Años de Vida Sana Perdidos Por Muerte Prematura o Discapacidad

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Años de vida sana perdidos por muerte prematura o discapacidad. AVAD. (OMS) El consumo excesivo de bebidas alcohólicas y la dependencia a éstas, representan un problema importante a nivel mundial. El alcoholismo provoca diversos daños a la salud como cirrosis hepática, pancreatitis, diabetes, alteraciones cardiacas y lesiones por accidentes y violencias, entre otros; además, de los efectos sociales, económicos y psicológicos a los que está asociado. De acuerdo con la OMS, actualmente en el mundo existen dos mil millones de personas que consumen bebidas alcohólicas y 76.3 millones de habitantes con desórdenes diagnosticados asociados a este consumo. Se estima también que el alcohol causa 1.8 millones de muertes (3.2% del total mundial) y 58.3 millones (el 4% del total) de años de vida perdidos ajustados por discapacidad (DALYs). La carga de la enfermedad relacionada con el consumo de alcohol presenta diferencias importantes entre países: en las naciones en vías de desarrollo, con mortalidad baja, el consumo de alcohol es el principal factor de riesgo para diversas enfermedades y trastornos, mientras que en los países desarrollados es el tercero en importancia. De acuerdo con este organismo, el consumo per cápita anual de alcohol entre la población de 15 y más años en 2001, para México fue de 4.7 lts, cantidad menor a la reportada por países como Brasil (5.3 lts per cápita), Chile (6 lts), Argentina (8.2 lts) y Venezuela (9 lts per cápita). En México, la Secretaría de Salud estimó que de 2001 a 2004 se podrían haber evitado 122 760 muertes por cirrosis hepática y otras enfermedades asociadas al consumo de alcohol. Además, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006, la prevalencia de hombres de 12 a 65 años que algunas vez en su vida ha ingerido bebidas alcohólicas es de 61.6% y de 27.0% entre las mujeres. Entre los adolescentes (10 a 19 años de edad) el 21.4% de hombres y 13.9% de mujeres han tomado alcohol alguna vez en la vida, cifra que se incrementa conforme aumenta la edad, por ejemplo, entre los jóvenes de 19 años del sexo masculino más de la mitad han bebido alcohol alguna vez en la vida, mientras que entre las mujeres el

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Estudio analítico sobre el alcohol

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Años de vida sana perdidos por muerte prematura o discapacidad. AVAD. (OMS)

El consumo excesivo de bebidas alcohólicas y la dependencia a éstas, representan un problema importante a nivel mundial. El alcoholismo provoca diversos daños a la salud como cirrosis hepática, pancreatitis, diabetes, alteraciones cardiacas y lesiones por accidentes y violencias, entre otros; además, de los efectos sociales, económicos y psicológicos a los que está asociado. De acuerdo con la OMS, actualmente en el mundo existen dos mil millones de personas que consumen bebidas alcohólicas y 76.3 millones de habitantes con desórdenes diagnosticados asociados a este consumo. Se estima también que el alcohol causa 1.8 millones de muertes (3.2% del total mundial) y 58.3 millones (el 4% del total) de años de vida perdidos ajustados por discapacidad (DALYs). La carga de la enfermedad relacionada con el consumo de alcohol presenta diferencias importantes entre países: en las naciones en vías de desarrollo, con mortalidad baja, el consumo de alcohol es el principal factor de riesgo para diversas enfermedades y trastornos, mientras que en los países desarrollados es el tercero en importancia.

De acuerdo con este organismo, el consumo per cápita anual de alcohol entre la población de 15 y más años en 2001, para México fue de 4.7 lts, cantidad menor a la reportada por países como Brasil (5.3 lts per cápita), Chile (6 lts), Argentina (8.2 lts) y Venezuela (9 lts per cápita). En México, la Secretaría de Salud estimó que de 2001 a 2004 se podrían haber evitado 122 760 muertes por cirrosis hepática y otras enfermedades asociadas al consumo de alcohol. Además, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006, la prevalencia de hombres de 12 a 65 años que algunas vez en su vida ha ingerido bebidas alcohólicas es de 61.6% y de 27.0% entre las mujeres.

Entre los adolescentes (10 a 19 años de edad) el 21.4% de hombres y 13.9% de mujeres han tomado alcohol alguna vez en la vida, cifra que se incrementa conforme aumenta la edad, por ejemplo, entre los jóvenes de 19 años del sexo masculino más de la mitad han bebido alcohol alguna vez en la vida, mientras que entre las mujeres el porcentaje es del 34.4%.

Las entidades federativas con porcentajes mayores al 30% de jóvenes varones que han tomado alcohol alguna vez en su vida son: Colima, Tamaulipas, Jalisco, Quintana Roo y el Distrito Federal. En sentido opuesto, los estados con las prevalencias más bajas son: Campeche, Tabasco y • Porcentaje de personas que alguna vez en su vida han ingerido alcohol, se obtiene de dividir el total de personas que informaron haber consumido alcohol en algún momento de su vida entre el total de población.

Los estados con los porcentajes más altos de mujeres de 10 a 19 años que han consumido alcohol alguna vez en su vida son: Colima, Baja California, y Quintana Roo con cifras mayores de 29%, mientras que los estados con la menor prevalencia entre mujeres son Chiapas y Guerrero, con porcentajes de 5.9 y 5.2%, respectivamente. Un 46.6% de los hombres de 20 a 65 años de edad del país reportaron haber ingerido, al menos una vez durante el último mes, cinco o más copas en la misma ocasión.

Entre las quince principales causas de pérdida de vida saludable (AVISA) en México, se encuentran las enfermedades psiquiátricas neurológicas ; seis de ellas están relacionadas de alguna manera con trastornos mentales y con las adicciones como son: homicidios y violencia, accidentes de vehículos de motor, enfermedad cerebro vascular, cirrosis hepática, demencias consumo de alcohol y trastornos depresivos, representando cerca del 18% del total de AVISA Principales causas de perdida de años de vida saludable en México

Entre las mujeres el 19.9% tuvo un consumo riesgoso durante el último mes, observando que, al igual que en hombres, el consumo es más frecuente entre los 20 y 34 años de edad

Otro hallazgo importante es que el 33% de la población de 20 a 65 años encuestada no respondió a la pregunta sobre consumo riesgoso y que dicha negativa se iba incrementando con la edad, de hecho entre las mujeres de 50 a 65 años de edad, el 47.8% no respondió a la pregunta. De acuerdo con diversos estudios realizados en el país, el consumo de bebidas alcohólicas entre la población femenina se ha incrementado; sin embargo, y debido a factores socioculturales, dicha conducta tiende a ocultarse, ocasionando se subestime el problema entre este grupo de población.

Enfrentar los riesgos y efectos del consumo de bebidas alcohólicas requiere, en primera instancia, contextualizar el problema en términos socioculturales, ya que en diversas regiones del país dicho consumo es socialmente permitido y tiene significados relacionados con la inclusión de los jóvenes a la vida adulta.

Así mismo, se deben implantar acciones efectivas que, involucrando a todos los sectores, permitan mejorar y adecuar los marcos legales y tributarios a fin de desalentar el consumo excesivo, a través del establecimiento de mayores sanciones a quienes expidan bebidas alcohólicas a los menores de edad, a quienes conduzcan bajo la influencia del alcohol, e implantar mayores cargas tributarias a la producción, venta y adquisición de bebidas alcohólicas. También implementar programas más efectivos que promuevan entre la niñez y la juventud la convivencia sin necesidad del consumo de sustancias adictivas y dañinas a la salud, la prevención a través de los padres o tutores, así como establecer programas integrales de rehabilitación para las personas enfermas. Finalmente, es necesario mejorar los sistemas de vigilancia y aplicación de justicia, a fin de institucionalizar sistemas que reduzcan los problemas derivados del consumo excesivo de alcohol: venta a menores de edad, accidentes de tráfico, violencia, sobre todo en el entorno familiar, y la comisión de otros delitos.

Bibliografías:

Organización Mundial de la Salud. Guía internacional para el monitoreo del consumo de alcohol y daños relacionados. Ginebra; 2000.

Romeder JM, McWhinnie JR. Potential years of life lost between ages 1 and 70: an indicator of premature mortality for health planning. Int J Epidemiology 1977;6(2):143-51. PMID: 892979

Gardner JW, Sanborn JS. Years of potential life lost: what does it measure? Epidemiology. 1990 July;1(4):322-9. PMID: 2083312

Síndrome de abstinencia del alcohol

El síndrome de abstinencia del alcohol es un conjunto de síntomas observados cuando un individuo reduce o detiene el consumo de alcohol después de un prolongado periodo de ingesta. El abuso del alcohol conduce a la tolerancia, dependencia física, y a un posterior síndrome de abstinencia.

El síndrome de abstinencia es principalmente debido a que el sistema nervioso central se mantiene en un estado de hiperexcitabilidad.

A diferencia de la mayoría de los otros síndromes de abstinencia provocados por otras drogas, en el caso del alcohol, éste puede llegar a ser fatal. El síndrome puede incluir una serie de síntomas neurológicos, con delírium trémens lo que puede conducir a una excitotoxicidad.

Síntomas

Los síntomas de abstinencia del alcohol se presentan por lo regular al cabo de 8 horas después del último trago, pero pueden ocurrir días más tarde. Por lo general, alcanzan su punto máximo en 24 a 72 horas, pero pueden persistir durante semanas.

Los síntomas comunes abarcan:

Ansiedad o nerviosismo

Depresión

Fatiga

Irritabilidad

Sobresaltos o temblores

Altibajos en el estado de ánimo

Pesadillas

No pensar con claridad

Otros síntomas pueden abarcar:

Piel fría y húmeda

Pupilas agrandadas (dilatadas)

Dolor de cabeza

Insomnio (dificultad para dormir)

Inapetencia

Náuseas y vómitos

Palidez

Frecuencia cardíaca rápida

Sudoración

Temblor en las manos y otras partes del cuerpo

Una forma grave de abstinencia alcohólica llamada delirium tremens puede causar:

Agitación

Fiebre

Ver o sentir cosas que no existen (alucinaciones)

Convulsiones

Confusión intensa

Pruebas y exámenes

El médico llevará a cabo un examen físico. Esto puede revelar:

Movimientos anormales de los ojos

Ritmos cardíacos anormales

Deshidratación (insuficiencia de líquidos en el cuerpo)

Fiebre

Respiración rápida

Frecuencia cardíaca rápida

Manos temblorosas

Se pueden realizar exámenes de sangre y orina, como un examen toxicológico.

Fisiopatología

El consumo crónico de alcohol causa cambios en la química del cerebro especialmente en el sistema GABAérgico. Ocurren diferentes adaptaciones tales como cambios en la expresión génica y una regulación a la baja de los receptores GABAA. Durante la fase aguda de la abstinencia, también hay cambios como una regulación por incremento de los alfa4 que contiene receptores GABAA y una regulación a la baja de alfa1 y alfa3 que contienen receptores GABAA. Los cambios neuroquímicos que ocurren durante la abstinencia del alcohol pueden ser minimizados con medicamentos que se usan durante la desintoxicacion. Con la abstinencia del alcohol y otras

drogas de tolerancia cruzada estos cambios en la neuroquímica gradualmente retornan a la normalidad.

Como resultado de la intoxicación repetida con alcohol también ocurren adaptaciones en el sistema NMDA y estas están involucradas en la hiperexcitabilidad del sistema nervioso central durante el síndrome de abstinencia del alcohol. Los niveles de homocisteína –que ya están elevados durante el consumo crónico de alcohol– se incrementan aun más durante la abstinencia y puede resultar en excito-neurotoxicidad. Durante la abstinencia temprana pueden suceder anormalidades en el electrocardiograma, en particular un incremento en el intervalo QT, así como anormalidades en el electroencefalograma.

Puede ocurrir una disfunción del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal y un incremento de la hormona liberadora de hormona adrenocorticotropa durante tanto la abstinencia aguda o la prolongada del alcohol y esto contribuye a los síntoma de abstinencia tanto agudos como prolongados. Los síntomas de anhedonia y disforia pueden ser debidos a la hipoactividad de la dopamina y pueden perdurar en una abstinencia prolongada.

Bibliografia:

Anne M. Holbrook AM, Crowther R & cols. Meta-analysis of benzodiazepine use in the treatment of acute alcohol Withdrawal. CMAJ 1999; 160:649-55.

American Psychiatric Association. Practice guideline for the Treatment of Patients with Substance Use Disorders. 2006. Second Edition.

Bankole A. Johnson. Update on neuropharmacological treatments for alcoholism: Scientific basis and clinical findings. Biochemical pharmacology 75, 20 0 8, 3 4 – 56.

Berglund M, Andreasson S, Franck J, Fridell M, Hakanson I, Johansson B-A et al. Treatment of alcohol and drug abuse - an evidence-based review. Stockholm: Swedish Council on Technology Assessment in Health Care (SBU) 2001: 850