BOUYER Eucaristía 04 - LAS BERAKOTH JUDIAS

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CAP˝TULO IV LAS «BERAKOTH» JUD˝AS La transmisin de las frmulas tradicionales; las frmulas breves El mejor comentario medieval de la liturgia juda, el Se/ev Abudharanz, obra del rabino David ben Yosef Abudharam, que viva en Sevilla alrededor de 1340, observa justamente que hay dos tipos de &erakath en la tradicin juda’. Las unas son breves frmulas que no tardaron en estereotiparse y que no implican sino una alabanza-accin de gracias: una bendicin en el sentido mÆs estricto. Las otras son frmulas mÆs desarrolladas, en las que halla su puesto la oracin de sœplica, pero siempre en un contexto de bendicin. Las primeras estÆn destinadas a acompaæar cada una de las acciones del judo piadoso, desde que se levanta por la ma flana hasta que se acuesta. Las segundas tienen su puesto, ya en el servicio sinagogal por la maæana, al medioda y por la tarde, ya en las oraciones de ks comidas, particularmente las que acompaæan a la œltima copa, compartida por todos los comensales. A todas estas berakoth estÆn consagrados un captulo entero en la Mi.nah y toda una seccin correspondiente de la Toseftah grandes fuentes talmœdicas. El captulo Berakoth es el primero de la lii.nah, y el material que all se cita y se discute es incontes tablemente de la mÆs remota antigüedad. En Øl se ha1la las frmu las de las berakoth breves en su integridad. Las frmulas largas, 1. SEna ABVDHARAM, Praga 1784, 2 B y 3 A. Existe una reedicin moderna, ¡o completa, por CI.. EHaENanca, Klauaenberg 1927. 63

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CAP˝TULO IV

LAS «BERAKOTH» JUD˝AS

La transmisión de las fórmulas tradicionales; las fórmulas breves

El mejor comentario medieval de la liturgia judía, el Se/evAbudharanz, obra del rabino David ben Yosef Abudharam, quevivía en Sevilla alrededor de 1340, observa justamente que hay dostipos de &erakath en la tradición judía’. Las unas son brevesfórmulas que no tardaron en estereotiparse y que no implican sinouna alabanza-acción de gracias: una bendición en el sentido mÆsestricto. Las otras son fórmulas mÆs desarrolladas, en las quehalla su puesto la oración de sœplica, pero siempre en un contextode bendición. Las primeras estÆn destinadas a acompaæar cada unade las acciones del judío piadoso, desde que se levanta por la maflana hasta que se acuesta. Las segundas tienen su puesto, ya en elservicio sinagogal por la maæana, al mediodía y por la tarde, yaen las oraciones de ks comidas, particularmente las que acompaæana la œltima copa, compartida por todos los comensales.

A todas estas berakoth estÆn consagrados un capítulo enteroen la Mi.nah y toda una sección correspondiente de la Toseftahgrandes fuentes talmœdicas. El capítulo Berakoth es el primerode la lii.nah, y el material que allí se cita y se discute es incontestablemente de la mÆs remota antigüedad. En Øl se ha1la las fórmulas de las berakoth breves en su integridad. Las fórmulas largas,

1. SEna ABVDHARAM, Praga 1784, 2 B y 3 A. Existe una reedición moderna, ¡ocompleta, por CI.. EHaENanca, Klauaenberg 1927.

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Las «berakoth» judías

por el contrario, que se suponen conocidas de todos, se citan generalmente o se evocan con la sola mención de sus primeras palabras.Sin embargo, mÆs de una vez las citas de que son objeto nos permiten hacernos una idea suficiente de su contenido, y hasta de detalles controvertidos de su desarrollo.

El texto completo de estas fórmulas largas ha llegado hastanosotros gracias a los libros de oraciones, los siddurim, como sellaman hoy z. Pero estas compilaciones no comenzaron a constituirse sino en la Øpoca llamada de los gaonim, es decir, de los presidentes de las academias judías, que servían al mismo tiempo detribunales de justicia. Los gaonim y sus academias suceden a partirdel siglo ix de nuestra en a los amoraim, comentadores a partirdel siglo iii, de los mÆs antiguos dichos tradicionales del judaísmode los tanaim, cuya compilación es el Talmud en sus dos recensiones, de JerusalØn y de Babilonia .

Sin embargo, estas colecciones de los gaonim no son, ni quierenser en ningœn grado, obras originales. Como lo expresa el Sede’rRab’ Ami-am Gaon, no fueron constituidas sino para fijar una tradición inmemorial, cuyos orígenes se consideraban entonces comoinspirados’. Esta fijación, como lo muestran las divergencias entrelos mismos manuscritos medievales del Seder Amram Gaon, no fuenunca absoluta. Elbogen había creído poder sacar de ello la conclusión de que en los orígenes este Seder no había contenido el textode las oraciones, sino œnicamente su explicación . Esta opinión esrechazada por la mayoría de los especialistas contemporÆneos, enparticular por David Hedegard, que preparó la edición crítica dela colección en cuestión 0 El texto de las explicaciones del rabinoAmnm, y mÆs todavía su introducción, supone, en efecto, de lamanera mÆs clara, que lo que le habían pedido las comunidadesjudías seguramente espaæolas, a las que quiere contentar, era enprimer lugar una edición autorizada de estas oraciones. Por lo

2. Cf. la introducción de DEL p. Xxss.3. Ibid., p. xvisss.4. Dii, p. 355.5. 1. Ei.aoom, articulo Prnyer.Rooks, en Tite Universal Jewish Encyciopedia, Lun.

dres 1901.5906, t. viii, p. 620.6. cf. DH, p. xxvi; tainbiii L. GINZSERG, en .Jewish Quarterly Review», New

Series, vol. xxxsii, p. 321.

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Transmisión de fórmulas tradicionales

demÆs, su texto se halla tambiØn en un libro del mismo gØnero,algo posterior, el Sede’r del famoso Saadia Gaon

Son notables las divergencias en el texto de las oraciones de unoa otro de los principales manuscritos del Seder A?nram: el códice 613 del British Museum, que data de fines del siglo xiv o de comienzos del xv y que sirvió de base a la edición de Coronel 1865,el códice 1095 de la Bodieian Lihrary 1912, y el códice Sulzberger,del Jewish theological Seminary de Nueva York, acabado el 8de noviembre de 1516 y editado con una reedición de los otrosdos por Hedegard, en 1951. Notemos inmediatamente que estasdiferencias son casi insignificantes, y hasta inexistentes, por lo quehace a los textos capitales que examinaremos mÆs en detalle y quetienen mÆs importancia pan nuestro estudio: las oraciones de lascomidas y las oraciones centrales del oficio sinagogal. Los textostodavía en uso hoy día en las diferentes sinagogas y que se hallanen las ediciones modernas impresas para el uso litœrgico, comola de Singer, siguen tambiØn muy de cerca las fórmulas del Gaon.

Lo primero que hay que hacer, sin embargo, es explicar estasvariaciones. Por el hecho mismo esclareceremos un problema fundamental para la justa comprensión de la tradición litœrgica sinagogal, y que tiene por *lo menos su anÆlogo en la tradición litœrgicadel cristianismo.

Los historiadores modernos del culto sinagogal, como los delculto cristiano, se imaginan con frecuencia que la libertad origina-Ha de las formas de oración debió ser sustituida, mÆs o menostardíamente, por una formulación fijada por escrito y que adquiriópor consiguiente el carÆcter de nc varietur. Este doble presupuestono se basa sino en una idea preconcebida, en la que se refleja elprotestantismo de los primeros historiadores que la pusieron encirculación.

En primer lugar, es una característica constante de la tradición oral en los medios mÆs diversos, pero particularmente en losmedios semíticos, el hecho de tnnsmitirse bajo la forma de unesquema muy definido, por medio de fórmulas nexo muy determinadas, a partir de las cuales se conserva cierta libertad por lo que

7. Cf. Sidduy It. Soads Gaon, ed. i. flÆviosoN, 5. ASSAP, El. JOEL, JenisalØn1941.

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Lai «berakoth» judia!

hace a los detalles de las expresiones. Pero esta libertad estÆ estrictamente orientada por la conciencia del esquema subyacente y semantiene dentro de ciertos límites gracias a las expresiones claveconservadas religiosamente 8* Por otra parte, cuando viene a experimentar la necesidad de una fijación completa de las fórmulas porla escritura, se conserva siempre, por lo menos durante algœntiempo, el sentimiento de que tal fijación concierne ante todo alesquema y a las claves. De esta manera los copistas, en todo casohasta la Øpoca de la tipografía, y por lo menos en los casos detextos juzgados en sí mismos mÆs o menos perifØricos, no tendrÆnnunca escrœpulo en sustituir los detalles de los formularios quepuedan tener ante los ojos, por variantes orales que las hayansubsistido y a las que estØn mÆs o menos habituados.

Así, de un golpe se desvanece una doble quimera, la de la improvisación primitiva de las oraciones y la de su esclerosis fina!en un literalismo rígido. Así las oraciones judías, fijadas o noen sus detalles, en los orígenes y hasta nuestros días tuvieroninmediatamente un contenido, una estructura y tØrminos clave perfectamente definidos. Y hasta en sus fórmulas fijas se presta atención precisamente a estos elementos. Por supuesto, el peligro deformalismo amenaza constantemente en el judaísmo, como en cualquier otra religión. Pero es vano imaginar que una voluntad deimprovisación perpetua permita escapar a este peligro con mÆsseguridad que el uso repetido de formularios tradicionales. Todoslos que estÆn acostumbrados a las oraciones «improvisadas», carasa ciertos medios protestantes, saben con quØ facilidad tienden aconvertirse en muletillas, dando vueltas sin cesar en un juegomachacón de clisØs repetidos hasta la saciedad. Lo que hay quereconocer, por el contrario, es que apenas si hay religión en laque los maestros espirituales se hayan mostrado mÆs constantementepreocupados que en el judaísmo por evitar el formalismo que vacíade sentido sus oraciones. Uno de los temas mÆs constantes en lapredicación de los rabinos respecto al rezo de las oraciones prescritas es precisamente Øste: que tales oraciones carecen de todovalor y no son siquiera oraciones propiamente dichas cuando se

8. Cf. Eov*sn NIELSEN, Oral Tradition, Londres 1954 p. I8,,

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Transrnsión de íói-mulas tradicionales

recitan sin el acompaæamiento de lo que ellos llaman la kawannak’.Este tØrmino de hebreo rabínico, que corresponde a un verbo cuyaraíz es kwn y que significa «fijar la atención», expresa la actitudinterior de quien mantiene su inteligencia y su corazón incesantemente despiertos mediante un acto de fe viva, de adhesión de todoel ser al sentido de lo que se dice y, mÆs allÆ de las palabraspronunciadas, a las realidades sagradas que evocan.

Para lograr esto enseæan los rabinos a rezar las oraciones reposadamente y con cuidado, observando las pausas indicadas, pronunciando con esfuerzo a fin de fijar la atención, pero sobre todoa meditar las fónnulas, a penetnrse de ellas lo mÆs profundamenteposible. A este objeto recomiendan la prÆctica de hacer que el rezo,en particular de las grandes berakoth de la liturgia sinagogal,vaya precedido de un momento de meditación silenciosa, en laque cada uno rumie por su cuenta lo que se va a decir pœblicamente.De esta manera la kawannah halieb, cIa atención del corazón», serÆel alma y el fruto de la oración litœrgica.

Toda la enseæanza del Sermón de la montaæa concernientea la oración, con la entrada necesaria en el contacto a solas conDios, con la absorción en su sola presencia para hacer una oracióndigna de este nombre, lejos de ser un mentís a la tradición rabínicaen este punto, no es sino su mÆs pura expresión. Como se haobservado con razón, la enseæanza de Jesœs contra los fariseos,cuya oración cae en un formalismo sin contenido, coincide conlas enseæanzas de los mÆs venerados entre los mismos doctoresfariseos °. Por lo demÆs, es muy de notar que las críticas de Jesœscontra una prÆctica desvitalizada no va nunca contra la oraciónsinagogal en sí misma, de la que no se puede dudar que Jesœs lahiciera suya hasta sus œltimas horas de la tierra, sin sombra dereticencia.

Pero, al mismo tiempo que los rabinos multiplican las advertencias y los consejos para hacer de la oración el acto mÆs personalde todos, no pondrÆn menor empeæo en desviarla del individualismo.

9, Cf. DR, p. XXXIX y las referencias que da, AæÆdase G. Sgotn, De, Begrifide, fCa,vanno is dg, aJeen Kabbala, en «Monatschrift für Geschichte und Wis,en,chaftdes Judentuma», vol. 78 1934, p. 492ss.

10. Cf. la hra de R. TRAvaxa HIRFORO, citada en la hosa 5 del cap. primero.

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Las «berakoth» judías

La oración colectiva, en medio del pueblo de Dios reunido a esteobjeto, debe prepararse con la oración y la meditación personales.Pero, siempre y en todas partes, debe el fiel individual orar enunión con el pueblo, y su oración debe hallar su regla en la adhesión del corazón a las expresiones tradicionales de la oración colectiva. Faltando esto, dicen, tendería el hombre a pedir lo que lesugieren sus tendencias egoístas No bendeciría a Dios sino conintenciones centradas en su propio interØs; pediría a Dios su propiasatisfacción. En cambio, en su adhesión a la oracióp del pueblofiel acabarÆ por no pedir nada que no sea la realización de la solavoluntad de Dios, y por alabar a Dios, no por lo que le afectaindividualmente, sino por la realización de su œnico designio. Cualquier otra oración sería sencillamente una idolatría camuflada. Laœnica oración verdadera es la que nos convierte, dentro del pueblode Dios y su escuela, en adoradores del Dios que nos ha hablado,que no cesa de hablarnos, en adoradores que, por su parte, nocesan de aportar a su palabra el fiat de su fe exultante.

El estudio de las breves berakoth enumeradas y comentadas porla Mi.hzah y la Tose-ftah, sobre todo si se releen a la luz de lasinterpretaciones que no cesarÆ de dar de ellas la tradición rabínicaposterior, manifiesta efectivamente que no tienden a otra cosaContribuyen a hacer de la vida entera del piadoso israelita un actoconstantemente renovado de atención a Dios en todas las cosas, asu palabra en todas las acciones humanas. La forma clÆsica deestas oraciones comienza con una invocación al Dios de Israel, queprÆcticamente es siempre la misma: «Bendito eres Adonay, Diosnuestro, rey de los siglos o del universo. Es, pues, el nombredivino revelado a MoisØs en el Horeb el que se invoca inmediatamente con la perífrasis tradicional de Adonay el Seæor, ya quelo hace impronunciable el respeto debido al nombre sagrado. Esese Dios revelado, pero que sigue siendo el Deus absconditus, el Diosoculto, misterioso hasta en su revelación, al que en toda circunstancia se reconoce como seæor de nuestra vida y de todo el

11. cf. Sefn Ha.Kuzari, cd. DAVID ssu. Leipzig 1853, ij. 233., y 5, }aAus,

Synagogale 4ltertlivner, Leipzig 1922, p. 95,12. se hallarÆn fÆcilmente en Ja traducción le LUXYN VILI.IAMs, citada en la nota 28

del cap. 3.

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‘l’racismisióii de fórmulas tradicionales

universo. Es alabado, «bendecido» en el reconocimiento jubilantele los SUyOS, como su Dios, el que hizo alianza con ellos en eseintercambio inefable de «conocimiento» que supone la revelacióndel nombre sagrado, y la aceptación correlativa del yugo suave y delpeso ligero de la torah. Pero a este Dios no lo confiesan los suyoscomo a una divinidad tribal cualquiera, como a uno de los innumerables «seæores de la alianza» de los cananeos. Es como el reyde todas las cosas, el que tiene los siglos en su mano por susabiduría omnipotente: el Seæor del mundo a travØs de toda su historia. Y puede decirse que el fiel que lo confiesa así, realiza; porel hecho mismo, la venida de su reino ¡tic et nunc.

En efecto, la sucesión variable de la oración proclamarÆ, generalmente mediante una referencia explícita a una palabra de laEscritura, el seæorío del Dios de Israel sobre la realidad con queen el momento mismo se ve uno enfrentado, la acción en el mundo,a la que va uno a aplicarse. Así el mundo, oscurecido por elpecado del hombre, recobra su significado originariamente y laacción del hombre en Øl no serÆ sino el cumplimiento del de-sirio de Dios.

Desde el despertar, la ablución matinal serÆ santificada conla fórmula:

Bendito eres, Seæor, Dios nuestro, rey de los siglos, que nos sant i íicascon tus mandamientos y nos prescrihistes lavarnos las manos

Una vez despejada la conciencia del sueæo, aæade el fiel:

Bendito ercs tœ que restituyes las almas a sus cuerpos mortales, asociando así el dcspertar inallailtio con las perspectivas de la resurrección.

.l canto del gallo se dice:

Bendito eres, ... tœ que diste al gallo la inteligencia para discernir eldía de la noche.

Entonces vendrÆn las tres bendiciones con que el israelita alabaa Dios por no haberle hecho gentil, ni esclavo, ni mujer. ˝stas no

13. PH, p. 13.

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Lis «berakoth» judías

significan, como lo han explicado siempre los rabinos, enorgullecimiento por un mØrito propio que no poseen los otros, sino un considerar de nuevo la gracia inmerecida de conocer a Dios, de podery deber cumplir las prescripciones de la ley 14 La misoginia queun antisemitismo demasiado imaginativo ha creído descubrir enla œltima de las tres fórmulas, olvida sencillamente que a la mujerse le prescribe decir:

Bendito eres, ... tœ que me has creado segœn tu voluntad.

Los rabinos explican ambas bendiciones diciendo que es unagracia para el hombre habcr sido llamado a desempeíiar ceremoniales, como para la mujer el haber sido dispensada de ellos parapoder consagrarse a las ocupaciones del hogar

El fiel se incorpora luego diciendo:

Bendito eres, .. tœ que levantas a los humildes.

Dirige una primera mirada a lo que le rodea y exclama:

Bendito eres, ... tœ que abres los ojos de los ciegos.

Se viste y dice:

Bendito eres, .. tœ que vistes a los que estÆn desnudos.

Se levanta, y poniendo los pies en el suelo, dice:

Bendito eres,.., tœ que extendiste la tierra sobre las aguas.

Y a todo lo largo del día no habrÆ objeto o ser que no remitasu pensamiento a Dios y a su palabra de amor que lo creó todo paralos suyos, ni acción en que no se entregue de la misma manera ala voluntad de Dios revelada.

DespuØs de estas cien bendiciones, cuyo nœmero simbólico secomplacen en comentar los rabinos lS se comprenderÆ el significadoexacto de la palabra de san Pablo: «Todo lo que Dios ha creado

14. Cf. la nota de DR, p. 10.15. Ibid.16. Dli, p. 16ss.

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Las «berakoth» que preceden al «emah»

es bueno y nada debe rechazarse, con tal que se tome con bendición sópvrrLoc = berakak, ya que queda santificado por la palabra de Dios y por la oración» ‘. En efecto, la prÆctica constantede las berakoth se convierte en una oración que envuelve totalmente la vida del hombre y del mundo, por la que todas las cosasson como devueltas a la palabra creadora y como restituidas a labondad original que Østa les había conferido. Así es, dirÆn todavíalos rabinos, como toda la vida fiel del pueblo de Israel, hasta ensus ocupaciones aparentemente mÆs profanas, reviste un carÆcterno solamente sagrado, sino sacerdotal. Por ello son los isnelitasese pueblo sacerdote de que hablaba el libro del lxodo, por elhecho de que toda su vida, envuelta en la red de las berakoth,reconsagra, mediante la palabra de Dios y la oración, el universoentero a su amor. Así se comprende que el rabino Trifón, en sudiÆlogo con Justino, explique a Malaquías 1,11, sobre la of rendapura ofrecida en todo tiempo y en todo lugar entre los paganos,diciendo que es eso lo que realizan los judíos de la diÆspora, loscuales no cesan de bendecir a Dios en todas las cosas, entre losque lo ignoran .

Todavía los mismos rabinos, que repetían que la ekinah morainvisiblemente con todo grupo de judíos reunidos para meditar latorah, no vacilan en decir que todo judío fiel, al pronunciar lasberakoth sobre todo lo que ve o toca con sus manos, lo convierteen morada consagrada para esta misma .ekinah ‘°.

Las «bcrakoth» que preceden al demah»; la «qedidah»

Sobre este fondo general de las mœltiples berakoth, que hacende toda la existencia del judío piadoso una universal y constante«bendición» sacrificial, es donde las grandes berakoth, del serviciosinagogal y de las comidas, principalmente en las comunidades deexpectación mesiÆnica, adquieren todo su relieve. Nos llevan a la

Li. ITina 4,4.18. cf. nota 52 deI cap. 3.1’. Cf. el bello texto del Zohar, atribuido al rabí Simeón, que L. GILLrr tradujo y

comentó en Conununio’, ja tite Messia*, Londres 1942, p. 138.

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Las «bcrakoth» judias

fuente de esa vida sacerdotal del pueblo de Dios, en una sœplicadetallada por la santificación de su nombre, la venida de su reino, elcumplimiento de toda su voluntad, entre una gran berakak porel don de la vida. Éstos son, en efecto, los tres temas respectivosde las berahotiz que preceden al acto central del culto sinagogalla recitación del enwk, de la gran tefillah - la oración por excelencia de las dieciocho en realidad son hoy diecinueve bendicionesque la siguen, y finalmente de los berakot/i de las comidas.

El oficio sinagogal de la maæana debía, como ya hemos dicho,ir precedido de un momento prolongado una hora, dicen los nbinos de meditación y de oración privada, a ser posible en lasinagoga misma 20 Desde la mÆs remota antigüedad, esta oraciónpreparatoria se alimentó del rezo del Salterio. Parece ser que comunidades particularmente fervorosas de la antigüedad precristianaconocieron ya la prÆctica, renovada en la Øpoca moderna por losJzassiditn de Polonia, de hacer preceder a este servicio pœblico unarecitación de todo el Salterio, por lo menos, en ciertos días. Perono tardaría en introducirse el uso de reservar especialmente a estahora de meditación matutina los salmos 145 a 150, es decir, la granalabanza cósmica con que termina el Salterio ‘ Paralelamente,despuØs de la refección vespertina se introducirÆ pronto el uso derecitar todo el hallel los salmos 113 a 118. Es el «himno» delque los relatos de la cena nos dicen que lo cantaron los discípulosdespuØs de haberla tomado . Apenas si es necesario subrayar que tales el origen de las laudes matutinas y de las vísperas cristianas.Baumstark subrayó con razón que todos los antiguos ritos cristianos, tanto de Occidente como de Oriente, les asignaron estosmismos salmos .

Los pesuqe de zimra, es decir, los «pasajes de salmos», formantodavía hoy un preludio obligatorio del servicio sinagogal. Surecitación va precedida de berakoth, que son como un sumario delos temas contenidos en los salmos que siguen la alabanza de Diospor su creación y por la manen como hizo que todas las cosas

20. Cf. Miinah, tratado Berakoti, y, 1, y DH, p. 32.21. DR, p. 32ss.22. Cf. Mt 26,30 y paralelos.23. A. BAUMSTARX, Lturgie con,parØe, p. ll8ss.

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Las «berakoth» que preceden al demali»

concurrieran al bien de sus elegidos, los que Dios «conoce» yama

Sea cual fuere el interØs de este oficio preliminar, nosotrosrestringimos nuestro estudio al servicio sinagogal propiamentedicho y a sus berakoth características, pues, como no tardarÆ ennotarlo el lector, nos encaminan directamente hacia el servicio eucarístico de la Iglesia cristiana.

El primer grupo de berakoth que en Øl se encuentra tiene porobjeto, como ya lo hemos seæalado, preparar el acto central de lapiedad judía cotidiana: la recitación del emah, es decir, principalmente de las palabras del Deuteronomio:

Escucha, Israel: el Seæor tu Dios es el iusico Seæor; amarÆs al Sufiortu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y Col] todo tu pensamiento,y a Øl solo servirÆs.

En efecto, en la repetición de estas palabras, en su asimilaciónpor la oración de la fe, se renueva el pueblo de Dios en ese conocimiento de Dios que responde ai conocimiento que Øl tiene de lossuyos y que forma el nœcleo de la piedad de Israel. A expresar esteconocimiento tienden las oraciones precedentes.

Primitivamente, el día del sÆbado, así como el lunes ‘ juevesde cada semana, venían a continuación de la lectura solemne de laley y de los profetas. Hacia la Øpoca patrística, esta lectura fuetrasladada del comienzo al fin del servicio, cuya conclusión constituye actualmente. Parece claro que esta transposición se operóen reacción contra los cristianos, que entretanto habían asignadoeste lugar supremo al banquete eucarístico. Se puede pensar que estareacción afectaba en bloque, a travØs de los cristianos, a las comunidades judías que habían llegado ya a hacer de las comidas decomunidad el equivalente, y a sus ojos un equivalente superior, delos sacrificios del templo 27 Los minim, a que se refiere en lamisma Øpoca la duodØcima de las oraciones actuales de la tefillak,

34. DH, p. 27ss.25. De 6,4-9, al que se aæadió 11,13-21, y Nœ,n 15,37-41 segœn Mi.enah, tratado

Berakoth ss 2. Cf. DH, p. S2ss.26. Cf. Easc WERNER, ra. Sacred Bridge, Londres - Nueva Ynrl 1 95’i, ,. 3ss

y SOsa.27. cf. DH, P. XXXVIET’XXXIX y 16.

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Las «berakoth» judias

que se introdujo por entonces, son seguramente, mezclados sin distinción, los cristianos y aquellos judíos cuyas orientaciones mesiÆnicas se había notado que tos conducían directamente al cristianismo .

Sin embargo, aun hoy día subsiste al comienzo del servicio sinagoga! un órgano testigo de la lectura que se hacía en este lugaren los orígenes. Es la oración llamada qaddL, que era la conclusiónprimitiva del targum, es decir, de la traducción parafraseada enarameo que seguía a la lectura ritual de las Escrituras en hebreo ».

De hecho, en este bloque de las oraciones centrales, inrnutablementehebraicas, sólo esta oración se ha recitado hasta estos días enarameo. Su primera parte, que es tambiØn la mÆs antigua, ciertamenteanterior a la era cristiana, merece citarse. Es evidente que es lafuente directa de la primera parte de la oración dominical:

Glorificado y santificado sea su gran nombre, amØn, cli el inundo queØl creó Legœn su voluntad. Establezca Øl su reino durante nuestra vida, ydurante nuestros d˙as y durante la vida de toda la casa de Israel, prontamente y sin tardar. AmØn.

Entonces comienzan las berakoth que introducen la recitacióndel .k,nah. Como volveremos a verlo en la oración final de lacomida, el kliah sibbur, es decir, el miembro de la comunidaddesignado para pronunciar la oración en nombre de todos hoy, ydesde el siglo vI, es siempre el hazzan, el &rt7p&’nç de que hablanlos Evangelios, es decir, el «ministro», antepasado del diÆcono cristiano invita a la comunidad a la «bendición»:

Bendecid a Adonay, que debe ser bendecido.

Todos responden:

Bendito sea Adonay, que debe ser bendecido por los siglos de los siglos .

28. Cf. O. CuLagAmI, Le PrcbIme /ittØraire et histoiriquc du Roiiian pscudo.cØnicu.itt, Paris 1930, p. 170,s.

29. Texto en DH, p. 4lss, con comentario, p. 40. Cf. DAVID DE SOLA PooL. TheOid Jewisk Aramaic Prayer, tite Kaddish, Leipzig 1909.

30. DH, p. 43.

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Las «berakoth» que preceden al «einah»

El hliah .s’ibbur dice, o mÆs bien canta, corno es la regla entodas estas oraciones solemnes, esta gran bendición llamada yózer .

Bendito seas, Seæor Dios nuestro, rey del universo, que formas la luzy creas las tinieblas, que haces la paz y creas todas las cosas; que en[tu] misericordia das la luz a la tierra y a todos los que moran en ella,y en tu bondad renuevas la creación todos los días y sin cesar. ¡ QuØ mimerosas son tus obras, Seæor! En la sabiduría las hiciste todas, la tierraestÆ llena de tus posesiones: Rey, œnico que fuiste ensalzado antes de lostiempos, alabado, glorificado y ensalzado desde los días antiguos; Dioseterno, en la abundancia de tus misericordias ten piedad de nosotros, Seæorde nuestra fuerza, Roca de nuestra protección, escudo de nuestra salvación,¡ oh tœ; nuestra protección! El Dios bendito, grande en conocimiento, preparóy formó los rayos del sol: fue un don que Øl produjo para gloria de si’nombre. Los jefes de sus ejØrcitos son seres santos, ensalzan al Todopoderoso, sin cesar declaran la gloria de Dios y su santidad. Bendito seas, Se-flor, Dios nuestro, en los cielos, en las alturas y sobre la tierra, acÆ abajo.Seas bendito, nuestra Roca, nuestro Rey y nuestro Redentor, Creador de losseres santos, alabado sea tu nombre por siempre jamÆs, Rey nuestro, Creadorde los espiritus que le sirven. Y todos estos espíritus que le sirven se mantienen en pie en las alturas del universo, y con temor proclaman a plenavoz al unísono las palabras del Dios viviente y del rey eterno. Todos sonmuy amados, todos son puros, son poderosos, todos cumplen temblando lavoluntad de su Seæor, todos abren sus bocas en la santidad y en la pureza,y alaban y glorifican y santifican el nombre del gran Rey, œnico poderoso ytemido; santo es Øl. Todos ellos toman sobre sí el yugo del reino de loscielos, unos de otros, y se animan unos a otros a santificar a su lenguajepuro, con una santa melodía se responden todos al unísono e,’ temor y dicencon reverencia...

Aquí se unen todos al e1iah sibbur y cantan con Øl la qedviah:

Snno, SANTO, sANTO EL SEÑOR SABAOTLI: LA TIERRA ENTERA EST` LI.ENA

It Sil GLORIA.

El hliah sibbur continœa:

Y los ofanim y los santos Imyoth, con ruido de grandes aguas, se elevanunos frente a otros, alaban y dice,,...

y de nuevo cantan todos:

31. Dli, p. 46ss,

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Las «berakoth» jud{as

BENDITA SEA LA GLORIA DEL SEfiOR, DE SU LUGAR.

El continœa - concluye:

Al Dios bendito ofrecen agradables melodías, al Rey, al Dios quevive y dura para siempre hacen oir sus cantos y sus alabanzas, pues sólo drealiza obras poderosas y hace las cosas nuevas, el Seæor de las batallas:siembra la justicia, hace brotar la salvación, crea ]a curación, es reverenciado en las alabanzas, Seæor de las maravillas, como Se ha dicho: [Dadgracias a aquel que hace las grandes luces porque su gracia dura parasiempre. Bendito seas, Seæor, creador de las luminarias.

A continuación de lo cual enlaza inmediatamente la segundaberakak, a/tabœ:

Con amor abundante nos has amado, Seæor, Dios nuestro, con grandey sobreabundante piedad has tenido piedad de nosotros, Padre nuestro, Reynuestro; por causa de tu gran nombre y por causa de nuestros padresque pusieron su confianza en ti, y a los que enseæaste los mandamientosde vida, otórganos tambiØn a nosotros esta gracia. Padre nuestro, Padremisericordioso, ten piedad de nosotros y pon en nuestros corazones quecomprendamos, que escuchemos, que aprendamos y enseæemos, que estemosatentos para cumplir todas las palabras de instrucción en tu orah. conamor. Ilumina nuestros ojos para tus mandamientos, apÆguese tu torali anuestros corazones y estØn nuestros corazones unidns para temer tu nombre,de modo que no seanms cubiertos de confusión y abatidos para siempre,pues liemos puesto nuestra confianza en tu grande, santo y temible nombre:regocijØmonos y hallemos la felicidad en tu salvación y no nos abandonenjamÆs tu misericordia y tu gracia. Y venga sobre nosotros la paz de loscuatro Ængulos de la tierra entera, y haz que volvamos a subir a nuestropaís, pues eres un Dios que salva. Tœ nos elegiste de entre todos los pueblos y de entre todas las lenguas y nos hiciste próximos a tu gran nombreen la fidelidad. Bendito seas, Seæor, tœ que elegiste a tu pueblo, Israel, enel amnr’.

Sigue luego la recitación colectiva del ema/i...Esta doble berahaiz se abre, pues, en la perspectiva general de

las oraciones judías matinales, con una alabanza del Dios creador,que se precisa inmediatamente en un acto de acción de graciaspor la luz. Pero de la luz física se pasarÆ a la luz espiritual del cono-

32. DH, p. 5Oss.

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Las «berakoth» que preceden al demah»

iento de Dios, y por tanto, a la acción de gracias por el donla .emah. Por el hecho mismo, de la alabanza del Dios creadorhabrÆ pasado a la del Dios salvador, que interviene en la historiara congregar el pueblo de sus elegidos.El paso de la berakah por la luz visible a la berakah por la luzsiNe de la torak se hace con la mención de los Ængeles, quetemplan sin cesar sin cesar alaban la gloria divina. Esto nos

ce notar que en la perspectiva judía no se separan ni se oponen,como en las concepciones helenísticas, las dos luces, la visible y lainvisible. No son sino dos aspectos sucesivos de una sola realidad,en la que se entra mÆs profundamente ‘. Para el judaísmo, fiel a lasconcepciones bíblicas, el mundo, creación del Dios œnico, es unmundo œnico. El mundo no es un mundo distinto del mundomaterial: es el mismo, visto en su aspecto mÆs profundo, o mÆselevado, O, por mejor decir, y para servirnos de una excelenteexpresión de Newman, lo que nosotros llamamos el mundo visibleno es sino la orIa de un mundo, el resto del cual nos es invisible ‘. Y recíprocamente, como en la visión del capítulo 6 deIsaías, subyacente a todo este texto, Dios mismo aparece comoluminoso, en un sentido que no es œnicamente físico, pero que estambiØn físico. Su gloria, en sentido bíblico y judío, es una irradiación de su ser que se refleja en toda la creación, tanto visible comoinvisible , Los Ængeles superiores, los serafines mismos, como loindica su nombre, estÆn hechos de un fuego misterioso, que es comoun primer reflejo del brasero de la vida divina, y el fuego delaltar y de las lÆmparas del santuario se limita a evocarlo. Estefuego recuerda el abrasamiento, la transfiguración de todas lascosas que produce el descenso de la iekinah, la presencia divina,a la nube luminosa en que se envuelve La gloria que dan los serafines a Dios cantando la qedu.ah, es ese reflejo de la gloria divina,que retorna a su fuente. Pero en ellos es un reflejo consciente, que

33. VL. LOSSKY, en su obra sobre Le Visicrn de Dieu, Paris 1964, muestra bien loque en la tradición cristiana oriental se ha conservado de e,ta concepción bíblica y judía,

34. Cf. Parochial sad PIein Seratoas, vol. lyvn1. iv, lo, dos sermone, rtbrelos Ængeles.

35. VØase la obra de AM. RAM5EY, ¡.a »oire de Die,i et la Transfiguration du,‘lsrist, Ir. fr,, ParIs 1965.

36. No ha mocho hemos estudiado esta noción en tui artículo publicado en *Bihle etVio chrØtienne», 5. xx 1957, p. las.

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Las «beralcoth» judias

se expresa por el canto, así como en Dios la luz ígnea es la delEspíritu, que se expresa en la palabra. El hombre serÆ asociadotanto a esta revelación de gloria como a esta glorificación de alabanza que responde a Øsa, primero contemplando la luz visible enla faz de la creación, luego apropiÆndose, gracias a la torak recibiday aceptada, el homenaje consciente de la qedidah angØlica.

La segunda berakah desarrolla esa visión del don de la toraky de su aceptación, como acto supremo de amor divino, que suscitael amor recíproco de las criaturas al œnico Santo, al œnico Seæor,cuyo seæorío y santidad son los del amor. De ahí el puesto asignadoen esta oración al corazón, es decir, no a la sensibilidad, sino a esefoco de todo el ser humano que es la inteligencia amante, quese consume, por adhesión a la torah, en ese conocimiento de amorque responde en el hombre al conocimiento en que le ha envueltoDios ‘. MÆs aœn: de ahí el puesto asignado por esta misma oracióna la paternidad divina para con Israel.

Dalman afirma con cierta exageración que la expresión «Padrenuestro» se aplica con frecuencia a Dios en las oraciones de lasinagoga se Esto es cierto en cierta medida por lo que hace a lasfórmulas modernas, pero no lo es tanto de las mÆs antiguas. Porel contrario, no cabe duda de que es significativa la insistencia eneste título, repetido dos veces en la cumbre de la oración a/jabalí,precisamente antes de la recitación del .emah. Estas palabras,dirigidas a Dios por Israel en tal contexto, no son la fórmula deuna fe en una simple adopción del todo corriente. Traducen laemergencia de una fe en una verdadera asimilación a su vida, porsu amor que crea el nuestro, dentro de la toralí dada a los corazonescreyentes. Una vez mÆs, y ahora mÆs que nunca, nos hallamos aquícomo al borde de la revelación evangØlica. Es superfluo imaginarinfluencia cristiana posterior para dar razón de la extensión creciente de esta apelación, «Padre nuestro», en la liturgia judía. Debíaresultar naturalmente de una repetición cotidiana y de una meditación constante de la oración que acabamos de analizar.

La qeduiah de los serafines, con su prolongación en la berakahde los ofanim y de los /iayotli, reclama un comentario panicular.

37. VØase el artículo xap8e del Theoiogischn W5rterbuch de G. Rin L1

38. VØase DH, p. Sosa.

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Las «bcrakoth» que preceden al demah»

Hay que seæalar, en primer lugar, que la qedukh, ya en tiemposde Amrarn Gaon y probablemente muy anterior a Øl, no eracantada solamente en este lugar en el servicio sinagogal, sinotambiØn en otras dos ocasiones: antes de la 35 be,-a.jeah de la tefillal;como lo veremos mÆs adelante y despuØs de la lectura profØticaque se halla hoy al final del servicio ‘. De ahí la distinción clÆsicaentre la qeduS’ah de yózer que tiene lugar en la oración que acabamos de estudiar, la qedu&zh de la tefillah y la qeduah de sidrah.Se ha suscitado la cuestión de si las tres recitaciones son igualmente antiguas y, si no lo son, cuÆl de ellas sería la mÆs antigua. Lamayoría de los especialistas particularmente Kohler y Ginzbergconsideran la qedusah de yózer como ciertamente de la mÆs remota antigüedad. Elbogen es casi el œnico que opina diversamentey sostiene que la qedida.h de sidrah es la mÆs antigua. Esta discusión es bastante ociosa. Lo cierto es que ya los tannaitn conoceny consideran como tradicional la qedzda* de yó2er, mientras queno tienen referencias tan explícitas a las dos otras. Los librosapocalípticos que corren bajo el nombre de Henoc hacen de laqedwah el elemento esencial del culto celestial, que se representanvisiblemente segœn el modelo del culto sinagogal tal como lo conocen sus autores 40 Odeberg quiso sacar de ello la conclusión, sinduda alguna abusiva, de que el .˙emah mismo no habría sido en losorígenes la cumbre del culto sinagogal, del que habría podido inclusoestar ausente, mientras que este puesto habría pertenecido primitivamente a la qedus’ah de yóze’r . Sin embargo, lo que subrayanlos comentarios rabínicos de yózer es que este texto presenta elcanto de la qedidah por los Ængeles como el equivalente celestialde la aceptación del yugo de la toral;, significada para los israelitaspor la recitación del .enwh ‘. En un caso como en el otro, elreino de Dios se realiza en el reconocimiento, adorante y amantepor parte de las criaturas, y el mundo entero se hace armoníaarmonizÆndose con Dios mismo.

39. V&se la disertación de IIWEOARO, en DH, j,. 47,s.40. c. u. OOEBERG, 3. Enoch os’ tite Hebrew Rock of Encch, edited and transiated

witit 2ntroduction, Co,n,nentary and c,iticat Notes, ca,tiidge 1928, p. IS4ss de la in.trodocción.

41. Ibid.42. cf. el comentario de OoEbxaG sobre 35,6 de 3Henuc.

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Las «herakoth» judías

Hay que aæadir que a Ja qedzdak a la berakah angØlicas corresponden dos zonas o dos aspectos del mundo espiritual. Laqedtdah, asociada expresamente a los jef es de los ejØrcitos angØlicos, representa la glorificación de Dios en el mundo celestial- enteramente ocupado y lleno con su sola presencia - ya por losserafines, como en la visión de Isaías, ya por los arcÆngeles, comoMiguel y Gabriel, a los que la especulación judía posterior tenderÆa asimilar con aquØllos. El segundo canto evoca la visión inicial deEzequiel, en una alusión a los espíritus que sostienen el universo

visible: son los cuatro querubines, o ¡wyoth - los «seres vivientes» -, espíritus de los elementos del mundo los cTotxeZ de quehablarÆ san Pablo , y los cuatro ofanitn las «ruedas» consteladas de ojos -, espíritus de las esferas astrales. El canto atribuidoa estos otros espíritus angØlicos expresa, pues, la gloria de Diosconsiderada, no va en su majestad inaccesible, como en la qedu!ah,sino en su presencia manifestada en este mundo, especialmente enel templo de JerusalØn: el lugar de su morada. Este canto, queserÆ presentado por Ezequiel como el himno de los hayoth de losofanim, es un equivalente del canto litœrgico de la instalacióndel arca en el tabernÆculo, citado en Nœm 10,36. Se puede pensarque tambiØn la qedu.kz/i, que cita Isaías como el canto de los serafines,debía ser ya en el templo de su Øpoca un canto que acompaæabaal sacrificio del incienso, mucho antes de ser adoptada en la oración sinagogal".

Conviene subrayar la importancia que tienen e todas estasoraciones los temas de la luz y del conocimiento ‘. A veces se haquerido oponer la piedad judía a lo que se llama el misticismo helØnico, como una espiritualidad de la palabra, que alimenta la vida,por oposición a una contemplación luminosa que sacia œnicamenteel conocimiento ". No se puede dudar que el desarrollo de lapalabra divina, y la revelación progresiva de! Dios de Israel comoel Dios viviente que interviene en el curso de las cosas, para hacervivir a los que la escuchan, son características de la religión bíblica

43. cf. Col 4,3 y 9, y Col 2,8 y 20.44. cf. L,Aavia lo que dice QUESERO, OP. cit., 184.45. Cf. los estudios que hemos dedicado a estoa temas en el judalanio y en el N,iev,,

Testamento, en nuestra SpirítualitØ du Nouveais Testament et des Pkes.46. Ibid.

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Las berakoth» que preceden al demah»

y judía. Pero las oraciones que acabamos de examinar, los temasbíblicos de que estÆn tejidas atestiguan que este desarrollo de lapalabra del Dios viviente que hace vivir, no debe oponerse a unamística de luz y de conocimiento: la una envuelve a la otra, tantoen la piedad judía como en la Biblia.

Es cierto que a veces se ha querido reducir a tardías influenciasiranias estos desarrollos bíblicos del tema de la luz ígnea. Perocon esto se olvida que hasta los desarrollos mÆs tardíos, quizÆ delos temas sacerdotales, particularmente de la presencia divina enla nube luminosa, se relacionan con las tradiciones mÆs arcaicasde Israel tocante a la alianza sinaítica ". El Seæor que se revelaa MoisØs en el Horeb aparece de golpe como el Dios de la montaæa agreste, donde se revela en el rayo para dar a los suyos latorak de la alianza. Así tambiØn el conocimiento, todo amor, quese expresa en estas berakoth es evidentemente la flor del conocimiento de Dios», de los profetas. Con estos temas nos hallamos,pues, en el centro de una mística judía que es fundamentalmentebíblica, aun cuando es cierto que tenemos que aguardar de otrostextos, de los que pronto nos ocuparemos, los aspectos complementarios de la piedad de Israel, en que la palabra y la vida vendrÆna ocupar el primer plano .

Una œltima observación a propósito de las b&rakath que precedenal .ength debe destacar la manera como la œltima, la aliabali,manifiesta ya *la tendencia a pasar de la acción de gracias a lasœplica, para volver finalmente a la alabanza en una breve doxología.Es un movimiento que hemos seæalado ya desde el salterio y quealcanzarÆ toda su amplitud en la tefillah de las dieciocho bendiciones.Segœn las œltimas perspectivas de la fe de Israel, en cierto sentidose nos ha hecho ya todo el don de Dios, y sobre todo el don de suamor. Pero no por ello deja de aguardar todavía este don su plenarealización escatológica, la cual desarrollarÆ para siempre la oración hasta llegar a la alabanza pura. Por tanto, la sœplica se introduce naturalmente en la alabanza misma, como oración en que sepide que se realice con plenitud lo que constituye el objeto de la

47. Cf. en nuestra obra Le Bible et ¡‘Évangile, París l9S3, el capítulo sobre lamística judía y el relativo al problema del culto.

48. Cf. mfra, p. Poas.

81n.-_....__ _..__.1_ £

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Las «berakoth» judías

alabanza, de modo que esta sœplica se consuma a fin de cuentasen la alabanza de que procede.

Pero aquí no nos extenderemos acerca del .e,nah, ya que Østedebía desaparecer en la liturgia cristiana, en la que, como veremos,el banquete eucarístico ocuparÆ el puesto central. LimitØmonos apuntualizar que la actual fórmula tripartita del eniah, que a Dt 6,4-9aæade Dt 11,13-21 y Nœm 15,37-41, debió desarrollarse en tresetapas. A lo que parece, sólo la primera cita pertenecía al serviciodel templo, de donde debió pasar al servicio sinagogal. Las otrasdos se aæadieron sucesivamente. Un desarrollo paralelo debió seguirseen cuanto a la oración de conclusión que se aæade: la gehullah, comose la llama hoy, por referencia a la tercera cita, correspondiendocada una de sus partes a cada uno de los tres textos bíblicos,hasta el punto de citar expresiones de Østos.

En cambio, Dt 6,4-9, en los orígenes, y en todo caso en elculto sinagogal, si ya no en el del templo, iba precedido de larecitación de los diez mandamientos. Su desaparición es otro frutode la polØmica anticristiana, como lo insinœa, por lo menos, eltratado Berakoth 12a de la Mibzah. Seguramente se quería haceroposición a la afirmación de los cristianos, segœn los cuales sóloel decÆlogo, entre las prescripciones legales, tenía un alcance permanente

La «tefillah» de las demoneh esreh»

DespuØs del innah y de la oración que lo sigue y que no mirasino a imprimir su sentido en el espíritu de los fieles, viene latefÜlah de las dieciocho bendiciones .emoneh esreh. Su nombremismo significa que es la oración por excelencia. Es, en efecto, lafórmula en que poco a poco se fue definiendo el conjunto de losobjetos de oración que pueden exclusivamente y deben obligatoriamente solicitar la atención del israelita.

Aunque era fundamentalmente oración de sœplica el sustantivotefillah, como el verbo hitpa4’et se aplican en hebreo rabínico œni

49. Cf. Dli, p. 52.53.

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La «tefillah» de las demoneh esreh»

cainente a este gØnero de oración, se considera como una serie de«bendiciones», porque en ella preceden tres ber&eoth propiamentedichas y siguen otras tres a las doce peticiones, cada una de lascuales, por lo demÆs, termina con una breve berakah. la tefil/ahnos ha llegado en dos recensiones, la de Babilonia y la de JerusalØn.La de Babilonia es la que presenta el Seder Amratn Gaon, y la quenosotros reproducimos. La de JerusalØn fue publicada por primeravez por Salomon Schechter °. Se discute cuÆl de las dos se aproxima mÆs al uso contemporÆneo de Cristo. Pero esta discusión notiene quizÆ la importancia que podría creerse. Ya Abudharam observaba que no habia dos comunidades judías de su tiempo en que serecitan exactamente en los mismos tØrminos ° En efecto, entreestas grandes oraciones de la sinagoga, parece ser Østa la que en eldetalle de las fórmulas conservó durante mÆs tiempo la mayorductilidad, como sucede actualmente en las Iglesias de rito bizantino por lo que hace a las ectenias, que parecen haber derivadodirectamente de ella, como veremos mÆs adelante. Sin embargo,el contenido de cada una de estas dieciocho actualmente diecinueveoraciones quedó filado en fecha muy temprana, como lo atestiguanlos abundantes y mœltiples comentarios a que dieron lugar en laliteratura rabínica .

Al contrario de las berakQth que preceden al e’mah, siemprecorrespondió recitarlas al hazzan como al diÆcono en las ecteniascristianas, puesto de pie ante el arca de las Escrituras y vueltohacia JerusalØn . Pero el uso quiere, todavía hoy, que tanto elhazzan como cada uno de los fieles las reciten una primera vezmentalmente y en silencio, antes de que el hartan sólo las cantedesde el principio hasta el fin. Los fieles responden entonces amena cada berakak, y vuelve a cantarse el qedu.kdi entre la segunday la tercera berakab, precedida de una oración de introducción,de la que conocemos tres formas diferentes".

Parece cierto que originariamente el tiempo de silencio queprecedía a la recitación en voz alta no se llenaba con una recitaciónen voz baja, sino con oraciones silenciosas individuales, inspiradaspor los temas familiares de la oración pœblica que iba a seguir,

50. Cf. DH, p. 7Oss. 51. Ibid. 52. Ibid.53. OH, p. 6. 54. OH. p. 114.

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Las «berakoth» judías

pero sin ninguna fórmula impuesta. La petición de los discípulos aJesœs: «EnsØæanos a orar» itpoacócaOt, traducción habitual dehitp&pel, parece referirse precisamente a esta tefillah personal, de laque el padrenuestro daría una fórmula sintØtica ‘. MÆs adelantevolveremos sobre este punto. Veamos primero las tres berakothiniciales, tal como se hallan en el Sede,’ Amratn Gaon, segœn la tradición de Babilonia, con la qedu&ah y su introducción mÆs solemne,que parece ser tambiØn la mÆs antigua: Van precedidas de un versículo introductorio, que pasaría al oficio cristiano de cada día:

Seæor, abre mis labios,y mi boca publicarÆ tus alabanzas.

Siguen inmediatamente las tres berakotit iniciales:

1. Aboth Bendito seas, Seæor, Dios nuestro y Dios de nuestros padres, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, Dios grande,poderoso y reverenciado. Dios altísimo que obras misericordia, que poseestodas las cosas, que te acuerdas de las piadosas acciones de los padres y queenviarÆs un redentor a los hijos de sus hijos, por tu nombre, en el amor:bendito seas, Seflor, escudo de Abraham.

2. Geburoth Tœ eres poderoso para siempre, Seæor; tœ vivificas alos muertos, tœ eres poderoso para salvar, tœ que haces caer el rocío, que soplen los vientos y que caiga la lluvia, que sostienes a los vivos con misericordia, que vivificas a los muertos en [tu] gran piedad, sostienes a los quecaen, curas a los enfermos, liberas a los cautivos y confirmas la fe de losque duermen en el polvo. ¿QuiØn es semejante a ti, Seæor de las potestades, y quiØn se te asemeja, Rey que das muerte y que vivificas, que hacesbrotar la salvación? Y tœ eres ademÆs fiel en resucitar a los muertos. Benditoseas, tœ que vivificas a los muertos. Keter Una corona te serÆ dada porlas multitudes de lo a1to como por las asambleas de aquí abajo; todos concordes te repetirÆn la alabanza santa, segœn fue dicho por tu profeta «y clamaban unos a otros diciendo: Santo, Santo, Santo el Seæor sabaoth; la tierraentera estd llena de su gloria.» Entonces, con un ruido de grandes aguas,poderoso y fuerte, dejan oir sus voces, y elevÆndose hacia ti, dicen: «Benditasea la gloria del Seæor, de su lugar.» De tu lugar resplandece, ¡oh Rey nuestro!, y reina sobre nosotros, pues nosotros te aguardamos. ¿ CuÆndo reinarÆs?Reina pronto en Sión, en nuestros días, y permanece en nuestras vidas. Seasglorificado y santificado en medio de JerusalØn, tu ciudad, a travØs detodas las generaciones y por todos los siglos. Y sean nuestros ojos tu

55. Cf. Dli, p. 70.

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La «tefillah» de las demoneh esteb»

reinado, segœn la palabra dicha en los cantos de tu poder por David, elungido de tu justicia: El Seæor reinarÆ para siempre, tu Dios, Sión, portodas las generaciones. Aleluya»

3. Qedzdat kaJem. De generación en generación tributad homenajea Dios, pues sólo Øl es [muyj alto y santo, y tu alabanza, ¡oIt Dios nuestro!, jamÆs se apartarÆ de nuestra boca, pues tœ eres un rey grande y santo.Bendito seas, Seæor, ¡oh Dios santo!

La primera berakak es, por tanto, una conmemoración de lospadres con quienes se concluyó la alianza, especialmente de Abrahamy de los patriarcas de ahí el nombre aboth, «los padres», que seda a la oración; al mismo tiempo es una acción de gncias anticipadapor la venida futura del Mesías, que rescatarÆ a sus hijos.

La segunda geburoth pasa a la acción de gracias por la viday su fecundidad; se desarrolla igualmente como bendición por laresurrección esperada.

La tercera, la qedu.at ha-em, puede considerarse como labendición por excelencia, pues es la bendición del nombre divino,revelado a los padres y guardado en los labios de los hijos. Deahí la solemnidad de su introducción, con el canto de la qedus’ah.En efecto, en el nombre divino se comunica a los suyos Dios enpersona, por encima de todos sus dones.

DespuØs de esto entramos en las doces o ahora trece oraciones.

4. Binah Tœ otorgas al hombre e1 conocimiento y enseæas al serhumano la inteligencia. Otórganos el conocimiento, la inteligencia y el discernimiento que de ti vienen. Bendito seas, Seæor, que derramas graciosamente el conocimiento.

5. Te.bah Padre nuestro, haznos volver a tu lorah, y atrÆenos,i oh Rey nuestro!, a tu servicio: recondœcenos en perfecto arrepentimiento atu presencia. Bendito seas, Seæor, que te complaces en el arrepentimiento.

6. .˙eIQ’a/i Padre nuestro, perdónanos, porque hemos pecado; perdóllanos nuestras transgresiones, i oh Rey nuestro!, porque tœ eres bueno yperdonas. Bendito seas, Seæor, que agracias y perdonas abundantemente.

7. Gekultak Mira a nuestra aflicción y toma en tu mano nuestracausa, rescÆtanos pronto por tu nombre, porque tœ eres un Redentor poderoso. Bendito seas, Seæor, Redentor de Israel.

56. Se piensa en los «ancianos» del Apocalipsis, que arrojan sus coronas delante deDios 4,10.

57. DII, p. SSaa, en cuanto a las tres primeras «bendiciones», y p. ll4as, en cuantoa la qed,,Ia4 y su introducción keter.

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Las «berakoth» judias

8. Refnah Cœranos, Seæor, y seremos curados; sÆlvanos y seremossalvados, y otorga perfecta curaci6n a todas nuestras heridas, porque tœ,j oh Dios!, eres un mØdico misericordioso. Bendito seas, Seæor, que curasa los enfermos de tu pueblo, Israel.

9. Birkat ha-.anirn Bendice para nosotros este aæo, Seæor; sØanosprovechoso y da el rocío y la lluvia como bendición sobre la faz de latierra, con el viento sobre el país, sacia al mundo entero con tu bondad,llena nuestras manos de tus bendiciones y de las riquezas de los dones de tusmanos; vela sobre este aæo, líbralo de todo mal, de toda destrucción yde toda calamidad, y haz que sea esperada, sea su fin la paz. SØ indulgente con nosotros, ten piedad de nosotros, de todos sus productos yde todos sus frutos; bendícelo, como los aæos buenos, con la bendición delrocío, de la vida, de la abundancia y de la paz. Bendito seas, Seæor, quebendices los aæos.

10. Qibbus galuyoth Haz que suene el gran cuerno de nuestra liberación y alza tu lÆbaro para congregar a los exiliados; proclama la liberacióny congrØganos de los cuatro Ængulos de la tierra en nuestro país. Bendito seas, Seæor, que congregas a los dispersos de tu pueblo, Israel.

11. Birkat ,nipat Restaura a nuestros jueces como en el comienzo,y a nuestros consejeros como en los origenes, y reina sobre nosotros tœsolo, Seæor, en la gracia, en la misericordia, en la justicia y en el juicio.Bendito seas, Seæor, rey que amas la justicia y el juicio.

12. Bjrkat ha-minim Y para los calumniadores no haya esperanzasi no vuelven a tu alianza, y perezcan en un instante todos los malvados;sean prontamente suprimidos nuestros enemigos; desarraiga pronto, aplastay humilla en nuestros días la dominación de la arrogancia. Bendito seas,Seæor, que quebrantas a los malvados y humillas a los arrogantes.

13. Birkat saddiqim Con los justos, los piadosos y los verdaderosprosØlitos conmuØvanse tus misericordias, Seæor, Dios nuestro; otorga unabuena recompensa a todos los que esperan fielmente en tu nombre, y ponnuestra parle con ellos, no seamos confundidos jamÆs. Bendito seas tœ,Seæor, apoyo y esperanza de los justos.

14. Birkat Yerwsalem A JerusalØn, tu ciudad, vuelve en tu miscricorcha, y haz en ella tu morada, como dijiste. Reconstrœyela en nuestros díascomo una construcción eterna. Bendito seas, Seæor, que reconsiruyes aJerusalØn.

15. Bfrkat David Haz que florezca pronto el retoæo de David, y quesu cuerno sea exaltado por tu salvación, pues nosotros aguardamos tusalvación todo el día. Bendito seas, Seæor, porque tœ haces florecer el cuernode la salvación.

16. TefÜlah Oye nuestra voz, Seæor, ten piedad de nosotros y aceptanuestra oración en [tu] misericordia y [tu] favor, porque tœ eres un Diosatento a nuestras oraciones y a nuestras sœplicas; de tu presencia, ¡ oh Rey

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La «tefill;,h» de las «cniorieh esreh»

nuestro!, no nos despidas vacíos, porque tœ escuchas la oración de todaboca. Bendito seas, Seæor, que escuchas la oración .

La primera oración llamada binah, «inteligencia», o dckah,«conocimiento, o birhat koknuih, «bendición de sabiduría», comohaciendo eco a la bendición por el nombre que la precede, es muynaturalmente una oración por el «conocimiento de Dios». Se refiereevidentemente, en primer lugar, al conocimiento de la torah, de lasexigencias divinas sobre el hombre. Pero es claro que en estecontexto el conocimiento de la torah y de Dios son una mismacosa. Se trata de llegar a esa relación de intimidad mutua quetiende a producir su revelación, de tal modo que la toruh imprime ennosotros el sello del nombre divino, que la santificación del nombrenos santifique a nosotros mismos con su propia santidad.

La oración siguiente tdubah es una oración de arrepentimiento, mÆs exactamente una imploración para que Dios mismo nosdØ el arrepentimiento, la tdubah, que se podría traducir tambiØnpor el retomo a Dios, la conversión.

La tercera selikh, «perdón» implorarÆ consiguientemente el

La cuarta gehullah, «redención» pide luego el rescate, esdecir, la liberación de las tribulaciones acarreadas al pueblo porsus pecados. Rl Talmud ve en ello una alusión a la redenciónescatológica que se espera del Mesías . Raschí, por el contrario,lo entiende de la liberación actual de los males particulares quepueden afligir a los fieles 60* La suposición de Zunz" segœn elcual se habría introducido a la sazón de una aflicción nacional, yaen tiempos de Ant{oco iv, ya quizÆ mÆs tarde en tiempos dePompeyo, puede admitirse sin dificultad. DespuØs de esto vieneuna petición de tiempos favorables la birkat ha-anim, «plegariapor los aæos», sobrentendido: aæos buenos, de cosechas abundantes,y mÆs en general de la «paz», en la que el .alóm hebreo incluye laprosperidad material.

Sigue qibbus galuyoth, «reunión de los dispersos una ora

58. DH, p. 87ss.59. Misah, tratado MegilMh, 176.60. Ad loe., en su Commentaire du Talmud babylonfrn.61. Di. gottesdienst!ichen Vortrdge der Juden, Franefort del Meno ?1892, p. 381

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Las «beralcotli» judias

ción por la reunión de los exiliados y de toda la diÆspora deIsrael.

Viene luego la birkat »üpat: la oración por la justicia, quees una oración por las autoridades, en la que se pide que sean fielesa la voluntad divina, de modo que garanticen el reinado del Seæormismo sobre los suyos.

A continuación de Østa y antes de la oración por los prosØlitos se introdujo tardíamente la ber&wh que elevó de dieciochoa diecinueve el nœmero de las «bendiciones» tradicionales. Es lafamosa oración contra los apóstatas ‘c calumniadores del pueNode Israel. Estos minim son ciertamente los cristianos, especialmentelos judeocristianos y todos los del pueblo judío que estÆn en connivencia con ellos o se los juzga tales. Las fórmulas son mÆs variables que las de todas las demÆs, en parte, probablemente, porrazón de la censura que pudieron ejercer sobre ella las autoridadescristianas o por el mero temor de tal censura

La birkat .raddiqim, oración «por los justos», es, en realidad,una oración en la que se entiende pedir por los prosØlitos queestÆn decididos a adherirse al pueblo de Dios.

La birkat Yerusalem, que le sucede, se aplica evidentemente,desde el aæo 70 de nuestra era, a la reconstrucción de JerusalØndestruida por tito. Pero, como lo hace notar Abrahams , lasfórmulas primitivas debían aplicarse, no a la reconstrucción, sinoa la edificación de JerusalØn y a su posesión perpetuada de lapresencia divina.

DespuØs de esto, la bithat David implora formalmente la venidadel Mesías davídico.

Una œltima petición, especialmente solemne, y a la que se da,lo mismo que al conjunto de las dieciocho bendiciones, el nombre detefÜlak, «oración» por excelencia, pide que sean escuchadas todaslas oraciones de Israel.

Así se pasa a las tres bendiciones finales, en las que vuelvea dominar el tema de la alabanza.

17. Abodah Acepta, Selior, Dios nuestro, a tu pueblo, Israe!, y susoraciones, y restaura el servicio del Santo de los santos de tu casa: recibe

62. Cf. DR, p. 94. 63. .A.BRAHAMS, Op. Ch., p. LXV.

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La «tefillali» de las dernoneh esreh»

pronto en [tu] amor y en [tu] favor los holocaustos de Israel y su oración;que el servicio de tu pueblo, Jsrael, sea siempre acepto ante ti, y vean nuestros ojos tu retorno a Sión en [tu] misericordia. Bendito seas, Seæor, querestauras tu presencia en Sión.

18. Hodah Te damos gracias, Dios nuestro y Dios de nuestros padres: tœ eres la roca de nuestras vidas, el escudo de nuestra salvación atravØs de todas las generaciones. Te daremos gracias y proclamaremos tualabanza por nuestras vidas puestas en tu mano y por nuestras almas confiadas a tu cuidado. Tœ eres todo bondad, porque tus misericordias son infatigables; eres misericordioso, porque tu compasión no cesa nunca: nosotrostenemos siempre nuestra esperanza en ti. No seamos confundidos, Seæor.Dios nuestro, no nos abandones, no nos ocultes tu faz, y, ¡oh Rey nuestro!,sea tu nombre bendecido y ensalzado por siempre. Todo lo que vive deberíadarte gracias, selah, y alabar tu nombre, oh totalmente bueno!, en la verdad.Bendito seas, Sefior, cuyo nombre es todo bondad, y a quien conviene laacción de gracias.

19. Birkat kokanim Otorga la paz, la prosperidad, la bendición, lacompasión, la misericordia a nosotros y a todo Israel, tu pueblo, y bendícefos, ¡ oh Padre nuestro, a todos nosotros juntos, por la luz de tu faz;porque por la luz de tu faz nos diste, Seæor, Dios nuestro, la toral, de vida,de amor, de gracia, de justicia y de misericordia, y plÆzcate bendecir a tupueblo, Israel, cn todo tiempo. Bendito seas, Seæor, que bendices a tupueblo, Israel, en la pazM.

Aunque la primera de estas tres œltimas bendiciones no comienza con la fórmula clÆsica «bendito seas...», es consideradacomo berakah de alabanza, porque no tiene otro objeto que laalabanza de Dios por Israel. Se llama abodak, «servicio», y generalmente se admite que procede directamente de la oración que serecitaba en el tiempo de JerusalØn para la ofrenda cotidiana delholocausto". MÆs tarde habría sido retocada para aplicarse a la

restauración de los sacrificios interrumpidos por tito.La sigue una oración llamada kodak, «acción de gracias» por

excelencia, porque resume todos los motivos de bendición del Seæoren una doxología final.

La œltima berakah no es sino una preparación para la bendición aarónica, que debía rematar primitivamente el servicio".

64. DH, p. 96ss.65. Cf. 1. ELBoom,, Studien tsr Geschiclste des jüdiechen Gottesdienstes, Berlín

1907, p. 55.66. Nœm 6,24.26.

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Las «berakoth» judías

Ya hemos hecho notar el estrecho parentesco de las tres primeras peticiones del padrenuestro y del qaddii, que en los orígenesconcluía las lecturas escriturarias. Ahora se puede aæadir que unoy otro son como una expansión de la principal de las berakothiniciales, la bendición sobre el nombre. La continuación del padrenuestro aparece a su vez como un resumen de las doces peticionescentrales. Pero hay todavía que considerar dos hechos que resaltande las discusiones de los rabinos. El primero es que el rezo de lasdieciocho bendiciones no fue impuesto cada día a todos, sino por laescuela de Gamaliel contemporÆneo de Cristo. El segundo es quehasta entonces sólo entre semana se usaba de estas dieciocho bendiciones 67 Los sÆbados y los días de fiesta no implicaban sitio

un formulario de siete bendiciones. Parece que la versión delpadrenuestro en el Evangelio de san Mateo, con sus siete versículos,quiso adaptarse exactamente a este marco

Las «berakoth» de las comidas

Nos queda por examinar otra serie de oraciones judias, cuyointerØs para el estudio de la eucaristía antigua salta particularmentea la vista: la liturgia de las comidas. Esta liturgia se imponía entoda comida judía, aunque sólo se tratara de una simple refecciónindividual. Pero adquiría todo su relieve en las comidas de familia, particularmente en las comidas de fiesta, como la de la pascua.Ya hemos tenido ocasión de seæalar que en las comunidades judías,como la de QumrÆn, había alcanzado el puesto y el significado delos antiguos sacrificios. Segœn la opinión de algunos exegetasmodernos, como Pedersen, en los orígenes de Israel la comida pascual había sido probablemente el œnico sacrificio . Así tambiØnla comida de comunidad, que, en la espera del festín mesiÆnicoevocado por los profetas reœne al «resto» que tiene conciencia deformar el nœcleo del futuro y eterno Israel, viene a ser el supremo

67. cf. un, p. 67.68. Cf. Mt 6,9ss.j˙i. Cf. 3. PEDERSEN, Passahfeste ,4nd Passoh/egende, e’, «Zeitschrift für a!ttesta.

mentlicbe Vissenscbaft LII 1934, p. lflss.

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Las «baralçoth» de las comidas

y œnico sacrificio. Por otra parte, hay que notar que las oracionesde la comida, y en particular la gran acción de gracias con quetermina, fueron consideradas siempre por los judíos como particularmente venerables. Los rabinos les atribuyeron una antigüedadfabulosa 70, Aun cuando haya en esto alguna exageración, estasoraciones cuentan ciertamente entre los mÆs antiguos ritos judíosque han llegado hasta nosotros. Louis Finkelstein, que les ha dedicado un estudio especialmente sugestivo, observa con razón queesta liturgia familiar no tuvo menos importancia que el servicio dela sinagoga para el mantenimiento de la vida religiosa comunitariade Israel ‘.

El preludio obligado de la comida era el lavatorio ritual delas manos con el que los judíos comenzaban tambiØn la jornada.Luego, en una comida de ceremonia, cada uno que llegaba bebíaa su vez una primen copa de vino repitiendo por su parte estabendición:

Bendito seas, Seæor, Dios nuestro, rey de los siglos, que nos das este[nito de la vid"2.

Es la primen copa que menciona san Lucas en su relato dela cena y que creó tantas dificultades a los exegetas cristianos ignorantes de las comidas judías Las palabras de Jesœs que citaLucas a este propósito acerca del fruto de la vid que no beberÆya con los suyos hasta que se encuentren de nuevo en el reino, sonuna alusión transparente a esta fórmula.

Pero la comida no comenzaba oficialmente antes de que elpadre de familia o el presidente de la comunidad partiera el panque se iba a distribuir entre los comensales, cori esta bendición

Bendito seas Seæor, Dios nuestro, rey de los siglos, que haces producirpan a la tierra ".

70. cf. PH, p. 139.71. Lotus FINKLSTEIN, ¡‘he Birkat Ha.Mazon, co «Jewia Quarterl Review», nueva

serie, vol. xix 1928.1929, p. 211ss.72. MJnoh, tratado Berahorh vi, 1, y Tose/tela, tratado Berakotla n’, 8.73. cf. Lc 22, 17.18.74. Cf. la primera referencia de la nota 72, y Dli, p. 144.

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Las «berakoth» judías

Esta bendición en considerada como una bendición generalpor toda la comida que iba a seguir, y nadie que llegara mÆs tardepodía ya participar en ella.

Los manjares y las copas se sucedían luego, pronunciando cadauno, por su parte, una serie de bendiciones apropiadas. La comidade pascua se distinguía sencillamente por los manjares especiales,hierbas amargas y cordero, que en ella figunban, con oracionesespeciales correspondientes a los mismos, y por la recitación dialogada de la /zaggadah, es decir, de una especie de homilía tndicionalsobre el origen y el sentido siempre actual de la fiesta". MÆsadelante tendremos ocasión de volver a hablar de esta haygadali.

En todos los casos, sin embargo, se situaba el acto ritual alfinal de la comida. En las comidas de fiesta celebradas la nocheprecedente como nuestns primeras vísperas, a este momento,poco mÆs o menos, era introducida la lÆmpara, normalmente porla madre de familia, que la había preparado y encendido ‘. LalÆmpara era bendecida, a su vez, con una bendición que evocabala creación de las luminarias para iluminar la noche ". Éste es elorigen de! antiguo uso cristiano del lucernario, que ha sobrevividohasta nuestros días en la bendición del cirio pascual. Luego, con unabendición propia, se quemaba incienso". Seguidamente tenía lugarun segundo lavatorio general de las manos. El presidente en elprimero en recibir el agua de manos de un servidor, o a falta deØste, del mÆs joven de los comensales".

Esto nos explica la escena descrita por el cuarto evangelista °‘.

Es probable que en esta función llevara Juan el agua a Jesœs, que,traduciendo en un gesto expresivo la enseæanza de amor humilladoque quería dar a los suyos, le tomó el aguamanil de las manos y,comenzando por Pedro, considerado como el mÆs digno despuØsde Øl, lavó no las manos, sino los pies de sus discípulos.

Tras estos diferentes preliminares era cuando el presidente,delante de la copa de vino mezclado con agua que le habían presen

75. Cf. J. JEREMIAS, Tite Eucharistit Words of Jeius, p. 58.76. Mi.tnuh, tratado Berakoth vi,,, 5 y 6.77. Ibid.78. Mijnah, tratado Berahoti. vi, 6.79. Cf. DH, p. 145.80. Ji. 13.3...

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Las «berakoth» de las comidas

tado, invitaba solemnemente a los asistentes a asociarse a su acciónde gracias.

Demos gracias a nuestro Dios, que nos ha alimentado de su abundancia,

decía, inclinÆndose, en el caso de una asamblea compuesta del mínimo de comensales que equivaliera al de una asamblea sinagogal: diez, por principio Se le respondía igualmente:

Bendito sea aquel cuya abundancia nos ha alimentado y cuya bondadnos hace vivir.

El Talmud de JerusalØn asegura que este diÆlogo se remontapor lo menos a los tiempos de Simón ben. .˙etah, que vivía bajo Alejandro Janneo, 103 a 67 antes de Cristo .

El presidente canta entonces una serie de berakoth, que sonen nœmero de cuatro en los siddurim, comenzando por el SederAmram Gaon . Pero la Miinah sólo conoce las tres primeras, y

los comentarios rabínicos datan la cuarta de la rebelión de BarKhokeba . Nosotros nos limitaremos, pues, a estudiar las tresprimeras, utilizadas ciertamente por Cristo y que parecen muyanteriores a la era cristiana. Segœn el tratado Berakoth de la Mi,nah,la primera se remontaría a MoisØs, la segunda a JosuØ, la terceraa David y Salomón n Como lo hace notar Dembitz, esto significaœnicamente que su origen era inmemorial . Finkelstein ha establecido que la tercera debía remontarse al siglo ix antes de Cristo,mientras que las dos primeras podrían ser mucho mÆs antiguastodavía ‘.

Ni la Mibtah ni la Toseflali nos dan su texto completo, queno se halla antes del Seder Amram Gaon. Pero multiplican lasalusiones al contenido de las fórmulas desde la Øpoca mÆs remota,las cuales nos garantizan la conformidad sustancial del textotodavía en uso hoy día, con la prÆctica antigua.

81. DH, p. 146. Pasado este mínimo, se suprime «nuestro Dios».51. Mt˙na*, tratado Berakoth vii, 2.83. Cf. DH, p. 139. 84. ibid. SS. Ibid.86. L.N. DZMBITZ, lewis/a .Services in Synagogue and Honse, Filadelfia 1898, p. 43587. Op. cit., ix 220sa.

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Las «berakoth» judías

Bendito seas, Seæor Dios nuestro, rey del universo, que alimentas almundo en [tu] bondad, [tu] gracia y [tu] misericordia, que das el alimentoa toda carne, porque alimentas y sostienes a todos los seres y procuras sualimento a todas tus criaturas. Bendito seas, Seæor, que das a todos [su]alimento.

Te damos gracias, Seæor, Dios nuestro, por este país deseable, buenoy vasto, que te plugo dar a nuestros padres, y por la alianza con que marcastenuestra carne, la torah que nos diste, la vida, la gracia, la misericordia yel alimento que nos has otorgado en toda sazón. Y por esto, Seæor, Diosnuestro, te damos gracias y bendecimos tu nombre. Bendito sea tu "ornbre sobre nosotros continuamente y para siempre. Bendito seas, Seæor, porel país y por el alimento.

Ten piedad, Seæor, Dios nuestro, de tu pueblo, Israel, de tu ciudad,JerusalØn, de Sión, morada de tu gloria, del reino de la casa de David, tuungido, y de la grande y santa casa que fue llamada con tu nombre. AhinØntanos, consØrvanos, sostØnnos, ten cuidado de nosotros, alívianos prontode nuestras angustias y no nos dejes en la necesidad de los dones de losmortales, porque sus dones son mediocres y su reproche es grande, mientras que nosotros hemos esperado en tu santo, grande y temible nombre.Vengan durante nuestra vida Elias y el Mesías, hijo de David; retorne a sulugar el reino de la casa de David, reines tœ, tœ solo, sobre nosotros; dígnate conducimos allÆ, regocijamos y consolarnos en Sión, tu ciudad. Bendito seas, Seæor, que reconstruyes a JerusalØn °‘.

Como lo subrayan los comentadores judíos, la primen de estasbe’rakoth es una bendición por el alimento recibido que se amplíaen bendición cósmica, por toda la creación, especialmente la creación continuada de la vida ‘.

La segunda, partiendo del hecho de que el alimento del israelitaes fruto de la tierra prometida, es una bendición para este paísde la promesa. Paralelamente a la primera, se desarrolla en unabendición por la alianza, sellada por la circuncisión y el don dela torak °°. Así viene a ser una bendición por toda la historia de lasalvación. En realidad, en las fórmulas de los siddurim actualmenteen uso, a la mención de la tierra, de la alianza y de la toraiz seaæade la de la liberación de Egipto ". Esto no se halla formalmenteen Amnm Gaon, ni en el texto algo posterior de Saadia Gaon,

88. DH, jt. l4Zss.89. Cf. J.H. Hzan, Tize Authorised Pci/y Pnyer-Book of tite Ltiíjid Hebrew

Congregetion: of thi ritish E,npire, vol. mx,, Londres, 1945, p. 968ss.90. Cf. DR, p. 147.91. Cf. Sotan, op. cit., p. 280.

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Las «berakoth» de las comidas

pero se ve ya en la Machzor Vi.try, del rabino Semshah ben Samuelhacia el 1100 de nuestra en 12

La tercera berakah es una sœplica en que se pide que se prosigay se renueve actualmente la acción creadora y redentora de Diosen los días antiguos, y que halle su coronamiento œltimo en la venidadel Mesías y en el establecimiento final del reino de Dios. Vemosaquí el pleno desarrollo de esta tendencia, notable en todas las berakotk estudiadas, a prolongarse en una oración por la consumaciónde las obras divinas que son objeto de la alabanza antes de que seretorne a Østa en la doxología final. El fin de la oración, con sualusión a JerusalØn reconstruida, puede llevar la marca de un judaísmo posterior a la catÆstrofe del aæo 70. Pero aquí se aplicade rechazo la observación hecha a propósito de la decimocuartabendición de la tefilah: la idea de la edificación de JerusalØn quedebe continuarse hasta la plenitud de ns tiempos mesiÆnicos y es unaidea judía completamente tradicional. ta idea cristiana de la Iglesia que se va construyendo hasta la parusía, no harÆ sino transponerla.

Hay que aæadir que el Seder Amrasn Ga.on, en conformidad conla mÆs antigua tradición rabínica, prescribe ciertas variaciones en latercera berakah, o bien para el día del sÆbado, o bien para díasfestivos .

La fornia de los días festivos es particularmente digna de notarse, sobre todo porque es objeto de alusiones muy precisas enla toseftah". DespuØs de la sœplica por que retorne a su lugar elreino de la casa de David, introduce este inciso:

Dios nuestro y Dios de nuestros padres, levÆntese y venga el memorial le nosot ros mismos y de nuestros padres, el memorial de JerusalØn, tuciudad, el memorial del Mesías, hijo de David, tu siervo, y el memorialde tu pueblo, de toda la casa de israel, levÆntese y venga, llegue, sea visto,aceptado, oído, recordado y mencionado delante de ti, para la liberación,el bien, la gracia, la compasión y la misericordia en este día [aquí se precisala fiesta]. AcuØrdate de nosotros, Seæor, Dios nuestro, con esta ocasión,para hacemos bien, visítanos por causa de Øl y sÆlvanos por Øl, vivificÆndonos

92. cf. Macheor Vitry, par. 83 cd. 5. Huawzrz, Berlin 1923. Lo mismo enMaimónides; cf. 5. BAsa, Seder Abodat Israel, Jeru,alØn 1927, p. SSS,

93. cf. DII, p. iSles.94. Tratado Berakoth en, 49a. En cuanto ai texto, DII. p. 152.

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Las «berakoth» judías

con una palabra de salvación y de misericordia: sØ indulgente con nosotros,concØdenos gracia y muØstranos tu misericordia porque tœ eres un Diosy un rey gracioso y misericordioso.

Lo notable en este texto es el empleo tan frecuente que hace deltØrmino «memorial», en hebreo ikkaron. Este texto es la mejorconfirmación que se puede imaginar de la tesis tan sólidamenteestablecida por Jeremias en su libro sobre las palabras eucarísticasde Jesœs . En efecto, el memorial no es aquí simple conmemoración.Es una prenda sagrada, dada por Dios a su pueblo, que Øste conservacomo su tesoro espiritual por excelencia. Esta prenda implica unacontinuidad, una permanencia misteriosa de las grandes accionesdivinas, de los mirabilia Dei conmemorados por las fiestas. Porquees para el Seæor mismo una atestación permanente de su fidelidadconsigo mismo. Es, por tanto, la base de una sœplica confiada en laque se pide que la virtud inagotable de la palabra, que produjolos mirabilia Dei en el pasado, los renueve y los acompaæe en elpresente. En este sentido es como la «memoria» de las accionesdivinas que el pueblo guarda fielmente, puede incitar a Adonay atener «memoria» del pueblo. Porque nuestra conmemoración subjetiva no es sino el reflejo de una conmemoración objetiva, establecida por Dios, que atestigua, en primer lugar, delante de Øl su propiafidelidad. De ahí esa fórmula de oración, tan característica, quehabía ademÆs de pasar de la sinagoga a la Iglesia: «AcuØrdate denosotros, Seæor.»

Las expresiones tan llenas de sentido, que piden que «el memorial de tu pueblo, de toda la casa de IsraØl, levÆntese y venga,llegue, sea visto, aceptado, oído, recordado y mencionado delantede ti, para la liberación, el bien, la gracia, la compasión y la misericordia en este día...» subrayan el carÆcter objetivo atribuidojustamente por Jeremias al memorial así entendido. El «memorial»,prenda dada por Dios a sus fieles, precisamente para que se lo representen como homenaje de su fe a su fidelidad, convirtiØndoseasí en base de su sœplica, viene a ser así, como lo subraya MaxThurian, una forma superior del sacrificio, el sacrificio plenamente

95. Op. cit. p. 237ss. VØase tambiØn 5,5. cElLos , Mem Qry sud Tradítivn it4 Israel,N’.pcrville Illinois, USA 1962.

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Las «berakoth» de las comidas

integrado en la palabra y en la acción de gracias que Østa suscitacomo respuesta.

Nada lo prueba mejor que el hecho de que esta fórmula del«memorial» se aæadía igualmente a la oración abodah, que - repitÆmoslo - consagraba los sacrificios del templo en ‘os orígenes. Deahí el carÆcter sacrificial atribuido a la comida en comœn . Lacomunidad, al bendecir a Dios por su comida, al reconocer en ella,con esta berakah, el memorial de los mirabilia Dei de la creacióny de la redención, reconoce en ella el signo eficaz de la perpetuaactualidad en ella de esos mirabilia, y mÆs en concreto todavía desu cumplimiento escatológico en su favor. La oración por todo loque tiende a este cumplimiento halla aquí una prenda segura. Lafe de Israel, al «reconocer» la virtud inagotable de la Palabraque crea y que salva, se ajusta, por decirlo api, a su objeto. Aquí,el pueblo mismo se consagra a la realización ?ei designio divino,mientras lo acoge en una misteriosa y real anticipación ". tenemosaquí como la fuente, a la vez de la noción cristiana del sacrificioeucarístico y, mÆs en general, de la eficacia de los sacramentos,tal como la comprenderÆn las primeras generaciones cristianas. Dehecho, como lo veremos mÆs adelante, la virtud sacramental ysacrificial de la eucaristía hallarÆ el desarrollo fundamental de suexpresión en esta tercera berakah venida a ser la anamnesis eucarística, con su prolongación ulterior en lo que se llamarÆ laepiclesis.

En estrecha correlación con todo esto debe plantearse unaœltima cuestión a propósito de las berakoth de la tradición litœrgicasinagogal.

Ha habido quienes se han preguntado si el uso de la palabra«bendición» para traducir berakah no envolvía un contrasentido,por lo menos posible. Por bendición pensemos en las bendicionesdel ritual romano hemos venido a entender ua oración en que sepide que sea otorgada una gracia al ser bendito, si Øste es unapersona, o que sea ligada a la cosa de que se use, si se trata efec

96. cf. J.H. HERTZ, OP. cit., l 148 y 972.97. Cf. M*x TUCRIAN, L’Euchari.stie, ,nØ,norial di, Seigneur, sacrifice d’action de

gidce a d’intercession, Neuchatel - Paris 1959, p. 2lss trad, castellana: La eucaristía,cd. Sfgunne», salamanca 1967.

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Las «beralcoth» judías

tivamente de una cosa. En uno y otro caso, bendecir tiene porobjeto una criatura. Por el contrario - se hace notar con razón -,

barak, en las berakoth judías, no tiene otro objeto que a Dios.La bendición se dirige a Øl, y no precisamente para que envíe sugracia sobre nosotros, para referimos nosotros a Øl en una perspectiva radicalmente desinteresada.

Esta observación tiene perfecta razón de ser. Sin embargo,no se debería endurecer y menos todavía sacar de ella consecuenciasexcesivamente sistemÆticas.

En primer lugar, hay que seæalar que en el uso bíblico se danabundantes ejemplos, en los que barak, «bendecir», tiene por complemento directo, si ya no cosas, en todo caso ciertamente a hombres.Pensemos en la exclamación de Jacob en su lucha nocturna conel Ængel: «No te dejarØ partir hasta que me bendigas» , o tambiØnen el episodio tan característico del mismo Jacob, que suplantaa Esaœ para apropiarse la bendición paterna ‘. Podrían registrarse otros muchos casos anÆlogos. Pero el mÆs importante esel de la bendición aarónica:

El Seæor os bendiga y os guarde;El Seæor haga brillar su faz sobre vosotros y os sea propicio;El Seæor levante sobre vosotros su faz y os dØ la paz ‘°°.

Su renovación, recordØmoslo, cierra la tefii/ah. No cabe dudade que aquí se entiende la bendición como una oración de ungØnero muy especial, reservada, a lo que parece, a un hombre deDios, sacerdote, padre o maestro espiritual, y por la que se estimaque puede obtener de Dios, con una autoridad garantizada encierto modo por Dios mismo, una gracia especial para el que esobjeto de la bendición.

Por otra parte, las doce berakoth centrales de la tefii/ah, auncuando es cierto que las concluye la bendición teocØntrica, en sentidode alabanza y de acción de gracias, sin embargo, son ante todo ydirectamente oraciones de bendición en el sentido en que entendemos hoy día esta palabra. Son, en efecto, onciones destinadas a

98. GØn 32,26.99. GØn 27.

lOO. Nœm 6,24.26.

98

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Las «berakoth» de las comidas

obtener una gracia definida para ciertas personas, y en este caso,mÆs en concreto, a bendecir determinados elementos de su existencia, algunos de ellos puramente temporales: alimento, prosperidad, paz o, si se prefiere, a bendecir a dichas personas en estasrealidades creadas y por ellas.

Lo que es cierto en las perspectivas en que el judaísmo mÆsevolucionado ha explicitado el movimiento mÆs profundo de lapalabra divina, es que no hay bendición que no se remonte a Diosdesde su primer impulso, para luego retornar a Øl en definitiva. Unacriatura cualquiera no seendice pan nuestro uso, al hombremismo no se le bendice en t&o lo que hace, sino en el caso en quese remonte a Dios, principio de todas sus acciones, de toda suvida, para reconocer que todo viene de Øl solo, y que, sobre todo,Øl conserva un soberano poder. Ni tampoco se desarrollarÆ labendición sin una consagración de todo el ser del hombre a Dios,con todos los seres con que estÆ asociada su vida, consagraciónque se consumarÆ en un œltimo homenaje, en el que todas lascosas se unirÆn y se perderÆn en cierto modo en la pura doxología.

Con esto no se niega que haya de haber una línea característicade desarrollo de las beraleoth, para acabar precisamente por convertirse en oraciones de sœplica. Lo cierto es que incluso su sœplicaprocede de la acción de gracias, de la confesión de la sola realezadivina. E igualmente la sœplica tenderÆ a invadirlo todo y comosumergirlo mediante esta confesión y esta consagración. AdemÆs,no hay consagración, del hombre o del mundo, sino en el librereconocimiento, por parte del hombre, de la soberanía de Dios,de la que dependió el principio mismo de la creación.

Esto excluye ciertamente toda desviación mÆgica que reduzcala bendición a la infusión en un objeto, de una virtud de la queel hombre pueda usar y disfrutar a su arbitrio. Como tambiØnesto excluye toda idea, incluso espiritualizada en apariencia, deuna bendición del hombre que sólo apunte a su propio bien. Sinembargo, en las autØnticas perspectivas bíblicas propias de lo mejordel judaísmo, esto no entraæa el menor «desinterØs» de sabor quietista. Muy al contrario: una de las convicciones mÆs fundamentalesde la piedad judía, como la Biblia, es la de que el hombre hallarÆsu plena felicidad, y hasta su felicidad física, en la adhesión sin

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Las «berakoth» judías

reserva a la voluntad de Dios, en la consagración exclusiva a susola gloria. No hay bendición del hombre y del mundo sino enuna acción de gracias, en un homenaje de alabanza y de confesión,que tome pie de todo pan remontarse a Øl solo. Pero Østa esseguramente la bendición mÆs sustanciosa que se pueda concebir parael hombre y para el mundo en que Dios lo ha situado.

Las diferentes estructuras de ki eucaristía cristianay la fuente de sus diferencias

Antes de cerrar este capítulo debemos hacer todavía una observación que serÆ de la mÆs alta importancia para lo que sigue denuestro estudio. Se refiere a la estructura respectiva de los dos gruposde berakot/i que acabamos de estudiar, el del servicio sinagoga1y el de las comidas. En este œltimo caso tenemos tres berako’th:la primera se refiere a la creación, y mÆs en particular a la creación de la vida; la segunda, a la redención, evocada por la tierraprometida, cuyos frutos se acaban de comer; la tercera amplíala berakak en el sentido mÆs preciso de alabanza de los mirabüia Deiya realizados, para desembocar en una sœplica, en que se pide larealización escatológica del pueblo elegido, en ese reino, en elque se alabarÆ a Dios perpetuamente por la edificación definitivade JerusalØn.

Es evidente que las dos berakoth que preceden al .etnah,y luego la tefilah que lo sigue, acusan un desarrollo estrechamentepanlelo a Øste. La primen de estas otras berakoth es tambiØn una«bendición» por la creación, aquí por la cieación de la luz, ya visible o invisible el «conocimiento». La segunda es a su vez una«bendición» por la redención, concretada esta vez en el don de latorak. El conjunto de las dieciocho bendiciones representarÆ tambiØn, pero esta vez en una serie de intercesiones detalladas, unaampliación de la ¿‘erakah por los dones pasados desarrollada enuna imploración de dones futuros, considendos como la continuacióny coronamiento de los mirabüia conmemorados en la alabanza. Peroaquí, tanto como en la tercera berakak de las comidas, la onción,no obstante la multiplicidad de objetos particulares que ahora en

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Las diferentes estructuraN de la eucarlstla

globa, se unifica siempre conforme a la idea directriz de la edificación de JerusalØn que se ha de consumar en el reino escatológico.y así una vez mÆs la oración desemboca en la alabanza en ladoxología final.

Para simplificar podemos servirnos de siglas aplicadas a cada unade las oraciones. Ljamemos A a la primen benzkah anterior alkmah, B a la segunda, C al conjunto de la tefillah. Así tambiØn,a las tres berakoth finales de las comidas las llamaremos respectiva -

mente D, E, F. Nuestra observación equivaldrÆ, pues, a decirque A es paralela de D, B de E, C de P, mientras que el desarrolloABC constituye un conjunto orgÆnico a su vez paralelo al que sedesarrolla en DEF.

Si, como veremos, el desarrollo de la liturgia cristiana primitivaparece haberse verificado en marcos heredados de la liturgia judía,podremos esperar hallar en las mÆs antiguas oraciones del banqueteeucarístico cristiano un esquema muy próximo al esquema DEF.A partir del momento en que el banquete eucarístico cristiano no secelebre ya separadamente de un oficio de lecturas y de oraciones,en el que los cristianos primitivos seguirÆn asociÆndose todavía a losjudíos en la sinagoga, sino al contrario, a continuación de taloficio, mÆs o menos anÆlogo al de la sinagoga, pero ya propio de laIglesia, podrÆ esperarse tambiØn ver surgir una oración cristiana,en la que aparezcan seguidos el esquema ABC y luego el esquemaDEF. Pero este paralelismo, que no se había producido nuncaentre los judíos, ya que las comidas no estaban nunca ligadas paraellos inmediatamente con el servicio sinagogal, suscitarÆ un problema que no se había planteado todavía. El paralelismo entre ABCy DEF se acusarÆ tanto mÆs por cuanto la desaparición del .emah,una vez que ocupe su lugar el banquete eucarístico, situarÆ a ABCen inmediata proximidad de DEF. Entonces podrÆ esperarse veruna fusión, mÆs o menos lograda, mÆs o menos a fondo, entreABC y DEF.

Todo esto, como podremos comprobarlo, corresponde exactamente a la historia de la liturgia eucarística. Las mÆs antiguas fórmulasde eucaristía que poseemos implican exclusivamente una oracióno mÆs bien una sucesión de tres oraciones del tipo DEF. A partirdel momento en que queden como soldados oficio cristiano de lec

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Liii «beniiloth» judlsu

tura y de oración y banquete eucarístico, veremos aparecer unaoración eucarística, en la que un esquema ABC se suelde, mÆs O

menos fÆcilmente, con el esquema DEP.Pero pronto pueden observarse refundiciones mÆs o menos

importantes con objeto de sintetizar los dos grupos, de modo quese eviten los duplicados o las repeticiones demasiado marcadas.Donde esta manipulación remate en una refundición completa, sellegarÆ al final a un nuevo esquema que podemos caracterizar conla fórmula AD-BE-CF.

Ha llegado ya el momento de ver cómo eu realidad la oracióneucarística cristiana iba a nacer de las berakoth judías, en un principio simplemente reempleadas con ligeros retoques, luego progresivamente tnnsfiguradas.

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