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PERSONAJE! ENTREVISTA AL CHANGO CÁRDENAS

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Elsueñohechorealidad

El autor del gol más importante de la

historia de Racing cuenta cómo llegó de juntar figuritas de la Academia en

Santiago del Estero, a ser el artífice de la máxima hazaña

del club en el fútbol mundial. Cuarenta y

cinco años después de ese inolvidable zapatazo contra el Celtic, el Chango

Cárdenas agradece a la vida y recuerda a

todos los jugadores con los que tuvo la suerte

de compartir aquel formidable equipo:

“Sin ellos no hubiese sido nada”

Año 1961. Santiago del

Estero recibe a Tucumán con

la obl igación de ganar para

clasificar a la siguiente etapa

del Campeonato Argentino de

Provincias. El clásico se hace

muy trabado y el local no logra

ponerse en ventaja, por lo que a

quince minutos del final el DT de-

cide jugársela por un pibe de solo

quince años de edad: “Polaco,

movete que entrás”.

El llamativo rubiecito de ojos cla-

ros se mete rápido en el partido.

Entra con todos los nervios ima-

ginables pero con una profunda

convicción. A los pocos minutos

recibe una pelota por derecha y

luego de una memorable juga-

da mete el pase gol con el que

Santiago logra la ansiada clasifi-

cación al cuadrangular final.

Seis años más tarde, la actuación

de ese mismo joven sería deter-

minante para que la Argentina

obtuviera su primer título mun-

dial a nivel clubes.

Santiago querido

Juan Carlos Cárdenas nació y se críó en los suburbios de Santiago del Estero. “Mi casa tenía diez metros de ancho y cincuenta de largo. Dos piecitas de ma-terial, una cocina precaria y después… todo terreno. El famoso patio debajo de la parra, la huerta, las gallinas... Todas las casas eran así”, explica el propio protagonista.

Después de aquella gran actuación contra Tucumán el Polaco fue convo-cado para jugar las finales de Bahía Blanca y tras quince horas de tren el plantel hizo escala en Buenos Aires. Allí el pibe se dio el gusto de conocer el legendario Ital Park e incluso pudo ver, desde la Av. Mitre, el histórico mástil de la cancha de Racing.

Los norteños ganaron el primer parti-do en Bahía, empataron el segundo y cayeron únicamente en la final contra el local. Cárdenas marcó en total cinco goles y los representantes de todos los equipos grandes fueron a buscar-lo a la salida del vestuario. ¿Querés jugar en San Lorenzo? ¿Querés jugar en River? ¿Querés jugar en Boca? “Yo era un campechano que nunca había salido de Santiago. Les decía a todos que sí, pero en el fondo pensaba: Estos están todos locos.”

Lo cierto es que las ofertas se hicieron concretas y una calurosa tarde de ve-rano hubo que tomar una decisión. El representante de Racing se sentó en un banquito y bajo la sombra de una parra santiagueña dialogó con Doña Ernestina y Don Juan Ángel acerca del pase de su hijo. “Por un lado estaba la alegría de que te venían a buscar y por otro la tristeza de que te tenías que irde un lugar que era tu tierra. Pero yo quería ser jugador”, recuerda. (+)

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La llegada al Cilindro

Racing retomaba los entrenamientos luego de salir campeón y el Polaco los conocía a todos: Negri, Anido y Mesías; Blanco, Peano y Sacchi; Corbatta, Pizzuti, Mansilla, Sosa y Belén. Cuando tenía 9 o 10 años el verdulero del barrio lo había hecho hincha de la Academia y desde entonces se la ha-bía rebuscado siempre para tener las figuritas de sus ídolos.

Cuando tenía 9 o 10 años el verdulero del barrio lo hizo hincha de la Academia

El pibe fue recibido en el vestuario por el director técnico Saúl Ongaro. Los utileros le alcanzaron el canasto de ropa y uno a uno fueron llegando sus nuevos compañeros. “Federico Sacchi era rubio, alto, grandote… ¡Parecía Jhon Wayne! Detrás de él apareció Corbattita y enseguida enfiló directo hacia donde estaba yo con su paso chaplinesco: Correte un poquito que yo me siento acá. ¿Vos quien sos? Ah sí, vos sos el de Santiago… bueno en-tonces vos sos el Chango Cárdenas.

En media de hora de práctica el –a partir de ahora- “Chango” se despa-chó con dos goles y al otro día viajó con el plantel para jugar un amistoso contra la selección de Mar del Plata.

La prueba final

El Chango salió a la cancha con la camiseta de Racing y Corbatta se le acercó nuevamente con su cara de pícaro para decirle algo. Acordate: cuando yo agarre por afuera, vos picá al primer palo. “Bueno, está bien”, le respondió el pibe. Pero en la primera que ganó Corbatta por derecha el Chango salió con todo para el primer

palo y la pelota fue al segundo. Y en la siguiente jugada después de un tremendo pique del santiagueño el centro fue a parar nuevamente al mismo lugar. “¡Parecía como si me estuviera cargando!”, recuerda hoy entre risas Cárdenas. Por suerte la tercera fue la vencida y el goleador no falló.

En Santiago para celebrar los goles se acostumbraba dar la mano o hacer una palmada en la espalda, por lo que Corbatta aprovechó para mostrarle al Chango como era acá la cosa. “El tipo me abrazó y me empezó a dar besos por todos lados ¡Me baboseó todo! Cuando hicimos el segundo gol se miraba cómplice con los otros y se c… de risa. Me hicieron sentir muy bien. Al otro día volvimos y fui jugador de Racing.”

Período de adaptación

Las buenas noticias continuaron una semana más. El sábado siguiente Racing enfrentó en otro amistoso al mismísimo Santos de Pelé en cancha de River y al Chango le tocó jugar contra el astro de Brasil “¡Un negro santiagueño era otra cosa!”, se ríe.

Con apenas dieciséis años el Chango Cárdenas enfrentó al Santos de Pelé en cancha de River: “Un negro santiagueño era otra cosa”

Pese a que hizo varios goles la rea-lidad es que a la joven promesa le costó meterse en el equipo titular de ese Racing campeón. “En 1962 habré jugado doce partidos en primera. Mi papá dejó veinte años de trabajo y se vino con mi mamá y mis hermanas pa-ra Buenos Aires. Estábamos todos (+)

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en un hotel y yo con 16 o 17 años tuve que asumir otro tipo de responsabi-lidad. Fue duro. Los dirigentes me dijeron que me iban a dar una casa o un departamento, pero tuvimos que vivir los cinco en una pensión”, cuenta todavía indignado.

En 1963 fue a préstamo a Nueva Chicago y un dirigente del torito le consiguió un trabajo de siete a once de la mañana en el Matadero de Lisandro de la Torre para hacer unos mangos extras. “Comía la mejor carne del mundo, dormía la siesta y después me iba a entrenar”, recuerda. El Chango fue titular y anduvo muy bien en el verdinegro, por lo que al año siguiente volvió renovado a Racing y arrancó el campeonato dentro de los once.

El equipo de José

Esa temporada Cárdenas integró la delantera junto a Dorval, Pentrelli,

Menotti y Belén. “Era un equipazo…”, se regodea. Si bien Racing terminó lejos de la punta, en ese torneo apa-recieron algunos pibes interesantes en el equipo como Perfumo, Basile y el Panadero Díaz. El Chango peleó la tabla de goleadores con el Bambino Veira y al año siguiente un ex compa-ñero suyo asumió como DT.

“Cuando llegó Juan José Pizzuti me dijo que no iba a ser más el 9 tradicio-nal, que a partir de entonces me iba a empezar a mover por todo el frente de ataque. Yo sé tus condiciones y vos vas a jugar así. Era un sabio. Armó el equipo para el año 66 con los que se iban a quedar y ese plantel después ganó todo, hizo desastres. Estuvimos treinta y nueve partidos sin perder y salimos campeones de América cuando todavía era un torneo largo de veinte partidos. Aquel equipo era soli-dario, hacía muy bien los relevos y vivía concentrado en el juego. Era ganador

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Racing Campeón del mundo 1967:

Agustín CejasRoberto PerfumoNelson ChabayOscar Martin

Juan Carlos RulliAlfio Basile

Joao CardosoHumberto Maschio

Juan Carlos CárdenasJuan José Rodríguez

Humberto Raffo

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y, por sobre todas las cosas, tenía gol. Aquel equipo era extraordinario... “, se emociona.

La final contra el Celtic

Luego de vencer a Nacional de Montevideo llegó la serie contra el Celtic de Escocia y la posibilidad de darle por primera vez a un club ar-gentino el campeonato del mundo. “El rival era un equipazo que venía de eliminar al Inter de Italia”, acota el Chango. El partido de ida fue derrota en Glasgow por 1 a 0 y en la vuelta Racing se impuso por 2 a 1 con goles de Raffo y el propio Cárdenas. Por lo que hubo que jugar un partido desem-pate en Montevideo.

El encuentro definitorio del Centenario fue muy luchado. Los equipos no se sacaron ventajas hasta que en el mi-nuto 55 Cárdenas recibió un pase del “Coco” Rulli y vio el ángulo superior

del arquero Fallon como una foto en su cabeza. Lo que vino después fue el eterno golazo, un abrazo interminable con José Pizzuti de cara a los hinchas de la Academia… y Racing campeón del mundo.

“Fueron unos años brillantes en medio de la dureza de venir a vivir a Buenos Aires e independizarme. Una experiencia única que me sirvió para siempre –resume antes de despedirse el Chango- Ese día todo aquello que soñé de chico se hizo realidad. Por eso le agradezco a la vida, a Racing y a todos aquellos con quienes tuve la suerte de jugar, ya que sin ellos no hubiese sido nada.” Ø