En La Tormenta
Transcript of En La Tormenta
ENLATORMENTA
TAYLORADAMS
TraduccióndeMercèDiago
SÍGUENOSEN
@megustaleerebooks
@megustaleer
@megustaleer
ParaRiley
Enviado:23/12,18.52hA:[email protected]:[email protected]
Loharemosestanoche.Despuésnecesitaremosunsitiodondedormirduranteunascuantassemanas.Ynecesitosaberacienciaciertaqueestáspreparadoparaloquehablamos.Envíamelascantidades.Luegoeliminaestecorreoyyoeliminaréeltuyo.EstoycolgadoenunáreadedescansodealgúnlugarperdidodeColorado,latormentadenieveescada
vezmásintensayestoyapuntodehacerunacosaquenotienevueltaatrás.Ah,yfelizNavidad.
CREPÚSCULO
19.39h
23dediciembre
—Queteden,BingCrosby.DarbyThornehabíaascendidoyanuevekilómetrosporelpuertodemontaña
de Backbone Pass cuando se le rompió el limpiaparabrisas y la voz de bajo-barítonoentrabaenelsegundoestribillo.Estababienclaro:CrosbytendríaunasblancasNavidades.Ahorayapodíaquedarsecalladito.Giróeldialdelaradioconelpulgar(nadaapartedeinterferencias)yobservó
elaleteoquehacíaelbrazodellimpia,comosituvieraunamuñecafracturada.Seplanteópararparaengancharloconcintaaislante,peroelarcéndelacarreterahabía desaparecido bajo unos muros de hielo sucio que la flanqueaban aizquierdayaderecha.Detodosmodos, ledabamiedoparar.Hacíaunahoraymedia, cuando pasaba por Gypsum a toda velocidad, caían copos de nievegrandesaunqueenclenques,quesehabíanvueltomáspequeñosycompactosamedidaqueganabaaltitud.Ahoraresultabanhipnóticosbajolosfarosdelcocheenmarcha,unparabrisasdeestrellasquesedifuminabanalavelocidaddelaluz.Segúnelúltimoavisoquesehabíacruzado,eraobligatoriollevarcadenas.Darby no tenía cadenas para la nieve. Todavía no, por lo menos. Era su
segundo año en la Universidad del Colorado en Boulder y nunca se habíaplanteado aventurarse fuera del campus más allá de Ralphie’s Thriftway.Recordóregresarprecisamentedeahíapieelmesanterior,medioborracha,conun grupo de conocidos de su residencia, y cuando uno de ellos le preguntó(aunqueleimportaramásbienunamierda)dóndepensabapasarlasvacaciones
deNavidad,Darby le respondió sin tapujos que haría falta unmilagro divinoparahacerlaregresarasucasa,enUtah.PuesparecíaqueDioslahabíaescuchado,porquehabíabendecidoalamadre
deDarbyconuncáncerdepáncreasenfaseterminal.Seenteróayer.AtravésdeunSMS.RASCA-RASCA.Lahojadobladadellimpiavolvióagolpearelcristal,peroloscoposestaban
lobastantesecosyelcochecirculabaasuficientevelocidadcomoparamantenerelparabrisaslimpio.Elverdaderoproblemaeralanievequeseacumulabaenlacarretera. Las líneas divisorias amarillas ya estaban ocultas por varioscentímetrosdeblancurareciéncaídayDarbynotabacómolosbajosdelHondaCivicibanrascandocontralasuperficieaintervalosregulares.Sonabacomounatoshúmeda,unpocopeoracadapaso.Laúltimavezhabíanotadoqueelvolantele vibraba entre las manos, que lo sujetaban con fuerza. Si el paisaje seguíaempolvándose, sequedaríaallí tirada,adosmil setecientosmetrosporencimadelniveldelmarconuncuartodedepósitodegasolina,sincoberturademóvilyconsuspensamientosatribuladoscomoúnicacompañía.Y también, suponía, con la voz estridente deBingCrosby, que canturreó el
últimoestribillomientrasDarbydabaunsorboalRedBulltemplado.RASCA-RASCA.Todoeltrayectoigual,unaobligaciónborrosayconojosinyectadosensangre
a través de kilómetros de estribaciones y llanuras cubiertas de maleza. Sintiempoparaparar.Loúnicoquehabíacomidoentodoeldíaeraibuprofeno.Sehabíadejadoencendidalalámparadelescritoriodesuhabitación,peronosediocuenta hasta salir del aparcamiento de Dryden, y entonces estaba demasiadolejosparavolver.Saborácidoen lagarganta.Escuchando los temasdePiratedSchoolyard Heroes y My Chemical Romance en bucle en el iPod (ahora sinbatería). Letreros verdes que pasaba a toda velocidad con calcomaníasdescoloridas de comida rápida.Boulder se había desvanecidopor el retrovisor
trasero alrededor delmediodía, y luego la silueta neblinosa deDenver con suflota de jets en tierra y, por último, el pequeño Gypsum tras una pantalla decoposdenieveencaídalibre.
RASCA-RASCA.White Christmas de Bing Crosby se apagó y sonó la siguiente canción
navideña.Yalashabíaescuchadotodasdosveces.ElHondadiounafuertesacudidahacialaizquierda.ElRedBulllesalpicóen
la falda. El volante se le quedó rígido entre las manos y forcejeó contra élduranteunsegundoconelestómagoencogido(«giraconelpatinazo,giraconelpatinazo») antes de recuperar el control del vehículo y seguir cuesta arriba,aunqueperdiendovelocidad.Perdiendotracción.—No,no,no.Pisóelacelerador.Los neumáticos de uso universal se agarraron y se soltaron en la nieve
fangosa,quezarandeabaelcocheconviolencia.Elcapódespedíahumo.—Vengaya,Blue...RASCA-RASCA.LlamabaBluealcochedesdelaépocadeinstituto.Ahorarozabaelacelerador,
en busca del efecto sensorial de la tracción. Por el retrovisor vio cómo selevantabanunpardechorrosdenieve,deun rojoencendidoporefectode losfarostraseros.Unfuertetraqueteo,losbajosdeBluequevolvíanarascarcontralasuperficienevada.Elcochepatinóycoleó,convertidoenunaespeciedebarcoy...
RASCA...La hoja del limpiaparabrisas izquierdo se rompió y se desprendió dando un
giro.Selecayóelalmaalospies.—¡Oh,mierda!Enesosmomentosloscoposdenieveseadheríanalhemisferioizquierdodel
parabrisasyseacumulabanconrapidezenelcristaldesprotegido.Habíaperdido
demasiadavelocidad.Encuestióndesegundoslavisióndelacarreteraestatal7habíaquedado reducidaaun túnelyDarbygolpeóelvolante.Sonóel claxon,quenadieoyó.«Asímuere lagente—advirtióestremecida—.Enuna tormentadenieve, la
gentequedaatrapadaenzonasruralesysequedasingasolina.»«Muerencongelados.»DiounsorboalRedBull,yavacío.Apagólaradio,seinclinóhaciaelasientodelpasajeroparaverlacarreterae
intentó recordar cuándo había visto un vehículo por última vez. ¿Cuántoskilómetroshacía?EraunquitanievesnaranjaconlasletrasCDOT(DepartamentodeTransportedeColorado)estarcidasenlapuerta,arrimadoalcarrilizquierdoysoltandounanubedeesquirlasdehielo.Hacíaporlomenosunahora.Todavíahabíasol.Ahora el sol no eramás que un farol gris que se deslizaba entre los picos
recortadosmientraselcieloseapagabacontonosmorados.Losabetosheladosiban convirtiéndose en siluetas recortadas. Las llanuras oscurecían y seasemejabana lagosdesombra.Segúnelcartelde laestacióndeservicioShellquehabíapasadocincuentakilómetrosatrás,latemperaturaeradequincegradosbajocero.Ahoraseríainclusoinferior.Entonceslovio:enunabarreradenieveasuderecha,uncartelverdemedio
enterrado. Se le fue revelando poco a poco hasta que los faros delanteros ysucios del Honda lo iluminaron con un destello: 365 DÍAS DESDE EL ÚLTIMO
ACCIDENTEMORTAL.Probablementelacuentanoestuvieraactualizadaporculpadelatormentade
nieve, pero le pareció fantasmagórico de todosmodos.Un año exacto, lo queconvertíaesanocheenunaespeciedeaniversariosombrío.Leafectódemanerapersonal,comounodesuscalcosdelápidas.Delantedeella,otraseñal.ÁREADEDESCANSOPRÓXIMA.
Vistauna,vistastodas.Una estructura alargada (centro de visitantes, lavabos, tal vez un pequeño
colmado o cafetería gestionada por voluntarios) acomodada entre abetosazotadosporelvientoyladerasrocosasagrietadas.Unmástildesnudo.Eltocónde un viejo árbol en forma de tambor. Una multitud de estatuas de bronceenterradas hasta la cintura; arte financiado por los contribuyentes en honor aalgún médico o pionero local. Y una zona de aparcamiento improvisada conunos pocos coches estacionados, otros conductores atrapados como ella,esperandolallegadadelasquitanieves.DarbyhabíapasadopordocenasdeáreasdedescansodesdeBoulder.Algunas
mayores, lamayoríamejores, todasmenos aisladas. Pero, por lo que parecía,aquellaeralaqueeldestinoleadjudicaba.¿CANSADO?,preguntabauncartelazul.CAFÉGRATISENELINTERIOR.Yotromásnuevo,que lucíael sellodeláguiladeSeguridadNacionalde la
épocadeBush:SIVESALGO,CUÉNTALO.El último letrero, situado al final del carril de salida, tenía forma de «T».
Dirigíaa loscamionesyautocaravanashacia la izquierdaya losvehículosdemenortamañohacialaderecha.Darbyestuvoapuntodepasarporencimadelcartel.Ahoranoveíanadaa travésdelparabrisasporculpade lagrancantidadde
nieve. El limpia de la derecha también había empezado a fallarle, y por eso,sacandoelbrazopor laventanilla,habíaabiertouncírculoenel cristal con lapalmadelamano.Eracomonavegarmirandoporunperiscopio.Nisiquierasemolestó en buscar una plaza de aparcamiento —las líneas pintadas y losbordillosnoresultaríanvisibleshastamarzo—,porloqueacurrucóaBluedetrásdeunmonovolumengrissinventanillas.Apagóelmotor.Despuéslosfarosdelanteros.Silencio.Todavía le temblaban las manos. Los retazos de adrenalina del primer
patinazo. Cerró los puños con fuerza, primero la mano derecha y luego la
izquierda(«inhala,cuentahastacinco,exhala»)ycontemplóloscoposdenievequeibanacumulándoseenelparabrisas.Elcírculoquehabíaabiertodesaparecióen diez segundos. En treinta quedó rodeada por muros de hielo que ibanoscureciéndose,yenfrentándosealhechodequenollegaríaaProvo,Utah,antesdelmediodíadeldíasiguiente.AquellahoradellegadaestimadaconoptimismolehabíahechodesearvencerlatormentadenievequecaíasobreBackbonePassantes de medianoche y llegar a Vernal a tiempo de echar una cabezada pararecuperarsealastresdelamadrugada.Yaerancasilasochodelatarde.Aunquenopararaparadormirniparaorinar,nollegaríaahablarconsumadreantesdela primera operación. Esa posibilidad quedaba DESCARTADA POR COMPLETO, aligualquepasarotropuertomásdemontañasegúnsuappdenoticias.Tendráqueserdespuésdelaoperación,pues.Seráentonces.AhoraelHondaestabatotalmenteaoscuras.Lanieveseacumulabacontrael
cristalportodaspartescomosideunacuevadelÁrticosetratara.ComprobóeliPhoneentrecerrandolosojosparaverelbrilloeléctrico:noteníacoberturaylequedabaunnueveporcientodebatería.ElúltimoSMSquehabíarecibidoseguíaabierto. Lo leyó por primera vez en la autopista, cerca de Gypsum, mientrascruzaba un paso elevado resbaladizo por el hielo a toda pastilla, a casi cientocuarenta kilómetros por hora, con la pantallita temblándole en la palma de lamano:Ahoramismoestábien.«Ahoramismo.»Eraunaexpresiónaterradora.Ynisiquieraeralapartemás
aterradora.Devon,lahermanamayordeDarby,pensabaconemoticonos.Susmensajesy
entradasdeTwitterleteníanalergiaalapuntuación;muyamenudoeranráfagasdepalabreríaenbuscadeunpensamientocoherente.Peroaquelno.Devonhabíadecidido escribir bien y acabar cada frase con un punto. Aquellos pequeñosdetallesseacomodaronenelestómagodeDarbycomounaúlcera.Noerannadatangible,perosíunapistadequeloquesucedíaenelhospitalUtahValley,fuera
lo que fuese, no estaba nada «bien» pero no podía expresarse a través de unteclado.Apenascuatropalabras.Ahoramismoestábien.Y ahí estaba Darby, la segunda, la hija que rendía por debajo de sus
posibilidades,atrapadaenunáreadedescansosolitariajustodebajodelacimadeBackbonePass,porquehabíaintentadoenfrentarsealapocalipsisnevadoenlasRocosasyhabíafracasado.Amilesdemetrosporencimadelniveldelmar,atrapada por la nieve en el interior de un Honda Civic del 94 con loslimpiaparabrisas rotos, el teléfono a punto de morirse y un mensaje de textocrípticoapuntodeexplotarleenlacabeza.«Ahoramismomamáestábien.»Asaberquédemoniossignificabaeso.De pequeña la muerte le fascinaba. No había perdido a ninguno de sus
abuelos,porloquelamuerteeratodavíaunconceptoabstracto,algoquevisitary explorar en calidad de turista. Le encantaba calcar lápidas; fijando papel dearroz contra una lápida y frotando con barras de pastel o cera negras seconseguía una reproducción detallada. Eran preciosas. Su colección privadaconstaba de cientos de calcos, algunos enmarcados. Algunos de personasdesconocidas.Otrosdepersonasfamosas.Elañoanteriorhabíasaltadounavallaen Denver para conseguir el de Buffalo Bill. Durantemucho tiempo le habíaparecidoqueaquellararezasuya,aquellafascinaciónadolescenteporlamuerte,laprepararíamejorparalarealidadcuandollegaralahoradelaverdad.Puesno.DedicóunosmomentosaleeryreleeraoscuraslaspalabrasdeDevonenel
coche.Pensóquesipermanecíaenelinteriordeaquellacriptafríaacompañadaúnicamentedesuspensamientos,seecharíaallorarapesardequeenlasúltimasveinticuatrohorasyaeraloquemáshabíahecho.Nopodíaperderempuje.Nopodíacaerdenuevoenesepozo.AligualqueBluesehabíaidoatascandoenlafuertenevada, a kilómetrosdedistanciade ayudahumana; te engullía si se lopermitías.
«Inhala.Cuentahastacinco.Exhala.»Avanza.Así pues, se embolsó el iPhone, se desabrochó el cinturón de seguridad, se
enfundóunanorakencimade lasudaderaconcapuchadeBoulderArtWalkyconfióenque,ademásdelapromesadecafégratuito,aquellaáreadedescansocutretuvieraWi-Fi.
Enelinteriordelaoficinadeturismopreguntóalaprimerapersonaquevio,queseñalóhaciaelcartelplastificadoenplanbaratoquehabíaenlapared:«Wi-Fiparanuestrosclientes,¡cortesíadelafantásticacolaboraciónentreelCDOTyRoadConnect!».Elhombresecolocódetrásdeella.—Di...dicequetecobrarán.—Pagaré.—Esunpocoabusivo.—Pagarédetodosmodos.—¿Loves?—Señaló—.3,95dólarespordiezminutos.—Solonecesitohacerunallamada.—¿Dequéduración?—Nosé.—Porque si vas a hablarmás de veinteminutos, quizá te interese el abono
mensualdeRoadConnect,quedicequesolocuestadiezdólarespor...—Joder,tío,medaigual.Darby no contestó así a propósito. Hasta ahora no había visto bien al
desconocido,bajolaluzasépticadelosfluorescentes,cincuentaymuchosaños,chaqueta amarilla Carhartt, un pendiente y perilla canosa. Como un pirata demiradatriste.Serecordóqueprobablementetambiénestabaallíatrapadoyquesolointentabaayudar.De todos modos, su iPhone no encontraba la red inalámbrica. Fue
desplazándoseporlapantallaconelpulgaresperandoqueapareciera.Nada.Elhombreregresóasuasiento.—¿Karma,eh?Ellanolehizonicaso.Aquellugardebíadeserunacafeteríaquefuncionabaporeldía.Peroaquíy
ahoralerecordabaunaestacióndeautobusesahorasintempestivas,conexcesode iluminación y desértica. El puesto de café (LaColina del Espresso) estabacerrado a cal y canto tras una persiana de seguridad. Detrás, dos cafeterasindustriales con botones analógicos y bandejas para el goteo ennegrecidas.Pastas pasadas. Una carta en una pizarra en la que figuraban unas cuantasbebidascarasysofisticadas.Laoficinadeturismoeraunaúnicaestancia,unrectángulolargoqueseguíala
columna vertebral del techo, con lavabos públicos al fondo. Sillas demadera,una mesa ancha y bancos a lo largo de la pared. Cerca, una máquinaexpendedora y expositores de folletos turísticos. La sala daba sensación deestrechez y resultaba cavernosa, además de despedir un fuerte olor adesinfectante.¿Y lapromesadecafégratuito?EnelmostradordepiedraymorterodeLa
Colina del Espresso había una pila de vasos de poliestireno, servilletas y dosjarrasenplacasdecalorprotegidasporlapersiana.UnadeellasetiquetadacomoKAFÉylaotraCOCO.«Algúnfuncionarioestatalnotieneniideadeortografía.»Advirtióqueelmorteroestabarajadoalaalturadeltobilloyqueunadelas
piedras estaba suelta. Bastaba una patada para hacerla caer. Aquello molestósobremaneraaunreductoobsesivo-compulsivodelcerebrodeDarby.Comolanecesidaddearrancarseunuñero.Oyótambiénunsuavezumbido,similaralrasgueodelasalasdelalangosta,y
sepreguntósiellugarseabastecíaconsuministrodeenergíadeemergencia.Tal
vez por eso se había reseteado elWi-Fi. Se volvió hacia el desconocido de laperilla.—¿Hasvistoalgúnteléfonopúblicoporaquí?Elhombrealzólavista,comodiciendo«¿Ah,todavíaestásaquí?»,ynegócon
lacabeza.—¿Tienescoberturademóvil?—preguntóella.—DesdeWhiteBendyano.Se lecayóelalmaa lospies.Segúnelmapade la regiónquecolgabade la
pared,aquellaáreadedescansosellamabaWanapa(queveníaasignificaralgoasícomo«Diablillo»,cortesíadelatribulocaldelospayutes).Atreintaycincokilómetros al norte había otra área de descanso, con el nombre similar deWanapani, que venía a ser algo así como«GranDiablo», y quince kilómetrosmás allá, colina abajo, se encontraba el pueblo deWhiteBend.Esa noche, envísperasdelapocalipsisoarmagedónnevado,oNievezillaoloquefueraquelollamaranlosmeteorólogos,WhiteBendbienpodríaestarenlaluna...—Tengocoberturafuera—dijootravozmasculina.Detrásdeella.Darbysevolvió.Elchicoestabaapoyadocontralapuertadeentradaconuna
manoenelpomo.Habíapasadoporsuladoalentrar(«¿cómoesquenimehefijado?»). El joven era alto, de espalda ancha, y debía de ser uno o dos añosmayorqueella.BienpodríahabersidounodeloschicosdeAlphaSigconlosquesalíadejuergasucompañerodepiso,conunamatadepelolaciaybrillante,unanorakverdedeNorthFaceysonrisatímida.—Aunque solo una raya y solo durante unos minutos —añadió—. Mi
compañíaes,ejem,T-Mobile.—Lamíatambién.¿Dónde?—Ahí,juntoalasestatuas.Darbyasintióyconfióenquelequedarasuficientebateríaparallamar.—¿Sabes...eh...algunodevosotrossabecuándovanavenirlasquitanieves?Losdoshombresnegaronconlacabeza.ADarbynolegustabaestarenmedio
delosdosporqueteníaquegirarlacabezacontinuamente.—Creoquelasemisionesdeemergenciahanterminado—dijoelcincuentón
señalando una radio de AM/FM de la década de los noventa que emitía unzumbidoenelmostrador.Elorigendelasinterferenciasquelehabíanparecidoelaleteodeun insecto.Estabaencerradodetrásde lapersianadeseguridad—.Cuando he llegado, estaban dando noticias sobre el tráfico y el Smart HomeArenacada treintasegundos—añadió—.Peroahoranoemitenada.Talvezelrepetidorhayaquedadocubiertodenieve.Alargólamanoporentrelarejillayenderezólaantena,locualhizoquelas
interferenciascambiarandeintensidad.—SiguesiendomejorqueBingCrosby.—¿QuiénesBingCrosby?—preguntóeljoven.—UnodelosBeatles—respondióelhombremayor.—Ah.Poralgúnmotivoelcincuentónlecaíabienysearrepintiódehabersidotan
bruscaconélporlodelWi-Fi.—Nosémuchodemúsica—reconocióeljoven.—Senota.Sefijóenqueenlamesagrandehabíaunabarajadenaipesconlasesquinas
dobladas.Unaversiónestándarparajugaralpóquer,queserviríaparauniradosdesconocidosatrapadosenunatormentadenieve.Seoyólacadenadeunváterdesdelosbaños.«Tresdesconocidos»,calculó.Sevolvióaguardarelmóvilenelbolsillodelosvaquerosysediocuentade
quelosdoshombresseguíanteniendolavistapuestaenella.Unodelanteyotrodetrás.—MellamoEd—dijoelcincuentón.—Ashley—dijoeljoven.Darbynolesdijocómosellamaba.Salióporlapuertaconloscodosabiertos
y volvió a adentrarse en las temperaturas gélidas del exterior, las manos
hundidas en los bolsillos del anorak. Dejó que la puerta oscilante se cerraradetrásdeellayoyócómoelhombremayorpreguntabaaljoven:—Oye,¿tellamasAshley?¿Comounamujer?—Noessolounnombredemujer—refunfuñó.Lapuertasecerró.El mundo exterior había oscurecido bajo las sombras. El sol ya se había
ocultado. Los copos de nieve que caían se veían anaranjados por culpa de laúnicaluzexteriordelaoficinadeturismo,queteníaformadeplatilloycolgabapor encima del umbral de la puerta. Pero el apocalipsis nevado parecía haberamainado ligeramente por momentos; los picos lejanos quedaban recortadoscontra la nocheque caía.Esquirlas de roca escarpada,medioocultas entre losárboles.Sesubióbienelcuellodelanorakytiritó.Elgrupodeestatuasqueeljoven,Ashley,habíamencionadoquedabaaleste
deláreadedescanso,pasadoelmástilylazonadepicnic.Cercadelcarrilporelque había salido. Desde ahí, apenas las veía. No eran más que unas siluetasmedioenterradasenlanieve.—Eh.Darbysediolavuelta.Volvía a serAshley.Dejó que la puerta se cerrara con un clic y la alcanzó
dandozancadasenlanieve.—Hetenidoque...queiraunsitioenconcreto.Eselúnicolugarenelquehe
encontrado cobertura, y solo tenía una raya. Quizá solo puedas enviar unmensaje.—Conesomebasta.Sesubiólacremalleradelanorak.—Teloenseñaré.Siguieron sus pisadas anteriores y Darby se dio cuenta de que ya estaban
medio llenas de varios centímetros de nieve polvo reciente. Aunque no se lepreguntó,seplanteócuántotiempollevaríaélallíatrapado.
Cuandoestuvieron a cierta distanciadel edificio, también sepercatódequeaquellaáreadedescansoestabaenclavadaenunprecipicio.Detrásde laparedposterior (los baños), las copas de los árboles erosionadas marcaban undespeñadero escarpado. Ni siquiera veía claramente dónde empezaba adescender el terreno puesto que elmanto de nieve ocultaba la inclinación.Unpasoenfalsopodíaresultarmortal.Lafloradealláarribaeraigualdehostil,lospinosdeOregónhabíanadoptadoformasgrotescasporculpadelasventolerasyteníanlasramasirregularesyrígidas.—Gracias—dijoDarby.Ashley no la oyó. Seguían avanzando dando bandazos por la nieve que le
llegabahastalacinturayconlosbrazosextendidosparamantenerelequilibrio.Fueradelsendero,lanieveeramásprofunda.YateníalasConverseempapadasylosdedosdelpieentumecidos.—¿OseaquetellamasAshley?—preguntó.—Sí.—¿NoAsh?—¿Porquéibaallamarmeasí?—Solopreguntaba.Darby volvió a echar unamirada hacia la oficina de turismoy advirtió una
siluetadepieenelbrilloámbardelaúnicaventanadeledificio.Lesobservabadesdedetrásdelcristalcubiertodehielo.Noalcanzóadistinguirsisetratabadelhombremayor(Ed)odelapersonaquenohabíavisto.—Ashley no es solo nombre de mujer —dijo mientras avanzaban
pesadamente—.Tambiénpuedeserunnombremasculino.—Oh,claro.—ComoAshleyWilkesdeLoqueelvientosellevó.—Justoloqueestabapensando—dijoDarby.Enesosmomentosleapetecía
vacilarunpoco.Detodosmodos,lapartemássuspicazdesucerebro,delacualnunca acababa de librarse, se preguntó: «¿Conoces esa película del año de laperaynosabesquiénessonlosBeatles?»
—OAshleyJohnson—dijoél—.Elfamosojugadorderugby.—Esetelohasinventado.—Queno.—Señalóalolejos—.Eh,sevelacolinadeMelanie.—¿Qué?—LacolinadeMelanie.—Semostróazorado—.Perdona,llevoaquícolgado
mucho tiempo y he leído todo lo que he encontrado en el mostrador deinformación. ¿Ves esa colina grande de ahí? Un tío le puso el nombre de sumujer.—Quétierno.—Talvez.Anoserquefueraunamaneradellamarlafrígidaeinhóspita.Darbyrioentredientes.Para entonces ya habían llegado a las estatuas con carámbanos. Había un
montón.Probablementehubieraunaplacaenterradaenalgúnsitiobajolanieveque informara del significado de todo aquello. Las esculturas parecían niños.Corriendo,saltando,jugando,fundidosenbronceyrecubiertosdehielo.Ashleyseñalóunaqueblandíaunbatedebéisbol.—Ahí.Alladodeljugador.—¿Aquí?—Sí.Aquíesdondeheencontradoseñal.—Gracias.—¿Quieres...?—Vaciló,lasmanosenlosbolsillos—.¿Queme...eh...quede?Silencio.—Enfin.Merefieroaquesi...—No.—Darbyesbozóunasonrisasincera—.Estoybien.Gracias.—Esperabaquedijeraseso.Haceunfríodecojonesaquí fuera.—Desplegó
unasonrisafácildelassuyasyregresóalaslucesnaranjasdespidiéndoseconungestodelamanoporencimadelhombro—.QuelopasesbienaquífueraconlosNiñosdePesadilla.—Seguroquesí.Darbyno fue conscientede lo inquietantesque resultaban las estatuashasta
quesequedósolaconellas.Alosniños lesfaltabanpedazos.Se tratabadeunestiloartísticoqueyahabíavistoantes—elescultorutilizabapiezasdebroncesinpulirylasfusionabasoldándolasdeunaformacuriosaycontraintuitivaquedejabajunturasyhueco—pero,aoscuras,suimaginaciónlasconvertíaenalgosiniestro.Elniñodelaizquierda,elqueblandíaelbatedebéisbolalqueAshleyhabía llamado «jugador», tenía las costillas al aire. Otros lucían brazoslarguiruchos y mutilados, a los que faltaban pedazos de carne. Como unamultituddevíctimasdeunpitbullrabioso,medioroídoshastaelhueso.¿CómoleshabíallamadoAshley?«NiñosdePesadilla.»Élestabaa seismetrosdedistancia,convertidocasienunasiluetacontra la
luzanaranjadadeláreadedescanso,cuandoDarbysediolavueltaparallamarle.—Eh,espera.Élvolviólavistaatrás.—Darby—dijoella—.MellamoDarby.Élsonrió.«Graciasporayudarme—queríadecir—.Graciasporseramableconmigo,un
absolutodesconocido.»Laspalabrasestabanahí,ensucabeza,peronoeracapazde articularlas. Dejaron de mirarse de hito en hito y el momento se fuedesvaneciendo...«Gracias,Ashley...»Élsiguiócaminando.Sevolvióaparar,pensativo,ehizounúltimocomentario.—SabesqueDarbyesnombredechico,¿verdad?Ellaseechóareír.Le observó mientras se marchaba y entonces se apoyó contra el bate de
béisboldelaestatua,heladoamediobalanceo,yalzóeliPhoneendirecciónalcielo contra los copos de nieve que caían. Entrecerró los ojos para mirar laesquinasuperiorizquierdadelapantalla.Sincobertura.Aguardóenlaoscuridad,sola.Enlaesquinaderecha,labateríahabíabajado
al seis por ciento. Y el cargador enchufado en una toma de corriente de suhabitación.Atrescientoskilómetrosdedistancia.—Porfavor—susurró—.Porfavor,Dios...Seguíasintenercobertura.Respirabaporentreelcastañeteodelosdientesy
releyóelmensajedesuhermana:Ahoramismoestábien.«Bien»eslapeorpalabradeunidioma.Sincontexto,escomonodecirnada.
«Bien»podíasignificarquesumadreMayaestabamejor,queestabapeoryqueestaba...pues«bien».Sedicequeelcáncerdepáncreasesunasesinorápidoporquelamuertesuele
sobreveniralcabodesemanasoinclusodíasdeemitirseeldiagnóstico,peronoescierto.Tardaañosenmatar.Loquepasaesqueesasintomáticodurante lasprimeras fases, se multiplica de forma invisible dentro de su huésped y noprovocaictericianidolorabdominalhastaqueesdemasiadotarde.Eraunaideaescalofriante que el cáncer ya estuviera en el interior de su madre mientrasDarby iba al instituto. Ya estaba cuando Darby mintió sobre las etiquetas deSears rotas dentro del bolso. Ya estaba cuando volvió a casa en coche undomingoa las tresde lamadrugada,aturdidaporhaber tomadoéxtasismaloyconunbrazaleteverdefluorescenteenlamuñeca,ysumadreseechóalloraryla llamó desvergonzada y degenerada. Esa criatura invisible estaba allíencaramadaasuhombrodurantetodoaqueltiempo,escuchandoahurtadillas,yellahabíaidomuriendopocoapocosinqueningunadelasdoslosupiera.HablaronporúltimavezeldíadeAccióndeGracias.Lallamadaconsistióen
másdeunahoradecrucedeacusaciones,perolosúltimossegundosselehabíanquedadograbadosenlamemoria.«Papá nos dejó por culpa tuya», recordó haber dicho. «Y si hubiera podido
elegirloaélenvezdeati,lohabríahecho.Sinpensármelo.»«Sinpensármeloniunaputavez,Maya.»Sesecólaslágrimasconelpulgar,queyaselecongelabanenlapiel.Exhaló
contra el aire gélido. Estaban preparando a su madre para una operación, en
aquelinstante,enelhospitalUtahValley,yahíestabaDarby,atrapadaenunáreadedescansodemalamuerteenmediodelasRocosas.Sabía que no tenía suficiente gasolina para dejar a Blue en punto muerto
demasiado rato. Por lo menos, la oficina de turismo tenía calefacción yelectricidad.Legustaraono,tendríaquecharlardecualquiernimiedadconEd,Ashleyyquienquieraquehabíatiradodelacadenadelváter.Selosimaginó,ungrupodedesconocidosatrapadosenunatormentadenieve,comolosbuscadoresde oro y los colonos debieron de haber compartido refugio en esas mismasmontañas siglos atrás, sorbiendo café aguado e intercambiando historiasalrededor de la hoguera, y escuchando la radio para tener alguna ideaindescifrabledecuándollegaríanlasquitanieves.TalvezhicieraalgúncontactoparaFacebookyaprendieraajugaralpóquer.OquizásesentaraenelHondaamorircongelada.Ambasopcionesresultabanigualdeatractivas.Lanzóunamiradaalaestatuamáscercana.—Va a ser una noche larga,muchachos.—Comprobó el iPhone por última
vez,aunqueparaentoncesyahabíaperdido laesperanzadeque fuerael lugarmágicoconcoberturaquelehabíadichoAshley.Loúnicoqueestabahaciendoahífueraeragastarbateríayexponersealacongelación.—Menudanochelargademierda.RegresóaledificiodeWanapaynotócómolamigrañaasomabaporelborde
de sus pensamientos. El apocalipsis de nieve arreciaba de nuevo, el viento seaceleraba detrás de ella, hacía crujir los abetos y le tensaba la chaqueta.Inconscientemente contó los coches del aparcamientomientras caminaba: tres,mássuHonda.Unmonovolumengris,unafurgonetadecargarojayunvehículonoidentificado,todosellosmedioenterradosbajodistintascapasdeescarcha.De camino decidió rodear aquella pequeña colección de coches varados y
cruzar el aparcamiento. Sin motivo aparente. Más tarde esa misma nocherememoraríaaquelladecisióngratuita infinidaddevecesysepreguntaríacuán
distintahabríaresultadolaveladasisehubiera limitadoaseguir lashuellasdeAshley.Pasójuntoalahileradevehículos.Primeroestabalafurgonetaroja.Sacosdearenaenlabancada,cadenaspara
los neumáticos.Menos nieve acumulada que en los demás vehículos, lo cualsignificabaquenollevabaahímuchotiempo.Calculóqueunostreintaminutos.Elsegundococheestabaenterradodeltodo;noeramásqueunmontículode
nieve inidentificable.Ni siquieradistinguía el color de la carrocería; podía serperfectamenteuncontenedordebasura.Algoanchoycuadrado.Eraelquemástiempollevabaallídeloscuatro.El tercero era Blue, su infatigableHondaCivic. El coche con el que había
aprendidoaconducir,elcochequesehabíallevadoalauniversidad,elcocheenel que había perdido la virginidad (no todo elmismodía). Seguía sin tener ellimpiaizquierdo,tiradoencimadeunmontículodenieveunkilómetroymedioatrásenlacarretera.Eraconscientedequehabíatenidosuertedepoderllegaraunáreadedescanso.Elúltimoeraelmonovolumengris.Ahí fue donde Darby decidió cortar por entre los vehículos estacionados y
tomarelsenderoqueconducíaalapuertaprincipaldeledificio,situadaaunosquincemetros.DecidiópasarporentreelmonovolumenyelHondayseapoyóenlaspuertasdesucocheparanoperderelequilibrio.En el lateral del monovolumen había un zorro naranja que parecía un
personajededibujosanimados,comounaimitacióndeNickWildedeZootopia.Empuñaba una remachadora, igual que un agente secreto blande una pistola,parapromocionaralgunaespeciedeserviciodeconstrucciónoreparaciones.Elnombre de la empresa quedaba cubierto por la nieve, pero el eslogan rezaba:ACABAMOSLOQUEEMPEZAMOS. Elmonovolumen tenía dos ventanillas traseras.La derecha estaba cubierta con una toalla.La izquierda estaba despejada y enella se reflejóunhazde luz cuandoDarbypasó.Atisbóuna cosapálida en elinteriordelacamioneta.Unamano.
Unamanominúscula,comodemuñeca.Separódegolpeycontuvoelaliento.Aquellamanitasujetabaunaespeciederejillatraselcristalhelado.Losdedos
blancossesoltaronconsuavidadunoauno,conlafaltadecoordinaciónpropiade un niño que todavía no coordina su sistema nervioso, y entonces, conbrusquedad,seretiróenlaoscuridad.Dejódeverse.Todoocurrióentres,talvezcuatrosegundos,ydejóaDarbymudadeasombro.«Nopuedeser.»Noseoíanadaprocedentedelinterior.Volvíaaestarinmóvil.Seacercóconsigiloyahuecólasmanoscontralaventanillaparaatisbarenel
interior con ojos entrecerrados. Las pestañas parpadearon en el cristal frío.Apenas visible en la oscuridad, cerca de donde había desaparecido lamanita,distinguió una pequeña medialuna, un reflejo apenas visible de luz tenue devapor de sodio. Era un candado circular con combinación que sujetaba unenrejadodebarrasmetálicas, elque tenía sujetoelniño.Comosi estuvieraenunajaula.EntoncesDarbyexhaló,menudoerror,yelcristalsetornóopacoporculpade
sualiento.Perolohabíavisto.Nohabíaformadenegarlo.Seapartóydejó lahuelladesumanoen lapuertamientrasnotabacómo le
palpitabaelpulsoenelcuello.Aunritmocadavezmásintenso.«Hay...»«Hayunniñoencerradodentrodeestacamioneta.»
20.17h
Entródenuevoeneledificio.Ashleyalzólamirada.—¿Hahabidosuerte?Norespondió.Estaba sentado a lamesa demadera jugando a las cartas con Ed. También
habíaotramujer,laesposadeEd,porloqueparecía,sentadaasulado.Eraunamujerquisquillosadeunoscuarentay tantosañosconelpelonegrocortadoatazónyun anorak amarillo arrugado,muy afanadahaciendo explotar burbujasanimadasensutabletaelectrónica.Eraellaquienhabíaidoalbaño.Cuando la puerta se cerró con un clic detrás de Darby, contabilizó tres
posiblessospechosos:eldicharacheroAshley,EdeltristónylaranciaesposadeEd.Asípues,¿dequiéneraelmonovolumengris?«Oh,Diosmío,hayunniñoahífueraenelmonovolumen.»«Encerradoenunajaulaoalgoparecido.»Derepentecayóenlacuenta.Notóunsaboraostrascrudasenelfondodela
boca.Laspiernasleflaqueaban.Necesitabasentarse,peroledabamiedo.«Lohahechounadeestaspersonas...»—Asegúratedequelapuertaquedebiencerrada—dijoEd.El juego de naipes continuó como si nada. Ashley comprobó la mano que
teníaymiródereojoaEd.—¿Cuatrodecorazones?—¡Pesca!¿Dosdepicas?—No.Darbyllegóalaconclusióndequealgonocuadraba.Losnúmerosnosalían.
Habíatrescochesenelexteriorapartedeldeella.Tressospechososahí.PeroeracasiseguroqueEdysuesposaviajabanjuntos,¿no?Oseaquedebíadehaberunatercerapersonaeneláreadedescanso.Pero¿dónde?PasóconlamiradadeAshleyaEd,alamujerdeEd,escudriñandolasalade
delante atrásmientras un terror resbaladizo se iba apoderando de su corazón.¿Enquéotrolugarpodía...?Entoncesnotóunalientocálidoenlanuca.Habíaalguiendetrásdeella.—Jotadetréboles.—Pesca.Darby se quedó inmóvil con el vello erizado. Un escalofrío le recorrió la
espalda.Queríadarselavueltaperonopudo.Elcuerponolerespondía.«Lotengojustodetrás.»Notaba cómo la respiración le bajaba por la nuca. Una bocanada que le
erizaba el vello y le hacía sentir un cosquilleo en la piel. Le pasaba silbandosuavementejuntoalaoreja.Poralgúnmotivosabíaqueesecuartoconductoreraunhombre; lasmujeresno respirabande esemodo.Estaba amenosdemediometrodeella.Lobastantecercacomoparatocarlelaespaldaorodearleelcuelloyapretarlelosdedoscontralatráquea.Deseósercapazdedarselavueltaymiraralacaraalacuartapersona,fuera
quienfuese,peroteníaunasensaciónextraña,comosiestuvieraflotando.Comointentardarunpuñetazoduranteunapesadilla.«Vuélvete—seinstó—.Vuélveteya.»Eljuegodenaipescontinuabaanteella.—¿Reinadecorazones?—Ah,toma.—¿Nuevedediamantes?—No.La respiración se detuvodurante unos segundos detrás de ella, lo suficiente
como para confiar durante unos instantes en que lo había imaginado, todoaquello, y entonces inspiró tomando una bocanada de aire. Respiraba por la
boca.Sentadaahíenunsilenciorígido,sediocuentadequehabíavueltoahacerlomismo.Habíaentradoenlasalasinmirarporelrabillodelojo.«PorDios,Darby,vuélvetedeunavez.»«Míralealacara.»Alfinal,lohizo.Se dio la vuelta lentamente, como si nada, con una palma alzada, como si
fuera a acceder a lapeticióndeEddeasegurarsedeque lapuerta estababiencerrada.Sevolvió,sevolvióhastaqueseencontrócaraacaraconelhombre.Llamarle «hombre» era exagerar. Era un chico alto pero encorvado,
esquelético,dediecinueveañoscomomáximo.Teníaperfildecomadrejaensurostropobladodeacné,todopicadoporencimadeunmentóninformeenvueltopor unas patillas formadas por poco más que pelusilla. Gorro de punto deDeadpool y anorak de esquí color azul cielo. Tenía los hombros estrechosmojados por la nieve derretida, como si él también acabara de estar en elexterior. La miraba de hito en hito, por lo que ella lo miró también: pupilasdiminutas color avellana, ojillos de roedor con lamisma expresión estúpida ymonótona,yledevolvióunasonrisatímida.Elmomentoseemborronó.A Cara de Roedor el aliento le olía a leche chocolateada mezclada con la
acidez terrosa del tabaco demascar.Alzó el brazo derecho sin previo aviso yDarby dio un respingo, pero lo que intentaba era presionar la puerta paracerrarla.Lacerraduradeseguridadhizoclic.—Gracias —dijo Ed antes de dirigirse de nuevo a Ashley—. ¿As de
corazones?—No.Darby apartó la vista y dejó al hombre junto a la puerta. El corazón le
palpitabacontralascostillas.Suspasossonabanexagerados.Cerróambasmanosenunpuñoparadisimularel temblory tomóasientoa lamesacon losdemás.ColocóunasillaentreAshleyylaparejademedianaedadylaspatasdemaderachirriaronencontactoconlasbaldosas.
Ashleycastañeteólosdientesaloírelruidodesagradable.—Eh,nuevedecorazones.—Mierda.LamujerdeEdlediouncodazo.—Esalengua.Darby sabía que Cara de Roedor la seguía observando fijamente con esos
ojillostenues.Sediocuentadequeestabasentadamuyrígida,demasiado,porloqueserepantigóunpocoenelasientoyfingiójuguetearconeliPhone.Alzólasrodillashastalaalturadelamesa.Estabahaciendoteatro:eraunaestudiantedeArteconexcesodecafeínaenlasvenasyunHondallenodecalcosdelápidasylabateríadelmóvilagotada,atrapadaenelabismodelacivilizacióncomotodoslos demás. No era más que una inofensiva estudiante de primer curso de laUniversidaddeColoradoenBoulder.Élpermaneciójuntoalapuertasinquitarlelavistadeencima.Entonces Darby empezó a preocuparse. ¿Lo sabía? Tal vez hubiera estado
mirandoporlaventanaquedabaalesteylahubieravistoatisbandoelinteriordesumonovolumen.Talvezhubieravistosuspisadas.Oquizásucomportamientolahubieradelatadoencuantohabíaentrado, temblorosa, enel edificiocon losnerviosaflordepielyelcorazónenunpuño.Seledababienmentir,peronoesanoche.Noentonces.Intentóencontrarunaexplicaciónmundanaa loqueacababade testimoniar,
como que una de esas personas que estaba en el área de descanso no habíamencionadotodavíaquesuhijoestabahaciendolasiestaenlapartetraseradelmonovolumen.Eraposible,¿no?Erade lomáshabitual, lasáreasdedescansoeranparaeso.Paradescansar.Peroesonoexplicabaelcandadocircularquehabíavislumbrado.Nilarejilla
quelamanosujetaba.O,yapuestos,lacolocaciónexpresadelastoallasenlasventanillastraseras,paraocultarloqueocurríaenelinterior.¿Verdad?«¿Acasoestoyreaccionandodeformaexagerada?»Talvezsí.Talvezno.Teníapensamientosinconexos;seleestabapasandoel
efectodelacafeína.Necesitabaunputocafé.Hablando de reaccionar de forma exagerada, ya había intentado llamar al
númerodeemergenciacuandoestabafuera.Seguíasintenercobertura.LohabíaintentadovariasvecesmáscercadelosNiñosdePesadilla,enel lugarmágicoqueAshleylehabíadescrito.Nada. Inclusohabía intentadoenviarunSMSal911,porquerecordabahaber
leído en una ocasión que los SMS ocupaban apenas una fracción del ancho debandarequerido,yqueeranlamejormaneradepedirayudaenzonasdondenohabía cobertura. Pero tampoco había funcionado: Secuestro infantil matrícula delmonovolumengrisVBH9045carreteraestatal7áreadedescansodeWanapaenviarpolicía.Elmensajedetexto,etiquetadocomoSINENVIAR,seguíaabierto.Locerró,no
fueraaserqueCaradeRoedormiraraporencimadesuhombro.También había intentado abrir la puerta trasera del monovolumen (lo cual
podíahabersidouncrasoerrorsielvehículollegaateneralarma),peroestabacerradaconllave.Porsupuesto,¿porquéibaaestarabierta?Permanecióunratoallí,contemplandolaoscuridadconlasmanosahuecadas,dandogolpecitosenelcristalconlosnudillos,intentandoquelasiluetamenudavolvieraamoverse.Nohabía tenido suerte.El interior delmonovolumen estaba oscuro comobocadeloboyhabíaunmontóndemantasytrastosapiladoscontralaspuertastraseras.Solohabíaentrevistolamanitaunospocossegundos.Perolehabíabastado.Noselohabíaimaginado.«¿Verdad?»Verdad.—Asdepicas.—Joder.—Esevocabulario,Eddie...—Por el amordeDios,Sandi, estamos atrapados enColoradoen este antro
pagadoporloscontribuyentesyescasiNochebuena.Pondréveintepavoseneltarrodepalabrotascuandovolvamosacasa,¿vale?Lamujerdepelonegrocortadoa tazón,que respondíaalnombredeSandi,
por lo que parecía, cruzó lamesa con lamirada en dirección a Darby y dijomoviendoloslabios:—Perdónale.Lefaltabaundientededelante.Sobrelafaldateníaunbolsocondiamantesde
imitaciónque llevabagrabadoSalmos100,5:PORQUE EL SEÑOR ES BUENOY SUAMORETERNO.Darby le devolvió la sonrisa con expresión educada. Podía soportar unas
cuantaspalabrotas.Además,AshleyseguíapensandoqueBingCrosbyeraunodelosBeatles,yesoconvertíaaEdenuntipopasable.Pero... se dio cuenta deque sentada ahí estaba creandootro ángulomuerto,
igual que cuando había entrado en el edificio sin mirar a los lados. Tenía lacorazonadadequeCaradeRoedoreraelconductordelmonovolumengris.Peroera una suposición. Sabía que el secuestrador/maltratador infantil podía sercualquiera de ellos.Cualquiera de los cuatro desconocidos atrapados en aquelrefugiodecarreterapodíaser,no,erasospechoso.¿Ashley? Ahora mismo estaba arrasando con las cartas. Era ingenioso y
amable, el típico encantador optimista con el que habría salido una vez peronuncamás, pero tenía algo que no acababa de inspirarle confianza. No sabíadecir exactamente qué era. ¿Acaso era su afectación? ¿Las palabras queempleaba? Le parecía «falso», gestionaba cuidadosamente los compromisossociales,igualqueeldependientedeunatiendaqueponebuenacaradelantedelosclientesperoloscriticaencuantosevan.¿YEdySandi?Eranamables,perotambiénteníanalgoraro.Noparecíaque
estuvierancasados.Nisiquieradabalaimpresióndequesecayeranbienelunoalotro.¿YCaradeRoedor?YadeentradaeraunaalertaAMBERandante.Ahítodoseranculpableshastaquesedemostraralocontrario.Darbytendría
queemparejaracadapersonaconunodelosvehículosdelexterioryentoncespodría estar segura. Pero no podía preguntar abiertamente o el secuestrador/maltratadorsabríaqueellaestabaalacecho.Tendríaquesonsacarlainformación
deformadiscreta.SeplanteópreguntaraAshley,EdySandiaquéhorahabíanllegado y deducirlo por la cantidad de nieve acumulada en los vehículos delexterior.Aunqueesotambiénpodíallamardemasiadolaatención.Pero¿ysiesperabademasiadotiempo?El secuestrador no se entretendría ahí. En cuanto la tormenta de nieve
amainara o llegaran las máquinas quitanieves del CDOT, él (o ella o ellos) selargaríandeColorado.YdejaríanaDarbyconladescripcióndeunsospechosoyunnúmerodematrícula.Elmóvilqueguardabaenelbolsilloemitióuntrinoquelasobresaltó.Cinco
porcientodebatería.Ashleyalzólamiradahaciaellaporencimadeunpuñadodenaipesroñosos.—¿Cobertura?—¿Qué?—¿Hastenidosuerteconlacobertura?¿Juntoalasestatuas?Darbynegóconlacabezayaprovechólaoportunidad.Sabíaqueelmóvilno
leaguantaríatodalanocheporloqueeraunmomentoadecuadoparapreguntar,haciendosupapel.—¿PorcasualidadalgunodevosotrostieneuncargadordeiPhone?Ashleynegóconlacabeza.—Losiento.—Yono—repusoSandi, dandouncodazoaEd.Su tonopasódeamable a
ponzoñoso—.¿YtúEddie?¿Siguesteniendoelcargadordelmóvilotambiénloempeñaste?—EnelsigloXXIyanoseempeñanada—afirmóEd—.Sevendeporinternet.
YnoesculpamíaqueApplesepaseconlospreciosdesu...—Esalengua...—Bazofia.Ibaadecirquesepasanconlospreciosdesubazofia,Sandi.—
DioungolpeconlosnaipesenlamesaymiróaAshley,queesbozóunasonrisaforzada—.UnavezrompíuniPhonequellevabaenelbolsilloporquemesenté
encima.Un aparato queme había costado setecientos dólares destruido por elmerohechodesentarse.Esamierdecillasepartiócomounahojacontrami...—Esalengua.—Cadera. Mi cadera. ¿Ves? A pesar de lo que piensa Sandi, soy
perfectamentecapazdeacabarunafrasesinrecurrira...Ashleyleinterrumpió.—¿Cuatrodetréboles?—Mierda.Sandiexhalóunsuspiroyreventóotraburbujadesutableta.—Cuidado,jovencito.Edesdelosquetiralamesacuandopierde.—Fueuntablerodeajedrez—matizóEd—ysolohapasadounavez.Ashleysonrióycogiólacartaconloscuatrotréboles.—¿Sabes, Eddie? No vas a encontrar otro trabajo si no controlas las
palabrotasquesueltas.—Sandidiountoquealapantallaconlauñadelpulgaryseoyóelsonidotípicodelosdibujosanimadosdecuandoalgovamal:bua,bua,bua.Edesbozóunasonrisaforzada.Sedispusoadeciralgo,peroselorepensó.Lasalaseenfrió.Darbysecruzódebrazosyfueasimilandoloquehabíaoído;conclusión:no
habíacargadorblancodeAppleenvarioskilómetrosalaredonda.Calculóqueasumóvillequedabanunosnoventaminutosdebatería.CaradeRoedornohabíarespondidoasupregunta,claro,nisiquierahabíaabiertolaboca.Seguíadepiejuntoalapuertadelantera,bloqueandolasalidaconlasmanosenlosbolsillos,labarbillaconpelusillabajadayconelgorrodepuntodeDeadpoolrojoynegroqueletapabalapartesuperiordelacara.«Meestáobservando.Igualqueyoaél.»Tenía que comportarse con naturalidad. En una ocasión, sumejor amiga le
habíadichoquepadecíaCPA«caradepocosamigos»,ysí,eraciertoqueDarbyrarasvecessonreía.Noporquetuvieramalauvaoestuvieraamargada.Sonreírlaacomplejaba.Cuando tensaba losmúsculos de la cara, salía a la luz, tan clara
comounahozblanca,lacicatrizlargaycurvadaqueteníaencimadelaceja.Lateníadesdelosdiezaños.Laodiaba.
CHASQUIDOREPENTINO.Eraunsonidoirregular,comoalrasgarunatela,yDarbysesobresaltóenel
asiento.Laradiosituadadetrásdelapersianadeseguridadcobrabavida.Todosalzaronlavista.—¿Esoes...?—Sí.—Edsepusodepie—.Lafrecdeemergencia.Havuelto.Darbysabíaquelosmilitaresllamaban«frec»alafrecuencia.Otroburbujeo
de interferencias que llegaban al nivel demensaje confuso.Comoun teléfonosumergido.Darby no se dio cuenta de que Cara de Roedor se había acercado
sigilosamente hasta que lo tuvo junto al hombro izquierdo, respirando todavíapor la boca, sumándose al grupo con atención gélida mientras el antiguotransistordeAM/FMSonyfiltrabaunaespeciedegranizadoelectrónicodesdeelmostrador. Bajo el ruido de acoplamiento reconoció... sí, había... un débilrumor...—Unavoz—dijo—.Hayalguienhablando.—Yonooigonada.—Unmomento.Edalargóelbrazoporentrelarejilladeseguridadygiróeldialdelvolumen,
con loque levantó algunos fragmentosmetálicosdemugre.Sonaba comounavozautomatizada,forzadaconpausasinhumanas:«...haemitidounaal-ertadetor-men-tain-vr-nlquefectaBabk-nePassconcondicionesdeto-me-tadeni-veyprec-pita-conesextr-mas.Lacarreteraestatalsi-teestácerradaaltr-ficoentrelassal-dascuar-entaynu-veylasesentayochohas-tanu-voaviso...».Ashleyparpadeó.—¿Enquépuntokilométricoestamos?Edalzóundedoygolpeteólapersiana.—Chitón...
«Los -qui-pos de e-gencia y de man-eni-ento de carreteras prevén retrasossignificativos de entre se-s y ocho horas debido a m-ltiples colisiones y a lafuertene-ada.Sere-omiendaatodosloscon-ucto-esqueseab-ten-andeci-cu-aryqueseque-enencasaha-taquemej-renlascon-iciones.»Unapausalargayconinterferencias.Luegounligerobip.Todosaguardaron.«Els-rviciomet-or-lógiconacionalhaemitidounaal-ertadetor-men-tain-vr-
nlque fectaBabk-nePass...», repitió laemisión,y todossedesanimaronen lasala.Edbajóelvolumenyresopló.Silencio.Sandifuelaprimeraenhablar.—¿Entreseisyochohoras?ADarbylaspiernascasiseledoblaron.Habíaestadomediodepie,arqueada
hacia delante para escuchar, y entonces se desplomó en el asiento como unamuñeca de trapo. El resto de la sala procesó la información en susurros,arremolinándoseasualrededor.—¿Esohadicho?—Entreseisyochopuñeterashoras.—Enfin,todalanoche.—Másvalequenospongamoscómodos.Sandihizounmohínycerrólatapadecuerodesutableta.—Cómono,ahoraqueyaestoyenelúltimoniveldeSuperBubblePop.«Toda la noche.» Darby se balanceó en la silla barata con los nudillos
apretadosalrededordelasrodillas.Leembargóunaextrañasensacióndealarma,unaespeciedehorror lento,comoelquehabríasentidosumadrealnotarseelprimer bulto en la axila. Ni pánico, ni lucha, ni huida, solo ese instante deestremecimientoenelquelavidadiariasetornarancia.«Pasarátodalanochehastaquelleguenlasquitanieves...»CaradeRoedorcarraspeó,ungorgoteojugoso,ytodoslemiraron.Seguíade
piedetrásdelasilladeDarby,quenotabacómosurespiraciónlebajabaporlanuca.Sedirigióatodalasalaconpalabraslentasytorpes.—MellamoLars.Silencio.—Me...—Tomóaireporlaboca—.Mellamo...Lars.Nadierespondió.Darby sepuso tensay sediocuentadequeprobablemente fuera laprimera
vez que Ashley, Ed y Sandi le oían hablar. Era evidente que la situaciónresultabaembarazosa.—Eh...—Ashleydesplegóunadesussonrisasfacilonas—.Gracias,Lars.—Sabéis qué... —Lars tragó saliva con las dos manos hundidas en los
bolsillosdelachaqueta—.Comovamosa...estar...aquíunbuenrato.Mejorquenospresentemos.Oseaquehola,mellamoLars.«... y probablemente soy el tipo que tiene a un niño encerrado en el
monovolumen.»ADarbylebullíaelcerebro.Teníalospensamientosdesbocadosylosnervios
aflordepiel,echandochispascomocablesdelacorriente.«Yestamosatrapadoscontigo.»«Enestaáreadedescansodiminuta.»«Todalanoche.»—Encantado de conocerte —dijo Ed—. ¿Qué opinas de los productos de
Apple?
Alcabodeveinteminutosdecharlaestratégicaeintrascendente,Darbyteníatodoslosvehículosestacionadosemparejadosconsusconductores.ElenterradopertenecíaaAshley.Habíasidoelprimeroenllegar,aesodelas
tresdelatarde,ysehabíaencontradoeláreadedescansodesérticaconunaradioquemurmurabayelcafépasado.Noteníaprisaporcruzarelpuertodemontaña
yprefiriónoarriesgarse.Eraestudiantedeuniversidad,comoella,enelInstitutoTecnológicooalgoasídeSaltLakeCity.Unavezrotoelhielo,Ashleyeraunacotorra,consusonrisadeorejaaoreja
llenadedientesblancos.DarbysabíaahoraqueplaneabaunviajeaLasVegasconsutíoparaverunespectáculodemagia.Sabíaqueodiabaloschampiñonesyqueleencantabaelcilantro.Diosmío,miraquehablaba:—YAshleyesunnombreperfectoparaunhombre.—Ajá—corroboróEd.Elhombreylamujerdemedianaedaderanmásreservados,peroDarbysabía
ahoraqueelF150rojoeradeSandi,nodeEd,talcomohabíaimaginadoenunprincipio.Tambiénsesorprendióalenterarsedequenisiquieraestabancasados,aunque la verdad es que se peleaban tanto que podrían estarlo.Eran primos eibanaDenveravisitaralafamiliaparaNavidad,conSandialvolante.Unviajedeunasoncehorasdeduración,por lovisto.Ed sehabíametidoen algún líorecientementedadoquenoteníanicochenitrabajofijo,alparecer.¿Encerradoenlacárcel?Talvez.Teníaelaspectodeserunmachovarado;unaespeciedehombre-niñodecincuentaytantosañosconpendienteyperillademotorista,yaSandi parecía encantarle tratarle como a un bebé, ni que fuera para tener unaexcusaparaodiarle.Asípues,Darbyhabíaeliminadotresconductoresydosvehículos.SoloquedabaLars.No había vuelto a abrir la boca desde que les dijera su nombre, por lo que
Darbynoconseguíahacerseunaideaclaradecuándohabíallegadoexactamente,aunqueajuzgarporlaacumulacióndenieveestimóquehabríasidounamediahoraantesqueEdySandi.ObservóaLarsmientrassellenabaconCOCOunvasodepoliestirenoyregresabaasupuestodecentinelajuntoalapuerta,altiempoquesorbíacomosifueraunniño.Nolehabíavistosentarseniunasolavez.Mientras se tomaba su dosis de droga particular, KAFÉ, Darby intentó
planificar sus siguientes movimientos. Pero había demasiadas incertidumbres.No podía implicar a Ed, a Ashley ni a Sandy, todavía no, porque entonces
perdería el control de la situación. Implicar a otras personas era el últimorecurso. No se puede volver a poner la anilla en la granada. Allí y en esemomento contaba con el efecto sorpresa, y lo peor que podía hacer eradesperdiciarlo.De todosmodos, en sumente conjuraba los peores escenarios. Se imaginó
contandoaAshley(elmás jovenyenmejor formafísica)quesospechabaquecompartían oxígeno con un corruptor de menores, y que Ashley se quedabablanco, como era de imaginar. Lars se daría cuenta, se sacaría una pistola delanorakazul cieloy losmataría a todos.EdySandi serían testigos,por loquetambiénmorirían.Cuatrocadáveresacribilladosenuncharcodesangrebrillante.TodoporqueDarbyhabíaabiertolaboca.Ylaotracaradelamoneda:¿ysinohabíaningúnniñoenelmonovolumende
Lars?«¿Ysiesfrutodemiimaginación?»¿Ysiloquehabíavistoeralamanodeunamuñecadeplástico?¿Lapatade
unperro?¿Elguantevacíodeunniño?Aquellonoexplicaríalosbarrotesnielcandado,perobueno,todopodíaserfrutodesutorturadaimaginación,unefectode la luz y la sombra y, de todos modos, apenas había durado unos pocossegundos.Lacabezaledabavueltas.Media hora antes estaba convencida, pero de repente la convicción la había
abandonado.Imaginabaunadocenadeescenariosmásfactiblesqueaquel.¿Quéposibilidadeshabíadeencontrarseporcasualidadconunsecuestro?¿Atrapadaen un área de descanso nevada? Todo era demasiado fantasioso como paraformarpartedelavidadeDarby.Intentóreconstruirlaescenaensumente.Pasoapaso.Laventanillatraserade
la camioneta estaba cubierta de hielo. El interior estaba a oscuras. ¿YDarby?Estaba fatal, angustiada, faltade sueño,con la sangrecirculandoa todocorrerporculpadelRedBull,viendoestrellasqueleestallabandetrásdelospárpadossecos.¿Ysinose tratabamásquedesu imaginacióndesbocadayLarsnoera
másqueunviajero inocente como losdemás?Si lo atacabanoharíamásqueganarseuncargoporagresión.«Simeequivocoacercadeesto...»Apuróelcaféy,poralgúnmotivo,suspensamientossedesviaronrápidamente
haciasuhermanamayor.Devonteníaveintitrésañosysehabíahechosuprimertatuajeenelomóplatoderecho.Unoscuantoscaractereschinos,biendelineadosyelegantes.Veníanasignificaralgoasícomo«Fuerzaenchino».¿Moraleja?Compruébalotododosveces.Necesitabavolver a salir a donde estaba elmonovolumen.Necesitaba ver a
eseniño.Verlodeverdad.Peronopodíaactuardeformaprecipitada.Disponíadeunmontóndetiempo;
entreseisyochohoras,dehecho.Yteníaqueestarseguraantesdeactuar.«¿Verdad?»Verdad.Se frotó lapieldegallinade losbrazosyescudriñó laestancia.En lamesa
habíanacabadodejugaraPesca,AshleyestabaintentandoconvenceraEdparajugar a Guerra, otro juego de cartas. Sandi había sacado un libro de bolsilloamarillentodelbolsoy lososteníaalzadocomosi fueraunmurodefensivo.YLars, la estrella de la pesadilla del día, seguía vigilando la puerta delantera,dandosorbosasuvasodeCOCO.Darbyloshabíacontado,eralaterceravezqueseservía.Prontotendríaqueirallavabo.«Entonces será el momento», decidió. Entonces saldría a hurtadillas. La
última vez se había encontrado con la escena de repente, desprevenida yasustada.Estavezestaríapreparada.AshleybarajólascartasintercalandodosmontonesdespuésdedejaraEdpor
imposibleyasintióendirecciónallibrodeSandi.—¿Quélees?—Unanovelademisterio—respondióconungruñido.—Megustanlasnovelasdemisterio.—Vaciló—.Bueno,enrealidad,paraser
sincero,noleomucho.Supongoqueloquemeatraeeslaideadelasnovelasdemisterio.Sandi esbozóuna sonrisa forzaday pasóunapágina. «¿Para quépreguntas,
entonces?»ApenashabíantranscurridodoshorasdesdequeDarbyhabíallegadoalárea
de descanso y ya empezaba a estar harta de Ashley. Era dicharachero, sí. Yseguíaactuandocomounjuguetedecuerda,conlasgarrasclavadasenSandi:—¿Cuántos...eh...cuántoscapítulosllevasya?—Nomuchos.—¿Lavíctimayahasidoasesinada?—Sí.—Megustaquehayasangre.¿Hahabidosangre?Ed semovió incómodoen el asientoy la silla crujió.Observó aSandi, que
pasabaotrapáginayquenisiquierahabíarespondidoalaprimerapreguntadeAshleycuandolelanzóotra.—¿Suponesquiéneselasesino?—Todavíano—dijoellaconsequedad—.Deesosetrata.—Siempreeseltipobueno—aseveróAshley—.Insisto,laverdadesqueno
leo,perohevistounmontóndepelículasyesoesinclusomejor.Quienpareceelpersonajemásagradablealcomienzoacabasiendoelcabrón.Sandinolehizonicaso.«Porfavor,dejadehablar»,pensóDarby.«Paraya.»—Esafurgoneta—continuó,mirandoporlaventana—.Estuya,¿verdad?—Ajá.—Merecuerdaunchiste.¿QuésignificaFord?—Nosé.—Enlassiglaseninglésseríacomo«Encontradomuertoenlacarretera».Sandiemitióungruñidoysiguióleyendo.Alfinal,Ashleycaptólaindirecta.—Perdona,yatedejoleer.
Larscontemplólaescenadesdelapuerta.SehumedecióloslabiosyaDarbyle sorprendió lopequeñosque tenía losdientes.Apenasdoshilerasdepepitasesmirriadas,comodientesdebebé,amedioformar,encastradastodavíaenunasencíasrosadas.TragóloquelequedabadeCOCOyarrojóelvasovacíoalcubodelabasura,peroerróeltirounosdiezcentímetros.Nadiehizoningúncomentarioalrespecto.NisiquieraAshley.Darbyobservócómoelvasogirabaenlasbaldosasysepreguntó,suponiendo
que sus sospechas se confirmaran, si podría forzar la cerradura delmonovolumen de Lars y trasladar al niño o niña en silencio a su Honda.Esconderle a él o a ella, en el asiento trasero, quizá, bajo la pila de papel deembalarqueutilizabaparaloscalcosdelápidas.Omejoraún,enelmaletero,sihabíasuficienteoxígenoycalor.Cuandollegaranlasquitanievesaldíasiguienteporlamañana,todospodríanproseguirsucaminoyLarsquizásemarcharíasinsiquieradarsecuentadequesupresahabíaescapado.No. Aquello era hacerse ilusiones. Dado que iban a pasar la noche ahí
atrapados, Lars tendría que poner enmarcha elmotor de vez en cuando paramanteneralniñocaliente.Sedaríacuentadequesucautivoestabadesaparecido.Tomóaireconunasacudida.Contóhastacincoantesdesoltarlo,talcomole
habíaenseñadosumadre.«Ahoramismo,yojuegoconventaja.»«Nopuedodesperdiciarla.»Deseóserotrapersonaenesa situación.Alguienmás listo,valiente, formal,
máscapaz.AlguiendelprogramadelCuerpodeEntrenamientoparaOficialesdelaReservadesuuniversidad,unadeesaschicassudorosasconcamuflajedigitalurbanoquecarganconmochilaspesadasarribayabajodelcampus.Alguienquesupierajujitsu.Joder,cualquieraquenofueraella.Peroeraellaynootra.Nadie más que Darby Thorne, la chica rara que se escondía de las fiestas
encerrándoseenunahabitacióndelaresidencia,empapeladaconcalcosdecera
negra robados de las lápidas de desconocidos, como si fuera una especie devampiroespiritual.Mientras la tormentadenievese intensificabaenelexterior,deslizóeldedo
poreliPhoneyescribióotromensajerápidamente.Noeramásqueunborrador.Unacopiadeseguridad,porsiocurríaloimpensable,aunquedetodosmodoslehumedeciólosojosdelágrimas.
Mamá, si encuentras estemensaje enmimóvil, es quemehapasado algo.Esdenocheymientrasescribo esto estoy atrapada en un área de descanso, y una de las personas que está aquí quizá seapeligrosa. Espero que no seamás que producto demi paranoia. Pero si no... que sepas que lo sientomuchopor todo.Por todo loque tedijey tehice.Siento laconversaciónque tuvimospor teléfonoenAccióndeGracias.Notemerecesnadadetodoeso.Mamá,tequieromuchísimo.Ylosientomucho.Tequiere,tuhija.
Alcabodeuncuartodehora,Larsfuealbaño.PasójuntoalasilladeDarbyyellasefijóenalgocurioso.Sehabíaquitado
losguantesdeesquínegrosyhabíadejadoaldescubiertolapielpálidadeldorsodelamanoizquierda.Loteníasalpicadodegranitospequeñosyabultados,comopicadasdemosquito.Oquizáfueratejidocicatricial,aunquelecostabaimaginarquéherramientaespeluznantepodíahacerleaquelloaunamanohumana,apartedeunralladordequeso...EntoncesLarspasódelargoarrastrandolospiesydesaparecióenelservicio
decaballeros.Lapuertaemitióunsilbidoalcerrarseyparecióqueelclicfinalnoacababadellegarnunca.«Ahora.»Darbyapartósusillarápidamenteyselevantóconrodillastemblorosas.Edy
Ashleyalzaron lavistahaciaella.Había llegadosuoportunidad,sumargendetreinta segundos para salir al exterior de forma discreta y confirmar loimpensable.Móvil enmano, se dirigió a la puerta delantera con los pulmones
hinchados por culpa de la respiración contenida, pero, a medio camino, sesorprendióaellamisma.Hizoalgototalmenteilógico.Se acercó a la segunda jarra, la que llevaba por nombre COCO y rellenó
enseguidasuvasodepoliestirenodeuncuartodelitro.Nisiquieralegustabaelchocolatecaliente.«Peroalosniñossí,¿verdad?»Oyólacadenadelváter.Larsregresaba.Dio un sorbo rápido a la bebida caliente y se dirigió de nuevo a la puerta
delantera,tiródeellaparaabrirla,conscientedequeAshleyseguíamirándola.—Vaya,Darbs,¿adóndevas?«Darbs.»Nolahabíanllamadoasídesdequintodeprimaria.—Voy a volver a comprobar si tengo cobertura.Mi madre tiene cáncer de
páncreasyestáenunhospitaldeProvo.Sin dar tiempo a queAshley respondiera, salió a la tormenta ululante y se
estremeciócontraelmurodeairegélido.Recordóundichoinventadoquehabíaoídodecirasumadre:«Lasmentirasmásfácilesdedistinguirson lasquesonverdad».
NOCHE
21.25h
DarbysedirigióprimeroalosNiñosdePesadilla.Formabapartedesuplan,puesresultaríasospechosoirdirectaaloscoches,y
tenía que suponer que Larsmiraría por la ventana al no verla con los demásdespuésdesalirdelbaño.Además,queríadejarhuellasenlanieve.ReconociólassuyasdehacíaunahoraylasdeAshleyylasdeLars(susbotasdelnúmero39eranmuchomáspequeñasque lasde loschicos).Todas llenasdecoposdenieve.Esanoche,todaslasdecisionesdejaríanhuella.Hablando de decisiones, el chocolate caliente había sido una tontería. Tan
tontocomoeltatuajede«Fuerzaenchino»deDevon.Nosabíaporquésehabíaentretenido sirviéndose una bebida mientras un posible maltratador infantilvaciaba la vejiga en la estancia contigua. Pero lo había hecho. Y se habíaquemadolalenguaalsorberellíquido,comounaperfectaimbécil.Pasó alrededor de las estatuasmordisqueadasy luegodioun rodeohacia la
oficina de turismo. El edificio se tambaleaba al borde del risco, un precipicioangostopordetrásdelmurodecontención,queparecíamásestrechoporculpade las mesas de picnic apiladas. En la pared posterior del edificio vio dosventanasmás.Unapara cada lavabo.Eranpequeñasy rectangularesy estabansituadasaunostresmetrosdelsuelo,enclavadasbajoelalerodeltejado,llenodecarámbanos.EstabaconvencidadequeLarsyahabíaterminado,pueshabíaoídola cadena del váter hacía unos minutos, pero de todos modos se movió consigilo.Caminó colina arriba fingiendo ser la chica sin cobertura en el móvil. Por
supuesto,eliPhonenocaptabanada.Intentóreenviarsumensajedeemergencia
al911cadavariospasosperonuncaseenviaba.Solo lequedabaelcuatroporcientodebatería.Desde ahí arriba dominaba toda el área de descanso, dispuesta como un
diorama.Wanapa,«diablillo»enla lengualocal.Elpequeñoedificiosólido.Elmástil.Eltroncodecedro.LosNiñosdePesadilla.Losmontículosqueformabanlos vehículos cubiertos de nieve. Sobre todomiraba la puerta delantera de laoficinadeturismo,esperandoaqueLarssalieraalexteriorbajoelbrillonaranjadelalámparadevapordesodio.Esperandoaversileseguíaelrastro.Lapuertanoseabrió.NirastrodeCaradeRoedor.LacolinadeMelaniesealzabaporlaizquierda,comounasombrainclinada.
Lanevadaintensísimaescondíabuenapartedelamontañaperoseguíasiendolamásaltaalavista.Seríaunbuenpuntodereferenciaparaorientarse.Desde aquel sitio ventajoso también veía la carretera estatal 7, inundada de
círculos de luz interior del coche. Parecía una rampa de esquí gigantesca,resplandeciente gracias al polvo blanco recién caído. Totalmente intransitableparatodosellosexceptoquizálafurgonetadeSandi.Bluenopodíanisubir(nibajar)unmetroporahí.Esperómientrasloscoposdenieveseposabansobresucabello,escuchando
lasráfagasdelvientoamayoresaltitudes.Entreellas,unsilenciodesoladorenelque los pensamientos atormentados deDarby se descontrolaban, como en unacámaraderesonancia.«Papánosdejóporculpatuya.Ysihubierapodidoelegirloaélenvezdeati,
lohabríahecho.Sinpensármelo.»«Sinpensármeloniunaputavez,Maya.»Antes de colgar, su madre había respondido: «Si él te hubiera querido de
verdad,Darby,tehabríallevadoconsigo».Diootrosorboalchocolate.Estabatibio.AhoraqueestabaseguradequeLarsnolaseguía,porfinpodíaacercarseal
monovolumen.Cruzóel carrilde saliday llegóalvehículodesdeelnorte, sin
apartar lamiradade la fachadaprincipaldeWanapa.Desde laventana interiordeledificioseveíaelladoderechodelacamioneta,peronoelizquierdo,yteníaque suponerqueLars estaría alerta.Caminar connieve tanprofunda resultabaagotador;levantabaunapiernatrasotraentrejadeosyacabóporverterlabebida.Elaireleresultabacorrosivoenlagarganta.Lanarizlequemaba.Notabacómolahumedadselehelabaenlaspestañasylashacíacrujir.Sinembargo,curiosamentenosentíafríoenelcuerpo.Leardíalasangrepor
la adrenalina. Se sentía radioactiva. Ni siquiera llevaba guantes, pero tenía laimpresióndequeseríacapazdepasartodalanocheahífuera.Cuando cruzó la zona de aparcamiento destinada a las caravanas y los
semirremolques,estuvolobastantecercadeledificioparadistinguirlassiluetassentadasatravésdelcristalemborronado.VioelhombrodeAshley.LacoronillamediocalvadeEd.PeronirastrodeLars,locualderepentelapreocupó.¿Ysialfinallahabíaseguidohastaelexterior?¿Ysihabíasalidodeledificiocuandoellaestabadetrásyahoraseguíasuspisadasenlaoscuridadconsigilo?Noacertabaadecidirquéleresultabamásaterrador,siveraCaradeRoedoro
noverle.Elchocolateestabaapuntodecongelárseleenelvaso.Siguió avanzando hacia el monovolumen misterioso y el zorro dibujado
flotabamáscercaacadapasotambaleantequedaba.Eleslogan:ACABAMOSLO
QUEEMPEZAMOS.Lanievedelaparcamientoeramenosprofunda,lellegabahastaeltobillobajounacapadehielo.Durantelasúltimasveinticuatrohoraslohabíanlimpiado,locualresultabareconfortante.Seacercóporlaizquierdayutilizóellargodellateraldelmonovolumenparaocultarse.Seacercóalaspuertastraserasdelvehículo.UnChevroletAstro.Supusoque
AWDsignificabaqueteníatracciónenlascuatroruedas.Ajuzgarporeldesgasteera un modelo antiguo. Rascadas sucias en el parachoques. La pintura grismarengo pelada en forma de ampollas con costra. A la derecha reconoció lasilueta débil de las pisadas que había dejado hacía una hora, situadas entre elmonovolumen y su Honda, y que acababan justo ahí. Allí era donde habíaocurrido.Allíeradondelanochehabíadadounvuelcobrusco.
Yahorahabíallegadolahoradelaverdad.Dejó el vaso en la nieve y se inclinó hacia las ventanillas rectangulares
traserasdelAstro,mediotapadasporloscuchillosqueformabalaescarchaquedescendía. Volvió a ahuecar las manos contra el cristal y observó el interior.Estaba inclusomás oscuro de lo que recordaba.No se distinguían siluetas, nimovimiento.Tansolounaoscuridadturbia,comomirarelinteriordelarmariodeundesconocido.Dioungolpecitoenelcristalcondosdedos.—Eh.Nohuborespuesta.—Eh,¿hayalguienahí?—Resultabaextrañohablarleaunmonovolumen.Nada.LaúnicapresenciaeraladeDarbyThorne,ahídepiecomounamerodeadora
decoches,quesesentíamásraraacadaminutoquepasaba.SeplanteóutilizarlalinternadeLEDdel iPhoneperoentoncesse leacabaría labateríay, loqueerapeor,brillaríacomounasupernova.SiporloquefueraLarsestabadecaraalaventana,sindudalavería.Dio un par de golpecitos con los nudillos en la puerta metálica, justo por
encimadelamatrículadeCalifornia,yesperórespuesta.Nohabíaactividadenelinterior.Nadadenada.«Meloheimaginado.»Sedistanciódelapuertaeinhalóunabocanadadeairefrío.—Escucha—siseóconvoz ronca—.Sihayalguienahí atrapado,haz algún
ruidoahoramismo.Omemarcho.Estuúltimaoportunidad.Seguíasinhaberrespuesta.Darbycontóhastaveinte.«Meheimaginadolamanita.Esoesloquehapasado.»Ahora, con la perspectiva del tiempo, sabía exactamente por qué se había
entretenido llenándose un vaso de chocolate en la oficina de turismo. Era suformadenegarlarealidad.Habíahecholomismolanocheanteriordespuésde
queDevonleenviaraunmensajequehabíadinamitadosumundo:Llámame,mamátienecáncer.¿Yquéesloprimeroquehizo?Guardóelmóvil,seenfundóunanorakysefuecaminandodeDrydenHallal
edificio del sindicato de estudiantes y se pidió una hamburguesa con queso.Observó cómo se la acercaban, grasienta y chafada, pagó 5,63 dólares con unbilletearrugadodediez,buscómesaen lacafeteríadesérticaydiodosbuenosbocados antes de salir disparada hacia el baño y vomitar. Llamó a Devonentonces, desde el compartimento del baño, con los codos apoyados en laporcelanadesinfectadaconlejía,mientraslasmejillasleardíanporefectodelaslágrimas.Lanormalidadesunrefugio,sierescapazdeaferrarteaella.SiguiócontandoenelexteriordelmonovolumendeLars.Paraentonceshabíallegadoacincuentaytodavíanohabíanirastrodeaquel
niñoimaginario.Teníasentido,¿verdad?Igualquepersonasdelomásracionalesjuranhabervistolucesrojasenelcieloofantasmasenespejosoalabominablehombre de las nieves en los parques nacionales, Darby Thorne se habíaimaginado lamanodeunniñoenel interiordelvehículodeundesconocidoycasiselohabíatomadoenserioycasihabíaactuadoconviolenciaporculpadeeseespejismoentrevisto.Lavidarealeraasí.Ytodoellonoeramásqueunmalentendido,unafalsaalarmay,derepente,a
Darby le entraron unas ganas enormes de regresar a la pequeña oficina deturismo donde el ambiente ya empezaba a cargarse.Ahora la compañía no leparecíatanmala.IntentaríaponerseajugaracartasconAshley,charlarconEdySandi.TalvezecharaunacabezaditaenelbancohastaqueelCDOTactualizaralafrecuenciadeemergenciasydieramásdetallessobrelaclimatología.Porque, al fin y al cabo, Lars no era un secuestrador. Era un asqueroso y
tartamudeaba y tenía un problema de piel en las manos, eso seguro, pero elmundo estaba lleno de gente asquerosa. La mayoría resultaban inofensivos.DadoqueelpropietariodelAstrotambiénloera,searmódevalor,presionóel
móvilcontralaventanillatraseradelacamionetayactivólalinterna,queemitióuna luzblancoazuladacegadora.Soloparaacallarsusúltimassospechas,paraconfirmarquenohabíanada...Elrostrodeunaniñaledevolviólamiradadesdedetrásdelcristal.ADarbyselecayóelteléfono.LaluzdeLEDaterrizódeladoasuspies,enfocandohacialaoficinadeturismo
deWanapacomosifueraunfaroyproduciendosombrasrecortadasenlanieve.Se abalanzó sobre ella, la cubrió con lasmanos ahuecadasybuscó el botón atientas.Enlacamionetavolvíaareinarlaquietud.Laniñasehabíaretiradodenuevo
alaoscuridad.Darby, al igual que la vez anterior, apenas la había visto un instante. Pero
gracias a la luminosidad de la linterna, la imagen persistía en su retina, comodespués de mirar al sol. Los detalles seguían presentes. La forma oval de surostro. Tenía unos seis o siete años y el pelo enmarañado. Ojos grandes, queparpadeaban por la luz. Una cinta negra pegada cruelmente en la boca, quebrillabapor losmocosquelecaían.Estabadetrásdealgometálicoyenrejado,comouna jaulade alambrenegro.Tal comohabía sospechado laprimeravez.Unajaulaparaperros.«Oh,Diosmío.Tienelabocatapadaconcintaaislanteyestámetidadentrode
unajauladeperro.»Darbyseestremecióporprimeravezdesdequehabíasalido.Diolaimpresión
de que todo el calor de su cuerpo se esfumaba en un único instante de vigor.Todoquedabaconfirmado.Todoeracierto.Todoeraexactamentetalcomohabíasospechado.Todoestabasucediendo,enaquelinstante,encoloresvivos;lavidade una niña estaba en juego y el gran combate de esa noche sería entre unaestudiantedeartefaltadesueñoyundepredadorhumano.Volvióaponerseenpie.VolvióaprobarlapuertatraseradelAstro,comounaestúpida.Seguíacerrada
conllave.Esoyalosabía.Probóentonceslapuertadelconductor.Nopensaba,
actuaba por instinto. Solo reflejos, con los nervios a flor de piel. Forzaría elmonovolumendeCaradeRoedor.Ibaasacaraesaniñadeallí,costaraloquecostase,yaesconderlaensuHonda.Enelmaletero,quizá.Ahíestaríaasalvo,¿no?Sirompíaelcristalharíaruidoydejaríapruebas.Encambio,Darbyatisbópor
la ventanilla del conductor. El interior delAstro estaba lleno de recibos en elsalpicadero y de envoltorios amarillos de hamburguesa en los asientos. Losposavasosestabanllenosdevasosdeplásticovacíosdetamañogigante.Apartólanievereciéncaídaybuscóelsegurodelacerraduradetrásdelcristalhelado,sí,ahíestaba.Menosmalqueerauncocheantiguo...«Darby,piénsatebienloqueestáshaciendo.»Se agachó y se arrancó el cordón de la zapatilla derecha. Apretando los
dientes,hizounnudocorredizoenelmedio.Lotensó,comounlazoparaganadoenminiatura.Solohabíahechoaquellounavez.«Darby,para.»Deningunadelasmaneras.Retirómásnievedelapartesuperiordelapuerta
con la palma de la mano y fueron cayendo pedacitos de hielo. Introdujo elcordónporlaesquinasuperiordelapuerta.Sujetóelmetalytiróconlayemadelos dedos, lo suficiente para disminuir la presión entre la puerta y el marco.Apenasunmilímetroodos.Alcabodetreintasegundosdeforcejeo,elcordónsedeslizóporelhuecoyquedócolgadodetrásdelcristal.«Para.»No podía. Fue bajando el cordón milímetro a milímetro hasta que el nudo
llegóalseguro.Entoncesseprodujounmilagro:el lazocayójustoencimadelseguroylorodeóenelprimerintento.Eralapartemásdifícil,lapartequehabíatardadocuarentaycincofrustrantesminutosensuperar laúltimavezpero,porincreíblequepareciera,Darbyahoralohabíaconseguidoalaprimera.Eraunaseñalprometedora,comoqueDiosestabadesulado.Deseóqueasífuera.Supartemássensataseguíaprotestando.«Darby,noseasimpulsiva.Cuando
laliberes,¿qué?Nopuedesllevarladentro.NopuedesesconderlaenelmaleterodeBluetodalanoche.Paraempezar,daunpasoatrás...»No.Nopodíapensarenotracosaqueenlaniña.Laimagendeaquellacarita
aterrorizadaleardíaenlamente.«Piénsatelobien...»Sesituóalaizquierdadeslizándosealolargodelperímetrodelapuertaytiró
del cordón en sentido horizontal. El nudo corredero se tensó alrededor delseguro, como una soga alrededor de un cuello. Acto seguido, se recolocó ensentidovertical, sujetóbien el cordóny tiró conunpocomásde fuerza (si seexcedía, el cordón se saldría del seguro y tendría que volver a empezar) y unpoco más, y otra vez, y el cordón tembló por la tensión y el seguro chirrió.Entoncessesintióobligadayyanofuecapazdeparar...«Darby,estanochevasamorir.»CLIC.Lapuertasedesbloqueó.Mientraselcorazónlelatíaconfuerza,Darbysujetóeltiradordelapuertayla
abrió y, para su horror, la luz del habitáculo delAstro se encendió.Un brillodeslumbrante.
LarsonGravervioluzenelexterior.Estaba agachado junto al expositor de folletos, leyendo el cuadernillo de
ColoradoAireintentandodiscernirsisuhelicópterodeturbinaRobinsoneraunR66 o un R44 cuando se dio cuenta. Un brillo en el extremo de su visiónperiférica. Un destello insonoro de la zona de aparcamiento, que se reflejabahaciaatrásenlaventana.Procedentedesumonovolumen.Leentróelpánicoysintióunnudoenelestómago.El resto de las personas que había en la sala permanecían ajenas a todo
aquello.AshleyyEdseguíanjugandoalascartas,susvocesseintercalabanconsuavidad:
—Nuevedediamantes.—Ah,mehaspillado.Larscontuvoelaliento.Elánguloqueteníadelaluzdesconocidadelexterior
no era lo bastante bueno; quizá no fueramás que un reflejo en el cristal.Asípues, se guardó de cualquiermanera el folleto deColoradoAir en el bolsillo,donde se encontraría con Springs Scenic (un Cesna 172) y Rocky Vistas (unDHC-3Otter),yseacercócorriendoalaventanadepaneles.Alargóelcuelloparavermejor...
Darbyencontróelbotóndelaluzdelhabitáculoylopulsó.Oscuridaddenuevo.«Putamierda.»Lanzóungritoahogadoconelcorazónpalpitante.Lepitaban
los oídos por culpa del exceso de sangre.Había cometido una estupidez.Unaimprudencia.Erapeligroso.Habíaactuadosinpensaryhabíaestadoapuntodedelatarseporculpadelaluzactivadaporlaaperturadelapuerta.Detodosmodos,nadielahabíavisto.«Nohaypenasindelito,¿no?»«¿No?»La camioneta olía a sudor rancio. Le recordó el vestuario de un gimnasio.
Notó la funda del asiento de cuero pegajosa en contacto con los dedos. Unamaqueta de un avión en el salpicadero. El suelo era un mar de bolsas derestaurantesdecomidarápida,viscosasytransparentes,congrasasolidificadaenelinterior.Buscóatientaslaguanteracentralylaabrió,rebosantedebasura.Seimaginabaqueencontraríaunapistolaoalgoasí.Queríaprobarlaguantera,perosabíaqueahíhabríaotraluz,prestaaencendersecomouncabledetrampa.Nopodíavolveracorrerelmismoriesgo.Encontróloscierresinterioresenelpaneldelapuerta.CLIC-CLIC.Las puertas traseras delmonovolumenyano estabanbloqueadas.La cabina
estaba separada de la zona de carga por una rejilla metálica, como un
confesionario católico.Con cuidado, salió rápido al exterior, recuperó el nudocorrederodel cordóndezapatos,palpóel seguroycerró suavemente lapuertadelconductorconlaspalmasdelamano.Veíalaventanadeledificioporencimadelcapódelmonovolumen.Temíaver
la silueta de Lars tras el cristal, intrigado por la luz del habitáculo, pero laventana seguía vacía. Solo veía la coronilla deEd y una parte del hombro deAshley,mientrasseguíanjugandoalascartas.Porahora,nopodíaquejarse.Darby recorrió con discreción el lateral izquierdo del monovolumen,
volviendo sobre sus pasos más allá del estúpido zorro de dibujos animados,pisando con dificultad los montículos de nieve. Se guardó el cordón en elbolsillo de los vaqueros; no tenía tiempo de volver a poner el cordón en lazapatilla. Rodeó la parte trasera delAstro, sujetó el tirador de la puerta de laizquierdaytiróparaabrirla.Laniñaestabadentrodeuna jaulaparaperros.Unadeesas jaulasde rejilla
negra que pueden plegarse para almacenarla plana.Aquella podía albergar unperrodeltamañodeuncollie,reforzadaconuncandadoydocenasdebridas.Laniñaestabaarrodilladaporquenohabíasuficienteespacioparaponersedepie.Sujetabalasrejasconsusmanitascomosiestuvieraenlaceldadeunaprisión.Teníalabocatapadaconcintaaislante,queformabaunasdoblecestorpes.Darbyolióunaacidezhúmeda.Orina.No fue capaz de hablar durante unos instantes. ¿Qué podía decir en esa
situación?Nohabíapalabras.Con labocapastosa,comosi sehubiera tragadouna cucharada de mantequilla de cacahuete, al final fue capaz de mover loslabiosydecir:—Hola.Laniñalamirabaconlosojoscomoplatos.—¿Es...estásbien?Laniñameneólacabeza.«Bueno,¿enserio?»
—Soy...—UnaráfagadevientogélidohizoestremeceraDarbycuandocayóenlacuentadequenohabíapensadoningúnplanmásalládeaquelmomento—.Bueno,voyaquitartelacintaaislanteparaquepuedashablar.¿Deacuerdo?Laniñaasintió.—Alomejorduele.Laniñaasintióconmásfuerza.Darby sabía que le dolería; la tenía pegada hasta en el pelo. Lars la había
adheridoperezosamente alrededorde la cabezay eradel tipode cinta aislantequeseusapara loscableseléctricos. Introdujo lasmanospor loshuecosde lajaula y encontró el inicio de la cinta con las uñas. Despegó con cuidado laprimeravueltayluegolasegunday,mientraslaniñasequitabaelresto,Darbylepreguntó:—¿Cómotellamas?—Jay.—¿Conocesalhombrequeconduceestacamioneta?—No.—¿Tesecuestró?—Sí.—¿Entucasa?—Darbyreformulólapregunta—.Unmomento,Jay,¿dónde
vives?—1145FairbridgeWay.—¿Dóndeestáeso?—Alladodelgranalmacén.—No.¿Cómosellamalaciudaddondevives?—SanDiego.Darbyseestremecióaloíraquello.Nuncahabía idoencochehasta lacosta
Oeste.Larsdebíadellevarvariosdíasconduciendo,conesaniñaenjauladaenlaparte trasera. Eso explicaba los restos de comida basura. Echó un vistazo alinteriordelmonovolumenamedidaquelaspupilasseibanacostumbrandoalaoscuridad, llena de mantas y alfombras amontonadas para tapar la jaula.
Estanteríasdecontrachapadoenlasparedes,todasvacías.Unascuantasbotellasde cristal deCoca-Cola, tintineaban por el suelometálico. Serrín. Clavos.Unbidónrojodegasolinaconunpitorronegro.RopainfantilhechaunhatilloconbolsasdeK-Mart,aunqueDarbydudabaqueLarshubieracambiadoaJayniunasolavezdesdequelahabíasecuestradoensuciudad.TanlejanacomoelsurdeCalifornia.—JustoalladodeCostco—explicóJay.Darbysefijóenel logocircularde lacamisetade laniñay loreconoció:el
dispositivocirculardelosjuegosdePokémon.UnaPokéBall,recordódelaappdel iPhone que durante algún tiempo había causado furor en el campus de suuniversidad.—¿Cómotellamasdeapellido?—Nissen.—¿Es...?—Darbyagitóelcandadocircularquecerrabalapuertadelajaula
—.¿Jayeslaabreviaturadealgúnnombre?—Jaybird.—No,merefieroaunnombremáslargo.Como...¿Jessica?—Jayasecas—respondiólaniña.«JayNissen.Sieteaños.DesaparecidaenSanDiego.»Darbycayóen lacuenta:habría salidoen lasnoticias.Acababade forzarel
vehículo de un hombre (lo cual ya era delito de por sí) y estaba tomandodecisiones,enesemismoinstante,queconposterioridadtendríaquerecitarenlasaladejuicios.Losabogadosseríanmuyquisquillososcontodoslosdetalles.Sisobrevivía, tendría que dar explicaciones acerca de todas y cada una de lasdecisionesquehabíatomado,lasbuenasylasmalas.Hastaelmomento,loúnicoquehabíaconseguidoerapreguntaralaniñasecuestradaconlabocatapadaconcintaaislantesiestaba«bien».ADarbysiempreselehabíadadofatalhablarconniños.Nicuandohacíade
canguro se le había despertado el instinto maternal. Los niños eran un rollo,pequeñas criaturasbelicosasque la estresaban.Amenudo sepreguntaba cómo
habíaconseguidosumadrelidiarconella,sobretodoteniendoencuentaqueelembarazonohabíasidoplaneado.Suhermanamayorhabíasidounahijadeseada,porsupuesto.Laprimogénita
estimada.Pero tres añosdespués llegóDarby, trasuna separaciónmatrimonialdemoledora. El papeleo del divorcio, el pago del alquiler con retraso y lasnáuseasmatutinas. «Pensabaque teníaunagripe estomacal envezde a ti», ledijosumadreenunaocasiónconunasonrisasocarrona.Darbynuncasupocómosentirseantetalcomentario.«Penséqueteníaunagripeestomacalenvezdeati.»«IntentématarteconTheraflu.»EntonceslaniñasecuestradalevantólaotramanoparasujetarlajaulayDarby
sediocuentadequeestabavendada.Jayteníalapalmaenvueltayselladaconmásvueltasdecintaaislantedeformachapucera.Estabademasiadooscuroparadistinguirlosdetalles.DarbytocólacintayJayseapartóconbrusquedad.—¿Te...tehizodaño?—Sí.Leembargóunarabiaprofunda.Noselopodíacreer...esanocheempeorabaa
cada segundo que pasaba... pero calmó la voz y preguntó, castañeteando losdientes:—¿Quétehahechoenlamano,Jay?—Sellamatarjetaamarilla.—¿Tarjetaamarilla?Laniñaasintió.Darbynosabíaquépensar...¿Comoenelfútbol?Jaybajó lamanoheridayal recostarse la jaulachirrió.Darbynotóqueuna
especiedecostrarecubríalosbarrotes.Sedescamóencontactoconlayemadesusdedosydespidióunoloracobre.Escamasdesangreseca.«Tarjetaamarilla.»«Eseeseltipodepsicópataalquemeenfrento...»
Aquincemetrosdedistancia,lapuertadelanteradeledificioseabrióy,actoseguido,dioungolpealcerrarse.Jaysequedóparalizada.Unos pasos se acercaban con rapidez. El hielo crujía bajo las botas. Darby
vaciló en el sitio, inclinada hacia el interior de la parte trasera del ChevroletAstro del secuestrador de la niña. Con medio cuerpo dentro y el otro mediofuera.Temíamoverse,temíaquedarse.Paralizadaporelcrecienteterror,miróalosojosabiertoscomoplatosde laniñamientras laspisadas seacercabanconpasodecididoenlaoscuridad.Yotrosonido,queseacercabarápido.Respirandoporlaboca.
21.39h
¿Huiroesconderse?Cuando Lars se acercó a sumonovolumen, Darby optó por esconderse. Se
deslizó rápidamente al interior del vehículo, dobló las rodillas y cerró concuidadolapuertatrasera,peropillóunatoalla.Lospasosdeélcrujíanmáscerca.—Mierda...Tiródelatoallahaciadentroycerrólapuertaconcuidadohastaqueemitióel
clic deseado. Entonces se encontró cerrada dentro del monovolumen deldepredador,encajadaentrelapuertatraseraylajauladeperrodeJay.Seagachóalmáximo,contorsionándoseafindecaberenaquelespacioreducido.Setapócon un montón de mantas y alfombras ásperas. Las botellas de Coca-Colatintineabandebajodeella.Eloloracerradodelasmantasparaperro.Lafrentepresionadacontra la fríapuertademetal,elcododerechoformandounánguloextraño detrás de la espalda. Se esforzó para controlar la respiración, parasilenciar las bocanadas de aire que daba con desesperación: «Inhala. Cuentahastacinco.Exhala».«Inhala.Cuentahastacinco.Exhala.»«Inhala.Cuentahasta...»Entonces oyó los pasos de Cara de Roedor rodeando el lado derecho del
vehículo,dejandoatráseldibujodelzorroqueempuñaba la remachadora,másalládellemaACABAMOSLOSQUEEMPEZAMOSypasarentreelmonovolumenysuHonda. Notó en la boca el sabor mareante de una mezcla de susto yreivindicación: sihubieradecididohuirenvezdeesconderse,él seguroque lahabría visto. Seguía acercándose, resollando ligeramente entre los dientes
excesivamentepequeños,yDarbyviopasarsusiluetajuntoalaventanatraseraporencimadesucabeza.Separóallí,miróal interior,a treintacentímetrosdeella,mientrassualientoempañabaelcristal.Darbycontuvolarespiración.«Siabreesapuerta,estoymuerta....»Pero no la abrió. Siguió caminando y completó la vuelta alrededor del
monovolumenhastallegaralapuertadelconductor.Cogiólamanecilla.Darbyoyóelchirridode lapuertaen lasbisagrasviejasy la suspensióndelvehículocedió con el peso de una tercera persona que se inclinaba en el interior. Eltintineodelasllavesdelcocheenuncordelrojo.Con un ojo destapado y con cuidado de no tocar las botellas de cristal que
rodabandebajodeella,Darby lanzóunamiradaaJay,queseguíadentrode lajaula,ysellevóuníndicetemblorosoaloslabios:«Sshh».Jayasintió.Larssesorbiólosmocosenelasientodelconductor,seinclinóhaciadelantee
introdujolallaveenelcontacto,perosingirarla.Darbyoyóunaexhalaciónlargaymeditada.Actoseguidollegóelsilencio.Demasiadosilencio.«Algonovabien.»Esperó mientras notaba pitidos en los tímpanos por culpa del aumento de
presión. Los músculos del cuello se le tensaron. La respiración se le quedóatrapada en los pulmones hinchados. Cara deRoedor era una silueta negra alvolante,separadaporunamamparaderejillayrecortadacontra lanieveopacaen el parabrisas. Con el ojo que tenía destapado,Darby vio que Lars tenía lacabezagiradadelado.Estabamirandohaciaarribayhacialaderecha.HacialaluzdelhabitáculodelAstro.Laluzqueellahabíaapagado.«Oh,no.»Imaginabalospensamientosqueibanformándosecentímetroacentímetroen
lamentedeél.Seestabapreguntandoporquéla luznosehabíaencendidodeforma automática al abrir la puerta del conductor, como era habitual. ¿Qué
sugería aquello? Que alguien más había entrado en el monovolumen. Que,habiendo examinado con cuidado las huellas del exterior, alguien seguía en elinterior del vehículo, enterrado bajo una alfombra mohosa de los navajos,sudandoytemblandoporculpadelpánicoquelaestabasacandodequicio...Larsgirólallave.ElmotorseencendióconsuavidadyDarbyexhalóaliviada.Larsseencorvó
haciadelanteenelasientoyorientólasrejillasdeventilación.Giróelbotóndelacalefacciónalmáximo.ColocóelgorrodeDeadpoolenelsalpicaderojuntoalaviónenminiaturaehizocrujirunenvoltoriodecomidarápida.Darbyoyómovimientoasulado.EraJay,quevolvíaasellarselabocaconla
cintaaislante.«Chicalista»,pensó.Los siguientesveinteminutos leparecieronhorasmientraselmonovolumen
seiballenandodecaloryhumedad.Larsdejóelmotorenpuntomuertoybuscóunaemisoraderadio.Soloencontródistintosnivelesdeinterferenciasconfusas,la voz robotizada de la transmisión del CDOT y, de nuevo, el puto WhiteChristmasdeBingCrosby.«Nopuedo librarmedeesacanción»,pensóDarby.«Seguroque la tocanen
mifuneral.»Siemprehabíaimaginadoqueparaentoncesyasehabríaninventadolos coches voladores. Ahora, escondida de cualquier manera en la camionetahúmedadeunsecuestrador,respirandoporlanariz,noestabatanconvencida.Como era de esperar, Lars escuchó toda la canción, lo cual significó que
Darbytambién.Elhechodeescucharlaletrahizoquelaapreciaraunapocomás.Darbysiemprehabíasupuestoquehablabadelanieve,peroresultaqueteníauncomponente de añoranza y melancolía. Mientras Bing Crosby canturreaba,imaginóaunpobremuchachogranjeroreciénsalidodel instituto,agachadoentierraextrañayhelada, luchandoenunaguerraquenada teníaqueverconél,soñando con los seres queridos que había dejado en su hogar. Se identificababienconesaúltimaparte.ProbablementeLarsnoestuvierapensandotantoenlacanción.Mascabauna
barritadeBabyRuthhaciendoruido.Semetióeldedoenlanarizyobservósus
hallazgosgraciasalbrillodelsalpicadero.Setiródospedos.Elsegundolehizoreírse comoun tontoyde repente sevolvióy sonrióhacia laparte traseradelmonovolumenconlabocallenadedientespequeñosypuntiagudos,yaDarbyseleencogióelpecho;teníaelcorazónenunpuño.—Localientoporti—dijo.Estabamirandola jauladeJayen laoscuridad,perono teníani ideadeque
tambiénmirabadirectamenteaDarby,cubiertaapenasporunacapadetejidoyconunojofuera.Bastaríaconunpocomásdeluz.«Meestámirando.»La sonrisa de Cara de Roedor se desvaneció, pero seguía teniendo la vista
clavadaenalgúnpunto.«Dios mío, me está viendo», pensó Darby, que sintió calambres en los
costados,comosiunasarañas le treparanpor lapiel.«Estáacostumbrando losojosalaoscuridadyahorasabequeestoyaquíy,ohDiosmío,vaamatarme...»Setiróuntercerpedo.«Olootro,supongo.»Fueunolargo,comounbocinazo,yluegosoltóunacarcajadasecaquesonó
comoungritoaltiempoquegolpeabaelasientodelpasajero.Estabasumamentesatisfechodesímismomientraslanzabapalabrasatropelladasasucautiva:—Denada... de nada por este pedo colosal.Calentito y agradable, ¿verdad,
Jaybird?Darby oyó que la cinta aislante de Jay se arrugaba al inclinar la cabeza
ligeramente.Imaginóquelaniñaponíalosojosenblancocomodiciendo:«¿Vesloquehetenidoqueaguantar?»EntonceslasrisasqueLarssacabadelestómagosetransformaronentos.Era
unatoshúmeda,burbujeante,comosituvierasinusitis.Aquelloexplicabalodelarespiraciónporlaboca.Darbyteníalospiesapoyadoscontraelbidóndegasolinadequincelitrosque
habíavistoantesyentoncessefijóenqueasuladohabíaunsegundorecipiente
blanco. Llevaba el logo de Clorex, apenas visible con la luz del salpicadero.Probablementefueralejía.«Quincelitrosdegasolina.»«Ylejía.»¿Productosparalimpiarlaescenadeuncrimen,quizá?Después de que la radio emitiera unas cuantas canciones navideñas más
(GrandmaGotRunOverByaReindeer,queél tarareó,ySilentNight,quenocantó),LarsapagóelmotordelAstroyseguardólasllavesenelbolsillodelachaqueta.Paraentonceselmonovolumeneraunhornoaveinticincogradosylasventanas estaban empañadas por efecto de la condensación. Gotas de luzbrillabanenelcristal.Atrapadabajolamantaasfixiante,Darbyteníalasmanoshúmedas y frías por culpa del sudor y la nieve derretida. Las mangas se leadheríana lasmuñecasy, debajo, tenía la sudaderadeArtWalk empapadadesudorporelmiedo.Larssaliórápidamente,seencasquetóelgorrodeDeadpoolyvolvióamirar
hacialaluzdelhabitáculo.Todavíalesorprendíaunpocoesedetalle.Peroactoseguido se dio la vuelta, se tiró un último pedo con toda la intención en elinteriordelvehículo,loventilóconlapuerta,cerróaJay(yaDarby)alládentroysemarchó.Darby escuchó cómo se iban apagando sus pisadas. Luego, a lo lejos, oyó
cómoseabría lapuertadelanterade laoficinade turismoysecerrabaconunsuaveclic.Silencio.Jaysedespególacintaaislantedelaboca.—Setiramuchospedos.—Yamehedadocuenta.—Creoqueesporculpadelashamburguesas.Darbysequitólamantapinchudadeloshombrosyseapartólosmechonesde
pelohúmedodelacara.AbriólapuertatraseradelAstrodeunpuntapiéysalió.Fue como salir de una sauna. Tenía las Converse empapadas, los calcetines
blandos ymojados en el interior y a la zapatilla derecha todavía le faltaba elcordón.—Le pone salsa ranchera a todo—continuó Jay—. En los restaurantes de
comidarápidaparallevarenelcoche,pideunvasoconlasalsaparamojarlaspatatas,peroesmentira.Lavierteporencima...—Bueno.Darby no la estaba escuchando. La temperatura bajo cero resultaba
vigorizante, como despojarse de veinticinco kilos de jerséis. Volvía a sentirseágilyviva.Sabíaquéhacer,loquepasaesquenosabíacómodemonioshacerlo.Retrocedió,alzóeliPhoneehizodosfotosrápidas.Jay no parpadeó, seguía sujetando los barrotes de la jaula con los dedos
manchadosdesangre.—Tencuidado.—Lotendré.—Prométemequetendráscuidado...—Teloprometo.La niña le tendió la mano ilesa a Darby. Al comienzo pensó que quería
estrechársela,oquequeríaentrelazareldedomeñiqueoalgúngestoparecidodesupropiainfancia,peroJaydejócaerunacosaenlapalmadeDarby.Unacosapequeña,metálica,fríacomouncubitodehielo.Eraunabala.—Laencontréenelsuelo—susurróJay.EramásligeradeloqueDarbyhabríaimaginado,comounpequeñotorpedo
romo.Lahizorodardeizquierdaaderechaensupiel.Letemblabalapalmayestuvoapuntodequeselecayera.Noesquefueraunasorpresaprecisamente,perosíunaconfirmaciónfunestadelpeordelosescenariosposibles.«Porsupuesto,Larstieneunapistola.»«Porsupuesto.»Tenía que haberlo imaginado. Aquello era Estados Unidos, donde tanto la
policíacomolosladronesllevanarmas.Donde,talcomopredicalaAsociación
Nacional delRifle, lo únicoquedetiene aun tipomalo conpistola es un tipobuenoconpistola.Suenacursi,peroesunaverdadcomountemplo.Nuncahabíamanejado un arma ymuchomenos disparado, pero en esosmomentos habríavendidosualmaporcontarconuna.SediocuentadequeJayseguíaobservándola.Normalmenteodiabahablarconniños.Siemprequesequedabaatrapadacon
sus sobrinas o con los hermanos pequeños de sus amigas los trataba comoadultos tontos demenor tamaño. Pero ahora le parecía fácil.No le hacía faltamedirlaspalabras.Decíaloquepensabaynoteníaqueadaptarellenguajeparadarlemáspoder.—Jay,teprometoquetesacarédeaquí.Tesalvaré.
22.41h
Darby no había visto a su padre en once años, pero hacía dos años, comoregaloporacabarlasecundaria,leenvióunanavajasuiza.¿Lomásgracioso?LatarjetaHallmarklafelicitabaporhabersegraduadoenlauniversidad.«¿Cómo?»Peroelregalonoestabamal.Eraunadelasvariantesrojasdelejércitosuizo
quesedesplegabaenformadeabanico:sacacorchos,cortaúñas,limadeuñas.Y,porsupuesto,unahojadentadadecincocentímetros.Sololahabíautilizadounavez,paraayudaraabrirelrevestimientodelpaquetedetaponesparalosoídosdesucompañeradehabitación;luegosehabíaolvidadodeellaparaelrestodesusestudios.LaguardabaenlaguanteradeBlue.Ahoralateníaenelbolsillo.Comoelcuchillodeunaprisión.Estabasentadaenelmostradordepiedradelcaféconlaespaldaapoyadaenla
persianadeseguridadylasrodillasdobladasjuntoalpecho.Desdeahídominabatodalasala:EdyAshleyqueacababansuenésimapartidadePesca,SandiqueleíasunovelayLarsquevigilabalapuertadesdesulugarhabitual.Del asiento trasero delHonda que tenía fuera, de debajo de las láminas de
papeldearrozparaloscalcosdelápidas,tambiénhabíacogidounlápizazulyunadesuslibretasdepapelpautadodelauniversidad.Lateníasobreelregazo.Enlaprimerapáginahabíagarabatos.Formasabstractas,sombreadas.Enlasegundapágina,másgarabatos.¿Yen lapágina tres?PosiblementeDarbyhabíahechoelmejoresbozo,que
ocultabaconcuidado,deunrostrohumano.Eracasiperfecto.HabíaobservadoaLars, cada centímetro de su cuerpo encorvado. Sus patillas rubias, los dientesdelanteros superpuestos, su mandíbula con pelusilla y la frente inclinada. La
forma en «V» pronunciada del nacimiento del pelo. Incluso había captado eltenue brillo de sus ojos. A la policía le resultaría útil; incluso quizá lodifundieranenlosmediosparaayudarenlapersecuciónsubsiguiente.Tambiénteníalamarca,elmodeloylamatrículadelmonovolumen.MásunafotoborrosadelaniñadeSanDiegodesaparecida.QuedaríademaravillaenlaCNN,ampliadaenlaspantallasLCDdecuarentapulgadasdetodoelpaís.Pero¿bastaba?Ahoraeraimposibleconducir,peroalamañanasiguiente,cuandollegaranlas
quitanieves y abrieran Backbone Pass al tráfico, Lars cogería a Jay y semarcharía. Aunque Darby consiguiera llamar al 911 de inmediato, la policíatendríaqueempezaraactuarapartirdelaúltimaubicaciónconocida.Alomejorlopillaríanoalomejorno.Tendríatiempomásquesuficienteparaescabullirsepor la red viaria desigual, de desvanecerse en elmundo, lo cual supondría lapena de muerte para Jay Nissen, de siete años. Jaybird Nissen, o como sellamara.Segúnelmaparegionaldelapared,lacarreteraestatal7secruzabaconotras
doscarreterascercadelpuertodemontaña.Ademásdeunacarreterainterestatalimportantequediscurríacomounavenahaciaelnorte. IndependientementedequeLarsfuerahaciaelesteoeloeste,dispondríadeinfinidaddevíasdeescape.Trasunexamenmásdetallado,tambiénseenteródequeeláreadedescansodeWanapa (Diablillo) se encontraba treinta y cinco kilómetros colina abajo. Enrealidad ellos se habían quedado atrapados en Wanapani. Antes habíainterpretado mal el mapa. Estaban treinta y cinco kilómetros más lejos de lacivilización.Enpayute,Wanapanisignificaba«GranDiablo».Noeradeextrañar.Darbyseguíateniendolabalaenelbolsillo.Lahabíaobservadobajolasluces
verdes del fluorescente del servicio de mujeres. El extremo romo de la balaestaba dividido en cuatro cortes transversales que parecían deliberados, poralgún motivo desconocido. La parte inferior, el borde de latón, tenía los
siguientescaracteresinscritos:.45LIC.Enlaspelículasdepolishabíaoídohablarde pistolas que se llamaban «del cuarenta y cinco». Pero le estremecía pensarqueahíteníaunadeverdad,enlamismasalaqueella,ocultabajolachaquetadeLars.Apenasaunosmetrosdedistancia.HacíamásomenosunahoraqueDarbyhabíatenidoesacorazonada,peropor
fin lo estaba asimilando. La descripción de un sospechoso y una foto borrosamedio chapucera no bastarían. A los medios les bastaría para calificarla deheroínasilacosasalíabien,peronoeransuficientesparagarantizarelrescatedeJay.Posteriormente, si la policía nunca encontraba a Lars, ¿qué diría ella a los
pobrespadresdelaniña?«Sientoquevuestrahijahayamuerto,perollaméalapolicía,anotélamatrículayrecurríatodosloscanalesadecuados.Einclusohiceundibujo.»No,teníaqueactuar.Ahí, esanoche.Enaquellaáreadedescansoaisladapor lanieve.Teníaque
inmovilizaraLarsantesdequelasquitanievesllegaranalamanecer.Dealgunamanera.Hastaahíllegabasuplan.Diounsorboalcafé.Erael terceroquesetomaba,amargoynegrocomoel
azabache.Siemprelehabíanencantadolassustanciasestimulantes,elcafésolo,el Red Bull, Full Throttle, Rockstar. Pastillas de cafeína. El Adderall de sucompañera de habitación. Cualquiera cosa con tal de conseguir el efectoestimulantealqueeraadicta.Eraelcombustiblequelahacíapintaralóleoyalpastel como un cohete. Las sustancias depresivas, como el alcohol o lamarihuana, eran el enemigo. Darby prefería ir por la vida con los ojos bienabiertos,atormentada,corriendo,porquesinuncadejasdecorrer,nuncatepillan.DabagraciasaDiosporello,porelsubidónqueleprovocabalacafeínaácida.Porqueesanoche,deentretodaslasnoches,necesitabamantenersuagudezaalmáximo.Sefijóenunviejo relojanalógicosituadoencimadelmaparegional,con la
temáticadeGarfield.Enel centroGarfieldcortejabaalpersonaje femeninodecolor rosa, Arlene, con un puñado de flores apenas esbozadas. La manecillapequeñadel reloj indicabaqueeracasimedianoche,perosediocuentadequeiba una hora adelantado. Alguien se había olvidado de realizar el cambio dehorariodeinvierno.Todavíanoerannilasonce.Siseparabaapensarlo,noestabaseguradequé leresultabamásenervante,
quedarsesintiempooquelesobrara.Mientrasterminabaelesbozo(sombreandolafrenteabultada,quelerecordabaaunfetohumano)sediocuentadequeLarsporfinempezabaacongeniarconlosdemás.Porlomenos,ahorahabíaunpocomásdedinámicadegrupo.AshleyenseñabaaLarsyaEdun trucodecartas,algoquedenominó«rotaciónmexicana».PorloqueDarbyoyó,dabaslavueltaa una carta utilizando otra que tuvieras en la mano, aunque en realidad lascambiabas.Delantedelasnaricesdetodos.ALarslehabíafascinadoeltrucoyAshleyparecíaencantadodetenerpúblico.—Oseaqueporesoganascontinuamente—dijoEd.—Notepreocupes.—Ashleydesplegóunasonrisadepícaroyalzólasmanos
—.Teganocontodaslasdelaley.Perosí,sisemepermitefardarunpoco,unavezganélamedalladeplataenunconcursodemagia.—¿Ah,sí?—bufóEd.—Sí.—¿Yesoesimportante?—Porsupuestoqueesimportante.—¿Ensegundodeprimaria?—Lo cierto es que fue en tercero. —Ashley barajó las cartas—. Muchas
gracias.—¿Llevabasunesmoquinpequeño?—Esobligatorio.—¿Cómoestáelmercado laboralpara losmagosquegananunamedallade
plata?
—Cadavezpeor.—Ashleyaparcólosnaipesconunchasquidodelalengua—.Estudiéparasercontable.Y,adecirverdad,ahíesdonderadicalaverdaderamagia.Edseechóareír.Lars había estado escuchando la conversación, frunciendo los labios con
pelusilla,yaprovechólapausaparaintervenir.—Vaya...oseaque...¿lostrucosdemagiaerandeverdad?La tormentadenieve se intensificó en el exterior.Laventana crujía bajo la
presión de las ráfagas de viento. Ashley lanzó una mirada a Ed para ver sisonreíacomplacido(«¿Lamagiaesdeverdad?¿Enserio?»)yDarbyleobservómientrasdecidía si contestaba tal cual o si sepermitíaunpocode sarcasmoaexpensasdelsecuestradorinfantilqueibaarmado.«Nolohagas,Ashley.»AshleysevolvióhaciaLars.—Sí.—¿Enserio?Ashleydesplegóunaampliasonrisa.—Totalmente.Darbynotóque elmiedo le provocabaun temblor en el estómago cadavez
mayor.Comosertestigodelosinstantesqueprecedenaunaccidentedetráfico.Elchirridodelosneumáticosbloqueados,elpodercinéticopertinazdelimpulso:«Déjalo,Ashley.Notienesniideadeconquiénestáshablando...».—¿Oseaqueesdeverdad?—susurróLars.«Para,para,para.»—Oh,estodoverdad—repusoAshley,sacándoletodoeljugoalasituación
—. Puedo manipular el tiempo y el espacio, sacarme sorpresas de la manga,cambiar los recuerdos de las personas. Puedo engañar a la muerte. Esquivarbalas.Soyunhombremágico,Lars,hermano,yyo...—¿Sabescómocortaraunachicaporlamitad?—preguntóLarsderepente.Lasalaquedóensilencio.Laventanacrujióbajootroaullidodelviento.
Darbybajódenuevolamiradayfingiógarabatearotravezconellápizazul,peroadvirtióconuntemoramargoqueLarslamirabadesdeelotroextremodela sala. Lars, el secuestrador infantil que parecía un niñato, con el gorro deDeadpool y una fascinación infantil por los trucos de magia, la mirabadirectamenteaella.Ashleyvaciló.Selehabíaatascadolamáquinadecontarmentiras.—Yo...pues...bueno...—¿Sabescómocortaraunachicaporlamitad?—volvióapreguntarLarscon
impaciencia.Mismo tono,misma inflexión.Seguía teniendo lamiradaclavadaenDarbymientrashablaba—.Yasabes.Laponesenunacajademaderagrande,comounaespeciedeataúd,yentoncesla...¿lacortasconunasierra?Edbajólavistaalsuelo.Sandidejódeleer.—¿Sabescortaraunachicaporlamitad?—repitió.Darbysujetóellápizconmásfuerza.Apretólasrodillasmáscontraelpecho.
CaradeRoedorestabaaunostresmetrosdeella.Sepreguntó,enelcasodequeél hiciera ademánde sacar la pistola del 45 de debajo de la chaqueta, si seríacapazdesacarse lanavajasuizadelbolsillo,desplegar lahojaycruzar lasalaconlarapidezsuficienteparaclavárselaenlagarganta.Apoyólamanoderechaenelmostrador,quelequedabacercadelacadera.Larsinsistióenvozmásalta:—¿Sabescortaraunachica...?—Sí—respondióAshley—.Perosologanaselorosisobrevive.Silencio.Noeraespecialmentedivertido,peroEdsoltóunarisitaforzada.Sanditambiénrio,aligualqueAshley.Larsinclinólacabeza,comosituviera
quehacerpasarelchisteporelengranajedesucerebro,yalfinalcedióyrioconellosylasalaquedóinundadadecarcajadassonoras.LasrisasresonaronenelambientecargadohastaqueDarbyvolvióasentirmigrañayleentraronganasdecerrarlosojosconfuerza.—Yaves,conseguílaplata—puntualizóAshley—.Noeloro...
Bajo otra oleada de risas tensas y desplegando una amplia sonrisa, Lars seapartórápidamentelaprendadeabrigoysetocóalgoenlacintura.Darbysujetólanavajaque llevabaenelbolsillo...peroresultóqueélseestabaajustandoelcinturón.«Madremía.»Porlospelos.Detodosmodos,Larssehabíamovidoconrapidez.Fueconscientedequesi
hubieracogidolapistola,podríahabermatadoatodoslospresentes.Larsdabalaimpresióndeserlentoytorpe,hastaqueatacabaporsorpresa.—Medalla de oro —bromeó riendo entre dientes, tirando del cinturón
alrededordelculoesquelético,yseñalandoaAshleyconelpulgar—.Jaja,megustansuschistes.Esgracioso.—Oh,escuestióndetiempo—dijoAshley—.Acabaréresultandocrispante.Cuandosedesvanecieronlasrisasfalsas,Darbyprocesóotrainformación.Un
pequeñodetalle,perohabíaalgosumamenteinquietanteenlaformadereírdelsecuestrador. Daba la impresión de estar demasiado alerta. La gente normalparpadeaybajalaguardia.PeroLarsno.Reíaconlacara,perosusojosseguíanobservando.Escudriñóel rostrode todos losdemás,asimilando lasalacon laspupilas, calibrando la situación con frialdad mientras enseñaba su dentadurapuntiaguda.«Eselrostrodesonrisaestúpidadeldiablo,»concluyóDarby.«EselrostrodeunhombrequesecuestróaunaniñadesucasadeCalifornia.»Laslucesparpadearon.Unataquedeoscuridadgélida.Todosalzaronlavista
hacialosfluorescentespero,mientrasrecobrabanvidaylaestanciaseiluminabadenuevo,DarbyobservabaelrostroconpelusilladeLars.«Meenfrentoaesteelemento.»
Existe una hora, en la profundidad de la noche, en la que se dice que lasfuerzasdiabólicasestánensumáximoapogeo.LamadredeDarbysolíallamarla«lahorabruja»conunligerotonodevudúenlavoz.
Esalastresdelamadrugada.Supuestamente se trata de cuando el demonio se burla de la Santísima
Trinidad.Deniña,Darbyhabía respetadoesta supersticiónaunquenunca se lahabíaacabadodecreer:¿cómoeraposiblequeunahoradeldíafueramásvilquecualquier otra? De todos modos, a lo largo de su niñez, siempre que sedespertabadeunapesadillaconlarespiraciónentrecortadayconlapielperladadesudor,mirabael teléfono.Erasobrecogedorquelahorasiemprerondaralastresdelamadrugada.Todaslasvecesquerecordaba.¿La noche que soñó que la garganta se le cerraba en la clase de sociales
cuando iba a séptimoyquevomitabaungusanodediez centímetros, pálido ehinchado,queseretorcíaensuescritorio?Las3.21h.¿La vez que un hombre la seguía obsesivamente camino del SevenEleven,
silbándole, y la acorralaba en los baños, sacaba una pistola diminuta y ledisparabaenlanuca?Las3.33h.¿Lavezqueunfantasmaalto,unamujerdepeloblancoconunafaldafloreada
ylasrodillastanflexiblesqueseledoblabanhaciaatráscomolapatastraserasdeunperro,apareciódandobandazosporlaventanadelahabitacióndeDarby,medio flotando y medio caminando, ingrávida y etérea, como una criaturasubmarina?Las3.00enpunto.Menudacoincidencia,¿verdad?«Lahorabruja»,solíadecirsumadremientrasencendíaunadesusvelasde
jazmín.«Cuandolosdemoniostienenelmáximopoder.»Entonces cerraba con un chasquido su encendedor Zippo para darle más
énfasisasuspalabras,clic.AhíeneláreadedescansodeWanapaninoeranmásquelasoncedelanoche,
peroDarbyseguía imaginandounaoscuridadquese ibaapoderandode lasala
juntoconella,contodosellos.Algodotadodesentidosqueseagazapabaentrelassombras,aguardandolaviolenciaconciertovértigo.TodavíanohabíadecididocómoatacaríaaLars.Ya tenía memorizada la planta de la oficina de turismo. Era sencilla, pero
estaba repletadedetalles significativos.Unvestíbuloprincipal rectangularcondos baños separados por sexos, unas fuentes de agua potable deslucidas y uncuartoparasuministroscerradoconllaveconelletrerodeSOLOEMPLEADOS.Unmostrador de café de piedra y argamasa que rodeaba una cafetería cerrada,cortada al paso por unas persianas de seguridad con candado incluido. Unapuertadelanterabienvisibleconunabisagrachirriante.Unaventanaampliaquedabaalazonadeaparcamiento,mediobloqueadaporunsalientellenodenievetransportada por el viento. Y una pequeña ventana triangular en cada baño,encajadaeneltecho,atresmetrosdelsueloembaldosado.Igualquelaventanadeunaceldadeprisiónperosinbarrotes.Lorecordabaporqueleparecíaqueeraundetallequeotrosolvidarían.El exterior parecía otro planeta totalmente distinto. La luz de la luna
amortiguadaporlasnubes.Latemperaturahabíadescendidohastalosdieciochogradosbajocero,segúneltermómetrodemercurioquecolgabafuera.Lanieveacumuladaseamontonabahastalaalturadelaventana,procesoquenoparecíatenerfin.Elvientoaparecíaamododeráfagasestridentes,arrojandotorbellinosdenievesecaquegolpeteabanelcristalcomosifueranguijarros.—Ahoramismonomeiríamalunpocodecalentamientoglobal—dijoEd.Sandipasóunapágina.—Elcalentamientoglobalesunengaño.—Loúnicoquedigoesquemenosmalqueestamosdentro.—Esoesverdad—murmuróAshley,inclinandolacabezaendirecciónaLars
—,hastaquealguienacabaencerradoenunacajademaderaylocortanporlamitadconunasierra.CaradeRoedorhabíavueltoaapostarsejuntoalapuertamientrasechabaun
vistazoalexpositordefolletos.Darbynoeracapazdeasegurarquehubieraoído
el chiste de Ashley. Deseó que dejara de tentar a la suerte. Era imposiblesostener aquella situación ochohorasmás.Tarde o temprano,Ashley acabaríapisandounaminaterrestreverbal.«Entoncesllegaránlasarmas.»Así es como podía acabar la noche. Que Darby supiera, aquella área de
descanso pública era tan inofensiva como una guardería. En la barra de lacafetería,másalládelaspersianasdeseguridad,nohabíamásquetenedoresycucharasdeplástico.Platosdepapelyservilletasmarrones.Habíauncuartodemantenimiento,peroestabacerradoconllave.Nipalancas,ni lanzabengalasnicuchillos de carnicero. Por desgracia, su mejor opción ofensiva era la hojaserrada de cinco centímetros de su navaja suiza. Se dio una palmada en elbolsillodelosvaquerosysetranquilizóalnotarqueseguíaahí.¿PodíaapuñalaraLarsconella?Ylomásimportante,¿lodetendríaasí?Nolo
sabía.Apenaspodíaconsiderarseunarma,pueserapocoprobablequepudieraatravesar las costillas. Tendría que pillar a Cara de Roedor desprevenido yclavárseladirectamenteeneltejidoblandodelagargantaoenlosojos.Nohabíatiempoparavacilaciones.Sabíaqueeraposible,peronoeradesdeluegoelplanA.«Elmorterorajadobajoelmostrador»,recordó.«Lapiedrasuelta.»Aquellopodríaservirle.Se levantó y se acercó almostrador de café fingiendo llenarse otro vasode
poliestireno. Cuando nadiemiraba, alzó el pie derecho, lo apoyó en la piedrasueltayseinclinóhaciadelante.Aplicóunpocodepresiónyfueaumentándola,altiempoquetoqueteabalapalancadelKAFÉparadisimularelruido,hastaquelapiedrasesoltóycayóconunclacenelsueloembaldosado.Lars,EdyAshleynisedieroncuenta.Sandialzólevementelamiradayluegosiguióleyendo.Cuando la mujer volvió a tener la vista fija en el libro de bolsillo, Darby
recogiólapiedra.Eraunpocomenorqueundiscodehockey,lisayconformadehuevo.Lobastantegrandeparapartirunoscuantosdientesoparalanzarcon
fuerza.Seguardóenelbolsillo lapiedrafríayregresóasuasientodelbanco,haciendouninventariomental.Unanavajadecincocentímetros.Unapiedramediana.Yunaúnicabaladepistoladelcalibre45.«Voyanecesitarayuda»,concluyó.Porsupuestoquepodía intentarabatirellasolaaLars.Sorprenderle,herirle,
quitarle la pistola del bolsillo y tenerle inmovilizado hasta que llegaran lasquitanievesalamanecer.Atarlodepiesymanosconsucintaaislante,quizá.Ysiseibatodoalamierda,supusoqueestabapreparadamentalmenteparamatarle.Pero intentarlo entonces, sola, sería una gran irresponsabilidad. Necesitabacompartiresedescubrimientoconalgunodelospresentes,porsiLarsconseguíadoblegarla y esconder su cadáver sin que los demás se percataran. No podíasalvaraJaysiLarsacababamatándolaantesaella.¿Cuáleraladiferenciaentreunhéroeyunavíctima?Laoportunidadtemporal.Ashley,juntoalamesa,desplegabalascartasenformadeabanico,todasboca
abajoexceptounúnicoasdecorazonesbocaarriba.—Yestaestucarta.Larssoltóungritoahogado,comouncavernícolaaldescubrirelfuego.Edseencogiódehombros.—Noestámal.Desde el banco,Darby calibró a sus posibles aliados.AEd le faltaba poco
parallegaralossesentayteníaunabuenabarriga.SuprimaSandibienpodríaestarhechademaderadebalsaylacadepelo.Ashley,porelcontrario,pormuyhabladory crispanteque fuera, teníaunaespaldaancha, eramusculosoyágil.Porlaformacomosemovíapararecogerlascartasquecaíanalsuelo,laformacomo esquivaba las sillas... tenía una soltura en las extremidades superiores einferiorespropiadeunjugadordebaloncesto.Odeunmagosobreelescenario.Unmagodignodeunamedalladeplata.
—Hazotro—loinstóLars.—Esteeselúnicotrucodeverdadquerecuerdo—reconocióAshley—.Todo
lodemáseracosadeniños.Mangasfalsas, trampillasenlosvasos,esetipodecosas.—Deberíashabertededicadoaesto—dijoEd.—¿Sí? —Ashley sonrió y, durante una fracción de segundo, Darby atisbó
dolorensumirada—.Bueno,lacontabilidadtambiénmolamucho.Larssesituócomounalmaenpenajuntoalapuerta,decepcionadoporquese
habíaacabadoelespectáculo.DarbyllegóalaconclusióndequesupróximopasoteníaqueserAshley.Por
lomenoseralobastantefuerteparaluchar.Lopillaríaasolas,enelbaño,quizá,y lecontaría lode laniña.Seaseguraríadequecomprendía lagravedadde lasituación; que, en esos momentos, la vida de una niña corría peligro en elexterior.AsítendríarefuerzoscuandoescogieraelmomentodeatacarydeteneraLars...—¡Oh!—Ashleydiounapalmadaquesorprendióatodoelmundo—.Yasé
cómopodemospasarelrato.Podemosjugaralahoradelcorro.Edparpadeó.—¿Qué?—Lahoradelcorro.—¿Lahoradelcorro?—Sí.—¿Quécoñoeslahoradelcorro?—Mitíaesmaestradepreescolar.Utilizaestaactividadpararomperelhielo
con grupos pequeños. Básicamente estamos todos sentados en círculo, comoahoramásomenos, y acordamosun tema, como«mimascotapreferida»o loquesea.Yentoncesnosvamos turnando,enel sentidode lasagujasdel reloj,compartiendolarespuesta.—Ashleyvacilóyfuerecorriendolosrostrosconlamirada—.Yporeso...poresosellamalahoradelcorro.Silencio.
Alfinal,Edhabló.—Dispáramealacara,porfavor.Todoelmundovolvíaaestardistraído,porloqueDarbyregresóalmostrador
deLaColinadelEspressoycogióunaservilletamarrón.Laescondiódentrodelalibreta,sacólapuntadelboliconunclicygarabateóunmensaje.—Chicos,estamosaquíatrapadosporlanieveytenemosotrassietehoraspor
delante—insistióAshleyconvalentía—,venga.Vaaentrarnosclaustrofobiasinonosabrimosyhablamosunpocomás.Edsoltóungruñido.—Ahoraestamoshablando.—Puesentonceseslahoradelcorro.—Yoempiezo.—Portodoslossantos,Ashley,simehacesjugaralahoradelcorro,mañana
porlamañanacuandolleguenlasquitanievesseencontraránunáreadedescansollenadecadáveresensangrentados.Darbyocultólapuntadelboliconotroclic.«Esperemosqueno.»—Amímegustalahoradelcorro—tercióLars.Edexhalóunsuspiro.—Sí,claro,nomeextraña.—Bueno. Un buen tema para romper el hielo son las fobias, o vuestros
mayores miedos —dijo Ashley—. Así pues... empezaré yo esta ronda y oshablarédemimayortemor.¿Osparecebien?—No—repusoEd.Larshabíadejadoelfolletoyestabaescuchando.—Todos vais a pensar quemi fobia es rara—advirtióAshley—.No es un
miedonormal,comoalasagujasoalasarañas...Darbydobló la servilletadosveces conelmensaje en el interior.Sabíaque
estabaapuntodehaceralgoparaloquenohabíavueltaatrás.Eraelpuntosinretornodelanoche.Apartirdeentonces,unamiradaequivocadaounapalabrafueradelugarpodíanprovocarunestallidodeviolenciaeneláreadedescanso.
—Pues bien, yo me crie en las Montañas Azules —explicó Ashley—. Depequeñosolíacaminarporlasvíasdetrenyexplorarlasviejasminasdecarbóncubiertasdetablas.Ahílascolinassoncomoelquesogruyer.Yaquellaminaenconcretonofigurabaenmimapa,peroporahíselaconocecomoChink’sDropo«lacaídadelchino».Sandifruncióelceño.—Ya.—Bueno—dijoAshley—,yasabéisquenoseapreciabamuchoaloschinos
enlaépocadelasminas.—Sí,yameloheimaginado.—Supongoqueunminerodebiódemorirporculpadeunacaíday...—Yalopillo.—Ydebíadeserchino.—Lopillo,Ashley.—Perdón.—Vaciló—.Así pues, eh, yo tengo siete años y soyun tonto del
bote.Paséarastraspordebajodelabarricadaeibasoloporquenoselohabíadichoanadie,yllevabaúnicamenteunalinternayunacuerda.ComounIndianaJonesenminiatura.Y,bueno,alcomienzodabamiedo.Meinternécadavezmásen el túnel, que iba estrechándose, más allá de las vagonetas demineral, poraquellasvíasdetrendelsigloXVIIIdestrozadas,cruzandounapuertabloqueadatrasotra.El sonidose transmitedeuna formacuriosaalláabajo, todo trinosytintineos.Yyocruzounaviejapuertademaderayapoyolamanoenlabisagracorroídaduranteunsegundomásomenos.Y...sucedealgoterrible.Darby advirtió que Lars había vuelto a centrar la atención en el folleto de
ColoradoAir,porloqueaprovechólaocasión.BajódelbancoysusConverseempapadasentraronencontactoconelsueloemitiendounchapoteo.Ashleyhizounmovimientobruscoparasimularuncorte.—Lapuertasecierra.Labisagrasecierra,comodosmandíbulasmetálicasy
oxidadas, y me machaca el pulgar, me fractura tres metacarpianos. Bum. Alcomienzo no me dolió. Me quedé conmocionado. Y la puerta pesaba ciento
cincuentakilosderoblemacizo,imposibledemover.Yahíestabayo,soloenlaoscuridadmásabsolutayaochocientosmetrosbajotierra.Darbyseacercóaél.—Dos días sin comida ni agua. Me dormí unas cuantas veces. Sueños
horrendos. Fatiga, deshidratación. No tenía ninguna navaja, pero me planteéseriamentecortarmeelpulgar.Recuerdoobservarloconlalinternaquecadaveziluminaba menos y preguntarme con cuánta fuerza tenía que apoyar mi pesocorporalcontralabisagrapara...yameentendéis.Edseinclinóhaciadelante.—Todavíatieneslosdospulgares.Darby rodeó la silla de Ashley y dejó caer la servilleta en su falda con
disimulo.Comolosjóvenesquesepasannotasenelinstituto.Él se dio cuenta, pero acabó la historia tranquilamente y levantó el pulgar
haciaEdenungestoirónico.—Correctísimo.Resulta que lo únicoque tenía quehacer era esperar.Unos
adolescentes de otro pueblo entraron a la fuerza en Chink’s Drop y seencontraronconmigode repente.Mesalvéporuna suertede lomás tonta,metocólalotería.—Y...—Sandilomiró—.Tufobiacuáles...¿Quedarteatrapado?—No.Lasbisagrasdelaspuertas.—¿Lasbisagrasdelaspuertas?—Odio las bisagras de las puertas—reconocióAshley, estremeciéndose de
formaexagerada—.Meaterran,¿sabes?—Ah.Darbyseparójuntoalaventanaysepusoaobservarloscoposdenieveque
golpeabanelcristal.EsperóaqueAshleyleyeralanota.Porelrabillodelojolevio levantar la servilleta y desdoblarla bajo el borde de la mesa para leerladisimuladamente encima de la rodilla, sin queEd y Sandi le vieran. En colorazul chirriante Darly había escrito: REÚNETE CONMIGO EN EL BAÑO QUIERO
ENSEÑARTEUNACOSA.
Élsequedóparado.Entoncessesacóunlápiznegrodelbolsillo,cavilóunosinstantesygarabateó
una respuesta. Acto seguido se levantó y se acercó a la ventana con gestodespreocupadoyalpasardeslizólaservilletaenlamanodeDarbycomosi talcosa.Lohizoconlanaturalidadpropiadeuncarterista.Darbyladesdoblóyleyóloquehabíaescrito.TENGONOVIA.Darbyexhalóunsuspiro.—Diosmío.Éllamiró.Ellalehablómoviendosololoslabios:«Noeseso».Élhablómoviendoloslabios.«¿Qué?»«No.Es.Eso.»Entoncesestaban losdosdepie juntoa laventanaenactitudsospechosade
espaldasalasala.ProbablementeLarslesestuvieramirando,preguntándosequéseestabandiciendocontantodisimulo.EdySanditambién.Ashleyletocóelhombroyvolvióapreguntarsinemitirningúnsonido:«¿Qué?»Darbysintióesaparálisisconocidaquelebloqueabaloshuesos.Comosubira
unescenarioyolvidarsedeldiálogo.Sihablaba, losdemás laoirían.Sino, searriesgabaamontarunnumerito.Elmundoenteroestabaalfilodeunanavaja.Se atrevió a echarunamiradapor encimadelhombroderecho, endirecciónaCaradeRoedory,talcomosetemía,lesestabaobservando.Tambiénsefijóenotrodetallequelehelólasangre.Lars había dejado una cosa blanca en el expositor de folletos. Un vaso de
espumadepoliestireno.Eldeella.ElcuartodelitrodeCOCOmalescritoquehabíallenadocomounaimbécily
habíallevadofuerahacíaunahora.Lohabíadejadoenlanieve,juntoalapuerta
traseradelAstro, justoantesde forzar lacerradurayhablarconJay.Luegosehabíaolvidadodelvasoylohabíadejadoahífueraenlaoscuridad,dondeéllohabíaencontrado.Cercadeunmontóndepisadassuyas.«Lo sabe», concluyó. Y llegó a otra conclusión incluso peor, que ahora el
peligrosilenciosoeradedoblefilo.«Piensaatacarme.»«Igualqueyopiensoatacarleaél.»—Atrapadoenunaminadecarbón—SandirepitióparaEd—.Menudosusto.—Eh.—Edseencogiódehombros—.Yomehabríacortadoelpulgar.—Meparecequenoestanfácil.—Es un decir. Cuando tienes por delante un almuerzo con la dama de la
guadaña,¿quémásdanunoscuantoshuesecillosytendones?Larscontinuóobservándolesensilencioy loquemásasustóaDarby fueel
sosiego profundo y mudo de sus ojos. Un criminal con cierto instinto deconservación ya habría sacado la pistola. Pero Lars mostraba un desinterésescalofriante,despreocupado,susojillosinsulsoslaobservabancomosinofueraalgomásurgenteopeligrosoqueunvertidoenelsueloquehabíaquesecarconlafregonaenelplazodeunahoramásomenos.Esoeratodo.Otro pensamiento funesto se filtró en sumente y, en cierto sentido, estuvo
convencida de que se trataba de una profecía, que aparecía como una de lascartasdel tarotdesumadrequeolíanacerrado:«Estanocheesehombrevaamatarme».«Moriréasí.»VolvióamiraraAshleyylesusurró:—Sígueme.Ahoramismo.
23.09h
SelocontótodoaAshleyenelserviciodecaballeros.Lacamioneta.Lajauladeperro.LaniñadeSanDiegoquesellamabaJay.La
cinta aislante, la mano ensangrentada, la amenaza desconocida de la tarjetaamarilla.Inclusolospedos.Ypormuybajitoquesusurrara,teníalaimpresióndeque sus palabras resonaban en el lavabo, rebotaban en las baldosas y en laporcelana.Estabaconvencidadequelosdemáslaoían.Ashleyexhalóclaramenteafectado.Lascuencasdelosojosseleoscurecieron
bajo los fluorescentes, comomoratones, y por primera vez en toda la noche,parecíaigualdecansadoqueDarby.Yotranovedad:sequedómudo.Darbyleobservabaintentandointerpretarsuexpresión.—Eso.—¿Eso?—repusoél.—Pueseso,quetenemosquehaceralgo.—Esobvio,pero¿qué?—Tenemosquepararle.—¿Pararle?Esoesmuyambiguo.—Ashleyvolviólavistaatrásparamirarla
puertadelbañoyseacercómásaella—.¿Terefieresamatarle?Darbynoestabasegura.—Diosmío,hablasdematarle...—Sinohaymásremedio.—Oh,Diosmío.—Ashleysefrotólosojos—.¿Ahora?¿Conqué?Darbyabriólahojadecincocentímetrosdesunavajasuiza.Ashleyahogóunacarcajada.—Seguroquetienepistola,¿sabes?
—Losé.—Noestaráspensandoen...—Hedichoquelosé.—Darbyleenseñóelcartuchodepistoladelcalibre45
conunapalmatemblorosa—.Porqueséacienciaciertaquetieneunapistola.Élobservólabala.—Entonces¿quéplantienes?—Quelodetengamos.—Esonoesunplan.—Poresotelohedicho.Y¿sabesqué,Ashley?Ahoraestásimplicado.Son
lasonceydiezdeunjuevesporlanocheyhayunsecuestradordeniñosenlasalacontiguayunaniñaencerradaenunmonovolumendemierdaahí fuerayestaeslamanoquenoshanrepartido.Yahoralapreguntaes:¿meayudarás?Entoncesélparecióentender.—¿Estás...estássegura?—Segurísima.—¿QueLarslasecuestró?—Sí.—Selorepensó—.SiesquesunombreauténticoesLars.Ashley se pasó unamano por el pelo y dio un paso atrás. Se apoyó en la
puertadelcompartimento.APEYTONMANNINGLEGUSTAQUELEDENPORDETRÁShabíangarabateadoenla
puerta. Ashley respiraba con dificultad mientras se miraba los pies, como siintentaranodesmayarse.Darbyletocóelbrazo.—¿Estásbien?—Esquetengoasma.—¿Notienesuninhalador?—No.—Sonriótímidamente—.Esquenotengoseguromédico.Darbyadvirtióquequizásehabíaequivocadoal juzgaraaqueldesconocido
alto y moreno. Tal vez Ashley, exmago, parlanchín, estudiante del InstitutoTecnológico de Salt Lake City, no era tan capaz como había pensado. Pero
entoncesrecordóelimpresionantejuegodemanosquehabíahechoaldevolverlelanota.Nisiquierasehabíapercatado.Laservilletasehabíamaterializadoentresusdedos,como...porartedemagia.Esoeraunagranhazaña,¿no?Ahorayahabíarecuperadoelalientoylamirófijamente.—Necesitopruebas.—¿Qué?—Pruebas.¿Puedesdemostraralgodetodoesto?DarbypasóconelpulgarlagaleríadeimágenesdesuiPhone.Detrásdeella,
lapuertadelbañoseabriódegolpe.EraLars.Cara de Roedor entró pisando fuerte, sus botas húmedas crujieron en las
baldosas.Así,derepente,elsecuestradorestabaenlamismaestanciaqueellos,respirando el mismo aire. La mente de Darby gritaba «¡Estamos acorralados,estamos los dos desprotegidos, no hay tiempo de escondernos en uncompartimento!»y la figura encorvadadeLarsgiróbruscamentepara situarsefrenteaellos,esacarasinmandíbulayconpelusillaquerespirabaporentreunosdientesdebebé...EntoncesAshleysujetólacaradeDarbyconlaspalmasenlasmejillas...—Unmomento...YpegósubocaaladeDarby.«¿Qué?»EntoncesDarbycomprendió.Trasotro segundodecorazónpalpitante, entró
eneljuegoypresionósucuerpocontraeldeél,entrelazándolelosdedosdetrásdelanuca.Ashleylemanoseólaespalda,lascaderas.Teníasualientocálidoenelinteriordesuboca.Durante varios segundos que se hicieron eternos, Lars les observó. Luego
Darbyvolvióaoírsuspisadaschirriantesendirecciónaloslavamanos.Ungrifoque se abrió.El agua que brotó.El dispensador de jabón presionado una, dosveces.Seestabalavandolasmanos.
DarbyyAshleysiguieronalosuyo,conlosojosbiencerrados.ParaDarbynohabía resultado tan extrañamente embarazoso ya que, desde tercero desecundaria,Tolonohabíadejadodesobarlaydepellizcarladondenotocabaconla respiración entrecortada. O besaba de puta pena o es que ni siquiera lointentaba; la lengua de él era como una babosa muerta en la boca. Tras unadolorosaeternidad—«Nopares,nopares,él siguemirándonos»—,oyóqueelaguadejabadecorreryqueLars rasgabayarrugabauna toalladepapel.Otrolargosilencioy,porúltimo,saliódelbaño.Lapuertasecerróconunclic.DarbyyAshleysesepararon.—Elalientotehuelefatal—dijoél.—Losiento,hoymehebebidoseisRedBull.—Casinada...—Toma.—Empujóelmóvilhaciaél:unafotooscuradeJayenjauladadetrás
de los barrotes. Solo estaban enfocadas las uñas ensangrentadas de la niña—.¿Querías pruebas? Esto es lo que nos jugamos. Está ahí fuera, en elmonovolumen, a ciento cincuenta metros de este edificio, aquí mismo, ahoramismo.Ashleyapenasmirólafoto,yateníalaprueba.Asintiónerviosoytomóotra
bocanadadeaire.—No...nohavenidoaquíalavarselasmanos.Havenidoavigilarnos.—Yahoratútambiénestásmetidoenesto.—Deacuerdo.—¿Deacuerdo?—Deacuerdo.—Exhalóunsuspiro—.Pues...hagámoslo,supongo.Darbyasintióconfuerza.Perosumentesehabíadesviadorápidamentehacia
elcáncerpancreáticodesumadre.Todo aquello... las penosas veinticuatro horas que conducían a esto... le
parecían como una vida entera; una vida de la que se apartaría gustosa. Elrecuerdo la alcanzó como un perdigón en el estómago. Todavía no había
conseguidocoberturaenelmóvil.Todavíanohabíadescifradoelsignificadoqueocultabael textocrípticoyestúpidodeDevonqueahorahacíayavariashorasquehabíarecibido:«Ahoramismoestábien...».—¿Darby?Ashleylaestabamirando.—Vale, sí.—Se serenó, se secó la salivadeéldel labioyparpadeóbajó la
fuerteluz—.Tenemosquepillarporsorpresaaesecabrón.Ydadoquesospechaquelosabemos,nonosquitaráelojodeencima.—Aunque seael caso,nonosvaabastar conesecuchilloparamantequilla
quetienes.—Oseaquelegolpeamosenlacabeza.—¿Conqué?—¿Túquétienes?Ashleycaviló.—Tengo...tengoungatoenelcoche,creo...Erademasiadoevidente,pensóDarby.Nopodíaesconderse.Peroseleocurrió
unaideamejor.IntrodujolamanoenelbolsillodelosvaquerosysacólapiedradecorativaquehabíahechocaerdelmostradordecafédeWanapani.—Estoirámejor.—¿Unapiedra?—Quítateelzapato.Ashleyvacilóyluegoseapoyóenlapuertadelcompartimentoysequitóel
zapatoizquierdo.—Ahoraelcalcetín—instóella—.Porfavor.—¿Porquéelmío?—Loscalcetinesdemujersondemasiadocortos.Ashleyletendióuncalcetíntobillerodecolorblanco,cálidocomounapretón
demanosyuntantoamarillento.Élhizounamueca.—Tengolalavadoraestropeada.Darbytensóelcalcetín,deslizólapiedraenelinteriorylocerróconunnudo
equilibradoyprieto.Balanceóelcalcetínunavezylogolpeócontrasupalma.Elmovimientoenformadearcoimpulsóconfuerzalapiedrecilla;bastabaconungirorápidodemuñecaparafracturarlacuencadeunojo.O,porlomenos,esaeralaidea.AshleymirólapiedrayluegoaAshley.—¿Quéeseso?—Sellamaelcalcetínrelleno.—Ya...entiendo,supongo.Darbylohabíavistoenunprogramadetelevisióntipo«Supervivientes».—Elcalcetínrelleno—repitió.—ElarmapreferidadeElGato.Darby sonrió, por loquedejó ligeramentevisible la cicatriz que tenía en la
ceja.—Deacuerdo.—Calibróelpesodelarma—.Miideaeslasiguiente:aLarsle
gustasituarsejuntoalapuertadelanteraycontrolarlasalida,¿verdad?—Verdad.—Unodenosotros, laPersonaA, caminarápor su ladoy cruzará lapuerta.
Unavezfuera,sedirigiráhaciaelmonovolumen.Ahorayaestásobreaviso,porloqueseguiráalaPersonaAalexterior.Nolequedarámásremedio.Paraello,cruzaráelumbraldelapuertaytendráquevolverlaespaldaalaPersonaB.Golpeóelcalcetíncontralapalma.Dolía.—LaPersonaB,queesmásfuertequelaPersonaA, irádetrásdeLarsyle
golpeará en la parte posterior del cráneo. Basta con un buen golpetazo paradejarloinconsciente.Perosinoeselcaso,laPersonaA,quetienelanavaja,segiraráyambosharemosuntag-team...—¿Terefieresaunbloqueo?—Sí,untag-team.—Nosignificalomismo.—Bueno, seguro que me has entendido. —Darby se mostraba ambigua
expresamenteconrespectoalaacción.Enteoría,bastaríaconungolpetazocon
lapiedra.Siseproducíaunapelea,seguiríansiendodoscontraunoyahoraellosdosibanarmados.Larsquizáfueraunpsicópataviolento,pero¿hastaquépuntopodíaestarpreparadoparaunataquesorpresadesdedosdirecciones?Y lo más importante: ¿con qué rapidez podía sacar su pistola del 45 y
disparar?Ashleyempezabaaentenderlasituación.—OseaqueyosoylaPersonaB,¿no?Darby colocó el calcetín en la mano de Ashley y cerró los dedos a su
alrededor,unoporuno.—Eresmásfuertequeyo,¿verdad?—Pues...confiabaenquefuerasluchadoraprofesionalcomoRhondaRousey
oalgoasí.—Puesno.—Entoncessupongoquesoymásfuerte.—Doscontrauno—repitió,comounmantra.—¿Ysilomatamos?—Lotiraremosalsueloylevaciaremoslosbolsillos.Lequitaremoslapistola.
Lecogeremoslas llavesdelcordelquellevaenelcuello.Sioponeresistencia,seguiremos luchando.Heestadodentrode lacamionetaconél.Séaquiénnosenfrentamosylecortaréyomismaelcuellosiesnecesario...Hizounapausa,sorprendidaporloqueacababadedecir.Sorprendidatambiénporquelohabíadichoenserio.—Nohasrespondidoamipregunta—dijoAshleyacercándose—.Yparaque
teenteres,Darbs,sinosequivocamosnosacusarándeagresión.Lo sabía, pero también sabía que no se equivocaba. Se había pasadomedia
hora sudorosa boca abajo en el monovolumen de Lars bajo una manta india,escuchando a esa criatura de ojos planos comer, echarse pedos y reír entredientes con una niña de siete años retenida en una jaula de perro. Sabía queindependientemente de lo que ocurriera, vería esa sonrisa lasciva en suspesadillas: «La he calentado para ti, Jaybird». Pero, por lo que a Ashley
respectaba,puesbueno,comprendíaquealbergaraciertasdudas.Todoesoselehabíavenidoencimacomoundesprendimientoderocas.Enunosdiezminutos.En su otro bolsillo seguía teniendo la bala del calibre 45. Bien presionada
contra elmuslo.Aquel era su verdadero temor, la pistola deLars.No tendríareparosenutilizarlasinolograbanabatirlerápidamente.Aunquesoloalcanzaraadispararunaodosvecesaciegas,habíaespectadoresatenerencuenta:EdySandi.LociertoesqueDarbynuncasehabíavistoimplicadaenunapelea,porloquenosabíaacienciaciertaquéesperar,peroloquesíteníaclaroeraquenoseríacomoenlaspelículas.—Sipuedes—añadió—,intentamantenerunojocerrado.—¿Porqué?—Vamosa enfrentarnos a él en el exterior, tal vez en laoscuridad.Asíque
intenta tener ahora un ojo cerrado,mientras estás en el interior, con luz, y asítendrásunojoconunpocodevisiónnocturna.¿Tienesentido?Ashleyasintiósindemasiadoentusiasmo.—Y...¿hasdichoquetienesasma?—Unalevefaltadealiento.Lohetenidodesdequeeraniño.—Bueno, cuando yo era pequeña—dijoDarby—, tenía ataques de pánico.
Muyfuertes.Hacíanquehiperventilaraymedesmayara.Mequedabaenelsueloenposiciónfetal,ahogándomeconmispropiospulmones,ymimadresiempreme sujetaba y decía: «Inhala. Cuenta hasta cinco. Exhala». Y siemprefuncionaba.—Inhala.Cuentahastacinco.¿Exhala?—Sí.—Osea«respira»,enotraspalabras.Genial.—Ashley,intentoayudar.—Losiento.—Miróhacialapuerta—.Esque...esquetodoestomecuesta.—Yalehasvisto.—Hevistoauntíoraro,comotantosotros.—Suspiró—.Yahoraestamosa
puntodedarleunapaliza.
—Losiento—dijoella,tocándolelamuñeca—.Sientomuchohabertemetidoenesto.Peroyotambiénmehevistoobligada.Ynopuedosalvarlasola.—Losé.Teayudaré.—Si no actuamos enseguida, Lars podría atacarnos primero por sorpresa.
Cadasegundoqueesperamos,esunsegundoqueleentregamosaélparadecidircómolidiarconnosotros.Siesotefacilitalascosas,dejadepensarenlavidadeesaniñahipotética,aquiennohasconocido.Piensaenlatuya...—He dicho que lo haré—declaró mientras la batería de luces parpadeaba
detrásdeél.—Gracias.—Nomedeslasgraciastodavía.—Lodigoenserio,Ashley.Gracias...—Ayudaré —dijo con una sonrisa nerviosa—, si me das tu número de
teléfono.Darbydesplegóunaampliasonrisa,tododientes.—Sipormíledasunapalizaaunperfectodesconocidoconunapiedra,hasta
mecasocontigo.
Larslesviosalirdellavabo.Volvíaaocuparsupuestodecentinela,aunospocospasosaladerechadela
puertadelanteraenelpequeñoángulomuertodelvestíbulo. IntentabaenvanovolveradoblarunmapadeMountHood,pero inclinó la cabezapara seguir aDarby y a Ashley mientras cruzaban la estancia. Darby mantenía la cabezagacha.LasConversegrisesrechinabanyloscalcetineschapoteabanporculpadelanievederretida.Nohubocontactovisual.Darbyllegóalaconclusióndequesalirdelbañoalavezhabíasupuestoun
grave error. Tanto Ed como Sandi se habían dado cuenta y sacarían susconclusiones.Detrásdeella,Ashleytropezócontraunasilla.Tranquilo.
El corazón le latía con tanta fuerza que le sorprendió que los demás no looyeran.Sentíalasmejillasrojascomountomate.Sabíaqueestabavisiblementeagitada,locualinclusoresultabaapropiadoparalaescenita.SihubieraquedadoconundesconocidoparaecharunpolvorápidoenellavabomássuciodetodoColorado,esepaseítodelavergüenzadediezpasoslahabríadejadomuytocada.Llevabalanavajasuizadisimuladaenlacarainteriordelamuñeca.Elmetal
gélidoencontactoconlapiel.TeníaqueestarpreparadaporsielprimergolpedeAshleynoabatíaaCaradeRoedor,puestendríaqueclavarlelanavajaenelcuello.Lacara.Enesosojillosapagados.«Lecortaréelcuellosihacefalta.»PensóenJay,queestabaenelChevroletAstradelexterior,agazapadaenuna
jaula de perro mojada con su propia orina, con la mano ensangrentada yvendada,conquincelitrosdegasolinayunabotelladelejíaCloroxchapoteandoallado.Sepreguntóquéseríadeesapobreniñasifracasaban.SeguíaenfadadaconsigomismaporhabersalidodelbañoalavezqueAshley.
Menudaestupidez.Edseguroquesehabíadadocuenta.—Oslohabéisperdido.—¿Perdidoelqué?—preguntóAshleyirritado.—La informacióndeemergenciasehaactualizado.Malasnoticias.Haciael
esteelcaminoestábloqueadoporuncamiónconremolquequehaderrapadoalpiedelaladera.Hahabidovariasvíctimasmortales.—¿Aquédistanciaestándenosotros?—Estánenelpuntokilométrico160.Oseaqueaunosdiezodocekilómetros.«Demasiadolejosparairandando.»DarbyexhalóunsuspiroyvolviólavistahaciaelgranmapadeColoradoque
había en la pared.Aquello situaba el accidente cerca deCoalCreek, amediocaminoentrelospuntosazulesquemarcabanlasáreasdedescansodeWanapa(Diablillo) y Wanapani (Gran Diablo). Resultaba un poco surrealista ver laperfección con la que estaban atrapados, entre una tormenta de nieve que
avanzabadesdeeloesteyelaccidentecausadoporuntráilerdedieciochoruedasa doce kilómetros colina abajo en dirección este, con lo que no había ruta deescapeposible.Eracomounaemboscada,contodosloselementos,igualquelaescenaqueestabanapuntodeprotagonizar.Sepreguntósilahoraestimadadellegadadelequipodeasistenciaencarreteraseguíasiendoelamanecerosi sehabíaretrasadohastalatarde.Siasíera,seríaunsuplicioretenerauncriminalapuntadepistola.Ashleyalargólamanoporlarejadeseguridadyajustólaantenadelaradio.
Entrecerrólosojosparaobservarelpuestodecafé,paravermejorlazonaoscurasituadabajolosmostradores.—Y...¿creesqueahípuedehaberunaradiodedosvías?—¿Cómo?—¿Unemisoryreceptorderadio?¿Ounteléfonofijo?Seguroquesí.«Ashley,tranquilo.»—¿Sí? —gruñó Ed—. Si lo tienen, es propiedad del estado, cerrado con
llave...Ashleyseñaló.—Cerrado con un candado de tienda de todo a un dólar. Con un buen
golpetazoconalgopesado,estaspersianassubenenunsantiamén.—Todavíanoheentradoenmododelincuente.—Puesalomejorteloreplanteasenlospróximosminutos—declaróAshley.Darby sabía que así sería. Se quedó junto a la ventana intentando parecer
tranquila y miró hacia el exterior en dirección a los árboles ensombrecidos.Seguíahabiendocoposdenieve,algunossealzabanyotroscaían,captabanlosretazosdeluzdesodiocomolascenizasdeunahoguera.Aunospasosdetrásdeella, oyó que Ashley exhalaba entre los dientes, que castañeteaban. Tenía elcalcetínrellenometidoenlamangaderechahastaarriba,preparadoparadejarlocaerenlapalmadelamanoybalancearlo.Habían acordado una señal secreta. Cuando Ashley estuviera preparado,
tosería una vez. Eso sería lo que daría pie aDarby para acercarse a la puerta
delantera,pasarjuntoaLarscaminodelexterioreiniciarlaemboscada.Comoaccionarunatrampaparaosos.¿Elúnicoproblema?QueAshleynoestabapreparado.Estabarondandoporahí,haciendorechinarlosdientesytomandobocanadas
de aire.Darby confió en que sus problemas de respiración no supusieran unacomplicación.Menudasuertelasuya,«Meprocurolaayudadeltíomásjoven,másaltoyelqueparecemáscachasdelosalrededoresyresultaquetieneasma».Fantástico.Ynisiquieraeracapazdeimaginarloquelerondabaporlacabezaalpobre Ashley. Hacía una hora, le había hecho una demostración de rotaciónmexicana a su víctima y ahora le pedían que se le acercara sigilosamente pordetrásyledieraungolpetazoenelcráneo.Sediocuentadequedeberíahacerloella.«SoyunacobardeparaserlaPersonaA.»Talvez.Peronocabía lamenordudadequeAshley teníamás fuerza física
queella.Poresoeramás lógicoqueella fuerael anzueloyAshley la trampa.Soloquenoleacababadeparecerbien.—Eh.—Larscarraspeó—.Eh...disculpad.Darbysevolvióparamirarle,mientrasnotabamariposasenelestómagoyla
navajasuizaocultaenlamanga.Ashleyhizolomismo.—¿Alguien...?—Elsecuestradorinfantilseguíajuntoalapuerta,mirandocon
ojos entrecerrados otro folleto turístico—. ¿Alguien sabe qué significa estapalabra?Sandibajóellibroqueleía.—Dila.—Res-plen-den-te.—Resplendente.Significa«muybonito».—«Muybonito.»—Larsasintióunavez,deformamecánica—.Vale,gracias,
Sandi.—Volvióadirigirlamiradaalfolleto,peromientrasinclinabalacabeza
seencontróconlamiradadeDarby,queestabaalotroladodelasala.Durantemediosegundoellaquedóatrapadaenlaestupidezintensadesusojos.Élpronunciólapalabramoviendoloslabios:«Muybonito».Darbyapartólamirada.Yahabíantranscurridomásdesesentasegundos.Ashleyseguíadepiejuntoa
ella, con los pies bien plantados en el suelo, y Darby había empezado apreocuparse. No podía arrastrarle otra vez al baño para darle una charlapreparatoria;laprimerayahabíallamadosuficientelaatencióndelospresentes.Noteníamásremedioqueesperarsuseñal.«Venga,Ashley.»Deseó que hubiera inhalado un poco de polvo y que le entrara la tos, así
tendría una excusa para acercarse a la puerta e iniciar el ataque. Presionó elpulgarcontralahojadelanavajasuiza.Lesatisfizonotarloafiladaqueestaba.«Tose,porfavor.»Leobservóvacilarcomounniñoanteuntrampolínalto.Anteshabíasidomuy
guay,meloso y seguro de símismo, y ahora daba la impresión de haber sidotestigodeunasesinato.Darbynotóciertaopresiónquelesubíaporlagarganta.Sehabíaequivocadoeligiendoalaliadoyahora lasituaciónseestabayendoapique.«Tose.Onosdelatarás...»Edsediocuenta.—Ashley,quécalladoestásderepente.—Es...estoybien.—Oye,mira,sientolodelahoradelcorro.—Nopasanada.—Meestabametiendocontigo...—Estoybien.Deverdad.—Ashleyseajustólamangamientrashablabapara
evitarqueelcalcetínrellenosecayerayseviera.Ed sonrió y tamborileó en el borde la mesa con dos dedos. Un latido de
corazón apagado y de repente el silencio reinó en la sala. Darby notaba esesonidoenloshuesos.—Tumayortemores...Dijistequeeranlasbisagrasdelaspuertas,¿verdad?Ashleyasintió.Sandidejóellibro.—Elmíosonlasserpientes.—¿Lasserpientes?—Ajá.Eddiounsorboalcafésindejardetamborilear.—Elmíoes...Bueno, laverdadesqueno sabía cómodecirlo conpalabras.
Perocreoqueahorapodré.Otra ráfagadevientoy las lucesdel techoparpadearon.La sala amenazaba
conquedaraoscuras.Larsobservabacomosifueraunasombra.Ashleysehumedecióloslabios.—Pues,ejem,escuchémoslo.—Vale.—Ed tomóairecon incomodidad—.Pues... aquí tenéisuna lección,
chicos,aprendidaabasedegolpes.¿Queréissaberelsecretoparaarruinaroslavida? Nunca es una gran decisión entre el blanco y el negro. Es la suma demuchasdecisionespequeñas, lasque tomamos todos losdías.Enmicaso, sonsobre todo excusas. Las excusas son un veneno.Cuando era veterinario, teníabuenasexcusasdetodotipo,como:«Esteesmimomento.Meloheganado».O«Nadiepuede juzgarmeporestabebida;acabodeoperaraungolden retrieverquesequedóclavadoenunaverjadealambredeespinoyalquelecolgabaelglobooculardeunhilo».¿Loveis?Horrible.Asíescomounoseengaña.Yundía, hace unos años, estaba en casa de Jan, la hermana de mi mujer, para larecepciónde labodademiahijada.Vino,cervezaartesana.Yollevéchampán.Pero tambiénunabotelladewhiskyRichandRareparamí,y laescondíenelbaño,dentrodelacisternadelváter.—¿Porqué?
—Porquenoqueríaquenadievieselomuchoquebebía.Silencio.Darbysefijóenquehabíadejadodetamborilearenlamesa.Ashleyasintiócongestocomprensivo.—Mimadretambiénluchócontraeso...—Pero...—EddiountoqueaSandienelhombro—.Enfin,quedoygraciasa
DiospormiprimaSandi, aquípresente,porqueme llamóayera lasdosymedijoqueibaallevarme,megustaraono,aDenverparacelebrarlaNavidadenfamilia.Sinexcusas.Sandisesorbiólosmocos.—Teechábamosdemenos,Eddie.—Sí,ya.—Edsepusomásrecto—.Comorespuestaalapreguntadelahora
del corro, mi mayor temor son estas Navidades en Aurora.Me temo que mimujerymishijosestaránencasadeJackmañanaporlanoche.Ytodavíamedamásmiedoquenoestén.Todosguardaronsilencioduranteunosinstantes.Ashleytragósaliva.Habíarecuperadociertocolorenlasmejillas.—Eh...gracias,Ed.—Denada.—Seguroquenoerafácilcontarlo.—Nolohasido,no.—¿Llevassobriodesdehacetiempo?—No—reconocióEd—.Estamañanahebebido.Silencio.—Vaya,eh...—Ashleyvaciló—.Quépena.—Dímeloamí.Otrosilenciovolátilylaslucesvolvieronaparpadear,mientrascincopersonas
compartíaneloxígenodeesapequeñasalacontresarmasescondidas.—Lasexcusassonunveneno—insistióEd—.Esdurohacerloquetoca.Es
fácilconvencertedelocontrario.¿Tienesentidoloquedigo?
—Sí —admitió Ashley—. Más de lo que imaginas—. Entonces miróintencionadamenteaDarbyysellevóunpuñoalaboca.Tosióunavez.La trampasepusoenmarcha.Darbyempezóacaminara lavezquenotaba
cómoelvelloseleerizaba.MiróaLarsalosojosmientrassedirigíaalapuertadelantera; él alzó la vista desde el panfleto y la observó al pasar, girando elcuellodelgaduchopara seguirla, y entoncesDarbyabrió lapuertadeun tirón.Una ráfaga de aire gélido. Viento cortante. Copos de nieve arenosos que lesalpicabanlosojos.Diounpasoalexteriorconloshombrostensosyelcuchillobiensujetoentre
losnudillos.«Sígueme,CaradeRoedor.»«Acabemosconesto.»
23.55h
Larsnolasiguió.Lapuertasecerró.Darbydiounoscuantospasostemblorososenelexterior,
lasConverseselehundíanenlanievereciéncaídayelcorazónlepalpitabaconfuerza.EstabaconvencidadequeLarslaseguiría.Deberíaestarjustodetrásdeella,siguiéndola,consucuerpoencorvadoocupandoelumbraldelapuerta,deespaldasalasalaparaqueAshleydieraelgolpe...Puesno.Darby se estremeció y observó la puerta. No tenía necesidad de ocultarse;
sujetaba lanavajasuizacomounpicahielosmientrasseencontrababajo la luzanaranjada,esperandooírelchirridodelapuertaalabrirse.Perono.¿Quéhabíafallado?«Elcontactovisual.»SediocuentadequeelcontactovisualconLarshabía
sidoexcesivo.Selehabíaidodelamano.Yahoraelcriminalarmadoseguíaenelinteriordeledificio,conAshleyylosdemás,ylatrampahabíafallado.«Bueno.»«Bueno,vale.»Ahorateníadosopciones.«¿Regresoalinterior?¿Osigocaminandohaciaelmonovolumen?»Otroaullidodelvientohizoqueselellenaralacaradenieveyquedócegada
duranteunosinstantes.Parpadeóconfuriayseapretólosojosconlospulgares.Cuandorecuperólavisión,elmundohabíaoscurecido.Sediocuentadequelalámparadevapordesodioquecolgabaporencimadelapuertadelaoficinadeturismosehabíaagotado.Otromalpresagioqueañadiralalista.«Cadasegundocuenta»,serecordó.
«Decide.»Yesohizo,decidióseguircaminandohastaelmonovolumendeLars.Abriría
lapuerta,miraríaquétalestabaJayyencendería la luzdelhabitáculo.Talvezincluso las largas.AsíLars tendría otromotivopara salir.YAshley tendría laoportunidad de atacar, si es que seguía preparado. Si es que la emboscadatodavíapodíallevarseacabo.Se le ocurrió otra cosa mientras caminaba... ¿Y si había una pistola en el
monovolumen? Su primera búsqueda había sido breve y desesperada. EstabaclaroqueLarsllevabauna,pero¿ysihabíaotra?Sí,unapistoladaríaunvuelcoalasituación.Suestómagosequejó.Tuvoquehacerungranesfuerzopararecorrerloscientocincuentametrosque
laseparabandelmonovolumendeLars; lanieve le llegabahasta las rodillaseibagolpeteandoconlazapatillaizquierdaporquelefaltabaelcordón.Lanievesehabíavueltoaacumularenelparabrisasyhabíaendurecidolascapasdehielodonde se derretía. Se había asegurado de dejar sin cerrar la puerta trasera delAstroysealegródehaberlohecho.Rodeó el monovolumen para llegar atrás. Pasó junto a la descolorida
calcomanía con el dibujo del zorro, las letras borrosas de ACABAMOS LO QUE
EMPEZAMOS,ysepreguntósiLarshabíacompradoelvehículodeunaempresaque hubiera caído en bancarrota. O tal vez hubiera matado a alguien por él.Quizá Cara de Roedor fuera «manitas» por cuenta propia. Tal vez por esoentrabaen lascasasymirabaen lashabitacionesde losniños,abríacajonesyolisqueabaalmohadas.Darby miró por encima de su hombro, hacia la oficina de turismo de
Wanapani. La puerta delantera seguía cerrada. La lámpara, apagada. No sedistinguíansiluetasjuntoalaventana,locualeraextraño.EsperabahabervistoaLarsobservándola, opor lomenos aAshley.Ni siquieraveía aEdy aSandi;estaban sentadosdemasiado al fondo.Apartedel tenuebrillo ámbarquehabíadetrásdelcristalmedioenterrado,eraimposiblesaberqueenaquellaestructuradiminutahabíagente.
«¿Quéocurreahídentro?»«Esperemosquenada.Porahora.»Se planteó entrar rápido en su Honda y apretar el claxon, así seguro que
llamaríalaatención.Larssindudasaldríaainvestigar.PeroquizátambiénEdySandi. La situación podía salirse de madre. Se desperdiciaría el elementosorpresa.Quizáhubieradisparos.Lasbalaspodíanrebotar.Tiróde lamanecillade lapuerta traseradelAstra.Seguíaabierta.Chirrióy
cayóunmantodenievequedejóentreverunaoscuridadasfixianteenelinterioramedidaquelaspupilasseajustabanalafaltadeluz.—Hola—susurró.Silencio.—Jay.Nopasanada.Soyyo.Otro momento de tensión, lo bastante largo como para que Darby se
preocupara.Alfinal laniñasemovió.Seagarróa losbarrotesde la jaulaparamantenerelequilibrio.Laestructuraemitióunsonidogangoso,comodecablestensos. Darby introdujo la mano en el bolsillo de los vaqueros para sacar elmóvil y encender la linterna pero no lo encontró. Se palpó el otro bolsillo.Tambiénvacío.Sehabíadejadoelmóvilenelbolso.Enelbordedellavamanosdeporcelana,dentrodelbañodehombres.«Imbécil,imbécil,imbécil.»Percibió los mismos olores en el interior del monovolumen, mantas para
perro,orina,sudorrancio,eidentificóunonuevo.—Hevomitado—susurrólaniña,compungida.—No...nopasanada.—Losiento.Meduelelabarriga.«Amítambién»,pensóDarby.Seinclinóhaciaatrásyatisbóalrededordela
gélidaluztraseradelAstra:sí,lapuertadeledificioseguíacerrada.—Lo siento, Jay. Las dos estamos pasando una noche horrorosa. Pero lo
superaremos,¿vale?—Noqueríavomitar.
—Nopasanada.—Nuncavomito.Nunca.—Créeme,Jay,esocambiaráenlauniversidad.—¿Launiversidadtehacevomitar?—Másomenos.—Odiovomitar.Siesoesloquepasaenlauniversidad,nopienso...—Bueno, Jay, escucha. —Darby tocó la jaula y los deditos de la niña
apretaronlosdeellaatravésdelosbarrotes—.Voyaayudarte.Paraeso,primeronecesitoquemeayudestúamí.¿Entendido?—Entendido.—Necesito que intentes recordar. El hombre que se tira pedos... ¿Puedes
describirlapistolaquelleva?—Espequeña.Negra.Selaguardaenelbolsillo.—Claro.—Se inclinó otra vez y volvió amirar hacia la puerta del edificio
principal,queseguíacerrada,ypreguntó—:¿Lehasvistoalgúncuchilloaquí?¿Bates?¿Machetes?—Nosé.—¿Algunaotrapistola?—Unamás.ADarbylediounvuelcoelcorazón.—¿Dónde?—No,noesunapistolanormal...Darby empezó a pensar en infinitas posibilidades... y apenas fue capaz de
articular:—¿Porqué?¿Esmayor?—Disparaclavos.—Como...—Darbyvaciló—.¿Unaremachadora?Jayasintió.—¿Estás...estássegura?Laniñaasintióconmásfuerza.
«Unaremachadora.»Igualqueelzorrodibujadoenelmonovolumen.Darbyrecordóelvendajeque
llevaba Jay en lamano, lamancha de sangre en la palma, y todo encajó. ¿Elcastigoporun intentodehuida,quizá?O talvezaquello,aquelloqueélhabíallamado «tarjeta amarilla», no eramás que un aperitivo del horror del primerplatoqueLarsteníaenmenteparaellaencuantolallevaraasucabañaaisladadelasRocosas.Levolvíanatemblarlasmanos.Nodemiedosinoderabia.«Unaputaremachadora.»«Asíeseltipodepsicópataalquenosenfrentamos.»—¿Y la remachadora está aquí? —preguntó Darby—. ¿Está en el
monovolumenconnosotras?—Creoquesí.Darbydudabaqueunaherramientaeléctricapudiera ser rivalpara lapistola
del45deLars,perosuponíaunamejoraconsiderableencomparaciónconunanavaja suiza.Nuncahabía utilizadouna remachadora y ni siquiera había vistoningunafueradeunaferretería,peroconfiabaenquefuerafácildeusar.¿Aquédistancia podía disparar un clavo? ¿Pesaba? ¿Era ruidosa? ¿Si disparaba unclavoalcráneode lavíctimalamatabaosolo lahería?Bastabaconapuntaryapretarelgatillo,¿no?TocólamanoderechadeJayatravésdelosbarrotesysediocuentadequela
niñade siete años tenía losdedos resbaladizospor culpademás sangre.Se ledebíadehaberrotolacostradelapalma.«Apuntaryapretar.»Darby juró matar a Lars esa misma noche. Tal vez cuando ella y Ashley
acorralaranalpsicópatayledieranunabuenapalizaqueacabaraconélhechounpedazo de carne quejumbrosa, bueno, pues entonces a lo mejor ella seguiríaasestándole puñaladas. Tal vez le cortara el cuello. Y a lo mejor disfrutabahaciéndolo.Talvez.
Seinclinóhaciaatrásyvolvióamirareledificio;seguíasinhaberactividad.AhoraempezabaapreocuparseporAshley,EdySandi.¿EraposiblequeLarsestuvieraahí tan tranquilo,dejandoqueDarbycuriosearaporelaparcamiento?¿Despuésdeencontrarelvasodepoliestirenoenlanieve?¿DespuésdeseguirlesaellayaAshleyalservicio?¿Despuésdequeellalemiraraconconocimientodecausaalsalirporlapuerta?Cielos...¿quépuñetasestabapasando?Los escenarios sangrientos se sucedían en su mente como flashes de una
cámara.Sepreparó,medioesperandoelruidosecodeundisparo.Peronohubonada.Solounsilenciogélido.Soloelgemidodistantedelviento.SoloJayyella,de
pieconpiernastemblorosaseneseaparcamientodesolado.Laremachadora,decidió.La remachadora de Lars era su nuevo objetivo. La encontraría, descubriría
cómousarlay entoncesvolvería corriendoal interiorde laoficinade turismo,abriríalapuertadeunpuntapiéy,almargendeloqueestuvierasucediendoallídentro,dispararíaunclavodirectamentealacaraconpelusilladeLars.Patapum.Uncabrónmenos.Unaniñainocentesalvada.Findelapesadilla.Funcionaría.VolviólavistahaciaJay,quecastañeteabalosdientes.—Bueno. ¿Dónde crees que Lars guarda la remachadora? ¿Aquí atrás o
delante?—Elotrolaguardaenunacajanaranja.—¿Dóndelaguarda?—Solíaestaraquíatrásperocreoquelacambiódesitio...Pero Darby no la escuchaba. La vocecilla de Jay iba apagándose y, en un
instantedepánicoardiente,lafraseanterioraparecióensumenteyresonó:«Elotrolaguardaenunacajanaranja».«Elotro.»«Elotro.»
«Elotro...»Resbalando y tambaleándose en el exterior, se golpeó las rodillas contra la
nieveendurecida,seirguióapoyándoseenlaluzdefrenosyatisbóalrededor...Ahoralapuertadeledificioestabaabierta.Larsseencontrabaenelumbral.Ashley,asulado.«Elotro.»La miraron a ciento cincuenta metros de distancia, enmarcada por la luz
interior.Parecíanestarhablandoentreellos,ensusurros,paraqueEdySandinolesoyerandesdedentro.Susrostrosquedabanenpenumbra,impenetrables.PeroLarsteníaelbrazoesqueléticoconelcododobladoenelinteriordelachaqueta,apoyadoenlaempuñaduradelapistola.YAshleyteníaelcalcetínrellenoenlamanoderecha.Lobalanceaba.Logolpeabacontralapalma.
MEDIANOCHE
00.01h
Doscontrauno.Enesonosehabíaequivocado.Ashleyestabaimplicadoenelsecuestro.Lehabíamentido...acercadequeel
otrococheeradeél,acercadequenoconocíaaLars,acercadetodo.Lehabíaseguidoelrolloenelbaño.Lehabíametidolalenguaenlaboca.Habíasidotanauténtico, tanconvincentementehumanoyasustadizo.Ellase lohabía tragadotodo.Selohabíacontadotodo.Todosuplan, todassusopciones,susprocesosmentales,sustemores.Ellaselohabíadadotodo.Incluidaunanuevaarma.SevolvióparacolocarsedecaraaJay.—Nomedijistequeerandos.—Pensabaquelosabías.—¿Cómoibaasaberlo?—Losiento...—¿Porquécoñonodijistenada?—Losiento.—AJayselequebrólavoz.Darbysepercatódequeleestabagritandoaunaniñadesieteañosalaqueno
mucho antes le habían atravesado la palma con un clavo de acero. ¿Quémásdaba?LaculpaeradeDarby.Sehabíaequivocado.Habíacometidounerrordecálculogarrafalynefastoyahoraerandoscontrauna,yellasdoscorríanpeligrodemuerteoalgopeor.Unadelassiluetasempezóacaminarhaciaellas.ADarbyseleparóelcorazón.—Bueno,¿dóndeestálaremachadora?
—Nolosé.—¿Delanteodetrás?—Nolosé.—Laniñasesorbiólosmocos.Teníaqueencontrarlarápido.¿Debajode losasientosdelanteros,quizá?Esa
cajanaranjateníaquesergrande;nocabíaencualquiersitio.Fuerápidamentealapuertadelladodelconductoryselehundieronlospies,
como si corriera sobre arenas movedizas. Se atrevió a echar una mirada porencimadel hombro; la figuraque avanzaba estaba amedio caminode ellas: aveinte pasos, pero daba grandes zancadas. Reconoció el gorro, el caminarencorvado.EraLars.Vioelbalanceodesumanoderechaalpasarporunhazdeluzydistinguióunaformacompacta.Lapistoladelcalibre45.—Jay—siseóDarby—.Cierralosojos...—¿Quévaapasar?—Cierralosojos.—AlargólamanohacialapuertadelconductordelAstroy
la golpeó con ambas manos mientras oía gritos en su interior: «Busca laremachadora. Mata a ese cabrón. Y luego quítale la pistola y mata a esasabandijadeAshley...».Tiródelamanecilladelapuerta.Cerradaconllave.Selecayóelalmaalospies.Porque...porqueLars lahabíavueltoacerrar.Por supuestoquesí; él erael
últimoquehabíaestadoallí.Estabacerrada,cerrada,cerrada.—Le...ah...pedisteamihermanoquemematara—sonólavozgorjeantede
Lars,cadavezmáscerca—.¿Es...esverdad?«Sonhermanos.»«Mierda.Mierda.Mierda.»Pasosquecrujían,comosipisaranhuevos,queseacercabanaella.—Dice que... le pediste que me machacara el cerebro. —Su voz sonaba
aterradoramentepróxima.Ronca, traqueteandoenelaire frío,cálidaalexhalarvapor.
NohabíanadaquehacerconlapuertadelconductordelAstro.Darbyregresócomo pudo a la parte trasera del monovolumen y se sujetó en la puertaentreabiertaparanoperderelequilibrio.Volvióamiraralinteriordelvehículoaoscuras, a los ojos de Jay, rebosantes de lágrimas de pánico, llenos de la luzreflejada.Alasmejillasconunsarpullidorojo.Asusuñasdiminutas.—Corre—suplicólaniña.LospasosdeLarscrujieronmáscerca.Darby presionó la navaja suiza contra los dedos extendidos de la niña y a
puntoestuvodecaérsele.—Usaesto—dijo,tocandoelextremodentadodelahoja—.Muévelacomosi
rascaras,¿vale?Paraserrarlosbarrotesdelajaula...—Yaviene.—Hazlo,Jay.¿Meloprometes?—Teloprometo.—Siguecortando.Asísaldrás.—¿Quévasahacer?Darby retrocedió y cerró la puerta trasera de un golpe, por lo que cayó un
manto de nieve. No había respondido a la pregunta de Jay porque no teníarespuesta.«Notengonipuñeteraidea.»
—¿Porqué...eh,porquécorres?—gritóLars.Darby corría como podía por la nieve. Fuera del camino le llegaba a la
cintura; era como andar en una piscina para niños, arrastrando su propio pesounayotravezacadapasoquedaba.Respirabacondificultadysinaliento.Leescocíalagarganta.Leardíanlaspantorrillas.—Eh.Soloquierohablar...Ajuzgarporlaclaridadconlaqueescuchabasuvoz,estabaamenosdetres
metrosdeella.Laperseguía.Surespiraciónporlabocasehabíaconvertidoen
unjadeocontinuo.Bajo,gutural,similaraldeunlobo.LazapatillaizquierdadeDarby,queseguíasincordón,quedóatrapadaenlanieve.Ellalacogióysiguió,mediodescalza,mientrasoíadetráslarespiraciónjadeante.Sabíaquelaestabaalcanzando.Encuantoestuvieraunpocomáscerca,lasujetaríaporeltobillo...—Voya...voyapillartedetodosmodos...Untraqueteometálico.Lapistola,quesebalanceabaensumano.Detodosmodos,sabíaquelapistolasoloeraparaintimidarla.SiLarshubiera
queridodispararlerealmente,yalohabríahecho.EsopondríasobreavisoaEdyaSandi,porloqueprobablementeAshleyhubieraordenadoasuhermanoquelaagotara,lamataradiscretamente,estrangulándolaopartiéndoleelcuello...Suhermano.Suputohermano.Darbypasójuntoalmástilvacíoymiróhaciaatrás.Larseraunasombraque
le perseguía. Había perdido el gorro de Deadpool. Vio un pelo rubio ralo,lechoso bajo la luz tenue, con entradas. La niebla furiosa de su respiración.Había dejado de gritarle; ahora le faltaba aire. La profundidad de la nieveresultabaextenuante.Eraunapesadillaacámaralenta.«Vaapillarme»,concluyóDarby.Ya estaba cansada. Los músculos le palpitaban. Sentía las articulaciones
sueltas.«Vaaabalanzarsesobremíaquífueraymerodearáelcuelloconlasmanos
paraestrangularmehastaquememuera...»Enesosmomentosloteníajustodetrás.Olíasusudorsalado.Habíacedidola
posicióndominanteyentregadosusdosarmas:elcalcetínrellenoaAshleyylanavajasuizaaJay,yahoraloúnicoquelequedabaeraunabalaenelbolsilloyunazapatilladel39enlamano.SeplanteólanzárselaaLars,perosololehabríaocasionadounamolestia.Laesquivaríasinnisiquieraperderelpaso.Detodosmodosnoteníaadóndecorrer.Ashleyestabaapostadoenlapuerta
delanteradeledificiocontodalaintención.Noteníalasllavesdelcoche,porloqueencerrarsedentrodeBluequedabadescartado.Correr tampoco;solohabía
kilómetrosa la redondade taigaescarpadadelColorado,gélidaydesapacible.Solo abetos que crujían, poco terreno para esconderse y caídas fatales ocultaspor la nieve. ¿Cuánto duraría antes de sucumbir a la muerte paulatina porhipotermia?«Nopuedoseguircorriendo.»Se planteó parar, quedarse en terreno resbaladizo y enfrentarse a Lars.Mal
pronóstico.—Datelavuelta—resoplóLarsdetrásdeella—.Vamosa...vamosahablar...Tenía que decidirse. Si se paraba entonces, tendría unos segundos para
recobrar el aliento antes de la pelea. Pero si seguía corriendoy él le hacía unplacaje,estaríaagotadaytendríainclusomenosposibilidades...O...LevinoalamenteladistribucióndelaoficinadeturismodeWanapanicomo
un destello. Paredes, rincones, ángulos muertos. Aunque Ashley seguíabloqueando la puerta principal, el edificio tenía otra entrada. Las pequeñasventanas triangulares de los baños. Había visto una en el baño de caballeros,poco más que una puertecilla para un perro. La veía desde ahí, filtrando unsuspiro de luz naranja entre carámbanos, por encima de las mesas de picnicapiladas.Subolsoestabadentrodeesebaño.Conlasllavesyelmóvil.«Bueno.»«Treparéaesasmesas,forzarélaventanayentraré.»Cambiódedirección.Larssediocuenta.—¿Adónde...dóndevas?Noteníaplanparacuandoestuvieradentro,perofueaportodas.Porque,tal
comodecíaSandi,elinfiernodelinterioreramuchomejorqueeldelexterior.EdySandiestabanallídentro,yAshleyyLarsnoseatreveríanamatarladelantededostestigos.¿Osí?
Nohabíatiempoparaelucubraciones.Las mesas de picnic estaban apiladas bajo esa ventana, con una costra de
nieveencima,porloquesesubióaellascomosifueranescalonesgigantescos.Una, dos, tresmesas se tambalearon bajo su peso. Pero consiguió alcanzar laventana triangular del edificio extendiendo los brazos. El cristal esmeriladobrillaba con la luz del interior y tenía bultos de hielo.Demasiadogruesopararomperloconuncodazo.Detodosmodos,eraunaventanabatiente,queseabríahacia fuera con una bisagra corroída por el óxido que además parecía estartorcida, por lo que palpó los bordes a tientas y los sujetó con dedosentumecidos...Larsseechóareír.—¿Quéestáshaciendoahíarriba?Uncarámbanodeveinticincocentímetroscayódeltejadoyrebotóenlamesa
queteníaallado.Darbyhizounamuecayapretólosdientes,tirandoyclavandolasuñasenlajunturadecauchodelaventana...—Oye,chica...«Tira...tira...»Cayó otro carámbano y, al romperse, la salpicó de motas de hielo. Como
esquirlasdecristalenlasmejillas.—Chica,voyaporti...Aderecha e izquierda cayerondos carámbanosmás, que le estallaron como
dos disparos en los tímpanos, y la mesa de picnic se tambaleó bajo su pesomientras Cara de Roedor trepaba hacia ella, ayudándose de codos y rodillascomounanimalescurridizoyrápido.Sinembargo,Darbyestabacentradaenlabisagradelaventana,eneseresplandorcálidodedetrásdelcristal,tancercaqueparecíaburlarsedeella,enlosdedosquesujetabanytirabanparaabrirla...«Tira...»«Tiratiratira...»Elmecanismoserompió.Laventanasesoltó.Ladejócaerysehizoañicosencimadeunamesadepicnichelada.Larsalzó
unamanoparaprotegerseelrostrodeloscristales.«Oh,cielos,estájustodetrásdemí»,yaDarbyseleagotabaeltiempo.Selanzóalinterior,decabeza,ehizounsaltodelángelaladesesperadaporlapequeñaabertura...Unosdedosgélidoslaagarraronporeltobillo.—Tepillé...Ellapataleóparazafarse.
00:04h
Cayódesdeunaalturadecasidosmetrosyfueapararauninodoro.Deespaldas,chocócontraelbordedeporcelanaconlarabadilla.Rodópara
alejarsedeélygolpeóundispensadordepapeldeváterquehabíaenlapared,porloqueseabriólapuertadeuncompartimento.Fueadardecabezacontraelsueloembaldosado.Veíalucecitasdetrásdelosojos.Seaccionólacadenadelváter.Seirguiócomopudo,volvióagolpearseconlapuertadelcompartimentoyse
diolavueltaparasituarsedecaraalaaberturadelaventana.Noeramásqueuntriángulo de oscuridad. Los copos de nieve entraban formando remolinos. Laabertura parecía demasiado pequeña para que Lars entrara por ella, pero nopodíacontarconello.Además,Ashleyseguíarondandoporahí.Caminó marcha atrás desde la ventana, por el largo rectángulo que era un
baño,pasandopor los compartimentos,dejandoatrás elAPEYTONMANNINGLE
GUSTAQUELEDENPORDETRÁS,dejandoatráslosurinariosmanchados,hastaquechocócontraellavamanosconlaespaldadolorida.Otroestallidodedolor.Habíadejado el bolso allí. Lo recogió y palpó su interior para notar el tintineotranquilizadordelasllavesdelHonda.YsuiPhone.Tresporcientodebatería.Contuvolarespiraciónyaguzóeloído.OíalospasosdeLarsalotroladode
laventanayelsiseodesurespiraciónbucalentreelululardelviento.Estabaenun brete: no quería trepar y arriesgarse a que se le quedara el culo huesudoencallado,noqueríadejardevigilarelventanucoydarunrodeohastalapartedelantera. Resultaba sobrecogedor. Había dejado de hablar con ella. Sologruñidosyresoplidospropiosdeunanimal.
«Siguemoviéndote,Darby.»Oyóvocesdesdeelvestíbulode laoficinade turismo.Amortiguadospor la
puerta.EraprobablequeEdySandihubieranoídolacaída.Yreconocióeltonorobotizadodelaradio,otraactualizacióndelCDOT.¿Cuáleralahoraprevistadellegadadelosserviciosdeemergencias?Elamanecer,¿verdad?¿Dentrodeseishoras?¿Siete?«Nopiensesenello.Siguemoviéndote.»Ashleyestabacercaperonosesabíadónde, locual laaterraba.Encima, iba
desarmada.DeseóqueJaypudiera serrar losbarrotesde la jaulacon lanavajadentada, de lo contrario todo habría sido un desperdicio. Solo tenía queproporcionar tiempo suficiente a laniñaparahacerlo (suponiendoquepudierasobrevivirlosminutossiguientescondosasesinosenlasproximidades)yluegollegarambasaunlugarseguro(suponiendoqueBluepudieraavanzarenmediodelapocalipsisnevado).Ensuma,tressuposicionescolosales.«Pocoprobable»nisiquierabastabaparacalificarlas.No, Blue estaba bloqueado por la nieve. Ahora la nieve era demasiado
profunda...Pero¿ylafurgonetadeSandi?Cadenas para la nieve, buena suspensión... Sí, aquel vehículo tenía
posibilidades.Cerróelpuñoalrededorde las llavesydejósobresalir losextremosafilados
entrelosnudillos.Conunpocodesuerte,podíacausaralgúndañoenelrostrodeun agresor o reventarle un ojo. La llave de su habitación deDrydenHall eraespecialmenteafilada,comouncuchillodefiletear.Oyóquealguienarrastrabalospiesalotrolado.Sequedóparalizadayaguzó
el oído. Algo pesado semovía y rascaba, seguido de un golpe seco de nievedesplazada. Una mesa de picnic que alguien movía. Sabía que Lars estabaintentando,porsegundavez,treparalapilademesastambaleantesparaseguirlaal interior. En cualquier momento esa carilla sin mentón aparecería en laventana,sonriendocomoundemente...
«Hallegadoelmomentodesalir.»Darbysecalzólazapatillaizquierda.Sehizoundoblenudoconelcordón.Se
colgóelbolsoalhombro,sinsoltarlasllavesquesujetabaentrelosnudillos,ysalióconconvencimientoalvestíbulodelaoficinadeturismodeWanapani.Edestabatoqueteandolaantenaderadioatravésdelapersianadeseguridad.
La miró dos veces con expresión confundida, y con razón. Había salido deledificio hacía unos diez minutos y ahora regresaba por el baño. Más allá dedondeseencontrabaEd,Sandidormitabaenelbancoconlaspiernasrecogidasyconlosojostapadosconellibrodebolsillo.—¿Hasencontradocobertura?—preguntóEd.Darbynorespondió.Mirómásallá,pasadoLaColinadelEspresso,hacia la
puerta delantera. Ahí es donde estaba Ashley bloqueando la salida con suespaldaancha.Lamirabadehitoenhito.Elasmáticoasustadizoynerviosoconel que había hablado hacía una hora había desaparecido, como un trucodescartado.EstenuevoAshleyestabaquietoyfirme,conunamiradaintensayobservadora. Lamiró de arriba abajo: tenía nieve en las rodillas, las mejillasenrojecidas,lapielpegajosaporelsudor,lasllavesdelHondabiensujetasenelpuño.Yentonceséldesviólamiradahacialamesacentral,comosileordenaraquetomaraasiento.Ella le devolvió la mirada, apretó los dientes e intentó parecer valiente.
Desafiante.Comounaheroínavalerosarodeadadefuerzasdelmal.Peroestabaapuntodeecharseallorar.Ahorasíqueestabasegura:moriríaesanoche.—Eh.—Edseinclinóentreellosehizounesfuerzoporrecordarsunombre
—.¿Estás...estásbien,Dara?«PorelamordeDios,mellamoDarby.»Ellatragósalivayhablóconunhilodevoz.—Estoybien.No lo estaba. Notaba los sollozos atrapados en el pecho, espasmos
temblorososqueluchabanporsalir.Ledolíalaespaldaenelpuntoenelquese
habíagolpeadocontraelinodoro.Teníaganasdedarunsalto,sujetaraEdporlos hombros, gritarle al amable veterinario mayor y a su prima dormida:«Corred,porelamordeDios,echadacorrer».Pero¿adónde?Ashleyasintiódenuevoendirecciónalamesa,conmásfuerza.Alasilladeella.Darbysefijóenunobjetomarrónbiencolocadoenelcentrodesuasientoy
reconociósuservilletamarrón.Lamismaservilletaquehabíanempleadoantes,cuandoellalotomóporunaliado.Seacercóalasillaycogiólaservilleta.Ashleyhizounamuecadedesprecio.
Eraelcomienzodeunasonrisaengreída,quepasódesapercibidaaEdyaSandi.Desdoblólaservilletacondedosentumecidosytorpes.SISELOCUENTAS,LOSMATOALOSDOS.
00:09h
Ashley se acercó a la mesa y se sentó directamente frente a Darby. Habíacruzadolaestanciaensilencioyentoncessesentóapoyandoambaspalmaseneltablero.Teníalasmanosgrandesyencallecidas.Darbyvolvióadoblarlaservilletayladejósobresufalda.Laradioemitióunruidodefondo.—Estoy harto de Pesca—dijo Ashley secamente—. ¿Y si jugamos a otra
cosa?Ellanodijonada.—¿Ysijugamos...?—Sepusoapensar—.¡Oh!¿YsijugamosaGuerra?DarbymiróaEdyaSandi...Ashleychasqueólosdedos.—Eh,estoyaquí,Darbo.Notepreocupesdelasnormas.Guerraesmuyfácil.
MásfácilquePesca,incluso.Tienesquesepararlabarajaendospartes,¿ves?,yrobarpor turnos,unodetrásdeotro,yveraquién lesale lacartamásalta.Lacartamásaltacogelasdosylasañadeasubaraja.Esporquetodaslasguerrasselibranbatallaabatalla.Ashleysonrió,pagadodesímismo,ybarajólosnaipesconsolturadelantede
ella.Acontinuación,abarquillólascartashaciaatrásconundurocastañeteo.—Ganaquienacabateniendotodalabaraja.—Lamiróalosojos—.¿Yquién
pierde?Puesquiensequedasinnada.Ed,detrásdeella,presionó la jarradeKAFÉpara llenarseelvasoyvolvióa
emitiresegritoahogado.Comopulmonesconaguaqueborbotea.Algodeeseruidohizoqueletemblaranlosomóplatos.—Malas noticias, amigos.—Ed golpeteó la persiana de seguridad—. Se ha
acabadoelcafé.Ashleypusolosojosdesorbitadosfingiendoestarhorrorizado.—¿Qué?¿Nohaymáscafeína?—Metemoqueno.—Bueno,puesahorasupongoquevamosaempezaramatarnoslosunosalos
otros.Ashleybarajólascartasunaúltimavez.Darbyfuecayendolentamenteenla
cuenta de que aquellos naipes roñosos nodebíande ser propiedaddel área dedescansodeWanapani.Elexpositordefolletosestabaatornilladoylaradioyelcaféencerradostrasunapersianadeseguridad.Ashleyhabíatraídoesascartas.Porqueeraunaespeciededemoniojuguetónalquefascinabanlosjuegosylostrucos.Losjuegosdemanos,lassorpresasylasmalversaciones.«Soyunhombremágico,Lars,hermano.»Todaslaspistashabíanestadoallí.Ellanolashabíacaptado.—Deberíasdescansarunpoco—ledijoAshley—.Setevecansada.Sentíaquesugargantaeracomopapelseco.—Estoybien.—¿Sí?—Sí.—Nohaydescansoparalosmalvados.—Sonrió—.¿Verdad?—Algoasí.—¿Cuántodormisteanoche?—Losuficiente.—Losuficiente,¿eh?¿Cuántoeseso?—Yo...—Selequebrólavoz—.Una,doshoras...—Oh, no, no basta.—Ashley se inclinó hacia delante, hizo crujir la silla y
partió la baraja en dos partes.ADarby lemaravilló ver lo escalofriantementediestroqueeraconlosdedos.—Loshumanosdeberíandormirentreseisynuevehorasaldía—ledijo—.
Yo duermomis ocho horitas cada noche. No es una recomendación, cielo, es
biología.¿Sabes?Menosqueesominatufuncióncerebral.Yesoloestodo:losreflejos,laestabilidademocional,lamemoria.Inclusotuinteligencia.—Asíestaremosalapar—repusoDarby.Edrioporlobajomientrasregresabaasuasiento.—Daleunapaliza.Porfavor.Pero Darby no cogió las cartas. Ni Ashley tampoco. Se observaron
mutuamente en silencio mientras el viento ululaba en el exterior. Una ráfagaentró por la ventana abierta del baño de hombres e hizo golpetear la puertacontra las bisagras. La temperatura de la sala iba descendiendo, pero hasta elmomentonadiesehabíapercatado.—Porsuerteparati—dijoAshley—,eljuegodecartasGuerraescuestiónde
suerte.Yasabes,adiferenciadelaguerradeverdad.Darbyleobservólosojos.Eranenormes,deunverdeesmeraldacondestellos
ámbar.Buscó algo identificable en ellos, algohumano con lo que conectar—miedo,cautela,concienciadesímismo—,peronoencontrónada.Porcasualidad,enunagaleríadearteeloctubreanteriorhabíaaprendidoque
losglobosocularessesustentabanenunostallos.Habíaolvidadoelnombredelartista,perosemezclóconlamultitud,sorbiendounDosEquis,explicandoconregocijo que había incorporado fotos de autopsias reales en su trabajo. ParaDarby,laformadelosnerviosoculareshumanosseparecíainquietantementealadelosinsectos,comolasantenasdeunababosadejardín.Teníanalgoqueleponíalapieldegallina.AhoraimaginabalosgrandesojosdeAshleycolgandode las cuencas, lanzando señales eléctricas junto con esos tallos caídos en elinteriordelosbuclesdesucerebro.Eraunmonstruo,unmanojoalienígenadenerviosycarne.Totalmenteinhumano.Yseguíamirándola.—Adiferenciadelaguerradeverdad—repitió.Losdosmontonesdenaipesseencontrabanentreellossinquelesprestaranla
menor atención. Los interrogantes revoloteaban en la mente de Darby como
pájarosatrapados,cosasquequeríapreguntarcondesesperaciónperonopodía.NomientrasEdySandipudieranoírles.«¿Porquéhacéisesto?»«¿Porquésecuestraraunaniña?»«¿Quévaisahacerconella?»Y esos ojos verdes de dragón seguían devolviéndole la mirada, llenos de
secretos. Fulgurantes, le escudriñaban el cuerpo, calibraban sus dimensiones,repasaban contingencias y posibilidades. Destilaban una inteligencia queasustaba, así como Lars había resultado tremendamente bobo. Pero era unainteligenciagélida.Leasaltabantambiénotrasdudas:«¿Cuánrápidoeres?¿Cuánfuerteeres?Si
terajaralacaraconlasllavesdeBlue,¿podríadejarteciego?Ahoramismo,sicorroalapuertaprincipaldeledificio,¿llegaré?»Seabrióunapuerta.Unacorrienteheladasefiltróenlasala.Edalzólavista.—Hola,Lars.Ashleysonrióconsatisfacción.Pasandoporentreunremolinodevientodesviado,CaradeRoedorseapostó
junto a la puerta con la mano derecha hundida en el bolsillo de la chaqueta,sujetandolaempuñaduradelapistoladel45negra.Ahorayalahabíavisto, lahabíaatisbadodosvecesmientraséllaperseguía.Sabíapocodearmasdefuego,pero identificó que esta tenía cargador, lo cual implicaba que albergaba másdisparosqueloscincooseisdeunrevólver.Apenasdistinguíalasiluetabajoelanorakazul,unbultoenlacaderaderecha,perosoloporquesabíaloqueera.Ednosehabríapercatado.YSandidormía.Darbyvolvíaaestarrodeada.AshleyalamesayLarsapostadoenlapuerta.
Lahabíantenidovigiladatodoesetiempo, llevabantodalanochecoordinandodeformatácitasusposiciones,aunqueconfiabaqueelsaltodelángelquehabía
hechoporlaventanadelbañoleshubierasorprendido.Nohabíadudadequelehabíasalvadolavida,porlomenosunascuantas...—Dara —dijo Ed sobresaltándola—. No has llegado a responder a la
pregunta,¿verdad?—¿Qué?—Sí, la pregunta de la hora del corro. Tumayor temor.—Giró el vaso de
poliestirenovacíoenlamesa—.Yohedicholomío.Ashleynoshacontadosuhistoriasobrelabisagradelapuerta.Sandiodiaalasserpientes.¿Ytú?Todaslasmiradasseposaronenella.Darby tragó saliva. Todavía tenía la servilleta con el SI SE LO CUENTAS, LOS
MATOALOSDOSagarradaconfuerzaenlafalda.—Sí.—Ashleyreprimióunasonrisa—.Cuéntanos.¿Quétedamiedo,Darbs?Laspalabasselequedaronbloqueadasenlagarganta.—Yo...yonosé.—¿Laspistolas?—instóél.—No.—¿Lasremachadoras?—No.—¿Quetematen?—No.—Nosé.Quetematendamuchomiedo...—Negativo—dijoella,interrumpiendoaAshleyymirandodehitoenhitosus
ojosverdes—.Mimayortemoresequivocarmeenunadecisión,fallarypermitirquesecuestrenomatenaalguien.Silencio.Sandiserevolvióensueñostumbadaenelbanco.—Es...—Edseencogiódehombros—.Bueno,esraro,perogracias.—Ella es...—Ashley se disponía a decir algo, pero se calló. Ed no se dio
cuenta,peroDarbysí,yseestremeció.¿Quéhabíaestadoapuntodesoltar?«Ellaes...»
«Ella»,JayNissen.LaniñadeSanDiegodelmonovolumendelexterior,cuyavidapendíadeunhiloenesosmomentos.No era más que un pequeño error, apenas una fracción de una frase, pero
Darby sedijoquehabíapilladodesprevenido a su enemigo.Tal vezAshleyyLars la hubieran infravalorado, a ella, una estudiante de arte de Boulder deapenascincuentakilosdepeso,quehabíadescubiertoporcasualidadsutramadesecuestro. Seguro que no habían imaginado que escaparía por la ventana dellavabo.Sesentíaorgullosadeeso.Esperóqueempezaranaestarhartosdeella.«Noquierenmatarmeaquí,delantedetestigos.»PorqueentoncestambiéntendríanquemataraEdyaSandiyesoparecíaser
laúltimaopción.Probablementefueramásfácilgestionarunhomicidioenvezdetres.Habíanqueridomatarlaodejarlaincapacitadaenelexterior,deunmododiscreto,pero leshabía superadoenastucia: sehabía tiradodecabezaporunaventanadiminuta,sehabíacontusionadolaespaldacontrauninodoroysehabíaregaladodiezminutosdevidaadicionales.Esosdiezminutosyacasihabíanconcluido.«Inhala», se recordó. «Cuenta hasta cinco. Exhala.» Tenía que mantener la
respiracióncompletayregular.Nopodíaecharloaperder.Ahorano.«Inhala.Cuentahastacinco.Exhala.»Ashley lanzó una mirada por encima del hombro, hacia su hermano, y le
dedicóun asentimientode cabezadiscretopero autoritario.Nocabía lamenorduda de que él era elmacho alfa. SiDarbymataba a uno de ellos esa noche,tendríaqueseraél.Sepreguntóhastaquépuntoloquehabíadichoeracierto.Elcocheenterrado
delexteriornoerasuyoenrealidad.¿DeverdadestudiabacontabilidadenSaltLakeCity?¿RealmentehabíaestadoapuntodemorirenunaminadecarbóndeOregón con el pulgar aplastado en una bisagra oxidada? Ashley parecíaembriagadoporelactodementir,dedarindicacionesequivocadas,deinterpretar
distintospapelesypresentardistintasversionesdesímismo.Eraun jovenqueinterpretabaunespectáculodemagia.Yaeramásdemedianoche.Darby teníaquesobrevivir seishorasmáshasta
que las quitanieves delCDOT llegaran al amanecer y abrieran la carretera parapoderescapar.Eranmuchosincrementosdediezminutos.Perolointentaría.No sabía el significado del asentimiento que Ashley había dedicado a su
hermano—por ahora, Lars seguía pegado a la puerta delantera—, pero no legustaba.Losdoshermanosacababandehacerotrajugadadeajedrezensilenciocontraellayahoravolvíaaestaraladefensiva.«MientrasEdySandiesténaquí,nomematarán.»Alzólavistahaciaelrelojdelaparedy,duranteuninstantedesolador,pensó
enlomuchoquefaltabaparaelamanecer.Enlooscurayfríaqueeralanoche.En cómo la superaban en número y en fuerza. Podían matar a todos lospresentes.Talvez lohubieranplaneado.Talvez laamenazade laservilletanofueramásqueunjueguecito.Ashleysonriódeorejaaoreja,comosilehubieraleídoelpensamiento.«Estepuntomuertonovaadurar.»—Bueno, chicos—anunció él con alegría—. Jugar a Guerra contra Darbs
parecemisiónimposible.¿Quiéntieneganasdeotrarondadelahoradelcorro?Edseencogiódehombros.—Bueno.—Vamos a... ¿primer trabajo? No. Vamos a hablar de nuestras películas
favoritas.—Ashleylanzóunamiradaalrededordelasaladeambientecargadocon la expresión radiante de un presentador de concursos—. ¿Os importa quevuelvaaserquienempieza?—Venga,aportodas.—Vale. En realidad... pues no tengo una única película preferida sino más
bienungénerodepelículaspreferidas.¿Todoelmundoloacepta?Edhizoungestode«quémásda»conlamano.—Laspelículasdemonstruos—dijoAshley,dirigiendolamiradarápidamente
aDarby,queestabaalotroladodelamesa—.Nodemonstruospequeñoscomohombreslobo.Merefieroamonstruosgigantescos,deveintepisosdealto,comoGodzilla y Rodan. En Japón les llaman películas kaiju. Ya sabéis a qué merefiero,cuandoalgomuygrandeaterrorizaaunaciudadyva lanzandocochesporahícomosifueranjuguetes.Edasintióaunqueenrealidadnoestabaescuchando.Inclinabasuvasodecafé
enunintentoporcapturarlasúltimasypreciadasgotas.DabaigualporqueAshleysolomirabaaDarbymientrashablaba,conpalabras
clarasyserenas,revelandolablancuradesudentaduraperfecta.—Esque,jolín,meencantanlaspelículaskaiju.Y...loquemefascinadeellas
esqueloshéroeshumanos,BryanCranstonyelsosodelsargentoVanilla,enlaversióndeGodzillade2014,porejemplo,nosonmásqueapoderados.Sonunosdon nadie para el público. ¿Estos humanos penosos tienen algún peso en elargumento?Dejóquelapreguntaretóricaflotaramástiempodelnecesarioenelambiente.—Puesno—concluyó—.Cero.Supapelenlahistoriaestotalmentereactivo.
Godzilla,Mothra,elMUTO,lasverdaderasestrellasdelespectáculo,vanalucharyaresolversusasuntos,yloshumanosnopuedennisiquierapretenderimpedirlacarnicería.¿Leveissentido?Darbynorespondió.—Hagas loquehagas, losmonstruosvanahacerde las suyas.—Ashleyse
inclinó hacia delante, hizo crujir la silla y a Darby le llegó el olorcillo de sualientohúmedomientrasbajaba lavozy la convertía enungraznido ronco—.Losmonstruosvanalucharyaderrumbarrascacielosyadestrozarpuentes,yloúnicoquepuedeshaceresquitartedeenmediooacabasmachacado.Silencio.Darbyeraincapazdeapartarlamirada.Eracomoobservarunanimalrabioso.Su aliento resultaba intensísimo. Como yemas de huevo hervidas y café
amargo,mezcladoconolor a carne.Hacía sesentaminutos, su lengua lehabíaparecidounababosacálidaenlaboca.Yahoraotravezlucíasusonrisainfantil,
comosisehubieravueltoaponerunamáscaradeHalloweendegomayenunabrirycerrardeojosvolvieraa serelparlanchín jovialquehabíaconocidoalprincipio.—¿Ytúquédices,Darbs?¿Cuálestutipodepelículapreferida?¿Demiedo?
¿Defantasmas?¿Porno-tortura?—Lascomediasrománticas—respondióella.Larsriodesdelapuerta,unruidoásperoquelerecordóaunasierramecánica
en punto muerto. Ashley intercambió miradas con su hermano y frunció loslabiosunpocomientraslanievesearremolinabacadavezmásenelexterior.—Va...vaaserunanochedivertida.«Talvez»,pensóDarby,mirándolealosojos.«Peroprometoquenolopondréfácil.»—Aunque reconozco que mataría por una taza de café —dijo Ashley,
frotándoselosojosconunasomnolenciaorquestada.—Laverdadesque...—seplanteóEd—.Puesresultaquetenemosunpocode
caféenlafurgoneta.Esinstantáneo,deesosdepolvoquehayqueañadiralaguacaliente.Sabeaaguasucia,peroescafé.¿Aalguienleinteresa?—¿Café de vaquero? —Ashley desplegó una amplia sonrisa, como un
buscador que acabara de encontrar oro. Había planeado aquello—. Seríafantástico.—Sandiloodia.—Bueno,porsuerteestádormida.—¿Sí?¿Os interesa?—Edseenfundóunosguantesde inviernonegrosyse
encaminóalapuerta—.Enseguidavuelvo...—Notepreocupes.—Ashleyampliólasonrisa—.Tómatetutiempo,amigo.Darbyintentópensarenalgoquedecir—Espera,para,porfavornotevayas
de aquí—, pero tenía la cabeza espesa. Pasó el momento y se le revolvió elestómago,Edyanoestaba.Lapuertadelanteradelaoficinadeturismosecerró,aunquenodeltodo.Larslaempujó:clic.
Los dos hermanos intercambiaron una mirada y luego dirigieron la vista aDarby.Enunmicrosegundo, lapresióndelairede la salacambió.Estaban lostressolosduranteeltiempoqueEdtardaraendirigirsealafurgonetadeSandi,rebuscar en el equipaje, encontrar el café instantáneo y regresar. ¿Sesentasegundos,quizá?EnesosmomentosloúnicoquemanteníaaDarbyconvidaeraSandi.Ynisiquieraestabadespierta.Roncabacomoungatoronroneadoenelbanco
azul,conlosbrazoscruzadosencimadelvientreprominente,ellibrodebolsillohaciéndoleequilibriosencimadelacara.Lamenorbrisalodesestabilizaría.Porprimeravezentodalanoche,Darbyconsiguióvereltítulo:Lasuertedeldiablo.Durante los siguientes sesenta segundos aproximadamente, la vida de Darbydependíadelaprofundidaddelsueñodeaquellamujerdemedianaedad.—Comediasrománticas—mascullóAshley—.Quétierno.—MejorqueGodzilla.—Bueno,Darbs,estoycansadodedarrodeos.—Ashleyhablóconvozbaja,
controladaysindejardeobservaraDarbyporelrabillodelojo—.Estoesloquevaapasar.Voyaofrecerteuntrato.Ella escuchó, aunque en el fondo de su mente iba contando los segundos,
comolamaquinariadeunreloj:«Edtardarásesentasegundoseniryvolveralafurgonetadesuprima».«¿Cincuentasegundos,ahora?»—Estaofertavoyahacértelaunasolavez,Darbs,yluegodesaparecerápara
siempre.Nohabrá segundas oportunidades.Así pues, piénsatelo bien antes detomarunadecisión...—¿Quéestáishaciendoconesaniña?Ashleysehumedecióloslabios.—AhoranoestamoshablandodeJay.—¿Vaisamatarla?—Esonoesrelevante.—Paramíesmuuuuyrelevante...
—Darby.—Empezabaaestarfastidiado:enseñabasudentaduraperfectaysuvozeraunsusurrocontenido—.Estonovadeella.¿Noloentiendes?Estovadeti y de mí, y de mi hermano y de todos los que estamos atrapados en estaencrucijada en esta área de descanso. Esto va de la decisión que vas a tomar,ahoramismo.«Cuarentasegundos.»Pensó en Lars, que custodiaba la puerta detrás de ella, y se le revolvió el
estómago por el miedo mareante que sentía. Su sonrisa desdeñosa, el tejidocicatrizadobrillantequelesalpicabalasmanos,susojillosmonótonos.Nocreíapoderdecirloenvozalta,perolodijo:—¿Acaso...Larsvaaviolarla?—¿Qué?—Ashleypusolosojosenblanco—.Puaj.Quéasco.Darbs,nome
estásescuchando...—Respóndeme—dijoella,lanzandounamiradaaSandi—.OtejuroporDios
queempezaréagritar«asesinos»ahoramismo...—Venga,hazlo.—Ashleyserecostóenelasiento—.Verásloquepasa.DarbyseguíateniendolasllavesdelHondaentrelosnudillos,sobreelregazo.
Sujetabalamásafilada,ladelahabitacióndeDrydenHall,entreelpulgaryeldedoíndice.Peronoseveíacapazdesalvarladistanciaquelesseparabaenlamesaconlarapidezsuficiente.Ashleyveríavenirlaagresión;alzaríaunamanoparaprotegersurostro.Nofuncionaría.Noeranilobastantefuertenilobastanterápida.—Venga,atrévete—susurróél—.Grita.Darbyestuvoapuntocumplirsufanfarronada.PeroentoncesAshleylanzóunamiradaporencimadelhombrodeDarby.Él
volvióaasentiryDarbyadvirtióconunestremecimientodepavorqueLarsseencontrabadirectamentedetrásdeella.Nolehabíaoídoacercarse,peroentoncesoyóelrocedelanorakdeLarsalflexionarseaescasoscentímetrosdetrásdeella.Como el instante en que se habían conocido. Ella dio un respingo, medioesperandoqueesasmanosconcicatriceslerodearanelcuelloyapretaranpero,
encambio,Larssearrodillóylecogióelbolsoqueteníaenelsuelojuntoauntobillo.—Mío.—Sellevóelbolsoalapuerta.Ashleyvolvióamirarlamientrassemordíaellabioinferior.—Darbs,aver siquedaclaro,voyadarte laoportunidaddeenmendar todo
esto.Comoapretarunbotóngrandedecolorrojopararesetear.Además,esfácilporque loúnicoque tienesquehaceresnohacernada.Solomantener labocacerrada.«Veintesegundos.»—Lo ves, Darbs, todos estamos de acuerdo en que este pequeño accidente
nuncahaocurrido.Nosotros...mihermanoyyo...fingiremosquenohasforzadola cerradura del monovolumen. Fingiremos que nunca viste a Jaybird. Noslimitaremos a... a borrar las últimas horas de nuestros cerebros, y cuando lasquitanieves lleguen aquí retumbando al amanecer, nos subiremos al coche ytomaremoscaminosdistintos.Unaresoluciónpacíficaparatodos.Poppop.Lars abrió el cierre de la cartera deDarby.Las tarjetas de crédito
cayeron al suelo haciendo clic clac. Olisqueó, echó un vistazo a su carnet deconducir de Utah y desdobló un billete arrugado de veinte dólares, que seembolsó.«Diezsegundos.»—Voyasertesincero.—Ashleyseinclinóhaciadelante—.Deseodeverdad
de labuenaquemireshaciaotro lado.Quedescanses.Estáscansada.Se tevefatal. No tienes ninguna posibilidad contra Lars y yo. Así que... deja que losmonstruoshagandelassuyas,¿vale?«Cincosegundos.»—Porfavor,Darbs.Serámásfácilparatodosnosotros.—Lanzóunamiradaa
Sandimientraslodecía,comosilaamenazanoquedaralobastanteclara.Darbynotócómoleardíanlasmejillas.—Nopuedo.—Novamos a hacerle daño a Jay, ¿sabes?—Inclinó la cabeza—. ¿Es eso?
¿Esoesloquetemes?Porquesieselcaso,teprometoque...—Mientes.—Nadiesufriráningúndañoestanoche,sicooperas.—Séquemientes.—Nolepasaránada—afirmóAshley,moviendolamano—.Oye,porcierto.
Viunmontóndepapelesenelasientotraserodetucoche.Unospapelesnegros.¿Quéestodoeso?—¿Quémásteda?Ashleyendureciólaexpresión.—Tú has fisgoneado en los asuntos de la familia Garver. Así que yo he
fisgoneadoenlostuyos.Respondealapregunta.—Son...papeles.—¿Paraqué?—Calcosdelápidas.—¿Yesoquées?—Cojo...Usoceraspara,ejem...,paracalcarlápidas.—¿Porqué?—Porquelascolecciono.—¿Porqué?—Porquesí.—Odiabaquelaobservara.—Eresunachicaconunaespeciedepasadooscuro—declaróAshley—.Me
gusta.Ellanosepronuncióalrespecto.—Y tienes una cicatriz encima de la ceja.—Se inclinó sobre lamesa para
observarlamejorbajoelfluorescente—.Debedehabersido...¿Cuántos,treintapuntos?Solosetenotacuandofrunceselceño.Osonríes.Darbybajólamiradaalsuelo.—¿Poresonosonríesmucho,Darbs?Leentraronganasdellorar.Teníaganasdequeacabara.—Sonríe—susurróél—.Vivirásmásaños.
«Yahapasadomásdeunminuto.»¿Dónde narices estaba Ed? Un sinfín de posibilidades se agolpaban en su
mente.Talveznoencontraraelcafé instantáneo.Talvezestuvieraechandountragofurtivo.Oquizá...quizáhubieradescubiertoalgunapistasutil,reconstruidolatramadelsecuestroyahoraintentababuscarcoberturaparallamaralapolicía.O...¿ysiJay lograbacortar losbarrotesde la jaulaycorrerhaciaél?Seríaunsegundo testigo. Eso dejaría a Ashley y a Lars con una única salida, que eraempezaradisparar.Lossegundosparecíanvolatilizarse.AlzólavistahaciaelrelojdeGarfield,y
Ashleysepercató.—Vaunahoraadelantado,¿sabes?—Losé.—Nosonmásquelauna.—Losé.Ashley se humedeció los labiosmientrasmiraba el reloj. La imagen de un
GarfieldenamoradoqueleofrecíarosasaArlene.—Oye,¿cómosellamaelgato?¿Eldecolorrosa?—Arlene.—«Arlene.»Esunnombredechicabonito.Comoeltuyo.—Eltuyotambién—dijoDarby.Élsonriócomplacido,disfrutandodeltirayafloja,yvolvióafijarseenlaceja
deella.—¿Cómotehicisteesacicatriz?—Enunapelea—mintióella—.Enelinstituto.Habíachocadoconlabicicletacontralapuertadeungaraje.Encasodeque
pudierallamarse«pelea»,lapuertadelgarajehabíaganado.Veintiochopuntosyunanocheenelhospital.Suscompañerosdeclase lahabíanrebautizadocomo«Frankenstía».NosabíaacienciaciertasiAshleylahabíacreído.Élsehumedecióloslabios.—Debería advertirte, Darbs, si... es que tienes intención de enfrentarte a
nosotrosestanoche.¿Tienes?—¿Sitengoqué?—¿Intencionesdeenfrentarteanosotros?—Meloestoyplanteando.—Bueno,siesasídeberíassaberlo.Siemprehesidountantoespecial.—Yquelojures.—Pues... no es que tenga suerte... es que estoy protegido, creo. De las
consecuencias.Escomounamagiaqueposeo.Alfinal,siempremesalgoconlamía. —Se le acercó todavía más, como si le estuviera confiando un secretodelicado—.Podríasllamarlosuerte,perocreosinceramentequesetratadeotracosa.Cuandosemecaelatostada,porasídecirlo,lamermeladasiemprequedaarriba.—Enrealidadnotienesasma,¿verdad?—sevioobligadaapreguntarle.—No.—¿YestudiasenelInstitutoTecnológicodeSaltLake?Ashleyampliólasonrisa.—Meinventéelnombre.—¿Ylafobiaalaspuertas?—Alasbisagrasdelaspuertas.Esoesverdad.—¿Enserio?—Sí.Meponen lospelosdepunta.—Se llevó lamanoal corazón—.Te lo
juroporDios.Nopuedotocarlas,intentonomirarlas.DesdequeestuveapuntodeperderelpulgarenChink’sDrop,meproducenunmiedoterrible.—¿Lasbisagrasdelaspuertasnormales?—Sí.—Estabaconvencidadequeeso también te lohabías inventado.Noparecía
real.—¿Porquéno?—Porque no me parecía que fueras tan gallina —repuso Darby con
tranquilidad.
Unodelostablerosdelsuelocrujió.Ashley le devolvió la mirada con frialdad, como si hubiera desafiado su
valoración inicial, y las luces parpadearon encima de su cabeza. Entonces élsuspiró,tragósalivaunavezyvolvióahablarconvozmáscontrolada:—Estásjugandoconlavidadeunaniña.Noloolvides.Hoypuedetenerun
finalfeliz,peroloestásponiendoenpeligro.—Notecreo.—No va de sexo—dijo Ashley, frunciendo el ceño con expresión de asco
exagerado—.Vadedinero.Siesqueteinteresasaberlo.Sandi volvió a moverse en el banco. La suerte del diablo se deslizó unos
cuantos centímetros por su rostro. Darby se preguntó si estaba realmentedormida.¿Ysifingía?¿Ysihabíaescuchadotodalaconversación?—Merefieroaque...ahoratecuento.—Ashleyreprimióunasonrisayvolvió
a relajarse. Su comportamiento iba cambiando por fases, lo cual resultabaespeluznante;de la luza laoscuridadydevueltaa la luz—.Deberíasveresacasa, Darbs. Parece la mansión del señor Burns. Papá es el dueño de unaempresadetecnologíareciéncreada,algorelacionadoconunlectordevídeo.Yasabes,informática,locualestámásalládemicapacidadmental.Yosoymásdecosasmanuales,másprácticas.Motivoporelquenoshemos llevadoa Jay; lallevamosalasRocosasunassemanitas,paraquepapáymamásepreocupendeverdad y saquen el talonario de cheques, y cuando nos compensen congenerosidadpornuestrotrabajo,cobraremosyladejaremosenunaestacióndeautobusesdealgúnpueblodemierdaenKansas.Noleharemosdaño.Serácomounasvacaciones. Joder, si a lomejor incluso le enseñamosahacer snowboardmientrasestamos...—Mientesotravez.Susonrisasimplonadesapareció.—Yatelohedicho,Darbs.Intentaestaralcaso.Noleharemosdaño...—Yalehabéishechodaño—gruñóella,medioesperandoqueSandiestuviera
despierta bajo el libro, escuchando de verdad—. Le habéis disparado un puto
clavo en lamano.Y juroporDios,Ashley, que si tengoocasión, te haré algopeor.Silencio.Lars,juntoalapuerta,volvióaguardarlacarteradeDarbydentrodelbolso.—Entonces...—Ashleyhizounapausa—.¿LehasvistolamanoaJay?—Sí.Ashley caviló acercade su respuestaduranteunosmomentos al tiempoque
volvíaalamerseellabioinferiorconunaespeciedesorbetóndelagarto.—Bueno. Vale. —Endureció el semblante, otro cambio sobrecogedor de
actitud—. Bueno, bueno. Fantástico, diría incluso. Vamos a sacarle algunaenseñanza a este momento, ¿vale? Si lo que más me interesa es mantener aJaybirdconvida,conmocionadaperoviva,yayerpor lamañana,hartodesusgimoteos,lepresionéunaremachadoracontralapalmayapretéelgatillo,pues...bueno, Darbo, imagínate lo que le haría a alguien a quien no tengo por quémantenerconvida. Imagina loque leharíaaestaáreadedescanso.Loque leharíaaEdyaSandi.Loqueteharíamirar.Yseríaculpatuyaporquetecreestansuperiormoralmentequeteniegasacooperar.Asíquetelopidootravez,Darby.Y te lo advierto, piénsatemuy bien lo que dices a continuación porque, si noaciertas,teprometoquenoseráslaúnicaquemuereestanoche.Ellalemiródehitoenhito,sinatreverseapestañear.—Además—añadióél—,tesangralanariz.Darbysetocólanariz...Ashleyseabalanzóhaciadelante,leagarróunmechóndepeloylegolpeóla
caracontraeltablerodelamesa.Fuegosartificialesdetrásdelosojos.Undolormareante.Elcartílagodelanarizemitióuncrujidohúmedoyellaretrocedió,porloqueestuvoapuntodecaersedelasillallevándoseambasmanosalacara.Sandisedespertódeunsaltoalotroladodelasala.Ellibrocayóalsuelo.—¿Qué...quéhapasado?—Nada,nada—contestóAshley,mirandoaDarby—.Estamosbien.Darbyasintiómientrassepellizcabalanariz.Lasangrecalientelecorríapor
lasmuñecas, de un rojo intenso.Le escocían los ojos e intentaba contener laslágrimas.«Nollores.»—Oh,cielo,lanariz...—Sí,estoybien.—Darbynotósaboracobreentre losdientes.Dosgotones
cayeronenlamesa.Teníalosdedospringosos.—¿Quéhapasado?—Laaltitud—dijoAshleytantranquilo—.Labajapresiónatmosférica.Nos
afecta.AmímehasangradolanarizcomoungrifoenElkPass...Sandihizocasoomisodeél.—¿Necesitasunpañuelodepapel?Darby negó con la cabeza con fuerza mientras se apretaba las narinas. La
sangre le bajaba por la garganta como una bebida coagulada. Las gotas lesalpicabanlafalda.«PorDios,nollores.»Sandi cruzó la estancia balanceando el bolso grande que llevaba. Cogió un
puñado de servilletasmarrones delmostrador de café y lo dejó en la falda deDarby.Letocóelhombro.—¿Estássegura?Esque...sangrasmucho.Darbynotóque lacarase le tensaba,comosi leestuvieranestirando lapiel
alrededordelcráneo.Notabauncalorabrasadorenlasmejillas.Seleempañólavistaporculpadelaslágrimas,surespiraciónsiseabaentrelosdientesmientrasAshley laobservaba tan tranquilodesdeelotro ladode lamesacon lasmanossuperpuestasenelregazo.«Nollores,Darby,onosmataráatodos.»—Estoybien—dijoconvozestrangulada—.Eslaaltura...—Tomé mi primera cerveza a dos mil cuatrocientos metros de altura —
intervinootravezAshley—.Mecortélamanoconunfluorescenteysangréaguarojadurantedosdías...—Oh,cállatelaboca—sequejóDarby.
Élsequedóinmóvil,asombradoporsufuriarepentina.TendríaquehabersidootropuntoparaDarby,otromomentilloenelquelapresapilladesprevenidaaldepredador,peroenseguidasediocuentadequehabíacometidoungraveerror.PorqueSandisehabíadadocuenta.—Yo...—La señora vaciló y levantó las palmas.Miró a uno y a otro y su
parka amarilla hizo ruido con sus movimientos—. A ver, ¿qué está pasandoaquí?Silencio.Ashley se mordió el labio con aire pensativo y acto seguido dedicó un
asentimientoaLars.«No,no,no...»Larsintrodujolamanoenelbolsillodelanorakparacogerlapistola.Perola
puertadelanteraseabrióderepente,golpeócontralaparedylesobresaltó...—Por fin he encontrado el café. —Ed entró, sus botas crujieron y
desperdigaroncoposdenieveporelsuelo.DejódegolpeunpaquetedecafédeColombia molido cerrado con un clip en la mesa, entre ellos—. Lasinstrucciones sondos cucharadas por cada doscientos cincuentamililitros de...¡Oh,joder,haysangre!—Laaltitud—dijoDarbyconvozestrangulada.Sandinodijonada.—Vaya.—EdmiróaDarbydearribaabajo—.Lahaspilladobuena.Mantén
lapresiónenlanarizeinclínatehaciadelante,nohaciaatrás.Darbyinclinólacabezahaciadelante.—Bien.Haciadelantecoagula.Haciaatráscaeporlagargantaysetellenael
estómago de sangre. —Se sacudió la nieve de los hombros—. Coge esasservilletas.Songratis.—Gracias.MientrasEdpasabadelargo,DarbymiróhaciaSandiyestablecióuncontacto
visualtembloroso.Sandisospechabaalgo,abríaunosojoscomoplatosymiraba
de un hermano al otro. La silueta de la pistola que escondía Lars quedabaplenamenteensombrecidaporlaluzdeltecho.Darbysellevóeldedoíndicealoslabios:Chitón.Sandiasintióunavez.Almismotiempo,AshleydebiódehacerunaseñalconlamanoaLars.Darby
sevolvióysolovioelmovimientofinal,peroparecíaquesellevabalamanoalcuelloenungestodesesperado:«Para,para,para».Eraeso; lasalaacababadeestaraunamilésimadesegundodesumirseenunestallidodeviolencia.Ednotenía ni idea de que quizá acababa de salvar la vida de todos entrando atrompiconesconunpaquetedecafésoluble.Actoseguido,introdujolamanoporlapersianadeseguridadydispensóagua
caliente.—Nollegaahervir,peroestá lobastantecalienteparaun té.Deberíabastar
parauncaféaguado.—Manácaídodelcielo—dijoAshley—.Vivalacafeína.—Sí,deesosetrata.—Eresmihéroe,Ed.EdasintióaunqueempezabaahartarsedelparloteodeAshley.—Mealegro.Sandiretrocedióysesentóenelbancodelaesquina,desdedondedominaba
toda la sala.Darbyvio cómo levantaba el libro, pero lo sostenía en el regazo.Teníalaotramanodentrodelbolso,traslasletrasbordadasdelosSalmos100,5.Quizáestabasujetandounespraydepimienta.«Porfavor,Sandi,nodigasnada.»El área de descanso de Wanapani era un polvorín. Bastaba con una sola
chispa,aquellasalaeratodafricción.Concuidadoysinservista,DarbyabriólanotadeSISELOCUENTAS,LOSMATOALOSDOSenelregazo,pordebajodeltablerode la mesa, y escribió otro mensaje apoyándose en el muslo. Tapó el boli yvolvióadoblarbienlaservilleta,aunquedejóunahuelladesangre.—¿Quiénmásquierecafé?—preguntóEd.
—Yo—dijoLars.Sandiasintió,peronohabló.—Yotambién—dijoDarbyal tiempoquese levantaba,sujetándose lanariz
doloridaytendiéndolelanotaaAshleyantesdedarselavueltahaciaEd—.Sinazúcar ni leche. Y que sea cargado, por favor. Esta noche va a serendemoniadamentelarga.Detrásdeella,oyóqueAshleydesdoblabalaservilletaconavidez.Entoncesleyósumensaje.
01.02h
TÚGANAS.NOABRIRÉLABOCA.Ashleysonriócomplacido;Darbynoteníaniideadeloacertadaqueestaba.AquellachicadelauniversidaddeBouldereraunacomplicacióninesperada,
peroyalahabíacaladoantes.Habíavistoaotrasdesucalaña,aunquenuncadecarneyhueso.Resulta queDarbyElizabethThorne eraunaheroína auténtica.EraunadeaquellostranseúntesdelagrabacióndeunaestacióndeservicioShellquearrebatalapistolaalladrónoayudaalempleadoensangrentado.Eradeltipoqueselanzaríabajolasruedasdemoledorasdeuntrenparasalvarauncompletodesconocido.Protegeralosdemás,hacerlocorrecto,erainstintivoparaella,losupieraono.Encontradelacreenciapopular,esonoeraunafortaleza.Era una debilidad porque hacía que esas personas fueran predecibles.
Controlables.Y,porsupuesto,conapenasunaconversacióndemediahora,conmediarondadelahoradelcorroyunjuegodecartasfrustrado,Ashleylahabíacalado.¿Partirlelanariz?Esonohabíasidomásqueunpequeñojuegodivertidodel
quesalirvictorioso.Y se había sorprendido al ver hasta qué punto disfrutaba viendo a Darby
contenerlaslágrimasdelantedeEdySandi,mientraslanarizlesangrabacomoungriforojo.Habíaalgograndeenlasituación,algoquenoeracapazdeseñalarconeldedo.Estabahumillada,sufríaenpúblico,comosucedíaenalgunasdesuspelículaspornopreferidas.Leencantabanaquellasenlasquesalíaunachicaqueen secreto llevaba unas bragas con vibrador por la calle o en un restaurante,intentandodisimular.Intentandocontenerse.
También ayudaba que Darby fuera un bellezón, que poseyera una bellezaferoz.Elpelocastañocaobaacentuabaesacualidad.Niellamismasabíaloduraquepodíallegaraser,llevadaallímite.Leencantaríaponerlaenesasituación.Leencantaría llevarlaaRathdrum, ir encocheconellahastaelyacimientodegrava y enseñarle a disparar la SKS de su tío. A apoyar la culata de maderasoviética en su pequeño hombro, guiar su uña pintada alrededor del gatillo,olisquearsusudornerviosomientrasalineabalamiradehierrograduada.Quélástima,pues,quetuvieraquematarlaestanoche.Noqueríahacerlo.Estrictamentehablando,AshleyGarvernuncahabíamatadoanadie,asíque
esanoche se estrenaría.El casomásaproximadoque se leocurría eramásunhomicidioinvoluntarioqueunasesinato.Ynoporculpadelaaccióndirectasinodelainacción.Habíaocurridoensuniñez.FueunoodosañosantesdeestarapuntodeperderelpulgarenChink’sDrop.
O sea que tenía cinco o seis años. Por aquel entonces, en verano, sus padressolíanendosarlosaélyaLars(queapenasgateaba)atíoKenny,quevivíaenlaspraderassecasdeIdaho.SehacíallamarelGordoKenny(«¡Hey,hey,hey!»),yAshleyentendíaahoraqueeraunriffdelGordoAlberto.Eraunhombrealegrequeresoplabaalsubirescaleras,fumabacigarrillosdeclavoysiempreteníaunchisteamano.«¿Quéselediceaunamujerconelojomorado?»«Haberescuchado.»«¿Quéselediceaunamujercondosojosmorados?»«Nada.Yaselohandichodosveces.»Cada año, Ashley regresaba al colegio armado con un arsenal de chistes
tronchantes.Cadaseptiembreeraelniñomássolicitadodelpatio,ydejabaquesehicieranvirales.Llegadosalmesdeoctubre,eldistritoescolarcelebrabaunareunióndeemergenciasobrelatolerancia.PeroeltíoKennyeramuchomásqueuncachondo.Tambiéneraelpropietario
de una gasolinera en una carretera de un solo carril al sur deBoise, que sologustaba a los camioneros. Ashley solía trepar a losmanzanos con Lars y vercómoentrabanysalíanesosvehículosdedieciochoruedas.Avecesaparcabanen la finca de Kenny, mascando terrones sucios y embarrados en la hierbaamarilla, llegabanaúltimahorade lanocheypartíanalamanecer.CasinuncaentrabanencasadeltíoKenny,aunquesíibanalrefugioparaciclones.Eracomounbúnkerantinuclear,conunatrampillaquesobresalíadeentrelas
malas hierbas a dieciocho metros del lavadero. La puerta subterránea estabasiempre,siemprecerradaconcandado.Hastaunamañanaenque,bajounvelodenieblahúmeda,descubrióquenoloestaba.Asíqueentró.Ashleyrecordabapocosdetallesdelcuartooscurosituadoalfinaldelalargay
podrida escalera. Sobre todo los olores, una rancidez húmeda y dulce queresultaba pútrida y curiosamente atractiva a partes iguales. No había vuelto aolernadaigualdesdeentonces.Cementofríobajosuspies.Cableseléctricosenel suelo; focos grandes dispuestos en trípodes. Formas indefinidas queacechabanenlaoscuridad.Sedisponíaamarcharse,subíayalasescaleras,cuandounavozfemeninale
llamó:—Eh.Al volverse a punto estuvo de tropezar. Aguardó unmomento que se hizo
largo,medioen las escalerasymedio fuera, conpieldegallina en losbrazos,preguntándosesiselohabíaimaginadohastaque,porfin,volvióaoírselavozdelamujer.—Eh,tú,niño.Se quedó paralizado, pues no entendía cómo era posible que la mujer del
sótano le hubiera visto. Estaba oscuro como boca de lobo.De adulto,Ashleyhabía empezado a comprender que las pupilas de ella se habían adaptado a laoscuridad,adiferenciadelasdeél.IgualquehabíahechoDarbyconeltrucodecerrarunojo.
—¿Eresbuenchico,verdad?Sehabíaencogidoenlospeldañosysehabíatapadolosoídos.—No,notengasmiedo.Túnoerescomoellos.—Lavozfantasmagóricabajó
de volumen, como si estuviera contando un secreto—: ¿Puedes... eh... puedesayudarmeconunacosa?Élnohabíarespondidopormiedo.—¿Puedestraermeunvasodeagua?Noestabaseguro.—¿Porfavor?Alfinal,cedióysubiólasescaleraspodridasatodaprisa,corrióalaranchera
desutíoyllenóunvasoazulenelfregaderodelacocina.Ahíelaguadegrifosabíaahierro.Cuandovolvióasalir,tíoKennyestabaapostadojuntoalapuertaabiertadelsótano,conlosbrazosenjarra,enlascaderasfofas.ElpequeñoAshleysequedóparalizadoyselecayóunpocodeagua.Pero tío Kenny no estaba enfadado. No. Nunca estaba enfadado. Era todo
sonrisas, enseñando sudentaduraamarilladecaballo,y cogióelvasodeentrelosdeditospetrificadosdeAshley.—Gracias,chico.Estábien.Selollevaré.Oye,¿porquénodasunpaseocon
tuhermanitohastalagasolinerayoscogéisdosflautasdepollo?Invitalacasa.Las flautas estaban secas comopapelde lija,marchitasdebidoa la lámpara
térmica.ALarsnoleimportó,peroAshleynoselapudoacabar.Esemismoaño,unoodosmesesdespués,AshleyregresóacasadeltíoKenny
porsegundavezparaelfindesemanadeldíadelosCaídosyrecordabahaberencontrado la misma puerta del sótano abierta del todo, con un ventiladortraqueteanteque sacaba airehacia fuera.Aquel día, cuandobajó las escaleras,encontrólaslucesencendidasyaparecióunbúnkerdesnudo,hechopolvo.Losmurosdehormigónhúmedospor lacondensación.Conmarcasde fregarenelsuelo.Eloloracrealejía.Lamujerhabíadesaparecido.Hacíatiempo.Inclusoatantiernaedad,Ashleysupoquedeberíaplantarcaraasutíosobre
eltemao,aúnmejor,contárseloasuspadresyhacerquellamaranalapolicía.Yhabíaestadoapunto,dándolevueltasaesaideatodoelfindesemanacomosifuera un arma cargada. Pero ese sábado por la noche, tío Kenny preparómacarronesconqueso,jalapeñosytirasdebeiconenteras,ylescontóunchistetandivertidoqueAshleyescupióunbocadomediomasticado.«Oye,Ashley,¿cómosabessiunnegrohaestadoentuordenador?»«¿Cómo?»«Yanotienesordenador.»AlfinalloquepasóesqueelGordoKennylecaíademasiadobien.Eramuy
divertido.YseportabademaravillaconelpequeñoLarsdecuatroaños,puesledejabacogerherramientaseneltaller,leenseñabaadispararacornejasconunaescopeta de aire comprimido. Así que, en conclusión, lo que los camioneroshicierancon lamujerdelbúnkerpoco importabaaAshley.Habíaarchivadoelincidenteenelconfínmásrecónditodesumente.Aquellohabíapasadohacíadiecisieteaños.Yahora,eneláreadedescansodeWanapanienColorado,lagélidanochedel
23 de diciembre, los papeles se habían mezclado, como en una serie detelevisiónclásicaquesereponeconunelenconuevo.AshleyeraelnuevoGordoKennyqueseesforzabaporprotegerunsecretodañino.YDarbyera la testigoaccidental.Lahistorianoserepetíaexactamente,pero,joder,eraevidentequeseparecía.Edalargólamanomásalládelapersianadeseguridad,quevibraba.Probóel
dispensadordeaguacalienteyluegoseparódosbolsitasdecafésoluble.—Hecogidounotorrefactofuerteyotromássuave.—Cualquieramevabien—dijoSandi.—Yoeltorrefactofuerte,porfavor—pidióAshley—.Lomásfuerteposible.Enrealidadnoteníaningunapreferencia;soloquelegustabacómosonabalo
de «torrefacto». Tenía las papilas gustativasmediomuertas, así que todos loscaféslesabíanigual.Pero,joder,sihabíaunanochepropiciaparauncaféfuerte,sindudaeraaquella.SeguardólaservilletamarróndeDarbyenelbolsillodelos
vaquerosysefijóenqueestabamanchadoconlahuelladactilardelasangredeellaenformademedialuna.Sepercatódequelahabíaperdidodevista.Escudriñó la sala rápidamente. Ed estaba ahí junto al mostrador de café
cerrado;Sandi,sentadacomoungruesoabejorroamarillo;Lars,apostadojuntoalapuertadelantera,perosí,Darbyhabíadesaparecido.Sehabíaesfumado.Habíaaprovechadosudespisteylehabíahechounajugada.Pero no pasaba nada. Nada de qué preocuparse. Ashley Garver también le
haríaunajugada.«¿Baños?»Baños.Asintióhaciasuhermano.
Darbyeraconscientedequeapenasdisponíadeunossegundos.Cerrólapuertadelbañodehombresdetrásdeellasindejardecaminar,pasó
junto a los urinarios manchados, mientras su doble la seguía en los espejos.Cicatrizvisible,comounahozblanca.Ojosatormentadosenelcristal.Sí, el área de descanso de Wanapani era una olla a presión. Casi había
conseguidoquemataranaEdyaSandi.Necesitabasalir.Necesitabareenmarcaraquellabatalla,cambiarladeescenario.Enalgúnlugardondenohubierariesgosdecausardañoscolaterales.«Correré»,decidió.«Correrécarreteraarriba.Lomásrápidoy lomásfuerte
quepueda.Nopararéhastaqueencuentrecoberturaypuedallamaral911.»«Omueracongelada.»Comprobó otra vez el iPhone. La pantalla debía de haberse roto cuando se
golpeóconelinodoroyeraunatelarañaderajasprofundas.Yasololequedabaundosporcientodebatería.Alzólavistahacialaventanavacía,unarodajatriangulardecielonocturnoy
copas de árboles. Estaba a unos dosmetros ymedio del suelo. Pasar por ella
habíasidofácilgraciasalasmesasdepicnicapiladasenelexterior.Salirporellaseríamuchomásdifícil.Aunquesepusieradepuntillas,nollegabaalmarcodelaventana.Necesitaríavolarprácticamenteparaalcanzarloniquefueraconlasyemasdelosdedos.Tendríaquecogercarrerilla,ymucha.Retrocedió más allá de los compartimentos verdes, más allá del A PEYTON
MANNINGLEGUSTAQUELEDENPORDETRÁS,hastalapuerta,deespaldasalapared,yelbañorectangularseextendióanteellacomosifueraunapistadeseismetrosconellinóleolisobajolospies,resbaladizoporlahumedad.Arqueólaespada,seagachócomosifueraunatletaycerrólasmanosenformadepuño.Respiróhondoynotóeloloramargodelamoníaco.Exhalólamitaddelaire.«Ya.»Corrió.Espejos, orinales, puertas de compartimentos, los dejó todos atrás a toda
velocidad.El aire le silbaba en las orejas.No tenía tiempo de pensar en nadamás.No tenía tiempode tenermiedo.Aplanó lasmanoscomosi fueranpalas,bombeando las piernas, y dio un salto en plan kamikaze hacia la pequeñaabertura...Cuandoestabaenelaire,pensó:«Mevaadoler...».Dolió. Chocó contra la pared embaldosada con las rodillas, se magulló el
mentónysequedósinaireenlospulmonespero(¡sí!)habíaalcanzadoelmarcodelaventanacondosdedosdesesperados.Lasuñasclavadasenlaviejamaderaempapada.ApoyólaConversehúmedaenlapared.Volvióaarquearlaespalda,clavó los codos y se impulsó hacia arriba respirando entre dientes apretados,comoenlabarradeflexionesmásinfernaldelmundo,ysubió,subió,subió...Oyóquealguienjadeaba.Enelexterior.«No.»«No.No.No,porfavor,quenoseadeverdad...»Perosí,loera.Justoenelexterior,alotroladodelapared.Eseresuellosuave
que tan bien conocía, aquel resoplido jugoso. Lars, Cara de Roedor, había
rodeadoeledificioylaesperabaenelexterior.Observabalaventana,pistolaenmano,dispuestoadispararleenlacabezaencuantotreparayasomaralacabeza.¿Ahoraqué?Se quedó allí colgada con dedos doloridos y los pies a unmetro del suelo,
deseando desesperadamente haber malinterpretado los aullidos del viento delexterior.Perosabíaqueno.SabíaqueAshleyhabíaenviadoalobedientedeLarsa impedirle la huida. Lo cual dejaba sin aparecer a un enemigo mucho másastutoypeligroso.Entoncesoyócómosecerrabalapuertadelbaño.«Estáenellavabocon...»UnabolsadeplásticocubrióelrostrodeDarbydesdeatrás.Ellagritó,perola
teníapegadaalaboca.
01.09h
JayNissenserróelúltimobarrotedelajauladeperros.Loshabíaidocortandounoporunoconlanavajadentadatalcomolehabía
dicho la chica del pelo rojizo. Como una taladora de árboles en miniatura.Notaba pinchazos de dolor en lamano izquierda, por lo que el proceso habíasidolento.Endosocasioneshabíasoltadolanavajayhabíatenidoquebuscarlaa tientas. Una de las veces había temido que rebotara fuera de la jaula y seperdieraparasiempre.Perolaencontró.¿Yahora?Elenrejadocayódeunempujónychocócontralapuertadelmonovolumen.Eralaprimeravezquelajaulaseabríadesdequelahabíanapresado.Nosabía
cuántosdíashabíanpasado.Noloshabíacontado.Sipasabamásdeunanochesin sus inyecciones se sentía atontada y por eso se había sumido en un ritmoirregularyenfermizodesiestasdecuatrohoras.Elsolhabíasalidoysehabíaocultado, alzándose y bajando desde distintas ventanillas.El olor a ketchup, asalsaranchera,alsudorrancioquesecondensabaenelcristal.Elcrujidodelosenvoltorios del restaurante Jack in the Box. Los murmullos, los chistestronchantes de Ashley, el zumbido del asfalto, el tic apremiante de las lucesintermitentesdelmonovolumenalgirar. ¿Habríapasadoyaunasemana?¿Quéestabanhaciendosuspadresenesosmomentos?Cuandollegaronasucasa,elmandodelaWiiseestabacargando.Jayestabaenchufandoelcablegrisenelpuertodelaconsolacuandooyóun
único toque fuerte en la puerta principal. Como una pelota de tenis. Habíacorreteado hasta la puerta y la había abierto unos centímetros, gracias a lacadenitadelatónconlaquequedabalapuertasujeta,yfueentoncescuandolo
vioporprimeravez,alqueahorasabíaquesellamabaLars.Enaquelmomento,todavíanoestabaacatarrado.Habíadesplegadounagransonrisaylehabíadichoque era de la empresa de reparación de tejados Fox, que su padre, «el señorPete»,leshabíadadopermisoparaentrarenlacasa.Jaydijoqueno.Lars se lo pidió unas cuantas veces más, de maneras distintas. Daba la
impresióndequepensabaque«elseñorPete»estabaenelcolmado,locualerafalso (su padre la había llamado desde la oficina para decirle que la canguroestaba enferma y que había sobras deMongolian Grill en la nevera). Inclusoentonces,JayhabíatenidolaimpresióndequeLarsnoeracomootrosadultosdesuvida.Supusoqueincluso,asuedad,yaeramáslistaqueél.Larsselopidiódeformamenoseducada.Seinclinóhaciaellaynotóquela
bocaleolíaahojassecas.Jaycerrólapuerta.Cuandosevolvió,elqueahoraconocíacomoAshleyestabasentadojuntoala
mesa oval de la cocina. Sus botas habían dejado huellas embarradas en elparquet.La habíamirado como si nada,mientrasmordisqueaba un puñado dechips de plátano de un cuenco de cerámica. Jay seguía sin saber cómo habíaentradoenlacasa.¿Porlaventana,quizá?¿Porelgaraje?Corrióhaciaelsalón,peronollegó.Aquíy ahora, JamieNissen—oJay, tal como la llamabandesdeprimero—
salió a cuatro patas de la jaula de perro, por encima de las mantas y toallasrasposasdebajodelascualessurescatadorasehabíaescondidohacíadoshoras.Lasbarrasmetálicas traqueteabanyemitíanunsonidogangosoasualrededor;esperó queAshley yLars no estuvieran cerca para escucharlo.Estiró lamanohacia la puerta trasera del monovolumen, pensando que estaría cerrada. Larssiempre se había asegurado de cerrar con llave las puertas delmonovolumen,cadavezque...Lamanecillahizoclicentresusdedosensangrentados.Lapuertaseabrióderepente.
Jaysequedóparalizadaacuatropatas,mirandohacialaoscuridad.Milesdecopos de nieve arremolinados. Una ráfaga estremecedora de viento nocturno.Una zona de aparcamiento de un blanco liso e intacto, cristales de nieverutilantes. Resultaba extrañamente apasionante. No había visto tanta nieve entodasuvida.«¿Ahoraqué?»
—¿Ahoraqué,Darbs?Darby no podía respirar ni ver. Tenía la cara cubierta por el plástico tenso,
succionándolacontralosdientesdelanteros.Unasmanosnudosaslerodeabanelcuello,retorcíanlabolsa,leconstreñíanlasvíasrespiratorias.—Chis,chis.Darby se resistió pero Ashley era demasiado fuerte. Le había retorcido las
manos en la espalda en una especie de llave de luchador. Tenía los dosomóplatos casi juntosy lasmanosmuy lejoshacia atrás, sujetas e inservibles.Era como luchar contra el abrazo de una camisa de fuerza. Pataleó, buscandoconlospieslapareddelbañoparahacerpalanca,peronoencontrómásqueunvacío.Lecrujiólacolumnavertebral.—Noteresistas—susurróél—.Estátodobien.Lapresión se le acumulabaenelpecho.Leardían lospulmones,hinchados
contra lascostillas.Sintió suúltimoaliento,ungritomedioahogadoque se leatascóenlagargantacuandolehabíapuestolabolsa,atrapadocontrasurostro,neblinoso y húmedo. El cobre cálido que se le esparcía por lamandíbula. Levolvíaasangrarlanariz.Seresistiódenuevo,retorciéndose,moviéndosesincontrol.Dabapatadasal
aire.Poníalosdedosenformadegarrayrascaba;encontróellazodelcordeldesu chaqueta. Las llaves tintinearon. Pero no había pistola, ningún arma quesujetar.Además,estabaperdiendoenergía.Aquelvapuleohabíasidomásdébilqueelprimero.
«Yaestá»,sedijo.«Voyamoriraquí.»Allímismo,enunosserviciossuciosdelacarreteraestatal7.Alladodelos
inodoroslavadosconlejía,delosespejostallados,delaspuertasdesconchadasydecoradascongrafitisdeloscompartimentos.Allímismo,enaquelinstante,conelsabordeldesinfectantetodavíaenlaboca.—Chitón. —Ashley movió la cabeza, como si mirara por encima de su
hombro—.Yacasiestá.Déjatellevar...DarbygritóensilencioenelinteriordelabolsadeZiploc.Elplásticoformó
unapequeñaburbuja.Luegosuspulmonesinhalaronconunmovimientoreflejo,untragovigorizante,peronoencontraronmásquepresiónnegativayaspiraronapenasunoscentímetrosdeairereutilizado.—Séqueduele.Lo sé.Lo siento.—Labolsa se retorció todavíamás, enel
sentido de las agujas del reloj, y entonces vio la ventana.A través de un ojoamordazado,borrosoporculpadelplásticoturbioylaslágrimas,violapequeñaventanatriangular,acasidosmetrosymediodelsuelo,empolvadadecoposdenieve.Tancerca.Unacercaníaagonizante.Enciertomododeseóqueestuvieramáslejos,alotroladodelbaño,inaccesibleeinalcanzable.Perono,estabajustoahí,ycasipodíaestirarelbrazoytocarla,sinotuvieralasmanosatadas.Pataleó una tercera vez, pero sin coordinación ni fuerza. En esta ocasión
Ashley apenas tuvo que sujetarla. Darby sabía que era la última vez; que eraimposible que hubiera un cuarto asalto. Estaba acabada. Ed y Sandi seencontrabanenelmismoedificio,alotroladodelapared,atresmetros,ajenosalhechodequeestabamuriendoestranguladaamanosdeunasesino.Sintióqueel tiemposedilataba.Unasensacióndereposodensoycómodoseapoderódeella,comounapesadamantadelana.Odiósentirsetanbien.—Ahora descansa.—Ashley le plantó un beso húmedo en la coronilla que
hizocrujir elplástico—.Lohas intentadocon todas tus fuerzas,Darbs.Ahoradescansaunpoco.Quélejanalesonóentoncessuvozrepugnante.Sonabacomosiestuvieraen
otra sala.Hablándole a otra persona.Asfixiando a otra chica paramatarla. Eldolor que sentía en lospulmones se iba apagando.Todas aquellas sensacionesterribleslasteníaotrapersona,noDarbyThorne.Su mente divagaba, desconectada, a la deriva, hacía balance de todos los
temas inconclusos de su vida. Su pintura culminante aún sin pintar. Suspréstamos para Stafford, sin pagar. Su contraseña de Gmail, bloqueada parasiempre.Sucuentabancariacon291dólares.Suhabitacióndelaresidenciadeestudiantes.Supareddecalcosdelápidas.SumadreenelhospitalUtahValley,despertándose de la operación, a punto de enterarse de que su hija había sidoasesinada sin motivo aparente en un área de servicio a trescientos cincuentakilómetrosde...«No.»Seresistió.«No,no,no...»Seaferróaeso,aMayaThorne,decuarentaynueveaños,quelanguidecíaen
laUCI.PorquesiDarbymoríaahí,ahora,enelbaño,nuncallegaríaadisculparsepor todo lo que le había dicho a su madre el día de Acción de Gracias. Lahistoriano sepodríacambiar.Ningunade laspalabrashorriblesque sehabíandicho.Derepentedejóde tenermiedo.Yano.Saboreóalgomuchomásútilqueel
miedo,laira.Estabacolérica.Estabarojadeiraporlainjusticiadelasituación,por loqueAshleyintentabahacerleaellayasufamilia,bramandoconfuerzacontralaoscuridadcircundante.Yalgomás...«Simueroaquí,nadiesalvaráaJay»,comprendió—...¿Darbs?Arqueólaespaldayordenóasuspesadospulmonesquerealizaranunaúltima
tarea:abrirseeinhalarlomásfuerteposible.Hacerleelvacíoalplásticocontrala boca abierta, de forma que estuviera contraído entre sus dientes frontalescomounchicleapenasuncentímetro...Darbymordió.
Noconlafuerzasuficiente.Elplásticoseledeslizófueradelaboca.—¿Cáncerdepáncreas?—LoslabiosdeAshleyserpentearonjuntoasuoreja,
comosilehubieraleídoelpensamiento—.Tumadretiene...Hasdichocáncerdepáncreas,¿verdad?Darby volvió a intentarlo. Succionó la bolsa hasta tensarla abrasándose los
pulmones.Mordió.Nada.—Quécurioso,¿no?—Lafuerzaconlaquelaasía,suvozpodrida—.Estabas
tanseguradequeenterraríasatumadre...yahoraresultaquevaaseralrevés,tontadelculo,porqueellatevaaenterrarati...Darbyvolvióamorderyelplásticoserasgó.Unagujeritodeaireheladosilbóenel interior.Leentrópor lagargantacon
ímpetu,apresión,comosiinhalaraporunapajita.Ashleyhizounapausa.—Oh.Yenmediosegundodeconfusión,suavizólafuerzaconlaquelaagarrabay
las zapatillasdeDarby tocaron el suelo.Nonecesitómásquemedio segundo.Recuperóelequilibrio,seimpulsóenlosazulejosyseabalanzósobreél.Ashleysetambaleóyperdióelequilibrio.Ellaseguíacorriendohaciaatrás,empujándole...—Espera,espera,espera...—dijojadeante.Ellaleembistió,deespaldasparaquechocaracontraunlavamanos.Vértebras
contraporcelana.Elgrifoseabrió.Élgruñóylasoltó.Darbyliberólosbrazos.Finalmente tenía lasmanos libres.Cogió la bolsa húmeda, se la arrancó de lacara y por fin respiró hondo. Un grito invertido, atascado por la sangre, losmocosylaslágrimas.Volvióaverencolor.Aireenlasmejillas.Oxígenoenlasangre.Seapartóde
élconrodillas temblorosasycayóalsueloconunapalmaextendida.Baldosasfrías,salpicadasdesusangre.
Detrásdeella,Ashleysesacóunacosadelbolsillo.Alzóunbrazo...
...eintentódarleungolpeconelcalcetínrellenoenlanuca,trazandounarcoconla piedra como si fuera una bola de helado, preparado para el crujido deporcelanahúmedadelcráneodelachica,peroDarbyyaseestabalevantandoyseapartaba.Elcalcetínlerozóelpelo.Élseabalanzósobreella,desequilibradoporlaoscilación,ylapiedrachocó
contra la pared que tenía a la izquierda y descascarilló un azulejo. Se dio ungolpe en las rodillas y contempló cómo ella se alejaba corriendo por el baño,hacialapequeñaventanatriangular,mientraslabolsadeplásticoaleteabadetrás.«No loconseguirá», sedijoél.Peroenun instanteDarbysaltóalmarcode laventana,sesujetóconlasuñaseimpulsóelcuerpoporlapequeñaaberturacomosifueraunagimnasta.Tobillosarribayfuera.Así,sinmás.Desapareció.DerepenteAshleyGarverseencontrósoloenlosbaños.Sepusoenpiecomo
pudoyestuvoapuntoderesbalarconlabolsadeZiplocensangrentada.Mientrassealisabaelpelohaciaatrásconlapalmadelamano,recobrandoel
aliento, llegóa laconclusióndequedaba igual.HabíaapostadoaLarsalotroladodelaparedtrasera, juntoalasmesasdepicnicapiladas,precisamenteporeso. Su hermano, armado con la leal Beretta Cougar, era su refuerzo. Darbyhabía escapado de su zona de muerte en el baño, sí, pero al hacerloprácticamentesehabía lanzadoa losbrazosdeLarsyahoraseguroqueestabademasiadodébilparapeleardemaneraproductiva...La puerta del baño se abrió de un golpe detrás de él. Se volvió de repente
esperando ver la expresión aturdida deEd, intentando averiguar el porqué deljaleo.Ya teníaun rollopreparado—«He resbalado conel suelohúmedo, creo
que me he golpeado en la cabeza»—, solo que no se encontró con Ed en elumbraldelapuerta.EraLars.Ashleylediounapatadaalabolsadeplástico.—Oh,vengaya.—Mehaparecidoque...eh...necesitabasayuda...—Sí,tenecesitabaahífuera.—Oh...—Ahífuera.—Ashleyseñalóenfurecido—.Fuera,nodentro.Lars abrió unos ojos como platos, que pasaron de su hermano mayor a la
ventanavacía.Sediocuentade loquehabíahecho,de loquehabíapermitidoqueocurriera,ehizounamuecaysesonrojóentrelágrimasempalagosas.—Losiento.Losientomucho,yonoquería...Ashleylediounbesoenloslabios.—Céntrate, hermanito. —Le dio una palmada en la mejilla—. El
aparcamiento.Ahíesadondesehaidocorriendo,ahoramismo.Confió en ser capaz de correr, él también.Notaba un dolor palpitante en la
zona lumbar donde la pelirroja lo había empotrado contra el lavamanos deporcelana. Y mientras se serenaba se dio cuenta de otra cosa: una repentinaligerezaenelbolsilloderechodelosvaqueros.Sullaverohabíadesaparecido.—Y...esazorrasehallevadonuestrasllaves.
Darbyaterrizóconfuerzaen lasmesasdepicnicapiladas.Se lecayeron lasllavesdeAshleyenlanieveperolasrecuperóyselevantócomopudo.La cinta roja de las llaves se le había enganchado en el pulgar durante la
refriega.Depuracasualidad,laverdad.Cuandoleempujócontraellavamanosysehabíasoltado,lacargaútildelasllavestintineanteshabíaidoconella.Ahoralasteníaellaynoél.
Le tintineabanen lapalma.Mediadocenade llavesdistintasyunpendrivenegro.Seguardóelconjuntoenelbolsillomientrasunnuevoplanibatomandoformaensuinterior.«¿Quéhaymejorquecorrerparapedirayuda?»Robarelmonovolumendelossecuestradoresyconducirparapedirayuda.ConJayenelinterior.Unajugadadesesperada.Seguíaenestadodeshock,losdedospegajosospor
el sudor, todavía respiraba a sacudidas. Los pensamientos de pánico seagolpabanensumente.NosabíasielAstropodíallegarmáslejosqueBlueenelapocalipsisnevado,peronopensabadejardeintentarlo.Pisaríaelaceleradorafondo, haría retumbar la tracción en las cuatro ruedas, lo probaría todo.No lequedaban otras opciones. Si permanecía en Wanapani, Ashley y Lars lamatarían.Rodeó el edificio esquivando los ventisqueros y notando el escozor de la
nocheenlagarganta.DejóasuizquierdaalgrupodeNiñosdePesadillamedioenterrados. Siluetas de bronce mordisqueadas en la oscuridad, víctimasmalheridasdeunpitbullcongeladasalahoradelrecreo.Elmástildesnudo,quesemecíabajootraráfagadevientocortante.Enfrente,elaparcamiento.Loscoches.Elmonovolumen.Apenasquincemetrosmás...Lapuertadelanteradelaoficinadeturismoseabrióconunchirridodetrásde
ella.SurgióunrectángulodeluzqueproyectólasombratambaleantedeDarbyen la nieve. Unos pasos crujieron detrás. La puerta se cerró y su sombra sedesvaneció.—No.—LavozdeAshley,firme,comosiriñeraaunperro—.Noledispares.Darbyresbalóysehizouncorteenlarodillaconelhieloescarpado.Siguió
corriendo.Lospasosquelaseguíanlaflanquearon.Unoaladerechayotroalaizquierda.Comolobosquerodeanasupresa.Losreconocióporlarespiración:el jadeo congestionado de Lars a la izquierda, los resuellos controlados de
Ashley a la derecha. Siguió corriendo y se centró en el Astro. Las llaves letintineabanenlamano.—¡Lars!¡Nodispares!—Intentarobarnoselcoche...—¿Quieresunatarjetaamarilla?Darby volvió a resbalar y se enderezó. El bolso le rebotaba en la rodilla.
Ahora estaba a diez pasos del monovolumen de los secuestradores. Veía eldibujodelzorroenellateral,cadavezmáscerca,armadoconesaremachadoranaranja...—Noiráaningúnsitio.Haydemasiadanieve...—¿Ysiloconsigue?—Noloconseguirá.—¿Ysiloconsigue,Ashley?Darbypatinóparallegaralapuertadelconductor,elcorazónlepalpitabaen
lagarganta.Sacudiólanievedelacerraduraconlapalmadelamanoypalpólasllaves del llavero, pero estaba demasiado oscuro para identificar la llave delmonovolumen.Habíaporlomenostreslobastantegruesascomoparaserllavesdecoche.Probólaprimera.Noentró.Probólasegunda.Entró,peronogiraba...—Estáabriendolapuerta...Probóconlatercerallave,laintrodujoenlacerraduraheladayentoncesnotó
algoasuizquierda.Undetallemenor,perototalmentefueradelugar.LapuertatraseradelAstro.Deberíahaberestadocerrada...peroestabamedioabierta,elcristal reflejaba
una guadaña de luz procedente de una lámpara, el borde superior ibaacumulandocoposdenieve.Darbynolahabíadejadoabierta.EraimposiblequeLarsoAshleylahubieranabierto.Soloquedaba...¿Jay?Larsjadeó.—Seha...sehaparado.—Losé.—¿Porquésehaparado?
Cuando los dos pares de pasos estuvieron más cerca, Ashley entendió lasituación.—Oh,mierda.
01.23h
Darbynoloveíabiendesdesuposición.Perosabía loquehabíavistoAshley: la jauladeperroen laqueestabaJay,
serrada con torpeza desde el interior, la puerta trasera del Astro abierta y lashuellasdeunaspisadaspequeñasenlanieveinternándoseenlaoscuridad.AshleysequedóboquiabiertoyanonadadoantesdedirigirlamiradaaDarby.—Siintentaescapar,dispárale.Darby se dio la vuelta, pero Lars ya había rodeado el monovolumen y
apareció detrás de ella blandiendo la pistola corta a la altura de la cintura yapuntándolealvientre.Darbycontuvolarespiración.Volvíaaestarrodeada.—Nome...Nomelocreo.Ashley caminaba de un lado para otro con los dedos clavados en el cuero
cabelludo y Darby se fijó en que tenía tantas entradas como su hermanopequeño,soloquesedejabacrecerlosmechonesparataparloshuecos.No pudo evitar sentir una sombría satisfacción. Le encantaba. A pesar del
engreimientoypostureodeAshleyesanoche,ellahabíaconseguidodesbaratarbuenapartedesuplan.LapequeñaJaybirdandabasuelta.AshleydiounapatadaallateraldelAstroyabollólacarrocería.—Nomepuedocreerestaputamierda...Larsretrocedió.PeroDarbynopudoresistirlatentación.Demasiadaadrenalinabulléndoleen
lasvenas.Hacíaunosminutosseestabaasfixiandoconunabolsadeplásticoyseguíaenfurecidaporello,embargadaporunaenergíacargadadetemeridad.—Oye,Ashley,nosoyexpertaensecuestros,pero¿nofuncionasolosihayun
niñoahídentro?Élsevolvióparamirarla.Darbyseencogiódehombros.—Esmiopinióndeamateur.—Deberías...—Larsalzólapistola—.Deberíasparar...—Y tú deberías tomarte una pastilla mentolada para el aliento. —Darby
volvió a mirar a Ashley, y con una voz temblorosa que iba desenroscándosecomo un hilo añadió—: ¿Estás seguro acerca de ese discursito tuyo? ¿Loshumanosimpotentesquedejanquelosmonstruosgrandesytemerosossesalgancon la suya? Porque me parece que acabo de influir en la trama, cabrón demierda...Ashleyfuehaciaelladandograndeszancadas.Darbyparpadeó,«Oh,cielos,seacabó,soymujermuerta»,yAshleyalzóel
calcetínrellenomientrasseleacercaba,dándolevueltasparaasestarleungolpeque lepartieraelcráneo,peroenelúltimoinstanteéldiounpasoal ladoy lolanzó.Darbyabriólosojos.Habíaapuntadoaunafarola.Aseismetrosdedistancia.Trasunosinstantesde
vuelo, lapiedrahabíagolpeadoelpostedeplenoyhabía rebotadoenelmetalconunclancqueparecióuntrino.Elecoselodevolviódosveces.LamayoríadelosquarterbacksdelaNFLeranincapacesdetalhazaña.—Magia—susurróLars.«Soyunhombremágico,Lars,hermano.»Darby se percató de que llevaban toda la noche jugando con ella.
Manipulándola. Fingiendo ser desconocidos, trabajándose la sala, soltandomentirasflagrantesypistasobtusasparavercómoreaccionaba.Comounratónenunlaberinto.«¿Puedescortaraunachicaporlamitad?»«Sí.Perosoloconsigueselorosilachicasobrevive.»Esasrisasansiosasquellenaronlasalavolvieronaresonarensumente,con
unsonido tanmetálicocomoeldeunmicrófonoqueseacopla.Volvíaa tenermigraña.Ashley se secó la saliva de los labios y se volvió hacia Darby; su aliento
formabavolutasenelairedelamontaña.—Todavíanolohascaptado,Darbs.Nopasanada.Todollega.«¿Quéesloquenohecaptado?»Sintióunescalofríoenfermizo.Teníalaadrenalinaatope,unarrojoalocadoy
estúpido; todo iba desvaneciéndose, apagándose como un débil zumbido.Doscervezas,adivertirsemientrasdureelefecto,quenolleganialpostre.Larsechóunvistazoalinteriordelmonovolumen.—¿Cuántotiempohacequehaescapado?Ashleyseguíacaminandodeunladoaotro.Pensando.El silencio incomodaba a Darby. Como buen showman, era difícil calar a
Ashley, quien se dedicaba a transmitir su violencia en plan telegráfico cuandoquería.Suhermanomenorseguíaapuntándola,obediente,conlapistola,sinqueelcañónletocaralaespalda.Sindejarquelaoscilacióndelarmapermitieraqueellalaagarrara.—¿Cuántotiempohacequehaescapado?—volvióapreguntarLars.Ashleytampocorespondió.Separóconlasmanosenlascaderas,observando
las huellas de Jay en la nieve. Se encaminaban al norte. Lejos del área dedescanso.Haciael terrenoelevado,másalládelpuertodemontaña,a lo largodelcarrildeincorporación.Hacialacarreteraestatal7.LaspalabrasdeAshleyibancociéndoselentamenteenelinteriordeDarby.«Todavíanolohascaptado,Darbs.»«Todollega.»Ajuzgarporlanievequesehabíaacumuladoporencimadelapuertatrasera
del monovolumen, Jay se había liberado y huido hacía unos veinte minutos.Antes de la agresión en el baño, por lo menos. Las huellas de la niña yaempezabanadifuminarseporefectodeloscoposdenievequeibancayendo.—¿Quéeseso?—preguntóLars.
Ashleysearrodillópararecogerunacosa,comounapieldeserpientenegrayarrugada.PeroDarbyloidentificó:lacintaaislanteconlaquehabíanselladolabocadeJay.Lahabíadejadoahítiradaalhuir.Jayhabía tenidolasensatezdeevitar laoficinadeturismoporquesabíaque
AshleyyLarsestabanensuinterior.Oseaquesehabíadirigidoalacarretera,probablementeconlaesperanzadepararalgúnvehículoyllamaralapolicía;lomaloeraquelachiquillanosabíadóndeestaba.Nosabíaqueestabanlejosdelas afueras de Gypsum, mucho más allá de cualquier pueblo mínimamentedestacado,adosmilsetecientosmetrosporencimadelniveldelmar.Nosabíaquehabíaquerecorrermásdediezkilómetroscuestaarribaparallegaralacimay bajar quince para llegar a la gasolinera; que aquel tiempo desapacible yventosopodíapertenecersinproblemasalaAntártida.JayeraunaniñaricadeSanDiego,unatierradepalmerasdeyuca,sandaliase
inviernosconquincegradosdetemperatura.Darbyseestrujóelcerebro,queahora lemartilleabacomosi tuvieraresaca.
¿Qué ropa llevaba Jay cuando estaba dentro de la jaula?Un abrigo fino.UnacamisetarojadePokéBall.Unospantalonesfinos.Singuantes.Ningúntipodeprotecciónparaelfrío.Alfinal,horrorizada,cayóenlacuenta.IgualqueLars.—Vaamorircongeladaahífuera...—Seguiremossushuellas—dijoAshley.—Peroquizáhayarecorridomásdeunkilómetroporlacarretera...—Lallamaremos.—Novendrásinosotroslallamamos.—Tienesrazón.—AshleyasintióendirecciónaDarby—.Perosísilallama
ella.Entonceslosdoshermanosselaquedaronmirando.Durante unos instantes, el viento dejó de soplar y el aparcamiento quedó
sumidoenelsilencio.CuandoDarbysediocuentadeporquéAshleynolahabía
matadotodavíasoloseoíaelsuavetamborileodeloscoposdenievequecaíanasualrededor.—Bueno,puesvamosallá.—Seencogiódehombros—.Supongoqueesonos
sitúaenelmismobando,¿no?NingunodenosotrosquiereencontrarseaJayconlosdedosnegros.Bromas.Paraéltodoeraunabroma.Darbynodijonada.Ashleyencendióunalinternadebolsilloeiluminólashuellasdelaniñacon
un haz de luz led blanco azulado. Los copos de nieve se iluminaron comochispas.Actoseguido,apuntócon la linternaa lacaradeDarby,unbrilloquehizoquelelloraranlosojos.—Venga,llámala.Darbysemirólospiesynotóunsaborácidoenlagarganta.Unaespeciede
ardordeestómagograsientoyrancio,quebullíaconpensamientosterribles.«Nodebería haberle dado la navaja. ¿Y si, por el hecho de haber intervenido, heempeoradolasituación?»«¿YsiacabanmatandoaJaypormiculpa?»LapistoladeLarslepresionóconfuerzacontralacolumna,ungestobrusco
quesignificaba«camina».Sihubieraestadopreparada,sehabríadadolavuelta,lehabríaafanadolapistolaytalvez,solotalvez,sehabríahechoconelcontroldelamisma.Peroesaoportunidadyahabíapasado.—SellamaJamie—dijoLars—.PerollámalaJay.—Venga. Sigue las pisadas y empieza a dar voces. —Ashley iluminó las
huellas con la linterna y luego la miró a ella con expresión sombría—. ¿Notenías tantas ganas de salvarle la vida? Pues bien, Darbs, aquí tienes unaoportunidad.
Laspisadasdelaniñalosllevaronalalargodelcarrildeincorporación,hacialosarcenesdehielosuciodelacarreteraestatal7,antesdevirarmontañaarriba
endirecciónalbosque.Porunaladerarocosadeventisquerosyabetosescasos.Acadapasoquedaba,Darby temíaen silencio llegaral finalde laspisadasyencontraruncuerpecitocaídoconunacamisetarojadePokéBall.Sinembargo,ocurrióalgopeor:lashuellasdeJaysencillamentedesaparecieron,borradasporlanievequearrastrabaelviento.Darbyahuecólasmanosyvolvióagritar.—¡Jay!Yahabíantranscurridotreintaminutos.Teníalavozronca.Ahíarriba,elúnicopuntode referenciaera lacolinadeMelanie,aleste.El
terreno se tornaba más empinado a medida que ascendían. Había rocasredondeadasquesobresalíanentrelanieve,rostrosdegranitovidriadosconhilosde hielo. Allí los árboles se tambaleaban por culpa de las raíces huecas,inclinandosusramasflácidas.Lasramitasquepisabanrestallaban,comohuesospequeñosquesepartíanenlanieve.—JayNissen.—Darbybarríaelterrenoconlalinterna,proyectandosombras
recortadas—.Simeoyes,acércateamivoz.Nohabíarespuesta.Soloelcrujidorígidodelosárboles.—Estásasalvo—añadió—.AshleyyLarsnoestánaquí.Odiabamentir.Pero convencer a Jay de que volviera era la única manera de que la niña
tuvieraalgunaoportunidaddesobrevivir.LatansoloposiblemuerteamanosdeloshermanosGarvereramejorqueunamuerteseguraenunatormentadenievecon temperaturas bajo cero. ¿Verdad? Tenía sentido, pero de todos modos sedespreciabaasímismapormentir.Resultabahumillante.Hacíaquesesintieradesnuda.SesentíacomoelperritoguardiándeAshley,hablandoobedientementeensunombre,aunquetodavíatuvierasangreresecaenlasnarinasporculpadelgolpetazoquelehabíaasestadocontralamesa.Los hermanos la seguían, pero semantenían a cierta distancia, a unos diez
pasosaizquierdayderecha.EnvueltosenlaoscuridadmientrasDarbyllevabalaúnica fuente de iluminación, la linterna de Ashley. Todo dispuesto según los
planes deAshley. Jay no se atrevería amostrarse si veía a sus secuestradoresacechándoladetrásdeDarby,reteniéndolaapuntadepistola.Porlomenos,esaeralaidea.Porelmomentonohabíafuncionado.JamieNissen.Lahijadesaparecidadeuna familiaacaudaladadeSanDiego
conunárboldeNavidadquesealzaba juntoaunmontónderegalossinabrir.AhoraestabaenalgúnlugardelassalvajesRocosas,mientraslasyemasdelosdedos se le ennegrecían por culpa de la congelación, los órganos se le ibanapagando,enterradosporlostorbellinosdenieve,altiempoquelaslágrimassele congelabanen lasmejillasy el frío lehelaba lospárpadosy se los cerraba.Podían haber pasado perfectamente por encima de su cuerpecito, hacía cincominutos,sinnisiquieradarsecuenta.Lamuerte por hipotermia es sosegada, recordó haber leídoDarby en algún
sitio.Alparecer,laincomodidaddelfríopasarápidoyessustituidaporuncálidoaturdimiento.Uno nomuere sino que casi deriva hacia un sueño entumecido,ajeno al terrible daño que sufren las extremidades.Dedos crujientes, ampollasnegrasdecarneulceradaquesenecrosanydebencortarseconuncuchillo...peromentalmenteunoestámuylejos,arropadoconunamanta.Darbyconfióenquefueraverdad.EsperabaqueJaynosufriera.Volvióallamarlaenlaoscuridad.Siguiósinrecibirrespuesta.Asuizquierda,oyóqueLarssusurraba:—¿Cuántotiempomás?Asuderecha:—Elquehagafalta.Sabía que Ashley no tenía un pelo de tonto: estaba haciendo los mismos
cálculos que ella en su interior. Treinta minutos siguiendo las huellas medioenterradas, más veinte minutos de ventaja (por lo menos), implicaban pocasposibilidadesdequehubierasobrevividoenesosbosquesgélidos,ydisminuíanconcadasegundoquepasaba.
Sin muchas ganas, Darby calibró sus propias opciones mientras laamenazabanapuntadepistola.¿Pelear?Recibirundisparo.¿Correr?Recibirundisparoenlaespalda.Seplanteódarmediavueltayapuntarconlalinternaalospistoleros para cegarlos, pero llevabanmediahora rodeadosde esa luz, por loque las pupilasya se les habían acostumbrado.Ese era el primerproblema.Yaunque pudiera cegarlos durante unos pocos segundos, el terreno nevado erademasiadoabruptoparahuirconrapidez,locualeraelsegundoproblema.Lars,asuizquierda,seestabaponiendonervioso.—¿YsihemosmatadoaJay?Asuderecha.—Nolahemosmatado.—¿Ysihamuerto?—Nosotrosnolahemosmatado,hermanito.—Unapausa—.Aunqueellaalo
mejorsí.AquellaspalabrasseclavaronenDarbycomounadagaqueseretorcíaensu
vientre,cuándolorosamenteacertadoestabaAshley.Teníasentido,deunaformamalévola.Siellanohubieraintervenidoesanoche,Jayseguiríaencerradaenlajaula de perro del interior del monovolumen, cautiva pero vivita y coleando.Unos dedos helados le rodearon el estómago y despacio, muy despacio,empezaronaapretar.«¿Porquéhetenidoquemeterme?»«¿Por qué no me he conformado con llamar a la policía mañana por la
mañana?»Intentócentrarseensupropiasupervivencia,ensolucionarelprimerproblema
(laluz)yelsegundo(elterreno),peronopudo.Deseó poder rebobinar esa noche horrible y corregir sus decisiones. Todas
ellas.Todaslasdecisionesquehabíatomado,desdelaprimeravezqueatisbóporesaventanaheladayviolamanodeJaysujetandoelbarrotedelajaula.Deseóhaberse contentado con jugar a los detectives y recabar información. Podríahaberesperadodiscretamentehastalamañanasiguiente,aprovechadosuventaja,ytalvezcuandollegaranlasquitanieves,ycadaunodelosrefugiadosdelárea
de descanso siguiera su camino, podría haber seguido con disimulo elmonovolumen de Ashley y Lars en su Honda. Unos quinientos metros pordetrás, con unamano en el volante y la otra en el iPhone, dando informacióndetalladaa lapolicíaestataldeColoradoparaquepracticarasudetención.AsípodríahabersalvadoaJay.(«Aunquemamáseguiríateniendocáncerdepáncreas.»)Perono.Envezdeeso,DarbyElizabethThorne,unaestudiantedesegundo
cursodeuniversidadconnulaformaciónmilitaroenelcumplimientodelaleyyel orden, había intentado tomar cartas en el asunto. Y ahora ahí estaba,caminandopor losbosquesmientras la apuntabana la espaldaconunapistoladel45,buscandoaunaniñamuerta.Asuderecha,unarisamalsana.—Tengoquereconocer,Darbs,quecomobuenasamaritanatellevaslapalma.
Primero confías en uno de los secuestradores y luego consigues matar a lasecuestrada.Tefelicito.ParaAshleyGarvertodoeraunchiste.Inclusoaquello,enciertomodo.Cielos,cuántoleodiaba.Peroahorasepreguntabasilehabíadicholaverdadenrealidad.Talveztodo
fueraunatramadesecuestrodemanual,talcomoselohabíadescritoAshley,ydespuésdelpagoloshermanosrealmenteteníanlaintencióndedevolveraJayconvidaasufamilia.Selosimaginódejándolaencualquierparadadeautobússoleadaenalgunazonadeinterior.LapequeñaJaybirdparpadeandobajoelsoldeKansastrasdossemanasdeoscuridad,corriendohaciaelprimerdesconocidoquevieraenunbanco,rogándolequellamaraasuspadres...Hasta queDarby intervino, claro está.Y entregó a la niña unanavaja suiza
para permitirle huir a un clima hostil para el que no estaba ni por asomopreparada. Y otro pensamiento ponzoñoso se deslizó en su mente: se sentíaculpablesolodepensarlo,teniendoencuentaloqueyahabíapasado,peroseleclavabacomounaastillaynodesaparecía.«Ahoravanamatarme.»
Darbyestabaconvencidadeello.«AhoraqueJaysehaperdido,ahoraquenonecesitanmivoz.Yahoraque...»
Ahora que no les oía nadie desde el área de descanso, Lars esperaba elpermisoparadispararaDarbyenlanuca,yAshleyporfinhabíaaccedido.Lafrase«Tellevaslapalma»eraelsoplo.Significaba«matar».Se llamaba Código Espía. Desde niños, Ashley había incluido docenas de
mensajes secretos en los diálogos cotidianos. «Qué suerte lamía» significaba«Quédate». «Qué suerte la tuya», significaba «Márchate». «Extra de queso»significaba «Corre como alma que lleva el diablo». «As de picas» significaba«Fingequenonosconocemos».SiLarsnoobedecíaunadeesas indicaciones,recibía una tarjeta amarilla al instante; por eso los dedos de Lars estabanmarcadosporlascicatricespálidasdeerrorespasados.Esanocheyalehabíaidoporlospelosenunaocasión;casiselehabíapasadoporaltoun«asdepicas»eneláreadedescanso.Perosabíaqueestabaporllegar.Notaba la pistola gélida en las manos. La piel adherida al metal. Era una
BerettaCougar,unarmarobustaycortaquesenotababajoelanorakycon laquenunca acababade sentirse cómodo entre lasmanos.Era como sujetar unagominola gigante. La recámara de la Cougar solía alojar una bala de nuevemilímetros, pero esemodelo en concreto era el 8405, por lo quedisparabauncartuchodelcalibre45deunaColtautomática.Mayorpoderderetención,peroun retroceso con más garra y menos balas en el clip (el «cargador» insistíaAshley).Ochodisparos,unodetrásdeotro.ALars le gustaba bastante. Pero en secreto había deseadoposeer laBeretta
92FS, como la icónica pistola que el curtido agenteMaxPayne empuña a dosmanosen su seriede juegospara laXbox.Por supuesto,nunca lo reconoceríaanteAshley.Lapistola se lahabía regaladoél.Nunca jamás secuestionan los
regalosdeAshley,nisuscastigos.Asísonloshermanosmayores:undíaletrajouna gata callejera de la protectora de animales. Una cachorro (de color entrecarey y atigrado) que ronroneaba con fuerza. Lars la llamó Rayitas. Al díasiguiente,AshleyrocióaRayitascongasolinaylaarrojóaunahoguera.«Comotodosloshermanosmayores,yodiyyoquité.»LarsalzóentonceslaBerettaCougar.Apuntaba a la nuca deDarbymientras caminaba (cuantomás cerca,menos
posibilidades de errar el tiro). Las dosmiras nocturnas estaban alineadas: dospuntosdeneónverdedescribíanunalíneaverticalalfinaldesucolumna.Seguíayendounospasospordelantedeellos,barriendo losárbolescon la linternadeAshley, mientras su silueta quedaba perfectamente recortada por la luz quellevaba.Ellanoteníaniidea.Élapretóelgatillo.A su derecha, Ashley se tapó el oído, preparado para el disparo. Y Darby
siguió caminando con pesadez por la nieve hundiéndose hasta la rodilla,apuntandolalinternahaciadelante,ajenaalhechodeestarviviendolosúltimossegundos de su vida, ajena al hecho de que el índice de Lars se enroscabaalrededor del gatillo de la Beretta, aplicando una suave presión, a escasosmilímetrosdeperforarlaconunabaladepistoladelcalibre45...Apagólalinterna.Oscuridad.
Darbyoyólasvocesdesorpresadetrásdeella.—Noveo...—¿Quéhaocurrido?—Haapagadolalinterna...—Dispárale,Lars...Darby corrió como alma que lleva el diablo. Se tambaleaba en la nieve
profunda. Los fuertes jadeos le provocaban escozor en la garganta. Los había
dejadoalosdosaoscuras.Noleshabíacegadoconlaluzleddelalinterna,alaque sus pupilas ya se habían acostumbrado, sino que la había apagado derepente.Sehabíaestadoprotegiendolavistaparaconservarlavisiónnocturna.Aquella era su solución para el primer problema. Con respecto al segundoproblema...LavozdeAshleydetrásdeella,sosegadaperoapremiante.—Damelapistola.—¿Laves?—Damelapistola,hermanito...Incluso colina abajo era como correr con agua hasta la cintura. Dando
bandazospor losventisqueros,esquivandoárboles, tropezando,golpeándose larodilla contra rocas heladas, recuperándose, con los latidos del corazónpalpitándoleenlosoídos,sintiempoparadetenerse,«nopares...».Ashleyalzólavoz:—Yalaveo.—¿Cómoquelaves?«Ha mantenido un ojo cerrado», se percató ella, cada vez más presa del
pánico.«Talcomoleenseñé...»Ashleygritóhaciadondeestabaella:—Graciasporeltruco,Darbs...En esos momentos la apuntaba, adoptando la postura de tirador. Sintió un
hormigueo por culpa de la mira pintada de la pistola como si fuera un láser.Ineludible. Sin ninguna posibilidad de correr más que él.Microsegundos queibanreduciéndosemientrasAshleyapretabaelgatilloyDarbyponíaenprácticasusolucióndesesperadaalsegundoproblema...«¿Quéhaymásrápidoquecorrer?»«Caer.»Selanzócolinaabajo.Elmundoquedóinvertido.Vioun torbellinodecielonegroyramasheladas
mientras caía libremente durante medio segundo y luego un muro de granito
recortadosealzópararecibirla.Ungolpeatronador.Violasestrellas.Perdiólalinterna.Rodóapoyadaenrodillasycodos,salpicandocoposdenievemientrasdabavolteretasyacumulabamorados...—¿Dóndeestá?—Laveo...Diezvolteretasmásabajo,elterrenovolvióaaplanarseyDarbyaterrizódeun
golpetazo,mareada.Sepusoenpiecomopudo.Siguióadelante.Seprecipitópormatorralesespinososconlasmanosextendidas,lasramasserompíancontrasuspalmasylerajabanlapieldesnuda.Entonceselterrenovolvióadescenderyellavolvióacaer...Susvocessonabanmáslejanas.—La...laheperdido.—Ahí,ahí...Ahorasedeslizababocaarriba.Lostroncosdelosabetospasabanzumbando.
Derecha.Izquierda.Derecha.Estavezeraimposibleparar.Labajadacontinuaba,igual que ella, que iba resbalando y deslizándose por los ventisqueros queparecíanrampasylahacíanalcanzarvelocidadesdevértigo.Alzólosbrazosenun intentopor reducir lavelocidad,perochocócontraotrosaliente rocoso.Unnuevo impacto lequitóel airede lospulmonesy lazarandeóde ladocomosifuera una muñeca de trapo. Arriba y abajo dejaron de existir. Su mundo seconvirtióenunaviolentasecadora,uncalidoscopiointerminableyestrepitoso.Luegoacabó.Tardó varios segundos en darse cuenta siquiera que había dejado de rodar.
Había aterrizado boca arriba, le pitaban los tímpanos, una docena de nuevoscardenales le palpitaban en el cuerpo.Daba la impresión de que el tiempo sevolvíaborroso.Duranteunmomentodeensoñaciónestuvoapuntodeperderelconocimiento.Un abeto situado a su izquierda se estremecióde forma curiosa y dejó caer
unabrazadadenievequelasalpicóconesquirlasdemadera.Entoncesoyóunecoprocedentedeloaltodelacolina,comounrestallido,y
comprendió a la perfección qué había sucedido. Se puso en pie con gestotambaleanteysiguiócorriendo.
Ashley parpadeó ante el destello de la boca de la Beretta y apuntó paradispararunasegundavez,perolahabíaperdidoentrelamalezaylasrocasquetachonabanelpaisaje.Demasiadosárbolesdonderesguardarse.Bajólapistola.Elhumoformóvolutasenelaire.—¿Lahasalcanzado?—preguntóLars.—Nocreo.—Seestá...seestáescapando...—No pasa nada. —Él la siguió colina abajo descendiendo con cautela,
buscandopuntos de apoyopara los pies en las rocas cubiertas de nieve—.Lapillaremosabajo.—¿YsivuelvealinterioryselocuentaaEd...?—Hacorridoen ladireccióncontraria.—Ashleyapuntócolinaabajocon la
pistola—. ¿Lo ves? Esa cabrona va hacia el norte. Se está internando en elbosque.—Oh.—Eláreadedescansoeshaciaelotrolado.Haciaelsur.—Vale.—Venga, hermanito. —Se guardó la pistola en el bolsillo del anorak y
extendióambosbrazosparamantenerelequilibrio,pueshabíaapoyadolasbotasenunapiedraresbaladiza.EncontrólalinternadeledclavadaenlanievedondeselehabíacaídoaDarby.Mientraslarecogía,sefijóenunacosaqueestabalejos,algoincongruente:la
sombrablancadelacolinadeMelanie.Elmismopuntodereferenciaorientaldesiempre, envuelto en nubes bajas, pero ahora se cernía por el horizonte de suderecha.Nodesuizquierda.Locualsignificabaqueenrealidadelsurestaba...
—Oh.—Derepentecayóenlacuenta—.Oh,quéhijadeputa.—¿Qué?—Ha...noshadadolavuelta.Correhaciaeledificio...
Darbyyaveíaeláreadedescanso.Comounahogueraenlaoscuridad,acercándoseconcadapasodoloridoque
daba.Elresplandorcálidoyámbardelaúnicaventanadelaoficinadeturismo,loscochesestacionados,elmástilylosNiñosdePesadillamedioenterrados...Detrásdeella,enelbosque,Ashleyaullaba.—¡Daaaarby!Sinelmenorenunciado,sinmostrarlamenoremoción;solosunombre,quele
llegabaconunavozcantarinaychillonadesdeatrás.Lehelabalasangre.Habíaganadoalgodetiempo.Nisiquieradiezminutos,perolobastantepara
robarelAstrodeloshermanos(cuyasllavesseguíanenlapuerta)eintentarhuir.Tenía un cincuenta por ciento de posibilidades de salir del aparcamientototalmentenevadopero,joder,eramejorqueintentarloconsuHondaysindudalamejoropcióndetodalanoche.PensóenlapobreJaymientrascorríaylaidealagolpeócomounaolaquelaarrollara,unenjambredepensamientosterriblesquelaperseguíanylamordíancondientesmalvados...«¿Porquémehemetidoenesto?»Eraincapazderesponder.«Esculpamía...»«Ahorano.»«Oh,cielos,estanochehepropiciadolamuertedeunaniña...»Estaba acercándose al aparcamiento. Pasó junto a un letrero verde cuando
Ashleyvolvióagritarledesdelosárboles,ahoramáscerca;suvozprovistadeunfeotonoadolescente.—Vamosapillarte.ElAstroseencontrabaentoncesaquincemetrosdedistancia.Lanievenoera
tanabundanteenelaparcamiento,porloquerecobrólaenergíaehizounligerosprint. Pasó junto a una forma indeterminada cubierta de nieve barrida por elviento,loqueenunprincipiohabíatomadoporelcochedeAshley.Desdeesenuevo ángulo, atisbó metal verde. Marcas de óxido en vertical. Un grabadoblanco.Bajolacapadenievenohabíauncocheaparcadosinouncontenedordebasura.«Teníaquehabermedadocuenta.Teníaquehabermiradodesdemáscerca...»Siguiócorriendo,levantandomucholospiesmientraselaireleescocíaenla
garganta, leardíanlaspantorrillasy ledolíanlasarticulaciones.SeacercabaalAstrodelossecuestradores.Deseó no haber parado jamás en la dichosa área de descanso. Deseó no
habersemarchado jamás de su pueblo para ir a la universidad el año anterior.«¿PorquénopuedosercomomihermanaDevon?EstátancontentahaciendodecamareraenlaCheesecakeFactorydePovo.Pasalaaspiradoraencasademamácada sábado por lamañana. Lleva tatuado “Fuerza en chino” en el omóplato.¿Porquésoycomosoy?¿Porquésiemprevoya lamíaymedistanciode losdemás?¿Porquéestoyaquí,akilómetrosdedistanciademicasa,corriendoparasalvarelpellejoenunaparcamientoheladodeColoradomientrasmamárecibetratamientoparaelcáncerdepáncreas?»Elmonovolumenestabaahoraanuevemetros.Aseis.Acuatro.—Cuandotepillemos,cabrona,teharésuplicarporlabolsadeZiploc...Llegó a la puerta del conductor del Astro y se frenó con las palmas de la
mano.Unospegotesdenievecayerondelcristalabultado.ElllaverodeAshleyseguía colgado de la cerradura, donde ella misma lo había dejado. Abrió lapuertaylanzóunamiradahaciaeledificiodeWanapani.Podíadarlavueltaalasllaves en el contacto, en ese mismo instante, e intentar escapar. Y quizá loconsiguiera.Quizáno.PeroesosupondríaunacondenaamuerteparaEdySandi.
Seadelantóalosacontecimientosycayóenlacuentadequeloshermanosnotendrían más remedio que matarlos a los dos para conseguir las llaves de lafurgoneta de Sandi, por lo que perseguirían a Darby carretera abajo y lamatarían.«No,nopuedodejaraEdyaSandi.»«Nopuedopermitirquemueranadiemásestanoche.»Vaciló y se sujetó a la puerta paramantener el equilibrio.Tenía las rodillas
flojas; estuvo a punto de desplomarse en el interior. El contacto estaba ahímismo,alalcancedelamano.Elvolanteestabapegajoso,remendadoconcintaaislanteenalgunaszonas.UnmardemigajasdeTacoBellporelsuelo.Elaviónde plástico enminiatura deLars. El interior delmonovolumen seguía estandocalienteyhúmedocomounaexhalación, la tapicería seguíaapestandoa sudorhúmedo,mantasparaperrosyalpisyelvómitodelaniñamuerta.Elcontactoestabaahímismo.No.Lanieveerademasiadoprofunda.Habíavistolacarreteraconsuspropios
ojos.Lacarreteraestatal7estabaenterrada, irreconocible,convertidaenpolvointransitable. Con tracción en las cuatro ruedas o sin ella, el Astro volcaríaenseguida, la dejaría atrapada en el carril de incorporación y entonces loshermanoslaencontraríanyledispararíanporlaventanilla...«¿Ysinoesasí?»«¿Ysiahoramismoestaesmiúnicaposibilidaddeescapar?»Lasllavesletintinearonenlamanoderecha.Cerróelpuñoalrededordeellas.
Queríadeslizarsedesesperadamentealosasientosdelinterior,ponerelmotorenmarcha,ponerlamarcha,intentarconducir,paraprobar...—Daaaarby.—Cadavezmáscerca.«Decide.»Yasílohizo.Cerró la puerta de golpe. Se guardó en el bolsillo las llaves de Ashley y,
mientras loshermanosGarver la seguíandesdealgúnpunto, rodeóelvehículosintiendoqueledolíanloshuesosycorrióhaciaelbrilloanaranjadodelaoficina
de turismo. Tenía que alertar a Ed y a Sandi. Tenía que hacer lo correcto.Escaparían todos juntosdeláreadedescansodeWanapani.Nadiemásmoriríaesanoche.«EdySandi,todavíaospuedosalvar.»Quedaban, como mucho, sesenta segundos antes de que Ashley y Lars la
alcanzaran.Sesentasegundosparaurdirunnuevoplan.Volviólavistahaciaelzorro dibujado, a la remachadora entre sus manos peludas y a ese estúpidoeslogan que ahora sonaba a premonición morbosa: ACABAMOS LO QUE
EMPEZAMOS.
02.16h
Darbysequedóparalizadaenelumbraldelapuerta.Ed murmuraba algo («No hay cobertura desde hace...») y dejó la frase a
mediascuando lavio,amediocaminodeLaColinadelEspresso,Androidenmano.Sandiestabaderodillasjuntoalamesay,alvolverseparamiraraDarby,dejóentreverunapequeñasiluetadetrásdeella.Era...eraJay.«Oh,graciasaDios.»La niña tenía el pelo oscuro salpicado de copos de nieve. Las mejillas
pobladasdeun sarpullido rojo.Estabaenvueltaen laparkaamarilloavispadeSandiyparecíaunaenanaporculpadelasmangas,quelequedabanlargas.Erala primera vez queDarby veía a la niña con luz, fuera de la jaula de perro y,duranteunmomentoestremecedor,loúnicoquedeseófuecubrirladistanciaquelasseparaba,levantaralachiquillaqueapenasconocíayestrecharlaconfuerzaentresusbrazos.«Distelavuelta.»«Oh,graciasaDios,Jay,teperdimoselrastroperodistelavuelta.»Sandiselevantóalzandoelespraydepimientaenelpuñocerradoyconuna
expresiónduraenlamirada.—Noteacerquesniunpaso.Jaylacogiódelamuñeca.—No.Ellamerescató...—Sandi—siseóEd—.PorelamordeDios...LapuertasecerródegolpedetrásdeDarby,locualladevolvióalarealidad.
Intentócalcular...¿Aquédistanciaestabanahoraloshermanos?¿Acienmetros?¿Acincuenta?Respiróconlágrimasenlosojosehizounesfuerzoparahablar.—Vienen.Estánarmadosyestánjustodetrásdemí...Edsabíaaquiénserefería.—¿Estásseguradequevanarmados?—Sí.—Pusoelcerrojo.—¿Conqué?—Tienenunapistola.—¿Lahasvisto?—Créeme,tienenunapistola.—DarbylanzóunamiradaentreEdySandi,y
se dio cuenta de que el cerrojo no servía de nada—.Y no pararán hasta queestemos muertos. Tenemos que coger vuestra furgoneta y marcharnos. Ahoramismo.—¿Ysinospersiguen?—preguntóSandi.—Nopodrán.—DarbyenseñólasllavesdeAshley.Eddejódecaminardeunladoaotrodetrásdeellaycavilóalrespecto.Diola
impresióndequeleagradabalaidea.Darbysediocuentadequeelexveterinarioblandíaunallavedecrucetaenla
mano derecha, media escondida bajo la manga de su Carhartt. Un armacontundente.PasójuntoaDarbymientrassesecabaelsudordelafrente.—Bueno,bueno,Darby,noteseparesdelasllavesdetuHonda.Nopodemos
permitirqueterobenelcocheynossigan...Jayselevantó.—Vamos,pues.ADarbyyalecaíabien.SefijóenunbrazaleteamarilloquebrillabaenlamuñecadeJay.Nolohabía
visto antes en laoscuridadmugrientadelmonovolumende los secuestradores.Parecíadeclínica.Duranteunosinstantessepreguntóquésería...Nohabíatiempoparapreguntar.Todosseagolparonenlapuertadelanteray
Eddescorrióelpestilloconunmovimientorápido.Congregóalgrupo,comounentrenadornomuycontentoconsufunción.—Aladetres,nos...eh...todoscorremoshacialafurgoneta,¿vale?Darbyasintió,ynotóqueelalientoleolíaavodka.—Suenabien.—¿Estánahífuera?Sandiatisbóporlaventanaemborronada.—Yo...todavíanolesveo...—Vale, Sandi, tú llevarás a Jay al asiento delantero y pondrás elmotor en
marcha.Pisaelaceleradorypasadelaprimeraamarchaatrás,delaprimeraamarchaatrás...—Séconducirconnieve,Eddie...—YDara,tútepondrásenlasruedastraserasconmigoparaempujar.—Tratohecho.SeñalóhaciaJayychasqueólosdedos.—Yquealguienlalleve.Sandisecolocóalaniñasobreelhombro,apesardesusprotestas(«No,yo
tambiénpuedocorrer»)yvolvióamirarporlaventana.—Estánapuntodellegar.—No intentes pelear con ellos. Corre con todas tus fuerzas —susurró Ed
apoyándoseenlapuertayempezandoacontar—.Uno.«Correcontodastusfuerzas.»Darbyseencorvócomounacorredoraenlacoladelgrupo,detrásdeSandi,
notando cómo le ardían las pantorrillas cansadas. Sin armas... lo único queharíanseríaenlentecerles.Recordóqueelaparcamientoestabaaquincemetrosdeledificio,porunestrechosenderotrazadosobrelanieve.—Dos.—Edgiróelpomodelapuerta.Ensayó el siguiente minuto en su interior. Calculó que los cuatro podían
recorrerlosquincemetrosenquizá...¿veintesegundos?¿Treinta?Diez segundosmásparameterseatropelladamenteen la furgoneta,paraque
Sandi introdujera como fuera la llave en el contacto.Más tiempo para que laFord empezara a moverse, con dificultad por culpa de la nieve densa. Y esosuponiendo queEd yDarby no tuvieran que empujar.O sacar los neumáticosexcavando.Orascarlasventanillas.Y de todos modos, en algún lugar del fondo de su mente sabía que había
pasadodemasiadotiempo.«AshleyyLarsestabanapenasaunminutodetrásdemí.»«Yahanvuelto.»—Tres.—Edabriólapuerta...Darbylocogiódelamuñeca,duracomoelmetal,yleclavólasuñas.—Para...—¿Quéestáshaciendo?—Para, para, para—dijo ellamientras el pánico le oprimía el pecho—.Ya
estánahí.Sehanescondidodetrásdeloscoches.Nosesperanahífuera...—¿Cómolosabes?—Losé.—VeoaLars—susurróSandidesdelaventana,ahuecandolasmanoscontra
elcristal—.Está...estáagachadoahífuera.Detrásdemifurgo.«Quélistossonesoscabrones.»—Yotambiénloveo—dijoEd.Darbyvolvióacorrerelpestillo.—Queríantendernosunaemboscada.Habría sido un desastre. Los hermanos los habrían abatido a todos a tiros,
pues irían desfilando en fila india por el sendero estrecho sin posibilidad dehuida. Práctica de tiro. Darby sintió un extraño subidón de adrenalina, tanamargocomoel tequila:habríabastadoconunasoladecisiónequivocadaparaqueleshubieranmatado.Sucorazonadaacababadesalvarleslavida.«Lista.Lista.Lista.»—¿Cómolohassabido?—volvióapreguntarleEd.—Es...esloqueyohabríahecho.—Darbyseencogiódehombros—.Ensu
lugar.Jaysonrió.—Mealegrodequenoloestés.—CreoquetambiénveoaAshley—dijoSandi—.Detrásdelmonovolumen.DarbyseimaginóaAshleyGarverahífueraconelfrío,agazapadoenlanieve
conlosojosverdesclavadosenlapuerta.Esperóquesellevaraunadecepción.Esperó que estuviera dándose cuenta, en ese preciso instante, de que surepugnantetrampahabíafracasado,dequesupresalehabíasuperadoenastuciaporterceraocuartavezesanoche.Esperóquellevaralacuenta.Esperóqueelautoproclamado«hombremágico»seestuvieracabreando.Sandientrecerrólosojosparamiraratravésdelcristal.—Nosé...Noséquéestánhaciendo...—Estánvigilandoloscoches—dijoDarby.Las palabras de Ashley resonaron en la mente de Darby, como retazos
recordadosamediasdeunapesadilla.«Cuandotepillemos,cabrona,teharésuplicarporlabolsadeZiploc...»EdestabajuntoalaventanaytiródelhombrodeSandi.—Agáchate.—Yalesveo.Seestánmoviendo...—Apártatedelaputaventana,Sandi.Vanadispararte.DarbysemordióellabioporquesabíaqueEdestabaenlocierto:elcristalera
un punto débil estructural considerable. Bastaba con una bala, o incluso unapiedragrande,ylosdoshermanospodríantreparporelventisqueroydeslizarsealinterior.Darby se colocó en el centro de la sala, iluminada por la luz de los
fluorescentes, y recorrió con la yema de los dedos la superficie rayada de lamesa.Girótrescientossesentagradosconelcuerpotambaleanteparaescudriñarde este a norte, de oeste a sur.Cuatro paredes en unos cimientos de cemento.Una puerta delantera con un pestillo. Una ventana grande. Y dos de menortamaño,encadaunodelosbaños.
«Nosotrostenemoseledificio.»«Peroellostienenloscoches.»—Estamosenunpuntomuerto—susurróDarby.Sandilamiró.—¿Yquépasaráacontinuación?—Harán su jugada —repuso Ed con expresión sombría—. Y nosotros la
nuestra.Cadajugadaseríaunriesgocalculado.Sisalíanalexterior,lesdispararían.Si
loshermanosatacabaneledificio,dejaríanloscochessinvigilar.Siunhermanoatacaba, se arriesgaría a una emboscada cuerpo a cuerpo. Las posibilidades yconsecuencias hacían que aDarby le diera vueltas la cabeza, como al intentaradelantarseaseismovimientosenunapartidadeajedrez.SepercatódequeJaysehabíacolocadoasuladoyquelesujetabalamanga
delasudadera,apretandoeltejidoconlospuñosbiencerrados.—Nocreas aAshley.Sediviertemintiendo.Dirá cualquier cosapara entrar
aquí...—No caeremos en la trampa—replicó Darby, buscando el apoyo de Ed y
Sandiconlamirada.Solo le respondieron con un silencio cansado. Tal vez «punto muerto» no
fueralaexpresiónadecuada,concluyó,inmersaenunatensióncadavezmayor.Talvezfueramásacertadohablarde«asedio».Sediocuenta,además,deotracosa:todoslamirabanaella.Loodiaba.Noteníamaderadelíder.Nuncasehabíasentidocómodasiendoel
centrodeatención,podíadecirsequelehabíaentradounataquedepánicoelañoanteriorcuandoloscamarerosdeRedRobinsehabíanagolpadoalrededordesumesapara cantarle el «cumpleaños feliz».Denuevodeseó fervientementequehubieraotrapersonaen su lugar.Alguienmás listo,másduro,másvaliente, aquientodoelmundopudierarecurrir.Peronoeraelcaso.«Soloestoyyo.»«Ynosotros.»
«Ylosmonstruosquenosrodeanenelexterior.»—YtampocoinsultesnuncaaAshley—advirtióJay—.Al...alcomienzose
comportacomosinopasaranadaperoseloguardaparadespués.Ysevengasileofendes...—Créeme,Jay.Estanocheyahemossuperadolodelasofensas.DarbysevaciólosbolsillosydejóelllaverodeAshley,lasllavesdelHonday
eliPhoneenelmostrador.Actoseguido,desdoblólaservilletamarrónymostróelmensajequeellalehabíaescritoaAshleyyelqueéllehabíaescritoaella:SISELOCUENTAS,LOSMATARÉALOSDOS.Edloleyóyencorvóloshombros.Sandisoltóungritoahogadoysetapólaboca.—Cuando...cuandosedencuentadequenovamoscorriendoalafurgoneta
cambiarándetácticayvendránapornosotros—dijoDarbydirigiéndoseatodos—.No tienen otra opción, porque ahora somos todos testigos y tenemos a surehén.O sea que este edificio va a ser nuestroÁlamo.Durante las siguientescuatrohoras.Sesacóunúltimoobjetodelbolsillo,quecasihabíaolvidado,ylodejóenla
encimera de imitación de granito con un clic exagerado. Era el proyectil delcalibre45deLars,cuyobrillodoradodestellababajolaluzcegadora.Cuandoviolabala,Sandisedejócaerenlasillayenterrólasmejillasrojas
entrelasmanos.—Oh,Diosmío,novamosadurarnicincominutos...Darbyhizocasoomisodeella.—Primerotenemosquebloquearlaventana.—Deacuerdo.—Edseñaló—.Ayúdameadarlelavueltaaesamesa.
Ashleyobservócómoseoscurecíalaventana.Unasiluetaanchasemoviócontraelcristaldesdeelinteriordeledificio,rotó
hacia arriba y redujo el brillo anaranjado a franjas luminosas. Se imaginó elcristalrajándoseporlapresión.—Oh,Darbs.—Escupióenlanieve—.Tequiero.Lars lanzó unamirada hacia él. Estaba agachado en una postura digna del
pistolero más concienzudo junto a la puerta trasera del Ford, con el codoapoyadoenelparachoquesyapuntandoconlaBerettaalapuertadelantera.—No te molestes —dijo Ashley—. No van a salir. Esa mujer acaba de
anticiparsealaemboscada.—¿Cómo?—Acabadehacerloahoramismo.—Selevantóydiounoscuantospasos,hizo
crujirlasvértebrasdoloridas,estirólaspiernaseinhalóelairealpino—.Cielos,¿noesfantástica?Meencanta...Meencantaesapelirroja.Ubicada contra una ladera de abetos, piceas blancas y cumbres rocosas, la
oficinadeturismodeWanapaniparecíaunanuezapuntodesercascada.Habíadejado de nevar; el cielo se había despejado y formaba un vacío prístino.Lasnubesibanclareandoypermitíanverunalunacrecientepálidayunasestrellasdeunbrillointenso.Elmundohabíacambiadoconella,atraídoporlassombrasdelpicahielosqueeralaluzdelaluna.Unalunaquemendigabasangre.Lomásdivertido,comodecostumbre,eradecidircómo.Sehabíacargadoa
docenasdemascotasdeLars:tortugas,peces,dosperros,másgatoscallejerosdelosqueeracapazdecontar;yyafueralejía,balas,fuegooelcliccarnosodeuncuchilloalencontrarelhueso,lamuertenoteníaningúntipodedignidad.Todacriaturavivientemuereconmiedo.Porastutaquefuera,Darbytambiénloaprendería.Ashleyguardósilenciounosinstantes,chupándoseel labioinferior.Alfinal,
sedecidió.—Cambiodeplanes—anunció—.Loharemosdentro.—¿Todosellos?—Sí,hermanito.Todosellos.
—Armas—dijoDarby—.¿Quétenemos?—Elespraydepimienta.—¿Quémás?SandiseñalóhaciaelLaColinadelEspresso.—Merefieroaqueaquíhayunacocinasencilla,peroestácerradaconllave.—Unmomento.—Edcruzólasala—.Voyaprobarmillave.—¿Unallave?¿Dedóndehassacadouna...?Golpeólacerraduraconlallavedecrucetaysedesperdigaronfragmentospor
el suelo.Acto seguido, cogió la persiana de seguridad por el asa y la enrollóhastaeltecho.—LaColinadelEspressoabreparaNavidad.Darbysaltóporencimadelmostradory recibió la fuerzadel impactoen los
tobillos.Buscóporlapartedelantera:cafeteras,unatostadoradebagels,unacajaregistradora, botellas de sirope. A continuación, abrió los cajones, de abajoarriba.Bolsasdecaféengrano,vainilla,lecheenpolvo,cucharastintineantes...—¿Hayalgo?—Nadaútil.Edcomprobóquéteníadetrás.—Tampocohayteléfonofijo.—Tiene que haber alguno. —Darby buscó en la siguiente cajonera y
desenganchó un posit amarillo: RECORDATORIO, POR FAVOR FRIEGA LOS BAÑOS –TODD.—¿Algúncuchillo?—Cucharas ymás cucharas.—Cerró otro cajón con fuerza—.No haymás
quecucharas.—¿Enquéclasedecafeteríanohaycuchillos?—Pues en esta, por lo que parece.—Darby se secó el sudor de los ojos y
volvió la vista atrás, hacia la caja registradora (demasiado pesada), la caja debollería (no era un arma), la tostadora (nada), y las cafeteras que cubrían la
encimera—.Pero...bueno,estascosassirvenaguahirviendo.Quealguienlleneunajarra,porfavor.—¿Comoarma?—preguntóSandi.—No.Paraunputocafé.—Yatenemoscafé.—Estabasiendosarcástica.Uncorreteodetrásdeella.EsperabaqueSandipasaradelante,peroeraJay.La
niñacogiólajarradeKAFÉylacolocóbajoelpitorro.Sepusodepuntillasparaapretarelbotón.Lamáquinaemitióungruñido.—Gracias,Jay.—Denada.Sandiseguíaen lapartedelanterade lasala.Atisbabaelexteriorderodillas
porunhuecodediezcentímetrosquequedabaentralamesavolcadayelmarcodelaventana.—AshleyyLarshanvueltoamoverse—anunció—.Están...ahoraestánjunto
asumonovolumen.—¿Haciendoqué?—Noloveo.—Manténlacabezagacha—lerecordóEd.—Deacuerdo.Darbyabrióelúltimocajónsituadobajolacajaregistradorayencontróalgo
quetintineabaenelfondojuntoconunosbolisyelrollodepapeldelostíquets:unallaveplateada.Lacogióydespegóotroposit:NODUPLICAR–TODD.«Elcuartodemantenimiento»,recordó.Corrióhaciaél,introdujolallaveygiróelpomo.—Porfavor,porfavor,Dios,quehayaunteléfonofijoaquídentro...Oscuridadenelinterior.Encendióuninterruptordelaluzyseencontróenun
cuarto de mantenimiento, de metro y medio por metro y medio, con unosestantestorcidosyexpositoresconcajasdecartónabombadas.Elolorcargantea
moho. Un cubo con fregona en un rincón, lleno de agua gris. Y un botiquínblancoenelestantesuperior,cubiertodepolvo.Y,asuizquierda,atornilladoalapared...unteléfonofijodecolorbeige.—¡Oh,graciasaDios...!Cogió el auricular de plástico y se lo pegó a la oreja... No había tono de
llamada. Probó varios botones. Lo zarandeó. Comprobó el cable en espiral.Nada.—¿Hahabidosuerte?—preguntóEd.Sefijóenotropositquehabíaenlapared:LAFIBRAHAVUELTOACAER–TODD.
Colgóelteléfonodeungolpetazo.—EstoyempezandoaodiaraTodd.—Lajarradeaguacalienteyaestállena—anuncióJay.Darby salió del cuartomarcha atrás y estuvo a punto de chocar contra Ed.
Cogiólajarradedebajodelabandejadegoteo.—Gracias,Jay.Ahorallenaotra,porfavor.—Vale.Entoncesllevólajarrarebosantealapuertadelanteradelaoficinadeturismo;
notaba el vapor en la palma. El agua estaba lo bastante caliente como paraquemarlapielytalvezcegaraunatacanteduranteciertotiempo.Perotambiénseenfriabaconrapidez.Enunosminutosnoseríamásqueunajarrainofensivadeaguatemplada.Estaba amedio camino cuando se fijó en una cosa... una servilletamarrón
embutidabajoelasaplateadadelajarra.Suservilleta.Se paró y la desdobló. En un lado, su REÚNETE CONMIGO EN EL BAÑO y la
respuestadeAshley,queprobablementefuerafalsa:TENGONOVIA.Enelotro: SISELOCUENTAS,LOSMATOALOSDOS.Yporúltimo,debajo,conlacaligrafíatípicadelosniños,encontróelmensajedeJayparaella.
NOTEFÍESDEELLOS.«¿Qué?»
Alzó la vista. Jay llenaba la segunda jarra, apretaba el botón rojo y laobservabaconexpresiónexpectante.—Quenomefíe...¿dequién?—susurróDarby.«¿EdySandi?»Jaynorespondió.Selimitóaasentirconmovimientosbreves.Gesticulabacon
disimuloparaquenolavieranlosotrosdosadultosdelasala.Darbyestuvoapuntodepreguntarenvozalta,peronopodía.«¿Porqué?¿PorquénopodemosconfiarenEdy...?»Sesobresaltócuandounamanolasujetóconbrusquedadporlaclavícula.—Tres entradas, o sea que hay tres posibles vías de ataque para Beavis y
Butthead—refunfuñóEd,contandoconlosdedos—.Puertadelantera.—Cerradaconcerrojo—dijoDarby.—Ventanadelantera.—Conbarricada.—¿Ventanasdelbaño?—Haydos.Yorompíunahaceunashorasparaentrardesde fuera.—Darby
dejócaerloshombrosenseñaldedesánimo—.Esoesloquemepreocupa.Noestabasolopreocupada;ahoraestabaconvencidadequeeralaprimeravía
de entrada que Ashley y Lars probarían. Las mesas de picnic apiladas en elexterior formabanunaescalerahacia laventanadelbañodehombres.EraotradebilidadestructuralyAshleyeraperfectamenteconscientedesuexistencia.EsanocheyahabíasalvadoaDarbyendosocasiones.Ed seguía planteándoselo y, de nuevo, Darby notó ese olor en su aliento:
vodkaoquizáginebra.«Porfavor—pensó—.Porfavor,noestésborracho.»—¿Cabenporella?—preguntóél.—Lointentarán.—Notenemosgrancosaparabloquearla...—Alomejor...—Darbycavilóalver la llavedecrucetaen lamanodeEd.
RecordóelespraydepimientadeSandi,máslasjarrasdeaguahirviendo.Salió
disparadahacia losbaños,mientras las ideas se agolpabanen sumente—.Talvezpodamosaprovecharnosdeello.—¿Cómo?Abrió la puerta con un codo y señaló la larga estancia, más allá de los
compartimentosverdes,hacialaventanatriangularvacíadelapareddelfondo.—Ashley y Lars tendrán que trepar e intentar pasar, de uno en uno, para
entrar.Nopuedenhacerloconlospiespordelante.Tienenqueentrardecabezaparapodercubrirlasalaconlapistolayluegotendránquedarselavueltaycaerdepie.Edlaobservóimpresionado.—¿Túhastrepadoporahí?—Miplaneselsiguiente.Unodenosotros....Darbysecallóyrecordósuconversaciónenesemismobaño,bajolasmismas
luceszumbantes,conAshleyenpersona.HacíadoshorashabíandiscutidoquiénseríalaPersonaA(elatacante)yquiénseríalaPersonaB(elrefuerzo).«Apartirdeahora,estanoche,soylaPersonaA»,decidióconteniendoelaliento.«Seacabaronlasexcusas.»—¿Dara?—Me pegaré contra la pared —continuó ella, señalando el compartimento
másalejado—.Ahí,eneserincón,ynomeveráncuandotrepenparaentrar,y...Edsonrió.—Podemosrociarleconespraydepimienta.—Ycogerlelapistola.«Ymatarlosalosdos.»Los hermanos iban armados y eran físicamente más fuertes, por lo que
permitirqueunooambosentraranresultaríafatal.Peroaquellaventanaerauncuello de botella natural y sería su única vía de entrada realista, a no ser queconsiguieran reventar la cerradurao entrarpor laventanabloqueada.Además,DarbysabíaquesiAshleyentrabaelprimeroconlapistola,ellateníaalgunaqueotraposibilidaddeaturdirloconelespraydepimientaoconelaguahirviendo.
Si conseguía arrebatarle la pistola del 45, la situación cambiaría de formadrástica.Edabriólapuertadelcompartimento.—Yovigilarélaventana.—No,yalohagoyo.—Dara,deberíaseryo...—Hedichoque loharéyo—espetóella—.Soy laúnicaquees lobastante
pequeñaparaesconderseahí.Ysoyquienempezótodoesto.«YnuncavolveréaserlaPersonaB.»«Mientrasviva.»Había esperado más resistencia pero Ed se limitó a mirarla con ojos bien
abiertos.Habíaestadotambiénapuntodecorregircómolallamaba,deunavezportodas,perosecontuvo.Joder,paraesanoche,Darayaseparecíabastanteasu nombre. Y agradeció no tener que mencionar el alcohol que destilaba sualiento.«¿Acaso...acasoporesoJaynosefía?»Edhizounapausa.—¿AsíquetúencontrasteaJay?—Sí.Laayudéaliberarse.—¿Yelloshanestadoviajandoconella?¿Estabaaparcadaahífuera,delante
denuestrasnaricesmientrasyojugabaaPescaconesecerdo?—Sí.—Diosmío.Eres...¿Sabesqueeresunaheroína,Dara?—Todavía no.—Darby hizo unamueca, bajó lamirada al suelo intentando
combatirunescalofríoenfermizo.Conelpasodelashoras,habíallegadoaodiaresapalabra—.Niporasomo.Nosipormiculpaosmatanatiyatuprima...—Esonopasará—dijoEd—.Eh,mírame.Darbylomiróaregañadientes.—Unaspalabrassabiasparati—dijo—.¿Sabesloprimeroquetedicenenel
centro de rehabilitación deClairmont? ¿Cuando cruzas esa puerta por primeravezyregistrastuspertenenciasyfirmastodoslosimpresosytesientas?Darbynegóconlacabeza.—Yotampoco.—Edsonrió—.Perotelocontaré,¿vale?Darbyseechóareír.No hizo que se sintiera mejor. Pero fingió que sí, como si una charla
apresuradayaleccionadoraenunbañofuera loúnicoquenecesitaba.Sonrióypermitióquelacicatrizselematerializaraenlaceja.—Esperoquecumplastupalabra,Ed.—Yquelojures.Mientrasregresabaalvestíbulo,notóunbultoenelbolsilloderecho,elllavero
deAshley.Losacóyloinspeccionódesplegandolasllavesenlapalma.UnlápizUSB negro. La llave de un trastero de alquiler llamado Sentry Storage y, porúltimo,lallavemásimportante,ladelChevroletAstrodelsecuestrador.Acto seguido, cerró el puño alrededor de las llaves y, antes de poder
replanteárselo,laslanzóporlaventana.Emitieronungolpesuavealaterrizarenelexterior.«Consideradlounaofrendadepaz.»Una oportunidad para que Ashley y Lars evitaran problemas mayores,
cogieran el monovolumen e intentaran huir antes del amanecer. Antes de lallegada de las quitanieves. Antes de que llegara la policía con las armasdesenfundadas.«Cogedlasllaves,»teníaganasdegritar.«Nohacefaltaquemueranadieestanoche.»«Porfavor,cogelasllaves,Ashley,yquecadaunosigasucamino.»Fueunahermosafantasía.Pero,dealgunamanera,imaginóquenoeraposible
que aquella situación acabara sin derramamiento de sangre. Los hermanosGarver tenían demasiado en juego como para marcharse sin más. Ya habíaestadosentadafrenteaAshleyesanoche,lehabíamiradoalosojosyvistouna
claridaddespiadadaenellos.Comolaluzquesereflejaatravésdeunajoya.Unjovenqueveíaalaspersonascomountrozodecarne.Nadamás.Ylahorabrujaseacercaba.Lahoradelamaldad,delosentesdemoníacos,de
seresquesearrastranyvivenen laoscuridad.Erasuperstición,peroDarbyseestremeciómientrasescribíaelborradordeotromensaje.
Hola,mamá.Siencuentrasestemensajeenmimóvil...
Vaciló.
...quieroquesepasquenodejédepelear.Nomerendí.Nosoyunavíctima.Decidí implicarme.Losientoperonoteníaotraopción.Quieroquesepasquesiempretehequerido,mamá,ypaseloquepasesiempreserétuhijita.Yqueestanochehemuertoluchandoparasalvaralahijitadeotrospadres.Tequiere,Darby.
02.56h
Decaminoalvestíbulo,doblóelmensajecrípticoqueJayhabíaescritoenlaservilleta,NOTEFÍESDEELLOS,yseloguardóenelbolsillotrasero.«¿Por qué?» Se preguntó mientras notaba un vacío cada vez mayor y más
dolorosoenelestómago.«¿PorquénodeberíafiarmedeEdySandi?»Teníaganasdepreguntarlealaniña,peroEdestabademasiadocerca.—Jay,¿esoscabronesmencionaronadóndeiban?—preguntóél—.Merefiero
aantesdequedarseatrapadosenelpuertodemontaña.—No.—Jaynegóconlacabeza—.Estánaquíapropósito.—¿Cómo?—Buscabanestaáreadedescanso.Hoymirabanmapasen lacarretera,para
versilaencontraban...—¿Porqué?—Nolosé—reconociólaniña—.Soloséquequeríanveniraquí.«Estanoche»,pensóDarby,mientrasserecogíaelpeloenunacoladecaballo.
Otrapiezasueltadelrompecabezas.Otrofragmentosinresolver.Tenía dolor de barriga. No alcanzaba a imaginar por qué Ashley y Lars
querríanquedarseatrapadosahíarribaconsurehén,adosmilsetecientosmetrosdealtura,entreunpuñadodeviajeros.Anoserquetuvieranpensadomatarnosatodosdesdeunbuencomienzo.Los
hermanoshomicidasviajabanconunapistola,unbidóndegasolinayunabotelladelejía.TalvezAshleytuvieraalgomalvadoenmente.Mientrasseloplanteaba,EdpreguntóaJayunacosaquelellamólaatención.—¿Cogierontusmedicinas?¿Cuandotesecuestraron?
Darbyaguzóeloído.—¿Medicinas?Jayhizounamueca.—¿Misinyecciones?—Sí.Medicinas,inyecciones,chutes.Comolellamentuspadres.—Creoqueno.—Bueno.—Edsuspiróyseechóelpeloralohaciaatrás—.Entonces,dime,
Jay.¿Cuánto...cuántotiempollevassintomarlas?—Meguardounaenelbolsilloparalasemergencias.Peroyalatomé.Hace...
—Contóconlosdedos—.Tres...no,cuatrodías.Edexhalócomosilehubieranpropinadounpuñetazoenelvientre.—Uf,vaya...—Losiento.—No,noesculpatuya.DarbycogióaEdporelhombro.—¿Dequévaesto?—Por lo que parece, tieneAddison.—Ed bajó la voz y señaló el brazalete
amarillo de Jay—. La enfermedad de Addison. Es una insuficiencia adrenal,relacionada con las glándulas endocrinas, que no producen suficiente cortisolpara que funcione el organismo. La padece una de cada... aproximadamentecuarentamilpersonas.Exigemedicacióndiariaoelniveldeglucosaensangredesciendey...—Secalló.Darby tocó la muñeca de Jay y leyó el brazalete: ENFERMEDAD DE
ADDISON/NECESITAESTEROIDES.Lediolavueltaconlaesperanzadeencontrarmásdetalles, como instrucciones de dosificación, el número de teléfono de algúnmédicoountratamientodeemergenciarecomendado,peronohabíanadamás.Esoeratodo.Cincopalabras.«Necesitaesteroides.»—Entonces¿qué?—preguntóDarby—.¿Ashleynosabíacómomedicarla?—La han estado medicando mal, creo. Probablemente esos capullos lo
buscaranenGoogle,entraronarobarenunafarmaciaycogieronloprimeroquepillaron que tuviera el nombre de «esteroide». Lo único que han hecho esempeorarla...—Pensabaquehabíasdichoqueerasveterinario.—Asíes.—Edesbozóunasonrisaforzada—.Losperrostambiénpadecenla
enfermedaddeAddison.RecordóeloloracredelvómitoenelmonovolumendeLars.Lostembloresde
Jay,elagotamiento,lapalidezdesupiel.Aquelloloexplicabatodo.YentoncesDarby se planteó: si te recetan una inyección diaria de esteroides, ¿hasta quépuntoesgravequetesaltescuatro?SelopreguntóaEdmoviendoloslabios:«¿Grave?».Éllerespondiósinemitirningúnsonido:«Luego».—Ashley y Lars siguen junto al monovolumen —informó Sandi desde la
ventana—.Están...estánhaciendoalgo.Peronosédecirqué...—Preparándose para atacarnos —dijo Darby. No hacía falta suavizar la
situación.Paseódeunladoaotrodelasala,haciendouninventariodesuarsenal.Dos
jarrasdeaguacaliente.ElespraydepimientadeSandi.La llavedecrucetadeEd.Era un plan de batalla precipitado, pero tenía sentido. Cuando llegara el
momentodelataque,SandicontrolaríalapuertadelanteracerradaylabarricadaconJayeiríadiciendoavozengritolosmovimientosdelosagresores.Darbyvigilaríalaventanadelbañodehombres.Siloshermanosintentabanentrarporahí, tal como ella preveía, atacaría por sorpresa a Lars o a Ashley desde elángulomuertovertiéndolesaguahirviendoencima.YEd,consullave,rondaríaportodalaoficinadeturismoyacudiríaalládondeselenecesitara.—¿Qué...? —Sandi limpió su aliento del cristal y miró al exterior
entrecerrandolosojos—.Yahanpasadodiezminutos.¿Porquénohanintentadoentrartodavía?—Parajugarconnosotros—aventuróDarby—.Paraponernosnerviosos.
—Puesfunciona.En el silencio creciente empezaron a pitarle los oídos. Notaba una presión
mayorenelambiente.Lasvigasdel techoparecíanmásbajas.Elsueloestabadesnudo,salpicadodeservilletassueltasymarcasdelafregona.Enciertomodo,elhechodemoverlamesahabíaocasionadoquelasalaparecieramáspequeña.El ambiente estaba cargado, compuesto por dióxido de carbono reciclado ysudor.Darbyseguíaesperandoquealguienhicieraunabromapararebajarlatensión.Nadielahizo.En el largo trayecto en coche desde Boulder, los tramos silenciosos entre
cancioneslehabíanresultadodetestablesporqueeraentoncescuandosumentesedisparaba.Recordandoimproperiosquelehabíalanzadoasumadre.Nuevosdolores.Nuevosreproches.Deprontoreflexionósobrelarespuestaquelehabíadado Ed cuando le había preguntado hasta qué punto era grave que Jay sehubierasaltadolascuatroúltimasinyecciones.Nohabíavocalizado«daigual».No,sediocuenta,desolada,dequehabíadichootracosa.Habíadicho«mortal».JaymoriríaesanochesihubieraseguidoalcuidadodeAshleyyLars.Aunque
nohubieraplaneadomatarla,noteníanniideadecómotrataresaenfermedad.Yseleestabaagotandoeltiempo.Pero la verdad era que tenía todo el sentido del mundo que los hermanos
Garverresultaranserunossecuestradoresdelomásineptos,conconsecuenciasfatales.SibienAshley teníaunavenacrueldeunkilómetrode largo,quedabaclaro que no era lo bastante metódico para dirigir una operación de rescate.Improvisabademasiadoyjugabaconsusvíctimas.¿YLars?Noeramásqueunniñoadultoconpatillas,conunapsiqueblandaysubdesarrollada.Esosdoscríosgrandotes no estaban preparados para la complejidad y el alcance de lo queintentabanconseguir.Noestabannidelejoscapacitadosparahacerlo.Nimuchomenos.En el aparcamiento oscuro de un Walmart hacía muchos años, mientras
observaba a un adicto al crack con el pelo cortado al rape que forzaba lacerraduradelSubarudesdelaseguridaddelaslucesdelaseccióndeJardinería,recordó que su madre la sujetó por el hombro y le dijo: «No temas a losprofesionales,Darby.Losprofesionalessabenloquesellevanentremanosylohacendeformalimpia».«Aquieneshayquetemeresalosaficionados.»—Están... —Sandi ahuecó las manos contra la ventana—. Bueno. Ashley
acabadesacaralgodelmonovolumen.Una...cajanaranja.EdsearrodillóanteJay.—Cuandovengan, tevasaponerdetrásdelmostrador.Cerrarás losojos.Y,
paseloquepase,nosalgas,¿entendido?Laniñaasintió.—Vale.PorencimadelacabezadeJay,DarbyhablóconEdmoviendoloslabios:—¿Cómolatratamos?—Pues...pues la llevamosaunhospital.Es loúnicoquepodemoshacer—
susurró él acercándose aDarby—. Solo he tratado a perros y aun así solo hevistounospocoscasos.Loúnicoqueséesqueahorasucuerpohaentradoenfase de shock. Su organismo no segrega adrenalina, se llama «crisis deAddison»,asíquesilasituaciónsevuelvepeligrosaointensa,esposiblequesucuerpo desencadene un ataque, se quede en coma o algo peor. Tenemos quecontrolarsuniveldeestrés.Ymantenersuentornolomástranquiloypacíficoposible....Sandisoltóungritoahogadodesdelaventana.—Ashleytiene...Oh,cielos,¿esunaremachadora?—Sí—dijoDarbyvolviéndosehaciaEd—.Noseráfácil.
Ashley introdujo una batería en la remachadora Paslode IMCT sin cables yesperóaquelalucecitaverdeparpadeara.
Enlaépocadesupadre(losañosdoradosdeFordContracting)senecesitabaun compresor de aire y varios metros de manguera de caucho para accionarcualquierremachadora.Ahorabastabaconbateríasycélulasdecombustible,conlocualpodíallevarseenelbolsillo.El modelo de Ashley era brillante, de un color naranja típico de Barrio
Sésamo.Ocho kilos. La calcomanía de Paslode ya estaba gastada. Los clavossalían de un cartucho cilíndrico que a Ashley siempre le había recordado altambordelametralletadeJohnDillinger.LalongituddelosclavossemedíaenpenniesenEstadosUnidosporalgunaantiguacostumbrequeseremontabaalaEdad Media, y esos eran de dieciséis pennies, más o menos unos nuevecentímetros.Estabandiseñadosparaatravesarmaderasde2×4.Podíanpenetraren la carne humana desde una distancia de tresmetros y, desde una distanciamayor,seguíansiendoesquirlasdemetalbrutalquegirabanysilbabanenelaireaunavelocidaddedoscientossetentaycincometrosporsegundo.Noestabamal,¿no?Por mucho que Ashley hubiera fracasado estrepitosamente en la gestión
cotidianadeFoxContracting,estabacontentísimoconlosjuguetitosquelehabíaproporcionado.Por suerte, supadre estabademasiadoocupadoolvidándosedesu propio nombre y cagando en una bolsa como para ver en qué se habíaconvertido el legado familiar bajo la gestión deAshley. Los dos especialistashabíansidodespedidossincontemplaciones,eldominiowebhabíacaducado,elteléfonotodavíasonabadevezencuando,perosaltabaelbuzóndevoz.Aveces,conducir el monovolumen de Fox Contracting con el personaje de dibujosanimadoslehacíasentircomositransportaraungrancadáver;elcaparazónsecoquealbergabalossueñosyeltrabajodurodesupadre.Resulta que cuando se produjo la caída de Wall Street, los federales
intervinieronyasumieronlaspérdidasconeldinerodelosdemás.Perocuandocae una empresa familiar, en fin... tienes que sacarte tú solito las castañas delfuego.AsífuncionaEstadosUnidos.AshleylevantólaremachadoraPaslode,palmeólabocaconlamanoizquierda
ydesactivóelseguroconunempujón.Luegoapretóelgatillo...BUM.Unclavodedieciséispennies atravesóelneumáticodelanterodelHondade
Darby.Elcauchonegrosedesinflóemitiendounsilbido.Larsobservaba.Ashley le dio una patada al neumático y notó lo blando que estaba. Acto
seguido,seinclinóydisparóotroBUMalneumáticotraserodelHonda.—No te pongas nervioso, hermanito. Saldremos de esta.—Ashley rodeó el
cocheyperforólosdemásneumáticosmientrashablaba.BUM.BUM—.UnpocodetrabajosucioestanocheyluegoiremosaveratíoKenny,¿vale?—Vale.Bajólavoz,comosicompartieraunsecretopeligroso.—Yalgomásqueolvidémencionar.¿TeacuerdasdelaXboxOne?—¿Sí?—TieneelnuevoGearsofWar.—Vale.—La sonrisa de Lars se solidificó y Ashley sintió una punzada de
compasiónporsuhermanopequeño.Noestabahechoparaesascosas,peronoera culpa suya. ¿Cómo iba a serlo? No era el responsable de que su madreengullera dos viñedos al día estando embarazada. El pobre Lars había estadoincapacitado genéticamente antes incluso de respirar por primera vez. Unacabronadadelasgordas.Comprobó rápidamente la luz de la Paslode; seguía estando verde. El frío
afectabanegativamentealasbateríasysoloteníados.LoúltimoquequeríaeraquelaremachadorasequedarasinbateríacuandolapresionaracontralasiendeDarby.Menudobochorno.Conrespectoalapotenciadefuego,laBerettaCougardelcalibre45deLars
erasumayorbaza,puesunonoseplanteasalirvictoriosoenuntiroteoconunaremachadorasincables.Ynecesitaríaunoscuantosclavosdenuevecentímetrospara abatir con total seguridad a alguien. Y lo que es peor, los proyectilesdifícilmente penetran en algo que estémás allá de tresmetros. Pero aAshley
Garverleencantabalaremachadora,talvez,portodoaquelloquelaconvertíaenunarmamuypocoprácticaparamataraunapersona.Leencantabaporqueerapesada,aparatosa,imprecisa,espantosayhorripilante.Todoslosartistasseexpresanatravésdesusinstrumentos,¿verdad?PueseseeraeldeAshley.—Venga, hermanito. —Le señaló con la remachadora—. Pon cara de
guerrero.El cartucho del cilindro de la Paslode albergaba treinta y cinco clavos de
nueve centímetros, dispuestos en pequeña hileras de cinco clavos. Habíadisparadocuatro.Seguíateniendomásquesuficienteparaconvertiraunhumanoenunpuercoespíngritón.Asu lado,Larsdeslizó lacorrederade laBeretta talcomolehabíanenseñado,comprobandodiligentementesihabíaunabalaen larecámara.—Gears ofWar 4, ¿verdad?—preguntómientras caminaban—. ¿No el del
añopasado?—Esohedicho.—Vale.—YnoteatrevasadispararleaDarby—lerecordóAshley—.Esmía.
—Yavienen.—Losé.—Ahoratienenunaremachadora...—Losé,Sandi.Jay se llevó las manos a las sienes como si quisiera ahuyentar el dolor de
cabeza,altiempoquesemecíacontralaspatasdelamesavolcada.—Porfavor,porfavor,nodiscutáis...—Ed,vanamatarnos...Laapuntóconlallavedecruceta.—Cállate.
Darby cogió a la niña por los hombros y la apartó, lejos de la ventanabloqueada,haciaelcentrodelvestíbulodeWanapani.Todo estrés o trauma podría desencadenar un ataque. «Es literalmente una
cuestióndevidaomuerte.Tengoqueconseguirqueestétranquila.»¿Acaso era posible esa noche? Intentó recordar las palabras exactas queEd
habíaempleado,«¿UnacrisisdeAddison?»,yseagachóalladodeJay.—Eh,Jay,mírame.Ellalamiróconlosojosrepletosdelágrimas.—Jaybird,todoirábien.—No,noesverdad...—Noteharándaño—dijoDarby—.Teloprometo,nolesdejaré.Ladiscusiónseintensificójuntoalapuerta.—Ed,vanaentrar...—Puesentonceslucharemos.—Estásborracho.Siintentamoslucharcontraellos,moriremos.—Lavozde
Sandieracomounpetardeo—.Yomoriré,túmorirásyellamorirá...—Seequivoca.—DarbyalejóaJaytodavíamás,detrásdelmostradordecafé.
Diounapalmadaa laspiedrascompactas;eran lobastantesólidaspararepelerunabala—.PeroquédatedetrásdelmostradorcomohadichoEd,¿vale?Porsiacaso.—Amínomeharándaño—susurróJay—.Atisí.—Notepreocupespormí.—Recordóelmensajesobrecogedorescritoenla
servilleta y se le acercó más. Habló en un susurro para que los demás no laoyeran—.Perodime.¿PorquénoquieresqueconfíeenEdySandi?Jayparecíaazorada.—Yo...no,noesnada.—¿Porqué,Jay?—Meequivoqué.Noesnada.—Cuéntame.LadiscusióndeEdySandi junto a la puerta delantera alcanzóunvolumen
atronador.Edblandíalallavecontrasuprimacomosifueraunarmayhablabaconvozexaltada:—Sicooperamos,nosmatarándetodosmodos.Elladespreciósuspalabras.—Esnuestraúnicaposibilidad...—Pensé...—Jayvaciló,yseñalóporencimadelmostradorhaciaSandi,antes
deresponder—:Alcomienzopenséquereconocíaalaseñora.Porqueesclavadaaunadelasconductorasdemiautobús.«ConlolejosqueestáSanDiego.»Darbysequedóparalizada.—Peroesoesimposible—dijoJay—.¿Verdad?Darbynoteníarespuesta.¿Quéposibilidadeshabíadequefueracierto?¿Qué
posibilidadesexistíandequeotrosdosviajeroshubieranvenidodesdelamismaciudaddelacostaOestequelaniñasecuestrada,deentretodaslasciudades?¿Ydequeestuvieranallí,acientosdekilómetroshaciaelinterior,atrapadosenunáreadedescansoremotadelacarreteraenlasmontañasRocosas?Tuvolaimpresióndequelasalasequedabasinoxígeno.«SanDiego.»—Pero...peronoesella—seapresuróaañadirJay,sujetándoselamuñeca—.
Esquesepareceaella.Esunacasualidad.«No,nadadeeso—queríadecirDarby—.Estanoche,no.»«Estanochenoexistenlascoincidencias...»Ed y Sandi habían dejado de discutir junto a la puerta. Ahora los dos
escuchaban,paralizadosyatentos.EntoncesDarby también looyó...unpardepasos amortiguados, botas que crujían en el manto de nieve del exterior,acercándosealapuerta.Unescuadróndelamuerteformadopordoshombres.Edseapartódelapuertaconelrostroenrojecido.—Oh,cielos.Preparaos...—Ed—dijoDarby—.¿Dedóndehasdichoqueerais?—Ahorano...
—Respondealapregunta,porfavor.Edseñaló.—Estánjustoalotroladodelapuerta...—Respondealaputapregunta,Ed.Los pasos de los hermanos se detuvieron en el exterior. Habían oído que
Darbyalzabalavozyahoratambiénescuchaban.Ashleyestabaamenosdedosmetros, esperando al otro lado de la puerta de madera fina. Incluso se oía larespiración por la boca característica de Cara de Roedor, como si fuera elrespiradordeunhospital.—Hemos...venidodesdeCalifornia—respondióEd—.¿Porqué?—¿Dequéciudad?—¿Qué?—Dimedequéciudad.—¿Quémásda?—Respóndeme.—ADarbyletemblabalavozporefectodelaadrenalina:dos
desconocidos en el interior y dos asesinos en el exterior. Ellos tambiénescuchaban. Todo el mundo escuchaba. Todo dependía de lo que eseexveterinariodijeraacontinuación...—Carlsbad—dijoEd—.SomosdeCarlsbad.«NodeSanDiego.»Darbyparpadeó.«Oh,graciasaDios.»Edalzólosbrazos.—¿Qué,Dara,yaestáscontenta?Ellaexhaló,comosivaciaselospulmonesalsalira lasuperficiedespuésde
unainmersión.Noeramásqueunacasualidad.Jaysehabíaconfundido.Esfácilemparejar rostros entre desconocidos que se recuerdan amedias y, por lo queparecía,SanditeníaunadobleenSanDiegoalaqueletocabalarutamatutinadelautobús.Californiaeraunestadoconaltadensidaddepoblación,porloqueno era tan asombroso que Ed y Sandi fueran del mismo estado que la niñasecuestrada.Todolodemás...nervios.Meraparanoia.
Silencioenelexterior.Loshermanosseguíanescuchandodetrásdelapuerta.—Telodije—susurróJay—.¿Loves?Meheconfundido...—Carlsbad —siseó Ed a Darby, con el rostro brillante por el sudor—.
Carlsbad, Estados Unidos. ¿Qué más necesitas saber, por el amor de Dios?¿Estado?California.¿Códigopostal?92018.¿Población?Cienmil...—Losiento,Ed.Esqueteníaqueasegurarmede...EravagamenteconscientedequeSandiseleestabaacercandopordetrásyse
diolavueltaparasituarsefrenteaellacuandoEdcontinuó:—¿Condado?CondadodeSanDiego.YesefueelúltimopensamientoclaroquecruzólacabezadeDarbyantesde
queunchorroapresióndeunlíquidogélidolerociaralosojos.Acontinuación,dolor.Undolorcandente.
LAHORABRUJA
03.33h
—¡SANDI...!—gritóEd.PeroelmundodeDarbysetiñódeunrojointenso.Unasalpicaduradeácido.
Notó las células de sus córneas crepitando ante tal profanación, ardientes ygélidas almismo tiempo.Como si tuviera lejía bajo los párpados. Embargabatodossuspensamientos.Cayó al suelo de rodillas con los ojos apretados, clavándose las uñas en la
cara,frotándoseparaquitarsegotasdeescozorquímico.Unosdedospequeñoslesujetaronelcodoytirarondeella.OyólavozdeJay.—Darby.Frótatelosojos...—Sandi,¿quécoñoestáshaciendo?—Eddie,losiento.Losientomucho....—Frótatelosojos.—LavozdeJay,másfuerte.Darbyselosfrotóconfiereza,mientrasemitíagritosahogadosdedolor.Los
machacóhastaquelosglobosocularesse ledespachurraronenlascuencas.Seobligóaabrirlospárpados,separándoselosconlasuñas,yviounasopanubosaderojoynaranja,emborronadaconlágrimasincendiarias.Lasiluetaacuosadelas baldosas del suelo. La sala giraba a su alrededor, zumbando como unescenariorotatorio.Tosió,lagargantadensaporlosmocosquebarbotaban.Viounasgotasnegrasquecaíanalsuelo.Levolvíaasangrarlanariz.—Quédatequieta.—Jayalzóalgopesado.Darbyestabaapuntodepreguntarsequéera,perounchorrodeaguacaliente
lecayóenlacara.Eraladelajarra,advirtiómientrassefrotabalosojos.«Chicalista.»Unassombrascoléricassemovíancercadeella.Pisadasfuertes.
—Darby —Jay le tiró del codo con más fuerza, retorciéndoselo contra lacavidaddelhombro—.Darby,vamos.Acuatropatas.Acuatropatas.Obedeció.Conlaspalmasylasrodillassobrelasbaldosasfrías,mediociega,
sangrando. Jay laguiabacon tironesyempujones.Detrásdeella, lasvoces seintensificaron,resonabanenlasala,aumentabanlatensióndelambiente:—Sandi.Explícamequéestápasando...—Puedosalvarte.—Notoquesesapuerta...—Por favor, deja que te salve—jadeóSandi con tono de súplica—.Eddie,
cielo, esta noche puedo salvarte la vida por estúpida que sea, pero solo si tecallaslabocayhacesexactamenteloqueyotediga...Darbyoyóunclichuecoymetálicodetrásdeella.Leresultabafamiliar,pero
nofuecapazdeidentificarlo.Detodosmodos,lohabíaoídobastantesvecesesanochecomoparainterpretarlocomoundéjàvu.Actoseguido,entreunaneblinadedolor,cayóenlacuentaysumentegritó:«Cerrojo,cerrojo,cerrojo...».«Sandiacabadequitarelcerrojodelapuertadelantera.»
LamanecillagirósinproblemasenlamanodeAshley,locuallesorprendió.Apretólasyemasdelosdedoscontralapuertaylaempujóligeramente,yconunbarridolentofueapareciendoelinteriordelaoficinadeturismo.PrimerovioaSandiSchaeffer,depieenelumbral,conlasmejillasrojascomountomate.—Lastengo—dijojadeando—.Lastengoalasdos,atrapadasenelbaño...«¿Alasdos?»FueunalivioparaAshley.—Entonces¿Jaybirdestáaquí?—¿Porquénoibaaestarlo?—Esunalargahistoria.Sandihizounamueca.—Porsupuesto.Porsupuesto...—Todocontrolado.
—¿Controlado?¿Enserio?Porqueacabodeusarelgaslacrimógeno...—Sí,gracias.—Loúnicoque teníasquehacerestanocheeraquedartequietoyaunasí la
hascagado.—Sanditosióporelvapordelespraydepimientaysefrotólanariz—.Merefieroaque,vayaporDios,¿cómohasdejadoquepaseesto?¿Cómohasdejadoquelasituacióndegeneredeestemodo?Ashleyestabahartodehablar.Entróalafuerzaylelloraronlosojosporculpa
del ambiente ácido. Sandi se tambaleó hacia atrás, asustada de repente, y ladureza de las palabras que acababa de pronunciar se le quedó atrapadamomentáneamenteenlagarganta.HabíavistolaremachadoraPaslodequeteníaenlamano.Cielos,miraquelegustabaelcacharroese.—Todocontrolado—leaseguróél—.Todobien.Larstambiénentró.Elanorakcolorazulcieloselehinchóbajounrugidode
viento,BerettaCougarenmano.—Estásenfermo—rugió lamujermientrasdabaotropaso temblorosohacia
atrás—.Losdosestáisenfermos.Noestabaprevistoquelehicieraisdaño...—Hemosimprovisado.—Nomeequivoquéacercadeti.Acercadevosotrosdos...—¿Ah,no?—AshleydioungolpecitoenelpechodeLars—.Escucha.Que
ahoravienelobueno.—Sabíaquenoeráismásqueunospalurdosdemierda.—Vaya,Sandi,hieresmissentimientos.—Escomo si intentaraisqueospillaran.—Sandi escupíamientrashablaba,
un hilillo de saliva le colgaba delmentón y seguía dando pasos tambaleantesmientras ellos avanzaban hacia ella blandiendo sus respectivas armas—. Medijiste... me dijiste que cada día le pondríais ropa limpia. Me dijiste que ospreocuparíaisdesualimentación.Queledaríaislibros.Meprometistequenoletocaríaisniunpelo...—Estrictamentehablandoescierto,elpelonoselohemostocado.
—¿Cómoesposiblequeestoteparezcadivertido?Tevasapudrirenprisión.Túytuhermanoconsíndromealcohólicofetal...SiAshleynolahubieraempujado,nosehabríamordidolalengua.Noestabaenfadado.«Todoestácontrolado,¿recuerdas?»Pero de todosmodos la empujómás de lo que quería. Sandi resbaló hacia
atrás, los zapatos chirriaron y se golpeó el culo gordo contra elmostrador decafé.Laradiosevinoabajoylaantenaemitióunsonidometálico.Elhorrorosocortedepeloalotazónquellevabaletapólacara,yseagarróalmostrador.—Lohasestropeadotodo—dijoellaconvozentrecortada.LarsapuntósuBeretta.—EH.Ashley no se había fijado en Ed hasta entonces, pero sí, ahí estaba. El
exveterinario con perilla al que había dado una buena paliza en Pesca, queodiabalosproductosApple,cuyomayortemoreraenfrentarsealafamiliadelaquesehabíaseparadoenAuroraestasNavidades,estabaahorajuntoalosbaños,blandiendo una herramienta para neumáticos en forma de cruceta en lamanoderecha,dispuestoausarla.—Novoyadejarte—dijoEd—.Novoyadejarquetelesacerques.—Sandi—intervinoAshleyconvozqueda—,porfavor,dileatuprimoque
suelteesacosa.—Esunallavedecruceta,gilipollas.—Ed,hazloquetedice.PeroEdsemantuvofirme.Estabadeespaldasalaspuertasdelbaño.Teníala
frenteperladadesudor.Lallavedecrucetaletemblabaenlamano.Ashley no le quitaba los ojos de encima y dio un paso al lado para que su
hermanotuvieramejorángulodetiro.—Sandi—dijocontranquilidad,hablandoporlacomisuradellabio—,quete
quedeclaro.SituprimoEdnodejalallavedecrucetaenelsueloahoramismo,morirá.—Eddie,porfavor,porfavor,hazloquediceAshley.
EdsesecóelsudordelosojosconlapalmadelamanoymiróhaciaSandiconcrecientehorror.Paraentoncesyadebíadehabérselofigurado,peroenesemomentolovioconclaridad.—Cielosanto,¿cómoesque...cómoesqueconocesaestagente?¿Quéestá
pasando?Sandihizounamueca.—Lacosasecomplicó...—¿Quéhacíasconesaniña,Sandi?—Suéltala —repitió Ashley dando otro paso adelante—. Suéltala ahora
mismoynoteharédaño.Teloprometo.A su derecha, Lars adoptó a conciencia una postura de tiro con la Beretta
Cougar, tal como su hermano le había enseñado en una ocasión. Dos manoscerradas,pulgareshaciaarriba,eldedoíndicealrededordelgatillo.PeroAshleysabía que no dispararía. No sin permiso. Estaba esperando —oh, pero quéobedienteera—laseñalparaejecutaraEd,lacualpodíamanifestarsedeformasmuydistintas,comoporejemplounareferenciaalbéisbol.Unagotadesudorcayóalsuelo.—Teprometoquenoteharemosdaño—insistióAshley—.Tienesmipalabra.—Eddie,porfavor.—Sandisuavizóeltono—.Estásborracho.Suéltalaytelo
explicarétodo.Tuvo mérito que Ed no cediera. Se mantuvo en sus trece, sin ni siquiera
reconocerlapresenciadelapistoladeLars,mirandofijamenteaAshley,soloaAshley, como si fuera la única persona delmundo.Ojos duros como piedras,retándoleahacerlo.Lallavedecrucetatintineabaporlaadrenalina.Cuandoporfinhabló,fuecomounrugidograve.—Sabíaqueteodiaba.—¿Ah,sí?—repusoAshley—.Amímehascaídobien.—En cuanto nos hemos conocido esta noche, cuando te estreché la mano,
pues... de algunamanera lo he sabido.—El viejomédico de animales esbozóuna sonrisa triste y extraña—.Vi un destello, creo, de quién eres en realidad.
Detrásdelahoradelcorro,detrásdeloschistesmalosydelosjuegosdecartas.Ereslasumadetodoslosrasgosquesiempreheodiadoenunserhumano.Eresengreído,eresirritante,hablasdemasiado,noeresnilamitaddelistodeloquecreessery,debajodetodoeso,erespuramaldad.«Ytútepasasdelisto,»estuvoapuntodedecirAshley.Pero entonces Ed suspiró y algo se rompió en su mirada, como si por fin
reconocieralafutilidaddesuresistencia.Alzóambasmanosyabrióladerechaen un gesto de rendición renuente. La llave de cruceta cayó y golpeóruidosamente las baldosas del suelo. El eco resonó en el ambiente y Ashleydesplegóunaampliasonrisa.LarsbajólaBeretta.—Gracias.—Sandisuspiróconlágrimasenlosojos—.Gracias,Eddie,por...PATAPUM.Ed puso cara de bruto, como a un hombre que sorprenden con un eructo.
Durante un momento de confusión, siguió mirando de hito en hito a Ashley,igual que antes. Pero ahora tenía unos ojos abiertos como platos, llenos depánico,intentandocomprender...—Hasolvidadounacosa—ledijoAshley—.Quetambiénsoyunmentiroso.Bajólaremachadora.Ed la siguió con lamirada, que relucía por el horror contenido.Apretó los
labios húmedos, contrajo la carne, como si intentara hablar, pero ocurrió algosurrealista: lamandíbula no se lemovía.Ni un solo centímetro. La voz se leescapabaporlasnarinas,ungemidoestrangulado.Unaburbujarojizaybabosa,salivadensificadaporlasangre,explotóporentrelosdientesdelanterosyfueapararalsuelo.Ashleyretrocedióparaquenolesalpicaraloszapatos.Sandigritó.Fueunsonidoensordecedor.—Lars.—Ashleychasqueólosdedosyseñaló—.Contrólala,porfavor.Edsellevóambasmanosalcuello,enunclarointentoporgritartambién,pero
sucuerponoselopermitía.Teníalabocaclavada,literalmente,porunclavode
acero que le había atravesado la parte inferior de la mandíbula formando unángulo ascendente y le había arponeado la lengua hasta el paladar. Ashley seimaginóqueleserpenteabacomounaanguilaensangrentada.Ysentíaverdaderacuriosidad por ver hasta dónde había llegado el clavo de dieciséis pennies.¿AcasoelextremopuntiagudocosquilleabalabasedelcerebrodeEd?Empujó al hombre con el pie. Ed se desplomó contra el mapa regional de
Colorado y se deslizó pared abajo, sollozando en silencio entre sus manosmientraslasangreleformabauncharcoenlaspalmaseibancayendogoteronesdeltamañodeunamonedaenelsuelo.—Siéntate.Deberíassaber,queridoEddie,queodioalosalcohólicos...Sandiestabahistérica.Volvióagritar,comounahiena,yotropegotegrande
democobrillanteselequedócolgandodelmentón.LarslepresionólacaraconlabocadelaBerettayellacallóenseguida.—Cambiodeplanes—dijoAshley,dandoungolpecitoenelhombrodeLars.
Los fluorescentesparpadearonporencimadeél—.¿Sabesqué,hermanito?Yahemos saturado este edificio con pruebas forenses y ni por asomo tenemossuficiente lejía, ni tiempo, para restregarlo y limpiarlo todo.Así que vamos ausarlaimaginación,yyasabespordóndevoy.Larsasintióunavez.Mensajerecibido.Ashley continuómientras esquivabaun charcode la sangredeEd cadavez
mayor.—PorloquerespectaaDarbyy...«Unmomento.»Sepercatódeunacosa.—Unmomento,unmomento...—SujetóaSandiporelcodoylechasqueólos
dedosenlacara—.Eh,mírame...HasencerradoaDarbyyaJaybirdenelbaño,¿verdad?¿Elbañodehombres?Ella se sorbió los mocos, alzó la vista hacia él con los ojos inyectados en
sangreyasintió.«No.»
Larslomirótambién,sincomprender.PeroAshleysílocomprendía.«No,no,no...»TiróaSandialsuelo,pasóporsuladodandograndeszancadasendireccióna
losbaños,dejóatrásaEdyabriólapuertadeHOMBRESconelcodoparaver...que estaba vacío. Los copos de nieve entraban revoloteando por la ventanatriangular.Larssequedómirando.AshleyGarvervolvióasalirycerrólapuertaconvirulencia.—Quéhartoestoydelaputaventana...
DarbygirólallavedeSandiyelmotordelafurgonetaseencendió.Unrugidodediéselrompióelsilenciodelaparcamiento.Jaytrepóalasientodelpasajero.—¿YsiAshleynosoye?Darbypusolamarcha.—Acabadeoírnos.Yahabíaabiertounhuecopordondeverenelparabrisasyquitadonievecon
lasmanosalrededordelosneumáticostraseros.Losuficienteparaformarunasrampasheladas,paraganarunpocodeimpulso.Sandihabíavenidopreparada;aquel F150 era una bestia de furgoneta con neumáticos tachonados, cadenastintineantes y una suspensión descomunal de casi medio metro. Si alguno deaquellosvehículoseracapazdebajarporlamontaña,eraaquelcamión.Ysinopodía... En fin, Darby recordó el chiste malo de Ashley sobre el Ford:«Encontradomuertoenlacarretera».«Esperemosqueno.»Sefrotólosojosparaquitarseelescozorproducidopor
lasustanciaquímica.Todavíateníalacaraempapadaporelaguacalientedelajarra,queseleenfriabarápidamenteenlapiel.—Aquísontodosmalos—susurróJay.—Yono.
—Sí,perotodoslosdemás...Darby intentó no pensar en ello. La cabeza todavía le daba vueltas. Al
comienzoAshley se había presentado como un aliado antes de traicionarla.Yahora Sandi había revelado su implicación en la trama del secuestro. LeresultabaimposiblediscernirquépapeldesempeñabaEdSchaefferentodoaquelcaos,perodeseóquesiguieraconvidaallídentro.«Siesqueestádenuestrolado,esoparaempezar.»Esperaba que sí, pero a cada segundo que pasaba, el área de descanso de
Wanapaniparecíatornarsemáshostil.Labolsadeplásticocontrasurostro.Susaliados que iban reduciéndose. Sus enemigos que se multiplicaban. Laconspiraciónresultabamareante.—¿Quéhaceaquílaconductorademiautobús?—preguntóJay.Darbysujetóelvolante.—Hallegadolahoradelaverdad.Apretó el aceleradory elFord avanzó ligeramente en lanieve fangosa.Los
neumáticos giraban con rapidez y soltaban placas de hielo endurecido. Unapresión constante bajo los dedos del pie. Ni demasiado fuerte ni demasiadosuave.Unchirrido,unpatinazo...perosemovía.—Venga.Venga,venga...—¿Estámuylejoslapolicía?—preguntóJay.RecordóelcomunicadodelCDOTqueEdlehabíadescrito.Eltráilerquehabía
derrapadoapiedelpuertodemontaña.—Adiezodocekilómetros.—Esonoeslejos,¿verdad?Darby giró el volante hasta lamitad como pudo e hizo que el vehículo de
Sandisedeslizarahaciaunterrenohelado,endirecciónsur.Colinaabajo,porelcarrildesalida,endireccióncontraria, siesquehabíaalgúncochecirculando.AshleyyLarsyahabíansidoalertadosporeltrotedelmotor,oseaquehabíandejadodeactuarahurtadillas.Ibanaporellaseneseprecisoinstante.—Lehasrobadoelcoche—susurróJay.
—Ellamerocióconelespraydepimienta.Estamosenpaz.Laniñaserio,unsoniditofrágil,cuandounatajadadeluznaranjaaparecióen
elcristaldetrásdeella.Era lapuertade laoficinade turismoqueseabría.Unhazdeluzy,recortadaenél,unasiluetadelgada.EraLars.Cara de Roedor. Convertido en una sombra negra. La figura alzó su brazo
derecho,con lanaturalidadconquese levantaelmandodel televisor,yDarbycomprendió enseguida, sujetó a Jay por el hombro y la empujó para que seagacharaenelfríoasientodecuero....—Agáchate...CRAC.Laventanilladelasientodelpasajeroestalló.Lasesquirlasmelladasresonaron
porelsalpicadero.Jaygritóysetapólacara.Darbyseagazapóbajounatormentadeesquirlasqueibanacumulándose.El
disparoretumbócomounpetardoenelambientesilencioso.Sucuerpolepedíaquesemantuvieraagachadaelmáximoposible,bajola líneadefuegodeCaradeRoedor, pero sumente estabamás despierta: «Viene hacia nosotros.Ahoramismo».«Muévete,muévete,muévete...»Encontróelaceleradorconlapuntadelpieylopisóafondo.Elvehículose
impulsóhaciadelante,elmotorrepiqueteabaconenergía,ylasechóhaciaatrásenelasiento.Elmundosealzó.Elequipajegolpeteóruidosamenteen lapartetrasera.EntoncesDarbyseenderezócontraelcueropegajoso,miródesoslayopor encima del volante, asomando apenas un ojo un par de centímetros, ymaniobróelF150deSandihacialacarretera.Jaylesujetólamuñeca.—Darby...—Quédateagachada.—Darby,nosestádisparando...—Sí,yamehedadocuenta...
CRAC. Una bala atravesó el parabrisas y Darby parpadeó. Una brisa heladasilbó a su izquierda; la ventanilla lateral también estaba destrozada. Entraroncoposdenievequelecortaronlamejilla.—Nospersigue—dijoJay—.Conducemásrápido...Eraloqueintentaba.Darbyaumentólapresiónenelaceleradoryelvehículo
coleó, pero aceleró. Los neumáticos dejaron escapar esquirlas de hielo queentraron por las ventanillas, por lo que el interior quedó salpicado de gravillahelada.Larsvolvióadisparar...CRAC...yelretrovisorlateralestalló.Jaygritó.Darbylaobligóaseguiragachadaconlamanoqueteníalibre.—Manténlacabezagacha.Todoirábien...—No,noesverdad.—Novaaalcanzarnos...CRAC. Otro orificio en el parabrisas, una abertura en forma de estrella
recortadaporencimadelacabezadeDarby.PerolosdisparosdeLarssonabandistintos.Sehabíanvueltomáshuecos,sedebilitabanalolargodeladistanciacadavezmayor.—Sí.—ElcorazóndeJaypalpitabaatodavelocidad—.Sí,sí,sí...—¿Quépasa?Ahoracirculabanporelcarrildesalidae ibanganandovelocidad.Graciasa
Diosporelimpulso,porlagravedad,porlabajadapronunciada.Darbyvolvióapisarconfuerzaelacelerador.Otrorugidodelmotor.Elmundoseinclinóhaciaabajo y los granos de vidrio de seguridad rebotaban sueltos alrededor de ellascomosifuerangravilla.—¿Loves?Telodije...Lars volvió a disparar, CRAC, pero no alcanzó el vehículo. Ahora estaba
demasiado lejos de ellas. Se estaban desvaneciendo. El brillo anaranjado deledificiodeWanapanitambiénsedesvanecía:susiluetafamiliaribahundiéndoseen laoscuridadnevadayDarby se alegraba sobremaneradeverlodesaparecertodo. Era como despertar de una pesadilla que te dejaba sudorosa. No queríavolveraverlo.Nuncamás.Atomarvientoeselugardemierda.
Jayatisbóalrededordelasiento,observandoa travésde laventanilla traseraperforadalasiluetadeCaradeRoedorqueibaencogiéndose.—Mantenteagachada.Jayalzóunpuñotembloroso.Ylevantóeldedoanular.Darbytardóunosinstantesencomprender.—Eh...noesesededo.—Oh.—Jaysecorrigió—.¿Mejor?—Mejor.—Gracias—dijolaniñadesieteañoshaciendoungestoobscenoconeldedo
corazónhaciaarribaporlaventanillatraseraacribilladadeunafurgonetarobada.Darbyseechóa reír.Fue involuntario, lospulmones lepetardearoncomosi
fueratos.Nopodíaparar.«Oh,cielos,lohemosconseguido.»«Hemosescapado.»Solo les faltabandiezodocekilómetros.Sacóel iPhonedelbolsilloyse lo
lanzóaJay.—Eh. Mira la pantalla, ¿vale? Si ves que hay cobertura, me lo pasas
enseguida.—Casinoquedabatería.—Losé.Rodaron colina abajo. Los neumáticos del vehículo removían nieve polvo
como si fueran neumáticos de agua. Tocó el acelerador con suavidad paramantener elFord enmovimiento.Paraqueno se interrumpiera la inercia.Esoera todo loquehabíaentonces:un impulsohaciadelantedesesperadoycrudo.Como cruzar dos estados con el estómago lleno de Red Bull e ibuprofeno,luchandopormantenerel efectode lacafeínamientrasunmensajecrípticodeDevon le temblaba en la palma de la mano («Ahora mismo está bien»),enfrentándose al apocalipsisnevadoen el puertodemontaña.Avanza, avanza,avanza.Nopares.«Nopares,nopares...»
Entoncesllegaronalacarreteraestatal7.Lasluceslargascortabanporencimademontículosheladosdenievebarridaporelviento.AhíDarbyteníaintencióndeincorporarsealcarrilqueibaendirecciónnorteypasarbajoelprimerplatillode luz. Darby notó otro atisbo de emoción en el fondo del estómago. Estabapasandodeverdad.Lohabíaconseguido.Seestabanescapandorealmente.Aunasí,seguíapreocupada:¿quépasaríasiloshermanosconseguíansacarel
monovolumen, hacerlo circular en la nieve y las perseguían carretera abajo?NotóotroestremecimientotriunfantecuandocayóenlacuentadequeAshleynisiquierasabíadóndeestabanlasllavesdelAstro.«Nomehavistolanzándolasporlaventanadelbaño.»Sí,sí,sí.Todoparecíademasiadobonitoparaserverdad.—Sosténelmóvilenalto.—Señaló—.Porfueradelaventana.Jay obedeció, apoyada en las rodillas para inclinarse hacia fuera por la
ventanilladelpasajero.DerepenteDarbyimaginóquefrenabadegolpeyquelapobre niña salía disparada como un muñeco en una prueba de resistencia aaccidentes.Seríadurocontárseloasuspadres.—Yabróchateelcinturón—añadió—.Porfavor.—¿Porqué?—Porqueesobligatorio.—¿Ysitenemosquesalircorriendo?—Pues...joder.Entoncestelodesabrochas.—Túnotelohasabrochado.—Oye. —Darby sonrió con expresión sombría y adoptó su mejor voz de
progenitorenfadado—.Nomehagasdarmediavuelta.Jayenganchóelcinturónconunsonidometálicoyseñalóelasientosituado
detrásdelacabezadeDarby.—Haestadoapuntodedarte.Darbytocóelreposacabezasqueteníadetrásdelacoladecaballo.Enefecto,
sus dedos palparon un orificio de salida irregular del que brotaban terronesesponjososdeespumaamarilla.LabaladeLarshabíapasadoadoscentímetros,
comomucholehabíarozadoelcuerocabelludoantesdesalirporelparabrisas.Sehabíalibradoporlospelos,literalmente.Soltóunarisaronca.—¡Menosmalquemidometrosesenta!—Menosmal—dijoJay—.Mecaesbien.Darby condujo el vehículo de Sandi hasta la carretera y se incorporó a los
carrilesdesoladosque ibanendireccióncontraria.Encircunstanciasde tráficonormal,aquellohabríasidounamaniobrasuicida.Activódeformainstintivaelintermitentederecho,antesdesentirseestúpida.Todavíaletemblabanlasmanos.UncuriososilencioseapoderódelambienteyDarbycarraspeóparallenarlo.—Asípues...¿Sandieslaconductoradetuautobúsescolar?—LaseñoraSchaeffer,creo.—¿Eraamable?—Mesecuestró.—Apartedeeso.—La verdad es que no.—Jay se encogió de hombros—.Hizo de sustituta
duranteuntiempo.Apenaslarecuerdo.«Peroellaseguroqueatisí»,pensóDarby.«Seacordabadetiydetubonita
McMansiónydelhorariodetuspadresyuppies.»Unconductordeautobúseraun observador lógico para una operación de secuestro, y quedaba claro queAshley y Lars se ocupaban del trabajo sucio. Pero ¿por qué iba Sandi aarriesgarseareunirseconBeavisyButtheadenpersonatanlejos?¿Enunáreadedescansoremota,dosestadosmásalládelsuyo?Observócómoseextendíaanteellalacarreteranevadaynotóquelasangrele
volvíaa lasextremidades,preparándoseparaelairegélidoqueentrabapor lasventanillas. Hasta ese momento no empezó a ver el humor negro de aquelentuerto, por sumala suerte y sumal juicio.Había cometido la insensatez deconfiarenunsecuestradorporsegundavezlamismanoche.¿Yesajarradeaguahirviendo que había tenido intención de usar como arma? Jaybird se la habíavertidoentodalacara,locualleproducíaelescozorpropiodelasquemaduras
deprimergrado.Nadahabíasalidodeacuerdoconelplan.Nopodíaevitarquelecastañetearanlosdientes.—Te juro por Dios, Jay, que la próxima vez que te parezca reconocer a
alguienporaquí...comoporejemplosiresultaqueelprimerpolicíadeColoradoquevemossepareceatudentistadeSanDiego...porfavor,dímelo,¿vale?—LociertoesquemidentistaviveenLosÁngeles.—¿LosÁngeles?—Sí.—¿Vasenaviónaldentista?Jayhizounamueca,avergonzada.—Aveces.—¿Enserio?—Esque...amispadreslesgusta...—Nojodas.¿TuspadresinventaronGoogleoalgoasí?—Meestástomandoelpelo.Darbysonrió.—¿Esdemasiadotardeparaquetesecuestreyo?—Alomejorno.—Jayledevolviólasonrisa—.Túeresquienconduceuna
furgonetaroba...Frenazoenseco.Diolaimpresióndequeelmundoenteroechabaelancla.Elvehículocayóen
picado en un muro de nieve profunda, los faros delanteros excavaron y seapagaron. Dos toneladas de piezas en movimiento chocaron de golpe con lafrenada. Una botella vacía de Gatorade salió disparada de la consola. Lasesquirlasdecristalrebotaron.Darbysegolpeólamandíbulacontraelvolante,semordió la lenguay,encuestióndesegundos,volvieronaquedarseatrapadasytodalaalegríaseconvirtióenamargaymetálica,comoelsabordelasangrequenotabaenlosdientes.«Oh,no.»«No,no,no...»
Jaylamiró.—Menosmalquemehicisteabrocharelcinturón.
03.45h
—Oh,mierda.Darbypusolamarchaatrás.Volvióaintentarlo.Pisóelacelerador,unayotra
vez. No hubo suerte; los neumáticos giraron hasta que el habitáculo olió acauchochamuscado.Elvehículoestabaahíatrapado,decaraal ladoequivocadoenel tramomás
rectoendirecciónnortedelacarreteraestatal7,justopasadoelcartelazulqueindicaba el ÁREA DE DESCANSO. Estiró el cuello para mirar hacia atrás por laventanilla trasera destrozada. En total, había recorrido menos de quinientosmetros de carretera, como mucho cuatrocientos metros desde el edificio deWanapani. Seguía viendo las luces naranja del aparcamiento por entre unaarboleda de pinos de Oregón recortados. Daba igual que Ashley y Lars noencontraranlasllavesporquepodíanalcanzarlasapie.—Mierda,mierda,mierda.—Golpeóelvolanteysinquererledioalclaxon.Jaytambiénmiróhaciaatrás.—¿Puedenalcanzarnos?«Sí,sí,sí,cienporciensí...»—No—repuso Darby—. Hemos conducido demasiado lejos. Pero quédate
aquídentro.—Abriólapuertadelconductoryesparcióporelsueloesquirlasdecristalantesdepisarlanieveprofunda.Sesentíaviejaycansada.Ledolíanloshuesos.Todavíaleescocíanlosojosporculpadelespraydepimienta.—¿Quéestáshaciendo?—Sacarnosdeaquíexcavando.RodeóelparachoquesdelanterodelFordyentrecerrólosojosparavermejor
porquelosfaroshabíanquedadomedioenterrados.Selecayóelalmaalospies
cuando vio el enorme montículo de nieve desplazada, que formaba una boladelantedelarejilladelradiadordelvehículo.Debíadepesardoscientoskilos,talvezmás,yeratandensaydesesperanzadoracomoelcementohúmedo.Casisecayóalsueloalverlo.Alverlaenormidaddelobstáculo.Pero entonces posó la mirada en la niña que estaba detrás del parabrisas
rajado, a punto de sufrir una crisis deAddison. Una bomba enmomentos deangustia;auntrisdeunataque,elcomaoalgopeor.Asípues,Darbysepusoderodillasaunquelastuvieramagulladasyempezóa
excavar.—¿Teayudo?—preguntóJay.—No.Másvalequenoteagotes.Céntrateenmimóvil,porfavor.Avísamesi
haycobertura.—Levantóunarocadenievequeseestabadeshaciendoyladejóaunlado.Losdedosdesnudoslepalpitabandefrío.«Oncekilómetros»,pensómirandohaciaabajo.Oncekilómetrosparallegaraltráilerquehabíaderrapado.¿Deverdadqueeso
era todo? Imaginóun lugardelaccidente llenodegente,conquieneshubieranllegado primero, un hervidero de luces y movimiento. El pulso de las barrasluminosas rojas y azules de la policía. Los equipos de mantenimiento de lacarretera con chalecos reflectantes.Los técnicos sanitarios insertando tubos enlasgargantas.Lasvíctimasaturdidasevacuadasencamillaschirriantes.Todoelloaapenasoncekilómetroscarreteraoscuraabajo.Noparecíaposible.Oncekilómetros.Lacarreteraestatal7seelevabadondehabíachocado,puescoronabaelborde
superior de una vía que hacía zigzag. Las coníferas eran de lo más fino, elterreno rocoso y vertical.A la luz del día, con cielo despejado, seguro que seabría a un paisaje montañoso espectacular. Pero en esos momentos ycircunstancias, tal vez fuera el único tramo de Backbone Pass en que tuvieraalgunaposibilidaddecaptarseñalparaelmóvil.AlamierdaconlosNiñosdePesadilla deAshley.Con la perspectiva del tiempo, entendió que seguramentehabíasidootradesusmentiras.Otraartimañamalvadaparaquegastarabatería.
Otra ráfagadeviento ascendiópor lamontañaypartió ramas, le tiróde lasmangas y levantó unos curiosos remolinos de nieve polvo que se deslizaron atravésdelacalzadacomosifueranfantasmaspasajeros.—Oye, Jay. —Jadeaba mientras excavaba, esforzándose por entablar
conversaciónparallenarelsilenciosobrecogedor,paraaparentarquelasituacióneraalegre,agradableyrelajada—.¿Qué...quéquieressercuandoseasmayor?—Notelovoyadecir.—¿Porqué?—Porquevolverásareírtedemí.DarbyasomólacabezaalotroladodelosfarosdelanterosdelFordparaversi
distinguía las siluetasdeAshleyyLars acercándosepor el carril de salidadeláreadedescanso.Todavíanohabíanirastrodeellos.—Vengaya,Jay.Medebesuna.Heacabadorociadadeespraydepimientapor
ti.—Noeraparamí.Estabadirigidoati.—Yamehasentendido...—Paleontóloga—respondiólaniña.—¿Qué?—Paleontóloga.—Deesasque...¿deesasquebuscanfósilesdedinosaurios?—Sí—confirmóJay—.Aesosededicanlospaleontólogos.Pero Darby no estaba escuchando. Se había fijado en que uno de los
neumáticos de la furgoneta se veía fofo y se le heló la sangre. Apartó otrabrazada de nieve y vio que un círculo de acero sobresalía del flanco delneumático.Lacabezadeunclavo.Entonceslooyó:elsuavesilbidoreptiliano.Unafugadeaire.Se acercó con paso lento al otro neumático.Dos clavosmás atravesaban la
bandaderodadura.«O, cielos, este ha sido el plan alternativo de Ashley desde un buen
comienzo.»
Diounpuñetazoalanieve.—Mierda.«Ha dejado inservibles todos los coches por si conseguíamos escapar en
uno...»Peronoteníasentido...¿Porqué,entonces,habíadisparadotambiénclavosa
losneumáticosdelafurgonetadeSandi?¿Siellaeraparteintegraldelatramadelsecuestro?¿Despuésdehacertodoslosplanesparareunirseahíarriba,enlasgélidasmontañasRocosas?Jayasomólacabezaporlapuerta.—¿Quéocurre?—Nada.—DarbyvolviócomopudoalapartedelanteradelvehículodeSandi
ycontinuóexcavando,a todaprisa.Elcorazónlepalpitaba, legolpeabacontralascostillasmientrasintentabaaparentarsosiego—.Jaybird,dime.¿Cuál...cuálestudinosauriopreferido?—Megustantodos.—Sí, pero seguro que tienes uno preferido. ¿El T-Rex? ¿El raptor? ¿El
tricerátops?—ElEustreptospondylus.—No...notengoniideadecuáles.—Poresomegusta.—Descríbemelo, por favor. —Darby solo necesitaba mantener la
conversación,mientrassacababrazadasdenievey lospensamientos frenéticosse agolpaban en su cabeza. «Viene a por nosotras. Ahora mismo, va aalcanzarnos,yllevaesaremachadora...»—Escarnívoro—dijo laniña—.Caminaapoyadoen laspatas traseras.Del
períodojurásico.Tresdedosencadamano,parecidoalraptor...—Puesentoncespodíashaberdicho«raptor».—No.EselEustreptospondylus.—Suenaadinosauriochungo.—Nosabesnicómoseescribeelnombre—dijoJay,haciendounapausa—.
Oh,elteléfonotienecobertura...Darbydiounrespingo,corrióa lapuertadelpasajero,estiróelbrazopor la
ventanilladestrozadaylearrebatóaJayeliPhonedelasmanos.Noselocreyóhastaquelovio...unaúnicabarradecobertura,queemitíaunaluzintermitenteyapremiante.—Tetocasacarnieve—dijo.—Quedaununoporcientodebatería...—Yalosé.Lapuertacrujióysaltaronmáscristales.Jaybajódeunsalto.Darbysostuvo
elteléfonocondedosenrojecidosymarcóel911conelpulgar,peroelteléfonolevibróenlamanoysesorprendió.LaburbujadeMENSAJENUEVOlebloqueólapantallatáctil.Estabaapuntodedeslizareldedoyhacercasoomisohastaquevioelnúmerodelremitente.Erael911.UnarespuestaasuSMS;elquehabíaintentadoenviardesdehacíahorasyque
se acababa de enviar automáticamente. Secuestro infantil matrícula del monovolumen grisVBH9045carreteraestatal7áreadedescansodeWanapaenviarpolicía.
¿Larespuesta?Encuentraunlugarseguro.AgenteencaminoHEL30.
Darbyestuvoapuntodesoltarelteléfono.HELqueríadecir«horaestimadadellegada».Debíandeser«30minutos»,¿no?Nopodíanserhoras,nidías...«Treintaminutos.»—¿Funciona?—preguntóJay,jadeandomientrassacabanieve.Darbynose lopodíacreer.Leparecíaestaralucinando.Parpadeó, temiendo
que todo se desvaneciera como en un sueño, pero las letras resultaban bienvisiblesmientrasletemblabanentrelasmanosentumecidas.Sumensajesehabíaenviado con éxito a las 03:56 h. Había recibido la respuesta de la central deemergenciasalas3:58h.Hacíaapenasunosminutos.«Oh,graciasaDios,lapolicíallegarádentrodemediahora...»Selehinchóelpechoporculpadelosjadeos.Notóunaelectricidadnerviosa
en los huesos. Tenía interrogantes. Infinidad de ellos. Para empezar, no sabíacómoencajabaaquellocon lasituaciónde lasquitanievesdelCDOT.¿Vendríantambién las quitanieves en treinta minutos? ¿Llegarían antes? ¿Acaso subíantodosa lavezhaciaBackbonePass, lapolicíayelpersonaldemantenimientoviario,enungranconvoy?Nolosabíay,adecirverdad,ledabaigual,siempreycuandollegaralapolicíaylepegarauntiroenlacaraaAshleyGarver,eldelasonrisacomplacida.—Oh,Jay—susurró—.Tengoganasdedarteunbeso...Laniñahablóconvozchillona.—Darby,para.—¿Qué?Jaysecolocódecaraaella,depieenelresplandorcurvadodelosfarosdel
Ford.Con lavista fijamientras loscoposdenievese leacumulabansobre loshombros,taninmóvilqueresultabainquietante.Darbyintentómantenerlavozsosegada.—Jay,noentiendo...—Notemuevas.—¿Quépasa?—Estádetrásdeti—susurróella.Ashley justo estaba tirando del gatillo de la Paslode, preparándose para
clavarleunclavodedieciséispenniesenelcogotecuandoDarbysevolvióparamirarle.Losmechonescaobasedesplazaroncomounaplumaporsupómuloaldarse
la vuelta, los ojos giraron y se alzaron para encontrarse con él. Capturó unafranja de luz de luna, su piel suave como un algodón de azúcar. La cicatrizblancaseguíainvisible,anoserqueentrecerraralosojososonriera.Comounaactriz que da en el blanco, una ligera floritura enmarcada por el ojo de undirector de fotografía, igual que Eva Green saluda a Daniel Craig enCasinoRoyale.Solosehabíadadolavuelta.
Pero,joder,menudaformadedarselavuelta.Bajoelanoraky losvaquerosque llevabaDarbyintuía lascurvas lujuriosas
de su cuerpo.Los hombros.Las caderas.Los pechos.Deseó poder grabar esemomento, aquella instantánea de belleza sobrecogedora, y conservarla parasiempre.Comoelartemásauténtico,nuncasabesacienciaciertacómotehacesentirenunprincipiohastaquedesentrañastussentimientosmásadelante.Yéltendríainfinidadquedesentrañar.Deseóquefueraalgosencillo,comolalujuria,porquelalujuriapuedesaciarseconPornhub,perodesdequehabíabesadoaesachicaenesebañocutre,loquesentíaporDarbysehabíavueltomásconfusoycomplejo.—Hola,Darbs.—Esbozóunasonrisaforzada—.Menudanochecita,¿eh?Ellanodijonada.Nohabíatemorenesosojos.Nisiquierauntemblor.Darby se limitaba a observarlo de arriba abajo, calibrándolo, como si esa
pelirroja de la Universidad de Colorado en Boulder en cierto sentido hubieraanticipado ese encuentro, hacía horas, y tuviera un plan de emergenciapreparado, locual,por supuesto, resultaba imposible.Lanochehabía sidounatormentamierdosallenadevuelcosysudor,decasualidadesazarosasysorpresasinesperadas.NisiquieraunmagocomoAshleypodíatenerlotodocontroladoentodomomento.Detodosmodospensó:«Ojalánotehubierasgirado».«Hacequeestoresultemásdifícil».Volvió a alzar la remachadora sin cables, presionó de nuevo la boca de la
Paslodecon lapalma izquierdaparaquitarleelseguro,apretóelgatillodedostiemposyapuntóconcuidadoconelojoizquierdo...Darbyniparpadeó.—Esoseríaunerror.—¿Qué?—Másvalequenomemates.—¿Ah,no?¿Yesoporqué?
—Heescondidotullavero—dijo—.SédóndeestánlasllavesdetuAstroy,simematas ahora,nunca las encontrarás.Ahoraque la furgodeSandi está aquíatrapadayquemehaspinchadolasruedasdelHonda,tehasencerradotúsolo.Esemonovolumeneselúnicomedioquetúytuhermanotenéisparaescapardeestaáreadeservicioestanoche.Silencio.Ellaalzólasmanos,comosifueraelfinaldeunaactuaciónmagnífica.Y desde la parte delantera del vehículo de Sandi, Ashley oyó un extraño
gorjeo.Unsonidoquejamáshabíaescuchado.EralarisadeJay.
04.05h
«Treintaminutos.»«Treintaminutos.»«Sobrevivelospróximostreintaminutos,hastaquelleguelapolicía.»Es lo que se repetía para sus adentrosmientras regresaban a pie al área de
descanso. Ashley le había ordenado que caminara la primera, Jay a su lado,mientras él las apuntaba con la remachadora por la espalda.También le habíaquitadoeliPhoneaDarby.SelohabíaarrebatadodelasmanosantesdetenertiempodeborrarelSMSdel
911. Él lo vio entonces. La pantalla iluminaba la nieve con un azul espectralmientras caminaban, y ella se iba preparando en silencio para la reacciónapocalípticadeAshleycuandoseenteraradelaverdad,quelapolicíaestabaalllegar.Peronoocurriónada.Caminaronensilencio.Darbyleoyórelamersemientras
ajustabalasujeciónenlaremachadoraeibarevisandoelcontenidodesumóvil,yentoncescayóenlacuenta:«Noestáleyendomismensajes».AAshleynoselehabíapasadoporlacabezaqueDarbyenviaraunSMSala
policía. Estaba revisando el historial de llamadas, buscando alguna que sehubiera realizado con éxito al 911.Lo cual, por supuesto, había intentadounadocenadevecesalasnueveyalasdiezdelanoche.Ashleylasestabarevisandofijándoseenlahora.—Llamada fallida —leyó—. Llamada fallida. Llamada fallida. Llamada
fallida...«Notienesniidea.»ADarbyleentraronganasdereír,peronopodía.
«Lotienesentrelasmanos.»—Bien,bien—dijoAshleyconvozrelajada.DarbyapretólamanosanadeJayylehablóbajandolavoz.—Notengasmiedo.Nopuedematarmeporquesédóndeestánsusllaves...—Esverdad,Darbs—intervinoAshley—.Perosíquepuedohacertedaño.«¿Ah,sí?—leentraronganasdedecir—.Tienesmediahora,gilipollas.»Deseócontodassusfuerzasquetreintaminutosfueranunaestimaciónrealista
con respecto a la llegada de la policía y no una suposición infundada de lacentral de emergencias. Entre el tráiler que había derrapado y la tormenta denieve, había un sinfín de posibles complicaciones que quizá no resultaranvisiblesdesdeelcentroderecepcióndealertasbiencalentitodeunacomisaríaenalgúnlugar.¿Ysinollegabanenmediahorasinoencuarentaminutos?¿Unahora?¿Doshoras?Ashley la manoseaba mientras andaba. La remachadora le presionaba la
columna,leregistrólosbolsillosdelanterosytraseros.Lepalpólaspiernas.Lasmangasdelasudadera.—Solomeestoyasegurando—ledijo.Notócómosualientolebajabaporla
nuca.Estababuscandolasllaves.«Lo único que me mantiene viva ahora mismo es el dichoso llavero.» Se
imaginó entonces las llaves, cubiertas de nieve al otro lado de la ventana delbaño, donde habían aterrizado. Desapareciendo lentamente bajo un copo denievetrasotro.—Deberíasdecirmeahoraquéhashechoconellas—susurróél—.Resultará
muchomásfácilparaambos.Duranteunbuenratomientrascaminaban,Darbynoalcanzóaentenderloque
quería decir con eso. Pero poco a poco fue dándose cuenta, como una gransiluetaqueemergedelasprofundidadesyadoptaunaformamonstruosa.Cuando regresaran al interior de la oficina de turismo, Ashley pensaba
torturarla. Eso estaba claro.Le sacaría una tarjeta amarilla, o una roja, o algo
peor, hasta que confesara dónde estaba el llavero.Y en cuanto se lo dijera, lamataría. Notó cómo el corazón le palpitaba inquieto en el pecho, como unanimal enjaulado. Se planteó echar a correr, pero él la apuntaba con laremachadora por la espalda. Y Ashley era demasiado fuerte como paraenfrentarseaél.El áreadedescansoyaestabacerca, iba tomando formaa la luzde la luna.
Parecía falsamente apacible, como unamaqueta en el interior de un globo denieve.Violoscoches,elAstrodeellos,suHonda,elcontenedorenterradoquehabía confundido al comienzo con el coche deAshley. Elmástil gélido, tiesocomounaaguja.ElgrupodeNiñosdePesadilladebronce.Yemergiendoenlaoscuridad,medioenterradoentrelanievearrastradaporelviento,conlalámparaestropeadaylaventanaconbarricada,laoficinadeturismodeWanapani.«GranDiablo»,significabaelnombre.EntoncesAshleylaobligóagirar.—Gira,gira.Y siguieron el sendero que iba del aparcamiento a la puerta delantera. Los
últimoscientocincuentametros.«YahesalvadoaJay»,serecordó.«Hellamadoalapolicía.Tienenarmas.Se
encargarándeAshleyyLars.Loúnicoquetengoquehaceressobrevivir.»Habíantardadounosdiez, talvezquinceminutosenregresar,supuso.Osea
queyahabíatranscurridolamitaddeltiempo.Solofaltabanquinceminutos.Amedidaqueeledificiosecerníacadavezmássobreellos,Darbysedaba
cuentadeunacosa:yanoteníamiedo.Enrealidadestabaeufórica,embriagadaporunaextrañaexcitación.Yalehabíandisparado,lahabíanrociadoconespraydepimientae intentadoasfixiarconunabolsadeZiploc,ycomounapuñeteracucarachahabíasobrevividoatodoaloqueAshleyyLars,e inclusoSandi, lahabían sometido. Contra todo pronóstico, Darby seguía en esa batalla. Erademasiado personal: el duelo psicológico de Darby contra Ashley duraba yaocho horas, todos los trucos y giros y victorias y fracasos.Y ahora tenía que
presenciarsuespeluznantejaquemate.Queríaestarahícuandoseprodujera,verla conmoción en el rostro de Ashley cuando apareciera el primer coche depolicíaconlaslucesrojasyazules.Laemocionaba,deunaformasombríaqueeraincapazdedescribir.«Meharásdaño,Ashley.Meharásmuchodaño.Duranteestosúltimosquince
minutosmásomenos,soytodatuya.Perodespués¿qué?»«Serásmío.»«Ynotienesniidea...»—Oh,oye.—Ashleysedetuvo—.Has...hasrecibidounSMSenlacarretera.Elresplandorazulreapareció.Volvíaaleersuteléfono.ADarby le entró el pánico. El 911 debía de haberle enviado otromensaje.
«Por supuesto.» Desde la central de emergencias algún bienintencionado notenía forma de saber que la propiaDarby estaba bajo coacción, que sumóvilestabaenmanosdelasesino.—De...—Ashleyentrecerrólosojos—.Dealguienquesellama...Devon.EntoncesletendióeliPhonerajado,ycuandoDarbyenfocólamirada,loque
quedabadesumundosedesintegró.Haocurrido.Mamáhamuerto.
—Oh—dijoAshley—.Inoportuno.—EntoncespartióelmóvildeAshleyporlamitad—.Siguecaminando.
Lapuertadelanterasecerrócomoundisparo.Jay gritó al ver a Ed. Ashley sonrió complacido, todo dientes blancos, la
sujetóporelcuellodelacamisetaylaobligóamirar.—Guay,¿verdad?EdSchaeffersehabíadesplomadocomosiestuvierasentadobajoelmapade
Colorado. La parte delantera de su Carhartt brillaba por efecto de la sangreoscura. Inclinó la cabeza hacia arriba cuando entraron en la sala ymovió loslabiosconunaespeciedetemblor,comosiintentarahablar.
—No te muevas, Eddie. —Sandi estaba arrodillada junto a él, intentandoenvolverlelamandíbuladestrozadaconlalongitudadecuadadegasamédica.Elbotiquínblancoestabaabiertoenelsueloyelcontenidodesperdigado—.Notemuevas,intentoayudarte...PorencimadelasmanostemblorosasdeSandi,EdalzólavistahaciaDarby.
Undestellodereconocimiento,yvolvióaintentarhablar,peroapenasconsiguióemitir un gorjeo en forma de gemido. Un trago de sangre, con coágulos queparecíanculebras,lechorreóentrelosdientescerradosylesalpicóenelregazo.Jaygritóyforcejeóparaapartarlamirada,peroAshleynoselopermitía.—¿Loves?—ledijoaloído—.Esoesunatarjetaroja.Lars, que estaba al otro lado de la sala, observaba la escena como un
espantapájaros,sosteniendolapistoladel45enunamanoyunbotedelejíaenlaotra,mientraselgritoestranguladodeEdalcanzabaunaintensidadprofundaenaquelespaciolimitado.TodoaquelhorrorapenasafectóaDarby.Noestabapresente.Noenrealidad.Estabaenotrolugaryelmundosehabía
vueltoresbaladizo,teñidodeaceite.Laslucesemborronadasenformadebarras.Sucuerpoeraunvestidofrío,loslatidosdesucorazónysurespiraciónseguíanunritmo lentoymecánico.Se imaginóunacriaturadiminuta, suverdaderoyoquizá, tirando de palancas y viendo imágenes fotográficas en el interior de sucráneo.Lohabíavistoenunapelícula:MeninBlack.RecordabahaberlavistoenDVD hacía años, con sumadre en el sofá del sótano,mientras compartían unamantadeSnoopy.«MegustaWillSmith»,lehabíadichosumadre,dandosorbosaunabebidaqueolíaamelocotón.«Mepuederescatarcuandoleapetezca.»Ahoraellayanoestaba,constatóDarby.ElcadáverdeMayaThornepermaneceríaenalgúnhospitaldeProvo,Utah,
peroelpequeñoserquevivíaenel interiordesucabezasehabíaperdidoparasiempre.EntoncesAshley le apretó lamano derecha, entrelazando sus dedos gélidos
con losde ella comodos adolescentes enamorados,y laguiopor la sala.Más
alládeEdySandi,másalládelmostradordepiedra,másalládelascafeteras.Ella no sabía adónde la llevaba, ni tampoco le importaba. Advirtió medioatolondradaquesupiederechodejabahuellasrojas,pueshabíapisadoelcharcodesangredeEdsindarsecuenta.Comosideunapesadillasetratara, loúnicoquequeríaeraquetodoacabara.Queporfavoracabaratodo.Giró el cuello para echar unamirada al viejo reloj deGarfield de la pared.
Marcabalas05.19.Restóunahoraparaajustarsealhorariodeinvierno.Esosignificabaqueeranlas4.19h.HabíarecibidoelSMSdel911alas3.58.Elcaminoderegresohabíadurado
veintiúnminutos.Si se restabana los treinta, entonces faltabannueveminutosparaquellegaralapolicía.Nueveminutosescasos.«Sobrevivenueveminutosmás.»«Esoestodo.»Ashley la hizo parar con brusquedad, ahí, ante la puerta del cuarto de
mantenimiento. Seguía entornada desde que ella la había abierto con la llave.Ashley ledio lavueltaconsuavidad,comoenun tango lentoymareante,y laempujócontralapared.—Siéntateaquí—indicó.Ellanoobedeció.—Siéntate,porfavor.Ella negó con la cabeza y las lágrimas gotearon en el suelo. Le dolían los
senosnasales.—¿Nopiensassentarte?Darbyvolvióanegarconlacabeza.—¿Noestáscansada?Oh,estabaexhausta.Teníalosnerviosdestrozados,losmúsculoscomocarne
fofa. Los pensamientos, emborronados. Pero por algúnmotivo sabía que si sesentaba entonces, todo habría acabado. Perdería su fuerza de voluntad.Nuncavolveríaalevantarse.
Durante unos instantes se planteó soltarlo, decir lo que no podía decirse:«Ashley,tirélasllavesporlaventanadelbañodehombres.Cayeronenlanieveaquizátresocincometrosdedistancia».«Puedesmatarme.Yaestoy.»Jay lloraba al otro ladode la sala.CaradeRoedor se arrodilló junto a ella,
intentandocalmarla.—NomiresaEd.Nolemires,¿vale?Estábien...EdhizootrainhalaciónatormentadaporlanarizmientrasSandileenvolvíala
mandíbula con otra venda antes de que emitiera un sonido extraño, como uneructohúmedo.Lagasablancaylimpiaseempapódesangre.—Estábien,Jaybird.¿Quieres...eh...jugaralahoradelcorro?—Estamos todos... —Sandi suspiró y se limpió la sangre de Ed de los
pantalones—.Vamos a ir todos a la cárcel el resto de nuestra vida. Lo sabes,¿verdad?Ashley hizo caso omiso. Era una sombra negra que se cernía sobre Darby
observándola. Seguía sujetándole lamuñeca, la tenía atrapada contra la puertadelcuartomedioabierta.Lerecorríaelcuerpoconlamirada.Darbyteníalavistafijaenelsuelo,ensusConversedel39,concortesporel
hielo y parduzcas por culpa de la suciedad y la sangre. Hacía diez días quehabíansalidodelacaja.—¿Tellevabas...?—Ashleycarraspeó—.¿Tellevabasbiencontumadre?Darbynegóconlacabeza.—¿No?—Laverdadesqueno.Élseinclinómáshaciaella.—¿Porquéno?Darby no respondió. Intentó zafarse de lamano que le sujetaba lamuñeca,
pero él respondió suavemente con la otramano y le presionó la remachadoracontraelvientre.Teníaelnudilloenelgatillo.Elcolordelaherramienta,deun
naranja chillón comode rotulador fluorescente, la hacía parecer un juguete detamañoexagerado.Élrepitiólapreguntaysualientocálidoleprodujouncosquilleoenlanuca.—¿Porquéno,Darbs?—Yoera...eraunaespeciedehijahorrible.—Letemblabalavoz,perointentó
serenarse.Acto seguido, comoundiqueque se desborda, lo soltó todo—:Meaprovechaba de ella. La manipulaba. La insultaba. En una ocasión le robé elcoche, con un cordón de zapato. Desaparecía varios días seguidos sin decirleadónde iba o con quién. Le debí de producir úlceras. Cuando... cuando memarchéalauniversidad,nisiquieranosdespedimos.MesubíenmiHondaymelarguéaBoulder.Ydepasolerobéunabotelladeginebradelmueblebarantesdesalir.Recordó habérsela bebido sola en la habitación de la residencia. El ardor
amargo en la garganta, bajo un papel pintado desolador con tumbas dedesconocidos, con nombres y fechas de nacimiento dibujados con barras depastelocerasdecolores.Ashleyasintióyleolisqueóelpelo.—Losiento.—Nolosientes.—Sí.—Mientes...—Lodigoenserio—insistióel—.Sientotupérdidadeveras.—Yonolosentiría—dijoDarbyentredientes—.Sifueratumadre.Sintióquese leagolpabanmáslágrimasyqueleprovocabanescozorenlos
ojosirritados,perolasreprimió.Ahoranopodíaempezar.Esollegaríamástarde.Mástarde,mástarde,mástarde.Despuésdequelapolicíaderribaralapuertaapatadas y acribillara a Ashley y a Lars; después de que esposaran a Sandi,cuandoDarbyyJayestuvierana salvoenunaambulancia,envueltasconunasmantas de lana sobre los hombros. Entonces y solo entonces podría llorar lamuertedesumadrecomocorrespondía.
Ashleyfruncióelentrecejo.—¿Cómoserobauncocheconuncordóndezapato?Darby no respondió. Era una historia de lomás corriente.Al Subaru de su
madre ya le habían forzado la cerradura antes y el ladrón de pacotilla habíadestrozado el contacto con un destornillador para intentar hacer un puente.Hacíanfaltadosllaves,unaparalapuertayotraparaelcontacto.Darbysehabíaagenciadounaperonolaotra.«Eres una cabrona de mierda,» le había dicho su madre desde el porche,
cuando vio regresar su propio Subaru a las tres de la madrugada. «Eres unacabronademierda.»—Ah... —Ashley ató cabos—. Así es como entraste en nuestro
monovolumen,¿no?Darbyasintióyotralágrimacayóalsuelo.—Vaya.Escomosiestuvieraescritoloquehaocurridoestanoche.—Ashley
volvióasonreír—.Siemprehecreídoquelascosaspasanporalgúnmotivo,siesquesirvedeconsuelo.Noservía.Sesuponequelamuertetetransformaypasasdeserpersonaaserunaidea.
Pero, para Darby, su madre siempre había sido una idea. En cierto modo,después de dieciocho años viviendo en lamisma casa de dos habitaciones enProvo, de comer la misma comida, demirar la misma tele, de sentarse en elmismosofá,nuncahabíasabidoquiéneraMayaThorneenrealidad.Nocomoserhumano.Sinduda,nocomolapersonaquehubierasido,siDarbynohubieraexistido.Sienrealidadhubierasidounagripe.«Oh,cielos,mamá,losiento.»Estuvoapuntodedesmoronarse.Peronopodía,nodelantedeél.Asíqueun
dolorqueleembotabaelalmaselequedópegadoconfuerzaenelpecho,comounatoallahúmedayanudada.«Cuántolosientoportodo...»Ashley la observó de nuevo largo y tendido. Otra respiraciónmeditada. El
olordensodelsudor.Darbyoyóquemovíalalenguadetrásdeloslabios,comosi luchara con palabras que no se atrevía a articular. Cuando por fin volvió ahablar,suvozsonódistinta,embargadadeunaemociónqueDarbynoalcanzabaaidentificar.—Ojaláfuerasmiamiga,Darby.Ellaguardósilencio.—Me encantaría que tú y yo... que nos hubiéramos conocido en otras
circunstancias.Esto,todoesto,nosoyyo.¿Deacuerdo?Nosoymalo.Notengoantecedentes penales. Nunca he hecho daño a nadie antes de esta noche. Nisiquiera bebo, ni fumo. No soymás que el propietario de un negocio que seimplicóenunasuntoquesetorcióyahoratengoquedeshaceresteentuertoparaprotegeramihermano.¿Loentiendes?Ytútehasmetidoenmedio.Asípues,telopidootravez,antesdequelacosasepongafea...¿Dóndeestánlasllaves?Ellaledevolvióunamiradaduracomoelacero,sincederniunápice.Darby veía el reloj por encima del hombro de Ashley. Los personajes.
Garfield,decolornaranja, leofrecía las floresaArlene,decolor rosa.Fijó sumiradaborrosaenelminutero,casiestabaenvertical:04:22h.Faltabancincominutosparaquellegaralapolicía.—¿Mehas oído,Ashley?—Sandi se levantó—. ¿Estás sufriendoun ataque
psicótico?Conllavesosinellas,seacabó.Vamosaterminartodosenlacárcel.—No,deesonada.—¿Yquécreesquevaapasar?Ashleynorespondió,sinoquesusiluetaoscuravolvióadirigirseaDarbyy
cambiólaformacomolesujetabalamuñeca.Lerecorriólapielconlosdedoscomosifueranlostentáculoshúmedosyfríosdeunpulpo,recolocándolosporsu cuerpo, apretando. Y le levantó la mano deslizándola hacia arriba por lapared.Sandialzólavoz.—¿Quéleestáshaciendo?Darbyestiróelcuelloparaver: lesujetaba lamanoderechacontra lapuerta
del cuarto de mantenimiento. Justo donde estaba la bisagra de la puerta.Presionándole los dedos en el interior de las fauces doradas, donde el latónestabamanchadodelubricanteviejoycavidadesparduzcasdeóxido.Darbyviolauñadeldedomeñiquepintadaconesmalteazulchillón, sucarnevulnerableallíposadacomounacabecitaenunaguillotina.«Cincominutos.»VolviólamiradahaciaAshley,conelestómagoretorcidoporelpánico.Él,conlaremachadoradebajodelaaxila,seinclinóparaasirelpomodela
puertaconlamanoqueteníalibre.—Quizánolorecuerdes,Darbs,perohaceunashorastehasreídodemíporla
fobiaquele tengoa lasbisagrasdelaspuertas.¿Teacuerdas?¿Teacuerdasdecómomellamaste?Darbycerró losojosparacontenerunas lágrimasácidas,deseandoque todo
pasara...—Sí,ups,¿cómo?... pero todo era real. Estaba ocurriendo realmente, justo entonces, y nunca
podríaremediarse,ysusdedosdeartistaestabanapuntodeseraplastadosporunmetalpocoamable.Sandisoltóungritoahogado.—PorDios,Ashley...—Nolohagas—suplicóJayforcejeandocontraLars—.Porfavor,no...PerolasombraelevadadeAshleyGarvernoescuchaba.Seinclinómáshacia
Darby humedeciéndose los labios y ella olió a algo ligeramente bacteriano,fétido,comocarneendescomposición.—Nomedejasotraopción.Simelodices, teprometoqueno teharédaño,
¿vale?Tienesmipalabra.Dónde.Están.Mis.Llaves.«Cincominutos,cincominutos,cincominutos...»Seobligóaabrirlosojos,aapartarlaslágrimas,aacompasarlarespiración,a
mirar almonstruo directo a sus ojos verdes.No podíamorder el anzuelo.Nopodíasometerseyentrarensujuego,porqueencuantosupieradóndeestabael
llavero, la mataría. No tenía otra opción. Ashley Garver era muchas, muchascosas,peroporencimadetodoeraunmentirosocompulsivo.—Porfavor,Darbs,dímeloparaquenotengaquehacertedaño.Porque,sino,
meobligasacerrarlapuertadegolpe.Se arrodilló junto a ella para que viera el brillo apenado de su expresión.
Darby sabía que estaba todo preparado. Otra cabeza de la Hydra. Esanegociación era como cualquier otra de las actuaciones que había presenciadoesanoche,otraversióndeAshleyqueusaríaunratoyluegodesecharía,aligualqueunapitónmudasupielgrisyarrugada.Sehizoelsilencioentodalasala,alaesperadeunarespuesta.«Inhala.Cuentahastacinco.Exhala.»—Sitelodigo—lesusurróella—,cerraráslapuertadetodosmodos.Élensombreciólaexpresión.—Chicalista.Ylacerró.
04.26h
De camino, el cabo de la patrulla viaria Ron Hill preguntó a la central deemergencias en dos ocasiones que le aclararan lo de la llamada 207, pero nohabíamásinformacióndisponible.Ningúnnombre.Ningúnantecedente.Solounvehículo (monovolumen gris), una matrícula (VBH9045) y una ubicaciónaproximada, todo enviado a través de un SMS al 911. No habíamás datos decontacto. Ninguna llamada. Todos los intentos de seguimiento habían sido envano, probablemente por la mala cobertura y por la tormenta de nieve, queestababatiendorécords.Sonabaajugarreta.Lasllamadasmásespantosassiempresonabanajugarretaenunprincipio.Su coche patrulla fue ascendiendo a trompicones, con los cilindros a pleno
rendimiento,laarenaylagravillaacribillabanlosbajosdelcoche.Enteoría,elCDOTteníaunaordenespecíficademantenimientodeesavíaaesaaltitud:quitarnieve,luegoelhielo,luegoechararenaydespuéssal,peroporloqueparecíasuequipoAsehabíatomadovacacioneseldíadeNochebuena.Todoaquelesfuerzoparecíaintentarconvertiraungrupodegatosenunrebaño,pagándolesademáshorasextra.Fisgoneandoporsusfrecuenciasderadioaficionados, lerecordólafrasedesuviejooficialalmandoparacuandolosmarinesdejabanlaformaciónysearriesgabanaexponersealfuegoenemigo:«Bandadademierda».Ronteníatreintayseisaños,caradeniño,yunaesposaquehabíaestudiado
diseñográficoperoquesehabíaconformadoconseresposa,yunhijodecincoaños que de mayor quería ser policía. Ella le odiaba por ello. Le habíanreprendidoendosocasionespordormirseencontrolesdevelocidadyunaporlo
que en el informe se describía como «fuerza verbal innecesaria», lo cualRonseguíapensandoqueeraunacontradicción.Antesdel turnode las sietede la tardedeesedía, encontró lamaletade su
mujerenelarmario.Enposiciónverticalyamediohacer.Absortoenestospensamientos,estuvoapuntodesaltarseelletreroazulque
aparecióasuderecha,coronadodenieveydestellandoenlosposteselevados:ÁREADEDESCANSOA1.500m.
—Eh.—UnosdedoschasquearonanteelrostrodeDarby—.Teheperdidounsegundo.Darby tenía la impresión de haber sumergido la mano derecha en agua
hirviendo.Alcomienzo,nolehabíadolidonada,soloelzumbidodelairedesplazadoyel
choquedelapuertaalcerrarseconfuerzajuntoasuoídoderecho.Eldolorllegóalcabodeunosinstantes.Ensordecedor,demoledor.Conlacontundenciadeunmazazoy afilado comouna aguja.La arrojó fuerade su cuerpo, fuerade estemundo.Duranteuninstantefunestonoestuvoenningúnsitioy,alcabodeotroinstante, regresóa lacasapequeñadesu infanciaenProvo:volvíaa tenerseisaños,subíaatodaprisalaescalera,quecrujía,searrojabaalasmantascálidasdela cama de sumadre, refugiándose de las pesadillas de la hora bruja. «Estoyaquí»,lesusurrabasumadrealtiempoqueencendíalalámparadelamesitadenoche.«Hasidounsueño,cariño.»«Telohasimaginadotodo.»«Estoyaquí...»YentonceseldormitoriosedesangrócomosifuerapinturayDarbyvolvióa
aquella área de descanso de Colorado con fluorescentes y café pasado, aquellugar infernal del que nunca podría escapar. Se había desplomado al perder el
conocimiento,deespaldasa lapuerta.Unsaboramargoen lagarganta.Temíaalzarlamiradahaciasumanoderecha.Sabíaloquehabíaocurrido.Sabíaquelapuertaestabacerrada,queporlomenosdosdesusdedosestabanchafadosensuinterior,pulverizadosentreunosdientesdelatóndespiadados...«Tetengo,Darby...»—LaTierra llamandoaDarby.—Ashleychasqueó losdedos—.Tenecesito
despierta.—Ashley—siseóSandi—.Estásloco.Hasperdidolacabeza...Darbysearmódevalorparamirarselamano,mientrasluchabaporcontener
unas lágrimas acuosas. Su dedomeñique y el anular habían desaparecido porencima de la bisagra, dentro de la mandíbula tipo tijera de la puerta.Desparecidos. Notó una sacudida nauseabunda y escalofriante. Su cuerpoacababajusto«ahí».Eraimposiblequefuerasumano,peroloera.Noalcanzabaa imaginar qué aspecto tenían sus dedos en el interior de la puerta: pielreventada, tejidos triturados,huesos rotosconvertidosenastillas.Los tendonesmachacados y mezclados como si fueran espaguetis largos. Había un pocomenosdesangredeloquehabíaimaginado;apenasunhilolargoybrillantequedescendíaporelmarcodelapuerta.Loobservómientraschorreabapocoapocoporlamaderaagrietada.—Ashley—bramóSandi—.¿Meestásoyendo?Darby intentó coger el pomode la puerta con lamano izquierda sana, falló
dos veces y al final consiguió cerrar lamano entumecida a su alrededor, paraabrir lapuertadelcuartoy liberar lamano lisiadaydejarasíaldescubiertoelhorrorosoydesgarradordaño,peroelpomodelapuertanogiraba.Elcabrónlahabíacerradoconllave.Ashleycruzólasaladandograndeszancadas,seguardólallaveenelbolsillo
yladejóallíencerrada.—Bueno,Sandi,hallegadoelmomentodesersincerocontigo.—Oh,¿ahoraeselmomento?¿Despuésdetodoesto?—Sandi,dejaqueteexplique...
—Oh,claro...—Lelanzóelbotiquíndeplásticoyélloesquivó,porloquefueaparar almostradordepiedra—.Mediste tupalabra,Ashley.Se suponíaquenadieibaasufrirningúndañoporculpadetodoesto...Ashleyseleacercó.—Tengoqueconfesarteunacosa.—¿Ah,sí?¿Qué?Hablólentamenteyconprecisión,comouncirujanodandomalasnoticias.—Nuestracitaaquínoeraparaencontrarunlugarpúblicodiscretoparaque
medieras la llavede tu trastero.Me refiero aque, sí, ese era tuplan, yquizáutiliceesasinyeccionesdeesteroidesparaqueJaybirdvivamientrasduren...Sandiabrióunosojoscomoplatosanteelterrorgélidoquesentía.—Pero¿sabes?Yotambiénteníaunplan.—Siguióacercándose—.Yresulta
que«tu»plannoeramásqueunapartede«mi»plan.Sandi retrocedió otro paso, paralizada ante sus anchas espaldas, su
impresionantepresenciaylaslucesfluorescentesqueparpadeabaneneltecho.Silencio.—¿Sabes...?—Ashley se encogió de hombros—. Lo cierto es que pensaba
quellegadosaestepuntoyahabríasintentadohuir.Lohabíaintentado.Élfuedemasiadorápido.AshleylacogióporelcodoconesafuerzamusculosaqueDarbyconocíatan
bieny, conungiropropiodel aikido, arrojó aSandi al suelo.Unzapato saliódisparado.Alcaer,diounapatadaalamáquinaexpendedoraconelotropieyelcristal se rajó y quedó opaco.Ashley ya estaba encima de ella, obligándola aponersebocaabajo,inmovilizándolaconunarodillaenlaespalda.Edintentólevantarse,peroLarsapuntóconlapistoladel45.—Ah,no,no.EntoncesAshleysujetóa lamujerporelpelo,conlosdospuñoscerradosy
tiródelacabezahaciaatrás,contrasurodilladoblada.—Llamaste...Sandi,aver,alomejornoteacuerdas,perohaceunratodijiste
unascosasmuyfeassobreLars,sobresucondición.Pordecisionesquenuestramadretomóhacevariasdécadas,cuandoélnoeramásqueunembrión.¿Esoteparecejusto?Vengaya,Sandi.Yasabesquequieroamihermanito...Sandigritóparaquelasoltara.—Retíralo, Sandi.—Le retorció el cuello todavíamás—.Retira lo que has
dicho.Ellagritó,solovocales.—Inténtalootravez.Noteoigo...Sandijadeó.—Yo...yo...loretiro.—Vale, bueno, bonito gesto. —Ashley miró a Lars—. Y bien, hermanito,
¿aceptasladisculpadeSandi?Larsdesplegóunaampliasonrisasaboreandoelpoderymeneólacabezados
veces.—Porfavor,porfavor,yo...Ashley agarró mejor a Sandi por el cuero cabelludo, plantó la bota en un
puntomás elevado entre sus omóplatos (para hacer palanca, tal como advirtióDarby)ytiróconfuerza.Alamujerseleacabórompiendoelcuello.Nofuerápidoniindoloro.Sandi
gritóhastaquedarsesinaire, lacaraselepusodeunmoradopodrido,losojossaltonesantesdeperderlavida,losdedosenformadegarra,pataleando.Ashleyhizounapausay sujetómejor aSandipara tirarlemásde la cabeza, cadavezmás fuerte, noventa grados hacia atrás, hasta que las vértebras acabarondislocándosele en una cadena húmeda. Como petar los nudillos. Si todavíahubiera estado consciente, habría experimentado el horror parapléjico de sucuerpoalentumecerse.Setratabadeunprocesodedistensión,torpeyllenodegruñidos,ytranscurrierontreintasegundoscompletosantesdequequedaraclaroquelamujerestabamuerta.Entonces Ashley la soltó y dejó que la frente de Sandi golpeara contra la
baldosa,conelcuellollenodehuesosseparados.Élselevantóconlacararoja.
Larsestabaaplaudiendoconsusmanosmarcadas,riendodelaemoción,comosiacabaradevereltrucodecartasqueponíafinatodo.«Acabodepresenciarunasesinato»,pensóDarbyconapatía.«Ahoramismo.
Antemispropiosojos.»SandiSchaeffer,conductoradeautobúsdeSanDiego,cómpliceyconspiradoradeesteembrollodetramadesecuestro,habíamuerto.Unavidahumana,unalma,extinguida.Dabaigualquefuerasobrelasbisagrasde la puertao sobre el síndromealcohólico fetal deLars, si pronunciabasunafrasequenofueradelagradodeAshleyGarver,niquefuesedepasada,élnoloolvidaba.Tomabanotadeello.Yluegosellevabaloqueerasuyoatodacosta.—Eh,hermanito.—Recobróelalientoyseñalóelcuerpotibiodelamujer—.
¿Quieresreírte?Noesqueahoraimporte,pero¿tecontóestafanáticadeJesúsenquépensabagastarsesuparte?—¿Enqué?—En refugiosparamujeres.Cientosdemilesdedólaresdonados a hogares
paramujeresmaltratadasportodaCalifornia,comounaMadreTeresadenuestrotiempo.¿Notepareceincreíble?Larsserioconlavozquebrada.DarbyalzólamiradahaciaelrelojdeGarfield,peroseleempañólavistapor
culpadesuslágrimasespesas.¿Faltabanquizátresminutosparalallegadadelapolicía?¿Dosminutos?Nolosabíaacienciacierta.Sumenteeraunrevoltijodecuchillasdeafeitar.Volvióacerrarlosojos,deseandodesesperadamentevolveratenerseisaños.Deseóqueaquellofueraotrapesadilladelahorabrujadelaquesehabíadespertadoantesdeiral instituto,antesdeSmirnoffIceyel toquedequeda y las galletas de marihuana y Depo-Provera, antes de que todo secomplicara, envuelta en los brazos de su madre, conteniendo las lágrimas,describiendosinrespiracióna ladamafantasmagóricacon laspatasdeperroyarticulaciones que se doblaban hacia atrás que se había paseado por suhabitación...«No,noeramásqueunsueño.»«Estoyaquí,cariño.Noeramásqueunsueño.»
«Inhala,cuentahastacinco,y...»Ashleygolpeteólapuertadelcuartodemantenimiento.Comopasarpapelde
lija por los nervios al rojo vivo, un dolor espeluznante y complejo serpenteódesde lamuñeca como si fuera electricidad.Darbygritó conunavoz ahogadaquenuncahabíaoído.—Lo siento, Darbs. Estabas dormitando otra vez.—Se secó el sudor de la
frente—. Créeme, se suponía que iba a ser un trabajo aislado. Recogíamos aJaybird de su mansión, conducíamos doce horas hasta un trastero de MooseHead, donde Sandi tenía un dinero escondido, las llaves de una cabaña, y lasdichosasinyeccionesdeadrenalinadeJay,todobajounnombrefalsoyconuncandado con una combinación de cinco dígitos uno-nueve-ocho-siete-dos.Cogíamos eso, desaparecíamos en la cabaña de la familia de Sandi, y nospasábamosunasemanitaodosnegociandounbuenrescate.¿Verdad?Golpeteólapuertaotravez;otrochirridodeviolínenformadedolor.—Puesno.DespuésdeadoptaraJayporsorpresaydehaberrecorridomedio
desiertodeMojave,nosenteramosdequesehabíaproducidounroboenelputoedificiode trasterosdeSandi,yque todos loscierresconcombinacióncorríanpeligro.¿Teimaginas?Oseaquevolvíanausarlasllavespordefecto,quesoloteníaSandi,alláenCalifornia.Ysegundoproblema:elseñorNissenllamóalapolicíaaunqueleordenamosexpresamentequenollamara,yentoncesSandiseconvirtióenelcentrode todas lasmiradas,dadoquees laputaconductoradelautobúsescolarquevioaJayporúltimavez.Mientrastanto,estamosaquíenlasRocosassinun lugardondealojarnosyunaniñaenfermaenelmonovolumen,azotadosporunatormenta.¿Quépodíamoshacer?¿Eh?Estiróelbrazo,comosifueraasacudirotravezelpomodelapuerta.Darby
hizounamueca,peroAshleymostróundestellodecompasiónysecontuvo.—Así pues, en el último momento, Sandi se sacó de la manga un viaje a
DenverparapasarlaNavidadenfamiliacomotapaderaparalapolicía,deformaque pudiera reunirse con nosotros en un lugar público y darnos la llave deltrastero para que tuviéramos acceso a las medicinas de Jay y a nuestras
provisiones.Locualmellevaaltercerproblema.—Ashleyseñalóalexterior—.Esteputopaísdelasmaravillasinvernal.LaspiezasencajaronenlacabezadeDarby:«Elapocalipsisnevadolosatrapó
a todos en el punto de entrega. Y el pobre Ed ha quedado como atrezoinvoluntariodeSandi».«Yluegoaparecíyo.»Elalcancedelasituaciónlaempequeñecióehizoquesumentedivagara.A
las siete de la tarde, en pie gracias al Red Bull, pero exhausta, Darby habíaentradoenaquelnidodevíboras.Observólagotalargaybrillantedesusangre.Yacasihabíallegadoalsuelo.—No soy imbécil —declaró Ashley—. He visto suficientes películas para
saber que todo deja huellas dactilares. Dado que ahora la policía está alcorriente, cobrarle el rescate de Jaybird a papá y mamá es prácticamenteimposible.YlapolicíatambiénlesigueelrastroaSandi.Robólasinyeccionesde cortisol para Jay de la enfermería del colegio hace unosmeses, o sea queenseguida relacionarán el robo con ella.Y entonces lomás seguro es que nosdelate, lo cual la convierte en un lastre. O sea que subimos aquí a matarladespués de que nos diera la llave. Para hacer ver que era un robo que habíaacabadomalyquesehabíasaldadoconuntiroenlacara.Peronomeesperabalatormentadenieve,niquetrajeraasuprimoEd.Ytampocoteesperabaati,claroestá.Todoestabarelacionadoyteníasentido,pormacabroquefuera.Aexcepción
deunúltimoelementodesconocidoqueardíaenelfondodelamentedeDarbyconunatensiónnoresuelta.—Entonces...sinovaahaberdinerodelrescate,¿quévaisahacerconJay?—Eh.—Ashleylevolvióachasquearlosdedosenlacara—.Antesresponde
tú,¿vale?¿Dóndeestánmisllaves?—¿Quévaisahacerconella?Élsonrióconaireculpable.—Veoquenoestásdispuestaacooperar.
—¿Ah,sí?¿Yquécoñoheestadohaciendotodalanoche?—Créeme,Darbs.Créeteloquetevoyadecir.—Selevantó,cargadoconla
remachadora naranja, y recorrió la sala—. Porque, aleluya, ya sé qué hacercontigo.Podríacerrarlapuertadeunportazoconcadaunodetusdedosunayotra vez hasta que salga el sol, hasta que tus manos se parezcan a unashamburguesassanguinolentas,yaunasínomedirásloquenecesitosaberporqueresultaquetúnoeresdeesetipodepersonas.Eresunaheroína,unadefensoradelascausasperdidas.Todatunochesehaidoatomarporculoporqueforzastelacerraduradelmonovolumenparasalvaraunadesconocida.Asípues,adivina...Aquítienesotraposibilidaddesalvaraotrodesconocido.Se agachó al lado deEdy le presionó la remachadora contra la frente.Los
párpadosdelhombredemedianaedadseabrieronamediasconaireaturdido.—Bueno,Darbs—dijoAshley—.Voyacontarhastacinco.Omedicesdónde
escondistemillaveroomatoaEd.Ella negó con la cabeza, meneándose de izquierda a derecha, una negativa
indefensa.ElrelojdeGarfieldmarcabalascincoymedia(cuatroymedia)enlapared.«Hanpasadotreintaydosminutos.Lapolicíaseretrasa...»Ashleyalzólavoz.—Cinco.—No.Yo...nopuedo...—Cuatro.—Porfavor,Ashley...—Tres.Vengaya,Darbs.—Golpeólabocadelaremachadoracontralafrente
deEdconcrueldadybrutalidad—.Mírale.Enesosmomentos,Edteníalosojosacuososclavadosenella.PobreEdward
Schaeffer, el exveterinario con una familia con la que ya no vivía y que leesperaba en Aurora, Colorado. Una tapadera humana; el daño colateralinvoluntariodeSandi.Volvíaamoverloslabios,amortiguadosporlagasarojahúmeda y fría, intentando formar palabras con una lengua empalada en el
paladar.Darbynotabasumiradaenella,suplicándolequedijeraaAshleyloquedeseabasaber.Que«porfavor»selodijera...—Siselodigo—lesusurróDarbyaEd—,nosmataráalosdos...Eso estaba claro, pero deseó poder decirle otra verdad mayor para
tranquilizarle:«Lapolicíaestáapuntodellegar.Sehanretrasadounosminutos.EncualquiermomentovanaabrirlapuertadeunapatadaydispararánaAshleyyaLars...».—Dos.—No...nopuedodecirlo.—MiróaEd,conscientedeloquesignificaba,yun
sollozoatormentadoescapódesuslabios—.Yo...Oh,cielos,cuántolosiento...Ed asintió lentamente, con complicidad, mientras los pegotes de sangre
fibrosa le caían sobre el regazo. Como si de algún modo, aunque fueraimposible,loentendiera.Darbyteníaganasdegritarle:«¡Estánapuntode llegar,Ed!Lapolicíavaa
venirasalvarnos.Porfavor,Dios,quellegueya...»LapacienciadeAshleytocóasufin.—Uno.
—Diez-veintitrés.Acercándosealaestructuraapie.El cabo Ron Hill agarró la radio que llevaba al hombro, tropezó con un
montículodenieveyseenderezóconlapalmaenguantada.Ahíelhieloestabadurocomounaroca,comocementoesculpido.SeencontrabaaunospocospasosdelaoficinadeturismodeWanapa.Llegó a la puerta delantera pasando por debajo de la lámpara en forma de
platillo.Seguíasinrecibirmásinformacióndelacentraldeemergenciasapartedelmensajeinicialdel207,locualresultabafrustrante.LlamóalapuertaconsuMaglite.—Patrullaviaria.Esperórespuesta.
Luego,convozunpocomásgrave.—Policía.¿Hayalguienahí?Oficialmentenoeramásqueunedificiopúblico,perollevólamanoderechaa
laculatadesuGlock17altiempoquesujetabaelpomodelapuertaysesituabaaunladoenlanievecrujiente,empleandoelmurodeladrillocomoprotección.Enlasmaniobrasdeentrada,losumbralesdelaspuertassellaman«embudos
fatales» porque son el punto central natural del defensor. No hay forma deesquivarlos,anoserquesederribeunmuro,oseaqueentrasdirectamenteenlamiradelvillano.Sirealmentehabíaun207agazapadoenelinteriordeláreadedescanso, ahora mismo estaría observando la puerta por el cañón de unaescopeta,agachadotalvezdetrásdelosrehenesparaprotegerse.O,quizá,solounasalavacíaeinofensiva.Enlacentralnolosabían.Una fuerte ráfaga de viento le tiró de la chaqueta de GoreTex y salpicó la
puertadecoposdenieveseca,yentonceselcaboHillnosupoacienciaciertaaquéesperaba.¿AqueSaraacabaradehacerlaputamaleta?Atomarporculo.Giróelpomodelapuerta.Lapuertaseabrióconuncrujido.
—Cero—dijoAshley.PeroDarby no estaba escuchando, porque se acababa de dar cuenta de una
cosa.MirabamásalládedondeestabaAshley,almapadeColoradodelapareddetrás de Ed, y se le cayó el alma a los pies, presa de un miedo pesado yempalagoso. La carretera estatal 7 era una línea azul gruesa en el mapa, queserpenteabaporunazonamontañosa,ylasáreasdedescansoestabanmarcadasconcírculosrojos.Wanapa,Wanapani,Colchuk,Nisqual.EstabaenWanapani.«GranDiablo.»NoWanapa.Pero ella había tecleado sumensaje antes al 911, a eso de las nueve de la
noche, antes de saberlo. Luego había regresado al interior, había vuelto a
inspeccionar el mapa y se había dado cuenta del error: había confundido dosnombresparecidosdeunalenguadelosindiosamericanos,ambosrelacionadosconlosdemonios.«Por culpa de mi SMS, he enviado a la policía al área de descanso
equivocada.»Aotratotalmentedistinta,atreintaycincokilómetrosmásalládeBackbone
Pass. Al otro lado del tráiler con remolque y dieciocho ruedas que habíaderrapado. Al final no vendría la policía. Seguía a kilómetros de distancia,inalcanzable, con las indicaciones equivocadas. Nadie acudiría a detener aAshleyyaLars.Nadieacudiríaasalvarles.Leentraronganasdegritar.Sedejócaercontralapuertacerrada,notandocómoseleretorcíanlosdedos
en el interior del marco. Otra sacudida de dolor, como si estuviera en unapicadora de carne. Se sintió ingrávida, como en caída libre, desplomándose aalgunaprofundidaddesconocida.Deseóquetodoacabara.«Nadievendráasalvarnos.»«Estamossolos.»«Nosvanamatarpormiculpa...»Ashleysuspiróconairepetulante,comounniñofrustrado,yentoncescolocó
laremachadoraenlasiendeEdyapretóelgatillo...—Para—dijoDarbyconvozahogada—.Para.Tedirédóndeestánlasllaves,
si...simeprometesquenolematarás.—Teloprometo—dijoAshley.Darbysabíaqueeramentira.Porsupuestoqueeraunamentira.AshleyGarver
eraunpsicópata.Laspalabrasylaspromesasnosignificabannadaparaél;eracomo intentarnegociarconunvirus.PeroDarbysevinoabajoyse lodijodetodosmodos.Lasalaquedóensilencioabsoluto,suvozeraapenasunsusurroquebrado.—Enlanieve...alotroladodelaventanadelbaño.Laslancéporahí.Ashleyasintió.MiróaLarsyluegoaJay.Despuésvolvióamirarlayfrunció
loslabiosformandounasonrisainfantil.—Gracias,Darbs.Sabíaqueacabaríasentrandoenrazón—dijo, llevando la
remachadoraalafrentedeEddetodosmodos.PUM.
04.55h
—Nolamateshastaqueregreseconlasllaves—ordenóAshleyasuhermano—.Tengoqueasegurarmedequedicelaverdad.CaradeRoedorasintiómientrasvertíagasolinaporencimadeloscadáveres
deEdySandihastadejarlosempapados.Selesoscureciólaropa,elpeloselesquedóresbaladizoyseformaronremolinosenlasangredelsuelo.Unosvaporesacreshelabanelambiente.Entoncesvertióunrastroborboteanteenelsueloendirección a Darby, respirando por la bocamientras se le acercaba, alzando elbidóndegasolinaconambasmanos.Darbycerrólosojos,preparándoseparaloquevenía.Másdetreslitrosgélidoslecayeronencimadegolpe,legolpearonlanuca,le
corrieron por los hombros y le dejaron el pelo adherido a la cara. Las gotassalpicaronlapuertadetrásdeellayformaronuncharcojuntoasusrodillas,conunafrialdadasombrosa.Gasolinaenlosojos,enlaboca,unsaboracre.Escupióenelsuelo.Lars retrocedió hasta el centro de la sala mientras sujetaba a Jay por el
hombro.Dejó el bidón de gasolina y se oyó un chapoteo, pues todavía estabamedio lleno. Justo al lado, un rollo de papel absorbente y el ya familiardesinfectanteClorox.Ahoratodocobrabasentido.«Lejíaparadescomponer suspruebasdeADN.Papelpara lashuellas.Fuego
paratodolodemás.»ALarslecolgabaunacosablancadelbolsillotraserocuandoseinclinópara
limpiar la encimera.Darby lo reconoció: el calcetín relleno queAshley habíalanzadoalaparcamientohacíahoras, recuperadoobedientementeporLars.Loshermanos estaban ahora enmodo limpieza y se dedicaban a la ardua tarea de
eliminartodaslashuellasforensesquepudieranrelacionarlosconlamasacreallíproducida.«Por eso las llaves son tan importantes—advirtió Darby sin capacidad de
reacción—.PoresoAshleynopuededejarlasaquí.»«Sonunaprueba.»¿Y lo peor de todo? Su claro optimismo estúpido. Esos hermanos no eran
mentescriminales.Niporasomo.Aunque redujeranacenizascadacentímetrocuadradodel edificio, la policía deColorado encontraría algo.Unpelo suelto.Unaescamadelapiel.AlgocaracterísticodelarodaduradelosneumáticosdelAstro.LahuelladeunpulgarenunodelosclavosdeacerodeAshley.Oinclusoalgún detalle circunstancial que relacionara a Sandi con ellos; algo que se leshubiera pasado por alto con las prisas por eliminarla antes de que se vinieraabajo al ser investigada por la policía.Habían sido descuidados. Toda aquellatrama de secuestro había sido ingenua y estúpida, y estaba prácticamentecondenada al fracaso, pero no antes de costarle la vida a varias personasinocentes,yparaDarbyesoresultabalomásofensivodetodo.Se apartó unmechón de pelo oleoso de la cara. Empapada de combustible,
momentos antes demorir quemada, sabía que debería estar aterrada, gritando,histérica,peronoeracapazdehaceracopiodefuerzas.Sesentíacansada.La puerta delantera chirrió: Ashley salía. Apenas quedaban unos segundos.
Iría detrás de la oficina de turismo y encontraría su llavero en la nieve, yentonceslavidadeDarbytendríatanpocovalorcomoladeEdyladeSandi.Unclavooun tiro en la cabeza si tenía suerte, yunacerillaprendida encasocontrario.Fueracomofuese,moriríaallí, con lamanoderechachafadaenunapuerta, y luego los huesos se le ennegrecerían en aquella tumba abrasadoramientras Ashley y Lars escapaban con Jay. La oficina de turismo quemadaresultaría una distracción útil hasta que las autoridades descubrieran los tresesqueletos del edificio siniestrado. Para entonces los hermanos Garver yaestaríanahorasdedistancia.Tiempomásquesuficienteparadesvanecerseenunmundoindiferente.
Peroquedabauninterrogante.Unaúltimapreguntaacuciante.«¿QuévanahacerleaJay?»«Ashley había quedado aquí con Sandi paramatarla y cortar toda relación.
Pero¿quépasaconJay?Sinoesporelrescate...entonces¿qué?»Enaquelmomento,Jayseleacercó.—No. No te acerques más. —Volvió a escupir—. Estoy empapada de
gasolina.Peroellaseleacercódetodosmodos;suspasitoscrearonondasenelcharco
oscuro, y se sentó en silencio en la rodilla deDarby.Acto seguido, enterró lacaraenelhombrodelasudaderadeArtWalkdeDarby.Lajovenrodeóconelbrazosanoalahijaarrebatadadesuspadresyseacurrucaronahílasdosjuntas,fundidasenunabrazotemblorosoyabsortasensuspensamientos,mientraslospasosdeAshleysealejabancadavezmásenelexterior.—Nomehasdichoquesehabíamuertotumadre—susurróJay.—Sí.Acabadepasar.—Losiento.—Tranquila.—¿Eramalacontigo?—No.Yoeramalaconella.—Peroaunasí¿osqueríais?—Es...complicado—dijoDarby.Eralamejorrespuestaqueseleocurría,yle
partíaelcorazón.«Escomplicado.»—¿Tienes...tienesbienlosdedos?—Estánatrapadosenunapuerta.Oseaqueno.—¿Teduele?—Vamosacambiardetema.—¿Teduele,Darby?—Ahorameduelemenos—mintió,mientrascontemplabacómounasegunda
gotadesupropiasangre,másgruesaque laprimera,sedeslizabapocoapoco
por elmarco de la puerta. Los vapores de la gasolina le nublaban lamente ymanchaban sus pensamientos como si fueran acuarelas—. ¿Podemos... oye,podemoshablarunratodetusdinosaurios?—No.—Jaynegóconlacabeza—.Noquiero.—Venga.—No,Darby...—Porfavor,háblamedetupreferido,elEustreptonoséqué...—Noquiero...A Darby se le saltaron las lágrimas, precisamente entonces. Unos sollozos
fuertesyquelaatragantaban,comounataqueenelpecho.Sevolvió.NopodíadejarqueJaylaviera.EntoncesJaycambiódeposturayDarbypensóquelaniñaseleacomodaba
en el regazo, hasta que notó que algo le tocaba la palma izquierda. Pequeño,metálico,fríocomoelhielo.Sunavajasuiza.Lahabíaolvidadoporcompleto.—Luego—susurróJay—.Luegotelocuento.Darby volvió amirarla y comprendió con un destello silencioso. Esos ojos
azulesvidriososlesuplicaban:«Aquítienestunavaja».«Porfavor,noterindas.»Peroerademasiadopoco,demasiadotarde,porquelahojadeseiscentímetros
estabamejor enmanosde Jayquede ella.Connavajao sin ella,Darby iba amorirenesecuarto.Estabaatrapada,conlamanodestrozadaentrelasbisagrasdeunapuerta,yAshleyibaavolverpararematarla.Eracuestióndesegundos.—Deberías quedarte el cuchillo—dijo a Jay—. Paramí... para mí será un
desperdicio.Ahoravasasalvartetú.¿Loentiendes?—Nocreoquepueda...—Ahora tododependede ti.—Darbycontuvo las lágrimasy sedevanó los
sesosintentandorecordarladistribucióndelAstro,susurrandoparaqueLarsnolaoyera—:Yo...bueno.Rompistelajaula,asíqueprobablementeteatenenlapartetrasera,bajolaventanilla.Perointentasoltarunpaneldelapareddedentro
y,sillegasalinterior,cortatodosloscablesqueencuentres.Algunoquizáseaelde las lucesdefreno.Ysi las lucesdefrenonofuncionan, lapolicíaquizá lospare...Jayasintió.—Deacuerdo.Posibilidadesremotasdentrodeposibilidadesinclusomásremotas.Todoera
tan sombríamente fútil. Y la crisis adrenal de Jay era tan volátil como unagranadademano;cualquiertensiónadicionalpodríaprovocarunataquemortal.PeroDarbynopodíacederaladesesperación,ledabavueltaslacabeza,hablabadeformaatropellada.—Si...sisedescuidan,intentaapuñalaraunoenlacara.Enlosojos,¿vale?
Unaheridaquepreciseatenciónmédica,paraquetenganqueiralhospital...—Lointentaré.—Hazloquehagafalta.Prométemelo,Jay.—Te loprometo.—Losojosde laniñabrillabanpor culpade las lágrimas.
VolvióaalzarlavistahacialamanomachacadadeDarbyenlapuerta,incapazdeapartarlamirada—.Van...vanamatarteporculpamía...—No,noesporeso.—Sí,síqueloes.Todoestoespormí...—Jay,estonoesculpatuya.—Darbyforzóunasonrisaapesardelmareo—.
¿Sabesloquetienegracia?Nisiquierasoybuenapersona.Normalmenteno.FuiunahijapésimaypensabapasarlasNavidadessola.Mimadrecreyóqueteníalagripe cuando se quedó embarazada de mí. Intentó matarme con Theraflu. Aveces yo deseaba que lo hubiera hecho. Pero esta noche, en esta área dedescanso,soyalguienbueno,yni te imaginas lomuchoqueesosignificaparamí.Heresultadosertuángeldelaguarda,Jay.Heluchadoporunabuenacausa.Y pronto me marcharé, y te quedarás sola y tendrás que seguir luchando.¿Entendido?—Entendido.—Nunca.Dejes.Deluchar.
Entonces,duranteuninstante,losvaporessedispersaronyDarbyseaferróaunaideacristalina.Todoselepresentóconnitidez.Alzó la vista hacia el horror de sumano derecha, a la parte superior de su
dedo anular, machacado entre los goznes de la puerta. El dedo meñique,irreconocible de lo destrozado que estaba. Las gotas de sangre exprimida querecubrían la bisagra, al igual que la mermelada roja sobresale de un donutrelleno.Sabíaqueparecíainútil,perono,habíaunaúltimaopciónquepodíaintentar.
Tal vez delirara por culpa de los vapores de la gasolina. Tal vez fuera merafantasía.Peroquizá,soloquizá...«Noestoyatrapada.»«Solotengodosdedosatrapados.»Sería horrible. Sería un gesto desesperado, desagradable y desgarrador, y le
dolería más de lo que alcanzaba a imaginar. Pero entonces lanzó una miradahacia la silueta sombríadeLarsonGarvercon suestúpidogorrodeDeadpool,que había acabado de limpiar huellas y que estaba en el centro de la estanciaapuntándolaaellayaJayconsupistoladel45.Darbyhizounaúltimapromesaconlosdientesapretados:«Teharémásdañotodavía,CaradeRoedor.Tequitaréelarma».«EntoncesmataréaAshleyconella.»«Laniñavaavolveracasa.»«Estanoche.»—Tengounaidea—susurróaJay,escondiendolanavajasuizabajolapalma
sana—.Unaúltimaidea.Yvoyanecesitartuayuda.
Larslasviosusurrando.—Eh.—AlzólaBeretta—.Dejaddehablar.DarbymurmuróalgoaJayaloídoylaniñaasintióenseguida.Acontinuación
se levantó y se hizo a un lado con silenciosa determinación. Entonces Darbyclavólavistaenélconexpresióndura.—Dejademirarme.Darbynolehizoningúncaso.—Gírate.Ah,miraalsuelo.—Hizoademándeempujar lapistolahaciaella
paradarénfasisasuspalabras,peroellaniseinmutó.Lapistolahabíadejadodeserunaamenaza.Sehabíaconvertidoenunaccesorio.ADarbyyano ledabamiedo.Larsapuntó,perollevabatodoelratoapuntándolas;¿cómoconseguirparecer
másamenazador?Intentóamartillarlaconelpulgar,comoenlaspelículas,peroel percutor ya estaba amartillado. Ya estaba enmodo individual porque ya lahabíadisparado.Aella.Cincoveces.Darby seguía mirándole de hito en hito, haciendo que se le retorcieran las
entrañas.Habíaalgoensumirada.Algohabíacambiado.Darbyfuedeslizándosemuylentamentehaciadelante,juntólasrodillasyselevantóretorciendolamanolisiadadetrásde laespalda.Losmechonesdepelooscurose leadhirierona lacaraallevantarse,comoenunapelículademiedoquehabíavistoenlaqueunfantasmajaponésemergíadelsueloempapado.Larstitubeóyvolviólavistahacialapuerta.—Ashley—gritóhacialanocheoscura—.Yo...¿Has,eh...encontradoyalas
llaves?Nohuborespuesta.Suhermanomayorestabademasiadolejosparaoírlo.Seplanteóiralbañode
hombresygritarporlaventanareventada,peroparaesotendríaquecolocarsedeespaldasaellas.—¡Ashley! —volvió a gritar retrocediendo, por lo que chocó contra la
máquina expendedora rajada—. Algo... eh... algo ha cambiado. Ella me estámirando.Teníaganasdedirigirsea lapuertadelantera,peroparaeso también tendría
quedarlelaespaldaaDarby,locualleatemorizaba.Estabaclaroqueellaestaba
ahíencerrada,conlosdedosatrapadosenunapuerta,peroporalgúnmotivonose atrevía a perderla de vista. Con la mano sana intentaba alcanzar algo, unpequeñopaneldeplásticodelapared,alquenohabíaprestadoatenciónentodalanoche,hastaeseprecisoinstante...Sepercatódequese tratabadel interruptorde la luzcuandolasalaquedóa
oscuras.—Ashley.—Hablóconvoztrémula.Laoscuridadperfecta.Larssearrodillóenelsueloylopalpóparaversiencontrabalalinternadesu
hermano.Laencontróconlasyemasdelosdedosjuntoalbidóndegasolina,lagolpeóyseleescapórodando.Lapersiguióconelcorazónpalpitante,encendióla linterna y apuntó la luz blanco azulada a la puerta del cuarto demantenimiento.Se sintió aliviado al ver que Darby seguía allí junto con Jay, las dos
iluminadasymirándoleconojosentrecerrados.Porsupuestoquesí.¿Porquésehabía asustado tanto? Estaba harto de aquello. Tenía ganas de disparar ya aDarby.Ahoramismo.YprenderfuegoaldichosoedificioconAshleyyacabarcon esa noche infernal, y llegar a casa de tío Kenny ymatar a unos cuantosgusanosenGearsofWar.—Ashley.—Hablóconvozronca—.¿Puedomatarlaya?Nohuborespuesta.Soloelchirridodelvientoenelexterior.—Ashley,porfavor,¿puedo...?Jaysemovióderepente,lesobresaltóycaminóalrededordelperímetrodela
salaaoscuras.LarslaapuntóconlaBeretta,yconlalinterna,siguiéndolacomosifueraunreflectormientraslaniñapasabajuntoaloscadáveresdeEdySandi,másalládelaventanaconbarricada.—Jaybird,eh,¿quéestáshaciendo?La niña no le hizo ningún caso y se paró en el umbral. Entonces cogió la
puertadelantera.
Lacerródeunempujón.—Jaybird.Para.—SevolvióhaciaDarbyy laapuntócon la linterna.Ahora
dividíalaatenciónentrelasdoschicasdelasalaaoscuras,DarbyasuizquierdayJayasuderecha.Solopodíailuminaraunacadavez.Aquellonolegustaba.Nadadenada.Oyóunclicdetrásdeélysediolavueltaderepenteapuntandoelhazdeluz:
Jayestabadepuntillas corriendoelpestillo.Cerrando lapuertapordentro.Laniña se volvió para mirarlo, entrecerrando los ojos ante el resplandor, y élreconoció lamismaexpresión aterradoraquehabíavisto enDarby.Sí, lasdosestaban metidas en eso, una broma velada que Lars no pillaba. Era normal.Nuncapillabaloschistes.Lamayoríadelasveceseransobreél.Elvacíodolorosoquenotóenelestómagoleindicóqueesetambiénibasobre
él.ComoelmomentoantesdequeAshleylanzaraalagataRayitasalahogueradosveranosatrás:«Oye,hermanito,¿quieresverunaestrellafugaz?».—Jaybird—repitió.Nohuboreacción.—Jaybird,vasa...ah,vasarecibirunatarjetarojacuandoAshleyvuelva—
aseveró mirando hacia la izquierda, a la puerta del cuarto de mantenimiento,apuntandoconlalinternadenuevoaDarby...Habíadesaparecido.Sololapuerta.Unreguerodesangre.Yuntrozodecarnemachacadaencajada
todavíaenlapuerta,comoelinteriorjugosodeunahamburguesapocohecha;elcerebrolentodeLarstardómediosegundoendarsecuentadeloquepasabaenrealidad,deloquesignificaba,deloqueacababadesucederydeloqueestabaporvenir...
Darby golpeó de lado y con fuerza a Cara de Roedor y la linterna saliódisparadahacialazonasinluz.Noeramomentoparatemer.Gritódedoloryporladescargadeadrenalina,unasensacióncruda,oscuraysalvaje.
SecolocóbajoelbrazoderechodeLars,debajodelapistola,ylaapartódeungolpe. Chocó contra el expositor de folletos. Tenía una posibilidad, unaposibilidadapremiante,ademásdetenerlanavajasuizadesupadreenlamanoizquierda («¡Felicidades por la graduación!»), la hoja casi roma, aunque lobastanteafilada,despuésdehaberserradolosbarrotesdelajaulaparaperrosdeJay,yDarbyselaclavódirectamenteenlanuez.LanavajapenetróenlagargantadeLarsonGarver.ADarbylesalpicósangreenlacara.Enlosojos,enlaboca.Elsabordelas
monedashúmedas.Larsleasestómediogolpeconlamano,conlasuñasafiladasle arañó la mejilla, pero él se dirigía a su propio cuello. Quería contener lahemorragia.Movió también laotramano.Casicegadapor la sangredeCaradeRoedor,
Darbycaptóunaimagenintermitente,unamanchaquesemovía...unapistola.Jaygritó.Lapistoladel45negra.Presadelpánicosediocuentadequeenrealidadnola
había soltado, el traqueteo que había oído debió de ser de la linterna, y Larsseguíateniendoelarmaenlamanocerradaygirabalabocahaciaelvientredeella...«Pistola,pistola,pistola...»Ashleysehabíaarrodilladopararecogerlasllavesdelanievecuandooyóun
solo disparo procedente del interior del edificio. Como un trueno atrapado,amortiguadoporlasparedesylaspuertasplanas.Noselopodíacreer.«¿Enserio?»Exhalóunsuspiro.—Malditasea,hermanito.Iluminó rápidamente el llavero con la linterna delmóvil, sí, ahí estaba. La
dichosa llave del trastero de Sandi, plateada, circular, con un pequeño A37grabado,delomáscorriente.Habíaencontradoelllaveromedioenterradoenlanieveallídondehabíaaterrizado,adiezmetrosdelaventanadelbaño.Darbyhabíadicholaverdad,másomenos.
Yél lo agradecía. Si hubieramentido yLars le acababa de volar los sesos,dejaríanatrásunaminadeoroforensedehuellasperfectamenteconservadas.Ynunca tendrían acceso a las inyecciones de esteroides de Jaybird, lo cualsignificabaquelomásprobableeraquelaniñamurieramuchoantesdellegarasu destino. Y entonces todo —aquel desastre absoluto, la alerta AMBER enCalifornia,laparticipaciónmásqueprobabledelFBI,losasesinatosdeSandi,EdyDarby—, todo, seríaunapérdidade tiemposinganarun solocentavo.TodoporqueeldulceyqueridoLarssepusonerviosoydisparóaDarbysinpermiso.«Menosmalquehadicholaverdad.»Ashleyseguardóelllaverotintineanteenelbolsillo,levantólaremachadora
sincablesdelanieveyvolviócorriendoalaentrada.—Larson James Garver —aulló mientras corría, exhalando un aliento
enfurecido—.Teacabasdeganarunatarjetanaranja...
Darbyforcejeóparahacerseconelcontroldelapistola.EntoncesCaradeRoedorsepusoaladefensiva,setambaleóhaciadelante—
lasangrecalientelebombeabadesdelayugularhastaelcorazónacelerado—eintentó desesperadamente quitarse a Darby de encima, ganar la distanciasuficienteparacontrolarlaBeretta.Darbyno ledejaba.Sujetabaelarma, tenía losdedosresbaladizosalrededor
delamisma,biencerrados.Entoncessediolavuelta,cambiódedirecciónysezafó deLars, en el sentido contrario de las agujas del reloj, girando la pistolacontralasarticulacionesdelosnudillosdeél.LarseramásaltoymásfuerteperoDarbymáslista,ysabíacómoaprovecharlainerciacontraél...Enelinteriordelsegurodelgatillo,notóelchasqueodeldedoíndicedeél.Comounapequeñazanahoria.Larsgritócon losdientesapretados.Emitióunsilbidohúmedo;elairese le
filtraba por el orificio de la tráquea. La sangre le brotaba formando burbujasindependientes. Los dos daban vueltas, como en un tango, con las manos
clavadasenel arma,chocaroncontraelbordedelmostradordecafé,volcaronsillas, dispararon al techo,CRAC,CRAC,CRAC, y desprendieron trozos de yeso,hicieronexplotarunfluorescente,hastaqueelpasadordelapistolasevacióyelgatilloquedóflojo.ChocaroncontraelmapadeColorado,sinqueningunode losdossoltara la
Beretta.Larslasoltó,porquesabíaqueestabavacía.Darbyresistió,sabiendoquetodavíaeraútil,yleasestóungolpeconellaen
los dientes. Lars se tambaleó alejándose de ella y sujetándose el cuello, perotropezóconloscadáveresdeEdySandi.EntoncesDarbysecolocóencimadeCaradeRoedorylegolpeóunayotravez,unayotravez.Lediounapalizaconla empuñadura de aluminio de la pistola. Le asestó un golpe especialmentecerteroyLarsnotócómoselerompíaelpómuloconuncrujidocarnoso.Éllaapartódeunapatadaysesepararon.DarbysedeslizóhaciaatrásenelsueloresbaladizomientraslaBerettavacía
hacíaruido.Intentóponersedepie,peroresbaló.Gasolinapor todaspartes.Seapoyóenlaspalmas,mediocegada,parpadeandoparaquitarselasangredelosojos.Elbidóndegasolinasehabíavolcadodurantelarefriegayestabadelado,haciendo gluglú mientras vertía su contenido. Cerca del bidón vio su navajasuiza,unasombradentadaquegirabaenlasbaldosas.Lacogió.Larsgateóparaalejarsedeella,hacialapuertacerradaconcerrojo.Peronolo
bastante rápido. Gemía palabras con voz pastosa, algo desesperado, con unamezcladelágrimasysangre.—¡Ashley,Ashley,mátala,mátala...!«Novaapasar.»«Estanoche,no.»—Mátala,porfavor...Darby le alcanzó y alzó la navaja muy por encima del cráneo de Larson
Graver,elmetal lanzódestellos reflejandouna luz led.Laspalabrasquehabía
pronunciadohacíaunashorasresonarondenuevoensucabeza—«Lecortaréelcuellosihacefalta...»—,ymiródereojoaJay,queestabaalotroladodelasala.Laniñaobservabalaescena,sobrecogida.—Jay—dijoDarbyjadeando—.Nomires.
Ashleygiróelpomodelapuerta:cerrada.—Lars—dijojadeando—.Abrelapuerta.Nohuborespuesta.Miró por la ventana delantera, pero seguía bloqueada por la mesa que Ed
habíavolcado.Nohabíaacceso.Atisbóporelhuecoynoviomásqueoscuridad:laslucesestabanapagadas.Nervioso,volvióalapuertadelantera,perotropezóconlanieveamontonadaycasiselecayólaremachadora.—Lars—llamó.Lasalivaselehelabaenelmentón—.Porfavor...hermanito,
siestásvivoahídentro,dialgo.Nada.—Lars.Esos disparos contundentes repiquetearon en su mente: resonaban como
consecuenciadelpánicoqueleembargaba.¿PorquéibaLarsalanzarunaráfagade disparos? Aquello no habían sido tiros controlados sino el sonido de ladesesperación.«Disparayreza»,lellamaban.Asípues,¿quépasabaahídentro?Seguíasinhaberrespuesta.Retrocedióydiounapatadaa lapuerta.Elmarcocrujió,peroel cerrojono
cedía.—Lars, no estoy enfadado —dijo con preocupación—, ¿de acuerdo?
Respóndeme...Leinterrumpióunavoz.Noeraladesuhermanito.SinoladeDarby.—Ahoranopuedehablar—respondióella—,porquelehecortadoelcuello.
AAshleyleflaquearonlasrodillas.Duranteunosinstantesdefuriasintióuncortocircuitoenelcerebroyseolvidódelcerrojoyvolvióagirarelpomo.—Estás...no,mientes.Séquemientes...—¿Quieressabersusúltimaspalabras?—Másvalequeestésmintiendo...—Gritótunombreantesdequelomatara.—Darby, te juro porDios que si de verdad hasmatado ami hermanito ahí
dentro,despellejaréaJaybird...—Aellanolavasatocar—declaróDarby,endureciendolaspalabrasconuna
certezaescalofriante—.Ahoratengolapistolaytúereselpróximo.Ashleydiopuñetazosenlapuerta.Un rayo de dolor desgarrador le explotó en el puño. Un eco tintineante le
palpitabaantebrazoarriba.Eraunerror,unerrorgarrafal,yapretólosnudillos,elalientoselearremolinabaentrelosdientesrechinantes,laslágrimascalientesseleagolpabanenlosojos.Roto.Comomínimofracturado.Gritó. Algo que no recordaría. Empezó, tal vez, siendo el nombre de Lars,
peroseconvirtióenunsinsentidoaullado.Teníaganasdegolpearlapuerta,unayotravez,romperselaotramano,darsecabezazoscontralapuerta,destruirseasímismocontraunobjetoinamovible.Peroesonosolucionaríanada.Mástarde.Yalloraríasupérdidamástarde.Se apoyó en la puerta, con la frente contra el fríometal, para controlar su
respiración.Todavíanoestabatodoperdido.Seguíaenesalucha.Todavíateníalaremachadorasincablesenlamanosana.Yunmontóndeclavosdeacerodedieciséis pennies, comprados de segunda mano y sin huellas, apilados en elcartucho. Preparados para su trabajo. El frío todavía no había debilitado labatería.Elindicadorverdeseguíaencendido.«Muybien,Darby.»«Has perdido a tu madre. Yo he perdido a mi hermano pequeño.» Su
sufrimiento de esa noche presentaba una simetría embriagadora. Dos almas
heridas,tambaleantesporlapérdida,lasdosconlasmanoslisiadas,combinadasconundolordelomáscrudo...«Esnuestrobaile,túyyo.»Todavíanotabaelsabordesuslabiosdecuandolahabíabesadoenelbaño.
Nuncaloolvidaría.LaacidezdulzonadelRedBull,elcaféylasbacteriasdesudentadura.Lasencillezdetodoeso,laautenticidaddeunachicaguapaconmalaliento.«Somoslosgatosdelreloj.»«YosoyGarfield.TúeresmiArlene.»«Yagárratefuerte,porqueestaesnuestrasombríadanzaencírculos.»Seserenó,pusoenordensuspensamientos,conlosnerviosaflordepiel.—Muybien,Darbs.¿Quierespelea?Pues la tendrás.Voyaentrarahícomo
seayosdaréunatarjetarojaalasdos,yporcierto,zorra...—recuperóelaliento—.Hecontadolosdisparos.Séquetieneslapistolavacía.
.45 AUTO FEDERAL, rezaba el borde dorado. El cartucho que Darby habíallevadotodalanocheenelbolsillo,desdequeJayselodiera.Ahoraloteníaenlamano,rodandoensupalmatemblorosa.LointrodujoconelpulgarenlarecámaradelapistolanegradeLars,conuna
solamano,ydejóquelacorrederagolpetearahaciadelanteyaccionaraelmuelleconunestallidodeenergía.Jaylamiró.Elmecanismo de la pistola estaba cerrado. El percutor estaba echado hacia
atrás.Ahoraestabalistaparadisparar.Darbynosabíaporquéestabatansegura,peroloestaba.Laspistolasteníanunfuncionamientointuitivo.Losentía.—Lars—aullóAshleydesdeelotroladodelapuerta—.Hermanito,sisigues
vivoahídentro,porfavor,porfavor,mátalaya...DarbysedeslizórápidamenteporelsuelohúmedohastaJayylediounfuerte
abrazo.
—Yacasiestá—dijo—.Estanocheestáapuntodeacabar.«Unhermanoabatidoyotroapunto.»Jayestabapálidayobservabalasituaciónhorrorizada.—Tumano...—Losé...—Tudedo...—Estábien.Todavía no se había mirado la mano derecha. Le aterraba hacerlo, pero
entoncessearmódevalorduranteunafraccióndesegundo,yenseguidaapartólavista.Lanzóungritoahogado.«Diosmío.»Seatrevióavolveramirarlaheridaconlavistaempañadaporlaslágrimas.
Teníabienelpulgar,elíndiceyelcorazón.Peroeldedoanularestabaencarneviva.Lauña estaba esquirlada,medio suelta y sobresalía hacia arriba como sifuerauncopodemaíz.Yeldedomeñiquenoestaba.Desdeelprimernudillohastaelfinal.Desaparecido,muerto,cortado,yanoformabapartedelcuerpodeDarbyThorne.Seguíaenelinteriordelabisagradelapuertadelotroladodelasala,machacadoeirreconocible...«Diosmío,Diosmío,Diosmío...»Curiosamente, el hecho de sacar lamano de allí no le había dolido lomás
mínimo.Sehabíasoltadoconunpardegirosrápidosenelsentidodelasagujasdel reloj.Apenasuna especiedemalestar borroso, atenuadopor la adrenalina.Pero ahora perdía sangre con rapidez, iba soltando un hilo continuo que caíacálidoporlamuñecaeibadejandocírculosemborronadosenelsuelo.Selatapóconlaotramano.Yanopodíaseguirmirándosela.Tal como Ed había dicho hacía unas horas: «Cuando tienes por delante un
almuerzoconladamadelaguadaña,¿quémásdanunoscuantoshuesecillosytendones?».Ymás voces que recordaba amedias, retorcidas y de tres al cuarto, que le
llegabanenunremolinonauseabundo:«¿Sabescómocortaraunachicapor lamitad?».«Soyunhombremágico,Lars,hermano.»«Cuando seme cae la tostada, por así decirlo, lamermelada siemprequeda
arriba...»Mediomareada,buscóelbotiquínenelsueloydejólashuellasdesusmanos
pegajosas y rojas, mientras manoseaba las jeringuillas y las cajas de tiritas.Buscabalagasagruesa,peroyanoquedaba.Sandilahabíaacabado.—¿Pueden...?—Jayvaciló.—¿Puedenqué?—Pueseso...¿reenganchardedos?—Sí,seguroquesí—repusoDarby,intentandoparecertranquila.Sepreguntó
cuántasangrehabíaperdidoyaycuántamáspodíapermitirseellujodeperder.No esperaba encontrar gasa estéril, pero al lado de la lejía encontró algo
mejor:el rollodecintaaislantedeLars.Arrancóun trozocon losdientesy lopusoalrededordelamanoderecha.Seenvolviólostresdedosjuntosformandounbloqueprietoydejóelpulgarlibre.Asícontuvolahemorragia.Perotendríaquedisparar laBerettaconlamano
izquierda.Nuncahabíadisparadoyencimaeradiestra.Confióenpoderdarenelblanco.Soloteníaunabala.JayseguíaobservandolaheridaconsobrecogimientomórbidoyDarbysedio
cuentadequehabíaempalidecidosobremanera.Gris,comouncuerpodragadodedebajodelagua.—¿Ysi...?¿Ysinoencuentrantudedoenlapuerta?Porqueestádemasiado
chafado...—Pues ya me volverá a crecer —dijo Darby, cortando con los dientes el
últimotrozodecintaaislante.—¿Enserio?—Sí.—Nosabíaquelosdedosvolvíanacrecer.
—Puessí.—TocólafrentedeJay,igualquesolíahacersumadreparasabersiteníafiebre,ynotóquelaniñateníalapielfría.Húmedayfría,comolaceradeunavela. Intentó recordar:¿cuáleseran lossíntomasqueEd lehabíadescrito?Niveles bajos de glucosa. Náuseas. Debilidad. Ataque, coma, muerte. Suspalabrasfueronresonandoporfragmentos:«Tenemosquellevarlaalhospital.Estodoloque...».—Daaaaarby.—Elmarco de la puerta principal recibió un buen golpe y el
cerrojosesacudió—.Acabamosloqueempezamos...—Está...—Jayseencogió—.Estátanenfadadoconnosotras...—Bien.—Darby salió disparada hacia la pared y levantó la pistola con la
manoizquierda,apuntandohacialapuerta.—Nofalles.—Nofallaré.—¿Meprometesquenofallarás?Lapistolaletemblabaenlamano.—Teloprometo.Una bala en la recámara. Como un destino sombrío, la había llevado en el
bolsillotodalanocheyporfinhabíallegadoelmomentodeutilizarla.La puerta emitió un sonido atronadormientrasAshley la pateaba de nuevo.
Darbydiounrespingoyrodeóelgatilloconavidezconeldedo.Queríadispararenesemismoinstante,atravésdelapuerta,perosabíaqueresultaríaarriesgado.Sabíadóndeestabaélymásomenosloaltoqueera,peronopodíacontarconque la bala atravesara la puerta con suficiente fuerza como para matarle. Nopodíadesperdiciarsuúnicabala.Tendría que esperar. Tendría que esperar a que Ashley Garver derribara la
puertay aque estuvieradentro con ellas paradispararle a bocajarro, entre losojos,aunadistanciadesdelaqueresultaraimposiblefallar...—Hasdisparadoalgunaotravez,¿verdad?—Sí—mintióDarby.Elmarcodelapuertaseastilló.Unaastillalargademaderagolpeóelsuelo.
Ashleyaullabaenelexterior,mientrasaporreabalapuertaconlospuñospresodeunarabiaanimalysalvaje.—Pero este tipo de pistola... —Jay se estaba poniendo nerviosa—. Has
disparadoconunacomoesta,¿verdad?—Sí.—¿Tienesbuenapuntería?—Sí.—¿Inclusoconundedomenos?—Bueno,Jay,bastayadepreguntas...PATAPUM.Unsonidoagudoyneumáticolainterrumpió.La ventana quedó hecha añicos detrás de lamesa que la bloqueaba y unas
cuantasesquirlasseesparcieronpor todoelsuelo.Darbyvioalgo,algoquesemovíaenelhuecodequincecentímetrosquehabíaentrelamesayelmarcodelaventana.Eranaranja, romo,comounanimalgrandeybobodelexteriorqueasomaraelhocicoalinterior.Darbytardóunosinstantesenreconocerquéeraenrealidad.«¡Coño,claro!»ArrojóaJayalsueloyletapólacara.—¡Agáchate,agáchate...!PATAPUM.Elcristaldelamáquinaexpendedoraestallóenunsinfíndegránulos
blancos.LasbolsasdeSkittlesyCheetoscayeronalsuelo.La boca de la remachadora giraba, buscando la posición ideal. Los dos
primerosclavosdeAshleyhabíanidodemasiadoalto,porloqueapuntómejor.Pruebayerror.EraexactamenteelmismohuecoporelqueSandihabíaatisbadoconanterioridad,queahoraseusabacontraellas.—Leodio—susurróDarby, rodando sobre su vientre y apartándose el pelo
oleosodelacara—.Cuántoleodio...—¿Quéestáhaciendo?—Nada.—¿Nosestádisparandoclavos?
—No pasa nada. —Tiró de la muñeca de Jay para que se incorporara—.Venga,venga....Se deslizaron hasta La Colina del Espresso y se refugiaron detrás del
mostrador de piedra mientras, PUM, PUM, PUM, una acometida de metrallaperforabaelambiente,rebotandoenelsuelo,lasparedesyeltecho.Lacajadebollería quedó hecha añicos. Los vasos de poliestireno brincaron. Una jarraresonó como un gong y golpeó el suelo a su lado y les salpicó agua caliente.Pero elmostrador y los armarios, una entrada de cuarenta y cinco grados, lasprotegíadelaartilleríadirectadeAshley.—¿Lo ves? —Darby dio una palmadita a Jay y miró si estaba herida—.
Estamosbien.—Hasdichoquenonosestabadisparandoclavos...—Sí,bueno,mentí.PUM,PUM.Dos impactosmartillearon en la zona de la pared que tenían por
encimayalgo lehizouncorteaDarbyen lamejilla.Fuecomounapicadadeabejadelaquesalióunchorritodesangrecaliente.SeagachóyprotegióaJaydemás rebotes,poniendo sucuerpodeescudo.Vio lágrimasen losojosde laniña.—No.No,Jay.Nopasanada.Nollores...PUM.UnclavoperforóelhombrodeEdShaefferyretorciósucuerpoenun
rictusdehorrorblandoyJaygritó.Darby sujetaba a la niña, haciendo caso omiso de la raja que tenía en la
mejilla,acariciandoelpelooscurodeJay, intentandodesesperadamentequesemantuvieranunidas.«Oh,Diosmío,yaestá.Estaeslaúltimadosisdeestrésqueescapazdesoportar.Voyacontemplar impotentecómosequeda inmóvilysemuere...»—Porfavor,nollores,Jay.Laniñasollozóconmásfuerza,hiperventilando,resistiéndosealasujeciónde
Darby...—Porfavor,confíaenmí...
PUM.Unclavodioenunarmarioylassalpicódevirutasdemadera.—Jay, escúchame.Lapolicía está al llegar—dijo—.Sehan retrasado,pero
seguro que vienen. Comprobarán todas las áreas de descanso de la carretera,sobretodolasquetienenunnombrecasi idéntico.Nossalvarán.Solotenemosqueaguantarunoscuantosminutosmás,¿vale?¿Puedesaguantarunoscuantosminutos?Solopalabras.Nadamásquepalabras.Jay seguía sollozando, con los ojos apretados, preparándose para otro grito,
cuando,PUM,lacajaregistradoravolcóyseestrellójuntoaellas;losbotonesdeltecladosedesperdigaronporelsuelocomodientescaídos.Darby sujetaba a la niña de siete años con fuerza entre tanta violencia,
protegiéndolelacaradelametralla,intentandoreducirsupánico.Darbyestabaconvencida de que se había acabado, de que era imposible que el sistemanerviosodeJaysoportaraesetrauma,peroentoncesrecordóunacosa.Afloródeentre sus recuerdos, la voz cálida de sumadre junto al oído: «No pasa nada,Darby.Estásbien.Noeramásqueunapesadilla».«Loúnicoquetienesquehaceres...»—Inhala—dijoalaniña—.Cuentahastacinco.Exhala.PUM. El reloj de Garfield estalló desde la pared y las regó con trozos de
plástico.Darby sacudió los escombrosdel pelode Jay.Le tocó lamejilla y ledijoconvozcalmada:—Inhala.Cuentahastacinco.Exhala.¿Lohacespormí?Jaytomóaire.Contuvolarespiración.Exhaló.—¿Loves?Esfácil.Jayasintió.—Otravez.Volvióatomaraire.Exhaló.—Así.—Darbysonrió—.Siguesrespirandoy...—Daaarby.—Ashley lediounapatadaa lamesa,quecayóconestrépitoal
suelo, y la superficie se rayó. Unos picos de cristal roto salpicaron desde laventana.Ashleyresoplabamientrasempujaba—.Podríashabersidominovia.Darbysepusode rodillas,mareadaporculpade losvaporesde lagasolina,
apartó los vasos de poliestireno caídos y apuntó la pistola negra de Lars porencimadelmostrador.Alineólamirapintadadeverdeconeldedoenelgatillo.—Nosueloserasí—bramóAshleydesdefuera—.¿Noloentiendes,Darbs?
Noibaamatarte.Nisiquiera...Merefieroaquenisiquierabebonifumo...Jayhizounamueca.—Va...vaaentrar.—Sí.—Darby cerró el ojo derecho y apuntó con la Beretta—.Cuento con
ello.—PodríamoshaberidoaIdaho.Juntos.—Ashleyvolvióadarleunapatadaa
lamesa,haciéndolaavanzarunoscuantoscentímetros,soltandoastillas.Suvozretumbabaenelambientepresurizado—.¿Noloentiendes?PodríamoshaberidoaRathdrum.Podríamoshaberalquiladoelloftquehayencimadelgarajedemitío.Yoharía trabajillosparaFoxContracting.Túseríasmichica,ydejaríamosnuestras ciudades atrás, tú y yo, y te enseñaría el río en el que crecí y elcaballete...—¿Dicelaverdad?—preguntóJay.Darbyexhalóunsuspiro.—Creoquenisiquieraéllosabe.AshleyGarver, unacriaturapatéticaque llevabamuchasmáscaras,yqueni
siquierasabíaquéaspectoteníadebajodeellas.Talvezseleestuvierapartiendoel corazón, inclusomientrasdescubríaque teníauno.O talvezno fueranmásquepalabras.—Podríashabersidomichica—gimió—,perolomandastetodoatomarpor
culo...Darby apuntó con la Beretta mientras la mesa seguía moviéndose. Pero
todavíanopodíadisparar.Tendríaqueesperar.TendríaqueesperaraqueAshley
Garverresultaravisible,hastaquehicierachirriarlamesahastaunladoysaltaraporencimaatravésdelaventanarota.Entoncesysoloentoncespodría...«No.»Sequedóinmóvil,conelgatilloamedioapretar.Elpercutorhaciaatrás,auna
milésimadesegundodecaer.Seleacababadeocurriralgomás,algohorrible.«No,no,no...»El olor acre de la gasolina, intenso en su lengua. El bidón de combustible
vertidoyasehabíavaciadoporcompletoyhabíaformadounafinacapasobretodo el suelo. El ambiente estaba repleto de vapores, las paredes perladas desudor.«Si disparo la pistola deLars», advirtió con horror renovado, «la explosión
podríaencenderlosvaporesdelaire.»Lareacciónencadenaincendiaríatodalasala.Ahíhabíaquincelitrosvertidos.Elsueloseconvertiríaenunmardefuegoborboteante, como soltar elmayor cóctelmolotov delmundo.No habría ni lamásmínimaoportunidaddeescapatoria.Darby tenía la sudaderaempapadadegasolina, húmeda y adherida al cuerpo. Igual que la parka de Jay. Las dosmoriríanquemadas.Dispararelarmaahíeraunactosuicida.Darbybajólapistola.—Mierda.—Peroencimamatasamihermano.Ashleylepropinóotrapatadaalamesa.Exhalódetalmaneraqueparecióun
aullido de lobo. La mesa se desplazó unos pocos centímetros más y golpeócontraeltobilloflácidodeSandi.Ashleyyacasiteníasitioparacolarseporahí.Darbyestuvoapuntodearrojarlapistoladelorabiosaqueestaba.—Mierda,mierda,mierda...Jayletocóelhombro.—¿Qué?—Yo... —Darby se frotó los ojos para quitarse la sangre, reevaluando la
situación,trazandonuevosplanesaladesesperada—.¿Sabesqué?Daigual.No
volveráatocarte.TejuroporDios,Jay,quesoytuángeldelaguardayAshleyGarvernuncavolveráahacertedaño,porquelemataré.—Temataréyoati.—Ashleydiootrapatada—.Eresunazorrademierda...Darbyselevantóyselimpiólagasolinadelasmanos.—Escúchame,Jay.Noestamosesperandoalapolicía.Noestamosesperando
que nos rescaten. Llevo esperando toda la puñetera noche y nadie me harescatado. Casi todas las personas en las que he confiado esta noche se hanvueltocontramí.Nosotrassomoselrescate.Dilo,Jay:«Nosotrasnosrescatamossolas».—Nosotrasnosrescatamossolas.—Másfuerte.—Nosotrasnosrescatamossolas.—Jayselevantóconpiernastemblorosas.—¿Puedescorrer?—Creoquesí.¿Porqué?Darbyteníaunaideamás.Decirqueeraunintentodesesperadoeraquedarse
corto.Cogióunpuñadodeservilletasmarronesdelmostradorylasintrodujodecualquier manera en la tostadora de bagels. Bajó el émbolo. Hizo clic, comocuando se cierra la recámara de una pistola y, en el interior, las resistenciascircularesdelatostadoraempezaronacalentarse.Jayobservaba.—¿Quéestáshaciendo?Sabía que tenía diez, veinte segundos quizá, hasta que las resistencias
estuvieranalrojovivo.«Nosrescatamossolasypunto.»Cogióunvasodecafésoloamediobeber,deEd,quizá,fríodesdehacíarato,
y lo engulló enmovimiento, apretando los dedos de Jay y corriendo hacia elbaño.Cogidasdelamano.Corriendohacialaventanadiminuta.—Nopares,Jay.Nopares...—¿Estássegurasdequelosdedosvuelvenacrecer?—Sí.
Ashley entró a trompicones en la oficina de turismo. Saltó al interiorapoyándose en la mano sana, con cuidado de no cortarse la palma con loscristalesrotos,ytosióporeloloracre.Joder,quéfuerteera.Elbidóndegasolinadebía de haberse vertido y, mezclado con la lejía y el vapor del espray depimientadeSandi,habíacreadounambienterealmentepernicioso.Se frotó los ojos, que le escocían, apuntó la remachadora haciendo un
movimiento de barrido de izquierda a derecha. Primero vio los cuerposdesplomados de Ed y Sandi cerca del mapa de Colorado. Las piernasdespatarradasconla inmodestiaqueprovoca lamuerte.Lasangresemezclabaconlagasolinaformandointensosremolinosenelsuelo.Alladodeellos,suhermanopequeñoLars.«Oh,Lars.»Bocaabajo.Teníalacabezadeladoenunmarrojo,elpelorevuelto,losojos
todavíamedioabiertosysomnolientos.Lagarganta,untajocarnoso.Layugularcortadahastaelhueso;undispensadordecaramelosPezhumano.El chico esqueléticoquehabía llevadoun cascode excedente del ejército y
botas de combate los primeros años de instituto, al que le encantaba la salsarancheraenlascélebreshamburguesasdequesodeFamousStar,quehabíavistoLasbrigadasdelespaciohastaquelacopiaenVHSllenóelreproductordevídeode lazos negros... habíamuerto.Muerto para siempre.Nunca jugaría al nuevoGears of War en la Xbox One. Todo porque se había metido en el plan desecuestro fallido de una conductora de autobús. Porque entre las cerradurascambiadas,lapolicíaylatormentadenieve,lasemanaenterahabíadescarriladodemalamanera.Y,noobstante,todohabríasidomanejabledenoserporDarby.Darbs. Darbo. Esa fierecilla pelirroja de la universidad de Colorado en
Boulderquehabíaforzadolacerraduradesucocheconuncordóndezapatos,nadamásynadamenos,quehabíaproporcionadounanavajaaJayycambiado
el rumbo de una noche ya de por sí volátil de manera irreversible. Ashleysospechabaque toda suvidahabía idoencaminadaa esaconfrontación.LadeDarbytambién.Ellaerasudestinoyéleldeella.Enununiversomejor,talvezsehabríacasadoconella.Peroeneste,tendría
quematarla.Y,desgraciadamente,tendríaquehacerledaño.«Oh,Lars,Lars,Lars.»«Mevengaréporesto.»«Teloprometo,me...»Oyó un zumbido a su derecha y giró en redondo, apuntando con la
remachadora,esperandoveraDarbyyaJaybirdagazapadasdetrásdelpuestodecafé.PeroLaColinadelEspressoestabavacía.Acribilladadeclavos,goteandogasolina, hechaundesastre por culpade losvasos caídosy los fragmentosdeplástico,perovacía.Noestabanallí.Sediocuentadequelatostadoraestabarepletadeservilletasmarrones.¿Eraelruidoquehabíaoído?Unanubedehumogrisformabavolutasdesdelasresistenciasalrojovivode
latostadora.Emitíauncrepitarmientraslasservilletassequemaban.Ashleysepasó la lengua por el labio superior y notó el sabor del vapor de la gasolina.Entoncesleencontrósentidoatodo.«Oh,vengaya...»
Unaboladefuegoentróatodavelocidadporlaventanarectangulardelbañoy empujó una ráfaga abrasadora de aire presurizado. Darby saltó al exteriormedio segundo antes del estallido y rebotó en una mesa de picnic antes deaterrizarconfuerzaenelsuelo,porloquesetorcióeltobilloizquierdo.Notóunplophorripilante.Jay,queibaunospasospordelante,sevolvió.—¡Darby!—Estoybien.
Pero sabía que no era cierto.Notaba un palpitar ultradoloroso en el tobillo.Losdedosseleentumecieronalinstante;sentíaunintensohormigueodentrodelazapatilla,comodedosinvisiblesquelepellizcaranlosnervios...—¿Puedesandar?—Estoybien—repitió.Otralenguadefuegobramóatravésdelaventanarota
porencimadeellayahogósuvoz.Unacortinadeairecalientelehizocaerderodillasenlanieve.Laoficinadeturismoquedóenvueltaenllamasdetrásdeellas,laslenguasde
fuegoarrojabanunacolumnadehumosucio.Ascendíanhaciaelcieloformandounremolinofuribundodeascuasresplandecientes.Laenvergaduraycercaníadelfuego resultaban abrumadoras. Un calor pavoroso a su espalda, la succiónaulladoradelairedevorado.Eloloracarbóndelfuegovivo.Lanieveseiluminóconunaluzanaranjadacomosifueradedíaylosárbolesproyectaronsombrashuesudas.Jaylacogiódelamanoconfuerza.—Venga,levántate.Darbyvolvióaintentarlo,peroeltobilloseledoblóinertebajosupeso.Otra
ráfagadedolormareante.Avanzórenqueando.—¿Estámuerto?—preguntóJay.—Nocuentesconello.—¿Quéquieresdecir?—Quierodecirqueno.Darby se sacó la pistola de Lars de los vaqueros.No estaba segura de que
Ashley estuviera en el interior del edificio cuando se había declarado elincendio,peroconfióenquesuboladefuegoinesperadalehubieraquemadolascejaspor lomenos.Pero¿muerto?No.Noestabamuertoporquetodavíanolohabíamatado.Darbydescansaríacuandolehubieradisparadolabalarobadadecalibre45ensusonrientecaradesatisfacción.Noantes.—Esperoquelehayaspillado—dijoJaymientraselinfiernoseagrandabaa
sus espaldas y convertía elmundo en un lugar neblinoso por culpa del humobajo.Lalunahabíadesaparecido.Losárbolessehabíanconvertidoenfantasmasde
silueta recortada contra la niebla iluminada por el fuego. El Gran Diablomantenía la silueta ennegrecidamientras ardía, una jaula de fuego envolventealrededordeunepicentrodecalorquepartíaloshuesos.Yentonceslasascuasresplandecientesdescendieroncomoluciérnagasdesde
laoscuridadyrociaronlanievequerodeabaaDarbyyaJay.Chisporroteabanencontacto con la nieve, cientos demeteoros diminutos quedespedían soplos devapor.Demasiadorápidoparaadelantarlos.—Jay,quítateelabrigo.—¿Porqué?—Porquetienegasolina.—DarbysequitósusudaderadeArtWalkylaarrojó
alanieve.Alcabodeunossegundos,unachispalaalcanzóyemitióunasllamasdecolornaranjaazulado,comounahoguera.Jaylovioysequitóelabrigoenseguida.—¿Loves?Yatelodije.Lescayeronmásascuasencima,másluciérnagasarrastradasporelviento,y
Darby siguió a Jaydandopaso tras paso congrandolor.Nopodía parar.Aúnteníaelpeloempapadodegasolina.Bastabaconunachispadescarriada.Habíallegadodemasiadolejosyluchadocondemasiadoempeñoesanochecomoparamorirporculpadeunaputachispa.Seapartóunmechónhúmedodelacara.—Elaparcamiento.NosmeteremosenBlue...—¿QuéesBlue?—Micoche.—¿Lehaspuestonombrealcoche?—Pondréelmotorenmarchaparaquenopasesfrío.Y...—Darbyperdióel
hilomientrascaminabanextenuadasenlaoscuridadllenadehumo,sinpermitirqueel siguientepensamientoescaparade sus labios:«Ymientras tú tequedas
sentadaenelasientodelpasajerodeBlue,yoiréabuscaraAshleyylepegaréuntiroenlacara».«Yacabaréconesto,deunavezportodas.»Jay giró el cuello para observar las llamas furibundas por encima de su
hombro mientras corría, como si esperara que Ashley apareciera entre eldestrozo.—Tú...matasteasuhermano.—Sí,esverdad.Darby todavía no lo había acabado de asimilar: sí, hoy habíamatado a una
persona.Habíaapuñaladoaotroserhumanoenelcuello,lehabíarotoeldedoyel pómulo y le había cortado el cuello. Por gastada y mellada que estuviese,aquellanavajasuizahabíaentradotanbiencomosicortarauntrozodecarne(locual,estrictamentehablando,eraloquehabíahecho).Unasuntosucioyfunesto.Yantesdequeacabaralanochesabíaquetendríaquemataraotrapersonamás.Jaysepusonerviosa.—Quieremuchoasuhermano.—«Quería»,tiempopasado.—Novaaestarmuycontentocontigo...—Yo...—Darbyseahogóalsoltarunarisaronca—.Creoqueelbarcoyaha
zarpado,Jay.«Unomás.»«YahematadoaBeavis.SolomequedaButthead.»Cincuenta metros más atrás, el edificio del Gran Diablo gemía como un
monstruo que se revuelve en sueños. Las costillas ennegrecidas crujían yestallaban en el interior de la tormenta de fuego. La nieve derretida caía deltejadoyformabaunanubedevaporardiente.«Entonces...entoncesporfinpodrédescansar.»Habían llegado a los Niños de Pesadilla, esa docena aproximada de niños
mordisqueados y congelados durante un instante de juego apocalíptico,
enterradoshasta la cintura en lanieve, cuando Jay sedetuvo señalandocolinaabajoypinchándolaconeldedo.—¡Mira,mira,mira!DarbyselimpiólasangredeLarsdelosojosytambiénlovio.Faros.AcercándosealcarrildeentradadeláreadedescansodeWanapanidesde la
carretera.Unaslucesgrandes,detamañoindustrial,porencimadeunamatrículacurvayplateadaquedibujabaunarcodeesquirlasdehieloretroiluminadas.PorfinllegabalaprimeraquitanievesdelCDOT.Jaymiróentrecerrandolosojos.—¿Es...esparanosotras?—Sí,esparanosotras.Aquella visión tranquilizó a Darby y le hizo pensar que el mundo exterior
seguía existiendo. Seguía estando allí, era real, estaba habitado por personashonestasquepodíanayudary,portodoslossantos,casihabíaconseguidosalirdeesapesadillaferozysanguinaria.EstabaapuntoderescataraJay.Apunto.Le fallaron las rodillas y cayó hasta quedar agachada en el suelo. Estaba
llorandoyriendoalavez.Surostroeraunamáscaratensa,ylacicatrizresultabatanvisiblecomounavallapublicitaria.Ledabaigual.Ahoraestabamuycerca.Observó cómo las luces amarillas flotaban acercándose en la oscuridad, comolinternasgemelas.Oyóeltraqueteodeunmotor.—Gracias,Diosmío.Oh,gracias,Diosmío...Había perdido el teléfono, pero sabía que eran casi las seis de la mañana.
Hacíanuevehorasquehabíaencontradoaesaniñaencerradaenunajaulaparaperros,apestandoaorina,enunmonovolumendesatendido.Alcabodeunahorasaldríaelsol.«Losequiposdemantenimientoviariohanvenidoantesdeloprevisto.»«Oesquehanrecibidoalgunaordenespecialdelapolicía,talvez,envistade
unmisteriosoSMSrelacionadoconunáreadedescansodenombresimilar...»—Darby.—Jaylasujetóporlamuñecaalzandolavozpresadelpánico.
—¿Qué?—Leveo.Nosestásiguiendo.
05.44h
—Daaaaarby.Sí, Ashley Garver las seguía, una sombra recortada contra el resplandor
clamoroso.Ahorallevabalaremachadoraenlamanoizquierda.Teníaladerechaherida,encajadabajolaaxila.Ibaunoscincuentametrospordetrásdeellas:eraunafiguradesastrosaconlaropaqueapestabaahumo,yalzólamanosanaparalimpiarselaboca.Ashleyestabademasiadolejosparadisparar.LapunteríadeDarbyerademasiadoinciertaynopodíadesperdiciarsuúnica
bala.Asípues,ocultólapistolaenlazonalumbar,mientraslaluzdelosfarosseintensificabaamedidaquelaquitanievesseacercabaresollando.Un asesino que se les acercaba por detrás y la ayuda de una persona
desconocidapordelante;deberíadehaberresultadounaelecciónfácil.Jaytiródeella.—Vamos...Y,enciertomodo,sediocuentadeque...seguíasiéndolo.—Darby,vamos.Tenemosquecorrer...—No.—¿Cómo?Darbyasintióendirecciónasutobillo.—Loúnicoqueconseguiréseráserunestorbo.Corretú.Jayadoptóunaexpresiónasustada.—¿Cómo?No...—Jay, escúchame. Tengo que pararle los pies. No puedo correr. Llevo
huyendodeéltodalanoche,todalaputanoche,yestoyharta.
Los faros ganaron en brillo y abrieron vías entre la niebla y el humo,proyectandosombrasinhóspitasenlanieveresplandeciente.ADarbyleprovocóescozorenlosojos.Detrás,lasombradeAshleyGarversetambaleabacadavezmás cerca, a apenas veinte pasos ahora. Pero seguía sin ser lo bastante cerca.SujetólaBerettaconmásfuerza.—Tienesquecorrer.—No.—Corre—gritóDarby,conhumoenlagarganta—.Correhacialosfaros.Y
dile al conductor que dé media vuelta a la quitanieves y que te lleve a unhospital.Laempujóhaciadelante,peroJayseresistió.Laniñagritó,clavólospiesen
elsuelo,intentógolpearaDarbyenelhombro,perotodoacabóconvertidoenunabrazo. Un abrazo tembloroso y doloroso bajo unas luces cada vez másintensas...—Volveré —susurró Darby entre el cabello de la niña, y la meció—. Lo
mataréyluegovolverécontigo.—Prométemelo.—Teloprometo,Jay.—Estásmintiendootravez...—Te lo juro por el dedomeñique—dijo alzando lamanoderecha envuelta
concintaaislante.Jayhizounamueca.—Notienegracia.Algocortóelaireporencimadesuscabezasytiródeunmechóndepelode
Darby.Loprimeroque levinoa lacabeza fue«metralla»,pero lopensóbien.Era un clavo, un proyectil de acero que le pasó rozando el cuero cabelludo.Ashley arrastraba los pies en dirección a ellas, pero continuaba sin estar lobastantecercacomoparaqueDarbyarriesgarasuúnicabala.Todavíano.Apartóalaniña,endirecciónalosfaros.
—Ahoracorre.JamieNissendiodospasostemblorososenlanieveymiróhaciaatrásconlos
ojosinundadosdelágrimasardientes.—Nofalles.—Nopiensofallar—dijoDarby.EntoncessevolvióparasituarsefrenteaAshley.«Nopiensofallar.»
Ashley se quedó perplejo al ver que se separaban: Jaybird corría hacia laquitanievesqueseacercabayDarbydiomediavueltaparaencararseaél.Ahoraestabanaveintepasosdedistancia.El puño derecho de Ashley palpitaba de dolor, como si lo tuviera lleno de
gravilla.Notabatensalapieldelasmejillasylafrenteylecosquilleaba,comoquemadaporelsol.Teníaloslabiosagrietados,partidos,ylesupurabanhaciaelmentón.Apestaba apiel ypeloquemados, despedíaunolordensoygrasientoque formaba volutas de humo. Su anorakNorth Face se le había derretido deformaextrañaenlaespaldaycolgabanunoshilosfundidos.Pero,joder,estabavivo.Nohabíadescansoparalosmalvados,¿verdad?Yesa
noche se sentía jodidamentemalvado. Le había partido el cuello a unamujersolo con las manos y había matado a un hombre inocente acribillándolo conclavos.SeríaunmaterialfabulosoparauncapítulodeForensicFiles.Parahacertodo esoy luego lanzarse por unaventanadeun edifico enplena explosiónysufrirsoloquemadurasdesegundogradohabíaquetenerunasuertedemoníaca.Latostadahabíavueltoacaerconlamermeladahaciaarriba,sinduda.EntoncessediocuentadequeDarbyse leacercabacojeando.Sealejabade
las luces brillantes que denotaban seguridad. Se alejaba de toda esperanza deescapar.Ibahaciaél.Contuvounarisaquesonóaladrido.Talvez...talvezsehabíavueltounpoco
loca,también,enaquellanocheconvertidaenunaollaapresión.Nolaculpaba.Ni siquiera estaba convencido de poder odiarla; su cerebro era un subidónpotentedeglucosa,uncócteldesentimientosconfusoshaciaaquellazorratenaz.Pero dejando de lado los sentimientos, todavía tenía quemostrarle una tarjetaroja por habermatado a su hermanopequeño, así que alzó la remachadora endirecciónaDarby,entrecerrólosojosparaverentreelhumocalienteydisparódenuevo.Unclichueco.«¿Qué?»Volvióaapretarelgatillo...Otroclic.Sequedóhorrorizadoalverquelaluz
delabateríadelaPaslodeemitíaunparpadeorojoapremiante.Descargadaporelfrío.Alfinal,alfinalhabíaocurrido.—Oh,mierda...Alzólavistadenuevo.Darbyseguíaacercándosele,aproximándoseaélcomo
suángelde lamuerteparticular, cojeando,peroconunacalmasobrecogedora,inhumana. Y se dio cuenta de otra cosa. Llevaba algo en la mano que sebalanceabaasulado,quequedabaocultodetrásdelacadera,unasiluetaangular,entrevista...LaBerettadeLars.«No.»Seledisparatólamente.«No,esimposible...»
Jaycorrióhacialosfarosagitandolosbrazos.El quitanieves paró, las enormes ruedas quedaron inmovilizadas, patinaron
haciaunladocuandolosfrenosneumáticosemitieronunchirridoagudo.Quedórodeadaporlaluz,queiluminólanieveasuspies,másbrillantequelaluzdeldía.Noveíanadamás.Soloesosdossolesgemelos,desmesurados.Gritó...algoquenovolveríaarecordar.Elmotoremitióunaespeciederesoplido.Lapuertadelacabinaseabrió.El
conductor eramayorque supadre, llevababarba, unagorrade losRedSoxyteníabarrigacervecera.Saltóycorrióhaciaella,sinaliento,ygritóalgo.Ellatambiénsehabíaquedadosinalientoyhabíacaídoderodillasenlanieve.
Éllaalcanzó,unasombranegraquedabafuertespisadasenloshacesdeluz,yelmotordelaquitanievesemitióotroresoplido.Comoeldelpastoralemándesutía.Elhombrelacogióporloshombros,acercósurostropeludoaldeellay,conunalientoqueapestabaaDrPeeper,laacribillóapreguntas.—¿Estásbien?Jaysehabíaquedadosinrespiración.Nopodíahablar.—¿Quéhapasado?Colina arriba, el tejadode laoficinade turismo sehundiópor efectode las
llamas, fueunestruendodemaderadevastadorque lanzómás luciérnagasa lanoche. El hombre alzó la vista hacia él y luego volvió a mirar a la niña,poniéndolesusmanosásperasenlasmejillas.—Ahoraestásasalvo...Jay quería hablarle deAshley, deDarby, de la remachadora, de la batalla a
vida o muerte que se producía a poca distancia más arriba. Pero no teníapalabras.Noeracapazdeordenarningúnpensamiento.Volvíaatenerlamentecomounagelatina.Empezóallorardenuevoyéllaestrechóensusbrazosylameció,yelmundosevinoabajo.Élsepusoasusurrarle,comosifuerauncántico:—Estásasalvo.Estásasalvo.Estásasalvo...«Darby»,queríadecirJay.«Darbynoestáasalvo...»Yentonceslovio...Unapalpitaciónrojayazuliluminólosárboles.Detrásde
laquitanieves,paradoconelparachoques tocandoelvehículo,habíauncochepatrulla. Gracias al brillo de los faros traseros del camión, leyó el rótulo dellateraldelapuerta.
PATRULLAVIARIA.
AshleyGarvercorríacomoalmaquellevaeldiablo.«Imposible.Hecontadolosdisparos.»«LaBerettaestávacía.»Selorepitióunayotravez,peroaunasínoeralobastantevalienteparadarse
la vuelta y airear el farol deDarby. En vez de hacerlo, volvió corriendo a suAstroaparcado,dondesabíaquehabíadejadounasegundabateríatraqueteandoen el interior de la caja de la Paslode. Por lo menos podía recargar laremachadorayluegodecidircómolidiarconlanuevasituación.Tropezó con un montículo de nieve, e hizo una mueca de dolor ante la
perspectivaderecibirundisparoyunabalaenlacolumnaquenuncaloalcanzó.LlegóalAstro.Noestabacerradocon llave.Abrió lapuerta.Rebuscóenel
interior, palpódebajodel asientodelpasajero,derribó la estúpidamaquetadelavión A10Warthog del salpicadero y abrió la caja rígida de la Paslode. Dospestillosquecorrercondedostemblorosos.Había oído que Lars disparaba cuatro tiros durante la refriega. Estaba
convencido de eso. Uno, dos, tres, cuatro. Más los cinco tiros que habíadisparadoalafurgonetadeSandi,sumabannueve.LaBerettaconteníaochoenel cartucho individualmás uno en la recámara. ¿Cómo era posible queDarbyhubieraencontradootrocartuchodelcalibre45?Enelsuelodelmonovolumen,quizá; recordó que Lars había abierto la caja de Federal boca abajo y habíadejadocaercincuentabalasquerepiquetearonporelsuelo...Alfinalabriólacajaconrapidez.Latapagolpeócontralaguantera.Laprimeracajadebateríasestabavacía,asíquecogióotra.Arrancólacinta.
La dejó caer en su palma. Abrió el panel de la trampilla, extrajo la bateríagastada...Sequedópetrificado.Nohabíaoídonadapero,dealgunamanera,losabía.Algoqueteníaquever
conlamaneracomoselehabíaerizadoelvellodelcuello,comoporefectodelaelectricidadestática...«Estádetrásdemí.»
«Ahoramismo.»Sevolviópocoapoco,muypocoapocoy,efectivamente,ahíestabaDarby.Lehabíaalcanzado,depieantelapuertadelconductordelAstroabierta.Le
apuntaba sujetando la Beretta Cougar con las manos entrelazadas. Habíaregalado esa pistola a Lars hacía seismeses y ahora le apuntaban con ella alcorazón. Increíble de cojones. Ahí estaba ella, la chica que había intentadoestrangularconunabolsadeZiplochacíaseishoras,enunintentodevengarse.Unángeldelamuertedenuevededosyalasnegras.Estabaahíporél,empapadadesangredesuhermano,conlapielsudorosaresplandecienteporelfuego.—¿QuéibaisahacerleaJay?—preguntóDarby—.Dímelo.—¿Qué?¿Enserio?Darbyapuntómásarriba,pasandodelpechoalacara.—Enserio.—Vale.—Ashleyseacomodóenelasientodelpasajeroconlaremachadora
escondidadetrásdelaespalda—.Solo...¿Sabesqué?Bueno.¿Loquieressaber?No tiene nada de especial. Tenemos un tío ahí arriba en Idaho, le llamamosGordoKenny,quedijoquemedaríadiezmildólaresporunaniñasana,máseldiez por ciento.Lleva una pequeña red en el refugio para ciclones de su casaparaalgunoscamionerosdefueradelestado.Tiposgrandesquellevantráilereslargos, jornadasdeveinticuatrohoras, lejosde susesposas, tíoscon... eh...,yasabes.Apetito.Darbynoparpadeó.SiguióapuntándoleconlaBerettaylacicatrizblancase
lemarcóenelentrecejo.Curvada,comounahoz.—Sí,esunaguarradaynoeslomío,peronecesitabarecuperarmedealguna
manera. —Ashley seguía hablando, ganando tiempo, mientras con la manoderechabuscabaellugardondeseinsertabalabateríaderecambiodelaPaslode.Entonceslacargaríaysorprenderíaaesazorraconunclavoenlacara—.Oseaque sí, te mentí, Darbs, cuando te prometí que no era un asunto de sexo. Sesuponíaqueibaaserunsecuestroypunto,peroentonceslapolicíasospechóde
Sandi y tuve que cambiar el plan, y ahora es un tema definitivamente,absolutamente,unmillónporcientountemadesexo,ylosiento.Asuespalda,tocólabateríadelaPaslodeconlayemadelosdedos,aciegas
—«Ahíestá»—,ycerrólamanoasualrededor.—¿Cómosellama?—preguntóDarby.—KennyGarver.—¿Dóndevive?—EnRathdrum.—Dirección.—BlackLakeRoad912.—Ashleydeslizó labateríaen la remachadoracon
suavidad para queDarby no oyera el clic.Notó su propia sonrisa, a pesar deestarapuntadepistola.Sujetólaremachadoradetrásdelaespalda,preparándosepara levantarla y disparar—. Quiero decir, joder, me has pillado, Darbs. Túganas. Me rindo. Vamos a jugar una ronda de la hora del corro mientrasesperamosaquelapolicía...—Nadadeeso—dijoDarbymientrasapretabaelgatillo.CRAC.
06.01h
Ashleydiounrespingoaloíreldisparo.Noesperabaestarvivoparaoírlo;sesuponequenooyeselquetemata.Perolohabíaoído.Ysí,estabavivo.¿Quéhabíaocurrido?Darby vacilaba al otro lado de la puerta del conductor del Astro,
tambaleándose en silencio y conmocionada. Bajó la Beretta de Lars ymiró aAshleyconunaexpresióndeintensoterrorenelrostro.Fueentoncescuandoéllo vio, justo debajo de la clavícula de ella. En la camiseta negra. Un círculoviscosoqueseibaagrandando.Sangre.—¡Hedichoquelasueltes!Movimientoporelretrovisorlateral.Ashleysediolavueltayvioaunguarda
forestal,unpolicía,oayudantedelsheriff,oloquefuera,depiedetrásdelAstro,con una mano en el faro trasero, recuperando el aliento con un sombrero deSmokyBearyapuntándoleconunaGlock.Volvióagritar.—¡Suéltala,chica!Darbygiróen redondoparasituarsedecaraalpolicía,moviendo los labios.
Intentabahablar.Acontinuación,laBerettaCougarcayóalanieve,sindisparar,y le fallaron las rodillas.Yasí,de repente, la ingeniosa, rudimentaria,valienteDarby Thorne se desplomó como una bolsa de basura en el aparcamientonevado.Ashleysequedóboquiabierto.«Imposible.»«Jodidamenteincreíble.»
«Estoesalucinante.»—Notemuevas—ordenóelagente,sujetandolaradioquellevabaalhombro
—.Disparo,disparo.Diez,cincuenta,dos...Repantigándose en el asiento, Ashley ató cabos: el policía había llegado
alertado por el fuego y, como es natural, lo primero que aquel agente paletohabíavistoeraaDarby,ensangrentadayblandiendounapistola,persiguiendoauna víctima indefensa antes de acorralarla en el interior de unmonovolumen,mediosegundoantesdedispararle.Asípues,eseCapitánAméricadepacotillanoteníaotraopciónapartededisparar.Teníaquedispararle.Asísonlascosas,yasabes.Yresultabaperfecto.Deunaperfecciónasombrosa.Elmomento, la auténticamala suerte.Sí señor, siemprehabía sidoespecial.
Ahí obraban unas fuerzas sobrenaturales. Así era como un verdadero hombremágicoeludíasercapturado.Elpolicíaselesacercóconelarmaalzada,apartólaBerettadeDarbydeun
puntapiéylejuntólasmanosalaespaldaparaesposarla.Eraunbruto.Letiródelos codos hacia arriba como si fueran alas de pollo, pero a juzgar por el casimediolitrodesangrequecalentabalanieve,ellayaestabatomandounbrunchconladamadelaguadaña.Lasesposasseabrieronconunchasquidometálicoy,graciasalresplandordelasllamas,Ashleyleyóelnombrequeelagentellevababordado:CABORONHILL.Elpolicíaalzólavista.—Caballero,enséñemelasmanos...—Porsupuesto.—Ashleyalzólaremachadora.PUM,PUM.
AMANECER
06.15h
Ashley Garver silbaba White Christmas de Bing Crosby mientras seapoderabadelaGlock17,deunaTaseramarillochillónydelbastónpolicialdelcaboHill.Rebuscótambiénenelbilleterodelpolicíayseembolsódosbilletesdeveinteyunodediez,altiempoquesefijóenquelaesposadeltíoparecíaunaauténticacabraloca.El agente de la patrulla viaria había soltado una serie de disparos de forma
refleja mientras caía: había destrozado la ventana del pasajero de detrás deAshley,practicadounagujeroeneltechodelAstroyhabíalanzadounoscuantostirosmásal cielo.Parecíaqueunabala lehabía rozado lamejillaporquenotóqueselehabíaabiertounarajaenlapartesuperiordelpómulo.Oquizánofueramásquepielquemadaqueselehabíaagrietadoencontactoconelairealpino.Fuera como fuese, qué suerte la suya. Lamermelada en la parte de arriba,
desdeluego.Ashleydecidióquelosiguienteseríamataralconductordelquitanieves.Ese
camióndiéseldegranenvergaduraeracomountapónquecerrabaelaccesoalaparcamientodeláreadedescanso.LuegosortearíalosobstáculoscondestrezaenelAstroysaldríadelputoColoradoantesdeque llegaran los refuerzosdelcaboHill.Aunque...«Joder,quevengan.»Ashleypodíacontodos.Recorrió el largo aparcamientomientras la oficina de turismo deWanapani
ardíaysedesplomabadetrásdeél,acercándosealosfarosdelcamiónparado.Elcieloadoptabauntonopeltre,ungrisqueseibaencendiendomientraselsolsepreparabaparaasomarporelhorizonte,ycomprobólamuniciónquequedabaen
laGlockdelpolicía.Aquelloscartuchosteníanmuescasenlaparteposteriorconnumeritos, para ver con facilidad cuántas balas quedaban. Vio por lo menosnueve.MásunsegundocartuchocompletoquelehabíaquitadoalcaboHilldelcinturón.Locargó,porsiacaso.Entoncessesituóenlaestelacegadoradelosfarosdelcamiónyseprotegióla
cara.EscondiólaGlockenelbolsillodelanorak,dondecabíaperfectamente.Noveíaatravésdelparabrisasdelaquitanieves,demasiadooscuro,perolapuertanaranja del conductor todavía estaba medio abierta y llevaba las siglas CDOTestarcidasenellateral.—¡Eh!—gritó—.¡Esseguro!Silencio.Sehumedecióloslabios.—ElcaboHill... eh...meenvióparadecirleque la escenaes segura,que la
situaciónestábajocontrol.Hadisparadoalasecuestradora.Ahoranecesitaquetransmitas un mensaje a los demás vehículos por la frecuencia deradioaficionados.Otrosilencioprolongado.Actoseguido,porfinlapuertacrujióyseasomóunrostrodesaliñado,quese
pusodepieenelreposapiés.—Yahellamadoyhandichoque...AshleyapuntólaGlock.CRAC.Laventanaestalló.Fallóporlospelos,peroelhombredetodosmodoscayó
deculoenlanieve.LagorradelosRedSoxacabóenelsuelo.Ashleyrodeólosfarosprotegiéndoselosojos.Elconductorsedesplomósobreelvientre,lostrozosdecristalcrujíanbajosu
peso.Sepusoenpiecomopudoyalcanzólapuertaabiertaparaimpulsarsedenuevoalinterior,CRAC,peroAshleyledisparóenelbrazo.Elhombregritóconvozronca.Ashleycerrólapuertadeunapalmada.—Caballero,nopasanada.
—Nome mates.—El hombre se arrastró hacia un lado apoyándose en uncodoysujetándoselamuñeca.Lasangrecaliente lechorreabaentre losdedos,manchaba lanieveydejóun rastro rojo—.Por favor,cielos,por favor,nomemates...Ashleyleseguía.—Porfavor,no,no...—Dejademoverte.Yaestábien.Notemataré—dijoAshleyapoyandoelpie
en la espalda carnosa del hombre para inmovilizarlo—. Deja de oponerresistencia.Todovabien,teloprometo.—Mientraslodecía,presionólaGlock17contralanucadelhombre.Apretóelgatillo...peronohastaelfondo.Denuevohabíatenidolamismasensación.Esacuriosaelectricidad.Habíaalguiendetrásdeél.«¿Yahoraqué?»Se volvió,medio esperando ver el fantasma desriñonado deDarby Thorne,
dispuestaaejercersuvenganzasangrienta,perolasiluetaqueestabadetrásdeéleramásbajaypequeña.EraJay.LainofensivaJaybird,consucamisetarojadePokéBall, apuntode ser testigodeotro asesinato.Para ser sinceros, sehabíaolvidadototalmentedeella.Perosí,aunqueLarsestuvierafueradecirculación,seguía teniendo que entregársela al Gordo Kenny, y cobrar una cantidadconsiderablemientraslaniñadurara...Jayteníaalgoenlamano.EnunprincipiopensóqueeraelespraydepimientadeSandi.Peroentonceslaniñadesieteañosloalzóyenélsereflejóundestellodeluz
del fuego y Ashley se dio cuenta horrorizado y con un sobresalto de que setratabadealgomuchopeor:eralaBerettadeLars.DebíadehaberlacogidodelanieveenrojecidaquerodeabaelcuerpodeDarbycuandoélnomirabayahoraestabaahí,entrelosdeditostemblorososdeJaybird.Apuntándoleaél.Denuevo.Gimió.
—Oh,vengaya...CRAC.
06.22h
Ashley Garver volvió a estremecerse. De nuevo le resonaron los tímpanoscomorespuestaaundisparoquenuncahabíaesperadooír.Abriólosojos.Jayseguíaahídepiejuntoalaquitanieves,conlosojosbien
abiertos por el miedo. La Beretta con la corredera bloqueada en sus dedosblancos.Emitióunhumosucioqueformóvolutascontralaluzdelosfaros.Eloloracarbóndelapólvoraquemada.Habíaerradoeltiro.Ashleysediounapalmaditaenelestómagoyenelpecho,másquenadapara
asegurarse. No había sangre, ni opresión, ni dolor. Tenía bien el torso y lasextremidades.Se dio cuenta de que, efectivamente, Jay había fallado, desde unmetro de
distancia.A la niña le temblaba la mandíbula. Volvió a apuntar la semiautomática e
intentódisparardenuevo,peroelgatilloyanooponíaresistencia.Nisiquieraunclic.Elarmaestabavacía.Daba igualdedóndehabíaconseguidosacarDarbyaquelmilagrosocartuchoextra,porquehabíapasadosilbandosinrozarlaorejadeAshleyyhabíaacabadoaterrizandoenalgúnlugarentrelosabetoshelados.Habíadesaparecido,suúltimabocanadadeesperanza,yAshleyseguíaconvida.«¿Acasosoyinmortal?»Quésombríamentedivertidohabíasidotodo.La bola de fuego que lo lanzó por la ventana y solo le causó quemaduras
leves.Elpolicíaquehabía llegadoy,de formamilagrosa,habíadisparadoa lapersonaequivocadaenelmomentopreciso.¡Yahoraeso!LapequeñaJaybirdlehabía tenido en el punto de mira, a quemarropa, pero había fallado de todos
modos.Sutostadahabíacaídootravezconlamermeladahaciaarriba.¡Contratodopronóstico!Reprimióunacarcajadasiniestra.Todasuvidahabíaestadoprotegido,aislado
delasconsecuenciasporunafuerzagenerosaydesconocida.Porejemplo,habíanacidoconelaspectofísicoylaastuciadeundepredadorqueLarsnuncahabíatenido. La forma como su padre había perdido la chaveta por culpa delAlzheimerjustoatiempodetraspasarselasriendasdeFoxContracting.Inclusoatrapado en las entrañas de una mina de Chink’s Drop, había sido rescatadograciasalasuertemásciegaytontaposible,yloshuesosdelpulgarselehabíansoldadoalaperfección,contraelpronósticodelmédico.Síseñor,habíallegadoa convertirse enunhombremágico, seguro, y no cabía lamenor dudadequeestabadestinadoagrandeslogros.¿Cuángrandes?Joder,quizáalgúndíallegaraalapresidencia.Nopudocontenerse;serio...pero,cosarara,nooyósurisa.Solounzumbido
enlosoídos.Siseparabaapensarlo,nisiquieraestabasegurodeestarmoviendolacara.—Buendisparo,Jaybird—intentódecir.Ningúnsonido.Jay bajó la Beretta. Entonces la vio sorprendentemente tranquila,
observándole,mirándoleconsuspequeñosojosazules.Noconterror,no,yano,sinoconcuriosidad.«¿Quécoño?»Ashleyintentóvolverahablar,estavezmásdespacio,moviendolalenguacon
cuidado.—Buentiro,Jaybird—dijo.Le salió como un único gruñido en forma de sílaba, pronunciado con
dificultadporsuslabiosanestesiados.Erasuvoz,sí,procedíadesuspulmonesytráquea,perosalíaconunretrasobabosoquenoreconocía.Eralasensaciónmásaterradoraquehabíatenidojamás.
Entoncesempezóaverborroso.PrimeroJayseconvirtióenunamanchayluegolaviodoble.Entonceshabía
dos Jaybird que le devolvían la mirada y ambas bajaron sendas copias de lapistolaquelohabíamatado.Unahumedadcálidaleserpenteóporlacarayleprodujouncosquilleoenla
mejilla.Unolor extraño le llegó a labasedel cerebro, densoy amargo, comoplumasquemadas.Estabaenfurecido,temblabaderabiaeintentódeciralgomás,maldecir a Jay, amenazarla con una tarjeta roja, levantar el arma que le habíaquitadoalpolicíayhacerlacallarparasiempre,peroyaselehabíacaídodeentrelos dedos.Para su profundohorror, había olvidado cómo se llamaba.Recordóalgo...algoacabadoen«eno».¿Era«lleno»?¿«Relleno»?¿«Calcetínrelleno»?»Yanoestabasegurodenadaylaspalabrassemarchitaronycayeroncomohojassecas e intentó cogerlas con desesperación, alguna de ellas, y solo consiguiópillaruna...—Socorro...Brotócomoungemidoirreconocible.Actoseguido,elmundoseinvirtió:elcieloqueseibaaclarandopasóaestar
debajo,altiempoqueAshleycambiabadeinclinaciónylanievelequedabaalaespalda.Lapistolaestabaenalgúnpuntoa suderecha,peroestabademasiadopastosoparaalcanzarla.Nisiquieraeraconscientedehaberaterrizado,porque,en sus pensamientos fragmentados, Ashley Garver seguía volando, seguíaimpotente,seguíacayendo,cayendo,cayendo...
—Darby,seacabó.Ella también estaba cayendo cuando oyó la voz de la niña y la apresó. La
mantuvounidaalmundocomounacorreafina.AbriólosojosencostradosyviolasombradeJayencorvadacontraunvastocielogris.—Darby,seacabó.Hecogido tupistolayAshleyestabaapuntodematara
alguienmásyledisparé.
Darbyobligóasuslabiosamoverse.—Bienhecho.—Enlacara.—Excelente.—Ati...atitambiéntehandisparado,Darby.—Sí,mehedadocuenta.—¿Estásbien?—Laverdadesqueno.Jaybirdseinclinóylaabrazó,cosquilleóelrostrodeDarbyconsupelo.Ella
intentó respirar, pero notaba una opresión en las costillas. Como si tuviera aalguiensubidoasupecho,queleaprisionabalospulmones.«Inhala»,ledecíasumadre.«Vale.»«Luegocuentahastacinco.Exhala...»—Darby.—Laniñalasacudió—.Vuelve.—¿Sí?Estoyaquí.—Estabascerrandolosojos.—Nopasanada.—No.Prométeme,prométemequenocerraráslosojos...—Deacuerdo.—Levantólamanoderechaenvueltaencintaaislante—.Telo
juroporelmeñique.—Siguesintenergracia.Porfavor,Darby.Lointentaba,peroseguíanotandoqueselecaíanlospárpados,untirónhacia
laoscuridadinevitable.—Jay,cuéntame.¿Cómosellamabatudinosauriopreferido?—Yatelodije.—Repítemelo,porfavor.—¿Porqué?—Soloquierooírlo.Laniñavaciló.
—Eustreptospondylus.—Es...—Darbyriocondebilidad—.Quétonteríadedinosaurio,Jay.Laniñasonrióapesardelaslágrimas.—Detodosmodosnosabesnicómoseescribe.En cierto sentido, aquel terreno de hielo grumoso parecíamás cómodo que
cualquiercamadeplumasenlaquehubierayacido.Ahísentía todas laszonasmagulladas del cuerpo en perfecto estado. Como internarse en un sueño bienmerecido. Y de nuevo volvió a notar que se le cerraban los párpados. Ya nosentíadolorenelpecho,solounapresiónveladaqueibaenaumento.Jaysusurróalgo.—¿Quéhasdicho?—Hedichoquegracias.Darbysintióun ligeroestremecimientoynotóunmariposeoenelestómago
quenoera capazdearticular.Noestaba seguradequédecirle a Jay,de cómoresponder... «¿De nada?» Lo único que sabía era que si volviera a tener laoportunidad, repetiría lo que había hecho. Cada minuto de la noche. Todo eldolor.Todoelsacrificio.Porquesinovalíalapenamorirporsalvaraunaniñadesieteañosdeunosabusadoresinfantiles,¿porquécoñoibaavalerla?Yahora,mientrassedesangrabaen lanieve,observandocómolaoficinade
turismodeWanapani fundadapor el estadoeraconsumidapor las llamasy seconvertíaenunesqueletonegro,Darbytambiénsehundióenunapazprofundaysatisfactoria.Quécercaestaba.Quédolorosamentecerca.Solo lequedabaunacosaporhacer,yrápido,antesdeperderlaconciencia.—¿Jay? Un último favor.Mete la mano en mi bolsillo derecho, por favor.
Deberíahaberunboliazul.Unapausa.—Vale.—Pónmeloenlamanoizquierda.—¿Porqué?—Hazloquetedigo,porfavor.Yluegoquieroquevuelvasalaquitanieves.
Dilealconductorquedémediavueltaytelleveaunhospitalahoramismo.Dilequeesunaemergencia,quenecesitasesteroidesparaevitarunataque...—¿Vasavenirconnosotros?—No.Voyaquedarmeaquí.Necesitodormir.—Porfavor,venconnosotros...—Nopuedo.La correa de Darby se había cortado y volvía a caer, caía por pisos de
oscuridad,sedeslizabaalinteriordesucabeza,volvíaaProvo,volvíaalacasadesuinfanciacontuberíasenmalestadoyeltechodepalomitas,envueltaenlosbrazosdesumadre.Lapesadillasedesvanecía.Lavozcálidadesumadreeneloído:«¿Loves?Estásbien,Darby.Nohasidomásqueunapesadilla».«Ahorayahaacabadotodo...»—Porfavor—susurróJay,muylejos—.Porfavor,acompáñame...«Inhala.Cuentahastacinco.Exhala.»«Vale.»«Así.Sigueasí.»Ensuspensamientosensombrecidos,recordólasúltimaspalabrasquelehabía
dichoAshleyysesubiólamangaderecha,lequitóelcapuchónalboliyescribióensumuñecaconlamanoizquierda.Haciendoruidoalescribir,dejandohuecossintinta,enmayúsculasensupropiapiel:
KENNYGARVERRATHDRUM,IDAHO.
912BLACKLAKEROAD.
Ahora síquehabía cumplido.Ahora Jayestaba salvaday todos los ángulosdelasquerosoplandeAshleysehabíaneliminado,arrastradoshaciaeldíaparaser enjuiciados. Dejó que el boli se le deslizara entre los dedos, por finsatisfecha.Cuando la policíadescubriera su cuerpo congelado ahí en la nieve,leeríansuúltimomensaje.Sabríanquelesquedabaunaúltimapuertaporabrirdeunapatada,ahíarribaenIdaho.
«Estásconmigo,Darby.»«Vale.»«Notemas.Elfantasmadepiernaslargasnoerareal.»Entoncessumadrela
abrazóconfuerza,hastaellímite,yseunióaellaenaquelmomentoperfecto,ypor fin el terror terminó. «No ha sido más que una pesadilla y ahora ya haacabadotodo.Todoirábien.Y...¿Darby?»«¿Sí?»«Quéorgullosaestoydeti.»
Borrador(noenviado)
24/12/1717.31hA:[email protected]:[email protected]
Siento el retraso, Ashley, aquí arriba también hemos tenido nuestro propio apocalipsis nevado. Elgranero de los vecinos ha acabado cediendo y los caballos se han puesto como locos. Ni siquierareconocerásellugar.Perosí,loqueríasporescritoy,yquelojures,hagámoslo.10.000poradelantadomásel10%detodo
loquesaquedespués.Hacetiempoquenohacemosunadeestas,perotengoelbúnkerpreparadoyadostíosinteresados,unodeMilwaukeeyotrodePortland.Estasmedicinasquevasaconseguirlapondránmejor,¿no?¿Almenosduranteuntiempo?Enferma
nopasanada,peroqueNOPOTE.Esperoquehayashechoun trabajo limpiocon laseñoradelbusescolar.Ahorayadeberíasestaren
Bozeman,asíquellegaréiseldíadespuésdeNavidad,¿no?Cuídate,límpialelosmocosaLarsyevitalascarreterasimportantes.Hablamospronto,hayalguienllamandoalapuert...
Epílogo
8defebreroProvo,Utah
JaynosediocuentadequeelapellidodeDarbyseescribíaconuna«e»mudahastaqueloviograbadoenunalápidadecemento.Debajodelnombre,lafechadelfallecimiento:24dediciembre.UndíaantesdeNavidad.SietedíasantesdeAñoNuevo.Hacíacuarentayseisdías.Estaba en la ciudad natal de Darby con sus padres, en la ladera de un
cementerio que seguía cubierto de nieve derretida, porque su padre habíainsistidoenhacerelviaje.Enunprimermomento,habíaqueridoirhastaallíenavión mucho antes, en enero, pero la enfermedad adrenal de Jay se habíaexacerbado con dos ataques y había tenido que guardar cama y estar bajovigilancia.Alfinal,nohabíanconsideradoqueestuvieralobastanteestableparaviajar hasta la semana anterior. Mientras tanto, su padre había insistido:«Tenemos que volver a ver a Darby Thorne. Le debemos algo que no puedeescribirseenuncheque».—¿Esesa?—preguntóahora.Unospocospasoscolinaabajo,alcanzándolas.—Sí.Lashorasy losdíasque siguieron a la tragediade la carreteradeColorado
eran una mancha enfermiza, pero ciertos momentos se abrían paso en lamemoriadeJay.Eldolordelaagujaintravenosa.Elbramidodelaspalasdelosrotores.Lamaneracómo los técnicossanitarios lahabían rodeadoyaplaudido
cuando la transportaron al helipuerto de Saint Joseph. El vago recuerdo de lamedicación. La forma cómo sus padres habían aparecido corriendo por esepasillo en una especie de cámara lenta borrosa, con los dedos entrelazados,cogidosdelamanodeunmodoqueellanoleshabíavistojamás.Hablandoconvocesahogadasquejamáshabíaescuchado.Elabrazoa tresbandasencimadesucamarechinante.Elsaborsaladodelaslágrimas.Lascámarastambién.Elembrollodelosmicrófonos.Losagentesdepolicía,
quesujetabansusblocsdenotasy tabletas, intercambiandopreguntassutilesymiradas de soslayo. Las entrevistas telefónicas con periodistas cuyo acentoapenasentendía.Elcamióndelnoticiarioaparcadoenelexteriorconunaantenaqueparecíaelmástildeunbarco.Laformareverente,casitemerosa,debajarlavoz cuando las personas hablaban de los muertos, como del pobre EdwardSchaeffer.Ydel caboRonHill, elpolicíade lapatrullaviariaquecometióunerrorpordécimasdesegundoquelecostólavida.YdeDarbyThorne.Quien loempezó todo.La inquietaestudiantedeartedeojosenrojecidosde
una universidad estatal enBoulder poco conocida, que cruzaba las Rocosas atodavelocidadconunHondaCivichechopolvo,quehabía sido laprimeraenencontrarseaunaniñaencerradaenelmonovolumendeundesconocidoyhabíadecididoactuarconheroísmoparasalvarla.Y,contratodopronóstico,lohabíaconseguido.«Darby llegó a esa área de descanso por algúnmotivo», le había dicho su
madrecuandoestabaenSaintJoseph.«AvecesDioscolocaalaspersonasenellugarprecisodondetienenqueestar.»«Aunquenolosepan.»Una ráfaga se filtró por el cementerio y circuló alrededor de las lápidas de
mayoraltura,locualestremecióaJay,yentoncessumadrealcanzóalgrupoysepusolasgafasdesolparaleerlaletramientrassefundíaconelpapel,cadavezmásclaroconcadatrazodelasceras.—Tenía...teníaunnombrebonito.
—Sí,esverdad.La luz del sol se filtró entre las nubes y, durante unos instantes, Jay notó
calidez en la piel. Una cortina de luz barrió las tumbas, que emitió un brillotrémuloenelgranitoyenlasbriznasdehierbaheladas.Enseguidadesapareció,engullido por un frío cortante, y el padre de Jay deslizó las manos en losbolsillos del abrigo. Durante un largo momento, los tres guardaron silenciomientras escuchaban lasúltimaspasadas ásperasde las ceraspara transferir lalápidaalpapel.—Tómateeltiempoquenecesites—dijoél.Peroelcalcoyaestaba terminado.Lacintaadhesivaarrancadade lapiedra,
esquinaporesquina.Entonceselpapelseretiróydejóaldescubiertolasletrasgrabadas:MAYABELLEANGETHORNE.—¿Quéquisistedecir?—preguntóJay—.Cuandotepreguntésiosqueríaisy
respondiste«Escomplicado».Darbyenrollóelpapeldearroz,lointrodujoenuntubodecartón,selevantó
delatumbadesumadreylediounapretónaJayenelhombro.—Nopasanada—repuso—.Estabaequivocada.
Unaniñasecuestradayencerradaenunafurgonetaenmediodeunatormentadenieve.
Nohayposibilidaddepedirayudaenkilómetrosalaredonda.¿Cómoliberarlayescaparconvida?
EseldíadeNochebuenayDarbyThorneatraviesasolaencocheel inhóspitopaisajedeColoradopara ir avisitarasumadrequetienequeoperarseurgentemente.Hantenidouna desagradable discusión telefónica y Darby quierellegaratiempoparahacerlaspacesantesdequesumadreentre en quirófano. Pero una fuerte tormenta de nieve lasorprendeylaobligaadetenerseenunmoteldecarreteradondeel teléfononofuncionayhaycuatrodesconocidosque también se han visto obligados a detenerse por la
tormenta. Cuando Darby descubra a una niña encerrada en una furgoneta,víctimadeloqueesclaramenteunsecuestro,sabequesolocuentaconsuastuciay suvalorpara rescatarla.Porqueunodeesoscuatroextraños tieneque ser elsecuestrador,pero,¿cuál?Y¿algunodeellosestarádispuestoaayudarla?
«Unthrillerdondelasorpresaylosgirosenlatramasonconstantes,estupendamenteescritoyquetemantieneenvilohastaelfinal.»
Goodreads
TaylorAdamssegraduóenlaEasternWashingtonUniversity,queleotorgóelprestigioso premio Edmund G. Yarwood. Ha trabajado varios años en laindustriadel ciney la televisión.Es el autordel cortometrajeAnd IFeelFine(2008). Su trabajo como director ha sido exhibido en el Seattle's TrueIndependent Film Festival, y sus artículos publicados en el blog Fox Life deKAYU-TV. Taylor vive en el estado deWashington, y Aisladas es su cuartanovela.
Títulooriginal:Noexit
Ediciónenformatodigital:juliode2018
©2017,TaylorAdamsPublicadoen2017porJoffeBooks,Londonwww.joffebooks.com©2018,PenguinRandomHouseGrupoEditorial,S.A.TravesseradeGràcia,47-49.08021Barcelona©2018,MercèDiago,porlatraducción
Diseñodeportada:PenguinRandomHouseGrupoEditorial/S.Gómez,G.PellicerFotografíadeportada:©Thinkstock
Penguin Random House Grupo Editorial apoya la protección del copyright. El copyright estimula lacreatividad,defiendeladiversidadenelámbitodelasideasyelconocimiento,promuevelalibreexpresióny favorece una cultura viva.Gracias por comprar una edición autorizada de este libro y por respetar lasleyesdelcopyrightalnoreproducirnidistribuirningunapartedeestaobraporningúnmediosinpermiso.AlhacerloestárespaldandoalosautoresypermitiendoquePRHGEcontinúepublicandolibrosparatodoslos lectores.Diríjase aCEDRO (CentroEspañol deDerechosReprográficos,www.cedro.org) si necesitareproduciralgúnfragmentodeestaobra.
ISBN:978-84-666-6387-8
Composicióndigital:NewcomlabS.L.L.
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Índice
Enlatormenta
Enviado:23/12,18.52h
Crepúsculo
19.39h
20.17h
Noche
21.25h
21.39h
22.41h
23.09h
23.55h
Medianoche
00.01h
00.04h
00.09h
01.02h
01.09h
01.23h
02.16h
02.56h
Lahorabruja
03.33h
03.45h
04.05h
04.26h
04.55h
05.44h
06.01h
Amanecer
06.15h
06.22h
Borrador(noenviado)
Epílogo
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Créditos