Cronicas de Bruno del Breñal

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Cronicas de Bruno del BrealFernando Delgadillo

-Hace tiempo...y hace mucho, en las afueras de una aldea me hall a un msico errabundo que se daba a la tarea de embarcar al que le oyera con las mentiras ms necias que escuch de peripecias que suceden en el mundo. El truhan haba aparecido todo de verde vestido, como se trajean los grillos, a ms que lleg brincando y baj el camino cantando el aire de un estribillo. Se quit su gorro viejo y haciendo una caravana, dijo inmodesto el tipejo lo que ms le vino en gana. O sea que era y se deca el Conde Bruno del Breal, quin apareca a nosotros en su forma original. Y entre muchas otras farsas y afirmaciones confusas, dijo ser hbil artista, que dej su noble cuna por ilustrar al imbcil... por ensear al jumento. Que ignor fama y placeres por llevar a donde fuere la luz del conocimiento.

-De ignorancia nadie muere -dijo-, pero el saber da un talento ms til que la belleza.

-As es - grit-, en la cabeza te faltan los dos ejemplos. A lo que me concedi:

-Verdad es! Lo s de fuentes ms nobles y ms altivas. La sabidura es un don... pero no del que la sabe, sino del que la cultiva

-Dijo y se aviv de pronto--

-Esto me recuerda un cuento que les cuento porque es corto

-Minti el redomado loco y empez con aire grave-:

-Para todo aquel que sabe, como si esto fuera poco...que Hubo un da en que discurra sobre la sabidura y yo a m mismo me deca cierto refrn que no entiendo ni comprendo todava. Sepa usted, si no lo sabe, dijo el que nada saba, a todo aquel falto de juicio que por poco le crea. Gracias a mi inteligencia digo- y digo bien- que conclua, porque el que ya sabe sabe bien que no lo sabe todo, y el que no sabe ni jota ni siquiera tiene modos de enterarse qu no sabe... slo que alguien se lo diga. Que alguien que sabe que sabe, se acerque al que no lo sabe y le pregunte: ' Y T que sabes?' y le diga: 'esto t no lo sabas'. Ms la sombra de una duda confundi mi corazn y acus de ligereza mi inequvoca razn... Pero si ese que no sabe sabe otras cosas distintas que no conoce el que sabe...?Ah! Pues he ah la sabidura del que no sabe saber otras cosas conocidas que habr que reconocer... Me dije, y tambin me dije bien. De modo que todos saben. En resumen, saben todos: unos dicen lo que saben y otros saben lo que dicen, pero no hay quien sepa todo. Por cierto... Ustedes que saben, digan que contaba yo, porque aunque me lo saba, creo que ya se me olvid.

-Osea que... Sabe o no sabe? -dije yo con impaciencia-. Si sabe usted y lo olvida, cmo sabe que lo supo? Y de otro modo, si no sabe... qu le ensear a la audiencia? -Me mir con una duda ms profunda que la ma y me pregunt:-

-Qu dijo? Cmo dice que deca?

-Y entonces al sinvergenza dije en tono presumido: -Se le olvidarn las cosas porque no las ha sabido. -La gente aguard expectante, e ignorando mi ofensiva cit bajando la voz y de forma reflexiva:

-Slo s que no s nada... Slo s que nada s... Pero si alguien sabe menos, siempre puede ser usted. Ms permtame decirle que nadie naci sabiendo y que es cuestin de ir aprendiendo y que yo le explique... Conque guarde usted silencio y no interrumpa con sus obistes.

-Me dijo paternalista y de manera socarrona, como aquel que guia el ojo cmplice de otra persona. Pero a m no me engaaban sus maneras profesoras y urd desenmascararle aunque perdiera diez horas. Por su parte el saltimbanquisafinaba una guitarraque igual pulsara hbilmente,y yo me dije: 'Solo aguarda a que se descuide el demente'. Pero inici una tonada triste, lnguida y doliente, la que llevaba por nombre: 'El insecto, el pjaro... -y pens que era muy larga cuando le agreg-

-... Ah! y el hombre'.

-Y sentenci:

-Sepan qu pasa... aunque a veces les asombre.Me encontr bosque adentro un lugardesde donde se puede mirarque la noche se acuesta temprano,que la tarde no puede pasarque la luz en su historiaperdi la memoriade cuando turb su faz.Bosque adentro donde el fuertey su color a pino es viejo,piedras mondas y cortezastintas de contar el tiempo,y un sendero que no llevaa ningn lado, pero est.Bordeando bosques y ros,semejando el andar del solque recorre los caminoscon su centro de calor.Se apur y moj el rocopara que la maana bonitase mirase cerca y lejosen el valle fresca y limpia.Y un rumor de hojas narraba,la madera recrujay el viento gimi en un huecoy en la yerba verde y viva.El chirrido de un insectoprotest en los matorralesy una araa grande,como el haz de una hoja de arce,contemplaba fascinadaal que irrumpiera en su telar.Ms tard en decir 'momento'y se hizo el cuento de un mortal.No todo lo blanco es bueno,no es todo lo negro el mal.La luna no hace la noche,solamente es su lunar.As...De un gran pino y su gran copadecidido abri las alas,que bati dos vecesen lo que yo parpadeaba.Y apretando el vuelose impulso desde una rama frgil,que qued temblandobajo el brioso de su marcha.Poco ms de veinte metrosy el primer triunfo aleteaba,prepar el aterrizajey resbalando con la escarcha,para dar con pico y plumaschillndole a su mam.Pese mucho o poco, es cierto:slo quien cae sabe andar.No todo lo azul es cielo,no toda la lluvia cae.La luna no hace a la noche,solamente es su lunar.As...Vena un hombre por el bosque,haba andado todo el day a lo lejos luz y fiestaparpadeando prometan.Para l mismo dijo 'necio,ya llegaste, anda a bailar',pero no mir la zanjaque le dijo aqu le ests.Conforme dobl la nochetanto ms se lamentaba;se escuchaban sus reproches,pero no as se miraba.quien le oy mal se dirahete una nima sin paz:'Si esto no te haba pasado,por qu no te iba a pasar?'La cautela y el cuidadopocos das ruedan de sobra.Lo seguro est por verse,y lo que viene se ir.El miedo baila en un dedo,quien le escuche le caer;vale ms vivir contentoque dejar de hacerlo igual.Sabe cada cual lo suyo,yo s de esto y poco ms,que no cuento porque es largoy ya esto aqu se va a acabar.

-El belitre se adornaba, pero a mi no me engaaba cuando as acab su canto. Observ que no contaba mucho, porque terminaba misteriosamente cuando iba a decir qu saba y por evitar ser ms largo, cerraba la letana. -Otra vez dijo que sabe, pero no ha dicho que cosa es lo que sabe y que es tan largo que no cabe en tanta prosa. -Dije citando orgulloso, con voz alta y bien templada, mi crtica elaborada a ese saber tan dudoso. Y el rufin me estuvo viendo desde distintas posturas siempre contra la pared; se me acerc cauteloso y exclam:

-Otra vez usted!

-Pens que me conoca y para salir del apuro dije desconfiadamente:

-Vaya... no est tan seguro. l me mir de reojo y se acerc murmurando, como el que recuerda un rostro mientras va refunfuando.

-Cara angosta, nariz larga,el mismo, no cabe duda. Cmo dijo lo que dijo que entre la gente se escuda?-, pregunt y yo repet...

-Qu otra vez dice que sabe, pero no ha dicho que es lo que sabe, y que es tan largo que no cupo en cierta prosa. Digo, y para que me escuche a modo de comentario, criticando diestramente, su saber... innecesario. El granuja peg un brincoal recibir mi estocada, ms luego puso el semblante de a quien no le asusta nada y dijo distradamente...

-Ya escuch su comentario tonto, pero insatisfecho; le aclarar algunas cosas para su bien y provecho. Como piense que el saber se encierra en una tonada, deja la clara impresin de que no ha entendido nada; no entiende lo que le dicen y an quiere que digan ms. Al mirar su absurdo caso me permite recordar el cuento de la oreja chica que junto a la oreja larga nunca aprecia lo que escucha, por llorar lo que le falta. Pero no se desanime, s de una forma segura en que aprenda de mi ciencia su necia cabeza dura. Oigan el cuento que empieza y que escuchen con atencin las jvenes casaderas... A una fiesta asist yo, donde el novio de la novia, quiero decir, el marido de la novia desposada era el hijo de un to mo de piel azul, ni ms, ni menos. El to tena un castillito que hered de unos abuelos que murieron hace mucho, cuando l era principito. Pero volviendo a la fiesta, quiero decir que invitado no asist, por vergenza e hidalgua. De tal suerte, me vest de malandrn, por bailar, confundido con la plebe, poco ms de cuatro das que se hubo de festejar.

-Y de este modo el sinvergenza, recobrando la guitarra, cant la cancin ms necia que ha escuchado aquel que aprecia la msica acompaada. Y que con ademn gentil le dedic a las doncellas

-S!, Las bodas de Erefil, para que aprendieran de ellas.Cuando Erefil Tercerose fue en su boda a casar;con la hija de un zapateroque le supo enamorar.Iba el prncipe ErefilTan garrido y bien plantado,que la plebe vitoreabaen calles, balcones, tejados. Hurra Erefil, buen seor!sean el pueblo y reino aunados.Bella era la hija del remendnque desposaba,vestida con sedas y orossu sonrisa se acentuaba.Siempre haba soadocon un prncipe azul de consorte,pero no haba imaginadocomo iba a pagar la dote.As que su padre calzcon botas nuevas,a la corte y al revuelode las porras y las chanzas,de seores y de ciervosse cumpli al llenar la plaza.Todo el mundo est invitado,vayan a atrancar sus casas.y ndate andarn,que habr festn por cuatro das.Con suerte y nos arreglamosprincesitas de por vida.Y vamos a las bodasde Erefil con la plebeya;hay comida y vino gratis,vamos a vaciar botellas.Tahres y titiriteros,tragafuegos y buscones,campesinos, mercaderes,oficiantes y ladrones.Saltimbanquis, adivinos,caminantes, tos y peones,se dieron cita en la plazacomo bravos bebedores.Y sin pauta ni batutaconvidaban al desorden,patintines y cornetas,pitos, cuernos y tambores.Cuatro das con cuatro nochesse festejaron las bodas,corri el vino y los platillosentre rias y lisonjas.Los reyes tuvieron dichacuando se hallaron contentos,tambin tuvieron das malosy pelearon y an tuvieron...Veintids hijos y un sapoque despus sali en un cuento,pero aquella fue otra historiay todava no he dicho el resto.Que a partir de ese momento,las mozas se imaginaronque casarse con un prncipeera astuto y bien pensado.Y aunque hubo el caso de alguna,las dems no lo contaron.Y ndate andarn,si hubo festn por cuatro das,y abundaron a la manola comida y la bebida.Y fue en el da de bodasde Erefil y moraleja:slo hubo un prncipe azul,y hace mucho fue su fiesta.

-Cuando as acab el granuja y le iba yo a dar su lugar, vino a hablar de su persona sin dejarse de halagar. Y habl mucho, y ms que dijo de sus ventajas, y entre ellas, que los prncipes hoy da, ya no se casan con plebeyas. Pero que era lo de menos, porque al fin su ilustre nombre le otorgaba privilegios que no tendra cualquier hombre. Y ofreci que a las doncellas iba pues a examinar, para elegir la ms bella y darle la oportunidad de un idilio borrascoso, con un renombrado conde que tambin tena un palacio, aunque no se acord a dnde.Cuando escuch tales suertes que el truhan haba pronunciado, repliqu con tonos fuertes, sarcsticos e indignados. Y as dije... -Vaya, vaya. Ya le salieron las maas a nuestro cuenta los cuentos, al fino hombre de palabras. Al mostrenco, mentiroso, traicionero y lengua larga, que lleg contando historias, con la falta de memoria que delata al boca floja, que aprovecha la enseanza para bien de su persona. Digo... que est perdido. Ya le tengo entre mis garras, y alcanc a verle la oreja, al lobo que con piel de oveja se ha colado hasta mi casa. A lo que el engaabobos contest alzando una ceja.

-Me gust cuando me dijo de la oreja de la oveja... o la oveja de la oreja que se rascara la ceja que le picaba en su casa...? Dijo algo de alguna oveja que ya tena entre sus garras? Dijo que era usted un lobo y que perdiera la esperanza? No me acuerdo si me dijo si era oveja negra o blanca, si se cambi de rebao o slo anda desbalagada; si es la cena o la comida, cmo rim las palabras?

-A lo que yo contest algo confundido... de momento: -Vaya hombre, pues la verdades que tampoco yo me acuerdo.

-No se acuerda, no se acuerda!

-murmur-.

-Tampoco yo. Bueno, en dnde nos quedamos? Ah s!, porque interrumpi este caballero mi enseanza, y es algo que no tolero, comentarios del primero que quiera tomar confianza.De tal modo, le conmino a que cese de interrumpir, conque... clleseme ya y que no se vuelva a repetir. Y se me qued mirando de modo reprobador,

-A lo que baj los ojos, y le dije: -Por favor... contine... ande, vamos, cuntenos ms... narrador. Hizo como quin lo piensa, mientras duda y se resuelve, y continu diciendo:

-Bueno, lo har, cuando me lo rueguen.

-Y entonces, todos a coro, y aunque el recordar me apena, dijimos de grave modo:

-Te rogamos, sinvergenza.

-l, nos mir horrorizado ante tan tamaa ofensa y un annimo aclar:

-Conde Bruno... no dijimos lo que piensas. Falt la separacin: Te rogamos sin vergenza.

-Y l, recordando esas tretas que nos juegan las palabras, exclam:

-Muy bien, prosigo, pero ya no digan nada.

-Y yo record de pronto su engao, ah!, pero era tarde, y a punto ya de golpearle me contuve todava. Y me acerqu para anunciarle: -Voy a desenmascararle, aunque pierda todo el da. Pero l ya no me escuchaba, estaba en otro lugar y se acompao en la guitarra mientras comenz a contar...

-Yo he venido de muy lejos, y de todas partes soy, llevo mi vida en la mano, como el pjaro en la voz. Ando por caminos viejos y aunque de estos no me quejo, al ms alto soberano nunca le deb el favor de pensar en lo que pienso, de ganrmelo en mi mano, de valer por lo que cuesto, y por lo que soy yo, son estos: Los cantares de un gusano.Una cosa digosi su seora me permitieray se guardara de momentosu manual en la mollera.Si ha venido al mundoalguien para algo, no soy yo;pero guardo la costumbrede cantar por donde voy.Yo he venido por caminosdonde se gasta la noche,donde la Luna y el vinose festejan con desorden.Y he aprendido lo que s,que si no es mucho, es suficientepara tomar cada dalo que al cabo me contente.Apurado y presurososolamente voy de paso,como pasan por el bosquelos senderos intrincados.Por las tierras altasy las slidas colinas,por mis cortas barbas,si no me placen las vistas.Deb ser hijo de halconesy morar cumbres y cimas,y avistar a los viajerosen pie como las encinas.Pero no soy sino un diabloal que no le preguntaron,como as ocurri con todos,ya me estoy acostumbrando.A las restriccionesde mi humana condicin,y a un maoso nombre,el de animal superior.Yo que no soy emisarioni de nombres, ni de suertes,ni seor del habitatde lo que atrapo con los dientes.Ms de una vez me he marchadoaventurero y errabundo,como tantos que se fueronporque ya no creen al mundo.Apurado y presuroso,solamente voy de paso,como van contando historiaslos juglares y los bardos.Cuando mi cancin se afloja,cuando me detengo el paso,no voy dejando la ruta,slo me tiro un descanso.Fue hay das para andar sin pausay hay das que se nos detienen,yo me repongo estos daspara todos los que vienen.Me gusta el azul del cielo,el aire helado y me asombrala luz que me deja ciegoy siempre me guard una sombra.Para otoo, cuando el bosquese ha alfombrado de oropel,y el aroma de maderase hace del atardecer.Soy cigarra cancioneraque an se burla de la hormiga,soy un gusano de tierra,pujante y lleno de vida.Sern los paisajes ricoso la tarde con sus gamas,que los versos rinden probosy entretienen en la marcha.Y ajustndose a mi pasoy al camino que al fin falta,los cantares se me llegancomo cumplen las distancias.Apurado y presuroso,solamente voy de paso,como pasan por el bosquelos senderos intrincados.Como van contando historiaslos juglares y los bardos;como pasan en otoolos peregrinos gusanos.

-Revis el ministrilete y la manera como actu; vi que tuvo algo de suerte y con engaos me enred. Pero me dije en secreto: 'ahora no lo dejo hablar... vamos a acosarlo, s, hasta que empiece a confesar que no es de ninguna forma un sabio, sino un charlatn.' Y al final de sus cantares yo fing una falsa tos, le rob algunos aplausos y exclam con recia voz. -Dir lo que opinan todos; pero qu escuchamos, saco? diantres, que ha llevado usted una vida de bellaco. Nada tiene de ejemplar su existencia aventurera, como no sea el espantar al nio que va a la escuela, lo que le puede pasar si no cumple sus tareas. Bochorno debera darle, y habla de conocimientos, de lecciones; y an le aplauden, pamplinas sin fundamentos. Ha faltado a esta asamblea, ya slo para acabar, que se estiren las orejas y empiecen a rebuznar. As que en este momento le ruego tome sus cuentas, enseanzas y canciones, para que tome el camino por el rumbo que ha venido, como vino a dar lecciones que nadie le haba pedido. Ande ya, vuelva al sendero de la perdicin sin demorar; no necesitamos, gracias, sus lecciones, por ahora. El bribn cruz los brazos y ya no me cupo ms duda, y dije: -me supongo que tal vez necesita usted ayuda. y a la gente hice notar que precisaba voluntarios. Vinieron diez mozos fuertes, me cogieron entre varios para arrojarme a la fuente y desor mis comentarios. Yo vol como un palomo no me alcanc a resistir; y luego rugi un gran coro:

-Cese ya de interrumpir.

-Ms yo no haba dicho todo, as que me puse en pie con porte altivo y bizarro, y de pronto... ach!, estornud, presa de un fuerte catarro. -As que... ach!- Comenc-. Dijo usted que... ach, ach! A quin pretende engaar? Y l me dijo:

-Salud... oiga, pare ya de estornudar, es alergia?

-No, catarro-Contest cuando sacaba de la chaqueta el pauelo que mi nariz precisaba.

-Espero no intente usted sonarse aqu, frente a todos.

-Dijo y agreg discreto:

-Mostrara muy malos modos.

-Caramba! con su permiso -me excus-. Tiene razn, un pblico distinguidosiempre exige educacin; no tardo ni un momentito. Y me escurr con sigilo, intentando al retirarme el pasar inadvertido. l asinti comprensivo mientras desvi la mirada, para examinar sus dedos de uas algo maltratadas. Luego, revis la suela de su bota agujereada, y por ltimo a una piedra, le dio una buena patada. Yo me son la nariz con seis fuertes bocinazos. La gente fingi no or mientras se cruz de brazos. Volv un poco arrepentido pero bastante aliviado y ocup un modesto sitio, an tmido y remojado.

-Ande, venga, cuente usted algo que nos quiera contar.

-Dijo alguien, y yo agregu: -Conde Bruno del Breal. Que al escucharse nombrado recobr la compostura; se irgui y exclam arrogante con soberbia y apostura.

-Conde Bruno, conde Bruno, conde Bruno ese soy yo: As me deca una princesita que me conoci. Ni son quin para saberlo, ni deba contarlo yo, pero cuando era un mancebo mis amores tuve con la hijita casta y consentida de incauto seor feudal. Que se iba de cacera dejando libre el lugar que un ufano, si es galano, siempre puede aprovechar.De modo que as comienza y para su conocimiento esta historia que no es cuento, aunque alguno as lo piense. La princesa ha estado triste,que triste, triste no estaba,pera la falta de sueola tena desmejorada.La princesa tiene sueoPorque no ha dormido bienPorque hoy vino a recostarseAntes del amanecerLa princesa tiene un cuentoQue no ha querido contarNi a sus doncellas, ni amigasNi a la reina, su mamLa princesa es tan hermosaQue no se deja tocarNi por el viento nocturnoNi la estrella ms polarY se refugia en las nochesEn lecho blando y felizDonde espera ilusionadaA su amante que va a venirl burla la vigilanciaY se cuela en la habitacinDonde elogia a la princesaPor su hermosura y candorLa princesa hace promesasPero no ha pensado hacerNada de lo que su amanteLe ha propuesto cometerElla evade las cariciasCambia la conversacinCada vez ms insinuanteDe ese amante coraznLa princesa tiene sueoPorque no ha dormido bienPorque estuvo forcejeandoCasi hasta el amanecerLa princesa oy de malesQue ocurren a cada cualNo se hubiera imaginadoQue es de los amantesEl amor, peor malLa princesa est tranquilaPorque ha puesto en marcha un planPuso cerrojo en sus puertasY a la guardia vigilarY alguien sufre por princesasQue no han querido entenderQue prender fuego es tan maloComo apagarlo despusLa princesa ha estado tristePorque no ha dormido bienPorque ha estado despertandoAntes del amanecerHay princesa pas el tiempoY esto y ms ocurri ayerAhora que se os ha ido el sueoDi si os olvidasteis bienAhora que l os ha olvidadoDi por qu pensis en l?

-Al fin de esta cantaleta brincote hasta mi lugar, se dio una hbil marometa y me invit a participar.

-Ande, anmese.

-Me dijo-

-Qu tiene usted que agregar?

-A lo que yo respond: -nada hombre nada qu va! Siga usted, cuntelo todo, diga lo que quiera y ms; yo esperar mi momento, ya le atrapar algn cuento y entonces s que me oir.

-Pamplinas

-Dijo

-Futesas, amenazas nada ms.

-Y sigui hablando patraas. Yo aguardaba silencioso maquinando un tenebroso plan astuto y arriesgado. Obstinado y peligroso con herosmo suicida jur desenmascararle aunque perdiera la vida. l, en tanto, se expresaba como gran conversador. Y le o lo que esperaba, de las mentiras la peor. Que fue invitado una maana de un gran investigador, y que era financiadora la agrupacin cortesana. Que asisti al experimento en el que haban descubierto pues que la tierra era plana y que era todo de momento. Pero yo escuchaba atento y dominando otras teoras tach de supercheras sus embustes y sus cuentos y le interrump: -Momento caballero, son habladas; he aqu una persona culta a la que mantienen callada por el uso de la fuerza. Pero anuncio que esta farsa voy a desacreditar. Yo levantar el suspenso de mi velo de silencio, y que brille la verdad como una espada vengadora que en mano conocedora siempre infunde claridad. Sepan hoy pues, los amantes de la ciencia y la cultura, que en un pliegue de mi capa y donde faltan seis costuras, guardo escondido un real mapa de la Tierra y sus contornos. De los viajes y retornos de intrpidos navegantes que aportan interesantes descubrimientos por mar, y, que ante tanta concurrencia valdra la pena aclarar. El plano que ven ustedes tiene una forma indicada de mirarse y a la que ha llamado el rey La Cartografa Explicada. Y, ste es el modo correcto de estudiar cartografa: el sur, debe estar abajo, el norte... creo que es arriba, y el oriente y el poniente a su extremo cada cual. Y el mundo debe observarse conforme a la nueva ley, porque as lo manda el rey, desde un plano vertical. Y, una vez puestos de acuerdo en estos simples pormenores, vamos al grano seores y aclaremos este enredo. La teora de que la Tierra es plana fue considerada llammosle obscurantista, hoy, vetusta y retrasada. Y, observen mi mapa atentos. Antes, no me digan nada. Notan ustedes lo mismo que tengo ante la mirada... pues, que la Tierra es cuadrada y es todo cuanto sabemos. Se oyeron gritos de miedo y risas de incredulidad, porque a veces la verdad aturde y causa revuelo si se expone as sin nada. Pero ah haba una mirada que observaba con recelo la veracidad reciente y contundente de mi plano. Que ondeaba como seal, en esa tarde de verano en que se acerc el profano conde Bruno del Breal. Y me dijo:

-As que tiene un mapa mundi en su poder, le exijo que me deje ver si es un plano autorizado, que hoy en da y por todos lados graban lo que ms conviene.

-Yo le dije: - aqu lo tiene caballero, chele un ojo, y no me permita el enojo de tener pues que guardarle antes de que se convenza. Conque acrquese a mirarle y dgame qu es lo que piensa? Se me acerc sin tardanza y se coloc a mi lado, lo mir con desconfianza y dijo algo perturbado.

-Pues tiene el nombre del rey, y de muchos concejales, y creo que tambin usted tiene quince emblemas reales.

-Quin es usted?

-Me indag-, nada tengo que decirle- Respond-, esa pregunta debi hacerla antes de irse de la boca, s seor, a tal extremo que en vez de participante del saber, parece el dueo. Lo mir frunciendo el ceo e iba sobre l sin tardanza, ms se atraves un pequeo que interrumpi mi venganza. Siempre he respondido atento las preguntas de los nios, as que voltee a mirarley le pregunt: -Qu te pasa hijo?, di qu te tiene intrigado? A lo que el rapaz me dijo con sus escasos siete aos.

-igame, pues yo no creo vivir en un mundo acostado, porque entonces si as fuera no podra escupir parado. Ni tendra yo la mollera para arriba y el tamao no sera cuestin de altura, sino de gordura y de ancho. Ah, y no me vuelva a decir hijo, tendra yo que estar tarado.

-Y corri con sus paps, a donde ya no le vi ms. Yo le escuchaba paciente e iba a contestarle cuando vine de pronto a acordarme que eso no lo haba pensado. Y muchos menos preguntado al rey en el momento cuando me entregara la teora de La Cartografa Cuadrada. Nadie le critic nada ni dijo "esta boca es ma". De modo que estaba a punto de brillar por mi insapiencia, cuando entre la concurrencia surgi una voz conocida, y era la del conde Bruno que iluminado deca:

-Su teora es muy acertada y an si la Tierra es cuadrada, Diablos! no tiene por eso que perder su cara plana. A esto le llamo progreso.

-Y acost e mapa en el suelo y dijo que las dos teoras se unan ambas, y explicbanse notable mejora. Y vino a preguntar de nuevo...

-o no es as compaero?

-Bueno, supongo que s.-Corrobor-, este... ms o menos. Y entonces lo que me dijo me acab de convencer.

-No me venga con modestias,

-exclam-.

-No se haga el tonto, no olvide las consecuencias de antiguas interrupciones. Caballeros, venga venga un fuerte aplauso carioso a este gran hombre de ciencia, que domina planisferios y cartografas modernas.

-Y entonces, y ante ese aplauso yo tambin me present, y as finiquita el cuento:Hombre letrado por ley y por si no me conocieran... Marcabr, juglar del rey. Despus de los incidentes que hasta aqu hemos referido quise decir poco ms de ese juglar del camino. Para que sepa la corte de la clase de sujetos que deambulan por el mundo con pasos largos e inquietos. Indagu entre los registros y entre los covachuelistas, que anotan y llevan cuenta de los nobles. Y en las listas nunca hall entre tantos nombres el de Bruno del Breal. Y a punto ya de olvidarle, me hall a un tal Brunildo Breo, hijo de un conde magnate y de varias provincias dueo. Que abandon sus riquezas por los que algunos opinan andar mal de la cabeza. Tras un obsesivo sueo dej palacio y tesoros, estudios, festines y oro, por la vida en los caminos. Queriendo ilustrar destinos de los seres ordinarios. Y en verdad no ocurre a diario que hombre con tantos dineros pase hambre entre los austeros, pudiendo engordar a varios. Pero en fin, que eso no es cosa ma Si no de ese ser que a pesar de mis pesquisas tiempo ha que no he vuelto a ver. S que dej su castillo en una noche de locura. Que a todos mostr la lengua y ense la dentadura con sonrisa retorcida. Que a varios hizo temblar, por parecer homicida, y algo fuera de lugar. Ms, dej como legado un cuento medio rimado y que ojal y que a nadie asombre el proverbio deschavetado que hay en la piedra y el hombre. Fbula que se olvid en esa noche tormentosa que con risa peligrosa en su despacho escribi. Y que antes de... pido perdn a cuantos nimos sacuda, pues no es crtica a la propiedad privada, es una burla; y as dice ms o menos:Un hombre tena una piedra y en ella estaba sentado, era un sujeto ambicioso y se dira que reservado. Y el hombre tena su piedra y era suya y nada ms...

-Que se consigan su propia piedra todos los dems.

-Dijo y volte para atrs. Este hombre se haba pasado tardes enteras sentado en el lomo de la piedra. Una piedra grande y vieja que hace mucho mucho tiempo haba ocupado un alto sitio, abarcando una amplia zona donde todo era bonito. Y el hombre deca que suyo era lo que se haba encontrado, y lo protega y guardaba ms tiempo del necesario. Pero a cambio bien vala sacrificar comodidad, por el indeseable gusto de guardar su propiedad. Pas el tiempo, algunos aos, y el hombre segua sentado algo aburrido, pero firme.

-Que se me tuerza la espalda si me levanto para irme.

-Dijo y continu sentado mucho ms tiempo de lo que he tardado yo en contarlo, s! Hasta que se le torci la espalda de tal manera, que an no he visto en la ladera rama ms torcida y chueca, como la espina dorsal de ese tal cabeza hueca.

-Que venga el diablo por m, si me paro yo de aqu.

-Dijo y se qued sentado ms tiempo del que pas, en lo que cuento la historia de este hombre, si la memoria no me falla. Y ocurri, que pas un da tanto tiempo, que de viejo se muri. Y adems, muri contento pues segn su entendimiento, fue cumpliendo su deber como se vio envejecer. La piedra sigue en su sitio, y muchos hombres han pasado, hijos todos de aquel hombre que les hered el mandado. Por esto, quise contar lo que a la piedra sucedi, y si mal no me recuerdo ms o menos supe yo... Que a la piedra lleg un hombre, le tuvo un rato sentado sobre de su gris espalda. Se hizo viejo y jorobado, y se muri despus de un tiempo; poco tiempo, nunca tanto como el tiempo que la piedra en ese sitio haba ocupado. La piedra, se estuvo riendo; la piedra, estara pensando... en los hombres, animales, que graciosos los humanos, estos hombres guardan cosas todo el tiempo, que ocupados