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EDITORIAL Irene Aguilar Víquez DOCTRINA Régimen Tributario Costarricense: Marco General y Principales Tributos. Jennifer Isabel Arroyo Chacón Derecho y desarrollo económico: Aproximación a las figuras de la propiedad y la hipoteca Rodrigo Cárdenas Valenzuela Unilateral Appointments in International Commercial Arbitration. Is it time to change the way Arbitral Tribunals are constituted? Herman Duarte La construcción cultural del delincuente sexuado: para una política criminal con enfoque de género Claudia Palma Campos Defensa constitucional de la vida en Costa Rica Fernando Zamora Castellanos PRESENTACIÓN DIRECTOR CONSEJO EDITORIAL REGLAMENTO DE PUBLICACIÓN CONTACTO DERECHO EN SOCIEDAD Número 4, enero de 2013. ISSN: 2215-2490 Revista Electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT - Costa Rica

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EDITORIALIrene Aguilar Víquez

DOCTRINA

Régimen Tributario Costarricense:Marco General y Principales Tributos.Jennifer Isabel Arroyo Chacón

Derecho y desarrollo económico:Aproximación a las figuras de lapropiedad y la hipotecaRodrigo Cárdenas Valenzuela

Unilateral Appointments in InternationalCommercial Arbitration. Is it time tochange the way Arbitral Tribunalsare constituted?Herman Duarte

La construcción cultural del delincuentesexuado: para una política criminal conenfoque de géneroClaudia Palma Campos

Defensa constitucionalde la vida en Costa RicaFernando Zamora Castellanos

PRESENTACIÓN ❘ DIRECTOR ❘ CONSEJO EDITORIAL ❘ REGLAMENTO DE PUBLICACIÓN ❘ CONTACTO

DERECHO ENSOCIEDAD Número 4, enero de 2013. ISSN: 2215-2490

Revista Electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT - Costa Rica

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PRESENTACIÓN ❘ DIRECTOR ❘ CONSEJO EDITORIAL ❘ REGLAMENTO DE PUBLICACIÓN ❘ CONTACTO

La presente publicación pertenece a la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología, con sede en Costa Rica y está bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento - No comercial - Sin

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ISSN: 2215-2490

La Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología, Costa Rica, no se hace responsable de la opinión vertida por las personas autoras en los distintos artículos.

Diseño gráfico de Carlos FonsecaRevisión filológica de Olga CórdobaAsistente de Derecho en Sociedad: Mayren Vargas Araya

EDITORIALIrene Aguilar Víquez. Página 1

DOCTRINA

Régimen Tributario Costarricense:Marco General y Principales Tributos.Jennifer Isabel Arroyo Chacón. Página 3

Derecho y desarrollo económico:Aproximación a las figuras de lapropiedad y la hipotecaRodrigo Cárdenas Valenzuela. Página 53

Unilateral Appointments in InternationalCommercial Arbitration. Is it time tochange the way Arbitral Tribunalsare constituted?Herman Duarte. Página 70

La construcción cultural del delincuentesexuado: para una política criminal conenfoque de géneroClaudia Palma Campos. Página 109

Defensa constitucionalde la vida en Costa RicaFernando Zamora Castellanos. Página 125

DERECHO ENSOCIEDAD Publicación semestral. Número 4, Enero de 2013. ISSN: 2215-2490

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Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

Presentación

La Revista Derecho en Sociedad de la Facultad de

Derecho, de la Universidad Latinoamericana de

Ciencia y Tecnología (ULACIT), con sede en Costa

Rica [www.ulacit.ac.cr], genera y difunde, en un

espacio académico y virtual, conocimientos,

habilidades, destrezas y actitudes relacionadas con

todas las áreas del saber , de forma libre, crítica y

propositiva. A su incidencia nacional e

internacional en el ámbito de la academia, de la

profesión, de la sociedad y de las instituciones, se

une el compromiso con una visión humanista,

socio-constructivista y de apertura intelectual, que

promueve el fortalecimiento de las capacidades

cognoscitivas superiores, la capacidad crítica, la

solución de problemas de relevancia actual, la toma

de decisiones, la interacción social y la inserción de

los saberes empleados en contextos complejos y

reales. La Revista, de publicación semestral, se

dirige a los sectores académicos y profesionales en

Derecho y ciencias afines.

Contacto: [email protected]

 Profesora  Irene  Aguilar  Víquez  Directora  de  la  Revista  

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Consejo Editorial El Consejo Editorial de la Revista Derecho en Sociedad lo integran expertos de reconocido prestigio de diversas disciplinas jurídicas, adscritos a la Facultad de Derecho, de la ULACIT, y externos a ella a nivel nacional e internacional. • Dr. Ricardo Madrigal Jiménez Profesor de Derecho Constitucional, Facultad de Derecho, ULACIT, Costa Rica/ Juez Contencioso-Administrativo. • M.Sc. Leonardo Villavicencio Cedeño Profesor de Derecho de Propiedad Intelectual, Facultad de Derecho, ULACIT, Costa Rica / Abogado del Tribunal Registral Administrativo. • Lic. Fernando Lara Gamboa Profesor de Derecho Administrativo y Constitucional, Facultad de Derecho, ULACIT, Costa Rica / Gerente de Relaciones Internacionales, Viceministerio de Telecomunicaciones. • Dra. Patricia Lampreave Márquez Profesora Asociada de Derecho Financiero y Tributario, Facultad de Derecho, Universidad Complutense de Madrid, España / Abogada en Ejercicio en Fiscalidad Internacional y Europea. • Dr. Fernando Zamora Castellanos

Doctor en derecho constitucional por el Programa Latinoamericano de Doctorado en derecho entre la Universidad Complutense de Madrid y ULACIT. • M. Sc. Anayansy Rojas Chan Máster en Administración de Proyectos de la Universidad de Cooperación Internacional con especialidad en Banca y Finanzas del Instituto de Estudios Bursátiles de Madrid, España.

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Editorial

Las herramientas para protección y defensa de los derechos humanos evolucionan constantemente. El principal motivo de esta evolución se relaciona con la capacidad de la humanidad de identificar las necesidades que tienen las diversas poblaciones que integran una sociedad. No basta con las estipulaciones contenidas en tratados internacionales de derechos humanos más generales, que si bien establecen obligaciones tendentes a brindar igual protección a todos los seres humanos sin discriminación por motivos de raza, sexo, preferencia religiosa o sexual, etc., requieren que se tome en cuenta mediante normas específicas, la protección de derechos humanos básicos. De tal forma, si estamos hablando de la protección del niño, la niña y la persona adolescente, cuyos derechos humanos han sido identificados en la Convención sobre los Derechos del Niño, también nos referimos a las necesidades que encontramos a lo interno de un Estado para adoptar la normativa internacional, pero más importante aún, para implementar políticas públicas y acciones que materialicen la protección de los derechos humanos de esta población que representan según datos de Unicef aproximadamente el 33% de la población mundial. El Informe sobre Estado Mundial de la Infancia del 2012: las Niñas y los Niños en un Mundo Urbano, del Fondo de las Naciones Unidas para la Niñez y la Infancia (UNICEF), establece que en la actualidad, la mitad de la población mundial vive en las zonas urbanas y que esta población, para mediados de siglo, se habrá elevado a más de dos tercios. El informe establece que los niños y niñas que nacieron en poblaciones urbanas representan aproximadamente el 60 % del crecimiento de las ciudades; este sector de la población urbana es diverso y presenta diferentes necesidades relativas a la satisfacción de derechos humanos esenciales como la salud, la educación, el agua, la participación en la toma de decisiones, la buena nutrición, etc. De esta forma, se presenta un reto enorme para todos los países del mundo, que consiste en brindar una protección adecuada a las personas menores de edad, para que puedan satisfacer sus derechos humanos y para que puedan desarrollarse de forma integral como personas capaces de contribuir con su desarrollo, pero también con el desarrollo humano de nuestros países. Algunos desafíos urbanos que presenta el informe citado son la migración forzada, los cambios económicos, la violencia, la delincuencia y los riesgos de desastres, etc. Cada

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uno de estos desafíos requiere medidas adecuadas para brindar protección a los niños, niñas y adolescentes. Estos grupos �que migran de forma forzada y que muchas veces lo hacen solos, sin acompañamiento de su padre o madre� se ven en una total imposibilidad de satisfacer derechos básicos como alimentación, vivienda, agua, etc., y están expuestos a la trata de personas, al hostigamiento, la explotación y la violencia de género. Los últimos años han sido de evolución en el campo de la elaboración e implementación de políticas públicas e institucionales, así como de herramientas para la protección de los derechos del sector más joven de la población mundial. En Costa Rica, por ejemplo, en los últimos años, se han desarrollado instrumentos claves como la Política Nacional para la Niñez y la Adolescencia, que establece estipulaciones guía de cómo el Estado costarricense concibe que sus instituciones deben dar cumplimiento a sus obligaciones internacionales en esta materia; también, la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica recientemente ha adoptado una política institucional para el mejoramiento del acceso a la justicia de las personas menores de edad, y la Dirección General de Migración y Extranjería en coordinación con el Patronato Nacional de la Infancia han elaborado y puesto en marcha protocolos de actuación de sus funcionarios para que tengan claridad con respecto a los pasos que deben darse cuando se encuentran ante una persona menor de edad migrante en relación con la protección de sus derechos humanos. Vemos entonces que no solo se requiere la evolución normativa, sino que también es necesario poner en marcha instrumentos que apoyen la materialización de acciones guiadas por la protección internacional de los derechos humanos. En este ejemplar de la Revista Derecho en Sociedad, se presentan artículos académicos que buscan influir en la evolución normativa de nuestra sociedad, mediante propuestas de implementación que materialicen e informen sobre la aplicabilidad de la legislación del derecho en sus diferentes ramas. Irene Aguilar Víquez Directora Derecho en Sociedad

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Régimen  Tributario  Costarricense:  Marco  General  y  Principales  Tributos  Jennifer  Isabel  Arroyo  Chacón1  

Resumen  

El   Régimen   Tributario   Costarricense   posee   como   principales   actores   al   Ministerio   de  

Hacienda,   a   través   de   la   Dirección   General   de   Tributación   (DGT),   al   Tribunal   Fiscal  

Administrativo  y  a  las  municipalidades  como  gobiernos  locales.  

Igualmente,  se  debe  señalar  que  el  sistema  tributario  costarricense    posee  gran  cantidad  de  

tributos,  pero    se  destacan  por  su  importancia  el  impuesto  sobre  la  renta,  el  impuesto  sobre  

las   ventas,   el   impuesto   selectivo   de   consumo,   el   impuesto   sobre   traspaso   de   bienes  

inmuebles  y  los  tributos  municipales;  así  como  patentes,  espectáculos  públicos,  impuesto  a  

las  construcciones,  impuesto  sobre  ventas  ambulantes  y  estacionarias,    y  el  impuesto  sobre  

bienes  inmuebles,  como  los  principales  tributos  municipales.    

Asimismo,  con  el  afán  de  garantizar   los  derechos  del  contribuyente,  se  posee  un  régimen  

recursivo   en   sede   administrativa   para   resolver   las   disputas   entre   el   contribuyente   y   la  

autoridad  tributaria.  

Finalmente,  en  cuanto  a  los  hechos  ilícitos  tributarios,  se  establecen  dos  tipos  de  faltas  que  

son:  las  infracciones  administrativas  y  los  delitos  tributarios,   los  cuales  poseen  un  amplio  

                                                                                                               1  Es   Abogada,   Contadora   Privada   Incorporada   C.P.I,   Contadora   Pública   Autorizada   (auditora)   C.P.A,   y  Administradora  Pública,  incorporada  al  Colegio  de  Abogados,  Colegio  de  Contadores  Privados  de  Costa  Rica  y  Colegio   de   Contadores   Públicos   de   Costa   Rica.     Posee   un   Diplóme   d´supérieures   spécialisées   en  Administration  Publique  de  la  Universidad  de  Quebec,  Canadá  y  una  Maestría  en  Administración  Pública  con  énfasis  en  Gestión  Pública  de  la  Universidad  de  Costa  Rica.    Labora   en   la   Contraloría   General   de   la   República   y   ha   fungido   como   profesora   de   los   cursos   de   derecho  comercial,  laboral,  tributario  y  administración  pública  para  los  estudiantes  de  las  carreras  de  administración  de  negocios  y  contaduría  pública  en  distintas  universidades  públicas  y  privadas.  

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abanico  de  sanciones  por  imponer  según  la  gravedad  de  la  falta.  Palabras  clave:  Régimen  

tributario,  tributos,  hechos  ilícitos  tributarios,  infracciones  tributarias  y  delitos  tributarios.  

Abstract:  

The  Costa  Rican  Tax  System  has  as  main  actors  the  Ministry  of  Finance,  which  acts  through  

the  Directorate   General   of   Taxation   (DGT),   the   Administrative   Tax   Courts   as  well   as   the  

local  governments.  

The  Costa  Rican  tax  system  is  complex  and  disperses,  with  a  number  of  direct  and  indirect  

charges  on  economic  activities.  Some  of  the  main  taxes  at  the  national  level  are  the  income  

tax  and  the  sales  tax.  Real  estate  transactions  are  also  taxed.    At  a  local  or  municipal  level  

there   are   further   charges   such   as   a   patent   for   the   operation   of   businesses,   as   well   as  

charges  on  public   entertainment  events,   construction  permits  and   real   estate  ownership.  

Keys  world:  Taxation,  taxes,  tort  Tax,  Tax  Crimes  and  Tax  Violations.    

 

Introducción    

El  presente  ensayo  pretende  hacer  una  descripción  de   los  aspectos  más   importantes  que  

integran  el  régimen  tributario  costarricense,  el  cual  posee  un  amplio  cuadro  jurídico.  

Dentro  de  estos  aspectos  se  destacan  sus  principales  actores,   los  cuales     son   la  Dirección  

General  de  Tributación,  el  Tribunal  Fiscal  Administrativo  y  las  municipalidades.  

Asimismo,   sin   buscar   ser   exhaustivos,     se   enlistan   los   principales   tributos   y   su   marco  

jurídico,  con  el  fin  de  señalar  los  aspectos  característicos  de  estos  tributos;  y    se  continúa  

analizando  el  régimen  recursivo,  como  derecho  que  posee  todo  contribuyente  de  reclamar  

cuando   no   se   encuentra   de   acuerdo   con   alguna   resolución   de   la   Dirección   General   de  

Tributación.    

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Finalmente,   se   enlistan   las   principales   infracciones   administrativas   y   delitos   tributarios  

vigentes   actualmente,   con   sus   respectivas   sanciones,   con   el   fin   de   darle   al   lector   una  

imagen  global  pero  completa  del  Régimen  Tributario  que  posee  Costa  Rica  actualmente.    

Desarrollo    

1.   Principales  actores  dentro  del  sistema  tributario  en  Costa  Rica  

1.1   Dirección  General  de  Tributación    

La   rectoría   en   materia   tributaria   costarricense   se   encuentra   a   cargo   del   Ministerio   de  

Hacienda,   como   organismo   encargado   de   velar   por   el   sano   equilibrio   de   las   finanzas  

públicas;   así   mismo,   dentro   de   este   Ministerio   se   encuentra   la   Dirección   General   de  

Tributación  (DGT),  como  ente  rector  de  la  materia.    

El   artículo   3   del   Decreto   Ejecutivo   número   35688-­‐H   denominado   Reglamento   de  

Organización   y   funciones   de   la   Dirección   General   de   Tributación   Reglamento   de  

Organización   y   funciones   de   la   Dirección   General   de   Tributación,   define   a   la   DGT   como  

(Poder  Ejecutivo,  2009)  indica  lo  siguiente:  

Artículo   3º—La   Dirección   General   de   Tributación.   La   Dirección   tiene   como   objeto  

contribuir   con   la   mejora   continua   del   sistema   tributario   costarricense,   procurando   su  

equilibrio  y  progresividad,  en  armonía  con  los  derechos  y  garantías  ciudadanas.  

Es   la   dependencia   del   Ministerio   de   Hacienda   encargada   de   la   administración   y  

fiscalización  general  de   los  tributos  que  las   leyes   le  encomienden,  del  desarrollo  de  todas  

aquellas   otras   competencias   que   le   sean   atribuidas   por   las   normas,   llevando   a   cabo   las  

actuaciones   de   información   y   asistencia   a   los   contribuyentes,   la   recaudación,   la  

comprobación,   auditoría,   inspección  y   valoración  que   resulten  necesarias  o   convenientes  

para   que   los   tributos   estatales   se   apliquen   con   generalidad,   equidad   y   eficacia,  

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promoviendo   el   cumplimiento   voluntario   y   detectando,   corrigiendo   y,   en   su   caso,  

sancionando  los  incumplimientos.  

La   Dirección   General   de   Tributación   es   una   dependencia   del   Área   de   Ingresos   del  

Ministerio   de   Hacienda,     que   depende   directa   y   jerárquicamente   del   Viceministerio   de  

Ingresos.  Está  constituida  por  una  Dirección  General  y  Subdirección  General,  de  esta  última  

dependen  dos  áreas:  

a.  El  área  de  Administración  de  Acuerdos  de  Compromisos    

b.  El  área  de  Comunicación  Institucional  

La  Dirección  General  de  Tributación  es  el  ente  encargado  de  la  recaudación  de  los  tributos  

del  Gobierno  Central,  con  excepción  de  aquellos  de  carácter  aduanero  (como  los  derechos  

de   importación,   el   IGV   sobre   importaciones   y   los   impuestos   específicos   sobre  

importaciones,   entre   otros)   que   son   recaudados   por   la   Dirección   General   de   Aduanas  

(DGA).     La   Oficina   de   Cobro   Judicial   de   la   Dirección   General   de   Hacienda   (DGH)   del  

Viceministerio  de  Ingresos  del  MH  ejerce  la  función  de  cobranza  coactiva.    Originalmente,    

se   le   conoció   como  Oficina  de   la  Tributación  Directa   según  el  Acuerdo  N.°  160  del  30  de  

julio  de  1917;  posteriormente,  mediante  el  Decreto  Ejecutivo  N.°  27146,  del  15  de  julio  de  

1998,   se   cambió   el   nombre   a   Dirección   General   de   Tributación,   incorporando   nuevas  

funciones,   con   tributos   indirectos  de  mayor   importancia  como  el   impuesto  general   sobre  

las  ventas  o  los  impuestos  selectivos  de  consumo.    

Igualmente,   la   Tesorería   Nacional   de   la   República   (TNR)   ―también   del   Ministerio   de  

Hacienda―  y  el  Banco  Central  de  Costa  Rica   (BCCR)   tienen  una  activa  participación  en   la  

recaudación  de  algunos  tributos,  como  el  Timbre  de  Vida  Silvestre  y  el  timbre  fiscal,  y  las  

contribuciones  sociales.  

 

 

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Tribunal  Fiscal  Administrativo    

El  Tribunal  Fiscal  Administrativo  (TFA)  es  un  órgano  independiente  del  Poder  Ejecutivo  en  

su   organización   y   funcionamiento.   Tiene   competencia   en   toda   la   República   y   es  

responsable   de   conocer   las   impugnaciones   contra   actos   administrativos   de  

determinaciones   de   impuestos,   peticiones   y   consultas   que   realizan   las   administraciones  

tributarias  del  país,    y  la  tramitación  de  los  recursos  de  apelación.    

El  Poder  Ejecutivo,  constituido  por  el  presidente  de  la  República  y  el  ministro  de  Hacienda,  

designa  individualmente  a  los  integrantes  del  TFA  por  un  plazo  indefinido  y  su  retribución  

debe  ser  igual  al  sueldo  de  los  miembros  de  los  tribunales  superiores  del  Poder  Judicial.    

El   procedimiento   y   las   normas   de   actuación   del   Tribunal   Fiscal   Administrativo   están  

contenidas   en   el   Título   VI   del   Código   de   Normas   y   Procedimientos   Tributarios   y  

supletoriamente   en   lo   dispuesto   en   la   Ley   General   de   la   Administración   Pública,   Ley  

Reguladora  de  la  Jurisdicción  Contencioso  Administrativa  y  Ley  Orgánica  del  Poder  Judicial,  

así   como  en   el  Reglamento  de  Organización  de  Funciones   y  Procedimientos  del  Tribunal  

Fiscal  Administrativo.  

El  artículo  158  del  Código  de  Normas  y  Procedimientos  Tributarios  define  a  este  tribunal,  

de  la  siguiente  manera  (Asamblea  Legislativa,  1971):  

Artículo   158.  —Jurisdicción   y   competencia.   Las   controversias   tributarias   administrativas  

deberán   ser   decididas   por   el   Tribunal   Fiscal   Administrativo,   el   que   en   adelante   deberá  

regirse  por  las  disposiciones  de  este  capítulo.    

Dicho  Tribunal   será  un  órgano  de  plena   jurisdicción  e   independiente  en  su  organización,  

funcionamiento  y  competencia,  del  Poder  Ejecutivo  y  sus  fallos  agotan  la  vía  administrativa.  

Su  sede  estará  en   la   ciudad  de  San   José,   sin  perjuicio  de  que  establezca  oficinas  en  otros  

lugares  del  territorio  nacional,  y  tendrá  competencia  en  toda  la  República,  para  conocer  de  

lo  siguiente:    

1.  Los  recursos  de  apelación  de  que  trata  el  artículo  156  de  este  Código.    

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2.  Las  apelaciones  de  hecho  previstas  por  el  artículo  157  de  este  Código.    

3.  Las  otras  funciones  que  le  encomienden  leyes  especiales.    

El   Poder   Ejecutivo   está   facultado   para   que   aumente   el   número   de   salas,   conforme   lo  

justifiquen  el  desarrollo  económico  y  las  necesidades  reales  del  país.      

Municipalidades  

Las  municipalidades  corresponden  a   los  gobiernos   locales  y,  por  ende,  poseen  autonomía  

reconocida   en   la   Constitución   Política   de   Costa   Rica,   en   su   numeral   170,   cuando   dice  

(Asamblea   Constituyente,   1949):   “Artículo   170.—Las   corporaciones   municipales   son  

autónomas”.  

De   esa   autonomía   se   deriva   su   potestad   impositiva,   es   decir,   la   capacidad   de   crear   sus  

propios  tributos  para  la  financiación  del  gasto  municipal,  lo  cual  las  convierte  en  otro  actor  

importante  del  régimen  tributario  costarricense,  con  capacidad  de  cobrar  tributos.    

Se   debe   señalar   que   la   iniciativa   de   creación   de   impuestos   municipales   que   poseen   las  

municipalidades   queda   sujeta   a   aprobación   de   parte   de   la   Asamblea   Legislativa;     no  

obstante,   el   poder   legislativo   no   puede   modificar   ni   crear   impuestos   distintos   a   los  

promovidos   por   las   municipalidades.   Por   su   parte,   el   código   municipal   desarrolla   más  

ampliamente  esta  potestad  de  crear  impuestos,  en  el  artículo  68,  en  concordancia  con  el  72    

(Asamblea  Legislativa,  1998),  los  cuales  señalan:  

Artículo   68.  —   La  municipalidad   acordará   sus   respectivos   presupuestos,   propondrá   sus  

tributos  a   la  Asamblea  Legislativa  y  fijará   las  tasas  y  precios  de  los  servicios  municipales.  

Solo   la   municipalidad   previa   ley   que   la   autorice,   podrá   dictar   las   exoneraciones   de   los  

tributos  señalados.    

Artículo  72.  —  Los  tributos  municipales  entrarán  en  vigencia,  previa  aprobación  legislativa,  

una  vez  publicados  en  La  Gaceta.  

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De   lo   anterior,   se   denota   la   potestad   que   poseen   los   gobiernos   locales   de   proponer   la  

creación   de   sus   propios   tributos,   los   cuales   deben   ser   aprobados   por   la   Asamblea  

Legislativa,  pero  sin  poder  modificarlos  o  cambiarlos.  

2.    Principales  tributos  dentro  del  régimen  tributario  costarricense  

2.1   Impuesto  sobre  la  renta      

I.  Generalidades  del  impuesto  sobre  la  renta  

a)  Concepto  de  impuesto  sobre  la  renta  

El   impuesto  sobre   la  renta  corresponde  a  un   impuesto  directo  sobre   las  utilidades  de   las  

empresas   y  de   las  personas   físicas  que  desarrollen   actividades   lucrativas;   también   grava  

los   ingresos  ―continuos  o  eventuales―    de  fuente  costarricense,  percibidos  o  devengados  

por  personas  físicas  o   jurídicas  domiciliadas  en  el  país;  así  como  cualquier  otro  ingreso  o  

beneficio   de   fuente   costarricense   no   exceptuado   por   ley,   entre   ellos   los   ingresos   que  

perciban  los  beneficiarios  de  contratos  de  exportación  por  certificados  de  abono  tributario.  

Todo   ello   según   lo   dispuesto   en   el   artículo   1   de   la   Ley   N°   7092   denominada   Ley   del  

Impuesto  sobre  la  Renta,  del  21  de  abril  de  1998  (Asamblea  Legislativa,  1998),  en  donde  se  

regula  este  impuesto:  

ARTICULO  1º.-­‐  Impuesto  que  comprende  la  ley,  hecho  generador  y  materia  imponible.    

Se  establece  un  impuesto  sobre  las  utilidades  de  las  empresas  y  de  las  personas  físicas  que  

desarrollen  actividades  lucrativas.    

(Así  ampliado  por  el  artículo  102  de  la  Ley  de  Presupuesto  No.7097  de  1º  de  setiembre  de  

1988)    

El  hecho  generador  del  impuesto  sobre  las  utilidades  referidas  en  el  párrafo  anterior,  es  la  

percepción   de   rentas   en   dinero   o   en   especie,   continuas   u   ocasionales,   provenientes   de  

cualquier  fuente  costarricense.    

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(Así  reformado  por  artículo  102  de  la  Ley  de  Presupuesto  No.  7097  de  1º  de  setiembre  de  

1988).    

Este  impuesto  también  grava  los  ingresos,  continuos  o  eventuales,  de  fuente  costarricense,  

percibidos  o  devengados  por  personas  físicas  o  jurídicas  domiciliadas  en  el  país;  así  como  

cualquier   otro   ingreso   o   beneficio   de   fuente   costarricense   no   exceptuado   por   ley,   entre  

ellos   los   ingresos   que   perciban   los   beneficiarios   de   contratos   de   exportación   por  

certificados   de   abono   tributario.   La   condición   de   domiciliados   en   el   país   se   determinará  

conforme   al   reglamento.   Lo  dispuesto   en   esta   ley  no   será   aplicable   a   los  mecanismos  de  

fomento   y   compensación   ambiental   establecidos   en   la   Ley   Forestal,   No.7575,   del   13   de  

febrero  de  1996.    

(Así  modificado  este  párrafo  tercero  por  el  artículo  1º  de  la  ley  No.7838  de  5  de  octubre  de  

1998)    

Para   los   efectos   de   lo   dispuesto   en   los   párrafos   anteriores,   se   entenderá   por   rentas,  

ingresos   o   beneficios   de   fuente   costarricense,   los   provenientes   de   servicios   prestados,  

bienes  situados,  o  capitales  utilizados  en  el  territorio  nacional,  que  se  obtengan  durante  el  

período  fiscal  de  acuerdo  con  las  disposiciones  de  esta  ley.  

Igualmente,  resulta  de  interés  definir  los  siguientes  términos:  

Renta   bruta:   Se   refiere   al   conjunto   de   los   ingresos   o   beneficios   percibidos   por   el   sujeto  

pasivo,    en  el  período  del  impuesto,  en  virtud  de  su  actividad  comercial,  salvo:  

•   Los  aportes  de  capital  social  en  dinero  o  en  especie.  

•   Las  revaluaciones  de  activos  fijos,  las  herencias,  los  legados  y  los  bienes  gananciales,  

los  premios  de  las  loterías  nacionales  y  las  donaciones.  

•   Las   rentas   generadas   en   virtud   de   contratos,   convenios   o   negociaciones   sobre  

bienes  o  capitales  localizados  en  el  exterior,  aunque  se  hubieren  celebrado  y  ejecutado  total  

o  parcialmente  en  el  país.  

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•   Las   ganancias   obtenidas   en   virtud   de   traspasos   de   bienes   muebles   e   inmuebles,  

siempre  que  no  constituyan  una  actividad  habitual.  

Renta  neta:  Corresponde  al  resultado  de  deducir  de  la  renta  bruta  los  costos  y  gastos  útiles,  

necesarios   y   pertinentes   para   producir   la   utilidad   o   beneficio,   y   las   otras   erogaciones  

expresamente   autorizadas   por   esta   ley,   debidamente   respaldadas   por   comprobantes   y  

registradas  en   la  contabilidad;  el  Reglamento  a   la  Ley  del   Impuesto  sobre   la  Renta  define  

las  condiciones  en  que  se  deben  presentar  los  comprobantes.  

Gastos   deducibles:   Son   aquellos   que   resultan   legalmente   aplicables   a   las   utilidades,   tales  

como:    

•   El  costo  de  los  bienes  y  servicios  vendidos.    

•   Los  salarios  y  cualquier  otra  remuneración  por  servicios  personales.    

•   Las  primas  de  seguros  contra  incendio,  robo,  hurto,  terremoto  u  otros  riesgos.    

•   Los  intereses  y  otros  gastos  financieros,  pagados  o  incurridos  por  el  contribuyente  

durante  el  año  fiscal,  directamente  relacionados  con  el  manejo  de  su  negocio.    

•   Los  incobrables,  las  depreciaciones  y  el  agotamiento.  

•   Los  gastos  de  organización  de  las  empresas.    

•   Gastos  de  publicidad,  promoción,  transporte  y  comunicaciones.  

Gastos  no  deducibles:  Corresponde  a  aquellos  gastos  que  no  son  legalmente  aplicables  a  las  

utilidades,  y  se  encuentran  enlistados  en  el  artículo  9  de  la  Ley  citada,  que  son:    

•   El   valor   de   las  mejoras   permanentes,   hechas   a   los   activos   y   construcciones   y,   en  

general,  de  todas  aquellas  erogaciones  capitalizables,  incluidas  las  inversiones.  

•   Los   costos   o   gastos   que   no   hayan   tenido   su   origen   en   el   negocio,   actividad   u  

operación  que  dé  lugar  a  rentas  gravadas.  

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•   Los  impuestos  sobre  la  renta,  y  sobre  las  ventas,  el  impuesto  selectivo  de  consumo  y  

los  impuestos  específicos  de  consumo  y  las  tasas  especiales  que  sobre  estos  se  fijen,  cuando  

las  personas  físicas  o  jurídicas  sean  contribuyentes  de  tales  impuestos.  

•   Las  utilidades,  participaciones  sociales  o  dividendos,  pagados  o  acreditados  a  socios,  

accionistas,  dueños  de  empresas  o  personas  físicas  que  tributen  de  acuerdo  con  esta  ley.  

•   Los   gastos   e   impuestos   ocasionados   en   el   exterior,   salvo   los   expresamente  

autorizados  por  esta  ley.  

•   Los  gastos  en  inversiones  de  lujo  o  de  recreo  personal.    

•   Lo   pagado   por   la   compra   de   derechos   de   llave,  marcas,   de   fábrica   o   de   comercio,  

procedimientos  de   fabricación,  derechos  de  propiedad   intelectual  y  de   fórmulas  de  otros  

activos  intangibles  similares.  

•   Cualquier  otra  erogación  que  no  esté  vinculada  con  la  obtención  de  rentas  gravables.  

b)  Sujetos  del  impuesto  sobre  la  renta  

Como   sujeto   activo   funge   el   Estado,   como   captador   de   estos   recursos;   asimismo,   como  

sujeto  pasivo  encontramos  dos  tipos:  el  contribuyente  y  el  declarante.    

La  figura  del  contribuyente  se  aplica  a  las  personas  físicas  o  jurídicas,  públicas  o  privadas,  

que   realicen   en   el   territorio   nacional   actividades   o   negocios   de   carácter   lucrativo,  

independientemente  de  la  nacionalidad,  del  domicilio  y  del  lugar  de  la  constitución  de  las  

personas   jurídicas   o   de   la   reunión   de   sus   juntas   directivas   o   de   la   celebración   de   los  

contratos,  según  el  artículo  2,    de  la  Ley  No.  7092,  que  a  la  letra  dice  (Asamblea  Legislativa,  

1998):    

 

 

 

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ARTICULO  2º.-­‐    

Contribuyentes.    

Independientemente  de  la  nacionalidad,  del  domicilio  y  del  lugar  de  la  constitución  de  las  

personas   jurídicas   o   de   la   reunión   de   sus   juntas   directivas   o   de   la   celebración   de   los  

contratos,   son   contribuyentes   todas   las   empresas   públicas   o   privadas   que   realicen  

actividades  o  negocios  de  carácter  lucrativo  en  el  país:    

a)  Las  personas  jurídicas  legalmente  constituidas,   las  sociedades  de  hecho,   las  sociedades  

de   actividades   profesionales,   las   empresas   del   Estado   y   las   cuentas   en   participación   que  

halla  en  el  país.    

b)   Las   sucursales,   agencias   y   otros   establecimientos   permanentes   que   operen   en   Costa  

Rica,  de  personas  no  domiciliadas  en  el  país  que  haya  en  él.  Para  estos  efectos,  se  entiende  

por   establecimiento   permanente   de   personas   no   domiciliadas   en   el   país,   toda   oficina,  

fábrica,   edificio   u   otro   bien   raíz,   plantación,   negocio   o   explotación   minera,   forestal,  

agropecuaria   o   de   otra   índole,   almacén   u   otro   local   fijo   de   negocios   -­‐   incluido   el   uso  

temporal  de   facilidades  de  almacenamiento   -­‐,   así   como  el  destinado  a   la   compraventa  de  

mercaderías  y  productos  dentro  del  país,  y  cualquier  otra  empresa  propiedad  de  personas  

no  domiciliadas  que  realice  actividades  lucrativas  en  Costa  Rica.    

c)   Los   fideicomisos   y   encargos   de   confianza   constituidos   conforme   con   la   legislación  

costarricense.    

ch)  Las  sucesiones,  mientras  permanezcan  indivisas.    

d)  Las  empresas  individuales  de  responsabilidad  limitada  y  las  empresas  individuales  que  

actúen  en  el  país.    

e)  Las  personas  físicas  domiciliadas  en  Costa  Rica,  independientemente  de  la  nacionalidad  

y  del  lugar  de  celebración  de  los  contratos.    

f)  Los  profesionales  que  presten  sus  servicios  en  forma  liberal.    

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g)  Todas  aquellas  personas  físicas  o   jurídicas  que  no  estén  expresamente  incluidas  en  los  

incisos  anteriores,  pero  que  desarrollen  actividades  lucrativas  en  el  país.    

La  condición  de  domiciliado  o  no  en  el  país  de  una  persona  física  se  establecerá  al  cierre  de  

cada  período  fiscal,  salvo  los  casos  especiales  que  se  establezcan  en  el  reglamento.    

h)   Los   entes   que   se   dediquen   a   la   prestación   privada   de   servicios   de   educación  

universitaria,   independientemente   de   la   forma   jurídica   adoptada;   para   ello   deberán  

presentar   la   declaración   respectiva.   De   lo   dispuesto   en   esta   norma,   se   exceptúa   el   ente  

creado  mediante  la  Ley  Nº  7044,  de  29  de  setiembre  de  1986.    

(Así   adicionado   el   inciso   a)     del   artículo   21   de   la   Ley   N°   8114,   Ley   de   Simplificación   y  

Eficiencia  Tributaria  de  4  de  julio  del  2001).  (NOTA:  El  artículo  25  de  la  Ley  Nº  7293  del  31  

de   marzo   de   1992   dispuso   que   el   Banco   Popular   y   de   Desarrollo   Comunal   pague   por  

concepto   del   Impuesto   sobre   la   Renta   un   15%   sobre   la   renta   neta   del   Banco.   También  

autorizó  al  Poder  Ejecutivo  para  que  por  medio  del  Ministerio  de  Hacienda  compense   las  

deudas  recíprocas  entre  el  Banco  Popular  y  de  Desarrollo  Comunal  y  el  Gobierno  Central,  

por   concepto   del   Impuesto   sobre   la   Renta   y   de   cuota   patronal)   (NOTA:   Véase   la   ley  

No.7722   de   9   de   diciembre   de   1997,   que   adiciona   el   presente   artículo,   al   sujetar   a   las  

instituciones  y  empresas  públicas  que  señala,  al  impuesto  sobre  la  renta).  

Como   declarantes   figuran   aquellas   entidades   no   sujetas   al   impuesto,     pero   que   deben  

presentar  la  declaración,  contenidas  en  el  artículo  3  de  la  citada  Ley  (Asamblea  Legislativa,  

1998):  

ARTICULO  3º.-­‐  

Entidades  no  sujetas  al  impuesto    

a)  El  Estado,  las  municipalidades,  las  instituciones  autónomas  y  semiautónomas  del  Estado  

que  por  ley  especial  gocen  de  exención  y  las  universidades  estatales.    

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(Reformado   tácitamente   por   la   ley  No.7722  de   9   de   diciembre   de   1997,   que   sujeta   a   las  

instituciones  y  empresas  públicas  que  señala,  al  pago  del  impuesto  sobre  la  renta)    

b)  Los  partidos  políticos  y  las  instituciones  religiosas  cualquiera  que  sea  su  credo,  por  los  

ingresos   que   obtengan   para   el  mantenimiento   del   culto   y   por   los   servicios   de   asistencia  

social  que  presten  sin  fines  de  lucro.    

c)  Las  empresas  acogidas  al  Régimen  de  Zonas  Francas,  de  conformidad  con  la  Ley  Nº  7210  

del  23  de  noviembre  de  1990.    

ch)  Las  organizaciones  sindicales,   las   fundaciones,   las  asociaciones  declaradas  de  utilidad  

pública  por  el  Poder  Ejecutivo,   siempre  y  cuando   los   ingresos  que  obtengan,  así  como  su  

patrimonio,   se   destinen   en   su   totalidad,   exclusivamente   para   fines   públicos   o   de  

beneficencia   y   que,   en   ningún   caso,   se   distribuyan   directa   o   indirectamente   entre   sus  

integrantes.    

d)  Las  cooperativas  debidamente  constituidas  de  conformidad  con  la  Ley  Nº  6756  del  5  de  

mayo  de  1982  y  sus  reformas.    

e)  Las  asociaciones  solidaristas.    

f)  La  Sociedad  de  Seguros  de  Vida  del  Magisterio  Nacional,   la  Caja  de  Ahorro  y  Préstamos  

de   la   Asociación   Nacional   de   Educadores   y   la   Corporación   de   Servicios   Múltiples   del  

Magisterio  Nacional.    

g)   Las   asociaciones   civiles   que   agremien   a   pequeños   o   medianos   productores  

agropecuarios   de   bienes   y   servicios,   cuyos   fines   sean   brindarles   asistencia   técnica   y  

facilitarles   la   adquisición   de   insumos   agropecuarios   a   bajo   costo;   buscar   alternativas   de  

producción,  comercialización  y  tecnología,  siempre  y  cuando  no  tengan  fines  de  lucro;  así  

como,   sus   locales   o   establecimientos   en   los   que   se   comercialicen,   únicamente,   insumos  

agropecuarios.    

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Además,   los   ingresos   que   se   obtengan,   así   como   su   patrimonio,   se   destinarán  

exclusivamente   para   los   fines   de   su   creación   y,   en   ningún   caso,   se   distribuirán   directa   o  

indirectamente  entre  sus  integrantes.    

(Así  reformado  por  el  artículo  15  de  la  ley  No.  7293  de  31  de  marzo  de  1992).    

h)   Las   personas   micro,   pequeñas   y   medianas   productoras   orgánicas   registradas   ante   la  

oficina   correspondiente   del   Ministerio   de   Agricultura   y   Ganadería,   que   durante   un   año  

hayan  estado  en  transición  para  ser  certificados  como  tales,  por  un  período  de  diez  años  y  

mientras  se  mantengan  las  condiciones  que  dieron  origen  a  la  exoneración.    

(Así  adicionado  el  inciso  anterior  por  el  artículo  35  de  la  ley  Nº  8542  del  27  de  setiembre  

del   2006.     Posteriormente   se   volvió   a   adicionar   con   su   texto   reformado,   mediante   el  

artículo  35  de  la  ley  N°  8591  del  28  de  junio  del  2007).        

i)   Las   juntas   de   educación   y   las   juntas   administrativas   de   las   instituciones   públicas   de  

enseñanza    

(Así  adicionado  el  inciso  anterior  por  el  artículo  2°  de  la  Ley  8788  del  18  de  noviembre  del  

2009).    

j)    El  Hospicio  de  Huérfanos  de  San  José.    

(Así   adicionado   el   inciso   anterior   por   el   artículo   5   º   de   la   ley   Pro   Ayuda   al   Hospicio   de  

Huérfanos  de  San  José,  N°  8810  del  3  de  mayo  de  2010)  

c)    Sobre  el  periodo  fiscal  

El  periodo  fiscal  de  este  impuesto  es  de  año,  contados  del  1  de  octubre  de  un  año,  al  30  de  

setiembre  del  año  siguiente,  sin  detrimento  de  que  puedan  existir  otros  periodos   fiscales  

autorizados  para  contribuyentes  dependiendo  de  su  actividad  económica.    

 

 

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II.    Cálculo  del  impuesto  sobre  la  renta    

Para   realizar  el   cálculo  del   impuesto   sobre   la   renta,   tanto  en  personas   jurídicas   como  en  

salariados,   se   debe   recurrir   a   los   montos   que   anualmente   actualiza   el   Ministerio   de  

Hacienda,  razón  por  lo  cual  se  aclara  que  los  siguientes  ejemplos  se  harán  con  los  montos  

vigentes  para  el  año  2011;  no  obstante,  para  cálculos  futuros  se  deberán  buscar  las  cifras  

actualizadas  y  aplicar  la  misma  metodología.  

 

a) Personas  físicas  con  actividad  lucrativa  

Anualmente,  el  Ministerio  de  Hacienda  actualiza  los  montos  de  la  renta  gravable  obtenidos  

durante   el   periodo   fiscal   a   partir   de   los   cuales   se   deberá   cancelar   el   impuesto,   y   el  

porcentaje  que  le  corresponde  por  cada  tramo,  por  lo  que  corresponde  revisar  anualmente  

los  importes  indicados  por  dicha  autoridad.  A  manera  de  ejemplo,  se  presentan  las  cifras  de  

los  años  2010,  2011  y  2012.    

Tabla  1.  Histórico  del  impuesto  al  salario  para  personas  jurídicas  para  los  años  2010,  2011  

y  2012  

 

                         Nota:  Todos  los  cuadros  y  tablas  son  creación  propia  con  datos  oficiales.  

2010 2011 2012 Tarifa

Hasta ¢2.747.000 ¢2.890.000 ¢3.042.000 Exento

S/Exceso ¢2.747.000 hasta

¢4.102.000

¢2.890.000 hasta

¢4.316.000

¢3.042.000 hasta

¢4.543.000

10%

S/Exceso ¢4.102.000 hasta

¢6.843.000

¢4.316.000 hasta

¢7.199.000

¢4.543.000 hasta

¢7.577.000

15%

S/Exceso ¢6.843.000 hasta

¢13.713.000

¢7.199.000 hasta

¢14.427.000

¢7.577.000 hasta

¢15.185.000

20%

S/Exceso ¢13.713.000 ¢14.427.000 ¢15.185.000

25%

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Igualmente,  se  le  reconoce  a  la  persona  física  con  actividad  lucrativa  créditos  fiscales  para  

deducir  del  pago  del   impuesto,  por  el   cónyuge  y   los  hijos,  el   cual   igualmente  se  actualiza  

anualmente.  El  histórico  de  los  años  2010,  2011  y  2012,  es  el  siguiente:  

 

 

Tabla  2.  Histórico  de  los  años  2010,  2011  y  2012  

 

 

 

 

 

En   caso  de  que  ambos   cónyuges   sean   contribuyentes,     sólo  uno  de   ellos  podrá   aplicar   el  

crédito;   asimismo,   el   crédito   para   los   hijos   aplica   siempre   que   sean  menores   de   edad,   o  

estén  imposibilitados  para  proveerse  su  propio  sustento  por  incapacidad  física  o  mental,  o  

que  estén  realizando  estudios  superiores,  siempre  que  no  sean  mayores  de  25  años.    

Ejemplo  1:  

Supongamos  una  persona  física  con  actividad   lucrativa  que  obtuvo  una  renta  bruta  anual  

de   ¢   35.500.000,00   y   posee   gastos   deducibles   del   impuesto   sobre     la   renta   por   ¢  

15.000.000,00.  El  contribuyente  es  casado  y  tiene  un  hijo  menor  de  edad.  El  impuesto  sobre  

la  renta  por  cancelar  sería  de:  

 

 

2010 2011 2012

Por cada hijo ¢14.040,00 anual

¢1.170,00 mensual

¢14.760,00 anual

¢1.230,00 mensual

¢15.480 anual

¢1.290 mensual

Por el cónyuge ¢20.760,00 anual

¢1.730,00 mensual

¢21.840,00 anual

¢1.820,00 mensual

¢23.040 anual

¢1.920 mensual

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1. Determinación  de  la  base  imponible  o  renta  neta  

               

2. Cálculo  de  los  tramos  del  impuesto  

     

Cálculo del impuesto sobre la renta de personas físicas con actividad lucrativa

Tramo Monto gravable Tasa Monto del impuesto A B (a*b) 0- ¢ 3.042.000,00 Exento 0 ¢3.042.000 - ¢4.543.000 � 1.501.000,00 10% � 150.100,00 ¢4.543.000 - ¢7.577.000 � 3.034.000,00 15% � 455.100,00 ¢7.577.000 - ¢15.185.000 � 7.608.000,00 20% � 1.521.600,00 ¢20.500.000,00 - ¢ 15.185.000 � 5.315.000,00 25% � 1.328.750,00 Total del impuesto sobre la renta � 3.455.550,00 Créditos fiscales Hijo

� (15.480,00)

Cónyuge

� (23.040,00)

Total del impuesto por pagar ₡ 3.417.030,00

Como  puede  verse,    el  cálculo  se  hace  por  trato  y  a  la  diferencia  se  le  aplica  el  porcentaje  del  

impuesto;    posteriormente,  se  suman  los  montos  obtenidos  y  luego  se  le  aplica  el  importe  

Renta  bruta    ₡            35.500.000,00    

Gastos  deducibles      ₡          (15.000.000,00)  

Renta  neta    ₡            20.500.000,00    

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del  crédito  fiscal.  Asimismo,  se  debe  señalar  que  la  dinámica  del  cálculo  se  mantiene,  por  lo  

que  únicamente  se  deben  actualizar  los  tramos  que  anualmente  determina  el  Ministerio  de  

Hacienda.  Para  este  caso  el  impuesto  por  pagar  es  de  ₡  3.417.030,00.    

El  asiento  contable  queda  de  la  siguiente  manera:  

Banco ₡3.417.030,00 Impuesto sobre la renta ₡3.417.030,00Pago impuesto de la renta del periodo fiscal

 b) Impuesto  al  salario  

Este  impuesto  se  aplica  sobre  el  monto  del  salario  que  perciben  los  funcionarios  públicos  y  

empleados  privados  bajo  el  esquema  de  relación  laboral.  Los  tramos  aplicados  para  el  pago  

del  impuesto  para  los  años  2010,  2011  y  2012  fueron:  

Tabla  3.  Tramos  para  el  pago  del  impuesto  al  salario  para  los  años  2010,  2011  y  2012  

Igualmente,  al  asalariado  se  le  aplican  los  mismos  créditos  familiares  que  a  la  persona  física  

con  actividad  lucrativa.  

 

  2010   2011   2012   Tasa    

Hasta   ¢619.000,00   ¢651.000,00   ¢685.000    

Exento  

Sobre  el  exceso  

de  

¢619.000,00  

hasta  

¢929.000,00  

¢651.000,00  

hasta  

¢977.000,00  

¢685.000   hasta  

¢1.028.000  

 

10%  

Sobre  el  exceso  

de  

¢929.000,00   ¢977.000,00   ¢1.028.000    

 

15%  

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Ejemplo  2:  

Funcionario  que  recibe  un  salario  mensual  de  1.300.000,00,    es  casado  y   tiene  un  hijo  en  

edad  escolar.  El  impuesto  sobre  el  salario  por    cancelar  sería  de:  

Tramo   Monto  gravable   Tasa   Monto  del  impuesto  

    A   b   (a*b)  

0-­‐  ¢685.000       Exento   0  

¢685.000  -­‐¢1.028.000  ₡343.000,0

0  10%   ₡34.300,00  

¢1.300.000,00   -­‐  ¢1.028.000    

₡272.000,0

0  15%   ₡40.800,00  

Total   impuesto   de  renta  

        ₡75.100,00  

Créditos  fiscales              

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El  cálculo  del   impuesto  al   salario  se  hace  por   tramos  y  a   la  diferencia   se   le  aplica   la   tasa  

correspondiente;   a   la   suma   de   estos   montos   se   le   aplican   los   créditos   familiares   para  

obtener  el  importe  del  impuesto.  

El asiento contable queda de la siguiente manera:

Banco ₡73.810,00 Impuesto sobre la renta ₡73.810,00Pago del impuesto sobre la renta  c) Personas  jurídicas    

Las   personas   jurídicas   corresponden   a   los   contribuyentes   que   figuran   como   empresas  

mercantiles,   organizados   bajo   cualquier  modalidad  permitida   por   la   legislación  nacional;    

para  ellos  los  montos  son  determinados  anualmente  por  el  Ministerio  de  Hacienda.  

El  histórico  de  estos  tramos  para  los  años  2010,  2011  y  2012  es  el  siguiente:  

 

 

 

 

Hijo           (₡1.290,00)  

Total   impuesto   a  

pagar           ₡73.810,00    

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Tabla  4.  Histórico  del  impuesto  al  salario  para  personas  jurídicas  para  los  años  2010,  2011  

y  2012  

                                           Ahora  bien,  las  personas  jurídicas  no  poseen  créditos  familiares.  

Ejemplo  3:    

Persona   jurídica  que  obtuvo  para  el  periodo   fiscal  una   renta  bruta  de   ¢128.000.000,00  y  

gastos  deducibles  por  ¢30.000.000,00.  Determinar  el  importe  del  impuesto:  

1. Determinación  de  la  base  imponible  o  renta  neta  

       

2. Cálculo  del  impuesto  

Nótese  que  en  este  caso,  el  cálculo  el  monto  del  impuesto  no  se  hace  por  tramos  como  en  

los  casos  anteriores,  sino  que  el  importe  de  renta  neta  permite  determinar  en  cuál  tramo  se  

  2010   2011   2012   Tarifa  

Ingresos  brutos  hasta   ¢41.112.000   ¢43.253.000   ¢45.525.000    

 

10%  

Ingresos  brutos  hasta   ¢82.698.000   ¢87.004.000   ¢91.573.000    

 

20%  

Ingresos  brutos  superiores  a  

¢82.698.000   ¢87.004.000   ¢91.573.000    

 

30%  

Renta  bruta    ₡        128.000.000,00    Gastos  deducibles      ₡          (30.000.000,00)  Renta  neta    ₡            98.000.000,00    

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encuentra   para   saber   cuál   tasa   aplicar,   y   del   resultado  de   la  multiplicación   se   obtiene   el  

monto  del  impuesto.    

El  asiento  contable  queda  de  la  siguiente  manera:  

Banco ₡29.400.000,00 Impuesto sobre la renta ₡29.400.000,00Pago impuesto de la renta del periodo fiscal

   

2.2    Impuesto  sobre  las  ventas      

Generalidades  del  impuesto  sobre  las  ventas  

a) Concepto  de  impuesto  sobre  las  ventas  

El  impuesto  sobre  las  ventas  grava  la  transferencia  del  dominio,  a  título  gratuito  u  oneroso,  

de   todo   tipo   de   mercancías,   así   como   de   los   servicios   gravados   por   la   Ley   N.°   6826,  

denominada  Ley  del  Impuesto  General  sobre  las  Ventas.  

Asimismo,  el  artículo  2  de  la  Ley  N.°  6826  define  los  términos  mediante    los  cuales  deberá  

interpretarse  el  término  venta,  de  la  siguiente  manera  (Asamblea  Legislativa,  1982):  

ARTICULO  2º.-­‐    

Venta.    

Para  los  fines  de  esta  ley  se  entiende  por  venta:    

a)  La  transferencia  del  dominio  de  mercaderías.    

b)  La  importación  o  internación  de  mercancías  en  el  territorio  nacional.    

c)   La   venta   en   consignación,   el   apartado   de   mercancías,   así   como   el   arrendamiento   de  

mercancías  con  opción  de  compra.    

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(Así  reformado  por  el  artículo  20  de  la  Ley  de  Justicia  Tributaria  Nº  7535  de  1º  de  agosto  

de  1995)    

(Interpretado  por  el  artículo  18  del  Decreto  Ejecutivo  N°  30389  del  2  de  mayo  del  2002,  

Reglamento  para  el  Tratamiento  Tributario  de  Arrendamientos  Financieros  y  Operativos,  

en  el   sentido  de  que   la  expresión   "arrendamiento  con  opción  de  compra",  para   todos   los  

fines   tributarios   debe   entenderse   referida   al   arrendamiento   tributario)   ch)   El   retiro   de  

mercancías  para  uso  o  consumo  personal  del  contribuyente.    

d)  La  prestación  de  los  servicios  a  que  se  refiere  el  artículo  anterior.    

e)  Cualquier  acto  que  involucre  o  que  tenga  por  fin  último  la  transferencia  del  dominio  de  

mercancías,  independientemente  de  su  naturaleza  jurídica  y  de  la  designación,  así  como  de  

las  condiciones  pactadas  por  las  partes.  

 

b) Sujetos  del  impuesto  sobre  las  ventas  

Se   consideran   contribuyentes   las   personas   físicas   o   jurídicas,   de   derecho   o   de     hecho,  

públicas  o  privadas,  que  realicen  ventas  o  presten  servicios  de  forma  habitual;  igualmente,  

personas  de  cualquier  naturaleza  que  efectúen  importaciones  o  internaciones  de  bienes.    

Por   su  parte,   se   consideran  declarantes   las   personas,   físicas   o   jurídicas,   de  derecho  o  de  

hecho,  públicas  o  privadas,  que  realicen  ventas  por  exportaciones.    

Al  respecto,    el  numeral  4  de  la  citada  ley  dice  (Asamblea  Legislativa,  1982):    

De  los  contribuyentes  y  de  la  inscripción    

ARTICULO  4º.-­‐  

Contribuyentes  y  declarantes.    

Las  personas   físicas  o   jurídicas,  de  derecho  o  de  hecho,  públicas  o  privadas,  que  realicen  

ventas  o  presten  servicios  en  forma  habitual,  son  contribuyentes  de  este  impuesto.    

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Asimismo,   las   personas   de   cualquier   naturaleza,   que   efectúen   importaciones   o  

internaciones  de  bienes,  están  obligadas  a  pagar  el  impuesto,  de  acuerdo  con  lo  previsto  en  

el  artículo  13  de  esta  Ley.    

Además,  son  declarantes  de  este  impuesto  las  personas,  físicas  o  jurídicas,  de  derecho  o  de  

hecho,  públicas  o  privadas,  que  realicen  ventas  por  exportaciones.    

Todos   los   exportadores,   contribuyentes   o   no   contribuyentes   de   este   impuesto,   están  

obligados  a  presentar  declaraciones.    

Se  crea  el  régimen  de  tributación  simplificada  para  pequeños  contribuyentes,  conforme  se  

establece  en  los  artículos  27,  28,  29  y  30  de  esta  Ley.    

Estos   contribuyentes   deberán   llevar   registros   contables   especiales,   en   la   forma   y   las  

condiciones  que  se  determinen  en  el  Reglamento  de  la  presente  Ley.    

(Así  reformado  por  el  artículo  22  de  la  Ley  de  Justicia  Tributaria  Nº  7535  de  1º  de  agosto  

de  1995).    

Es  obligación  de  los  contribuyentes  y  declarantes:    

O   Extender   facturas   o   documentos   equivalentes,   debidamente   autorizados   por   la  

Administración  Tributaria,  en  las  ventas  de  mercancías  o  por  los  servicios  prestados.      

O  Llevar  y  mantener  al  día  un  registro  de  compras  y  otro  de  ventas.  

O   Los   contribuyentes   deberán   mantener   en   un   lugar   visible   de   sus   establecimientos  

comerciales   la   constancia   de   inscripción   extendida   por   la  Administración  Tributaria.     En  

caso   de   extravío,   deterioro   o   irregularidades   de   este   documento,   el   contribuyente   debe  

solicitar  de  inmediato  su  reemplazo  a  la  Administración  Tributaria.  

 

 

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II.      Cálculo  del  impuesto  sobre  las  ventas    

El  monto  del   impuesto  se  determina  aplicando  la  tarifa  establecida  en  el  artículo  10  de  la  

Ley  General  sobre  las  Ventas  ―que  corresponde  a  un  13  %  actualmente―    sobre  el  precio  

neto  de  la  venta,  que  incluye  el   impuesto  selectivo  de  consumo  cuando  las  mercancías  de  

que  se  trate  estén  afectas  por  este  (Asamblea  Legislativa,  1982).  

ARTÍCULO  10.-­‐  Tarifa  del  impuesto.  

La   tarifa   del   impuesto   es   del   quince   por   ciento   (15%)   para   todas   las   operaciones,   de  

acuerdo  con  lo  previsto  en  el  artículo  1  de  esta  ley.  

Esta   tarifa   regirá  durante  dieciocho  meses,   al   cabo  de   los   cuales   se   reducirá   al   trece  por  

ciento  (13%).  

Al   consumo  de  energía  eléctrica  se   le  aplicará   la   tarifa  arriba  mencionada,   con  excepción  

del   consumo   de   energía   eléctrica   residencial,   cuya   tarifa   será   permanentemente   de   un  

cinco  por  ciento  (5%).  

(Así  reformado  por  el  artículo  2  de  la  Ley  de  Ajuste  Tributario  Nº  7543  de  14  de  setiembre  

de  1995)  

(NOTA:  de  acuerdo  con  el  párrafo  tercero  del  artículo  42  de  la  Ley  Forestal  No.7575  del  13  

de  febrero  de  1996,  la  MADERA  pagará  un  impuesto  de  ventas  igual  al  impuesto  general  de  

ventas  menos  tres  puntos  porcentuales).  

A  este  resultado  se  le  resta  el  impuesto  de  ventas  pagado  sobre  las  compras,  con  lo  cual  se  

obtiene   el   impuesto   por                 pagar,   tal   y   como   lo   indica   el   artículo   14   de   la   citada   ley  

(Asamblea  Legislativa,  1982).  

ARTÍCULO  14.-­‐  Determinación  del  impuesto.  

El   impuesto  que  debe  pagarse  al  Fisco  se  determina  por   la  diferencia  entre  el  débito  y  el  

crédito  fiscales  que  estén  debidamente  respaldados  por  comprobantes  y  registrados  en  la  

contabilidad  de  los  contribuyentes.  

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El  débito  fiscal  se  determina  aplicando  la  tarifa  de  impuesto  a  que  se  refiere  el  artículo  10  

de  esta  Ley  al  total  de  ventas  gravadas  del  mes  correspondiente.  

El  crédito  fiscal  se  establece  sumando  el  impuesto  realmente  pagado  por  el  contribuyente  

sobre   las   compras,   importaciones   o   internaciones   que   realice   durante   el   mes  

correspondiente,   así   como   el   impuesto   pagado   por   concepto   de   primas   de   seguro   que  

protegen  bienes,  maquinaria  e   insumos  directamente   incorporados  o  utilizados  en   forma  

directa   en   la     producción  del   bien  o   la   prestación  de   servicios   gravados.   El   crédito   fiscal  

procede   en   el   caso   de   adquisición   de   mercancías   que   se   incorporen   físicamente   en   la  

elaboración  de  bienes  exentos  del  pago  de  este  impuesto,  así  como  sobre  la  maquinaria  y  

equipo   que   se   destinen   directamente   para   producir   los   bienes   indicados.   Asimismo,   el  

crédito  fiscal  se  otorgará  sobre  la  adquisición  de  mercancías  que  se  incorporen  físicamente  

en  la  producción  de  bienes  que  se  exporten  exentas  o  no  del  pago  de  este  impuesto.  

(Así   reformado   el   párrafo   anterior   por   el   artículo   15   de   la   Ley   N°   8114,   Ley   de  

Simplificación  y  Eficiencia  Tributaria,  de  4  de  julio  del  2001)    

Cuando   el   crédito   fiscal   sea   mayor   que   el   débito,   la   diferencia   constituye   un   saldo   del  

impuesto  a  favor  del  contribuyente.  

El   crédito   fiscal  por   compras   locales  debe  estar   respaldado  por   facturas  o   comprobantes  

debidamente  autorizados  por  la  Administración  Tributaria.  

(Así  reformado  su  último  párrafo  por  el  artículo  25  de  la  Ley  de  Justicia  Tributaria  Nº  7535  

de  1º  de  agosto  de  1995).    

Si   el   contribuyente   está   afiliado   al   sistema   de   pagos   con   tarjeta   de   débito   o   crédito,   de  

conformidad  con  el  artículo  15  bis  de  la  Ley  del  Impuesto  General  sobre  las  Ventas  y  20  bis  

de   su   reglamento,  debe   rebajar  del   resultado  anterior,   las   retenciones  efectuadas  por   las  

procesadoras   de   estos   pagos,   las   cuales   constituyen   pagos   a   cuenta   de   este   impuesto.   El  

monto  resultante  es  el  impuesto  por  pagar.  

 

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Ejemplo  4:    

Distribuidora  que  realiza  compras  gravadas  con  el  impuesto  sobre  las  ventas  por  un  monto  

que   asciende   a   ¢   235.000.000,00   y   realiza   ventas   gravadas   con   este     impuesto   por   ¢  

175.000.000,00.   Determine   el   monto   del   impuesto   de   ventas   por     pagar   por   la  

comercializadora.    

 

1. Determinar  el  impuesto  de  ventas  pagado  

Monto Tasa Impuesto de ventas A b (a*b) Compras �235.000.000,00 13% �30.550.000,00

Impuesto pagado ₡30.550.000,00

  El  asiento  contable  queda  de  la  siguiente  manera:  

Comprar de Mercancías ₡235.000.000,00Impuesto sobre ventas ₡30.550.000,00 Banco ₡265.550.000,00Comprar de Mercancías y pago del impuesto

2. Determinar  el  impuesto  sobre  las  ventas  cobrado  

Monto Tasa Impuesto de ventas

a b (a*b)

Ventas �175.000.000,00 13% �22.750.000,00

Impuesto cobrado ₡22.750.000,00

                                               El  asiento  contable  queda  de  la  siguiente  manera:  

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Banco ₡197.750.000,00 Ventas ₡175.000.000,00 Impuesto sobre ventas ₡22.750.000,00Ventas e impuesto sobre ventas del periodo

3. Determinar el impuesto sobre las ventas por pagar al fisco

Impuesto sobre las ventas

Debe Haber

�30.550.000,00 �22.750.000,00

�7.800.000,00

  ₡7.800.000,00

 

El  asiento  contable  queda  de  la  siguiente  manera:  

Banco ₡7.800.000,00 Impuesto de ventas ₡7.800.000,00Pago del impuesto de ventas

En   el   caso   de   que   el   saldo   sea   a   favor   del   contribuyente,   es   decir,   que   haya   pagado  más  

impuesto  del  que  se  ha  cobrado,  se  constituye  un  crédito  fiscal  a  su  favor,  en   lugar  de  un  

impuesto  por  pagar.  

2.3   Impuesto  selectivo  de  consumo      

Concepto  de  impuesto  selectivo  de  consumo  

El   impuesto   selectivo   de   consumo   es   un   impuesto   que   recae   sobre   la   importación   o  

fabricación   nacional   de   las   mercancías   detalladas   en   el   Anexo   de   la   Ley   No.   4961,  

denominada  Ley  de  Consolidación  del  Impuesto  Selectivo  de  Consumo  y  sus  reformas.  Este  

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impuesto   grava   la   importación   y   la   transferencia   del   dominio   de  mercancías   específicas,  

por  parte  de   fabricantes.  Las   tasas  son  variables  y  selectivas,  al  afectar  solamente  ciertos  

tipos  de  mercancías.  

Dicho   impuesto   se   paga,   en   el   caso   de   las   importaciones   o   de   internacionales,   en   el  

momento  previo  al  desalmacenaje  de   las  mercancías  efectuado  por   las  aduanas,  y  para   la  

venta   de   mercancías   de   producción   nacional,   el   fabricante   deberá   liquidar   y   pagar   el  

impuesto  durante  los  primeros  quince  días  de  cada  mes,  por  todas  las  ventas  efectuadas  en  

el  mes  anterior.  

a) Sujetos  del  impuesto  selectivo  de  consumo  

Se   consideran   contribuyentes   de   este   impuesto     las   personas   físicas   o   jurídicas   a   cuyo  

nombre  se  efectúe  la  introducción  de  mercancías  en  la  importación  o  internación;  así  como  

al   fabricante   no   artesanal,   persona   física   o   jurídica,   en   las   condiciones   que   a   tal   efecto  

establezca   el   reglamento   del   impuesto,   cuando   realice   la   venta   de   mercancías   de  

producción  nacional,  según  el  artículo  8  de  la  citada  Ley  (Asamblea  Legislativa,  1972):    

Artículo  8º.-­‐  Contribuyente.  Son  contribuyentes  del  impuesto:  

a)   En   la   importación   o   internación   de   mercancías,   la   persona   natural   o   jurídica   que  

introduzca  las  mercancías  o  a  cuyo  nombre  se  efectúe  la  introducción;  y  

b)   En   la   venta   de   mercancías   de   producción   nacional,   el   fabricante   no   artesanal,   en   las  

condiciones  que  a  tal  efecto  establezca  el  reglamento.  

2.4   Impuesto  sobre  traspaso  de  bienes  inmuebles    

a) Concepto  de  impuesto  sobre  traspaso  de  bienes  inmuebles  

Este   impuesto  grava   los  traspasos,  bajo  cualquier  título,  de  bienes   inmuebles  que  estén  o  

no   inscritos   en   el   Registro   Público   de   la   Propiedad.   La   obligación   de   pagar   el   impuesto  

surge   en   la   hora   y   fecha   del   otorgamiento   de   la   escritura   pública   en   que   se   asienta   el  

negocio  jurídico  de  traspaso  del  inmueble.  

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El   artículo   primero   de   la   Ley   N.°   6999,     denominada   Ley   del   Impuesto   de   Traspaso   de  

Bienes  Inmuebles,  al  respecto  dice  (Asamblea  Legislativa,  1985):  

Del  objeto  y  del  hecho  generador.  

 ARTÍCULO  1º.-­‐  Objeto  y  hecho  generador.   Se   establece  un   impuesto   sobre   los   traspasos,  

bajo   cualquier   título,   de   inmuebles   que   estén   o   no   inscritos   en   el   Registro   Público   de   la  

Propiedad,  con  las  excepciones  señaladas  en  el  artículo  quinto.    

Ahora   bien,   esta   ley   entiende   por   traspaso   lo   señalado   en   el   numeral   2   de   esta   Ley  

(Asamblea  Legislativa,  1985):  

ARTÍCULO  2º.-­‐  

Definición  de  traspaso.  Para   los   fines  de  esta   ley,  se  entenderá  por  traspaso  todo  negocio  

jurídico   por   el   cual   se   transfiera   un   inmueble,   atendiendo   a   la   naturaleza   jurídica   del  

negocio  respectivo,  y  no  a  la  denominación  que  a  éste  le  hayan  dado  las  partes.    

No  constituyen  traspasos,  a  los  efectos  de  esta  ley,  y  por  lo  tanto  no  estarán  sujetos  a  sus  

previsiones,  los  siguientes,  negocios  jurídicos:    

a)  Las  capitulaciones  matrimoniales.    

b)  La  renuncia  de  bienes  gananciales.    

c)  El  reconocimiento  de  aporte  matrimonial.    

d)  Las  adjudicaciones  o  división  de  bienes  entre  cónyuges  o  entre  condueños.    

e)  Las  cesiones  de  derechos  hereditarios  o  de  adjudicaciones  hereditarias.    

f)  Las  cesiones  de  remates.    

g)  Las  expropiaciones  de  inmuebles.    

h)  La  restitución  de  inmuebles  en  virtud  de  anulación,  rescisión  o  resolución  de  contratos.  

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Este   impuesto   surge   en   el  momento   en   que   se   elabora   la   escritura   pública   –documento  

elaborado  ante  notario  público-­‐,   en   la   cual   se   registra  el  negocio   jurídico  de   traspaso  del  

inmueble.  Son  solidariamente  responsables  del  pago  de  este  impuesto  los  transmitentes  y  

los  adquirentes  del  bien  inmueble.  

 

Tarifa  del  impuesto  sobre  traspaso  de  bienes  inmuebles  

La  tarifa  del  impuesto  será  del  uno  y  medio  por  ciento  (1.5%)  y  su  pago  se  hará  mediante  

un   formulario   diseñado   para   ello,   en   el   Banco   Central   de   Costa   Rica   o   en   cualquier   otro  

banco   del   Estado,   sus   sucursales   o   agencias,   en   dinero   efectivo   o   mediante   cheque  

certificado.  Estas  entidades  deberán  remitir  periódicamente  al  Banco  Central  de  Costa  Rica  

lo  que  recauden  por  ese  concepto.  El  pago,  en  la  forma  indicada,  extingue  la  obligación  de  

satisfacer   el   impuesto   correspondiente   al   traspaso   de   los   bienes   que   indiquen   en   el  

formulario,  lo  mismo  que  el  negocio  jurídico  a  que  se  refiera  el  impuesto.  

2.5   Tributos  municipales    

a) Concepto  de  tributos  municipales  

Los   tributos   municipales   corresponden   a   los   impuestos   que   cobran   las   corporaciones  

municipales   en   ejercicio   de   su   potestad   tributaria,     con   el   fin   de   recaudar   ingresos   para  

financiar  los  gastos  en  que  incurren.    

b) Principales  tributos  municipales  

Si   bien   existe   una   gran   cantidad   de   tributos   municipales,     corresponde   describir  

brevemente  aquellos  que  resulten  más  relevantes:  

i.   Patentes:   La   figura   de   la   patente   se   encuentra   regulada   en   el   artículo   79   del   Código  

Municipal,  en  donde  se  señala  como  requisito  para  ejercer  cualquier  actividad  lucrativa  el  

contar  con  licencia  municipal  para  ello,  obtenida  a  través  del  pago  del  impuesto  respectivo.  

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Este   es   uno   de   los   tributos   más   importantes   para   los   ingresos   municipales   (Asamblea  

Legislativa,  1998).  

Artículo  79.  —  Para  ejercer   cualquier   actividad   lucrativa,   los   interesados  deberán   contar  

con   licencia  municipal   respectiva,   la   cual   se   obtendrá  mediante   el   pago   de   un   impuesto.  

Dicho   impuesto   se   pagará   durante   todo   el   tiempo   en   que   se   haya   ejercido   la   actividad  

lucrativa  o  por  el   tiempo  que  se  haya  poseído   la   licencia,   aunque   la  actividad  no  se  haya  

realizado.    

El  incumplimiento  en  el  pago  de  la  patente  municipal  le  otorga  derecho  a  la  municipalidad  

para  suspenderla,  tal  y  como  lo  señala  el  numeral  81  del  Código  Municipal.  Asimismo,  cada  

municipalidad  está  obligada  a  proponerle  a   la  Asamblea  Legislativa   la  aprobación  de  una  

ley  especial  para  regular  el  tema  de  patentes,  tal  y  como  lo  indica  el  artículo  83  del  Código  

Municipal,  que  dice  (Asamblea  Legislativa,  1998):  “Artículo  83.  —  El  impuesto  de  patentes  

y  la  licencia  para  la  venta  de  licores  al  menudeo,  se  regularán  por  una  ley  especial”.    

ii.   Espectáculos   públicos:   Por   medio   de   la   Ley   N.°   6844   del   11   de   enero   de   1983,    

denominada  Ley  de  Impuestos  de  Espectáculos  Públicos  a  favor  de  las  Municipales,  se  creó  

un   impuesto  de  un  5  %  a   los  espectáculos  públicos  como  una  forma  de   financiar  el  gasto  

municipal.   Al   respecto,     el   artículo   1   de   la   citada   ley   dice   (Asamblea   Legislativa,   1983)  

señala.  

  Artículo  1º.-­‐  

Se   establece   un   impuesto   del   cinco   por   ciento   (5%)   a   favor   de   las  municipalidades,   que  

pesará  sobre  el  valor  de  cada  boleta,  tiquete  o  entrada  individual  a  todos  los  espectáculos  

públicos   o   de   diversión   no   gratuitos,   que   se   realicen   en   teatros,   cines,   salones   de   baile,  

discotecas,   locales,   estadios   y   plazas   nacionales   o   particulares;     y   en   general   sobre   todo  

espectáculo   que   se   efectúe   con   motivo   de   festejos   cívicos   y   patronales,   veladas,   ferias,  

turnos  o  novilladas.    

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Quedan  exentos  del  pago  del  impuesto  aquí  previsto  todos  los  espectáculos  y  actividades  a  

que  se  refiere  el  párrafo  anterior,  cuando  el  producto  íntegro  se  destine  a  fines  escolares,  

de   beneficencia,   religiosos   o   sociales,   previa   aprobación   de   la   municipalidad  

correspondiente.    

Cuando  en   los  casos  sujetos  al  pago  del   impuesto  se  cobre  el  valor  de   la  boleta,   tiquete  o  

entrada   individual,   y,   además   una   suma   como   consumo  mínimo,   el   impuesto   se   cobrará  

sobre  la  cantidad  que  resulte  de  la  suma  del  valor  de  la  entrada,  más  el  consumo  mínimo  

exigido.   En   el   caso   de   que   sólo   se   cobre   consumo   mínimo,   sobre   éste   se   cobrará   el  

impuesto.    

                                               (Así   reformado   por   el   artículo   16   de   la   Ley  Nº   6890   de   14   de   setiembre   de  

1983).  

El   sujeto   pasivo   de   este   impuesto   es   la   persona   u   organización   que   cobra   el   valor   del  

tiquete   o   entrada   individual   y,   si   además   se   cobra   una   suma   por   consumo   mínimo,   el  

impuesto  se  cobrará  sobre  la  cantidad  que  resulte  de  la  suma  del  valor  de  la  entrada,  más  el  

consumo  mínimo  exigido.    

Asimismo,   se   determina   por   medio   de   declaración   y   se   exonera   de   pago   a   aquellos  

espectáculos   públicos   que   tengan   como   fin   recaudar   fondos   para     fines   escolares,   de  

beneficencia,  religiosos  o  sociales,  previa  aprobación  de  la  municipalidad.  

Igualmente,  el  incumplimiento  en  su  pago  faculta  a  la  municipalidad  a  imponer  una  multa  

igual  a  diez  veces  el  monto  dejado  de  pagar.    

iii.   Impuesto  a   las   construcciones:  El   impuesto  a   las   construcciones  está  vinculado  con   la  

función   administrativa   de   control   urbano   y   constructivo   que   es   esencialmente   distinta,  

pero  complementaria  de  la  materia  tributaria  que  se  aborda.    

Por  lo  tanto,    se  debe  recurrir  a  la  Ley  de  Construcciones,  Ley  N.°  833  del  2  de  noviembre  

de  1949,  así  como  a  la  Ley  de  Planificación  Urbana,  Ley  N.°  4240  del  15  de  noviembre  de  

1968.  

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El  artículo  70  de  la  Ley  de  Planificación  Urbana  autoriza  a  las  corporaciones  municipales  a  

proceder   al   cobro   del   impuesto   a   las   construcciones,   de   la   siguiente  manera   (Asamblea  

Legislativa,  1968):    

 

 

Articulo  70.-­‐  

Se  autoriza  a  las  municipalidades  para  establecer  impuestos,  para  los  fines  de  la  presente  

ley,  hasta  el  1%  sobre  el  valor  de  las  construcciones  y  urbanizaciones  que  se  realicen  en  el  

futuro,   y   para   recibir   contribuciones   especiales   para   determinadas   obras   o   mejoras  

urbanas.   Las   corporaciones   municipales   deberán   aportar   parte   de   los   ingresos   que,   de  

acuerdo   con   este   artículo   se   generen,   para   sufragar   los   gastos   originados   por   la  

centralización   que  de   los   permisos   de   construcción   se   realice.  No  pagarán  dicha   tasa   las  

construcciones   del   Gobierno   Central   e   instituciones   autónomas,   siempre   que   se   trate   de  

obras  de  interés  social,  ni  las  de  instituciones  de  asistencia  médico-­‐social  o  educativa.    

Por  su  parte,  el  artículo  74  de  la  Ley  de  Construcciones  establece  la  obligación  de  que  toda  

persona   que   desea   construir   obtenga   la   licencia   municipal   correspondiente   (Asamblea  

Legislativa,  1949):  

Artículo  74.-­‐  

Licencias.  Toda  obra  relacionada  con  la  construcción,  que  se  ejecute  en  las  poblaciones  de  

la  República,  sea  de  carácter  permanente  o  provisional,  deberá  ejecutarse  con  licencia  de  la  

Municipalidad  correspondiente.  

Asimismo,   el   importe   del   impuesto   se   cancelará   de   acuerdo   con   las   tarifas   vigentes,     la  

calidad  de  obras  por  ejecutar  o  de  ocupación  de  vía  pública,  así  como  su  duración,  la  cual  

surtirá  efectos  hasta  su  respectivo  pago.  

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iv.  Ley  de   Impuesto  de  Ventas  Ambulantes  y  Estacionarias:  La  Ley  N.°  6587,  denominada  

Ley  de  Patentes  para  Ventas  Ambulantes  y  Estacionarias  señala  en  su  artículo  1  la  potestad  

de  los  órganos  municipales  de  otorgar  la  patente  para  este  tipo  de  ventas;  al  respecto  dice  

(Asamblea  Legislativa,  1981)  :  

Artículo  1º.-­‐  

Las  municipalidades  otorgarán  patentes,  para  ventas  ambulantes  y  estacionarias  en  las  vías  

públicas.  Cada  municipalidad  deberá  elaborar  un  reglamento  para  el  funcionamiento  de  esa  

actividad   en   su   jurisdicción.   En   tales   reglamentos,   las   municipalidades   no   podrán  

establecer  zonas  prohibidas,  en  lugares  que  sean  comerciales.  

La   falta   de   pago   de   dicha   patente   provoca   su   caducidad,   según   el   numeral   5   que   para  

efectos  dice:  

 “Artículo   5º.-­‐Las   patentes,   a   que   se   refiere   esta   ley,   serán   cobradas   trimestralmente.   La  

falta  de  pago  de  ellas  provocará  su  caducidad”.    

La  tarifa  es  definida  por  cada  municipalidad  según  la  normativa  que  emita  al  respecto.  

v.   Impuesto   sobre   bienes   inmuebles:   Mediante   la   Ley   N.°   7509,   denominada   Ley   del  

Impuesto  sobre  Bienes  Inmuebles,    se  establece  un  impuesto  sobre  las  propiedades  a  favor  

de   las   municipalidades,   según   los   numerales   1   y   2   de   esta   ley,   que   dicen   (Asamblea  

Legislativa,  1995):  

Origen,  objeto  y  administración  del  impuesto    

ARTÍCULO  1.-­‐Establecimiento  del  impuesto.    

Se  establece,  en  favor  de  las  municipalidades,  un  impuesto  sobre  los  bienes  inmuebles,  que  

se  regirá  por  las  disposiciones  de  la  presente  Ley.  

ARTÍCULO  2.-­‐  

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Objeto   del   impuesto.   Son   objeto   de   este   impuesto   los   terrenos,   las   instalaciones   o   las  

construcciones  fijas  y  permanentes  que  allí  existan.  

Son  sujetos  pasivos  de  este  impuesto  los  propietarios  de  los  bienes  inmuebles  que  señale  el  

artículo  6  (Asamblea  Legislativa,  1995):    

ARTÍCULO  6.-­‐  

Sujetos  pasivos.  Son  sujetos  pasivos  de  este  impuesto:    

a)  Los  propietarios  con  título  inscrito  en  el  Registro  Público  de  la  Propiedad.    

b)  Los  propietarios  de  finca,  que  no  estén  inscritos  en  el  Registro  Público  de  la  Propiedad.    

c)   Los   concesionarios,   los   permisionarios   o   los   ocupantes   de   la   franja   fronteriza   o   de   la  

zona  marítimo  terrestre,  pero  solo  respecto  de   las   instalaciones  o   las  construcciones  fijas  

mencionadas   en   el   artículo   2   de   la   presente   Ley,   pues,   para   el   terreno,   regirá   el   canon  

municipal  correspondiente.    

d)   Los   ocupantes   o   los   poseedores   con   título,   inscribible   o   no   inscribible   en   el   Registro  

Público,  con  más  de  un  año  y  que  se  encuentren  en  las  siguientes  condiciones:  poseedores,  

empresarios  agrícolas,  usufructuarios,  aparceros  rurales,  esquilmos,  prestatarios  gratuitos  

de  tierras  y  ocupantes  en  precario.  En  el  último  caso,  el  propietario  o  el  poseedor  original  

del  inmueble  podrán  solicitar,  a  la  Municipalidad  que  la  obligación  tributaria  se  le  traslade  

al   actual   poseedor,   a   partir   del   período   fiscal   siguiente   al   de   su   solicitud,   mediante  

procedimiento  que  establecerá  el  Reglamento  de  esta  Ley.    

e)  Los  parceleros  del  IDA,  después  del  quinto  año  y  si  el  valor  de  la  parcela  es  superior  al  

monto  fijado  en  el  inciso  f)  del  artículo  4  de  esta  Ley.    

De   conformidad   con   este   artículo,   la   definición   del   sujeto   pasivo   no   prejuzga   sobre   la  

titularidad   del   bien   sujeto   a   imposición.   En   caso   de   conflicto,   la   obligación   tributaria   se  

exigirá  al  sujeto  que  conserve  el  usufructo  del  inmueble,  bajo  cualquier  forma.  

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Finalmente,   resulta   importante   señalar   que   las   deudas   que   se   tengan   por   este   impuesto  

constituyen  una  hipoteca  a  favor  de  la  municipalidad,  por  lo  que  esta  podría  sacar  a  remate  

el  bien  para  pagarse  el  impuesto  respectivo  (Asamblea  Legislativa,  1995):    

ARTÍCULO  28.-­‐  

Deudas   por   impuesto   territorial.   Las   deudas   por   concepto   de   impuesto   territorial  

constituyen  hipoteca  legal  preferente  sobre  los  respectivos  inmuebles,  de  conformidad  con  

el  artículo  83  del  Código  Municipal.  

4. Régimen  recursivo  

El  Código  de  Normas  y  Procedimientos  Tributarios  establece  que  si  el  sujeto  pasivo  no  se  

encuentra  de  acuerdo  con  la  resolución  emitida  por  la  administración  tributaria,  en  temas  

como   domicilio   legal,   plazo   para   pagar,   pagos   en   exceso   y   prescripción   de   la   acción   de  

repetición,   plazo   para   resolver,   consultas,   resolución   de   la   Administración   Tributaria   y  

créditos   tributarios,     podrá   interponer   recurso   de   apelación   ante   el   Tribunal   Fiscal  

Administrativo,  según  lo  señalado  en  el  numeral  156  del  citado  código,  que  a  la  letra  dice  

(Asamblea  Legislativa,  1971):    

 

Artículo  156.-­‐  Recurso  de  apelación.  

Contra  las  resoluciones  administrativas  mencionadas  en  los  artículos  29,  40,  43,  102,  119,  

146,  y  en  el  párrafo  final  del  artículo  168  de  este  Código,  los  interesados  pueden  interponer  

recurso   de   apelación   ante   el   Tribunal   Fiscal   Administrativo,   dentro   de   los   quince   días  

siguientes  a  la  fecha  en  que  fueron  notificados.  Igual  recurso  procede  si,  dentro  del  plazo  de  

dos  meses   indicado   en   el   segundo  párrafo  del   artículo  46  de   esta  Ley,   la  Administración  

Tributaria  no  dicta  la  resolución  respectiva.    

La   Administración   Tributaria   que   conozca   del   asunto   emplazará   a   las   partes   para   que,  

dentro  del  plazo  de  quince  días  se  apersonen  ante  el  Tribunal  Fiscal  Administrativo,  con  el  

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propósito  de  que  presenten,   si   lo   tienen  a  bien,   los  alegatos  y   las  pruebas  pertinentes  en  

defensa  de  sus  derechos.    

En   el   caso   de   que   la   Administración   denegara   la   apelación,     el   contribuyente     podrá  

interponer  ante  el  Tribunal  Fiscal  Administrativo  la  apelación  de  hecho,  según  el  numeral  

157  del  citado  Código  (Asamblea  Legislativa,  1971),  que  dice:    

Artículo   157.-­‐   Apelación   de   hecho.   Denegada   una   apelación   por   la   Administración  

Tributaria,   el   interesado  puede   acudir   ante   el   Tribunal   Fiscal  Administrativo   y   apelar  de  

hecho.  En  la  sustanciación  y  trámite  de  dicha  apelación  se  deben  aplicar  en  lo  pertinente  las  

disposiciones   de   los   artículos   877   a   882,   ambos   inclusive,   del   Código   de   Procedimientos  

Civiles.  

Finalmente,   si   el   Tribunal   Fiscal  Administrativo   resolviera   en   contra   de   los   intereses   del  

contribuyente,   este   aún  podría   acudir   a  presentar  un   juicio   ante   el  Tribunal  Contencioso  

Administrativo  para  que  conozca  su  caso.  

Este   supuesto   también   aplica   para   la   entidad   pública   encargada   de   cobrar   el   impuesto,  

pues   en   el   caso   de   que   dicha   administración   no   esté   de   acuerdo   con   lo   resuelto   por   el  

Tribunal  Fiscal  Administrativo,   esta  podrá  acudir  al  Tribunal  Contencioso  Administrativo  

para  que  conozca  de  manera  definitiva  el  asunto  (Asamblea  Legislativa,  1971).  

Artículo  165.-­‐  Trámite.  

Contra   los   fallos   del   Tribunal   Fiscal   Administrativo,   el   interesado   podrá   iniciar   un   juicio  

contencioso-­‐administrativo,   de   acuerdo   con   las   disposiciones   del   Código   Procesal  

Contencioso-­‐Administrativo.  

Cuando   la   dependencia   o   institución   encargada   de   aplicar   el   tributo   estime   que   la  

resolución   dictada   por   el   Tribunal   Fiscal   Administrativo   no   se   ajusta   al   ordenamiento  

jurídico,   podrá   impugnarla   de   acuerdo   con   las   disposiciones   del   Código   Procesal  

Contencioso-­‐Administrativo;  para  ello,  deberá  adjuntar  la  autorización  escrita  emanada  del  

Ministerio  de  Hacienda,  si  se  trata  de  la  Administración  Tributaria.  

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Para  lo  anterior,  el  órgano  o  la  entidad  encargada  de  aplicar  el  tributo  deberá  presentar,  al  

referido  Ministerio  o  autoridad,  un  informe  motivado  que  indique  las  razones  por  las  que  

estima   conveniente   impugnar   la   respectiva   resolución   administrativa.   El   Ministerio   o   la  

entidad   competente   deberán   decidir   sobre   la   procedencia   de   la   impugnación,   previo  

dictamen  del  órgano  legal  correspondiente.  

 

5. El  régimen  punitivo  tributario  

Se  denomina  hechos   ilícitos   tributarios   al   incumplimiento  de   las   obligaciones   formales   y  

materiales  se  encuentra  establecida  en  el  Código  de  Normas  y  Procedimientos  Tributarios  

y  en  las  leyes  que  crean  cada  uno  de  los  impuestos.  

El  Código  de  Normas  y  Procedimientos  Tributarios  clasifica   los  hechos   ilícitos   tributarios  

en  dos  tipos:  infracciones  tributarias  y  delitos  tributarios  (Asamblea  Legislativa,  1971):  

Artículo   65.-­‐   Clasificación   Los   hechos   ilícitos   tributarios   se   clasifican   en   infracciones  

administrativas  y  delitos  tributarios.  

La  Administración  Tributaria   será   el   órgano   competente  para   imponer   las   sanciones  por  

infracciones  administrativas,  que  consistirán  en  multas  y  cierre  de  negocios.  

Al   Poder   Judicial   le   corresponderá   conocer   de   los   delitos   tributarios   por   medio   de   los  

órganos  designados  para  tal  efecto.  

A  continuación  se  estudiará  en  detalle  cada  tipo  de  ilícito  tributario.  

5.1    Infracciones  administrativas  

Las  infracciones  administrativas  son  violaciones  a  los  deberes  formales  que  impone  la  ley    

―sea  general  o  especial  ―,    por  lo  que  se  les  aplican  sanciones  de  carácter  pecuniario  tales  

como   la   multa   y   el   cierre   de   negocio,   cuya   tramitación   es   competencia   exclusiva   de   la  

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administración  tributaria.  Se  encuentran  tipificadas  en  los  artículos  78  al  87  del  Código  de  

Normas  y  Procedimientos  Tributarios,  con  la  imposición  de  su  respectiva  sanción.  

Para  efectos  de  estudio,    se  pueden  sintetizar  en  el  siguiente  cuadro:  

Tabla  5.  Infracciones  administrativas  

Infracciones administrativas

Artículo Falta administrativa Sanción

Artículo 78 Omisión de la declaración de inscripción, modificación o desinscripción

50 % del salario base por cada mes o fracción de mes de atraso, hasta un máximo de tres salarios base.

Artículo 79 Omisión de la presentación de las declaraciones tributarias

50 % del salario base

Artículo 80 Morosidad en el pago del tributo determinado por la Administración Tributaria

1 % del impuesto por pagar, por cada mes o fracción de mes, hasta un máximo del 20 % si paga después del plazo de quince días contados a partir de la fecha en que fue notificada la resolución.

Artículo 80 bis Morosidad en el pago del tributo 1 % del impuesto por pagar, por cada mes o fracción de mes, hasta un máximo del 20 % si paga después de los plazos establecidos.

Artículo 81 Falta de ingreso por omisión o inexactitud: 1) Omisión de los ingresos generados por las operaciones gravadas, las de bienes o las actuaciones susceptibles de gravamen, así como la inclusión de costos, deducciones, descuentos, exenciones, pasivos, pagos a cuenta de impuestos, créditos, retenciones, pagos parciales o beneficios fiscales inexistentes o mayores que los correspondientes y, en general, en las declaraciones tributarias presentadas por los contribuyentes a la Administración Tributaria, el empleo de datos falsos,

25 % de la diferencia entre el monto del impuesto por pagar o el saldo a su favor, según el caso, liquidado en la determinación de oficio y el monto declarado por el contribuyente o responsable o el 25 % del impuesto determinado cuando no se haya presentado declaración.

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incompletos o inexactos, de los cuales se derive un menor impuesto o un saldo menor a pagar o un mayor saldo a favor del contribuyente o responsable. 2) Diferencias aritméticas, que contengan las declaraciones presentadas por los contribuyentes (valor equivocado o que se apliquen tarifas distintas de las fijadas legalmente que impliquen, en uno u otro caso, valores de impuestos menores o saldos a favor superiores a los que correspondían). 3) Si el contribuyente previamente requerido por la Administración Tributaria, persiste en el incumplimiento de presentar su declaración y consecuentemente se le determina la obligación tributaria.

4) Las solicitudes de compensación o devolución sobre sumas inexistentes.

25 % del crédito solicitado.

5) No incluir en la declaración la totalidad de las retenciones que debieron haberse efectuado o las efectuadas y no declaradas o las declaradas por un valor inferior al que correspondía.

25 % del valor de la retención no efectuada o no declarada.

6) Inducir a error a la Administración Tributaria mediante simulación de datos, deformación u ocultamiento de información verdadera o cualquier otra forma idónea de engaño por un monto inferior a doscientos salarios base.

75 % del monto defraudado.

Artículo 82

Hechos irregulares en la contabilidad: 1. No llevar libros contables. 2. No tener libros legalizados. 3. No exhibir los libros o comprobantes, cuando lo exijan las autoridades tributarias. 4. Mantener libros con atraso superior a tres meses.

Un salario base

Artículo 83 Incumplimiento en el suministro de información: a) Incumplimiento de la obligación de suministrar la información dentro del plazo determinado por la ley, el reglamento o la Administración Tributaria.

Dos salarios base

b) Presentación de información con errores o que no corresponda a lo solicitado.

Un salario base

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Ahora   bien,   el   numeral   88   establece   la   posibilidad   de   reducir   las   sanciones   enlistadas  

anteriormente,  como  se  muestra  en  la  tabla  6.    

Tabla  6.  Sanciones  

 

 

 

 

Artículo 85 No emitir o no entregar comprobantes autorizados.

Un salario base

Artículo 86 a) Reincidir en no emitir o no entregar facturas o comprobantes autorizados, habiendo resolución firme anterior.

Cierre por cinco días naturales del establecimiento comercial.

b) No presentar las declaraciones omitidas o no ingresar las sumas retenidas, percibidas o cobradas en el plazo concedido al efecto, cuando haya sido requerido por la Administración Tributaria.

Cierre por cinco días naturales de todos los establecimientos comerciales.

Artículo 87 Ruptura, destrucción o alteración de sellos mediante los que se hace constar el cierre de un negocio.

Dos salarios base

Reducción  de  sanciones  Cuando  el  infractor  subsane  su  incumplimiento…   Reducción   de   la  

sanción  En   forma   espontánea   (sin   que   medie   actuación   de   la  Administración).  

75  %  

Después   de   la   actuación   de   la   Administración  Tributaria,  pero  antes  de  la  notificación  del  traslado  de  cargos.  

50  %  

Cuando   habiéndose   notificado   el   traslado   de   cargos   y  dentro   del   plazo   establecido   para   presentar   su  reclamo,   el   contribuyente   acepta   los   hechos  planteados.  

25  %  

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5.2   Delitos  tributarios  

Los  delitos  tributarios  corresponden  a  aquellas  acciones  dolosas  o  malintencionadas  en  las  

que   incurra   un   sujeto   pasivo   para   evadir   su   obligación   del   pago   de   impuestos,   total   o  

parcialmente.  La  doctrina  define  los  delitos  tributarios  como:  

Son  delitos  aquellas  acciones   típicas,   antijurídicas,  dolosas  o   culposas  que  castigadas   con  

sanción  penal  implican  violentar  una  obligación  tributaria  principal.  (Barrera  Crespo,  2005,  

pág.  25)  

El   delito   fiscal   supone   la   dualidad   de   regulación   de   las   conductas   contrarias   al  

ordenamiento  tributario  y  a   las  sanciones  que  a  las  mismas  pueden  corresponder,  ya  que  

las  manifestaciones  más  graves  de  esas   conductas  vienen   recogidas  en  el  Código  Penal   y  

son   consideradas   como   delitos,   mientras   que   las   consideradas   menos   graves   son  

apreciadas   como   infracciones   administrativas   y   reguladas   en   la   Ley   General   Tributaria.  

(Abajo  Antón,  2009,  pág.  397).    

 

Por  su  parte,  el  Código  de  Normas  y  Procedimientos  Tributarios  costarricense,  incluye  los  

siguientes  delitos  tributarios:  

 

Tabla  7.  Delitos  tributarios  

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Artículo

Delito Pena

Artículo 92 Inducción a error a la Administración Tributaria.

Cuando la cuantía del monto defraudado exceda de

doscientos salarios base, a través de simulación de

datos, deformación u ocultamiento de información

verdadera o cualquier otra forma de engaño idónea

para inducirla a error a la Administración.

Prisión de 3 a 10 años

Artículo 93 No entrega de tributos retenidos o percibidos.

El sujeto pasivo del impuesto general sobre las ventas

y del impuesto selectivo de consumo que, tras

haberlos retenido o percibido o cobrado el impuesto

no los entregue al Fisco.

Prisión de 5 a 10 años

Artículo 94 Acceso desautorizado a la información. Acceder a

los sistemas de información o bases de datos de la

Administración Tributaria, sin la autorización

correspondiente.

Prisión de 1 a 3 años

Artículo 95 Manejo indebido de programas de cómputo.

Apoderarse de cualquier programa de cómputo de la

Administración Tributaria para administrar la

información tributaria y sus bases de datos, a fin de

copiar, destruir, inutilizar, alterar, transferir o

conservar en su poder, siempre que la Administración

Tributaria los haya declarado de uso restringido,

mediante resolución.

Prisión de 3 a 10 años

Artículo 96 Facilitación del código y la clave de acceso.

Facilitar su código y clave de acceso, asignados para

ingresar a los sistemas de información tributarios,

para que otra persona los use.

Prisión de 3 a 5 años

Artículo 97 Préstamo de código y clave de acceso Prisión de 6 meses a 1

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Igualmente,  existe  responsabilidad  penal  para  los  funcionarios  públicos  que  incurran  en  los  

delitos  de:  

 

Tabla  8.  Delitos  de  los  funcionarios  públicos  

Permitir, en forma culposa, que su código o clave de

acceso, asignados para ingresar a los sistemas de

información tributarios, sean utilizados por otra

persona.

año

Delitos de los funcionarios públicos

Artículo Delito Pena

Artículo 98 Responsabilidad penal del funcionario público por

acción u omisión dolosa.

1) Quien de forma directa o indirectamente, por

acción u omisión dolosa, colabore o facilite en

cualquier forma, el incumplimiento de la

obligación tributaria y la inobservancia de los

deberes formales del sujeto pasivo.

2) Quien ayude de cualquier modo a eludir las

investigaciones de la autoridad sobre el

incumplimiento o la evasión de las obligaciones

tributarias, a substraerse de la acción de estas u

omita denunciar el hecho cuando esté obligado a

hacerlo.

• Prisión de 3 a 10

años

• Inhabilitación, de 10

a 15 años, para el

ejercicio de cargos y

empleos públicos

3) Que reciba dádivas, cualquier ventaja o

beneficios indebidos, de carácter patrimonial o

no, o acepte la promesa de una retribución de

• Prisión de 8 a 15

años

• Inhabilitación, de 15

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Finalmente,  se  debe  mencionar  que  en  los  últimos  años  se  han  introducido  reformas  para  

tratar   de   reforzar   el   sistema   tributario   costarricense,   el   cual   posee   debilidades   para  

ejecutar  sus  potestades  y  luchar  contra  la  evasión  y  demás  delitos  tributarios.  

 

Conclusiones  

Como  puede  verse,  el  régimen  tributario  costarricense  posee  un  marco  regulatorio  amplio  

y   diverso,   así   como   muchos   detalles;   no   obstante,   dentro   de   sus   rasgos   relevantes   se  

pueden  señalar  los  siguientes:  

1.   Los   principales   actores   son   el   Ministerio   de   Hacienda,   a   través   de   la   Dirección  

General   de   Tributación   (DGT);   el   Tribunal   Fiscal   Administrativo;     y   las  municipalidades,  

como  gobiernos  locales.  

2.   La  Dirección  General  de  Tributación  funge  como  órgano  rector  en  materia  tributaria  

y   encargado   de   captar   los   tributos   a   favor   del   Estado,   seguido   del   Tribunal   Fiscal  

Administrativo,     órgano   de   plena   jurisdicción   e   independiente   en   su   organización,  

cualquier naturaleza, para hacer, no hacer o para

un acto propio de sus funciones, en perjuicio

directo o indirecto del cumplimiento oportuno y

adecuado de las obligaciones tributarias.

a 25 años, para el

ejercicio de cargos y

empleos públicos.

Artículo 98 bis Responsabilidad penal del funcionario público por

acción u omisión culposa.

El servidor público que por imprudencia, negligencia

o descuido inexcusable en el ejercicio de sus

funciones, posibilite o favorezca en cualquier forma,

el incumplimiento de las obligaciones tributarias, o

entorpezca las investigaciones en torno a dicho

incumplimiento

• Prisión de 2 a 3 años

• Inhabilitación, de 10

a 20 años, para el

ejercicio de cargos y

empleos públicos.

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funcionamiento  y  competencia  del  Poder  Ejecutivo;  asimismo,  es  el  encargado  de  conocer  

las   impugnaciones   contra   actos   administrativos   de   determinaciones   de   impuestos,  

peticiones   y   consultas   que   realizan   las   administraciones   tributarias   del   país   y   la  

tramitación   de   los   recursos   de   apelación.   Finalmente,   están   las   municipalidades,     que  

poseen  autonomía  y  potestad  de  emitir  y  cobrar  sus  propios  tributos,  los  cuales  deben  ser  

aprobados  en  el  seno  de  la  Asamblea  Legislativa,  pero  sin  modificarlos.    

3.   El  sistema  tributario  posee  gran  cantidad  de  tributos;  no  obstante,  se  destacan  por  

su   importancia   el   impuesto   sobre   la   renta,   el   impuesto   sobre   las   ventas,   el   impuesto  

selectivo   de   consumo,   el   impuesto   sobre   traspaso   de   bienes   inmuebles   y   los   tributos  

municipales.    

4.   Dentro   de   los   principales   tributos   municipales   están   las   patentes;   espectáculos  

públicos;     impuesto   a   las   construcciones;   impuesto   sobre   ventas   ambulantes   y  

estacionarias;    y,  finalmente,  el  impuesto  sobre  bienes  inmuebles.    

5.   Asimismo,   siguiendo   un   principio   de   acceso   a   la   justicia,   el   sistema   tributario  

costarricense   posee   un   régimen   recursivo   en   sede   administrativa,   el   cual   constituye   una  

garantía  para  el  contribuyente  de  que  el  Estado  no  ejercerá  un  poder  arbitrario,  y  que  en  

caso  de  no  estar  conforme  con  lo  resuelto  puede  recurrir  a  otras  instancias  a  exponer  sus  

argumentos.  

6.   En  cuanto  a  los  hechos  ilícitos  tributarios,  se  establecen  dos  tipos  de  faltas,    que  son  

las  infracciones  administrativas  y  los  delitos  tributarios.    

7.   Las  infracciones  administrativas  son  violaciones  a  los  deberes  formales  que  impone  

la  ley  ―sea  general  o  especial―,  por  lo  que  se  les  aplican  sanciones  de  carácter  pecuniario  

tales  como  la  multa  y  el  cierre  de  negocio,  cuya  tramitación  es  competencia  exclusiva  de  la  

administración  tributaria.    

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8.   Los  delitos  tributarios  corresponden  a  aquellas  acciones  dolosas  o  malintencionadas  

en  las  que  incurra  un  sujeto  pasivo  para  evadir  su  obligación  del  pago  de  impuestos,  total  o  

parcialmente.  

 

9.   El   Código   de   Normas   y   Procedimientos   Tributarios   establece   un   abanico   de  

sanciones  aplicables   tanto  a   las   infracciones  como  a   los  delitos   tributarios,   tanto  para   los  

contribuyentes   infractores,   como   para   los   funcionarios   públicos   que   incumplan   con   sus  

deberes.  

10.   En  los  últimos  años  se  han  aprobado  leyes  tendientes  a  reforzar  las  facultades  que  

posee  el  Ministerio  de  Hacienda  para  poder  cobrar  eficientemente  los  tributos,  y  así  luchar  

contra  la  evasión  y  demás  infracciones  y  delitos  tributarios,  tarea  que  constituye  una  de  las  

principales  debilidades  del  sistema.  

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Derecho  y  desarrollo  económico:  Aproximación  a  las  figuras  de  la  propiedad  y  la  hipoteca  

Rodrigo  Cárdenas  Valenzuela1  

Resumen  

El  presente  artículo  señala  que  el  Derecho  debe  ser  un  elemento  generador  de  desarrollo  

económico.   Dentro   de   esa   perspectiva,   el   Derecho   Civil,   mediante   las   figuras   de   la  

propiedad   y   la   hipoteca,   cumple   un   rol   fundamental.   Un   país   que   tenga   una   regulación  

apropiada  de  la  propiedad  le  está  otorgando  seguridad  al  libre  intercambio  de  bienes  y,  por  

ende,   permite   un   funcionamiento   adecuado   de   la   economía   de   mercado.   Asimismo,   la  

hipoteca   constituye   una   garantía   que   viene   precisamente   a   consolidar   la   certeza   en   las  

transacciones,   de   ahí     que     la   relevancia  de   ambas   figuras   en   el   desarrollo   económico   es  

fundamental.   Para   establecer   un   punto   de   partida   dentro   del   Derecho   Civil,   el   presente  

trabajo   propone   unas   modificaciones   en   la   Constitución   Política   de   Costa   Rica   y   en   el  

Código  Civil,     con  el  objeto  de  definir  un  marco  regulatorio  general  por  medio  del  cual   la  

propiedad   y   la   hipoteca   se   puedan   erigir   como   elementos   promotores   del   desarrollo  

                                                                                                               1  Máster  en  Business  Law  por  la  Universidad  de  Ginebra  y  por  la  Universidad  de  Lausana,  Suiza.  Diploma  en  Derecho  Transnacional  por  la  Universidad  de  Duke,  Estados  Unidos  de  América.  Director  de  la  Maestría  en  Derecho  Corporativo  y  profesor  de  Derechos  Reales  en  la  Universidad  de  Ciencia  y  Tecnología  (ULACIT,  Costa  Rica).  Gerente  en  la  Práctica  Legal  y  de  Impuestos  de  KPMG.  Correo  electrónico:  [email protected]    o  [email protected]  .  

 

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económico.    Palabras  clave:  desarrollo  económico,  propiedad,  intercambio  de  bienes,  economía  

de  mercado,  hipoteca.  

 

Abstract  

The   present   article   states   that   Law   must   be   an   element   that   promotes   economic  

development.  In  that  regard,  Civil  Law,  through  the  concepts  of  property  and  mortgage,  has  

an  important  role.  

A  country  that  has  an  adequate  regulation  regarding  property  will  be  providing  certainty  to  

the   free   exchange   of   goods   and,   hence,   will   permit   a   correct   operation   of   the   market.  

Furthermore,   mortgage   represents   a   guarantee   that   comes   to   consolidate   the  

aforementioned  certainty  regarding  transactions  in  the  market.  Therefore,  both  figures  are  

extremely  important  regarding  economic  development.    

In   order   to   establish   a   starting   point   in   Civil   Law,   the   present   article   proposes   some  

amendments  in  the  Costa  Rican  Political  Constitution  and  in  the  Civil  Code.  The  purpose  of  

these  amendments  is  defining  the  regulatory  framework  in  which  property  and  mortgage  

will   operate   as   elements   that   promote   economic   development.   Key   words:   economic  

development,  property,  exchange  of  goods,  market  economy,  mortgage.  

Contenido  

 

1.   Introducción      

2.   Trascendencia  económica  de  la  propiedad  

3.     Trascendencia  económica  de  la  hipoteca  

4.   Perspectiva  constitucional  y  legal  

5.   Conclusiones        

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Introducción  

La   relación   entre   el   derecho   y   la   economía   siempre   ha   sido   trascendental.   Los  

ordenamientos   jurídicos  pretenden  establecer  una  serie  de   lineamientos  que  permitan   la  

regulación  de   las   conductas   de   los   seres   humanos   y   de   las   instituciones,     pero   al  mismo  

tiempo,   el   Derecho   debe   tener   como   objetivo   fundamental   fomentar   la   capacidad   de   los  

países   para   generar   riqueza   y   promover   el   bienestar   de   sus   habitantes   (el   desarrollo  

económico).  

El  análisis  económico  del  derecho,  es  decir,    el  estudio  de  las  consecuencias  económicas  que  

supone  una  regulación  o  la  formulación  de  modelos  de  predicción  de  la  conducta  humana  

ante,  por  ejemplo,  contratos,  constituye  un  elemento  esencial  para  la  relación  concomitante  

entre  derecho  y  economía.  Si  bien  este  tipo  de  análisis  representa  una  rama  del  derecho  (o  

de  la  economía)  de  enorme  relevancia,  representa  fundamentalmente  una  metodología  de  

estudio  que  no   es   suficiente.   La   relación   entre  derecho  y   economía  debe   ser  mucho  más  

activa  y  materialmente  beneficiosa  para  el  ciudadano;  en  otras  palabras,  el  ordenamiento  

jurídico  debe  ser  un  elemento  promotor  del  desarrollo  económico.  

Dentro  de  esa  perspectiva,  las  diferentes  ramas  del  derecho  ―desde  el  derecho  civil  y  penal  

hasta   el   derecho   comercial,   administrativo   y   judicial―  pueden   coadyuvar   al   cometido  de  

fomentar  el  desarrollo  económico.  Sin  embargo,  en  el  presente  artículo  nos  vamos  a  centrar  

en  el  derecho  civil  y  particularmente  en  dos  figuras  de  relevancia  esencial  en  la  vida  de  las  

personas:   la   propiedad   y   la   hipoteca.   La   relevancia   económica   de   ambos   institutos   es  

innegable,    pues  constituyen  elementos  esenciales  para  promover  el  desarrollo  económico  

por  medio  de  un  funcionamiento  eficiente  de  la  economía  de  mercado.  

Para   esos   efectos,     el   presente   artículo   pretende   presentar   el   marco   general   de   la  

trascendencia  económica  de  la  propiedad  y  la  hipoteca.  En  segunda  instancia,    se  procederá  

a  realizar  una  propuesta  desde  la  perspectiva  constitucional  y  legal  que  puede  constituir  la  

piedra   de   toque   para   potenciar   las   figuras   de   los   derechos   y   garantías   reales   arriba  

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mencionados.  Finalmente,    se  procederá  a  presentar  las  conclusiones  más  importantes  del  

presente  trabajo.  

Trascendencia  económica  de  la  propiedad  

La  propiedad  se  refiere  al  poder  jurídico  que  una  persona  puede  ejercer  de  forma  directa,  

inmediata,  exclusiva  y  absoluta  sobre  una  cosa  para  aprovecharla  de  manera  total,  siendo  

oponible  a  terceros.  Dentro  de  su  estructura  conceptual  conlleva  una  trilogía  indisoluble:  i)  

el  derecho  de  usar  el  bien  (ius  utendi),    que  es  la  manifestación  más  concreta  del  derecho  

de  propiedad  y  que  permite  cultivar,  construir,  habitar  un  bien;   ii)  derecho  de  gozar  (ius  

fruendi),  que  consiste  en  fructificar  el  bien  (o  abstenerse  de  explotarlo),    pudiendo  en  todo  

momento   conservarlo   o   consumirlo;   iii)   derecho   de   disponer   (ius   disponendi),     que   se  

refiere   al   derecho   de   traspasar   el   bien,   de   disponer   libremente   de   él,   de   intercambiarlo  

dentro  del  mercado.  

Desde  el  punto  de  vista  económico,  la  propiedad  constituye  la  manifestación  inequívoca  de  

la   riqueza   individual   y,   por   lo   tanto,     de   la   riqueza   de   un   país.   Una   nación   que   tenga   un  

esquema   adecuado   y   estable   de   regulación   de   la   propiedad   estaría   promoviendo   el  

concepto  de  seguridad  (certeza)  y  de   libertad  contractual,    por  medio  del   intercambio  de  

bienes.  Cualquier  injerencia  superior,  véase  estatal  por  medio  de  reglamentos,  requisitos  o  

autorizaciones   innecesarias,   restringe   la   trilogía   arriba   indicada,   aumenta   los   costos  

transaccionales   relacionados   (el   costo   en   dinero   de   una   transacción)   y   menoscaba   la  

seguridad  y   la   estabilidad  que   las   relaciones   jurídico-­‐económicas   requieren   (salvo   en   los  

casos  de  las  excepciones  de  interés  público):        

Desde   esta   nueva   perspectiva,   el   Estado   de   derecho   se   convierte   en   una  

precondición   institucional  para   el   desarrollo   económico.  A   éste   corresponde   crear  

las  condiciones  para  que  el  sistema  legal  sea  predecible  en  cuanto  aclara  y  garantiza  

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los   derechos   de   propiedad   y   da   un   respaldo   institucional   para   el   debido  

cumplimiento  de  los  contratos  privados  y  públicos.  (…).  En  suma,  como  veremos  en  

detalle,  un  cuadro  institucional  de  ese  tipo  debe  reducir  los  costos  de  transacción  y,  

con  ellos  facilitar  y  ampliar  las  transacciones  de  mercado”  (Burgos,  2002,  p.  182).  

De  acuerdo  con    Burgos  (2002),   la  relevancia  de   la  certeza  de   las  transacciones  radica  en    

consolidar  un  derecho  de  propiedad  robusto  y  promotor  del  crecimiento  económico.  En  ese  

sentido,  el  Premio  Nobel  de  Economía,    Douglas  North,    consideraba  que   las   instituciones  

―incluyendo  las  jurídicas―  deben  regirse  por  reglas  de  juego  que  se  elaboran  por  medio  de  

la   interacción  humana  y  cuyo  objetivo  primordial  es  reducir   la   incertidumbre  y  por  ende  

los   costos   de   las   transacciones.   La   propiedad   por   ningún   motivo   puede   escapar   de   ese  

marco  de  certeza  del  entramado  institucional  que  sugería  North.  Dentro  de  esa  dirección,  

Burgos  sostiene  lo  siguiente:  

Las  instituciones  influyen  en  el  desarrollo  económico  en  cuanto  aclaran  y  garantizan  

los   derechos   de   propiedad.   Según   este   planteamiento,   los   derechos   de   propiedad  

constituyen   un   paquete   de   facultades   legales   intercambiables   libremente,   de   las  

cuales  depende  la  transformación  de  los  activos  negociables  en  capital.  Por  tanto,  el  

contenido  de   los   derechos   otorgados   está   determinado  por   el  marco   económico   y  

político  vigente  o  por  la  manera  de  regular  este  tipo  de  derechos.  Toda  injerencia  o  

cambio   en   los   derechos   de   propiedad   afecta   la   asignación   de   los   recursos,   la  

composición   de   los   bienes   que   se   producen   y   la   distribución   de   los   ingresos     (p.    

183).  

El   costo   transaccional   se   reduciría  mediante   una   regulación   precisa,   estable   y   firme   que  

promueva   la   transferencia   de   bienes.   En   consecuencia,     se   fortalecería   la   economía   de  

mercado.    

La  escuela  de  los  derechos  de  propiedad  concentra  su  interés  en  la  noción  de  costos  

de   transacción  y  en  ella   funda   la   importancia  de   las   instituciones  en  el  proceso  de  

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crecimiento   económico.   Parta   que   el   mercado   funcione   en   forma   adecuada,   es  

indispensable   que   haya   un   derecho   preciso,   exclusivo   y   libremente   transferible  

sobre  el  objeto  de  intercambio,  o  en  otras  palabras,  un  derecho  de  propiedad.  De  lo  

contrario,  los  costos  de  negociación  involucrados  en  la  asignación  y  distribución  de  

los  recursos  serían  prohibitivos  y  el  mercado  podría  fracasar  como  sistema  eficiente  

de   asignación.   En   suma,   el  mercado   es   un  mecanismo   costoso;   la   negociación,   un  

acto   que   tiene   costos,   y   estos   costos   pueden   ser   tan   altos   que   hagan   imposible   el  

funcionamiento  del  mercado  (Burgos,  2002,  p.  186      ).  

Un  claro  ejemplo  de  esta   realidad  es   la   famosa   investigación  realizada  por  el   economista  

peruano  Hernando   de   Soto,     en   su   libro   El   otro   sendero,     en   el   que   demostraba   que   los  

costos  de  transacción,   la  exagerada  regulación  y  el  abultamiento  de  trámites  burocráticos  

conllevaban  a  una  distorsión  del   concepto  de  propiedad.  En   consecuencia,   se   creaba  una  

economía  informal,  con  sus  propias  reglas,  que  generaba  un  mercado  paralelo  cuyos  costos  

de  transacción  eran  menores  a  los  que  ofrecía  la  legalidad  oficial.    

Precisamente   en   el   caso   peruano,   se   ha   tratado   de   interrelacionar   la   economía   con   el  

derecho  para  definir  una  nueva  concepción  de  los  derechos  reales  en  general  y  del  derecho  

de  la  propiedad  en  particular.  

Existe   una   Comisión   Reformadora   del   Código   Civil   nombrada   por   el   Congreso   de   la  

República  y  que  viene  trabajando  un  nuevo  proyecto.  En  especial  en  el  tema  de  Derechos  

Reales   la   subcomisión   a   cargo   de   ese   libro   viene   utilizando   herramientas   del   análisis  

económico  del  derecho  para  determinar  el   impacto  que  tendría   la  definición  de  derechos  

reales,   en   especial   la   propiedad   y   el   sistema   de   garantías,   en   la   actividad   económica.   El  

resultado   viene   siendo   un   cambio   de   la   clasificación   de   los   bienes   a   fin   de   favorecer   la  

publicidad   de   la   titularidad,   la   reducción   de   costos   de   transacción   en   el   sistema   de  

garantías   reales   y   la   aparición   de   un   sistema   de   transferencia   de   propiedad  mucho  más  

moderno  y   seguro  que  abandona  el   sistema  consensual   francés  y   se  orienta  a   reforzar  el  

sistema  registral  (Bullard,  2002,  p.    28-­‐29      ).  

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El   derecho   de   propiedad   constituye   un   derecho   real   supremo,   que   se   ejerce   de   forma  

directa,   exclusiva   y   absoluta.   Los   costos   transaccionales   relacionados   con   la   propiedad  

pueden   afectar   su   trilogía   conceptual,   generando   distorsiones   en   una   economía   de  

mercado.  La  propiedad  es  un  factor  clave  para  fomentar  el  desarrollo  económico  y  mejorar  

la  calidad  de  vida  de  las  personas.  

 

Trascendencia  económica  de  la  hipoteca  

Dentro   del   marco   de   la   transferencia   de   bienes   surge   la   figura   de   la   hipoteca   como   la  

herramienta    necesaria  para  asegurar  transacciones  fluidas  en  una  economía  de  mercado.  

En   ese   sentido,   se   configura   un   sistema   de   garantías   reales   ―siendo   la   hipoteca   un  

elemento  fundamental  dentro  de  estas―    para  efectos  de  reducir  el  temor  por  parte  de  un  

propietario  a  traspasar  un  recurso  ante  un  eventual  incumplimiento  en  el  pago  del  precio.  

Lo  que  se  pretende  es  reducir  la  “aversión  al  riesgo”2      por  parte  del  vendedor  de  un  bien,  

garantizándole  de   alguna  manera  el  pago  efectivo  del  precio   respectivo.  Ese   temor  o   esa  

“aversión  al   riesgo”  por  parte  de  un  propietario   le   resta   fluidez  al   intercambio  de  bienes  

aumentando  innecesariamente  los  costos  transaccionales  de  una  propiedad  y  de  esta  forma  

afectando  el  desarrollo  eficiente  de  la  economía  de  mercado.    

Este   temor  al   incumplimiento  contractual  es   lo  que  denomina  “aversión  al  riesgo”  el  cual  

puede   traer   dos   consecuencias,   ambas   negativas   e   ineficientes.   La   primera,   que   no   se  

celebren   contratos,   es   decir,   que   se   intercambie   lo   mínimo   posible,   lo   indispensable,  

provocando  un  estancamiento  en  la  dinámica  de  la  economía  de  mercado,  una  frustración  

en  los  individuos  al  no  poder  satisfacer  sus  otras  muchas  necesidades  no  esenciales  y  la  no  

                                                                                                               2  La  doctrina  más  respetada  utiliza  el  concepto  de  “aversión  al  riesgo”  por  parte  del  propietario  cuando  este  tiene  temor  a  que  su  contraparte  no  le  pague  el  precio  originalmente  convenido.  

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utilización   de   los   bienes   y   servicios   en   su   uso   alternativo   más   eficiente.   La   otra  

consecuencia   sería   que   se   celebrarían   contratos,   pero   que   por   la   aversión   al   riesgo   los  

individuos  valorizarían  en  más  de  su  costo  real  a  los  bienes  y  servicios  que  se  intercambian  

―cargan   el   temor   al   incumplimiento   al   costo   del   mismo―,   generándose   de   esta  manera  

transacciones  ineficientes  (Cantuarias,  1991  p.  28).  

Para   esos   efectos,   la   hipoteca   debe   conllevar   obligatoriamente   un   proceso   expedito  ―en  

Costa  Rica,  un  proceso  ejecutivo  hipotecario―  con  el  objeto  de  restituir  eficientemente  los  

derechos  del  propietario.  Sin  esta  herramienta  de  restitución,  la  hipoteca  se  quedaría  como  

una  garantía  sin  efecto  práctico  alguno.  

Como  podemos   apreciar   y   siguiendo   con   nuestro   esquema   de  Derecho  Occidental  

Moderno   –   que   procura   la   eficiencia   y   la   seguridad   en   el   tráfico   de   bienes   –   la  

hipoteca   y   las   garantías   reales   en   general   se   nos   presentan   como   un   medio   de  

especial  importancia  para  consecución  de  esa  finalidad  liberal,  esto  es,  de  brindarle  

al   acreedor   un   medio   efectivo   para   satisfacer   sus   necesidades   ante   un   posible  

incumplimiento  de   su   deudor,   de   esa  manera   se   reduce,   se   elimina,   la   aversión   al  

riesgo  de  aquél  y  asegura  el  libre  intercambio  de  bienes  y  servicios.  (…)  

Ahora   bien,   dentro   de   la   funcionabilidad   de   las   garantías   reales,   es   de   suma  

importancia  destacar,  por  su  relevancia  económica,  la  rapidez  con  que  éstas  pueden  

hacerse  efectivas  en  caso  de  incumplimiento  del  deudor.  Si  el  Derecho  establece  un  

mecanismo  rápido  y  seguro  de  ejecución  de  las  garantías  reales  podremos  concluir,  

entonces,  que  esta   institución  cumple  con   los  postulados   liberales  de   la  eficiencia”  

(Cantuarias,  1991,  p.  29-­‐29).  

La   hipoteca,   como   garantía   real,   constituye   al   final   de   cuentas   un   elemento   clave   para  

asegurar  el  intercambio  de  bienes,    pues  contribuye  a  la  fluidez  de  la  economía  de  mercado  

al  establecer  mecanismos  disuasorios  para  solventar  los  casos  de  incumplimiento.      

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Sin   embargo,   la   hipoteca   puede   cumplir   un   rol   mucho  más   activo   dentro   del   marco   del  

derecho  como  promotor  del  desarrollo  económico.  Para  esos  efectos  veamos  brevemente  

un  par  de  ejemplos  en  los  que  la  hipoteca  puede  tener  una  influencia  concreta  y  directa  en  

la  promoción  del  bienestar  de  los  ciudadanos.  

Hernando  de  Soto,     en   su   libro   “El  misterio  del  Capital”,     demuestra  que  el  desarrollo  de  

Occidente  en  comparación  con  otras  naciones  del  tercer  mundo  se  debe  fundamentalmente  

a   la   existencia   de   títulos   documentarios   de   propiedad   que   sirven   de   garantía   para   el  

otorgamiento  de   créditos.  Es  decir,   a  partir  de  una   concepción   clara  de   la  propiedad,     se  

pueden   otorgar   garantías   (hipotecas)   y   de   esa   manera   las   personas   pueden   recibir   los  

créditos   (fondos)   suficientes   para   fomentar   su   prosperidad.   Lo   anterior   sería   un   claro  

ejemplo  de   la   interrelación  entre  propiedad  e  hipoteca  como  carburadores  del  desarrollo  

económico.  

Pero  se  trata  de  una  posesión  defectuosa:  las  casas  de  los  pobres  están  construidas  

sobre   lotes   con   derechos   de   propiedad   inadecuadamente   definidos,   (…).   Sin  

derechos   inadecuadamente   documentados,   estas   posesiones   resultan   activos  

difíciles   de   convertir   en   capital,   no   pueden   ser   comercializados   fuera   de   los  

estrechos  círculos  locales  donde  la  gente  se  tiene  confianza  mutua,  no  sirven  como  

garantía  para  un  préstamo  ni  como  participación  en  una  inversión.  En  occidente,  en  

cambio,  toda  parcela  de  tierra,  toda  construcción,  toda  pieza  de  equipo  o  depósito  de  

inventarios  está  representada  en  un  documento  de  propiedad  que  es  el  signo  visible  

de  un  vasto  proceso  oculto  que  conecta  a  tales  recursos  con  el  resto  de  la  economía.  

Gracias  a  este  proceso  de  representación,  los  activos  pueden  llevar  una  vida  paralela  

a   su   existencia   material.   En   tal   condición   pueden   ser   usados   como   garantía   de  

crédito.   La  mayor   fuente   individual   de   recursos   para   nuevos   negocios   en   Estados  

Unidos  es  la  hipoteca  sobre  la  casa  del  empresario.  (…)  El  tercer  mundo  y  los  países  

que   salen   del   comunismo   carecen   de   este   proceso   de   representación.   (…)   Los  

habitantes   pobres   de   estos   países   –   la   gran   mayoría   –   sí   tienen   cosas.   Pero   la  

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mayoría   de   ellos   no   cuenta   con   los   medios   de   representar   su   propiedad   y   crear  

capital.  Tienen  casas  pero  no  títulos,  cosechas  pero  no  certificados  de  propiedad  (De  

Soto,  2001,  p.  32-­‐33).  

Por   otra   parte,   la   titularización   de   las   hipotecas   (mercado   hipotecario   secundario)  

constituye   fundamentalmente   una   técnica   financiera   por   medio   la   cual   se   constituyen  

títulos   valores   que   son   garantizados   por   los   recursos   provenientes   de   una   cartera  

hipotecaria   (un   conjunto   de   hipotecas).   La   titularización   se   refiere   a   la   representación  

mediante   documentos   transferibles,   endosables   (títulos   valores),   de   un   conjunto   de  

hipotecas  que  se  respaldan  por  los  flujos  financieros  que  ellas  mismas  generan.    

Mediante   la   emisión   de   estos   títulos   representativos   de   carteras   hipotecarias   (o   lo   que  

denominan   “bonos   hipotecarios”),     se   flexibilizan   los   sistemas   para   la   obtención   de  

mayores  fuentes  de  financiamiento,  reduciendo  los  costos  para,  por  ejemplo,  la  adquisición  

de   viviendas   por   parte   de   los   consumidores.   Asimismo,   la   titularización   de   hipotecas  

permitiría  un  desarrollo  del  mercado  de  capitales  que  constituiría  una  fuente  permanente  

de   creación   de   títulos   valores,   lo   cual     motivaría   una   reactivación   de   los   mercados  

bursátiles.    

En  ese  sentido,  la  trascendencia  económica  de  la  hipoteca  resulta  evidente,    pues  le  otorga  

seguridad   al   intercambio   de   bienes   y   se   promueve   un   funcionamiento   eficiente   de   la  

economía  de  mercado3  

Perspectiva  constitucional  y  legal  

A  partir  de  lo  arriba  indicado,    se  demuestra  que  la  propiedad  constituye  un  factor  esencial  

para   estimular   el   desarrollo   económico.   Es   por   ello   que   la   protección   o   la   tutela   de   esta                                                                                                                  

3  La  crisis  hipotecaria  y  financiera  del  2008,  en  los  Estados  Unidos,    nos  obliga  a  reestructurar  mecanismos  de  regulación  que  sean  efectivos  pero  que  tampoco  involucren  un  incremento  exagerado  de  los  costos  de  transacción.  En  todo  caso,  figuras  como  la  propiedad  y  la  hipoteca,    que  son  centrales  para  el  bienestar  de  los  ciudadanos  dentro  de  una  economía  de  mercado,    no  pueden  ser  vilipendiadas  por  las  malas  decisiones  de  las  instituciones  bancarias  y  de  las  autoridades  regulatorias.  

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resultan  fundamentales,    pero  hasta  cierto  punto  insuficiente.  En  ese  sentido,  la  estructura  

normativa   de   un   país   relacionada   con   la   propiedad   debe   estar   dirigida,   adicionalmente,  

hacia  la  promoción  del  desarrollo  económico.    

La   respectiva   estructura   normativa   costarricense   está   conformada   por   un   entramado  

descomunal  de  regulaciones  cuya  disección  total  sería  tema  para  una  investigación  mucho  

más  extensa  y  sin  lugar  a  dudas  reveladora.  Sin  embargo,  en  el  presente  artículo  nos  vamos  

a   centrar   fundamentalmente   en   la   Constitución   Política   ―por   ser   el   cuerpo   normativo  

rector  de  nuestro  ordenamiento―    y  en  el  Código  Civil.  

El   artículo   45   de   la   Constitución   Política   de   Costa   Rica   regula   la   tutela   de   la   propiedad  

definiéndola  como  inviolable,    salvo  que  medie  un  interés  público,    para  lo  cual  se  deberán  

cancelar  las  indemnizaciones  de  ley.    

La  Propiedad  es   inviolable;   a  nadie  puede  privarse  de   la   suya   si  no  es  por   interés  

público  legalmente  comprobado,  previa  indemnización  conforme  a  la  ley.  En  caso  de  

guerra  o  conmoción   interior,  no  es   indispensable  que   la   indemnización  sea  previa.  

Sin   embargo,   el   pago   correspondiente   se   hará   a  más   tardar   dos   años   después   de  

concluido   el   estado   de   emergencia.   Por   motivos   de   necesidad   pública   podrá   la  

Asamblea   Legislativa,   mediante   voto   de   los   dos   tercios   de   la   totalidad   de   sus  

miembros,   imponer   a   la   propiedad   limitaciones   de   interés   social   (Córdoba,   Fallas,  

Ramírez  y  Valerín,  1996,  p.  317).    

El  texto  constitucional  transcrito  le  otorga  una  preeminencia  a  la  propiedad  ―sujetándola  

únicamente  a  los  casos  de  interés  público―  por  lo  que  está  cumpliendo  con  su  objetivo  de  

protegerla,    al  calificarla  de  inviolable.  No  obstante,    la  Constitución  Política  no  busca  ir  más  

allá,    pues  pareciera  que  con  la  protección  sería  suficiente.  Es  innegable  que  la  protección  

de  la  propiedad  a  nivel  constitucional  es  fundamental  para  crear  el  marco  de  seguridad  que  

requiere   un   libre   mercado   de   intercambio   de   bienes;   pero   igualmente   a   nivel  

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constitucional,   se   debe   crear   la   base   normativa   primaria   para   encuadrar   a   la   propiedad  

como  factor  generador  de  desarrollo  económico4.  

Sin  embargo,  la  Sala  Constitucional  ha  venido  a  respaldar  la  tutela  absoluta  colegida  en  el  

artículo  45,  pero  al  mismo  tiempo  ha  tratado  de  flexibilizar  el  concepto  de  propiedad  para  

adaptarla  a  las  necesidades  económicas  del  país.  El  voto  5097  –  93  de  la  Sala  Constitucional  

realiza  una  aproximación:    

La   inviolabilidad   de   la   propiedad   privada   es   una   garantía   de   rango   constitucional  

recogida  por  el  canon  45  de  la  Carta  Política.  Este  derecho  contrariamente  a  como  se  

le  concebía  en  otros   tiempos,  no  es  de  naturaleza  estática  sino  que  conforme  a   las  

exigencias  de  nuestro  tiempo  se  le  ha  de  considerar  elástico  y  dinámico  esto  es,  que  

atribuye   a   sus   titulares,   tanto   interna   como   externamente   facultades,   deberes   y  

limitaciones.   El   poder   del   propietario   sobre   la   propiedad   está   determinado  por   la  

función   que   ésta   cumpla.   El   objeto   del   derecho   de   propiedad   ha   sufrido  

transformaciones   importantes.  Actualmente,  no  es   solo   tutelable  el  derecho  de   los  

propietarios,   sino   también   diversos   intereses   generales   o   sociales   que   co-­‐existen  

con  aquél  (Córdoba,  Fallas,  Ramírez  y  Valerín,  1996,  p.  322      ).  

Igualmente,   el   voto   2050-­‐91   de   la   Sala   Constitucional   realiza   una   elaboración   que   va   un  

poco  más  lejos  que  la  mera  protección:    

Este   concepto   constitucional   de   propiedad   es  más   amplio   por   cuanto   comprende  

todos  los  derechos  patrimoniales  de  una  persona  –  es  decir-­‐  todo  lo  que  puede  tener  

valor   económico   –   además   del   derecho   real   de   dominio   –   concepto   civil   de  

propiedad  –  que  se   integra  por  derechos  reales,   industriales,  comerciales,  sociales,  

judiciales,  legales,  entre  otros.  Nuestra  Constitución  garantiza  la  inviolabilidad,  uso  y  

disposición  de   la   propiedad,   lo   cual   significa   un   límite   frente   al   Estado     -­‐   derecho  

                                                                                                               4  La  intención  del  presente  artículo  no  es  entrar  a  analizar  las  contradicciones  ideológicas  y  políticas  que  pueda  tener  el  artículo  45  de  nuestra  Carta  Magna.  

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subjetivo  público  –  en  el  ejercicio  del  poder  de  policía   (Córdoba,  Fallas,  Ramírez  y  

Valerín,  1996,  p.    323).    

La  Sala  Constitucional  ha  intentado  acercarse  al  tema  de  los  beneficios  conexos  del  derecho  

de   la   propiedad   junto   con   su   valor   económico.   Sin   embargo,   la   trascendencia   de   la  

propiedad  en  la  economía  es  tal,    que  no  puede  estar  sujeta  únicamente  a  la  interpretación  

de   nuestro   máximo   tribunal   constitucional.   La   Constitución   Política   debe   hacer   una  

manifestación  expresa  y  directa  de  la  propiedad  como  elemento  generador  de  riqueza  y  de  

bienestar  de  los  ciudadanos.    

Dentro  del  mismo  orden  de  ideas,  nuestro  Código  Civil,  como  norma  superior  de  regulación  

de   la   propiedad,   en   su   Libro   II,   De   los   Bienes   y   de   la   Extensión   y   Modificaciones   de   la  

Propiedad,  se  encarga  de  establecer  las  condiciones  generales  de  la  propiedad,  de  definir  su  

protección  junto  con  la  regulación  de  sus  diferentes  formas  de  uso  y  disfrute,    además  de  

las  limitaciones  respectivas.  Pero  tampoco  hay  una  mención  específica  a  la  propiedad  como  

elemento   esencial   para   la   generación   de   bienestar   en   los   ciudadanos5.   De   hecho,   el   ex  

magistrado  Ricardo  Zeledón,    en  su  ensayo  Código  Civil  y  Realidad,    de  1987,    ya  lo  advertía:    

Parece  que   los  codificadores  de  1886  nunca  se  plantearon  como  criterio  definidor  

del   nuevo   cuerpo   de   leyes   la   posibilidad   de   lograr   introducir   en   la   propiedad  

concebida  un   instrumento  de  eficacia  económica:   se  buscó  una   titularidad   jurídica  

pretendiendo   –al   igual   de   cómo   lo   instituyó   el   Código   Civil   –   un   derecho   al   cual  

debían   otorgársele   todas   las   prerrogativas,   como   forma   de   garantizar   la   libertad  

económica  del   propietario.  Nada  más.   Los   criterios   económicos  de   los   liberales   se  

orientaban  más  al  tener  que  al  hacer,  no  solo  por  un  planteamiento  eminentemente  

                                                                                                               5  Es  probable  que  exista  una  tendencia  doctrinaria  que  sustente  que  el  Código  Civil  no  debe  tener  menciones  de  este  tipo,    pues  consideraría  que  una  formulación  a  nivel  constitucional  sería  suficiente.  Sin  embargo,  para  el  autor,    la  mención  explícita  en  el  Código  Civil  vendría  a  respaldar  la  posición  establecida  en  la  Constitución  Política  por  lo  que  sería  también  necesario.  

 

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filosófico   sino,   también   porque   esta   exigencia   no   era   tan   sentida   en   su   época   (p.    

108).    

El   caso   de   la   hipoteca   es   similar.   Sin   embargo,   para   el   caso   de   la   hipoteca   es   preferible  

prescindir   de   la  mención   en   la   Constitución   Política   y   dejarlo   a   nivel   legal   (en   el   Código  

Civil),  dado  que  con  la  nueva  dimensión  constitucional  que  tendría  la  propiedad  mediante  

la  propuesta  formulada  en  el  presente  artículo,  estaríamos  cubriendo  concomitantemente  a  

la  hipoteca.  Adicionalmente,  se  ahorraría  una  discusión  legislativa  constitucional  que  sería  

estéril  y,  sobre  todo,    desgastante.    

Los   lineamientos   generales   de   la   hipoteca   en   Costa   Rica   se   encuentran   regulados   en   los  

artículos   409   y   siguientes   del   Código   Civil.   En   este   reducido   articulado   se   presentan   los  

requisitos  y  condiciones  de  la  hipoteca,  junto  con  algunos  principios.  Paradójicamente,    no  

contiene  una  definición  clara  de  lo  que  constituye  una  hipoteca  ni  tampoco  se  establece  su  

alcance   como   figura   jurídica   esencial   dentro   del   marco   de   la   promoción   del   desarrollo  

económico.   Nuestros   tribunales   de   justicia,   igualmente,   han   tratado   de   adaptar   la   figura  

hipotecaria   a   las   necesidades   de   los   ciudadanos.   Sin   embargo,   pareciera   que   una  

orientación   legislativa   clara   se   hace   necesaria.   En   virtud   de   lo   anterior,   el   Código   Civil  

constituye  el  cuerpo  normativo  por  medio  del  cual  se  puede  reconocer  expresamente  a  la  

hipoteca  como  una  garantía  real  destinada,  entre  otros  aspectos  propios  de  su  naturaleza  

jurídica  esencial,  a  generar  riqueza  y  bienestar  a  los  ciudadanos.  El  Código  Civil  debe  incluir  

esta  manifestación.    

Las   inclusiones   descritas   tanto   en   la   Constitución   Política   como   en   el   Código   Civil   con  

respecto  a  la  propiedad  y  a  la  hipoteca  constituyen  la  base  fundamental  para  establecer  una  

orientación   definida   con   respecto   a   la   normativa   conexa,   los   jueces,   los   legisladores   y  

demás  intérpretes  del  derecho.  

 

Conclusiones:  

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La   relación   entre   derecho   y   economía   debe   trascender   la   metodología   de   estudio   que  

representa   el   análisis   económico   del   derecho.   La   medición   de   las   consecuencias  

económicas   de   una   normativa   o   el   diseño   de  modelos   de   predicción   de   la   consecuencia  

jurídica   del   incumplimiento   de   los   contratos   son   aspectos   fundamentales,     pero  

insuficientes.  Actualmente,  la  interacción  entre  derecho  y  economía  debe  traducirse  en  un  

impacto  directo  en  la  generación  de  riqueza,  en  el  fomento  del  bienestar  del  ciudadano.  

Desde  esa  perspectiva,  el  derecho  civil  mediante  dos  de  sus  figuras  claves    ―la  propiedad  y  

la   hipoteca―  puede   cumplir   un   rol   fundamental   como  elemento  promotor  del   desarrollo  

económico.  La  propiedad,  con  todas  las  variaciones  que  ha  sufrido  a  lo  largo  de  la  historia,  

siempre  ha  representado  un  derecho  absoluto  y  exclusivo  por  excelencia,  representativo  en    

mayor  o  menor  medida  de  bienestar.   La  propiedad,  dentro  de   su   concepto  puro,   tiene   la  

capacidad   de   generar   frutos,   de   constituir   un   elemento   de   producción   permanente   de  

riqueza  y  por  ende  de  mejoramiento  de  la  calidad  de  vida  del  detentor  de  su  derecho.  Como  

derivación  de  la  propiedad,  surge  la  figura  de  la  hipoteca  como  garantía  real  accesoria  cuyo  

objetivo  es  otorgarle  seguridad  al  libre  intercambio  de  bienes  y  servicios  entre  los  actores  

de   una   economía   de  mercado.   Por   consiguiente,   la   importancia   de   instituciones   como   la  

propiedad   y   la   hipoteca   resulta   innegable   dentro   del   marco   del   funcionamiento   de   la  

economía.    

En  virtud  de  lo  anterior,  se  propone  que  en  la  Constitución  Política,  específicamente  en  su  

artículo  45,  se  incluya  una  mención  expresa  de  la  propiedad  como  elemento  esencial  para  

la   promoción   del   bienestar   de   los   ciudadanos.   Incluso   las   resoluciones   de   la   Sala  

Constitucional   han   intentado   dinamizar   la   figura   de   la   propiedad   para   adaptarla   a   los  

nuevos  requerimientos  de  la  ciudadanía.  Sin  embargo,  resulta  necesaria  una  dirección  clara  

desde  la  norma  suprema  para  definir  el  rol  que  debe  desempeñar  la  propiedad  dentro  del  

entramado  legal  y  económico  de  la  sociedad.  Asimismo,  nuestro  Código  Civil,  en  su  carácter  

de   norma   superior   civil,   únicamente   establece   condiciones   generales   con   respecto   a   la  

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hipoteca.   Por   esta  misma   razón,   existiría   un   espacio   para   definir     la   hipoteca   como   una  

garantía  real  esencial  para  la  promoción  de  la  prosperidad  de  las  personas.    

Sin   embargo,   lo   anterior   constituye   un   punto   de   partida   para   una   rama   específica   del  

derecho.   En   realidad,   para   que   el   derecho   tenga   un   verdadero   efecto   como   elemento  

generador  del  bienestar  económico  se  requeriría    una  reingeniería  total  de  nuestro  sistema  

normativo.  En  todo  caso,  toda  esta  discusión  constituye  una  oportunidad  para  consolidar  y  

sistematizar   al   “derecho  y  desarrollo   económico”   como  una   rama  de   estudio  de   absoluta  

necesidad.  

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en el Perú. Themis, Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del

Perú, 44, 17-35.

Burgos, G. (2002). Derecho y desarrollo económico: de la teoría de la modernización a

la nueva economía institucional. Revista de Economía Institucional, Universidad

Externado de Colombia, 4, 174-199.

Cantuarias, L. F. (1991) Importancia y función económica del sistema de garantías reales.

En Garantías: Materiales de Enseñanza de la Pontificia Universidad Católica del

Perú. Lima, Perú: Oficina para Publicaciones para la Docencia.

Córdoba, J., Fallas, E., Ramírez M. y Valerín G., (1996). Constitución Política de la

República de Costa Rica Concordada, anotada y con resoluciones de la Sala

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De Soto, H. (2001). El misterio del capital. Lima, Perú: Empresa Editora El Comercio.

Zeledón, R. (1987). Código civil y realidad. San José: Alma Mater.

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Unilateral  Appointments  in  International  Commercial  Arbitration.  Is  it  time  to  change  the  way  Arbitral  Tribunals  are  constituted?  Herman  Duarte1  

Abstract  

The   proper   constitution   of   an   Arbitral   Tribunal   will   determine   the   validity   and  

enforceability   of   an   award.   This   paper   deals   with   the   different   problematic   that   multi  

arbitrator  tribunals,   in  specific  those  panels  formed  under  the  scheme  of  party  appointed  

arbitrators   can   face   during   the   proceedings,   analyzing   the   possibility   of   reducing   the  

perverse  incentives  that  an  arbitrator  might  have  in  ruling  in  favor  of  his  nominating  party.  

Key   words:   International   Arbitration,   Unilateral   Appointments,   Arbitrators,   Impartiality  

and  independence,  perverse  incentives.  

Resumen  

La  conformación  de  los  Tribunales  Arbitrales  determinara  la  validez  y  ejecutabilidad  de  un  

laudo.   Este   trabajo   da   un   enfoque   sobre   las   diferentes   situaciones   problemáticas   que  

tribunales   arbitrales,   en   concreto,   los   tribunales   conformados   bajo   el   esquema   de  

nombramientos   unilaterales   se   enfrentan   durante   los   procedimientos,   analizando   la  

                                                                                                               1  Funge  como  of  counsel  para  BATALLA  Abogados,  además  de  ser  profesor  visitante  en  ULACIT  en  la  matería  de   Resolución   Alterna   de   Conflictos.   Cuenta   con   un   Master   of   Laws   in   International   Commercial  Arbitration(LLM)  por    Stockholm  University,  y  una  Licenciatura  en  Derecho  por  Escuela  Superior  Economía  y  Negocios.  Está  autorizado  para  ejercer  la  abogacía  y  el  notariado  en  El  Salvador,  actualmente  en  trámite  para  colegiarse  en  Costa  Rica.  Contacto:  [email protected].  

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posibilidad   de   reducir   los   incentivos   perversos   que   un   árbitro   pueda   tener   en   dictar   un  

laudo  a   favor  de   la  parte  que   lo  ha  nominado.  Palabras  clave:  Palabras   claves:  Arbitraje  

Internacional,   Nombramientos   Unilaterales,   Árbitros,   Imparcialidad   e   independencia,  

Incentivos  perversos.  

Introduction  

The   last  part  of   a   contract  usually  addresses   the   conflict   resolution   clauses.   Such   clauses  

tend  to  be  of  vital  importance  in  international  commercial  relationships,  since  these  clauses  

will   determine   the   way   that   potential   conflicts   will   be   resolved.   Hence,   it   is   likely   that  

parties  will  be  in  favor  of  agreeing  to  an  efficient,   impartial,  and  just  method  to  solve  any  

eventual  disagreements.      

In   an   international   commercial   relationship,   parties   tend   to   avoid   the   national   courts  

systems,  because  it  takes  a  considerable  amount  of  time  to  reach  a  solution.  In  some  cases,  

parties  are  concerned  about  corruption,  and  a  perceived  lack  of  a  neutrality  of  the  courts.  

These,  among  other  factors,  have  contributed  to  the  rise  of  Alternative  Dispute  Resolution  

Methods  (ADR)2.  

Even  though  ADR  methods  are  far  from  being  perfect3,   it  cannot  be  denied  that  there  is  a  

clear   predominance   of   arbitration   among   traditional   and   alternative   dispute   resolution  

methods,   in   international  contracts.  The   Institution  of  Arbitration  has  distinguished   from  

other  methods  due  to  its  flexible  procedures,4  It  is  effectiveness  in  reaching  a  solution,  and  

the  facility  for  enforcement  5  of  the  decisions  that  the  arbitrators  to  a  dispute  reaches.  

                                                                                                               2  Julian   M.;   Mistelis,   Loukas   A.   (2003).   ‘Comparative   International   Commercial   Arbitration’.   Unites   States:  Kluwer  Law  International.    Pag.  1-­‐32    to  1-­‐54  3  Brower,   C.;   Sharpe   K.   (2003).   "The   Coming   Crisis   in   the   Global   Adjudication   System.   United   States:    Arbitration  International.  4  Brower,   C.;   Sharpe   K.   (2003).   "The   Coming   Crisis   in   the   Global   Adjudication   System.   United   States:    Arbitration  International.  5  The  most   recognized   International   instrument   in   enforcement   is   the   Convention   on   the   Recognition   and  Enforcement  of  Foreign  Arbitral  Awards(1958),  Hereinafter  "New  York"  Convention.    Another  instrument  of  

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The  flexibility  in  arbitration  procedures  comes  as  a  result  of  one  of  it  is  cornerstones:  party  

autonomy 6 .This   principle   entitles   parties   to   a   dispute   to   be   the   architects   of   the  

proceedings.   This   means,   that   parties   are   allowed   to   agree   in   a   vast   number   of   topics,  

including:  (i)  the  number  of  arbitrators  that  will  be  responsible  for  reaching  a  decision;  (ii)  

their  time  limit  for  reaching  that  decision;  (iii)  the  selection  of  a  method  for  choosing  the  

arbitrators;  (iv)  the  manner  in  which  proceedings  should  be  conducted;  (v)  The  applicable  

law  for  to  the  dispute;  (vi)  to  decide  if  the  arbitration  proceedings  will  be  administered  by  

an   institution,   or   by   the   arbitrators   themselves;   (vii)   determine   which   methods   will   be  

available  to  prove  the  facts  of  a  dispute;  and  in  general,  (viii)  any  other  factor  that  falls  in  

the  sphere  of  the  parties  autonomy.  

The   mandate,   or   objective   that   the   members   of   an   Arbitral   Tribunal   (sole   or   multi-­‐

arbitrator)  is  to  reach  a  final  and  binding  decision,  an  enforceable  award.  It  is  important  to  

bring   into   account   that   the   award   ruled   by   the   arbitrators,   if   dictated   in   one   of   the  

countries   that   has   signed   the   New   York   Convention,   the   decision   will   be   enforceable   in  

more  than  one  hundred  and  forty  jurisdictions.  

The  consequences  of  having  an  award  can  be  glorious  or  disastrous,  due   to   the  different  

places  that  the  document  can  be  enforced;  hence,  it  is  of  great  importance  to  study  the  way  

that   this  arbitral   tribunals  are  constituted,   specially   those   tribunals   that  are   formed  with  

more  than  one  arbitrator.    

The   common   practice   in   the   multi   arbitrator   tribunals   is   that   two   out   of   the   three  

arbitrators  are  unilaterally  appointed  by  the  parties,  one  each;  and  the  third  -­‐the  presiding-­‐  

arbitrator,  is  selected  by  the  arbitrators  appointed  by  the  parties.  This  brings  up  all  type  of  

situations,  from  collaborative  arbitrators  that  fulfills  their  functions  with  due  diligence;  to  

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               interest   is   the   Inter-­‐American   Convention   on   International   Commercial   Arbitration   (1975),   Hereinafter  ‘Panama’  Convention.      6  Heuman,   L.   (2003)   ‘Arbitration   Law   of   Sweden:   Practice   and   Procedure’.   United   States:     Juris   Publishing.  Pag.249.  

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rebellious   arbitrators   who   refuse   to   participate   on   proceedings;   and   even   the   possible  

scenarios  where  the  arbitrators  issues  an  ugly7  dissent.    

Experienced   practitioners,   such   as   Prof.   Van   den   Berg,   have   made   reports   where   it   is  

evidenced   that   an   elevated   number8  of   dissents   are   produced   by   the   arbitrator   that  was  

unilaterally  appointed  by  the  party  who  loses  the  arbitration.  The  situation  gets  even  more  

critical,  when  the  dissents  are  used  as  the  basis  for  a  challenge,  or  to  raise  objections  to  the  

enforcement  of  the  award9.      

This   situation   raises   many   doubts,   and   concerns   about   the   method   for   appointing  

arbitrators,   with   a   special   connotation   around   the   unilateral   appointments.   There   are  

strong   opinions   that   raises   against   the   continuance   of   this   practice,   as   it   puts   (or  

sometimes,   it   does)   the   perverse   incentives   that   can   exists   in   ruling   in   favor   of   the  

appointing  party.  The  main  idea  surrounding  the  discussion  is  the  possibility  to  get  rid  of  

doubts  concerning  the  neutrality10,  impartiality,  and  independence  of  arbitrators,  with  the  

prohibition   of   the   unilateral   appoints.   In   order   to   protect   the   institution   of   Arbitration,  

since  problems  as  this  one,  at  the  end  of  the  day,  affects  the  trust  and  confidence  that  this  

ADR  method  provides  to  the  users.  

Under   this   context,   this   paper   has   been   divided   into   three   parts11.   The   first   one  will   be  

addressing   the   relevant   topics   under   the   constitution   of   arbitral   tribunals.   The   second,  

                                                                                                               7  In   the   terminology   used   by   Redfern,   Alan   'The   2003   Freshfields?   Lecture   Dissenting   Opinions   in  International  Commercial  Arbitration:  The  Good,   the  Bad  and  the  Ugly'   (2004)  20  Arbitration   International  pp.  223–242.  8  van  den  Berg,  Albert  Jan  'Dissenting  Opinions  by  Party-­‐Appointed  Arbitrators  in  Investment  Arbitration'  in  n  Mahnoush  Arsanjani  et  al.  (eds.),  Looking  to  the  Future:  Essays  on  International  Law  in  Honor  of  W.  Michael  Reisman.  P.821-­‐843.  9  As  discussed  on  section  3.2  of  this  work...        10  As   stated   in   Bishop,   Doak;   Reed.   Lucy   ‘Practical   Guidelines   for   Interviewing,   Selecting   and   Challenging  Party-­‐Appointed  Arbitrators  in  international  Commercial  Arbitration'  (1998)  14  Arbitration  International  at  400,  this  term  can  either  be  interpreted  broad,   in  order  to  encompass  impartiality  or  neutrality,  or  specific,  referring  to  the  neutrality  of  nationality.              11  This  paper  has  no  intention  of  covering  all  the  complexity  that  surrounds  the  constitution  of  the  arbitration  tribunals,  nor  dissenting                opinions;  it  has  been  intended  to  give  a  general  overview  of  these  topics  with  enough  references  in  case  the  reader  would  like  to  have  a  deeper  analysis  over  such  topics.        

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exposes   some   problems   that   multi   arbitrator   tribunals   faces   during   proceedings,   going  

from   scheduling   problems   to   dissenting   opinions   that   puts   in   evidence   the   bias   of   an  

arbitrator.   Finally,   a   third   section   devoted   to   analyzing   the   benefits   that   eliminating   the  

practice  of  unilateral  appointments  could  bring,  if  it  would  be  possible  to  do  so,  and  some  

possible  alternatives  to  such  a  controversial  appointment  method.            

 

Constitution  of  a  Multi  Arbitrator  Arbitral  Tribunal      

Worldwide   use   and   recognition   of   arbitration   is   a   fact.   The   success   of   arbitration   as   the  

dominant  method  for  dispute  resolution  has  been  the  culmination  of  a  long  process.  Great  

part  of   this   success,  has  been  as   consequence  of   the  United  Nations   role.   From   the  work  

made  under  the   ‘global  government’,   it  can  be  mention  the  New  York  Convention  back  in  

1958,  and  the  work  made  under  UNCITRAL.  The  adoption  of  the  Convention,  made-­‐among  

other  things-­‐  that  signatory  States  cannot  refuse  the  enforcement  of  foreign  awards,  unless  

is   done   under   one   of   the   causes   determined   under   the   Convention.   On   this   process   of  

success,   it   has   to   be  mention   the   role   of   UNCITRAL   in   the   unification   of   the  most   used  

practices   in   arbitration,   and   the   creation   of   the   Model   Law   of   International   Arbitration  

(1985).  With  the  intention  of  the  unification  of  arbitration  legislation  in  the  world,  in  order  

to  have  worldwide  jurisprudence  around  the  same  concepts.  The  Model  Law  (ML),  just  like  

the  New  York  Convention,  establishes  specific  circumstances  where  a  valid  refusal  of   the  

enforcement  of  an  award  can  be  made.  The  ML  also  proposes  specific  causes  to  challenge  

an  award.  The  former  is  brought  into  account,  since  one  of  the  causes  for  the  challenge  of  

an  award,  and/or  the  refusal  of  enforcement  it  is  due  to  anomalies  during  the  constitution  

of  the  Arbitral  Tribunal12.  

                                                                                                               12  For  differences  between  arbitration  and  litigation,  see  Redfern  and  Hunter  at  1.86  to  1.125.  Relevant  legal  provisions   for   the   refusal   for   the   recognition   and   enforcement   of   a   foreign   awards,   due   to   complications  during  the  conformation  of  the  arbitral  tribunal,  can  be  found  under  Art.V  of  the  New  York  Convention,  and  Art.36  of  the  Model  Law.  Art.34  of  the  Model  Law  deals  with  the  setting  aside  of  an  Arbitration  Award,  where  it  also  establishes  causes  for  setting  aside  an  award  for  improper  constitution  of  a  Tribunal.      

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In   addition   to   what   it   has   being   mentioned,   the   study   of   the   scope   of   the   agreement  

concluded   by   the   parties   is   a   matter   of   great   relevance.   Since   it   is   in   the   arbitration  

agreement  where  the  intention  of  the  parties  is  established.  It  is  important  to  keep  in  mind,  

that  in  the  religion  of  Arbitration,  parties  consent  is  sacred.  The  scope  will  determine  which  

parties  are  bound  to  the  obligation  to  arbitrate  the  disputes;  it  will  determine  the  number  

of   issues   that   are   within   the   competence   and   jurisdiction   of   the   arbitrators;   the  

administration   of   the   proceedings;   the   method   for   the   arbitrations   for   making   their  

decision:   in   law   or   by   equity;   the   number   of   arbitrators,   with   their   respective   selection  

method(any  method  that  violates  the  equality  of  the  parties  in  the  proceeding,  will  result  in  

an  unenforceable  award);  the  place  of  arbitration,  and  may  other  possible  provisions13    that  

can  be  concluded  by  the  parties.    

Having  in  mind  the  importance  of  the  constitution  of  the  Arbitration  Tribunal.  This  section  

starts   pointing   out   the   main   differences   between   arbitration   and   the   national   courts  

system.  The  second  part  of  this  section  will  be  dedicated  in  addressing  the  constitution  of  

Arbitral  Tribunals.  The  section  will  deal  with  some  general  remarks  of  the  selection  of  the  

tribunal,   going   through   the   difference   of   arbitration   proceedings   that   involves   an  

institution  with  those  who  do  not  uses  one;  the  qualities  required  by  the  arbitrators  for  a  

particular   dispute;   some   possible   appointment   methods   for   the   selection   of   arbitrators;  

and  a   final   subsection  addressing   the   topic  of   the  obligation  of  disclosure  by   arbitrators,  

and  the  eventual  challenge  of  a  Tribunal.    

Arbitration  or  Litigation?  

                                                                                                               13  On   the   scope   of   Arbitration   Agreements,   Redfern   and   Hunter,   Supra   Note   3,   at     2.55-­‐2.106.   See   also:    Gaillard,   Emmanuel   &   Savage,   John   'Fouchard   Gaillard   Goldman   on   International   Commercial  Arbitration'(1999),  Kluwer  Law  International  at  para.625.    

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Notorious  and  numerous  differences  between  these  two  systems  of  justice  exist.  An  initial  

distinction  can  be  made  concerning  the  costs  to  access  each  system.  In  general  terms14  ,  the  

cost  to  access  the  public  system  of  justice  are  null  or  non-­‐existent,  while  the  entry  fee  for  

arbitration  tends  15  to  be  elevated,  and  reserved  for  a  specific  sector16.    Another  difference  

can  be  made,  if  the  time  to  have  a  final  and  binding  decision  is  taken  into  account,  since  the  

periods  of  time  will  differ  depending  the  method  selected,  usually  having  a  faster  decision  

when  selecting  arbitration  over   litigation;   there   is  no  right  of  appeal   in  arbitration,  while  

many  court  systems  have  two  courts  of  appeal17  .    

A  clear  difference  between  each  system  is  put  into  evidence  at  the  moment  of  initiating  the  

proceedings.  To  activate  the  Public  Justice  System,  it  is  enough  to  present  a  claim  to  any  of  

the   judges   that   forms   part   of   the   permanent   body   of   public   servers   available   to   hear  

disputes  to  the  citizens  of  a  determined  territory.  Obviously,  the  necessity  of  a  competence  

and   jurisdiction  exam   is  necessary   for   the  correct  ventilation  of   the  claim.   In  Arbitration,  

before   presenting   a   claim   the   constitution   of   a   Tribunal   (or   the   selection   of   the   sole  

arbitrator)  is  necessary,  since  there  is  no  panel  of  arbitrators  ready  to  hear  any  claim.  Each  

Arbitration  Tribunal  is  created  for  a  particular  dispute.  This  idea  is  consistent  with  the  idea  

of  having  decisions   faster   that   the  Public  System.  However,  not  everything   is  easy  during  

this  part,   since   it   could   take   considerable  amounts  of   time-­‐  and  money,  of   course-­‐   in   the  

selection   of   arbitrators   that   will   establish   the   Arbitral   Tribunal   that   will   be-­‐hopefully-­‐  

competent  to  hear  the  dispute.  

                                                                                                               14  Of   course   there   are   exceptions,   e.g.   when   it   is   required   to  make   a   deposit   of   a   percentage   of   the   claim  submitted.   A   point   needs   also   to   be  made   respecting   the   legal   fees,  which   are   not   required   in   the   Judicial  System,  but  in  a  great  number  of  countries  the  services  of  a  lawyer  are  required  in  order  to  access  the  system.        15  The   amount   in   dispute   has   to   be   taken   into   consideration,   since   it   will   determine   the   fees   of   the  arbitrator(s),   and   in   case  of   the   selection  of   an   Institution   to   administer   the  process   it  will   determine   that  Institution’s  fees.    It  has  to  be  noted  that  in  consumer  arbitration  the  fees  tend  to  be  lower.  16  E.g.  AAA  Consumer  Arbitration  Rules  is  a  set  of  rules  that  are  designed  to  facilitate  access  and  to  eliminate  an  economic  impediment.]    17“International  Arbitration  Do`s  and  Don’ts”  Publication  by  Swiss  Arbitration  Association,  ASA,  Special  Series  No.31   June   2009.   For   notable   exceptions   of   arbitration   cases,   that   has   endless   disputes   the   famous  Dallah  Case  can  help  as  a  referent.      

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The   previous   fact   stated   above,   brings   in  mind   another   difference:   parties   in   arbitration  

have  the  possibility  to  decide  the  qualities  they  need,  and  desire  in  their  arbitrators.  This  

means,   that   in   an   agreement   of   arbitration   it   can   be   stipulated   a   number   of  

characteristics(nationality,   age,   profession,   academic   degrees,   experience   in   relevant  

sectors)  that  someone  will  be  required  in  in  order  to  be  eligible  to  form  part  of  the  Tribunal  

that  will  be  in  charge  of  resolving  the  dispute  presented  to  the  jurisdiction.  This  is  a  notable  

contrast  with   the  Public  Court  System,  since   the  one  who  appointed     the   judges   that  will  

resolve  disputes,  is  no  other  than  each  national  State.  In  this  context,  is  important  to  bring  

into  account  that  this  is  one  of  the  main  reasons  why  parties  tend  to  select  arbitration  over  

litigation,   since   the   possibility   of   selecting   an   experienced   person  who   could   rendered   a  

valid  and  enforceable  decision,  can  be  quite  handy  in  the  presentation  of  a  case.  

Another  important  distinction  of  arbitration  over  litigation  comes  from  the  contribution  of  

the  Convention  of  Recognition  and  Enforcement  of  Foreign  Arbitral  Awards,  also  known  as  

the  New  York  Convention  (1958).  This  Convention  allows  the  enforcement  and  recognition  

of   arbitral   awards   in   approximately   one   hundred   and   forty   countries,  which   can   be   said  

that   is  a  number  quite  hard-­‐or   impossible-­‐   to  obtain   if  a  dispute   is   resolved  via  ordinary  

litigation.  

As  it  has  been  stated,  there  are  several  differences  between  each  process  (along  with  plenty  

similarities)   which   can   be   interpreted   in   multiple   and   several   ways.   Depending   of   the  

interpreter  it  can  be  a  favoring  to  one  method  or  another.  However,   it  cannot  be  ignored,  

that  in  order  to  have  a  prosperous  arbitration  system,  it  is  required  a  proper  coordination  

between   the   Judicial   and   the   Private   Justice   system   (Arbitration),   in   order   to   empower  

arbitrators  in  the  compliance  of  their  mandate.  

 

  Selection  of  the  Tribunal  

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 No  talk  about  the  selection  of  a  Tribunal  can  be  made  without  an  agreement  to  arbitrate.  

That   is,   there   can   only   be   an   arbitration   proceeding   where   there   is   an   arbitration  

agreement.  The  agreement  reflects   the  parties  will,   it  shows  that  parties  have  voluntarily  

agreed   in   going   away   from   the   ordinary   jurisdiction   of   the   national   courts   (maybe,   in  

consideration   of   one   of   the   multiples   advantages   of   Arbitration)   and   have   decided   to  

resolve  their  conflicts  with  the  use  of  private  justice.  

Hence,   the   very   first   step,   is   the   verification   of   the   existence   of   a   valid   arbitration  

agreement18,   the   scope   of   the   disputes   that   the   parties   have   agreed   upon,   and   the   rest  

factors   that   the   parties   could   have   agreed   for   an   arbitration   proceeding:   Place   of  

Arbitration19,   number   of   arbitrators,   qualities   required   in   arbitrators,   method   for   the  

constitution  of  the  Arbitral  Tribunal,  application  of  a  specific  set  procedural  rules(such  as  

UNCITRAL 20 ),or   the   submission   to   an   Arbitral   Institution(Such   as   the   Stockholm  

Arbitration  Institute,  or  The  Arbitration  Court  of  The  International  Chamber  of  Commerce),  

among  many  other  things.    

The   identification  of   the   factors  agreed  by  the  parties  will  make   it  possible   to  determine:  

the  number  of  arbitrators  that  the  parties  are  going  to  submit  their  dispute  to;  the  qualities  

that   those   arbitrators   will   be   required   to   have;   and   the   selection   method   for   the                                                                                                                  

18  The  legal  requirements  of  a  valid  arbitration  agreement  can  be  found  in  art  7  of  the  UNCITRAL  Model  Law  on   International  Commercial  Arbitration   (hereinafter   ‘Model  Law’)  and  art.   II  of   the  New  York  Convention.    Even,   in   the   cases   of   a   non   valid   or   even   an   inexistent   Arbitration   Agreement,   it   will   be   the   arbitrators  composed  and  selected  for  the  particular  dispute  the  ones  that  will  have  to  declare  the  lack  of  jurisdiction,  in  accordance   with   the   worldwide   recognized   principle   of   Kompetenz-­‐Kompetenz.   For   a   discussion   of   the  different  currents  that  surrounds  this  complex,  and  yet  marvelous  juridical  concept,  please  refer  to  Gonzalez  de  Cossio,  Francisco,  “El  Principio  Competence  Competence  Revisitado”  19  The  Lex  Arbitri,  or  the  law  of  the  place  of  arbitration  is  a  relevant  factor  to  be  determined,  since  it   is  this  Arbitration   Law   that   will   give   a   complement   of   the   parties   agreement   in   those   cases   where   there   is   no  agreement   made.   A   tacit   agreement   is   to   be   interpreted   that   has   happened.   On   determining   the   place   of  arbitration   when   no   agreement   exists   between   the   parties,   see:       Born,   Gary,   (2001)   ‘International  Commercial  Arbitration:  Commentary  and  Materials    2nd  edition,  Kluwer  Law  International.    At  pp.  573  -­‐  614.  20  UNCITRAL  Arbitration  Rules    (2010).  When  parties  refer  to  an  specific  set  of  rules,  such  as  UNCITRAL,  it  helps  that  the  parties  can  rest  on  the  predictability  already  established  under  the  rules,  which  means  that  most  of  factors  that  parties  could  agree  on,  will  be  already  cover  by  the  set  of  rules.  The  same  is  to  happen,  when  parties  give  the  administration  of  the  proceedings  to  an  specific  institution,  since  it  is  usual  that  each  institution  have  an  specific  set  of  rules.  

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constitution  of  the  Arbitral  Tribunal.  The  previous  work,  in  order  to  consider  the  important  

and  relevant  factors  for  the  proper  constitution  of  the  Arbitral  Tribunal  that  will  have  the  

mission  of  rendering  a  valid  and  enforceable  award.  

It   is   important  to  keep  in  mind  that  the  constitution  of  an  Arbitral  Tribunal  that   is  not   in  

accordance  with   the   parties   agreement,  will   result   in   the   challenge   of   the   award,   or   the  

rejection   of   recognition   and   enforcement,   according   to   Article   V   of   the   New   York  

Convention,  And  Articles  34  and  36  of  the  Model  Law.  

Institutional  or  AD-­‐HOC?        

When  parties  select  an  arbitral  institution  to  administer  the  arbitration  proceedings,  it  is  to  

be  understood   that   it   is   an   institutional   arbitration,   and  where  parties  have  not   selected  

one,  is  to  be  understood  that  it  deals  with  an  ad  hoc  arbitration.  

Arbitration   Institutes   have   their   own   body   of   rules,   with   the   procedures   already  

determined,  liberating  parties  from  the  hard  work  of  creating  the  set  of  rules  that  will  rule  

the   arbitral   procedures   of   their   eventual   or   actual   disputes.   Multiple   advantages   of  

selecting  an  Institution   in  running  the  administration  of   the  proceedings  are  to  be  noted:  

the  main   reference  will   be   that   it   gives   the   extra   confidence   that   a   specialized   group   of  

individuals,   in   arbitration,   will   take   care   that   the   proceedings   run   smoothly.   Another  

perceived   beneficial   factor   is   the   help   that   Institutions   can   give   to   practitioners   in  

complicated   proceedings   such   as   the   challenge   of   an   arbitrator21.   And   a   final,   non-­‐

exhaustive,  advantage  could  be  the  quality  seal  (depending  of  the  institution)  that  is  given  

to   the   process   of   selecting   arbitrators,   since   it   is   usual   that   the   candidates   for   becoming  

                                                                                                               21  Challenge  proceedings  in  Institutional  Arbitrations  are  to  be  resolved  by  the  organ  that  is  the  head  of  the  arbitral   institution,   giving   a   transparent   and   already   determined   proceeding   to   follow   for   the   parties.   In  contrast   with   the   method   followed.   E.g.     Art.   11   of   the   Rules   of   Arbitration   of   the   International   Court   of  Arbitration   of   the   International   Chamber   of   Commerce   (1998),   hereinafter   ‘ICC’;   Art.   15   of   the  Arbitration  Rules  of  the  Arbitration  Institute  of  the  Stockholm  Chamber  of  Commerce,  hereinafter,  ‘  SCC  rules’.            

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arbitrators   in   a   particular   Arbitration   Panel,   needs   to   be   approved   by   the   Arbitration  

Institute.  

A  very  important  factor  to  have  in  mind  is  that  arbitration  institutes  do  not  work  for  free.  

Institutions  have  the  freedom  to  establish  the  method  for  charging  the  administrative  fees;  

a  common  practice  is  that  institutions  charge  a  proportional  value  to  the  amount  in  dispute  

(usually   set   up   in   the   annexes   of   the   Institution  Rules).  But   the   latter,   is   not   so  negative  

after  all,  since  any  expenditures  for  the  fees  of  Institutional  fees  will  not  be  required  to  be  

made.    

In  ad  hoc  arbitrations,  things  are  quite  different,  since  parties  have  to  establish  their  rules,  

instead  of  submitting  themselves  to  the  jeopardy  of  a  set  of  Institutional  Rules.  It   is  usual  

that   most   of   the   the   possible   things   to   be   agreed   under   an   arbitration   agreement   is  

complemented  by   the   lex  arbitri  provisions  on   that  matter.  Notwithstanding,   that  parties  

have  the  alternative  to  select  already  established  rules,  such  as  the  UNCITRAL  RULES.    

In  general  terms,  the  monetary  price  of  selecting  a  world-­‐class  arbitral  center   is   justified,    

by  the  relief   that  can  be  obtained   in  proceedings  such  as   the  selection  of  arbitrators,  and  

challenge   mechanisms   in   the   cases   where   justifiable   doubts   of   impartiality   and/or  

independence  exists22.  Challenges   in  an  ad  hoc  proceeding   tend  to  be  more  complex,  and  

with  even  more  judicial  intervention.    

Finally,  it  can  be  said  that  there  could  be  hundreds  of  arguments  in  favor  or  against  of  each  

arbitration  method,  but  as  many  things  in  arbitration,  it  will  have  to  be  determined  by  the  

parties  in  their  agreement,  consecrating,  once  more  and  the  principle  of  party  autonomy.    

 

Sole  or  Panel  

                                                                                                               22  It   is  to  be  noted  that  according  to  art.13(3)  of  the  Model  Law,  the  last  word  of  a  challenge  procedure  will  always   be   the   court   of   the   place   of   arbitration,   since   it   allows   parties   to   recur   to   their   instance.   Another  relevant,  or  important  factor  can  be  brought  up  with  the  example  of  the  Arbitration  Court  of  the  ICC,  which  has  a  particular  faculty  of  the  revision  of  the  award,  to  avoid  any  formal  errors,  somewhat  of  a  quality  control.        

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Another  topic  that  gives  plenty  ideas  to  discuss,  is  the  one  surrounding  the  decision  of  the  

selection  of  the  numbers  of  arbitrators  in  charge  of  resolving  a  dispute.  The  main  concern  

over  this  topic,  is  the  practical  consideration  surrounding  the  decision  of  the  arbitrator  or  

arbitrators:   to   have   a   decision   that   is   capable   of   being   enforceable   in   more   than   one  

hundred  and  forty  different  jurisdictions.  

The   usual   in   this   matter,   is   to   have   disputes   resolved   by   a   panel   of   three   arbitrators,    

leaving  each  party  of  the  equation  to  select  or  appoint  one  arbitrator,  and  depending  if  the  

applicable  rules,  the  third  arbitrator  is  to  be  selected  by  the  arbitrators  already  selected,  or  

by  a  third  body(such  as  an  Institution).  

On  this  matter,  is  relevant  to  bring  what  Article  10  of  the  Model  Law  stipulates,  which  gives  

the   allows   that:   ‘The   parties   are   free   to   determine   the   number   of   arbitrators”.   Hence,   it  

leaves   the  parties   the  possibility   to  choose   the  number  of  arbitrators   they  want   for   their  

dispute.   In   the   case   that   the   parties   agree   for   Institutional   arbitration,   as   established  

before,   the   relevant   rules   will   be   rendered   to   be   applicable   over   the   lex   arbitri.     For  

instance,  Arbitral   Institutions  such  as   the   ICC,  stipulates   that   in   the  case  of  no  agreement  

about  the  number  of  arbitrators,   it  will  be  will  be  resolved  by  a  single  arbitrator23.  Other  

sets   of   rules,   like   UNCITRAL,   specify   quite   the   opposite,   and   promote   disputes   to   be  

resolved,  in  case  of  no  consensus,  by  a  tripartite  panel  of  arbitrators.    

A  discussion  exists  whether  which  method  is  the  most  effective  for  the  adjudicative  process  

that   is   enclosed   in   Arbitration.   On   one   hand,   supporters   of   Multi   Arbitrator   Tribunals,  

sustain  that  the  process  will  be  covered  with  more  legitimacy,  since  each  party  will  feel  to  

be   represented   by   one   arbitrator   that   understands   its   culture,   and   share   its   legal  

                                                                                                               23  However,  it  leaves  a  discretionary  power  to  the  institution  to  decide  to  have  the  dispute  solved  with  more  than  one  arbitrator.  Art.8(2)  ICC  rules  A  similar  provision  is  set  up  by  art  12  of  the  SCC  rules,  where  it  leaves  the  discretion  to   the  SCC  Board  to  determine  according   to   the  complexity  of   the  dispute  whether   to  have  a  panel   or   a   sole   arbitrator.     Art.   7   UNCITRAL   rules,   in   what   concerns   the   number   of   arbitrators   that   is  proposed  under  that  set  of  rules.  

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background.  Another  reason  supporting  the  collegiate  tribunals  is  the  fact  that  since  there  

is  no  right  to  appeal  in  arbitration,  parties  will  feel  more  confident  to  have  three  (or  more)  

persons  to  hear  the  case24.  

On  the  sole  arbitrator  supporting  line,  it  comes  the  practical  and  handy  way  of  thinking  of  a  

common  and  normal  business  man:  amount  of  money  that  it  will  be  necessary  to  spend  in  

the  dispute.  A  sole  arbitrator  is   less  expensive,  compared  to  the  costs  of  three  arbitrators  

(unless  that  sole  arbitrator  is  one  of  the  ‘big  fishes’  of  arbitration).  

Additionally,  those  who  support  the  argument  in  favor  of  tribunals  rest  their  position  in  the  

fact  that  collegiate  panels  are  obliged  to  deliberate,  that  is,  to  conduct  a  series  of  exchange  

of  opinions  and  points  of  view,  which  will  end  or  lead  to  a  more  elaborated  award.  In  this  

same  line  of  thinking,  supporters  consider  that  three  heads  think  better  than  one,  and  any  

decision  reached,  even  in  the  case  there  is  a  dissenter,    will  be  covered  with  more  validity  

than  the  one  made  by  a  sole  arbitrator.      

On  the  other  hand,  those  who  claim  for  the  efficiency  behind  having  a  sole  arbitrators  puts  

into   the   table   a   legitimacy   argument.   This   goes   on   the   line   of   having  more   legitimacy   in  

award  ruled  by  one  person,  without  any  inconsistencies,  contradictions,  or  internal  battles.  

Than   one   award   made   by   three   arbitrators,   three   different   minds,   and   three   different  

styles.  The  legitimacy  factor  is  even  raised,  by  the  fact  that  the  only  appointment  that  has  to  

be  made,   the   appointment   of   the   sole   arbitrator,   will   be   either   be   done   in   a   consensual  

matter,  or  by  a  neutral  institution,  equilibrating  each  side  of  the  equation.    

                                                                                                               24  In  England  an  El  Salvador  appeal  is  allowed.  Article  69  of  the  British  Arbitration  Act(1996)  deals  with  the  point  of  the  Appeals  on  Point  of  Law,  however  it  leaves  parties  the  faculty  to  decide  to  exclude  this  possibility.  In  El  Salvador,  things  tend  to  be  different.  The  reform  of  the  Arbitration  Act  which  passed  in  2009,  allowed  the   appeals   of   arbitral   awards   ruled   in   law(Art.66-­‐A).   The   establishment   of   the   appeals   brought   a   lot   of  commotion   in   the   juridical   and  business   community,  which  as   a   result   a   constitutional  process   around   the  topic  started  (process  11-­‐2010)  which  end  up  in  the  declaration  of  the  constitutionality  of  the  reforms.  The  author  of  this  paper  has  express  the  repudiation  of  this  situation  in  different  public  spaces  opinions  in  local  newspapers(LA  PRENSA  GRAFICA),  and  conferences  organized  by  El  Salvador  Chamber  of  Commerce.  

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Furthermore,   supporters   of   sole   arbitration   proceedings   considers   that   having   only   one  

arbitrator,  makes  the  process  more  efficient,   flexible,  and  faster,  since  schedule  problems  

are   considerably   reduced   and   there   are   practically   inexistent   possibilities   of   having   the  

tribunal  truncated25  .    

This   lack  of  consensus,  reflected  on  the  different  provisions  either  on  national   legislation  

level,  or  institutional  rules  level,  opens  the  discussion  surrounding  the  decision  of  selecting  

the  number  of  members   that  a  Tribunal  should  have,  and  most  of  all,  which   tribunal  will  

rendered  a  more  legitimate  decision:  a  sole  arbitrator,  where  no  possible  dissents  exists,  or  

a  panel  where  it  could  be  under  the  mask  of  a  tripartite  decision  on  the  same  direction,  or  a  

fractured  decision    with  dissents.    

As   it   has   briefly   been   pointed,   the   debate   is   far   away   from   being   closed,   and   there   are  

supporting  arguments  in  each  position.    

 

Qualities  Required  in  Arbitrators    

First   and   foremost,   it   is   important   to   not   confuse   the  possible   requirements   that   parties  

might  set  up  for  the  arbitrators  of  their  dispute,  with  the  requirement  of  ruling  in  equity  or  

in  law.  Which  means  that  the  arbitrators,  in  application  of  the  arbitral  award,  will  have  to  

reach   their  decision   in   the  application  of  provisions  of   the  applicable   law;  or,   in   the  case  

equity  is  agreed,  in  accordance  to  the  concept  of  what  is  just  and  equitable  for  them.    

In  principle,  parties  are  free  to  agree  whatever  characteristics  they  want  or  need  that  the  

arbitrators  that  will  have  to  listen  and  eventually  resolve  their  dispute  need  to  have,  for  the  

proper  constitution  of  the  Arbitral  Tribunal.  It  is  also  necessary  to  have  in  mind,  that  there  

                                                                                                               25Art.33(1)  of  UNCITRAL  rules  stipulates  that  in  order  to  make  a  decision  a  majority  is  needed,  and  as  it  can  be  expected,  not  all  the  times  a  majority  would  be  reached,  resulting  in  truncated  tribunals.  Other  rules,  such  as  art.25  (1)  of  ICC  rules,  give  the  Chairman  the  faculty  to  take  the  decision  alone  when  no  majority  can  be  reached.  A   similar  provision   is  on  art.  35  of   the  SCC  rules.  On  Truncated  Tribunals   see:  Born,  Gary,   (2009)  ‘International  Commercial  Arbitration,  Kluwer  Law  International  at  pag.  1586-­‐1592.        

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is  a  general  principle  surrounding  the  ideality  of  person  to  become  an  arbitrator,  and  that  

is,   the   requirement   of   the  potential   arbitrator   to   be   impartial,   independent   and  with   the  

capacity  of  understanding  the  dispute  that  will  be  ventilated  under  his  wing.    

On  this  matter,  is  to  be  brought  up  what  the  UNCITRAL  Model  Law  and  the  leading  rules  of  

Arbitral  Institutions  establish.  And  basically,  the  different  stipulations  do  not  require  that  a  

person  hold  any  special  characteristics,  in  order  to  become  an  arbitrator.  However,  it  does  

make   it   clear,   after   interpreting   the   relevant   provisions26,   that   it   is   within   the   parties’  

autonomy   the  possibility   to   agree  on   the  qualities   the   arbitrator(s)  might  be   required   to  

have27.  In  Institutional  Arbitrations,  the  person  will  have  to  be  previously  confirmed  by  the  

Institution  before  being  appointed  an  arbitrator.    

A  topic  that  cannot  be  omitted  in  this  section  is  the  area  concerning  the  duty  of  disclosure  

of   an   arbitrator,   which   is   under   a   close   relation   with   the   topic   of   the   ideality   of   an  

arbitrator.   The   disclosure28 can   be   defined   as   the   procedural   act   where   an   appointed  

arbitrator   discloses   to   all   of   the   parties,   and   arbitrators   involved   during   a   particular  

arbitration   dispute,   any   circumstances   that   could   bring   into   doubt   his   impartiality,  

independence,   or   capacity   for   the   present   dispute29.   The   duty   of   disclosure,   is   of   vital  

importance   because   it   gives   parties   the   option   to   challenge30 the   appointment,   and   also  

because   it   promotes   transparency   and   confidence31 in   the   arbitration   proceedings.   Once  

the   tribunal   is   constituted   according   to   the   party   agreements,   and   the   arbitrators   have  

                                                                                                               26  That  is,  Art.10  to  15  of  UNCITRAL  rules      27  For  example,  Art.33  of  the  Arbitration  Law  of  the  Republic  of  El  Salvador  establishes  that  for  some  types  of  arbitration,  it  is  required  to  be  a  certified  lawyer.  28  Bishop  and  Reed.  ,  supra  note  10  at    pages  407–416.    IBA  Guidelines  on  Conflicts  of  Interest  in  International  Arbitration  (2004).  29  For   more   on   impartiality   and   independence   of   arbitrators   read   Rogers,   C.A.   (2008)   'The   Ethics   of  International  Arbitrators'    5  Transnational  Dispute  Journal  at    631-­‐643;  also  Born,  Supra  note  24  at  1615  –  1645;   see   also:   Raeschke-­‐Kessler,   H   (2008)   'Impartiality   and   Independence   of   Arbitrators   -­‐   A   Problem   of  Transnational  Law'  5  Transnational  Dispute  Journal.  30  If  no  objection  is  made,   it  will  be  considered  as  a  waiver  of  the  party  to  challenge  the  arbitrator   later  on,  leading   to   the   confirmation   of   the   arbitrator,   and   the   eventual   conformation   of   the   Arbitral   Tribunal.   On  challenge  of  arbitrators:  Redfern  and  Hunter,  supra  note  3.      31  Rogers,  Supra  note  29  at  638  

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disclosed   the   possible   causes   of   a   challenge,   the   arbitrators   have   other   obligations   to  

comply32.          

 

Appointments  of  Arbitrators    

The   appointment   of   arbitrators,   once   again,   is   set   up   under   the   sphere   of   decisions  

available   to   the  parties   that   agree   to   arbitrate.   There   is   a   vast   possibility   of   scenarios   of  

different   methods   for   the   selection,   or   appointment   of   arbitrators.   Methods   can   be   as  

diverse  as  a  random  selection  from  a  list  of  names;  a  decision  taken  by  a  third  neutral  (or  

non-­‐neutral)   party;   a   consensual   decision   (and   how  hard   is   to   obtain   a   consensus  when  

two  parties  are  in  the  middle  of  a  dispute!);  and  more  frequently,  a  direct  appointment,  also  

known  as  an  unilateral  appointments33.  

  The   use   of   one  method   over   another  will   define   the   outcome  of   arbitration,   since  

there  are  some  methods  that  would  guarantee  the  parties,  no  matter  what  the  outcome  of  

the  result  is,  that  there  have  been  no  symptoms  of  bias  in  the  arbitrators,  while  there  might  

be  other  ways  of  appointment  that  might  give  that  sensation.   In  any  case,   is   important  to  

not  forget  art.34  and  36  of  the  Model  Law  and  Article  V  of  the  New  York  Convention,  since  

an  arbitration  agreement  that  do  not  gives  equal  possibilities  to  parties  in  the  appointment  

of  the  arbitral  tribunal,  a  possible  invalidity  or  a  refusal  of  enforcement  can  be  the  result.  

  In  multi  arbitrator  panels,   the  usual  practice  establishes  that  each  party  will  select  

one   arbitrator34,   and   the   unilaterally   party   appointed   arbitrators   will   select   the   third  

arbitrator,  who  will  act  as  the  chairperson  of  the  dispute.  It  is  to  be  noted  that  each  party  

must   cover   the   costs  of   the   appointed  arbitrators,   and   the  honorary  of   the   chairman  are  

usually  shared.                                                                                                                            

32  On  the  limits  on  the  party  autonomy:    Pryles,  Michael  "  Limits  to  Party  Autonomy  in  Arbitral  Procedures"  .  On  other  obligations  that  arbitrators  need  to  fulfill:  Rogers,  at  supra  note  29,  at  page  630-­‐648.  33  On  different  appointing  methods  of  arbitrators,  see:  Redfern  and  Hunter,  supra  note  3,  at  4.29  to  4.37      34  In  case  of  having  a  reluctant  party  to  make  the  appointment,  the  model  law  allows  that  the  party  with  an  interest  in  the  proceeding  recurs  to  the  courts  in  order  to  make  the  appointment.              

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  This  last  subject,  dealing  with  the  main  issues  around  this  paper,  since  it  brought  up  

the  questions  whether  the  arbitrators  that  are  unilateral  appointed  by  a  party(and  usually,  

unilaterally  paid  by  the  nominated  party),have  the  incentives  to  be  ‘loyal’  to  their  nominees  

and   ruled   in   their   favor,   in   order   to   receive   future   appointments   by   the   same   material  

party(the  company)  or  by  the  same  formal  party(the  law  firm  representing  the  company).    

 

  Problematic  Situation  in  Multi  Arbitrators  Tribunals        

The  question  around  the  (perverse?)  incentives  that  unilateral  appointed  arbitrators  have  

has   been   set   up.   In   the   following   section,   the   problems   that   multi   arbitrator   tribunals  

composed  under  a  scheme  of  having  a  panel  of  three  arbitrators,  composed  by  a  unilateral  

appointment   made   by   each   party   of   the   dispute,   and   the   third   arbitrator   nominated  

between  the  two  party  appointed  arbitrators.  

Problematic   situations   that   under   the   previous   scheme   detailed   arbitrators   might   face  

during   Arbitral   Proceedings   are   exposed   under   this   section.     It   is   not   an   exhaustive   list,  

since   it  would   be   impossible   to   record   all   the   potential   behaviors  without   leaving   some  

aside.  Some  of   these  situations  are  supported   in   the  work  of  experienced  practitioners35,  

while  some  are  logic  deductions,  or  anecdotic  experiences.  In  any  case,  the  section  gives  a  

significant  list,  in  order  to  make  a-­‐valid-­‐pause,  and  analyze  if  some  of  the  problems  can  be  

eliminated,  or,  reduced  by  changing  the  appointment  method.      

 

General  Remarks  

One  of  the  advantages  of  arbitration  over  litigation  is  the  possibility  of  selecting  the  panel  

of  persons  who  will  hear  and  decide  a  dispute,  in  contrast  with  the  already  selected  staff  of  

                                                                                                               35  van  den  Berg,  at  supra  note  8;  also  Arroyo  at  supra  note  8;  and    Kirby,  Jennifer  (2009)    'With  Arbitrators,  Less   Can   Be   More:   Why   the   Conventional   Wisdom   on   the   Benefits   of   having   Three   Arbitrators   may   be  Overrated’  26  Journal  of  International  Arbitration.      

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judges  that  court  system  offers.  As  a  consequence,  each  dispute  that  is  to  be  ventilated  in  

Arbitration  Proceedings  will   have   an   specific  panel   to  deal  with   the   complications  of   the  

case.  Hence,  the  constitution  of  the  tribunal  is  of  vital  relevance.    

Parties  have   in  mind  one  thing:  winning  the  case36.   It  would  be  naïve   to   think  otherwise.  

The  repercussion  of  selecting  a  non-­‐biased  arbitrator  over  a  biased  one  is  determinative  of  

the  dispute,  because  acting  in  one  way  or  another  will  affect  the  arbitrator`s  credibility,  and  

in  last  instance,  his  or  her  capacity  to  persuade  his  or  her  colleagues.    

Arbitrators   that   form   part   of   Tribunals   in   International   and   Local   Arbitrations,   are  

expected   to   be   neutral37,   independent   and   impartial.   The   common   scenario   is   to   have   a  

tripartite   panel,   where   each   side   of   the   equation   has   selected   one,   and   the   two   party  

appointed   arbitrators   agree   in   the   name   of   the   chairperson.   The   parties   are   jointly  

responsible  for  the  costs  of  all  three  arbitrators,  subject  to  any  ultimate  allocation  of  costs.  

Furthermore,   all   of   the   three   arbitrators   are   expected   to   be   neutral,   independent   and  

impartial.    

For  the  appointing  party,  the  selection  of  an  arbitrator  will  consume  a  considerable  amount  

of  time38,  research  about  the  capacities  of  potentials  arbitrators  will  be  necessary  previous  

the  appointment.  Not  to  forget,  that  the  nominee  has  to  understand  the  factual  issues  that  

are  going   to  be  presented.    Furthermore,   it   is   logical   that   the  appointing  party  will   try   to  

select  an  arbitrator  that  will  be  sympathetic  to  the  appointing  party  views,  which  does  not  

necessary   means   that   will   not   be   carrying   all   of   its   duties   with   diligence,   impartiality,  

independence,  and  neutrality.    

                                                                                                               36  Paulsson,  Jan  (2010)  'Moral  Hazard  in  International  Dispute  Resolution'  25  ICSID  Review,  at  11.                37  Of   course,   like   everything   in   life,   there   are   exceptions.   In   the   United   States   of   America,   there   exists   a  somewhat   common   practice   of   having   non   neutral   arbitrators   panel,   to   resolve   the   disputes.   For   further  information,   please   refer   to   Chernick   R.;   Gaitis   J.M.;   Davidson   R.B.   (2006)   'Non   Neutral   Arbitrators'   3  Transnational  Dispute  Journal.          38  Guides  for  the  proper  selction  of  arbitratos  has  been  created  by  practitioners.  One  of  this  was  created  by  Bishop  and  Reed,  supra  note  10.        

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                                                                       Common  Problems  in  Arbitral  Tribunals  

Innocent  and  non-­‐drastic  situations,  although  still  irritating  problems  can  be  presented.  It  

is   common   that   the   hearing,   or   scheduling   conference,   has   to   be   postponed   on   repeated  

occasions  due   to   the  busy  agendas   that   international  arbitrators39  usually  have.  Although  

some   of   these   problems   can   be   practically   harmless,   there   have   been   reports 40 of  

annulment  of  awards  due  to  this  situation.  

Common  scenarios  of  frequent  communication  between  one  party  and  ‘it’s’  arbitrator  has  

been  commonly  reported.  In  this  matter,  there  are  international  Guidelines  that  point  out  

this   type   of   behavior   as   not   proper41.   However,   is   not   to   confuse   or   to   create   a   general  

prohibition  of  communication  between  arbitrators  and  parties,  but   it  has   to  be  clear   that  

the   exchange   of   opinions   between   arbitrators   and   one   of   the   parties   in   private   is  

forbidden42  .   In   addition,   arbitrators   need   to   be   reluctant   of   engaging   private  meetings  43  

with  one  party,  because  of  the  possible  creation  of  bias  appearance,  which  eventually,  could  

open  a  window  to  a  possible  challenge  of  the  arbitrator,  and/or  the  award.    

Commentators44  have  also  noted  arbitrators  who  make  themselves  unavailable  just  before  

the   start   of   a   hearing,  with   the   only   aim  of   delaying   the   arbitral   procedure.   The   excuses  

presented   are   innumerable,   from   false   illness,   to   personal   compromises.   In   the   same  

context,   there   have   been   incidents   where   arbitrators   resign   at   the   last   minute,   which  

                                                                                                               39  Rogers,  supra  note  29,  at  page  646      40  For  Case  law  of  vacated  awards  for  scheduling  problems  see:  Born,  supra  note  20  at  pag.  844  .  41  IBA  rules  on  Ethics  for  International  Arbitrators,  rule  5.3  forbids  this  behavior.  42  For  example,   IBA  Rules  on  Ethics   for   International  Arbitrators.  Rule  5  allows  communication  prior   to   its  appointment,  in  order  to  check  availability  and  capacity  to  hear  the  case.    To  read  on  some  of  the  topics  that  might  be  addressed  during  the  meetings.  See  also:  Bishop  and  Reed,  supra  note  10  at  pag.  27-­‐31  43The   ICC  will   refuse   to   appoint   an   arbitrator  who   spends   approximately  50-­‐60  hours  with   the   appointing  party  reviewing  the  case.  This  according  to:    Bishop  and  Reed,  supra  note  10  at  pag.      44  See  Kirby,  at  supra  note  3435.  

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obviously  complicates  things45.  The  cases  of  biased  behavior  in  the  realization  of  a  hearing  

are  also  not  so  uncommon46.  

As  anticipated,  the  period  of  the  deliberations47  is  not  controversy  free,  and  it  can  be  filled  

with  different  situations.  The  concept  of  deliberation  can  be  said,  in  a  simplified  matter  that  

is  the  process  in  which  the  arbitrators  reach  to  their  final  decision  of  the  dispute  that  they  

had   the  obligation,  and  opportunity   to   resolve.  However,  a  warning   is   to  be  made   in   this  

matter,  due  to  the  small  quantity  of  information  available,  since  deliberations  are  governed  

under  the  strictest  rules  of  confidentiality.    

Notwithstanding   the   latter,   some   of   the   different   situations   that   can   be   faced   under   the  

context  of  a  deliberation  are  the  following:  consensus  in  the  decision  to  be  taken  by  all  the  

members   of   the   tribunal;   concessions   between   the   arbitrators48,   in   order   to   reach   an  

unanimous   decision;   or   when   no   consensus   can   be   reached,   the   issue   of   dissenting  

opinion49,  as  a  matter  of  discontent  by  the  arbitrator  with  different  criteria  to  the  majority,  

or  to  the  presiding  and  deciding  vote.  

                                                                                                               45  E.g.  Appointing  new  arbitrators,  repeating  procedures,  rescheduling,  etc.      46  As   illustrated   by   Lisa   Bench   Nieuwveld   (2011),   ‘Oral   Hearing   and   Party-­‐Appointed   Arbitrators:   Guess??  Yep!   That’s   Who   Appointed   Them!   On   Kluwer   Arbitration   Blog.   As   a   matter   of   fact,   I   had   the   personal  experience  of  facing  a  biased  arbitrator  during  an  interrogatory  procedure  the  party  appointed  arbitrator(by  the   other   party)   was   ruthless   enough   for   correcting   the   witness   in   several   occasions,   during   a   direct  interrogatory  conducted  by  a  member  of  the  team  i  was  part  of.  47  On  deliberations  Madsen,  Finn  &  Eriksson,  Peter;  (2006)  ''Deliberations  of  the  Arbitral  Tribunal-­‐  Analysis  of  Reasoned  Awards  From  a  Swedish  Perspective'  2  Stockholm   International  Arbitration  Review.   See  also:.    For  Different  examples  of  Inadequate  Internal  Deliberations  See  also  at  Born,  supra  note  20  20  at    page    844  .      48  Most   chairman  prefer   to   take   decisions   unanimously,   some   co   arbitrators   use   this   fact   to   try   to     extract  concessions  from  the  chairman  in  exchange  for  their  vote.    As  stated  by  Kirby,  supra  note  35  at    p.348.  In  the  same  line  of  thinking,  “try  to  persuade  the  other  panel  members  to  reduce  the  award  in  favor  of  their  party  in  return  for  joining  them  in  a  unanimous  award.  This  compromise  will  ordinarily  be  attractive  to  the  chair  of  the   panel,   for   his   or   her   reputation   for   obtaining   unanimous   awards  may   increase   the   likelihood   of   being  appointed  to  future  panels.  Even  if  the  award  is  not  affected,  the  party-­‐appointed  arbitrator  may  bargain   for  not  awarding  counsel  fees’’  as  stated  by  Smit,  Hans  (2010)  'The  pernicious  institution  of  the  party-­‐appointed  arbitrator     33   Perspectives   on   topical   foreign   direct   investment   issues   by   the   Vale   Columbia   Center   on  Sustainable  International  Investment.  49  On  dissenting  opinions  see:  Lew,  Mistelis  at  supra  note  1  at  24-­‐45;  Redfern  and  Hunter,  supra  note  12  3  at    9.187  –  9.183;  Arroyo,  supra  note  8;  Madsen,  supra  note  46  47  at  pag.31-­‐36.  For  Opinion  against  dissents  see:  Redfern,  Alan  (2006)    'Dangerous  Dissents',  3  Transnational  Dispute  Resolution  at  pag.8-­‐12;  Mosk,  Richard  &  

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Just  like  persons,  dissenting  opinions  comes  in  different  sizes  and  shapes.    

A   prominent   commentator   tends   to   classify   dissents   as   good,   bad   and   ugly.   The   good  

dissents50,   are   those   that   are   short,   polite,   but   yet,   allows   the   arbitrator   to   express   his  

discrepancy  with  the  decision  taken  by  the  majority.  The  bad51,  are  those  type  of  dissents  

where   the   arbitrator   expresses   a   disagreement   in   the   reasoning,   showing   some   bad  

temper,  but  not  going  to  the  extreme  of  attacking  his/her  coleagues.  And  finally,  the  ugly52    

dissents,  are  those  dictated  when  the  arbitrator,  in  addition  to  disagree  with  the  majority’s  

decision,  and  in  essence,  with  the  rationale  used  by  his  colleagues,  takes  the  opportunity  to  

attack   the   way   the   proceedings   where   held,   alleging   serious   procedural   violations,   and  

leaving  the  award  vulnerable  for  a  challenge  or  refusal  of  recognition  and  enforcement53.    

Ugly  dissents  are  truly  a  Pandora  box  specimen.  Some  notorious  examples  of  this  gender  of  

dissents,  has  been  the  case  where  the  arbitrator  started  pointing  out  that  parties  were  not  

given  equal  opportunities  to  present  the  case54;  other  factual  cases,  are  the  exclusion  of  the  

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               Ginsburg,   Tom   (1999)   ‘Dissenting   Opinions   in   International   Arbitration'   Liber   Amicorum   Bengt   Broms.  Finnish   International   Law   Association   at   page   273-­‐280.   For   opinions   in   favor   of   dissents,   see   Mosk   and  Ginsburg  page  270-­‐273.  50  The  author  exemplifies  this  type  of  dissents  with  two  ICSID  cases:  Aminoil  v.  Government  of  Kuwait  (1982)  and  Ultrasystems  Inc.  V.  Islamic  Republic  of  Iran.  Redfern,    supra  note  7  Page  226-­‐228        51  51  Idem  at  pag  228  52  Idem  at  pag..229  53  Mosk   and   Ginsburg   ,   supra   note   489   at   pag.280   commentating   the   position   of   Levy,   upon   which   the  dissenting   opinions   are   purely   made   with   the   intention   of   vacating   an   award,   state   that   “this   argument  assumes  that   the  arbitrator  has  no   interest   in  respecting  the  duty  of   impartiality  or   independence”.     In   this  sense,  I  consider  that  the  issuance  of  a  dissent  is  not  a  reason  to  consider  the  bias  of  the  arbitrator,  although  it  is  a  factor  to  take  into  a  consideration.        54  The  English  case  F  Ltd  v  M  Ltd  [2009]  EWHC  275  (TCC),  gives  an  example  of  an  award  that  was  set  aside  based   on   the   dissenting   opinion   of   an   arbitrator   which   exposed   the   irregularities   in   the   conduct   of   the  proceedings.  Comments  on  this  can  be  found  Richmond,  Francesca  (2009)  "English  court  sets  aside  an  award  on  the  basis  of  serious  irregularity,  but  confirms  the  doctrine  has  limited  scope".    On  Kluwer  Arbitration  Blog.  Another  example  is  presented  by  the  Iran-­‐US  Claims  Tribunals  in  the  case  between  Avco  Corporation  and  Iran  Aircfraft   Industries,  comments  on  this  case  can  be  found  on  Mosk  and  Ginsburg   ,  supra  note  8  49  pag.  281;  also:    commenting  the  same  case:  Born,  supra  note  19  20  at  pag.  .836  –  840.  

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arbitrator   from   the   deliberations55;   and   even   accusing   the   rest   of   the   Tribunal   of   being  

partial  and  non-­‐neutral56  .  

There  are  also  situations  where  arbitrators  promise   to   issue  a  dissent   in  certain  date   for  

the   purpose   of   delaying   the   delivery   of   the   award;   without   any   doubt,   that   this   type   of  

behavior   helps   the   party   who   appointed   the   ‘dissenting’   arbitrator   to   gain   time   for   a  

possible  settlement.  Under  this  context,  there  have  been  cases  where  the  arbitrator  sends  a  

copy  of  the  draft  award57  to  one  of  the  parties,  giving  them  vital  information  for  negotiating  

with  the  other  party.        

Furthermore,   a   case   where   the   arbitrator   admits   to   have   acted   in   a   non-­‐neutral58  way,  

favoring  the  party  who  appointed  him,  has  happened  in  previous  occasions.  Finally,  there  

have  been  outrageous  cases  where  arbitrators  crossed  the  line  of  a  civilized  behavior  and  

threatened  other  arbitrators  in  causing  them  a  physical  harm59.        

 

Is  It  Time  to  change  the  Way  Arbitral  Tribunals  are  Constituted?        

                                                                                                               55  That   situation   is   best   illustrated   by   the   case   between   UNCITRAL   Arbitration   CME   vs   The   Czech  Republic(sept  13,  2001),  where  an  arbitrator  issued  a  dissent  where  he  accused  his  colleagues  among  other  things  of  exclude  him  from  the  deliberations.  Comments  about  this  case  can  be  found  on  Redfern¸supra  note  7  at  Page  229-­‐230    and  page  238  -­‐240;  Redfern,  supra  note  48  49  at  page  8—9    ;  van  den  Berg,  supra  note  8,  pag.828.   See   also:  Gaillard,   Emmanuel  &   Savage,   John   (1999)   'Fouchard  Gaillard  Goldman  on   International  Commercial  Arbitration.  Kluwer  Law  International  at  parra.  1373,  to  read  more  on  proper  deliberations  “the  requirement  for  deliberations  will  be  satisfied  if  each  of  the  arbitrators  is  given  an  equal  opportunity  to  take  part,  in  a  satisfactory  manner,  in  the  discussions  among  the  arbitrators  and  in  the  drafting  of  the  award  56  Unscrupulous  situations  can  also  be  expected  after  ugly  dissents.  An  example  can  be  found  in  the  Klockner  v.  Cameroon  ICSID  cases  series,  where  the  dissenting  arbitrator,  which  was  appointed  by  Klockner,  became  Klockner`s  counsel  on  a  subsequent  arbitration  against  Cameroon,  as  annotated  by  van  den  Ber,  supra  note  8  at  pag.828  and    Madsen  supra  note  46  47  page.  22-­‐24.              57  Paulsson,  supra  note  37  38  at  pag.5      58  As  what  happened   in   the  Loewen  Case,  where   the   arbitrator   appointed  by   the  United   States   recognized  that  he  acted  in  an  partial  way  in  favor  of  the  appointing  party,  as  annotated  by  Paulsson,  supra  note  37  38  at  pag.5-­‐8.        59  As  reported  on  The  Times,  8  nov  1984  on  the  behavior  of  two  arbitrators  in  the  IRAN-­‐US  Claims  Tribunal,  where  one  arbitrator  threatened  the  other  by  throwing  him  down  the  stairs  of  the  Peace  Palace.  As  reported  on  Redfern,  supra  note  7,  at  fn  12,  Page  3.  

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Problems   that   a  Tribunal  might   face   cannot  be   attributed   exclusively60  to  one  of   the   two  

type   of   arbitrators   (chairperson   or   unilaterally   appointed),   but,   depending   on   who  

originates   the   situation,   a   doubt   of   the   neutrality,   independence,   and   impartiality   of   the  

arbitrator  might  be  raised61.  That  doubt  has  repercussions  on  the  Institution  of  Arbitration  

as  a  whole,  as  it  damages  the  trust  that  the  method  generates.      

In  a  considerable  amount  of  cases  there  has  been  an  incentive  for  an  arbitrator  in  showing  

his   loyalty   by   ruling   in   favor   of   his   nominating   party,   this   in   order   to   get   future  

nominations.  This  situation  raises  the  question  of  whether  it  could  be  possible  to  eliminate  

the  perverse   incentives  that  exists  by  simply  changing  the  appointment  method;  or   if   the  

costs   of   changing   the  method   are   too   high,   and   it   deals  with   only   a  marginal   number   of  

‘perverse’  arbitrators,  which  could  be  solved  by  the  market  itself.  

Unilateral  Appointments,  the  Genesis  of  All  Evil?    

The  Psychology  Behind  the  unilateral  Appointments    

Behind  every  great  man  there  is  a  great  woman;  and  behind  every  unilateral  appointment,  

there  is  a  party  intent  on  winning  the  case.  The  idea  that  three  minds  think  well  than  one,  is  

the  main  reason  why  complex  arbitrations  usually  haves  tripartite  panels  of  arbitrators  for  

resolving  a  dispute.  

The  winning  intention  of  the  appointing  of  an  arbitrator  will  sometimes  be  reflected  in  the  

confidence   that   is   given   to   the   counsel62  that   there   will   be   at   least   one   member   of   the  

                                                                                                               60  An  example  that  supports  the  statement  can  be  found  on  the  dissenting  opinion  issued  by  the  chairman  of  the  case  Tokio  Tokeles  Vs.  Ukraine,  ICSID  Case  No  ARB/02/18,  IIC  258(2004)  As  reported  on    Cited  on  Rees,  Peter   J;   Rohn,   Patrick   'Dissenting   Opinions:   Can   they   Fulfil   a   Beneficial   Role?'   (2009)   25   Arbitration  International  at  fn31,  page  336.  61  Parties  need  to  raise  challenges  to  the  arbitrators  in  as  soon  as  they  become  aware  of  the  factor  that  raises  a  doubt  of  their  impartiality,  since  it  could  be  possible  that  they  lose  the  rights  for  a  challenge  of  the  award  on  a  later  stage.  For  more,  read        Pinsolle,  Philippe’  The  challenge  of  awards  rendered  by  biased  arbitrators  -­‐  do  not  lose  your  rights’  (2008),  5  Transnational  Dispute  Journal.  62  See:  Bishop  and  Reed,  supra  note  10  at  pag.  10.    See  also:  Kirby,  supra  note  34  35  at  pag.  337.  Although  the  author  believes  that  the  increased  confidence  in  party  appointed  arbitrators  is  not  so  founded,  because  in  her  opinion  there  is  an  exaggerated  view  of  how  much  impact  a  co  arbitrator  usually  has  on  a  case.      

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tribunal   who   will   be   receptive   to   his   or   her   ideas.   That   signifies   that   the   unilateral  

appointed   arbitrator   serves   as   a   transmitter   and   translator63  of   the   opinion   of   the   party  

who  appointed  him  or  her,  since  it  is  under  his  duty  to  fulfill  the  obligation  of  transmitting  

his  nominee  case  to  the  rest  of  the  tribunal.  It  is  important  to  mention,  that  in  some  cases  

the   cultural   differences   between   the   parties   are   of   such   proportion   that   in   order   to  

completely   understand   one   party’s   actions   someone   who   shares   legal   and   cultural  

background  with  them  is  needed.        

Another  usual  idea  behind  the  logic  of  unilateral  appointments64  is  that  the  arbitrator  is  in  

the   obligation   to   consult   his   appointing   party   to   make   the   selection   of   the   presiding  

arbitrator,   which   gives   the   material   party   a   sense   of   “proximity   and   control   of   the  

process65”.      In  other  occasions,  the  justification  of  unilateral  appointment  of  an  arbitrator  

comes  with  the  idea  that  that  his  or  her  nominee  will  help  to  win  the  case66.    

It   is   clear   that   the  method  of  unilateral   appointment   gives   confidence   to   the  parties   to   a  

dispute,  and  is  also  one  of  the  biggest  advantages  that  arbitration  has  over  litigation,  since  

it  allows  that  parties  of  a  dispute  to  select  a  person  with  certain  qualities  that  will  assure  

that  the  conflict  between  the  parties  is  not  only  ventilated,  but  also  understood  by  someone  

who   is   capable   to   understanding   the  matter   in   controversy.   That   can   be   exemplified,   in  

cases   where   multi-­‐disciplinary   tribunals   are   formed,   or   experience   practitioners   in  

different  industries  are  appointed  as  arbitrators.    

 

                                                                                                               63  See:   Paulsson,   supra   note   37,38  who   consider   that   nowadays   there   are   no   real   differences   between   one  party   and   the   other,   notwithstanding   their   respective   positions   in   the   globe.   Hence,   it   is   no   longer   an  advantage  attributable  to  the  party  appointed  arbitrators.                64  In   the   majority   the   occasions,   either   because   the   applicable   rules   establish   that   procedure,   or,   because  parties  have  agreed  in  that  method  of  selecting  a  third  arbitrator.  65  Mourre,  Alexis   ‘Are  unilateral   appointments  defensible?  On   Jan  Paulsson’s  Moral  Hazard   in   International  Arbitration’(2010)  on  Kluwer  Arbitration  Blog  66  See:   Paulsson,   supra   note   37   38   at   9;   where   he   refutes   this   argument,   since   in   his   perspective,   it   is  contradictory  to  have  the  parties  believe  that  the  arbitrator  that   is  selected  by  them  is  going  to  be  relevant  factor  for  the  outcome  of  the  case,  and  the  duty  of  impartiality  with  which  they  are  bound.      

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The  Controversy  

‘I  don’t   trust   this  party,  why  would   I   trust   the  arbitrator   that   they  have  appointed?’    The  

logic  behind   the   controversy   is  quite   simple,   if   the   commercial   relations  between   two  or  

more  companies  have  gone  to  the  extreme  of   initiating  arbitral  proceedings,  how  can  the  

parties   have   confidence   that   the   arbitrators   selected   by   their   ex-­‐business   partner   will  

undertake  its  duties  in  an  impartial  and  neutral  manner?  Of  course,  a  great  amount  of  this  

matter  is  determined  by  the  reputation  of  the  parties  in  dispute  and  the  arbitrator  itself.  It  

is  not  unusual  that  a  dishonest  party  appoints  an  arbitrator,  who,  instead  of  behaving  as  an  

impartial  decision  maker,  will   cross   the   line  and  advocate   for   the  nominating  party67.  As  

Hans  Smit  comments  states,  ‘’the  presence  of  a  partisan  arbitrator  on  a  panel  will  normally  

reduce,   if  not  eliminate,   the   free  exchange  of   ideas  among  the  members  of   the  panel.  The  

chair   will   be   less   receptive   to   arguments   that   appear   to   be   moved   by   partisan  

considerations  or  may  join  one  of  the  arbitrators68”.    

An   idea   that   throws   more   wood   into   the   fire,   states   that   the   practice   of   unilateral  

appointments   creates   a   “disadvantage   of   a   party  who   is   100%   right   and  would   be   fully  

upheld   by   an   objective   decision-­‐maker.   It  may   favor   an   unscrupulous   party  who   has   no  

basis  to  seek  to  reduce  his  debt  except  the  perception  that  arbitration  may  let  him  get  away  

with  it69.”  

Finally,   it   is   to   bring   into   consideration   that   the   opponents   of   unilateral   appointments  

suggest  that  this  practice  is   jeopardizing  the  Institution  of  Arbitration  as  a  whole,  since  it  

                                                                                                               67  See:  Bishop  and  Reed,  supra  note  10,  at  pag.  10  and  30;  Paulsson,  supra  note  37  38  at  pag.  5-­‐8.  68  See  Smith  at  supra  note    37,  48.      69  See:  Lew  Mistrellis,  supra  note  1  at  Parra  10-­‐5;  Paulsson,  supra  note  37  38  at  pag.12;  also  Paulsson,  Jan  ‘Are  Unilateral  Appointments  Defensible?’(2009),  On  Kluwer  Arbitration  blog          

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gives  an  image  of  a  system  in  decadence70  for  the  lack  of  independence  and  impartiality  of  

the  decision  makers,  i.e.,  the  arbitrators.      

Factors  to  take  into  account      

At   this   point,   it   has   been   clear   that   there   are   positive   and   negative   factors  

surrounding   unilateral   appointments,   and   the   tendency   to   hold   this   practice  

responsible  for  being  the  genesis  of  all  evils  in  international  arbitration  seems  to  be  

going  on  a  raise.  Therefore,  it  is  important  to  analyze  the  factors  that  are  considered  

to  be  the  proof  of  this  seed  of  evilness,  and  the  reliability  of  changing  this  practice.    

One  of  the  most  recurring  illustrations  of  the  lack  of  impartiality  of  an  arbitrator  is  

said   to   be   echoed   on   the   high   percentage   of   dissenting   opinions   in   favor   of   the  

appointing   party.   However,   it   is   important   to   bring   into   consideration   that   the  

issuance  of  a  dissenting  opinion  is  the  exception71  of  the  general  rule  of  unanimous  

award,   as   it   can   be   confirmed   in   statistical   reports72  ;   furthermore,   the   numbers  

show  that  these  cases  are  going  on  a  down.    

Nonetheless,   the   fact   that  no  dissent   is  produced  does  not  guarantee   that   the  arbitrators  

have   acted   in   an   impartial   manner;   as   already   exposed,   it   is   quite   common   to   have                                                                                                                  

70  Matthews,   Joseph  M.   ''Difficult   Transitions   Do   Not   Always   Require  Major   Adjustment   –   It’s   Not   Time   to  Abandon  Party-­‐Nominated  Arbitrators   in   Investment  Arbitration''(2010),   25   ICSID  Review    At  pag.  51   -­‐52;  where  the  author  suggests  what  unilateral  appointments  really  show  is  the  hypocrisy  of  the  system.  71  Paulsson,  supra  note  67.38.          72  See  Arroyo  supra  note  8;  van  den  Berg  supra  note  8  at  page  824  where   it  shows  that,   from  150  cases  he  analyzed,   he   found   34   dissenting   opinions,   in   which   the   majority   were   issued   in   favor   of   the   party   who  appointed  the  dissenter.  Also  on  page  832  Proff  van  den  Berg  shows  the  decreasing  tendency  of  dissenting  opinions  in  ICC  arbitrations:  8.6  per  cent  in  2004  ;  5.8  in  2005;  5.1  in  2006  ;  7.7  %  in  2007;  and  5.6  %  in  2008.  In   this   context,   it   is   relevant   to   bring   up   the   statistics   that   the   Deputy   Secretary   General   of   ICC,   Simon  Greenberg,  kindly  provided  me  the  following  statistics  for  the  year  2008:  There  was  a  total  of  407  ICC  awards  that  year.    229  of   those  awards   came   from  a   three  member   tribunal.    Of   those  229   awards,   there  were  31  dissenting  arbitrators.    Of  these  31  dissents  dissents:  12  were  written  by  the  co-­‐arb  nominated  by  Claimant.    13   written   by   the   co-­‐arb   nominated   by   Respondent   .1   written   by   the   Chairman.   5   of   the   dissents   were  unanimous,  so  we  do  not  know  which  arbitrator  it  was  Of  the  12+13=25  dissenting  co-­‐arbitrators  who  were  identified:  23  of  those  dissents  were  in  favour  of  the  party  that  nominated  the  co-­‐arbitrator.  1  dissent  was  in  favour  of  the  party  opposing  the  nominating  party.  1  dissent  did  not  appear  to  take  a  clear  side.  

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compromises73  between  the  arbitrators  ensuring  a  beneficial  result  to  his  appointing  party,  

in  order   to   reach  a  unanimous  award.     In   the   same  context,   other   factors   such  as  biased  

behaviors  during  the  proceedings  are  to  be  taken  into  account.  

Another  factor  that  cannot  be  ignored  is  the  extremely  high  costs  that  changing  the  practice  

of   unilateral   appointments 74  could   take.   Not   only   the   economic   costs,   but   also   the  

transactional  costs  behind  the  change.      

The  first  factor  to  take  into  account  is  that  it  is  a  practice  engrained  in  the  culture  of  

arbitration.  Users  of  arbitration,  and  practitioners,  feel  comfortable  with  this  factor  

under  the  Institution  of  Arbitration.  It  gives  each  party  the  opportunity  of  selecting  

the  judges  for  the  dispute,  which  translates  in  confidence  in  winning  the  case.  

What   has   been   stated   is   reflected   in   the   market   itself,   where   the   majority   of  

institutional  rules  and  national  arbitration  laws  have  the  unilateral  appointments  as  

a   predetermined   method   of   composing   multi   arbitrator   tribunals.     Free   market  

principles  and  competition  suggests  that  as  long  as  it  is  possible  to  enforce  awards  

that   are   produced   by   tribunals   conformed   by   party   appointed   arbitrators,   parties  

agreements  will  keep  supporting  such  practice.    

The  latter  brings  up  that  what  makes  a  system  reform  quite  impossible  to  conceive  

is  that  it  will  require  not  only  changing  hundreds  of  Institutional  Rules  and    National  

Laws;   but   also   International   Conventions   such   as   the   NY   Convention   and   the  

Panama  Convention  will  need  to  be  reformed  also.        

                                                                                                               73  See  Kirby  on  supra  note  47,  48.  74  In   favor   of   unilateral   appointments   Sacerdoti,   Giorgio   'Is   the   party-­‐appointed   arbitrator   a   “pernicious  institution”?   A   reply   to   Professor  Hans   Smit'     (2011)   35   Perspectives   on   topical   foreign   direct   investment  issues   by   the   Vale   Columbia   Center   on   Sustainable   International   Investmen;  Mourre,   Alexis   ‘Are   unilateral  appointments   defensible?   On   Jan   Paulsson’s   Moral   Hazard   in   International   Arbitration’(2010)   on   Kluwer  Arbitration  Blog.  See  Also:  Matthews,  supra  note  68  70  where  the  author  defends  unilateral  appointments,  in  the  sense  that,  for  the  moment,  there  is  no  better  option  for  the  parties,  although  it  recognizes  the  possibility  of   the   figure   to  come  to  an  end.  The  author  also  proposes   to  change  the  oath  taken  by  the  party  appointed  arbitrators  in  ICSID  cases,  other  than  eliminating  the  practice.  

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Even  in  the  case  where  the  change  was  possible,  the  benefits  out  of  this  decision  are  

marginal  compared   to  all   the   trouble   that   it   took   to  get   through.  Additionally,   it   is  

not  possible   to  guarantee  such  benefits,   that   is,  eradicating  the  negative  aspects  of  

the  practice,   since   it   could  be   that   the  users   of   arbitration   switch   to   another  ADR  

method,    as  a  protest  of  losing  their  ‘right’  to  appoint  the  Tribunal75.        

 

    Alternatives  to  Unilateral  Appointments      

Although  there  are  high  costs  in  changing  the  default  rules,  it  is  always  a  possibility  that  the  

parties  agree  in  the  method  for  the  selection,  hence,  the  possibility  to  exclude  such  practice  

is  always  an  option.  This  section,  as  suggested  by  the  title,  provides  different  alternatives  

available  to  the  parties.  

 

 

 

   

Sole  Arbitrators      

A   recommendation   for   a   sole   arbitrator   can   be   made,   either   stipulating   that   the  

appointment  has  to  be  done  in  consensus  between  the  parties,  or  by  agreeing  in  the  name  

of  a  third  party  who  will  be  responsible  to  make  it.      

The  logic  behind  supporting  a  sole  arbitrator  is  the  following:  since  both  of  the  parties  have  

the  right  to  appoint  one  arbitrator  with  the  expectation  that  its  nominee  will  be  successful                                                                                                                  

75  As  stated  by  Mourre,  idem:    “A  general  ban  on  unilateral  arbitration  could  have  undesirable  consequences.  It   could   create   a   distance   between   the   arbitral   community   and   the   users   of   arbitration.   Arbitrators  would  look  less  at  the  parties  and  more  at  the  institutions,  which  all  have  their  own  degree  of  internal  politics  and  their   bureaucracy.   The   risk   would   exist   that   arbitrators   progressively  move   from   their   current   culture   of  services  providers,  close  to  the  needs  and  requirements  of  the  users,  to  a  culture  of  arbitral  public  servants  or,  even  worse,  of  arbitral  politicians.  No  one  has  to  gain  from  such  an  evolution”.  

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in  persuading  the  third  arbitrator76,   then  the  effect  of  the  co-­‐arbitrators  should  annul  the  

other  one77  ;  hence,  the  process  becomes  no  different  (except  for  the  prices)  than  having  a  

SOLE  arbitrator78.  

Some  of  the  obvious  problems  that  this  proposal  could  bring  are  that  it  is  possible  that  the  

parties   will   not   be   able   to   agree   on   the   name   of   the   arbitrator,   or   will   not   be   entirely  

satisfied  by  the  appointment  made  by  the  Institution.  In  addition,  there  can  be  cases  of  such  

complexity  that  having  a  single  arbitrator  could  not  be  enough.              

Appointments  Made  by  a  Third  Party      

A  second  alternative,   is  to  conclude  an  agreement  where  all   the  appointments,  or  at   least  

the   appointments   related   to     party   appointed   arbitrators,   are   to   be   decided   by   a   third  

neutral  party79  ,    an  option  available  either  in  Institutional  or  ad  hoc  proceedings.  

The  biggest  advantage  of  this  solution  is  that  it  is  likely  that  the  quality  of  the  proceedings  

and   the   award  will   increase80  as   a   consequence   of   having   a   higher   level   of   collegiality81.  

Another  interesting  point  to  highlight  is  that  if  all  arbitrators  are  being  selected  by  a  third  

neutral  party,  such  institution  could  decide  to  include  individuals  with  specific  knowledge  

in  determined  subject,  which  could  bring  something  extra82.    

Some   criticism   can   be   raised   in   the   establishment   of   this   method.   There   could   be  

unsatisfied  users  by  the  selection  made  by  the  Institution.  Another  problem  will  be  with  the                                                                                                                  

76  It   is   to   bring   into   consideration   that   the   Institutional   Rules   of   the  most   prestigious   Arbitration   Centers  Stipulates  that  the  Chairman  can  decide  a  case  by  its  own,  in  case  no  majority  is  reached.    ICC  Rules  art.25(1);  LCIA  Rules  art26(3)  ,  SCC  rules,  art.35(1),  CIETAC  rules  art.43(5).      77  Kirby,  supra  note  345  at  pag.  350  78  Idem,  at    pag.  347.  79  Paulsson,   supra  note  38  at  pag.16.  For   this  purpose,  Paulsson  exemplifies  his  proposal  with   the  Court  of  Arbitration   for  Sport,  which  has   it   seat   in  Laussane  and  works  with  arbitrators   that  are   registered   in   their  lists.    

 80  Kirby,  supra  note  35    at  Idem,  at    pag.350.  81  Mourre,  supra  note  72-­‐74.  82  On   repeated   appointments   see:   Slaoui,   Fatima-­‐Zahra   ‘The   rising   issue   of   ‘repeat   arbitrators’:   a   call   for  clarification’   (2009)  25  Arbitration   International,  pp.  103-­‐119.   In   the  conclusions   the  author  encourages   to  have  some  diversity  inside  the  Arbitral  Tribunal,  having  experts  in  the  substantive  field  and  in  the  procedural.            

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small  pool  of  available  professionals,  which  could  promote   the  repeated  appointments  of  

arbitrators,  contributes  to  an  increase  of  challenges  of  arbitrators,  making  procedures  less  

expeditious.    Another  area  of  trouble  could  be  the  high  entry  costs  to  form  part  of  the  pool  

of  available  arbitrators,  problem  of  great  concern  especially  to  new  arbitrators.        

 

Blind  Appointments        

Another   option   available   is   to   keep   confidential83     the   name   of   the   appointing   party,   in  

order  to  promote  the  free  exchange  of  ideas  between  arbitrators  during  the  period  that  last  

the  proceedings,  and  especially  during  the  deliberations,  since  it  guarantees  (in  the  file  at  

least)  that  none  of  the  parties  will  feel  pressured  in  affirming  one  side  or  the  other.  

The  main  problem  with  this  solution  is  that  it  is  not  so  reliable  in  practice,  where  it  would  

be  extremely  easy  to  find  out  which  party  appointed  who;  although,  in  theory,  it  is  still  an  

option84  ,  in  addition  to  the  applicability  trouble  in  the  cases  of  ad-­‐hoc  arbitrations.        

 

Non-­‐  Neutral  Arbitrators    

A   final  alternative  proposal   is   the  one   taken  by  Han  Smit  where  he  proposes   that:  party-­‐

appointed  arbitrators   should  be  banned  unless   their   role   as   advocates   for   the  party   that  

appointed  them  is  fully  disclosed  and  accepted85.  Which  in  other  words,  he  advocates  the  

                                                                                                               83  Other   institutions  have  experimented  with  a  variety  of  other  practices,  such  as  “blind  appointments”  (i.e.  seeking  to  ensure  that  nominees  do  not  know  who  appointed  them)  as  stated  by    Paulsson,  supra  note  67  38  at  pag.  12      84  In   an   exchange   of   communications   of   the   author   with   Christian   Alberti,   Assistant   Vice   President   of   the  International  Centre  for  Dispute  Resolution,  he  mentioned  that  this  is  not  a  standard  ICDR  practice;  yet,  it  is  not  unusual  either.  85  Smith,  supra  note  4948.        

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acceptance  of  non-­‐neutral86  arbitrators  as  it  happens  in  domestic  arbitrations  in  the  United  

States.        

The  interesting  point  of  this  proposal  is  that,  even  though  it  jumps  to  the  other  side  of  the  

equation,   it   gives   a   clear   solution   to   the   hypocrisy   problems   that   party   appointed  

arbitrators  present   in  some  cases.  This  proposal  might  require  some  reforms  as  well,  but  

the  big  difference   is   that   these  do  not   contemplate  any  prohibition,   and  would  allow   the  

parties  to  retain  some  control  on  the  formation  of  the  Tribunal.      

 

Concluding  remarks  

The   arbitration   Agreement   establishes   the   main   factor   to   be   taken   into   account   in   any  

arbitration   proceeding.   It   is   under   the   agreement   to   arbitrate   that   i   will   be   possible   to  

determine   the  proper   constitution  of  a  particular  Arbitral  Tribunal   for  a   specific  dispute.  

Hence,   it   can   be   said   that   the   constitution   of   the   arbitral   tribunal   is   a   crucial   moment,  

where  the  agreement  made  by  the  parties  needs  to  be  respected  and  enforced  in  different  

aspects   such   as:   the   number   of   arbitrators,   appointment   method   selected,   qualities  

required  in  arbitrators,  place  of  arbitration,  set  of  procedural  rules,  among  other  factors.  

The   failure   in   the  establishment  of  a  Tribunal   in  accordance   to   the  parties  agreement,  or  

that   performs   in   an   impartial,   independent   and   neutral   manner,   can   lead   to   dreadful  

results.  Either  by  having  an  award  that  is  going  to  be  set  aside  or  even  worse,  by  having  an  

unjust  award  that  can  be  enforceable  all  over  the  world.    

The   personal   traits,   ethical   values,   and   capacity   of   each   of   the   arbitrators   will   be  

determinant   in   the   creation   of   an   environment   of   cooperation   and   harmony   in   the  

Activities  of  the  Tribunal.  The  success  of  the  creation  of  such  environment  will  be  reflected  

in  the  quality  of  the  conduct  of  the  proceedings,  and,  ultimately,  in  the  award.    

                                                                                                               86  See    Chernick,  Gaitis,  Davidson,    Supra  note  35.  

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Emphasis   must   be   made   that,   in   most   cases,   tribunals   present   minor   and   insignificant  

setbacks,  which  leaves  the  tribunal  with  the  opportunity  to  take  out  their  responsibilities  

without  any  major  complication.  However,  there  are  some  other  cases  where  the  tribunal  

faces  serious  problems,  situation  which  reminds  that  there  is  always  a  possibility  of  having  

a   biased   arbitrator.     Furthermore,   since   the   parties   are   free   to   select   the   person  who   is  

going  to  act  as  their  party  appointed  arbitrator,  and  have  the  obligation  of  remunerating87    

him  or  her,  it  is  not  so  hard  to  have  doubts  of  the  independence  of  the  nominees88.  

In   addition,   the   system   of   unilateral   appointments   provides   a   perverse   incentive   which  

directs  the  arbitrator  to  advocate  for  its  appointing  party,  since  this  could  be  profitable  in  

the   future   by   having   a   reappointment   by   the   same   party,   in   a   different   case;   in   spite   of  

being   expected   that   arbitrators   take   care   of   their   duties   in   an   objective   and   impartial  

manner89  .  

In   the   market   of   alternative   dispute   resolution   methods,   notwithstanding   the   different  

problems   that   arbitration   presents,   it   is   still   rated   in   the   highest   positions   and   it   is  

considered  as  effective  and  reliable  method   for   the  parties   to  ventilate   its  divergences.   It  

cannot   be   ignored   that   the   psychological   factor   behind   the   unilateral   appointments  

contributes   in   the   success   of   the   institution,   and   the   market   is   not   showing   signals   of  

changing  this  practice.  

                                                                                                               87  On   this   context,   Section   39   of   The   Swedish   Arbitration   Act   stipulates   that:   An   agreement   regarding  compensation  to  the  arbitrators  that   is  not  entered  into  with  the  parties   jointly   is  void.   Interesting  point  of  the  SAA   is   that   it  blocks   the  possibility  of  parties   to  have   individual  agreements  with   the  arbitrators.       See  also:  Gans,  K.S.  ‘Don't  Bite  the  Hand  that  Feeds  You:  Arbitrator  Bias  Based  on  Payment  Information'  (2008),  5  Transnational  Dispute   Journal,     Part   of   the   conclusion   of   this  work   is   to:     “avoid   informing   the   arbitrators  about  the  non-­‐payment,  and  work  with  the  arbitration  institute  to  shield  the  arbitrators  from  this  knowledge.  The  greater  the  separation  between  fee  payment  and  the  arbitrators’  decision,  the  more  likely  that  a  motion  to  stay  an  arbitration  will  not  be  granted,  and  an  arbitration  award  will  be  enforced.  88  See   Redfern,   supra   note   7   at   pag.   233   where   the   author   questions   the   grade   of   independency   of   party  appointed   arbitrators   since   its   getting   its   fees   paid   by   the   same   appointing   party.   See   also:   Mosk   and  Ginsburg,  supra  note  48  49  on  page  275  considers  that  the  availability  of  dissenting  opinions  for  arbitrators  might  put  some  pressure  on  arbitrators  on  supporting  the  appointing  party.  89  Smit,  supra  note  3748.      

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The   elevated   costs   that   undertaking   the   task   of   changing   the   practice   of   unilateral  

appointments  is  a  factor  that  cannot  be  ignored.  Hundreds  of  statutes  and  rules  would  be  

needed  to  be  reformed;  this,   in  addition  to  the  modifications  of   international  conventions  

with  all  the  complications  that  taking  such  task  would  require90.  

Moreover,   there   is   no   certainty   of   the   results   of   taking   the   change,   and   just   the   mere  

attempt  to  reform  the  system  could  bring  more  problems  than  benefits,  since  it  is  possible  

that  parties  could  stop  relying   in  arbitration   for  being  deprived  of  selecting  the   judges  of  

their  dispute.    

Having   in   consideration   that   the   problems   of   biased   arbitrators   (and   the   implications  

within)   ultimately   impact   on   how   users   of   ADR   methods   perceives   the   Institution   of  

Arbitration  as  a  reliable  method  of   justice,   it   is   important   to  see   in  which  ways   the  same  

results   can   be   achieved  without   going   through   a   solution   as   dramatic   and   controversial  

such  as  banning  the  unilateral  appointments.  

In  first  instance,  parties  have  the  possibility  of  agreeing  a  different  method  of  appointment,  

since   it   rests   within   their   autonomy   the   faculty   of   designing   the   procedures   that   they  

consider  satisfactory.    

In  this  context,  it  has  been  proposed  that  parties  conclude  agreements  to  either  have:  sole  

arbitrators;  appointments  made  by  third  neutral  parties,  such  as  a  prestigious  arbitration  

institute;  or  anonymous  appointments,  where  the  arbitrator  does  not  find  out  who  was  the  

party  who  appointed  him  or  her.    

                                                                                                               90  In   order   to   close   the   option   of   having   Tribunals   conformed   of   arbitrators   that   have   been   unilaterally  appointed   by   the   parties,   the   regime   for   enforcement   the   awards   would   be   needed   to   be   reformed.   This  situation  rises  up  another  number  of  concerns  and  doubts  that  escape  from  the  scope  of  this  paper,  some  of  this  can  be  mentioned:  could  this  reform  be  concluded  exclusively  from  a  national  level?  Or  this  will  incur  into  violations   of   International   Conventions   such   as   the   NY   Convention?   Would   be   required   to   amend  International  Conventions?  If  so,  what  type  of  amendments?  Would  the  signatory  countries  of  International  Instruments  be  commited  with  such  reform?      

 

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An   equal   important   factor   in   this   task   of   reducing   perverse   incentives   is   the   role   that  

relevant  arbitration  actors  need  to  take.  That  is,  actions  that  keeps  investing  efforts  in  the  

promotion   of   the   real   culture   of   arbitration,   with   a   special   focus   in   explaining   the  

importance   of   having   impartial   and   objective   arbitrators.   This,   in   order   to   alginate   the  

market  to  exclude  those  arbitrators  who  have  a  ‘perverse’  historical  set  of  cases.      

Moreover,  National  Courts   judgment  are  of   extreme   importance   in   this  point   since  every  

ruling  sends  a  message  to  society91  ,  and,  being  the  ones  who  are  in  charge  of  reviewing  and  

enforcing  the  awards,  it  is  crucial  that  the  ethical  guidelines  are  applied  in  their  rulings92  .  

This  will  transmit  the  message,  that  if  parties  want  to  have  an  enforceable  award,  they  will  

be  required  to  stay  under  the  practice  of  appointing  non  biased  arbitrators.      

In  any  case,  there  are  many  reasons  that  justify  any  reflection  of  the  way  arbitral  tribunals  

are  being  constituted,  especially  when  there   is  an  animus  of  proposing  possible  solutions  

that  will   contribute   in   developing   the   Institution   of   Arbitration.   This   debate   is   far   away  

from   being   closed,   and   something   tells   me,   that   the   idea   of   non-­‐neutral   arbitrators   for  

International  Arbitration,  might  be  not  so  crazy  after  all.  

Biography  

                                                                                                               91  See  Bullard,  Alfredo  'Derecho  y  Economía,  el  análisis  económico  de  las  instituciones  legales'(2006),  Palestra  Editores,  2nd  edición  at    page  51-­‐67.  The  author  uses  a  law  and  economics  approach  to  analyze  the  messages  that  a  ruling  sends  to  the  society,  and  how  the  society  responds  to  it.  92    An  example  of  the  application  of  Ethical  Guidelines  in  their  reasoning  is  the  case  Applied  Indus.  Materials  Corp  V  Ovalar  Makine  Ticaret   Ve   Sanayi,   A.Sm  492   F.3d   132(2nd  Cir.   Jul   09,   2007)   (Reasoning   that   ''   It   is  important   that   courts   enforce   rules   of   ethics   for   arbitrators   in   order   to   encoourage   businesses   to   have  confidence   in   the   integrity   of   the   arbitration   process,   secure   in   the   knowlege   that   will   adhere   to   these  standards.'  As  annotated  in  Rogers,  supre  note  2829  at  fn  20,  Pag.  628.  On  this  same  line  of  ideas:  Gunter,  P-­‐Y.  Hurni,  C   ‘Impartiality  and  Independence  of  Arbitrators   in  Recent  Swiss  Case  Law  -­‐   from  Constitutional  Law  Principles   to   Transnational   Procedural   Law’(2008),   5   Transnational   Dispute   Manager;   where   the   authors  comment  about  a   recent  case  by   the  Swiss  Supreme  Court   in  which   there   is  a  direct  application  of   the   IBA  Guidelines  of  conflict  of  Interest.        

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La  construcción  cultural  del  delincuente  sexuado:  para  una  política  criminal  con  enfoque  de  género1  

Claudia  Palma  Campos2  

Resumen  

La  forma  en  que  se  construye  a  un  sujeto  criminal  implica  un  proceso  histórico  y  cultural.  

Reflejo  de  ello  es  que  lo  que  se  ha  concebido  como  un  “delincuente”  ha  sido  diferente  desde  

la   antigüedad   hasta   nuestros   días.   Esto   sucede   porque,   a   pesar   de   los   esfuerzos   de  

objetividad   con   que   trabaja   la   justicia   y   el   derecho,   estos   son  producto   las   concepciones  

morales  que  responden  a  un  momento  y  un  espacio.  Producto  y  ejemplo  de  ello,  es  que  la  

forma  en  que  ha  construido  la  imagen  del  hombre  delincuente  es  diferente  a  la  imagen  de  

la  mujer  delincuente,  recayendo  sobre  esta  última  una  serie  de  condiciones  morales  sobre  

sus   actos   que   no   tienen   igual.   Estos   elementos   forman   parte   de   la   manera   en   que   la  

actualidad   concebimos   y   trabajos   con   las   personas   privadas   de   libertad   desde   lo   que   se  

                                                                                                               1  Un  primer  esbozo  de  este  ensayo  fue  presentado  como  reflexión  final  en  el  Seminario  sobre  Criminología,  Política  Criminal  y  Derechos  Humanos,  de  la  Cátedra  Latinoamericana  de  Criminología  y  Derechos  Humanos  “Alessandro   Baratta”,     del   Instituto   de   Estudios   Latinoamericanos   (IDELA)   de   la   Universidad   Nacional   de  Costa  Rica.  2  Máster  en  Antropología  de  la  Universidad  Autónoma  de  Barcelona.  Académica  de  la  Escuela  de  Antropología  de   la  Universidad  de  Costa  Rica  y  de   la  Escuela  de  Sociología  de   la  Universidad  Nacional.   Investigadora  en  temas  de  cárceles  y  mujeres  en  Costa  Rica.  Correo  electrónico:  [email protected].    

 

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llama  una  política  criminal.  Palabras  claves:  Delito  femenino,  felaciones  de  género,  política  

criminal  y  género,  mujer  delincuente,  derecho,  justicia,  sexismo,  moral  sexista.  

 

Abstract:  

       The  way  in  which  a  subject  becomes  a  criminal  involves  a  historic  and  cultural  process.  

Proof   is   that  what  we  refer   to  as  a  "criminal"  has  changed   from  antiquity   to  present  day.  

This  is  because  despite  the  objective  efforts  with  which  justice  and  law  work,  they  are  the  

product  of  moral  concepts  that  belong  to  a  particular  time  and  space.  A  result  and  example  

of  this  is  how  the  image  of  a  male  offender  is  different  from  the  image  of  a  female  offender,  

having   the   latter   a   series   of   moral   conditions   of   their   acts   that   have   no   equal.   These  

elements  are  part  of  the  way  we  currently  think  about  and  work  with  inmates  from  what  is  

called  a   criminal  policy.  Key  words:   Female   crime,   gender   relationships,   criminal  policy,  

female  offender,  law,  justice,  sexism,  sexist  moral.    

 

La   coyuntura   sobre   los   delitos   y   las   sanciones   ha   puesto   sobre   la   mesa   de   discusión   la  

forma  en  que   se   concibe   la  política   criminal   en  Costa  Rica,   si   esta   existe  o  no,   o  bien,     si  

existe,   conocer   sus   características   y   si   tiene   un   sustento   vinculado   al   respeto   de   los  

derechos  humanos.  Sin  embargo,  mi  postura,    al  no  ser  ni  jurista  ni  abogada,  ha  tratado  de  

colocarse  de  forma  crítica  con  respecto  a  los  elementos  que  se  podrían  tomar  en  cuenta  en  

la   construcción   de   esa   política   criminal     o   en   el   conocimiento   de   la   historia   que   la   ha  

propiciado.    

Uno   de   ellos   ―y   desde   mi   perspectiva   de   los   más   interesantes―     es   la   noción   sobre   el  

sujeto,  desde  el  cual  parte  todo  el  andamio  de  la  justicia  y  las  leyes.  Este  sujeto  ha  sido  un  

sujeto  sexuado,  condición  primaria  que  se  ha  obviado  a  pesar  de  las  críticas  y  aportes  que  

desde   las   ciencias   sociales  y   la   criminología   crítica  ha   realizado  el   feminismo.  Lo  que  me  

gustaría   es   reflexionar   alrededor  de   la   imagen  de   la  persona  delincuente,  de   la   forma  en  

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que  esta  noción  ha  sido  construida  para  hombres  y  para  mujeres,  arrastrando  estereotipos  

de  género  que  se  siguen  manteniendo  y  se  reflejan  en  la  actualidad  en  la  forma  en  que  se  

conciben,  se  tratan  y  sancionan  los  delitos.  

A  pesar  de  que  no  entraré  en  el  detalle  del   trato  a   la  persona  delincuente  y   la  sanción,  sí  

retomaré  las  ideas  generales  sobre  las  que  se  monta  el  discurso  de  la  mujer  delincuente  y  

que   están   íntimamente   vinculados   con   una   “naturalización”3  de   la   condición   social   de   la  

feminidad.  Es  sobre  este  mismo  discurso  desde  el  que  se  ha  construido  al   sujeto   jurídico  

(en  masculino)  e  impregnan  las  concepciones  de  lo  que  podría  ser  una  política  criminal.  Las  

normas   y   las   sanciones   son   producto   de   la   cultura   y,   como   antropóloga,   parto   de   esa  

construcción   sociocultural.  Al   final   del   texto,   retomo  una  propuesta  de   lo   que  podría   ser  

una  política  criminal  respetuosa  desde  los  derechos  humanos,  pero  para  que  cumpla  este  

requisito  también  debería  ser  una  política  criminal  estudiosa  de  la  desigualdad  de  género  

que  impregna  la  ideología  del  derecho,  la  justicia  y  las  penas4.    

 

La  construcción  histórica  del  delito  y  del  delincuente  

 

A  quien  se  cataloga  de  ‘delincuente’  es  a  un  sujeto  que  se  considera  que  se  encuentra  fuera  

de  las  normas,  de  la  ley  y  el  orden,    y  está  íntimamente  vinculado  con  lo  que  la  sociedad  ha  

definido  como  un  delito.    Se  ha  entendido  por  ‘delito’  toda  acción  voluntaria  o  imprudente  

que   pone   en   riesgo   los   bienes,   la   vida   y   la  moral   de   aquellos   con   quienes   se   convive   en  

sociedad,    y  el  cometerlo  puede  ser  sancionado  con  la  prisión.    Esta  definición  muy  personal  

                                                                                                               3  Con   ‘naturalización’  me   refiero   a   la   insistencia   de   que   la   diferencia   entre   los   géneros   y   las   relaciones   de  género  tienen  un  asidero              en  la  diferencia  sexual  únicamente.  Es  cuando  se  argumenta  que  los  hombres  y  las   mujeres   son   diferentes   por   naturaleza   y   sobre   esa   idea   se   esperan   comportamientos   únicos   de   las  personas;   es   cuando   se   insiste   en   que   los   comportamientos   culturales   y   la   forma   en   que   está   ordenada   la  sociedad    están  únicamente  sujetos  a  la  diferencia  “natural”  entre  hombres  y  mujeres.  4  En   este   sentido,   solo   deseo   recalcar   que   mi   posición   es   política,   en   tanto   estudiosa   de   las   relaciones  humanas   a   partir   de   un   ordenamiento   cultural.   De   ninguna   manera,   ni   lo   pretendo,   trataré   de   hacer   un  análisis  jurídico  de  una  política  criminal.  

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o  tal  vez  muy  popular,  ha  tenido  sus  reveses  y  traspiés  a  lo  largo  de  la  historia  y,  tal  vez,  un  

elemento  que  se  puede  mantener  desde  la  antigüedad  hasta  nuestros  días  es  la  noción  de  

apartar  a  quienes  se  considera  que    incumplen  las  normas  sociales  o  culturales.      

Los  mecanismos  que  se  han  utilizado  para  ello,  las  consideraciones  políticas  y  objetivos  de  

esta   acción   es   lo   que   considero   ha   variado   a   lo   largo   del     tiempo   y   definitivamente  

responden   no   sólo   a   momentos   históricos   particulares,   sino   a   condiciones   morales,  

nociones   sobre   el   bien   y   el   mal,   y   principalmente   a   la   construcción   de   un   deber   social  

común  en  la  sociedad  y  un  deber  social  de  sujeto,  sexuado5  y  al  que  se  le  pide  una  actuación  

particular  a  partir  de  su  subjetividad.  

Por  otro  lado,    la  sociedad  ha  tratado  de  construir  una  noción  objetiva  del  delito,    es  decir,  

hoy  se  parte  de  que  las  discusiones  que  han  decantado  en  lo  que  se  conoce  en  la  actualidad  

como  ‘compendios  jurídicos’  son  producto  de  un  largo  proceso  de  objetivación,  a  pesar  de  

que  en  diferentes  países  alrededor  del  mundo,  existan  consideraciones   legales  diferentes  

para   los   mismo   delitos   y   con   sanciones   diferentes.   Pero   lo   menos   “claro”   de   esa  

objetivación  es  la  forma  en  que  cada  Estado  ha  decidido  qué  considera  falta  penal  y  qué  no.  

Sobra  lanzar  la  pregunta  sobre  la  objetividad  de  la  ley,  la  legalidad  y  la  justicia.        

Esta   noción   objetiva   del   delito   hace   suponer   que   estaría   medianamente   depurada   del  

juzgamiento   moral,   pero   veremos   que   las   nociones   tradicionales   y   los   imaginarios  

socioculturales  que  hoy  se  mantienen  ―los  cuales  se  vinculan  a  las  personas  que  cometen  

delitos―  como  las  estigmatizaciones  y  estereotipos,  responden  a  una  moral  particular,  que  

puede   ser   poco   objetiva   y   poco   respetuosa   de   los   derechos   humanos   estipulados   en   los  

tratados   internacionales.   Sin   embargo,     los   sistemas   de   justicia   y   penitenciarios   son  

producto   de   este   tipo   de   ordenamiento   y   han   sido   reforzados   por   los   compendios  

                                                                                                               5  Al   hablar   de   sujeto   sexuado,   busco   hacer,   intencionalmente,   una   diferenciación   en   la   noción   de   sujeto  esencial  y  homogéneo,  sin  sexo  y,  por  lo  tanto,  sin  una  condición  sociocultural  construida  alrededor  de  esta  marca  física.  Por  ejemplo,  al  hablar  del  ’sujeto  delincuente  ‘o  ’sujeto  criminal‘,    se  tienden  a  homogeneizar  los  actos  y  las  personas.  

 

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científicos  de  disciplinas  como  el  Derecho  y  la  Criminología,  y  en  las  ciencias  sociales  como  

la   Sociología,   la   Psicología   o   la   Antropología,   a   pesar   de   que   aunque   tempranamente  

cuestionan  el  ordenamiento  social  y  se  han  esforzado  por  comprender  y  aportar  al  tema  de  

la  cárcel,  los  delitos  y  el  sujeto  delictivo,  como  ciencias  han  sido  parte  ―y  lo  siguen  siendo―    

de  un  entramado  ideológico  y  científico  sexista  y,  por  lo  tanto,  también  han  contribuido  a  

mantener  intactos  algunos  estereotipos  y  estigmatizaciones  sobre  los  sujetos  delincuentes.    

Así,  históricamente,    ha  existido  una  serie  de  explicaciones  para  comprender  qué  lleva  a  los  

sujetos   a   cometer   delitos   y   una   serie   de   teorías   han   tratado   de   descubrir   o   caracterizar  

científicamente   lo   que   se   dio   por   llamar   la   “conducta   criminal”,   en   singular.   Ha   habido  

fundamentos   con   bases   biológicas,   psicológicas   o   sociológicas   que   han   tratado   de   dar  

fuerza  a   la   construcción  de   teorías,    pero  no  es   sino  hasta  el   siglo  XIX  que   realmente     se  

desarrolla   un   proceso   de   “objetivación   científica”   sobre   el   tema.     Antes   de   esto,   en   la  

antigüedad,  era  la  falta  a  la  norma,  a  la  moral,  al  orden  religioso  la  que  justificaba  el  castigo,  

encierro  o  la  reclusión,    y  que  también  tenía  una  particular  relación  con  las  mujeres  como  

apuntaré  en  adelante.      

Las   formas   de   castigo   que   existían   en   la   antigüedad   o   Edad   Media   podían   ser   bastante  

desproporcionadas  en  relación  con     los  castigos  cometidos,    y   fueron  cuestionadas  por  el  

británico  Jeremy  Bentham  (1748-­‐1832)  y  el  italiano  Cesare  Beccaria  (1738-­‐1794),  quienes  

introdujeron  la  iniciativa  de  proponer  que  debía  existir  una  adaptación  de  los  castigos  a  la  

proporción  del  delito  cometido.  En  esa  época  se  construye  la  noción  del  delito  como  libre  

albedrío  y  de  la  imputabilidad  moral,  que  lo  que  implicaba  era  tomar  en  cuenta  que  podía  

mediar   la   voluntad   del   sujeto   en   el   acto   del   delito.   De   esta   forma,   la   causalidad   y   la  

responsabilidad  estarían  focalizadas  en  el  sujeto  que  actúa  (Arnoso,  2006).      

 

Algunos  autores,  entre  ellos  Foucault  (1998),  mencionan  que  en  esa  época  del  siglo  de  las  

luces  probablemente  hubo  un  cambio  en  la  noción  del  sujeto  y  los  esfuerzos  para  construir  

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una  nueva   forma  de  civilización,  con   lo  que  se  quiso   “humanizar6”     los   tratos  dados  a   las  

personas  que  cometían  delitos.    

Michel  Foucault   inicia  su   libro  Vigilar  y  Castigar    de  manera  muy   ilustrativa  y  crítica  con  

respecto   a   los   castigos  públicos,   la   flagelación  y   a   la  moral   imperante   en   los   siglos  XVI   y  

XVII.   En   medio   de   este   tipo   de   trato   (o   mal-­‐trato)   y   la   avalada,   casi   gozosa,   flagelación  

pública,  hubo  fuertes  proclamas  y  críticas  que  se  fueron  introduciendo  poco  a  poco  con  las  

corrientes   humanistas   y   que   se   ilustran   con   las   propuestas   de  Beccaria   y  Bentham  en   la  

búsqueda  del  castigo  justo.  

Pero,    la  noción  de  delito  y  sujeto  delictivo  de  la  época  no  estaba  descontextualizada  de  una  

noción  de  sujeto  sexuado,  es  decir,  de  una  diferenciación  de  sexo  de  quienes  cometían  los  

delitos,    con  la  particularidad  de  que  en  la  época  no  existía  una  diferenciación  socialmente  

construida  entre  sexo-­‐género,  cultura-­‐naturaleza  y  regía  una  naturalización  de  las  acciones  

y  los  comportamientos  sociales,    más  tarde  sustentados  por  el  enfoque  biologista  en  el  siglo  

XIX.    

Vinculado  al  delito,  el  delincuente  era  un  sujeto  que  tenía  problemas  físicos  o  psiquiátricos  

que  propiciaban  su  actuar  “anormal”  dentro  de  la  sociedad  y,  aunado  al  dimorfismo  sexual  

humano,   se   consideraba   que   la   delincuencia   en   los   hombres   se   explicaba   a   través   de   la  

agresividad   innata  en   tanto  el  alfa  de   la  especie   tenía  una  predisposición  mayor  a   correr  

riesgos.  A  la  par  de  ello,  la  delincuencia  en  las  mujeres  era  menos  importante,    pues  por  su  

“menor  evolución”,  cometían  menos  delitos  que  los  hombres  (Calvo,  1993).  

 

Este   ambiente   permitió   la   construcción   de   una   noción   de   las   mujeres   delincuentes  

diferente  a  la  de  los  hombres  delincuentes,    y  de  los  actos  que  podían  considerarse  “fuera  

de   la   ley”,   aunado   a   la   particularidad   de   la   poca   frecuencia   con   la   que   cometían   delitos.                                                                                                                  

6  Más  adelante  la  explicación  de  Foucault  decanta  en  comprender  que  más  bien  hubo  una  especialización  del  castigo,  pasando  a  construirse  una  noción  de  mayor  vigilancia  y  control  social  a   través  del  control  sobre  el  cuerpo.  

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Junto   a   esto,     se   da   una   naturalización   de   un   “deber   ser”   social   y   moral   esperado,   que  

funcionó   como   mecanismo   de   control   social   informal   y   que   regía   de   manera   más  

contundente   para   las   mujeres,   lo   que   provocó   que   ellas,   como   delincuentes,   fueran  

particularmente   conceptualizadas,   contribuyendo   a   construir   una   idea   diferente   y  

estereotipada   de   su   actuar   “indebido”   y     que   se   ha   reflejado   en   las   nociones   de   justicia  

penal  hasta  nuestros  días.      

En  el  siglo  XIX  hubo  una  introducción  fundamental  sobre  la  construcción  cultural  del  delito  

desde  el  pensamiento  positivista  biológico,  argumentando  que  el  comportamiento  delictivo  

alteraba  el  funcionamiento  “normal”  de  la  sociedad.  Uno  de  sus  principales  exponentes  en  

Europa  fue  César  Lombroso,    que  con  su  obra  L’uomo  delincuente  de  1876  (1890  [1876]),  

dio   paso   al   estudio   del   individuo   “anormal”   desde   el   enfoque   médico   y   psiquiátrico,  

dejando   de   lado   las   intervenciones   sociales   en   la   explicación   de   dicho   comportamiento  

(Arnoso,  2006;  Almeda,  2003;  Matthews,  2003).  Los  aportes  de  Lombroso  se  atrevieron  a  

definir     las   personalidades   susceptibles   de   caer   en   la   delincuencia   y   a   caracterizar  

físicamente   a   aquellos   sujetos   delictivos,   estigmatizando   características   físicas   como   “la  

frente  o  la  asimetría  craneal,  e  incluso  características  sensoriales  vinculadas  con  el  sentido  

de  la  moral,  la  impulsividad  o  la  ociosidad”  (Arnoso,  2006,  p.  27).    

Para   Lombroso,   los   comportamientos   delictivos   ―tanto   masculinos   como   femeninos―  

formaban   parte   de   una   anormalidad   física   y   aunque   también   para   él   las   diferencias   de  

género   eran   producto   de   la   biología,   a   los   hombres   no   se   les   exigía   los  mismos   deberes  

morales  que  a  las  mujeres.  Era  claro  que  la  naturalización  de  la  condición  social  femenina,  y  

también   la  masculina,   vinculaba   a   las  mujeres   a   una   natural   maternidad   y   a   un   natural  

comportamiento  marcado  por  esta:  un  “llamado”,  un  anhelo,  un  deber  social  y  moral.    

 

Es  por  esto  que  Lombroso  (citado  en  Almeda,  2003),  frente  a  las  mujeres  que  delinquen,  no  

podía  sino  concebirlas  como  personas  especialmente  degeneradas  porque    han  violado  la  

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ley   y   la   normas   sociales,   lo   que   las   acreditaba   como  doblemente   peligrosas   y   por   lo   que  

había  que  considerarlas  como  monstruos.  Para  este  científico  de  la  época,  estas  mujeres  no  

sólo  tenían  cualidades  de  peligrosidad  masculina,    sino  que,  además,  “todas  las  peores”  de  

las  femeninas:  astucia,  rencor  y  falsedad;  ellas  tienen  los  rasgos  invertidos  de  las  mujeres  

“normales”,  no  siendo  ni  dóciles,  ni  maternales,  ni  sexualmente  apáticas  y  con  rasgos  físicos  

identificables:  menor   talla,   de   caderas   y   pechos   rudimentarios,   cabellos   espesos,   arrugas  

anormales,  prematuras,  palidez  lívida  en  el  rostro,  lóbulos  muy  desarrollados,  nariz  corta  y  

remangada   y   mandíbula   demasiado   voluminosa   para   una   mujer.   (Lombroso   y   Ferrero  

[1890],  citado  por  Almeda,  2003).    

En   esta   época,   la   concepción   de   la   criminología   que   era   positivista   fue   convirtiendo   en  

patologías   las  características  que  identificaban  a   las  personas  delincuentes  en  general,  no  

sólo  a  las  mujeres,  y  poco  a  poco  fueron  desarrolladas  por  las  ciencias  sociales  crecientes  

de  la  época:  como  la  psicología,  la  antropología,  la  sociología,  la  psiquiatría  y  también  por  la  

medicina;   estudios   alejados   del   ámbito   penal   y   jurídico.   A   pesar   de   que   con   la  

incorporación  en  la  década  de  1930  de  conceptos  como  “anomia”  y  “desviación”  (Durkheim  

(1982   [1893]),  Parsons   (1967),  y  Merton  (1964  (1957)que  permitieron  cambiar  un  poco  

este  enfoque,  aún  en  los  años  1960  se  mantuvieron  posturas  patologizantes  sobre  el  delito  

en  las  mujeres  ―como  las  argumentaciones  de  Pollack  (1961),  para  quien  las  mujeres  eran  

falsas,  mentirosas  y  vengativas―    y  la  delincuencia  femenina  se  explicaba  más  por  razones  

de   carácter   fisiológicas,   sentimentales   y   emocionales,   que   por   un   defecto   en   su  

socialización  primaria,  por  lo  que  devienen  en  distorsiones  de  sus  instintos  nerviosos.  

No   obstante,   estas   concepciones   sobre   la   conducta   de   las   mujeres   no   deberían   sonar  

extrañas   o   sorprender,   ni   al   hablar   de   la   época   antigua   ni   en   la   actual,   estas   sólo  

reproducen  el  lugar  social  en  el  que  se  ha  concebido  a  las  mujeres  y  sus  deberes,  aunando  

al   imaginario   cultural   sobre   lo   bueno   y   lo   malo,   lo   permitido   y   lo   ilegal   o   amoral.   Lo  

particular  es  que  esta  noción  se  enmarca  en  una  serie  de  actos  no  deseados  y  no  permitidos  

a   las  mujeres  y  que  tiene  que  ver  con  las  actividades  consideradas  “amenazantes”  para  la  

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sociedad,   pero   que   finalmente   eran   parte   de   las   actividades   vinculadas   con   el   uso  

tradicional  de  los  recursos:  como  la  curación  con  hierbas  y  las  parteras,  o  bien  vinculadas  a  

la  subsistencia  como  la  prostitución.  Actos  punibles  que  más  que  considerados  fuera  de  la  

ley,  estaban  considerados  fuera  de  la  moral.  

De  esta  manera,  se  construye  una  serie  categorías  de  sujetas  delincuentes  o  categorías  de  

criminalidad  más  allá  de  la  figura  legal,  y  más  bien  sustentadas  en  las  concepciones  sociales  

sobre  los  sujetos,  y  en  este  caso  las  sujetas  y  lo  que  de  ellas  se  espera,  que  particularmente  

alrededor   de   las   mujeres   tiene   un   sustento   que   se   basa   en   un   ideal   de   lo   femenino   y  

normativo  que  aún  en  la  actualidad  no  se  escapa  a  la  legislación:  los  actos  vinculados  a  la  

moral.   Estas   concepciones   han  marcado  profundamente   lo   que   conocemos   como  política  

criminal,  que  al  ser  producto  de  una  sociedad  altamente  diferenciadora  en  la  forma  en  que  

concibe  a  las  mujeres  y  a  los  hombres,    y  la  gran  diferencia  en  la  forma  en  que  se  valoran  

sus   actos,   no   ha   estado   exenta   de   reproducirlos   y   aplicarlos   en   su   concepción   de  

objetividad  jurídica.  Una  objetividad  y  por  lo  tanto  una  verdad  construida  desde  una  noción  

androcéntrica  de  la  sociedad,  el  mundo  y  los  valores  asociados  a  los  sujetos  sexuados.    

Incluso,   si   rebobinamos   hacia   atrás,   la   historia   de   la   criminalidad   de   las   mujeres   no   es  

posible  pensarla  pasando  por  alto  la  consolidación  de  un  orden  punitivo  que  se  da  a  través  

de   la   Inquisición,   que   está   por   demás   decir   que   se   ensañó   con   las  mujeres.   Fue   el   papa  

Inocencio  VIII  quien  en  1484  manifestó  su  deseo  de  que   la   fe  creciera  en  todas  partes  de  

Europa,  a  partir  de  una  preocupación  tras    enterarse  de  que  en  Germania  existían  muchas  

personas  que  renegaban  de   la   fe  católica  y,  por   lo   tanto,  de  su  bautismo,  siendo  tomados  

por   demonios;   así,   ordena   a   Heinrich   Kraemer   y   Jacobus   Sprenger   que   ejerzan   el  

“ministerio  de   la   inquisición”  para   la   corrección,   a   través  de   la   cárcel   y   el   castigo,   de   las  

personas  que  se   inculparan  de  perversión  herética  (Bigalli,  2006).    De  esta  manera,  en  el  

año  1487,    los  dominicos  Sprenger  y  Kraemer  publicaron  el  Malleus  Maleficarum  o  Martillo  

de  las  brujas,  en  donde  desde  el    título  queda  plasmada  su  relación  directa  con  las  mujeres  

(Zaffaroni,  1993).      

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Según  Bigalli   (2006),     la  aparición  de   las  brujas  data  del  año  1400  y  eran  brujas  aquellas  

mujeres   que   se   negaban   a   ser   esposas   y   madres   sumisas,   revelándose   así   contra   la  

jerarquía  patriarcal  de  la  época  y  cuando  el  hombre  fracasaba  en  la  tarea  de  domesticación,  

la   inquisición   intervenía.  Baratta  (2000)  señala  que  hoy  también,    como  parte  del  control  

social  informal  exclusivo  para  las  mujeres,  ese  dominio  patriarcal  de  la  esfera  privada  ve  su  

“última  garantía”  en  la  violencia  física  contra  las  mujeres.  Así,  en  la  época,  el  contrapunto  

de  la  mujer  buena,  es  decir,  la  perfecta  casada,    era  por  lo  tanto  la  mujer  mala,  ejemplificada  

en  las  brujas  y  en  las  prostitutas,  que  se  resistían  a  la  iglesia  y  a  la  monogamia.  (Luna,  s.  f.).      

Para  Kraemer  y  Sprenger,     las  mujeres  eran   foco  central  de   la  propagación  del  mal  en  el  

mundo,   no   solo   por   su   inferioridad,   su   tendencia   a   la   carnalidad   y   debilidad   (tomando  

como  base  la  debilidad  de  Eva),    sino  también  por  su  congénita  imperfección,  al  haber  sido  

concebido  de  una  costilla  torcida:  

Pero   como   sabemos   en   nuestros   tiempos   la   brujería   se   encuentra   con   más  

frecuencia  entre  las  mujeres  que  entre  los  hombres,  como  sabemos  por  experiencia,  

si   alguien   tiene   curiosidad   en   cuanto   a   la   razón,   podemos   añadir   a   lo   dicho   lo  

siguiente:  que  a  causa  de  su  debilidad  de  mente  y  de  cuerpo,  no  resulta  extraño  que  

caigan  en  mayor  medida  bajo  el  hechizo  de  la  brujería  (Kraemer  y  Sprenger  [1487]  

1976:  118).  

Zaffaroni   (1993)   argumenta  que   ante   estos   elementos   contundentes,     no  hay  mucho  que  

discutir   para   corroborar   contra   quién   se   consolidó   el   poder   punitivo   de   la   Inquisición  

teniendo   como   elementos   “característicos”   de   las   mujeres:   la   falla   genética,   su   mayor  

inclinación  al  mal  por   su  menor   resistencia  a   la   tentación,   su  predominante   carnalidad  y  

menor  espiritualidad,  y  la  necesidad  de  tutela  debido  a  su  infantilismo  constitutivo.  A  pesar  

de  que  otros  sujetos  fueron  inquiridos,   juzgados  y  quemados  por  blasfemia,  salirse  de  las  

leyes  o  por  simple  sospecha  de  ello,  para  Zaffaroni  la  inquisición  es  una  manifestación  del  

discurso   legitimador  del   poder   punitivo   con  una   clara  marca   de   género   en   contra   de   las  

mujeres.  

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La  criminología  crítica  y  el  enfoque  de  género  para  una  nueva  política  criminal  

A   finales  de   la  década  de  1960  y  principios  de   los  años  70,   se  dio   inicio  a  una  propuesta  

analítica   del   crimen   que   se   conoce   con   el   nombre   de   la   “criminología   crítica”,   esta     es  

producto   de   un  movimiento   anterior   que   se   llamó   la   “nueva   criminología”,     en   donde   se  

revisaron  las  concepciones  de  desviación  y  desviados  y  su  vínculo  con  el  delito.    

Siguiendo  a    Baratta  (2000),  se  puede  decir  que:    

Cuando   la   consideración   de   los   procesos   de   definición   y   de   reacción   social   es  

acompañada  por  una  desigual  distribución  del  poder  de  definición  y  de  reacción  y,  

paralelamente,  los  sistemas  de  la  justicia  penal  son  interpretados  en  el  contexto  de  

las  relaciones  sociales  de  inequidad  y  en  conflicto,  podemos  decir,  según  los  criterios  

de  clasificación  que  yo  utilizo,  que  estamos  frente  a  una  criminología  crítica.    (p.  12).  

Así,   como   parte   de   la   criminología   crítica   existe   una   nueva   concepción   del  

delincuente   e   incluso   una   revisión   de   la   misión   del   derecho   penal,   del   papel   del  

criminólogo   y   de   la   criminología  misma   y   que,   además  de   esto,   recibe   el   aporte   y  

cuestionamientos   de   otras   posturas   y   grupos   de   la   época   como   los   ecologistas   y,    

primordialmente,  de  interés  para  este  trabajo,  del  movimiento  feminista.      

Dentro  de  esta  última  propuesta  existen  planteamientos  importantes  que  desde  la  década    

de  los  años  70  se  han  tratado  de  desarrollar  y  entre  las  cuales  destacan  las  aportaciones  de  

criminólogas  feministas  como  Frances  Heidensohn  (1985  [1968]),  Carol  Smart  (1977,  1989  

y  1994),  Pat  Carlen  (1983;  1985),  Frances  Olsen  (1990)  entre  otras,  y  que  han  consistido  en  

integrar  las  posturas  feministas  sobre  el  papel  de  las  mujeres  en  la  sociedad  y  la  teoría  de  

los   roles   diferenciados   entre   hombres   y   mujeres,   para   comprender   que   los   delitos  

cometidos  por  ambos  tienen  orígenes  diferentes  y  son  distintos,  y  no  explicar  los  delitos  de  

las  mujeres  sólo  desde  las  teorías  tradicionales  de  la  criminalidad.  

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De   esta   manera,   rompiendo   con   algunos   estereotipos   de   género,   se   propuso   que   no   se  

podía   considerar   la   criminalidad   femenina   como  una  masculinización  de   las  mujeres  por  

pensar   que   ellas   rompen   con   los   roles   sociales   esperados   adoptando   los   del   “género  

masculino”,  los  cuales  han  estado  social  y  culturalmente  vinculados  al  delito.    De  la  misma  

manera,  la  explicación  de  la  delincuencia  en  las  mujeres  tampoco  podía  explicarse  por  una  

manifestación   ilegítima   de   sus   “roles   femeninos”   esperados;     más   bien,     la   tarea   era  

empezar   a   explicarla   tras   la   comprensión   particular   de   los   factores   estructurales   y  

culturales   de   las  mujeres   en   su   vinculación   con   la   criminalidad.   Estos   avances,   producto  

también   del   movimiento   de   mujeres   y   feministas,   han   logrado   que   cambie   la   imagen  

concebida   para   las   mujeres   y   que   con   ello   se   consiga   despenalizar   actitudes   de  

discriminación  en  algunas  legislaciones  y  en  los  tipos  de  delitos  que  antes  perjudicaban  de  

manera  especial  a  las  mujeres,  como  por  el  ejemplo  la  prostitución  y  el  adulterio7  (Yagüe,  

2006)  

A   las  mujeres   se   les   concibe   diferente   porque   se   les   trata   distinto     cuando   comenten  un  

delito.  Las  faltas  de  las  mujeres,  sus  errores  o  todo  aquello  que  está  “fuera  de  la  ley  moral”  

se  le  sanciona  y  se  le  juzgan  de  manera  más  dura  y  diferente.  Esto  ha  quedado  reflejado  en  

la   forma   de   hacer   la   política   criminal   que   demás   está   decir   que   para   cumplir   con   los  

requisitos  de  una  política  con  derechos  humanos,  tiene  que  además  velar    o  ser  consciente  

de  las  diferencias  de  género,  sus  historias  y  sus  condiciones.    

Además,  no  puede  existir  una  concepción  objetiva  que  trata  de  igualar  las  diferencias  que  

de  por  sí  existen  a  la  vista.  La  acción  delictiva  de  las  mujeres  no  puede  concebirse  igual  que  

la  de  los  hombres,  estas  entran  a  la  cárcel  en  un  7%  a  la  par  de  un  93  %  de  los  hombres.  De  

                                                                                                               7  Tanto   la   prostitución   como   el   adulterio,   a   pesar   de   que   dejaron   de   penalizarse   en   algunos   países  occidentales   como   los   europeos   o   americanos,   siguen   siendo   delitos   graves   cometidos   por   las  mujeres   en  otras   culturas.   Sin   embargo,   también   existe   otra   acción   que   es   considerada   como   delito  muy   femenino:   el  aborto.   Es   preciso   dejar   claro   que   la   legislación   con   respecto   al   aborto   tiene   sus   traspiés   y   que   durante  muchos  siglos  en  la  antigüedad  no  era  un  acto  al  que  se  hacía  mayor  referencia.  Según  datos  de  Calvo  (1993),  fue  sino  hasta  el  siglo  XIX  cuando  abiertamente  castigado,  porque  el  papa  Pío  IX  retomó  la  Bula  Effranatan  y  estipuló  excomunión  como  pena  para  quienes  consintieran  o  practicaran  el  aborto.  Se  puede  leer  más  sobre  el  tema  en  esta  autora.  

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igual  manera   pasa   por   los   tipos   delitos   que   comenten,   en   donde   las  mujeres   parece   que  

están   definidas   por   el   tráfico   de   drogas,    mientras   que   los   hombres   están   definidos   por  

delitos  vinculados  a  la  violencia  directa.  ¿Analíticamente,    cómo  se  puede  igualar  lo  que  no  

es  igual?  ¿Cómo  utilizar  los  mismos  parámetros  de  medición  y  comprensión  de  los  delitos  

para   fenómenos   que   tienen   raíces   explicativas   diferentes?   ¿Cómo   concebir   una   política  

criminal   que   no   parte   de   este   tipo   de   particularidades   si   se   dice   que   debe   velar   por   el  

respeto  de  los  derechos  humanos?    

Considero  que   la   reflexión  alrededor  de  una  política   criminal   consciente  y   respetuosa  de  

los   derechos   humanos   pasa   además   por   los   análisis   de   contexto   de   género,   que   en   las  

ciencias  sociales  es  una  categoría  que  implicó  una  ruptura  epistemológica  con  respecto  al  

sujeto,  las  diferencias  y  las  desigualdades.  La  discusión  ya  no  debe  girar  sólo  entorno  a  que  

las  profundas  desigualdades  económicas  ―que  cada  vez  se  acrecientan  más  en  el  país―  son  

las  causantes  de  algunas  de  las  formas  de  criminalidad,  sino  también  que  hay  que  analizar  

cuáles  sujetos  y    cuáles  crímenes  son  los  cometidos.  De  acuerdo  con  Baratta  (2000),  ya  no  

es   no   posible   examinar   la   cuestión   criminal   sin   tener   presente,   de   modo   adecuado,   las  

variables  de  género.  

Para  finalizar,    es  importante  resaltar  la  discusión  de  Baratta  en  torno  a  su  análisis  sobre  el  

enfoque   general   y   homogéneo   de   la   ciencia,   del   derecho   y   la   criminología   tradicional,   el  

cual   parte   de   las   críticas   de   la   ciencia   y   criminólogas   feministas   y   su   propuesta   de  

desconstruir   la  estrategia  de   investigación  y  enfoque  que  ha  predominado  en  el  abordaje  

del   tema;   cuando   se   pregunta   sobre   qué   se   debe   reconstruir,   su   respuesta   es,   desde  mi  

perspectiva,   el   andamio   para   una   política   criminal   con   un   sustento   respetuoso   de   la  

desigualdad   histórica   entre   los   géneros,   del   enfoque   androcéntrico   y   de   la  misoginia   del  

sistema  jurídico  penal.    A  este  respecto,  el  autor  señala  lo  siguiente:      

¿Qué   debe   ser   reconstruido?:   Una   subjetividad   humana   integral   o   andrógina,  

portadora,   al   mismo   tiempo,   de   cualidades   y   de   valores   que   fueran   separados   y  

contrapuestos  en  la  creación  social  de  los  géneros;  un  conocimiento  adecuado  a  las  

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necesidades  de  desarrollo  humano  en  una  sociedad  planetaria  compleja;  una  ciencia  

de  la  naturaleza  y  de  la  sociedad  que  retina  el  método  de  investigación  con  la  ética  

de   la   responsabilidad   en   la   utilización   de   sus   resultados;   una   red   de   alianzas   que  

vuelva   a   poner   en   circulación   e   integre   las   variables   de   las   diferentes   formas   de  

desigualdad  y  de  opresión,   recomponiendo   la  unidad  de   la   cuestión  humana  y  del  

proyecto  de  emancipación.  Por  lo  tanto,  se  trata  de  reconstruir  las  premisas  teóricas  

y   materiales   para   una   estrategia   capaz,   al   mismo   tiempo,   de   respectar   la  

especificidad   de   las   luchas,   y   de   reconstruir,   continuamente,   su   interrelación   y   su  

globalidad  (Baratta,  2000,  p.    10).  

 

 

 

 

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Defensa  constitucional  de  la  vida  en  Costa  Rica  Dr.  Fernando  Zamora  Castellanos1  

Resumen    

El  presente  ensayo  aborda,  desde  diferentes  perspectivas  jurídicas  e  históricas,  el  principio  

constitucional  de  la  defensa  de  la  vida  en  Costa  Rica.  Representa  una  apología  sintética  de  

la   tradición  histórica  costarricense  de  protección  de  uno  de   los  derechos  básicos  que  son  

fundamentales  para  el  desarrollo  humano.  Pretende  además  hacer  conciencia  respecto  de  

las  nuevas  amenazas  que  enfrenta  esta  garantía  esencial  de  nuestro  sistema  constitucional.  

Palabras   clave:   derecho   constitucional,   protección   de   la   vida,   sistema   y   garantías  

constitucionales.  

Abstract:  

From   different   legal   and   historical   perspectives,   this   academic   effort   deals   with   the  

constitutional  principle  of  the  defense  of  life  in  Costa  Rica.  It  represents  a  synthetic  apology  

of  the  Costa  Rican  historical  tradition  of  protection  of  basic  rights  which  are  fundamental  to  

human  development.  It  intends  to  also  make  awareness  of  the  threats  facing  this  essential  

guarantee  of  our  constitutional  system.  Key  words:  Constitutional  rights,  protection  of  life,  

constitutional  system.    

                                                                                                               1  Doctor   en   derecho   constitucional   por   el   Programa   Latinoamericano   de   Doctorado   en   derecho   entre   la  Universidad  Complutense  de  Madrid  y  ULACIT.  Summa  Cum  Laude.  Master  en  Teología  de  la  California  Latin  University  of  Theology.  Autor  de  diversas  obras   jurídicas  entre   las  que  se  encuentran:  Militarismo  y  Estado  Constitucional  en  Costa  Rica  (Editorial  Investigaciones  Jurídicas  1997)  Principios  de  interpretación  procesal  legislativa   costarricense   (Editorial   Juricentro  1998)   y   Los   ideales   constitucionales   costarricenses   (Editorial  Juricentro  2002  y  Editorial  Univ.SJ.  2da  edición  2009)    El  origen  del  ideal  constitucional  2011.    

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Índice:  

El  principio  de  dignidad  humana  

Principio  constitucional  de  inviolabilidad  de  la  vida  humana  

El  caso  de  la  fecundación  in  vitro  

Defensa  de  la  vida  por  nuestra  proscripción  de  la  pena  de  muerte  

La  defensa  de  la  vida  desde  su  concepción  en  Costa  Rica  

La  defensa  de  la  vida  en  el  derecho  penal  costarricense  

El  principio  de  dignidad  humana  

La   tradición   constitucional   de   la  República   de  Weimar   sostenía   el   lema  de   “los   derechos  

fundamentales  solo  en  el  marco  de  las  leyes”  (Quesada,  2004,  p.129)2  .    ¿Por  qué  razón  hoy  

es   una   tesis   plenamente   aceptada   por   todo   constitucionalista   moderno,   exactamente   lo  

contrario,   esto   es,   que   solo   en   el  marco   de   los   derechos   fundamentales   es   que   se   deben  

materializar  las  leyes?    

¿Cuál  es  la  piedra  angular  de  los  valores  que  informan  el  constitucionalismo  occidental?  El  

principio  de   la   dignidad  humana.  Tal   y   como  ha   sostenido   el   galardonado  pensador   José  

Antonio   Marina,   la   concepción   más   revolucionaria   de   la   humanidad   ―la   de   la   dignidad  

humana―   es   de   carácter   espiritual.   Pese   a   que   este   principio   no   es   de   una   propiedad  

científica   o  material,   no   diríamos   por   ello   que   es   una   idea   falsa.  Hoy,     esta   es   una   plena  

verdad  humana  que  surgió  a  la  historia  como  producto  de  la  concepción  judeo-­‐cristiana  de  

que  los  seres  humanos  somos  iguales  porque  fuimos  creados  a  imagen  y  semejanza  de  un  

ser   ético.   El   principio   de   la   dignidad   humana   consiste   esencialmente   en   el   principio                                                                                                                  

2  El  sometimiento  del  poder  político  a  la  ley,  expresado  en  la  ley  fundamental,  implica  la  vinculación  del  poder  político  a  una  ley  que  se  ajuste  a  los  derechos  fundamentales.  

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espiritual  y  constitucional  a    su  vez,  de  la  igualdad  moral  del  hombre.  Esto  era  impensable  

en  el  mundo  antiguo.  Para  la  antigüedad,  el  principio  universalmente  aceptado  era  que  los  

seres   humanos   valían   en   función   de   su   poderío  material.   Así,   el   principio   de   la   igualdad  

moral  del  hombre  fue  una  construcción  que,  durante  siglos,  le  costó  a  la  judeo-­‐cristiandad  

la  sangre  de  miles  de  sus  mártires.  

La  respuesta  del  porqué  hoy  el  concepto  se  entiende  en  su  sentido  inverso,  las  leyes  solo  en  

el   marco   de   los   derechos   fundamentales   ―y   no   los   derechos   fundamentales   solo   en   el  

marco  de  las  leyes―,    está  en  el  hecho  de  que  el  verdadero  constitucionalismo  implica  que  

la   dignidad   del   ser   humano   es   el   punto   de   partida   de   la   comunidad   y   la   meta,   su  

salvaguarda.  Al  Estado  se  encomienda  su  respeto  y  protección  (Oestreich  y  Sommermann,  

1990).  Hoy  nadie  duda  que   la  dignidad  humana  ―como  derecho   fundamental―  es  básica  

para   que   subsistan   otras   libertades   públicas   esenciales.   Es   claro   que   no   se   trata   de   una  

graciosa   concesión   otorgada   por   la   autoridad,   sino   un   derecho   absoluto   y   anterior   al  

Estado,   simplemente   reconocido   por   la   Constitución.   Entonces,   la   esencia   del  

constitucionalismo  está  ligada  al  concepto  de  la  dignidad  del  ser  humano.  Por  lo  que,  para  

determinar   el   punto   de   partida   del   constitucionalismo,   debemos   determinar   entonces   el  

punto  de  partida  de  la  idea  de  la  dignidad  humana  y  su  puesta  en  práctica.  En  todo  país  que  

hoy   se   precie   de   civilizado   y   moderno,   la   Constitución   es   la   primera   guardiana   de   esa  

dignidad.    Mucho  contribuyó  a  aquel  cambio   jurídico  conceptual,  al  que   llegaron  también  

los   alemanes   desde   Weimar   hasta   hoy,   su   trauma   nacional-­‐socialista,   régimen   que  

podemos  definir  como  fundamentalmente  conculcador  de  la  dignidad  humana  y  que    vació  

de  todo  su  contenido  esencial,  al  estado  de  derecho  constitucional  alemán.        

Empecemos   afirmando   que,   al   igual   que   en   otras   distintas   áreas   del   devenir   histórico  

humano,   pareciera   que   también   existe   una   suerte   de   determinismo   trascendente   en   el  

desarrollo   del   constitucionalismo   moderno,   que   lleva   a   lo   que   podemos   atrevidamente  

denominar,  un  espíritu  constitucional.  

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Este  determinismo  está  asociado  a  la  consecución,  en  el  desarrollo  del  constitucionalismo,  

de   valores   superiores,   que   trascienden   el   tiempo   y   el   espacio,   valores   eternos   e  

incorruptibles,  que  han  sido  inspirados  en  los  hombres  y  que  se  sostienen  inconmovibles  a  

lo  largo  de  los  siglos,  para  darle  un  sentido  de  destino  a  lo  que  hoy  denominamos  derecho  

constitucional,   como   instrumento   para   alcanzar   la   felicidad   y   el   progreso   del   género  

humano.  

El  hombre   tiene  una  dignidad  consustancial  a  su  condición  de  ser  creado  y  creador.  Esto  

por  cuanto,  es  en  la  tradición  judeocristiana  donde  por  vez  primera  en  la  historia  universal,  

se  concibe  al  hombre  a  imagen  y  semejanza  de  un  ser  supremo  de  carácter  ético,  esto  es,  un  

ser  superior  que,  a  diferencia  de  todas  las  deidades  de  la  antigüedad,  sí  tenía  obligaciones  

morales.  

 

Principio  constitucional  de  inviolabilidad  de  la  vida  humana  

En  Costa  Rica,    el  principio  constitucional  de  inviolabilidad  de  la  vida  humana  tiene  su  base  

constitucional  en  los  artículos  21,  48  y  40  de  nuestra  Carta  Magna.  Este  ideal,  tantas  veces  

violentado   a   lo   largo   de   la   historia   del   hombre,     se   nutre   del   ideal   judeo-­‐cristiano   de   la  

dignidad   humana   y   posteriormente   del   desarrollo   doctrinario   del   derecho   natural   del  

hombre  a  que  el  poder  respete  y  garantice,  en  su  territorio  de  influencia,  la  vida  humana.  

De  conformidad  con  la  jurisprudencia  constitucional,  en  Costa  Rica,  el  derecho  a  la  vida  es  

la   proyección   de   un   valor   superior   del   ordenamiento   jurídico   constitucional   ―la   vida  

humana―  y  constituye  el  derecho  fundamental  esencial  y  troncal  en  cuanto  es  el  supuesto  

ontológico  sin  el  que  los  restantes  derechos  no  tendrían  existencia  posible.  Junto  al  valor  de  

la   vida   humana,   nuestro   sistema   constitucional   ha   elevado   también   a   valor   jurídico  

fundamental   la   dignidad   de   la   persona,   que,   sin   perjuicio   de   los   derechos   que   le   son  

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inherentes,  se  haya  íntimamente  vinculada  con  el  libre  desarrollo  de  su  personalidad  y  los  

derechos  a  la  integridad  física  y  moral3  .  

La  preeminencia  del  derecho  a   la  vida  en  Costa  Rica  resulta  claro  del  voto  constitucional  

4423-­‐93  el  cual  determina:  

El  derecho  a  la  vida,  ya  que,  sin  duda  alguna,  la  vida  es  el  fundamento,  la  condición  

necesaria  y  determinante  de   la  existencia  de   la  persona  humana;  es   inherente  a   la  

persona   humana.   De   ello   se   deriva   el   principio   de   la   inviolabilidad   de   la   vida  

humana,  de  modo  que  es  deber  de  la  sociedad  y  el  Estado  su  protección.  Es  el  más  

elemental  y  fundamental  de  los  derechos  humanos  y  del  cual  se  despliegan  todos  los  

demás.  (Considerando  V).  

Es  conocido  el  hecho  de  que  este  derecho  tan  consagrado  por  la  legislación  internacional  de  

los   derechos   humanos   es   continuamente   violentado   en   el   mundo,   incluso   por   naciones  

reconocidas  mundialmente  como  supuestas  paladines  de   la  civilidad,  pero  que  conservan  

aún  prácticas  atávicas,  como  la  pena  de  muerte,    para  sancionar  determinados  delitos.    

Nuestro   ordenamiento   establece   expresamente   la   inviolabilidad   de   la   vida   humana.   Esto  

obliga   al   Estado   costarricense   a   protegerla   por   todos   los   medios   jurídicos   y  

constitucionales  a  su  alcance.  A  manera  de  ejemplo  y  solo  para  ilustrar  esta  afirmación,  esta  

razón  es  por  la  que  no  existe  posibilidad  para  el  Estado  de  implantar  la  pena  de  muerte  sin  

violentar  este  ideal  consagrado  en  nuestra  ley  fundamental.  Aún  más,  nuestra  Constitución  

establece   mecanismos   para   garantizar   el   respeto,   por   parte   del   Estado,   de   la   vida   y   la  

integridad  física  de  los  individuos,  como  lo  es  el  recurso  de  hábeas  corpus,  que  garantiza  la  

integridad  física  de  los  individuos.  Así,    esta  integridad  vital  se  entiende  necesariamente  en  

el   sentido   lato   del   término,   lo   que   incluye,   no   solo   el   respeto   a   la   vida   como   tal,   sino  

                                                                                                               3  Al  respecto,    véase  el  voto  972-­‐90  de  la  Sala  Constitucional  de  Costa  Rica.    

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también  a   la   integridad   física  y  mental  del   individuo,   con   lo   cual  este  principio  alcanza  a  

proteger  a  la  persona  contra  la  tortura  física  o  psicológica.  

El  caso  de  la  fecundación  in  vitro  

Igualmente,    es  posible  afirmar  que  la  vida  en  Costa  Rica  se  protege  desde  su  concepción.    

Esta   es   la   razón   por   la   que,   incluso,   la   terapia   de   fecundación   in   vitro   fue   proscrita   por  

nuestro  Tribunal    Constitucional.    

Nézer   (2000),   coincidiendo  con  un  criterio  muy  generalizado,   señala  que   la  vida  humana  

comienza   con   la   fusión   de   los   gametos   de   los   padres,   que   es   el   momento   en   que   es  

biológicamente  instituido  el  programa  genético  de  la  persona.  Esencialmente  comienza  con  

la  unión  del  óvulo  y  del  espermatozoide.  Es  claro  que  la  protección  constitucional  de  la  vida  

es  un  bien  jurídico  superior,  y  está  por  encima  de  la  posibilidad  de  ampliar  nuestro  núcleo  

familiar.  El  derecho  positivo  es  producto  de  la  cultura,  pero  tiene  su  razón  de  ser  en  función  

de  objetivos  morales.  Aunque  existen  otros,  como  el  bien  común,  el  principal  de  ellos  es  la  

justicia.  Tal  y  como  ha  señalado  Robert  (2009),    con  lo  anterior  no  se  afirma  que  el  derecho  

sea   absolutamente   justo   ―pues   todo   sistema   jurídico   contiene   elementos   de   injusticia―  

sino  que  es  necesario  que  exista  una  base  mínima  de  criterios  morales  para  que  exista  un  

orden   jurídico   que   se   precie   de   auténtico.   En   el   núcleo   de   la   discusión   de   la   vida   del  

concebido,  como  sucede  con  la  terapia  de  la  fecundación  in  vitro,  en  la  cual  indudablemente  

deben   eliminarse   múltiples   embriones   aunque   algunos   comercialmente   interesados   lo  

nieguen,     la   cuestión   esencial   que   debe   ser   contestada   es   ¿quién   o   qué   es   un   embrión  

humano  y  qué  le  debe  a  él,  nuestro  sistema  jurídico?  

Esto  no  se  trata  simplemente  de  un  debate  teológico  ni  religioso,  como  algunos  pretenden  

hacerlo   ver.   No   es   necesario   apelar   a   una   doctrina   sobre   la   infusión   del   alma,   ni  

preguntarse   si   los   seres   humanos   somos   o   no   seres   espirituales,   para   determinar   si   el  

embrión   es   o   no   ser   humano   y   por   tanto   acreedor   de   valor   y   dignidad   implícitas.   Para  

resolver  este  debate  basta  la  luz  que  ofrece  la  prueba  científica  y  el  derecho.  La  aplicación  

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de  principios  jurídicos  a  la  luz  de  hechos  demostrados  por  la  ciencia  embriológica  debe  ser  

suficiente  para  el  cometido.  De  acuerdo  con    la  ciencia  moderna,  se  infiere  que  el  embrión  

es  un  ser  humano  que  se  encuentra  en  fase  primigenia  de  desarrollo.  Podría  ser  el  mismo  

ser  humano  que  es  quien   lee  este  escrito,   con   la  única  diferencia  de  que  se  encuentra  en  

una  etapa  anterior  de  vida  y  desarrollo.  En  el  caso  de  un  lector  adulto,  es  tan  ser  humano  

hoy,  como  lo  fue  cuando  era  sucesivamente  muchacho,  niño,  bebe,  feto  y  embrión;  y  lo  será  

cuando   sea   anciano.   Miembro   integral   de   nuestra   especie.   Si   bien   es   cierto   entonces  

nuestro   desarrollo   era   todavía   potencial,   cuando   embriones   ya   éramos   organismos  

integrales   y   diferentes.  No   éramos   una   simple   parte   de   otro   organismo.  De   conformidad  

con  la  prueba  científica,  salvo  el  caso  de  que  el  embrión  se  encuentre  seriamente  afectado,  

o  se  le  prive  de  las  condiciones  apropiadas,  un  ser  humano  en  su  estado  embrionario  crece  

dirigiendo  su  propio  funcionamiento  orgánico,  y  de  conformidad  con  la  misma  información  

genética   que   por   sí   solo   ya   contiene.   Su   organismo   dirige   intrínsecamente   esa   misma  

continuidad  ininterrumpida  llamada  vida.  La  fase  de  embrión    ―como  lo  es  la  de  feto,  niño,  

joven,  adulto  o  anciano―  es  simplemente  un  estadio  de  desarrollo,  es  simplemente  lo  que  

es,   una   etapa.   No   nos   referimos   a   un   ente   diferente   que   no   sea   ser   humano,   sino  

simplemente   a   este   en   una   de   sus   etapas.   Los   textos   científicos   se   refieren   a   esa   fase,  

reconociendo  que  en  ella  ya  el  organismo  está  controlado  y  dirigido  desde  dentro,  o   sea,  

por   sí   mismo.   Ahora   bien,   si   el   embrión   humano   no   es   organismo   humano   total   y  

diferenciado,   y   por   tanto   acreedor   del   deber   de   protección   por   parte   del   sistema  

constitucional,  entonces  ¿qué  es?    Hay  quienes  afirman  que  es  una  forma  intermedia  y  que  

será  organismo  humano  integral,    pero  sin  serlo  aún.  Sin  embargo,  una  vez  que  el  embrión  

existe,  no  ocurre  ningún  factor  o  conjunto  de  factores,  ni  elemento  ajeno  a  él  que  produzca  

un   organismo   novedoso.   Así   las   cosas,   no   cabe   duda   de   que   el   ser   humano,   en   estado  

embrionario,   lo   es   ya   en   el   sentido   biológico   del   término;     y   si   es   así,   ¿por   qué   razón   el  

sistema  constitucional  no  le  debe  respeto  moral?  Negarle  ese  respeto  por  el  solo  hecho  de  

que   se   encuentra   en   una   fase   de   su   desarrollo,   necesariamente   implica   la   presunción  de  

que  no  todos  los  seres  humanos  lo  merecen  (Robert,  2009,  p.  250).    

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No  olvidemos  que  a  lo  que  nos  referimos,  es  a  la  posibilidad  de  considerar  lícito  el  acabar  

con  múltiples  seres  humanos  en  una  de  sus  etapas  de  desarrollo  y  en  función  exclusiva  del  

beneficio  individual.  El  negar  que  los  seres  humanos  en  su  estado  primigenio  de  existencia  

valgan   y   tengan   dignidad   por   sí  mismos,   implicaría   necesariamente   afirmar   que   nuestro  

valor   depende   de   facultades   o   capacidades   adicionales.   Es   regresar   a   los   tiempos  

preconstitucionales.   Volver   al  mundo   precristiano,   en   el   que   la   igualdad   inherente   no   se  

concebía,  pues  entonces  el  hombre  valía  de  acuerdo  con  su  potencia.  Lo  grave  es  que  en  el  

caso  de  los  seres  humanos  en  su  fase  de  bebé,  feto  o  embrión,  si  bien  no  tienen  plenamente  

desarrolladas  sus  capacidades  ―por  la  clase  de  ente  que  son―    las  poseen  de  forma  radical  

o   en   su   raíz.   Recordemos   que   todas   nuestras   capacidades   han   sido   originalmente  

potenciales.  De  ahí  que  el  ordenamiento  constitucional  reconoce  nuestros  derechos  no  solo  

por  la  posibilidad  inmediata  de  ejercerlos,  sino  también  por  el  potencial  de  llegar  a  hacerlo,  

pues  como  ha  sostenido  Andruet  (1988),  el  derecho  a  la  vida  no  está  condicionado  por  la  

edad  de  aquel  que  se  protege.  (p.  807)  En  todo  ordenamiento  hay  múltiples  disposiciones  

que   otorgan   al   concebido   la   posibilidad   de   gozar   de   la   titularidad   actual   de   situaciones  

jurídicas  y  esa  posibilidad,  tal  y  como  Falzea    (1970)  anota  es  la  capacidad  jurídica  desde  

donde   parte   el   atributo   básico   de   la   personalidad   en   sentido   jurídico,   pues   es   claro   que  

esencialmente  persona  es  fundamentalmente  quien  es  titular  de  un  derecho  o  un  deber  en  

el  tanto  persona  y  derecho  subjetivo  son  términos  correlativos.  Imposible  la  existencia  de  

un  poder  jurídico  sin  pertenencia.  Tal  y  como  sostiene  Pérez  (2000):      

Si   la   capacidad   jurídica   es   la   posibilidad   de   captar   situaciones   jurídicas…ya   desde  

que   había   sido   concebido   ha   sido   destinatario   de   las   consecuencias   jurídicas   del  

ordenamiento.  La  capacidad  jurídica  acompaña  al  sujeto  durante  toda  su  existencia  

desde   la   concepción.   Es   la   capacidad   de   actuar,   -­‐no   la   capacidad   jurídica-­‐,   la   que  

puede  sufrir  transformaciones  con  la  edad  y  la  salud  (p.27).  

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De   hecho,   más   por   la   potencialidad   del   ser   humano   que   por   la   inmediatez   de   nuestra  

capacidad,   es   que   tenemos   dignidad   inherente   y   somos   fines   en   nosotros   mismos,   y   no  

meros   objetos.   La   capacidad   de   derecho,   considerada   en   abstracto,   como   atributo   de   la  

personalidad   que   es,   reúne   los   caracteres   de   fundamental   en   tanto   contiene  

potencialmente   todos   los  derechos  de  que  el  hombre  puede   ser   sujeto  y  en   los   cuales   se  

traduce   la   capacidad),   una,   indivisible,   irreductible,   y   esencialmente   igual   para   todos   los  

hombres.    

Sabemos   que   por   el   hecho   de   que   un   bebé   de   un  mes   de   nacido   no   tenga   la   inmediata  

capacidad  del  pleno  ejercicio  de  sus   facultades,  no  por  ello  deja  de  ser  pleno  acreedor  de  

respeto  moral  y  constitucional,  y     tanto  respeto  como  lo  tiene  un   joven  que  ya  desarrolló  

con   mucha   mayor   potencia   sus   facultades.   Así,   una   diferencia   puramente   cuantitativa  

―como  lo  es  el  menor  desarrollo  de  una  capacidad  natural―  no  puede  convertirse  jamás  en  

justificación  para  tratar  con  tal  grado  de  desigualdad  a  los  seres  humanos.  Esta  perspectiva  

del   análisis  debe  considerarse  en  el   tema  de   la   fertilización   in  vitro.   Inaceptables   son   las  

presiones  de  la  Comisión  Interamericana  de  Derechos  Humanos  que  pretende  una  condena  

al   país   dictando   juicio   absoluto   sobre   este   tema.   Aunque   inusual   frente   a   la   práctica  

internacional,   la  posición  de   la   Sala  Constitucional   al   respecto   fue  valiente.  Pero   igual  de  

inusual  fue  ante  el  mundo  la  disposición  de  Costa  Rica  de  abolir  su  ejército  en  1949,    y  al  fin  

y   al   cabo,   el   tiempo   dio   la   razón   al   país.   Aunado   a   lo   anterior,   amerita   advertir   una  

observación   que   no   ha   sido   atendida   hasta   hoy,   y   es   que   desde   una   perspectiva  

constitucional,   tratándose   de   legislación   que   afecta   la   vida   humana,   un   cambio   de   esta  

naturaleza   requeriría   la   reforma   de   nuestro   artículo   21   de   la   Constitución   Política,  

mediante  un  procedimiento  legislativo  agravado.  

Desde   su   infancia   histórica,   Costa   Rica   se   ha   caracterizado   como   una   nación   celosa   del  

derecho  a  la  vida;  tanto  del  derecho  a  la  vida  del  nacido  como  del  concebido  aún  sin  nacer.  

Por   ello,   no  es   casualidad  que  nuestro  país   estuviese  entre   los   cinco  primeros  países  del  

mundo  que  abolieron  la  pena  de  muerte  para  toda  clase  de  delitos.  

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Defensa  de  la  vida  por  nuestra  proscripción  de  la  pena  de  muerte  

De   previo   a   analizar   cómo   es   que   Costa   Rica   ha   defendido   la   vida   del   no   nacido,   es  

importante  hacer  referencia  a  esa  tradición  costarricense  de  defensa  de  la  vida  en  general,  

a   través   de   la   proscripción   de   la   pena   de   muerte.       Durante   el   siglo   XIX,   en   Costa   Rica  

prevaleció  la  legislación  de  Indias,    que  era  el  conjunto  de  leyes  especiales  para  los  pueblos  

indo-­‐españoles.  En  dicho  conjunto  normativo,    al  igual  que  en  las  leyes  comunes  españolas,    

se  establecía  la  pena  de  muerte,  por  lo  que  en  Costa  Rica  dicha  pena  estaba  instituida  desde  

su  independencia.  

La   historia   costarricense   reconoce   en   Tomás   Guardia   al   estadista   que   da   verdadero  

impulso  a  la  defensa  de  la  vida.  Desde  el  momento  en  que  asume  el  control  de  la  nación,  fue  

un  vigoroso  promotor  de  la  abolición  de  la  pena  de  muerte.  Pese  a  ser  un  militar  de  carrera,  

el   General   Guardia   Gutiérrez   ―como   la   gran   mayoría   de   los   estadistas   costarricenses   a  

partir  de  entonces―    se  convirtió  en  un  insigne  defensor  de  la  vida  humana.    

Tal  y  como  lo   ilustra  Gómez    (1985),     los  diputados  José  Pinto,  Manuel  A.  Bonilla,  Manuel  

Moreira,   Antonio   Sáenz,   Ramón   I.   Cabezas,   Cleto   González   Víquez   y   Francisco   G.   Brenes,  

aceptaron   la   intención   del   Ejecutivo   controlado   por   Guardia     y   propusieron   al   Congreso  

Constitucional,  el  29  de  mayo  de  1873,  que  se  reformase  el  artículo  45  de  la  Constitución,  

ya  que  el  Presidente  Guardia:  

Deseaba   que   se   consignase   desde   luego,   en   nuestro   Código   Fundamental,   la  

abolición   de   la   pena   de  muerte,   para   cuando   hubiese   en   el   país   establecimientos  

penales  suficientes  para  la  represión    de  los  delitos,  sin  necesidad  de  ocurrir,  en  los  

atroces,  a  aquella  extrema  pena  (p.112).        

 

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El   general   Guardia,     en   su   mensaje   al   Congreso   Constitucional   el   1   de   mayo   de   1876,  

sostuvo:    

Desde   el   principio   de   mi   Administración,   proclamé     como   un   principio   de   mi  

conducta  el  respeto  a  la  vida  humana.  Me  horroriza  el  pensar  en  la  ejecución  de  una  

pena  que  priva  a  la  sociedad  de  un  miembro  susceptible  de  corrección,  arroja  a  una  

familia  en  la  orfandad,  en  la  desesperación  y  acaso  en  la  miseria,  y  que  en  caso  de  un  

error  jamás  puede  repararse.  Movido  por  estos  sentimientos,  elevé  una  exposición  a  

la  Asamblea  Constituyente  de  1871,  manifestándole  la  conveniencia  de  suprimir    de  

nuestro  Código  Fundamental  esa  horrible  pena.  Ya  la  Constitución  estaba  decretada;  

y  mi   exposición   no   pudo   considerarse.   Pero   yo   he   sido   consecuentemente   con  mi  

principio,  y   siempre  que  ha  ocurrido  el   caso,  he  hecho  uso  de   la   facultad  de  hacer  

gracia   que   la  misma  Constitución  del   Poder  Ejecutivo.   Es   para  mí  motivo  de   justa  

satisfacción  el  que  durante  el  período  de  cerca  de  seis  años  que  he  ejercido  el  Poder  

Supremo  en  Costa  Rica,  ni  una  sola  gota  de  sangre  ha  salpicado  mi  administración  

(Gómez,  1985,  p.      ).  

El   24   de   setiembre   de   1877,   se   organizó   un   Consejo   Nacional   al   que   se   le   confirieron  

funciones   legislativas,   entre   otras   prerrogativas,   y   que   el   18   de   octubre   promulgó   un  

decreto  que   instituye   lo   siguiente:   “La  vida  de   los  habitantes  de  Costa  Rica  es   inviolable”  

(Gaceta  Oficial  de  Costa  Rica  Imprenta  Nacional,  31  de  octubre  de  1871  Artículo  I:1.)  

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En   razón   de   este   ideal,     se   estableció   legislación   en   su   defensa   mediante   un   cuerpo  

normativo  de  garantías  que  fue  publicado  en  La  Gaceta  de  Costa  Rica  del  31  de  octubre  de  

1877.    

Desde  ese  momento  quedó  en  nuestro  país  totalmente  proscrita  la  pena  capital.  A  criterio  

de   Gómez   (1985),   la   propaganda   que   estos   ciudadanos   y  muchos  más   hicieron   en   Costa  

Rica  por  largos  años  a  favor  de  la  supresión  del  patíbulo  y  el  hecho  de  que  ―en  realidad―  

en  el  país  la  pena  capital  se  había  aplicado  relativamente  en  pocas  ocasiones,  hizo  que  en  la  

mayoría    del  pueblo  costarricense  tuvieran  fuerzas  estas  ideas  y  se  consolidara  un  criterio  

general,   con   rarísimas   excepciones,   sobre   la   conveniencia   de   hacer   desaparecer   para  

siempre  la  terrible  pena  capital.  De  ahí  que  el  entonces  Secretario  de  la  Cartera  de  Justicia  

del  año  1880,  sostuviera:  

En   la   legislación   penal   justo   es   decirlo,   hemos   llegado   al   supremo   grado   de  

mejoramiento,  al  que  ha  sido  posible  llegar  a  las  Naciones  más  cultas  del  Globo  a  la  

solución  del  gran  problema  de  castigar  sin  envilecer  y  de  corregir  sin  depresión  de  

la   dignidad   humana:   el   sistema   penal   que   hemos   adoptado,   tiene   por   objeto   la  

enmienda,  no  la  venganza  (Gaceta  oficial  del  26  de  agosto  de  1880).  

Esta   vocación   en   pro   de   la   defensa   de   la   vida   estaba   ya   arraigada   en   la   sociedad  

costarricense   del   siglo   XIX.   De   ahí   que   los   costarricenses   censuraran   enérgicamente   los  

fusilamientos  masivos  ordenados  en  Guatemala  por   Justo  Rufino  Barrios,   acaecidos  en  el  

año   1877   con   ocasión   del   descubrimiento   de   una   conspiración   contra   ese   gobierno  

centroamericano.  

Dicha  censura  resulta  evidente  en  un  comunicado  emitido  por  el  entonces  ex  presidente  de  

la  República  y  al  mismo  tiempo  canciller  costarricense,  Dr.  José  María  Castro  Madriz,    quien  

comunica   a   sus   subalternos   en   las   sedes   diplomáticas   del   extranjero   su   contundente  

condena  de   la  pena  de  muerte   y  de   todo  atentado   contra   la  dignidad  y   vida  de   los   seres  

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humanos.   Amerita   transcribir   dicha   circular   que  merece   ser   recordada   como  una  página  

decorosa  de  la  tradición  costarricense  por  la  defensa  de  la  vida:  

Estos  acontecimientos  en  tanto  más  dolorosos  al  pueblo  Costarricense  y  su  gabinete,  

cuanto  que  ha  sido  una  República  hermana  el  teatro  de  ellos,  y  un  gobierno  amigo  el  

que,   contra   sus   nobles   instintos,   se   ha   lanzado   en   la   tenebrosa     senda   de   los  

fusilamientos  de  Estado.    

Mas  de  diecisiete   años  ha  que  esto  no   se  ve   en  Costa  Rica,   y  que  al   través  de  una  

dilatada   serie   de   conspiraciones   de   todo   carácter,   se   ha   estado   firmemente  

respetando  la  existencia  humana.  Fresco  está  el  hecho  en  que  este  respeto  se  llevó  al  

extremo  de  romper  con  la   ley  escrita,  y  aún  con  el   imperio  preciso  de   la  disciplina  

militar:   la   vida   del   cabo   de   guardia     que   auxilió   el   cruento   asalto     del   29   de   julio  

último,  se  conserva;  y  esa  vida  está  señalando,  a  qué  altura   llegan   la   filantropía  de  

esta  sociedad,  y  los  sentimientos  magnánimos    de  su  actual  gobernante.  

Este  quiso  en  seguida,  que  lo  que  ya  estaba  en  el  terreno  de  los  hechos,  pasase  de  los  

dogmas   legislativos;   éste   propuso   al   Supremo   Consejo   Nacional   la   inviolabilidad  

absoluta   de   la   vida   humana,   como   lo   había   antes   propuesto   a   la   Constituyente   de  

1871;  y  de  él  procede,  que  semejante  principio  de  la  avanzada  civilización  del  siglo,  

fulgure  entre  los  fundamentales  que  hoy  día  rigen  los  destinos  de  este  país.  

Ninguna  garantía  hay  con  más  títulos  que  esa,  para  ocupar  el  primer  lugar  entre  las  

que   componen   en   admirable   combinación,   lo   que   puede   llamarse   el   organismo  

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democrático     republicano.   Ella,   es   no   sólo   el   derecho   del   ciudadano,   sino   aún,   el  

derecho   de   Dios,   autoridad   altísima,   a   la   que   parece   reservada   la   facultad   de  

introducir   en   los   día   del   hombre,   el   pavoroso   misterio   de   la   muerte;   ella,  

quebrantando   el   cadalso   y   poniendo   los   pueblos   fuera   de   su   silueta   sombría,  

anuncia  la  buena  nueva  de  la  fraternidad  universal;  ella  en  una  palabra,  limpia  la  ley  

de   las  manchas  de  sangre,  que  no  pueden  menos  de  turbar  su  majestad,  para  todo  

corazón  generoso.  Un  gran  pensador  advirtió,   Jesucristo:  ese  sublime  condenado  a  

muerte,  abolió  al  soportarlo  un  suplicio  que  puede   ir  envuelto  en  errores,  y  por  el  

cual,   la   ley   humana   enclavó   en   afrentoso   madero   la   ley   divina,   para   memorable  

enseñanza  del  porvenir.  

Todas  estas  consideraciones  son  más  aplicables  cuando  se  trata  de  delitos  contra  el  

Estado,  que  suelen  castigarse  con  la  muerte,  habiendo  tantas  otras  penas,  que  sin  ser  

de   imposible   reparación,     producen  el   efecto   esencial  de   corregir,   y   son  de  mayor  

eficacia  para  encadenar  los  atentados  políticos.  

En   esta   materia   es   más   débil     y   vacilante   la   escasa   luz   de   que   disponemos   los  

hombres  cuando  nos  constituimos  en  jueces  de  los  demás.  Llámese  crimen  al  error,  

y   aún   a   la   verdad,   cuando   no   recogen   las   palmas   de   la   victoria;   con   cambiante  

criterio,  que  ondeen  al   capricho  de   la   fortuna,   se  corona  de   laureles   la   cabeza  que  

hubiera   segado   ayer   la   inexorable   cuchilla;   y   después   de   todo,   se   incurre   con  

frecuencia  en  el  absurdo  de  pretender  el  triunfo  de  puras  e  inmaculadas  ideas,  por  el  

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intermedio   de   procedimientos   que   la   vulneran,   enviando   vapores   de   sangre   a   la  

brillante  aureola  que  les  sirve  de  dosel  y  de  diadema.  

Suele  decirse  que  pecan  de  abstractas  estas  saludables  máximas;  suele  atribuírseles  

un  carácter  exclusivamente  teórico;  suele  prescindirse  de  ellas,  como  de  generosos  

delirios,  para  buscar  ideal  más  práctico  y  que  más  se  acuerde  con  las  miserias  de  la  

realidad.  

Más   de   un   pueblo,   y   Costa   Rica   pudiera   servir   de   ejemplo,   tiene   demostrada,   con  

larga  experiencia,   la  practicabilidad  de   la  eminente  garantía,   ahogada   tantas  veces  

en  los  charcos  de  inútiles  patíbulos.  

La   Historia   dice   que   desde   el   Circo   Romano,   en   que   se   arrojaban   los   primeros  

cristianos   a   las   fieras,   hasta   la   noche   de   San   Bartolomé,   ése   que   arcabuceó   a   los  

hugonotes,   la   espada   ha   sido   siempre   importante   para   despedazar   las   ideas.   La  

Historia   dice   que   ni   María   Tudor   devoró   el   protestantismo   con   la   llama   de   sus  

hogueras,  ni  extinguió  Isabel  de  Inglaterra  la  creencia  católica,  con  el  hierro  de  sus  

verdugos;  la  Historia  dice,  que  la  lengua  del  primer  hombre  que  gritó  en  las  calles  de  

París   “Viva   el   Municipio”,   fue   arrancada   por   sentencia   de   la   ley;   y   que   llegó   un  

momento,  en  que  el  Municipio  de  París  arrojó,  bajo  el  hacha  de  su  venganza  todos  

los  poderes  seculares  de  la  Nación.  Y  no  se  entienda  a  que  solo  la  verdad  escapa  ilesa  

de  la  persecución  y  del  tormento,  porque  esto  fuera  lamentable  extravío:  católicos  y  

herejes,   republicanos  y  monárquicos,   filósofos  y   fanáticos,  hombres  de   la   idea  por  

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venir,  todos  los  que  han  soportado  el  martirio,  todos  los  que  han  padecido  por  su  fe,  

todos  los  que  por  su  ideal,  se  quebrantaron  y  murieron,  levantaron  con  el  tormento  

su  dogma,  y  lo  convirtieron  en  la  bandera  de  una  adoración.  El  patíbulo  es  siempre  

un  pedestal;  en  el  patíbulo  no  perece  ninguna  idea,  y  cuando  los  errores,  a  pesar  la  

grandeza  de  su  martirio,  se  desvanecen  o  se  ahuyentan  al  empuje  irresistible  de  la  

discusión;  en  esta  batalla,  incruenta  de  luz  contra  las  tinieblas,  la  verdad  sin  solio  y  

sin  espada,   sin  privilegios  heredados  y   sin  hierro  homicida,   tiene  que  vencer  para  

que  se  cumpla  la  ley  de  la  Providencia  sobre  la  Tierra.  

Todo   eso   dice   la   Historia,   y   lo  mismo   dicen   los   anales   de   la   América   Central.   Sus  

patíbulos   no   han   consolidado   jamás   ningunas   instituciones,   ningún   gobierno,  

ninguna   doctrina;   sus   patíbulos   no   han   hecho  más   que   encarnar   odios,   inveterar  

venganzas,  sustituir    a  la  entereza  del  ciudadano,  la  abyección  alevosa  del  esclavo;  a  

la  verdad  y   la   franqueza,   la   simulación  y  el   engaño:  a   la  hidalguía,   la   ruindad;  a   la  

dignidad,  la  bajeza  y  en  una  palabra,  a  la  moralidad,  la  corrupción;    sus  patíbulos,  en  

fin,   han   sido   los   primeros   en   falsear   el   edificio   social   y   en   derribar   solios  

presidenciales,  tachados  sólo  de  un  rigor  extremo,    sin  cuyo  defecto  hubiera  hecho  la  

felicidad   de   sus   naciones.   Y   mientras   tal   ha   sido   el   resultado   de   sus   patíbulos  

aquellos  anales  nos  están  también  diciendo,  que  el  que  un  día    es  su  mejor  sostén,  o  

gobernante,  de  quien  la  patria  reporta  grandes  bienes.  

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S.E.  El  General  Presidente  de  Costa  Rica,  íntimamente  convencido  de  estas  verdades,  

tan   concordantes   con   los   sentimientos,   que   forman   su   carácter   personal,   lo   está  

también,     de  que   los   actos  de   cualquiera     otro  de   los  Gobiernos  de   las  Repúblicas  

hermanas,   no   figuran   en   la   consideración   de   las   naciones   extranjeras,   sino   como  

actos   de   la   América   Central,   afectando   el   nombre     de   todos   los   gobiernos   en   ella  

establecido.  

Y  no  falta  para  esto  razón;  esas  naciones  saben,  que  los  pueblos  del  centro  de  este  

continente   tienen   un   mismo   origen,   una   misma   sangre,   una   misma   lengua,   unas  

mismas   necesidades,   unas   mismas   costumbres;   saben   que   juntos   soportaron   la  

condición   colonial   como   partes   integrantes   de   un   Virreinato,   que   juntos   se  

emanciparon;   que   juntos,   bajo   una   sola   bandera,   sufrieron   por   cerca   de   cuatro  

lustros   la   lucha   de   lo   decrépito   con   lo   naciente,   y   los   errores   inevitables   de   la  

adolescencia  en  sus  primeros  pasos  bajo  el  sol  de  la  libertad;  saben  que  los  intereses  

del   otro,   y   que   esos   intereses   son   grandes,   vitales,   perdurables;   saben   que   las  

familias  de  aquél  están  enlazadas  con   las  de  éste,  y  que  esos  enlaces   se  aumentan  

más  y  más  cada  día;  saben,  en  fin,  que  las  diversas  autonomías  Centro  Americanas  

de  hoy,  no   fueron  más  que  una  sola  ayer  y  que  no  serán  más  que  una  sola  y  para  

siempre,  mañana.  

De  aquí  la  solidaridad,  de  aquí  esta  responsabilidad  moral  en  cuya  virtud  el  pueblo  

costarricense  quiere  y  ha  pedido  que  su  Gobierno  la  levante  a  impulso  de  su  propio  

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espíritu  y  de  la  voluntad  expresa  de  su  comitente;  pero  la  levanta  no  para  intervenir  

en   asuntos   que   son   de   la   incumbencia   de   otro,   no   para   hacer   inculpaciones   de  

ningún  genero  la  levanta  tan  sólo  para  que  no  se  le  impute  aquiescencia,  y  la  levanta.  

Declarando:      

Que   imprueba   como   debe   improbar,   y   deplora   como   debe   deplorar,   tanto   la  

tentativa   de   conspiración   verificada   recientemente   en   Guatemala,   como   los  

fusilamientos  ejecutados  en  los  culpables    de  esa  tentativa,  cualquiera  que  hubiese  

sido  la  gravedad  exacerbante  de  las  causas  que  impulsaron  al  exterminio  de  tantas  

vidas.  (Gómez,  1987,  p118).  

El   proceso  de   defensa   constitucional   de   la   vida   se   consolida  mediante   decreto   del   26  de  

abril  de  1882,  con  el   cual  cobra  vigor  nuevamente   la  Constitución  de  1871  y  se   instituye  

―esta  vez  constitucionalmente―  dicho  principio  de  inviolabilidad  de  la  vida  humana.    

Con   ocasión   del   debate   del   proyecto   constitucional   redactado   con   la   participación   de   ex  

presidentes  de  la  República  y  que  dio  vida  a  la  Constitución  del  8  de  junio  de  1917,  el  tema  

de   la  pena  de  muerte  y  el  de   la   inviolabilidad  de   la  vida  humana  volvió  a  discutirse,  y   se  

conservó  plenamente  vivo  dicho  principio  constitucional  de  inviolabilidad  de  la  vida.      Con  

el   pasar   de   los   años,     la   tradición   de   defensa   de   la   vida   humana   se   consolidó  

definitivamente   y   nuestra   actual   Constitución   Política,   promulgada   en   el   año   1949,  

mantiene  incólume  este  caro  ideal  constitucional.      

La  defensa  de  la  vida  desde  su  concepción  en  Costa  Rica  

En   razón   de   la   tradición   costarricense   de   defensa   de   la   vida   humana,   el   ordenamiento  

jurídico   de   nuestro   país   defiende   la   vida   humana   desde   su   concepción.   Originalmente,    

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nuestro   Código   Civil   determinaba   que     “el   feto   se   reputa   nacido   para   todo   lo   que   le  

favorezca   y   concebido   trescientos   días   antes   de   su   nacimiento”   (art31).   Por   reforma  

posterior   ocurrida   a   raíz   de   la   promulgación   del   Código   de   Familia   costarricense,   hoy   el  

artículo   en   examen   expresa   que   la   persona:   “…   se   reputa   nacida   para   todo   lo   que   le  

favorezca  desde  trescientos  días  antes  de  su  nacimiento”.    

Alberto  Brenes  Córdoba  (1974),  egregio  civilista  costarricense  de  principios  del  siglo  XX,  en  

su  obra  clásica  Tratado  de  las  Personas  ilustraba  acerca  de  este  ideal  jurídico  costarricense  

al  afirmar  

“su   nacimiento   en   las   condiciones   que   el   derecho   exige,   es   lo   que   determina   su  

personalidad.   Pero   aun   antes   de   que   la   criatura   nazca,   ya   la   ley   le   extiende   su  

protección  en  varios  modos,  entre  los  que  se  encuentran  el  erigir  en  delito  el  aborto  

maliciosamente  provocado,  y  el  reputarla  nacida  para  todo  lo  que  le  aproveche,  pues  

basta   con   que   el   ser   concebido   encierre   el   germen   de   la   racionalidad,   para   que  

merezca  de  parte  de   las   instituciones   jurídicas,   el   apoyo  que  ha  menester  a   fin  de  

que  pueda  hacer  su  entrada  a  la  vida  libre  y  que  ello  se  realice  de  modo  favorable.  

Una  de  las  aplicaciones  del  principio  de  que  el  feto  se  reputa  nacido  para  todo  lo  que  

le   aproveche,   se   acuerda   en   cuanto   a   la   adquisición   o   conservación   de   la  

nacionalidad   costarricense,   en   que   ese   principio   es   invocable   por   aquel   a   quien  

pudiera  favorecer  (art.  7  Ley  de  Extranjería  y  Naturalización).  

De  ahí   también  que   la  sentencia  #  101  de   las  15  horas  y  15  minutos  del  5  de  octubre  de  

1955,   del   Tribunal   de   Casación   determinó   por   mayoría,   en   una   situación   específica   de  

investigación  de  paternidad,  que   la  posesión  notoria  de  estado  puede  producirse  no  solo  

después  de  nacido  el  hijo,  sino  también  durante  el  período  de  gestación.    En  función  de  este  

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principio,  es  que  el  Código  Civil  costarricense,  en  su  artículo  1400,    establece  la  posibilidad  

al   apenas   concebido   de   recibir   por   donación.   Esto   significa   que   de   acuerdo   con   dicho  

numeral,  se  da  el  caso  de  que    la  persona  no  nacida,  tan  solo  concebida,  aún  en  su  estado  

embrionario,   ya   es   sujeta   de   derechos   concretos   como   el   de   la   posibilidad   de   recibir  

donaciones.    

Este   principio   de   respeto   a   los   derechos   del   no   nacido   y   de   respeto   a   la   vida   desde   su  

concepción   no   es   exclusivo   de   la   tradición   jurídica   costarricense.   Juristas   de   la   estatura  

mundial   de  Marcel   Planiol   y   Georges   Ripert   (1981)   la   reconocen   como   un   avance   de   la  

tradición  jurídica  occidental.  En  su  Tratado  Elemental  de  Derecho  Civil  establecen  la  clara  

posibilidad  jurídica  que  le  asiste  a  un  padre,  de  reconocer  a  su  hijo  apenas  concebido.  

En   esa   misma   línea   de   defensa   de   la   vida,   el   artículo   12   del   Código   de   la   Niñez   y   la  

Adolescencia,  ley  No.  7739,    del    6  de  enero  de  1998,  establece:  

Derecho   a   la   vida:   La   persona  menor   de   edad   tiene   el   derecho   a   la   vida   desde   el  

momento  mismo  de   la  concepción.  El  Estado  deberá  garantizarle  y  protegerle  este  

derecho,  con  políticas  económicas  y  sociales  que  aseguren  condiciones  dignas  para  

la  gestación,  el  nacimiento  y  el  desarrollo  integral.  

Como   vemos,   del   anterior   precepto   legal   resulta   claro   que   desde   el   año   1998,   el   Estado  

costarricense   se   impuso   ―como   una   de   sus   obligaciones   jurídicas   fundamentales―  

garantizarle   al   recién   concebido,   condiciones   dignas   para   su   gestación.   La   única  

interpretación   razonable   de   este   principio   es   que   el   Estado   costarricense   pretende  

asegurar  que  no  existan  amenazas  contra  el  nacimiento  del  concebido.    

Esta   vocación   del   Estado   costarricense   resulta   evidente   aún   desde   su   temprana  

jurisprudencia  constitucional.  Contando  con  apenas  unos  meses  de  instaurado  el  Tribunal  

Constitucional  costarricense,  dicho  Tribunal  ya  declaraba  que:  

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En  relación  con  el  segundo  de  los  problemas  señalados  al  principio  de  este  apartado,  

la  Convención  establece  un  derecho  intrínseco  a  la  vida  del  niño  (artículo  6)  que  no  

es   claro   con   respecto   al   período  de  vida   anterior   al   nacimiento.  Al  mismo   tiempo,  

introduce  en  su  artículo  24,  inciso  f)  una  disposición  ajena  a  los  derechos  del  niño  y  

su   especial   protección,   cual   es   que   los   estados   partes   adoptarán   las   medidas  

apropiadas  para  desarrollar  "la  orientación  a  los  padres  y  la  educación  y  servicios  en  

materia   de   planificación   de   la   familia".   Ambas   normas   deben   entenderse   e  

interpretarse  en  relación  con  los  artículos  21  constitucional  y  4.1  de  la  Convención  

Americana   sobre   Derechos   Humanos,   que   establecen   el   principio   de   que   la   vida  

humana  se  protege  desde  la  concepción,  así  como  con  lo  expresado  en  la  Declaración  

de  los  Derechos  del  Niño  (1959)  y  citado  en  el  Preámbulo  de  la  Convención:  "El  niño,  

por   su   falta   de   madurez   física   y   mental   necesita   protección   y   cuidado   especial,  

incluso  la  debida  protección  legal,  tanto  antes  como  después  de  su  nacimiento".    POR  

TANTO:    

Se   evacua   la   consulta   preceptiva   en   el   sentido   de   que   no   hay   objeción   de  

constitucionalidad   al   texto   de   la   Convención   propuesta….   Que   su   artículo   6   debe  

necesariamente   interpretarse   en   el   sentido   de   que   esa   protección   abarca   la   del  

menor  desde  su  concepción  y  que  el  inciso  f)  del  artículo  24  excluye  -­‐como  medios  

de   planificación   familiar-­‐   todos   aquellos   que   pudieran   tener   carácter   abortivo,   ya  

que  estarían  en  contraposición  con  lo  dispuesto  por  el  artículo  6  (Voto  647-­‐90.  Sala  

Constitucional  República  de  Costa  Rica).  

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Pérez  (2000)  desarrolla  los  derechos  del  concebido  y  las  clasificaciones  de  estos  derechos,  

por   una   parte   los   patrimoniales   y   por   otra   los   derechos   personalísimos   y   familiares   del  

concebido  o  por  nacer.    

Dentro   de   los   derecho   subjetivos   patrimoniales   del   concebido,     encontramos   derechos  

como  el  de  adquirir  bienes  por  donación  o  herencia,  o  ser  beneficiario  de  estipulaciones  a  

su  favor.    Igualmente,  en  su  ensayo  ya  citado,  de  forma  puntual,  Pérez  denuncia  además  la  

violación   de   derechos   específicos  ―entre   fundamentales   y   familiares―   que   es   de  mérito  

enunciar:      

Es  una  violación  del  DERECHO  A  LA  SALUD  Y  A  LA  INTEGRIDAD  FÍSICA  Y  PSÍQUICA,  por  

cuanto   todos   los   procedimientos   artificiales   de   fecundación   asistida   ponen   en   peligro   la  

salud.    Representa  una  violación  del  DERECHO  AL  AMBIENTE  SANO,  en  razón  de  que  está    

comprobado  que  en  un  medio  artificial  los  riesgos  ambientales  se  multiplican,  por  ejemplo,  

por  efecto  de  nutrientes  artificiales,  agentes  físicos  y  elementos  químicos  diversos  con  que  

entra  en  contacto  el  embrión.  Es  una  violación  del  DERECHO  A  SU  PROPIA  ENTIDAD,    por  

cuanto,  con  abierto  irrespeto  de  este  derecho,  se  observa  la  creación  de  bancos  anónimos  

de   gametos   y   se   pretende   impedir   al   niño     conocer   a   su   padre   genético,   mediante   tal  

anonimato.  Estos  bancos  de  semen  o  de  óvulos  atentan  contra  el  derecho  a  la  identidad,  el  

derecho   a   saber   quiénes   son   los   propios   padres,   el   derecho   a   conocer   el   propio   origen  

genético  y  el  derecho  de  tener  la  certeza  de  no  contraer  un  matrimonio  consanguíneo.  Con  

esta  técnica,     “el  hombre  es  reducido  a  simple  medio  para  conseguir   fines  sociales  o  para  

satisfacer  caprichos  de  personas  particulares”.  

Respecto  a  los  derechos  familiares  fundamentales.  

 Tal   y   como   Pérez   (2000)   ha   sostenido   aquí,     luchan   por   su   supremacía   dos   valores:   el  

derecho  a  procrear  que  tiene  todo  ser  humano  y  el  derecho  de  todo  niño  a  una  paternidad  

responsable  de  sus  progenitores.  El  derecho  a  procrear  encuentra  límites  en  los  derechos  

del  procreado  a  una  familia,  a  una  paternidad  responsable  y  a  su  propia  identidad.  Es  una  

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violación   del   DERECHO   A   UN   HOGAR   Y   UNA   FAMILIA.   La   posibilidad   de   inseminación  

artificial   de   mujeres   solteras   y   la   inseminación   post-­‐mortem   que   abre   la   posibilidad   de  

implantar  embriones,  incluso  muchos  años  después  del  fallecimiento  de  los  que  aportaron  

los   gametos.   Se   presenta   la   posibilidad   de   autorizar   a   hombres   solteros   a   tener   hijos,  

mediante   la   posibilidad   de   comprar   un   óvulo   y   de   encargar   el   trabajo   a   una   gestante,  

mediante   el   llamado   contrato   de   maternidad   sustituta.   Este   autor   denuncia   que   se   ha  

llegado  ya  a   la  posibilidad  de  producir  hijos  por  encargo,  mediantes  contratos  de  alquiler  

de   útero,   siendo   el   niño   un   medio   para   satisfacer   un   deseo.   La   madre   sustituta   es   un  

artículo  comercial,  una  prestadora  de  servicios  de  gestación.  El  donante  se  limita  a  vender  

su  semen  eludiendo   toda  paternidad  responsable.   “…de  conformidad  con  el  Pacto  de  San  

José  de  Costa  Rica  no  cabe  duda  que  conforme  al  artículo  cuarto,  la  vida  generada  a  partir  

de   la   unión   de   las   células   sexuales   ―gametos―   aun   mediante   una   fecundación  

extracorpórea,   debe   hallarse   alcanzada   por   la   protección   al   derecho   a   la   vida   que   la  

Convención  reconoce”.  Para  Pérez,    la  Convención  Americana  es  clara  y  no  debe  permitirse  

la  exposición  de  niños  a  una  vida  familiar  anormal.  

Es  una  violación  del  derecho  a  un  adecuado  ejercicio  de  la  autoridad  parental.  Igualmente,    

Pérez   identifica   que   la   práctica   de  métodos   de   concepción   asistida   debe   realizarse   en   el  

seno   de   una   familia,   para   que   el   niño   pueda   recibir   los   cuidados   que   le   deben   tanto   su  

padre  como  su  madre.  El  deseo  de  autodeterminación  de  una  mujer  soltera,  que  quiere  ser  

dueña  absoluta  de  su  hijo,  sin  interferencias  masculinas,  choca  gravemente  con  el  derecho  

de  todo  niño  a  recibir  la  influencia  adecuada  de  la  imagen  paterna,  condición  casi  necesaria  

para  un  adecuado  desarrollo  de  su  identidad  sexual  en  la  vida.  

Además,  representa  una  violación  del  derecho  a  sus  relaciones  familiares.  Para  Pérez  estas  

nuevas  técnicas  alejan  al  menor,  no  sólo  de  su  padre,  sino  de  toda  una  serie  de  relaciones  

familiares.  Ya  en  psicología  infantil  se  ha  constatado  que  mientras  más  relaciones  de  cariño  

tenga  un  menor,  mayor  será  la  estabilidad  emocional.      

 

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La  defensa  de  la  vida  en  el  derecho  penal  costarricense  

El  sistema  jurídico  costarricense  ejerce  la  defensa  del  derecho  a  la  vida  del  no  nacido,  por  la  

vía  de  su  derecho  penal.  

La  defensa  de  la  vida  del  no  nacido  por  la  vía  del  derecho  criminal  se  determina  a  través  de  

la  tipificación  del  delito  de  aborto,  el  cual  sucede  cuando  se  causa  la  muerte  de  un  feto.  Este  

tipo  penal  ofrece  diversas  gradualidades.  El  tipo  criminal  más  grave  sucede  cuando  el  acto  

se  comete  sin  el  consentimiento  de  la  mujer    o  si  aun  teniéndolo,  esta  es  menor  de  quince  

años.  El  legislador  consideró  reducir  el  castigo  si  la  madre  ha  consentido  en  la  comisión  del  

hecho  delictivo.   Igualmente  en   la   figura  del  aborto  procurado,   la   legislación  costarricense  

castiga  a   la  madre  que  procure  su  propio  aborto,  hasta  con  tres  años  de  prisión.  La  única  

circunstancia  en  que  la  legislación  costarricense  justifica  el  aborto  sucede  cuando  este  debe  

realizarse  con  el   fin  de  evitar  un  peligro  para   la  vida  o   la  salud  de   la  madre  y  este  no  ha  

podido  ser  evitado  por  otros  medios.    

Si  bien  es  cierto  el  aborto  sin  dolo  o  culposo  tiene  una  pena  muy  reducida,  la  jurisprudencia  

lo  ha  distinguido  claramente  del  homicidio  culposo,    el  cual  se  considera  existe  como  tal  si  

la   muerte   de   la   criatura   sucede   en   el   proceso   de   parto,   entendido   que   es   cuando   el  

producto  de  la  gestación  ya  ha  adquirido  la  madurez  necesaria  para  nacer.  La  Sala  Tercera  

de   la   Corte   Suprema   de   Justicia   costarricense   se   ha   inclinado   por   la   tesis   que   lleva   la  

protección  jurídico  penal  al  entender  que      ―a  efectos  de  determinar  la  calificación  jurídica  

del   hecho  delictivo   entre   aborto   culposo  u   homicidio   culposo―     existe   nacimiento   desde  

aquel   momento   en   que,   habiendo   adquirido   el   producto   de   la   gestación   la   madurez  

necesaria,  se  da  inicio  al  proceso  de  alumbramiento.  En  este  sentido,    la  Sala  aclaró  que  el  

nacimiento  no  es  un  acto  único,  concreto  y  determinado,  sino  todo  un  proceso  que  da  inicio  

cuando   el   infante   ha   adquirido   la   madurez   necesaria   y   se   presentan   las   contracciones  

uterinas,     cuando   estas   se   inducen   artificialmente   o   cuando   se   da   inicio   al   proceso   de  

extracción   quirúrgica.   Lo   anterior   implica   que   en   la   figura   del   infanticidio   que   prevé   el  

artículo   113   inciso   c)   del   Código   Penal,   en   dicha   ilicitud   no   establece   ni   exige   que   el  

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cómputo  de  los  tres  días  dentro  de  los  cuales  debe  haberse  producido  la  muerte  del  infante,  

deba  empezar  a  correr  a  partir  de  que  el  proceso  de  alumbramiento  haya  finalizado  ―con  

la  expulsión  del  claustro  materno―    pues  corre  a  partir  del  momento  en  que  dio   inicio  el  

nacimiento  (voto  2005-­‐01267.  Sala  Tercera.  Corte  Suprema  de  Justicia  de  Costa  Rica).              

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George, R. (2009). Entre el derecho y la moral. Bogota. Colombia. Grupo Editorial

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Quesada Mora, J.G. (2004). Temas sobre derechos fundamentales y constitucionales. San

José, Costa Rica. Investigaciones Jurídicas IJSA.

Votos y sentencias

Sentencia #101 de las 15 horas 15 minutos del 5 de octubre de 1955, del Tribunal de

Casación Civil.

Voto 972-90 Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, República de Costa Rica

Voto 4423-93. Jurisprudencia de Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia,

República de Costa Rica Ediciones Jiménez y Tanzi. 1993.

Voto 647-90. Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, República de Costa

Rica.

Voto: 2005-01267. Sala Tercera. Corte Suprema de Justicia de la República de Costa Rica

Voto: 2000-02306. Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, República de Costa

Rica

Voto. Nº 2008-003154 Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, República de

Costa Rica

Voto: 2004-02792 Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, República de Costa

Rica

Voto. Nº 2008-08760 Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, República de

Costa Rica

Voto: 2005-01267 Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, República de Costa Rica.

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Reglamento  de  Publicaciones  de  la  Revista  Derecho  en  Sociedad  

I.   Condiciones  de  publicación          •   Los  artículos  remitidos  para  su  publicación  deberán  ser  originales  e  inéditos,  y  

que  no  hayan  sido  enviados  a  otros  medios  con  el  mismo  fin.          •   El  autor  cede  los  derechos  de  publicación  o  copia  de  sus  artículos.  Si  el  autor  

con  posterioridad  desea  publicar   su   artículo   en  otra   revista   o   cualquier   otro  soporte   documental,   deberá   hacerlo   indicando   en   este   último,   de   modo  expreso,  los  datos  de  su  publicación  previa  en  la  revista  Derecho  en  Sociedad  de  la  Facultad  de  Derecho,  ULACIT.  

       •   Excepcionalmente   y   a   criterio   del   Consejo   Editorial   y   de   la   Dirección   de   la  revista,   se   admitirán  para   su   publicación   artículos   o   conferencias   publicadas  en  otras   revistas   o   soportes  documentales,   en   consideración   a   su   relevancia.  En   este   último   caso,   deberá   indicarse,   de   modo   expreso,   los   datos   de   la  publicación  previa.  

       •   La  selección  de  los  artículos  por  publicar  estará  a  cargo  del  Consejo  Editorial  de  la  revista.  

       •   Los  contenidos  y  opiniones  que  se  vierten  en  cada  artículo  son  responsabilidad  exclusiva  del  autor,  no  de  la  revista,  de  su  Dirección,  de  su  Consejo  Editorial  ni  de   la   Facultad   de   Derecho   de   la   Universidad   Latinoamericana   de   Ciencia   y  Tecnología.  

       •   Los  artículos  seleccionados  por  la  Dirección  y  el  Consejo  Editorial  de  la  revista  serán   sometidos   a   una   revisión   filológica.   Si   de   dicha   revisión   se   aconseja  algún   cambio,   el   artículo   sólo   se   publicará   cuando   el   autor   permita   la  modificación.  

       •   La   Facultad   de   Derecho   de   la   Universidad   Latinoamericana   de   Ciencia   y  Tecnología,   en   conjunto   con   la  Dirección   y   el   Consejo   Editorial   de   la   revista,  podrán   modificar,   parcial   o   totalmente,   el   presente   reglamento   cuando   lo  estimen  oportuno.  

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II.   Solicitud  de  publicación          •   La   solicitud,   junto   con   el   artículo,   deben   enviarse   a   la   dirección   electrónica:  

[email protected],   a   nombre   de   la   directora   de   la   revista,   Irene  Aguilar  Víquez.    No  se  recibirán  artículos  impresos.  

       •   En   dicha   petición,   el   autor   debe   indicar   los   siguientes   datos   que   serán  incluidos  en  la  publicación,  al  pie  de  página:    

      -­‐  nombre  y  apellidos       -­‐  actividad  profesional       -­‐  calidades  profesionales  y  académicas       -­‐  entidad  y  país  en  el  que  labora       -­‐  dirección  de  correo  electrónico          •   Además,  debe   indicar   los  siguientes  datos  respecto  de   los  cuales  se  guardará  

confidencialidad:       -­‐  número  de  documento  de  identidad  con  indicación  del  país       -­‐  teléfono  con  prefijo  del  país       -­‐  resumen  del  currículum  vitae    III.   Plazos  de  la  solicitud          •   La   revista   tiene   una   periodicidad   semestral.   Cada   número   aparece   en   los  

meses  de  enero  y  julio,  salvo  que  la  Dirección  y  el  Consejo  Editorial  dispongan  otras  fechas.  

       •   La   solicitud   de   publicación   de   un   artículo   para   el   volumen   de   enero   debe  presentarse  antes  del  1  de  septiembre  previo.  

       •   La   solicitud   de   publicación   de   un   artículo   para   el   volumen   de   julio   debe  presentarse  antes  del  1  de  marzo  previo.  

 IV.   Requisitos  del  artículo  para  su  publicación          •   Los  artículos  deben  redactarse  en  formato  Word.          •   El  título  del  artículo  debe  aparecer  centrado.          •   De  seguido  y  al  margen  derecho,  constará  el  nombre  y  apellidos  del  autor.          •   Luego,  se  incorporará  un  resumen  en  español  (titulado  “Resumen”)  y  otro  en  

inglés   (titulado   “Abstract”).   Cada   uno   tendrá   una   extensión   máxima   de  doscientas  palabras,  a  espacio  sencillo.    Además,  se  deberá    incluir  una  lista  de  

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no  más  de  diez  palabras  clave  en  español  e  inglés  (“keywords”).          •   A   continuación   y   en   caso   de   que   exista,   se   incluirá   la   tabla   de   contenidos   o  

índice  del  artículo,  a  espacio  sencillo.          •   Después  deberá  aparecer  el  artículo  cuyo  contenido  debe  tener  una  extensión  

máxima  de  diez  mil  palabras.          •   Las  citas  o  referencias  a  documentos  impresos  o  electrónicos  que  se  incluyan  

dentro   del   artículo   se   corresponderán   con   el   sistema   de   la   APA   (American  Psychological   Association).     Una   Guía   para   la   Elaboración   de   Citas   y  Referencias   en   Formato   APA   puede   ser   consultada   en   la   pestaña   “Centro   de  Excelencia  Docente”  de   la  página  web  de   la   Facultad  de  Derecho  de  ULACIT,  Costa  Rica  (www.ulacit.ac.cr)  

       •   Si   el   artículo   contiene   fotos,   cuadros,   gráficos,   mapas   e   ilustraciones,   estas  deberán  adjuntarse,  también,  en  un  archivo  independiente.  

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