Después de la tormenta

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Después de la tormenta Fuertes vientos y embravecidas olas Rugían y golpeaban las playas de sisal; Cielo ennegrecido, por negras nubes A todos sin medida atormentaban. Después; las nubes despejaron el cielo, Dejando un colorido atardecer Y una bella acuarela marina, El naranja del sol, sobre cielo y mar. Diminutas ondas en el apacible mar A lápiz en la superficie trazadas, Curvas y curvas, espejo sin terminar. ¡Ho! Todos se regocijaban ante él, Admirándolo con ternura y amor, Agradeciendo por la sonrisa de Dios. Emiliano Alberto Canto Quintal. Mérida, Yucatán a 4 de Septiembre de 2014.

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Después de la tormenta

Fuertes vientos y embravecidas olas

Rugían y golpeaban las playas de sisal;

Cielo ennegrecido, por negras nubes

A todos sin medida atormentaban.

Después; las nubes despejaron el cielo,

Dejando un colorido atardecer

Y una bella acuarela marina,

El naranja del sol, sobre cielo y mar.

Diminutas ondas en el apacible mar

A lápiz en la superficie trazadas,

Curvas y curvas, espejo sin terminar.

¡Ho! Todos se regocijaban ante él,

Admirándolo con ternura y amor,

Agradeciendo por la sonrisa de Dios.

Emiliano Alberto Canto Quintal.

Mérida, Yucatán a 4 de Septiembre de 2014.