El Ascenso No Pacífico de China Mearsheimer, j

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EL ASCENSO NO PACÍFICO DE CHINA JOHN J. MEARSHEIMER ¿Puede China ascender pacíficamente? Mi respuesta es no. Si China continua su impresionante crecimiento económico a través de las próximas décadas, los Estados Unidos y China se verán comprometidos en una intensa competencia de seguridad, con un considerable potencial de guerra. La mayoría de los vecinos de China (incluyendo India, Japón, Singapur, Corea del Sur, Rusia, y Vietnam) van a unirse a los Estados Unidos para contener el poder de China. Para predecir el futuro de Asia, uno necesita una teoría de Política Internacional que explique cómo las grandes potencias en ascenso es probable que actúen y cómo otros Estados en el sistema reaccionarían ante ellos. Esa teoría debe sonar lógica y debe tener en cuenta el comportamiento pasado de las grandes potencias en ascenso. LA COMPETENCIA POR EL PODER De acuerdo con lo que yo comprendo de Política Internacional, la supervivencia es el objetivo más importante de un Estado, ya que no puede perseguir otras metas si este no sobrevive. La estructura básica del sistema internacional fuerza a los Estados a preocuparse por su seguridad para competir entre ellos por el poder. El fin último de cada gran potencia es maximizar la parte que poseen de poder mundial, y eventualmente, dominar el sistema. El sistema internacional tiene tres características que lo definen. La primera es que los actores principales son los Estados, que operan en anarquía, lo que básicamente significa que no hay una autoridad mayor por sobre ellos. En segundo lugar, todas las grandes potencias tienen cierta capacidad militar ofensiva, lo cual se traduce en que poseen los medios para atacarse entre ellos. Por último, la tercera es que ningún Estado puede saber las intenciones de otros Estados con veracidad, especialmente aquellas a futuro. Es simplemente imposible, por ejemplo, saber qué intenciones tendrá Alemania o Japón para con sus vecinos en 2025. 1

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Resumen del artículo de Mearsheimer John. "El ascenso no pacifico de China"

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EL ASCENSO NO PACÍFICO DE CHINA

JOHN J. MEARSHEIMER

¿Puede China ascender pacíficamente? Mi respuesta es no. Si China continua su

impresionante crecimiento económico a través de las próximas décadas, los Estados Unidos y

China se verán comprometidos en una intensa competencia de seguridad, con un considerable

potencial de guerra. La mayoría de los vecinos de China (incluyendo India, Japón, Singapur,

Corea del Sur, Rusia, y Vietnam) van a unirse a los Estados Unidos para contener el poder de

China.

Para predecir el futuro de Asia, uno necesita una teoría de Política Internacional que

explique cómo las grandes potencias en ascenso es probable que actúen y cómo otros Estados

en el sistema reaccionarían ante ellos. Esa teoría debe sonar lógica y debe tener en cuenta el

comportamiento pasado de las grandes potencias en ascenso.

LA COMPETENCIA POR EL PODER

De acuerdo con lo que yo comprendo de Política Internacional, la supervivencia es el

objetivo más importante de un Estado, ya que no puede perseguir otras metas si este no

sobrevive. La estructura básica del sistema internacional fuerza a los Estados a preocuparse

por su seguridad para competir entre ellos por el poder. El fin último de cada gran potencia es

maximizar la parte que poseen de poder mundial, y eventualmente, dominar el sistema.

El sistema internacional tiene tres características que lo definen. La primera es que los

actores principales son los Estados, que operan en anarquía, lo que básicamente significa que

no hay una autoridad mayor por sobre ellos. En segundo lugar, todas las grandes potencias

tienen cierta capacidad militar ofensiva, lo cual se traduce en que poseen los medios para

atacarse entre ellos. Por último, la tercera es que ningún Estado puede saber las intenciones

de otros Estados con veracidad, especialmente aquellas a futuro. Es simplemente imposible,

por ejemplo, saber qué intenciones tendrá Alemania o Japón para con sus vecinos en 2025.

En un mundo donde los Estados pueden tener intenciones malignas como también una

significativa capacidad ofensiva, estos tienden a temerse entre ellos. Ese miedo se agrava por

el hecho de que, en un sistema anárquico, no existe un vigilante al cual los Estados puedan

llamar en caso de que los problemas toquen a sus puertas. A su vez, los estados reconocen

que la mejor manera de sobrevivir en ese sistema es siendo tan poderoso como sea posible

respecto con sus potenciales rivales. Cuanto más poderoso sea un Estado, menos

probabilidades existen que otro lo ataque. Los norteamericanos, por ejemplo, no temen que

Canadá o México los agredan, puesto que ninguno de esos países es lo suficientemente

poderoso como para contemplar una pelea con Washington. Pero las grandes potencias no

solo se esfuerzan por ser los más fuertes, aunque es un resultado bienvenido. Su propósito, a

fin de cuentas, es ser el hegemón.

¿Pero qué es lo que significa exactamente ser el hegemón en el mundo moderno? Es

casi imposible para cualquier Estado alcanzar la hegemonía global, debido a que es demasiado

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duro proyectar y sostener poder alrededor de todo el globo, y sobre todo, en aquellos territorios

alejados de la gran potencia. El mejor resultado que un estado puede esperar es el ser un

hegemón regional, que domina su propia área geográfica. Los Estados Unidos han sido un

hegemón regional in el hemisferio Occidental desde fines del siglo XIX. A pesar de que los

Estados Unidos sean hoy claramente el más poderoso Estado del plante, no es un hegemón

mundial.

Los Estados que obtienen la hegemonía regional tienen un fin mayor: buscan prevenir

que grandes potencias, en otras zonas, dupliquen su iniciativa. Los hegemones regionales

desean mantener a otras regiones divididas entre varias potencias, entonces estos Estados

competirán entre sí, y no les será posible focalizarse en ellos. En resumen, mi teoría afirma que

la situación ideal para cualquier gran potencia es ser el único hegemón regional en el mundo.

EL HEGEMÓN NORTEAMERICANO

Una rápida mirada a la historia de la política exterior estadounidense ilustra el poder

explicativo de esta teoría: en 1783, los Estados Unidos consiguen su independencia de Gran

Bretaña; luego, a lo largo de los siguientes 115 años, la nación se convirtió en una potencia

expansionista de primer orden, lo que llamaron “Destino Manifiesto”; a su vez, estaban

determinados a expulsar a las potencias europeas fuera del hemisferio Occidental, esto se

visualizó en 1823, con la política conocida como Doctrina Monroe; entonces, alrededor de

1898, los últimos imperios europeos en América habían colapsado, y los Estados Unidos se

habían convertido en el primer hegemón regional en la historia moderna.

Como sea, el trabajo de una gran potencia no está hecho una vez que logra alcanzar

una hegemonía regional. Luego, debe asegurarse que ninguna otra gran potencia siga su

ejemplo y domine su área del mundo. Durante el siglo XX, se sucedieron cuatro grandes

potencias que tuvieron la capacidad de conseguir la hegemonía regional: el Imperio alemán

(1900-1918), el Imperio japonés (1931-1945), la Alemana nazi (1933-1945), y la Unión

Soviética durante la Guerra Fría (1945-1989). No sorprende que ellos hayan tratado de emular

lo que los Estados Unidos habían alcanzado en el hemisferio Occidental en el siglo XIX.

¿Cómo reaccionaron los Estados Unidos? En cada caso, jugó un rol clave derrotando y

desmantelando a aquellos aspirantes hegemones. Los Estados Unidos entraron en la Primera

Guerra Mundial en abril de 1917 cuando el Imperio germano parecía que ganaría la guerra y

controlaría Europa. Las tropas norteamericanas desarrollaron un papel crítico inclinando la

balanza en contra del Kaiserreich, el cual colapsó en noviembre de 1918. A principios de la

década de 1940, el presidente Roosevelt realizó grandes esfuerzos para maniobrar el ingreso

de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, entonces así frustrar las ambiciones de

Japón en Asia y, especialmente, las alemanas en Europa. Durante la guerra, los

estadounidenses ayudaron a destruir ambas potencias del Eje. Luego de 1945, los

responsables de las políticas norteamericanas se aseguraron de que Alemania y Japón se

mantengan militarmente débiles. Finalmente, durante la Guerra Fría, los Estados Unidos

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trabajaron firmemente previniendo que la Unión Soviética domine Eurasia; así, a fines de la

década de 1980 ayudaron a relegar este imperio al basurero de la historia.

La “guía de defensa” de la primera administración de Bush de 1992 declaró

audazmente que los Estados Unidos eran, en ese momento, el país más poderoso en el

mundo, y por lejos, y que planeaban mantenerse en esa exaltada posición. En otras palabras,

los Estados Unidos no tolerarían un competidor igual.

Ese mismo mensaje fue repetido en la famosa “Estrategia de Seguridad Nacional”

emitido por la segunda administración de Bush en octubre de 2002. Difícilmente una palabra de

protesta fue dicha sobre la afirmación de que los Estados Unidos deberían controlar a las

potencias emergentes y mantener su posición comandante en el equilibrio de poder mundial.

La conclusión es que los Estados Unidos trabajaron duro por más de un siglo para

alcanzar la hegemonía en el hemisferio Occidental. Después de obtener el dominio regional,

realizó grandes esfuerzos para prevenir que otras grandes potencias controlen Asia o Europa.

PREDICIENDO EL PORVENIR DE CHINA

China es probable que trate de dominar Asia, de la manera que los Estados Unidos

dominan el hemisferio Occidental. Específicamente, China buscará maximizar la brecha de

poder entre ella y sus vecinos, especialmente Japón y Rusia. China querrá asegurarse de que

será tan poderosa que ningún país en Asia tendrá los medios para amenazarla. Es improbable

que vaya a perseguir la superioridad militar y así desbocarse y conquistar otros países

asiáticos, aunque siempre existe alguna posibilidad. En su lugar, es más acertado pensar que

China querrá dictar los límites del comportamiento aceptable a sus países vecinos, de la forma

en que Estados Unidos se los deja en claro, a otros Estados en América, que él es el jefe.

Obtener la hegemonía regional, debo agregar, es probable que sea la única forma en que

China logre hacer retroceder a Taiwán.

Una China cada vez más poderosa es, también, factible que trate de empujar a los

Estados Unidos fuera de Asia, como lo hizo este último país en el hemisferio Occidental con las

grandes potencias europeas. Debemos suponer que China elaborará su propia versión de la

doctrina Monroe, así como lo hizo Japón en 1930.

Estos objetivos de sus políticas tienen un buen sentido estratégico para China. Beijing

debe anhelar unos militarmente débiles Japón y Rusia como vecinos. Puesto que, ¿Qué Estado

en su sano juicio querría a otros países poderosos ubicados en su región? La mayoría de los

chinos seguramente recuerdan lo que pasó el siglo pasado, cuando Japón era poderoso y

China débil.

Además, ¿Por qué una China poderosa debería aceptar fuerzas militares

norteamericanas en su patio trasero? Los responsables de la política estadounidense, después

de todo, se enervaron cuando otras grandes potencias enviaron fuerzas militares al hemisferio

Occidental. Esas tropas extranjeras son vistas invariablemente como una amenaza potencial a

la seguridad norteamericana.

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¿Por qué deberíamos esperar que China actue diferente a como lo hicieron los Estados

Unidos? ¿Tiene Beijing más principios que Washington? ¿Más ética? ¿Es menos nacionalista?

¿Está menos preocupada acerca de su supervivencia? China no es ninguna de estos

supuestos, obviamente, lo cual es el por qué es probable que imite a los Estados Unidos e

intente transformarse en un hegemón regional.

FUTUROS PROBLEMAS

Está claro, debido al archivo histórico, cómo es que los políticos norteamericanos

reaccionarán si es que China atenta con dominar Asia. Los Estados Unidos no toleran

competidores iguales. Así como lo demostró a lo largo del siglo XX, está determinado a

permaneces como el único hegemón regional del mundo. Además, de los Estados Unidos se

puede esperar que realicen grandes esfuerzos para contener a China y, en última instancia,

debilitarla hasta el punto donde ya no sea capaz de gobernar el gallinero en Asia. En esencia,

Estados Unidos es probable que se comporte con China de manera muy similar a como lo hizo

con la Unión Soviética durante la Guerra Fría.

Los vecinos de China (India, Japón, Rusia, Singapur, Corea del Sur, Vietnam) están en

lo cierto al temer su ascenso, y por ello, también harán lo que sea que puedan para prevenir

que los chinos logren la hegemonía regional. Al final, se unirán en una coalición equilibradora,

liderada por los Estados Unidos, para controlar el ascenso chino.

Finalmente, dada la importancia estratégica de Taiwán por el control de las costas en

Asia del Este, es difícil de imaginar que, tanto los Estados Unidos como Japón, le permitirán a

China el control de esta extensa isla. De hecho, Taiwán es probable que se convierta en un

importante actor en la coalición equilibradora anti-China, lo cual es certero que enfurecerá a los

chinos y provocará una competencia de seguridad entre Beijing y Washington.

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