Bengoa José La Trayectoria de La Antropología en Chile

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Artículo sobre el desarrollo de la antropología en Chile.

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    Resumen

    Este trabajo se basa en los contenidos de un curso dictado en la Escuela de Antropologa de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, cuyo objeto es comprender desde una perspectiva crtica, la trayectoria de la antropologa en Chile y sus aportes al conjunto de las ciencias sociales y la cultura de nuestra sociedad. Siguiendo una tesis crtica, se observa el carcter profundamente conservador que ha tenido la antropologa en nuestro pas y se aboga por una antropologa crtica. Para dar cuenta de dicha tesis, el artculo pone especial nfasis en los precursores de la disciplina, as como en sus vnculos con ciertos postulados tericos, distinguiendo adems los grandes temas nacionales que configuraron la emergencia y consolidacin tarda de la antropologa chilena.

    Palabras Clave: Antropologa chilena, Historia de la antropologa en Chile, Antropologa crtica

    Abstract

    This work is based on the contents of a course taught at the School of Anthropology at the Universidad Academia de Humanismo Cristiano, whose purpose is to know the history of anthropology in Chile, and understand their contributions to the whole of the social sciences, and culture of our society. The argument sustained is that anthopology in Chile has been deeply conservative, so the need of a critical anthropology, is observed. To account for this thesis, the article puts special enfasis on the precursors of the discipline and its links with certain theoretical postulates, beside with distinguish the major national issues that shaped the emergence and consolidation of Chilean anthropology, although tardily.

    Key words: Chilean anthropology, History of Chilean anthropology, Critical anthropology

    * Rector Universidad Academia de Humanismo Cristiano (UAHC). Fundador y profesor de la Escuela de Antropologa de la UAHC. Investigador Asociado del Centro Interdisciplinario de Estudios Interculturales e Indgenas-ICIIS/CONICYT/FONDAP/15110006. Correo electrnico: [email protected]

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 15-42 |

    LA TRAYECTORIA DE LA ANTROPOLOGA EN CHILEThe route of anthropology in Chile

    JOS BENGOA *

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    Introduccin1

    Durante casi dos dcadas hemos dictado un curso

    en la Escuela de Antropologa de la Universidad

    Academia de Humanismo Cristiano, cuyo objeto es

    comprender la trayectoria de la antropologa en Chile

    y sus aportes al conjunto de las ciencias sociales y la

    cultura de nuestra sociedad. Es un curso crtico en la

    medida que trata de responder al por qu de la tarda

    aparicin de esta disciplina en el pas. La explicacin

    que hemos ido construyendo es de carcter

    histrico, plantea que los intelectuales chilenos,

    de carcter proestatista, trataron de observar y

    proponer -privilegiada y voluntariosamente- la

    homogeneidad de la poblacin chilena, que sera

    la supuesta base de la fortaleza del Estado. Los

    extranjeros en cambio, muchos de ellos de visita

    en Chile, sin el prejuicio de la homogeneidad de los

    chilenos, sin esa entusiasta e ideolgica concepcin

    unitarista, vieron las enormes diferencias internas

    de la poblacin y fueron quienes iniciaron los

    estudios propiamente antropolgicos en nuestro

    pas. Siguiendo esta tesis crtica, se observa el

    carcter profundamente folklorizante y conservador

    que ha tenido la antropologa en nuestro pas y se

    aboga por una antropologa crtica.

    El artculo comienza con los precursores de la

    antropologa, cronistas espaoles que observaron

    por primera vez, desde un punto de vista religioso o

    militar, la situacin de los indgenas y son una fuente

    indispensable para su comprensin. La crtica de

    fuentes es indispensable y central en esta parte

    de la historia. Seguimos con los viajeros, que en

    el siglo XIX y comienzos del siglo XX, vinieron a

    Chile y nos brindaron descripciones fenomenales

    de esta sociedad. En particular de su diversidad.

    Esos sabios, por lo general naturalistas que

    recorran el mundo, pasaban raudos por Santiago

    y se entrometan en todos aquellos rincones que

    los chilenos despreciaban y no vean o, en muchos

    casos, no queran ver.

    Creemos que la antropologa en Chile tiene un

    hito importante en la publicacin, a fines del siglo

    XIX, del libro de don Jos Toribio Medina, Los aborgenes de Chile. Es el mayor compendio de la poca, que resume no solo todo lo que se

    conoca de los testimonios anteriores, sino tambin

    las teoras ms modernas de la antropologa

    mundial. Con alguna osada, uno podra decir

    que con ese libro se inaugura la antropologa en

    el pas. Medina clasifica, ordena, rene valiosos

    testimonios orales, conoce a los cronistas y

    viajeros como nadie. Marca, sella y, quizs,

    condena con su obra la concepcin de las elites

    chilenas acerca de los indgenas de este pas,

    utilizando las categoras morguianas de salvaje,

    brbaro y civilizado, en fin, el menosprecio de las

    sociedades prehispnicas existentes y el aprecio

    por algunas de sus manifestaciones materiales

    (Medina, 1882).

    Por este motivo, en este artculo se analiza en

    detalle el evolucionismo de fines del siglo XIX, ya

    que consideramos que es la doctrina antropolgica

    corriente en nuestro pas. El evolucionismo cal

    muy hondo en la conciencia general de las lites y

    de las personas cultas de esta sociedad. Vino a

    santificar cientficamente los estereotipos. Barros

    Arana, en el primer tomo de su Historia General de Chile, extraordinaria obra historiogrfica que estableci el corpus de la Historia Oficial nacional,

    pone a los indgenas en el primer estadio de

    la evolucin y se refiere a veces con dureza a

    sus condiciones de vida. Con casi ciento treinta

    aos de escrito dicho libro, se lo sigue leyendo

    acrticamente en variadas variaciones escolares

    y en no pocas denominadas cientficas.

    | Jos Bengoa

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    La antropologa nace evolucionista y tendr en

    ese sello de bautismo su pecado original. Todo

    aquel que quiera estudiar temas antropolgicos,

    al menos en Chile, deber asumir crticamente

    este hecho y mostrarse despiadado contra la

    nocin corriente que sobre cada uno de estos

    temas tiene la poblacin, la prensa e incluso los

    sectores ilustrados.

    El 7 de octubre de 1907, se reunan en los salones

    de la Biblioteca Nacional un selecto grupo de

    personas, autoclasificadas como sabios, que

    daran lugar ms adelante a la Sociedad Chilena

    de Historia y Geografa. Podramos decir que aqu

    se funda el espacio significativo o, como dira

    Michel de Certau, espacio de produccin, en que

    comienza propiamente la antropologa en Chile2.

    Era una copia de las Sociedades Cientficas que

    en Europa y Estados Unidos haban tenido tantos

    xitos y famas. Este origen marcar a fuego la

    antropologa chilena: seores, normalmente ricos

    y cultos, que se reunan para analizar este tipo

    de temas sin intereses pecuniarios de ninguna

    naturaleza, muchos de ellos coleccionistas,

    filntropos. Pertenecer a esa Sociedad era un

    asunto de prestigio.

    Hemos denominado a este perodo como

    Rescatismo. Los rescatistas de la Revista Chilena de Historia y Geografa, una de las publicaciones ms importantes en la historia de la antropologa chilena,

    van a considerar que su accin es de tipo misionera,

    esto es, rescatar los fragmentos de las culturas

    condenadas a desaparecer. Gusinde, Latcham,

    Lenz, Guevara, y tantos otros, son los personajes

    que inundan este perodo. No cabe duda de su

    importancia gigantesca. Muchos frailes capuchinos

    alemanes van a confeccionar diccionarios,

    gramticas, recopilar historias, memorias,

    fragmentos de las culturas prehispnicas de Chile.

    Sin la enorme produccin rescatista de los inicios

    del siglo XX, careceramos de conocimientos de

    esas culturas3.

    Luego, hay un perodo de transicin en que

    comienzan a llegar influencias de diversas

    corrientes antropolgicas del mundo y en el pas

    no se establece an una institucionalidad que las

    acoja productivamente. Es as que las ideas del

    indigenismo mexicano llegan a Chile por intermedio

    de la brillante voz de don Alejandro Lipschutz.

    Las teoras de la antropologa norteamericana,

    por su parte, lo hacen en la certera pluma de

    Louis Faron. La antropologa francesa se hace

    presente con Alfred Metraux y Joseph Emperaire,

    y as muchos otros. Es un momento intermedio

    entre los antiguos precursores rescatistas y la

    antropologa acadmica.

    La no existencia de un espacio acadmico para la

    antropologa, condujo a que muchos temas que hoy

    en da seran propiamente antropolgicos, fueran

    desarrollados por disciplinas fronterizas; es as

    que en el Instituto de Geografa de la Universidad

    de Chile, se instalarn los estudios campesinos.

    Cmo no recordar con cario y pasin las obras de

    Rafael Baraona, tanto gegrafo como etnlogo: el

    Valle de Putaendo es de las mejores etnografas sobre el campo tradicional chileno.

    Ser recin a mediados de la dcada de los

    sesenta que la antropologa lograr ingresar a

    la Universidad de Concepcin y, a fines de esa

    dcada, a la Universidad de Chile. Consideramos

    que es una nueva etapa y la denominamos como

    la antropologa acadmica. Con el paso de los

    aos la valoramos cada vez ms. La figura de

    Don Carlos Munizaga Aguirre crece con el tiempo.

    Hasta ese momento la antropologa tena en los

    temas indgenas su nico objeto de estudio.

    Munizaga viaja con los migrantes mapuches

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 15-42 |

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    a la capital y, en ese mismo acto, traslada la

    antropologa desde el campo a la ciudad. Sus

    estudios de migracin lo conducen a la Quinta

    Normal, a la calle Matucana, donde se reunan los

    indgenas que venan del sur. Son los mismos que lo

    llevan tambin al Hospital Psiquitrico introduciendo

    a la antropologa en los estudios transculturales

    y en la psiquiatra transcultural. Otros destacados

    maestros de esa generacin son: Alberto Medina,

    Francisco Reyes Cataln, Carlos y Juan Munizaga,

    este ltimo fundador de la Antropologa Fsica,

    Mara Ester Grebe, Mario Orellana y muchos otros

    que comenzaron estas actividades acadmicas.

    En esos aos surgen adems otras escuelas de

    antropologa y recin en los setenta, despus del

    golpe de Estado, se titulan los primeros antroplogos

    profesionales. La Escuela de Antropologa de

    la Universidad de Chile sobrevivir al cierre de

    las escuelas de Sociologa, Ciencias Polticas,

    la Facultad de Economa Poltica, en fin, a la

    erradicacin de las ciencias sociales durante casi

    dos dcadas por ser consideradas subversivas.

    Como puede comprenderse, la antropologa, por su

    origen y trayectoria, no representaba el mismo nivel

    de criticidad y amenaza y se mantuvo impertrrita

    funcionando. Habr que explicar este fenmeno.

    En el sur, en el cambio, la Escuela de Antropologa

    de la Universidad de Concepcin fue cerrada

    inmediatamente despus del golpe de Estado,

    expresando de manera clara el compromiso

    intelectual crtico al que adhera. All, un grupo

    de antroplogos argentinos y chilenos, harn

    un aporte enorme a la diversificacin terica de

    las temticas antropolgicas. Ms al sur, en la

    Universidad Catlica de Temuco, seguimos la pista

    a la obra de Milan Stuchlik, quien haba llegado

    desde lo que entonces era Checoeslovaquia y

    se haba involucrado de manera profunda en las

    comunidades mapuches cercanas a Temuco y

    Chol Chol. Como tantos otros, en 1973 debi salir

    del pas. La Universidad de Cambridge fue su

    destino. En busca del peligro y aventura constante,

    se traslad a Ulster, donde en la Universidad de

    Belfast, escribi, public y falleci en 1980. Las

    alumnas de la Escuela de Antropologa que l

    formara, Fresia Salinas, Cecilia Dockendorf, junto

    a Teresa Gottlieb, tradujeron y publicaron La vida en mediera (1999)4. Esas escuelas fueron cerradas despus del golpe de Estado, expresando de ese

    modo que all se fraguaban los inicios de lo que

    denominamos la antropologa crtica.

    A partir de los aos ochenta la antropologa

    comienza a buscar nuevos derroteros y se desliga

    de la cuestin indgena como nico tema de estudio.

    Sigue manteniendo su importancia el tema tnico,

    pero surgen numerosas otras subdisciplinas. El

    primer Congreso de Antropologa, y no es fe de

    erratas, se realiza en Santiago de Chile en 1985,

    en plena dictadura. No es casualidad que se realice

    en la sede de la Comisin Chilena de Derechos

    Humanos y no en la Universidad de Chile. Este local

    quedaba en la Alameda en los altos del afamado y,

    hasta hoy conocido, Caf Torres; ah, por primera

    vez aparece la enorme diversidad de temas que ya

    abordaba la antropologa y que comprometa a los

    antroplogos, muchos de ellos trabajando en ONG,

    acompaando movimientos sociales, procesos de

    resistencia a la dictadura, desarrollando planes

    culturales en poblaciones, haciendo documentales

    e incluso cine. Ya no era la mirada ni rescatista, ni

    academicista de perodos anteriores. El punto de

    vista, siguiendo nuevamente a De Certau, haba

    cambiado, esta vez, por la fuerza.

    En la dcada de los noventa, con la denominada

    Transicin a la democracia, comienzan

    a surgir nuevas escuelas de antropologa.

    | Jos Bengoa

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    Tmidamente en un comienzo y, cada vez con

    mayor vigor, se profesionaliza la actividad. Por

    primera vez son requeridos antroplogos en

    servicios pblicos, consultoras, e incluso en

    empresas privadas. La temtica del patrimonio

    nacional, del patrimonio material e inmaterial

    tambin produce una demanda de especialistas

    y, finalmente, los Estudios de Impacto Ambiental

    exigen la presencia de arquelogos y antroplogos

    en proyectos de enorme envergadura.

    Desde sus orgenes oligrquicos, de la hora del

    t en los salones de la Biblioteca Nacional, hasta

    el duro, controvertido y bien remunerado trabajo

    de las consultoras, convenciendo a poblaciones

    a que se trasladen porque se construir una

    central hidroelctrica, o una carretera, han pasado

    muchos aos y ms de un cambio epistmico. La

    antropologa en Chile an est en barbecho y no

    se ha consolidado. En este artculo se analizan

    los aportes, los caminos que se abren, y se critica

    fuertemente el carcter conservador de muchos de

    los que se dedicaron y dedican a esta profesin.

    No ha sido menor el hecho que los antroplogos se

    han visto involucrados en situaciones profesionales

    complicadas, justificando situaciones que van en

    contra de poblaciones y pueblos indgenas o que,

    mediante el conocimiento de metodologas y teoras

    sobre el comportamiento humano, apoyan sistemas

    de manipulacin. La profesin de la antropologa

    est en entredicho, tanto en su pasado en que

    se uni de manera poco crtica a los procesos

    denominados de civilizacin, que en la mayora

    de los casos fueron de colonizacin, cuando

    no de exterminio, como ahora, cuando muchos

    antroplogos o personas que han estudiado

    esa carrera, o que simplementemente ostentan

    un cartn con ese ttulo, son los acompaantes

    de procesos denominados de modernizacin,

    que no son menos devastadores que los de la

    primera oleada de colonizacin del siglo XIX.

    Antes, los antroplogos, como la famosa imagen

    de Malinowski en las islas Trobriand, se vestan de

    blanco, botas altas y cucaln en la cabeza, hoy

    andan con sus computadoras, telfonos satelitales

    y mochilas cargadas de proyectos de desarrollo.

    Difcil desafo para estas disciplinas tan ligadas a

    las hermosuras y miserias del ser humano.

    El curso dictado en la Academia de Humanismo

    Cristiano normalmente concluye en estos tiempos

    modernos y pantanosos de la antropologa, con una

    reflexin sobre la responsabilidad del antroplogo

    o, lo que es lo mismo, sobre tica y Antropologa.

    Este artculo, demasiado largo, se queda en tiempos

    ms antiguos, por prudencia y, quiz, perplejidad.

    Unidad y diversidad

    El Estado, tanto en Chile como en cualquier

    otro lugar del mundo, ha sido y sigue siendo una

    voluntad de unidad, en medio de una sociedad

    que no tiene demasiadas races comunes que

    la unan o que, junto a ellas, tiene numerosos

    aspectos que la separan. El Estado siempre es un

    proyecto inacabado de unificacin. Un conjunto de

    smbolos, rituales, leyes, normativas, tradiciones,

    burocracias, sistemas de enseanza, aprendizaje,

    creencias y autoridad. El Estado es un discurso

    acerca de un nosotros, de una sociedad en

    permanente construccin. Siempre est el peligro

    de la disrupcin, de la ruptura de las partes que

    conforman ese Estado. Es por ello que el Estado

    es autoridad y sus aparatos y sistemas burocrticos

    tienen por funcin reproducirlo, defenderlo y reprimir

    cualquier manifestacin de carcter centrfugo que

    debilite su unidad. Estas aseveraciones que son

    ciertas para la generalidad de los Estados, son

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 15-42 |

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    ms fuertes, sin duda, para los Estados jvenes,

    donde las tradiciones son menos profundas y

    donde los sistemas de autoridad son muchas

    veces fciles de subvertir.

    Chile, como cualquier pas moderno, est constituido

    por una diversidad de grupos humanos. Cada uno

    de ellos forma parte de la sociedad chilena y le

    otorga un valor especial. Indgenas, campesinos,

    trabajadores, grupos migrantes, pobladores de

    barrios, jvenes de las esquinas, pescadores,

    arrieros de las montaas, descendientes de colonos

    extranjeros, profesores y empleados, la clase o

    las clases de los polticos, mineros, gente del

    desierto, militares y gente reunida en agrupaciones,

    sociedades de la ms diversa estructura y finalidad.

    Muchas veces el pas y su historia se comprenden

    desde la estructura poltica estatal, que por su

    naturaleza y definicin es unitaria, homognea

    y expresa la idea de un pas nico y unido. La

    antropologa por el contrario, desde sus inicios, ha

    tratado de comprender lo especfico de cada grupo

    humano existente al interior de las sociedades

    mayores. La trayectoria de la Antropologa en Chile

    es un largo proceso intelectual en el que numerosos

    intelectuales y observadores han ido mostrando la

    diversidad interna de la sociedad chilena.

    Antropologa e Historia

    Las Historias oficiales han sido y son por lo

    general Historias del Estado y, por tanto,

    intentos ms o menos exitosos de entender

    a las sociedades de acuerdo a la lgica de la

    homogeneidad, de la unidad e integracin social.

    Se busca el origen comn de los habitantes, los

    mitos colectivos que los identifican, las epopeyas

    que los ennoblecen, las diversas batallas e historias

    picas que los hacen orgullosos de vivir en comn5.

    Las diversidades se esconden como pequeeces,

    no necesariamente relatables, de la historia

    colectiva, a veces, incluso, con vergenza. El

    Estado, sus prceres, funcionarios, hroes y

    estadistas son quienes hacen la Historia. La

    gente comn, con sus intereses particulares y

    mezquinos, queda relegada a los mrgenes.

    La Historia tiene por funcin entre otras cosas,

    (aunque quiz es la ms importante), construir

    los lazos primordiales de la sociedad; cuando

    esos lazos no han surgido necesariamente en

    forma espontnea en tiempos primordiales y son

    herencia de nuestros ancestros6. Tradicionalmente

    ha sido la escuela y la enseanza pblica, el

    instrumento de homogeneizacin cultural, de

    trasmisin de los smbolos patrios y comunes a

    todos los ciudadanos.

    La mayor parte de las ciencias sociales, ha seguido

    este derrotero ideolgico. La mirada unitarista,

    integracionista y estatista, ha conducido a valorar

    ciertos aspectos de la vida social y, a desvalorizar

    otros. La Historia ha sido en buena medida la

    ciencia social de mayor respeto, justamente por su

    carcter proestatal. En nuestro pas, en particular,

    la denominada Historia de Chile, surge como un

    intento positivo y racional de otorgar al Estado

    un discurso civilizador. Desde las primeras

    historias, hasta las megahistorias de Chile, de

    Barros Arana y Encina, principalmente, el objetivo

    es construir la nacionalidad. Porque la Nacin,

    es el sustento del Estado. Para que exista un

    Estado fuerte, se ha dicho muchas veces, debe

    haber patriotismo en sus habitantes, debe existir

    un fuerte concepto de pertenencia.

    Los discursos nacionales y nacionalistas

    son o, han sido casi siempre, discursos

    estatalistas, intentos de dar unidad a la

    diversidad, coherencia a las incoherencias

    | Jos Bengoa

  • 21

    de la historia, sentido a las contradicciones.

    Los discursos ms virulentos, son generalmente

    aquellos que se construyen cuando no existe un

    Estado que represente los intereses expresados

    o deseados. El nacionalismo italiano y alemn,

    por ejemplo, fueron resultado de la sensacin

    de incapacidad de sobrepasar las comunidades

    locales o regionales con sus especificidades y

    organizar el ecumene comn. Los orgenes del

    racismo alemn, en particular, se remontan a esa

    dificultad de encontrar lazos primordiales, que en

    vez de aunar voluntades, expulsaron a los que no

    se autorrepresentaban en ese proyecto. Quizs,

    todos los racismos estn ligados a esta deficiencia

    en el desarrollo del Estado como ente racional de

    unidad e integracin.

    En Chile se suele sealar que el discurso

    nacionalista y racial es dbil. Probablemente se

    deba a que no es preciso la existencia de discursos

    altamente constructivistas, ya que existe un

    nacionalismo autoaprendido y bebido desde la

    cuna, sobre el cual no hay dudas en la poblacin.

    Es as, que en el perodo que ms se desvalorizaba

    a los trabajadores en el mbito econmico, peones

    e inquilinos de las haciendas de mediados del siglo

    XIX, el Estado levanta al nivel de mito fundacional

    de la nacionalidad al roto chileno, otorgndole

    un valor simblico a la nobleza del bajo pueblo.

    El roto se va a transformar desde el inicio de la

    repblica en el alma nacional y sus hazaas en

    las guerras nacional-estatalistas, sern la base

    de un discurso de integracin que recubrir las

    explotaciones y miserias, con el suave manto de

    la unidad nacional. Desde la batalla de Yungay,

    cantada y relatada en todas las generaciones

    escolares desde mitad del siglo XIX, hasta la

    subida del Morro de Arica a fines de ese siglo,

    los lazos primordiales que unen a los chilenos se

    fundamentan en la sangre de sus rotos, capaces

    de dar la vida por la patria. Ese fundamento heroico,

    interclasista, ha posibilitado la creencia de una

    homogeneidad ancestral en la poblacin del pas

    y, frente a la cual, el Estado se ha fortalecido7.

    Antropologa y megarelatos

    En ese contexto, y esta es la materia de nuestro

    trabajo, las disciplinas que recurran a explicaciones

    diversificadas del fenmeno social, como la

    antropologa, o no tenan cabida en el discurso

    dominante o, estaban relegadas a la marginalidad,

    al folclore o a los museos.

    La antropologa, desde esta perspectiva, trataba

    de asuntos marginales que no se ubicaban en

    el centro de las preocupaciones de un tiempo

    de crisis y cambios estructurales. Ms de una

    vez, los problemas de las culturas tradicionales

    se analizaron como factores que dificultan el

    cambio social. Toms Borge, Comandante de la

    Revolucin Nicaraguense, no demasiados aos

    atrs, al analizar los problemas suscitados en la

    Costa Atlntica con los pueblos Misquitos, dijo

    sin rubor: nosotros ramos revolucionarios y no

    antroplogos.

    No es por casualidad que quienes se dedicaron

    a la antropologa en esos aos turbulentos de

    Amrica Latina y Chile en particular, optaron, con

    muy pocas excepciones, por tendencias polticas

    conservadoras. Su mirada era entendida como una

    observacin de los mrgenes de la historia que, en

    esos das, se estaba construyendo en forma ardiente

    e inminente. La trayectoria de la antropologa en

    Chile no puede olvidar estos contextos, sin los

    cuales no se comprende la debilidad disciplinaria,

    la tardanza en constituirse la cuestin tnica y los

    temas de la diversidad en Chile.

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 15-42 |

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    La crisis de esos megarelatos ha puesto una

    vez ms en vigencia estas miradas disciplinarias,

    de mayor complejidad y menor voluntarismo.

    La relatividad de la mirada antropolgica, y el

    pesimismo subyacente a cualquier observacin

    psicologista del ser humano (su pequeez frente

    a sus desafos segn Freud), han conducido

    a partir de finales del siglo XX a revalorizar

    lo que con anterioridad era asumido como

    esencialmente de poca importancia. La crisis

    profunda de los paradigmas macrohistricos,

    su incapacidad de comprensin, ha dirigido las

    miradas a sistemas no cerrados, tampoco con

    la pretensin de transformarse en modelos de

    comportamiento general. La casustica relativista

    de la antropologa ha sido un fenmeno de la

    mayor importancia, frente a la incomprensin

    que las llamadas ciencias duras han tenido de

    los fenmenos sociales.

    La historia con hache mayscula, por ejemplo,

    la historia oficial estatalista, ha sido soterrada

    por las miradas antropologicistas, o que se

    plantean una mirada ms bien incrdula frente

    a la heroicidad sin parangn de ciertos seres

    humanos sometidos a la presin del amor a

    la patria, o a la visin magnfica de las clases

    sociales luchando en contra de las injusticias y

    bregando en funcin del paraso. La desconfianza

    de la psicologa, y las crecientes interrelaciones

    entre cultura y personalidad, tema comn de

    psiclogos y antroplogos, ha conducido a

    mirar con desconfianza las semblanzas de los

    lderes en las que sus virtudes personales (y su

    exacerbada fiereza de voluntad y sentido de la

    Historia), explicaban los procesos y hechos de

    su tiempo8.

    La antropologa, al contrario de las otras ciencias

    sociales, permitira una mirada de la diversidad del

    pas, de sus diferentes culturas, de la amalgama

    enorme de variedades de lo que es ser chileno.

    A lo largo de la historia, numerosas personas han

    observado esas particularidades, las han escrito,

    dibujado, relatado. Ese conjunto de conocimientos

    sobre nuestra diversidad constituye, a nuestro

    modo de entender, la base de comprensin de

    la trayectoria de la antropologa en Chile.

    Los primeros observadores

    En Chile, los primeros que observaron la

    diversidad de la realidad fueron los viajeros.

    Venan de otras culturas y les llamaba la atencin

    lo que vean. En particular les llamaba la atencin

    la cultura popular, las culturas indgenas, los

    elementos autctonos. Las clases altas, eran

    poco interesantes para ellos. Las clases altas

    refinadas y afrancesadas del siglo XIX en Amrica

    Latina, eran motivo o, de incrdula sonrisa o

    de sorna callada, por parte de los viajeros. En

    cambio, el tema de inters estaba en la gente que

    habitaba a la usanza local, particularmente en los

    indgenas. Muchas veces esas costumbres eran

    despreciadas por las clases altas y, no pocas

    veces, no entendan el por qu de ese inters por

    gente despreciable y de costumbre brbaras. No

    es casualidad, por lo tanto, que en la mayor parte

    de los casos la antropologa surgiera de viajeros

    y, sobre todo, de viajeros extranjeros. El viaje

    abre la mente a lo desconocido, a lo inslito, a lo

    inesperado. El viajero por tanto est ms abierto a

    la diferencia. Si bien es cierto que la antropologa

    es una disciplina tarda en Chile, esto no significa

    que no hayan existido muchos observadores

    perpicaces de la realidad cultural chilena. Lo que

    une a estos observadores con la antropologa,

    evidentemente no es el mtodo, sino el punto de vista.

    | Jos Bengoa

  • 23

    Por diversas razones, estas personas tuvieron

    un inters en conocer lo que pensaban, hacan,

    y cmo vivan los otros que habitaban Chile. Sus

    observaciones son de la mayor importancia para

    el conocimiento antropolgico del pas. Sin ellos

    la antropologa no tendra historia.

    Cronistas etnlogos

    Los conquistadores espaoles desarrollaron

    un estilo literario denominado crnica, muy

    apreciado en la pennsula y que se desarroll

    enormemente en los aos en que se produjo la

    conquista americana. Este estilo tena una cierta

    reglamentacin y su utilidad era obvia: informar

    al rey de lo que iba sucediendo en la conquista

    de los nuevos territorios, ya que en general iban

    dirigidas a l. Quizs, lo que ms caracteriza a la

    crnica es su estilo redactado en primera persona.

    El cronista es el testigo. Esto es importante tenerlo

    en cuenta, pues, si bien es cierto, en muchos casos

    el cronista es realmente testigo de lo que vio y

    particip, en muchos otros casos no lo es, sino

    que escuch la historia, la ley de otro manuscrito

    o simplemente la reconstruy con base en fuentes

    no identificadas.

    Las crnicas corresponden al perodo temprano

    de la conquista y, en Chile, acompaan buena

    parte de la Guerra de Arauco, ya que a pesar de

    los aos pasados an existan hazaas que

    contar. Las crnicas las ubicamos en los siglos

    XVI-XVII, ya que despus se va cambiando hacia

    la utilizacin del gnero histrico general, de

    carcter ms modernista, renacentista incluso,

    como son las Historias que publican los jesuitas

    en el siglo XVII y sobre todo XVIII. Ese estilo

    pretende seguir las leyes de la historiografa y

    se plantea asuntos ms complejos, como por

    ejemplo la descripcin detallada de la geografa,

    del clima, de las personas que viven en el lugar,

    sus costumbres y caractersticas9. La historia,

    o historias, desarrollada desde el siglo XVII en

    adelante, nos dan informacin de mucha calidad

    sobre lo que ocurra con los indgenas durante

    el perodo colonial. Hay que tener en cuenta, por

    cierto, y de modo crtico, el hecho que muchos

    historiadores copiaban manuscritos anteriores

    sin citarlos e, incluso, cambindolos a su entero

    antojo. No exista la formalidad propia de fines

    del siglo XIX, de citar a los autores a los que

    el historiador se refera, no exista la idea de

    fuente. Algunas de esas historias generales sobre

    Chile tienen una evidente importancia, como la

    que el jesuita Ignacio Molina, conocido como

    el Abate Molina, publicara en Europa despus

    de ser expulsado del pas junto a los hermanos

    de su orden a mediados del siglo XVIII. Para la

    antropologa, y en especial para los estudios

    sobre asuntos indgenas, estas son fuentes

    indispensables.

    Por cierto, hay otros estilos literarios. Las Cartas

    de Relacin, en que el capitn adelantado le

    escribe al monarca lo que est haciendo y cules

    son sus planes, es uno de los estilos comunes

    de la poca. A diferencia de la crnica, la carta

    va dirigida a la persona del rey en todas sus

    partes, por lo que no es un relato de un escritor

    ms bien annimo que observa y describe los

    hechos en los que le ha tocado participar. El lector

    de las Cartas de Relacin, debe tener siempre

    en consideracin los intereses determinados y

    especficos que tena el adelantado al escribirle

    al rey. Por lo general estos intereses estaban

    dirigidos a apropiarse de lo realizado en la

    conquista, de obtener beneficios, de solicitar mas

    hombres y armas, apoyo especial de la Corona.

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 15-42 |

  • 24

    Es por ello que, a veces, como es el caso

    de Valdivia, pinta la realidad del pas con

    colores ms bien brillantes, a pesar de que los

    hechos en los que estaba involucrado eran tan

    complicados que lo llevaron a la muerte. Es preciso,

    entre los muchos cuidados que hay que tener al

    analizar y trabajar estas fuentes, prevenir que el

    escritor no siempre es el mismo Capitn. Muchas

    veces ese capitn ni siquiera era letrado. Para ello

    tena un escribano que lo acompaaba y le serva

    para esos propsitos.

    Vivar (o Bibar), ha sido uno de los mayores

    observadores de los indios de Chile, como l

    los denomin. En su crnica, Vivar recorre valle

    tras valle, contndonos las creencias y costumbres

    de los indgenas de Chile. En algunos casos, al

    parecer, fue testigo presencial de los hechos y, en

    otros, refiri en primera persona lo relatado por

    soldados y otros testigos.

    El anlisis crtico de Vivar nos conduce al

    conocimiento que los soldados espaoles

    tenan de los indgenas y sus costumbres, no

    directamente a las costumbres de los indgenas.

    Es una distincin fundamental para el buen uso

    etnogrfico de estos textos. Nada sabemos de lo

    que pensaban, hacan, de cmo vivan y trabajaban

    los indgenas de Chile al llegar los espaoles.

    Sabemos lo que los espaoles pensaron acerca

    de esos asuntos. No es poco. Pero es necesario

    hacer la diferencia. La haremos al analizar cada

    uno de los casos aqu escogidos. Si no se ejercitase

    esta necesaria argumentacin crtica, se puede

    llegar a abusos absolutamente impropios en la

    utilizacin etnogrfica de las crnicas espaolas

    en Amrica. En cambio, un anlisis cuidadoso y

    crtico de esos textos, puede entregar grandes

    conocimientos acerca de cmo estaba organizada

    la sociedad prehispnica.

    La descripcin etnogrfica de Vivar es de gran

    calidad. Quizs su observacin acerca de la

    lengua de los indgenas sea la aproximacin ms

    importante y til. Vivar va diciendo a lo largo de su

    trnsito por los diferentes valles y localidades del

    sur del pas, quines son de la lengua del Mapocho

    donde se construy la capital del Reino, Santiago

    de Chile o Santiago del Nuevo Extremo, con lo que

    nos muestra que, lingsticamente, los indgenes

    chilenos hablaban un mismo idioma, desde a lo

    menos el Mapocho hasta el seno de Reloncav.

    Esta unidad lingstica de los indgenas resalta

    con la diferenciacin tnica que se puede percibir

    a travs de las mismas descripciones. Unidad

    y diversidad estn trabajados por Vivar de una

    manera brillante y moderna para los criterios que

    hoy maneja la etnografa. Es por esa capacidad

    de describir, a veces con cario y aprecio a los

    indgenas de Chile, que podemos decir que por esa

    pluma, habra comenzado la etnografa chilena.

    Soldados y Cautivos: la observacin participante

    Pineda y Bascun es el primer testigo directo

    de la vida cotidiana mapuche, lo que hoy da en

    antropologa se podra denominar, un observador

    participante.

    En Chile, a diferencia de Mxico y Per, no hubo

    cronistas indgenas, es por ello que el texto de

    Pineda y Bascun, El Cautiverio Feliz, es lo mas cercano a una visin directa del indgena. Barros

    Arana, el famoso historiador chileno del siglo XIX,

    que tena una pobre y mala opinin de los indgenas

    chilenos, se encarg de desprestigiar esta crnica.

    Seal, muchas veces, que Pineda y Bascun

    se dej llevar por una visin religioso-romntica.

    Ciertamente, Pineda y Bascun hace una crtica

    | Jos Bengoa

  • 25

    a la poltica de la Corona y, para ello, se basa

    en textos religiosos que le permiten apoyar con

    argumentos de autoridad su posicin que sin

    duda, no es fcil de sostener por un espaol

    de la poca.La lectura de El Cautiverio Feliz, es muy difcil. Si se siguiera a la letra lo que

    describe el autor, la imagen de los indgenas del

    sur de Chile sera totalmente diferente a la que

    nos han entregado los historiadores positivistas.

    Grandes construcciones, una sociedad de la

    abundancia, a pesar de la guerra, en fin, muy

    diferente a la pintura primitiva dibujada por la

    pluma evolucionista tributaria del concepto de

    barbarie. Es por ello que este libro ha sido o

    poco conocido, criticado o ridiculizado10.

    El valor de las crnicas en la antropologa est

    dado por ser los primeros caudales de informacin

    etnogrfica util izada en la investigacin,

    aportndonos en la discusin terica con

    tempranos cuestionamientos sobre la realidad

    observada. Otro ejemplo de este tipo de anlisis

    temprano, es el realizado por otro cronista de la

    colonia espaola, conocido como Alonso Gonzlez

    de Njera.

    Njera es un hombre culto del renacimiento

    europeo. Viene de maestre de campo del

    famoso Alonso de Rivera, Gobernador de Chile

    enviado a poner orden en el Reyno despus del llamado Desastre de Curalava y la destruccin de las ciudades del sur. Njera nos sorprende

    con sus preguntas pertinentes. Se pregunta

    permanentemente sobre cul ser la fuerza

    de estos indios? Vemos en sus preguntas una

    idea central de la antropologa. El soldado, con

    larga experiencia en Italia, trata de comprender

    a su enemigo y, para ello, describe de modo

    extraordinario la vida, rituales, costumbres,

    en fin, a la sociedad que tiene en frente.

    La verdad de estos relatos es irrebatible: si se

    equivocaba se le iba la vida en ello11.

    Los jesuitas: etnografa y misin

    En el origen de la antropologa como oficio, en

    todas partes del mundo, estn los misioneros. Las

    necesidades de la evangelizacin condujeron,

    donde hubo movimientos colonizadores y

    evangelizadores, a tratar de entender el idioma

    local, las costumbres y otras caractersticas de los

    seres humanos a quienes se persegua convertir.

    Los mejores testimonios de culturas estn hechos

    o por militares, o por misioneros. Es preciso no

    olvidar que el clero y en particular los frailes de

    congregaciones religiosas, conformaban la elite

    intelectual de la poca, por lo que es casi obvio

    que ellos fueron los que mejores descripciones

    nos dejaron de lo que vean en el Nuevo Mundo.

    En Chile no fue novedad. Los jesuitas jugaron un

    papel central en las misiones entre los mapuche

    a partir del inicio del siglo XVII y nos han dejado

    los mejores testimonios sobre sus costumbres.

    El Padre Luis de Valdivia es la figura central en

    el inicio de la reflexin jesuita sobre los indios

    de Chile. Valdivia es un lingista por necesidad.

    Escribe la primera gramtica de la lengua indgena

    que, como se ha dicho muchas veces, nos deja

    lo que era el habla de los indgenas de la regin

    del Bio Bio, tanto hacia el norte como hacia el sur,

    donde vivi y mision el Padre Luis de Valdivia.

    Su objetivo era construir una sociedad indgena

    cristiana, al igual que lo que pretendieron hacer

    sus colegas en el Paraguay con los indgenas

    guaranes. Logra durante algunos aos su sueo

    en Catiray, un lugar hoy en da inexistente, del que

    tenemos pocos datos y que estara ubicado en la

    Cordillera de Nahuelbuta al sur del ro Bio Bio12.

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 15-42 |

  • 26

    En Catiray, el Padre Luis logr construir la paz,

    iniciar un proceso de sedentarizacin, enseanza

    de la agricultura y separacin de los indgenas de

    los soldados y encomenderos. La funcin de los

    jesuitas era la proteccin del indio, de modo de

    separarlo de los peligros de la colonizacin brutal

    y acercarlos a travs del respeto a las creencias

    religiosas del cristianismo.

    Viajeros

    La antropologa moderna, nos podramos

    preguntar, ha surgido de los viajeros? Es cierto

    que primeramente fueron los cronistas y los

    misioneros los principales observadores de las

    culturas no europeas. Con el tiempo, la funcin de

    la observacin se fue privatizando y secularizando.

    El descubrimiento de sociedades no occidentales,

    denominadas primitivas por los europeos,

    fue creando la necesidad de comprender tales

    sociedades, motivando a diferentes individuos la

    inquietud por viajar. Lo que s podemos decir, es

    que la antropologa tiene una estrecha relacin

    con los viajeros, sin dejar de considerar tambin

    a los misioneros como lo hemos dicho ms atrs.

    Pero estos se distinguen entre s, porque las

    motivaciones para los misioneros eran religiosas

    y, para los viajeros, eran lo que en ese tiempo se

    entenda como cientficas.

    En el siglo XIX, la antropologa se cultiva con las

    preguntas y relatos que desarrollan los viajeros. Los

    viajes prototpicos van a ser dos, el de Humboldt

    a fines del siglo XVIII, quien va a dar a conocer

    las colonias espaolas al mundo europeo no

    hispnico y el de Darwin, a mitad del siglo XIX. Su

    libro no solo conmocion el mundo intelectual por

    sus observaciones en torno a la evolucin, sino

    que llen el imaginario de cientos de personas,

    ricas por lo general, que vieron en el viaje el

    sentido de sus vidas. El siglo XIX, podramos

    afirmar, es el siglo de los viajeros. Se trataba

    de una empresa de largo aliento que tena por

    objeto aprender nuevas experiencias, nuevos

    conocimientos y llevar al viejo mundo relatos de

    las aventuras pasadas. El viaje es un asunto

    culto, planificado, que por lo general culmina al

    regreso con una exposicin detallada, frente a un

    auditorio expectante de conocer las aventuras y

    hallazgos. Los museos europeos estn repletos de

    artefactos sustraidos por esos viajeros vidos de

    recopilar materiales de otras culturas, guardarlos

    como trofeos de la capacidad cognoscitiva de

    occidente. Los viajeros trataron de conocer el

    mundo y apropiarse de toda su cultura.

    El viajero, se transforma en una profesin o

    actividad valorada en s misma. Est dominado

    por una pasin aprobada socialmente. Se crean

    asociaciones de geografa, de naturalistas, de

    historia natural, de todo tipo, que sern la base

    del desarrollo de las primeras grandes teoras

    antropolgicas, geogrficas e incluso de historia

    universal.

    El aporte de estos escritos en la antropologa es

    obvio. Al no estar ligados a los intereses directos

    de la nacin colonizadora y no rendirle servicios

    directos a sus agentes de colonizacin, por lo

    menos en el caso de los ingleses, franceses y

    alemanes en Chile, sus observaciones aparecen

    con una mirada no tan directamente comprometida.

    Es una mirada curiosa, circunscrita a lo que en

    ese momento se consideraba lo culto y ligada

    al despertar del nuevo impulso de globalizacin

    mundial que se produce con las independencias

    americanas.

    Estos escritos surgen de una situacin totalmente

    distinta a los registros de los primeros espaoles,

    | Jos Bengoa

  • 27

    que eran polticos/funcionarios de la Corona,

    militares o misioneros. Los viajeros, al no

    interesarles ni las guerras, ni las misiones, no

    se sienten involucrados en los problemas que

    acontecan en el pas y, en sus escritos, relatan

    los hechos que observan sin tantos intereses

    inmediatos o ligados a las tareas de la conquista

    o las misiones. Se entrometen de ese modo en la

    vida cotidiana, en las condiciones econmicas y,

    con un pensamiento por lo general liberal y abierto,

    tienen la posibilidad de acercarse desde otros

    puntos de vista a esas realidades. Sus nicos

    intereses (que no son pocos), tienen que ver a

    menudo, con las aperturas de nuevos mercados

    y de informar lo que ocurre con las riquezas.

    De los relatos de los cronistas a los relatos de los

    viajeros hubo un quiebre en los intereses y en el

    punto de vista que se plasma en el contenido de lo

    escrito. Los cronistas tienen relatos histricos y los

    del siglo XVIII, especialmente en Chile, estn casi

    todos marcados por la manera de contar la historia

    de esos aos. Su objetivo es lograr demostrar la

    larga presencia del mundo hispano catlico en

    Amrica y los atributos que ese hecho implicaba.

    En cambio, los viajeros se preocupan ms bien

    de la geografa, de la naturaleza, y hacen poca

    referencia a la historia.

    A fines del siglo XIX las sociedades geogrficas

    europeas o norteamericanas organizaron diversas

    expediciones profesionales. Con la expansin

    europea de aquellos aos se produjo una explosin

    de tales expediciones. En dichos viajes, las

    sociedades cientficas, junto con el examen de

    los nuevos territorios, tambin incursionaron sobre

    grupos humanos distintos, tarea que desempe

    fundamentalmente la geografa humana, cuestin

    que tambin puede ser considerada como el primer

    brote del conocimiento antropolgico.

    En general, en el siglo XIX hay una desesperacin

    por conocer el mundo y esa obsesin tambin

    llega a Chile. En Chile, son muchos los viajeros

    que llegan por diversos motivos y que nos han

    dejado excelentes descripciones del pas. Podemos

    mencionar, brevemente, a Poeppig, alemn que

    llega durante los primeros aos de la independencia

    y que viaja por diversas partes del pas. Se interna

    en territorio Pehuenche, recorriendo el camino ms

    importante de los indgenas chilenos y argentinos

    para cruzar con animales y productos de uno a otro

    lado. Sus descripciones de los dias que ah estuvo,

    son muy tiles como fuentes para comprender

    cmo era la sociedad pehuenche de ese tiempo.

    Otro viajero, es el estadounidense E. Reuel Smith,

    quien se introduce en la Araucana desde Chilln

    con un gua y lenguaraz. Su descripcin de la gente

    que encuentra es extremadamente rica. Sobre todo

    su conversacin con el famoso Cacique Mangin o

    Mail Wueno, que por ese tiempo era el principal jefe de los mapuches llamados arribanos, de

    los que vivan en las inmediaciones o faldeos de

    la cordillera de los Andes. Habla con Mail y nos entrega un testimonio directo de esa conversacin.

    Un caso de viajero diferente al anterior es Paul

    Treutler, quien llega a mediados del siglo XIX en

    busca de oro. Parte desde la ciudad de Valdivia

    con caballos y mulas, internndose en el territorio

    indgena del sur de Chile. Es recibido en la casa de

    uno de los grandes caciques del sur y describe la

    vida cotidiana de los indgenas en ese tiempo. Sus

    observaciones son muy ricas para comprender lo

    que era la Araucana en la dcada del cincuenta

    del siglo XIX, justo en los momentos en que Chile

    se iba a enfrentar en la guerra naval contra Espaa;

    la escena en que llegan los Pehuenches a casa

    del Lonko o Cacique Paillalef en Pitrufqun, dara lugar para cambiar la imaginera indgena en boga.

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 15-42 |

  • 28

    Un caso distinto lo constituye Mary Graham.

    Viajera inglesa, de alta cultura, debe quedarse

    en Valparaso despues de una situacin personal,

    lo que le permite vivir en la ciudad, luego viajar a

    Santiago y conocer distintas partes de Chile. Es una

    gran observadora de las costumbres criollas y se

    hace una persona muy conocida entre la oligarqua

    que recin ha alcanzado la independencia del

    pas. Escribe un texto que es un clsico entre los

    libros de viajeros en los inicios de la independencia

    chilena: Diario de mi residencia en Chile13. Nos cuenta, entre otros detalles de inters para los

    temas que aqu desarrollamos, cmo OHiggins

    habla en mapudungun con nios mapuches que

    estn viviendo en el Palacio Presidencial de

    ese entonces. En esta observacin curiosa se

    fundamenta una larga tradicin imaginaria que

    sostiene que don Bernardo O Higgins Riquelme era

    de origen mapuche. Una corriente etno patritica,

    se ha construido a partir de estos retazos. En esos

    aos era comn que los oficiales del ejrcito de La

    Frontera, esto es, cercanos al ro Bio Bio, trajeran

    nios y nias mapuches, ya sea para el servicio

    o muchas veces como rehenes de las paces que

    se hacan a menudo. OHiggins era de esa zona

    surea y, probablemente, mantena relaciones de

    vecindad con agrupaciones mapuches, conociendo

    algo de su idioma.

    La mirada evolucionista

    El evolucionismo ingres a Chile a fines del siglo

    XIX en los hombros de intelectuales e historiadores

    liberales. Es la nica teora antropolgica que se ha

    transformado en sentido comn. El evolucionismo

    ha sido criticado muchas veces, pero sigue estando

    vigente en la mentalidad popular y en la cultura

    general de las personas.

    Hoy en da consideramos cada vez ms que la

    influencia del paso de Darwin por territorio chileno fue

    determinante. Su viaje en el Beagle y el contacto con

    los nios y grupos yagn del extremo sur de Chile ha

    sido y, todava es, la observacin ms determinante

    en los estudios antropolgicos, a pesar de que el

    viajero se autoasignaba el nombre de naturalista.

    El ltimo libro de Anne Chapman (2012) y numerosa

    literatura, novelada, cientfica y de la otra, muestran

    el inters e importancia de la visita del mayor sabio

    de la segunda mitad del siglo XIX a estas costas del

    Pacfico. La importancia adems que ha adquirido

    el estudio de los ominosos zoolgicos humanos,

    grupos de indgenas llevados a exhibiciones en

    Europa, es parte del mismo sndrome.

    La elite intelectual de Chile, que domin la segunda

    mitad del siglo XIX, produjo un quiebre con la

    historiografa hispnica, constituyendo la primera

    generacin desespaolizada, con conciencia de

    nacionalidad y voluntad de construirla14. A partir

    de entonces, la historia se comienza a construir

    a travs de paradigmas duros respecto al pasado

    indgena.

    El punto de vista, cambia de manera profunda

    en la segunda mitad del siglo XIX. Los jesuitas,

    principalmente, vieron en los indgenas, y en

    este caso en los denominados araucanos, una

    suerte de precursores del cristianismo, al mismo

    nivel que en la relacin entre el antiguo y nuevo

    testamento o entre las religiones grecoromanas

    y el cristianismo que sobre ellas se fund. No es

    fcil comprenderlo hoy, pero es necesario recordar

    que al ser el creador quien crea al humano (Adn y

    Eva) a su imagen y semejanza, no hubo ninguna

    posibilidad de pensar en evolucin de la especie.

    Los humanos desde su ms anciana antigedad,

    fueron tan humanos como los del presente de

    cada poca.

    | Jos Bengoa

  • 29

    Los cronistas suelen hacer ese tipo de

    comparaciones, diciendo que, por ejemplo,

    van a sus reuniones, cahuines, como nosotros vamos a nuestros Cabildos. Era una suerte de

    prerelativismo cultural primitivo, ironizando el

    concepto.

    Los primeros patriotas de la independencia de

    Chile, al igual que sus congneres americanos,

    vieron en los mapuches un antecedente prehistrico

    de su gesta contra Espaa. Su visin no pas de

    ser romntica. La relacin entre griegos y romanos

    estaba presente en las lgicas. Los mapuches eran

    la antesala de la Guerra de Independencia contra

    la colonizacin europea y eso los hermanaba.

    Sin embargo, la nocin de civilizacin y barbarie

    ser el primer cambio radical en la manera de

    observar los asuntos tnicos. El pas del centro,

    de Santiago y el valle central, hacendal y minero,

    se construye en oposicin a las fronteras que lo

    demarcan. Mas all, est la barbarie o el peligro de

    lo desconocido: el desierto y los menospreciados

    pases indomestizos de las fronteras del norte; la

    frontera del sur, mundo de barbarie y brbaros,

    espacio de aventuras y aventureros, campos y

    territorios a explorar y colonizar, naturaleza abierta

    a ensueos y temores por parte de los citadinos,

    formadores de la sociedad y el Estado nacional.

    El argentino Domingo Faustino Sarmiento, refugiado

    en Chile bajo el gobierno de Manuel Montt, ser

    quien con mayor nitidez traiga esas nociones

    europeas a este territorio. Dice la ancdota, que el

    propio Presidente de la Repblica (1850-1859), le

    habra sugerido que en vez de escribir un ensayo

    sobre el tema, lo novelara. De all surgi Facundo cuyo subttulo fue Civilizacin y Barbarie (1947).

    Este es un libro fundamental en la historia de las

    ideas. Ledo religiosamente en todas las escuelas

    (fundadas por cierto por el propio Sarmiento),

    describe en este personaje mtico, la barbarie

    de los interiores de las repblicas nacientes.

    Benjamin Vicua Mackenna, uno de los intelectuales

    ms influyente del siglo XIX, prolonga de una u

    otra forma esta visin de los patricios en su libro

    historiogrfico La guerra a muerte, en l relata las guerrillas de los soldados espaoles arrancados

    al sur del pas, que se hacen acompaar en sus

    acciones por los mapuches. All se opone una

    vez ms la civilizacin del centro del pas, con

    la barbarie fronteriza del sur. A diferencia de las

    batallas de la independencia del sur de Chile,

    que fueron civilizadas -ya que se realizaron de

    acuerdo con el cdigo esttico militar napolenico-,

    las batallas del sur fronterizo son brbaras,

    sangrientas, crueles, a muerte. La oposicin

    binaria de Civilizacin y Barbarie iba a anunciar

    el evolucionismo, que por algo se autodenomin

    cientfico.

    Diego Barros Arana dibuja en su primer tomo

    de la Historia General de Chile la vida de los primeros habitantes de Chile con trazos oscuros,

    despreciativos e incluso avergonzados. La influencia

    de los primeros antroplogos evolucionistas es

    evidente; cita a John Lubbock, a Darwin y a Fitz

    Roy. Las pginas escritas por Barros Arana son,

    sin duda, un ejemplo clsico de la influencia del

    evolucionismo en Chile. Seala que los fueguinos

    tienen el triste honor de ocupar el rango ms bajo

    de la escala de la civilizacin (1999:40), para

    agregar luego algo brutal, pero que nos sita en lo

    que era el contexto del pensamiento culto de esa

    poca: Bajo el punto de vista de sus costumbres

    y de su carcter, estas gentes tienen ms relacin

    con las bestias que con los hombres (op.cit.:41).

    Cubre a los fueguinos de todos los atributos de la

    primitivez, de la falta de conciencia moral, de la

    primera escala en la evolucin de la especie humana.

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 15-42 |

  • 30

    La visin que Barros Arana tiene de los mapuches,

    tampoco es positiva. Les reconoce sagacidad para

    la guerra, pero seala que esas virtudes

    podran hacer creer que sus facultades mentales haban adquirido un notable desarrollo (dem:) Pero, el examen de su vida, de sus costumbres, i de su industria los coloca en un rango muy inferior. Los hbitos de ociosidad de la vida salvaje, el adormecimiento constante de aquellas facultades por la falta de actividad i ejercicio, los haca incapaces de concebir nociones de un orden ms elevado que la satisfaccin de las necesidades ms premiosas de su triste existencia, ni de comprender i apreciar cosa alguna que saliese del orden ordinario de sus ideas (79).

    Citando a Herbert Spencer, compara a estas

    agrupaciones humanas, a las cuales niega el

    nombre de sociedad, con los organismos animales

    inferiores en que todos los rganos desempean

    funciones biolgicas semejantes, pero en que

    el individuo parece carecer hasta de vida propia

    (Idem: 80, nota al pie 2). En el anlisis de las

    supersticiones, sigue nuevamente la visin de

    Lubbock respecto a los orgenes de la civilizacin,

    comparando el estado salvaje de los mapuches

    chilenos, con el de comunidades primitivas de

    otros continentes.

    El pensamiento de Barros Arana marc

    generaciones de intelectuales chilenos. Sus

    aseveraciones se trasmitieron en los libros de

    historia de las escuelas, su influencia en la sociedad

    nacional es enorme y todava permanece en la

    gente. Hasta el da de hoy se encuentran este

    tipo de citas en los libros de lectura15. Hay que

    tener en cuenta que Barros Arana estaba al tanto

    de la produccin antropolgica e histrica ms

    moderna para su poca. Ella lo condujo a un

    evolucionismo extremo, de ah que observe a

    los indgenas chilenos cargados de primitivismo

    o barbarie. La idea de evolucin cultural estuvo

    tan presente, que nunca fue criticada por nuestra

    sociedad. Desde entonces lleg para quedarse. Es

    por eso que el inters por rescatar una cultura as

    caracterizada era mnimo. Nadie despus de leer

    al gran historiador poda tener un gran inters por

    los estudios etnolgicos en Chile, salvo por mirar

    un fenmeno del mundo primitivo ms puro. Es

    tal vez una de las razones por las que las ciencias

    antropolgicas en Chile fueron tan tardas.

    El rescatismo

    Los estudios etnolgicos de las primeras dcadas

    del siglo XX tienen como objeto preservar los

    conocimientos y testimonios de las culturas

    originarias (e incluso campesinas tradicionales)

    que, segn la visin de la poca, estaban a punto

    de desaparecer. Se trataba de una labor de rescate.

    Esta es la primera etapa propiamente tal de la

    antropologa en Chile y, como ya se ha dicho, est

    relacionada predominantemente con extranjeros.

    Los rescatistas saben que el desaparecimiento

    de los indgenas sera inevitable, pero intentan

    llamar la atencin en el Estado chileno para que

    al menos esta extincin no fuera tan violenta ni

    sus memorias olvidadas. Como se comprender,

    es una visin museogrfica de las culturas en

    extincin; el rescatista, va en busca de los ltimos

    vestigios y los trata de depositar en un museo o

    en una publicacin (generalmente de un museo),

    de modo de asegurar su recuerdo.

    A comienzos del siglo XX don Toms Guevara

    escribe Las ltimas familias araucanas (1913) valiossimo testimonio oral en que recoge los

    relatos de los viejos caciques de Arauco. Es uno de

    los primeros estudios de etnologa propiamente tal.

    | Jos Bengoa

  • 31

    El Padre de Moesbach escribe su afamado Pascual

    Coa, Vida de un cacique araucano (1913), que es la primera historia de vida que se publica en el pas,

    en el sentido de lo que hoy se entiende como tal

    en las disciplinas sociolgicas y antropolgicas. La

    motivacin del informante y narrador, Pascual Coa,

    era dejar estampado aquellos conocimientos y

    tradiciones porque, pensaba y lo dice al Padre

    Moesbach, se van a perder y desaparecern muy

    pronto (1984). Rodolfo Lenz en la lingstica y

    literatura, Ramn Laval y los iniciadores del estudio del

    folclore campesino o no indgena, tenan semejante

    sentimiento y por ello buscaban afanosamente a las

    personas que les podan relatar historias y cuentos,

    de modo de preservarlos para las generaciones

    futuras. En muchos sentidos tuvieron razn.

    Probablemente sea producto de esta conjuncin de

    factores que surge la imagen del sabio. Las ciencias

    antropolgicas, en su variante principalmente

    arqueolgica, adquieren tempranamente fama de

    actividades cultas. Las personas que a ello se

    dedican son vistas por el resto de la sociedad como

    gente de alta cultura, gran sabidura, respeto

    consagrado.

    Quiz a ello se debe tambin que estas disciplinas

    son cultivadas como aficin por personas

    adineradas y, muchas veces, ideolgicamente

    relacionadas con la derecha o simplemente el

    establishment. En esta etapa de la disciplina, no se la percibe como una actividad perturbadora.

    Escapan a esta mirada puramente rescatista,

    algunos intelectuales que estn ligados a corrientes

    antropolgicas europeas de la mayor importancia

    en ese momento.

    Ricardo Latcham, es un ingeniero ingls que llega

    a Chile contratado para la construccin de caminos

    y vas frreas. Su caso es paradigmtico y se va

    a repetir muchas veces.

    Lo que ms le llama la atencin es la presencia

    de indgenas por los lugares en que va y visita.

    Encargado de construir una va en el sur de

    Chile, cerca de Loncoche, comienza a convivir

    con familias mapuche. Al parecer se alojaba en

    las casas (rucas) indgenas y se involucraba en su cultura. Al mismo tiempo, se haca traer de

    Inglaterra la literatura antropolgica que en esos

    primeros aos del siglo XX, estaba siendo publicada

    de manera copiosa. Poco a poco, va a ir dejando

    la ingeniera de caminos y convirtindose en un

    antroplogo a tiempo completo. Finalmente, ser

    incorporado a la Royal Anthropological Asociation

    y conocer a los afamados antroplogos de ese

    tiempo.

    Habra mucho que decir de este prolfico autor,

    pero debemos sealar que a l le debemos una de

    las teoras ms controvertidas de la antropologa

    chilena, esto es, el origen de los mapuches.

    Latcham lanz la hiptesis de la cua araucana.

    Consista en que en tiempos poco definidos,

    pero muy anteriores a la invasin espaola, un

    grupo, banda, o como se quiera denominar, de

    belicosos guerreros junto a sus familias, habra

    migrado desde el centro sur de Amrica, la llamada

    vertiente tupi guaran, cruzado las pampas,

    entrado por alguno de los boquetes cordilleranos

    y violentamente se habra incrustado en medio

    de una poblacin indgena pre mapuche, de vida

    tranquila y laboriosa16.

    El historiador Francisco Antonio Encina adhiere

    a esta teora y la emplea en su voluminosa obra;

    de all pasa a los textos escolares y se transforma

    hasta el da de hoy en la tesis no comprobada,

    ni comprobable ms difundida, acerca del arribo

    de las poblaciones humanas al territorio que hoy

    ocupa Chile. Toms Guevara (1922), critic desde

    un inicio la tesis (1928:121-168; 1930:137-143),

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 15-42 |

  • 32

    e incluso en el Congreso Mundial de Americanistas

    de Buenos Aires, la contradijo con pasin y, por

    cierto, con la aprobacin de la mayor parte de

    los asistentes17. Esta tesis ha sido apropiada por

    los actuales mapuches de la vertiente argentina,

    quienes cuestionan las tesis que sealaran el

    origen mapuche en la vertiente del Pacfico y las

    migraciones posteriores hacia las Pampas, la

    denominada araucanizacin de las Pampas. Una

    suerte de contaminacin de los nacionalismos

    chileno y argentino sobre las identidades indgenas,

    juega una mala pasada en esta materia y resulta

    en la actualidad, altamente controvertida.

    El caso ms relevante es el de Martn Gusinde18,

    quien asisti al ltimo perodo de vida de las

    sociedades canoeras y fueguinas del extremo

    sur del continente, dejndonose un testimonio

    inapreciable, ya que en el caso de los Selknam

    (conocidos como onas) la destruccin fue total,

    y entre Yagn (conocidos como Ymanas) y

    Kawsqar (conocidos como alacalufes) la reduccin

    de su poblacin ha sido casi completa. La obra de

    Gusinde es enorme y de gran valor. Se le ubica en

    el perodo clsico de los estudios antropolgicos y

    etnolgicos de Chile (1911-1940), junto al doctor

    Max Uhle, al ingeniero Ricardo Latcham y al director

    del Museo de Etnologa y de Historia Natural, el

    doctor Aurelio Oyarzn. Gusinde colabor en

    este museo y escribi varios artculos en sus

    publicaciones. Su obra es citada permanentemente

    por Lvi-Strauss y otros grandes antroplogos del

    mundo. Hay una publicacin de los informes de los

    cuatro viajes que emprendi al sur, que constituyen

    uno de los mejores relatos etnogrficos escrito en

    Chile sobre indgenas de este territorio. La gran

    obra Los fueguinos, publicada en alemn, solo ha sido traducida al espaol, en edicin relativamente

    artesanal, en Argentina. Hace algunos aos se

    realiz una importante exposicin en la Biblioteca

    Nacional sobre la obra de Martn Gusinde y, existe

    la expectativa, de que sea traducido y publicado

    todo su trabajo.

    Gusinde se relaciona con la corriente difusionista

    de la Escuela de Viena, Austria, pas de dnde era

    originario. Discpulo de Schmidt va a ser enviado

    en una suerte de misin cientfica. Gusinde era

    misionero del Verbo Divino, por tanto, el carcter

    desesperado de la investigacin de Gusinde fue

    una suerte de bsqueda de Dios. Si los seres que

    Darwin haba dicho que eran los ms primitivos

    del mundo, tenan o no conciencia de dios, era

    un asunto crucial. Por cierto que lo encontr y

    su principal conclusin fue que conocan a dios,

    la idea de dios y eran tan hijos de dios como

    cualquier mortal.

    El indigenismo en Chile

    Ser recin a fines de la dcada del cincuenta

    que se iniciarn algunos estudios sobre asuntos

    tnicos bajo una perspectiva diferente. Se buscar

    interpretar la realidad histrica y presente de

    las culturas indgenas a la luz de las teoras

    contemporneas de la antropologa norteamericana

    y mexicana, principalmente. El cambio ser notable.

    Por primera vez estos autores van a sealar que

    el mundo indgena, en este caso mapuche, no

    estaba en extincin, sino por el contrario gozaba

    de muy buena salud. El estructural-funcionalismo

    dominaba en ese momento la antropologa

    norteamericana y anglosajona, particularmente

    y el relativismo cultural se haca espacios cada

    vez ms definitivos. La antropologa mexicana,

    al calor de la revolucin indgena y campesina,

    agrarista, se haba encontrado con las teoras

    iniciales de esta nueva mirada antropolgica.

    | Jos Bengoa

  • 33

    Manuel Gamio, discpulo de Franz Boas, haba sido

    convocado a constituir el Instituto de Antropologa

    e Historia de Mxico; pocos aos despus de

    la revolucin haba escrito Forjando Patria, una suerte de manifiesto del indigenismo integracionista

    mexicano. En Mxico el rescatismo cultural haba

    sido mucho ms importante, formndose museos

    de la talla del de Antropologa en Chapultepec, uno

    de los ms bellos e importantes del mundo. Los

    estudiantes de antropologa y arqueologa, al decir

    de Gonzalo Aguirre Beltrn, cumplan una suerte

    de apostolado patritico, eran los encargados de

    organizar el relato de la revolucin.

    Los nombres de Louis Faron y Alejandro Lipschutz

    son, sin duda, centrales. Se inscriben en corrientes

    diferentes, pero congruentes. El primero, en

    la vertiente acadmica de la naciente ciencia

    antropolgica universitaria norteamericana. El

    segundo, en la antropologa que acompaa al

    movimiento indigenista latinoamericano y, que

    tiene en Mxico, su principal centro irradiador.

    El primero que llega y estudia la realidad chilena

    con el aparataje conceptual de la antropologa

    moderna es Louis Faron, quien proviene de esa

    matriz disciplinaria y realiza estudios de campo

    en el sur de Chile. Su libro La estructura social mapuche an es un clsico no superado. Fue traducido por el Instituto Indigenista Interamericano

    varios aos despus de su publicacin en

    ingls, pero nunca ha sido publicado en Chile.

    Faron establece un compromiso vital con la

    sociedad mapuche, cosa que pocos antroplogos

    haban hecho. Al contrario de los estereotipos

    anteriores, Faron tiene una visin extremadamente

    profunda de los indgenas, ahondando en el

    tema del parentesco y haciendo una distincin

    entre la sociedad mapuche prereduccional

    y la sociedad mapuche posreduccional.

    Al comparar el sistema de parentesco de la

    sociedad mapuche con una norteamericana,

    establece el concepto de congregacin ritual,

    donde se renen todos los lazos de parentesco de

    una comunidad. En lo econmico, observa que los

    mapuches sufrieron un proceso de campesinizacin

    y que viven una economa de subsistencia.

    La tesis central de Faron ser que la sociedad

    mapuche no se encuentra en declive, ni menos

    en extincin, sino en una suerte de equilibrio.

    Se trata de una sociedad campesina, dominada,

    de subsistencia, pero que puede funcionar en la

    medida que tiene recursos culturales poderosos. A

    ello le denomina moral. En una breve publicacin

    en ingls, denominada Mapuche, sin pie de imprenta y probablemente de carcter de difusin,

    Faron tiene prrafos en que relata el gozo personal

    de un da en la casa de Alonqueo. Este era un

    lonko de la comunidad de Roble Huacho, cercana a Temuco, donde Faron se alojaba. La descripcin

    de esa fiesta, de la vida cotidiana, es notablemente

    hermosa y est lejana a la mirada conmiserativa

    de los evolucionistas, que consideraban a esas

    familias y personas, como primitivas o brbaras

    (Faron, 1968; Alonqueo, 1967).

    Sus trabajos posteriores no vinieron ms que a

    reafirmar la calidad terica y metodolgica de este

    antroplogo. La mayor parte de estos trabajos no

    ha sido traducida al castellano y no estn, como

    es obvio, disponibles ni siquiera para el pblico

    especializado.

    El indigenismo, por otra parte, tuvo su bautismo en

    la reunin de Ptzcuaro convocada por el entonces

    presidente de Mxico, Lzaro Crdenas, en 1940.

    All se sistematiza el pensamiento prodefensa

    del indgena de un sector de la intelectualidad

    latinoamericana. Los antroplogos de la poca

    reinterpretan lo que en literatura estaban

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 15-42 |

  • 34

    haciendo Ciro Alegra, Rosario Castellano, Jorge

    Icaza y tantos otros escritores indigenistas de

    la poca y que en la pintura se expresaba en

    Rivera, Siqueiros y los muralistas. Don Alejandro

    Lipschutz, nacido en Letonia en 1883, es la voz

    ms fuerte en Chile de esta corriente. Su defensa

    de la comunidad indgena hoy tiene plena validez

    en el pensamiento latinoamericano y su percepcin

    de la ptica de anlisis de la cuestin mapuche, se

    ha comprobado sumamente apropiada. Lipschutz

    proviene de las ciencias naturales, de la medicina

    especficamente, y su incursin en la etnologa lo

    conduce a las ciencias humanas, pero no lo liga a

    la sociologa o a las ciencias sociales, que en ese

    momento emergen como disciplinas autnomas

    en Chile.

    El gran aporte hasta el da de hoy del pensamiento

    de Lipschutz, consiste en el concepto de autonoma

    indgena (1956, 1963). Pensaba que los mapuches

    deban constituirse en una repblica autnoma.

    En algunos artculos de peridicos postulaba

    una suerte de parecido con los cantones suizos.

    Como marxista y buen conocedor de las teoras

    de las nacionalidades de Lenin y otros dirigentes

    rusos, interpret en esa lnea la cuestin indgena.

    Como se recordar, uno de los grandes temas

    de los bolcheviques consista en incorporar a las

    nacionalidades no rusas a la revolucin. En la

    ciudad de Bak, hoy capital de Aserbaiyn, fue

    donde se realiz la conferencia que aun a las

    nacionalidades islmicas, dependientes del

    Imperio Ruso, con las luchas del proletariado de

    San Petersburgo y Mosc. Lo mismo ocurri con

    los estados blticos de dnde provena nuestro

    sabio. Por ello, no le pareca disparatado proponer

    la Repblica Independiente Araucana. A pesar de

    esta propuesta, que tiene una vigencia polmica

    evidente, los partidos socialistas y comunistas no

    hicieron suyo este pensamiento. Se le reconoci, de

    todas formas, ser la principal figura del indigenismo

    de izquierda en Chile y el da en que Salvador

    Allende firm la Ley Indgena (1972), se encontraba

    sentado a su lado con su larga barba blanca.

    La antropologa acadmica

    Muy lentamente la antropologa se abre paso

    en el mundo acadmico. Inicindose la dcada

    del sesenta, la Universidad de Chile dominaba en

    forma absoluta las humanidades. En esos aos

    pasaban por la capital del pas, rumbo a lugares

    de estudios de campo, numerosos antroplogos

    de diferentes nacionalidades y tendencias. Luis

    Oyarzn, profesor de esttica en la Universidad de

    Chile, luego decano y rector subrogante, jug un

    papel importante como anfitrin culto de muchos

    de estos vistantes, como Joseph Emperaire, a

    quien ayud para su traslado a Puerto Edn donde

    realiz el estudio sobre los Kawsqar. Por otro lado,

    la necesidad de formar arquelogos profesionales

    era cada vez ms evidente, por lo que se establece

    un Instituto en el Pedaggico de la Universidad

    de Chile.

    Hasta ese momento, mediados de los aos sesenta,

    la naciente arqueologa estaba situada en el mbito

    de las ciencias naturales. Ricardo Latcham, Alejandro

    Lipschutz, Louis Faron, Grete Mostny, y tantos otros,

    no aparecan involucrados con las ciencias sociales

    ni con los cientficos sociales que iban surgiendo

    en aquellos aos. Ms bien, su campo de actividad

    se acercaba al de las ciencias naturales. No es

    por casualidad que el principal espacio de acogida

    haya sido el Museo de Historia Natural de la Quinta

    Normal. En ese museo se alojaron las colecciones

    de pjaros, plantas, piedras del pas y, tambin,

    los hallazgos encontrados por los arquelogos.

    | Jos Bengoa

  • 35

    A la entrada de este museo se encontraba una

    cripta de cristal donde estaba depositado el nio

    momificado encontrado en el entierro de altura

    del Cerro El Plomo. Ese nio, posiblemente inca-

    quechua, pareca, en la mentalidad de la poca,

    ser parte de la naturaleza de este pas, en una

    extraa consideracin acerca de lo que fueron

    sus culturas antiguas. En Chile no haba ni hay

    Museo del Hombre, ni Museo Antropolgico o,

    alguna denominacin que nos hiciera recordar la

    necesaria separacin entre naturaleza y cultura.

    La arqueologa haba comenzado a desarrollarse

    desde varios aos atrs, producto de la accin de

    sociedades privadas que reunan a los arquelogos

    aficionados y creaban un ambiente de mayor rigor

    cientfico. Finalmente se crea en la Universidad de

    Chile el Instituto de Investigaciones Antropolgicas,

    que rene a personas como Alberto Medina,

    Carlos Munizaga, Francisco Pocho Reyes,

    Juan Munizaga, Bernardo Berdichewsky, Lautaro

    Nuez y otros que, proviniendo de otros campos

    y profesiones, se inician en la antropologa muy

    combinada con la arqueologa.

    Uno de los primeros que se define como antroplogo

    social y quiz el fundador de la antropologa

    moderna en Chile, es don Carlos Munizaga Aguirre.

    Abogado de origen, sigue los estudios de Sociologa

    en la reciente creada Facultad Latinoamericana de

    Estudios Sociales (FLACSO). Por un lado, tiene la

    influencia de Merton, que dominaba en esos das

    la sociologa, y de Metraux, a quien conoce en sus

    viajes a Chile y prologa su primer libro. Le interesa

    el tema de la migracin mapuche a Santiago que,

    en ese momento, era muy masiva. Muestra que, al

    llegar a Santiago, se produce una situacin de alta

    complejidad; siguiendo las teorias de la poca, lo

    denomina como una suerte de anomia, una actitud

    que la entiende como cierto grado de psicosis.

    Su estudio se concentra en la Quinta Normal

    de Santiago y sus alrededores, en los que cada

    domingo los migrantes mapuches se reunan y

    compartan. A este conjunto de situaciones les

    denomin estructuras transicionales y constituye

    un importantsimo estudio que inaugura, por decir lo

    menos, la antropologa urbana en Chile (Munizaga,

    1967).

    En ese mismo lugar, conoce a un joven estudiante

    mapuche de Puerto Saavedra, Lorenzo Aillapan,

    con quien elabora su Historia de Vida. Este trabajo

    es quiz la primera biografa antropolgica moderna

    en el pas (1960). Como es bien sabido, don Lorenzo

    Ayllapn es hoy en da uno de los intelectuales y

    poetas ms destacados del mundo mapuche.

    A partir de estos estudios sobre migraciones

    mapuche, Carlos Munizaga se introduce en el

    tema psiquitrico e investiga sobre los problemas

    de alcohol, mapuches alienados, violencia y

    familia (1987, 1966-1967). Aunque el desarrollo

    de estos temas es inicial, Munizaga puso sobre la

    mesa un tema que hoy es de una evidencia casi

    indiscutible, la existencia de cuestiones culturales

    en las denominadas enfermedades mentales y

    que para aquel entonces resultaba de una enorme

    importancia.

    En la dcada de los sesenta, el Instituto de

    Investigaciones Antropolgicas de la Universidad de

    Chile, se dedica fundamentalmente a la arqueologa

    y a estudios muy limitados de Antropologa Social,

    como los sealados de Munizaga. Mario Orellana

    fue, tal vez, el gestor de mayor importancia en

    esos aos, impulsando programas de becas para

    la formacin de jvenes antroplogos, entre los

    cuales el autor de estas lneas obtuvo una beca

    en el ao 1969-1970; aunque era evidente que la

    antropologa no tena an, en el medio universitario,

    un campo propio.

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 15-42 |

  • 36

    Por la misma poca, pero en el Centro para el

    Desarrollo Econmico y Social de Amrica Latina

    (DESAL), un importante centro de pensamiento

    de Santiago, Ismael Silva Fuenzalida aporta la

    mirada antropolgica para la comprensin de

    la marginalidad (1966, 1967). Silva Fuenzalida,

    de quien el autor de estas lneas fue ayudante,

    incorpora a la discusin de la poca una extensa

    bibliografa de antroplogos norteamericanos

    y europeos que estaban preocupados por los

    problemas del desarrollo. George Foster, Charles

    Erasmus, Eric Wolf, Ruth Benedict, Raymond

    Firth, Lucy Mair, entre otros. Casi treinta aos

    despus surgieron en el pas los mismos temas

    bajo el rtulo de estudios de pobreza y no son

    pocos los que vuelven a observar los aspectos

    culturales de la pobreza como esenciales a la

    perduracin de esas condiciones.

    En el sur, Milan Stuchlik haba iniciado un

    estudio sistemtico sobre la sociedad mapuche

    en la naciente Escuela de Antropologa de la

    Universidad Catlica de Temuco, conformando una

    de las pocas escuelas en estas materias. Milan

    realiz trabajo de campo y observ la enorme

    cantidad de sistemas de intercambio que posean

    las familias mapuches. Estos intercambios, que

    no pasaban por el mercado, bajo la forma de

    medieras, llamaron la atencin del investigador

    y lo llevaron a plantear importantes hiptesis

    sobre la red de soportes que posea la sociedad

    mapuche contempornea. Alcanz a publicar

    en Chile un pequeo libro en las Ediciones de

    la Universidad Catlica. Su obra posterior fue

    publicada en el extranjero.

    Algo semejante ocurra en la Universidad de

    Concepcin, donde se haban iniciado investigaciones

    relacionadas con las transformaciones que

    se estaban produciendo en el sur del pas.

    Alejandro Saavedra, publica en 1972 una

    investigacin iniciada en el Instituto de

    Capacitacin e Investigacin en Reforma Agraria

    (ICIRA) sobre los mapuche. Es de gran inters,

    ya que constituye uno de los pocos documentos

    empricos con datos fidedignos, acerca de la

    situacin econmica y social de los mapuche

    en ese perodo. Saavedra observa una sociedad

    mapuche escindida en sectores que se enriquecen

    y otros que se pauperizan, provocndose muchas

    veces rupturas en las solidaridades internas.

    Posiblemente, una dcada de apoyo estatal a

    los pequeos propietarios campesinos-indgenas,

    haba provocado esa diferenciacin interna de la

    sociedad indgena. Las investigaciones iniciadas

    en ese mbito, los trabajos de Jos Luis Najenson

    y algunos otros antroplogos argentinos, se vieron

    interrumpidas en el ao 1973 por los sucesos que

    lo acompaaron.

    En Chile, la aparicin pblica de la cuestin

    tnica propiamente tal ocurre recin en la

    dcada del setenta y, ms propiamente, a

    partir del ao 1978, en plena Dictadura Militar,

    como consecuencia del intento de divisin de

    las comunidades mapuche. Cristin Vives fue

    probablemente quien denunci de manera ms

    clara este intento de etnocidio en las pginas

    de la revista Mensaje. Durante la dcada del cincuenta, el movimiento indgena tuvo cierta

    relevancia, pero se manifest exclusivamente

    en un terreno culturalista, lo cual permiti que

    fuera procesado por parte de la sociedad chilena

    y sus intelectuales, como un exclusivo asunto

    de folclore. Con esta visin, se reafirma la vieja

    concepcin de que lo tnico era algo pasado,

    un asunto de la historia. En los aos cincuenta,

    el indigenismo se relaciona con los intentos

    populistas del general Carlos Ibaez del Campo,

    | Jos Bengoa

  • 37

    quien de una u otra manera apoya algunas

    demandas procesadas por la organizacin

    mapuche denominada Corporacin Araucana.

    En la dcada del sesenta, el asunto indgena fue

    visto con ojos campesinos. Se entendi al

    indgena como un campesino pobre que deba ser

    incorporado a las movilizaciones revolucionarias

    que deban cambiar la estructura del agro-chileno:

    la reforma agraria. Se reaccion contra la visin

    del indigenismo, no considerando los aspectos

    tnicos de este sector de pequeos agricultores.

    Una excepcin fue el antroplogo brasileo Wilson

    Cantoni (1972a, 1972b), quien escribe varios

    trabajos sobre los asuntos mapuche, adoptando una

    posicin intermedia. Si bien critica el indigenismo

    populista de la dcada del cincuenta, valora los

    aportes que realiz, en especial, su intento de

    readaptar la identidad tnica estableciendo una

    suerte de alianza con el Estado. La mayor parte

    de los estudios iban, sin embargo, por otro lado,

    ya que se enfocaban casi exclusivamente en la

    necesidad de desarrollar a este empobrecido

    sector del pas, incorporndolos a las reformas

    estructurales.

    El golpe de Estado rompi la incipiente

    antropologa que en los aos anteriores se

    haba desarrollado en las universidades.

    Se cerraron casi todas las escuelas con excepcin

    de la Universidad de Chile; all permaneca la vieja

    idea folclorizante de la antropologa que no iba en

    contra ni del nuevo modelo autoritario, ni cuestionaba

    cosa alguna. El ao 1975/76 comenzaron a salir

    jvenes con ese ttulo profesional. Salvo Mario

    Orellana, arquelogo y querido profesor, que

    en medio de complejos procesos polticos, fue

    expulsado de la universidad, el resto se mantuvo

    impertrrito repitiendo viejas monsergas de la

    antropologa acrtica.

    Nuevas tendencias

    La crisis de 1973 afect, como es bien sabido,

    todos los mbitos del pas y, oblig a plantearse

    cuestiones que haban estado vedadas o ignoradas.

    Una de ellas fue la certeza de la mencionada

    homogeneidad tnica de la sociedad chilena.

    Muchos intelectuales y chilenos corrientes debieron

    viajar al exilio y mirar desde el extranjero, con otros

    ojos, su sociedad. La tal mentada blancura de la

    sociedad chilena, era puesta en relativa comparacin

    en las fras calles de Oslo o Amsterdam. All se

    perciba con una fuerza desconocida el mestizaje

    nacional. Se valoraba de una manera distinta el

    asunto de las races de la nacionalidad.

    A fines de la dcada del setenta, en el sur de

    Chile, se reinicia un movimiento indgena de fuerte

    contenido tnico. Numerosos intelectuales se ligan

    a este movimiento y, desde las organizaciones no

    gubernamentales, realizan estudios, investigaciones

    y tareas de acompaamiento. Coincide con la

    aparicin del tema en toda Amrica Latina, e

    incluso en otras partes del mundo. Las disciplinas

    ligadas a la temtica indgena van adquiriendo una

    suerte de entidad que antes no era conocida. Se

    ligan por primera vez a las ciencias sociales, al

    pensamiento crtico, a la sociologa y a la poltica.

    Intentan salir del mbito del folclore, de la vieja

    discusin historiogrfica, del crculo vicioso de los

    estudios neutros y sin consecuencias prcticas,

    a los que la etnografa haba sido reducida en

    muchos crculos academicistas.

    La cuestin tnica tiende a incorporarse a la

    cuestin social, a los grandes temas de la poltica

    nacional. Hoy, se