus est nominare Columela lib. 3, cap. 10 (50).

    (45) Oculta Filosofa, edic. cit., fol. 355 recto: Hasta en las piedras sever esta diferencia: ordinariame nte tienen en sus nidos las guilas dospiedras Etites , que son mac ho, y hem bra, sin las quales dizen no puede nprosperar sus partos: por causa della piensan algunos, que ponen doshuevos solamente. El macho es piedra menor, y mas redonda, roxa, y dura.(46) A la Cabala dedica Caramuel veirios estudios: Steganographia et Cla-viclda Salomonis (1635); Brevissimum totius Cabalae Specimen (1643);Cabalae Theologicae xcidium (1656) y en el Apparatus philosophicus(1657),pp. 36ys s.(47) E. Zepeda-Henrquez, o. c.,p . XXVII.(48) Del aprecio y estima de la gracia divina, exiB. A. E ., T. CIII, p. 112:Algunas naturalezas no tienen m s que un ser simple, como los elementos;... otras, subiendo otr o escaln ms adela nte, sobre el ser viv le tienensensitivo y capaz de algn conocimiento, como las aves y animales.(49) Oculta Filosofa, ed. cit., fol. 317 recto.(50) Math. biceps. I, p. 706.

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    El P. Nieremberg tambin dedic un tratado al fenmeno del magnetismo (51). El desarrollo de los estudios sobre el magnetismo aca b, en Fsica, con el mecanicismo. Ylos simpatizantes de Copm ico, entre los que se encontrabaCaramuel, sacaban contra la autoridad de la Iglesia en lacondena de G alileo el tema del magnetismo , lo que obligaba a una reinterpretacin de la gravedad y, consiguientem ente , del movimiento de los astros (52). Pero el magnetismo rompe, asimismo, con el mecanicismo metafsico propugnado por Descartes en sus Meditaciones. Contra elprincipio que aparece en la M ed. III : Lapis est res extensanon cogitans pone Caram uel la siguiente objecin: Sanetu ibidem; et sane debere s ad Pontificatimi adspirare , tuneenim tibi definir liceret quae non tenereris prob are. Pytha-gorici olim brutorum animas nostrasque esse eiusdem spe-ciei crediderunt... Sed et Augustini temporibus hanc ean-dem sententiam ad arbores et planta extenderunt... Cxirnon diceret Ethnicus, qui sic discurreret, multum rob oraretsuam sententiam vel nico lapide in mdium pro lato (Mag-netem intelligo) et tu si illum naturalibus rationibus irrge-res, valde parvum (53)

    No son slo los fenmenos magnticos las razones queinducen a Caramuel a rechaza r la metafsica ca rtesiana, enla que la materia qued a reducida a la pura extensin. En losescritos del mdico y qumico Juan Bautista van Helmont(54) encuantra Caramuel ideas nuevas y muy verosmilespara afrontar y examinar los fenmenos naturales, y paradesarrollar una metafsica que, si bien se opone radicalmente a la de los peripatticos, difiere, asimismo, en p untosesenciales de la cartesiana.Caramuel conoci a van Helmont en los Pases Bajos,y comparti con l una gran amistad, pese a que van Hel

    mont era, por e ntonces, tachado de hereje. Caramuel acude a escuchar las disertaciones de van Helmont an te el Prncipe D. Manuel de Portugal, en Bruselas (55). Y van Helmont presta muchos de sus manuscritos a Caramuel. Poreso ste, aos despus de la muerte de van H elmont, insta asus herederos a publicarlos, puesto que e n su opinin merecan ser conocidos pblicamente (56).(51) Del nuevo misterio de la piedra imn, y nueva descripcin del globo te-rrestre, en Obras ilosficas...,ed. c it., fols. 379 y ss.(52) Tambin el P. Nieremberg se atreve a escribir que en el proceso contra Galileo el decreto de la Congregacin no condena la movilidad de latierra: Y el decreto de la Congregacin de los Cardena les, solo condenaexpresamente la opinin Pitagrica de la mobilidad d e la tierra, y estabilidad del Sol, y assi no ira claramente contra l , quien dixesse que el Sol semovia, y tambin la tierra, pero con movimiento solamente circular en sumismo sitio, sin mudar otro lugar, siempre el centro del mundo enCuriosaFilosofla, ed. dt. , fol. 300 verso.(53) Animadversiones..., ed. cit., p . 196.(54) Juan Bautista van Helmont nacin en Bruselas en 1577 y muri enVilvarde, localidad prxima a B ruselas, en 1644. Viaj por varios paseseuropeos: Suiza, Itaa, Alemania. D e vuelta a Bruselas, debido a la publicacin de su De Mgica Vulnerum Curatione (Pars , 1621), es acusado dehereja y sometido a un proceso inquisitorial, siendo luego rehabilitado ensu faina y dignidad.(55) Cow/ert Caramuel, Mak. Biceps, 1, p. 741: Dice que en 1640 apareci\m bro titulado Ars volandi, en el que su autor apuesta por la posibilidadde este arte. Y defiende a tal autor van Helmont: Quem [authorem] Bru-xellis, loannes Helmontius celeber Medicus, defendendum adstmipsit. Se-mel ipse coram Excellentissimo Principe D . Emanole de Portugal me presente de hoc argumento ingenise disseruit, tanta eruditione, & eloquen-tia, ut , si audires illum, iamiam alas tendere, & volare putares.

    En el catlogo de sus obras que C aramuel inserta en suTheologa moralis fundamentalis {51) aparece esta caracterizacin de van Helmon t: Novi Hom inem. Fuit pius, doc-tus & ce leber: Galeii & Aristotelis iuratus Hostis; sub quoaegri non laborabant diu, nam secunda aut tertia ad summum die carebant vita aut morbo. Vocabatur precipue adillos qui ab alus Mediis desereban tur, e quibus non paucosrestituit vel frendentibus illis, a quibusftierantcondemnati.Prodierunt iam tndem eius Opera, & in ipsis continua contra P eripatticos & G alenistas Satyra, multis onusta foliis,fructu tenui; qu ae quoniam ab Em piricis & Paracelcistis inGalenistarum odium prom oventur, debuerunt a nobis me-dultus examinari.

    Amn de las mltiples citas que de van Helmont aparecen en los libros editados de Caram uel (58), entre los manuscritos que se conservan en el A. C. de Vigavano aparecen los dos trabajos siguientes: Philosophia Helmontiana yHelmontii Physica (59). El primero comienza con algunasnoticias sbrela vid ayo s trabajos de vanHelmont, los cuales, dice, merecen ser conocidos, y sobre los qu e l pensabaescribir (60), si no fuera p orque el mismo van H elmont lereleva del trabajo, p uesto que en el Tratado IV {^. 16) ofrece abundantes da tos de su biografa (61): Van Helm ont, ya(56) Confert Metalogica, p. 380, al m argen: Helmontius mihi Bruxelliscommunicavit plurima eaque curiosa Manuscripta, quae haeredes debe-rnt publici luris facer, Ut ilUs universi fraeremur.(57) En la ed. de Francofurti, 152, p. 13. Este catlogo est tambin recogido literalmente e n C. de Visch, Bibliotheca scriptorwn...., ed. ci. pp. 179-200.(58) Entre otras cabe destacar; Theologia rationalis, p. 259: Pandoxion, p.223; Math. biceps, I, p. 525,741: Metalogica, p.380; Phosphorus ph ilos.,pp. 157-9 y 162(59) Los dos trabajos escritos de mano de Caramuel; se conservan en muybuen estad o, sin tachaduras ni aadidos importantes. La Philosoph. Helm.consta de 98 caras, y la Helm. Phys., de 109.(60) Proderit ingenioso Lectori eiusdem vitam et studia intemoscere;qum ob rem ego illam et ha ec clamo uberiore describerem, nisi me hocipso labore sublevaret Helm ontius... (p. 3).(61) Dice van Helmont: Anno M. D . LXXX totius Belgii calamitoso Pa -rens meus obiit (mansi) fratrum ac sororum postrem us, et viBssimus ego;in studiis enim educabar. Sigue luego narrand o los estudios que curs enLovaina, y losaltercados que tuvo.

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    EL BASILISCO, nmero 15, marzo-agosto 1983, www.fgbueno.es

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    desde nio , se muestra rebelde an te las instituciones acadmicas: se re (aunque de forma soterrada, dice Caramuel)de los profesores lovanienses, del formalismo en el vestir delos alumno s, de los contenidos doctrinales impartidos y delos mismos ttulos, como la Laure a. Caramu el com prende,aunqu e no aprueba totalm ente, esta actitud rebelde, ya qu etambin l sufri los efectos de la actitud conservadora delos peripatticos, que hab an conv ertido la universidad enuna capilla, en donde nadie po da ir contra lo qu e el magis-terdixit(62).

    La primera y principal obsesin de van Helmo nt fue laMedicina. Arte, segn l, por entonces muy imperfecta yque necesitaba ser reformada en su totalidad, tal como lpretenda en Medicina maraliter examinata, en donde semuestra decidido antigalenista: Multa contra Galenistasscripsit, plura dixit; et tametsi multa poUiccatur in libris,semper verborum ditior fuir. Y cuenta Caramuel a esterespecto cmo van Helmont convenca al crdulo D. Manuel, ya septuagenario, de que tena frmacos para devolverle el ardo r y el vigor juveniles, para cam biarle las canaspor una cabellera morena y los dientes corrodos y esculidos por otros de pursimo marfil. Y en stas se presenta elqumico H aggenius (Juan van der Hagg en), quien dice tener el secreto de la piedrafilosofaly estar dispuesto a venderla po r poco d inero: los efectos que con esta piedra pueden conseguirse no hay por q u contarlos.

    D e todo esto consulta D . Manuel a Caramuel; y ste lerespond e: H elmontium esse Virum doctissimum et since-rissimum; Haggium circumforaneum hom inem, imperitumet cautum... Honeste dimittendum Haggium, et audien-dum Helmontium; y aade: ita tamen u t fides maneret indubio, nec temer transiretur ad praxim; por lo que lemanda someter a los experimentos a otros: rboles, animales y criados del Prncipe. El resultado con los rboles fue:Helmontius curare arborem noluit; Haggius non potuit(p . 11).

    Indica esta historia cmo, segn Caramuel, hay queproceder, no slo en M edicina, sino en todas las artes: a travs del experimen to. No es la novedad o tradicin de la teora lo que justifica a sta, sino la prueba ex perimental. Y lomismo cabe decir del tratado Ars volandi, en el que exponela posibilidad de volar sobre los astros (63). No obstante, lacuriosidad de Caram uel por tod o lo nuevo con visos de racionalidad le llev a entablar estrecho contacto con vanHelm ont. Am bos deban de acudir con frecuencia a la ter-(62) Cuenta aqu Caramuel que, siendo Gobernador General el Carde-naMnfante D . Femando, se pretendi llevar a cabo una reforma de la Universidad, para lo cual se consult, entre otros , a Caramuel. E n el informeque ste prepar estn los siguientes puntos: (a) Q ue las Facultades mayores (Teologa, Jurisprudencia y Medicina) haban de contar con profesoresdoctsimos y diligentsimos. Aad iendo que no d eban tener p rebenda alguna aneja a la ctedra (aqu se refleja el problema que l mismo haba tenido con la ocupacin de una ctedra q ue llevaba aneja una canonja). Yque, para la obtencin de la Laurea, la defensa de la tesis deba realizarsesin Presidente, para que resplandeciesen los mejores ingenios, (b) Q ue,puesto que en los cuatro C olegios en los que se enseaba Filosofa sta sigue desde hace ya ms de veinte aos al pie de la letra el texto de Aristteles, sugiere se conceda la enseanza de la misma: en uno, a los dominicos;en otro , a los franciscanos; en otr o, a los jesutas; y en otro, a los seculares;para que hubiese scholarum dissensio, y de este modo essent disputa-tiones fraequentissimae, et omnes exercerenturetperficeren tur. (c) Quedeberan impartirse, adems, otras lecciones (de Matemticas, de Griego,de Heb reo, etc. ), porque la Universidad corre elriesgo,dice, de reproducir aquello de q ue en el pas de los ciegos el tuerto es el rey (p. 4) .

    tulia en casa del Prncipe D . Manuel de Portugal. Intercambiaron los libros de sus bibliotecas y pasaron m uchas horasdisputando de Fsica (64). Y cuando Caramuel vuelve aBruselas (65) maneja tambin los manuscritos de van H elmont, parte de los cuales compondrn el libro (66). Pero enl faltan algunos trabajos que C aramuel haba ledo manu scritos, como el De subterraneis Roma e locis, en el que dabacuenta de las persecuciones que hab a sufrido po r part e dela Iglesia Rom ana . La razn d e esta falta es sencilla: forteFranciscus Mercurius, ne sibi inimicos multiplicaret, has ip-sasmet querelas intermisit (p . 14). Q ueda , en definitiva, elTratado que apareci en la edicin elzeveriana de 1648. Esste el que Caram uel va a com entar, y de l , lo que sea preciso, impugnar (67 ). A mi parecer, los dos manuscritos deCaramuel antes citados son partes de este comentario alTratado de van Helmont. Dicho parecer se basa en el tipode letra, en la forma de num erar los apartados y las referencias al Tratado y en la caja de la escritura: prepara do paraimprimir a dos columnas. La poca d e este manuscrito po -

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    ^ . 'P< ** ' ^frx^hizo en Madrid. En M ath. bceps. I, p. 636 recoge la ancdota que le contButkens: el experimento de la natacin submarina ante el Marqus deSpnola, y cuyo precio fue la vida del criado del ingeniero qu e preten dademo strar la posibilidad de tal ar te. Y tamb in en Math. bceps. I, p . 645narra que com prob personalmente cmo un lego del Monasterio de Val-buena atravesaba el ro bajo el agua.(64) Disputavimus fraequen ter de Physicis, et quia semel iteregimus si-mu multis horis, et semper fundamenta assumebat Thomistae, Scotistae,aut etiam Nom inali ignota, qu ae negabam statim at ille credi volebat, nonprobari (p . 12).(65) Lo que ocu rre en 1640, segn dice en la p . 14 del manuscrito que comentam os. L a mitad superior de la pgina est tachada, pero pued e leerse:Opera om nia sua manuscripta iure amicitia mihi legenda tradidit sub an-num MDCXL. et ut video in impresso exemplari... (lo que sigue es ilegible).(66) Ubi Bruxellam redii, aliquibus opusculis impressis ab eo don or, etcontractae amicitia condens Manuscripta audeo petere , et obtineo. Com-municavit mihi librum in folio regio, octo digitis crassum, in quo singulacurarat excribi; et ut video, in impresso exemplari, quod nuper anno MD-CXL VIII Am sterodami apud Ludovicum Elzevirium Franciscus Mercurius Helmontius Joaimis Helmontfiliusedidit... (p. 12-13).(67) Tametsi enim fuerit amicus Helmontius in Belgio, et etiamnumametur et colatur coelum possidens (sic spero) multo mihi amicitior est ve-ritas (p . 17).

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    situarse, creo, entre los aos 1649 y 1654, durante sua en Viena (68).En la Philos. Helm. (pp. 18-50) comenta y critica lay al tratar, dentro de la lgica material,las categoras, ofrece el esquema de la sustancia presenr van Helmont (69). A este esquema se acomoda laa helm ontiana de los elemen tos, que viene expuesta ytii Physica y Paracelsi Physica ab H elmontio impug-Van Helmont, ms que criticar o impuganar la teoraca de los cuatro eleme ntos, lo que hace es rerse

    y con crticas parciales; siendo en H elmonontiano, segn el cual do igitur nec pluraprima initia: el agua y elfer-

    archeus). Entendiendo por agua, no la materi