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* Artículo recibido en febrero de 2006.Artículo aprobado en abril de 2006.

1 Investigadora del Instituto de Estudios Regionales, Iner,Universidad de Antioquia. [email protected]

LASREPRESENTACIONES

SOCIALES DELTERRITORIO*

ENFOQUE Y METODOLOGÍAPARA SU ESTUDIO

POR CLARA INÉS GARCÍA1

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INTRODUCCIÓN2

ste artículo plantea una propues-ta teórico-metodológica encami-nada al estudio de las represen-taciones sociales del territorio. Elpropósito es aportar un enfoquey una metodología con capaci-dad de identificar y comprender

cuáles son las representaciones sociales que orientanlas prácticas e interacciones de los actores sobre elterritorio, cómo se desarrollan y dirimen sus disputasen el campo de lo discursivo, cómo en dichas dispu-tas se fraguan las tendencias de transformación delos territorios estudiados y cuál es la fuerza que enello tienen los discursos emergentes y alternativos.

En otras palabras, se trata de desarrollar lasclaves conceptuales y metodológicas capaces dedar cuenta de los procesos de configuración y trans-formación del territorio desde el poder que en ellotiene la dimensión simbólica, y para lo cual he-mos ordenado la exposición de la siguiente mane-ra: en primer lugar, se aclara qué entendemos porrepresentaciones sociales y por qué el concepto eseje de estudio; en segundo lugar, se expone porqué el análisis del discurso se consideró la herra-mienta teórico-metodológica central; por último,se desarrollan los cuatro aspectos centrales de lametodología propuesta.

LAS REPRESENTACIONES SOCIALESDEL TERRITORIO

Para comenzar acogemos el concepto que de-sarrolla Denise Jodelet, centrado en las representa-ciones que conciernen al saber del sentido común,que, para nuestros efectos, es el que manejan losactores sociales en su interacción cotidiana.

Las representaciones sociales constituyen mo-dalidades de pensamiento práctico, son programasde percepción, “constructos” con estatus de teoría

ingenua, que sirven de guía para la acción y derejilla de lectura de la realidad; están forjadas en lainteracción y en el contacto de los discursos quecirculan en el espacio público; están inscritas en ellenguaje, en razón de su función simbólica y de loscuadros que ella proporciona para poder codificary categorizar lo que puebla el universo de vida.

Se presentan bajo formas variadas: imágenesque condensan un conjunto de significados, siste-mas de referencia que permiten interpretar lo quenos sucede y dar sentido a lo inesperado; categoríasque sirven para clasificar las circunstancias, los fe-nómenos y a los individuos con quienes tenemosalgo que ver; teorías que permiten establecer he-chos sobre ellos. Y a menudo, son todo ello junto.

Como formas de la cognición social, las repre-sentaciones sociales “presentan características espe-cíficas a nivel de la organización de los contenidos,las operaciones mentales y la lógica” (Jodelet, 1986,472 y Jodelet, 2002). Sin embargo, como lo afirmaVan Dijk,

“no se pueden describir y explicar los contenidosy las estructuras de esas representaciones solo entérminos cognitivos sino también en términos desus funciones sociales y de las condiciones ymodos de reproducción de grupos o institucio-nes” (2002, 5).

Definido lo anterior, podemos entonces hacerexplícita la pertinencia del concepto de representa-ciones sociales para dar cuenta de los procesos deconfiguración y transformación del territorio desdela perspectiva que analiza el poder que en ello tie-ne la dimensión simbólica.

En primer lugar, por el concepto mismo de te-rritorio que manejamos. Al territorio lo concebimoscomo el resultado de la apropiación y valoraciónsocial de un espacio determinado (García, 1976). Elterritorio como concepto abarca entonces la dimen-sión del poder, en cuanto implica las prácticas decontrol y dominio sobre el espacio y una condiciónde circunscripción territorial que la expresa o sim-boliza; al mismo tiempo, el territorio es definido enfunción de lo que colectivamente se consideran las

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vivencias, nociones y valoraciones compartidas y aél ligadas; desde esta perspectiva el territorio impli-ca una delimitación simbólica que establece losadentros y los afueras en los sentidos de identifica-ción de las gentes. La dimensión subjetiva es portanto central al territorio; el territorio solo es pensa-ble y comprensible en la medida en que se conoz-can y descifren los contenidos y las maneras comolos sujetos viven, experimentan, imaginan, piensan,proyectan e inscriben sus sentimientos de pertenen-cia, sus intereses, sus prácticas y poderes en él. Ypara ello las representaciones sociales ocupan unlugar central. 3

En segundo término, por constituir las repre-sentaciones sociales la materia prima de las identi-dades, noción básica en el abordaje del territorio:las identidades son básicamente representacionesde sí y de los otros y precisamente por ello no estánconfiguradas por rasgos específicos, naturales e ina-movibles; no son monolíticas; por el contrario, entanto que representación, las identidades, al tiempoque contienen un núcleo compartido y estable deelementos, están forjadas por elementos cambian-tes y plurales porque son resultado de las interac-ciones múltiples en que se forjan y desenvuelven y,por tanto, del uso de repertorios diversos, de la va-riedad de posiciones del sujeto y de las resignifica-ciones que se producen en las interacciones y en lamisma práctica discursiva. Y eso es precisamente loque nuestra pregunta de investigación pretendedesentrañar: la complejidad del mundo de las iden-tidades socioterritoriales de una región determina-da, de las formas en que actores y grupos socialesse apropian y significan el territorio y de las tensio-nes o convergencias que en ese proceso se produ-cen con las que maneja el Estado.

En tercer lugar, por el carácter político que tie-ne toda representación social: las representacionesson compartidas por cuanto son resultado de la ca-pacidad que tienen quienes las producen de impo-nerlas sobre el conjunto de la sociedad, de hacerque de manera generalizada se acepte tal visióncomo la visión. Aquí acogemos a Bourdieu, quienconcibe la producción de representaciones socialescomo disputa por el monopolio del poder de hacerver y creer a la gente, conocer y reconocer segúndeterminadas ideas, nociones, valoraciones, clasifi-caciones. En lo relativo al objeto que nos ocupa –laregión–, está en juego el poder de imponer unavisión a través de una di-visión de ese mundo so-cial; de un determinado conjunto de nociones, va-lores y sentidos sobre los que se establecen fronte-ras, un adentro y un afuera y diferenciaciones inter-nas. La realidad de una clasificación –cuandohablamos de regiones– está lejos de corresponder-se con características naturales; es, en cambio, siem-pre el producto de una imposición arbitraria de ladefinición de una frontera, de una discontinuidad,allí donde hay una continuidad natural (Bourdieu,1991, 222). Pero, por eso mismo, al lado de las re-presentaciones dominantes se debate otro conjuntode representaciones sociales, que le disputan suhegemonía. Y ese es el interés primordial de nues-tra investigación: estar en capacidad de dilucidarcuáles son las representaciones del territorio queestán en disputa, y cuáles sus posiciones de poder;cuáles son las hegemónicas, cuáles las que quierenganar visibilidad, cuáles las alternativas, cuáles lasemergentes y qué significado sociopolítico tienenen términos del orden de lo espacial.

En cuarto lugar, por el carácter performativode las representaciones sociales: la eficacia simbóli-

2 Este artículo es uno de los productos de la investigación financiada por el Comité de Investigaciones de la Universidad de Antioquia y porel Instituto de Estudios Regionales Iner, denominada “Región y representaciones del territorio. Antioquia, entre la geografía política y lasidentidades socioterritoriales” y realizada por las investigadoras María Teresa Arcila y Clara Inés García. Fue expuesta como ponencia enel “VI Congreso Latinoamericano de Estudios del Discurso. América Latina en su discurso”, realizado en Santiago de Chile del 5 al 9 deseptiembre de 2005.

3 Y la región, como unidad territorial de interés particular, intermedia entre lo local y lo nacional o global, con mayor razón, por el caráctermismo de lo que entendemos por región: una idea, un sentimiento, una construcción mental colectiva, en otras palabras, una representa-ción social.

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ca de las representaciones sociales es justamente lade forjar realidad. Las categorías del sentido común,que son clasificaciones prácticas, están subordina-das a funciones prácticas y orientadas hacia la pro-ducción de efectos sociales. Así, por ejemplo, lasrepresentaciones sobre las diferencias sociales enal-tecen o estigmatizan, visibilizan o invisibilizan, in-cluyen o excluyen a grupos y territorialidades, y deacuerdo con las que se generalicen, se orientan lasacciones de individuos y actores sociales para cris-talizar en los hechos la afirmación o el valor delcual se partió. Así las representaciones sociales tie-nen el poder de volver realidad lo que afirman. Y anosotros nos interesa desentrañar cómo opera esaeficacia simbólica en el escenario en que se dispu-tan diversas visiones de la región, de sus grupossociales, de los proyectos de sus actores, de susluchas y consensos.

Las representaciones sociales se convierten en-tonces en la llave de entrada a la investigación: per-miten introducirse en la compleja madeja de cómose articulan los códigos compartidos y la diversidad,la fuerza de lo social en la producción de lo consen-sual y la fuerza de lo subjetivo en la producción de loespecífico, lo plural, lo divergente. Permiten introdu-cirse en el análisis de la base compartida y consen-sual de las identidades de los grupos y de la acciónde los actores sociales, al tiempo que en la situacio-nalidad de los sujetos y la pluralidad; en la interpre-tación de los códigos compartidos al tiempo que enlos que contraponen visiones y proyectos de socie-dad. Permiten, en síntesis, comprender y sopesar losefectos de la tensión básica entre lo consensual y loplural, entre lo que se comparte y lo que se confron-ta sobre el territorio, entre lo que cambia y lo quepermanece, entre lo que domina y lo que emerge.

EL ANÁLISIS DEL DISCURSO

Ahora bien, las representaciones sociales tomanforma en prácticas discursivas mediante las cuales

se ejerce el poder sobre la producción, reproduc-ción y transformación de los recursos simbólicos dela sociedad. Y es por ello que el análisis del discur-so se convierte para nosotros en herramienta deanálisis fundamental.

Enfoques tan diferentes sobre el análisis deldiscurso como el propuesto por Foucault (1978) ocomo el desarrollado por Van Dijk (1998), privile-gian como objetivo el develar las relaciones de po-der y dominación que se producen y reproducen através de las prácticas discursivas. Si bien éste esefectivamente el nodo del análisis del discurso,como investigadoras de la realidad colombiana noshemos planteado la necesidad de adaptar la poten-cialidad del análisis del discurso a contextos socia-les de especial complejidad como es el nuestro. Puesaquí predomina una profunda crisis del Estado quese manifiesta en la existencia de significativas por-ciones del territorio nacional que no cuentan conel ejercicio de la soberanía del Estado y en las fuer-tes disputas por el poder que se le plantean desdeflancos muy diversos y entrecruzados (narcotrafi-cantes, guerrillas y paramilitares, en cuanto sonactores armados, y organizaciones indígenas, co-munidades afrocolombianas, movimientos socialesde pobladores, movimientos de resistencia a laguerra, partidos de oposición originados en la rein-serción de guerrilleros). Por tanto, consideramosimportante incursionar en el análisis del discursoaplicado a escenarios de disputa, y además hacer-lo sin partir de una visión de la realidad en la quese esquematicen de manera dicotómica las relacio-nes sociales y de poder.

Acudiendo al análisis del discurso, cómo res-ponder, por ejemplo, a preguntas tales como lassiguientes:

• ¿Existe o no un discurso dominante sobre el te-rritorio, y si lo hay, a qué actor o actores socialescorresponde? ¿Hay desfases o coincidencias conrespecto al discurso del Estado? ¿Cuáles son lasprincipales variantes de ese discurso, a qué res-ponden y qué efectos tienen?

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• ¿Qué otros discursos se producen, circulan, senegocian en el campo de la acción sobre el terri-torio? En una realidad política como la colom-biana, ¿cuántos discursos “alternativos” al domi-nante se juegan y con qué significados políticosentre sí? ¿Cómo y sobre qué se impregnan deldominante? O lo contrario: ¿cómo lo transforman?¿Qué lugares ocupan y qué papel desempeñanen la disputa por el poder y en las configuracio-nes y la transformación del territorio?

En otras palabras: cómo hacer uso del análi-sis del discurso en un escenario complejo multiac-tores que haga posible identificar la manera comose juega el poder sobre el territorio, donde la pre-gunta no se centre en visibilizar cómo se ejerce ladominación a través de la manipulación de un dis-curso dominante sino en desentrañar el lugar de losdiversos tipos de poder y de resistencias a esos po-deres en la producción de los discursos, las relacio-nes y oposiciones entre los diversos discursos y lamanera como en su disputa se fraguan las tenden-cias de transformación de los territorios estudiados,y cuál es la fuerza que en ello tienen los discursosemergentes y alternativos.

El análisis del discurso que adoptemos tieneentonces que posibilitar:

• La identificación de la variedad de discursos so-bre el territorio que se producen en la interac-ción entre actores que lo comparten, pero condiversos proyectos sobre él y, en especial, condiversas posiciones en la estructura general depoder de la sociedad.

• La identificación de las principales tendenciasdiscursivas macros y la manera como tienen efec-tos unas en otras al vaivén del dinamismo de susrespectivas estrategias de expresión, difusión ycirculación.

• La interpretación del significado de las tenden-cias discursivas macros en términos del procesode construcción social del territorio: del lugar del

Estado, del carácter de los desfases entre el dis-curso del Estado y los discursos dominantes,emergentes o alternativos, y de la fuerza de esosdiscursos en ese proceso de configuración otransformación del territorio.

LA PROPUESTA METODOLÓGICA

Vamos a destacar cuatro aspectos principalesque configuran la metodología que proponemospara el análisis de las representaciones socialesdel territorio.

La interdisciplinariedad

Lo que más seduce del análisis del discurso esel hecho de permitir un análisis de conjuntos am-plios y variados de textos mediante un enfoque in-terdisciplinario que integra tres componentes:

• El lingüístico, con la identificación e interpreta-ción de las estructuras del lenguaje y el conteni-do de las nociones, imágenes, valoraciones, me-táforas, interpretaciones con que los actores dansentido a su mundo y a sus acciones. Y la mane-ra sistemática y de composición escalonada conla que paulatinamente logra hacer emerger lasrepresentaciones sociales en el contexto discur-sivo de cada texto y en el contexto discursivodel conjunto de los textos.

• El sociocultural, porque al “contexto” y a la “si-tuacionalidad del actor” que emite el discurso selos trata como parte del “texto”, esto es, comoparte sustancial de la gramática en la que ad-quieren sentido las representaciones sociales.

• El teórico multidisciplinar, porque reconoce elpapel de las categorías y las intuiciones de losinvestigadores en el trabajo interpretativo, cate-

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gorías que provienen de la historia, la sociología,la antropología, en el caso de nuestro estudio.

Gracias a esa composición compleja y escalo-nada de niveles de análisis de los textos y de laintegración de elementos procedentes de diferentesdisciplinas, en la interpretación se logra garantizarla de-construcción y re-construcción de los signifi-cados bajo nuevos y actualizados parámetros.

Cómo capturar la complejidad

La decisión metodológica clave aquí es estu-diar las narrativas actuales de los actores sobre elterritorio a partir de su estudio en los diferentes esce-narios donde se juega la agenda territorial de la re-gión. Esto posibilita la captura de representacionessociales del territorio producidas en diferentes con-textos de interacción. Si nuestro principal interés esidentificar e interpretar las representaciones socialesen su complejidad –esto es, en su diversidad, sus

tensiones e intersecciones– esos escenarios aportancontextos diversos a la producción de discursos.

Esa variedad de contextos posibilita haceremerger en el análisis los significantes y significa-dos que se repiten en medio de la diversidad, tan-to como los que claramente se diferencian. Ade-más, los escenarios permiten escuchar el discursode un mismo actor en diferentes contextos de inte-racción y observar e interpretar qué cambia y quése mantiene. En síntesis, esta forma de abordar elanálisis de las representaciones sociales en el pre-sente garantiza una mirada “descentrada” que en-foca la producción de representaciones socialesdesde diversos lugares, que observa sus continui-dades y discontinuidades, sus coincidencias, susdivergencias y sus tensiones.4 Es la mejor manerade precaverse de las visiones esencializadas de lasidentidades de la región y de los enfoques quedicotomizan la realidad.

Proponemos como matriz para el análisis la queaparece en el cuadro 1.

Cuadro 1Matriz para el análisis del discurso por escenarios.

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Por ejemplo, si nuestro propósito es estudiarlas representaciones del territorio que orientan lasprácticas e interacciones de los actores en una re-gión determinada (para el ejemplo, la antioqueña)y comprender cómo se desarrollan y dirimen lasdisputas en el campo de lo discursivo, cómo en di-chas disputas se fraguan las tendencias de transfor-mación de territorio y cuál es la fuerza que en ellotienen los discursos emergentes y alternativos, en-tonces podemos definir asuntos como los siguien-tes, de acuerdo con la matriz expuesta:

• Estudiar cinco escenarios claves: el Laboratoriode Paz del Oriente Antioqueño, las luchas indí-genas de la OIA, las páginas editoriales del pe-riódico conservador El Colombiano, el procesode reinserción paramilitar en el departamento, elPlan de Desarrollo departamental.

• Seleccionar actores claves que intervengan encada uno de los escenarios y que procedan deespacios locales, regionales, nacionales y globa-les. Si tomamos como ejemplo uno de los esce-narios propuestos, el Laboratorio de Paz delOriente Antioqueño, seleccionaríamos:

- Actores globales: Unión Europea, BancoMundial

- Actores nacionales: Presidencia de la Repú-blica (Presidente, Vicepresidente y Comisionadode Paz)

- Actores regionales: Gobernación de Antioquia,Ong Conciudadanía, Iglesia, frentes guerrillerosdel ELN y las Farc en el Oriente antioqueño.5

- Actores locales y subregionales: alcaldes mu-nicipales, asambleas comunitarias, Asamblea

Provincial del Oriente Antioqueño, Prodepaz(configurada por empresas de energía eléctricay representantes de la Iglesia), Asociación deMujeres Amor …

Los tópicos de entrada

Como nuestra búsqueda es de las representa-ciones del territorio, para empezar es necesario,definir el conjunto de tópicos generales que delimi-tan la búsqueda de representaciones sociales en lostextos a analizar. Estos tópicos se definen en fun-ción del enfoque asumido para estudiar el territorioy orientan esa búsqueda. No operan como camisasde fuerza; por el contrario, son abiertos y están su-jetos a ajustes a medida que se avanza en la lecturay el análisis de los textos. Por eso los hemos deno-minado “tópicos de entrada”, porque cumplen lafunción inicial de marcar el camino, pero con baseen señales de carácter abstracto, suficientementeamplias como para ser criticadas y ajustadas o cam-biadas en el transcurso del análisis de los textos, sino prueban su eficacia y pertinencia. Hemos pro-puesto los que se enuncian en en el cuadro 2.

Estos “tópicos de entrada” deben viabilizar laidentificación en los textos analizados de las nocio-nes, imágenes, valoraciones, metáforas, interpretacio-nes que utilizan los distintos discursos analizados.

Vamos a poner un par de ejemplos con rela-ción a la manera cómo, el primer tópico propuesto(las territorialidades, por acotamiento y por diferen-ciaciones internas) viabiliza la identificación de al-gunas representaciones sociales del territorio enescenarios concretos. Comencemos por un ejemplodel Laboratorio de Paz del Oriente Antioqueño yterminemos con otro ejemplo aportado por el análi-sis de la historiografía del departamento.

4 Agradecemos al Doctor en antropología Alejandro Grimson, profesor de la Universidad de Buenos Aires su invaluable asesoría en estepunto.

5 Si bien las Farc y el ELN son actores de carácter nacional, su inserción en el territorio se adapta a las condiciones y dinámicas regionales.De hecho estas organizaciones guerrilleras operan en el territorio por frentes distribuidos según sus propios criterios político-militares deregionalizar el país.

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Primer ejemplo: se pretende identificar la ma-nera como los diferentes actores delimitan la terri-torialidad comprometida como “oriente antioque-ño”; a partir de qué palabras clave, nociones, imá-genes, y qué sentidos se juegan en dichaconstrucción. Si analizamos el discurso del ELN,observamos: cuando el ELN hace alusión a propues-tas políticas se refiere de manera muy general y se-cundaria al “oriente antioqueño” y lo identifica bá-sicamente como “la despensa agrícola del Valle delAburrá”; su atención se centra solo en uno de suscostados, “el oriente lejano” (el que forma parte desu territorio de influencia), el cual es estimado comola zona “más marginal” y necesitada de una “políti-ca agroalimentaria”; cuando este grupo guerrillerohace referencia al territorio en términos militares,acoge las divisiones de la planificación de la Corpo-ración Regional (Cornare) y focaliza “la zona debosques” y “la zona de embalses”, las cuales sonespecíficamente sus objetivos de control en la gue-rra: “embalses” como zona estratégica en la produc-ción del 30% de la energía eléctrica del país y “bos-ques” como zona estratégica por el paso de la auto-pista Medellín-Bogotá (uno de sus objetos predilectosde control y disputa con el Ejército colombiano ycon los paramilitares), así como por lo que de he-cho implican como zonas de refugio en la geoestra-tegia general de las guerrillas. El resto del orienteantioqueño parecería no existir. Esta manera de aco-tar y de diferenciar el territorio muestra una visiónconstruida en términos de las territorialidades que

le interesan como fragmentos sobre los cuales ejer-ce influencia militar y capacidad de presión fuertesobre el Estado.

Por contraste, el movimiento de alcaldes deloriente antioqueño abarca el conjunto de la subre-gión en su discurso, su organización, sus acciones.Los municipios son también la otra piedra angularen la representación del territorio, por la propia fi-gura de los alcaldes como mandatarios locales, porlas asambleas comunitarias que les dieron su fuerzay legitimidad como movimiento y por el fuerte lo-calismo que pesa aún en la vida política de las co-munidades. El oriente antioqueño se representacomo una unidad espacial, por cuanto equivale a lafuerza política, la unión de diversos, la alianza deintereses comunes frente a poderes de mayor en-vergadura territorial y política o militar (Estado na-cional y guerrillas); los municipios son las especiali-dades originarias a partir de las cuales se configura-ron las acciones y espacios organizativos designificación regional.

Segundo ejemplo: en los textos de la historio-grafía antioqueña el proceso de expansión del terri-torio en el siglo XIX ocupa lugar central. El análisisde las representaciones sociales construidas en lasnarrativas de autores decimonónicos muestra cómoson dos los discursos enfrentados: el que se cons-truyó como discurso hegemónico, que alude a lacolonización antioqueña del sur (viejo Caldas y nortedel Valle y del Tolima) y a su capacidad para des-cuajar monte y construir una sociedad de pequeños

De primer orden De segundo orden

Las territorialidades - por acotamiento - por diferenciaciones internas

Las significaciones políticas del territorio - por las capacidades y los ejercicios ciudadanos6

- por las adscripciones e identidades políticas7

Las identidades culturales - por la valoración y significación de sí mismos - por la valoración y significación de los otros

Cuadro 2Tópicos de entrada al análisis de las representaciones sociales del territorio

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propietarios, y el discurso alternativo con que elitesdisidentes se debatieron en la puja por el poderregional que no solo valoró como “sangría” y “des-angre” lo que significaba “el sur” como orientaciónde la migración antioqueña, sino que resaltó la cla-se de intereses económicos y políticos en ello com-prometidos: al referirse al proceso que conocemoscomo la colonización antioqueña señalan a los “jus-ticieros políticos” que lanzaron la migración fuerade las fronteras de Antioquia, en vez de “evitar laemigración de los antioqueños” orientándola hacialas márgenes del Atrato; y al aludir a la construccióndel Ferrocarril de Antioquia, que conecta a ese de-partamento con el río Magdalena, la califican como“una injusticia” con los intereses de “la mayoría” dela población del Estado, que favorece exclusivamen-te “los intereses comerciales” concentrados por lospoderosos de “Medellín”. Los significados que se leasignaron a la movilidad poblacional sobre las fron-teras de Antioquia ocuparon el centro de las dispu-tas por el poder y la hegemonía regional en el sigloXIX. El discurso que defendía la colonización y laconstrucción de infraestructura hacia el Atrato yUrabá y que se oponía a las inversiones exclusivassobre la vertiente del río Magdalena y al apoyo dela colonización de vertiente en el sur de Antioquia,se configuró como discurso alternativo en la pugnapor la hegemonía regional (García, 2006).

Los cuatro niveles del análisis del discurso

Una vez seleccionado el conjunto de textos queserán objeto de análisis, se realiza la actividad inter-pretativa en cuatro niveles consecutivos de sistema-tización y análisis:

Primero: se hace la aproximación hermenéuti-ca de cada texto teniendo en cuenta el contexto enel que se inscribe su producción. En primer lugar,se identifican los diferentes elementos que compo-nen el discurso en cada uno de ellos: su objeto,estructura, elementos nucleares y periféricos.8 Ensegundo término, se agrupan por tópicos de entra-da los fragmentos pertinentes del texto con sus res-pectivas palabras clave. En el caso de los textoshistoriográficos,9 la sistematización y el análisis sediscriminarán también por autor y temporalidadobjeto de la narrativa; en el caso de los escenariospresentes, el análisis se hará por actor y por el or-den cronológico de producción de los textos.

Segundo: poner en relación el conjunto de loselementos nucleares identificados en los textos estu-diados y éstos con el contexto social, histórico y cul-tural. Se trata de identificar, en una lectura de con-junto, las claves de diferenciación de los discursos,esto es, de los significantes y los significados básicosy los esquemas mentales en torno de los cuales searticulan las principales tendencias discursivas. Elresultado de este ejercicio debe dar lugar a la identi-ficación de las principales tendencias presentes en laproducción de representaciones sociales sobre el te-rritorio; en palabras de Jociles, este ejercicio posibili-ta una tipologización de los discursos.

Tercero: recuperar la unidad de sentido delconjunto de los discursos analizados. Este nivel de lainterpretación se realiza al relacionar las distintas ten-dencias entre sí en el escenario de la disputa que ledio lugar. Se trata de interpretar el sentido que ad-quiere cada tendencia discursiva al colocarla en ladialéctica de su relación con las demás tendencias ycon el contexto de interacción en que se producen.

6 Entendidas como las condiciones que facilitan, hacen proclive o dificultan la posibilidad funcional de los actores para actuar en la esferapública.

7 Que los actores comprometen en sus luchas por el poder y el control de los recursos materiales y simbólicos de la sociedad.8 Autores como Jean Claude Abric distinguen el sistema central del periférico en las representaciones sociales. El segundo asegura al

corazón central la flexibilidad de adaptarse a las características de las situaciones permitiendo a individuos, actores y colectivos, gradosimportantes de individuación con respecto de la idea-fuente en la toma de posición y la orientación de la acción (Abric, 1996).

9 Uno de los escenarios que tomamos en la investigación es el de producción historiográfica: en ella se condensan la matriz del discursoidentitario con que Antioquia se reconoció durante casi dos siglos de existencia y con respecto de la cual es indispensable identificarrupturas y continuidades.

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En el caso del análisis de los variados escena-rios territoriales en los que se disputan poderes ydiscursos, es necesario pasar a un cuarto nivel en elanálisis: configurar los regímenes de articulación delas representaciones sociales sobre el territorio apartir de la puesta en relación de los resultados delconjunto de los tipos de discurso encontrados enlos diferentes escenarios estudiados. A medida quecada escenario estudiado arroja un resultado parcialde las representaciones sociales del territorio –da-dos el conjunto de actores comprendidos y el temade la agenda territorial que le da lugar– es necesa-rio poner en relación los resultados de las represen-taciones sociales identificadas en el conjunto de losescenarios, para luego realizar el último nivel delanálisis del discurso requerido en esta investigación.En éste se debe explicitar claramente no sólo cuálesson los discursos generales macros en disputa y sucarácter, sino también cuál es el campo de interlo-cución de los mismos (el núcleo básico de la dispu-ta tal como se infiere de los discursos) y el significa-do que lo anterior tiene con relación a los procesosde construcción del territorio, de los poderes y delos proyectos en juego.

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