Dossier Edición Especial

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Medio de difusión de la Fundación Plataforma para el análisis de los principales acontecimientos en Colombia y el hemisferio occidental DOSSIER Homenaje de: Edición Especial ´

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Medio de difusión de la Fundación Plataforma para el análisis de los principales acontecimientos en Colombia y el hemisferio occidental

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Medio de difusión de la Fundación Plataforma para el análisis de los principales acontecimientos en Colombia y el hemisferio occidental

DOSSIER

Homenaje de:

Edición Especial

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Luego de bajar del avión se experi-menta una sensación de paz, de calor humano y convivencia. Así, al llegar a la bella ciudad capital del departamen-to del Valle Cali, se percibe al instante que nada triste o calamitoso habría de ocurrir en una ciudad que a pesar de los inconvenientes naturales de las princi-pales urbes avocaría atenciones distin-tas a las de soluciones normales breves y coyunturales.

Tristemente hace ya cuatro años, un 18 de junio de 2007, la cotidiana alegría del pueblo caleño y en general del vallecau-cano se transformó en dolor y angustia al regarse como polvorín la noticia de que once de los doce diputados de la Asamblea del Valle secuestrados por las FARC en una cobarde operación un 11 de Abril de 2002, habían sido a sangre fría ajusticiados por sus secuestradores en una confusa acción cuya responsabi-lidad a través del tiempo se logró con-firmar, desnudando ante Colombia y el mundo la magnitud del horror y la bar-barie de estos ya históricos violentos.

Juan Carlos Narváez, Jairo Hoyos, Al-berto Quintero, Edison Pérez, Héctor Fabio Arizmendi, Javier Giraldo, Ramiro Echeverri, Rufino Varela, Carlos Charry, Carlos Barragán, Nacianceno Orozco

y Sigifredo López, nombres y apellidos que podrán ser tan comunes como tan-tos otros, pero en este caso, son para nuestra nación y el mundo la demostra-ción fehaciente del sacrificio, la valentía, nobleza y estoicismo que debe hoy más que nunca empezar a manifestarse en el ciudadano del presente y germinar por completo en el ciudadano del futuro.

Al conmemorarse cuatro años de co-nocerse el asesinato vil y cobarde de estos 11 servidores de la Democracia, nuestro país más que nunca debe po-ner sobre cada una de sus conciencias la cuestión de si la memoria de las vícti-mas, su honra y su recuerdo debe des-aparecer como aquel sol que encuentra su ocaso o por el contrario, la catarsis permanente, la memoria viva, el re-cuerdo histórico que condense el viven-cial, el personal de cada uno de estos hombres, mujeres y niños caídos por el egoísta juicio del hombre merece ser revivido, mantenido y honrado para así construir memoria histórica, colectiva, que permita a una nación que pretende salir del violento ensañe de generacio-nes trágicas no vuelva jamás a repetir tan deshonroso, doloroso pero a la vez tan esencial pasado que permita salvar y consolidar a una nación con paz per-

petua, garante y real para todos nues-tros connacionales.

Conmemorar el hecho que enluta a fa-milias enteras, a esposas que a la fuer-za han tenido que tomar el timón de las responsabilidades que alguna vez debían ser compartidas; de aquellos ahora jóvenes, adolescentes que solo recuerdan a sus padres por las foto-grafías que los medios han publicado y no por el calor y la presencia de sus naturales mentores, es ahora más que nunca un deber de todos y cada uno de los colombianos como aporte a una real consecución de paz, convivencia y prosperidad.

De nada vale mas allá las discusiones políticas el tener que olvidar a rega-ñadientes lo ocurrido tras décadas de infame violencia; de nada vale aceptar los errores si realmente la memoria entra en letargo solo por un capricho coyuntural; de nada vale girar la pági-na dejando atrás una estela permeada de duda, rencor y desconfianza; de nada vale borrar de tajo el sacrificiod de quienes y el estoicismo de quienes con ansiedad y paciencia esperaron días y noches en recónditos parajes de nuestra geografía por una real y sincera demostración de paz que les permitiera retornar a los suyos, a su cotidianidad.

La Fundación Plataforma honra a aque-llas víctimas, héroes que aún se mueven en los recuerdos de millones de colom-bianos que queremos garantizar que su memoria y su sacrificio jamás resultará en vano. Que esa obra dolorosa tendrá la recompensa esperada y que por fin, con orgullo, agradecimiento y recuerdo vivo podremos los colombianos mirar y caminar hacia adelante por una sen-da segura, firme y optimista que solo con un recuerdo vivo y constante por quienes ya no están es solo posible de sobrellevar.

Mártires de la Democracia; Al pasar del tiempo más fuerte será su recuerdo.

Al pasar el tiempo, más fuerte será su recuerdoEDITORIAL

Sigifredo López Tobón, un vallecauca-no nacido el 29 de octubre de 1963 en Pradera Valle, abogado y político colombiano, campeón nacional de lan-zamiento de bala y martillo; docente de la Universidad de Santiago de Cali, especialista en Derecho Administrativo con Magíster en Criminología, también Concejal y Alcalde de Pradera su ciu-

Mucho se ha hablado por medio de las “cuentagotas” que envían las FARC , o por medio de aquellos liberados o rescatados que cuentan con notable amargura como es el trascurrir cotidiano de un secuestrado;

Los encadenamientos inhumanos y postergados, las largas caminatas, las humillaciones a las que se es sometido, la restricción de sus más básicas necesidades y por sobre todo la privación de su libertad por

largos periodos de tiempo ha sido el más notable ejemplo de pérdida de rumbo que pueda presentar ser humano alguno.

Una esperanza que borre el tiempo perdido

Foto: Imagen tomada de terra.com

Alejandro Marañon, Director Ejecutivo de Fundación Plataforma

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dad de nacimiento. Hombre aficionado a la literatura especialmente del escritor Jorge Luis Borges que, cuando ejercía con orgullo su papel de diputado electo a la asamblea del Valle, el 11 de abril de 2002 sufrió uno de los golpes más im-pactantes de su vida y del cual hoy vive en carne propia las huellas del brutal y despiadado accionar del terrorismo.

Lo que poco se conoce son las trazas, las secuelas de lo que a este hombre le ha dejado un cautiverio de 7 años, donde el regresar no solo a la preciada libertad es suficiente; el acomodarse a ella, aún desde lo más básico como el comer, el dormir hasta lo más delicado y trascendental; el reacomodamiento a la vida familiar, la convivencia con su pareja, el trato a sus hijos ya crecidos y en etapas clave del crecimiento, son algunos de los ámbitos del ser humano que aún ha costado a este hombre re-cuperar y fortalecer.

El emocionante reencuentro con sus hijos televisado por los medios y que le dio la vuelta al mundo fue el abre-bocas de lo que este hombre debía en-frentar; observar de arriba hacia abajo a sus dos hijos Lucas Guillermo y Sergio Alejandro quienes a la fuerza tuvo que dejar siendo apenas unos niños para reencontrarlos en la plenitud de su ju-ventud fue el primer impacto recibido luego de los largos años de cautiverio.

El tiempo de la convivencia ajena que crea pequeñas sociedades, discrepan-cias, uniones y separaciones fue el sentido de vida durante aquellos años pero, el retorno a un hogar transforma-do, el sentirse en un espacio aunque fa-miliar ajeno y experimentar las sesiones psicológicas solo y con los suyos le ha llevado en contadas ocasiones a sentir la culpa cuando bien se sabía que todo lo ocurrido fue fortuito y no planeado. Las necesidades puestas en la mesa por parte de su esposa, sus obligacio-nes adquiridas sin consentimiento de su marido única y exclusivamente para sobrevivir, la vida de juventud de sus hijos, sus estudios, las deudas y la cada vez notoria ausencia de ingresos han fomentado las más serias inquietudes sobre lo que deja vivir un secuestro en Colombia.

Tras todo ello el reparo manifestado al Estado ha sido claro por cuanto consi-dera que la ayuda salvo para su inte-gridad física que ha sido constante es casi nula; las dificultades de encontrar un estable y digno empleo, un litigio largo tras unas últimas complejas jor-

nadas electorales; salir a regañadientes y por necesidad de algunas de sus propiedades, el asumir mayores com-promisos bancarios para intentar solven-tar al menos un básico subsistir, pero aún así se siente preocupado, inconforme y muchas veces indefenso al te-ner salidas cada vez más estrechas que le permitan tener una mayor tranquilidad que pueda a su vez trans-mitir a sus hijos y su esposa.

La visión hoy luego de dos años de libertad a pesar de los problemas es clara y manifiesta: “Las FARC perdieron la oportunidad histórica de brindar un aporte real a la paz y a la de-mocracia”; manifiesta a su vez, que “la barbarie y la sevicia los llevará a convertirse en un gru-púsculo delincuencial simple y deni-grado”, añadiendo a su vez que “tarde o temprano se conocerá la verdad de lo ocurrido”, espera en la justicia cele-ridad y oportuna respuesta para que pueda por fin estar en paz luego de los cuestionamientos a los que ha sido ob-jeto posterior a su liberación. Menciona que las acusaciones de complicidad, militancia incluso de comunista o inter-locutor de las FARC le han dolido como a nadie. Tilda de bárbaros, ignorantes, apátridas e inconscientes a quienes han querido sembrar una imagen suya de esa manera pero aún así quiere se-guir adelante, lograr un afianzamiento familiar, laboral y económico.

Tras una breve conversación finaliza su reflexión con la mirada hacia algún punto en el espacio mencionando que las familias de los secuestrados deben seguir adelante con la fe de quienes quieren el regreso definitivo de los su-yos, que la terrible modalidad del canje devaluó a las FARC pero que deben en-contrarse alternativas serias y efectivas que conlleven a la libertad de quienes aún sufren el secuestro; resalta con vehemencia que ninguna revolución ha triunfado sin el apoyo popular, y la buscada por las FARC por la vía de las armas seguirá fracasando pues su bar-

barie, inconsciencia, estupidez y sevicia los terminará dejando absolutamente solos y reducidos a su más mínima ex-presión.

Sigifredo López intenta salir de su bre-ve letargo para continuar con su vida normal, trasladar a sus hijos y su espo-sa de manera definitiva a un lugar ga-rante, estable y lejano de la hostilidad de la que ha tenido que sufrir incluso allende su largo y penoso secuestro, poner al servicio del país lo que ha vi-vido y lo que puede ofrecer como pro-fesional, académico y ser humano. Hoy, como fuerte candidato a la alcaldía de la capital de su departamento lucha por reconstruir una vida destruida por fuerzas ajenas, fortalecer el aspecto psicológico, la confianza y la amistad hacia sus hijos, reafirmar su amor con la mujer de su vida y poder solventar el aspecto económico que aún lo agobia y le preocupa, pero aún así como todos quienes han enfrentado tal vejamen no desean a nadie el portar unas cadenas al cuello tan siquiera por unos minutos y lo que más desean es recuperar todo aquel tiempo perdido que les ha lleva-do ventaja y al cual han de acomodarse con la voluntad que la soledad, el cauti-verio y la fe solo les puede dar.

Foto: Ex Diputado Sigifredo López, único sobreviviente. Foto-grafia Fundación Plataforma

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Fue hace ya cuatro años, el 18 de junio de 2007, cuando Colombia amaneció con la triste noticia de que nuestros 11 Diputados del Valle del Cauca fueron asesinados en cautiverio tras haber es-tado secuestrados por poco más de 5 años por parte de las FARC. El presen-te escrito busca enaltecer la memoria de quienes hoy son, sin duda alguna, “Mártires de la Democracia”.

La definición de mártir hace referencia a aquellas personas que fallecen en de-fensa de alguna causa, inicialmente se habló de los “mártires cristianos”, quie-nes por su fe religiosa fueron torturados hasta la muerte. Sin embargo, en otros ámbitos se reconoce a esas personas, como aquellos que han muerto por una lucha histórica.

La democracia es una forma de gobier-no en donde un cierto grupo de per-sonas destaca la titularidad del poder en todos los miembros del mismo; en donde la toma de decisiones responde a la voluntad colectiva; y en donde esa característica garantiza la legitimidad del ese grupo. Una de las característi-cas principales de la democracia es que sus miembros son libres e iguales.

Nuestros Diputados lucharon por esa igualdad, esa libertad y esa participa-ción del pueblo al que representaron. Su lucha fue por la democracia. Su la-bor hizo grande a Colombia. El país no puede olvidarlos.

Esos hombres que fueran secuestrados aquel 12 de abril de 2002 le demostra-ron al país la templanza, la fortaleza y el espíritu inquebrantable de unos lucha-dores que dieron hasta sus vidas por mantener la legitimidad del país que los vio nacer. Los vimos llorar, recor-dar con fortaleza a sus familias y hasta reír, a pesar de su difícil situación, en las diferentes pruebas de supervivencia presentadas con ironía por parte de sus captores a la opinión pública.

Y es que por encima de todo, Rufino, los dos Carlos, Jairo, Alberto, Juan, Edinson, Nacianceno, Francisco, Rami-ro y Héctor (Q.E.P.D.) fueron grandes

seres humanos con alegrías, tristezas, preocupaciones y que como usted y yo tenían unas familias que tuvieron que sobrellevar su ausencia y el dolor de su partida. Esas familias, son aún hoy en

Homenaje a la memoria de los mártires de la democraciaPor: Mauricio Morales, Comunicador Social - Periodista

“Víctimas del furor de los tiranos, y del error, que adora sus cadenas, almas ilustres, gloria de la Patria, vuestra fama y virtud serán eternas”. Tomado del poema “A los mártires de la libertad de Venezuela

HÉROEAdmirable! Valiente! LLuvia de aplausos y jubileo dieron la bienvenida al héroe.De caracter peculiar mirada de acero

rígido y gallardo.Hablaban de sus hazañas, grandes hazañas!

de sus acciones revelaban haber combatido y derribadotantos aviones de caza, ciudades y escuelas destruido, Gran hombre!

Había cumplido el deber condecorado por sus méritosde licencia para destruir y matar.

Héroe...hombre, víctima inmolada al sacrificio.Sacrificio para goces de unos Otros!.

Luz Teresa Maldonado Folkerts

día ejemplo de humildad y dignidad.

En mitos y cuentos po-pulares, un héroe es un hombre o una mujer, tradicionalmente el pro-tagonista de una historia o leyenda, que común-mente posee habilidades o carácter mucho mayor que la de una persona típica, habilidades que le permitieran realizar algún acto verdaderamente extraordinario. Esas ha-bilidades son mentales y espirituales también. Son hombres distinguidos por el excepcional valor, la nobleza y la fuerza como nuestros Diputados.

Eran de Cali, Cartago, Tulúa, Zarzal, Trujillo, Buga, Pradera, Roso e incluso dos foráneos de Manizales y Pasto. Eran abogados, administra-dores de empresas, am-bientalistas, ingenieros y comunicadores sociales. Eran padres, hijos, espo-

sos y hermanos. Eran nuestros Diputa-dos del Valle del Cauca.

Por la memoria de nuestros Diputados, este es nuestro homenaje…

Foto: Imagen tomada de Semana.com

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Las FARC en su laberinto, de la revolución armada a multinacional del narcotráfico y el crimen organizadoLa confrontación en Colombia es diná-mica y el comportamiento delincuencial de los que en ella participan se adapta rápido a las circunstancias que deban enfrentar por cuenta de esta capacidad de mutación, el fenómeno de la “in-surgencia campesina contra un Estado opresor” hace rato no es más que un recuerdo marquetaliano en la mente de alias “Alfonso Cano”, y aunque no se puede negar que existen factores so-ciales y políticos importantes en el fun-damento mismo de esta larga confron-tación1, tampoco se puede invisibilizar que las circunstancias actuales nos po-nen frente a una estructura mafiosa con un relativo control territorial que gravita persistentemente en la consecución de rentas2 vinculadas a la producción y ex-portación de cocaína, el chantaje y la extorsión a pequeños comerciantes y grandes empresas, y en general, a todo aquello que les signifique réditos eco-nómicos sostenidos a punta de sangre y plomo.

Mientras usted lee esta columna, es probable que una estructura delincuen-cial conjunta formada por miembros de la guerrilla de las FARC estén cuidando cultivos ilícitos en forma conjunta con ex miembros de los grupos paramili-tares, conocidos ahora como BACRIM (Bandas Criminales), en algún recóndi-to pasaje de la geografía colombiana, recorriendo hombro a hombro las rutas de narcotráfico hacia el pacifico entre el Choco, Valle y Nariño en donde han logrado establecer la infraestructura necesaria para construir sus propios submarinos o semisumergibles capaces de transportar hasta seis toneladas de cocaína por trayecto con destino hacia Centroamérica y los EE.UU., una verda-dera multinacional del crimen que actúa de común acuerdo con sus socios ubi-cados en lo más alto de la jerarquía de los carteles mexicanos.

Por estos días, las FARC habrán de intentar conmemorar con violencia, (como todos los años), su aniversario de fundación numero 47. Después de casi medio siglo de su creación, ¿Cuál es el balance de violencia degradada?, si el objetivo estratégico es la toma del poder, el resultado se puede conside-rar negativo y si además, tenemos en cuenta el sostenido balance de rechazo

por parte de un país que sigue urbani-zándose y que pretende avanzar hacia mejores condiciones sociales y econó-micas, la respuesta puede apuntar a la percepción de que las FARC son hoy una organización criminal de gran es-cala pero que carece del capital políti-co necesario para lograr la legitimidad de su violencia o al menos el soporte colectivo para que sea una opción de poder válida3.

Es probable que las pretensiones de poder continúen intactas en la cúpula encabezada por “Alfonso Cano” y al-gunos de sus seguidores sin embargo, la lógica de la guerra hace evidente la imposibilidad de tomar el poder por las armas, su deterioro interno, la captura o muerte de sus cabecillas más simbó-licos, la imparable corrupción interna por cuenta de los ríos de dinero del narcotráfico, la asimilación de modelos mafiosos de una guerrilla narcotizada que negocia desde hace varios años el valor de su “mercancía ilegal” con los

Erik Rojas, Comunicador y politólogo.

1.Tienen mucho de razón los que afirman que la inclusión del concepto Conflicto Armado no es un asunto de poca monta. Sus implicaciones legales son profundas, por ejemplo, fuerzas militares convencionales combatiendo a delincuentes comunes como las BACRIM los pone en el grave riesgo de ser llevados a juicio por asumir responsabilidades que le atañen a la Policía, ¿Quién determina la proporción en el ataque legitimo de militares plenamente identificados contra delincuentes comunes?2. El conflicto, callejón con salida Informe Nacional de Desarrollo Humano para Colombia – 2003, “…la guerra en Co-lombia comenzó con las luchas por la tierra y acabó en una lucha por las bonanzas. Durante los 60 fueron los colonos de las Farc y durante los 70 fue la frustración campesina de la Anuc; durante los 80 fueron los boom de recursos naturales y desde los 90 ha sido sobre todo el narcotráfico”. Página 69, edición 2003. PNUD. 3. Fuente: Articulo: “Paralelos en el narcoterrorismo”, Revista Diálogo, Volumen 20, No.1, 2010. Página 57. “Una razón importante de la disminución del capital político de las FARC ha sido su decisión de tomar el control de las ventas de pasta de coca, desplazar a los pequeños traficantes y fijar precios de monopolio para la pasta de coca. Las FARC hicieron esto para privar a los paramilitares de ganancias provenientes de esta fase de mayor valor del comercio. Cuando las FARC eliminaron a los pequeños traficantes de los territorios bajo su control, no sólo dejaron de negociar a favor de los agricultores de coca por mejores precios y condiciones laborales como lo hacían antes, sino que empezaron a maltratarlos de otras maneras. Por ejemplo, las FARC ahora fijan precios más bajos para la pasta de coca y a veces no puede pagarla”.

carteles mexicanos y por supuesto su “pacto de facto con los ex paras” los configuran como una amenaza no solo para Colombia sino para la región.

La amenaza trasnacional de las FARC no se reduce únicamente a su capaci-dad de coordinación para la producción y tráfico de estupefacientes, la contro-versial muerte de alias “Raúl Reyes” en territorio ecuatoriano, número dos de las FARC en ese momento, y la inme-diata captura por parte de autoridades colombianas de sus computadores por-tátiles iniciaron una tormenta diplomá-tica de proporciones hemisféricas4 y, aunque el presidente Santos ha decidi-do pasar la página para reconstruir sus relaciones con Ecuador y Venezuela, los cientos de miles de correos, archivos y fotografías evidencian una muy nutri-da plataforma internacional dedicada a intentar influenciar en las democracias de otras naciones e incidir en sus pro-cesos electorales, financiar campañas políticas y por supuesto, buscar conso-

Foto: Archivo (piuravirtual.com), y extractada de tribunlatina.com

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lidar su debilitado discurso político en Colombia a partir de terceros emisarios que se pasean por el mundo vendiendo la idea de que las FARC sigue siendo un movimiento revolucionario que no ha tenido otra opción que seguir en el monte5.

La Colombia de hoy es capaz de ir mas allá de las FARC, después de casi 50 años el panorama es otro, la democra-cia colombiana se apresta a dar paso a una ley de víctimas, hecho inimaginable hace una década, se habla de revisar la propiedad de la tierra y de reconocer en pleno el significado de vivir en medio de

un conflicto armado altamente degra-dado. ¿Caben las guerrillas dentro de un modelo de país que procura avanzar hacia el tan prometido progreso colecti-vo? ¿Están dispuestas a dejar de recibir de la noche a la mañana los millones de dólares que alimentan su estructu-ra mafiosa para meterse en serio en un proceso de paz en el que deben unilate-

ralmente terminar todo tipo de ataque contra la población?, ¿Están dispuestos las FARC y el ELN a someterse a penas mínimas de prisión de ocho años por los crímenes cometidos contra la pobla-ción, a confesar toda la verdad, reparar a las miles de víctimas y entregar a la justicia los bienes ilegalmente obteni-dos?...en fin, amanecerá y veremos.

Desde hace bastantes años la clase po-lítica y la sociedad en general ha venido militarizando la seguridad. Ante cual-quier problema, la solución más inme-diata es mandar una unidad militar, una unidad de ingenieros militares, un avión de la Fuerza Aérea o un buque de la naval. Se cree que los militares son ma-gos que pueden solucionar fácil, rápida y eficientemente cualquier problema de nuestros conciudadanos. Inclusive dentro de la institución se afirma que “hasta para cambiar un bombillo en La Guajira llaman a un soldado”. Y no nos digamos mentiras, esa es la realidad.

De pronto es por este motivo, entre otros tantos, por lo que las encuestas reflejan una alta favorabilidad para las fuerzas Militares, superior al 75% y en algunas oportunidades cercana al 90%. Estos datos son sorprendentes en la

medida en que supera inclusive a la iglesia católica en un país considerado, aunque cada vez menos, profunda-mente religioso.

No podemos discutir la efectividad de nuestros militares ante las órdenes su-periores: sin pereza un ingeniero militar construye la vía que nadie antes había querido hacer; o el médico militar hace las jornadas de apoyo al desarrollo en los lugares más recónditos de nuestra geografía, inclusive sin el material in-dispensable para ello; o el piloto que aterriza en donde ningún otro avión lo haría; o el buque que cumple una mi-sión sin contar con las características para ello. Los militares, sin duda algu-na, son buenos cumpliendo órdenes y, sin exagerar, en buena parte el poco desarrollo que tiene el país en vastas regiones se lo debemos exclusivamen-te a la institución castrense.

Todo ello solo habla bien de nuestras Fuerzas Militares, pero deja un proble-ma hondo por fuera, que debe ser dis-cutido en todos los niveles del Estado y la sociedad: se trata del compromiso institucional de las demás agencias del Estado en los temas de seguridad.

Un gran paso ha sido la creación des-de hace aproximadamente 5 años de los Centros de Coordinación de Acción Integral (CCAI), que hoy están en res-tructuración, pero que dieron una mira-da distinta pero aun insuficiente a esta problemática.

Aunque puede sonar repetitivo, se ne-cesita realmente una participación de

La militarización de la seguridad

todas las fuerzas vivas del país para avanzar en la seguridad de manera sis-temática y definitiva, pero parece que para muchos en Colombia ese ni es el camino ni es la prioridad en sus agen-das.

Se necesita, por ejemplo, un compro-miso más activo y decidido de la jus-ticia, de los entes de investigación, de los ministerios, de las administraciones departamentales y municipales, entre otras entidades. Adicional a ello, es fun-damental redefinir roles con otros orga-nismos de seguridad, como la policía, que también y paradójicamente se mili-tarizó, dejando zonas de incertidumbre que vienen siendo aprovechadas por los grupos armados ilegales.

Hasta que no aprendamos que el nar-cotráfico no se neutraliza con esfuerzo militar, o que las FARC no se van a ver golpeadas certeramente sino le qui-tamos su capacidad permanente de reclutamiento a través de programas sociales focalizados, por poner algunos ejemplos, este conflicto, con altas y ba-jas, va a permanecer por largos años.

Mientras tanto nuestros soldados si-guen combatiendo en las selvas, mares, montañas, ríos y cielos de la patria con todo el entusiasmo, dispuestos a dar hasta su vida por nosotros, pero tam-bién reconociendo que la guerra (para ellos eso es lo que vive Colombia) solo con su esfuerzo no se gana.

Así las cosas, podemos tener el mejor Ejército del mundo, los mejores pilotos, infantes, soldados y marinos, pero si no se compromete el Estado y la sociedad en pleno en este esfuerzo gigantesco seguiremos hablando de “conflicto” o de “amenaza terrorista” por largo tiem-po. Todo depende, entonces, ya no de las Fuerzas Militares, sino de nosotros los ciudadanos; tenemos la palabra.

4. Detalles de la investigación sobre los computadores de Luis Édgar Devia Silva. Tras los rastros de ‘Reyes’ Por: Sandra Martínez, especial para El Espectador – Lóndres Jimena Blanco, la única latinoamericana que participó en la redacción del controvertido informe sobre los archivos secretos de ‘Raúl Reyes’, cuenta cómo se armó la investigación. http://www.elespectador.com/impreso/cultura/gente/articulo-272088-tras-los-rastros-de-reyes5. Por estos días, un fuerte debate jurídico y político se está desarrollando por cuenta del reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de Colombia al considerar que la información obtenida en los computadores de alias “Raúl Reyes” son una prueba ilegalmente obtenida y por tanto, no tiene validez frente a investigaciones basadas en ella.

Javier Andrés Flórez Henao, Politólogo

Foto: http://www.definicionabc.com/social/sociedad-civil.php

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Maras: una envolvente pesadilla en el centro de AméricaLa globalización, término acuñado por el economista Theodore Levitt en 19831, hace referencia a la interco-nexión, principalmente económica, en-tre diferentes actores en un mercado global. Esta interconexión permite el intercambio fácil y económico para una diversidad de productos tanto tangibles como intangibles. Si bien originalmente el concepto hace referencia a fenóme-nos económicos, es posible extrapolarlo y aplicarlo a fenómenos relacionados con la seguridad y defensa de las na-ciones.

En este sentido, la criminalidad transna-cional organizada es un perfecto ejem-plo de cómo el crimen y el delito ame-nazan la estabilidad de la región. Así, las maras o pandillas en Centroamérica se constituyen como uno de los princi-pales retos que los gobiernos de la re-gión deben afrontar.

De acuerdo a cifras oficiales, el llamado “Triángulo Norte” (El Salvador, Guate-mala y Honduras) es considerado como el área sin conflicto más peligrosa del mundo, con una tasa promedio de 15 homicidios diarios por cada 100,000 habitantes2. Sólo el Salvador tiene una tasa de 64 homicidios por cada 100,000 habitantes. Esto ha significado el de-sarrollo de políticas de seguridad repre-sivas como el Plan Mano Dura (2003), la Ley Antimara (2004), el Plan Super Mano Dura (2004) y la recién aprobada “Ley de Proscripción de Maras, Pandi-llas, Agrupaciones, Asociaciones y Or-ganizaciones de Naturaleza Criminal” (2010) en El Salvador. Medidas simi-lares se han tomado en Guatemala y en Honduras con resultados similares. Desde 2010, los gobiernos de estos países están en conversaciones para unificar esfuerzos y la apropiación de políticas similares y compatibles que permitan la persecución efectiva en contra de esta amenaza.

Países como México y Estados Unidos han mostrado su preocupación por el crecimiento de las maras centroame-ricanas, pues los comprobados nexos con los carteles de la droga mexicanos y la facilidad de ingreso de narcóticos a Estados Unidos ponen en evidencia la

falta de control en las fronteras y el ries-go para las sociedades del hemisferio. Así, desde 2008, el Plan Mérida incor-pora la necesidad de generar proyectos para el control del pandillerismo en la región.

Sin embargo, las medidas represivas anteriormente mencionadas han teni-do un efecto contrario y la respuesta violenta por parte de las maras no se ha hecho esperar. La tasa de homici-dios aumentó considerablemente entre 2006 y 2010 (pasó de 57.2 a 64 homi-cidios por 100,000 habitantes sólo en El Salvador)3, al igual que han cambiado sus símbolos de identificación para evi-tar ser identificados y perseguidos. De igual manera, el sistema de justicia no ha tenido el suficiente respaldo ni ha sido fortalecido, por lo que en julio de 2010 se habían producido 17,000 arres-tos pero sólo 700 condenas.

Estos hechos demuestran que el control a la criminalidad no debe ser únicamen-te represivo. Debe existir una política integral que permita que aquellos “ma-reros” que han purgado su condena o que hayan abandonado las maras pue-dan regresar de forma adecuada a la sociedad. De igual manera, deben for-

talecerse programas para que jóvenes desistan de ingresar a estas organiza-ciones y emprender una ofensiva que impacte la sociedad en su conjunto, pues la “cultura marera” lleva ya con-solidándose en estos países centroame-ricanos.

Adicionalmente, el sistema judicial centroamericano necesita de reformas estructurales urgentes pues, como fue mencionado anteriormente, no cuen-ta con las condiciones necesarias para impartir la justicia adecuada y dar el suficiente apoyo para las medidas re-presivas puestas en marcha. De igual manera, las políticas carcelarias deben controlar a su interior a los mareros, pues según el Ministro de Defensa de El Salvador, es desde estos lugares don-de la mayoría de delitos se coordinan y desde los cuales los principales delin-cuentes hacen de las suyas.

1. Evolución de la llamada “aldea global”, concepto de-sarrollado por el filósofo canadiense Marshall McLuhan en 1961. 2. General David Monguia, Ministro de Defensa de El Salvador durante la II Conferencia Subregional patroci-nada por el Centro de Estudios Hemisféricos, Julio 2010. 3. Carolina Sampó, Investigadora, durante la II Confe-rencia Subregional patrocinada por el Centro de Estu-dios Hemisféricos, Julio 2010.

Foto: (speedygonzalezesdeladea.blogspot.com)

Carlos Olano C., Profesional en Gobierno y Relaciones Internacionas

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Dogmatismos: un combustible ideológico del conflicto en ColombiaCon motivo de un reciente artículo del profesor Vicenç Fisas en el que acerta-damente anotaba que utilizar ciertos apelativos para calificar a los grupos armados al margen de la Ley, tiene una proclividad a la demonización de los mismos. Nos atrevemos aquí a ampliar su argumento y decir que no sólo se de-monizan estos, sino incluso a la ideolo-gía que fundamenta en el plano teórico el movimiento guerrillero en Colombia.

Con base en esta suposición, vale la pena indagar acerca de los reveces que ello puede presentar para la edificación de un postconflicto, como el que algu-nos avizoran en el país.

Las acciones de los grupos armados ile-gales, causantes de profundos daños a la sociedad colombiana, de un freno en el desarrollo del país, un deterioro de las condiciones de vida, han generado en suma un odio justificable hacia estos por parte de una elevada porción de la sociedad -dentro de la que se incluye la clase dirigente-, estimulando el uso de calificativos como terroristas, enemi-gos del Estado o facinerosos en el léxi-co del establecimiento. Se puede hablar entonces de un rechazo con justificado acervo, del movimiento guerrillero co-lombiano.

Esto empero, ha presentado una te-rrible consecuencia constituida en el hecho de, no sólo demonizar a estos grupos guerrilleros, sino injustamente a la ideología que los alimenta, trasla-dando tendenciosamente estos apelati-vos a los sectores de la población que, no compartiendo la lucha armada, son partidarios de la ideología de izquierda.

Ello ha tenido como efecto directo en el imaginario colectivo, una suerte de macartización a lá criolla, que ha gene-rado evidentes e infundadas reticencias hacia algunas ONG, fundaciones, colec-tivos de pensamiento y demás actores no gubernamentales estudiosos del conflicto y gestores o coadyuvantes de la consecución de la paz, con tendencia de izquierda o simplemente contrarias al pensamiento del establecimiento.

Y no se piense que con esto se des-conoce que muchas veces los grupos armados ilegales se enmascaran y mili-tan, en el plano político, detrás de algu-nas organizaciones fachada, a través de estrategias de deslegitimación del Esta-do. Se intenta llamar la atención frente a que, más allá de eso, es apresurado y extremista prejuzgar y tildar de estrata-gema cualquier acción o intensión que huela a marxismo y emane de entida-des no gubernamentales.

Máxime en un momento histórico en el que se avizora algo de luz más allá del período oscurantista provisto por el conflicto armado. Un momento en el que sería provechoso y deseable depo-ner las barreras en el plano ideológico, y entender que aunque existan posicio-nes o tendencias fundamentadas en la izquierda, estas no dañinas ni necesa-riamente guerrilleras.

Debemos ser concientes de que un postconflicto no consiste únicamente en vencer al enemigo o negociar la paz entre los bandos enfrentados, se trata de preparar a la sociedad en su conjun-to para asumir con buena capacidad la cimentación de una nueva nación, ha-ciendo frente a las secuelas mentales de la guerra. Prepararlo para perdonar y ser perdonado, para asumir la verdad, reparar a las víctimas y construir una memoria histórica.

Este arduo ejercicio se logra únicamen-te con una mente abierta a los pensa-mientos opuestos y respetuosa de los mismos. Demonizar una forma de pen-sar es una alta valla que impide el salto a este estado.

En efecto es fundamental rechazar la lucha insurreccional armada y comba-tirla, velando por su no repetición. Sin embargo, no se debe caer en la exclu-yente macartización, que confunde una ideología legítima con una lucha arma-da fundamentada en un extremismo dañino. Saber y ser conciente de que no es el marxismo el combustible del conflicto, sino la interpretación radical y amañada del mismo, es construir una mente colectiva incluyente y conciente de la realidad.

Esperemos que el pueblo colombiano se concientice y asuma el reto de ser conciente de que nadie tiene la verdad absoluta en sus manos, y de ver la rea-lidad en su extensa complejidad.

Juan Guillermo López, Politólogo

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