Cuadernos Marxistas N°5 (PC)

download Cuadernos Marxistas N°5 (PC)

of 97

Transcript of Cuadernos Marxistas N°5 (PC)

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    1/97

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    2/97

    1

    El ejemplo de Venezuela y la construccin de alternativaPatricio Echegaray.............................................................................3

    Autodestruccin sistmica global, insurgencias y utopasJorge Beinstein...................................................................................9

    El nuevo campo de batallaOlivier Reboursin............................................................................26

    La relacin entre peronistas y comunistasAlexia Massholder...........................................................................35

    Descolonizar y democratizar la historiaHoracio Lpez................................................................................41

    Sobre lo alternarivo y la autonomaRodolfo Gmez..............................................................................48

    Propaganda e ideologaJorge Ubertalli.................................................................................57

    Cyber espionaje imperial o Lo que vendrKernel..............................................................................................64

    Orgullo de ser cubanoFernndez Retamar.........................................................................71

    Entrevista con Arturo RoigErnesto Espeche.............................................................................79

    DOSSIER

    Fidel Castro Guerrillero del Tiempo

    Presentacin Edicin Argentina por.Patricio Echegaray..............87

    Presentacin en Cuba por Abel Prieto...........................................89

    DOCUMENTOS

    Declaracin en rechazo a la Ley de ART por elPartido Comunista de la Argentina................................................96

    REVISTA COMUNISTA

    DE ANLISIS, DEBATES

    Y DOCUMENTOS

    Director:

    Patricio Echegaray

    Secretario de redaccin:

    Marcelo F. Rodrguez

    Colaboran

    en este nmero:

    Jorge Beinstein

    Ernesto Espeche

    Rodolfo Gmez

    Kernel

    Horacio Lpez

    Alexia Massholder

    Olivier Reboursin

    Fernndez RetamarJorge Ubertalli

    Diagramacin:

    Patricia Chapitel

    La revista CuadernosMarxistas

    es una publicacin trimestral

    de anlisis, debates ydocumentos de la editorialCuadernos Marxistas,

    con domicilio en laAv. Entre Ros 1039

    de la Ciudad Autnomade Buenos Aires,

    Repblica Argentina.4304-0066/68

    [email protected]

    sumario n 5

    NOVIEMBRE DE 2012

    ISSN 1853-368X

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    3/97

    2

    www.elcefma.blogspot.com

    www.elcefma.com.arCEFMA: Callao 274, CABA

    Sede Prov. Santa Fe: Centro Cultural La Toma,Tucumn 1349, Rosario

    Sede Prov. La Pampa: J. V. Gonzlez 680, Santa Rosa

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    4/97

    3

    por Patricio Echegaray*

    * Secretario General del Partido Comunista de la Argentina y Director de Cuadernos Marxistas.

    No caben dudas de que elhecho poltico ms impor-tante y de mayor repercu-

    sin en Amrica Latina y el Caribehan sido las elecciones presidencia-les en Venezuela en la que el presi-dente Hugo Chvez Fras refrendsu liderazgo.

    Nuestro pas fue uno de los lu-gares donde con mayor inters sesigui este proceso, por lo cual con-sideramos absolutamente necesario

    reflexionar sobre el mismo y sobrelas importantes consecuencias y en-seanzas que ha dejado tanto parala izquierda como para la derechapoltica de la regin.

    Esta conviccin se refuerza a laluz de las concurridas movilizacio-nes que la derecha argentina con-voc el 13 de septiembre y el 8 denoviembre pasados, las que debenser analizadas con toda la seriedad

    que requiere este importante inten-to de rearticulacin de la oposicin.

    La victoria lograda por el pre-sidente Chvez, no slo es funda-mental para el pueblo venezolanoy para la continuidad y profundi-zacin de la revolucin bolivaria-na, sino que tambin resulta clavepara los diversos procesos polti-cos que, con sus matices particula-

    res, estn impulsando cambios enel continente.

    En este sentido, la continuidadde Chvez es de suma importan-cia para la revolucin cubana, quetiene en el lder venezolano un alia-do esencial para seguir desarrollan-

    do los cambios necesarios en elperfeccionamiento del socialismoen la Isla, como lo es para los go-biernos de Evo Morales, RafaelCorrea y Daniel Ortega, entre otros.

    Para nuestro pas en particular,la continuidad de los acuerdos al-canzados con el gobierno venezo-lano resultan de una importanciavital, sobre todo los que involu-cran la provisin de combustiblesdada la profunda crisis energticaargentina que nos ha transforma-do de pas exportador en impor-tador de combustible.

    Esto es as ms all de la impor-tante medida tomada en la recupe-

    racin del control estatal de YPFque, por lo tarda, llega cuando yala capacidad de produccin estabadevastada, lo que impondr un lar-go proceso de trabajo, investiga-cin, exploracin e inversiones pararecomponer nuestro autoabasteci-miento. En estas condiciones, con-tar con Venezuela y el enormeaporte que significa el poder acce-der a combustibles sin la necesi-

    dad de contar con divisas paraabonar el mismo, representa unaayuda vital que justifica el benepl-cito con el que se recibi el triunfode Chvez.

    Sin embargo, desde el punto devista poltico, no sera bueno per-der de vista que, an en la derrota,la derecha venezolana encabezadapor Henrique Capriles Radonski ha

    ...contar con Venezuela y

    el enorme aporte que

    significa el poder accedera combustibles sin la

    necesidad de contar con

    divisas para abonar el

    mismo, representa una

    ayuda vital que justifica el

    beneplcito con el que se

    recibi el triunfo deChvez.

    NOTA EDITORIAL

    El ejemplo de Venezuela y

    la construccin de alternativa

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    5/97

    4

    1Elementos para el anlisis de la coyuntura econmica Argentina en el marco de la crisis internacional CIFRA. Agosto de 2012.www.centrocifra.org.ar

    2Ver articulo de Jorge Benstein en esta edicin.

    puesto en prctica una estrategia quele ha permitido superar sus perfor-mances anteriores.

    La derecha argentina, que apoyen todas sus variantes la candidatu-ra de Capriles, sin duda sacar con-clusiones de esto, sobre todo en el

    terreno de la articulacin de fuer-zas y construccin de propuestasunitarias para enfrentar al gobiernode nuestro pas.

    Tambin los sectores popularesdebemos sacar conclusiones de estaexperiencia, ya que Hugo Chvezlogr el triunfo encabezando unespacio donde varios partidos lle-varon su candidatura enarbolando

    un discurso de radicalizacin, en-cabezado por la propuesta de So-cialismo siglo XXI. Entre ellos, elPartido Comunista de Venezuelarealiz una gran eleccin y se cons-tituy, tras el PSUV, en la segundafuerza bolivariana.

    Este gran triunfo no slo le daun nuevo aire a la revolucin boli-variana, sino que es un triunfo queimpulsa a todos los procesos anti-

    neoliberales de la regin, permitin-doles a cada uno de ellos perfec-cionar los enfoques con los cualesalumbrar el periodo que se aproxi-ma y los desafos que presentan.

    Sabemos que el ao 2013 se de-sarrollara en el marco de un agra-vamiento de la crisis internacionalque sin duda repercutir en nuestropas y la regin.

    Segn analiza el Centro de Inves-tigacin y Formacin de la Repu-blica Argentina (CIFRA) vinculadoa la CTA de los trabajadores: Tan-to los pases que conforman laUnin Europea como los EstadosUnidos mostraron en el primer tri-

    mestre de 2012 tasas de crecimien-to interanuales inferiores al 2%, conun promedio para los pases deEuropa que oscil en torno del0,5%. Por su parte, otro elementode significativa importancia es ladesaceleracin del ritmo de creci-miento de la economa china, quepas de tasas superiores al 10% in-teranual antes de 2011 a mostrar in-

    crementos cercanos al 8%. Induda-blemente, a pesar del impacto quepuede tener en el mercado mundial,por la menor traccin del consumochino, las tasas de crecimiento siguensiendo notablemente altas.

    El menor crecimiento de las eco-nomas del mundo impact nega-tivamente en los principales pasesde la regin. As, se nota una fuertedesaceleracin del crecimiento de

    Brasil que, de tasas interanuales querondaban el 6,9% en 2010, pas acrecer al 2,5% en 2011, mientras queen el primer trimestre de 2012, com-parado con igual perodo del aoanterior, el Producto Interno Bruto(PIB) se increment en apenas un0,6%. Por su parte, y asociado, entreotros factores, a la dependencia dela economa argentina del mercado

    brasilero -principalmente en mate-ria de exportaciones de manufactu-ras- localmente tambin se apreciaun menor ritmo de crecimiento delPIB. En efecto, mientras que en 2010el nivel de actividad se incrementun 9,2%, al ao siguiente ste fue del

    8,9%, cifras significativamente mselevadas respecto de las del primertrimestre de 2012 que creci un5,2% comparando con igual pero-do de 2011.1

    A partir de esta realidad, el deba-te sobre la crisis y sus consecuen-cias ha cambiado en los ltimosmeses, el mismo ya no gira sobrela posibilidad de que la misma

    amaine como prevean los guresdel capitalismo sino que, ante elimparable agravamiento de la cri-sis en EEUU, Europa y Japn, sindejar de lado el granito de arenaque aporta la ralentizacin de la eco-noma China, se ha trasladado al te-rreno de cunto va a durar la misma.2

    Sobre este tema diversos analis-tas, ya sean del Banco de Europa,del FMI o de alguna otra institu-

    cin por el estilo, pronostican, losms benvolos, un tiempo no me-nor a los 10 aos, mientras que al-gunos no tan optimistas se animana afirmar que la crisis dominar losprximos 20 aos de la economamundial.

    En este contexto todo indica queel imperio norteamericano, fuerte-mente golpeado por esta crisis (cuya

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    6/97

    5

    caracterstica central, conviene re-cordarlo, consiste en que se desa-rrolla fundamentalmente en los pa-ses centrales), mantendr y poten-ciara su presin, pretendiendo com-pensar su prdida de poder eco-nmico con un coctel que optimi-

    za el uso de la fuerza mezclando lacapacidad de violencia militar conla poltica y la diplomacia, en unanueva receta llamada smart politics,en virtud de la cual prepara nuevasguerras y agresiones como la queest en curso en Siria, las amenazassobre Irn y el intento de tejer uncinturn de control sobre China.Una pluralidad de objetivos que

    para nada le harn abandonar supoltica ofensiva sobre AmricaLatina, la cual sigue en pleno desa-rrollo. Slo un ejemplo de esto re-sulta el golpe de Estado contra elpresidente Lugo en Paraguay, quebusca transformar a ese pas en uncentro de operacin de provoca-dores y desestabilizadores de la re-gin, capitaneados por la CIA, a loque debemos sumarle el aumento

    de Bases en la regin, sobre todoen Centroamrica, la militarizacinde la lucha contra el narco enMxico y las operaciones de des-gaste sobre los gobierno llevadas acabo por las grandes empresas decomunicacin, entre otras operacio-nes impulsadas por el activo accio-nar de la embajada de los EEUUen la regin, poltica que seguir

    adelante y no sufrir ningn cam-bio ms all de la reeleccin deBarack Obama.

    En este complejo marco se ini-ciaron los dilogos por la paz entrelas FARC y el gobierno colombia-no. Los comunistas bregamos por

    el xito de este dilogo y por unapaz surgida de acuerdos polticosque beneficiara principalmente alpueblo colombiano, pero somosconsientes que para garantizar estapaz en la regin se necesitar de unapoltica preventiva por parte de laUNASUR ya que, de tener xito lasnegociaciones, el Estado colombia-no deber desmovilizar tanto a fuer-

    zas militares como paramilitares, loque podra provocar que miles deefectivos, legales e ilegales, salgan aofrecer sus servicios a los sectoresms reaccionarios de la regin.

    Estas situaciones, sumadas al im-pacto que la crisis internacional esthaciendo sentir sobre el continente,son las que estn signando el finaldel ao 2012.

    En nuestra editorial anterior ana-

    lizbamos que el triunfo de Cristi-na Fernndez creaba condicionespara una verdadera ofensiva en posde la profundizacin de los cambiosestructurales necesarios en el pas ala vez que llambamos la atencinsobre las luces de alerta que se en-cendan al no avanzar el gobiernodecididamente en estos cambios.3

    Esta fortaleza brindada por el

    respaldo electoral, sumada a la des-articulacin en que haba quedadola oposicin, alentaba un clima fa-vorable para emprender cambiosprofundos, por ejemplo, en la re-gresiva estructura impositiva delpas, en la poltica minera, que no

    slo debe ser tenida en cuenta porel dao ecolgico que provoca sinocentralmente por el saqueo que re-presenta que nuestro pas reciba u$s50 por onza de oro extrada y quela misma se cotice a u$s 1700 en elmercado internacional, para impul-sar definitivamente un plan de re-cuperacin de de la red ferroviariapor parte del Estado, etc

    De todas estas posibilidades, seha avanzado en la recuperacin delcontrol estatal sobre YPF, medidaimportante pero que enfrenta laslimitaciones que mencionamos an-teriormente.

    Hemos apoyado enrgicamenteel plan PROCREAR que, siendomuy trascendente, debe ser com-plementado por una poltica agre-siva de construccin de viviendas

    dignas para los sectores popularesque, vale recordar, fue una de laspolticas que afirmaron el triunfode Chvez en Venezuela.

    Estamos seguros de no equivo-carnos cuando marcamos que elgobierno no ha aprovechado to-talmente las oportunidades abier-tas luego del 54% para avanzar conmayor velocidad y profundidad en

    3 Profundizacin o sintona fina? Luces de alerta sobre el rumbo del modelo. Patricio Echegaray. Cuadernos Marxistas, abril de2012, pg. 3 a 8.

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    7/97

    6

    las polticas necesarias para afian-zar las transformaciones y, comodice la presidenta, ir por ms.

    La importancia de avanzar en es-tas transformaciones resulta funda-mental para no retroceder sobre lologrado, y se hace indispensable

    pasar de limar las aristas ms durasdel neoliberalismo a atacar decidi-damente las matrices estructuralesdel mismo, an presentes en nues-tra economa.

    Volvemos al informe de CIFRApara graficar esto:

    Como se mencion previamen-te, an en el marco de la desacele-racin mencionada de la actividad

    econmica, los beneficios de lasempresas transnacionales siguieroncreciendo de forma ininterrumpi-da desde 2003, alcanzando en 2011el valor de U$S 7.331 millones. Porsu parte, la participacin de divi-dendos remitidos al exterior au-menta desde 2009, lo que significque en 2011 se giraran al exterior el70% de las utilidades. Ello es su-mamente relevante, puesto que esta

    remisin consumi el 45,4% delsupervit comercial de 2011, repre-sentando una importante presinsobre el flujo de divisas.

    En este marco de presin en elfrente externo, con la consecuentefuga de divisas al exterior, en 2011se increment la formacin de ac-tivos en el exterior por parte del sec-tor privado no financiero. Hastaoctubre de ese ao, las divisas fuga-das haban alcanzado los U$S 21.221millones, un 112,2% ms que enigual perodo del ao anterior. Estoorigin la implementacin de fuer-tes controles a la compra de divi-

    sas, que permitieron revertir la cre-ciente tendencia a la fuga de capita-les desarrollada durante 2011. As,en los primeros tres meses de 2012la fuga de capitales fue, en prome-dio, de U$S 535 millones mensua-les, un 56,3% inferior a lo aconteci-

    do durante el mismo perodo delao anterior (U$S 1.225 millones).

    En cuanto al mercado de traba-jo, en el primer trimestre de 2012la cantidad de ocupados creci sloun 0,9% en relacin con el ao an-terior. Dado que este crecimientoresult menor que el de la pobla-cin total, esto implic una muyleve reduccin de la tasa de empleo,

    la cual se mantiene en el 42,3% dela poblacin durante los primerosmeses del ao. A su vez, esta evo-lucin de la creacin de empleoimplic una leve alza de la tasa dedesempleo en el primer trimestredel ao con respecto al anterior,aunque an se mantiene por deba-jo de la registrada en el primer tri-mestre de 2011, en un 7,1%.

    Los salarios reales, por su parte,

    se siguieron incrementando hastaprincipios de 2012 (ltimo datodisponible) y los incrementos ne-gociados en las paritarias para esteao resultaron, en promedio, algosuperiores al incremento del nivelde precios esperado. Esto se da enun contexto en el que la inflacinno muestra signos de desacelera-cin y se mantiene durante los pri-meros meses del ao en torno del22%-23% interanual.

    Los incrementos salariales otor-gados desde la salida de la conver-tibilidad se dieron en el marco deun aumento superior de la produc-

    tividad del trabajo, de manera queel costo laboral unitario que se re-dujo fuertemente luego de la deva-luacin, no super los niveles de2001, sino todo lo contrario. Si biencomenz a incrementarse lentamen-te a partir de 2003, los valores de

    2011 fueron un 21,2% por debajodel nivel de 2001. Por su parte, en-tre 2009 y 2011 la tasa de creci-miento de la productividad se ace-ler respecto de aos anteriores al-canzando en este ltimo ao unvalor que result superior al del fi-nal de la convertibilidad en un 31,6%.En definitiva, lo que se observa esque la productividad del trabajo se

    increment a una tasa mayor que elcosto laboral, de manera que la ren-tabilidad empresaria aument fuer-temente durante esta etapa.

    En estas condiciones se han pro-ducido, como era de esperar, in-tentos de la derecha que, sin consti-tuir an una alternativa poltica cla-ra, estn dirigidos a horadar y des-gastar al gobierno mientras recom-pone sus fuerzas, y es en esta direc-

    cin que se mueve la desgraciadaalianza propiciada por el FAP conel radicalismo y en la que se enmar-can los movimientos de Moyano,Macri, Micheli, Venegas, Barrionue-vo y distintos sectores del trotskis-mo, como se manifest en el paroconvocado el 20 de noviembre msall de lo valedero de sus reclamos.

    No olvidemos que varios de es-tos personajes no slo se mostra-ron junto a los integrantes de la Mesade Enlace en la convocatoria reali-zada por Eduardo Bussi con moti-vo del aniversario del Grito de Al-corta, sino que al regreso del ltimo

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    8/97

    7

    4Ver Documento del Partido Comunista en esta edicin.

    Encuentro de la Internacional So-cialdemcrata, Hermes Binnerdeclar que en materia de alianzasno le sacaba bolilla negra ni siquie-ra a Macri, mientras que Moyano,Venegas y Macri se cruzan mensajesy se sacan fotos en esta suerte de

    minu que baila la derecha en buscade generar una alianza electoral.

    No resultan ajenos a esto los re-novados esfuerzos de la Juan Do-mingo en la Provincia de BuenosAires, para articular a Scioli, Maza yDe Narvez, ni el apoyo y acompa-amiento de estos sectores a la can-didatura de Capriles en Venezuela.

    De esta forma la derecha oposi-

    tora busca superar completamentelos efectos de la derrota sufrida haceun ao y se encuentra en pleno pro-ceso de recomposicin fogoneadodesde la embajada norteamericanay desde programas como el deMariano Grondona, y reflejando laexperiencia de la derecha venezo-lana que los insta a articularse. Es-tos intentos, si bien alarmantes, tie-nen an pronstico reservado por

    lo dbil de las estructuras partida-rias en que se apoyan y por el egohperdesarrollado de sus dirigentes,pero ms all de esto, no deben sersubestimados.

    En diferentes posicionamientosdel Partido Comunista hemos de-jado en claro nuestro firme respal-do al gobierno de Cristina Fernn-dez y nuestra conviccin de quemantener abierto este proceso re-

    sulta fundamental para el pas ytambin para Amrica Latina. Perono est de ms insistir en la formaen que entendemos esta defensadebe ser llevada a cabo, con inde-pendencia y autonoma poltica parano transigir con algunas medidas

    inadecuadas que significan un retro-ceso en el proceso de transforma-cin, como la Ley Antiterrorista ola nueva Ley de ART4.

    Continuamos sosteniendo queresulta inadecuado caer en una de-fensa a libro cerrado de todo loactuado por el gobierno, creyendoque admitir y formular crticas sig-nifican un gesto de debilidad fren-

    te a la oposicin. Estamos conven-cidos de que todo el proceso lati-noamericano, y el argentino tam-bin, estn sujetos a la necesidad delavance constante, ya que estancarseslo nos llevar a retroceder. Poreso, seguimos impulsando las pro-puestas que realizamos en los dosEncuentros realizados en el HotelCastelar, para profundizar la trans-formacin.

    Como decamos al inicio de esteEditorial, en los ltimos sesenta dasel gobierno ha enfrentado una fuer-te protesta por parte de la Prefec-tura y la Gendarmera, el Paro rea-lizado el 20 de noviembre y dosmovilizaciones importantes quedeben ser analizadas con deteni-miento, superando el facilismo dela descalificacin por irona o portratamiento peyorativo.

    No es posible tranquilizarse di-ciendo que estas protestas, que bus-can recrear un clima similar al delconflicto del 2008 por la resolucin125, estn dirigidas tanto al gobier-no como a la oposicin, y la afir-macin cierta de que carecen de una

    representacin poltica no les quitapeligrosidad. Como sucedi tras elconflicto por la 125, el gobiernodebe tomar medidas polticas fuer-tes para salir de esta situacin, comoen su momento fueron, por ejem-plo, la Asignacin Universal porHijo y el impulso de la Ley de Me-dios Audiovisuales, a travs de lascuales pudo recuperar apoyo po-

    pular y superar el desgaste recibidoen el conflicto con el campo.Esto debe hacerse con celeridad,

    ya que ms all de lo profuso delas consignas esgrimidas en estasprotestas, no es difcil comprenderque constituyen un sujeto de dere-cha y centroderecha con un grupoduro de carcter fascista asentadoen sectores eclesisticos y militares,con fuerte connotacin racista, an-

    ticomunista y xenfoba, lo que noimpide que sumen en su accionar asectores de clase media baja e in-cluso de asalariados influenciadospor el peso que tiene la cultura dela derecha y el individualismo ex-tremo heredado del neoliberalis-mo, lo cual se manifest con clari-dad en la marcha, sin dejar de con-siderar la utilizacin para la convo-catoria de problemas existentes

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    9/97

    8

    como la inflacin y la inseguridad,entre otros.

    Todas estas son manifestacionesde una tcnica destituyente queapuesta ms al desgaste y a la co-rrosin del gobierno que a las his-tricas jugadas de sustitucin vio-lenta e inmediata. El aparato me-ditico/monoplico encabezadopor el grupo Clarnno slo se ocu-p de fogonear las marchas reali-zadas y aportar la organizacin dela supuesta espontaneidad de lasmismas, sino que sigue trabajandocotidianamente para crear las con-diciones para su reiteracin.

    Pero pecaramos de ingenuidad

    si le atribuyramos toda la respon-sabilidad de los males del pas conexclusividad al grupo Clarn. Sonvarios los grupos del poder realnacional y del exterior que operanjunto a los sectores mediticos, asvemos cada vez con ms claridadque la poltica imperial de mano delreelegido Barack Obama, cuya re-eleccin fue festejada con un bene-plcito ingenuo y preocupante por

    sectores del progresismo tanto po-ltico como meditico, no cejar supresin sobre Amrica Latina y elCaribe. No podemos olvidar, queya en su primera administracinObama volc toda clase de cala-midades sobre la regin, derrocan-do a gobiernos que formaban partede los procesos de transformacinen marcha, como Honduras y Pa-raguay, intentando desestabilizar alos gobiernos de Venezuela, Ecua-dor y Bolivia y multiplicando elnmero de bases que monitoreany vuelcan su sombra amenazantesobre la regin.

    Los planes del imperialismo sonclaros, no resignarn su influenciasobre Amrica Latina y no resigna-rn su poder de intervencin so-bre la poltica argentina.

    Las concepciones circulantes queadhieren a la idea de que haciendo

    algo de buena letra con el imperia-lismo, aprobando algunas leyes porellos impulsadas y manteniendo losejercicios militares conjuntos se ali-viara la presin sobre nuestro pas,han demostrado una y otra vez serabsolutamente erradas. Insistimosen que el primer elemento de cual-quier gobierno popular debe seruna poltica antimperialista firme y

    decidida, que cuente con el respal-do del pueblo y de un frente polti-co que la sustente.

    En el camino de construccinde este Frente, la novedad sobre-saliente en el espacio de los secto-res populares que respaldan al go-bierno, como en nuestro caso porconsiderarlo el espacio ms aptoexistente para construir alternativapoltica, o los sectores que son par-

    te de l, es el surgimiento de Uni-dos y Organizados.

    Desde su presentacin pblica enel acto que tuvo lugar en el estadiode Vlez Sarsfield el 28 de abrilpasado, Unidos y Organizados haavanzado notablemente hasta con-vertirse en un espacio que articuladiversos sectores polticos prove-nientes del peronismo y de otrasculturas polticas.

    Desde esta articulacin se vienendesarrollando actos muy importan-tes para su presentacin, como losque se hicieron en Jujuy, Crdobay San Juan, entre otros, donde los

    principales dirigentes del La Cm-pora, el Movimiento Evita, el MI-LES, la Tupac Amaru, y el FrenteNuevo Encuentro. Incluso impor-tantes funcionarios del gobierno seexplayaron en definiciones sobre lanecesidad de conformar un Frente

    que articule la pluralidad, respetan-do las identidades en que esa plura-lidad se expresa, para constituir unafuerza que ha sido definida comonacional, popular, democrtica, an-timperialista y revolucionaria.

    Debemos destacar en este senti-do el acto que desde Unidos y Or-ganizados realizamos en la Facul-tad de Ciencias Sociales en la UBA

    en apoyo a Hugo Chvez y a losDilogos de Paz iniciados en Co-lombia en donde nuestro Partidotuvo un protagonismo especial.

    Este espacio se est articulandoen el sentido que venimos propo-niendo para converger en un Frentede Liberacin Nacional y Social, quelos comunistas entendemos con pro-fundo contenido antimperialista y endireccin al socialismo, lo cual nos

    ofrece una importante oportunidadpara el desarrollo del mismo. Paraesto necesitamos indudablementefortalecer nuestro Partido y laFEDE, dando un importante im-pulso a las polticas de concentra-cin y crecimiento en todo el pas.

    Para el atribulado campo popu-lar argentino, que vivi antes de suderrota el fracaso de la divisin, laconstitucin de este espacio deUnidos y Organizados representauna esperanza. Pareciera que elmensaje del CheGuevara llamn-donos a la unidad comienza a serescuchado en nuestro pas.

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    10/97

    9

    porJorge Beinstein**

    ACELERACIN DE LA CRISIS

    Autodestruccin sistmica global,

    insurgencias y utopas*

    *Ponencia presentada en el Ciclo de Conferencias Los retos de la humanidad: la construccin social alternativa. Centro de Investi-gaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 23 al 25 de Octubre

    de 2012.**Doctor de Estado en Ciencias Economicas.1Blanchard, del FMI, dice que la crisis durar una dcada, www.que.es/ultimas-noticias/internacionales/201210031112-blanchard-

    dice-crisis-durara-decada-reut.html2Natixis- Banque de financement & dinvestissement, La crise de la zone euro peut durer 20 ans, Flash conomie Recherche

    conomique, 8 Aot 2012 N. 534.

    El fatalismo global abando-na su mscara optimistaneoliberal de otros tiempos(que sobrevivi durante el primertramo de la crisis desatada en 2008)y va asumiendo un pesimismo nomenos avasallador. En el pasado losmedios de comunicacin nos ex-plicaban que nada era posible ha-cer ante un planeta capitalista cadada ms prspero (aunque plagadode crueldades), solo nos quedabala posibilidad de adaptarnos, unaruidosa masa de expertos avalabanlas grandes consignas con argumen-tos cientficos irrefutables (los crti-cos no podan hacerse or frente a

    la avalancha meditica). A eso se lellam discurso nico, apareca comoun formidable instrumento ideol-gico y prometa acompaarnosdurante varios siglos aunque durounas pocas dcadas y se esfum enmenos de un lustro.

    Ahora la reproduccin ideolgi-ca del sistema mundial de poderempieza a acudir a un nuevo fata-lismo profundamente pesimista

    basado en la afirmacin de que ladegradacin social (desplegadacomo resultado de la crisis) es in-evitable y se prolongar durantemucho tiempo.

    Como en el caso anterior losmedios de comunicacin y su cor-te de expertos nos explican quenada es posible hacer ms queadaptarnos (nuevamente) ante fe-nmenos universales inevitables.Como cualquier otra civilizacin, laactual en ltima instancia controla asus sbditos persuadindolos acer-ca de la presencia de fuerzas inmen-samente superiores a sus pequeasexistencias imponiendo el orden (yel caos) ante las cuales deben incli-narse respetuosamente. El merca-do global, Dios u otra poten-cia de dimensin ocenica cumplendicha funcin y sus sacerdotes, tec-

    ncratas, generales, empresarios odirigentes polticos no son otra cosaque ejecutores o intrpretes del des-tinolo que de paso legitima sus lu-jos y abusos.

    As es como en Septiembre de2012 Olivier Blanchard, economistajefe del Fondo Monetario Interna-cional anunciaba que la economamundial necesitar por lo menos diez aos

    para salir de la crisis financiera que co-

    menz en 2008 1. Segn Blanchardel enfriamiento durable de los cua-tro motores de la economa global(Estados Unidos, Japn, China y laUnin Europea) nos obliga a des-

    cartar cualquier esperanza en una re-cuperacin general a corto plazo.An ms duro en agosto del mis-mo ao el Banco Natixis integran-te de un grupo que asegura el fi-nanciamiento de aproximada-mente el 20% de la economafrancesa publicaba un informe ti-tulado La crisis de la zona euro pue-de durar veinte aos2.

    Nos encontramos ante un pro-blema que difcilmente puedan re-solver las lites dominantes: la cul-tura moderna es hija del mito delprogreso, una y otra vez pudo cau-tivar a los de abajo con la promesade un futuro mejor en este mundo

    y al alcance de la mano, eso la dife-rencia de experiencias histricas an-teriores. Las pocas de penuria sonsiempre descriptas como proviso-rias preparatorias de un gran saltohacia tiempos mejores. La recon-versin de la cultura dominante enun pesimismo de larga duracinaceptado por las mayoras no pa-rece viable, por lo menos es de muydifcil realizacin exitosa no solo en

    los pases ricos sino tambin en laperiferia sobre todo en las llamadassociedades emergentes. Solo po-blaciones radicalmente degradadaspodran aceptar pasivamente un

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    11/97

    10

    futuro negro sin salida a la vista, laslites imperialistas golpeadas, des-estabilizadas por la decadencia eco-nmica, sin proyectos de integra-cin social podran encontrar en ladegradacin integral de los de abajo(sus pobres internos y los pueblos

    perifricos) una riesgosa alternativaposible de supervivencia sistmica.

    Autodestruccin

    El capitalismo como civilizacinha ingresado en un perodo de de-clinacin acelerada, una primeraaproximacin al tema muestra que

    nos encontramos ante el fracaso delas tentativas de superacin finan-ciera de la crisis que se desat en2008 aunque una evaluacin msprofunda nos llevara a la conclu-sin de que el objetivo anunciadopor los gobiernos de los pases ri-cos (la recomposicin de la pros-peridad econmica) ocultaba el ver-dadero objetivo: impedir el de-rrumbe de la actividad financiera

    que haba sido la droga milagrosade las economas centrales durantevarias dcadas. Desde ese punto devista la estrategias aplicadas fueronexitosas, consiguieron aplazar du-rante cerca de un lustro un desenla-ce que se acercaba velozmentecuando se desinfl la burbuja in-mobiliaria norteamericana.

    Una visin ms amplia nos esta-ra indicando que lo ocurrido en2008 fue el resultado de un proce-so iniciado entre fines de los aos1960 y comienzos de los aos 1970cuando la mayor crisis econmicade la historia del capitalismo no si-

    gui el camino clsico (tal como lomostr el siglo XIX y de la prime-ra mitad del siglo XX) con gigan-tescos derrumbes empresarios y unarpida mega avalancha de desem-pleo en las potencias centrales, sinoque fue controlada gracias a la utili-

    zacin de poderosos instrumentosde intervencin estatal en combi-nacin con reingenieras tecnolgi-cas y financieras de los grandes gru-pos econmicos.

    Esa respuesta no permiti supe-rar las causas de la crisis, en reali-dad las potenci hasta niveles nun-ca antes alcanzados desatando unaola planetaria de parasitismo y de

    saqueo de recursos naturales que haengendrado un estancamiento pro-ductivo global en torno del reaimperial del mundo imponiendo lacontraccin econmica del sistemano como fenmeno pasajero sinocomo tendencia de larga duracin.

    Se trata de un complejo procesode decadencia, basta con repasardatos tales como el del volumen dela masa financiera equivalente a

    veinte veces el Producto BrutoMundial y su pilar principal: el su-per endeudamiento pblico-priva-do en los pases ricos que bloqueala expansin del consumo y la in-versin, el de la declinacin de losrecursos energticos tradicionales(sin reemplazo decisivo cercano) oel de la destruccin ambiental. Ytambin el de la transformacin delas lites capitalistas en un entrama-do de redes mafiosas que marcacon su sello a las estructuras de agre-sin militar convirtindolas en unacombinacin de instrumentos for-males (convencionales) e informales

    donde estos ltimos van predomi-nando a travs de una inedita arti-culacin de bandas de mercenariosy manipulaciones mediticas de al-cance global, bombardeos huma-nitarios y otras acciones inscriptasen estrategias de desestabilizacin

    integral apuntando hacia la deses-tructuracin de vastas zonas peri-fricas. Afganistn, Iraq, Libia, Siria,Mxico ilustran acerca del futuroburgus de las naciones pobres.

    El rea imperial del sistema sedegrada y al mismo tiempo intentadegradar, caotizar al resto del mundocuando pretende controlarlo, supe-rexplotarlo. Es la lgica de la muerte

    convertida en pulsin central delcapitalismo devenido senil y exten-diendo su manto tantico (su cultu-rafinal) que es en ltima instanciaautodestruccin aunque pretendeser una constelacin de estrategiasde supervivencia.

    Cada paso de las potencias cen-trales hacia la superacin de su cri-sis es en realidad un nuevo empu-jn hacia el abismo. Los subsidios

    otorgados a los grupos financierosabultaron las deudas pblicas sinlograr la recomposicin durable dela economa y cuando luego tratande frenar dicho endeudamiento res-tringiendo gastos estatales al tiem-po que aplastan salarios con el finde mejorar las ganancias empresa-rias agravan el estancamiento con-virtindolo en recesin, deterioranlas fuentes de los recursos fiscales yeternizan el peso de las deudas.Frente al desastre impulsado por lasmafias financieras se alza un corovariopinto de neoliberales mode-rados, semikeynesianos, regulacio-

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    12/97

    11

    nistas y otros grupos que exigensuavizar los ajustes y alentar la in-versin y el consumo... es decir se-guir inflando las deudas pblicas yprivadas... hasta que se recompon-ga un supuesto circulo virtuoso delcrecimiento (y del endeudamiento)

    encargado de pagar las deudas yrestablecer la prosperidad... a lo quelos tecncratas duros (sobre todoen Europa) responden que los es-tados, las empresas y los consumi-dores estn saturados de deudas yque el viejo camino de la exube-rancia monetaria-consumista ha de-jado de ser transitable. Ambos ban-dos tienen razn porque ni los ajus-

    tes ni los repartos de fondos sonviables a mediano plazo, en reali-dad el sistema es inviable.

    Las agresiones imperiales cuan-do consiguen derrotar a sus enemi-

    gosno logran instalar sistemas co-loniales o semi coloniales establescomo en el pasado sino que engen-dran espacios caticos. Es as por-que la economa mundial en decli-ve no permite integrar a las nuevas

    zonas perifricas sometidas, los es-pacios conquistados no son absor-bidos por negocios productivos ocomerciales medianamente establesde la metrpolis sino saqueadospor grupos mafiosos y a veces sim-plemente empujados hacia la des-composicin. Mientras tanto losgastos militares y paramilitares delos Estados Unidos, el centro he-

    gemnico del capitalismo, incremen-tan su dficit fiscal y sus deudas.

    Queda as al descubierto un as-pecto esencial del imperialismo delsiglo XXI mutando hacia una din-mica de desintegracin general dealcance planetario. Esto es adverti-

    do no solo por algunos partida-rios del anticapitalismo sino desdehace un cierto tiempo por un n-mero creciente de prestigiosos(mediticos) defensores del sistemacomo el gur financiero NurielRoubini cuando proclamaba haciamediados de 2011 que el capitalis-mo haba ingresado en un pero-do de autodestruccin3.

    Es un lugar comn la afirmacinde que el capitalismo no se derrum-bar por si solo sino que es necesarioderribarlo, por consiguiente quienessealan la tendencia hacia la autodes-truccin del sistema son acusados deignorar sus fortalezas y sobre todode fomentar la pasividad o las ilu-siones acerca de posibles victorias

    fcilesque desarman, distraen a losque luchan por un mundo mejor.

    En realidad ignorar o subestimarel carcter autodestructivo del ca-pitalismo global del siglo XXI sig-nifica desconocer o subestimar fe-nmenos que sobredeterminan sufuncionamiento como la hegemo-na del parasitismo financiero, lacatstrofe ecolgica en curso, ladeclinacin de los recursos natura-les especialmente los energticos

    catalizada por la dinmica tecno-lgica dominante, la incapacidadde la economa mundial para se-guir creciendo lo que la lleva a ace-lerar la concentracin de riquezas yla marginacin de miles de millo-nes de seres humanos que estn demsdesde el punto de vista de lareproduccin del sistema. En sumael ingreso a una era marcada por lareproduccin ampliada negativa delas fuerzas productivas de la civili-zacin burguesa amenazando a lar-go plazo la supervivencia de lamayor parte de la especie humana.

    Presenciamos entonces una sub-estimacin de aparienciavolunta-

    ristaque oculta la devastadora ra-dicalidad de la decadencia y en con-secuencia la necesidad de la irrup-cin de un voluntarismo insurgen-te (anticapitalista) capaz de impe-dir que el derrumbe nos sepulte atodos. Dicho de otra manera nonos encontramos ante una crisiscclica con alternativas de recom-posicin de una nueva prosperidadburguesa aunque sea elitista sino ante

    un proceso de degeneracin sist-mica total.

    La historia de las civilizacionesnos recuerda numerosos casos (em-pezando por el del Imperio Ro-mano) donde la hegemona civili-zacional que consegua reproducir-se en medio de la decadencia anu-laba las tentativas superadoras en-gendrando descomposiciones que

    3Ansuya Harjan, Roubini: My Perfect Storm Scenario Is Unfolding Now, CNBC 9 Jul 2012, http://www.cnbc.com/id/48116835 y Nouriel Roubini, A Global Perfect Storm, Proyect Syndicate, 15 June 2012, http://www.project-syndicate.org/print/a-global-perfect-storm.

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    13/97

    12

    incluan a vctimas y a verdugos.La contrarrevolucin ideolgica

    que domin la post guerra fra acu-n a una suerte de marxismo conser-vadorque caricaturiz la teora de lacrisis de Marx reducindola a unasucesin infinita de crisis cclicasde

    las que el capitalismo conseguasiempre salir gracias a la explota-cin de los trabajadores y de la pe-riferia, el ogro era denunciado que-dando demostrado una vez msquien era el villano del film.

    Pero la historia no se repite, nin-guna crisis cclica mundial se pare-ce otra y todas ellas para ser real-mente entendidas deben ser inclui-

    das en el recorrido temporal delcapitalismo, en su gran y nico s-per ciclo, es lo que nos permite porejemplo distinguir a las crisis ccli-cas de crecimiento, juveniles del si-glo XIX de las crisis seniles de fina-les del siglo XX y del siglo XXI.

    Por otra parte es necesario des-cartar la idea superficial de que laautodestruccin del sistema equivaleal suicidio histrico aislado de las

    lites globales liberando automti-camente de sus cadenas al resto delmundo que un buen da descubreque el amo ha muerto y entoncesda rienda suelta a su creatividad. Esel mundo burgus en su totalidadel que ha iniciado su autodestruc-cin y no solo sus lites, es toda unacivilizacin con sus jerarquas ymecanismos de reproduccin sim-blica, productiva, etc. que llega asu techo histrico y comienza acontraerse, a desordenarse preten-diendo arrastrar a todos sus inte-grantes, centro y periferia, privile-giados y marginales, opresores y

    oprimidos... el naufragio incluye atodos los pasajeros del barco.

    Decadencia global

    La autodestruccin aparece

    como la culminacin de la deca-dencia y abarca al conjunto de lacivilizacin burguesa no como unfenmeno estructural sino comototalidad histrica con todas susherencias a cuestas: culturales, mili-tares, productivas, institucionales,religiosas, tecnolgicas, morales,cientficas, etc. Se trata de la etapadescendente de un prolongado

    proceso civilizacional con un augede algo ms de doscientos aosprecedido por una prolongada eta-pa preparatoria y que lleg a asu-mir una dimensin planetaria.

    Decadencia general, mucho msque crisis (las crisis que se van su-cediendo aparecen como turbulen-cias, sacudones en el recorrido de laenfermedad), el fenmeno incluyea las dos configuraciones bsicas del

    sistema: la central (imperialista, de-sarrollada, rica) y la perifrica (sub-desarrollada, globalmente pobre,emergente o sumergida, con susreas de prosperidad dependientey de miseria extrema).

    Los primeros aos posteriores ala ruptura de 2008 mostraron elcomienzo del fin de la prosperi-dad de las economas dominantesmientras un buen nmero de pa-ses perifricos seguan creciendosobre todo China en torno de lacual se tejieron ilusiones acerca deuna recomposicin mundial delcapitalismo a partir del subdesarro-

    llo convertido en avalancha indus-trial-exportadora. Pero la expansinde la economa china dependa delpoder de compra de sus principa-les clientes: los Estados Unidos,Japn y la Unin Europea, comoya se pudo ver en 2012 el desinfle

    de esos compradores desinfla alengendro industrial exportador dela periferia (el negocio de la supe-rexplotacin de la mano de obrabarata china encuentra lmites sig-nificativos). En sntesis: no hay nin-gn desacople capitalista posible dela declinacin mundial del sistema.

    La decadencia es ante todo deca-dencia occidental, degradacin del cen-

    tro imperialista. Desde fines del si-glo XVIII, cuando se inici el as-censo industrial, hasta los primerosaos del siglo XXI, el capitalismoestuvo marcado por la dominacininglesa-norteamericana. Inglaterra en elsiglo XIX y los Estados Unidos enla mayor parte del siglo XX hancumplido la funcin reguladora delconjunto del sistema, imponiendo lahegemona occidental y al mismo

    tiempo subordinando a los rivalesque aparecan al interior de Occiden-te, Francia fue desplazada a comien-zos del siglo XIX y Alemania en laprimera mitad del siglo XX.

    El sello occidental del capitalis-mo viene dado no solo por facto-res econmicos y militares sino porun conjunto ms vasto de aspectosdecisivos del sistema (estilo de con-sumo, arte, ciencia, perfiles tecno-lgicos, diseos polticos, etc.). Loque ahora es visualizado como des-polarizacin o fin de la unipolari-dad, es decir como prdida de pesodel imperialismo norteamericano

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    14/97

    13

    2

    (paralelo a la declinacin europea)sin reemplazante a la vista expresala desarticulacin del capitalismo entanto sistema global que debe serentendida no solo como desestruc-turacin poltica y militar sino tam-bin cultural en el sentido amplio

    del concepto, es la historia de unacivilizacin que entra en el ocaso.

    Dicho de otra manera, la repro-duccin ampliada universal pero nooccidentalista del capitalismo es unailusin sin asidero histrico, sinembriones visibles reales en el pre-sente. Recordemos el fiasco del lla-mado milagro japons de los aos1960-1970-1980 y los pronsticos

    de esa poca acerca de Japn pri-mera potencia mundial del siglo XXIseguidos hasta hace poco por es-peculaciones no menos fantasiosassobre el inminente ascenso chino alrango de primera potencia capita-lista del planeta.

    Agotamiento financiero

    Es posible sealar fenmenosque marcan a la declinacin sist-mica. Uno de ellos es el de la hi-pertrofia financiera que como sa-bemos se fue expandiendo mien-tras descendan las tasas de creci-miento del Producto Bruto Mun-dial desde los aos 1970. Cuandoestall la crisis de 2008 la masa fi-nanciera global equivala aproxima-damente a unas veinte veces el

    PBM. Su columna vertebral visible,losproductos financieros derivadosregis-trados por el Banco de Basilea re-presentaban en Junio de 2008 11,7veces el PBM (contra 2,5 veces enJunio de 1998, 3,9 veces en Juniode 2002, 5,5 veces en Junio de 2004,

    7,8 veces en Junio de 2006). Perodesde mediados de 2008 esa masadej de crecer tanto en su relacincon el PBM como en trminosabsolutos, haba llegado en esemomento a unos 683 billones (mi-llones de millones) de dlares no-minales, alcanz los 703 billones enJunio de 2011 bajando a 647 billo-nes en diciembre de 20114.

    Nos encontramos ahora ante unfenmeno de agotamiento financie-ro, en el pasado (posterior de los

    aos 1970) la expansin de las deu-das de los estados, las empresas ylos consumidores permiti crecera las economas de los pases ricospero el endeudamiento fue llegan-do al lmite mientras all se satura-ban importantes mercados (como

    los del automvil y otros bienesdurables). Deudas, consumos tra-dicionales y parasitarios, redes co-merciales, etc. en torno de los cua-les se inflaban las actividades espe-culativas alcanzaron su frontera ha-cia 2007-2008, la droga haba ter-minado por agotar la dinmica ca-pitalista y al decaer los clientes se es-tancaron los negocios de los dealers

    es decir del espacio hegemnicodel sistema.El capitalismo financierizado, re-

    4Banco de Basilea, Bank for International Settlements, Monetary and Economic Department, OTC derivatives market activity.(www.bis.org).

    14

    12

    10

    8

    6

    4

    2

    0

    Productos financieros derivados divididos por elProducto Bruto Mundial de cada perodo

    11,7 veces elProducto Bruto Mundial

    Fuentes: Banco de Basilea (BIS), FMI y Banco Mundial

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    15/97

    14

    sultado de una prolongada crisis desobreproduccin potencial contro-lada pero no resuelta, parsito cadada ms voraz, finalmente agot asu vctima y al hacerlo bloque supropia expansin.

    Visto de otra manera, la repro-

    duccin ampliada del capitalismoatravesando exitosamente una largasucesin de crisis de sobreproduc-cin dio finalmente alas al hijo deuno de sus padres fundadores: lasfinanzas, lo hizo para sobrevivir,porque sin esa droga no habra po-dido salir del atolladero de los aos1970-1980, iniciado el camino que-d atrapado para siempre, ms di-fcil era el crecimiento ms droganecesitaba el adicto y despus decada breve ola de prosperidad eco-nmica global (su euforia efmera)llegaba el estado depresivo que re-clamaba ms droga, las tasas de cre-cimiento zigzageaban en torno deuna linea de tendencia descendentey la masa financiera mundial se ex-panda en progresin geomtrica.La fiesta termin en 2008.

    Bloqueo energtico y crisistecnolgica

    Otro fenmeno importante es eldel bloqueo energtico, el capita-lismo industrial pudo despegar ha-cia finales del siglo XVIII porquela Europa imperial agreg a la ex-plotacin colonial y a la desestruc-

    turacin de su universo rural (que

    le proporcion mano de obraabundante y barata) un proceso deemancipacin productiva respectode las limitadas y caras fuentes ener-gticas convencionales como la co-rrientes de los ros que permitan elfuncionamiento de los molinos, la

    madera de los bosques y la energaanimal. La solucin fue el carbnmineral y en torno del mismo laampliacin sin precedentes de laexplotacin minera, su polo din-mico fue el capitalismo ingls.

    La depredacin creciente de re-cursos naturales atraves a todos losmodelos tecnolgicos del capitalis-mo y si consideramos a la totali-dad del ciclo industrial (entre finesdel siglo XVIII y la actualidad) po-dramos referirnos al sistema tecnol-

    gico de la civilizacin burguesabasadoen la disociacin cultural del hom-bre y la naturaleza asumiendo aesta ltima como universo hostil,objeto de conquista y pillaje.

    Al auge del carbn mineral delsiglo XIX le sucedi el del petrleoen el siglo XX y hacia comienzos

    del siglo XXI ha sido agotadaaproximadamente la mitad de lareserva original de ese recurso. Esosignifica que ya nos encontramos enla zona calificada como cima o ni-vel mximo posible de extraccinpetrolera a partir de la cual se ex-tiende un inevitable descenso ex-tractivo, desde mediados de la d-cada pasada ha dejado de crecer laextraccin de petrleo crudo.

    Suponiendo la existencia de re-

    emplazos energticos viables a granescala y a largo plazo cuando acep-tamos las promesas tecnolgicas delsistema (para un futuro incierto) ylos los introducimos en el mundoreal con sus ritmos de reproduc-cin econmica concretos a media-

    no y corto plazo nos encontramosante un bloqueo energtico insupe-rable. Si pensamos en lo que restade la dcada actual comprobare-mos que no aparecen reemplazosenergticos capaces de compensarla declinacin petrolera.

    Dicho de otra manera, el preciodel petrleo tiende a subir y la es-peculacin financiera en torno delproducto lo empuja an ms haciaarriba, adems alguna aventura mi-litar occidental como por ejemploun ataque israel-estadounidensecontra Irn y el consiguiente cierredel estrecho de Ormuz llevaran elprecio a las nubes. Todo ello signi-fica que los costos energticos dela economa se han convertido enuna factor decisivo limitante de suexpansin y en algn escenario tur-

    bulento causaran una contraccincatastrfica de las actividades eco-nmicas a nivel global .

    No se trata solo del petrleo sinode un amplio abanico de recursosmineros que se encuentran en la cimade su explotacin, cerca de la mismao ya en la etapa de extraccin decli-nante5afectando a la industria y a laagricultura, por ejemplo la declina-cin de la produccin mundial de

    fosfatos, componente esencial para

    5 Ugo Bardi and Marco Pagani. Peak Minerals, The Oil Drum:Europe, October 15, 2007, http://europe.theoildrum.com/node/3086.

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    16/97

    15

    la produccin de alimentos, desdehace algo ms de dos dcadas6.

    Pasamos entonces del tema delbloqueo energtico a otro ms vas-to, el del bloqueo de los recursosmineros en general y de all al del

    sistema tecnolgico de la civiliza-cin burguesa que lo ha engendra-do. En dicho sistema tenemos queincluir a sus materias primas bsi-cas, sus procedimientos producti-vos y su respaldo tcnico-cientfi-

    co, su dinmica y estilo de consu-mo civil y de guerra, etc., es decir alcapitalismo como civilizacin.

    Asistimos ahora a la bsquedavertiginosa de reemplazos ener-gticos, de diversos minerales, etc.,

    6Patrick Dry and Bart Anderson, Peak Phosphorus, The Oil Drum:Europe , August 17, 2007, http://www.theoildrum.com/node/2882.

    1900 1925 1950 1975 2000

    190

    160

    140

    120

    100

    80

    60

    40

    20

    0

    Fuente: Patrick Dry and Bart Anderson, Peak Phosphorus, The Oil DrumEurope, August 17, 2007, http://www.theoildrum.com/node/2882

    Extraccin mundial de rocas fosfticasmiles de toneladas

    2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010Fuente: Agencia Internacional de Energa

    Produccin global de petrleomiles de barriles diarios

    88000

    8600084000

    82000

    80000

    78000

    76000

    74000

    72000

    70000

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    17/97

    16

    destinados a seguir alimentando unaestructura social decadente cuya di-nmica de reproduccin nos diceque ms de la mitad de la humani-dad est de ms y que en conse-cuencia la civilizacin ha marcadoun camino futuro habitado por una

    sucesin de mega genocidios.Pero la decadencia nos lleva a

    pensar que todos esos recursos nece-sarios para el sostenimiento de so-ciedades y lites parasitarias no sonnecesarios en otro tipo de civiliza-cin o por lo menos lo son en vo-lmenes mucho ms reducidos. Noestn de ms los pobres y exclui-dos del planeta, est de ms el ca-

    pitalismo con sus objetos de con-sumo lujoso, sus sistemas militares,su despilfarro obsceno.

    De la sobreproduccincontrolada a la crisis generalde subproduccin

    Es posible describir el trayectode algo ms de cuatro dcadas

    que ha conducido a la situacinactual. En el comienzo entreaproximadamente 1968 y 1973nos encontramos ante un grancrisis de sobreproduccin en lospases centrales que, como ya hesealado no deriv en un derrum-be generalizado de empresas yuna avalancha de desocupacin alel estilo clsico sino en unacomplejo proceso de control dela crisis que incluy instrumentosde intervencin pblica destina-dos a sostener la demanda, la li-beralizacin de los mercado fi-nancieros, esfuerzos tecnolgicos

    y comerciales de las grandesempresas. Y tambin la ampliacindel espacio del sistema, por ejem-plo integrando a la ex Unin So-vitica como proveedora de gasy petrleo y a China como pro-veedora de mano de obra indus-

    trial barata.Los cambios no se produjeron

    de manera instantnea sino gra-dualmente en respuesta a las su-cesivas coyunturas pero finalmen-te se conviertieron en un nuevomodelo de gestin del sistema lla-mado neoliberalismogirando en tor-no de tres orientaciones decisivasmarcadas por el parasitismo: la fi-

    nancierizacin de la economa, lamilitarizacin y el saqueo desen-frenado de recursos naturales.

    El proceso de financierizacinconcentr capitales parasitandosobre la produccin y el consumo,la incorporacin de centenares demillones de obreros chinos y deotras zonas perifricas y el saqueode recursos naturales permiti ba-jar costos, desacelerar la cada de

    los beneficios industriales.El resultado visible al comen-zar el siglo XXI es el ahogo fi-nanciero del sistema, la degrada-cin ambiental y el comienzo dela declinacin de la explotacinde numerosos recursos naturalestanto los no renovables como losrenovables (al ser quebrados susciclos de reproduccin).

    Finalmente la crisis de sobrepro-duccin controlada engendra unacrisis prolongada de subproduc-cin que est dando ahora sus pri-meros pasos. El sistema encuen-tra barreras fsicaspara la repro-

    duccin ampliada de sus fuerzasproductivas, los recursos natura-les declinan, no se trata de fronte-ras exgenas, de bloqueos causa-dos por fuerzas sobrehumanassino de autobloqueos, de los efec-tos de la actividad productiva del

    capitalismo, prisionero de un sis-tema tecnolgico muy dinmicobasado en la explotacin salvajede la naturaleza y en la expansinacelerada de las masas proletariasdel planeta (poblaciones misera-bles de la periferia, obreros po-bres, campesinos sumergidos,marginales de todo tipo, etc.).

    Asistimos entonces a la paradoja

    de industrias como la automotrizcon altos niveles de capacidadproductivas ociosa, si por algunamagia de los mercados esas em-presas llegan a encontrar deman-das adicionales significativas seproduciran saltos espectacularesen los precios de una amplia va-riedad de materias primas, porejemplo el petrleo, que anularandichas demandas.

    No estamos pasando del creci-miento al estancamiento, est l-timo no es ms que el transitohacia la contraccin, ms o me-nos rpida, ms o menos caticadel sistema, hacia la reproduccinampliada negativa de las fuerzasproductivas al ritmo de la concen-tracin de capitales, la marginacinsocial y el agotamiento de los re-cursos naturales. No tiene porqueser un proceso de declinacininexorable de la especie humana,se trata de la decadencia de unacivilizacin, de sus sistemas pro-ductivos y perfiles de consumo.

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    18/97

    17

    Capitalismo mafioso

    De este proceso forma parte lamutacin del ncleo dirigente delcapitalismo mundial en un conglo-merado de redes parasitarias ma-fiosas una de cuyas caractersticas

    psicolgicas es la del acortamientotemporal de expectativas, cortopla-cismo que junto a otras perturba-ciones lo conduce hacia una crecien-te crisis de percepcin de la reali-dad. El negocio financiero en tan-to cultura hegemnica del mundoempresario, el gigantismo tecnol-gico (especialmente su captulo mi-litar), la sper concentracin eco-

    nmica y otros factores convergen-tes impulsan esta desconexin psi-colgica liberando una amplia va-riedad de proyectos irracionales quesirven como apoyatura de polti-cas econmicas, sociales, comuni-cacionales, militares, etc (el cuerpoparasitario engorda y la mente ra-cional del obeso se contrae). La li-te global dominante (imperialista)se va convirtiendo en un sujeto ex-

    tremadamente peligroso empecina-do en el empleo salvador de lo queconsidera su instrumento imbatible:el aparato militar (aunque experien-cias concretas como en el pasadosu derrota en Vietnam y actualmenteel empantanamiento en Afganistandemuestran lo contrario).

    Tres enfoques convergentes

    Es posible abordar la historia dela civilizacin burguesa, su gestacin,ascenso y decadencia, desde tresvisiones de largo plazo.

    La primera de ellas enfoca una

    trayectoria de aproximadamentequinientos aos. Arranca a entre fi-nes del siglo XV y comienzos delsiglo XVI europeo con la conquis-ta de Amrica y el pillaje de sus ri-quezas generando un derrame deoro y plata sobre las sociedades

    imperiales europeas impulsando suexpansin econmica y transfor-macin burguesa.

    Luego del primer atracn (sigloXVI) lleg el tiempo de la diges-tin y de la desestructuracin de losbloqueos precaptalistas y de laemergencia de embriones slidosdel estado y de la ciencia moder-nos y de ncleos capitalistas emer-

    gentes, todo ello expresado comolarga crisis del siglo XVII.Al comenzar el siglo XVIII esas so-

    ciedades ya estaban culturalmente prepa-radas para la gran aventura capita-lista. Su despegue estuvo marcadopor una crisis de mediana duracinentre fines del siglo XVIII y co-mienzos del siglo XIX marcadapor la revolucin industrial inglesa,la revolucin francesa y las guerras

    napolenicas. Fue atravesandotodo el siglo XIX al ritmo de lasexpansiones coloniales y neocolo-niales y las tranformaciones indus-triales y polticas.

    En torno del ao 1900 el capita-lismo, con centro en Occidente ha-ba establecido su sistema imperiala nivel planetario. Hasta llegar a laprimera guerra mundial que sealael fin de la juventud del sistema y elinicio de una nueva crisis de me-diana duracin entre 1914 y 1945,punto de inflexin entre la etapajuvenil ascendente y una era de tur-bulencias que empiezan a mostrar

    los lmites histricos de un sistemaque dispone de recursos (financie-ros, tecnolgicos, naturales, demo-grficos, militares) como para pro-longar su existencia en medio deamenazas como la aparicin de laUnin Sovitica, luego la revolucin

    china, etc.Y despues de una recomposicin

    que trae la prosperidad a un capita-lismo amputado, acosado (entre fi-nes de los aos 1940 y fines de losaos 1960) el sistema ingresa en unacrisis larga (que consigue atrapar alos grandes ensayos protosocialis-tas: la URSS y China) que se pro-longa hasta el presente. Esta ltima

    etapa, que ya dura ms de cuatrodcadas se caracteriza por el des-censo gradual zigzageante y persis-tente de las tasas globales de creci-miento econmico sobredetermi-do por la desaceleracin de las eco-nomas imperialistas (en primer lu-gar los Estados Unidos) y por elincremento de las ms diversas for-mas de parasitismo (principalmen-te el financiero).

    En esta etapa es posible distin-guir un primer perodo entre 1968-1973 y 2007-2008 de desaceleracinrelativamente lenta, de prdida gra-dual de dinamismo y un segundoperodo (en el que nos encontra-mos) de agotamiento del crecimien-to apuntado hacia la contraccingeneral del sistema.

    En sntesis: a partir del primerimpulso colonial exitoso (en el si-glo XVI, el anterior: las Cruzadashaba fracasado) es posible hacergirar la historia de la civilizacinburguesa en torno de cuatro gran-des crisis; la larga crisis del siglo

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    19/97

    18

    XVII vista como etapa preparato-ria del gran salto, la crisis de me-diana duracin de nacimiento delcapitalismo industrial (fines del si-glo XVIII - comienzos del sigloXIX), una segunda crisis de media-na duracin (1914-1945) seguida

    por una prosperidad de aproxima-damente un cuarto de siglo y final-mente una nueva crisis de largaduracin (que se inicia hacia finesde los aos 1960) de decadenciadel sistema, suave primero y acele-rada desde fines de la primera d-cada del siglo XXI.

    Un segundo enfoque restringidoa un poco ms de doscientos aos

    arranca con la revolucin indus-

    trial inglesa, la Revolucin France-sa, la independencia de los Esta-dos Unidos, las guerras napole-nicas y otros acontecimientos quesealan el inicio del capitalismoindustrial consolidndose en unalarga etapa juvenil del sistema abar-

    cando la mayor parte del sigloXIX. Las turbulencias son cortas,las crisis de sobreproduccin si-guiendo el modelo desarrolladopor Marx son crisis de crecimien-to del sistema que van acumu-lando heridas, deformaciones,problemas que terminan por pro-vocar el gran desastre de 1914.Karl Polanyi se refiere a rol de la

    cpula financiera europea en el

    mantenimiento de equilibrios eco-nmicos y polticos, en esa lite estla base de la futura hipertrofia fi-nanciera de finales del siglo XX7.

    Luego de la etapa juvenil se de-sarrolla un perodo de madurez sig-nado por guerras, fuertes depresio-

    nes y una prosperidad de medianaduracin (1945-1970).

    Con la crisis de los aos 1970, elfin del patrn dlar-oro, la derrotanorteamericana en Vietnam, la es-tanflacin y los dos shocks petro-leros, etc., el capitalismo entra ensu vejez que deriva en senilidad. Elconcepto de capitalismo senilfue introducido por Roger Dan-

    geville hacia finales de los aos

    1500 1800 1914 1945 1970 2012

    7Karl Polanyi, La gran transformacin. Los orgenes econmicos y polticos de nuestro tiempo, Fondo de Cultura Econmica,Mexico DF, 2011.

    El gran ciclo de la civilizacin burguesa

    RevolucionesRevolucionesRevolucionesRevolucionesRevolucionesindustr ialesindustr ialesindustr ialesindustr ialesindustr iales

    Crisis deCrisis deCrisis deCrisis deCrisis demedianamedianamedianamedianamedianaduracinduracinduracinduracinduracin

    expansinexpansinexpansinexpansinexpansincolonialcolonialcolonialcolonialcolonial

    c r i s i sc r i s i sc r i s i sc r i s i sc r i s i sprolongadaprolongadaprolongadaprolongadaprolongada

    larga crisislarga crisislarga crisislarga crisislarga crisisdel siglo XVIIdel siglo XVIIdel siglo XVIIdel siglo XVIIdel siglo XVII

    Crisis deCrisis deCrisis deCrisis deCrisis demedianamedianamedianamedianamedianaduracinduracinduracinduracinduracin

    expansinesexpansinesexpansinesexpansinesexpansinescolonialescolonialescolonialescolonialescoloniales c r i s i sc r i s i sc r i s i sc r i s i sc r i s i sprolongadaprolongadaprolongadaprolongadaprolongada

    Revolucin RusaRevolucin RusaRevolucin RusaRevolucin RusaRevolucin RusaDepresin de losDepresin de losDepresin de losDepresin de losDepresin de losaos 30aos 30aos 30aos 30aos 30

    RRRRRevolucin Fevolucin Fevolucin Fevolucin Fevolucin Francesarancesarancesarancesarancesa

    DecadenciaDecadenciaDecadenciaDecadenciaDecadencia

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    20/97

    19

    1970 sealando que desde ese mo-mento el sistema devena senil8, sedesagregaba, perda el rumbo. Enrealidad la senilidad del sistema sehace evidente tres dcadas despus,a partir del estampido financiero-energtico-alimentario de 2008

    cuando se acelera el descenso delcrecimiento hasta acercarnos aho-ra a crecimientos iguales a cero onegativos en el conjunto de la zonacentral del capitalismo y cuando elmotor financiero se ha estancadoapuntando a la cada.

    Un tercer enfoque de desagrega-

    cin del superciclo en ciclos parcia-les permite detallar fenmenosdecisivos de la historia del sistema.Es necesario limitar los aspectosde autonoma de esos ciclos ha-cindolos interactuar entre si y re-firindolos siempre a la totalidad

    sistmica.El crepsculo del sistema arran-

    ca con las turbulencias de 2007-2008, la multiplicidad de crisis queestallaron en ese perodo (financie-ra, productiva, alimentaria, energti-ca) convergieron con otras como laambiental o la del Complejo Indus-

    trial-Militar del Imperio empantana-do en las guerras asiticas.

    El cncer financiero irrumpitriunfal entre fines del siglo XIX ycomienzos del siglo XX y obtuvoel control absoluto del sistema sie-te u ocho dcadas despus, pero

    su desarrollo haba comenzadomucho tiempo (varios siglos) antesfinanciando estados imperiales don-de se expandan las burocracias ci-viles y militares al ritmo de las aven-turas coloniales-comerciales y lue-go tambin a negocios industrialescada vez ms concentrados. La he-

    8Roger Dangeville, Marx-Engels, La Crise, Union Gnrale DEditions-10/18, Paris 1978.

    1800 1900 1970 2000

    capitalismocapitalismocapitalismocapitalismocapitalismomaduromaduromaduromaduromaduro

    capitalismocapitalismocapitalismocapitalismocapitalismojovenjovenjovenjovenjoven

    PPPPParasi t ismoarasi t ismoarasi t ismoarasi t ismoarasi t ismofinancierofinancierofinancierofinancierofinanciero

    capitalismocapitalismocapitalismocapitalismocapitalismosen i lsen i lsen i lsen i lsen i l

    colapsocolapsocolapsocolapsocolapso

    Ciclo del capitalismo desde la Primera Revolucin industrial hasta...

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    21/97

    20

    gemona de la ideologa del pro-greso y del discurso productivistasirvi para ocultar el fenmeno,instal la idea de que el capitalismoa la inversa de las civilizaciones ante-riores no acumulaba parasitismo sinofuerzas productivas que al expandir-

    se creaban problemas de adaptacinsuperables al interior del sistema mun-dial, resueltos a travs de procesos dedestruccin-creadora.

    Por su parte el militarismo mo-derno hunde sus races ms fuertesen el siglo XIX occidental, desdelas guerras napolenicas, llegandoa la guerra franco-prusiana hastairrumpir en la Primera Guerra

    Mundial como Complejo Militar-In-dustrial (aunque es posible encontrarantecedentes importantes en Occidente enlas primeras industrias de armamentos detipo moderno aproximadamente a partir

    del siglo XVI). Fue percibido en uncomienzo como un instrumentoprivilegiado de las estrategias im-perialistas y ms adelante comoreactivador econmico del capita-lismo. Solo se vean ciertos aspec-

    tos del problema pero se ignorabao subestimaba su profunda natu-raleza parasitaria, el hecho de quedetrs del monstruo militar al ser-vicio de la reproduccin del siste-ma se ocultaba un monstruo mu-cho ms poderoso: el del consu-mo improductivo, causante de d-ficits pblicos que no incentivan laexpansin sino el estancamiento ola contraccin de la economa.

    Actualmente el Complejo Militar-Industrial norteamericano (en tor-no del cual se reproducen los desus socios de la OTAN) gasta entrminos reales ms de un billn (un

    milln de millones) de dlares, con-tribuye de manera creciente al d-ficit fiscal y por consiguiente al en-deudamiento del Imperio (y a laprosperidad de los negocios finan-cieros beneficiarios de dicho dfi-cit). Su eficacia militar es declinante

    pero su burocracia es cada vezmayor, la corrupcin ha penetra-do en todas sus actividades, ya noes el gran generador de empleoscomo en otras pocas, el desarro-llo de la tecnologa industrial-militarha reducido significativamente esafuncin. La poca del keynesiamis-mo militar como eficaz estrategiaanti-crisis pertenece al pasado.

    Presenciamos actualmente en losEstados Unidos la integracin denegocios entre la esfera industrial-militar, las redes financieras, lasgrandes empresas energticas, lascamarillas mafiosas, las empresasde seguridad y otros actividadesmuy dinmicas conformando el es-pacio dominante del sistema depoder imperial. La historia de lasdecadencias de civilizaciones, por

    ejemplo la del Imperio Romanomuestran que ya comenzada la de-clinacin general y durante un lar-go perodo posterior la estructuramilitar se sigue expandiendo soste-niendo tentativas desesperas e in-tiles de preservacin del sistema.

    En consecuencia la decadenciageneral y la exacerbacin de la agre-sividad militarista del Imperio po-dran llegar a ser perfectamentecompatibles, de all se deriva la con-clusin de que al escenario previsi-ble de desintegracin mas o me-nos catica de la superpotencia de-beramos agregar otro escenario no

    menos previsible de declinacinsanguinaria, guerrerista.

    Tampoco la crisis energtica entorno de la llegada del Peak Oildebera ser restringida a la historiade las ltimas dcadas, es necesarioentenderla como fase declinante del

    largo ciclo de la explotacin moder-na de los recursos naturales no re-novables. Ese ciclo energtico bise-cular condicion todo el desarrollotecnolgico del sistema y expres,fue la vanguardia de la dinmicadepredadora del capitalismo exten-dida al conjunto de recursos natura-les y del ecosistema en general.

    Lo que durante casi dos siglos fue

    considerado como una de las gran-des proezas de la civilizacin bur-guesa, su aventura industrial y tec-nolgica, aparece ahora como lamadre de todos los desastres, comouna expansin depredadora quepone en peligro la supervivencia dela especie humana.

    En sntesis, el desarrollo de la ci-vilizacin burguesa durante los dosltimos siglos (con races en un pa-

    sado occidental mucho ms pro-longado) ha terminado por engen-drar un proceso irreversible de de-cadencia, la depredacin ambientaly la expansin parasitaria estn enla base del fenmeno.

    Existe una interrelacin dialcticaperversa entre la expansin de lamasa global de ganancias, su velo-cidad creciente, la multiplicacin delas estructuras burocrticas civiles ymilitares de control social, la con-centracin mundial de ingresos, elascenso de la marea parasitaria y ladepredacin del ecosistema.

    Las revoluciones tecnolgicas del

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    22/97

    21

    capitalismo han sido en aparienciasus tablas de salvacin, as fue du-rante mucho tiempo incrementan-do la productividad industrial yagraria, mejorando las comunica-ciones y los transportes, pero en ellargo plazo histrico, en el balance

    de varios siglos constituyen su tram-pa mortal, han terminado por de-gradar el desarrollo que han impul-sado al estar estructuralmente ba-sadas en la depredacin ambiental,al generar un crecimiento exponen-cial de masas humanas sper explo-tadas y marginadas.

    El progreso tcnico integra as elproceso de autodestruccin gene-

    ral del capitalismo (es su columnavertebral) en la ruta hacia un horizontede barbarie. No se trata de la incapa-cidad del actual sistema tecnolgicopara seguir desarrollando fuerzas pro-ductivas sino de su alta capacidad entanto instrumento de destruccin netade fuerzas productivas. Se confirmaas el sombro pronstico formula-do por Marx y Engels en pleno augejuvenil del capitalismo: Dado un cierto

    nivel de desarrollo de las fuerzas producti-vas, aparecen fuerzas de produccin y demedios de comunicacin tales que, en las con-diciones existentes solo provocan catstrofes,

    ya no son ms fuerzas de produccin sino dedestruccin9.

    En fin, el ciclo histrico iniciadohacia fines del siglo XVIII contcon dos grandes articuladores hoydeclinantes: la dominacin imperia-lista anglo-norteamericano (etapainglesa en el siglo XIX y norteame-

    ricana en el siglo XX) y el ciclo delestado burgus desde su etapa li-beral industrial en el siglo XIX,pasando por su etapa intervencio-nista productiva (keynesiana clsi-ca) en buena parte del siglo XX parallegar a su degradacin neoliberal

    a partir de los aos 1970-1980.Capitalismo mundial, imperialis-

    mo y predominio anglo-norteame-ricano constituyen un solo fenme-no, una primera conclusin es quela articulacin sistmica del capita-lismo aparece histricamente indi-sociable del articulador imperial(historia imperialista del capitalis-mo). Una segunda conclusin es

    que al ser cada vez ms evidenteque en el futuro previsible no apa-rece ningn nuevo articulador im-perial ascendente a escala globalentonces desaparece del futuro unapieza decisiva de la reproduccincapitalista global a menos que su-pongamos el surgimiento de unasuerte de mano invisible universal (yburguesa) capaz de imponer el or-den (monetario, comercial, polti-

    co-militar, etc.). En ese caso esta-ramos extrapolando al nivel de lahumanidad futura la referencia a lamano invisible (realmente inexisten-te) del mercado capitalista pregona-da por la teora econmica liberal.

    La declinacin imperial de Occi-dente incluye la de su soporte esta-tal abarcando una primera etapa(neoliberalismo) marcada por elendeudamiento pblico, el someti-miento del estado a los grupos fi-

    nancieros, la concentracin de in-gresos, la elitizacin y prdida derepresentatividad de los sistemaspolticos y una segunda etapa desaturacin del endeudamiento p-blico, enfriamiento econmico ycrisis de legitimidad del estado.

    El colonialismo-imperialismo y elestado moderno han sido en tr-minos histricos pilares esencialesde la construccin de la civilizacinburguesa. Sobre los antecedentescoloniales del capitalismo no haymucho ms que agregar. Respectode la relacin estado-burguesa esevidente sobre todo a partir del si-glo XVI en Europa la estrecha in-

    teraccin entre ambos fenmenos,no es posible entender el ascensodel estado moderno sin el respal-do financiero y de toda la articula-cin social emergente de la nacien-te burguesa cuyo nacimiento yconsolidacin hubieran sido impo-sibles sin el aparato de coercin y elespacio de negocios ofrecido por lasmonarquas militaristas. Y tambienes necesario tomar en cuenta el mu-

    tuo respaldo legitimador, cultural,social que permiti a ambos crecer,transformarse hasta llegar a la ins-tauracin del capitalismo industrialy su contraparte estatal, la historia dela modernidad nos sugiere tratarloscomo partes de un nico sistema(heterogneo) de poder.

    Hacia el final, en la fase descen-dente del capitalismo sesgada porla financierizacin integral de laeconoma, el Estado (en primer lu-

    9(Marx-Engels, La ideologa alemana, 1845-46) en Marx & Engels, Obras Escogidas, Editorial Progreso, Mosc, 1974.

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    23/97

    22

    gar los estados de las grandes po-tencias) tambin se financieriza, se vaconvirtiendo en una estructura parasi-taria (una componente de las redesparasitarias), entra en decadencia.

    La convergencia de numerosascrisis mundiales puede indicar la

    existencia de una perturbacin gra-ve pero no necesariamente el des-pliegue de un proceso de decaden-cia general del sistema. La decaden-cia aparece como la ltima etapa

    de un largo sper ciclo histrico, sufase declinante, su envejecimientoirreversible (su senilidad). Extre-mando los reduccionismos tanpracticados por las ciencias socia-les podramos hablar de ciclosparciales: energtico, alimentario,

    militar, financiero, productivo, es-tatal y otros, y as describir en cadacaso trayectorias que despegan enOccidente entre fines del sigloXVIII y comienzos del siglo XIX

    con races anteriores e involucran-do espacios geogrficos crecienteshasta asumir finalmente una dimen-sin planetaria para luego declinarcada uno de ellos. La coincidenciahistrica de todas esas declinacio-nes y la fcil deteccin de densas

    interrelaciones entre todos esos ci-clos nos sugieren la existencia deun nico sper ciclo que los incluyea todos. Dicho de otra manera setrata del ciclo de la civilizacin bur-

    1- Cima del ciclo ingls-carbn. 2- Cima petrleo-USA. 3- Cima petrleo global. 4- Cima (gran crisis) alimentariaglobal. 5- Era Bush (h). 6- Estanflacin aos 1970. 7- Crisi financiera global

    1780 1900 1970 2008

    Convergencia de ciclos

    sper ciclo de lasper ciclo de lasper ciclo de lasper ciclo de lasper ciclo de lac i v i l i z a c inc i v i l i z a c inc i v i l i z a c inc i v i l i z a c inc i v i l i z a c in

    burguesaburguesaburguesaburguesaburguesa ciclo delciclo delciclo delciclo delciclo del

    Estado modernoEstado modernoEstado modernoEstado modernoEstado moderno

    c i c l oc i c l oc i c l oc i c l oc i c l o

    energt icoenergt icoenergt icoenergt icoenergt ico

    c i c l oc i c l oc i c l oc i c l oc i c l oU S AU S AU S AU S AU S Ac i c l oc i c l oc i c l oc i c l oc i c l oU KU KU KU KU K

    V ic to r iaV ic to r iaV ic to r iaV ic to r iaV ic to r ia

    inglesa sobreinglesa sobreinglesa sobreinglesa sobreinglesa sobre

    FFFFFranc iaranc iaranc iaranc iaranc ia

    ciclo

    ciclo

    ciclo

    ciclo

    ciclo

    alime

    ntario

    alime

    ntario

    alime

    ntario

    alime

    ntario

    alime

    ntario

    c i c l oc i c l oc i c l oc i c l oc i c l o

    f inanc ie rof inanc ie rof inanc ie rof inanc ie rof inanc ie ro

    c i c l oc i c l oc i c l oc i c l oc i c l o

    p roduc t i vop roduc t i vop roduc t i vop roduc t i vop roduc t i vo

    ascenso deascenso deascenso deascenso deascenso de

    nuevas potenciasnuevas potenciasnuevas potenciasnuevas potenciasnuevas potencias

    indus t r ia le sindus t r ia le sindus t r ia le sindus t r ia le sindus t r ia le s

    1

    2

    34

    5

    6

    7

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    24/97

    23

    guesa que se expresa a travs de unamultiplicidad de aspectos parciales.

    El siglo XX

    A partir de un enfoque plurise-

    cular del capitalismo es posibleavanzar una explicacin del ascen-so y derrota de la ola anticapitalistaque sacudi al siglo XX. La Revo-lucin Rusa inaugur en 1917 unalarga sucesin de rupturas que ame-nazaron erradicar al capitalismocomo sistema universal, el despe-gue revolucionario se apoyaba enuna crisis profunda y prolongada

    del sistema que podramos ubicaraproximadamente entre 1914 y1945 y cuyas secuelas se extendie-ron ms all de ese perodo.

    Dicha crisis fue interpretada porlos revolucionarios rusos como elcomienzo del fin del sistema peroel sistema an sufriendo sucesivasamputaciones socialistas (Euro-pa del Este, China, Cuba, Viet-nam...) y la proliferacin de rebel-

    das y autonomizaciones naciona-listas en la periferia pudo finalmen-te recomponerse y sus enemigosfueron cayendo uno tras otro a tra-vs de restauraciones explcitascomo en el caso sovitico o sinuo-sas como en el caso chino. Las li-tes occidentales pudieron entoncesafirmar que la tan anunciada decli-nacin del capitalismo y su rempla-zo socialista no fue ms que unailusin alimentada por la crisis peroque al ser esta superada la ilusin sefue esfumando. Y algunos gurscomo el ahora olvidado FrancisFukuyama hasta proclamaban el fin

    de la historia y el pleno desarrollode un milenio capitalista liberal.

    Existe una visin falsa (pero nototalmente falsa) de la decadenciaoccidental frente a la emergenciadel mundo nuevo a partir de la Re-volucin Rusa incluso si es enten-

    dida como decadencia hegemnica,esa visin pareci quedar desmen-tida por la realidad con el someti-miento chino (1978) y el derrum-be sovitico (1991), sin embargoera apuntalada desde 1968-73 cuan-do empezaron a declinar las tasasde crecimiento del Producto BrutoMundial y parcialmente confirma-da desde 2008 porque el sistema se

    degrada velozmente (condicin ne-cesaria para su superacin) aunquesu sepulturero no aparece o apare-ce en una dispersin de pequeasdosis histricamente insuficientes.

    Insurgencias (hacia lanegacin absoluta delsistema)

    La contracara positiva de la de-cadencia podra ser sintetizadacomo la combinacin de resisten-cias y ofensivas de todo tipo con-tra el sistema operando como unfenmeno de dimensin global yactuando en orden disperso, expre-sando una gran diversidad de cul-turas, diferentes niveles de concien-cia y de formas de lucha.

    Desde los indignados europeoso norteamericanos que (por aho-ra) solo pretenden depurar al ca-pitalismo de sus tumores financie-ros y elitistas, hasta los combatien-tes afganos peleando contra el in-

    vasor occidental o la insurgencia co-lombiana animada por la perspec-tiva anticapitalista pasando por unmuy complejo abanico de movi-mientos sociales, minoras y peque-os grupos crticos y rebeldes.

    Oposiciones a gobiernos abier-

    tamente reaccionarios y a ocupacio-nes coloniales pero tambin a lasfachadas democrticas ms o me-nos deterioradas que intentan sumi-nistrar gobernabilidad al capitalis-mo. Lo que plantea la hiptesis dela convergencia y radicalizacin deesos procesos y entonces la posibi-lidad de profundizar el conceptode insurgencia globalpensado como

    realidad en formacin alimentadapor la declinacin de la civilizacinburguesa. La alternativa insurgenteemergiendo como rechazo y apun-tando hacia la negacin radical delsistema y al mismo tiempo abrien-do el espacio de las utopas postcapitalistas.

    El sujeto central de la insurgenciaes la humanidad sumergida en ex-pansin a la que la dinmica de la

    marginacin y la superexplotacin(la dinmica de la decadencia) em-puja hacia la rebelin como alter-nativa a la degradacin extrema, setrata de miles de millones de habi-tantes de los espacios rurales y ur-banos. Este proletariado es muchomas extendido y variado que la masade obreros industriales (incluye a susfranjas perifricas y empobrecidas),no es el nuevo portador de la an-torcha del progreso construida porla modernidad sino su negador po-tencial absoluto el cual en la medidaen que vaya destruyendo las posi-ciones enemigas (sus estructuras de

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    25/97

    24

    dominacin) estar construyendouna nueva cultura libertaria.

    Sin embargo la irrupcin univer-sal de ese sujeto se demora, ungigantesco muro de ilusiones blo-quea su rebelin. Es que la auto-destruccin del sistema global re-

    cin est en sus inicios, su hegemo-na civilizacional es todava muyfuerte, es casi imposible pronosti-car, establecer tericamente el re-corrido temporal, el calendario desu desarticulacin. Si es posibleestablecer tericamente la trayec-toria descendente aunque sin pe-garle fechas.

    Utopas(el retorno delfantasma).

    Aqu aparece el postcapitalismocomo necesidad y posibilidad his-trica concreta, como utopa radi-cal que hunde sus races en el pasa-do revolucionario de los siglosXIX y XX y mucho ms all en lasculturas comunitarias precapitalis-

    tas de Asia, Africa, Amrica Latinay de la Europa anterior a la mo-dernidad. No se trata de una etapainevitable (une suerte de resulta-do inexorable de la declinacindel sistema decidido por algunaley de la historia) sino del resul-tado posible, viable del desarrollode la voluntad de las mayorasoprimidas.

    Ya en la gnesis del sistema exis-

    ta su enemigo absoluto, negando,rechazando su expansin opreso-ra. En Europa en torno del sigloXVI emergan los despliegues co-loniales, la industria de guerra bajo

    moldes pos artesanales, las prime-ras formas estatales modernas, loscapitalistas comerciales y financie-ros asociados a las aventuras mili-tares de las monarquas. Y la supe-rexplotacin de los campesinos, ladestruccin de sus culturas, de sus

    sistemas comunitarios generandorebeliones como la que encabezel comunista cristiano Tomas Mn-tzer en el corazn de Europa bajola consigna Omnia sunt commu-nia (todo es de todos, todas las cosas nosson comunes).

    El amanecer de la modernidadburguesa fue tambin el de su nega-cin absoluta, ambos bandos apor-taban nuevas culturas pero al mis-mo tiempo heredaban viejas cultu-ras de opresin y emancipacin.

    La alianza de banqueros, terrate-nientes y prncipes que derrotarona los campesinos en la batalla deFrankenhausen (mayo de 1525) yasesin a Mntzer una sus nuevosapetitos burgueses con los viejosprivilegios feudales (convertidos enbase de acumulacin de las nuevas

    formas de poder) mientras loscampesinos rebeldes reinterpreta-ban los evangelios de manera co-munista y asuman la herencia de li-bertad comunitaria del pasado, in-cluidas valiosas tradiciones precris-tianas. La construccin de alternati-vas innovadoras (de opresin y deemancipacin) hunda sus races enel pasado.

    Repasando luego el siglo XIX

    europeo y ms adelante la crisisoccidental entre 1914 y 1945 y susconsecuencias vemos como una yotra vez el demonio burgus de-rrota a su enemigo mortal que re-

    nace ms adelante para presentarnuevamente batalla. Desde las in-surgencias obreras europeas hastallegar a la derrota de la Comuna dePars en la era del capitalismo in-dustrial juvenil que ya asuma unadimensin imperialista planetaria

    hasta llegar a las revoluciones co-munistas rusa y china concluyendocon la degeneracin burocrtica yla implosin de la primera y lamutacin capitalista-salvaje de lasegunda.

    En su prolongada historia la civi-lizacin burguesa fue pasando des-de su infancia europea hasta sumadurez en el siglo XX y finalmentea su vejez y su degradacin senildesde fines del siglo XX hasta nues-tros das.

    En la era de la decadencia delcapitalismo va asomando nueva-mente la figura de su enemigo, setrata de un nuevo fantasma here-dero y al mismo tiempo superadorde los anteriores. Una mirada pesi-mista nos sealara que ser nueva-mente derrotado, si ello ocurre esta

    civilizacin planetaria se ir sumer-giendo en niveles de barbarie nun-ca antes vistos ya que su capacidad(auto)destructiva supera a cualquierotra decadencia civilizacional. Ahorano est en juego la supervivencia dealgunos millones de seres humanossino de ms de siete mil millones.

    Pero ese pesimismo se apoya enla historia de la modernidad pen-sada como una infinita repeticin

    de escenarios donde cambian ladimensin, la complejidad tecno-lgica, los modelos de consumo,etc. pero queda intacta la dinmicaamo-esclavo, el primero controlan-

  • 7/21/2019 Cuadernos Marxistas N5 (PC)

    26/97

    25

    do los instrumentos que le permi-ten renovar su dominacin y el se-gundo embarcado en batallas per-didas de antemano. De esa mane-ra es ocultado el hecho de que lamodernidad burguesa ha entradoen decadencia lo que abre la posi-

    bilidad del quiebre, del colapso dedicha dinmica perversa abriendoel horizonte de la victoria de losoprimidos. Ello no fue posible enla etapas de adolescencia, juventudo madurez del sistema pero si esposible ahora.

    Es la declinacin de Occidente(entendido como civilizacin bur-guesa universal) lo que abre el es-pacio para el nuevo fantasma anti-capitalista que necesita para impo-nerse irrumpir bajo la forma deuna vasto, plural proceso de des-occidentalizacin, de critica radicala la modernidad imperialista, susmodelos de consumo y produc-cin, de organizacin institucional,etc. Se trata entonces de la abolicindel sistema en el sentido hegelianodel concepto: negar, destruir, anu-

    lar las bases de la civilizacin decli-nante y al mismo tiempo recuperarpositivamente en otro contextocultural todo aquello que pueda serutilizable.

    Volviendo a Hegel para superar-lo es necesario afirmar que la mar-cha de la libertad que l suponaavanzando desde Oriente (enten-dido como la periferia del mundooccidental-moderno) para realizar-se plenamente en Occidente en rea-

    lidad avanza desde el subsuelo delmundo y puede llegar a dar un saltogigantesco aplastando, desbordandoa los baluartes de la opresin occi-dental, irrumpiendo como una olauniversal de pueblos insurgentes.

    El primer fantasma fue europeode cuerpo y alma y dio su ltimabatalla en 1871 en la Comuna dePars. El segundo fantasma asumiuna envergadura planetaria, levan-t su bandera roja en Rusia y Chi-na alentando un amplio espectrode rebeliones perifricas, tena uncuerpo universal pero su cabezaestaba impregnada de ilusionesprogresistas occidentales (el tecno-logismo, el aparatismo, el estatismo,el consumismo). Su fecha o pero-do de defuncin podemos fijarlaentre 1978 cuando China ingresa

    en la via capitalista y 1991 (derrum-be de la URSS).Lo que necesita el siglo XXI es el

    desarrollo de un tercer fantasmarevolucionario, completamente des-

    occidentalizado, es decir negadorabsoluto de la mod