Antipapas de Nuestro Tiempo

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Antipapas de nuestro tiempo: de Benedicto XL al Pío XIII chino, pasando por Inocencio XIV . Ser antipapa “de verdad” es algo muy serio, si vale la expresión. Exige cierta apariencia de legitimidad o cierta racionalidad en la pretensión. Por eso los listados clásicos de antipapas que manejan los historiadores eclesiásticos enumeran solamente 36 en dos mil años de historia de la Iglesia . Casi todos, en el primer milenio, y ninguno desde el cisma de Occidente. A partir de ese momento, el progresivo perfeccionamiento en la elección del Sumo Pontífice y la mayor estabilidad del colegio cardenalicio convierte en patético cualquier intento de dar verosimilitud a un Papa alternativo. La excentricidad de los casos que veremos es patente incluso en su número: una veintena en medio siglo , y sin pretender exhaustividad, sistematicidad ni grandes honduras. Setecientos años en secreto La primera historia se remonta precisamente a 1423, cuando muere, casi centenario, el aragonés Don Pedro de Luna , elegido Papa en 1394 bajo el nombre de Benedicto XIII. A su fallecimiento, el cisma de Aviñón, en el que llegó a haber tres Papas, ya se había solucionado tras la elección en 1417 de Martín V. El problema es que Benedicto XIII, empecinado frente a todos en ser él el auténtico Sumo Pontífice, eligió cuatro cardenales para perpetuar su poder. Uno de ellos, Bernard Garnier , fue elegido Papa a la muerte del Papa Luna bajo el nombre de Benedicto XIV , pero prácticamente sólo lo supo otro de los cardenales de Luna, Jean Carrier , quien sin embargo no reconocía a Garnier como Papa. Tres años después Carrier fue hecho prisionero, y cuando murió Benedicto XIV, Carrier fue elegido Papa por Jean Farald , cardenal designado por el mismo Carrier. Como éste no había reconocido Papa a Garnier, eligió su mismo 1 El Papa Luna tenía sus razones.

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Antipapas de nuestro tiempo: de Benedicto XL al Pío XIII chino, pasando por Inocencio XIV .

Ser antipapa “de verdad” es algo muy serio, si vale la expresión. Exige cierta apariencia de legitimidad o cierta racionalidad en la pretensión. Por eso los listados clásicos de antipapas que manejan los historiadores eclesiásticos enumeran solamente 36 en dos mil años de historia de la Iglesia. Casi todos, en el primer milenio, y ninguno desde el cisma de Occidente.

A partir de ese momento, el progresivo perfeccionamiento en la elección del Sumo Pontífice y la mayor estabilidad del colegio cardenalicio convierte en patético cualquier intento de dar verosimilitud a un Papa alternativo. La excentricidad de los casos que veremos es patente incluso en su número: una veintena en medio siglo, y sin pretender exhaustividad, sistematicidad ni grandes honduras.

Setecientos años en secretoLa primera historia se remonta precisamente a 1423, cuando muere, casi

centenario, el aragonés Don Pedro de Luna, elegido Papa en 1394 bajo el nombre de Benedicto XIII. A su fallecimiento, el cisma de Aviñón, en el que llegó a haber tres Papas, ya se había solucionado tras la elección en 1417 de Martín V.

El problema es que Benedicto XIII, empecinado frente a todos en ser él el auténtico Sumo Pontífice, eligió cuatro cardenales para perpetuar su poder. Uno de ellos, Bernard Garnier, fue elegido Papa a la muerte del Papa Luna bajo el nombre deBenedicto XIV, pero prácticamente sólo lo supo otro de los cardenales de Luna, Jean Carrier, quien sin embargo no reconocía a Garnier como Papa. Tres años después Carrier fue hecho prisionero, y cuando murió Benedicto XIV, Carrier fue elegido Papa por Jean Farald, cardenal designado por el mismo Carrier. Como éste no había reconocido Papa a Garnier, eligió su mismo nombre, Benedicto XIV, y al poco murió en prisión en fecha indeterminada.

A partir de ahí comienza el misterio -del que se han ocupado diversos novelistas-, dando lugar a una sucesión de supuestos pontífices clandestinos

que habrían mantenido una Iglesia paralela y secretavinculada, cómo no, a la custodia del Santo Grial. La línea “apostólica” llegaría hasta un supuesto Benedicto XL, de identidad desconocida pero de quien se hallan trazas en la Red, a la espera de un Dan Brown que fabrique con él una historia vendedora.

El engima SiriDel mismo modo que con un origen serio como el Papa Luna ha salido una

línea esotérica, también se ha jugado con la egregia figura del

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El Papa Luna tenía sus razones.

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cardenal Giuseppe Siri (1906-1989). Fue arzobispo de Génova desde 1946 hasta dos años antes de su muerte, y uno de los prelados más brillantes de su tiempo, papabile en los cuatro cónclaves en los que participó (1958, 1963 y los dos de 1978) y hombre de probada fidelidad a todos los Papas que conoció.

Precisamente el origen del misterio se encuentra en el primero de los cónclaves citados. El 26 de octubre de 1958, Siri habría obtenido los sufragios suficientes para ser Papa, renunciando a los pocos minutos por razones desconocidas. En las votaciones posteriores resultaría finalmente elegido el patriarca de Venecia, Angelo Roncalli, futuro Juan XXIII.

Sobre esta hipótesis se ha especulado mucho y probablemente no se resuelva jamás, pues amén del secreto que rodea al cónclave, en 1991 murió el cardenal canadiense Paul-Émile Léger, último de los que participaron en él. 

Es cierto que durante unos minutos de aquel 26 de octubre se vio humo blanco en la chimenea vaticana, y así lo recuerdan los testigos y lo recogieron los

diarios Corriere della Sera o The New York Times al día siguiente. También es cierto que un antiguo asesor del FBI, Paul L. Williams, autor del libro The Vatican Exposed (típico alegato tremendista sobre las finanzas del Vaticano), habla de un informe de la agencia que declara haber visto, fechado en 1961 y desclasificado en 1994. Este informe atribuiría la renuncia de Siri, firme anticomunista, a una información que habría llegado al cónclave sobre repercusiones de su nombramiento en el contexto de la Guerra Fría.

Por último, y es el dato más importante, hay un obispo –aún vive- que recibió del cardenal Siri, en el lecho de muerte, una confesión, que este obispo ha transmitido a algunas personas: “Que Dios me perdone haber renunciado a una responsabilidad muy grande”, dijo Siri.

Aparece un vietnamita con un billete de MetroSea como fuere, nada de todo ello obsta a que ese gran obispo

mantuviese absoluta lealtad a Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, que le distinguieron también con su aprecio.

Sin embargo, a medida que estos rumores se fueron difundiendo –sobre todo los minutos de fumata blanca y la especulaciones posteriores-, hubo quien empezó a disparatar. Y empezó a circular la especie de que el cardenal Siri no

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El cardenal Siri en el cónclave de 1958.

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rechazó en realidad la tiara, sino que, bajo el nombre de Gregorio XVII, habría estado ejerciendo como Papa en secreto, designando cardenales.

Esa especie la relanzó un sacerdote vietnamita, ordenado en 1967, llamado Khoat van Tran, quien afirmó haberse reunido con el cardenal el 14 de junio de 1988. Nacionalizado norteamericano y asentado en Texas, se habría desplazado a Roma con la misión de arrancarle una confesión... y lo habría logrado. La reunión habría sido “tensa”, pero al final Siri lo habría admitido: “Soy el Papa Gregorio XVII y estoy en constante peligro de ser asesinado”. 

El padre Van Tran

aporta pruebas definitivas y concluyentes de todo esto: un billete de metro y una captura de vídeo con la fecha puesta, amén de algunas fotos suyas con el cardenal. 

Según esta teoría, a la muerte de Gregorio XVII habría tenido lugar un cónclave secreto en el que unos cardenales secretos habrían elegido un nuevo Papa secreto, llamado Inocencio XIV. De sus relaciones con Benedicto XL se sabe poco.

¿Papa chino o cuento chino?Aún habría un tercer Papa

desconocido. Todo provendría de una tercera línea sucesora que arranca en 1999 con la elección como Papa de un jesuita chino, Robert Zhong. Fue en un cónclave en lugar indeterminado (se especula si en Taiwan o en la China continental) en el que habrían participado setenta y cinco sacerdotes y obispos provenientes de diversas ramas cismáticas.

El padre Zhong habría elegido el nombre de Pío XIII, pero al saber que ya existía uno (lo presentaremos en sucesivas entregas: esto no ha hecho más que empezar), lo convirtieron en Pío XIV, quien por cierto tenía cuenta en Hotmail. 

A la muerte de Roberto Zhong, su secretario de Estado, Wen Cheng, nombró cardenal a uno de sus seguidores, Roberto Chung. Ambos se pusieron en contacto para elegir sucesor conHans F. Lorenz, obispo veterocatólico (comunidad desgajada de la Iglesia tras la proclamación del dogma de la infalibilidad pontificia en 1870). Parece ser que el cónclave tuvo lugar en 2003, así que el zhonguismo -como es conocido- sigue en pie, aunque otros antipapas sostienen que todo es un camelo. 

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Van Tran estuvo en Roma en 1988. Todo un dato.

Además, viajó en metro.

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Es que, como iremos viendo, los antipapas no se llevan bien entre sí.

Hasta ahora, nos hemos referido a antipapas que probablemente ni existen y forman parte de meras leyendas urbanas. A partir de ahora examinaremos el caso de personas con nombre y apellidos y rostro público, con las que quedará claro, una vez más, que la realidad supera a la ficción, y que ante una buena historia real no hay leyenda urbana que valga.

De los problemas mentales de Clemente XV a Rabí IUno de los antipapas de más largo recorrido fue Clemente XV (1905-

1974), de nombre Michel Collin, francés que tenía visiones desde la Primera Comunión. Ese día, Jesús le dijo: “Serás sacerdote, luego obispo y luego Papa". Collin llamó a diversas puertas para dar el primer paso, y finalmenteconsiguió ser ordenado en 1933. 

Pero sus arrebatos místicos, que no cesaban, le producían un continuo conflicto con sus superiores, quienes acabaron considerando que padecía problemas mentales. En 1951, tras dieciocho años de sacerdocio, el Santo Oficio le redujo al estado laical. 

Collin fue ganando adeptos a base de visiones y apariciones, y en 1963, a la muerte de Juan XXIII, la mismísima Virgen María le confió “las llaves de la Iglesia”. El así señalado proclamó que el tercer secreto de Fátima, entonces desconocido, incluía ese nombramiento. El 3 de junio se hizo coronar Papa, con el nombre de Clemente XV. Para ello

debía ser obispo, pero Michel lo resolvió asegurando que el mismo Jesús le había consagrado obispo en 1935.

A pesar de tan señalado favor, por "humildad" y por si acaso a alguien suscitaba dudas la cosa, en 1966, hizo que el obispo cismático Cyprien Dangé “confirmase” su consagración. Llamó a su grupo Iglesia de Cristo Renovada, y murió en 1974 habiendo nombrado diecinueve cardenales de varias naciones en su pequeño "vaticano" de Clémery, en la Lorena francesa.

Estos purpurados eligieron a un sucesor, Rabí I. No es fácil seguirle la pista a Rabí I, cuyo nombre ("maestro", en hebreo) es verdaderamente original en el ámbito de los antipapas. Y no es fácil seguirle la pista porque el grupo se dividió mucho al fallecer Clemente XV.

Sus seguidores (en torno a 25.000) esperaban su resurrección milagrosa en 1982. Pero no llegó. Así que en 1985 Collin se reencarnó en la persona de uno de sus seguidores. Eso decía, al menos, el interesado, Robert Fontaine, supuestamente estigmatizado. La mayor parte de la Iglesia de Cristo Renovada se disolvió en 1998.

Tradicionalistas… con sacerdotisasPero las escisiones en el grupo de Collin habían empezado mucho antes.

En 1967, uno de sus obispos, Gaston Tremblay (1928-2011), canadiense, se

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Michel Collin en su Vaticano particular.

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había separado de él y se había autoproclamado Papa bajo el nombre de Gregorio XVII. 

Fue en su juventud, durante ocho años, hermano de San Juan de Dios, y tenía frecuentes éxtasis en los cuales escuchaba la voz de Dios. 

Abandonó la Iglesia en 1961 para unirse la Iglesia Renovada de Cristo. Clemente XV le ordenó sacerdote y le consagró obispo. Tremblay creó la Orden del Magnificat de la Madre de Dios. 

Luego se fue separando poco a poco de Collin, principalmente porque éste, imbuido del ambiente ufológico tan característico de los años sesenta y setenta,había llegado a otorgar a los ovnis un valor escatológico e incluso a atribuir a los extraterrestres una especie de guía espiritual.  

Así que en 1971 Tremblay fue elegido Papa por uncónclave de ocho obispos consagrados por él. Adoptó el nombre de Gregorio XVII y se hizo fuerte en su Monasterio de Santa Jovita, logrando adeptos en varios países del mundo. De vida fuertemente austera, mezclada con denuncias por abusos sectarios, mezcló un tradicionalismo aparente con la aceptación del sacerdocio femenino. Eso sí, sus religiosas sólo celebran misa en privado, salvo

causa de fuerza mayor.A partir de 1999, tras varios juicios y condenas, Tremblay mantuvo un

perfil bajo, y murió el pasado 31 de diciembre de 2011. Su sucesor al frente de los autodenominados Apóstoles del Amor Infinito sería Michel Lavallée, llamado en la comunidad Mathurin de la Madre de Dios. No podemos asegurar que se haya proclamado Papa bajo el nombre de Mathurin I, pero sí que figura como presidente del consejo de administración de The Apostles of the Infinite Love, Inc., con sede social en Florida.

El Palmar de TroyaTremblay había cambiado su nombre de Gregorio XVII a Juan

Gregorio XVII cuando se enteró de que en España, un tal Clemente Domínguez usaba también esa denominación. 

Todo un gesto deportivo y elegante, que nos permite llegar al caso de antipapa más conocido en España: el Palmar de Troya, fuente de abundante material informativo en los años setenta y ochenta.

Todo empezó cuando Clemente Domínguez y Gómez (1946-2005) empezó a tener visiones, éxtasis y estigmas en 1970, junto con otros videntes del Palmar. En 1975 fundó la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz, y en 1976 fue ordenado sacerdote primero, y consagrado obispo después, por el arzobispo vietnamieta Pedro-Martín Ngo-

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Retrato oficial de Gregorio XVII (Juan Gregorio XVII para no molestar).

Los supuestos estigmas del futuro Papa Clemente.

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Dinh-Thuc, un obispo que, antes de morir reconciliado con la Iglesia (había sido titular de la diócesis de Hue en Vietnam del Sur), consagró obispos por todo el mundo al servicio de cismas varios, creando diversas líneas de continuidad sacramental.

Cuando murió Pablo VI, Nuestro Señor eligió personalmente Papa a Clemente (quien se había quedado ciego en 1976 en un accidente de coche), quien transfirió la Santa Sede de Roma a su pueblo y adoptó el nombre de Gregorio XVII. Nacía la Iglesia Católica Palmariana, que logró abundantes recursos dentro y fuera de España.

Lamentablemente, según sus propios seguidores, el Papa Gregorio XVII, “tras todos sus valiosos servicios a la Iglesia, en los últimos años de su Pontificado cayó en herejía, causando una terrible confusión en la Iglesia”. Cuando murió Clemente, uno de su seguidores, Manuel Alonso Corral, que también había sido consagrado obispo por el vietnamita Thuc, fue elegido Papa por los palmarianos, bajo el nombre de Pedro II. Fue en marzo de 2005, y a su muerte le sucedió Jesús Hernández, un ex militar y ex abogado que adoptó el nombre de Gregorio XVIII.

Los Pedro II nacen como setasEste fugaz Pedro II del Palmar es uno de los muchos antipapas que han

adoptado este nombre, quizá porque, según las profecías de San Malaquías, será el nombre del último Papa antes del fin del mundo, y todos estos grupos tienen un marcado cariz apocalíptico. 

En los últimos años han pululado por el mundo hasta media docena de Pedro II: Aime Budet en Bélgica, Julius Tischler en Alemania, uno en Dakota del Norte (que se autodenomina "prior de Dakota", nuevo título pontificio), o Chester Olszewsky de Pennsylvania (Estados Unidos), antiguo pastor episcopaliano que, ya como Papa, cambió el Ave María e introdujo a la Virgen en la señal de la cruz.

Pero sólo vamos a fijarnos en dos: el australiano William Kamm, más conocido como Piedrecita (Little Pebble: alusión a que "tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia") y el ex mecánico de automóviles Maurice Archieri.

Piedrecita, profeta y acosadorEl australiano William Kamm (procesado en 2005 por agresión sexual a

menores) es todo un "profeta". Más que por los aciertos, porque no da una, por

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Pedro II de El Palmar (no tiene nada que ver con el Pedro II de Dakota del

Norte).

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la abundancia de pronósticos. Aparte de un gusto especial por anunciar alineamientos planetarios que no se producen, anticipó (y no atinó) que Indonesia invadiría su país y que un Boeing 747 se estrellaría en Sidney durante los Juegos Olímpicos de 2000. Los obispos de la diócesis de Wollongong han dictado todo tipo de sanciones contra él desde los años setenta, pero Piedrecita supo ampararse en un sacerdote norteamericano ordenado en la diócesis de Galveston-Houston en 1978, Malcolm L Broussard, que presume de ser obispo sin serlo

La verdad es que no es del todo exacto denominar a Piedrecita como Pedro II, porque él no afirma serlo todavía, sino que lo será en el futuro.

Primero afirmó que Juan Pablo II le había consagrado obispo en secreto, se supone que quitándole importancia al hecho de que vive con una mujer con la que ha tenido varios hijos. Y profetizó que el cónclave le elegiría Papa a él cuando Karol Wojtyla muriese. 

Pero, claro, eso no sucedió. Lo que pasa -dice Kamm- es que realmente Juan Pablo II no ha muerto: “Duerme en Dios y resurgirá en un nuevo cuerpo preternatural en el momento preciso” (lo de "cuerpo preternatural" trae de cabeza a los teólogos que estudian el tema). Mientras llega ese momento, Benedicto XVI le guarda el puesto a Piedrecita. Cuando muera Joseph Ratzinger, será entronizado un antipapa, y entonces

volverá Juan Pablo II para desenmascararlo, y por fin Piedrecita se convertirá en Pedro II.

Kamm, como puede apreciarse, es un maestro en el arte de ganar tiempo a ver si alguna de sus profecías se cumple. Pero los católicos a quienes ha embaucado no son pocos, y los obispos australianos han tenido que pronunciarse en algunas ocasiones para desenmascararle.

De mecánico a PapaEl otro Pedro II era un antiguo mecánico de automóviles cuando en

1995, durante una oración el día de Pentecostés, tuvo una “visión intelectual” en la cual fue escogido Papa bajo ese nombre.

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Piedrecita: un pontificado sin mucho glamour.

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Se llama Maurice Archieri, y dice ser el vicario de Cristo de la Iglesia Real Oculta. Es "el responsable universal de la salvación de las almas ante la llegada de la Parusía", y se justifica en las profecías de un obispo ortodoxo ruso del siglo XIX, Ignacio Briantchaninov (1807-1867).

Pedro II fue consagrado obispo en 1997 por Jean Marc Gillon, obispo cismático galicano, pero remite su legitimidad a la Iglesia de Antioquía para la transmisión apostólica.

La elección como Papa había sido dos años antes. ¿No es esto raro? No, porque fue "por palabras sustanciales" del Espíritu Santo, y en consecuencia Archieri nos advierte de que “el reconocimiento y la unión con Pedro II son necesarios para recobrar la gracia santificante”. Ahora ya lo saben ustedes, no digan que no avisamos. Si no fuese porque las han protagonizado personas que fueron sacerdotes o religiosos, y que han arrastrado consigo en algunos casos a miles de católicos también, las historias recogidas en la primera ysegunda entregas de esta serie, y las que ahora abordaremos, podrían caer en lo frívolo. Pero no lo vieron así las respectivas autoridades diocesanas de los "antipapas", obligadas a intervenir para clarificar las cosas.

Ahitler I, anticolonialismo en latínEs el caso del llamado Papa

Timothy o Ahitler I. Lideró hasta su muerte una desviación de un grupo misionero católico, que desvió a su vez parte del fuerte movimiento mariano de Kenia en los años sesenta hacia el nuevo grupo.

 La secta la formó en 1962 Simeón Ondeto,

un antiguo catequista que llevado de visiones personales afirmó ser el Mesías resucitado, "el Cristo negro". Fue excomulgado, pero Ondeto, como "Santo Padre", empezó a crear su propia jerarquía.

Entre sus seguidores estaba Timothy Blasio Ahitler, nacido en 1941, justo cuando los pueblos nativos comenzaban a rebelarse contra el colonialismo británico, atacado en ese momento por la Alemania nazi. Blasio fue elevado al cardenalato, y cuando murió Ondeto en 1991 se proclamó Papa bajo el nombre de Ahitler I.

El grupo del Papa Timothy, llamado Iglesia de la Legio Maria, tenía la peculiaridad de servirulentamente antioccidental, y

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Maurice Archeri, Pedro II (tampoco es el de Dakota).

Simeón Ondeto, a cuya muerte reinó Ahitler I.

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al mismo tiempo fervoroso partidario del latín, aunque la razón de fondo es que atribuían a esa lengua propiedades taumatúrgicas y esotéricas. Continúa existiendo, aunque muy mermado respecto a lo que fue.

Un párroco consagrado por cinco profetasEn 1984 murió Gino Frediani, quien en 1973 se había proclamado Papa y

adoptado el nombre de Emmanuel I. Era párroco en Gavinana, en la diócesis italiana de Pistoia, hasta que un día de ese año, cuando estaba sentado ante una ventana, recibió un golpe de viento en la frente.

Al poco, los profetas Habacuc, Naúm, Nehemías y Baruc se presentaron ante él para abrirle los misterios del Antiguo Testamento y del Apocalipsis. Uno de esos arcanos era  (¡qué casualidad!) nombrarle Papa. Para entonces el obispo de la diócesis ya había tomado medidas y le había apartado de la parroquia, así que Don Gino empezó a buscar seguidores, y consiguió un centenar, uno de ellos su sucesor, Sergio Melani, quien, sin embargo, no fue Papa. Sólo debía desempeñar temporalmente su función hasta que Emmanuel I “regresase de los cielos”. Pese a no tener condición pontificia, Melani se declaró “infalible en materia espiritual”, y sus dictados debían ser considerados “divinos”.

Cónclave en Asís, bienvenidos los carabinerosVamos ahora con Lino II, en el siglo Victor von Pentz, sudafricano con

residencia en Inglaterra. Tras pasar por diversos seminarios y ser expulsado de todos ellos, Pentz fue consagrado obispo por un obispo cismático ucraniano.

En 1994 fue elegido Papa por un cónclave de personajes sedevacantistas de doce países reunidos en Asís. El problema es que no había forma de comprobar si, pese a haber sido consagrado obispo, había sido ordenado sacerdote previamente. Para arreglar el asunto, un obispo cismático sudafricano ordenó sacerdote al Papa que ya era obispo. 

Con estos enmarañados antecedentes (nada infrecuentes en el mundillo antipapal, como vamos comprobando), no es de extrañar que precisase once votaciones para salir elegido. Tras su proclamación, Lino II y sus seguidores se dirigieron a Roma, a la Pontificia Basílica Lateranense, para ser allí aclamado. Un par de carabineros pusieron fin a la broma sin contemplaciones.

Cónclave en Colorado con papá y mamáOtros grupos sedevacantistas eligieron a otro Papa, Miguel I, el

norteamericano David Bawden. Fue seminarista, pero aunque no ha buscado nunca ser ordenado sacerdote ni obispo, lo incluimos en este listado porque es uno de los más conocidos antipapas de los últimos años, y en Estados Unidos ha dado lugar a más de un artículo de periódico y más de un reportaje de televisión. Nunca le han dolido prendas en convocar una rueda de prensa, en el porche de su morada si es preciso (¡incluimos la prueba!).

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Miguel I destaca por su modestia. Pudiendo ser proclamado en Roma o en Asís, como Lino II, se conformó con serlo en su casa de Colorado. En realidad, él era sedevacantista, pero un día comprendió que el Concilio Vaticano I afirma que habrá sucesores de Pedro hasta el final de los tiempos. Esto obligaba a buscar una sucesión papal, así que decidió convocar un cónclave. "Los enemigos de la Iglesia intentaron disuadirle" ante este paso trascendental, afirma su página web, pero él, henchido de fe, no cejó. En un almacén familiar se juntaron seis personas, entre ellas él mismo y

el señor y la señora Bawden, sus padres. Tras reñida votación, salió elegido. Corría el año 1990, y pasado un

tiempo y unas cuantas sesiones de fotos, en 1994 Miguel I abdicó en Lino II.

“Aquí Montana, dígame la contraseña"Por la proverbial modestia de Miguel I, tras su elección no hubo fumata

blanca. No es el caso de Pío XIII, mucho más formal.Earl Lucian Pulvermacher fue un religioso capuchino norteamericano

nacido en 1918 y ordenado sacerdote en 1948. Estuvo varios años destinado como misionero en las islas japonesas del Pacífico, como Okinawa o las islas Ryukyus, y en Australia. En alguno de sus destinos se ocupó ejemplarmente de los leprosos. 

Pero Pulvermacher acabó convirtiéndose en sedevacantista, al creer que Juan XXIII era masón, y que por tanto su elección y la de todos sus sucesores era inválida. Con el paso del tiempo, llegó a la conclusión de que había que poner fin a esa situación. Se dedicó entonces a buscar por todo el mundo a los últimos católicos ortodoxos para constituir un cónclave que eligiese Papa. 

Tras localizar a un buen puñado, como no era posible llevarlos a todos hasta su finca de Montana (Estados Unidos), lo que hicieron fue una votación por teléfono, para cuya autenticidad cada elector tenía un código encriptado que permitía verificar su identidad. 

En 1998 se reunieron para el cónclave, y los electores fueron llamando y dando la contraseña mediante el código secreto antes de emitir su voto. Tras el recuento resultó elegido... -¿no lo

adivinan?- el mismo Pulvermacher, que se denominó Pío XIII. Sus seguidores no eran tan modestos como Miguel I, así que por la

chimenea del rancho de Montana hubo fumata blanca. Y también

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Acosado por los medios...

Fumata blanca en Montana para saludar a Pío XIII.

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hubo “Habemus Papam!”, sólo que por teléfono. Fueron llamando uno a uno a los votantes para contarles el resultado.

Había un problema: Pulvermacher no era obispo. Pero Pulvermacher lo solucionó por la vía rápida. Consagró obispo a su amigo Gordon Bateman (aunque estaba casado), y luego Bateman, ya obispo, le consagró a él. Murió en 2009.

Valeriano corredentorPío XIII no es el único antipapa ex capuchino de nuestros tiempos.

También está Valeriano Vestini, quien no siguió la costumbre de cambiar de nombre, y fue elevado al antisolio antipontificio bajo el nombre de Valeriano I. 

El padre Vestini hacía su apostolado católico normal en Chieti (Italia) hasta que en 1983 una vidente empezó a tener sueños, y el fraile empezó a interpretarlos como visiones celestiales. El mensaje divino prometía que los terciarios franciscanos del pueblo serían elevados como videntes al nivel de los niños de Lourdes o Fátima, así que algunos terciarios franciscanos del pueblo empezaron a tener sueños como la primera vidente. Y Don Valeriano, venga a interpretarlos todos.

A la altura de 1989 las locuciones interiores del grupo incluían ya a la Santísima Trinidad y a todos los santos del cielo. Y en 1990… ¡zas!: los mensajes sobrenaturales establecieron que Don Valeriano debía convertirse en Papa. Y no sólo en Papa, sino en corredentor. Y además contaría para su apostolado con un “Novísimo Testamento” para completar el Nuevo Testamento que todos conocemos. 

Ya como Papa, Valeriano I empezó a crear cardenales. Pero en 1993 fue suspendido a divinis por sus superiores en la orden, y felizmente la medicina surtió efecto. En 1995 volvió a la Iglesia, un caso poco frecuente entre quienes cruzan la línea roja de pretender rivalizar, aunque sea de manera esperpéntica, con la autoridad del Papa.

Papa con 24 añosUno de los antipapas más recientes es Óscar de la Compasión, elegido

en 2006 en Luján (Moreno, provincia de Buenos Aires) por treinta obispos sedevacantistas bajo el nombre de León XIV, cabeza de la nueva Iglesia Católica Remanente y probablemente uno de los antipapas más jóvenes de la historia, con sólo 24 años. 

Óscar Michaelli empezó a tener en 2002 visiones de la Virgen que se repetían a diario y le insistían en fundar una orden religiosa. Al correrse la voz, muchos personas acudían a verle rezar el rosario, durante el cual entraba en éxtasis y tenían lugar comuniones místicas y curaciones. Óscar conoció la Sociedad de Nuestra Señora de la Compasión, un grupo sedevacantista que existía desde 1990, y se vinculó a él -de ahí su nombre-. Luego empezó a viajar por el mundo buscando un obispo que lo ordenara. Lo consiguió, y Óscar Michaelli regresó a Argentina convertido en Monseñor Óscar de la Compasión. 

Empezó a consagrar obispos y decidió hacer un cónclave al que acudirían otros obispos sedevacantistas para elegir Papa. Enviaron sendas cartas a Benedicto XVI y al cardenal Tarcisio Bertone, su secretario de Estado, para que abandonaran el Vaticano y poder celebrar allí el cónclave.

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Incomprensiblemente, no les hicieron caso, así que tuvieron que celebrarlo en Argentina, siendo elegido León XIV.

El joven antipapa sólo reinó dos años, pues murió víctima de una leucemia. Tuvo tiempo, en cualquier caso, de escribir nueve encíclicas, seis bulas, varias definiciones dogmáticas y convocar un Concilio, el Concilio Ecuménico de Moreno.

Cuando murió León XIV le sucedió Inocencio XIV, que dimitió a los cinco meses viéndose incapaz de vencer las divisiones internas por herejías y misticismos varios. En su lugar fue elegido Alejandro IX, quien a sus treinta años empezó su pontificado con una bendición urbi et orbi y un mensaje que arrancaba así: “Actualmente somos pocos, pero vamos creciendo”. Todo un literario ejercicio de elevación oratoria pontificia...

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