¿Cómo cobra un headhunter?

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¿Cómo cobra un headhunter? El headhunter es un proveedor de servicios, por lo que el coste de sus honorarios, precísamente por prestar un servicio, es difícil de valorar. En primer lugar, contratar un headhunter es contratar tiempo. Entre otras tareas, un proceso de selección de un profesional implica redactar anuncios, publicarlos en distintos medios, prospectar a candidatos potencialmente válidos, contactar telefónicamente con las candidaturas preseleccionadas, entrevistarlas, evaluarlas y bastantes etapas más hasta la propuesta final a realizar a su cliente. En el mejor de los casos, este proceso no es inferior a 40 horas, extendiéndose a menudo hasta 60, 80 e incluso más horas invertidas, dependiendo del nivel de exigencia de las condiciones del puesto y de las características de la empresa, fundamentalmente. En segundo lugar, contratar un headhunter no es sólo contratar tiempo. Es contratar eficacia, una solución. ¿Está el headhunter capacitado para identificar y atraer a los profesionales que su cliente necesita? Aquí está la diferencia. En resumen, un headhunter es caro o barato según el tiempo dedicado y según el valor aportado, ambas variables. ¿Pero exactamente, de qué honorarios estamos hablando? Se habla de porcentajes sobre el salario bruto anual. Hace tiempo se escuchaba el 25%, el 20%, después ha sido más habitual el 15%, bajando hasta el 10% e incluso menos, acercándose a lo gratuito. Ya no hay referencias. El precio de un headhunter es relativo. Dependerá siempre del valor obtenido. En este sentido, dejarse engañar siempre ha sido tentador, especialmente cuando hay escasez de recursos y de tesorería tanto en las empresas como en los bolsillos de algunos pseudoheadhunters. Y

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¿Cómo cobra un headhunter?

El headhunter es un proveedor de servicios, por lo que el coste de sus honorarios,

precísamente por prestar un servicio, es difícil de valorar.

En primer lugar, contratar un headhunter es contratar tiempo. Entre otras tareas, un proceso

de selección de un profesional implica redactar anuncios, publicarlos en distintos medios,

prospectar a candidatos potencialmente válidos, contactar telefónicamente con las

candidaturas preseleccionadas, entrevistarlas, evaluarlas y bastantes etapas más hasta la

propuesta final a realizar a su cliente.

En el mejor de los casos, este proceso no es inferior a 40 horas, extendiéndose a menudo

hasta 60, 80 e incluso más horas invertidas, dependiendo del nivel de exigencia de las

condiciones del puesto y de las características de la empresa, fundamentalmente.

En segundo lugar, contratar un headhunter no es sólo contratar tiempo. Es contratar eficacia,

una solución. ¿Está el headhunter capacitado para identificar y atraer a los profesionales que

su cliente necesita? Aquí está la diferencia.

En resumen, un headhunter es caro o barato según el tiempo dedicado y según el valor

aportado, ambas variables.

¿Pero exactamente, de qué honorarios estamos hablando? Se habla de porcentajes sobre el

salario bruto anual. Hace tiempo se escuchaba el 25%, el 20%, después ha sido más habitual

el 15%, bajando hasta el 10% e incluso menos, acercándose a lo gratuito. Ya no hay

referencias.

El precio de un headhunter es relativo. Dependerá siempre del valor obtenido.

En este sentido, dejarse engañar siempre ha sido tentador, especialmente cuando hay

escasez de recursos y de tesorería tanto en las empresas como en los bolsillos de algunos

pseudoheadhunters. Y para ejemplificar esta circunstancia, qué mejor que recurrir a contextos

que nadie discute. ¿Qué se puede esperar por una pernoctación de 40 EUR en un hotel? ¿Lo

mismo que en un hotel de 300 EUR por noche? ¿Y qué se puede esperar de un menú de 9

EUR, lo mismo que en uno de 25 EUR? La respuesta es tan obvia que hace la pregunta

ridícula, pero a la vez era necesaria porque, esto tan obvio, no se aprecia cuando hablamos

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de servicios profesionales, siendo una situación idéntica. Y esto no implica que lo caro es

bueno o mejor que lo barato, sino que cada posibilidad puede ser adecuada en su contexto.

Y tampoco es una cuestión de porcentajes, sino de valor obtenido. Pagar 2.000 EUR a

un headhunter por seleccionar a un contable, por decir un ejemplo, puede resultar caro si el

servicio es malo. En cambio, pagar 15.000 EUR a un headhunter por seleccionar a un

director comercial, por decir otro ejemplo con una retribución superior, puede resultar una

buena inversión si la empresa es más competitiva con ese profesional en concreto en su

plantilla y las dimensiones de negocio así lo justifican. La capacidad de satisfacer las

expectativas de la empresa por parte del headhunter en relación al encargo concreto es el

criterio principal.

Pagar a un headhunter 2.000 EUR puede ser caro y pagar 15.000 EUR puede ser

rentable.

Al final, es una cuestión de números, muy objetiva. Lo importante es creer en las personas y

pensar que la diferencia entre una empresa y otra la establecen el rendimiento de sus

profesionales. Con un buen headhunter, la garantía de contratar excelentes profesionales es

posible y nunca es cara si se ofrece estrictamente lo que la empresa necesita.