DERECHO EN SOCIEDAD - ulacit.ac.cr · DERECHO EN SOCIEDAD, N.º 5. Julio del 2013 Revista...

183
EDITORIAL Irene Aguilar Víquez DOCTRINA Los Consorcios en Materia de Contratación Administrativa Juan Carlos Jurado Solórzano Conceptos Jurídicos Indeterminados: Justi precio o Precio Justo María Vanessa Zamora González Los Principios del Presupuesto Público Ricardo A. Madrigal Jiménez La responsabilidad social y el trabajo pro bono: el abogado como un agente de cambio en negocios ganar-ganar en el siglo XXI Elissa Stoffels U. Integración Centroamericana: Normativa Regional frente al Pilar Comercial del Acuerdo de Asociación de la Unión Europea Fiorella Bulgarelli PRESENTACIÓN DIRECTOR CONSEJO EDITORIAL REGLAMENTO DE PUBLICACIÓN CONTACTO DERECHO EN SOCIEDAD Número 5, julio de 2013. ISSN: 2215-2490 Revista Electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT - Costa Rica

Transcript of DERECHO EN SOCIEDAD - ulacit.ac.cr · DERECHO EN SOCIEDAD, N.º 5. Julio del 2013 Revista...

EDITORIALIrene Aguilar Víquez

DOCTRINA

Los Consorcios en Materia de Contratación AdministrativaJuan Carlos Jurado Solórzano

Conceptos Jurídicos Indeterminados: Justi precio o Precio JustoMaría Vanessa Zamora González

Los Principios del Presupuesto PúblicoRicardo A. Madrigal Jiménez

La responsabilidad social y el trabajo pro bono: el abogado como un agente de cambio en negocios ganar-ganar en el siglo XXIElissa Stoffels U.

Integración Centroamericana: Normativa Regional frente al Pilar Comercial del Acuerdo de Asociación de la Unión EuropeaFiorella Bulgarelli

PRESENTACIÓN ❘ DIRECTOR ❘ CONSEJO EDITORIAL ❘ REGLAMENTO DE PUBLICACIÓN ❘ CONTACTO

DERECHO ENSOCIEDAD Número 5, julio de 2013. ISSN: 2215-2490

Revista Electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT - Costa Rica

PRESENTACIÓN ❘ DIRECTOR ❘ CONSEJO EDITORIAL ❘ REGLAMENTO DE PUBLICACIÓN ❘ CONTACTO

La presente publicación pertenece a la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología, con sede en Costa Rica y está bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento - No comercial - Sin

obras derivadas 3.0 Costa Rica. Por ello se permite libremente copiar, distribuir y comunicar públicamente esta revista siempre y cuando se reconozca la autoría y no se use para fines comerciales. Para ver una copia de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/cr/. Para cualquier notificación o consulta escriba a [email protected]

ISSN: 2215-2490

La Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología, Costa Rica, no se hace responsable de la opinión vertida por las personas autoras en los distintos artículos.

Diseño gráfico de Carlos FonsecaRevisión filológica de Olga CórdobaAsistente de Derecho en Sociedad: Mayren Vargas Araya

EDITORIALIrene Aguilar Víquez. Página 1

DOCTRINA

Los Consorcios en Materia de Contratación AdministrativaJuan Carlos Jurado Solórzano. Página 4

Conceptos Jurídicos Indeterminados: Justi precio o Precio JustoMaría Vanessa Zamora González. Página 42

Los Principios del Presupuesto PúblicoRicardo A. Madrigal Jiménez. Página 75

La responsabilidad social y el trabajo pro bono: el abogado como un agente de cambio en negocios ganar-ganar en el siglo XXIElissa Stoffels U. Página 139

Integración Centroamericana: Normativa Regional frente al Pilar Comercial del Acuerdo de Asociación de la Unión EuropeaFiorella Bulgarelli. Página 163

DERECHO ENSOCIEDAD Número 5, julio de 2013. ISSN: 2215-2490

Revista Electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT - Costa Rica

 

 

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Presentación

La Revista Derecho en Sociedad de la Facultad de

Derecho, de la Universidad Latinoamericana de Ciencia

y Tecnología (ULACIT), con sede en Costa Rica

[www.ulacit.ac.cr], genera y difunde, en un espacio

académico y virtual, conocimientos, habilidades,

destrezas y actitudes relacionadas con todas las áreas

del saber , de forma libre, crítica y propositiva. A su

incidencia nacional e internacional en el ámbito de la

academia, de la profesión, de la sociedad y de las

instituciones, se une el compromiso con una visión

humanista, socio-constructivista y de apertura

intelectual, que promueve el fortalecimiento de las

capacidades cognoscitivas superiores, la capacidad

crítica, la solución de problemas de relevancia actual,

la toma de decisiones, la interacción social y la

inserción de los saberes empleados en contextos

complejos y reales. La Revista, de publicación

semestral, se dirige a los sectores académicos y

profesionales en Derecho y ciencias afines.

Contacto: [email protected]

Lic. Irene Aguilar V. Directora Revista

   

 

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Consejo Editorial El Consejo Editorial de la Revista Derecho en Sociedad lo integran expertos de reconocido prestigio de diversas disciplinas jurídicas, adscritos a la Facultad de Derecho, de la ULACIT, y externos a ella a nivel nacional e internacional. • Dr. Ricardo Madrigal Jiménez Profesor de Derecho Constitucional, Facultad de Derecho, ULACIT, Costa Rica/ Juez Contencioso-Administrativo. • M.Sc. Leonardo Villavicencio Cedeño Profesor de Derecho de Propiedad Intelectual, Facultad de Derecho, ULACIT, Costa Rica / Abogado del Tribunal Registral Administrativo. • Lic. Fernando Lara Gamboa Profesor de Derecho Administrativo y Constitucional, Facultad de Derecho, ULACIT, Costa Rica / Gerente de Relaciones Internacionales, Viceministerio de Telecomunicaciones. • Dra. Patricia Lampreave Márquez Profesora Asociada de Derecho Financiero y Tributario, Facultad de Derecho, Universidad Complutense de Madrid, España / Abogada en Ejercicio en Fiscalidad Internacional y Europea. • Dr. Fernando Zamora Castellanos Doctor en derecho constitucional por el Programa Latinoamericano de Doctorado en derecho entre la Universidad Complutense de Madrid y ULACIT. • M. Sc. Anayansy Rojas Chan Máster en Administración de Proyectos de la Universidad de Cooperación Internacional con especialidad en Banca y Finanzas del Instituto de Estudios Bursátiles de Madrid, España.

 

 1  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Editorial  

 

 

Costa   Rica   por   medio   del   Ministerio   de   Cultura   y   Juventud,   ha   venido   impulsando   en   la  

construcción  de  una  Ley  General  de  Derechos  Culturales  y  su  correspondiente  Política  Nacional  

de  Derechos  Culturales.     El   enfoque  que  guía   la  elaboración  de  ambos  documentos  es  el  de  

promoción,   protección   y   defensa   de   los   derechos   humanos   culturales   a   partir   de   las  

obligaciones   que   ha   adquirido   el   estado   costarricense   al   suscribir   y   ratificar   los   tratados  

internacionales  de  protección  de  los  derechos  humanos.  

 

El  proceso  de  construcción  de  ambos  documentos   inició  en  el  2011  cuando  se  establece  por  

vía  de  Decreto  Ejecutivo,   la   rectoría  del  Ministerio  de  Cultura   y   Juventud   con   respecto  a   las  

instituciones   agrupadas   en   el   Sector   Cultura.     Para   la   elaboración   de   los   documentos  

preliminares  de  Política  y  Ley  se  ha  contado  con  una  amplia  participación  de  funcionarios/as  

públicos/as,   representantes   de   organizaciones   no   gubernamentales   y   sector   académico  

relacionados  con  la  promoción,  protección  y  defensa  de  los  derechos  culturales  en  el  país.  

 

La  promoción  por  Ley  y  Política  de   los  Derechos  Culturales  ha  planteado  un   importante  reto  

pues  los  derechos  culturales  son  derechos  humanos  y  se  relacionan  con  una  esfera  profunda  y  

específica  del  ser  humano;  esfera  en  que  las  regulaciones  y  normas  deben  ser  cuidadosamente  

diseñadas  ya  que  el  artículo  28  de  la  Constitución  Política  establece  que  “las  acciones  privadas  

que  no  dañen   la  moral  y  el  orden  público  o  que  no  perjudiquen  a  terceros  están  fuera  de   la  

acción   de   la   ley”.   (Exposición   de   Motivos,     Proyecto   Ley   Nacional   de   Derechos   Culturales,  

Versión  Preliminar).      

 

Por  otro   lado,  y  también  en  atención  a   la  protección  de   los  derechos  humanos,  esta   libertad  

 

 2  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

que   se   ejerce   en   el   ámbito   privado   tiene   que   tener   los   límites   que   sean   necesarios   para  

protección  de  la  dignidad  humana  y  los  demás  derechos  humanos.    De  esta  forma,  la  Ley  y  la  

Política  establecen  una  protección  de  los  derechos  culturales  que  sea  acorde  y  respetuosa  con  

la  realización  integral  de  los  derechos  humanos.  

 

La  nueva  normativa  y  política  pública  que  impulsa  el  país  parte  de  un  concepto  polisémico  de  

cultura  ya  que  la  comunidad  internacional  ha  reconocido  que  la  cultura  es  la  multiplicidad  de  

formas  en  que  se  expresan  las  personas,  grupos,  pueblos  y  comunidades  en  su  interior  y  entre  

ellos.    El  artículo  4  de   la  Convención  sobre   la  Protección  y  Promoción  de   la  Diversidad  de   las  

Expresiones   Culturales   establece   que   al   hablar   de   cultura   estamos   hablando   de   diversas  

formas   en   que   se   exprese,   enriquece   y   transmite   el   patrimonio   cultural   de   la   humanidad  

mediante   la   variedad   de   expresiones   culturales,   y   también   a   través   de   distintos   modos   de  

creación   artística,   producción,   difusión,   distribución   y   disfrute   de   las   expresiones   culturales,  

cualesquiera  que  sean  los  medios  y  tecnologías  utilizados.      

 

Esa  definición  comprende  entonces  4  aspectos  fundamentales:    identidad  ya  que  la  cultura  es  

portadora   y   construye   en   el   ser   humano   su   identidad   y   significado;   diversidad   ya   que   la  

comunidad  humana  es  diversa  en  razón  sus  características  étnicas,  de  género,  de  origen,  etc.;  

derechos  humanos  culturales   teniendo  como  base   lo  establecido  en   la  Declaración  Universal  

que  establece  que  toda  persona  tiene  derecho  a  tomar  parte  libremente  en  la  vida  cultural  de  

la  comunidad,  a  gozar  de   las  artes  y  a  participar  en  el  progreso  científico  y  en   los  beneficios  

que  de  él  resulten;  y  bienestar  humano  ya  que  la  cultura  es  un  factor  de  cohesión  social  y  un  

recurso   dinamizador   de   los   aportes   simbólicos   y   materiales,   que   contribuye   al   desarrollo  

humano.  

 

Los  derechos  humanos  culturales  que  se  promueven  y  protegen  en  los  proyectos  de  ley  y  de  

 

 3  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

política  pública  son:  el  derecho  a  la  libre  participación  en  la  vida  cultural;  el  derecho  de  acceso  

a   la   vida   cultural;   el   derecho   de   contribución   a   la   vida   cultural;   el   derecho   a   la   libertad   de  

expresión  cultural;  el  derecho  a  la  protección  de  la  vida  cultural;  el  derecho  de  protección  de  

los  intereses  morales  y  materiales  de  personas  productoras  y  creadoras;  el  derecho  de  recibir  

estímulo   para   la   actividad   creadora;   el   derecho   a   la   información   y   a   la   comunicación;   el  

derecho  de  protección  en  casos  de  discriminación  o  exclusión  a  participar  en  la  vida  cultural;  el  

derecho  de  grupos  específicos  para  realizar  sus  prácticas  culturales  particulares  y  el  derecho  a  

disfrutar  de  una  relación  armónica  con  el  medio  natural.  

 

En  este  momento  de  cambios  en  la  percepción  legal  de  los  derechos  culturales  de  nuestro  país  

se   presenta   la   V   Edición   de   la   Revista   Derecho   en   Sociedad,   la   cual   presenta   artículos   con  

análisis   interesantes   en   materia   de   cambios   de   visión   jurídica   en   temas   como   la  

responsabilidad   social   del   profesional   en   derecho;   oportunidades   en   materia   de   comercio  

exterior;   consorcios   en   materia   de   contratación   administrativa;   análisis   sobre   conceptos  

jurídicos  indeterminados  y  sobre  los  principios  del  presupuesto  público.  

 

Irene  Aguilar  Víquez      

 

 

 

 

 

 4  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Los  Consorcios  en  materia  de  Contrataciones  Administrativas    

Lic.  Juan  Carlos  Jurado1  

 Resumen  

Por  la  materia  que  regula,  la  Contratación  Administrativa  tiene  figuras  que  pretenden  balancear  la   existencia   del   Principio   de   Legalidad   con   la   necesidad   del   Estado   de   proveerse   bienes   y  servicios   de   forma   rápida   y   eficaz.   Es   necesario   entonces   la   existencia   de   controles   y  procedimientos   que   regulen   la   actividad   pero   que   a   su   vez   permitan   la  mayor   participación  posible  de  oferentes  y  que  así  la  Administración  Pública  tenga  una  gama  mayor  de  posibilidades  donde  elegir  la  oferta  que  mejor  satisfaga  el  interés  público.  

Una  figura  poco  conocida  en  esta  materia  es  el  consorcio.  Los  consorcios  son  lo  que  se  conoce  comúnmente  como  “Joint  Ventures”  o  “Alianzas  Estratégicas”  y  que  tienen  como  objetivo  que  las  empresas  o  personas  que  desean  ofertar  en  una  Licitación  puedan  unirse   temporalmente  para  mejorar  sus  cualidades  y  capacidades  con  el  fin  de  ganar  un  concurso  licitatorio.    

La   falta   de   conocimiento   de   esta   figura   hace   que   tanto   la   Administración   Pública   como   los  propios  oferentes  no  exploten  las  bondades  de  la  misma.  Pretendo  explicar  cómo  funcionan  los  consorcios,  cuáles  son  sus  requisitos,  particularidades,  beneficios  y  desventajas,  su  naturaleza  jurídica   y   porque   no,   criticar   algunos   usos   que   han   desvirtuado   su   naturaleza   y   objetivo.  Palabras   clave:   Contratación   Administrativa,   Consorcios,   Subcontratación,   Grupos   de   Interés  Económico.  

 

Abstract  

Public   Bidding   pretends,   as   a   whole,   to   balance   the   necessary   existence   of   pre-­‐established  

                                                                                                               1Abogado  dedicado  a  la  práctica  liberal  de  la  profesión.  Además  fue  el  abogado  corporativo  para  América  Latina    de  una  importante  empresa  transnacional  por  más  de  cuatro  años.  Se  especializa  en  el  ejercicio  del  Derecho    Público,  específicamente,  Derecho  Constitucional  y  Derecho  Administrativo.  Dentro  de  estas  ramas  se    especializa  más  profundamente  en  la  materia  de  la  Contratación  Administrativa.  En  el  campo  docente,  se  ha  desempeñado    como  profesor  universitario  desde  1998  en  la  Universidad  Internacional  de  las  Américas,  Universidad  Central  y  ahora  en    la  ULACIT.  Ha  escrito  artículos  para  el  Periódico  El  Camino,  titulados:  “La  verdad  sobre  la  Ley  de  Sociedades  de  Convivencia”  ;  “La  falacia  de  la  discriminación  sexual”;  “La  fecundación  in  vitro”;  “El  movimiento  proelección”  y  “La  voz  que  nunca  es    escuchada”.  (www.elcamino.co.cr).  

 

 5  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

procedures  and  regulations  in  the  matter  with  the  need  to  provide  of  goods  and  services  to  the  Public   Administration   in   a   timely   and   efficient   manner.   Therefore,   this   regulations   need   to  promote  the  fullest  participation  of  possible  participants  in  a  Bid  so  the  Administration  has  the  greatest  possibility  to  elect  the  best  offer  in  order  to  satisfy  the  public  need.  

A  barely  known  form  of  participation  is  the  consortium  or  “joint  venture”.  The  main  purpose  of  the  consortiums  is  to  allow  the  possible  participants  in  a  Bid  to  temporarily  join  forces  in  order  to  boost  their  capacities  and  abilities.  

The   lack   of   knowledge   in   this  matter   causes   that   not   only   the   possible   participants   but   the  Public  Administration,  as  well,  not  to  exploit  the  full  possibilities  of  this  form  of  participation.  I  will   explain   how   the   consortiums  works,   it   requirements,   benefits,   disadvantages,   its   nature  and  also  criticize  some  wrong  concepts.  Key  words:  Public  Bidding,  Consortium,  Joint  Venture,  Subcontracting.  

 

Naturaleza  Jurídica  

Es  de  vital  relevancia  para  iniciar  nuestro  breve  estudio  sobre  esta  figura  jurídica  el  determinar  ¿Qué  es  un  consorcio?  ¿Cuál  es  su  naturaleza  jurídica?,  para  poder  sentar  las  bases  o  principios  sobre  los  cuales  girará  nuestro  estudio  en  este  tema.  

Empecemos  con  unas   cuantas  definiciones   relevantes  de   la  palabra   consorcio.  No  podríamos  evitar  utilizar  el  significado  que  le  da  la  Real  Academia  Española  de  la  Lengua  a  esta  palabra,  la  que  nos  da  el  siguiente  resultado:  

“consorcio:  Agrupación  de  entidades  para  negocios  importantes”.  (Real  Academia  Española  de  la   Lengua.   Diccionario   de   la   Lengua   Española.   22ª.   Edición.   Recuperado   de  http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=consorcio  

Por  otro   lado  el  reconocido  jurista  Guillermo  Cabanellas  nos  define  el  término  de   la  siguiente  forma:  

“Consorcio:  Forma  de  asociación  en  que  dos  o  más  empresas  se  reúnen  para  actuar  unidas,  bajo  una  misma  dirección  y  reglas  comunes,  aunque  conservando  su  personalidad  e   independencia  jurídicas…”  Cabanellas  de  Torres,  Guillermo  (2001),  pág.  88.  

 

 6  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Podemos   concretar   de   estas   dos   definiciones   ciertos   aspectos   que   definen   y   determinan   los  consorcios,   los  cuales  son  agrupaciones  de  personas   físicas  o   jurídicas  que  tienen  como  fin  el  realizar  un  negocio  determinado  pero  que  conservan  su  propia  personalidad  e   independencia  jurídica.  En  otras  palabras,  cada  uno  de  los  miembros  del  consorcio  mantiene  su  personalidad  jurídica  propia.  

Es   en   este   sentido   que   nuestra   Ley   de   la   Contratación   Administrativa   (LCA)   entiende   a   los  consorcios  de  la  siguiente  forma:  

“Artículo  38.-­‐  Ofertas  en  consorcio    

En   los   procedimientos   de   contratación,   podrán   participar   distintos   oferentes   en  

consorcio,   sin  que  ello   implique   crear  una  persona   jurídica  diferente.  Para  utilizar  este  

mecanismo,  será  necesario  acreditar,  ante  la  Administración,  la  existencia  de  un  acuerdo  

de   consorcio,   en   el   cual   se   regulen,   por   lo   menos,   las   obligaciones   entre   las   partes  

firmantes  y   los   términos  de  su   relación  con   la  Administración  que   licita.   Las  partes  del  

consorcio   responderán,   solidariamente,   ante   la   Administración,   por   todas   las  

consecuencias   derivadas   de   su   participación   y   de   la   participación   del   consorcio   en   los  

procedimientos  de  contratación  o  en  su  ejecución”.    

Esta  norma  comienza  estableciendo  que  la  participación  en  un  consorcio  no  implica  la  creación  de   una   persona   jurídica   diferente   a   los   oferentes   o   miembros   del   consorcio.   Esta   unión   de  fuerzas  estará  reflejada  y  regulada  únicamente  por  el  acuerdo  privado  que  realicen  las  partes  miembros  del   consorcio   y   las   especificaciones  que  estipule  el   Cartel   de  ese   concurso.  Queda  claro   así   que   los   consorcios   en   materia   de   Contratación   Administrativa   no   implican  necesariamente   la  creación  de  una  persona   jurídica  nueva  e   independiente  de  sus  miembros,  aunque   como   veremos  más   adelante   tampoco   se   prohíbe   la   creación   de   una   nueva   persona  jurídica   que   tenga   como   único   fin   la   participación   consorcial   en   un   concurso   público  determinado.  

 

 7  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Podemos   entonces   empezar   definiendo   que   los   consorcios   no   son   personas   jurídicas   en   sí  mismas,   por   lo   que,   nuestra   búsqueda   de   su   naturaleza   jurídica   debe   desviarse   hacia   otros  caminos.   Implica   también   esta   conclusión   que   los   miembros   del   consorcio   tendrán   sus  obligaciones   y   derechos   dentro   del   concurso   público   a   título   personal   y   no   a   título   del  consorcio.  En  otras  palabras,  el  responsable  ante  la  Administración  no  es  el  consorcio,  ya  que  no   existe   como   tal,   sino   cada   uno   de   los  miembros   del  mismo   –solidariamente-­‐   como   entes  jurídicos  independientes  que  son.  Asimismo,  el  contrato  resultante  (de  resultar  adjudicatario  el  consorcio)   será   entre   la   Administración   Licitante   y   cada   uno   de   los  miembros   del   consorcio  pero  no  con  el  consorcio  en  sí.    

El   artículo   38   anteriormente   citado   nos   indica   que   para   poder   formar   un   consorcio   para  participar  en  un  proceso  de  contratación  administrativa  debe  acreditarse  su  existencia  a  través  de   un   acuerdo   de   consorcio   que   regule   al   menos   las   obligaciones   entre   los   miembros   del  consorcio   (regulación   interna)   y   los   términos   en   que   las   partes   se   relacionaran   con   la  Administración  Licitante  (regulación  externa).  

 

Queda   claro   entonces   que   el   medio   jurídico   para   crear   un   consorcio   es   a   través   de   la  suscripción   de   un   contrato   o   acuerdo   privado   que   establecerá   las   bases   sobre   las   cuales   se  regirán   las   relaciones   internas   entre   todos   los  miembros   del   consorcio   y   la   forma   en   que   se  regularán  las  relaciones  externas  de  los  miembros  del  consorcio  con  la  Administración  Licitante.  

Tenemos  entonces  que  la  naturaleza  jurídica  del  consorcio  es  la  de  un  contrato  privado  entre  varias  personas  físicas  o  jurídicas  con  el  propósito  de  participar  en  un  procedimiento  específico  de  contratación  administrativa.  

Este  contrato  encuentra  similitud  con  el  contrato  de  “Joint  Venture”  que  ha  sido  utilizado  por  mucho  tiempo  en  los  sistemas  del  “Common  Law”  y  que  ingresó  a  los  sistemas  jurídicos  latinos  desde   hace   bastante   tiempo   y   que   precisamente   prevé   la   posibilidad   de   personas,   físicas   o  jurídicas,  que  unen  fuerzas  temporalmente  para  llevar  a  cabo  un  proyecto  o  negocio  específico.    

 

Objetivo  de  los  consorcios  

Nos  toca  ahora  preguntarnos  para  qué  se  crea  el  concepto  de  consorcio,  existiendo  sobre  todo  

 

 8  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

otras   formas   de   asociación   y   de   participación   en   un   procedimiento   de   contratación  administrativa.  

Es  normal  en   toda   licitación,  y   sobre   todo  en  aquellos  objetos  contractuales  que   implican  un  cierto   grado   de   dificultad,   que   para   un   solo   oferente   sea   difícil   cumplir   con   todo   lo   que   se  requiere  en  un  determinado  contrato  público.    

En  este  sentido,  podemos  pensar  en  la  figura  de  la  subcontratación  donde  el  contratista  puede  subcontratar   especialistas   para   realizar   aspectos   específicos   del   contrato   permitiéndole   así  cumplir  con  todo  el  espectro  que  incluye  el  contrato,  y  sin  que  necesite  unirse  o  asociarse  con  otros.  

Lo   anterior   es   totalmente   cierto,   sin   embargo,   la   figura   del   subcontrato   tiene   algunas  limitaciones   que  pueden  provocar   que   la   figura   no   solvente   las   necesidades   de   ese  oferente  específico.  Por  ejemplo,  el  artículo  62  LCA  indica  que  el  contratista  no  podrá  subcontratar  más  del   50%   del   objeto   contractual,   lo   que   impone   un   primer   límite   en   cuanto   a   la   cantidad   de  trabajo  que  tendrá  que  hacer  este  oferente  por  sí  mismo  y  que  no  podrá  subcontratar.  

Por  otro  lado,  si  bien  es  cierto  el  oferente  debe  listar  en  su  oferta  todos  los  subcontratos  que  realizará   dentro   de   la   contratación,   lo   cierto   del   caso   es   que   las   cualidades   de   los  subcontratistas  no  serán  tomadas  en  cuenta  al  momento  de  calificar  las  ofertas,  por  lo  que  el  oferente   por   si   solo   deberá   cumplir   con   todos   los   requisitos   de   admisibilidad   del   concurso   y  además  al  ser  valorado  conforme  al  sistema  de  evaluación  establecido  resultar  como  el  mejor  puntuado  de  todos  los  oferentes,  lo  que  implica  que  serán  tomados  en  cuenta  únicamente  los  méritos  del  contratista  y  no  los  de  los  subcontratistas,   lo  que  implica  también  que  esta  figura  en  algunas  ocasiones  no  satisfaga  todas  las  necesidades  de  un  posible  oferente.  

 

Es   aquí   precisamente   donde   encontramos   una   de   las   principales   características   de   los  consorcios,   y   es   que   en   ellos   se   valoraran   las   características   de   todos   los   miembros   del  consorcio  permitiendo  así  que   las  personas  se  unan  no  solo  para  poder  cumplir  con  el  objeto  contractual   sino  para  poder   resultar   ganadores  del   concurso  al   suplir   sus  debilidades   con   las  fortalezas  de  los  otros  miembros  del  consorcio.  

Así   precisamente   lo   ha   entendido   nuestro   ordenamiento   jurídico   en   el   artículo   72   del  

 

 9  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Reglamento  a  la  Ley  de  Contratación  Administrativa  (RCA)  que  nos  dice:  

“Artículo  72.-­‐  Ofertas  en  consorcio.    

Dos   o   más   participantes   podrán   ofertar   bajo   la   forma   consorciada,   a   fin   de   reunir   o  

completar   requisitos   cartularios,   para   lo   cual   deberá   advertirse   en   la   propuesta   de  

manera  expresa  e  indicar  el  nombre,  calidades  y  representante  de  cada  uno  de  ellos,  con  

la  documentación  de  respaldo  pertinente.  En  el  cartel  se  podrá  solicitar  que  los  oferentes  

actúen  bajo  una  misma  representación.  

La  Administración,  tiene  la  facultad  de  disponer  en  el  cartel  que  una  empresa  solo  pueda  

participar  en  un  consorcio  para  un  mismo  concurso.  Para  efecto  de   los  procedimientos  

será  suficiente  que  una  sola  de  las  empresas  consorciadas  haya  sido  invitada,  para  que  

el  grupo  pueda  participar.  

Además   de   lo   anterior,   se   podrá   exigir   en   el   cartel,   las   condiciones   de   capacidad   y  

solvencia  técnica  y  financiera  para  cada  uno  de  los  miembros  del  consorcio,  sin  perjuicio  

de  que  para  cumplir  ciertos  requisitos  se  admita   la  sumatoria  de  elementos.  Para  esto  

deberá   indicar   con   toda   precisión   cuáles   requisitos   deben   ser   cumplidos   por   todos   los  

integrantes  y  cuáles  por  el  consorcio.”  (Subrayado  no  es  del  original).    

     

Claramente  esta  norma  nos  define  el  objetivo  de  participar  en   forma  consorciada,  el   cual  es,  

reunir   o   completar   requisitos   cartularios   para   así   poder   participar   y   agregamos   ganar   un  

 

 10  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

concurso  público.  

Así,  dentro  de  las  particularidades  de  los  consorcios,  debemos  entender  que  las  personas  que  

forman  un  consorcio  podrán  complementar  sus  debilidades  entres  sí,  utilizando  la  fortalezas  de  

cada  uno  de   los  miembros  del  consorcio  para  poder  mejorar  sus  propias  debilidades  y  así  no  

solo  poder  entrar  en  un  concurso  público  de  contratación,  sino  que,  mejorar  sus  posibilidades  

de  salir  adjudicados  con  el  contrato  resultante.    

Las  reglas  bajo  las  cuales  se  podrán  complementar  las  debilidades  y  fortalezas  de  los  miembros  

del  consorcio,  es  decir,  las  reglas  por  las  que  deben  evaluarse  a  los  mismos,  dependerá  en  gran  

medida  por  las  condiciones  establecidas  en  el  cartel  y  por  la  misma  delimitación  que  hagan  los  

miembros  del  consorcio  de  sus  respectivos  roles  en  el  negocio  en  el  acuerdo  consorcial  que  han  

realizado  a  tal  efecto.    

“Del   texto   citado,   se   identifica   como   una   de   las   finalidades   que   persigue   la  

modalidad   de   oferta   en   consorcio,   es   posibilitar   que   las   empresas   que  

conforman   el   consorcio   puedan   cumplir   los   requisitos   cartelarios   de   manera  

conjunta  o   complementaria.   Sin   embargo,   además   en   el   propio   artículo   72  del  

RLCA  se  estipula  como  una   facultad  a   favor  de   la  Administración,   la  posibilidad  

de   exigir   en   el   cartel   que   las   condiciones   de   capacidad   y   solvencia   técnica   y  

financiera  para  cada  uno  de  los  miembros  del  consorcio  y  no  ya  para  el  consorcio  

como  tal  (entre  otras  se  puede  observar  la  resolución  Nº  R-­‐DCA-­‐407-­‐2007  de  las  

9:00  horas  del  19  de  setiembre  de  2007  de  esta  Contraloría  General).  Ahora  bien,  

de  cara  al  caso  bajo  análisis,  tenemos  que  el  cartel  posibilitó  la  participación  en  

consorcio   (ver   hecho   probado   No.2.1.),   sin   entrar   a   establecer   requisitos   que  

 

 11  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

debían  ser  cumplidos  por  cada  uno  de  sus  miembros,  sino  que  la  única  obligación  

establecida   fue   la  presentación   “(…)  de  un  acuerdo  de   consorcio,   en  el   cual   se  

regulen,  por  lo  menos,  las  obligaciones  entre  las  partes  firmantes  y  los  términos  

de   su   relación   con   el   PANI.   (…)”.   Este   aspecto,   fue   cumplido   cabalmente   por  

parte  del  consorcio  Seguridades  Camarias  S.A.  y  Seguridad  y  Vigilancia  Camarias  

SVC   S.A.   (ver   hechos   probados   No.3   y   3.1.).   A   su   vez,   en   relación   con   la  

experiencia,   la  cláusula  cartelaria  expresamente  dispone:  “(…)  1.REQUISITOS  DE  

ADMISIBILIDAD   (…)   1.3   Todo   oferente   debe   contar   con   experiencia   en   brindar  

servicios  de  custodia,  resguardo,  seguridad  y  vigilancia  de  instalaciones  tanto  de  

instituciones  públicas  como  en  empresas  privadas,  a  nivel  nacional,  durante   los  

últimos  5  (cinco  años),  de  lo  contrario  queda  fuera  de  concurso.  Se  aceptará  en  

el   tanto   haya   sido   positiva,   o   sea,   que   el   servicio   se   haya   recibido   a   entera  

satisfacción,   aspecto   que   deberá   ser   indicado   en   las   cartas   de   referencia   que  

aporte.  (…)”  (ver  hecho  probado  No.2.3).  En  esos  términos,  siendo  que  no  existe  

una   cláusula   cartelaria   que   especifique   que   la   experiencia   mínima   de   5   años,  

debía  ser  cumplida  por  cada  una  de  las  ofertas  que  conformen  el  consorcio,  no  

se   puede   arribar   a   dicha   conclusión.   Por   el   contrario,   como   se   expuso  

precedentemente,   el   cartel   dispuso   que   “(…)   se   recibirán   ofertas   en   consorcio  

(…)”,  entendiendo  que  en  ese  caso  el  oferente  es  el  consorcio  y  no  cada  oferta  

por  separado,  con  lo  cual  el  requisito  de  la  experiencia  al  ser  exigible  al  oferente,  

 

 12  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

perfectamente   podría   ser   cumplido   únicamente   por   uno   de   los   miembros   del  

consorcio.   En   el   presente   caso,   el   Consorcio   Seguridades   Camarias   S.A.   y  

Seguridad  y  Vigilancia  Camarias  SVC  S.A.,  cumple  con  el  mínimo  de  experiencia  

requerido  y  adicionalmente,  la  forma  en  que  oferta  la  experiencia  se  encuentra  

debidamente  establecido  en  el  acuerdo  consorcial   (ver  hecho  probado  No.3.2),  

razón  por  la  cual  no  existe  un  incumplimiento  que  ocasione  la  exclusión  de  esta  

oferta.  CONTRALORÍA  GENERAL  DE  LA  REPÚBLICA.  R-­‐DJ-­‐413-­‐2010.  

Acá   podemos   ver   un   claro   ejemplo   donde   el   cartel   omite   indicar   la   forma   en   que   se   van   a  

evaluar   las   ofertas   presentadas   bajo   la   figura   del   consorcio,   específicamente   en   cuanto   a   la  

evaluación  de  un  requisito  de  admisibilidad,  como  lo  era  en  este  caso  la  experiencia  mínima  del  

oferente.  Como  acertadamente  lo  apunta  la  Contraloría  en  esta  resolución,  los  consorcios  son  

establecidos   como   una   figura   que   pretende   o   tiene   como   objeto   principal   el   otorgar   a   los  

oferentes,  mediante  una  figura  ágil  y  expedita,  la  posibilidad  de  formar  una  fuerza  conjunta  que  

logre   cumplir   con   todos   los   requisitos   que   necesita   la   Administración,   mediante   la  

complementación  de   las   debilidades   de   los  miembros   del   consorcio   con   las   fortalezas   de   los  

otros   miembros   del   consorcio,   por   lo   que,   claramente   debe   entenderse   que,   salvo   que   se  

estipule   lo   contrario   en   el   cartel,   los   requisitos   de   admisibilidad   y   criterios   de   evaluación  

pueden   ser   cumplidos   por   cualquiera   de   los   miembros   del   consorcio,   con   la   salvedad   de  

aquellos   requisitos   que   por   ley   deben   cumplir   todos   los  miembros   y   con   las   salvedades   que  

establezca  el  propio  pliego  cartelario.  

Así   por   ejemplo,   tenemos   un   cartel   donde   se   solicita   que   el   oferente   cumpla   con   una  

experiencia  específica  y  una  solvencia   financiera  específica.  Tenemos  entonces  un  oferente  A  

que   cumple   con   la   experiencia   solicitada   por   el   cartel   pero   no   cumple   con   la   solvencia  

 

 13  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

económica  y  por  otro  lado  tenemos  un  oferente  B  que  no  tiene  la  experiencia  solicitada  pero  si  

tiene  la  solvencia  financiera.  Cada  uno  de  estos  oferentes  se  ve  incapacitado  de  participar  en  el  

concurso  de  marras  por  sí  solos,  debido  a  que,  ninguno  cumple  con  todos  los  requisitos  de  ley.  

Sin   embargo,   si   ambos   oferentes   unen   fuerzas   bajo   la   figura   de   consorcio   están   capacitados  

para  participar,  puesto  que,  la  Administración  Pública  analizará  la  experiencia  del  Oferente  A  y  

la  solvencia  financiera  del  Oferente  B.  Por  supuesto,  este  ejemplo  explicativo  es  simple  y  tiene  

como  único  propósito  ilustrar  el  objetivo  que  persiga  la  figura  pero  no  toma,  ni  pretende  tomar,  

en  cuenta  la  gran  complejidad  de  situaciones  y  requisitos  que  se  pueden  dar  y  que  en  muchas  

ocasiones   complica   el   estudio   o   valoración   de   las   ofertas   consorciadas,   sin   embargo,   más  

adelante  haremos  un  análisis  de  las  bases  jurídicas  para  evaluar  a  los  consorcios.  

La   norma   anteriormente   citada   –art.   72   RCA-­‐   le   otorga   la   potestad   a   la   administración   de  

establecer   parámetros   específicos   bajo   los   cuales   se   podrá   evaluar   y   calificar   las   ofertas  

presentadas   bajo   esta   modalidad,   permitiéndole   así   a   la   Administración,   en   uso   de   sus  

potestades  discrecionales,  obligaciones  específicas  para  cada  miembro  o  algunos  miembros  del  

consorcio  o  estableciendo  pautas   sobre   la  evaluación   técnica  o   financiera  que   se  hará  de   los  

miembros  del  consorcio.  

Por  ejemplo,  en  el  caso  anteriormente  citado   la  Administración  pudo  haber  establecido  en  el  

cartel  que  en  las  ofertas  consorciadas  todos  los  miembros  del  concurso  debían  cumplir  con  el  

requisito   mínimo   de   experiencia,   imponiéndose   así   por   vía   cartelaria   una   limitación   en   la  

libertad  de  participación.  

No  debemos  olvidar  que  siendo  esta  potestad  de  la  administración  una  limitación  a  la  libertad  

de  participación  de  los  posibles  oferentes,  al  hacer  más  gravosa  la  participación,  la  misma  debe  

tener  un   fundamento   técnico,   jurídico  o   fáctico  que   justifique   la  necesidad  de   imponer  dicha  

limitación.   Además   como   toda   potestad   discrecional   la  misma   se   encuentra   limitada   por   los  

principios  de  la  lógica,  la  técnica,  la  ciencia,  justicia  y  la  conveniencia,  entre  otros,  tal  y  como  lo  

 

 14  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

establece  el  artículo  16  LGAP.  

El  consorcio  permite  eso  sí,  a  diferencia  de  otras  formas  de  asociación,  el  lograr  esta  unión  de  

fuerzas  mediante   la   complementación   de   debilidades   de   los  miembros   para   un   concurso   en  

específico  sin  necesidad  de  crear  relaciones  jurídicas  permanentes  entre  ellos.  

Todo   esto   nos   lleva   a   concluir   sin   temor   a   dudas   que   el   objeto   del   reconocimiento   de   esta  

figura  en  la  materia  de  contratación  administrativa  tiene  el  propósito  fundamental  de  impulsar  

la  participación  de  oferentes,  es  decir,  de  brindar  una  vía  más  para  que  oferentes  que  por   si  

solos  no  podrían  participar  puedan  hacerlo  al  unir   fuerzas  con  otros  oferentes,  sin  necesidad,  

de   realizar   trámites   costosos  en   tiempo  y  dinero   como   lo  es  el   constituir  una  nueva  persona  

jurídica.  De   la  citada   jurisprudencia  anterior  me  gusta  mucho   resaltar   lo   siguiente:  “Del   texto  

citado,   se   identifica   como   una   de   las   finalidades   que   persigue   la   modalidad   de   oferta   en  

consorcio,   es   posibilitar   que   las   empresas   que   conforman   el   consorcio   puedan   cumplir   los  

requisitos  cartelarios  de  manera  conjunta  o  complementaria.”.    

No  podemos  olvidar  que  uno  de   los  grandes  objetivos  de   los  procedimientos  de  contratación  

administrativa  es  procurar  la  participación  de  la  mayor  cantidad  posible  de  oferentes  para  que  

la  administración  tenga  la  capacidad  de  elegir  la  mejor  oferta  existente  en  el  mercado,  para  así,  

poder   lograr   de   mejor   manera   la   satisfacción   del   interés   público   que   persigue   dicha  

contratación.  

Desafortunadamente,  la  Administración  Pública  en  general,  ha  malentendido  esta  figura  y  se  ha  

empezado   a   dar   en   la   práctica   que   en   la   mayoría   de   los   carteles   se   indica   que   se   podrá  

presentar   ofertas   consorciadas   pero   -­‐dentro   del   propio   cartel-­‐   se   indica   genéricamente   una  

obligación   de   que   todos   los   miembros   del   consorcio   cumplan   con   todos   los   requisitos  

cartelarios,  lo  que,  desvirtúa  completamente  el  objeto  de  la  figura.  

El  art.  72  RCA  permite  a  la  Administración  Pública,  bajo  su  potestad  discrecional,  establecer  en  

 

 15  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

los   carteles   la   obligación   -­‐de   todos   los   consorciados-­‐   de   cumplir   de   igual   forma   la   totalidad  

absoluta  de  los  requisitos  cartelarios.  

Esta   posición   ha   sido   avalada   por   la   Contraloría   en   diferentes   resoluciones,   de   la   cual  

presentamos  un  extracto  de  una:  

En  este  punto  resulta  importante  tener  presente  que  el  numeral  72  del  Reglamento  a  la  

Ley   de   Contratación   Administrativa,   en   relación   con   las   ofertas   presentadas   en  

consorcio,  indica  en  lo  que  interesa    “Además  de  lo  anterior,  se  podrá  exigir  en  el  cartel,  

las   condiciones   de   capacidad   y   solvencia   técnica   y   financiera   para   cada   uno   de   los  

miembros  del  consorcio,  sin  perjuicio  de  que  para  cumplir  ciertos  requisitos  se  admita  la  

sumatoria  de  elementos.  Para  esto  deberá   indicar  con  toda  precisión  cuáles  requisitos  

deben   ser   cumplidos   por   todos   los   integrantes   y   cuáles   por   el   consorcio”.   Como   se  

puede  observar,  la  posibilidad  de  que  cada  miembro  del  consorcio  deba  cumplir  todos  o  

algunos  de  los  requisitos,  o  por  el  contrario,  que  se  sumen  las  condiciones  de  éstos,  es  

un   aspecto   que   debe   ser   establecido   expresamente   por   la   Administración.   En   ese  

sentido,   no   lleva   razón   como   lo   pretende  hacer   ver   el   consorcio   adjudicatario,   que   el  

hecho   de   evaluar   a   cada   miembro   individualmente   es   desnaturalizar   la   figura   del  

consorcio,  ya  que  se  puede  exigir  todos  o  determinados  requisitos  a  cada  uno  de  ellos,  

tal   y   como   el   propio   ordenamiento   jurídico   lo   estipula.   De   esta   forma,   queda   en   el  

ámbito  discrecional  de  la  entidad  licitante,  determinar  cómo  participarán  las  empresas  

consorciadas.   En   el   caso   particular,   el   Instituto   Costarricense   de   Acueductos   y  

 

 16  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Alcantarillados   estableció   que   las   ofertas   presentadas   en   consorcio   se   evaluarían   de  

igual   forma  que  a   las  empresas   individuales.  En  ese  sentido  téngase  presente  que  hay  

una   regulación  expresa  en  el   cartel  que  establece   la   forma  de   cómo   se  evaluarían   las  

ofertas   consorciadas.   El   cartel   no   estableció   que   se   sumarían   las   condiciones   de   sus  

miembros.  Bajo  esa  línea  de  pensamiento,  la  referencia  que  la  adjudicataria  realiza  de  la  

Resolución  R-­‐DCA-­‐641-­‐2008  del   9   de   diciembre   de   2008,     no   resulta   aplicable   al   caso  

que  se  analiza,    toda  vez  que  lo  allí  dispuesto  es  para  casos  donde  no  se  haya  indicado  

nada  en  el  pliego  de  condiciones,  hecho  que  no  se  da  en  esta  ocasión,  en  donde  el  AyA  

lo   indicó   (hecho   probado   5).   CONTRALORÍA   GENERAL   DE   LA   REPÚBLICA.   R-­‐DJ-­‐034-­‐

2010.  (Subrayado  no  es  del  original).    

Bajo   la   redacción   del   artículo   72   RLCA,   el   análisis   realizado   por   la   Contraloría   es   correcto,  

debido  a  que  dicha  normativa  establece  la  potestad  discrecional  de  la  Administración  Licitante  

de  determinar  cómo  se  evaluará  a  los  consorcios.  Lo  que  si  no  es  correcto  es  que  esto  no  sea  

una  desnaturalización  de  la  figura,  lo  que  sucede  es  que  la  desnaturalización  es  ocasionada  por  

el  propio  art.  72  RLCA  y  no  por  el  cartel  de  la  contratación.  

En   nuestra   opinión   que   se   pida   cumplir   a   todos   los   miembros   del   consorcio   con   todos   los  

requisitos,   tales   como,   experiencia,   solvencia   técnica,   solvencia   financiera,   etc,   desvirtúa   el  

propósito   por   el   cual   el   legislador   permitió   la   oferta   en   consorcio.   ¿Qué   objetivo   tendría   un  

consorcio   donde   todos   los   miembros   deben   cumplir   todos   los   requisitos   del   cartel?   ¿Qué  

posible  ventaja  tendrían  los  miembros  del  consorcio  al  ofertar  bajo  esta  modalidad  si  cada  uno  

de   ellos   podría   participar   solo?   ¿Para   qué   se   obligan   a   responder   solidariamente   todos   los  

miembros  del  consorcio  si  por  sí  solos  cumplen  con  todos  los  requisitos?    

 

 17  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

En   otras   palabras,   si   pedimos   que   todos   los  miembros   del   consorcio   cumplan   con   todos   los  

requisitos  del  cartel,  eso  quiere  decir  que  cada  uno  de  ellos  puede  ofertar  solos  y  no  necesitan  

de   la  participación  de   los  otros  miembros,  por   lo  que,  parecería   ilógico  que  una  empresa  que  

cumple  por  si  sola  diluya  su  utilidad  al  ofertar  con  otros  que  también  cumplen.  

No   podemos   dejar   de   lado   que   esta   disposición   que   permite   a   la   Administración   Licitante  

solicitar  que  todos  los  miembros  del  consorcio  cumplan  con  todos  los  requisitos  cartelarios  es  

de   nivel   reglamentario,   y   podría   argumentarse   en   cuanto   a   la   legalidad   de   la  misma   al   ir   en  

contra  del  espíritu  de  la  norma  de  rango  legal  y  al  estar  definiendo  alcances  de  la  figura  jurídica  

que    no  se  encuentran  regulados  por  la  ley  que  reglamenta.    

Además,  el  propio  Art.  72  RCA  es  contradictorio  en  su  redacción,  veamos:    

“Artículo  72.-­‐  Ofertas  en  consorcio.    

Dos   o   más   participantes   podrán   ofertar   bajo   la   forma   consorciada,   a   fin   de   reunir   o  

completar   requisitos   cartelarios,   para   lo   cual   deberá   advertirse   en   la   propuesta   de  

manera  expresa  e  indicar  el  nombre,  calidades  y  representante  de  cada  uno  de  ellos,  con  

la  documentación  de  respaldo  pertinente.  En  el  cartel  se  podrá  solicitar  que  los  oferentes  

actúen  bajo  una  misma  representación  (…).    

Además   de   lo   anterior,   se   podrá   exigir   en   el   cartel,   las   condiciones   de   capacidad   y  

solvencia  técnica  y  financiera  para  cada  uno  de  los  miembros  del  consorcio,  sin  perjuicio  

de  que  para  cumplir  ciertos  requisitos  se  admita   la  sumatoria  de  elementos.  Para  esto  

deberá   indicar   con   toda   precisión   cuáles   requisitos   deben   ser   cumplidos   por   todos   los  

integrantes  y  cuáles  por  el  consorcio.”  (Subrayado  no  es  del  original).    

 

 18  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Por  un  parte  la  norma  indica  que  el  objetivo  es  complementar  requisitos  y  por  otra  parte  dice  

que   se   pueden   exigir   a   todos   los   consorciados   el   cumplimiento   de   todos   los   requisitos,   sin  

embargo,  o  es  una  u  otra,  ya  que,   si   se  exige  a   todos  cumplir   todos   los   requisitos  cartelarios  

entonces  no  existe  complementación  de  requisitos.  

Mi   criterio   personal   es   que   al   otorgar,   la   norma   reglamentaria,   la   potestad   discrecional   a   la  

Administración   de   solicitar   que   todos   los   miembros   del   consorcio   cumplan   con   todos   los  

requisitos  cartelarios   se  desvirtúa   la   figura  y  propósito  del   consorcio  y  debería   ser  eliminarse  

dicha   potestad.   No   olvidemos   que   uno   de   los   Principios   básicos   de   la   Contratación  

Administrativa  es  que  la  Administración  Pública  cuente  con  la  mayor  cantidad  de  ofertas  válidas  

para  poder  escoger  la  que  satisfaga  mejor  el  interés  público.    

“[…]  1.-­‐  de  la  libre  concurrencia,  que  tiene  por  objeto  afianzar  la  posibilidad  de  oposición  

y  competencia  entre  los  oferentes  dentro  de  las  prerrogativas  de  la  libertad  de  empresa  

regulado  en  el  artículo  46  de  la  Constitución  Política,  destinado  a  promover  y  estimular  

el  mercado  competitivo,  con  el  fin  de  que  participen  el  mayor  número  de  oferentes,  para  

que  la  Administración  pueda  contar  con  una  amplia  y  variada  gama  de  ofertas,  de  modo  

que  pueda  seleccionar   la  que  mejores  condiciones   le  ofrece   […]”   (Subrayado  no  es  del  

original).  SALA  CONSTITUCIONAL.  Voto  998-­‐1998.    

Debemos   recordar  que  este  principio  –por  disposición  de   la  propia   Sala  Constitucional-­‐   tiene  

rango  constitucional,  y  en  el  fondo,  pareciera  que  la  Administración  Pública  utiliza  la  potestad  

discrecional  de  pedir  a  todos  los  miembros  del  consorcio  cumplir  todos  los  requisitos  con  el  fin  

de  desmotivar  la  utilización  de  esta  forma  de  participación  debido  a  que  no  puede  prohibir  su  

utilización  por  vía  cartelaria  como  si  puede  hacerlo  con  la  oferta  conjunta,  lo  cual  es  violatorio  

del  Principio  de  Libre  Concurrencia.  

 

 19  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

 

Constitución  

Fieles  al  Principio  de  Informalidad  que  rige  la  materia  de  contratación  pública,  el  único  requisito  

establecido  normativamente  para  la  constitución  de  un  consorcio,  como  habíamos  adelantado,  

es  la  creación  y  suscripción  de  un  acuerdo  consorcial  entre  todos  los  miembros  del  consorcio.  

Así   el   art.   38   LCA   claramente   indica:   “Para  utilizar   este  mecanismo,   será  necesario   acreditar,  

ante   la  Administración,   la  existencia  de  un  acuerdo  de  consorcio,  en  el  cual  se  regulen,  por   lo  

menos,   las   obligaciones   entre   las   partes   firmantes   y   los   términos   de   su   relación   con   la  

Administración  que  licita”.    

Por   tanto,   la   norma   nos   pide   realizar   un   “acuerdo   consorcial”   entre   las   partes,   y   dentro   de  

dicho   acuerdo   únicamente   se   exige   como   requisito   o   regulación   mínima   el   establecer   las  

obligaciones  entre  las  partes  y  las  obligaciones  de  las  partes  con  la  Administración.  

Este   acuerdo   consorcial   tiene   ciertas   formalidades   o   contenidos  mínimos   establecidos   por   el  

artículo  75  RCA,  el  cual  establece  lo  siguiente:  

“Artículo   75.-­‐   Acuerdo   consorcial.   El   acuerdo   consorcial   es   un   documento   privado,   que   no  

requiere  fecha  cierta,  ni  otras  formalidades,  a  menos  que  la  Administración,  así  lo  haya  previsto  

en  el  cartel.  

El  acuerdo  cubrirá  al  menos  los  siguientes  aspectos:  

a)  Calidades,  incluido  domicilio  y  lugar  para  recibir  notificaciones  y  capacidad  de  las  partes.  

b)   Designación   de   los   representantes,   con   poder   suficiente   para   actuar   durante   la   fase   de  

estudio  de  ofertas,  de  formalización,  de  ejecución  contractual  y  para  trámites  de  pago.  

c)  Detalle  de   los  aportes  de  cada  uno  de   los  miembros,  sea  en  recursos  económicos  o  bienes  

intangibles,   como   experiencia   y   de   los   compromisos   y   obligaciones   que   asumiría   en   fase   de  

 

 20  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

ejecución  contractual.  

d)  El  porcentaje  de  la  participación  de  cada  uno  de  ellos,  cuando  resulte  posible.  

e)  Plazo  del  acuerdo  que  deberá  cubrir  la  totalidad  del  plazo  contractual.  

 

Como   documentación   de   respaldo   de   lo   anterior   deberá   aportarse   el   documento   original,   o  

copia  certificada  del  acuerdo.”    

Además  del  contenido  mínimo  establecido  en  esta  norma,  es  claro  que  el  acuerdo  consorcial  

debe  realizarse  por  escrito  al  exigirse  -­‐al  final  de  la  citada  norma-­‐  aportar  el  documento  original  

o  copia  certificada  del  acuerdo.    

Ahora   bien,   además   del   Principio   de   Informalidad   que   rige   la   materia,   el   propio   derecho  

comercial   establece   una   informalidad   aún  mayor   para   el   perfeccionamiento   de   los   contratos  

privados  entre  comerciantes:    

Código  de  Comercio.  Artículo  411  -­‐  Los  contratos  de  comercio  no  están  sujetos,  para  su  validez,  

a   formalidades   especiales.   Cualesquiera   que   sean   la   forma,   el   lenguaje   o   idioma   en   que   se  

celebren,   las   partes   quedarán   obligadas   de   manera   y   en   los   términos   que   aparezca   que  

quisieron  obligarse.  

Se  exceptúan  de  esta  disposición  los  contratos  que,  de  acuerdo  con  este  Código  o  con  las  leyes  

especiales,  deban  otorgarse  en  escritura  pública  o  requieran  forma  o  solemnidades  necesarias  

para  su  eficacia.  

Por  lo  demás,  el  acuerdo  consorcial  puede  ser  realizado  entre  presentes  o  ausentes,  tal  y  como  

lo   permite   el   Código   de   Comercio   y   su   perfeccionamiento   puede   darse   de   cualquiera   de   las  

formas   contempladas   en   dicha   normativa   y   en   cualquier   idioma,   siendo   eso   sí   indispensable  

presentar  a  la  Administración  al  menos  una  traducción  libre  del  mismo.  

 

 21  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Representación  

Se   discute  muchas   veces   sobre   la   representación   de   los   consorcios,   debido   a   que,   no   se   ha  

creado  una  figura  jurídica  nueva  sino  que  es  solo  una  unión  contractual  de  varias  personas,  lo  

que   implica,   determinar   si   deben   actuar   –en   cada   acto   que   realice   el   consorcio-­‐   todos   las  

personas  consorciadas  o  bien  si  deben  actuar  bajo  una  sola  representación  y  qué  tipo  de  poder  

deben  tener  los  representantes.  

En   relación   con   lo   alegato,   en   primer   término   debemos   señalar   que   no   lleva   razón   el  

apelante  en  el  sentido  de  que  la  representación  en  esta  materia  se  rige  por  las  normas  

del   derecho   administrativo,   citando   la   representación   en   los   procedimientos  

administrativos,  que  son  diferentes  al  procedimiento  de  contratación  administrativa  que  

se  rige  por  normativa  especial  contenida  en  la  Ley  de  Contratación  Administrativa  y  su  

Reglamento.   Al   ser   los   oferentes   de   los   concursos   públicos   personas   físicas   o   jurídicas  

dedicadas  a  una  actividad  comercial  o  profesional  y  organizados  bajo  diferentes  figuras  

del   derecho   civil   o   comercial,   es   precisamente   bajo   estas   reglas   que   se   rige   la  

representación  de  los  mismos.  Ahora  bien,  en  el  caso  de  los  consorcios,  el  ordenamiento  

jurídico  establece  la  posibilidad  de  que,  para  efectos  de  la  participación  en  un  concurso  

público   puedan   los   representantes   de   las   empresas   que   lo   conforman,   designar   un  

representante   en   el   documento   denominado   acuerdo   consorcial.   Así,   no   se   requiere  

necesariamente,  aunque  sí  puede  ser  éste  el  medio  en  que  se  establezca,  la  presentación  

de   un   poder   especial   otorgado   conforme   a   la   regulación   del   Código   Civil.   En  

consideración  a  lo  anterior,  en  el  presente  caso  si  bien  en  efecto  no  se  presenta  el  Poder  

 

 22  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Especial   que   indica   la   adjudicataria,   tenemos   que   en   el   Acuerdo   Consorcial   se   indica:  

“...Para   efectos   de   la   presentación   de   la   respectiva   oferta   ante   la   Administración  

Promovente  se  deberán  firmar  dicho  documento  –la  oferta-­‐  por  todos  los  representantes  

de  las  empresas  miembros  del  Consorcio,  mas  en  el  caso  eventual  de  futuras  adiciones,  

aclaraciones,   ampliaciones   y/o   fe   de   erratas   que   resultaren   necesarias   presentar   al  

REGISTRO  NACIONAL,  cualquier  de  dichos  representantes  podrá  firmar  dicho  documento  

sin  necesidad  de  aprobación  previa  de   los  otros.  Ello  con  el   fin  de  asegurar  una  rápida  

respuesta  a  la  Administración  así  como  una  calificación  positiva  y  favorable  a  la  oferta  

promovida  y  presentada  por  el  consorcio.  Se  autoriza  a  Alexander  Santamaría   Jiménez  

para  que  firme  aclaraciones,  subsanaciones  y  cualquier  otro  documento  relacionado  con  

este  proceso  concursal.”  (hecho  probado  5).  De  conformidad  con  lo  señalado,  para  este  

Despacho   resulta   suficiente   la   disposición   contenida   en   el   acuerdo   Consorcial   para  

otorgar   poder   al   representante   de   una   de   las   empresas,   en   este   caso   al   Señor   a  

Alexander   Santamaría   Jiménez,   a   fin   de   que   presente   el   recurso   pues   este   documento  

estaría   en   la   categoría   de   “cualquier   otro   documento   relacionado   con   este   proceso  

concursal”,  como  lo  dice  el  acuerdo.  CONTRALORIA  GENERAL  DE  LA  REPUBLICA.  R-­‐DJ-­‐

405-­‐2010.  

Recordemos   que   el   artículo   75.b)   RCA   solicita   indicar   o   designar   a   los   representantes   del  

consorcio,   sin   especificar   de   forma   alguna   como   debe   ser   dicha   designación   ni   que   tipo   de  

poder   se   le   debe  dar   a   los   representantes.   La   jurisprudencia   citada   indica   claramente  que   la  

 

 23  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

forma  de  designación  de  los  representantes  y  el  otorgamiento  de  poderes  en  los  consorcios  es  

discrecional  de  las  partes  y  se  encuentra  limitado  únicamente  por  la  ley.  

De  esta   forma  podría  designarse  un  único   representante  del   consorcio  o   se  podrían  designar  

más  de  uno,  se  podría  otorgar  poderes  limitados  o  amplios  a  los  representantes,  etc.  

“El   artículo   75   del   Reglamento   a   la   Ley   de   Contratación   Administrativa,   establece   la  

información  que  debe  comprender  el  acuerdo  consorcial  que   se   suscriba  en  el   caso  de  

ofertas  que  se  presenten  bajo  esta  modalidad  de  participación.   Indica   la  norma  que  el  

acuerdo   cubrirá   entre   otros,   las   calidades   y   capacidad   de   las   partes,   así   como   la  

designación  de   los  representantes,  con  poder  suficiente  para  actuar  durante   la   fase  de  

estudio  de  las  ofertas,  de  formalización,  de  ejecución  contractual.  Se  desprende  de  esta  

norma  que   la  normativa  que  rige  esta  materia  no  ha  exigido  un  requisito  como  el  que  

resulta   objeto   de   cuestionamiento   en   esta   sede,   a   partir   de   lo   cual,   y   considerado   el  

allanamiento   parcial   que   en   este   sentido  manifestó   la   Administración   en   la   audiencia  

oral,   se   declara   con   lugar   el   recurso   en   este   extremo,   de   forma   tal   que   se   elimina   el  

requisito   establecido   respecto   a   la   firma   y   el   poder   generalísimo   requerido   para   la  

presentación   de   las   ofertas   en   consorcio,   en   consecuencia,   se   debe   permitir   que   los  

oferentes   en   consorcio   puedan   tener   varias   representaciones   legales   para   ofertar   y  

además   que   dicha   representaciones   (sic)   también   puedan   acreditarse   por   medio   de  

cualquier  tipo  de  poder  reconocido  por  el  ordenamiento  jurídico  que  sea  suficientes  (sic)  

para  actuar  […]”.CONTRALORÍA  GENERAL  DE  LA  REPÚBLICA.  R-­‐DC-­‐257-­‐2011.  

 

 24  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Claramente,  como  lo  ha  indicado  la  propia  Contraloría,  la  representación  puede  ser  otorgada  a  

uno  o  varios  representantes,  y  se  les  puede  otorgar  los  poderes  que  se  consideren  a  cada  uno  

de  ellos,  sin  limitación  más  que  la  impuesta  por  el  propio  ordenamiento  jurídico  en  materia  de  

poderes  de  representación.    

 

Características  

El  consorcio  en  materia  de  contratación  administrativa  tiene  una  serie  de  características  que  la  

diferencian   de   otros   tipos   de   grupos   o   sociedades   de   empresas,   por   lo   que,   consideramos  

importante  enumerarlas  y  conocerlas  un  poco.  

1. Informal:  Como  habíamos  ya  adelantado,  el  consorcio  se  forma  o  perfecciona  a  través  de  un  

contrato  privado  entre  partes.  Esta  característica  otorga  mucha  celeridad  y  flexibilidad  para  

las  partes   integrantes  del  consorcio.  Como  contrato  privado  que  es,  puede  perfeccionarse  

de  muchas  formas,  aún  sin  que  se  encuentren  reunidas  todas  las  partes.  No  requiere  ningún  

tipo  de   formalidad,   autenticación  notarial,   apostillado,   legalizado  de  documentos,   etc.   En  

otras  palabras  no  habría  ningún  problema  en  que  se  diera  un  contrato  de  consorcio  entre  

ausentes   firmando   cada   una   de   las   partes   su   copia   en   diferentes   países   y   remitiendo   el  

original   firmado   a   su   contraparte,   o   bien,   utilizando   el   fax   o   correo   electrónico   para   su  

firma.  

2. Temporal:   El   consorcio   tiene   una   particularidad   que   puede   ser   muy   ventajosa   para   las  

empresas  en  su  teje  y  maneje  de  cada  día,  y  es  que  es  una  unión  o  asociación  de  fuerzas  

entre  varias  empresas  que  no   implica  crear  una   relación   jurídica  o  comercial  permanente  

con  otras  empresas  del  mercado.  El  consorcio  durará  únicamente  lo  que  dure  el  proceso  de  

contratación  pública  en  todas  sus  etapas  según  si  se  llegue  a  ser  adjudicatario  o  no.  Es  decir,  

las   empresas   miembros   del   consorcio   se   mantendrán   asociadas   en   grupo   durante   el  

 

 25  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

proceso   de   adjudicación   y   si   resultaren   adjudicatarias   se   mantendrán   asociadas   hasta   la  

recepción  definitiva  del  objeto  contractual  y/o  expiración  de  garantías  de  funcionamiento  o  

de  cumplimiento.  Por  tanto,  el  contrato  de  consorcio  tendrá  una  existencia  condicionada  al  

proceso   de   contratación   administrativa,   si   no   resulta   el   consorcio   como   adjudicatario   del  

concurso   entonces   el   consorcio   desaparece   y   deja   de   existir   cualquier   vínculo   entre   los  

miembros   del  mismo,   e   igualmente   si   resulta   el   consorcio   como  ganador   del   concurso   el  

mismo   desaparecerá   y   dejará   de   existir   cuando   se   termine   a   satisfacción   de   la  

Administración  Licitante  el  objeto  contractual.  

3. Complementario:  El  Contrato  de  Consorcio  o  Acuerdo  Consorcial,  necesita  de  la  existencia  

de   un   proceso   concursal   de   contratación   administrativa   y   no   podrá   existir   sin   el  mismo.  

Podemos   hablar   que   es   un   contrato   complementario   que   no   puede   existir   por   sí  mismo,  

sino  que  necesita  de  la  existencia  de  un  negocio  jurídico  previo,  como  lo  es  la  existencia  de  

un  proceso  licitatorio.  

Diferencia  entre  el  acuerdo  consorcial  y  contrato  de  consorcio    

Sin   necesidad   de   entrar   en   un   debate   semántico   sobre   el   uso   de   las   palabras,   me   parece  

necesario  establecer  que  existen  dos  conceptos  diferentes  y  que  se  encuentran  separados  pero  

a  la  vez  son  intrínsecos.  

Nuevamente,   retomamos   el   precepto   del   artículo   38   LCA   que   establece   la   obligación   del  

consorcio   de   acreditar   la   existencia   del   mismo   ante   la   Administración   Licitante   indicando   al  

menos   en  dicha   acreditación   los   términos   básicos   del   acuerdo   al   que  han   llegado   las   partes,  

sobretodo,   en   lo   tocante   a   las   obligaciones   y   derechos   de   cada   uno   de   los   integrantes   del  

consorcio.  

Ahora   bien,   esta   acreditación   del   acuerdo   consorcial   ante   la   Administración   Licitante   no   es  

equivalente  al  Contrato  de  Consorcio,  entendido  este  último  como  el  documento   formal  que  

 

 26  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

contiene   la   totalidad  de   las  obligaciones,  derechos,  especificaciones,   términos,  declaraciones,  

garantías   y   acuerdos   a   los   que   han   llegado   los   miembros   del   consorcio   y   que   se   encuentra  

suscrito  en  original  entre  todos  ellos.  

Este   contrato   de   consorcio,   contendrá   una   gran   cantidad   de   acuerdos   entre   las   partes   que  

incumben   únicamente   al   ámbito   privado   de   los  miembros   del   consorcio   y   es   por   eso   que   la  

misma   norma   en   cuestión   únicamente   solicita   que   se   acredite   ante   la   Administración   la  

existencia  de  un  acuerdo  para  ofertar  como  consorcio  y  pide  la  indicación  de  algunos  términos  

básicos  contenidos  dentro  del  contrato  de  consorcio.  

Dicha   acreditación   no   implica   el   que   las   partes   rindan   junto   con   su   oferta   una   copia   del  

contrato  de  consorcio,  todo  lo  contrario,  pide  la  acreditación  del  acuerdo  consorcial,  entendido  

este   como   el   acuerdo   fundamental   de   participar   de   forma   consorciada   en   un   determinado  

concurso   licitatorio,   y   en   el   cual   se   establecen   la   información   solicitada   por   el   art.   75   RCA,  

mientras   que   el   Contrato   de   Consorcio   es   un   contrato   que   incluso   puede   comprender   la  

participación  consorciada  de  varios  miembros  en  varios  concursos  licitatorios  diferentes  y  que  

no   es   de   resorte   de   la   Administración   Licitante   conocer   los   pormenores   de   esa   relación  

comercial.  

De   esta   forma,   podemos   hablar   de   la   existencia   de   un   contrato   de   consorcio   que  

necesariamente  debe  existir  para  regular  todos  los  derechos  y  obligaciones  de  cada  una  de  las  

partes  del  consorcio.  De  este  contrato  nace  el  “acuerdo  consorcial”  con  el  que  nos  referimos  a  

la   acreditación   ante   la   Administración   Licitante   de   las   obligaciones   internas   y   externas   que  

adquieren  los  miembros  del  consorcio  ante  la  propia  Administración  con  el  fin  de  concursar  y  

ganar  un  proceso  licitatorio.  

Responsabilidad  solidaria  

Tal  y  como  lo  indica  el  art.  38  LCA,  la  responsabilidad  ante  la  Administración  es  solidaria  entre  

 

 27  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

todos  los  miembros  del  consorcio.  Esta  es  una  gran  diferencia  con  las  ofertas  conjuntas.  

Al   presentarse   una   oferta   en   consorcio,   la   Administración   evalúa   al   mismo   como   una   sola  

unidad   y   toma   la   decisión   de   contratar   con   el  mismo   habiendo   considerado   las   fortalezas   y  

destrezas  de  cada  uno  de  los  miembros,  sin  dividir  en  ningún  momento  la  evaluación  por  áreas  

específicas  asignadas  a  cada  miembro.  

Lo  anterior  implica  que  se  ha  considerado  a  todos  los  miembros  del  consorcio  para  realizar   la  

totalidad   del   objeto   contractual,   y   es   por   eso   que   la   ley   ha   asignado   una   responsabilidad  

solidaria  para  todos  los  miembros  del  consorcio.  

“Respecto  a   la   participación   en   consorcio,   el   artículo  72   citado  establece  que  el   cartel  

podrá   solicitar   que   los   oferentes   actúen   bajo   una   misma   representación,   lo   cual   no  

significa   que   la   responsabilidad   por   las   actuaciones,   omisiones   o   incumplimientos   no  

recaiga   sobre   el   consorcio   en   su   totalidad.   Al   respecto   se   observa   que   puede   crearse  

alguna  confusión  debido  a  la  redacción  de  la  cláusula  cartelaria  objetada,  por  lo  tanto  se  

declara   parcialmente   con   lugar   este   punto   para   que   sea   aclarada   en   cuanto   a   los  

alcances  de  la  representación  del  consorcio  por  parte  de  una  sola  de  las  empresas  que  la  

componen,  quedando  claro  que  la  responsabilidad  de  sus  actuaciones  en  conjunto  recae  

de  forma  solidaria  en  quienes  conforman  el  consorcio.”    

CONTRALORÍA  GENERAL  DE  LA  REPÚBLICA.  R-­‐DCA-­‐040-­‐2011.    

Recordemos   que   en   la   responsabilidad   solidaria   todos   responden   de   igual   forma   y   por   la  

totalidad  de   la   indemnización,  quedando  a  discreción  del  acreedor  escoger  a  quien  o  quienes  

exige  la  reparación  del  daño.    

 

 28  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Evaluación  de  las  ofertas  consorciales  

Tal   y   como   lo   hemos   referido   anteriormente,   el   art.   72   RCA,   permite   que   la   Administración  

tenga   la  discrecionalidad  absoluta  para  determinar  de  que  forma  se  evaluará  a   las  ofertas  en  

consorcio.  Esta  discrecionalidad  la  aplicará   la  Administración  en   la  elaboración  del  Cartel,  que  

será  el  que  deba  indicar,  necesariamente,  cuáles  serán  las  pautas  que  se  seguirán  para  evaluar  

a  las  ofertas  en  consorcio.    

En  ese  sentido,  este  órgano  contralor,  considera  que  el  cartel  fue  claro  en  el  sentido  que  

en  aquellos  casos  de  consorcios,  debían  evaluarse  a  cada  miembro  de  forma  individual.  

En  este  punto  resulta  importante  tener  presente  que  el  numeral  72  del  Reglamento  a  la  

Ley   de   Contratación   Administrativa,   en   relación   con   las   ofertas   presentadas   en  

consorcio,  indica  en  lo  que  interesa    “Además  de  lo  anterior,  se  podrá  exigir  en  el  cartel,  

las   condiciones   de   capacidad   y   solvencia   técnica   y   financiera   para   cada   uno   de   los  

miembros  del  consorcio,  sin  perjuicio  de  que  para  cumplir  ciertos  requisitos  se  admita  la  

sumatoria  de  elementos.  Para  esto  deberá   indicar   con   toda  precisión   cuáles   requisitos  

deben  ser  cumplidos  por  todos  los  integrantes  y  cuáles  por  el  consorcio”.  Como  se  puede  

observar,   la   posibilidad   de   que   cada   miembro   del   consorcio   deba   cumplir   todos   o  

algunos  de  los  requisitos,  o  por  el  contrario,  que  se  sumen  las  condiciones  de  éstos,  es  un  

aspecto  que  debe   ser  establecido  expresamente  por   la  Administración.  En  ese   sentido,  

no   lleva   razón   como   lo  pretende  hacer   ver  el   consorcio  adjudicatario,  que  el  hecho  de  

evaluar   a   cada  miembro   individualmente   es   desnaturalizar   la   figura   del   consorcio,   ya  

que  se  puede  exigir  todos  o  determinados  requisitos  a  cada  uno  de  ellos,  tal  y  como  el  

 

 29  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

propio  ordenamiento  jurídico  lo  estipula.  De  esta  forma,  queda  en  el  ámbito  discrecional  

de   la  entidad   licitante,  determinar  cómo  participarán   las  empresas  consorciadas.  En  el  

caso  particular,  el  Instituto  Costarricense  de  Acueductos  y  Alcantarillados  estableció  que  

las  ofertas  presentadas  en   consorcio   se  evaluarían  de   igual   forma  que  a   las   empresas  

individuales.   En   ese   sentido   téngase   presente   que   hay   una   regulación   expresa   en   el  

cartel  que  establece   la   forma  de  cómo  se  evaluarían   las  ofertas  consorciadas.  El  cartel  

no   estableció   que   se   sumarían   las   condiciones   de   sus   miembros.   Bajo   esa   línea   de  

pensamiento,  la  referencia  que  la  adjudicataria  realiza  de  la  Resolución  R-­‐DCA-­‐641-­‐2008  

del  9  de  diciembre  de  2008,    no  resulta  aplicable  al  caso  que  se  analiza,    toda  vez  que  lo  

allí  dispuesto  es  para  casos  donde  no  se  haya  indicado  nada  en  el  pliego  de  condiciones,  

hecho   que   no   se   da   en   esta   ocasión,   en   donde   el   AyA   lo   indicó   (hecho   probado   5).  

CONTRALORÍA    

GENERAL  DE  LA  REPÚBLICA.  R-­‐DJ-­‐034-­‐2010.  

Tenemos  entonces,  que  si  el  cartel  no  indica  las  pautas  que  se  deben  seguir  para  evaluar  a  los  

consorciados,   entonces   se   debe   comprender   que   se   evalúan   de   forma   complementaria,   es  

decir,   que   con   solo  uno  de   los  miembros   cumpla   el   requisito   es   válido,   lo   cual   precisamente  

como  hemos  venido  diciendo  es  la  razón  de  existir  de  la  figura  jurídica.  

Debemos   si   diferenciar   entre   lo   que   es   la   evaluación   de   criterios   de   evaluación   y   el  

cumplimiento   de   requisitos   de   admisibilidad.   Para   la   evaluación   de   la   oferta   en   cuanto   al  

puntaje  obtenido  bajo  el  sistema  de  evaluación  debe  evaluarse  al  consorcio,  es  decir,  a  la  oferta  

como   tal,   sin   embargo,   ciertamente   la   Administración   licitante   puede   establecer   como   se  

 

 30  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

cumplen  o  quien  será  evaluado  en  el  caso  de   los  consorcios.  Así,  por  ejemplo,  si  un  requisito  

evaluable   es   el   cumplimiento   de   ciertas   razones   o   solvencia   financiera,   puede   ser   que   este  

requisito  sea  cumplido  por  un  solo  miembro  del  consorcio,  por  todos  individualmente  (lo  cual  

dijimos  que  desvirtúa   la  naturaleza  del  consorcio),  o  bien  como  una  sumatoria  de   las  razones  

financieras   de   todos   los  miembros.   Esto   lo   define   el   cartel   y   ante   su   silencio   asumimos   que  

puede  ser  cumplido  por  cualquiera  de  los  miembros  del  consorcio.    

Por  otra  parte,  debe  reconocerse  la  existencia  del  cumplimiento  de  requisitos  de  admisibilidad.  

Los   requisitos   de   admisibilidad   tampoco   deben   ser   cumplidos   por   todos   los   miembros   del  

consorcio,  per  se,  como  hemos  explicado,  sin  embargo,  existen  requisitos  de  admisibilidad  de  

tipo  legal  que  si  es  necesario  que  cumplan  todos  los  miembros  del  consorcio.    

Se  entra  a  conocer  la  manifestación  de  Tecnología  e  Ingeniería  Verde  S.A.  de  que  

el   consorcio   recurrente   cuenta   con   un   vicio   que   lo   hace   incapaz   de   ser  

readjudicatario,   relacionado   con  el   incumplimiento  en   la   inscripción  de  uno  de  

sus   miembros   como   patrono   ante   la   propia   CCSS.   Lo   anterior,   derivado   del  

artículo  65  del  Reglamento  a  la  Ley  de  Contratación  Administrativa  establece  en  

su  párrafo  final  que  “En  caso  de  que  el  oferente  presente  certificación  de  que  no  

se  encuentra  inscrito  como  patrono  ante  la  CCSS,  y  del  objeto  licitado  se  derive  

tal   obligación,   la   Administración   le   solicitará   explicación,   la   que   en   caso   de  

resultar   insatisfactoria   de   acuerdo   a   los   lineamientos   establecidos  por   la   CCSS,  

provocará   la   exclusión   del   concurso   y   la   denuncia   ante   las   autoridades  

correspondientes  de  cobro  de  la  CCSS.”  La  citada  norma  dispone  que  en  caso  de  

que   el   oferente   presente   certificación   de   que   no   se   encuentra   inscrito   como  

 

 31  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

patrono   ante   la   Caja   Costarricense   del   Seguro   Social   y   del   objeto   licitado   se  

derive  tal  obligación,  ello  provocará  la  exclusión  de  dicha  oferta  del  concurso.  En  

el    caso  en  estudio,  del  objeto  contractual  se  deriva  con  toda  claridad  que  para  

ejecutar   dicha   contratación   se   necesita   mano   de   obra   para   la   instalación   del  

equipamiento  en  todos  los  hospitales  relacionados  y,  por  lo  tanto,  los  oferentes  

deben   tener   personal   a   su   cargo,   ello   bajo   una   relación   obrero-­‐patronal.   Al  

respecto,  debe  tomarse  en  cuenta  que  el  artículo  72  del  Reglamento  a  la  Ley  de  

Contratación   Administrativa   permite   que   se   utilice   la   figura   del   consorcio   por  

parte   de  dos   o  más   participantes   a   fin   de   completar   o   reunir,   entre   todos,   los  

requisitos   cartelarios.   […]   De   esta   manera,   se   considera   que   todos   están  

obligados  al  fiel  cumplimiento  de  lo  que  involucra  la  presentación  de  la  oferta  y  

la   ejecución   del   contrato   y   responden   de   manera   solidaria   por   todas   las  

obligaciones   que   deriven   del   proceso.   Así   las   cosas,   todos   los   miembros   del  

consorcio   estaban   obligados   al   cumplimiento   del   requisito   de   estar   inscritos  

como  patronos  ante   la  CCSS,   en  especial   las   empresas  que   tenían  obligaciones  

específicas   como   es   el   caso   de     Antílope   S.A.,   la   cual     tendría   su   a   cargo   la  

responsabilidad  de  asesorar  al  consorcio  para   la  ejecución  de   las  obras  civiles  y  

electromecánicas   asociadas   a   la   licitación.   CONTRALORÍA   GENERAL   DE   LA  

REPÚBLICA.  R-­‐DCA-­‐104-­‐2009.  

En  nuestra   legislación  existen   requisitos   legales  que   todas   las  empresas  que  participan  en  un  

 

 32  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

concurso   licitatorio  deben   cumplir  para  poder  participar.   Incluso  estos   requisitos  obligatorios  

algunas  veces  dependen  del  objeto  contractual.  

Entre  los  requisitos  legales  tenemos  el  estar  inscrito  y  al  día  en  sus  obligaciones  como  Patrono  

(es  difícil  pensar  en  una  empresa  o  persona  física  que  pueda  ejecutar  un  contrato  público  sin  

tener  ni  un  solo  empleado  a  su  cargo),  estar  al  día  en  todos  los  impuestos  nacionales,  no  tener  

prohibiciones  (art  22  y  sgts  LCA),  y  otros.    

El   apelante   ha   sostenido  a   través   de   este   recurso  que   él   presentó   su   oferta   en  

carácter   personal,   y   por   ello   es   que   aparece   inscrito   ante   la   Caja   Costarricense   del  

Seguro   Social   como   trabajador   independiente   y   no   como   patrono;   sin   embargo   en   su  

oferta  indicó  como  miembros  del  equipo  de  trabajo  a  Brian  Bonilla  Álvarez,  Dinia  Solano  

Rodríguez,   Reimer   Blanco   Sanabria   y   Hazel   Alpízar   Rojas.   (ver   folios   457   al   455   del  

expediente   administrativo).   Ante   tal   situación,   la   Administración   y   la   adjudicataria  

cuestionan   la   figura   jurídica   bajo   la   cual   el   apelante   podía   ofrecer   a   dichas   personas  

como  miembros  de  su  equipo,  ya  que  al  no  estar  inscrito  como  patrono  ante  la  Caja  es  

claro   que   no   forman   parte   de   su   personal.   En   efecto,   si   las   personas   ofrecidas   como    

equipo  de  trabajo  no  se  encuentran  unidas  bajo  una  relación  laboral  con  el  oferente,  las  

otras   posibilidades   que   contempla   el   Reglamento   a   la   Ley   de   Contratación  

Administrativa   para   poder   incluir   válidamente   a   otras   personas   dentro   de   la  

contratación  es  a  través  de  la  figura  de  la  subcontratación  (artículo  69),  de  la  oferta  en  

conjunto  (artículo  71)  o  la  oferta  en  consorcio  (artículo  72).  […]  En  consecuencia,  queda  

en  evidencia  que   si   el   apelante  no  es  patrono  del   personal   ofertado  ni   tampoco  dicho  

 

 33  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

personal   participa   bajo   la   figura   de   la   subcontratación,   oferta   conjunta   u   oferta   en  

consorcio,   no   hay   un   sustento   jurídico   atendible   que   permita   considerar   válido   el  

ofrecimiento  de  dicho  personal  dentro  de   la  oferta  y  en   la  ejecución  de   la  contratación  

en  sí  misma.  CONTRALORÍA  GENERAL  DE  LA  REPÚBLICA.  R-­‐DJ-­‐312-­‐2009.  

Queda  claro  entonces  que  si  un  oferente  requiere  de  personal  para  realizar  sus  labores  dentro  

de  un  contrato,  esta  persona  debe  estar  inscrita  como  patrono,  para  poder  tener  a  su  cargo  el  

personal  de  forma  válida  y  legal.    

Se   entra   a   conocer   la   manifestación   de   Tecnología   e   Ingeniería   Verde   S.A.   de   que   el  

consorcio   recurrente   cuenta   con   un   vicio   que   lo   hace   incapaz   de   ser   readjudicatario,  

relacionado   con   el   incumplimiento   en   la   inscripción   de   uno   de   sus   miembros   como  

patrono  ante   la  propia  CCSS.  Lo  anterior,  derivado  del  artículo  65  del  Reglamento  a   la  

Ley  de  Contratación  Administrativa  establece  en  su  párrafo  final  que  “En  caso  de  que  el  

oferente   presente   certificación   de   que   no   se   encuentra   inscrito   como   patrono   ante   la  

CCSS,   y   del   objeto   licitado   se   derive   tal   obligación,   la   Administración   le   solicitará  

explicación,   la   que   en   caso   de   resultar   insatisfactoria   de   acuerdo   a   los   lineamientos  

establecidos   por   la   CCSS,   provocará   la   exclusión   del   concurso   y   la   denuncia   ante   las  

autoridades   correspondientes   de   cobro   de   la   CCSS.”   La   citada   norma   dispone   que   en  

caso   de   que   el   oferente   presente   certificación   de   que   no   se   encuentra   inscrito   como  

patrono  ante   la  Caja  Costarricense  del   Seguro   Social   y  del   objeto   licitado   se  derive   tal  

obligación,   ello   provocará   la   exclusión   de   dicha   oferta   del   concurso.   En   el     caso   en  

 

 34  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

estudio,   del   objeto   contractual   se   deriva   con   toda   claridad   que   para   ejecutar   dicha  

contratación  se  necesita  mano  de  obra  para  la  instalación  del  equipamiento  en  todos  los  

hospitales   relacionados  y,  por   lo   tanto,   los  oferentes  deben   tener  personal  a   su  cargo,  

ello  bajo  una  relación  obrero-­‐patronal.  […]  De  esta  manera,  se  considera  que  todos  están  

obligados   al   fiel   cumplimiento   de   lo   que   involucra   la   presentación   de   la   oferta   y   la  

ejecución  del  contrato  y  responden  de  manera  solidaria  por  todas   las  obligaciones  que  

deriven  del  proceso.  Así  las  cosas,  todos  los  miembros  del  consorcio  estaban  obligados  al  

cumplimiento  del  requisito  de  estar  inscritos  como  patronos  ante  la  CCSS,  en  especial  las  

empresas  que  tenían  obligaciones  específicas  como  es  el  caso  de    Antílope  S.A.,   la  cual    

tendría  su  a  cargo   la   responsabilidad  de  asesorar  al  consorcio  para   la  ejecución  de   las  

obras  civiles  y  electromecánicas  asociadas  a  la  licitación.  CONTRALORÍA  GENERAL  DE  LA  

REPÚBLICA.  R-­‐DCA-­‐104-­‐2009.  

    Por   otro   lado,   existen   requisitos   legales   necesarios   para   poder   ejecutar   ciertos   objetos  

contractuales.  

En   primer   lugar,   indica   que   el   requisito   de   estar   inscrito   ante   el   Colegio   Federado   de  

Ingenieros  y  Arquitectos,  es  un  requerimiento  que  debe  cumplir  el  adjudicatario  y  no  el  

oferente.   Sin   embargo,   toda   empresa   dedicada   a   la   construcción   o   consultoría   en   esa  

área  que  desea  vender  sus  servicios,  debe  estar  debidamente   inscrita;  de  allí  que  para  

poder  ofrecérselos  a   la  Administración,  es  el  oferente  y  no  el  adjudicatario  el  que  debe  

estar  incorporado  al  respectivo  colegio  profesional.  Sobre  este  aspecto  esta  Contraloría  

 

 35  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

General  ha  sostenido:  “(…)De   los  criterios  transcritos,  queda  claro  que  para   los  citados  

colegios  profesionales  es  un  requisito  obligatorio  –tanto  para  personas  físicas  como  para  

personas  jurídicas-­‐  el  estar  debidamente  inscrito  o  incorporado  en  el  Colegio  Profesional  

respectivo  para  poder  ejercer  la  profesión  válidamente,  ello  claro  está  en  aquellos  casos  

en   donde   la   ley   así   lo   exige.   Entonces,   el   aspecto   a   dilucidar   es   si   tratándose   de  

procedimientos   de   contratación   administrativa,   dicho   requisito   debe   exigirse   a   los  

oferentes   desde   el   momento   de   presentación   de   las   ofertas,   o   sólo   al   que   resulte  

adjudicatario  del  concurso.  (…)Ahora  bien,  para  determinar  si  en  los  procedimientos  de  

contratación   administrativa   dicho   requisito   debe   exigirse   a   los   oferentes   desde   el  

momento   de   presentación   de   las   ofertas,   o   sólo   al   que   resulte   adjudicatario   del  

concurso,   hay  que   tomar   en   consideración   cuáles   son   los   requisitos   legales,   técnicos   y  

financieros   que   se   deben     cumplir   desde   el  momento   de   la   presentación   de   ofertas   y  

cuáles   puede   quedar   para   cumplimiento   en   una   etapa   posterior.   En   este   sentido,     el  

requisito   de   estar   debidamente   incorporado   o   registrado   en   el   Colegio   profesional  

respectivo   es   un   aspecto   que   está   directamente   relacionado   con   las   condiciones   del  

oferente,   ya   que   es   un   requisito   jurídico   esencial   para   poder   ejercer   válidamente   la  

profesión   (habilitación),   por   lo   tanto,   es   criterio   de   este   Despacho   que   dicha  

incorporación   o   registro   en   el   colegio   profesional   respectivo   es   un   requisito   que   debe  

cumplir   el   oferente   (sea   persona   física   o   jurídica)   desde   el   momento   mismo   de   la  

presentación   de   su   oferta”   (Resolución   R-­‐DCA-­‐061-­‐2008,   del   19   de   febrero   de   2008)   .  

 

 36  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Véase   entonces   que   contrario   a   lo   dicho   por   el   consorcio   adjudicatario,   el   oferente   es  

quien   debe   cumplir   con   el   requisito   de   estar   inscrito   ante   el   Colegio   Federado   y   no   el  

adjudicatario.  Aunado  a  ello,  el  propio  cartel   lo  exigió  para  las  empresas  participantes,  

sea   en   consorcio   o   en   forma   individual.   No   obstante,   la   empresa   AICA   incumplió   tal  

requisito,  toda  vez  que  su  incorporación  fue  con  posterioridad  a  la  apertura  de  ofertas.  El  

otro   argumento   del   adjudicatario   en   relación   con   este   tema,   se   refiere   a   que   tal  

requerimiento,   en   caso   de   ofertas   consorciadas,   debe   ser   cumplido   sólo   por   la   oferta  

cuyas  tareas   impliquen  que  para  su  ejercicio  se  debe  estar   inscrito.  Sobre  el  particular,  

este  órgano  contralor  ha  indicado  “Además,  en  lo  que  respecta  a  la  figura  del  consorcio,  

resulta   necesario   determinar   si   dicho   requisito   de   inscripción   o   incorporación   al  

respectivo   colegio   profesional   deben   cumplirlo   todos   aquellos   que   forman   parte   del  

consorcio.  Al   respecto,  debe  tomarse  en  cuenta  que  el  artículo  72  del  Reglamento  a   la  

Ley   de   Contratación   Administrativa   permite   que   se   utilice   la   figura   del   consorcio   por  

parte  de  dos  o  más  participantes  a  fin  de  completar  o  reunir,  entre  todos,  los  requisitos  

cartelarios.   En   lo   que   interesa,   dicho   artículo   establece   que   “Dos   o  más   participantes  

podrán   ofertar   bajo   la   figura   consorciada,   a   fin   de   reunir   o   completar   requisitos  

cartelarios,  para  lo  cual  deberá  advertirse  en  la  propuesta  de  manera  expresa  e  indicar  

el   nombre,   calidades   y   representante   de   cada   uno   de   ellos,   con   la   documentación   de  

respaldo   pertinente.”   Sin   embargo,   la   misma   norma   establece   que   en   el   acuerdo  

consorcial   debe   establecerse   en   forma   expresa   la   forma   en   que   los   miembros   del  

 

 37  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

consorcio   cumplen   reúnen   o   complementan   los   requisitos   cartelarios.   Ello   resulta   de  

especial  relevancia,  ya  que  de  indicarse  en  el  acuerdo  consorcial  en  forma  expresa  cuáles  

requisitos   cumple   cada   uno   de   los  miembros   del   consorcio   y   cuáles   tareas   del   objeto  

contractual   realizará   cada   uno,   podría   eventualmente   entrarse   a   discutir   acerca   de   si  

procede  delimitar  o  matizar  la  obligación  de  los  miembros  del  consorcio  de  cumplir  con  

el  requisito  de  incorporación  aquí  analizado,  según  las  actividades  que  cada  uno  de  ellos,  

de   resultar   adjudicatario,   vayan   a   realiza”.     (Resolución   R-­‐061-­‐2008).   CONTRALORÍA  

GENERAL  DE  LA  REPÚBLICA.  R-­‐DJ-­‐034-­‐2010.  

Toda  persona  que  realiza  labores  profesionales  que  implican  una  habilitación  para  ejercer  por  

un   cuerpo   colegiado   necesariamente   deben   estar   habilitadas   para   ejercer,   por   lo   que,   no  

podrán   ofrecer   servicios   profesionales   al   Estado   una   persona   que   no   esté   habilitada   para  

ejercer.  Como  bien  lo  indica  la  jurisprudencia  citada,  la  persona  debe  estar  habilitada  desde  el  

momento  que  ofrece  sus  servicios  a  la  Administración  Pública,  por  lo  que,  debe  estar  inscrito  y  

vigente  ante  el  Colegio  Profesional  respectivo  desde  el  momento  de  la  apertura  de  ofertas.  

Claramente,  en  el  caso  de  los  consorcios,  aunque  el  objeto  contractual  implique  la  realización,  

por   ejemplo,   de   obras   civiles   esto   no   necesariamente   implicará   que   todos   los  miembros   del  

consorcio  deban  estar  inscritos  en  el  CFIA.  Por  ejemplo,  la  Administración  saca  a  concurso  –en  

un   solo   contrato-­‐   la   remodelación   y   amueblamiento   de   una   oficina.   Lo   anterior   implica   la  

realización   de   obras   civiles,   decoración   de   interiores   y   venta   e   instalación   de   mobiliario   de  

oficina.  En  este  caso  podría  unirse  un  consorcio  una  empresa  de  construcción,  una  empresa  de  

decoración   de   interiores   y   una   empresa   proveedora   de  mobiliario   de   oficina.   Claramente   la  

única  que  realizaría  labores  de  construcción  –obras  civiles-­‐  sería  la  primera,  por  lo  que,  las  otras  

dos   no   necesitan   estar   habilitadas   por   el   CFIA.   También   podríamos   pensar   en   un   objeto  

 

 38  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

contractual   donde   la   Administración   requiere   labores   notariales,   por   lo   que,   los   oferentes  

deben   ser  notarios   inscritos,   sin   embargo,   el   oferente   se  une  en   consorcio   con  una  empresa  

que  realiza  las  labores  auxiliares  al  notario,   la  cual  no  necesita  estar  habilitada  para  ejercer  el  

notariado.  

Ahora   bien,   es   indispensable   que   el   acuerdo   consorcial   delimite   claramente   la   función   u  

obligaciones   que   va   a   cumplir   cada   uno   de   los   miembros   del   consorcio,   para   que   así   la  

Administración   pueda   evaluar   a   cada   uno   de   los  miembros   conforme   a   las   labores   que   va   a  

realizar   y   así   determinar   cuáles   requisitos   legales   debe   cumplir   y   cuáles   no   cada   uno   de   sus  

miembros.  

 

Ofertas  conjuntas  y  subcontratos  

Existen   otras   formas   de   participación   en   la   Contratación   Administrativa   que   no   deben   ser  

confundidas  con  los  consorcios.  

La  primera  de  ellas  sería  la  oferta  conjunta.  Esta  se  encuentra  regulada  por  el  artículo  71  RCA  

que  literalmente  dice:  

Artículo  71.-­‐  Ofertas  en  conjunto.  La  Administración  podrá  autorizar  en  el  cartel,  

la   presentación   de   ofertas   conjuntas,   cuando   el   objeto   lo   permita   y   ello   no  

coloque  en  riesgo  el  interés  de  la  Administración,  ni  tampoco  el  interés  público.  

En  ese  caso,  dos  o  más  oferentes  podrán  unirse  para  cotizar  y  cada  quien  responderá  por  

la   ejecución   de   su   parte,   salvo   que   las   obligaciones   no   puedan   diferenciarse,   en   cuyo  

caso  cada  uno  responderá  solidariamente  por  la  totalidad  del  contrato.  Para  efectos  de  

procedimiento,   será   suficiente   que   una   sola   de   las   empresas   que   cotizan   de   manera  

 

 39  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

conjunta  haya  sido  invitada,  para  que  las  restantes  puedan  participar.  

La  diferencia   entre   la   oferta   conjunta   y   la   oferta   en   consorcio,   es   que,   en   esta   los   oferentes  

responden  por   la  ejecución  de  su  parte  del  contrato.  En  este  caso  las  ofertas  serán  evaluadas  

según  la  parte  que  le  toque  a  cada  miembro  de  la  oferta  y  no  complementarían  sus  habilidades  

o  cualidades.  

La  subcontratación,  por  otra  parte,  es  el  derecho  que  se  le  otorga  a  un  oferente  a  subcontratar  

personas   especializadas   para   realizar   parte   de   las   labores   del   contrato.   Esto   está   permitido  

hasta   en   un   50%   del   objeto   contractual   y   el   oferente   debe   enlistar   en   su   oferta   a   los  

subcontratistas.  

Los   subcontratistas   no   son   analizados   para   determinar   si   la   oferta   cumple   con   los   requisitos  

establecidos  en  el  cartel,  por  lo  que,  el  oferente  principal  debe  cumplir  por  si  solo  con  todos  los  

requisitos,  además  de  que,  será  el  único  responsable  ante  la  Administración  de  la  ejecución  del  

contrato.  

Conclusión  

La   figura   del   consorcio   es   una   herramienta   fundamental   que   permite   a   los   oferentes   unir  

fuerzas   para   lograr   una   mejor   satisfacción   de   los   intereses   públicos   sin   crear   relaciones  

permanentes  entre  los  miembros  del  consorcio.  

Como  vimos  en  el  ejemplo  –muy  común-­‐  donde  se  va  a  remodelar  una  oficina  y  amueblarla,  es  

difícil   pensar   que   existen   muchas   empresas   que   por   sí   solas   cuenten   con   la   experiencia,  

habilidad  y  pericia  para  realizar  todas  las  labores  requeridas,  por  lo  que,  la  figura  permite  que  

empresas  especializadas  en  cada  rama  unan  sus  fuerzas  obteniendo  un  producto  resultante  de  

mayor  calidad  para  la  Administración  Pública.  

 

 

 40  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Claramente   esto   no   solo   permite   una   mayor   posibilidad   de   potenciales   oferentes   sino   que,  

permite  una  mayor  probabilidad  de  que  el   interés  público  sea  satisfecho  de   la  mejor  manera  

posible.  

Por  todo  lo  dicho  anteriormente,  es  vital  para  el  uso  correcto  de  esta  figura  y  para  la  obtención  

del  mejor  resultado  posible,  que  no  se  impida  –por  falta  de  conocimiento  de  su  uso-­‐  por  parte  

de  la  Administración  su  utilización.  

La  figura  del  consorcio  no  implica  ninguna  desventaja  ni  ningún  peligro  para  la  Administración  

debido   a   la   responsabilidad   solidaria   de   todos   los   miembros   del   consorcio.   Su   correcto  

conocimiento,  dimensionamiento  y  evaluación  por  parte  de  la  Administración  Pública  permitiría  

una  mejor  satisfacción  del  interés  público,  por  lo  que  su  uso,  en  lugar  de  ser  limitado,  debe  ser  

promovido.  

 

 

Referencias  

Cabanellas  de  Torres,  Guillermo  (2001).  Diccionario  Jurídico  Elemental.  Buenos  Aires,  Editorial  

Heliasta  S.R.L.  

CONTRALORÍA  GENERAL  DE  LA  REPÚBLICA.  R-­‐DC-­‐257-­‐2011.    

CONTRALORÍA  GENERAL  DE  LA  REPÚBLICA.  R-­‐DCA-­‐040-­‐2011.  

CONTRALORÍA  GENERAL  DE  LA  REPÚBLICA.  R-­‐DCA-­‐104-­‐2009.  

CONTRALORÍA  GENERAL  DE  LA  REPÚBLICA.  R-­‐DJ-­‐034-­‐2010.  

 

 41  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

CONTRALORÍA  GENERAL  DE  LA  REPÚBLICA.  R-­‐DJ-­‐312-­‐2009.  

CONTRALORIA  GENERAL  DE  LA  REPUBLICA.  R-­‐DJ-­‐405-­‐2010.  

CONTRALORÍA  GENERAL  DE  LA  REPÚBLICA.  R-­‐DJ-­‐413-­‐2010.  

SALA  CONSTITUCIONAL.  Voto  998-­‐1998.  

 

 

     

 

 

     

 

 42  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Conceptos  jurídicos  indeterminados:  Justiprecio  o  precio  justo  Vanessa  Zamora  Guzmán1  

   

Resumen  

En  términos  generales,  la  conducta  administrativa  se  realiza  a  través  de  diferentes  actuaciones  

materiales   y   formales   asentadas   en   normas     jurídicas.   De   ahí   nace   el   término   de   concepto  

jurídico  indeterminado,  con  respecto  al  cual  la  ley  no  determina  claramente  cuál  es  el  límite  del  

concepto,   lo  que  causa  que  guarde  un  cierto  grado  de  vaguedad.    En  alguna  medida,    esta  es  

una  técnica  necesaria  para  el   legislador,  aun  cuando  no  necesariamente  es  la  más  idónea.  Sin  

embargo,   a   través   de   la   doctrina,   podemos   conceptualizar   los   conceptos   jurídicos  

indeterminados   como   aquellos   que   no   admiten   una   cuantificación   o   una   determinación   en  

forma  tajante  y  rigurosa  ―a  pesar  de  su  referencia  a  una  cierta  imprecisión―,    sino  que  se  ve  

contrastada  con  la  referencia  precisa  de  que  se  trata  de  un  supuesto  de  la  realidad  que  admite  

ser  precisado  justamente  en  el  momento  de  su  aplicación.  Para  este  artículo,  se  ha  considerado  

trabajar  sobre  un  tema  de  los  conceptos  jurídicos  indeterminados,  enfocándose  especialmente  

en  el  justiprecio  o  precio  justo.  De  esta  forma,  el  justiprecio  o  justo  precio  será  el  pago  que  se  

recibe   como   producto   de   la   pérdida   de   los   bienes   y   derechos   que   han   sido   retirados   de   su  

                                                                                                               1  Administradora   de   empresas   con   énfasis   en   Recursos   Humanos,   licenciada   en   Psicología,   bachiller   en  Teología,   máster   en   Administración   de   Proyectos,   máster   en   Comunicación   y   Mercadeo   y   egresada   de   la  Maestría   en   Gestión   Ambiental.   Actualmente   se   encuentra   cursando   el   Doctorado   en   Ciencias   de   la  Administración  en  la  UNED,  la  Maestría  en  Docencia  y  Currículum  Universitario  y  finalizando  el  Bachillerato  en   Derecho,   ambos   en   ULACIT;     el   posgrado   en   Entornos   Virtuales   de   Aprendizaje   de   la   Organización   de  Estados   Iberoamericanos   (OEI);   el   bachillerato   en   Criminología   y   la   licenciatura   en   Teología;   ambas   en   la  UNED.  Labora  como  Especialista  en  monitoreo  y  evaluación  para  el  Instituto  Interamericano  de  Cooperación  para  la  Agricultura  (IICA).    Correo  electrónico:  [email protected]      

 

 43  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

dominio,     y   supone   una   compensación   íntegra   por   la   pérdida   patrimonial   que   ha   sufrido   la  

persona   expropiada.   Palabras   claves:   Concepto   jurídico   indeterminado,   justiprecio,   precio  

justo,  pago,  Ley  de  Expropiaciones.  

 

Abstract:  

Overall,  the  administrative  conduct  is  conducted  through  different  ways  according  to  a  number  

of  legal  rules  or  regulations.  Because  of  this  situation,  the  indeterminate  or  vague  legal  concept  

was  born,  and  it  seeks  to  explain  an  issue  where  the  law  does  not  clearly  determined  what´s  its  

own  limit,  which  leads  for  legal  aspects  to  a  certain  air  of  vagueness  of  the  concept.  However,  

through   the   doctrine,   we   can   conceptualize   legal   concepts   such   as   the   indeterminate   legal  

concept   which   does   not   support   a   quantification   or   determination   as   sharp   and   rigorous   as  

others.    Despite  its  reference  to  some  inaccuracy,  it  is  contrasted  with  the  precise  reference  of  

its   assumption   as   a   reality   that   supports   and   is   pointed   precisely   at   the   time   of   its   own  

application.   For   this   article,   and  as  part  of   the  general  work  on   indeterminate  or   vague   legal  

concepts,  we  will  focus  especially  on  the  valuation  or  fair  price.  Thus,  the  valuation  or  fair  price  

will  be  a   fair  compensation  that   is   received  as  a  result  of   the   loss  of  property  and  rights   that  

have  been  expropriated  and  it  stands  as  a  full  compensation  for  the  pecuniary  loss  suffered  by  

the   person   expropriated.   Key   words:   Vague   or   indeterminate   legal   concept,   valuation,   fair  

price,  payment,  Expropriation  Law.  

Introducción  

Las  preguntas  que  cabría  formularse  para   iniciar  este  artículo  serían  si  es  pertinente  partir  de  

una  pseudo  o  presunta  definición  de   los   conceptos   jurídicos   indeterminados  y  de   su  nivel  de  

aplicación,   cómo   se   definiría   justiprecio   o   precio   justo,   cuáles   serían   sus   elementos,   cuáles  

serían   sus   formas   de   pago   y   características,   y   cuál   ha   sido   la   jurisprudencia   que   se   ha  

establecido  con  respecto  al  concepto  en  Costa  Rica.    

 

 44  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

El  concepto  jurídico  indeterminado  consta  de  factores  objetivos  y  subjetivos  que,  dependiendo  

de  esa  circunstancia  específica,    van  a  determinar  su  significado.  Una  primera  aclaración  que  se  

debe   realizar   es  que   la   indeterminación  no  es   absoluta  o   total,   como   si   correspondiera   a   los  

progresivos,  donde  en  algunos  de  sus  factores  es  fácilmente  determinable  si  corresponde  o  no  

al  concepto,  mientras  que  en  otros  casos,  la  generación  de  grises  impide  establecer  esto  con  la  

seguridad  que  se  deseara.    

Por  su  parte,  Quirós  (s.f.)  indica  que  los  conceptos  jurídicos  determinados  definen  con  precisión  

al  objeto  al   cual   se   refieren,  mientras  que   los  conceptos   jurídicos   indeterminados  carecen  de  

una   precisa   acepción   (p.   2).     Entonces,   como   objetivo   general,     es   necesario   determinar   la  

conceptualización  del  concepto  jurídico  indeterminado:  justiprecio  o  precio  justo.  

Por  consiguiente,  se  plantean  los  siguientes  objetivos  específicos,  que  servirán  para  enrumbar  

la  investigación:  

• Conceptualizar  los  conceptos  jurídicos  indeterminados  

• Contextualizar  los  conceptos  jurídicos  indeterminados  en  cuanto  a  su  importancia  para  

el  derecho  

• Conceptualizar  el  concepto  jurídico  indeterminado:  justiprecio  o  precio  justo    

• Contextualizar  el  concepto  de  justiprecio  en  relación  con  la  jurisprudencia  en  Costa  Rica  

 

Capítulo  I:  Los  conceptos  jurídicos  indeterminados  

Para  poder  entrar  en  un  tema  por  demás  complejo,    es  pertinente  realizar  aproximaciones  de  

algunos  aspectos  básicos  que  se  interrelacionan  en  la  materia,  por  lo  que  se  pasa  en  seguida  a  

considerarlos.    

 

 

 45  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Sección  I:  La  vaguedad  del  lenguaje  

De  acuerdo  con  Serrano  (2007),    

“El   concepto   jurídico   indeterminado   es,   en   sí   mismo   un   concepto   hueco   que   hay   que  

llenar:  no  basta  con  decir  que  hay  interés  público,  hay  que  concretar  en  qué  consiste,  en  

ese  caso,  el   interés  público.  Los  conceptos  jurídicos  indeterminados  han  de  ser   llenados  

de  contenido  en  cada  caso  concreto”  (p.  1).  

Como  ya  habíamos   adelantado,   hay  momentos  o   situaciones  donde  es   incuestionable  que   la  

situación   corresponde   o   no   al   concepto;   y   otros   donde   el   nivel   de   indeterminación   se  

incrementa.   Es   allí   donde   radica   lo   interesante   de   la   figura   jurídica.   Esto   quiere   decir   que   el  

concepto   jurídico   indeterminado   tiende   a   ser   un   concepto   en   creación,   que   no   ha   sido  

finalizado,  sino  que  varía  para  cada  contexto  y  para  cada  caso  concreto,  y  por  ende  debe  verse  

como  tal  y  no  en  absoluto.  

Afirma  también  Serrano  (2007),  que    

“El   concepto   jurídico   indeterminado   tiene   que   ser   llenado   de   contenido   mediante   la  

aplicación  a  las  circunstancias  específicas  del  caso  de  los  factores  objetivos  y  subjetivos  

que  sean  congruentes  con  su  enunciado  genérico,  mediante  una  explicación  y  aplicación  

al   caso   concreto:   no   se   puede   decir   que   hay   urgencia   sin   explicar   en   qué   consiste   esa  

urgencia  y  si  se  alude  a  la  necesidad  es  preciso  también  explicar  lo  que  se  entiende  por  

ella”  (p.1).  

Al   ser   indeterminados,   estos   conceptos   jurídicos  no  van  a   ser  precisos,   sino  que   su  precisión  

variará   dependiendo   del   objeto   al   que   se   estén   refiriendo   en   ese   determinado  momento   o  

 

 46  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

contexto  histórico.  Esta  situación  genera  un  nivel  de  inseguridad  jurídica  y  un  amplio  margen  de  

discrecionalidad  administrativa  para  el  operador  jurídico.  

 

Sección  II:  Características  y  estructura  

Se  hace  necesaria  una  aclaración  básica.  Para  el  jurista  español  Eduardo  García,  no  existen  este  

tipo  de  conceptos  claramente  definidos.  La  lógica  del  razonamiento  es  sencilla  para  el  carácter  

general,  es  decir  que  se  tornan  conceptos  tan  generales  y  abstractos  que  cuesta  determinarlos  

o   definirlos,   pero   cuando   se   trata   de   un   caso   en   concreto,   en   principio   es   la   Administración  

quien   termina   por   definirlo   o   determinarlo   y   es   en   estos   casos,   cuando   lo   indeterminado   se  

torna   determinado,   dotándolo   en   ese   momento   de   contenido,   y   salvándolo   de   su  

indeterminación.  Al  respecto,  García  de  Enterría  y  Fernández  (2003)  indican  que:  

“Doctrinariamente  los  conceptos  jurídicos  indeterminados  se  entenderán  como  aquellos  

que  ‘por  su  referencia  a  la  realidad’,    la  ley  refiere  una  esfera  de  realidad  cuyos  límites  no  

aparecen  bien  precisados  en  su  enunciado,  no  obstante   lo  cual  es  claro  que  se   intenta  

delimitar   un   supuesto   concreto.   La   ley   no   determina   con   exactitud   los   límites   de   esos  

conceptos   porque   se   trata   de   conceptos   que   no   admiten   una   cuantificación   o  

determinación   rigurosas,   pero   en   todo   caso   es  manifiesto   que   se   está   refiriendo   a   un  

supuesto   de   la   realidad   que,   no   obstante   la   indeterminación   del   concepto,   admite   ser  

precisado   en   el   momento   de   la   aplicación;   pero   al   estar   refiriéndose   a   supuestos  

concretos  y  no  a  vaguedades  imprecisas  o  contradictorias,  es  claro  que  la  aplicación  de  

tales   conceptos   o   la   calificación   de   circunstancias   concretas   no   admite   más   que   una  

solución”  (p.  448-­‐449).  

 

 47  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Es  más  bien   la  posición   crítica   alemana,   aceptada  en  muchas  otras   latitudes,   la  que  pone  en  

evidencia  lo  complejo  de  los  conceptos,  la  necesidad  de  delimitarlos  y  de  alguna  manera  cerrar  

la   indeterminación  al  menos  en  alguna  medida.  Al  ser  conceptos  que  no  están  determinados,  

como  su  nombre  lo  indica,  no  pueden  ser  tampoco  delimitados  en  términos  de  cuantificación,    

y  por  ende  partirían  de  un  supuesto  de  realidad,  que  será  precisado  justo  y  solo  justamente  al  

momento  de  su  aplicación.    

García  de  Enterría  y  Fernández  (2003)  indican  que  “con  los  conceptos  jurídicos  indeterminados  

es   la   misma   indeterminación   del   enunciado   lo   cual   no   se   debe   de   traducir   en   una  

indeterminación  de   las  aplicaciones  del  mismo,   las  cuales  sólo  permiten  una  única  solución  en  

cada  caso”  (p.  1).  

Por  ello,  y  a  continuación  forma  parte  de  las  características  propias  de  los  conceptos  jurídicos  

indeterminados,  es  que  permiten  esa  única  y  justa  solución  para  un  caso  en  específico.    Pozas  

(2008)   por   su  parte   indica,   tomando   como   referencia   a  García   de   Enterría   (2006)   y   a  Muñoz  

(2009),  que  las  características  del  concepto  jurídico  indeterminado  son,  a  saber  (p.  1):    

• En   este   tipo   de   conceptos   la   ley   se   refiere   a   una   esfera   de   realidad   cuyos   límites   no  

aparecen  bien  precisados  en  su  enunciado,  no  obstante   intenta  delimitar  un  supuesto  

concreto.  

• Admite  una  solución  justa  y  correcta  en  cada  caso.  

• Es  un   caso  de   aplicación  de   la   ley,   puesto  que   se   trata   de   subsumir   en  una   categoría  

legal;   por   esto   es   un   proceso   reglado,   en   el   que   no   interfiere   ninguna   decisión   de  

voluntad  del  aplicador,  como  es  lo  propio  de  quien  ejercita  una  potestad  discrecional.  

• El  juez  puede  controlar  la  aplicación  del  concepto  jurídico  indeterminado,  valorando  si  la  

solución  a  que  con  ella  se  ha  llegado  es  la  única  solución  justa  que  la  ley  permite.  

 

 48  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Entonces,  es  claro,  cómo  en  el  caso  de  los  conceptos  jurídicos  indeterminados,   la  esfera  de  la  

realidad  no  queda  debidamente  delimitada  y   se  admite  solamente  una  solución  o  alternativa  

posible  en  cada  caso.  

Por  otra  parte,  con  respecto  a  la  estructura  de  los  conceptos  jurídicos  indeterminados,  Muñoz  

(2009)  afirma  que    

“siguiendo   la   doctrina   alemana   y   su   teoría   del   margen   de   la   apreciación  

(Beurteilungsspielraum),   se   puede   distinguir   que   un   concepto   jurídico   indeterminado  

está  compuesto  por  “un  núcleo  de  los  conceptos”  (Begriffskern)  y  su  halo  (Begriffshof)  y  

que   el   primero   delimita   un   ámbito   de   absoluta   certeza   sobre   la   significación   del  

concepto,   mientras   que   el   segundo   marca   la   zona   de   incertidumbre   que   existe   en  

cualquier   concepto   jurídico,   y   que   es  más  amplia   en   el   caso  de   los   conceptos   jurídicos  

indeterminados”  (p.  532)  

Entonces,  como  se  ha  tratado  de  definir,  el  concepto  jurídico  como  tal  va  a  presentar  la  razón  

de  ser  del  concepto,  su  núcleo,  pero  al  ser  este   indeterminado,  presentará  su  halo,  el  cual  es  

precisamente  el  que  le  marca  la  incertidumbre  que  en  este  caso  caracteriza  a  dichos  conceptos  

jurídicos.   Sin   embargo,   en   este   mismo   tema   de   las   estructuras,   se   introduce   una   tercera  

estructura  de  los  conceptos  jurídicos  indeterminados  (Muñoz,  2009,  p.  532):  

“un  núcleo  (begriffkerm)  o  zona  de  certeza  configurado  por  datos  previos  y  seguros,  una  

zona   intermedia   o   de   incertidumbre   o   Halo   del   Concepto   (Begriffhof)   más   o   menos  

impreciso,  y  una  zona  de  certeza  negativa,  también  segura  en  cuanto  a  la  extensión  del  

concepto”.  

 

 49  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Este  autor  admite  una  zona  más―además  de  las  comentadas,  el  núcleo  y  el  halo―  y  lo  cataloga  

como  una  zona  de  certeza  negativa  propia,    que  le  brinda  seguridad  en  cuanto  a  su  concepto.  

Por  ejemplo,  según  García  de  Enterría  y  Fernández  (2003,  p.  452),    

“la   doctrina   española   para   poder   explicar   la   estructura   de   los   conceptos   jurídicos  

indeterminados  utiliza  un  criterio  trizonal  que  es  más  antiguo  que  el  anterior.  Entonces  

en   la  estructura  de   todo   concepto   jurídico   indeterminado   será   “identificable  un  núcleo  

fijo  (Begriffskern)  o  “zona  de  certeza”,  configurado  por  datos  previos  y  seguros,  una  zona  

intermedia  o  de  incertidumbre  o  “halo  del  concepto”  (Begriffshof),  más  o  menos  precisa,  

y  finalmente,  una  “zona  de  certeza  negativa”,  también  segura  en  cuanto  a  la  exclusión  

del  concepto”.  

De  esta  forma,  una  conceptualización  de  alguna  manera  pragmática  de  los  conceptos  jurídicos  

indeterminados  se  podría  hacer  al  definirlos  como  normas  que  contienen  una  forma  de  textura  

abierta,   representando  aquel   tipo  de     reglas   en  donde  el   señalamiento  de   los   elementos  del  

supuesto  de  hecho  tiene  la  nota  de  ambigüedad.    

Por   esto,   lo   que   se   intenta   demostrar   es   que   son   conceptos   que   tienen   una   definición  

normativa  que  es  necesariamente   imprecisa,    a   la  que  ha  de  otorgarse  alcance  y  significación  

específica   a   la   vista   de   hechos   concretos,   y   que   es   precisamente   por   esto   que   su   empleo  

excluye  que  existan  otras  soluciones  que  sean   igualmente   legítimas,   imponiendo   la  existencia  

de   una   única   y   correcta   solución   para   cada   caso   concreto.   Brewer   (2005)   es   el   autor   que  

claramente  complementa  este  concepto,  al  afirmar  que  

“los   conceptos   jurídicos   indeterminados   exigen   por   naturaleza,   que   a   la   luz   de   una  

situación   concreta,   se   indague   su   significado   hasta   dar   con   la   única   solución   justa.   Es  

 

 50  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

decir,  describe  un  objetivo,  un  fin  y  un  principio  que  sustenta  a  la  idea  o  concepto  que  a  

su  vez  considera  en  abstracto  una  serie  de  hechos,  conductas  o  situaciones  que  pueden  

ser  objeto  de  regulación  en  los  casos  concretos”  (p.  108).  

Definir  el  contenido  del  supuesto  de  hecho  en  un  concepto  jurídico  indeterminado  resulta  tan  

complejo  que  puede  requerir  de  una  especial  valoración,  sobre  todo  por  el  lenguaje  empleado  

en   su   redacción,   por   lo   que     requerirá   acudir   a   otras   disciplinas   para   dicho   proceso   de  

definición.  Por  último,    Tron  (s.f.)  afirma  que  en  mérito  a  lo  dicho,    

“definir  si  una  determinada  situación  real  afecta  o  no  al  interés  público  o  tiene  una  cierta  

calificación   o   trascendencia   o   significado   bajo   contextos   variables   y   cambiantes,   exige  

una  valoración  o  ponderación  de   las  circunstancias  que  se  plantean   frente  al   supuesto  

legal,  que  es  extremadamente  maleable  y  variable,  incluso  de  un  caso  frente  a  otro,  ya  

que   condiciones   de   tiempo,   modo,   lugar,   axiológicas,   sociales,   políticas,   económicas,  

empíricas,   etcétera,   obligan   a   formular   especiales   valoraciones   y   reflexiones   de   corte  

casuístico”  (p.63).  

Sección  III:  Tipos,  control  e  interpretación  

Para   comentar   sobre   los   tipos,   el   control   y   la   interpretación   de   los   conceptos   jurídicos  

indeterminados,    García  de  Enterría  y  Fernández  (2003)  señalan  que  existen  distintos  tipos  de  

conceptos  jurídicos  indeterminados,  a  saber:  

• Los  que   incorporan  nociones  de  experiencia,  es  decir,   se  ventilan  en   la  apreciación  de  

los  hechos  la  doctrina.  Para  éstos  pone  el  ejemplo  de  verificar  si  un  edificio  está  en  ruina  

o  no.  

 

 51  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

• Los   que   incorporan   conceptos   de   valor,   es   decir,   estos   implican   juicios   de   valor,   bien  

sean   técnicos   por   ejemplo   el   “impacto   ambiental”,   o   políticos   por   ejemplo   “interés  

público”,  “utilidad  pública”  (p.  450).  

Existen,   entonces,   dos   tipos   de   conceptos   jurídicos   indeterminados:   los   que   incluyen   la  

experiencia  a  través  de  la  doctrina  y  los  que  incluyen  los  juicios  de  valor.  Es  decir,  para  definir,  

están  los  tipos  basados  en  la  experiencia  y  los  basados  en  los  juicios  de  valor.  Al  respecto,  Pozas  

(2008)  citando  a  Gordillo  (2003)  

“Hace  una  afirmación  dejando  en  claro  que   será   la   justicia  quien   será   la  encargada  al  

final  de  determinar  si  se  aplicó  el  concepto  jurídico  indeterminado  de  forma  correcta.  Los  

conceptos   jurídicos   indeterminados  son  una  aplicación  de   lo  reglado,  es  decir,  de   la   ley  

que   crea   a   este   concepto;   de   ahí   que   correspondería   al   órgano   Judicial   subsumir   una  

categoría   legal  (configurada,  no  obstante  su   imprecisión  de   límites,  con   la   intención  de  

acotar  un   supuesto   concreto).  Gordillo   considera,   en  el   caso  de   los   conceptos   jurídicos  

indeterminados,  que  el  control  eficaz  y  valido  es  el   jurisdiccional  porque  tiene  la  última  

decisión  y  se  trata  de  aplicación  de  la  norma  (no  delimitada  en  su  forma,  pero  sí  en  su  

fondo)”  (p.22).  

Este   autor   indica   que   no   es   la   experiencia   ni   el   juicio   de   valor   lo   que   definirá   al   concepto  

jurídico  indeterminado,  sino  la  justicia  que  fuera  aplicada  o  no  a  dicho  concepto.  Tal  y  como  lo  

indica  Díaz  (2006),  “cuando  hablamos  de  conceptos  jurídicos  indeterminados,  estamos  haciendo  

referencia   a   aquellos   términos   contenidos   en   la   ley,   sujetos   a   la   interpretación   del   órgano  

administrativo  en   la  aplicación  del  acto”   (p.  30).  Según  Díaz  (2006),  es  de  hacer  notar  que  “la  

doctrina  sostiene  que  la  aplicación  e  interpretación  de  los  conceptos  jurídicos  indeterminados  es  

un   mecanismo   diferente   al   aplicado   cuando   la   ley   atribuye   a   la   administración   facultades  

 

 52  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

discrecionales”   (p.30).   Entonces,   lo   que   se   intenta   explicar   es   que   la   determinación   del  

concepto  jurídico  indeterminado  es  un  proceso  reglado,  al  aplicarse  a  una  realidad  concreta,  en  

particular,   en   la   cual   los   jueces   están   facultados   para   controlar   la   aplicación   de   esa   solución  

desde  el  punto  de  vista  fáctico  jurídico.  

 

Sección  IV:  Los  conceptos  y  su  importancia  en  el  derecho    

Siguiendo  a  González  (1999),  

“la   teoría  de   los   conceptos   jurídicos   indeterminados,   es   común  a   todas   las   esferas  del  

derecho.  En  el  marco  del  derecho  privado  queda  enmarcada  dentro  de  la  teoría  general  

de   la   interpretación   jurídica.  A  veces  sin  embargo,  cuando  son  conceptos   jurídicos  muy  

indeterminados,   su   interpretación   se   plantea   como   un   problema   de   lagunas   “intra  

legem”.   En   el   ámbito   del   derecho   constitucional   y     administrativo,   la   teoría   de   los  

conceptos   jurídicos   indeterminados   es     compleja.   No   es   sólo   cuestión   de   resolver  

problemas   de   interpretación   sino   de   establecer   las   razones   a   las   que   el   poder   judicial  

puede   revisar   las  decisiones  en  esta  materia   tomada  por   la  Administración  Pública.   Se  

trata  de  una  teoría  que  se  mueve  en  el  ámbito  de  la  dialéctica  autoridad-­‐libertad  y  cuya  

tarea  específica   es   como  dice  García  de  Enterría   “servir   a   la   idea  de   someter   el   poder  

sistemáticamente   a   un   juicio   en   el   que   cualquier   ciudadano   pueda   exigirle  

cumplidamente  justificaciones  de  su  comportamiento  ante  el  derecho”  (p.5-­‐6).  

Es   así   como   el   tema   de   los   conceptos   jurídicos   se   puede   ver   tanto   desde   la   esfera   pública,    

como  la  privada.  Ello  quiere  decir  que  independientemente  de  su  esfera  de  acción  o  su  ámbito  

 

 53  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

de   trabajo,   resultan   fundamentalmente   importantes   y   necesarios   para   el   derecho   y   sus  

diferentes  ramas.  Por  su  parte,  García  de  Enterría  y  Fernández  (2003)  comentan  que    

“por   su   referencia   a   la   realidad,   los   conceptos   utilizados   por   las   leyes   pueden   ser  

determinados   o   indeterminados;   los   conceptos   determinados   delimitan   el   ámbito   de  

realidad  al  que  se  refieren  de  una  manera  precisa  e  inequívoca;  en  cambio  con  la  técnica  

del  concepto  jurídico  indeterminado,  la  ley  refiere  una  esfera  de  realidad  cuyos  límites  no  

aparecen  bien  precisados  en  su  enunciado,  no  obstante   lo  cual  es  claro  que  se   intenta  

delimitar   un   supuesto   concreto.   La   ley   no   determina   con   exactitud   los   límites   de   esos  

conceptos   porque   se   trata   de   conceptos   que   no   admiten   una   cuantificación   o  

determinación   rigurosas,   pero   en   todo   caso   es  manifiesto   que   se   está   refiriendo   a   un  

supuesto   de   la   realidad   que,   no   obstante   la   indeterminación   del   concepto,   admite   ser  

precisado   en   el   momento   de   la   aplicación;   pero   al   estar   refiriéndose   a   supuestos  

concretos  y  no  a  vaguedades  imprecisas  o  contradictorias,  es  claro  que  la  aplicación  de  

tales   conceptos   o   la   calificación   de   circunstancias   concretas   no   admite   más   que   una  

solución”  (p.  452).  

La   importancia   precisa   para   el   derecho   del   concepto   jurídico   indeterminado   radica   en   que  

precisamente  al   ser  no  preciso,   esa  esfera  de   realidad  y  precisión  que   limita   se   la  da  el   caso  

concreto,   que  permite  definir   todo   concepto   jurídico  que  no  esté  previamente  determinado,  

para  no  caer  en  lagunas.  

Según  el  Centro  de  Documentación  Judicial  de  la  Corte  Suprema  de  Justicia  de  El  Salvador,  con  

la  técnica  del  concepto  jurídico  indeterminado,    la  ley  se  refiere  a  una  esfera  de  realidad  cuyos  

 

 54  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

límites   no   aparecen   precisados   en   su   enunciado,   pero   con   lo   cual   se   intenta   delimitar   un  

supuesto  concreto.  Lo  que  sucede  es  que  la  ley  no  determina  exactamente  los  límites  de  estos  

conceptos  porque   se   trata  de   conceptos  que  no  admiten  una   cuantificación  o  determinación  

rigurosas,   pero   manifiestan   que   se   está   refiriendo   a   un   supuesto   de   la   realidad   que   ―no  

obstante  su  indeterminación―  admite  ser  precisado  en  el  momento  de  su  aplicación.  

Finaliza   el   Centro   de   Documentación   Judicial   de   la   Corte   Suprema   de   Justicia   de   El   Salvador  

indicando  que  siendo  la  aplicación  de  conceptos  jurídicos  indeterminados  un  caso  de  aplicación  

e   interpretación   de   la   propia   ley   que   ha   sido   la   que   ha   creado   el   concepto,   el   juez   puede  

fiscalizar  sin  esfuerzo  dicha  aplicación,  valorando  si  la  situación  a  la  que  se  ha  llegado  es  la  única  

justa  que  la  ley  permite  para  tal  efecto.    

Entonces,   los   conceptos   jurídicos   indeterminados   son   conceptos   abstractos,   universales   y  

generales,  que  tienen  que  incluir  términos  universales  ante  la  imposibilidad  de  un  casuismo.    

El   que   se   apliquen   en   el   tiempo   no   depende   de   una   voluntad   discrecional,     sino   de   una  

interpretación  y  aplicación  de  la  ley;    no  puede  ser  al  azar,  porque  evolucionan  y  cambian  según  

el  contexto  histórico  socio-­‐cultural.  Su  importancia  para  el  Derecho  es  que  le  permiten  a  este  el  

contar  con  un  concepto  lo  suficientemente  amplio  y  universal,  que  sirva  para  generar  una  línea  

de  base  para  determinar  una  conducta  de  la  colectividad  que  va  a  ser  regulada  por  el  Derecho  y  

que  tiene  una  única  forma  válida  de  interpretación,  a  saber,  ese  caso  concreto.    

Por   eso,   indica   Tron   (s.f.)   que   “la   forma   de   actualizarlos   al   caso   concreto,   exige   un   proceso  

argumentativo  que  debe  reducir  la  discrecionalidad  y  las  apreciaciones  subjetivas,  eliminando  la  

arbitrariedad”.  (p.65)  

Capítulo  II.  Justiprecio  

Una  vez  señalados  algunos  aspectos  básicos,  se  hace  imperativo  considerar  lo  concreto  al  tema  

del  justiprecio,  base  sustancial  de  este  escrito.  

 

 

 55  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Sección  I:  Concepto  

Campos  (2010)  indica  que    

“el   justiprecio   ha   sido   y   será   una   de   las   cuestiones   más   conflictivas   del   Derecho  

Administrativo,  pues  viene  a  sintetizar  el  choque  entre  los   intereses  públicos  y  privados  

de   forma   paradigmática,   con   la   particularidad   de   que   las   reglas   del   juego   las   fija   la  

propia  Administración,  no  solo  por  la  vía  normativa-­‐reglamentaria  sino  también  por  los  

órganos  encargados  de  determinar  el  interés  público”  (p.1).  

Sobre  el  justiprecio  o  precio  justo,    se  dice  que  choca  en  cuanto  a  intereses  públicos  y  privados,  

pues   prevalecerá   el   interés   público,   en   el   omento   de   su   determinación.   Continúa   afirmando  

Campos  (2010),  que  “la  voluntad  de  los  autores  no  es  otra  que  la  de  ofrecer   instrumentos  de  

defensa   frente   a   la   actuación   de   los   órganos   de   valoración”.   (p.   1).   Para   comprender   el  

concepto  de  justiprecio,  primero  debemos  empezar  por  conocer  su  contexto,  por  lo  que  resulta  

imperativa  la  definición  de  expropiación.  

Según   la  Unión  Postal  Universal   (2008),  a   través  de  su  Enciclopedia   Jurídica  consultada   indica  

que,  

“la   expropiación   forzosa   es   una   institución   jurídica   que   existe   en   todos   los   países  

democráticos.   La   Administración   Pública,   para   la   satisfacción   del   interés   público,   por  

ejemplo,   la  construcción  de  una  autopista  puede  necesitar  de   la  propiedad  privada.  En  

estos   casos,   la   utilidad   pública   que   representa   esa   propiedad,   debe   lógicamente  

prevalecer  sobre  la  utilidad  del  propietario.  Entonces,  la  expropiación  se  realiza  a  través  

de  un  procedimiento  que  se  encuentra  minuciosamente  regulado  en   las   leyes.  En  dicho  

 

 56  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

procedimiento   los   derechos   del   sujeto   expropiado   están   debidamente   garantizados.   El  

tema  más  conflictivo  en  las  expropiaciones  es  la  determinación  del  precio  a  pagar  por  el  

bien   o   derecho   expropiado.   Se   establece   un   procedimiento   contradictorio   en   el   que  

valora   la   Administración   expropiante   y   el   sujeto   expropiado.   En   caso   de   discrepancia  

interviene  un  órgano  que  es  quien   fija  el  precio  del  bien  expropiado,  y   si   las  partes  no  

están  de  acuerdo  con  el    precio,  pueden  acudir  a  los  Tribunales”  (p.1).  

De  esta  manera,  el  justiprecio  sería  el  precio  por  pagar  en  una  expropiación,  y  por  ende,  como  

se  ha  mencionado,  privará  el  interés  público  sobre  el  particular.  Así,  la  Universidad  de  Málaga  y  

la  Fundación  Universitaria  Andaluza  Inca  Garcilaso  (2005)  lo  definen  como:  

“la  estimación  o  apreciación  de  una  cosa  en  su  justo  valor.  La  idea  del  precio  justo  deriva  

de  las  enseñanzas  de  los  escolásticos,  particularmente  el  monje  Tomás  de  Aquino  (1225-­‐

74),  quien  creía  que  el  precio  de  una  mercancía  para  ser   justo   tenía  que  permitir  a   'su  

productor   o   al   artesano   de   aquella   época   conservar   su   nivel   de   vida.   Los   precios,  

antiguamente,  eran  fijados  por  las  autoridades  y  los  gremios,  pero,  aun  así,  fluctuaban  

por  razones  de  cosechas,  escasez  de  operarios  o  de  materias  primas.  Carlomagno  (742-­‐

814)  dictó  leyes  muy  severas  para  imponer  la  estabilidad  de  los  precios,  pero  las  fuerzas  

económicas   operan   independientemente   de   las   nociones   éticas,   y   de   ahí   que   los  

escolásticos  más  esclarecidos  admiten  que  el  precio  justo  no  ha  de  ser  precisamente  un  

precio  fijo  o  estable”  (p.1).  

 

 57  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Como  no   ha   de   ser   un   precio   fijo,   variará   según     la   ocasión   o   el   interés   público   que   se   esté  

velando;  por  ejemplo,  según  el  Derecho  Administrativo  Español,  el  precio   justo  representa  un  

equilibrio  razonable  entre  el  sacrificio  expropiatorio  y  su  reparación  económica.  Por   lo  que  se  

da  cierto  margen  de  libertad  para  determinar  las  reglas  de  valoración  de  los  bienes  o  derechos  

expropiados;  que  espera  como  mínimo  un  equilibrio  justo  entre  el  valor  económico  del  bien  y  la  

indemnización.    

Concluye   indicando   la   legislación   española   que   el   justiprecio   constituye   esa   indemnización  

económica  que  compensa  la  pérdida  de  la  cosa  o  derecho  expropiado.  

Sección  II:  Características,  determinación  y  elementos  

Para  definir  las  características,  determinación  y  elementos,  el  Derecho  Administrativo  Español,  

hace   una   interesante   reflexión   académica   al   respecto.   Según   el   Derecho   Administrativo  

Español,   en   términos   generales,   la   jurisprudencia   ha   identificado   el   justiprecio   y   el   valor   de  

sustitución   y   sostiene   que   la   compensación   por   el   bien   que   se   pierde   debe   permitir   al  

perjudicado  sustituir  ese  bien  con  otro  que  sea  igual  o  similar.  Continúa  indicando  el  Derecho  

Administrativo   Español,   que   la   jurisprudencia   ha   hecho   una   regla   de   libertad   estimativa,   a  

saber:  

• El  verdadero  valor  o  el  valor  real  que  se  pretende  alcanzar  no  es  el  valor  de  mercado,  

sino  más  bien  el  valor  objetivo  de  ese  bien  o  derecho.  

• Esa  valoración    que  se  le  da  al  bien  está  libre  de  la  utilización  de  criterios  legales.  

• Esa  misma  valoración  del  bien  debe  estar  motivada,  para  bienes  similares  o  parecidos,  

promoviendo  así  tanto  la  igualdad  jurídica  como  la  congruencia  del  acto  administrativo.  

Específicamente,   en   Costa   Rica,   para   el   tema   que   nos   ocupa   y   según   la   Ley   7495   sobre   las  

Expropiaciones,  para  realizarlas  será  indispensable  un  acto  motivado,  mediante  el  cual  el  bien  

 

 58  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

por   expropiar   se   declare   de   interés   público.     La   declaratoria   de   interés   público   deberá  

notificarse  al  interesado  o  a  su  representante  legal  y  será  publicada  en  La  Gaceta.  

Por  su  parte,  según  el  artículo  21  de  dicha  Ley,    

“sin   perjuicio   de   lo   dispuesto   en   el   artículo   4   de   esta   ley,   cuando   se   requiera   adquirir  

bienes  o  afectar  derechos  para  fines  de  interés  público,  la  Administración  deberá  solicitar  

a   la  dependencia  especializada  respectiva  o,  si  esta  no  existiere,  a   la  Dirección  General  

de   Tributación   Directa,   que   practique   el   avalúo   administrativo   correspondiente   por  

medio  de  su  propio  personal  o  con  la  ayuda  del  personal  necesario,  según  la  especialidad  

requerida.  El  avalúo  deberá  rendirse  en  un  plazo  máximo  de  dos  meses,  contado  a  partir  

del  recibo  de  la  solicitud”.    (Así  reformado  por  el  artículo  1º  de  la  ley  No.7757  de  10  de  

marzo  de  1998).  (p.7).  

Por  ello,  en  nuestro  país,    para  determinar  el  justo  precio,  aparte  de  los  criterios  estipulados  en  

el  inciso  2)  del  artículo  40,  el  perito  deberá  cumplir  las  siguientes  disposiciones:    

• El  avalúo  administrativo  deberá   indicar  todos   los  datos  necesarios  para  valorar  el  bien  

que  se  expropia  y  describirá,  en  forma  amplia  y  detallada,  el  método  empleado.  

Por   otra   parte,   es   importante   mencionar   a   la   legislación   española   cuando   consigna   que   la  

determinación  del  justiprecio  está  regulada  en  la  Ley,  señalándose  tres  sistemas  sucesivos  en  el  

tiempo:  

• por  mutuo  acuerdo:  se  establece  que  la  Administración  y  el  expropiado  convienen  en  la  

adquisición   de   los   bienes   o   derechos   objeto   de   la   expropiación   libremente,   y   ahí  

concluye.  

 

 59  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

• por   hojas   de   aprecio   contradictorias:   se   abrirá   un   expediente   individual   a   cada  

propietario  de  los  bienes  expropiados  en  los  cuales  la  Administración  requerirá  que  en  

el   plazo  de   20  días   presenten   la   hoja   de   aprecio   en   la   que   concreten   el   valor   en  que  

estimen  del  objeto  que  se  les  está  expropiando.    

• determinación   por   un   Jurado   de   Expropiación:   si   el   propietario   rechazara   el   precio  

ofrecido,  se  pasará  el  expediente  de  justiprecio  al  Jurado  de  Expropiación,  para  que  éste  

lo  determine.    

Existen   otras   leyes   de   expropiación   en   otros   países,   que   son   similares   a   la   anteriormente  

mencionada,  y  que  siguen  dichos  sistemas.  Por  ejemplo,   la  Ley  de  Expropiación  de  Venezuela  

indica  que  entre   los  elementos  de  obligatoria  apreciación  figura  que  en  el   justiprecio  de  todo  

bien  o  derecho  que  se  trate  de  expropiar,  ya  sea  total  o  parcialmente,  se  especificará  su  clase,  

calidad,   situación   y   todas   las   otras   circunstancias   que   influyan   en   los   cálculos   que   se   hayan  

hecho  para  fijar  su  justo  valor  y  este  deberá  ser  equivalente  al  bien  expropiado.  

 

Sección  III:  Pago  

Para  hablar   sobre  el   pago  en   las   expropiaciones,   es  decir   el   pago  de  ese  precio   justo,  García  

(2011)  nos  indica  que,    

“en  las  expropiaciones,  en  las  que  el  propietario  pierde  un  bien  inmueble,  u  otro  tipo  de  

bien   o   derecho   de  manera   forzosa,   por   razones   de   utilidad   pública   o   interés   social,   el  

expropiado  tiene,  a  cambio,  derecho  a  que  se  le  abone  un  justo  precio  o  justiprecio.  Este  

justiprecio,   en   principio,   es   una   obligación   de   la   Administración   territorial   (Estado,  

Comunidades   Autónomas,   Diputaciones   y   Ayuntamientos),   pero,   en   ocasiones,   puede  

concurrir   un   tercero,   el   llamado   beneficiario   de   la   expropiación,   que   puede   ser   una  

 

 60  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

entidad  pública  o  incluso  privada  (caso  típico  de  los  concesionarios)  y  es  el  que  adquiere  

el  bien  y  está  obligado  a  pagar  el   justiprecio.  O  solo  usa  el  bien  y  paga  el   justiprecio,  a  

modo  de  beneficiario  impropio,  como  las  concesionarias  de  autopistas  de  peaje,  ya  que  

la  vía  y  los  terrenos  correspondientes  son  de  dominio  público  de  la  Administración”  (p.1).  

Entonces,  es  importante  indicar  que  en  el  tema  específico  de  las  expropiaciones,  el  expropiado  

tiene  derecho  a  que  se   le  abone  un   justo  precio  o   justiprecio.  Al   respecto  y  con  el   interés  de  

especificar,  continúa  mencionando  García  (2011),  que      

“aunque  la  regla  general  en  nuestras   leyes  es  que  el  expropiado  cobre  primero  el  valor  

del  bien  expropiado  y  luego  pierda  su  posesión,  esta  regla  lo  es  solo  en  el  papel  y,  en  la  

práctica,   la   inmensa   mayoría   de   las   expropiaciones   se   tramitan   de   manera   urgente,  

haciendo   supuesto   común   de   lo   que   la   Ley   considera   como   excepción,   lo   que   permite  

desposeer  al  expropiado  desde  el  principio,  con  un  pago  a  cuenta  ridículo,  mal  calculado  

sobre  una  normativa  ya  inaplicable,  a  la  espera  de  que,  tras  meses  y  años,  se  determine  

finalmente  el  justiprecio  que  deba  cobrar  y  le  sea  ingresado”  (p.1).  

De   esta   forma,   si   se   quiere   extrapolarlo   a   la   realidad   socioeconómica   y   la   crisis   que   se   está  

viviendo  actualmente  en  nuestros  países,  complementa  García  (2011)  indicando  que    

“ante   la   situación   de   crisis   económica   que   se   está   viviendo,   muchos   expropiados   se  

preguntan  qué  pueda  suceder  si  la  entidad  que  está  obligada  al  pago  resulta  insolvente.  

Este   problema   resulta   más   alarmante   en   el   caso   de   que   el   obligado   al   pago   del  

justiprecio   (beneficiario,   propio   o   impropio)   sea   una   entidad   distinta   de   la  

 

 61  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Administración.  Es  cierto  que,  a  día  de  hoy,  tampoco  constituye  una  gran  seguridad  que  

una   Administración   Pública   te   deba   dinero:   el   supuesto   dogma   de   la   solvencia   de   la  

Administración  no  es  ya  sostenible”.  (p.1)  

Muchas   Administraciones,   en   especial,   ayuntamientos/municipalidades   indica   García   (2011)  

que,  

“se   encuentran   en   una   verdadera   situación   de   insolvencia.   Pero,   al   menos,   la  

Administración   no   puede   ser   declarada   en   concurso,   cabe   pensar   en   impugnar   los  

presupuestos   municipales   si   no   recogen   las   partidas   pertinentes   para   el   pago   y,   en  

definitiva,  existe  la  expectativa  de  cobrar  en  algún  momento.  Teniendo  en  cuenta  que  los  

intereses  de  demora,  calculados  al   interés   legal,  son  hoy  bastante  superiores  al   interés  

bancario,   por   lo  que   la  demora   tampoco  es   tan  preocupante   (aunque,   eso   sí,   priva  de  

liquidez  al  expropiado)”  (p.1).    

 Por  ello,  indica  García  (2011),    

“que  el  cobro  del  justiprecio  exigirá  el  cumplimiento  de  las  formalidades  presupuestarias  

correspondientes  y  se  planteará  el  típico  problema  de  la  dificultad  de  cobrar  frente  a  la  

Administración   y   de   la   limitación   de   la   ejecución   de   sentencias   pecuniarias   por   los  

tribunales   respecto   de   bienes   de   dominio   público   o   de   dominio   privado   de   la  

Administración   destinados   a   un   uso   o   servicio   público.   Pero   ésta   es   la   situación   ya  

conocida,   siquiera   agravada   por   la   crisis   económica   y   la   falta   de   liquidez   de   las  

Administraciones  Públicas”  (p.1).  

 

 62  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Entonces,   el   precio   justo   no   podrá   ni   deberá   ser   pagado   sino   se   han   seguido   y   cumplido   las  

formalidades   presupuestarias   correspondientes   y   establecidas.   Aquí   conviene   realizar   una  

precisión  terminológica.    La   indemnización  es  una  retribución  posterior  a  partir  de  una   lesión  

antijurídica.  El  pago,  por  su  parte  es  precio.    La  lógica  en  materia  expropiatoria  es  que  sea  un  

pago,  de  suerte  que  la  persona  desapoderada,  adquiere  el   importe  económico  que  le  permita  

comprar  un  bien  de  semejantes  características.    El  problema  radica  ―como  se  está  viendo―  en  

que  el  pago   total,   completo  o  definitivo  se  genera  al   final,   con   la   sentencia  que  mediante  un  

proceso   especial   con   autoridad   y   eficacia   de   la   cosa   juzgada   formal   (lo   que   indica   que   es  

revisable)  define  el  importe.  Eso  lleva  a  la  consecuencia  de  que  al  menos  el  pago  de  lo  ofrecido  

por  la  Administración,  que  se  supone  que  es  buen  pago  hasta  la  sentencia,  se  realiza  al  principio  

(con   la   puesta   en   posesión   o   el   desapoderamiento   del   interesado)   y   el   remanente   con   la  

sentencia   en   caso   de   haberla.     El   artículo   once   de   la   ley   de   la   materia   llega   a   reconocer  

intereses  desde  la  puesta  en  posesión  hasta  el  pago  definitivo,  lo  que  como  frutos  civiles  de  una  

obligación   dineraria   tiene   sentido;   lamentablemente   omite   cualquier   pronunciamiento   en  

cuanto  a  la  actualización  económica.  

Por  último,  concluye  García  (2011)  indicando  que,    

“la  mayor  inquietud  de  los  expropiados  es  la  relativa  al  caso  de  que  el  obligado  al  pago  

sea  un  beneficiario,  propio  o  impropio,  distinto  de  la  Administración.  Si  tiene  un  carácter  

administrativo  (p.ej.  organismo  autónomo  o  entidad  pública  empresarial)  la  situación  no  

es  muy  distinta  del  caso  de  que  sea  la  propia  Administración  territorial  la  obligada”…“se  

trata,  al  fin  y  al  cabo,  de  entidades  de  Derecho  público,  meramente  instrumentales  de  la  

Administración,  cuya  creación,  modificación  o   incluso  extinción,  nunca  puede  obviar  un  

crédito  de  Derecho  público  como  es  el  justiprecio.  Lo  contrario  constituiría  un  claro  abuso  

de   la   personalidad   jurídica   (que   tiene   un   mero   carácter   instrumental,   máxime   en   la  

 

 63  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Administración   Pública,   y   que   no   puede   emplearse   en   fraude   de   los   acreedores).   A   lo  

sumo,   se   producirá   una   subrogación   en   la   persona   del   deudor,   pero   nunca   se   podrá  

eludir  ni  reducir  el  importe  a  pagar”  (p.1).  

Así,  por  ejemplo,  en  nuestro  país,  los  artículos  47  y  48  de  la  Ley  de  Expropiaciones,  determina  el  

pago  y  el  depósito  del  justiprecio,  al  indicar  que:  

• el   justiprecio  será  pagado  en  dinero  efectivo,  salvo  que  el  expropiado   lo  acepte  en  

títulos   valores.   En   este   caso,   los   títulos   se   tomarán  por   su   valor   real,   que   la  Bolsa  

Nacional   de   Valores   certificará   por   medio   de   sus   agentes   o,   en   su   defecto,   un  

corredor  jurado.    Firme  la  sentencia,  el  pago  de  la  indemnización  o  de  la  diferencia  

con  el  avalúo  administrativo  aceptado,  depositado  y  retirado  por  el  propietario,  se  

realizará  mediante  el  trámite  establecido  en  la  Ley  de  Administración  Financiera  de  

la  República,  para  el  caso  del  Gobierno  central.  Los  demás  entes  públicos  efectuarán  

el   acuerdo  de  pago.     Transcurridos   tres  meses  desde  que  el   fallo  es  ejecutorio   sin  

que   se   haya   pagado   al   expropiado,   la   Oficina   de   Presupuesto   del   Ministerio   de  

Hacienda   y   la   Contraloría   General   de   la   República   ordenarán   una   reserva,   en   el  

presupuesto  ordinario  o  extraordinario  de  la  Administración  obligada  al  pago,  hasta  

por   el  monto  del   justiprecio,   para   garantizar   el   cumplimiento  de   la   sentencia.   (Así  

reformado  por  el  artículo  1º  de  la  ley  No.7757  de  10  de  marzo  de  1998)  y    

• cuando   el   expropiado   no   retire   el   justiprecio,   éste   permanecerá   depositado   a   la  

orden  del  juzgado  que  conoció  de  la  expropiación.    Los  propietarios  del  justiprecio  o  

sus  representantes  legales  podrán  solicitar  su  giro  en  cualquier  tiempo  (p.18).  

Al  respecto,  Rissel  (2011)  indica  sobre  el  precio  justo  que:  

 

 

 64  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

“Fair  price  will  be  determined  by  an  appraisal  that  the  administration  requests  from  the  

respective  specialized  dependency  or,  if  there  is  none,  from  the  General  Bureau  of  Direct  

Taxation.  With  respect  to  the  form  of  payment,  the  new  Law  clarifies  one  of  the  points  

that  had  formerly  been  most  controversial.  In  relation  to  this  point,  and  on  the  possibility  

of  the  indemnity  being  paid  in  bonds  as  jurisprudence  had  previously  admitted,  Article  47  

expressly   stipulates:   "Fair   price   shall   be   paid   in   cash,   unless   the   condemned   accepts  

payment   in   bonds.   In   this   case,   these   bonds   shall   be   for   their   real   value,   which   the  

National   Stock   Exchange  will   certify   through   its   agent,   or,   in   his   absence,   by   a   sworn  

broker”  (p.  2).  

Por  ello,  para  el  caso  de  Costa  Rica,  Rissel  (2011)  indica  que    

“With  respect  to  indemnity  to  be  paid  by  the  State,  the  new  Law  on  Expropriation  uses  

the  concept  of  "fair  price."  Article  1  of  said  Law  establishes:  "This   law  regulates   forced  

expropriation  on  grounds  of  legally  proven  public  interest.  Expropriation  is  based  on  the  

exercise  of  the  right  of  jurisdiction  of  the  Public  Administration  and  includes  any  form  of  

alienation  of  private  property  or  rights  or  legitimate  patrimonial  interests,  whoever  their  

owners  may  be,  by   the  prior  payment  of  an   indemnity   that   represents   the   fair  price  of  

the  expropriated  goods."  (Article  1,  Law  on  Expropriation  No.  7495  of  May  3,  1995)  (p.2).  

Con   respecto   al   tema   de   los   intereses,   como   ya   lo   indicamos,   el   artículo   11   de   la   Ley   de  

Expropiaciones  de  nuestro  país,  establece  que  

 

 

 65  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

“la  administración  estará  obligada  a  reconocer   intereses  al  expropiado,  de  oficio  y  a   la  

tasa  legal  vigente,  a  partir  de   la  desposesión  del  bien  y  hasta  el  pago  efectivo.  Cuando  

exista   un   depósito   del   avalúo   administrativo,   los   intereses   se   calcularán   sobre   la  

diferencia  entre  este  y  el  justiprecio”  (p.4).  

Otro   de   los   temas,   que   no   escapa   a   ser   tratado   en   esta  materia   del   justiprecio   radica   en   el  

hecho  de  cuál  debe  ser   la  fecha  sobre  la  que    se  establezca  el   justiprecio.  Esto  quiere  decir  el  

momento   en   el   cual   debe   considerarse   para   el   pago.   Siguiendo   los   artículos   29   y   30   de   la  

mencionada  Ley,  la  fecha  sería  considerada  en  el  momento  del  avalúo  administrativo.  

Cito  los  artículos  29  y  30  de  la  Ley,  para  poder  tener  más  claridad  en  el  asunto.    

ARTÍCULO   29.-­‐   Inicio   del   proceso   especial   de   expropiación:   La   Administración   Pública  

deberá   iniciar  el  proceso  especial  de  expropiación  ante  el   juzgado  competente,  dentro  

de  los  seis  meses  posteriores  a  la  oposición  del  propietario  al  avalúo  administrativo.  (Así  

reformado  por  el  artículo  1º  de  la  ley  No.7757  de  10  de  marzo  de  1998)  

ARTÍCULO   30.-­‐   Objeto   de   litigio:   En   el   proceso   especial   de   expropiación,   solo   se  

discutirán   asuntos   relacionados   con   la   revisión   del   avalúo   administrativo   del   bien  

expropiado,  según  las  condiciones  en  que  se  encontraba,  para  fijar  el  monto  final  de  la  

indemnización.  

Sin  embargo,  existe  una  posición  de  que  dicha  fecha  podría  ser  considerada  en  el    momento  del  

avalúo  judicial,  y  ante  esta  imprecisión,    la  Sala  Primera  se  ha  inclinado  por  fijarlo  a  la  fecha  más  

cercana  a  la  sentencia,  para  así  evitar  la  desactualización  económica.  

Por   último,   existe   otro   tema  por     considerar   en   el   justiprecio   y   que   resulta   determinante  de  

aclarar,    y  es  el  hecho  de  que   lo  que  ha  sido  realizado  en   la  vía   judicial  es  específicamente   la  

 

 66  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

fijación  del  justiprecio,  no  la  revisión  del  avalúo  administrativo,  como  se  menciona  en  el  artículo  

ya  citado  con  anterioridad.  

Sección  IV:  Jurisprudencia    

En  nuestro  país,  existe  gran  cantidad  de  jurisprudencia  sobre  el  tema  en  cuestión.  Por  ello,  se  

tratará   de   hacer   apenas   una   mera   aproximación   de   algunos   textos   en   donde   ha   sido  

considerado  el  tema  del  precio  justo  o  justiprecio.  

Por  ejemplo,  existe   la   sentencia  00569  del  año  2010,  del  Expediente:  04-­‐000779-­‐0163-­‐CA  del  

2004,  que  involucra  los  temas  de:  

Cuadro 1

Jurisprudencia en el tema de la expropiación

 

 

 

 

 

 

Fuente:  Centro  de  Información  Jurídica  en  línea.  2011.  Recuperado  de:  http://www.cijulenlinea.ucr.ac.cr    

 

Por  otra  parte,  se  encuentra  la  sentencia  608-­‐2010-­‐I  del  año  2010,  del  Expediente  06-­‐000957-­‐

163-­‐CA,  que  por  su  parte  involucra  los  temas  del  Estado  y  su  “potestad”  de  expropiación.  

Al  respecto,  dicha  sentencia  indica  que:  

Temas  (Descriptores)   Subtemas  (Restrictores)  

·∙    Indemnización  por  expropiación     ·∙    Bases  para  definir  el  justiprecio,  requisitos  para  la  actualización  económica  y  forma  de  considerar  la  revisión  del  avalúo  administrativo    ·∙    Nulidad  por  exceder  el  monto  establecido  en  los  peritajes    

·∙    Expropiación     ·∙    Bases  para  definir  el  justiprecio,  requisitos  para  la  actualización  económica  y  forma  de  considerar  la  revisión  del  avalúo  administrativo    

·∙    Avalúo  administrativo  para  expropiación    

·∙    Bases  para  definir  el  justiprecio,  requisitos  para  la  actualización  económica  y  forma  de  considerar  su  revisión    

 

 67  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

“La   mayoría   de   los   autores   consideran   que   el   fundamento   de   la   expropiación   es   la  

utilidad   pública,   no   obstante,   se   realizan   a   nivel   doctrinal   una   serie   de   razonamientos  

para   aclarar   el   verdadero   fundamento   del   instituto   en   estudio.-­‐     Se   trata   pues   de  

aprovecharse   de   ciertas   ideas   para   fundar   un   intervencionismo  de   tipo   conservador   al  

inicio,  progresista  en  la  actualidad  que  tiende  a  fortalecer  la  injerencia  del  Estado  dentro  

de   la   propiedad   privada,   como   ente   regulador   y   planificador   de   la   economía:   porque  

desde  luego,  como  bien  lo  afirma  Marienhoff,  no  puede  simplemente  aceptarse  como  un  

"despojo   legal"   sino   reconocer   que   se   trata   de   una   "institución   jurídica   de   base  

constitucional".   En   el   orden   de   la   expropiación   se   ha   dicho   que   el   Estado   posee   la  

facultad  de  expropiar  en  virtud  de  la  facultad  superior  que  posee  sobre  todas  las  cosas  

de   propiedad   privada   sitas   en   su   territorio".     Como   se   observa,   esta   teoría   en   la  

actualidad  es  errónea,  pues  la  realidad  hoy  es  otra,  amén  de  que  no  encontraría  cabida  

en  los  sistemas  de  Derecho.-­‐    En  cuanto  a  la  segunda  teoría  supra  mencionada,  sucede  

todo  lo  contrario,  ha  de  decirse  que  en  virtud  de  que  la  propiedad  privada  no  sólo  está  

reconocida,  sino  además  garantizada,    la  facultad  de  expropiar  se  funda  en  la  potestad  

de   imperio   del   Estado,   obligando   que   los   intereses   particulares   cedan   ante   el   interés  

general.-­‐  He  aquí  el  verdadero  fundamento.  Como  es  bien  sabido,  el  objeto  del  proceso  

especial   de  expropiación,   es   la   fijación  de   la   indemnización  debida  a   la  o   las  personas  

que  ven  lesionados  sus  derechos,  todo  con  fundamento  en  la  protección  contenida  en  el  

artículo   cuarenta   y   cinco  de   la  Constitución  Política  que  ampara   la  propiedad  privada,  

 

 68  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

permitiendo   la   desposesión,   solo   en   casos   específicos,   previo   pago   de   aquella.     En  

consecuencia,  la  indemnización  es  el  mecanismo  para  solucionar  la  situación  antagónica  

entre  el  interés  público  y  el  privado,  por  lo  que  el  justiprecio  que  se  conceda,  debe  ser  el  

suficiente  para  cubrir  el  valor  de  reposición,  esto  es,  que  el  desposeído,  pueda  adquirir  

con  él,  una  cosa  al  menos  semejante  a  la  que  tenía”.      

Asimismo,   existe   la   sentencia  No.   08-­‐2011-­‐I   del   2011   del   Expediente   07-­‐001424-­‐163-­‐CA,   que  

incorpora  el  tema  de  las  diligencias  de  avalúo  por  expropiación,  del  avalúo  administrativo  y  el  

hecho  de  que  al  final  es  importante  dejar  en  claro  que  el  valor  venal  del  bien  expropiado  es  el  

interés  del  proceso  de  justiprecio.  

Dicha  sentencia  indica  que  

“es  de  advertir  sobre  esa  materia  que  la  ley  de  rito  parte  de  la  premisa  de  la  legitimidad  

del  avalúo  administrativo,  salvo  que  durante  el  proceso  se  logre  desvirtuar,  lo  que  en  la  

especie  no  se  ha  dado;  lo  que  obligaría  generar  la  consecuencia  dicha,  pero  existen  otros  

aspectos  que  también  lo  legitiman”.  

Por   último,   se   incluye   una   nota   del  Ministerio   de   Hacienda,   específicamente   de   Tributación  

Directa,  de  1998,  nota  oficial  #839,  en  donde  la  entonces  Directora  General  a.i.  de  Tributación  

Directa,   indica   que:   “Para   el   correcto   justiprecio   de   un   bien   inmueble   lo   procedente   es   la  

inspección  de  campo  del  bien  inmueble  objeto  de  valoración”.  

Por  otra  parte,  existe  el  Voto  Nº  387-­‐2011-­‐I.  del  Tribunal  Contencioso  Administrativo,  Sección  

Primera.  II  Circuito  Judicial.  San  José,  de  las  once  horas  del  treinta  de  agosto  del  dos  mil  once  

(EXP.  06-­‐001079-­‐0163-­‐CA),  que  indica  sobre  el  tema  de  la  fijación  y  el  avalúo  del  justiprecio  en  

la  expropiación  que:  

 

 69  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

1. por  otra  parte,  ex  lege,  por  imperativo  legislativo,  el  rango  de  discrecionalidad  del  Juez,  

en  la  fijación  del  justiprecio,  oscilará  siempre  entre  el  avalúo  menor  y  el  avalúo  mayor,  

esto  es,  no  podrá  fijar  una  indemnización  mayor  a  la  estimada  en  los  avalúos  rendidos  

(artículo  40  ibídem)  

2. la  prueba  técnica  y  el  reconocimiento  judicial,  son  los  elementos  materiales  ordinarios  

mediante  los  cuales,  el  juez  establecerá  el  justiprecio  

3. El  juzgador  de  instancia  procedió  a  analizar  cada  uno  de  los  peritajes  rendidos  y,  para  la  

definición   del   justiprecio   determinado,   consideró   tres   factores,   a   saber:   a)   terreno   y  

Servidumbre,  b)  Daño  al  remanente  y,  c)  Sitios  de  Torre  

Conclusiones  

El   concepto   jurídico   indeterminado   tiende   a   ser   un   concepto   en   creación,   que   no   ha   sido  

finalizado,  sino  que  varía  para  cada  contexto  y  para  cada  caso  concreto,  por  ende  debe  verse  

como  tal  y  no  en  absoluto.  Siguiendo  a  Pozas  (2008),  “los  conceptos  jurídicos  indeterminados  se  

encuentran  regulados  dentro  de  todos   los  ámbitos  del  derecho,  y  se  encuentran  dentro  de   las  

determinaciones  regladas”  (p.1).  

Gordillo  (2003),  por  su  parte  nos  dice  que    

“que   la   conducta   administrativa   a   través   de   normas   jurídicas   puede   realizarse   de  

distintas   maneras   y   de   esta   manera   logra   realizar   una   clasificación   de   facultades  

regladas   y   discrecionales,   dentro   de   las   que   se   pueden   identificar   como   regladas   nos  

menciona  que  en  la  discrecionalidad  cero,  es  donde  se  enmarcan  los  conceptos  jurídicos  

indeterminados,  ya  que  dice  que  ambos   términos  están  emparentados  porque  “es  una  

cuestión  aparentemente  discrecional,  lleve  a  la  determinación  de  que  no  existe  sino  una  

 

 70  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

única  posible  solución  justa  y  razonable  al  caso,  situación  en  la  cual  la  solución  deja  de  

ser  discrecional  y  se  transforma  en  reglada”.  (p.17)  

Por   ello,   al   formar   parte   de   las   características   propias   de   los   conceptos   jurídicos  

indeterminados,   es   que   permiten   esa   única   y   justa   solución   para   un   caso   en   específico,   en  

concreto.  De  esta  forma,  una  conceptualización  de  alguna  manera  pragmática  de  los  conceptos  

jurídicos   indeterminados   sería   definirlos   como   normas   que   contienen   una   forma   de   textura  

abierta,   representando  aquel   tipo  de     reglas   en  donde  el   señalamiento  de   los   elementos  del  

supuesto  de  hecho  tiene  la  nota  de  ambigüedad.    

Por  otra  parte,  nos  queda  claro  a  lo  largo  de  la  investigación,  que  tal  y  como  lo  menciona  Pozas  

(2008)  en  su  documento,    

“los  conceptos  jurídicos  indeterminados  como  son  un  caso  de  aplicación  e  interpretación  

de  la  ley  que  ha  creado  el  concepto,  el  juez  puede  fiscalizar  tal  aplicación,  valorando  si  la  

solución  a  que   con   ella   se   ha   llegado  es   la   única   solución   justa  que   la   ley   permite.   En  

cambio,   el   juez   no   puede   fiscalizar   la   entraña   de   la   decisión,   puesto   que,   se   ésta   del  

sentido   que   sea,   si   se   ha   producido   dentro   de   los   límites   de   la   remisión   legal   a   la  

apreciación  administrativa,  es  necesariamente  justa”.  (p.1)  

La   importancia   para   el   derecho   del   concepto   jurídico   indeterminado,   radica   en   que  

precisamente  al   ser  no  preciso,  esa  esfera  de  realidad  y  precisión  que   limita,   se   la  da  el  caso  

concreto,   que  permite  definir   todo   concepto   jurídico  que  no  esté  previamente  determinado,  

para  no  caer  en  lagunas.  Uno  de  los  conceptos  jurídicos  indeterminados  que  se  abordó  en  esta  

investigación   fue   el   justiprecio   o   precio   justo,   que   se   define   como   aquél   que   representa   un  

razonable   equilibrio   entre   el   sacrificio   expropiatorio   y   su   reparación   económica.   De   esta  

 

 71  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

manera,   el   justiprecio   sería   el   precio   a   pagar   en   una   expropiación.   Por   ende,   como   se   ha  

mencionado,  privará  el  interés  público  sobre  el  particular.  

 

En   el   caso   concreto   de   nuestro   país,   el   justiprecio   o   precio   justo   se   aborda   en   la   Ley   de  

Expropiaciones.   Al   respecto,   el   artículo   11   de   la   Ley   de   Expropiaciones   de   nuestro   país,  

establece  que:    

“la  administración  estará  obligada  a  reconocer   intereses  al  expropiado,  de  oficio  y  a   la  

tasa   legal   vigente,   a   partir   de   la   desposesión   del   bien   y   hasta   el   pago   efectivo     que  

cuando  exista  un  depósito  del  avalúo  administrativo,  los  intereses  se  calcularán  sobre  la  

diferencia  entre  este  y  el  justiprecio”.  (p.4)  

Por  ello,  en  nuestro  país,  existe  gran  cantidad  de  jurisprudencia  sobre  el  tema  en  cuestión,  para  

tratar   de   interpretar   y   precisar   para   cada   caso   concreto   y   en   una   realidad   socio-­‐histórica  

específica.   Por   ello,   a   lo   largo  de   la   investigación,     se   hizo   una   aproximación  muy   sucinta   de  

algunos  textos  en  donde  ha  sido  considerado  el  tema  del  precio  justo  o  justiprecio.  

Por   ejemplo,   existe   la   sentencia   00569,   del   Expediente:   04-­‐000779-­‐0163-­‐CA   del   2004,   cuyo  

redactor   del   texto   de   origen   es   el   Dr.   Ricardo   Madrigal   Jiménez,   e   involucra   los   temas   de  

indemnización  por  expropiación,   expropiación  y   avalúo  administrativo  para  expropiación.  Por  

último,  en  una  nota  del  Ministerio  de  Hacienda,  específicamente  de  Tributación  Directa  y  una  

resolución  del  Tribunal  Contencioso  Administrativo,  Sección  Primera  del   II  Circuito   Judicial,   se  

tratan  los  temas  de  justiprecio,  fijación  y  avalúo  del  justiprecio  en  la  expropiación.  

Referencias  

Asamblea  Legislativa  de  la  República  de  Costa  Rica.  (1995).  Ley  7495  de  Expropiaciones.  San  

José,  Costa  Rica.    

 

 72  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Brewer,  A.  (2005).  La  técnica  de  los  conceptos  jurídicos  indeterminados  como  mecanismo  de  

control  judicial  de  la  actividad  administrativa.  Recuperado  de:  

http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/5/2396/12.pdf    

Campos  Daroca,  José  María.  (2010).  Justiprecio  y  expropiación  forzosa:  valoraciones,  

tratamiento  procesal,  sustantivo  y  tributario.  Barcelona.  Recuperado  de:    

http://www.casadellibro.com/libro-­‐justiprecio-­‐y-­‐expropiacion-­‐forzosa-­‐valoraciones-­‐

tratamiento-­‐pro-­‐cesal-­‐sustantivo-­‐y-­‐tributario/1705318/2900001383877    

Corte  Suprema  de  Justicia  de  El  Salvador.  (s.f.).  Centro  de  Documentación  Judicial.  Recuperado  

de:  

http://www.csj.gob.sv/LINEAS%20JURISPRUDENCIALES.nsf/0/9675bd7647f5996b06256

99d0073de02?OpenDocument    

Corte  Suprema  de  Justicia.  (2004).  Sentencia  00569.  Expediente:  04-­‐000779-­‐0163-­‐CA  del  2004.  

Recuperado  de  :  

http://200.91.68.20/SCIJ/busqueda/jurisprudencia/jur_detalle_sentencia.asp?nValor2=

491742&nTesauro=5&nValor1=1&strTipM=E1&pgn=TES&nTermino=13226&lResultado=

0&tem1=Bases%20para%20definir%20el%20justiprecio,%20requisitos%20para%20la%2

0actualizaci%F3n%20econ%F3mica%20y%20forma%20de%20considerar%20su%20revisi

%F3n&param7=0&tem4=''&tem2=&tem3=&nValor3=133833&strDirTe=DD    

Díaz  Blum,  Miguel.  (2006).  Trabajo  Especial  de  Grado.  El  principio  de  legalidad  como  límite  de  

las  potestades  discrecionales  inherentes  a  la  actividad  administrativa.  Universidad  

Católica  Andrés  Bello.  Valencia.  Recuperado  de:  

http://biblioteca2.ucab.edu.ve/anexos/biblioteca/marc/texto/AAQ7086.pdf    

García  de  Enterría,  Eduardo  y  Fernández,  Tomás  Ramón.  (2003).  Curso  de  Derecho  

Administrativo,  Tomo  I.  10  edición.  Madrid,  España.  Página  443  y  siguientes.  

 

 73  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

García  Gómez  de  Mercado,  Francisco.  (2011).    Expropiación  forzosa.  ¿Puede  la  crisis  perjudicar  

el  derecho  al  cobro  del  justiprecio?  Actualidad  Jurídica  Aranzadi.  Nº  823.  Madrid,  

España.  Recuperado  de:  http://abogadosexpropiacion.blogspot.com/2011/07/puede-­‐la-­‐

crisis-­‐perjudicar-­‐el-­‐derecho.html    

González  Ueltzen,  Gastón.  (1999).  Los  decretos  de  necesidad  y  urgencia  en  la  reforma  

Constitucional  de  l994.  Especialización  en  Derecho  Administrativo.  Facultad  de  Ciencias  

Jurídicas  y  Sociales.  Universidad  Nacional  de  La  Plata,  Argentina.  Recuperado  de:  

http://www.justiniano.com/revista_doctrina/decretos_de_necesidad_y_urgencia.htm    

Gordillo,  Agustín.  (2003).  Tratado  de  Derecho  Administrativo.  Fundación  de  Derecho  

Administrativo,  Buenos  Aires,  Argentina.    

Leyes  de  Venezuela.  (s.f.).  Ley  de  Expropiación  por  Causa  de  Utilidad  Pública  o  Social  de  

Venezuela.  Recuperado  de:  

http://www.mipunto.com/venezuelavirtual/leyesdevenezuela/ordinarias/LeydeExpropi

acionporCausadeUtilidadPublicaoSocial.html    

Ministerio  de  Hacienda.  (1998).  Nota  oficial    #839.  Ministerio  de  Hacienda,  específicamente  de  

la  Directora  General  a.i.de  Tributación  Directa.    

Muñoz  Machado,  Santiago.  (2009).  Tratado  de  Derecho  Administrativo  y  Derecho  Público  

General,  III.  La  organización  territorial  del  Estado.  Las  administraciones  públicas.  Civitas,  

Madrid,  España.  

Pozas,  Mario.  (2008).  Derecho  Administrativo.  Sitio  de  consulta  y  apoyo  para  el  Curso  de  

Derecho  Administrativo  de  la  Universidad  Centroamericana  José  Simeón  Cañas.  San  

Salvador,  El  Salvador.    Recuperado  de:  http://derecho-­‐

administrativo.blogspot.com/2008/06/conceptos-­‐jurdicos-­‐indeterminados.html    

 

 74  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Quirós,  Inés.  (s.f.).  Monografía.  Derecho  Administrativo.  Recuperado  de:  

http://www.monografias.com/trabajos41/derecho-­‐administrativo/derecho-­‐

administrativo2.shtml    

Rissel,  Dirk.  Roger  (2011).  Eurojuris-­‐Law-­‐Journal.  Foreign  Investment  in  Costa  Rica.  Berlin,  

Germany.  Recuperado  de:  http://www.eurojurislawjournal.net/RA/Rissel/Foreign-­‐

Investment-­‐in-­‐Costa-­‐Rica.htm    

Serrano  Ferrer,  Esperanza.  (2007).  Motivación  de  Conceptos  Jurídicos  Indeterminados:  o  es  

Interés  Público  o  es  Autonomía  Local.  Recuperado  de:  Blog:  

http://administracionpublica.com/motivacion-­‐de-­‐conceptos-­‐juridicos-­‐indeterminados-­‐

o-­‐es-­‐interes-­‐publico-­‐o-­‐es-­‐autonomia-­‐local/    

Tribunal  Contencioso  Administrativo.  (2011).  Voto  Nº  387-­‐2011-­‐I.  del  TRIBUNAL  CONTENCIOSO  

ADMINISTRATIVO,  SECCIÓN  PRIMERA.  II  Circuito  Judicial.  San  José,  a  las  once  horas  del  

treinta  de  agosto  del  dos  mil  once  (EXP.  06-­‐001079-­‐0163-­‐CA).  Recuperado  de:    

http://200.91.68.20/scij/busqueda/jurisprudencia/jur_repartidor.asp?param1=XYZ&par

am2=1&tem1=justiprecio&nValor1=1&nValor2=521218&param7=0&strTipM=T&lResult

ado=5&strLib=LIB    

Tron  Petit,  Jean  Claude.  (s.f.).  El  qué,  cómo  y  para  qué  de  un  concepto  jurídico  indeterminado  

del  impuesto  sobre  la  renta.  México.  Recuperado  de:  

http://jeanclaude.tronp.com/index.php?option=com_docman&task=doc_view&gid=7    

Unión  Postal  Universal  (U.P.U).  (2008).  Expropiación  forzosa.  Enciclopedia  Jurídica.  Recuperado  

de:  http://www.enciclopedia-­‐juridica.biz14.com/d/expropiacion-­‐forzosa/expropiacion-­‐

forzosa.htm    

Universidad  de  Málaga  y  la  Fundación  Universitaria  Andaluza  Inca  Garcilaso.  (2005).  Justiprecio.  

Diccionario  económico  de  nuestro  tiempo.  Recopilado  por  Manuel  Serra  Moret.  

Recuperado  de:  http://www.eumed.net/cursecon/dic/dent/j/jus.htm    

 

 

75  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Los  principios  del  presupuesto  público    

Dr.  Ricardo  Madrigal1  

 Resumen  

Pese  a  la  brevedad  de  este  artículo,  es  de  carácter  ambicioso,  pues  busca  resumir  una  serie  de  

aspectos   básicos   referentes   a   los   principios   en   materia   presupuestaria,   que   incluyen   lo  

relacionado   con   el   tema   financiero   de   la   Administración   y   su   presupuesto,   la   clasificación   e  

importancia  de  estas  normas  rectoras  y  sus  consideraciones  en  concreto.  Naturalmente,  en  el  

caso  del  principio  de  legalidad,  se  considerará  su  relación  con  otros  principios,  especialmente  el  

contenido  necesario  y  la  fuerza  restrictiva.  De  manera  ulterior,    se  analizará  lo  referente  a  los  

principios   sustanciales,   entre   los   cuales   se   ubica   el   principio   de   equilibrio,   anualidad   y   la  

prohibición  de  cubrir  gastos  corrientes  con  ingreso  de  capital.    Posteriormente,    se  reflexionará  

sobre  los  principios  formales,  entre  los  cuales  se  ubican  los  principios  de  unidad,  universalidad,  

no  afectación  de  recursos,  especificación  y  exactitud,    y  especialidad.    Por  último,    se  analizarán  

los   principios   residuales,   entre   los   cuales   se   ubican   los   de   caja   unida,   fuerza   restrictiva,  

publicidad,   claridad   y   uniformidad,   precedencia,   equidad   y   control   del   gasto,     y   gestión  

financiera   como   programación.   No   está   de   más   recordar   que   cada   uno   de   esos   temas   es  

suficientemente   amplio   como   para   una   tesis   de   grado,   por   lo   que   no   se   pretende   un  

agotamiento  temático,  pero  al  menos  sí  permite  tener  una  ubicación  general  de  los  diferentes  

institutos,   sin  perjuicio  de  abrir  el   tema  a  discusión,  máxime  ante   la  carencia  de  uniformidad  

jurisprudencial,   legal   y   doctrinaria.     Sobre   este   último   aspecto,   hemos   procurado   incluir   la  

mayor   cantidad   de   principios,   salvo   situaciones   debidamente   justificadas.   Palabras   clave:  

Derecho  financiero,  presupuesto,  principios  presupuestarios,  principio  de   legalidad  financiera,  

principio   de   contenido   necesario   y   fuerza   restrictiva,   principio   de   equilibrio,   principio   de  

                                                                                                               1Doctor  en  Derecho  Constitucional,  Juez  en  el  Tribunal  Contencioso  Administrativo  y  profesor  en  ULACIT.  Además,  es  miembro  del  consejo  editorial  de  esta  Revista.      

 

 

76  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

anualidad,   prohibición   de   financiarse   gastos   corrientes   con   ingresos   de   capital,   principio   de  

unidad,   principio   de   universalidad,   principio   de   no   afectación   de   los   recursos,   principio   de  

especificación  y  exactitud,  principio  de  especialidad,  principio  de  caja  única,  principio  de  fuerza  

restrictiva   o   especialidad,   principio   de   publicidad,   claridad   y   uniformidad,   principio   de  

precedencia,   principios   de   equidad   y   control   del   gasto,   principios   de   gestión   financiera   y  

programación.  

 

Abstract  

Despite   the   smallness  of   this  article   it  presents  an  ambitious  nature,   summarizing  a   series  of  

basic   legal   principles   concerning   budget´s   issues,   related   to   financial   matters   and   budget  

management  in  the  Government  Administration,  its  classification  and  the  importance  of  these  

rectory  regulations,  as  their  specific  considerations.  Naturally,  in  case  of  the  legality  principle  or  

rule  of   law,  we  will  consider  their  relationship  with  other  principles,  as  the  necessary  content  

and   coercive   force.   Furthermore,   to   be   analize   are   the   substantial´s   principles,   among  which  

stands  the  balance,  annuity  and  ordinary  expenses  with  income  from  capital.  Considering  later  

on,  the  formal  principles  in  which  can  be  included  these  legal  principles:  unity,  universality,  not  

affectation  of  resources,  specification,  accuracy  and  speciality.  Finally,  the  residual  principles  to  

be   analyzed,   are   the   ones   such   as   unique   account,   restraining   force,   advertising,   clarity   and  

uniformity,  precedence,  equity,  control  of  financial  expenses  and  management  in  which  can  be  

included  programming.  Let´s  remember  that  each  of  these  topics   is  wide  enough  for  a  thesis,  

thereby  there´s  no  intention  on  a  thematic  exhaustion,  but  at  least  get  a  general  location  of  the  

various  institutes,  without  prejudice  of  an  opening  discussion  on  those  topics,  especially  given  

the   lack   of   jurisprudential   uniformity   and   legal   doctrine.  On   this   last   point,  we  have   tried   to  

include  as  many  principles,  unless  duly   justified  situations.  Key  words:  Financial  Law,  Budget,  

Budgetary  Principles,  Principle  of   Legality   Financial  Principle  and   content   required   restraining  

 

 

77  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

force,   Principle   of   Balance,   Annuity   Principle,   Prohibition   of   current   expenditure   financed   by  

capital  inflows,  Unit  Principle,  Principle  of  Universality  ,  Principle  of  non-­‐allocation  of  resources,  

and   accuracy   specification   principle,   principle   of   specialty,   single   till   principle,   principle   or  

Specialty   restraining   force,   Principle   of   Publicity,   principle   of   clarity   and   uniformity,   and  

precedence,  principles  of  equity  and  expenditure  Control  ,  principes  of  Financial  Management  

and  Programming.  

Introducción  

El   Estado   requiere   constantemente   de   recursos   económicos   para   atender   sus   fines   y   las  

necesidades  de  la  población.    En  este  sentido,  en  la  disciplina  económica  se  habla  de  que  “las  

necesidades   son   siempre   ilimitadas,   y   los   recursos   siempre   limitados”,   y   difícilmente   puede  

encontrarse   un   caso   en   que   ello   sea   más   cierto   que   en   el   del   Estado.   Si   analizamos   los  

diferentes   momentos   históricos   que   determinan   los   ingresos   de   las   finanzas   públicas,   es  

incuestionable   que   en   la   antigüedad   el   monarca   consideraba   patrimonio   propio   el   tesoro  

público,   de   suerte   que   ambos   patrimonios   se   consideraban   una   unidad.     De   esta   manera,  

dentro   del   ámbito   territorial   del   soberano,     todos   los   bienes   de   producción   eran   de   su  

propiedad,   incluyendo   las   personas.     Eso   llevaba   a   la   necesaria   consecuencia   de   que   se  

establecían  los  tributos  que  deseaba  y  gastaba  lo  que  él  quería,  sin  control  alguno  y  carente  de  

toda  explicación,  más  que  su  voluntad  y  su  prudencia.  Los  primeros  antecedentes  del  derecho  

presupuestario  aparecen  en  Inglaterra  con  la  Carta  Magna  de  1215  y  las  revoluciones  de  1648  y  

1688.  Una  de   las   características   del   primero  de   los   documentos   es   pasar   la   definición  de   los  

impuestos   vigentes   a   las   personas   que   debían     cancelarlos,   que   para   aquel  momento   era   la  

nobleza,  quienes  a  su  vez  los  cargaban  a  sus  vasallos.  Posteriormente,    y  de  forma  progresiva,  el  

derecho  presupuestario  fue  incorporado  a  las  constituciones,  lo  que  se  logró  con  el  movimiento  

constitucionalista  alentado  después  del  congreso  internacional  de  Viena  en  1815.  

Como  consecuencia  de   la  existencia  de  un  concepto  más   racional  en  el   tema  presupuestario,  

 

 

78  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

surgen  de  manera  progresiva  una  serie  de  principios  que  rigen  toda  la  materia,  los  cuales  están  

destinados  a  garantizar  el  sano  manejo  de   los  fondos  públicos,  así  como  la  transparencia  que  

esta   función   debe   reflejar.   Estos   principios   provienen   de   los   principios   de   la   contabilidad   y  

economía,  y  responden  a  la  necesidad  de  mantener  el  orden  y  uso  racional  de  los  dineros  de  la  

Administración  Pública.  Su  nacimiento  se  remonta  al  siglo  XIX,  cuando  se  formularon  una  serie  

de   reglas   y   principios   relacionados   con   la   elaboración   y   contenido   del   presupuesto,   cuya  

finalidad  fue  sentar  las  bases  para  que  el  Estado  procediera  de  una  forma  metódica  y  ordenada,  

los   cuales   han   sido   respetados   como   verdaderos   dogmas   financieros.   Lo   que   sí   resulta  

incuestionable  es  su  naturaleza  meta-­‐jurídica  y  su  mero  reconocimiento  del  ordenamiento.  

Es  por  ello  que  los  principios  presupuestarios  reflejan  el  uso  de  diversas  técnicas  de  captación  

de  ingresos  y  de  asignación  de  los  gastos,  y  responden  a  la  premisa  básica  de  la  economía  de  la  

existencia  de  necesidades  ilimitadas  y  recursos  escasos.  Tienen  como  sustrato  la  forma  en  que  

determinada   organización   gubernamental   se   ha   articulado   y   las   teorías   que   se   hubieren  

adoptados  en   lo  relativo  a   la  administración  financiera  del  Estado.  Precisamente,   la  evolución  

de  los  gastos  públicos  como  consecuencia  de  las  nuevas  funciones  del  Estado  Social  de  Derecho  

ha  repercutido  en   los  caracteres  y  estructuras  presupuestarias.  Los  principios  preestablecidos  

tienen   estrecha   relación   unos   con   otros,   y     es   por   ello   que   se   constituyen   como   reglas   de  

carácter   general   cuya   observancia   tiene   como   finalidad   sentar   las   bases   para   que   la  

Administración   Pública   proceda   de   forma  metódica   y   ordenada   en   las   diferentes   etapas   del  

presupuesto.  

 

El   tribunal  constitucional  ha  seguido   la   línea  de  que  el  presupuesto  no  es  solo  un  documento  

jurídico   contable,   sino   la   expresión   de   un   plan   por   medio   del   cual   se   pretende   organizar  

económicamente  a  la  Administración  Central  en  un  período  determinado,  lo  que  concuerda  con  

la  posición  predominante  en  la  doctrina.  En  cuando  a  los  principios  propiamente  dichos,  en  el  

 

 

79  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

caso  de  Costa  Rica,   si   bien   la  misma  Constitución  Política   y   la   antigua   Ley  de  Administración  

Financiera  establecía  una  serie  de  conceptos  básicos  en   la  materia,  no  es  sino  hasta   la  actual  

Ley   de   Administración   Financiera   y   Presupuestos   Públicos   y,     por   qué   no,   la   construcción  

jurisprudencial   generada   a   partir   de   esta,   que   se   reconoce   de   manera   más   evidente   la  

existencia  de  ellos.  La  Sala  Constitucional  de  la  Corte  Suprema  de  Justicia  (Vargas,  s.  f.,  p.  86  .)  

ha  reconocido  cuando  menos  reglas  básicas,  a  saber    

ü Principio  de  equilibrio:  Deviene  del  contenido  del  numeral  176  constitucional.  Establece  

que  los  gastos  presupuestados  no  pueden  exceder  los  ingresos  probables.  

ü Principio  de  universalidad:  De   igual   forma  se  deriva  del  ordinal  176  de   la  Constitución  

Política,  y  obliga  a  que  todos  los  gastos  e  ingresos  estén  reflejados  en  el  presupuesto  de  

forma   explícita,   puesto   que   el   Parlamento   debe   tener   pleno   conocimiento   de   lo   que  

está  aprobando.  

ü Principio   de   unidad:   Este   principio   se   refiere   básicamente   a   que   sólo   debe   existir   un  

presupuesto,  es  decir,    a  una  sola  persona  jurídica  le  corresponde  un  presupuesto.  

ü Principio   de   legalidad   presupuestaria:   Se   ve   reflejado   en   los   ordinales   176   y   180   de  

nuestra   Carta  Magna,   y   consiste   en   que   el   presupuesto   establece   como   autorización  

limitativa,  la  legalidad  de  los  gastos  públicos,  de  tal  suerte  que  la  Administración  puede  

disponer   de   los   fondos   únicamente   en   la   forma   y   medida   contemplados   en   la  

correspondiente  norma  presupuestaria  (voto  2000-­‐5500  de  la  Sala  Constitucional).  

ü Principio   de   especialidad:   Consiste   en   que   toda   partida   aprobada   por   el   Parlamento  

deberá   expresar   de   forma   clara   el   monto   de   esta,   su   fuente   de   financiamiento,   su  

destinatario  y  su  destino.  

ü Principio  de  anualidad:  Según  el  176  constitucional,  el  Presupuesto  se  emite  por  un  año,  

el  cual  va  del  primero  de  enero  al  treinta  y  uno  de  diciembre.    

 

 

80  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Naturalmente,  esa  enunciación  de  principios   lejos  de   cerrar  el   tema,   lo  pone   sobre  el   tapete  

para   una   construcción   doctrinal   más   acabada.   Este   pequeño   artículo   pretende   analizar   los  

diferentes   principios   que   informan   la   materia   tanto   desde   el   plano   jurisprudencial   como  

doctrinal,   considerando   tanto   la   realidad   nacional   como   referencias   al   derecho   comparado,  

procurando  ante  todo  exponer  una  situación  más  completa.    Para  cumplir  con  ese  fin,    se  han  

establecido  cinco  títulos  de  carácter  general.    No  está  de  más  indicar  que  el  trabajo  se  aleja  de  

ser   una   construcción   doctrinaria   propia,   para   ubicarse   en   una   síntesis   de   las   posturas   de   los  

diferentes  autores  que  han  establecido  algunas  líneas  de  relevancia  sobre  la  materia.  En  cuanto  

al  método   que   se   utilizará,   este     es   descriptivo   y   compilador,   sobre   una   base   hermenéutica  

cuantitativa,   que   pretende   exponer   los   aspectos   más   relevantes   de   los   tópicos   en  

consideración,  pero   sin   llegar  en  ningún  caso  a  un  agotamiento   temático  de  cada  uno  de   los  

aspectos  en  detalle  considerados,  en  cuanto  desbordan  el  tema  que  nos  ocupa.    Es  necesario  

recordar  que  estamos  frente  a  un  artículo  científico,  que  tanto  por  temas  de  extensión  como  

por  nivel  investigativo,    no  puede  llegar  a  esos  alcances;  y  porque  el  fin  pretendido  es  generar  

un  tema  que  permita  una  discusión  sana  a  partir  de  él.    Por  lo  tanto,    su  estilo  inacabado  no  es  

desidia  del  autor,  sino  que  radica  en  el  deseo  de  permitir  una  discusión  que  resulta  necesaria,  

en   un   ambiente   jurídico   que  muchas   veces   olvida   la   importancia   del   diálogo   socrático   como  

medio  para  generar  mayores  niveles  de  consenso.  

 

 Aspectos  Generales    

La  materia  presupuestaria  es  un  elemento  fundamental  en  el  desarrollo  del  quehacer  ordinario  

de   todo   Estado.   Por   ello,   su   estudio   debe   enmarcarse   dentro   del   Derecho   Financiero,  

entendiendo  por  tal  el  conjunto  de  normas  reguladoras  de  la  actividad  financiera,  incluyendo  lo  

referente   a   la   recepción  de   los   ingresos   y   ordenación  de   gastos  para   el   cumplimiento  de   los  

fines  (Carrera,  1994,  p.  30).  Debe  advertirse  la  distinción  del  Derecho  Financiero  de  la  Ciencia  

 

 

81  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

de  la  Hacienda,  que  es  una  ciencia  económica  que  estudia  el  aspecto  de  la  actividad  financiera;  

mientras  que  el  primero  es  una  ciencia  jurídica.  Es  así  como  el  Derecho  Financiero  se  preceptúa  

como   el   ordenamiento   regulador   de   la   Hacienda   Pública,   orgánicamente   considerada   y   las  

relaciones  que  dan  lugar  a  la  adquisición,  conservación  y  empleo  de  los  medios  económicos  de  

la  Administración  (Carretero,  1968,  p.  17).  

Por   su  parte,  el   concepto  de   la  hacienda  pública  ha   sido  analizado  por   la  doctrina  desde  dos  

puntos  de  vista:  Desde  el  punto  de  vista  orgánico:  el  subjetivo,    que  hace  referencia  al  sujeto  

titular   de   la   actividad   financiera,   en   este   caso,   a   los   órganos   y   entes   custodios   de   fondos  

públicos,  que  para  el  caso  nacional  se  encuentran  establecidos  en  el  artículo  primero  de  la  Ley  

de  Administración  Financiera  y  Presupuestos  Públicos.  El  objetivo  que  comprende  los  derechos  

y  obligaciones  del  contenido  económico,  que  en  el  caso  nacional  se  encuentran  establecidos  y  

delimitados   en   la   Ley   de   Administración   Financiera   y   presupuestos   públicos,     y   que   también  

presentaba   una   regulación   en   la   normativa   anterior.   Desde   el   punto   de   vista   funcional   o  

finalista,     que   atiende   a   la   finalidad   de   las   actuaciones   administrativas   de   obtención   de   los  

ingresos  y  de  la  realización  de  gastos,    de  donde  es  posible  conectar  la  actividad  financiera  con  

su  acepción  funcional  como  equivalentes  en  su  contenido  (Carrera,  1994,  p.  31),  ya  sea    a   los  

ingresos  y  gastos  o  pagos  públicos.  El  magistrado  de  lo  contencioso  español,  Adolfo  Carretero  

Pérez   (1968,   p.   18)   reconoce   un   elemento   más   a   la   hacienda   pública,   y   es   el   elemento  

patrimonial,  y  comprende  como  tal,  el  conjunto  de  los  medios  económicos.  

 

En  doctrina,  el  contenido  del  Derecho  Financiero  ha  sido  determinado  por  el  elemento  objetivo  

de   la   hacienda   pública,   tanto   por   el   conjunto   de   derechos   y   obligaciones   de   contenido  

económico,  y  que  a  su  vez,  se  conforma  de  dos  elementos  fundamentales,  a  saber,  los  ingresos  

―necesarios   para   la   existencia   del   Estado,   para   que   éste   pueda   cumplir   los   fines  

encomendados―  y  los  gastos,  que  son  expresión  de  los  fines  del  Estado.  Así,  la  materia  propia  

 

 

82  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

de  su  regulación  es  el  procedimiento  de  obtención  de  los  medios  económicos  del  Estado,  desde  

su   obtención   hasta   su   utilización,   por   lo   que   comprende   diversos   sectores:   el   relativo   a   la  

Administración  Financiera,  que   incluye   la  organización  de   la  Administración   como  gestora  de  

los  medios  económicos  del  Estado   (Carretero,  1968,  p.  18);  y  el  Derecho  Financiero  Material,  

que  se  refiere  a  las  relaciones  jurídicas,  tanto  interorgánicas  como  de  la  Administración  con  los  

administrados   (derecho   financiero   formal,   contabilidad   del   Estado,   derecho   orgánico  

financiero,   administración   económica   del   Estado,   etc.).   La   Hacienda   Pública   requiere   una  

administración   de   los   medios   económicos   del   Estado,   cuyo   régimen   normal   es   el   Derecho  

Público,  de  donde,  el  Derecho  Financiero  se  encarga  de  regular  la  coordinación  de  los  ingresos  y  

los   gastos   públicos,   cuya   gestión   constituye   la   actividad   económica   del   Estado,   que  

necesariamente  es  pública  (Carretero,  1968,  p.  17).  

Por  comprender  la  regulación  de  los  actos  económicos  del  Estado,  el  Derecho  Financiero,  y  ser  

parte   del   Derecho   Público,   se   nutre   de   los   siguientes   elementos   rectores.   a.-­‐   Principio   de  

legalidad:   que   deriva   de   los   artículos   11   constitucional,   y   11   y   13   de   la   Ley   General   de   la  

Administración  Pública,  por  el  que  sujeta  la  actuación  de  la  Administración  al  bloque  normativo  

(véanse   los   votos   6519-­‐96   y   897-­‐98   de   la   Sala   Constitucional),   conformado   por   las   normas  

constitucionales,   tratados   internacionales,   leyes,   reglamentos   y   normas   no   escritas   (que  

comprende  los  principios  generales,  la  jurisprudencia  y  la  costumbre,  contenidos  en  el  artículo  

15  de   la  Ley  General  de   la  Administración  Pública).  Como  es  conocido,    el  principio  tiene  dos  

vertientes,    la  positiva,  que  implica  el  condicionamiento  de  la  actuación  pública  al  contenido  de  

las   normas,   de   donde   se   le   tiene   como   efectivos   y   concretos   apoderamientos   de   la  

Administración  ―en  general―  a  consecuencia  de  las  propias  normas,  con  lo  cual  se  genera  en  

obligación  de   la  Administración  a  actuar  en   la  forma  en  que  las  propias  normas   lo  establecen  

(González,   2002;   p.   11   y   votos   63-­‐2000   172-­‐2000   y   51-­‐2001   de   la   Sala   Primera   de   la   Corte  

Suprema  de  Justicia).    Por  su  parte,  la  negativa,  que  implica  que  la  Administración  sólo  puede  

hacer  lo  que  la  ley  o  el  bloque  de  legalidad  le  permite  (voto  897-­‐98,  de  la  Sala  Constitucional).  

 

 

83  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Además,    el  principio  de  estructura  administrativa  ―Administración  Financiera―  que  permite  

el  funcionamiento  de  la  relación  financiera  del  Estado,  como  titular  de  las  potestades  públicas,  

tanto  de   forma   interna   como  con   los   administrados.   El   presupuesto,   entendiendo  por   tal   sin  

perjuicio  de   retomar  posteriormente  este  concepto,  el  plan   jurídico  que  exterioriza  en   forma  

contable   y   monetaria   la   relación   existente   entre   los   ingresos   y   los   gastos   públicos;   en     lo  

relativo  a   su  elaboración  y  ejecución,   verdadero   fundamento  de   toda   la  actividad  económica  

del   Estado,   puesto   que   sólo   los   gastos   autorizados   por   este   instrumento   pueden   llevarse   a  

cabo.  El  Derecho  Tributario,  que  es  consecuencia  del  Derecho  Presupuestario,  en   tanto  en  el  

presupuesto  deben  consignarse  todos  los  ingresos  probables  del  Estado,  entre  los  que  se  halla  

el  más   significativo  y   típico  de   la  Hacienda  Pública,  es  decir,  el   tributo.  Asimismo,  el  derecho  

financiero  patrimonial,  que   se   integra  por   las  normas  y  principios  que   rigen   la  gestión  de   los  

bienes   y   de   las   empresas   de   titularidad   pública,   y   la   participación   de   los   entes   públicos   en  

empresas  de  titularidad  privada.  A  este  respecto,  no  debe  olvidarse  que  la  propiedad  pública  se  

conforma   de   bienes   de   dominio   público   ―bienes   demaniales―   y   del   patrimonio   fiscal   del  

Estado.  

La  materia  presupuestaria  tiene  su  origen  en  la  época  de  la  monarquía;    los  súbditos  crearon  los  

impuestos   como   un  mecanismo   de   defensa,   ante   los   constantes   atropellos   de   la   Corona   de  

apoderarse  de  sus  recursos  (González,  1973;  p.  95).  Es  así  como  desde  la  Carta  Magna  de  1215,  

se   recoge   en   su   artículo   segundo,   el   principio   de   que   la   aprobación   de   los   impuestos  

corresponde  a  las  Cámaras  que  representan  a  los  súbditos,  principio  este  que  fue  recogido  por  

otros  importantes  documentos  como  “Confirmatio  Cartarum”  de  1297,    “Petition  of  rights”  de  

1628   y   “Hill   of   Rights”  de  1689.   El   parlamento  empieza   a   jugar  un  papel   importante,   ya  que  

fundamentalmente   su   función   era   oponerse   a   las   constantes   exigencias   de   los   reyes   por  

obtener   más   recursos   y   fue   así   como   se   generó   la   célebre   frase:   “La   Nación   aprueba   el  

impuesto,   el   Rey   dicta   la   Ley”   (Hernández,   1992;   p.   104).   Esto   trajo   consigo   grandes   luchas  

como   la  primera  Guerra  Civil  de  Gran  Bretaña,    que  se   inició  por   la  resistencia  al  pago  de   los  

 

 

84  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

impuestos  establecidos  por  el  Rey  sin  el  voto  de  la  representación  parlamentaria,  de  la  cual  sale  

airoso  el  parlamento,  quedando  consolidado  en  este,   la  potestad  impositiva,  pero  iniciándose  

como  una  nueva  batalla  el  control  democrático  sobre  los  gastos  de  la  corona  (Castillo,  1997;  p.  

20).  

A   partir   del   siglo   XV,     el   parlamento   establece   la   práctica   de   examinar   los   gastos   al   mismo  

tiempo  que  los  aprueba.    El  parlamento  accedía  a  darle  recursos  al  rey,    si  este  al  mismo  tiempo  

accedía  en  darle  empleo  (Castillo,  1997;  p.  20).  Es  a  partir  de  ahí  cuando  se  hace  necesario  el  

consentimiento  del  parlamento  para  la  erogación  de  los  fondos  públicos,  y  exclusivamente  para  

los  fines  indicados  por  él,  y  como  el  Gobierno  del  Rey  se  vio  obligado  cada  año  a  presentar  al  

Parlamento   estimaciones   concretas   acerca   del   gasto   por   realizar,     haciendo   a   su   vez   el  

parlamento,  un  examen  de  las  cuentas  del  Estado  y  la  exigencia  de  responsabilidad    a  aquellos  

funcionarios   culpables   de   negligencia   o   malversación     en   el   manejo   de   los   fondos   públicos.  

Nace   el   concepto   de   “presupuesto”   el   cual   hace   referencia   a   los   planes   financieros   del  

gobierno.  En  1787,    se  emite  una  ley  que  establece  un  solo  fondo  para  recibir  y  registrar  todos  

los  ingresos  y  gastos,  principio  que  fue  recogido  poco  tiempo  después  por  países  como  Francia  

y  España.  Entonces  es  en  el  siglo  XIX  que  se  consolida  la  institución  del  presupuesto,  fortalecido  

por   el   Estado   Constitucional,   en   el   que   se   consagra   la   división   de   poderes   y   se   concibe   la  

institución  que  analizamos  como  una  autorización  del  Legislativo  al  Poder  Ejecutivo  (Martínez,  

1992).  

Tradicionalmente,    el  presupuesto  ha  sido  visto  como  el  agrupamiento  de  los  gastos  y  recursos  

previstos  para  el  año  siguiente  en  un  solo  documento,  que  era   sometido  a   la  aprobación  del  

parlamento.   No   está   de   más   señalar   que   estamos   ante   la   visión   más   básica   y   limitada   del  

concepto,   que  no   es   descartable,   pero  no  por   ello   comprensiva   de   la   totalidad  del   concepto  

(Castillo,  1997;  p.  26),  Sin  embargo,  las  nuevas  concepciones  financieras,  en  virtud  de  la  mayor  

participación  del   Estado  en   la   actividad   económica   en   general,   hacen  que   a   su   vez   se   deban  

operar   profundas   transformaciones   en   la   noción   de   presupuesto.     Por   ende,     la   acción   del  

 

 

85  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Estado  debe   efectuarse   acorde   a   un  plan,   del   cual   es  manifestación   esencial   el   presupuesto,  

cuya   noción   tradicional   se   amplía   en   el   tiempo   y   en   el   espacio,   con   alteración   de   ciertos  

principios   considerados   básicos   por   las   concepciones   clásicas     (Dromi,   1997;   p.   8).   El  

presupuesto   contempla  distintos   aspectos,   siendo  a   la   vez  un   instrumento  político,   contable,  

económico,   administrativo   y   jurídico.     Sin   embargo,   es   válido   señalar   que   resulta   más  

importante  su  matiz  político,  entendiendo   la  política  como  aquella  que,  por  definición,  opera  

sobre  la  totalidad  de  los  ámbitos  de  la  convivencia  humana.  Así  las  cosas,  el  presupuesto  es  la  

herramienta  esencial  de  la  política,  y  en  consecuencia,  se  encuentra  vinculado  al  Derecho,  a  la  

Administración,  a  la  Hacienda,  a  la  economía,  etc.  El  presupuesto  es  un  mecanismo  de  control  y  

planificación  (Dromi,  1997;  p.  9).  La  propuesta  es  ubicar  al  presupuesto,  con  un  valor  más  allá  

que  permita  su  control  más  por  fines  y  resultados,  que  si  bien  aporta  algún  elemento  no  resulta  

limitador.   Actualmente,   la   dogmática   del   Derecho   Financiero   revela   una   tendencia   dirigida   a  

conceptuar   el   Presupuesto   como   un   acto   legislativo   vinculado   por   el   plazo   y   por   la  materia  

típica  que  está  llamado  a  regular  (Vargas,  1999,  p.  84),  concepto  que  ha  sido  retomado  por  la  

misma  Sala  Constitucional  (voto  1999-­‐9316).    

La  concepción  presupuestaria  tradicional  se  contrapone  a  la  nueva  noción  de  presupuesto  por  

programas,  noción  que  se  encuentra  vigente  actualmente,  en  el  sentido  en  que  este  último  es  

un   sistema   fundamentado   en   la   determinación   de   objetivos   y   metas   para   los   cuales   se  

establecen  programas;    se  indican  costos;    y,  al  presupuestar  los  recursos  para  su  cumplimiento,  

se   obligan   a   la   determinación   de   unidades   de   medidas   que   permiten   el   control,   avance   y  

evaluación   de   los   resultados   para   responsabilizar   a   las   unidades   ejecutoras.   A   dicho  

presupuesto  se  le  concibe  como  un  programa,  ya  que  existen  etapas  claramente  definidas  que  

se   encuentran   interrelacionadas   y   condicionadas   entre   sí,   y   que   van   desde   la   formulación,  

discusión,   aprobación   y   promulgación,   por   medio   de   la   ley   del   presupuesto,   para  

posteriormente  pasar  a  la  ejecución,  contabilidad  y  control  hasta  la  evaluación.  Evidentemente,  

esta  metodología  es  más  compleja,  implica  programación  en  contraposición  a  la  improvisación,    

 

 

86  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

y  obliga  a  mayores  niveles  de  eficiencia   (además  de   la  natural  eficacia)  de   la   función  pública.  

Igualmente,     lleva  aparejado  un  complejo  sistema  de  control  para  garantizar  el  cumplimiento  

de   las   metas   propuestas,   pues   de   lo   contrario,   el   presupuesto   se   convierte   en   una   mera  

ejecución  sin  sentido  direccionado.  

Podemos  concretarnos  a  decir  que  el  presupuesto  por  programas  es  un  sistema    integrado  por  

diversos   presupuestos   especializados,   como   lo   son   económicos,   monetario,   de   comercio  

exterior,  recursos  humanos,    y  compra  y  suministro  de  bienes  y  servicios;  en  tanto  que  también  

es  un   instrumento  de  política  global,  estabilización  económica,  desarrollo  económico  y  social,  

programación,  ejecución  y  control,  indicación  de  eficiencia  y  responsabilidad,    y  de  organización  

de  recursos.  Por  medio  de  él  se  operativita  mediante  la  asignación  de  los  recursos,  los  distintos  

rubros   o   sectores   del   plan   de   desarrollo,   ya   sea   nacional   o   local.   En   términos   generales,     el  

presupuesto  por  programas  es  un  instrumento  operativo  que  expresa,  en  términos  financieros,  

el   plan   operativo   anual   institucional.   Se   caracteriza   por   ser:   una   herramienta   política,   de  

planificación     y   de   administración,   al   mismo   tiempo.   El   presupuesto   por   programa   es   una  

institución   que   involucra:   dirección,   planificación,   coordinación,   organización,   control   y  

evaluación.  Como  instrumento  administrativo,  el  presupuesto  indica  los  resultados  por  obtener  

y  sus  costos,  por  lo  que  debe  ser  administrado  y  controlado  con  la  minuciosidad  que  requiere  el  

manejo  de  fondos  públicos.  

Es   así   como   el   numeral   176   de   la   Constitución   hace   referencia   al   contenido   del   acto  

presupuestario,  mas  no   lo  define.   Es  de   advertir   que   si   bien  no   compartimos  el   que  el   texto  

constitucional  establezca  definiciones  ―máxime  cuando  estas  podrían  evolucionar  o  presentar  

imperfecciones,  considerando  que  es  más  propio  de  la  dogmática  cumplir  esa  función―  eso  no  

limita   que   ese   aspecto   resulte   determinante   para   los   efectos   del   tema   que   nos   trae   ahora.    

Sobre  este  punto,   la  doctrina  ha  sido  fluctuante  en  cuanto  a  considerar  al  presupuesto  como  

una  ley  formal  o  como  una  ley  material.  El  Tribunal  Constitucional  ha  seguido  la  línea  de  que  el  

presupuesto  no  es  solo  un  documento  jurídico  contable,  sino  la  expresión  de  un  plan  por  medio  

 

 

87  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

del   cual   se   pretende   organizar   económicamente   a   la   Administración   Central   en   un   período  

determinado,  lo  que  concuerda  con  la  posición  predominante  en  la  doctrina.  

Podríamos   entender   el   presupuesto   como   un   acto   contable,     jurídico   y     económico.     Según  

Bayetto   (s.f),   existen   varios   factores   que   se   incluyen   en   la   definición,   los   que   conviene  

inventariar.   Ante   todo   es   un   1.-­‐   un   acto   administrativo-­‐legislativo,   con   fuerza   de   ley,   lo   que  

lleva   aparejado   que   es   acto   administrativo,   por   cuanto   para   su   elaboración   interviene  

activamente  el  poder  administrador  y  porque  su  ejecución  corresponde  al  mismo  órgano;  pero  

igualmente  es  un  acto  legislativo,    ya  que  emana  del  pronunciamiento  del  Congreso.    Al  ser  el  

presupuesto   una   norma   jurídica,   que   proviene   del   legislativo   en   el   ejercicio   de   una  

competencia   constitucional,   el   presupuesto   es   un   acto   jurídico   que   reviste   características  

especiales.   2.-­‐   Es   una   autorización   del   Poder   Legislativo   para   efectuar   gastos   por   cuenta   y   a  

cargo   del   Estado,   de   suerte   que   el   Poder   Legislativo   autoriza   al   poder   administrador   para  

realizar   gastos   que   deben   pagarse   con   fondos   del   tesoro   nacional,   de   manera   que   las  

previsiones   del   presupuesto   son   autorizaciones   legales   para   gastar,   son   créditos   abiertos   al  

poder  administrador,   contra   los  que  gira  para  cancelar   los   compromisos  que   los   funcionarios  

competentes  contraigan  conforme  a  los  procedimientos  establecidos  por  la  ley.    Finalmente,  3.-­‐  

es  limitativo  de  los  conceptos  y  montos  por  gastar,  de  suerte  que  el  presupuesto  constituye  un  

límite  cuantitativo  y  cualitativo  de   los  gastos  por  efectuar  durante  el  ejercicio  financiero.    Los  

créditos   incluidos   en   el   presupuesto   son   autorizaciones  máximas  ―por   concepto   y  monto―  

para   los   gastos   públicos,   define   en   qué   se   gastara   y   hasta   cuál   monto   se   podrá   gastar,   de  

manera  que  se  trata  de  una  autorización  y  no  de  una  obligación.    Sobre  este  último  punto  debe  

recordarse   que   dentro   de   los   gastos   hay   unos   facultativos   y   otros   obligados,   y   entre   estos  

últimos  existen  los  que  son  a  cargo  del  tesoro  por  imperio  de  la  ley  o  del  contrato  (ej.  el  pago  

de   la   deuda   pública),  mientras   que   los   facultativos   son   aquellos   que   el   poder   administrador  

podrá  poner  a  cargo  del  tesoro.  

El  presupuesto  es  un  acto  periódico,  siendo  este  el  denominado  ejercicio  financiero;  finalizado  

 

 

88  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

el  plazo  de  vigencia,  caducarán  los  créditos  contenidos  en  la  ley  y  el  Poder  Ejecutivo  no  podrá  

ordenar   nuevos   gastos   o   contraer   nuevos   compromisos   con   cargo   a   esos   créditos.   Como   se  

verá,     la   duración   del   presupuesto   es   tradicionalmente   anual   ―regla   de   anualidad―.     El  

presupuesto  es  una  estimación  de  recursos  del  ejercicio,  es  un  cargo  de  rendimiento  probable  

de   las   distintas   fuentes   de   ingreso   del   Estado,   sean   estas   originarias   o   derivadas,   es   decir,  

patrimoniales  o   resultantes  de   su  potestad   tributaria.     La   facultad  para   recaudar   ingresos  no  

emerge  de  la  ley  de  presupuesto,  sino  de  las  leyes  tributarias  creadoras  de  fuentes  de  recursos  

públicos,  de  manera  que  el  cálculo  de  recursos  tiene  carácter  estimatorio,  a  fin  de  equilibrar  los  

gastos   autorizados   con   los   ingresos  presuntos     (regla  del   equilibrio).   Esa  división  básica   es   el  

pilar  de  la  norma  presupuestaria,  en  tanto  define  competencias  y  alcances,    aun  cuando  podría  

ser  un  mismo  órgano  el  que  presenta  ambas  competencias.  

Llamamos   principios   presupuestarios   a   una   serie   de   reglas   que   resumen   la   disciplina   de   la  

institución   presupuestaria   y   cuyo   respeto   asegura   el   cumplimiento   de   la   finalidad   básica   de  

dicha   institución,   la   cual   sería  permitir   el   control   parlamentario  en   lo   referido  a  presupuesto  

estatal  o  la  fiscalización  de  la  Contraloría  General  de  la  República,  del  proceso  de  asignación  de  

los  recursos  públicos  y  la  correspondiente  ejecución.  

Las  contraindicaciones  económicas  y  sociables  del  capitalismo  de  las  democracias  liberales  de  la  

mayor  parte  del  mundo  originó  desde  ya  hace  bastante  tiempo,  una  seria  preocupación,  tanto  

de  parte  de  los  economistas  como  de  los  juristas  y  políticos,  acerca  del  papel  del  gasto  público  

en  la  economía  nacional  de  los  distintos  países.  Esta  preocupación,  que  no  se  ha  quedado  en  la  

mera   especulación   acerca   de   los   hechos,   sino   que   ha   sido   el   origen   de   una   serie   de  

transformaciones   en   el   papel   del   Estado   como   agente   económico   a   la   par   de   la   llamada  

empresa   privada,   ha   permitido   que   el   gasto   público,   en   el   mundo   moderno,   no   se   vea  

únicamente   como   el   instrumento   para   complementar   el   accionar   de   la   empresa   privada   y  

permitirle  a  esta  un  mayor  desarrollo,  creando  condiciones  para  ello  (tesis  liberal),  sino  que  se  

vea  y  se  utilice  también  como  agente  directo  en  la  economía  del  país.  

 

 

89  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

No   existiendo   en   las   democracias   liberales,   ni   el   sustrato   ideológico   suficiente   ni   los  

instrumentos  legales  propiamente  para  ello,  la  planificación  económica  se  queda,  en  la  mayor  

parte   de   tales   regímenes,   en   la   mera   programación   de   cierta   parte   del   sector   y   en   buenos  

consejos  para  la  empresa  privada.  No  existe  pues  una  planificación  nacional  que  incluya  tanto  

al  sector  público  como  al  privado  y,  en  algunos  casos,  como  es  el  de  nuestro  país,  ni  siquiera  es  

posible  planificar  la  actividad  de  todo  el  sector  público.  Ante  esta  imposibilidad  real  de  acercar  

la   teoría   a   la  práctica  ―esto  es,  permitiendo  a   los  distintos  Estados  que  puedan   influir   en   la  

marcha  de  las  economías  nacionales  de  acuerdo  con  el  interés  público―  se  han  vuelto  los  ojos  

a   los   presupuestos,   como   instrumentos   financieros   que   pueden   válidamente   convertirse   en  

verdaderos  programas  económicos  del  sector  público.  Esta  relevancia  especial  que  han  tomado  

los  presupuestos  estatales  ha  originado  toda  una  reflexión  acerca  de  la  naturaleza  de  los  fondos  

públicos,   la   eficiencia   de   la   Hacienda   Pública,   los   principios   que   conforman   la   Hacienda   y   lo  

cuestionante   de   todo.   Ante   esto,   podría   plantearse   la   pregunta   de   si   en   la   realidad   práctica  

costarricense  interactúan  estos  principios.  

Un   primer   acercamiento   sobre   el   tema   nos   lleva   a   un   aspecto   medular,   el   cual     es   la  

importancia  de  los  principios  en  general  y  sobre  esta  materia  en  concreto.    Sobre  el  primero  de  

los   cuestionamientos,   la   doctrina   se   orienta   a   ubicar   el   tema   de   la   coherencia   general   del  

ordenamiento  (Jinesta,  2002),    lo  que  en  efecto  es  cierto,  más  no  llega  hasta  allí.  Pretender  un  

área   del   derecho   como   un   conjunto   de   disposiciones   agrupadas   sin   relación   entre   ellas,  

generaría  que  la  labor  jurídica  fuera  un  mero  recetario  de  presupuestos  y  efectos  jurídicos,  sin  

que   pudiera   extrapolarse   más   allá   de   lo   expresamente   contemplado.   En   materia  

presupuestaria,     el   tema   es   por   demás   arisco,   en   tanto   confluyen   tanto   aspectos   de   orden  

netamente   legal,   como   aquellos   que   refieren   al   ámbito   financiero   y   contable   de   la  

Administración  Pública.    Pretender  que  el  asunto  es  netamente  jurídico  es  un  error  desde  todos  

los  planos,  más  bien  es  más  propio  de   la  administración  que  del  derecho,  donde  este  último  

más  bien  ha  ajustado  sus  institutos  para  darle  un  ropaje  propio  de  esta  área  del  conocimiento.    

 

 

90  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

De  esa  manera,     la   comprensión  de   las  normas  solo  puede  ser   realizada  a  partir  de  aspectos  

meta  jurídicos.  

Los  principios  propios  de  esta  materia,  delimitan  y  permiten  extraer  el  alcance  de  las  normas,  y  

no  solo   le  otorgan  coherencia.    Además,    a  partir  de  ellos  se  regulan  una  serie  de  situaciones  

concretas,  que  a  fin  de  establecer  una  tipificación  resultaría  un  ejercicio  casi  imposible  ante  la  

infinidad  de  variables  que  se  conjugan.    El  establecimiento  del  principio  rector  llena  de  un  vacío  

normativo   el   cúmulo   de   esas   variables,   regulando   tanto   situaciones   ya   presentadas   (que  

sustentan   al   principio),     como   futuras   ni   siquiera   pensadas,   previendo   efectos   jurídicos;   en  

algunos  casos  evitándolas  y  en  otras,  facultándolas.  De  manera  que  en  esta  materia  resultaría  

casi  impensable  la  posibilidad  de  afrontar  esta  área  del  conocimiento  sin  los  nortes  que  otorgan  

los  principios  como  máximas.  No  está  de  más  recordar  que  si  bien  el  derecho  administrativo,  

por  vía  reglamentaria,  tiende  a  ser  detallista  a  la  hora  de  prever  supuestos  del  comportamiento  

administrativo,  bajo  la  órbita  de  la  garantía  del  derecho  de  los  particulares  que  se  enfrentan  a  

una   administración   cargada   de   facultades,     en   este   caso,   las   previsiones   normativas   siempre  

resultan    insuficientes.  En  el  mejor  de  los  casos  no  son  más  que  ejemplificaciones.  

Es  importante  evidenciar  que  en  el  fondo,  todos  los  principios  de  orden  presupuestario  no  son  

más   que   derivaciones   del   principio   de   legalidad,   que   para   el   caso   llevaría   el   apelativo  

"financiera",   al   cual   hemos  dedicado   ya   algunas   líneas   en   su   ámbito   general,   pero  que  en  el  

próximo  capítulo  consideraremos  más  en  detalle  a  partir  de  sus  derivaciones  en  relación  con  la  

materia   en   concreto.   Eso   lleva   a   la   necesaria   consecuencia   de   que   en   varias   ocasiones,     la  

diferencia  se  ubica  únicamente  en  el  enfoque,  más  que  en  el  fondo  del  tema.  

Para  Fontouge  (1984),    los  principios  presupuestarios  se  clasifican  en  presupuestos  sustanciales  

(a)  equilibrio,  y  b)  anualidad),  principios  formales:  (1)  unidad,  2)  universalidad  o  caja  única,  3)  

no  afectación  de  recursos  y      4)  especificación  de  gastos).  Deben  agregarse,  adicionalmente,  los  

principios  de  legalidad  presupuestaria  (vinculados  con  el  principio  de  especificación  de  gastos,  

 

 

91  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

ya   que   la   administración   no   puede   gastar  más   de   lo   que   le   está   expresamente   permitido)   y  

publicidad   (obedece   al   sistema   democrático   del   poder   y   a   que   cada   contribuyente   tenga   la  

posibilidad   de   saber   en   qué   se   invierte   su   dinero).   Por   su   parte,   el   jurista   nacional   Rubén  

Hernández   Valle   (s.   a.   p.,   el   derecho   de   ....),   considera   que   en   lugar   de   hablar   de   principios  

presupuestarios,   se   debe   hablar   de   principios   generales   de   la   gestión   financiera   del   Estado,  

dentro  de  los  cuales  ubica:  principio  de  anualidad  (artículo  176  de  la  Constitución  Política),  de  

contenido  necesario  (artículo  176  de  la  Constitución  Política),  de  fuerza  restrictiva  (artículo  180  

de  la  Constitución  Política,  entendido  como  límite  de  acción),  de  equilibrio  (artículo  176  de  la  

Constitución   Política),   de   control   del   gasto   público,   de   publicidad   (artículo   187   de   la  

Constitución  Política),  de  legalidad  del  gasto  (artículos  122  y  180  de  la  Constitución  Política),  y  

de   equidad   del   gasto.   Para   el   citado   autor,   estos   dos   últimos,   más   que   principios,     son  

presupuestos  generales  de  la  función  pública,    por  lo  que  su  aplicación  es  transversal.  

En   el   voto   137-­‐95,   la   Sala   Constitucional   adopta   la   anterior   sistematización   creada   por  

Fonrouge.   Indica   la   Sala   que   el   Derecho   Presupuestario   está   regido   por   los   principios  

presupuestarios,   los   de   carácter   sustancial   y   formal,   tal   y   como   seguidamente   se   indica:   “De  

carácter  sustancial  tenemos  los:  de  “equilibrio”  y  de  “anualidad”  y  formales  podemos  apuntar  

los   de   “unidad”,   de   “universalidad”,   de   “no   afectación   de   recursos”   y   de   “especificación   de  

gastos”   (Sala   Constitucional,   voto   137-­‐95).   Hasta   aquí   es   claro   que   el   presupuesto   debe  

contener  la  totalidad  de  los  gastos  puestos  a  cargo  del  tesoro  público  en  un  ejercicio,  así  como  

la  totalidad  de  los  recursos  de  posible  recaudación  en  un  ejercicio,  para  afrontar  los  gastos;  de  

suerte   que   está   constituido   por   dos   ejercicios   separados   gastos   y   recursos.   Estos   son  

independientes   entre   sí,   pero   deben   estar   regidos   por   el   equilibrio   presupuestario.   El  

presupuesto  debe  incluir  todos  los  gastos  públicos,  de  manera  que  el  poder  administrador  no  

puede  gastar  fuera  de  los  conceptos  y  límites  fijados  y  los  ingresos  son  solo  la  contrapartida  de  

los  egresos  y  buscan  equilibrar  el  presupuesto.    Hechas  estas  aclaraciones,  en  la  doctrina  clásica  

de  las  finanzas  se  dice  que     las  reglas  o  principios  del  presupuesto  son:  unidad,  universalidad,  

 

 

92  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

anualidad  y  de  equilibrio.    Además,    la  regla  de  la  generalidad  incluye  unidad  y  universalidad  (el  

Estado   debe   hacer   un   solo   presupuesto,   donde   se   abarquen   todos   los   gastos.   A   las   reglas  

clásicas  del  presupuesto  se  han  agregado  otras  reglas  para  ordenar  el  presupuesto,  ellas  son:  

de  la  procedencia,  de  la  exactitud,  de  la  especificación,  de  la  publicidad,  de  la  claridad  y  de  la  

uniformidad.    Igualmente,  se  distingue  entre  las  reglas  sustanciales,  que  incluyen  la  regla  de  la  

generalidad:   universalidad   y   unidad,   el   equilibrio,   de   la   procedencia,   de   la   publicidad   y   de   la  

exactitud.     Con   respecto   a   las   reglas   formales,   estas   incluyen   reglas   de   la   anualidad,   de   la  

especificación,  de  la  claridad  y  de  la  uniformidad.  

Doctrina  más  moderna   (Miranda,   2004)   clasifica   los   principios   en   tres   grupos,   atendiendo   al  

sujeto  que  debe  formular  el  presupuesto  (principios  políticos),  el  modo  (principios  contables)  y  

el   fin   o   los   criterios   económicos   a   que   debe   atender   (principios   económicos).     Los   primeros  

refieren   al   sujeto   que   debe   formular   o   diseñar   el   presupuesto   e   incluyen   competencia,  

universalidad,   unidad,   especialidad,     anualidad,   claridad   y   publicidad.     Los   contables   son   los  

tocantes  al  modo  de  formular  el  presupuesto  e  incluyen  el  presupuesto  bruto,  el  de  unidad  de  

caja,  especificación  y  ejercicio  cerrado.    Por  último,    los  principios  económicos  versan  sobre  el  

fin   o     los   criterios   económicos  que  debe   atender   el   presupuesto,   e   incluyen  el   gasto   público  

mínimo  y  equilibrio.    

 

Como   se   adelantó,   la   Sala   Constitucional   ha   adoptado   el   esquema   de   Giuliani   Fonrouge,   y  

siendo   que   la   mayoría   de   estos   principios   constituyen   el   eje   central   de   la   presente  

investigación,   se   hará   un   análisis   de   los   principios   sustanciales   y   formales,   respetándose   el  

esquema   de   la   Sala   Constitucional.   Naturalmente,   hemos   dedicado   un   acápite   a   considerar  

algunos  otros  principios  no  establecidos  aún  por  el  tribunal  constitucional,  pero  a  los  cuales  la  

doctrina  ha  dedicado  un  considerable  esfuerzo.  

 

 

 

93  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

EL  PRINCIPIO  DE  LEGALIDAD  PRESUPUESTARIA    

 Como  ya  se  había  adelantado,  históricamente  el  principio  de  legalidad  conocido  también  como  

de   juricidad  de   la   administración,   tiene   su  origen  en   la  Revolución  Francesa;     la   introducción  

desde   el   punto   de   vista   semántico   de   este   nuevo   concepto   implicó   un   cambio,     pues   la  

administración   dejó   ser   una   emanación   personal   del   soberano,   para   convertirse   en   un   ente  

jurídico   sometido   a   la   ley.   La   declaración  de  Derechos  del  Hombre   y   del   Ciudadano  de   1789  

estableció  en  su  artículo  5  lo  siguiente:    

“Todo   lo   que   no   está   prohibido   por   la   ley   no   puede   ser   impedido   y   nadie   puede   ser  

forzado  a  hacer  lo  que  ella  no  ordena”  por  su  parte  el  artículo  7  decía  “Los  que  soliciten,  

dicten,  ejecuten  o  hagan  ejecutar  órdenes  arbitrarias  (no  justificadas  por  la  ley,  según  el  

pensamiento  ilustrado  revolucionario)  serán  castigados;  pero  todo  ciudadano  llamado  o  

detenido   en   virtud   de   la   ley   debe   obedecer   al   instante,   se   hace   culpable   de   la  

resistencia”.  

 

Conforme   con   la   legalidad   financiera,   la   Administración   no   tiene   poderes   inmanentes,   su  

legitimidad  no  deriva  de  sí  misma,  sino  de  potestades  que  externamente  se  le  atribuyen,  así  la  

administración   no   está   integrada   por   órganos   soberanos,   sino   por   órganos   cuya   soberanía,  

autoridad   y   poder   son   concedidos   por   otros   órganos   supremos   del   Estado,   y   gravitando   en  

torno  a  este  concepto  surge  entonces  el  principio  de  legalidad  que      

“No   solamente   supone   la   sumisión   de   la   actuación   administrativa   a   las   prescripciones  

del   poder   legislativo,   lo   cual   viene   de   suyo   postulado   por   la   misma   mecánica   de   la  

división  de  poderes  y  por  el  mayor    valor  formal  que  a  los  actos  del  poder  legislativo  se  

 

 

94  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

concede,   sino   asimismo   al   respeto   absoluto   en   la   producción   de   las   normas  

administrativas,   el   orden   escalonado   de   las   fuentes   y,   finalmente,   la   sumisión   de   los  

actos  concretos  de  una  autoridad  administrativa  a  las  disposiciones  de    carácter  general  

previamente   dictadas   por   esa   misma   autoridad   o,   incluso   por   autoridad   de   grado  

inferior   siempre   que   entre   en   el   ámbito   de   su   competencia”   (Garrido   Falla,   s.   a.   p.,   p.  

250;    en  el  mismo  sentido,  Bohoyo,  s.  a.  p.).  

 Dicho   principio   se   encuentra   consagrado   en   el   artículo   11   de   la   Constitución   Política,   en  

armonía   con   la   ley   General   de   la   Administración   Pública,   en   su   artículo   11     y   que   agrega   el  

canon  13  punto  primero,  del  mismo  cuerpo  normativo.  Para  la  Sala  Constitucional  el  principio  

de   legalidad   en   el   estado   de   derecho     postula   una   forma   especial   de   vinculación   de   las  

autoridades  o   instituciones  públicas  al  ordenamiento   jurídico,  a  partir  de  su  definición  básica  

(voto  1739-­‐92  de  la  Sala  Constitucional).  Conforme  al  principio  de  legalidad  presupuestaria,  la  

Administración  no  puede  realizar  ningún  gasto  que  no  haya  sido  debidamente  presupuestado.  

En  ese  sentido,    existe  una  diferencia  entre  fuente  de  las  obligaciones  y  fuente  del  gasto.  La  Ley  

ordinaria,   como   sería   en   su  momento   el   proyecto   que   nos   ocupa,   es   fuente   de   obligaciones  

para  el  Estado,  pero  no  puede  autorizar  un  gasto  y  por  consiguiente  su  pago.  Por  el  contrario,  la  

ley  de  presupuesto,  en   tanto  que  autorización  para  gastar,  es   fuente  del  gasto  y  por  ello  del  

pago.    El  principio  de  legalidad  presupuestaria  implica  necesariamente  que  la  Administración  y  

el  Estado  en  general  se  encuentra  sometido  de  manera  irrefutable  a  todas  las  normas  escritas  y  

no   escritas   del   ordenamiento,   en   cuanto   establecen   límites   de   acción   dentro   de   la   órbita  

presupuestaria.   De   las   normas   transcritas   se   desprende   entonces   que   toda   autoridad   o  

institución   pública   puede     actuar   en   la   medida   en   que   exista   una   norma   escrita   que   así   lo  

autorice,  lo  que  implica  su    sometimiento  a  la  constitución  y  a  la  ley  y,  en  general,  a  todas  las  

otras  normas  del  ordenamiento  jurídico-­‐reglamentos.    

 

 

95  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Este   principio   tiene   íntima   relación   con   otros,   en   tanto   los   gastos   públicos   y   su   financiación  

constituyen   unos   de   los   derroteros   esenciales   de   la   Hacienda   Pública.     La     Administración  

pública,    en  su  aspecto   financiero,  gravita  entonces  en   torno  a  un  marco  de   legalidad.  De   tal  

forma   que   aspectos   tales   como   el   presupuesto,   la   percepción   de   los   impuestos     y   todo   lo  

referente  a   la   inversión  y    créditos  ―endeudamiento  público―  se  encuentra  regulado  por  un    

régimen   jurídico   que   tiende   a   ordenar   y   regular   el   uso   y   disposición   de   su   patrimonio  

financiero,  con  el   fin  de  asegurar  su  correcta  utilización  por  parte  del   funcionario  público.    El  

principio   de   legalidad   financiero     no   puede   desligarse   del     presupuesto     que   no   hace   sino  

expresar   el   plan   de   actuación   financiera   de   la   Administración   Pública   para   un   período   de  

tiempo   determinado,   autorizando   a   las   diversas   dependencias   a   realizar   una   serie   de   gastos  

concretos,   y   previendo   la   obtención   de   ingresos   de   diversas   fuentes.   Es,   por   tanto,     el  

instrumento   regulador   de   la   actividad   financiera   pública.   La   Ley   de   Presupuesto   fija   las  

cantidades  que  han  de  destinarse  a  cada  una  de  las  necesidades  públicas  que  en  el  año  fiscal  

sea  necesario  cubrir.  En  ese  sentido,    el  presupuesto  refleja  el   fin  y   los  objetivos  de   la  acción  

estatal,  o  en   su  caso  de   la  administración  descentralizada   (Ortiz,  1985,  p.  23).    No  es  el   caso  

venir   a   exponer   las   normas,   de   muy   diversa   índole   y   rango,   que   tienen   relación   con   el  

presupuesto   como   un   proceso.   Básicamente,   lo   que   nos   interesa   destacar   son   tres   aspectos  

que   resultan   fundamentales:   a)   el   sometimiento   del   presupuesto   a   un   plan   previo;   b)   el  

principio  de  universalidad    y  el  equilibrio.    Si  bien  estos  principios  se  retomarán  posteriormente,  

sí  conviene  dedicar  algunas  líneas  en  atención  exclusiva  a  la  relación  con  el  tema  de  la  legalidad  

financiera.  

El   principio   de   universalidad   postula   que   el   presupuesto   debe   reflejar   y   contener   todos   los  

ingresos   y   todos   los   gastos   que   origine   la   actividad   financiera   del   Estado   y   se   encuentra  

establecido  en  la  Constitución  Política  en  el  artículo  176.  El  principio  de  universalidad  definido  

en   el   artículo   5   de   la   Ley   de   la   Administración   Financiera   supone   que   la     planificación   debe  

abarcar   aspectos   del   orden   económico,   social,   político,   cultural,   etc.   previendo   las  

 

 

96  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

consecuencias   en   esos   ámbitos   dada   la   interrelación   de   los   diversos   factores   de   la   vida   en  

sociedad.  Pero,    además,    supone  que  todo  el  presupuesto  nacional    debe  comprender  todos  

los   ingresos   probables   de   la   administración   pública,   lo   que   evidentemente   conlleva   a   una  

previsión   o   cálculos   de   los   ingresos   (voto   2002-­‐4884   de   la   Sala   Constitucional).   Norma  

semejante   se   ubica   en   el   antiguo   manual   de   Normas   Técnicas   sobre   Presupuesto   de   la  

Contraloría   General   del   República,   y   retomando   en   el   vigente.   Del   anterior   principio   se  

desprende  que  la  integridad  del  conjunto  de  derechos  y  obligaciones  económicas,  sobre  las  que  

incide   la   autorización  presupuestaria,  debe  estar     contemplada  en  el  presupuesto,  de  ahí   los  

corolarios  de  no  afectación  de  los  recursos  y  no  compensación  entre  ingresos  y  gastos.    

No  puede  concebirse  una  gestión  financiera  apropiada  si  no  existe  un  presupuesto  enmarcado  

dentro   de   una   planificación   de   la   gestión   gubernamental.     La   planificación   consiste   en   la  

formulación  de  un  plan  de  acción   con  el   cual   atender   las  necesidades   sociales,  ordenando   la  

actividad   gubernamental   en   función   de   su   atención   de   acuerdo   con   ciertos   principios  

presupuestarios  que  son  bien  enunciados  por  parte  de  la  Contraloría  General  de  la  República,    

en   el   Manual   de   Normas   Técnicas   sobre   Presupuesto     (programación,   previsión,   equilibrio,  

universalidad,  unidad,  especificación,  periocidad,  claridad,  exactitud,  publicidad),  disposiciones  

retomadas  casi  íntegras  en  el  actual  manual,  aun  cuando  con  otra  numeración.  El  presupuesto  

como   instrumento  que     legitimiza   la  gestión  pública,    debe  ser  programado  y  por  ende  debe  

seleccionar  y  ordenar  por  categorías  las  actividades  y  proyectos  necesarios,  mediante  un  rango  

de  prioridades    y  disponibilidad  de  los  recursos.  En  razón  de  lo  anterior,    la  planificación  no  se  

puede  deslindar,    pues  esta  supone  una  selección   inteligente  de  alternativas  y  en  procura  de  

una   acción   coherente   que   garantice   el   mejor   aprovechamiento   de   los   recursos   (Sala  

Constitucional,   voto   2002-­‐4884).   El   presupuesto   de   la   Administración   Central     es     aprobado  

bajo   la  forma  jurídica  de  ley  por   la  Asamblea  Legislativa,    conforme  lo  dispone  el  artículo  121  

inciso   11   de   la   Constitución   Política,   donde   dentro   del   ámbito   de   su   contenido   esencial   y  

natural,  se  constituye  como  una  mera  previsión  de  ingresos  y  una  autorización  para  el  gasto,  es  

 

 

97  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

una   ley   instrumental   en   la   medida   en   que   se   hace   necesaria   para   hacer   cumplir   los   fines  

legalmente  asignados.  Este  carácter   instrumental  significa  que   la  actividad  de  recaudación  de  

los   tributos   y   demás   ingresos   y   su   asignación   a   los   diferentes   gastos   en   un   presupuesto,   se  

realiza   con  miras   a   la   satisfacción   de   las   necesidades   públicas   y   la   consecución   de   los   fines  

legalmente  asignados  al  ente  público.  

Sin  embargo,    las  instituciones  autónomas  y  de  las  Municipalidades,  se  encuentran  adscritas  en    

cuanto  a  competencia  presupuestaria  se  refiere,    a  la  Contraloría  General  de  la  República,  pues  

el  artículo  184  de   la  Constitución  Política  establece  que  es  un  deber  y  una  atribución    de  ese  

órgano.     Así   que   el   jerarca   superior   autorizado   de   la   entidad     remitirá   el   documento   de  

presupuesto  una  vez  que  ha  sido  sujeto  de  análisis,  discusión  y  aprobación  administrativa,  para  

finalmente  remitirlo,  acompañado  del  correspondiente  plan  operativo  anual   institucional,  a   la  

Contraloría  para  su  aprobación,  siendo  facultad  de  esa  entidad  la  aprobación  o  improbación.    Es  

de  tener  en  cuenta  que  la  aprobación  legislativa  con  respecto  a  la  del  órgano  contralor  difiere  

sustancialmente;     en   el   primero   de   los   casos,   es   un   análisis   tanto   de   legalidad,   como   de  

conveniencia  y  utilidad,   lo  que   lleva   incluido  un   juicio  político.    Es  claro  que  el  plan  de  acción  

corresponde   al   Poder   Ejecutivo,   pero   el   legislativo   podría   rechazar   rubros   que   a   su   juicio  

resultan  desmedidos,  con  lo  cual  implícitamente  reorientan  el  plan  presentado.    En  el  caso  de  la  

Contraloría  General  de   la  República,   su   revisión  es  específicamente  de   legalidad,   lo  que   lleva  

incluido  el  sometimiento  al  plan  nacional  de  desarrollo  y  a  otras  normas  de  rango  inferior  que  

definen  la  orientación  de  los  entes  supeditados  a  tutela  administrativa,  más  no  podría  entrar  en  

otros  aspectos.    A  nivel  presupuestario  no,  pues  ello  llevaría  implícito  una  coadministración,    lo  

que   desborda   las   facultades   de   fiscalización   propias   del   órgano   auxiliar   de   la   Asamblea  

Legislativa.  

De   tal   forma   que   el     presupuesto   público   ―sea   aprobado   por   Ley   para   la   Administración  

Central   o  por   acto  administrativo   respecto  de   la  Administración  descentralizada―  constituye  

parte   fundamental   de   los   elementos   de   validez   del   acto   administrativo,   en   tanto   no   puede  

 

 

98  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

perfeccionarse   una   obligación   por   una   entidad   pública   que   no   posea   recursos   disponibles   y  

debidamente   presupuestados,   ni   prestarse   un   servicio   público   que   no   cuente   con   recursos  

económicos   para   hacerle   frente.   La   vinculación   plan-­‐presupuesto   no   es   sólo   una   exigencia  

doctrinal   ampliamente   aceptada,   sino   también   jurídica.   Así   lo   establece   la   Ley   de  

Administración  Financiera  en  su  artículo  4.    En  la  actualidad  se  ha  adoptado  la  formulación  de  

presupuesto   por   programas,   modalidad   que   responde     a   un   plan   en   donde     las   metas   y  

objetivos     de   cada   institución     o   cartera   ministerial   se   encuentran   también   en   función   del  

esquema  presupuestario,  pudiéndose  con  ello  determinar  con  cuáles  recursos  se  cuenta  y  cuál  

sería  el  costo.  Esta  nueva  modalidad  obliga  a  una  administración  más  ordenada  en  cuanto  a  las  

asignaciones   presupuestarias,     pero   además   supone   una   interrelación   con   la   programación  

macroeconómica  del  ejecutivo  con  la  colaboración  del  Banco  Central.    Se  supera  entonces  con  

esta   nueva   legislación   la   modalidad   de   un   presupuesto   por   objeto   del   gasto,   sin   la   menor  

referencia   o   vinculación   a  metas   u   objetivos   claros.  Así   cada   gasto  debe   corresponder   a   una  

meta,   dentro   de   un   objetivo   previamente   fijado;   ante   la   inexistencia   de   la   primera,     resulta  

imposible  la  asignación  de  un  contenido  presupuestario.    No  está  demás  indicar  que  el  nivel  de  

complejidad   de   un   objetivo   o   una  meta   depende   de   la  misma   administración,   lo   que   podría  

permitir  la  generación  de  estas  de  carácter  meramente  formales  (sin  valor  agregado  real  en  el  

servicio  de  manera  directa  o   indirecta),   lo  que  no  es   la   idea;  más  resulta  complicado  el   tema  

frente   a   unidades   staff   cuyo   aporte   es   la   mera   continuidad   de   la   actividad   pública   o   una  

relación  indirecta  con  el  servicio.    La  ausencia  de  lineamientos  claros  en  esta  materia  es  quizá  la  

gran  limitación,  mas  en  todo  caso,  desborda  el  tema  que  ahora  nos  ocupa.  

La  incorporación  en  la  Ley  de  Presupuesto  a  lo  que  aspira  es  a  formar  un  juicio  integral  sobre  el  

destino  que  se  da  a   los   ingresos  según   la  naturaleza  de  estos   (de  capital  o  corrientes),    y  a   la  

necesaria  observancia  del  principio  de  equilibrio  en  los  términos  y  alcances  en  que  se  postula  

actualmente.   El   objeto  del   cálculo   de   los   recursos   es   financiar   el  monto   establecido  para   los  

gastos  y  llegar  al  necesario  equilibrio  económico  en  el  presupuesto,  pero  no  es  un  límite  llegado  

 

 

99  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

al  cual   la   recaudación  deba  suspenderse.  De   lo  que  se  ha  expuesto   tenemos  que   la   legalidad  

presupuestaria  presenta  un  doble  perfil:  desde  la  perspectiva  del  ingreso  y  desde  la  perspectiva  

del  gasto.    Desde   la  perspectiva  del   ingreso   tenemos  que   la   forma  en  que  el  Gobierno  ha  de  

hacer  acopio  de  recursos  no  puede  desbordar  el  marco   legal  autorizado;  precisamente  existe  

una  reserva  de  ley  en  materia  tributaria  que  ha  de  respetarse.  De  esta  forma,  la  Administración  

Pública   ha   de   sujetarse   a   las   reglas   sobre   determinación   del   tributo   para   procurarse   sus  

recursos  En  materia  tributaria,    la  reserva  está  referida  a  la  ley  emitida  de  conformidad  con  los  

procedimientos   ordinarios   de   emisión   de   las   leyes;   por   ello   la   Ley   de   Presupuesto   Nacional  

costarricense  no  podría  crear  un   impuesto,  ni  modificar  el  hecho  generador  de  un   tributo  en  

procura  de  mejorar  las  previsiones  que  se  han  hecho  sobre  las  recaudaciones  probables.  

En  cuanto  a  los  egresos,  la  legalidad  presupuestaria  se  manifiesta  en  tres  órdenes:  demanda  la  

observancia  del  principio  de  especialidad  (cualitativa,  cuantitativa  y  temporalmente)  según  se  

indicó;   es   un   elemento   de   validez   de   todo   acto   o   contrato   administrativo   que   conlleve   la  

ejecución   de   gasto   público;   y   exige   la   aplicación   de   las   normas   generales   que   la   Ley   de  

Presupuesto  Nacional  contiene,  en  tanto  sean  útiles  y  necesarias  para  su  ejecución,  liquidación  

o  evaluación.  Como  se  dijo,  el  presupuesto  público  hace  efectiva  la  función  administrativa  que  

impone   el   bloque   de   legalidad,   al   dotar   a   la   Administración   Pública,   en   función   de   un  

determinado   ingreso,  del  plan  de  gastos  por  desarrollar  durante  el  año  correspondiente  para  

satisfacer   los   fines   que   el   ordenamiento   jurídico   sustantivo   le   fija.   Lo   expuesto   nos   hace  

concluir   que   la   Ley   de   Presupuesto   Nacional   es   una   ley   instrumental   de   la   gestión   pública,  

sujeta  a  la  legislación  ordinaria,  que  no  puede  derogar,  ni  desaplicar  para  casos  concretos.  En  el  

momento   de   estimarse   ingresos   han   de   utilizarse   las   reglas   tributarias   preestablecidas,     y  

cuando   se   ordenan   los   gastos   han   de   respetarse   las   obligaciones,   contratos   y   demás  

compromisos  que  el  ordenamiento  jurídico  sustantivo  reconoce.      

El  principio  de  inderogabilidad  singular  de  la  norma  jurídica  propio  del  Derecho  Administrativo  

es  perfectamente  extensivo  a  la  actividad  legislativa  y  es  derivación  del  principio  de  legalidad.  

 

 

100  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

El  legislador  presupuestario  no  podría  desaplicar  las  normas  que  ha  dictado  previamente  como  

legislador   ordinario.     Es   preciso   asentar,   firmemente,   el   carácter   del   acto   administrativo   de  

alcance  general   que  posee  el   presupuesto  en   las   instituciones   autónomas   y  municipalidades.  

Desde   hace   varios   años,     se   ha   venido   señalando   la   existencia   de   una   irresponsabilidad  

legislativa  de  crear  nuevas  obligaciones,  marcadas  por  la  presión  social,  pero  sin  establecer  un  

medio  de  financiamiento  (probablemente  por  el  costo  político  de  nuevas  cargas  impositivas),  lo  

que  genera  una  imposibilidad  real  y  material  del  cumplimiento  de  estas.    La  jurisprudencia  ha  

oscilado  al  respecto,  en  tanto,  en  algún  momento  se  ha  sostenido  que  existiendo  la  obligación  

legal  no  es  de  interés  del  particular  el  lugar  del  cual  provienen  los  recursos,  debiendo  el  Estado  

como  un   todo  hacerles   frente;  por  otra  parte,   también   se  ha   sostenido,  que   se   trata  de  una  

limitación   real,   donde   el   dinero   no   puede  multiplicarse.   La   postura   ecléctica   y  más   lógica   es  

sostener  que  siendo  el   legislador  quien  ha  cometido  de  manera  consistente  el  error,  debería  

asumir  el   costo  político  de  enmendarlo;  naturalmente,  de  vuelta  de  correo,  debería  el  Poder  

Ejecutivo   rechazar   cualquier   nueva   carga   financiera   hasta   tanto   se   solvente   la   situación   de  

manera   integral   y   en   el   peor   de   los   casos,   al   menos   cuando   no   se   establezca   el   medio   de  

financiamiento  en  concreto.    Caso  contrario  estaría  participando  de  una  actitud  negligente  en  

el  ámbito  legislativo.  

El  presupuesto  en  la  Administración  Pública  descentralizada  constituye  un  acto  administrativo  

de   alcance   general,   pues   es   el   antecedente,   básico   y   fundamental,   de   indefinibles   actos  

administrativos   concretos   posteriores,   que   deberán   ajustarse   al   contenido   y   condiciones   del  

respectivo  presupuesto   (monto,   naturaleza  del   compromiso   y   vigencia   temporal   de   este).   En  

esa  medida,  el  presupuesto,  aún  el  aprobado  como  acto  administrativo  de  alcance  general  y  de  

necesaria   publicación   en   el   diario   oficial,   es   parte   del  marco   jurídico   dentro   del   cual   han   de  

emitirse  los  futuros  actos  administrativos  concretos  en  relación  con  los  administrados.  A  pesar  

de   lo   ordenado   por   el   artículo   72   de   la   Ley   de   la   Administración   Financiera,   únicamente   es  

objeto   de   publicación   en   el   diario   oficial   la   Ley   de   Presupuesto   Nacional,   no   así   los  

 

 

101  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

presupuestos   del   resto   de   la   Administración   Pública   que   se   aprueban   mediante   acto  

administrativo;   sin  embargo,   independientemente  de  esta  previsión  del  Derecho  positivo,   los  

presupuestos   emitidos   por   acto   administrativo   también   deben   satisfacer   el   requisito   de  

publicación,  por  cuanto  se  trata,  a  nuestro  juicio,  de  un  acto  de  carácter  general.    Razones  de  

orden   práctico,   no   de   carácter   jurídico,   han   hecho   que   esa   publicidad   no   se   satisfaga.   De  

manera   reciente   se   ha   sostenido   que   los  medios   informáticos   satisfacen   esos   requisitos,   en  

tanto  el  órgano  contralor,  ubica  en  su  página  la   información  más  relevante  sobre  el  tema;  así  

como  que  por  principio  de  transparencia,  los  entes  públicos  menores,  están  en  la  obligación  de  

realizar  la  misma  función.    A  nuestro  entender,  los  medios  electrónicos  resultan  ser  un  refuerce  

de   la   labor   de   información   hacia   la   colectividad,   pero   no   sustitutiva,   en   tanto   carece   de  

sustento   normativo   tal   afirmación;   así   como   que   la   norma   debería   ser   idéntica   para   ambos  

tipos  de  administración.  

La   relación   que   se   produce   entre   el   “principio   de   legalidad”   entendido   como   la   necesaria  

habilitación   del   ordenamiento   para   dictar   un   acto   o   prestar   un   servicio,   en   relación   con   un  

“principio   de   legalidad   presupuestaria”,   que   impone   a   la   Administración   la   posibilidad   de  

incurrir  en  aquellos  gastos  que  estricta  y  exclusivamente  hayan  sido  aprobados  por   ley.  Es  de  

fin  respecto  de  sus  medios,  en  razón  de  que  el  presupuesto  (sea  ley  o  acto  administrativo),    no  

es  más  que  un  mecanismo  o  instrumento  para  hacer  efectiva   la  función  administrativa  que  el  

principio  de  legalidad  establece.  Un  aspecto  que  debe  aclararse  desde  ya,  es  que  en  una  buena  

teoría,     todos   los   demás   principios   propios   de   la   materia   no   son   más   que   derivaciones   del  

principio   de   legalidad   presupuestaria,   de   suerte   que   satisfecha   esta,     los   demás   estarían  

cumplidos.  Aún  así,  existen  algunos  principios  donde  la  relación  no  es  mediata  sino  inmediata,  

lo  que  les  resta  el  carácter  de  principios  independientes,  para  quedar  en  meros  subprincipios.    

Realizada  esta  aclaración,    existen  algunos  temas  que  deben  tocarse.  El  principio  de   legalidad  

tributaria  tiene  una  especial  relación  con  el  principio  de  reserva  de  ley  (García,  1968).    Significa  

entonces  no  solo  la  reafirmación  de  la  supremacía  del  poder  legislativo  en  materia  de  iniciativa  

 

 

102  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

de  leyes,    sino  además  la  imposibilidad  de  dictar  reglamentos  sobre  materia  regulada  solo  por  

la   ley.  El  principio  de  reserva  de   ley  material  es  de  génesis  constitucional,   lo  que  ya  de  por  sí  

define  su  competencia,  de  tal   forma  que   la  materia  reservada  a  este  principio  solo  podrá  ser  

modificada  por  medio  del  texto  constitucional,  pero  cuando  se  halle  establecida  por  ley,  solo  el  

legislativo  podrá  eliminar   la   reserva  efectuada  en  una   ley   anterior   a   través  de  otra  posterior    

(Bohoyo,  1986).    

En  la  doctrina  existe  una  tendencia  a  establecer  una  unidad  conceptual  entre  reserva  de  ley  y  

principio  de   legalidad,  dándoseles  un   trato   indiferenciado.     Igual   situación  se  presenta  con  el  

principio   de   legalidad   tributaria,   en   donde   se   habla   indistintamente   de   ambos   conceptos.   El  

principio   de   legalidad   financiera     también   tiene   una   especial   relación   con   el   principio   de  

legalidad   del   gasto   público.   Esta   zona   tiene   una   especial   significación     y   va   muy   ligada   al  

derecho   constitucional,   así   la   institución   en   que   se   reflejan   los   ingresos   y   los   gastos   que   se  

autorizan,  para  un  período  determinado  es  el  presupuesto,  el  cual  viene  siendo  aprobado  por  

ley  y  conlleva  el  derecho  del  ciudadano  el  motivo  por  el  cual  se  va  a  pedir  un  impuesto  y  cuál  va  

a   ser   su   empleo.     En   relación   con   el   principio   de   legalidad   en   el     ámbito   de   la   actividad  

financiera  del  gasto  público,     interesa  resaltar  que  en  este  caso   la  actividad  administrativa  no  

solamente   debe   obedecer   a   la   legalidad   formal,   a   la   ley   formal,     sino   que   al  mismo   tiempo  

deberán   respetar   la   legalidad   material   presupuestaria   (Bohoyo,   1986).   De   lo   anterior   se  

desprende,    entonces,    que   los  presupuestos  constituyen  un  acto  de  previsión  y  autorización  

económico  financiero,  de  tal  forma  que  no  solo  basta  el  precepto  generador  de  derecho,    sino  

la   correspondiente   reserva   presupuestaria.   El   principio   de   reserva   legal   está   presente   en   el  

ámbito   financiero   como   reserva   material   o   reserva   formal.   Así   la   reserva   material   de   la   ley  

implica  no  solo   la  obligatoriedad  por  parte  del  gobierno  y  de  sus   instituciones  de  elaborar  un    

presupuesto   conforme   a   la   ley,     sino   que   este   contemple   los   gastos,   contribuciones,   la  

recaudación  e  inversión  de  los  bienes  públicos.  Desde  el  punto  de  vista  del  ingreso  público,  esto  

significa  que   solo   se  pueden  establecer  prestaciones  personales   y  patrimoniales  en  virtud  de  

 

 

103  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

una  ley  que  lo  autoriza,  de  tal  forma  que  los  tributos    solo  pueden  emanar  de  la  ley.      

Como  se   indicó  en  el    capítulo  preliminar,    alguna  parte  de   la  doctrina  ubica   los  principios  de  

contenido   necesario   y   de   fuerza   restrictiva   como   caracteres   independientes,   más   a   nuestro  

juicio,   no   son  más   que   derivaciones   inmediatas   del   principio   de   legalidad.   Conforme   con   el  

segundo  de  ellos,   el  presupuesto   constituye  un   límite  a   la   acción  del   Estado,  de  manera  que  

solo  aquello  autorizado  como  gasto  es  posible  de  ser  realizado.  La  acción  pública  se  encuentra  

supeditada  a  la  existencia  de  algún  contenido  que  haga  posible  esa  acción.    De  suerte  que  no  

basta   con   crear   la   competencia   correspondiente,   sino   que   resulta   imperativo   el   dotarle   de  

algún   contenido   para   hacerle   frente   a   esta,   pues   de   lo   contrario   se   torna   vacía.   En   el  

ordenamiento  patrio,  el   sustento  constitucional   se  extrae  del  artículo  180  de   la  carta  magna.    

Por  su  parte,  el  principio  de  contenido  necesario  sostiene  que  la  acción  pública  debe  tener  un  

contenido  para  hacerle  frente,  siendo  el  sustento  normativo  nacional  el  canon  ciento  setenta  y  

seis  de  la  Constitución  Política.  Como  se  señaló  de  manera  introductoria,  resulta  de  manifiesto  

que  estos  principios  no  son  más  que  derivaciones  directas  del  principio  de  legalidad,  y  si  bien,  

es  lógica  esta  cercanía,  resulta  discutible  el  considerarlos  como  principios  independientes.  

PRINCIPIOS  SUSTANCIALES  

Dentro   de   los   principios   sustanciales   de   naturaleza   presupuestaria,     la   doctrina   ubica  

esencialmente   dos:   el   de   equilibrio   y   el   de   anualidad,     a   lo   que   debe   adicionarse   lo   que  

corresponde   al   principio   de   no   financiar   gastos   corrientes   con   ingresos   de   capital.   Como   su  

nombre  lo  evoca,    estas  reglas  hacen  referencia  a  aspectos  medulares  (y  no  formales)  sobre  el  

presupuesto,  que  lo  definen  y  determinan  sus  alcances.        

El  principio  del  equilibrio  se  encuentra  contenido  en  el  artículo  176  de  la  Constitución  Política,  y  

dicta   que   los   gastos   propuestos   no   pueden   exceder   los   ingresos   probables.   El   principio   de  

equilibrio   presupuestario   es   el   balance   que   debe   existir   entre   ingresos   y   gastos   del  

presupuesto,   referido   no   sólo   a   la   igualdad   contable,   sino   también   a   la   consideración   de   la  

 

 

104  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

incidencia   de   otros   factores   favorables   o   desfavorables   en   las   finanzas   de   la   entidad,   en   el  

período   respectivo.   El   principio   de   equilibrio   presupuestario   ordena   que   el   Estado   no   puede  

gastar  más  de  lo  permitido  por  los  ingresos  recibidos  en  un  período  determinado,  por  lo  cual  el  

Estado  está  llamado  a  producir  un  instrumento  donde  el  importe  de  los  gastos  autorizados  sea  

igual   al   total   de   los   gastos   previstos   según   lo   establece   el   artículo   176   de   la   Constitución  

Política.  Está  previsto  en  el   inciso  c)  del  artículo  5  de   la  Ley  de   la  Administración  Financiera  y  

Presupuestos   Públicos,   en   los   siguientes   términos:   "Principio   de   equilibrio   presupuestario:   El  

presupuesto   deberá   reflejar   el   equilibrio   entre   los   ingresos,   los   egresos   y   las   fuentes   de  

financiamiento".    No  está  de  más  indicar  que  la  redacción  no  es  la  más  feliz,    por  cuanto  divide  

los   recursos   de   los   ingresos,   sin   establecer   en   qué   consiste   la   diferencia   y  más   aún   cuando  

alguna  parte  de   la  doctrina   los  ubica  como  sinónimos;  en  todo  caso,  resulta  útil  para  el   tema  

que  nos  ocupa.  Una  de  sus  derivaciones  jurisprudenciales  de  este  principio  es  la  prohibición  de  

financiar   gastos   corrientes   con   ingresos   extraordinarios   (véase   el     voto   6856-­‐96   de   la   Sala  

Constitucional),   o   la   necesidad   de   distinguir   entre   lo   que   constituye   ingreso   ordinario   o  

extraordinario,  o  el  gasto  ordinario  del  extraordinario,  con  la  finalidad  eminentemente  práctica,  

sea   la   de   que   el   órgano   encargado   de   la   fiscalización   de   la   ejecución   del   presupuesto  

―Contraloría   General   de   la   República―pueda   efectuar   un   adecuado   y   efectivo   control.   Sin  

embargo,   es   importante   considerar   que   aún   cuando  este   es   un  principio   fundamental   en   las  

finanzas  clásicas,  ha  sido  negado  en   las   finanzas  modernas,   tanto  en  sus  bases  teóricas  como  

prácticas  (Jarach,  1996,  p.  87).  Así,  cuando  en  el  ámbito  formal  o  contable  el  presupuesto  debe  

estar  siempre  equilibrado,  de  manera  que  los  gastos  cuenten  con  su  correspondiente  previsión  

de   ingresos,   éste   puede   preverse  mediante   la   técnica   del   endeudamiento,   aunque   fuera   de  

corto  plazo,  o  de  emisión  monetaria,  con  cargo  del  presupuesto.  Asimismo,  en  caso  de  que  los  

recursos  o  ingresos  superen  los  gastos,  también  existe  el  equilibrio  presupuestario,  en  cuanto  el  

superávit   sea   utilizado   para   el   pago   de   deudas   o   se   destine   a   la   formación   de   algún   fondo  

especial  o  a  incrementar  los  ya  creados.  

 

 

105  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Resulta  adecuado  distinguir  el  caso  del  desequilibrio  intencional  o  deliberado  del  desequilibrio  

ineludiblemente   previsto,   que   surge   ocasionalmente   en   el   proceso   de   ejecución   del  

presupuesto,   derivado   del   error   en   la   previsión   del   recurso   o   en   la   merma   de   estos   por  

circunstancias   sobrevinientes.   Estos   desequilibrios   circunstanciales   no   tienen   mucha  

significación   desde   el   punto   de   vista   de   las   funciones   política,   financiera   y   económica   del  

presupuesto;  pero  sí   lo   son  para   los   fines  de  política  económica,  y  más  precisamente  para   la  

política   de   estabilización,   el   equilibrio   o   el   desequilibrio   (déficit   o   superávit)   deliberado   del  

presupuesto.   Dispone   la   conveniencia   de   aprobar   un   presupuesto   balanceado   cuyos   gastos  

sean   iguales   a   los   ingresos.   Dicho   equilibrio   no   debe   ser   numérico   sino   real,   y   tiene   como  

objetivo   alcanzar   orden   en   la   actividad   económica   y   financiera   de   la   Hacienda   Pública.   La  

Constitución   reconoce   la   legitimidad   de   la   existencia   de   superávit   en   las   cuentas   públicas  

destinadas  a  cubrir  gastos  corrientes,  pero  rechaza  la  posibilidad  de  que  ocurra  déficit  en  dicha  

cuenta.   Lo   anterior   tiene   la   clara   finalidad   de   impedir   que   el   Estado   asuma   compromisos  

presupuestarios   sin   contar   con   los   recursos  necesarios  para  hacerle   frente  a   las  erogaciones,  

propiciando  así  la  salud  fiscal  de  la  Hacienda  Pública  (voto  480-­‐2002  de  la  Sala  Constitucional).    

En   igual   sentido,     la  Contraloría  General  de   la  República  ha  manifestado  que  “el  presupuesto  

ordinario  deberá  considerar  todos  los  ingresos  y  egresos  probables  para  el  respectivo  período,  

y  en  ningún  caso  los  egresos  superarán  los  ingresos,  por  lo  que  los  presupuestos  deberán  estar  

financiados   para   todo   el   período   (1°   de   enero   al   31   de   diciembre).   El   incumplimiento   de   las  

anteriores  disposiciones  facultará  a  la  Contraloría  General  de  la  República  para  improbar  total  o  

parcialmente  los  documentos  presupuestarios"  (Dictamen  DFOE-­‐084  del  15  de  junio  de  2001).  

La  Sala  Constitucional,    en  los  Votos  6859-­‐96,  9792-­‐98  y  9192-­‐98,  ha  indicado  que  el  principio  

de  equilibrio  presupuestario  significa  que  los  gastos  autorizados  no  pueden  exceder  en  ningún  

caso  a  los  ingresos  previstos.  Es  por  ello  que  se  traduce  en  una  exigencia  que  se  le  plantea  a  los  

órganos   encargados   de   la   formulación   y   aprobación   presupuestaria,   en   relación   con   el  

contenido  material  del  presupuesto.  La  Ley  de   la  Administración  Financiera  y  de  Presupuesto  

 

 

106  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Públicos,  Ley  Nº  8131,  lo  contiene  en  el  artículo  91.  Desde  otro  ángulo,  el  equilibrio  implica  que  

no  todo  ingreso  probable  deba  ser  gastado.  Es  por  ello  que  no  se  puede  autorizar  gastos  cuyo  

destino   no   esté   especificado   en   el   presupuesto,   lo   que   no   es   posible   ni   aún   por   delegación  

expresa.   Esto   constituirá   una   autorización   en   blanco   del   Poder   Ejecutivo   para   gastar   y,   por  

ende,  un  vicio  de  inconstitucionalidad.  

No  está  demás  señalar  que  el  tema  del  equilibrio  es  uno  de  los  aspectos  con  mayor  discusión  

doctrinaria,  presentando  su  sustento  a  partir  del  siglo  XIX,  siempre  bajo  el  raciocinio  de  que  no  

es   posible   gastar   aquello   que   no   se   tiene.   Esa   igualdad   entre   ingresos   y   egresos   es   un  

presupuesto   preventivo   de   la   norma  presupuestaria,   lo   que  naturalmente   se  mantiene   en   el  

ejercicio   y   debe   reflejarse   al   finalizar   el   período.   Un   presupuesto   deficitario   es   aquel   que  

concluye   con   un   faltante   de   ingresos   y   representa   una   patología.     Se   justifica   en   épocas   de  

depresión  como  mecanismo  de  dinamización  de  la  economía,  pero  se  espera  que  superada  la  

crisis,     el   Estado   habrá   de   reducir   los   gastos   y   aumentar   los   recursos,   con   lo   que   obtendrá  

superávit   que   irán   a   compensar   los   déficits   acumulados   en   los   años   de   depresión.  

Naturalmente,  el  déficit  se  solventa  de  manera  temporal  mediante  el    uso  del  crédito  público,  

lo  que  lleva  aparejado  que  en  principio  no  es  posible  emplear  esos  recursos  para  cubrir  gastos  

de  operación,  salvo  en  el  supuesto  ya  señalado.  

Por  su  parte  la  eficiencia  del  Estado  no  se  mide  por  el  criterio  económico,  sino  por  la  adecuada  

satisfacción  de  necesidades  públicas,  toda  vez  que  si  el  Estado  buscara  el  superávit  continuado,    

no   podría   tener   la   debida   atención   de     las   necesidades   presentes.   El   déficit   continuado   es  

reprochable,  por  cuanto  tras¬lada  las  cargas  del  presente  al  futuro;  mientras  que  el  superávit  

continuado   es   reprochable,     porque   agobia   al   presente   con   las   cargas   que   deberían   ser  

trasladadas  al  futuro.    Se  debe  recordar  que  existe  la  figura  de  los  fondos  de  reserva,    los  cuales  

son  la  apertura  de  créditos  adicionales,  complementarios  o  suplementarios  de  los  créditos  del  

presupuesto  para  atender  necesidades  no  previstas  en  los  cuadros  presupuestarlos.    Como  su  

nombre   lo   indica,     son   reservas.   En   presupuestos   boyantes,   se   supone  que   es   una   forma  de  

 

 

107  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

mantener   congelados   parte   de   los   ingresos,   para   ser   distribuidos   de   manera   ulterior   en  

presupuestos   extraordinarios.   Se   propone   incluir   en   el   presupuesto:   a)   partidas   para   gastos  

eventuales  (para  facilitar  la  gestión  de  los  respectivos  servicios  admi¬nistrativos),  b)  fondos  de  

reserva   de   los   créditos   meramente   estimativos   (cuando   los   créditos     son   estimativos,   si   no  

alcanza   la   estimación   el   p.e.   hace   uso   de   partidas   especiales)   y   c)   fondos   de   reserva   para   la  

cobertura  de  créditos  adicionales  (en  los  casos  de  grave  emergencia  son  imputados  al  fondo  de  

re¬serva).     Por   otra   parte,   los   fondos   de   nivelaciones   se   dan   cuando   en   momento   de   la  

depresión,   hay   un   incremento   de   los   gastos   ordi¬narios,   lo   que   producirá   déficit   que   se    

financia  con  el  crédito  público.  Estas  emisiones  de  títulos  producen  un  auge  de  los  negocios  y  

llevan  al  Estado  a  obtener  superávit.  

Por  su  naturaleza,  es  el  principio  más  controversial,    ya  que  generalmente  existe  déficit  fiscal  y  

existen   varias   maneras   de   apreciarlo.   Aún   así,   la   mayoría   de   los   países   latinoamericanos  

consagran   en   su   ordenamiento   interno   el   principio   de   equilibrio,   no   obstante   es   de   todos  

conocidos  su  falta  de  cumplimiento.  En  la  actualidad,  el  principio  de  equilibrio  financiero  no  se  

refiere  a  un  mero  equilibrio  contable,  ya  que  el  presupuesto  ha  de  verse  como  un  instrumento  

técnico  organizador  de  la  economía  del  Estado,  consolidándose  así  su  función  de  plan  y  control.  

Por   su   parte,   el   principio   de   anulidad   surge   a   partir   del   siglo   VII   y   como   influencia   de   las  

prácticas  británicas,  el  carácter  anual  del  presupuesto  llegó  a  constituir  un  principio  indiscutible  

en   las   finanzas   clásicas;     la   práctica   empezó   por   el   llamado   voto   anual   del   impuesto,   es   la  

manera   de   conocer,   vigilar   y   limitar   la   acción   general   del   gobierno   en   la   democracia   clásica  

(Fontouge,   1984,   p.   191).   El   concepto   de   anualidad   involucra   la   idea   de   un   período   de   12  

meses;    sin  embargo,    no  implica  que  deba  corresponder  con  el  año  calendario,  aunque  muchas  

veces   coincida   como   es   nuestro   caso.     Indica   la   doctrina   que   la   elección   del   año   financiero  

depende  de  muchas  variables,    entre  las  cuales  está  la  iniciación  de  las  sesiones  del  parlamento,  

pero   la   mayoría   de   los   países   adoptan   el   año   natural   como   ejercicio   financiero.   El   que   el  

presupuesto   sea   anual   obedece   a   la   limitación   temporal   de   la   vigencia   al   correspondiente  

 

 

108  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

ejercicio,  que  coincide  con  el  año  natural.  La  temporalidad  tanto  de  la  aprobación  como  de  la  

ejecución  es  consustancial  a  la  institución  presupuestaria,  cuya  vigencia  queda  constreñida  a  un  

período  de  tiempo  determinado,    con  el  fin  de  facilitar  un  control  efectivo  por  parte  del  órgano  

que   aprobó   los   presupuestos,   respecto   de   aquel   que   debe   ejecutarlo.   La   exigencia   de  

renovación  periódica  de  autorización,  para  gastar,  aparece,  por  lo  tanto,    como  el  fundamento  

político   de   la   vigencia   temporal   del   presupuesto   (Martínez,   1992,   p.   132).     Naturalmente,  

podría   pensarse   en   la   existencia   de   presupuestos   por   períodos   mayores,     siendo   la  

determinación   del   período   parte   de   una   decisión   política,   sin   un   motivo   real,   más   que   el  

concepto  del  año  natural.    

Este  principio  se  incorpora  en  el  artículo  176  de  la  Constitución  Política,  así  como  en  el  artículo  

5,   inciso   d)   de   la   Ley   de   Administración   Financiera   y   Presupuestos   Públicos,   e   indica   que   el  

presupuesto   se   emite   para   el   término   de   un   año,   del   primero   de   enero   al   treinta   y   uno   de  

diciembre.   Como   consecuencia   de   su   aplicación,   el   art.   178   constitucional   establece   que   el  

proyecto  de  presupuesto  ordinario  debe   ser   sometido  a   conocimiento  de   la  Asamblea  por  el  

Poder  Ejecutivo  a  más  tardar  el  1  de  setiembre  de  cada  año,    y  la  ley  de  presupuesto  debe  estar  

definitivamente  aprobada  antes  del  30  de  noviembre  del  mismo  año.  En  el  caso  de   los  entes  

cuya  aprobación  es  por  parte  del  órgano  contralor,  este  varía  un  poco  en  la  fecha  máxima  de  

conocimiento  ante  el  ente  contralor,  ya  que  es  hasta  el  30  de  setiembre  y  no  el  primero  como  

ocurre  con  el  presupuesto  nacional.  Es   importante  acotar  que  el  principio  de  anualidad  se  ha  

convertido   en   un   medio   fundamental   para   detectar   normas   inconstitucionales   en   los  

presupuestos,  ya  que  cada  uno  de  sus  gastos  debe  tener  una  vigencia  temporal  de  un  año,  al  

igual  que  el  presupuesto.  

Esta   práctica   se   afianzó   porque   surgió   la   circunstancia   de   que   el   plazo   de   un   año   no   es  

arbitrario,  sino  representativo  a  una  unidad  de  tiempo  natural  que  se  adapta  mejor  a  la  medida  

normal   de   las   previsiones   humanas.   De   este   principio   se   deriva   la   regla   general   de   que   el  

presupuesto   deba   ser   ejecutado   en   su   totalidad   en   el   ejercicio   económico   para   el   cual   fue  

 

 

109  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

aprobado.   Así,   en   atención   a   este   principio   es   que   en   el   artículo   46   de   la   Ley   de   la  

Administración  Financiera  de  la  República  y  Presupuestos  Públicos,  se  dispone  la  incorporación  

automáticamente  al  presupuesto  económico  siguiente  de  los  gastos  comprometidos  en  el  año  

anterior,   pero   no   devengados,   a   fin   de   que   se   imputen   a   los   créditos   disponibles   para   ese  

ejercicio  siguiente,  así  como  los  saldos  disponibles  de  las  fuentes  de  financiamiento  de  crédito  y  

las  autorizaciones  de  gasto  asociadas.  

La   Sala   Constitucional,     en   la   resolución   9192-­‐98,     dijo   que   este   principio   establece   que   el  

presupuesto  se  emite  para  un  ejercicio  económico  anual.  Por  lo  tanto,  el  principio  de  anualidad  

se  violentaría  si  en  el  presupuesto  de  un  período  se  incluyeran  gastos  que  corresponden  a  otro  

período.   Es   por   lo   anterior   que   vencido   el   período   presupuestario,   debe   ser   sancionado   un  

nuevo  presupuesto.  La  regla  general  consiste  en  que  el  presupuesto  debe  ser  ejecutado  en  su  

totalidad  en  el  ejercicio  económico  para  el  cual  fue  aprobado.  De  esta  manera,  en  una  unidad  

moderada   de   tiempo,   permite   saber   qué   ha   hecho   el   Estado   y   en   qué   gastó   los   recursos  

financieros   asignados,   así   como   ofrece   la   oportunidad   de   ejercer   un   control   directo   y   eficaz  

sobre  estos  gastos.  

En   la   anterior   Ley   de   Administración   Financiera   de   la   República,   artículo   50,   se   previó   un  

mecanismo  para  la  liquidación  de  los  compromisos  adquiridos  por  parte  del  Estado,  dentro  del  

ejercicio   económico   anterior,   pues   se   le   otorgó   eficacia   ultra   activa   a   las   partidas  

presupuestarias  del  período  anterior,  hasta  por  un  plazo  de  seis  meses  (al  30  de  junio  del  año  

siguiente),     para   así   evitar   que   el   Estado   quede   sin   honrar   las   obligaciones   contraídas   con  

anterioridad.   La   actual   Ley  de   la  Administración   Financiera   y  Presupuestos  Públicos  Nº  8131,  

elimina   esta   práctica   en   el   artículo   46,   al   disponer   que   los   gastos   comprometidos   pero   no  

devengados   al   31   de   diciembre   de   cada   año,   se   afectan   automáticamente   en   el   ejercicio  

económico   siguiente   y   se   imputarán   a   los   créditos   disponibles   para   este   ejercicio.     El   actual  

Código   Municipal,   vía   reforma,     incorpora   una   norma   en   ese   sentido,   de   la   cual   dudamos  

seriamente  de  su  constitucionalidad.  

 

 

110  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

La   lógica   que   impera   es   que   las   autorizaciones   para   gastar   votadas   por   el   Poder   Legislativo  

caducan  con  el  vencimiento  del  año  financiero  para  el  cual  se  fijaron.    Así   los  recursos,  como  

mera   previsión   presupuestaria   dirigida   a   procurar   el   equilibrio   financiero,   de   no   ejecutarse,    

deben  nuevamente  presupuestarse.  No  está  de  más  señalar  que   la  regla  de   la  anualidad  sólo  

tiene  significación  para  los  gastos  y  no  para  los  recursos,  toda  vez  que  estos  últimos  dependen  

de  las  leyes  tributarias,  de  vigencia  permanente  mientras  no  se  las  derogue.    Mientras  que  los  

gastos   son   facultativos   ―en   principio―,   generándose   un   decaimiento   de   la   facultad   de   la  

administración  para   contraer   compromisos   relativos   a   tales   gastos   y   con   cargo  a   los   créditos  

presupuestarios   respectivos.     Como   ya   habíamos   adelantado,     existen   gastos   obligatorios  

cuando  el   compromiso   resulta  de   la   ley  o  del   contrato,  mas  en  estos  casos,   los  efectos  de   la  

caducidad  no  se  hacen  sentir  sobre  el  gasto  en  sí  —que  continúa  vigente—,    sino  sobre  el  pago,  

pues   cesa   la   facultad   de   la   administración   para   ordenarlo,     generando   responsabilidad  

administrativa  y  disciplinaria  para  el  servidor.  

Entre  las  justificaciones  de  la  regla  de  la  anualidad  se  cita  la  variación  del  valor  de  la  moneda  o  

la  aparición  de  nuevas  necesidades  colectivas.   Las   facultades  de  control  preventivo  y  ulterior  

por  parte  del  Poder  Legislativo  deben  llevarse  a  cabo  de  la  manera  más  frecuente  posible  ―un  

año―,     y   es   el  mejor   instrumento   para   la   conducción   de   la   Hacienda   Pública   en   su   gestión  

financiera,   y   no   se   opone   ni   a   la   consolidación     de   los   gastos   fijos,   ni   a   la   realización   de  

programas  de  trabajos  públicos  de  duración  superior  a   la  anual,  ni   tampoco  a   la  planificación  

general  o  parcial  de  la  economía.  Por  su  parte,  entre  las  críticas  a  la  regla  de  anualidad  se  han  

señalado  que  impide    la  realización  de  políticas  financieras  a  largo  plazo,  imposibilita  coordinar  

la  política   fiscal   con   las   tendencias   cíclicas  de   la  economía  y   la   anualidad  obliga  a  preparar   y  

votar  todos  los  años  una  serle  de  gastos  y  recursos  fijos.  

En  algunos  países  se  sorteó  el  problema  con    los  presupuestos  plurianuales,  de  manera  que  se  

prevén   los   gastos   relativamente   fijos   y   estables,   tal   como   se   hace   tradicionalmente   en  

Inglaterra  con  el  fondo  consolidado.    Entre  las  excepciones  señaladas  por  la  doctrina,  se  indican  

 

 

111  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

la  existencia  de  cuentas  especiales   (donde   la  práctica  ha  hecho  que   los  saldos  disponibles  de  

ellas  se  trasladasen  de  un  ejercicio  a  otro,  y  el  poder  administrador  podía  ordenar  pagos  sobre  

ellas   en   cualquier   momento),   las   cuentas   para   las   obras   públicas   donde   existen   créditos  

globales  que  autorizaban  la  realización  de  los  trabajos  y  naturalmente  la  figura  de  las  órdenes  

de  retención,  de  manera  que  próximo  a  finalizar  el  ejercicio,  se  libraba  una  orden  de  retención  

por  el  importe  de  las  facturas  de  proveedores  que  no  se  hubieran  podido  incluir  en  órdenes  de  

pago,    y  la  Contaduría  General  afectaba  el  crédito  sobre  la  base  de  esas  órdenes  de  retención.  

Recientemente,    es  posible  ver  la  utilización  de  las  cartas  de  crédito,  como  figura  de  pago  que  

también  puede  vulnerar  este  principio,  que  consiste  en  la  posibilidad  de  generar  una  orden  de  

pago  frente  a  una  entidad  bancaria,  ante  el  cumplimiento  de  un  supuesto  (entrega  de  un  bien  o  

servicio),  de  suerte  que  el  depósito  se  produce  al   inicio  y  no  al  final,   independientemente  del  

momento   que   se   produzca   este.   Así,     el   importe   queda   atado   a   una   contratación.     La   figura  

tiene   lógica   en   el   comercio   internacional,   aun   cuando   en   la   práctica   se   está   utilizando   para  

compras  nacionales,  con  el  único  interés  de  evadir  el  referido  principio.  

Por   último,     sobre   la   prohibición   de   financiera   de   gastos   corrientes   con   ingresos   de   capital,  

aunque  la  doctrina  no  le  otorga  el  carácter  de  principio  a  nuestro  juicio,  merece  la  condición  de  

principio  el  artículo  seis  de   la  Ley  de  Administración  Financiera  y  Presupuestos  Públicos,    que  

prohíbe   financiar   gastos   corrientes   con   ingresos   de   capital.   Lo   que   en   lógica   supondría   que  

determinaría  que  los  gastos  corrientes  no  pueden  ser  cubiertos  con  venta  de  activos  o  recursos  

extraordinarios  de  capital,  sino  que  es  imperativo  que  sean  sufragados  por  la  carga  impositiva  

ordinaria.    Realizar   lo   contrario  determinaría  una  política  manifiestamente   inconveniente  por  

cuanto  los  ingresos  de  capital  son  extraordinarios  y  esporádicos.    La  Sala  Constitucional  analizó  

el  principio  en  el  voto  6859-­‐96  como  ya  se  indicó,  pero  como  un  componente  de  la  legalidad,  

en   tanto   resulta   ilegal,   lo   que   en   efecto   es   correcto,   pero   bajo   ese   razonamiento   todos   los  

principios  de  una  u  otra  forma  podrían  ser  afectos  a  ese  razonamiento.  Como  se  adelantó,    la  

norma  pretende  hacer  distinción  entre  el  origen  de   los   recursos  y   lo   financiado  con  ellos,  de  

 

 

112  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

manera   que   los   ingresos   extraordinarios   no   generen   un   gasto   sin   aporte   extraordinario   al  

servicio  público  encomendado.  Esto  es  parte  de  la  coherencia  en  las  finanzas  públicas.  

 

 PRINCIPIOS  FORMALES  

Los  principios  formales  se  relacionan  con  la  estructura  interna  de  presupuesto.    Ordinariamente  

se  ubican  en  este  rubro  los  principios  de  unidad,  universalidad,  no  afectación  de  los  recursos  y  

de  especificación;  a  lo  que  es  posible  agregar  el  de  exactitud  y  especialidad.    Para  alguna  parte  

de   la   doctrina,   estos   principios   no   son   más   que   derivaciones   del   principio   de   generalidad  

presupuestaria,  de  suerte  que  el  presupuesto  debe  ser  único  e  incluir  los  gastos  e  ingresos  de  la  

hacienda   pública,   sin   compensación   entre   ellos   y   sin   que   estén   afectados   los   gastos   o   los  

ingresos.    En  todo  caso,  pasemos  en  seguida  a  considerar  los  subprincipios  que  la  constituyen.    

El   principio   de   unidad   es   el   que   busca   la   reunión   de   todos   los   gastos   y   recursos   en   un   solo  

documento  (Fonrouge,  1970,  p.  206).  Sin  embargo,  debe  entenderse  en  dos  sentidos:  todos  los  

ingresos  deben  constituir  un  fondo  único  para  cubrir  todos   los  gastos;  y  el  contenido  y  forma  

del  presupuesto  deberá  responder  a  una  única  política  presupuestaría,  definida  por  los  órganos  

competentes.  Dentro  de  un  mismo  presupuesto  deben  integrarse  los  presupuestos  paralelos:  el  

ordinario  y  el  extraordinario  (artículo  180  de  la  Constitución  Política).  De  manera  que  todos  los  

gastos  públicos  deben  estar  en  un  solo  presupuesto,  considerado  en  un  solo  documento.  Para  

estos   efectos,   el   presupuesto   extraordinario,   aun   cuando   llegue   a   considerar   recursos   no  

tomados   en   cuenta,   siempre   se   considera   como   una   modificación   al   presupuesto   como   un  

todo.  Naturalmente,  los  gastos  deben  estar  dirigidos  a  satisfacer  necesidades  colectivas,  lo  que  

lleva   incluida   la   prohibición   de   generar   destinos   específicos   de   los   recursos.   Es   importante  

señalar  que  con  la  fijación  de  montos  y  conceptos  por  gastar,    se  facilita  el  control  posterior  del  

parlamento   sobre   la   actividad   administrativa.   Como   se   verá   más   adelante,   los   principios   de  

universalidad  y  unidad  del  presupuesto  se  relacionan  con  un  principio  rector  de  la  actividad  de  

 

 

113  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

tesorería:  el  principio  de  unidad  de  caja.  

Tal   y   como   lo   establece   la   doctrina,   el   tratadista   argentino   Giuliani   Fonrouge,   lo   explica  

diciendo,   que   las   finanzas   tradicionales   deben   estar   en   un   solo   documento   por   razones   de  

orden  técnico  y  de  carácter  político,  que  pueden  sintetizarse  de  la  siguiente  manera:  a)  permite  

apreciar  fácilmente  si  el  presupuesto  está  equilibrado;    b)  dificulta  la  realización  de  maniobras  

como   la  simulación  de  economías  o  ocultación  de  gastos  en   las  cuentas  especiales;   ,    c)  hace  

posible   ver   la   magnitud   efectiva   del   presupuesto   y   la   porción   de   renta   afectada   por   las  

erogaciones;      d)  evita  complicaciones  y  oscuridades;    y  e)  finalmente,    desde  el  punto  de  vista  

político,   facilita   el   control   parlamentario   que   se   vería   afectado   con   las   cuentas   fraccionadas  

(Fontouge,  1970,  p.  207).    Su  base  jurídica  se  centra  en  el  canon  176  de  la  carta  fundamental,  

que  fuera  desarrollado  en  el  voto  1998-­‐04247  de  la  Sala  Constitucional.  A  partir  de  las  doctrinas  

neosocialistas  que  han  permeado  el  constitucionalismo   iberoamericano   (Vargas,  1999,  p.  93),  

se  ha  implementado  el  principio  de  unidad  a  un  plano  económico,  y  ya  no  meramente  formal,  

de  manera   que,   sin   importar   que   los   diferentes   presupuestos   de   los   entes   públicos   formen  

parte  o  no  de  un  mismo  documento,  todos  ellos  deben  seguir  las  orientaciones  y  lineamientos  

del  órgano  rector  en  la  materia,  en  este  caso  el  Ministerio  de  Hacienda,  al  tenor  de  lo  dispuesto  

en   los   artículos   27   y   28   de   la   Ley   de   la   Administración   Financiera   y   Presupuestos   Públicos  

(véanse   los  votos  3309-­‐94,  6345-­‐97  y  0919-­‐99  de   la  Sala  Constitucional).    Se  debe  mencionar  

que  si  el  presupuesto  ya  de  por  sí  es  un  documento  complejo,  amplio  y  de  difícil  comprensión  

para   extraños,     al   extremo   de   que   solo   las   personas   directamente   involucradas   con   el  

documento,   además   de   los   que   interactúan   con   este,   lo   manejan,   pues   si   se   permitiera   la  

dispersión,     la   situación   se   tornaría   inmanejable,   especialmente   para   temas   de   control   y  

fiscalización.    

Con   respecto   al   principio   de   universalidad,   también   conocido   como   producto   bruto,   este   se  

refiere   a   que   todos   los   elementos   sustantivos   que   constituyen   materia   de   presupuesto   se  

deben   incorporar   en   este.   Este   principio   lo   sustenta   la   necesidad   de   que   todo   aquello   que  

 

 

114  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

constituye   materia   del   presupuesto   debe   ser   incorporado   en   él,   ya   que   sin   una   visión   de  

conjunto,  es  imposible  calibrar  debidamente  las  gestiones  específicas,  en  cuanto  a  justificación,  

prioridad,   tiempo   y   otras   variables   que   se   deben   considerar.   No   deben   realizarse  

compensaciones   entre   ingresos   y   gastos,   ambos   se   deben   expresar   de   forma   íntegra,   dichos  

ingresos   y   gastos   se   consignen   por   su   importe   bruto   sin   compensaciones   entre   ellos   (Pérez  

Royo,  2000,  p.  373).  Es  por  ello  que  el  presupuesto  debe  abarcar  toda  la  actividad  financiera  del  

gobierno,  de  manera  que   incluya   todas   las  operaciones  extrapresupuestarias  necesarias  para  

articular   los  programas  entre  sí.  Lo  que   interesa  es  que  un  presupuesto  comprenda  todas   las  

operaciones   en   un   marco   de   compatibilidad.   Se   pretende   una   visión   en   conjunto   del  

instrumento.  

Es  así  como  al  Poder  Ejecutivo  le  está  vedado  omitir  uno  solo  de  los  recursos  previsibles  ni  los  

gastos   previstos   en   el   momento   de   la   elaboración   del   Proyecto   de   Ley   de   Presupuesto   que  

debe  someter  a   la  Asamblea  Legislativa  a  más  tardar  el  1º  de  septiembre.  Lo  cual  no  significa  

que   la   Asamblea,   en   el   ejercicio   de   sus   potestades   constitucionales   de   aprobación   o  

desaprobación,   no   pueda   cambiar   el   destino   de   cualquiera   de   las   partidas   propuestas,  

rebajarlas   o   suprimirlas,   con   lo   cual   dejaría,   por   definición,   un   excedente   de   ingresos   no  

presupuestados  que  el  Poder  Ejecutivo  podrá  volver  a  proponer  mediante   la  correspondiente  

reforma   al   presupuesto   ordinario   o   al   presupuesto   extraordinario,   según   corresponda.   De  

manera  que  el  presupuesto  debe  incluir  en  un  solo  cuadro  todos  los  gastos  por  realizar  y  todos  

los  recursos  por  percibir  por  parte  del  Estado  en  un  ejercicio  financiero,  sin  compensación  de  

egresos  e   ingresos,   lo  que   lleva  a   la   conclusión  de  que  no  debe  haber  gastos  que   se  puedan  

ejecutar   de   manera   separada   de   los   ingresos.   Así   solo   con   autorización   legislativa   –

presupuestaria-­‐   el   Poder   Ejecutivo   puede   gastar   y   debe   dar   cuenta   de   ello.     Esto   lleva   a   la  

conclusión   de   que   con   la   fijación   de   montos   y   conceptos   por   gastar   se   facilita   el   control  

posterior   del   parlamento   sobre   la   actividad   de   la   Administración   Pública.   Según   Giuliani  

Fonrouge,  el  principio  de  universalidad  suele  confundirse  con  el  de  unidad,  incluso  para  algunos  

 

 

115  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

autores   el   primero   es   parte   integrante   del   segundo,   lo   que   incluso   ha   sido   seguido   por   la  

jurisprudencia  constitucional  (en  ese  sentido  los  Votos  de  la  Sala  Constitucional  Nos.  9192-­‐99,  

6859-­‐96,  7598-­‐94).    Su  regulación  normativa  se    encuentra  desarrollado  y  previsto  en  el  inciso  

a)   del   artículo   5   de   la   Ley   de   la   Administración   Financiera   de   la   República   y   Presupuestos  

Públicos  

En  relación  con  el  principio  de  no  afectación  de  los  recursos,  Founrouge  lo  define  como  el  que  

tiene  por  objeto  que  determinados  recursos  no  se  utilicen  para  atender  determinados  gastos,  o  

sea,   que   no   tengan   una   afectación   especial,   predeterminada,   sino   que   ingresen   a   rentas  

generales,  de  tal  forma  que  todos  los  ingresos  entren,  sin  distinción,  a  un  fondo  común  y  sirvan  

para  financiar  todas  las  erogaciones  de  la  Administración  Pública  (Fontouge,  1980,  p.  162).  Los  

ingresos  afectados  a  un  fin  específico  afectan   la  administración  de   las   finanzas  públicas,  pues  

dan  origen  a  un  problema  de  rigidez  o   inmaniobrabilidad  del  presupuesto.  Es  por  ello  que  se  

dice   que   el   principio   de   no   afectación   de   los   recursos   permite   concretar   el   buen   gobierno  

planificado,   pues   los   jerarcas   políticos   pueden   realizar   la   definición   de   sus   prioridades  

estratégicas  y  su  expresión  a  través  de  los  presupuestos.  Debe  aclarase,  de  todos  modos,  que  el  

principio   de   no   afectación   de   los   recursos   no   tiene   sustento   constitucional,   lo   cual   hace  

considerar   que   es   por   la   falta   de   previsión   del   constituyente   sobre   esta  materia,   que   se   ha  

generado  la  actual  polémica  en  torno  a  este  asunto,  sobre  todo  por  el  déficit  fiscal  recurrente  y  

la  poca  maniobrabilidad  presupuestaría  con  que  cuenta  el  Poder  Ejecutivo.  

Sobre  este  principio,    no  debe  perderse  de  vista  que  a  nivel  constitucional  y  legal  existen  varios  

gastos  predeterminados  o  con  destinos  específicos,  que  son  conocidos  con  gastos  atados,  para  

diferenciarlos  de  destinos  específicos,  en  cuanto   los  primeros  es   la  misma  carta   fundamental  

quien  los  establece,  y  a  los  segundos  es  el  legislador  ordinario.  En  los  gastos  atados,    se  supone  

que   el   constituyente   consideró   necesario   garantizar   recursos   para   ciertas   materias.   En   el  

siguiente  cuadro  se  pueden  apreciar  dichas  regulaciones:  

 

 

116  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

GASTOS  PREDETERMINADOS  POR  LA  CONSTITUCIÓN  POLÍTICA  

GASTO   NORMATIVA   DESTINO   BENEFICIARIO  

6  %  anual  del  producto  interno  bruto  

Constitución  Política,   art.   78   y  Ley   7676   de   2-­‐7-­‐97  

Educación  pública   Ministerio   de  Educación   Pública,  incluyendo   la  Educación   Pública  Superior  

0,19   %   del   producto  interno   bruto   del   año  trasanterior   a   la  celebración   de   las  elecciones.  

Constitución  Política,  art.  170  y  Ley   7675   de   2-­‐7-­‐97  

Sufragar   gastos   a  los   partidos  políticos  

Partidos   políticos  con   derechos   a   la  contribución  estatal  

10   %   del   presupuesto  ordinario   (en   tractos  del   1.5   %   a   partir   del  2001)  

Constitución  Política,  art.  170  y  Ley   8106   de   3-­‐7-­‐01.  

Régimen  Municipal  

Municipalidades  

Suma  no  inferior  al  6  %  de   los   ingresos  ordinarios  del   proyecto  de   ley   de   presupuesto  ordinario  

Constitución  Política,  art.  177  

Poder  Judicial   Corte   Suprema   de  Justicia  

0.5  %  de  los  salarios   Art.177   de   la  Constitución  Política.  

Seguridad  social   Caja   Costarricense  del  Seguro  Social  

     Fuente:  Solís  (2003).  

 

La  lógica  del  principio  es  que  por  la  regla  de  unidad  presupuestaria,    los  gastos  del  Estado  sean  

atendidos  indiscriminadamente  con  el  conjunto  de  fondos  del  erario  público,  así,  el  ingreso  por  

un  rubro  cualquiera  ha  de  destinarse  al  fondo  común.  La  sola   idea  de  los  destinos  específicos  

afecta  la  regla  de  unidad,    pero  no  la  de  universalidad.  Por  otra  parte,  en  tanto  el  presupuesto  

seguirá   conteniendo   todos   los  gastos  públicos,   se   cumplirá   con   la   centralización  de   todos   los  

ingresos  en  un  solo  fondo,  afectándose  la  regla  de  la  unidad  de  caja  en  el  servicio  del  tesoro.  

 No  está  de  más  exponer  que   si   bien   la   antigua   ley  de  Administración  Financiera  preveía  una  

 

 

117  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

prohibición  expresa,   lo  que   incluso  ahora  es  posible  extraer  de   la  norma  vigente,   lo  cierto  es  

que   eso   no   ha   sido   obstáculo   para   que   el   legislador   presupuestario   estableciera   destinos  

específicos   de   algunos   recursos,   en   abierta   contradicción   con   el   principio   que   nos   ocupa.   Se  

considera  que  el  tema  más  que  un  asunto  de  legalidad,    es  de  voluntad  política.    

En   lo   tocante   al   principio   de   especificación   y   exactitud,   el   primero   se   refiere   a   que   el  

presupuesto,  en  materia  de  ingresos,  debe  señalar  con  precisión  sus  fuentes  y  su  clasificación  y,  

en  lo  que  a  gastos  se  refiere,  las  características  y  clasificación  de  los  bienes  y  servicios.  La  Sala  

Constitucional,   en   el   voto   137-­‐95,   indicó   que   conforme   con   el   principio   de   especificación   de  

gastos,   la   aprobación   legislativa   no   debe   traducirse   en   sumas   globales   liberadas   a   la  

discrecionalidad  de   la  Administración,  sino  consistir  en   importes  detallados  para  cada  tipo  de  

erogaciones.   Es   por   ello   que   se   infringe   la   Constitución   Política   cuando   se   presentan   en   el  

presupuesto  sumas  globales  sometidas  a  la  mera  discrecionalidad  de  la  Administración,  ya  que  

no  se  indica  con  precisión  en  el  programa  de  qué  se  trate  el  fin  y  el  órgano  que  concretamente  

percibirá  el  beneficio  económico.  La  inclusión  de  partidas  presupuestarias  sin  destino  específico  

resulta,  entonces,   inconstitucional,  dado  que  se  estaría  otorgando  una  autorización  en  blanco  

al   Ejecutivo   para   gastar,   la   cual   no   es   posible   ni   aún   por   delegación   expresa.   La   Asamblea  

Legislativa   es   la   única   que   puede   indicar   el   destino   de   los   gastos   del   presupuesto   de   la  

República,  pues  es  la  que  tiene  competencia  para  limitar  la  acción  de  los  poderes  públicos  en  el  

uso  y  disposición  de  los  recursos  del  Estado.  Lo  contrario  implicaría  trasladar  al  Poder  Ejecutivo  

la   labor   de   aprobación   de   las   erogaciones   públicas,   cuya   competencia   es   exclusiva   de   la  

Asamblea  Legislativa.  

Con  respecto    a  la  clasificación  y  designación  de  las  partidas,  los  gastos  dirigidos  a  atender  cada  

uno   de   los   fines   del   Estado   y   los   distintos   servicios   públicos   deben   estar   convenientemente  

divididos  y  discriminados  por  conceptos.    La  regla  de  la  especificación  supone  el  cumplimiento  

de  dos  reglas   técnicas:   los  créditos  deben  tener  designación  clara  e   impedir   imputar  gastos  a  

naturaleza  diversa,  o  ajenos  a   la  materia  propia  del  crédito,    y   la  división  de  créditos  no  debe  

 

 

118  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

llegar  a  la  atomización  conceptual,  pues  ello  puede  originar  dificultades  en  la  gestión  financiera  

de  los  servicios.  Se  deben  especificar   los  conceptos  de  los  gastos  en  la  denominación  de  cada  

partida,  pero  no  se  debe  llevar  la  especificación  detalladísima.  Esta  regla  de  la  especificación  se  

opone  a  las  partidas  globales  ―cantidades  sin  discriminación  de  conceptos―.     Entre   las  

críticas  que  se  señalan  se  menciona  que  si  se  fijan  los  gastos  por  realizar  especificándolos  por  

mínimos   que   fueren,   el   poder   administrador   no   tendrá   la   menor   libertad   para   adaptar   la  

realización   de   los   gastos   a   las   variables   necesidades   del   Estado.   Esta   regla   tiene   límites  

señalados  por  la  conveniencia  de  dar  al  poder  administrador  cierta  libertad  para  gastar,  dentro  

de  las  previsiones  presupuestarias.  

En  cuanto  al  principio  de  exactitud,  este  determina  que  las  partidas  presupuestarias  deben  ser  

dadas  con  la  mayor  exactitud  posible.  No  se  debe  incurrir  en  la  deliberada  actitud  de  aumentar  

los  recursos,  cuando  a  priori  se  conociese  que  el  rendimiento  de  ellos  ha  de  ser  en  la  realidad  

menor  que  lo  estimado,  ni  tampoco  se  debe  disminuir  la  magnitud  de  los  gastos,  cuando  fuese  

obvio   que   las   cantidades   autorizadas   serán   insuficientes   para   satisfacer   las   necesidades  

públicas.  

Por   último,   el   principio   de   especialidad   establece  que   las   autorizaciones  del   gasto  deben   ser  

concretas,  determinadas  totalmente  y  especificadas,  por  una  cantidad  concreta  máxima  y  por  

un  tiempo  delimitado;    las  anteriores  limitaciones  al  gasto  responden  al  nombre  de  cualitativo,  

cuantitativo  y  temporal.  Estas   limitaciones  vienen  a  determinar  el  conocer  efectivamente  que  

se   pretende   adquirir   con   el   contenido   en   concreto.   Se   busca   que   el   Ejecutivo   no   ejecute   un  

presupuesto  distinto  al  aprobado  por  la  Asamblea.  Dicho  principio  tiene  sustento  constitucional  

en   el   artículo   180   de   la   Constitución   Política.   En   este   sentido,   la   doctrina   considera   que   la  

especialidad   deben   darse   en   tres   elementos   (Jarah,   s.   a.,   p.   86).   El   cualitativo,   propicia   la  

especificación  detallada  de   las  diferentes  partidas  del  gasto,   y   la   respectiva  asignación  de   los  

recursos;  el    cuantitativo,  que  exige  que  se  contraigan  o  realicen  los  gastos  sólo  por  el  monto  de  

los   recursos   previstos   para   ello   en   el   presupuesto;     y   el   temporal,   por   el   cual,   los   ingresos   y  

 

 

119  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

gastos  que  se  incluyen  en  el  presupuesto,  deben  ser  contraídos,  asignados  y  pagados  dentro  del  

período  para  el  cual  hayan  sido  previstos  y  autorizados.  

Por   su   parte   el   voto   7598-­‐94   establece   que   sólo   se   podrán   hacer   las   transferencias   de   los  

recursos   entre   partidas   y   subpartidas   de   un   mismo   programa,   ello   respeta   el   principio   de  

especialidad   y   promueve   la   estructura   del   presupuesto,     ya   sea   por   programas.   Pese   a   lo  

anterior,   en   los   últimos   años   se   ha   acentuado   la   tendencia   hacia   la   adopción   de   normas  

limitativas   del   principio   de   “especialización”,   considerando   que   el   presupuesto   no   puede  

cumplir   su   finalidad   orientadora   o   directiva   de   la   economía   en   función   de   un   plan   o   de   un  

simple  programa  de  acción  si  el  Poder  Ejecutivo  no  dispone  de  medios  adecuados  para  adoptar  

las   rápidas   medidas     que   exigen   la   movilidad   y   variabilidad     de   la   evolución   económica  

(Fontouge,  1984,  p.  219).  La  lógica  de  la  posibilidad  de  movimiento  en  un  mismo  programa  es  

que  responde  a   las  mismas  metas  y  objetivos,  y  especialmente  sobre  saldos  presupuestarios;  

pensarlo  en  otro  sentido,  llevaría  a  una  vulneración  del  principio  de  legalidad  presupuestaria.    

En   ese   sentido   se   han  orientado   reformas,   tal   y   como   lo   propone  el   sistema   francés,   el   cual  

autoriza  nuevas  categorías  de  créditos  paralelos  a   los  ordinarios  tales  como:  créditos  globales  

(para   hacer     frente   a     gastos   eventuales   o   accidentales   y   para   gastos   cuya   distribución   por  

partidas  no  pueda  fijarse  en  el  momento  de  su  sanción)  y  créditos  provisionales  (destinados  a  

cubrir   erogaciones   sin   dotación     presupuestaria   exacta).   Sin   embargo,     estas   categorías   de  

créditos  y  el  procedimiento  de  esas  partidas,  en    sistemas  presidencialistas,  como  el  nuestro,  

son  muy    peligrosos,  ya  que  se  presta  para  mayores  abusos.    

OTROS  PRINCIPIOS  

Fuera  de   la   clasificación   tradicional   realizada  por  Guiliani   Fonrouge,   resulta   relevante   realizar  

una   referencia   sobre   los   principios   de   caja   única,   especialidad   y   publicidad,   claridad   y  

uniformidad,  principio  de  precedencia,  de  equidad  y  control  del  gasto,  así  como  los  principios  

de  gestión  financiera  y  programación.  

 

 

120  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

El   principio   de   caja   única   establece   que   todos   los   ingresos   han   de   incorporarse   en   el  

presupuesto   de   la   República   y   son   asignados   a   las   diferentes   dependencias   estatales   de  

conformidad   con   las   necesidades   públicas.   El   sustento   de   este   principio   se   encuentra   en   el  

artículo   185   de   la   Constitución   Política,   que   confiere   a   dicha   dependencia   las   potestades   de  

fungir  como  “el  centro  de  operaciones  de  todas  las  oficinas  de  rentas  nacionales”,  además  que  

indica  que  “este  organismo  es  el  único  que  tiene  facultad  legal  para  pagar  a  nombre  del  Estado  

y  recibir  las  cantidades  que  a  títulos  de  rentas  o  por  cualquier  otro  motivo  deban  ingresar  a  las  

arcas   nacionales”.   Este   principio   constituye   la   existencia   de   un   único   fondo   a   nombre   del  

Estado,   en   el   cual   se   convergen   todos   los   ingresos   y   egresos   de   las   dependencias  

pertenecientes  al  Gobierno  Central,  que  están  bajo  la  administración  de  la  Tesorería  Nacional.  

Esta  establece  que  debe  evitarse  en  los  presupuestos   la  multiplicidad  de  fondos  o  de  cuentas  

especiales,  al  concentrar  en  uno  solo,  todas  las  entidades  del  sector  público,  en  la  formulación,  

aprobación,   ejecución,   control   y   evaluación   (Miranda,   2004).   Con   ello   se   busca   una   plena  

sujeción   a   una   sola   política   presupuestaria.   Este   principio   no   se   cumple   plenamente,   ya   que  

sólo  el  presupuesto  del  Gobierno  Central   (Poder  Ejecutivo,  Poder  Legislativo,  Poder   Judicial   y  

Tribunal  Supremo  de  Elecciones)  es  conocido  por  la  Asamblea  Legislativa.  El  de  las  instituciones  

autónomas   y   semiautónomas   y   en   general   de   la   del   Gobierno   descentralizado   lo   conoce   la  

Contraloría  General  de  la  República.  

Es  relevante  destacar  que  el  principio  de  caja  única  tiene  su  razón  de  ser  en  la  existencia  de  un  

único   fondo   a   nombre   del   Estado,   en   el   cual   convergen   todos   los   ingresos   y   egresos   de   las  

dependencias   pertenecientes   al   Gobierno   Central,   y   que   está   bajo   la   administración   de   la  

Tesorería  Nacional,  dependencia  del  Ministerio  de  Hacienda.  Bajo  esta  perspectiva,    el  principio  

de   caja   única   debe   someterse   al   perfeccionamiento   del   marco   normativo   aplicable,     con  

respecto   a   los   postulados   constitucionales   y   a   los   principios   presupuestarios   de   equilibrio,  

universalidad,   especialidad   y   no-­‐afectación   de   los   recursos.   No   obstante   de   que   ya   fueron  

ampliamente   explicados   estos   principios,   a   manera   de   síntesis,   se   cita   el   principio   de  

 

 

121  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

universalidad,   el   que   entiende   que   todos   los   ingresos   y   egresos   deben   consignarse   en   el  

presupuesto  de  la  República,  el  cual  es  el  límite  de  acción  de  los  poderes  públicos  para  el  uso  y  

disposición  de  los  recursos  del  Estado,  según  dispone  el  principio  de  especialidad.  Por  su  parte,  

el  principio  de  no-­‐afectación  de  los  recursos  define  que  todos  los  ingresos  deben  destinarse  de  

manera  global  e  indistinta  a  la  cobertura  de  los  gastos  públicos,  de  manera  que  se  eliminen  los  

destinos  específicos  de  los  impuestos  y  rentas  estatales.  

La   base   sustancial   del   principio   es   la   prohibición   de   la   existencia   de   tesoros   separados   e  

independientes   en   el   Estado,   de   manera   que   debe   haber   un   órgano   central   recaudador   y  

pagador  al  cual  afluyan  todos  los  recursos  públicos  y  del  cual  salgan  los  fondos  para  efectuar  los  

pagos.  La  unidad  de  caja  obliga  a  poner   jurídica  y  materialmente  a  disposición  de  ese  órgano  

central,  todos  los  fondos  del  Estado.    Se  minimizan  así  los  problemas  de  flujo  de  caja  que  en  el  

Estado  resultan  naturales  en  la  medida  que  todos  los  recursos  no  ingresan  al  inicio  del  ejercicio  

económico,  sino  de  manera  disgrega,  lo  que  puede  generar  dificultades  al  momento  de  hacerle  

frente  a  muchos  compromisos.  Este  principio  se  justifica  en  las  normas  de  la  prudencia,  control  

y  sana  administración  de  la  Hacienda  Pública  (véanse  los  votos  6240-­‐93,  6869-­‐96  y  0919-­‐99  de  

la  Sala  Constitucional),    por  cuanto  se  impone  la  necesidad  de  que  todas  las  rentas  dirigidas  a  

financiar   los   gastos   del   Estado   ingresen   a   un   fondo   indivisible   y   común,   del   cual   también  

deberán  ser  retirados  los  recursos  de  las  diversas  erogaciones  públicas;  ya  que  una  pluralidad  

de   cajas   públicas   propiciaría   un   alejamiento   de   los   mecanismos   de   control,   abiertamente  

contrario  a  la  naturaleza  de  la  función  financiera  y  presupuestaria.  

Sin  embargo,  debe  hacerse  la  advertencia  de  que  una  cosa  es  la  competencia  para  la  recepción  

y  entrega  de  fondos  públicos  ―que  es  propiamente  la  expresión  del  principio  explicado,  de  la  

caja  única―  y  otra,  el  que  las  ciertas  rentas  dispongan  su  destinatario  en  forma  expresa  (caso  

de   los   impuestos   nacionales   con   destino   local),   de   manera   que   el   órgano   pagador   se   vea  

obligado  a  girar  tales  recursos  a  la  institución  expresamente  beneficiada  por  la  ley,  en  la  exacta  

medida  de  lo  recaudado  (Vargas,  1999,  p.  94).  Este  punto  es  desarrollado  en  el  artículo  66  de  la  

 

 

122  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Ley  de   la  Administración  Financiera  de   la  República  y  Presupuestos  Públicos.   Sin  embargo,  el  

marco   normativo   costarricense   está   colmado   de   normas   que   transgreden   los   fundamentos  

anteriormente   mencionados.   Existe   una   variedad   amplia   de   instituciones   adscritas   a   varios  

ministerios  del  Poder  Ejecutivo,  que  tienen  manejos  independientes  de  sus  recursos,  lo  cual  les  

facilita   la   administración   discrecional   de   sus   fondos.   Esto   les   permite   tener   su   propio  

presupuesto,   percibir   fondos   públicos   y   administrarlos   de   modo   totalmente   ajeno   a   las  

directrices   de   la   Tesorería   Nacional,   a   través   de   cuentas   corrientes   en   bancos   comerciales   y  

excluidos  del  Banco  Central  de  Costa  Rica,  el  cual  es  el  cajero  del  Estado  por  definición  de  ley.  

De  manera  similar  se  da   la  existencia  de  “fondos”  con  destino  específico,  creados  a  través  de  

leyes   ordinarias,   cuyos   ingresos   provienen   del   Gobierno   a   través   de   transferencias   o  

subvenciones  que  la  Tesorería  Nacional  está  obligada  a  girar,  y  su  administración  queda  a  cargo  

de   los   mayores   jerarcas   de   cada   institución.   La   única   fiscalización   existente   sobre   estos  

“fondos”   se  da  por  parte  de   la   Contraloría  General   de   la  República,   a   pesar   de   sus   limitadas  

capacidades  reales  para  ejercerla  con  precisión  y  detalle.  

Inclusive,  están  vigentes  normas  que  otorgan  potestades  para  recaudar  sumas  por  sus  propios  

medios,  ya  sea  por  medio  de  venta,  alquileres  y  servicios  que  la  misma  entidad  brinda,  cual  si  

fueran   organizaciones   de   naturaleza   privada.   Lo   anterior   ha   creado   un   ordenamiento  

administrativo   que   violenta   los   postulados   constitucionales,   y   fuera   de   toda   razonabilidad  

jurídica,  ha  permitido  la  coexistencia  de  fondos  públicos  cuyos  manejos  se  dan  fuera  del  control  

de   caja  única,   facilitando   la   libre  disposición  y   la   inexistencia  de   controles   rigurosos   sobre   su  

administración.  Esto  ha  generado  que  existan  dependencias  más  pobres  y  otras  más  ricas,  que  

se  enriquecen  cada  vez  más  con  las  inversiones  que  realizan  en  títulos  del  Estado.  En  virtud  de  

ello  es  de  suma  importancia  el  desarrollo  de  una  política  fiscal  tendiente  a  garantizar  el  manejo  

más  adecuado  de   los   fondos  públicos,  de  modo  que   se  garanticen   controles   inteligentes   y   la  

obediencia  e  interacción  de  todos  los  principios  de  la  Hacienda  Pública,  lo  que  sin  duda  alguna  

va  a   traer  como  resultado  mayor   transparencia  en   los   fondos  públicos  y  una  disminución  del  

 

 

123  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

déficit  que  actualmente  enfrenta  nuestro  país.  Implementar  el  principio  de  caja  única  y  lograr  

que   el   resto   de   principios   que   rodean   la   materia   presupuestaria   costarricense   interactúen,  

significa   hacer   valer   los   postulados   de   la   materia   hacendaria   contenidos   en   nuestra  

Constitución   Política.   Con   ello   se   reúnen   todos   los   recursos   de   la   Administración   Central  

Gubernamental   en   un   solo   administrador   y   custodio   que   es   la   Tesorería   Nacional,   lo   que   le  

permite   llevar   un   registro   y   control   exacto   del   gasto,   y   asegura   mayor   transparencia   en   el  

manejo  de  los  fondos  públicos.  La  Caja  Única  favorece  una  correcta  programación  financiera  y  

una   conveniente   adecuación   con   las   definiciones   presupuestarias,   en   lo   cualitativo   y  

cuantitativo,   propiciando   que   los   gastos   públicos   se   efectúen   con   base   en   lo   ordenado   y  

conforme  a  un  plan  de  desarrollo  nacional  establecido  y  a  metas  fiscales  definidas.  

Mientras   que   el   principio   de   fuerza   restrictiva   o   especialidad   sostiene   que   el   presupuesto  

ordinario   y   extraordinario   de   la   República   constituyen   el   límite   de   acción   de   los   Poderes  

Públicos,   para   el   uso   y  disposición  de   los   recursos  del   Estado,   de   forma  que   sólo  podrán   ser  

modificados   por   leyes   de   iniciativa   del   Poder   Ejecutivo.   Además,   implica   que   no   podrán  

adquirirse   compromisos   para   los   cuales   no   existan   saldos   presupuestarios   disponibles.  

Tampoco  podrán  destinarse   saldos  presupuestarios  a  una   finalidad  distinta  de   la  prevista,  de  

conformidad  con   los  preceptos   legales  y   reglamentarios.  Este  principio  es  denominado  por   la  

Ley   de   la   Administración   Financiera   de   la   República   y   Presupuestos   Públicos   “principio   de  

especialidad  cuantitativa  y   cualitativa”.   Este  principio  es   fundamental,  dado  que  permite  que  

los   presupuestos   se   constituyan   en   instrumentos   políticos   de   primer   orden.   Si   los   poderes  

Públicos   no   pueden   gastar   más   fondos   de   los   autorizados,   resulta   evidente   que   estos   se  

convierten   en   el   instrumento   financiero   por   antonomasia   para   poner   en   ejecución   las  

diferentes   políticas   del   Gobierno   de   turno.   En   otras   palabras,   los   presupuestos   son   los  

instrumentos   jurídicos   financieros   por   medio   de   los   cuales   los   gobiernos   ejecutan   sus  

programas  y  políticas  en  los  distintos  campos  de  la  actividad  estatal.  

Este  principio  constituye  una  aplicación,  en  el  ámbito  de  las  finanzas  públicas,  del  principio  de  

 

 

124  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

legalidad,  pues  establece  claramente  que   los  poderes  públicos  solo  pueden  gastar   los  dineros  

previamente  autorizados  por  los  presupuestos.  En  consecuencia,  cualquier  gasto  adicional,  no  

contemplado   en   un   presupuesto,   es   ilegítimo   y   quien   lo   autorice   incurre   en   responsabilidad  

personal.  El  principio  de  la  fuerza  restrictiva  del  presupuesto  tiene  como  finalidad  evitar  que  las  

instituciones  públicas  gasten  más  fondos  de  los  que  efectivamente  recibe  el  Estado,  pues  ello  

provocaría  lógicamente  un  déficit  fiscal  galopante  de  consecuencias  funestas  para  la  economía  

del   país,   dado   que   se   experimentaría   aumentos   considerables   en   los   índices   de   inflación;   la  

moneda  se  devaluaría  en   forma  acelerada;  aumentaría  sustancialmente   las   tasas  de   interés  y  

crecería  el  endeudamiento  interno  y  externo.  Este  principio  establece  que  el  presupuesto  es  el  

límite  de  acción  de   la  Administración  Pública,   toda  vez  que   la   autorización  para  gastar  no  es  

general,  ya  que  se  manifiesta  en  tres  ámbitos:  cualitativo,  cuantitativa  y  temporal,  como  ya  se  

indicó.    

Mientras   que   con   respecto   a   los   principios   de   publicidad,   claridad   y   uniformidad   el   primero  

dispone  que   en   aras   de   la   transparencia,   el   presupuesto   deba   ser   asequible   al   conocimiento  

público,   por   los  medios   electrónicos   y   físicos   disponibles.   La   publicidad   es   base   esencial   del  

gobierno  republicano  y  una  de  sus  notas  características  como  forma  particular  de  organización  

de  la  autoridad  dentro  del  Estado.  Debe  haber  publicidad  de  la  aprobación  parlamentarla  (o  en  

el  órgano  con  tales  facultades),  de  su  ejecución  y  de  su  control  ulterior    (Jarah,  s.  a.  p.,  p.  81).  En  

lo  que  atañe  a  la  Ley  de  Presupuesto,  esta  publicidad  se  verifica  con  su  publicación  en  el  Diario  

Oficial  La  Gaceta,  en  los  términos  previstos  en  el  artículo  129  de  la  Constitución  Política,  para  

que   adquiera   su   eficacia.   Como   ya   se   adelantó,     los   presupuestos   aprobados   por   el   órgano  

contralor  no  presentan  difusión  en  el  diario  oficial,  lo  que  de  manera  general  no  compartimos,  

pues   por   similitud   de   las   formas   debería   darse   el   mismo   tratamiento.     Igualmente,  

aprovechamos   para   reiterar   que   la   publicación   electrónica   resulta   valiosa   en   la   difusión,   en  

especial   cuando   está   en   un   formato   manipulable   (en   contradicción   del   uso   del   lenguaje  

bloqueado),     para   acceso   a   de   todas   las   personas   que   utilizan   esa   tecnología.   Repitiendo   lo  

 

 

125  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

señalado  en  cuanto  a  la  no  sustitución  de  un  medio  por  otro,  y  como  derivaciones  del  principio  

indicado,   todo   el   presupuesto   debe   ser   claro   y   presentar   algún   nivel   de   uniformidad.   Es  

importante  señalar  que  este  por  demás  es  un  documento  complejo,  lo  que  determina  que  debe  

ser   lo   más   accesible   posible,   aún   con   las   limitaciones   que   presenta.   Por   un   tema   de  

transparencia   en   la   función   pública,     debe   procurarse   un   acercamiento   en   las   mejores  

condiciones  posibles.  

El  principio  de  precedencia  señala  que  la  actividad  del  Estado  no  puede  detenerse  por  motivo  

alguno,  lo  que  hace  imperioso  que  el  presupuesto  sea  votado  por  el  Parlamento  y,  además,  que  

esta  votación  se  dé  en  tiempo  oportuno,  antes  de  que  inicie  el  ejercicio  del  presupuesto.  Este  

principio  ha  recibido  en  la  doctrina  la  designación  de  regla  de  la  precedencia.  Ante  la  ausencia  

de  aprobación,  existen  varios  modelos  por  seguir,  que  convendría  al  menos  señalar.    El  sistema  

de  prórroga  automática  del  presupuesto  del  ejercido  anterior  establece  que  ante  ausencia  de  

aprobación  expresa  se  produce  la  aprobación  del  año  anterior.  Este  efecto  suele  disponerlo  la  

Constitución   o   la   ley   de   presupuesto.   Esta   solución   castiga   la   mora   del   Congreso,   el   nuevo  

ejercicio  se  ajusta  a  un  acto  legislativo  anterior.  Tiene  la  ventaja  de  que  el  Poder  Ejecutivo  ha  de  

gastar   ceñido   a   una   ley     anterior   emanada   del   Parlamento.   Naturalmente,   se   eliminan   los    

recursos  que  no  puedan  ser  recaudados  nuevamente    ―tributos  cuya  vigencia  ha  fenecido  en  

el   ejercicio―,     se   podrá   acudir   al   uso   del   crédito   público   autorizado   en   el   presupuesto   del  

ejercicio   anterior,   los   recursos   provenientes   que     no   hubieran   sido   aún   objeto   de     gastos,  

eliminar   los   créditos   que   cumplieron     los   fines   para   los   cuales   fueron   previstos;   incluir   los  

créditos   presupuestarlos   indispensables   para   el   servicio   de   la   deuda   y   los   compromisos  

derivados  de  tratados  Internacionales,   incluir   los  créditos  presupuestarlos  indispensables  para  

asegurar   la   continuidad   de   los   servicios   y   adaptar   los   objetivos   a   los   recursos   y   créditos  

presupuestarios  que  resulten  de   los  ajustes  anteriores.  Normalmente,    en  esos  casos  se  hace  

necesario  un  presupuesto  extraordinario  ulterior  para  cubrir  algunos  gastos  no  contemplados  

en  el  año  anterior.  

 

 

126  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Otra  solución  es  la  aprobación  tácita  del  proyecto  de  presupuesto,  consistente  en  la  aprobación  

tácita  de  este  luego  de  transcurrido  cierto  lapso,  o  de  iniciado  el  nuevo  ejercicio.      La  falta  de  

pronunciamiento   legislativo   hace   presumir   por   disposición   de   la   Constitución   o   de   la   ley,   la  

voluntad  afirmativa  del  Parlamento.    Conforme  con  el  análisis  del  Reglamento  de  la  Asamblea  

Legislativa   es   posible   ubicar   como   la   norma   de   la   materia   establece   una   solución   en   este  

sentido.  La  última  solución  es  la  autorización  temporaria  de  gastos,  de  manera  que  si  antes  de  

concluir   el   ejercicio,   el   poder   legislativo   no   aprueba   el   presupuesto,     se   autoriza   al   poder  

administrador   para   hacer   gastos   por   períodos   generalmente  mensuales.   El   ejemplo   típico   de  

este   método   se   ubica   en   el   caso   de   Inglaterra,   toda   vez   que   las   leyes   definitivas   son  

sancionadas    por  el  Poder   legislativo  hasta  cuatro  meses  después  de   iniciado  el  ejercicio.    No  

está  de  más   indicar  que  el  Reglamento  de   la  Asamblea  Legislativa  establece  una  norma  en   la  

cual  se  inclina  por  la  primera  solución.    

Con   respecto   al   principio   de   equidad,   entendida   esta   como   la   justicia   al   caso   concreto,   lleva  

incluida  la  obligación  de  procurar  solventar  las  mayores  necesidades  públicas.    Para  nadie  es  un  

secreto  que  se  administran  los  recursos,  toda  vez  que  son  escasos.    Si  resultaran  abundantes,  

sería  innecesario  una  administración  más  que  por  el  tema  de  la  eficiencia.  Ante  la  limitación  del  

recurso,  cualquier  asignación  lleva  incluido  el  recorte  de  otra  necesidad,  que  en  principio  cede  

ante  situaciones  más  urgentes  o  apremiantes.    No  se  trata  de  que  una  es  necesidad  y  la  otra  no,  

en  tanto  ambas  presentan  ese  requerimiento.    Si  no  que  debe  realizarse  una  ponderación  de  

intereses  y  sacrificar  en  mayor  o  menor  grado  alguna  de  ellas,  de  suerte  que  debe  buscarse  un  

nivel  de   justicia  a   la  hora  de  realizar  esa  complicada   labor.  Todo  en  el  entendido  de  que  una  

necesidad   social   no   satisfecha,   lejos   de   desaparecer,   se   incrementa   para   el   siguiente  

presupuesto.  Se  trata  de  una  regla  transversal  en  la  función  pública.  

En  lo  que  se  refiere  al  principio  de  control  del  gasto  público  bajo  la  regla  de  la  transparencia  y  la  

rendición  de  cuentas,  toda  actividad  pública  está  sujeta  a  control;      a  una  verificación,  durante  y  

al  finalizar  la  ejecución,    a  fin  de  determinar  el  cumplimiento  de  las  metas  propuestas.    Si  el  plan  

 

 

127  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

de   trabajo   las  establece,  mientras  que  el  presupuesto  otorga   los  medios,   la   lógica  determina  

que   debe   realizarse   una   evaluación   para   verificar   el   cumplimiento.   Solo   de   esa   manera   es  

posible   adoptar   las  medidas   correctivas   y   constatar   la   forma  de  abordar  el   problema  para  el  

siguiente  presupuesto,   sea  porque   la   necesidad   se  mantenga  o  para   realizar   paralelismo   con  

otras.    El  control  garantiza  la  eficiencia  en  el  servicio  frente  a  los  recursos,  así  como  la  eficacia  

en  el  cumplimiento  de  los  cometidos  públicos.  

Establecido   en   el   inciso   b)   del   citado   numeral,   y   que   introduce   un   elemento   teleológico   del  

presupuesto,   en   tanto   supedita   los   gastos   públicos   al   cumplimiento   de   los   fines   públicos  

encomendados  a  la  Administración  Pública  ―en  sus  diversas  instancias―,  el  cual  relaciona  ―o  

conecta―  con  elementos  que  definen  el  principio  de  razonabilidad  (véanse  los  votos  3933-­‐98,  

2000-­‐10826   y   732-­‐2001,   donde   se   ha   considerado   parámetro   de   constitucionalidad   este  

criterio),   es   decir,   la   economicidad,   eficacia   y   eficiencia.   La   norma   de   referencia   establece:  

"Principio  de  gestión  financiera:  La  administración  de  los  recursos  financieros  del  sector  público  

se  orientarán  a  los  intereses  generales  de  la  sociedad,  atendiendo  a  los  principios  de  economía,  

eficacia   y   eficiencia,   con   sometimiento   pleno   de   la   ley."   Por   su   parte,     el   principio   de  

programación   constituye   una  manifestación   de   la   nueva   concepción   del   presupuesto  ―en   la  

moderna   doctrina   fiscal   y   presupuestaria―   que   lo   tiene   como   un   instrumento   eficaz   y  

fundamental   para   la   correcta   planificación   de   la   gestión   pública,   por   lo   cual,   los   gastos  

autorizados  deben  responder  a  un  objetivo  y  meta  concreta.  La  norma  de  referencia  dispone  

textualmente:  "Principio  de  programación.  Los  presupuestos  deberán  expresar  con  claridad  los  

objetivos,   las   metas   y   los   productos   que   se   pretenden   alcanzar,   así   como   los   recursos  

necesarios   para   cumplirlos,   de   manera   que   puedan   reflejar   el   costo."   Esta   norma   debe  

entenderse   relacionada   con   el   artículo   4   de   la   misma   ley,   que   sujeta   la   elaboración   del  

presupuesto  a  una  debida  planificación,  y  en  concreto,  al  Plan  Nacional  de  Desarrollo.  

 

 

 

128  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Referencias  

 AMERICAN  CHAMBER,  (s.f).    “Efectos  de  la  implantación  de  la  renta  mundial  en  Costa  Rica”,  

extraído  de:    http://www.amcham.co.cr/publications/download.cfm?docid=195    

Barahona,  O.  (1980).    Algunos  conceptos  sobre  la  Seguridad  Social  en  Costa  Rica  y  el  proceso  

inflacionario  en  Costa  Rica.    Los  Problemas  Económicos  del  Desarrollo  en  Costa  Rica.  San  José,  

Costa  Rica:  Editorial  UNED.    

Bell,  J.P.  (1976).  Guerra  Civil  en  Costa  Rica.  San  José,  Costa  Rica:  Educa.    

Berliri,  A.  (1964).  Principios  de  derecho  tributario.  (Vol  I.)    Madrid:  Editorial  de  Derecho  

Financiero.    

Bohoyo,  F.  (1986).  El  principio  de  legalidad  financiera  como  presupuesto  de  validez  del  acto  

administrativo.  Madrid:  Instituto  de  Estudios  Fiscales.  

Bolaños,  F.  (Sept-­‐Diciembre  1977).    “Algunas  Reflexiones  acerca  del  Presupuesto  y  los  Principios  

de  Unidad  y  Universalidad  Presupuestaria”.  Revista  Judicial  (vol.    33),  San  José,  Costa  Rica.      

Carrera,  F.  (1994).  Manual  de  derecho  financiero.  (Vol  I),  Madrid:  Editorial  Tecnos.    

Carretero,  A.  (1968).  Derecho  financiero,  Madrid,  Editorial  Santillana.    

Castillo,  F.  (1997).  La  ley  de  presupuesto,  San  José,  Costa  Rica:  Editorial  PRODEL.    

Código  de  Normas  y  Procedimientos  Tributarios.  Ley  N°  4755  de  3  de  mayo  de  1971  y  sus  

 

 

129  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

reformas,  San  José,  Editorial  IJSA  S.A.,  11.    

Código  Fiscal.  Ley  N°  8,  San  José,  Editorial  IJSA  S.A.,  febrero  de  1999.  

Código  Procesal  Contencioso  Administrativo.  

Constitución  Política  de  la  República  de  Costa  Rica  de  1949,  Tomos  I  y  II,  San  José,  Editorial  IJSA  

S.A.,  octubre  1999.  

Contraloría  General  de  la  República  (2002).  Constitución  y  tribunal  constitucional,  

jurisprudencia  sobre  contratación  administrativa;  (Tomo  II).  San  José,  Costa  Rica.    

Contraloría  General  de  la  República,  en  http://www.cgr.go.cr/        

Dirección  de  Presupuesto  Nacional,  Ministerio  de  Hacienda.  (2002).  Clasificador  de  los  ingresos  

del  sector  público.  San  José,  Costa  Rica.    

Dromi,  (1997).  Presupuesto  y  cuenta  de  inversión.  Buenos  Aires,  Argentina:  Ediciones  Ciudad  

Argentina.  

Entrena,  R.  (1998).  Curso  de  derecho  administrativo;  (Vol.  I).  (12ª  edición)  Madrid:  Editorial  

Tecnos.    

Estrada,  L.  (s.f).  La  Costa  Rica  de  don  Tomas  de  Acosta.  San  José,  Costa  Rica:  Editorial  Costa  

Rica.  

Fallas,  C.  (s.f).  “La  Política  y  la  Elite  Cafetalera  en  la  Década  de  Mora  Porras  1849-­‐1859”.  

 

 

130  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Recuperado  de:    http://ns.fcs.ucr.ac.cr/~historia/hcostarica/materiales/pol-­‐1849-­‐1859.htm      

Fontauge,  C.  (1970).  Derecho  financiero;  (volumen  II).  (2da  edición).  Buenos  Aires,  Argentina:  

Ediciones  de  Palma.  

Fontouge,  C.  (1984).  Derecho  financiero;  (volumen  I).  Buenos  Aires,  Argentina:  Editorial  De  

Palma.  

García  de  Enterría,  E  y  Fernández,  TR.  (1980).  Curso  de  derecho  administrativo.  Madrid:  

Editorial  Civitas.    

García  de  Enterría,  E.  (1989).  Hacia  una  nueva  justicia  administrativa.    Madrid:  Editorial  Civitas.    

García,  T.  (1968).  Tratado  de  derecho  administrativo  -­‐(tomo  I).  Madrid:  Editorial  Civitas.  

González,  E.  (1973).  Introducción  al  derecho  presupuestario,  concepto,  evolución  histórica  y  

naturaleza  jurídica;  Madrid:  Editorial  de  Derecho  Financiero.  

González,  O.  (2002).  La  justicia  administrativa  (tomos  I  y  II).  San  José,    Costa  Rica:  Edit.  

Investigaciones  Jurídicas.  

Hernández,  B.  (s.f).  “Finanzas  y  Hacienda  en  los  territorios  de  la  Monarquía  Hispánica”.  Revista  

de  una  década  historiográfica,  1988-­‐1998.  Recuperado  de:  

http://ns.fcs.ucr.ac.cr/~historia/articulos/fin-­‐es.htm      

Hernández,  R.  (1992).  Instituciones  de  derecho  público  costarricense;  Editorial  UNED.    

 

 

131  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Hernández,  R.  (1993).  “La  Tipología  de  las  Sentencias  Constitucionales  con  Efectos  Fiscales”.  

Seminario  sobre  Justicia  Constitucional.  San  José,  Costa  Rica:  Editorial  Juricentro.    

Hernández,  R.  (1998).    Constitución  Política  de  la  República  de  Costa  Rica  /  Comentada  y  

anotada  por  Rubén  Hernández  Valle;.  San  José,  Costa  Rica:  Juricentro.    

Hernández,  R.  (s.f).  El  derecho  de  la  constitución;(volumen  I).  Editorial  Juricentro.    

Hidalgo.  M.  (1997).  Fundamento  constitucional  del  derecho  económico,  Tesis  para  optar  al  

grado  de  licenciada  en  Derecho,  Universidad  de  Costa  Rica.    

Jarach,  D.  (1996).  Finanzas  públicas  y  derecho  tributario;  (2ª  edición).  Buenos  Aires;:  Editorial  

Abeledo  Perrot.    

Jarach,  D.  (s.f).  El  hecho  imponible.  Teoría  general  del  derecho  tributario  sustantivo;.    (2ª  

edición).  Buenos  Aires:  Editorial  Abelardo  Perrot.    

Jinesta,  E.  (2002).  Tratado  de  derecho  administrativo;  (tomo  I).  Medellín,  Colombia:  Editorial  

Dike.                                                                                                                                                                                                                                      

Las  Heras,  J.M.  (1996).  Administración  financiera  gubernamental,  un  enfoque  sistemático;.  

Argentina:  Ediciones  Eudecor.    

Ley  de  Administración  Financiera  y  Presupuestos  Públicos,  número  8131  del  16  de  octubre  de  

2001.  

 

 

132  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Ley  de  Control  de  Partidas  Específicas,  número  7755  de  1  de  mayo  de  1998.  

Ley  de  Control  Interno,  número  8292  del  31  de  julio  de  2002.  

Ley  de  la  Administración  Financiera    

Ley  de  la  Jurisdicción  Constitucional    

Ley  de  la  Jurisdicción  Contenciosa  Administrativa  

Ley  General  de  la  Administración  Pública,  número  6226  del  2  de  mayo  de  1978.  

Ley  Orgánica  de  la  Contraloría  General  de  la  República,  número  7428,  publicada  en  La  Gaceta  

número  181  del  25  de  septiembre  de  1995.  

Ley  Orgánica  de  la  Tesorería  Nacional  y  la  Proveeduría  Nacional,  número  201  del  6  de  

septiembre  de  1945.  

Ley  para  el  Equilibrio  Financiero  del  Sector  Público,  número  6955  del  24  de  febrero  de  1984.  

López,  L.  (1991).  Derecho  constitucional.  (volumen  I),.  Valencia:  Editorial  Tirant  Lo  Blanch.    

Lozano,  C.  (1987).    “Intervencionismo  y  Derecho  financiero”.  Revista  Española  de  Derecho  

Financiero  (vol.  55).    Madrid:  Civitas  

Manual  de  Técnicas  sobre  Presupuesto  que  deben  observar  las  entidades,  órganos  

descentralizados,  unidades  desconcentradas  y  Municipalidades,  sujetos  a  la  fiscalización  de  la  

Contraloría  General  de  la  República  

 

 

133  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Martín,  M.  (1987).  Introducción  a  las  Finanzas  Públicas.  Buenos  Aires:  Biblioteca  de  Finanzas  y  

Derecho  Tributario.    

Martínez  M.A.  (1992).  Manual  de  Derecho  Presupuestario,  (I  edición).  Madrid,  España:  Editorial  

Calex.    

Ministerio  de  Hacienda,  en    http://www.hacienda.go.cr/        

Miranda,  A.  (2004).  El  Principio  Costitucional  de  Caja  Única  y  su  interacción  e  implementación  

con  otros  principios  presupuestarios.  Seminario  Final  de  Graduación,  maestría  en  derecho  

público.  San  José,  Costa  Rica:  Universidad  de  Costa  Rica.    

Navarro,  R.  (Agosto  1998).  “Los  principios  jurídico-­‐constitucionales  del  Derecho  Tributario”.  

Revista  IVSTITIA,  (vol.  139-­‐140).    San  José,  Costa  Rica.    

Ortiz,  E.  (1985).  “El  Presupuesto    de  la  República  una  Doble  Reserva  de  ley  Especial”.  Revista  

Judicial  (vol.  33).  San  José,  Costa  Rica.      

Ortiz,  E.  (2002).  Tesis  de  Derecho  Administrativo;  (tomo  I),  Ed.  Stradtmann.    

Ortiz.  M.  (1998).    Manual  de  Derecho  Procesal  Aduanero,  (1era  edición).  San  José,  Costa  Rica:  

Editorial  IJSA  S.A.    

Parada,  R.  (1997).  Derecho  Administrativo,  (tomo  II).;  Madrid:    Ed.  Marcial  Pons.    

Peralta,  H.  (1962).  Las  Constituciones  de  Costa  Rica.  Madrid:  Instituto  de  Estudios  Políticos  e  

 

 

134  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Instituto  de  Cultura  Hispánica.    

Pérez  de  Ayala,  J;  y  González,  E.  (1975).  Curso  de  Derecho  Tributario  I,  Madrid:  Editoriales  de  

Derecho  Reunidas  S.A.  

Pérez  Royo,  F.  (2000).  Derecho  Financiero  y  Tributario,  Parte  General,;  (10ª  edición).  Madrid:  

Editorial  Civitas.    

Presupuesto  Nacional,  en  

http://www.hacienda.go.cr/presupuesto/presupuesto2012/ingresos.pdf        

Procuraduría  General  de  la  República  Nª  OJ-­‐120-­‐2000  

Procuraduría  General  de  la  República,  dictamen  C-­‐074-­‐2002  del  12  de  marzo  de  2002.  

Procuraduría  General  de  la  República,  dictamen  C-­‐217-­‐2001.  

Procuraduría  General  de  la  República,  dictamen  C-­‐222-­‐2002  del  29  de  agosto  de  2002.  

Quintero,  N.  Constitución  Política  Comentada  de  Costa  Rica.    

Reforma  Tributaria  para  América  Latina,  III  Modelo  del  Código  Tributario,  (1968).    Washington  

D.C.,  Unión  Panamericana,  2da  Edición.  

Reglamento  de  la  Ley  de  Administración  Financiera  de  la  República  y  Presupuestos  Públicos,  

número  30058-­‐H-­‐MP-­‐PLAN  del  9  de  abril  de  2002.  

Restrepo,  J.  (1994).    Hacienda    Pública.  (2ª  edición).  Bogotá,  Colombia:  Universidad  Externado  

 

 

135  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

de  Colombia.    

Rodríguez,  A.  (1970).  El  Presupuesto  del  Estado,  Madrid:  Editorial  Tecnos  S.  A.    

Rodríguez,  R.  (1999).  Temas  de  Derecho  Financiero  y  Tributario,  (1ª  edición).  San  José,  Costa  

Rica:  Editorial  Jurídica  Continental.    

Rojas.  M.I.  (1996).  “Los  principios  presupuestarios  en  la  jurisprudencia  constitucional”.  La  

jurisdicción  constitucional  y  su  influencia  en  el  Estado  de  Derecho  (tomo  I).  San  José,  Costa  Rica:  

EUNED.    

Saborio,  J.  (1962).    Límites  de  la  interpretación  de  la  realidad  económica  en  el  Derecho  

Tributario,  Revista  IVSTITIA,  (vol.  135).    San  José.  

Sáenz  de  Bujanda,  F.  (1962).  Hacienda  y  Derecho,  Instituto  de  Estudios  Políticos,  (tomo  I).  

Madrid.    

Sala  Constitucional  de  la  Corte  Suprema  de  Justicia,  voto  005445-­‐99    de    las  catorce  horas  

treinta  minutos  del  catorce  de  julio  de  mil  novecientos  noventa  y  nueve.  

Sala  Constitucional  de  la  Corte  Suprema  de  Justicia,  voto  1999-­‐0919  de  las  09:15  horas  del  12  

de  febrero  de  l999.  

Sala  Constitucional  de  la  Corte  Suprema  de  Justicia,  voto  1999-­‐9317  de  las  10:15  horas  del  26  

de  noviembre  de  1999.  

 

 

136  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Sala  Constitucional  de  la  Corte  Suprema  de  Justicia,  voto  2000-­‐5500  de  las  14:33  horas  del  5  de  

julio  del  2000.  

Sala  Constitucional  de  la  Corte  Suprema  de  Justicia,  voto  2934-­‐93,  de  las  quince  horas  

veintisiete  minutos  del  veintidós  de  junio  de  mil  novecientos  noventa  y  tres.  

Sala  Constitucional  de  la  Corte  Suprema  de  Justicia,  voto  3309-­‐94  de  las  15:00  horas  del  5  de  

julio  de  1994.  

Sala  Constitucional  de  la  Corte  Suprema  de  Justicia,  voto  480-­‐2002.    

Sala  Constitucional  de  la  Corte  Suprema  de  Justicia,  voto  513-­‐95  de  las  once  horas  cuarenta  y  

dos  minutos  del  veintisiete  de  enero  de  1995.    

Sala  Constitucional  de  la  Corte  Suprema  de  Justicia,  voto  6345-­‐97  de  las  8:33  horas  del  12  de  

octubre  de  1997.  

Sala  Constitucional  de  la  Corte  Suprema  de  Justicia,  voto  6859-­‐96,  de  las  catorce  horas  cuarenta  

y  dos  minutos  del  diecisiete  de  diciembre  de  mil  novecientos  noventa  y  seis.  

Sala  Constitucional  de  la  Corte  Suprema  de  Justicia,  voto  760-­‐1992  de  las  quince  horas  del  once  

de  marzo  de  mil  novecientos  noventa  y  dos.  

Sala  Constitucional  de  la  Corte  suprema  de  Justicia,  voto  9992-­‐2000  de  las  catorce  horas  y  

cincuenta  y  un  minutos  del  ocho  de  noviembre  del  2000.  

 

 

137  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Sala  Constitucional  de  la  Corte  Suprema  de  Justicia,  Voto  N°  2002-­‐04884  de  las  14:53  del  22  de  

mayo  de  2002.  

Sánchez,  M.  (1994).  Discrecionalidad  Administrativa  y  Control  Judicial.  Madrid:  Editorial  Tecnos.  

Santamaría  Pastor,  J.  (2002).  Principios  de  Derecho  Administrativo,  (volumen  II),  (3ª  edición).  

Madrid:  Editorial  Centro  de  Estudios  Ramón  Areces  S.A.    

Solet,  T.  (1949).    Historia  Económica  y  Hacendaria  en  Costa  Rica,  (tomo  I).  San  José,  Costa  Rica:  

Editorial  Universitaria.    

Solís,  A.  (2001).    “Comentario  al  artículo  121  de  la  Constitución  Política  de  la  República  de  Costa  

Rica”.  Constitución  Política  Comentada  de  Costa  Rica,  (vol.  I).  México:  McGraw-­‐Hill  

Interamericana  Editores,  S.  A  de  C.  V,  

Tinoco,  L.  (1940).  Apuntes  de  Finanzas  y  Derecho  Fiscal  Costarricense.  San  José,  Costa  Rica:  

Escuela  Libre  de  Derecho.  

Torrealba,  A.  (1992).    “Importancia  de  la  incorporación  de  principios  de  justicia  tributaria  en  las  

constituciones  políticas”.  Revista  IVSTITIA,  (vol.  65).  San  José,  Costa  Rica.    

Torrealba,  A.  (1997).  Los  Hechos  Ilícitos  Tributarios  en  el  Derecho  Costarricense.  San  José,  Costa  

Rica:  Imprenta  y  Litografía  Mundo  Gráfico  S.A.    

Torrealba,  A.  (2000).  El  Nuevo  Régimen  Sancionador  Tributario,  (1ª  edición)  San  José,  Costa  

 

 

138  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Rica:  Editorial  IJSA  S.A.  

Torrealba,  A.  (2001).    Principios  de  aplicación  de  los  Tributos,  (1ª  edición).  San  José,  Costa  Rica:  

Editorial  IJSA  S.A.    

Ulloa,  F.  (noviembre,  1967).    “La  Administración  Pública  y  la  personería  Jurídica  de  las  

administraciones  públicas,  organización  de  la  Administración  Pública  en  Costa  Rica,  central  y  

descentralizada”.  Revista  Acta  Académica,  (vol.  21).  Universidad  Autónoma  de  Centroamérica.    

Vargas,  A.  (1999).  Los  Principios  Presupuestarios  en  la  Constitución  en  Temas  Claves  de  la  

Constitución  Política,  San  José,  Costa  Rica:  Ed.  Investigaciones  Jurídicas.    

Vargas,  A.  (s.f).    “Los  principios  presupuestarios  en  la  Constitución”.  Temas  claves  de  la  

Constitución  Política.    Investigaciones  Jurídicas  S.A.    

Vega,  J  (1980).  Estado  y  Dominación  en  Costa  Rica,  los  antecedentes  coloniales,  San  José,  Costa  

Rica:  ICAP.  

Villegas,  H.  (1987).  Curso  de  Finanzas,  Derecho  Financiero  y  Tributario,  (tomo  I),  (4ª    Edición).  

Buenos  Aires:  Ediciones  De  Palma.    

Villegas,  H.  (1992).  Curso  de  finanzas,  derecho  financiero  y  tributario.    Buenos  Aires:  Editorial  De  

Palma.    

Villegas,  H.  (2000).  Manual  de  Finanzas  Públicas.  Buenos  Aires:  Ed.  Depalma.  

 

 

139  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

La  responsabilidad  social  y  el  trabajo  pro  bono:  el  abogado  como  un  agente  de  cambio  en  negocios  ganar-­‐ganar  en  el  siglo  XXI  

 Elissa  Madeline  Stoffels  Ughetta1  

   

Resumen    En   el   presente   artículo   se   pretende   explorar   la   responsabilidad   social   de   los   abogados   para  establecer   su   posición   como   elemento   esencial   dentro   de   la   práctica   profesional   de   la  abogacía.    Además,  se  propondrá  la  hipótesis,  la  cual  posteriormente  será  comprobada,  que  la  forma   idónea   para   que   los   abogados   cumplan   con   sus   obligaciones   ante   la   sociedad   es  mediante   el   trabajo  pro   bono,   para   que   de   esta  manera   puedan   convertirse   en   verdaderos  agentes   de   cambio   en   el   siglo   XXI.     Se   estudiarán   las   diferentes   justificaciones   que   existen  respecto  al  pro  bono,  y  se  examinará  su  naturaleza  para  así  determinar  que  no  es  un  mero  acto  de   caridad,   sino   que   representa   un   verdadero   negocio   ganar-­‐ganar   para   al   menos   cuatro  grupos:  los  destinarios  de  los  servicios,  la  sociedad,  los  abogados  quienes  prestan  los  servicios  y  las  firmas  en  las  que  laboran.    Finalmente,  se  propondrán  algunas  sugerencias  en  cuanto  a  la  formas   de   maximizar   el   impacto   social   del   trabajo   pro   bono   para   que   su   alcance   pueda  extenderse   a  más   personas   y   provocar   verdaderos   cambios   sociales;   asimismo   se   ofrecerán  recomendaciones  a   los  bufetes  para  que  puedan  promover   la  disponibilidad  y  efectividad  de  dichos   servicios.   Palabras   clave:   Pro   bono,   abogados,   sociedad,   ética,   práctica   profesional,  servicio.            Abstract    In  this  study,  the  social  responsibility  of  lawyers  will  be  explored  in  order  to  establish  its  place  as   an   essential   element   within   the   professional   practice   of   law.     In   addition,   it   will   be  suggested,   and   later   proved,   that  pro   bono   work   is   the   ideal  way   for   lawyers   to   fulfill   their  

                                                                                                               1  Licenciada en Derecho con énfasis en Derecho Empresarial, por la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología (ULACIT), Costa Rica. Bachiller en Literatura Inglesa y Española, por la Universidad Rutgers, New Jersey, Estados Unidos. Asistente Legal en BLP Abogados (Santa Ana, Costa Rica). E-mail: [email protected] / NOTA: Este artículo fue seleccionado para publicación de todos los proyectos de graduación de la Escuela de Derecho del primer cuatrimestre del 2013  

 

 

 

140  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

social   obligations   and  become   true   agents   for   change   in   the   twenty   first   century.     Different  justifications   for   the   existence   of   pro   bono  within   the   profession   will   be   reviewed   and   the  nature  of  pro  bono  work  will  be  examined  in  order  to  determine  that  it  is  not  merely  an  act  of  charity,   but   that   it   represents   a   true   win-­‐win   deal   for   at   least   four   different   groups:   the  beneficiaries  of  these  services,  society  at  large,  the  lawyers  who  provide  these  services  and  the  firms  where  they  work.    Finally,  suggestions  will  be  made  in  regards  to  how  to  maximize  the  social  impact  of  pro  bono  work  so  that  it  effects  more  people  and  causes  real  social  change  and  recommendations   will   be  made   so   that   law   firms  may   further   promote   the   availability   and  effectiveness   of   these   services.   Key   words:   Pro   bono,   lawyers,   society,   ethics,   professional  practice,  service.          Introducción    Como  elemento  de  nuestro  contexto  cultural,  se  conceptualiza  la  figura  del  abogado  como  el  profesional  que  defiende   los  derechos  de  su  cliente,  sin   importarle   las  consecuencias  para   la  contraparte.    Además,  debido  a  la  naturaleza  de  los  procesos  contenciosos,  en  la  mayoría  de  los  casos  la  ganancia  de  una  parte  implica  necesariamente  una  pérdida  para  la  otra  parte.    Con  base   en   esta   dicotomía   esencial,   los   abogados   tienen   fama   de   ser   profesionales   conflictivos  que  buscan  obtener  el  mayor  beneficio  para  su  cliente  a  costas  de  los  demás  interesados.        Históricamente,   el   paradigma   de   perseguir   la   mayor   ganancia   posible   sin   medir   las  consecuencias   colaterales   generadas   no   ha   sido   particular   al   Derecho,   sino   que   es   parte  fundamental  del  viejo  sistema  de  capitalismo.    Luego  de  la  industrialización  y  del  desarrollo  del  sistema   capitalista,   una   idea   muy   popular   fue   que   la   única   responsabilidad   de   la   empresa  privada  era  generar  utilidades  y  dar  empleo  a  la  población.    Uno  de  los  que  más  apoyaron  esta  visión  era  el  economista  Milton  Friedman,  quien  argumentó  que  la  única  responsabilidad  social  de  las  empresas  era  aumentar  sus  ganancias  (Porter  &  Kramer,  págs.  5-­‐6).        No  obstante,   nos   encontramos   como   sociedad  en  medio  de  un  período  de   transición   en  un  mundo   cada   vez  más   globalizado;   como   consecuencia   de   la   expansión   de   la   difusión   de   los  medios  y  por  ende  el  aumento  en  la  disponibilidad  de  información,  estamos  ante  la  generación  de   una   nueva   conciencia   social   que   busca   promover   ganancias   para   todas   las   partes  involucradas  en  un  determinado  negocio,   lo   cual  a   la   larga   implica  una  mayor   sostenibilidad  

 

 

141  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

para  el  planeta  y  sus  habitantes.    Muchos  sectores  de  la  sociedad  han  entendido  que  la  única  forma   de   lograr   la   sostenibilidad   global   es  mediante   las   relaciones   ganar-­‐ganar,   en   que   los  diversos   intereses   estén   equilibrados,   ya   que   actualmente   hay   una   mayor   aceptación  generalizada  de  que   los   intereses  egoístas  y  desproporcionales  no  podrán  sostenerse  a   largo  plazo.        En  particular,  es  interesante  aplicar  este  nuevo  paradigma  de  negocios  ganar-­‐ganar  al  campo  de  Derecho  para  así  poder  determinar   cómo  podría  un  abogado  en  el   siglo  XXI   contribuir   al  bienestar   de   la   sociedad.     Con   base   en   esto,   es   importante   empezar   a   conceptualizar   al  abogado  del  siglo  XXI  como  el  verdadero  agente  de  cambio  que  puede  ser,  ya  que  el  Estado  le  ha   conferido  el  monopolio  del   ejercicio  de   su  profesión   y  es  él   quien   tiene  en   sus  manos   la  posibilidad  de  buscar  soluciones  de  ganar-­‐ganar  para  sus  clientes,  como  también  promover  la  justicia  y  a  la  vez  verse  beneficiado  como  profesional.        A  lo  largo  de  la  historia,  un  elemento  fundamental  de  la  práctica  profesional  de  la  abogacía  ha  sido   el   trabajo   pro   bono;   es   decir,   las   horas   profesionales   que   el   abogado   dedica   a   prestar  servicios  legales  gratuitos  a  personas  o  grupos  necesitados.    El  propósito  del  presente  trabajo  es   explorar   el   tema  del  pro   bono   frente   a   la   responsabilidad   social   del   abogado   y   examinar  cómo   esta   práctica   se   está   implementando   en   la   actualidad   en   Costa   Rica.     Además,   como  argumento   central,   se   expondrá   la   tesis   de   que   la   realización   de   trabajo   pro   bono   es   un  verdadero   negocio   ganar-­‐ganar,   dado   que   genera   beneficios   para   todas   las   partes  involucradas.    Posteriormente,  se  propondrá  la  forma  en  que  el  trabajo  pro  bono  pueda  tener  el  mayor  impacto  social  para  así  optimizar  los  beneficios  de  esta  figura.        Hipótesis    Históricamente,   el   trabajo   pro   bono   se   ha   considerado   como   una   obligación   inherente   a   la  abogacía  y  en  la  actualidad  sigue  siendo  una  parte  significativa  del  trabajo  de  los  abogados.    La  hipótesis   principal   de   la  presente   investigación  es  que  el  pro  bono   representa  un   verdadero  negocio  ganar-­‐ganar,  dado  que  se  benefician  al  menos  cuatro  partes:  el  destinario  del  servicio,  la  sociedad,  el  abogado  mismo  y  la  firma  en  que  trabaja.    Además,  se  pretende  demostrar  que  el   abogado   puede   dimensionar   el   impacto   social   de   su   trabajo   pro   bono   bajo   los   modelos  actuales  de  responsabilidad  social  empresarial,  aprovechándose  de  esta  tendencia  global.          

 

 

142  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 Antecedentes    El   pro   bono   es   una   figura   conocida   a   través   de   la   historia,   principalmente   en   los   sistemas  legales  de   los  Estados  Unidos  y  Europa;  no  obstante,  en   los  últimos  años  debido  al  creciente  desarrollo  de  la  responsabilidad  social  en  muchos  sectores,  esta  figura  ha  empezado  a  cobrar  protagonismo  en  la  práctica  profesional  del  Derecho  en  Costa  Rica,  como  consecuencia  de  las  iniciativas  de  entidades  como  el  Centro  Vance  del  Colegio  de  Abogados  de  la  Ciudad  de  Nueva  York  y  el  Colegio  de  Abogados  de  Costa  Rica.        La   presente   investigación   se   justifica   por   su   naturaleza   social,   ya   que   es   un   trabajo   que  pretende  demostrar  cómo  el  abogado  puede   fungir   como  un  verdadero  agente  de  cambio  y  tiene  como  su  eje  central  ofrecer  una  propuesta  para  el  ejercicio  del  Derecho  que  promueva  significativos  cambios  sociales,  con  el  objetivo  de  contribuir  a  las  posibilidades  que  tienen  los  abogados   para   participar   en   negocios   de   ganar-­‐ganar   que   aportan   beneficios   a   la   sociedad.    Además,  esta  investigación  representa  una  importante  exploración  de  la  figura  de  pro  bono  en  Costa  Rica,  la  cual  hasta  ahora  existe  de  manera  estructurada  y  organizada  en  nuestro  país.    Se  espera  que  este  estudio  sirva  como  punto  de  partida  para  todos  aquellos   investigadores  que  quieran  ahondar  aún  más  en  el  tema.          Esta  investigación  se  realizó  como  parte  de  los  requisitos  para  optar  por  el  grado  académico  de  Licenciatura   en   Derecho   con   Énfasis   en   Derecho   Empresarial,   de   la   Universidad  Latinoamericana  de  Ciencia  y  Tecnología  (ULACIT).    Para  estos  fines,  se  elaboró  una  encuesta  a  través  de  la  página  web  Survey  Monkey,  la  cual  consistió  de  diez  preguntas  relacionadas  con  el  tema  de  la  investigación.    Se  obtuvieron  cincuenta  y  cuatro  respuestas  a  la  encuesta  por  parte  de  abogados  en  práctica  privada,   tanto  en   forma   independiente  como  asociados  de  bufetes.    La  muestra  fue  diversa  en  términos  de  edad,  género  y  región  geográfica  de  los  encuestados,  en  cuanto    se  dirigió  a  abogados  en  prestigiosos  bufetes  en  la  zona  metropolitana,  a  abogados  en  práctica   privada   en   San   Ramón   de   Alajuela   y   también   a   abogados   recién   egresados   y   en   la  etapa  preliminar  de  la  práctica  de  su  profesión.    

     

 

 

143  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

La  Responsabilidad  Social    Se  suele  asociar   la   responsabilidad  social   con   las  actuaciones  y  obligaciones  de   las  empresas  privadas   porque   se   ha   considerado   en   años   recientes   que   dichas   compañías,   por   poseer  grandes  recursos  humanos  y  económicos,  son  el  mejor  medio  para  lograr  verdaderos  cambios  sociales.     Sin  embargo,   los  principios  de   responsabilidad  social   se  pueden  aplicar  a  cualquier  grupo  de  personas  que  busque  contribuir  al  bienestar  y    desarrollo  de  la  sociedad.        Según  Font  Playán,      

“es   a   partir   de   los   impactos   de   la   globalización   en   la   economía,   de   la   consciencia  

ecológica  y  del  desarrollo  de  nuevas  tecnologías,  que  surge  la  preocupación  y  adquiere  

importancia   la  responsabilidad  social  empresarial  a  través  de  movimientos  globales  de  

presión”.  (Font  Playán,  pág.  61).      

 En  la  actualidad  nos  encontramos  como  sociedad  ante  veloces  cambios  sociales  y  económicos  en   cuanto   a   la   estructura   y   complejidad   de   nuestras   transacciones.     Este   fenómeno   ha  permitido  una  mayor  difusión  de  información,  la  cual  ha  generado  una  gran  preocupación  por  las   injusticias   que   suceden   alrededor   del   mundo   y   las   consecuencias   de   las   acciones   de  diferentes  entidades.    De  ahí  nacen  las  marcadas  tendencias  actuales    hacia  la  responsabilidad  social.              Es  de  relevancia  para  la  presente  investigación  intentar  definir  el  concepto  de  responsabilidad  social,   para   poder   comprender   cómo   puede   ser   un   elemento   importante   de   la   práctica  profesional   del   abogado.     Una   definición   básica   congruente   con   el   alcance   de   este   trabajo  describe   la  responsabilidad  social  como  una    “filosofía  para  orientar   las  prácticas  gerenciales  hacia   un   comportamiento   organizacional   responsable,   que   contribuya,   fomente,   procure   y  promueva   el   bienestar   social   y   salud   ambiental   (Font   Playán,   pág.   71)”.     Un   profesional  socialmente   responsable   es   el   que   asume   comportamientos   dentro   del   ejercicio   de   su  profesión  que  apoyen  el  bienestar  social  y  la  salud  ambiental.    La  responsabilidad  social  exige  ir  

 

 

144  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

más  allá  de  los  requerimientos  legales  establecidos,  para  lograr  cambios  positivos  y  una  mayor  protección   de   nuestros   recursos   dentro   de   los   ámbitos   social,   laboral,  medioambiental   y   de  derechos  humanos  (Úbeda  Hernández,  pág.  71).        La  función  social  del  abogado    Históricamente,   el   papel   del   abogado   ha   sido   intervenir   en   diversos   conflictos   y   su  materia  principal  era  “la  patología  de  la  vida  de  interrelación  social  y  económica   (Hernández  Gil,  pág.  7)”.    Sin  embargo,  en  la  actualidad,  debido  al  crecimiento  de  los  mercados  transnacionales  y  el  aumento   en   la   complejidad   de   las   transacciones   comerciales,   ha   sido  más   factible   asesorar  adecuadamente   a   los   clientes   antes   del   surgimiento   de   un   conflicto   y   buscar   formas   de  remediarlo  antes  de  que  llegue  a  sede  judicial  o  arbitral.    Debido  a  estos  cambios,  el  abogado  del   siglo   XXI   centra   sus   actividades   tanto   en   la   asesoría   como   en   la   negociación   y   la  determinación  de  riesgos,  y  no  solo  el  aspecto  litigioso  (Hernández  Gil,  pág.  9).        Según  Hernández  Gil,  “el  abogado  no  tiene  obligaciones  sólo  para  con  su  cliente,  sus  colegas,  su  colegio  profesional,  o  los  Tribunales;  también  los  tiene  frente  al  público,  es  decir  frente  a  la  sociedad”   (Hernández   Gil,   pág.   17)”.     Esta   idea   coloca   al   abogado   en   una   posición   de  responsabilidad  social  por   la  sola  naturaleza  de  su  profesión;  es  decir,  para  el  profesional  en  Derecho   no   es   una   opción   asumir   la   obligación   de   responsabilidad   social,   sino   que   se  encuentra  inherente  a  la  abogacía.        Asimismo,  se  encuentra  la  responsabilidad  social  en  las  normas  de  ética  que  regulan  la  práctica  profesional.     Por   ejemplo,   en   las   Reglas   Modelo   de   Conducta   de   la   Colegio   Americano   de  Abogados    (ABA),  se  establece  que:      

 Un  abogado  debe  tener  consciencia  de  las  deficiencias  de  la  administración  de  justicia  y  

del   hecho   de   que   las   personas   pobres,   y   a   veces   quienes   no   son   pobres,   no   pueden  

costear   los   servicios   legales.     Por   lo   tanto,   todos   los   abogados   deben   dedicar   horas   y  

recursos  profesionales  y  su  influencia  cívica  para  asegurar  el  acceso  universal  a  nuestro  

 

 

145  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

sistema   legal   para   todos   aquellos   quienes   no   pueden   pagar   por   dichos   servicios   u  

obtener  una  adecuada  asesoría  debido  a  barreras  económicas  o  sociales  (Wells  Jr.,  pág.  

9)  

 Costa  Rica  no  es  ninguna  excepción  pues  nuestro  Código  de  Deberes  Profesionales  del  Colegio  de   Abogados   también   establece   la   función   social   del   abogado.     En   el   artículo   3   de   esa  normativa  declara  que  los  abogados:  “tienen  la  obligación  de  actuar  en  el  plano  social,  político  y  religioso,  sin  más  limitaciones  que  las  impuestas  por  el  ordenamiento  jurídico,  el  prestigio  de  su  profesión  y  su  propia  conciencia  moral  y  ética”  (Colegio  de  Abogados  de  Costa  Rica,  2004).  

 La  figura  de  pro  bono-­‐  definición  e  historia    El  trabajo  pro  bono  se  define  como  los  servicios  legales  gratuitos  que  se  prestan  a  personas  de  bajos   recursos,  marginadas   o   en   desventaja,   quienes   no   podrían   de   otra  manera   costearlos  (McLeay,  pág.  249).    Dichos  servicios  se  brindan  tanto  a  individuos,  como  a  ONG  o  fundaciones  y   es   la   forma   en   que   los   abogados   pueden   contribuir   al   acceso   universal   a   la   justicia   como  facilitadores  a  este  acceso.          Popularmente  prevalece  la  idea  de  que  el  pro  bono  siempre  ha  sido  un  elemento  esencial  de  la  profesión.     Efectivamente,   según   investigaciones   realizadas,   los   abogados   a   lo   largo   de   la  historia  han  prestado  servicios  legales  gratuitos  ante  las  necesidades  de  personas  vulnerables  o  en  desventaja.    El  autor  Cappelliti  ha  demostrado  que  la  ayuda  legal  gratuita  existe  desde  la  época  romana  y  que  llegó  a  ser  una  gran  influencia  en  la  Edad  Media  en  Europa  (McLeay,  pág.  255).    Además,  este  autor  argumenta  que  la  larga  tradición  del  pro  bono  se  debe  a  la  influencia  cristiana  en   Inglaterra  y   los  Estados  Unidos,  ya  que  históricamente  dichas  sociedades  se  han  destacado  por  su  creencia  en  la  caridad  y  que  la  profesión  del  individuo  debe  ser  utilizado  para  el  beneficio  del  prójimo  (McLeay,  pág.  257).              En  la  actualidad,  hay  una  cultura  establecida  de  pro  bono  en  países  como  Australia,  los  Estados  Unidos,   Inglaterra  y  Canadá;  asimismo,   los  profesionales  en  Derecho  en  países  en  desarrollo  están   implementando   programas   de   pro   bono   y   dedicando   una   parte   de   su   práctica  

 

 

146  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

profesional  a  prestar  este  tipo  de  servicios  (McLeay,  pág.  251).      En  la  encuesta  elaborada  para  la   presente   investigación,   un   83   por   ciento   de   los   abogados   reportaron   que   han   realizado  trabajo  pro  bono   como  parte  de  su  práctica  profesional,   lo  cual  demuestra   la  prevalencia  de  este   tipo  de   servicios   en   el   ámbito   legal   de  Costa  Rica.     Además,   los   abogados   encuestados  opinan,  en  su  gran  mayoría,  que  el   trabajo  pro  bono  es   la  mejor   forma  en  que   los  abogados  pueden  contribuir  al  bienestar  de  la  sociedad.    Según  una  fuente  consultada,  en  los  últimos  años  ha  surgido  un  crecimiento  en  la  cantidad  de  firmas  donando  horas  pro  bono.    Como  explica  Esther  Lardent,  presidente  del  Instituto  de  Pro  Bono  en  Washington:    

 “En  los  últimos  años  hemos  visto  un  incremento  significativo  en  la  actividad  pro  bono.    

Ahora   estamos   ante   programas   institucionalizados   y   formales,  más   liderazgo  desde   el  

rango   de   los   socios,   mayor   visibilidad   y   mayor   organización,   responsabilidad   y  

supervisión  dentro  de  las  firmas”  (Taylor,  pág.  2).    

 Teorías  sobre  la  naturaleza  del  pro  bono    Existen  varias  teorías  sobre   la   justificación  del  trabajo  pro  bono,   las  cuales  se  deben  estudiar  para   lograr  una  mayor  comprensión  del  contexto  doctrinal  de  esta  figura.    A  continuación  se  expondrán  las  justificaciones  profesionales  más  aceptadas.    El  elemento  histórico  de  la  figura  de  pro  bono.    Hay  quienes  argumentan  que  históricamente  los   abogados   siempre   han   realizado   trabajo   pro   bono   y   que   por   lo   mismo   deben   seguir  haciéndolo.    Si  bien  es  cierto  que   la   figura  ha  existido  desde   la  época  romana  y  que  tuvo  un  lugar   importante   en   el   sistema   judicial   inglés   y   estadounidense   en   los   siglos   XVIII   y   XIX,  tampoco   ha   contribuido   en   ninguna   de   estas   sociedades   a   cambios   sociales   significativos.    Aunque  ha  sido  parte  de  las  normas  históricas  de  la  abogacía  el  deber  prestar  servicios  legales  gratuitos   a   personas   en   condiciones   de   pobreza,   nunca   se   estableció   como   una   verdadera  obligación  vinculante  para  el  profesional  (McLeay,  pág.  259).    Por  lo  mismo,  es  difícil  justificar  

 

 

147  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

los  esfuerzos  actuales  de  pro  bono  con  base  en  alguna  tradición  establecida  y  consolidada.            El   abogado   como   servidor   público.     La   segunda   justificación  sostiene  que   la  profesión  de   la  abogacía   es   en   su   naturaleza   un   servicio   público   ejercido   de   manera   privada.     Esta  conceptualización  ha  sido  muy  popular  en  los  Estados  Unidos  desde  el  siglo  XIX,  época  en  que  se   desarrolló   la   idea   de   que   es   el   deber   del   abogado   proteger   los   intereses   de   su   cliente   y  simultáneamente   perseguir   el   bienestar   de   la   colectividad   (McLeay,   pág.   257).     Es   de  conocimiento  notorio  que  históricamente  muchos  abogados  estadounidenses  han  luchado  por  los   derechos   de   la   colectividad;   sin   embargo,   no   se   ha   podido   demostrar   que   este   ideal  existiere   de   forma   significativa   dentro   de   la   práctica   histórica   del   abogado.     No   obstante,  muchos  profesionales  idealizan  esta  idea  del  abogado  como  un  agente  de  cambio  y  por  ende  opinan  que   el   aporte   de  pro  bono   es   la  mejor    manera  de   cumplir   con   la   función   social   del  abogado.  Según  un  autor,  “la  vocación  de  servicio  público  forma  parte  esencial  de  la  abogacía  (Hernández  Gil,  pág.  17)”.        El  acceso  a   la   justicia  y  el  monopolio  de   la  abogacía.    Por  último,  hay  quienes  sostienen  un  enfoque  más  institucional  del  pro  bono,  ya  que  consideran  que  el  acceso  universal  a  la  justicia  es  un  derecho  humano,   y  que   los   abogados   tienen  el  monopolio  de  garantizar  dicho  acceso  (McLeay,  2008).    Según  el  autor  Katzman,  el  deber  del  abogado  de  servir  a  los  que  no  pueden  pagar  por  sus  servicios  “no  es  ningún  acto  de  caridad  o  benevolencia,  sino  de  responsabilidad  profesional,   sostenida   por   las   condiciones   bajo   las   cuales   el   Estado   ha   otorgado   a   dicha  profesión  el  control  efectivo  del  sistema  legal  (McLeay,  pág.  259)”.        Sin  embargo,  muchos  han  cuestionado  esta  teoría  porque  consideran  que  hay  otros  gremios  que  también  gozan  de  una  condición   monopolística,   pero   que   no   se   encuentran   ante   el   mismo   deber   de   “regalar”   su  trabajo.        

 El  trabajo  pro  bono  en  Costa  Rica    El  Centro  Vance    En  los  últimos  años,   la  figura  de  pro  bono  ha  empezado  a  cobrar  protagonismo  en  la  práctica  privada  de  la  abogacía  en  Costa  Rica,  particularmente  como  un  elemento  estructurado  dentro  de  los  bufetes  grandes.    Un  factor  que  ha  contribuido  a  este  cambio  es  la  iniciativa  del  Centro  

 

 

148  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

Cyrus   R.   Vance   del   Colegio   de   Abogados   de   la   Ciudad   de  Nueva   York.     La  misión   del   Centro  Vance  es  involucrar  a  abogados  en  distintos  países  para  que  trabajen  para  la  justicia  con  el  fin  de  fomentar  la  transición  democrática  de  dichos  países  (Cyrus  R.  Vance  Center  for  International  Justice,  2013).    Como  parte  fundamental  de  su  misión,  el  Centro  Vance  promueve  el  pro  bono  en  diferentes  partes  del  mundo  para  apoyar   la  protección  de   la   sociedad  civil   y   los  derechos  humanos.        Por  lo  anterior,  el  Centro  Vance  ha  coordinado  con  abogados  y  bufetes  en  países  en  Centro  y  Suramérica  para  establecer  y  fomentar  programas  de  pro  bono  (McLeay,  pág.  251).    Asimismo,  elaboraron  un  documento  denominado  “Declaración  Pro  Bono  para  el  Continente  Americano”,  el  cual  establece   los  parámetros  y  compromisos  de  un  abogado  o  una  firma  legal  que  quiera  implementar  la  responsabilidad  social  como  un  elemento  de  su  práctica  profesional.    Más  de  500  bufetes  en  17  países  han  firmado  esta  Declaración,  la  cual  compromete  a  sus  abogados  a  dedicar  un  mínimo  de  20  horas   anuales   a  prestar   servicios   legales   gratuitos   (Cyrus  R.  Vance  Center  for  International  Justice,  2013).    Esta  iniciativa  comenzó  en  el  año  2003  y  a  la  fecha  hay  más  de  10.000  abogados  comprometidos  a  través  de  las  diferentes  firmas.        Comisión  de  Pro  Bono  del  Colegio  de  Abogados  Como  resultado  de  la  iniciativa  del  Centro  Vance,  se  logró  crear  una  Comisión  Pro  Bono  dentro  del  Colegio  de  Abogados  de  Costa  Rica,  la  cual  tiene  como  su  misión  facilitar  la  prestación  de  servicios  legales  gratuitos  a  personas  o  entidades  sin  fines  de  lucro,  siempre  y  cuando  dichos  servicios  promuevan  un  asunto  de  interés  público  y  los  proyectos  conlleven  un  aporte  social  o  jurídico   importante   (Colegio   de   Abogados   de   Costa   Rica,   2013).     Es   interesante   destacar   el    enfoque   distinto   a   lo   que   se   ha   visto   en   períodos   anteriores,   ya   que   para   el   Colegio   de  Abogados  el  fin  primordial  del  pro  bono  no  es  realizar  un  acto  de  caridad  sino  crear  un  impacto  social  generalizado  y  lograr  un  cambio  importante.              La   Comisión   funge   como   intermediario   entre   los   bufetes   registrados   como   proveedores   de  servicios   pro   bono   y   los   potenciales   destinarios   de   estos   servicios   mediante   un   proceso   de  selección  y  coordinación  del  trabajo  (Colegio  de  Abogados  de  Costa  Rica,  2013).    La  Comisión    exige  la  más  alta  seriedad  y  profesionalismo  para  los  clientes  destinarios  del  pro  bono  y  a  cada  caso   se   le   asigna   un   socio   dentro   del   bufete   o   un   supervisor   para   asegurar   que   reciba   la  atención  necesaria.      

 

 

149  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 El  ejemplo  de  BLP  Abogados    La  firma  BLP  Abogados,  ubicada  en  Lindora  de  Santa  Ana,  ha  sido  pionera  en  el  campo  del  pro  bono  en  Costa  Rica,  con  respecto  a  la  manera  en  que  ha  logrado  estructurarlo  para  maximizar  sus  efectos.    Dicha   firma   fue   la  primera  en  el  ámbito  nacional  que   firmó   la   “Declaración  Por  Bono  del  Continente  Americano”  del  Centro  Vance  y  participó  en  el  proceso  de  creación  de  la  Comisión  Pro  Bono  del  Colegio  de  Abogados.        A  través  de  su    Fundación  BLP  Pro  Bono,  se  ofrecen  servicios  legales  gratuitos  a  organizaciones  no   gubernamentales   (ONG)   y   otros   sectores   de   la   sociedad;   en   particular   su   misión   es  promover   proyectos   de   bien   social   para   las   áreas   claves   de   la   Fundación,   las   cuales   son   la  educación,   la   juventud,   el   medio   ambiente   y   la   comunidad   (BLP   Abogados,   2013).     La  Fundación  requiere  que  todos  los  abogados  y  asistentes  de  la  firma  BLP  aporten  un  mínimo  de  20   horas   anuales,   que   en   total   representa   1.000   horas   anuales   de   trabajo   legal   gratuito.    Además,   la  Fundación  recibe  donaciones  en  efectivo  por  parte  de   la   firma  para  poder  cubrir  sus  costos  operativos.          La   firma   BLP   Abogados   considera   que   la   Fundación   es   el   vehículo   idóneo   a   través   del   cual  pueden  continuar  con  su  labor  de  responsabilidad  social.    Si  bien  el  bufete  siempre  ha  tenido  una  tradición  de  servicio  voluntario,   la  Fundación  es  un  valioso   instrumento  estratégico  para  compartir   experiencia   legal   y   lograr   los   mayores   beneficios   posibles   (BLP   Abogados,   2013).    Esta  Fundación  ha  participado  en  proyectos   importantes  en  diferentes  áreas,   tales   como   los  derechos  para  personas  con  discapacidades,   temas  ambientales,  derechos  humanos  y   temas  de  transparencia.      Algunos  ejemplos  de  estos  proyectos  son  “Un  Techo  para  mi  País”  y  “Cero  Pobreza”,  además  de   iniciativas   con   United  Way   y   la   Fundación   Omar   Dengo   (Gutiérrez,   2013).     Según   David  Gutiérrez,  socio  fundador  de   la   firma,   la  Fundación  BLP  se  considera  como  una  fundación  de  segundo  piso;  es  decir  que   los  abogados  ayudan  a   los  que  ayudan,  tales  como  fundaciones  y  otras  iniciativas  de  responsabilidad  social,  porque  se  ha  determinado  que  es  la  mejor  forma  de  maximizar  su  trabajo  pro  bono  mediante  la  generación  de  cambios  significativos  en  áreas  clave  (Gutiérrez,  2013).      

 

 

150  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

     Beneficios  obtenidos  del  trabajo  pro  bono    Beneficios  para  los  destinarios    Un  gran  porcentaje  de   la  población  mundial  no  tiene  acceso  a  servicios   legales  tradicionales,  debido  a  condiciones  de  desventaja  económica  o  social;  sin  embargo,  cuando  reciben  servicios  pro  bono  adquieren  asesoría  valiosa  para  sus  necesidades  legales.    Según  la  encuesta  aplicada,  son  múltiples   los  beneficios  que  obtiene  una  persona  o  grupo  que  recibe  servicios  pro  bono.    Entre  los  más  importantes  beneficios  están  un  mayor  acceso  a  la  justicia,  una  mejor  calidad  de  asesoría  y  apoyo   integral  a   su  problema.    No  es  difícil  demostrar  que   los  destinarios  del  pro  bono   ganan  en  este  negocio  ganar-­‐ganar,   ya  que   son   la  parte   receptora  de   los   servicios,   los  cuales   tradicionalmente   se  han  conceptualizado  como  un  acto  de  caridad  o  bien   social.    Por  ende,  ha  de  considerar  cómo  se  benefician  las  otras  partes  involucradas  en  este  negocio  ganar-­‐ganar.    

   

Beneficios  para  la  sociedad    El  pro  bono  beneficia  a  las  comunidades  porque  representa  una  distribución  más  equitativa  de  justica  y  un  mayor  acceso  a  los  servicios  legales  a  los  grupos  desprotegidos  y  vulnerables.    La  atención  a  los  problemas  sociales  contribuye  a  su  erradicación,  aunque  sea  en  el  ámbito  micro,  y  la  proliferación  del  trabajo  pro  bono  crea  poco  a  poco  mejores  condiciones  sociales.        En   la   encuesta   realizada,   los   abogados   respondieron   que   consideran   que   el   pro   bono   tiene  importantes   beneficios   para   la   sociedad.     Los   más   significativos   para   este   grupo   son   la  mitigación   de   problemas   sociales,   la   protección   de   derechos   fundamentales   y   la   atención   a  problemas   de   índole   colectiva,   tal   y   como   se   demuestra   el   gráfico   1.     Es   interesante   notar  cómo  un  servicio  que  se  presta  en  un  ámbito  micro  puede  luego  crear  un  efecto  en  el  ámbito  macro  y  significar  un   impacto  social  generalizado,  promoviendo  cambios   importantes  para   la  colectividad.      

 

 

 

151  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 Gráfico  1  

 Beneficios  para  los  abogados    Tradicionalmente,  el  pro  bono  se  ha  conceptualizado  como  un  acto  de  caridad  o  una  obligación  del   profesional;   no   obstante,   pocos   han   estudiado   los   diversos   beneficios   que   obtienen   los  abogados  al  prestar  dichos  servicios.    En  la  literatura  revisada,  se  menciona  el  enorme  sentido  de  satisfacción  que  obtienen  los  abogados  al  saber  que  han  ayudado  a  una  persona  necesitada  que  no   tenía  acceso  a   servicios   legales   tradicionales  o  al  haber   contribuido  a  un   importante  proyecto  de  responsabilidad  social.    Este  factor  es  sumamente  importante  para  la  motivación  del  abogado,  ya  que  muchas  veces  el  trabajo  regular  se  vuelve  tedioso  y  frustrante;  realizar  un  servicio  que  crea  un  impacto  significativo  en  la  vida  de  alguien  o  un  cambio  social  añade  otra  dimensión  a  la  práctica  profesional.      Según  la  encuesta  realizada,  el  mayor  beneficio  que  obtiene  el  abogado  como  resultado  de  la  prestación  de  servicios  pro  bono  es   la  satisfacción  personal,  con  la  confirmación  de  51  de  54  encuestados,   resultado   que   es   suficiente   evidencia   para   comprobar   la   hipótesis   de   que   el  trabajo   pro   bono   es   un   negocio   ganar-­‐ganar,   ya   que   demuestra   que   lo   que   los   abogados  pierden  en  horas  facturables  se  repone  en  la  forma  de  una  gran  recompensa  intrínseca.        Dicho   factor   también   se   encuentra   reflejado   en   la  motivación   profesional   que   los   abogados  

26  32  

21  

38  

14  23  

Atención  a  problemas  colecpvos  

Protección  de  derechos  

fundamentales  

Desarrollo  de  las  comunidades  

Mipgación  de  problemas  sociales  

Protección  del  medio  ambiente  

Portección  ante  los  abusos  del  

Estado  

Beneficios  de  pro  bono  para  la  sociedad    (los  encuestados  seleccionaron  todas  las  opciones  que  consideraron  relevantes)    

 

 

152  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

sienten   luego   de   realizar   estos   servicios,   un   beneficio   que   se   traslada   directamente   a   su  desempeño  profesional.    En  la  encuesta,  29  de  54  de  los  abogados  reportaron  que  el  aumento  en   la  motivación   profesional   es   un   beneficio   que   obtiene   el   abogado   al   realizar   trabajo   pro  bono.       Además,   el   68,5   por   ciento   de   los   encuestados   opinan   que   se   obtiene   un   grado   de  satisfacción   profesional   como   resultado   de   este   tipo   de   trabajo   (gráfico   2).     Esto   ocurre,   en  muchos  casos,  porque  cuando  los  abogados  realizan  el  trabajo  pro  bono,  tienen  la  oportunidad  de   ver   materias   distintas   a   las   de   su   práctica   regular   y   les   permite   a   veces   trabajar  conjuntamente   con   otros   abogados   especialistas   en   dichas   materias,   lo   que   les   enriquece  como  profesionales  (Wood  &  Love,  pág.  75).    Hay  quienes  argumentan  que  el  trabajo  pro  bono  hace  mejores  abogados  y  consideran  que  les  permite  desarrollar  nuevas  destrezas  dentro  de  su   práctica   profesional   y   afinar   sus   habilidades   (Robinson   III,   pág.   8).     Además,   existen  beneficios  intangibles  para  su  práctica  profesional,  tales  y  como  el  liderazgo,  el  buen  juicio  y  la  empatía  adquiridos  como  resultado  del  pro  bono.        Los   abogados   que  hacen  pro   bono  muchas   veces   también   forman   contactos   nuevos   que   les  pueden   ser   claves   para   futuros   proyectos,   o   para   referirles   clientes   tradicionales.     Además,  mediante  el   trabajo  pro  bono,   los  abogados  tienen   la  oportunidad  de  conocer  y   trabajar  con  profesionales   especialistas   en   distintas   ramas   de   Derecho,   factor   que   les   enriquece  profesionalmente  (Wood  &  Love,  pág.  75).    Sin  embargo,  luego  de  un  análisis  de  los  resultados  de   la   encuesta,   se   logró   determinar   que   los   beneficios   intrínsecos   (satisfacción   personal,  satisfacción  profesional  y  aumento  en  la  motivación)  son  más  significativos  para  los  abogados  que  los  beneficios  extrínsecos  (adquisición  de  contactos,  fomento  de  la  reputación  profesional,  aumento  en  la  cartera  de  clientes).    Es  interesante  notar  que  en  este  negocio  de  ganar-­‐ganar,  el  cliente  recibe  un  servicio  valioso,  pero  que  a  la  vez  el  abogado  obtiene  beneficios  intangibles  y   difíciles   de   cuantificar.     De   ahí   se   deduce   que   el   pro   bono   al   constituir   una   fuente   de  satisfacción  y  motivación  profesional,  es  un  elemento  fundamental  de   la  práctica  profesional  aunque  no  se  obtiene  una  remuneración  directa  como  consecuencia.        

 

 

 

153  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

   

Gráfico  2    Beneficios  para  los  bufetes    En  la  encuesta  realizada,  no  se  elaboró  ninguna  pregunta  sobre  los  beneficios  que  obtienen  los  bufetes   como   resultado   del   pro   bono,   ya   que   la   encuesta   se   dirigió   tanto   a   abogados   que  trabajan   en   bufetes   como   los   que   trabajan   de   forma   independiente.     Sin   embargo,   para  comprobar  de  manera  adecuada  la  hipótesis  de  que  el  pro  bono  es  un  negocio  ganar-­‐ganar,  se  deben  considerar  también  los  beneficios  obtenidos  por  los  bufetes.          Con   el   aumento   en   la   satisfacción   personal   y   la  motivación   profesional   de   sus   abogados,   el  bufete   recibe  un  beneficio   indirecto,   el   cual   es   una  mayor   productividad   y  motivación   en   el  trabajo   (Wood   &   Love,   pág.   73).       Esto   también   se   traduce   en   la   habilidad   de   la   firma   de  retener  a  su  personal  mediante  la  creación  de  una  cultura  positiva  de  responsabilidad  social,  la  cual  genera  un  ambiente  agradable  de  trabajo.    Para  BLP  Abogados,  su  esfuerzo  pro  bono  es  una  parte  esencial  de  los  valores  básicos  de  la  firma  y  consideran  que  estos  tipos  de  iniciativas  promueven  el  trabajo  en  equipo  y  el  desarrollo  personal  integral  de  los  abogados  y  asistentes  legales  (Gutiérrez,  2013).        Además,   el   pro   bono   ha   llegado   a   ser   casi   una   práctica   de   supervivencia   para   los   bufetes  

51  37  

15  29  

14  29  

Sapsfacción  personal  

Sapsfacción  profesional  

Adquisición  de  contactos  

profesionales  

Fomento  de  la  reputación  profesional  

Aumento  en  la  cartera  de  clientes  

Aumento  en  la  mopvación  profesional  

Beneficios  de  pro  bono  para  el  abogados  (los  encuestados  seleccionaron  todas  las  opciones  que  consideraron  relevantes)    

 

 

 

154  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

grandes  alrededor  del  mundo,  ya  que   los   clientes   se   lo  están  exigiendo  como  una  condición  para   contratar   sus   servicios.     Por   ejemplo,   varias   empresas   han   indicado   que   consideran   el  compromiso   de   una   firma   legal   con   el  pro   bono   en   el   proceso   de   contratación   de   servicios  legales  (O´Connor  J.  ,  pág.  13).        Cómo  maximizar  el  impacto  del  pro  bono    Ya  que  se  comprobó  que  el  pro  bono  es  un  elemento  fundamental  de   la  práctica  profesional  del   abogado,   y   que   también   representa   un   negocio   ganar-­‐ganar   para   todas   las   partes  involucradas,   es   importante   analizar   cómo   esta   figura   puede   ser   optimizada   para   crear   el  mayor  impacto  social  posible.        Según  el  56  %  de  los  encuestados,  el  pro  bono  tiene  el  mayor  impacto  cuando  proviene  de  un  bufete  que  lo  coordina  con  un  proyecto  de  responsabilidad  social,  y  el  18  %  considera  que  el  mayor  impacto  se  alcanza  cuando  un  bufete  coordina  el  trabajo  con  una  comisión  o  asociación  externa.    Lo  que  estos  resultados  indican  es  que  el  74  %  de  los  abogados  creen  que  el  impacto  del  pro  bono   se  maximiza   cuando   se   implementa  en   conjunto   con  un  grupo  externo   con  un  enfoque   de   responsabilidad   social.     En   ese   sentido,   los   servicios   gratuitos   del   abogado  formarían   parte   de   un   proyecto  mayor   con   un   propósito   definido,   en   el   cual   el   profesional  participa  con  su  valioso  aporte  legal  para  lograr  un  importante  efecto  social  (gráfico  3).        

 

 

155  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Gráfico  3    

Según   Robert   Boneberg,   coordinador   del   departamento   pro   bono   de   una   firma   legal,   ha  surgido   en   años   recientes   la   tendencia   a   crear   alianzas   estratégicas   entre   bufetes   y  organizaciones   que   ayudan   a   diversos   grupos   en   desventaja,   práctica   que   permite   que   los  servicios   legales   de   los   abogados   tengan   un   mayor   alcance   y   por   ende   un   impacto   social  maximizado    (Taylor,  pág.  18).    Vemos  claramente  esta  tendencia  reflejada  en  los  resultados  de  la   encuesta   y   representa   un   nuevo   enfoque   social   en   el   que   varios   sectores   de   la   sociedad  unen  recursos  para  combatir  diversos  problemas  sociales  y  ambientales.        Respecto  a  quiénes  deben  ser  los  destinarios  del  trabajo  pro  bono,  el  35  %  de  los  encuestados  opinó  que  debe  ser  un  grupo  o  asociación,  el  24  %  señaló  que  debe  ser  una  fundación  y  el  15%  indicó   que   debe   ser   un   proyecto   de   responsabilidad   social   de   una   empresa.     Lo   que  demuestran  estos   resultados  es  que  el  74  %  de   los  abogados  consideran  que  el  pro  bono   se  optimiza  cuando  el  destinario  del  servicio  es  un  grupo  organizado  de  personas  con  un  enfoque  de  responsabilidad  social,  y  no  un   individuo  o  una  familia,  cifra  que  comprueba  nuevamente  

4%  

22%  

18%  56%  

El  pro  bono  pene  mayor  impacto  social  cuando  proviene  de:    

Un  abogado  independiente  

Un  bufete  que  coordina  el  trabajo  

Un  bufete  que  coordina  el  trabajo  con  un  comisión  o  asociación  externa  

 

 

156  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

que   la   forma   idónea   de  maximizar   los   efectos   del   trabajo   pro   bono   es   dirigirlo   hacia   algún  problema  de  índole  colectiva  y  no  asuntos  aislados  de  individuos.        

 

Gráfico  4    

Conclusiones    Como   primera   conclusión,   se   afirma   que   el   abogado   efectivamente   tiene   una   importante  función  social  y  que  el  pro  bono  es  la  forma  idónea  de  cumplir  con  esta  responsabilidad.    Este  factor  es  muy  importante  de  resaltar,  ya  que  en  la  actualidad  hay  un  énfasis  generalizado  en  el  lucro  de  la  profesión  y  la  atención  a  temas  mercantiles.    Según  Hernández  Gil,  “la  abogacía  no  puede   rehuir   el   debate   y   dejar   de   profundizar   en   la   transformación   social   y   económica   de  nuestra  profesión  y  del  medio  en  el  que  se  presta  (Hernández  Gil,  pág.  10)”.    Asimismo,  tanto  la  literatura  consultada  como  los  resultados  de  la  encuesta  demuestran  que  el  abogado  tiene  una  especial  función  social  por  cumplir  ante  la  sociedad.    Según  Gil  Hernández:      

Hay  que  hacer  de   la  responsabilidad  social  de   la  abogacía  una  seña  de   identidad  de   la  profesión.    No  un  plus  con  el  que  añadir  una  connotación  bienintencionada  y  positiva  a  

9%  

17%  

35%  24%  

15%  

¿Cuál  beneficiario  de  pro  bono  implica  el  mayor  

impacto  social?    

Una  persona  individual  

Una  familia  

 

 

157  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

la   actividad   profesional   del   abogado   o   del   jurista;   sino   de   un   aspecto   sustancial,  definitorio,  de  su  actividad  (Hernández  Gil,  pág.  18).          

Por   esta   misma   razón,   ha   sido   de   gran   utilidad   explorar   cómo   el   pro   bono   representa   un  negocio  ganar-­‐ganar  para  los  abogados,  para  así  contrarrestar  la  tendencia  de  pensar  solo  en  términos   de   ganancias   económicas.       El   pro   bono   constituye   un   negocio   ganar-­‐ganar   por  cuanto   se  ha  demostrado  que   todas   las   partes   involucradas   se   benefician  de   estos   servicios  que  contribuyen  al  bienestar  de  la  sociedad,  mientras  a  la  vez  aportan  beneficios  personales  a  los  abogados  y  por  ende  a  los  bufetes  en  los  que  laboran.    Ante  la  posible  crítica  de  que  el  pro  bono  no  es  un  negocio,  se  propone  que  un  negocio  es  cualquier  relación  en  que  se  obtengan  ganancias,   y   estas   ganancias   no   deben   ser   necesariamente   económicas.     El   pro   bono  representa   la   forma   idónea  en  que  el  abogado,  dentro  de   la  práctica  de  su  profesión,  puede  recibir  diversas  ganancias  intrínsecas,  como  la  satisfacción  personal  de  haber  contribuido  a  una  importante  causa.    Cuando  se  plantea  el  trabajo  pro  bono  como  un  negocio  de  ganar-­‐ganar,  se  vuelve  más   atractivo  para   los   abogados   y   las   firmas,   y   es  precisamente  esta  posición   la  que  contribuirá  a  promover  y  fomentar  la  práctica  de  pro  bono  en  Costa  Rica.            Dicha   posición   apoya   el   trabajo   de   investigación   de   responsabilidad   social   realizado   por  autores   como  Michael  Porter,  quien  argumenta  que  visto  a   largo  plazo,   las  metas   sociales   y  económicas  no  son  mutuamente  excluyentes,  sino  que  están  íntegramente  vinculadas  (Porter  &  Kramer,  pág.  6).    El  pro  bono  permite  a  los  abogados,  quienes  lucran  de  su  profesión,  poder  también   generar   un   impacto   social   y   obtener   beneficios   intangibles   como   resultado   de   ese  trabajo.     Asimismo,   definir   y   ejecutar   una  buena   estrategia   empresarial   de  pro   bono   es   una  valiosa  herramienta  para  cualquier   firma   legal,  ya  que   le  permite  alinear  el   trabajo   realizado  con  su  visión  empresarial  y  obtener  diversos  beneficios  a  corto  y  largo  plazo.        Además,   el   análisis   de   los   resultados  ha  demostrado  que   la  mejor  manera  de  maximizar   los  efectos  del  pro  bono  es  en  conjunto  con  algún  grupo,  asociación,  fundación  u  otro  proyecto  de  responsabilidad   social.     Esto  ocurre  porque  al   combinar   esfuerzos   y   enfocar   el   trabajo  hacia  grupos   de   personas,   la   tendencia   es   a   lograr   cambios   sociales   más   significativos.   Según  Rodríguez  y  Abreu:    

 la  base  para  incentivar  el  cambio  social  y  ambiental  es  por  tanto  la  corresponsabilidad,  

 

 

158  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

es  decir  el  compromiso  de  todos  los  sectores  de  la  sociedad  para  implicarse  activamente  en   la   construcción   conjunta   de   soluciones   prácticas   a   los   grandes   retos   económicos,  medioambientales  y  sociales  que  debemos  afrontar  (Rodríguez  &  Abreu,  pág.  206).      

 Este  mismo  concepto   se   aplica   al   trabajo  de   responsabilidad   social   de   los   abogados;   es   solo  cuando   logren  colaborar  con  otros  grupos  que  se  alcanza  un  mayor   impacto,  el  cual   tiene   la  posibilidad  de  generar  cambios  sociales  significativos.        Recomendaciones    1) Las  firmas  legales  deben  dedicar  más  recursos  al  trabajo  pro  bono    En   Costa   Rica,   BLP   ha   servido   de   modelo   para   otras   firmas,   ya   que   ese   bufete   dedica   una  cantidad  significativa  de  recursos  humanos  y  económicos  a  su  misión  pro  bono,  la  cual  es  una  práctica  regular  en  grandes  bufetes  en  países  como  los  Estados  Unidos  e  Inglaterra.    Dentro  del  alcance  de   la  presente   investigación,   se   considera  que  esta  es   la  única   forma  en  que  puede  haber  una  mayor  proliferación  del   trabajo  pro  bono   en  Costa  Rica,  ya  que   los  abogados  que  trabajan  en  bufetes  tienen  una  mayor  facilidad  para  dedicar  horas  profesionales  a  pro  bono  si  cuentan  con  el  apoyo  de  la  firma  y  una  cultura  general  que  promueve  este  tipo  de  trabajo.            Las   firmas   grandes   tienen   una   particular   responsabilidad   para   garantizar   que   sus   abogados  puedan  cumplir  con  esta  obligación,  ya  que  en   la  mayoría  de   los  casos,   la  práctica  comercial  distancia  a  los  abogados  de  las  comunidades  locales,   lo  que  dificulta  la  realización  de  trabajo  pro  bono;  por  lo  anterior,  durante  los  últimos  veinte  años,  la  conceptualización  del  pro  bono  se  ha  ido  evolucionando  desde  una  obligación  individual  del  abogado  hacia  una  obligación  de  la  firma    (McLeay,  pág.  50)    

 

2) Las  firmas  legales  deben  coordinar  el  trabajo  pro  bono  en  conjunto  con  otros  sectores  de  la  sociedad  

 Como  se  ha  demostrado  en  la  presente  investigación,  la  mejor  forma  de  maximizar  los  efectos  sociales  del  pro  bono  es  mediante  la  coordinación  de  estos  servicios  con  otros  sectores  de  la  

 

 

159  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

sociedad   en   proyectos   de   responsabilidad   social.     Esto   se   puede   lograr   mediante   la  participación  en  proyectos  de  fundaciones,  asociaciones,  ONG,  empresas  privadas  y  cualquier  otro  grupo  que  tenga  un  enfoque  social  y  que  requiera  la  prestación  de  estos  servicios  legales  gratuitos   como   parte   de   su   proyecto.     Es   importante   destacar   que   las   firmas,   para   poder  contribuir  a  un  efecto  social  de  mayor  alcance,  deben  participar  en  este  tipo  de  iniciativas  y  no  prestar   sus   servicios   a   casos   individuales   aislados   a  menos   de   que   tengan   implicaciones   de  importante  trascendencia  social.          

   3) Las   firmas   legales  deben  elaborar  un  plan  estratégico  empresarial  para  su  esfuerzo  pro  

bono,  para  que  refleje  sus  valores  y  metas        En   la   actualidad,   dentro   de   un   contexto   estratégico,   las   empresas   diseñan   programas   de  responsabilidad  social  empresarial  que  están  alineadas  con  sus  metas  sociales  y  económicos,  para  así  contribuir  a  largo  plazo  a  la  competitividad  de  la  empresa  (Porter  &  Kramer,  pág.  8).    Lo  mismo  se  debe  aplicar  a  la  responsabilidad  social  de  las  firmas  legales  para  crear  verdaderas  negocios   de   ganar-­‐ganar.     Se   resalta   el   ejemplo   de   la   Fundación   BLP,   ya   que   esa   firma   ha  podido  identificar  áreas  claves  a  las  que  enfoca  su  trabajo  pro  bono;  dichas  áreas  reflejan  los  valores   y   las  metas   de   la   firma   y   el   trabajo   realizado   por   los   profesionales   contribuye   a   un  ambiente  de  trabajo  positivo  y  genera  una  cultura  de  responsabilidad  social  empresarial      

 

4) Se   debe   reformar   el   artículo   68   del   Código   de   Deberes   Jurídicos,  Morales   y   Éticos   del  Profesional  en  Derecho  del  Colegio  de  Abogados      

El  artículo  68  de  ese  Código  establece  que  los  abogados  no  pueden  cobrar  menos  horarios  que  los  establecidos  por  decreto  y  demás  normativa  para  prevenir  la  competencia  desleal  entre  los  profesionales.     Las   únicas   excepciones   establecidas   en   este   artículo   son   proyectos   de  Defensoría  Social  y  de  Pro  Bono  del  Colegio  de  Abogados;  en  otras  palabras,  iniciativas  propias  de  pro  bono  no  están  contempladas  como  una  excepción.    Por  el  momento  lo  que  debe  hacer  un  abogado  cuando  presta   servicios   legales  gratuitos  es   elaborar   y   firmar  un   contrato   con  el  destinario   del   servicio   en   el   cual   se   establezca   la   naturaleza   del   servicio   como  pro   bono   y   el  beneficio   social   por   obtener.     Sin   embargo,   ya   que   se   está   promoviendo   cada   vez   más   la  práctica  pro  bono  en  Costa  Rica,  es  recomendable  que  se  reforme  este  artículo  para  ampliar  los  tipos  de  proyectos  contemplados  y  el  procedimiento  formal  por  implementar,  para  justificar    el  trabajo  realizado.      

 

 

160  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Bibliografía    

Ángel  Cabo,  N.  (Octubre  de  2008).  La  Discusión  en  Torno  a  las  Soluciones  de  Soft  Law  en  Materia  de  Responsabilidad  Social  Empresarial.  Revista  de  Derecho  Privado  40.    

Aspíllaga  Alayza,  V.  (Octubre  de  2009).  La  responsabilidad  social  empresarial:  conciencia,  solidaridad  y  eficiencia.  Derecho  PUCP.    

BLP  Abogados.  (s.f.).  BLP  Pro  Bono  Foundation.  Obtenido  de  http://www.blpabogados.com/index.php/es/nuestro-­‐bufete-­‐/fundacion-­‐blp-­‐pro-­‐bono  

Bono,  C.  P.  (s.f.).  Colegio  de  Abogados  de  Costa  Rica.  Obtenido  de  http://comisionprobono.wordpress.com/  

Cahill,  J.  (November  de  2003).  Dechert  appoints  full  time  pro  bono  head.  The  Lawyer,  4.  

Cardoso  Brum,  M.  (Junio  de  2010).  Responsabilidad  social  empresarial  en  américa  latina:  Problemas,  actitudes  y  actores  relevantes.  Administración  y  Organizaciones,  págs.  41-­‐55.  

Castro  de  Cifuentes,  M.  (Octubre  de  2008).  Responsabilidad  Social  Empresarial.  Revista  de  Derecho  Privado  40,  págs.  2-­‐5.  

Colegio  de  Abogados  de  Costa  Rica.  (10  de  Diciembre  de  2004).  Código  Deberes  Profesionales.  Obtenido  de  http://www.abogados.or.cr/index.php?option=com_content&view=article&id=59&Itemid=69  

Colegio  de  Abogados  de  Costa  Rica.  (10  de  Diciembre  de  2004).  Código  Deberes  Profesionales.  Obtenido  de  http://www.abogados.or.cr/index.php?option=com_content&view=article&id=59&Itemid=69  

Colegio  de  Abogados  de  Costa  Rica.  (s.f.).  Comisión  Pro  Bono.  Obtenido  de  http://www.abogados.or.cr/index.php?option=com_content&view=article&id=129:comisionprobono&catid=50  

Colegio  de  Abogados  de  Costa  Rica.  (s.f.).  Comisión  Pro  Bono  del  Colegio  de  Abogados.  Obtenido  de  Normas  de  Funcionamiento:  www.abogados.or.cr/images/stories/comisiones/normas_funcionamiento_probono.pdf  

Colegio  de  Abogados  de  Costa  Rica.  (s.f.).  Dirección  de  Responsabilidad  Social  Corporativa.  Obtenido  de  http://www.abogados.or.cr/index.php?option=com_content&view=article&id=100%3Arsc&catid=34&Itemid=1  

Cyrus  R.  Vance  Center  for  International  Justice.  (s.f.).  Cyrus  R.  Vance  Center  for  International  Justice.  Obtenido  de  http://www.vancecenter.org/vancecenter/  

 

 

161  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

Cyrus  R.  Vance  Center  for  International  Justice  Initiatives.  (01  de  Enero  de  2008).  Declaración  de  Trabajo  Pro  Bono  para  el  Continente  Americano.  Obtenido  de  www.abogados.or.cr/images/stories/comisiones/declaracion_probono.pdf  

Font  Playán,  I.  e.  (Junio  de  2010).  Responsabilidad  social  empresarial  en  américa  latina:  Un  panorama  general.  Administración  y  Organizaciones,  págs.  59-­‐73.  

Gutiérrez,  D.  (22  de  Marzo  de  2013).  BLP  Fundación  Pro  Bono.  (E.  M.  Stoffels,  Entrevistador)  

Hernández  Gil,  A.  (Diciembre  de  2009).  La  Abogacía  del  Futuro.  Actualidad  Jurídica  Uría  Menéndez,  págs.  7-­‐19.  

International  Bar  Association.  (s.f.).  Corporate  Social  Responsibility  Committee  Overview.  Obtenido  de  http://www.ibanet.org/PPID/Constituent/CSR_Committee/Overview.aspx  

Jacobowitz,  J.  L.,  &  Salter,  V.  E.  (Mayo  de  2012).  "As  the  Twig  is  Bent":  Law  Student  Insights  Regarding  Pro  Bono  and  Public  Interest  Law.  The  Florida  Bar  Journal,  50-­‐54.  

Lubet,  S.,  &  Stewart,  C.  (s.f.).  A  Public  Assests  Theory  of  Lawyers´  Pro  Bono  Obligations.  University  of  Pennsylvania  Law  Review  .  

McLeay,  F.  (Noviembre  de  2008).  The  legal  profession´s  beautiful  myth:  surveying  the  justifications  for  the  lawyer´s  obligation  to  perform  pro  bono  work.  International  Journal  of  the  Legal  Profession,  15(3),  249-­‐271.  

Middlebrook,  S.  B.  (Agosto  de  1982).  Corporate  Law  Departments:  A  Source  of  Pro  Bono  Publico  Services.  American  Bar  Association  Journal,  924-­‐926.  

Middleton,  M.  (s.f.).  Good  Business:  Corporations  take  on  pro  bono.  American  Bar  Association  Journal,  22.  

Morales,  G.  (18  de  Marzo  de  2013).  Responsabilidad  Social  en  Costa  Rica.  (E.  M.  Stoffels,  Entrevistador)  

Murillo,  V.  (25  de  Marzo  de  2013).  Responsabilidad  Social  Corporativa.  (E.  M.  Stoffels,  Entrevistador)  

O´Connor,  J.  (March  de  2004).  Pro  Bono:  Clients  put  pressure  on  firms  to  undertake  pro  bono  work.  The  Lawyer,  13.  

O´Connor,  S.  D.  (1985).  Legal  Education  and  Social  Responsibility.  Fordham  Law  Review,  53(4),  659-­‐662.  

Porter,  M.  E.,  &  Kramer,  M.  R.  (Diciembre  de  2002).  The  Competitive  Advantage  of  Corporate  Philanthropy.  Harvard  Business  Review,  1-­‐14.  

Robins,  J.  (Noviembre  de  2005).  Firms´  pro  bono  work  proves  central  to  students´  selection.  The  Lawyer,  20.  

 

 

162  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

Robinson  III,  W.  (2011).  Lawyers  Do  Well  by  Doing  Good.  American  Bar  Association  Journal.  

Rodríguez,  J.,  &  Abreu,  J.  L.  (Septiembre  de  2009).  Legislación  de  la  responsabilidad  social  empresarial.  Daena:  International  Journal  of  Good  Conscience,  págs.  188-­‐228.  

Royo  Luesma,  T.  (Noviembre  de  2007).  La  Responsabilidad  Social  Empresarial.  Oportunidad  de  Mejora  Interna  de  Gestión,  Ventaja  Competitiva,  Diferenciación  y  Reputación  de  Medianas  y  Pequeñas  Empresas.  DYNA  ,  82(445-­‐449),  págs.  445-­‐449.  

Taylor,  S.  T.  (Mayo  de  2005).  Pro  Bono  Work  on  the  Rise  as  Firms  Add  Structure  to  Their  Programs.  Of  Counsel,  24(5),  1-­‐19.  

Torassa,  S.  R.  (Mayo-­‐Agosto  de  2010).  Más  allá  de  la  teoría:  Responsabilidad  social  empresarial  en  casos  prácticos.  Gerencia,  1(11),  págs.  1-­‐7.  

Úbeda  Hernández,  E.  (Diciembre  de  2009).  Responsabilidad  Social  Corporativa.  Actualidad  Jurídica  Uría  Menéndez,  págs.  71-­‐77.  

Vindas,  L.  (18  de  Mayo  de  2011).  AED  abre  convocatoria  2011  para  que  empresas  midan  su  efectividad  en  RSE.  El  Financiero.  

Wells  Jr.,  H.  T.  (mayo  de  2009).  Different  Ways  to  Make  a  Difference.  American  Bar  Association  Journal,  95.  

Wood,  E.,  &  Love,  S.  (Agosto  de  1984).  Corporate  Lawyers  Go  Pro  Bono.  American  Bar  Association  Journal,  74-­‐77.  

Zolezzi  Ibárcena,  L.  (s.f.).  La  responsabilidad  social  en  la  formación  de  los  abogados.  Derecho  PUCP,  251-­‐261.  

 

 

 163  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Integración  Centroamericana:  Normativa  Regional  frente  al  Pilar  Comercial  del  Acuerdo  de  Asociación  con  la  Unión  Europea  

Fiorella  Bulgarelli  González1  

   

Resumen  

La  suscripción  del  Acuerdo  de  Asociación  entre  Centroamérica  y  la  Unión  Europea  (ACCUE),  que  

incluye   en   su   pilar   comercial   un   área   de   libre   comercio,   representa   una   ventana   de  

oportunidades,   que   pareciera   que   podría   darle   un   impulso   a   la   integración   económica  

centroamericana.   Posiblemente,   los   efectos   de   la   negociación   y   entrada   en   vigencia   de   este  

acuerdo   comercial   se   percibirán   progresivamente   en   diferentes   áreas   de   la   integración    

regional,   sobretodo   en   relación   con   la   facilitación   de   comercio   intrarregional.   El   presente  

artículo   pretende   presentar   una   síntesis   del   estado   de   la   legislación   que   rige   la   materia   y  

señalar  algunos  de   los  desafíos  que  se   le  presentan  a  Costa  Rica,   junto  con  el  resto  de  países  

centroamericanos.     Se   describirán   en   términos   generales     las   áreas   de   la   normativa   regional  

cuyos  textos  legales  constituyen  la  base  sobre  la  cual  se  ha  diseñado  la  integración  económica,  

hasta  alcanzar  el  estado  actual  del  proceso  para  finalizar  con  algunas  ideas  sobre  el  camino  que  

                                                                                                               1  Máster   en  Derecho  Económico   con  énfasis   en  Comercio   Internacional  de   la  UNED  Costa  Rica.  Diploma  de  especialista  en  Integración  Regional  por  el  Instituto  Español  de  Estudios  Centroamericanos  de  la  Fundación  ETEA  para  el  Desarrollo  y   la  Cooperación.  Abogada  costarricense  y  ex  negociadora  comercial  del  Ministerio  de  Comercio  Exterior,   actualmente   consultora   y   asesora   internacional   en   temas  de   comercio   internacional.  [email protected]    

 

 164  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

marca   el   AACUE.   Palabras   claves:   integración   regional,   instrumentos   de   la   integración  

centroamericana,  acuerdo  de  asociación  entre  Centroamérica  y  la  Unión  Europea  (AACUE),  pilar  

comercial.    

 

Abstract:  

The  signing  of   the  EU-­‐  Central  America  Association  Agreement   (AACUE),  which   includes   in   its  

trade  part  a   free   trade  area,   represents  a  window  of  opportunities;   it   seemed   it   could  give  a  

boost   to   the   Central   American   economic   integration.   Possibly,   the   effects   of   the   negotiation  

and  entry  into  force  of  this  trade  agreement  will  be  appreciated  gradually  in  different  areas  of  

regional  integration,  especially  when  related  to  intra-­‐regional  trade  facilitation.  This  article  aims  

to  present  a  synthesis   from  the  state  of  the   law  governing  the  subject,  and  highlight  some  of  

the  challenges  faced  by  Costa  Rica,  along  with  the  other  Central  American  countries.  In  general  

terms,   the   areas   of   regional   law,   whose   legal   texts   constitute   the   basis   on   which   economic  

integration  has  been  designed,  will  be  described.  The  current-­‐   state  of   the  process  and  some  

ideas   on   the   way   the   AACUE   will   influence   this   process   will   also   be   described.   Key   words:  

regional  integration,  Central  American  integration  instruments,  UE-­‐  Central  America  Association  

Agreement  (AACUE),  trade  part.    

 

Introducción  

Europa,  desde  hace  algunos  años  atrás,  ha  sido  uno  de   los  tres  principales  socios  comerciales  

de   la   región   centroamericana.   Solo   las   cifras   de   exportaciones   del   2012   reflejan  

aproximadamente  US$  4,  356,297,827  que  vende  CA  a  los  países  europeos,  cifra  por  debajo  de  

los  Estados  Unidos  (tradicionalmente  el  primer  destino  comercial  de   la  región)  y  del  comercio  

intrarregional  (la  misma  Centroamérica).  

 

 

 165  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Han   dicho   los   expertos   que   para   los   europeos   el   Acuerdo   tiene   un   fuerte   componente  

geopolítico,   ya   que   se   vislumbra   como   una   forma   de   consolidar   sus   relaciones   con  

Centroamérica   y   dar   señales   de   afianzamiento  de   sus   relaciones   con  América   Latina,   sin   que  

ello   signifique   que   el   componente   comercial   sea   del   todo  despreciable   para   sus  Gobiernos   y  

empresas.  Sería  ingenuo  pensar  que  mejorar  el  acceso  a  un  mercado  y  ampliar  las  posibilidades  

de   negocios   para   sus   ciudadanos   resulte   algo   secundario,   en   particular,   para   las   empresas  

europeas.  

 

Por   otro   lado,   para   Centroamérica   el   enfoque   región-­‐región   que   tiene   el   acuerdo   completo  

viene  a  fortalecer  la  integración  económica  regional  de  una  forma  pragmática  y  efectiva.  Para  

Costa  Rica  el  AACUE  fortalece  el  engranaje  comercial  nacional  cuyo  objetivo  es  insertar  a  Costa  

Rica  en  una  economía   internacional  cada  vez  más  globalizada  e   interdependiente.  Se  trata  de  

un  socio  comercial  con  un  mercado  compuesto  de  27  países  y  aproximadamente  500  millones  

de  consumidores  de  alto  poder  adquisitivo,  que  demandan  productos  de  alta  calidad.  

Como   se   verá   en   el   presente   artículo,   la   región   centroamericana   tiene   un   vasto   conjunto  

normativo  que  cubre  las  principales  áreas  de  la  integración  económica  así  como  el  desarrollo  de  

una   serie   de   disposiciones   en   temas   transversales   que   sin   ser   meramente   comerciales,   sí  

inciden   en   el   buen   desarrollo   en   esta   materia.   El   acuerdo   con   la   UE   busca   fortalecer   y  

profundizar   los  respectivos  procesos  de   integración  regional,  dentro  de   los  marcos  aplicables,  

haciendo   énfasis   en   las   áreas   de   procedimientos   aduaneros,   reglamentos   técnicos,   medidas  

sanitarias   y   fitosanitarias   para   la   libre   circulación   de   bienes   dentro   de   las   regiones.   Esto   sin  

dejar  de  mencionar  la  importancia  de  los  compromisos  dentro  del  componente  de  cooperación  

que  pretende  colaborar  en  el  afianzamiento  de  la  institucionalidad,  seguridad,  desarrollo  social  

y  educación  principalmente  para  Centroamérica.  

 

 

 166  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Tratado  General  de  Integración  Económica  Centroamericana.  

Los   estados   miembros   del   TGIEC,   vigente   desde   el   año   1961   son   Costa   Rica,   El     Salvador,  

Guatemala,   Honduras   y   Nicaragua.   Dicho   tratado   fue   modificado   en   el   año   de   1993   por   el  

Protocolo   al   Tratado   General   de   Integración   Económica   Centroamericana,   conocido   como  

Protocolo  de  Guatemala2.    

El  Tratado  General  tiene  como  objetivo  establecer  un  mercado  común  entre  los  cinco  países  y  

para  ello  éstos  adoptaron  el  compromiso  de  perfeccionar  una  zona  de  libre  comercio  y  en  una  

fase  posterior  constituir  una  unión  aduanera  entre  sus  territorios.  Desde  su  inicio,  se  estableció  

el   libre   comercio   para   todos   los   productos   originarios   de   los   estados  miembros,   con   algunas  

excepciones  que  se   incluyeron  en  el  Anexo  A  del   referido  Tratado  General,  que  establece   las  

listas  de  las  mercancías  sujetas  a  régimen  especial.    De  los  productos  contenidos  en  el  Anexo  A,  

cuyo  régimen  es  común  para  los  cinco  países,    únicamente  el  café  tostado  (excepción  aplicada  

de  Costa  Rica  con  el  resto  de  los  países);    café  sin  tostar  y  azúcar  (excepción  que  aplica  entre  

todos   los   países   de   la   región);   derivados   de   petróleo   (entre   Honduras-­‐El   Salvador);   bebidas  

alcohólicas  (entre  El  Salvador-­‐Honduras)  y  el  alcohol  etílico  (entre  El  Salvador  con  Honduras  y  

con  Costa  Rica)3.  

El   listado   citado   anteriormente,   contemplado   en   el   Anexo  A,   si   bien   abarca   pocos   productos  

que  a  su  vez  representa  un  porcentaje  insignificante  del  comercio  entre  los  países  de  la  región,  

son  productos  altamente   sensibles  para   los  países  del  área  que   implican  grandes  dificultades  

para  su  incorporación  al  libre  comercio.  

                                                                                                               2  Este  instrumento  de  integración  regional  fue  suscrito  también  por  Panamá  en  el  mismo  año,  pero  no  fue  sino  hasta  el  año  2012  que  este  país  decidió  integrarse  al  subsistema  de  integración  económica,  al  tenor  de  lo  dispuesto  en  el  Artículo  IV  del  TITULO  VI.  DISPOSICIONES  TRANSITORIAS,  y  en  un  esquema  paulatino  que  va  desde  los  seis  meses  hasta  los  cinco  años  de  incorporación  plena.      3  Resoluciones  No.  24-­‐96  (COMRIEDRE  IV)  del  22  de  mayo  de  1996  y  modificada  por  las  Resoluciones  18-­‐98  (COMIECO-­‐VI)  del  24  de  febrero  de  1998,  Resolución  44-­‐99  (COMIECO  XIII)  del  17  de  septiembre  de  1999,  Resolución  1-­‐  2002  del  Comité  Ejecutivo  de  Integración  Económica  del  27  de  septiembre  de  2002,  Resolución  2-­‐2002  del  Comité  Ejecutivo  de  Integración  Económica  del  12  diciembre  de  2002,    Resolución  No.  05–2006  del  Comité  Ejecutivo  de  Integración  Económica  del  16  de  junio  de  2006  y  Resolución  No.  06-­‐2010  del  Comité  Ejecutivo  de  Integración  Económica  del  3  de  septiembre  de  2010.    

 

 167  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Convenio  sobre  el  Régimen  Arancelario  y  Aduanero  Centroamericano    

En   el   año   de   1985,   los   países   centroamericanos   suscribieron   el   Convenio   sobre   el   Régimen  

Arancelario   y   Aduanero   Centroamericano,   cuyo   objetivo   principal   era   el   de   responder   a   las  

necesidades   de   reactivación   y   reestructuración   del   proceso   de   integración   económica  

centroamericana.   El   Convenio   establece   un   régimen   comprendido   en   los   siguientes  

instrumentos:  el  Arancel  Centroamericano  de   Importación,  contenido  en  el  Anexo  A  de  dicho  

Convenio,  Legislación  Centroamericana  sobre  el  Valor  Aduanero  de   las  Mercancías,  contenido  

en   el   Anexo   B   y   su   correspondiente   reglamento,   el   Código   Aduanero   Uniforme  

Centroamericano  (CAUCA)  y  su  Reglamento  (RECAUCA)4  y  las  Decisiones  y  demás  disposiciones  

arancelarias  y  aduaneras  comunes  que  se  deriven  del  mismo.  

Ante   un   alcance   real   de   la   Unión   Aduanera,   esta   legislación   debería   reformularse   ya   que   el  

arancel   centroamericano   a   la   importación   tendría   que   ser   armonizado   en   un   100%   para   los  

países   miembros.   En   materia   de   legislación   sobre   el   valor   aduanero   de   las   mercancías,   se  

debería  armonizar  su  aplicación  por   las  aduanas  que  operarán  en   la  periferia  de   la   región,  ya  

que   desaparecerían   las   aduanas   internas   que   los   países   actualmente   mantienen   en   sus  

fronteras.   Y   respecto   del   CAUCA   y   su   reglamento,   los   países   centroamericanos   asumirían   la  

tarea   de   generar   un   instrumento   verdaderamente   regional   sin   remisión   a   legislaciones  

domésticas  para  algunos   temas  aún   regulados   internamente.  Se  debería  auspiciar  un  servicio  

aduanero   armonizado   y   automatizado   y   que   se   apliquen   pautas   uniformes   de   conducta   y  

formación  común  de  los  agentes  aduaneros.  

Los  países  centroamericanos  han  venido  emitiendo  normativa  comercial  común  a  través  de  las  

resoluciones   del   Consejo   de   Ministros   de   la   Integración   Económica   (COMIECO),   las   cuales  

                                                                                                               4  Actualmente  en  la  versión  resulta  de  su  tercera  reforma,  conocido  como  el  CAUCA  IV,  con  su  reglamento.  Modificaciones  hechas  para  actualizarlo  frente  a  los  compromisos  que  asumió  la  región  ante  su  incorporación  a  la  Organización  Mundial  del  Comercio  (OMC),  cambios  a  la  legislación  aduanera  interna  en  cada  país  por  nuevos  requerimientos  y  necesidades  en  materia  aduanera  y  para  procurar  el  mejor  desempeño  en  cuanto  a  los  procedimientos  aduaneros  necesarios  para  el  mejor  cumplimiento  de  los  compromisos  adquiridos  por  medio  de  los  acuerdos  comerciales.      

 

 168  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

perfeccionan   las   relaciones   del   mercado   regional   en   concordancia   con   los   compromisos  

multilaterales  contraídos  en  el  marco  de  la  OMC.  

 

Arancel  Externo  Común  

Desde   1995,   el   COMIECO   mediante   Resolución   No.   13-­‐95,   de   fecha   12   de   ese   mismo   año,  

decidió   fijar   como  objetivo   inmediato  de   la  política  arancelaria  de  Centroamérica,   llegar  a  un  

nivel  de  cero  por  ciento  de  arancel  para  materias  primas  y  quince  por  ciento  para  productos  

terminados,  con  niveles  intermedios  de  cinco  por  ciento  y  diez  por  ciento  para  materias  primas  

e   insumos  que  también  son  producidos  en   la  región,  con  el  objeto  de  proteger  y   fomentar   la  

producción  nacional.  Posteriormente,  el  COMIECO  adoptó  la  Resolución  No.  26-­‐96  de  fecha  22  

de  mayo  de  1996,  mediante  la  cual  se  establecieron  los  siguientes  parámetros  generales  para  la  

revisión  de  la  política  arancelaria,  con  los  siguientes  porcentajes  de  derechos  arancelarios  a  la  

importación  (DAI):  

a)    0%  para  materias  primas,  bienes  intermedios  y  bienes  de  capital  no  producidos:  

b)  5%  para  materias  primas  producidas  en  Centroamérica;  

c)  10%  para  bienes  intermedios  y  bienes  de  capital  producidos;  y  

d)  15  %  para  bienes  de  consumo  final.  

Sobre   esta   base   los   países   por   medio   de   negociaciones   en   el   seno   del   Grupo   Técnico  

Arancelario  han  logrado  armonizar  aproximadamente  un  95.7%  del  total  de  incisos  arancelarios  

que  conforman  el  Sistema  Armonizado  Centroamericano  8SAC),  con  un  pendiente  aún  de  más  o  

menos  y  4.3%  que  representan  184  incisos  relativos  de  productos  agrícolas  (como  por  ejemplo  

azúcar,   café,   lácteos,   granos)   y   unos   106   incisos   sobre   productos   industriales   (entre   los   que  

caben  mencionar  los  textiles,  vestido  y  vehículos).  

Normas  de  Origen    

 

 169  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Otro  tema  importante  dentro  de  los  instrumentos  de  la  integración  centroamericana  es  el  que  

COMIECO  aprobó  originalmente  mediante  el  Reglamento  Centroamericano  sobre  el  Origen  de  

las  Mercancías,  el  cual  ha  sido  modificado  en  varias  ocasiones,  con  la  finalidad  de  adaptarlo  a  

los  avances  en  la  materia.  En  el  tema  de  origen  los  países  buscaron  establecer  las  reglas  a  seguir  

en   la   determinación,   declaración   y   certificación   de   origen   de   las   mercancías   como   los  

procedimientos   a   seguir     para   verificar   el   origen   de   éstas.   Lo   anterior   con   la   finalidad   de  

fomentar  la  producción  nacional,  privilegiando  los  procesos  productivos  que  se  desarrollan  en  

la  región  y  favoreciendo  el  intercambio  comercial  de  los  productos  centroamericanos.  

Obstáculos  Técnicos  al  Comercio    

Las  regulaciones  desarrolladas  regionalmente  en  esta  materia  se  han  trabajado  de  conformidad  

con   lo  que  establece   la  normativa  multilateral  en  el  Acuerdo  sobre   los  Obstáculos  Técnicos  al  

Comercio   de   la   OMC   y   siguiendo   algunos   lineamientos   como:   el   compromiso   de   los   países  

miembros  de  no  generar  obstáculos  innecesarios  al  comercio,  garantizar  garantiza  el  principio  

de   trato   nacional   (TN)y   de   nación   más   favorecida   (NMF)   consagrados   y   respetados   en   el  

comercio   multilateral,   el   derecho   de   las   partes   a   elaborar,   adoptar,   aplicar   y   mantener   los  

reglamentos  técnicos  y   los  procedimientos  de  evaluación  de   la  conformidad  que   les  permitan  

lograr   objetivos   legítimos;   y   la   utilización   de   normas   internacionales   como   base   para   la  

elaboración  o  aplicación  de  sus  medidas  de  normalización.  

Medidas  sanitarias  y  Fitosanitarias    

El   Reglamento   Centroamericano   sobre   Medidas   y   Procedimientos   Sanitarios   y   Fitosanitarios  

tiene  por  objeto  regular  aquellas  medidas  sanitarias  y  fitosanitarias  que  puedan  afectar  directa  

o  indirectamente  el  comercio  entre  los  estados  parte  y  evitar  que  la  imposición  de  las  mismas  

se  constituya  en  barreras   innecesarias  al   comercio.  El   reglamento  desarrolla   las  disposiciones  

legales   para   armonizar   en   el   comercio   intra-­‐regional   y   con   terceros   países,   de   una   forma  

gradual  y  voluntaria,  las  medidas  y  procedimientos  en  la  materia,  con  el  propósito  de  proteger  

 

 170  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

la  salud  y   la  vida  humana  y  de   los  animales  y  para  preservar   la  sanidad  de   los  vegetales.  Esta  

normativa  tiene  como  principios  generales   la   transparencia,   la  armonización  y   la  equivalencia  

de   las  medidas  y  procedimientos   sanitarios  y   fitosanitarios  y   la  no  discriminación  arbitraria  o  

injustificable.  

Los   países   también   se   han   comprometido   a   procurar   la   armonización   de   los   procedimientos  

para  la  emisión  de  las  autorizaciones  sanitarias  y  fitosanitarias  de  acuerdo  con  lo  establecido  en  

la  OMC.  De   igual   forma  se  comprometieron  a  armonizar   los   requisitos  y  procedimientos  para  

los   registros   sanitarios   y   fitosanitarios   y   adoptar   un   sistema   común   para   acreditar   a   los  

profesionales   e   instituciones   en   el   campo   de   la   aplicación   de   las   medidas   sanitarias   y  

fitosanitarias,  y  el  reconocimiento  mutuo  de  los  sistemas  de  inspección,  evaluación,  aprobación  

y   control.   Este   ha   sido   quizá   uno   de   los   temas   más   difíciles   de   trabajar   en   la   mesa   de  

negociación   no   solo   entre   los   países,   sino   también   entre   las   autoridades   y   los   sectores  

involucrados,   pues   hay   una   tendencia   indiscutiblemente   proteccionista   en   esta   área   de   los  

sectores  respecto  de  sus  productos  de  interés.  A    pesar  de  ello,  la  región  ha  logrado  avanzar  por  

un  camino  tendiente  a  la  armonización  de  instrumentos  que  buscan  la  facilitación  del  comercio  

respecto  de  estos  productos  agrícolas.  

Mecanismo  de  Solución  de  Controversias  Centroamericano    

Han   dicho   los   expertos   en   algún  momento   que   el  mejor   acuerdo   de   integración   alcanzando  

valdría   poco,   si   las   partes   no   pueden   hacer   que   todos   sus   suscriptores   cumplan   las  

disposiciones  del  mismo.  Considerando  esto,   los  Presidentes  centroamericanos  suscribieron  el  

27  de  febrero  de  2002,  una  enmienda  al  Artículo  35  del  Protocolo  de  Tegucigalpa5.    De  acuerdo  

a   esta   modificación,   las   diferencias   que   surjan   en   materia   económica   estarán   sujetas   al  

Mecanismo   de   Solución   de   Controversias,   en   aras   de   procurar   un   procedimiento   expedito,  

seguro  y  previsible.  El  COMIECO  aprobó  en  el  año  2003,  mediante  Resolución  No.  106  el  texto  

                                                                                                               5  Protocolo  referido  a  la  Carta  de  la  Organización  de  los  Estados  Centroamericanos  (ODECA).    

 

 171  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

del  Mecanismo  de  Solución  de  Controversias  entre   los  países  centroamericanos,  así   como   las  

Reglas  Modelo  de  Procedimientos  y  el  Código  de  Conducta,   las  cuales  constituyen  anexos  del  

Mecanismo.  

El   mencionado   mecanismo   es   congruente   con   las   disposiciones   de   la   OMC   en   la   materia   y  

establece   un   procedimiento   para   la   prevención   o   solución   de   las   disputas   relativas   a   la  

aplicación   o   a   la   interpretación   de   los   acuerdos   regionales.   Asimismo,   el   procedimiento   es  

aplicable  a  los  casos  en  que  una  parte  considere  que  una  medida  vigente  o  en  proyecto  de  otra  

parte   es   incompatible   con   las   obligaciones   de   los   instrumentos   regionales   o   aun   cuando   no  

violando   los   mismos,   se   considere   que   anulan   o   menoscaban   los   beneficios   que  

razonablemente  pudo  haber  esperado  de  su  aplicación.  

Las  controversias  que  surjan  en  relación  con  lo  dispuesto  en  los  Acuerdos  de  la  OMC  o  en  los  

convenios   negociados   de   conformidad   con   las   reglas   OMC,   podrán   resolverse   mediante   los  

procedimientos   establecidos   en   este   mecanismo   o   de   conformidad   con   los   que   dispone   el  

Entendimiento  de  Solución  de  Diferencias  de  la  OMC,  a  elección  de  la  parte  reclamante,  eso  sí  

una  vez  elegido  un  foro,  se  estará  excluyendo  el  otro.  

En  la  actualidad,  se  han  iniciado  veintidós  casos  bajo  este  mecanismo  centroamericano,  de  los  

cuales  hay  uno   con  aplicación  de  medidas,   catorce   finalizados  por   acuerdos  entre   las   Partes,  

tres   que   están   en   realización   de   consultas   entre   los   Estados,   dos   laudos   emitidos   y   dos  más  

como   procesos   iniciados   (etapa   notificación).   En   el   año   2006   Costa   Rica   fue   parte   de   una  

controversia    con  Guatemala  por  una  diferencia  relativa  a  exportaciones  de  helados  cuya  regla  

de  origen  ha  sido  impugnada  por  el  contenido  de  leche  en  polvo.  En  este  caso  Costa  Rica  perdió  

la  diferencia  porque  se  confirmó  la  incorrecta  interpretación  de  la  norma  de  origen  y  por  ende  

el  cobro  equívoco  de  aranceles  al  importador  del  producto  guatemalteco.  

 

 

 

 172  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

Unión  Aduanera  

El  Protocolo  de  Guatemala  señala  que  los  países  trabajarán  para  lograr  la  Unión  Aduanera,  con  

base  en  principios  de  legalidad,  consenso  y  gradualidad.  El  proceso  consiste  en  crear  entre  ellos  

un  territorio  aduanero  común,   lo  que  significa  que  la   libre  movilidad  se  extenderá  a  todos  los  

bienes,  independientemente  de  su  origen,  dando  como  resultado  la  eliminación  de  las  aduanas  

entre  los  cinco  países  centroamericanos6.      

La  Unión   Aduanera   se   plantea   bajo   el   concepto   de   constituir   un   espacio   aduanero   entre   los  

países  miembros  con  las  siguientes  expectativas:  

a)  Libre  movilidad  de  bienes,  independientemente  del  origen  de  los  mismos,  una  vez  internados  

en  cualquier  país  miembro;  

b)  Libre  comercio  de  servicios,  especialmente  aquellos  asociados  al  comercio  de  bienes;  

c)  Arancel  externo  común;  

d)  Mecanismo  de  recaudación,  administración  y  distribución  de  los  ingresos  tributarios;  

e)  Política  comercial  externa  común;  

f)  Política  común  en  el  ámbito  del  transporte;  

g)   Aproximación   de   las   legislaciones   nacionales   en   materia   fiscal,   estadísticas,     de   registro,  

marcas,  autenticidad  de  actos  y  contratos;  

h)  Política  común  agropecuaria;  

i)  Fortalecimiento  de  la  competitividad  de  la  industria  en  la  región;  

j)  Regionalización  de  política  de  competencia  y  de  protección  a  los  consumidores.  

Sin   embargo   y   pese   a   la   existencia   de   una   amplia   normativa   hacia   una   real   facilitación   del  

comercio  y  la  procura  del  desarrollo  y  fortalecimiento  de  las  instituciones  regionales,  las  cuales                                                                                                                  

6    A  hoy  seis  países  con  la  reciente  incorporación  de  Panamá  al  subsistema  económico.  

 

 173  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

han   sido   el   resultado   de   muchos   años   de   negociación   y   esfuerzo   de   los   países   del   área,   la  

Integración   Económica   Centroamericana   se   ha   frenado   un   poco   en   cuanto   a   los   avances  

medulares   de   la   misma   y   aunque   hay   voluntad   política   y   búsqueda   de   concretar   la   unión  

aduanera,   la  mayoría  de   los   trabajos  de  circunscriben  a   la   facilitación  del  comercio;   todo  ello  

bajo   un   proceso   de   valoración   por   parte   de   la   Unión   Europea,   socio   comercial   que   en   su  

momento  condicionó  la  suscripción  del  Acuerdo  de  Asociación,  que  incluye  un  Tratado  de  Libre  

Comercio   (pilar   comercial),   al   logro  de   los  países  centroamericanos  de  un  estado  superior  de  

integración,   que   llevó   a   plantearse   que   el   camino  hacia   el   verdadero  proceso   integracionista  

que  debía  ser  revitalizado.  En  este  sentido  se  habló  de  reformar  el  Protocolo  de  Guatemala,  de  

reordenar   la   casa   respecto   de   la   institucionalidad   (para   generar   en   su   momento   órganos  

supranacionales  acordes  con  un  estado   real  de  unión  aduanera),   la  adopción  de  mecanismos  

para  la  liberalización  de  los  productos  aún  pendientes  en  el  “Anexo  A”.  Europa  planteó  la  idea  

de   que   se   deberían   armonizar   los   programas   de   desgravación   negociados   en   los   distintos  

tratados  de  libre  comercio  firmados  por  los  países  de  la  región,  ya  que  de  lo  contrario  se  corría  

el  riesgo  de  caer  en    una  triangulación  de  productos  que  distorsionaría  el  mercado  comunitario.  

Igualmente   habló   de   la   necesidad   de   armonizar   las   diferentes   exigencias   en   cuestiones  

sanitarias   y   fitosanitarias   y   reglamentaciones   técnicas   (por   ejemplo:   etiquetado,   metrología)  

dado   que   resultaría   contraproducente   para   el   proceso   de   unión   aduanera   que   en   unas  

fronteras  periféricas  se  exigieran  requisitos  diferentes  a  un  mismo  producto  para  entrar  a   los  

distintos  territorios  aduanero  común.  

Básicamente  la  presión  era  para  los  gobiernos  y  los  sectores  productivos  que  deberían  darle  un  

nuevo  impulso  al  proceso  de  integración  regional,  con  motivo  de  la  negociación  del  acuerdo  de  

asociación  con  la  Unión  Europa,  la  expectativa  era  sin  duda  el  resultado  reflejado  en  nuevos  e  

importantes   avances   hacia   la   consolidación   de   la   unión   aduanera,   en   fin   hacia   la   integración  

regional.  

 

 

 174  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

AACUE  hoy    

La   negociación   del   AACUE   concluyó   el   19   de   mayo   de   2010   en   Madrid,   en   el   marco   de   la  

Cumbre  Unión  Europea  –  América  Latina  y  el  Caribe.  El  contenido  del  Acuerdo,  fruto  del  trabajo  

de   poco  más   de   3   años,   responde   a   los   objetivos   planteados   al   inicio   de   la   negociación.   Los  

países  buscaron  alcanzar  un  acuerdo  integral  y  balanceado  que  elimine  las  barreras  al  comercio  

y   facilite   el   intercambio   comercial   entre   las   Partes,   promoviendo   la   inversión,   el   crecimiento  

económico  y  creando  mayores  oportunidades  para  la  población  costarricense7.  Al  finalizar  este  

artículo  recién  se  ha  publicado  la  noticia  de  la  aprobación  en  segundo  debate  por  la  Asamblea  

Legislativa  costarricense,  del  proyecto  de  ley  que  contiene  el  texto  del  AACUE.  

Pasados  los  años  entre  la  negociación,  la  revisión  del  texto,  la  firma  del  acuerdo  entre  los  países  

y   la   respectiva   aprobación   en   los   distintos   países,   tenemos   como   resultado   una   alianza  

comercial  que  implica  una  consolidación  del  principio  fundamental  de  facilitación  de  comercio  

en  la  región  centroamericana,  que  se  fortalece  frente  a  Europa  desde  la  perspectiva  de  acceso  a  

mercados,  pues  no  solamente  el  AACUE  mejora  sustancialmente  las  condiciones  de  acceso  para  

sus  bienes  y  servicios  en  la  región,  sino  que  también  los  productos  del  istmo  tendrán  un  acceso  

preferencial  al  mercado  de   la  UE,  esto  porque  el  Acuerdo  consolida  y  mejora   las  preferencias  

unilaterales  otorgadas  por  la  UE  a  través  del  Sistema  Generalizado  de  Preferencias  (SGP  Plus).    

Pese  a  que  la  región  mantiene  en  una  perspectiva  lineal  los  esfuerzos  y  los  trabajos  continuos  

del  proceso  de  unión  aduanera,  el  acuerdo  con  Europa  tiene  la  particularidad  de  ser  un  acuerdo  

negociado   región  a   región,   y   con  él   se  procura     incorporar  una   serie  de  normas   tendientes  a  

promover,  bajo  un  enfoque  pragmático  y  efectivo,  el  proceso  de  integración  económica  de  los  

países  centroamericanos.  

Para  el  Ministerio  de  Comercio  Exterior  y  demás   instituciones  de  Gobierno   involucradas  en   la  

negociación  y  ahora   la  administración  del   acuerdo,   la  negociación  del   componente   comercial  

                                                                                                               7  Costa  Rica.  Ministerio  de  Comercio  Exterior.  Acuerdo  de  Asociación  entre  Centroamérica  y  la  Unión  Europea.    

 

 175  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

del   AACUE   representa   un   nuevo   eslabón   de   la   cadena   que   complementa   y   fortalece   el  

engranaje   comercial   costarricense,   cuyo   objetivo   es   insertar   a   Costa   Rica   en   una   economía  

internacional   cada   vez  más   globalizada  e   interdependiente.   Las   autoridades  han  manifestado  

que   gracias   a   este   nuevo   logro,   se   le   abre   a   las   exportaciones   costarricenses   un   mercado  

compuesto  por  27  países  y  aproximadamente  500  millones  de  consumidores  de  un  gran  poder  

adquisitivo,  que  demandan  productos  de  alta   calidad,   al   tiempo  que   se   fortalece   también,   el  

marco  jurídico  que  propicia  un  ambiente  apto  para  la  inversión  nacional  y  extranjera  en  Costa  

Rica.  

A   nivel   de   región,   el   objetivo   principal   del   AACUE   es   reafirmar   la   voluntad   de   las   Partes   por  

fortalecer   y   profundizar   sus   respectivos   procesos   de   integración   económica,   dentro   de   los  

marcos  aplicables.  Asimismo,  se  reconocen  la  importancia  de  la  integración  regional  económica  

en   las   áreas   de   procedimientos   aduaneros,   reglamentos   técnicos   y   medidas   sanitarias   y  

fitosanitarias  para  la  libre  circulación  de  bienes  dentro  de  Centroamérica  y  la  UE.  El  progreso  de  

la   implementación   de   Centroamérica   sobre   estas   tres   áreas   estará   sujeto   a   reportes   de  

progresos  y  programas  de  trabajo  anuales,  hasta  que  los  compromisos  especificados  se  hayan  

cumplido   efectivamente.   Así   las   cosas   se   esperaría   que   Centroamérica  mantenga   su   proceso  

constructivo   hacia   la   unión   aduanera   bajo   los   principios   dispuestos   en   el   artículo   5   del  

Protocolo  de  Guatemala8  ,  sin  perjuicio  del  impulso  positivo  que  pueda  darle  la  implementación  

del  AACUE  y  la  cooperación  de  la  región  más  integrada  de  la  actualidad.  

Referencias  

-­‐Ministerio  de  Comercio  Exterior  Costa  Rica.  (2012).  Acuerdo  de  Asociación  entre  Centroamérica  

y  la  Unión  Europea.  Documento  explicativo  /  Ministerio  de  Comercio  Exterior.  –  Segunda  

Edición.  –  San  José,  C.R.:  COMEX.  

                                                                                                                 

8  Legalidad,  consenso,  gradualidad,  flexibilidad,  transparencia,  reciprocidad,  solidaridad,  globalidad,  simultaneidad  y  complementariedad.      

 

 176  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

 

-­‐Secretaría   General   del   Sistema   de   Integración   Centroamericana   (Julio,   2011).   Instrumentos  

Jurídicos  del  Sistema  de  la  Integración  Centroamericana.  Compilación/  SG-­‐SICA.  Tercera  

Edición.  –  San  Salvador,  El  Salvador.  

 

-­‐Información   sobre   los   tratados   vigentes   y   tratados   en   proceso   de   aprobación   legislativa,  

suscritos  por  Costa  Rica,  en:  http://www.comex.go.cr/tratados/index.aspx    

 

-­‐Resoluciones   del   Consejo   de   Ministros   de   Integración   Económica   (COMIECO)   en:  

http://www.sieca.int/Portal/Pagina.aspx?PaginaId=1041    

 

-­‐Información  general  sobre  integración  regional  en:  http://www.sica.int/sgsica/    

 

 

 

 

 

177  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

Reglamento  de  Publicaciones  de  la  Revista  Derecho  en  Sociedad  

I.   Condiciones  de  publicación          •   Los  artículos  remitidos  para  su  publicación  deberán  ser  originales  e  inéditos,  y  

que  no  hayan  sido  enviados  a  otros  medios  con  el  mismo  fin.          •   El  autor  cede  los  derechos  de  publicación  o  copia  de  sus  artículos.  Si  el  autor  

con  posterioridad  desea  publicar   su   artículo   en  otra   revista   o   cualquier   otro  soporte   documental,   deberá   hacerlo   indicando   en   este   último,   de   modo  expreso,  los  datos  de  su  publicación  previa  en  la  revista  Derecho  en  Sociedad  de  la  Facultad  de  Derecho,  ULACIT.  

       •   Excepcionalmente   y   a   criterio   del   Consejo   Editorial   y   de   la   Dirección   de   la  revista,   se   admitirán  para   su   publicación   artículos   o   conferencias   publicadas  en  otras   revistas   o   soportes  documentales,   en   consideración   a   su   relevancia.  En   este   último   caso,   deberá   indicarse,   de   modo   expreso,   los   datos   de   la  publicación  previa.  

       •   La  selección  de  los  artículos  por  publicar  estará  a  cargo  del  Consejo  Editorial  de  la  revista.  

       •   Los  contenidos  y  opiniones  que  se  vierten  en  cada  artículo  son  responsabilidad  exclusiva  del  autor,  no  de  la  revista,  de  su  Dirección,  de  su  Consejo  Editorial  ni  de   la   Facultad   de   Derecho   de   la   Universidad   Latinoamericana   de   Ciencia   y  Tecnología.  

       •   Los  artículos  seleccionados  por  la  Dirección  y  el  Consejo  Editorial  de  la  revista  serán   sometidos   a   una   revisión   filológica.   Si   de   dicha   revisión   se   aconseja  algún   cambio,   el   artículo   sólo   se   publicará   cuando   el   autor   permita   la  modificación.  

       •   La   Facultad   de   Derecho   de   la   Universidad   Latinoamericana   de   Ciencia   y  Tecnología,   en   conjunto   con   la  Dirección   y   el   Consejo   Editorial   de   la   revista,  podrán   modificar,   parcial   o   totalmente,   el   presente   reglamento   cuando   lo  estimen  oportuno.  

 

 

178  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

II.   Solicitud  de  publicación          •   La   solicitud,   junto   con   el   artículo,   deben   enviarse   a   la   dirección   electrónica:  

[email protected],   a   nombre   de   la   directora   de   la   revista,   Irene  Aguilar  Víquez.    No  se  recibirán  artículos  impresos.  

       •   En   dicha   petición,   el   autor   debe   indicar   los   siguientes   datos   que   serán  incluidos  en  la  publicación,  al  pie  de  página:    

      -­‐  nombre  y  apellidos       -­‐  actividad  profesional       -­‐  calidades  profesionales  y  académicas       -­‐  entidad  y  país  en  el  que  labora       -­‐  dirección  de  correo  electrónico          •   Además,  debe   indicar   los  siguientes  datos  respecto  de   los  cuales  se  guardará  

confidencialidad:       -­‐  número  de  documento  de  identidad  con  indicación  del  país       -­‐  teléfono  con  prefijo  del  país       -­‐  resumen  del  currículum  vitae    III.   Plazos  de  la  solicitud          •   La   revista   tiene   una   periodicidad   semestral.   Cada   número   aparece   en   los  

meses  de  enero  y  julio,  salvo  que  la  Dirección  y  el  Consejo  Editorial  dispongan  otras  fechas.  

       •   La   solicitud   de   publicación   de   un   artículo   para   el   volumen   de   enero   debe  presentarse  antes  del  1  de  septiembre  previo.  

       •   La   solicitud   de   publicación   de   un   artículo   para   el   volumen   de   julio   debe  presentarse  antes  del  1  de  marzo  previo.  

 IV.   Requisitos  del  artículo  para  su  publicación          •   Los  artículos  deben  redactarse  en  formato  Word.          •   El  título  del  artículo  debe  aparecer  centrado.          •   De  seguido  y  al  margen  derecho,  constará  el  nombre  y  apellidos  del  autor.          •   Luego,  se  incorporará  un  resumen  en  español  (titulado  “Resumen”)  y  otro  en  

inglés   (titulado   “Abstract”).   Cada   uno   tendrá   una   extensión   máxima   de  doscientas  palabras,  a  espacio  sencillo.    Además,  se  deberá    incluir  una  lista  de  

 

 

179  

D E R E C H O E N S O C I E D A D , N . º 5 . J u l i o d e l 2 0 1 3

Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

no  más  de  diez  palabras  clave  en  español  e  inglés  (“keywords”).          •   A   continuación   y   en   caso   de   que   exista,   se   incluirá   la   tabla   de   contenidos   o  

índice  del  artículo,  a  espacio  sencillo.          •   Después  deberá  aparecer  el  artículo  cuyo  contenido  debe  tener  una  extensión  

máxima  de  diez  mil  palabras.          •   Las  citas  o  referencias  a  documentos  impresos  o  electrónicos  que  se  incluyan  

dentro   del   artículo   se   corresponderán   con   el   sistema   de   la   APA   (American  Psychological   Association).     Una   Guía   para   la   Elaboración   de   Citas   y  Referencias   en   Formato   APA   puede   ser   consultada   en   la   pestaña   “Centro   de  Excelencia  Docente”  de   la  página  web  de   la   Facultad  de  Derecho  de  ULACIT,  Costa  Rica  (www.ulacit.ac.cr)  

       •   Si   el   artículo   contiene   fotos,   cuadros,   gráficos,   mapas   e   ilustraciones,   estas  deberán  adjuntarse,  también,  en  un  archivo  independiente.  

       •   Las  notas  con  contenido  adicional  deben  constar  al  pie  de  página.