AUTONOMÍA 124 (b)

4
#124 Quincenario melenudo Editor: Francisco Trejo Corona autonomia.lja.mx Desde hace mucho tiempo he desarro- llado una especie de repulsión hacia Facebook, no puedo decir que lo odio en su totalidad pues lo uso mayormente para cosas relacionadas al trabajo, el chat (que realmente agiliza mucho las cosas entre correos y confirmaciones que luego hay que hacer) y distraerme con los memes de los que todo mundo se pitorrea. Es posible que mucho de lo que ha alimentado mi aversión tenga que ver con las fotografías que luego veo y la actitud farola de muchos; ya saben, el clásico desplante de actitud rompeculos de aquel que se sube a él mismo, encap- sulado en una imagen que describe todo lo que supuestamente es a ojos crédulos de sus contactos… y de eso está lleno el librito de Zuckerberg. Claro que aplaudo y vitoreo internamente cuando se trata de leer ligas que de verdad te dicen algo, que te informan o te sirven, porque ver la supuesta y emocionante vida que tie- nes sólo me dice que realmente no la estás viviendo. Igual es normal, ¿no?, pararse el cuello y echarse la mano uno, ¿si no quién? Y está bien, hasta que llega a ser automasturbatorio, claro. Quizás por eso lo odio [Face- book], tanto como Elliot Alderson (Rami Malek), el protagonista de la mejor serie que he visto este año, lo menciona en los minutos iniciales del piloto de Mr.Robot al asegurar que, contrario a todos, no tiene una cuenta ahí colgada. Yo sí, pero bueno, tampoco soy un junkie con pro- blemas emocionales tan subterráneos que la única forma de relacionarme con la sociedad sea hackeándolos y recolec- tando toda su información en una pila de CD’s rotulados con nombres de bandas, que hasta eso, y aparentemente, que buen gusto musical tiene Elliot. Y este detalle, el sonoro, es por mucho, la ca- racterística que creo hace de la serie de USA una de las más propositivas y bien ejecutadas actualmente. Claro que sus paralelas lo hacen también muy bien, pero desde el tema principal sabes que el género del thriller tecnológico (o tech- notrhiller para los puristas de la TV) se lo tomaron en serio: tengo que aceptarlo, al principio pensé que era Trent Reznor detrás de esos sintetizadores ochenteros llenos de industrial refinado, suspenso bien administrado y una atmósfera fu- turista de la era digital… como lo es realmente toda la serie, pero no. No era Trent ni nada relacionado a NIN. Sólo el buen toque de Sam Esmail (el creador) y claro, su equipo de producción. Sobradas son las razones por las que Mr. Robot es una joyita, de esas que duelen el esperar por un año completo la venida de su siguiente temporada; el alto calibre de su producción casi cinematográfica; el manejo del drama y especulación de cada episodio (thri- ller, dah); el gigante terreno artístico que explotó en cada cuadro, secuencia o escena; la marcada estética de filmes como A Clockwork Orange o Fight Club (de aquí el argumento principal de tirar el sistema financiero a ceros y armar una revolución); el lenguaje techie que se percibe desde los títulos de cada capí- tulo; las precisas actuaciones de todo el cast (especialmente de Malek); o la rea- leza con la que en efecto, vivimos el día a día logeando en redes, haciendo check- in y “corazoneando” fotos en Instagram, bien dice Elliot en una de sus memora- bles líneas (que son bastantes en toda la serie): “Seré normal ahora. Iré a ver esas estúpidas películas de Marvel. Me uniré a un gimnasio. Me gustarán cosas en Instagram. Beberé lattes de vanilla…” Pero repito, la música y cualquier sono- Por Uziel Palomino MR. ROBOT Nos dio una catedra musical que debemos cargar a nuestra biblioteca " No era Trent ni nada relacionado a NIN. Sólo el buen toque de Sam Esmail (el creador) y claro, su equipo de producción." ridad es de lo más destacable en esta serie, casi como la empatía generada con el quebradizo protagonista. Incluso tengo ya el playlist listo en Spotify. No es que se trate de una estampa de lo que se está escuchando actualmente en los blogs de indie o co- sas por estilo (pese a que posee varios descubrimientos impresionantes), sino el timing y la mezcla adecuada de introducir en distintas escenas, algunos fragmentos dis- torsionados de canciones que luego terminas por buscar en internet. Y también, la adición de composiciones hasta “clásicas” o que se retoman de otras películas (claro, reversionadas) como “Where’s My Mind” de los Pixies, sí, la influencia Fincher está a todo. La genialidad quizás reside en la precisión de barajar intérpretes tan representativos y de época como los alemanes de Tangerine Dream (bandota que le quedó perfecto a toda la atmósfera de la serie) con gente que acabas de escuchar en radio estrenando sencillo como FKA Twigs o Perfume Genius; M83 fondeando una de las escenas más importantes de toda la serie (igual, un enorme acierto utilizar las exquisitas secuencias de los franceses); escuchar levemente a MSTRKRFT mientras ocurre un episodio de drogas; Ol’ Dirty Bastard y Kelis ambientando la “fiesta del fin del mundo”; los Alabama Shakes en un sereno y desconcertante final de tempo- rada; y Schoolboy Q sonorizando brevemente una noche en Nueva York… además de toda la ambientación tecno- lógica y cruda que siempre está presente. Más allá de darnos una catedra y una instantá- nea de cómo podría ser un genio en sistemas computa- cionales (adicto, deprimido, usando hoodies, antisocial y transportándose en metro), claro, en las proporciones ficticias de un programa de televisión, Mr. Robot nos dio una catedra de música de la que deberemos esperar más para su siguiente temporada, porque como noso- tros, el crew encargado de dicha tarea está escuchando la BBC Radio, leyendo Pitchfork o escarbando entre listas de reproducción bien curadas para de nuevo, conformar una selección envidiable para su OST con canciones para cargar a la biblioteca personal. La primera temporada de Mr. Robot acaba de terminar por USA Network, aún estas a tiempo de po- nerte al corriente antes de que comience a verla ese contacto que tanto detestas ver en Facebook, ponte al tiro. @UzielPalomino * Calienta sus noches frías escribiendo y editando el sitio más salado de la red: ultramarinos.co

description

Cultura pop en LJA

Transcript of AUTONOMÍA 124 (b)

Page 1: AUTONOMÍA 124 (b)

#124Quincenario melenudoEditor: Francisco Trejo Corona

autonomia.lja.mx

Desde hace mucho tiempo he desarro-llado una especie de repulsión hacia Facebook, no puedo decir que lo odio en su totalidad pues lo uso mayormente para cosas relacionadas al trabajo, el chat (que realmente agiliza mucho las cosas entre correos y confirmaciones que luego hay que hacer) y distraerme con los memes de los que todo mundo se pitorrea. Es posible que mucho de lo que ha alimentado mi aversión tenga que ver con las fotografías que luego veo y la actitud farola de muchos; ya saben, el clásico desplante de actitud rompeculos de aquel que se sube a él mismo, encap-sulado en una imagen que describe todo lo que supuestamente es a ojos crédulos de sus contactos… y de eso está lleno el librito de Zuckerberg. Claro que aplaudo y vitoreo internamente cuando se trata de leer ligas que de verdad te dicen algo, que te informan o te sirven, porque ver la supuesta y emocionante vida que tie-nes sólo me dice que realmente no la estás viviendo. Igual es normal, ¿no?, pararse el cuello y echarse la mano uno, ¿si no quién? Y está bien, hasta que llega a ser automasturbatorio, claro. Quizás por eso lo odio [Face-book], tanto como Elliot Alderson (Rami Malek), el protagonista de la mejor serie que he visto este año, lo menciona en los minutos iniciales del piloto de Mr.Robot al asegurar que, contrario a todos, no tiene una cuenta ahí colgada. Yo sí, pero bueno, tampoco soy un junkie con pro-blemas emocionales tan subterráneos que la única forma de relacionarme con la sociedad sea hackeándolos y recolec-tando toda su información en una pila de CD’s rotulados con nombres de bandas, que hasta eso, y aparentemente, que buen gusto musical tiene Elliot. Y este detalle, el sonoro, es por mucho, la ca-

racterística que creo hace de la serie de USA una de las más propositivas y bien ejecutadas actualmente. Claro que sus paralelas lo hacen también muy bien, pero desde el tema principal sabes que el género del thriller tecnológico (o tech-notrhiller para los puristas de la TV) se lo tomaron en serio: tengo que aceptarlo, al principio pensé que era Trent Reznor detrás de esos sintetizadores ochenteros llenos de industrial refinado, suspenso bien administrado y una atmósfera fu-turista de la era digital… como lo es realmente toda la serie, pero no. No era Trent ni nada relacionado a NIN. Sólo el buen toque de Sam Esmail (el creador) y claro, su equipo de producción. Sobradas son las razones por las que Mr. Robot es una joyita, de esas que duelen el esperar por un año completo la venida de su siguiente temporada; el alto calibre de su producción casi cinematográfica; el manejo del drama y especulación de cada episodio (thri-ller, dah); el gigante terreno artístico que explotó en cada cuadro, secuencia o escena; la marcada estética de filmes como A Clockwork Orange o Fight Club (de aquí el argumento principal de tirar el sistema financiero a ceros y armar una revolución); el lenguaje techie que se percibe desde los títulos de cada capí-tulo; las precisas actuaciones de todo el cast (especialmente de Malek); o la rea-leza con la que en efecto, vivimos el día a día logeando en redes, haciendo check-in y “corazoneando” fotos en Instagram, bien dice Elliot en una de sus memora-bles líneas (que son bastantes en toda la serie): “Seré normal ahora. Iré a ver esas estúpidas películas de Marvel. Me uniré a un gimnasio. Me gustarán cosas en Instagram. Beberé lattes de vanilla…” Pero repito, la música y cualquier sono-

Por Uziel Palomino

MR. ROBOTNos dio una catedra musical que debemos cargar a nuestra biblioteca

" No era Trent ni nada relacionado a NIN. Sólo el

buen toque de Sam Esmail (el creador) y claro, su equipo de producción."

ridad es de lo más destacable en esta serie, casi como la empatía generada con el quebradizo protagonista. Incluso tengo ya el playlist listo en Spotify. No es que se trate de una estampa de lo que se está escuchando actualmente en los blogs de indie o co-sas por estilo (pese a que posee varios descubrimientos impresionantes), sino el timing y la mezcla adecuada de introducir en distintas escenas, algunos fragmentos dis-torsionados de canciones que luego terminas por buscar en internet. Y también, la adición de composiciones hasta “clásicas” o que se retoman de otras películas (claro, reversionadas) como “Where’s My Mind” de los Pixies, sí, la influencia Fincher está a todo. La genialidad quizás reside en la precisión de barajar intérpretes tan representativos y de época como los alemanes de Tangerine Dream (bandota que le quedó perfecto a toda la atmósfera de la serie) con gente que acabas de escuchar en radio estrenando sencillo como FKA Twigs o Perfume Genius; M83 fondeando una de las escenas más importantes de toda la serie (igual, un enorme acierto utilizar las exquisitas secuencias de los franceses); escuchar levemente a MSTRKRFT mientras ocurre un episodio de drogas; Ol’ Dirty Bastard y Kelis ambientando la “fiesta del fin del mundo”; los Alabama Shakes en un sereno y desconcertante final de tempo-rada; y Schoolboy Q sonorizando brevemente una noche en Nueva York… además de toda la ambientación tecno-lógica y cruda que siempre está presente. Más allá de darnos una catedra y una instantá-nea de cómo podría ser un genio en sistemas computa-cionales (adicto, deprimido, usando hoodies, antisocial y transportándose en metro), claro, en las proporciones ficticias de un programa de televisión, Mr. Robot nos dio una catedra de música de la que deberemos esperar más para su siguiente temporada, porque como noso-tros, el crew encargado de dicha tarea está escuchando la BBC Radio, leyendo Pitchfork o escarbando entre listas de reproducción bien curadas para de nuevo, conformar una selección envidiable para su OST con canciones para cargar a la biblioteca personal. La primera temporada de Mr. Robot acaba de terminar por USA Network, aún estas a tiempo de po-nerte al corriente antes de que comience a verla ese contacto que tanto detestas ver en Facebook, ponte al tiro.

@UzielPalomino* Calienta sus noches frías escribiendo y editando el sitio más salado de la red: ultramarinos.co

Page 2: AUTONOMÍA 124 (b)

“Si nunca has escuchado de esto, irás por la medicina occidental tradicional sin saber que puede haber una alternativa más adecuada para ti." -O. Quintanilla.

El 9/20 es el día de acción global por los usos medicinales de psilocibina. El actual sistema internacional de control de drogas prohíbe el uso de ciertas sustancias psicoactivas, aun cuando éstas tengan uso médico y terapéutico científicamente probado. Actualmente en México, el caso de Grace ha puesto en el debate público el tema de los usos medicinales de la marihuana, y sus derivados, éste debate debe ampliarse a los usos medicinales de otras sustan-cias, como las psicoactivas derivadas de los hongos. Como parte de las ac-ciones globales, en México, SSDP pro-yectó el documental Little Saints, junto con Oliver Quintanilla, su director.“Little Saints. Eat a mushroom talk to God” (www.littlesaintsmovie.com) es una producción documental de 98 minutos realizado por el cineasta in-dependiente estadounidense Oliver Quintanilla (Director y Productor). El documental trata sobre 6 personas, que junto con Oliver, viajan a México para conocer a la chamán mazateca Natalia, y participar en un antiguo ritual de curación física y psicológica. Parte del ritual consiste en comer hon-gos de psilocibina en un ambiente con pocos estímulos externos, lo que junto con la acción de los hongos, la intros-pección, y la guía de la chamán a través de la oración, lleva a los participantes a lo que consideran una purificación de sus espíritus. Conforme el documental desa-rrolla el viaje y proceso del ritual, se presentan entrevistas con científicos e investigadores sobre las medicinas psicodélicas, los esfuerzos por logra que éste tipo de medicina sea accesible

a la comunidad mundial, y las tradicio-nes mazatecas (mazatl, que en náhuatl significa “nevado”, habitan en Oaxaca, Veracruz, y Puebla, y son principales usuarios del hongo teonanácatl). La psilocibina (4-PO-DMT) es un alcaloide profármaco compuesto alucinógeno. La sustancia es natural-mente producida por más de 200 es-pecies de hongos, por lo que existen decenas de géneros de la sustancia. Los hongos que la contienen han sido usa-dos con fines recreativos y espirituales desde hace siglos. Desde que Timothy Leary y Richard Alpert llevaron a cabo el Proyecto Psilocibina de la Universi-dad de Harvard, la ciencia médica la ha usado para el tratamiento experimen-tal de muchas enfermedades de tras-tornos de personalidad y tratamientos psicológicos. También es una sustancia prometedora para aliviar los dolores extremos que causan varios síndromes. El documental se presentó el pasado 20 de septiembre, en The Mo-vie Company (d.f.), y al finalizar Oli-ver Quintanilla impartió la conferencia “Los Mazatecos, Catolicismo, y el ri-tual de los hongos”, junto con un panel compuesto por el sacerdote José Luis Sánchez (párroco de la iglesia cató-lica de Huautla de Jiménez, Oaxaca), los etnohistoriadores Nidia Olvera, Al-berto Franco, y Jaime Blakely (que participantes del documental). El evento (que también se rea-lizó en Monterrey en Cinemas Plaza, el 18 de septiembre) fue organizado por el capítulo en México de Estudiantes por una Política Sensata de Drogas (www.ssdp.org); una red internacional de estudiantes dedicados a poner fin a la guerra contra las drogas; y por Coalición 920 (www.920coalition.org) organización enfocada en las investiga-ciones recientes sobre el rol que juegan los hongos psicodélicos de psilocibina en nuestra sociedad y en el sistema de salud social.

@tlacaelelmx* Runner, voltea a ver a las muchachas

LOS NIÑOS SANTOS DEL 9/20Por Alejandro Tlacaélel

EL PERREO DE ESAMIPAU!"COMO TACO DE CANASTAENTRE MÁS PEGADO Y SUDADO, ¡MEJOR!"Por Jona Moreno | Ultramarinos.co

-“Oye tengo algo que decirte. Un gusto culposo. Y es algo bochornoso.”

En cuanto leí eso en un chat con una amiga pasaron mil cosas por mi mente: lo más guarro, asqueroso y hasta morboso… es lo único que creí haría referencia al concepto que ella me daba. Obviamente sin apresu-rarme a nada y antes de decir o cometer un error, solo pregunté por qué decía eso. -“Es simplemente una rola, escuché “Ginza” de J. Balvin una noche que salí: la pusieron en un lugar del centro, me gustó mucho, bailé y ahora la tengo en mi celular” ella me dijo. ¡Asombroso!, pensé, aunque no se lo dije. Me cuestioné “¿Cómo no bailar si cuando tú lo haces, sueles verte mucho más sexy que otras (considero no deberías dejar de hacerlo nunca)?”, “¿Cómo no bailar reggaeton aunque te indentifiques como hipster, mirrey o fresa, cuándo claramente le dicen a la sociedad que tú no deberías de hacerlo?”. A mi percepción, es tan pendejo –o simple-mente de muy mal gusto– estigmatizar, satanizar o hasta etiquetar una corriente musical o un sonido de forma negativa a estas alturas. Y esto no lo digo direc-tamente por ella, sino que en la mayoría de las ocasio-nes, hay una cierta opresión o hasta discriminación al género por parte del mismo mexicano.

El Ruidosón

El ruidosón fue creado en el norte con María y José, Los Macuanos y Dorian Santos, entre más, claro. Ellos dieron a la luz una nueva opción para enriquecernos, una que hasta la fecha va conquistando más lugares y ganando plazas. De igual manera, el moombahton, el global bass e infinidad de subgéneros, coinciden en que son demasiado calientes, son de constante roce, y no sé por qué jodidos te hacen simpatizar ante el sonido o generar un clic cachondo a la hora del baile. Pero aun así, ¿por qué la gente siente pena u odio? Decir que es para "chakas" (pésima palabra) es uno de los muchos estigmas o adjetivos que se le mon-tan al reggaeton y a muchas más corrientes latinas; excluir, limitar o etiquetar, es reducir todo lo que con-lleva un trabajo igual de arduo. En las fiestas, en los antros, en los comerciales, cuando estás atorado en el tráfico y en esas motos ruidosas que rodean la ciudad, lo escuchas, ese sonido latino tan rasposo, falto de se-riedad pero muy sobrante de energía… pero qué pena que sepan que lo disfruto. Sigue en la 3->->->

Page 3: AUTONOMÍA 124 (b)

ENTREVISTA / ESAMIPAU!

Regresando a la canción de J. Balvin, –y en un pequeño resumen– se trata de un reggae-tonero nacido en Colombia. Desde el 2009 está produciendo y entre varias colabora-ciones que ha tenido suenan nombres como Inna, Major Lazer y Toy Selectah. Sí, ahora que ves estos nombres puedes notar que su trabajo no es para nada malo, o al menos, no pasa desapercibido, además, hace unos días, los rifados de Verano Peligroso, publica-ron un remix a “Ay Vamos” y la verdad, esta bien chingón. Es por eso, para tener una mejor per-cepción y explicarme un poco más del tema, decidí hablar con alguien que le sabe y le en-tra duro a esto del perreo: Paulina García (Esamipau!) es amiga también y pueden escucharla en el #ViernesdePerreo por Ibero 90.9, leer sus textos en Panamerika –y a veces en Thump–, es la mitad del proyecto de Verano Peligroso junto con Jacinto Di Yeah! (los del remix que les mencioné an-tes), se rifa también con podcasts semanales de global bass y muchas cosas más. Dicho medio CV acerca de ella, me tomé el tiempo para preguntarle cómo es que se adentró a este mundo tan caliente, a quién hay que escuchar o seguir, y ¿por qué diablos el baile deber ser como los tacos de canasta?… y ade-más de todo eso, nos hizo un playlist para tirar el bofe y alegrarnos en estos días tan calurosos el cual debes escuchar aquí abajo mientras lees la siguiente charla.

¿Cómo es que inicias o por qué deci-diste irte por este lado tropical y ca-liente?

Todo empezó con las fiestas del Day-off (es-tas reuniones dominicales que organizaban los chicos de Beat Buffet), de esta forma descubrí muchas cosas que iban desde cum-bia a reggaeton, eran muy divertidas y la gente siempre se la pasaba bien. Por otro lado, las fiestas de NAAFI –que fueron antes de las de Day Off–, tenían propuestas más tropicales, un poco más techno y hacia el fu-turo: encuentras gente como Paul Marmota, NgunzunNgunzu, Mexican Jihad… y toda su onda siempre ha sido así. Ellos fueron los primeros que invitaron a lo que ahora es Tri-bal Monterrey al D.F. antes de que vinieran a esa primera fiesta de Vice. Supongo que me llamó la atención porque no me era común escuchar algo así, sobre todo porque llevo muchos años escuchando rock, y aunque no he dejado de hacerlo, siempre puede uno crecer más sus gustos.

¿Cómo es que en México se ha ido tra-bajando toda esta oleada?, ¿Cuáles son algunos referentes o influencias que con el tiempo se han ido expandiendo?

Acerca de la cuestión del global bass, sus productores más viejos son por ahí del 2009, si acaso alguno del 2007. Hay un disco que me gusta un chingo y es de mis favoritos, creo que por ahí fue donde empecé a descu-brir esta fusión entre un ritmo tropical, de raíz o folklórico, con cosas más modernas, el ‘Chávez Ravine’ de Ry Cooder: es del 2005, un dude que hacía dubstep estilo Burial, co-laboraba con vocalistas de dancehall… ellos

hacían rimas sobre sus pistas y eso fue lo que más me impresionó al principio. Por otro lado, NAAFI acaba de cumplir cinco años: la idea que tienen es que por medio de Mexi-can Jihad –si él hubiera nacido en los cin-cuentas, sería como un excavador de vinilos, siempre le ha latido esta onda electrónica underground y su propuesta siempre fue eso– buscan acercarse a estos proyectos con sonidos futuristas más bailables y que salían de lo ordinario como el house o el techno, y aunque iban por ahí, no eran muy visibles. La primera vez que vino NgunzunNgunzu fue por parte de ellos, ya de ahí estuvieron en un Corona Capital y han regresado. Cuando yo escuché sobre la disquera Fade To Mind fue una vez que hicieron una fiesta con Kingdom y Total Freedom, para ese tiempo tenían como tres mixtapes y al día de hoy es un sonido muy presente y se escucha mucho… todo esto es otra parte de la electrónica muy under y que se puede fusionar muy bien, aunque la mayoría pasa desapercibido.

Acerca de estos sonidos más tropicales, de este “movimiento” o el nombre que se le quiera adoptar, ¿Crees que tenga similitud con alguno del pasado?, y por otro lado, ¿Cómo es que el público lo ha ido aceptando?

No quiero equipararlo como al punk, para nada, porque no quiero que la gente con-funda, sólo que de alguna manera, así ha sido mi experiencia al toparme con una es-cena más underground. En todo el tiempo que llevo trabajando, no había tenido esa ex-periencia de ver cómo se va materializando o mutando algo, me encanta, y es muy rico ver un montón de propuestas con mucho talento y buen colmillo. Claro que gente como The Libertines, James Blake o Jamie XX están muy cabrones, ¡pero oye! de este lado tam-bién hay personas que dices ‘Güey, esto es

buenísimo, sólo porque no tienen el publis-hing, los contactos o la fortuna de haber na-cido en el Reino Unido, no son más grandes’. Luego cuando salió Nortec ya todo parecía más digerible, creo que ahí fue que la gente lo entendió bien, pero porque era algo más electrónico con base muy rítmica y una que otra cosa tropical, aunque fuera 50 – 50. Otro ejemplo a gran escala sería Diplo: cuando tocaba como funk carioca la gente se volvía loca. M.I.A., igual: venía de Inglaterra, y aunque tenía bases tropicales, no estábamos acostumbrados a percibir su música como tal, sólo teníamos esas cumbias clásicas, la Santanera, todo eso.

En la actualidad, con tantas corrientes y diversidades musicales es muy fá-cil pasar desapercibido como mencio-naste, ¿Cuál es la diferencia que aporta este movimiento?

Lo que a mí más me gusta es que las fiestas sean en un lugar chiquito, dónde casi siem-pre se llene de gente y por lo regular no hay aire acondicionado, entonces como que todo esto forma algo rico, creo que es un buen descanso de esa esencia de los festivales o de los artistas de siempre. Cuando estás una fiesta de techno o house, la gente baila, sin dudas, pero siento que llega un punto donde la noche se estanca y todas las rolas que mezclan suenan a lo mismo, y estas fiestas, las más tropicales, son un confeti de ritmos y raíces: la gente que los produce es bien ingeniosa, como que tienen mucho sentido del humor a la hora de juntar sus elementos, siento que es música divertida para gente que sabe pasarla bien. Algo que a la gente le falta: salirse de toda la seriedad del mundo. Siento que esto pasa con esta música tropi-cal, hay ritmos muy sabrosos y es un género muy completo que no te pide permiso en lo absoluto: si hay una canción de reggaeton o de trap, y un bajo muy cadencioso, sim-plemente te vas de largo y te llega hasta la entrañas. Ahora sí que como taco de canasta: “entre más pegado y sudado, mejor”… bailas porque bailas. // @jonamorenoc

En 2004 pusimos a Ray Cooper, recuerdo que a la gente le cagaba: escribían para decir que no querían escuchar eso… aunque realmente se referían a cualquier cosa levemente tropical

TU FEEDDE MÚSICA DIARIAultramarinos.co

Page 4: AUTONOMÍA 124 (b)

UNA GUÍA DE SUPERVIVENCIA PARA EL LECTOR NOVELPor J.S. Cainiz

Con motivo de la 47 Feria del Libro en Aguas-calientes, que hoy termina, se dedica este artí-culo a esbozar algunas notas a propósito de la lectura y los libros. No se trata de una apología, ni de un intento por concientizar a la población sobre la importancia de formar una sociedad lectora en México; para eso existen instancias y espacios más adecuados. No es novedad hablar del libro como un objeto obsoleto y en desuso. Como medio de entretenimiento, el libro debe competir con la televisión, el cine, internet, y reciente-mente con dispositivos electrónicos (Tablets y Smartphones), que desempeñan la misma función, a la par que auguran su inminente desaparición. El libro como objeto, se ha vuelto un lujo. Para volver atractivo su consumo, se le mira como un fetiche, dotándolo de una serie de cualidades y características que francamente resultan innecesarias una vez que obviamos su esencia en el uso. Un buen libro no adquiere su valor en la presentación (portada, solapas, cu-bre polvos), cantidad de páginas, ilustraciones, o diseño innovador (tipografías, desplegables, pop-up), sino en la calidad de su contenido, lo raro de la edición (cuando se trata de un título o autor inédito en nuestra lengua, que nunca o hacía mucho no se editaba), la relevancia del tema que trata, así como el valor sentimental o intelectual que cada lector da a dicha obra.En un artículo anterior, se hablaba acerca del impacto y modificación de nuestros hábitos de lectura (/A. 122), con la aparición de nuevas tecnologías y gadgets; en esta ocasión enfo-caremos nuestro análisis al “libro como arte-facto”. Las herramientas que han acompañado al hombre en su evolución cultural se han transformado significativamente pero en el fondo siguen conservando su “esencial simpli-cidad”. La utilización de la rueda se mantiene presente hasta nuestros días, pero ¿no era más obvio reproducir en una máquina el despla-zamiento por medio de extremidades? Obvio, por supuesto, pero completamente impráctico. Ahora bien, ¿en qué ejemplo de la naturaleza se inspira el hombre para la utilización de ruedas? Ocurre algo similar en el lenguaje escrito. De la

roca a la arcilla, de la madera al papel, el hom-bre ha escrito en cualquier superficie o mate-rial maleable. El acceso al conocimiento pudo democratizarse al atenderse dos principios básicos: reproducción masiva y practicidad. El pergamino fue el gran libro de la antigüedad, pero había que enrollar y desenrollar. Con la computadora (páginas web, blogs o procesa-dores de textos), recuperamos un poco esa costumbre. El libro, en cambio, representó la mayor revolución en cuanto a difusión y alma-cenamiento de información. La actual tecnolo-gía de pantallas táctiles recupera el “dar vuelta a la página”. Ha cambiado el medio pero en esencia las formas se mantienen. La plataforma es otra, pero el formato persiste. El mejor ejemplo es la música. El concepto de disco nació como un formato. La duración de las canciones se debe a la difusión en radio. La era digital nos trae infinitas posi-bilidades, pero se sigue recurriendo a una fór-mula que nació con la aparición del vinilo. La fotografía no sustituyó a la pintura, ni el cine al teatro, y probablemente las impresoras 3-D no desaparecerán la escultura. ¿Por qué seguir ha-ciendo libros si existe el audio y el vídeo? ¿Por qué seguir escribiendo novelas si terminarán adaptándose a cine? El acto de leer un libro implica con-centración. Te involucras con el objeto: físi-camente, cuando subrayas una frase, o anotas un comentario al margen; y emocionalmente, cuando llevas en tu interior lo leído durante días o semanas. La experiencia de leer digi-talmente implica otros procesos, como el uso de hipervínculos, complementar con audios, videos, imágenes o diagramas. Un verdadero libro electrónico implica aptitudes multidisci-plinares. A título personal, compraré un libro electrónico sólo si me ofrece una genuina ex-periencia multimedia, de lo contrario sólo se tratará de un libro digitalizado.El libro como artefacto seguirá existiendo, in-cluso como objeto compuesto de papel y tinta. Zanjado esto, prosigo con un par de apuntes sobre “ese algo” que puede cautivarnos al leer un libro. Casi al principio de Alicia en el País de las Maravillas encontramos esto: “había echado un par de ojeadas al libro que su her-

mana estaba leyendo, pero no tenía dibujos ni diálogos. «¿Y de qué sirve un libro sin dibujos ni diálogos?», se preguntaba Alicia.” Son las palabras del autor lo que nos acompaña, y la manera en que cada lector las siente. No se requiere más. Ciertos libros se vuelven clásicos, al grado de retratar una época. La novela que dio fama a Jack Kerouac, On the Road (En el ca-mino), publicada en 1957, pero escrita algunos años antes, fue la gran novela americana que definió a la generación de la posguerra. Curioso que el autor compuso un rollo de 36 metros de longitud con tiras de papel, que tardó en mecanografiar 3 semanas, sin utilizar un sólo punto y aparte, lo que nos da un largo párrafo de unas 400 páginas. Lo narrado por Kerouac masificó un estilo de vida que cautivó a varias generaciones de jóvenes, quienes hicieron de la carretera su filosofía. En el imaginario del lector mexicano destaca un pasaje, en la última parte, cuando los protagonistas (Dean Mo-riarty y Sal Paradise) llegan a Ciudad Victoria en Tamaulipas, y conocen a Gregorio, que les consigue marihuana y los lleva a un prostíbulo donde todo el tiempo suena el Mambo. Al final de la escena, Kerouac sentencia: “…de pronto recordé que estaba en México, y no en una fantasía pornográfica de hashish en el cielo.” Otra novela que encuentra en la carre-tera y los moteles, el fondo para su puesta en escena, es Lolita de Vladimir Nabokov (1955),

cuyo protagonista, Humbert Humbert, narra el profundo amor que siente por su adorada nínfula Lo. Muchos endilgan al libro la etiqueta de literatura erótica, cuando el pasaje más obsceno que podrán encontrar es el siguiente: “La pequeña Lo zarandeó mi pobre fuente de vida con energía y de la manera más prosaica, igual que si hubiera sido un adminículo inani-mado desconectado por completo de mi ser.” Más admirable todavía, es que a pesar de las discrepancias anatómicas entre la “fuente de la vida” de Humbert, y un adolescente, Lo en ningún momento se pandeó (eufemismo para decir que no emprendió la retirada). Un último ejemplo (pero no el único) de como un gran escritor sabe velar los aspectos más sórdidos, pero igualmente naturales en el ser humano, lo encontramos en Confesiones de una Máscara (1949), obra autobiográfica de Yukio Mishima, en la que describe cómo a los doce años descubre la angustia de poseer un juguete nuevo: “Ese juguete aumentaba de vo-lumen en toda oportunidad y parecía insinuar que debidamente utilizado, podía ser fuente de delicias.” En particular, dicho juguete asomaba su inquisitiva cabeza, y se derramaba en gozo ante una reproducción del San Sebastián de Gido Reni. Igualmente sutil encontrará el lector, y a pesar del título, Marranadas (Truismes), de Marie Darrieussecq.

* Jorge gusta de cómics que desafían las expectati-vas, de un café y un buen libro. O no y ya.

Foto: Germán Poo-Caamaño (Vía Creative Coomos)

flickr.com/photos/gpoo/9004993292/

RESEÑA (ANTES HIPSTERLAND)

"Por qué seguir escribiendo novelas si terminarán adaptándose a cine?"