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Editorial

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SUMARIO

3 EditorialMario Melgosa

5 “Ego sum”Enrique Ordiales

8 Esperanzas que matanClemente Sobrado

10 Teoría de las ventanas rotas

12 Todos somos un poco WendyEsther Marín

14 Trabajar la reconstrucciónJavier Bengoetxea

16 ¿Vamos a misa?Sanxao

17 Educar a los jóvenes...Mario Melgosa

21 Muy cómodo, pero nada fácilJesús Prieto

22 CrisislandiaGema Sáez

24 Viñetas pasionistasZenón Urigüen

25 La alegría de SofíaMari Jose Laña

26 Dos sillas para un diálogoPedro Mª Zalbide

28 Gabiria. Recuerdos (4)Eugenio Landa

30 GaliciaRosendo Díaz

32 EuskeraJoxemari Arzalluz

33 Martzel Andrinua

34 Virutas

Venga a nosotros tu reino

Director: Mario Melgosa - Administrador: Juan Bautista Santamaría

Suscripción anual: 12 euros - BBVA 0182-4700-170200279333 - Santander 0049-0018-40-2712374797

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uando me llegan noticias de guerras y asesina-tos, o estadísticas del paro o de familias sin te-

cho, o veo gente rota deambulando por la calle,resignada a vivir fuera de la corriente vital de unaciudad, sueño los sueños de todos los hombresde buena voluntad que alargan su mirada y susmanos hacia el imaginario de un mundo y ciuda-des y familias donde brille la paz y todos nos lla-memos hermanos. Y recojo la memoria y la pa-sión de Jesús, que llamó a este sueño “reino deDios”. Esta fue su misión, y en esto dejó su vida:vivió para aliviar el sufrimiento humano, para en-cender en el corazón del hombre la fe en Dios aquien podíamos llamar confiadamente Padre, ala vez que nos transmitió su ejemplo y su espíri-tu, para poder tratarnos como hermanos.

Por enseñarnos a rezar y a vivir “el padre-nuestro”, lo mataron. Esta oración de Jesús pro-clama la fraternidad universal y condena todo pri-vilegio que pone a unos hombres por encima deotros; y reclama para el hombre, aún para el másenfermo e inútil, su dignidad sagrada, hasta elpunto de identificarse con él. De ahí deriva todosu hablar y vivir contraculturales: servir y no ha-cerse servir engrandece al hombre; perdonar decorazón y abrazar al que te ha ofendido; partir elpan con el hambriento, vestir al desnudo y abrirtu casa a los sin techo, son señales de que el rei-no de Dios está creciendo dentro de uno mismoy en la sociedad.

Y el reino de Dios está pujando, forcejean-do –sufriendo violencia- por ser dado a luz en elcorazón de los hombres, estén o no dentro de las

C?He clavado en la portada una interrogación desnuda de palabras,para que las palabras no me distraigan del silencio.

Recójala cada uno, si en su cuerpo de hombre o de mujeraún le cabe la pregunta.

Están en la calle, cansados de palabras y promesas, de rellenar papeles y del “vuelva usted el jueves de 10 a 12” y de “les falta otro papel”.

Cansados desde el corazón a los pies cansados.

Aguante el silencio hasta que le hiera la pregunta, hasta abrirle los ojos para ver y la mente, para ordenar sus pensamientos y el corazón, hasta recuperar sensibilidad. Y las manos, para abrir su puño y dar su pan a los hambrientos.

Hambre es una palabra que condensa y aprieta muchas pobre-zas, que cicatriza muchos rostros de hombre y de mujer.

Miles de pisos vacíos, o segundas y terceras viviendas (?)Se regula y penaliza la producción “excesiva” de alimentos (?) se bajan o se suben los precios, según dicta “el Mercado” (?)

La interrogación clavada en esa imagen nos sale afuera, como un dedo inquisidor.

No sé por qué recuerdo hoy aquello de “come y calla”. Las preguntas despiertan la mente, y un pueblo con la mente despierta… (?)

Mario Melgosa

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Mario Melgosa

Editorial

7 Enrique Ordialeslindes de la Iglesia. Es un dogma cristiano que “donde hayamor allí está Dios”.

La palabra “Reino de Dios” no es una palabra más en elevangelio, y menos es una palabra inocente; es la clave de lafe cristiana en acción. Quien la ha entendido, según los inte-reses que muevan su vida, se posicionará y suspirará y tra-bajará por ella, o luchará contra ella. El reino de Dios está enel corazón del “padrenuestro”, y ha de ser el eje que mueva laacción de la Iglesia, desde el Vaticano hasta la más humildecomunidad rural. Pero el reino de Dios no es de este mundo.No tiene territorio, ni estados pontificios, ni más armas que unpedazo de pan y un vaso de vino a compartir. Y “este es el sa-cramento de nuestra fe”, porque en este gesto se hace viva lapresencia del resucitado, la memoria de quien se entrega a lamuerte por dar vida a sus hermanos.

La Iglesia también es tentada de deformar su misión. Sidecimos “Reino de Dios” estamos diciendo dos cosas: que nohay Reino sin Dios, ni Dios sin Reino. La Iglesia habrá caídoen la tentación secularista o en la tentación espiritualista si ol-vida una de estas dos dimensiones. La historia nos da pordesgracia demasiadas pruebas de ello hasta nuestros días.

Es demasiado vieja la tentación secularista de creer queel hombre puede prescindir de Dios para hacer la nueva ciu-dad, la aldea común donde brille la justicia, la compasión y lapaz y el respeto por la creación. El hombre hará cosas dehombres, cosas buenas, sin duda, porque todo hombre llevaun aliento divino; pero pronto aparecerán en la ciudad delhombre las mismas lacras y corrupciones de ayer: la ambi-ción, la explotación del hombre por el hombre, el asesinato…Las pruebas aún humean. El hombre que se endiosa es te-rrible.

La tentación espiritualista es también tan antigua comoel hombre, y una y otra vez, alertada y condenada por los pro-fetas: que la religión y el culto, sin justicia y compasión, le re-pugnan a Dios.

Tanto la tendenciasecularista como laespiritualista haceninsignificante e inú-til a Dios: desvir-túan la sal y la le-vadura del evange-lio. Y si la sal y lalevadura se desvir-túan no sirven paranada, así nos lo ad-vertía el Maestro.Ambas tentacionesacosan constante-mente al corazóndel más santo.

A partir de entonces, estuvo viniendo to-das las tardes a las cinco y media, perma-neciendo hasta las siete menos cuarto, enque desaparecía “tragado” por la noche afri-cana. A las seis, el sol del trópico iniciaba suocaso. Era rápido, de apenas 15 minutos,dejándonos enseguida a oscuras. Entoncesel rostro del Cristo, iluminado por la vacilan-te lamparilla del tabernáculo, cobraba vida.Parecía sonreír y devolver la mirada. En supecho sólo era visible la llaga del costado,pintada de un rojo vivo.

Justo debajo, en las puertas del sagra-rio podía leerse una frase impresa en relie-ve: «Ego SuM», «Yo SoY».

Ego sum es una afirmación que se re-pite en la Biblia desde el “yo soy el quesoy”, de Yahvé a Moisés, a los muchos “yosoy” de Jesús: cuando responde a los quevan a prenderle en getsemaní buscando aJesús el nazareno, o al Sanedrín cuandoéste le pregunta si él es el hijo de Dios, o aPilato, si era el rey de los judíos, o afirma-ciones como “yo soy el buen pastor”, “yosoy el camino, la verdad y la vida”, “la luzdel mundo”, “el pan de vida”...

Cuando la noche envolvía a la iglesia,el viejo, al que luego supe que le llamabanprecisamente Ego-Sum, apenas se movía,pero yo podía observar desde la oscuridad,cómo sus ojos iban del rostro de Jesús ha-cia el sagrario, y cómo brillaban reflejandola vacilante llama.

una tarde, intrigado, me senté a su ladoe intenté mirar fijamente al Crucificado, co-mo hacía él. A los 10 minutos ya me habíadistraído, mirándole de reojo. Me levantépara marcharme y entonces le oí en unperfecto francés decirme sonriendo “hastamañana”. Yo le contesté con un “buenasnoches”. Al día siguiente volví y conseguíestar a su lado una media hora. Él no semovió, pero lucía en su rostro una lumino-sa sonrisa. Cuando hice ademán de mar-char, él se dirigió a mí:

- Hoy has aguantado más.

“Ego Sum”

a primera vez que lo vi estaba sen-tado en el último banco de la igle-sia, mirando fijamente al Crucifica-

do, que llenaba todo el retablo. Estabatan absorto en su contemplación queno reparó en mi presencia cuando pa-sé junto a él y le hice un gesto de salu-do. Él miraba al Cristo como si espera-ra que de un momento a otro bajasede la cruz para sentarse a su lado. Mellamó la atención su fervor y la paz quereflejaba su rostro. Era mayor, austeropero elegante. Supuse, al no haberlovisto antes, que era uno de los muchosnigerianos que esa misma semana ha-bían llegado huyendo de la guerra deBiafra. Allí, en el sur de Chad, muy cer-ca de la misión católica, se habíaabierto un campo de refugiados Ibos,todos católicos, que venían con su pro-pio sacerdote y decían la misa y loscantos en latín.

LL

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. Bueno, he hecho muchas veces ora-ciones de una hora, pero la verdad es quehace tiempo que he perdido la costumbre.

- Sí. Te veo siempre muy atareado, co-rriendo de un sitio a otro, con tu magneto-fón y tus cuadernos de notas. Veo que elaprendizaje de la lengua de aquí te quitatiempo para contemplar.

. ¿Contemplar qué? Es un Cristo mo-derno, parece esculpido a hachazos…

- una imagen puede ir mucho más allá delo que el artista o el artesano han queridorepresentar. ¿Ves aquella llaga que tieneen el costado? Por ella te puedes introduciry encontrar allí dentro la gran sinfonía de lacreación y de la vida. Sentir con él, con-templar la vida y el mundo con sus ojos. Tedas cuenta de que todos somos uno. unocon Él. Entonces, y solo entonces, la vidacobra sentido, incluso con todas sus con-trariedades: “unos naciendo, otros murien-do; unos riendo, otros llorando”…

Me sorprendió esa cita de san Ignacio eiba a contestarle cuando vi que se quedabaun rato como extasiado, rememorando suvida. Y continuó:

Yo he sufrido mucho y visto mucho su-frimiento. He visto muchos muertos. Inclu-so, yo mismo, he tenido que matar para so-brevivir. Hoy, pienso, hubiera preferidodejarme matar. una guerra civil es lo peorque puede haber. He visto secuestrar a ni-ños de apenas 10 años, para hacerlos gue-rrilleros, y probar su valentía y su adhesióna los jefes militares obligándoles a volver asus pueblos y matar a sus propios padres ya su familia. Yo estaba en el frente, cuandolos guerrilleros se llevaron a mi hijo y viola-ron a mi mujer y mis tres hijas, una de ape-

nas ocho años. No pasaron seis mesescuando se presentó de nuevo con su fusilkalashnicov. Mi mujer y mis hijas sabían loque les esperaba y se abrazaron. Ella lemiró a los ojos y le dijo: “dispara hijo cuan-do quieras. Estamos preparadas”. Mi hijose volvió de repente y empezó a dispararciegamente contra los guerrilleros, luego ti-ró el arma y se unió en un abrazo con sumadre y sus hermanas. Allí cayeron todosacribillados. Me lo contó un anciano, quefue testigo directo de los hechos. Mi vida sehundió. Ni la libertad ni la independenciajustificaban aquellos horrores.

Deserté y escapé al vecino Camerún.Allí estuve, deambulando como un loco,por las calles de Duala, comiendo de lasbasuras, recibiendo mofas, insultos e inclu-so pedradas. Iba a misa, pero ya no era ca-paz de mirar a ese Dios que me había arre-batado a mi familia, a ese Dios quepermitía que existiesen las guerras y quelos hombres se matasen unos a otros.

un día, el párroco, en plena misa, bajódel altar y vino hacia mí. Puso su mano so-bre mi hombro y me dijo: “ven arriba con-migo”. Le seguí. La gente reía porque ibavestido de harapos. Era justo antes del Pa-ter noster. El párroco les dijo: Vamos a re-zar el Padre Nuestro. Este señor, extranje-ro, pobre, solo, sufriente, es su hijopredilecto, vuestro hermano mayor. Si al-guien lo sigue riéndose de él o tratándolocomo a un perro, tiene las puertas abiertaspara marcharse en este momento. Nadiesalió. Algunos lloraron. Yo también.

Ese día, el párroco me llevó a su casay su comunidad. Eran jesuitas y me aco-gieron como a uno más de ellos. Les contémi vida. El párroco la conocía. Él había vi-

vido situaciones similares. Yo, me dijo, nopuedo justificar el dolor, el sufrimiento y lainjusticia. Pero sé que Cristo en la cruz tam-bién los tiene presentes. La pasión y lamuerte del “Inocente” es lo único que puededar sentido al sufrimiento de tantos inocen-tes. No tengo palabras para explicarlo, perode una cosa estoy seguro: el amor de Diospor todos y cada uno de nosotros está pre-sente incluso en esos trágicos momentos.Tu mujer y tus hijos en tu caso, mis padresy hermanos en el mío, están ahora con elcrucificado-resucitado, y por lo tanto estántambién con nosotros. Sé que es difícil verel amor en medio del sufrimiento, de la in-justicia o de la muerte, pero ahí está y si sa-bemos verlo y asumirlo, podremos transfor-mar el sufrimiento en más amor y haremosun mundo más humano… y más divino,pues ambos están juntos.

Eso me devolvió a la vida. Cada vez queveo al Cristo, veo no sólo a mi familia, sinotambién a toda la humanidad. Y sé que es-tamos aquí para amar y participar así deese Dios que es amor. Amar para contra-rrestar, todo el desamor. Él está con no-sotros.

Nadie, por muy armado que esté, nospuede separar de su amor, y la muerte noes más que el encuentro definitivo. Jesúspudo escapar de esa muerte tan terrible, pe-ro en vez de dar la espalda dijo “Ego sum”.Sí, esas dos palabras que están ahí en elsagrario, me interpelan siempre en la mayo-ría de las situaciones comprometidas. Ellas,que son el mismo Cristo, han dado sentidoa mi vida y a mi sufrimiento. Ellas salieronde mi boca cuando los jesuitas me anima-ron a ir al seminario. Sí, este Ego sum meacompaña desde entonces y está presente

en muchas situaciones de mi vida, espe-cialmente cuando alguien que sufre viene apedirme ayuda. Si les miro a los ojos, veolos ojos Jesús… y espero que ellos puedanverlos también, como en un espejo, en mirostro. Entonces, le dije, eres tú el sacer-dote de los nigerianos. Él me miro y, son-riendo, me dijo: “Ego sum”.

Seis meses estuvieron los nigerianosen el campo de refugiados. Seis meses enlos que pude disfrutar de sus palabras y,también, de sus silencios. un día me dije-ron que por la mañana varios camiones mi-li- tares se los llevaron para deportarlos asu país. No sé si él sabía algo o se lo intu-ía, porque cuando esa tarde volví a sentar-me en el mismo banco, encontré una foto-grafía suya, tomada sin duda bastantesaños antes, recién ordenado sacerdote.

No sé qué ha sido de él. Me gustaríapoder decirle que su “Ego sum” me interpe-la también a mí y que, como él, lo tengopresente cuando veo a alguien que sufre ocuando alguien, sobre todo los de casa, meechan en cara el poco tiempo que les dedi-co, o cuando un familiar, un amigo o sim-plemente un conocido, se va a esa otra vi-da a unirse definitivamente con “Yo soy”…

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Clemente Sobrado - Lima

Esperanzas que matan la esperanza

uN cueNto uN poco macabro

Lo recibí por email. Ignoro ahora su pro-cedencia. Es de mal gusto, pero que reve-la la situación de muchos de nuestros pue-blos.

Dicen que uno llegó al cielo. Se veque algo despistado, como quien se equi-vocó de camino. Y san Pedro, muy com-prensivo, le dice: mira, yo no te tengo enla lista de hoy. De todos modos, si quierespuedes pasar, pero te quisiera dar una op-ción. Tú no tienes ni idea de lo que es elcielo, más que algunas cosas que te handicho. ¿Por qué no vas a hacer una expe-riencia al infierno y luego tú mismo libre-mente haces una elección?

No le desagradó la opción. Y se fueprimero a probar el infierno. Llamó a lapuerta y se encuentra con un tremendosalón. En el centro una enorme mesa contodos los manjares de lo más exquisito.Unas camareras guapísimas en bikini. Sequedó asombrado, porque le habían ha-blado tan mal del infierno, que se dijo:¿pero esto es el infierno? Me han enga-ñado.

Retornó a san Pedro y le confesó contoda claridad: Mira, Pedro, yo no sé cómoserá el cielo, pero lo que es el infierno meha encantado. Creo que me voy para allá.Pedro asintió y le dijo: la decisión es tuya.

El hombre regresó al infierno. Tocó lapuerta. Le abrieron y entró. Pero ya no vioni el gran salón, ni la mesa con tantosmanjares, ni las chicas en bikini. Extraña-do preguntó qué había pasado si hacíaunos días aquello era un encanto. Y el je-fe de protocolo le respondió: ¿pero no tehas dado cuenta de que ya terminó lacampaña de propaganda electoral?

Es que todas las campañas electoralesson un festín de promesas y de futurosnuevos e inmejorables. Lo que sucede esque terminada la campaña todo vuelve ala realidad. Y de nuevo comienza la desi-lusión y la frustración. Por algo, al menospor estas tierras, ya nadie cree en la polí-tica ni en los políticos.

Es terrible crear ilusiones en la gentey luego matarlas ahí mismo. Porque cuan-do las esperanzas terminan en desespe-ranza, la gente termina por no creer ya ennada ni en nadie. Y no hay peor cosa quedespertar esperanzas y luego matarlas ahímismo.

No se puede vivir siN esperaNza

La vida resulta imposible sin esperanza.Porque vivir sin esperanza es vivir sin fu-turo. Y una vida sin futuro es una vida sinperspectivas. Benedicto XVI, en su Encí-

clica sobre la esperanza comienza dicien-do que “gracias a la esperanza podemosafrontar nuestro presente: el presente,aunque sea un presente fatigoso, se puedevivir y aceptar si lleva hacia una meta, sipodemos estar seguros de esta meta y siesta meta es tan grande que justifique elesfuerzo del camino” (n.1); y más adelanteañade: “El hecho de que este futuro existacambia el presente; el presente está mar-cado por la realidad futura, y así las reali-dades futuras repercuten en las presentesy las presentes en las futuras” (n.7).

Solo se pueden vivir a gusto las lu-chas y los problemas de hoy cuando seenciende una luz en un mañana mejor. Poreso uno de los quehaceres de los políticosy también de la Iglesia es despertar la es-peranza de lo nuevo, de que algo puedecambiar.

Podemos vivir sin muchas cosas, pormás que sean útiles y ofrezcan satisfac-ciones; pero vivir sin esperanza en caer enel suicidio. Y hoy existen demasiados pro-fetas del futuro nuevo político, social, eco-nómico e incluso religioso.

Y una sociedad que ha vivido de pro-mesas y luego ha perdido la esperanza esun pueblo que termina en una especie desuicidio social. Porque las promesas queterminan en irrealidades futuras no pasande ser medios para ganar votos, ganar ad-hesiones, y luego no pasan de ser merasmanipulaciones.

Recuerdo haber leído, no sé dónde,de aquel que se convirtió al catolicismoporque le habían hablado tanto del Evan-gelio de la caridad que se entusiasmó y sebautizó. Pero cuando vio la realidad de loscristianos y de la Iglesia se decepcionó yla abandonó a los dos años.

poNle Nombre a cada mañaNa

Tagore tiene una frase que resume la ver-dad de nuestra esperanza para vivir cadadía como algo nuevo. “No digas que esuna mañana más, dándole un nombre vá-lido para todos los días. Mírala por prime-ra vez, como se mira a un recién nacidosin nombre”.

Ponerle nombre a cada mañana quese abre como una esperanza en nuestrasvidas. Es una bonita manera de recuperarcada día la esperanza y superar nuestrasdepresiones y desilusiones. Cada mañanaes preciso pensar como si hoy naciesenuestro primer hijo. Como si cada mañananaciese nuestro primer amor. Como si ca-da mañana fuese nuestro primer estreno.Pero, eso sí, no hagamos promesas queluego terminan en desilusiones. Porquenada como la desilusión para matar nues-tras esperanzas. ¿Y no habrá alguna leyque condene a cuantos despiertan espe-ranzas y luego ellos mismos se encargande matarlas?

Vivimos un tiempo en el que todo son promesas de Vivimos un tiempo en el que todo son promesas de un mundo mejor. Pero que luego, a la hora de la verdad, un mundo mejor. Pero que luego, a la hora de la verdad,

terminan matando nuestras esperanzas. terminan matando nuestras esperanzas. Y no hay nada peor que aquel que mata las esperanzas Y no hay nada peor que aquel que mata las esperanzas

en el corazón de la genteen el corazón de la gente..

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n 1969, en la universidad de Stanford(EEuu), el Prof. Philip Zimbardo reali-

zó un singular experimento de psicologíasocial. Dejó dos autos abandonados en lacalle, dos autos idénticos, la misma marca,modelo y hasta color. uno de estos vehícu-los lo dejó en el Bronx, por ese entoncesuna zona pobre y conflictiva de Nueva Yorky el otro vehículo en Palo Alto, una zona ri-ca y tranquila de California.

Dos autos idénticos abandonados,dos barrios con poblaciones muy dife-rentes y un equipo de especialistasen psicología social estudiando lasconductas de la gente en cada sitio.

Resultó que el auto abandonado en elBronx comenzó a ser vandalizado en pocashoras. Perdió las llantas, el motor, los es-pejos, el radio, etcétera. Todo lo aprove-chable se lo llevaron, y el resto lo destruye-ron. En cambio el auto abandonado enPalo Alto se mantuvo intacto. . Es común atribuir a la pobreza las cau-sas del delito. Atribución en la que coinci-den las posiciones ideológicas más conser-vadoras (tanto de derecha como de iz-quierda).

Sin embargo, el experimento en cuestiónno finalizó ahí: cuando el vehículo abando-nado en el Bronx ya estaba deshecho y elde Palo Alto llevaba una semana impeca-ble, los investigadores decidieron romperun vidrio del automóvil de Palo Alto, Cali-fornia. El resultado fue que se desató elmismo proceso que en el Bronx de NuevaYork y el robo, la violencia y el vandalismo

redujeron el vehículo a la misma condiciónde deterioro y destrucción que el del barriopobre.

¿Por qué la ventana rota en el autoabandonado en un vecindario su-puestamente seguro es capaz dedisparar todo un proceso delictivo?

Entonces, no se trata de pobreza. Evi-dentemente es algo que tiene que ver conla psicología, el comportamiento humano ycon las relaciones sociales. .una ventana rota en un auto abandona-do transmite una idea de deterioro, desin-terés, despreocupación que va destruyen-do los códigos de convivencia, tales comola ausencia de ley, de normas, de reglas,dejando la sensación de que todo vale na-da. Cada nuevo ataque que sufrió el autoreafirmó y multiplicó esa idea, hasta que laescalada de actos, cada vez peores, sevuelve incontenible, desembocando en unaviolencia irracional.

En experimentos posteriores (James Q.Wilson y george Kelling) desarrollaron la'teoría de las ventanas rotas', la misma teo-ría que desde un punto de vista criminoló-gico, concluye que el delito es mayor en laszonas donde el descuido, la suciedad, eldesorden y el maltrato son mayores. .Si se rompe un vidrio de una ventana deuna casa y nadie lo repara, pronto estaránrotos todos los demás. Si una comunidadexhibe signos de deterioro, y esto es algoque parece no importarle a nadie, entoncesallí se crean las condiciones para que sur-

ja y prospere el delito. Si se cometen “esaspequeñas faltas” como estacionarse en lu-gar prohibido, exceder el límite de veloci-dad o pasarse una luz roja, y estas peque-ñas faltas no son sancionadas, entoncescomenzarán a desarrollarse faltas mayo-res y luego delitos cada vez más graves. .Si los parques y otros espacios públicosson deteriorados progresivamente y nadietoma acciones al respecto, estos lugaresserán abandonados por la mayoría de lagente (que deja de salir de sus casas portemor a la delincuencia). Esos mismos es-pacios abandonados por la gente seránprogresivamente ocupados por los delin-cuentes.

La respuesta de los estudiosos fuemás contundente aún: ante el descui-do y el desorden crecen muchos ma-les sociales y se degenera el entor-no, el ambiente.

Tan solo vean un ejemplo en casa: si unpadre de familia permite que su casa ten-ga algunos desperfectos, como falta depintura, las paredes en mal estado, maloshábitos de limpieza; que la familia tengamalos hábitos alimenticios, pronuncienmalas palabras, se faltan el respeto entrelos miembros del núcleo familiar, etcétera,entonces, poco a poco esa familia caeráen un descuido de las relaciones interper-sonales entre los familiares y comenzarána crear malas relaciones con la sociedaden general y quizá algún día llegarán a te-ner problemas mucho más graves.. Esa puede ser una hipótesis de la des-composición de la sociedad, la falta deapego a los valores universales, la falta derespeto de los miembros de la sociedad

entre ellos mismos y hacia las autoridades(extorsión y soborno) y viceversa, la co-rrupción en todos los niveles, la falta deeducación y formación de cultura urbana,así como la errónea convicción de que nosfaltan o no tenemos oportunidades, lo queha generado un país con ventanas rotas,con muchas ventanas rotas, y nadie pare-ce estar dispuesto a repararlas.

* * *

Yo no tengo la solución a este problema;pero he comenzado a reparar las ventanasde mi casa, estoy tratando de mejorar loshábitos alimenticios de mi familia, he pedi-do a todos los miembros de la familia queevitemos decir palabras malsonantes de-lante de nuestros hijos, y hemos acordadono mentir, ni siquiera mentiras pequeñas,porque no hay mentiras pequeñas ni gran-des: una mentira es una mentira y punto.También hemos acordado aceptar las con-secuencias de nuestros actos con valor yresponsabilidad, pero sobre todo dar unabuena dosis de educación a nuestros hijos.Con esto y con la ayuda de Dios espero co-menzar a cambiar en algo lo que antes hu-biera hecho mal. He soñado que a mis se-res queridos les quede claro este mensaje,para que tengan conciencia y lo repitan eldía de mañana, con la finalidad de que loshijos de mis hijos, o los nietos de mis hijosvean algún día un nuevo Mundo. un Mun-do Sin Ventanas Rotas.

Recibido de un lector por e-mail, conuna posdata: si os parece publicadlo;muy aprovechable y oportuno.

“La teoría de las ventanas rotas”

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Esther Marí[email protected]

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L MES PASADo os hablé del síndrome dePeter Pan. Comentaba que detrás deun Peter Pan siempre hay una Wendy.

De la misma forma que hay mujeres queson Peter Pan también hay hombres queson Wendy. La mayoría de las mujeres, porcultura y por pautas educacionales, tene-mos algo de Wendy. Ser Wendy en su jus-ta medida creo que puede ser gratificante.

¿Cómo es una/un Wendy?

Lo primero deciros que su conducta no essana: Wendy es una persona con una ne-cesidad casi patológica de satisfacer al pró-jimo, que le lleva al servilismo. Todas susacciones esconden un gran miedo al re-chazo, y una necesidad de sentirse acepta-da y respaldada, con un gran temor a quenadie le quiera, lo que es lo mismo: vivencon una gran necesidad de sentirse segu-ras.

No es una patología como tal, pero ala larga acaba produciendo sufrimiento enla persona y su entorno. Se sienten im-prescindibles, su vida se basa en compla-cer a los demás más allá de los límites ra-cionales.

CARACTERíSTICAS DE uNA WENDY:. Se siente imprescindible. Entiende el amor como sacrificio y resig-nación.

. Intenta evitar por todos los medios quenadie a su alrededor se enfade.. Tiene una preocupación obsesiva porhacer feliz a su pareja.. Insiste en hacer las cosas por otras per-sonas.. Continuamente pide perdón por lo queno ha hecho o no ha sabido hacer.. Siente una necesidad imperiosa de cui-dar del prójimo.. Adquiere el rol de padre/madre de susparejas.

Muchas/os puede que os comportéisasí en algún momento de vuestra vida, pe-ro para ser una Wendy este tipo de con-ductas tienen que ser una constante en eltiempo y ser movidas por el miedo al aban-dono.

En nuestra cultura actual las mujeres si-guen siendo las que llevan el peso del cui-dado de la familia, y esas formas de com-portamiento que nos enseñan cuandosomos niños se reflejan en las conductasde nuestra edad adulta.

Que alguien sea más o menos Wendydepende no solo de la educación que reci-bimos, también de nuestra personalidad ycircunstancias personales. Las Wendy hanexistido siempre, lo que ocurre que hastahace poco se veía como normal, las cosaseran así y estaban bien, no se cuestiona-ban. Hoy en día, la mujer está luchandopor adoptar nuevos roles, proceso difícilque lleva a muchas a la sobrecarga de ta-reas, con la consiguiente ansiedad y estrésque les conduce a pedir ayuda profesional.

Las propias afectadas suelen acudir ala consulta, aunque no saben muy bien quéles pasa. Ellas manifiestan una gran insa-tisfacción y malestar con su vida, viven suforma de actuar como una necesidad, nosienten que estén haciendo nada mal, sinoque simplemente cubren necesidades deafecto y seguridad.

Meter en tu mochila las responsabili-dades de todos los que te rodean es unacarga demasiado pesada que acaba poraplastarte. Deberíamos hacer a cada unoresponsable de sus propias actividadesy descargarnos de las que no nos perte-necen.

ayudar y Compartir

Se puede ayudar y compartir las cargas,pero no se debe llevar la carga de otro ni vi-vir la vida por otros. Cada uno se tiene queresponsabilizar de la parte que le toca ypuede.

No hay una edad definida en la queaparezca Wendy, al final de la adolescen-cia, cuando nuestra personalidad ya estaencauzada.Se pueden observar signos quenos ayudan a intuir la posibilidad de queuna persona pueda llegar a ser una Wendyen algún momento de su proceso evolutivo.

LA SuPERACIóN VIENE DE LA MANo DE:. reconocer que estas conductas son equi-vocadas;. reconocer que se basan en miedos ydesde ahí aprender a tener nuestro propioespacio, a ser flexibles, a tolerar al prójimoy a transigir con cautela;. procurar forjar relaciones equitativas con

las personas de nuestro entorno: las rela-ciones equilibradas ayudan a crecer y enellas se puede dar y también recibir;. está bien escuchar los problemas de losdemás, pero sin sentirse obligados a resol-verlos;. tenemos que trabajar para aumentarnuestra autoestima personal, empezandopor decir no sin sentir que por eso somosmalas personas; . tenemos que madurar teniendo presenteque cada persona es responsable de supropia vida. No debemos cargar con debe-res y responsabilidades de otro;. siempre hay que tener presente que loscambios en nuestros hábitos son lentos, nohay que desanimarse por ello; . trabajar nuestra asertividad a través deconductas que defiendan los propios dere-chos e intereses sin agredir a los otros, pe-ro sin dejarse avasallar; . cultivar nuestras habilidades socialespara que hagan que nuestras relacionescon los otros sean fuentes de satisfaccióny gratificación. Si actuamos así estaremoscapacitados para evitar el sufrimiento queproduce ser una Wendy.

moraleja:Vigila tus acciones, pues se conviertenen palabras; vigila tus palabras puesse convierten en acciones; vigila tusacciones pues se convierten en hábi-tos; vigila tus hábitos pues estos con-forman tu carácter y vigila tu carácterpues este se convierte en tu destino.

Todas somos un poco Wendy

E

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os tiempos pasados no fueronmejores en los pueblos de Euska-di, sobre todo, si hablamos de las

relaciones vecinales, relaciones ro-tas, con heridas abiertas, fruto de lapolarización social, motivada por lapráctica violenta que llevaba a caboETA y otros agentes, algunos del Es-tado y grupos parapoliciales, como elGAL, BVE, etc.

parto de una premisa:“Nada puede reemplazar a

los familiares muertoso reparar el dolor de las víctimas”

En los últimos diez años, la socie-dad vasca sobre todo, hemos vividovarios momentos ilusionantes. Yo re-marcaría dos, que fueron las treguasde ETA en 1998 y 2006 que, por loque los distintos actores que toma-ban parte en esos escenarios trans-mitían en los medios de comunica-ción, parecía que la reconciliaciónentre las vecindades polarizadas yenfrentadas, podía empezar a vis-lumbrarse como algo real y próximo.No fue así, hubo que esperar, con losdesengaños y desilusiones que con-llevaban las rupturas de dichas tre-guas por parte de ETA. Aquellas ilu-siones saltaron por los aires.

No sigamos buscando culpables,que nos podemos hacer viejos en elintento, busquemos soluciones.

La CLase poLítiCa tieneunos deberes para haCer

muy importantes

Los políticos deben canalizar y po-ner los medios, para que esa ilusiónno se vaya al traste. Ellos son muydados a utilizar eufemismos y, comoleía recientemente en esta revista, aun bombardeo no se le puede llamarincursión aérea, hay que llamarle porsu nombre. La altura de miras no so-lo hay que exigirla, hay que practicar-la y mantenerla.

Dicho esto, hoy podemos, porqueha llegado la hora, empezar a traba-jar barrio a barrio, parroquia a parro-quia, formando grupos de discusión ydebate entre diferentes, constitucio-nalistas o no, nacionalistas o no, conlas miras puestas en esa reconcilia-ción tan necesaria. Podrá hacerse a

Trabajar la reconstrucción de la convivencia

LL

APUNTES

APUNTES

Javier Bengoetxea

la luz del Evangelio por parte unos,con otros textos por parte de otros,combinando diferentes referen-cias... cada cual puede buscar sufuente allá donde pueda encontrarlos puntos que nos guíen a daresos pasos, a partir del perdón mu-tuo y del reconocimiento a todaslas víctimas que han quedado enese amargo camino de desencuen-tros.

Se trata de pasar de un escena-rio de fin de la violencia, a otro deconstrucción de la paz, llevando acabo iniciativas de reconocimientodel dolor producido, con ideas ygestos que vayan aflorando paraque se reconstruya la convivenciadía a día.

Uno de los primeros pasos pa-ra emprender este proceso es re-conocer el pasado y hablar de ello,sin pelos en la lengua y sin amba-ges, hablar limpiamente de ello nosirá acercando al puerto deseado. Voy a apropiarme de un texto queutiliza un amigo mío, cuando hablay escribe de estas cosas. Es untexto tomado de un dialogo de lapelícula “El silencio Roto”:

. ¿Para qué tocar las heridas?Alguien responde:

- Para qué va a ser, para curar-las.Y la mujer añade:

. ¿Pero quién se atreve?

La paz exigeLa paz exigecuatro cuatro

condicionescondicionesesenciales:esenciales:

VERDAD, VERDAD, JUSTICIA,JUSTICIA,

AMOR AMOR Y Y

LIBERTADLIBERTAD

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CELEBRAR

CELEBRAR

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CULTURA YCULTURA Y VIDAVIDA

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¿Vamos a misa?

Sanxao

esde hace decenios, asistimos a una disminución de la práctica religiosa, constatamosun creciente distanciamiento de una notable parte de los bautizados de la vida de la

Iglesia. Surge pues, la pregunta: ¿acaso no debe cambiar la Iglesia? ¿No debe, tal vez, adap-tarse al tiempo presente en sus oficios y estructuras, para llegar a las personas de hoy que seencuentran en búsqueda o en duda?” (Benedicto XVI, 25 sept. 2011, Friburgo).

Pero es que, además, hay cristianos que se preguntan si realmente es necesaria aúnla liturgia. ¿No basta creer? ¿Es que hay que seguir yendo a misa? ¿No terminaremos siendocreyentes sin necesidad de ser practicantes?

En el fondo de estas preguntas hay una reacción, no del todo consciente, ante una si-tuación de cristiandad en la que para muchos ser cristiano era sinónimo de “ir a misa”. Un re-duccionismo infantiloide y falso.

En el Evangelio descubrimos algo bien diferente. Todo arranca no del culto sino de la conversión.Lo decisivo es la vida, el seguimiento de Jesús, la fraternidad vivida, la esperanza en el Padre.Siguiendo a los profetas, Jesús parece apuntar los riesgos de un culto vacío al decir: “Misericor-dia quiero y no sacrificios”. Los primeros creyentes recogieron bien el mensaje del Maestro y sanPablo insiste en que el verdadero sacrificio espiritual es la vida: “Os exhorto, hermanos, a pre-sentar vuestra vida como hostia santa… éste es vuestro culto razonable”. Los cristianos no vie-nen al templo a ofrecer ‘víctimas muertas’, sino que ofrecen su culto al Padre en la vida. Ellosmismos son “víctima viva” si saben vivir animados por el Espíritu de Jesús.

Siendo esto verdadero, no lo es menos que estos mismos cristianos, para alimentar suvida, se reúnen a celebrar la Cena del Señor, escuchar su palabra y revivir su muerte y resurrec-ción. Que se lo pregunten a tantos, como los mártires de Bitinia, que lo hacían jugándose la vi-da y respondían a los perseguidores: “Sin esto (sin el domingo) no podemos vivir”.

No se trata de suprimir la liturgia cortando nuestras raíces del acontecimiento de Je-sucristo, sino de celebrarla como expresión y fuente de nuestra vida de fe. Si lo entendemos bien,pocas cosas nos comprometerán tanto a una existencia verdaderamente cristiana como la cele-bración sacramental de nuestra fe.

Quien deja de acudir a la asamblea eucarística, rompe su cordón umbilical cristiano, semargina de la comunidad creyente e irá abandonando sin darse cuenta su propia fe.

Otra vez resuena la voz del papa: “No se puede seguir a Jesucristo en solitario. Quiencede a la tentación de ir ‘por su cuenta’… corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo ode acabar siguiendo una imagen falsa de Él”.

Vamos a misa, Juan.

D

“os invito a abrir el año 2012 con acti-tud de confianza. Es verdad que ha

aumentado el sentimiento de frustraciónpor la crisis que agobia a la sociedad, almundo del trabajo y la economía; una cri-sis cuyas raíces son sobre todo culturalesy antropológicas. Parece como si un man-

to de oscuridad hubiera descendido sobrenuestro tiempo y no dejara ver con clari-dad la luz del día.

Fe en Los jóvenes

En esta oscuridad el corazón del hombreno deja de esperar. Se percibe especial-

aco del archivo el mensaje de Benedicto XVI al estrenar el año, y las dospalabras preñadas de esperanza, pero que nuestros dolores nos han de cos-tar: justIcIa y Paz; dolores y gozos personales y colectivos.

Ni la paz ni la justicia nos van a llover del cielo “bobilis, bobilis”, con so-lo juntar las manos y rezarlas, ni con solo gritarlas con los puños cerrados enlas plazas. Rezo y grito, sí; pero algo más: empeño educativo en todos los ám-bitos. Que ni rece ni grite paz y justicia, si no las trabajo por instaurarlas o sem-brarlas en mi mente, en mi corazón y comportamientos diarios, con un estilo devida justo. Que mal puede trabajar por ellas quien se instala en la injusticia: todainjusticia genera violencia, por muy vestida de legalidad que se nos presente.

Por aquí va este mensaje del Papa, que no son palabras de un cumplidocon la 45 joRNada de la Paz, ni para inspirar una homilía. aquí quiero yo verempeñados a todos los que jalean al Papa, y a los que por cualquier alergia des-precian sus palabras, pero llenan su discurso con palabras de justicia y de paz.Y algunos, sus bolsillos y sus cuentas.

es un mensaje realista, ya que no sobrevuela el terrero desolado que vadejando a su paso la injusticia; no hace demagogia, y apunta a las raíces quehan generado y alimentan este paisaje angustioso que oprime a familias y pue-blos. Pero retoma la esperanza de la fe en el hombre como creatura de dios, ypropone una salida que a todos nos compromete.

el mensaje, como el evangelio, es “propuesta”, no imposición; apunta alas raíces del hombre, desde donde se generan los comportamientos. Propuesta“empeñativa”, implica a todos; “educativa” y “esperanzadora”, no se detieneen lamentos, sino que se expresa con fe en el futuro y en la juventud.

dos tareas me corresponden a mí: extractar el mensaje para ajustarlo aestas páginas, y colocar indicaciones para facilitar su lectura.

Mario Melgosa

SS

Educar a los jóvenesEducar a los jóvenesen la justicia y la pazen la justicia y la paz

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mente viva y visible en los jóvenes, y poresa razón me dirijo a ellos teniendo encuenta la aportación que pueden y debenofrecer a la sociedad. «Educar a los jóve-nes en la justicia y la paz», convencido deque ellos, con su entusiasmo y su impulsohacia los ideales, pueden ofrecer al mundouna nueva esperanza.

una tarea eduCativaque nos empeña a todos

Mi mensaje se dirige también a los pa-dres, las familias y a todos los estamentoseducativos y formativos, así como a losresponsables en los distintos ámbitos de lavida religiosa, social, política, económica,cultural y de la comunicación. Atender almundo juvenil, saber escucharlo y valorar-lo, no es sólo una oportunidad, sino un de-ber primario de toda la sociedad para laconstrucción de un futuro de justicia y depaz. Se ha de transmitir a los jóvenes elaprecio por el valor positivo de la vida, sus-

citando en ellos el deseo de gastarla al ser-vicio del bien. Éste es un deber en el quetodos y cada uno estamos comprometidos.

preoCupaCiones de Los jóve-nes, Fermento de esperanza

Muchos son los aspectos que les preo-cupan: el deseo de recibir una formaciónque los prepare con más profundidad aafrontar la realidad, la dificultad de formaruna familia y encontrar un puesto establede trabajo, la capacidad efectiva de contri-buir al mundo de la política, de la cultura yde la economía, para edificar una sociedadcon un rostro más humano y solidario.

Es importante que estos fermentos, yel impulso idealista que contienen, encuen-tren la justa atención en todos los sectoresde la sociedad. La Iglesia mira a los jóve-nes, confía en ellos y los anima a buscar laverdad, a defender el bien común, a teneruna perspectiva abierta sobre el mundo yojos capaces de ver «cosas nuevas».

Los responsables de la educación

una aventura diFíCiL, pero FasCinante

La educación se nutre del encuentro dedos libertades: la del adulto y la del joven.Requiere la responsabilidad del discípulo,que ha de estar abierto a dejarse guiar alconocimiento de la realidad, y la del educa-dor, que debe de estar dispuesto a darse así mismo. Los testigos, y no simples dis-pensadores de reglas o informaciones, sonmás necesarios que nunca; testigos quesepan ver más lejos que los demás, porquesu vida abarca espacios más amplios.

La FamiLia: posibiLidades y diFiCuLtades

En la familia los hijos aprenden los valo-res humanos y cristianos que permiten unaconvivencia constructiva y pacífica. En lafamilia es donde se aprende la solidaridadentre las generaciones, el respeto de lasreglas, el perdón y la acogida del otro. Esla primera escuela donde se recibe educa-ción para la justicia y la paz.

Vivimos en un mundo en el que la fa-milia, y también la misma vida, se venconstantemente amenazadas y, a veces,

destrozadas. unas condiciones de trabajoa menudo poco conciliables con las res-ponsabilidades familiares, la preocupaciónpor el futuro, los ritmos de vida frenéticos,la emigración en busca de un sustento ade-cuado, cuando no de la simple superviven-cia, acaban por hacer difícil la posibilidadde asegurar a los hijos uno de los bienesmás preciosos: la presencia de los padres;una presencia que les permita cada vezmás compartir el camino con ellos, para po-der transmitirles esa experiencia y cúmulode certezas que se adquieren con los años,y que sólo se pueden comunicar pasandojuntos el tiempo. Deseo decir a los padresque no se desanimen. Que exhorten con elejemplo a los hijos a que pongan la espe-ranza ante todo en Dios, el único del queemana justicia y paz auténticas.

a Los responsabLes poLítiCos

Nunca debe faltar una ayuda adecuada ala maternidad y a la paternidad. Que se es-fuercen para que a nadie se le niegue elderecho a la instrucción y las familias pue-dan elegir libremente las estructuras edu-cativas que consideren más idóneas parael bien de sus hijos. Que trabajen para fa-vorecer el reagrupamiento de las familiasdivididas por la necesidad de encontrarmedios de subsistencia. ofrezcan a los jó-venes una imagen límpida de la política,como verdadero servicio al bien de todos.

a Los “medios”, para que densu aportaCión eduCativa

En la sociedad actual, los medios de co-municación de masas tienen un papel par-ticular: no sólo informan, sino que tambiénforman el espíritu de sus destinatarios y,por tanto, pueden dar una aportación nota-ble a la educación de los jóvenes. Es im-portante tener presente que los lazos entreeducación y comunicación son muy estre-chos. En efecto, la educación se producemediante la comunicación, que influye po-sitiva o negativamente en la formación dela persona.

A continuación el Papa se extiende en unaprofunda reflexión sobre la EDuCACIóN DE LA LI-BERTAD que por limitación de espacio omitimos.

educar en la justicia

En nuestro mundo, en el que el valor dela persona, de su dignidad y de sus dere-chos, más allá de las declaraciones de in-tenciones, está seriamente amenazado

por la extendida tendencia a recurrir exclu-sivamente a los criterios de utilidad, del be-neficio y del tener, es importante no sepa-rar el concepto de justicia de sus raíces

Que todo ambiente educativo seaun lugar de apertura al otro y a lotranscendente; lugar de diálogo, decohesión y de escucha, en el que eljoven se sienta valorado en sus pro-pias potencialidades y riqueza interiory aprenda a apreciar a los hermanos.Que enseñe a gustar la alegría quebrota de vivir día a día la caridad y lacompasión por el prójimo, y de partici-par activamente en la construcción deuna sociedad más humana y fraterna.

Educar a los jóvenes en la Justicia y la Paz

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acompañando

acompañando

Jesús Prieto

Muy cómodo... pero nada fácil

as cosas son como son y no se arreglan con sólo palabras ni con cambios de gobierno. Por ejemplo:es cómodo y sencillo diagnosticar que los dos partidos principales no nos han ofrecido a los ciuda-danos una imagen nítida de responsables del Estado. Y ello lo vino certificando la encuesta en que

a los políticos les damos el deshonroso tercer lugar en la lista de problemas del país.Resulta manifiesto que los periódicos no trabajan para informarnos, sino para adoctrinarnos desde la

tribuna donde le sostiene a cada uno un imperio empresarial.Tampoco hacen falta grandes estudios sociológicos para concluir que buena parte de las cadenas de

televisión han bajado tanto el nivel intelectual de sus ofertas, que éstas se han situado con el mayor des-caro por debajo del ombligo. Y que cuando nos ofrecen presuntos debates de opinión, no hay nada que sedebata, porque todo es repetición cansina de posiciones predeterminadas; casi nadie escucha a nadie, y confrecuencia los intervinientes se superponen, y a voces, en el uso de la palabra.

No es difícil acusar a los Bancos de que, cuando menos, no fueron previsores de lo que se avecinaba, e in-cluso puede sospecharse que en algún momento del proceso lo propiciaron. Que entre todos los fuimos sal-vando, pero que ellos no nos salvan a nosotros.

Es opinión común, pero seguramente basada en hechos ciertos, que cuando el petróleo en origensube, la gasolina para los coches sube enseguida, y no se da la misma rapidez cuando el proceso es ala baja.

Sin ser un lince, es fácil ver que las Universidades han dejado hace tiempo el saber universal, y queincluso en muchas, las pintadas de sus paredes y los carteles por los pasillos manifiestan el nivel de simpleincultura y falta de sensibilidad de los que las ocupan.

Resulta, en fin, muy cómodo decir que nuestra sociedad ha vivido más cerca de las cigarras gastadoras quede las hormigas previsoras. Todo este listado es tan sencillo y cómodo de hacer que no me cabe en esta pa-ginilla. Lo que no es tan fácil es que yo, después de haber sentenciado sobre los fallos y carencias de losdemás, me mire serena pero eficazmente por dentro y vea:. si estoy cumpliendo a tope con mis responsabilidades de trabajador, de esposo, padre y abuelo;. si utilizo los medios de comunicación para formar mis opiniones, o si más bien me encasillo en

“mi” periódico, “mi” cadena de televisión, “mi” radio.Si en mi comunidad de vecinos, donde sí tengo voz, participo de los asuntos comunes e incluso apor-

to mis habilidades, aunque no tenga cargo más que de ciudadano, que es ya mucho cargo. ¿No estaremosesperando demasiado de los demás para escabullirnos de nuestras responsabilidades? Mis actitudes no arre-glarán el mundo ni moverán los mercados, pero serán el síntoma de que uno de los átomos que componenla sociedad está vibrando en la buena dirección.

LL

transcendentes. La justicia, en efecto, noes una simple convención humana, ya quelo que es justo no está determinado origi-nariamente por la ley positiva, sino por laidentidad profunda del ser humano. La vi-sión integral del hombre es lo que permiteno caer en una concepción contractualistade la justicia y abrir también para ella el ho-rizonte de la solidaridad y del amor.

Ciertas corrientes de la cultura moder-na, sostenida por principios económicosracionalistas e individualistas, han sustraí-do al concepto de justicia sus raíces tras-

cendentes, separándolo de la caridad y lasolidaridad:

“La “ciudad del hombre” no se pro-mueve sólo con relaciones de derechos ydeberes sino, antes y más aún, con rela-ciones de gratuidad, de misericordia y decomunión. “Bienaventurados los que tie-nen hambre y sed de la justicia, porqueellos quedarán saciados” (Mt 5,6). Seránsaciados porque tienen hambre y sed derelaciones rectas con Dios, consigo mis-mos, con sus hermanos y hermanas, y contoda la creación.

La paz no es sólo ausencia de guerra y nose limita a asegurar el equilibrio de fuerzasadversas. La paz no puede alcanzarse enla tierra sin la salvaguardia de los bienesde las personas, la libre comunicación en-tre los seres humanos, el respeto de la dig-nidad de las personas y de los pueblos, lapráctica asidua de la fraternidad. La paz esfruto de la justicia y efecto de la caridad. Yes ante todo don de Dios. Los cristianoscreemos que Cristo es nuestra verdaderapaz: en Él, en su cruz, Dios ha reconciliadoconsigo al mundo y ha destruido las barre-ras que nos separaban a unos de otros (cf.Ef 2,14-18); en Él, hay una única familia re-conciliada en el amor.

Pero la paz no es sólo un don que serecibe, sino también una obra que se ha deconstruir. Para ser verdaderamente cons-tructores de la paz, debemos ser educadosen la compasión, la solidaridad, la colabo-ración, la fraternidad; hemos de ser activosdentro de las comunidades y atentos a

despertar las conciencias sobre las cues-tiones nacionales e internacionales, así co-mo sobre la importancia de buscar modosadecuados de redistribución de la riqueza,de promoción del crecimiento, de la coope-ración al desarrollo y de la resolución delos conflictos. “Bienaventurados los quetrabajan por la paz, porque ellos serán lla-mados hijos de Dios”, dice Jesús (Mt 5,9).

educar en la paz

La paz para todos nace de la justi-cia de cada uno, y ninguno puedeeludir este compromiso esencial depromover la justicia, según las pro-pias competencias y responsabilida-des. Invito de modo particular a losjóvenes, que mantienen siempre vi-va la tensión hacia los ideales, a te-ner la paciencia y constancia debuscar la justicia y la paz, de cultivarel gusto por lo que es justo y verda-dero, aun cuando esto pueda com-portar sacrificio e ir contracorriente.

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Gema Sáez

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abía una vez un país no muy lejano,que vivía atemorizado por los malos

rumores. Rumores de tipo económico, quehablaban de déficit, de deuda, de hipote-cas. Palabras que la mayoría de los morta-les no entendían, pero que cada uno inter-pretaba a su manera.

Los rumores eran tales y se les dabatal difusión a través de los medios, que elpaís se levantaba y se acostaba con ellos.Esos rumores afectaban a la Bolsa, que su-fría grandes desequilibrios: unos días paraarriba y otros para abajo, casi siempre paraabajo más que para arriba.

El que tenía empleo temía perder sutrabajo; el que lo tenía seguro, temía no co-brar y el que cobraba no quería pagar másimpuestos. Venían órdenes de todos los la-dos y en todas las direcciones: unos decíanque había que gastar, para animar los mer-cados; otros que había que ahorrar, invertiry crear riqueza.

Lo que ocurría en este país no era algoaislado, era como una gripe fatal que se ex-tendía por muchos países, y nadie sabíacuál era la fórmula mágica para acabar conella. Pero es que no había nada de magia,sino de realidad cruda y dura.

De vez en cuando salía algún país quedecía tener la solución y las Bolsas subíanunos días. La alegría duraba poco y volvíael pesimismo y el miedo a un futuro incierto.

Sin duda, algo estaba fallando. Algunospensaban que lo que se tenía que cues-tionar era el propio sistema capitalista,con su sálvese quien pueda, donde lasdistancias entre ricos y pobres crecían ca-da vez más. Por otro lado estaba la clasepolítica, que con sus excesos ponía encuestión la misma democracia; que gober-naba en base a una confianza que seotorgaba a través de las urnas a un parti-do, pero éste pronto se olvidaba de susvotantes para mirar sólo por su partido. In-cluso los sindicatos, grandes luchadoresen la época de la revolución industrial yépocas posteriores por los derechos delos trabajadores, se olvidaban muchas ve-ces que el derecho lleva aparejado su co-rrespondiente obligación. Que no habíaque meter en el mismo saco a personasque con su conducta contaminaban aotras de manera injusta, con su corporati-vismo, manteniendo siempre esa luchairreconciliable y permanente entre empre-sa y trabajador.

En Crisislandia ya no había sitio para lagente que había venido de otros países,se habían acabado las ayudas y a algunosles había pillado a medio camino, y otravez tenían que empezar el proceso. Comocasi siempre, la crisis tenía rostro de mu-jer; pero no era tiempo de lamentaciones,sino de seguir luchando.

Las malas lenguas decían que la cul-pa de todo la tenían unos cuantos, que nohabían sabido tomar decisiones a tiempocuando las cosas empezaron a pintar mal.unos echaban las culpas a los otros y cadauno iba por su lado, sin ponerse a trabajarjuntos. El cruce de acusaciones era tal, quegastaban sus energías en peleas inútiles;mientras, los ricos se hacían más ricos ylos pobres más pobres.

Todo el mundo estaba indignado y lasprotestas y las huelgas eran algo cotidiano.Las colas del paro se hacían interminables.Cada parado era un mundo con una trági-ca historia detrás.

una pareja de jubilados sostenía consu pequeña pensión a una hija, su maridoy sus dos niños pequeños. Toda la vida tra-bajando y aún no habían podido disfrutarde su merecido retiro. Se hacían cargo desus nietos, mientras los padres dedicabansus esfuerzos en buscar empleo. La vueltaa casa con las manos vacías era frustran-te. No obstante no desfallecían, no dejabanque les pudiera el pesimismo y luchabantodos juntos por encontrar un futuro mejor,aportando cada uno lo mejor de sí mismo.

Las altas esferas, donde estaban los quetomaban las decisiones importantes, losgrandes magnates y banqueros, ni se in-mutaban ante tanta calamidad y solo seocupaban de asegurarse una retirada atiempo con la bolsa bien llena. Sus remu-neraciones tenían tantos ceros, que con loque cobraba uno de ellos, había para pagara un montón de personas un “sueldo de-cente”.

H

El 20 de febrero se celebra cadaaño el día mundial de la justIcIasocIal, promovido en el año2007 por la o.I.t. (organizaciónInternacional del trabajo), para lu-char por un “tRaBajo deceN-te” en un mundo globalizado.

Crisislandia

jesús, coN su vida aNuNcia y hace

preseNte la misericordia del padre.

.Él No ha veNido para coNdeNar, sinopara perdonar y salvar, para dar esperanzaincluso en la oscuridad más profunda delsufrimiento y del pecado, para dar la vidaeterna; así, en el sacramento de la peni-tencia, la experiencia del pecado no dege-nera en desesperación, sino que encuentrael amor que perdona y transforma.

.Dios, “rico en misericordia”, como elpadre de la parábola del hijo pródigo, nocierra el corazón a ninguno de sus hijos, si-no que los espera, los busca, los alcanzaallí donde el rechazo de la comunión les haencerrado en el aislamiento y en la divi-sión, los llama a reunirse en torno a su me-sa, en la alegría de la fiesta del perdón y lareconciliación.

.El momeNto del sufrimieNto, en el cualpodría surgir la tentación de abandonarseal desaliento y a la desesperación, puedetransformarse en tiempo de gracia para re-capacitar y, como el hijo pródigo de la pa-rábola, reflexionar sobre la propia vida, re-conociendo los errores y fallos, sentir lanostalgia del abrazo del Padre y recorrer elcamino de regreso a casa.

.Él, coN su graN amor, vela siempre yen cualquier circunstancia sobre nuestraexistencia y nos espera para ofrecer, a ca-da hijo que vuelve a él, el don de la plenareconciliación y de la alegría.

Jornada mundial del Enfermo 11 de febrero

Nuestra Señora de Lourdes

Del Mensaje del Papa para el Día Mundial del Enfermo

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Zenón Urigüen

Mari Jose Laña

Viñetas Pasionistas

La alegría de Sofía

san pabLo de La Cruz

NacimieNto y Nombre. Nació el 3 de enero de 1694 en ovada, norte de Italia. Su nombre,Pablo Francisco Danei Massari. Al consagrase a Dios quiso llamarse Pablo de la Cruz.

familia. Sus padres se llaman Lucas y Ana María. Fue el segundo de 16 hijos. Su familia fue muy cristiana con la práctica de la meditación de la Pasión de Cristo.

coNversióN. En el año 1713 siente lo que él llama la gracia de la conversión, hace confe-sión general y decide orientar su vida más radicalmente a Dios.

ermitaño. Siente la necesidad de retirarse a la soledad. Dios le llama a ser apóstol de su Pasión. Vive como un ermitaño pidiendo al Señor que ilumine su vida y su vocación.

fuNdador. El año 1720 es fecha decisiva en su vida. Se despide de su familia, recibe el hábito negro para hacer memoria de la Pasión y muerte de Cristo, escribe las Constitu-ciones para la Fundación que el Señor le inspira, que se iniciará con el nombre de Po-bres de Jesús y más tarde Congregación de la Pasión de Cristo.

misioNero. Se anticipa a los tiempos en la vocación y misión de los laicos. Sin ser sacer-dote, lleno de amor a Cristo, se dedica a la predicación de las Misiones con frutos abun-dantes de conversiones y de renovación de la fe cristiana. En sus manos llevaba la Cruz de Cristo como signo supremo del amor y de la salvación de la humanidad.

sacerdote. En el año 1727, el 7 de junio, el papa Benedicto XIII le ordena sacerdote en la basílica de San Pedro. Ahora sí, con el fuego del amor a Cristo, se dedica a la misiónde la evangelización y a la obra de la Fundación.

pasioNista. A partir del año 1728 comenzó a formarse la primera comunidad Pasionista. Practica la oración en común, meditación, penitencia, predicación de Misiones popula-res, trabajo y descanso. Por el momento son 5 miembros.

carisma. El carisma especial de san Pablo es la contemplación y predicación de la Pa-sión de Cristo. En la escuela de la Cruz, viviendo el espíritu de Cristo, se formará el místico más grande del siglo XVIII.

saNtidad. Por su amor a Cristo, por el testimonio de su vida y por amor a las almas, gozó de fama de santidad. Y murió en Roma el 18 de octubre de 1775.

su obra. Su gran obra fue la Congregación de la Pasión de Cristo, hoy día extendida por 62 naciones. También fundó la Congregación de las religiosas Pasionistas de Clausura. Más tarde han nacido otras fundaciones Pasionistas femeninas.

“el portento más grande del amor de dios es la pasión de cristo”(san pablo de la cruz)

Ficha espiritual

llegó a nuestra casa en noviembre, porque no tenía otro lugar dondeestar, y la acogimos con preocupación y con cariño. apenas hablabanuestra lengua, y el primer encuentro fue con un traductor amigo suyoque también hablaba árabe. la llamábamos sofía, porque no sa-bíamospronunciar bien su nombre y, poco a poco, como sin darnos cuenta,se nos hizo familiar su presencia.

aunque hablaba poco y con dificultad, daba la impresión de que es-cuchaba mucho, por eso cada una, a nuestra manera, le contábamoscosas. ella nos miraba y sonreía y con eso ya era bastante.

salía de casa a la mañana prontito para ir a zubietxe y regresaba ala tarde cansada del día y de recorrer a pie el camino hasta casa; perocuando le abríamos la puerta, siempre nos regalaba una sonrisa y unpar de besos o un abrazo. al poco tiempo de llegar, aprendió a decir“Hola, ¿qué tal?” y así nos saludaba en cuanto nos veía por la casa.

era bonito escucharle hablar con su acento árabe, y a todas nosgustaba encontrarnos con su cara siempre alegre y risueña.

Yo, a veces me preguntaba, ¿por qué?, ¿cómo puede estar así decontenta si no tiene aquí familia, casa, trabajo…?

sí, creo que hay algo de misterio escondido en lo poco, en lo apa-rentemente nada, en lo pobre y en los pobres, que los que tenemos detodo no entendemos.

Hablando el otro día con una compañera que ha estado en colom-bia, me decía que lo que sucede es que los de aquí siempre estamosmirando lo que no tenemos, lo que nos falta, y por eso vivimos insatis-fechos, mientras que los pobres miran lo que tienen y dan gracias porello; por eso viven alegres.

Gracias, sofía, por enseñarnos a sonreír y a vivir contentas con loque tenemos.

en tu alegría descubro que se hacen realidad las palabras de jesús:“dichosos los pobres porque dios es su riqueza”. (lc 6, 20)

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“En la vejez, no me abandones,Señor” Sal 70,18

Dos sillas para un diálogo

Pedro Mª Zalbide,Consiliario Nacional de Vida Ascendente

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ace unos años, tuve lasuerte y el privilegio de visi-tar Cádiz y convivir durante

una semana con aquella gentemaravillosa y alegre que destilabasonrisas y ocurrencias permanen-temente. Me invitaron a dar unascharlas en la ciudad y en algunode los pueblos donde está implan-tado el movimiento Vida Ascen-dente.

En este tipo de viajes, siempresurgen anécdotas, chascarrillos,curiosidades que le impulsan auno a contarlas. Y yo he elegidoésta.

En Barbate, tuvimos un encuen-tro que consistió en una charla enla parroquia, a la que le siguió unprolongado colo-quio en un salónparroquial. En elcoloquio, me pusea tiro para que mesorprendieran concualquier pregun-ta, reflexión o con-sideración. Eranunas cuarenta per-sonas aproxima-

damente. Y la primera en interve-nir lo hizo así: “Me llamo Amor”.¡Qué nombre tan bonito!, le dije…Total que empezó a hablar; y teníatal facundia, tantas ganas de mo-ver la lengua, que aquello era untorbellino de palabras, vivencias,experiencias… No callaba… Elsegundo que intervino, colocado aunos diez metros de la primera,traía el mismo aire de verborrea ylocuacidad imparables. A la buenade Amor le faltó tiempo para inte-rrumpirle, diciéndome: “Éh mi ma-rido”. Entonces me surgió la pre-gunta de manera espontánea: “¿Yquién habla en casa?”. A lo queAmor me respondió: “La televizió”.

Esto me llevó a un recuerdo deinfancia. Los niños, en un pueblo y

en los años cuaren-ta, gozábamos deuna cierta familiari-dad con nuestros ve-cinos y acudíamos asus casas a cual-quier hora del día,aunque fuese la ino-portuna hora de co-mer. En una ocasiónrecuerdo que estaba

en una casa. La señora atendía lacocina y el marido comía, sentadoa la mesa, parapetado tras unenorme periódico que le impedíaver a su mujer cuando ésta sesentaba, a ratos, para tambiéncomer ella. Y me dije para misadentros: “¡Jesús!, aquí no hablanadie”.

La verdad es que resulta triste laausencia de comunicación quepercibimos en el entorno demuchas familias. Sus miembrosse tornan impermeables; no cuen-tan sus cosas, sus problemas, susinquietudes. Hay familias en lasque sus componentes no com-parten confidencias, estados deánimo; lo único que tienen en co-mún es la llave de la puerta deentrada. Existen hogares que pa-recen cementerios repletos de si-lencios.

En mis primeros años de sacer-docio trabajé en una parroquia deBaracaldo, al frente de dos gruposdel Movimiento Familiar Cristiano,y de ello guardo un recuerdo im-borrable. Matrimonios de distintasideologías políticas, de diferentesclases sociales, se reunían sema-nalmente, cada vez en uno de losdomicilios. En aquellos encuen-

tros se trataban todos los temashabidos y por haber, relacionadoscon la vida matrimonial y familiar;y una vez al trimestre hacíamosparticipar a los hijos, a fin de co-nocer sus inquietudes y para queellos conociesen las de sus pa-dres. Y en este Movimiento Fami-liar Cristiano había una técnica decomunicación que resultaba alta-mente provechosa: la “sentada”.Se hacía una vez al mes y consis-tía en lo siguiente: se colocabandos sillas, una frente a otra, sesentaban marido y mujer y se pre-guntaban: “¿Cómo va nuestro ma-trimonio? ¿Qué tenemos que de-cirnos cada uno? ¿Cómo son lasrelaciones con nuestros hijos?¿Qué propósitos formulamos?”. Y,como he dicho antes, nos dio unresultado muy positivo.

Impresionado por la falta de co-municación que contemplo en mu-chas de nuestras familias, a vecespienso que me gustaría hacermepresente en algunos hogares,cuando estén reunidos todos susmiembros, e improvisar una atre-vida presentación de los mismos.Les diría: “Antonio, Pilar, Felipe…,estos son vuestros padres. Eduar-do, Rosalía…, estos son vuestroshijos”.

HH

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l viejo y entrañable caserón construidoa orillas del Eztanda me recibió con losbrazos abiertos en la soleada tarde del

5 de agosto de 1957. A mi lado, por capri-chos del azar, llegaba Jesús Ceberio, ex di-rector de El País. Procedía él de Hondarri-bia; venía yo de Azpeitia. Convergimos enla estación de ferrocarril de ormaiztegui,desde donde, liberados de nuestros res-pectivos equipajes por una destartaladafurgoneta, caminamos carretera adelantehasta la tierra prometida. Mi ocasionalacompañante permaneció apenas unosdías en el vetusto seminario guipuzcoano.Su destino inmediato, por designios deDios y de los hombres, era Euba, el novísi-mo seminario pasionista erigido en plenocorazón de Bizkaia.

En gabiria fui feliz. Integrado en elpaisaje y en la idiosincrasia del seminario,muy amigo de mis amigos, que fueron mu-chos, viví un curso excelente en todos losaspectos. Disfruté incluso de las especta-culares nevadas del invierno de 1957-58,rodeado de montes vestidos de un blancoimpoluto, tantas veces hollados con algode inconsciencia y mucho regocijo.

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Eugenio Landa

FORJA DE SUEÑOS Y DE HOMBRES (I)

pero empeCemos por eL prinCipio: “La voCaCión”

Fui captado para la causa pasionista porun sacerdote muy serio y muy leal, expertoen prédicas y en ejercicios espirituales, elP. Basilio Iraola. Aliado con mi tía Joshepa,una azpeitiarra profundamente religiosa, elreverendo supo inyectarme el dulce vene-no de la vocación sacerdotal. Reacio alprincipio, acabé cayendo en las redes trasuna labor de zapa, psicológicamente per-fecta, prolongada a lo largo de meses.Cuando di el sí, lo di profundamente con-vencido.

Entonces entró en acción otro sacer-dote pasionista de gran corazón, el P. Án-gel (gotzon) goiburu. Primero, se acercó averme a Azpeitia. Charlamos largo y tendi-do, sin cortapisas. Era un hombre muy lla-no. Propuso una fecha para mi ingreso engabiria: el 5 de agosto de 1957. La acepté.Y cerramos el trato, ante el alborozo de mitía, con un fuerte apretón de manos. Pala-bra de vascos.

En la mañana del día señalado, el re-verendo vino en mi busca y viajamos am-

aprecio era mutuo. Acabado el primer y úni-co año de estancia en gabiria, apenas vol-ví a verle.

También evoco con afecto al P. Basi-lio, un sacerdote que me apreciaba de ver-dad, si bien era menos expresivo que goi-buru. A lo largo del tiempo, coincidí con élen diversas ocasiones. Siempre me alegra-ba verle. Y a él, creo, le ocurría otro tanto.

En general, guardo el mejor de los re-cuerdos de los religiosos pasionistas delColegio, tanto sacerdotes como hermanos.El verdadero factótum de cara a los alum-nos era el P. Prefecto, Sebastián Segurola,cuyas características he reseñado arriba.

Los hermanos cocinero, hortelano ypostulante, cuyos nombres no recuerdocon precisión, tenían una especial significa-ción en nuestras vidas. De su esfuerzo ypericia dependía en gran medida la comidaque nos servían, que en general era acep-table y bastante variada. Estos buenos her-manos se esmeraban en procurarnos fru-tas y verduras; rara vez faltaban las patatasy legumbres. Los huevos fritos, muy pre-sentes, nos sabían a gloria. La carne y elpescado, quizás porque eran tiempos devacas flacas, aparecían con menos fre-cuencia.

Nuestra salud era buena en términosgenerales. Las enfermedades más frecuen-tes, aparte de alguna que otra flojera intes-tinal, eran los catarros y gripes. En mi caso,rarísima vez estuve indispuesto. Cuandoalguien caía en cama, recibía atencionessuficientes. No recuerdo los remediosexactos, salvo la milagrosa aspirina y laspomadas y vendajes para curar heridas.Sólo sé que sobrevivimos dignamente.

Corto aquí; ¡hasta el próximo mes!

bos en el viejo urola desde Azpeitia a Zu-márraga. Luego, cubrimos en otro tren elbreve trayecto hasta ormaiztegui. Desdeallí, como he contado, recorrimos a pie en-juto los escasos cuatro kilómetros que nosseparaban de gabiria. La gran aventura ha-bía comenzado. Duraría, en mi caso, diezaños y tres meses. Casi una vida. Hubo suspros y sus contras, pero, en líneas genera-les, mi estancia en los distintos centrospasionistas fue positiva. Lo dejé todo enDeusto, no sin dolor de corazón, conscien-te de que el sacerdocio no era mi meta.

Hoy, tantos años después, se puedenevocar numerosas anécdotas e incluso meresulta bastante fácil identificar las señasde identidad de los compañeros de cursoque aparecen en nuestras primeras fotosde gabiria. Ingresamos alrededor de 55.Estos son, a voleo, los apellidos de algunosde ellos: Aguirre, Aizpuru, Elguezabal, Cia-rrusta, Fundazuri, Iguarán, Iraolagoitia,odriozola, Ripa, Sarasua, ortigosa, Lizaso,Saizar, Sampedro, Soriano, Sudupe, uriar-te, Zunzunegui, Zurbano, gondra, Macua-ga, gil, goitia, Arenas, Arrien, Arrizabalaga,Astondoa, Campo, Alberdi, Andonegui, Ara-mendia, uriarte, Juaristi, mi primo AgustínLanda, etc.

De entre los profesores, me vienen ala mente los nombres de varios de ellos, sibien recuerdo con especial nitidez la actua-ción de Sebastián Segurola, un hombre le-vemente adusto, pero con sentido del hu-mor y rara habilidad para explicar conclaridad las matemáticas.

Siempre he recordado con afecto al P.Ángel goiburu, a quien, por fortuna, tuvecomo Superior en todo el curso 1957-58. El

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el colegio de gabiria, mi primera meta

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GALICIA Rosendo Díaz

TEMPOS AquELES

OS DOS ZOquEIROS

upoñamos que se chamaba Fa-rruco. Poñamos que a época é ados anos 40 da pasada centuria,

a posguerra de pan negro (cando o ha-bía) e racionamento… Imaxinemos pa-rroquias dos concellos lucenses de o Cá-davo, Baleira e A Fonsagrada, sepul-tadas baixo o medo da represión e o fríoinvernal; camiños de lama, a uns mil me-tros sobre o nivel do mar. Invernías lon-gas de fraixe, neve, humidade que envol-vía coma unha segunda pel xeada.

Todos os días, ben cedo, saía Farrucoda casa coas estrelas sobre a cabeza e ocesto da ferramenta ao lombo, porqueera zoqueiro; leváballe horas chegar a al-gunas das aldeas a onde o chamaran pa-ra facer zocas. Na casa do cliente dá-banlle habitación e comida (cunca decaldo e algo de carne porcina) até o re-mate do encargo: un par de zocas paracada membro da familia; ademais cobra-ba 25 pesetas por día traballado.

E así anos e anos a pasar. No 1960montou Farruco o seu propio obradoiroartesanal: mercou una máquina que llepermitía acabar moitas máis zocas aocabo da xornada; tamén subiron os pre-

zos: 25 pesetas (0,15 euros) cada par dezocas.

Era sobre todo en época de inverno-pri-mavera cando se desprazaba Farrucopor aquel mundo adiante: cando diminu-ía o traballo no campo tanto por culpadas interminables poallas e bátegas co-ma das nevaradas frecuentes.

proceso de elaboracióN

A materia prima da zoca era a biduei-ra/bídalo e o ameneiro/amieiro, que des-tacan por ser madeiras calorosas, imper-meables e máis ben lixeiras.

Primeiro serrábase o tronco da árbore entoros: para esa operación usaban o tron-zón/tronza/tronzador. Cada torada fendí-ase en dous ou catro trozos, valéndosedo machado e o mazo. Pasaban logo aoburro de desbastar, e dáselle a cada ana-co a forma externa da futura zoca: utilí-zanse o machado e a aixola/anxola. Ase-gúrase despois no burro de escavar, e oartesán ponse a labrar o interior da pezacoas trades, o macico, as gubias e asllergas. Repásase logo co coitelo/coitela,e alísase co revocador (coitela triangular

de estreita folla benafiadiña), valéndose enambos os dous casosdo plato. Finalmente,pode facerlle uns de-buxos co repinisco(trencha pequeña cocorte en forma de V).Algúns clientes preferí-an zoas teñidas de ne-gro co tinte empregadopara os coiros: máis fi-nas e cerimoniais.

As tallas non coincidían co mesmo nú-mero dos zapatos actuais; era habitualque se fixesen un pouco máis grandes damedida xusta por aquel de aproveitalas(caso dos nenos) durante máis tempo oupoder usárense calcetíns de la grosa nasinvernías )ás veces metíanlles ás zocasuna presiña de palla ou de herba seca).

A primitiva máquina copiadora de facerzocas consérvase aínda no Museo Etno-gráfico de A Fonsagrada, por onde pasao camiño primitivo de Santiago.

outra saída para este produto artesanaleran as colonias da diáspora galega,dende Barcelona, pasando por Suiza eAlemaña, até Buenos Aires: utilizábanaspara os seus bailes os grupos e asocia-cións culturais.

serra da marroNda

ubicado nos concellos de Baleira e oCádavo, é un exemplo excepcional de

bosque autóctono ga-lego; ocupa unha ex-tensión dunhas 610hectáreas; zona demontañamedia (entreos 500 e os 900 me-tros), cunha variadamasa natural de espe-cies tan enxebres co-mo faias, castiñeiros,carballos, acivros,ameneiros, bídalos…A esta fraga viñan oszoqueiros da comarca

a recolleren a madeira para zocas. Esta-mos nas ribeiras do río Eo: auga cristali-na, frondosos bosques, palleiros e hórre-os de montaña, casas con lousado depizarra.

Nesta zona de vexetación privilexiadaaséntase a Ruta da Marronda, o meiran-de trazado de sendeirismo da provincialuguesa: son 66 kilómetros, distribuidosen variantes circulares para poder planifi-car etapas de diferente lonxitude, quepercorrer a pé ou en bicicleta. No lugarde Pereira quedan restos dun castro; po-demos en Cubillero visitar una igrexa doséculo XVIII, dedicada ao apóstolo San-tiago. Pola Cresta do Cordal ascende-mos ás aldeas de Mendreiras e A Baña,onde contemplarmos as mellores panorá-micas de A Marronda, esoutro “bosqueanimado” das cores vivísimas do arbore-do e pola música de tan limpas augascantareiras (que, no canto de troitas,levar ben poderían náiades de ollosverdes)…

S S

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Española ta frantzesa biaketa latina batera,karga gehiegi ekandubakoastotxo baten gainera.Baina lehenen geurea,amaren euskerea,bizkaiera, gipuzkera;hauxe izan da geure geureaGabiriatik aurrera.

Ez etxean ta ez Gabirianez zan ikusten dirurik,baina munduan ez zan izangogutzat holango lekurik.Danok ginan bardinakalkarren lagun minak,han ez zan beste gradurik;esanak esan, nik ez dot behintzathan egonaren damurik.

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Difuntos

Agradecidos

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Martzel Andrinua

Joxemari Arzalluz

2

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4 6

paizak gauza bera esaten du beti”, “zergatik meza?”, “aspertu egitennaiz mezatan” … eta antzeko esaldiak entzuten ditugu. eta horrelamintzo direnak ez dute arrazoi faltarik.

ohituta ez dagoen pertsonaren belarrietan min haundia egin deza-kete horrelako esaldiek. Horrela mintzo direnak, ordea, benetan ari dira.eta guk zer erantzun daukagu horrela pentsatzen dutenentzako? ez danahikoa, ez eta gutxiagorik ere, meza dela misteriorik sakonena eta ga-rrantzitsuena esan eta kitto!

Gure liturgiak, elizkizunek, eliz-hizkuntza bera eta misterioa adie-razteko moduak… asko aldatu behar dute baldin eta egiaz jainkoarekinbat egin nahi badugu. Gure inguruan asko ditugu elizarekin ezer jakin na-hi ez dutenak; nola esan eta adierazi guzti hoieri fedea elkartean bizi be-har dela eta horretarako eliz-elkartea lagungarri gerta dakiela?

Gauza batek balio du haren beharra sentitzen den heinean. jain-koa garrantzitsua ote gure bizitzan? otoitzaren beharrik sentitzen al dugu?zer da eta nola bizi fedea? eta galdera mordoa egiten jarraituko genuke.

Non geratu da Vatikanoko II. Kontzilioaren xede eder eta nagusihura, hau da, elizak beste jarrera bat, eguneratua eta egokitua behar zue-la izan munduaren erdian?

jakina da, elizaren idazki ulergaitz eta luzeekin; gotzain eta gora-go daudenen jarrera itxiarekin; doktrina zorrotzarekin eta elizkizun tristee-kin ez dela deus konponduko.

Hasiko al gera jarrerak aldatzen? jainkoaren Hitza benetan hartu-ko al dugu beste hitz guztiak alde batera utziz?

MEZATAN ASPERTU

EGITEN

NAIZ

““AA

Gabiriako egotalditikbadot zauri bat gorderik,amaren faltaz bihotz ta begimalko saminez beterik.Praile on ta jatorrakhain ziran maitekorrak…Ba zan nahikoa zorterik!Baina munduan ez dago inoramatxo on baten orderik.

Aita Erramon ta LeonidesKamilo ta Joxe Mari,ekien dana irakastekomaisu on eta ugari.Anastasio ta Blas,Konstantino AitagazNagusi eta gidari.Emon nahi, baina zer eskatuko gehiago ez daukanari?

GABIRIAKO GABIRIAKO AITA-AMA ORDEAKAITA-AMA ORDEAK

Sebastian, Blas, Anbrox ta Ander,hainbeste Hermano lego,etxean sartain, erratz, lapiko,eskean zaku talego.Anselmok kontrabando,guzur ta tranpa franko;Lego bai, baina ez lelo...Hobeto gaur be lapurrak barikholango asko balego!

Aintzinaldiko bainuetxeadesegokia ta zaharra,baina landare barriz jantzitahartzen dau bizi-indarra.Kapila ta frontoia,eta gure sasoia...Holan bizten zan sugarra;barru beteak ornitzen euskungauza askoren beharra.

Leiro – Mª del Carmen PérezCarballiño – Pilar EstévezSan Claudio – Regina Seoane MartínezFalces – Mª del Carmen ZubizarretaA Coruña – Pilar FragaA Estrada – Rosario Aparicio – Rut BreaLaguardia – Jesús Ajamil – Pedro de Marcos

Viso – Cándida Domonte VillarBilbao – Isabel GorostiolaBalmaseda – Mª Paz Canibe Alava

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. La alegría es el ingrediente principal en el compuesto de la salud”(Arthur Murphy)

. “Vaciando la bolsa se llena el corazón” (Víctor Hugo)

. “Una aventura es, por naturaleza, algo que nos sucede. Es algo quenos escoge a nosotros, no algo que nosotros escogemos” (GilbertChesterton)

. “Si podéis curar, curad; si no podéis curar, calmad; si no podéis cal-mar, consolad” (Augusto Murri)

. “La naturaleza hace que los hombres nos parezcamos unos a otros ynos juntemos; la educación hace que seamos diferentes y que nosalejemos” (Confucio)

. “El que desde sus primeros años se acostumbra a la maldad, haceluego del crimen un arte” (Publio Ovidio Nasón)

. “Para ser feliz en el amor, uno debe saber, sin cegarse, cómo cerrarlos ojos” (Gabriel-H. Marcel)

. “Hay tres clases de mentiras: mentiras, condenadas mentiras y esta-dísticas” (Mark Twain)

. “En el campo de la observación, la oportunidad sólo favorece a lamente preparada” (Louis Pasteur)

. “Algunos hombres triunfan porque están destinados, pero la mayoríaporque están decididos” (X)

. “En un país libre hay mucho bullicio con poco sufrimiento; en un Es-tado despótico hay pocas quejas por muchas ofensas” (Lazare Carnot)

. “Al abogado es necesario contarle claramente las cosas; ya se cuida-rá él después de embrollarlas” (Mme. D’Azeglio)

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