Cristina Peri Rossi - Condicion de Mujer

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Cristina Peri Rossi - Condicion de Mujer

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  • 2Arquitrave

  • 3 Condicin de mujer Cristina Peri Rossi Arquitrave Editoreswww.arquitrave.com/[email protected] y diseo Harold Alvarado Tenorio y Hctor Gmez GuerreroImpreso en Colombia - Printed in Colombia

    Todos los derechos reservados. Esta publicacin no puede ser reproducida, ni entodo ni en parte, ni registrada en o transmitida por, un sistema de recuperacin deinformacin, en ninguna forma ni por ningn medio, sea mecnico, fotoqumico,electrnico, magntico, electroptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permisoprevio por escrito de la editorial.

  • 4 Vino nuevo en odres nuevos

    "Pienso, entonces, que se escribe porque se muere, porque todotranscurre rpidamente y experimentamos el deseo de retenerlo; laliteratura es testimonio, precisamente porque todo est condenado adesaparecer, y eso nos conmueve ya veces nos pide a gritos residen-cia. Escribo, por lo tanto, porque estoy momentneamente viva, entrnsito, y no quiero olvidar aquella calle, un rostro que vi mientrascaminaba, o la alegra que sent al manifestar por la calle junto acompaeros que no haban ledo libros, ni saban lo que baca yo, nime lo preguntaban, pero alcanzaba con saber que en ese momentoestbamos uno al lado del otro, hacamos algo juntos, y ese senti-miento creaba la confraternidad." Si se piensa que esta cita (reporta-je a Cristina Peri Rossi, en Marcha, 27 de diciembre de 1968) perte-nece a una escritora nacida en 1941, hay que admitir que algo estcambiando en las letras nacionales; por lo menos que una parte delos jvenes que escriben han acelerado su ritmo de maduracin vital,y, lo que es ms estimulante, que ese cambio se ha producido en sunivel de simples seres humanos antes aun que en su calidad de escri-tores. A conclusiones como las arriba transcriptas, o parecidas, tam-bin llegaron en su momento algunos escritores de promocionesanteriores, pero por lo general esa certeza sobrevena slo despusde los cuarenta.

    Tal sazn no corresponde por cierto, a todos los jvenes. Tam-bin hay jvenes viejos que respiran aliviados cuando alguno de susmayores afloja el paso o cae en concesiones. Justamente por su ejer-cicio en varios gneros (cuento, poesa, ensayo); por su modo tajan-te, y a la vez austero, de expresar sus convicciones y de entender sumilitancia; por su franqueza sin clculo cuando se ve conminada ahacer la nmina de sus preferencias nacionales (dos vivos: Onetti,Idea, y tres muertos: Felisberto, Megget, Falco); por su comprensi-

  • 5ble incomprensin de ciertos desgarramientos que sufren otros (elhecho de escribir un poema al Che no siempre significa la cmodainstalacin que ella detecta); por la dimensin esttica en que delibe-radamente coloca su ejercicio literario; por haber sido premiada porsus pares (Jorge Onetti, Eduardo Galeano, Jorge Ruffinelll); en fin,por sus clidas esperanzas no cicatrizadas. Cristina Peri Rossi es par-ticularmente representativa de los jvenes-jvenes, y por eso valdrala pena encarar su personalidad literaria como un ente total que in-cluya no slo sus cuentos, sus poemas, sus ensayos, sino tambin surespuesta vital, comprometida.

    Empezar por un mea culpa. Admito que se trata de un prejuiciobastante necio, pero la verdad es que nunca me han gustado los ttu-los en gerundio; quiz por eso, cuando apareci el primer libro deCristina Peri Rossi, Viviendo (1963), no lo le de inmediato sino unpar de aos despus. Curiosamente, y quiz por primera y nica vezen mi experiencia de lector, encontr que el gerundio titular estabajustificado por el texto. Tal como lo quiere la gramtica, expresabaall el verbo en abstracto: los personajes de los tres relatos ("Vivien-do", "El baile", "No s qu") son seres marginales, que no consiguenafirmarse en ese imprescindible trozo de vida, inevitablemente con-creto, capaz de dar sentido y justificacin a un azar individual. TantoAnabella, la prematura solterona de "Viviendo", como Silvia, la pelu-quera pueblerina ("El baile") que se deslumbra por error, o Sonia, laopaca y lcida protagonista de "No s qu", padecen una congnitaimposibilidad de actuar, de influir de algn modo en su propio desti-no. El suyo no es el fracaso del que juega y pierde, sino del que no seatreve a jugar. No es la soledad que vive de recuerdos, sino la que nolleg a fabricarlos. Sin embargo, Anabella, Silvia y Sonia tienen sen-das oportunidades de enderezar sus respectivas y monocordes exis-tencias: sencillamente, hacen muy poco por asir la ocasin, cuandosta las roza.

  • 6No son vctimas del azar, sino ms bien sus victimarias. El pre-sente est tan condicionado por rutinas, prejuicios y recuerdosingrvidos, que toda relacin con l queda inmovilizada en una frus-tracin cualquiera. Es, con todo, un mundo de apariencias, pero cu-riosamente la apariencia no es aqu una realidad idealizada o ambi-cionada, sino que constituye un nivel tan mezquino como las pobresvidas que a duras penas cubre. Extraamente, ese tcito desprestigiode las apariencias infunde un cierto respeto en el lector, quien lenta-mente llega al convencimiento de que estos personajes hacen de sumelancola una suerte de compromiso.

    Viven sin amor porque eligen, conscientemente o no, la soledad;hay una parlisis social, una atona sentimental, un sopor psicolgi-co, en esos seres que contemplan desinteresadamente el alrededor ycontagian su letargo al paisaje. Pero eso mismo los arranca, en tantoque personajes literarios, del mero realismo, y les inculca una condi-cin poco menos que fantasmal. No se trata sin embargo de aparicio-nes, de almas en pena, sino de esa ndole espectral que tienen ciertoshombres y mujeres, incapaces de imbricarse en su medio: fantasmass, pero de carne y hueso. Ya seal alguna vez Jos Carlos Alvarezque "hay algo de monocorde en estas tres narraciones; parecera queellas forman parte de una letana hecha de una grisura, una lluvia, unsilencio, y una melancola, provocados y buscados. Pero todo surgecon tanta autenticidad en Viviendo y con una sugerencia tan atracti-va, que bien se puede disculpar a la autora una reiteracin que tienealgo de transfigurante". En esa falta de reaccin a los estmulos exte-riores, en ese torpor aparentemente irremediable, hay seguramenteuna metfora estructural que slo ahora, al aparecer su segundo li-bro, se clarifica. Casi podramos decir los relatos de Viviendo son losmuseos antes de ser abandonados, o sea que se trata de un orden yacarcomido, sin respuesta vlida para el hombre de hoy y su dramticaconciencia.

  • 7En el lapso medio entre los dos libros, hay, entre otros, dos textosde la autora, aislados pero significativos: el relato "Los amores" y elpoema "Homenaje a los trabajadores uruguayos del 1 de mayo, aplas-tados por soldados y policas". El primero lleva a una instancia dedemencia la anquilosis temperamental, la resistencia al cambio, queya apareca en algunos personajes de Viviendo; el segundo, pese a suttulo de pancarta, es una reaccin estremecida y estremecedora frentea aquellos sectores de la sociedad, voluntariamente ciegos y sordos,que s autoconvencen de una paz que no existe. Este poema otorgaverdadero sentido a la simbologa latente en los relatos anteriores yposteriores, ya que Peri Rossi es en poesa mucho ms directa que ensu zona narrativa. Ese poema incluye una irona desgarrada, una con-tenida energa que en cierta manera lo aproximan a los certeros poe-mas polticos de Ernesto Cardenal.

    Los museos abandonados obtiene el Premio de los Jvenes, de laEditorial Arca, en 1968, y es publicado en 1969; dos aos que pro-bablemente sern decisivos en la vida del pas. La muerte est en lascalles, la obcecacin en el poder el poder pierde sus mscaras. Evi-dentemente, es hora de abandonar los museos, con sus estatuas queperdieron vigencia, sus momias acalambradas en gesto hipcrita, ytambin con sus irreparables deterioros y su olor a podrido. Es horade abandonar las valetudinarias excusas, los lugares comunes en vasde desintegracin, las cobardas en cadena. Es hora de salir al airelibre. No piense el lector, sin embargo, que Peri

    Rossi dice este mensaje con la exactitud y la puntualidad de unteorema o de un panfleto. De ningn modo; la narradora (que cono-ce bien su oficio y maneja hbilmente su instrumento) instala su con-viccin en una alegora, pero luego sta funciona de acuerdo a leyesalegricas y no a pasamanera poltica. Para decir lo que quiere o loque intuye, revisa el anaquel mitolgico y extrae Ariadnas y Euridices,pero de inmediato ajusta los tornillos a los presupuestos mticos y, al

  • 8poner al da sus smbolos, les hace rendir significados nuevos. Ahoras hay presencias definidamente fantasmales: son las viejas manerasde concebir arte y vida, muerte y justicia. A veces llega a pensarse queel mundo total es un gran museo destinado a quedarse solo, y estaimagen est en cierto modo refrendada por el nico relato, "Los ex-traos objetos voladores", que transcurre fuera de los vacantes repo-sitorios culturales.

    Este cuento, que ocupa exactamente la mitad del volumen, meparece el punto ms alto de la produccin de Peri Rossi. Cierto engo-losinamiento metafrico, cierta anfractuosidad potica, que a vecesaminoran la eficacia de los tres relatos de museos, estn ausentes deeste riguroso texto, en que la autora muestra su mejor condicin decuentista nato. Sin hacerle trampas al lector, ni trampearse a s mis-ma, Peri Rossi construye una atmsfera de creciente terror, pero con-viene aclarar que se trata de un espanto normal, de cotidiano desa-rrollo, algo que no golpea sino que (lo que es mucho ms grave) trans-forma. Aqu el estilo es despojado; la ancdota (pese a la inslita pau-ta en que transcurre), de una sobriedad sin fisuras; el penitente finalproduce en el lector el buscado sobresalto metafsico. Todo esto me-tido en un contorno regulado por la costumbre; norma esta pocomenos que obligatoria, ya que a medida que el relato avanza, casipodra decirse que el lector asiste a sucesivas efracciones de la rutina,y hasta se vuelve corresponsable de esa fractura de tradiciones. Elcuento es la historia de una amenaza (un objeto marrn se instala enel espacio, y su presencia nihilista trastorna y limita progresivamentela realidad), una suerte de ultimtum absurdo y sin embargo veros-mil. Todos los recursos literarios de la autora (que son casi siempreeficaces, originales) estn puestos al servicio de una alarma, es cier-to; pero una alarma en que nos va la vida.

    Despus de la enquistada soledad de Viviendo: este abandono delos museos, del orden antiguo, de la caduca estructura. Qu vendr

  • 9despus? Quiz puedan hacerse pronsticos a partir de la frase finaldel ltimo cuento, "Los refugios": "Cubr a Ariadna con una de lassbanas que protegan a las estatua; del polvo y del tiempo. Nos que-damos adentro, en silencio, hasta que todo estall, como una granfruta madura, como una formidable vscera descompuesta", O sea:despus del abandono, la presencia fantasmal de los viejos mitos, delos antiguos moldes; despus de esa presencia y de su fracaso, el esta-llido renovador, la destruccin para construir. Ah adquiere su senti-do la dedicatoria que encabeza el volumen: "A los guerrilleros. A sushroes innominados. A sus mrtires. A sus muertos. Al HombreNuevo que nace de ellos. Aunque ste sea, en definitiva, el ms torpehomenaje que se les pueda hacer". Sin embargo, no es un torpe ho-menaje. Este afn de transfigurar en arte, de convertir en alegora,un angustioso pero decisivo viraje de la historia, de nuestra historia;esta intencin de convertir en estremecimiento esttico un cataclis-mo social; este propsito de no hacer panfleto sino remocin; todoello forma parte de una respuesta revolucionaria al desafo de estesiglo, de este ao, de este mes, de este minuto.

    Mario Benedetti (1969)

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    Dedicatoria

    La literatura nos separ: todo lo que supe de tilo aprend en los librosy a lo que faltabayo le puse palabras.

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    Invitacin

    Una mujer me baila en los odospalabras de la infanciayo la escuchomansamente la mirola estoy mirando ceremoniosamentey si ella dice humosi dice pez que cogimos con la mano,si ella dice mi padre y mi madre y mis hermanossiento resbalar desde lo antiguouna cosa indefiniblemelaza de palabraspuesto que ella, hablando,me ha conquistadoy me tiene as,prendida de sus letrasde sus slabas y consonantescomo si la hubiera penetrado.Me tiene as prendidamurmurndome cosas antiguascosas que he olvidadocosas que no existieron nuncapero ahora, al pronunciarlas,son un hecho,y hablndome me lleva hasta la camaadonde yo no quisiera irpor la dulzura de la palabra ven.

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    Palabra

    Leyendo el diccionariohe encontrado una palabra nueva:con gusto, con sarcasmo la pronuncio;la palpo, la apalabro, la manto, la calco, la pulso,la digo, la encierro, la lamo,la toco con la yema de los dedos,le tomo el peso, la mojo, la entibio entre las manos,la acaricio, le cuento cosas, la cerco, la acorralo,le clavo un alfiler, la lleno de espuma,despus, como a una puta,la echo de casa.

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    Bautismo

    Entonces Adn la llamle puso nombresdichoso le dijo paloma,pez,moabitamrmolestatua que acaricio,la llam fro y nostalgia,Adriana, pjaro,rboly mi dicha,le dijo arcngel,adoradora,la llam espuma de los mares, cardumen, Ifianasa,lumen, montaa, lmparale dijo forma de m pero ms que nada formanfora, cortesa, dama amabilis,sculo, pie de mi camino,le dijo doncella encerrada,alabar tu amor ms que los castillos,le dijo amistad y fragancia,la llam voz de los valles,eco de collados,amiga ma,pero ella nada oy,porque El Seor la haba hecho sorda.

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    Va crucis

    Cuando entroy ests poco iluminadacomo una iglesia en penumbra.Me das un cirio para que lo enciendaen la nave central.Me pides limosna.Yo recuerdo las tareas de los santos.Te tiendo la mano.Me mojo en la pila bautismalt me hablas de alegorasdel Va Crucis que he iniciadolas piernas, primera estacinme apenas con los brazos en cruzal fin adentroempieza la peregrinacinmuy abajo estoy orandonombro tus doloresel dolor que tuviste al ser paridael dolor de tus seis aosel dolor de tus diecisieteel dolor de tu iniciacinmuy por lo bajo te murmuro entre las piernasla ms secreta de las oraciones.T me recompensas con una tibia lluvia de tus entraasy una vez que he terminado el rezocierras las piernasbajas la cabezacuando entro en la iglesiaen el temploen la custodiay t me baas.

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    Slvese quien pueda

    Si fui amarga fue por la pena.

    El capitn grit Slvese quien pueday yo, sin pensarlo ms, me lanc al agua,como vida nadadoracomo si siempre hubiera estado esperando ese momento,el momento supremo de soledaden que nada pesanada queda yasino el deseo impostergable de vivir;me lanc al agua, es cierto, sin mirar atrs.

    De mirar quizs no me lanzarahabra vacilado mirando tus grandes ojos tristessiniestros remordimientos me hubieran impedido yasaltar al espaciotocar la fra humedad del aireel nocturno relentey caercomo recin nacidaen la flotante superficie del botedonde todo habra de continuar,no se sabe adnde.

    Si hubiera mirado atrs,tus grandes ojos tristesla vela suspendidalos cabos sueltoslas cmaras anegadascomo los recuerdos salados del mar.

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    Si hubiera mirado atrs,tus grandes ojos tristes,la vela mstica suspendidalos cabos sueltoslas cmaras anegadascomo los recuerdos salados del mar.

    Si hubiera mirado atrs.Slvese quien puedagritaba el capitn.

    De haber miradode haber vuelto los ojoscomo Eurdiceya no podra saltarpertenecera al pasadoanclada entre las redes del barco, tu capitn,el moho de las sillaslos versos que consumamos en las noches de vigiliatu pereza de saltar,tu vergenza de correr,atrapada entre las hermosas lianas de los versos preferidos,acaso no hubiera respirado ms el aire salinoni visto aparecer el sol;era un caso de vida o muerteSlvese quien puedahaba gritado el capitn,la vida era una hiptesis de salto,quedarse, una muerte segura.

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    Escoracin

    Herida que queda, luego del amor, al costado del cuerpo.Tajo profundo, lleno de peces y bocas rojas,donde la sal duele y arde el iodo,que corre todo a lo largo del buque,que deja pasar la espuma,que tiene un ojo triste en el centro.En la actividad de navegar,como en el ejercicio del amor,ningn marino, ningn capitn,ningn armador, ningn amante,han podido evitar esta suerte de heridas,escoraciones profundas, que tienen el largo del cuerpoy la profundidad del mar,cuya cicatriz no desaparece nunca,y llevamos como estigmas de pasadas navegaciones,de otras travesas. Por el nmero de escoracionesdel buque, conocemos la cantidad de sus viajes;por las escoraciones de nuestra piel,cuntas veces hemos amado.

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    Afrodita

    Y est tristecomo una silla abandonadaen la mitad del patio azul.

    Los pjaros la rodeancae una aguja.

    Las hojas resbalansin tocarla.

    Y est tristeen mitad del patiocon la mirada bajalos pechos alicadosdos palomas tardasy un collarsin perroen la mano

    Como una silla ya vaca.

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    Invocacin

    Si el lenguajeeste modo austerode convocarteen medio de fros rascacielosy ciudades europeasFuerael modode hacer el amor entre sonidoso el modode meterme entre tu pelo

    Pentrameoccidental y perversaparodiando a los dioses ms diversos:siglos en prolongada decadenciapermiten que para el caso,

    cambiemos de papel

    Pentrameprofunda y larvariamentetu laberinto de palabrastiene el privilegioque le presta la poesa.

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    Proyectos

    Podramos hacer un nioy llevarlo al zoo los domingos.Podramos esperarloa la salida del colegio.l ira descubriendoen la procesin de nubestoda la prehistoria.Podramos cumplir con l los aos.

    Pero no me gustara que al llegar a la pubertadun fascista de mierda le pegara un tiro.

    No quisiera que llovierate lo juroque lloviera en esta ciudadsin tiy escuchar los ruidos del aguaal bajary pensar que all donde ests viviendosin mllueve sobre la misma ciudadQuizs tengas el cabello mojadoel telfono a manoque no usaspara llamarmepara decirmeesta noche te amome inundan los recuerdos de tidisclpame,la literatura me matpero te le parecas tanto.

  • 21

    Reminiscencia

    No poda dejar de amarla porque el olvido no existey la memoria es modificacin,de manera que sin quereramaba las distintas formasbajo las cuales ella apareca en sucesivas transformacionesy tena nostalgia de todos los lugaresen los cuales jams habamos estado,y la deseaba en los parquesdonde nunca la dese y mora de reminiscenciaspor las cosas que ya no conoceramosy eran tan violentas e inolvidablescomo las pocas cosas que habamos conocido.

    Desde alguna parteme miraesa mujer que fuistealguna vez lejanay me pide cosasme pide memorialesversosy perdn por el futuro.

    El montono oficio de amarteo poesaextraas parejas pasean por el parquesignos de una tipografa que ya conozcopor haberla usado desde pequeaY el globo de solque un extrao colocara en el jardn

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    como una O redondamaysculaquizs para recordarmeque he de amartemedida y rimadacomo aquellos poemas antiguos,un poco viejos,aprenderte de memoriacomo un libro de lecturadel cual surge el caballo blanco en el que viajoen tus sueos nocturnosy la nostalgia de mampor cuya culpasin duda

    te amo

  • 23

    Cacera para un solo enamorado

    Me pas el da recortando palabras para ella.No era fcil, porque haba palabras duras y cortantesque no se dejaban asir con docilidad;las persegua con las tijeras pero ellas fruncan el ceoabran las piernas, amenazaban arrojarse desde el balcn.

    A veces las sorprenda distradas,pero cuando despertaban de su sueo de extranjerascomenzaban a gritar y a rebelarse,en un estallido de fricativas por el aire,deshaciendo los espejos y los vasos.

    Ms fcil era atrapar a las que dormanechadas sobre el sof, como una playa,pero eran palabras lbricas y haraganasperezosas de expresar y de pronunciarse.Persiguiendo una palabra que tena muchas piernashice tanto ruido que alguna gente se asom por la ventana.

    Es el vecino comentaronCaza palabras. Deberamos ayudarlo.

    No saban que era un regalo solitario.

    Recort muchaspalabras como verdebaila

    vientolamo livianoven

    vamos a acostarnos

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    y otras palabras menudasnias ancomo nbilmrbida

    cazacorza

    nadeastil

    incensario.Palabras maduras murdago

    mrmol moro Mauritania

    palabras estrafalarias desdoro pundonor puericultura

    y al final, separ las ms queridas:

    trilce lbil pber araucaria.

    Quera que las tocaras con los dedosy bajo tus yemaspalpitaransu pulpa sensiblesu densidad.

    Eran palabras mansasretricasconvencionales,me contaste

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    la fiesta an no haba comenzadono s qu cosa de un seorllamado Jorge Luis Borgesque est de moday la historia de una amiga0muerta all en el maren tardes lilas y lluviosascuando los peces bajana morir en la costay los lobos se esconden.Fuiste a la ventanadesde lejos pude apreciar tu desnudezcomo un cuadro ocre levemente obscenoy me dolan las a de las sandaliasbajo tus pies.

    Hace calor afuera dijistecaramba, un pronstico del tiempo,era lo nico que nos faltaba.Me leera un poema o estrujara una flor,sin darte cuenta que entre tus dedosestrangulabas una amaranta.

    Veremos qu pasa si las dejo caer comunicastey cogiendo las palabras que yo haba recortadolas lanzaste desde la ventana por el aire hasta la calle.Por el camino se descolg una exhalacinllor un gatitouna liblula perdi las alasmentan los sofistasvrtigo me di

  • 26

    llovan palaciosdamas encerradasprincesas escarlatafresas fucsiay un caimn colorado.

    Arca line fagialea desde la ventanaaaceldimmdoyoscolaree.Arce can tttlu che fra pomHas visto? me dijisteAl final no eran tan irresistiblesUna palabra solasalvada del desastrecolgaba todava del techocomo una mosca.

    Me qued pensando qu palabra serasi no era una palabra enfermauna palabra descompuestauna palabra que no sirve para nada.

  • 27

    Navegacin

    En las mansas corrientes de tus manosy en tus manos que son tormentaen la nave divagante de tus ojosque tienen rumbo seguroen la redondez de tu vientrecomo una esfera perpetuamente inacabadaen la morosidad de tus palabrasveloces como fieras fugitivasen la suavidad de tu pielardiendo en ciudades incendiadasen el lunar nico de tu brazoancl la nave.

    Navegaramos,si el tiempo hubiera sido favorable.

  • 28

    3 Estacin: Campo de san Barnaba

    Esta noche, entre todos los normales,te invito a cruzar el puente.

    Nos mirarn con curiosidad estas dos muchachasy quizs, si somos lo suficientemente sabias,discretas y sutilesperdonen nuestra subversinsin necesidad de llamar al mdicoal comisario poltico o al cura.

    Sobre los canales ha llovido una lluvia fina de algodn;nadie sabe el nombre de estas mariposas blancasque vuelan sobre los ros de Veneciacomo plumasque cubren las aguas y los puentes.

    Y el vaporetto se desliza suavementeentre estas flores blancas sin tocarlasrozndolas apenascomo ronda el deseo en pos de tien pos de m

    densa pelcula que nos untaenardeciente,hmeda,dual y semejante.

  • 29

    4 Estacin: Ca foscari

    Te amo como mi semejantemi igual mi parecidade esclava a esclavaparejas en subversinal orden domesticado.

    Te amo sta y otras nochescon las seas de identidadcambiadascomo alegremente cambiamos nuestras ropasy tu vestido es el moy mis sandalias son las tuyascomo mi seno es tu senoy tus antepasadas son las mas.

    Hacemos el amor incestuosamenteescandalizando a los pecesy a los buenos ciudadanos de stey de todos los partidosa la maana, en el desayuno,cuando las cosas lentamente vayan despertandote llamar por mi nombrey t contestarsalegre,mi igual, mi hermana, mi semejante.

  • 30

    Nocturno pluvioso en la ciudad

    De noche, bajo la lluviaa lo largo de la avenidala luz de una cabina telefnica.

    Un hombre llama ansiosamenteno hay tierra firme donde echarse a descansarel hombre hace gestos con las manoslejos un tringulo de luces amarillascmo resbala el agua en los costadosescaparates llenos de reflejosel hombre dice: Por favor, por favorun borracho junto a un rbolGrandes rebajaslos autos pasan veloces:si atropellaran a alguien no tendran tiempo de detenerse.

    Escchame, por favor, dice el hombredos muchachos fuman un poco de hierbaen los diarios de esta maanale algo acerca de una gran catstrofeno s si terremoto o bombardeoTe quiero, dice el hombre,antropoide en la vidriera telefnicacae la lluviaun travesti se pasea, pide fuegolos travestis siempre piden fuego y se paseanel agua le moja la falda, le corre la pintura,no se puede comprar cosmticos baratos,murieron dos mil o veinte mil,ya no recuerdo,hay un cartel que destie con la lluvia:

  • 31

    Compaero, tu muerte no ser en vano(qu muerte no es en vano?)

    Me gustara saber adnde van las palomas con la lluviaun locutor anuncia un detergente un bombardeoEscchame, dice el hombre,se le acaban las monedasExtraordinario show-sexySe ruega a las personas sensibles no asistirMe dijeron que se trata de un caballoque fornica con mujeres(la Sociedad Protectora de Animales protest;ninguna otra sociedad protest)es enorme la cantidad de personas no sensibles que hay,segn el cartel.

    Noches lluviosas donde cualquier suicidio es posible:hasta el de una mariposa contra la ventana.Del andn sale una msica ambulanteel hombre no tiene ms monedasel travesti liges increble cmo en momentos decisivos algo nos faltamoneda o miradacigarrillo o mujera lo mejor se trataba de una inauguracin, no s bien,o quizs era el destripador de alguna ciudad inglesa.

    Se queda un instante indeciso en la cabinaregistra a fondo los bolsillos(extraer una pistola o un cigarrillo?)Vecchio, basso, canta Mina en el amplificador.

  • 32

    Una estrella de cine se consagrun zapatero mat a su mujerun padre a su hijaalguien bombarde una ciudadEl hombre no encontr una moneday se puso a caminar bajo la lluvia.

  • 33

    La extranjera

    Contra su bautismo natalel nombre secreto con que la llamo: Babel.

    Contra el vientre que la dispar confusamentela cuenca de mi mano que la encierra.

    Contra el desamparo de sus ojos primariosla doble visin de mi mirada donde se refleja.

    Contra su altiva desnudezlos homenajes sacrosla ofrenda del pandel vino y el beso.

    Contra la obstinacin de su silencioun discurso largo y lentosalmodia salinacueva hospitalariasignos en la pgina,identidad.

  • 34

    El bautismo

    Yo te bautizo Babel entre todas las mujeresBabel entre todas las ciudadesBabel de la diversidadambigua como los sexosnostlgica del paraso perdido tero maternocentro del mundocordn umbilical.

    Poeta grita Babel soy la ciega de las lenguasla Casandra en la noche oscura de los significantes.

  • 35

    Babel, la curiosidad

    La extranjera es curiosa.

    Sus manos palpan mi cuerpocomo los pasos de un ciego.

    Palmo a palmo me dejo recorrervibra el litro zahor.

    Lame mis entraasprueba el agua de las fuentes,mide mis caminos,descubre los tneles secretoslos desfiladeros entre montaas.

    No sabe si el territorio nuevo la complacer;en todo caso, su deber es auscultarlo,como corresponde a una recin llegada,a la exploradoraa la cruel conquistadora.

  • 36

    Potica

    Hay gente que espera que la palabradel poeta la nombre,deje constancia de su identidad.No saben que el poeta no habla de los seres,sino de smbolos.

  • 37

    Amanecer primero

    Flotbamos en el lechoarca de Nocomo venidos de otro mundoy raras criaturasnos acechabanen el amanecer pluvioso

    (caras de monos, ojos de ratn).

    En las nubes sudorosas como almohadashaba signos ocultos

    una geografa difusaun pueblo desterrado.

    Aprendamos una lengua nuevacon ecos de loroy el timbal de la tormenta.

    Dije: Tierray era tu vientre.

  • 38

    Babel brbara

    Altiva como la A (anaconda)Balbuceante como la B (Babel brbara)Colrica como la C (carismtica)Dorada como la D (ditirmbica)Elemental como la E (elegaca)Furibunda como la F (fustica)Gutural como la G (grgola)Hipntica como la H (hendida)ntima como la I (imantada)Jupiteriana como la J (jnica)Lbrica como la L (loba)Mrbida como la M (marmrea)Nocturna noctiluca (nacarada noche)Opulenta como la O (ombligo y palo)Quejumbrosa como la Q (quimera y quejido)Rnica como la R (rondadora)Sardnica como la S (soez, soadora)Turbadora como la T (taido y tambor)Ungida como la U (umbra, ungulada)Visceral como la V (vientre, voluta)Yuxtapuesta como la Y (yoica)

    te maldigo y te bendigote nombro y te fundo.

  • 39

    Auto de fe

    Con voces inmisericordes.

    Con coros bquicos y aleluyas.

    Con palacios destruidos cuyas ruinas soberbias admiramos.

    Con espacios blancos donde flotan irrealesbarcos hundidos.

    Con una corte de princesas de taroty espadas de cartn para los juegos de la tarde.

    Con la fuerza del Antiguo Testamentocuyos apocalpticos pecados son siempre ms intensosque los mediocres desacatos del presente.

    Con las herejas ebrias de fede los hijos rebeldes de la Iglesia.

    Con fantasas nocturnas llenas de presentimientos.

    Con los presagios de los sueosy de las hojas de los trboles.

    Con la turbia mirada de los ocelotes en celo.

    Con esta sujecin al deseollamada otro s abnegacin.

    Sin ninguna simplicidadTe amo.

  • 40

    La pasin

    Salimos del amorcomo de una catstrofe area.

    Habamos perdido la ropalos papelesa m me faltaba un dientey a ti la nocin del tiempo.

    Era un ao largo como un sigloo un siglo corto como un da?

    Por los mueblespor la casadespojos rotos:vasos fotos libros deshojados.

    ramos los sobrevivientesde un derrumbede un volcnde las aguas arrebatadas.

    Y nos despedimos con la vaga sensacinde haber sobrevividoaunque no sabamos para qu.

  • 41

    El parto

    Desde el fondo del vientre,como una montaa,la oscura fuerza del deseo.

    El deseo, oscuro como una semilla.La semilla cerrada y mudacomo una ostra.

    Los labios de la ostralentamente abrindose,como la vulva, la vulva, hmeda y violeta,a veces, fosforescente.

    Babel, echada hacia adentro,como una semilla. Guardadacomo una ostra. Ensimismndose,como el caracol encogido.Babel torre, Babel casa escondida.

    Es largo esconderse nueve meses, dice Babel,henchida.

    La palabra, apuntando hacia afuera.

    La palabra, sobresaliendo del vestido.

    La palabra, empujando su brote,su alegra, su maldicin.

    Babel por las calles como una virgen,como si nada escondiera. Babel bailando en bable.Babel vestida.

  • 42

    Y de pronto, sbitamente, el grito.Descendiendo por las piernas abiertas, el grito.Desfondndose en las sbanas, el grito.Licundose en las caderas duras como anclas, el grito.Forzndose a salir, el grito.Brutal, ojeroso, hondo, gutural,

    onomatopyico,negro, desentraado,

    el grito:partido en dos,hecho de sangre,

    voz de la vscera,palabra sin lugar en el diccionario.

  • 43

    Genealoga

    (Safo, V. Wolf y otras)

    Dulces antepasadas masahogadas en el maro suicidas en jardines imaginariosencerradas en castillos de muros lilasy arrogantesesplndidas en su desafoa la biologa elementalque hace de una mujer una paridoraantes de ser en realidad una mujersoberbias en su soledady en el pequeo escndalo de sus vidas

    Tienen lugar en el herbolariojunto a ejemplares rarosde diversa nervadura.

  • 44

    Condicin de mujer

    Soy la advenedizala que lleg al banquetecuando los invitados coman los postres

    Se preguntaronquin osaba interrumpirlosde dnde eracmo me atreva a emplear su lengua

    Si era hombre o mujerqu atributos posease preguntaron por mi estirpe

    Vengo de un pasado ignoto dijede un futuro lejano todavapero en mis profecas hay verdadelocuencia en mis palabrasIba a ser la elocuenciaatributo de los hombres?Hablo la lengua de los conquistadores,es verdad,aunque digo lo opuesto de lo que ellos dicen.

    Soy la advenedizala perturbadorala desordenadora de los sexosla transgresora

    Hablo la lengua de los conquistadorespero digo lo opuesto de lo que ellos dicen.

  • 45

    Distancia justa

    En el amor, y en el boxeo,todo es cuestin de distancia.

    Si te acercas demasiado me excitome asustome obnubilodigo tonterasme echo a temblar.

    Pero si ests lejossufro entristezcome desveloy escribo poemas.

  • 46

    Hiptesis cientfica

    Nada dice acerca del amorla hiptesis biolgicade que se trata de una reaccin qumica.

    No tengo ningn inconveniente en admitirque te aman mis jugos interioresque tu ausencia me intoxica la sangre de negra bilisque al contemplartesube la tasa de mi monxido de carbonoy los linfocitos se reproducen alocadamente.

    Si me pongo lricay se me traba la lenguacmo no reconocer que alteras mi metabolismo basaly entorpeces mis digestiones?

    Mis narinas tiemblanaumenta la presin de la sangreenrojezco y me alteroo sudo y palidezco.

    Mi amor es gutural e instintivocomo el celo de los animales.

    Cualquier metfora que erijacomo un vestido sobre la epidermisser artificio.

    Y sin embargo,cuando te hablo,

    evoco leyendas antiguas:

  • 47

    Tristn, Iseo, la cruel Turandot,Dido, la enamorada, y la indiferente Helenase amontonan en mi boca,viajan,en ros blancos de saliva.

    Hiptesis cientficao cultura,lo mismo da:mis vsceras no distinguen,aman, sin preguntarse qu es el amor.

  • 48

    Encomienda

    No s qu apetencias oscurashay en su cuerpo, seora,encerradas en carnes blancas,seora.

    Para que de pronto, su ansiedad estallecomo granada abierta(de grandes labios rojos)

    Me hago cargo, seora,me hago cargo:la monto la manto la palpo la sobola beso la calco la solapoy usted bala como bovinausted ruge como marabuntausted piafa como yegua de razausted resopla como marsopausted finalmente acabaa caballoy yo acabo.

  • 49

    Potica

    Versayanira el mayor poeta hindescribi ms de seiscientos poemascomo si fuera una muchacha

    Escribir entoncescomo si fuera un hombrey nadie hablar de mi sexo.

  • 50

    Tango

    La ciudad no eras vos.

    No era tu confusin de lenguasni de sexos.

    No era el cerezo que floreca blancodetrs del murocomo un mensaje de Oriente.

    No era tu casade mltiples amantesy frgiles cerraduras.

    La ciudad era esta incertidumbrela eterna pregunta quin soydicho de otro modo: quin sos.

  • 51

    Aquella noche

    La noche en que nos conocimosyo empec a perderLa cerilla exploty me quem los dedosmanch mi blusa con el vinoOlvid por completo el nombredel mes y del da.

    Tanta turbacinslo poda ser la pruebade un deseo muy grande

    tan grandeque ni t mismapodas satisfacer.

  • 52

    Humildad I

    Nunca he pretendido que una sola ideaexplicara la diversidad del mundoni un Diosfuera ms cierto que numerosos dioses.

    Nunca he pretendido que la psicologaexcluyera a la biologa,ni que tener un sexoexcluyera al otro.

    Nunca he pretendido que una sola personacolmara todos mis deseosni satisfacer todos los deseosde una sola persona.

    Nunca he pretendido vidas anterioresni vidas futuras:no creo haber sidonada ms que lo que soyy eso, a veces,con grandes dificultades.

  • 53

    Historia de un amor

    Para que yo pudiera amartelos espaoles tuvieron que conquistar Amricay mis abueloshuir de Gnova en un barco de carga.

    Para que yo pudiera amarteMarx tuvo que escribir El Capitaly Neruda, la Oda a Leningrado.

    Para que yo pudiera amarteen Espaa hubo una guerra civily Lorca muri asesinadodespus de haber viajado a Nueva York.

    Para que yo pudiera amarteCatulo se enamor de Lesbiay Romeo, de JulietaIngrid Bergman film Stromboliy Pasolini, los Cien Das de Sal.

    Para que yo pudiera amarte,Llus Llach tuvo que cantar Els Segadorsy Milva, los poemas de Bertolt Brecht.

    Para que yo pudiera amartealguien tuvo que plantar un cerezoen la tapia de tu casay Garibaldi pelear en Montevideo.

    Para que yo pudiera amartelas crislidas se hicieron mariposasy los generales tomaron el poder.

  • 54

    Para que yo pudiera amartetuve que huir en barco de la ciudad donde nacy t resistir a Franco.

    Para que nos amramos, al fin,ocurrieron todas las cosas de este mundo

    y desde que no nos amamosslo existe un gran desorden.

  • 55

    Mensajes

    Se escribecomo se lanza botella al mar:soando con una playaun lector, una lectorapero cuando por azar de los vientosy la conjuncin errtica de las mareasla botella navegante llega a la orillay alguien la recogelee el mensajehay que confesar: quien envi el mensajeest ya en otra cosa.

  • 56

    Los grandes transatlnticos

    Cuando los grandes transatlnticosblancos como ballenasde gloriosos nombres italianosCristforo Colombo, Amrico Vespuccizarpaban lentamente de las radasquince das de mary el clap-clap-clap del aguayo te invit al puertoa ver salir los barcos.

    Vivas en una gran ciudadde espaldas al marEn tu vida haba muchas cosas:msica-autopistas-cenascomits-colegas-telfonosDe espaldas al marsin contemplarla mansa taciturnidad de los barcos.

    Son algo majestuosos dijiste.

    El barco blancoflotaba en la radamecido por las aguascomo por un sueo.Ballena antigua,se haba echado a descansar.En torno a loscuros hombrecitos de mono azultrabajaban en su vientrecomo diminutos Jonases digeridos.

  • 57

    Desde entonces, tu amortuvo una maroma:me amabasporque una tarde de invierno,en lugar del cine,te llev a ver salir los barcos.

  • 58

    R.I.P

    Ese amor murisucumbiest muertoaniquilado fenecidofiniquitadoocciso perecidoobliteradomuertosepultadoentonces,

    por qu late todava?

  • 59

    Combate

    En la luchacontra tus sentimientosperdiste un dienteuna costillael dibujodel labio superiorSangraron las mejillaszumb el odoy un ojo se volvi negro.

    Alzaste el brazopidiendo tregua:el combate haba finalizadotus sentimientos,destruidos, yacan por el suelo,vencidos.A qu viene, entonces,esta melancola crepuscular,la casa en silencio,t sola en la habitacin,los recuerdos tumefactos?

  • 60

    La fractura del lenguaje de los lingistasaplicada a la vida cotidiana

    Le dije que me gustaba, y qued insatisfecha.La verdad era que a veces no me gustaba nada,pero no poda vivir sin ella.Le dije que la quera,pero tambin quiero a mi perro.Despus le dije que la amaba,pero mi incomodidad fue mayor an:no tena un cmulo de buenos sentimientos,a veces mis sentimientos eran muy malos,quera secuestrarla, matarla de amor,reducirla a la esclavitud, dominarla.A veces, slo quera su placer.La complicidad que reclamera imposible: qu complicidad se puede establecercon alguien cuya sonrisa nos lleva al parasoy cuya indiferencia nos conduce al infierno? (William Blake)Decid prescindir del lenguaje,entonces me acus de no querer comunicarme.

    Desde hace unos aos, slo existe el silencio.Encuentro, en l, una rara ecuanimidad:la de los placeres solitarios.

  • 61

    XIV

    Ninguna palabra nuncaningn discursoni Freud, ni Martsirvi para detener la manola mquinadel torturador.Pero cuando una palabra escritaen el margen en la pgina en la paredsirve para aliviar el dolor de un torturado,la literatura tiene sentido.

  • 62

    XXIII

    Y vino un periodista de no s dndea preguntarnos qu era para nosotros el exilio.

    No s de dnde era el periodista,pero igual lo dej pasar.El cuarto estaba hmedo estaba frohaca dos das que no comamos bocadoslo agua y panlas cartas traan malas noticias del Otro LadoQu es el exilio para usted? me dijoA Alicia la violaron cinco vecesy luego se la dejaron a los perrosBien entrenados,los perros de los militaresfuertes animalescomen todos los dasfornican todos los das,con bellas muchachas con bellas mujeres,la culpa no la tiene el perro,sabeust,perros fuertes,los perros de los militares,comen todos los das,no les falta una mujer para fornicarQu es el exilio para usted?Seguramente por el artculo le van a dar dinero,nosotros hace das que no comemos.

    La moral es alta, compaero, la moral est intactarotos los dedos, la moral est alta, compaero,violada la mujer, la moral sigue alta, compaero,

  • 63

    desaparecida la hermana, la moral est alta, compaero,hace dos das que slo comemos moral,de la alta, compaero,Dgame qu es el exilio, para usted

    El exilio es comer moral, compaero.

  • 64

    Dialctica de los viajes

    Para recordartuve que partir.Para que la memoria rebosaracomo un cntaro llenoel cntaro de una diosa inaccesibletuve que partir.Para pensar en tituve que partir.El mar se abri como un telncomo el tero maternocomo la placenta hinchadalentas esferas nocturnas brillaban en el cielocomo signos de una escritura antiguaperdida entre papirosy la memoria empez a destilarla memoria escanci su licorsu droga melanclicasu fuegosus conchas nacaradassu espantosu temblor.Para recordartuve que partiry soar con el regresocomo Ulisessin regresar jams.taca existea condicin de no recuperarla.

  • 65

    Montevideo

    Nac en una ciudad tristede barcos y emigrantesuna ciudad fuera del espaciosuspendida de un malentendido:un ro grande como maruna llanura desierta como pampauna pampa gris como cielo.

    Nac en una ciudad tristefuera del mapalejana de su continente naturaldesplazada del tiempocomo una vieja fotografavirada al sepia.

    Nac en una ciudad tristede patios con helechosclaraboyas verdesy el envolvente olor de las glicinasflores borrachasflores lilas

    Una ciudadde tangos tristesviejas prostitutas de dos por cuatromarineros extraviadosy bares que se llaman City Park.

    Y sin embargola quisecon un amor desesperado

  • 66

    la ciudad de los imposiblesde los barcos encalladosde las prostitutas que no cobrande los mendigos que recitan a Baudelaire

    La ciudad que aparece en mis sueosaccesible y lejana al mismo tiempola ciudad de los poetas francesesy los tenderos polacoslos ebanistas gallegosy los carniceros italianos

    Nac en una ciudad tristesuspendida del tiempocomo un sueo inacabadoque se repite siempre.

  • 67

    Gotan

    Yo adivino el parpadeode las luces que a lo lejosvan marcando mi retorno.

    No, nadie te esper, nunca.No te esperaron los rbolesque habas plantadoni la estatua del indio heridoen bronce enmohecidono te esper tu ta abuelaque muri llamndoteni la silla de mimbre que vendieron,ni la calleque cambi de nombreel mar no espera nuncay en su ir y venirno hay Arrabal amargono hay Mi Buenos Aires queridocuando yo te vuelva a ver

    No est Osvaldo Soriano con su gatorecogido en la rueque maullaba en francs

    ni la dulce francesita que te salv de los flicsuna noche de invierno, en Pars

    No est Raquel que venda peridicosy preservativos y saba el nombre de los rbolesan de los ms viejos

  • 68

    No adivino el parpadeo de las lucesque a lo lejos van marcando mi retorno

    No hay retorno:el espacio cambiael tiempo vuelatodo gira en el crculo infinitodel sinsentido atroz

    No quiero volver con las sienes marchitaslas nieves del tiempo platearon mi sien

    No quiero un arrabal amargo metido en mi vidacomo una condena de una maldicinni que tus horas sombras torturen mis sueos

    No quiero que el camarero del Sorocabaname pregunte, treinta aos despus:Un capuchino, como siempre?Siempre no existe,Gardel muriy la Tana Rinaldi tambin emigr.Quiero otra luz, otro mar,otras voces, otras miradasromper este pacto de nostalgiaque nos ata, como una condena de una maldiciny no volver a soar con el barco que atraviesa una maroscura para devolverme a la ciudad donde nac.No hay Volverno hay arrabalSlo la soledad es igual a s misma.

  • 69

    Barnanit

    Creo que por amartevoy a amar tu geografauna fea ciudad fabrilla llam su poeta, Joan Maragallla avenida que la atraviesa diagonalmentecomo un ro inacabablelas fachadas de los edificios llenos de humobajos los cualespalimpsestosse descubren dibujos antiguosinscripciones romanas.

    Creo que por amartevoy a aprender la lengua nuevaesta lengua arcaicadonde otoo es femeninola tardory el viento heladotramonta la montaa.

    Creo que por amartevoy a balbucear los nombresde tus antepasadosy cambiar un ocano nerviosoy agitado el Atlnticopor un mar tan serenoque parece muerto.

    Creo que por amarteintercambiaremos slabas y palabrascomo los fetiches de una religin

  • 70

    como las claves de un cdigo secretoy, feliz, por primera vez en la ciudad extraaen la ciudad otra,me dejar guiar por sus pasajespor sus entraaspor sus arcos y volutascomo la viajera por la selvaen el medio del camino de nuestra vida.

    Las ciudades slo se conocen por amory las lenguas son todas amadas.

  • 71

    Vivir para contarlo

    Te he cedido por una vezel papel y el lpizla voz que narrala crnica que fija contra la muertela nostalgia de lo vivido.

    Y me va bien el cambiote aseguro.

    Quiero contemplarquiero ser testigoquiero mirarme vivirte cedo gustosamente la responsabilidadcomo un escribaocupa mi lugargoza si puedes con el relevosers mi descendenciami alternativa.

    La que vivi para contarlo.

  • 72

    Estrategias del deseo

    Las palabras no pueden decir la verdadla verdad no es deciblela verdad no es lenguaje habladola verdad no es un dichola verdad no es un relatoen el divn del psicoanalistao en las pginas de un libro.

    Considera, pues, todo lo que hemos hablado t y yoen noches en velaen apasionadas tardes de cafLondon, Astoria, Arlequnslo como seduccinen el mismo lugar que las medias negrasy el liguero de encaje:estrategias del deseo.

  • 73

    Un ciclo entero

    Me dices que hemos vivido un ciclo enteroVivaldi, Las cuatro estacionesy yo me regocijo.

    Es el segundo invierno me dices,ya s cmo fue el primero.El primer invierno:citas voluptuosas en los hotelesentrbamos los viernessalamos los lunesni tiempo para comerhaba que devorarse mutuamentebrazos y piernaslabios y nalgasuna sed imperiosa de sorbersemi carne es tu carnetu cuerpo es mi cuerpomi sangre es tu sangre.

    Y la primaveracmo fue entonces la primavera?Una vez fuimos al ciney me tomaste de la mano.No mir la pelculalo confieso: slo te miraba a ti.Florecieron los rboles?Tuviste alergia en la primaveray nos citbamos en hoteles lujuriososdonde una muchacha negraseguramente una emigrantetocaba al piano viejas melodas.

  • 74

    Yo la miraba con complicidady t sonreas.

    Luego lleg el veranotenamos calor en los hotelesy aprend el olor de tu sudor.No me gusta sudar en pblico, te dijerecord vagamente que no sudaba desde haca muchos aos.Ese verano t escribiste un diarioy yo no poda dejar de recordartede modo que fui muy infeliz.

    Vino el otoo despusnuevos hoteleshasta una casa en barrio elegantepero seguamos conocindonos por el tactopor el sudor por el olfatopor la piel el pelo y las papilas.

    Oamos msica a vecesa veces encendamos velaspero especialmente convocbamos a los poetas.

    No era raro Daro en el orgasmono era raro Dante en la madrugadano era raro Pavese al anochecerde los sueos imposibles:huir en barcomarcharse a otra parteKundera: la vida siempre est en otra parte.

  • 75

    Sin embargola vidacruelsanguneacarnalvoluptuosala vida y su dolory sus sonrisasestaba allencajada como un seno en el otrocomo un sexo en otro sexo.

    Como la boca en otros labios.

  • 76

    De aqu a la eternidad

    Descubrir a Dios entre las sbanasno en el templo fariseoni en la altiva mezquitasbanas blancassudario del amor que te cubramanto sagradoiniciar la bienaventurada ascensinde tu piel a la eternidadde tu vientre al crculo celestialsentir a Dios en tus hmedas cavidadesen el grito vertiginosode la jaura de tus vscerassaberque Dios est escondido entre las sbanassudorosoconsagrando tu sangre menstrualelevando el cliz de tu vientre.

    Descubrir de pronto que diosera una diosa,ltima ascesis,de aqu a la eternidad.

  • 77

    Extranjera

    Extranjera en la ciudadextranjera entre los otrosde nocheme encierro en el bar gay.

    Ah, mis hermanosel alegre maricn con el pelo verdeque baila sensualmentemientras se mira en el espejocual Narciso teidola profesora de francsvestida de George Sandcon su alumna preferida(Balthus)y las parejas siamesasque han conseguidoeliminar las diferencias.Pido una copatodo el mundo baila,todo el mundo menos yo.

    Ser posible que aqu tambinentre falsos pelirrojosy lesbianas sin parejate sientas otra vez una extranjera?

  • 78

    Inseparables

    Y hubo que separartodo aquello que estuvo siamesamenteunido

    la carne de la carnelos labios de los labioslos dedos de los dedosel vientre del otro vientre.

    Y hubo que separartodo aquello que estuvo siamesamenteunido

    el sueo del sueola epidermis de la epidermisla cutcula de la ualas pestaas de los prpadosel iris de la mcula.

    La ciruga obra milagrostambin el psicoanlisis

    Ahora volvamos a ser solasindividualestu rostro no era ya mi rostrotu despertar ya no era el moni mi mirada era la tuya.

    Devolv al mundo lo que haba devoradofeto de mi entraacomida de mi hambre

  • 79

    agua de mi sedsangre de mis venasclula de mi tejidohija de tu vientrealimento de tu platocltoris de tu sexoepitelio de tus ojos.

    Ahora ya somos dos.

    La ciruga obra milagrostambin el psicoanlisis.

    Instaurada otra vez y para siempre la soledad.

  • 80

    Mi casa es la escritura

    En los ltimos aoshe vivido en ms de cien hoteles diferentes(Algolqun, Hamilton, Humboldt, Los LinajesGrand Palace, Vctor Alberto, Reina Sofa, City Park)en ciudades alejadas entre s(Quebec y Berln, Madrid y Montreal, Crdobay Valparaso, Pars y Barcelona, Washingtony Montevideo)

    siempre en trnsitocomo los barcos y los trenesmetforas de la vidaEn un fluir constanteIr y venir

    No me creci una plantano me creci un perro

    Slo me crecen los aos y los librosque dejo abandonados por cualquier partepara que otro, otralos lea suee con ellos.

    En los ltimos aoshe vivido en ms de cien hoteles diferentesen casas transitorias como dasfugaces como la memoria

    cul es mi casa?Dnde vivo?

  • 81

    Mi casa es la escriturala habito como el hogarde la hija descarriadala prdigala que siempre vuelve para encontrar los rostros conocidosel nico fuego que no se extingue

    Mi casa es la escrituracasa de cien puertas y ventanasque se cierran y se abren alternadamentecuando pierdo una llaveencuentro otracuando se cierra una ventanaviolo una puertaAl finputa piadosacomo todas las putasla escritura se abre de piernasme acoge me recibeme arropa me envuelveme seduce me protegemadre omnipresente.

    Mi casa es la escriturasus salones sus rellanossus altillos sus puertas que se abren a otras puertassus pasillos que conducen a recmarasllenas de espejosdonde yacercon la nica compaa que no fallaLas palabras.

  • 82

    ndiceSmbolos

    3 Estacin: Campo de san Barnaba 284 Estacin: Ca foscari 29

    A

    Afrodita 18Amanecer primero 37Aquella noche 51Auto de fe 39

    B

    Babel brbara 38Babel, la curiosidad 35Barnanit 69Bautismo 13

    C

    Cacera para un solo enamorado 23Combate 59Condicin de mujer 44

    D

    De aqu a la eternidad 76Dedicatoria 10Dialctica de los viajes 64Distancia justa 45

    E

    El bautismo 34El parto 41Encomienda 48

  • 83

    Escoracin 17Estrategias del deseo 72Extranjera 77

    G

    Genealoga 43Gotan 67

    H

    Hiptesis cientfica 46Historia de un amor 53Humildad I 52

    I

    Inseparables 78Invitacin 11Invocacin 19

    L

    La extranjera 33La fractura del lenguaje de los lingistas aplicad 60La pasin 40Los grandes transatlnticos 56

    M

    Mensajes 55Mi casa es la escritura 80Montevideo 65

    N

    Navegacin 27Nocturno pluvioso en la ciudad 30

  • 84

    P

    Palabra 12Potica 36, 49Proyectos 20

    R

    R.I.P 58Reminiscencia 21

    S

    Slvese quien pueda 15

    T

    Tango 50

    U

    Un ciclo entero 73

    V

    Va crucis 14Vivir para contarlo 71

    X

    XIV 61XXIII 62

  • 85

    Condicin de mujer de Cristina Peri Rossi, se termin de imprimir el da 30 de Enero del ao 2005

    en los talleres grficos de la Editorial Arquitrave en Bogot, D.C.y fue encuadernado a mano por Ricardo Aguirre Pieros.

  • 86

    INDICE3 Estacin: Campo de san Barnaba 4 Estacin: Ca foscari AAfrodita Amanecer primero Aquella noche Auto de fe

    BBabel brbara Babel, la curiosidad Barnanit Bautismo

    CCacera para un solo enamorado Combate Condicin de mujer

    DDe aqu a la eternidad Dedicatoria Dialctica de los viajes Distancia justa

    EEl bautismo El parto Encomienda Escoracin Estrategias del deseo Extranjera

    GGenealoga Gotan

    HHiptesis cientfica Historia de un amor Humildad I

    IInseparables Invitacin Invocacin

    LLa extranjera La fractura del lenguaje de los lingistas aplicad La pasin Los grandes transatlnticos

    MMensajes Mi casa es la escritura Montevideo

    NNavegacin Nocturno pluvioso en la ciudad

    PPalabra Potica Proyectos

    RR.I.P Reminiscencia

    SSlvese quien pueda

    TTango

    UUn ciclo entero

    VVa crucis Vivir para contarlo

    XXIV XXIII