Armando Sanchez Albarran

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1 P P R R R I I I M M M E E R R R E E E N N C C U U U E E E N N N T T T R R R O O O D D D E E E S S S O O C C C I I I O O L L L O O O G G Í Í Í A A A E E N N N L L A A U U U A A A M M M , , 2 2 2 0 0 0 0 0 0 7 7 S S S O O O C C C I I I O O O L L L O O O G G G Í Í Í A A A R R R U U U R R R A A A L L L : : : N N N U U U E E E V V V O O O S S S O O O V V V I I I E E E J J J O O O S S S P P P A A A R R R A A A D D D I I I G G G M M M A A A S S S Armando Sánchez Albarrán 1 Resumen: La sociedad rural ha cambiado y por lo mismo ha cambiado la manera en que los estudiamos y nos relacionamos con ese campo de estudio. El propósito de este trabajo es indagar respecto a si lo nuevo o viejo cuenta con capacidad explicativa o hermenéutica como para dar cuenta de las recientes problemáticas, teorías y conceptos al programa de investigación de la sociología rural en el contexto de la globalización. A finales de los ochentas, con el nuevo modelo económico, es posible constatar un cambio en los paradigmas más socorridos, cuya tendencia es, por una parte, hacia un programa de investigación abierto que ha influido en los nuevos temas de investigación con una fuerte tendencia a la realización de diagnósticos con una visión latinoamericana. Por la otra, desde un pesimismo generalizado, plantea una pérdida de importancia de la sociedad rural y se sugiere la sustitución de ésta especialidad por otras propuestas aún no acabadas. Introducción Frente a un entorno forzado por lo alto por la globalización y despedazado por lo bajo por los particularismos, víctima de un vertiginoso cambio han surgido explicaciones del mundo rural con un énfasis en la fascinación por aspectos novedosos, sin que antes se agoten las discusiones, acuerdos y desacuerdos en las comunidades de científicos respecto, por ejemplo, a lo viejo y a lo nuevo de los procesos sociales en el campo. El objetivo de este trabajo es indagar respecto a como se han incorporado nuevas problemáticas, teorías y conceptos al programa de investigación de la sociología rural. Al respecto sorprende la escasez de libros y artículos especializados sobre los cambios en el objeto de estudio de la sociología rural. No pretendemos reseñar todas las escuelas, corrientes y autores, sino únicamente enfatizar, a partir de algunos temas, que concepciones 1 Profesor investigador del Departamento de Sociología, Grupo de Sociología Rural, de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco. Correo: [email protected]

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SOCIOLOGÍA RURAL: NUEVOS O VIEJOS PARADIGMAS

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Armando Sánchez Albarrán1

Resumen: La sociedad rural ha cambiado y por lo mismo ha cambiado la manera en

que los estudiamos y nos relacionamos con ese campo de estudio. El propósito de este trabajo es indagar respecto a si lo nuevo o viejo cuenta con capacidad explicativa o hermenéutica como para dar cuenta de las recientes problemáticas, teorías y conceptos al programa de investigación de la sociología rural en el contexto de la globalización. A finales de los ochentas, con el nuevo modelo económico, es posible constatar un cambio en los paradigmas más socorridos, cuya tendencia es, por una parte, hacia un programa de investigación abierto que ha influido en los nuevos temas de investigación con una fuerte tendencia a la realización de diagnósticos con una visión latinoamericana. Por la otra, desde un pesimismo generalizado, plantea una pérdida de importancia de la sociedad rural y se sugiere la sustitución de ésta especialidad por otras propuestas aún no acabadas.

Introducción Frente a un entorno forzado por lo alto por la globalización y despedazado por lo

bajo por los particularismos, víctima de un vertiginoso cambio han surgido

explicaciones del mundo rural con un énfasis en la fascinación por aspectos

novedosos, sin que antes se agoten las discusiones, acuerdos y desacuerdos en

las comunidades de científicos respecto, por ejemplo, a lo viejo y a lo nuevo de los

procesos sociales en el campo. El objetivo de este trabajo es indagar respecto a

como se han incorporado nuevas problemáticas, teorías y conceptos al programa

de investigación de la sociología rural. Al respecto sorprende la escasez de libros

y artículos especializados sobre los cambios en el objeto de estudio de la

sociología rural. No pretendemos reseñar todas las escuelas, corrientes y autores,

sino únicamente enfatizar, a partir de algunos temas, que concepciones

1 Profesor investigador del Departamento de Sociología, Grupo de Sociología Rural, de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco. Correo: [email protected]

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vislumbran una respuesta que suponga una acumulación de conocimientos. Con

esa meta trataremos de responder a la pregunta de ¿es el estudio de lo nuevo

versus lo viejo de los temas de estudio de la sociología rural, el camino para

avanzar en la construcción epistemológica y metodológica de las ciencias

sociales? ¿Cuáles son las “nuevas” perspectivas de avance teórico y

metodológico en el marco de la globalización?

Los temas y autores abordados representan una muestra de los conceptos

abordados por los estudiosos de la sociología rural y ciencias afines. De la

capacidad explicativa se desprenderá la elección de autores a considerar. Desde

la etapa de institucionalización de la sociología rural se le impuso, a éste

especialista, un quehacer institucional ajeno a su objeto de estudio, que operó en

vez de un programa de investigación propiamente dicho: el desarrollo rural,

inducido desde el gobierno. El debate actual enfrenta a los partidarios de los “neo”

y de los “pos” en las discusiones de la sociología rural, aunque, antes de intentar

pretender que reúnan las situaciones nuevas en los esquemas viejos, nos parece

más adecuado utilizar como mecanismo de contrastación recuperar los

paradigmas y confrontarlos con la realidad, sin descuidar el contexto histórico. Por

paradigma se entiende el conjunto de conceptos coherentemente estructurados

utilizados por los especialistas; también supone que los especialistas se

encuentran más o menos influidos por algunas corrientes aunque no se tenga un

consenso total.

Una de las consecuencias más visibles respecto al proceso de globalización

o mundialización consiste en la disociación entre economía y cultura (Touraine,

1997). En el terreno socio cultural presenciamos, hoy día, una fragmentación de

intereses, imaginarios y sistema de signos que desemboca en una crisis de

identidades caracterizada por menos estado e identidades privadas o

comunitarias. Esas culturas fragmentadas ocasionarán modificación en algunos

termas de análisis: los nuevos movimientos sociales, la nueva ruralidad, el neo

feminismo o la neo ecología (González, 1999). Sin embargo la tarea parece ser la

discusión respecto a los atributos que diferencian los nuevos y viejos problemas.

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En su lugar, existen estudios económicos, políticos y sociales cuyo objeto

de estudio de lo rural coinciden con los análisis de otros especialistas (Paré.

1997). Desde la interdisciplina se trabaja con programas de investigación plurales

entre cuyas características podemos enumerar las siguientes: 1.- Son

democráticos, ya que no hay ninguna instancia que imponga los temas de

investigación, sino que son producto de la discusión entre pares; 2.- Permiten

ajustes y adaptaciones a las realidades específicas de cada país; 3.- sus actores

participan en redes motivadas, más por la afinidad y la compatibilidad, que por

compromisos formales o institucionales2. Por otra parte es posible observar dos

tendencias en los estudios sobre el campo: 1.- elaboración de un discurso más

latinoamericano, independientemente del tema de estudio de que se trate; y 2.-

diversificación de esquemas explicativos que más bien se complementan. Es muy

probable que la mundialización /globalización y las instancias promotoras del libre

mercado, y de la desigualdad, están logrando quizás, sin quererlo, una América

Latina más unida, al menos desde el terreno de la investigación. El nuevo modelo

globalizador es parte de un proceso de modernización, aún en proceso en

América Latina, pero que se diferencia del modelo de las teorías de la posguerra

ya que utiliza nuevas miradas teóricas y metodológicas. En efecto, el desarrollo

incontenible de las fuerzas productivas sobre las relaciones de producción,

impacta igualmente en los enfoques para analizar los impactos en la sociedad

rural latinoamericana; lo que requiere de un programa de investigación “abierto”,

susceptible de constatar en las temáticas de: los programas de estudio, de

revistas, proyectos de investigación de los centros de estudio, temas y mesas de

congresos. Una de las características principales en los contenidos de lo

considerado como lo nuevo en el ámbito de estudio rural lo constituye unas de las

modalidades del modelo económico, a saber: la dimensión espacial y temporal

que tiende vislumbrar aspectos cercanos a fenómenos propios de la

posmodernidad (Croizier y Friedberg, 1990; Castells, 2001; Beck, 2006).

2 La consecuencia de dicho proceso concluye con un abandono paulatino de paradigmas “fuertes” a otros, que podríamos calificar de “débiles”. En los primeros existe una noción de causalidad a partir del presupuesto de una noción de estructura; estructura social, en el estructural funcionalismo o estructura económica, en el marxismo (Sánchez, 1991).

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1.- Los sujetos académicos de la sociología rural y la tardía institucionalización.

Ddesde el inicio de la institucionalización de la sociología rural, a principios

de los años setenta, hubo un desarrollo débil en su programa de investigación, en

cambio surgió un programa de investigación “fuerte”, de interdisciplina de temas,

relacionados con lo rural y más específicamente con el fomento del desarrollo rural

a cargo de las instituciones públicas3.

La institucionalización4 de ésta especialidad, propiamente dicha, acontece

hasta los años setentas, en la capital del país en la Universidad Autónoma de

Chapingo, en la Universidad Nacional Autónoma de México y en la Universidad

Autónoma metropolitana, y principios de los ochenta, en las universidades de

provincia5 (Sánchez, 1992). De esta manera tenemos programas de estudio,

profesores y alumnos involucrados en dicha especialidad6. Sin embargo si por

programa de investigación de sociología rural entendemos una construcción

teórica con un objeto de estudio bien definido7. La realidad es que ha existido una

combinación de antropología social, sociología norteamericana, en su versión

desarrollista (Marroni, 1999) y sociología marxista, desde el análisis de la cuestión

agraria (Hewitt. 1988). En cierta medida varias de éstas corrientes fueron

recuperadas parcialmente por la ecología cultural (Hewitt. 1988; Díaz-Polanco, H

(1999).

3 Nota: sobre la definición de programa de investigación se trata de un cuerpo teórico y conceptual más o menos coherente que permite la comunicación entre colegas que utilizan los mismos conceptos y herramientas metodológicas de análisis en función de la constrastación y validación de la información 4 Por institucionalización, de ésta especialidad, entendemos la existencia de: planes de estudios, organización de profesionistas, publicaciones especializadas. Sin embargo, también ha influido poderosamente, desde fuera del ámbito académico, la necesidad de promotores del desarrollo agrario que requerían las instituciones públicas. 5 A diferencia de lo que sucede en los Estados Unidos donde su institucionalización surge por los años treinta con el surgimiento de las primeras escuelas con la especialidad en sociología rural, revistas y organizaciones especializadas (Newby, 1988). 6 Lo mismo sucedió desde quienes imparten la sociología rural, con frecuencia tienen una formación a fin: antropólogos sociales, economistas agrícolas, historiadores, abogados o ingenieros, por lo que ello ha contribuido también a mantener una formación difusa de esta especialidad. 7 Respecto de lo ambiguo de la definición de rural, que se refiere a territorio y su confusión proviene de la mala interpretación de Zorokin y Zimmerman, con el surgimiento de la sociología rural en Estados Unidos en los años 30, a los conceptos weberianos de comunidad y sociedad que ellos lo cosifican y lo traducen en pueblos y ciudades, y de ahí la división rural y urbano (Newby, 1988).

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Desde la etapa de surgimiento de las especialidades en sociología se le

impuso, al sociólogo rural, un quehacer institucional ajeno a su objeto de estudio,

que operó en vez de un programa de investigación propiamente dicho: el

desarrollo rural. En todo caso, de los sesentas a los ochentas, el oficio del

sociólogo rural tenía que ver más con el tema de la cuestión agraria, lo relativo a

los efectos económicos, políticos y sociales del proceso de reforma agraria, así

como las políticas agrícolas, es decir, el desarrollo rural propiamente dicho, es

decir, la relación Estado-campesinos y todo lo que ello supone8. Haciendo un

paralelismo, en los Estados Unidos la iglesia, las organizaciones de granjeros y las

instituciones públicas influyeron poderosamente en la agenda de investigación de

la sociología rural en su etapa formativa que incidió en la escasa producción

teórica (Newby, 1988).

El otro criterio para hablar de institucionalización es el contar con una

revista especializada, la cuál no existe en sentido riguroso9, sin embargo tenemos

las aportaciones de investigadores, en los que predomina la interdisciplina: desde

estudios de caso, desde algún enfoque en particular, y sobre todo temáticas

relativas al análisis de alguna política agraria, agrícola o social, como dan cuenta

las revistas: de Cuadernos Agrarios en la segunda época concluyó en 2004;

publicación de las memorias de eventos rurales, como en el caso de las

publicaciones de la AMER; Estudios Sociológicos, del Colegio de México; El

Cotidiano, Revista Mexicana de Sociología; Nueva Antropología. En las

publicaciones anteriores, no es posible distinguir una fuerte producción teórica a

partir de la sociología rural, sino que lo que tenemos son trabajos muy dispersos,

desde la interdisciplina, de lo que podríamos denominar una agenda abierta de

investigación de problemas rurales (Ver cuadro 1).

En México, tampoco existe una organización “ad hoc” de este tipo de

especialistas, más bien en la práctica cada investigador participa en congresos y 8 Ésta última perspectiva se relacionó de inmediato con las actividades propias del desarrollo rural a cargo de las instituciones estatales: capacitación, sensibilización, organización, planificación, promoción, extensión, supervisión o evaluación. Por otra parte, si quienes contratan a los sociólogos rurales provienen de otras carreras, diferentes a la sociología: abogados, agrónomos, médicos, economistas, ingenieros o veterinarios impondrán, desde su capital cultural, los criterios, conceptos, indicadores de análisis de lo rural. 9 A excepción de la revista: Sociología Rural, editada por la Universidad Autónoma de Chapingo, aunque habaría que decir que buena parte de los artículos se refieren a temas de desarrollo rural.

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se adhiere de manera pragmática a alguna red plural de estudios específicos, que

son abordados de manera interdisciplinaria, por ejemplo migraciones, género,

familia, campesinos, indígenas, agrarios, agropecuarios, crédito, política,

docencia, historia agraria, políticas públicas, organizaciones no gubernamentales

entre otros temas de interés. Muchos de ellos coinciden únicamente en un punto,

comparten algo de lo que se denomina vagamente rural o del campo. Quizás, en

parte, debido a que el ámbito de análisis es demasiado heterogéneo y disperso de

modo que permitiera una mayor intercambio de éste tipo de especialistas.

Los sujetos académicos que hacemos la sociología rural somos

académicos, fundamentalmente, y que compartimos la investigación con otros

profesionistas procedentes de diversas especialidades; antropólogos, economistas

agrícolas, expertos en problemas agrarios; biólogos y ambientalistas, que

investigan, tratando de dar respuesta a viejas y nuevas preguntas del universo de

lo rural10. Los esfuerzos de investigación se coordinan desde la academia o

centros de investigación mediante equipos, académicas, departamentos, grupos o

áreas de investigación con algún nivel de organización, formal o informal, y con

algún mínimo de reglas, escritas o vividas, que regulan su actividad. En realidad lo

colegiado opera relativamente poco en nuestro continente, sin embargo existen

ejemplos organizativos, que operan vía la constitución de redes informales o

formales de investigación colegiada, integrada incluso, por especialistas de

diversos países. En muchas lo que motiva la investigación es más bien el interés

particular de algún investigador individual, que el de un grupo o cuerpo colegiado.

El peso de la investigación corre a cargo, en primer lugar, de centros de

investigación que cuentan con recursos propios (estructura organizativa,

financiamiento, espacios físicos) como: El Colegio de México, el Instituto de

Investigaciones Sociales, Antropológicas y Económicas de la UNAM, FLACSO, el

Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Colegio de la Frontera Norte, entre

otros. En segundo lugar, con menos recursos, encontramos los esfuerzos de

10 En ocasiones también se trabaja, codo a codo, con: funcionarios gubernamentales, empresarios, técnicos agropecuarios, extensionistas, líderes (agrarios o indígenas), maestros rurales, organizaciones no gubernamentales. Pero de manera muy especial, en el trabajo de investigación empírica, con familias y personas del campo, que en muchas ocasiones llegan a ser más que un objeto de estudio, con nombre y apellido, pero también con importantes cuestionamientos a nuestro quehacer.

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investigación de las universidades públicas: la Universidad Nacional Autónoma de

México, la Universidad Autónoma de Chapingo, la Universidad Autónoma

Metropolitana o la Escuela Nacional de Historia y Antropología y muchas de las

universidades de provincia. En tercer lugar, se puede señalar las investigaciones

que se realizan desde el ámbito oficial: en primer lugar los estudios de la CEPAL,

o de la Sagarpa, INEGI, Banco de México, el Consejo Nacional de la Población o

de cualquier otra institución, cuyos resultados posteriormente son publicados.

Por último se pueden señalar los Congresos Internacionales y nacionales

cuyo tema es el campo. Éste es quizás el lugar de encuentro por excelencia de los

especialistas del campo. En América Latina, se puede señalar además de ALAST,

ALASRU, LA AMER, en Brasil, recién se realizó un congreso de estudios rurales.

Aunque el Banco Mundial, la CEPAL o FLACSO cuentan con equipos de

investigación para tratar los problemas de investigación en el continente

americano, los investigadores provenientes de universidades y centros de

investigación públicos también cuentan con equipos para analizar dichas

problemáticas, aunque los recursos para investigación no son comparables.

Como se puede apreciar en el cuadro 1, la institucionalización de la

sociología rural predomina una visión de desarrollo rural, más que de sociología

rural debido a intereses extra académicos o institucionales en virtud de la carencia

de organización de cuerpos académicos desde la sociología rural con capacidad

para generar espacios autónomos de investigación. Lo anterior se puede constatar

en los programas de estudio, carencia de revistas y organizaciones. Además la

investigación, es definida más bien desde la perspectiva interdisciplinaria del

desarrollo rural que desde una óptica sociológica.

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CUADRO 1 Institucionalización de la sociología rural

Entidad Esc. y progrs.de

Sociol. Rural

Esc. y Progrs de Desarrollo.

Rural

Posgrad. y Progre. Sociol. Rural

Posgrs. Desar. Rural

Revistas

Instit. Investig.

Aguascalientes UAA

SI

SI

Baja California UABCN

SI

SI, Colef Colef.

Baja California Sur SI Campeche Coahuila UAN, Coah

SI

SI

Colima UC

SI

SI

Chiapas UACh UNAM

SI

SI

Chihuahua UACJ

SI

SI

Distrito Federal UNAM UAM-A UAM-I UAM-X INAH

SI SI SI SI

SI SI

SI

SI SI SI SI SI

IIS, IIE, GSR

INAH Durango Guanajuato Iberoamericana

SI

SI SI

Guerrero UAG, Chil. UAG, Acap.

SI SI

Hidalgo Jalisco UG

SI

SI

México Inst. Dr. Mora UAEM Chapingo

SI

SI

SI

SI

SI SI SI

Michoacán Morelos UAEM

SI

SI

SI

Nayarit SI Nuevo león UANL U de Monterrey

SI SI

Oaxaca UJV

SI

SI

Puebla UNICA

SI

Querétaro UAQ

SI

SI

Quintana Roo San Luis Potosí Sinaloa U de Occidente UAS UA Indíg. de Mex.

SI

SI SI

SI

Sonora US

SI

SI

Tabasco UJAT

SI

Tamaulipas Tlaxcala UAT

SI

Veracruz Univ. Ver. Xal. Univ. Ver. Ori.

SI SI

SI

SI

Yucatán ICSM

SI

SI

Zacatecas SI SI SI TOTAL 13 17 1 3 3 6?

Fuente: Propia partir de las páginas electrónicas de cada universidad.

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2.- EL PREDOMINIO DEL MODELO HEGEMÓNICO DE CONOCIMIENTO INSTRUMENTAL

En las ciencias sociales, posterior a la crisis de paradigmas de los años

ochenta, predomina un modelo hegemónico de conocimiento instrumental cuyo

principio de demarcación se sustenta en la causalidad, como en el caso de la

economía (recuperado por la agronomía y las ciencias básicas), en detrimento de

un modelo fincado en la comprensión, en la hermenéutica, propio de la sociología

o la antropología.

Sin embargo, en las ciencias sociales, como lo sugiere Wieviorka, es quizás

preferible hablar de mundialización, en lugar de globalización más referido a

procesos económicos, en la medida en que se captan procesos sociales, políticos

y culturales (Wieviorka, 2003). La mundialización / globalización supone hablar del

proceso de desbordamiento del capitalismo financiero, que actúa como un centro

geoespacial del imperialismo, sobre el capitalismo industrial el cual opera gracias

a las políticas monetaristas y con ello: el retiro del gasto público, del crédito y del

estado de la economía. El nuevo modelo, conlleva enormes consecuencias en la

política, la sociedad y la cultura (McMichael, Philip, (1997).

Lo que entra en colisión en conflicto entre la sociedad industrial y la

sociedad de la información son: las reglas, instituciones, nacionalismos y sujetos

que participaban en la regulación de la sociedad; y su transformación hacia la

sociedad informatizada, modifica las escalas de tiempo y espacio

desencadenando secuelas que amenazan con modificar las visiones del mundo

rural y los programas de investigación. Ese cambio se traduce, en términos

sociológicos, en procesos de: desarticulación social y familiar; ruptura de sistemas

sociales, políticos y administrativos; en adelante rige el libre mercado y la

liberalización de los procesos de producción lo que se traduce en procesos de

desocialización, despolitización y debilitamiento de las mediaciones políticas y de

los mecanismos de integración social (Touraine, 1997). Ello también diluye las

conquistas laborales y concesiones sociales otorgados por gobiernos

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intervencionistas: las luchas centradas en el trabajo y la fábrica. Por el contrario,

parafraseando a Marx, el nuevo orden económico mundialista hace a un lado las

ataduras extra económicas, jurídicas y políticas, aumentando las desigualdades y

la exclusión social, exacerbando, al mismo tiempo, nuevas formas de reacción en

países subdesarrollados en donde dichos efectos son más brutales.

Aunque la mundialización representa una fuerza de dominio, no es posible

hablar de una clase dominante, ya que, como bien lo aclara Touraine: “porque no

está representada por una categoría de actores reales; pero constituye el polo dominante

en la relación social asimétrica, desigual, entre la economía globalizada y las culturas

fragmentadas” (Touraine, 1997)

3. MUNDIALIZACION Y CIENCIAS SOCIALES

Desde mediados y fines de los años ochenta las ciencias sociales

franqueaban por una crisis de paradigmas, que coincidió con el fin del socialismo

real. La situación anterior provocó una desconfianza generalizada en la utilización

de teorías y conceptos, que indujo a la recuperación de otras teorías y

explicaciones alternativas. En palabras del sociólogo francés Michael Wieviorka:

“El mundo ha cambiado tanto en los últimos treinta años, que todos nosotros en

las ciencias sociales tenemos que redefinir, primero, nuestros objetos, segundo

nuestros paradigmas y, tercero, los contornos o los límites de nuestras disciplinas,

la manera cómo se articulan entre si y cómo se articulan, quizá, con otros campos

del conocimiento, fuera de las ciencias sociales en el sentido estrecho de la

palabra” (Wieviorka, 2003: 116).

Siguiendo a Touraine (1990) la mundialización es una desmodernización

(Bordieu) de manera internacional como en el plano local, tanto a los actores

sociales organizados como a los individuos particulares. La desmodernización es

un rompimiento entre el sistema y el actor, es decir, la desinstitucionalización y la

desocialización (Touraine, 1997) Además, afirma que: “…flexibilidad,

competitividad, reconversión, ocultan una multitud de vidas quebradas” (Touraine,

1997). En el principio de siglo vivimos en una etapa de transición entre la

desmodernización y la posmodernidad, sabemos lo que dejamos, pero no

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podemos apostar con certidumbre hacia un futuro cierto, hacia la esperanza

(Giddens, 1988; Bartra, 1988; Solé, 1998).

4.- LO NUEVO Y LO VIEJO EN LOS PARADIGMAS RURALES

El problema de “lo nuevo” depende del criterio de demarcación respecto al

énfasis en desentrañar cuáles son los nuevos problemas no resueltos. Más que

agregar el adjetivo “nuevo” a los concretos se requiere primero encontrar la

correspondencia entre el fenómeno real y el concepto. En los últimos veinte años

se han incorporado nociones como actores sociales, sujetos sociales, agentes

sociales, capital humano, capital social o capital político, sin embargo no hay

consenso respecto a la utilización entre los investigadores. En la sociología rural

incluso se desprende de los nuevos conceptos hasta la posibilidad de abandonar

la sociología rural, o la antropología social, o la economía agrícola por propuestas

novedosas como la ecosociología ola nueva ruralidad. En adelante realizaremos

una mirada a varios de ésta disciplina: los nuevos movimientos sociales, la nueva

ruralidad, la nueva migración, el empoderamiento y la ecosociología.

4.1 LOS NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES

La mundialización introduce la contradicción entre el individualismo y el

comunitarismo. En apariencia en la sociedad de la información no hay conflictos ni

actores centrales, sin embargo, en esencia en ella existen relaciones de

dominación y conflictos. El ciudadano se separa de la capacidad de productor o

trabajador ya que ahora se desarrolla en el consumo de servicios en la esfera de

lo informático, tecnológico o comunicativo. Pero se trata de otros conflictos

sociales que incluso pueden contener rasgos negativos (Gledhil, 1997). Algunos

de los movimientos altermundistas pueden ejemplificar cierto tipo de acciones

sociales de nuevo tipo. En cambio los neocomunitarismos se generan como

resistencias por la defensa de la identidad: movimientos fazcistizantes, o

integrismos religiosos, étnicos y nacionales (Alberoni, 1991; Flores, 2004)

El análisis de los movimientos campesinos e indígenas encontramos

suficientes ejemplos de una reflexión global latinoamericana que da cuenta de la

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aparición de 1) nuevos actores en escena como: ecologistas, feministas o indígenas,

entre otros, 2) algunos elementos novedosos en el análisis son no únicamente las

reivindicaciones materiales, sino la aparición de otras de carácter simbólicas o de

valores que tienden hacia la búsqueda del bienestar social y la defensa de valores

comunitarios de igualdad y libertad; ideológicamente reivindica valores

nacionalistas.

James Petras elabora un balance de las movilizaciones campesinas e

indígenas de un nuevo campesinado en Brasil, Bolivia, Paraguay, Colombia, Chile,

Argentina y México (Petras, 1998; Graciano da Silva, 2002). Una de las nuevas

características del movimiento rural latinoamericano consiste en que muchas

organizaciones rurales han rebasado las fronteras de la lucha en sus respectivos

países para dirigirlas hacia instancias en las cumbres de la OMC o el Banco Mundial.

De esta forma los movimientos alter globales han cobrado importancia

organizaciones que luchan en contra de los efectos de la globalización con la lucha,

por ejemplo de: Vía Campesina, el Movimiento de los sin Tierra, el Ejecito Zapatista

de Liberación Nacional en Chiapas (Petras, 1998; da Silva, 2002; da Silva, et. al.,

2000; Harnecker, 2002; Sánchez, 2004) El Movimiento de los sin Tierra, su lucha

es interclasista y plantea demandas económicas, políticas y socioculturales que

van más allá de la tierra (Petras, 1998; da Silva, 2002; da Silva, et. al., 2000;

Harnecker, 2002), en Bolivia se gesta una lucha liderada, en parte por la Central

Obrero Boliviana, pero también por una ancestral lucha indígena por la tierra y por

el libre comercio de la coca, pero también enfrentan las medidas neoliberales

impuestas por los Estados Unidos (Petras, 1998; Zúrita, 2002; García, 2002), en

Perú participó el grupo guerrillero Sendero Luminoso, con influencia maoísta,

apostó por el apoyo de campesinos indígenas. Sin embargo opuso, a la violencia

militar, una estrategia de autoritaria, violenta, sectaria y excluyente, razón por la

cual ha sido combatida con violencia por la fuerzas armadas (Ezcárzaga, 2002;

Montoya, 2003), en tanto en Colombia operan las Fuerzas Armadas

Revolucionarias de Colombia mantiene a sus bases en la población campesina y

luchan por la reforma agraria la transformación democrática, aunque no guardan

mucha relación con otros sectores urbanos (Petras, 1998). Como puede

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apreciarse, con estos pocos ejemplos, las luchas rurales en América Latina son

complejas, pero al mismo tiempo, suponen un reto de los estudiosos por

responder a interrogantes que se encaminen hacia la búsqueda de una América

unida que sepa responder mejor a los efectos nefastos de la globalización (De

Oliveira, 1998; C. de Grammont, 1995). Algunos de los esquemas de

interpretación recuperan las propuestas analísticas de Touraine, Melucci y Clause

Offe y la teoría de la movilización de recursos; Tilly. Sin embargo, justo es reconocer

que dichas propuestas de análisis parecen no ajustarse del todo a nuestras

realidades que requieren de herramientas teóricas y conceptuales que den cuenta

de las movilizaciones alter globales protagonizadas por una nueva sociedad civil

global (Croizier y Friedberg, 1990; Castells, 2001; Beck, 2006). Como bien indica

Touraine el problema de la conceptualización de los nuevos movimientos sociales

consiste en que en varios de ellos existe algo de viejo y algo de nuevo, así que la

tarea consiste en identificar si su existencia actual obedece a características del

contexto económico, político y sociocultural actual. De este modo pueden existir

criterios para establecer la diferencia entre uno y otro.

4.2 LA NUEVA RURALIDAD

El tema de la nueva ruralidad ya es una constante en los estudios

latinoamericanos, la mundialización y el desarrollo tecnológico reducen los límites

espaciales y temporales permitiendo redimensionar las nociones de lo urbano y lo

rural hacia la denominada nueva ruralidad. Se pueden enumerar algunos rasgos

de los cambios en el paisaje rural de principios de siglo: menor distinción entre lo

rural y lo urbano en lo referente a los mercados de productos y servicios, así como

en los mercados laborales y en los patrones residenciales; transformaciones en

las actividades agropecuarias, en particular en la crisis productiva que afecta al

mercado interno y al externo, por la baja competitividad; modificaciones en la

composición demográfica de las unidades domésticas rurales que ha llevado al

aumento en la edad de los jefes de familia de ejidatarios y comuneros, pero

también al aumento en el número de mujeres con título ejidal; aumento en el

dominio de la agro industria y el encadenamiento vertical de la misma lo que ha

ocasionado un aumento en la desigualdad en el mercado de la tierra;

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modificaciones en las estrategias de ingreso de los hogares rurales que han sido

presionados hacia la multiactividad y a las actividades no agropecuarias, sin un

aumento en el mejoramiento de la calidad de vida; aumento de la migración

internacional, en particular la integración entre mercados laborales transnacionales

y un aumento en el envío de remesas a los hogares; incremento de actividades no

agrícolas en zonas rurales como en el caso de la industria manufacturera de

maquila o el agroecoturismo; transformaciones de la estructura de empleo en los

mercados de trabajo locales y regionales. En efecto dichas modificaciones son

reales, y son consecuencia del proceso de mundialización, pero también es cierto

y aún no forma parte de la agenda de investigación, que lo anterior significa una

desintegración social y pérdida de identidad en las zonas rurales.

En América Latina se puede destacar los congresos internacionales sobre

nueva ruralidad realizados en Colombia. Encontramos dos posiciones teóricas:

Una que apuesta a las reformas institucionales que medien entre globalización y

adecuen las formas de producción y de vida en el campo (Harry Clemens, Raúl

Rubén y Luis Llambí); Otra que espera cambios más estructurales, de formas de

organización y producción en el campo. Proponen la producción orgánica y un

modo de vida ecológico y sugieren un re poblamiento del espacio rural que evite

las migraciones (Daniel Hiernaux, Thierry Linck y Guillermo Torres Carral).

Riella y Romero han señalado más bien que la nueva ruralidad es más bien

“una mirada distinta sobre la vieja ruralidad latinoamericana (…) Todo parece

indicar que este concepto es en especial una forma distinta de percibir los

espacios rurales y sus problemas contemporáneos, y no necesariamente la

emergencia de nuevos fenómenos” (Citados por Grammont, 2004: 279-300))

Desde una perspectiva crítica, Arias (2005) señala que en el discurso de la

nueva ruralidad existe el peligro de afirmar que las sociedades rurales se han

adaptado rápidamente a las necesidades del mercado y a las políticas

neoliberales (Ramírez, 2006); Por su parte Blanca Rubio sostiene que: 1.- la

nueva ruralidad no explica históricamente las causas estructurales de los procesos

que describe; 2.- las preguntas se enfocan al espacio, dejando a un lado las

relaciones sociales de producción que también se expresan como relaciones de

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15

poder (deja de lado exclusión de los productores, la marginalidad productiva de la

agricultura, el aumento de la migración y la descomposición de unidades

productivas); 3.- considera la relación campo-ciudad como una dualidad que se

desvanece y no como una contradición ya que la subordinación de la industria al

campo se profundiza. La autora concluye que el proceso de desagrarización

caracterizado por la caída de ingresos de origen rural: “…esconde un proceso de

desvalorizaicón de los alimentos básicos y con ello de extracción de valor a los

productores rurales; el cual ha sido impulsado por las grandes transnacionales

alimentaira con apoyo de los gobiernos de los países desarrollados” (Rubio, 2006:

77)

Por otra parte la lucha de resistencia de los productores para insertarse en

el proceso económico se expresa como la búsqueda de la diversificación de

actividades económicas que tienen como propósito hacer frente a la caída del

valor de sus productos, sin embargo la nueva ruralidad habla de “pluriactividad”.

Desagrarización y pluriactividad no deben ser contemplados como la búsqueda de

oportunidades de inversión por parte de los productores, sino como una actividad

defensiva, de sobrevivencia, ante la exclusión económica y social a la que han

sido arrojados (Rubio, 2006).

4.3 LAS NUEVAS MIGRACIONES

La mundialización ha ocasionado que resulte cada vez más difícil situar al

individuo en una escala de calificación y de autoridad, o como lo dice Touraine “ya

que lo define mejor su posición en un mercado sus posibilidades de manejar el

cambio o, al contrario, de ser victima de él” (Touraine, 1997).

Esto mismo sucede con el migrante quien enfrenta una realidad económica

muy adversa en su país de origen (bajos ingresos, disminución de las

prestaciones sociales y de apoyos productivos por parte del estado lo que agrava

la crisis agrícola), pero se ve obligado, contra su voluntad, a salir a otro país con

un alto costo económico y psicológico. Existe una causalidad económica, fruto de

la exclusión a la que lo lleva el nuevo modelo económico, pero también utiliza

mecanismos extraeconómicos como las redes sociales; una cultura migratoria

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expresada en un “hábitus”, en ocasiones es parte de un “ritual de paso”, pero todo

esto es parte integrante de un proceso de desocialización y de vidas quebradas de

familias disfuncionales.

Como parte de los nuevos fenómenos migratorios se puede mencionar el

fenómeno de las comunidades transnacionales caracterizado por la doble

ciudadanía que no significa aculturación e integración, sino más bien se trata de

un proceso de ida y vuelta manteniendo su presencia en ambas sociedades y

culturas. El problema de averiguar si el transnacionalismo era una nueva

perspectiva analítica o más bien era un fenómeno novedoso, fue resuelto por

consenso entre la comunidad de estudiosos ya que ahora era posible

reconceptualizar un conjunto de experiencias distintas. Así pues los analistas

reconocen que la sociedad informática ha hecho sus aportes ya que los adelantos

en las tecnologías de transporte y comunicaciones han transformado

cualitativamente el carácter del transnacionalismo inmigrante convirtiéndolo en un

intercambio mucho más dinámico y cuyos aportes culturales juegan un papel

importante, como en la tendencia hacia la empresarialidad y el análisis de la

segunda generación cuyas características son: comunidades estrechamente

unidas y con gran diversidad de recursos, promoción entre los jóvenes de una

aculturación selectiva y un alto nivel de autoestima con una fuerte orientación

hacia el éxito (Portes, 2006)

Los procesos migratorios internos e internacionales abarcan ya a todo el

continente, su importancia es ya global debido a las desiguales relaciones norte-

sur. Las migraciones internacionales hacia Estados Unidos provenientes no

únicamente de México y Centro América, sino de otras partes del sur del

continente permiten hablar incluso de las migraciones transnacionales. En el

análisis observamos la utilización de herramientas conceptuales derivadas de

diversos marcos conceptuales con el propósito de poner a prueba su rigurosidad.

De esta forma algunos autores recuperan la teoría de las estrategias de

reproducción de los grupos domésticos (De Oliveira, Pepin y Salles, 1989); la

teoría del capital social o de las redes a partir de RICHARD MINES(1981), de

MASSEY, ALARCÓN, DURAND Y GONZALEZ (1991), dicha propuesta se

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aproxima mucho a la definición weberiana de comunidad. Estas redes dan origen

a circuitos migratorios de circulación de personas, de información, de dinero y de

bienes (Durand y MASSEY,2003:32) y pueden generar nichos laborales “étnicos”

dominados por los migrantes de determinada región o nacionalidad; Por su parte

la teoría de la causalidad acumulada sugiere que las transformaciones

económicas, sociales, y culturales causadas por la migración en las comunidades

expulsoras reproducen a escala ampliada la tendencia a la expulsión. (Durand, y

Massey, 2003: 37); La Teoría de las Comunidades Transnacionales se refiere a

los campos sociales construidos por los migrantes en el tiempo y el espacio, en

ocasión de su desplazamiento y asentamiento, como los circuitos migratorios

transnacionales. Algunos de sus exponentes son: Luin Goldring (1992), Richard

Rouse (1994), Peter Smith (1994) y Michael Kearney (2000) en Estados Unidos y

Canadá, y Miguel Moctezuma (2000) y otros en México.

4.4 LA SOCIOECOLOGÍA

La cuestión ambiental y la agroecología ante la degradación del capitalismo

de los recursos naturales y el hombre surge una crítica que cuestiona el orden

económico internacional y nacional existente y propone alternativas que parten de

una crítica global tanto a la lógica capitalista dominante y hacia la recuperación de la

calidad de vida (Pardo, 1988; Redclift, 1989). El análisis de la relación entre

sociología (rural) y medio ambiente ha generado en los últimos treinta años

importantes aportaciones en el estado de la cuestión sobre este tema, que parece

llevar hacia la consolidación de la sociología ecológica, sin embargo las soluciones

a los problemas ambientales parecen alejarse e incluso surgen nuevos desafíos

como el cambio climático y sus secuelas, la disminución de la capa de ozono y los

impactos negativos de la biotecnología (Toledo, 1989; Redclift y Woodgate, 1997).

La crítica formulada que hace Blanca rubio (2006) a los nuevos temas del

desarrollo rural sustentable son las siguientes: substitución de las relaciones

sociales de producción por el territorio como el espacio visible donde confluyen los

sectores sociales sin cuestionar las relaciones de poder, dominio, subordinación y

explotación. El enfoque agroecológico substituye la contradicción entre el campo

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de la ciudad y la agricultura de la industria como un territorio en el que se borran

dichas diferencias. El rechazo a la visión productivista por la visión territorial se

encamina a impulsar la multifuncionalidad de los productores en un contexto de

exclusión productiva, dependencia alimentaria y sometimiento al poder de unas

pocas firmas agroalimentarias transnacionales (Rubio, 2006).

5.- Extinción o transformación del campesino: utopía o pesimismo

La sociología rural tiene la tarea, implícita, de indagar respecto a la vialidad

de una utopía que se pregunta sí un mundo mejor es posible, en el camino de la

modernidad, o bien, si se trata de constatar una travesía a la posmodernidad y,

con ello, al surgimiento de valores, símbolos y prácticas sociales

neoconservadoras; o en dar cuenta de los resabios de una sociedad premoderna

o aferrada a la tradición y al autoritarismo (Sánchez, 1991)

Desde la vertiente pesimista, los datos duros, parecen dar la razón a

quienes consideran que los campesinos y los indígenas “son una especie en

peligro de extinción”, ya que la población rural ha ido descendiendo. De ser

mayoritaria a principios del siglo XX, a guardar un equilibrio con la población

urbana, hasta llegar a ser en el siglo XXI, únicamente casi un cuarto de la

población total. Lo mismo sucedió en los Estados Unidos en la década de los años

cincuenta en la que la población rural fue superada por el poder de las

agroindustrias.

En el otro sendero, el de la utopía, el de la unidad de los actores sociales en

América Latina y en el mundo encontramos las experiencias de organización de

los campesinos, productores (grandes, medianos y pequeños), mujeres,

indígenas, jóvenes, académicos, etcétera en agrupaciones que traspasan las

fronteras de sus respectivos países y comienzan a pensar, hablar y actuar, como

sujetos de una nueva sociedad civil global; constituyendo redes de organizaciones

democráticas e incluyentes; pero que luchan contra un enemigo común: el

capitalismo global. Ese gran enemigo común les permite dirigir sus baterías contra

el monopolio de las empresas transnacionales en la producción y

comercialización. Con lo anterior tenemos un replanteamiento de la lucha de

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clases, pero desde una escala internacional, aunque con novedosos esquemas de

presión.

Hoy en día parece que nos encontramos ante una disyuntiva: la de

reconocer que el campo de desarrollo teórico y empírico de la sociología rural, así

como de su objeto de estudio, se ha diluido hasta el punto en que parecería

innecesaria dicha especialidad; o bien, dar la razón a aquellos que consideran

que, en parte gracias a la interdisciplina, el campo teórico y empírico de la

sociología rural se ha potenciado y lo que se requiere son mayores consensos

respecto a la nueva fisonomía que adquiere ésta especialidad.

Frente a visiones catastrofistas del fin de los campesinos y del objeto de

estudio de la sociología rural, existen sin embargo, otras perspectivas que

encuentran retos, de incorporar nuevas problemáticas; como en los casos de

nueva ruralidad o la relación global-local o las nuevas teorías sobre la migración,

por citar algunas; así como posibilidades de desarrollo teórico y conceptual, que

estimulan la llamada “imaginación sociológica rural”, parafraseando a Writh Mills y

que son teorías, conceptos y técnicas que forman ya parte del “habitus” en el oficio

del sociólogo rural.

Deteniéndonos, un breve instante a observar las demandas, aunque

heterogéneas, nos percatamos de la identificación de problemas y tendencias

comunes entre países tan diversos. En temas de la sociología rural observamos

fenómenos como la globalización o mundialización que genera nuevos problemas

afrontados en ocasiones con nuevos conceptos, pero sin nueva teorización y

enfoques metodológicos que contrasten los nuevo de lo viejo, que sin embargo,

tiene consecuencias políticas y sociales en temas como los movimientos sociales,

la nueva ruralidad, las migraciones, el feminismo o la ecosociología. Por otra parte

encontramos una “Latinoamericalización” de problemas compartidos, en este

sentido los especialistas en problemas del campo percibimos una especie de

“programas de investigación abiertos” que indagan respecto a cuáles son las

tendencias del capital global, cómo se comporta la agricultura y cuáles son sus

efectos en la economía campesina; cuáles son los alcances o limitaciones de los

movimientos sociales en ese nuevo contexto; cómo impactan las políticas

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neoliberales en el aumento o decremento de la calidad de vida, en la pobreza;

cuáles son las nuevas formas de participación política y social de los actores

sociales. Los problemas, teorías y conceptos, antes con templados, al interior de

cada país, ahora son compartidos por una red de científicos sociales en

Congresos y Foros internacionales.

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