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DOSSIER DE PRENSA

Rubén Panete. Arquitecturas negras

Sala de exposiciones de la sede de Gas Natural Fenosa

en Barcelona (Plaza del Gas, 1)

Del 10 de noviembre de 2016 al 10 de marzo de 2017

Rubén Panete. Arquitecturas negras | Plaza del Gas, 1 | 08003 Barcelona |

www.mac.gasnaturalfenosa.com | www.facebook.com/gasnaturalfenosa.mac lunes a viernes no festivos de 10 a 14h y de 16 a 20h

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Índice

1- Presentación de la exposición

2- Una aproximación al imaginario erosivo de Rubén Panete (texto de Fernando Castro Flórez)

3- Reseña biográfica de Rubén Panete

4- Recorrido expositivo

http://www.mac.gasnaturalfenosa.com/

http://www.facebook.com/gasnaturalfenosa.mac



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1. PRESENTACIÓN DE LA EXPOSICIÓN

Rubén Panete. Arquitecturas Negras

El Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa (MAC) de A Coruña presenta, en la sala

de exposiciones de la sede de Gas Natural Fenosa en Barcelona (Plaza del Gas, 1) la

exposición Arquitecturas Negras, del artista gallego Rubén Panete (A Coruña, 1979). La

muestra reúne más de 30 obras, entre las que hay fotografías, una pieza de vídeo y un grafito.

En esta exposición, Rubén Panete revisa el paisaje de su niñez tras siete años recorriendo las

principales ciudades de Europa. Sus diversos cambios de residencia en países como Estados

Unidos, Italia o Alemania, despiertan en él un interés creciente por la arquitectura, el paisaje y

el urbanismo. En este sentido, los edificios y las casas capturan la mirada del artista y se

convierten en protagonistas de su obra, adquiriendo una presencia casi escultórica.

En su recorrido por el continente europeo, Panete se desplaza atraído por una intuición: las

experiencias estéticas que pretende no son sino un intento de colmar el anhelo de revivir la

emoción de los tres momentos iniciáticos en los que se funda su concepción del paisaje. En

consecuencia, Arquitecturas Negras se estructura en torno a los vértices de una geometría

triangular equilátera.

El primer vértice que articula la exposición es el paisaje marino, con las texturas cambiantes de

las mareas y la luz, que aparece representado mediante el elemento pétreo del acantilado o el

peñón. El segundo corresponde al paisaje minero e industrial en su categoría de erosión y

desgaste, entre otras. Por último, el tercer vértice está formado por las tipologías

arquitectónicas funcionales, casas baratas y casas de los trabajadores asociadas o

pertenecientes a ese paisaje industrial. Todo ello está inscrito en una circunferencia que

mantiene la tensión y coherencia de los tres vértices.

Arquitecturas Negras, que se podrá visitar hasta el 10 de marzo de 2017, gravita en torno a la

formalización idolátrica y monumental de esas primeras experiencias relativas al paisaje

originario.

La exposición combina vídeo y fotografía. Los diferentes formatos muestran una única escena:

la de una mirada detenida y embelesada en la quietud reminiscente que se proyecta,

consciente o inconscientemente, en forma de vestigio sobre toda experiencia estética sobre la

construcción del paisaje presente.





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Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa (MAC)

El Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa (MAC) en A Coruña es un centro

multidisciplinar de cultura contemporánea, un espacio dinámico, flexible y abierto, que combina

la actividad expositiva con la integración y participación ciudadana, con el fin de estimular la

creación artística dentro de todos los ámbitos culturales.

A lo largo de los años, el MAC se ha consolidado no sólo como sede expositiva, sino también

como un lugar de encuentro para artistas, aficionados y público, ofreciendo un amplio programa

de actividades culturales, educativas, sociales y artísticas que incluyen exposiciones

temporales, ciclos de conferencias, talleres para escolares y para profesionales.

GAS NATURAL FENOSA apuesta por exportar el amplio abanico de opciones expositivas y

actividades que oferta su Museo de Arte Contemporáneo y permitir que las obras expuestas

puedan ser contempladas más allá de su sede en A Coruña. Con este objetivo exhibió, por

primera vez en Barcelona, a finales del 2010, una selección de piezas de su colección

permanente, Identidad y ausencia, una muestra que reunía obras de once artistas clave de la

actual plástica española basadas en la representación de la figura humana, y creadas al

margen de las convenciones dominantes en el género humano.

En el año 2011, se presentaron, también en Barcelona, Afghanistan: Chronotopia del

fotógrafo de prensa Simon Norfolk, y Séptimo cielo del navarro Carlos Cánovas. En 2012, el

protagonismo corrió a cargo de El perro desnudo, del belga Michel Vanden Elekhoudt, y de

Coup de Parole, del fotógrafo Ángel Marcos. Una de las muestras más celebradas fue la del

japonés Takeshi Shikama, Los murmullos del bosque, realizada durante 2014. El mismo año

se exhibió Todas las cosas del mundo, del artista fotográfico Ricky Dávila, y la más reciente,

en 2015, Obsesión doméstica, de Magdalena Bors.





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2. ILUMINACIONES PROFANAS Y DESTELLOS DE PLENITUD

[Una aproximación al imaginario erosivo de Rubén Panete]

Texto de Fernando Castro Flórez, crítico de arte

"Una casa -declaro David Lynch con extremada lucidez- es un sitio donde todo puede ir mal". El horror domiciliario es, sin ningún género de dudas, uno de los rasgos decisivos de la experiencia moderna, desplegada en una ciudad que tenía que ser, como apuntara Le Corbusier, a la geometrización arquitectónica so pena de entregarse a la turbulenta revolución. Somos los herederos de aquel tránsito despiadado del llamado "Estilo Internacional" al Brutalismo y, de esta experiencia descarnada, finalmente nos empantanamos en el ornamentalismo ecléctico de la condición posmoderna y en una presunto deconstruccionismo que, a la postre, no fue otra cosa que un formalismo nostálgico de una vanguardia a la que se quería despojar de su potencia subversiva. Entre la demolición de Pruitt-Igoe y el atentado de las Torres Gemelas (ambos proyectos de Minoru Yamasaki) se cerró el paréntesis de un momento frenéticamente eufórico pero entregado, descaradamente, al desmantelamiento de lo público y, por supuesto, a neutralización del pensamiento crítico o de las perspectivas utópicas. La serie de las Arquitecturas negras de Rubén Panete alegoriza el desfondamiento completo de los espacios en los que más que habitar sobre-vivimos. Este artista lleva años recorriendo países del Este europeo realizando fotografías de bloque anodinos de hormigón, construcciones nada atractivas que sin embargo atrapaban su mirada: "fui resolviendo que esos grandes bloques -advierte este artista- me devolvían una imagen primigenia amplificada, casi colosal de un paisaje que me era conocido el de las tipologías arquitectónicas pertenecientes a las casas de los trabajadores (barrios de casas baratas o poblados prefabricados) en el paisaje minero donde viví una larga temporada de mi vida". En esas fotografías los edificios o las casas adquieren una presencia casi escultórica en la estela de las tipologías de los Becher, eludiendo la presencia de los habitantes, subrayando más que una estética de la "minimalización", una suerte de tonalidad espectral. Estas intranscendencias arquitectónicas, ante las que no cabe ni la nostalgia reflexiva ni la poetización melancólica, podrían ser conectadas en su "nihilismo" con el Cuadrado Negro de Malevich y con su afirmación de que "el desierto será la ciudad del futuro". El objeto del siglo, por remitir a un libro crucial de Gérard Wajcman, no es tanto la ruina (finalmente la posibilidad, desde Simónides de Ceos para el despliegue del arte de la memoria) cuanto la ausencia.

Rubén Panete no pretende ofrecernos una suerte de "postales turísticas de la desolación" ni es

un post-romántico hechizado con un mundo convertido, estrictamente, en tierra baldía. En un

tiempo desquiciado cuando, de acuerdo con la profecía nietzscheana, "el desierto crece", trata

de encontrar vestigios que permitan la activación de la "mirada embelesada", esa que este

artista rescata de un texto de Jean-Luc Marion sobre el ídolo. Cuando nos enfrentamos al

octaedro de grafito (una piedra artificial fabricada en A Coruña para la realización de

electrodos) que Rubén Panete ha dispuesto en un muro del espacio expositivo podemos, en

primera instancia, que no es otra cosa que un gesto epigónico con respecto al nominalismo

obsesivo del mínimal; sin embargo, no se trata de comulgar con la reiterada fórmula de "what

you see is what you see" sino, al contrario, reparar en que algo (diferente) sucede: un

mecanismo con un buril, ubicado en un hueco del muro, va erosionando la parte trasera de esa





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pieza en diferente ejes. El tiempo de la exposición es, propiamente, un proceso erosivo en el

que del bloque oscuro va desprendiéndose polvo que mancha la pared. Esta suerte de

machine célibataire produce un azaroso aunque planificado élevage de poussière. Con todo,

este artista se sustrae, lúcidamente, a la "duchampitis" o a la estética de less is more, aunque

manifieste un interés específico por la simplicidad y rotundidad formal de las obras de Carl

Andre. La erosión oculta y, al mismo tiempo, visible que genera Rubén Panete podría

considerarse como una materialización de lo Real lacaniano, esto es, como un arriesgado

intento de atravesar la fantasía y, por medio de lo opaco, dar cuenta de una herida. Aquí, valga

el tono un tanto heideggeriano, se está "sosteniendo el vacío" para revelar una verdad

ontológica que se produce en la fricción del mundo y la tierra, esto es, en la tensión de lo

instrumental y el oscuro depósito del sentido.

Las obras de este artista transmiten una extraña serenidad e incluso transforman lo anodino en

"monumental". Su metodología no busca, ni mucho menos, lo estático sino que su

comportamiento es propiamente nomádico; desde el 2009 no ha dejado de recorrer Europa y,

como me indicaba en un correo electrónico, lo hace normalmente en con muy pocos recursos y

con muy escaso equipaje: "Caminar ligero me permite, entre otras cosas, centrar mi atención

en lo que realmente me interesa: lograr un ritmo, un espacio en el que avanzar en lo físico

mientras se piensa, mientras se establecen enlaces entre lo que se experimenta en el tiempo

presente y lo que pertenece a lo que ya ha pasado (conocimientos adquiridos, conclusiones,

sensaciones, sentimientos) y las posibilidades del futuro". No se trata, por tanto, de una deriva-

post-situacionista sino de unos trayectos que tienen más que ver con los "haikus fotográficos"

de Hamish Fulton aunque, en el caso de Rubén Panete, la arquitectura "sin cualidades" atrapa

la mirada en vez de los paisajes naturales. Su actitud poética le lleva a "seguir rastros" que

enlazan los sombríos edificios o la roca erosionada con un vídeo en el que sedimenta texturas

marinas: la marea y el oleaje son oscuros como aquellos presagios de la última playa de

Friedrich. Pero, de pronto, en esta exposición que está dominada por el color del luto, en el

vídeo que es también un "rectángulo negro", aparece un brillo, desde el horizonte llega un

destello como si, en el seno de la "naturaleza herida", hubiera todavía posibilidades para la

esperanza.

"Frente a un arte epiléptico -advierte Javier González Panizo en su libro Escenografías del

secreto-, enfrascado en las psicofonías porno de no tener nada que ver debido a un hiper-

exceso de visibilidad, contra un arte cuya sed de acontecimientos le lleva a comprender lo real

como un tartamudeo balbuceante de lo obsceno e hiperbanal, solo cabe una estética de la

elipsis, una estrategia de bombardeo terrorista, un arte del goce por ese Real que nos

ningunea ante nuestros propios ojos". Todo está a la vista y en plena trivialización apenas

sentimos el deseo-de-ver y abunda ese arte "al que no se le presta atención". Una legión de

idiotas ofrece el espectáculo (para-warholiano) del nothing special, bajo la apariencia de no

enterarse de nada histerizan su vida, muestran en la pantalla total que no hay otro modo de ser

contemporáneo que mostrándose estrictamente bipolar. Estamos, literalmente, curados de

espanto y con la planetarización del Tratamiento Ludovico podemos sonreír y declarar que

"estamos curados" aunque un escupitajo marque nuestros rostros. Nos apasiona lo obsceno y

compartimos "experiencias" en un reality show ultra-digital como (inconscientes)

colaboracionistas del régimen global de vigilancia y control. No parece que la televisión genere

tanto a los herederos de Bartleby cuando a los profesionales del bostezo que, sin embargo,





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consideran las naderías fascinantes. Rubén Panete no está dispuesto a surfear en el tsunami

de las banalidades contemporáneas, al contrario, su imaginación está tensa por la "mirada

embelesada", esa que, por volver a Marion, está "desbordada, contenida, retenida por lo

visible". El resplandor en la oscuridad del horizonte marino alegoriza el instante de plenitud y

nos hace recordar que en plena "naturaleza herida", atravesando la monotonía (Rubén Panete

asume para sí la definición de Klossowski como "un monómano, alguien que privilegia,

incansablemente, una única escena"), tenemos que generar una línea de fuga aunque

solamente sea para tratar de ser "testigos" tanto de la demolición cuanto de la posible aparición

de lo extraordinario. Tal vez esa polvo negro que mancha las paredes de la sala de exposición

y termina acumulado en el suelo sea la confirmación de que tempus edax rerum pero también

el lugar desde el que, a la manera de Beckett, sentimos que il faut continuer. Aquella belleza

que, para Stendhal, era "una promesa de felicidad", puede, en el imaginario utópico pero

radicalmente emplazado, seguir latiendo, como un "presentimiento informe" en esas

iluminaciones profanas que Rubén Panete presenta como vestigios de un desplazamiento en

pos de esa verdad que es estricto des-velamiento.





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3. RESEÑA BIOGRÁFICA DE RUBÉN PANETE

Rubén Panete (A Coruña, 1979) es fotógrafo, artista visual, creativo y director de arte. Sus

diversos cambios de residencia en países como Estados Unidos, Italia y Alemania acrecientan

su interés por la arquitectura, el paisaje y el urbanismo. Desde 2010 codirige y participa en el

proyecto de estudio urbanístico Plattenbau: Arquitectura y Paisaje, desarrollado en Italia,

Croacia, Hungría, España y Alemania, con residencia en Berlín. Coincidiendo con los primeros

viajes vinculados a este proyecto, en el año 2009 y residiendo en Barcelona, Rubén Panete ha

mantenido una dinámica constante de caminar Europa: actualmente se encuentra trabajando

sobre el paisaje del posconflicto en los Países Balcánicos

En su trabajo utiliza principalmente la instalación, la fotografía y el vídeo para cuestionar el

estatus de la imagen como modo de representación y conocimiento. Es en el año 2012 cuando

comienza a centrarse en la investigación de las posibilidades de la materia, expresada en su

literalidad y serialización, que ha sido sometida a procesos erosivos naturales o de desgaste

vinculados a las actividades industriales.

Especializado en iluminación técnica y creativa de arquitecturas efímeras y espacios

expositivos, Panete muestra su preferencia por las instalaciones mínimas y funcionales.

Paralelamente, su trabajo e investigación recorren las transformaciones de un espacio en el

que las dicotomías público y privado, y físico y virtual han dejado de ser opuestas y/o

excluyentes.





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4. RECORRIDO EXPOSITIVO

EL ÍDOLO (Ítaca), 2016

Copia conservación Inkjet sobre papel Epson traditional, BN

58 x 67 cm





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SIN TÍTULO (Torino), 2016


58 x 84 cm





11

KLANG (Ítaca), 2016


58 x 72 cm





12

RECIMIL, 2016


58 x 58 cm





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EUROPA, 2016

12 copias conservación Inkjet sobre papel Epson traditional, BN

27 x 18 cm cada una



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