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    a apata forma una tenue niebla alrededorde los seres que han perdido la capacidadde amar y soar. Sus ojos, ya no ostentanel brillo que alguna vez entusiasmaron el

    corazn de sus leales. Lo nico que pueden ofrecer cuandoel demonio de la desidia los ha posedo, son unas cuantasbufonadas y risas amargas regadas de cerveza caliente.

    All donde el indolente pretende armar su refugio, noencontrar paz que lo arrulle ni caricias tibias que lo con-tengan. Solo sentir una nerviosa calma de vez en cuando,como ratn anidando en las fauces del gato, y una angustiaasfixiante habr de asaltarlo cuando perciba la inmundiciade su abrigo.

    Ve y levntate joven rendido, no vendas tus quimerasni tu atencin por tan poco Qu ser de ti cuando los

    rumores de guerra lleguen prestos a golpear a tu puerta?Una batalla que ni es batalla puede vencerte con tantafacilidad? Con qu mpetu defenders lo que te pertenece ypor lo cual miles de seres antes que t, han derramado rosde sangre.

    Frjate y comparte el vino bueno de tu cosecha. Tucarne ser ms dulce para los gusanos que te devoren,cuando la llama divina de la vida te haya dejado.

    N 75Elenco

    Por Psico

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    Editorial

    Desde lolejano

    Por Juan Vctor Soto

    Director:

    Juan V. Soto

    Diseo:

    Drebo yJuan V. Soto

    Diagramacin:

    Sergio M.Alvarez

    Tapa:

    Oropor Adrin

    Magarzo

    Dibujos

    interiores:

    Objetosfractales, Drebo

    y AdrinMagarzo

    Ilustracin

    pginas 8 y 9:

    Crneo porRal MV

    Textos:

    Los quefirman

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    esde la lejana sepueden ver las es-trellas. Y trae msicasagrada el hombre

    silencioso. Las cosas no caen por su

    propio peso y casi todo se somete ala gravedad y al tiempo, menos elamor.

    Dejo estas letras mudas pa-ra que sean cantadas en las vocesde otros. Dejo la propia tierra parareconocerme en ella. Y despiertolos sueos y las pesadillas que son

    un mismo todo. Que el ro vienesonando y traer muchas piedras.Y no ladran los perros ni hombresque ya antes mordieron. Ni la nos-tlgica luna alumbra al moribundorecuerdo.

    Amo las cosas viejas que tie-nen la novedad de lo permanente. Y

    el sueo de despertar cada maana.

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    Por Csar Soto

    iempre mis das comienzan con un mismosueo, un sueo que interrumpe mis ms be-llos sueos. He llegado a pensar que, poralgn motivo que an no descifro, siempre

    inclinndome a mi sentimiento innato de culpa y desmereci-miento, no se me permite soar; al menos no de esos sueosdichosos que tranquilizan nuestra existencia, circunstancial-

    mente. Qu es el sueo si no es aquello que nos permitevivir un poco ms lejos de nuestras posibilidades? Si noes lo que nos revela el mundo dentro de nuestro ser, unmundo que no controlamos ni creemos controlar? Lleno demetforas, narraciones simblicas o alegricas de nuestrostiempos reales, ironas, paradojas, predicciones sin forma, delos deseos y temores ms profundos. En fin, desde nio hedespertado muchas veces asustado por el tormento de este

    sueo y, hoy en mi adultez, se ha hecho un hbito.En la salida inesperada de un sueo, en un

    entre-sueo; un alma, un ente, una sombrainvade la habitacin y la oscuridad, seposa sobre mi cama, a veces sobre mispies. Luego, siento la presin heladade sus manos sobre mi pecho, y enesa presin pierdo el aire como laesperanza: acorralado, inmovilizado,enmudecido y, desgraciadamente, aban-donado. En el instante anterior que in-tuyo desfallecer (o a perder algo ms quela esperanza, quizs mi fantasa de que meestn extrayendo el alma), una luz, quetambin intuyo pues no he abierto ni seme ocurre abrir los ojos, el calorcitode esa luz llega a mi cuerpo, y un su-

    surro salvadores me recuperan en calma y mi alma vuelvea ser ma. Agotado, duermo profundamente.

    De algn modo, en el momento que se oscurece lahabitacin, anticipo todo lo que va a suceder: la presin, el

    frio y el posterior alivio. La ansiedad de llegar al aliviose fue perdiendo con los sueos, simplemente es dejar quesuceda creyendo siempre que la victoria ser ma (o no sersuya). Sospecho que algn da de estos, el sueo cambiarde forma, no necesariamente deber ser ms tenebroso perosi deber inspirar el miedo que fui perdiendo. Si bien serotra situacin (ya en un nivel de gran especulacin), creoque una vez conocido y controlado el pnico, jams ser el

    mismo.Y no fue as, por lo menos hasta el da de hoy. Pen-

    sando por qu se repite una y otra vez este sueo empiezaa dar forma nuevos temores. Al no cesar, la angustia porno tener respuesta y por la creencia de que todo eventoresponde a una lgica secuencial regida por una causa,estos temores se incrementan aceleradamente.

    He concluido que cada uno de estos sueos fueronvictorias parciales. La batalla fue agotando mis recursos.Del mismo modo que yo saba que mi alma no podr sersustrada de un tirn, esta sombra tambin fue aprendiendo;se fue llevando, en la medida que pudo, un pedacito de ella.

    Su insistencia lo va a llevar a la victoria. Queda esperarese ltimo da, un desenlace nico, esplndido, elegantey de lo ms sombro.

    Hoy imagin a la sombra arrebatndome mi ltimopedazo de alma de noche, yo despierto, escribiendo misltimas palabras.

    De repente se ha oscurecido la habitacin,no me atrevo a verla entrar pero la espero.

    Siento el fro de sus manos, esta vezpor sobre mi espalda, atravesndola.Escucho sus himnos de gloria y veo

    rodar mi cabeza por sobre mi es-critorio.

    Terror nocturno

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    o puedo reconocerme en este cuerpo aban-donado en la calle. Tengo sed y la soledad esun desierto. Me duele el alma y el silencioes un veneno Cmo puedo levantarme de

    la cada? Las sombras de la gente que pasa no son manosque acarician. Pasean sus habladuras y sangran los odos.

    Oh, aorada calma que vuela en tierras desconocidas!Pequeas luces que espan desde las ventanas me adviertenque ya no soy Oh, dolor terrible de sentirme nada! Crista-les rotos que anuncian la muerte. Ojos que bailan sobre micuerpo que ya no es mo. La brisa que el otoo ha olvidado.El gusto a la lejana en mi voz.

    Levntate! La voz de Virgilio me sujeta y endulzael aire. Mi cuerpo no puede contrariar a mi rejuvenecidoespritu. Cuando el alma canta, las piernas bailan. Cuandoel sol sonre, huyen las tristezas. Cmo se puede ver conel corazn destruido? Por cunto tiempo ms triunfar elengao? Cuntas msicas habrn venido por m sin quelas escucharan mis odos? De qu sueo terrible me estardespertando?

    El canto del amanecer me arranca la tristeza del pe-cho. La lluvia del ayer hoy es slo un charco. El infortunioahora una risa, una pena suave. Qu incontenible fuerzadestruye las sombras de mi llanto? Qu tiempo es el hoyque se fuga? Cuntos caminos tendr el maana?

    Oh, preciada luz, que nazca un fulgor en m! Queviva la vida! Quiero ser! Virgilio me mira a los ojos y se

    marcha guiando mis pasos. Pretende decirme que me aleje dela perniciosa nostalgia, que no me aferre sin antes soltarme.

    Cruzar los puentes para nacer en el maana. Desaparecerdel letargo. Mirar sin los ojos dormidos.

    No ha temblado mi soledad al sentir el paso del leo-pardo? No se ha desgarrado mi ser por el rugido del len?No se ha estremecido mi cuerpo vulnerable por el apetitoinsaciable de la loba? La muerte me acecha por todas partespero escucho la voz del amanecer en los labios de Virgilio.Cantan alegres hasta mis sombras y abandono toda deses-peranza. S que el infierno habita en mi corazn como latibieza en mi alma. Pero canto. S que el camino recto esel de los propios miedos. No hay apuro. Me pierdo y vivo.Los das y las noches pasarn como pasar el vrtigo y laangustia. Pronto morirn mis ilusiones y el reloj colgandode una pared derramar el tiempo, la ilusin de pasar y queno quede nada, la obsesin del instante irrepetible.

    Y yo ser.

    Por Juan Vctor

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    Por Gabriela Carrin

    on expresivas de m que me escondo. A sim-ple vista parecen independientes del resto demi cuerpo envuelto en capas de somnolencia.Dedos largos y finos, manos espirituales co-

    mo descubrimos en ese libro las tres, en medio de una nochede mirarnos y preguntarnos Y las mas cules son? lasves?

    Me causan extraeza en algunas fotografas. A vecesparecen garras, pero garras que podran bailar o tocarsin ser sentidas. Nacen de las manos de mi padre y de lamadre de mi padre. Bajan por esa lnea y se repiten enmi hermana. S por ellos cmo sern a los 66, a los 93.Si es que el tiempo todava es. Quizs adopten ese gestode reunir las migas en crculos, levantarlos y dejarlos caer.

    Coronitas de pan. Slo yo las uso para escribir, aunque

    tambin haya heredado de ellos grandes silencios, temasinabordables, cierres al abrir.

    Me maravilla de qu modo van mostrndome todo contacto. Mis manos me permiten volver, basta que roce yemacon yema, yema con labios, para sentir placer. Lo msprofundo es la piel. Una estrategia para salir del pensa-miento, para regresar aqu y ahora, donde quiera que est.Me sorprende cmo se lastiman cuando no s qu hacerconmigo, cuando estoy peleada a muerte con la palabra yya sabemos quin pierde, quin gana.

    No tengo control sobre ellas que saben comenzar,seguir y me alegro. Mis emisarias se lanzan, hacen que elotro se abra adelantndose al deseo, cumplindonos. Una

    sola vez sostuvieron un pjaro debajo del agua y fue her-moso. Podra nadar toda la vida ese instante. Olvidar quedespus en aquel caf jugaron con el azcar mientras nosdisolvamos en el miedo.

    La ltima vez, sintieron cuando las apretaste muyfuerte y dejaron todo mi cuerpo un minuto clavado en plenoretiro. As no hay retiro. El mundo en tu bolsillo y la helada

    que quema. El invierno nos mantuvo clidos. Una lenguasubmarina mientras los mviles entraban, salan...

    Estas manos

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    Pods participar de La Quimera escribiendo a:

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    uando son chicos, los gatos duermen y sedespiertan todo el tiempo. Cuando crecen,duermen de da y por las noches salen acazar.

    Por Romina Barros Por Oriana Corts

    Los innombrables

    uando la noche les quita los nombres, en lasmaanas caminan como si el suelo no fueraun lienzo. Pierden sus puntas y minas y des-piertan con pies. Miran asombrados hacia el

    suelo inscripciones que les parecen jeroglficas. Las carnesse les hacen pesadas y blandas. Envejecen sin saberse, nosaben de sus prdidas.

    Que sea lo que sea

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